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Índice

Introducción: ¿Por qué debo cuidar el medio ambiente? Pág. 2

Antecedentes Pág. 3-5

Importancia Pág.

Objetivo

Marco teórico

Conclusiones

Referencias Bibliografía
Pese a que todos los días vemos los motivos por los cuales es tan
importante proteger nuestro ambiente, aún hay gente que se pregunta
por qué... por qué debemos cuidar nuestro planeta.

Creemos que la belleza del mundo es inmensa y que la sola idea de ir


perdiéndola poco a poco es terrible. Amar a la naturaleza es lo que nos da
fuerzas para defenderla día a día. Mirar el cielo limpio, observar un río
claro y lleno de vida, sentir el aroma especial que tiene un bosque
después de la lluvia, contemplar a un pájaro construyendo delicadamente
su nido... todas estas cosas queremos seguir haciéndolas.

Pero también debemos proteger nuestro ambiente porque lo


necesitamos. ¡Y mucho! Dependemos de él para existir. Nuestro planeta
nos brinda todos los recursos naturales que necesitamos para
alimentarnos, construir nuestras viviendas, tener luz, transportarnos,
vestirnos, etc. Mira un segundo a tu alrededor... todo lo que ves - papel,
lápiz, computadora, goma, etc. Se obtiene, directa o indirectamente, del
ambiente, por lo cual es importante que aseguremos su capacidad de
continuar proveyéndolos.

Si destruimos el ambiente estaremos perjudicando a nosotros mismos, a


nuestros hijos y a nuestros nietos. Cuidar el mundo es cuidarnos y esa es
otra muy buena razón ¿no te parece?
Durante cientos de años el ser humano ha tomado medidas para evitar la
contaminación del aire y del agua, consciente del perjuicio que ambas
podían suponer para la salud y la vida humanas. En relación a la
contaminación del aire los antecedentes datan del siglo XV, ligados con la
amplia actividad minera que se desplegaba en la península y con el
aumento que el descubrimiento de América supuso para el tratamiento y la
depuración de metales. Los minerales metálicos, de cobre o de mercurio,
eran tratados inicialmente por procesos de calcinación a la intemperie,
trayendo como consecuencia la enfermedad y muerte temprana de los
trabajadores que inhalaban esa atmósfera contaminada. Para paliar estos
efectos derivados del
contacto directo con el
aire contaminado, se
comenzaron a
desarrollar técnicas de
dispersión del
contaminante,
existiendo una
conciencia muy
temprana en relación a
este medio físico.

En el caso del agua, esta conciencia es más tardía, ya que se puede hablar
de los primeros antecedentes a partir del siglo XVII. Estos están
relacionados también con actividades derivadas de la minería, como el
lavado de minerales y el vertido posterior de los residuos directamente a
los ríos, afectando a la calidad del agua que se utilizaba para otros procesos
de producción y para el abastecimiento de poblaciones. Las quejas de los
usuarios por el enturbiamiento de las aguas, y la comprobación de la
pérdida de su calidad provocó que se tomaran medidas, como la
construcción de balsas o pantanos de lodos en los que se depositaban los
vertidos del lavado del mineral, manteniéndolos aislados de las corrientes
fluviales.
Derivada de esta conciencia, la necesidad del remediar y evitar los efectos
nocivos de posibles contaminantes del agua y del aire ha estado presente a
lo largo de la historia y ha sido materia de estudio en relación con el
Medioambiente desde los años 70.

Sin embargo, el del “suelo contaminado” es un concepto mucho más


moderno, del que no se había oído hablar hace 25 años. A esta
contaminación se le ha llamado “silenciosa” porque no deja una huella
evidente en el momento en que se provoca, sino que pueden transcurrir
años en los que va migrando por el subsuelo hasta que surge en forma de
efectos nocivos para la salud humana y el entorno. Es por ello, que la
conciencia de su existencia ha venido ligada a catástrofes provocadas por
su causa y que se descubren hacia finales de los años 70 y principios de los
80.

En 1978 sale a la luz


en EEUU el primer
caso en relación a los
efectos de los suelos
contaminados. Se
trata de, una
población situada
cerca de las
cataratas del
Niagara, donde un
periodista local
empieza a investigar
la alta tasas de abortos de las mujeres de la zona y las raras enfermedades
que aquejaban a la población infantil. Cerca de 800 familias vivían en el
área residencial y unos 400 alumnos estudiaban anualmente en el Colegio
construido sobre unos terrenos que se habían utilizado para realizar
vertidos tóxicos y debajo de las cuales había 20000 toneladas de basura
tóxica. Tras clasificar la zona como de alto riesgo se procedió a trasladar e
indemnizar a la población afectada, así como a sanear el terreno, para lo
que se presupuestó unos 500 millones de dólares.
El origen de este desastre estaba en 1892, cuando se propuso la
construcción de un canal de 6 a 7 millas de largo para conducir las aguas del
río y hacer un salto de agua que proporcionara energía hidroeléctrica. Sin
embargo este proyecto jamás vería la luz, aunque quedaría una sección del
canal parcialmente cavado. En los años 20 la tierra fue vendida en subasta
pública y se convirtió en un vertedero municipal y químico hasta 1953, en
que el canal estaba completamente relleno. Al año siguiente se construyó
una escuela primaria en ese emplazamiento que abrió sus puertas en 1955,
así como una zona de viviendas a su alrededor que fue ocupada por unas
800 casas y unos 240 apartamentos. Durante los siguientes 20 años la
población se quejaría constantemente de los olores, y de sustancias que
emergían cerca de la escuela, hasta que la insistencia de varias asociaciones
de vecinos y un periódico local consigue que se investigue el hecho.

El 2 de agosto de 1978, el Departamento del Estado de York publica una


orden para cerrar la escuela, evacuar a las mujeres embarazadas y a los
niños menores de dos años, recomendando a los residentes no comer fuera
de sus jardines y que pasen un tiempo limitado en sus sótanos. Era el
principio de una serie de acciones encaminadas a proteger a la población y
a sanear la zona, provocadas por las protestas, en un caso que se saldaba
con importantes perjuicios para la salud y las vidas de los habitantes de
Love Canal, y que seguiría vivo los siguientes veinte años hasta su
demolición integral en 1998.

A partir de este suceso, el Gobierno de los EEUU desarrolla la primera ley


de suelos contaminados en 1.980: “Cercla 1980”. Se trata de la “Ley de
Respuesta Ambiental Exhaustiva, Compensación y Responsabilidad Pública”
(Comprehensive Environmental Response, Compesation, and Liability Act),
que se encarga de lo relacionado con la limpieza de vertederos de desechos
peligrosos y de definir los mecanismos de respuesta a los vertidos de
desechos peligrosos.

En Europa, se detecta el primer caso de alerta por la misma época, en 1980.


En Lekkerkerk, una localidad al este de Rótterdam, en Holanda, la población
se ve afectada con niveles sanguíneos de hidrocarburos aromáticos porque
sus casas se habían construido sobre un vertedero de residuos químicos.
En el entorno de esa ciudad había una serie de huecos de extracción de
áridos que son rellenados con residuos de solventes orgánicos y metales,
hasta que se cubren en su totalidad. Al igual que en Love Canal, el terreno
se urbaniza y se construye un barrio donde sus habitantes sufren una serie
de anomalías sanitarias a lo largo del tiempo hasta que se detecta la
contaminación del suelo y la existencia de residuos orgánicos, todavía
activos, que emiten gases que los vecinos inhalan con efectos muy
perjudiciales. En la limpieza del área afectada se invirtieron 70 millones de
dólares.

Como consecuencia se aprueba en 1.983 la ley holandesa de suelos


contaminados: “Soil Clean-Up Act 1983”.

En la imagen podemos ver, a la maquinaria limpiando “love canal”


Entendemos por suelo a las diferentes capas de material orgánico o no
orgánico que componen la corteza terrestre y sobre las cuales se desarrolla
la mayor parte de los ciclos vitales conocidos. El suelo puede estar cubierto
por agua (como en los océanos o mares) o no (como en la tierra común
sobre la que habitamos). La importancia del suelo tiene que ver con el
hecho de que es sobre él donde la vida tiene lugar y debido a los diferentes
procesos naturales (como la permeabilización del agua), podemos hablar de
seres vivos como plantas y vegetales, animales y seres humanos.

El suelo es un elemento natural muy complejo que puede presentar


muchas variantes dependiendo de la región geográfica, de las
transformaciones que el ser humano haya aplicado sobre el mismo, etc.
Puede estar compuesto por una sección rocosa o inorgánica para luego
estar cubierto por diversas y muy disímiles entre sí capas de otros
elementos como arcilla, arena, o el humus o tierra orgánica donde la vida
es posible. Esta última capa es la que suele estar en la parte superior del
suelo y donde el desarrollo de diferentes formas de vida es más probable.

La importancia del suelo tiene que ver con que es en esta superficie donde
el ser humano puede cultivar y crecer sus alimentos más básicos. Al mismo
tiempo, es en el suelo donde naturalmente crecen las plantas y vegetales
consumidas por los eslabones secundarios de la cadena o los animales
herbívoros. Para que los vegetales crezcan es importante que el suelo
cuente con riego frecuente (tanto natural como artificial). Además, el suelo
no sólo es importante para el ser humano en lo que respecta a la
producción alimenticia sino que también tiene que ver con la posibilidad de
establecer viviendas o construcciones más complejas. Para eso, el suelo
tiene que ser firme, estable y seguro.

El suelo es aquello que pisamos, cultivamos, construimos, explotamos…es


una parte importante para el desarrollo de la vida en muchos aspectos. La
importancia del suelo es debido a las funciones que desempeña el medio
ambiente y la socioeconómica, que son las siguientes:

- Producción de biomasa: Los suelos sirven de sustrato para una amplia


variedad de plantas, animales y microorganismos que contribuyen a crear
un medio que resulta básico para la producción primaria de los ecosistemas
terrestres. Así aportan aire, agua y nutrientes para las plantas además de
una base fija de soporte.

- Regulación medioambiental: El suelo actúa como medio protector del


agua gracias a su capacidad amortiguadora, transformadora y de filtración.
De este modo, los contaminantes procedentes de la atmósfera y otras
fuentes, son retenidos por los filtros físico-químicos, químicos y procesos
de adsorción, de modo que no alcanzan las aguas subterráneas ni las
cadenas tróficas. El suelo además regula los aportes de agua externos
reduciendo el impacto de fuertes precipitaciones sobre otros sistemas (ríos,
lagos, acuíferos).

- Proporciona un hábitat biológico: El suelo sirve de hábitat para un gran


número de especies, un puñado de suelo puede contener más de un billón
de organismos de millares de especies. La presencia de microorganismos es
de vital importancia ya que son los responsables de la descomposición,
conversión y síntesis de sustancias orgánicas que hacen que se cierren los
ciclos de la materia y de algunos elementos.

- Es una gran reserva genética.

- Regula el clima, gracias a la fijación de carbono.

- Soporta viviendas e infraestructuras: El suelo sirve de base espacial para el


desarrollo de estructuras técnicas, industriales y socioeconómicas.

- Es fuente de materias primas: El suelo es también fuente de materias


primas para numerosas actividades. La extracción de turba, grava, arena,
arcilla, rocas, agua, etc. son una importante función económica del suelo.
- Protege restos arqueológicos: Los suelos preservan yacimientos
arqueológicos y actúan como una especie de testimonio también para
sucesos catastróficos, impactos antrópicos, etc.

- Es fuente de información geológica y geomorfológica: El territorio y los


paisajes actuales constituyen una herencia de procesos climáticos,
geomorfológicos y edafológicos pasados.

- Y sobre todo tiene la función primordial de ser el soporte y permitir el


crecimiento de las plantas (anclaje, oxígeno y nutrientes) que nos
proporcionan alimento tanto a nosotros como a los animales. Este anclaje
de las plantas proporciona una protección contra erosión.

Seguro que la mayoría no os podríais imaginar todas las funciones que nos
proporciona el suelo. Es más que mucha tierra toda junta, el suelo es como
los pilares de una casa, si no está bien organizado y cuidado se cae, de ahí
la importancia de hacer un buen estudio de suelos así como de un plan de
buen uso y conservación del mismo (Temas que trataremos en próximos
artículos).

Por ello el suelo hay que valorarlo, cuidarlo y protegerlo porque si se caen
nuestros pilares nos caemos todos.

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