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exteri;r mediante ui'ra bir*eta contra los estlmulos extraordinariarnente alta. -!"
ESta barrera protege al infante durante las primeras .semanas y meses de
vida de la peñepción de los estímulos del medio arnbiente. En consecuer-
cia, nos pañce jirstificado afirmar que, durante lo-s primeros días sin.duda,,v
duiante et pri*.r mes o cosa así en proporción decreciente, no existc en la
r El conceoto de Hartmann de la fase indiferenciada se refiere a la falta de diferenciación
y'el ello, entre lo consciente y lo inconsciente, en la personalidad del neonato.
entro el yo
Dcnuo de áta persánalidad indifercnciadá, lo consciente y 1o inconsciente se separarán el
uno del otro, y'más tarde el yo del cllo.. Así ci concepto dc..H¡rimann maneia esencial'
mente datoS qrie ya encontramoi en la tcoría y práctica psicoanalíticas; es, Pues' ttn conccpto
descriotivo.
Mi'concepto de'ho difcrcnciación" incluyc-los posiulados de Hartnrann; se trata de un
térmi¡o más^ extenso, yt que abarca, a más de la descripción, .algunos aspectos observables no
psicoanalíticos, tales cómo los de conducta neuromuscular, fisiológica, por eienrplo la percep-
ción v Ia acción. En la etapa de nodife¡enciación no existe una distinción clar¡ entre la
psiquá y el soma, entre lo intemo y lo externo, entre cl impulso y el obieto, entre el "Yo"
v eÍ "Ño yo" y ni siquiera entre las difc¡entes regiones del cuerpo.
' z "lJn ínfaíte d" iecho no distingue aún su io del r¡undo átcrior, como el origen de
Ias r¡saciono que fluyen en é1" (Freud, 1930, pp. 66s.).
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+t) L:\ CONSTITUCIÚN DEL OBIETO LIBIDINNAL
práctica el mundo cr<terior para el infante. Durante este periodo, toda
percepción marcha a través de los sistemas interoceptivo y propioceptivo; las
respuestas del infante se producen según la percepción de las necesidades,
comunicadas por estos sistemas. Los estímulos que provienen de fuera, son
percibidos sólo cuando su nivel de intensidad excede pl <iei umbral de la
barrera contra el estímulo. Entonces irrumpar a través de dicha barrera,
rompiendo el sosiego del neonato, que reacciona con violencia y desagrado.
Estas respuestas de displacer pueden observarse desde el nacimiento.
No obstante, deseo afirmar categóricamente que discrepo de las especula-
ciones de ciertos autores que pretenden que el infante da muestras de desa-
grado ya in uterc. No hay medio de saber lo que "expresa" la conducta
dcl feto. Encuentro igualmente inaceptables las especulaciones sobre la
percepción- sensorial del inJante durante el parto o sobre la actividad psi
quica en el ¡ecién nacido durante las primeras semanas y meses que siguen
al nacimiento. Tales especulaciones corren parejas con la aseveración de
autoridades de los siglos pasados acerca del llamado "grito del nacirniento"
del neonato, que se suponía expresaba su desesperación al enfrentarse por
primera vez con nuestro miserable mundo. Todas estas ideas ingenuas hon-
ran la capacidad imaginativa de sus inventores, pero no pueden ni compro-
barse ni iefutarse. Con las mordaces palabias de Freud, diremos: "La igno-
rancia ei la ignorancia, y de ella no se deriva el derecho a creer en
algo" (1927).
podia denominarse una reacción t¡aurnática. Entre los infantes dados a luz
normalmente --que son la inmensa rnayoría, con sólo un uno por ciento
de nonatos de tal modo- la reacción es extraordinariamente pasajera v
muy lejos de ser violenta, durando sólo unos cuantos segundos. Inmedia-
tamente después del parto, el infante muestra una breve angusüa respirato-
ria y manifestaciones de excitación de matiz negativo. Si se le deja en
paz, todo esto desaparece literalmente en cuestión de segundos, dando paso
a una quietud total. El llamado trauma del nacimiento, al que dieron tanta
irnportancia intérpretes equivocados de Freud, se destaca por su corta
durac-ión y por no ser nada impresionante. Cuanto puede observarse es un
breve estado de excitación, que parece tener el sello del displacer (véase
Spitz, 1947a).3 En contraste, la instilación de nitrato de plata en los oios
del neonato (que se efectúa inmediatamente después de seccionar el cordón
umbilical) provoca una respuesta vocal de desagrado mucho más prolonga-
da, que puede durar hasta medio minuto.
Estas observaciones rnuestran adenrás que durante las primeras horas y
hasta durante los primeros días de vida, no se pudo captar más que una
manifestación de algo que se asemeiaba a la ernoción, a saber: un estado
de excitación que parecía tener cualidad negaüva. Dicha excitación negativa
se suscitaba cuando el recién nacido era expuesto a una estimuleción lo sufi-
cieutemente fuerte como para rebasar el alto umbral de percepción (por
eiemplo,la nalgada aludida alpie dela nota). Excitaciones de esta cualidad
se expaimentan también como desagradables en una edad posterior. Para
simplificar usaremos este término de desagradable para describir también
la excitación negaüva en el infante. Ia contrapa¡tida de las manifestaciones
de desagrado del neonaio no son, sin embargo, manifestaciones de placer,
que a esta edad no pudieron observarse, sino el sosiego. l,a excitación nega-
tiva del recién nacido, en respuesta a una estimulación excesiye, debe ser
considerada como un proceso de descarga, tal y como Freud lo describió
(!895). Y, siendo así, es un proceso específicamente fisiológico, que eiem- ü
plifica la ley del principio de Nirvanr, iegun la cual Ia excitación se man- \
tiene a un nivel constante y cualquier tensión que exceda este nivel ha de '"
ser descargada sin demora. Partiendo de estos principios, el funcionamiento
fisiológico se desarrollará y consolidará a su debido tiempo. Una vez esta-
bJegidg, la función psicológica se regirá por la ley del principio de placer y
el displacer durante algun tiempo, hasta que, a su vez, él principio dé placer
sea sustituido, aun cuando jamás por completo, por los mecanismos régula-
dores del principio de reaüdad.
Es de máximo interés notar que, al comienzo, el organisrno actúa, tanto
fisiológica como psicológicamente, a la manera de un sistema [inario, de "
acuerdo con el principio del "tercero excluido" (ley de contradicción), una , .
de "las llamadas tses leyes del pensamiento" (Baldwin, 1940). Tenemos
s l,as diwrsas manifestaciones vocales del infante el nactr, t¿les como se preseritan,
pueden atribuirse en parte a razooes mecánicas, como el comenzar a respirar, y * un"
proporción aún menoi al verdadero displacer. En su inmensa mavoría son el ¡esultado
de los cfuer¿os bie¡ intencionados del tocólogo y de la partera pera acelerar, con una
vigorosa nalgada, el comienzo de la respiración.
42 L.\ CONSTITUCIÓN DEL OBIET'O LIBIDINNAL
buenas razones para pregunta¡nos si los comienzos fisiológicos en los cuales
se fundan posteriomrente la función psíquica y más tarde los procesos de
pensamiento, no tienen efectos insospechados, trascendentales y duraderos
y. si no dete¡nrinan también la estructura consiguiente de Ias leyes de la
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madre al infante, en el que éste puede mirar su rostro. Pocas veces nos damos
cuenta de tal hecho que, hagamos lo que hagamos con el infante, si Io alza-
mos, lo lavamos, o le cambiamos los pañales, etc., ofrecernos siempre nues-
tro rostro abiertamente a la inspección del infante, poniendo en él nuestra
rnirada, moviendo nuestra cabeza y muchas veces diciendo algunas pala-
l¡ras. De esto se sigue que como tal, el rosEo es el estímulo visual ofre-
cido cou mayor fiecuencia ¿il infante durante el prima mes de vida. En el
trascu¡so de las primeras seis semanes de vida, las huellas mnémicas del
rostro hunrano han quedado fiiadas en la memoria infantil, como la pri-
mera señal de la presencia del satisfactor de la necesidad; el infante seguirá
con la vista todos los movimientos de esta señal.
IV. LA CUNA DE LA PERCEPCIÓN
podemos suponer que se corresponden con las del infante en ias primeras
semaoas de vida. Esperando tener acceso a otros datos objetivos, conside-
raremos Ia convergencia de los obtenidos mediante estos diversos enfoques
(si es que semejante convergencia puede demostrarse) como el equivalente
de una validación de nuestras proposiciones logradas reconstructivamente.
Que no se nos interprete mal: este procedimiento no ha de confundirse
d-e ningun modo con aquél que E. Bibring (1947) llamó "retroyección";
nornbre afortunado, aunque un tanto desprestigiado, que describe la atri-
bución al infante de las fantasías y deseos del adulto.
Empecemos con un inteoto de reconstrucción, preguntándonos a no§o-
tros mismos: ¿Qué apariencia tiene el mundo perceptual del infante antes
de que dé comienzo la diferenciación? Si ¡niramos hacia atrás, a nuestra
propia niñez, obtendremos un primer atisbo: ¿Recuerdan qué espacíosas
nos parecían todas las calles, qué grande la casa, qué anchuroso el iardín?
Y cuando volvimos a verlo veinte años después, ¡de qué modo tan so{Pren'
dente se habían achicadol Este achicamiento era el resultado del aumento
de nuestro propio tamaño. "El hombre es la medida de todas las cosas"
diio Protágoras.
Freud conocía perfectamente estas disto¡siones aperceptivas. En La in-
terpretación de los sueños (1900) va hacía ver que Sr¡'ift había dado ejenr-
plos de ellas'en Los viaies de Gulliver. Posteriormente, Lerviu (1953a) se
refirió a la deformación de la percepción en el recién nacido y describió
especificamente su aspecto neurofisiológico al hablar del "bebé diplópico
y ambiplópico con sus escasas facultades de acomodación y sus percepcio-
nes confusas de la profundidad v eJ colo¡" (Lervin, 1953a, p. 183).
En los primeros días que siguen a lir operación, las cosas no son tan
simples. "En efecto, hay buen número de-eiemplos de-que, incluso la pri-
mera vez que se ejercita la visión, pese al nistagmo de los pacientes, en
una confrontación simultáned d,e dos o más figuras, comunican diferencias
de foima indiscutibles, aun cu¿rndo no pueden afirmar Ia forma de ningu-
na de las figuras presentadas " (cursivas clel autor). En el caso núm. 17, el
hijo del médico, de clicciocho.años de edad, cincc <i..:s después de la ope-
ración, "frie capaz de percibir unir diferencie por primcra vez, pero srm-
plcnrcnte tutt diferencia, en los obietos que le rodeaban" (cursivas del
autor_) .
Algunos de los problemas que suscitan estas referc¡ciirs clínicas han sido
estudiados recientemente en forma experimental por F:rntz (1957, 1956a,
1958b). Efectuó una serie de obsenaciones v experinrentos cou pollitos
recién salidos del cascarón y con infantes de una scnana a qu.ilce de cxis-
tencia. Sus obsenaciones, en contradicción con las de Von Senden, son dc
sección vertical, como los experimentos ad hoc suelen serlo. Dc un modo
esencial estos experimentos fueron ideados para validar o inr,alidnr lii pro-
posición de que la percepción de la forma, tanto en el animrl como en el
hombre, está ya presente en el nacimiento, siendo por tanto innata o he-
rcditaria. Logró confirmar esta tesis en el caso de los pollitos. Dcsde el
primer instante de vida, el pollito es capaz de un ¡nodo innato, sin apren-
derlo, de percibir la fo¡rna tridimensional y el tamaño. Esta capacidad
tiene i¡rdudable valor para la supervivencia. Siendo el pollito un-animal
precocial,l un ave nidífuga, ha de procurarse su alimento desde el primer
momento y por eso ha de estar dotado desde que nace con la capácidad
innata, no aprendida, de percibjr el objeto alimenticio.
El hombre, sin ernbargo, es primordialmente un animal altricial, nidí-
colo, que nace inmaturo y desamparado. Incapaz de locornoción o de toda
conducta dirigida, volitiva, indispensable para la autoconservación. Par,r
garantizar su supervivencia, no es necesaria la discriminación visual. 'La
supewivencia del hombre al nacer es predicado de los cuidados paternales
que se le dedican, como ocurre con ot¡os animales r¡idículos (por ejemplo
los gatitos v perritos, etc.). De aquí que en la evolución del hon-rbre no
exista presión selectiva parala trasmisión filogenética de la capacidad de
visualidad discriminativa ya at nacer. Por lo tanto, no es probable gue
en el hombre esa capacidad nunca haya formado parte del e(uipo heridi-
tario innato.
Por esta razón resulta sorprendente saber que Fantz, sometiendo a ú¿sts
a treinta infantes de quince semanas, a intervalos semanales, se encontró
con que, como los pollitos recién salidos del cascarón, poseían la percep
ción innata de la forma. Esto vendría a contradecir diametralmente lás
observaciones efectuadas con seres humanos, nacidos invidentes y después
1 AJtricial (del latín altrix, crianza, también conocido como nidicolus) es el término zoo.
logico que designa las especies cuyos pequeílos nacen en condición inmatura y desamparada
de modo que requieren el cuidado y la ctünza durante cierto tiempo después del naci-
miento; precocial (del latín precor, prcmaturo, también conocido como nidifugus) designe
animales cuyas crías nac,cn cubiertas dc plumón o vello r' son cepaces de andar.
56 LA CONSTI'IUCIÓN DEL OBIETO LIBIDINAL
ooerr{os de Von Scnden. No obstante, un examen más ¡lreciso del mate-
,ül a. Von Senden revela que esa contradicción es sólo aparente. [¡s
pacientes estudiados por é1 erán incapaces de ver formas, no veían los con-
iornor, no podían distinguir el tamaño;- pero-desde el primer. momenio
distinguían iisualmente lilerencios y podíán afirmar que dos obietos eran
¿lfereñtes uno de otro. §e diría, óin embargo, !1ue ios experirnentos de
Fantz no logran demostrar que el infante al nacer, ni aún_ en las primeras
"vida, distinga lai formas o, por 1o que aquí hace al caso, los
i.nr^.,r, de
patrones; prueban simplemente que notaban diferencias'
' La discr'epancia entie lo- que pretende !^l!l V mis .P,ropios hallazgos
(asi como tós de Von Senderi) sé debe a la diferencia del acceso conceP-
iua]. Lo que Von Senden y yo denominamos "ver" hace referencia a un
,.i" ¿. plrcepción que impiica un- Proceso de a-percepción, sin el cual
no lu.a.'togrirr. "u.i" (en'el sentido en que el adulto percibe visuaimen-
i.): il; áifi.t.pot completo ctelo que Fairz designa como "\€:':' Pichly
afirmación no es-arbitrarü: se apoya en hechos dados neuroanatÓmtcos
iiriolóni.or. que corroboró el trabiió experimental de Von Holst (1950) en
lr csfíra uisüal y el de Rosenblith (t96t¡ en la esfera auditiva. Debido
, .ri. 1rro..ro á. ^p.rc.pción, el hombre'tiene, entre otras, la capacidad
de guai.la, depositados iastros mnémicos s ,sceptibles dg t.t reactivados
.o*á ,.pro.ntaciones, es decir, como recuerdos y como irnágenes; y tam-
l-.iún de activar clichos rastros sin el estímulo de una percepción externa
corresoondiente. El trabaio citado antes de Fantz ignora la apercepción.
,\clómás, cuando Fantz pretende "haber refutado la noción muy difun-
dicla de que los infantes clé muy poca edad_ son incapaces anatómicamente
á.,., nrd, si no burbuias de iui y oscuridad" (cursivas del autor), tiene
perfecta razón. Anatómicamentc son sin duda capaces de .ver 'T." g'9
Ioto-ruruu¡rr. El oio está allí pronto y dispuestof neu¡ológica y fisiológi
cáÁente frjnciona. i.ro .s. funcionamiento no se extiende a los procesos
mentales, particularmente a la mentalización. - La- función ap.erceptba, no
.rta .,t"'d'isponible. Ha de adquirirse .a través. de experiencias proporcio-
naclas en el'trascurso de los intercambios afectivos con otras Personas en
el rna¡co de las relaciones de obieto'
Los comunicados de Von Senáen confirman esto: a través de todos los
histo¡iales <ie sus casos, encont¡amos afirmaciones que atestiguan cómo
los pacientes operados, para aprender -a ver, tenían que estar comprometi-
dÁ'e*ocionalriente. Ua ¿e iomprenderse, por supuesto, que 1a estructura
conceptual de Von Senden es básicamente diferente de Ia nuestra. Él ofre-
;; ,r: hallazgos como fenómenos; manifiesta una fuerte inclinación en
contra de la isicología introsp-ectiva, c-omo resulta evidente en estas pala'
birs suyrs,
,,io, ,r{u*"ntos'de esos dos autores me han parecido que de
modo ínevitabte huáten demasiado a psicología introspectiva,.de.modo que
no espero obtener mucho provecho de-una controversta con ellos" (cufslvas
del autor). Creo qu. pód.*os confiar . en. 9ue, .Von Senden Ia, hecho
todos ]os'esfuerros posibles por seguir siendo-obietivo_a toda costa-. Sin
embargo, por inferencia, hace menció, de emociones tales como el "deseo
á; ;;;?; .i i áni*o y la iovialidad" y afirma: "S$ voluntad (1a del pacien-
LA CUNA DE LA PERCEPCIÓN 57
le) {9be ser activada con toda la fuerza quesea posibre en esta dirección.
será normalmente mantenidá de mutha rnejor g^* .t i*rg-
Esa dirección
nar de nuwo la satisfacción de sus necesidades coüdiaiws'," (cursivas d"el
autor). o en su conclusión: "...Ia adaptación del paciente', iu nu.uo
medio toma muchas veces forma altamente dramáticJ y reva a conflicios
violentos".. Luego añade: "Pues el paciente necesita eíta actividad y ien-
sión emocional."
La obra de von se¡rden inspiró una serie de estudios interesantes efec-
tuados,por,Riesen (1?47-). sobie las consecuencias de la privación visual
en el hombrg y e, el chimpancé.! Tanto en las observaóiones y experi-
mentos de Riesen como en lós de Fantz, se ignora el papel de Ia'emotión
en Ia, percepcién. El.lector recordará que iosotros,'p'or nuestra parte,
consideramos la emoción. dentro der márco de ras 'reLciones de oü¡.to,
como el incentivo más poderoso para aprender. Es cvidente, por eiemplo,
que en el casó citado poi von senden, ia capacicrad de ver há áe aállriiirsé
poco.a poco, medianté un proceso_de enseñanza, en el *...o á.i, .*p..
riencia afectiva que proporclonan las relaciones de obieto.
elperirnentos,y observaciones diversos sobr-e el príncipio de ia percep-
_,.!o1de Ios
ción que me he ocupado,. incJuyendo los de vón senden v roi míoi,
Iracen refereqcia a la conjunción de'procesos mentales arcaicoí con sólo
una modalidad sensorial, a saber: cou la visión.
¿eoé ocurre con las ohas
modalidades? En el caso del ¡r¡aterial de von §"id.q, r,emos ,roirao y,
que esas otras modalidades sensoriales p-ueden estar implicadas también.
sin
duda, en los primeros días después de la operacióri, ros p".i.nü, .rrn
incapaces de distinguir las sensaciones visuarei de las origirirár, án
otro,
sectores sensoriales. Pero, de ser esto así,
¿dónde ernpiezan"reainrente, como
tales, esas sensaciones?
ptede ser
Tuy Pig." el interior de la boca, tal y como se descubre y percibe
al chupar el dedo" (p. 188). Estoy de acuerd'o con esta formuracíón en la
medida.que se ¡efiere- a la sensacióñ inmediata del interior de ra boca; pero
no puedo- compartir la opinión de Lewin de que, chupándose el deáq se
es capaz de descubrir o de percibir en esa etapá. comó se afirmó anterior-
mente, el único órgano donde actúa la peróepción durante las primeras
semanas de vida (y hasta
3guí e¡ dudoso que sé trate realmente de percep-
ción, como tal, sino más bien de recepción, es decir, de la precursor, áe
Ia percepcién) es la cavidad oral. El infante iesponde con üna secuenci¿r
d: conducta específica, cuando se introduce algo én la caridad oral, va sea
el pezón, el aiimento o el dedo. Esto está dJ acuerdo con las obiervacio-
nes clínicas de Isakower, sobre las sensaciones experimentadas por los
adultos, que sufren una regresión del yo al ir a qúedarse clormidos. [,s
muy co-nvincente suponer que las sensaciones de algo arenoso (experimerr-
tadas al ir a quedarse dormidos) representan rastrós de ,ecueidoi de ios
prim_gr9s comienzos de la percepción. son semejantes a la cualidad incier-
ta, difusa e inapropiada de la- sensación visual' descrita por los inviden-
tes de
-nacimiento operados por von senden. Las primeras sensaciones
percibidas, en el-campo táctil, es de esperar que sean tin incorrectas conio
Ias sensaciones de los operados de ceguera nitiva por Von Senden, en el
campo üsual. Resulta tan convincente encontrarse con que los suietos de
Isakower describen las sensaciones orales con calidades de ^"arenosas,", como
oir a los operados de von senden describir las sensaciones visuares como "se-
mejantes al olor del barniz".3
,.^'-9r.o quc ciertas proposiciones contenidas en mi a¡tíctlo "La desviación del diálogo,,
(196'l), pueden _aportar.cierta comprensión acerca de esas sensaciones. por eiemplo,
fre.
rnos especular sobre si "la sensación arenosa de la boca,, (Isakower, t93g), ú viita de los
colores, "muy seme;antes a cuando huele a bamiz,, (Vori Senilen', lg?2\' no ,r.d* ,..
Presentar Ia percepcién de. una estimulación,recargadi en dos modalidaáes dif'erentes, la
táctil.y visual. La sensación a¡enos¿l y el olor a-bamiz, llevan consigo una cie¡ta im.
plicación de desagrado. Este hecho sé evidencia en su forma extremá con el oaciente
nrim. -17,-quien, cuaho días después de la operación, no podía mantener los ojos abiehos por
serle intokrabie Ia luz.
, ,Las Personas
sensibles.al sonido reconoce¡án de inmediato las sensaciones desagradables
(de naturaleza no musical) que acompeñan a un volumen orcesivo del sonido muiiful, tales
como les de ur'¡ coro muy numeroso en uo espacio cerrado. simultáneamente con la
música, oyen algo así como guiiarros que eatrechoi:n o el ¡umor silbante del oleale cuan"
do rekoctde e.r.r 11 plary. El fenómeno pgdenecc a la categoria denominada en néurologla
'teforzamiento". sospecho también que él fotoma en ta
ia{ueca, la línea luminosa y dá.
teda, que las p€rsonas .que padecea de esa dolencia perciben durante el ataque, pertenece
a semeiantc orde¡ de fe¡rómenos. ¿Puede- dicLo fotoma ser considerado comi una r"spues"
ta a un exceso de estimulación .senso¡ial? posible que el proceso sensorial aparezce
como una- representación visual sin contanido -¿Es
idátivo o iepresentativo, como el -ldo d.
g¡ijanos al choca¡ y Ia sensación erenoss en la boca, de los iiernplos puestos anteriorme¡te?
En..los-tres casos, el táctil,_ el auditivo y el visual, Ia sensación no' es representativa; la
cualidad sensorial reel está deformada y ie experimenta como algo desagradible, que lírda
con. la parestesia. También cs esto una ¡eminiscencia de los "a'lfileres'y agujai,,,'que ex-
'midiante
Perimentemos en una piema donde la trasmisión nerviosa se ha ínteriumiibo
Ia presión. La senümos _como fría y embotada. Los "alfileres y aguias" sán el presagiir
de l¡. sensación que welve. Indican
.que Ia trasmisión nervioía ño'está restituida fioi
com-pleto y,-por.ta¡to, no es adecu¿di para.afrontar estfmulos_ como aquellos con que
tendrla quc habérselas en circunstancias nórmales; pero a caus¡¡ de la trasmisión intemrm.
pida, los estlmulos, que de otro modo se¡lan normales, ¡esultan una carga excesiva.
60 LA CONSTITUCIÓN DEL OBJETO LIBIDINAL
Lr¡ oue sostenemos es que Ia cavidad oral con sus órgaaos, la lengua,
que se usa
los labüs, las meiillas y el áparato nasofaríngeo son la supertlcle.
la exploraCión'.Es muv ada
»rimero en la vida prr, lo$ercepción táctil-y
la sensación del tacto'
5;;;;';r;;.rt. fin,'p,r.s en ella^están representadai
;;i;i,rü; d;i;¿óil|;";, á"i oror, dcl iufrimiento v hasta la sensación de
o¡ofundidad, pr., .rtr'?ii];;quá"i*ptitit" en el'acto de engullir' Ha
ffi*"süii,il'q* iá¿rt-trt f.ótpciont§. qu". se efectúa.n' te111d^o^. como
percepciones por co¡tacto
i*tir,,"*" la'cavida,l oral,^siguén siendo- aún
a distancia, como Ia *isual y
;';ñ¡;;;;*;te dife.enies'ae"la percepción
áuditiva.
DISTAI\CIA
DE LA PERCEPCIóN POR CONTACTO A LA PERCEPCTóN 'T
a la. percepción a
Evidentemeute un cambio de la percepción por contacto
del infante' Este
distancia, es de import"".i. topt1"-a Para él desa¡rollo cle objeto'
cambio se efectúa por medio dll instrümento de las relaciones
de.-su
i.--f,i.i*or refereniia á" .¿*o el infante mira-fiiamente
mama
el
al
,rostro
pecho' §r¿n'
madte mientfls mdmd.4 Por tanto, cuando.el infante
't'i-il que, al mismo-tiempo' v¿ el rostro mater'
orróncn la boca, en tanto
;"".''iñ;'ir";ilÑt por contácto se -mezcla coñ.la P-"1ttP.t]:1.' dit-
'L^s d'os foi*ar, Í,árt. J. una sola experiencia. Esta
fusión abre
i*n.ir.
el camino Dara un *áiiá eir¿""1, áá h orienLción a través del contacto,
I',ü"##"li¿; ;'tr;;ilá; Tr-p-.r.áp.i¿n a disrancia. El factor experimental
á-!í" árlt""t. el amamantamiento,. por eiemplo
cn este cambio .orr"i.
;r;á; Ji"irnrc p;.rdt "i p.-'0" y" 1o recobra, se pierde taI¡lién el contacio
v a re-
;;;;t Ñ;".pto sa[isfactor dt neceiidades, que recobra' vuelve a Perder
cobrar una v otra vez. ó"r"r,t" ri irtervalb LtU. fá pelaiáa y-laiecupeíación
";"í';;;ürl,.iiir" .1"*.riá á. i, unida<l- perceptual total, la percepción
i--ai¡o,ao,'a.r'*t'oli.'*,*"'ll'::',1'h-lHl,E::l:T,.1t'ltÍ:
experiencias rePetidas,
#;;;¿'-d.tnotttánáo"ti i" más constante y' Por tanto' la más remu'
neradora de las dos.6
Estadiscrepanciaentrelasdosmodalirladesperceptuales(la'disconti"
pero no
con'
nri¿r¿ del contacto oral, frente a la seguridad' continuidad'
una-significación
tigüidad, de ta perceffir,-risual¡ tiené probáblemente
couto,la *91'l:
aún más fundamental'il. .;ábitátr h-percepción vis.ual
Cre<¡-oue aoui tenemos el comlenzo
árá f.i".pUra guiad-ora'en el hombre' de ob
de la perman.rr.,, a"'?ü¡'.ü iH;;h";"n, lqiz) y'de la formación
y es
¡ Al nacer v en las sernanas siguiantes, el amemantan,ie¡to gafani¿a la-s-upewivencia
ha'ola¡ de ella como
;; ü;;il'"';"iáná ái;gia";. sin dnda ioclemos
h *:;I"i',.i*ü a;e; no in, accion voritiva. creemos
[.'i;,1,;;:;;;á"-áuerái, ttü,iáii* de aseguár'., la.supewivencir 1l 1'**-y,I
que la vinculación entre'.i
';i;;;#"prt"'.páa* '"ti-¡á"ipal
la' percepcióa visuil en el hombre' es de sttprema
rm'
;h;
o"laTi,'ft"" del _contacto o¡al como de una zona modelo
solía irablar de la experiencia que este
de funcionamiento, cuyo ;tib'üt;;;;'i tt lt ingestión' Mcrece obsef\er§e 'Ya
tia" tunción duranLe la fase oral.
atributo zonal ,. .onri.*.'.1"i-¡J--"tr"r'"-g. ie percepción de cavidad
traté de este aspecto ."-r'ü-p"Lát
i"rlr*i".a'r'r-"**'ii0t¡qr-y <ienominé
también' a la percepción visual'
;";'&;ü; fífnr;". "priá'*'
LA CUNA DE I,A I'ERCEPCIÓN 6I
LA EXPERIENCIA PERCEPTUAL
duzcan una angustia y un terror graves; puede verse este mismo fenómcno en los suefios
provocados por sentimientos de culpabilidad, tales como aquellos que implican incesto.
Además, lo quc es una regresión al estado del emamantamiento, ¿no es también un re-
greso imaginativo a la situacíón original de incesto?
e VéasC, en el Apéndice, le cxplicación de Piaget de la "permanencia afectiva".
I.A CUNA DE Iá PERCEPCIÓN 69
ro Este cxplicación, aunque modificando ligcranrente la. proposicirin de_ Leu'in sobre Ia
pantalla de lóS suefos, eviia al mismo tiempo controvenias espaciosas. Pues, en nueskr
idad de la lactancia..automatizada, podría oüietarse que b máyor parte de los infante¡
72 LA CONSTITUCIÓN DEL OB'ETO LIBIDINAL
En- ta¡to que el ferrómeno de Isakower es una reactivación de los regis
tros de la primera percepción infantil por contacto, la pantalla de los sue-
ños er,'oca la iniciación de la per_cepcidn a distancia. El tema de los capl-
tulos siguientes será cómo se élaboraron, desarrollaron y establecieron esos
comrenzos.