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1. INTRODUCCIÓN
Entenderemos por órgano jurisdiccional a todo tribunal de justicia (juzgado o corte) cuya
finalidad principal es ejercer la jurisdicción, es decir, resolver litigios con eficacia de cosa
juzgada. Sin perjuicio de cumplir actos de otra índole que las leyes que los organizan les
puedan atribuir; estos asuntos son denominados no contenciosos.
Que desde la recuperación del estado de derecho y la democracia en el año 1982, con la
primera elección de gobernantes por la vía democrática hace un referente muy importante
en la conquista de derechos reconocidos dentro de la Constitución Política del Estado.
Estos órganos tienen como fin el poder asegurar la protección y promoción de los
derechos humanos es una de sus obligaciones básicas y dedicaciones casi de manera
exclusivas.
Por ello es importante que en todo Estado constitucional se fije como una de las prioridades
la creación de estos organismos para la protección de los derechos humanos.
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2. MARCO HISTÓRICO
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orientadas a desarrollar estrategias de exigibilidad, vigilancia y justiciabilidad de los
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC) para fortalecer los procesos de
democratización y de implementación de estrategias de desarrollo sostenible.
3. MARCO TEORICO
Jurisdicción, proviene de la expresión latina iuris dictio que significa 'decir el Derecho' y
alude a la función que asume el Estado, a través de los jueces y tribunales, de administrar la
justicia, aplicando el Derecho a los casos concretos que se les presentan. En este sentido se
habla también de función jurisdiccional y corresponde a los juzgados y tribunales
determinados por las leyes.
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Función Jurisdiccional, es la que realizan los órganos, ordinarios o especiales, de la
jurisdicción, y que se traduce en la aplicación del derecho por la vía del proceso.
José Becerra Bautista, nos ofrece la siguiente definición de la función jurisdiccional: “Es la
facultad de decidir, con fuerza vinculativa para las partes, una determinada situación
jurídica controvertida”
El acto jurisdiccional es imparcial, hace cierto y establece el derecho dudoso o incierto que
se ha planteado al juez.
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3.3. ORGANIZACIÓN DE LA FUNCIÓN JURISDICCIONAL
Los fines de la jurisdicción solo pueden ser alcanzados mediante un órgano jurisdiccional
cuya composición permita su adecuado funcionamiento y mediante unas normas positivas
de derecho procesal que sean aptas para los mismos propósitos.
Son los jueces y magistrados las personas encargadas de administrar justicia; pero no son el
órgano jurisdiccional, ya que éste existe independiente de las personas físicas que ocupan
sus cargos.
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Que se encarga de investigación, seguimiento y sistematización sobre el estado de situación
de los Derechos Humanos en Bolivia.
Los principios institucionales son: la defensa de los derechos humanos es y será siempre
nuestro horizonte de vida, de conciencia y de trabajo
Nuestro compromiso por defender y promover los derechos humanos no solo responde a un
y mandato y una responsabilidad constitucional; es ante todo una decisión de vida y de
conciencia. Durante tres años lo hemos asumido con esfuerzo y sacrificio, pero también con
la certeza que estamos aportando con este esfuerzo a la construcción de una sociedad que
tenga en los derechos humanos su referente de conducta y de valores, una sociedad que
sepa defenderlos y protegerlos de cualquier intento por conculcarlos, invisibilizarlos o
vulnerarlos, pero también que los respete y los promueva más allá de cualquier otra
consideración.
Hemos aportado también para que el Estado y sus instituciones y quienes ejercen el poder
político, económico y de otra índole comprendan que los derechos humanos no son ni serán
simples enunciados discursivos que se pueden ignorar según las condiciones e intereses y
que al vulnerarlos o negarlos, siempre encontrarán una respuesta firme en la Defensoría del
Pueblo, una institución con fortaleza de principios, con claridad de su mandato y con
servidores y servidoras que tienen por encima de todo, una conciencia plenamente
comprometida con los derechos humanos.
Nuestros principios y nuestro deber han sido siempre los modelos y las guías de conducta
que han dirigido cualquier acción o iniciativa, y estos principios son los que hoy reflejamos
en este documento que es una síntesis de los preceptos en los que creemos y de las normas
que obedecemos.
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forjó en el camino del trabajo y el servicio y que hoy alcanza un nivel de profunda
importancia en este proceso de construcción de una nueva forma de Estado y de país y en
un momento histórico en que tenemos la posibilidad real de dar un salto gigantesco para
alcanzar esta sociedad con justicia, paz, igualdad, libertad y respeto por los derechos
humanos. Es el resultado de un proceso conjunto que ratificamos en la reunión nacional de
enero de 2013 en Cochabamba y que hoy plasmamos como el referente del pensamiento
institucional con el que iniciamos el camino de nuestro relanzamiento buscando generar un
proceso de mayor acercamiento y defensa del pueblo.
Queremos dejar explicitados nuestra doctrina y nuestros principios, que son claros, firmes y
transparentes y que no solo deben ser conocidos y practicados por todos y todas los
servidores y servidoras de la institución, sino que pueden ser demandados por cualquier
persona en cualquier momento, si entiende que algunos de nosotros perdemos o
equivocamos el camino.
A todas mis hermanas y hermanos de la Defensoría, les pido con humildad pero también les
demando con firmeza, que asuman estos principios como aquellos a los que responde la
institución más allá de cualquier coyuntura o situación específica.
3.4.2.1. Misión
“Somos una institución pública al servicio del pueblo boliviano, referente de derechos
humanos que contribuye a la construcción del Estado Plurinacional”
3.4.2.2. Visión
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instrumentos normativos, jurídicos y políticos con el fin de alcanzar, sostener y reproducir
la armonía y el equilibrio entre los miembros de una comunidad organizada, estableciendo
límites y control al ejercicio del poder y al mismo tiempo formulando derechos y deberes
comunes, en un marco histórico e ideológico determinado. A partir de esa definición,
entendemos que el contenido, principios y orientación de la Constitución deben
interpretarse desde la comprensión de los valores morales comunes a una sociedad, las
ideologías dominantes y el equilibrio de las fuerzas políticas, en un determinado contexto
histórico.
En el caso boliviano, y luego de una crisis estatal profunda, caracterizada por una pérdida
sistemática y progresiva de legitimidad de los actores hegemónicos, era ya evidente que la
orientación constitucional de entonces no respondía a las nuevas realidades históricas y por
el contrario aportaba a la profundización de las tensiones que generaban los nuevos actores
políticos en emergencia.
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Estado sociedad que el sistema político y el ordenamiento jurídico ya no alcanzaban a
responder.
Es a partir del 2007, con la convocatoria a una Asamblea Constituyente que el proceso
alcanza una etapa superior y aunque el evento no pudo realizarse según fue planificado y el
texto final surgió como consecuencia de pactos y acuerdos entre las fuerzas políticas en
disputa, logró abrir los suficientes espacios a los movimientos sociales para que se
introdujeran un gran conjunto de derechos, lo que al final le dio una de sus características
más importantes: su orientación garantista más allá de cualquier ejemplo anterior y por
encima de la mayoría de los textos constitucionales de la región. Más de 250 artículos se
refieren a derechos reconocidos, se incluye el concepto de derechos colectivos y se los
definen como inviolables, universales, interdependientes e indivisibles y progresivos.
Por su parte, la Constitución del año 2009, incorpora un artículo que, en una primera parte
señala que “La Constitución es la norma suprema del ordenamiento jurídico boliviano y
goza de primacía frente a cualquier otra disposición normativa”. A partir de este principio
se infiere que, a nivel general seguimos con la lógica de la anterior Carta Magna.
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Posteriormente, determina el mencionado precepto que “La aplicación de las normas
jurídicas se regirá por la siguiente jerarquía, de acuerdo a las competencias de las entidades
territoriales:
Por lo tanto, en una interpretación amplia, podemos aseverar que los tratados de derecho
internacional de los derechos humanos y los de derecho comunitario, forman parte de
nuestra Constitución boliviana y tiene aplicación preferente a cualquiera de sus
disposiciones.
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Entre los derechos fundamentales expresamente reconocidos tenemos los civiles, políticos,
los de las naciones y pueblos indígena originario campesinos, los sociales, económicos
(donde se encuentra el derecho al medio ambiente saludable, protegido y equilibrado), a la
salud y seguridad social, al trabajo y al empleo, a la propiedad. También se hace mención
expresa a los derechos de la niñez, adolescencia y juventud, las personas adultas mayores,
de las personas con discapacidad, de las privadas de libertad, de las usuarias y usuarios, de
las consumidoras y consumidores y otros sujetos colectivos.
Sin embargo, los derechos no quedan como simple declaración: para que se cumplan
indefectiblemente, la Constitución otorga recursos constitucionales. Entre las garantías
tenemos las jurisdiccionales, las acciones de defensa, entre las que se encuentran la acción
de libertad, la acción de amparo constitucional, la acción de inconstitucionalidad así como
las acciones de protección de privacidad, acción de cumplimiento y la acción popular.
Se establece los estados de excepción y se define la ciudadanía. Como se puede ver, la parte
declarativa de la Constitución forma parte del constitucionalismo más evolucionado, de
las grandes tradiciones liberales, incluyendo el avance del liberalismo comunitario, de las
tradiciones sociales, incluyendo todas las conquistas de las clases, sectores y estratos
sociales.
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derechos humanos. Los motivos que orientan esta definición se refieren a la diversidad
cultural que caracteriza a la población boliviana y a la concreción de la plurinacionalidad en
la estructura jurisdiccional.
La defensa y protección de los derechos humanos tiene en nuestro país dos gran¬des vías
por medio de las cuales se realiza: la primera de ellas es llevada a cabo a través de los
medios jurisdiccionales, en los cuales las autoridades judiciales analizan las demandas que
ante ellas se presentan por presuntas violaciones a los derechos fundamentales y
determinarán si en realidad existe una violación en un caso concreto, haciendo un examen
de constitucionalidad y legalidad sobre el mismo.
El máximo órgano que existe para realizar esta actividad en nuestro país es la Suprema
Corte de Justicia de la Nación. Son tres los medios de defensa que contempla la
Constitución Política:
a) El juicio de amparo.
Es por estos tres medios jurisdiccionales que se realiza la protección de los derechos
fundamentales e incluso se atienden cuestiones de invasión de la so¬beranía de las
entidades federativas, atendiendo siempre a un examen de con¬cordancia y respeto de los
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actos realizados (y que constituyen el objeto de la denuncia) y lo que nuestra Constitución
Política establece. Todo esto se hace a través de los medios de control de la
constitucionalidad que la Suprema Corte de Justicia realiza.
Por otra parte, existe otra vía para la protección de los derechos en nuestro país, y ésta es la
que se encargan de realizar los organismos no-jurisdiccionales, a quienes les corresponde la
protección de los derechos humanos, que en el caso de México quedan divididos en dos
grandes vías: por un lado está la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), y
por otra parte se encuentran las comisiones de derechos humanos de las 31 entidades
federativas y la del Distrito Federal.
De esta manera encontramos que al lado del sistema jurisdiccional, y como un instrumento
complementario, se creó la fi gura del ombudsman, que tiene el mismo propósito de
protección ante violaciones a derechos humanos, pero el cumplimiento de su
responsabilidad se realiza de manera distinta. Estos sistemas no son antagónicos entre sí;
por el contrario, se complementan uno con el otro y sus fi nalidades son las mismas.
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irrazonables, injustas, inadecuadas o erróneas, con lo que en esencia su competencia es más
amplia.
Los Principios de París son un documento que contiene las características principales que
debe reunir toda institución nacional protectora de los derechos humanos y el papel crucial
que deben desempeñar como medio de protección y promoción de los derechos en una
sociedad determinada. En ellos se establecen la competencia, responsabilidades,
composición, entre otras características, que una institución de este tipo debe tener.
Las reglas que contemplan los Principios de París pueden ser divididas en los siguientes
criterios o categorías:
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2) En lo relativo a su “composición y garantías de independencia y plura
lismo”, se menciona que la composición de la institución y la elección de sus
miembros deberá ajustarse a un procedimiento que ofrezca todas las garantías para
asegurar la representación pluralista de las fuerzas sociales interesadas en la
promoción y protección de los derechos humanos. Así como también que la
institución disponga de la estructura necesaria para lograr el correcto desempeño de
sus funciones, teniendo de igual forma como fi n lograr su autonomía respecto del
Estado y no tener una dependencia financiera que pudiera limitar sus funciones. Y,
por último, referente al nombramiento de las personas que estarán al mando de las
instituciones, el cual deberá hacerse mediante acto oficial en el que se señalará la
duración del mandato.
3) La tercera categoría se refi ere a “las modalidades de funcionamiento” de estas
instituciones, dentro de las que se encuentran: examinar cada uno de los asuntos
dentro de su competencia; recibir todos los testimonios y ob¬tener todos los
documentos necesarios para el examen de los asuntos so¬metidos a su competencia;
dirigirse a la opinión pública para dar a conocer los resultados de sus opiniones y
recomendaciones; reunir a sus miembros de manera regular y cada vez que sea
necesario; estar en coordinación y mantener comunicación con los demás órganos
de carácter jurisdiccional o de cualquiera otra índole encargados de la protección de
derechos hu¬manos, y establecer relaciones con las organizaciones no-
gubernamentales que se ocupen de la protección y promoción de los derechos
humanos.
4) Por último, el criterio relativo a los “principios complementarios relativos al
estatuto de las comisiones dotadas de competencia cuasi jurisdiccio¬nal”, donde se
menciona que la comisión podrá estar facultada para recibir y examinar denuncias y
demandas de los particulares; también pueden acudir a ella las organizaciones no-
gubernamentales, las asociaciones de sindicatos, etcétera; en tales casos, las
funciones que se les encomiendan podrán tratar de buscar soluciones de
conciliación para las partes, infor-mar a los reclamantes de sus derechos y de los
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recursos de que disponen, y por otro lado transmitir a las autoridades competentes
las denuncias que conozcan, así como formular recomendaciones.
Bajo la influencia de los Principios de París, la década de 1990 fue testigo de la formación
de numerosas institucionales nacionales, y las INDH desempeñan hoy un papel importante
en la protección y promoción de los derechos humanos en un gran número de países.7
En lo que respecta al mandato, los Principios de París hacen una referencia expresa a dos
funciones que pueden ser atribuidas a estas instituciones:
El papel que desempeñan estas instituciones puede considerarse complementario del trabajo
que realizan otras instituciones en la protección y promoción de los derechos humanos.
Estos principios, como ya se mencionó, han signifi cado a lo largo de la crea¬ción de las
INDH el punto del cual se debe partir siempre; aunque, por otro lado, en el caso de México
la CNDH se creó antes de que se dieran los Principios de París, y la referencia directa que
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se tuvo en el momento de hacerlo fue otra referencia internacional, la fi gura del
ombudsman escandinavo para ser precisos.
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Conclusiones
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Bibliografía
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