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Al Andalus. Etapas de la presencia musulmana es la península Ibérica.

La presencia musulmana en la Península Ibérica se desarrolló en las siguientes etapas:


• Califato Omeya. Emirato dependiente (711 – 755)
• Califato Abbasí. Emirato independiente (755 – 912). Abderramán I (crisis del siglo X)
• Califato de Córdoba (912 – 1031)
• Reinos Taifas (1031 – 1100)
• Invasiones norteafricanas: Imperio almorávide (1100 – 1172). Imperio almohade (1172 –
1212)
• Emirato nazarí de Granada (1232 – 1492)
• Emirato dependiente (711 – 755)
Una vez conquistada la península, ésta se convirtió en un emirato; es decir, una provincia
dependiente del Imperio Árabe con capital en Damasco. El territorio estaba gobernado por el “emir”
de la familia Omeya.
Sin embargo, en el 750 hay un cambio dinástico en el Imperio o Califato árabe y los Omeyas son
sustituidos por los Abasíes. Cambio que afecta a la península pues está seguirá siendo gobernada por
un Omeya que se independiza del poder central.
Los invasores se diferenciaban en dos estamentos: las clases dirigentes, formadas por nobles árabes
y sirios principalmente; y el ejército y las clases bajas que eran bereberes norteafricanos. Los
primeros se establecieron en las ciudades, a las que dieron un fuerte impulso, y se quedaron con las
mejores tierras productivas. Los bereberes, por su parte, ocuparon el campo, el que les dejaron que
no era precisamente el mejor. La situación, como cabía esperar, provocó fuertes enfrentamientos
entre estas etnias. Las luchas eran constantes y el poder fue muy inestable.
• Al-Andalus es un emirato independiente Omeya (755 – 912). Abderramán I (crisis del siglo X)
Como decíamos en el punto anterior, en el año 750, la familia Omeya, la dominante en el mundo árabe
de la época, fue asesinada en Damasco. Se produjo un cambio de dinastía y los nuevos califas abasíes
trasladaron la capital a Bagdad. Sin embargo, Abderramán, único príncipe superviviente de los
omeyas, consiguió llegar a la Península Ibérica en el 756. Abderramán consiguió el poder, se proclamó
emir (rey) y reorganizó Al-Andalus como emirato independiente del nuevo califa de Bagdad.
Acabó con las luchas por el poder, también aumentó las rentas del estado, creó un ejército fuerte
(50.000 mercenarios que le garantizaban el gobierno) y una administración centralizada en Córdoba.
Con su muerte, el emirato cordobés continuó teniendo serios problemas de estabilidad política interna,
derivados de la diversidad étnica y religiosa de su población.
• Califato de Córdoba (912 – 1031)

El califato fue la etapa más brillante de la


dominación musulmana. En el año 912 el nuevo
emir, Abderramán III, acabó con las luchas
internas y dirigió expediciones victoriosas contra
los reinos cristianos del norte. Organizó el estado
con una fuerte centralización y dio nuevos
impulsos a la economía y a la cultura. En el 929
completa su obra al autoproclamarse Califa o
Jefe de los Creyentes (unificaba el poder político y religioso; en el mundo cristiano sería como un
emperador y Papa juntos). Con ello rompió la última relación que unía al-Andalus con Bagdad.
Durante el resto del siglo X, al-Andalus se convirtió en un poderoso estado que controló el
Mediterráneo occidental, el norte de África y dominó y cobró tributos (impuestos) a los pequeños
reinos cristianos del norte.
Eso sí, este poder se realizó gracias a una durísima política dictatorial por parte del Califa: La sociedad
de Al- Ándalus era compleja – árabes, musulmanes no árabes, judíos, cristianos, conversos- y siempre
enfrentada por motivos religiosos y políticos; incluso la propia sociedad musulmana se enfrentaba
entre sí. Abderramán logró la unidad por medio de una política de terror y fuerza.
El esplendor del Califato llega hasta el último gran jefe militar, Almanzor (1002), visir del califa
Hixam II, que acumuló todo el poder político en sus manos (el califa sólo figuraba, quién mandaba
era Almanzor). Dirigió numerosas expediciones militares, llamadas aceifas, contra los impotentes
reinos cristianos del norte. Después de él comenzó la crisis política del reino. Dejó al estado arruinado
por su política guerrera y el aumento de los gastos para pagar al ejército (seguía siendo un ejército de
mercenarios*), la presión fiscal, los disturbios sociales y la indisciplina del ejército ocasionaron el fin
del califato en apenas treinta años. Los enfrentamientos en la corte cordobesa fueron aprovechados
por los nobles musulmanes de las provincias para convertirlas en reinos independientes, en pequeños
reinos: los llamados reinos de taifas (1031).
Durante el Califato, Córdoba era la capital más importante de Europa. Centro de cultura, militar,
artístico y económico, tenía más de 200.000 habitantes (eso sí la mayoría esclavos), cuando por
ejemplo en la época París no pasaba de los 40.000

Las aceifas

Eran campañas militares de saqueo contra los reinos cristianos del norte que se realizaron con más
fuerza durante el califato. En principio el objetivo de estas acciones era obtener ingresos para mantener
al ejército y desmoralizar al enemigo cristiano del norte para frenar su avance hacia el sur. Sin
embargo, lo que consiguieron con esta política fue arruinar al estado, pues eran mayores los gastos
militares que el botín obtenido. Almanzor organizó más de 50 aceifas, todas exitosas, pero las zonas
asaltadas estaban en la frontera, eran pobres y causaron más gastos que beneficios económicos. A
parte queda el daño material y humano: el trauma que las aceifas causaron en la población cristiana
fue enorme. Cuando Almanzor murió, los cristianos lo celebraron como un regalo de Dios.

• Los reinos de Taifas (1031-1086)

El poder central del califato se dividió en muchos reinos pequeños o taifas (que significa facción). Los
más importantes fueron los reinos de Toledo, Badajoz, Zaragoza, Sevilla, Valencia y Granada.
Las taifas se formaron a partir de los distintos grupos étnicos que componían la sociedad
musulmana. Hubo taifas de origen árabe (la mayoría) como en Sevilla o Zaragoza. Taifas constituíidas
por bereberes como la de Badajoz, e, incluso, de origen eslavo como en Baleares y Denia.
Pero la falta de unión entre ellos (también luchaban entre sí) y la debilidad militar de los nuevos reinos
fue aprovechada por los reinos cristianos para dominarlos y, en ocasiones, obligarles a pagar tributos
(impuestos que se llamaban parias). Por tanto, se había invertido la situación de dominio.

• Los almorávides y los almohades (1086-1224)


Sin embargo, pronto los reinos cristianos no se contentaban solo con cobrar impuestos a los reinos de
taifas sino que siguieron avanzando hacia el sur. Ocuparon Toledo en 1085, y, consciente del peligro
de ser invadido, el rey musulmán de Sevilla pidió auxilio a un pueblo bereber de Marruecos, fanático
y guerrero, los almorávides. En efecto, los almorávides detuvieron el avance cristiano y unificaron Al-
Andalus bajo su dominio de extremismo islámico. Integraron la península como una provincia de
Marruecos. Pero la cohesión política duró poco, pronto reaparecen los reinos de taifas, con los mismos
problemas que los anteriores.
Más tarde, los almohades, otro pueblo musulmán de extremismo islámico, sustituyen a sus enemigos,
los almorávides, en el Norte de África. En el 1146 los almohades invaden la península y reconstruyen
la unidad de al-Andalus, dependiente de Marruecos, en 1170. También los almohades detuvieron la
expansión de los reinos cristianos e incluso lograron una importante victoria frente al rey de Castilla
(1195).
La reacción cristiana fue la de organizar una gran cruzada para reconquistar definitivamente los
territorios del sur peninsular. Los reinos cristianos de Castilla, Navarra, Aragón, junto con mercenarios
europeos unieron sus fuerzas y consiguieron vencer al ejército almohade en la famosa batalla de las
Navas de Tolosa (1212), en la actual provincia de Ciudad Real. Esta victoria va a significar el avance
definitivo de los reinos cristianos hacia el sur de manera que hacia 1250 sólo el reino de Granada
quedaba en poder de los musulmanes.

• El reino nazarí de Granada (1224-1492)

Las conquistas de Castilla y Aragón redujeron la España musulmana al reino de Granada. La dinastía
nazarí de Granada mantuvo todavía dos siglos y medio la existencia del reino, con una gran
importancia económica y cultural. El reino de Granada pudo mantenerse durante tanto tiempo porque
pagaba importantes impuestos al reino de Castilla del que era vasallo.
Finalmente, los Reyes Católicos, en 1492, conquistaron Granada y pusieron fin a la España
musulmana.
1. 3. Economía, sociedad y cultura de Al- Andalus
1.3.1. Economía. Las características más importantes de la economía islámica son:
– Es esencialmente urbana: tiene como centro el desarrollo de las ciudades y de las profesiones que el
crecimiento urbano lleva consigo, es decir, la artesanía y el comercio.
Las ciudades existentes desde la época visigoda recibieron nueva vida. Los centros de importancia,
entre los que se puede señalar: Córdoba (con un gran número de habitantes), Sevilla (comarca fértil y
bien situada con relación al comercio norteafricano), Algeciras, Málaga, Granada, Murcia, Valencia,
Mallorca, Mérida, Badajoz, Toledo, Zaragoza.
Casi todas las ciudades estaban amuralladas y poseían una mezquita cerca de la cual se sitúa el zoco
o barrio comercial. Fuera de las murallas quedan los arrabales. El Zoco es el mercado permanente o
periódico que puede tener lugar en cualquier calle, aunque generalmente se realiza en las plazas y
sobre todo en las proximidades de la mezquita mayor de cada ciudad.
– La agricultura era otro de los pilares de la economía de Al-Andalus. Introdujeron nuevos cultivos
como la berenjena, la alcachofa, la endibia, el espárrago…, y nuevas frutas como la granada, el melón
y los albaricoques. Flores como el alhelí, la rosa, la madreselva y el jazmín; probablemente la caña de
azucar, aunque conocida desde antiguo, también fue popularizada, y mejorado el método de
extracción del azucar. Muchos de los cítricos que conocemos entraron en la península vía Al-Andalus.
Además, mejoraron los sistemas de regadío y las acequias romanas, aprovechando mejor la siempre
escasa agua.
– El tráfico de esclavos. De diferentes orígenes – oriente medio y el este de Europa, mayoritariamente-
se exportaron a Al-Andalus en gran cantidad para después venderlos a los gobiernos musulmanes del
norte de áfrica o la península arábiga.
Otra fuente de ingresos importantes fueron las aceifas como hemos comentado anteriormente.

1.3.2. La sociedad del Al-Andalus

La clase dirigente estaba formada por nobleza árabe, procedente generalmente de Siria y Arabia. Como
soldados estaban los Bereberes. Existían también numerosos judíos, comerciantes y artesanos,
respetados hasta la dominación almorávide y almohade.
La sociedad hispanorromana se distinguía por la religión: los muladíes aceptaron la religión
musulmana; los mozárabes continuaron siendo cristianos.
Veamos algunas de las características de estas comunidades:
Los musulmanes: Árabes, Bereberes y Muladíes (conversos)
Resto: Los Mozárabes, los judíos y los esclavos

• Musulmanes.

Desde el primer momento existió una doble disputa dentro de la comunidad musulmana; por un lado
los árabes que se disputaban el poder entre los qaysíes de Arabia, los sirios y los yemeníes; y por otro
lado los bereberes (norteafricanos y recientemente convertidos al Islám) que se insubordinaron
continuamente contra los árabes reclamando más protagonismo en la conquista y posterior
dominación, cansados de ser solo usados por los árabes como mano de obra militar (de hecho los
bereberes llegaron a crear pequeños reinos bereberes dentro de Al-Andalus). La tensión entre la cúpula
árabe y los bereberes se reprodujo a lo largo del periodo.

• Los Muladíes

Hispanos convertidos al Islam que participaron activamente en las revueltas que se desencadenaron
contra el poder cordobés durante el siglo IX. Entre ellos pueden distinguirse dos grupos:
– La nobleza witizana, mantiene sus propiedades y no tarda en aceptar la nueva religión cuando la
considera un medio de asegurarse su estatus.
– La masa de siervos, colonos y pequeños propietarios que se adhieren al Islam con la esperanza de
mejorar económica y socialmente.
Las conversiones fueron numerosas entre los trabajadores del campo, antes de la invasión ya vivían
bastante abandonados religiosa y culturalmente por el clero visigodo, eran prácticamente paganos, por
tanto les que daba igual una religión que otra. Más difícil fue entre la gente de la ciudad más
cristianizados.
Los Muladíes, como decimos, fueron un factor importante de oposición al régimen musulmán, pues
no disfrutaban de los mismos derechos que los musulmanes “viejos”, es decir: árabes y bereberes.
Motivo éste por el que se rebelaron en varias ocasiones, incluso a mediados del siglo X pusieron en
serio peligro el dominio árabe del emirato hasta que Abderramán III logra controlar la situación.

• Los Mozárabes

Son los cristianos en la zona musulmana de Al- Andalus. Viven como los musulmanes, hablan árabe,
visten ropas similares, incluso llegan a no comer cerdo; pero siguen siendo católicos. En un principio
están tolerados, aunque tienen que pagar impuestos extraordinarios de los que estaban exentos los
musulmanes. En los siglos IX y X se produjeron campañas de conversión al Islam. La tolerancia
religiosa concluye con la llegada de los Almorávides y Almohades, momento en el que los mozárabes
tienen que optar entre la conversión o el éxodo al Norte donde se encuentran los reinos cristianos.

• Los judíos

Están sometidos a las mismas normas que los cristianos, pero con más privilegios por su colaboración
inicial con los musulmanes. Con la llegada de Almorávides y Almohades, sufrieron igualmente el
extremismo islámico. Además de ocupar puestos en la administración, fueron mercaderes, artesanos
especializados, médicos, filósofos, hombres de letras. Algunos desempeñan misiones de gran
importancia como el médico-poeta-diplomático Abu Yusuf.

• Los esclavos

Eran traídos de diferentes lugares de África y del este de Europa y eran vendidos dentro de Al-Andalus
para el trabajo agrícola, para los harenes de mujeres, eunucos, servicio doméstico y de proporcionar
soldados al ejército. Pero también se vendían para otras naciones árabes.
1.3.3. Cultura y vida cotidiana
La lengua árabe tenía el prestigio de la alta cultura y el refinamiento. No sólo estudiaban árabe los
musulmanes, también los propios mozárabes, acabaron expresándose y escribiendo en este idioma. Lo
mismo que los judíos. En la mayoría de los casos (pueblo llano) era bilingue o semibilingue.
La educación y el saber tuvieron gran importancia. Hicieron traducir las principales obras del saber
greco-latino. En Al-Andalus se introdujeron las traducciones al árabe de los filósofos griegos, en
especial Aristóteles. De este modo, la filosofía griega, olvidada en la Europa medieval, es
redescubierta gracias a las traducciones que se hicieron de los textos árabes. Como pensadores
destacaron Averroes y Mahomenides.
El estudio de la historia tuvo un especial interés, se escribieron numerosas obras históricas, y también
sobre datos geográficos, sociológicos, y biográficos. Hay constancia de que existieron numerosos
historiadores y geógrafos en Al-Andalus, aunque muchas de sus obras se han perdido.
Estudiaron las matemáticas, la astronomía, la medicina, la botánica y la agronomía, pero también otras
ciencias más reprobadas por la ortodoxia como la astrología, la alquimia y la magia. Los movimientos
de las estrellas y los planetas fueron comprendidos por medio de sofisticados astrolabios, se avanzó
en el estudio del álgebra y la aritmética, cuyo precursor fue el oriental al-Jwarizmi (de ahí viene el
término logaritmo), y se perfeccionaron, en medicina, las teorías de Hipócrates y Galeno. La medicina
tuvo su máximo exponente en Averroes y los hermanos Harrani, Todos ellos influyeron de un modo
determinante en la Europa y sus textos fueron estudiados, hasta bien entrado el siglo XVII, por sabios
como Miguel Servet, Copérnico, Nicolás Massa o Galileo.

• Vida cotidiana

Se creó un nuevo tipo de sociedad urbana, al tiempo que se revolucionó las tareas del campo, (como
hemos dicho antes). El núcleo urbano era la medina, de casas muy juntas, que, a su vez, se organizaba
en dos zonas: la comercial y la vecinal. El zoco era la zona comercial: un lugar de encuentro, sobre
todo masculino, en el que se realizaban las transacciones.
Las viviendas tenían un aseo, la ciudad se modernizó con el alcantarillado y el alumbrado (ambos
términos como podemos observar provienen del árabe). Algo extraordinario teniendo en cuenta que
hablamos de los siglos IX y X. Los baños públicos eran muy numerosos; tanto, que en la Córdoba
califal llegaron a existir más de seiscientos.

• Léxico

Dejaron un gran número de palabras, recordemos algunas de uso común como: alfombra, atalaya,
aceite, aceituna, acequia, albañil, alcalde, alcantarilla, alcoba, alcohol, álgebra, algodón, almohada,
alquimia, azotea, azúcar, azufre, azulejo, berenjena, cifra, hazaña, jarra, jarabe, jinete, laúd, limón,
naranja, sandía, tabique, tambor, taza o zanahoria.
2 . LOS REINOS CRISTIANOS DEL NORTE
La zona de las montañas cántabras y asturianas nunca fue dominada del todo por los musulmanes.
Eran tierras más pobres y mal comunicadas que pronto fueron abandonadas por los bereberes que allí
se establecieron. Esta falta de interés permitió que se reorganizaran la población cristiana y los nobles
visigodos que se habían refugiado en la zona. Poco a poco se fueron formando unos pequeños reinos
que crearon una franja de frontera que en el siglo IX ya ocupaba todo el norte peninsular desde Galicia
a Cataluña.
En el proceso de expansión de estos reinos, al que denominamos como reconquista, se pueden
diferenciar dos grandes etapas:
Etapa de formación y defensa, s. VIII – s. XI
 Llega hasta principios del siglo XI con la desintegración del califato de Córdoba. Es la etapa de
formación de los reinos cristianos. Tienen que pagar parias y defenderse de la superioridad
musulmana. En un avance lento pero constante consiguen fijar la línea de frontera en los ríos
Duero y el Ebro.
Etapa de desarrollo y expansión, s. XI – s. XIII
 En el siglo XI, con la desintegración del califato, la situación se invierte y la actitud defensiva de
torna en ofensiva. Se traslada la línea de frontera del Duero al Tajo a finales del siglo XI
 En los siglos XII y XIII, las invasiones almorávides y almohades frenan momentáneamente el
avance, pero hacia mediados del siglo XIII sólo el reino de Granada queda en poder musulmán.
2.1. La formación de los reinos cristianos entre los siglos VIII y XI
El primer reino en formarse fue el Astur-leonés, más tarde llamado solo reino de León. Dentro de éste
reino estaba integrado el Condado de Castilla (que se convirtió en reino independiente en el s. XI). En
el siglo X nace el reino de Navarra, el reino de Aragón y los Condados Catalanes.
 El reino Asturleonés
El reino asturleonés fue el iniciador de la Reconquista. Ésta históricamente se inició en Covadonga
(Asturias) aproximadamente en el 718 cuando Pelayo, un noble visigodo refugiado en la cordillera
cantábrica, por primera vez derrotó a un ejército musulmán en la península. Tras esta victoria, los
hispanogodos crearon el reino asturiano con capital en Cangas de Onís (Asturias), más tarde se trasladó
a Oviedo. Alfonso I (736-757) extendió el reino por toda la región cantábrica, desde Galicia hasta la
tierra de los vascones (País Vasco), gracias en parte a la falta de interés de los musulmanes por esos
territorios, además, los reyes asturianos seguían pagando tributo al emir de Córdoba. El sur del
territorio hasta el río Duero constituía una extensión semi deshabitada, no controlada ni por cristianos
ni por musulmanes.
La zona oriental del reino, entre Álava y Burgos era la más amenazada y se construyeron numerosos
castillos para su defensa. Se la llamó Castiella (Castilla, hoy) y el rey de León, Alfonso II, encomendó
su defensa a condes. Uno de estos, Fernán González consigue a mediados del siglo X convertir el
territorio en un condado autónomo y hereditario.
Las diferencias entre León y Castilla explican, en gran parte, el mayor avance de la segunda. Por
ejemplo, en la repoblación de las tierras conquistadas por Castilla se empleó un sistema denominado
plesura y consistía en que los colonos ocuparan las nuevas tierras en régimen de propiedad para
cultivarlas. Evidentemente, los nobles y los monasterios que tenían a su servicio muchos siervos
fueron capaces de ocupar más tierra, pero al menos los campesinos libres tuvieron derecho a ser
propietarios. Los repobladores fueron, sobre todo, cántabros y vascos que defendían las nuevas tierras
con más decisión porque eran los dueños. Además, los castellanos se concentraban en núcleos urbanos
grandes como Burgos para defenderse mejor, desarrollaron una lengua propia: el castellano, diferente
del asturleonés y prefirieron utilizar también una ley distinta a la leonesa.
A principios del siglo XI Castilla aprovechó la debilidad de la monarquía leonesa para conseguir la
independencia del condado y convertirse en reino independiente.
 Los Pirineos y Cataluña
Estas zonas pronto fueron controladas bajo la influencia de los francos de Carlomagno. El emperador
franco quería tener controlada una amplia zona de frontera para frenar posibles ataques musulmanes
a su territorio (como ya había ocurrido en el 732 cuando fueron frenados en Poitiers).

– Navarra.

Ocupaba la zona en torno a los vascos por el Oeste, francos al Norte y Aragón al Este. Hasta principios
del siglo IX estaba controlado por los francos, pero Iñigo Arista con la ayuda de los rebeldes muladíes
del valle del Ebro expulsó a los francos lo que supuso el nacimiento del reino.
Durante el siglo X desde el reinado de Sancho Garcés se extendió hacia el interior alcanzando el Ebro.
Logra la cima de poder con Sancho III el Mayor, que va a dominar incluso al resto de los reinos
cristianos.
La región fue un importante centro cultural con los monasterios de Leyre y San Millán de la Cogolla.

– El reino de Aragón

Se formo en torno a los condados de Aragón, Ribagorda y Sobrarbe. Estuvo en sus inicios controlado
por los monarcas francos y más tarde por los navarros. Pero desde el siglo XI se independizó como
reino. La reconquista en esa zona fue difícil pues estaba más poblada de musulmanes que se resistían
a perder un rico territorio (el valle del Ebro).

– Los Condados catalanes

Eran un grupo numeroso de condados dominados por los francos. Hacia mediados del siglo IX el
conde de Barcelona Wilfredo el Velloso logró imponer su influencia sobre los demás (siempre con los
monarcas francos por encima). Con el conde Borrell II la zona tuvo que ser defendida del califato sin
la ayuda de los francos, que perdieron su influencia sobre el territorio. Lograron la independencia
definitiva en el siglo XI.
2.2. La expansión de los reinos cristianos (siglos XI, XII y XIII)

2.2.1. Factores de la expansión cristiana

A partir del siglo XI, la actitud defensiva de los reinos cristianos de España se convierte en ofensiva.
Entre los siglos XI y XIII cuando este proceso de expansión político, militar y demográfico de la
reconquista adquiere mayor fuerza. Las causas que motivan la reconquista son:
1) La extensión del ideal europeo de Cruzada a la lucha contra los musulmanes españoles (se
entendía la reconquista como una especie de guerra santa destinada a recuperar los territorios
evangelizados por el apóstol Santiago, ahora ocupados por los árabes)
2) La recuperación de las tierras que habían pertenecido a los reyes visigodos, de los cuales los
reyes cristianos se consideraban herederos.
3) Otro de los factores que hizo posible la reconquista fue el debilitamiento político de la España
musulmana, tras la caída del califato de Córdoba. Por tanto éste último factor es en cierto modo
económico también: acupar nuevo territorio para crecer económicamente con el botín y con la
explotación agraria de la nueva tierra conquistada.

2.2.2. Fases de la expansión cristiana


Pimera fase: conquista del valle del Tajo y del Ebro. Las invasiones norteafricanas
El rey Sancho III el Mayor de Navarra (1000-1035) fue el primer monarca que logra unificar los reinos
cristianos del norte además de avanzar hacia el sur en la reconquista. A su muerte, divide lo conseguido
entre sus hijos: para García II entrega León; para Fernando I, Castilla (que se convierte así en reino)
y para Ramiro I, Aragón. Se produce un doble proceso de lucha contra los musulmanes por un lado y
de los reinos cristianos entre sí por otro, que fue una constante durante los siglos XI y XII. De este
modo se van a ir definiendo los futuros reinos: se establecieron las relaciones entre Cataluña y Aragón,
Portugal logró independizarse de León y formarse como reino, y Castilla impuso su hegemonía sobre
León.
Uno de los hijos de Fernando I, Alfonso VI, rey de León, conquista Toledo en 1085. El avance cristiano
era ya significativo, la reconquista de Toledo tenía un fuerte valor simbólico pues había sido la capital
visigoda. No solo se recuperaba terreno sino que los reyes musulmanes de las taifas debían pagar
tributos a los reyes cristianos si querían seguir conservando su reino.
Por estos años actúa el héroe nacional, Rodrigo Díaz de Villar, el Cid Campeador. Mitificado por la
literatura y presente en la memoria del pueblo, lo cierto es que el Cid, condenado al destierro por
Alfonso VI, logró formar un ejército, reconquistó y se hizo nombrar rey de Valencia, a la que defendió
con éxito del avance almorávide. Con su muerte, Valencia pasó de nuevo a manos musulmanas.
Como vemos en esta etapa, hasta el siglo XII, los reinos cristianos habían logrado invertir la situación,
avanzar con decisión hacia el sur y dominar a los reinos de taifas musulmanes. Sin duda los reyes
musulmanes se dieron cuenta de que no lograrían contener la reconquista solo con el pago de
impuestos por lo que pidieron ayuda a los almorávides que lograron frenar temporalmente el avance
cristiano.
Segunda fase: Conquista del valle del Guadalquivir, Valencia y Murcia.
Primero los almorávides y más tarde los almohades reunificaron Al- Andalus y, como hemos dicho,
frenaron la reconquista, manteniendo las fronteras en el Tajo y el Ebro. Los reinos cristianos
comprendieron que deberían unir sus fuerzas si querían vencer al imperio almohade. De esta manera,
a principios del siglo XIII gracias a la unión de castellanos, aragoneses y navarros (León no participó),
los almohades fueron derrotados en una gran batalla en Las Navas de Tolosa ( provincia de Ciudad
Real) en 1212. Fue la victoria decisiva que abrió a los cristianos las puertas de Andalucía.
Anteriormente, los principales reinos cristianos habían firmado un acuerdo para delimitar las zonas
que reconquistaría cada uno. Castilla se quedaría con toda Andalucía hasta Murcia y para Aragón la
zona de Levante y Baleares.
El rey de Castilla, Fernando III, reunificó definitivamente Castilla y León (1230) y conquistó Córdoba,
Murcia, Jaén y Sevilla. Su hijo y sucesor, Alfonso X, conquistó Cádiz (1262) y dejó reducido Al-
Andalus al reino nazarí de Granada, que sobrevivió hasta 1492 como reino vasallo de Castilla.
El rey de Aragón, Jaime I el Conquistador, lideró la expansión hacia el Mediterráneo y el litoral
levantino con éxito. Primero conquistó Mallorca (1231) y después Valencia (1245). Con el tiempo la
expansión mediterránea de la corona la llevaría a conquistar Nápoles y Sicilia.
A finales del siglo XIII, la reconquista prácticamente había concluido y sólo quedaba musulmán el
reino nazarí de Granada. El reino de Castilla (ya dominador sobre el resto de reinos) abarca un extenso
territorio de lo que hoy es todo el norte penínsular, Galicia, León y todo el centro-sur; Aragón
englobaba también a Cataluña, Valencia y Baleares; Navarra, sin pretensiones expansionistas, se
quedó reducido a su territorio, acorralado entre las dos potencias de Castilla y Aragón.

2. 3. La sociedad en los reinos cristianos de la Península

La sociedad de los reinos cristianos es feudal, aunque con características especiales por la existencia
de distintas condiciones económicas y sociales:
• Las regiones de vanguardia, como Castilla, desarrollaron una sociedad de hombres libres con
propiedad individual (s. X y XI). Pero, a medida que las fronteras se alejaban hacia el sur (s XII y
XIII), los nobles y eclesiásticos concentraban la propiedad y el poder en sus manos, y los campesinos
estaban bajo su dependencia.
Los pequeños propietarios entregaban sus tierras al noble a cambio de protección; el noble les permitía
cultivarlas como colonos, no como propietarios, sometidos a impuestos y trabajos en beneficio del
señor (este sistema se conoce como la encomienda): los colonos eran hombres del señor; su condición
social era hereditaria y no podían abandonar la tierra. También existían siervos, considerados como
propiedad (como habéis observado, lo que describimos es el sistema feudal que caracterizó a la Edad
Media europea).
En Castilla tuvo especial importancia la nobleza media guerrera, los infanzones. Infanzón fue el Cid,
por ejemplo, y en ellos recayó buena parte de la responsabilidad de la reconquista. Junto a estos, los
hidalgos se multiplicaban: integraban la población de caballeros y nobles en general del más bajo
nivel, como más tarde veremos encarnados en los literarios don Quijote o el escudero en el Lazarillo.
• En otras regiones como León o Aragón la propiedad de la tierra casi siempre estuvo en manos de
nobles y la iglesia. Los campesinos de estas zonas vivían en una situación de semi-esclavitud, lo que
originó importantes conflictos entre clases privilegiadas y populares.
• Grupos sociales: Si los mozárabes fueros los cristianos que vivieron bajo dominio musulmán, los
mudéjares serán los árabes que vivan bajo dominio cristiano. Los mudéjares aparecieron en España
tras la conquista de Toledo, en el 1085. La población mudéjar fue en aumento según iba avanzando la
Reconquista:
– Fueron una población minoritaria pero conservaron sus leyes, jueces y costumbres
– Estuvieron discriminados y se les exigía impuestos más altos o directamente se les deportaba
(especialmente desde el s. XIII) para repartir sus tierras entre los nuevos colonos cristianos.
– Para evitar esta discriminación muchos mudéjares se bautizaron, convirtiéndose en moriscos, pero
no evitaron la discriminación. A partir de 1492 se llaman moriscos a todos los musulmanes y
descendientes de musulmanes.
Los moriscos continúan con sus tradiciones, o son sospechosos de continuar con ellas. Contra ellos se
realizan persecuciones, como contra los judíos, aunque no con tanta frecuencia. Si los judíos son
expulsados en 1492, los moriscos no se vieron obligados a convertirse hasta 1502, y no fueron
expulsados definitivamente hasta 1609.
3. La crisis de la Baja Edad Media (s. XIV-XV)
El periodo que abarca desde principios del siglo XIV hasta finales del XV es una etapa contradictoria
en muchos aspectos. Por un lado, es un tiempo de relativa paz. La reconquista prácticamente se ha
completado y los reinos cristianos pueden centrarse en el desarrollo económico y cultural. La ausencia
de guerras favoreció el nacimiento de la figura del noble dedicado a la cultura, más concretamente a
la escritura. Como sabemos, destacaron autores como don Juan Manuel, Jorge Manrique, el marqués
de Santillana y tantos otros.
Sin embargo, este periodo aparentemente favorable para el desarrollo fue un tiempo de crisis. Por dos
razones fundamentalmentes:
 las luchas por el poder, a veces hermanos que se disputaban la corona; o el monarca de una
reino se enfrenta contra el vecino; a veces, los monarcas luchando contra la alta nobleza y las
organizaciones militares que les disputaban el poder.
 La otra gran razón de la crisis fue la peste negra (especialmente grave en 1348) y sus
consecuencias que provocaron una enorme crisis económica en toda Europa y también, claro, en
los reinos peninsulares

3.1. Crisis y decadencia en la Corona de Aragón

Durante el primer tercio del siglo XIV, la Corona de Aragón continuó su expansión militar por el
Mediterráneo incorporando los ducados de Atenas y Neopatria, Cerdeña y Sicilia. Su potencial político
y militar favorecía un próspero comercio internacional en manos de la burguesía de Barcelona,
Valencia y Mallorca. Esta prosperidad se vio rota a partir de 1333, cuando las hambres, las pestes y
los conflictos civiles provocaron una serie de crisis encadenadas que afectaron al principado de
Cataluña, verdadero motor de la confederación.
Las crisis se manifestaron en tres aspectos principalmente:
• La pérdida de población: Entre el siglo XIV y el XV, la crisis demográfica significó en Mallorca
la pérdida del 25% de la población y en Cataluña casi la del 50%.
• La sobreexplotación de la tierra y una serie de catástrofes.
• La guerra “civil” entre los campesinos contra sus señores: El descenso de las rentas señoriales fue
tan general que los señores endurecieron las condiciones de trabajo y vida de sus campesinos. Esto
provocó una sublevación que acabó siendo en una verdadera guerra civil. La monarquía decidió apoyar
las reivindicaciones de los campesinos, y entre 1462 y 1472 se desarrollo la guerra civil catalana. El
rey Juan II, apoyado por los sectores populares del campo y la ciudad de Barcelona, se enfrentó a la
aristocracia rural y urbana que controlaba las principales instituciones. Fue, en realidad, una guerra de
rivalidad entre la nobleza y la monarquía que se decidió del lado de ésta última fortaleciendo así el
poder absoluto de la monarquía.
3.2. La crisis en la corona de Castilla
Castilla se consolidó en estos dos siglos como la primera potencia política, demográfica y económica
de la Península, preparando el terreno al papel protagonista que desempeñó en la construcción del
imperio hispánico durante el Renacimiento.
Castilla tuvo que enfrentarse también a graves problemas internos y a la catástrofe de la peste. En el
siglo XIV, la rivalidad entre dos hermanos por hacerse con el trono provocó una guerra civil que a la
postre supuso una extensión en la Península de la Guerra de los Cien Años. El rey Pedro I el Cruel tuvo
que enfrentarse a su hermanastro Enrique I (hijo bastardo de Alfonso XI), que compró el apoyo de una
parte de la nobleza para disputar la corona a su hermano. Francia e Inglaterra que combatían en la
famosa guerra de los Cien Años entraron en la disputa: Inglaterra del lado de Pedro y Francia del de
Enrique. Al final venció Enrique I que además, dice la leyenda, asesino a su hermano. Con él se inicia
en Castilla el gobierno de una nueva dinastía, los Trastamara, que siempre tuvieron que gobernar
condicionados por las deudas que habían contraído con la alta nobleza. Prácticamente durante los
siglos XIV y XV el poder de los nobles fue mayor que el de los reyes hasta que en 1476 la reina Isabel
logra imponer el poder de la monarquía.
La peste negra afectó menos a Castilla que pronto (mediados del siglo XIV) recuperó la cifra de
población que tenía antes de la epidemia (unos 4.5 millones). La crisis del siglo se manifestó en
aspectos como:
• La despoblación de muchas áreas y la reducción de los beneficios de los señores feudales.
• La escasez de mano de obra y la abundancia de tierras potenciaron la ganadería. Muchas tierras de
labor pasaron a ser de pasto, o sea se sustituyó el cultivo por la ganadería porque ésta necesitaba menos
mano de obra. Sobre todo la ganadería ovina y la exportación de la lana que se convirtió en el principal
recurso de Castilla.

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