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Introducción y selección
Eduardo Subirats, Traducción Roberto Blatt. Taurus: España, 2001.
3. Palabras clave:
Derecho natural, derecho positivo, violencia mítica, violencia divina.
4. Citas relevantes
Para explicar la relación entre violencia y derecho, es decir, la violencia como fundadora de
derecho, Benjamin analiza el caso de la violencia cuando esta es ejercida por personas
individuales, señalando:
… en lo que concierne a la persona individual como sujeto de derecho, la tendencia
actual es de frustrar fines naturales personales en todos los casos en que para
satisfacerlos pueda hacerse uso de la violencia […] Todo fin natural de las personas
individuales colisionará necesariamente con fines de derecho, si su satisfacción
requiere la utilización, en mayor o menor medida, de la violencia […] e1derecho
considera que la violencia en manos de personas individuales constituye un peligro
para el orden legal (Benjamin 26).
La violencia divina es la irrupción del poder mesiánico sobre una realidad ordenada
por el derecho positivo (violencia mítica), que no es otra cosa sino un sistema saturado de
jerarquías, categorías, definiciones, reglas, normas, leyes, etc., que, en conjunto, muestran
que la violencia funda el derecho, garantiza su continuidad y consolida un poder político.
De esta manera la violencia divina es una irrupción transformadora que destruye la
regularidad histórica. La consecuencia del ejercicio de la violencia divina es el mundo de la
igualdad en su interpretación más radical.
5. Comentario
En Para una crítica de la violencia, Benjamin reflexiona sobre la relación entre derecho y
violencia, establece un estrecho vínculo entre ambas formas, concluyendo que son distintas
manifestaciones que comparten un mismo origen, que la naturaleza del derecho es la
violencia. La violencia asume la fundación y la conservación del derecho como sus
funciones fundamentales
La reflexión benjaminiana sobre la violencia, el derecho y la justicia contribuyó a
enriquecer el debate sobre estos problemas centrales para la filosofía. El planteamiento
sobre la violencia divina, que se opone a la violencia mítica, es una tesis radical difícil de
comprender que continúa dando lugar a controversias. Esta parte final del reporte lo dedico
a explicar mí interpretación sobre la diferencia fundamental entre violencia mítica y la
violencia divina. Benjamin afirma que la violencia no tiene otra función más que fundar y
conservar al derecho mismo, su función es la de repetir a perpetuidad el momento mítico en
que se funda el derecho. La violencia mítica que se hace manifiesta como un poder
legislador, tiene un carácter utilitario al servicio de los fines jurídicos y de los intereses
mezquinos, ambos animados por el deseo de perpetuar un orden social desigual entre
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quienes gozan de enormes privilegios y los desposeídos. El carácter utilitario o instrumental
de la violencia mítica, esto es, por ser un medio y no un fin en sí misma, le confieren una
característica de impureza cuando se le compara con la violencia divina. Para romper con la
violencia mítica Benjamin opone la violencia divina.
La violencia divina es una noción difícil de imaginar porque nuestro pensamiento se
organiza en base a las categorías aristotélica-kantiana, es decir, nuestra racionalidad
entorpece su comprensión. Sin embargo, es claro que la violencia mítica establece todo un
sistema de fronteras cimentadas en el derecho. La violencia divina rompe esta estructura de
poder, es una violencia revolucionaria, se trata de una violencia pura sin tiene carácter
instrumental porque no responde a criterios establecidos fuera de ella, es decir, es una
violencia no mediatizada que se desliga de toda finalidad ajena a ella misma. La violencia
divina disuelve las fronteras edificadas por el poder legislador, arrasa con los límites,
desmantela el derecho, es una violencia extremadamente letal y fulminante, pero incruenta.
Este tipo de violencia se desmarca de toda posible relación histórica con el ámbito jurídico,
esto es, se distingue por ser ajena a toda referencia que no sea ella misma.
El mundo que nos presenta Benjamin a través de la violencia divina es un mundo en
el que las categorías, las jerarquías, las reglas, las normas, las leyes, etc., han desaparecido,
en suma es el mundo en el que el imperio de la ley ha sido arrasado, un mundo sin límites,
sin fronteras, es un mundo redimido y en total libertad. De acuerdo con Benjamin, para
habitar un mundo en completa igualdad es preciso la destrucción del derecho. Sin embargo,
resulta poco inteligible alcanzar a imaginar la posible permanencia humana en un mundo
arrasado por la potencia destructora de la revolución divina.
La reflexión de Benjamin sobre la violencia mantiene su vigencia, puesto que
después de la superación del nazismo, la barbarie está presente en un mundo enervado por
una noción de progreso que continúa generando víctimas. La noción de violencia divina
conserva incólume su sentido y nos ayuda a pensar desde otra perspectiva, el problema de
la violencia, el derecho y la justicia.