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Jesús de Nazaret, también conocido como Jesús, Cristo o Jesucristo, es la figura central
del cristianismo y una de las figuras más influyentes de la cultura occidental. Para la mayoría de las
denominaciones cristianas, es el Hijo de Dios y, por extensión, la encarnación de Dios mismo. Su
importancia estriba asimismo en la creencia de que ?con su muerte y posterior resurrección?
redimió al género humano. El judaísmo niega su divinidad, que es incompatible con su concepción
de Dios. En el islam, donde se lo conoce como Isa, es considerado uno de los profetas más
importantes.
El relato evangélico es la fuente principal para el conocimiento de Jesús, y constituye la base de las
interpretaciones que de su figura hacen las diferentes ramas del cristianismo. Aunque puede
contener elementos históricos, expresa fundamentalmente la fe de las comunidades cristianas en
la época en que estos textos fueron escritos, y la visión que por entonces tenían de Jesús de
Nazaret.
Los relatos referentes al nacimiento e infancia de Jesús proceden exclusivamente de los evangelios
de Mateo (Mt 1,18-2,23) y de Lucas (Lc 1,5-2,52). En los evangelios de Mateo y de Lucas aparecen
sendas genealogías de Jesús (Mt 1, 2-16; Lc 3, 23-38). La de Mateo se remonta al patriarca
Abraham, y la de Lucas a Adán, el primer hombre según el Génesis.
La llegada de Jesús fue profetizada por Juan el Bautista (su primo, según el Evangelio de Lucas),
por quien Jesús fue bautizado en el río Jordán. Durante el bautismo, el Espíritu de Dios, en forma
de paloma, descendió sobre Jesús, y se escuchó la voz de Dios.
Según los sinópticos, el Espíritu condujo a Jesús al desierto, donde ayunó durante cuarenta días y
superó las tentaciones a las que fue sometido por el Demonio. No se menciona este episodio en el
Evangelio de Juan. Después Jesús marchó a Galilea, se estableció en Cafarnaún, y comenzó a
predicar la llegada del Reino de Dios.
Vida pública
Acompañado por sus seguidores, Jesús recorrió las regiones de Galilea y Judea predicando el
evangelio y realizando numerosos milagros. El orden de los hechos y dichos de Jesús varía según
los diferentes relatos evangélicos. Tampoco se indica cuánto tiempo duró la vida pública de Jesús
Gran parte de los hechos de la vida pública de Jesús narrados en los evangelios tienen como
escenario la zona septentrional de Galilea, en las cercanías del mar de Tiberíades, o lago de
Genesaret, especialmente la ciudad de Cafarnaúm, pero también otras, como Corozaín o Betsaida.
También visitó, en el sur de la región, localidades como Caná o Naín, y la aldea en la que se había
criado, Nazaret, donde fue recibido con hostilidad por sus antiguos convecinos. Su predicación se
extendió también a Judea (según el Evangelio de Juan, visitó Jerusalén en tres ocasiones desde el
comienzo de su vida pública), y estuvo en Jericó y Betania (donde resucitó a Lázaro).
Escogió a sus principales seguidores (llamados en los evangelios Apóstoles; en griego, «enviados»),
en número de doce, de entre el pueblo de Galilea. En los sinópticos se menciona la lista siguiente:
Simón, llamado Pedro y su hermano Andrés; Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan; Felipe y
Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo y Tadeo; Simón el Zelote
y Judas Iscariote, el que posteriormente traicionaría a Jesús (Mt 10,2-4; Mc 3,16-19; Lc 6, 13-16).
Algunos de ellos eran pescadores, como las dos parejas de hermanos formadas respectivamente
por Pedro y Andrés, y Juan y Santiago. Mateo se identifica generalmente con Leví el de Alfeo, un
publicano de quien en los tres sinópticos se relata brevemente cómo fue llamado por Jesús (Mt
9,9; Mc 2,14; Lc 5,27-28). lo que acarreó a Jesús numerosos reproches de los fariseos.
Predicó tanto en sinagogas como al aire libre, y las muchedumbres se congregaban para escuchar
sus palabras. Entre sus discursos:
Utilizó a menudo parábolas para explicar a sus seguidores el Reino de Dios. Las parábolas
de Jesús son breves relatos cuyo contenido es enigmático (a menudo han de ser después
explicadas por Jesús).
Mantuvo controversias con miembros de algunas de las más importantes sectas religiosas
del judaísmo, y muy especialmente con los fariseos, a quienes acusó de hipocresía y de no
cuidar lo más importante de la Torá: la justicia, la compasión y la lealtad (Mt 12, 38-40; Lc
20, 45-47).
Según los evangelios, durante su ministerio Jesús realizó varios milagros. En total, en los cuatro
evangelios canónicos se narran veintisiete milagros, de los cuales catorce son curaciones de
distintas enfermedades, cinco exorcismos, tres resurrecciones, dos prodigios de tipo natural y
tres signos extraordinarios. En esos tiempos, los escribas, fariseos y otros, atribuyeron a una
confabulación con Belcebú este poder de expulsar a los demonios. Jesús se defendió
enérgicamente de estas acusaciones. Según los relatos evangélicos, Jesús no solo tenía el poder de
expulsar demonios, sino que transmitió ese poder a sus seguidores.
Su predicación
No se conoce con certeza cuánto tiempo duró la vida pública de Jesús. La vida pública de Jesús se
inicia, según todos los evangelios, con su bautismo por Juan el Bautista en el río Jordán. Es
probable que Jesús iniciase su actividad como seguidor del Bautista. Seguido de un grupo de fieles,
de entre los cuales escogió a sus más allegados, los doce apóstoles o enviados, recorrió en su
actividad toda Galilea (especialmente el área en torno a Cafarnaún) y las regiones aledañas de
Fenicia, la Decápolis y el territorio de la tetrarquía de Herodes Filipo.
Del estudio de las fuentes (sobre todo los sinópticos) se infiere que Jesús predicó de forma
itinerante en la zona norte de Palestina y, preferentemente, en las aldeas que bordeaban el lago
de Genesaret. Sus seguidores fueron principalmente de extracción campesina, y le acompañaron
también varias mujeres, lo cual resulta inusual en el contexto de los movimientos religiosos del
judaísmo. Escogió a doce apóstoles o enviados, posiblemente en representación de las doce tribus
de Israel. Ni los nombres de los apóstoles ni los relatos de cómo se unieron a Jesús coinciden en
todos los evangelios, pero todos concuerdan en la cifra de doce.
El «Reino de Dios» se anuncia como algo inminente; en este sentido, la predicación de Jesús se
inserta en el contexto de la literatura apocalíptica del judaísmo, en la que existe la esperanza de
una próxima intervención de Dios en los asuntos humanos. Para entrar en el Reino de Dios que
Jesús profetiza es necesaria una transformación interior (metanoia) que alcanza todos los ámbitos
de la existencia humana; así, quien no se hace como un niño no entrará en el Reino (Mt 18, 1-5) y
el perdón es condición para un culto eficaz (Mt, 5, 21-26).
Jesús describió el Reino de Dios utilizando parábolas, en muchas de las cuales aparece un
contraste entre un inicio pequeño e insignificante y un final espléndido. Hay bastante consenso
entre los especialistas en cuanto a que la predicación de Jesús iba dirigida en exclusiva al pueblo
de Israel. Según Mateo, así lo dijo: «No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel»
(Mt 15:24). Se admite, sin embargo, que algunos gentiles podrían participar de este mensaje.
Para algunos autores, la ética que Jesús predicaba tiene un carácter provisional, y se orienta sobre
todo a la época de preparación del Reino de Dios. Por ese motivo también, la ética de Jesús
enfatiza la renuncia a los bienes materiales. En todo caso, las fuentes coinciden en que no se
puede servir a Dios y a las riquezas (Mt 6,24).
Son muchos los especialistas que han llamado la atención acerca de la coincidencia en las fuentes
sobre la especial consideración que Jesús parece haber tenido hacia las mujeres de diversa
condición, en especial las marginadas, enfermas y pecadoras públicas. Algo, en cierta medida,
novedoso para un rabí de la época. Las fuentes sinópticas coinciden también en que entre los
discípulos itinerantes de Jesús se encontraban mujeres (María Magdalena, Juana, Salomé...), algo
no muy común en una sociedad patriarcal.
Conclusión
Jesús recorrió las regiones de Galilea y Judea predicando el evangelio y realizando numerosos
milagros, acompañado por sus seguidores. También visitó, en el sur de la región, localidades como
Caná o Naín, y la aldea en la que se había criado, Nazaret, donde fue recibido con hostilidad por
sus antiguos convecinos. Su predicación se extendió también a Judea, y estuvo en Jericó y Betania.
Escogió a sus principales seguidores en número de doce, de entre el pueblo de Galilea. Predicó
tanto en sinagogas como al aire libre, y las muchedumbres se congregaban para escuchar sus
palabras. Entre sus discursos:
En la predicación de Jesús, tienen una gran importancia sus enseñanzas éticas. El centro de la ética
de Jesús era el amor al prójimo, al desvalido de quien no se puede recibir contraprestación, el
amor al enemigo. la ética de Jesús enfatiza la renuncia a los bienes materiales.
Jesús es la personificación de la libertad, de la nobleza, del equilibrio y, sobre todo, del Amor.
Revela, en todo su comportamiento, una excepcional riqueza afectiva. Es, en definitiva, el Hombre
enteramente libre y enteramente para los demás.
San Juan de la Cruz daba este saludable aviso: "Nunca tomes por ejemplo al hombre en lo que
hubieres de hacer, por santo que sea, porque te pondrá el demonio delante sus imperfecciones;
sino imita a Cristo, que es sumamente perfecto y sumamente santo, y nunca errarás"1.
Jesús arrastra, cautiva y convence. Tiene un gran poder de atracción. Porque une en sí
maravillosamente el vigor y la ternura, la energía más viril y la más extremada delicadeza. Posee
una lucidez mental que sobrecoge y, al mismo tiempo, una insobornable libertad frente a todos y
frente a todo. Nada le arredra. Pero tampoco es un temerario. Sabe lo que quiere y lo quiere de
verdad. Es capaz de sentir miedo, temor, tristeza e incluso angustia mortal. Y, sin embargo, es
inaccesible al desaliento. Posee un equilibrio sorprendente. Sin exaltaciones y sin abatimientos.
Aun en los momentos más decisivos de la prueba, saca fuerzas de flaqueza para reaccionar con
energía, siempre en fidelidad amorosa a la voluntad del Padre. Sabe conmoverse y llorar. Es
profundamente humano. Mucho más humano que Juan el Bautista, por ejemplo. No conoce la
insensibilidad ni la apatía; y, menos todavía, la frialdad. Es perfectamente Hombre y Hombre
perfecto. Todas las páginas del Evangelio son un grito que proclama su humanidad y su humanis-
mo.
Jesús -tan finamente sensible y delicado y tan excepcionalmente amable- tiene un extraordinario
coraje. Sabe incluso indignarse cuando es necesario. Mantiene una viva polémica con los jefes
religiosos de Israel, condenando abiertamente sus actitudes y su hipocresía, y se atreve a llamarles
"raza de víboras" y "sepulcros blanqueados". Dice la verdad sin miramientos. Es intrépido y
valeroso. Sube hacia Jerusalén, muy consciente de lo que en Jerusalén le espera, y lo hace con
paso tan decidido que los apóstoles apenas pueden seguirle2. Lo único que le interesa es la
voluntad del Padre, y realizar la obra que el Padre le encomendó, que es la salvación de los
hombres. Y de esa voluntad nada ni nadie le podrá apartar. Por eso, no cede a la tentación de un
mesianismo fácil, triunfalista, tal como le propone el demonio y como le sugiere el mismo Pedro3.
Cristo es de verdad realista. No se pierde nunca en abstracciones. Sus palabras son sencillas,
directas, incisivas y, al mismo tiempo, tan profundas que a veces producen vértigo. Nunca se
terminan de comprender, y se convierten para la conciencia humana en un permanente y vigoroso
revulsivo interior, capaz de conmover los cimientos mismos de la persona y de la sociedad. Son
como esos rostros que nunca se terminan de mirar, y que cada vez invitan a viajar hacia nuevas y
mayores profundidades.
Jesús no desprecia nada. Lo ama todo, y ama a todos y a cada uno con amor personal e
inconfundible. Pero no se deja sobornar ni subyugar por nada ni por nadie. Tiene y mantiene
siempre una plena y absoluta libertad interior y exterior.
Sólo el encuentro personal con Jesús es capaz de transformar a alguien por dentro, desde su
misma urdimbre y desde sus más profundas raíces. (Y justamente los Ejercicios Espirituales son
una especie de 'estrategia' para provocar este 'encuentro personal'. Un encuentro personal -no lo
olvidemos nunca- que el mismo Jesús suscita por medio del Espíritu, y en el que nuestra acción
propia consiste o debe consistir en dejarnos encontrar por él, ya que es él quien de verdad nos
sale al encuentro, y tratar de conocerle, consintiendo activamente en su acción transformadora).
Jesús, modelo acabado de humildad y mansedumbre (cf Mt 11, 29), de equilibrio y sensatez, tuvo
y manifestó unas pretensiones inauditas. Afirma ser superior a los más grandes personajes del
antiguo testamento5. Se considera también superior a las grandes instituciones tradicionales6. Se
atribuye el poder de perdonar los pecados, prerrogativa exclusiva de Dios7. Jamás insinúa un senti-
miento de culpa o de arrepentimiento, porque se sabe libre de todo pecado8. Manifiesta una
relación con el Padre de asombrosa intimidad, de comunión perfecta, de igualdad9. Se sabe
'plenipotenciario' de Dios, con todo poder en el cielo y en la tierra, capaz de dar la vida y de
resucitar a los muertos, juez de todos, preexistente a la misma creación del mundo, con palabras
que nunca pasarán10. Se atreve a decir de sí mismo lo que nadie jamás se atrevió a pensar o a
decir, ni en el colmo de su locura: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida" (Jn l4, 6). Puede exigir y
exige la disponibilidad total, e incluso perderlo todo de hecho -los bienes materiales, los lazos
humanos más sagrados, la integridad física y hasta la propia vida- para seguirle11.
Si Jesús no fuera más que un Hombre, estas pretensiones serían no sólo inauditas, sino blasfemas.
Pero Jesús confirmó con sus obras y, sobre todo, en la resurrección toda la verdad de sus palabras
y de su vida12.
Cuando Jesús pide -exige- que sus seguidores le amen a él más que al padre y a la madre, a la
mujer, a los hijos, a los hermanos e incluso más que a sí mismos, advierte claramente que perderlo
todo -la integridad física y hasta la propia vida- por él es la suprema manera, la única manera, de
ganarlo todo para siempre. Es una auténtica paradoja y parece casi un contrasentido; pero es una
gran verdad14. Porque es cierto -aunque no resulte evidente a primera vista- que nunca existe
verdadero conflicto entre el amor verdadero a Cristo y el verdadero amor a sí mismo y a los
demás. (Habría que subrayar las tres veces el adjetivo verdadero). Y que el auténtico amor a Cristo
y el amor auténtico a nosotros mismos (también habría que subrayar ahora las dos veces el
adjetivo auténtico) coinciden exactamente, hasta identificarse, pues no son propiamente dos
amores, sino uno solo.
Cristo es nuestro mayor 'Bien', nuestro 'Bien' absoluto y pleno, nuestra verdadera 'identidad'. Y es
más íntimo a nosotros que nosotros mismos. El es, para cada uno, su mejor 'Yo', su 'Yo' más
profundo, que no suplanta sino que afirma y confirma la propia personalidad.
Hay que recordar que somos 'nosotros mismos' en la medida en que nos parecemos a Jesús y
reproducimos en nosotros su imagen: en la misma medida en que 'vamos siendo él', hasta conse-
guir su plena madurez y que él esté plenamente formado en nosotros y sea él quien en nosotros
viva15. Jesucristo es la Verdad, la Vida, el Amor, la Libertad, más aún, nuestra Verdad, nuestra
Vida, nuestro Amor y nuestra Libertad. Por eso, amarle a él es amar lo mejor de nosotros mismos:
nuestra verdadera 'identidad'; es amarnos verdaderamente a nosotros. En cambio, pretender
amarnos, en contra de Jesús, es amar nuestra falsedad, nuestra mentira, nuestra muerte, nuestro
egoísmo y nuestra esclavitud; y, en definitiva, no amarnos de verdad, porque es querer nuestro
verdadero mal.
1. San Juan de la Cruz, Dichos de luz y amor, n. 156: en "Obras Completas", BAC, Madrid,
1982, 11ª ed., p. 54.
2. Cf Mt 12, 34; 16, 21; 17, 12; 20, 18-19; 23, 27.33; Lc 18, 31-33; Mc 10, 32-34; etc.
8. Cf Jn 8, 46; etc.
9. Cf Mt 11, 25; Lc 2, 49; 10, 21; Jn 5, 19; 9, 29; 10, 14; 15, 28; 16, 15; 17, 1.25; etc.
10. Cf Mt 28, 18; 24, 35; 25, 31-46; Mc 13, 31; Lc 21, 33; Jn 5, 22.26.27; 9, 39; 10, 18.28; 17, 2;
etc.
15. Cf Rom 8, 29; Gál 2, 20; Ef 4, 13; Filp 1, 21; etc. El Concilio Vaticano II recuerda que "quien
sigue a Cristo, Hombre perfecto, él mismo se hace más hombre" (GS 41)
La Deidad de Jesucristo
Cristo es DIOS y Salvador.- En vista la negación de la Divinidad de Cristo, debemos declarar que
para creer en Jesús; no se puede hacer humanamente, solo se puede creer, si se ha nacido
Espiritualmente, y así creer en las escrituras y por la fe, creer en Jesús, como el Unigénito Hijo de
DIOS, y nuestro salvador personal.
a.-DIOS se revela al hombre, por medio de las Santas Escrituras
2 Tim. 3:15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer
sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. 16Toda la Escritura es inspirada por Dios, y
útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17a fin de que el
hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
b.- DIOS se revela por su Unigénito Hijo Jesús, el mediador entre DIOS y los hombres.
Jn. 3:16. 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que
todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
DIOS Padre, envió a su Unigénito Hijo Jesús, para darnos, salvación y vida terna.
DIOS existe y se han revelado a la humanidad por medio de la fe y su palabra.- DIOS ama al
mundo y por medio de su palabra busca que lo conozcamos, pues si ella es imposible que el
hombre lo reconozca. Heb. 11:6. Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que
el que se acerca a Dios crea que le ahí, y que es galardonador de los que le buscan.
c.- DIOS anuncia por medio de sus Profetas, la venida del Salvador.- Las profecías Mesiánicas en
el Antiguo Testamento van revelando poco a poco al Mesías, al Salvador de su pueblo y de la
humanidad, a Jesús de Nazareth.
Miqueas 5:2. Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá
el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.
Isaías. 7.14. Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará
a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.
Isaías 9:6. Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se
llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Jesús fue consciente de ser DIOS, pues en diferentes textos nos muestra su Divinidad.
Jesús y la conciencia de su Divinidad.- Jesucristo era autoconsciente, como única persona, por
medio de dos mentes suyas: la Divina, infinita, y la Humana, limitada.
Mateo. 5:22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de
juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que
le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.
28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en
su corazón.
32 Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella
adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.
34 Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios.
44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los
que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen.
b.- Requerir para sí un afecto mayor al de los padres, seria impropio de cualquier ser humano.
Solo DIOS nos puede pedir amarlo más a EL.
Mt. 10:37 El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija
más que a mí, no es digno de mí.
Jn. 5:17-18. Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. 18 Por esto
los judíos aun más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que
también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios.
Jn. 8:56:58. Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó. 57
Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? 58 Jesús les
dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.
Mt. 11:27. Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el
Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.
El Apóstol Juan nos muestra en este texto, que Jesús es verdadero DIOS.
Juan. 2 Este era en el principio con Dios. 2 Que estaba en íntima relación con Dios.
Juan. 5 La luz en las tinieblas resplandece, y las 6 Por ello, Él es la verdadera luz, esto es, la
no le recibieron.
Juan. 11 A lo suyo vino, y los suyos no le
Doble Naturaleza.
recibieron.
Naturaleza Humana.
Naturaleza Divina.
Juan. 12 Mas a todos los que le recibieron, a los moró entre nosotros como hombre.
que creen en su nombre, les dio potestad de ser 10 Y, dice el Apóstol, vimos Su gloria, gloria
hechos hijos de Dios;
que le reveló como el Unigénito del Padre.
13 los cuales no son engendrados de sangre, ni
de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, Aquí se enseña que Jesús es una persona
sino de Dios. 14 Y aquel Verbo fue hecho carne, verdaderamente Divina, el Verbo
y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria
como del unigénito del Padre), lleno de gracia y eterno, el Creador del mundo, se hizo
de verdad. hombre, moró entre los hombres, y se
Mt. 28:18. Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la
tierra.
Jn. 5:21-23. Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los
que quiere da vida. 22 Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, 23 para
que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le
envió.
Jn. 21:17. Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le
dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te
amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.
Jn. 16:30. Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por
esto creemos que has salido de Dios.
Mc. 11: 2-4. y les dijo: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego que entréis en ella,
hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado; desatadlo y traedlo. Y si alguien
os dijere: ¿Por qué hacéis eso? decid que el Señor lo necesita, y que luego lo devolverá. Fueron, y
hallaron el pollino atado afuera a la puerta, en el recodo del camino, y lo desataron.
Mt. 28: 20. Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Mt. 18:20. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de
ellos.
Apo. 1:10-11. Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de
trompeta, 11 que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo
que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis,
Filadelfia y Laodicea.
Apoc. 1:17-18. Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí,
diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí
que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.
Mt. 4:3. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en
pan.
Lc. 4:3. Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, dí a esta piedra que se convierta en pan.
Mt. 10:23. Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no
acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo de Hombre.
Mt. 12:8. Porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo.
b.- En el sentido Trinitario. Indicando la Deidad de esencial de Jesús. Este título señala su relación
con el Padre y sus derechos exclusivos como Hijo desde la preexistencia.
Mt. 11:27. Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el
Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.
Mt. 14:33. Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente
eres Hijo de Dios.
Mt. 16:16. Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
Esto no significa que Jesús recibió su existencia del Padre o que es posterior al Padre.
c.- En el sentido oficial Mesiánico. El Mesías es heredero y representante de DIOS.
Mt. 8:29. Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá
para atormentarnos antes de tiempo?
Mt. 26:63-64. Más Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios
viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios. 64 Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y
además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios,
y viniendo en las nubes del cielo.
Jn. 11:27. Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al
mundo.
d.- En el sentido humano. La naturaleza Humana de Jesús fue engendrada por el Espíritu Santo, y
en este sentido también es Hijo de DIOS.
Lc. 1:35. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te
cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.
Jesús tiene doble naturaleza, Humana y Divina, y es por medio de su vida y entrega que nos hace
aceptos a DIOS, pues EL, se vuelve en nuestras vidas el Salvador, amigo y DIOS, de cada uno de
nosotros. Amén.
Introducción.- Hablar de la Pre Existencia de Jesús, el Hijo DIOS, es hablar que Jesús, nuestro DIOS
y Salvador, existió y habito en la eternidad con el Padre, desde antes de la formación del mundo y
que también acompaño al Padre en toda la creación en el Génesis y sus apariciones y las
revelaciones, en el Antiguo Testamento y el cumplimiento de las Profesáis que anunciaban su
ingreso a la humanidad, y el cumplimientos de ella, relatados en los Evangelios del Nuevo
Testamento.
Jacob lucha con el ángel en Peniel Gn. 32:24-30. 24 Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un
varón hasta que rayaba el alba. 25 Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del
encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. 26 Y dijo: Déjame,
porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. 27 Y el varón le dijo:
¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. 28 Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob,
sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. 29 Entonces Jacob le
preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi
nombre? Y lo bendijo allí. 30 Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios
cara a cara, y fue librada mi alma.
1. Diccionario Ángel. El ángel es, por derivación y función, un mensajero de Dios que tiene
una relación familiar con él cara a cara, siendo por lo tanto un ser superior al hombre. Por
cierto que se trata de una criatura, espíritu e incorrupto en esencia original, pero dotada
de libre albedrío, y por lo tanto no necesariamente impermeable a la tentación y
al pecado. [1]
2. Juan Calvino. en el tomo I de Instituciones de la religión Cristiana dice: "Los Ángeles son
los dispensadores y administradores de la Divina beneficencia para con nosotros. Ellos se
ocupan de nuestra seguridad, se encargan de nuestra defensa, dirigen nuestros pasos y
con solicitud constante procuran que nada malo nos acontezca".2
3. Martin Lutero. Dijo una vez en una sobre mesa que "un Ángel es una criatura espiritual
sin cuerpo, creado por DIOS para el servicio de la Cristiandad y la Iglesia.2
b. ¿Sería un Ángel quien bendijo a Jacob?
Vemos en este pasaje de Gn. 32:24-30 como una Ángel bendice a Jacob, pero como hemos
visto anteriormente, los Ángeles creados por DIOS son sus mensajeros y están al servicio
de DIOS, y no pueden bendecir. Como los Ángeles no pueden bendecir quedaría la
pregunta ¿quién es este personaje de este pasaje Bíblico quien bendijo a Jacob?
Es por eso que afirmamos enfáticamente, que quien bendijo a Jacob, fue la Santa
presencia del mismo Señor Jesús.
El triunfo de Cristo, sobre nuestro adversario el diablo. Gn: 3:15. Y pondré enemistad entre ti y la
mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el
calcañar. Comp. Con Gal. 4:4.
a. Cuando dice que será herida en la cabeza, se refiere a que satanás será destruido para
siempre.
b. Cuando dice te herirá en el calcañar, se refiere a la violenta muerte que tuvo Jesús, en la
cruz, ocupando nuestro lugar y pagando con su vida y su sangre el perdón de todos
nuestros pecados, pasados y futuros.
Este texto nos revela el triunfo de Jesús de Jesús, contra el adversario el diablo, y sus huestes
(tropas), dándonos la victoria y entrada a una nueva vida en el nombre de Jesús.
Jn. 1:1-4,14. En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. 2 Este era en
el principio con Dios. 3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho,
fue hecho. 4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del
unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
1. Que Él es eterno. Él era en el principio; esto es, él era antes de toda creación; antes de
la fundación del mundo; antes que el mundo fuera.
2. La palabra eterna existía en intima comunión con Dios. «El Verbo era con Dios».
3. El logos "La palabra" es el Creador de todas las cosas. Todas las cosas fueron hechas por
Él.
4. El logos "la Palabra" como la luz verdadera o real, resplandece en las tinieblas en medio
de un mundo enajenado de Dios. Los hombres del mundo, los hijos de las tinieblas, no
comprenden la luz; no reconocen al Verbo como Dios, el creador de todas las cosas, y la
fuente de vida y conocimiento. A aquellos que así le reconocen les da poder para venir a
ser hechos hijos de Dios, esta es, los eleva a la dignidad y bienaventuranza de ser hijos de
Dios.
5. Este Verbo se hizo carne, esto es, devino hombre, y habito entre nosotros.
Juan 8:48-59 48 Respondieron entonces los judíos, y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que tú
eres samaritano, y que tienes demonio? 49 Respondió Jesús: Yo no tengo demonio, antes honro a
mi Padre; y vosotros me deshonráis. 50 Pero yo no busco mi gloria; hay quien la busca, y
juzga. 51 De cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi palabra, nunca verá
muerte. 52 Entonces los judíos le dijeron: Ahora conocemos que tienes demonio. Abraham murió,
y los profetas; y tú dices: El que guarda mi palabra, nunca sufrirá muerte. 53¿Eres tú acaso mayor
que nuestro padre Abraham, el cual murió? ¡Y los profetas murieron! ¿Quién te haces a ti
mismo? 54 Respondió Jesús: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; mi Padre es el que
me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Dios. 55 Pero vosotros no le conocéis; mas yo le
conozco, y si dijere que no le conozco, sería mentiroso como vosotros; pero le conozco, y guardo
su palabra. 56 Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se
gozó. 57 Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? 58
Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy. 59 Tomaron
entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo; y atravesando por
en medio de ellos, se fue.
Jesús declara su Preexistencia.- En este texto Bíblico de Juan 8:48-59, Jesús nos enseña
con autoridad, y nos dice que, quien guarde su Palabra, nunca vera la muerte y además nos
enseña que, quien lo Glorifica es su Padre.
Y debemos de recordar que Jesús dijo: Antes que Abraham fuese, yo soy.
La Encarnación de Cristo
Introducción.- Hablar de la encarnación de Jesús, es hablar del cumplimiento de las Profesáis del
A. T. en su vida, pues Jesús se hace hombre, pero sin pecado, y semejante a uno de nosotros. Jesús
obedientemente se hace hombre, para reconciliar al hombre pecador, creado a la imagen de DIOS,
con su Padre, y así por medio de EL, y la confesión de nuestros pecados y por el lavamiento por
medio de su sangre, ser salvos, por medio de la fe, en Jesús. (Es la Encarnación un acto de
Humillación de Cristo)
Definición.- A.H. Strong lo define así, refiriéndose a Jesús. "Es una persona, Jesucristo, hay dos
Naturalezas, una Humana y otra Divina, cada una en su totalidad e integridad, y estas dos
Naturalezas están orgánicas y e indisolublemente unidas, pero de tal manera que no se forme
ninguna tercera naturaleza por ello" (Teología Sistemática p. 673.)
Miqueas 5:2. Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá
el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.
Isaías. 7.14. Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz
un hijo, y llamará su nombre Emanuel.
Isaías 9:6. Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se
llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
También el Libro del Profeta, Isaías todo el capitulo 53.
Gal. 4:4. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y
nacido bajo la ley.
Heb. 2:14. Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo
mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al
diablo.
DIOS por medio del Ángel Gabriel anuncia a la Virgen María que concebirá en su vientre, por
medio del Espíritu Santo, y dará a luz un Hijo, y lo llamara su nombre Jesús; Y será llamado Hijo del
Altísimo; y su Reino no tendrá fin. Lucas 1: 31-33. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz
un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. 32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el
Señor Dios le dará el trono de David su padre; 33 y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y
su reino no tendrá fin.
Al cumplirse las Profecías Bíblicas, Jesús adquiere doble Naturaleza
El Nacimiento de Jesús.- Mateo 1: 18-25. El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada
María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu
Santo. 19 José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. 20 Y
pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David,
no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo
es. 21 Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombreJESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus
pecados. 22 Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del
profeta, cuando dijo: 23 He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre
Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. 24 Y despertando José del sueño, hizo como el
ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. 25 Pero no la conoció hasta que dio a luz a
su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.
I. Verbo. del griego. ?????= lógos= algo dicho (incluido el pensamiento); por
implicación tema (sujeto del discurso), también razonamiento (facultad mental) o motivo;
por extensión cálculo; específicamente (con el artículo en Juan) la Expresión Divina
(i.e. Cristo):- noticia, palabra, plática.
II. Carne. del griego. s???= sárx= Específicamente un ser humano (como tal):-
carnal, carne, cuerpo, humano, naturaleza, sangre.
III. Habito. del griego. s?????=skenóo= de acampar, i.e. (figurativamente) ocupar (como
una mansión) o (específicamente) residir (como Dios lo hizo en el tabernáculo de la
antigüedad, símbolo de protección y comunión):- extender su tabernáculo, habitar, morar.
Jesús (el Logos) la Palabra se hizo carne (sárx) y acampo (skenóo) con nosotros.
1. Para que Jesús tuviera un cuerpo Humano de carne, sangre y alma racional; el Espíritu
Santo concibió, el ovulo de la Virgen María, para así adquirir la Naturaleza Humana, siendo
consustancial con ella.
4. Jesús tenía un alma Racional.- Jesús pensaba, razonaba y sentía; Sentía gozo y dolor;
aumento en sabiduría, desconocía cuando llegaría el día del juicio. Por tanto, debe haber
poseído una inteligencia humana infinita. Estos dos elementos, un verdadero cuerpo y un
alma racional, constituyen una perfecta Naturaleza Humana, completa, y así queda
demostrado que tal formo parte en la composición de la persona de Cristo. 4
5. Jesús se hace Hombre y obedientemente muere y resucita en la cruz, para salvarnos de
la condición del pecado. Jn 12:27. Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre,
sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora.
Todo esto se dio por amor a la humanidad, pues Jesús nos comprende en nuestros pecados y
necesidades, pues el mismo padeció como cualquier humano. Hebreos 2: 18. Pues en cuanto él
mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.
7. Podemos ver en Jesús, el cumplimiento del plan de salvación de DIOS para la salvación
del hombre.
Jesús siendo DIOS se hace hombre.- Jesús siendo DIOS, obedientemente ingresa a este mundo, en
obediencia al Padre y al cumplimiento de las profecías Mesiánicas, y por amor a nosotros, se hace
semejante a nosotros, adoptando forma humana, Jesús siendo DIOS se despojo de Sí mismo y se
hizo Hombre como uno de nosotros, pero sin pecado, llegando a cumplirse en EL, las profecías de
su venida y encarnación, en una mujer Virgen, llamada María, llegando a ser el único
Hombre&DIOS en toda la tierra, con doble naturaleza, la Humana y la Divina; cargando en EL, el
pecado de todo el mundo, para darnos libertad del pecado y vida eterna.
Jesús verdadero DIOS.- Las escrituras nos declaran, con claridad que Cristo era verdaderamente
DIOS. Esto quedo ya demostrado. Se aplica a Jesús todos los nombres y títulos Divinos. Jesús es
llamado DIOS fuerte, el gran DIOS, DIOS sobre todas las cosas Señor de Señores y Rey de reyes. A
Jesús son adscritos sus atributos Divinos. Jesús es declarado Omnipresente, Omnisciente,
Omnipotente, Inmutable, ayer hoy y por los siglos. Es expuesto como el Creador y sustentador y
gobernador del universo. Todas las cosas por EL fueron creadas y para EL y en EL todas las cosas
subsisten. Jesús es objeto de adoración de todas las criaturas inteligentes, incluso de los más
exaltados, se manda a todos los Ángeles (esto es, todas las criaturas entre el hombre y DIOS)
El propósito de la Encarnación: Nuestras redención.- Era necesario que Jesús se haga hombre,
cargando en EL, el pecado de la humanidad, y así salvarnos de la perdición y muerte eterna,
dándonos la nueva vida en EL y la vida eterna. Por eso se hiso semejantes a nosotros, para
buscarnos y salvarnos del pecado, la perdición y el infierno.
Mateo. 20:28. Como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su
vida en rescate por muchos.
Lucas 19:10. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
«En Cristo hay dos perfectas naturalezas, la Divina y la Humana, en una sola persona; Jesucristo
Señor nuestro.», y esto para ser nuestro mediador entre DIOS y nosotros.
La Humanidad de Jesucristo
Introducción.- Jesús recibe la naturaleza Humana al momento de ser concebido, por la Virgen
María, y en su vientre, Jesús adquiere los genes humanos de su Madre, y esta fecundación se da
por medio del Espíritu Santo, al ovulo de la Virgen María, y así se formara el embrión de Jesús, un
Humano sin pecado y nuestro Salvador y DIOS