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electroscopio
En Italia el físico Domenico Pacini tuvo una ingeniosa idea: en vez de buscar
una gran altura para alejarse del suelo, Pacini hizo sus mediciones en un barco
al medio de un profundo lago, donde el suelo está bastante lejos (al fondo del
lago) y por lo tanto sería equivalente a hacer las mediciones a gran altura.
También llevó un electroscopio al mar en su barco. Sus resultados mostraron
que sin importar cuán lejos estuviese de la costa, el electroscopio se descargaba
de la misma forma. A la radiación parecía no importarle lo lejos que estuviese
del suelo por lo que Pacini consideró que la radiación no provenía del suelo sino
que del cielo. Convencido de que la radiación no tenía su origen en la Tierra, en
1910 Pacini estudió el posible cambio de la radiación durante el paso del cometa
Halley, sin embargo no hubo diferencia alguna y el cometa fue descartado como
una explicación.
Victor Hess
Robert Millikan
La hipótesis de Compton era que si los rayos cósmicos primarios tienen carga
eléctrica entonces serían desviados por el campo magnético terrestre, que es
más intenso en los polos y más débil en el ecuador. Compton propuso buscar
cómo cambia la intensidad de los rayos cósmicos a diferentes latitudes del
planeta, para lo que en 1930 organizó una serie de expediciones, decenas de
físicos realizaron mediciones alrededor del mundo. El resultado fue el
pronosticado por Compton: en los polos la radiación cósmica es mayor que en el
ecuador. El físico italiano Bruno Rossi y Compton (de manera independiente)
propusieron también la hipótesis de que si los rayos cósmicos poseen carga
positiva se observarían más llegando desde el oeste que del este, debido a la
influencia del campo magnético terrestre. Esta
asimetría este-oeste fue también observada, confirmando que los rayos
cósmicos son partículas de materia con carga eléctrica, principalmente positiva.
Los experimentos daban la razón a Compton sobre Millikan, y la revista Time lo
celebró con otra portada, esta vez mostrando a un triufante Compton con un
detector de rayos cósmicos en sus manos.
Con el reciente desarrollo de la física nuclear, ahora los físicos contaban con una
fuente gratuita de radiación de alta energía para sus experimentos. Ya no serían
necesarios los arcaicos tubos de vacío o fuentes radiactivas para bombardear
muestras con iones y la física de rayos cósmicos dio origen a lo que hoy
llamamos física de partículas. El rápido desarrollo, los muchos experimentos
y la participación de lumbreras como Millikan y Compton atrajeron a muchos de
los grandes experimentales de la época a trabajar en rayos cósmicos. Robert
Millikan, quien finalmente aceptó que los rayos cósmicos (como él mismo los
había bautizado) eran partículas cargadas y no partículas de luz, siguió con sus
estudios así como la formación de nuevas generaciones de científicos. Uno de
sus estudiantes de doctorado llamado Carl Anderson se dedicó a estudiar
cuidadosamente las propiedades de los rayos cósmicos, en particular su masa y
carga eléctrica. En 1930, año en que Wolfgang Pauli propuso el neutrino,
Anderson tenía sólo 25 años y encontró, igual que Skobeltsyn años antes, que en
un campo magnético rayos cósmicos con una masa similar a la del electrón se
curvaban en la dirección opuesta a la esperada, como si fuesen electrones
positivos. Sin embargo ante el temor de arruinar su carrera, Anderson prefirió
no anunciar lo que parecía una nueva y exótica partícula y siguió estudiando sus
propiedades cuidadosamente.
Trayectoria del primer positrón registrada por Anderson 1932.
Más tarde en 1936, el mismo Anderson descubrió otra partícula, esta vez similar
al electrón pero más masivo al que hoy llamamos muón. Varias nuevas
partículas fueron descubiertas estudiando rayos cósmicos, incluyendo los piones
(1947), kaones (1949) y otras que preservaron sus nombres como letras griegas:
Lambda (1949), Xi (1952) y Sigma (1953). Los muones descubiertos por
Anderson pueden observarse con otro montaje que puede realizarse en casa.
Hace poco Symmetry Magazine publicó una guía para contruir una cámara de
niebla casera que permite ver las estelas dejadas por muones creados por rayos
cósmicos. El artículo ha sido traducido en Ciencia Kanija, por lo que no hay
excusas para no construir un detector de partículas en casa para ver las trazas de
los muones que nos “llueven” continuamente del cielo.
Por otro lado los físicos de partículas contaban con una nueva herramienta
inventada por Ernest Lawrence en Berkeley en 1930: el ciclotrón. Aunque su
primer acelerador de partículas podía sostenerse en la mano, estos aparatos
crecieron rápidamente proporcionando haces de partículas con menos energía
que los rayos cósmicos pero en un ambiente mucho más controlado. Lawrence
educó a un ejército de físicos y técnicos que llevaron a la física de partículas
desde experimentos en una mesa a colosales aceleradores que dieron origen a la
Gran Ciencia.
De histórico interés es un rayo cósmico que activó los detectores operados por la
Universidad de Utah en una base militar en medio del desierto. La madrugada
del 15 de octubre de 1991, el conjunto de detectores llamado Fly’s Eye observó
un rayo cósmico con una energía de 320 exa-electronvoltios, esto es millones de
veces más energéticos que los protones que colisionan en el LHC. Este es hasta
la fecha el récord de energía observado y hace poco la revista Quanta
Magazine le dedicó un excelente artículo: “The Particle That Broke a Cosmic
Speed Limit.”
En el sigo XXI la física de rayos cósmicos está más vigente que nunca, hoy no
sólo se estudian las lluvias de partículas secundarias en varios conjuntos en la
superficie, detectores de rayos cósmicos también han sido instalados en satélites
e incluso en la Estación Espacial Internacional, como es el caso del
moderno experimento AMS-02. Siguiendo la idea de Auger, enormes conjuntos
de detectores miden las propiedades de rayos cósmicos en los observatorios
YangBaJing en el Tibet (China) y Telescope Array en el desierto de Utah
(EEUU). Hace algo más de una década, líderes de este campo se unieron para
formar una gran colaboración internacional con el objetivo de construir el más
grande observatorio de rayos cósmicos, el que se terminó de construir en 2003
en la pampa argentina. Con 1600 detectores separados 1.5 km, este colosal
instrumento cubre una superficie de 3000 km² y fue apropiadamente bautizado
como Observatorio Pierre Auger.
Uno de los 1600 tanques de agua con detectores del Observatorio Pierre Auger
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Imágenes: American Physical Society, CERN, NobelPrize.org, KASKADE,
Observatorio Pierre Auger.