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Problemas de la página
Filo o
división
Género
poblaciones naturales
Especie
de producir descendencia
fértil, pero no pueden hacerlo (o al menos
no lo hacen habitualmente) con los
miembros de poblaciones pertenecientes
a otras especies. En muchos casos, los
individuos que se separan de la población
original y quedan aislados del resto
pueden alcanzar una diferenciación
suficiente como para convertirse en una
nueva especie; por lo tanto, el aislamiento
reproductivo respecto de otras
poblaciones es crucial. En definitiva, una
especie es un grupo de organismos
reproductivamente homogéneo, aunque
muy cambiante a lo largo del tiempo y del
espacio.
Mientras que en muchos casos esta
definición es adecuada, es a menudo
difícil demostrar si dos poblaciones
pueden cruzarse y dar descendientes
fértiles (por ejemplo, muchos organismos
no pueden mantenerse en el laboratorio el
suficiente tiempo). Además, es imposible
aplicarla a organismos que no se
reproducen sexualmente, como las
bacterias, o a los organismos extintos,
conocidos solo por sus fósiles. Por ello, en
la actualidad suelen aplicarse técnicas
moleculares, como las basadas en la
semejanza del ADN.
Los nombres comunes de plantas y
animales se corresponden a veces con la
especie biológica: por ejemplo, «león»,
«morsa» y «árbol del alcanfor», pero con
mucha frecuencia ello no es así; por
ejemplo, la palabra «pato» se refiere a una
veintena de especies de diversos géneros,
incluyendo el pato doméstico. Por ello,
para la denominación de las especies se
utiliza la nomenclatura binomial, por la
cual cada especie queda inequívocamente
definida con dos palabras, por ejemplo,
Homo sapiens, la especie humana. El
primer término, de los dos que forman el
nombre de la especie, corresponde al
género, el rango taxonómico superior en el
que se pueden agrupar las especies.
Niveles de clasificación
Species (especie)
Subspecies (subespecie)
Varietas (variedad, raza o etnia)
Subvarietas (subvariedad o
subraza)
Forma
Subforma
John Ray
Conceptos de especie
Especie biológica (de Dobzhansky,
1935[10] y Mayr, 1942[11]). Según este
concepto, especie es un grupo (o
población) natural de individuos que
pueden cruzarse entre sí, pero que están
aislados reproductivamente de otros
grupos afines. Este es el concepto más
ampliamente aceptado y de mayor
consenso, al menos entre los zoólogos.
El asumir una especie como biológica
implica evolutivamente asumir que es
una población reproductivamente
aislada, por lo que constituye un linaje
evolutivo separado, y que es reforzado
por una serie de barreras que pueden
ser de carácter geográfico o biológico.
La especie biológica es libre de seguir
su propio curso en respuesta a los
procesos genéticos e influencias
ambientales que causan los cambios
evolutivos. La connotación del concepto
lo hace inaplicable a organismos fósiles,
aunque lo mejor que se puede hacer en
este caso es determinar si los vacíos
morfológicos entre especímenes son
tan grandes o más grandes que
aquellos existentes entre especies
vivientes que están reproductivamente
aisladas. Este concepto tiene
limitaciones respecto a organismos que
se reproducen asexualmente (por
apomixia: tipo de partenogénesis),
algunas especies de rotíferos
(organismos microscópicos), moluscos,
artrópodos, vertebrados (algunos peces
y lagartijas de los géneros
Cnemidophorus y Aspidoscelis, Reeder
2002) y algunas plantas vasculares.
Existen también muchos casos de
hibridación en los que se produce
descendencia fértil y que permanecen
como unidades genéticas y evolutivas
independientes. Este caso se da
fundamentalmente en plantas
vasculares en las que la hibridación es
común. Para darnos una idea que
pasaría si el concepto de especie
biológica fuese aplicado a estos casos,
debemos indicar que cada individuo
debería ser considerado como especie
biológica separada.
Especie evolutiva (de Wiley, 1978).[12] Es
un linaje (una secuencia
ancestrodescendiente) de poblaciones u
organismos que mantienen su identidad
de otros linajes y que poseen sus
propias tendencias históricas y
evolutivas. Este concepto difiere del
anterior en que el aislamiento genético
actual más que el potencial, es el
criterio para el reconocimiento de la
misma. Y considera que ante la
existencia de barreras geográficas o
biológicas, el flujo genético entre las
mismas será tan bajo que una
divergencia genética (cladogénesis) se
producirá. El concepto de especie
evolutiva toma en cuenta que la
evolución cladogenética puede ser
reticulada. Esto significa que aquellas
poblaciones que inicialmente se
separaron y que comenzaron a divergir
genéticamente, vuelven a juntarse
truncando de esta manera el
aislamiento y produciendo especies
híbridas de las que emerge una nueva
población que puede ser reconocida
como unidad independiente. A la
concepción evolutiva se le han opuesto
también diversas objeciones:[13]
1. solo puede aplicarse a especies
monotípicas, de modo que todo
aislamiento geográfico debería ser tratado
como una especie distinta;
2. no hay criterios empíricos que permitan
observar tendencias evolutivas en el
registro fósil;
3. la definición evolutiva no resulta
práctica en la demarcación de las
cronoespecies.
Especie morfológica.[14] Según este
concepto, cada especie es distinguible
de sus afines por su morfología. El
concepto morfológico de especie ha
recibido numerosas críticas.[15] En
primer lugar, la definición morfológica
no tiene en cuenta propiedades
etológicas y ecológicas. En segundo
lugar, los caracteres morfológicos no
siempre permiten reconocer a una
especie: por un lado, existen numerosas
especies, especialmente entre los
protozoos, que, sin embargo, son
morfológicamente muy similares. Son
las llamadas especies crípticas o
«especies hermanas» (Mayr, 1948); por
otro, existen numerosos tipos
morfológicos dentro de una misma
especie, debido a variación genética
individual (especies polimórficas) o al
hecho de que pertenecen a distintas
categorías biológicas, como la edad o el
sexo.
Especie filogenética (de Cracraft,
1989).[16] Este concepto reconoce como
especie a cualquier grupo de
organismos en el cual todos los
organismos comparten un único
carácter derivado o apomórfico (no
presente en sus ancestros o afines). Si
este concepto fuera utilizado
rigurosamente, poblaciones locales
aunque ubicadas cercanamente entre sí
serían consideradas especies diferentes
debido a que cada población puede
tener variantes genético-moleculares
únicas.
Especie ecológica (de Van Valen,
1976).[17] Según este concepto, especie
es un linaje (o un conjunto de linajes
cercanamente relacionados) que ocupa
una zona adaptativa mínimamente
diferente en su distribución de aquellas
pertenecientes a otros linajes, y que
además se desarrolla
independientemente de todos los linajes
establecidos fuera de su área
biogeográfica de distribución. En este
concepto, la concepción de nicho y
exclusión competitiva son importantes
para explicar cómo las poblaciones
pueden ser dirigidas a determinados
ambientes y traer como resultado
divergencias genéticas y geográficas
fundamentadas en factores
eminentemente ecológicos. Al respecto,
ha sido ampliamente demostrado que
las diferencias entre especies tanto en
forma como en comportamiento están a
menudo relacionados con diferencias
en los recursos ecológicos que la
especie explota. El conjunto de recursos
y hábitats explotados por los miembros
de una especie constituye el nicho
ecológico de esa especie y no de otra,
por lo que visto de otro modo especie
ecológica es un conjunto de individuos
que explotan un solo nicho. Los grados
de diferencia, en este sentido, estarán
en función del grado de diferencia del
nicho o la discontinuidad en el
ambiente. Por ejemplo, parásitos
emparentados entre sí y cuyo nicho se
halla dentro del hospedero
(endoparásitos) alcanzarán diferencias
entre sí, en función a cuán diferentes
son los hospederos en su morfología,
hábitos, recursos, etc.
Especie nominalista. Se refiere a una
concepción mental aplicada a un grupo
de seres vivos; las especies son
abstracciones mentales sin realidad
objetiva (Mayr, 1969, 1982). Este
concepto asume que nuestros hábitos
lingüísticos y mecanismos neurológicos
predispongan a nuestra mente para
"ver" especies (Crisci, 1981). Fue
bastante popular en el siglo XVIII en
Francia, por ejemplo, en los escritos de
Buffon y Lamarck. Sin embargo, los
sistemáticos (y los seres humanos en
general) simplemente saben que las
especies no son construcciones
humanas (Mayr & Ashlock, 1991).[18]
Nomenclatura
Los nombres de las especies son
binominales, es decir, formados por dos
palabras, que deben escribirse en un tipo
de letra distinto al del texto general
(usualmente en cursiva; de las dos
palabras citadas, la primera corresponde
al nombre del género al que pertenece y
se escribe siempre con la inicial en
mayúscula; la segunda palabra es el
epíteto específico o nombre específico y
debe escribirse enteramente en minúscula
y debe concordar gramaticalmente con el
nombre genérico). Así, en Mantis religiosa,
Mantis es el nombre genérico, religiosa el
nombre específico y el binomio Mantis
religiosa designa esta especie de insecto.
En el nombre científico asignado a las
especies, el nombre específico nunca
debe ir aislado del genérico ya que carece
de identidad propia y puede coincidir en
especies diferentes. Si se ha citado
previamente el nombre completo y no
cabe ninguna duda de a qué género se
refiere, el nombre del género puede
abreviarse a su inicial (M. religiosa).
Abreviaturas
Véase también
Especismo
Mecanismos de aislamiento
reproductivo
Especiación
Clina
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