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Algunos criterios:
Así, autores como Carlos Fontan Balestra señala que el bien jurídico protegido
es "la moral social y la libertad sexual o voluntad sexual", considera, además,
que "la violación atenta contra la libertad sexual al obligar a un individuo a la
relación carnal involuntaria".
Para Ricardo Núñez, la violación es uno de los modos de ofender la honestidad,
mirada ésta como el derecho a "la reserva sexual" que para éste autor es el
derecho del individuo a la incolumidad del consiente y voluntario trato de tipo
sexual. Resaltando la importancia y transcendencia de éste tipo de bienes
jurídicos en la sociedad, añade que "la ley, al sancionar la violación, el estupro,
el abuso deshonesto y el rapto, castiga ciertos modos coercitivos, abusivos o
atentatorios de la reserva sexual, entendida como un elemento fundamental de
la libertad civil, pues ésta se vería gravemente coartada si la legislación no
defendiera a las personas de los ataques de éste tipo".
Bajo la misma óptica, el autor Argentino, Manzini y todos los autores que siguen
su corriente consideran que es la libertad sexual el bien jurídico protegido por la
ley, sosteniendo que ésta defiende el derecho a disponer de la vida sexual. Al
respecto, Carrara menciona que es inherente a la persona humana el derecho a
que se respete su pudor asimilando a éste la honestidad, debiendo el derecho
penal castigar esa conducta y proteger el derecho individual, afirmando que
cuando la relación sexual se realiza con una persona mediante violencia real o
presunta, no es condición esencial la "libertad" de la mujer, pues puede suceder
también en el caso de que la mujer sea casada.
Nuestra legislación:
Como vemos, en todos los delitos sexuales el bien protegido es del más alto
valor, sin duda superior a otros que, por ejemplo, en lugar de afectar a la persona
humana perjudican únicamente su patrimonio, por lo tanto, la tutela penal debe
defender en el sentido más amplio, el honor, el pudor, la expresión y la libertad
sexual.
Muchas veces este principio de la tutela jurídica es dejado de lado por otro
principio no menos pero tampoco más importante a la hora de la aplicación de la
justicia "el principio in dubio pro reo"
Acoso Sexual: (Agregado por el Art. 7 de la Ley 106, R.O. 365, 21-VII-98)
Violación es el acceso carnal, con introducción parcial o total del miembro viril,
por vía vaginal, anal o bucal, con personas de uno u otro sexo, en los siguientes
casos:
Art. 513.- (Sustituído por el Art. 8 de la Ley 106, R.O. 365, 21-VII-98) El delito de
violación será reprimido con reclusión mayor de ocho a doce años, en el caso
primero del artículo anterior, y con reclusión mayor de cuatro a ocho años en los
casos segundo y tercero del mismo artículo.
Si la violación produjere una grave perturbación en la salud de la persona
violada, se aplicará el máximo de las penas indicadas en el artículo anterior, y si
le produjere la muerte, la pena será de reclusión mayor extraordinaria de doce a
dieciséis años.
Art. 515.- (Reformado por los Arts. 10 y 11 de la Ley 106, R.O. 365. 21 de VII-
98) El mínimo de las penas señaladas por los artículos anteriores será
aumentado con cuatro años:
A simple vista, a nadie le queda la menor duda de que el Código Penal por lo
menos con éstos delitos establece sanciones especialmente severas, sobretodo
cuando se trata de víctimas menores de edad y aún más en los casos previstos
en el Art. 515 (que son la mayoría de los casos) establece que a las penas deberá
aumentarse cuatro años.
No se denuncia:
Por otra parte, en pleno siglo XXI, prevalecen ciertos paradigmas en los actores
de justicia, que dan una excesiva importancia al "himen", en virtud de lo cual la
virginidad y el tipo de desgarro o de desfloración "reciente" o "antigua", son
indispensables para determinar o no la violación. En otros delitos como el de
Atentado al Pudor en cambio se exige prueba material, certificado médico legista,
cuando este delito por su naturaleza en la mayoría de los casos no deja huella
ni vestigios materiales, al respecto Jorge Daniel López Bolado, menciona que
precisamente por la fugacidad con que muchas veces se cometen los actos de
abuso deshonesto, la dificultad de su prueba es muy grande, es poco común que
estas acciones dejen rastros de su comisión, y, además, generalmente, se
cometen sin presencia de testigos. Por ello, es importante que el Juzgador
determine la existencia del delito y la responsabilidad del sindicado por lo que él
denomina la "prueba compuesta", la cual, dice el tratadista, debe admitirse como
medio apto para acreditar la acción y la responsabilidad penal del acusado, ya
que en éstos casos el delincuente procede tratando de ocultar sus actos a la
vista de terceros, de otro modo la impunidad será, casi la regla.
Una realidad