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Alipio Ponce Vásquez

Nació en el distrito de Apata, provincia de Jauja, el 15 de agosto de 1906. Fue hijo


de Emilio Ponce y doña Tomasa Vásquez, modestos campesinos del valle del
Mantaro. Cursó sus estudios de primaria en su tierra natal, y los de secundaria en
el colegio Santa Isabel de Huancayo, la Ciudad Incontrastable.

Al terminar la secundaria, Alipio se dio cuenta de que era imposible realizar su sueño
de convertirse en un profesional en su querido terruño, razón por la cual, muy a su
pesar, dejó su casa para viajar a la capital. Contaba entonces con 18 años.

En Lima, después de pensarlo mucho, optó por ser policía. Ingresó en 1924 como
guardia-alumno a la Escuela de Guardia Civil y Policía, y egresó al año siguiente
con la clase de guardia del Cuerpo de Seguridad de la República. En ese destino,
se inició como guardia de esquina y ascendió hasta sargento primero recorriendo
diversas comisarías de la capital y el norte del país, pero su anhelo estaba puesto
en alcanzar los grados más altos de su institución. Y alado en ese sueño, en 1935
postuló como suboficial a la Escuela de Oficiales de la Guardia Civil y Policía que
hacía apenas siete años había inaugurado el presidente Leguía. Egresó como
alférez del arma de caballería en enero de 1937 y luego pasó a prestar servicios en
distintas unidades en las que puso de manifiesto su seriedad y competencia
profesional en la lucha contra los enemigos de la ley y el orden hasta 1940.

Ese mismo año estalló el conflicto con el Ecuador, país que reclamaba como suyas
las provincias de Tumbes, Jaén y Maynas. Alipio Ponce acababa de prestar servicio
en la provincia de Huanta (Ayacucho). Ni bien terminó de desempacar sus cosas, y
siendo ya teniente, recibió la orden de partir a la frontera del norte al mando de un
destacamento de treinta hombres.

Mientras en la frontera nuestros soldados defendían resueltamente la integridad del


suelo patrio, en Lima y a lo largo de todo el país retumbaba un solo grito: “¡Tumbes,
Jaén y Maynas, ni de vainas!” –cómo no recordarlo: yo entonces cifraba doce años–
. Nunca vi al país más unido. Era un solo puño en el que se traducían la cólera, el
rechazo y las protestas contra las absurdas pretensiones ecuatorianas.

Ya en la frontera, como oficial de la primera compañía que comandaba el entonces


capitán Conrado Ruiz Oliva, Ponce participó decididamente en la Batalla de
Zarumilla, en la que logró importantes éxitos en los encuentros que culminaron con
la toma de Quebrada Seca, Carcabón y Huabillos. En la toma del puesto de
Carcabón, ocurrida el 25 de julio de 1941, Ponce logró, al mando de un puñado de
soldados de ingeniería y policías de su destacamento, y tras una acción de
veinticinco minutos, desalojar a las fuerzas oponentes e izar la bandera nacional. Al
día siguiente, lanzó un sorpresivo ataque contra la posición de Huabillos, que el
enemigo no pudo contener.

Y en ese devenir, el 11 de septiembre de 1941 pereció heroicamente en una


emboscada en la quebrada de Porotillo, Ecuador, cuando se desplazaba a la altura
de la meseta del mismo nombre cumpliendo una misión de reconocimiento. Su
muerte ocurrió cuando se había decretado el cese el fuego y las fuerzas peruanas
habían detenido su avance en territorio ecuatoriano.

Unos días antes le había escrito una carta a su hija, Celia Ponce Jáuregui: “Hija,
cuida de mi madre. Ella es el tesoro más grande que tengo, respétala como a mí
mismo. Cuánto quisiera estar al lado de tu juventud y de mi madre; es un gozo que
no puedo disfrutar porque antes, hija, está mi deber con la patria. Las jornadas son
muy difíciles; tal vez no haya para más. Te quiero. Tu padre, Alipio Ponce”.

Por su actuación en el campo de batalla, el gobierno le concedió el ascenso póstumo


al grado de capitán de la GC. Años después, en 1987, el Congreso de la República,
mediante la Ley Nº 24658, lo declaró héroe nacional y dispuso que sus restos
reposen en la Cripta Nacional de los Héroes de la Patria.

A lo largo del país, monumentos, bustos, parques, colegios, puentes y avenidas,


recuerdan su heroica entrega.

GLORIFICACION A SU INMACULADO PATRIOTISMO

Su valeroso sacrificio en defensa de la patria llego al conocimiento de todos los


peruanos y el mundo, mereciendo la admiración y gratitud de los hombres en
general. El 23 de setiembre de 1941, supremo gobiernos le concede al ascenso
póstumo a la jerarquía de Capitán de la GC, dos años después sus restos fueron
repatriados y sepultados con todos los honores en el cementerio Presbítero
Maestro de Lima en 1966, el pueblo del Callao le tributa un homenaje erigiendo
su busto en el cuartel de la 27ª comandancia que perenniza su nombre.

Por DD.Nro 000134.77, el primer CE: OC Leoncio Prado, el que fue creado el
08 de abril de 1961, cambia de nombre y ostenta el nombre CAP. Alipio Ponce
Vásquez.

El 29 de agosto de 1978, mediante DS Nro. 028-78/IN, lo declara HEROE DE


LA GUARDIA CIVIL Y PATRONO DE LA INSTITUCION debiendo exbirse su
retrato en toda la dependencia de la GC. Igualmente el 24 de abril de 1987, el
congreso de la república, mediante Ley Nro. 24658, lo declara HEROE
NACIONAL, condenado que sus restos sean tratados a la cripta de los
HERORES.

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