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16/11/2015
El lucro en la educación
Microeconomía I
Una mirada general.
El lucro en la educación es un tema que ha generado incontables charlas, debates, polémicas, y
se podría decir que hasta amistades o rivalidades a lo largo de la historia. En Chile, por ley, las
universidades deben organizarse como personas jurídicas sin fines de lucro. Esto quiere decir que
la obtención de utilidades, por parte de los asociados, provenientes de la operación de la
universidad, no está permitida. Sin embargo, hay muchas universidades privadas, quizá la
mayoría de ellas, que eluden de manera legal esto, mediante estrategias que consisten en
traspasos de dinero con empresas pertenecientes a los dueños y fundadores de las universidades,
o personas cercanas, quedándose ellos con parte del beneficio. Acá es cuando se nos presenta el
debate sobre si esto es legítimo o no.
Al respecto se ha argumentado muchas veces que el lucro, que en este parrafo entenderemos
como estas hábiles triangulaciones de dinero entre empresas, ayuda a generar competencia entre
las distintas organizaciones, y a provocar un aumento en la calidad de la educación. También se
ha defendido el lucro afirmando que es garantía de libertad de enseñanza, considerando sectores
que buscan una educación especial, tomando en cuenta aspectos religiosos, experimentales, edad
de los estudiantes, etc. Por otro lado, en contra del lucro se puede escuchar que la educación no
debería ser tratada como un bien de consumo y de mercado, sino como un bien público, como un
derecho de las personas, afirmando que la búsqueda de beneficios no es legítima ya que en lugar
de enfocarse en la educación, los dueños se concentran en sus ganancias. Como estas ideas hay
muchas más, demostrando la importancia que ha tenido este tema, que ha inventado desde
numerosas discusiones entre amigos o peleas familiares, hasta importantes marchas estudiantiles
y fuertes debates políticos.
El objetivo de este trabajo será analizar y exponer las opiniones de personajes con experiencia
sobre el tema, con el fin de responder a la pregunta acerca de si la prohibición del lucro
contribuye o no, a mejorar la educación en el país, analizándose principalmente desde una
perspectiva normativa, aunque tocando también aspectos de carácter positivo, y donde la opinión
del autor no será un factor importante a tener en cuenta.
Sobre el lucro y la calidad.
Si analizamos argumentos a favor de la educación con fines de lucro, encontramos muchas veces
el asunto de la calidad educativa que pueden proporcionar las instituciones privadas que entregan
excedentes a sus dueños y asociados, señalando que el nivel proporcionado es aceptable y
muchas veces superior, siempre y cuando hayan regulaciones, lo que hace que estas instituciones
sean una buena fuente de educación para el país. Andrés Bernasconi hace alusión a esta
discusión:
“¿Puede una institución con fines de lucro, que traslada parte de sus ingresos a los accionistas,
proporcionar más calidad –calidad medida, digamos, en términos de la aptitud de sus graduados
para el trabajo, que es el fundamento del valor prometido en aquellas instituciones- que una
institución comparable sin fines de lucro, libre para gastar todos sus ingresos en los
requerimientos de la educación?”.1
Es cierto como menciona aquí Bernasconi, que las instituciones sin fines de lucro tienen la
ventaja de que todo el excedente que se obtenga tiene como destino ser reinvertido en la
educación. Sin embargo, los inversionistas privados deben garantizar la mayor calidad posible, y
ventajas para los estudiantes ya que su objetivo es que ellos opten por su institución para
educarse. “No es del todo claro que una prohibición absoluta (que afecte a todas las
universidades) sea la mejor alternativa para educar a los jóvenes chilenos. Proveedores con fines
de lucro, en la medida que se evalúen sus resultados, estén sujetos y cumplan con requisitos de
divulgación pública de información, y sean monitoreados por parte de una autoridad con
atribuciones y recursos adecuados, buenamente podrían otorgar educación de calidad y ofrecer
programas flexibles adaptados a las necesidades de distintos grupos de la población”.2
Bernasconi (2013, p. 10) también sostiene que la búsqueda de beneficios y la maximización de
utilidades también pueden llevar a mejorar la eficiencia en la educación: “Si la empresa ha de
obtener ganancias económicas para sus propietarios, es preciso frenar el desperdicio, minimizar
el tiempo de inactividad, medir con cuidado las inversiones y aprobarlas por su rendimiento, y
aplicar con habilidad los incentivos para que todos en la organización pongan lo mejor de su
parte. Dichas decisiones no solo benefician a los clientes sino que es típico que no ocurran en las
instituciones sin fines de lucro o públicas. Además, se podría estimar que la estructura legal de
las instituciones con fines de lucro se acomoda mejor al despiadado entorno competitivo de la
educación superior de hoy, en comparación con la engorrosa configuración de las fundaciones y
demás formas benéficas del dominio privado sin fines de lucro”. Como han ilustrado estos
autores, pese a no destinar todo el excedente en la educación, los privados con fines de lucro
buscan mediante estrategias de gestión, que el estudiante se vea beneficiado en sus instituciones,
en materias de calidad, incentivos, y otros aspectos. Podemos ver entonces, que la calidad
formativa es un factor que puede defender la idea de la educación como una inversión por parte
de los privados, obteniendo ellos beneficios por el riesgo asumido. Carlos Williamson también
plantea que puede haber espacio para el modelo con fines de lucro, al ser la calidad el impulsor
del negocio: “Con todo, el modelo sin fines de lucro no necesariamente debe verse como la única
opción para organizar la educación universitaria sin las amenazas de operadores que defraudan la
confianza y la fe pública. Conceptualmente, el lucro puede coexistir con la calidad del proyecto
educativo en la medida en que la calidad garantiza la
1
Bernasconi, Andrés, “El motivo del lucro en la educación superior”, International Higher Education 71, 2013, p.
11. 2
Valenzuela Nieto, Ignacio, “La prohibición a los fines de lucro y propuestas de gobierno para las universidades
chilenas”, Propuestas de Política Pública CEP, 9 de mayo 2015, p.50
sustentabilidad económica del proyecto en el largo plazo. Es decir, hay incentivos a evitar el
engaño porque en algún momento el mercado castiga a quien defrauda la fe pública”.3 Esto nos
indica que el comportamiento aprovechador que consistiría en no entregar una educación de
nivel con el objetivo de mejorar las ganancias a corto plazo, se vería frenado en pos de tener una
buena reputación y de priorizar las utilidades en el largo plazo.
Una oportunidad para todos.
Existe una idea que también ha sido marcada por los autores señalados anteriormente, y por otros
defensores del lucro en la educación, que indica que las instituciones privadas muchas veces
garantizan tipos de educación diferentes, o enfocados a un público distinto al de las
universidades tradicionales sin fines de lucro. Williamson (2012, p. 4) afirma que “se puede
caracterizar la educación superior con fines de lucro en el país del norte como una oportunidad
de acceso para grupos de la sociedad con énfasis en: minorías étnicas, con bajos niveles de
ingreso familiar, más bien adultos, con preponderancia del sexo femenino, que ven dificultades
de acceso en instituciones públicas o privadas sin fines de lucro y que habitualmente demandan
una formación técnica profesional, en programas a distancia y no conducentes necesariamente a
grados académicos”, haciendo alusión a que en EEUU, una gran cantidad de personas que no
contaron con una educación superior habitual, por los motivos indicados anteriormente, tienen
ahora su oportunidad gracias a instituciones con fines de lucro. Lo mismo también es señalado
por Valenzuela cuando nos dice que “En algunos países, compañías privadas con fines de lucro
(algunas con presencia internacional), se han enfocado en estudiantes mayores, quienes por
trabajo o paternidad han postergado sus estudios y a quienes no les resulta posible seguir las
carreras universitarias tradicionales, impartidas en campus universitarios y de tres o más años de
duración. Estos mercados, en general, han sido calificados como saludables”.4 Todo esto nos
podría indicar que sin estas instituciones que buscan ganancias, muchas personas se quedarían
sin educación.
Diálogo y encuentro de opiniones.
Alrededor de mayo del 2011, en Chile se produce un movimiento de protesta estudiantil, donde
“Cuatro meses después los estudiantes secundarios mantienen el control de alrededor de 200
escuelas municipales y los universitarios tienen tomadas o mantienen paralizadas las actividades
en alrededor de 27 Universidades (las 25 Universidades del Consejo de Rectores, CruCh) y dos
privadas. Más aún, en otras instituciones privadas ha habido paralización ocasional de
actividades y adhesión a las marchas a lo largo de todo el
3
Williamson, Carlos, “Universidad y lucro”, Puntos de Referencia Cep, Septiembre 2012, pp. 3-4. 4
Valenzuela Nieto, Ignacio, op. cit., p.16.
5 país”
. Parte de lo que pedían los estudiantes en estas protestas, era terminar con el lucro en las
instituciones de educación privadas, e instaurar la gratuidad de la educación para quienes no
podían financiarla. El argumento defendido por ellos, según Bernasconi en el Centro de políticas
y prácticas en educación (ceppe número 13, 2013), era que “perseguir el lucro en la educación es
moralmente ilegítimo y debería prohibirse legalmente. En ninguna circunstancia, sostienen los
estudiantes movilizados, la educación puede ser un negocio, y lo mismo parece creer la mayoría
de las personas en el país. Al argumento moral se agrega el de la calidad: cuando los
sostenedores de un establecimiento educacional retiran los excedentes como utilidades, en lugar
de reinvertirlos, la calidad de la educación experimenta detrimento. En otras palabras, si todos
los recursos que recibe la educación— subvenciones, financiamiento compartido, matrículas,
aranceles, y aportes fiscales a la educación superior—, se invirtieran efectivamente en el
proyecto educativo, y no en remunerar a los dueños de los establecimientos, entonces tendríamos
una mejor educación”.
6
Centrándose en el argumento de la calidad, esto contrasta con las ideas de los
autores que fueron señalados anteriormente, ya que estas consistían que la calidad es compatible
con instituciones con fines de lucro, ya que esta puede beneficiarlas en la obtención de
utilidades. Bernasconi (2013, p.11.) afirma que “Observadores en América Latina sostienen que
ciertas instituciones de Chile y de Costa Rica mejoraron luego que fueran adquiridas por firmas
internacionales de educación”7, y Valenzuela (2015, p.16) hace alusión a hechos similares
cuando dice que “En Brasil, estudios recientes demuestran que una de las grandes compañías
internacionales que proveen educación superior ha mejorado los resultados de al menos nueve de
los once centros de educación superior que controla, desde que asumió el control de los mismos
(uno habría demostrado retroceso y el otro se habría adquirido muy recientemente para
determinar los efectos de la adquisición)”, refiriéndose a una compañía con fines de lucro. Estas
afirmaciones presentan una mirada que plantea la convivencia de las instituciones con fines de
lucro, con una buena calidad de enseñanza, basándose en hechos empíricos como los sucedidos
en esos países de Latinoamérica, donde se incluye Chile. En contra de esta visión también
encontramos lo que plantea Víctor Orellana, del Centro de Investigación Avanzada en Educación
(CIAE) de la Universidad de Chile: “(...) Y con eso ayuda al movimiento estudiantil. Le concede
la veracidad de uno de sus principales reclamos: el lucro siempre irá contra la calidad, puesto que
de existir, hay dineros generados por la educación que no se reinvierten en educación”
8
. Al
igual que los estudiantes movilizados, la opinión de Orellana está en que nuca irán de la
5
Gonzalez, Luis E. /Espinoza, Oscar, “La educación superior en Chile, p.6. 6
Bernasconi, Andrés, “El lucro en la educación superior: ¿En qué consiste? ¿Cómo se regula en Chile? ¿Qué
factores considerar para formarse una opinión?”, Notas para educación Ceppe número 13, mayo 2013, p.1.
Recuperado en http://www.ceppe.cl/images/stories/recursos/notas/lucro_en_educacion_superior.pdf 7
Cita de “El motivo del lucro en la educación superior”, International Higher Education 71, no del ceppe número
13, también del año 2013. Similar siempre que se haga referencia a Bernasconi (2013), a menos que se especifique
algo diferente. 8
Orellana, Victor / Boric, Gabriel (17 abril 2013), “Los defensores del lucro en educación: Los nuevos
‘Hermógenes’“, El mostrador.
mano lucro y calidad, por el hecho de usar los excedentes de la operación para beneficios
personales de los dueños en lugar de usarlos en mejorar las instituciones, sin enfocarse en que
estos establecimientos privados con fines de lucro, pueden invertir en una mayor calidad para
obtener mayor ganancia. Gary Becker (citado por Williamson, 2012, p. 5), premio nobel de
economía, también defiende en parte la labor de las instituciones privadas con fines de lucro:
“Sin embargo, ellas han jugado un rol significativo en el portafolio de opciones para dichos
estudiantes, en especial para personas que trabajan y que son de mayor edad. Su capacidad para
competir con entidades públicas y privadas sin fines de lucro, que reciben elevados subsidios,
indica que entregan una educación de valor”. En esta observación Becker menciona la
importancia de las entidades educativas con fines de lucro, señalando que entregan una
enseñanza de nivel, e indicando lo trascendente que ha sido para personas mayores y que
trabajan, coincidiendo con el argumento anteriormente marcado en este trabajo. Sobre el lucro y
la calidad queda claro que existen ideas encontradas, por lo que se necesitaría una forma para
conocer el efecto neto que produce el ver la educación como un mercado, de donde se pueden
obtener utilidades, en el nivel de enseñanza y calidad. Enrique Barros y Arturo Fontaine (2011,
pp.143-145), luego de marcar que la búsqueda de beneficios a través de la inversión en
educación, lleva a un bajón en la calidad, señalando que los profesores serían de bajo nivel, y la
cantidad de alumnos sería excesiva, entre otras cosas, afirman que la medición de la calidad es
una tarea muy difícil: “Un estudiante, por serlo, es un evaluador sumamente imperfecto de la
calidad de la docencia que recibe en su universidad. (¿Cuántos semestres de cálculo necesita un
administrador de empresas? ¿Dos, uno, ninguno?) Cuando el joven entra a trabajar y cae en la
cuenta de sus falencias, ya es tarde (y muy caro) para empezar a estudiar de nuevo. No ocurre lo
mismo en el mercado de las camisas o de las corbatas”.
9
Bernasconi (2013, p.11) también hace alusión a este tema cuando indica que los estudios que se
han realizado, y los análisis preliminares, muestran resultados muy diversos y no decisivos.
Afirma que “A medida que Brasil, uno de los líderes mundiales en examinar a los graduados,
continúa su plan de examinar a todos los graduados de las instituciones de educación superior en
todas las disciplinas y profesiones, habrá datos disponibles para analizar este asunto”. Por otro
lado Mario Waissbluth (2011, p. 216) si nos brinda algunos datos recogidos, en “La educación en
Chile está vien”, que pese a no hablar de la calidad de enseñanza, pueden ser importantes con
respecto a la comparación entre las instituciones con fines de lucro, y las que no persiguen
ganancias.
La tabla de Waissbluth, nos arroja datos importantes, como por ejemplo la baja tasa de
graduación, alto arancel y alta tasa de morosidad por deuda en educación luego de 3 años de
haber egresado por parte las privadas con fines de lucro, en comparación con las otras dos.
9 Barros, E. / Fontaine, A., “Apuntes acerca de la universidad en tiempos de conflicto”, Estudios Públicos, 124
(primavera 2011), pp.143-145.
.
“No tengo nada en contra del mercado ni el lucro, especialmente en la venta de cepillos de
dientes, cemento y automóviles. Pero la estructura de incentivos económicos en educación con
fines de lucro, conduce casi inevitablemente a un cierto tipo de universidades o institutos de nula
selectividad al ingreso, nula selectividad al egreso, alta deserción como daño colateral, alto
gasto en marketing pagado por los alumnos, escasa actividad de construcción académica con
visión de largo plazo, y una masa creciente de endeudados y frustrados” (Waissbluth, 2011,
p.217).
Junto con la discusión acerca de la calidad de la enseñanza, hay más argumentos que pueden
generar diálogo. Valenzuela (2015, pp. 11-16), plantea los siguientes argumentos para ayudar a
entender la lógica de la prohibición del lucro:
- Asimetría de información: Las universidades saben mucho más que los estudiantes
en materia de costo educativo, y cuanto gastan por carrera que ofrecen. - Desarrollo de
investigación: Al tener menos excedentes para reinvertir en la
universidad, se deja de lado la investigación. - Desalentadora evidencia de la experiencia pro
lucro: basándose en evidencia
empírica de países donde el lucro es permitido. - Eliminación de incentivos para operar en
exceso de una capacidad razonable: falta llegar a un equilibrio entre la calidad de la enseñanza y
la cantidad de alumnos estudiando. Como, por ejemplo, indicaban otros autores mencionados
anteriormente, el exceso de alumnos puede provocar peor nivel en la sala de clases. - Costo de
cambiar programas de estudios: por la larga duración de las carreras y el elevado costo que
tienen para los estudiantes, es probable que los estos prefieran universidades que están dispuestas
a reinvertir sus excedentes en la educación.
“Todas estas son importantes razones que ayudan a comprender por qué una prohibición al retiro
de excedentes es conveniente en el contexto de las universidades chilenas. Sin embargo, ninguna
es suficientemente poderosa o decisiva para excluir la opción contraria de una manera absoluta.
Después de todo, el mercado es un motor eficiente que, por lo general, premia el éxito de los
buenos proveedores y castiga a aquellos con mal desempeño” (Valenzuela, 2015, p.16). Lo que
indica esto, es que pese a reconocer todos esos argumentos como validos para demostrar que la
prohibición al lucro es deseable y tiene bastantes ventajas, Valenzuela opina que no son
suficientemente fuertes como para marcar que esa es la mejor opción. Acerca de la educación
como un derecho, más que como un bien al que se le pueden aplicar las reglas del mercado, y
sobre la legitimidad del lucro en este contexto, ya sea como extracción de dividendos o como la
obtención de los beneficios a través de empresas relacionadas, siendo las inmobiliarias el caso
más común, también se han obtenido ideas. Fontaine y Barros (2011, p. 143), hablan del
conflicto que se genera al tratar la educación como bien de mercado, y que este trato puede poner
en contra la búsqueda de la mejor educación con la ganancia de utilidades. Afirman que la ley
busca evitar estos conflictos de intereses, por lo que eludir la prohibición de lucro mediante
maneras estratégicas, provocaría justamente lo que la ley quiere evitar:
“La ley obliga a las universidades a constituirse como corporaciones o fundaciones, esto es,
como entidades sin fines de lucro. La norma quiere evitar el conflicto de interés entre el
cumplimiento de metas estrictamente académicas y las típicas de una empresa comercial; por
ejemplo, entre la conveniencia de construir un laboratorio de física o de idiomas y la expectativa
de los dueños de una empresa de servicios de extraer las utilidades que deja la operación. Los
caminos indirectos para obtener las rentas por otros caminos son igualmente ajenos al fin de
esa norma. Por eso, si quienes gobiernan la universidad retiran dividendos vinculados a su
gestión, tal conflicto reaparecería y la norma que prohíbe el lucro carecería de razón de ser. La
norma, que es preventiva y prudencial, quedaría en tal caso sin efecto gracias a una
martingala.”
¿De qué manera puede ser legítimo “evadir legalmente” la ley? A lo que se refiere esto, es que
como Fontaine y Barros dicen, ante los traspasos de dinero a los dueños de las universidades por
medio de empresas relacionadas, la norma contra el lucro carece de sentido. Se puede conocer
cuál es la visión que tienen los estudiantes de las marchas, ante esto, o predecir la postura que
tienen los que más desconfían de los empresarios. Una postura que asume que ante el choque
entre la calidad de la educación, y ganar un peso más, probablemente el inversionista elija el
dinero. El problema que podría presentarse en el caso de terminar con toda forma de lucro en la
educación, podría ser que ya no haya educación, lo que podría suponer un mal mucho mayor que
el del lucro. Tal como propone Bernasconi (2013, p. 11):
“Aun cuando el fin de lucro en la educación superior diera lugar a más contras que pros,
todavía podría constituir una suerte de “mal necesario”, necesario para brindar acceso en
tiempos de masificación mundial de la educación superior, donde el estado carece de la
capacidad financiera para mantener el crecimiento del sector público. Además, la filantropía es
escasa. Baja capacidad financiera del Estado y filantropía casi inexistente es una combinación
de factores que describe con bastante acierto la situación de casi todo el mundo en desarrollo.
De hecho, no sería muy arriesgado apostar que la ganancia-- legal o ilícita—derivada del
negocio educativo se da con más frecuencia en el sur en desarrollo que en el norte
industrializado. Si en estas latitudes no se proporciona la educación superior como una
empresa, se sostiene, simplemente no se proporcionará en absoluto”
Se sabe que el aporte de la educación superior que brindan instituciones privadas al país es muy
grande. Valenzuela (2015, pp.3-10), estudia la evolución que ha tenido la educación en Chile,
llegando a que en 2014, “aproximadamente un 47 por ciento de los estudiantes universitarios de
pregrado se encontraba matriculado en universidades del CRUCH, y el 53 por ciento restante, en
universidades privadas” (p.6). También señala mediante los gráficos 1 y 2 de la misma
publicación (p. 5), como la cobertura bruta en educación superior en Chile fue aumentando
considerablemente, al tiempo que el gasto público en educación fue disminuyendo, entre los años
1990-2014, lo que supone que la iniciativa privada fue la responsable principal del aumento de
esa cobertura. Para los privados con fines de lucro, si ya no existe la posibilidad de ganancia,
abandonaran el negocio, y en el caso de que eso pasara con aproximadamente el 50% de las
universidades, como se cito anteriormente, el estado podría no ser capaz de financiarlas.
Conclusiones
El lucro por parte de las instituciones educativas es y probablemente seguirá por mucho tiempo
siendo un tema que generará polémica y discusión. Existen muchas ideas al respecto y es muy
difícil para cualquier autor defender o refutar con toda certeza alguna de ellas. La carencia de
datos y medidas del efecto que tiene el extraer beneficios de la operación del establecimiento
educativo, ya sea a modo de dividendos, como a través de las empresas inmobiliarias o algún
tipo de empresa relacionada con la universidad, hace muy difícil responder a las preguntas claves
sobre si el lucro debiera permitirse en las instituciones educacionales. Se pueden exponer varias
desventajas generadas por el lucro, como el abandono a la investigación por parte de las
universidades, la falta de valoración a la educación como un derecho más que como un bien de
consumo, la renuncia a calidad y a la reinversión de utilidades en aspectos académicos, etc., sin
embargo, también se puede plantear que el lucro en las universidades, y este “mercado” de la
educación ha sido un gran responsable de la educación superior en Chile desde aproximadamente
el año 1990, y que establecimientos que persiguen lucro pueden competir en calidad con los que
reinvierten todo el excedente en la educación misma, sin dejar de lado, que el fin del lucro
(cualquier forma de lucro) en la educación, podría suponer un mal mayor que todas las
desventajas presentadas anteriormente, en el caso de que la gran cantidad de instituciones dejaran
de existir, sin poder ser financiadas por el estado. Un gran desafío que existe es el de responder
de forma certera a la pregunta de la calidad, y obtener una forma de medir en ese ámbito cual es
el efecto neto de que una institución sea gestionada con fines de lucro por parte de los dueños y
asociados.
Referencias.
- Bernasconi, Andrés, “El motivo del lucro en la educación superior”, International Higher
Education 71, 2013 visitado en
http://www.ceppe.cl/images/stories/recursos/ihe/Numeros/71/5.El_motivo_del_lucr
o_en_la_educacion_superior.pdf - Waissbluth, Mario, “La educación está vien”, 2011. -
Valenzuela Nieto, Ignacio, “La prohibición a los fines de lucro y propuestas de gobierno para las
universidades chilenas”, Propuestas de Política Pública CEP, 9 de mayo 2015. - Williamson,
Carlos, “Universidad y lucro”, Puntos de Referencia Cep, Septiembre 2012 visitado en
http://www.cepchile.cl/dms/archivo_5133_3287/pder346_CWilliamson.pdf - Gonzalez, Luis E.
/Espinoza, Oscar, “La educación superior en Chile” visitado en
http://core.ac.uk/download/pdf/11056864.pdf - Bernasconi, Andrés, “El lucro en la
educación superior: ¿En qué consiste? ¿Cómo se regula en Chile? ¿Qué factores considerar para
formarse una opinión?”, Notas para educación Ceppe número 13, mayo 2013 Recuperado en
http://www.ceppe.cl/images/stories/recursos/notas/lucro_en_educacion_superior.pdf - Orellana,
Victor / Boric, Gabriel (17 abril 2013), “Los defensores del lucro en educación: Los nuevos
‘Hermógenes’“, El mostrador, recuperado en
http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2013/04/17/los-defensores-del-lucro-en-
educacion-los-nuevos-hermogenes/ - Barros, E. / Fontaine, A., “Apuntes acerca de la universidad
en tiempos de
conflicto”, Estudios Públicos, 124 (primavera 2011).