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José María Arguedas


EL ZORRO DE
ARRIBAYEL .
ZORRO DE ABAJO
Edición Crítica
Eve·Marie Fell
Coo~dinadora

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A ~~p~ ,·t~.·~ ~ c ' íd~~ ~~~~.----------·

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Primer diario
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SANTIACO DE CHILE, 10 DE MAYO DE 1968.

~hace ya algo más de dos años, intenté sui- Fecho.. 1 rhlJ -


cidiiiine. En mayo de 1944 hizo crisis una dn/mcjapsz(¡uica
contraz'da en la ínfancia y estuve casi cinco años neutrali- ~ .,
zado para escribir. El encuentro con una zamba gorda, amfY.\¡j:_ :q~-{a
joven, prostituta, me volvió eso ue los mldicos llaman f>~.Ji
K{§jio de vida». El encuentro con aque a a egre mu;er e ió con esa (1968); aquella (1969).
ser el toque suti~ complejísimo que mi cuerpo y alma necesi-
taban, para recuperf;zr e(roto vz'nculo con todas las . cosas~ . ..J...{ado
Cuandoese vz'nculo se hacza mtenso podza trarlsm_~ la1f1Vt' (k ('(YN V
palahra la materza de las cosas. Desde ese momento he vivido
con mt1!17Upczones, algo mutiiado. El encuentro con la
'zamba no pudo liacer resucztar en mí la capacidad plena
_¡-
r J cr ... (

para la lectura. En tantos años he lez'do sólo unos cuantos ~~"" 7'
libros. Y ahorá estoyotra vez a las puertas de! suicidio.
Porque, n~ente, me siento incapaz de luchar bien,
de trabajar bien. Y no deseo, i:omo en abn/ de/66, conuer- Abril (1?68).
tirme en un enfermo inepto, en un test_igo lamentable de los .

revólver es seguro y rápido, p_ero no esfácil fOnseguirlo. Me


resulta inaceptable el doloroso veneno que usan los pobres en
Lima para suicidarse; no me aeuerdo iel nombre de e.ie
insecticida en este momento. Soy cobarde para el dolorfísico
y seguramente pa~a sentir la muerte. Las pz7doris -que me
dijeron que mataban con toda seguridad- producen una

-
muerte macanuda, cuándo matan. Y si no, causan lo que yo
~

11

8 JOSt MARÍA ARCUEDAS EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO 9
\ '•
!!!}gfl,_ en genf.!..sgw.,g_yo,..untLp.~~i!!.. .!!:_la muerte en un
cu~f!..~_¡j_rif.S!:r:!!{do. Y é.rta es una sensación iñJesmjilióli:Se li\_ ""w.lo ¡\L ~tll j_ rocas, cantaba en el gemido de e.re nionena, en sus cerdas niontna (1968
duras que se co;;;;¡;:;¡eróTi"eñiü(we.r; y el sol tibio que había
caldeado las piedras, mi pecho, cada hoja de los árbole.r y
(1969).
passim); nionena

deber~
!!!,lean . en uno, sensualmente, poéticamente, el anhelo de
vw1r y el de mon'r. Porque quien está como yo, mt!]Or es que morir. , pEl d• VIVIr
.. y el d arbustos, caldeando de plenitud, . de hermosura, inclus,o el
nr. orque (1 968). e mo-
rostro anguloso y enérgico de mi mujer, ese sol estaba mejor
que en ninguna p_arte en el l · ·onena, en su
!ueño delicioso. as cas;;a{Tas e agtL_a de Peru om-ozas de
Sa.'ñ~ que res a n so rea zsmos, centenares de
y
metros en salto casi perpendicular, regando andenes donde
OJ florecen plantas alimenticias, alentarán en mis ojos instantes
antes de · !las retratan el mundo · ara los ue sabemos
, J -,.....
n~f!!_ uec d:
· o_r:_f!_f!!!!!.!l.Ueaarnos eternamen!!....oy!!!.:_
o as;§ as existen por causa de esas montañl!:! escarpadúi-
Tiúii que se ordenan caprichosamente en quebradas tan hon-
das como la muerte y nunca más fieras de vida; falderiÓS
. . >U ¡u.·cli o . bravos en que el hombre ha sembrado, ha fabricado cha'cras
con sus dedos y sus se.ros y ha pla~tado árboles que se estiran
m~~
· (l'IOV· ~~r:~. a · esde los r · · · estiran con trans arimcia.
';bole.r útiles, !EE..§i!É!E:!!!..... e VI como ese mantona! de
\/
. ? .tr. V'fl')lf': CA . ,\
""'-> eh-, . ,. .... a zsmos e cua ·-----~..!!!.... hermosúimos, ·./
poderosos, un tanto menospreciados por los diestros asesinos
/vx ~<' que hoy nos gobiernan. iQuerido· hermano Pachequito,
1 Teniente en Pinar del R1ó y tú, Chiqu1; de la Casa de las
" Américas: cuando llegue aqu( un socialismo como el de Cuba,
:'6-,v r:i-< se multiplicarán los árboles y los andenes que son tierra ·
buena y paraúo! Felizmente las pastillas -que me dijeron
(f:,
(;... que eran ~eguras- no me mataron, porque los conocz' a uste-
yt~.r. Anoche resolv( orearme Obra 'illo, de· Canta o en des y a ese joven armado de ametralladora que guardaba la
San'fr11guel, en caso e contrar u'n revólver. Ha de ·ser entrada del Terminal Pesquero, en La Habana. El muchacho
Jeo para qulen";;"me descubran, pero me 'he asegurado de que sonrió cuando le dijeron que era un amigo peruano invitado:
el ahorcamiento produce una muer_te ~ápida. E;i'Obr~jÚló «Entra, compañero, mira lo que hemos hecho·». Y su rostro
San Afi~~.lP.!!.~~{'!i.vir_'!.'!.~~fÉ.Ó!. r.f:!:tf.ndgle la ·cq_beza a !os {5-- L1 tema la felicidad, la inteligencia, la foerza, la generosidad
,,t
~hj!?JS.Ó.I!~!!I_~:trencos, f.~n_v_e:!..C:'.!_tf!.._":::11. bien con losPerrOS 1-. . i>_ J_. natural de estas cascadas que en la luz del mundo y la luz de

.l ' ~O:!~. r.~ol~~-~~~'.!!.~-~1! l~.!J!..",.!:~1!:.c:i.~s d.!_ esos P.~?s . [ UYII .


v'IJ \
¡•. ,w' la sabidur1a cantan d1a y noche. Aunque a m1'ya no me can,-
chi.LJ~os -~F_e acep!an'_!l!.c~'!!f~-n~~ ~o:_t,a úe extremo. Mu~ha:_ · tan con toda la vida porque el cuerpo abatido no arde ya sino
veces h o iáo ;~ár co~2~s P.er;-os__~¡_i'_uelt!Oi;Có§.o 1· temblequeando. iÉsa es, pues, la muerte, y la muerte también
erro on err as1 la vida es mas vida para uno. 'SI; no 1 es necesaria, es conveniente! S1; es tan sencillo, Pachequito,
1
~ __!!,l..f.e__]É-f_ IJ.gi ]Qgr1_rtl.rc'(lr la cabezaaeuñnionena como tu ojo minúsculo en que folguraba la foerza con que
(chancho) algo grande, en San Migue/de Obrajillo. Medio ' mataste para construir lo que ahora es para ustedes la vida
que quiso huir, pero la dicha' de la rascada lo hizo deienerse; justa. Para los impacien{es son inaceptables los d(ris de cama
empezó a gruñir con delicia, luego (¡cuánto me cu'e;ta enco'n- o de invalidez previos a recibir la. muerte. No; no los sopor-
trar l~!...E!~~~q;_iosQ ~e derf'UmbÓ a pocos y, i,a tarla. Ni s.oporto vivir sin pelear, sin hacer algo para dar a
echado y con los ojos cerraTos gem1a dulcemente. La alta, la los otros lo que uno aprendió a hacer y hacer algo para debi-
altúima cascada que baja deúie la inalcanzabre;;;;;¡;;:;de litar a los perversos egoú tas que han convertido amillones de'

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10
' JOSt MARfA ARCUEDAS
EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO 11

rracho. Me acordé de la primera vez.que te conod en Berl{n,


crútianos en condicionados bueyes de trabajo. No detesto el de cómo te llevé del brazo al Ómnibus, con cuánta felicidad,
s¡ifrimiento. Quizá, inteligente compañero Dorticós, álguna como cuando, ya proftsiona~ volv{ a enco._ntrar a don Felipe
vez el hombre elimine elsufrimiento sin menoscabar su poder. Maywa, en San Juan de Lucanas !1 ide repente! me sena'
Tú, por ejemplo, en los minutos que te o{ hablar parec{as un igual a ese gran indio al que haHa mirado en la infancia
sujeto que sabía de todo, y era inmune alsujrimiento, como tus como a un sabio, como a una montaña condescef;diente.
anteojos. En otros casos no hay generosidad ni lucidez sino ilgual a él! r mientras los otros poblanos me doctoreaban
como.fruto, en gran parte, del szifrimiento. Porque cuando se estropeándome hasta la luz delpueblo, é~ don Felipe;me per-
hace cesar el dolor, cuando se le vertce, viene después la pleni- mitió que lo tomara del brazo. r sent{ su olor de indio, ese
tud. Quizá el sufrimiento sea como la muerte para la vida. El hálito amado dé la bayeta sucia de sudor. Y abracé a don
hombre szifrirá, más tarde, por los esfuerzos que haga por lle- Felz'pe de igual a igual Don Felipe tiene pequeña estatura
garfísicamente, que es la única llegada que vale, a las miria- -aún vive-. Yo, que soy mediano, le llevo bastaiue en
das de estrellas que desde San Miguel podemos contemplar tamaño. Pero nos miramos de hombre a hombre. Y no era
con una serenidadfeliz que, aun a los condenados como yo, aún ( 1968); ( 1969).
mayor mi asombro justific¡¡do, bien contenido !1 por eso
nos tranquilizan por instantes. Siempre habrá mucho que mismo tenso. Nos miramos abrazados, ante el otro tipo de
hacer. asombro de los poblano indios !1 wira ochas vecinos nota- wirdochas (1968); viraqochas
bles que estaban respetándome, esconociéndome. iSi yo era (1969).
el mismo, el mismo pequeño que quiso morir en un maizal del
11 DE MAYO otro lado del r{o Huallpamayo, porque don Pablo me arrojó a
la cara elplato de comida que me habt'a servido la Facunda-
chal Pero, también ' · al sólo me quedé dormido
hasta la noche. o me uiso la muer como no me aceptó en
la oficina de la Direccion delMuseo Nacional de Historia, de
Lima. Y desperté en el Hospital del Empleado. Y vi una luz
melosa, luego el rostro muy borroso de gentes. (Una boticaria
no me quiso vender tres pt1doras de seconal; dijo que con tres
podna quedarme dormido para 110 despertar; !1 yo me tomé
treinta !1 siete. Fueron tan ineficaces como la imploración que
le dirig{ a la Virgen, llorando, en el maizal de Huallpa-
ma.yo) Deaá que era el mismo niño a quien don Pahlo, el
amo delpueblo, gamonalcito de entonces, le arrojó la comida
la CilaiUra humana hay de ceniza, de iedra, de a de-
sra, pero sin duda al mismo tiempo era bien otro. Ese
pu ri ez VlO enta eor panr!f cantar, COmO tu? n ese hote~
bien otro !1 el chico del maiza~ sin embargo, eran una sola
más muerto que vwo, el Guadálajara Hilton, nos alojaron 1 cosa !1 don Felipe, bajo de estatura, macizo, antiguo !1 nuevo
juntos ide pura casualidad? /lfe contaste algo de cómo fue tu
como yo, lo acepto: lo ·encontró natural que as(Juera. Por eso
vida. Te despidieron !1 volvieron a 11ombrar algo as{ como
me trató de iguál a igua~ como tú, Juan, en Berl{n !1 en Gua-
veinte veces en los Ministerios de la Revolución Mexicana.
da/ajara !1 en Lima, también en ese pueblo de Guanajuato,
Trabajaste en una fábrica de llantas. Dejaste el puesto por-
fregado hasta nomás, como el Cuzco. Túfumabas !1 hablabas,
que te quisieron enviar a las oficinas de otro país. Mientras
yo te otá. Y me sent{pleno, contentísim~~os
hablabas en tU. cama,fumaba¡ mucho. Me hablaste muy mal
los dos como iguales. En cambio, a do'n..dk~ · lo
de !uárez. No debt' sorprenderme de la heterodoxia con que ve{a como a ~¡u:xiPr», algo as{ como esos poblanos a
ordenabas las causas !1 ifectos de la historia mexicana, de
mí, que me doctonaban. Sólo .habtá letdo ~e .EI,reino de este mundo· (1968).
cómo pareda que conodas afondo, tanto o mejor que tu prot
m.,!!!l.d.o ués he leúfo Los pasos perdidos. •Los pasos perdidoh (J 968).
pia vida, esa historia. Y me hiciste re{r descn"biendo al viejo
ien distinto a nosorr_o. . Su inteligencia penetra las cosas
!uárez como a un sujeto algo nifas!o !1 con facha de mama-
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ct(),(l') ,jifV .EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO 13

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ot::ar\. -11YfJU1dfV1- f'~
JOSÉ MARíA ARCUEDAS

dita sea! No digo que ya no es chileno eso; pero parq lar


f sabemos cÓmosuena lo re e/puehlq hqcc ertar Wajigangu.r.
son cosa que nos dejq entre iracundos y perplejos. Yo no diná
'ampOCO, COmO OtrOS Sabidos, que eSO es una pura Cacana. u 1 In J [}
~lgo sabe a chileno. Los «huasos» aparecen m~l' ~adi- ~­
( ' tqs amqrjmnad90 (et!>!i +me delj¡uaso) !LJg.s muchachas
a~o achuchumecadas (como no queriendo perturbar la fri-
volidad de los contertulios ue a an el es ectá lo) con la
gracza erte del macho y de la hembra humanos, encacha-
dos, que en el campo o en la ciudad no entran en remilgos humanos encachados que (1968).
cuando cantan y bailan lo suyo y as{transmiten eljugo de la
tierra. No digo que entre la llamada «aristocracia» y la des-
jlft¡o cuajada clase media de estos pueblos no h_aya también gente
~Q/lY(tiP.~ (n ¡~Wff!.. .t.. que ha conservado ese jugo. Pero, casi todos se amamarra-
~tat110/YrtU:Llr/h:ihflf1t.f chan con las «convenciones» sociales, con ese enredojenome-
nal en que aparecen estos «huasos» amariconados, estas
muchachas achuchumecadas, que as{4e q__chuchumecan para
convertir los bailes de la gentefuerte en «espectáculo agrada-
ble y nacional». iMaldita sea, negro Castiaburú! Tú eras
médico, un doctor. Y maldeczámos juntos estas cosas que son jun1os, esus (1968); (1969).
¡: fabricaciones de los «gringos» para ganar plata. Todo eso es
t para ganar plata. ¿y cuando ya no haya la imprescindible
1, urgencia de ganar plata? Se desmariconizará lo mariconi-
ft;
eor~1JW1. zado por el comercio, también en la literatura, en la medi-
cina, en la'mú.rica, hasta en el modo como la mujer se acerca cómo (1968).
al macho. Pruebas de eso, de lo renovado, de lo desenvilecido
·Rayuela• (1968).
encontré en Cuba. Pero lo intocado por la vanidady el lucro
está, como el sol, en algunasfiestas de los pueblos andinos del
Perú.
.,:,,.
Y no es que lo diga como que juera un .sectario indige-
nista. Lo vieron y sintieron, igual que yo, gente que vi llegar
\: miel [...] de (1968).
de Parú, de los Estados Unidos, de Italia y gente criada en
i Lima, de altJunos de esos que han crecido en «sociedades»
!i
,¡ . bien cuajadas o descuajándose. ¿No es cierto Cody, E. A.
Westphalen, ]aqueline Weller... ? Estoy seguro que a don Jaquelin Veller (1968).
\ !
Alejo también le llegarzán mucho esas fiestas, aunque él
;.. quizápermanecerza serio, poco comunicativo, amasando por
¡'
13 DE MAYO dentro quizás cuántas sutilezas; encadenamientos de lafiesta
¡·
con los griegos, asirios, javaneses y cien nombres más, raros
Me siento a la muerte: Un amigo peruano me llevó anoche a y ciertos. En cambio, ese Carlos Fuentes no entendená bien,
~.: una boite-teatro jea; le dijeron que presentaban danzas y
j~ creo. Perdónenme los amigos de Fuentes, entre ellos Mario
{ cantos chilenos. Era cierto, muy entretenido para el público cierto. Muy (1968); ciwo, muy '?~ (Vargas Llosa) y este Cortázar que aguijonea con su «genia-
(1969).
al que vanidosa aunque «objetivamente» llamamos vulgar, lidad», con sus solemnes convicciones de que mejor se
frívolo, etc. Entre ca/atas, cómicos, conjuntos de jazz y de entiende la esencia de lo nacional desde las altas eiferas de lo
,.'i pelucones, todo mediocre, apareció un «ballet» chileno. iMal-
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14
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supranaciona/. Como si yo, criado entre la gente de don hacen, yo me llevo mu!i bien, no a callana esa antigua amis-
Felipe Maywa, !Eetido en el oqllo • mismo de los indios tad las mil ansias 9ue un individuo tan revuelto como yo, tan
if..IJ!:!!..'I.!!_!!!~ños de la infa,ncia para luego volver a la impaciente, cultiva y multiplica. iCómo se mun'ó mi amigo
~I!J!raindj~oklüiffltL;Jipcendido» entre los . Guimaraes Rosa! Cada 9uien es a su modo. E.re modo de
~o/· dijera 9ue mejor, mucho md.r'esencialmente inter- escribir sí I)Ue no da lugar a genialidades como las de don
pri!to el espz'ritu, el apetito de don Felipe, 9ue e( propio don Julio, aun cuando sean para utilidady provecho. Guimaraes
Felipe. iFalta de respeto y le íima co · ción!No sejusti- ,... _ , , 1 -z... . me hizo una confidencia en México, mimtras yo me sentzá
fica . No hablaná así e ~ Már 9ue se parece tyYUlVI.U'V"""" más «deprimido» I)Ue de cotidiano, a causa de una fiebre
mucho a doña (;Qrmen Ta:jp a, e arangan~ Cuzco. Car- pasajera. No he de corifesar de ljUé se trat~l Pero, entonces,
,_,. .• men le contaba al cura, de ljUien era criailá;cuento"Siiñfin de sentÍ I)Ue ese Embajador tan majestuoso, me haó/aba por9ue
·, ·'!..
1-t-• ~} {)
zorros, condenados, osos, culebras, lagartos; imitaba a esos habzá, com'!.Jj.Q, «descendido» hasta el Aajo de su puel!lo.;_
ammales con la voz y el cuerpo. Los imitaba tanto 9Úe el ¡;;;:o-lrera más, a mi modo de ver, ~orque a~0desc~~
""' "' (
~70ñdeta;;:¡;;o'Seconveriiü. en cuevl!!!.!!.l..!!l.!!!!!.~~-~un_~y r.:' no lo habzán hecho «descender». Luego 'de contarme su his-
?-• . _.,r.J ljuebrada:r donde sonaban 'if arrastrarse de la culebra 9ue toria, sonrió como un mliélzacho chico. Ningún amigo cita-
'liri¡;m~er despacio las yerbas y .charamuscas, el hablar del dino me ha tratado tan de igual a igual, ttzn Íntimamente
zorro entre chistoso y cruel, el del oso 9ue tiene como masa de como en ai)Uellos momentos este GuimjJ~O a
harina en la boca, el del ratón I)Ue corta con su filo hasta la escn'toresy artistas; ni Gody Szyszlo, n.~' ni
sombra; y doña Carmen andaba como zorro y .como oso, y Javier Sologuren, menos aún los extranjeros notaó/es. Algo...
movzá los brazos como culebra y como puma, hasta el movi- el Pepe Revueltas, aun9ue de otro modo. 'Guimaraes no
miento del rabo lo hacía; y bramaba igual 9ue los condena- pareczá mordaz, no pareczá haber aprendido /!so. La morda-
dos 9ue devoran gente sin saciarse jamás; · ' el salón cura/ ddad la he conocido en los escritores inteligentes y erifada-
era algo semejante a las páginas de los zen ano ... aun9ue ·Cien años... • (1968).
en Cien años ay so o gen e muy esam zzada y en los desanimalizadas (1968).
dos. A esa altura no llegamos, creo, uienes estamos mu
amaga os or · · la in ancia. Pienso en este
vpQIIfl()( -
cuentos de la Taripha los animales transmitz'an -tamki{n..la l,i anor Parra icuanta sabiduría, cuánta ter-
ñaturaleza de los ho;;bres en su ~-.!L~!!:!:fin.
---creo ljueaé puro en ermo el animo estoynablando con
«audacia». Y no pOrljUe suponga I)Ue estas !lEJ..as Se pub/ica-
iiíñf61Óaespués I)Ue me haya ahorcado O me haya aestapado
!Lo/:i135.""iifi"!!!!Jit~~€.ff.!!l~~~ñqüéten-
-4r.fJ.ue affr. uede también 9ue me cure a9u~ Yantiago,
como en 96:2 e-un mal de la misma laya y origen, aun9ue \

~- ·~V~UOIV ~
menos grave y en edad todavía de merecer.. Y si me curo y
algún amigo a 9uien respeto me dice 9ue la publicación~ , fJ{t. jtl(l$( "V .... , . , . . . . . .UUV .Y ,........ O" ))

estas hojas servirzá de algo, las pl_.lb/ico. J!l}.[g,u~


~
f¡W (A LelA
• • ,._ - - 1

u~ 11 mdJ.Ji;o, me pego un ti;o. En San Miguel~ji-


/lo me entró la tentaczdnde seguir viviendo aun9ue no fuer
ruo .
sino para sentir~! f!U~!J.P..Ef.~cl.<:!.. dzás ac \t ~~
ll L()..f 1 (,t\)1\"f1h
~. os a los chanchitos mostre'};c . in <\.L~J 1.4 ~ cAT\ ·
t\t.a
embargo, es lac o compensarz;;¡;;;:;;¡¡¡¡¡Q"tiempo. Aun- 1 1 f'/Vl ~' Lv{r')
9ue con un erro, especialmente de esos de pueblo serrano,
9ue andan por calles y campos pensando bien en /o 9ue ,& l /!-v5
• Oqllo: pecho [La versión (1968) del Primer diario no in-
cluye notas del autor. Nota del ed.J 1 _____
• Ay/fu: comunidad
... indígena.
---~
•e
~'
EL ZORRO DE ARRIBA y EL ZORRO DE ABAJO 17
JOSt MARÍA ARCUEDAS \,
16
Continente, del individuo muy contaminado con los parece-
beben y vuelven. En el mismo cuarto dorrm'amos, Roberto y res y modos de ser de Europa, fUenla con lafantasz'a..y_.EP!i-
yo, en casa de Nicanor, en la Reina, cuando vine enfermo en dumbre con que Carmen contaba historias de osos y culeb:!!!~ . /
1962. Otra vez usaré de la misma cantaleta; pues s{, para mí ¿Jbsolutamente cierto 11 aos~(U!!J:!!g}!!_ado_:.f..t!~~- !1- \__,./
Roberto era como un Felipe Maywa, más joven, más accesi- hu_efO!fP'!-!!!JJ.u,.ri.Qn. No conod a GabrieL Yo estaba muy
ble. Porque mientras IJUe Roberto hablaba con voz de persona apabullado cuando vino a Lima. Y sabrá. IJUe lo tenían muy
resignada, con poco porvenir, bastante triste y muy anheloso atingido los curiosos, los entendidos y los admiradores. Es
de estimación, don Felipe me acariciaba en San Juan de justo, no puede ser como don Alejo ni como Juan; ¿no será
Lucanas, como a un becerro sin madre y él tenía la presencia una combinación de Carpentier, Ruljo y Carmen Taripha,
de un indio ljue sabe, por largo aprendizaje y herencia, la en su modo vivo? Dicen que cautiva, iqué bien! Entonces cautiva iqué (1968).
naturaleza de las montañas inmensísimas, su lenguaje y el tendrá también algo del negro Gastiaburú.
de los insectos, cascadas y n'os, chicos y grandes; y si bien era
«lacayo» de mi madrastra, o a veces creo que valjuero, se pre-
sentaba ante ella como IJUien puede dispensar protección,
como quien de hecho está procurando protección, a pesar de 15 DE MAYO
ser sirviente. Todo elporvenir mío y el de mi madrastra, ijUe
era patrona de don Felipe, parecz'a depender de don Felipe Hice algo contraindicado anoche, contraindicado por mr:
Maywa. Así me parecía, no sépor ljUé; debía ser por algo. Y Cada quien toma veneno, a sabiendas, de vez en cuando; y yo
cuando este hombre me acariciaba la cabeza, en la cocina o siento los efectos en estos instantes. En mi memoria, elsol del
en el corral de los becerros, no sólo se calmaban todas mis alto pueblecito de San Miguel de Obrajillo ha cobrado, de
vencer cualquier (1968).
intranquilidades sino IJUe me sentrá. con ánimo para vencer a nuevo, un cierto colo; amarillo, semejante al de e.ra flor e71
enemigo (1968).
cualljuier clase de enemigos, ya fueran demonios o condena- forma de zapatito de niño de pechos, flor que crece o que pre~
dos. Yyo era muy intranljuilo; estaba solo entre los domésti-
cos indios,Jrente a las inmensas montañas y abismos de los
fiere crecer no en los campos sino en ./o¡ muros .depiedra
hechos por los hombres, allá en todos lospueblos serranos del
fr. r..--_rr
Andes donde los árboles y flores lastiman con una be(leza en Perú. Esa flor afelpada donde 'el cuerpo . de los moscones
ljue la soledad y silencio del mundo se concentran. Es_te negrísimos, los huayronqos, se empolva de amarillo y per- huayron~'os (1968 passim); huay·
Roberto, hermano de Nicanor Parra, cantaba con. otro tipo de manece más negro y acerado que sobre los lirios blancos. Por- ron~os [sin panicu1aridad grá·
foca) (1983).
soledad, aunljue algo parecida~e­ que en estaflor pequeña, el huayronqo en'orme, se queda, ma-
cas como desesperadas, de ai!gn'a mas ansiada.J!!:!.Ji~­ notea, aletea, se embute. La superficie de la flor es afelpada,
"iada. Por eso--¡utTños tan amigos en la Reina. Me hablaba de la del moscón es lúcida, azulada de puro negra, como la crin
~migo suyo que se había ljuedado sentado sobre una pie- d~ los potros verdaderamente negros. No sf si por la forma y
dra, con el ojo todo colorado, esperando. iQué estupenda era color de la flor y por el modo as{ abrasante, me_dio como ·a .
la vida con Nicanor y Roberto Parra! iCómo 4an bebido el muerte, con que el moscardón se hunde en su corola, movién-
jugo, tan distintos y diversos jugos del mundo, estos herma- dose, devorando con sus extremidades ansiosas, . el polvo '
nos! Charlaba con Roberto en un estado de confianza, ami- amarillo; no sé si por eso, en mipueblo, a esa flor le llaman
gos, que es una de las formas más raras de serfeliz. ~ ayaq sapatillan (zapatilla de muerto) y representa el cadá- •ayd• sapatillan ( 1968 passim);
taba cosas de los protl'bulos y yo,~e animales y con- 1 ver. La ponen a ramos en losféretros y en el suelo mortuorio aya~ sapatillan (sin particulari·
dad gráfic•J {1983).
lt '-"denados, I]Ee es mr 7iierte. R"óberto se emborracha hasta la
~o me enfermo de soledad e ilusión IJUizá patológi-
junto a los cadáueres. Haber recordado tan fuertemente al
huayronqo y esos ramos de flores y el sol de San Miguel de
cas,~to», porljue soy amado por buena y bella 7Jbral!.!Zo a medio crepÚ{cy~~n sint.oma ne¡~:tiurr.-Yo
gente, como mi mujer por ejemplo. Pero algo nos. hicieron eila.ba ya aproximándome animadamente a la vidii, hasta
cuando más indefensos éramos¡ yo recuer'7!.o m~,
/ 'f§J!J_ceñ'jue m"!})!:!_ig!_E_s7UsonaqaelliiTdelas IJue n~ nos .
ayer. Hoy no me siento a la muerte, como deda, el/unes 11.
Decirlo serta, en cierta forma, afirmar o dar muestras de lo .
~wa.~ As? será. ~y García Márijuez? De ltcred que contrario. Ahora, en este momento, el amarillo, no sólo mal •marillo no sólo (1968).
estaba diciendo algo. Ese cuenta cosas del ser humano de este

~-
.;r--

'·*
'\

EL ZORRO DE ARRIB.SY EL ZORRO DE ABAJO 19
' JOSÉ MARIA ARCUEDAS 1\
ción del novelista es un signo de progreso, de maj¡or perfec·
ción? a/le 'o no era profesional, Neruda es profesional; ]lf:g..
JJE/f!! no !!....J?IO 'MJ!mª-.:...ifEs p_ro[esional Ga~.J!!.i!:IJ!!:!
¿Le gustarz'a que le llamaran novelista profesional?Pue
decirse q~Ulf.IJ.[ii?:_e era profesional, peri}_!!E Cervantes.
/ún~ \'
(Se mefoe un p"Oeii.ese polvo ama;:¡¡¡o del moscardón que
parecía que se me habz'a asentado en el hueso.~~
l!Tacia luchar contra la muerte, escribiendo. Creo ¡nue
.CL_,....,.----------..:-- -
tienen
razon los médicos. Y los que me atienden a rnz' no me tratan

~ ~~·~'()tÚIJ
como profesionales sino como semejantes.)

16 DE MAYO
.Y oonM~
~ U.V1 el CM-~ ry.Qvfn.cicJ ti
o/rcio {1968).
fl Los efectos del veneno continúan. Es como si los ojos estuvie-
--z) GV\d{n~
ran algo enlodados en ese polvo aman'llo que el huayronqo
( t~roJ.)
Yerrado (1968).
abraza con su cuerpo negro. Yo tengo en el ojo la pesadez de
ese insecto volador que manotea con su cabeza mineral, con
acA,.imolr,... ~,
r::
¡-!loa> 7 fiJ (JJ(-,¡ud1
sus patas que tienen casi microscópicos pelos, y que son lentos
pero que, aun asz; al extmderse de un cuerpo ancho, acora-
zado de negrísimo metal brillante, dan la impresión de ansia

l\ #fO'OfíW> . que se va satisfaciendo, a cada movimimto que parece triun-


fal, agudo, fruto del máximo eifuerzo, explosión de la vida
que hay en estos cuerpos que al ser aplastados suman como
cáscara de huevo, como frágiles armazones de láminas. Por
desincondicionadamente ( 1968).
algo este huayronqo empolvado del germen de laflor ama-
rilla, es tenido por los campesinos quechuas como~
que goza en elfondo de la bolsita ujelpada que es flor de los
cadáveres. Y el vuelo del huayronqo es extraño, entre mosca
y pícojlor. Lo vi hace sólo cuarenticirzco dz'as, en San Miguel
de Obrajillo .. Como el helicóptero y elpicaflor, y el cernzéalo
rapaz, puede detenerse en el aire. El huayronqo tiene un·
~ cuerpo enorme, casi tan bn'llante como el del pícojlor. Y en.
San Miguel vuela más alto que en los centenares de pueblos
donde, con tanta atención y detenimiento, segu(el curso de su seguía ( 1968).
vuelo. Es casi tan ágil como el picojlor, realiza maniobra
quebradúima como él iPero es insecto! Se eleva a diez metros
de altura, y quizás veinte, en San Miguel de Obrajillo. Es
una mosca, y desde los veinte metros su cuerpo suspendido
ha/""' por un movimiento particularúimo de las alas que no son
transparentes, parece que estuviera a una distancia tan
grande que el ojo se eifuerza mucho para contemplarlo, para contemplarle (1968); (1969).
llevar al inten'or de nuestra vida el intenso significado de sus ·
•·':f
"'•
,,
\

EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO 21


JOSt MARIA ARGUEDAS \
20
mestiza y no podzá pedir misericordia. La patrona de la casa
patas colgantes, manchadas frecuentemente de amarillo, de en que yo servzá le obsequió una talega de cecina, cancha y
su cuerpo algo semejante al de una tortuga. Y, de repente,
queso duro, y una manta rotosa. Le entregó las dos cosas en el
zarpa como un rayo, pero no a tanta velocidad que el ojo· de patio empedrado de lajas de la casa, a pleno sol. Unos hilos
quien lo mira no lo pueda seguir. Lo sigue, cautiva este mos-
de su cabellera cruzaban parte de .su rostro y le entraban a la
cardón acorazado a quienes sabemos lo que es. En este ins- bocq_, en un extremo, y allí los labios rezumaban saliva. Era
tante lo siento bajo mi.frente, lento, regándome .su polvo" de blancona y sucia; estaba asustada, decidida. Por la noche, en
cementerio, acrecentando mi enfermedad. iPero ya no deseos la oscuridad, charlaban en la cocina el «lacayo» y la coci-
de suicidio! Al contrario, hay cierta dureza en el cuerpo de nera; yo los escuchaba desde la gran batea de amasar pan
mis ojos, un dolor dijú.ro, como de suelo maligno, de muerte que me servzá de cama. La mestiza dormzá sobre unos pelle-
temida y no de la deseada. Sz; queridlsimo ]otio Guimaraes queridísimo, Joao (1968 possim).
jos, junto alfogón, lejos de la batea. Seizt( qu~ Se arrastraba
Rosa, te voy a contar de algún modo en qué consiste ese como una culebra; puso una mano en elborde de la batea. En
veneno mío. Es vulgar, sin embargo me recuerda el cuento
el sol delpatio me habzá mirado con detención; yo era el bece-
que escribiste sobre ese hombre que se fue en un bote, por un rro de la señora; tan su~ó como la mestiza, y era blanco.
rz'o selvático y lo estuvieron esperando, esperando tanto ... y
Sent( que la mano 'de 1~ Fidela levantaba elponcho de pako de( ...] Fidela (1968).
creo que ya estaba muerto. Debe haber cierta relación entre el
con que me abrigaba. El «lacayo» y doña Fabiana, la coci- pako ( 1968) (sin particularidad
vuelo del huayronqo manchado de polen cementerial, la gráfica]
nera, discutzán. Fidela se acercó más hacia donde estaba mi
presión que siento en toda la cabeza por causa del veneno y
cuerpo; debió llegar hasta la parte media de la batea. Y.fue
ese cuento de usted, ]olio. avanzando./a mano hacia mi úientre. Sus dedos duros esta-
ban como caldeados. Yo guardé silencio; vi, hermano ]otio. Joao. (lPor qué (1968).
¿Por qué me dirijo a ti? ¿Seráporque has-muerto y a m( la
17 DE MAYO muerte me amasa desde que era niño, deJde esa tarde solem!Je ·
en que Tl!_~tjirigf al rzidJJJiloile 71uallpamayo, rogando al ·
Habz'a llegado de Ulcuhuay, un pueblo caluroso. Deczan que sañto p~trón delP.!!!~{(}.,!Lf! la Vi;:g,f!!!!]!!e_~e!:;:~~ morí?
era chichera. Los árboles de la quebrada angosta en cuyo y1óílmco que consegu(fue que la lUZilé!Sol me entrara por
fondo estaban las casitas de Ulcuhuay teman parásitos que tacaheza yme emf7ipííraúíciíñie;Ta7i'iCiér'0.7i'ñiér'éñMisias •
florecían y «salvajina». La «salvajina• parece inerte, 'son todopoderosas e inalcanzables como esas barbas de los árbo-
hojas largas enforma de hilos gruesos; echan sus raíces en la les que, con el viento.fuerte se sacuden causando espanto entre
corteza de los árboles que crecen en los precipicios; son de · los animales? Hoy ya es 18, folio, y desde ayer, desde que
color gris claro; no se sacuden sino con el viento fuerte, por- empecé a escribir las primeras líneas de ayer, la nuca me
que pesan, están cargadas de esencia vegetal densa. La «sal-
vajina» cuelga sobre abismos donde el canto de los pájaros,
especialmente de los loros viajeros repercute; ima sapra es su
oprime hasta 'desequilibrarme. Estoy haciendo un esjüerzo
~de paraJ!!:~~~Jii¡g:~~tímpierrz;-tamo ·
para que estas l(:zeas puedan ser lez'das. Asz'somos1oseJctiliJ-
l
nombre quechua en Ulcuhuay. El imá sapra se destaca por el . ·• ~os quedelÍdb;;;¡¡;comidos por los pioc éstos (1968); (1969).
color y la forma; los árboles se estiran hacia·el cielo y el ima jos, llegamos a entender. a Shalcespeare, a Rimbaud, a Poe, a
sapra hacia la roca y el agua; cuando llega -el viento, elima l,· Quevedo, pero no elUiises. ¿Cómo? Dispénsenme; En esto de . ·UiiseS> (1968).
sapra se balancea pesadamente o se sacude, asustado, y
transmite su espanto a los animales. La sombra es dulcl.rima
t:f, 1 escribir del modo como lo hago ahora ¿somos distintos los que
.fuimos pasto de los piojos en San luan de Lucanas y el
en esa quebrada .candente. Los patos de cresta roja· nadan ¡-, «Sexto», distintos de Lezama Lima o Vargas Llosa? No
añorando algo en los remansos, como en pozos de lágrimas, !. somos diferentes en lo que estaba pensando al hablar de «pro-
según los cantos de la región. fidela Jubió des4e elfondo de V vincianos». Todos somos rovincianos, don Julio (Cortá-
esa quebrada; llegó alpueblo d~a, de paso, según dijo, a
Huamanga. Estaba preñada e ibá a'la ciudad lejana; sin
fiambre y sin auxilios. brmaneció tres dzás en Lambra; era
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_z.!!.!:) . Provincir::.r:_o de las naciones y provznczanos e lo Provincianos ( 1968); ( 1969);
supranacional-q~ÍJ&!n"biln-;:üna . e;p.a,.Ull..!.f.!?:!!!.~ bien__ (l 983 )-
Clf'r7i1ló;'e/ae].P,valor en S~ como-usteaco'fl"}nUChrrjé/íéz'dad

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22 JOSt MARÍA ARCUEDAS


EL ZOIU\0 DE ARJUBA Y EL ZORRO DE ABAJO
señala. Y cuando tl!!_de San Miguel de Obrajillo contempla- 23
mos los mundos celestes, entre los cuales giran y brillan, como EL ZORRO DE ARRIBA, La Fide/a preñada; sangre; se !
yo lo vi, las estre7íai}ábricadaspor el hombre, hasta podemos
hablar, poéticamente, de ser provincianos de este m3:.ndo. No, .
yo las (1968). foe. El muchacho estaba corifündido. También. era
forastero . .Bajó a tu terreno.
¡
]oiio: no vi nada cuando Fidela me toctf el vientrey sus dedos,
como arañas caldeadas, medio desesperadas, me acaricia-
ban. Sent{ como ljUe el aire se poma sofocado; crez' IJUt! me
mandaban la muerte en forma de aire caliente. Todo mi
cuerpo anhelaba. Ella alzó el poncho IJUe me cubná, No nos
desnudábamos, en esefnó, los muchachos. Fidela se echó a mi desnudamos (1968).
lado. Se habta leyantado el traje; le toljué el cuerpo con mis
manos. A través de la piel de mis manos, cuarteada por la
helada, sentl' la sofocación de su garganta, mientras mi EL ZORRO DE ARRIBA, La coifzanza, también. el :No hay rameras de esa clase enrre
cuerpo pesabi!)J mi ánima se encomendaba a los santos, en miedo,_dfi?.:!!f!...e:_~o nacen de la Virgen y del ima nosotros pueblos de altura, chi·
sapra y del hierro torcido, retorcido, parado o en cos. También la (1968).
oraciones IJ!!:!Ihuas. Ella me levanto sobre su cue-;:¡;:-f'el sapra (... ]. (1968).
'dulce arcano maldecido,!oiio, donde seforma la vida, la hiel vida; la hiel (1968). movimiento, porljue I]Uiere mandar fa salida y
del solijue bebes en la oscuridad con cada poro IJUe es .como entrada de todo.
j¡ lengua de huahua .... El veneno de lt!S cristianos.católicos ljUe huahua. El ( 1968).
nacieron a la sombra de esas barbas 4e árboles ljUe asustan a EL ZORRO DE ABAJO, ¡J~ jr; ji.. .! Aijur; fa flor de la
Aquí todo es llano. La flor de la ca-
los animales, de las oraciones en ljUechua sobre eljuiciofinal; caña son penachos que danzan cosquilleando la tela ña de azúcar son peoachos grises
el rezo de las.!!.ñoras aerostitutadas mientras el hombre las ijue envuelve el corazón de los IJUt! pueden hablar; el (...];el algodón (1968).
¡1:· foerza delaníe de un niño para IJUe la}omicación sea más en- algodón es ima sapra blanco. Pero fa serpiente amaru
amaru (1 983).
~~ demoniada y eche una salpicada de 1J!Uerte a los ojos del mu- no se va a acabar. El hierro bota humo, sangrecita, Apan ir de Ptro la urp,'mleamaru ...,
·1 chac~_l! ... Fidela subilla gran cuesta con su talega a 'li:?espal- hace arder el seso, tambiln el testzéulo. la versión (1 968) del final del
rexro es: iMira! lPuedes ver
~ -{i;(.La acompañamos los sirvientes hasta elAndén. de las Des- desde la ahura? [Apane] El zorro
pedidas, 9ue en esos tiempos habrá en todos los pueb/Qs hispa~ EL ZORRO DE ARRIBA, Asz' 'es. Seguimos viendo ·y át arri6a: Puedo ver, pues. No
n conociendo ... puedo bajar. Tú sabes. (Apane]
no-indios. Se despidió, llorando. Siempre·tenzá esos pelos en ..... __:.._-----
El zorro ár a6ajo: Mira a Muwell.
ll
¡f
la boca humedecida. Le cruzaban un lado de la cara, y todos
los cielos contrastaban en ese arco IJUt! /lada rezumár saliva
iESiá bailando en el salón blanco
1' del prosiÍbulo de (:himbote!
(1968).
en un extremo de los labios. Las nubes altúimas, constreñidas,
!i1--, el movimiento peijueño del qopayso, yerbÚ~, ·maromeaban A~payto (1 968).
La versión (1969) es idéntica al
texto definitivo hasta: cono-
en ese arco; y más cuando Fidela se puso a.llorar. Yo estaba ciendo... pero añade: (Apane] El
1'
., detrás de doña Fabiana, me apoyaba en el rebozo de la irzdia.
zo"o át ahajo: Mira, mira a Max-
well. iEstá bailando en el salón
f Otra vez, la viajera, esa desconocida, me miró con inténción, ·# rosado del prostíbulo oficial de
·~:. ·y se arrodilló delante de la cocinera, le besó un extremo de la ' f"
Chimb01e! (1969). Según las no·
tas de la compiladora S. A., los
tf:. jalda. Luego empezó a subir el gran cerro, tan escarpado y 7J.
)' di3logos de los zorros no difie-
lajoso. La vimos irse largo rato. Pasó tras el muro de espinos ':i
-"
ren gráficamente de los capítulos
.,ir /~' que siguen. Señala también que
9ue guardaba un potrero de la señora delpueblo, y empezó a en la versión (1969), eSios di álo·
J subir la cuesta cascajienta. «Va, pues, a parir un huérfano,
!~
gos no van sangrados como en la
.~ un forastero; ljuizás adónde», dijo doña Fabiana. Ya habrá versión definitiva.
;¡: subido muy alto; no podrá volver.
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... - dtA. -,.,.l;,.o te ~ a.l,qf'
\ } "(

1
~o partió en su bolichera «Sansón h, llevando de
~-
tnpulantes a sus diez pescadores, entre ellos al maricón
~'wrl ,, . 'i,_Mudo, y como suplementario, a prueba; a u;'violinista
,, ¡). (y(liJ...J.¡; de la boite de copetineras •El gato negro•.
Avanza la madrugada. Chaucato habla con el Mudo
fYYV(JdJt ' .' en el puente:

dA ~tl'cJJ~,.{on
-Putamadre Mudo: aquí se trabaja en cosas di'hom-
bre. El hombre se diferiencia por el pincho, ¿no? Tú has
(~M~J~) nacido con pincho, oye Mudo, a·uncjue sea pa'tú. joder. tu (1969); (1983).
Cuando el hombre agarra cuchillo nu'es pa'recebir lapos
lhrYlfQr<lflt-<J a11.d)fW en el suelo. Pa'remar la chalana, pa'aguantar el paño,
pa'jalar plomo e'boliche, pa'entrar en ia abida se nece-
--vtrciAdlA d.f rr111rrifdad
év.tfu~- Ji sita pincho. Aquí se te va a parar en la mar o te voy hacer
meter una manguera hasta las -agallas .. ¿Has venido
p

~j;,y(l a.n.cU~ madrugando al puente pa'confesarte y recebir tu

-~~-
o.lt\J..U.\ft'l'l\,ir ~ ~ IA\.A.O '
puteada?
La bolichera «Sansón h, de la Co~pañía •Fauna del ·
Mar», aunque. matriculada a nombre delarmador Fuen-
cu~~
(~~\ ~) .. tes de los Palotes, avanzaba a toda máquina muy lejos de
la bahía de Chimbote. Los tripulantes dormían. Chau- dormían. Chiroca (1969} .
;. ·:x. cato, todo colorado del rostro, ¡niraba al Mudo ·e n el; colorado el (1969);'(1983).
puente, a cielo abierto. ·
-«iPadrazo, padrenuestro!», . me r:ogabas anoche, rogabas[...], (1969).
mocoseando en el callejón del burdel. Putamadre, mari-
cón Mudo; a~'hago hombre. . ..
- Yo soy Yde puta, patrón. Tú sabes.
-No, güevón. Aquí, carajo, a bordo, todos son puta-
madres menos el patrón. ¿A ver?, traéme a ese violinista
del «Gato». Debe estar mariado, vomitando.
El Mudo bajó a los camarotes y regresó con el
músico. El violinista no vomitaba. Estaba muy decidido:,
-¿No vomitas? Entonces vas derecho a la anchoveta
'j 25
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EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO 27
26 '\ JOSt MARÍA ARCUEDAS
-Oye, Chaucato. Entendido. El Mudo me ha expli-
que Braschi, el culemacho, li'ha quitado a los ocochos» cado el trabajo en la lancha. Pero... lcómo otros patrones

@o~~:(t-
alcatraces. Ese, ese qu'está a tu lado, va'olvidar aquí el menos antiguos en la pesca, con menos méritos -tú eres
>
ojete, porque la mar es la más grande concha chupadora cumpa de Braschi, casi su,.~>adre, y que has enseñado a

~""~
del mundo. La concha exige pincho, lno es cierto, casi todos los patrones de lancha a calar anchoveta-
Mudo? cómo tienes una lancha vieja y de cien cuando a esos
-Sí, Chaucato. otros nuevos, menos maestros, les han dado.de doscien-
-lA ver? Están llamando por la radio .• Anchoveta a tas y hasta doscientas cincuenta pa'que ganen el doble
una hora isla Corcovado... a una hora isla Corcovado ... que tú? iN o..., Chauco! No es ofensa, al revés, es amistá,
rumbo 180, rumbo 180... » Esa es la voz del .Cadete». gratitud... hermano. \
Hoy, con violinista y maricón, hacemos cien toneladas: Al patrón se le desigualó la cara mientras el músico
mandas a la mierda al violín y el Mudo cierra el oiete, el violín (1969}. hablaba. Los brazos sueltos, el ojo izquierdo con el pár-
lnó'f" pado ·bajo, algo caído y rojo; la boca igualmente algo
Como si no hubiera oído bien todo lo que el patrón caída por el mismo 1lado y el pómulo como hinchán-
dijo, el violinista se acercÓ · más hacia él y preguntó: dose ...
-lEs cierto, Chaucato, que tú te colgabas de rocas -iHijo de puta! -dijo clarísimamente-. Los alcahüec alcagüetes ( 1969); a-lcahuetes
bien altas, en las islas, cuando cazabas lobos? tes del •Gato• ven la cáscara, el forro de los güevos. (1983).
-lY ahora preguntas cabronadas, ahora que el Cuando te meta los güevos sabrás, entenderás, como las · huevos ( 1969).
• Cadete» está hablando pa'orientar la navegación, técni- putas. Estás en la mierda del •Gato•, lno? ¿y de ahí vie-
camente, a la mancha de las anchovetas? nes a hablar .aquí, carajo? ·
•A una hora isla Corcovado... A una hora isla Corco- El Mudo tomó del brazo al músico y le hizo bajar la
vado ... Rumbo 180... Rumbo 180... », seguía repitiendo la escala que comunicaba el puente con la· cubierta de la
voz por el altoparlante de la radio. Chaucato se acercó al .. ,.
·
".J.:
lanch~ . •Le etiste el dedo ... A otro lo mata• -dijo el ~

micrófono: Mudo. ~- ·
-Oye, maricón, .cadete», maricón· .Cadete»... auca empuñó el timón por las orejas.· El bar-
'-:·
. Tú, maricón. Te llevas al Mudo pa'cabronearlo•, quito empezó a cortar las olas y-a cabecear firmemente
~~%;
contestó el altoparlante. r --~ en el mar abierto. El rostro del pescador fue empareján-
-Oye, .Cadete•, lt'interesa el M~do? iTe cabreaste! l~J dose lentamente en tailto que hablaba muy bajo, como si
!\
¡ Ya se le paró, güevón... · ·
r~~ lo hiciera con el vientre: ·Doscientas toneladas, yo cien;
1 .¿y cuánto le has bochado pa' que te lo mande?•, se doscientas cincuent:~, yo cien: Antes burdéleábamos
\
!
oyó otra voz.
-Ese es el uCharacato• Pretel -dijo el patrón-.
tw juntos, aunque la Muda diee que·él se ponía al Mudo de
1~;:'. jinete... Estos malnacidos, di'uno u otro lado ... » Observó .
lSi'ha metido contigo alguna vez? -y miró al Mudo.
:~
los centenares de bolicheras que se lanzaban a toda
'\ -No, Chaucato. Ese ... Tú. sabes. -Aquí yo no sé nada. oye Ch~eca máquina, como la «Sansón h, hacia la dirección señalada '
-iAquí yo no sé nada, oye, Chueca! -nombró al (1969). ' ;~ por el ·Cadete». ciMudo! iSube, Mudo!», ·ordenó. El
1 Mudo por su apellido-. Tú, músico, vas a ayudar pri-
H "....!. Mudo se detuvo asustado en "la última grada·de·la escála.
~ .i mero al popero, alucabecero• qui'arrea el paño a la mar; ·>:-~ El Chaucato le preguntó sin mirarlo: «lEs cierto que ·en
dispués vas a ser ayudante del estibador de plomo. tiempos se te paraba?• «Es cierto», contestó el Mudo.
lEntiendes, cojón de gato ...? No; no contestes, concha' e olEs cierto que la Muda te mandaba-montar a otro qu'es-
tu madre. Dispués tienes que entrar en el alz'ada del
paño. Va' pesar como cagada del diablo. Si hacemos las Va a (1969).
'
~

taba encima d'ella?• •Es cierto; a ·oscuras, Cháucato•
·'1
!· oiLárgate, mierda!» Y siguió hablando con el vientre. (Et
cien toneladas te cuento Jo de los lobos. Yo creí que sólo -;:·
1 Mudo bajó a cubierta.) uSan Pedro, de más güevas que huevas (1969).
Üi
...., a las putas les gustaba esa historia... ·

.. yo, patrón de la mar: estos blanquiñosos tienen mañas . tienen mananas (1969) .
!1.'4¡
r,·: -Oye, Chaucato... , j de otras layas. Hambri~tos por el hueco, hambrientos
·i.1 -Habla, músico. Ahístá _tuavía el Mudo.
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28 JOSt MARÍA ARCUEOAS


\ '· EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO 29

por el pincho, así también para el negocio. Nunca por para los (1969). Una fila en ángulo de enormes alcatraces apareció
nunca llenan su gusto. Fábricas, bolicheras, muelles, fie- sobre la •Sansón l». El cerro El Dorado, cortado a pico
rros, cada año menos obreros y más tragones ellos, sobre el mar, con santuarios preincas en la cima, se ele- santuarios preincas, ( 1969);
pa'comer en la mar. Yo comencé a miar primero en la vaba, alto, muy a lo lejos, y separado de la cordillera por (1983).
bahía pa'Braschi; al agua limpita le metimos .. huevo. una honda garganta. Tutaykire está trenzando allí,
iBraschi es grande! Tiene más potencia que la dinamita durante dos mil quinientos años, una red de plata y oro.
en la cabeza, en el culo, en la firma. Braschi iputamadre~ Su cabeza brilla lento; su cuerpo duro da sombra, y por
1 tú has hecho la pesca. Ahora comes gente. Pa'eso for- eso el cerro altisonoro, con uri a-l;l~smo al mar, vigila a los
1
l maste la mafia, con los apristas. Yo, putamadre, fui hom- pescadores, ahora más que nunca. Tutaykire quedó atra-
bre del General, lno? Al al también le metieron pado por una •zorra• dulce y contraria, entre los yungas.
huevo; con él amarrar más i la mafia. Ahora Chao- Desde el cerro El Dorado, ve arriba ·y abajo.
cato, hermanón de Br schi, es contra Braschi. Dicen que contras (1969); (1983). Chaucato sintió la sombra de la montaña y examinó
pa'comer grande hay que elevarse, como pájaro en la con regocijo burlón la ecosonda que dibujaba en rayas
mar. A Braschi, que se hacía montar en el burdelito menudas y densas la mancha de anchovetas. Cuando .
di'antes, lquién puta lo ve ahora en Chimbote? Yo era su apareció la fila de alcatraces, se le cayó, enrojeciem~o, el
guardaespaldas, lno? Porque me salía de los forros. párpado bajo del ojo, enfermo desde que era huahua.
Miles de miles viven de él; en cambio él les come las hue- «Vagos, despatriados, muertos di'hambre, grandazos», e Vagos, ociosos (1969).
vas. Las huevas de Chaucato como los billetes·de Chao- dijo mirando la majestuosa hilera doble y en ángulo
cato engordan las cantinas y las putas ·de la «Rosada•, cerrado de los pájaros. Empezó a dar órdenes a la tripu-
con alegría de mi parte. Braschi se lleva mi trabajo; no lación, tranquilo en apariencia, pero con el hígado
me va tocar los forros. No se traga madre, lno? A Chao- amargo.
cato nadies no lu'ha jodido tu avía al gratén. No se traga Media hora después, las lanchas bolicheras habían
madre, ¿no?• tendido calas de doscientas y trescientas brazadas de
Por primera vez decidió casarse. Ese pensamiento largo sobre la ·mancha. Las anchovetas·fueron embolsa-
corría como una palpitación debajo de las exclamacio- das por las redes: nadaban saltando, boqueando,
nes y reflexiones que le salían de la boca. El cuerpo del-. ~~ abriendo las agallas en espacios cada vez más reducidos,
gado, el rostro bonito y Jos ojos .cii.ispeantes de ,su -:· chispeando en la superficie. Potas enormes, negras, tra-
cuñada, hermana de la mujer de su único hermano gaban todavía anchovetas y se ahogaban en la trampa.
recientemente muerto y por quien .él, Chaucato, había · Los alcatraces bajaron: pajareaban volando .a ras , del
llorado un día entero, le entusiasmaban. •iPucha!· Le mar; daban como tarascadas en la hirviente red .cargada,
tengo miedo a ella. No .me .le puedo ~e~~rac i .r
nadaban al borde de los corchos del boliche; tropezaban
uta!, me pesa como PlOmo en la le gt lL ' r.
con lagareta de nylon durísimo, estiraban sus fláccidos
qu~o hablarle. lCómo mierda le hablo?• .·r,? bolsones y los picos largos, aleteando. Saltimbanquea-
Oy6 que la tnpulación traficaba .y: echaba maldicjo- . 1¡" ban y pescaban bocanadas de anchovetas; las embolsa- ,
nes de alegría en la cubierta, pero no ·subía nadie al .:{ ban, alzaban la cabeza y hacían resbalar, como tras ¡m tul ·
puente. El sol opaco por las altas nubes de la cordillera, frío, . docenas de anchovetas, de la bolsa fláccida al
hacía resaltar el cogote ancho, un poco rojizo de, Chau, f. 1 buche. Ni las moscas de las más sucias chicherías de los
cato. barrios de las ciudades andinas hacían tanto negro baile.
Siguió hablando: «lCómo chucha... estos amos de ~~·: Algunos grandes alcatraces se enredaban en la gareta y
fábrica hacen p.arir billetes a cada anchovetita, metién- r,·~~. . ' el paño. El chalan ero los agarraba del pico, los alzaba y '- .
doles candela a fierro violento? Nosotros, putamadre, los tiraba al mar. Volvían entonces al ataque.

~•·[.
¡~
les llevamos el material... Yo hagó parir a,la mar ... iListos, · La lancha de Chaucato, claro; sí, de Chaucato, no
carajo! Ahí está la mancha, sombreando. iMe cago en la tenía macaco; había que.alzar 1~ cala con huinche, chin-
ecosonda! iAbajo la chalana, concha'esu madres!• guillo y pulso. Todos a la faena mientras él vigilaba. ·.
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'\ EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO 31


JOSt MARÍA ARCUEDAS
30 observó a lo lejos con el rabillo del ojo; «Putamadre»,
Tuvieron que devolver a la mar la mitad de la pesca, cien
toneladas, felizmente de pez vivo. Se desemparejó nue·
dijo y siguió mirando a Mr~a~~..-......
Maxwell danzaba un oel<' and ro con una injerta,
delgada, bien achinada. e del norteamericano
~~
vamente la cara ·del patrón.
-Oye, violinista, cabrón -gritó desde el puente-. tenía pendientes . a todos los contertulios del salón scdffi1 {UJlQ rhJ
Has trabajado bien, venenoso. Y tú, Mudo, habla. Vas a ~~~~~~g'~uló, En el patio de afuera, unTrbori:Íe
e ene lfqí1 -de tronco huesudo, dibujaba media (lA-~~ .
recibir mucho billete a cala di'hoy. ¿Qui habrá
axw con la puta gorda?]!!!li5 sombra, n amente, a la lu.Ydel salón que le alcanzaba c)vY\0\ .
demraba al b~'-u'--'_.__.....u-sabes,
.. maricón, por eso quisiste hasta la mitad del tronco. Qtrá sombra más débil y com-
punzar e, sin saber manejar chairo. pleta se extendía del árbol a la tierra regada a baldazos;
Los tripulantes no entendían si Chaucato hablaba en era por la luz de la luna. M ' sobre
serio o en broma. La bodega de la lancha estaba repleta. la punta de los pies; aba a 1 «China" en el air la china (1969 pauim); (1983 pa·
La anchoveta muerta alumbraba; rebosando de la
anchoveta H• (1969). dejaba caer a un paso, la e a mano para acerla sim). •

bodega hasta la cubierta, mejoraba la luz opaca del día, girar, la volvía a dejar libre; la miraba; el ritmo de su
hada resaltar la cara de los tripulantes. Un tremendo cuerpo contagiaba hasta al arbolito del patio. Como el cuerpo trascendía (1969).
chancho de tnar, un delfín, que fue atrapado en la red, agua que salta y corre, canalizada por su propia veloci-
estaba tendido sobre el boliche ya . recogido en la dad en las pendientes escarBadas e irregulares, y cambia
de color y de sonido, atrae y ahuyenta a ciertos insectos
cubierta. voladores, así el cuerpq de Maxwell templaba el aire en
-Me dijeron, Chaucato -contestó el Mudo. bullía ( 1969).
-¿Te dijeron qué? ¿Quién? el salón. En poco rato, los contertulios, borrachos y
-Me dijeron, porque yo era mierda. Desde ahora ya sanos, patrones de .lancha, pescadores, comerciantes,
no seré mierda, Chau<;ato. Tú sabes ... mirones ansiosos sin dinero, fueron acercándose al nor-
-Wortar a un gringo? Este... Maxwel~ buen gringo. teamericano y su pareja. Algunas rameras cholas veían a
-Ya soy pescador, pues, Chaucato. Maxwell como a una candela. El Chaucato dijo: «Todos •
-iAh, huevón, cule'cueva! La mafia, ¿no? ~er arrimarse a la "China" y las putas al gringo.»
El Mudo se sentó sobre el boliche, cerca del chancho ~· no lo oyó; miraba a Maxwell. Gerania, la flaca (1969 passim); flaca (1983
mu¡er, y Petron.i la,la hermana de Tinoco, parecían.estar passim).
de mar. Chaucato le preguntó:
-iEl gringo es o nu'es contra el fraile Cardozo? ¿Es arrodilladas a pesar de que dos patrones de lancha las
gringo, nu'es gringo? · · '. apretaban con los brazos. Alguien silbó desde el patio,
-Oye, Chaucato -contestó Maxe, un tripulante alto, mientras Pretel, el «Characato», entraba en el salón.
algo mulato, que caminaba balanceándose ~omo si la · Maxwell daba vueltas sobre un pie; al silbido cambió de
fuerza de su cuerpo lo venciera-, Oye, Chauco: tú no postura, quedó como en cuclillas, pero algo alzado,
eres juez para esos asuntos que suceden eri tierra. Tengo mientras la «China• hacía lo mismo. «Es caucho con tero- ·
hambre. Hemos calado bien:_Que el "gringo y el Mudo . ,;;\'1 bladera, jebe que tiene sangre•, dijo en voz alta y sin .
sean o no sean, eso lo veremos en su debido lugar. ¿ya? darse cuenta, Gerania, la mujer de.Tinoco, «Avispa San
-Ya mierda ia cotner! Yo también creo di'hambre ~/: Jorge que come araña venenosa; por eso tiene candela»;
mi'amargo por demás. rJJ , En la venión (1969),este subcapÍ·
tulo no abre el primer capítulo, lo
cierra; .el capítulo empiez~ con:
«Calla, mierda•, le espetó el patrón de lancha, un negro
grande que la había tomado de .pareja (en las asambleas negro alto ( 1969).
El Chaucato miraba ... y termina del sindicato ese negro hablaba atropellándose pero con
-t- :vp con ... mi'amargo por demás.
(1969). aire solemne y en las ocasiones tnás riesgosas). Le llama-
El Chaucato miraba regocijado a Maxwell. Tenía a una ban «Toro Muerto•. La Gerania escuchó el silbido y Cerania ya estaba muy borracha.
.1 i re sus ro 1 asi todas las parejas corrió hacia el gringo. «TÚ ahora, baila», le dijo la (1969).
i,[ hal:itan e¡a o e ailar. Un zambo, muy ceñido a una «China•, deteniéndose. Maxwell siguió moviendo las
•, rodillas como tijeras candentes
~-' joven nariguda, movía su cuerpo caliente sobando a la rodillas un instante... (1969).
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mujer en un ángulo del extensó salón. El Chaucato lo ~--
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EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO 33


JOSÉ MARIA ARCUEDAS \'.
32
Maxwell estiró el brazo hacia la rostituta más orda
-iGuarda yanki! -gritó alguien. Maxwell sintió .0 9 de las que aca aban de lle ar del abellón blanco. Ella
corno un aire en la espalda y se lanzó al piso; el Mudo P" · El (1 69). du o un mstante y acce 10. Agachada, como un boxea-
tropezÓ con él y cayó. No pudo retener el cuchillo. Antes dor a la defensiva, empezó a moverse al compás de la
que nadie, la Muda, su madre, a· cuatro patas, alcanzó el guaracha; el gringo la imitó y continuó dando Jos mis-
cuchillo y lo guardó. Era la prostituta más sabia de mos pasos, repitiendo los mismos · movimientos del
Chimbote. · · · cuerpo, la cabeza y los brazos, como si fuera un despren-
Pretel, el «Characato», alzó al Mudo S\!jetándolo de dimiento de la gorda, una sombra algo deformada. La
la camisa, le dio un sopapo medido en la boca. La Muda casi vieja y tremenda prostituta se desplazaba cada vez
dejó que lo golpeara. Alzó las manos pidiendo calma. Se con más energía; sus senos colgantes, sus hombros y sus
agolpaban ya los contertulios del salón iluminado; úni- mejillas hervían; abría la boca. ~iUn hipopótamo
camente el zambo y su pareja seguían sobándosen'lien' sagrado!», repetía. en inglés Maxwell. <:::: · sacratísimo (1969).
tras bailaban. Una guaracha había reemplazado al rock. \ \ Otra vez la concurrencia, ésa del salón rosado del
En la puerta del salón aparecieron dos rameras del pabe- prostíbulo de Chimbote, se detuvo para contemplar a Chimbote no en día sábado sino en
llón blanco; llegaron cansadas; eran gordas y panzonas. una pareja. La gorda se deslizaba a todó lo largo del vísperas de una fiesta grande, ca·
tólica, se (1969).
Voceó una de ellas: «Gringo maricón, gringo cojudo.» El espacio cercado por los clientes; su piel oscura y sus ojos
Chaucato, entonces, aprovechó la atención a Jos insul- del mismo color estaban pendientes del gringo; cada
tos; bajó de su alta silla cargando a la .Flaca» en una pos- aleteo de sus brazos y de su cuello y la tembladera de su
tura inverosímil. · barriga y de sus nalgas trasmitían a putas y clientes el
-Te la cambio -le dijo a Maxwell-. Dame la: ansia de estar en silencio, oyendo, recibiendo, ¿qué?, el
.China». · · aire, lleno de la fuerza de la podredumbre que llegaba
__, ..,
Ella estaba de pie junto algringo. ·r del humo, de los basurales,' de la bocaza agonizante de
-No la cambies, MaxweJeito. Sería ser mierda -se los alcatraces chimliotanos. 1&_ Gerania se moyjó sacu-
-:¡~

oyó una voz disfrazada. diéndose, salió, por fin baciá el patjq· se dirisié al
-Como ella quiere. ·~-- penumbroso callejón rosago: ·Despacio, la siguieron
-Me las llevo a las dos -dijo Chaucato. Soltó a la r~ varios clientes; sin darse cuerita la siguieron como en ~

rubia flaca, abrazó a las dos, a c'ada una eón un brazo, y :~~¡,
fila. Su marido y cabrón, Tinoco; la vio salir. Él estaba
salió al patio. La «China» se arremilgó al cuerpo.del pes-
cador. Chaucato era como.·enco!'Vado, parecía grasoso. '·t~:.if cerca del tragamonedas tocadiscos. Pretel, el «Chara-
cato», se le acercó y le dijo: «anda, golpéale la puerta al
a' eso es so teron, pa eso saca e a mar utamadre Chaucato, ha de estar donde la "China".» ·

.~
de billetes -dijo al uien. El cholo pe.scador se detuvo un instante, de espaldas,
El aso a ucato causó silencio; en ese iristante, en la puerta del ·salón; allí se alzó de hombros y salió al
erania, la serran abrazó. de sopetón a Maxwell,

1
patio. De camisa roja y zapatos bien lustrados, una ancha
emp o revo verle los cabellos rubios. Todos miraron correa en la cintura, se dirigió al «Corral». La brillantina·
a .Toro Muerto», el orador negro, pareja de la serrana. olorosa, «Giostol'a», le hacía salir lustré no sólo de los
u
Pero Maxwell alzó a la mujér en mi postura· idéntica a la cabellos peloduros sino también de la cara.
que usó Chaucato para cargar a la «Flaca». · Con su·s ~~tY El Mudo gemía en la pieza de su madre, mi entra
dedos callosos el gringo apretaba a la Gerania mientras ~~; co_uliol;i de chentes espera§a en Ia puerta. Ella gruñía:
la cargaba. Ella volvió a sentir miédo, •f.vispa San Jorge [~~· «iUh, uh, uh!» y hacía como que succionaba algo con sus
H~'··.
que come araña venenosa», y permaneció quieta. Max" f'""' labios. El Mudo dijo: «Primera vez que rajo cuchillo y me
~~·


well avanzó con paso ceremonioso hacia «Toro Muerto». se cae el gringo; A .f!:.etel le tengo m jedo. pero voy a
-Tu hembra, pues, de esta noche -dijo y soltó a la comérmelo, putamadre, Muda:» Ella señaló én el aire el
~natrón de lancha. tamaño de Petrel, luego describió su figura, y entregó al .
~ Mudo cuatro billetes de quinientos soles. El Mudo com:

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1ii'·· 34 JOSÉ MARÍA ARCUEDAS
~ 1.

,,, EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO


35
l prendió. Le habían lavado la cara. Como la sangre fue tiene del pescuezo. Creo es inocente. Al Mudo le hemos
-~1~ por un sopapo, no tenía hinchazón sino un enrojeci-

~
·tado dos mil soles, mi cabo. Ése no trabaja.
¡: miento en la nariz y en la boca. Se dirigió tranquilo al '"
«inocent;~
-Entonces no lo lleven preso. Que se joda. Hay qu
" salón del prostíbulo. Pasó por la puerta del cuarto de la r presos a pescadores maleantes; a ese
• China•, se detuvo, puso los labios junto a la rendija y este putañero zambo. ~ y (1969).
habló: aChaucato, padrazo, padrenuestro, ya soy pesca- -Jefe, cabo, el Mudo pesca ahora en la lancha de
dor...• Pretello cogió de los pelos y lo llevó hasta el árbol Chaucato -dijo el zambo-. ¿No es cierto, «Narizona•?
de laurel. •Quédate ahí, maricón -le dijo-. En la luz, lévelo preso; es ma eant . Yo soy patrón, put.!_ñero,
pa'verte la jeta hasta que acabe la zurunga en el salón.• estoy con putas, ¿no . stoy parao. • ¿Ostí?», ¿quiere? -y l·osti• quiere'! (1969).
,¡ \ La gorda Maxwell salieron abrazados al atio. El cerró un ojo.
·'¡ baile se a ta genera iza o. u o se lanzó a la ~Otro gu"ardia entró en el salón. Traía a un pequeño
carrera tras de Maxwell y gritó al tiempo que lo golpeaba sujeto de cabellos hirsutos.
\ con una rama de laurel. La Gerania, ya vestida de tul,
·¡ -Ve 'a corriendo, mi cabo -lo presentó el guardia-.
'1 abandonó al hombre que estaba en su pieza y corrió al gentma, el rosado, estaba mirando, lo estaba Ba-
patio. Encontró el tumulto en el pasadizo que comuni- ste cholo asustado ha confesado ya, pues.
'\
caba el patio con el callejón rosado. Maxwell había aco- -M'iquivoqué, jefe -habló el hombrecito, y saludó
gotado al Mudo con un brazo. Dos hombres se arrojaron al zambo.
sobre él. La puta gorda empezó achillar: -Soy su patrón -dijo Mendieta-. Yo le pago, jefe.
-iPescadores maleantes, mierdas, asesinos, serranos! ¿cuánto, la Argentina? ¿Es de cuarenta o de cincuenta?
Iba a lanzarse sobre el grupo enredado en el suelo. --Greía que era pabillón blanco, me'covicado -re- en callejón (1969).
,,. i';·1 Se oyeron silbatos de policías. Se desarmó el tumulto. La petía el hombre. Calzaba zapatos nuevos.
. t (• puta tomó del brazo a Maxwell, y salió con él, apurando del bnzo 1 Muwell. [-.J. (1969). -Vas preso -:ordenó el cabo-. Creías que era el
:.; ',t,¡;l al gringo. •corral», Tú eres def «Corral».
El zambo silencioso del salón iluminado seguía -Pescador, yo, lancha Mendieta; Jefe Planta, caba-

f~ !J
meneándose interminablemente al compás de la música. lliro respeto Rincón, Jefe Bahía, caballiro respeto

t
Estaba sola la pareja. Un cabo le dio el alto. •Vas preso•, Corosbi; Compañja Braschi, jefe. A •corral» va pión jifi (1969).
le dijo: «Por mucho burdel que sea;-tú no haces eso aquí, hambriento, chino desgraciado, negro desgraciado ...
en el salón público.• •Estoy . vestido, jefe. Me gusta El zambo dejó a la «Narizona» en el extremo del
if·:·.,; ¡¡· ensayar, calentar primero, jefe. Me conocen; Mendieta, a
}:,
..
sus órdenes, patrón de lancha, de la Braschi. Cada cris-
tiano mueve a su modo, propi.amente, jefe. La "Nari-
.;~~-.

~}
salón, se dirigió enérgicamente hacia el cabo.
-Eso no.es justicia, jefe. lQué saca la puta con que
este serrano indio vaya preso? Buen pescador, jefe.' Ya
~:·
·\' zona" también está de traje. Mire.•
-¿Ningún preso? -preguntó el cabo a un guardia
--~~ no va al corral, éste. Las putas cobran de entrada, jefe.
:,''1.. :~1 • Üstí. sabe. ¿Qué ha confesado? .
w;. que entró al salón. ·;:tt. - Va preso. Tú también, put'!ftero zambo, vas preso

¡~
H~ ji': -Vamos a llevar a la Gerania. Le ha sacado un también. ¿por qué dices ~·?
¡R~ ¡ pedazo del codc a un pescador inocente. De los ojos ~stá -En la cara, en el ha·blaT-Se conoce al serrano. Usted

~\~1:
alocada. serrano.
La Gerania tenía ojos grandes, muy negros e indife- El cabo puso la mano en la pistola.
rentes, pero una vez cada tiempo se le encendían, y -iFuera! -dijo-. iEste gallinazo!
'•0 ~r ;
t¡: ; t' entonces... El zambo hizo una seña con el hombro a la •Nari-
~r.·}.: ¡ 1 -iDejen esa puta! -ordenó el cabo-. La .puta no zona» y salió al patio. Los guardias lo siguieron. Se lleva-
í" '"
~~~: ';;.~ muerde por gustó. Al pescador maleante lleven preso. ron detrás al pequeño sujeto extraviado, trinchudo.
sujeto hirsuto (1969).
t?~ ·.:· ; ¿Está preso? Pocos minutos después bailaban en el salón inuchas

~
~.·; -También, mi cabo. Ahistá, afuera. Un número lo parejas. La •Narizona• permaneció de pie en el extremo
!l.;' ~
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.f· ..lkii;
EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO 37
\1,
JOSt MARÍA ARCUEDAS
36 Andaba en la angosta acera d~l patio ~laurel_y en Andaba en el patio del laurel, por la
angosta acera a la que se abrían
del salón, tejos de los tragamonedas. No aceptó la invita- . el callejón de luz rojiza. A una hora exacta, as vísperas, los cuartos. A una (1969).
ción de varios comerciantes y de patrones de lancha. cuando más gente había, caminaba, primero en el patio y había, iba al patio a pasear junto ala
•Espero al zambo Mendieta», contestaba. Cuando Petrel luego junto a la puerta de la «Narizona», en el callejón puerta de la Narizona ( 1969).

insistÍa regresó el zambo. rosado. No hacían cola en esa puert~ cuando el za-mbo puerta, 135 vísperas. !:1 ( 1969).
---. -Bien, Mendieta. ¿cuánto? -preguntó el .~hara- Mendieta •cerraba» el cuarto'. Í
La hediondez que se formaba en el cuello del tronco
cato•.
-Quinientos por mí, trescientos por el serrano bruto. del laurel, por el agua con jabón que le baldeaban, del laurel.[ ... ]. (1969).

~
en' ata el serrano! E Estos indi son con- criaba unos gusanos peludos. u Hijos de los·putos y la tie-
~1:6 con a plata. . . rra», decía Zavala. Todo el resto del patio era igualmente
-iOi:h~tas J'ambicia de esos guar- de tierra baldeada.
dias ·s~rnosos . El pabellón blanco_no tenía patio ni árbol. Los cuar-
-Sarnosientos, como algunitos conocidos, ¿no? tos daoan a callejones más anchos, de piso de cemento,
iUsted sabe de más, usted sabe! Vamos, «Narizona».
Le dio la espalda a Pretel.
Otro patrón de lancha detuvo a Mendieta en la
(Aparte] -cOstl>, venga-Otro
(1969).
alumbrados con tubos de luz neón blancos. Angostos
pasadizos, que estaban en sombra, comunicaban los
callejones y también allí había cuartos, los más peque-
/
puerta del salón, le dijo algo al oído. ul,De mí te habla ese ños, de las rameras más baratas. El salón de baile que- ·
cojudo?», preguntó la «Narizona». daba en uno de los extremos de los vericuetos; tenía 1 vericuetos; por el techo alto que so-
-GuaRdo ya estás con otro y en su delante de él, no apariencia de un gran depósito o de una pequeña igles}a. bresalía junto al de los cuartos.
tenia ( 1969).
estás para que hable mal de ti, güevona, con perdón de Olía a ruda. Las prostitutas no se vestían de tul paramos- iglesia. '•La Blanca• como umbién
mi cumpa. trarse en la puerta de los cuartos como algunas del .. le llamaban a ese pabellon olía
•Dice que Braschi 'ha echado otro diario grande en la cblanca•, la crosada• (1969); el ·Rosado»; se exhibían con medio cuerpo calato. El olor de(1969). la •rosada• ( 1969); del Rosado
Lima .u anco", el "Rosa o ' rra" tu tamc Blanco y el Rosado (1983). de los urinarios se mezclaba con el <;l. e la ruda en el piso y (1983).
bién, e pagan a Braschi, tanto por ciento ... », exp icaba el en las paredes, y como los . callejones eran anchos
zambo en la penumbra roja del·cuarto de la .Narizona». paredan menos concurridos que el.. angosto y .de
-iEnvidia, envidia, envidia, pues! Zambo de mi vida, rojiza del pabell~avala ~o en
por ti la muerte. Ese patrón será alCagüete de Braschi. los callejones del «Blanco», solo o acompañado de un de la e blanca• (1969); del Blanco
Braschi es maricón. pescador tartamudo y muy avariento que era paisano · 0 983 ):
Empezó a lamerle las piernas al pescador;· desde el suyo. Luego salía al campo de estacionamiento de vehí-
nudo de la rodilla hacia arriba. Con los. ojos cerrados . culos del prostíbulo y se dirigía ~gante»..Rosado,- a la celegante• rosada (1969).
avanzaba por el cuerpo; él apretaba los ojos, las manos Una irregular fiia de pedrones caleados sobresalía en el
sobre la cabeza de la mujer. Ella gustaba los vellos campo de estacionamiento, todo desigual y empinado.
ensortijados del hombre en el. paladar; ascendía, .Y Las prostitutas iban de una. a otra sala muy rara vez.
cuanto más arriba del cuerpo, apretaba los pechos· a la . Zavala guiaba a su paisano del «Blanco• al «Rosado», y · delacblanca.alacrosada•(l969);
piel del zambo; su lengua se avivaba, hacía llegar . sus . de vez en cuando iban también .al «Corral». El tartamudo . dei ·Bianco al Rosado (1983).
movimientos hasta los dedos del zambo, a la nuca, al día ' ·.~ seguía a su amigo en los paseo'; frente ~al cuarto de la Narizóna•. Zavala rondaba allí casi
~-
de su nacimiento. Y mientras el pescador repetía: oTodo «Narizona». . todas las · vísperas . de fiesta.
se paga a Braschi, todo se p.aga; de todo lo rico saca -¿Por-po-por qué a-a-andas? -:-le preguntó la noche (1969).
t. ~¿Po (1969); (1983).
tajada en billetes», se oyeron pasos afuera, los pasos de en que bailó Maxwell.
zapatos con clavos. Los pasos volvieron. Zavala. cBurdeliento• le decían y {"
Quien paseaba afuera era, siempre, Zavala. Medita- no burdelero, porque era lo que
dor, lector y pescador, sindicalista enérgico, no hablaba i¡¡áS 'olisqueaba. (1969).
·; ' [Aparte] En el patio del pabellón rosado, el laurel su fria. Le lanzaba agua sucia de vei~te cuartos de rameras; el jabó~ le penetraba en las
pendejadas ni en los bares ni en Ías asambleas, pero no :~
ralees ymalognbasu fuerza, la frescura del agua. El laurel tenia un tronco huesudo, algo podrido, sus iamas eran muy delgadas ylas flores se
podía mandar una lancha y olisqueaba ansioso Jos prostíbulos todas 1as vísperas de ~~ humillaban con la luz, no resplandecían. [Aparte] La hediondez (1969).
domingos. ( 1969)•. · :<
prostíbulos.

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~-~ EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO 39
38 \ JOSÉ MAIÚA ARCUEDAS
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otras. Se fue silbando un huayno, cruzando las otras filas
-Su nariz es chimenea de trasatlántico, binocular. ~·
:;..
de clientes. Zavala lo vio irse. ·Pisa firme ahora -dijo-.
Huele todo el mundo. Camina firme, silba firme ese indio. Desnudo, amarrado
-iCo~co-cocobolo! al muelle, días de días, aprendió a nadar para obtener
-Yo paseo, ella me siente a segundos, a milímetros. '*
-~,

{ matrícula de pescador. No hablaba castellano. ¿cuál


Es otro placer. ~- generosa puta lo habrá bautizado? Desde mañana fre-
-iMa-ma-mare nostrum!
-Mare tuya, minilengua. Yo ... su nariz ansiosa, aven-
~- gará a sus paisanos, será un ca_ín, un judas.»
-Pa-pa-para los se-se-serranos de tierra. La-la mar
tada; tristeza.
'¡1:
:;;j. i-i-iguala, o-o~oye pa-pa-pa~eante.
_¿y el triste serrano, Za-za-zavala? ¿E-e-ese que-que ;~ Asto se dio cuenta que silbaba sóta~uando llegó al
~; final del callejón rosado y se acabó la luz neón. Pasó al
apresaron? r~.
Volvió donde la Argentina; le mostró dos billetes de campo de arena. «Yu ... criollo, carajo; argentino, carajo.
cien soles. «Entra», le dijo ella. Entró y la Argentina cerró 'S; ¿Quién serrano, ahura?», hablando se acercó a uno de
la puerta. «¿Por qué corriste?», preguntó. los automóviles de plaza.
h.}.

-Guardias, guardias, pues, asustando a mí. -Oe~ chofir -le dijo-, a me casa, carajo. Hasta me
~r
¡:¡¡m~nr,tl!fpelo dora~. J ~.
casa.
-•Rey cachao, gratén, yo pinaijazo», diciendo digo a -¿Adónde vas, jefe?
guardias. Guardí¡¡.s me llevan. Me patrón, zambo Meo- :~~~ -Acero, barrio Acero. Pescador lancha zambo Meo-

:t
Pou (1969). dieta, yo.
dieta, soborna guardias. Poco plata. Tú, puta, blancona,
huivona. Ahistá, carajo. Toma, carajo. Doscientos soles -Barriada dirás, serrano -le corrigió el chofer.
nada para mí. Puta, putaza. Arrancó el coch~, cruzó el campo desigual, pedre-
Le iba a arrojar los billeres a la cara. Los tiró sobre la
cama. \ Argentina se quitó el calzón; mos·
tj
rt·
goso, en el que se estacionaban los automóviles e
ingresó al arenal que separaba los prostíbulos de la
La Argentina rilostraba las piernas suaves tras un tul traba (1969). ~gi~ Carretera Panamericana. El coche se balanceaba en las urretera (... ]. (1969).
rosado. No aceptaba compromisos . de por · noche». huellas; sus faros cortaban la luz de la luna. Por las ven-
~ . Se acercó al hombre. Él retrocedió. Era

nuda!
SI e cielo se le viniera encima. iR.!Pia, blailc¡¡. des

~tás asustado. Hueles a jabón. No digas Jo que no


sientes. Tú no eres un putamadre pescador...
1 ~:~;<j.
. t<J.

~~:
tanas laterales, Asto sentía la luz.
-¿Conoces zambo Mendieta? -:-preguntó al chofer.
-Sí «Conoces». Es cont,ra, recoge serranos brutos.
-Y o, Asto, patrón de ti, chofer ladrón.
El chofer detuvo el coche y volvió la cara hacia el
-Piscador juerte, machazo... Ochinta toniladas
anchovita, yo.
IÍ: pasajero. Asto le apuntaba con una chaveta.
-Patrón de ti, ahura. iRicoge, caray, rápido!
Retrocedía. La Argentina cambió de dirección. Su ;J,"'
~~.:;.<_·_'.. Con la otra mano Asto le arrojó a la cara un billete de
pieza, ubi<afla al final de!.c.allejón rosado, era un cuadri- P'
! ,:~.• cincuenta soles.
látero irregular, más amplio que las otras celdas. Sonreía 1'f~
\:r -iSelincio! -ordenó.
y avanzaba; dirigió al hombre hacia i~ cama. «TÚ no eres · ~- El chofer sacudió la cabeza, se acomodó y puso en
!'[
L~
un putamadre sino una vizcachita; che pibe, huahua.» k marcha el coche.
La ramera abrió los brazos, blanquísimos, movió Jos ~\JV
t,.
·;~ ( pechos~e apellidaba ese-pescador. «iLucero, estre·
g~
~
La carretera estaba congestionada de tránsito. Trici-
clos audazmente pedaleados por mujeres y muchachos
,, JJa!», di}b<Iocas, cuando ella se inclinó para abrazarlo. ~;- rodaban entre las encontradas filas de camiones, vol-
't
Asto salió del cuarto de la Argentina al callejón ~ii· quetes, tanques de gasolina y relucientes automóviles. El
techado en el que caían Jos haces de luz .d e unos tubos
de neón rojizos. En esa·Juz los r.ostros se veían como
indefiniaos, los trajes oscur.os se inte-nsificaban. Asto no
1 taxi del prostíbulo no podía ingresar al pavimento;
retrocedió el talud y se detuvo.
El chofer bajó del coche, abrió la puerta del pasajero.
percibió las filas de clientes de la Argentina y de las ·
<';-

40 JOSÉ MARIA ARGUEDAS EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO 41


)
...-iFuera de ahí, cholo serrano desgraciado, chave- simos, atornillados en la punta de un poste de madera
tero, con tramad re! iSaca el cuchillo, indio gallina, patrón sin-cepilla-T,afgo torc~ao, recibía'difectaiñente el olor de
de la puta e'tu madre! las fábricas y del mar. Se alzaba la ar~a con el viento,
Asto sacó el cuchillo; bajó. El chofer le descargó un atoraba uil poco las narices de los visitantes. La mayor.
Jierrazo. Asto esquivó el golpe y se echó a correr hacia el fierrazo al brazo. (1969). parte de esos clientes venía a píe desde la carretera, y
prostíbulo. Venía otro coche. Asto salió de la huella; sus muchos venían a ver. No tenían dinero. Se volvían trope-
zapatos nuevos se hundieron en la arena. La fetidez del zando en la desigualdad de las culebras de arena que el .
mar desplazaba el olor denso del humo de las calderas denso de las chimeneas de las cal- viento formaba y borraba en la superficie del desierto. El" 1
en que millones de anchovetas se desarticulaban, se deras (1969). conjunto de los salones y elocorral• estaban a cubierto / corral• ya eSiaban (1969).
fundían, exhalaban ese olor como alimenticio, mientras de la carretera por grandes depósitos de harina de pes- ¡
hervían y sudaban aceite. El olor de los desperdiCios, de cado que habían construido junto al camino. Así, la fila
la sangre, de las pequeñas entrañas pisoteadas en las de coches y de peatones transitaba al prostíbulo, sin ser
bolicheras y lanzadas sobre el mar a manguerazos, y el vistos por los viajeros de la Carretera Panamericana.
olor del agua que borbotaba de las fábricas a la playa Asto se dirigió a uno de los cuartos de la fila que ASio cruzó el arenal caminando
hacía brotar de la arena gusanos gelatinosos; esa fetidez estaba en dirección del mar contra los cerros de arena y cada vez mls rlpido; entró al ro-
avanzaba a ras del suelo y elevándose. Empezó a tragarlo rocas de los Andes. Zavala 'y su pa1sano
. ,
hah1an llegado rral ysr dirigió ( 1969).

Asto, fuera de la huella. allí unos minutos antes. /?,avala «insp~&Haba» caSI)
-iYu, jefe! -dijo-. iFiertazo de chofer ducho, al aire! todos los prostíbulos. Lo reconocÍan. Acompañado por
Siguió andando por el arenal suelto, nuevament_e el tartamudo andaba muy cerca de las filas de cuartu-
hacia el prostíbulo. Empuñaba en la mano derecha un chos del «corral». Algunas prostitutas criollas lo saluda- ·
nudo de billetes. Así entró al •corral»,' no a los pabello- han desde sus cajones. Él contestaba alzando el brazo Él no contestaba (1969); contes-
nes, al •corral• de las chuchumecas aún más baratas;.un o sonriendo, según la distancia. Aspiraba fuerte el aire. taba[ ... ¡. (1!169).
conjunto cen:ado de cuartos construidos sobre la arena , _ -::_A
1 r}AJ El viento se llevaba los olores fugaces; el hedor del
suelta. . . . · ·· ~· fl,Ó) Gt mar no cesaba. •E-e-este vicioso hue-huele ·la-la-la-las
Ne ros, zambos, in. ertos, borrachos; cholos ins - ~ h(J¡t nIX) .i "zorras" pestíferas, a-a-así, a-a-abriendo las narices», narices: 1-1-1, do•· (1%!1) .
~ o asusta o_s, chin~s fl_acos, viej~s ;.psg~p.asode
:""'.;
_ _ _ ..,./1 ~--, pensaba el Tarta. Y él también vio a Asto. También se
JOVen es anoles e 1tahanos cunas ·· cammaba el ~ dio cuenta, él, del apresuramiento del pequeño cuerpo
orra!.. acían marchas y contramarchas; pasaban por ( del pescador. ·
la puerta de los cuartuchos, mirando, deteniéndose un >~ Zavala vio entrar a Asto a uno de los cuartuchos del
poco. Las prostitutas, vestidas de trajes de algo~ón, apa- extremo de la fila. El Tarta y Zavala pescaban para la
recían sentadas en el fondo de los cuartos; sobre cajones ~i~·:
-~~-
misma compafiía que Mendieta. Los tres habían visto al
bajos. Casi todas permanecían con las piernas abiertas, indio Asto chapoteando en el mar, días de días, ama-
mostrando el sexo, la •zorra•, afeitada o no. Algunos .. :{ rrado al muelle, aprendiendo a nadar para matricularse .
en la Capitanía. Seguido del Tarta, Zavala se encaminó ··
(
serranos quedaban paralizados, mirando, y entraban. ~;~'
EJ!as les recibían lo que podían darles, desde cinco s~s, ~ -'·'Y. hacia el cuartucho del «corral» al que había entrado
\X} \ pero no se quebrantaban ante los ruegos de algunos que :-~: Asto. Desde esa esquina del •corta). se podía ver la ASio. Sobra que alli, una pobre pula
',,~
~ jJ se estrujaban las manos delante de las rameras, ni acep- ¡.~ cadena: de islas que -cerraban la bahía, las bocanas que · preferío atender en el suelo, so-
{\ \'
" 1 taban prendas, corno chaquetas, anillos baratos o som- ~-;
' "-~'
separaban las islas y por donde los centenares de barcos
pesqueros entraban y salían del puerto.
bre unos pellejos y no en el an-
. ·. gosto carre de madera y ;~lam ­
breros de paja, que les ofrecían. Guardias armados vigi-
~~
bres. Desde ( 196!1).
laban las dos filas de cuartos del corral y formaban el Zavala estiró el brazo y señaló la bahía.

~
retén de todo el prostíbuló. En los otros.dos lados del -Ésa es la gran •zorra» ahora, mar de Chimbote

\ •corral» no había sino muros dé adobes de cabeza, fuer- -dijo . Era un espejo, ahora es la puta más generosa
tes, que contenían el viento y la arena.

- ---
El «Corral• malamente alumbrado por dos focos altí- f:'<
k·'':
r~

~-
•zorra» que huele a podrido. Allí podían caber cómoda-
mente, juntas, las escuadras del Japón y de los gringos,

,.

f~
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..
' \ . l'·

42
' JOSÉ MARIA ARCUEDAS
EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO 43

mierda!» Luego' se echó a andar hacia el salón rosado.


antes de la guerra. Los alcatraces volaban planeando Con la luz neón su saco azul ennegreció y se encen-
como señores dueños. dió un brillo en la superfi«!e; era de tela sintética. «Tibu-
-De-de de'sa «Zo-zo-zorra• vives, maricón -le con- ronazos cabrones, cabronelin a Chimbote, cabronean al
testó el Tarta-. Vi-vi-vive. la patria. Perú desde el infierno puto.» Reflexionando ingresó
-Vive y suda, Tarta bestia. Asto agoniza, como pez Zavala al callejón rosado. De tres, ·de cuatro, de a uno
en la arena caliente. salían hombres apurados. «No tienen cara, creo, éstos, o éstos. O (1969).
-No-no-no seas caballo. A-a-asto pe-pe-pelea co-co- yo tengo los ojos hechos brea...» Y empezó, nuevamente,
con uñas y dientes, en-en-en ·cualquier parte. a dar paseos cortos frente a la misma puerta.
Lo vieron salir del cuartucho, abrazado de una mujer -Entra, Za-za-zavala -oyó que le decía el zambo
bajita. Ella cargaba en el brazo derecho una maleta Mendieta-. iPor los clavos!... de tu taco, entra -lo invitó,
pequeña. Zavala, seguido del Tarta, se dirigió hacia la manteniendo la puerta abierta-. Ahí, con la «Narizona»,
pareja. nu'hay tiempo pa'pensar. Yo me largo ya.
-Te presento a m'hermana -dijo Asto a Zavala-. -Es una a deferencia» Mendieta. Entro -dijo Zavala.
Yo ... como cabrón Tinoco er,a. Ahora, ochinta toneladas Por primera vez pasó ese umbral. Mendieta le cerró
de diario, tres semanas hey cobrado. Me compleaños es, la puerta desde afuera. Zavala corrió el cerrojo.
me santo. Tengo billete para meter al garganta del La •Narizona» medio se arrodilló sobre la cama. La
Tinoco, del Braschi también, se quiere. if.diós prostÍ- luz roja del velador, un foquito en forma de lanza, le
proslibolo [...]; (1969).
bulo «Corral•; adiós, adiós, iay! mala vida! alumbraba la cara, el filo bravo de la nariz.
Se fueron. Dejaron abierta la puerta del cuartucho. -Tanto tiempo paseas -dijo-. Reloj despertador sin
Zavala y elTarta los siguieron hasta el campo de estacio- dueño.
namiento de Jos automóviles. -Mejor es pasear -contestó Zavala, y se volvió hacia
- Jefecito, patroncito -le dijo Asto a un chofer-. Llé- la puerta.
vame barrio Aciro, con coidado. -No. iFlaco animal! -saltó .de la cama la «Nari-
-Triste puta te llevas -comentó el chofer. zona•-. El zambo me ordena. Yo te hago Jo que quieras;
-Nu, caballiro, m'hermana es. iSanto de mí, ahora! ~;~. por él.
A poco de arrancar el automóvil, el 0ofer oyó que el -Como la gran «zorra• de Chimbote cuando orde-
pasajero hablaba en quechua, fuerte, casi gritando ya. La ·:-~ nan de New York a Lima y de Lima a Chimbote. iLas
mujer le contestaba igual. Hablaron, después, .juntos, al ' huevas, cabrona! iFinish!
mismo tiempo. Parecía un dúo alegre y desesperado. un dúo J... J. (1969). ,. Zavala abrió la puerta y salió. Una pequeña cola de salió. Regresó al •corral• [... ].
.' ... {1969). En la versión ( 1969), a
«iEstos serranos! Nadie sabe, nunca•, dijo silabeando, ;· hombres se formó inmediatamente frente a esa puerta:
:~ continuación y espaciado se en-
despacio, el chofer. cuen<ra parte del subcaphulo
-Una paseada más a la «Narizona•, oye, Tarta -rogó que cierra el primer capítulo en la
Zavala a su paisano-. Una paseada. ·
-Tú solo, güevón. Yo voy a la gran chucha'e tu ••
·~
i~
,.•.

~~~~~~~~~~~~~~~~ s.Cuando
versión definiliva (Chauwo
dormía ...).

madre que n-n-nos alimenta, que-que-que parió a Bras-


chi, a Rincón. Chimbote re-re-resplandece hu-hu-humo, ¡¡
· ~
anzo a subía a un taxi en el campo de estaciona-
miento, apagaron los focos del poste en el acorra!», y el
la flaca (1969); la Narizona (1983).

~ .•:
llama vi-vi-viva. iChucha vida! ·~ arenal pisoteado como por patas de palomas era empare-
~~
Se fue rengueando sobre· la arena. jado por el viento. Un guardián juntó la puerta de

~
«Poeta tartamudo, avaro; señor de pueblo que era, madera del cerco, le echó cadena y un candado rojo
ése sólo fornica a la gran "zorra" que es la bahía -se enmohecido que tenía forma de escudo.

~
quedó reflexionando Zavala-. Antes espejo, ahora sexo Mientras, y flameadas por el viento tres chuchume-
millonario de la gran puta, cabroneada por cabrones cas subían hacia la barriada de San Pedro, por uno de los
extranjereados, mafiosos. Y, Y, el indio ése, pendejo, ,'~i caminos que seguían 1~ piaras de burros de los aguate-

~1't
. discípulo arrepentido del Tinoco, ique se vaya a la

~
· ~
~.
·t~
!.~·

<
EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO 45
44 JOSÉ MARIA ARGUEDAS '· '
-No sabes parir -le dijo la otra-. Mujer con hijo
aguanta viento, cerro pesao. Todo aguanta.
La otra, de espaldas al puerto, al humo y a las llamas
que hadan resaltar más' la figura de su cuerpo contra la
arena blanca, alzó la cabeza.
-Hijo de chuchumeca es maldición. iAhistá! -gritó.
Se dio vuelta también eiJa y retrocedió un paso para que-
dar junto a la primera' mujer y frente al mar-. iAhistá
infierno -y señaló el puerto--'Cecina~do pescado,
cacana de pescado también! Ahistá ·taridela: Su hijo de
-Claro. Como en despeñadero barrancamos. Así infierno, hijo de Tinaco, es el hijo de Orfa.
también levantaré@ caraja! -contestó la de en -Hijo de chuchumeca, hijo nomás. Tinaco es
medio. chanca, con lani demoniado, Joco '""replicó la pri- lani (1983). En la versión (1969),
La que iba primero no hablaba; se adelantó, fatigán- mera. hay nota a pie de plgina: (.) Pene.
dose mucho. Hundía Jos pies en la arena; en Jos trechos · -iTinoco, putamadreéé! iPior que infierno, hijo de
donde Jos burros encontraron cascajo y siguieron la veta candela pes tosa! Yo, yo, Virgen cita · del Carmen, no
de! piso duro, esa mujer picaba menudo Jos pasos. Llegó machorra -empezó como a rezar la otra, después de
a la carretera «marginal» de gruesa arena y basura en que haber gritado en el cerro-. Cierto es, Virgencita del Car-
\- "·
empiezan las calles, todas derechas y en cuadro, de la men, Tinaco candela pestosa, buen mozo, buen mozo ...
~JI r! ba,rriada. ~.w.\-- ie de~ ' dan o _ e~ .. ue to .. __ Culebra, barranco, piCaflor, asno, macho asno, verga
mas grande ael undo ar· 1a como un~pacriUa. Humo lan~ putazo. verga [... ] (1969); lani (1983).
' " ~a~eañte.n:lla-&sae-las~himeneas de
;j~l Se arrodilló frente a las luces· y el humo. Siguió
las fábricas y otro, más alto' y con luz rosada, desde la hablando:
fundición de acero. No alcanzaba al cerro la pestilencia -Picaflor de puta, Tinaco; de candela, ·de cacana
del mar. La chuchumeca corrió, medio encorvada, ace- mierda. Yo, yo, Paula Melchora, iMadrecita del Carmen!
zando en la arena suelta; subió algunas cuadras por umi ,.,
No machorra; preñada pues, de su maldición del Tinaco
calle que las estrellas alumbraban hasta que se perdía en preñada, yo. iAy cerro arena, pesao, de me corazón su
la cima Jejanísima del médano, la callé Colombia. Tras pecho! Asno macho, culebra.
un enmohecido volquete despatarrado, con algunos Lloraba y hablaba; lloraba y hablaba. La otra chu-
lampos de pintura amarilla, ahl estaba su casa. Interrum- .;:_ chumeca se quedó ·mirando las llamas que salían de las
piendo y, a largos trechos, rodeando las llamas, las )¡¡ces chimeneas. El fuego se at<;>raba con ·el humo; el c!e la
Y el humo del puerto, briJlaban como metal medio
:.
: _;._
Fundición lamía el cielo, formaba sombras contra el
escondido grandes pantanos en que la totora creda aun, ¡¡ ..'r agua de la bahía que la luz hacía brillar como grasa. No
salvaje. lloró, se dio vuelta y corrió a la calle Colombia. Llegó al lloró; se (1969).
La mujer que iba ultima comentó, mientras luchaba esqueleto amarillo del volquete, torció allí, entró en la
con ele·
-E
.. 0 1wva morir,
-
pues~~ ~e cerro,
1:.
1~-
casa de Orfa. Había prendido ella una lámpara buena, de
luz no muy fuerte. Sentada sobre un catre de madera,
cerro pes ¡Y.' ' . cubierto por una colcha brillosa y con flecos, miraba a su
"'-._if -'Osd no sabes, os tí machorra -contestó la que iba hijo que dormía en una cuna de madera. Detrás de ella,
·..{ adelante. · una cholita joven, de pie, luchaba con el sueño. La visi-
--... -~..._mor~~Chuchumeca enjuerma, con hijo, no tante avanzó caminando despacio, hacia la madre.
~a ..::m5istió la que iba~-,
--~~
:i·'-. -¿Hijo de Tinaco es tu huahua, de asno macho?
La mujer que iba adelante se dio vuelta; sus' pies -preguntó la visitante.
empujaron con trabajo la gruesa arena del ultimo trecho'
de la cuesta, el más empinado.
.
~~

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-iDe nadie! -dijo la madre-. Mi nombre no es Orfa. ·

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46 JOSÉ MAR{A ARCUEDAS

Hija de hacendado soy, botada, deshonrada, cajamar-


EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO
47
se achicaban, toda la cavidad de los ojos y parte de la
quina.
:t1 La ramera chola se acercó al niño. Vio que tenía la
frente se arrugaban, y así, en esa cara apretada, vio que la
gran bahía, el más intenso puerto pesquero, se caneen-·
frente ancha, los ojos claros. Agachada y sin mirar a la
traba en las arrugas del ojo de su compañera. La vio irse,
madre, le desabotonó la camisa; vio que tenía el pecho
tranqueando firme sobre la arena gruesa de la cuesta.
blanquísimo. Se fijó entonces que toda la ropa de la hua- ,. fijó[ ...) (1969). Ella fue siguiéndola, pensando, mientras chillaban las
hua era de tela fina, las orillas del pañal' estaban borda- gaviotas y el viento batÍa empeñosamente la arena sobre
das con seda rosada. Se alzó despacio, quitándose el el •corral, prostÍbulo. Al llegar a l~rimera fila de casas
'i "
~ i~ sombrero que se había puesto al pie del médano; saludó puesto al salir del automóvil de la barriada, al borde de la «Carretera de circunvala-
con.mucho respeto a Orfa y se volvió a cubrir; retrocedió (1969).
ciÓn•, huella afirmada con ripio y basura, se volvió cara a
1 hacia la puerta. Sintió el fuerte aire en las alas del som- las fábricas; se sacó el sombrero, enarcó el brazo como
brero.
para bailar, hizo .brillar la cinta del sombrero, movién-
: -Señorita Chuchu ... iPerdón, señorita! -dijo antes dolo, y con la melodía de un carnaval muy antiguo,
'
~l de salir. cantó, bailando:
n Corrió cuesta abajo; buscando el camino de ios , hacia el camino ( 1969).

¡.' burros. Encontró aún a la otra mujer en el mismo sitio.


Estaba sentada, con la cara hacia el humo y las llamas.
Culebra Tinaco
culebra Chimbote
Filas de bolicheras se deslizaban ya hacia las islas. La luz culebra asfalto
r.l! ! de la luna no podía refractarse bien en el agua sucia de la
bahía pero las bocanadas de humo candente de las fábri-
culebra Zavala
culebra Braschi
J'! cas flameaban en esa agua estancada. cerro arena culebra
~~· -Señorita de onrada,.ttiste.señorita bo~a es chu- juábrica harina culebra
:() ch~meca Orfa. hijo no tiene padre. iSeguro -dijo la challwa• pejerrey, anchovita, culebra,
m~¡er, sentándose¡ · , amaM'élc ora, que carritera culebra
miraba fijamente la bahía. Paula extendió el brazo y camino de bolichera en la mar, culebra,

l¡· señaló una aguada que las luces de las fábricas hacían
brillar cerca de la playa. .
-Va volar gaviotas. iVerás! -dijo.
.-·
·1~
Una bandada densa lanzó un coro de chillidos con-
fila alcatraz, fila huana¿¡*.• culebra.

Cantaba, bailando en redondo, removiendo la arena,


agitando el sombrero mientras la otra, la preñada, se
tra e~ médano. Se alzó mariposeando en las orillas enne- perdía caminando indiferente a la sombra d.e las prime-
grecidas de la bahía, por el lado del gran barrio de fábri- ras casas de la barriada. Algunos vecinos que tenían que
l.

cas ~27 de Octubre» .. Sin bordes netos, angostándose y
extendiéndose, la mancha de gaviotas parecía indecisa.
levantarse muy temprano vieron a la que cantaba y bai-
laba. «Borracha», dijo uno de ellos. A otro le costó tra-
La luz empezó a cambiar en ese momento. Las islas, bajo abrir la puerta de su casa por la arena nocturna de-
cubienas de guano de alcatraz (nitrógeno y cal), iban a l~-
positada al pie de los muros; vio a la mujer llevando todo
encenderse, a blanquear con la luz de la aurora.
-Gaviotas; gentil gaviota -volvió a hablar la mujer-
J -_¿:~
el ritmo de un carnaval en el' cuerpo y en el sombrero.
Fue hacia ella, decidido.
r;,·
de mi ojo, de mi pecho, de mi corazoncito vuela volando. -Baila, pues -le dijo ella-. Bolicheras ya están yendo
Bend~ce a putamadre prostíbulo. M'está . doliendo me pro51Íbolo ( 1969). a trayer plata.
«Zorma,,, Lu'han trajinado, gentil gaviota, en maldiciado
•corral,, negro borracho, chino borracho. iAy vida! Asno
¿ - On centavo para ti, on centavo para mí; ochinta para
;~ patrón lancha, vente para piscador; mellón, melloncito
Tinaco rni'ha empreñado, despuecito.
Se levantó; permaneció un rato de pie. Su compa- ~ • Challwa: pez.
ñera, la que estaba a su lado, Ni o que los ojos de la mujer . ~
•• Huanay: ave guanc;¡::a.
r,)
~
i~;

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EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO 49


\. ¡
JOSt MARÍA ARGUEDAS
48
EL ZORRO DE ABAJO: ¿Entiendes bien lo que
para gringo peruano extranguero. iBaila no más, con- digo y cuento? "
tinta! Yo, jodido, obriro evéntual, juábrica. Ocho sema- EL ZORRO DE ARRIBA: Confundes .Q!LP..Qf.Q..las-
nas, dispués patada culo, ifuera! Bailas madrugada, cosas.
¿puta, mariposa, espantación eres? ~ZORRO DE ABAJO: Así es. La palabra, pues,
La mujer lo tomó de la cintura. Volvió a cantar con tiene que desmenuzar el mundo. El canto de los
otro tono y otra letra y obligó a bailar al obrero eventual: 'Pai:OSñegros que nadan eñlos lagos de altura, he-
lados, donde se empoza la nieve derretida, ese
Gentil gaviota canto repercute en los abismos de roca, se hunde
islas volando en ellos; se arrastra en las punas, hace bailar a las
culebra, culebra, flores de las yerbas duras que se escoriden bajo el
cerro arriba, culebra, iclzu, ¿no es cierto?
cerro abajo, culebra, EL ZORRO DE ARRIBA : ~ el canto de esos patos
bandera peruana culebra. es grueso, como de <\Ve grande; el silencio y la
peruana (1969). sombra de las montañas lo convierte en música
-Wandera piruana culebra? -le interrumpió el hom- que se hunde en cuanto hay.
bre-. ¿Puta eres? EL ZORRO DE ABAJO : La palabra es más precisa
-Animal, en barriada San Pedro nunca putas. Yo y por eso puede confund1r. El canto del pato de al-
canto en cerro arena: rufa nos hace entender todo el ánimo del mundo.
Sigamos. j~~~~ nue~ . segu~~W~_ntro.
Bandera peruana Hace dos mil uinientos años nos encontramos
rojo blanco
culebra culebra culebra...
en el cerro Latausaco ar~blamos
~t~b
·~,.,._
1' JUnto al cuerpo dormido de Huatyacuri, hijo ante-
rior a su padre, hijo artesano del dios Pariacaca.
El hombre le dio un puntapié. Tú reyelaste allí los secretos que permitieron a
-Yo licenciado ejército -dijo. Huatyacuri vencer el reto que le hizo el yerno de
La chola cayó al suelo, se levantó simulando mucho Tamtañamca, dios incierto, vanidoso y enfermo.
esfuerzo y arrojó puñados de arena, con ambas manos, a El yerno desafió, primero, a Huatyacuri, a cantar, en cantar (1969).
Jos ojos del licenciado. danzar y beber; y cantó y danzó doscientos bailes
-Puta, putaza. Mi judiste -aulló el peón. distintos con doscientas mujeres; Huatyacuri,
La mujer se fue a la carrera. El pequeño círculo de acompañado de su esposa, que también era hija
gente que se había formado alrededor de Jos dos mien- del simulador Tamtañamca, hizo danzar a las
tras bailaban, le hizo campo. Se dispersaron en seguida. montañas cantado al compás de una tinya• fabri-
El obrero eventual regresó a tientas a su casa. Allí, :~·
cada por un zorro. Todas las pruebas las ganó el
con el agua guardada en un cilindro gasolinero, se lavó ;~
hijo de Pariacaca: se presentó con un vestido he-
Jos ojos. Su mujer lo vio entrar y dirigirse tanteando al ci- cho de nieve, fue el mejor traje; construyó en .una
lindro; ella, en cuclillas en una esquina del cuarto·prepa• noche, trabajando con los insectos y los animales
-:-
raba el primus para encenderlo; los tres hijos dormían en mayores, un palacio completo; hizo bramar a un
el suelo sobre sacos vacíos de harina de pescado. Un ga- puma de color azul; bramó él, aún con más fuerza,
llo, tres gallinas, ocho pollos, dos perros y varios cuyes, mientras danzaba vestido de. blanco y negro; es-
caminaban ya en el piso endurecido a punta de barro y pantó a su rival y lo convirtió en venado, y.a la mu-
agua. La mujer vio en la semioscuridad que el hombre jer de su rival en milagrosa ramera de piedra.
tenía los ojos enrojecidos. ·': ---- -
T • tinya: tamborcillo.
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'\ EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO 51
JOSt MAIÚA ARCUEDAS
50
qaña la mar qochamantapas, imaymana uleu ya!cu-
Nuestro mundo esta~i!ividido entonces, como manta, llasaq wayramanta, hichaq, bichanalcuq, tu- , (... ], (1969); hichanakuq (1983).
ahora, en dos partes: la tierra en que no Hueve y es bukunamanta' qapaynin, sinqayta, uyariyniyta tu- , ñawiyta tutayachin. Ninrillayñam
ciffil';, el mundo de a6a¡o, cerca del mar, donde (1969).
tayachin. Ninriyñataqmi, saya sayarispa, hule as-
los valles y;¡;;gas encajonados entre cerros escar- ~ t'YO.- Ul
[Ct t naywan, hule qapaywan, chay nisqay minisqa as-
pados, secos, de color ocre, al acercarse al mar se QUL W\.G ,,,ut~ nay!.:unawan, !.:ancharin, tanlinyan; wañuyta, tanlinyan katmni: (1969): tanli·
abren como luz, en venas cargadas de gusanos, achikyayta, mosoqyayta, poqchiqta, poqchoqta, llan- nyan, ( 1983).
moscas, insectos, pájaros que hablan; tierra más llan'qta, kikillanmanta o por la fuerza tasnuqta, qa-
virgen y parid ora que la de tu círculo. Este mnndo. sillaqta musiaspa. Qawaytaqa qawanipunim. Qam
de aba·o es el míó comienza en el t;'""o, abismos hina imaymana kaq, chay kaqllamanpas tukuleuy-
y anos e ueños o es• ua es ue el hombre taqa atinitaq. Chaynam, Willanakunsuyá, aypana-
h ce pro ucir a fuerza de go pes y cancwnes; kunsunyá maykamapas imaynapasb. [Muy fuerte-
acero, felicidad y sangre, son las montañas y pre- Acero(... ] y sangre (1969). mente, aquí, los olores repugnante~ y las fragan-
cipicios de más profundidad que existen. ¿suce- cias; las que salen del cuerpo de los hombres tan los que (1 969), ( 1983).
den ahora, en este tiempo. historias mejor enten- diferentes, de aguas hondas que no conocíamos, diferentes,[... J, del mar (1969).
didas, arriba y abajo? del mar apestado, de los incontables tubos que se la incontable variedad de ( 1969).
;s RO DE ARRIBA: Ahora hablas desde descargan unos sobre otros, en el mar y al pesado descargan dentro del agua y en el
; cuentas historias de Chimbote. Hace aire se mezclan, hinchan mi nariz y mis oídos. ya pesado ( 1969).
s mil quinientos años, Tutaykire (Gran Jefe o aire tapo11an y oscurecen mis oídos
Pero el filo de mis orejas, empinándose, choca con y mis ojos. (1969).
Herida de la Noche), el guerrero de arriba, hijo y (1969): Jefe Herida (1983). los hedores y fragancias de que te hablo, y se
de Pariacaca, fue detenido en Urin Allauka, valle transparenta; siente, aquí, una mezcolanza del transparenta, tirita, arde en ondas:
yunga del mundo de abajo; fue detenido por una morir y del amanecer, de lo que hierve y salpica, (1969).
, de renovarse de lo que hierve y
virgen ramera que Jo esperó con las piernas des- de lo que se cuece y se vuelve ácido, del apaci- salpica, del volverse ácido, para
nudas, abiertas, los senos descubiertos y un cán- guarse por la fuerza o a pulso. Todo ese fermento nacer del suavizarse para ser la
taro de chicha. Lo detuvo para hacerlo dormir y superficie de una hoja: todo ese
¡~~~ . está y lo sé desde las puntas de mis orejas. Y veo, fermentar lo siento y lo sé en las
dispersarlo. 1 a ua ba'a de his montañas ue o \~ veo; puedo también, como tú, ser lo que sea. Así puntas de mis orejas que son co-
.habito¡ corre por los va es yungas encajonados corre como lágrimas de sangre por es. Hablemos, alcancémonos hasta donde es posi- mo las alas de las mariposas muy
1969
entre montañas secas y ocres y se abre, igual que < >· j6venes. Pero no me contestes
-~
ble y como sea posible.] ahora, yo seguiré. ( 1969).
la luz, cierto, cerca del mar; son venas delgadas en
la tierra seca, entre médanos y rocas cansadas, que
es la mayor parte de tu mundo. Oye: yo he bajado
siempre y tú has subido. Pero ahora es peor y me- ."t;· Chaucato dormía entre las do ~1?!9 stituJl!§,;.L.\?D.,Caba con-
jor. Hay mundos de m.ás arriba y de más abajg,J:J...~ i
fiadt>':"'L:l«Flaca." em~v~tirse. flaca. se vistió. (1969).
· dividuo ~retendió quitarse la · e rib
,.,
:!-•

~·-· €ara de lobo tiene -dijo-. Miles de lobos ha ma-


n a; 1ene aun zma sapra sacu- ~
;';
ste ibro era "i tado en las islas, cuando era muchacho. Dile que te
\ diendose ajo su pecho. We onae;-deqiiees
as~
~ cuente. Conmigo no ha estado ahora, propiamente. Así estado[ ... ], (1969).
ahora? Yanawi!.:u hina ta!.:iy!.:amuway atispaqa,
llatapas, Chimbotemanta. Chaymantaqa, imayma- f es ... De acá se va derecho a la mar.
-Sin un billete -le contestó la e China»-. Y tú te lle-
De acá (...Jala mar. (1969).
billete.[ ...] Y tú (1969).
nata, imaynapas, munasqay!.:ita willana!.:usu willay (1969). En la versión
vas li m1tad sm que has trabajado.
. yunga atoq. [Como un pato cuéntame
iYaw! •
Ch1mbote, oye, zorro yunga. Canta SI puedes, un
de (J983),1as frasesen
Jos parlamentos de losquechua
Zorros de
tienen Krafia particular.
no - --

instante. Después hablemos y digamos como sea· Después continÓa como (1969).
preciso y cuanto sea preciso.] preciso. Cuenta(... ]. (1969). ~ ' En la ver~ón (1983) no se destaca grlficamente la palabra.
b llanllariqta, musiaq hina, chay llullu pillpintupa rapran hinam musiaq ninriyqa. Amaña kuranqa qam rimaychu, iutichiwayraqchu [•.].
EL ZORRO DE ABAJO : N~siutam lcaypi, sumaq, mi- (1969). .
llay qapaylcuna, imaymana runa!.:unamanta, asnas- "'


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52
JOSt MARÍA ARCUEDAS
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que he ( 1969).
_¿y lo que'mirado? No me quitaba el ojo arrecho el ojo arrecho. (1969). Las últimas
mientras ... Todo eso que te'a hecho, pues. líneas del texto der.nitivo del
-Pa'eso trabaja y tiene ñeque. ¿No será que de mu- capitulo a panir de: mientras...
no r.guran en la versión (1969).
chacho, los lobos qui'a matado en las islas lo parieron de Además, el fragmento que em·
nuevo? Mírale bien; parece Jobo sin bigotes, de respeto. pieza con: Chaucato dormía... y
tennina con: el ojo arrecho. está
-Puede, puede... Le habrás tocado, ¿no? De veras, colocado después del párrafo
tiene Jos huevos redondos, pa'su desgracia. Ya va disper- que termina con: Regresó al •CO·
tar. Un taxi le espera. Lo lleva de frente a La Caleta. rral•. Ver supra, p. 43.

11

En la primera esquina de la plaza del mercado, de laMo-


delo, la principal del puerto, cerca de los puestos de
ropa, de verduras y mil chucherías que cubrían más de la
mitad de la calle, Moneada sentó la cruz que llevaba al
hombro. El taco pesado del madero vertical la mantuvo
bien puesta. Moneada llevaba en la mano izquierda un
trapo rojo. El sol fugaz del tibio invierno enfocaba preci-
samente ese lado de la ciudad, todo el barrio. del mer-
cado hasta más allá de la línea del ferrocarril a Huallanca.
Moneada se arrodilló al pie deJa cruz, se' alzó despacio,
... , sacudió el trapo rojo y levantando ,el o~ro brazo empezó
a predicar. A esa hora, de gran co.mpra, sólo unos pocos
le prestaron atención. · · .
«Yo soy torero del Dios, soy mé~digo de su éariño, no
del cariño falso de las autoridades, deJahumanidad.tam- •
bién. iMiren!» ·. .·
Gritó con fuerza y empezó a torear junto a)a cruz.
Era zambo mulato, de nariz perfilada pero sin.a!tura, con
las fosas nasales muy abiertas en !abase y. ~erra<!as· hacia.
arriba en ángulo muy nítido, no como si fueran de carne
sino de hueso puro. Esos huecos de la nariz le daban un·
aire de indiferencia a toda su cara a pesar del arreba~o.
con que hablaba.
~Miren cómo toreo las perversid~des, las pestilen-
cias. Yo soy lunar negro que adorpa la .cara,; el lunar
cuando está en la mejilla de la mujer bu,enamoza o en la
frente del hombre, es adorno . .¿Quién dice que no? Yo
soy lunar de Dios en la tierra, ante la humanidad. Uste-
des saben que la policía me ha .querido llevar preso otras
veces porque decían que era gato con uñas !argazas, de
ladrón. Yo no niego que soy gato, pero robo la.amistad,
el corazón de Dios, así araño yo ... Y n() es la. moneda la ·
que me hace disvariar sino mi estrella ... »

53
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78
JOSÉ MARíA ARCUEDAS

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desfile, en grupos o a solas, de los pescadores que se iban 1 -


del muelle y montaban en los colectivos o se detenían a
devorar anticuchos, sánguches, fruta; el ladrido de los
perros en las barriadas, todo eso se constreñía, también
como relampagueando, en la guitarra de Crispín Antolín
que seguía cantando en su casa de la Esperanza Baja,
sentado en la misma silla. Ciego flaco, jovencito, había
bajado, cierto, nieves, cumbres, precipicios, desde su
pueblo, tras de la Cordillera Blanca, hasta la línea del
tren que corre por el endemoniado cañón del río Santa. Segundo diario .
Tocaba en los mercados y cerca de los muelles. Oía la luz
de la isla, el zumbar de la tráquea humana de donde sale
el hablar de cada quien, tal como es la vida. Así, su guita- MusEo DE PuRUCHUCO, LIMA, 13 DE FEBRERp, 1969
rra templaba la corriente qu.e va de los médanos y panta-
nos encrespados de barriadas al mar pestilente, de la Desde que empecéa escribir en Santiago el balbuciente dian'o
ecosonda a la caldera, de .la cruz de Moneada al obispo que aparece como primer capúulo, al¡o estrambótico, de esta
gringo, del cementerio al polvo de la carretera. Un nouela, he estado dos ueces más en Chile y cinco ueces en
círculo apretado de gente escuchaba siempre a. Crispín; Chimbote. No puedo cOmrnzllr..aáJJ.T'a.elcapzíulo.Jl.l..flf.e•../an-
se quedaban, horas de horas algunos, esperando, junto a zaré, pues, ñiievamente, a di!/i!gar:.
la guitarra, bajo el sol o el nublado.
La ultima nouela que escribz; Todas las sangres, la hice
Florinda no sabía cantar. Esa noche, oía, de pie, a su en dos etapas separadas una de otra por uarios años. La he
conviviente que, tras e) tapaojos constreñía el pensa- uuelto a leer en estos d{as, no para buscar nada especial sino
miento. Llegó Asto. Abrió la puerta. por obligación.
-iCiento cencuenta toneladas anchoveta!' -dijo-. Como en ei aire de los abismos andinos en cuyofondo co-
rre agua cargada de sangre, as{ está, cierto, en esa nouela, el
Ahorita entregamos.
-El Tinoco ha estado -dijo Florinda-. Ha malde- constreñido mundo indohispánico. Estd el hombre, libre de
cido. Aquí ha venido. Se ha ido, de oír canto, de oír guita- amargura y escepticismo, quefue engendrado por la antigüe-
dad peruana y también el que apareció, crecióy encontró al
rra nomás. '·
-iAh; jodido está, tiempos ya! ¿Adónde a loquear su demonio en las llanuras de España. Parte de estos diablos se
mezclaron en fos montesy abismos del Perú, permaneciendo,
maldición habrá ido?
Asto se sentó en una silla.
sin embargo, separados sus gérmenes y naturalezas, dentro
-Wonoces a un gringo llamado Maxwell? -le pre- de la misma entraña, pretendiendo seguir sus destinos,
arrancándose las tripas el uno al otro, en la misma corriente
guntó Crispín.
de Dios,' excremento y luz. Y esa pelea aparece en la noueliz
-Sí. como ganada por el yawar mayu, el no sangnento, que as{
-A tocar charango va venir, más tarde.
llamamos en quechua al primer repunte de los nos que car-
-¿Maxwell?
gan los jugosformados en las cumbres y abismos por los in-
sectos, el so4la luna y la música. Alil; en esa nouela, uence el
yawar mayu andino, y uetzce bien: Es mi propia uictoria.
Pero ahora no puedo empalmar el capiíulo 111 de la nueua
nouela, porque me enárdece pero. no entiendo afondo lo que
está pasando en Chimhote y en el mundo.
Voy a transcribir en seguida -lo haré al margen- las
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páginas que escrib{en (]ll..imbote, cuando igual que hoy, luego
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EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO 81
JOSt MAIÚA ARCUEDAS
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.;·· criado desde que emeezó a abrir los ojos? i}{p hay dónde!

de varias noches dt complet~tosigado ya de odios 'ünca má.r extrañado ni má.rjeliz anduve dzá tras dzá, una
e ilusiones, de impotencia y vaczó, decidz; otra vez, suici- semana, sin descanso, en la Quinta Avenida, en la calle 4:2,
darme. Copio al margen, palabra a palabra, la ingenuidad en Creenwich Village, en Harlem, enBroadway... Hasta r¡ue
no tan falaz que eJcrib{entonces. Claro que yo no debo ser tan cierta noche, en pleno arrebato, me atrevz' a seguir a una
~ ~
lz'mpido como me describo en esas l{neas. Creo tener, como to- linda negrita y a hablarle. La "conquisté» hablán
\\] dos los serranos encarnizados, algo de sapo, de calandria, de quechua gue en un cas~H:omo-6~nrrrdwy-suvza:mej.or que
vzoora y de killincho, el per¡ueño halcón r¡ue tanto amamos el c;;;tellano: La negrita me comprendióporque 'ella era una
r
i en la infancia. Pero en este momento recuerdo, siento, aiioro trmarzposa nocturna». Mé!S7lasta un departamento lier-
mucho má.r a la pariona o pariwana. nfliso metiílo en un sombrzó edificio de fierro . Puro miedo y
.\ Es un inmenso pato de lagunas de altura -cuatro y cinco triunfo. Pero fue lo único úuimo r¡ue me traje de los Estados
\
mil metror; vive en parejas opor tropas y, de repente, se al- Unidos. Y el recuerdo del Colden Cate, que es demasiado
zan en cadena, vuelan a má.r altura r¡ue todas las montañasY grande para hablar, como sí lo hacen y cantan los puentes de
pasan sobre el aire de los valles profundos como una ilusión cal y canto del Perú y de España.
inalcanzable color de sangre. (Sus alas son rojo y blanco Y Sz; pues. Creo no conocer bien las ciudades y estoy escri-
dicen r¡ue de allí se copió la bandera peruana.) Alumbran biendo sobre una. Pero ¿qué ciudad? triChimbote, Chimbote,
desde alturas sin consuelo ni alcance; iluminan todos los ojos, Chimbote!»
hasta el de los piojos que yo tenía de niño, a millar'es, en la ca- Parece r¡ue se me han acabado los temas r¡ue alimenta la 1
beza y en las costuras de mi ropa. Esos piojos se iluminaban, infancia, cuando es tremenda· y se extiende encarnizada-
se hacían transparentes, mostraban sus tripitas con la luz de mente hasta la vejez. Una infancia con milenios encima, mi-
las alas de la pariwana, má.r íntima y lejana que la del sol. ~ lenios de historia de gente entremezclada hasta la acidez y la
·..,:·
Porque cuando pasaban las pariwanas, el sol no hada sino dinamita. Ahora se.trata de otra cosa.
resaltar las manchas rojas en el sinfín del cielo,y esa imagen ::~·.
. };~:
Y creo r¡ue el intento de suicidio, primero, y luego las an-
convertía en música toda nuestra vida, los abismos de roca y ·,'?;_ sias por elsuicidiofueron tanto por el agotamiento -estoy lu-
salvajina, las libélulas ojonas que danzaban sobre las ace- ~:::. chando en un paú de halcones !J sapos desde r¡ue tema cinco
quias y en las aguas algo podridas de los estanques. · .
Sz; en esas líneas que escribz' en Chimbote, luego de haber ::i~ años-'- como por el susto ante el miedo de tener que escribir so-
bre lo que se conoce sólo a través del temor y la alegría adul-
decidido, nuevamente, eliminarme, todo es pureza e impoten-
cia. Entonces agonizaba porque no podía eScribir el segundo :~ tos, y no en el zumbar de la mosca que uno percibe apenas el
oz'do seforma, a través del morder conviviente del piojo en el
capÍtulo; ahora se trata de/tercero. El segU.ndo capz'tulo lo es~ .
.·¡
•n1.·
crib~ arrebatado, sin conocer bien Chimbote ni conocer como
es debido ninguna otra ciudad de ninguna.parte. A través
simplemente del temor y la alegrúz no se pueden conocer bien
!i ¡:~
cuero cabelludo y en la barriga, y en los millones de morde-
duras a la razz y a las ramas todavzá tiernas de la suerte, que
te dan hombres y rzós, grillos y autoridades hambrientas..
Pero ¿y todo lo que he pasado en las ciudades durante

1
1 las cosas. má.r de treinta años? Hasta he vivido un año en la pJ:i!ión
l!:j ~siempre he vivido feliz, extraña~frjJJ!Jdi.?JI:!!f!!!E'f:.. . ciudadana. (arañas, arco zris, semen). de un..EaÚ delterc,
las czuatiiierEñ"NeflfYt?lc~a ·semana, tal como sz mundo, !1 escrzbz' una novela.§.obre esa cárce(All{ sólo mi-
1
,,.\" ~iído en mi aldea nativa, cuando ella ardía, en !al raba, me incrementaba, sujrzá con mi infancia anticuada. Y
i·l
.· vz'speras, entre camaretazos y cohetes disparados desde lo.i no conozco a la mujer de la ciudad, por ejemplo. Le tengo .'
1k¡;, castillos de fuego hechos por don Am!1car Astoyuro. El euca- miedo, como le tuve al remanso del rzó Pampas, que paséa ca-
.t lipto de la plaza parecía entonées que iba a cantar un himno
.¡;··
·1~. ..
hallo, siendo niño, y en invierno, cuando el agua es transpa-
con voz de toro. No me asustó esa ciúdad en que los edificios se rente. Veza cruzar los peces casi rozando las paternalz'simas
f\. parecían tanto a los castillos, tamhi~ de cien pisos, 'que don patas del caballo que me cargaba, sus patas queridas. Veza a
Amz1car hacía para las vz'speras. P&o en New York¿ ón e se esos peces en lo profundo, y sentzá en los ojos mortales lágri-,
puede encol11J:IlJ:..un.sitio-par(r¡roner a riüfflo como-en~la c. mas de ansia por lo mejor de lo mejor; sz; alpensar r¡ue el ca-
beza de una paloma o en lg;_ o~smf,¡j.u/.e,Jm.ga&g,l¡JI..e.has

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EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO
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1
83
hallo podía tiranne en la corriente lenta, fuerte, que me que va a Cerro de Paseo, a/Brasi4 al Cuzco, al valle delMan-
' transmitía todo el cuerpo del animal que medio temblaba, taro, a Bolivia. En Vitarte se abrió la primerafáhn"ca de teji-
! creo 9ue gozando de muerte, también como yo; mientras hra·
ceaha m el río con los mismos pensamientos. As{ es.
dos de Lima. Ahora es un distrito apretado de gente de pue-
blo. Al «Migue/Ángel» van a comerpuros obreros, cholos, pa-

t\l ¿Y cómo hago, ahora yo, por eso, para anudar y avivar
las ramas que tanteando !J anhelante, como un sujeto que des-
pierta de un coma profundo, he extendido tamo en elprimer
sajeros de camión y uno que otro con cara y traza de comer-
ciante o de viajero de «categoná». Los prcfesores de mi Uni-
versidad, la Agran"a de La Malina, van a veces, en patota, a
·:¡
capz'tulo de esta novela? Ya se ve allí que de tanto tener y es- almor.zar al «Miguel Ángel». Unafeliz y buenamoza señora
J;~¡I tar, entre desconcertado !J loco de dicha, en las ciudades -en
París creíentender todo !J a todos-, algo sé de cómo arden las
gorda, es la dueña del negocio. Nos gustar ver cómo atiende y
conquista a sus clientes. A los prcfesores de la Agraria les hace
ciudades, algo conozco de su verdadera pulpa. Allá voy, pues, un descuento especia4 «para la gasolina».
a como dé lugar, a esoihir el capzíulo 111, con esteferoz dolor «iAllá voy si no me caigo!», negro Castiahurú. Me refiero
m la nuca, con este malestar que los insomnios y la fatiga no al almuerzo sino a lo que tengo que esmhir. Revolución
i,
1 producen. socialista por estos lados sólo en Cuba, negro. Lo vz; lo gocé un
•iAI!á voy si no me caigo!», como gritaba un cavernoso y mes y, sin embargo, ando en d!ficultades para comenzar es1 (
J. gran negro viejo que pregonaba tamales, en Lima, allápor el maldito capzíulo /U. ¿Tendrás razón, negro? Yo soy «de t.
L~ año 34, cuando el negro Castiahurú me hablaba de comu- lana», como me decz'as; de «la altura», IJUe en el Perú quier

'
¡
1 ,,

,i~"'
nismo, de socialismo inminente, que nos esperaba ya, según
é~ de allípara el día siguiente: «ÍSinfalta, serrano pendejo!»
Mañana, opasado, o el lunes, comienzo el capzíulo //1, a
1( decir indio, serrano, y ahora pretendo esmhir sobre los qu
tú llamabas ':.__delpelo», zambos criollos, costeños civilizados
ciudadanos de la czudíid; los zambos y azambados de todo
t como dé lugar. He pedido, para esmhir este libro, diez meses
de licencia sin sueldo de la Universidad, y ya han pasado
,;•
..~ grado, en largo trabajo de la ciudad. En esa categona de

·~.·:.· ::
~t. azambados no considerabas tú a los indiosy serranos <rincai-
..
cuatro y medio. No puedo_ huevear:;rzás tiempo. Y no vuelvo ~; ~amamarrachados» por la ciudad. Según tú, los
más al puerto hasta term~tralgjo o reventar. Y no es
ír .¡
t:. ' .~
;~. de «la lana», los «onundos», los del mundo de arn"ba, que di-
¡1.' que pretenda aesmhirprecisamente Ch~o, ustedes lo : ~~. cen los zorros- ·a ué habré metido estos zorros tan difiéiles
~-
'>'~-· saben mejor queyo:-tsa es ~ue menos entiendo ~~~ en la novela?-, olemospero no enten emos a «To'S7le!pé7o»: ia
~udad. Pero aszy todo, «on"undo», y como ya se me acabó la
1(.
máS me entuJiasma. 1 1 uste es la vieran! iT~p miedo, no !:~~
?flo-rorñenzar este matditi!'Capítitro:rn:tl;Ve'Tast ¿Cuántas 11;\t ~r/ana», me zambullo en tu corazón que era el más zambo y
f!t¡.cerhemoJ'ltahiado deé~aocto~ero yo no voy
¡~:fi:
azambado que he conocido. i Y bien que te conocza! Tengo tes-
a "CfiC:As~ aunque no duerma, aunque eseferrocarril de las r~~- tigos, aunque los mejores, dos, se han muerto, igual que tú, ne-
4,30am. que pasa, sin perdonar un solo dza, a diez metros de gro, Dr. lulitf' Castiaburú.
la casita que rengo alquilada en Los Angeles de Chaclacayo
mesiga comiendo elsueño, yo sigo. Bueno,¿!/ si no puedo?Me \1
tendré, pues, que ir a Santiago, a mi casa de la mamá:Ange· ln
lita. Pero estas páginas, las primeras de Puruchuco, donde ~;· SANTIACO DE CHILE, 6 DE MARZO
Arturo me ha dado una oficina para escribir, yo las incor· ·f:;
poro como el estrambótico primer diario. Son parte de/libro \i. Estoy de nuevo en casa de Angelita HeinecJ.e. Empecé a
}.
si ha de existir tal libro. Las ingenuas lz'neas que esmhí en escribir el capzíulo Ul
Chimhote -no es un diario; sólo umhía algo cuando estaba f.... ,
•. ;r.

decidido a quitarme la vida de puro inútil y deteriorad(T- :~


esas líneas van al margen, junto con otras que esmóz'después l
' ~~.
en Santiago. Y ahora me voy a almorzar al magn(fico res- ~~
$;_
taurante «Miguellngel», de Vitarte. ~t:
Vitarte está, aquz; cerca de Ruruchuco, sobre la carretera . t ,..
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JOSt MARiA ARCUEDAS
172

atentas sobre el fierro esperó el canto del sapo,'su voz de


respeto. Wreo que mi pierna se está hinchando?, pensó,
muy rabioso, al sentir un atontamiento frío en las pier·
nas. Se apoyó de lleno en la máquina. iFuertazo! -dijo-.
Más que yo, más que el cristiano que te ha fundido, ca·
rajo. Una manejadita te voy.a echarte.-
E hizo funcionar el huinche. entusiasmándose. por·
que varios sapos empezaron a cantar unos tras otros y
1•: desde distancias y orientaciones muy diferentes.
1!
Tercer diario

SANTIACO DE CHILE, 18 DE MAYO DE 1969

Voy a atenacear o aburrir a lo.r posibles lecrores de e.rta posi-


ble novela, interrumpibzdola nu.evammLe.,.con. up..diario,
porr¡ue estoy otra vez en e!fo~o, lon el á'!l!!z?...m cf!!if..a nadj¡. pozo. hundido ... (1969b).
Luego de haber escrito el capztu ó1Jl7n el r¡ue creo r¡ue puede IV (1969b).
encauzar el abierto espacio, como de un' ;edondo!1. algo atur~
i!' dido hor;miguero de hombres y destinos r¡ue u el segundo
t ~-
,.. capzíulo; luego de haber presentado cqnfidencialmente a mi.r
·r--

~(1
amigos don Esteban de la Crit,z r¿ el loco Mo'ncadi..EJ e{cap{·
tufo !L,y cuando mefaltab(ln, lólou~as páginas p(lra con- . v (196%).
Cfuir e.re capzÍUlo, decidÍI/amar amiizzuj~L a.Aur¡upa,..pa¡;a , ,
lit'·_ ' celebrar la .rali~aj.!!~o, de la ~í::ea r¡ue amagaba mipen.r_a~ omorg·~· ( 1!lü!lb).

~fr:.
mierito. Vz"áje elzz casz triurif.almenU:Arer¡uipa e.r una CÍU"

\(ü: .,
dad en ngel Ra a e¡'asearía con .ru i'mpb-iuT'bable, o .
mejor o ' - ma cabeza y.ru f!i.r.l:iplinado corazon; mojor. dirí• (i!16!fo).
l'l•.
.re paseaná entendiendo bien loi contrastes'9ue h'ay mire lo.r
1""''
.
:·l.:.: sillares de piecfra blanca volcánica con r¡Úe e.rtdTI heéhos lo.r
l~~ 1 edificios coloniales .rillare.r como de nieve opaca, y la e.rme- colonioles. sillorr. ( 196!lo): ( 1!lti!lb):
li~¡:~ ralda sangrienta del valle en r¡ue la ciudad .re levanta. Ángel
comprendmá el significado d,~l co~rr._iz.r~~ ent¡e esta e.rme, '
(1983).

t¡~.'¡;:
IDJI,:
ra/da y/a .rer¡uedad astrai de/ 4e.rúr~o: TnOTZ;t~ñOSfJ en r¡ue el
valle aparece como un nó tristísimo d/puroferaz brillante. y
É~ Ánge~ comprendená; .ru.r i'ninemo.r ojói Se llmálz.~n aigo
\( ..
r~·::j?-· más de esperanza, de tenacidad, de iabiduná rego,cija,day no
a.rupremada y por éso mismo; no.vendiqle en'e! iná.r vor,azde
¡:~. ·.:"
~ ·;,

lo.r mb-cado.r del mundo. Tú, Roberio F.R . ) púfernal!J ter~


·:. •· . ¡,

!~.'f"
~~cj
;~-.-~ f nura, te colmaná.r en Arer¡uipa e "!:ás .re!Pfridades y júbilos
.robre no.rotro.r, lo.r andinos. A/l{rz,a~ieron, Mefiar!J.Mario. del mundo, ¡...]. !Aport~do] Mien·
fPJ:~;·-~.
...~~[~¡. ~~;
Mientras tant9.r!f~de la grandísima revi.r~a norteame-
ricana L' ~~Ofilí!!1r, ue de veras cabal a en amz: .urr. (1969oi.
IrOS la O! O ( 196!lo).
.

·m·~h
gera jam , ~ re un gran centauro rosado, me ha lan- fom~ pero eomo sob.re nn cobollo
~:i? IC'nt:lmeute \'O bliliz:~do. Jnl' ha
!> ··::·
;,t··~1l: 173 (l!lG!lo) . .

tJ*~t~ ;~
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' ..
?
JOSÉ MARfA ARCUEDAS EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO 175
174 .
En este dzá en que siento como que~~~ ese día (1969b).
xi1}!!!._4e nuevo y_bp_r.xa..a..pxe~~J!.J!li.im_tJginación
el rzpretr:_tf.O..~Y!.l!j.Y.UJfl.h.ien..cOIJr.dinadJJ.uiJ.f!'.t.r.SfJ.Ji~os-p;.:á_i-
cian¡¡¡¡¡e¡teinund.o, rendido menos de-l 'ofjY.e mQr C.(lP...Íf!!!!..!l~ los.:!.ZP.tt.o.s»rno sé bien por yué me acuerdo
en as z erenczas ue ha que he sentido y visto, entre un gri- de Moquegua; del contraste entre ese barro aureamente mo-
l oy un a ca e quec ua, entre un pescador del mary un pes- delado de que están hechas las antiguas casasy el hotel de tres
cador del Titicaca, entre un oboe, un penacho de totora, la pi- pisos -el mejor de la ciudad- cuya lisa fachada de cemento ·
cadura de un piojo blanco y elpenacho de la caña de azúcar: en que las puertas de las piezas se ahn'an como nichos o cel-
entre quienes, como Pariacaca, nacieron de cinco huevos de das, hizo rebotar mi cuerpo y me obligó a huir calle ahajo; me
águila y aquellos que aparecieron de una liendre aldeana, de acuerdo del paralz'tico señor tan plácidamente resignado en
una común liendre, de la que tan súbitamente salta la vida. Y su casa moqueguana, sentado en tina silla de ruedasfrente a
este saber, claro, time, tanto como elpredominantemente eru- su confidencial molle, ya condenado por ser nativo.
dito, sus círculos y profundidades. Escrita y publicada la EnArequipa estuve doce dz'as. Al!{escribíquincepáginas,
noca con que pretendo bajar a don Julio, aunque no sea sino lasfinales del capz'tulo IU Por primera vez viví en un estado IV (1 969a).
por algunos segundos, de su jlamzgero caballo, he vuelto a de integración feliz con mi nl!l;er. 'Por pnmera vez no senll'
sentirme sin chispa, sin cande/ita para ·continuar escri- temoralam ujer amaaa"';Sino;pot"el contrario,felicidad sólo
biendo. Quizá sea porque he ingresado a la parte·mtú intrin- a instantes espantada. Elpino de ciento veinte metros de al-
cada del curso de las vid.O.r que pretendo contary en las que mi tura que está en elpatio de la Casa Reisser y Curioni, y que Curioni y (1969a).
propio intrincamiento en vez de encontrar el éO.m{no del des- . domina todos los horizontes de esta ciudad intensa que se de-
· encadenamiento pretende desbocarse o ú opaca, porque... fiende contra la agresión del cemento feo, no del buen ce-
Bueno. · ' · · mento; ese pino llegó a ser mi mejor amigo. No és un simple
Viajé a Arequipa en abril..Pasé po~_Moqu~gua, ciudad decir. A dos metros de su tronco -es el único gigante de Are-
colonialísima que no conocz'a. EnMoqúegua habléeón un pa- quipa-, a dos metros de su tronco poderoso, renegrido, se oye
ralzíico que descansaba, al parecer, piácidamente,' 'én el her- un ruido, elll'pico que brota a los pies de estos solitarios. Como
moso patio de una casa tz'picamente moqueguana. Los teclzoi lo han podado hasta muy arriba, quizá hasta los ochenta me-
están enlucidos de barro porjuera; sÓri de dos aguas pefo no tros; los cortos troncos de sus ramas, as{escalonados en la al-
concluyen en ángulo sino en un pequeño plan~. Es~pla'izo y~¡ tura, lo hacen aparecer como un ser que palpa el aire del
barro le dan un encanto extraiio. En élpatio había un molie · mundo con sus millares de cortes. Desde cerca, ·no se puede
que el caballero paralz'tico decía · hri.her deftndido muchos verle mucho su altura, sino sólo su majestad y ozr ese ro ido
años ya, porque sus descendi~n'ies éoiuiderahan· a ese ár.ho'I · subterráneo, que aparentemente sólo yo percihzá. Le hablé
como indigno. El señor ordenó que me mostraran la ·sala de con respeto. Erá para m{ algo sumamente entrañable y a la
su ca.fa. Estuve allí varios minutos. El te'cho!) el esp-acio de la vez de otra jerarquzá, lindante en lo que en la sierra llama-
;:·\ mos, muy respetuosamente aún, ~extranjero». iPero un árbol!
sala, con esaforma geométrica de plenitud tan ex(,:aña, Ó:al-
t:~
taron lafelicidad que ten(a denrro de m{misTno. Elpiiral{ticó Oz'a su voz, que es la más profunda y cargada de senll'do que. voz que (1969a).
t
·;· me dijo con serena resignación: ~cuando j¡o ine muerá van a nunca he escuchado en ninguna otra cosa ni en ninguna otra
cortar el molle, derribarán esta casa!J construirdn un edifiCio parte. Un árbol de éstos, como el eucalipto de Wayqoalfa de estos (1969a).
de cemento chato, caluroso, moderno ...». mipuehlo, sabe de cuanto hay debajo de la tierra y en los cie-

l.~~·;_~·
·~
:.;'•

r,;;¡· El estilo moqueguano de casas, altas,.frescas por el espa- los. Conoce la maten'a de los astros, de todos los tipos de razées
cio y por los materiales de que están hechas,fue crttado y cons-. y aguas, insectos, avesy gusanos; y ese conocimiento se trans-
¡,
·j: truido para proteger, animar y pacificar al hombre que ha- iJ:: . • mite directamente en el sonido que emite su 'tronco, pero muy
1,.'\
hita e{ angostísimo valle ardidue, caid~ado por el rfesierto de
~.¡'.·
cerca de él; lo transmite a manera de música, de sahiduná, de

¡;~
d.erra ya enhiesta a esa altura de la yungi:úosteiia.
.. . Pero
tipo de ambiciones, anhelos y empuje delhomhre·precipitá-
damente modernizado... · · . ·
/
el
'1 consuelo, de inmortalidad. Si te ·alejas un poco de estos in-
mensos solitarios ya es su imagen la que contiime todas esas
verdades, su imagen completa, meciéndose con la lentitud que
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EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO 177


JOSÉ MARIA ARCUEDAS
176
que flquejan a los hombres, logré reanimarme. La casa del
la carga del peso de su sabidun'a y hermosura no le obliga Nelson y de la Nena, su mujer, es la más informaly libre que
sino le imprime. Pero jamás, jamás de los jamases, había · he .conocido. En Chile he encontrado gentes como ésta, en
visto un árbol como éstey menos dentro·de una ciudad impor- quienes la máxima información universitaria, la inteligen-
tante. En los Andes del PerÚ los árboles son solitarios. En un cia ~cepcional y cultivada con los recursos de varios idio-
patio de una residmcia señorial con!iertida en casa de nego-
mas, el lúcido ejercicio' de la docenCia y del cargo directivo
cios, este pino, rmegrido, el más alto que mis pjos /¡(ln visto,
universitario, esa jerarquza, no sólo no crea,·incita o siquiera
me recibió con bmevolencia y ternura. Derramó sobre.mi ca-
hace asomar el operático formalismo;· la· rotundidad, los
beza jeliz toda su sombra !/ su música. Música que ni los
siempre perceptibles ademanes del convencionalismo nato o
Bach, Viva/di o Wagner pudieron hacer tan intensa y trans-
parmte de sabidurÍa, de amor, así tan onz'ricamente pene-
en
aprendido. En esa casa del Nelson, como la de]!edt:Q.{L¡;u_o
trante, de la materia de r¡ue todos estamos hechos y que al con- .
Jr.i!.b intn'nsecamente normada, mi cuerpo se movía con una
libertad nunca antes conocida en las ciudades; todo estaba a
tacto de esta sombra se inquieta con punzante regocijo, con to"
mi disposición, especialmente el aire r¡ue respiramos. Porque·
talidad. es mentira que ese aire sea tan libre y tan de propiedadpura
Yo le hablé a ese gigante. Ypuedo asegurar que escuchóy
de todo el mundo. El aire dentro de un cerco ajeno, de una
guardó en sus muñones y fibras, en la. goma semitranspa-
casa ajena, aun en la de muchos amigos, está enajenado; el
rente r¡ue brota de sus cortaduras y se derrama, sin cesar, sin
pecho no lo puede tomar con la misma alegna o inconsciencia
distanciarse casi nada de los muñones, allíguardó mi confi-
con que lo respira en los campos, tambitfn todos con dueño,
¡ir dencia, las revermtes e {ntimas palabras con r¡ue/e saludéy
pero donde si estás solo,·el aire, allzj síes tuyo, como los altÍsi-
¡l:
¡·· le dije cuán jeliz y preocupado estaba,.cuán sorprendido de
mos cielos que no por inalcanzables no llegan a serparte de tu
encontrarlo allí. Pero no le ped{r¡ue me transmitiera susfuer-
ánimo y de tu carne.
IL· zas, elpoder r¡ue se siente al mirar su tronco desde t;erca. No se
Ne/son tiene treintaiún años; ganaba cien dólares al mes
~i~,~ lo pedí. Porque cuando llegué a ~~yo estaba _lleno de energza,
energía; y (1969a).
hasta el año pasado, ·ahora gana el doble, y su mujer, r¡ue es •
~¡: y ahora estoy abatidúimo; sin poder escribir la parte más in-
~··
¡f trincada de mi nove/ita. Quizápor eso lo r:e¡;uerdo, ahora qu~
escribiendo, nuevamente (1969a).
profisora de música de liceos no sé cuánto gana. Pero asíqui-
siera imaginarme al hombre del.futuro. As{ ¿En quése dife-
estoy escribiendo nuevamente un rfiario, con la esperanza de
'1~.~\. .".·
1~:;:··
salir del inesperado pozo m que he cazéfo, de r:epente,._sin mo- rencia Nelson, de «Gog» y del inmenso pino que está en ese
,l(t· tivo preciso, medio devorado por el despertar de mis a_ntiguos patio colonial arequipeño? Soy, claro ..., ¿un animalista, un
males r¡ue esperaba estallan'an en iluminación a(contacto de aldeano incurable?. Yo digo que es mucho más lo que hay de ·animalista [... )?Yo (1969a).
la mujer amada. Pero ella vino entre muchos truerzos, duelos común, entre ellos; r¡ue las diferencias. Cotz .razón los cor(áza- ellos que (1969a).
res nos creen.tan microbianos. Y eso no ·es malo. As{ti'et:ze que cortázar (1969b).

¡~~e()).·; y relámpagos. Y eso ahora no es tan m~lo.


ser. Por eso el'mundo es grande y crece y se multiplica, su · (1969a); [... ) (1969b).
fondo y su forma, sin cesar. Además, Nelson, comunista a·
quien los viejos de esepartido parece r¡ue ansiosamente temen
~~~~~-, y estiman, podna tener una sesión interminable con Julio=
~1~\; 20 DE MAYO
Cortázar, Alberto Escobar y Mario Vargas Llosa, por ejem-
¡t~····".r:·'..·:.···
tr·
~~ :q
h'l ~j -~~.
Volv{ de Arequipa m tal estado de animación y lucidez r¡ue
plo, interminable. Yo me convertirza en un oyente entre asus-
tado, hambriento y jeliz de esa charla. Entendena de ciertas
pensé r¡ue concluina de escribir.el libro en los tres meses r¡ue
cosas sólo un poquito más que mi r¡uerz'dúimo amigo «Gcg»,
mefaltan para incorporarme ala Universida(i. Dos dz'as tra-
pero, claro, yo estana, por eso mismo intranquilo, y él segu-
bajé en la continuación del IV capzíulo.f.;uego, ca{ en un es-
ramente algo inquieto. Bueno, pues, al!{ en casa de Nelson, más (1969a); algo (1969b).
tado de postración tan lóbrego como los que me .a;tacan en los
acomodada mi cama en la pequeña biblioteca -:-me refiero al acomodaba (1969a).
últimos veinte años y de los que salgo c(lda vez con mayor
espacio porque los libros van desde el suelo hasta el techo-,
agonía. Invitado a Valparaiso por Nelso!.!., OsoriP; allz; la
al!{recobré el aliento y conclu{el capzíulo IV. Pero una sesión
amistad:;;;;;;tres hijitas, de. diez, nu,eve y ~iete años, de
Cog (1983 passim). académica seguida de unp)iesta en la Universidad de Valpa-
«Gog», un perro muy intuitivd,. muy entendido en los males .
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1
JOSt MARIA ARCUEDAS \ ~ "'.
¡ .
178 1" ;.
t'ntima, Una estada en los infiernos, Briznas de hierba, cUna estada en los infiernos•,
raíso y que duró hasta la madrugada, apagó la poca llam~ de Trilce, las tragedias de Shakespeare y Sófocles? ¿No es é.rta ·Briznas de hierba•, • Trilce•

repente encendida. ¿Por qué? ¿Por qué? Una profesora muy ·'. ri: una forma de reacción verdaderamente indo-hi.rpana y res-
(1969a).

gorda, podná decirse jea, de lentes, a la que en el PerÚ la gorda podría (1969a).
ff' petable? Así lo entendió Mario y, por eso, en vez de ningu-
~
habrían arrinconado en la amargura, cantÓ y bailó en la near los resultados de esa experiencia los aprecia con entu-
fiesta de modo que, primero, sumió en la meditación, diré en ~~t siasmo. Y comprendo al mismo tiempó r¡ue Cortázar, dema-
el silencio, a cada quien, silencio que el cuerpo necesita para silencio • (1969a). ~
') abrir todos sus poros y cargarse de luces y recuerdos; y des- '~
siado traspasado y acaso medio rendido por el olory hedor de
las calles, se extravía hasta el enojo ante la confesión de la

ir~
r pué.r, ella misma, la gorda, hizo bailary bailó con la energía l'i:J~i mi.rma experiencia y la menosprecia manoteando.
'?.-!~'
y libertad en algo parecidas a las de lasfiestas de los pueblos ~..~\ Yo no guedq in,·o·ar eLcnpzí IV (1969b).
peruanos indígenas. La profesora gorda, de lentes, de cara· indios (1969a); (1969b). -~ ,/•~m'.-ln .Ln.../-~

~:i redonda, me encantaba mientras bailaba, como únicamente


esas flores pequeñísimas y audaces que siempre menciono, Ff,j
~'a
porque su imagen, moviéndose con el roce de losferoces ríos de ['~

los Andes, nadie que las haya vi.rto las olvida .... Esta proje- olvida. (1969a); (1969b).
sora ... Pero creo que todo esto que digo se está volviendo ya
monótono. Sí, desde que regresé de Quilpui.f. 'o~ ·~ o a lo cernícalo (1969a).
·~·
¡,..

;·,•·
he escrito sino esas líneas d es uesta tf'fr;{jg,. iQué curioso? ( l\169b ). if.il
·'¡j curwso! Ocupándome, impremeditadamente, -don]ul y
~.
··;.;,
de otros escritores se animó mucho el comenzar de este i ro. Y
r~2 sospecho, temo, que para seguir con el hilo de los «Zorros»
!h,; algo más o mucho más he debido aprender de los cortázares,
l~h:: . pero eso no sólo significa haber aprendido la •técnica» que
tw. dominan sino el haber vivido un poco como ellos. Mario parecer por (1969a).

~~:i
(Varg!!S Llosa) estuvo un dzá en mi casa, Desde los primeros
minutos comprendíq;;;h';b{¡-mos anda lo por caminos dije-
<l'}fé; .. rentes. ¿Cómo no ha de ser di.rtinto -salvo excepciones, por-

.
~¡~: ,· que el hombre es Dios-, cómo no ha de ser di.rtinto quien jugó dios ( 1969b).
¡.!~i;:,
r:C~· en su infanciaformando cordones ondulantes y a veces rectos
de liendres sacadas de su cabeza para irlas, después, aplas- sacados (196\la): (1\16\lb). irlm
!~} 9

~¡,i;' 1 tando con las uñas y entreteniéndose, de veras y a gusto, con (!9G9a); (1 69b). esperan en esa dudad armoniosa y tan mestiza, un escritorio

l
el ruidito que producrán al ser reventadas; cómo no ha de ser y dormitorio hermoso, una huerta, un patio empedrado, el y un dormitorio (1969a).
diferente ese individuo del hombre que pasó su infancia en gran no Santa, el mi.rmo r¡ue, según ya se ha dicho, SI! retrata,
!l.~.~-~:_i~;: una ciudad tan intensa, grande y rica en gente y en edificios al extenderse cerca del mar y tras el cerro Coi.rhco, de Chim-
~ ~ .-~'
.r;:~. :-·''
~ ( .:~ .
como Roma o Arequipa, por ejemplo?¿Cómo no ha de ser di-
ferente el hombre que comenzó su educaciónjonnaly regular
hote, se retrata en elsudario,flameante trapo lleno siempre de
polvo, de la cruz r¡ue clavaron en las ruinas pre-hi.rpánicas
,'. 1 en un idioma que no amaba, que casi lo enfurecía, y a los ca-
'"'
J~!! .'
>;l;.,·.i
que se alzan con carcomida grandeza en el centro de la ba-
\,... , ..
~!.:''
'i ..
torce años, edad en que muchos niños han terminado o están
por concluir esa escuela? ¿Por qué no ha de ser cierto que ese • Ulises• ( 1969a). .1-.t
rdada de San Pedro. Esa huerta y dormiton'o están en la
casa de un amigo, de un gran caballero r¡ue, según se o/zrma
individuo haya tenido dificultades para entender el Ulises
de ]oyce y los tenga para seguir a Lezama Lima, tan densa e
inescrupulosamente urbano? ¿Que haya abandonado algo
y las tenga ( 1983).
l
-~

: ~~:·

1~
¡~
en Caraz, ha amado a muchas indias y mestizasy r¡ue por eso
se ha quedado solterón.

contrapuestamente horrorizado -cuando tenía veintiún rl


años- la lectura de los Cantos .de Maldoror y que, sin em- .cantos de Maldoror• (1969a). ·~
bargo, haya bebido como sifoera agua regia nutricia y casi l~
-&

~~.
f
~kZ(:
,.•
~~


' ~

:J

JOSt 'MARíA ARCUEDAS


180
28 DE MAYO

De regreso de un segundo viaje a Quilpué, en el tren, creo ha-


ber encontrado el método, la «técnica», no para el cap{tulo V,
sino para la Segunda Parte de este todavz'a incierto libro. He
escrito ya /o¡ tres primeros Hervores de esa Segunda Parte:
Chaucato con ~Mantequilla»; don Hilario con «Doble Jeta» y
la Decisión de Maxwe/1.

SEGUNDA PARTE

.-·~-~1
:.:}

y?

--~

."1!
_¡¡

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¡ '

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1'\

¿último Diario?

(Trozos seleccionados y corregidos.en Lima,


el 28 de octubre)

SANTIACO DE CHILE, 20 DE ACOSTO DE 1969

pelea... (1970).
\i,1 iCliántos Hervores han quedado enterrados!Los Zorros
;! no podrán narrar la lucha entrelos lz'der'es izquierdistas, .Y de hablar de la lucha ( 1969c); 1970.
·.·¡ los otros, en el sindicato de pescadores; tio podrán intervenir.
..,,·;
_
Los siglos que cargan en sus cabezas ·cada uno de esos hom~·· ·
¡~ bres enfrentados en Chimbote y continuadóres muy sui ge-
¡~ neris de una pugna que viene desde que la civilización existe. · sui generis[sin paiticularidad grl·
No aparecerá Moneada pronunciando su discursofonerario,
~b
lica) ( 1970).
de noche, inme.dip.tamente después de la muerte de don Este-
ban de la Croz; el sermón que pronuncia en :el muelle de La
1~ Caleta, ante decenas de pescadores quejuegan a./o_s dados. cer-
~

;~]S'
ca de las escalaspor donde bajp,n a laspancas!1 chalanas qu.e pancas chalanas (1970).
los llevan a las bolicheras. Los .Zorros. iban a comentary dari-
zar este sermón funerario en que el zambo «loco».enjuicia. a(.
li·•.! mary a la tierra. Y el último sermón de Moneada en el campo
~¡ quemado, cubierto de esqueletos de:r·atas, (le! mercadó, .de La
~
~
Lz'nea que la municipalidad manda arrasar con buldóseres.
Al!{ el zambo hace el balance final de cÓmq ha visto, desde
h~ Chimbote, a los animalesy a los hombres. Porque fl es el úni.co
a que ve en conjunto y en lo particular las naturalezas y desti-
~
~
nos; y los Zorros no danzarz'an a saltos y luces estas últimas
palabras. No podr/ relatar, minuCÍ()famente, la suertefinal
~
~
de Tinoco que, embrujado, con elpene des0¡ intenta escalar el

~
~ 243

~
~
~
EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO 245
,,
244 JOSt MARíA ARGUEDAS

médano «Cruz de Hueso», creyendo que asíha de sanar, y no liberador, que llegaste a visitarme aquí, a Lorena 1275,
puede avanzar un solo pG.fo, hasta que la arena lo entierra donde estuvimos tan contentos a pesar de que yo en esos dz'as
mientras que «O}os de Paloma» y Paula Melchora ... El Zorro Ojos de Paloma (1983 pusim). ya no escribz'a nada? Claro; yo te habz'a leúio en Lima esas
de Arriba, bailando como un trompo, ha estado llamando páginas de Todas las sangres en que el sacristán y cantor de

desde la cima del médano a Tinocucha, mientras hierven en el San Pedro de Lahuaymarca, quemada ya su iglesia y refu-
:1 aire las lágrimas de «Ojos de Paloma» y lafelicidad atrocidad giado entre los comuneros de las alturas, le replica a un cura
'j de PaulaMelchora. S( Y cómo Chaucato ... larga y sanguino-
lenta historia que ninguno de los Zorros danza. Miran alpa-
del Dios inquisidor, le replica con argumentos muy semejan-
tes a los de tus lúcidas y patéticas conferencias pronunciadas,
,,
~\·

ridor inocente de Braschi, comprendiendo. No saben llorar. hace poco, en Chimbote.


:j Ladrarán ... El «magnánimo» proyecto del chancher.o se .v,a .a. Yo iba o pretendz'a.. ,EI erimácapzíulo es iibión~~e;,
cumplir. Y Asto, a pesar de que no ha podido aprender a J..ado.'" Pr~tendz'a un muest;ario caba*!ata, atizado ~e· réali- cabalgata, [... ] de realidades
bailar cumbia, queda encendido, fortalecido, contento, y ~ szmbolos, el que mzro por los o;os de los Zorros desde (1969c); (1970).
;¡i pendiente, alparecer de por vida y cual de una percha, de la la cumbre de Cruz de Hueso adonde ningún ·humano ha /le- '
.;
_

blancura y can'ñosidad de la «Argentina» que lo trata siem- ·La {1969c); (1970).


Argentina (1983).
m
gado ni yo tampoco ... Debía ser anudada y 'exprimido la anudado y atizado (1969c);
<: ~ pre como a una vizcachita. Los Zorros no discuten esto. 47!- Segunda Parte. Te parea'as a los dos Zorros, Gustavo. Yo te· (1970).
tolín Cri.spín lo hace oír en su guitarra, como ustedes saben, a pedin'a que después de que álgtln hermano mzó tocara cha-
oscuras. rango o quena (Jaime, Máximo Damián Huamani o Luis
Ni el suicidio de Orfa fJ!!:!.!i lanza desde la cumbre de «El Durand), después que cualquiera ·de los jóvenes poli'ticos de , y después (1969c); (1970).
rz:
;;·, Dorado» al;;;;;::deffliiañ(Ü[ap; tod~y máS,por~ .allí, en izquierda que no están sentenCiados y presos y que·úúuo se
l>'
~·)1 ~la cima, no encuentra a Tutaykire tr.enzan.do oro riningún peleaban cuando sal{del Perú... Sz; sijuera posible y él acep-
.i;~ .. . .
otrofantasma y sólo un blanqueado.silencio, el del guano de tara, Edmundo Murnigarra,; Edmu'ndofue mi alumno en:un

~:;~ isla. En su propia casa, elpescador Asto, ese indio, le habz'a di- cursito que dicté en San Marcos. Edmundo iambién tierie la
cho, como pensando en otra cosa, delante d.e,un testigo ,tat:~ s~- ·. . cara de los dos Zorros; tiene unafacha di vecino de pequeño
!"(.::.;¡
rio como elgringo al que llamabanMaxy de .un cho]o. 4e.hoci~ pueblo, ·un alma iluminada y acerada por la sed de fusticia y
co largo y de gorra que parecía tener lentejuelas, le hab{q. di- las mejores lecturas... A nombre de la Universidad, síes posi" univeliidad (1969c).
~j:i;;'.!l hle y él acepta, Alberto Escobar. Y por los muchachos, '.files
[~i;;¡¡
cho que en la cima de ·«El Dorado»,.un fantasma pro(e¡;tor y .
grande trenzaba una red de oro.Pero ella no lo pudo ver porc ~ . . parece bien a ellos, un estudiante de La Molliúi. (iQué poco

~}~:
~·¡.•
que tenz'a los ojos con una cerrazÓ11, t/.eferoces afrepentimien- · ·
tos, de ima sapra; y saltó al abismo con.su huahua,en los brac, .. ,'1'
·' hice por la Universidad aunque quizá algo hice para ella!)'"
Me gustan, hermanos, las ceremimias k'onradai, no ·ias ·.
~j~l! • ·: !
...,¡,, ,_.· ., . fantochalias de( carajo. Las ceremonias no ceremo'niosas sino
~li·>"
··
,:f!;' ., .;,.egollació~, · c:Uya vida no'to'1• palpitación. Ás{ creo haber vivido; si es posible. i tú, GU.r".
¡fl·;¡·
tavo, o vosotros, como es lo correcto decir, Aibeiío; Máximo ·
¡~m;·.,
:1\.:j lera el-;]fiñrdo»"e:Tr'quien·Chaucato•ha enardecido el veneno; ·
•t;,_.t Damián,]aime, Edmundo ... No se van a presi(ú· en jamds de ·
aleteándole con brazos de cochó· emfrávei:ido en sti última· ·
~1.[ hora. Ni la vida luz tinjeblosa-de -Cardozo y ·de O¡os Verde- ojos verde·cláros (1970). los jamases, mientras sean como yo los conocz; a fantocha-
f~~'j claros. Los Zonw corren ilei-un.o aJ~·deSu-s'inuh'JOs;hai- · da.r... Hay en mis huesos muchas de las apetencias del serrano

~~i:;! ~ lan bajo la luz azu4 sosteniendo tfozas de bósta agu.ranada antiguo por angas y mangas, convertido' por sus madres y converiidos (1970).
sobre la cabeza. Ellos sienteri; musian, más claro, más denso ·: padres, malos y buenos, en vehemente, ásolemnádo y alegre

~
que los medio locos transidos y conscientes y, p'or eso, :y no trabajador social; invulnerable a la amargura 'aun estando
. ya descuajado. Dispénsenme la inocente y segura convicción: estando( ... ] descuajado (1970).
siendo mortales, de algún modo hilvanan e iban a segri.ir hil- .
~!:: invulnerable como todo aquel que ha vivido el odio y la ter-
frt~i~:t: vanando los materiales y almas que·empe:i:Óá arraitrar este

l
' ~!~ti': relato. · ·, ., ' . nura de los runas (ellos nunca se llaman indios a símismos).
!1lk,l . . . ,. ~.· t ~· .....
:;R.~¡¡: ... Quizá conmigo eTI}pieza a cerrarse un ciclo y a abrirse y abrirse ( 1969c); ( 1970).
¿Es muchocm6t{a.t..lo que sabemos que la gran eseerania
lmi\í'
!il?!ifi~r
ifm:~l
...
(cust4vo? ¿Puedes decirlo tú, eitéóii)~ti/il
. ,.,
;
Djo:S, otro en el Perúy lo que él representa: se cierra el de la calan- ·

~~~u
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1•• "'
.¡,, 246 JOSÉ MARÍA ARCUEDAS EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO 247
.r
dría consoladora, del azote, del arrieraje, del odio impotente, 22 DE OCTUBRE
de losjünebres o:alzamientos», del temor a Dios y del predo-
r!
minio de ese Dios y sus protegidos, susfabricantes; se abre el He vuelto de un viaje no tan inútil que hice a Lima. Habrán viaje tan inútil (1970); la 2.' pub!.
(N.' 60) rectifica: viaje no tan
:\
. de la luz y de la foerza liberadora invencible del hombre de VietNam (1970); la 2.' pub!. (N."
60) pone Vietnam.
Vietnam, el de la calandn'a de Juego, el del dios liberador, liberador. (1970).
·
de dispensarme lo que hay depetitorio y depavonearse en este
último diario, si el balazo se da y acierta. Estoy seguro que es
í nútil.
pavoneante (1970).
( ya la única chispa que puedo encender. Y, porfuerza, tengo
Aquel que se reintegra. Vallejo era el principio y elfin.
¡ ¿Creéis, vosotros, Emilio Adolfo, Alberto, Gustavo, Ed-
mundo, que todo esto que digo y pido es vanidad? Esta novela
que esperar no sé cuántos d{as para hacerlo.

:;1 ha quedado inconclusa y un poco destroncada, y acaso don


Gonzalo no la considere de mérito suficiente para publicarla, lo (1970).
y con razón (tengo urz compromiso -d,e,buenafe con él), pero
mi vida no Iza sido trunca. Deipidan _en .mz'un tiempo. del
Perú. He sidoJeliz -en mis llantos y lanzazos, porquefoeron
por el Perú; lze sidoJeliz con mis insuficienrias porque sentía
elPerÚ en quechua y en castellano. Y el Perú dqué?: Todas las . todas (1969c); (1983). ·
naturalezas del mundo en su territon'o, casi todas las clases
de hombres. Es mucho menos extenso pero más diverso de
cómofoe la Rusia antigua. Esos rz'os de o:tanta y tan crecida
hondura», como ya lo sintió don P,edro Cieza mucho antes que
se hicieran másprofundos e intrincados. ¿No sabemos mucho,
Emilio Adolfo? Y ese país en que eftán todas las clases de
hombres y naturalezas yo lo dejo mientras hierve con las
foerzas de tantas sustancias diferentes que se revuelven para
transformarse al cabo de una lucha sangrienta de siglos que
ha empezado a romper, de veras~ los fl~f!!TOS y t~nieblas con
que los tenzán separados, sofrenábdo.se. [!espidan en mí a un los que (1970).
tiempo del PerÚ cuyas rafees estaráTJ ;riempre chupando jugo .
de la tierra para alimentar a los:qu~ l!iven.en nuestra patria,
en la que cualquier hombre no ~ngrillet';ldo.y embrute_cido por
el egoísmo puede vivir, feliz, todas_las pu,trias. ¿Cómo _están
las fronteras de alambres de p'úd.r, Comandante? ¿Cuánto comandante (1969c).
tiempo durarán? Igual que los servidores de los ¡;/ioses, tinie- dioses t.iniebla (1970).
bla, amenaza y terror, que las alzaron y rifzlaron, cr:eo que se
debilitan y corroen. · .. ' . .
En la voz del charango y .de la quena, .lo oiré todo, Estará --.
casi todo, y Maxwell Tú,_Maxwd4 el más atingido, con tan-
tos monstruo.r y alimañas dentro j¡fomi de ti, que tienes que
aniquilar, transformar, llor~r y qu'emar. ·

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Epílog<:'
~:·:~¡:, :. Santiago de Chile, 29 de agosto de· 1969.
ªf;t~,; (Corregido y reafirmado a mi vuelta, en Lima,
~:::¡; el S de noviembre)
~1{11 '
¡¡,:¡1 '
Señor Don
...
:1';\¡_;.
Gonzalo Losada
Buenos Aires

Querido don Gonzalo:


Uno de estos dí~s me voy definitivamente·a Lima, Esta .
:¡~. carta se la entregarán juntÓ con !!l ~¿último Diari?~" de··
los «Zorros», documento que ~c,aso pue.da .. ¡:omq ' p,re-
;\!~ tende, aliviar la novela de su verdadero aunqu.~ parcial
~¡.J truncamiento. Tendencias y personajes ya .definidos -él
proyecto era amarrar y atizar en .Ja ~egunda .Parte- y
¡[l,, símbolos apenas esbozados que empez;¡ban aJJiostrar su
::v entraña han quedado detenidq,s. Así los capÍtt]los·de .Ja
;t•
Primera Parte y los episodios de la Segunda, llegári, creo,
·l!i a formar una novela algo inconexa que' contier!e e1 'ger-
?i,l¡•'
men de otra más vasta. Veo ahora que los Diarios f!Jero~ .
:¡¡ : ·~
impulsados por la progresión ele la rii.uerte. · . · '· .

l1 ¿se acuerda usted que le escribi :-rriC.


parece que:fue'
en junio- anunciándole que en do~ o tres mes~s .· m~s,·
concluiría el primer borrador d~ los !fervores que mefa!~
.taban de la Segunda Parte? Si hubiera podido seguir tra- ·..
bajapdo al ritmo C()n ,qu~ lÓ liada entonces qúizá io ·•
habría conseguido. 'Péro me cayó, un repentino. hl';ayco . huayco {19.83 p!Usim).
que enterró el camino y no pude ¡evant~r. p.o~inuc,hoqu~ .. · ·· · ·· · · ·
hice, ellodp y l~s piedrasqu~ fcmri~¡¡ .es~s av~lanc~as
::· que son más pesadas cuando :~a.eri dentro del pecho.
~~ Quiero dejar constancia que '·er~~ayco f~e repentino•.
~

1~-~
pero no completamente inesperado. Háce mti<;hos ai'i.os.
~
que mi ánimo funciona como 'io's ·camiÍlOS qu'e ·~an de la ..

~ 249
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·~·~~
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• \ t'

250 JOSÉ MARÍA ARCUEDAS EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO 251

costa a la sierra peruana, subiendo por abismos y laderas tener demanda. Al&ún día los libros y tqdo Io-úti.t.nn-se-
geológicamente aún inestables. ¿Quién puede saber qué rán motivo de comercio lucratiyg-en.ninguna.parte. Yo
día o qué noche ha c;le caer un huayco o un derrumbe se que usted está de acuerdo, en el fondo, con esta con-
seco sobre esos caminos? La novela ha quedado, pues, lo veniencia y que no ha sido el lucro el estÍmulo principal
repito, no creo que absolutamente trunca sino conte- de su empresa de editor. Mi viuda estará ahsolutamem:e
nida, un cuerpo medio ciego y deforme pero que acaso de a«l!Srdo con el pedido gue le hago. Ella tiene derecho
sea capaz de andar. sobre esos dos libros(*). Además, si usted acepta «El zo- acepta ust~d (1969c).
Allí están, por ejemplo, cuatro hombres indo-hablan- rro de arriba y el zorro de abajo• así como está y man-
tes que por la diferencia de sus orígenes y destinos se ex- tiene su decisión de disponer la edición inmediata, le
presan y llegan a ser en la ciudad puerto industrial ( e.se pido insertar a manera de prólogo el breve discurso que
retorcido pulpo fosforescente) distintos castellanos pronuncié cuando me entregaron el premio Inca Garci-
aunque de procreación semejante; y se encaminan, claro, laso de la Vega, y que mi viuda, Sybila (acero y paloma) y
a puntos o estrellas unos más definidos que otros. Y an- mi amigo Emilio Adolfo Westphalen, se encarguen de re-
dan a pasos de otra laya, cada uno, Yestán, también, dos visar las pruebas y le aconsejen respecto de la edición.
ciudadanos criollos, porteños, muy contrapuestos: «li- Emilio Adolfo es mi amigo desde 1933; no ha hecho con-
bre» el uno, Moneada; amancornado el otro, Chaucato. cesiones interesadas nunca y creo que es el poeta y en-
Así es ... Y hay unos cuantos más, a medio hacer; aparte de sayista que más profundamente conocía y conoce lá lite-
los Zorros, sus andanzas y palabras. Unos símbolos, una ratura occidental y quien muy severa y jubilosamente
trompeadura atajados en el momento en que ya todos apreció y difundió la literatura peruana, oral y escrita,
empezaban a encenderse. desde las revistas que ha dirigido y dirige. A él y al vioÍi-
Por eso, si a juicio de sus asesores y de usted mismo, nista Máximo Damián Huamani, de San Diego de Ishua,''
don Gonzalo, el relato apar~c~ como insufiCiente, deje a les dedico, temeroso, este lisiado y desigual relato. Debo relato[...). (1969c).
f mi viuda que lo ofrezca a cualquier ·editor peruano ode le ofrezca (1970). al auxilio de la Dra. Lola Hoffman el haber escrito des&
¡ otro país. Yo no dudo del valor de algunos i:a~ítulos (he el II capítulo de «Todas las sangres» hasta la última línea
V; alcanzado a recomponer el primero en estos d1as) y de la de los Heroores.
' importancia documental delconjunto.Nopuedo aven- Reciba usted un abrazo de despedida de su amigo, amigo: (I9a3).
turar un juicio definitivo, tengo dudasyentusiasnios. Ha
]o.ré María A~gueda.r
sido escrito a sobresaltos en una verdadera lucha -a me-
dias triunfal- contra la muerte. Yo 'fió vo
a so · · 1
libro. Como estoy seguro qUe -u;¡~-~ culta es y armas de P. D. Dedicaré no sé cuantos días o semanas a encon-
~or, profesor, estudioso' e incitador, se han debili- trar una forma de irme bien de entre los vivos:
tado hasta quedar casi nulas y sólo me quedan l~s que in e P. D. (a mi vuelta de Lima). Obtuve en Chile un .re- .
relegarían a la condición de espectador pasivo e impo: vólver calibre 22; Lo he probado. Funciona. Está bien.
ten te de la formidable lucha que la humanidad está li- No será fácil elegir el día, hacerlo.
brando en el Perú y en todas pá¡;tes, no.me sería posible (*)Mi ex mujer, Celia Bustamal)te, tien.e derecho so-
tolerar ese destino. O actor, i:onio he sido desde que in- bre mis otras novelas y cuentos. Ella, su he.rmana Alicia.y
gresé a la escuela secundaria, hace cuarentitrés años, o los amigos comunes me abrieron las puertas de·la ciudad ciudad de (1969c).
nada. [Aparte) Debo al auxilio de la Dra. (Lima) o hicieron más fácil mi no tan p~ofundo ingre~o.a .
Lola Hoffman el haber escrito ella y, con mi padre y los libros, el mejor entendimiento
De usted he recibido, ciÍn motivo del proyecto de re- trece de los catorce capitulas de
dacción de los .zorros• y mientras escribía el libro, las •Todas las sang¡es• hasta el úl- del castellano, la mitad del mundo. Y también con Celia
más nobles, las más generosas cattas. Le estoy agrad~- . timo HmHJr. (1969c). y Alicia empezamos a quebrantar la muralla que.cerraba
cid o, y teniendo en cuenta su buena voluntad le hago lin Lima y la costa -la mente de los·criollos todopoderosos, ,..
último pedido: una edición'popula(de' Todas!~ sangres colonos de una mezcla bastante indefinible de España,
para el Perú y del relato s<'ibré Chimbcite, si alcanzara a . Francia y los Estados y_nidos y de los colonos de estos

J
f).
,,
,,
252 JOSE MARÍA ARCUEDAS EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO 253
\1

·¡ colonos- quebrantar la muralla que cerraba Lima y la Creo haber cumplido mis obligaciones con cierto
costa a la mú.sica en milenios creada y perfeccionada por sentido de responsabilidad, .ya ·como empleado, como
quechuas, aymaras y mestizos. Ahora el Zorro de Arriba funcionario, docente y como escritor. Me retiro ahora
!' empuja y hace cantar y bailar, él mismo; o está · empe- porque siento, he comprobado que.ya no tengo energla e
¡.
t zando a hacer danzar el mundo, como lo hizo en la·aiHi- · iluminación para seguir trabajando, es decir, para jl)stifi-
güedad la voz y la tinya de Huatyacuri, el héroe dios con car la vida. Con el acrecentamjento de la edad y el presti-
1' traza de mendigo. gio las responsabilidades, la importancia de estas res-
.,,, José Man-a Arguedas
ponsabilidades crecen y si el fuego del ánimo no se man-

l
tiene y la lucidez empieza, por el contrario, a debilitarse,
creo personalmente que no hay otroc'amino que elegir,
i honestamente que el retiro. Y muchos, ojalá todos los co-
i ·~ '
Señor Rector de la legas y alumnos, justifiquen y comprendan que para al-
'l Universidad Agraria, Jóvenes estudia.n tes: gunos el retiro a la casa, es peor que -la muerte.
Les dejo un sobre que contiene documentos que ex-. He dedicado este mes de noviembre a calcular mis
plican las causas de la decisión que he tomado. fuerzas para descubrir si las dos últimas tareas que coro-•
T
!: Profesores y estudiantes tenemos un vinculo común prometlan mi vida podlan ser realizadas dado el .agota-
que no puede ser invalidado por negación unilateral de rniento que padezco desde hace :algunos años. No .. No
ninguno de nosotros. Este vinculo existe, incluso cuando tengo fuerzas para dirigir la recopilación de la literatura
se le niega: somos miembros de una corporación creada oral quechua ni menos para emprenderla, pero con el Dr.
para la enseñanza superior y la investigación. Yo invoco . Valle Riestra, Director de Investigaciones, se convino en
:·¡ ese vínculo o lo tomo en cuenta para hacer aquí algo con- que esa tarea la podla realizar -conforme al plan que he
~ ~.~! . siderado como atroz: el suicidio. Alumnos y profesores presentado. Voy a escribir a la Editorial Einaudi de
... \• guardan conmigo un vinculo de tipo intelectual que se Tudn, que aceptó mi propuesta de editar un volumen de ..
);j supone y se concibe debe ser generoso y. no entrañable. 600 páginas de mitos y narraciones quechuas .. Nuestra
. \'1'•
~: ;:::i. De ese modo recibirán mi cuerpo como si él hubiera Universidad puede emprender y ampliar esta urgente y
;····,,, caldo en un campo amigo, que le pertenece, y sabrán so- . casi agónica tarea. Lo puede hacer si contrata; primero, •
¡Í¡-;,
. i :; ~
portar sin agudezas de sentimiento ..y con indulgencia con mi sueldo que ha de quedar disponible y está en el. ·
'f ' hecho. Me acogerán (1983). El presupuesto, a Alejandro Oitiz Recamiere, mi exdisd~ Rescaniere (1983).
M'
q~i':
este hecho. ·
Me acogerán en la Casa nuestra, atenderán mi cuerpo
texto de la versión (1983) ha
sido cotejado con el original de pulo y alumno distinguido de Lévi-Strauss durante cua- ·
y lo acompañarán hasta el sitio en que deba quedar defi-· · la carta por S. A. tro años y .lo nombra después. El se ha preparado lo más Él (1983).
nitivamente. Este acto considerado atroz yo no ló puedo seriamente que es posible para este trabajo y puede for- ,·eriamen1e (1983).
1\;l: ·ni debo hacer en mi casa particular. Mi Casa de todas -las mar, con el Dr. Alfredo Torero, un equipo del más alto ni-
¡;:¡. edades es esta: La UNIVERSIDAD. Todo cuanto he hecho · ésia (1983) . vel. Creo que la Editorial Einaudi aceptará mi sustitución
....
i[i~l.
.1
mientras tuve energías pertenece al campo ilimitado·de por este equipo que representaría a la Universidad. En ·

;¡~jf:-.¡1 la Universidad y, sobre todo,' eldesinterés~oción:


por el Perú y el ser humano que-me im ulsaron a trab e
cuanto a lo demás está expuesto en mi carta a Losada y ·
en el «Ultill)o· Diario• de mi casi inconclusa novela «El Último (1!Í83 pauim).
•·¡·' J!r· o por z este argumento. Lo hago para Zorro de arriba y el zorro de abajo•. Documentos que
~r~ i que me dispensen y me aco·m páñen sin congoja ninguna acompaño a este manuscrito.·
;l:l'i
'f,Jj
·¡··· sino con la mayor fe posible' en nu'e stro país y su· gente: · Declaro haber sido tratado con generos idaél en la
en la Univer.sidad que estoy seguro anima nuestras pasio- Universidad Agraria y lamento que haya sido la'' institu-
'{:\j:'1' nes, pero sobre todo nuestra decisión de' trabajar por la ción a la que más limitadamente he servi4ó, 'por·ajenas
k~.¡tij liberación de las limitaciones artificiales que ·irilpjden circunstancias. Aqul, en la Agraria;· fui miembro de un ·
i\!i:J¡ Consejo de Facultad y pude com.p robar cuán fecunda· y
aún el libre vuelo de la capacidaél humana/ especial- ·
~~~ mente la del hombre peruano. necesaria es la intervención de los alumnos en ·el go-
' ,,1
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'¡ ~-¡· ¡~ 254
JOSt MARfA ARCUEDAS EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO 255

;t;.\,1 \
bierno de la Universidad. Fui testigo de cómo delegados no se tome en cuenta lo de los músicos no por otra ra:I!Ón

l 1;.
·..\ t ~
._! f l
1 estudiantes fanatizados y algo brutales fueron siendo
ganados por el sentido común y el esp(ritu universitario
cuando los profesores en lugar de reaccionar sólo con la ~
que los inconvenientes de cualquier índole que puedan
haber. Además ese •Diario» es más que un pedido expre-
sión final de anhelos y pensamientos. También, sí, con-
1!l
!¡ 1,,.! indignación lo hacían con la mayor serenidad, energía e 1 firmo mi deseo de que, si han de haber discursos que sea

'1 \
1·. ¡
inteligencia. Yo no tengo ya ·desventuradamente, expe·
riencia personal sobre lo ocurrido durante los trece me- •~
~
un estudiante de La Molina. Dispensadme.
J. M A.
'· ses últimos que he estado ausente,. pero creo que acaso. ·
Jos cambios no hayan sido· tan radiCales. Espero, 'creo;
que la Universidad no será d~:struida jamás; que de la ac-
r
1 Espero que mi esposa Sybila Arredondo no tenga in-
conveniente en cobrar lo que. me corresponda de haber
; tuaÍ crisis se alzará más perfeccionada y con mayor luci-
dez y energía para cumplir su misión.
Las crisis se resuelven mejorando la salud de los vi-
vientes y nunca antes la Universidad ha representado
más ni tan profundamente la vida del Perú. Un pueblo no
1 ~
i
1
por este mes. Ha de necesitarlo.
J. M A.

28 de Nov. 1969

l~
es mortal, y el Perú es un cuerpo cargado de poderosa sa-
via ardiente de vida, impaciente por realizarse; la Uni-
versidad debe orientarla con lucidez, •sin rabia», como
l
·~
:~
~-
Elijo este día porque no perturbará tanto la marcha
de la Universidad. Creo que la matrícula habrá con-
cluido. A los amigos y autoridades acaso les hago perder
habría dicho Inkarri y los estudiantes no están atacados
de rabia en ninguna parte, sino de generosidad impa·
·1r el sábado y domingo, pero es .de ellos y no de la U.
J. M A.
ciente, y los maestros vérdaderos obran con generosidad 1
J~.
sabia y paciente. iLa rabia no! ·
Dispensadme estas póstumas reflexiones. He vivido ·
atento a los latidos de nuestro país.
Dispensadme que haya elegido esta Casa para pasar, ~
2.lgo desagradablemente, a la cesantÍa. Y; si es posible, .t
acompañadme en armonía de fuerzas .que por muy con-
trarias que sean, en la Universidad y acaso-sólo en· ella, 1
pueden alimentar el conocimiento:
[Aparte] J. M. Arguedas (1983).
-i••
1~
La Molina, 27 de nov. 1969. r

~.1-.· .
1 -
'• ~- ¡.

Al Rec1or y alumnos ·¡~~.


No1a apam •~
Si a pesar de la forma en que muero ha de haber cere· 1
-~
monia, y discursos, les ruego- no (ornar en cuenta el pe·
dido que hago en el cÚltirno Diario» con respecto a los
músicos, mis amigos, Jaime, Durand.o Damián Buamani,
pero sí el de Alberto Escobar.· E~ el profesor universita-
'
~~¡

'
rio a quien más quiero y admir~ él y Alfredo Torero. An·
helarla que Escobar leyera e~ •Ultimo Diario». Digo que ~-
\
.(
.~ .
1
'

~.
l
r EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZO RRO DE ABAJO 257
f \ '.
muros aislantes de las naciones no son nunca completa-
mente aislantes. A mí me echaron por encima de ese
1: "' muro, un tiempo, cuando era niño; me lanzaron en esa
l!
;: " morada donde la ternura es más intensa ·que el odio y
donde, por eso mismo, el odio no es perturbador sirto
¡ fuego que impulsa. _,
¡ l
~giado para siemp~QLcan~y!?~mitos,
ll~y_!!gQ.por la fQUY.nilias.tala_U.ni.v.er.s.i.dMLd~..§.~':l-Mar:- ·
cos, hablando por vida el quechua, bien incorporad-oal
mundo de los cercadores, visitante feliz de grandes ciu-
Colocado en forma de prólogo en la
•NO SOY UN ACULTURADO ... • e~ición (1983), dades extranjeras, intenté convertir en lenguaje escrito
1~ •.. lo que era como indi'vrauo:urr~!YCiltOvl.Y.O.-[üert~:gp~
Palabras de José María Arguedas en de umversahzarse7 Cfe-Ja'griiii nación <;!rcad_e_y...k.Pi!J1e
Ji el acto de entrega del premio ·Inca
•'
;\':.
1
generosa, h~E_~_1l..D.Q§..QP.resores. El vínculo -podía
Garcilaso de la Vega•
(Lima, Octubre 1968) Nota explicativa colocada a1 final ú'niversalizarse, extenderse; semostraba un ejemplo
del texto en la edición (1983). concreto, actuante. El cerco podía y debía sér destruido;
el caudal de las dos naciones se podí;¡ y debía unir. Y el
Acepto con regocijo el premio Inca Garcilaso ·de la camino no tenía por qué ser, ni era posible que fuera úru-
Vega, porque siento que representa el reconocimiento a camente el que se exigía con imperio de vencedores.ex-
una obra que pretendió difundir y contagiar en el .espí- poliadores, o sea: que la nación vencida. renuncie a su
ritu de los lectores el arte de un individuo quechua.mo- alma, aunque no sea sino en la apariencia,.formalmente,
.. ·~ --~~Q. que, gracias a la conciencia que tenía del valor de y tome Jade Jos vencedores, es decir, que se acuJtUrl:JO~
¡j,:::~!, su cultura, pudo ampliarla y enriquecerla con el conoci- ·no soy un aculturado; Y,_O soy ~~ua~2:3u~ ~rgu~sa- · · ·
(':t;, miento, la asimilación del arte creado por otros pueblos mente, como un demomo feliz a la._en;;cnsuano.,.~ .

\{l¡t
que dispusieron de medios más vastos para expresarse.
La ilusión de juventud del autor parece haber sido
re~lizada. No tuvo más ambición que la de volcar en la
-~~njs.pañ-o-Ef"M:".ij¡i}Ua. P.eSfaba..con}/&ñf~- _
r~idad en l eu~ arusuc.o r:tal parece, según ci~rto
consenso mas o menos generaf.· que lo he conseguido.
..
1F!~!
~J.'i{ ~iente de la sabiduría y el arte dei Perú ~;.T(;TI;"-;I~: ···-~_'.
~1;·
Por eso recibo el premio Inca Garcilaso deJa .:Vega con
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regocijo.
rt a d;;g~d!Q_~xtraño» e «imP.enetra- Pero este discurso no estaría completo si no explicara
i'l':b\ !? e» pero .qut__e.n.~.1119.a.9. no era~g~ ;~ que el' ideal que intenté realizar, y que tal parece que al-
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pio suelo donde reahzó hazañas por las que la historia lo
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cancé hasta donde es posibie, no lo habría logrado si no .
fuera por dos principios que alentaron mi trabajo desde
el comienzo. En la primera juventud estaba cargado de ·
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consideró un gran pueblo: se había convertido en una consideró como gran ( 1983). Se re· una gran rebeldía_~u_Q1i. gran.i!Jlp.aciencia.p.ocluGhar,
llr. 1 nación acorralada, aislada para ser mejor y más fácil-
produce aquí (1983) el texto de
la edición original de 1968 hecha por liacer algo. Las dos naciones de las que p,!.QY.enÍa. ~~
~:']'¡ mente administrada y sobre la cual sólo los acorralado- por el escritor. tg>an en conflictq;_el universo se me lñoSttaba ~es­
~¡,¡¡ res hablaban mirándola a distancia y con repugnancia o pado de confusión, de promesas, de belleza más que des-
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curiosidad. Pero los muros aislantes y opresores no apa-
gan la luz de la razón humana y mucho menos si ella ha
lumbran-te, exigente. ~yendQ._!d'r1ariátegu4-des­
_pués a Lenin que encontré un ord_!!,!!..P.~!:!!l..-ª!l.e.~JL~as
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,,.__,; tenido siglos de ejercicio; ni apagan, por tanto, las fuen- cosas; la teoria sociahsta no sólo dio un cauce a todo el
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tes del amor de donde brota el !irte. Dentro del muro ais- porvenir sino a lo que había en mí de energía, le dio un
~·¡ i~ · ¡ lante y opresor, el pueblo quechua, bastante arcaizado y destino y Jo cargó aun más de fuerza por el mismo hecho
~¡¡¡, defendiéndose con el disimulo, seguía concibiendo de encauzarlo. ¿Hasta dónde entendí el socialismo? No
~Hr ideas, creandl iantQS y mitos. Y bien sabemos que Jos·
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JOSÉ MARIA ARCUEDAS
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Jo sé bien. Pero no mató en mí lo mágico. No pretendí ja-
más ser un político ni me creí con aptitudes para practi-
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car la disciplina de un partido, pero fue la ideología so-
1; cialista y el estar cerca de los movimientos socialistas lo
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1 que dio dirección y permanencia, un claro destino a la
energía que sentí desencadenarse durante la juventud.
\, El otro principio fue el de considerar siempre el Perú
como una fuente infinita para la creación. Perfeccionar
.¡ ' GLOSARIO
¡1 1¡ los medios de entender este país infinito mediante el co-
nocimiento de todo cuanto se descubre en otros mun- Martín Lienhard
dos. No, no hay país más diverso, más múltiple en varie-
dad terrena y humana; todos los grados de calor y color,
,·' de amor y odio, de urdimbres y sutilezas, de símbolos Este glosario pretende solucionar las dificultades léxicas que la última novela de
<-\' utilizados e inspiradores. No por gusto, como diría la Arguedas puede plantear a un lector no familiarizado con todos los registros del e-s-
gente llamada común, se formaron aquí Pachácamac y Pachacamac (1983). pañol americano y, especialmente, andino. Hemos d'e dicado, por otra parte, una
Pachacutec, Huamán Poma, Cieza y el Inca Garcilaso, atención especial a los vocablos quechuas o de origen quechua, porque pensamos
Tupac Amaru y Vallejo, Mariátegui y Eguren,la fiesta de que éstos, lejos de servir un propósito exotizante, son las coordenadas inmediata-
Qoyllur Riti y la del Señor de Jos Milagros; los yungas de mente detectables del substrato andino de la obra. Si bien Arguedas traduce, a su
la costa y de la sierra; la agricultura a 4.000 metros; patos modo, muchos quechuismos .en el tex.to, proporcionamos ljguí, para la mayoría de
que hablan en lagos de altura donde todos Jos insectos ellos, una explicación desvinculada de su contexto literadd, I.Ieínos distinguido
de Europa se ahogarían; picaflores que llegan hasta el sol tres tipos de «que~hu~s~os»: las voces quechuas no i~corp<;>rad~s. salvo quizás lo-
para beberle su fuego y llamear sobre las flores del calmente, al español ~ndino(señaladas por un asterisco • y la abreviación q.); las

1 mundo. Imitar desde aquí a alguien resulta algo escan-


daloso. En técnica nos superarán y dominarán, 'n o sabe-
voces quechuas qu'e ya han sido naturalizadas por el español andino (q.); final-
mente, los vocablos del español andino derivados del quechua (indicación de la
etimología). Dadas las variaciones sociolectales, las fronteras entre los tres tipos de
mos hasta qué tiempos, pero en arte podernos ya obligar-
Jos a que aprendan de nosotros y lo podemos hacer in- «quechuisp:~.ós» no' se deben considerar como absolutas.
cluso sin movernos de aquí mismo. Ojalá no haya habido Cuando no se especifica su procedencia, la traducción de las voces quechuas se
mucho de soberbia en lo que he tenido que· hablar; les basa en el Diccionario-castellano-kechwo/kechwa-castellano, de P. C. Perroud/ J. M.
Chouvenc (Lima, Seminario San Alfonso, 1969), en el manual Ayacucho Quechua
agradezco y les ruego dispensarme.
Grammar andf!ic[ioilary, de C. Park.er (Den Haag-Paris, 1969), y en la propia expe-
riencia del que escribe. Para los términos botánicos, quechuas o no, se ha consul-
tado el Vocabulario de los nombres vulgares de la flora peruana, de J. ·s oukup (Liina,
Colegio Salesiano, 197.0).
·.Las palabras castellanas fonéticamente deformadas qu'e aparecen ene! discurso
de algunos personajes de origen andino no se han, por lo general, incorporado al
glosario. Téngase en cuenta, al leerlas, que los native speaker del quechua conside-
ran como pertinentes sólo tres vocales: a, e/i, o/ u; la pronunciación de las dos últi-
mas suele fluctuar, según el contexto consonántico, entre una e u o medianas y una i
o li abiertas.
Nos toca subrayar la gran contribución al esclarecimiento de las dificultades lé-
xicas de~/ i orro.. : quer ealizó Sybila de Arguedas (SA) en el t. V de las Obras com-
pletas de José Maná 4rguedas, (Lifl1i¡, ,Horizonte, 1983, «Notas», pp. 207-219).
Las demás fu entes léxicas citadas son:
E. Fol~y Gambetta ~FG), Léxico del Perú, Lima, 1983, 1984.

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