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DANIEL

I. Parte histórica
Los primeros seis capítulos son históricos y contienen registros sobre la fe la cual
nos puede inspirar tanto a los de edad o a los jóvenes.
Los últimos seis capítulos son escatológicos y están llenos de visiones proféticas.
Para la interpretación del libro de Daniel debe usarse el método de interpretación
historicista.
1. En la época de Daniel
Daniel significa “Dios es mi juez”
Daniel cuando llegó a Babilonia “propuso en su corazón de no contaminarse”,
Daniel 1:8.
Daniel fue fiel todo el tiempo de su vida y ante cualquier desafío porque se
mantuvo firme en su Dios.
Daniel fue levantado a grandes alturas en el reino de Babilonia y de Persia.
Servía como un gran gobernante, hombre consejero del estado y el profeta de
Dios.
Daniel profetizaba en la capital de Babilonia entre los años 605-586 AC.
2. Los asedios de Babilonia
En el año 602, se dio la caída de Nínive, capital de Asiria.
En el año 605 AC. Fue la batalla de Carquemish, así fue establecido el dominio
Babilónico.
En el 605 AC. Fueron llevados a Babilonia el primer grupo de cautivos judíos, en
el cual estaban Daniel y sus amigos (Daniel 1:1-4)
En el año 597 AC. Un segundo grupo de cautivos fueron llevados a Babilonia (2
Reyes 24:8-16, Ez. 1:1-3)
En el año 586, fue la caída completa de Jerusalén en el cual el templo fue
destruido (2 Reyes 15:1-10).
3. El regreso del cautiverio
En el año 536 AC. Se dio la caída de Babilonia y el primer grupo de judíos
regresan a Jerusalén (Esdras 1:1-5; 2:1-2).
En el año 457 AC. Regresa el segundo grupo de Judíos a Jerusalén (Esdras 7:1-8)
En el año 444 AC. Un tercer grupo volvió a Jerusalén (Neh. 1:1-2:20).
4. El libro de Daniel
El tema central del libro de Daniel es: “Dios es soberano” Dios es el que gobierna
a los reinos de este mundo (Daniel 2:21; 4:17; 32, 34-35; 5:21)
Bosquejo del libro de Daniel
1. La Providencia de Dios en La Historia, 1:1-6:28
a. Vemos la determinación de Daniel para mantener su pureza, 1:1-21
b. El sueño de Nabucodonosor y la promoción dada a Daniel, Dan. 2:1-49 c. Una
fe fuerte frente el fuego dado a Daniel y sus amigos, 3:1-30
d. El segundo sueño de Nabucodonosor y su locura, 4:1-37
e. La escritura en la pared, y la caid́ a de Belsasar, 5:1-31
f. Darió y el foso de los leones, 6:1-28
2. El propósito de Dios en la Historia, 7:1-12:13
a. El sueño de Daniel y las cuatro bestias, 7:1-28
b. El sueño de Daniel y el carnero y el macho cabrío, 8:1-27
c. La oración de Daniel, y la visión de las 70 semanas, 9:1-27
d. El sueño de Daniel sobre los tiempos del fin, 10:1-12:13.
F. “Comer o no comer” (Daniel 1:8)
I. CAPITULO 1
Daniel, el personaje principal, y sus tres amigos: Ananías, Misael y Azarías.
Llevados cautivos a Babilonia, los cuatro personajes fueron sometidos a presión
con el propósito de obligarlos a adaptarse a las costumbres babilónicas; sin
embargo, permanecieron fieles a su Dios y él los recompensó con sabiduría y
discernimiento excepcionales.
II. LA IMAGEN DE NABUCODONOSOR (CAPÍTULO 2)
El versić ulo 1 declara que Nabucodonosor tuvo el sueño en su segundo año,
mientras que el capit́ ulo 1 nos dice que el entrenamiento de Daniel y sus amigos
duró tres años (Daniel 1:5).
Ante su sueño turbador, el rey mando que hacer llamar a los magos, astrólogos y
adivinos en el cual estaba incluido Daniel.
El segundo capit́ ulo nos introduce a la lengua aramea, que Daniel usa desde
Daniel 2:4 hasta el final del capit́ ulo 7.
En el capítulo 8 Daniel vuelve al hebreo. Los arameos del norte de Siria y del
noroeste de Mesopotamia hablaban arameo, una lengua semit́ ica estrechamente
relacionada con el hebreo.
Interpretación histórica del sueño de Nabucodonosor:

“TU ERES AQUELLA CABEZA DE ORO” Daniel 2:38


La cabeza de oro representa Babilonia – gobernó Nabucodonosor desde el año 605
aC. – 562 aC. De acuerdo a Heródoto, los constructores de Babilonia usaron oro

2
en abundancia para ornamentar la ciudad. “En el templo de Babilonia hay un
segundo altar más bajo, en el que una gran figura de Bel hecha de oro se sienta en
un trono dorado, sobre una base de oro y con una mesa de oro a su lado. Se deciá
entre los caldeos que para hacer todo esto se utilizaron más de 22 toneladas de
oro. En el tiempo de Ciro también había en este edificio sagrado una estatua de
oro sólido de un hombre de unos quince pies de alto.
“OTRO REINO INFERIOR AL TUYO” Daniel 2:39
Medo-Persia y Grecia reciben sólo un tratamiento superficial. Daniel se concentra
principalmente en el primero y el último imperios. Medo-Persia (539-331 a.C.) no
me inferior ni en tamaño ni en duración a Babilonia, pero sí me claramente
inferior en lujo, magnificencia y en la complejidad de su civilización.
“EL TERCER REINO DE BRONCE” Daniel 2:39
El tercer reino era Grecia (331-168 a.C.). Alejandro el Grande conquistó Medo-
Persia (336-323 a.C.). Los griegos empleaban comúnmente el bronce en los
negocios (Ezequiel 27:13) y en la guerra. Los soldados griegos se distinguían por
sus armaduras de bronce. Sus cascos, escudos y sus hachas estaban hechos de este
metal.
“EL CAURTO REINO SERÁ FUERTE COMO HIERRO” Daniel 2:40
El cuarto reino era el Imperio Romano (168 a.C. - 456 a.C.). Como artesanos,
podían usar un martillo de hierro para trabajar el oro, la plata y el bronce. Así,
como la profeciá lo habiá predicho, el cuarto reino seriá más fuerte que todos sus
predecesores.
“LOS PIES Y LOS DEDOS, EN PARTE DE BARRO COCIDO DE ALFARERO
Y EN PARTE DE HIERRO”Daniel 2:41
El simbolismo en estos versículos sugiere que Roma, el imperio de hierro, se
dividiría y deterioraría, pero que una forma debilitada y cambiada de este cuarto
imperio continuaría, uniendo así la brecha entre el cuarto reino y el reino universal
representado por la piedra. Al estudiar la historia vemos cómo varias fuerzas
dividieron, desgastaron y transformaron al poderoso Imperio Romano durante
varios siglos. De la unidad polit́ ica más fuerte y unificada del mundo, Roma pasó
a ser la más débil y dividida. En el año 476 d.C. Odoacro, lid́ er de los mercenarios
germánicos al servicio de Roma, depuso al último emperador romano, Rómulo
Augústulo. En los años siguientes, las tribus germánicas que invadieron el norte,
desgastaron el área occidental del Imperio. Aunque el Imperio Romano oriental
continuó por varios siglos más, con el tiempo también fue conquistado y repartido.
De las ruinas del una vez poderoso Imperio Romano surgieron muchas de las
naciones de Europa, unas fuertes, otras débiles, repartidas desde el Mar Negro
hasta el Atlántico.

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III. EL HORNO DE FUEGO (CAPÍTULO 3)
El período de gobierno de Nabucodonosor fue una etapa dorada para Babilonia.
Su reinado constituyó el pináculo del poder y la gloria de Babilonia. En su notable
sueño del capit́ ulo 2, Nabucodonosor habiá visto a su imperio como la cabeza de
oro de la imagen. Ahora en este capit́ ulo lo encontramos haciendo una imagen de
oro. El historiador griego Heródoto (siglo V a.C.) informa que en los diá s de Ciro,
informantes locales le dijeron que "aún habiá en este sagrado recinto una estatua
de oro sólido, de más de seis metros de alto" [Herodoto, i, 183; 1:229]. La imagen
de Nabucodonosor, sin embargo, tenía más de 20 metros de alto y dos de ancho
(Daniel 3:1). Lo más probable es que estaba hecha de madera y cubierta con una
capa de oro. De acuerdo con las medidas dadas en el texto, se tratariá más bien de
una figura grotesca, demasiado delgada para su altura. Por ello algunos intérpretes
conjeturan que los 20 metros incluiá n una base alta o pedestal.
El evento de la llanura de Dura es el primer ejemplo registrado de un gobierno que
trata de obtener la conformidad por medio de la adoración. El rey Nabucodonosor
intentó forzar la adoración de todos, agregándole un decreto de muerte a la
ceremonia de la imagen de oro. Según la profecía, el pueblo de Dios en el tiempo
del fin enfrentará un decreto similar de parte de la Babilonia moderna.
IV. EL JUICIO DE NABUCODONOSOR (CAPÍTULO 4)
El centro de la gloria babilónica era el famoso templo-torre de Etemenanki,
dedicado al dios Marduk. Con una base de cien metros cuadrados, se levantaba a
más de 100 metros de altura. Sólo las dos grandes pirámides de Gizeh en Egipto
sobrepasaban esa altura en el tiempo antiguo.
En 1952, arqueólogos descubrieron en la cueva Nro. 4 de Qumran un fragmento
arameo de una oración de agradecimiento atribuida a Nabonido, ultimo rey de
Babilonia. El texto menciona que el rey tuvo una desagradable enfermedad de la
piel durante siete años, por orden del Dios Altiś imo. Cuando los eruditos
publicaron el fragmento por primera vez, muchos supusieron que se trataba de una
versión anterior de la historia de Daniel 4, y que el libro de Daniel habiá sustituido
el nombre de Nabucodonosor por el de Nabonido. Sin embargo, los eruditos
conservadores creen que este fragmento es, posiblemente, "una versión
distorsionada por el tiempo de la enfermedad de Nabucodonosor, si es que de
hecho no representa alguna enfermedad sufrida por el mismo Nabonido
Daniel 4 revela gráficamente el peligro del orgullo. Nabucodonosor puede ser un
ejemplo extremo, pero el orgullo reside en menor o mayor grado en el amia de
todos los seres humanos, y se manifiesta en un sin fin de maneras. Es vital, por lo
tanto, recordar el consejo inspirado: "La soberbia del hombre le abate; pero al
humilde de espiŕ itu sustenta la honra" (Prov 29:23).
V. LA FIESTA SORPRESA (DANIEL 5)

4
Cuando Ciro estuvo listo para marchar contra Babilonia en el 539 a.C., Nabonido
le hizo frente con sus fuerzas en Opis, en el Tigris, para evitar que cruzara el rió .
Los babilonios, sin embargo, sufrieron una desastrosa derrota, y los persas
pudieron atravesar hasta Sippar, en el Eufrates. Ciro capturó la ciudad el 10 de
octubre del 539 a.C sin ninguna batalla. De acuerdo con la crónica babilónica
Nabonido huyó hacia el sur, mientras que Belsasar, quien había permanecido en
Babilonia, a unos 55 kilómetros al sur de Sippar, permaneció en la capital
confiando en sus fortificados muros. "Fue allí donde, con espiŕ itu de orgullo y
arrogancia y con un temerario sentimiento de seguridad (PR 384), pasó bebiendo
su última noche con sus concubinas y amigos en una orgiá friv́ ola, en la que usó
los vasos sagrados del templo de Salomón (Dan. 5)". Daniel debe haber conocido
a Nabonido, pero no lo menciona por nombre porque no tomó parte en los eventos
del capítulo 5.
El juicio llegó velozmente. Varias fuentes antiguas reportan que los persas se
apoderaron de la ciudad sin una batalla formal." Herodoto, quien escribió unos 80
años después de este evento, explicó cómo penetraron los persas las
aparentemente impenetrables defensas de la ciudad: "Ciro... desviando el río a
través de un canal hacia un lago que hasta ese momento habiá sido un pantano,
hizo fluir la corriente hasta que el antiguo canal pudo ser atravesado. Cuando esto
sucedió, los persas, quienes se encontraban apostados con esas intenciones,
hicieron su entrada a Babilonia por el canal del Eufrates, que se encontraba seco
hasta la mitad de la altura de un hombre. Ahora, si los babilonios hubieran
conocido o sabido de antemano lo que Ciro estaba planeando, hubieran permitido
a los persas entrar a la ciudad y luego los hubieran destruido miserablemente,
porque entonces habriá n cerrado todas las puertas que daban al rió , se habrían
trepado a los muros que le circundaban, para así agarrarlos en una trampa. Pero,
por decirlo de una manera, los persas los tomaron desprevenidos"
VI. DECRETO DE MUERTE (CAPÍTULO 6)
Daniel no sólo sobrevivió a la caid́ a de Babilonia, sino que Darío lo colocó en una
elevada posición de su nuevo gobierno. La Escritura no nos dice cómo supo Darío
acerca de Daniel, pero su servicio a Nabucodonosor y el episodio de la escritura
en la pared debe haber llamado la atención del rey medo. Al reconocer las
extraordinarias habilidades administrativas de Daniel, Darió determinó colocarlo
como su primer ministro.
Lo que capta nuestra atención en este capit́ ulo es la firmeza y la lealtad de Daniel
al enfrentar la muerte
parte profetica
VII. CAPÍTULO 7

5
El extenso panorama profético que describe se le reveló a Daniel en al año 553
a.C., el primer año de la corregencia de Belsasar con su padre Nabonido (Dan.
7:1).
El capit́ ulo se concentra en el poder representado por el sim
́ bolo del cuerno
pequeño.
Las Escrituras emplean símbolos de animales para representar varios gobiernos a
lo largo de la historia. Jeremiá s emplea tanto el león como el águila para
representar a Nabucodonosor (Jer. 49:19-22). En otros lugares, las Escrituras
comparan a Egipto con una becerra (Jer. 46:20), un león (Eze. 32:2), y un
cocodrilo o dragón (Eze. 29:3). La iconografiá egipcia simboliza al rey como un
león en varios sellos y escarabajos. Y gran cantidad de monedas persas del siglo
IV a.C. representan al rey persa victorioso sobre un feroz león. "Uno no puede
escapar a la tentación de considerar estas imágenes particulares como una
referencia vigorosa a la derrota de los babilonios de parte del imperio persa que
los sucedió".
Visión de las cuatro bestias (Daniel 7:1-7)
Según Daniel 7:17, las cuatro bestias representan cuatro reyes o reinos "que se
levantarán en la tierra". Excepto por el detalle añadido del cuerno pequeño en
Daniel 7, las visiones de Daniel 2 y 7 presentan la misma secuencia de reinos y
eventos históricos.

Babilonia: El león alado era un símbolo particularmente apropiado de Babilonia.


Hay leones esculpidos en los muros de la gran calzada procesional hacia la puerta
de Ishtar, al igual que en la puerta misma. También pueden verse en la pared
exterior del salón del trono en Babilonia. En la visión, Daniel vio que sus alas
fueron arrancadas" (Dan. 7:4). Esto indica que luego que Nabucodonosor hubo
completado su vasto plan de conquista y reconstrucción, sus sucesores se
dedicaron, siguiendo la tendencia tiṕ ica del corazón humano, a disfrutar de las
riquezas y el lujo que habiá n heredado.
Medo-Persia: El oso inclinado hacia un lado, con tres costillas en las fauces
representa el Imperio Medo-Persa y su conquista de Lidia (547), Babilonia (539) y
Egipto (525) bajo el liderazgo de Ciro y Cambises. Bajo Darío y Artajerjes, el
Imperio Persa intentó conquistar Grecia, pero los griegos los vencieron en la
batalla de Maratón (490) y nuevamente en Salamis (480) y Platea (479).
Grecia: El leopardo tiene la reputación de ser rápido y ágil. Las cuatro alas son un
símbolo apropiado para la velocidad característica del joven Alejandro, quien
salió en 334 a.C. con 35.000 hombres y quien en diez años estableció el imperio
más grande en la historia del Cercano Oriente hasta ese momento. El leopardo,
según informó Daniel, teniá cuatro cabezas, que en las Escrituras representan
6
gobernantes o gobiernos (Dan. 2:38; Isa. 7:8, 9). Daniel predijo aquí que el
Imperio Griego se fragmentariá en cuatro reinos. La historia nos dice que cuando
Alejandro murió, sus generales comenzaron a pelear entre si.́ De este conflicto
surgieron en 301 a.C. cuatro reinos: Seleuco tomó Asia, desde Frigia hasta la
India; Lisímaco tomó la parte occidental de Asia Menor y Tracia; Ptolomeo se
convirtió en rey de Egipto, y Casandro se colocó a sí mismo sobre el trono de
Grecia y Macedonia.
Roma: El cuarto reino, Roma, fue diferente de todos los demás en que éstos
fueron monarquías, mientras que Roma comenzó con un gobierno no monárquico.
Fundada en el año 753 a.C., la ciudad de Roma desde sus comienzos se convirtió
en república, y durante la era helenística, primero conquistó toda Italia y luego
comenzó a participar en los asuntos helenísticos. Se convirtió en el poder
gobernante cuando en 168 a.C., en la batalla de Pidna, el general romano Emilio
Paulo ganó una victoria total sobre Perseo de Macedonia.
La cuarta bestia teniá diez cuernos (Dan. 7:7). En correspondencia con la Mezcla
del hierro con el barro en los pies y dedos de la imagen, representan las naciones
que surgieron del Imperio Romano y que en gran medida mantuvieron su
civilización. Aunque muchos intérpretes han intentado identificar exactamente
diez pueblos y reinos que descendieron de estos grupos, es mejor tomar el número
diez como una expresión de conjunto (ver Gen. 31:7; Núm. 14:22. 1 Sam. 1:8;
etc.), que indica que se trata de una multiplicidad de paiś es en contraste con el
Imperio Romano. El cuerno pequeño (Dan, 7:8) - Hasta aquí hemos visto que la
cuarta bestia es Roma y que los diez cuernos simbolizan la división del Imperio
Romano en muchas naciones distintas. ¿Pero cuál de estas representa el cuerno
pequeño? La historia de la iglesia indica que hay un sólo poder en la historia que
concuerda con la descripción del cuerno pequeño: la Iglesia Católica Romana.
"De las ruinas de la Roma política, se levantó el gran imperio moral en la 'forma
gigantesca' de la Iglesia Romana". El gran historiador alemán de la iglesia, Adolf
von Harnack, explica que "la Iglesia Romana de esta manera sagazmente se
colocó en lugar del Imperio Romano, del cual es la continuación real; el imperio
no ha muerto, sino que ha sufrido una transformación... la Iglesia Romana es el
viejo Imperio Romano consagrado por el Evangelio". Los tres cuernos que fueron
"arrancados" fueron los pueblos arriá nos de los hérulos, los vándalos y los
ostrogodos. Arrio, un sacerdote de Alejandría, enseñaba que Cristo era un ser
creado. Aunque el Concilio de Nicea (325 d.C.) condenó tal enseñanza, la doctrina
se propagó, y cuando los invasores germánicos se convirtieron al cristianismo,
adoptaron mayormente la forma arriana. El obispo de Roma, por su parte, era un
trinitario que aceptaba la divinidad de Cristo. Daniel 7:8 indica que estos poderes
seriá n arrancados de manera que el papado pudiese desarrollarse y afianzarse. Los
ostrogodos vencieron a los hérulos en Italia en 493. A su vez éstos sucumbieron
ante los ejércitos de Justiniano, el emperador de Constantinopla, en 538, y fueron
totalmente destruidos en 554. Justiniano venció al tercer pueblo, los vándalos, en

7
534. "Fue así como las tres naciones arrianas que se negaron a renunciar a sus
creencias heréticas fueron arrancadas o vencidas, y los otros pueblos arriá nos se
tornaron ortodoxos, lo que dejó al obispo de Roma como el gobernador
indisputable de las naciones y el corrector de los herejes". Podemos ilustrar las
"grandes cosas" que dice el cuerno pequeño con algunas de las declaraciones y
aseveraciones de los papas y los concilios de la Iglesia Católica Romana. En 1894,
época relativamente reciente, el papa León XIII (1878-1903) aseguró en su
encíclica "La reunión del cristianismo" que "nosotros [los papas] ocupamos sobre
esta tierra el lugar del Dios Todopoderoso".10
La visión interpretada (Dan. 7:15-25) Cuando un personaje celestial interpreta la
visión, le dice a Daniel que los santos caerán en las manos del cuerno pequeño
durante tres tiempos y medio, y que el cuerno pequeño intentará cambiar los
tiempos y la ley (vers. 25). La persecución de los cristianos fieles de parte de
dirigentes eclesiásticos a través de la Edad Media es bien conocida en la historia.
Decenas de miles de cristianos inocentes murieron por causa de la Inquisición. En
el Diá de San Bartolomé en 1572, miles de hugonotes murieron en Francia. Esto
hizo que el papa Gregorio XIII diera solemnes gracias al cielo. Aunque nadie
puede en verdad cambiar los tiempos y las leyes de Dios, ocurrió un cambio en el
diá semanal de adoración en el transcurso de los primeros cuatro siglos de la
historia de la iglesia. Para distanciarse del judaiś mo, los cristianos substituyeron
las observancias características de la religión judía tales como la Pascua y el
sábado con el Domingo de la Resurrección y el domingo semanal. El Concilio de
Laodicea (entre 343 y 381), el primer concibo de la iglesia que apoyó la
observancia del domingo, dijo en el Canon 29 que "los cristianos no han de
judaizar y descansar en sábado, sino que trabajarán en dicho diá ; pero honrarán
especialmente el diá del Señor [domingo], y por ser cristianos, no deberán, si es
posible, trabajar en ese día. Si, no obstante, se los encuentra judaizando, serán
separados [en griego, anathema] de Cristo"." Desde entonces surgieron muchas
otras leyes dominicales.
Daniel 12:7 nuevamente menciona el perió do de tres tiempos y medio, o tres años
y medio proféticos, y el libro de Apocalipsis se refiere a esto de varias maneras:

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Una comparación de los textos precedentes muestra que un año profetice tiene 360
días, por lo cual, tres años y medio equivalen a 1.260 diá s profetices o 42 meses
profetices. Según el principio de día por año de interpretación profética, los tres
años y medio profetices o 1.260 días se refieren al período de dominio papal desde
el siglo sexto hasta el fin del siglo XVIII, específicamente al Periodo desde 538
hasta 1798.
En 533, el emperador Justiniano, quien residía en Constantinopla, reconoció al
obispo de Roma como la cabeza de todas las iglesias de oriente y occidente antes
que al patriarca de Constantinopla — quien por estar tan cerca le causaba cierta
molestia. Cinco años más tarde, en 538, el general Belisario liberó a Roma del
sitio de los ostrogodos. Por esto, el reconocimiento formal del obispo de Roma
como "la cabeza de todas las santas iglesias'"2 en términos prácticos no fue
efectivo sino hasta 538. De allí en adelante, comenzando con los francos, las otras
tribus germánicas se tornaron católicas y reemplazaron al emperador del oriente
como el apoyo político del papado.
En noviembre, 1793, la Revolución Francesa abolió el cristianismo y lo reemplazó
con la adoración de la razón. Cerca de cinco años más tarde, el 10 de febrero de
1798, Berthier, general de Napoleón, entró a Roma y tomó preso al papa Pió VI.
Aunque el papado continuó, su poder había decaído, y nunca más ha vuelto a
ejercer el mismo tipo o medida de autoridad que la que tuvo durante los 1.260 diá s
profetices. Aunque durante la Revolución Francesa el papa perdió los Estados
papales, el Congreso de Viena (1815) restauró su poder secular o polit́ ico. Luego,
en 1860, los ejércitos de Vić tor Manuel se apoderaron de los Estados papales (con
la excepción de la ciudad de Roma) y los anexaron a Italia. Diez años más tarde,
9
el 20 de septiembre de 1870, las fuerzas de Víctor Manuel II entraron a Roma y
un año más tarde Roma llegó a ser la capital del reino unido de Italia. El poder
secular y polit́ ico que el papado había ejercido formalmente durante más de mil
años llegó a su fin, y el papa voluntariamente se tomó en "el prisionero del
Vaticano" hasta que recobró su poder temporal al celebrar un concordato con
Mussolini en 1929.
VIII. EL JUICIO PREVIAMENTE AL ADVENIMIENTO (CAPÍTULO 8-
12)
Presentación del cumplimiento de las profecías de Daniel 8-12

Así, de lo que ha sido dicho hasta aquí podríamos concluir que


La conversión de Constantino (313.)fue el punto de partida que permitió a la
cristiandad convertirse en la religión oficial del imperio romano;
La ciudad de Dios de Agustín proveyó el ideal filosófico que inspiró al papado en
la construcción de un poder temporal para conquistar el mundo;
La conversión de Clodoveo I abrió las puertas para la unificación político-
eclesiástica que necesitaba apoyar las pretensiones católico romanas durante la
Edad Media; y la guerra de Clodoveo y su victoria final sobre los visigodos
arrianos, en el 508, representa un paso sumamente importante en proporcionar un
ejército efectivo a la iglesia católica romana para el castigo de los así llamados
"herejes".

10
Así, de acuerdo con el trasfondo histórico el año 538 marca el comienzo de los
1260 años:
El papa Símaco - que a veces se sometía al rey arriano hereje Teodorico – se
consideraba superior a este, e incluso fue llamado "juez en lugar de Dios" y
"vicerregente del Altísimo.
Justiniano I llamó al papa "la cabeza de todas las iglesias“ y legalizó oficialmente
la supremacía eclesiástica del papa, y Fue solamente en el año 538 que la ciudad
de Roma llegó a estar libre del dominio de cualquier reino arriano "herético", y la
iglesia romana fue capaz de desarrollar más efectivamente su supremacía
eclesiástica.
Durante el tiempo de Constantino, la cristiandad recibió la libertad de adoración, y
se convirtió en la religión oficial del estado. Los emperadores que le sucedieron
trataron más y más de hacer del cristianismo la religión exclusiva del estado.
Después del saqueo de Roma por los visigodos en el 410, Agustín escribió su
famosa obra La ciudad de Dios en la cual él bosquejó “el ideal católico de una
iglesia universal controlando un estado universal”, proveyendo “la base teórica
para el papado medieval”. La conversión de Clodoveo, rey de los francos, fue un
evento muy significativo conducente a la unificación de la Europa occidental para
apoyar al papado durante la primera parte de la Edad Media. Y la guerra de
Clodoveo contra los visigodos arrianos, y su victoria sobre ellos en el año 538,
representó un paso importante en la provisión de un ejército efectivo para que la
iglesia católica romana sea capaz de castigar a los llamados “herejes”.
A pesar del hecho de que el papa Símaco fue grandemente acusado, y tuvo que
someterse a sí mismo al juicio del rey arriano hereje Teodorico, él se consideró a
sí mismo superior al gobernante secular, e incluso fue llamado “juez en lugar de
Dios”, y “vicerregente del Altísimo”. Aunque en el 533, Justiniano, emperador
del imperio bizantino, ya había reconocido la supremacía eclesiástica del papa
cuando él lo llamó “cabeza de todas las iglesias santas”, y, al año siguiente (534),
tal reconocimiento fue oficialmente legalizado en la segunda edición del Codex,
fue solamente en el 538 que la ciudad de Roma fue capaz de desarrollar más
efectivamente su supremacía eclesiástica.
El presente estudio sugiere que si aislamos los eventos del 508 y 538 de sus
contextos históricos, pareciera no haber justificación plausible para la aceptación
de tales fechas como los puntos de partida para los períodos proféticos de los 1290
y 1335 años, y también de los 1260 años. Sin embargo, si consideramos esas
fechas a la luz del desarrollo histórico de la supremacía papal, hay razones
convincentes para aceptar el año 508 como el punto inicial de los períodos de
1290 y 1335 años, y el 538 como el comienzo de los 1260 años.

11
ALGUNAS CONSIDERACIONES BREVES EN TORNO A LOS AÑOS 508
Y 538 DC EN SU RELACIÓN CON EL ESTABLECIMIENTO DE LA
SUPREMACÍA PAPAL.
Una de las principales características de la teología adventista del séptimo Día es
el entendimiento historicista de las profecías apocalípticas de las Escrituras, con
su denominado principio de interpretación de “día por año”. Basados en la noción
de que cada día profético representa a un año literal, las 70 semanas de Daniel
9:24-27 han sido vistas como 490 años; los 1260 días de Apocalipsis 11:3 y 12:6
(ver también Dan 7:25; 12:7; Apo 11:2; 12:14; 13:5), como 1260 años; los 1290
días de Daniel 12:11, como 1290 años; los 1335 días de Daniel 12:12, como 1335
años; y las 2300 “tardes y mañanas” de Daniel 8:14 (RSV), como 2300 años.
Los adventistas del séptimo día han considerado tradicionalmente tanto los 1290 y
los 1335 años como comenzando en el 508, y los 1260 años como iniciándose
treinta años después en el 538. La referencia principal de las fechas para estos
cálculos ha sido el año 1798, cuando el papa Pío VI fue aprisionado y llevado a
Francia, donde murió en exilio. Restando 1260 años de 1798, los intérpretes
adventistas llegaron al 538. Luego restando los 1290 años del año 1798, ellos
retrocedían al 508. En tanto que los 1290 años han sido considerados como
finalizando al mismo tiempo que los 1260 años en 1798, los 1335 años han sido
considerados como continuando por unos 45 años más, hasta 1843-1844.
Aunque el año 1798 parece estar bien establecido por el aprisionamiento del papa,
la importancia del 508 y 538 ha sido cuestionada por varios intérpretes críticos
que consideran esas fechas como carentes de cualquier significado histórico
mayor. De hecho, si alguien aísla esas fechas de su trasfondo histórico respectivo,
no les queda mucho significado a ellas. Sin embargo, si se las mantiene dentro del
contexto mayor del proceso en desarrollo del establecimiento de la supremacía
papal, las fechas bajo consideración pueden tornarse importantes como
expresiones culminantes de ese proceso.
Algunas perspectivas históricas valiosas para estas fechas son proporcionadas en
la obra de Uriah Smith, The Prophecies of Daniel and the Revelation (1844) y en
la tesis de C. Mervin Maxwell titulada, "An Exegetical and Historical
Examination of the Beginning and Ending of the 1260 Days od Prophecy with
Special Attention Given to A.D. 538 and 1798 as Initial and Terminal Dates"
(1951). Pero al parecer esas investigaciones podrían todavía ser enriquecidas
teniendo en cuenta una perspectiva histórica más amplia.
Este artículo proporciona un repaso breve del trasfondo histórico que pueda
permitimos ver más claramente el grado de validez de las fechas 508 y 538 en el
contexto de la interpretación profética. Debido a las limitaciones en espacio y
tiempo, el estudio trata solamente con los desenvolvimientos históricos principales
relacionados con el asunto bajo consideración. Las fuentes históricas usadas en
este artículo son mayormente las asequibles en el inglés. Una investigación

12
mayor podría incluir otras fuentes asequibles en latín, alemán y francés, y algunos
otros idiomas.
TRANSFONDO HISTÓRICO AL 508
Los eventos históricos no pueden ser analizados apropiadamente sin reconocer los
desenvolvimientos previos que los trajeron a la existencia. Es evidente, por lo
tanto, que ningún criticismo serio puede hacerse para la aceptación de los años
508 y 538 sin tomar en consideración algunos movimientos históricos previos
hacia una unión entre la iglesia y el estado, y el crecimiento de la autoridad
temporal del obispo de Roma. El trasfondo histórico para el 508 incluye eventos
mayores como la conversión de Constantino, la publicación del libro de Agustín
De Civitate Dei (La ciudad de Dios), y la conversión de Clodoveo.
LA CONVERSION DE CONSTANTINO
Analizando la historia de los primeros siglos de la iglesia cristiana, uno puede ver
la conversión de Constantino en el año 312, no solamente como un hito en las
relaciones entre la iglesia y el estado, sino también como un completo cambio en
el estado del cristianismo. Habiendo sido perseguido a lo largo de su historia
anterior, el cristianismo de inmediato recibió una tolerancia limitada mediante un
edicto imperial en el 311. Pero fue el Edicto de Milán, promulgado por el
emperador Constantino y Licinio en el 313, que dio a los cristianos la completa
libertad de adoración.
Durante los pocos años siguientes las muchas propiedades confiscadas le fueron
restauradas a la iglesia, el “día del sol” (domingo) fue impuesto como un día de
adoración y descanso, y Constantino tomó muchas otras decisiones importantes,
yendo incluso hasta el punto de asumir “una posición de liderazgo teológico en
Arles en el 314 y en Nicea en el 325, cuando él propuso arbitrar las controversias
entre los donatistas y los arrianos”.
Cuando Constantino movió la capital del imperio de Roma a Constantinopla en el
330, el obispo de Roma fue dejado solo “por grandes períodos de tiempo, y la
gente de esa área comenzó a mirar en él un liderazgo tanto temporal como
espiritual cuando quiera los enfrentaba una crisis”.
A pesar del hecho de que Constantino jamás resignó su posición como Pontifex
Maximus, sumo sacerdote de la religión pagana, sus decisiones fueron realmente
“un gran punto de cambio en la historia de la cristiandad. De acuerdo con Daniel
Walter, “aunque antes del 313 era difícil ser un cristiano, después de esa fecha era
fácil serlo”.
El proceso de conceder privilegios a la iglesia fue continuado por los emperadores
posteriores. El título de Pontifex Maximus no fue más usado por el emperador
Graciano. En el 380 y 381 Teodosio I formuló algunos “edictos que hicieron del
cristianismo la religión exclusiva del estado", y cualquiera que adoptara "cualquier
otra forma de adoración debería sufrir castigo por parte del estado". Mediante el

13
edicto de Constantinopla, en el 392, los cultos paganos fueron considerados
ilegales. Por lo tanto, el cristianismo llegó a ser finalmente la religión del estado,
y comenzó a perseguir al paganismo de la misma manera como el paganismo lo
había perseguido antes.
LA CIUDAD DE DIOS DE AGUSTÍN
Al mismo tiempo que la iglesia romana se tornaba más y más poderosa, el imperio
romano iba enfrentando una debilidad interna creciente. Conciente de esta
realidad, en el 401 Alarico invadió Italia con los visigodos. Puesto que las
autoridades romanas no eran más capaces de levantar suficientes reclutas militares
para detener las invasiones de esos pueblos bárbaros, los visigodos saquearon
Roma en el 410. Que la Roma "eterna", la amada de los dioses, fuera tratada de
esa manera podía ser interpretada por los paganos únicamente como una deserción
de sus dioses antiguos, cuya adoración había sido puesta fuera de ley desde el 392.
En respuesta a este cargo, Agustín escribió, entre el 413 y el 426, su famoso libro
De Civitate Dei (La ciudad de Dios). Aunque el libro fue originalmente escrito
para resolver un problema específico de ese tiempo, su influencia sobre la historia
de la iglesia cristiana va más allá de su propio tiempo. Thomas Merton enfatiza el
hecho que "el concepto de historia de San Agustín es el concepto sostenido por la
iglesia católica, y por toda la tradición católica".
Los historiadores concuerdan que Carlomagno encontró en La ciudad de Dios de
Agustín una inspiración, para el imperio cristiano que él esperaba revivir en el
mundo cambiado del siglo octavo". R. W. Collins va más allá diciendo que
"indudablemente fue la Ciudad de Dios que proveyó la teoría del poder temporal
del papado con su pretensión de dominio del mundo" .Y L. P Qualben explica,
que:
… la "Ciudad de Dos" ejerció una influencia profunda sobre la cristiandad
occidental. Ella formó el trasfondo religioso para la teoría del papado medieval.
La curia romana de la Edad Media en realidad se transformó de Civitas Dei en la
Ciuitas Terrena, representada por el imperio eclesial visible regido por el obispo
de Roma. La "Ciudad de Dios" también acentuó la distinción aguda entre lo
sagrado y lo secular que todavía tiene tanta influencia en la civilización
occidental.
LA CONVERSION DE CLODOVEO
Las invasiones de las tribus bárbaras trajeron no solamente un problema político al
imperio romano sino también muchas dificultades a las pretensiones del obispo de
Roma. Además de la tarea de convertir muchas tribus del paganismo, había
también el problema de convertir a los visigodos y lombardos del arrianismo al
cristianismo ortodoxo.
Sin embargo, un evento muy significativo ocurrió hacia fines del quinto siglo. En
el año 493 Clodoveo 1, rey de los francos, se casó con Clotilde, una princesa

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católica de Burgundia. Aunque él permitió que sus hijos fueran bautizados, él
mismo dudó en abjurar "la fe de sus antecesores". Pero él vio también a la iglesia
católica romana convirtiéndose en "el gran poder eclesiástico de los tiempos
venideros", y él fue confrontado con una pregunta esencial: ¿Debería su gran
poder político crecer "en alianza con este otro poder o en oposición a él?”
De manera similar a Constantino, Clodoveo comenzó a percibir "qué poder podría
ganar abrazando el cristianismos y, durante una batalla con los alemanes, él juró
aceptar al Dios de Clotilde y convertirse en cristiano si él ganaba la victoria. A
consecuencia de su victoria, en el día de Navidad del año 496 él fue bautizado
"con más de 3000 de sus guerreros, por San Remo, obispo de Reims", quien dijo
las muy conocidas palabras: "Inclina tu cabeza en humildad, oh sicámbrico; adora
lo que tú has quemado y quema lo que tú has adorado".
Según E. E. Cairns, "la aceptación formal del cristianismo por Clodoveo iba a
tener efectos de! muy largo alcance en la historia de la iglesia". H. Rosenberg
declara que la "conversión de Clodoveo puso los fundamentos para una alianza
importante entre el papado y los francos". Es evidente que "esto no significaba
que el papa “inmediatamente tuvo una gran influencia en su política real", pero las
bases fueron puestas en este tiempo porque "fueron únicamente los francos de
todas las tribus germanas quienes llegaron a ser un poder amplio en la historia
general de la edad media".
E. Emerton declara que:
... el papa estuvo por consiguiente rebosante de alegría al oír que el nuevo
converso franco había tomado su forma de creencia cristiana. Él estaba dispuesto
a bendecir cada empresa de ellos como la obra de Dios, si solamente podría ser
contra los arrianos paganos. Así, tan pronto como el año 500 se inició un
entendimiento entre el papado romano y el reino franco que iba a madurar una
alianza íntima y avanzar mucho más hacia la formación de toda la historia futura
de Europa.
Para W. J. Courtenay, "su conversión convirtió automáticamente a las guerras
de Clodoveo en guerras santas contra los herejes e incrédulos. Gwatkin y Withney
explican que los obispos de la iglesia romana ejercieron la influencia más
poderosa para apoyarlo en su lucha contra las tribus bárbaras paganas, e incluso
contra los que se adhirieron a la herejía arriana. Con semejante apoyo sus guerras
asumieron el carácter de guerras de religión -cruzadas, para usar el término de
tiempos posteriores"
EL AÑO 508
En el año 507 Clodoveo declaró la guerra a los visigodos. Él era el agresor, y para
él, "era una guerra de religión, para librar a las Galias de los herejes arrianos". El
reunió sus tropas y les dio una poderosa arenga. "Me apena que estos arrianos
posean una parte de Galia. Marchemos, con la ayuda de Dios, y reduzcamos su

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país a sujeción". Indudablemente, "el elemento religioso fue muy poderoso en esta
guerra", “sobre las cuales, hablando humanamente, la ocurrencia frecuente de los
credos católicos o los arrianos dependía la Europa occidental". Después de su
victoria, en el año 508, Clodoveo recibió honores especiales de Roma. Según
Augusto Dumas:
En el 508, mientras retornaba de esa conquista, Clodoveo vino a Tours
ofreciendo sus regalos a San Martín. Él vio viniendo una embajada de
Constantinopla. Él recibió, según Gregorio, de Tours, del emperador Atanasio, el
diploma de cónsul. En la basílica de San Martín, él mismo se vistió con una
túnica púrpura, el clámide, y puso sobre su cabeza una diadema. Luego,
cabalgando un corcel, él arrojó algunas piezas de oro y plata a la gente congregada
en el camino. De allí en adelante, él fue llamado cónsul y Augusto". (Hist. Franc.
ii, 38).
En realidad, Clodoveo "aparece como uno de los grandes espíritus creadores que
dio una nueva dirección a las corrientes de la historia”. Él "fue el fundador de la
primera monarquía bárbara que fue plenamente capaz de resistir exitosamente los
últimos embates de invasión y perdurar por varios siglos", y que "se convirtió en
un defensor ardiente del papado durante los inicios de la Edad Media".
Víctor Duruy enfatiza muy bien el rol importante jugado por Clodoveo como un
gran unificador. El dice:
Clodoveo fue el primero en unificar todos los elementos de los cuales el nuevo
orden social iba a ser formado -a saber, los bárbaros- a quienes él los estableció en
el poder; la civilización romana, a la cual él rendía homenaje recibiendo la
insignia de patricio y de cónsul del emperador Atanasio; y finalmente, la iglesia
católica, con la cual él formó esa alianza fructífera fue luego continuada por sus
sucesores. El concilio de Orleans había sancionado esta alianza reconociendo a
Clodoveo como protector de la iglesia, cuyas inmunidades él las confirmó en este
mismo concilio. El papa ya le había escrito a él: "El Señor ha provisto las
necesidades de la iglesia dándole como su defensor a un príncipe armado con el
yelmo de la salvación: sé tú siempre para ella una corona de hierro, y ella te dará
la victoria sobre tus enemigos”.
George B. Adams también enfatiza el hecho de que Clodoveo:
los trajera a unión al romano y al germano en términos de igualdad, cada uno
preservando las fuentes de su fortaleza, para formar una nueva civilización. Él
fundó un poder político, que iba a unificar a casi todo el continente a sí mismo,
traer a su término el período de las invasiones. Él estableció una alianza estrecha
entre las dos grandes fuerzas controladoras del futuro, los imperios, que
continuaron la unidad, que Roma había creado, el imperio político y el
eclesiástico.

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El mismo autor explica el significado eclesiástico de semejante alianza con la
siguiente declaración:
Es probable que el imperio franco podría haberse formado sin esta alianza. Es
posible, también, que la organización de una iglesia común podría haberse creado
para todas sus partes, pero habría sido imposible para una iglesia tal haber
realizado el trabajo -tan importante fuera de los vínculos francos como dentro de
ellos- lo cual la iglesia católica consumó.
Así, de lo que ha sido dicho hasta aquí podríamos concluir que :
la conversión de Constantino fue el punto (le partida que permitió a la cristiandad
convertirse en la religión oficial del imperio romano;
(2) La ciudad de Dios de Agustín proveyó el ideal filosófico que inspiró al
papado en la construcción de un poder temporal para conquistar el mundo;
(3) la conversión de Clodoveo I abrió las puertas para la unificación político-
eclesiástica que necesitaba apoyar las pretensiones católico romanas durante la
Edad Media; y la guerra de Clodoveo y su victoria final sobre los visigodos
arrianos, en el 508, representa un paso sumamente importante en proporcionar un
ejército efectivo a la iglesia católica romana para el castigo de los así llamados
"herejes".
Por lo tanto, lo que sucedió en el año 508 puede ser visto como uno de los
pasos más importantes del proceso largo de las pretensiones temporales de la
iglesia católica romana, que encontró su culminación en las grandes persecuciones
de la Edad Media.
TRANFONDO HISTÓRICO HASTA EL AÑO 538
Muchos pasos importantes están involucrados en el proceso a través del cual el
papado llegó a ser más y más poderoso. Teniendo en mente lo que se ha
mencionado previamente, ahora consideraremos más específicamente algunos
eventos importantes que acontecieron desde el comienzo del siglo sexto hasta el
año 538. De significancia especial fueron las pretensiones del papa Símaco y el
apoyo político religioso provisto por el emperador Justiniano I.
EL PAPA SÍMACO
En el período inicial de la iglesia cristiana, todos los obispos tuvieron casi la
misma autoridad. Pero "entre el 313 y el 450 el obispo romano llegó a ser
reconocido como el primero entre iguales"- Con el ascenso de León I al trono
episcopal en el año 440, el obispo de Roma comenzó a reclamar su supremacía
sobre los otros obispos. Algunos de los obispos romanos de la última mitad de
siglo V fueron hombres fuertes, y "no perdieron la oportunidad de aumentar su
poder".
Alrededor del cambio de los siglos V a VI, el papa fue "acusado con muchos
crimina" siendo acusado incluso de "adulterio" y de "despilfarrar la propiedad de

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la Iglesia”. Las acusaciones fueron llevadas ante el rey arriano herético
Teodorico, quien convocó, con la aprobación del papa, un sínodo en el año 501
para tratar el caso. Aunque algunos argumentaron "que el obispo romano no
podía ser juzgado por nadie, incluso si él fuera culpable de crímenes tales como
aquellos con los cuales era acusado Símaco", el problema no fue resuelto
inmediatamente. Sin embargo, finalmente los miembros de un sínodo realizado en
el año 503 "demandó que los oponentes y acusadores del papa debían ser
castigados, lo cual él mismo saludó con grandes gritos de júbilo". Teodorico, el
rey de los ostrogodos, que había estado muy involucrado en resolver el problema,
mandó entonces que todas las iglesias en Roma deberían abdicar a favor de
Símaco, y él solamente debería ser reconocido como obispo de esta ciudad".
A pesar del hecho de que esas discusiones trataban más específicamente sobre la
probidad moral personal de Símaco al ocupar el trono papal, el punto principal de
la autoridad papal también estaba implicado: ¿Podía ser juzgado un papa por un
rey o por los otros obispos?
Contestando semejante pregunta había por lo menos un adulador infame y
extravagante de Símaco", llamado Ennodio, que podía ir incluso hasta el punto de
mantener "que el pontífice romano estaba constituido para juzgar en lugar de
Dios, ya que él estaba como vice-Regente del Altísimo".
Aunque Símaco mismo reconoció que él obedecía “a los poderes de la tierra
cuando ellos se confinaban a si mismos a su esfera", él era también capaz de
condenar al emperador por “apoyar la herejía” enfatizando su propia superioridad
sobre el gobernante:
EL EMPERADOR JUSTIMIANO
Justiniano I llegó a ser emperador único del segmento oriental del imperio
romano, conocido como el imperio bizantino, en el año 527. Sus ideales políticos
y eclesiales son definidos muy bien por Daniel D. McGarry en la siguiente
declaración:
Él estaba inspirado por dos proyectos grandes: (1) restaurar el imperio rornano
alrededor del Mediterráneo occidental, y (2) restablecer la unidad en la iglesia
cristiana. La primera meta requería la reconquista del Mediterráneo occidental; la
segunda, la erradicación de la herejía en Egipto y en Siria”.
Pero Justiniano no vio esas metas como divorciadas la una de la otra. En realidad,
él percibió que la uniformidad en los asuntos seculares podría suceder solamente
con "la misma uniformidad en los asuntos de la fe". Por lo tanto, “Justiniano
deseó reunir todas las ramas de la iglesia cristiana v abolir todas las herejías".
Según James Bryce:
él no solamente lo hizo, como varios soberanos lo hicieron, orgulloso de sí
mismo sobre su ortodoxia, él tuvo gran confianza en sus propios poderes como un
teólogo, y tomó una parte activa en todas las controversias de la época. Siendo un

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estudioso diligente de algunas pretensiones literarias, él escribía y leía de buen
grado sobre tópicos teológicos.
Algunas decisiones eclesiásticas muy significativas fueron tomadas por
Justiniano. Como un "paladín de la ortodoxia", él "proscribió con rudeza tanto al
paganismo como a la herejía". R. W Collins explica que:
los devotos de las deidades paganas fueron privados de todos sus derechos
civiles; por lo tanto ellos no podían tener un oficio público, dejar en testamento
sus propiedades, o testificar en una corte legal. La pena de muerte estaba
decretada contra aquellos que practicaban secretamente un culto pagano o, una
vez convertidos, volvían a su antigua fe. Los hijos de padres paganos debían ser
arrancados de ellos, bautizados, e instruidos en la religión cristiana. Todos los
templos restantes debían bien ser convertidas en iglesias cristianas o destruidas.
Con un golpe final contra el paganismo, la Academia en Atenas, e1 último refugio
de la filosofía pagana, fue cerrada [el año 529), sus profesores fueron dispersados,
y sus propiedades confiscadas.
Percibiendo la "unidad de fe en un estado bien organizado como la unidad política
esencial", Justiniano hizo un trabajo incomparable como "un codificador y
consolidador de las leyes pre-existentes" y como un legislador, preparando
"nuevas leyes", que fueron incorporadas en su famoso Corpus Juris Civilis. Esta
obra incluye no sólo leyes civiles, sino también eclesiásticas, mediante las cuales
la supremacía eclesiástica del papa fue legalizada oficialmente.
En la segunda edición de su Codex, que apareció e116 de noviembre del 534,
aparece una carta escrita por Justiniano al papa Juan II en el 533, en la cual él
reconocía al papa como "la cabeza de todas las iglesias santas”. Justiniano
comienza la carta con las siguientes palabras:
Justiniano, victorioso, pío, feliz, renovado, triunfante, siempre augusto, a Juan,
patriarca, y santísimo arzobispo de la alegre ciudad de Roma:
Con honor a la sede apostólica, y a su santidad, que es, y siempre ha sido
recordada en nuestras oraciones, tanto hoy y formalmente, honrando su felicidad,
como es apropiado en el caso de quien es considerado como un padre, nosotros
nos apresuramos a traer al conocimiento de su santidad lo relacionado a la
condición de la iglesia, como siempre hemos tenido el más grande deseo de
preservar la unidad de su sede apostólica, y el remanente sin disturbio u oposición.
Por lo tanto, hemos ejercido por nosotros mismos unir a todos los sacerdotes del
oriente sujetarlos a la sede de su santidad, y por tanto los asuntos que se han
suscitado hasta el presente, aunque ellos son manifiestos e indudables, y, de
acuerdo a la doctrina de su sede apostólica, son observados con firmeza
constantemente y predicados por todos los sacerdotes, hemos considerado todavía
necesario que ellos debieran ser traídos a la atención de su santidad. Por cuanto
no sufrimos nada que tenga referencia al estado de la iglesia, aun cuando lo que
cause la dificultad pueda ser claro y libre de duda, para ser discutido sin ser traído
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al conocimiento de su santidad, porque usted es la cabeza de todas las iglesias
santas, pues nosotros emplearemos en cada manera (tal como ya ha sido
establecido), la incrementación del honor y la autoridad de su sede.
Es también importante ver la manera cómo el papa mismo enfatizó su propia
autoridad en una carta escrita a Justiniano:
Juan, obispo de la ciudad de Roma, al más ilustrísimo y misericordioso hijo
Justiniano.
Entre las razones conspicuas para orar por su sabiduría y gentileza, al más
cristiano de los emperadores, y al que irradia luz cual una estrella, es el hecho de
que mediante el amor del Padre, y movido por el celo de la caridad, usted,
entendido en la disciplina eclesiástica, ha preservado reverencia por la sede Roma,
y ha sujetado todas las cosas a su autoridad, y les ha dado unidad. El siguiente
precepto ha sido comunicado a su fundador, es decir, al primero de los apóstoles,
por boca del Señor, diciendo: "Apacienta mis corderos”.
Esta sede es ciertamente cabeza de todas las iglesias, tal como lo aseveran las
leyes de los padres y los decretos de los emperadores y las palabras de su más
reverenda piedad lo testifican.
En el mismo año (533), Justiniano promulgó un edicto contra todos los herejes".
También en el 533, se concluyó una paz entre los romanos y los persas, y los
celebrados filósofos paganos, que se refugiaron entre los persas después que
Justiniano decretó el cierre de su escuela en Atenas (529), "desaparecieron
gradualmente en las escuelas públicas y seminarios de aprendizaje, los cuales
dejaron en su totalidad, de estar bajo su dirección".

Una de las mayores evidencias del interés de Justiniano en los asuntos de la iglesia
se pueden ver, sin embargo, “en los edificios que él erigió a lo largo de todo el
imperio”. El más grande de ellos fue la iglesia de Hagia Sophia, o la iglesia de la
sabiduría santa, que fue designada para ser el símbolo visible del poder imperial",
y "del cual el mismo emperador se consideró como el representante terrenal”.
Erigida en Constantinopla, y dedicada en el día de Navidad del 537, este edificio
ha sido considerado como “el monumento más magnificente del are bizantino de
la época”, y “el edificio más importante en la historia del arte cristiano”.

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