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NACIONALISMO ROMÁNTICO
El nacionalismo romántico, también llamado «nacionalismo orgánico» o «nacionalismo de
la identidad», es una forma de nacionalismo en la cual el estado deriva su legitimidad
política como consecuencia orgánica de la unidad de los individuos que éste gobierna. Esto
incluye, dependiendo de la manera particular de la práctica, la lengua, la raza, la cultura, la
religión y las costumbres de la «nación» en su sentido primario de conjunto de personas
«nacidas» dentro de la cultura. Esta forma de nacionalismo nació como reacción a la
hegemonía dinástica o imperial, que proclamaba la legitimidad del estado «de arriba hacia
abajo» que el monarca recibía de Dios.
Entre los temas clave del romanticismo, y su legado más duradero, las pretensiones
culturales del nacionalismo romántico fueron también centrales en el arte postilustración y
en la filosofía política. Desde sus inicios, con la concentración en el desarrollo de las lenguas
y el folklore nacionales, y el valor espiritual de la costumbres y tradiciones locales, hasta los
movimientos que habrán de reorganizar el mapa de Europa, con las llamadas a la
«autodeterminación» de las naciones, el nacionalismo fue una cuestión clave del
romanticismo, determinando su papel, sus formas de expresión y sus significados.
El nacionalismo romántico temprano en Europa estuvo fuertemente influenciado
por Rousseau y por las ideas de Johann Gottfried von Herder, quien en 1784 argumentó
que la geografía formaba la economía natural de un pueblo, y que sus costumbres y su
sociedad habrán de desarrollarse siguiendo las líneas favorecidas por su medio ambiente.
Desde sus comienzos en el final del siglo XVIII, el nacionalismo romántico se basó en la
existencia de una cultura étnica histórica, en armonía con el ideal romántico; el folklore
llegó a ser un concepto nacionalista romántico. Los hermanos Grimm se inspiraron en los
escritos de Herder, y crearon una colección de cuentos idealizada, que llamaron
auténticamente alemanes. El concepto de un patrimonio cultural heredado de un origen
común, pasó rápidamente a ocupar un papel central en la siguiente cuestión romántica: es
una nación unida porque proviene de la misma fuente genética, es decir por su raza, o es la
participación a la naturaleza orgánica de la cultura «folk» suficiente ? Esta cuestión está en
el centro de disputas que continuaron hasta nuestros días.
El nacionalismo romántico tuvo un papel clave en la filosofía de Hegel, quien argumentó
que existía un «espíritu de la época» —«zeitgeist»— que caracterizaba a un determinado
pueblo en un período de tiempo determinado, y que, cuando ese pueblo pasaba a ser el
determinante activo de la historia, era simplemente porque su momento cultural y político
había llegado. Hegel, siendo alemán, afirmó que ese momento histórico habrá de
pertenecer a los pueblos de habla alemana.
En la Europa continental, los románticos habían apoyado al principio a la Revolución
francesa, pero llegaron a participar en la contra-revolución durante el sistema imperial
trans-nacional de Napoleón. El sentido de la autodeterminación y de la conciencia nacional,
que habían permitido a las fuerzas revolucionarias a derrotar a los régimenes aristocráticos,
pasaron a ser importantes para la resistencia frente al Imperio Francés. En Prusia, el
desarrollo de un rejuvenecimiento espiritual, como medida de entrar en la lucha contra
Napoleón, fue argumentado por, entre otros, Johann Gottlieb Fichte, discípulo de Kant. La
palabra «volkstum», «la condición de ser una nación» en el sentido de ser un pueblo, fue
creada en Alemania durante la resistencia frente a la hegemonía francesa.
EXOTISMO
Exotismo (del griego tardío exô- « de fuera », exôtikos « extranjero, exterior ») es una
actitud cultural de gusto por lo extranjero. El fenómeno se constata habitualmente en
lahistoria de las civilizaciones en expansión. La curiosidad de la sociedad romana por las
religiones de los márgenes de su Imperio, o los periodos de apertura de la historia de
China a la cultura europea podrían ser muestras de exotismo. No obstante, esta actitud se
produjo con más amplitud y variedad en Occidente, con el proceso de globalizaciónque va
desde la era de los descubrimientos al comercio globalizado actual, pasando por
el colonialismo.
Claude Lévi-Strauss aportará un criterio esencial: la occidental va a ser, de ahora en
adelante, una cultura antropológica, que no confunde lo extranjero con la imitación que de
ello se hace, y sabe lo que quiere decir el exotismo. Una creación de inspiración extranjera
deja de ser exótica cuando a su vez inspira al extranjero, como el impresionismo para
el Japón o Picasso para África.
Para la lengua francesa, la llegada del grand mamamouchi en El Burgués
gentilhombre de Molière (1670) es un signo anunciador, la traducción de Las mil y una
noches porAntoine Galland (1704) la confirmación, que continúan las Cartas
persas de Montesquieu (1721). Desde entonces, el fenómeno continúa por las artes
plásticas, la música, la filosofía y, en general, en todas las expresiones culturales. Aunque la
moda del exotismo tenga altibajos, como ocurre con la llamada world music y el diseño e
ideología que vehicula, se demuestra que los consumidores occidentales siempre han
apreciado soñar con lo extranjero.
Una connotación negativa del exotismo se puede encontrar en el marco de los estudios
post-coloniales (planteamiento de Edward Said), por un lado desde la perspectiva de la
otredad amanezante o bien de la otredad puesta como objeto de deseo, estereotipos
elaborados sobre la base de una visión romantizada del otro.
En toda Europa, y especialmente en España, la recepción de los productos y expresiones
americanas había abierto ya desde el siglo XVI la nueva sensibilidad hacia lo exótico, que
está en el origen del mito del buen salvaje. Las relaciones con Asia son incluso mayores que
las que pudiera tener Francia, y se producían a través de Filipinas y de las misiones jesuitas.
La filosofía de Confucio es recibida y la sociedad china comparada con la europea, del mismo
modo que en China se hace lo propio (Baltasar Gracián pudo poner un ejemplo moral con el
Discreto Taicosama).
El orientalismo, ya en época del Romanticismo, es la variante del exotismo que amalgama
todas las culturas situadas más al este de Europa (Asia) pero también el islámico norte de
África (Egipto y el Magreb), e incluso España, entendida tópicamente por los románticos
(Washington Irving, Prosper Mérimée) como tierra de bandoleros, toreros ygitanos,
eternamente medieval, y poblada de refinados reyes moros decadentes en la Alhambra y
sombríos inquisidores. Se abusó tanto de ese tópico que al realista Balzac le hizo
gritar ¡Estoy harto de España!.
Arte
En Historia del Arte, el término exotismo se aplica específicamente al final del siglo XIX No
debe confundirse con el término orientalizante, periodo de la Edad Antigua en que la
cerámica y la escultura griega (y por extensión el Mediterráneo occidental) recibe la
influencia de Oriente Próximo (siglo VIII a. C.)
En música, el exotismo es un género en el que los ritmos, las melodías y los instrumentos
buscan la evocación de la atmósfera de tierras o épocas lejanas, como por ejemploDaphnis
et Chloé y Tzigane pour Violon et Orchestre de Maurice Ravel u otras obras de Debussy y
de Rimsky-Korsakov.
Al igual que el orientalismo, el exotismo en pintura y en artes decorativas se asocia con la
opulencia y la sensualidad ornamental.