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Introducción:
El temor es un huésped común en el corazón del hombre. Ningún mortal puede negar la
existencia de aquel sentimiento que nos limita y descontrola. Los hombres más valientes
de la Biblia nadaron contra las fuertes corrientes del río del temor. David, siendo un
pastor con una gran lista de victorias conseguidas desde su infancia al derrotar osos,
leones, y siendo luego un rey experimentado en guerras, en múltiples ocasiones corrió
para refugiarse bajo el amparo del Señor. Ahora bien, considerando dos formas en la
que la Biblia concibe el temor, los clasificaremos en dos categorías: preventivo y
paralizador.
El temor preventivo es aquel que Dios puso desde el principio en el hombre. Cuando
fuimos formados, recibimos una especie de “sensor” que se activa cuando enfrentamos
situaciones de peligro, especialmente cuando nuestra vida se hace vulnerable al
pecado. Dicho temor implica el respeto a Dios y a sus leyes. Por otro lado, el temor que
paraliza es aquel que nos impide dar pasos de fe, creer en nosotros mismos y
atrevernos a aceptar nuevos desafíos. Josué, siendo un hombre de Dios, experimentó
ambos tipos de temor. Sin embargo, Dios fue fiel con él ayudándolo a enfrentarlos.
Conozcamos los temores secretos de Josué y la manera en que Dios habló a su
corazón:
«Mi siervo Moisés ha muerto. Por eso tú y todo este pueblo deberán prepararse
para cruzar el río Jordán y entrar a la tierra que les daré a ustedes los israelitas.
Moisés, el primer gran líder de Israel murió, y cuando un gran líder muere, el pueblo
clama con urgencia por uno que asuma la dirección de la nación, sin negociar la calidad
de su liderazgo. Imagine a Josué considerando si él tenía o no cualidades. Dios lo llamó,
pero Moisés había dejado en alto su gestión como líder y ahora le correspondía a su
Joven discípulo Josué, continuar con el viaje hacia la tierra prometida.
Los nuevos desafíos traen consigo incertidumbres y muchas preguntas. Caminar hacia
ellos se asemeja a caminar entre la densa neblina, solo puedes ver algunos centímetros
delante de ti. Pero así es Dios, Él pone caminos nuevos delante de nosotros y sólo en
algunas ocasiones podemos ver lo que hay al final de Él. La pregunta es ¿por qué? No
es difícil responder. Ver sólo una parte del mapa, nos obliga a desarrollar confianza en
nuestro amado Señor. De todas formas, todo gran desafío genera expectativa y Dios,
que conoce el corazón del hombre, también sabe que es necesario.
2. Temor a la soledad
Tú debes saber que cuando encaras nuevos desafíos, tal vez Dios nunca te diga que
será fácil lo que sigue, pero si debes estar consciente de cuán grande respaldo Él te
ofrece. El “yo estoy contigo” de Dios, no se iguala con ninguna otra frase alentadora,
es única. Dios Todopoderoso, Aquel que no conoce la derrota está contigo, te guarda y
te acompaña aunque los caminos que debas cruzar sean en extremo hostiles. Él Dios
de múltiples guerras e infinitas victorias está más cerca de ti de lo que tú piensas.
3. Temor al fracaso
Conclusión
No haga alianzas con el temor. Usted no está solo. El temor le hará creer que frente a
usted hay peligros inminentes buscando imposibilitarlo. No tema, Dios lo ayuda. No
tema, avance.