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Seguridad ciudadana

La no ejecución del presupuesto asignado y la falta de políticas serias

Introducción

En los últimos años, la población boliviana continúa siendo sacudida por una ola de delitos con
altos grados de violencia, lo que ha generado que la percepción de inseguridad y el temor de la
población alcance niveles elevados, sin embargo, no se puede afirmar que el crimen organizado
está presente en su máxima expresión.
La inseguridad que se siente a diario y que es una de las mayores preocupaciones de la
ciudadanía, es, sin duda alguna, el resultado de la falta de políticas serias y adecuadas sobre
seguridad ciudadana de los diferentes gobiernos de turno de los últimos años, lo que ha causado
enorme preocupación en el actual Gobierno, que ha decidido luchar frontalmente contra la
delincuencia.
En ese sentido, el Gobierno del presidente Evo Morales, preocupado por el incremento de los
índices delictivos, ha promulgado la Ley 264 del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana, en la
que se determina que las Entidades Territoriales Autónomas deben asignar recursos económicos
del IDH a seguridad ciudadana, cuyo resultado es que para la gestión 2016, gobernaciones y
municipios destinen más de 700 millones de bolivianos para equipamiento e infraestructura de la
Policía Boliviana Nacional, lo que permitirá mejorar sus actuales condiciones.

Bolivia se ubica en el puesto 114 de 127 países en el primer Índice Internacional de Seguridad y Policía,
presentado hoy en Ginebra. Éste mide la eficiencia de los cuerpos policiales y el resultado en términos
de seguridad ciudadana.

ESTRUCTURA CONCEPTUAL DE LA SEGURIDAD CIUDADANA. PROBLEMAS


QUEAFECTAN LA SEGURIDAD CIUDADANA
Concepto: se entiende por seguridad a la exención de peligro o daño, que consiste
encontrarrestar el peligro mediante un equilibrio entre fiabilidad y riesgo aceptable. La
seguridad es la base principal para el desarrollo de los pueblos, sociedades y naciones,
la nueva concepción del neoliberalismo con su teoría de la globalización, ha sidoacompañado con
un crecimiento de una cultura del delito. En la actual situación en laque vive el mundo y en
cualquier otra parte no puede haber civilización sin seguridad,así como no puede existir un
Estado-nación sin seguridad, por tanto, no puede existirdesarrollo sin seguridad.La seguridad
es un término que estuvo unido siempre a la concepción de Estado-nación,emergiendo sobre
todos los conceptos, la seguridad de Estado por encima de laseguridad individual de las
personas. Desde que surgen los Estados en el contextopolítico universal, a la seguridad se le
asignar la disposición de todos los medios con losque cuenta una sociedad o Estado-nación, para
brindar protección a la comunidad.
Ciudadano (a)
habitante de una ciudad, de una comunidad a quien se leotorga derechos y libertades y
recíprocamente se encuentra obligado a cumplir deberesestablecidos para con la comunidad
Percepciones sobre inseguridad y victimización por delincuencia

Al igual que en otros países de la Región, también en Bolivia la inseguridad en las calles se ha posicionado como uno de los
temas de mayor relevancia social. El Estudio de Percepción Política, que lleva a cabo el periódico Página Siete, registra
claramente este hecho. Según la encuesta de IPSOS, en las ciudades del Eje Troncal (que sirve de base para dicho
estudio), el tema de la inseguridad ciudadana ocupa desde el mes de febrero de este año el primer lugar entre los temas
que más preocupan a la gente. En la última medición conocida del mes de agosto, el 43% de los entrevistados menciona la
inseguridad ciudadana como el tema de su mayor preocupación, casi veinte puntos por encima de los temas de corrupción
y narcotráfico, que ocupan el segundo lugar en la lista de preocupaciones ciudadanas con un porcentaje de 15%.

Corroborando lo anterior, el estudio Cultura Política de la democracia en Bolivia: 2012: hacia la igualdad de oportunidades,
realizado por Ciudadanía y el proyecto Barómetro de las Américas de LAPOP (Opinión Pública en América Latina) de
Vanderbilt University, establece que el porcentaje de personas que identifican a la delincuencia como el principal problema
del país, ha crecido significativamente en los últimos años [2]. Así, mientras el año 2008, menos del 1% de la gente
identificaba a la delincuencia como problema número uno, el año 2012, este porcentaje llega a casi el 12%. Este mismo
estudio encuentra que la fracción de las personas que declara haber sido víctima de un hecho delincuencial ha crecido de
17% en 2006 a 28% en 2012, lo cual marca una tendencia clara y estadísticamente significativa de aumento en la
victimización por delincuencia.

Pero no solo eso. La percepción de inseguridad en Bolivia es también alta cuando se la compara con la registrada en otros
países. En la escala del Barómetro de las Américas, la percepción de inseguridad en Bolivia es de las más elevadas
(44.8%), apenas por debajo de Perú y Venezuela, y casi veinte puntos por encima de los países con un nivel de percepción
de inseguridad más bajo que son Estados Unidos y Canadá.

Llama la atención que Bolivia tenga un porcentaje tan alto de victimización por delincuencia, incluso superior a los
porcentajes de países con indicadores objetivos de criminalidad de suyo muy elevados como son los casos de El Salvador y
Honduras. Una probable explicación a este hecho sería que en los países en los cuales la criminalidad ha sido
tradicionalmente alta, muchos delitos pasan desapercibidos y que la gente puede ya haberse en cierto modo habituado a
ellos sin prestarles la debida atención.
Se denuncia poco, se desconfianza mucho
La Encuesta de Victimización, del Observatorio de Seguridad Ciudadana del Ministerio de Gobierno, respecto a delitos
contra la propiedad, revela una enorme desconfianza por parte de la población en la Policía y en otras instancias de la
administración de justicia, como la causa principal para que los delitos no sean formalmente denunciados.
Así, entre septiembre de 2010 y septiembre de 2011, apenas del 9% de las víctimas de robo denunció el hecho ante la
Policía o Fiscalía, mientras que solamente el 4% de las familias víctimas de hurto presentó la respectiva denuncia. Las
denuncias de robo en viviendas o negocios fueron algo mayores, llegando al 26% de los afectados.
Entre las razones mencionadas para no presentar denuncia, resaltan principalmente dos: i) las instancias no haría nada
(34.4%); ii) no confía en la Policía (32.6%).
No obstante el escaso número de denuncias, el informe del Observatorio de Seguridad Ciudadana devela que en seis de
cada diez hogares alguno de sus miembros ha sido víctima de robo durante el último año; cuatro de cada diez hogares ha
sido víctima de hurto; 15% de las familias ha sufrido robo en su vivienda o negocio; 42% ha sido víctima de robo de
autopartes, y algo más del 4% del robo de su vehículo.
Los lugares de mayor ocurrencia de robos a personas son el barrio (33,3%), el centro de la ciudad (21%), en otros barrios
(12%), ferias y mercados (11,1%) y vehículos de transporte público (10,5%). Cerca del 58% de las víctimas de robo en la
vivienda o el negocio son personas de bajos ingresos, mientras que el 14% pertenecen a estratos de ingresos altos.
Otros datos alarmantes tienen que ver con los indicadores de maltrato a las mujeres. Datos divulgados por el Fondo de
Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en Bolivia, indican que siete de cada diez mujeres sufren algún tipo de
agresión intrafamiliar física o psicológica. El año 2011 se registraron 136 casos de asesinatos de mujeres, de los cuales 85
fueron tipificados como feminicidios, y el resto como asesinatos por inseguridad. Para el periodo 2009-2011, el Observatorio
Manuela registró 445 casos de muertes violentas de mujeres, de los cuales 283 fueron calificados como feminicidios.
No obstante, la mayoría de los casos de maltrato, agresión y muerte violenta de mujeres no son denunciados y mucho
menos sancionados. Entre las razones identificadas para ello, en los referidos estudios, se menciona la desconfianza en las
autoridades, el temor a sufrir represalias, el sentimiento de vergüenza, la dependencia económica respecto del marido, etc.

Por si fuera poco, un reciente informe de la oficina de Seguridad Multidimensional de la OEA, consigna a Bolivia como uno
de los cinco países de Sudamérica con más casos de trata y tráfico de personas. Pese a la vigencia de la Ley de Trata y
Tráfico de Personas, siguen y suman los casos de de mujeres, adolescentes y niños desaparecidos, en tanto que la
inoperancia de las autoridades para esclarecer y reprimir estos hechos es absoluta.

El narcotráfico como fuente de inseguridad y delincuencia

Las encuestas de IPSOS han mostrado un crecimiento consistente de la preocupación ciudadana con respecto a los temas
de inseguridad, corrupción y narcotráfico –que suman más del 70% de la preocupación ciudadana-, de lo cual se infiere que
las personas asocian el incremento de la inseguridad con el fenómeno de la corrupción y también con los efectos de las
actividades delincuencias ligadas al narcotráfico.

Sin duda, la percepción de la gente tiene que estar muy influenciada con el aumento inusitado de noticias referidas a
hechos delictivos protagonizados o atribuidos a narcotraficantes y bandas del crimen organizado, así como a una cantidad
enorme de hechos que parecen síntomas de una presencia cada vez más grave y amenazante de la actividad delincuencial
ligada al narcotráfico y que incluye la penetración de su incidencia en esferas estatales, tal como se ha puesto de manifiesto
con casos como el del ex jefe policial René Sanabria, detenido en una cárcel de Estados Unidos, de gran repercusión
mediática y política.

El incremento del narcotráfico en Bolivia tiene varias evidencias. De hecho, el reporte de la Oficina de Naciones Unidas
contra la Droga y el Delito (UNODC), de septiembre de 2012, establece que las incautaciones de cocaína de la FELCN
durante el 2011, alcanzaron a 28.35 toneladas métricas, cifra mayor a las registradas en años anteriores. Las incautaciones
de cocaína base, en el último año, representan aproximadamente 23 toneladas más que en el año 2000; en tanto que las
incautaciones de clorhidrato de cocaína en 2011 son cinco toneladas más que las que se incautaron el año 2000. Estos
datos reflejan un sustancial aumento de las actividades ilícitas de producción y comercialización de la droga. La ecuación es
simple: si hay más incautaciones es porque también hay mayor cocaína disponible en el territorio nacional.

Los especialistas estiman que el resultado de la interdicción al narcotráfico es alrededor del 20% de droga incautada sobre
el total producido.

Pero el aumento de las incautaciones de coca no se debe solamente a una mayor producción de la droga en Bolivia sino,
también, al hecho de que el país se ha convertido en lugar de tránsito del tráfico internacional. Así lo ha reconocido el
Representante de la UNODC, que sostiene que Bolivia, ocupando el centro de Sudamérica, se convierte en un país de
tránsito de la droga hacia distintos mercados como Brasil, Argentina, Chile, Paraguay y Europa, un país que no controla sus
fronteras y que no puede frenar este tráfico ilícito.

El aumento en las incautaciones de cocaína es una tendencia simultánea al incremento en los cultivos de coca, desde el
nivel más bajo alcanzado el año 2000, que fue de 14.600 hectáreas. En los últimos años, el comportamiento de los cultivos
registra un incremento progresivo desde la gestión 2005, cuando la producción fue de 25.400 hectáreas, para luego
estabilizarse en el período 2008-2008, y mostrar una reducción en el año 2011, cuantificada en 27.200 hectáreas, que
implica un 12% menos que la coca cultivada el año 2010 estimada en 31.000 hectáreas.

El descenso de los cultivos en 2011 es el resultado de la destrucción, en ese mismo año, de 10.500 hectáreas, un 28% más
que las 8.200 hectáreas erradicadas en 2010, según el informe presentado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la
Droga y el Delito. La producción total de hoja de coca en la gestión pasada fue de alrededor de 48.100 toneladas, menor a
las 55.000 en 2010.

Como se puede ver, aún con esta última reducción, los cultivos de coca han crecido significativamente, y muy por encima
de las 12.000 hectáreas establecidas por la Ley 1008 el año 1988 como superficie total de producción legal para fines
tradicionales y otros consumos lícitos.

De las 48.100 toneladas métricas de hoja de coca producidas el año 2011, sólo el 37% pasa por los mercados legales de
Villa Fátima y de Sacaba; Esto es, el 63% iría a los mercados ilegales. De acuerdo a la UNODC, el 91% de la coca
producida en el Chapare es desviada a usos ilícitos.

El incentivo para los altos niveles de producción de plantaciones de coca sigue siendo el atractivo precio de este cultivo. El
informe de UNODC calcula un promedio anual ponderado del precio de la hoja de coca en los mercados de referencia (Villa
Fátima en La Paz y Sacaba en Cochabamba) de 7.8 $us/Kg en 2011, un valor 30% mayor al promedio anual ponderado
para el año 2010 de 6 $us/Kg. Vale decir que el precio de la hoja de coca continúa en alza, debido probablemente a que la
demanda de este producto se mantiene en niveles muy altos, en un contexto de constante crecimiento de la producción de
cocaína, dentro y fuera de las fronteras bolivianas.

Es más, una hipótesis que se maneja en los organismos especializados es que Bolivia, lo mismo que otros países
productores, experimenta los efectos de un amento de la productividad en la fabricación de cocaína. El reporte de UNODC
anota la existencia de indicios de que la eficiencia en los laboratorios de producción en Perú y Bolivia ha cambiado
gradualmente por la aplicación del método de fabricación colombiano, lo que redundaría en mayores rendimientos en el
proceso de extracción del contenido del alcaloide de las hojas de coca, con el resultado de que actualmente se lograría
producir una mayor cantidad de clorhidrato de cocaína en una cantidad igual de cultivos de coca. De evidenciarse esta
presunción, la reducción de las plantaciones de coca no tendría un impacto directo en la disminución de los volúmenes de
cocaína. Esto mismo explicaría que, no obstante haber disminuido en el último año los cultivos de coca, al mismo tiempo
aumentaran las incautaciones de pasta base y de clorhidrato de cocaína.

La inseguridad y la delincuencia, el problema


más importante según una encuesta
na encuesta de percepción aplicada a habitantes de La Paz muestra que el 30% de la población está “muy insatisfecha” con
la vigilancia policial, 31% "muy insatisfecho" con el módulo policial cercano a su vivienda y una gran mayoría considera que
La Paz es un lugar “poco seguro” para vivir. Por tanto la inseguridad y la delincuencia son el problema más importante
(83%) de la urbe.

La información está contenida en la V Encuesta de percepción ciudadana sobre la calidad de vida en La Paz, elaborada por
Tal Cual Comunicación Estratégica. Para la encuesta se consideró a mil de personas mayores de 18 años de edad, de
ambos sexos y de todos los niveles socioeconómicos, quienes fueron encuestadas entre septiembre y octubre de este año.

La encuesta anual muestra por tercer año consecutivo a la inseguridad como principal preocupación de la ciudadanía
paceña, aunque con énfasis este 2015 porque subió de 76,1% (2014) a 83% la calificación como problema principal. En
general los habitantes de todas las zonas de la ciudad expresan esta preocupación, pero el distrito de San Antonio es el
principal porque advierte en un 94% que es el principal problema.

El trabajo fue realizado en el contexto del Observatorio La Paz Cómo Vamos, de la Fundación Para el Periodismo, cuyo
representante, Renán Estenssoro, explicó su interés de que los datos de la encuesta ayuden a las autoridades a trazar un
mapa para mejorar la calidad de vida de la población en el municipio.

El 70% de las personas respondió que La Paz es un lugar “poco seguro” para vivir. En ese contexto, en un rango del 1 al
10, la situación de la seguridad ciudadana en la ciudad recibió un puntaje de 3,6 y la situación de la seguridad ciudadana en
su barrio un puntaje de 3,5. En ambos casos se trata de una reprobación principalmente a la instancia encargada de dar
seguridad a la población, es decir la Policía Nacional.
Los recursos asignados para la seguridad ciudadana
El artículo 38 de la Ley del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana 'Para una vida segura' establece, en su inciso II, que
"las entidades territoriales autónomas departamentales, asignarán como mínimo el 10% de los recursos provenientes de la
coparticipación y nivelación del IDH, previa deducción del 30% destinado a la Renta Dignidad".
Este año un presupuesto de 201 millones de bolivianos con recursos del IDH, de los cuales se ejecutaron 38,9% millones
de bolivianos.
En el nivel municipal, el presupuesto para seguridad ciudadana proveniente del IDH es de 447,2 millones de bolivianos de
los cuales se ejecutó 121,2 millones de bolivianos.

La ejecución d los recursos empleados

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