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Semejanzas entre el Barón Ungern-Sternberg y el Estado Islámico.

ACMO

Como el debate sobre la verdadera relación entre el Estado Islámico y la tradición


islámica es una constante polémica que no se resuelve. Los historiadores del siglo XX se
deben estar preguntando por qué nadie habla del Barón Roman Fedorovich von Ungern-
Sternberg.
A principios de los años 20, Ungern-Sternberg levanto un inicial pseudo-estado religioso
ubicado en Ulaanbaatar. Aterrorizó a sus enemigos con ejecuciones públicas y por su
extrema temeridad y crueldad se ganó en apodo de Barón Sanguinario. Proyectó crear un
gran imperio religioso en Asia Central, siguiendo la estela de Gengis Khan, para luego
de fortalecerse en Asia marchar sobre Rusia y liberarla del infierno secular bolchevique.
Su historia es instructiva para cualquiera que trate de entender que es y que no es el Estado
islámico y el trasfondo detrás del mismo.
Como todas las analogías históricas, el paralelo aquí es imperfecto: Ungern-Sternberg era
un budista y Abu Bakr al-Baghdadi es musulmán. Sin embargo el budismo que proponía
y practicaba el Barón era el de los orígenes, el Budismo original, del guerrero Shastriya,
que al igual que el Islam también ha sido falseado por sus muchos de sus seguidores y
gracias al influjo moderno, fueron debidamente democratizados y laicizados de manera
contundente.
Otro paralelismo es el de la guerra en ambos contextos, hace casi un siglo, el caos y la
violencia de la guerra civil rusa que llego hasta Mongolia contribuyo a exacerbar una
versión particularmente brutal de una religión que ahora es mejor conocida por predicar
la paz.
De igual forma las guerras de Afganistán, Siria e Irak ayudaron a radicalizar o más bien,
hicieron que ciertos movimientos volvieran a las raíces mismas del Islam que practicaba
el Profeta y sus compañeros. Un fenómeno conocido mundialmente como
fundamentalismo islámico.
Ungern-Sternberg fue un oficial en el ejército ruso y el descendiente de una larga línea
de la nobleza alemana báltica que había servido al zar. El Barón luchó para los rusos en
la I Guerra Mundial y fue uno de los caudillos del Movimiento Blanco durante la Guerra
Civil Rusa, enfrentando a los bolcheviques al mando de su legendaria División Salvaje
de cosacos. En 1920, cuando el conflicto llego a todo el imperio ruso y se comenzó a
inclinar la balanza a favor de los bolcheviques. Ungern-Sternberg, que estaba en Siberia,
organizó un pequeño ejército de soldados en la llamada División Asiática de Caballería
(Aziatskaja konaja divizija) en la que confluyen una mezcla de todas las tribus y razas,
de los rusos blancos de Europa y Siberia a los mongoles, tibetanos, coreanos, japoneses.
chinos tártaros, buriatos, kirghizes. Este ejercito operaria por todo el año de 1918 en los
territorios orientales de la Siberia, entre el Baikal y la Manchuria y posteriormente se
lanzan a conquistar Mongolia. Ungern decidió combatir con estos la subversión roja
hasta las últimas consecuencias.
De este territorio cercano, enclavado entre Rusia y China, el barón y sus hombres
decidieron replegarse estratégicamente. En Mongolia, sin embargo, se enfrasco en una
lucha en dos frentes no solo con los bolcheviques, sino también las fuerzas chinas en el
control del país.
En el caso del Estado Islámico, eran combatientes suníes que pertenecían a las tribus y
grupos derrotados en la guerra de Irak y luego la de Siria y también amplios sectores del
Baaz iraquí quienes volvieron a sus raíces islámicas, juraron lealtad a un grupo que
después de haber colaborado con Al Qaeda decidió volverse independiente y establecer
un Califato de las profecías. Estableciéndose entre Siria e Irak y tomando ciudades
importantes como Mosul, así como Ungern-Sternberg había planeado retomar Rusia de
los bolcheviques, el Estado islámico planea arrebatar el control de todos los gobiernos
seculares de Medio oriente.
La guerra civil siempre proporciono el contexto y las condiciones necesarias para que
tanto el Barón Ungern, como Al-Bagdadi hoy, llegaran a emplear la violencia extrema y
altamente visible para consolidar su dominio. En momentos en que años de brutalidades
y represiones habían desorganizado y desestabilizado a las poblaciones locales llegan
líderes como Ungern-Sternberg y los del Estado islámico a establecer un Orden y unas
leyes sagradas, que conforme a las tradiciones, es de origen divino y no puede ser alterada
por los hombres y su violación es una ofensa a la divinidad.
Es curioso resaltar que la polémica figura del Barón Ungern-Sternberg sea
paradójicamente tan reivindicada por la corriente secularista-nacional bolchevique de los
eurasiáticos rusistas cuando el Barón prefirió y encontró más lealtad entre los mongoles
que los mismos rusos y demás europeos. Llego a despotricar contra la familia real de los
Romanoff por su inherente corrupción la cual habría permitido que los judíos
bolcheviques llegaron al poder. No es difícil adivinar entonces qué pensaría el Barón ,si
este resucitara, de la Rusia moderna heredera del KGB.
En Mongolia, Ungern-Sternberg ejecuta desertores y reclutas que no cumplieron con sus
expectativas. Las historias de la sed de sangre del barón abundan, y el autor Peter Hopkirk
compilan algunos de los más sensacionales. Los cautivos eran supuestamente enterrados
vivos, quemados en la hoguera, y arrojados a las calderas de los trenes. Un testigo afirmó
que en Ulaanbaatar, el barón condenó a un deshonesto aprendiz de panadero a ser
horneado hasta la muerte en su propio horno. Otro afirmó que el barón colgó tres hombres
acusados de robar brandy sobre la puerta de la tienda que robaron... hasta que el dueño
de la tienda, preocupado por la pérdida de negocios, le rogó retirar los cuerpos.
Según Ossendowski, Ungern quiso fundar en el ejército ruso una Orden Militar Budista.
El Reglamento de la Orden era muy duro, con el celibato absoluto como primera regla.
Luego le seguía la renuncia total a las comodidades de la vida. Estaban absolutamente
prohibidas las drogas y el alcohol. Quien infringía una sola de estas reglas era
inmediatamente colgado. Así logró reunir un grupo selecto de trescientos guerreros,
“dotados de una audacia prodigiosa y una fiereza sin igual”. Ungern-Sternberg soñaba
con una nueva invasión desde Oriente contra la Europa decadente y democrática.
Los biógrafos contemporáneos de Ungern-Sternberg se han esforzado por pintar un
retrato confiable del hombre fuera rumores y fuentes no confiables. Sin embargo, los
resultados hacen muy poco para reivindicar algo fuera de lo real, al tratar de separar el
mito de la realidad. por ejemplo, el historiador James Boyd sostiene que al contrario de
algunos informes, el barón no permitió el saqueo desenfrenado en Ulaanbaatar; realmente
lo previno colgando inmediatamente a los saqueadores. Y Sergius Kuzmin de la
Academia rusa de Ciencias publica tales correcciones notables como, “Ungern mutiló al
doctor Klingenberg no para la muerte de Bayar Gung en Kyakhta, sino para no dar la
asistencia médica a los heridos Chakhars.” La veracidad de un relato especialmente
condenatorio por parte de uno de los oficiales de Ungern-Sternberg, Dmitri Alioshin,
también ha sido muy discutida. Alioshin acusa al barón de azotar a los hombres hasta la
muerte, quemándolos vivos, y de alimentar a los lobos con ellos. Pero Boyd argumenta
que los lobos podrían ser más una figura literaria.
Otra nota historiográfica, ofrecido por Kuzmin en la defensa del barón, captura
vívidamente el horror de la época: Las memorias de Alioshin "describen la historia de
envenenamiento de los heridos en el hospital de campaña por A. F. Klingenberg, como
si fuera ordenado por Ungern. Sin embargo, las memorias de Golubev y A. S. Makeev
proporcionó datos más fiables y detallados: “El Teniente Coronel Laurentz, en nombre
del barón, ordenó al asistente médico Logunov envenenar a los heridos, por lo que fue
fusilado por orden de Ungern”.
Pero incluso los relatos más prudentes, en otras palabras, dejan claro que la crueldad de
Ungern-Sternberg era bastante real. El Conde Hermann von Keyserling cuñado del Barón
dijo de él: «Ungern es el ser más extraordinario que he conocido...está entre el cielo y
en infierno, las leyes de los hombres no le interesan para nada...»
«Hombre de un prestigio excepcional y de un coraje sin límites, era también de una
crueldad despiadada, inexorable hacia los bolcheviques, sus mortales enemigos. De ahí
el sobrenombre que le fue impuesto: el "barón sanguinario". Es posible que una gran
pasión hubiera "quemado" en él todo elemento humano, no dejando subsistir en su
persona más que una fuerza indiferente a la vida y a la muerte.» Julius Evola.
Una de las primeras cosas que hizo después de atacar a Ulaanbaatar fue liberar al líder
budista y ex rey de Mongolia, el Kutuktu o Bogdo Khan, que estaba detenido bajo arresto
domiciliario por los chinos. El Bogd Khan era un miembro de alto rango de la jerarquía
budista tibetana y tenía su propia agenda política de Mongolia, y sintió que el barón le
podría ayudar a avanzar.
Y así, el Bogd Khan dio la bendición oficial a el barón, concediéndole títulos religiosos
y honoríficos de Khan (Emperador), de Tsin Van (Príncipe Mongol) y "Gran Héroe
General, Constructor del Estado", o simplemente "Gran duque heredero de Darjan
Khooshe Chin Wang en la dignidad de Khan." y otorgósele el anillo de esmeralda con la
svástica grabada, como el de Gengis Khan.
En el curso de la invasión a Mongolia, el barón recibió el asesoramiento de los huesos
del oráculo de sus adivinos y un destacamento de guardaespaldas del Dalai Lama. Los
rumores decían que gozaba de la protección divina; una vez mató a un oficial chino y dos
hombres con un sólo un palo de bambú, decían que en lo más recio de los combates solía
sentarse junto a una hoguera, en la línea de fuego, fumando o bebiendo té, sin miedo a
las balas. Una vez setenta y cuatro balas le atravesaron el capote, la montura y las cajas
colocadas a su lado, y ninguna le tocó.
A pesar de la crueldad, la relación entre los mongoles y el barón fue inicialmente
excelentes. Estaban conmocionados y horrorizados por la dureza de su gobierno. Todavía
era su Dios de la guerra y él había liberado a el Bogd Khan de los chinos. Vieron como
su simbolismo se entremezclaba perfectamente con sus mitos budistas. El Barón los veía
como el vehículo para su destino.
Ossendowski nos relata en encuentro entre Ungern von Sternberg y el Bogdo Khan, y la
profecía de este último: “No morireis; reencarnaréis en la forma del ser más elevado
¡Acordaos de esto, dios encarnado de la guerra, Khan de la Mongolia agradecida!
Comprendí que el Buda vivo daba al General Sanguinario su bendición antes de la
muerte”
Ungern-Sternberg baso su lucha contra el comunismo en términos puramente religiosos
(como alguna vez lo harían los Talibán) argumentando que como los bolcheviques,
trataron de destruir la fe misma, estos debían tratarse severamente. El combate contra el
bolchevismo habría sido la señal de una acción más vasta. Según Ungern, el bolchevismo
no era un fenómeno autónomo, sino la última e inevitable consecuencia de procesos
involutivos que se han verificado desde hace tiempo en el seno de la civilización
occidental.(Julius Evola)
Algunas fuentes afirmaron que Ungern-Sternberg previó “un gran estado desde los
océanos pacifico e indio hasta las orillas del Volga”, en que “la sabia religión de Buda
debía dominar al norte y el Oeste”. Dice que pudo haber imaginado igualmente un
“Imperio mongol central” bajo Bogd Khan, donde el budismo tendría el apoyo de un
Kanato Dzungar restaurado en Pekín. En cuanto a la violencia empleada para realizar este
sueño, Alioshin decía que “los profesores budistas del barón le enseñaron sobre la
reencarnación, y firmemente creyó que matando a los débiles les hacia un bien, ya que
serían seres más fuertes en su próxima vida.
Por primera vez en trescientos años, Mongolia era una nación independiente. Se había
creado un estado budista y entronizado un emperador. La piedra de toque del imperio
mongol de Gengis Khan había sido resucitado. Mongolia ahora podría ser limpiado de
chinos, Judios y comunistas. Rusia seria la siguiente.
En 1921, Ungern-Sternberg ha consolidado su dominio en Ulaanbaatar y decidió volver
y liberar a Rusia. Impulsado por una estrategia agresiva e imprudente, el barón se dirigió
a Siberia. Antes de salir, emitió una orden. "[Comisarios, comunistas y Judios han de ser
eliminado junto con sus familias", supuestamente declaró: "Hoy en día sólo una forma
de castigo es aceptable, la muerte por diversos grados."
El destino final de su misión y de su existencia ha sido ya contado en muchos libros y
sitios y no volveremos aquí sobre esto…
Paralelamente, Abu Bakr al-Baghdadi, también conocido como Abu Duaa, Doctor
Ibrahim, Awwad Ibrahim, al-Shabah (El Fantasma), y "El Jeque Invisible". Es de la tribu
Bobadri, que en gran parte se encuentra en Samarra y Diala, que incluye a las tribus
Radhawiyyah, Husseiniyyah y Adnaniyyah, así como, sobre todo, a la tribu Quraysh del
Profeta Muhammad. Una de las cualificaciones clave -históricamente hablando- para
convertirse en Califa es ser un descendiente del Profeta.
Al-Baghdadi es de una familia religiosa que incluye varios imanes y maestros coránicos.
Asistió a la Universidad Islámica de Bagdad, recibiendo una licenciatura, maestría y
doctorado. Su doctorado se centró en la jurisprudencia islámica y la cultura e historia
islámicas. Se toman sus credenciales religiosas para conferir legitimidad a su pretensión
de ser no sólo un líder militar y político, sino también un guía religioso. Esto es algo que
incluso Osama Bin Laden no podría reclamar.
Las personas que conocieron a al-Baghdadi lo describen como misterioso, callado y serio.
Es descrito como alguien con una sonrisa serena en la cara y "tranquilo y dueño de sí
mismo".
El califa al-Baghdadi también puede ser implacable y amenazante, cuando al-Baghdadi
fue liberado de la prisión, dijo al escolta estadounidense que resguardaba las puertas, que
lo iba a ver de nuevo. "Te encontraremos en las calles, en algún lugar, algún día",
amenazó, "ya sea aquí o en Nueva York". Los enemigos no son perdonados u olvidados
por este tranquilo y carismático líder.
Guardando obviamente las épocas y las proporciones es innegable para quien pueda ver
que existe un vínculo metafísico entre el actual Estado Islámico liderado por el Califa y
las experiencias combativas como el intento de recreación de un Imperio en las estepas
de Asia por parte Ungern Kahn. Ambos tienen en común su Fe en lo Trascendente y su
furia guerrera. El ardor combativo es lo principal en este mundo, desde el instinto
predador hasta la furia sobrenatural del berserker.
El Barón aunque comenzó su idea del Imperio en su lucha contra el bolchevismo, hay
que reconocer que también se enfrentó con los "blancos" y como mencionamos
anteriormente llego a reconocer que el zarismo estaba contaminado de iluminismo y
liberalismo, y erró al enfrentarse a otros Imperios como el alemán y el austrohúngaro.
Pero lo más importante es que el Barón reconoció la relevancia de tradiciones más puras
como el Budismo, el Chamanismo e incluso el Islam, Ungern Khan llego a tener contactos
con los representantes del Islam en Asia y su proyecto llego a generar mucho intereses
entre ellos. Entre sus filas hubo creyentes de todas esas creencias, incluyendo cristianos.
También destaca que en su identificación del pueblo seguidor del Mal lo reconoce en el
Judaísmo talmúdico. Su creación de un Estado Guerrero Espiritual surgido de la nada, y
armado y financiado con los despojos de sus propios enemigos, principalmente,
perseguido por todos tiene muchos puntos en común con el Estado Islámico.
Von Sternberg se erigió en Líder Supremo, lúcido, estratega pero implacable y
despiadado como Al Baghdadi este último ha conseguido erigirse en Califa por méritos
propios, bélicos sin lugar a dudas, tal como Ungern Kahn consiguió ser considerado como
una encarnación o avatar del Dios de la Guerra mongol siendo venerado aún hoy día
como un hombre santo. El Califato del Estado Islámico y el Estado Guerrero Espiritual
de Ungern tienen similitudes pero en algo le supera el barón germánico a los yihadistas:
A diferencia de estos, el militar de origen vikingo intentó unificar en un frente común
contra la modernidad a distintas tradiciones y era incluyente no excluyente.
Podemos concluir que incluso cualquier tipo de "salvajismo" puede ser visto con
simpatías si se dirige a los responsables del actual estado de cosas en el que se debate el
mundo. La crisis de valores que está viviendo la civilización moderna tiene su origen no
en los inicios de este siglo, ni siquiera en los inicios del siglo XIX, hace más de 300 años
comenzó la crisis que está desembocando en la desestabilización social, política y
económica de fines del siglo XX y principios del siglo XXI.
El mundo está condenado en los últimos estadios del Kali Yuga a una debacle caótica y
a un mar de sangre, cuanto antes se acelere e intensifique el proceso, más pronto podrá
abrirse una Nueva Edad de Oro.

Bibliografía:
http://www.theatlantic.com/international/archive/2016/02/ungern-sternberg-buddhist-
isis/459327/
http://guerra-de-civilizaciones.blogspot.com/2015/12/la-vida-de-abu-bakr-al-baghdadi-
lider.html
http://juliusevola.blogia.com/2006/091707-ungern-stenberg-el-baron-loco-.-julius-
evola.php
Ferdynand Ossendowski: Bestias, Hombres y Dioses

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