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A PROPÓSITO DE LOS 7 ENSAYOS: 80 AÑOS DESPUÉS

Por la coyuntura diaria olvidamos hechos que son más importantes. Humano es.
En nuestra vida nos afanamos por las cosas efímeras y descuidamos lo importante,
que pasa a nuestro costado sin darnos cuenta.

Este mes se conmemoran los 80 años de la publicación de los 7 Ensayos de


interpretación de la realidad peruana. El autor, es redundante decirlo, se trata de
José Carlos Mariátegui.

Pocos autores han influido tanto en las generaciones posteriores como Mariátegui.
A diferencia del otro intelectual que también más influenció en el pensamiento
político peruano del siglo XX, Víctor Raúl Haya de la Torre, Mariátegui no dejó un
partido político orgánico ni herederos directos. Sus herederos comprenden un arco
tan grande y variopinto que van desde el líder del terrorismo que asoló el país a
fines del siglo pasado, Abimael Guzmán, hasta izquierdistas moderados como el
desaparecido Alfonso Barrantes que se autoproclamaba mariateguista.

Es difícil sino imposible conciliar tantos sucesores colaterales, sin contemplar los
legados de pensadores que no pertenecen a la rama marxista leninista
propiamente, pero que se sienten identificados con el pensamiento del Amauta, o,
para ser más preciso, con su estilo de pensar.

Precisamente el ensayo fue el género que permitió el tanteo, la aproximación a la


realidad, usando la imaginación y la crítica, para dar paso a un pensamiento
creativo de estilo propio. En eso Mariátegui fue magistral, así como su uso de las
herramientas que le proporcionó el marxismo, libre y sin las ataduras del dogma
oficial.

Pero, qué se puede rescatar ochenta años después de los 7 Ensayos.


Si nos atenemos a la literalidad de los ensayos muy poco o casi nada. El Perú ha
cambiado enormemente en las últimas décadas. Difícilmente lo reconocería el
propio Amauta, o en un supuesto imposible, de vivir todavía habría reescrito su
libro capital no una sino muchas veces con ediciones corregidas, modificadas y
añadidas. Si como “herederos de Mariátegui” nos atenemos al principio de
literalidad, creeremos que el Perú sigue siendo semi-feudal y semi-colonial o que el
problema del indio sigue siendo el principal problema del país. Es lo que le sucedió
a Sendero Luminoso cuando hizo su “análisis” de la sociedad peruana: se
convirtieron en recitadores fanáticos de textos. Ese es el Mariátegui de pedestal, de
estampita, que él hubiera aborrecido.

¿Cómo podemos ser tributarios del Amauta en estos tiempos tan revueltos?
Creo que la mejor forma de ser tributario del Amauta es siguiendo su método y su
forma de ser: abierto a todas las corrientes de pensamientos pero crítico a la vez;
tolerante con todas las formas de pensar pero siendo honestos y consecuentes con
la propia; abrirse al horizonte cultural y “absorber” lo mejor pero trasformándolo
creativamente; tener emoción social pero también frío razonamiento de los hechos,
y al final decir orgullosos como él, queremos un socialismo (o un país mejor) sin
calco ni copia.

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