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La asistencia del período placentario del parto mantiene un interés permanente, debido a
que conlleva muchos riesgos para la madre. La hemorragia post-parto contribuye
apreciablemente a la morbilidad materna, y por otra parte las manipulaciones necesarias
para controlar la hemorragia aumentan los riesgos de infección. Es por ello que el buen
manejo de este período del parto es fundamental para la culminación adecuada de un
embarazo y dependen en gran sentido la capacidad y manejo obstétricos.
CONCEPTO
El alumbramiento constituye el tercer y ultimo período del parto, tiene lugar después del
nacimiento del niño y consiste en el desprendimiento, descenso y expulsión de los anexos
ovulares por el conducto genital.
Varios estudios han demostrado que las contracciones uterinas en el tercer período del parto
continúan con la misma intensidad y frecuencia que durante el período expulsivo, es decir,
de 55 - 65 mmHg a intervalos de 3 - 4 minutos. La combinación de las contracciones y la
reducción de la superficie de la cavidad uterina tras la expulsión del feto, da lugar al
desprendimiento de la placenta de la pared uterina.
CONDICIONES ESPECIALES
En el embarazo múltiple hay una disminución del tamaño uterino tras la expulsión del
primer feto, por lo que se hace posible una separación prematura de la placenta. Por otra
parte la bolsa amniótica del otro feto mantiene cierto control sobre la zona de implantación
placentaria.
a.1- Signo de Schroeder: a medida que la placenta se desprende, el útero se torna más
globuloso y asciende por arriba del ombligo, lateralizándose levemente hacia el flanco
derecho.
Al llegar la placenta al segmento inferior uterino, lo distiende y motiva con ello el ascenso
y lateralización máxima del fondo uterino.
b.2- Signo de Kustner: consiste en el movimiento del cordón al desplazar hacia arriba el
segmento y inferior. El signo es positivo si el cordón umbilical permanece igual o
desciende al desplazar hacia arriba el segmento inferior, o negativo si el cordón asciende.
b.4- Signo de Fabre o Signo del Pescador: en este caso los movimientos se realizan con
la mano que sostiene el cordón umbilical y la mano abdominal recibe o no las
trepidaciones.
c.1- Signo de mayor descenso del fondo uterino: al llegar el útero a la vagina el mismo
experimenta su mayor descenso. El fondo uterino se sitúa aprox. a 5-6 cm. Por debajo del
fondo uterino.
c.2- Signo del globo de seguridad de Pinard: la retracción uterina determina que las
fibras musculares aprisionen los vasos, lo cual confiere al útero una consistencia leñosa.
1) Pinzamiento del cordón: Tras la expulsión del feto y la atención del mismo, se pinza el
cordón a 1-2 cm. del feto y se corta, dejando un trozo más largo (4-5 cm. ) en caso de ser
necesaria la exanguinotransfusión fetal. El momento más oportuno para el pinzamiento del
cordón es de 30-60 segundos posterior al nacimiento, lo que proporciona unos 80 cc. de
sangre extra al recién nacido con aporte de aproximadamente 50 mg de hierro al mismo
reduciéndose la frecuencia de anemia ferropénica en los neonatos.
Los cuadros patológicos más importantes que pueden producirse durante el período de
alumbramiento son los siguientes:
b) Contracciones espasmódicas.
1. Desgarros
2. Rotura uterina
1. Causas locales:
Desgarros
Rotura uterina
2. Causas generales:
Trastornos de la coagulación
3. En rarísimas ocasiones puede producirse el cuadro de la llamada inversión uterina.
RETENCIÓN PLACENTARIA
Es una anomalía relativamente frecuente del tercer período del parto (sucede alrededor del
1% de todos los partos), que se presenta cuando la placenta no se desprende de su lecho de
inserción, al menos en un tiempo prudencial, que suele estimarse en 30 minutos después de
la expulsión del feto; o puede ocurrir que se desprenda, pero que no pueda expulsarse por
producirse trastornos dinámicos uterinos.
Secundaria: por agotamiento uterino que se debe a largo trabajo de parto, sobre
distensión del órgano por feto grande, gemelaridad o hidramnios.
La inercia uterina es, el factor que causa del 50% de todos los casos de hemorragias graves
del post-parto.
2. CONTRACCIONES ESPASMÓDICAS
Anomalías contráctiles del útero, por lo general espasmos parciales del mismo, pueden ser
origen de anomalías en el período placentario.
Las contracciones espasmódicos en las fibras circulares de los cuernos uterinos también
pueden producir anomalías en el desprendimiento y la expulsión de la placenta. Cuando la
contracción espasmódica afecta al músculo orbicular de la trompa, se forma un saco que
retiene la placenta por entero en su interior: Encastillainiento de la Placenta. Otras veces, la
placenta se encuentra en parte por arriba del espasmo del cuerno uterino: Engatillamiento
de la Placenta.
Normalmente, la decidua endometrial constituye una barrera para la invasión del miometrio
por las vellosidades trofoblásticas en proliferación de la placenta; éstas se fijan en la parte
compacta de la decidua basal y el desprendimiento se hace en la parte esponjosa más
profunda. Cuando esta barrera es defectuosa las vellosidades pueden llegar hasta el
miometrio y constituyen entonces adherencias anormales de la placenta, con distintos
grados de penetración en el mismo, lo que hace difícil o imposible su separación de la
pared uterina en el alumbramiento.
(c) Placenta Pércreta: cuando las vellosidades penetran todo el espesor del
miometrio llegando a invadir la serosa uterina e inclusive órganos adyacentes como la
vejiga.
El acretismo placentario puede ser: total': cuando incluye toda la placenta; “parcial”: si
afecta a uno o más cotiledones; y “focal”: si distintas áreas placentarias se hallan
interesadas en este proceso de adherencia anormal.
Si el acretismo fuera parcial (único cotiledón adherente), éste pudiera quedar retenido en el
útero, mientras que el resto de la placenta se separa normalmente.
Desde el punto de vista histológico existe ausencia total o parcial de la decidua basal; en
algunas ocasiones, la decidua está reemplazada por tejido conectivo laxo a través del cual
pueden observarse esparcidos algunos grupos de células deciduales. El resto, decidua
parietal, puede ser normales, aunque con mayor frecuencia es completamente deficiente,
ejerciendo escasa o nula resistencia a la invasión de las vellosidades placentarias.
La rotura del útero durante el embarazo puede complicar la evolución del mismo,
ofreciendo un cuadro agudo y grave. Pero, en general, durante la gestación, el acretismo
placentario es silencioso, así como también durante el parto. Es en el tercer período de éste
cuando se pone de manifiesto las dos complicaciones características: retención de Placenta
y hemorragia post-parto.
La retención placentaria tiene lugar siempre o con placenta acreta total donde ocurre falta
absoluta de separación de la misma y los intentos de alumbramiento manual fracasan por
completo. El desprendimiento parcial (espontáneo o provocado) en casos de acretismo
incompleto se acompaña de hemorragia copiosa y secundariamente de estado de Shock.
Una rara, pero grave complicación es la inversión uterina en el tiempo del alumbramiento;
esto ocurre por lo general en el intento de separación manual de la placenta. Como siempre
en estos casos, sea por retención placentaria o complicada con hemorragia, se procede de
primera intención a la prueba del alumbramiento manual, la cual permite hacer el
diagnóstico de acretismo placentario ante el fracaso de hallar un plano de separación
Interútero - placentario, que facilite el desprendimiento gradual y progresivo de la placenta.
El tratamiento definitivo es la histerectomía
Esta medicación oportuna trata de producir contracciones de buena intensidad para asegurar
el desprendimiento y expulsión de la placenta que en general se produce de 3 a 5 minutos.
Frente a una retención de placenta por inercia total (sin hemorragia o parcial con escasa
hemorragia, se aconseja que pasado 30 minutos se practiquen medidas terapéuticas que
ayuden a la expulsión de la placenta (oxitocina por vía endovenosa a dosis de 100 a 500
mU/min.). Si fracasa, se procede en primera instancia al masaje uterino suave para
conseguir que se contraiga. Si no se logra el desprendimiento se recurrirá a realizar la
Maniobra De Credé. Esta consiste en hacer una buena presión en el útero, abarcando la
totalidad de éste con la mano, el dedo pulgar sobre la cara anterior y todos los demás dedos
sobre la posterior. Esta maniobra se repite dos y tres veces. Hay que tener en cuenta que la
Maniobra De Credé puede provocar a veces desprendimientos parciales de la placenta, con
el consiguiente riesgo de hemorragia. Además, debe realizarse cuando el útero está bien
contraído, de lo contrario, puede provocarse inversión uterina.
Si con todo esto no se logra el desprendimiento y expulsión de la placenta, puede recurrirse
a practicar la Maniobra De Credé bajo anestesia.
Esta es una técnica que requiere asepsia rigurosa, anestesia general profunda,
preferiblemente anestésicos gaseosos capaces de relajar la musculatura uterina. Con la
paciente en posición ginecológica se coloca la mano no hábil en el fondo uterino a través de
la pared abdominal, la cual lo sostiene y comprime; se introduce la mano hábil en la
cavidad uterina siguiendo el cordón umbilical hasta llegar a la placenta, una vez localizada
el borde de ésta se procede a despegarla cuidadosamente introduciendo el borde cubital de
la mano entre la pared uterina y la cara materna de la placenta. Continúa el desprendimiento
en el plano de clivaje obtenido, mediante movimientos de gañada o similar al
despegamiento de las hojas de un libro con la mano, una vez asegurada que la separación es
completa, deberá sostenerse intraútero la placenta con la mano externa y traccionarla
gradualmente hasta el exterior
Debe tenerse cuidado en la extracción total de las membranas, para lo cual se hace útil
levantar el útero hacia arriba, con la mano no abdominal suavemente. Se revisa la placenta
y se introduce nuevamente la mano para comprobar que el interior del útero está vacío: esta
maniobra también puede practicarse con los dedos envueltos en una gasa húmeda de tal
manera de practicar un suave curaje para la extracción posible de restos, lo que ayudará
también a obtener una mejor contracción uterina. Luego se procede a inyectar por vía
endovenosa medicación oxitócica.
Las hemorragias del alumbramiento constituyen un cuadro clínico que se presenta con
frecuencia diversa. En términos generales se admite que una hemorragia menor de 500 ml
durante el alumbramiento es normal y que cantidades superiores a 1.000 ml deben
considerarse definitivamente patológicas. Según este criterio se considera que el 5% de los
partos se complica con hemorragia del alumbramiento, mientras que se admite que
hemorragias comprendidas entre 500 ml y 1.000 ml pueden llegar a presentarse en casi la
cuarta parte de los partos. Sin embargo el American College of Qbstetricians and
Gynecologists, tratando de incluir un criterio más objetivo, admite que ha habido
hemorragia del alumbramiento cuando el hematocrito ha experimentado un descenso de 10
o más puntos porcentuales o cuando se ha necesitado aplicar una transfusión sanguínea por
compromiso hemodinámico de la paciente.
1º. Una hemorragia de tipo continuo antes de expulsar la placenta, que aparece
inmediatamente después de la expulsión fetal, hace pensar en una lesión del aparato genital
(rotura uterina, lesión cervical).
2º. Si antes de expulsar la placenta aparece súbitamente una hemorragia intensa y violenta,
hay que pensar de inmediato que se trata de un desprendimiento parcial de placenta.
3º- Pérdida grande brusca y a repetición después de expulsada la placenta, pensar en atonía
uterina.
4º- Pérdida continua no abundante después de expulsada la placenta, con buena contracción
uterina, pensar en desgarros, discracias sanguíneas o hemorragias de inserción del lecho
placentario.
1) Desgarros:
Las laceraciones o desgarros del cuello uterino son causas frecuentes de hemorragia
temprana Aunque éstas coexisten con procedimientos quirúrgicos vaginales, pueden
presentarse después de partos espontáneos.
2) Trastornos de la Coagulación:
Atonía Uterina
Una vez producida la expulsión placentaria, se observa una hemorragia genital que, por
maniobras externas, se revela debida a falta de contracción del útero, el cual está blando,
flácido y atónico. Ello entraña además de la falta de acción de las ligaduras vivientes de
Pinard, una dificultad de constricción vascular y de formación local de trombos sanguíneos
Etiología.
Multiparidad.
Partos Prolongados.
Uso de Oxitócicos.
Miomas uterinos.
Diagnóstico:
Por palpación se observa la existencia de un útero voluminoso y blando que se vacía por
maniobras externas y vuelve a llenarse a continuación.
El pronóstico depende de la intensidad de la hemorragia, pero puede ser muy grave y puede
acompañarse con trastornos de la coagulación.
Tratamiento:
Medidas mecánicas:
5. Histerectomía.
Inversión Uterina
Es una complicación rara pero potencialmente catastrófica del tercer periodo del trabajo de
parto. Como en la mayor parte de las urgencias obstétricas es primordial la identificación
temprana y el tratamiento adecuado para disminuir la morbilidad y mortalidad materna
potenciales que se señalan en 13 a 41 % de los casos. Sin embargo, con el reconocimiento
inmediato el tratamiento intensivo del choque y la recolocación del útero con ayuda de
relajantes y anestesio han eliminado virtualmente la mortalidad materna.
Clasificación
Primer grado: fondo se invagina dentro del útero sin sobrepasar el cuello.
Cuarto grado: la inversión del órgano es total, incluyendo cuerpo, istmo y cuello.
Etiología:
1. Condiciones predisponentes:
Placenta ácreta.
2. Condiciones Funcionales.
Atonía Congénita.
Tratamiento:
1. De sostén:
Transfusión de hemoderivados.
Anestesia (halotano).
Técnicas:
Masaje uterino.
Oxitocina.
Prostaglandinas.
Técnica de Johnson (reducción manual de útero) Para recolocar el útero, se pone la mano
del médico en la vagina y las puntas de los dedos en la unión del cuerpo y el cuello, en tanto
se sostiene el fondo firmemente en la palma de la mano. Se eleva entonces todo el útero
fuera de la pelvis y se coloca forzadamente en la cavidad abdominal por arriba del ombligo.
Como consecuencia de esta maniobra los ligamentos uterinos se distienden y tensan, y
originan, primero, que el anillo cervical se amplíe, y después permiten que el fondo jale el
anillo y se restablezca su posición normal.
Técnica de Q'Sullivan: Esta técnica implica el uso de presión hidrostática. Se deja fluir
rápidamente sol. Salina tibia hacia la vagina por la fuerza de gravedad, en tanto 1a mano
del médico y su brazo cierran el introito e impiden que escape líquido. Conforme las
paredes vaginales empiezan a distenderse en forma ascendente, la presión fuerza al fondo
uterino hacia su posición original.
Puede requerirse las técnicas quirúrgicas en las pacientes con algún grado de retracción del
anillo cervical e imposibilidad de reducción inmediata del útero.
Técnica de Huntington; Es una técnica con abordaje abdominal para recolocación del útero.
Después de la laparotomía se identifica el embudo de inversión y se colocan pinzas de Allis
en el útero a cada lado y en los ligamentos redondos 2 cm por debajo del embudo. Se ejerce
tracción ascendente y suave sobre las pinzas y se colocan otras nuevas, 2 cm por debajo de
las previas. Se repite el proceso hasta que concluye la recolocación del fondo. Si con este
procedimiento no se logra la reducción puede infectarse la operación de Haultain.
Técnica de Spinelli: es una técnica con abordaje quirúrgico vaginal para recolocación del
útero invertido, procedimiento en que la vejiga se diseco del cuello y el segmento uterino
inferior. Después se hace una incisión transversa en la pared vaginal anterior, apenas arriba
del labio cervical anterior. Se inciden éste y el anillo cervical junto con la pared uterina
anterior tanto como se requiera para la recolocación. El útero cortado se pone entonces por
presión ascendente sobre el fondo. Se cierra la pared uterina anterior en dos capas dejando
uno incisión vertical idéntica a la de una cesárea clásica que se ha extendida a través del
cuello uterino.
Rotura Uterina
Es lo solución de continuidad de la pared uterina que ocurre durante el embarazo, una vez
que el feto ha alcanzado su viabilidad, y que pone en peligro la vida de la madre y del feto.
Factores Predisponentes.
Fórceps.
Gran multiparidad.
Anomalías uterinas.
Clasificación;
1. Según la extensión;
Espontánea; ocurre con útero indemne por distensión sostenida del segmento
inferior. ( pelvis estrecha, hidrocefalia, situación Transversa y tumores pelvianos).
Diagnóstico
La RU va precedida por signos y síntomas que hacen pensar que en poco tiempo va a
ocurrir. La RU es un cuadro cuyos síntomas se manifiestan antes de la expulsión fetal. En
algunas circunstancias, el niño puede nacer por vía vaginal y la hemorragia puede
manifestarse durante el alumbramiento. Los signos y síntomas más frecuentes son. SFA,
dolor abdominal, hemorragia vaginal, falta de descenso de la presentación, hipertonía
uterina y alteración del contorno uterino.
El diagnóstico definitivo se hace durante el acto operatorio por visualización directo o con
la revisión manual de la cavidad uterina postparto.
Tratamiento.