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SUMARIO: I. Cuestiones generales. II. Principios relacionados a la prueba. III. Los momentos
de la actividad probatoria.
MARCO NORMATIVO:
I. CUESTIONES GENERALES
1. La inmediación de la prueba
Solo puede generar convicción judicial aquella actividad probatoria que resulta
directamente aprehendida por el órgano jurisdiccional. Por esta razón, se entiende –
como regla– que solo puede ser calificada como prueba aquella que es recepcionada
durante el juzgamiento oral (7) .
Del mismo modo, debe mencionarse que la vigencia de la regla de que la actividad
probatoria se desarrolla en el juicio oral, se vincula al mandato constitucional –
derivado de la idea de dignidad de la persona y por ello del Estado de Derecho– de
prohibición de la indefensión (9) . Si la Constitución Política reconoce al ciudadano el
derecho a la no indefensión, de ello puede perfectamente derivarse la necesidad de
que la actividad probatoria –que pueda llevar a desbaratar la presunción de inocencia
existente sobre el ciudadano– se produzca en la fase procesal con mayores niveles de
respeto al debido proceso. Es, justamente, en el juicio oral donde se realizan a plenitud
los principios de publicidad, oralidad, inmediación y contradicción (10) .
2. La libertad de la prueba
La libertad probatoria, sin embargo, como toda libertad tiene sus limitaciones.
Dichos límites están planteados por las ideas de legalidad y pertinencia.
El más importante límite que tiene la actividad probatoria está conformado por la
exigencia de licitud de los medios de prueba. Si la actividad probatoria vulnera la ley o
derechos fundamentales, su eficacia desaparece. Entramos así a lo que la doctrina
conoce como pruebas ilícitas (15) .
Aunque las expresiones “prueba prohibida” y “prueba ilícita” suelen ser utilizadas
como términos sinónimos, existe una distinción muy sutil entre estas: la prueba
prohibida , por significar la afectación de derechos fundamentales, no puede ser
objeto de valoración alguna; en tanto que la prueba ilícita , la cual es obtenida con
infracción de normas de menor rango, puede ser valorada judicialmente bajo
determinados presupuestos (17) .
La cuestión que se plantea en estos casos es acerca de una colisión entre dos
derechos fundamentales: el derecho a probar como elemento del derecho a la
defensa, y el derecho fundamental concretamente afectado mediante la actividad
probatoria.
Esto último cobra absoluto sentido en el caso que nos convoca, pues a través de la
noción del contenido esencial podrá determinarse el carácter ilícito de la prueba.
Podemos decir entonces: la actividad probatoria debe ser considerada ilícita cuando su
actuación afecte el contenido esencial de algún derecho fundamental .
La doctrina del fruto del árbol envenenado plantea, por el contrario, que los
efectos de la actividad probatoria violatoria de los derechos fundamentales se
difuminan e influyen en la actividad probatoria derivada de aquella (20) .
3. La comunidad de la prueba
Por esta razón no debe extrañar que algunos autores –como García Rada–
sostengan que el acusado no tiene nada que probar(23), en tanto que otros –menos
radicales y acordes con la realidad procesal– sostengan que la intensidad del deber de
probar sea mayor en el acusador que en el acusado(24) .
Por otra parte, el sistema de íntima convicción , propio de los juicios por jurados
del Common Law , propone que el valor de la prueba sea el asignado por la convicción
personal e íntima del juzgador; de allí que no resulte necesario fundamentar las causas
por las cuales se da por probado un hecho (32) .
NOTAS
(4) LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, Jacobo. Op. cit. Pág. 911; SÁNCHEZ
VELARDE, Pablo. “Manual de Derecho Procesal Penal”. Idemsa. Lima, 2004. Pág.
658; MIXÁN MASS, Florencio. “Cuestiones epistemológicas y teoría de la investigación
y de la prueba”. BLG. Trujillo, 2005. Pág. 219.
(5) GIMENO SENDRA, Vicente. “Derecho Procesal Penal”. Colex. Madrid, 2004.
Pág. 646.
(6) LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, Jacobo. Op. cit. Pág. 909; MONTAÑES
PARDO, Miguel Ángel. “La presunción de inocencia. Análisis doctrinal y
jurisprudencia”. Aranzadi. Pamplona, 1999. Pág. 74.
(10) MONTAÑES PARDO, Miguel Ángel. Op. cit. Pág. 75; BAYTELMANN, Andrés
& DUCE, Mauricio. “Litigación penal, juicio y prueba”. Alternativas. Lima, 2005. Pág.
214.
(11) Sobre las mismas: NAKAZAKI SERVIGÓN, César. Op. cit. Pág. 292.
(12) BAYTELMANN, Andrés & DUCE, Mauricio. Op. cit. Pág. 214.
(17) GIMENO SENDRA, Vicente. Op. cit. Pág. 651; MUÑOZ CONDE,
Francisco. “Valoración de las grabaciones audiovisuales en el proceso penal”.
Segunda edición. Hammurabi. Buenos Aires, 2004. Pág. 31.
(19) Expresión acuñada por Ernst Beling en 1803 y que, según expresiones de
San Martín Castro, es toda aquella prueba “que se obtiene con infracción de derechos
fundamentales”; SAN MARTÍN CASTRO, César. “Derecho Procesal Penal”. Volumen
II. Grijley. Pág. 644, véase también: REYNA ALFARO, Luis. “La validez de las
grabaciones videográficas en el Derecho Procesal Penal español”. En: Revista
Peruana de Jurisprudencia. N° 6. Normas Legales. Trujillo, 2001. Págs. 93 y sgtes.
(20) GIMENO SENDRA, Vicente. Op. cit. Págs. 652-653; MARTÍNEZ GARCÍA,
Elena. “Eficacia de la prueba ilícita en el proceso penal” (a la luz de la STC 81/98, de 2
de abril). Tirant lo Blanch. Valencia, 2003. Págs. 49 y sgtes.; GÁLVEZ MUÑOZ,
Luis. “La ineficacia de la prueba obtenida con violación de derechos fundamentales”.
Aranzadi. Navarra, 2003. Págs. 161 y sgtes.
(21) GIMENO SENDRA, Vicente. Op. cit. Pág. 648; JAUCHEN, Eduardo M. Op.
cit. Pág. 28.
(25) CLARIÁ OLMEDO, Jorge. “Derecho Procesal Penal”. Tomo III. Rubinzal-
Culzoni, Buenos Aires, 2001. Pág. 306.
(31) DE CAMARGO ARANHA, Adalberto José. Op. cit. Pág. 56; MALDONADO,
Pedro. “Pruebas penales y problemas probatorios (proceso penal venezolano)”.
Tercera edición, Ávila Arte, Caracas, 1989. Pág. 41.
[1]
El presente tema ha sido desarrollado extensamente por el autor en su reciente libro “El proceso penal
aplicado” (Gaceta Jurídica. Lima, 2006).
[2]
Profesor de Derecho Penal de la Universidad San Martín de Porres y de la Universidad Inca Garcilaso de
la Vega (Lima). Profesor invitado de la Maestría en Derecho Penal y Procesal Penal de la Universidad
Politécnica de Nicaragua.