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RESUMEN
Palabras claves: uva de mesa, control de riego, potencial hídrico xilemático, humedad de
suelo.
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ABSTRACT
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INTRODUCCIÓN
La uva de mesa (Vitis vinifera L.) es una de las principales especies frutales cultivadas en
Chile, con una superficie aproximada de 53.616 ha (ODEPA, 2013). De las 9.202 ha de vides
que posee la Región de Atacama, el 94% corresponde a uva de mesa. El Valle de Copiapó,
ubicado en la provincia de Copiapó, concentra la totalidad del área plantada de uva de mesa,
destacando la localidad de Tierra Amarilla, con más de un 80% del área total de la región
(APECO, 2016).
El sector productor agrícola se enfrenta a desafíos conocidos desde hace algunos años: la baja
disponibilidad de mano de obra y su costo, la irrupción del mercado peruano con cosechas
más tempranas, el costo energético asociado a la producción y la baja disponibilidad hídrica.
Desde el punto de vista agronómico, además de la escasez hídrica, las condiciones adversas
de la calidad química del suelo como la salinidad y excesos de sodio, carbonatos y boro, son
sus principales desafíos. Para tolerar las condiciones edáficas adversas, los viticultores han
accedido a distintas estrategias, como son el uso de portainjertos. Además, se han evaluado
diferentes estrategias de riego por goteo para contrarrestar las condiciones salinas de los
suelos en el valle de Copiapó (Osorio y Césped, 2000).
La Región de Atacama posee una superficie total en regadío de 19.637 ha, de las cuales
11.001 ha pertenecen a la provincia de Copiapó. De la superficie regada en la misma
provincia, el 88% se encuentra regado bajo sistema de goteo (Odepa, 2014). A pesar del
amplio acceso que tienen los productores a sistemas tecnificados de regadío, no cuentan con
los criterios técnicos para regar adecuadamente. En un diagnóstico realizado, en la temporada
agrícola 2016-2017, por el grupo de estudios del agua (GEA) de la Universidad de Chile, se
observó la baja capacitación que poseen los agricultores del valle de Copiapó para la
operación y mantención de los sistemas de riego; además se encontraron deficiencias en la
infraestructura de riego, sobrecarga de las bombas, gasto energético excesivo y criterios de
control de riego sin sustentos técnicos1.
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Gálvez, R. 2017, feb. Nodo de riego. [Entrevista personal]. Copiapó, Grupo de estudios del agua (GEA),
Facultad de Ciencias Agronómicas, Universidad de Chile.
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2. Régimen hídrico y situación actual de la oferta hídrica del Valle de Copiapó
El río Copiapó presenta un régimen nival, la mayor parte de su caudal proviene de aguas
subterráneas (Sierra et al., 2001). Actualmente se extraen 7.000 ls-1 del acuífero del río
Copiapó, donde se surte la demanda de agua de la zona, sin embargo, la recarga natural del
acuífero es 4.500 ls-1. Adicionalmente, en esta misma línea, los derechos hídricos otorgados
cuadruplican la recarga del acuífero (Godoy, 2013).
Por otra parte, la calidad de las aguas usadas para riego en el valle de Copiapó presenta un
alto contenido de sales. El río Jorquera, afluente del río Copiapó, presenta altos contenidos
de los cationes calcio (7,84 mmol(+)/L) y sodio (4,31 mmol(+)/L), además de los aniones
cloruro (2,1mmol(-)/l) y boro (1,30 (-)/L) (Sierra et al., 2001). Asimismo, las aguas
subterráneas presentan altos contenidos salinos, de acuerdo a la profundidad, con valores que
oscilan entre los 0,62 y 3,66 dS/m y niveles de boro que pueden ser 10 veces superiores a los
de aguas superficiales, lo que puede traducirse en un alto riesgo de salinización de los suelos
si no se aplican prácticas de lavado de éstos (Sierra et al., 2001).
Los suelos del valle de la cuenca corresponden a sedimentos fluviales. Este tipo de
depositación ha sido influenciado por los aportes de sedimentos de quebradas que
desembocan en el valle, el que presenta dos fases diferentes de evolución, siendo la media y
superior las menos desarrolladas (DGA, 2004).
Químicamente, los suelos del valle de Copiapó se consideran salinos. Debido a la ausencia
de aguas superficiales de lavado, por bajas precipitaciones (22 mm/año), además de una alta
evaporación (2.000 mm/año), la acumulación de sales provenientes de riego en los suelos es
considerada alta. Estudios realizados por el INIA, donde evaluaron 84 muestras a diferentes
altitudes del valle, encontraron que la salinidad incrementa desde la cordillera hacia el mar,
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y se hace más crítica en suelos con drenaje deficiente, incluyendo las series Ramadilla y
Piedra Colgada. Este mismo estudio determinó que los niveles de salinidad del 74% de las
muestras analizadas presentan valores superiores a 4 dS/m; asimismo el 84 % de las muestras
registró valores altos de boro (> 2 mg/l) y aproximadamente la mitad de las muestras fueron
consideradas moderadamente altas y altas en los contenidos de cloro y sodio, respectivamente
(Sierra et al., 2001). Estas condiciones adversas para la agricultura hacen necesario lavar las
sales del perfil del suelo, aplicando montos de riego de hasta 16.000 m3/ha por temporada,
aunque dada la estratificación de los perfiles el lavado no siempre es eficiente (Seguel et al,
2015).
La uva de mesa se caracteriza por hacer un uso intensivo del agua (Permanhani et al., 2016).
En Chile, este cultivo se encuentra establecido en zonas con un régimen de precipitación
invernal y características semiáridas. En Copiapó la evapotranspiración de referencia supera
las precipitaciones durante todos los meses del año (Ferreyra, Sellés, y Sellés, 2001).
Generalmente, los requerimientos hídricos del cultivo dependen de su etapa de desarrollo, el
porcentaje de cobertura del suelo y de la demanda evaporativa de la atmósfera imperante en
la zona. Los valores máximos de consumo hídrico (ETc máx) nacionales oscilan entre 5,1 y
6,1 mm/día, que se traducen en un consumo por hectárea de 0,6 y 0,7 l/s (Raul Ferreyra et
al., 2001).
El coeficiente de cultivo (Kc) define las variaciones de la cantidad de agua que extraen las
plantas en los diferentes estados de desarrollo. Se ha encontrado que los valores de Kc
incrementan linealmente de acuerdo al porcentaje de radiación interceptada por el cultivo,
demostrando ser más importante que el estado de desarrollo de las plantas, teniendo en cuenta
las condiciones de manejo del cultivo (Villagra et al., 2014). En Chile se utilizan dos tipos
de sistemas de conducción de expansión vegetativa de la vid, el tipo Espaldera Californianas
y Sud Africanos, y otro es el de expansión vegetativa horizontal (Parronal Español); además
de darle soporte a las plantas, hacen más eficiente el manejo de luz, incrementando el área
foliar, producción y calidad. El Parronal Español posee una mayor área de cobertura foliar
del suelo (90-100%), siendo el más utilizado en la producción de uva de mesa en el país (Raul
Ferreyra et al., 2001).
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Aunque el estrés hídrico en este estado puede ser poco frecuente debido a la baja demanda
del cultivo en el periodo de receso, la falta de agua durante esta época puede producir una
reducción en la brotación, que esta sea desuniforme o incluso una detención en el
crecimiento. En el periodo de floración afectaría la cantidad de flores, la viabilidad del pistilo
y del polen (Wample, 1997).
Este periodo puede ser el más crítico en términos productivos. Una baja disponibilidad
hídrica en este periodo conlleva a problemas en el cuajamiento, aborto floral y abscisión de
flores. Asimismo, en caso de no ser corregida la deficiencia, conllevaría a una reducción en
el tamaño del dosel y por consecuencia insuficiente área foliar para soportar la cosecha.
Según la duración del periodo de déficit, la floración puede ser menos abundante, con una
menor cantidad de flores por racimo (Wample, 1997). En estudios desarrollados por el INIA
en la IV Región, la ausencia de riego por diez días en el periodo de cuaja, produjo un aumento
importante en la reducción del calibre de las bayas y una alta cantidad de frutos pequeños
(Ferreyra et al., 2001). Sin embargo, estudios recientes han demostrado que las aplicación de
prácticas vitícolas, como la aplicación de giberelinas, junto con la aplicación de déficit
hídrico controlado, durante la fase de crecimiento de las bayas, pueden permitir una
reducción sensible del suministro de agua sin efectos perjudiciales en el rendimiento y la
calidad de la cosecha (Crupi et al., 2016).
Después del estado de pinta de los racimos, la demanda hídrica de las plantas empieza a
disminuir. Varios autores afirman que déficits hídricos posteriores al estado de pinta afectan
de manera positiva la calidad del fruto (Faci, 2008; Blanco, 2007).
4.1.4 Poscosecha
Los requerimientos hídricos en esta etapa son muy bajos y por lo tanto han sido
controversiales debido al criterio de riego en este periodo de desarrollo. En un ensayo llevado
a cabo por el INIA en la localidad de Vicuña, no se encontraron diferencias significativas en
la calidad y cantidad de la cosecha. No obstante, aunque no era su objetivo, se observó que
los tratamientos que recibieron una mayor cantidad de agua tuvieron un retardo en el inicio
de la brotación, probablemente debido a la cantidad de oxígeno disponible para las raíces
(Ferreyra et al., 2001).
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El manejo adecuado del riego en vid permite producir mayores volúmenes y calidad de frutas.
El criterio para la aplicación de riego está en función del estado de desarrollo fisiológico de
las plantas, tipo de suelo (capacidad de almacenaje y características químicas), condiciones
climáticas (temperatura y humedad relativa principalmente), tipo de riego, calidad y
disponibilidad del agua.
Para el manejo y el control del riego se utilizan técnicas que permiten realizar un balance
hídrico en la relación agua, suelo, planta y atmosfera, y de acuerdo a ello responder dos
interrogantes claves en el riego: cuándo y cuánto regar. Sin embargo, se han desarrollado
metodologías para evaluar las respuestas fisiológicas del cultivo que permiten programar el
riego con alta eficiencia del uso del agua. Uno de ellos es el potencial hídrico xilemático, el
cual ha sido utilizado por varios autores obteniendo excelentes resultados como metodología
en el control del riego ( Diaz, 2015, Ferreyra et al., 2006 y Pagán, 2012).
El grupo de estudios del agua GEA de la Universidad de Chile, desde el año 2011 se ha
enfocado en desarrollar proyectos de investigación con la finalidad de mejorar los manejos
agronómicos en torno al riego y al uso eficiente del agua en el valle de Copiapó. Como
resultado, se ha encontrado información pertinente para formar la metodología de control del
riego GEA. Esta metodología está dirigida a medianos y grandes productores de vid en el
valle de Copiapó, debido a sus costos de implementación. La metodología consiste en un
paquete tecnológico que permite tomar decisiones más objetivas para controlar el riego de la
vid y mejorar el uso eficiente del agua; siendo necesario realizar la validación de esta
metodología para determinar si efectivamente contribuye a mejorar la eficiencia hídrica y
productividad del cultivo.
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HIPÓTESIS
El uso controlado del riego, basado en la metodología GEA, en un huerto de uva de mesa
Red Globe en el valle de Copiapó, favorece el rendimiento y la calidad de la fruta.
OBJETIVOS
General
Específicos
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MATERIALES Y MÉTODOS
El estudio se llevó a cabo en un huerto comercial de uva de mesa ubicado sobre las
coordenadas geográficas 27°43’10,73’’ Sur, 70°11’46,45’’ Oeste, sobre una altura de 790
m.s.n.m. en la localidad de Hornitos, comuna de Tierra Amarilla, Provincia de Copiapó,
Región de Atacama. Dicho sitio posee suelos de texturas finas y temperaturas invernales
bajas, existiendo antecedentes de problemas productivos en la variedad Red Globe injertada
sobre Harmony, asociados a variables edafoclimáticas.
El cultivo tiene una edad de ocho años, en plena producción, conducidas con un sistema de
parral español, con un marco de plantación de 3 x 2 m (1.666 plantas/ha), regadas con una
línea de goteros (2 L h-1), distanciados a 0,5 m entre ellos (6 goteros por planta).
B3 B2 B1 T1R1
c
T1R3 T1R2 T1R1
R1 R1
T2R3 T3R1
R1
T3R3 R1 T1
T2R2
T2
R1 R1
T3R2 T2R1 T3
T1R1 PLANTAS
Pendiente
R1 terreno R1 EVALUADAS
LINEAS DE
PLANTACION
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Figura 2. Distribución de las propuestas de manejo sobre la plantación a evaluar.
Matriz Solenoide
T1
T1R3 T1R2 T1R1 PPe = 1,3 mmh-1
Submatriz
R1 R1
T2R3 T3R1
T2
R1 R1 PPe = 1,3 mmh-1
T3R3 T2R2
R1 T3
R1
T32R2 T2R1 Distancia de Goteros
A través de los sensores FDR instalados se definirá una zona de control mediante el
monitoreo constante del contenido volumétrico de la humedad del suelo. En la zona de
control se distribuirán tres sensores a distintas profundidades, donde los primeros dos
sensores se ubicarán en la zona donde se presenta la mayor actividad radicular de la planta
(esta zona superior permite apreciar el aumento o descenso del gradiente hidráulico que se
distribuye en el perfil del suelo). Los datos recopilados permitirán apreciar mediante una
curva, el comportamiento de la humedad volumétrica del suelo a través del tiempo, donde su
pendiente permitirá apreciar la velocidad en la cual el cultivo absorbe el agua, lo que generará
un descenso o cambio de la pendiente de la curva de la dinámica del agua en el suelo. En
conjunto a esto se medirá el estrés hídrico de la planta a partir de la información obtenida
mediante las evaluaciones del potencial hídrico xilemático, obteniendo así información
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suficiente para ajustar la frecuencia de riego del tratamiento. En el ajuste del tiempo de riego
se utilizará la información del sensor 3, donde se apreciará un aumento de la pendiente de la
curva del sensor, donde éste mostrará actividad cuando el gradiente de humedad aplicada
haya llegado a dicha profundidad, que define el final de la zona de control, por lo tanto, el
agua que se siga aplicando a partir de ese instante, se considerará como lamina de lavado.
Evaluaciones
Kc = 0,012 x S% + 0,072
Dónde: S% corresponde al porcentaje de sombra del parronal a medio día solar calculada a
partir de la cobertura vegetal del cultivo.
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Figura 3. Evaluación de la cobertura vegetal utilizando el ceptómetro lineal.
Potencial hídrico xilemático (ψxm). Se evaluará semanalmente, en una hoja por planta, a
mediodía solar, cuando exista máxima demanda hídrica, específicamente entre las horas
13:30-16:30 para la zona (Gálvez, 2011). Las hojas evaluadas serán aquellas sombreadas y
cercanas a la corona de la planta; éstas se cubrirán con bolsas plásticas envueltas en papel de
aluminio por un periodo de 60 minutos. Posteriormente, se retirará la hoja de la planta y, sin
extraerla de la bolsa, se medirá inmediatamente el ψx (MPa) (antes de 20 segundos de extraída
de la planta), con una cámara de presión tipo Scholander, modelo Pump-up (PMS Instrument
Company, Oregon, EE.UU.). Se utilizarán los umbrales de riego de referencia para ajustar la
frecuencia de riego en el valle de Copiapó en la variedad Red Globe publicados por el Grupo
de Estudios del Agua GEA, 2011 Cuadro 1.
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Cuadro 1. Umbrales de riego para distintos valores de humedad relativa y temperatura
de la variedad Red Globe en la región de Atacama. GEA, 2011.
T(°C)
H(%)
20 23 25 27 30 33 35 37
5 -0,39 -0,41 -0,43 -0,45 -0,49 -0,53 -0,56 -0,59
10 -0,38 -0,40 -0,42 -0,44 -0,48 -0,51 -0,54 -0,58
15 -0,37 -0,40 -0,41 -0,43 -0,46 -0,50 -0,53 -0,56
20 -0,37 -0,39 -0,40 -0,42 -0,45 -0,49 -0,51 -0,54
25 -0,36 -0,38 -0,40 -0,41 -0,44 -0,47 -0,50 -0,52
30 -0,36 -0,37 -0,39 -0,40 -0,43 -0,46 -0,48 -0,51
35 -0,35 -0,37 -0,38 -0,39 -0,32 -0,44 -0,47 -0,49
40 -0,34 -0,36 -0,37 -0,38 -0,31 -0,43 -0,45 -0,47
45 -0,34 -0,35 -0,36 -0,37 -0,39 -0,42 -0,44 -0,45
50 -0,33 -0,34 -0,35 -0,36 -0,38 -0,40 -0,42 -0,44
Estados fenológicos. El estudio del estado fenológico se llevará a cabo en dos etapas, donde
se evaluará una planta por repetición de cada propuesta de manejo. Inicialmente se realizará
un inventario del número de cargadores de la planta. Sobre la primera etapa se seleccionarán
al azar el 30% de los cargadores inventariados sobre cada planta, a los cuales se les contará
el número de yemas totales. A estos cargadores se les realizará un seguimiento, donde se
identificarán tres estados fenológicos: “yema algodonosa”, “puntas verdes” y “brote de 3
cm”; la etapa finaliza cuando el 51% de las yemas totales se encuentren en estado de “brote
de 3 cm”.
La segunda etapa se evaluará desde floración hasta madurez de cosecha. Para ello se realizará
un conteo del número de racimos de las plantas seleccionadas en la primera etapa. A estas
plantas se les seleccionarán un 30% de racimos, identificando 4 estados fenológicos:
Floración, Cuaja, Pinta y Madurez de cosecha. La ocurrencia de cada estado se considera
cuando el 50% de las bayas del cada racimo cumpla con la condición de un estado fenológico.
Por ejemplo: si el 51% del racimo tiene sus bayas cuajadas, se considerará que el racimo está
en el estado de cuaja. Para la identificación de los estados fenológicos se evaluará dos veces
por semana.
Evaluaciones a cosecha:
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Rendimiento y calidad. Se evaluará el peso de cada racimo a las 3 plantas centrales de cada
repetición, es decir 9 plantas por cada tratamiento para un total de 27 plantas del ensayo,
clasificando el racimo por su color en cuatro tonalidades (Sin color (C1), bajo (C2), optimo
(C3) y oscuro (C4)). También se determinará el calibre comercial de todos los racimos de
cada planta, a través de la evaluación del diámetro ecuatorial (mm), de 4 bayas de cada racimo
seleccionadas aleatoriamente desde la parte apical a la distal del racimo clasificándolo en 4
tamaños ( M (22-23,9 mm), L (24-25,9 mm), XL (26-27,9 mm) y J (>= 28 mm)).
Eficiencia del uso del agua de riego (EUAr). Se obtendrá a través del cociente entre la
productividad de cada planta (kg/planta) y la cantidad de agua de riego aplicada durante la
temporada a cada planta (m3/planta) determinada a través de la medición de la descarga de
la totalidad de los emisores en cada planta.
Análisis Estadístico
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RESULTADOS
ETo
Potencial hídrico
Ceptometro
Estados fenológicos
Cosechas
Estadística
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DISCUSIÓN
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CONCLUSIONES
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LITERATURA CITADA
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FUENTE DE FINANCIAMIENTO
Domingo 19
20 dic 1 am
22 dic 7 am
24 dic 1 pm
Más detalles sobre las característica y el uso de la cámara de presión se pueden encontrar en
Selles van Sch., G. ; Ferreyra E., R. Maldonado B., P. (2002)..- Cámara de Presión.
Instrumento para controlar el riego midiendo el estado hídrico de la planta .Aconex 75: 5-9.
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