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Dr.

Fernando Sito
Médico Cardiólogo – MP 443927
Medicina del estrés-Terapeuta EMDR

Factores psicosociales como determinantes de enfermedad cardiovascular


Propuesta de un abordaje corazón/cerebro, mente/cuerpo

Soy médico especialista en cardiología y hace más


de 15 años que me dedico a estudiar y desarrollar
métodos de abordaje de los denominados factores
de riesgo psicosociales, que son:
1. estrés
2. depresión
3. aislamiento social
4. ira

Conociendo esto, podemos comprender de qué


modo la inestabilidad económica (como estrés
crónico) puede ser un riesgo para el corazón.
Emociones como incertidumbre, ansiedad y angustia son algunas de los
factores que inciden en la salud cardiovascular. Diversos estudios científicos en
distintas partes del globo coinciden en que la crisis en las economías de los
países tiene un impacto directo en la salud de las personas.

Además, como estamos en el mes del Mundial de fútbol, voy a mencionar el


incremento de los eventos cardiovasculares asociados al fanatismo
deportivo (como estrés agudo)
Las emociones fuertes pueden impactar en la salud cardiovascular de las
personas y entonces, el dramatismo con el que muchas veces se viven los
partidos del mundial de fútbol pueden ser un riesgo para el corazón.
Existen situaciones denominadas "gatillos" que favorecen la inestabilidad de las
placas arteriales de colesterol, y de esta forma provocan la ocurrencia de un
infarto de miocardio o accidente cerebrovascular.
Durante décadas se ha estudiado la relación entre los eventos deportivos y los
cardiovasculares, y se ha encontrado que el estrés que domina a las personas
en estas situaciones, estaría involucrado en el desarrollo de descompensaciones
que afectarían la salud de nuestro corazón.
Habitualmente esta relación entre las emociones y los eventos cardiovasculares
se conocen bastante bien tanto en el campo científico como en el común de la
gente. Son habituales expresiones como “tenés, que BAJAR UN CAMBIO”. “hay
que ponerle el pecho”, “no te hagas tantos problemas”, y cosas por el estilo.
¡Todo bien, pero… el tema es que alguien te explique CÓMO SE HACE!!!
Cuidar de nuestra salud es una cuestión de responsabilidad individual y de un
cambio general de actitud y de estilos de vida, nunca es tarde para cuidarse. Un
estilo de vida saludable incluye, no fumar, un patrón de dieta saludable, evitar la
obesidad, una actividad física regular y controlar nuestro estrés.

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Los datos confirman que, aunque la formación y educación en hábitos saludables son
importantes y tienen un impacto sobre la salud, si no se mantienen con el tiempo,
pierden su eficacia.
Entonces, ¿Cómo se logra promover y mantener estos cambios en la gente?
Podemos encontrar inspiración en un sencillo programa de intervención
comunitaria de promoción de la salud integral, (Programa Fifty-Fifty) similar a las
terapias de grupo que se llevan a cabo en adicciones, obtiene un importante
beneficio. Este programa tiene por objetivo mejorar la salud integral de los
adultos mediante la modificación de sus hábitos de salud a través de talleres
formativos, motivacionales y dinámicas de grupo de apoyo entre iguales.
Durante tres meses todos los participantes recibieron talleres formativos y
motivacionales dirigidos a promover hábitos de vida saludables.
En las reuniones se abordaron:
1. las motivaciones para el cambio,
2. la gestión de estrés,
3. la cesación tabáquica,
4. la alimentación saludable,
5. la práctica habitual de la actividad física
6. y el autocontrol de la tensión arterial.

El grupo intervención participó durante los 12 meses siguientes en una terapia


de grupo mensual dirigida a promover cambios internos y a brindar a los
participantes la posibilidad de desarrollar capacidades distintas al simple
conocimiento que ayudasen a controlar estos factores de riesgo.
Este ensayo clínico confirma que promover la salud cardiovascular con terapias
de grupo es efectivo y económico.

Educar a los adultos en conocimientos, habilidades y actitudes sobre un


estilo de vida saludable, acompañado del apoyo entre iguales, mejora los
hábitos de salud cardiovascular y el autocontrol de los factores de riesgo.

El dicho de “si quieres viajar rápido viaja solo, pero si quieres llegar lejos hazlo
acompañado” aquí es cierto. Y además tiene “efectos colaterales”: No solo
mejora la calidad vida del participante, sino también la de su familia.
Se ha iniciado un estudio similar en Harlem (Nueva York), este estudio incluye
niños en un programa de intervención escolar diseñado para promocionar la
salud cardiovascular, desde la etapa pre-escolar hasta la secundaria, en cuatro
áreas directamente relacionadas:
1. alimentación,
2. conocimiento del cuerpo y corazón
3. actividad física
4. y gestión emocional.

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La clave está en la palabra “emocional”. Pues en la actualidad, si queremos
pensar en corazón, debemos pensar en cerebro.
Tenemos que desarrollar un cambio de paradigma:

La receta fundamental para mejorar la salud está en el cerebro y no en el


corazón

si uno decide cuidarse, esa decisión “viene de la cabeza, no del corazón".

Somos seres emocionales que además tenemos la razón. Nuestro cerebro


emocional lleva 4 millones de años y, el cerebro racional unos 200 mil, con
tremendos cambios culturales y tecnológicos en apenas los últimos 200 años. El
diálogo cerebro corazón apenas está siendo descubierto en sus enormes
posibilidades prácticas.

Esta condición de seres emocionales nos obliga a acceder a nuestro mundo


interior más allá de la razón, y además al mundo de los otros; es como un GPS
emocional que nos permite lograr una adecuada interacción social. Hoy se define
la inteligencia como la capacidad de resolver problemas, de manera que, para
alcanzar el bienestar complementamos “razón” con “emoción”

¿Cómo nos sirve esto en cuanto al estrés?

El estrés es un conjunto de reacciones del cuerpo y la mente frente a desafíos o


demandas. Se trata de un proceso natural que responde a nuestra necesidad de
adaptarnos al entorno. Al contrario de lo que muchos creen, existe un tipo de
estrés que es positivo y se produce en pequeños episodios, como por ejemplo
cuando ayuda a ponerse en alerta y evitar determinado peligro o a cumplir con
una fecha límite. Sin embargo, se vuelve perjudicial para la salud cuando es muy
intenso (estrés agudo) o se persiste a lo largo del tiempo (estrés crónico).

El estrés es una relación entre CARGAS y RESISTENCIA

Los síntomas que presentamos cuando tenemos estrés: como cansancio,


palpitaciones, nerviosismo, acidez, y todos los que ustedes ya conocen, son en
realidad la INFORMACIÓN de que algo está pasando, nuestro cuerpo/mente nos
habla y debemos escuchar para protegernos.

Esta manera de reaccionar, propia y personal para cada uno de nosotros, la


manera que reacciona nuestro cuerpo ante las tensiones, se llama reactividad física al
estrés, y podemos reconocer si somos “REACTORES TENSOS” (que tienen mayor
riesgo) para comenzar a trabajar en ello.

Además, nuestra mente, nuestra personalidad puede ser del tipo


“AUTOESTRESORA” y también podemos reconocer si somos así, y hacer algo
al respecto.
El estrés comienza en nuestra percepción, no es lo que sucede, sino lo que
percibimos que nos sucede, lo que nosotros mismos pensamos que nos sucede;
y esto determina nuestra conducta.

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Cómo puedo controlar mi nivel de estrés:
1. Identificando lo que me tensiona, mis estresores
(verdaderos/imaginarios, grandes/chicos)
2. Conociendo mis síntomas de estrés – Cortando el piloto automático
(controlar el volante)
3. Modificando mi percepción
4. Regulando mi reacción al estrés
5. No perder de vista que el proyecto es ser feliz. (tener proyectos nos
ayuda)
Hacerle frente al estrés nos permitirá llevar una mejor calidad de vida, además
de comer sano, dormir bien y hacer ejercicio, es recomendable considerar las
siguientes técnicas: Todas ellas integran razón y emoción, todas integran mente
y cuerpo. Los pilares son del orden médico, psicológico y filosófico o espiritual:

1. -Reconocer y aceptar las cosas que no se pueden cambiar, dejarlas


ir. Por ejemplo, no se puede cambiar el hecho de tener que manejar
durante la hora pico, pero se pueden buscar maneras de relajarse en el
trayecto, como escuchar la música preferida o tal vez un recorrido más
placentero aunque un poco más largo.

2. -Cambiar la perspectiva. Intentar desarrollar una actitud más positiva


frente a los desafíos. Siempre se puede ver el "vaso medio lleno".

3. -Aprender maneras de relajarse. Ayuda a disminuir el ritmo cardíaco y


reducir la presión sanguínea. Existen muchas maneras, desde
respiraciones profundas y meditación hasta yoga, Qi Gong y otras.

4. -Conectarse con los seres queridos. No dejar que el estrés se


interponga en la vida social. Pasar tiempo con familiares y amigos puede
ayudar a sentirse mejor. Confiar los problemas con un amigo también
puede ayudar a resolverlos.

5. -Aprender a decir que no. Si el estrés se origina por realizar


demasiadas tareas en casa o en el trabajo, establecer límites es
fundamental para equilibrarse.

En definitiva, medicina, psicología y filosofía nos permiten hoy llevar a cabo


acciones concretas en nuestra mente/cuerpo, o corazón/cerebro como nos sea
más fácil integrarlo.
Como nos dice Nelson Mandela:
"Una buena cabeza y un buen corazón son siempre una
combinación formidable."

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