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2017

MANUEL ROBLES CHAVEZ


CURSO: ING. RIEGOS I
PROFESOR: ING. JAVIER GOICOCHEA
GRUPO: E*

UNALM – 2017- 1

1
I. INTRODUCCION
El suelo constituye un sistema analítico complejo, por lo que representa para el
agrónomo o edafólogo un gran desafío; este desafío es punzante, ya que un suelo
está formado por una mezcla química extraordinariamente compleja de diferentes
sustancias minerales y orgánicas, por lo que conviene analizarlo con bastante
cautela y empeño. Las plantas presentan un tipo especial de extracción de los
suelos.

El análisis de los suelos maneja más de sesenta de los elementos que se presentan
en la Naturaleza (bien como componentes de los suelos, que hay que determinar,
o de forma indirecta, como reactivos o equipos) A estos se agregan
constantemente otros de los elementos del suelo que son interesantes por lo que
se refiere a la nutrición vegetal, en relación con su carácter esencial o su toxicidad
o por intervenir en los procesos de sustitución fisiológica.

II. OBJETIVOS

2.1. OBJETIVO GENERAL.


 Conocer las propiedades quimicas del suelo.

 Conocer los factores que alteran las propiedades quimicas del suelo.

2.2. OBJETIVOS ESPECIFICOS.


 Determinar las propiedades quimicas del suelo.

2
III. MARCO TEORICO

A. Concepto.

Para entender lo que implica las propiedades químicas del suelo, primeramente
debemos tener una clara idea de los que es el suelo. El suelo está constituido por
un sistema de tres fases: la fase sólida, líquida y la fase gaseosa La fase sólida del
suelo está formada por materia orgánica e inorgánica Estos dos componentes
forman el llamado “Matriz del Suelo”. La porción mineral consiste en partículas
de varios tamaños, resultantes de descomposición de las rocas que dieron origen al
suelo. La fracción orgánica tiene su origen en el acúmulo de los residuos o restos,
tanto vegetales como animales, sucediendo así en el suelo diferentes niveles de
descomposición, contando, además, con organismos vivos en actividad constante.
La fase líquida del suelo está constituida por la solución o agua del suelo y se
compone de agua, sales minerales en disolución y materia coloidal en suspensión.
La solución del suelo es muy compleja y tiene importancia primordial al ser el
medio por el cual los nutrientes son absorbidos por las raíces de las plantas. Cuando
la solución de suelo carece de los elementos necesarios para el crecimiento de las
plantas, se puede decir que el suelo es infértil. La fase gaseosa, es el aire del suelo
y se le denomina así por el simple hecho de que su composición química difiere al
del aire atmosférico, en cuanto a proporción porcentual de sus elementos.

La parte mineral o inorgánica de la fase sólida del suelo está constituida por
partículas unitarias, de tamaños extremadamente variables; así, en “Tierra Fina
Seca al Aire”, se encuentran partículas de arena casi mil veces mayores que las
micelas de arcilla, de dimensiones coloidales.

Las partículas que constituyen los componentes minerales del suelo tienen su
origen en la intemperización de las rocas; ellas se compones de fragmentos de rocas
y minerales primarios, generalmente de mayor tamaño y de minerales
secundarios, con menores dimensiones. Los minerales primarios son derivados de
las rocas por simples fragmentación; cuarzo, apatita, zirconita y la mica
moscovita son un claro ejemplo de minerales primarios resistentes a la
descomposición, mientras que los calcáreos, biotita y piroxeno muestran poca
resistencia; los minerales secundarios que son sintetizados en el mismo local, como
la caolinita, montemorilonita, hidrargilita y concreciones ferruginosas y
manganosas, son productos de la intemperización de otros minerales.

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B. El pH del Suelo.

1. Definición.

Dentro de las características químicas del suelo, el pH determina la acidez o la


alcalinidad de un suelo, y tiene gran influencia en muchas de sus propiedades
físicas, químicas y biológicas; este parámetro es útil para definir el tipo de cultivo
que sea adaptable a las condiciones donde se requiera establecerlo, además
defina la disponibilidad de nutrientes en el suelo. La mayoría de suelos con buen
desarrollo se encuentra en un pH de 5,5 a 6,5.

Como dijimos, el pH del suelo es la medida de las características de acidez o de


basicidad de la muestra de suelo. La determinación ordinaria del pH se lleva a cabo
mediante el aparato al que se denomina pH-metro o peachímetro, y también el
colorímetro o de campo, con el que se mide una suspensión del suelo en agua
destilada; la proporción entre suelo y agua debe reflejarse en la hoja de resultados.
Una de las proporciones que más habitualmente se utilizan es la de 1/2,5; que
equivale a 10g. de suelo disueltos en 25ml de agua. La interpretación de los
resultados depende siempre de la proporción.

En términos generales, una sustancia es considerada como un ácido cuando tiene


la capacidad de ceder protones al disociarse, para formar hidronio (H3O+).
Análogamente, una sustancia se considera como una base cuando al disociarse
recibe protones del agua, que actúa como ácido, y origina iones hidróxido (OH-);
las siguientes reacciones ilustran lo anterior:

En las reacciones anteriores, el HCl es un ácido y el NH3 es una base; obsérvese


que el agua tiene la capacidad de actuar como una base, en la primera reacción, o
como un ácido en la segunda; el ácido y la base que se producen después de la
reacción con el agua se llaman conjugados; así, el H3O+ es el ácido conjugado del
H2O y el Cl- es la base conjugada del HCl, en la primera reacción; en la segunda
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reacción, el NH4+ es el ácido conjugado del NH3 y el OH- es la base conjugada
del H2O.

Es importante mencionar que los suelos extremos, es decir, muy ácidos o muy
básicos, pueden causar daños a los cultivos, como por ejemplo; en suelos muy
ácidos existe insolubilidad de elementos como el P (Fósforo) y Ca (Calcio),
también existe disminución de la actividad microbiana.

La escala de valores para medir el pH del suelo va de 01 – 14, siendo pH < 7


(01 – 6,9) un suelo ácido, y pH > 7 (7,1 – 14), el suelo es considerado como
básico o alcalino; los suelos con un pH entre 5,5 ó 6 hasta los 7,5 se considera
como un suelo casi óptimo, siendo el valor óptimo real 6 hasta 7.

2. Importancia del pH del Suelo.

Un suelo ácido, (pH menores de 6,5) provoca una toxicidad de H (Hidrógeno),


Fe (Hierro), Mn (Manganeso); muy ácidos (pH menores de 5,5) toxicidad de Al
(Aluminio) para las plantas, mientras que para un suelo básico o alcalino (pH
mayores de 7,5), se pueden tener problemas con la succión del agua por las
raíces de la planta y toxicidad de Na (sodio).

Los suelos fuertemente ácidos (pH < 4,5) generalmente tienen altas y tóxicas
concentraciones de Al y Mn. Además, afecta la disponibilidad de nutrientes, por
ejemplo el P (Fósforo) se vuelve insoluble al formar compuestos con el Fe y el
Al, los cuales son precipitados. Además hay una diferencia de Ca++, Mg++ y
K+. Algunas plantas como Azaleas, té, piña y algunas especies coníferas
madereras toleran una acidez fuerte y crecen bien. En comparación, la alfalfa,
poroto, cebada y remolacha azucarera solamente crecen bien en suelos
ligeramente ácidos a moderadamente alcalinos por su alta demanda de Calcio o
inhabilidad para tolerar Aluminio soluble.

El pH influye en la actividad de los microorganismos benéficos, ya que la


mayoría de bacterias fijadoras de nitrógeno y descomponedoras de materia
orgánica no son muy activas en suelos fuertemente ácidos por lo que el
proceso es obstaculizado.

Los suelos altos en Ca (áreas de baja pluviosidad) tienen pH con valores de

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8.5, suelos con pH mayores de 10 se dan cuando presentan alto Na
intercambiable. Las plantas en suelos con pH mayores de 9 usualmente tienen
crecimiento reducido e inclusive mueren.

El mayor efecto de un pH alcalino es reducir la solubilidad de todos los


micronutrientes (excepto molibdeno), especialmente hierro, zinc y
manganeso. También el fosfato esta algunas veces disponible para algunas
plantas por su precipitación en la solución del suelo por calcio o precipitación
en carbonatos de calcio sólido.

La deficiencia de hierro, asociada con suelos arcillosos húmedos altos en


carbonatos, ha sido ampliamente conocida y referida como clorosis de hierro de
caliza inducida. Como el zinc, hierro, manganeso y cobre tienen baja
solubilidad a pH alto, la adición de fósforo generalmente disminuye más la
disponibilidad de aquellos metales a la superficie de la raíz o justamente dentro
de ella, precipitándolos como fosfatos insolubles. La mayoría de los problemas
causados por un pH alto se resuelven añadiendo fertilizantes especiales como
quelatos solubles en agua, los cuales son estables pero complejos solubles de
metal.

En síntesis, prácticamente la disponibilidad de todos los nutrientes de la planta


está controlada por el pH del suelo, como se aprecia en la En ésta se presenta la
solubilidad de los nutrientes en el suelo en relación con el pH del mismo.
Además, también se incluye el valor de pH que produce este.

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3. Los Factores que afectan el pH del Suelo.

Las sales en el suelo incrementan la hidrólisis de Al y Fe, desplazando iones


de H de los coloides del suelo, provocando una disminución en el pH. El
principal efecto de la concentración de sales sobre el pH del suelo se debe al
intercambio catiónico. El pH del suelo es más bajo en soluciones salinas que en
soluciones acuosas, esto se debe a que a medida que la concentración de sales
se incrementa el H y Al son desplazados a sus sitios de intercambio por las sales.
Las sales pueden provenir de fertilizantes, del agua de riego o de la
descomposición de la materia orgánica.

La relación suelo: agua en que se efectúa la medida del pH influye también en


el valor numérico de este. Las relaciones más comunes suelo: agua son 1:1,
1:2 y 1:5.

Otro factor conocido como error de potencial en la unión líquido-sólido común


a todos los sistemas coloidales, se da cuando los electrodos se colocan en el
fondo del sedimento de la suspensión de suelo, donde se obtienen generalmente
un pH inferior al obtenido en la solución supernadante. Sin embargo, el pH del
sedimento puede ser mayor que el del supernadante en ciertos suelos.

Estas diferencias, se han explicado como un efecto de la mayor


concentración de iones H+ cerca de la partícula de suelo que a alguna
distancia de ella. Este efecto es máximo en suelos con grandes capacidades de
cambio, débiles enlaces de los cationes cambiables y bajo contenido de sales
solubles.

4. Determinación del pH del Suelo.

El pH o acidez activa del suelo se mide en una suspensión de suelo en agua o


en soluciones salinas y se puede determinar por dos métodos, el del
potenciómetro, que es el más usado en laboratorio y es el más exacto, y el
colorimétrico que es más usado en el campo pero no es tan preciso.

a. Método potenciométrico.

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Como dijimos, es el método más utilizado en el laboratorio. Lo más frecuente
es determinar el pH en una suspensión suelo: agua, en proporción de 1:1, en
peso aunque, por facilidad se utiliza comúnmente hacer una relación
volumétrica de 1:1.

El potenciómetro consta de un electrodo de vidrio para la medida de H+


desarrollándose cambios en potencial (voltaje) en forma
proporcional al logaritmo del cambio en la actividad del H+, a este se le llama
electrodo indicador.

El electrodo de un Calomel consta de un puente saturado de KCL que entra en


contacto con la suspensión y tiene un potencial (voltaje) característico,
relativamente independiente de la actividad del H+, por lo que se le llama
electrodo de referencia. Ambos electrodos están conectados a un medidor de
fuerza electromotriz calibrado en unidades de pH que mide los milivoltios de
potencial generado cuando los dos electrodos se introducen en la suspensión del
suelo.

Los métodos colorimétricos se basan en indicadores orgánicos cuyo color


depende de la actividad de los iones de hidrógeno presentes en la solución. La
variación del color del indicador se debe a una reacción entre los iones de la
solución con el colorante. Algunos indicadores forman ácidos débilmente
coloreados y sales de cationes metálicos fuertemente coloreados. Entre
los indicadores usados podemos mencionar rojo de metilo y azul de bromo
fenol.

En algunos casos, se hace necesario ampliar la proporción suelo-agua para


hacer la suspensión; esto es común cuando se trabaja con suelos que tienen altos
contenidos de materia orgánica, con suelos orgánicos o con algunos Andisoles.
Las variantes más comunes son las que utilizan relaciones volumétricas 1:2 o
1:5, suelo-agua; el procedimiento con estas variantes es igual al descrito
anteriormente.

Otras variaciones que se utilizan en el método potenciométrico consisten en


cambiar el agua por soluciones de KCl 1N o de CaCl2 0,01M para hacer las
suspensiones; en estos casos, las relaciones suelo-agua son peso- volumen. Las
relaciones más comunes son 1:1 peso-volumen en solución de KCl (20g. de

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suelo en 20mL de solución) y 1:2 peso-volumen en solución de CaCl2 (10g.
de suelo en 20mL de solución). La determinación del pH se hace siguiendo
también el método descrito al comienzo de este numeral.

Fassbender (1982) sostiene que el pH medido en agua es más variable que


aquel que se mide en soluciones, razón por la cual se ha recomendado el
mecanismo de hacer la suspensión de suelo en soluciones para estabilizar los
valores de pH del suelo.

b. Método Colorimétrico.

Son métodos menos precisos que los potenciométricos pero de más fácil
aplicación. Son métodos que se utilizan en el campo (cabe aclarar que hay
potenciómetros de bolsillo para usar en campo) y se basan en el principio de los
indicadores que son sustancias que producen o cambian a un determinado color
cuando el medio en el cual se encuentran adquiere un determinado valor de pH.

En las determinaciones colorimétricas del pH se debe tener mucho


cuidado al hacer la preparación de la pasta de suelo, así como al hacer la
comparación del color desarrollado en ella con los colores de referencia para
establecer el valor del pH, puesto que, como ocurre con la determinación de la
textura al tacto, se requiere entrenamiento para hacer una buena aproximación
al valor real, máxime cuando los colores representan rangos de valores
relativamente amplios.

Para confirmar lo expuesto en el párrafo anterior, se hicieron 71


determinaciones de pH con muestras de horizontes A y 42 con muestras de
horizontes B de suelos, todas colorimétricas (Hellige-Truog) y llevadas a cabo
por tres personas que tomaron las muestras al azar y sin replicar ninguna, que
no tenían mayor experiencia en este tipo de determinaciones. También se
determinó el pH en agua 1:1 V: V, por el método potenciométrico, a todas las
muestras y se compararon los resultados obtenidos.

Se aprecia que el error en la apreciación colorimétrica puede ser


considerablemente grande, tanto por encima como por debajo del valor
potenciométrico obtenido. Además, los errores de apreciación son más variables

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en el horizonte A, probablemente por enmascaramiento del color por parte de la
materia orgánica presente en ese horizonte.

Un método muy utilizado en suelos es el de Hellige-Truog, el cual tiene un


rango de medida de pH entre 4 y 8,5.

5. Calificación del pH del Suelo.

De acuerdo con el valor de pH que presenten y con el método utilizado para


determinarlo, los suelos se califican de varias maneras, según diferentes autores,
como puede apreciarse en la

En términos generales puede considerarse que desde el punto de vista del pH,
los suelos se pueden agrupar en tres grandes categorías: Suelos ácidos los que
presentan pH < 6,5; Suelos neutros los que tienen pH entre 6,5 y 7,3 y Suelos
básicos aquellos que exhiben valores de pH > 7,3. Más adelante se ampliará esta
concepción.

C. Conductividad Eléctrica.

La determinación de la Conductividad Eléctrica (CE) de un extracto de suelo


se realiza de modo semejante a la del pH, si bien utilizando otro tipo de
instrumento: el Conductivímetro. Su medida da idea de la cantidad de sales
solubles que contiene el suelo: a mayor conductividad, mayor salinidad.
La lectura de la CE depende de la temperatura a la que se realice la
determinación y
por ello los resultados analíticos deben referirse a la temperatura estándar de
25ºC. La unidad de medida de la CE más frecuente es la miliSiemen
por centímetro, más designada abreviadamente por mS/cm.

Como en el caso del pH, la interpretación de los resultados está en función de


la proporción entre suelo-agua utilizada. Una de las proporciones más corrientes
para la medida de la CE es la de 1/5.

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Asimismo, en algunas analíticas, y en especial si hay indicios de salinidad, la
conductividad eléctrica se determina en el denominado extracto de saturación,
que exige un procedimiento más elaborado. Para ello, primero se prepara una
pasta de suelo con agua en la cantidad que el suelo necesite hasta llegar a la
saturación; que ésta se alcance extremadamente depende en gran medida de la
pericia del analista. Después se realiza la extracción del agua, normalmente con
ayuda de vacío, y el líquido resultante es el extracto de saturación.

La relación aproximada que se establece entre el contenido de sales en la


solución del extracto de saturación y su CE se expresa por medio de la siguiente
fórmula:

% de sales = 0,064 x CE (mS/cm)

Salinidad y Sodicidad.

Una característica importante del suelo es la cantidad de sales solubles en él,


ya que estas son las que se encuentran en la disolución del suelo, mientras que
las sales más insolubles precipitan y no están disponibles para la absorción de
la planta. Los suelos salinos se encuentran en zonas de climas áridos y secos, en
los que la evaporación es mayor que la precipitación. Las principales sales
solubles son: las sales de cloruro, sulfato de sodio y magnesio, así como los
carbonatos de sodio y calcio. Además de estas sales en la fracción acuosa
del suelo se encuentran otros iones como bicarbonatos, boratos y nitratos, que
deben tenerse en cuenta para un adecuado desarrollo del cultivo en los suelos
salinos.

El problema de salinidad de mayor importancia económica se presenta cuando


a consecuencia de la irrigación, un suelo no salino se convierte en salino debido
a la deposición de las sales del agua de riego.

La conductividad eléctrica expresa la concentración de sales solubles se puede


medir por medio de un conductivímetro.

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1. Clasificación de Suelos Afectados por Sales.
a. Suelos Salinos.

Son suelos que poseen una conductividad eléctrica mayor o igual que 4
mmhos/cm a 25 ° C. Se le conoce como álcali blanco o nieve de verano, su pH
generalmente va de 7 a 8,5. Sus efectos en el suelo son la toxicidad de Na, Cl,
B y otros; siendo el principal problema el efecto osmótico por medio del cual la
planta no puede extraer agua. Las prácticas de recuperación para estos suelos
consisten en mejorar el drenaje, aplicación de láminas de lavado, hacer
subsolado y utilizar capas de Mulch, para favorecer la infiltración.

Un suelo salino es aquel que tiene una cantidad de sales solubles elevada que
altera desfavorablemente su productividad.

El problema de salinidad de mayor importancia económica se presenta cuando


a consecuencia de la irrigación, un suelo no salino se convierte en salino debido
a la deposición de las sales del agua de riego, La salinidad de los suelos puede
producirse por diversas causas, que se pueden agrupar en dos tipos:

Causas Naturales: La degradación natural de las rocas y minerales; la


actividad volcánica; el movimiento de sales por el viento; la cercanía del
mar que contiene sales en gran cantidad; resultado de fenómenos
biológicos; climas áridos de fuerte evapotranspiración donde las sales se
acumulan, etc.

Causas Humanas: Son debidas a la acción del hombre en el medio


ambiente y éstas pueden ser: la generación de sales producto de los
residuos de la industria; el riego con disoluciones muy salinas o aguas de
mala calidad, y de forma continua, en regiones áridas donde la
escasez de lluvias impide el lavado de los suelos y las sales tienden a
acumularse formando costras impermeables.

b. Suelos Sódicos.

Estos suelos poseen una PSI mayor o igual a 15%, o un RAS mayor a 13.
Se le conoce como álcali negro o mancha de petróleo, el pH puede ir de 6 a

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11, pero su rango promedio es de 8,5 a 10,5. Los problemas que ocasiona al
suelo son toxicidad de Na+ y Cl-, además el Na+ provoca dispersión de las
partículas destruyendo la estructura del suelo. La capa superior del suelo es
impermeabilizada al aire y agua. Para recuperar estos suelos se
hace necesaria la aplicación de Yeso.

c. Suelos Salino-Sódicos.

Poseen una conductividad eléctrica mayor o igual a 4 mmhos/cm a 25 °C y


un RAS mayor de 13, el pH puede variar entre 7 y 8,5. Estos tipos de suelo
tienen problemas intermedios a los salinos y sódicos, tienen dispersión
de partículas así como problemas de presión osmótica, presentan una
deficiencia de Fe, Mg, Zn, y otros elementos menores, el P forma fosfatos
insolubles de Ca y Na, hay toxicidad de Na, Cl, y B.

Para la recuperación de suelos con este problema se recomienda mejorar el


drenaje, subsolado, aplicación de láminas de lavado y yeso, así como la
incorporación de Materia Orgánica en forma de Mulch.

2. Criterios de Clasificación para Suelos con Problemas de Sales.


a. Contenido de Sales.
b. Porcentaje de Sodio Intercambiable.
c. Relación de Adsorción de Sodio.

3. Principio del Método Analítico.

Una forma rápida y precisa para determinar la salinidad es mediante la


conductividad eléctrica de una solución de suelo y agua. Dicha conductividad
se mide por medio de dos electrodos con una geometría y separación
constante. Esta conductividad es determinada a 25 grados centígrados entre
electrodos de 1 cm2 localizados a 1 cm de distancia, luego la conductividad es
medida a través de 1 cm3 o mmhos/cm. El efecto de la geometría del electrodo
está incluido en la constante de la celda que es calibrada con una solución de
KCL de concentración conocida; esto se relaciona a la distancia dentro de los
electrodos divididos por su área seccional efectiva. Cuando un potencial
eléctrico es aplicado a la solución, la corriente varía directamente
proporcional a la concentración de sales solubles en la misma. La unidad de
medida es en mhos/cm. En el sistema internacional la unidad de medida es en

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siemens/m el cual es igual a 1 mhos.

D. Capacidad de Intercambio Catiónico y Aniónico.

El intercambio iónico es un proceso reversible, estequiométrico y rápido


mediante la cual la fase sólida retira y retiene algunos iones de la solución del
suelo, al tiempo que le entrega cantidades equivalentes de otros, para establecer
un nuevo equilibrio entre las dos fases.

Los procesos de intercambio mencionados se dan tanto con cationes como con
aniones y la retención se lleva a cabo debido a la presencia de cargas
electrostáticas en los coloides del suelo y en los iones presentes en la solución
del mismo, los cuales se atraen hacia los sitios de carga contraria para
neutralizarse. Este tipo de atracción electrostática se llama adsorción.

4. Factores que Controlan el Intercambio Iónico.

La cantidad de iones que pueden adsorber los coloides del suelo depende de la
cantidad de carga superficial que ellos tengan y la fuerza con que son retenidos
depende de la densidad de carga del coloide (Zhang y Zhao, 1997). Recuérdese,
además, del capítulo anterior cómo el pH controla la carga superficial generada
por los coloides del suelo. Los procesos de intercambio iónico se ven afectados,
tanto por las propiedades del cambiador, como por las del ion.

que, por lo tanto, la cantidad de moléculas de agua que rodea el ión puede
alterar el comportamiento de la fuerza de adsorción que ejerce la superficie
cargada sobre el ión.

La energía de hidratación en un ión es directamente proporcional al cuadrado


de la carga del ión e inversamente proporcional a su tamaño (Ji y Li, 1997). De
lo expuesto anteriormente se puede decir entonces que las propiedades de los
iones que más intervienen en los procesos de intercambio son:

La carga del ión: Aquellos iones con carga mayor son retenidos con mayor
firmeza por los cambiadores del suelo, cuando tienen igual tamaño.

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El tamaño del radio hidratado del ión: Al aumentar la cantidad de
moléculas de agua que rodean el ión disminuye la fuerza de la retención que
ejerce sobre él el coloide.

El tamaño del radio cristalográfico del ión: Hay una relación inversa entre este
tamaño y el tamaño del ión hidratado por lo cual, a mayor tamaño del ión
deshidratado, mayor es la fuerza con la cual es retenido el ión, puesto que hay
menor cantidad de moléculas de agua interpuestas entre el cambiador y el ión.

Adicionalmente, la concentración del ión: Debido a la ley de acción de masas,


aquel ión que se encuentre en mayor cantidad, será el que se retendrá
preferencialmente en el suelo, en ausencia de adsorción selectiva.

5. Capacidad de Intercambio Catiónico (CIC)

Es la medida de la capacidad que posee un suelo de adsorber cationes y es


equivalente a la carga negativa del suelo. Esta propiedad es la que define la
cantidad de sitios disponibles para almacenar los cationes en el suelo. Los
cationes que son sometidos a esta retención quedan protegidos contra los
procesos que tratan de evacuarlos del suelo, como la lixiviación, evitando así
que se pierdan nutrientes para las plantas. Además, como la retención se hace
superficialmente obedeciendo a deferencias de carga electrostática, los
cationes adsorbidos pueden ser intercambiados por otros de la solución del
suelo, convirtiéndose en cationes intercambiables, necesarios en los procesos de
nutrición de la planta.

Los cationes más importantes en los procesos de intercambio catiónico, por las
cantidades de ellos que participan en dichos procesos, son Ca2+, Mg2+, K+ y
Na+ (las bases del suelo) y NH4+; en suelos ácidos, a partir de ciertos valores
de pH, como se verá más adelante, el Al3+ juega un papel muy importante en el
complejo de intercambio catiónico del suelo constituyendo, junto con el H+, la
acidez intercambiable del mismo.

a. Propiedades del Cambiador.

El cambiador en el suelo corresponde a las partículas sólidas del mismo que


tienen la posibilidad de intervenir en los procesos de intercambio, es decir, a los
coloides minerales y orgánicos de aquel.

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Las propiedades de los coloides que afectan el intercambio iónico en el suelo
son, según Zhang y Zhao (1997):

Cantidad y Tipo de aquellos presentes en el suelo, es decir, la cantidad


(concepto textural) y tipo de arcilla (concepto mineralógico) y la cantidad
y tipo de materia orgánica activa del mismo. Lo relacionado con estos tópicos
se ampliará en numerales posteriores.
Superficie específica que presenten los coloides.
Densidad de carga de los coloides.
La superficie específica, es función directa del tamaño de las partículas, lo que
supone que los coloides deben presentar un alto valor en esta propiedad.

La densidad de carga, o sea la cantidad de carga que tiene una partícula por
unidad de superficie que posea (Fassbender, 1982; Zhang y Zhao,
1997), se determina con la siguiente relación:

Las unidades en las cuales se expresa la densidad de carga son: cmol m-2 o
meq m-2. se presentan los valores de cantidad de carga y de superficie específica
que presentan algunos componentes coloidales comunes en el suelo, tomados de
Fassbender (1982), de Bohn et al (1993) y de Zhang y Zhao (1997).

Zhang y Zhao (1997) diferencian dos tipos de superficies en las que se pueden
ubicar las cargas de los coloides: una interna, que corresponde a la superficie de
las caras de las láminas de los paquetes cristalinos de minerales de arcilla
expansibles y otra externa, que corresponde a las superficies de los otros sólidos
del suelo. La cantidad de superficie interna
puede ser tan grande como 700 m2 g-1 de material, en la montmorillonita o
400 m2 g-1 en la halloysita hidratada. La superficie activa de los
filosilicatos de tipo 1:1, de la illita y del alofano es toda externa.

b. Propiedades del Ión.

Ji y Li (1997) destacan que la fuerza de atracción entre una superficie cargada


y un ión es directamente proporcional a la carga del ión e inversamente
proporcional a la distancia al cuadrado que hay entre la superficie adsorbente

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y el centro del ión. Además, llaman la atención acerca del hecho de que los
iones en el suelo se encuentran hidratados y

La CIC del suelo se expresa en cmol (+) kg-1 de suelo o en meq (100 g de
suelo)-1 (ambas unidades son numéricamente iguales) y depende de la
cantidad y tipo de coloides que tiene:

CIC del suelo = CIC de la arcilla + CIC de la materia orgánica

El valor que toma la CIC de un suelo también está fuertemente afectado por el
valor del pH al cual se hace la determinación, aumentando el valor de aquella al
aumentar el pH; Uehara y Keng (1974) encontraron que cuando el contenido de
arcilla y de sesquióxidos de Fe y Al aumenta en el suelo, hay un mayor aumento
de la CIC del mismo por unidad de cambio que se de en el pH por encima del
PCC.

6. Capacidad de Intercambio Aniónico (CIA)

Es la medida de la capacidad que posee un suelo de adsorber aniones


intercambiables y es equivalente a la carga positiva del mismo. Según
Sánchez (1981), esta capacidad es importante en aquellos suelos con altos
contenidos de sesquióxidos de Fe y Al; Moormann (1986) y Bohn et al (1993)
también han establecido que este tipo de intercambio es de magnitud importante
en suelos tropicales fuertemente intemperizados, sobre todo a pH bajo.

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IV. CONCLUSION

El objetivo principal de este trabajo es la de poner en exposición las


características y propiedades químicas del suelo; como se pudo notar en el
desarrollo de monografía, el suelo es un sistema extremadamente complejo, y
por lo tanto, debe ser estudiado con minuciosidad y con destreza.

Primeramente, para poder realizar un buen estudio de suelo, debemos tener en


cuenta una serie de factores, como por ejemplo, debemos saber la disposición
física del suelo, tener los conocimientos previos referentes a los distintos perfiles
y horizontes, cuál era el cultivo anterior, entre otros.

Aquí también se pone a exhibición, la importancia del pH del suelo, los


factores que afectan el pH del suelo; la CIC (Capacidad de Intercambio
Catiónico) y la CIA (Capacidad de Intercambio Aniónico), que por cierto es
muy importante saber la importancia de estos en el suelo, y como así también,
los distintos tipos de minerales de arcilla que existen en el suelo.

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V. ANEXO

EL pH DEL SUELO.

Correspondencia de Valores de pH del Suelo. (Fig.II.B.1.a)

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Algunas características químicas de los iones más frecuentes del Suelo.

* Puede tomarse como promedia y en los coloides mencionados la carga es negativa.

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VI. BIBLIOGRAFIA

o Manual de Edafología

o KIEHL, E. Manual de Edafología. 1979. Sao Paulo: BR. Editora


Agronômica “Ceres” Ltda. 15-18, 22-23, 51-66

o Enciclopedia Práctica de la Agricultura y la Ganadería: El Suelo

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