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Estructura social
y prácticas sociales E l eje que vertebra este articulo es el
esclarecimiento del lugar que ocupan
las prácticas sociales dentro del entra-
mado del orden social, del orden legítimo
(Weber) que para ser tal necesita ligar «las rea-
lidades simbólicas a las realidades sociales»
(Grignon y Passeron, 1992). Con otras pala-
bras, se trata de mostrar cómo creencias, imá-
Ana Aliende UrtaSun genes, ideas ysinrepresentaciones
ininteligibles sociales sony
un trasfondo estructural
viceversa.
Tras señalar la importancia y las dificultades
con que se encuentra el sociólogo a la hora de
dar cuenta de la estructura social no en térmi-
nos de «totalidad societaria», sino de prácticas
sociales ordenadas en un espacio y en un tiem-
po, tal como propone Giddens (1995), entre
otros, paso a resaltar cómo las transformacio-
nes ocurridas particularmente en las últimas
décadas han contribuido a una nueva reformu-
lación y/o conceptualización. Estas constitu-
yen una prueba más de cómo la realidad social
se imbrica en el pensamiento sociológico.
El lugar privilegiado que adquieren indivi-
duo y práctica en la reflexión sociológica
actual ahonda sus raíces en la Escuela de
Frankfurt y en el interaccionismo simbólico,
pero la problemática que conlíeva este tipo de
análisis sólo es resuelta, en buena parte, por el
pensamiento sociológico actual. De igual
forma éste ha sido capaz de conceptualizar las
relaciones e interacciones entre representacio-
nes y conocimiento práctico, por un lado, y
estructura social y prácticas sociales, por otro.
El viejo problema de lo objetivo y de lo subje-
tivo, del peso que se otorga al individuo o a la
sociedad, en nuestro caso a la estructura social,
es resuelto mostrando sus imbricaciones e
interrelaciones.
La propuesta que aquí defiendo es un análi-
sis dinámico de la estructura social en el que se
interconecta acción y estructura, esto es, ubi-
car a los individuos en sus contextos específi-
cos. Por un lado, capta la correspondencia
entre las coordenadas del «espacio social» en
sus tres dimensiones fundamentales, económi-
ca, cultural y simbólica vinculadas a la distri-
bución de los grupos en ese espacio; y, por
otro, da cuenta de la distribución de las prácti-
cas y de las propiedades que son constitutivas

Ana Aliende Urtasun. Universidad Pública de Navarra.


Política y Sociedad, 29(1998), Madrid (pp. 165-ViS)
de los estilos de vida en que se manifiestan misma actividad y se dotan de un poder con-
cada una de las condiciones. trolador en todos los ámbitos societales.
Esta propuesta está basada en el modelo de Demografía, producción, dimensiones políti-
Bourdieu, pero «corregido» en algunas mati- cas y sociales, valores y religión, acostumbran
zaciones importantes como son, en concreto, a ser los tópicos más frecuentes. Otros con-
la introducción de un tercer momento metodo- vierten la estructura social en una especie de
lógico que da cuenta del entramado institucio- octópodo, valga la expresión, en el que a falta
nal y la «subsumción» del concepto de «habi- de una definición precisa de sus órganos, cada
tus» en parte en este tercer momento uno de ellos es estructuralmente importante.
metodológico y en parte en el concepto de Es, sin duda, a estos sociólogos, particular-
representación social. mente los primeros, a los que se refieren otros
La estructura social así entendida remite, en colegas al hablar de que tales estudios mani-
la práctica sociológica, por un lado, a la cons- fiestan una especie de «seguridad ontológica».
trucción de objetos específicos de investiga- «Nada tan perturbador, escribe Moya, como el
ción, ya que se concentra «en las relaciones asumir hipótesis científicas, más o menos con-
sociales invisibles pero siempre presentes» trolables empíricamente, con valor de humani-
(Bertaux, 1993, 30), y, por otro, a ejercer dad real que fue el observable supuesto empí-
mecanismos de cautela epistemológica, sobre nco objetivo para la formulación de tales
todo con respecto al material de segunda proposiciones» (1992, 47). Dicho con otras
mano: estadísticas, indicadores sociales, etc. palabras, parece como si efectuando un análisis
Dicho con otras palabras, la estructura social «empírico», «objetivo», de todos aquellos
así entendida se revela como fuente primera de aspectos «estructurales» de la sociedad en cues-
comprensión y explicación no solamente de tión fuera ésta amarrada de una sola vez y sin
todo proceso de «interiorización», sino tam- fisuras. «A veces los sociólogos, escribe Pérez-
bién en buena parte del quehacer sociológico. Agote, nos detenemos más en las cristalizacio-
Los presupuestos de los cuales parto son dos: nes, en los hechos de estructura, lo cual, hasta
(1) «conceptos como “individuo y s~iedad cierto punto, nos produce una cierta tranquili-
no (.) remiten a dos objetos con existencia dad» en lugar de reparar en el carácter dinámi-
separada, sino a aspectos distintos, pero insepa- co de la realidad social «por lo que significa de
rabIes () y que ambos aspectos (...) sólo pue- disolución de la estructura y por lo que signifi-
den comprenderse en un cambio estructural» ca de aparición de nuevas formas que aspiran a
(Elias, 1989, 16) y, (2) «en la reproducción de conformar aquélla» (Pérez-Agote, 1996, 11). El
propiedades estructurales (.. -) los agentes tam- «conjunto de relaciones entre elementos» y a
bién reproducen condiciones que hacen posible sus posibles configuraciones al que se refiere
esa acción» (Giddens, 1995, 62). Carabafia (1995, 122) es otro ejemplo en el que
se patentiza el juego fatuo de un término que a
fuer de ser conjugado con uno u otro elemento
queda sin contenido.
De la negación Al margen del limitado valor que en ocasIo-
nes posee para el conocimiento de la realidad
al reconocimiento social, incluida la estructura social, como
de las prácticas sociales señalaré más adelante, esta conceptualización
posee profundas raíces disciplinares. Es el
peso de la tradición primera el que, a la vez

A
lgunos sociólogos, cuando investi- que otorga una tranquilidad al sociólogo ofre-
gan la estructura social de una ce también una seguridad, una certeza, a la
determinada sociedad se refieren a sociedad. «La imaginación sociológica»
la misma como aquel conjunto de elementos encuentra un terreno abonado en la medida en
«empíricos», «fenomenales», que emergen, que el futuro de la sociedad es menos previsi-
casi a simple vista, se podría decir, del agrupa- ble o, también dicho lo mismo de otro forma,
miento de individuos que para subsistir física y cuando nadie ni ninguna sociedad pueden eri-
socialmente desarrollan una actividad econó- girse en garantes de la sociedad. Es lo que
mica, poseen instituciones que ordenan esta opina concretamente Bertaux (1993, 151).

~flL3S*,
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Pero toda sociedad pretende hallarse segura a sociales a largo plazo (en especial los procesos
pesar de los cambios y es por ello por lo que se evolutivos) con uno u otro de los sistemas de
continúan fomentando tales estudios. Pegados a creencia del siglo XIX, en especial con la idea
los orígenes y a las propias necesidades societa- de que, tanto si es lineal sin conflictos como si
les éstos encuentran su legitimación académica es dialéctica con conflictos, la evolución social
y social. Lo confirma la propia lectura socioló- es siempre, de modo automático, una transfor-
gica sobre el pasado de la disciplina. mación en dirección a lo mejor, un cambio en
Que los orígenes de la reflexión sociológica la dirección del progreso» (1989, 20).
se hallan ligados intrínsecamente con el positi- Pero esta visión y conceptualización de la
vismo y con el «auge del Estado-nación occi- realidad social y de la estructura social respec-
dental» (Pérez-Agote 1989, 15) ha sido puesto tivamente habrían de sufrir profundas transfor-
de manifiesto por muchos sociólogos. Se trata maciones conforme se transformaban las
de dos realidades inextricablemente relaciona- sociedades modernas. Son estas transforma-
das históricamente y que determinan, en nues- ciones las que hacen emerger la importancia
tro caso, el modo de entender la estructura de las prácticas sociales para una mejor com-
social. El desarrollo progresivo de las socieda- prensión de la estructura social, a la vez que
des occidentales en lo referente a la constitu- son estas mismas transformaciones las que
ción de sus comunidades políticas, a su desa- convierten en obsoletas, por ejemplo, la idea
rrollo económico, de urbanización, y en de progreso o de evolución continua y arbo-
definitiva, los cambios acaecidos en la estruc- rescente (Wallerstein, 1990, 415) e, incluso, la
turación de los grupos que componen el nuevo propia certidumbre en tomo al futuro de la
entramado social que se estaba gestando fue- sociedad, tal como ya señalara Young hace
ron el escenario en el que primero se constitu- aproximadamente tres décadas (1968. 2).
yó la sociología como ciencia y posteriormen- La revisión es, o, mejor dicho, debiera ser,
te se institucionalizó (Gouldner, 1979, 27). radical. En opinión de Ramos la tarea debiera
Los aspectos relevantes que para su estudio de pasar por analizar de «qué manera se pre-
resultaban pertinentes tienen siempre que ver sentifica el tiempo o cómo se puede convertir
con un modelo de Estado que legítima su el pasado en su pivote fundamental (...) (que-
poder en términos nacionales y que, además, dando así) abierta la posibilidad de construir
configura en base a la idea de progreso su conceptos temporales más complejos y anali-
modelo de sociedad. zar sus relaciones con las estructuras y proce-
En mi opinión es precisamente esta concep- sos sociales» (1992, XIII).
ción de la realidad actual, de la realidad actual Los cambios son, con frecuencia, paradóji-
y de la realidad futura —concepción ideológi- cos, cuando no contradictorios, al menos apa-
ca—, la que permite una utilización de los indi- rentemente. Si, por un lado, como escribe Ibá-
cadores socio estructurales en términos de ñez comentando al Maffesoli del El tiempo de
medida; de la medida de esta evolución. todos las tribus, «la sociedad ha terminado» y de sus
aquellos datos referentes a procesos demográ- cenizas puede surgir «otra sociedad» al primar
ficos, de industrialización, urbanización, etc, la «socialidad frente a sociedad» y la «identifi-
se toman, en un primer momento, como base cación» frente a la «identidad» (1990, 15), por
para dar cuenta del estado en que se encuen- otro, sin embargo, nos hallamos en un mundo
tran las sociedades estudiadas, lejos de «cual- cada vez más jerarquizado y con mayores
quier pretensión de refinamientos metodológi- dosis de desigualdad «en el que la pobreza, la
co o teórico» (Martín Moreno y De Miguel, guerra, la violencia y la alienación campan por
1978, 9). sus respetos» (Tortosa, 1992, 15). Este contex-
Concepción ideológica y realidad objetiva to remite, por un lado, a «procesos que llevan
se mezclan y confunden para presentar como a la globalización, la creación de una cierta
única realidad la evolución social. «Como entidad mundial (~) Desde el ángulo de la
quiera que nadie se tomó el trabajo, escribe población y desde el de cuatro subsistemas
Elias, de diferenciar entre el pensamiento analíticos centrales (económico, cultural, mili-
objetivo y el pensamiento ideológico en cuan- tar y político) tanto en las diferentes socieda-
to al concepto de evolución, se asoció sin más des como en el sistema mundial» (Tortosa,
toda la esfera de problemas de los procesos 1992, 18) y, por otro, a la necesidad de conec-
tar esta globalización con el contexto en el que Se trata, como puede colegirse, de retos y
los individuos desarrollan su existencia en rea- tareas que su simple enunciación pueden pro-
lidades concretas a sabiendas, precisamente, vocar el desánimo más completo o, lo que
de que «uno de los rasgos distintivos de la viene a ser algo parecido visto desde otra pers-
modernidad es, de hecho, una creciente inter- pectiva, la tentación a decir: «me quedo con lo
conexión entre los dos “extremos” de la exten- que ha venido haciendo hasta ahora la sociolo-
sionalidad y la intencionalidad: las influencias gía», recibiendo, a cambio, aquella «tranquili-
universalizadoras, por un lado, y las disposi- dad» y «seguridad» que otorga sentido a hom-
ciones personales, por otro» (Giddens, 1995, bros de los «gigantes» de la disciplina. Es lo
9). Paralelamente a la globalización se da, asi- que hacen, en concreto y en mi opinión, quie-
mismo, un «renacimiento o recrudecimiento nes analizan la estructura social desde posicio-
en Europa de los nacionalismos que podemos nes «objetivistas» y «subjetivistas», disocián-
llamar periféricos» (Pérez-Agote, 1989, 47). dolas, buscando, por un lado, las raíces de la
El apacible océano en que navegaba la estructura social en acontecimientos externos a
sociología parece haberse convertido en mar los individuos y, por otro, localizando en la
tenebroso, de perfiles difusos y de sombras conducta de los individuos y en sus relaciones
amenazantes. Las viejas herramientas de la las estructuras (Feito Alonso, 1995). Es la
sociología no sirven; hay que inventar o ima- tranquilidad de que gozan también funciona-
ginar otras, aunque sólo sea como «protesta listas y estructuralistas.
contra la estructura que se impuso a la investi- Desde estas perspectivas todo queda aclara-
gación sociológica desde su origen» (Wallers- do: lo «objetivo» y lo «subjetivo» se requieren
tein, 1990 398) o contra la «crisis de abun-
, mutuamente pero únicamente son explicables
dancia» como opina Merton. «Las grandes de forma aislada. En el mejor de los casos por
transformaciones, escribe, que están teniendo su interrelación. Es como se interpretan, inclu-
lugar en gran parte del mundo ponen delante so, las tradiciones teóricas históricas, en opi-
de los sociólogos la inmensa tarea de investi- nión de Alexander (1989, Pp. 296-297). «En
garías efectivamente y de formular unas reco- las sociologías de la comprensión, escribe
mendaciones con base científica para intentar Giddens, acción y sentido reciben el primado
controlarlas» (1 980a, 137). También Moya ha para explicar la conducta humana; los concep-
expresado algo similar con su lenguaje categó- tos estructurales no tiene un relieve notable, y
rico, bien perfilado, aunque un tanto cargado se habla poco de constreñimiento. En cambio,
de las voces de los antiguos profetas: «cuando en el funcionalismo y el estructuralismo (en
los viejos parámetros de la clásica articulación las acepciones dispares que se atribuyen a este
política occidental hacen crisis, necesariamen- concepto) alcanza el primado sobre la acción,
te se hacen obsoletos conceptos y esquemas y se acentúan con fuerza las cualidades restric-
analítico-hipotéticos sustancialmente vincula- tivas de la estructura» (1995, 40). Les ocurre
dos a una teorización sociológica sobredeter- algo similar a los análisis de la estructura
minada politicamente por su propia génesis y social en términos de clase. En opinión de
desarrollo en el contexto del viejo sistema Carabaña es una alquimia producida por la
eurocéntrico de los Estados-nacionales» mente del sociólogo que nada tiene que ver
(1992, 44). con la realidad. «Los esquemas de clase, escri-
Dentro de los nuevos retos a los que se be, son en realidad el producto de la disolución
enfrenta la sociología en la actualidad se halla de las estructuras sociales. La fórmula para su
el análisis de la estructura social. ¿Cómo estu- producción podría ser algo como lo que sigue:
diar estas «nuevas» realidades? ¿Dónde se tómense estructuras cuyos elementos son indi-
hallan los límites y fronteras entre los indivi- viduos, roles o acciones cualesquiera, rómpan-
duos y grupos de individuos? ¿Cuáles son las se las relaciones que haya entre sus miembros
relaciones e interrelaciones de lo institucional de modo que estos queden flotando libremente
y éstas con los individuos y/o grupos?¿De qué y sométase el magma resultante a centrifuga-
forma se halla interconectado lo macro con lo ción hasta que se hayan reunido los elementos
micro? ¿Cuál es, en suma, la conceptualiza- homogéneos. Una vez terminado el proceso,
ción que debe presentar la sociología en tomo calcúlense los porcentajes. Se obtiene una des-
a la estructura social? crtpción de la estructura social» (1995, 124).
Estructura social y prácticas sociales 169

Ciertamente que tales posicionamientos se El análisis de la estructura


enmarcan dentro de la principal discrepancia
«entre las teorías marxistas y weberianas clási-
social
cas» (Burris, 1993, 130), pero deja sin resolver
«el núcleo del debate contemporáneo» (Ale-

L
xander, 1989, 12): los nexos que unen los fac- a ingenua imagen del científico, en
tores estructurales con las realidades sociales nuestro caso del sociólogo, que recoge
de los individuos sin disolver ni unos ni otras. datos, los ordena y extrae conclusiones
En el panorama actual sociológico estructura de tipo general, únicamente pervive como
social y realidad social son vistas no solamente estereotipo en el pensamiento de algunas gen-
como anverso y reverso de una misma realidad, tes o, tal vez, de muchas. Que «el hecho cien-
sino inextricablemente entretejidas. «Las inte- tífico se conquista, se construye (y) comprue-
racciones, escribe Bourdieu, () esconden las ba», como escribiera Bachelard, es cada vez
estructuras que en ellas se realizan. Es uno de más un principio epistemológico ampliamente
los casos donde lo visible, lo que es inmediata- compartido (en Bourdieu, Chamboredon y
mente dado, esconde lo invisible que lo deter- Passeron, 1989, 25). La lucha «contra la ilu-
mina. (~) la verdad de la interacción no está sión del saber inmediato» (Bourdieu), la expli-
nunca dada toda entera en la interacción tal citación del «para qué se hace y se hace así»
como ella se ofrece a la observación» (1988a, (Ibáñez), remiten al conocimiento sociológico,
130). Y sobre percepciones, conocimiento y por su parte, a las condiciones de su produc-
creencias de los actores sociales que tanta clon. Presupuestos epistemológicos y objeto
importancia se les otorga desde esta perspecti- de investigación son consiguientemente ele-
va, escribe lo siguiente: «si el mundo social mentos inextricablemente relacionados que el
tiende a ser percibido como evidente y a ser sociólogo no debe confundir (Alexander,
captado, para emplear los términos de Husserl, 1989, 15). Ahora bien, como escriben Bour-
según una modalidad dóxica, es porque las dis- dieu, Chamboredon y Passeron, «la ruptura
posiciones de los agentes, sus habitus, es decir con las relaciones aparentes supone la cons-
las estructuras mentales a través de las cuales trucción de nuevas relaciones entre las apa-
aprehenden el mundo social, son en lo esencial riencias» (1989, 84). En el estudio de la estruc-
el producto de la interiorización de las estructu- tura social cabe preguntarse, como primer
ras del mundo social» (1988a, pp. 133-134). La paso, por «las regiones más importantes, aque-
misma opinión comparten Ferrarotti (1993, llas regiones que sirven como pivotes entre las
142) y Bertaux (1993, 156), tratando de resol- estructuras y los individuos, los campos socia-
ver, pienso, «el endiablado problema de la les en los que la praxis autoobjetivadora del
conexión entre las estructuras psicológicas indi- hombre y el esfuerzo universalizador de un
viduales, esto es, de las llamadas estructuras de sistema social se encuentran y se confrontan
personalidad, y las composiciones que constitu- mutuamente de forma más directa» (Ferrarotti,
yen muchos individuos interdependientes, esto 1993, 125).
es, las estructuras sociales» (Elias, 1989, 12). Estas regiones, las regiones que sirven como
El reconocimiento otorgado a las prácticas pivotes entre las estructuras y los individuos
sociales imbricadas en la estructura social son, en mi opinión, las representaciones socia-
plantea el problema, ahora expresado en pala- les. Representaciones sociales que, como
bras de Pérez-Diaz, de «explorar los modos de escribe Ibáñez Gracia, no solamente se hallan
encaje entre estructuras y decisiones» a finamente zurcidas «por un conjunto de ele-
sabiendas de que «los factores estructurales mentos de muy diversa naturaleza: procesos
constriñentes y las decisiones limitadas o con- cognitivos, interacciones sociales, factores
dicionadas de los actores (o tomadas con un afectivos, sistema de valores» (1988, pp. 32-
cierto grado de libertad) son elementos interre- 33), sino que, además, «son conjuntos dinámi-
lacionados y se requieren mutuamente como cos». «Su estatuto, escribe Moscovici, es aquel
piezas de un solo proceso y una sola explica- de una producción de comportamientos y de
ción» (1993, 42). Difícil problema no exento relaciones con el entorno, de una acción que
de un cierto atrevimiento, pero es precisamen- modifica los unos y las otras y no el de una
te lo que deseo aclarar a continuación. reproducción de estos comportamientos y de
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estas relaciones, de una reacción a un estimulo perspectiva, mostrando, por un lado, «cómo
exterior dado» (1976, 48). los contextos macroestructurales constriñen
Dilucidada la problemática que plantea la los procesos individuales, y cómo las acciones
diferenciación entre concepto y representación y estrategias de los individuos a nivel micro
y explicitado el conocimiento práctico en con- afectan los estados macroestructurales»
traposición al conocimiento científico, la pre- (Wright, 1993, 27) y, por otro, cómo no se trata
gunta clave para el sociólogo es hallar el lugar, únicamente de aspectos económicos, sino tam-
el campo social en que se encuentran las prác- bién de aspectos simbólicos. Aspectos econó-
ticas sociales y los elementos constriñentes de micos y aspectos simbólicos no obstante que,
la estructura social. se requiere precisar, han de ser considerados
El campo social en el que se realiza la coexistiendo en «proporciones diferentes
«fusión», valga la expresión, de lo «objetivo» según las sociedades y según las clases socia-
y de lo «subjetivo» son las interacciones. En les de una misma sociedad», ya que «los indi-
ellas, «relaciones objetivas» en las que se halla viduos que componen una clase social deter-
el individuo y «representaciones subjetivas» minada entran deliberada u objetivamente en
que poseen esos mismos individuos mantienen relaciones simbólicas que al expresar las dife-
una relación dialéctico, remitiendo constante- rencias de situación y de posición según una
mente la una a la otra o, dicho con otras pala- lógica sistémica, tienden a transmutarse en
bras, no pudiéndose entender de forma aislada distinciones significantes» (Bourdieu y Passe-
o separada. «Los puntos de vista (deben ser) ron, 1973, 86).
aprehendidos en cuanto tales y relacionados La estructura social, se puede colegir, es
con las posiciones en la estructura de agentes inconcebible sin que se halle fundamentada y
correspondientes», escribe Bourdieu (1988a, legitimada por representaciones y símbolos, al
129). Ferrarotti expresa la misma idea al refe- igual que no son concebibles representaciones y
rirse a lo que dicen los agentes sociales. «Las símbolos que no se hallen anclados en una
declaraciones personales, escribe concreta- determinada estructura social y en la interac-
mente, escapan al subjetivismo —impresionis- ción de los individuos. Metodológicamente esta
ta, imprevisible, gratuito— en la medida en que problemática teórica es susceptible de ser
se vinculan y se sueldan con situaciones obje- resuelta analizando y diferenciando los distintos
tivas, con datos de las condiciones concretas niveles e instancias que concurren en el estable-
en las que el entrevistado o el “narrador” cimiento de una estructura social concreta y
viven» (1993, 139) o, cuando tratando de la determinada, con sus representaciones sociales
relación entre individuo y sociedad dice que también concretas y determinadas, así como
«la sociedad totaliza a cada individuo especifi- también con sus prácticas sociales específicas.
co por mediación de instituciones que la foca- Tomando como base la propuesta teórico-
lizan con una especificidad creciente respecto metodológica de Bourdieu pero matizada por
al individuo» (1993, 125). otros autores, a continuación expongo los
Para un análisis dinámico de la estructura momentos metodológicos y las explicaciones
social es necesario, pues, interconectar acción teóricas que, en mi opinión, resultan claves para
y estructura, es decir, ubicar a los individuos el análisis de la estructura social. Mi aportación
en sus contextos específicos. Se trata, por un específica consiste en la introducción del entra-
lado, de captar la correspondencia entre la mado institucional como momento metodológí-
estructura del espacio social en sus dos dimen- co. Se trata, pienso, de uno de los elementos
siones fundamentales, económica y cultural, y clave ya que es la forma cómo se religan las
la estructura del espacio de las propiedades prácticas a situaciones concretas y especificas.
simbólicas vinculadas a los grupos distribui- Además de este modo se hace innecesario el
dos en ese espacio y, por otro, de dar cuenta de concepto de «habitus» al hallarse subsumido
la distribución de las prácticas y de las propie- bajo el concepto de representación social y en el
dades que son constitutivas de los estilos de propio entramado institucional.
vida en que se manifiestan cada una de las En el primer momento metodológico, se
condiciones. debe proceder construyendo el espacio social
Pienso que el análisis de las clases sociales en el cual los individuos se hallan ubicados.
ha de ser realizado también dentro de esta Espacio social que se halla determinado por
Estructura social y prácticas sociales 171

«el capital económico, bajo sus diferentes for- mente por un tiempo y un espacio. La estruc-
mas, y el capital cultural y también el capital turación de instituciones se puede comprender
simbólico, forma que revisten las diferentes por referencias a actividades sociales que “se
especies de capital cuando son percibidas y estiran” por amplios segmentos del espacio-
reconocidas como legítimas. Así los agentes tiempo» (Oiddens, 1995, 22). Como afirma
son distribuidos en el espacio social global, en Bertaux «cualquier pauta de relaciones socio
la primera dimensión según el volumen global estructurales está experimentando continuas
de capital que poseen bajo diferentes especies, transformaciones y () el objeto real de pen-
y, en la segunda dimensión, según la estructu- samiento sociológico no son sólo las “socioes-
ra de su capital, es decir según el peso relativo tructuras”, sino también su movimiento histó-
de las diferentes especies de capital, económi- rico» (1993, 24). Es decir, la «dialéctica
co y cultural, en el volumen total de su capital» concreta, históricamente determinada, dotada
(Bourdieu, 1988a, 131). de un espesor sociológico» (Ferrarotti, 1993,
Es esta construcción y/o reconstrucción del 142), y,
espacio social en el que se hallan los indivi- 4) Deducir que estos agentes «tienen todas
duos la que posibilita al sociólogo: las posibilidades de tener disposiciones e inte-
reses semejantes, de producir por lo tanto prác-
1) Constituir a los individuos en grupos, aun ticas semejantes» (Bourdieu, 1988a, 131). Con
a sabiendas de que no son grupos reales sino ello, como afirma Oiddens, se produce «un
«una realidad conceptual», «una representa- descentramiento del sujeto». No obstante este
ción conceptual de una zona conceptualmente descentramiento «no acepto que (...) traiga
delimitada de la realidad» (Pérez-Agote) o consigo la evaporación de la subjetividad en
«relaciones conceptuales entre problemas», un vacío inmenso de signos» sino que coníle-
que diría Weber (en Bourdieu, Chamboredon y va el estudio de las «prácticas sociales, inmer-
Passeron, 1989, 51). sas en espacio y tiempo, (que) se consideran
2) Acercarse a los condicionamientos que situadas en la raíz de la constitución tanto del
pesan sobre las acciones de los individuos; los sujeto como del objeto social» (Oiddens, 1995,
individuos toman decisiones en unas condicio- 23). El centro de interés del sociólogo, escribe
nes dadas y no las toman tras efectuar un cál- este mismo autor, «no es la vivencia del actor
culo racional sobre costes y beneficios. Como individual ni la existencia de alguna forma de
escribe Merton «el proceso básico concebido totalidad societaria, sino prácticas sociales
como central en la estructura social es la elec- ordenadas en un espacio y en un tiempo»
ción entre alternativas socialmente estructura- (1995, 40).
dos. Esto difiere del proceso de elección en la Es particularmente el conocimiento de las
teoría del aprendizaje, en el que se concibe a prácticas sociales concretas que realizan los
las alternativas emitiendo estímulos que individuos constituidos en grupos —en una
refuerzan o anulan. Difiere de ambos en que... sociedad específica y en un tiempo concreto—
la utilidad o refuerzo de una particular elec- el que posibilita al sociólogo, en un segundo
ción se considera como socialmente estableci- momento metodológico, colegir las percepcio-
da, como parte del orden institucional» nes, representaciones que, de su situación
(1980b, PP. 149-150). «objetiva», poseen los agentes sociales. En la
3) Comprender el modo en que se producen medida en que los individuos se hallan ubica-
distintas trayectorias personales que tienen que dos en distintos puntos del espacio social
ver con trayectorias de grupo, trayectorias de obtienen una percepción diferente de la reali-
clase. El mantenimiento, reproducción y/o dad. La capacidad que desde distintas instan-
cambio de este espacio social —dimensión dia- cias se tenga de imponer una visión global,
crónica de la realidad— hay que relacionarlo legítima para todos —de modo que estando
con las distintas estrategias de los grupos a la situados en un punto del espacio aceptemos la
hora de conservar las ventajas asociadas a una totalidad del mismo- es la clave. Dicho con
determinada posición, teniendo, presente que otras palabras, por un lado, «los agentes apli-
«las propiedades estructurales de sistemas can a las estructuras objetivas del mundo
sociales existen solo con tal de que formas de social estructuras de percepción y de aprecia-
conducta social se reproduzcan inveterada- ción que salen de esas estructuras objetivas y

~PbLjfik,
172 Ana Aliende Urtasun

tienden por eso mismo a percibir el mundo con «las posiciones» y «las identidades socia-
como evidente» (Bourdieu, 1988a, 138); por les que ponen en juego los sujetos (sean indi-
otro lado, las luchas simbólicas a propósito de viduales o colectivos)» (Jodelet, 1988, 490).
la percepción de ese espacio social se dan pre- En segundo lugar, la representación social
cisamente «por el poder de producir y de hace referencia al grupo, entendiendo este
imponer la visión del mundo legítima» (Bour- como «entidad cognitiva que es significativa
dieu, 1988a, Pp. 136-137). para el individuo en un momento determina-
La exploración y análisis de este último do» (Tajfel, 1984, 291). En tercer lugar hace
aspecto es particularmente compleja ya que si, referencia y/o se halla relacionada con las
por un lado, como dice Merton, se han de tener categorizaciones que realizan los propios indi-
en cuenta «las distribuciones sociales (es decir, viduos dentro del grupo. Esto es, las categorí-
la concentración y dispersión) de autoridad, as cognitivas que, a la postre, refuerzan la
poder, influencia y prestigio (que) comprenden cohesión y la solidaridad social (Douglas,
estructuras de control social que cambian his- 1986, 19).
tóricaniente, en parte a través de procesos de La aplicación del modelo teórico-metodoló-
“acumulación de ventajas y desventajas” en gico expuesto en las páginas anteriores en
las personas que ocupan diversas posiciones casos concretos no es fácil, pero tampoco
estratificadas en esa estructura», por otra, esto imposible, pienso, ya que, si bien, «la propia
último se halla sujeto «a procesos de reacción realidad incorpora en si misma, y como parte
bajo condiciones muy poco conocidas», como constitutiva de sí misma, escribe Ibáñez Gra-
recalca el mismo autor (1980a, 150). cia, una serie de características que provienen
Lo que está claro es que tanto el saber del de la actividad desarrollada por los individuos
sentido común como su legitimación son con- en el proceso que les lleva a formar su propia
diciones de realidad puesto que, como opina visión de la realidad» (1988, 19) la construc-
Beltrán, «la intersubjetividad es subjetividad ción del espacio social, entendido no «única-
compartida que, por serlo, produce la sensación mente (como) aquel espacio habitado (el “pue-
de realidad que tan necesaria es para la vida», blo”) o utilizado (la “tierra”), sino el conjunto
al mismo tiempo que este saber viene determi- de relaciones sociales (tanto internas como
nado «por la ideología de quienes son social- externas) históricamente definidas, que susten-
mente dominantes» (1991, Pp. 29-30)0, como tan, constituyen y dan contenido a aquellos»,
lo expresa Pérez-Agote, «uno de los aspectos posibilita constatar «las ideas, imágenes y
centrales de la dominación social es su legiti- representaciones que les están asociados»
mación, es decir, aquel que precisamente hace (Devillard, 1993, 44, nota 2).
referencia al mundo social de los sentimientos, Pues, como afirma Bourdieu, las personas
las ideas, los discursos, en una palabra, el «no son de cualquier parte, es decir intercam-
mundo de la subjetividad» (1989, 128). biables, como lo pretenden aquellos que nie-
También resulta complejo el problema de gan la existencia de “clases sociales” y que en
las representaciones sociales, como he señala- función de la posición que ocupan en este
do anteriormente. En mi opinión, en el paso espacio muy complejo, se puede comprender
del concepto a la representación social, una de la lógica de sus prácticas y determinar, entre
las primeras cuestiones a dilucidar para su otras cosas, cómo clasificarán y se clasifica-
correcta aplicación, consiste en el paso del rán, y, llegado el caso, cómo se pensarán como
«conocimiento socialmente elaborado y com- miembros de una “clase”» (1988a, 58).
partido» a la construcción práctica de la reali- También la construcción del espacio social
dad social del sujeto a través de la representa- posibilita constatar, tercer momento metodoló-
ción social o, en palabras de Jodelet, «a la gico, el ent,-amado institucional en el que las
construcción de una realidad común a un con- relaciones de interdependencia entrelos distin-
junto social» (1984, 474). tos elementos —niveles sociales, esferas de sta-
Los problemas teórico-metodológicos se tus, grupos de interés, asociaciones organiza-
resuelven, de acuerdo con los que han trabaja- das, élites científicas o académicas, partidos
do este campo desde distintos puntos de vista políticos, etc.— se formalizan.
y/o perspectivas disciplinares, relacionando Es dentro de este entramado institucional
las representaciones sociales, en primer lugar donde se producen las tipificaciones recípro-
Estructura social y prácticas sociales 173

cas «de acciones habitualizadas por tipos de cionan los datos. Hasta «los data más ricos no
actores» (Berger y Luckmann, 1968. 76) enten- podrían nunca responder completa y adecua-
diendo, siguiendo a Pérez-Diaz, que los actores damente a los interrogantes para los cuales no
reaccionan «ante las situaciones inmediatas y han sido construidos» (Bourdieu, Chambore-
las respuestas de los otros actores, dentro del don y Passeron, 1989, 55). En el sentido pro-
marco de unas tradiciones preexistentes que puesto, la estadística, cuadros de edad, nivel
moldean sus preferencias y sus definiciones de de ingresos, ete, cada prueba empírica, en
la situación». «Por “tradiciones”, sigue el definitiva, sirve a la comprensión de cualquier
mismo autor, entiendo aquel repertorio de ins- determinada red de relaciones sociales.
tituciones (reglas y expectativas), y prácticas Ocurre algo parecido con los indicadores
culturales (esto es, creencias y enunciados nor- sociales. De este modo tomaremos precaucio-
mativos encarnados en rituales, mitos o ideolo- nes a la hora de valorar los distintos indicado-
gías), que ha terminado por formar parte, regu- res sociales. Pues, si bien «el indicador social
lar y esperada, de la vida cotidiana. es (..) el mediador entre la teoría y la realidad
La cultura y las instituciones forman un empírica, es la operacionalización del concep-
entramado, ya que las instituciones son porta- to», si este carácter indicador no viene «deter-
doras, o vehículos, de cultura, a la vez que fun- minado por un determinado modelo teórico,
cionan como mecanismos reforzadores de la sino más bien por un recetario de investigación
misma. Las instituciones, por ello, ofrecen una aplicada» nos encontramos con que «la feti-
estructura de plausibilidad, o de viabilidad, a chización de las técnicas y de la cuantificación
los valores y las creencias» (1993, 21). arruinan dos dimensiones claves del acontecer
Dicho con otras palabras, «las instituciones científico: la decisión de los problemas que
“surgen” en la acción, y una vez surgidas, debemos y queremos investigar, por un lado, y
“gobiernan” por su parte la acción a través de su planteamiento teórico, por el otro, que defi-
normas intemalizadas y obligaciones exter- ne la realidad empírica a investigar y, por
nas» (Luckmann, 1996, 10). En este mismo tanto, sus variables fundamentales» (Pérez-
sentido, entiendo «la sociedad como “produc- Agote, 1989, Pp. 114-115).
to” de la acción y la acción como “producto” Como escribe también Bertaux, «la cuestión
de la sociedad» (Luckmann, 1996, 89) y el de la relación de técnicas no es una cuestión
contenido de la estructura social «tiene que ver técnica» (1993, 25). Nuevamente, quiero
con instituciones, culturas, formas de vida recordar, que desde la teoría propuesta es posi-
social, relaciones sociales; en otras palabras ble comprender las relaciones entre variables.
con la textura real de la vida social tal como la De lo contrario, como escriben Bourdieu,
gente vive» (Bertaux, 1993, 22). Chamboredon y Passeron, «por el hecho de
En definitiva, creo que a) toda acción debe que toda taxonomía implica una teoría, una
ser ubicada en el marco en el que se produce. división inconsciente de sus alternativas, se
Para ello b) es preciso entender la acción como opera necesariamente en función de una teoría
algo que implica un conocimiento práctico del inconsciente, es decir casi siempre de una
funcionamiento de la sociedad. En este sentido ideología» (1989, 69).
c) las estructuras sociales se conciben como Desde esta perspectiva, no se puede olvidar
medio y resultado de las prácticas que consti- que cualquier clasificación social conlíeva la
tuyen los sistemas sociales. Y, finalmente, d) intención de organizar la percepción que los
se ha de considerar siempre la dimensión tem- individuos poseen del mundo social e incluso
poral como intrínseca a cualquier proceso, a «en ciertas ocasiones, pueden organizar real-
cualquier realidad social. mente el mundo mismo» (Bourdieu, 1988a,
La estructura social así entendida remite, en 140). De ahí el gran interés existente a propo-
la práctica sociológica, como afirmaba más sito de la existencia o inexistencia de determi-
arriba, a la construcción de objetos específicos nados grupos pues «es el poder político por
de investigación ejerciendo mecanismos de excelencia: (~) El poder de hacer grupos, de
vigilancia epistemológica con respecto a la uti- manipular la estructura objetiva de la socie-
lización de material elaborado a sabiendas de dad» (Bourdieu, 1988a, 141). A fuer de decir
que cualquier recogida de información coníle- que determinadas clases o grupos existen, se
va una teoría subyacente desde la que se selec- puede conseguir realmente su existencia para

‘TbLu5a
174 Ana Aliende Urtasun

los individuos; o, al otorgarles una legitima- toria oral: Métodos y experiencias. Madrid, Debate,
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