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La escena
Podríamos elegir otras como, por ejemplo, que en las prácticas sociales la lectura
y la escritura están devaluadas o que la sociedad actual no valora el esfuerzo, etc.,
afirmaciones que también darían para su desnaturalización y reflexión. Quizá quede
para otro trabajo. En esta ocasión vamos a focalizarnos deliberadamente en el enunciado
que más constriñe la problemática al ámbito de la educación.
“Lo que pasa es que el secundario les dio una mala base”
En primer lugar “algo pasa”. Es decir, se nota que hay un problema y no nos es
indiferente. Ningún docente desea que su materia sea intransitable ni que los contenidos
programados no sean aprendidos. Por lo tanto, “hay” una complicación, se ve y eso es
bueno.
Ahora bien, tercera cuestión, si “el secundario les dio una mala base” no
podemos construir sobre ella los nuevos conocimientos que brinda la educación
superior. ¿De qué base hablamos? ¿Todo lo que necesitamos para encarar nuestra tarea
lo deben aprender en el secundario? ¿Podríamos precisar, en ese sentido, los contenidos
referidos a la lectura y la escritura?
Dice Jorge Larrosa que el lenguaje tiene un “destino babélico”, es decir que
habitamos entre lenguas y no en “una” única y exclusiva. Para entender un poco más el
alcance de esta afirmación hagamos el repaso de todas las situaciones cotidianas en las
que involucramos el lenguaje y observemos su disparidad, desde el simple intercambio
lingüístico en un supermercado o la escritura de un mensaje de texto hasta la
complejidad de un encuentro educativo. Se habla y se escribe de diferentes maneras
según los espacios y los destinatarios, se formaliza o no el lenguaje, se lo hace más
complejo o simple, más técnico o coloquial, se utilizan o no abreviaturas (en el caso de
la escritura), muletillas y malas palabras (en el caso de la oralidad), se contienen las
emociones o no, etc.
1
J. Larrosa. “Leer (y enseñar a leer) entre las lenguas 20 fragmentos (y muchas preguntas) sobre Lectura
y Pluralidad”, Colombia, Universidad ICESI, 2009.
http://bibliotecadigital.icesi.edu.co/biblioteca_digital/bitstream/10906/2304/6/1_LARROSA.pdf#page=5
&zoom=auto,0,187 , consultado el 20/8/13. Las negritas son nuestras.
podríamos afirmar que la cuestión central en los IFS respecto de las prácticas de lectura
y escritura es que en ellos se pide una lengua con mayor rigurosidad conceptual y un
mayor control del sentido. De algún modo, un “antibabelismo radical” contrario a la
situación original de la palabra. Gesto imprescindible pero que sólo se puede concebir
como un proceso.
La alfabetización académica
Por lo tanto, pensar que “el conjunto de nociones y estrategias necesarias para
participar en la cultura discursiva” de cualquier carrera del nivel superior estará
incorporado solo por haber aprobado el nivel de estudios secundario es partir de una
premisa que acarrea más frustraciones que aciertos. ¿A qué nos referimos? A que las
prácticas de lectura y escritura del nivel superior son prácticas complejas y específicas
que deben construirse del mismo modo que se construyen los conocimientos propios de
cada disciplina. La lengua para abordar los saberes y para incluir a los alumnos en la
comunidad profesional a la que aspiran sólo puede ser concebida como un proceso,
como una tarea que implica primero la desnaturalización y luego su práctica permanente
y reflexiva.
Conclusiones
3
Nos referimos a tramas textuales como narración, descripción, explicación, argumentación o
instrucción.
4
Con esa expresión Vincent Tinto para señaló que en Estados Unidos, para muchos estudiantes de bajos
ingresos, la universidad se ha convertido en una puerta giratoria: así como entran, salen. Frase citada
por A. Ezcurra en “Los estudiantes de nuevo ingreso: responsabilidad y democratización de las
instituciones universitarias”, en Cadernos de Pedagogia Universitária, São Paulo, Pró-reitoria de
Graduação, 2007. P. 31.