Professional Documents
Culture Documents
Argentina Indígena
La población del actual territorio argentino a la llegada de los españoles a
principios del siglo XVI sumaba unas 330.000 personas agrupadas en una
veintena de grupos étnicos. Los habitantes del Noroeste, de las Sierras
Centrales y de la Mesopotamia practicaban la agricultura, mientras que el
resto del territorio estaba ocupado por grupos de cazadores-recolectores. Las
culturas más extendidas fueron los diaguitas al Noroeste, los guaraníes, los
tupíes, los tobas y los guaycurúes en el Noreste, los pampas en el centro y
los tehuelches, mapuches y onas en el Sur.
Virreinato (1776-1810)
Lo que hoy es la Argentina perteneció al virreinato del Perú hasta que en
1776 el rey Carlos III creó el Virreinato del Río de la Plata, cuyo primer virrey
fue Pedro de Ceballos. La capital, Buenos Aires, se convirtió en un gran
puerto comercial y se incrementó notablemente la exportación de cueros,
tasajo y de la plata proveniente de las minas del Potosí. El sistema de
monopolio impuesto por España prohibía comerciar con otro país que no
fuera la propia España. Esto encarecía notablemente los productos y
complicaba la exportación al tiempo que fomentaba el contrabando a gran
escala. En 1806 y 1807 se produjeron dos invasiones inglesas, que fueron
rechazadas por el pueblo de Buenos Aires, alistado en milicias de criollos y
españoles. En cada milicia, los jefes y oficiales fueron elegidos
democráticamente por sus integrantes. Las milicias se transformaron en
centros de discusión política.
Independencia (1810-1820)
Las invasiones inglesas demostraron que España estaba seriamente
debilitada y que no podía ni abastecer correctamente ni defender a sus
colonias. La ocupación francesa de España por Napoleón, la captura de del
Rey Carlos IV y su hijo Fernando VII y la caída de la Junta Central de Sevilla
decidieron a los criollos a actuar. El 25 de mayo de 1810 se formó la Primera
Junta de gobierno presidida por Cornelio Saavedra, que puso fin al período
virreinal. Mariano Moreno, secretario de la Junta, llevó adelante una política
revolucionaria tendiente a fomentar el libre comercio y a sentar las bases para
una futura independencia.
Dictadura (1976-1983)
La dictadura militar que gobernó el país entre 1976 y 1983 contó con el
decisivo respaldo de los grandes grupos económicos nacionales y el
financiamiento permanente de los grandes bancos internacionales y los
organismos internacionales de crédito, como el Banco Mundial y el FMI. El
saldo de su gestión fue el de miles de muertos y desaparecidos, centenares
de miles de exiliados, la derrota del Ejército argentino en Malvinas, la
multiplicación de la deuda externa por cinco, la destrucción de gran parte del
aparato productivo nacional y la quiebra y el vaciamiento de la totalidad de las
empresas públicas a causa de la corrupción de sus directivos y de la
implementación de una política económica que beneficiaba a los grupos
económicos locales y extranjeros.
La Alianza (1999-2001)
Fernando de la Rúa asumió la presidencia el 10 de diciembre de 1999 al frente de
una coalición heterogénea conocida como La Alianza, integrada por la Unión Cívica
Radical (UCR) -donde se diferenciaba el sector alfonsinista del sector más
conservador liderado por De la Rúa- y el Frepaso, una confederación formada por los
partidos Frente Grande, PAIS, Socialista Popular, Socialista
Democrático, Intransigente y Demócrata Cristiano. La heterogeneidad de La
Alianza llevaría a conflictos internos que redujeron su apoyo político y terminaron
aislando y debilitando al Presidente.
El 19 de diciembre de 2000, acuciada por la dificultad para cumplir con el pago de los
intereses de la deuda externa, Argentina acordó con el Fondo Monetario
Internacional una operación que se llamó Blindaje, por medio de la cual el FMI y
varios bancos aceptaron poner a disposición del país 39.700 millones de dólares a
cambio de que Argentina aprobara una nueva ley deflexibilización laboral, el aumento
de la edad jubilatoria y un riguroso ajuste fiscal que se extendía a las provincias. A
partir de febrero de 2001 grandes flujos de fondos empezaron a abandonar el país y
la situación económica empeoró causando que el 5 de marzo renunciara el ministro
de Economía, José Luis Machinea.
Lo reemplazó Ricardo López Murphy, quien también debió renunciar a los pocos días
debido a las protestas suscitadas por los recortes presupuestarios, especialmente a
educación, que propuso.
Luego de seis días de saqueos, fueron asesinadas siete personas por las fuerzas de
seguridad y los propios comerciantes. El 19 de diciembre por la noche, el presidente
De la Rúa se dirigió por televisión a la población para anunciar que había decretado
el estado de sitio. Inmediatamente después de terminado el anuncio de De la Rúa,
millones de personas en todo el país empezaron a hacer sonar cacerolas desde sus
casas y muchas salieron a la calle dando inicio a lo que se conoció como "el
cacerolazo". Un gran grupo se concentró frente a la Casa Rosada exigiendo la
renuncia del presidente De la Rúa y comenzando a corear una consigna que
caracterizaría al movimiento: "¡qué se vayan todos!". A las 3 de la mañana del día 20
de diciembre renunció el ministro Cavallo.
Institucionalmente esa serie de renuncias dejaron al país sin autoridad, razón por la
cual un grupo de funcionarios llegó a sostener que debía asumir el presidente de
la Corte Suprema Julio Nazareno, a la vez que Rodríguez Saá fue denunciado
penalmente por abandono del cargo. Finalmente intervino el escribano general del
Gobierno, convenciendo a Rodríguez Saá para que pidiera licencia hasta que
asumiera el presidente interino y acordando con el presidente de la Cámara de
Diputados Eduardo Camaño, para que asumiera como presidente interino, lo que
finalmente hizo el día 31 de diciembre a las 6 de la tarde hasta que se reuniera la
Asamblea Legislativa.
Pocos días después de su acceso al poder, el nuevo primer mandatario dispuso sus
primeras medidas para hacer frente a la crisis económica: abandono del tipo
cambiario fijo, devaluación del peso, pesificación de la economía (incluidos depósitos
bancarios) y la distribución de planes sociales para atenuar los efectos de una
economía en recesión que había incrementado la pobreza e indigencia hasta índices
nunca vistos antes en la Argentina.
En abril de 2002, el ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, dimitió ante las
protestas suscitadas por el denominado "Plan Bonex", que preparaba junto a
Duhalde para canjear por bonos de deuda pública los depósitos bancarios a plazo
inmovilizados. Los demás miembros del gabinete pusieron también sus cargos a
disposición del presidente, el cual aceptó, entre otras, la renuncia del jefe de
gobierno, Jorge Capitanich, y designó titular de Economía a Roberto Lavagna; quien
anunció que no se produciría el retorno a un tipo de cambio fijo (siguiendo así las
recomendaciones del FMI) y que persistirían las restricciones bancarias.
El kirchnerismo (2003-2015)
El 27 de abril de 2003 se realizó la primera vuelta de elecciones para elegir
presidente. Cinco candidatos reunieron la mayoría de los votos:Carlos
Menem (24 %), Néstor Kirchner (22 %), Ricardo López Murphy (16 %), Adolfo
Rodríguez Saá (14 %) y Elisa Carrió (14 %).
Kirchner llevó adelante una activa política para promover los derechos humanos,
incorporando a su gobierno a reconocidos integrantes de organizaciones de
derechos humanos. Además, impulsó el enjuciamiento a los responsables
por crímenes de lesa humanidad ocurridos durante los años 70, realizados por
la Triple A y por el gobierno del Proceso de Reorganización Nacional. Para
conseguirlo, fueron anuladas las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, las
cuales mantenían frenados dichos juicios desde el gobierno de Raúl Alfonsín.
Desde los sectores de derecha o liberales se han criticado estas políticas como
contrarias a la reconciliación nacional. Desde la izquierda, en cambio, se le critican
gestos contrarios a los Derechos Humanos, como las represiones a algunas
manifestaciones en la Patagonia y el envío de tropas argentinas a Haití en el marco
de la MINUSTAH de lasNaciones Unidas.
Elecciones de 2005
Durante el año 2007 se produjeron varias crisis, en particular enfrentamientos con los
representantes de los productores rurales por las retenciones y serios
cuestionamientos a la probable manipulación de datos estadísticos a través
del Indec.
A los pocos días de haber asumido el mandato, el FBI arrestó a cuatro supuestos
agentes venezolanos en Florida, relacionados con el escándalo del maletín, que
habrían estado intentando chantajear a Antonini Wilson, protagonista del escándalo,
para que mantuviera silencio. Según el FBI, el gobierno venezolano habría apoyado
monetariamente la campaña presidencial de Cristina Fernández y los 800 mil dólares
incautados a Antonini Wilson solamente serían uno de varios montos entregados. La
presidenta argentina calificó las acusaciones federales estadounidenses como
"operación basura". Dicho escándalo deterioró sorpresivamente las relaciones
diplomáticas entre Estados Unidos y Argentina, las cuales comenzaron a
recomponerse a principios de febrero del 2008 tras una reunión de la presidenta con
el embajador Anthony Wayne.
En 2009 sancionó una nueva ley de medios que reemplazó a la Ley de Radiodifusión
vigente desde 1980. Dicha ley fue aprobada con el apoyo de diferentes fuerzas
políticas, tanto del oficialismo como de una parte de la oposición, y generó tanto
apoyos como rechazos, a la vez que derivó en varios fallos judiciales, relativos a la
constitucionalidad o anticonstitucionalidad de la misma, que impiden su total
aplicación.
El Bicentenario
Según datos del Banco Mundial, América Latina y dentro de ella Argentina han
transformado su estructura social en la primera década del siglo XXI, produciendo
una reducción de la pobreza y un aumento de las clases medias. Para la Argentina,
el Banco Mundial estableció que entre 2003 y 2009, la clase media se duplicó
pasando de 9,3 millones a los 18,6 millones (equivalentes al 45 % de la población).
Fuente: www.elhistoriador.com.ar
Martín Miguel de Güemes
(1785-1821)
Dos días después, iniciaba sus sesiones el Congreso de Tucumán que designó
Director Supremo a Juan Martín de Pueyrredón. El nuevo jefe del ejecutivo
viajó a Salta ante las críticas y sospechas de muchos porteños, que dudaban
de la capacidad militar de Güemes y sus gauchos. Pueyrredón quedó tan
conforme que ordenó que el ejército del Norte se retirara hasta Tucumán y
ascendió al caudillo salteño al grado de coronel mayor.
San Martín apoyó la decisión de Pueyrredón y confirmó los valores militares y
el carisma de Güemes y le confió la custodia de la frontera Norte. Dirá San
Martín: "Los gauchos de Salta solos están haciendo al enemigo una guerra
de recursos tan terrible que lo han obligado a desprenderse de una
división con el solo objeto de extraer mulas y ganado".
El jefe de las fuerzas realistas, general Joaquín de la Pezuela, envió una nota
al virrey del Perú, señalándole la difícil situación en que se encontraba su
ejército ante la acción de las partidas gauchas de Güemes. "Su plan es de no
dar ni recibir batalla decisiva en parte alguna, y sí de hostilizarnos en
nuestras posiciones y movimientos. Observo que, en su conformidad,
son inundados estos interminables bosques con partidas de gauchos
apoyadas todas ellas con trescientos fusileros que al abrigo de la
continuada e impenetrable espesura, y a beneficio de ser muy prácticos y
de estar bien montados, se atreven con frecuencia a llegar hasta los
arrabales de Salta y a tirotear nuestros cuerpos por respetables que sean,
a arrebatar de improviso cualquier individuo que tiene la imprudencia de
alejarse una cuadra de la plaza o del campamento, y burlan, ocultos en la
mañana, las salidas nuestras, ponen en peligro mi comunicación con
Salta a pesar de dos partidas que tengo apostadas en el intermedio; en
una palabra, experimento que nos hacen casi con impunidad una guerra
lenta pero fatigosa y perjudicial."
A principios de 1817, Güemes fue informado sobre los planes del Mariscal de la
Serna de realizar una gran invasión sobre Salta. Se trataba de una fuerza de
3.500 hombres integrada por los batallones Gerona, Húsares de Fernando VII y
Dragones de la Unión. Eran veteranos vencedores de Napoleón. Güemes puso
a la provincia en pie de guerra. Organizó un verdadero ejército popular en
partidas de no más de veinte hombres.
En 1820, la lucha entre las fuerzas directoriales y los caudillos del Litoral llegó a
su punto culminante con la victoria de los federales en Cepeda. Caían las
autoridades nacionales y comenzaba una prolongada guerra civil. En ese
marco, se produjo una nueva invasión española. En febrero, el general
Canterac ocupó Jujuy y a fines de mayo logró tomar la ciudad de Salta. San
Martín, desde Chile, nombró a Güemes y le pidió que resistiera y le reiteró su
absoluta confianza nombrándolo Jefe del Ejército de Observación sobre el
Perú. A Canterac no le irá mejor que a La Serna: terminará retirándose hacia al
Norte.
El coronel salteño a las órdenes del ejército español José María Valdés, alias
"Barbarucho", buen conocedor del terreno, avanzó con sus hombres y ocupó
Salta el 7 de junio de 1821. Valdés contó con el apoyo de los terratenientes
salteños, a los que les garantizó el respeto a sus propiedades.
Síntesis Biográfica
Junio de 1812: Belgrano separa del Ejercito del Norte a Güemes dándole
traslado a Buenos, en virtud de no estar de acuerdo por su conducta privada.