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Doctrina

Delitos contra la intimidad, control de las comunicaciones y secreto profesional


del Ahogado (*)
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Emilio Cortés Bechiarelli Profesor Titular de Derecho Penal
Universidad de Extremadura

SUMARIO: l. Introducción. JI. Presupuestos para el estudio de Ja materia. 1. Normas de comple-


mentación del tipo. 2. Excurso: bien jurídico protegido. III. Tipo objetivo. 1. Sujetos. 2. Acción típica.
3. lter criminis. 4. Participación. W. Tipo subjetivo. V. Antijuridicidad. VI. Intervención de las comu-
nicaciones entre el cliente y Abogado. 1. Entrada y registro en el bufete. 2. Intervenciones telefónicas.
3. Intervención de la correspondencia. 4. Comunicaciones en Ja prisión

I. Introducción principio de intervención mínima que debe ilus-


trar, desde su origen, al ordenamiento criminal en
La cuestión relativa a la necesidad y grado, en un Estado de Derecho, aunque no por eso quepa
cada caso, del castigo penal de las indiscreciones, concluir que la problemática que originan no es
genéricamente consideradas, ha representado pa- manifiestamente resbaladiza. Así ocurre con el se-
ra los legisladores penales, las más de las veces, creto que determinados profesionales, por su rela-
una auténtica piedra de toque en orden a la deter- ción con el transmisor de la información, han de
minación de su vocación represiva, operando, así, preservar, y, precisamente, por constituirse en lo
los delitos contra la intimidad como especie de que se ha venido en denominar confidente nece-
termómetro del mayor o menor entusiasmo puni- sario: aquel del que el confesor -lato sensu- no
tivo del texto criminal de que se trate. Valga, en puede prescindir para tratar de ver satisfechas sus
este sentido, como necesaria referencia histórica, legítimas expectativas conectadas con facetas
el art. 683 del Código Penal de 1928, que sancio- muy trascendentes para su persona, vinculadas,
naba -sin atributo acumulativo alguno para la fi- en muchas ocasiones, a derechos fundamentales
gura del sujeto activo o para el modo en que se ob- recogidos en nuestra Constitución (libertad reli-
tenían- a quien divulgare los secretos de otro, giosa, salud e integridad física o psíquica, derecho
cualquiera que sea Ja forma de haberlos llegado a de defensa, etc.).
conocer. El ciudadano quedaba, de esa suerte, No cabe duda de que el secreto profesional de los
obligado a ejercitar hasta el límite del heroísmo la Abogados es de los que merecen, sin reserva de nin-
virtud de la discreción, pues, de lo contrario, y guna clase, la protección del orden penal, y con es-
fuese cual fuese el escenario de la delación, podía pecial fervor en los tiempos que corren, en los que
ser sancionado con una pena de prisión de hasta se empieza a imponer el tópico -popular y foren-
un año. se- de que el Letrado es un colaborador de la justi-
En la actualidad, como es sabido, el vigente Có- cia. En verdad, estos colegiados podrían llegar a ser
digo Penal somete a los delitos contra la intimidad excelentes cirineos, de no· ser porque sus clientes
que contempla a una serie de restricciones típicas son dignos de un escrupuloso respeto a los derechos
que persiguen de propósito dar satisfacción al constitucionales a la defensa y a un proceso con to-

(*) Constituye el objelo del pRilSOOle esludio, sustancialmente, y de manefO ~a, el texto de mi ponenáa desarrollada en el Colegio de Aboga-
dos de Cantabria bajo el liulo Prolea:ión penal del~ profesional del Abogado el posado 4 de marzo de 2002.

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das las garantías. La figura del Abogado delator 11. Presupuestos para el estudio de la ma-
-proscrita por nuestra Ley de Enjuiciamiento Cri- teria
minal, como se verá- no se compadece con un en-
tendimiento mínimamente democrático de la admi- 1. Normas de complementación del tipo
nistración de justicia, máxime de la penal, en la que
las exigencias derivadas de la vigencia de otro dere- Adelantándome al análisis del tipo objetivo, co-
cho fundamental -la presunción de inocencia- menzar notando que es el propio legislador de 1995
ahuyentan cualquier posibilidad de relajación de es- el que emplaza al intérprete a fin de que especifique
te sagrado deber del Abogado. Como reconoce con aquellas normas que habrán de integrarse en el ilí-
proverbial acierto la STS de 24 de junio de 1991, in- cito de referencia, en el entendido de que su ausen-
volucrar situaciones que la ley misma quiere que se cia conducirá a la atipicidad de la conducta delato-
mantengan reservadas porque el secreto coadyuva ra, o, como mucho, su recogida en el párrafo
más a la realización de la justicia que su descubri- primero del mismo art. 199 del Código Penal (el que
miento, si es que potencialmente algo de lo que se revelare secretos ajenos, de los que tenga conoci-
pudiera exteriorizar contribuía al conocimiento de miento por razón de su oficio o sus relaciones labo-
la verdad real, no es procesalmente correcto cuando rales, será castigado con la pena de prisión de uno a
se ha podido orientar su intervención en otras di- tres años y multa de seis a doce meses).
recciones que, buscando esa verdad, no atentara a En el caso que nos ocupa, no es nada dificulto-
derechos cuya transgresión está incondicionalmen- sa esa tarea de complementación, por cuanto una
te repudiada en nuestro ordenamiento jurídico (cfr. Ley Orgánica y postconstitucional -la del Poder
artículo 11.1 de la Ley Orgánica del Poder Judicial: Judicial-, de forma taxativa, en su art. 437.2, es-
no surtirán efecto las pruebas obtenidas, directa o tablece que los Abogados deberán guardar secreto
indirectamente, violentando los derechos o liberta- de todos los hechos o noticias de que conozcan
des fundamentales). por razón de cualquiera de las modalidades de su
Con independencia de las singularidades que actuación profesional, no pudiendo ser obligados
presenta la fachada típica del artículo 199.2 del a declarar sobre los mismos.
Código Penal, el amparo que este texto otorga al Igualmente, el Estatuto General de la Abogacía
secreto profesional del Abogado, en sus relaciones Española (Real Decreto 658/2001) adopta con de-
con el cliente, adolece de un gravísimo error de clarada docilidad el tenor anterior y dispone -art.
naturaleza sistemática, consistente en considerar 32- que de conformidad con lo establecido por el
su quebrantamiento una forma de atentado a la artículo 437.2 de la Ley Orgánica del Poder Judi-
intimidad. Si bien desarrollaré el enunciado de es- cial, los Abogados deberán guardar secreto de to-
ta censura, baste adelantar ahora que esta moda- dos los hechos o noticias que conozcan por razón
lidad de indiscreción, en atención a los derechos de cualquiera de las modalidades de su actuación
fundamentales relacionados con el proceso ya profesional, no pudiendo ser obligados a declarar
señalados, y el marco en el que se verifica, encon- sobre los mismos. Su artículo 42 estima obliga-
traría mucho mejor encuadre en el Título XX del ción del Abogado para la parte por él defendida el
Libro II del cuerpo punitivo, desgajándose, así, de cumplimiento de la misión de defensa que le sea
un tronco común creado, a mi juicio, de manera encomendada con el máximo celo y guardando el
poco reflexiva. Los Abogados son, sí, profesiona- secreto profesional.
les, como dice el artículo 199.2 del Código Penal, Mucho más prolija es la regulación que, sobre el
pero la significación social de la labor que reali- particular, acoge el Código Deontológico, aproba-
zan es tributaria de un tratamiento individualiza- do por el Pleno del Consejo General de la Abo-
do y más acorde, desde el punto de vista sistemá- gacía Española el 30 de junio de 2000 (art. 5, divi-
tico, con los intereses por los que velan. dido hasta en ocho epígrafes muy sustanciosos), y
En efecto, de lege lata, el referido párrafo casti- que, en opinión del Tribunal Supremo, consti-
ga al profesional que, con incumplimiento de su tuirían una predeterminación normativa con cer-
obligación de sigilo o reserva, divulgue los secre- teza suficiente para definir las conductas sancio-
tos de otra persona con la pena de prisión de uno nables, lo que las acercaría plenamente a la letra
a cuatro años, multa de doce a veinticuatro meses del art. 199.2 del Código Penal, frente a las tenta-
e inhabilitación especial para dicha profesión por ciones que pudieran existir de debilitar la eficacia
tiempo de dos a seis años. Como se ve, una para- de las normas de esta naturaleza (STS 17 de di-
digmática norma penal en blanco que habrá de ciembre de 1998, además de las más reciente de la
ser completada con las correspondientes disposi- AP de Segovia de 24 de febrero de 2001 ).
ciones que, en cada caso, impongan al profesional De la lectura de todos estos presupuestos se ex-
esa preceptiva obligación de sigilo o reserva. traen, naturalmente, numerosas consecuencias,

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de las que destaca el carácter omnímodo del se- buen orden procesal, su preceptiva buena fe, así co-
creto profesional del Abogado, que debe ser prote- mo los derechos fundamentales a la defensa, a un
gido ante todos y cuya eficacia sobrevive incluso proceso con todas las garantías o a la presunción de
después de haber cesado en la prestación de los inocencia. Supondría, en suma, una estrepitosa
servicios al cliente, sin que estén limitados en el aniquilación del principio de contradicción impres-
tiempo (art. 5.7 del Código Deontológico). En esta cindible para la efectiva administración de justicia
ocasión, las servidumbres propias de la adopción en un Estado de Derecho. No es, sin embargo, algo
de normas extrañas al Código Penal satisface con imposible: la SAP de Toledo de 21 de mayo de 2001
certera amplitud la verdadera ratio essendi del ordena la repetición del juicio oral por habérsele
precepto, de suerte que el ejercicio de heterointe- negado a la defensa la práctica de la testifical con-
gración propuesto se cumplimenta de manera sistente en la declaración de una Letrada, por en-
harto satisfactoria: el deber de secreto profesional tender que dicha testigo no era la Abogada del acu-
de los Letrados no cede ante nadie, ni ante el dis- sado en el acto del juicio, habiéndose limitado a
currir del tiempo. No es exagerado pensar así, asistirle en su primera declaración como imputa-
pues, no en vano, la confianza que gobierna las re- do (!), título suficiente, entiendo, para descalificar-
laciones entre los Abogados y sus patrocinados, y la eternamente como testigo de esa causa, por mu-
el derecho de defensa, nunca debieran verse ame- cho que su información sobre el hecho enjuiciado
nazados por una posible delación futura, aun trajese causa de ser testigo presencial del mismo, o
cuando el cliente se encuentre ya cumpliendo la lo que se quiera.
condena, la haya cumplido, o haya cancelado sus Y dichas normas actúan, como he adelantado,
antecedentes penales. por expreso mandato legislativo, como comple-
Hasta aquí, brevemente, algunas reflexiones acer- mento de la letra del art. 199 .2 del Código Penal,
ca del secreto profesional de los Abogados en su di- fijando de manera definitiva y estática sus contor-
mensión de deber ineludible. Pero, además, ese si- nos, por lo que la prohibición penal de revelar se-
gilo integra un derecho invocatorio por aquéllos cretos profesionales por parte de los Abogados,
ante invitaciones nada recomendables que inducen sin duda alguna, alcanza, con las precisiones que
a la comisión de un delito contra la intimidad ex art. desarrollaré en el epígrafe que sigue, a todos Jos
199.2 del Código Penal. Así, el art. 263 de la cente- hechos o noticias de que conozcan por razón de
naria Ley de Enjuiciamiento Criminal hace que los cualquiera de las modalidades de su actuación
Abogados o los Procuradores queden exceptuados profesional, y sin límite temporal que elimine su
del régimen del artículo precedente: los que por vigencia.
razón de sus cargos, profesiones u oficios tuvieren
noticia de algún delito público, estarán obligados a 2. Excurso: bien jurídico protegido
denunciarlo. Más aún: la propia Ley adjetiva -muy
anterior, como es sabido, a la entrada en vigor de Si para todos los delitos de la Parte Especial del
nuestra Constitución- dispensa de la obligación de Derecho penal resulta trascendente y necesario la
declarar como testigo, entre otros, al Abogado del delimitación de su objeto específico de tutela, en
procesado respecto a los hechos que éste le hubiese el caso que me ocupa con más razón, por cuanto
confiado en su calidad de defensor (art. 416.2), al entiendo que su actual situación en ese texto legal,
igual que sucede, más genéricamente, en el art. como parte de un todo, constituye un error en el
1247.5 del Código Civil, que declara inhábiles como entendimiento de este compromiso de silencio
testigos a Jos que están obligados a guardar secreto, que puede llegar, incluso, a entorpecer su exégesis
por su estado o profesión, en los asuntos relativos a más adecuada.
su profesión o estado. Todo ello, aunque las pre- Nuestra doctrina otorga, con razón, una fun-
guntas que se efectúen a estos profesionales abar- ción sistemática al bien jurídico que, a su vez,
quen extremos irrelevantes e intrascendentes para opera como canon interpretativo del tipo. Me
el enjuiciamiento de la causa (STS 11 de julio de atrevo a sostener, incluso, que esa clasificación
1992). elaborada por el legislador, no sólo afecta a la in-
A la vista del contenido de estas disposiciones, terpretación lógico-sistemática, como adelanté, si-
queda claro que nuestro ordenamiento proscribe la no, por ende, a la auténtica, pues, en puridad, su-
figura del Abogado delator, o, más popularmente, pone una originaria manifestación de la voluntad
chivato, que, de manera inapropiada, colabora con del legislador. En cualquier caso, nada de esto se
la justicia como testigo de referencia. En efecto, verifica en el supuesto propuesto, dada la separa-
tratar de someter a los Abogados al trance de tener ción que se advierte entre el verdadero bien jurí-
que declarar sobre extremos alcanzados en el mar- dico que se protege con la violación del secreto
co de la confidencialidad profesional repudia el profesional del Abogado y su equivocada, a mi jui-

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cío, ubicación actual, entre los delitos contra la in- mal, como su defensa. Por eso, algún sector de
timidad, el derecho a la propia imagen y la invio- nuestra doctrina científica cifró en este derecho
labilidad del domicilio. inalienable el bien jurídico protegido de esta espe-
Bien es cierto que, en verdad, la divulgación de cie concreta de infracciones penales.
la materia secreta puede lesionar la intimidad del Sentado, por mi parte, que este valor pudiera
cliente; pero no siempre será así (en contra, el verse afectado como consecuencia de la revela-
ATC de 11 de diciembre de 1989 y la SAP Baleares ción del secreto profesional en base a que se erige
de 12 de junio de 2000). Porque dicho derecho en dogma que la defensa del acusado tiene el de-
fundamental tiene por objeto garantizar al indivi- ber de deslindar los términos del debate explici-
duo un ámbito reservado de su vida, vinculado tando de forma diferenciada cuáles son las prue-
con el respeto de su dignidad como persona, fren- bas que pretende utilizar en apoyo de las tesis
te a la acción y el conocimiento de los demás, exculpatorias y en descargo de la acusación dirigi-
sean éstos poderes públicos o simples particulares da contra él (STS 27 de febrero de 1990), no es
(STC 115/2000, de 5 de mayo). Esto es: resulta ele- menos cierto que el derecho a la defensa se carac-
mental que lo íntimo, de forma imperativa, es teriza por tener su propia biología. Y así, en méri-
aquello que permanece oculto, total o parcialmen- to de lo previsto en los arts. 24 y 17 .3 de la Cons-
te, y, en contradicción con los postulados del valor titución y 520.2 c) y, sobre todo, 118 de la Ley de
intimidad, y dada la naturaleza de la actuación Enjuiciamiento Criminal (toda persona a quien se
profesional de los Abogados, se alza lo dispuesto impute un acto punible podrá ejercitar el derecho
en el art. 120 de nuestra Constitución, que decla- de defensa, actuando en el procedimiento cual-
ra que las actuaciones judiciales serán públicas y quiera que éste sea, desde que se le comunique su
que el procedimiento será predominantemente existencia, haya sido objeto de detención o de
oral, sobre todo en materia criminal. De suerte cualquiera otra medida cautelar o se haya acorda-
que el Letrado que confirma en rueda de prensa do su procesamiento), la actividad profesional del
los hechos probados de la reciente condena de su Abogado no se contrae, ni muchísimo menos, a
cliente -personaje popular y público- comete el aquellas actuaciones posteriores a su designación
delito previsto en el art. 199.2 del Código Penal, en el procedimiento de que se trate. Antes, puede
sin que haya lesionado la intimidad de su defendi- elaborar dictámenes, asesorar al cliente acerca de
do, ya que el suceso no es ajeno a la acción y co- la imposibilidad de iniciar una determinada ac-
nocimiento de los demás (cfr. STSJ de Madrid de ción, o tranquilizarle por la atipicidad de los he-
12 de mayo de 1999, cuya argumentación princi- chos que, con toda preocupación, aquél le trasla-
pal no comparto: el carácter de reservados o se- da, sin que la obligación de sigilo decaiga por el
cretos de los hechos sobre los que recayeron las hecho de que no pudiese formalizarse ese acto de
manifestaciones del Letrado sancionado había de- designación de Letrado ante el órgano jurisdiccio-
jado de existir desde el momento en que el mismo nal que conoce de la causa.
día ... dos diarios y un semanario de ámbito nacio- No en vano, en fin, el art. 6 del Estatuto General
nal divulgaban ampliamente intervenciones a di- de la Abogacía Española dispone que corresponde
cho Letrado como defensor de los referidos clien- en exclusiva la denominación y función de Aboga-
tes, por lo que, desaparecido el secreto en sentido do al Licenciado en Derecho que ejerza profesio-
amplio, no parece que debiera el Letrado conti- nalmente la dirección y defensa de las partes en
nuar observando la obligación de guardar el se- toda clase de procesos, o el asesoramiento y con-
creto profesional). sejo jurídico. Estos últimos, si atendemos a nues-
Creo que un entendimiento acertado del bien tra Ley de procedimiento, son, desde luego, ex-
jurídico exige la determinación precisa del valor traños al derecho de defensa, y por eso concluyo
tutelado siempre y en todo caso por la norma pe- que no puede admitirse como bien jurídico pre-
nal (el preponderante), pero no únicamente a ve- ponderante del tipo penal de referencia. La STS
ces. Y, en el camino hacia esta delimitación, se de 17 de febrero de 1998 -como la de 13 de ma-
cruza con sobrada legitimidad, el derecho a la de- yo de 1999, que cita esas labores de asesoramien-
fensa que proclama el art. 24 de la Constitución, to- ya había dejado sentado que, en este caso, el
por cuanto la bilateralidad del proceso se resen- derecho a la tutela judicial efectiva se pondría en
tiría con la delación del Abogado, hasta el punto grave riesgo si el deber de secreto pudíera enten-
de colocar al justiciable en una intolerable posi- derse restringido a las informaciones obtenidas
ción inquisitorial deleznable de todo punto; es de- por el Abogado en actuaciones de carácter formal,
cir, en no pocas ocasiones, sería acusado, y no encargadas con expresa indicación de su carácter
asistido, por la que, paradójicamente, seguiría profesional o específicamente retribuidas y no
siendo tenida, al menos desde una posición for- comprendiera aquellas que, al margen del proceso

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o de un encargo formal de actuación profesional, jurisprudencia!, por cierto, es reveladora de la per-


considere adecuado llevar a cabo por razones de tinencia de considerar a la confianza, en determi-
confianza. nadas infracciones penales, como bien jurídico
Esta última resolución alude al bien jurídico pro- protegido de las mismas. En este sentido, la STS
tegido en el delito objeto de estudio: la confianza, de 8 de febrero de 1995 sienta que Ja confianza se
pues, no en vano, también en palabras de nuestra caracteriza y define por Ja esperanza que se tiene
jurisprudencia, Ja relación del cliente con su Aboga- en las condiciones de una persona y cosa, y revela
do está basada en la confianza, de suerte que, desa- una disposición de orden moral respecto de aquel
parecida ésta, debe cesar dicha relación (STS 15 de a quien se otorga tal favorable; que equivale a la
octubre de 1998), ya que el secreto profesional de seguridad de que sus actos han de ser en todo mo-
esta clase se funda en la necesidad de salvaguardar mento Jos procedentes no sólo en cuanto a Ja ap-
la confianza del cliente en el Abogado como única titud y adecuación de la actividad material a em-
forma de hacer posible que éste disponga de Ja in- plear, sino también en cuanto a Ja lealtad y
formación necesaria para llevar a cabo su defensa efusividad con que se ejecuten.
con la eficacia que la Constitución -en el ámbito El planteamiento anterior obliga a denunciar,
del proceso- considera nota caracteristíca del de- nuevamente, la equivocada situación sistemática de
recho a la tutela judicial (STS 17 de febrero de 1998, este delito de revelación de secretos profesionales,
ya citada. Cfr., igualmente, el artículo 6 del Código que mucho mejor papel haría en el Título XX (Deli-
Deontológico de la Abogada). tos contra la administración de justicia), pues, co-
De manera que esa confianza culmina el íter ini- mo expuse, la divulgación de esas confidencias pue-
ciado por los otros bienes jurídicos ensayados, co- de originar un serio compromiso de derechos
mo son la intimidad y el derecho de defensa, ac- fundamentales relacionados con el proceso y con la
tuando como corolario y aglutinante de los posición del cliente en el mismo. Quiebra, de esa
mismos: se pone de relieve la condición de confi- forma, la función sistemática que se le presume a
dente necesario del cliente, que suministra a su los bienes jurídicos, y bien pudiera ser objeto de una
Letrado extremos que entiende trascendentes pa- futura reforma la recolocación de este tipo penal en
ra el trazado y ejecución, en su caso, de la ade- la sección que mejor casa con su específico y pre-
cuada estrategia procesal que escenifique los pos- ponderante objeto de tutela.
tulados del derecho fundamental a la defensa. Esa
confianza es la que hace que, con rigor, pueda ha-
blarse de parte en el procedimiento, y exige el si- III. Tipo objetivo
lencio -nunca cómplice- del profesional de la
Abogacía. 1. Sujetos
Sin confianza, en definitiva, mal puede ejercerse
el derecho de defensa, y sin ésta, la tutela judicial Sujeto activo de este delito de infidencia es el
efectiva y el entendimiento que se demanda de la Abogado (el confidente necesario), lo que le con-
administración de justicia en un Estado de Derecho vierte en especial y de propia mano. El art. 9 .1 del
decaen automáticamente; y, al inicio de todo este Estatuto General de la Abogacía entiende que son
curso, está la necesidad de que el cliente pueda Abogados quienes, incorporados a un Colegio es-
transmitir a su Letrado cuanto tenga a bien, sin los pañol de Abogados en calidad de ejercientes y
naturales recelos que le generaría la mera sospecha cumplidos los requisitos necesarios para ello, se
de que pueden ser divulgados de manera absoluta- dedican de forma profesional a asesoramiento,
mente impune. Es la confianza la primera pieza de concordia y defensa de los intereses jurídicos aje-
este efecto dominó que se produce en la normal tra- nos, públicos o privados.
mitación de los procedimientos, sea en el orden ju- La cuestión, pues, quedaría zanjada de esta ma-
risdiccional que sea, y que evita el ejercicio de la de- nera, de no ser porque la propia norma estatuta-
fensa técnica a ciegas. ria reconoce la existencia de otras dos categorías
Ya en su momento (El secreto profesional del de Abogados: los sin ejercicio y los no ejercientes
Abogado y del Procurador y su proyección penal, (art. 9.3 y 4, respectivamente). A la vista de su art.
Marcial Pons, Madrid, 1998) traté de sortear aque- 13, creo que estas dos especies de Letrados no de-
llos inconvenientes que pudieran derivarse de la ben integrar, en modo alguno, el elemento típico
adopción de este criterio. En resumen, baste re- profesional del art. 199.2 del Código Penal, mucho
producir ahora que la confianza no es un concep- más si se repasa la letra del art. 6 del Estatuto, que
to tan extraño para el Código Penal como parece les habilita como máximo a utilizar la denomina-
prima facie, siendo veterana la agravante de obrar ción de Abogados, pero poco más. Los términos
con abuso de confianza (art. 22.6), cuya exégesis escogidos por el Decreto (sin ejercicio y no ejer-

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cientes) son suficientemente ilustrativos en orden en orden a la delimitación más o menos precisa de
a fijar las competencias de estos Abogados, nunca las distintas conductas típicas, pero, en cualquier
profesionales, y, por ello, lejos de ser susceptibles caso, sí tiene claro -en conexión con el significado
de integrar la norma penal en blanco a la que me etimológico del verbo-- que, cuando de divulgar se
vengo refiriendo, a menos que se quiera utilizar trata, es tanto como dar a conocer a otros lo que
inapropiadamente ·la analogía o la interpretación uno sabe secretamente (STS 4 de abril de 1972).
extensiva contraria a reo, siempre proscrita en Así las cosas, nd se explican bien las razones
nuestro ordenamiento penal. por las que, para la consumación de la figura, la
Igualmente, el autor de un delito de intrusismo materia velada ha de llegar, imperativamente, a
por realizar actos propios de un Abogado no más de una persona, mucho más si se tiene en
podrá ser castigado, en régimen de concurso ide- cuenta que, de lege ferenda, preferimos que
al, por la divulgación de los secretos conocidos en -una vez desgajado del tronco común del art.
el seno de su ingerente actuación. Si no es profe- 199.2 y situado en sede de infracciones contra la
sional a los efectos del art. 403 -por carecer del administración de justicia- se instaure una mo-
título que reclama el art. 13.1 c) del Estatuto de la dalidad agravada de este delito, consistente en
Abogacía-, tampoco lo será para integrarse en el transmitir la información a la parte contraria, o
tipo contra la intimidad. También en 1998 abogué al Juez o al Abogado, como ocurría en nuestro
por la creación de otra modalidad agravada del derecho histórico (cfr. Ley IX, Título VI de la
delito de intrusismo que castigase con mayor se- Tercera Partida), por el mayor grado de compro-
veridad, no sólo al que se atribuya públicamente miso que alcanzan los derechos del justiciable
la condición de profesional, sino también al que delatado en el proceso. De igual manera, consti-
haga uso de la información secreta adquirida de tuye una incomprensible paradoja que la con-
manera tan artera. ducta típica del párrafo precedente, que discipli-
Sujeto pasivo es el cliente, concebido en sentido na la violación de secretos de los que tenga
lato, es decir, más allá de aquel que ha designado conocimiento por razón de su oficio o sus rela-
expresamente a su Abogado de acuerdo con los ciones laborales, sea la mera revelación, que
usos forenses. Ya dije que la actuación de estos -siempre para no abandonar los cánones más
profesionales alcanza también, por ministerio es- elementales de la interpretación gramatical- no
tatutario, a las labores de asesoramiento o conse- exige que los destinatarios de la información
jo jurídico, con independencia, además, de que se- oculta superen el número de uno.
an gratuitas o remuneradas, pues el criterio de la Por todo ello, es menester, otra vez, un trata-
retribución es incapaz de solucionar cualquier di- miento más detenido y metódico de la cuestión,
lema relacionado con esta materia que pudiera que pasa por uniformar las acciones típicas del
presentarse. art. 199 del Código Penal, con supremacía de la
Respecto a las personas jurídicas, el art. 200 del revelación, o el uso de alguna forma alternativa
Código Penal dice que lo dispuesto en este capítu- que no deje dudas acerca del modo en el que el de-
lo será aplicable al que descubriere, revelare o ce- lito, por así decir, ha de ser escenificado. Porque
diere datos reservados de personas jurídicas, sin el lo que se ha de castigar, en efecto, es el acto de
consentimiento de sus representantes. trasmitir el secreto profesional, verbo que no co-
noce de la cantidad de sus destinatarios: se puede
2. Acción típica transmitir a uno, o a varios, y, en todos los casos,
por ministerio de la Ley Orgánica del Poder Judi-
· Genéricamente, no resulta nada pacífico referir- cial y del Estatuto General de la Abogada, la reve-
se a la conducta típica cuando de delitos contra la lación es delictiva.
intimidad se trata, pues, desde los Códigos deci- Sea como fuere, el deber de sigilo no se libera
monónicos, los legisladores han venido utilizando por el paso del tiempo (art. 5.7 del Código Deon-
diferentes verbos para designar lo mismo. Difun- tológico), y la transmisión prohibida alcanza, co-
dir, revelar, descubrir o divulgar se vienen de for- mo sabemos que demandaba la Ley Orgánica del
ma tradicional mezclando en la regulación de es- Poder Judicial para los Abogados, a todos los he-
ta especie de infracciones, asignándosele en el chos o noticias de que conozcan por razón de
texto de 1995 la correspondiente conjugación del cualquiera de las modalidades de su actuación
último de los citados a la que se analiza; esto es, el profesional, ya sean extremos trascendentes, o no,
delito se consuma cuando el Abogado divulga el para la articulación y ejercicio del derecho de de-
secreto profesional que el cliente le ha confiado. fensa del justiciable, o meras consultas o labores
Este panorama se agrava si se tiene en cuenta de asesoramiento, todo ello como se explicó en su
que la jurisprudencia no hace un esfuerzo especial momento.

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3. !ter criminis de su catalogación como delito especial propio, es


decir, que no encuentra referente en otro tipo pe-
De acuerdo con lo expuesto en los párrafos pre- nal común de similar contenido. Las especiales
cedentes, y con el contenido del bien jurídico que connotaciones típicas que conforman el art. 199 .2
propuse, a mi juicio, el delito se consuma con la del Código Penal, así como la condición de confi-
quiebra de la confianza que el cliente deposita en dente necesario del sujeto activo, o el ámbito en el
su Letrado, por lo que no cabrían la tentativa aca- que se produce la confesión, hacen que no resulte
bada o inacabada, aunque bien es cierto que las posible encontrar el ilícito penal genérico que, de
formas imperfectas de ejecución de los delitos de haberse erradicado, trasformaría al delito del cita-
divulgación de secretos sólo se han propuesto hi- do precepto en especial impropio.
potéticamente por la doctrina. Con estos planteamientos, estimo recomendable
La adopción del criterio de la confianza como va- no quebrar la unidad del título de imputación, de
lor preponderantemente tutelado me inclina a con- suerte que los partícipes del delito de revelación de
cluir lo anterior. Porque, si entendiera, por el con- secreto profesional del Abogado -y, por extensión,
trario, que es la intimidad la que prevalece, sí que del resto de profesionales-, responderán por serlo
cabría conjeturar que la tentativa es posible, aco- de este delito, de acuerdo con las correspondientes
giendo el clásico ejemplo de la carta delatora que es normas de imposición de la pena.
interceptada antes de llegar a su destinatario. Si-
guiendo con el ejemplo, el Abogado que redactara
un documento de esa especie ya se aparta de la con- IV. Tipo subjetivo
fianza debida con ese hecho, con independencia de
que se demostrara, o no, la transmisión a terceros. Con el nuevo orden de cosas que fija el Código
No cabe otra posibilidad, a la vista de lo que prevé Penal de 1995, no queda margen alguno para ad-
el art. 16 del Código Penal, que regula el instituto de mitir, siempre y en todo caso, formas impruden-
la tentativa, y que precisa, como presupuesto esen- tes de las diferentes categorías delictivas, pues és-
cial, que el sujeto da principio a la ejecución del he- tas sólo se castigarán cuando expresamente lo
cho directamente por hechos exteriores. Pues bien: disponga Ja ley (art. 12).
la afloración de la materia cubierta por el secreto No encontramos que ninguno de los delitos con-
profesional -ya sea oral o escrita- sitúa al delito tra la intimidad puedan cometerse en su modali-
en grado de consumación, pues lo que el cliente es- dad imprudente, y, de lege lata, nada más que
pera es que lo confiado para el trazado de la estra- añadir, abandonándose así el sistema del anterior
tegia procesal no encuentre cauce divulgativo de Código que, respecto al denominado delito de pre-
clase alguna, salvo que medie su consentimiento, varicación de Abogado, preveía el castigo para
como explicaré en su momento. aquellos Abogados que descubrieran los secretos
Por eso, resulta ser poco funcional, a estos efec- de su cliente con abuso malicioso de su oficio, o
tos, el mantenimiento de la acción típica divulgue, negligencia o ignorancia inexcusables. En el mis-
e incluso es necesario admitir que, de lege lata, sin mo texto de 1995 (art. 467), además, sí se contem-
atender mis propuestas de depuración y emanci- pla la modalidad culposa cuando de perjudicar los
pación del tipo, no admitir una posible tentativa intereses del cliente se trata, descubriéndose una
de la infracción estudiada pasaría por una inter- línea de hipotética responsabilidad penal por co-
pretación de la citada conjugación poco respetuo- misión culposa en supuestos de revelación del se-
sa con el principio de legalidad, y, singularmente, creto profesional, pero siempre, claro está, que se
con las prohibiciones de dilatación inmotivada de pruebe -como demanda dicho art. 467- el per-
los tipos que de aquél derivan. juicio que se le arroga al cliente.
En otro orden de cosas, entiendo que es correc-
4. Participación to apreciar dolo eventual en la actuación desleal
del Abogado, pero con la cautela debida, por
Como delito especial que es, la participación de cuanto muchas de sus revelaciones se encon-
terceros ( extraneus) en su dinámica comisiva pre- trarán amparadas por el ejercicio legítimo del de-
senta no pocos inconvenientes de naturaleza téc- recho de defensa, persiguiendo el beneficio del de-
nica, que han originado una rica discrepancia fendido, por lo que en la práctica resultará difícil,
doctrinal y jurisprudencia!, que merece ahora, aunque se admita doctrinalmente, arrastrar la de-
simplemente, ser apuntada, pues su resolución ex- lación hacia la citada categoría de dolo.
cedería con mucho el objetivo de este trabajo. Por último, mal porvenir tiene la invocación del
Para buscar la solución al problema, al menos error por parte del Letrado acusado de revelación
respecto a la figura que se analiza, ha de partirse de secreto profesional. Con independencia de que

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Revista Penal
Delitos contra la intimidad, control de las comunicaciones y secreto profesional del Ahogado
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es popularmente conocida la obligación de sigilo indiscreciones -que no serían tales strictu


que afecta a determinadas ocupaciones, el art. 2.2 sensu- del Abogado.
del Estatuto General de la Abogacía deja sentado Lo anterior conecta íntimamente, como ya se ha
que en el ejercicio profesional, el Abogado queda sefialado, con la aplicación de la eximente de ejer-
sometido a la normativa legal y estatutaria, al fiel cicio legítimo de un derecho -el de defensa-', en
cumplimiento de las nonnas y usos de la deonto- la que el Letrado podrá encontrar auxilio en su-
logía profesional y al consiguiente régimen disci- puestos en los que no quede demasiado claro has-
plinario colegial. Además, el art. 16.1 de la misma ta dónde llega la vigencia del consentimiento. El
norma añade: Jos Abogados, antes de iniciar su repetido derecho a la asistencia letrada entiendo
ejercicio profesional por primera vez, prestarán que actúa como válido canon interpretativo en or-
juramento o promesa de acatamiento a la Consti- den a la valoración de la antijuridicidad de la ac-
tución y al resto del ordenamiento jurídico y del tuación profesional tildada de indiscreta. El ejer-
fiel cumplimiento de las obligaciones y nonnas cicio, en la práctica, no tiene nada de sencillo,
deontol6gicas de la profesión de Abogado. exigiéndose máximo detenimiento a la hora de
ponderar los intereses en juego, pero la regla ge-
neral debe ser que, en cumplimiento del art. 30 del
V. Antijuridicidad Estatuto de la Abogacía, la defensa en derecho de
los intereses que le sean confiados por el cliente
Comienzo este epígrafe afirmando que el con- tolera el uso por el profesional de información
sentimiento del cliente excluye la tipicidad de la transmitida por su defendido en régimen de con-
conducta divulgadora. Al menos, desde una pers- fidencialidad. Eso sí, la constancia de una negati-
pectiva criminal (en contra, con discutible crite- va expresa de aquél, aun a costa de resultar con-
rio, cfr. art. 5.8, in fine, del Código Deontológico), denado, incluso a una pena privativa de libertad,
debe ser así, pues, en puridad, no se advierte, en cercena los efectos de la eximente citada, que ce-
esos casos de anuencia del cliente, lesión o puesta de ante otros derechos de naturaleza individual de
en peligro de bien jurídico alguno: no se fractura los que justiciable, siempre y en todo caso, goza.
la confianza, pues se libera, por así decir, al pro- No queda, de ninguna manera, protegido por la
fesional de su obligación legal de sigilo. La cues- eximente de ejercicio legítimo de un derecho el
tión se escapa, pues, de la letra del art. 199.2 del anuncio de comisión de delitos futuros por parte
Código Penal, transformándose el juicio que me- del cliente, ya que, además, en estos casos, entien-
rece la divulgación en ético o deontológico, y do que no se está ejercitando el derecho de defen-
siempre en la medida en que la revelación pública sa por parte del Letrado; antes bien, la obligación
haya sido gratuita, y no pueda racionalmente anu- legal de denunciar le alcanza de plano. Como bien
darse al ejercicio del derecho a la defensa recono- concluye la STS de 22 de diciembre de 1998, al so-
cido en nuestra Constitución. caire del derecho-deber de guardar el secreto pro-
Precisamente, han sostenido en la doctrina la fesional no puede pretenderse -obviamente- la
ineficacia absoluta del consentimiento quienes impunidad de estos profesionales del Derecho.
han puesto el acento en la dimensión colectiva del En esta misma sede de antijuridicidad -abor-
valor protegido, cifrándolo en la administración dando la posible concurrencia de la eximente de
de justicia. Pero, por mi parte, y siendo la con- estado de necesidad- planteé en mi monografía
fianza un bien jurídico de naturaleza individual, ya citada, como mera hipótesis doctrinal, la posi-
no puedo admitir este criterio. bilidad de que el cliente imputase a su Abogado la
En vía de principio, se entiende que todo cuan- comisión de un determinado delito, llegando, por
to ha contado el cliente puede ser utilizado públi- mi parte, a la conclusión de que, según decía, el
camente, si fuese preciso, para la articulación de Abogado, ante Ja testifical incrimina toria de su
la defensa técnica que el Letrado tiene encomen- cliente, puede anteponer, desde luego, y ab initio,
dada, siempre en aras del estimulo de un pronun- su derecho fundamental a la defensa, al honor, y
ciamiento favorable para esos intereses confiados, hasta a la libertad, pues no será nada improbable
sobre todo en momentos en los que la consulta de que la condena sea una pena privativa de libertad,
tales menesteres deviene imposible, como ocurre traicionando una confianza que, por ende, bas-
en determinadas fases del juicio oral, o, por ejem- tante maltrecha ha quedado ya con la declaración
plo, en la práctica de diligencias en la instrucción falsamente delatoria de su representado.
penal a las que el cliente no tiene acceso. Adquie- Curiosamente, la Audiencia Provincial de Las
re carta de naturaleza, en suma, el consentimien- Palmas, en su reciente sentencia de 12 de noviem-
to presunto, que, salvo pacto en contrario, es efi- bre de 2001 -desconozco en este momento si ha
caz para desvestir de tipicidad las posibles sido recurrida en Casación-, valora la validez de

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Do e trina

•••

la prueba documental aportada por un Abogado al ar las siguientes interrogantes: ¿es posible el re-
Juzgado que conocía de las diligencias en las que gistro legal del despacho? ¿Con qué límites?
se encontraba imputado su cliente, por cuanto és- El Estatuto General de la Abogacía, en su art. 32.2
te, según recoge el resultando de hechos proba- responde a la primera pregunta, cuando dispone
dos, manifestó que el sello del Ayuntamiento que que en el caso de que el Decano de un Colegio, o
obra en el pagaré o fue un error o el Sr. Abogado, quien estatutariamente le sustituya, fuese requerido
de forma intencionada, se lo ha puesto valiéndose en virtud de nonna legal o avisado por la autoridad
de su prestigio de ser Abogado. Es decir, que para judicial, o en su caso gubernativa, competente para
restañar su honor y dignidad personales y profe- la práctica de un registro en el despacho profesional
sionales, el Letrado aludido suministró pruebas de un Abogado, deberá personarse en dicho despa-
de cargo para su cliente, contra su expresa volun- cho y asistir a las diligencias que en el mismo se
tad, acordando el citado órgano jurisdiccional practiquen, velando por la salvaguarda del secreto
que, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo profesional. Se admite, pues, por la norma estatuta-
11.1.º de la Ley Orgánica del Poder Judicial, tal ac- ria, la existencia de entradas y registros en los bufe-
tuación ha vulnerado el secreto profesional a que tes, reforzándose aparentemente las tradicionales
estaba obligado, violentando el derecho funda- garantías relacionadas con esta actuación inquisito-
mental a la defensa de su cliente, encontrándonos, ria con la voluntarista presencia del Decano del Co-
además, ante un supuesto de frutos del árbol en- legio de Abogados. Lo que no explica el precepto
venenado que eliminan, por contaminadas, las transcrito es en qué casos se podrá verificar la dili-
únicas pruebas de cargo que la Sala ha podido te- gencia, a la vez que abre una primera línea de críti-
ner en cuenta. ca del tratamiento de esta importantísima cuestión,
Y ahí se queda la mencionada resolución, que pues, como ocurría en el anterior Estatuto de 1982,
huye de cualquier valoración jurídico-penal de la se comienza la redacción de la disposición con la
actuación del Abogado, sin apreciar la posibilidad cláusula en el caso, lo que nos indica que no nos en-
de deducción de testimonio, aunque esto pudiera contramos ante una imperativa obligación del De-
justificarse por la condición de delito privado que, cano, sino ante una suerte de recomendación cuya
como forma de atentado contra la intimidad, al- evitación no produce efecto de clase alguna, ni si-
canza a esta violación de la confianza (art. 201 del quiera en lo atinente a la validez de la prueba docu-
Código Penal). Ante la evidencia de los hechos mental obtenida, en su caso, de esa manera.
-la realidad, en la administración de justicia su- La preservación del secreto profesional del Abo-
pera, en ocasiones, a la ficción-, la Sala equilibra gado no debe quedar sometida a meras normas de
extraordinariamente los intereses en juego, no in- cortesía o a eventualidades. El párrafo segundo
sinuando siquiera la persecución penal del Aboga- del art. 32 del actual Estatuto General de la Abo-
do, pero absolviendo al cliente acusado de los de- gacía es un precepto lábil y pacato, absolutamen-
litos por los que venía siendo acusado. te impropio de la materia que trata de disciplinar,
Sea como fuere, la invocación del estado necesi- pues lo que se le presumía era un tenor bien dife-
dad, y hasta de la eximente de legítima defensa del rente, de marcado carácter categórico y coercitivo
honor, a costa de los Letrados que tengan que pa- del que, como se ve, adolece. Recuérdese que la
decer la acusación de la comisión de un delito por presencia del Decano del Colegio en estas diligen-
parte de sus clientes, les liberaría de una posible cias cumple, cuando suceda, una doble función:
responsabilidad criminal, que devendría inapro- una, simbólica -diferenciar estos registros del
piada, por mucho que me pa.rezca recomendable resto, dada la entidad de los intereses que pueden
fortificar el valor de esta clase de discreción y verse acumulativamente lesionados a los habitua-
erradicar de los usos forenses que persiguen su re- les en esta clase de pesquisas-, y la segunda, ga-
lajación inmotivada. rantizadora del secreto profesional del Abogado.
Como presupuesto ineludible para avanzar en el
desarrollo de este epígrafe, ha de señalarse que es-
VI. Intervención de las comunicaciones tos espacios deben ser tenidos, en todo caso, como
entre cliente y Abogado auténticos domicilios, lo que reconoce indubita-
damente la STS de 11 de octubre de 1993: el des-
1. Entrada y registro en el bufete pacho de un ciudadano pertenece a la esfera de
privacidad protegida por la Constitución aunque
El bufete profesional del Abogado se constituye, no esté situada en el lugar donde el ciudadano tie-
en la gran mayoría de las ocasiones, en el templo ne su domicilio en sentido estricto. Este extremo
donde se custodian documentos esenciales para la resulta trascendente, por cuanto los registros efec-
defensa del cliente, por lo que es necesario plante- tuados en domicilio exigen mayores cautelas en

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Delitos contra la intimidad, control de las comunicaciones y secreto profesional del Abogado
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orden a la salvaguarda de los derechos fundamen- adoptarán todo género de precauciones para no
tales recogidos en los dos primeros párrafos del comprometer su reputación, respetando sus se-
artículo 18 de la Constitución que los que se reali- cretos si no interesan a la instrucción. Adáptese,
zan en edificios o lugares públicos, hasta el punto en consecuencia, esta exigencia a la materia de re-
que el art. 202 del Código Penal castiga con la pe- ferencia, extremando generosamente las precau-
na de seis meses a dos años al que entra o se man- ciones, y siempre con la imprescindible motiva-
tiene en morada ajena, y el 203 rebaja el límite ción del Auto que autoriza la medida limitadora
máximo hasta el año de prisión cuando la irrup- de derechos fundamentales como catálogo del có-
ción afecte al domicilio de una persona jurídica mo y hasta dónde puede desarrollarse el registro,
pública o privada, despacho profesional u oficina, dadas las particularidades que lo rodean, y con
o en establecimiento mercantil o local abierto al manifiesta mención de las mismas.
público fuera de las horas de apertura (cfr., en tal
sentido, la STEDH de 16 de diciembre de 1992, ca- 2. Intervenciones telefónicas
so Niemietz).
No obstante, a la Ley de Enjuiciamiento Crimi- Tampoco el art. 579-párrafos segundo y tercero,
nal -preocupada por la regulación de los regis- introducidos en mérito de la Ley Orgánica 4/1988-
tros en Palacios Reales, buques nacionales mer- de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que regula
cantes, tabernas, fondas o casas de comida, con esta clase de controles, excepciona, en modo algu-
un pertinaz anacronismo- se le olvida introducir no, el del Abogado, cuyo teléfono, consecuentemen-
alguna singularidad avalista del secreto profesio- te, es como el del resto de los ciudadanos a estos
nal del Abogado en sus arts. 545 y ss. Así que, de concretos efectos. La censura, ahora, es acorde con
lege lata, únicamente cabe aportar la declaración la que se desarrolló en el epígrafe precedente, espe-
no imperativa del art. 32 del Estatuto de la Abo- rando que la anunciada reforma de la Ley adjetiva
gacía, las prerrogativas genéricas de la ley adjeti- sea sensible a estas consideraciones, tomando como
va y, también con carácter programático y no in- criterio rector que el único valor que se comprome-
dividualizado, lo previsto en el art. 18 de la te, cuando de los Letrados y sus clientes se trata, no
Constitución. es la intimidad de alguno de ellos, sino que se pre-
Sentado esto, entiendo que, en régimen de ab- cisa, para un correcto entendimiento de la cuestión,
soluta exclusividad, no debe efectuarse la entrada la lectura del art. 24 de la Constitución.
y registro en el bufete profesional sino en aquellos De acuerdo con los citados preceptos procesa-
casos en los que se investiga al propio Abogado les, se distingue entre la intervención y la mera ob-
por la comisión de delitos graves -y utiliza el des- servación, la primera privativa de los que ostentan
pacho como depósito de pruebas incriminatorias la condición de procesado, y la segunda que ope-
contra sí-, o bien si la infracción que ha cometi- ra en supuestos de simples indicios de criminali-
do consiste, precisamente, en encubrir al cliente, dad, ambas con el denominador común de tener
albergándolo en esa sede profesional. o escon- que someterse a una serie de exigencias elabora-
diendo allí el cuerpo, los efectos o los instrumen- das por la jurisprudencia ante la palmaria insufi-
tos del delito que aquél cometió. Más allá, nunca ciencia normativa que se descubre, y a ellas hay
habrán de ordenarse este tipo de medidas, por que aferrarse para, de ese modo, y como ocurría
mucho que la autoridad interventora tope con con los registros en los bufetes, tratar de moldear
pruebas de cargo que, por doquier, y respecto a esos presupuestos al calor de la significación fo-
otros procedimientos ajenos al que se investiga, rense del secreto profesional del Abogado.
pudieran encontrarse amparadas por el secreto Así, pongo el acento en la proporcionalidad que
profesional. nuestra doctrina jurisprudencia} invoca para aca-
Y, naturalmente, ya que no se nota especificidad bar concluyendo que únicamente en supuestos de
alguna en la Ley de Enjuiciamiento Criminal para comisión presunta de delitos graves por el Aboga-
estas delicadas intervenciones, al menos que se do cabe sostener la legalidad de la intervención,
manejen con detenida escrupulosidad los artícu- pues destierro de plano, por esa necesidad de pon-
los que tratan de la materia. Para empezar -y por deración, que el teléfono del Abogado pueda ser
si no estuviera el Decano del Colegio de Abogados observado. Y no se entienda como una prerrogati-
o quien estatutariamente le sustituya, como resul- va, sino como otro exponente más de la trascen-
ta ser posible-, será preciso recordar que el art. dencia que el secreto profesional ha adquirido en
552 de la Ley de procedimiento obliga a que al la actualidad. El Letrado, en ocasiones, y en el
practicar los registros deberán evitarse las inspec- ejercicio del derecho fundamental a la defensa, no
ciones inútiles, procurando no perjudicar ni im- debe comunicarse con sus clientes constreñido
portunar al interesado más de lo necesario, y se por la posibilidad efectiva de tener pinchado su

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Do e trina

teléfono, ni se pretenderá que las pruebas así ob- materia del secreto profesional del Abogado, en
tenidas puedan abrazar, antes o después, el atri- un ejercicio de envío y reenvío de todo punto in-
buto de lícitas. merecido por tan relevante instituto.
Apoya esta postura la STEDH de 25 de marzo de Por lo que respecta al enunciado de este epígrafe,
1998, caso Koop contra Suiza -merece una lec- dice el art. 579 de la Ley de Enjuiciamiento Crimi-
tura detenida-, que condena a este Estado por nal que podrá el Juez acordar la detención de la co-
vulnerar el secreto profesional del Abogado, a la rrespondencia privada, postal y telegráfica que el
vez que advierte que el derecho suizo, escrito y no procesado remitiere o recibiere y su apertura y exa-
escrito, no indica con suficiente claridad Ja exten- men, si hubiere indicios de obtener por estos me-
sión y las modalidades del ejercicio del poder de díos el descubrimiento o la comprobación de algún
apreciación de las autoridades en este terreno. Y hecho o circunstancia importante para Ja causa.
bien es cierto que, lamentablemente, y al margen Después, sigue la misma ley declarando otras ga-
de las garantías que globalmente dispone la juris- rantías, como la posibilidad de que se encuentre
prudencia patria en la materia, la censura es ex- presente el interesado (que, paradójicamente, nulo
tensible a nuestro ordenamiento. Pero, dejando interés tiene en la práctica de la diligencia) cuando
estas apreciaciones el margen, la sentencia decla- se abra y registre la correspondencia incautada, o la
ra que las disposiciones legales en cuestión pre- previsión de que ésta se entregará en el acto al su-
tenden proteger la relación profesional, sobre to- sodicho interesado, o a su representante, cuando re-
do entre un Abogado y sus clientes. Para que se sulte no relacionarse con la causa investigada. Del
respete esta relación privilegiada, hay que partir Decano del Colegio de Abogados, o quien estatuta-
del principio de que todas las comunicaciones te- riamente le sustituya, no se dice nada ahora, y de
lefónicas de un despacho de Abogados revisten un qué haya de entenderse por correspondencia, tam-
carácter profesional. No se podría admitir la in- poco, a pesar de los avances tecnológicos que esti-
terpretación de las autoridades suizas según la mulan de manera creciente la comunicación te-
cual estos artículos les permiten grabar y escuchar lemática entre particulares.
las conversaciones telefónicas de un Abogado an- Ante este panorama, otra vez, me decanto por
tes de determinar si entran dentro del secreto pro- proponer que la correspondencia entre el Aboga-
fesional. do y su cliente sea tenida por impenetrable por ex-
En nuestro país, la STS de 24 de mayo de 1999 traño alguno, aunque la detente en base a una co-
parece ir todavía más allá, condenando, en vía ad- bertura formalmente legal. No ocurre así en la
ministrativa, a una Abogada que consintió que en actualidad, pues, al menos, el art. 46.6 del Regla-
su despacho profesional, aunque sin su presencia, mento Penitenciario, de forma expresa, establece
se grabara una conversación entre su defendida y que las comunicaciones escritas entre los internos
la denunciante, aportando más tarde en el proce- y su Abogado defensor sólo podrán ser interveni-
dimiento como prueba documental la cinta. La das por orden de la autoridad judicial. De la lec-
Sala estimó que es muy distinto el hecho de que tura de este precepto se concluye, en consecuen-
un cliente grabe sus propias conversaciones con el cia, que la correspondencia entre el Letrado y su
contrario de aquel otro en que para la grabación cliente es susceptible de ser incautada legalmente;
se ha utilizado el propio despacho del Abogado, el sólo basta que lo acuerde el Juez o Magistrado co-
cual está. sometido a estrictos deberes de confi- rrespondiente. Pero poco más se añade en la dis-
dencialidad, de lealtad y de respeto, no sólo con su posición reglamentaria, lo que no encuentra tam-
cliente, sino con la parte contraria. poco demasiada justificación, porque, a mi juicio,
el legislador tendría que haberse preocupado de
3. Intervención de la correspondencia precisar más la materia que ha de ser intervenida.
Así, por exclusión, debería haberse declarado la
Como señalé en mi monografía en 1998, no va a ilicitud de aquellas interceptaciones del correo cu-
variar demasiado el planteamiento sostenido en lo yo contenido tenga que ver con el procedimiento
relativo a la limitación de derechos fundamentales por el que se encuentra en prisión el cliente. Dejar
del Abogado y de sus clientes por vía de detención esta limitación al albur de la interpretación juris-
o apertura de la correspondencia escrita o telegrá- prudencia} que ha merecido el derecho funda-
fica: ante la ausencia de instrumentos legales que mental a la intimidad, o las normas que regulan el
delimiten y clarifiquen estas indagaciones, sólo secreto profesional de los Abogados, parece, cuan-
queda refugiarse en las garantías suministradas to menos, bastante temerario. Pudiera admitirse,
por la jurisprudencia (esos faros orientadores a en fin, la posibilidad de intervenir estas comuni-
los que, de manera gráfica, se refiere la STS de 5 caciones sin merma de ley alguna si, con ello, se
de octubre de 1996), a su vez, readaptadas a la persigue la evitación de delitos futuros, absoluta-

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mente extraños al que mantiene interno al acusa- to profesional. El art. 51.5 de la Ley General Peni-
do o condenado, y siempre que el profesional de la tenciaria contempla que las comunicaciones ora-
Abogada no ejerza, de esa suerte, el derecho de les y escritas previstas en este articulo podrán ser
defensa, sino que se valga arteramente del mismo suspendidas o intervenidas motivadamente por el
para conseguir que se acabe consumando, por Director del establecimiento, dando cuenta a la
ejemplo, la voluntad delictiva de aquéllos. Autoridad judicial competente, pese a lo cual su
Nuevamente, abona esta tesis -partiendo de la párrafo segundo reconoce una excepción a este ré-
base de que, salvo casos excepcionalísimos, la co- gimen general: las comunicaciones de los internos
rrespondencia entre Abogado y cliente es, por su con el Abogado defensor o con el Abogado expre-
propia naturaleza, intocable- el Tribunal Euro- samente llamado en relación con asuntos penales
peo de Derechos Humanos, en sus sentencias de y con los Procuradores que les representen, se ce-
25 de marzo de 1992 (asunto Campbell contra lebrarán en departamentos apropiados y no
Reino Unido) y la más cercana de 20 de junio de podrán ser suspendidas o intervenidas salvo por
2000 (caso Foxley también contra Reino Unido). orden de la autoridad judicial y en los supuestos
La segunda de ellas, en la que se condena al Esta- de terrorismo.
do demandado por permitir que una administra- Queda, de esta forma, salvaguardado con el má-
dora judicial, por sí y ante sí, abriera y leyera la ximo grado de protección el secreto profesional
correspondencia del demandante con sus defenso- del Abogado -y del Procurador- en este ámbito,
res, declara que Ja relación Abogado-cliente es, en por encima, incluso, al del sacerdote, lo que tam-
principio, confidencial y la correspondiente en es- poco saludo con agrado. Y, por ende, como de-
te contexto, cualquiera que sea su propósito, trata claró la STS de 23 de abril de 1997, la imprescin-
de cuestiones de carácter confidencial. En verdad, dible autorización judicial -y no meramente
llevar estos enunciados hasta sus últimas conse- administrativa- y su incardinación en procedi-
cuencias, aun a costa de hacer cambiar los desig- mientos de terrorismo, son condiciones habilitan-
nios tolerantes del art. 46.6 del citado Reglamento tes acumulativas, de modo que, el hecho de no
Penitenciario, supondría un reforzamiento delibe- concurrir la primera de las exigencias en el caso
rado de las garantías que se derivan de la vigencia que se enjuiciaba (internos del comando Madrid
del art. 18 de la Constitución, a la vez que haría de ETA comunicando con sus Abogados con erró-
buena la máxima jurisprudencia} de que la verdad nea creencia de que está legitimado para Ja inter-
en el procedimiento no debe ser encontrada a to- vención de las comunicaciones del Director de la
da costa. O, al menos, no con aniquilación de la prisión en funciones), constituye una actuación
confidencialidad que, en efecto, habría de predi- vulneradora del derecho fundamental a la defen-
carse de las necesarias comunicaciones entre el sa, cuyo resultado no puede surtir ningún efecto
Abogado y sus defendidos. probatorio.
Como mantenía en el epígrafe anterior, hubiera
4. Comunicaciones en la prisión sido preciso añadir que el objetivo de esta inter-
vención quedara contraída a prevenir futuros de-
Se trata de una relación privativa, como es na- litos, utilizándose al Letrado comunicante como
tural, del procedimiento penal, y con un escenario correo de los objetivos criminales de los internos,
muy concreto, cual es el locutorio de la prisión, y en evitación de que los ciudadanos, sean los que
que constituye una estampa clásica, por lo demás, sean, vean menoscabados alegremente su derecho
del ejercicio de la profesión. fundamental a la defensa, del que gozan sin corta-
La regulación de estas comunicaciones, como la .pisas, por lo que, en suma, la naturaleza del deli-
de la correspondencia escrita, tiene, al menos, la to no exime a estas inupciones en el ámbito de lo
ventaja, por así decir, simbólica, situando al Le- privado de someterse a demandas que no hacen
trado en una situación de excepcionalidad tribu- sino fortificar la administración efectiva de la jus-
taria de la imprescindible preservación del secre- ticia en España.

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Autoría y participación y la teoría de los delitos de "infracción del deber"


•••

Dr. Manuel A. Abanto Vásquez Universidad Nacional Mayor


de San Marcos (Lima-Perú)

SUMARIO: l. Introducción. JI. Los delitos especiales. III. La autoría y la participación en los deli-
tos especiales. IV. La teoría de los "delitos de infracción de deber". V. Argumentos a favor y en con-
tra de la teoría de la "infracción del deber". VI. Marco penal para los partícipes de "delitos especiales"
o de ''infracción del deber". VII. ¿El "concepto unitario de autor" como alternativa? VII. Conclusiones

l. Introducción examinarán estas teorías, sus propuestas y conse-


cuencias en la solución práctica de casos (espe-
Pocos temas son tan polémicos como los que cialmente en los delitos contra la administración
derivan de la "autoría y participación" en el delito. pública), y se extraerán algunas conclusiones.
Si bien es cierto, existe una base legal que permi- Debe resaltarse, por lo demás, que el problema
te un consenso sobre algunos puntos discutidos que se va a analizar no solamente tiene un mero
anteriormente (p. ej.: admisibilidad, en nuestros interés teórico; su enorme relevancia práctica se
países, de la "teoría diferenciadora", diferencia- hace patente una y otra vez en la tarea jurispru-
ción de tres formas distintas de "autoría", acceso- dencial y recién ha adquirido especial atención en
riedad de la participación, etc.), todavía existen vi- la dogmática penal latinoamericana "gracias" a
vas discusiones sobre algunos puntos: los criterios sonados casos judiciales contra ex-funcionarios
para distinguir entre autor y partícipe; entre auto- de regímenes corruptos, pues precisamente mu-
res directos, mediatos o coautores; entre autores chos tipos penales de delitos contra la administra-
mediatos e instigadores; entre cómplices (prima- ción pública tienen la estructura de "delitos espe-
rios) y coautores, etc. La discusión -condiciona- ciales" (o de "infracción del deber") l.
da en parte por la base legal existente- se vuelve
mucho más complicada aun cuando se llega al te-
rreno donde la base legal no es clara o ni siquiera
11. Los delitos especiales
existe. Ello ocurre cuando se trata de explicar la Como es propio de la teoría diferenciadora,
autoría y la participación en los llamados "delitos adoptada en la mayoría de los sistema penales de
especiales". A grandes rasgos se pueden dividir corte europeo-continental (Alemania, España, Sui-
aquí las tendencias en dos grandes grupos: los que za, Argentina, Perú), debe distinguirse entre "auto-
"tradicionalmente" aplican la tesis y las conse- res" y "partícipes" (y estos últimos a su vez entre
cuencias del "dominio del hecho" también en este "inductores" y "cómplices"). Para realizar esta dis-
grupo de delitos; y los que parten de una concep- tinción, la doctrina dominante se sirve de la teoría
ción distinta abandonando el "dominio del hecho" del dominio del hecho. Luego, "autor" será aquel
para este grupo de delitos y centrándose más bien que ejecute los hechos típicos con dominio del he-
en la "infracción del deber". A continuación se cho2; "partícipe", aquel que colabore con éste en la

1. Curiosamente también en Alemania la discusión dogmática sobre la participación de extranei en delitos especiales fue m~tivada ya
a principios del siglo XX debido a casos jurisprudenciales referidos o delitos contra lo administración público; ver ref. en CORTES ROSA,
pág. 416.
2. Como más adelante se distingue entre "delitos de dominio" y "delitos de infracción del deber", ROXIN define al autor (en los deli-
tos de dominio, será el que tiene "dominio del hecho"; en los de "infracción del deber'', el portador del deber especial que lo infringe)
-bojo un denominador común- como lo "figuro central en lo realización de lo conducto ejecutivo típica"; ver "Strofrecht AT 2", pág. 9,
n. marg. 1O, 12.

3
Revista Penal
Autoría y participación y la teoría de los delitos de "infracción del deber"
•••

ejecución de tales hechos sin poseer tal dominio y "propios". En los delitos especiales "impropios"
del hecho. El "dominio del hecho", según la teoria -según la definición tradicional- la cualidad sola-
dominante3, se manifiesta, a su vez, de tres mane- mente equivale a un elemento adicional que agrava
ras: a) como "dominio de la acción" propia del in- (o eventualmente atenúa) el injusto ya existente en
dividuo (autoria directa); b) como "dominio de la un delito común, de tal manera que si el sujeto acti-
voluntad" de un tercero utilizado como "instru- vo no tuviera la cualidad exigida por el tipo especial,
mento" o "intermediario humano" (autoria media- siempre podrá serle de aplicación el tipo penal co-
ta), y c) como "dominio funcional" del hecho, he- mún; p. ej. la "concusión" (art. 382)6, según la mo-
cho que es ejecutado conjuntamente con otros dalidad, en relación con los delitos de "coacciones"
(coautoria). Son conocidas las discusiones en la (art. 151) o la "estafa" (art. 196); el "peculado" (art.
dogmática penal para diferenciar cada una de es-
387), en relación con el "hurto" (art. 185) o la "apro-
tas formas de autoría, así como, en concreto, para
diferenciar los casos de autoria de los de partici- piación ilícita" (art. 190). En cambio en los delitos
pación (especialmente, en España y algunos países especiales "propios", la cualidad del autor funda-
latinoamericanos, entre "complicidad primaria" y menta el injusto penal; por lo tanto, no existe un ti-
"coautoría", y entre "complicidad primaria" y po penal común similar que pueda aplicarse al su-
"complicidad secundaria")4; todo esto no puede jeto en el caso de que éste no reuniera la cualidad
ser materia del presente trabajo ni interesa a los fi- exigida en el tipo especial. Por ejemplo, son delitos
nes que se persiguen con él. especiales propios el "abuso de autoridad" (art.
Ahora bien, existen determinados delitos que la 376), la "malversación de fondos" (art. 389), el "co-
doctrina (alemana) ha conocido tradicionalmente hecho pasivo" (art. 393), el "enriquecimiento ilícito"
como delitos especiales (Sonderdelikte) para distin- (art. 401), el "prevaricato" (art. 418).
guirlos de los "delitos comunes" (Jedennannsdelik-
te). Mientras que en estos últimos, cualquiera pue- III. La autoría y la participación en los de-
de ser autor del delito, en los primeros el círculo de litos especiales
autores está circunscrito solamente a un grupo de
sujetos que reúnen una cualidad exigida en el tipo El problema que se presenta aquí consiste en
penal (los "intranei")S. La cualidad puede estar ex- cómo deben aplicarse las reglas de "autoría y par-
presamente mencionada en el tipo penal (p. ej. "fun- ticipación" en estos delitos cuando intervienen en
cionario público", "accionista", "testigo", etc.) o la ejecución de los hechos tanto sujetos que reú-
puede deducirse de los demás elementos típicos (p. nen la cualidad exigida por el tipo penal (intranei)
ej. el que ha participado en un accidente de tráfico, como otros que no la poseen (extranei). Es esta
etc.). Otros sujetos que participen en la comisión de participación del extraneus en los delitos especia-
estos delitos, al no poseer dicha cualidad -ya por les la que ha generado desde antiguo mucha polé-
decisión del legislador- no podrán ser nunca con- mica en la doctrina penal alemana (y algo más tar-
siderados como autores de estos delitos especiales de en la hispanoamericana), llevando a soluciones
(son "extranel'), así hayan tenido efectivamente un de lo más dispares que van desde la impunidad to-
dominio del hecho. Además, se conoce todavía una tal del extraneus (y en muchos casos también la
subdivisión de los delitos especiales en "impropios" del intraneus) hasta su punibilidad como partíci-

3. Véase, c. más ref., entre la gran cantidad de autores que han tratado el tema, MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, págs. 451 y ss.;
JESCHECK/WEIGEND, págs. 651 y ss.; ROXIN, Dogmática penal y política criminal, págs. 358 y ss.; VILLAVICENCIO TERREROS, págs.
196 y s.; HURTADO POZO, págs. 518 y ss. Otros autores parten del "dominio del hecho" o llegan a los mismas resultados a través de una
argumentación distinta; p. ej. Santiago MIR PUIG, a través del criterio normativo de la "relación de pertenencia" del hecho al autor como
suyo, págs. 364 y ss., 366 y s. JAKOBS normativiza la "autoría" refiriéndose a una "plena competencia por el hecho" según "distintos ám-
bitos de dominio"; ver Strafrecht AT, págs. 612 y ss., n. marg. 35 y ss.; también ampliamente en: "El ocaso del dominio del hecho", págs.
165 y ss. De manera crítica a la teoría del "dominio del hecho", ampliamente, DÍAZ y GARCÍA CONLLEDO, La autoría en Derecho penal,
especialmente, págs. 545 y ss. .
4. Al respecto ver, c. más ref., la exposición resumida de LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, págs. 47 y ss., 67 y ss.; también de manera
especialmente ilustrativa sobre la complicidad, ROXIN, en Dogmática penal y política criminal, págs. 403 y ss. Para el Perú, VILLAVICEN-
CIO TERREROS, págs. 197 y ss.; HURTADO POZO, págs. 520 y ss., 542 y ss.
5. Sobre los "delitos especiales" ver, entre otros, ROXIN, Strafrecht AT 7, págs. 327 y ss, 337 y s.; JESCHECK/WEIGEND, págs. 260
y ss., 266 y s.; KÜHL, págs. 761 y s., n. marg. 13; LANGER, en una amplia monografía, ver esp. págs. 456, 468 y ss. En España, MUÑOZ
CONDE/GARCÍA ARÁN, págs. 273 y ss, 276; MIR PUIG, Santiago, Derecho penal, p. g., págs. 199 y ss., 206 y s. En Perú, HURTADO
POZO, pág. 363; VILLAVICENCIO TERREROS, p. 139. Refiriéndose especialmente a los delitos contra la administración pública, Carlos
MIR, págs. 72 y ss., CRAMER, en Schonke/Schroder, págs. 2256 y s., n. marg. 6 y s., ABANTO VÁSQUEZ, Los delitos contra la admi-
nistración pública, págs. 47 y ss.
6. En adelante, los artículos citados, cuando no se señale expresamente su origen, se referirán siempre al C.P. peruano.

,1.,
Doctrina

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pe del hecho punible del intraneus, o incluso co- deramiento de los caudales, la consecuencia
mo autor del delito común subyacente (en los de- lógica será que el primero responda como au-
litos especiales impropios). tor de "hurto" y el segundo" como partícipe de
En resumen existen dos posibilidades para lle- "peculado". En el caso de los "delitos especia-
var a cabo la delimitación de la autoría y la parti- les propios", aplicando consecuentemente esta
cipación en los delitos especiales: emplear -como teoria, siempre habría impunidad en el extra-
se hace en los delitos comunes- la teoría de "el neus, pues no existe ningún delito común sub-
dominio del hecho", o recurrir a la relativamente yacente aplicable a éste. Por ejemplo, en el ca-
nueva teoría de la "infracción del deber". Ambas so del particular que colabora dolosamente
soluciones provienen de Alemania donde el pro- con el funcionario público que da una orden
blema mismo fue planteado por Johannes NA- abusiva e idónea para perjudicar intereses de
GLER ya en 1903 en su monografía Die Teilnah- terceros (art. 376, segunda alternativa); o in-
me am Sonderverbrechen" (La participación en cluso, en el "cohecho pasivo propio" (art. 393),
los delitos especiales). La segunda corriente fue el sujeto que, con dominio del hecho, recibe
fundada por Claus ROXIN en 1963 a través de su para el funcionario dádivas de un tercero a
obra Taterschaft und Tatherrschaft (Autoria y do- quien se quiere favorecer en un asunto admi-
minio del hecho). nistrativo, no podría ser considerado ni autor
La mayoria de los autores aplican, de distinta de un cohecho pasivo (le falta la cualidad de
manera, los principios de la teoría del "dominio sujeto activo), ni cómplice de este delito (falta-
del hecho" también en los delitos especiales. Aquí ria un injusto principal por defecto del tipo pe-
ya se han planteado sobre todo dos posibilidades nal de cohecho pasivo); y sería discutible su
(que se describen con la terminología empleada responsabilidad por "tráfico de influencias"
en la doctrina hispana): (art. 399) pues su conducta no estriba propia-
a) La teoría de la ruptura del título de imputa- mente en una "venta de influencias" sino en un
ción. Según ella, los tipos penales de delitos es- colaborar en la recepción de sobornos (cohe-
peciales solamente se referirian a los intranei; cho pasivo). Ciertamente, en muchos casos la
por lo tanto, los extranei solamente serian pu- impunidad del extraneus se verá atenuada por
nibles sobre la base de los tipos penales comu- el hecho de que el C.P. prevé otros tipos pena-
nes que concurran ("cada uno responde por su les autónomos o de distinta naturaleza quepo-
propio injusto"). Los partidarios de esta teo- drían abarcar la conducta de los extranei. Por
ría? se apoyan para esta afirmación en un su- ejemplo, en el caso del "cohecho pasivo pro-
puesto apoyo legal contenido en la regla de la pio" (art. 393) uno podria considerar al cola-
"comunicabilidad de circunstancias persona- borador del funcionario como partícipe de
les" (art. 26 C.P. peruano, art. 65 C.P. español), "cohecho activo" (art. 398); en el "enriqueci-
la cual exigiría que la "cualidad" de los tipos miento ilícito" (art. 401), el testaferro podría
especiales no deba nunca servir de base para la ser considerado como autor del delito de en-
tipicidad (y la pena) de los partícipes extranei. cubrimiento real (art. 405), etc.
Por ejemplo, cuando un funcionario público, Pero el defecto esencial de esta teoría está en
con dominio del hecho, se apropia de caudales que atenta contra la "accesoriedad" de la parti-
que debe administrar, con ayuda de un parti- cipación, pues en los casos en los cuales quien
cular, el primero será autor de "peculado" (art. haya tenido el dominio del hecho hubiera sido
387), mientras que el segundo solamente autor el intraneus, la punibilidad del partícipe extra-
o cómplice (según su dominio del hecho) de un neus no va a depender del "hecho principal"
"hurto" (art. 185). Al revés, cuando el "dominio punible (el delito especial), sino de otro que en
del hecho" lo haya tenido el extraneus y el fun- realidad no se ha cometido (el delito común).
cionario intraneus únicamente haya colabora- Y también al revés, cuando el domino del he-
do con aquél sin dominio del hecho en el apo- cho lo hubiera tenido el extraneus, el intraneus

7. En España, esta teoría todavía tiene algunos importantes defensores. Ver ref. en BOLDOVA PASAMAR, págs. 131 y ss., 219 y ss.
Últimamente REBOLLO VARGAS aplica una cierta "ruptura" de la imputación en los delitos especiales impropios cuando el intraneus usa
como instrumento a un extraneus doloso, pues considera a cada uno de ellos como autores del delito correspondiente. Pero este autor con-
sidera que su propuesta sigue respetando, en lo básico, la unidad del título de imputación, pues su solución solamente produce la "ruptu-
ra" en el caso de la autoría (en casos de participación mantiene la unidad); ver págs. 162 y s. En Alemania la doctrina todavía dominan-
te y la jurisprudencia aplican una "ruptura" en los delitos especiales impropios (pero no a los propios) basándose en el art. 28, segundo
párrafo C.P. alemán para sancionar al extraneus como partícipe del "delito básico"; ver las ref. y comentarios críticos en CORTÉS ROSA,
págs. 413 y ss.; SÁNCHEZ-VERA, págs. 181 y ss.

5
Revista Penal
Autoría y participación y la teoría de los delitos de "infracción del deber"
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resultaría punible como partícipe de un "delito del delito, pero los extranei (particulares u
especial" que no se ha cometido en realidad, otros funcionarios sin la función específica exi-
pues al extraneus se le imputa el delito común. gida por el tipo, si fuera el caso) serían partíci-
Por último, en los casos de "delitos especiales pes del mismo delito incluso cuando fáctica-
propios", donde no existen delitos comunes mente hayan tenido el dominio del hecholü. La
aplicables, habría siempre impunidad del ex- imputación (única) de la autoría (sobre cuya
traneus y, en los casos en que éste ejecute los base se construirá la participación) dependerá
hechos, por accesoriedad, también sería impu- de quién haya ejecutado los hechos con "domi-
ne el intraneus. nio del hecho". Si este "dominio del hecho" lo
b) En cambio para la teoría de la unidad del títu- tenía el intraneus y el extraneus solamente ha
lo de imputación, el extraneus sí puede ser par- colaborado con un aporte menos importante,
tícipe del delito especial, pues si bien no es ni este último será "partícipe" del primero en el
puede ser considerado autor, nada impediría delito especial. Si el dominio del hecho lo tuvo
que pueda sea abarcado como cómplice o ins- el extraneus y el intraneus no, el delito cometi-
tigador de dicho delito. También al extraneus do será el "común" y el intraneus será partícipe
se dirigiría la norma subyacente al tipo penal, en este delito común. Por ejemplo, en el caso
pues se trataría de proteger un interés deter- del "peculado", aplicando esta regla, en el pri-
minado (un bien jurídico) y la protección no mer caso el funcionario sería autor de pecula-
solamente sería de interés para todos, sino cre- do y el particular cómplice de peculado; en el
aría también el deber, dirigido a todos, de no segundo caso, el funcionario solamente sería
atentar contra esta protecciónS. Los partida- cómplice de un delito de hurto cometido por el
rios de esta tesis refutan el argumento de que particular.
la regla de la "comunicabilidad de circunstan- Aunque la teoría de la "unidad del título de im-
cias personales" exigiría la "ruptura del título putación" haya dominado en los últimos años
de imputación" cuando el delito haya sido co- tanto en la doctrina alemana como en la espa-
metido conjuntamente por intranei y extranei. ñola, ella no deja tampoco de tener vacíos. Es es-
Esta regla precisamente diría lo contrario de lo pecialmente insatisfactoria cuando se trata de
que se argumenta: consagraría la "accesorie- fundamentar la autoría del intraneus que se va-
dad" de la participación respecto de la autoría, le de un "extraneus" que actúa voluntaria y cons-
y la imposibilidad de la punibilidad del extra- cientemente (y por lo tanto, en realidad, sin las
neus como autor del delito especial; pero no características del "intermediario" de la autoría
diría que el extraneus no pueda ser partícipe mediata tradicional) en la ejecución del delito.
de un delito especial. Luego, el partícipe siem- Este caso se conoce en la doctrina como el de un
pre lo será en relación con un hecho punible instrumento doloso no cualificadol l. Aplicando
cometido por el autor y no con un hecho ine- aquí estrictamente la teoría del "dominio del he-
xistente. Además, el extraneus que colabora cho" tendría que, en los delitos especiales im-
con el intraneus en la comisión de un delito es- propios, aplicarse al extraneus la pena por auto-
pecial impropio, en realidad, no realizaría un ría del delito común y, al intraneus, solamente
injusto del delito común, sino uno más grave una sanción penal como partícipe de este delito
que éste: el del delito especial9. común; y en los delitos especiales propios sería
Luego, en los delitos especiales, propios e im- inevitable la impunidad de ambos (bajo cual-
propios, solamente el intraneus (el funcionario quiera de las dos teorías antes analizadas): la
público, en el caso analizado) podría ser autor conducta del extraneus sería atípica y, por acce-

8. OZ CONDE/ GARCÍA ARÁN, págs. 457, 466 y ss.; MUÑOZ CONDE, p. e., pág. 833; GIMBERNAT ORDEIG, págs. 292 y ss.,
300; c. más ref. LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, págs. 169 y ss., 191 y ss.; PEÑA OSSA, págs. 39 y ss. También yo me he pronunciado an-
teriormente a favor de esta tesis; Los delitos contra la administración pública, 1 ra. ed., pág. 50, 2da. ed., pág. 57.
9. Explicando esto c. ej., CORTES ROSA (quien por lo demás sigue la tesis de la "infracción del deber"), págs. 426 y ss., 432 y s.,
439.
10. QUINTERO OLIVARES, Los delitos especiales, pág. 50. Este autor emplea, por lo demás, una terminología particular para explicar
mejor su posición (que entonces no era aún dominante en España); diferencia entre autor y coautor "principal" (que solamente podrían ser
los que reúnen las cualidades especiales exigidas por el tipo) y autor o coautor "material" (que puede ser cualquiera que tiene dominio del
hecho en la realización del tipo); ver págs. 73 y ss., 79 y ss.
11. Sobre esta problemática ver recientemente, entre otros y c. más ref., ROXIN, Strafrecht AT 2, págs. 108 y ss., n. marg. 275 y ss.;
STRATENWERTH, págs. 306 y ss., n. marg. 38 y ss.; KÜHL, pág. 783, n. marg. 56b. En lengua española ver REBOLLO VARGAS, págs.
143 y SS.

6
Doctrina

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soriedad limitada, la del intraneus también lo tenga el conocimiento de lo que pretende el hom-
sería 12 . bre de atrás, o si, en realidad, sí tiene el dominio
Para evitar la impunidad en estos casos, en Ale- del hecho en el sentido de poder decidir final-
mania se barajan otras soluciones que justifiquen mente sobre la ejecución de los hechos (caso que
el dominio del hecho del intraneus. Una de ellas es se puede distinguir según si tal dominio es com-
la que admite excepcionalmente la "autoría me- partido o no con el hombre de atrás). En el pri-
diata" del intraneus que no ejecutó por sí mismo mer caso, el hombre de atrás sería "autor media-
los hechos y se valió del "instrumento doloso no to" del delito especial, y el extraneus, partícipe en
cualificado", pues aquí existiría -se argumenta- éste; en el segundo caso, el ejecutor inmediato se-
debido al deber especial del primero (sin el cual ría autor ("inducido") y el hombre de atrás un "in-
no sería posible el delito), un "dominio normati- ductor". Llevada esta tesis a los delitos especiales,
vo-psicológico del hecho" 13. Pero esta solución cuando el "intraneus" emplee un instrumento do-
no deja de ser artificial pues se aleja de la base loso no cualificado ("extraneus"), aquél sería au-
"real" del "dominio del hecho" redefiniéndolo de tor mediato del delito especial y éste autor o par-
manera dudosal4. Otra posibilidad consistiría en tícipe del delito común. Al revés, si el extraneus
admitir una autoría por "omisión impropia" del indujera al intraneus, aquél sería autor mediato
intraneus, pero esta interpretación supondría del delito común, mientras que éste sería autor
transformar la "cualidad especial" en fundamento del delito especial. Con esto, REBOLLO VARGAS
de la posición de garante y, con ello, al tipo mixto postula en definitiva una "ruptura" del título de
de dominio y de infracción del deber (el problema imputación en los casos de "delitos especiales im-
se presenta en éstos) en uno de "pura infracción propios", pues los resultados que proponen afec-
del deber", eliminando así, contra legem, la exi- tan al injusto mismo de la conducta del extra-
gencia típica de una acción determinadalS. En re- neus. Así, el instigador extraneus del funcionario
alidad, una aplicación consecuente de la teoría del público que ha torturado sería punible como "au-
"dominio del hecho" tendría que llevar a la impu- tor" del delito común de "trato degradante" (art.
nidad en estos casos, pues por más que el tipo pe- 173 C.P. español), mientras que el funcionario
nal exija una cualidad para la autoría -cualidad público inducido sería autor de "torturas" (art.
que no tiene el instrumento doloso que ejecuta el 176)17. Pero aquí cabría preguntarse si la diferen-
delito- esto no podría eliminar la exigencia típi- ciación en dos grupos de "instrumento doloso no
ca de dominio del hecho en el ejecutor (que sí ten- cualificado" tiene sentido. Y es que si el "instru-
dría, en el caso expuesto, el extraneus), salvo en mento" tiene el dominio del hecho, en realidad
los casos en los que el tipo penal pueda interpre- dejaría de ser "instrumento" y lo lógico sería
tarse en el sentido de que no exige ningún domi- -desde la perspectiva del dominio del hecho y de
nio del hechol6. la unidad del título de imputación- que la impu-
En España, últimamente REBOLLO VARGAS tación por autoría se dirija a él y ya no al intra-
(quien parte del "dominio del hecho"), analizan- neus. Y con ello se llegaría a impunidades intole-
do casos de delitos especiales impropios, propone rables en los delitos especiales propios, cuando el
una solución diferenciada de casos de "instru- extraneus ejecute los hechos; si los "dominó", el
mento doloso": según si el instrumento doloso no intraneus tendría que ser impune (y el extraneus
tuviera realmente el dominio del hecho aunque también por falta de injusto común); si no los do-

12. Estas consecuencias también las aceptan algunos de la "tesis mixta" (admisión, en principio, de "delitos de infracción del deber",
pero también de tipos que exigen tanto la "infracción del deber" como también un dominio del hecho), ver ref. en ROXIN Autoría y domi-
nio del hecho, pág. 7 48; KÓHLER, págs. 511 y s. Sobre la "tesis mixta" ver más abajo en 2,2.
13. JESCHECK/WEIGEND, pág. 670. Ver también en LÓPEZ BARJA, págs. 171 y s.
14. ROXIN hace una exposición crítica de ésta y otras teorías que tratan de adaptar el concepto "dominio del hecho" al caso del ins-
trumento doloso no cualificado; ver en Strafrecht AT 2, págs. 109 y ss., n. marg. 276 y ss.; "Autoría y dominio del hecho", pág. 7 46; igual-
mente crítica es la posición de STRATENWERTH, quien acusa a la lectura "normativa" del dominio del hecho de ofrecer una "solución apa-
rente" al reinterpretar el elemento "cualidad del sujeto activo" como "dominio del hecho", pág. 307, n. marg. 40.
15. Al respecto ver BLOY, págs. 240 y ss.
16. Es el caso p. ej. de BOTIKE, quien se basa en el principio de legalidad para admitir que estos casos serían impunes incluso desde
la perspectiva (que él propone) del "dominio de la configuración" (Gestaltungsherrschalt) de los hechos efectuados. Ver Taterschaft und
Gestaltungsherrschaft, págs. 112, 117, 120. También OTIO, c. más ref., pág. 255, col. der (rechazando expresamente el "dominio nor-
mativo" por falta de "domino real de los hechos", ver pág. 256, nota 52), y ss.; STRATENWERTH, págs. 306 y ss., esp. n. marg. 38; BLOY,
págs. 212 y s., 237 y ss. Mucho antes ya LANGER, págs. 219 y ss., 467.
17. Ver REBOLLO VARGAS, págs. 146 y ss., 151 y ss., 157 y ss.

7
"
Revista Penal
Autoría y participación y la teoría de los delitos de "infracción del deber"
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minó, habría siempre impunidad del extraneus IV. La teoría de los "delitos de infracción
pero el intraneus sería autor mediatolS. Y en los de deber"20
delitos especiales impropios, la ruptura del título
de imputación que se produce es siempre critica- Una concepción totalmente diferente para dar
ble por los motivos ya indicados arriba19. Más solución a los problemas de autoría y participa-
bien la diferenciación comprensible que propone ción en los delitos especiales es la propugnada por
Claus ROXIN: la teoría de la infracción del de-
REBOLLO VARGAS debería incidir en la "medi-
ber21. ROXIN formuló esta teoría en su célebre
ción de la pena" según el quantum de injusto de
trabajo doctoral publicado en 1963 bajo el título
la conducta del extraneus, tal como se analiza "Autoría y dominio del hecho" (la versión de la
más abajo (ver 6, al final). séptima edición ha sido traducida al español por
Otro problema dificilísimo discutido por la Cuello Contreras y Serrano González de Murillo).
doctrina es el caso del empleo, por parte del ex- En dicho trabajo, donde, además, se desarrollan
traneus, de un instrumento cualiEcado no dolo- una serie de ideas que ahora son doctrina domi-
so o (intraneus imprudente o que actúe bajo nante (p. ej. la distinción legislativa de los dife-
error), para ejecutar un delito especial. Por ejem- rentes tipos de dominio del hecho) o están decidi-
plo, el extraneus engaña al funcionario público damente encaminados a serlo (la autoría mediata
para que éste le revele un secreto, le entregue (o mediante aparatos organizados de poder), ROXIN
entregue a un tercero) bienes del Estado, preva- afirma, básicamente, lo siguiente:
rique, se aleje del lugar del accidente que ha cau- a) Los tipos penales de la parte especial pueden
sado, etc. En estos casos, si se tratara de delitos sistematizarse distinguiéndolos entre "delitos
especiales propios (¡y en muchas legislaciones, de dominio" y "delitos de infracción del de-
los tipos correspondientes lo son!), dado que el ber". En los primeros, el legislador presupon-
extraneus solamente podría resultar punible ac- dría el "dominio" de la conducta típica por
cesoriamente en relación con el hecho punible parte del autor, sea por sí mismo, por interme-
del intraneus, y como éste resultaría mayormen- dio de otro o conjuntamente con otros; en
te impune (no suelen haber tipos especiales im- cambio, en los segundos, el reproche penal iría
prudentes o podría ser injusto el reproche de im- dirigido a la "infracción" de un "deber especí-
fico" del sujeto activo sin importar cómo la
prudencia), el extraneus resultaría también
realicen. En este segundo grupo se ubicarían,
siempre impune.
básicamente, los "delitos especiales", los deli-
Por lo demás, en legislaciones penales como la tos de "omisión" y los delitos "de propia ma-
peruana, el problema práctico de aplicar la teoría no"; sin embargo, el propio Roxin aclara que
de la "unidad del título de imputación" está en que para tener una mayor precisión sobre el carác-
en algunos casos llevaría a intolerables conse- ter de "delito de infracción del deber" dentro
cuencias dada la existencia de tipos penales espe- de estos tres grupos todavía se necesitaría un
ciales en la cuales la "cualidad" tiene que ver con análisis más profundo23.
características personalísimas del autor y que pre- b) Como consecuencia de la distinción hecha an-
vén, además, penas o muy severas o muy benig- tes, la autoría y la participación tendrán que
nas: el "parricidio" (art. 107) y el "infanticidio" seguir necesariamente distintos principios se-
(art. 110) (ver al respecto 6). gún el grupo de delitos de que se trate. En el

18. Precisamente este caso critica ROXIN a la doctrina tradicional alemana, pues --{]rgumenta él- no puede haber sido la voluntad
del legislador el querer que el intraneus evada la punibilidad empleando siempre a un extraneus para cometer delitos especiales propios;
ver Strafrecht AT 2, pág. 11 O, n. marg. 279.
19. El propio REBOLLO VARGAS reconoce que con su tesis se produciría tal "ruptura", la cual se vería justificada, en los delitos espe-
ciales impropios (en concreto, para el binomio "torturas" -"trato degradante"}, por el hecho de que el ejecutor inmediato (extraneus) no ha-
bría cometido el delito especial sino el común; ver pág. 162. Pero lo mismo podría decirse desde la perspectiva del delito especial: el ex-
traneus fue inducido a realizar hechos, conscientemente para él, que implicaban una "violación del deber" del hombre de atrás; o sea
contribuyó conscientemente a violar la norma subyacente al delito especial.
20. La traducción literal debería ser "delito de deber" (Pflichtdelikte}, pero en español no destaca -como en alemán- lo que quiere
decir Roxin. Por eso se ha impuesto el término delito de "infracción del deber" (o "infracción de deber").
21. Ampliamente en Autoría y dominio del hecho .. ., págs. 385 y ss., 7 42 y ss.; últimamente en "Strafrecht AT 2", cap. 25 1, págs. 106
y SS.
22. Ver ROXIN, Dogmática penal, págs. 363 y ss.; también ver en LÓPEZ BARJA, págs. 172 y s. Críticamente contra esta teoría, c. más
ref., MIR PUIG, Santiago, págs. 367 y ss.
23. ROXIN, Autoría y dominio del hecho, págs. 419 y ss., 7 44.

8
D o t r i n a

•••

caso de los "delitos de dominio" resulta apli- geniero de la obra, de motu proprio pero con
cable la teoría del "dominio del hecho". Pero conocimiento del funcionario encargado, em-
en el grupo de los "delitos de infracción del pleara la maquinaria destinada a una obra pú-
deber", la presencia o ausencia de dominio del blica para realizar otra obra pública durante
hecho no debería tener ninguna trascendencia el tiempo que aquélla había sido alquilada por
para distinguir entre autor o partícipe. Lo úni- la administración (con lo cual, en el sentido
co que interesaría, para determinar la autoría, del tipo peruano, se afectaría la realización de
sería verificar que se haya producido la in- la primera obra pública).
fracción del deber por parte del intraneus. Y En los casos de instrumento doloso no cualifi-
cualquier extraneus que haya colaborado -de cado, no habría tampoco problemas -bajo la
cualquier manera (o sea con dominio o no, an- teoría de Roxin- para imputar la autoría
tes o durante la ejecución de los hechos)- (mediata) al intraneus, mientras que el extra-
con el intraneus, será partícipe de este tipo de neus solamente sería partícipe de aquél24. Y
delitos. en el caso de los tradicionalmente llamados
Entonces, según la teoría de Roxin, en todos delitos especiales impropios ya no habría pro-
los ejemplos propuestos anteriormente, el in- blemas para afirmar la punibilidad del extra-
traneus sería autor del delito pues habría in- neus como partícipe del mismo delito cometi-
fringido dolosamente su deber; los que hayan do por el intraneus infringiendo éste su deber.
colaborado con él pero no tengan la cualidad En este caso, si bien existe un tipo común que
específica exigida por el tipo serían siempre podría aplicarse al extraneus, el delito cometi-
partícipes del mismo delito. Y todo ello sin do, en el que ha participado el extraneus, ha
importar quién haya tenido, durante la ejecu- sido el especial (contribución a una "infrac-
ción del delito, el "dominio del hecho". Por ción del deber") y por lo tanto debe ser res-
ejemplo, haciendo un paralelo entre el tipo ponsable por este injusto; luego, el reproche
alemán (amplio) de "administración desleal" de culpabilidad para el extraneus que contri-
(art. 266 C.P. alemán), dado por Roxin, y el buya de cualquier modo a la realización del
peruano de "peculado" (art. 387 C.P.): el fun- delito especial deberá ser siempre el de partí-
cionario público que, desde el extranjero, da cipe del delito especial (o "delito de infracción
instrucciones a un particular para que, al día del deber"), aunque la pena aplicable para él
siguiente, pase por la oficina del primero y se -por razones de proporcionalidad consagra-
apodere de fondos que estaban bajo la admi- das en Alemania en el art. 28 del C.P.- se ba-
nistración de éste, será autor de delito de "pe- se luego en un marco penal atenuado25 (ver al
culado" y el extraneus su cómplice; y aquí no respecto abajo, 6). Por lo demás, cuando actú-
importa que el funcionario no haya tenido el en un intraneus y un extraneus en la comisión
dominio del hecho (ésta en el extranjero y el de un delito especial, nunca será posible -sin
extraneus era plenamente consciente del in- importar quién haya tenido el dominio del he-
justo penal), pues de todos modos habría in- cho- que exista coautoría entre ambos. Sola-
fringido su deber con la consecuencia de que mente sería admisible la "coautoría" cuando
otro llegó a afectar el bien jurídico al ejecutar dos intranei, con los mismos deberes, infrin-
el delito. Y lo mismo ocurriría con un delito jan al mismo tiempo su deber y hagan posible
especial propio como la "malversación de fon- la ejecución del delito (p. ej., dos carceleros
dos" (art. 389), aunque la "aplicación pública que al mismo tiempo dolosamente dejan esca-
diferente" de los bienes públicos la lleve a ca- par a un prisionero)26.
bo un tercero extraneus (un particular u otro c) Pero la posición de Roxin implica algo más:
funcionario sin el deber específico sobre los no solamente la autoría se desliga del "domi-
bienes), con pleno dominio del hecho, pero nio del hecho", sino la "participación" pres-
bajo pleno conocimiento o tolerancia dolosa cinde ahora de una comisión "dolosa" por par-
del funcionario público; este último será el au- te del autor. En los delitos de infracción del
tor del delito especial y aquél el partícipe de deber solamente importaría la infracción ob-
este mismo delito. Por ejemplo, cuando el in- jetiva del deber; el "dolo" solamente sería ne-

24. ROXIN, Strafrecht AT 2, págs. 108 y s., n. marg. 275; Autoría y dominio del hecho, págs. 394, 7 45 y ss.
25. ROXIN, Strafrecht AT 2, págs. 107 y ss., esp. n. marg. 273 in fine; en el mismo sentido, ampliamente y exponiendo la posición
contrario dominante en Alemania en los años 70 que, a diferencia de la solución para los delitos especiales propios, rompía, en los
impropios, el "título de imputación", CORTÉS ROSA, págs. 413 y ss., 437 y ss. Ver también, con más detalle, en 6.
26. ROXIN, Strafrecht AT 2, pág. 107, n. marg. 272; Autoría y dominio del hecho" págs. 388 y ss.

9
Revista Penal
Autoría y participación y la teoría de los delitos de "infracción del deber"
•••
cesario para la punibilidad del autor intra- respectivamente, mientras que el ejecutor di-
neus, pero no influiría en la punibilidad del recto habría actuado bajo "error de tipo" y se-
extraneus. Entonces, la "accesoriedad" debería ría impune27.
ser entendida, en los delitos de "infracción del
deber", en el sentido de que la participación V. Argumentos a favor y en contra de la
(instigación o complicidad) dependería sola- teoría de la "infracción del deber"
mente de una "infracción del deber", sea que
ésta haya sido cometida dolosa o culposamen- En Alemania, en los últimos años se ha incre-
te. Y es que, en los delitos de "infracción del mentado el número de seguidores de la tesis de la
deber" no es el "dominio del hecho" el criterio "infracción del deber", aunque no siempre emple-
diferenciador entre autor y partícipe (que por en los mismos fundamentos ni asuman todas sus
su propia naturaleza tiene que ser doloso) si- soluciones28. Entre otros, JAKOBS ha sido uno de
no la "infracción del deber" que recae en el los primeros en seguir la tesis de ROXIN y desa-
"intraneus", y esta infracción no tiene por qué rrollarla, aunque empleando otra terminología y
ser "dolosa". Con esto se da una solución sa- en el marco de una teoría particular del injusto
tisfactoria -desde la perspectiva de política penaJ29. El mayor atractivo de la teoría de la "in-
criminal- a los casos de instrumento cualifi- fracción del deber" es la simplicidad de las solu-
cado no doloso (intraneus que actúa bajo ciones dadas a temas tan complejos como el caso
error), aunque se rompa con el entendimiento del "instrumento doloso no cualificado", así como
tradicional de la accesoriedad limitada (res- la falta de alternativas razonables de las teorías
ponsabilidad del partícipe cuando el autor ha- que parten del "dominio del hecho".
ya cometido dolosamente un hecho típico y En una importante monografía, SÁNCHEZ VE-
antijurídico que haya llegado por lo menos a RA, seguidor confesado de la tesis de Roxin (y dis-
la tentativa). Así, cuando un extraneus enga- cípulo, en Alemania, de Jakobs), hace, entre otras
ñara a un médico para hacer que le revele un precisiones, que en los "delitos de infracción del
secreto profesional y cuando una persona no deber" no sería apropiado --como hace Roxin-
implicada en un accidente engañara al impli- hablar ni de "coautoría" ni de "autoría mediata"
cado para hacer que se aleje del lugar de los ("coautoría", cuando varios intranei, con los mis-
hechos violando su obligación, Roxin no tiene mos deberes, los infringieran; "autoría mediata",
problemas para afirmar que en ambos casos cuando el intraneus emplee a un instrumento do-
los extranei son punibles como instigadores loso no cualificado) sino de "autoría accesoria" y
de los delitos de "violación del secreto profe- "autoría directa" correspondientemente. Los tér-
sional" (art. 300 C.P. alemán) y "abandono minos de "coautoría" y "autoría mediata" presu-
del lugar del accidente" (art. 142 C.P. alemán) pondrían en estos casos una "relación de dominio"

27. ROXIN, Autoría y dominio del hecho, págs. 402 y ss., 406. SÁNCHEZ-VERA, quien también sigue, en general, la tesis de Ro-
xin, llega a otra solución. Considera, por un lado, que estos casos serían irrelevantes (impunes) desde la perspectiva de la "infracción
del deber" pues ésta no ha ocurrido, y, por otro lado, que precisamente por eso (y porque existirían otros casos impunes parecidos),
no existiría necesidad político-criminal de penar aquí al extraneus; ver págs. 174 y ss. (esp. 176, nota 37), 224. También expresamente
en contra, desde una perspectiva del "dominio del hecho", aunque aceptando que sea posible la autoría del extraneus manipulador del
intraneus no doloso en los tipos penales que permiten esta posibilidad, KÓHLER, pág. 512.
28. Ver las citas en ROXIN, Strafrecht AT 2, pág. 106, nota 352; también CORTÉS ROSA, pág. 425, y especialmente SÁNCHEZ-
VERA, quien se considera expresamente continuador de las tesis de Roxin y de Jakobs, págs. 20, 214 y ss. Algunos autores solamen-
te siguen en parte la tesis de Roxin. Es el caso de STRATENWERTH, para quien solamente en una parte de los delitos de "infracción del
deber" (en los que el tipo no describe ninguna acción típica) puede bastar la mera infracción del deber (con la consecuencias extensi-
vas expuestas por Roxin), aparte de que en estos casos, cuando el intraneus emplee a un extraneus, no se trataría de "autoría media-
ta", sino de "autoría directa"; ver pág. 308, n. marg. 40; similar CRAMER/HEINE en Schonke/Schroder, pág. 476, n. marg. 84 y s.
En Portugal, asume las críticas de Stratenwerth, PIZARRO BELEZA, págs. 267 y ss., 273 y s.
29. JAKOBS diferencia entre responsabilidad de autoría por "arrogarse una organización ajena" (equivalente al dominio del hecho)
y por lesionar una institución defraudando el rol que porta (equivalente a infracción del deber). Cita expresamente esta coincidencia,
ROXIN en Strafrecht AT 2, cap 25 1, n. marg. 269, pág. 106. Entre otras diferencias menores, JAKOBS fundamenta la infracción del
deber en "instituciones" (positivas o negativas) y fundamenta la punibilidad misma del hecho en la "infracción del deber" (y no en la
afección de bienes jurídicos). Ver un análisis sobre las similitudes y diferencias de la teoría de la "infracción del deber" en ambos au-
tores en SÁNCHEZ-VERA, págs. 29 y ss. ROXIN ha asumido recientemente parte de la crítica de Jaboks, en el sentido de que no todos
los delitos de omisión impropia pueden ser considerados "delitos de infracción del deber", pero considera que este ámbito es el menos
aclarado todavía y hace falta más debate; en todo caso remite a un trabajo específico futuro, ver "Autoría y dominio del hecho", págs.
7 44, 751.

10
D o e t r i a

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que, en realidad, no existe pues el "deber" tiene un ta con dominio del hecho. Y si, en estos casos, se
carácter personalísimo cuyo cumplimiento o in- hiciera bastar, para la autoría del intraneus, sola-
cumplimiento incumbe solamente al obligado. Y mente la infracción del deber, se estaría atentan-
cuando el obligado infringe su deber (por omi- do contra una exigencia expresa de la ley, o sea
sión, comisión, a través de otro, personalmente, contra el principio de legalidad32. La creación de
etc.) siempre lo habrá ejecutado él mismo y di- un tipo de deber especial solamente delimitaría el
rectamente30. Por cierto que este autor admite fi- círculo de posibles autores, pero no implicaría
nalmente que también es posible usar "por su fe- una renuncia al "dominio del hecho". Ésta es
notipo" los ilustrativos términos de "coautoría" y -hasta ahora- la crítica más importante a la te-
"autoría mediata" en los casos propuestos, pues oría de la "infracción del deber".
ello, por último, no implica ninguna consecuen- A esta crítica responde ROXIN que, como el le-
cia esencial en el análisis y aplicación de los tipos gislador habría presupuesto la infracción del de-
penales 31 . ber, mediante cualquier conducta (comisiva u
Pero todavía persisten críticas importantes al omisiva, dolosa o culposa, de ejecución o de sim-
modelo de ROXIN. La mayoría de ellas se dirige ple aporte al ejecutor) que lleve a un resultado le-
solamente a reducir el ámbito de actuación de la sivo para el bien jurídico, este último (descrito
"infracción del deber" como definidora de la auto- eventualmente en una conducta concreta) se lle-
ría; en pocos casos las críticas tienden a rechazar- varía a cabo "a través" de la "infracción del deber".
la por completo, y menos aún a rechazar la exis- O sea: el intraneus infringiría el "deber" (de cual-
tencia de "delitos de infracción del deber". quier manera o mediante una acción concreta)
l. En primer lugar, una parte de la doctrina ale- que lleva al resultado de afección al bien jurídi-
mana, que acepta la existencia de "delitos de in- co33, pero esto no quiere decir que sea el intraneus
fracción del deber", sostiene que en una parte de mismo quien lleve a cabo la conducta lesiva (con
ellos el tipo exigiría, de todos modos, además de la dominio del hecho) que lleva al resultado, infrin-
infracción del deber la realización de una conduc- giendo -además- el deber que tiene. La conse-

30. Ver SÁNCHEZ-VERA, págs. 158 y ss.


31. Ver SÁNCHEZ-VERA, págs. 160 y s., 163. Por lo demás, para este autor -siguiendo a Jakobs- distingue entre meros "delitos
especiales" o "delitos especiales en sentido amplio" (delitos en los cuales se presenta una pura delimitación externa del círculo de au-
tores) y "delitos especiales en sentido estricto" o "delitos de infracción del deber" (delitos en los que la delimitación externa del autor se
basa en una institución subyacente). Como en los delitos tradicionales de "omisión impropia" no estarían en juego instituciones, sino
solamente deberes dirigidos a cualquier "persona" provenientes de "expectativas" generales {similares en este aspecto a los delitos de
comisión comunes), no se trataría en aquéllos de "delitos de infracción del deber"; ver ídem, págs. 35, 37, 47 y ss., 58 y ss.
32. Entre otros ver STRATENWERTH, págs. 307 y s., n. marg. 40; PIZARRO BELEZA, pág. 279; HOYER, en: Systematisches Kom-
mentor, § 25, n. marg. 21 y ss., esp. 25; BLOY (con especial referencia a los delitos de omisión), págs. 219 y ss., 223 y s., 231 y ss.,
243; similar, OTIO, pág. 257. También BOTIKE, quien permanece en la teoría del "dominio del hecho" (aunque empleando una ter-
minología y teoría propias de la autoría: el "dominio de la configuración"), exige finalmente, además de la infracción del deber extra-
penal que, adicionalmente, "la modalidad de acción tipificada fundamentadora de la pena haya sido cumplida por el obligado espe-
cial ejerciendo un dominio de configuración proveniente de su propio cuerpo, de su superioridad relevante o de una acción coordinada
y equivalente" (es decir, como autoría directa, mediata o coautoría); ver Die Struktur von Téiterschaft, pág. 245; Téiterschaft und Ges-
taltungsherrschaft, págs. 94 y ss., 108, 115 y ss. Ver una amplia exposición sobre esta crítica y postura ("tesis mixta") y los autores que
la defienden en SÁNCHEZ-VERA, págs. 137 y ss. En España, de manera similar, efectúan críticas a la teoría de Roxin, GIMBERNAT
ORDEIG, págs. 297 y s.; MUÑOZ CONDE, p. e., pág. 833; Santiago MIR PUIG, págs. 367, n. marg. 30, pág. 370, n. marg. 37; más
ref. en Carlos MIR, pág. 31 O. Últimamente se pliega a la crítica de Gimbernat, REBOLLO VARGAS, pág. 150. Santiago MIR PUIG se
mantiene dentro de la tesis del "dominio del hecho" y la "unidad del título de imputación", pero admite una "autoría mediata" del in-
traneus que habría empleado un "instrumento doloso no cualificado" (el extraño) sin importar para ello el "dominio efectivo" del ins-
trumento sino solamente que se constate la "pertenencia del delito" en forma de una imputación objetiva y subjetiva del resultado; ver
págs. 373 y s., n. marg. 47 y ss. Pero, como se ha resaltado, esta tesis llevaría a una considerable y dudosa ampliación de la autoría
mediata" y en realidad significaría abandonar el "dominio del hecho"; ver GIMBERNAT ORDEIG, págs. 261 y s.; QUINTERO OLIVA-
RES, Los delitos especiales, págs. 90 y ss.; DÍAZ y GARCÍA CONLLEDO, págs. 618 y ss.
33. ROXIN, Strafrecht AT 2, pág. 112, n. marg. 283. De manera similar también SÁNCHEZ-VERA entiende que no atentaría con-
tra el principio de legalidad la exigencia exclusiva de "infracción del deber" en una serie de tipos penales alemanes que los partida-
rios de la "tesis mixta" toman como ejemplo de exigencia legal de "dominio del hecho" junto a la infracción del deber. El argumento
es que en estos casos el legislador tiene que describir "determinada conducta" para no atentar contra el principio de legalidad, pero
esto no querría decir que se necesite dominio del hecho, sino que "la infracción del deber" se refiera a una "des cripición específica
del hecho"; ver págs. 139 y ss.

11
Revista Penal
Autoría y participación y la teoría de los delitos de "infracción del deber"
•••

cuencia práctica de esta interpretación sería que bién otros Códigos penales de similar redacción),
la conducta concreta -cuando el tipo penal la en la parte general, establecería la posibilidad de
presuponga- podria ejecutarla cualquier otro sin que los hechos sean cometidos "a través de otro".
que ello afecte a la autoría del intraneus, pues no La ejecución por el propio intraneus solamente se-
se exige que sea el propio portador del deber ría indispensable en los llamados "delitos de pro-
quien lo haga. Esta reinterpretación de los tipos pia mano". Pero estos tipos delictivos, en realidad,
penales especiales se vería reforzada por el hecho son escasos y consistirian en gran medida en re-
de que tanto el intérprete como el legislador ha- miniscencias de un Derecho penal de autor y mo-
brían ya reconocido implícitamente la punibili- ralista del pasado (a excepción de un grupo de
dad, sin dominio del hecho de la "infracción del ellos denominado "delitos de deberes personalísi-
deber" en una serie de casos. Así, tradicionalmen- mos" o "delitos impropios de propia mano")36.
te se ha afirmado en Alemania la punibilidad, co-
SÁNCHEZ-VERA ha completado últimamente
mo autoria, en el alejarse del lugar del accidente
la argumentación de Roxin, indicando que los ti-
con el vehículo conducido por un tercero extra-
pos especiales que describen alguna conducta tí-
neus (art. 142 C.P. alemán); o el "retirar bienes pica no serian, en este punto, distintos de los co-
propios" a través de terceros (delito de "frustra- munes, pues tal descripción constituye solamente
ción de la ejecución coactiva" del art. 288 C.P. ale- una "limitación usual en la caracterización del he-
mán); y también en algunos casos de delitos con- cho", necesaria para no atentar contra el principio
tra la administración pública el legislador alemán de legalidad y que distingue un tipo penal de otro;
ha descrito expresamente el dominio de los hechos pero eso no significaria que se necesite un "domi-
por parte de un sujeto sin cualidad de funcionario nio del hecho" en relación con esta conducta; la
público: lesiones corporales cometidas por un fun- descripción de la conducta típica solamente deli-
cionario público (art. 340 C.P. alemán), la persecu- mitaria el marco en el cual se produciría la in-
ción de inocentes (art. 344), incitación a delinquir fracción del deber37.
de subordinados (art. 357 C.P. alemán)34. Este últi- 2. OTTO observa que la "violación del deber" es-
mo hecho no excluiria que el legislador haya queri- taría presente en todos los delitos; la violación del
do extender la interpretación amplia de la "infrac- "deber especial" no sería diferente de la que forma
ción del deber" en el sentido que defiende ROXIN. parte de cualquier delito común. Su única dife-
Además -siempre según Roxin-, aceptar que ade- rencia estaria en que limita el círculo posible de
más de la infracción del deber se necesite autores y por ello se constituiria en un presupues-
-en algunos casos- el dominio del hecho seria to de la autoría38.
volver al problema del "instrumento no cualificado Pero esta objeción no convence, pues sí existe
doloso", donde -a igual que en los delitos de omi- una diferencia entre el "deber" general de "no
sión impropia- no podria sostenerse que en estos atentar contra bienes jurídicos" y el deber especí-
casos el intraneus haya tenido el "domino del he- fico que constituye el delito especial: una cercanía
cho"35. En efecto, afirmar el "dominio del hecho" con el bien jurídico en estos últimos, lo cual im-
en estos casos solamente seria posible a través de plica la existencia misma del reproche penal (deli-
una manipulación del concepto en el sentido de por tos especiales propios) o un mayor injusto penal
ejemplo un "dominio normativo". (delitos especiales impropios). Tampoco los "deli-
Por lo demás ROXIN refuerza su tesis arguyen- tos imprudentes", en los cuales existe una viola-
do que ya el propio Código penal alemán (y tam- ción de deberes generales, pueden equipararse a

34. ROXIN, Strafrecht AT 7', pág. 113, n. marg. 284 y s.


35. ROXIN, Autoría y dominio del hecho, págs. 7 44 y s.
36. ROXIN ha destacado que, en realidad, existen pacas tipos penales que puedan merecer la denominación de "delitos de propia
mano", y que por lo tanto solamente podrían ser ejecutados por intraneus (no sería posible la autoría mediata"). Según él, aparte de
los pocos tipos todavía ya existentes relacionados con la reprochabilidad de determinada conducta o forma de vida, todavía podrían
ser vistos como "delitos especiales propios" los que impliquen "deberes personalísimos" (p. ej. "falso testimonio", "prevaricato", "de-
serción"). Por eso los llama "delitos de propia mano impropios" o "delitos de infracción de deberes personalísimos". Ver "Autoría y do-
minio del hecho", págs. 427 y ss., 7 48, 754 y ss.; Strafrecht AT 2, 112 y s., n. marg. 283 y ss., págs. 114 y ss., n. marg. 288 y ss.,
esp. 308 y ss.
37. Cfr. SÁNCHEZ-VERA, analizando críticamente las posturas mixtas de Schünemann, Bloy y otros autores, págs. 139 y ss. Por lo
demás, este autor devela que tal crítica se remontaría incluso a Welzel (quien se refería entonces a los "delitos especiales") y fue em-
pleada (ahora sí en contra de la tesis de la infracción del deber) ya en la primera recensión a la obra de Roxin por Hardwig en 1965.
38. ono, pág. 257, col. izq.

12

1.
Doctrina

•••
los delitos de infracción del deber. Esto ha sido dominado los hechos, con lo cual se incrementan
corregido ya por ROXIN, quien, en la versión ori- los casos de punibilidad de éste. Algunos critican,
ginal de su tesis, consideraba como delitos de in- por eso, que la tesis de Roxin se identificaría con
fracción del deber a los "delitos imprudentes"39. la "teoría extensiva", o sea aquélla, según la cual,
3. LANGER criticaba, hace ya algún tiempo, la toda contribución causal llevaría a afirmar la au-
supuesta incompatibilidad de la "infracción del toría, la cual solamente se restringiría para aqué-
deber" con la regla de la incomunicabilidad y ate- llos favorecidos por normas específicas (las reglas
nuación de pena para el extraneus prevista en el sobre inducción y complicidad de la parte gene-
art. 28 C.P. alemán. De manera similar BOTTKE ral).
afirma que el art. 28 del C.P. alemán ya habría de- A esto responde ROXIN -al mismo tiempo que
cidido de lege lata que la "cualidad especial" para a la crítica de la "violación del principio de legali-
el autor y la violación del deber solamente deberí- dad- que si bien se amplía la punibilidad de
an tener efectos de fijación de pena y no podrían aquel portador de deberes que no hace justicia a
ser constitutivos del injusto40. A esto contesta RO- su rol social, al mismo tiempo también se restrin-
XIN, con toda razón, que en la argumentación de ge esencialmente la punibilidad de los que estén
Langer (y la de Bottke) habría una "petición de desvinculados del deber, pues solamente son con-
principio" pues la regla del art. 28 no decide nada siderados partícipes sin tener en cuenta su contri-
sobre la autoría y la participación, sino presupone bución externa. De esta manera, habría incluso
que éstas ya han sido definidas (cualquiera que más seguridad que con el "dominio del hecho"; la
sea la teoría que se emplee), y recién entonces pre- teoría de la "infracción del deber" solamente lle-
vé, en algunos casos, consecuencias jurídicas dife- varía a repartir de manera distinta los roles de
renciadas para los distintos sujetos que participan "autor", "inductor" y "cómplice" teniendo en
en el delito 41 . cuenta la distinta realidad social en la que se basa
4. También afirmaba LANGER que, como para este grupo de delitos43. Además, como anota
la autoría del intraneus bastaría la mera "infrac- BLOY, no puede identificarse la tesis de Roxin,
ción del deber", toda inducción que el intraneus por más que amplíe la autoría del intraneus, con
haga al extraneus para la ejecución de un delito una "teoría extensiva", pues esta autoría depende,
especial, por más infructuosa que luego resulte, después de todo, en los delitos especiales de ele-
llevaría siempre a una punibilidad por autoría del mentos personales (y no solamente de la contri-
primero, atentándose así contra la regulación ex- bución causal)44. En el mismo sentido defiende
presa de la "tentativa" (art. 30 C.P. alemán). SÁNCHEZ-VERA la teoría de Roxin, aclarando
A esto ROXIN contesta que la "infracción del que ella no supone una admisión de la "teoría ex-
deber" es solamente uno de los elementos típicos tensiva de la autoría" pues, antes que contribucio-
que fundamentan la punibilidad del intraneus; nes causales, se exige una "infracción del deber"
también en este caso, se necesita una afección del ("lesión de una institución positiva") para la auto-
bien jurídico a través de la "infracción del deber"; ría, exigencia, incluso plasmada legalmente (cua-
y ello solamente ocurriría cuando el extraneus ha- lidad del autor), que la "teoría extensiva" no ha si-
ya llegado por lo menos a la tentativa42. do capaz de explicar45.
5. Se critica también a la tesis de la "infracción 6. BOTTKE, quien por lo demás desarrolla su
del deber" que tendería a extender anormalmente propia teoría de definición de la autoría (el "do-
el ámbito de la autoría. En efecto, mientras que la minio de la configuración"), critica, entre otras
tesis del "dominio del hecho" restringe la autoría cosas, que, si se admitiera la tesis de los delitos de
al intraneus que (además) haya dominado los he- "infracción del deber" para afirmar la punibilidad
chos (con las consecuencias de impunidad en mu- del intraneus que empleara un "instrumento dolo-
chos casos), la tesis de ROXIN califica de autor al so no cualificado" sería superflua la disposición
"intraneus" infractor de su deber, así no haya éste referida al "actuar por otro" (art. 14 C.P. alemán),

39. Ver las explicaciones al respecto por el propio ROXIN en Autoría y dominio del hecho, p. 7 43. También ver, c. más ref., la ex-
posición de BLOY al respecto, págs. 226 y ss.
40. BOTIKE, Téiterschaft und Gestaltungsherrschaft, págs. 118 y ss.
41. ROXIN, Strafrecht AT 2, pág. 113, n. marg. 286; Autoría y dominio del hecho, pág. 742, nota 537.
42. ROXIN, Autoría y dominio del hecho, pág. 7 42, nota 537.
43. ROXIN, Strafrecht AT 2, pág. 112, n. marg. 283.
44. BLOY, págs. 233 y s.
45. SÁNCHEZ-VERA, pág. 156.

13
Revista Penal
Autoría y participación y la teoría de los delitos de "infracción del deber"
•••
pues esta regla precisamente estaría dirigida a cu- do caso, por lo visto, ambas interpretaciones son
brir -además de otros casos- los casos de em- posibles. Esta respuesta es reforzada por SÁN-
pleo de instrumento doloso no cualificado46. CHEZ-VERA, quien afimia que la presencia de al-
Esta crítica es, en realidad, insostenible si se gunos tipos penales de infracción del deber, ya ti-
piensa que la razón de la "regla del actuar por pificados en el C.P., no quiere decir que no
otro" (y en ese sentido interpreta la doctrina do- puedan haber otros tipos penales similares no ti-
minante) radica en extender la autoría a casos de pificados expresamente; también podría darse la
"representación" (legal y/o fáctica) de un intra- interpretación a majare ad minus: de la existencia
neus, por parte de un extraneus, en el campo de de delitos de infracción del deber positivados (o
los negocios o de las actividades del derecho civil: sea donde autor resulta ser el infractor del deber)
la responsabilidad de "órganos y representantes"; tendría que deducirse la suposición de que sería
no se refiere a los casos usuales de empleo doloso posible la autoría por mera infracción del deber
de un extraneus doloso47. Por lo demás, la crítica en todos los delitos que reúnan la características
no tiene ningún valor en aquellas legislaciones pe- de delitos de "infracción del deber" (algo que to-
nales (como la peruana), donde la regla del "ac- davía debe determinarse)SO.
tuar por otro" está configurada solamente para 8. El que para Roxin la "infracción del deber" sea
llenar vacíos de punibilidad resultantes de que la independiente del dolo (lo cual solucionaría los ca-
cualidad recae en una persona jurídica y no los ca- sos de "instrumento cualificado no doloso") -co-
sos prácticos de empleo de un instrumento doloso mo era de esperarse- ha sido objeto de críticas
no cualificado, en el que intervienen, como intra- fuertes. BLOY argumenta que esta tesis tendría
neus y como extraneus, personas individuales. por consecuencia la admisión de dos conceptos de
7. También hay críticas provenientes de un aná- autor: uno general (con dolo) para fundamentar la
lisis sistemático del C.P. alemán. HOYER, por pena del autor intraneus y uno especial (sin dolo)
ejemplo, destaca la incongruencias de Jege lata a para el hecho principal cuando vaya a ser presu-
las que llevaría aceptar la tesis de ROXIN: resulta- puesto de la participación; con lo cual se llegaría a
rían superfluas las precisiones típicas en las que, una parcial eliminación del principio de accesorie-
además de la comisión de mano propia por el in- dad51. Por supuesto que esta objeción depende, en
traneus, se permita expresamente la comisión por última instancia, de cómo se fundamente la puni-
otro (p. ej., en las lesiones corporales cometidas bilidad de la participación. Por eso, BLOY mismo,
por un funcionario público según el art. 340 C.P. aunque critica la tesis de Roxin, reconoce la lógica
alemán); y que no se explique que en otros casos de su propuesta pues ésta se basaría en fundamen-
de similar naturaleza el legislador no haya hecho tar la punibilidad de la participación no en una
esta precisión (en la extorsión para una declara- vinculación "personal" del partícipe con el autor,
ción falsa, según el art. 343, y en la certificación sino en el propio atentado del primero al bien jurí-
falsa por parte de un funcionario público, según el dico: así como -desde esta teoría- la participa-
art. 348)48. ción se define, en los delitos de dominio, en la fal-
ROXIN no encuentra contradicción alguna, ta del dominio del hecho, en los delitos de
pues, en el primer caso entiende que el legislador, infracción del deber, la participación se define
solamente por cuestiones de estilo ha enfatizado simplemente en la falta de violación del deber es-
en la posibilidad de que el delito, del cual sola- pecial52. La discusión se traslada así a la funda-
mente puede ser autor, en ese caso, el funcionario mentación de la punibilidad del partícipe. Los
público, pueda ejecutarlo también un extraneus; efectos prácticos de una u otra teoría son, sin em-
en los demás casos, aunque no se diga esto expre- bargo, importantes: de seguir la tesis de BLOY
samente, debe ser posible que la ejecución la rea- -como él mismo afirma consecuentemente- se
licen terceros, sin que ello impida la autoría del tendría que admitir vacíos de punibilidad y esperar
intraneus (funcionarios públicos en los dos casos hasta que el legislador introduzca tipos penales es-
planteados) que haya infringido su deber49. En to- pecíficos que abarquen los casos en los cuales un

46. BOTIKE, Téíterschaft und Gestaltungsherrschaft, págs. 120 y s.


47. Ver ref. en el análisis de la "regla del actuar por otro" alemana de LENCKER/PERRON, en Schonke/Schroder, págs. 229 y ss. RO-
XIN ya había rechazado esta objeción al rebatir la idea de WELZEL de cerrar las lagunas de punibilidad ampliando la "responsabilidad
de órganos"; ver Autoría y dominio del hecho, pág. 405.
48. HOYER, Systematisches Kommentar, n. marg. 21.
49. ROXIN, Autoría y dominio del hecho, pág. 7 45.
50. SÁNCHEZ VERA, págs. 153 y ss.
51. BLOY, pág. 235.
52. BLOY, pág. 235.

14
D r n a

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extraneus emplee a un instrumento cualificado y la participación) todavía queda mucho por acla-
(un intraneus) no doloso53. rar. Por lo visto, el problema se trasladaría ahora
9. Finalmente, en el caso de los delitos (impro- a la constatación misma de cuáles de los tipos pe-
pios) "de propia mano", la infracción del deber, nales que limitan la autoría a determinados suje-
por sí sola no puede bastar para la autoría, pues tos con cualidades especiales (delitos especiales en
además tal "infracción del deber especial" (tanto sentido amplio) constituirían verdaderos delitos
en delitos de lesión como de peligro) tendría que de "infracción del deber" (o delitos "puros" de in-
haber llevado a una lesión o un peligro concreto fracción del deber), de si existen distintos tipos de
para el bien jurídico54. Ése sería el caso de la "con- "deberes" y si esto influiría en los requisitos para
ducción bajo estado de ebriedad" (en Alemania, admitir la "autoría y la participación". Como ya se
arts. 315c, primer párrafo, 316; en Perú, art. 274). dijo antes, en la actualidad, incluso los críticos de
Este caso puede resultar polémico según el enten- ROXIN admiten la existencia (aunque como ex-
dimiento que se tenga de los delitos de "peligro cepción) de tipos penales como el alemán de la
abstracto" (para algunos bastará con el mero peli- "administración desleal" (art. 266 C.P. alemán),
gro), pero también puede contestarse a la crítica donde el legislador, al no haber descrito ningún ti-
con el argumento antes esgrimido por Roxin para po especial de acción, ha querido sancionar ya la
refutar a Langer (ver número 3). "infracción del deber" del administrador de patri-
En la doctrina alemana todavía continúa la dis- monios ajenos57. Pero en otros tipos penales pare-
cusión sobre la admisibilidad y los alcances de la ce indudable que se ha descrito también una con-
tesis de ROXIN, aunque -como ya se dijo- cada ducta que presupone la realización de una acción
vez hay más autores que la aceptan total o par- u omisión unida a un resultado, o sea una con-
cialmente. El mismo ROXIN reconoce que la teo- ducta de "dominio". Por ejemplo, en el caso del ti-
ría de la "infracción del deber" todavía no ha sido po penal peruano de "peculado doloso" (art. 387,
perfeccionada, y ha anunciado próximas publica- primer párrafo) se exige un acto de "apropiación"
ciones que aclararán y sistematizarán los grupos o "utilización" (por sí mismo o a través de un "ins-
de delitos de "infracción del deber"SS. Un trabajo trumento" en el sentido de la autoría mediata) de
de elaboración como éste tendría una enorme im- caudales o efectos de la administración pública
portancia práctica, pues la "tentación de la teoría por parte del funcionario que tenía el deber espe-
unitaria" hace que no pocas veces se impute sin cial de percibirlos, custodiarlos o administrarlos;
más un "deber" a fin de penar a alguien como au- no puede bastar cualquier actitud dolosa del fun-
tor, pese a que el tipo exigía, en realidad, un "do- cionario; luego solamente podría haber colabora-
minio del hecho" y el sujeto no lo tenía56. Este pe- ción en un "hurto" y no en un "peculado" en aquel
ligro es todavía más real en países con una funcionario público que entrega la llave a un ex-
dogmática penal todavía incipiente (como en Su- traneus para que éste entre a la oficina de aquél, se
damérica), donde, muchas veces por desconoci- apodere de los bienes, los venda y luego le entre-
miento del contexto en el que se producen las teo- gue una determinada cantidad de dinero.
rías sobre determinado problema jurídico-penal, En el sentido de la "teoría mixta", los delitos de
se aplican nuevas las ideas importadas sin adap- "infracción del deber" se presentarían de manera
tarlas previamente a nuestro marco legal, tendien- pura o mixta al lado de puros delitos de dominio.
do, casi por regla general, a la sobre represión. Una clasificación al respecto sería de mucho valor
Luego, aun aceptando, en principio, lo básico de para aclarar un poco las cosas. Al respecto es in-
la tesis de ROXIN (existencia de "delitos de infrac- teresante la clasificación hecha por BOTTKE
ción del deber" y necesidad de principios distintos (aunque en el marco de su peculiar teoría de
del "dominio del hecho" para delimitar la autoría "dominio de la configuración") en tres grandes

53. BLOY, pág. 236.


54. HOYER, Systematisches Kommentar, § 25, n. marg. 23 y s.
55. ROXIN, recogiendo también la idea de Bottke de buscar un denominador común para los "delitos de dominio" y los de "infracción
del deber" (delitos de "dominio de la configuración") Strafrecht AT 2, pág. 108, n. marg. 274; Autoría y dominio del hecho, pág. 7 44.
Otros autores también reconocen la necesidad de una detallada elaboración de los "delitos de infracción del deber", p. ej. ver c. más ref.,
CRAMER/HEINE, en Schonke/Schroder, pág. 477, n. marg. 84a.
56. Al respecto ver las interesantes observaciones de VOLK, págs. 569 y ss.
57. Esto permite atenuar el problema del "instrumento doloso no cualificado": como el tipo penal no habría previsto una determinada
acción típica que el obligado deba efectuar por sí mismo; bastaría una "quiebra de confianza" por parte del intraneus, con lo cual sería
posible sancionarlo aquí como autor, y al extraneus como "partícipe" del delito especial; ver LANGER, págs. 224 y ss.; OTTO, pág. 257;
STRATENWERTH, pág. 308, n. marg. 40. Más ref. en BLOY, págs. 230 y s.

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Revista Penal
Autoría y participación y la teoría de los delitos de "infracción del deber"

grupos58: a) "Delitos especiales de comisión acti- nes- me parece la más convincente por ahora pa-
va" (aktive Sonderbegehungsdelikte) que presupo- ra nuestra realidad latinoamericana.
nen de lege lata, además de un deber especial en
el autor, que realice determinada actividad para VI. Marco penal para los partícipes de "de-
cometer determinada modalidad de acción; b) litos especiales" o de "infracción del deber"
"Delitos especiales de garantes", equivalentes a los
"delitos propios de infracción del deber", según la
terminología de Roxin, en los cuales el sujeto, por Sea que se aplique la tesis de la "unidad del tí-
estar en una cercanía especial al objeto del bien tulo de imputación" o la de la "infracción del de-
jurídico puede infringir su deber de garantía sea ber", en los delitos especiales se presentan, por
activa, sea pasivamente; c) "Delitos de omisión igual, problemas al momento de la fijación de la
impropia". Más sencilla aún es la clasificación he- pena para el partícipe extraneus. Como el extra-
cha por BLOY59: "delitos de puro dominio" (reine neus es partícipe del delito especial, si no existie-
Herrschaftsdelikte), "delitos de pura infracción ra una regulación especial (y ella no existe ni en
del deber" (reine Pflichtdelikte) y "delitos combi- el Perú ni en muchos países hispanoamericanos)
nados de infracción del deber y de dominio" formalmente tendría que aplicársele el mismo
(kombinierte Pflicht- und Herrschaftsdelikte). No "marco penal" (no la misma pena) previsto para
debe, pues cometerse el error de efectuar una los autores intranei, o sea un marco penal espe-
equiparación automática entre "delitos especia- cialmente alto debido al deber especial infringi-
les" y "delitos de (pura) infracción del deber"60. do por éstos. Pero, por razones de justicia, la pe-
En conclusión, en los casos de delitos "propios", na para los extranei, incluso si solamente son
"puros" (o "especiales de garantes) de infracción partícipes del delito especial, debería tener un
del deber", para la autoría del intraneus, no se ne- marco penal menor, correspondiente a su condi-
cesitaría más que esta infracción del deber. En los ción de extranei sin el deber específico. Cuando
casos de los delitos "impropios" o "combinados" de -como en el Perú- el legislador penal no haya
infracción del deber sería necesario que el intra- previsto ninguna regla especial para este caso
neus deba, además de infringir el deber, "dominar (como sí lo ha hecho -aunque no de manera tan
el hecho". Los problemas del "instrumento doloso sencilla- el alemán en el art. 28 del StGB), si no
no cualificado" y de los "delitos omisivos", en estos se quisiera amparar esta desproporción, tendría
casos, o bien deben ser asumidos como vacíos par- que buscarse alguna solución por medio de la in-
ciales (en los delitos especiales impropios, siempre terpretación.
queda la punibilidad por el delito común) mientras En el caso específico de los "tipos especiales im-
no exista una reforma legislativa que los elimine, o propios" de "parricidio" (art. 107) e "infanticidio"
bien tendrían que solucionarse a través de una rein- (art. 110), el problema puede llevar a situaciones dra-
terpretación especial del concepto "dominio del he- máticas en la práctica, pues de aplicar a rajatabla la
cho" en este grupo de delitos "combinados" (que to- accesoriedad en la participación del extraneus, éste
davía no ha sido hecha ni se hará aquí) debido a sería partícipe de ambos delitos, resultando sobre re-
que tal "dominio" va combinado indesligablemente primido en el primer caso e injustamente favorecido
del "deber específico". Solamente en el caso del en el segundo. Precisamente ésta fue la causa de la
"instrumento cualificado no doloso" no habría so- discusión española bajo el anterior Código penal y
lución satisfactoria, desde la perspectiva de la tesis que llevó a parte de la doctrina y a la jurisprudencia
mixta, pero la argumentación de ROXIN en el sen- a inclinarse por la teoría de la "ruptura del título de
tido -consecuente- de prescindir aquí del dolo imputación", la cual llevaba, sólo en estos casos es-
debería ser tomada en serio. pecíficos, a condenas más justas para los extranei,
Esta posición cautelosa -mientras se espera aunque rompiendo con reglas y principios básicos61.
una mayor profundización en las investigado- Ciertamente, la solución más justa a estos problemas

58. BOTIKE, Téiterschaft und Gestaltungsherrschaft, págs. 139 y ss.


59. BLOY, págs. 213 y ss., 231 y ss.
60. Cfr. BLOY, págs. 232 y s.
61. Ver ampliamente la exposición de la situación en España en dicha época en GIMBERNAT ORDEIG, quien proponía mantener la
"unidad del título de imputación", pero aplicar una atenuación analógica para los partícipes extranei (págs. 265 y ss.). Tal atenuación ana-
lógica (in bonam partem) sería extraída, a contrario, de la agravante genérica del "vínculo de parentesco" (existente en el C.P. español)
para permitir un marco penal más bajo a los extranei que participen en un parricidio; en los demás casos admitía que no era posible la
atenuación del marco penal; ver ídem 282 y ss., 292 y ss. Ver también sobre esta problemática MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARAN, págs.

16
Doctrina

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la tiene que dar el legislador (tal como ha ocurrido - cación del marco penal del "delito común" sub-
en parte- en España), quien debe eliminar las figu- yacente: dado que el primero supondría una
ras autónomas de "parricidio" e "infanticidio" e in- agravación del segundo debido al deber especial
troducir de manera expresa agravantes y atenuantes expresado en la cualidad exigida para el autor (el
en la parte general referidas a las caracteristicas del intraneus), las consecuencias penales (no el re-
vínculo de parentesco o de la situación especial de la proche como partícipe del delito especial) que
madre del recién nacido (en el Perú, el "estado puer- impliquen esta cualidad, por la regla de la "inco-
peral"). Pero esto no solucionaria la situación de in- municabilidad", no deberían trasmitirse al partí-
justicia para los demás delitos especiales propios si cipe extraneus; luego, éste sería partícipe del de-
no se llegara a introducir también, de manera expre- lito especial impropio, pero se le aplicaría la
sa, como en el art. 28 del C.P. alemán (aunque con pena de partícipe del delito común subyacente.
más claridad y simplicidad), una regla que atenúe la Esta solución había sido propuesta en Alemania
pena del extraneus partícipe de delitos especiales, sea para la situación existente hasta 1968, o sea en la
que la cualidad que él no posee fundamente la pena época anterior a la introducción de la disposi-
(delitos especiales propios) o la modifique (delitos es- ción que prevé expresamente atenuaciones de pe-
peciales impropios). na para el extraeus partícipe de delitos especiales
Mientras tanto, sin tener que abandonar, en ge- (antiguamente: art. 50; actualmente -con mayo-
neral, la teoria de la "unidad del título de imputa- res precisiones- el art. 28 C.P. alemán). El pro-
ción" podria fundamentarse una "ruptura formal" blema era precisamente la punibilidad del extra-
del título de imputación en los dos casos mencio- neus en delitos especiales, pues solamente
nados (parricidio e infanticidio) solamente a través existían atenuaciones expresas para el partícipe
del entendimiento de que en ellos la "cualidad" extraneus en algunos pocos casos aislados (deli-
prevista en el tipo penal, en realidad, no estaria re- tos impropios contra la administración pública);
lacionada con el injusto (no existiría una relación luego para el partícipe de delitos especiales pro-
directa de ella con el bien jurídico) sino con la cul- pios o de otros delitos especiales impropios, de
pabilidad del agente; por lo tanto, tal cualidad tie- lege lata, solamente era aplicable el marco penal
ne que ser siempre "incomunicable" en el sentido del intraneus. Este trato desigual del extraneus
del art. 26 C.P. Entonces, los tipos penales perua- llevó a formular una teoría que concebía a los de-
nos de "parricidio" y de "infanticidio" solamente litos especiales impropios como de naturaleza si-
supondrian tipos de "homicidio" con culpabilidad milar a los delitos comunes subyacentes a ellos;
agravada y atenuada respectivamente en función luego, los delitos especiales impropios abarcarí-
de cualidades colocadas en tipos penales formal- an a los comunes, solamente implicarían una
mente independientes, pero que prevén un marco mayor gravedad del injusto debido a la cualidad
penal específico para la mayor o menor culpabili- especial exigida para el autor. Como consecuen-
dad de los intranei; para los extranei deberían ser cia de esto, en principio, el partícipe extraneus
de aplicación el marco penal de los tipos comunes del delito especial impropio debería ser sancio-
subyacentes62. nado por el tipo común63. Pero, como con acier-
En el caso de los demás delitos especiales im- to afirma SÁNCHEZ-VERA (quien por lo demás
propios, habría que buscar otra solución. Así, po- rechaza que los delitos especiales impropios" y
dría teóricamente recurrirse al concepto mismo los "delitos comunes subyacentes" estén relacio-
de "delito especial impropio" para buscar la apli- nados solamente de manera cuantitativa), esta

466 y s.; BOLDOVA PASAMAR, págs. 222 y ss. También existe jurisprudencia española que ha aplicado la "analogía in bonam partem"
de la cláusula de incomunicabilidad de circunstancias (art. 60, primer párrafo C.P. español derogado, art. 65 C.P. de 1995) para atenuar
la pena del partícipe extraneus en delitos especiales; ver en Carlos MIR, págs. 75 y ss., Nótese que, a diferencia de la tesis de la "ruptura
del título de imputación", esta tendencia no aplica de manera directa la cláusula de "incomunicabilidad de circunstancias", sino de mane-
ra indirecta en el momento de la "medición de la pena" del extraneus.
62. Así también se interpretaba en la doctrina alemana para casos de "infanticidio" (el ya derogado art. 217 StGB), según la regla ex-
presamente prevista en el art. 29 StGB (aún vigente): "Cada participante será penado según su propia culpabilidad, sin considerar la cul-
pabilidad del otro"; ver JESCHECK/WEIGEND, pág. 659. También en España se ha sugerido, sin renunciar a la "unidad del título de im-
putación", la "aplicación analógica" de la regla de la "comunicabilidad de circunstancias" (art. 60, antiguo C.P.) para los casos de
"parricidio" e "infanticidio"; al respecto ver, citando también otras soluciones, PEÑARANDA, págs. 354 y ss. En otro trabajo me he au-
nado a esta interpretación y la he propuesto en "Los delitos contra la administración pública", págs. 58 y ss.
63. Esta doctrina es sostenida hasta ahora por buena parte de la doctrina alemana en la interpretación del art. 28, segundo párrafo
C;P· alemán que regula ahora expresamente las atenuaciones para el partícipe extraneus en delitos especiales impropios. Ver ref. en
SANCHEZ-VERA (quien la considera doctrina dominante), págs. 181 y ss., nota 6.

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Revista Penal
Autoría y participación y la teoría de los delitos de "infracción del deber"
•••

solución ya no puede ser sostenible después de la 28 (en ambos casos no se trata de modificar la
regulación específica introducida por el legisla- imputación del injusto del partícipe, pues siem-
dor alemán64. pre responde por el injusto del delito especial)67,
La actual versión del art. 28 del C.P. alemán pre- si bien permanece la contradicción de una regu-
vé dos soluciones distintas para atenuar la pena lación diferenciada en dos párrafos.
del extraneus (haciendo con ello al mismo tiempo Dentro de esta última tesis, ROXIN hace una ul-
una excepción de la accesoriedad de la participa- terior precisión de las "circunstancias que modifi-
ción): según si no reúne características personales can la pena", pues -según su entendimiento- la
especiales del autor que "fundamenten la punibi- idea del art. 28 (aflojar los efectos punitivos de la
lidad" (primer párrafo: atenuación de pena si- accesoriedad del partícipe) solamente se explica-
guiendo la regla del art. 49 que regula las ate- ría "cuando el desnivel de desvalor entre la auto-
nuantes), o si se trata de características que ría y la participación vaya más allá de la normal
"agraven, atenúen o excluyan la pena" (segundo relación entre autor y partícipe debido a circuns-
párrafo: pena según el marco penal del tipo bási- tancias especiales en la persona de un partíci-
co o común). Pero con esto ahora la interpreta- pe"68. Y ello ocurriría precisamente con los "ele-
ción ofrece el problema de explicar por qué la ate- mentos especiales de culpabilidad" existentes en
nuación de la pena del extraneus tiene que algunos tipos, es decir, circunstancias que, pese a
diferenciarse de una manera tan complicada y su formal ubicación como elementos del tipo, son
cuáles serían estas "características personales es- independientes del injusto y se refieren, por un la-
peciales" en uno y otro caso. do, a la culpabilidad, responsabilidad penal o pu-
Mientras para la doctrina dominante alemana nibilidad; o, por otro lado, consisten en "posicio-
el primer párrafo se referiría solamente a los de- nes cualificadas de deberes" (qualifizierte
litos especiales propios, y el segundo a los im- Pflichtenstellungen)69. En el primer grupo estarí-
propios con ruptura de la imputación (los partí- an, p. ej., algunas modalidades del asesinato, la
cipes extranei responderían por el tipo básico)65; condición de "mujer embarazada" en el aborto,
otros creen que en ambos casos el extraneus res- etc.; y, relacionado con la punibilidad, la "habi-
ponde siempre por el delito especial (en ambos tualidad" o la "profesionalidad" en la ejecución de
casos el reproche penal para el extraneus se da los hechos, o incluso el "desistimiento espontá-
por el tipo especial), pero el segundo párrafo del neo". En el grupo de la "posición cualificada de
art. 28 debe interpretarse como una "regla de deberes" puede mencionarse, sobre todo, a la con-
medición de la pena": no se rompería la imputa- dición de "funcionario público" en los delitos con-
ción, pues al extraneus se le condenaría por el tra la administración pública, que a veces puede
delito especial, pero se le aplicarían las conse- "fundamentar" la pena (como en la "prevarica-
cuencias jurídicas del tipo común66. Esta última ción" del juez) o "agravarla" (p. ej., el tipo alemán
interpretación convence más pues tiene en cuen- de "lesiones corporales" cometidas por un funcio-
ta el mayor injusto del partícipe en un delito es- nario público).
pecial en relación con el de un partícipe en un La doctrina de ROXIN resulta plenamente apli-
delito común, además de evitar contradicciones cable en nuestro caso. Es más, en legislaciones pe-
en la interpretación de los dos párrafos del art. nales como la peruana, incluso podría sostenerse

64. SÁNCHEZ VERA, pág. 186.


65. Esta doctrina es conocida en Alemania como del "desplazamiento del tipo" ("Tatbestandsverschiebung") y "ruptura de la acceso-
riedad" ("Durchbrechung der Akzessorietéit"); ver TRÓNDLE/FISCHER, n. marg. 8 y ss., págs. 248 y s.; CRAMER, en Schonke/Schréider,
§ 28, n. marg. 8, pág. 525. Ver más refs. en HOYER, § 28, n. marg. 4, pág. 61.
66. Esta doctrina, conocida como doctrina del "desplazamiento del marco penal" ("Strafrahmenverschiebung"), fue iniciada por COR-
TES ROSA sobre la base de propuestas de Wagner, ver págs. 413 y ss.; siguiéndolo, ROXIN, Strafrecht AT 2, págs. 239 y s.; HOYER, §
28, n. marg. 4 y s., págs. 61 y s. SÁNCHEZ-VERA, llevando hasta las últimas consecuencias la doctrina de la "infracción del deber", pro-
pone una solución original: como para él no existirían, en realidad, los "delitos especiales impropios" (que él llama "delitos impropios de
infracción del deber"), sino solamente "delitos de infracción del deber" (los llamados "delitos especiales impropios", por implicar lesiones
a "instituciones positivas" serían distintos, por su naturaleza, de los delitos comunes base que solamente implican lesiones a "instituciones
negativas"), todos los casos prácticos que la doctrina conoce como "delitos especiales impropios", se subordinarían a la solución del pri-
mer párrafo del art. 28; el segundo párrafo quedaría para casos (todavía por investigar) en los que, sin tratarse de "delitos de infracción
del deber", existan meras agravaciones (o atenuaciones o exoneraciones) de pena; ver págs. 195 y ss., 205 y s., 225 y s.
67. HOYER, n. marg. 4 y s., págs. 61 y s.
68. Cfr. ROXIN, Strafrecht AT 2, pág. 252, n. marg. 51.
69. Sobre esto y lo que sigue, ver ROXIN, Strafrecht AT 2, págs. 252 y ss., n. marg. 52 y ss.

18
•••

la doctrina alemana antigua, pues no se prevé una a su hijo recién nacido). Pero tampoco esta teoría,
regulación diferenciada de las consecuencias pe- por sí sola, da solución al problema de la sobre re-
nales en caso de "circunstancias" que "fundamen- presión derivada de la falta de un marco penal
ten" la pena, por un lado, o la modifiquen (atenú- propio para el extraneus. Dado que en el "parrici-
en, agraven o excluyan), por otro lado, tal como dio" y en el "infanticidio" son portadores del deber
ocurre en el art. 28 del C.P. alemán. Luego, la pro- el padre y la madre correspondientemente, ellos
puesta hecha arriba para el "parricidio" y el "in- siempre serían autores cuando, infringiendo sus
fanticidio" en la legislación peruana debería deberes personales, de alguna manera hayan con-
aceptarse para evitar problemas de desproporcio- tribuido a cometer los delitos. En el caso de los ex-
nalidad en la aplicación de la pena. Entonces, si- tranei, ellos serían partícipes de los delitos espe-
guiendo esta última interpretación, también en el ciales 71, lo cual puede satisfacer en alguna medida
Perú (y en países con una situación legal semejan- en el caso del parricidio, pero de ninguna manera
te) podría pensarse en interpretar, en sentido ne- en el "infanticidio", pues no se entiende por qué el
gativo la regla de la "incomunicabilidad de cir- instigador o el cómplice de la madre con capaci-
cunstancias" (art. 26) entendiendo que el marco dad disminuida (según el C.P. peruano: "bajo es-
penal de los tipos especiales previstos para el au- tado puerperal") deba resultar favorecido con una
tor no debería servir para agravar la responsabili- pena tan atenuada, incluso si hubiera sido el mis-
dad penal del extraneus, en quien no recae ningún mo extraneus quien, por instigación de la madre,
deber específico. Por lo tanto, su responsabilidad hubiera cometido el delito. Pero si -como se
penal debería medirse con base en un marco pe- practica en la doctrina alemana- las "circunstan-
nal correspondiente a un autor que no tenga la cias" que modifican la pena (agravantes, atenuan-
cualidad. Aquí la argumentación es posible (a di- tes, exoneraciones) no formaran parte del injusto
ferencia de la tesis de la "ruptura del título de im- sino solamente tuvieran efectos en la "medición
putación") pues no se refiere a la tipicidad de las de la pena", el problema se atenuaría. Luego, tan-
conductas, sino a la culpabilidad y a la punibili- to si se aceptara la tesis del "dominio del hecho" o
dad. Pero como ya se dijo arriba, esto es posible la de la "infracción del deber" para analizar la au-
en los "delitos especiales impropios", donde existe toría y la participación en los delitos especiales,
un tipo penal subyacente que puede ser tomado debería entenderse que el marco penal para el ex-
como referencia, mas no en los "delitos especiales traneus no debe ser nunca el mismo que el previs-
propios". En estos últimos delitos, el marco penal to para el intraneus, salvo que la ley -como en el
para el particular tendría que "crearlo" interpreta- Perú para los delitos especiales propios- obligue
tivamente el Juez, lo cual iría demasiado lejos70. a ello. En estos últimos casos, la diferencia de in-
Además, la tesis propuesta no podría aplicarse en justo del partícipe extraneus debe, de todos mo-
todos los tipos especiales impropios, sino sola- dos, tenerse en cuenta para atenuar la pena den-
mente en aquellos donde la "circunstancia" se re- tro del marco penal previsto para el delito especial
fiera a la culpabilidad (parricidio, infanticidio, al- propio.
gunas modalidades del asesinato, etc.) y, En resumen, cuando en la ley penal no exista
eventualmente, a otras circunstancias distintas una previsión legal específica sobre el marco pe-
del injusto. nal aplicable al extraneus partícipe de un delito
Habría que preguntarse, por otro lado, de qué especial, en el caso del delito especial impropio,
manera esta solución se vería afectada por la ad- cuando la cualidad se base en la culpabilidad u
misión de la teoría de la "infracción del deber" o otros razonamientos más allá del injusto, puede
si conviene -desde esta perspectiva- inclinarse recurrirse al marco penal del delito común subya-
por el "dominio del hecho". Es cierto que la tesis cente para aplicar la pena al extraneus. En los de-
de la "infracción del deber" ofrece aquí la ventaja más casos de delito especial impropio y en los de-
de eliminar problemas de punibilidad injustamen- litos especiales propios, por razones de legalidad,
te baja en el "parricidio" (hijo que incita a un ter- solamente puede aplicarse el marco penal previs-
cero para que mate al padre de aquél) o y el "in- to para el intraneus (el del delito especial), pero el
fanticidio" (tercero que incita a la madre a matar juzgador, con base en el principio de proporcio-

70. Además, parece obligar a realizar esta interpretación la previsión específica del art. 46, numeral 3, pues allí se ordena al Juez
tener en cuenta "la importancia de los deberes infringidos" para determinar la pena "dentro de los límites fijados por la ley", o sea,
dentro del marco penal del tipo existente (el del delito especial propio).
71. Similares soluciones son expuesta por SÁNCHEZ-VERA (aunque debe tenerse en cuenta la ausencia de un tipo de "infanticidio"
como el peruano en Alemania), págs. 150 y ss.

19
Revista Penal
Autoría y participación y la teoría de los delitos de "infracción del deber"
•••

nalidad, debería tener en cuenta la condición de VII. ¿El "concepto unitario de autor" como
extraneus y fijar la pena haciendo que ésta se acer- alternativa?
que al mínimo legal. De lege ferenda sería reco-
mendable que el legislador introduzca, en la parte Últimamente, en la doctrina alemana se han al-
general una cláusula similar -aunque simplifica- zado voces propugnando modificaciones legisla-
da y mejorada- a la del art. 28 del StGB alemán tivas para una mejor regulación de la autoría y la
que podría decir lo siguiente: "Si en el partícipe no participación. Se critica a las disposiciones ac-
concurrieran especiales elementos personales que tuales, similares a las existentes en España y en
fundamenten, modifiquen o exoneren la punibili- muchos países latinoamericanos, el llevar a com-
dad del autor, el marco penal que se emplee para plicaciones innecesarias y a contradicciones sis-
temáticas 75.
él se atenuará conforme a ... (regulación específica
Una alternativa radical consistiría en intro-
de las atenuaciones legalesJ'72.
ducir la teoría unitaria de la autoría. Pero ya
Finalmente, si se quiere respetar el principio de ROXIN ha advertido, desde antiguo, los peli-
proporcionalidad, también deben tenerse en cuen- gros para el Estado de derecho que ello entra-
ta las diferencias de injusto (atenuado) de las dis- ñaría 76: pese a la "ventaja" aparente de hacer
tintas conductas que pueda ejecutar el partícipe ex- desaparecer, desde el principio, la distinción (y
traneus al momento de participar del delito con ello los problemas de delimitación y de ac-
especial. Así, como se suele hacerse en la doctrina cesoriedad, entre autores y partícipes), se ex-
alemana, pueden considerarse los distintos "grados tendería con ello en demasía la punibilidad
de injusto" de la conducta del extraneus partícipe pues se confundirían dentro del círculo de au-
en delitos especiales (o de "infracción del deber"), o tores (incluso si el tipo exige cualidades espe-
sea según si su aporte se correspondiera --emple- ciales unidas a una mayor pena) tanto a los
ando para ello imaginariamente el "dominio del he- que, según la teoría diferenciadora, serían au-
cho"- con una contribución de "autor" de delitos tores y partícipes, como también se abarcaría
de dominio, de "inductor" o de "cómplice''. Y según la mera "proposición" (impune en algunos paí-
estos grados, su pena debería ser medida atendien- ses) y hasta la tentativa (tanto del autor como
do a las diferencias de injustos (el injusto de la au- de los partícipes). La consecuencia de esto se-
toría y de la instigación es mayor que el de la com- ría la punibilidad como autores, de quienes en
plicidad) y a la base legal disponible: en Alemania, el lenguaje popular no lo son, y, por razones de
p. ej., con una sola atenuación para los grados de principio, deberían merecer una menor pena.
autoría e instigación (por falta de la cualidad o del Por otro lado, si se quisiera establecer reduc-
ciones de pena con posterioridad, desaparece-
"deber especial"), y con una doble atenuación para
ría la "ventaja" inicial pues se tendría que vol-
el grado de complicidad (falta de cualidad y menor
ver a diferenciar entre autores y partícipes77.
injusto )73. Por lo demás, en los delitos especiales
Pero, sin ir tan lejos, también se podría per-
impropios, como la conducta del extraneus (apa- manecer en la teoría diferenciadora modifican-
rentemente) tendría relevancia no solamente para do de plano las normas actuales para superar la
el delito especial, sino también para el común sub- dependencia inflexible de la participación en re-
yacente, podría darse un concurso (p. ej., cómplice lación con la autoría. Entre otras posibilidades,
de peculado y autoría de hurto). Pero tal concurso la ley podría partir de una definición del "he-
sería solamente aparente, pues, en realidad, el in- cho" para luego fijar los "criterios" que servirán
justo cometido (colaboración en un "injusto ma- para determinar los actos que formen parte di-
yor" o -según otra tesis- en una "infracción del cho hecho. Quedaría como alternativa el seguir
deber") desplaza al menor del delito común74. diferenciando luego, para conservar el empleo

72. También propugna esta solución para la legislación penal colombiana, PEÑA OSSA, pógs. 48 y ss.
73. Solución propuesta por SÁNCHEZ-VERA; ver c. más ref. págs. 211 y ss.
7 4. Así SÁNCHEZ-VERA, págs. 207 y ss., 225 y s.
75. Ver las críticas, con una exposición de los casos problemáticos del sistema actual en DENCKER, págs. 525 y ss.; LÜDERSSEN,
en L. H. a Miyazawa, págs. 449 y ss.
76. Ver en Autoría y dominio del hecho, págs. 489 y s.; últimamente también en Strafrecht AT 2, págs. 5 y s., n. marg. 2 y s. Ver
allí también ref. sobre autores alemanes que defienden la "teoría unitaria". Más críticas y ref. en VOLK, págs. 563 y ss., esp. nota 4;
BOTIKE, Taterschaft und Gestaltungsherrschaft, págs. 19 y ss., OTIO, pág. 246.
77. ROXIN, Strafrecht AT 2, pág. 6, n. marg. 3.

20
Doctrina

•••

popular de las palabras, entre autores y partíci- dones político-criminalmente intolerables, en


pes, aunque ello no sería necesario78. especial: la impunidad para intraneus y extra-
También podría pensarse en que la ley penal sim- neus, cuando este último ejecute los hechos co-
plemente admita la "comunicabilidad" de elemen- mo un "instrumento doloso no cualificado", o la
tos que caracterizan al sujeto activo intraneus a fin impunidad del extraneus que emplee al intraneus
de abarcar también a los extranei que ejecuten deli- como "instrumento cualificado no doloso". Las
tos especiales, sin importar aquí la regla de la acce- tesis que modifican el entendimiento del "domi-
soriedad. Un ejemplo de esto sería el art. 28 del C.P. nio del hecho" para lograr la punibilidad de am-
portugués, si bien la doctrina discute que de lege la- bos sujetos tienden a desnaturalizar el concepto
ta la disposición legal más bien presupondría que y más bien dan la impresión de ser "soluciones
previamente --de alguna manera- se haya deter- de emergencia". La tesis de ROXIN de la "infrac-
minado ya quién es autor y quién partícipe79. En to- ción del deber" se está imponiendo tanto por su
do caso, independientemente de la (probablemente) sencillez como por ofrecer mejores soluciones
fallida redacción del texto portugués, no resulta del prácticas. Pero también ha tenido críticas no
todo deleznable la posibilidad teórica de introducir despreciables, si bien los últimos trabajos de los
una regulación específica que aclare las cosas. seguidores de esta tesis la han reforzado consi-
Tal vez incluso -como ya ha ocurrido con otras derablemente. En todo caso, por ahora, ya puede
discusiones teóricas, e incluso con otras propues- considerarse doctrina dominante la aceptación
tas de ROXIN (p. ej., su doctrina sobre el "domi- de la existencia de "delitos de deber" (diferentes
nio del hecho")- no sería raro que en algún mo- de los "delitos de dominio") y la aplicación de
mento el legislador penal zanje la discusión con principios distintos para definir la autoría y la
una regulación legal expresa. Esta aclaración es
participación en éstos. La discusión continúa en
tanto más urgente en la situación actual -espe-
cuanto a la definición y delimitación misma de
cialmente en la práctica alemana-, en la que se
los "delitos de infracción del deber": ¿cuáles son?
ha observado que el legislador o la jurisprudencia,
¿Abarcan a todos los delitos especiales impro-
por sus resultados finales, estarían tendiendo a
aplicar, en la práctica, la "teoría unitaria" a fin de pios? ¿Qué sucede cuando el tipo prevé -ade-
abarcar como autores a quienes, bajo una aplica- más de la cualidad- una conducta típica deter-
ción estricta de la base legal, solamente serían minada? En el período de transición, debido a
partícipes: el legislador, al introducir tipos que las peculiaridades de la realidad latinoamerica-
describen como autores a quienes eran antes me- na, resulta recomendable preferir por ahora la
ros partícipes de delitos tradicionales (p. ej., la "solución mixta" (admisión parcial de tipos pu-
"receptación", el "apoyo a organizaciones crimi- ros de "infracción del deber", sin renunciar, en
nales", el "lavado de dinero", etc.); la jurispruden- otros casos, al "dominio del hecho" cuando el ti-
cia, al tratar de comprender, por omisión impro- po penal lo exija).
pia, a directivos de empresas, o pretender la De todo lo analizado se puede constatar que to-
responsabilidad penal de la empresaso. davía queda mucho camino por recorrer para de-
sentrañar el gran problema teórico y práctico que
representa la autoría y la participación en los deli-
VIII. Conclusiones tos especiales (comoquiera que se los defina). Co-
mo acertadamente decía BOTTKE al analizar crí-
Hasta la actualidad no se ha encontrado toda- ticamente las tesis de Roxin: "Si, pese a la teoría
vía una solución plenamente satisfactoria para pionera de Roxin del dominio del hecho, la queja
tratar con justicia todos los casos de autoría y de que la teoría de la participación punible sería 'el
participación en delitos especiales (o de "infrac- capítulo más oscuro y difuso de la ciencia penal
ción del deber"). La teoría del "dominio del he- alemana' todavía albergara una pizca de verdad,
cho", por sí sola, ha demostrado ser insuficiente ello ocurriría en el caso de la teoría de la autoría y
pues, aplicada consecuentemente, llega a solu- la participación en los delitos especiales"Sl.

78. DENCKER, págs. 535 y ss.


79. Ver al respecta PIZARRO BELEZA, quien -si bien he entendida- admite que en Portugal -de lege lata- la comunicabilidad
del art. 28 solamente tiene efectos en la etapa de la aplicación de la pena (posibilidad de aplicar al extraneus el mismo marco penal
que al intraneus); ver págs. 267 y ss., 274 y s., 275 y ss.
80. VOLK, págs. 565 y ss., 568 y ss.
81. BOTIKE, Taterschaft und Gestaltungsherrschaft, pág. 112.

21
Revista Penal
Autoría y participación y la teoría de los delitos de "infracción del deber"
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23
Doctrina

El principio de culpabilidad y sus plasmaciones.


Reflexiones y propuestas para la construcción de una normativa europea
•••
Luis Arroyo Zapatero Catedrático de Derecho Penal y Rector
de la Universidad de Castilla-La Mancha

l. Introducción tradición románica y germánica y los países del


Common Law. Y en verdad la diversidad es radical,
Los europeos de hoy presenciamos y protago- pues se trata de dos mundos con quizá la misma
nizamos a un tiempo las dos más grandes trans- idea de Justicia, pero con una gran diferencia sobre .
formaciones estatales de la historia de occidente: los instrumentos y condiciones de la realización de
la destrucción de un super Estado como fue la la misma, especialmente de la Justicia penal.
Unión Soviética y la construcción de otro nuevo, El aparato conceptual y argumental, en definiti-
la Unión Europea. Dos fenómenos de signo radi- va, el llamado aparato dogmático del Derecho y la
calmente contrario pero que tienen un aspecto Justicia penal de la mayor parte de los países de
común: los dos comportan un radical levanta- la Unión, resulta un idioma incomprensible para
miento de fronteras para los delincuentes y, a la los países del Common Law. Pero el problema de
vez, un cierre de las mismas para los órganos de la diversidad de los idiomas y su carácter de pro-
represión penal. blema no directamente superable no nos puede
En lo que a la Unión Europea se refiere resulta asombrar a los penalistas. Debemos ser conscien-
incomprensible para un observador externo hasta tes de ello para establecer una estrategia que si su
qué punto resulta contradictorio el fenómeno de objetivo final puede ser la unificación de las len-
unificación económica, política e incluso jurídica, guas jurídico-penales, en su dimensión táctica el
con las dificultades y obstáculos para la unifica- objetivo final puede ser la unificación de las gra-
ción del orden penal, un orden que aparece refrac- máticas. ¿Cuál puede ser la fuente generadora de
tario a la europeización, carácter cuya persistencia la gramática penal común europea? Vista la limi-
amenaza con introducir en la vida europea ele- tación productiva del tratado de la Unión Euro-
mentos de privilegio y arbitrariedad propios de la pea, creo que esa fuente generadora de la gramá-
Europa medieval que, además de lesionar los valo- tica común debe encontrarse en la jurisprudencia
res de nuestra civilización, amenazan el orden eco- del Tribunal de Justicia de la Comunidad Europea
nómico que pertenece a la esencia de la Unión Eu- y en los principios jurídicos básicos que este Tri-
ropea: un mercado único regido por los principios bunal ha ido elaborando como primer órgano na-
de libre y leal competencia de los agentes econó- tural común de todos los países de la Unión.
micos, un orden económico-jurídico incompatible Pues bien, limitándome al tema objeto de mi
con el principio de libre elección del Príncipe. contribución el principio de culpabilidad y sus
Cuanto más avanzan los procesos de unifica- plasmaciones me permito adelantar que el princi-
ción -y la instauración del Euro es capital- el es- pio fundamental que estimo puede facilitar una
tancamiento del orden penal y sancionador repre- gramática común a los diversos países es el prin-
senta más un retroceso que un retraso. Los pena- cipio de proporcionalidad.
listas estamos llamados por ello a hacer un El principio de proporcionalidad, conocido
esfuerzo que no puede ser sólo teórico, sino tam- también en un momento anterior como principio
bién político criminal, lo que implica que debe- de la prohibición del exceso ha experimentado en
mos construir una estrategia y elegir una táctica. los últimos treinta años un considerable progreso
El problema que aparece como principal para la de construcción dogmática y de expansión de sus
unificación no es tanto el político, sino el de la de- campos de aplicación, particularmente a partir de
fensa política de las diversas tradiciones o culturas la entrada en escena político-jurídica y dogmática
jurídico-penales de los distintos países y, en parti- de la proscripción de la arbitrariedad y de la ex-
cular, de las dos grandes culturas en las que los pa- pansión, en ocasiones entrópica, del principio de
íses de la Unión Europea se agrupan: los países de igualdad, en particular en su formulación y toma

5
Revista Penal
El principio de culpabilidad y sus plasmaciones.
Reflexiones y propuestas para la construcción de una nonnativa
••• ~~~~~~~~_.::~~~-=-~~~~~~~~~~~~~~~~_:_~~~~~~~~~~~~~~~~~

de fuerza a finales de los años sesenta. jetiva y la correlativa exigencia de dolo o impru-
Con independencia de que ni siquiera hoy se dencia; 2) la exigencia de admisión de consecuen-
puede entender que el principio ha alcanzado su cias exonerantes o atenuantes de la pena en los di-
plena madurez dogmática, su incidencia, desigual versos supuestos de error y 3) las consecuencias
en relación a los diversos sectores ·del ordena- procesales de la exclusión de la responsabilidad
miento jurídico y desigual en sus formas de apari- objetiva.
ción, creo que debe entenderse como el producto
más innovador de la Jurisprudencia Constitucio-
nal contemporánea. 11. La exigencia de que el hecho delictivo ha-
Además, estimo que si hubiera que destacar un ya sido cometido dolosamente o, al menos,
ámbito en el que la Jurisprudencia del Tribunal de por imprudencia
Justicia de la Comunidad Europea ha sido más in-
novadora, y frente a su condición ordinaria de Aun cuando hay zonas de ambos conceptos que
fuente débil de principios fundamentales (según resultan discutidas -dolo eventual y culpa cons-
algunos de debilitación de los principios básicos ciente, incluso los propios conceptos como ta-
del Estado de Derecho Democrático más avanza- les1-, en lo que hay pleno acuerdo es en la exclu-
dos), creo que no habría que vacilar en proponer sión de la responsabilidad objetiva, es decir, en el
precisamente el principio de proporcionalidad. Y rechazo a la imposición de una pena por un hecho
es a este principio al que quiero sacar provecho a quien no resulta tal hecho imputable por no ha-
para abordar el asunto penal que se me enco- ber sido dicho hecho querido por el sujeto o no ser
mienda: El principio de culpabilidad y sus conse- resultado de un comportamiento peligroso y con-
cuencias para una formulación europea. trario al deber de cuidado2 •
En el ámbito de nuestros países de común cul- La exclusión de la responsabilidad objetiva com-
tura jurídica se reconoce en general la vigencia del porta no sólo la de las más burdas y arbitrarias
llamado principio de culpabilidad. En su esencia imputaciones de hechos puramente casuales o re-
original el principio proclama -frente al Derecho sultados de fuerza mayor, sino también la de las
del Antiguo Régimen- la responsabilidad penal llamadas manifestaciones ocultas de responsabili-
personal, frente a la colectiva, y la proscripción de dad objetiva:
la responsabilidad objetiva, mediante la exigencia
de dolo o imprudencia en el comportamiento del - Los delitos cualificados por el resultado.
autor. También se ha venido entendiendo el prin- - Los delitos preterintencionales.
cipio de culpabilidad como exigencia de una pena - Los sistemas en IOs que la proclamación de la
justa, proporcionada a la culpabilidad personal exigencia de dolo o imprudencia no viene acom-
del autor del delito, frente a penas excesivas, des- pañada de la exigencia de una prueba en juicio, a
proporcionadas respecto de la gravedad del hecho cargo de la acusación, de la efectiva concurrencia
y/o del reproche moral que el autor del mismo me- del dolo o la imprudencia, lo que acontece tam-
rece. bién los supuestos de presunciones de dolo o de
Con el tiempo el principio general se ha venido imprudencia.
enriqueciendo en sus plasmaciones político crimi-
nales y en su sentido dogmático en el esquema ar- Podrá advertirse que ni los delitos cualificados
gumental de la teoría del delito. por el resultado en Alemania ni los preterinten-
El catálogo de plasmaciones del principio de cionales en Italia se reputan contrarios al princi-
culpabilidad es muy amplio. Son numerosas las pio de culpabilidad. La razón es doble: los delitos
plasmaciones del principio de culpabilidad en cualificados por el resultado derivados del sistema
sentido amplio. Pero quiero referirme aquí a las del versari in re ilícita han sido corregidos por la
que estimo más relevantes a los efectos de una re- exigencia de relación de imprudencia respecto del
gulación común europea del Derecho Penal eco- resultado y, además, gracias al sistema de deter-
nómico: 1) la exclusión de la responsabilidad ob- minación legal de la pena, la pena en estos delitos

1. Resulta no obstante, de interés, señalar como dentro de la imputación subjetiva existe una divergencia significativa en relación a los
conceptos d~ dolo eventual y reckleness. Vid. al respecto DíAZ PITA, El dolo eventual. Valencia, 1994. En relación a la dogmática del dolo,
vid. recientemente l.AURENZO CoPELLO, los componentes del dolo, Málaga (inédito), 1998. . . .
2. No obstante, debe indicarse que un número significativo de ordenamientos europeos {lnglaterr~, Dinamarca, Francia y Gr::1a) siguen
estableciendo en diversas áreas sistemas de responsabilidad objetiva. Vid. HILDEBRANDT, Der /rrtum 1m Bussgeldrecht der Europa1schen .G~­
meinschaften, 1990, p. 91 y ss. y TIEDEMANN, "Principes généraux applicables aux sanctions communautaires", en The system of admm1s-
trative and penal sanctions in the member states of europea communities, vol. 2, Summary raports, Luxemburgo, 1994, p. 26 Y ss.

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D o e t r •
1 n a

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no resulta desproporcionada. En España con el único que se discute en realidad son las conse-
sistema de penas tradicional la cláusula de la im- cuencias que deben atribuirse en la determinación
prudencia no corregía la desproporción de la pena de la pena a los supuestos de error de prohibición
en tales delitos y por ello el nuevo Código ha su- (atenuación obligatoria o facultativa y grado de
primido todos los supuestos3. atenuación)4.
Creo que en Italia ocurre algo parecido con los En realidad, lo que se discute entre los partida-
delitos preterintencionales: la pena resultante no rios de la teoría del dolo o de la culpabilidad es la
parece desproporcionada a la gravedad de la con- cuestión de la pena y, en fondo, lo que se maneja
ducta del combinado delito base/resultado ulterior son dos argumentos extrasistemáticos: el juicio de
no querido, es decir, no resulta desproporcionada proporcionalidad y el de las necesidades preventi-
con lo que resultaría de un tratamiento de con- vas. En cuanto al primero, desde la consideración
curso ideal entre el delito base doloso y el delito de que la conducta realizada en error vencible de
imprudente de resultado. prohibición es menos grave que la conducta con
Con lo dicho quiero llamar la atención respecto plena conciencia de la antijuricidad, los partida-
a que el juicio sobre la adecuación o no de estas rios de la teoría del dolo pretenden excluir la pena
dos variantes de la imputación subjetiva se resuel- del dolo y reducirla a la de la imprudencia, y los
ve por un juicio de proporcionalidad entre el des- partidarios de la teoría de la culpabilidad, ante el
valor de las conductas y las penas que efectiva- posible debilitamiento preventivo general de la
mente corresponden. norma a que lleva el tratamiento anterior, propo-
nen la atenuación sólo facultativa u obligatoria de
la pena del dolo.
111. La admisión de consecuencias exoneran- Que esto es así, es decir, que lo que se está dis-
tes o atenuantes de la pena en los supuestos cutiendo es sobre todo de proporcionalidad y de
de error prevención general, se manifiesta plásticamente
en el he_cho de que los partidarios de la teoría de
Más allá de la moderna concepción dogmática la culpabilidad cuando salen del Derecho penal
de los errores de tipo y de prohibición, lo que re- nuclear y se enfrentan al Derecho penal accesorio
sulta evidente es que la moderna proclamación o a los errores sobre elementos legales, extrapena-
del principio de culpabilidad supone la exclusión les de las normas penales en blanco, y advierten el
de responsabilidad del que comete el delito sin exceso desproporcionado de la pena a que lleva su
quererlo ni saberlo, y sin poderlo saber. Tradicio- teoría, propugnan la aplicación a estos errores so-
nalmente se diferenció entre error de hecho y bre normas extrapenales la teoría de dolo, es decir,
error de derecho (error iuris) y hoy se distinguen sólo se responde con la pena menor del delito im-
entre error de tipo y error de prohibición. Es bien prudente y eso si éste existe 5 .
conocido que se trata de conceptos diferentes, A su vez y como consecuencia del proceso infla-
pues cada pareja se aplica a estructuras concep- cionario de errores de tipo derivado del desarrollo
tuales diferentes. Pero lo que importa es la nove- dogmático de la teoría de los elementos normati-
dad jurídico-cultural actual: mientras que históri- vo-jurídicos del delito -particularmente epidémi-
camente se admitió la relevancia del error de he- co en Derecho penal económico- y que convierte
cho para eximir la pena o, en su caso, reducirla a en errores de tipo, sin un correlativo tipo impru-
la propia del delito imprudente, y se negó relevan- dente, y, por tanto, en conductas impunes, lo que
cia al error iuris, (error iuris nocet), la convicción en realidad son o antes eran errores de prohibi-
jurídica del presente proclama que el error inven- ción, los partidarios de la teoría de la culpabilidad
cible de hecho y de derecho excluye la responsa- que conocen bien el Derecho penal económico,
bilidad penal, y lo único que se discute son las conscientes del déficit preventivo general que en
consecuencias que debe tener el error vencible o éste ámbito provoca la impunidad de las conduc-
culpable de derecho (de prohibición). Y es más, lo tas de error sobre los elementos normativos, pro-

3. Vid. por todos DíEZ RIPOLLÉS, "Los delitos calificados por el resultado y el art. 3º del Proyecto de CP español de 1980", ADPCP, 1982,
p. 627 y ss. y 1981, p. 101 y ss.; el mismo, Die durch eine fahrl0ssig herbeigeführte schwere Tatfolge qualifizierten Delikte und das Schuld-
prinzip, ZStW 96 (1984), 1059 y ss.
4. Para una exposición de la situación en los diversos ordenamientos, vid. HILDEBRANDT, Der lrrtum, op. cit., p. 91 y ss.; sobre el trata-
miento del error por parte del TJCE DANNECKER/FISCHER-FRITSCH, Das EG Kartellrecht in der Bussgeldpraxis, 1989, y NIETO MARTiN,
Fraudes comunitarios, Barcelona, 1996, p. 193 y ss. , ,
5. Vid. por todos TIEDEMANN, Lecciones de Derecho Penal económico, Barcelona, 1993, p. 158 y ss. y MARTINEZ BUJAN PEREZ, Derecho Pe-
nal económico. Parte General. Valencia. 1998, p. 181 y ss.

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Revista Penal
El principio de culpabilidad y sus plasmaciones.
Reflexiones y propuestas para la construcción de una normativa
•••

ponen a veces con éxito -como en el caso de las es- tipos de error y al delito imprudente.
tafas de subvenciones- la creación de tipos im- 2.1. La conducta menos grave es la conducta en
prudentes, a modo de tipos de recogida, a fin de la que no hay rastro de dolo ni de imprudencia (ni
que la verdad dogmática no se convierta en el fundamento de reproche moral o jurídico alguno):
principal factor criminógeno. la conducta impune por atípica. Por ello deben ser
El hilo conductor hacia una salida nos lo pue- impunes como delito doloso las conductas reali-
den proporcionar las reflexiones siguientes: Quie- zadas por un error inevitable de tipo, pues no hay
nes pertenecemos al círculo de la teoría del delito rastro ni de dolo ni de imprudencia ni posibilidad
no podemos reprochar razonablemente a las le- de reproche moral o jurídico alguno.
gislaciones que se mantienen en el error iuris no- 2.2. Por lo mismo debe ser impune la conducta
cet; no es que vivan en el "error dogmático'', pues que realiza el tipo penal en error inevitable de
es reproche para ellos irrelevante, ya que carecen prohibición. Pues si no pudo evitarlo es tan irre-
de toda conciencia de la antijuricidad al respecto prochable su conducta personal como la de quien
y, además, de modo inevitable (unverschuldt), realiza una conducta que no constituye delito al-
pues no tienen modo de alcanzar súbitamente di- guno.
cho conocimiento. Lo que podremos reprocharles Castigar en ambos supuestos sería un exceso ar-
nosotros es que imponen penas desproporciona- bitrario sobre el sentido jurídico de las normas
das a la respectiva gravedad de las conductas, penales (tanto en el sentido de normas de justicia,
pues, lo más grave, en unos casos, en los de error como en el sentido normas de motivación de las
inevitable de prohibición, penan a quien descono- conductas humanas). Sería tan arbitrario y des-
cía por completo y de modo inevitable la antijuri- proporcionado como, en otro ámbito del debate
cidad de su conducta con la misma pena con la dogmático, castigar a quien mató a la mosca de
que castigan a quien es plenamente consciente de Welzel/Hirsch.
ello. Y lo que resulta no tan grave en otros casos 3.1. Si el error que determina al sujeto es un
-los de error evitable de prohibición-, castigan a error evitable de tipo, su conducta no puede casti-
quien podía haberse informado de lo antijurídico garse con la pena del dolo, pues en el caso de error
de su actuar y no lo hizo por falta de diligencia, no hay conceptualmente dolo, y no sería propor-
con la misma pena con la que castigan a quien se cionado castigar la misma conducta cuando hay
informó y, a pesar de saber que su conducta era dolo y cuando no lo hay. Sólo podemos castigar
antijurídica, cometió el delito. · esa conducta en error de tipo si por sí misma
En definitiva, lo que podemos reprochar a los constituye un delito imprudente, en el que la pena
colegas y legisladores que viven en la oscuridad reprocha la infracción de un deber objetivo de cui-
con alguna posibilidad de que nos escuchen y nos dado, lo que comporta siempre una pena menor a
entiendan es su actuar desproporcionado y, en la del correlativo tipo doloso.
definitiva, su arbitrariedad y su desprecio al prin- 3.2. Si el error que determina al sujeto es un
cipio de igualdad. Y de estos argumentos sí que error evitable sobre la prohibición, es evidente
entienden, entre otras razones porque tienen que sería desproporcionado dejarlo impune, como
oportunidad de leer y comprender en su propia si se tratase de un error inevitable y, a la vez, re-
lengua las sentencias del Tribunal de Justicia de sultaría desproporcionado castigarle con la mis-
la Comunidad Europea, en cuya elaboración in- ma pena (en toda su extensión) que si el sujeto hu-
clusive participan y, además, lo hacen creativa- biere realizado la conducta con plena conciencia
mente. de su antijuricidad. Es pues evidente que razones
Si esto es así, la tarea para una regulación del de proporcionalidad exigen castigar a quien actúa
error en un Corpus Iuris jurídicamente multicul- con error culpable de prohibición con pena menor
tural es el decidir qué niveles de gravedad revisten a la de quien actúa a sabiendas de ello. Si a este úl-
las conductas que incurren en los tipos de error y timo le corresponde un determinado marco penal
definir para ellos unas consecuencias jurídicas al con un máximo y un mínimo, la pena del supues-
margen de la correcta solución dogmática. to de error de prohibición debe ser inferior al mí-
nimo. (Es decir, el sistema español de la pena obli-
Así se puede formular lo siguiente: gatoriamente atenuada.) Cuando lo que la Ley dis-
pone es que en el error de prohibición si cabe la
1. La conducta más grave es la conducta dolosa, pena mínima del delito doloso, o exclusión sólo de
por eso la tradición atribuye al delito doloso una la pena más grave o de su marco superior no se
pena más grave que al delito correspondiente al está siendo consecuente con el principio de pro-
delito imprudente. Es a partir de la pena del dolo porcionalidad, sino que han entrado en juego con-
desde donde hay que comparar las penas que co- sideraciones pragmáticas de prevención general o
rresponde a las variantes subjetivas de los diversos relativas a dificultad objetiva para probar por par-

8
D o e t r •
1 n a

•••

te de la acusación que el error no existió, y se teme ta la reaparición de una culpa iuris, pero su fun-
correr el riesgo de tener que asumir como errores damento se asienta sólo en razones de proporcio-
evitables o conductas en las que no hubo error re- nalidad del grado de desvalor de la conducta en
levante alguno, que es algo que repugna también este caso y en el del error vencible de prohibición.
al principio de igualdad y resulta, en consecuen- El inconveniente de esta fórmula es que desbor-
cia, desproporcionado 6 • da el criterio político criminal de la punibilidad li-
En definitiva, lo único que nos quedaria por dis- mitada de la imprudencia. Pero es que creo que
cutir es si es (más) justo o (más) proporcionado este criterio político criminal representa en Dere-
tratar el caso de error de prohibición vencible con cho Penal económico o bien un sistema de impu-
la pena mínima del delito doloso o con una pena nidad generalizada o bien la necesidad de hacer
inferior a la mínima; por espíritu nacional y por proliferar tipos imprudentes de recogida, que no
espíritu y proporcional, me inclino personalmen- resultan coherentes con la política criminal de res-
te por esta última solución. tricción de los tipos imprudentes que impera con
4.1. Nos quedaría por último un problema que acierto en el Derecho Penal patrimonial general.
es a la vez teórico y práctico: el del error vencible Para terminar, la propuesta se formula en la
sobre los elementos jurídico-normativos del tipo, convicción de que en el ámbito del Derecho Penal
si se encuentran directamente en el tipo penal o económico al destinatario de las normas no es un
en la norma de complemento, en el caso de nor- ciudadano abstracto o lego, sino un operador o
mas penales en blanco. agente económico, que en un Estado social y de-
Para los penalistas del círculo de la teoria del mocrático de Derecho no puede considerarse libe-
delito es evidente la dimensión teórica del proble- rado de un especial deber de conocimiento y ob-
ma y las consecuencias dogmáticas y político-cri- servación de las normas que regulan y tutelan el
minales: el error sobre los elementos normativos orden económico. Se trata, por ello, de ciudada-
es un error de tipo que excluye el dolo y sólo hay nos que voluntariamente se sitúan en una posi-
castigo penal si hay tipo imprudente. Tal circuns- ción y ante un deber de garantía que fundamenta
tancia no suele ser frecuente, con lo que impera la un especial deber de esforzarse en la información
impunidad, razón por la que una de dos, o se de- y conocimiento de las normas que regulan el es-
cide la creación de nuevos tipos imprudentes o pacio de acción social en el que voluntariamente
hay que hacer el esfuerzo teórico de aplicar el ha decidido participar7 .
error sobre los elementos normativos del tipo, las
consecuencias que para el error de prohibición es- • Propuesta de regulación de los supuestos de error
tablece la teoria de la culpabilidad.
Nuestro problema principal en este ámbito es el l. El error invencible (inevitable) sobre los ele-
de "traducir" nuestras reflexiones teóricas y prác- mentos esenciales de las infracciones o sobre la
ticas a los colegas y legisladores ajenos a nuestro prohibición, las normas legales o la interpretación
círculo. Lo que yo propongo es que no intentemos excluye la pena.
traducir nuestro lenguaje, sino que intentemos 2.1. El error vencible (evitable) sobre los ele-
ponemos de acuerdo todos juntos sobre la regla mentos esenciales de la infracción excluye la pena,
gramatical: la regla de cómo tratar penalmente los salvo que la conducta esté prevista como delito im-
errores vencibles sobre elementos juridico-norma- prudente (como delito de imprudencia grave).
tivos del tipo penal en los delitos económicos. A 2. 2. El error vencible (evitable) sobre la prohi-
este respecto mi criterio es el siguiente: tratarlos bición, las normas legales o sobre la interpreta-
con una pena inferior a la mínima del delito dolo- ción de la Ley determinará la imposición de una
so: es decir, con una pena inferior a la que podría pena atenuada (excluyendo en todo caso la impo-
corresponder si el sujeto a pesar de haberse infor- sición de su grado mínimo/la imposición de la
mado sobre la norma jurídica, realiza la conducta pena mínima prevista para el delito o, en su caso,
a sabiendas de que la norma existe y en conoci- una pena atenuada).
miento de su contenido. Esta propuesta represen-

6. Por estos razones, en el ordenamiento alem~n se considera mayori!ariamente que aunque el par~~rafo 17 permite no operar .atenua-
ción de la pena alguna en los casos de error vencible, lo correcto en casi to:J~s. los casos es la atenuac1on, por todos y con re~~enc1as Sc~­
ROEDER, LK, parg. 17, marg. 48. Es interesante además recordar que la pos1b1l1dad de no atenuar la pena entronca con la cnhcable teona
de la ceguera jurídica de Mezger, vid. WARDA, Zur gesetzliche Regelung der Vermeidbarer Verbotsirrtum, ZStW (71 ), 1959, p. ~32 Y ss.
7. ARROYO ZAPATERO, Delitos contra la Hacienda pública en materia de subvenciones, Madrid, 1987, pp. 99 y ss. en cualquier caso no
desea emprenderse en este lugar un debate tan complejo como sería el de los criterios de vencibilidad del error de prohibición; sobre este
aspecto, NIETO MARTÍN, La vencibilidad de/ error de prohibición. Toledo. 1997.

9
Revista Penal
El principio de culpabilidad y sus plasmaciones.
Reflexiones y propuestas para la construcción de una normativa •
1

IV. Exclusión de la responsabilidad objetiva mación general del principio y su vigencia para
los casos de delitos más graves ha tenido que se-
En los países en los que se mantienen fórmulas guir una acción contra las manifestaciones secun-
de imputaciones que se corresponden con la res- darias u ocultas de la responsabilidad objetiva.
ponsabilidad objetiva la cuestión no es producto Se debe seguir, en consecuencia, una táctica tó-
tanto de un juicio de valor, sino de un juicio prag- pica, por grupos de problemas, que deben abor-
mático y de una preocupación por la eficacia pre- darse con instrumentos argumenta:Ies distintos
ventiva general de las normas. del principio genera:! de culpabilidad.
Los supuestos de responsabilidad objetiva se Un signo o muestra de lo que propongo es desa-
dan por ejemplo en el Derecho anglosajón, en el rrollar como táctica lo que ha sido el modo de abor-
Derecho formal de las contravenciones, así como dar el problema de la responsabilidad objetiva por
en todos aquellos casos en los que las leyes con- los tribuna:Ies europeos: asuntos Hansen, por parte
tienen presunciones iuris et de iure de culpabili- del TJCE8 y Salabiaku, TEDH 9 . En ambos casos la
dad. Fórmulas atenuadas de responsabilidad obje- respuesta no ha consistido en esgrimir el principio
tiva son las cláusulas que imponen la inversión de de culpabilidad, sino precisamente el principio de
la carga de la prueba en general o, tan sólo, en las proporcionalidad, declarando incompatible con el
presunciones iuris tantum. Derecho Comunitario o al CEDH los supuestos de
Para afrontar estos sistemas o supuestos y so- responsabilidad objetiva que conducen a sanciones
meterlos al efectivo cumplimiento del principio de desproporcionadas. Este argumento excluye los ca-
culpabilidad parece necesario instrumentar una sos más graves de responsabilidad objetiva, con el
estrategia más compleja que la mera proclama- va:Ior añadido de que lo hace penetrando con efica-
ción en la norma europea (Corpus Iuris) de la exi- cia en todos los ordenamientos de la Unión, a:I pro-
gencia radical de dolo o imprudencia. venir de Luxemburgo.
Que no basta la proclamación general para con- Otra aproximación táctica a la lucha contra las
seguir la eficacia resulta manifiesto en el caso de formas de responsabilidad objetiva que puede re-
Francia, en el que la proclamación general de la sultar exitosa es la vía de los derechos procesales
exigencia de dolo o imprudencia en los delitos se del acusado 10. La contribución al progreso del
ve acompañada por la excepción del principio en Derecho Penal desde el progreso del Derecho pro-
las contravenciones. cesal penal a partir del due proces de sistema an-
La lucha en el plano europeo contra la respon- glosajón es bien conocida, y su manejo podría ser
sabilidad objetiva no puede resultar diferente a eficaz para afrontar los supuestos de presuncio-
como se ha sucedido ésta en los ordenamientos nes y de inversión de la carga de la prueba o del
nacionales, en los que, por lo común, a la procla- dolus ex re. •

8. STJCE de 16-Vl-1990, Anklagemydigheden c/Hansen, asun C-326/88, Rec. p. 2911. Si en este caso el TJCE consideró proporcio-
nada la violación del principio de culpabilidad a través de sanciones impuestas en un régimen de responsabilidad objetiva, años antes, en
los asuntos Donckerwolcke (STJC de 15-Xll-76, asun 41/76., Rec. p. 1921 y ss.) y Rivoira (STJCE de 30-Xl-1977, Cayrol/Rivoira, asun,
52/77, Rec. p. 2279), consideró contrarias al derecho comunitario la responsabilidad objetiva del régimen aduanero francés. La posición
del TJCE podría resumirse del siguiente modo: (a) el derecho comunitario no impide que los Estados miembros posean sistemas de res-
ponsabilidad objetiva en aquellos ámbitos del derecho sancionador nacional que tutelan intereses comunitarios o de alguna otra manera
pueden afectar a la eficacia de este derecho, (b) no obstante la infracción al principio de culpabilidad, resulta contraria al derecho comu-
nitario, si la sanción a imponer fuera de extrema gravedad (vid. en este sentido las alegaciones del Abogado General V!>N GERVEN a la
causa Hansen, Rec, p. 2925) o si el bien jurídico tutelado carece de importancia. A sensu contrario la violación del principio se considera
proporcionada cuando los bienes jurídicos sean de importancia considerable y las sanciones no graves (vid. en relación a esta jurispru-
dencia NIETO MARTÍN, Fraudes comunitario, op. cit., p. 296-297; 187 y ss.). ·
9. STEDH, Sa/abiaku, de 7-X-1988.
1O. En relación al principio de presunción de inocencia y la prueba de los elementos subjetivos, DíEZ RIPOLLÉS, Los elementos sub¡etivos
del delito. Bases metodológicas. Valencia. 1990, p. 48 y ss. y passim.

10
Doctrina

Problemas que plantea la nueva regulación de los malos tratos en el ám-


bito familiar: valoración y crítica desde la perspectiva del bi.en juríilico

Raquel Campos Cristóbal Universitat de Valencia

1. Introducción todo el ámbito correspondiente a la regulación de


las lesiones. Baste citar como ejemplo, respecto a
El «delito de violencia doméstica»! es una figura estas últimas, la introducción por vez primera de
de reciente creación. Fue introducido en el Código un concepto legal de lesión, formulado no en fun-
Penal con la reforma de 1989 sin que en ninguno ción del tiempo de curación requerido por la mis-
de los Códigos anteriores existiera un precedente ma, tal y como había venido siendo regulada con
exactamente equivalente. El maltrato familiar has- anterioridad, sino atendiendo a los medios utili-
ta dicha fecha únicamente había alcanzado en los zados e incorporando una cláusula genérica de
diferentes textos punitivos que lo contemplaron la formas comisivas más respetuosa con el principio
consideración de falta.2 de legalidad.3 Por lo que respecta a los malos tra-
Así se entiende que la reforma de 1989, operada tos, la reforma se concretó en la creación del de-
por Ley Orgánica 3/89 de 21 de junio de actuali- nominado delito de violencia doméstica, por un
zación del Código Penal, viniera a suponer un lado, y en una nueva y paralela reestructuración
cambio tan sustancial en el panorama legislativo de la ordenación de las faltas, por otro. El delito,
de los malos tratos familiares y, en general, en en su primitiva configuración, se reguló en el ar-

1. Con el término «violencia doméstica» se pretende únicamente designar a las conductas de malos tratos físicos o psíquicos acaecí·
das con car6cter individual dentro del ámbito familiar (integrando los tipos de las faltas correspondientes a los arts. 617.2 y 620.2 del vi·
gente C.P.} y, en último extremo, a las conductas en los que aquel maltrato llegue a producirse con la continuidad necesaria y en el marco
preciso poro integrar el delito del art. 153 del mismo C.P. No obstante, como sin6nimo de esta última acepción se suele usar a menudo el
de «violencias habituales en el ámbito familiar». Frente al concepto restringido del término «violencia doméstica» que aquí se sostiene, los
medios de comunicación tienden a difundir otro m6s amplio que induirío dentro de sí o cualquier delito violento cometido en el ámbito fa·
miliar. Así, el homicidio, el asesinato o los lesiones. En mi opinión y sin ánimo de negarles ni su naturaleza violenta ni su carácter domés·
tico, tales conductas no constituyen sino consecuencias derivados de lo propio violencia habitual que la descripci6n tipica del ort.153 exi·
ge, excediendo, por tanto, del campo sem6ntico que a la expresión, en mi opinión, debe atribuirse. Valga esta precisión poro odorar un
concepto tan amplio y tan expuesto a recibir un sinfín de definiciones y denominaciones («el delito de molos tratos físicos y psiquicos en el
6mbito familiar», «el delito de violencia habitual en el seno familiar», «el delito de violencias en el ámbito familiar», ele.}. De VEGA RulZ,
por ejemplo, cuando se refiere o esta problemática, comienza por induir dentro de lo violencia doméstica tanto los agresiones físicos como
los psíquicos y los sexuales. El autor, termina, sin embargo, distinguiendo, de forma similor o lo arribo expuesto, los dos primeras de las
agresiones de las de carácter sexual. Matizando, por lo demás, que los agresiones físicas y psíquicas, superpuestas en gran número de
ocasiones, si bien se desenwelven normalmente como lesiones u otros actos criminales contra la persono (homicidio y asesinato) también
se pueden desenvolver como simples molos tratos de entre los que, en su opini6n, debiera prestarse especial protección, por su especial
gravedad, a los ejercidos contra los mujeres por sus porejos y o los causados por los integrantes de dichos porejos contra los menores.
Véase DE VEGA Ru1z, J.A.: Las Agresiones Familiares en la Violencia Domésfica, Pamplona, 1999, pp. 61 y 62.
2. No obstante, puede señalarse como origen m6s inmediato del actual precepto el establecido en el ort. 762 del C.P. de 1928: «los
ascendientes y tutores que abusando del derecho de corregir y castigar moderadamente a los menores que estén bojo su potestad o guar·
da les maltrataren de modo grave que hiciera peligrar su salud, serón castigados con lo peno de dos meses y un dio a un año de prisi6n
y multa de 1.000 a 5.000 pesetas». En este sentido, CERVELLÓ DoNDERIS, V.: «El delito de molos trotas; su delimitaci6n con el derecho de co-
rrecci6n» en P.J., n.g 33, p. 51.
3. Art. 420 del Texto Refundido de 1973 tras lo reforma de 1989: «El que por cualquier medio o procedimiento causare o otro una
lesi6n que menoscabe su integridad corporal o su salud fisica o mental será castigado con lo peno de prisión menor, siempre que los le-
siones requieran poro su sanidad, adem6s de uno primera asistencia facultativo, tratamiento médico o quirúrgico».

15
Revista Penal
Problemas que plantea la nueva regulación de los malos tratos en el ámbito famili.ar: valoración
y crítica desde la perspectiva del bien jurídico
•••

tículo 425 del Código Penal bajo la siguiente re- dad o sobre los hijos propios o del cónyuge o con-
dacción: viviente, pupilos, ascendientes o incapaces que
«El que habitualmente y con cualquier fin ejer- con él convivan o que se hallen sujetos a la potes-
za violencia física sobre su cónyuge o persona a la tad, tutela, curatela o guarda de hecho de uno u
que estuviere unida por análoga relación de afec- otro, será castigado con la pena de prisión de seis
tividad, así como los hijos sujetos a la patria po- meses a tres años, sin perjuicio de las penas que
testad o pupilo, menor o incapaz sometido a su tu- pudieran corresponder por el resultado que, en
tela o guarda de hecho será castigado con la pena cada caso, se causare.»
de arresto mayor.» Dicho texto, ubicado una vez más en el Título de
Las faltas de malos tratos (falta de maltrato co- las lesiones, significó la incorporación de incues-
mún y falta de maltrato familiar) se refundieron, tionables mejoras, como la previsión de una cláu-
a su vez, junto a la falta de lesiones, en un sólo ar- sula concursal, el aumento de pena o la amplia-
tículo -el art. 582- del que merece ser destacado, ción del círculo de personas protegidas.
sin ninguna duda, el abandono por parte del le- El siguiente paso a destacar dentro de la evolu-
gislador de la vieja y consolidada equiparación del ción del precepto nos conduce hasta los orígenes
maltrato de palabra con el golpe o maltrato de de la actual reforma. Con fecha 30 de abril de
obra: 1998, el Gobierno movido, seguro, por la alarma
«El que por cualquier medio o procedimiento social que las conductas de violencia en el hogar
causare a otro una lesión que no precisare trata- habían venido generando en los últimos afios
miento médico o quirúrgico o sólo exigiere la pri- aprueba el llamado «Plan de Acción contra la Vio-
mera asistencia facultativa será castigado con la lencia Doméstica».s
pena de arresto menor, salvo que se tratare de al- El 13 de noviembre de 1998 el Consejo de Mi-
guna de las lesiones del artículo 421. nistros aprueba el Proyecto de Ley Orgánica de
El que golpeare o maltratare de obra a otro sin Modificación del Código Penal en materia de pro-
causarle lesión será castigado con la pena de uno tección a las víctimas de malos tratos y de la Ley
a quince días de arresto menor o multa de 25.000 de Enjuiciamiento Criminal.
a 100.000 pesetas. Cuando los ofendidos fuesen El Proyecto es aprobado por el Pleno del Con-
los ascendientes, el cónyuge o persona que se ha- greso el 29 de abril de 1999 y por el Senado el 26
lle ligado de forma permanente por análoga rela- de mayo de 1999, sin que este último llegue a in-
ción de afectividad la pena será de arresto menor troducir variación alguna en el texto remitido por
en toda su extensión. »4 el Congreso.6
· Posteriormente, el Código penal de 1995, con- Finalmente, con fecha 1O de junio de 1999 se
servando la esencia del delito de violencia domés- publica en el B.O.E. la Ley Orgánica 14/1999 de 9
tica del antiguo artículo 425, otorgó al artículo de junio de modificación del Código Penal de 1995
153 la siguiente redacción: en materia de protección de las víctimas de malos
«El que habitualmente ejerza violencia física so- tratos y de la Ley de Enjuiciamiento Criminal,
bre su cónyuge o persona a la que se halle ligado momento desde el cual el artículo 153 cuenta con
de forma estable por análoga relación de afectivi- el siguiente tenor literal:

4. Para mayor abundamiento en los cambios y mejoras llevados a cabo por la reforma en esta materia véase, por todos, Botx REIG,
J./ÜRTs BERENGUER, E./VMS ANTÓN, T.S.: La reformo penal ele 1989, Valencia, 1989, pp. 93-133.
5. El Gobierno en virtud de dicho Plan se comprometi6 a invertir, durante los tres años siguientes a la publicaci6n de aquél, 9.000 mi-
llones de pesetas en la lucha contra los malos tratos ejercidos dentro del 6mbito familiar. De tal elevado cifra, el Plan prevé destinar uno
suma importante poro lo creaci6n de infraestructuras que permitan lo atenci6n de lo victimo. Consto, adem6s, de medidas de reforma le-
gislativo !modifico siete articulos del vigente Código Penol y dos de la ley de Enjuiciamiento Criminal) para agilizar el procedimiento e in·
traducir medidos cautelares especificas al objeto siempre de erradicar, en último instancio, las conductos de malos tratos y ofrecer mayor
protecci6n a la victimo. E incluye, por último, medidos enfocadas al mercado laboral (cursos de formaci6n de las víctimas para su reinser·
ci6n laboral, principalmente), considerando prioritario lo labor de prevenci6n y sensibilizoci6n de la sociedad que se pretende articular o
través de uno compaña en los medios de comunicoci6n destinado o transmitir o los ciudadanos el mensaje de que la violencia doméstico
es un problema de todos.
6. El Senado intent6 incorporar lo reformo de molos tratos a lo reformo del Código Penol en materia de libertad sexual. Quiso, para
agilizar el proceso, aprobar la reformo de malos tratos a través de enmiendas realizados al Proyecto de Ley Org6nico en materia de li-
bertad sexual, pero el Congreso no las aprob6, según MAGRO SERVET, porque ello hubiera supuesto dejar en vio muerta el texto gubemo·
mental que en esos momentos se encontraba en tr6mites de enmiendas en lo C~~i~i6n de Ju~tici~ e Interior. Véase. MAG_R'? ~ERVET, V. : «El
congreso rechazo las enmiendas del Senado a la reforma de malos tratos y re1mc10 la trom1tac16n del proyecto de ley 1mc1al» en La Ley,
n.11 4811, 4 jun. 1999, p. 5.

16
Doctrina

«El que habitualmente ejerza violencia física o fáctico sino también jurídico. En concreto, la de-
psíquica sobre quien sea o haya sido cónyuge o so- limitación se hace extraordinariamente compleja
bre persona que esté o haya estado ligada a él de en relación con las figuras de lesiones y de malos
forma estable por análoga relación de afectividad, tratos, suscitándose respecto a ambas, sobre todo,
o sobre los hijos propios o del cónyuge o convi- problemas conceptuales (de averiguación de si es
viente, pupilos, ascendientes o incapaces que con posible identificar la conducta descrita en el
él convivan o que se hallen sujetos a la potestad, art.153 con alguna de ellas o, en su caso, con las
tutela, curatela, acogimiento o guarda de hecho de dos -si es que admitimos que ambas son una mis-
uno u otro, será castigado con la pena de prisión ma cosa- o se trata, más bien, de un tipo autóno-
de seis meses a tres años, sin perjuicio de las pe- mo e independiente tanto de la falta de malos tra-
nas que pudieran corresponder a los delitos o fal- tos como de los delitos de lesiones), pero también,
tas en que se hubieran concretado los actos de vio- como consecuencia de lo anterior, problemas de
lencia física o psíquica. ordenación sistemática o de ubicación correcta
Para apreciar la habitualidad a que se refiere el del precepto.
párrafo anterior, se atenderá al número de actos Antes de pasar a examinar, propiamente, el ob-
de violencia que resulten acreditados, así como a jeto de tutela del delito que nos ocupa, estimo con-
la proximidad temporal de los mismos, con inde- veniente exponer, siquiera en líneas generales, el
pendencia de que dicha violencia se haya ejercido planteamiento aquí sostenido en torno a la deter-
sobre la misma o diferentes víctimas de las com- minación del bien jurídico protegido en cada una
prendidas en este artículo, y de que los actos vio- de estas figuras.
lentos hayan sido o no objeto de enjuiciamiento El punto de partida debe situarse en la diferen-
en procesos anteriores.» te forma en que la doctrina suele entender la rela-
ción que mantienen entre sí los malos tratos y las
lesiones, pudiendo básicamente distinguir dos po-
2. Bien jurldico protegido: siciones. Una primera que otorga autonomía a los
su delimitación frente a figuras conexas malos tratos respecto a las lesiones individuali-
zando el bien jurídico protegido de estos últimos. 7
El «delito de violencias habituales en el ámbito Y una segunda que tiende, en cambio, a identifi-
familiar» guarda estrecha relación con numerosas car el maltrato con la lesión por la vía de atribuir
figuras delictivas del vigente Código Penal. En ge- a ambas figuras el mismo bien jurídico. 8
neral, se encuentra vinculado a todas aquellas des- Pues bien, la explicación adecuada del intrinca-
cripciones típicas que persiguen la tutela de la in- do panorama que forman los malos tratos y las le-
tegridad personal del ser humano en alguna de siones en nuestro sistema de Derecho Penal, a mi
sus facetas. Esto es, en su dimensión física (lesio- modo de ver, sólo puede partir de la primera de es-
nes y malos tratos corporales), psíquica (injurias, tas posturas, esto es, de aquella que separa y dis-
amenazas y coacciones) o moral (vejaciones injus- tingue los malos tratos de las lesiones. Dos son las
tas, torturas y demás delitos contra la integridad razones en las que cabe fundar tal afirmación. De
moral). El que tales vertientes aparezcan en la re- un lado, el argumento histórico constituido por la
alidad tan íntimamente unidas las hace muy difí- pretensión constante del legislador en el sentido
ciles de delimitar no sólo desde un punto de vista de ir avanzando progresivamente en tal separa-

7. Glu1NTANO RIPOu.éS v BERDUGO GóMEZ De LA TORRE atribuyen a la falla de malos tratos del art. 617.2 una naturaleza pluriofensiva.
Para BERDUGO el tipo de los malos tratos protege los valores «bieneslar y honor», frenle a las lesiones que protegen la salud. Véase BER-
DUGO G6MEz DE LA ToRRE, l.: El delito ele lesiones, Salamanca, 1982, p. 93. Paro Glu1NTANO, los valores que se desconocen en la agresión
no lesiva son la libertad y el honor. Véase GlulNTANO RIPOu.éS, A.: Tratado ele la parte especial ele/ Derecho Penal, Tomo 1, Madrid, 1972,
p. 855. PÉREZ ALONSO entiende que la falla de malos tratos protege «la dignidad personal como presupuesto básico paro el ejercicio ple-
no del derecho a la libertad». Véase PÉREZ ALONSO, E.J.: El delito ele lesiones, Pamplona, 1993, p. 615. Y, en la misma linea TERUEL CABA-
u.ERO afirma que se trato de una infracción contra la libertad. Véase TERUEL CABAuERo: «La sanci6n de las fallas» en ADPCP, 1954, p. 250.
8. La equiparación se logra medianle la ampliaci6n del bien jurídico de las lesiones que absorbe al bien jurídico de los malos tratos.
Autores como TAMARIT o DEL ROSAL BLASCO lo que hocen es recurrir a términos conceptualmente más amplios como la incolumidad personal
o el bieneslar personal. Éstos comprenden dentro de sí tanto la salud como el objeto tulelado por las figuras de malos tratos. Véa~e T~­
r
RIT SuMAUA, J.M.: La reforma ele/ delito ele lesiones, pp. 18 y 99 y ss.; DEL ROSAL BLASCO, B.: «Violencias malos tratos en el ámbito fami-
liar o lulelar», Mujer y derecho penal, Valencia, 1995, p. 164. GRACIA MARTIN sostiene la identidad de bien jurídico aunque circunscri-
biéndolo a «la salud e integridad personales», esto es, lleva a cabo la ampliación por la vio de añadir al bien juridico «salud», una refe-
rencia a la integridad personal. Véase Dlez RIPOU.ÉS, J.L./GRACIA MARTÍN, L./l.AURENZO COPB.l.O, P.: Comentarios al Código Penal. Parte
especial, Valencia, 1997, p. 617.

17
Revista Penal
... Problemas que plantea la nueva regulación de los malos tratos en el ámbito familiar: val.oración
y crítica desde la perspectiva del bien jurídico
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ción.9 De otro lado, la idea de que dicho plantea- to la exigencia prevista en el artículo 617 .2 en
miento resulta mucho más respetuoso con la dife- cuanto que el maltrato corporal necesariamente
rencia conceptual y de tratamiento que el Código haya de venir constituido por un golpe o maltrato
Penal actualmente dispensa a ambas figuras.10 de obra equivalente (empujones, zarandeos, pata-
Partiendo de tal premisa, el bien jurídico prote- das o cualquier otro medio imaginable de acome-
gido en la falta de malos tratos del artículo 617.2 timiento físico sobre la víctima).11
tiene que ser, a mi juicio, la «incolumidad corpo- Este bien jurídico, en cualquier caso, siempre
ral» entendida como derecho de la persona a no será distinto de la «salud personal del ser huma-
ser vulnerada, molestada o perturbada en su pro- no» que es el bien mayoritariamente defendido
pio cuerpo de forma violenta. Derecho, por tanto, por la doctrina en el delito y la falta de lesiones.12
a mantener indemne el cuerpo -que no intacto-. Y, sin perjuicio de que ambos aparezcan (la inco-
De este modo, el simple toque contrario a la vo- lumidad corporal y la salud) íntimamente relacio-
luntad de su titular no puede considerarse digno nados al constituir el cuerpo el soporte material
de protección penal, tal y como pone de manifies- básico donde se asienta la salud del ser humano.13

9. El avance se produjo a través de distintos Rencos. Primero, en la separación de la lesión con la injuria (esto es, a partir del derecho
germánico) y más tarde, en la separaci6n de la lesión con el maltrato (esto es, desde el C.P. de 1848). Finalmente, la pretensión de sepa·
raci6n se tradujo en la distinción malos tratos verbales-malos tratos corporales, llevada a cabo, como se ha dicha, por la reforma de 1989.
1O. DIEZ RIPOu!S afirma que las posturas que pretenden difuminar en mayor o menor medida la diferenciación conceptual entre los su·
puestos típicos de lesiones y malos tratos van en la dirección político criminal inversa a la correcta, que es precisamente la de mantener su
autonomía conceptual sin perjuicio de que ambos grupos de hipótesis puedan cobijarse bajo un mismo bien jurídico. Véase DIEZ R1POl.lfs,
J.L., Comentarios al ... , cit., p. 336. En mi opinión, creo, sin embargo, que una vez reconocido el mantenimiento de la autonomla como di·
rección político-criminal a seguir, el intentar defender la identidad del bien jurídico protegido supone incurrir en una contradicción que hu·
biera sido Íácilmente evitable a través de la atribución a ambas figuras de bienes jurídicos distintos.
11. Tal definición encuentra respaldo doctrinal en la postura mantenida actualmente por TAMARrr SuMAUA. El autor sugiere la existencia
de esta «incolumidad corporal» como parcela mínima de la incolumidad personal aunque sin llegar a incorporar una definición de la mis·
ma. Debe destacarse, no obstante, la interesante evolución que ha seguido el autor en sus planteamiento, pudiendo señalar como punto de
inRexión la nueva redacción que el Código Penal de 1995 otorgó al art. 153. Es sólo desde entonces cuando TAMARIT SUMAUA decide aban·
donar la idea de la incolumidad personal como bien jurídico global y comienza a referirse a la incolumidad corporal como bien jurídico
genérico o espacio común de las figuras de lesiones y de malos tratos. El bien juridico de la falta del art. 617.2 es, para el autor, la mera
incolumidad corporal constituyendo su ataque la agresión o injusto mínimo a partir del cual se derivan las infracciones de los arts. 147 y
617.1, por un lado, y las de los arts. 153 y 173, por otro, como intensificaciones de dicho injusto que afectan o a la salud o, en su caso,
a la integridad moral. Véase TAMARIT SUMAUA, J.M.: Comentarios al nuevo Código Penal, Pamplona, 1996, pp. 727 y 745. Además de por
TAMARIT la existencia de este bien juridico ha sido indirectamente reconocida por BERISTAIN IPIÑA al afirmar que «los malos tratos se diferen·
cían de la simple vis flsica en que ésta violenta únicamente la libertad de la victima, mientras los malos tratos violan su incolumidad cor-
poral». Véase BERISTAIN IPIÑA, A.: «Observaciones acerca de las lesiones en el derecho penal y comparado» en Revista general de legisla-
ción y jurisproclencia, 1971, p. 15. QulNTANO R1POl.lfs también se refiere a la misma al señalar que «los malos tratos no son lesiones sino
una tipología inicial y periférica de la que a su vez pueden derivar lesiones o na en sentido estricto». Véase QUINTANO R1POl.lfs, A., Trata·
do de ... , cit., p. 855.
12. Obviamente, ambas se confundirán cuando una lesión se haya llevado a cabo mediante un maltrato corporal, pero eso no desvír·
lúa la esencia diferencial de ambas bienes jurldicos individualmente considerados. Esencia que respecto al maltrato podrá apreciarse con
mayor rigor en todos los casos en que el maltrato no se materialice en un resultado de lesión.
13. la salud es el núcleo fundamental a proteger por los tipos de lesiones. No obstante, lejos de aparecer como un tema ya resuelto, la
cuestión de la determinación del bien jurídico protegido en las lesiones se presenta rodeada de una gran palémica doctrinal. las formula-
ciones doctrinales más recientes se integran básicamente en dos grupos. Uno, formado por los autores que pretenden la simplificación o
concreci6n del bien juridico en conceptos que, aun siendo diversos terminológicamente, vienen a designar la misma realidad. Y, otro, in·
tegrado por quienes, mediante la ampliación del bien jur!dico, pretenden la unificación conceptual y sistemática de los malos tratos y las
lesiones. Respecto al primer grupo y refiriéndose al bien jur!dico «salud», véase: BERDUGO GóMEZ DE IA TORRE, l.: El delito de•.. , cit., pp. 21
r
y ss.; CARllONEU. MATEU, J.C./GoNzALEz CUSSAC, J.l.: Comentarios al Código Pena/ de 1995, Valencia, 1996, pp. 789 ss.; GoNZÁlEZ Rus,
J.J., Curso de derecho penal español. Parte especial, Madrid, 1996, p. 140; RooRIGuEz MouRUU.O, G.: Comentarios a Código Penal, Ma·
drid, 1997, p. 429. Designándolo con el término «integridad biológica», véase CARooNA l.LORENS, A.: Estudio médico-penal del delito de
lesiones, Madrid, 1988, pp. 31·37. Recurriendo a la fórmula «integridad y salud personales», véase Diez RIPOl.lfs, J.L.: Los delitos ... , cit.,
p.p. 22 y 23 y OcrAVIO DE TOLEDO YUBIETO, E.: ta reforma del consentimiento en las lesiones (en Comentarios de Edersa, Tomo V, Vol. '22,
p. 944). Por último, utilizando una fórmula confusa referida a la «integridad o salud», véase SERRANO GóMEZ, A.: Derecho penal. Parte es·
pedal, Madrid, 1997, p. 93 y GuAUART DE VIAIA, A.: La nueva protección penal de la inlegriclacl corporal y la salud, Madrid, 1992, PP·
35 y 37. En el segundo de los grupos, fundomentalmente, cabría destacar dos formulaciones: la de la «incolumidad corporal», que de-
fienden autores como BERISTAIN (BERISTAIN IPlÑA, A.: «Observaciones acerca ... », cit., pp. 14-16), TAMARrr (TAMARIT SuMAl.IA, J.M.: La refor·
ma... , cit., p. 35) o MOYO DE lAS HERAS y MUÑOZ CUESTA (ARROYO DE lAS HERAS, A./MUÑOZ CUESTA, J.: Delito de lesiones, Pamplona, 1993,
p. 142) y la del «bienestar corporal», sostenida por DEL ROSAL BlASCO (DEL ROSAL BIASCO, B., «Violencias ..• », cit., p. 164).

18
Doctrina

Fijada la delimitación «malos tratos-lesiones» ejercidos reiteradamente sobre éstos por quienes,
con apoyo en la diferenciación de los bienes jurí- siendo sus parientes más próximos, se aprovecha-
dicos de ambas figuras, resta averiguar entonces ban de su posición de dominio o superioridad.15
cuál es el bien jurídico protegido en el «delito de También lo es que el tipo exigió, en un primer mo-
violencia doméstica». Si es el mismo que el de las mento, que la conducta se llevara a cabo median-
lesiones como parece desprenderse de su ubica- te ejercicio de violencia física tan sólo reconduci-
ción sistemática; si se trata de un delito agravado ble al maltrato corporal previsto en el artículo
de la falta o faltas de malos tratos que tutela el 617.2 del C.P. No obstante, y sin dejar de recono-
mismo bien jurídico que aquéllas; o si, por el con- cer ninguna de estas dos circunstancias (que el de-
trario, lejos de aparecer vinculado a esta clase de lito naciera para suplir una laguna no cubierta por
figuras con las que tradicionalmente se le ha rela- el maltrato y que lo incorporara como único me-
cionado, mantiene, no obstante, un vínculo ma- dio comisivo de la infracción) no existe, en mi opi-
yor con el conjunto de infracciones que en lugar nión, base suficiente para afirmar, por ello, que es-
de tutelar la vertiente física de la persona brindan tarnos ante un tipo agravado (el delito del art. 153)
protección a su faceta espiritual concretada en va- de un tipo básico (la falta del artículo 617.2). Una
lores corno la dignidad, el honor o la integridad afirmación de tales características sólo podría lle-
moral. varse a cabo, desde un punto de vista técnico-for-
La primera de las opciones pronto debe ser des- mal, si ambas figuras estuvieran protegiendo el
cartada. El «delito de violencia doméstica» no mismo bien juridico y por lo que se desprende del
puede incluirse dentro de las lesiones porque la tenor literal del precepto no parece que éste pue-
estructura del delito del artículo 153 no encaja da ser el caso: el delito del artículo 153 está prote-
con la prevista para aquéllas en nuestro Código giendo algo más que la simple incolumidad cor-
Penal, al no exigir el precepto que de la violencia pora}.16
reiterada se derive un efectivo menoscabo de la En definitiva, el «delito de violencia doméstica»
salud de la víctima y bastar para la realización de nació como agravación de los malos tratos pero
la conducta típica con el mero ejercicio de la vio- para formar un delito autónomo, y con la finali-
lencia (ya sea física o psíquica).14 dad de proteger un bien jurídico distinto y supe-
La segunda de las hipótesis planteadas tampoco rior a la mera incolumidad corporal, lo cual nos
parece acertada. El «delito de violencia domésti- sitúa en la tercera de las hipótesis planteadas.
ca» no cabe ser configurado corno un tipo agrava- Dentro de ella, aunque un importante sector
do de la falta de malos tratos. Es cierto que el de- doctrinal haya defendido que el bien jurídico pro-
lito nació materialmente corno una agravación de tegido del delito del artículo 153 viene configura-
la falta de malos tratos del artículo 617.2, en el do por realidades más o menos abstractas, más o
sentido de hacer frente a la desprotección en que menos amplias, como el bienestar personal, la se-
se encontraban los miembros más débiles de la guridad y la paz familiares o la propia dignidad
unidad familiar ante posibles maltratos o abusos humana,17 se va consolidando, no obstante cada

14. Véase, por todos, CARsoNELL MATEU, J.C./GoNzAl.Ez CUSSAC, J.L: Comentarios ... , cit., p. 801.
15. la propia Exposici6n de Motivos de la Ley 3/1989 explicaba esto mismo en los siguientes lérminos: «Respondiendo a la protecci6n
de los miembros ksicamente m6s débiles del grupo familiar frente a conductos sistemáticamente agresivas de otros miembros del mismo, se
tipifican como delito los malos tratos ejercidos sobre menores o incapoces, asl como los ejercidos sobre el c6nyuge cuando a pesar de no
integrar individualmente considerados m6s que una sucesi6n de faltas, se producen de modo habitual». la cierto es que antes de 1989 los
supuestos de malos tratos reiterados dentro del 6mbito familiar eran reconducidos al delito o a la falta de lesión siendo indiferente que la
conducta agresiva hubiera sido llevada a caba o no con habitualidad. Esta respuesta penal devenla insuficiente, en unos casos, por la le-
vedad de la pena impuesta y, en otros, porque a diferencia de la lesi6n el maltrato familiar no suele representar un hecho esporádico o ac·
cidental. Resultaba necesario, entonces, que el legislador pasara a tomar en cuenta la reiteraci6n como elemento agravatorio de dicho com-
portomiento y, en consecuencia, endureciera la respuesta penal. Con la finalidod de cubrir ese vado legal es con la que naci6 el delito del
art. 153, esto es, para acabar tanto con el sentimiento de indefensi6n de las victimas de malos tratos como con la sensación de absoluta
impunidad por parte del mahratador. Véase CARRECEDO Buwoo, R.: Olra frontera rola (IJ: aspectos jurídicos de la violencia doméstica, Ma-
drid, 1998, pp. 37 y 38.
16. la diferencia de pena entre la falta del art. 617.2 y el delito ya inducía a pensar (cuando se introdujo el delito en el art. 425) que
con el delito se intentaba proteger «algo m6s» que la incolumidad corporal, sin perjuicio de que la lesi6n de «ese algo m6s» presuponie-
ra necesariamente un previo menoscaba de la incolumidad corporal.
17. El bienestar personal es el bien juridico defendido por DEL ROSAL BIASCO (véase DEL .ROSAL BIASCO, B., «Violencias ... », ci~, p. 164).
En semejantes términos de amplitud se han refer!c!o a «la incolumidad personal» TAMARIT _SuMAUA, ARROYO ~E IAS ~ERAS y MuNOZ CUESTA
(véase TAMARIT 5uMALLA, J.M.: Comentarios al... , cit., p. 745 y ARROYO DE \AS HERAS, A/MuNOZ CUESTA, J.: Delito... , cit., p. 14t). Para GoN·
ZÁLEZ Rus «el bien jurídico del art. 153 no es la salud sino la dignidad y seguridad, el equilibrio fisico y pslquico, el bienestar entre c6nyu·

19
Revista Penal
Problemas que plantea la nueva regulacwn de los malos tratos en el ámbito familiar: valoración
y crítica desde la perspectiva del bien jurídico
•••

vez más, la opinión de quienes, aun conservando justo. Por tanto, el peligro para la salud -que Gra-
la dignidad humana como marco genérico de pro- cia Martín define como «probabilidad de que la
tección, estiman la necesidad de acotar o concre- reiteración de agresiones, esto es, el maltrato cró-
tar dicho bien jurídico en la integridad moral o nico provoque en las víctimas estados graves de
derecho a no ser sometido a tratos inhumanos o desequilibrio psíquico y emocional»- existe, dado
degradantes.IS Posición a la que me sumo en este el preciso ámbito en el que se desarrolla la con-
trabajo. ducta y la peculiar forma en que ésta se lleva a
Interesante se presenta la discusión que en tor- cabo (a través de maltratos reiterados), pero tan
no al bien jurídico enfrenta a Carbonen Mateu/ sólo sirve para fundamentar la mayor pena del ar-
González Cussac con Gracia Martín. Para aque- tículo 153 en relación con la prevista para el resto
llos, con el delito de violencia doméstica se pre- de supuestos lesivos de la integridad moral en el
tende proteger la dignidad de la persona humana artículo 173 y, por supuesto, en relación también
en el seno de la familia y, concretamente, su dere- con la pena que resultaría de aplicar el correspon-
cho a no ser sometido a trato inhumano o degra- diente concurso de faltas en el caso de que los di-
dante alguno, en el sentido del artículo 15 de la versos actos de maltrato no llegaran a producir el
Constitución. No estamos, según los autores, ante menoscabo grave de la integridad moral que el
un genuino delito de lesiones sino ante una in- mismo artículo exige. Dicho de otra manera, la
fracción de malos tratos a la que la habitualidad y consideración del delito de violencia doméstica
el ámbito familiar convierten en delito, no pu- como un delito de peligro abstracto contra la sa-
diendo ser la salud el bien jurídico protegido al ser lud me parece excesiva porque, por mucho que
perfectamente concebible la consumación del de- exista un peligro contra la salud de las víctimas, el
lito sin resultado lesivo alguno.19 Gracia Martín, núcleo del injusto sigue siendo la lesión de la in-
por el contrario, estima que en los delitos de peli- tegridad moral.21 No estamos, pues, ante un deli-
gro cabe siempre la consumación sin resultado de to de lesiones y sí ante una infracción distinta,
lesión o menoscabo para el bien jurídico y entien- contraria a la integridad moral, que en ocasiones
de que el delito del artículo 153 es un delito de pe- comprenderá faltas o delitos de lesiones, pero que
ligro abstracto contra la salud y la integridad per- también podrá ser antesala de otras muchas in-
sonales.20 Personalmente, entiendo que la lesión, fracciones como coacciones, agresiones sexuales
por definición e incluso denominación, requiere o, en general, todas aquellas susceptibles de co-
de un resultado lesivo. El delito de violencia do- meterse por medio de un maltrato. Estimo ade-
méstica ni encaja con la estructura de las lesiones más que la configuración del artículo 153 como
ni está protegiendo la salud como núcleo del in- un delito de peligro abstracto complica sobrema-

ges, menores, ascendientes y personas que conviven o est6n sometidas a la patria potestad o guarda del autor» (véase GoNZÁLEZ Rus, J.J.,
Curso... , cit., p. 169). Ampliando todavía m6s De VEGA Ruiz señala que el bien jurídico protegido es la paz social (véase DE VEGA Ru1z, J.A.,
Las agresiones ... , cit., p. 73). La circular de la Fiscalia General del Estado de 24 de octubre de 1998 sobre Malos lratoS afirma que la f¡.
g•Jra del art. 153 pretende tutelar «la integridad moral o derecho a no ser sometido a tratos inhumanos o degradanles así como la paz y
et orden familiar, la normal convivencia y la protecci6n de las condiciones en que pueda tener lugar el pleno desarrollo de la personalidad
de los miembros del grupo familiar». Respecto a los autores que defienden que el bien jurídico es la dignidad humana, véase entre otros:
CARBONELL MATEU, J.C./GoNZÁLEZ CUSSAC J.l.: Comentarios ... , cit., p. 801; CERVELLÓ 0oNoERIS V.: El delito de ... , cit., p. 53 y RODRiGUEZ Wo.J-
RUU.O, G., Comentarios al..., cit., p. 440. Destacar, por úhimo, el original planteamiento de ÁCALE SANCHEZ quien recientemente se ha de-
cantado por el bien jurídico «relaciones familiares». Según el planteamiento de la autora, el art.153 estaría protegiendo únicamente la fa-
ceta colectiva de dicho bien jurldico y el art. 617.2 estarla tutelando su faceta individual. Véase. ACALE SANCHEZ, M.: El cielito de malos tra-
tos físicos y psíquicos en el ámbito familiar, Valencia, 2000, pp. 82, 91 y 135.
18. Véase CUENCA 1GARClA, M.J.: «La violencia habitual en el ámbito familiar», en Revista Jurídica de Catalunya, 1998, p. 636; TAMA-
RIT SUMAl.lA, J.M.: Comentarios .•. , cit., p. 745 y CARsoNELL MATEU, J.C./GoNzAlEZ CUSSAC, J.l.: Comentarios ... , cit., p. 801; GARciA ARAN, M.,
«Problemas interpretativos en los tipos penales relativos al menor» en Protecci6n ele menores en el C&ligo penal, Consejo General del Po-
der Judicial, Madrid, 1999, p. 68.
19. Véase CARBOHElL MATEU, J.C./GoNZÁlEZ CUSSAC, J.l.: Comentarios..., cit., 801.
20. Véase GRACIA MARTIN, l., Comentarios ... , cit., pp. 423 y ss. Recientemente GARClA kvAREZ y DEL CARPIO DELGADO han sostenido, si·
guiendo el planteamiento de GRAOA MARliN, que el art. 153 encierra un delito de peligro abstracto contra la salu~ física y, desde '9 refor-
ma de 1999, también mental de la persona victima de la violencia doméstica. Véanse sus interesantes conclusiones en GARciA Ál.VAREZ,
P./DEL CARPIO DELGADO, J., El delito de malos tratos en el ámbito familiar, Valencia, 2000, pp. 87 y ss.
21. La jurisprudencia, reacia, por otra parte, a señalar expresamente «la integridad moral» como bien jurídico pr~tegido del art. 153,
se ha pronunciado a favor de la misma aunque indirectamente en numerosas ocasiones. Así, el fto. de dcho. séptimo de la S.T.S. 20
dic.1996, cuando recoge que «la finalidad de la norma penal reside en proteger la dignidad de la ~ hum?na en el seno de la fo.
milia, y concretamente, su derecho a no ser sometida a trato inhumano o degradante abuno». En seme1antes términos, véase S:Aud.P. Ba·
leares de 27 mar. 1998, S. Aud. P. Jaén de 13 nov. 1998, S. Aud. P. C6rdoba de 12 feb.1999 y S. Aud. P. Las Palmas de 5 dic. 1998.

20
Doctrina

•••

nera el problema concursa} en aquellos casos en «De las torturas y de otros delitos contra la inte-
los que el peligro contra la salud se acaba mate- gridad moral». Con dicho Título y con la falta de
rializando definitivamente en una efectiva lesión vejación injusta de carácter leve, contenida en el
de aquélla.22 artículo 620.2, habrá que poner en relación el lla-
Ahora bien, fijado el bien jurídico del delito del mado «delito de violencia doméstica» si lo que se
artículo 153 del Código Penal en la integridad mo- pretende es lograr una visión global de toda la
ral, queda clara por parte del legislador su inten- problemática que rodea al bien jurídico protegido
ción de comprender en él únicamente un específi- por aquél. Visión ésta que, a su vez, será impres-
co modo de ataque contra dicho bien y no cual- cindible para determinar en qué medida está fun-
quier otro supuesto de lesión de la integridad damentada la creación de un delito de tales carac-
moral. En concreto, sólo son relevantes jurídico- terísticas y hasta que punto puede considerarse
penalmente, a efectos de apreciar el delito de vio- suficiente o no la tutela jurídico-penal que el Có-
lencia doméstica del artículo 153, los ataques que digo Penal dispensa al bien jurídico «integridad
traen causa de una agresión previa y reiterada moraJ».23
contra la incolumidad corporal (por la vía del mal- Por lo que respecta al contenido del bien jurídi-
trato corporal), la incolumidad psíquica (median- co «integridad moral», el Tribunal Constitucional
te el maltrato verbal) o la propia integridad moral no ha sido capáz hasta la fecha de ofrecer una de-
(a través de continuadas vejaciones injustas) del finición exacta de la misma. Sí que ha podido, en
vinculado estrechamente al autor (por los lazos cambio, ir fijando, a través de sus distintos pro-
que prescribe el precepto). nunciamientos,24 }os requisitos que debe contener
El carácter restrictivo de tal protección no debe cualquier acción para poder considerarla como
ser motivo de crítica si pensamos que el Código una actuación lesiva de la integridad moral. Estos
Penal cuenta desde 1995 con un Título VII especí- son: que se trate de un acto violento que contraríe
ficamente destinado a la protección de la integri- la voluntad del sujeto pasivo del acto, que provo-
dad moral, tal y como su misma rúbrica indica: que en él sufrimientos o padecimientos y, final-

22. La idea de configurar el delito de violencia doméstica como un delito de peligro abstracto también ha llegado a la jurisprudencia.
Véase, en este sentido, S. Aud. P. Córdoba de 9 mar. 1998 y S. Aud. P. Córdoba de 12 feb. 1999.
23. A mi modo de ver, la reforma en materia de integridad moral -que se presenta hoy en día como necesaria- debería incluir, entre
otras, las siguientes modificaciones: 111) nueva redacción del art.173 en aras a restringir y concretar su ámbito de aplicación, 211) inclusión
del delito de violencia doméstica en el Título VII pero en términos semejantes a como estaba redactado antes de la actual reforma y 3g) re-
dacción más precisa de la cláusula concursa! del art.177, sobre todo, en lo referente a la expresión «bienes de la víctima o de un terce-
ro». Quizá Fuera incluso conveniente operar una reordenación de todo el Título por la vía de introducir en el mismo un tipo básico común
formulado sobre la base de un menoscabo efectivo del bien jurídico «integridad moral», pero al que no se le exigiera la condición de su
gravedad. Recordemos que el art. 173 castiga con la pena de prisión de seis meses a dos años a qui~ «inffigiere a otra persona un tra-
to degradante menoscabando gravemente su integridad moral». Suprimir la exigencia de la gravedad serla recomendable no sólo por lo
indeterminado de dicho término sino sobre todo con vistas a ofrecer una respuesta más graduada a la lesión del mencionado bien. De esta
forma se salvarla lo incongruente que supone, desde un punto de vista de justicia material, tener que castigar como vejaciones injustas de
carácter leve todos y cada uno de los supuestos lesivos de la integridad moral que no son considerados lo suficientemente graves como
para integrar alguna de las conductas descritas en el Titulo VII o, en su caso, en el actual art. 153 del Código Penol.
24. la S.T.C. 2/1982 de 29 en. establece que la integridad moral puede ser lesionada por actos violentos o intimidatorios conexos al
ejercicio del derecho de reuni6n y manifestación. Lo S.T.C. 53/1985, 11 obr. que, en relación con lo despenalización de la indicación éti-
co del aborto, afirmo lo imposibilidad de que lo mujer, debido a su dignidad, puedo ser considerada con:o mero instrumento. la
S.T.C.120/1990 de 27 jun., que valorando si lo olimentoci6n forzosa de presos del G.R.A.P.O. en huelga de hambre podio considerarse
como un trato inhumano o degradante atentatorio de la integridad moral, se refirió a la exigencia de cousación de padecimientos Físicos
o pslquicos illcitos e inffigidos de modo ve¡otorio paro qui~ los sufre y con esa propia intención de vejar y doblegar lo voluntad del su-
jeto paciente, quedando afectado el derecho a lo integridad moral en todo supuesto de asistencia médico coactiva o no ser que exista jus·
tificación. En el mismo sentido, la S.T.C. 57/1994, 28 feb. sobre registros personales a reclusos hoce hincapié en que el sufrimiento aca-
rreado a lo víctima debe revestir una especial intensidad o provocarle una humillación o envilecimiento. También la S.T.C. 207/1996, 16
dic. en cuanto o lo posible consideración como trato degradante de ~no i~tervenci6n ~~rporal sobre un pr~unto ~~linc:uente, consistente
en extraer cabellos de diferente portes de la cabezo y pelos de los Q)(llas, niega tal poS1b1hdad al reservar dicho calificativo a aquellos tro·
tos que impliquen padecimientos Físicos o pslquicos ílicitos e inffigidos de modo vejatorio paro quien los sufre. Finalmente, en el A.T.C.
333/1997 no se accede o la pretensión de considerar uno violación del derecho a la integridad moral de un menor de edad sometido por
porte del centro docente donde estudiaba o uno sanción disciplinario, consistente en incorporar al alumno a un ¡·ardin de infancia duran·
te más de cuatro meses cuando estaba cursando octavo de EGB, por considerar que lo medida pedag6gica no legó o superar el umbral
minimo de intensidad q~e el troto degradante supone, calificando lo situación sufrida por el niño como desagradable y enojosa. Véase P~.­
REZ ALONSO, E.J.: «Los nuevos delitos contra la integridad moral en el Código Penal de 1995», Revista de la Facultad ele Derecho de la Uni-
versidad de Granacla, 1999, pp. 146-149.

21
Revista Penal
... Problemas que plantea la nueva regulación de "los ma"los tratos en el ámbito familiar: va"loración
y critica desde la perspectiva del bien jurídico
~~~~~~~~....;;_~.;;._~~~~~~;;;_~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

mente, que suponga una humillación o vejación «toda situación que con independencia del medio
para dicho sujeto pasivo. Con apoyo en estas tres utilizado y de si existe o no doblegamiento de la
notas, la doctrina ha ido formulando distintas de- voluntad de otra persona, conlleva generalmente
finiciones del bien jutidico «integridad moral», de padecimientos físicos o psíquicos y, en todo caso,
entre las que cabe destacar, en primer lugar, la for- produce un sentimiento de humillación o sensa-
mulada por Díaz Pita: «La integridad moral como ción de envilecimiento ante los demás o ante sí
derecho fundamental vendtia a ser una de las ex- mismo».27
presiones de la dignidad humana, en el sentido de
la posibilidad de configurar, de forma voluntaria,
los pensamientos, las ideas o los sentimientos sin 3. Valoración y crítica de las novedades
que nadie pueda alterar dicha configuración utili- introducidas
zando métodos o procedimientos contrarios a esa
voluntad, entre los cuales, como forma más grave, Las modificaciones que ha experimentado el de-
podtiamos incluir la tortura u otros tratos inhu- lito de violencia doméstica tras la Ley Orgánica
manos y degradantes».25 14/1999 de 9 de junio pueden resumirse en las si-
Esta concepción del bien jutidico «integridad guientes:
moral» ha sido criticada por Pérez Alonso en el a) el castigo junto a la violencia física de la vio-
sentido de considerarla demasiado amplia. Según lencia psíquica habitual;
este autor, el ataque contra la integridad moral no b) la ampliación del ámbito subjetivo y del
tiene por qué implicar necesariamente una coetá- círculo de relaciones tuteladas por el precepto;
nea lesión de la voluntad personal. Los delitos con- c) la modificación y ampliación de la cláusula
tra la integridad moral, lejos de castigar los aten- concursal, que deja de castigar por ella los resul-
tados intimidatorios o violentos contra la libertad tados que pudieran derivarse de los actos de vio-
de decisión o de obrar (ámbito propio de los deli- lencia física para referirse expresamente a las pe-
tos de amenazas y coacciones), tienen un ámbito nas que puedan corresponder a todos los delitos o
de autonomía distinto y reducido en el artículo faltas en que se hayan concretado los actos tanto
173 al sentimiento de humillación o vejación que de violencia física como psíquica;
el sujeto pasivo experimenta con la acción.26 En la d) la introducción de pautas para apreciar la ha-
misma línea, se ha pronunciado recientemente bitualidad.
Muñoz Sánchez al definir la integridad moral Veamos cada una de ellas.
como «el derecho de la persona a no sufrir sensa-
ciones de dolor o sufrimientos físicos o psíquicos a) El castigo de la violencia psíquica habitual
humillantes, vejatorios o envilecedores», y el trato A mi modo de ver y, en contra del parecer de un
degradante al que se refiere el precepto como sector doctrinal que es mayoritario,28 Ja inclusión

25. La autora, en un intento de averiguar si el contenido constitucional de la «integridad moral» es susceptible de encuadramiento en la
categoría de bien jurídico penal, lleva a cabo una delimitaci6n de dicho valor frente a distintas manifestaciones de la misma que parecen
estar protegidas especificamente, bien en otros sectores del ordenamiento juridico, bien en el propio Código Penal. La condusi6n a la que
llega viene resumida por la propia autora con las siguientes palabras: «El contenido del bien jurldico integridad moral aparece como re-
sidual, respecto del bien jurídico integridad física y coma prioritario respecto de los bienes jurídicos libertad y honor. Respecto de la liber-
tad por contener la integridad algo m6s, como seria el sentimiento de humillad6n; y respecto del honor por ser m6s amplio y b6sico que
aquél». DIAz PITA, M.M., «El bien jurldico protegido en los nuevos delitos de tortura y alentado contra la integridad moral», Estudios peno-
/es y criminológicos, 1997, p. 59 y ss. y p. 96.
26. Véase PÉREZ AlONso, E.J.: «los nuevos delitos... », cit., p. 159.
27. Véase Mutibz SANCHEZ, J.: Los delitos contra la inlegrídad moral, Valencia, 1999, pp. 2.4 y M. Tanto este autor como PÉREZ AlON·
so salvan por esta vla el incongruente penal6gico, que ya ía propia DIAz PITA advertia, de mantener su propia postura, al venir castigados
con m6s pena los delitos de amenazas y coacciones que los delitos controla integridad moral. Ast, que el concurso a aplicar según am·
bos no deba ser de leyes, como entendla la autora, sino de delitos. Véase sobre este punto: PÉREZ ALONSO, E.J., «los nuevos delitos... », cit.,
p. 159 y MuÑOZ SÁNCHEZ, J.: Los delitos ... , cit., p. 50.
28. Mostr6ndose partidarios de la incorporaci6n de las violencias esíquicas al precepto, antes de que ésta se llevara a cabo, véase:
CUENCA SÁNCHEZ, J.M.: «El nuevo articulo .425 del C6digo Penal. Dificultades de aplicaci6n» en la Ley, Madrid, .4-1991, p. 1186; CeRVE-
116 DoNoERIS, V.: «El delito de... », cit., p. 56; GuAUART DE VJPJ.A, A.: l.a nueva protección penal, cit., p. 111; RUIZ VAD1110, E., Código Penal.
Doctrina y Jurisprvdenda, Madrid, 1997, p. 1924; DEl. ROSAL 8lASCO, 8.: «Violencias y malos !rotos... », cit., p. 161; DE Vi;<7A Ru~z, J.A., Los
agresiones familiares ... , cit., p. 173; CUENCA GARCIA, M.J., «La violencia habitual...», cit., p. 650. En contra, se pronunció MUNAGORRI LA-
GUIA, apuntando al escaso desvalor de acci6n y de resultado de las violencias psíquicas. Véase MuÑAGORRI l.AGUIA, l.: «Las violencias en el
6mbito familiar» en RDPC, p. 63.4. En el mismo sentido, por considerar la restricci6n del tipo a las violencias ~ísicas aconsejable desde el
punto de vista de inlervenci6n mínima, Véase GRACIA MAR'tfN, l.: «El delito y la falta de malos tratos en el C6d1go penal de 1995» en AP,

22
Doctrina

del castigo de la violencia psíquica habitual en el dinación o dependencia (afectiva, psicológica, eco-
artículo 153 del Código Penal ha sido una decisión nómica, pero sobre todo física, en el sentido de
desafortunada que muy probablemente va a pro- convivir bajo el mismo techo), creada entre el au-
ducir un efecto perturbador en nuestro ordena- tor y la víctima a partir del vínculo que les une
miento jurídico-penal. (parental o de tutela), la que coloca a la víctima en
En las páginas que siguen trataré de exponer una situación de mayor indefensión respecto del
las razones que me inducen a pensar en tal senti- agresor y, la que genera por parte del legislador un
do a la luz del principio de seguridad jurídica, mayor reproche.29
que debe inspirar todo Derecho penal liberal que Por lo que respecta a la habitualidad, cabe se-
se precie de serlo y, en concreto, desde una con- ñalar que es el elemento determinante de que la
cepción garantista de nuestro Derecho penal ci- comisión de algunas faltas de malos tratos ejerci-
mentada sobre la base del principio de interven- das dentro del ámbito familiar quede transforma-
ción mínima. da en el supuesto de hecho de un delito autóno-
El artículo 153 hemos visto que castiga no mo, permitiendo así que varios ataques contra la
cualquier conducta que menoscabe la integridad incolumidad física o psíquica de una persona se
moral sino sólo aquella consistente en el ejerci- conviertan, globalmente considerados, en un ata-
cio de violencia física o psíquica que por desa- que contra su integridad moraJ.30
rrollarse en un ámbito muy concreto (el familiar Ahora bien, antes de la reforma de 1999 el pre-
o el cuasifamiliar) y de una forma muy determi- cepto exigía además, como requisito imprescin-
nada (reiteradamente) merece mayor reproche dible, junto a la habitualidad y al parentesco, que
que la que, sin reunir tales circunstancias, termi- esa violencia cometida reiteradamente dentro del
ne lesionando la integridad moral aun de modo ámbito familiar fuera física. El medio comisivo
grave (art. 173 del C.P.). Dos son pues los ele- del delito quedaba con ello perfectamente deli-
mentos del tipo que determinan la elevada pena mitado en el maltrato corporal del artículo 617.2
prevista en el artículo 153: el parentesco, régi- sin que tal restricción significara dejar desprote-
men de tutela o guarda legal que une al autor con gida la violencia psíquica, reconducible, como se
la víctima, por un lado, y la habitualidad de la ha dicho, al artículo 17 3 (cuando el menoscabo
violencia, por otro. producido en la integridad moral hubiere sido
En relación con el primero de estos elementos grave) o, como mínimo, susceptible de ser casti-
cabe matizar que es la especial relación de subor- gada a través de un concurso de faltas del artfcu-

n. 2 31, p. 594. Tras la incorporad6n, mostrándose también crítico con aquella (debido a los efectos perversos que puede llegar a tener la
extensión del tipo por la dificultad que entraña el conocer, perseguir y castigar esta clase de infracciones), véase TAMARIT SuMAUA, J.M.: «La
reforma penal en materia de protecci6 de les victimes de maltractaments» en La Llei ele Catalunyo, n. 2 262, jul. 1999, p. 1. A favor, en
cambio, de la introducd6n (porque los malos tratos psíquicos reiterados no tienen cabida en el art. 173), véase N!AGRO SERVET, V.: «la vio·
lenda psíquica en el ámbito de protecd6n de las mujeres maltratadas» en La Ley, 12 nov. 1999, p. 3. Proclive a la misma (para no deiar
desprotegido el aspecto colectivo del bien jurídico «relaciones fomiliares»), véase AOJJ: SANCHEZ, M.: El cielito ele... , cit., p. 93. Conside·
rando igualmente positiva la incorporación de la incrjminaci6n de las violencias psíquicas por permitir la extensi6n de la protección de la
salud a su vertiente psíquica o mental, véase GARdA ALVAREZ, P./DEL CARPIO DELGADO, J.: El delito de ... , cit., p. 88. Por último, criticando tal
incoporadón debido al peligro que ello origina en cuanto a una posible producción de situaciones de gran amplitud punitiva, véase CERE·
zo DoMINGUEZ, A.I.: El homicidio en la pare¡a: tratamiento criminológico, Valencia, 2000, p. 529.
29. El fundamento de la circunstancia de parentesco en este caso no debe reconducirse, según mi parecer, a razones de mayor culpa·
bilidad, pues son razones de incremento de injusto las que justifican la atribución de tan alta pena. Este m~r injusto deriva, de un lado,
del mayor desvalor de acción que origina el parentesco al encontrarse la víctima en posición de inferioridad frente al autor y como conse·
cuenda del prevalimiento que lleva a cabo este último a partir de la relación conyugal, parental o tutelar (aprovechamiento del domicilio
fomiliar, abuso de confianza y de superioridad sobre la víctima, etc.). De otro lado, el desvalor de resultado (el menoscabo de la integri·
dad moral) se ve incrementado adem6s de por ese mayor desvalor de acci6n, por una posible afectación de otro bien jurldico, esto es, por
el peligro que hemos dicho experimenta el sujeto pasivo en su salud pslquica o mental. Históricamente, sin emborgo, la doctrina, ha ten·
dido mayoritariamente a situar el fundamento de la circunstancia genérica de parentesco en el ~mbito de la culpabilidad. En este sentido,
véase BAJO FERNÁNDEZ, M.: El ¡x¿irentesco en el derecho penal, Barcelona, 1973, p. 39; ALONSO Au.Mo, M.: El sistema de ciramslancias clel
delito. Estvdio general, Valladolid, 1981, p. 745. Como partidario, de encontrar su fundamento en la antijuridicidad, aunque refiriendo el
mayor desvalor de la conducta que el parentesco representa a consideraciones de mayor perversidod o malicia del sujeto, véase CÓRDOBA
RODA, J.: «El parentesco como circunstancia mixta de modificaci6n de la responsabilidad penal» en ADPCP, T. XX, año 1967, p. 175.
30. La habitualidad viene a ser como una agravante que opera sobre un supuesto de maltrato ya agravado por el parentesco (previsto
especificamente en el art. 617.2.2 C.P.). No obstante, los efectos que ambos agravaciones despliegan, ~si como ~u fun~mento, apar~en
hasta tal punto relacionados que el intentar comprender cada una de ellas por separado resulta prácticamente 1mpos1ble. Puede decirse
que la habitualidod y los sujetos son, en el delito de violencia doméstica, dos conceptos conjugados que no pueden comprenderse el uno
separado del otro.

23
Revista Penal
Problemas que plantea la nueva regulación de los malos tratos en el ámbito familiar: valoración
y crítica desde la perspecuva del bien jurídico
•••

lo 620.2 («maltrato verbal que causa una injuria, es la razón principal que justifica una postura
amenaza, coacción o vejación injusta de carácter contraria a la introducción de las violencias psí-
leve» ).31 quicas en el precepto.34 En definitiva, el principio
En mi opinión, la redacción del Código Penal de intervención mínima y la mayor gravedad de
anterior recibía en este sentido mejor suerte por- los malos tratos corporales condujeron al legisla-
que su tenor literal resultaba más respetuoso con dor, en mi opinión acertadamente, a restringir la
el principio de intervención mínima y también pena del artículo 153 a los supuestos de ejercicio
más acorde con el carácter fragmentario del dere- habitual de violencia física, sin que ello significa-
cho penal. En virtud de este último, la función de se dejar desprotegidos los supuestos de ejercicio
ultima ratio que debe desempeñar aquél, no sólo habitual de violencia psíquica reconducibles
se logra acudiendo a la vía penal única y exclusi- como ya se ha dicho a otras figuras de nuestro Có- ·
vamente cuando no cabe aportar al conflicto otra digo Penal.
solución menos gravosa por parte del ordena- Pero este mayor respeto al principio de interven-
miento jurídico sino también recurriendo a dicho ción mínima y fragmentariedad no es el único ar-
castigo únicamente frente a los ataques más gra- gumento que cabe esgrimir en contra de la incor-
ves y, en su caso, castigando con más pena los ata- poración de las violencias psíquicas al precepto.
ques más graves y con menos pena los menos gra- Sin olvidar el evidente problema probatorio que la
ves. Si el legislador considera dignos de mayor violencia psíquica acarrea, la introducción de tal
sanción -como así hace- a los malos tratos cor- medio comisivo en el precepto genera otro grave
porales, 32 la decisión de restringir a la violencia inconveniente, esta vez, en relación con la nueva
física el delito del artículo 153 lejos de suscitar re- cláusula concursa! y el principio de proporcionali-
paros debería considerarse meritoria por cuanto dad de pena. Se trata de la obligación que contie-
ello supone de castigar tan sólo lo mínimo y lo ne dicha cláusula concursa} de castigar, separada-
más grave.33 Así pues, la interpretación de la vio- mente de la violencia habitual, todos los actos en
lencia física como límite a la elevada pena del ar- que se concrete la misma con independencia de
tículo 153 en aras a salvaguardar el principio de cuál haya sido la forma adoptada por tales actos
intervención mínima del ius puniendi del Estado (corporal o verbal) y de cuál haya sido su grave-

31. Así lo había sugerido ya algún autor como DE VEGA RUIZ y asl lo reconoció antes de eso la propia Fiscalia General del Estado en su
circular de 1998. La circular, sin embargo, no ofrece solución alguna a los casos en que se compruebe que el menoscabo de la integridad
moral no ha sido g el planteamiento que aquí se sostiene, huelga repetir que no pudiendo ser de aplicación el art. 173 debe-
rá entonces acudirse a los tos tipos de amenazas, injurias o coacciones en que se hubieren concretado los malos tratos verbales de la
violencia psíquic:a ejercida y, en último extremo, a un concurso de faltas de maltrato del art. 620.2 del C.P. Véase Circular de la F.G.E 24
oct. 1998, asl como DE VEGA Rutz, J.A.: Las agresiones Familiares..., cit., p. 179.
32. El tratamiento que dispensa el Código Penal a los malos tratos corporales difiere del dispensado a los malos tratos verboles no sólo
porque la pena que atribuye a los primeros es mayor sino, sobre todo, porque el maltrato corporal es castigado en el art. 617.2 tan pron·
to como se haya llevado a cabo y sin necesidad de que se traduzca en resultado alguno. Al maltrato verbal, en cambio, se le exige que su
realizaci6n se traduzca en la causación de otra concreta infracci6n (injuria, amenaza, coacción o vejación injusta de carácter leve).
33. Debo aclarar que, según la postura que aqui se sostiene, el art. 617.2 tipifica los malos tratos corporales: «el que 9olpeare o mal·
tratare de obra a otro sin causarle lesión será castigado con la pena de arresto de uno a tres fines de semana o multa de diez a treinta
dias». La referencia a «los malos tratos de obra» debe entenderse en sentido restrictivo y reservarse a los malos tratos corporales, por ser
éstos los únicos que pueden asimilarse al golpe o acción de golpear. Por lo que respecta a los malos tratos verbales, deben reconducirse
al art. 620.2 que castiga con la pena de multa de diez a veinte dios a aquellos que «causen a otro una amenaza, injuria, coacción o ve·
jaci6n injusta de carácter leve». Por otra parte, considero necesario diferenciar en el estudio de los malos tratos dos planos que, en oca·
siones, se suelen confundir: el plano de la vio de hecho o medio comisivo y el plano del resultado, objeto o dimensi6n atacada. Al prime-
ro pertenecería, más propiamente, el término «maltrato» o la acción de maltratar (corporal o verbalmente). Y al segundo, por contra, los
adjetivos «fisico o pslquico». Es por ello que la expresi6n «ejercicio de violencia fisica o pslqvk:a», de lege ferencla, debería sustituirse, en
mi orini6n, por la de maltrato corporal o verbal. La sustitud6n terminológica ha sido sugerido por TAMARIT SuMAUA pero con un fin distin-
to: e de evitar una indeseable extensi6n del tipo, asi como para eludir una posible confusión con la descripci6n del delito de coacciones.
Véase TAMARIT SUMAUA, J.M., La reforma... , cit., p. 182. En este sentido también, aunque sólo en relaci6n con la violencia pslquica, la en·
mienda núm. 24 que pretendia el Senado para la reciente reforma y que proponla la sustituci6n del término violencia psiquica por el de
«trato vejatorio o degradante». Véase una confusa justificaci6n de su no aprobaci6n por el Congreso en MAGRO SeRVET, V.: «El Congreso
rechaza... , cit., p. 5. Véase también, desde un punto de vista criminológico, SARASUA, B./ZUBIZARRETA, l./DEL CORRAL, P./EcHEBURÚA, E.: «Per·
fil psicológico del maltratador a la mujer en el hogar» en Personalidades violenlas, Madrid, 1994, p. 112. En dicho articulo se hace hin·
copié en que los términos «agresi6n psicológica» o «agresi6n flsica» más que las consecuencias que producen se proponen poro entender
la Fanna de expresión de la conducta.
34. Debe matizarse que se habla de elevada pena no en si misma considerada sino teniendo en cuenta el el'ecto expansivo que para
aquélla significa la aplicaci6n de la cláusula concursa!.

24
Doctrina

•••

dad. De ello se desprende35 que la inclusión de la una mayor cautela por parte del legislador penal a
violencia psíquica en la cláusula concursal del pre- la hora de decidir su intervención en dicho ámbi-
cepto no va sino a generar graves problemas de to. Y he aquí otra de las razones por las que segu-
aplicación al juez, no sólo por lo que respecta a la ro nos encontramos ante una desafortunada re-
complejidad de elaborar una figura concursa} ca- forma: la intromisión excesiva del derecho penal
paz de abarcar a todas las infracciones implica- en el ámbito familiar y una cierta huída hacia el
das,36 sino por lo que además dicha introducción mismo para solucionar un grave problema social
puede significar de desbordamiento de pena y de o cultural contra el que no se sabe muy bien cómo
infracción del principio de proporcionalidad. actuar.38
Por último, no parece tarea fácil discernir hasta En conclusión, la introducción de la violencia
qué punto pueden considerarse o no las diferen- psíquica resulta criticable porque genera inseguri-
cias verbales dentro de lo estimado «Socialmente dad jurldica, problemas de proporcionalidad de
adecuado» en el seno de una relación conyugal o pena y problemas desde el punto de vista del prin-
unión estable de análoga relación de afectividad. 37 cipio de intervención mínima.
En efecto, el estrecho ámbito de convivencia en el
que se desarrolla la relación de pareja podrla lle- b)Ampliación del ámbito subjetivo
gar a justificar no pocas de las discusiones surgi- El círculo de personas o relaciones protegidas
das en el día a día de cualquier hogar. La parcela después de la reforma apenas se ha visto alterado.
familiar constituye un marco muy singular que Desoídas las voces que reclamaban su extensión a
debe condicionar la clase de medidas a adoptar otras esferas como. la laboral o la profesional, el
(para conseguir erradicar la llamada violencia de artículo 153 continúa referido exclusivamente al
género) pero, sobre todo, que se ha de traducir en ámbito familiar o cuasífamiliar.39 No obstante,

35. La afirmación de que la violencia física suele ir acompañada de violencia psíquica se podría hacer desde los dos planos antes di-
ferenciados. Desde la perspectiva del medio porque es fácil imaginar que un maltrato corporal vaya precedido de un maltrato verbal. Des-
de la perspectiva del daño porque el maltrato corporal además de un daño de la porte Física del ser humano se suele traducir en un per-
juicio psíquico. Esto consideración, sin embargo, no cabe formularla en sentido contrario. Así, la violencia psíquica no tiene por qué im-
plicar la producción de violencia física en ningún caso. Ni el maltrato verbal, en cuanto medio comisivo, tiende a ir acompañado del
corporal, ni el menoscabo que aquél produce se extiende de la dimensión psíquico-espiritual del ser humano a su vertiente físico-corporal.
Quizá sea ésto otra de las razones que llevan al legislador a considerar al maltrato corporal merecedor de mayor reproche penal. Corro-
borando lo dicho DE VEGA Ru1z cuando afirmo que, según la teoría más generalizada, si pueden existir molos tratos psíquicos indepen- ·
dientes de cualquier lesión física, pero no molos tratos fisicos que no lleven inherentes un maltrato psiquico de la persona. Es por eso que
el autor habla de malos tratos psicofísicos y molos tratos psiquicos. Véase DE VEGA Ru1z1 J.A.: Las agresiones familiares ... , cit., p. 64. En
definitiva, como viene afirmando la doctrina, el maltrato flsico es, por definición, la forma de maltrato que produce las consecuencias más
graves porque ocasiona habitualmente secuelas flsicas y psicológicas. Véase ECHESURÚA, E.: «Perfil psicológico... », cit., p. 126.
36. La doctrina no se pone de acuerdo en torno a cómo tiene que ser el concurso aplicable. Destoca, a mi modo de ver, la tesis de GAAaA
MARlíN portidario de aplicar un concurso ideal entre un concurso real (de los delitos y faltas en que se hayan concretado los actos de violencia
ftsica o psíquica! y el delito habitual del art. 153 que actuaría a modo de abrazadera. Véase GRACIA MARliN, L: Comenforios... , cit., p. 487.
ra
37. En el informe del Consejo General del Poder Judicial al Anteproyecto de ley se hacía mención de las dificultades que entraña la
tipificaci6n penal de la conducto de violencia psiquica a la hora de deslindar aquellas conductos constitutivas de ílicito penal de aquellas
que no llegan a tener relevancia penal, asi como de las dificultades que, desde un punto de visto de la seguridad juridica, comportará en
la práctica la apreciación y valoración de la genérica conducto de la violencia psíquica fomiliar, dado los términos ton abiertos en que la
ley la contempla. Véase MAGRO SERVET, V.: «El congreso rechaza ... », cit., p. 3.
38. Con la introducci6n de la violencia psiquica en el precepto adquiere mayor relevancia la postura escéptica de autores como Mu-
ÑAGORRI l.AGUIA. Este autor -antes de la reforma- yo rechazaba la intervenci6n del ius puniendi en el 6mbito de la violencia familiar por en-
tender que ello supone utilizar el derecho penol no como instrumento dirigido o proteger la po:z: social sino como instrumento fovorecedor
de lo integraci6n social. Así, Frente al riesgo social que implico lo posible desestructuración de la familia, el Estado estarla asumiendo lo
intervención penal desde un punto de vista preventivo para intentar reducir el riesgo de comportamientos no integrados. Y con el aumen·
to de los intervenciones del Estado en el 6mbito privado lo que se pretendería, en definitiva, es modelar formas de relaciones privadas y
dirigir moralmente o los ciudadanos. Véase MUÑAGORRI l.AGUIA, l., «los violencias en ... », cit., pp. 634-637.
39. A fovor de extender la protección -de lege ferenda- más all6 del 6mbito familiar o tutelar, a todas las situaciones de simil~r de-
pendencia entre victima y agresor (al modo de las regulaciones alemana o italiana! Véase: TAMARIT SUMAllA, J.M., La reforma... , cit., p.
177; Cosos GóMEZ DE LINARES, M.A., Manual de derecho penal, parle especial, Madrid, 1990, p. 177 y CUENCA Y GARCIA, M.J., «la vio·
lencio habitual...», cit., pp. 645 y 646. A favor de una interpretación -de lege elata- del art. 153, en el sentido de abarcar las relaciones
alumno-profesor (por la referendo al término «pupilo»), véase ACAU:. SANqtEZ, M.: El delito de... , cit., p. 163. Porti?arias de. tal extensi6n
a partir de un entendimiento amplio de la guarda de hecho, véase GARciA ALVAREZ, P./DEL ÚRPIO DEU::ADO, J.: El de!1to de.. :, cit., p. 59. Por
último, proclive a la ampliación del 6mbito del precepto a todas las parejos que tengan o hoyan tenido un? relación sentimental o sexual
que pueda dor lugar a situaciones violentas que pongan en peligro la vida, integridad o libertad de la victima, véase CEREZO DoMINGUEZ,
A.1.: El homicidio... , cit., p. 543.

25
Revista Penal
... Problemas que plantea la nueva regulación de los malos tratos en el ámbito familiar: valoración
y crítka desde la perspectiva del bum juridico
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aunque las relaciones protegidas sean básicamen- por parte del autor (supuestos, por ejemplo, en los
te las mismas (excepción hecha de alguna institu- que el autor convence a la víctima para que le deje
ción tutelar no mencionada en la redacción ante- entrar en su domicilio) o salvo que entendamos
rior corno el acogimiento -que ha sido por prime- que una interpretación global de la conducta por
ra vez contemplada-), la protección ofrecida por exigencias de la propia «habitualidad» obliga a re-
el precepto es ahora mayor debido a la extensión lajar el requisito de la convivencia en estos su-
que la reforma ha operado en lo temporal. Según puestos, permitiendo en ocasiones la no concu-
ésta, ya no se protege sólo a los cónyuges o perso- rrencia de aquélla. Esta última excepción servirla,
nas ligadas entre sf de forma estable por análoga además, corno argumento para explicar la amplia-
relación de afectividad al tiempo de realización de ción que en el ámbito de los sujetos, y en el senti-
la violencia habitual sino que se protege también do apuntado, ha llevado a cabo la reforma: aclarar
a quien, habiendo estado de tal modo vinculado al que los malos tratos nacidos de una relación con-
autor con anterioridad, lleva a cabo su conducta yugal (o de análoga afectividad), pero continuados
rnaltratadora cuando la situación es de crisis ma- una vez concluida ésta, son susceptibles de inte-
trimonial, esto es, una vez que aquellos lazos afec- grar la habitualidad requerida por el precepto, in-
tivos han dejado de existir. dependientemente de cuál haya sido la vinculación
De las modificaciones experimentadas por el afectiva que entre ambos sujetos existía al tiempo
precepto esta ampliación, en principio, parece la de perpetrarse las últimas violencias.41
menos objetable de todas cuantas ha operado la Ahora bien, aun siendo esto cierto, entiendo que
última reforma. El legislador pretende que no es- la ampliación seguirla resultando criticable por
capen del ámbito de aplicación del mismo infini- las siguientes razones. Primero, por su indetermi-
dad de supuestos de violencia doméstica ejercida nación, ya que al venir la extensión referida a los
por ex-cónyuges o ex-parejas de hecho, que no ex-cónyuges o ex-parejas de hecho sin mayor pre-
aceptan la ruptura o los procesos de separación o cisión, el precepto da cabida a supuestos en los
divorcio en los que se ven inmersos contra su vo- que la reiteración se produzca toda ella con poste-
luntad. Sin embargo, para quienes corno yo en- rioridad a la ruptura, desvirtuando, por tanto, la
tendernos que el fundamento material de la agra- esencia y finalidad misma del precepto. Y segun-
vación de pena del «delito de violencia doméstica» do, en cuanto que superflua dado que tamaña in-
reside en «la convivencia», 40 la extensión puede terpretación cabía ya mantenerla con la anterior
suscitar algún que otro reparo. Cabria concreta- regulación.42
mente preguntarse si en supuestos de crisis matri- Por lo que respecta a las demás relaciones con-
moniales, en los que la convivencia o relación es- templadas en el precepto, el requisito de la convi-
table entre la víctima y el agresor se ha roto, y en vencia entiendo que sigue siendo imprescindible.
los que difícilmente aquél va a poder prevalerse de Y ello pese a la propia redacción del precepto que
la relación conyugal para llevar a cabo el maltrato parece excluirla en los supuestos de sometimiento
habitual, sigue existiendo todavía base suficiente a la potestad, tutela, curatela, acogimiento o guar-
para afirmar la mayor indefensión de aquélla. da de uno u otro, pues siendo la convivencia el
La respuesta, a mi juicio, debe ser negativa, sal- fundamento material de la agravante en las rela-
vo que se compruebe que entre autor y víctima si- ciones conyugales y parentales, incomprensible
gue manteniéndose una relación lo suficientemen- resultaría, cuanto menos, no exigir aquélla en las
te estrecha como para permitir el prevalimiento relaciones tutelares, en donde la influencia o vin-

40. En contra ya se ha pronunciado A~ SANCHEZ. la autora estima que, lejos de tergiversar el delito de malos tratos, en el ámbito Fa-
miliar, la soluci6n debería haber posado eor reformular la circunstancia mixta d13 parentesco de Forma que pudiera aplicarse a los delitos
comunes con carácter agravante en aquellos casos en que hayo dejado de existir el afecto. Véase ACAU: SANCHEZ, M.: El delilo de... , cit.,
p. 159. En parecidos términos se pronuncian GARdA kvAREZ Y Da CAAPIO DELGADO, quienes afirman que incluso en los casos en que haya
cesado lo relaci6n matrimonial o de análogo afectividad seguirá siendo requisito indispensable lo convivencia estable en el espacio do-
méstico que permita o posibilite que el sujeto activo ejerza hobituolmenle violencia flsico o pslquica sobre lo otra persono. Véase GARCIA
f.J.vAREZ Y DEL CARPIO DELGADO, J.: E/ de/ilo de... , cit., p. 57.
41. S6lo alguno de los actos y no todos lo que configuren el maltrato habitual podrán llevarse o cabo, o mi modo de ver, uno vez rota
la convivencia propio de lo relación conyugal o análogo de afectividad, pues se supone que roto aquéllo desaparece el presupuesto fácti-
co necesario que Facilita al ofensor lo ejecución de lo conducta tlpica siendo cosloso de imaginar supuestos de prevolimiento (faltará nor·
malmente el aprovechamiento del lugar o de lo proximidad con la vfctima, así como el abuso de confianza propio de los relaciones de pa-
rejo}. Porque aunque el texto se refiera o «la análoga relación de ofectividod» lo verdaderamente relevante paro lo agravación no es tan-
to la afectividad cuanto que dicho afectividad se lleve o cabo en un morco de convivencia continua y estable.
42. Sin dudo, más acertado hubiera resultado, desde mi punto de vista, y no siendo otro distinto el propósito del legislador que el arri-
bo mencionado, incluir tal previsi6n como uno pauto más de los criterios definidores de lo hobitualidad.

26
Doctrina

culación existente entre autor y víctima puede ser Todavía más criticable resulta la cláusula con-
menor (en casos de curatela, por ejemplo).43 cursal por el segundo de los problemas a los que
antes hemos hecho referencia, esto es, en relación
c) Modificación y ampliación de la cláusula con- con una posible vulneración del principio non bis
cursa! in ídem derivada de la amplia remisión que la mis-
El cambio de redacción de la cláusula concursal ma efectúa.
es la modificación que menos comparto de las in- Si nos fijamos, la anterior regulación, al refe-
corporadas por la reforma siendo de diversa índo- rirse únicamente «al resultado que en cada caso
le los problemas que ésta, a mi juicio, genera. Por se causare», permitía, aunque fuera a duras pe-
un lado, la inclusión de las violencias psíquicas en nas, una lectura constitucional del precepto en el
la cláusula. Por otro lado, la remisión que la mis- sentido de entender excluidas de la cláusula con-
ma realiza no sólo a los delitos sino también a las cursal todas las faltas de malos tratos, en sí mis-
faltas en que se hubieren podido concretar los di- mas carentes de resultado. De esta forma, el mal-
ferentes maltratos integrantes de la violencia ha- trato o vía de hecho sólo resultaba sancionado
bitual. . una vez (con la pena establecida en el art. 153)
La inclusión de las violencias psíquicas junto a reconduciéndose a la cláusula concursal única-
las violencias físicas en la cláusula concursa} es mente los resultados de dichos malos tratos (re-
objetable por las mismas razones que lo es la sultados de falta o delito de lesiones, de delitos
equiparación de éstas y aquéllas en cuanto al me- contra la libertad sexual así como de todos aque-
dio comisivo de la infracción. Básicamente, por- llos susceptibles de ser cometidos mediante vio-
que supone castigar de }gual manera conductas lencia física).44 Las faltas se castigaban, por tan-
que, individualmente consideradas, merecen de- to, a través del artículo 617.2 aun en los casos en
sigual reproche en atención a su gravedad. Pero que después se tenían en cuenta, además, para
también por lo complejo que resulta la elabora- integrar la habitualidad del delito del artículo
ción de un concurso capaz de comprender todas 153. Pues bien, ni siquiera esta interpretación es
las infracciones integrantes de la habitualidad y posible con la nueva redacción del precepto. El
por los problemas que la extensión genera desde artículo 153 en la medida en que expresamente
la perspectiva del principio de proporcionalidad obliga a castigar por su cláusula concursal tam-
de pena. bién las faltas y no sólo los resultados en que se

43 .. En relaci6n con la importancia del elemento «convivencia» consultar el análisis que sobre este punto lleva a cabo GRACIA MARTIN.
Asimismo, reparar en la S.T.S. 11 may. 1995 en la que el tribunal rechaza la aplicaci6n del art. 153 a un supuesto de malos tratos ha-
bituales ejercidos entre novios. Véase GRACIA MAR11N, L: Comentarios... , cit., pp. 431 y ss. ACALE SÁNCHEZ afirma al respecto que tocios
los relaciones tutelares que contemplo el ort. 153 presuponen la convivencia. Sin embargo, no estoy de acuerdo con lo autora por lo me-
nos en cuanto a lo que se refiere a la instituci6n de la curatelo. Tampoco comparto su forma de resolver la enrevesado dicci6n literal del
precepto y, en concreto, su formo de entender la disyuntiva que el mismo incorporo cuando se refiere a «los hijos propios o del c6nyuge
o conviviente, pupilos, ascendientes o incapaces que con él convivan o que se hallen sujetos o la patrio potestad, tutelo, curatelo, acogi-
miento o guardo de hecho de uno u otro». Opto, en cambio, por una interpretaci6n teleol6gica del precepto en virtud de lo cual el le-
gislador, con la disyuntiva, no estarlo sino precisando algunos de los supuestos a los que por convivencia cabrio extender lo pena pre-
vista en el ort.153. De lo contrario no quedoria más remedio que admitir que la convivencia no es un elemento imprescindible del art.
153, desdibujándose entonces lo que, a mi juicio, constituye, como se ha dicho, el fundamento material del precepto. Véase ACMI! SAN·
CHEZ, M.: El delito de.. ., cit., p. 160. Por último, entendiendo (a mi modo de ver contradictoriamente) que la convivencia estable en el mis-
mo esf)C!Cio doméstico sigue resultando indispensable aun cuando la reloci6n conyugal o de análogo afectividad hayan cesado, véase
GARdA ÁLYAAFL, P./DeL CARPlo DELGADO, J.: El delito de... , cit., p. 57. Considerando que con lo reciente reforma lo convivencia ha deja·
do de configurarse como requisito indispensable tanto del delito del arl. 153 como de las faltas de molos tratos, véase CEREZO DoMINGUEZ,
A.I.: El homicidio... , cit., p. 532. .
44. Según esta interpretaci6n el medio se castigo por lo pena prevista en el art.153 y el resuhado por lo cláusula concurso!. No obs-
tante, toclóvlo existen supuestos de muy diffcil justiRcoci6n como, par ejemplo, el del maltrato que, habiendo sido ya castigado como fal·
la, necesita después ser tenido nuevamente en cuenta para poder apreciar lo habitualidod (porque hoce el tercero de los ocios de vio-
lencia ejercidos y el juez sigue un criterio matemático en lo apreciaci6n de lo habituolidod). Lo doctrina no ha sido capaz, hasta la fe.
cha, de aportar una soluci6n convincente a tales supuestos. Asl, Rulz VADIU.O cuando pospone aquélla al momento de individualizoci6n
de la pena en el sentido de poder descontarlo después, El mismo autor, sin embargo, propone otro posible soluci6n que ya creo que ha
sido la recogida por el legislador en lo reciente reÍorma y que consiste, no ya en determinar que la tercera faha de malos tratos se trans·
forme automáticamente en el delito del ar!. 153, descontándose de lo pena a imponer la que se hubiera podido Ajar con anterioridad,
sino en prescindir del concepto de hobituolidod legal y entender que, a estos efectos, se considerará habitual aquél que, independiente·
mente de la existencia de condenas anteriores, lleve a cabo, en un periodo de seis meses, dos o más actos de signifii:oci6n ontijuridica.
El requisito temporal, sin embargo, no se ha llevado Finalmente ot texto. Véase Rulz VADIU.O E.: Código Penal. Doctrina y Jurisprudencia,
Madrid, 1997, pp.1922-1925.

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Revista Penal
... Problemas que plantea la nueva regulación de los malos tratos en el ámbito familiar: valoración y
crítica desde la perspectiva del bien jurídico
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hubieren podido concretar los actos de violencia bitualidad, el legislador ha incluido en el artículo
física o psíquica (faltas de lesión, pero también 153 del C.P., por vez primera y para que el juez
faltas de maltrato corporal o verbal) está claro pueda decidir sobre su apreciación, los siguientes
que cierra el paso a una interpretación como la criterios a tener en cuenta: el número de actos de
anterior. violencia acreditados, la proximidad temporal de
La Fiscalfa45 ha propuesto como solución en- los mismos, la irrelevancia de que los diversos ac-
tender que la conducta reiterada es distinta de la tos violentos recaigan sobre el mismo sujeto pasivo
suma de cada uno de los malos tratos que como y, finalmente, la indiferencia respecto a que dichos
actos aislados componen aquélla. Según esto, los actos hayan sido objeto de enjuiciamiento en pro-
actos aislados se cometerían en un momento de- cesos anteriores. 46
terminado, produciendo un resultado concreto. De los cuatro criterios enumerados suscitan ma-
La violencia habitual sería, por el contrario, una yor interés por la novedad que suponen los dos úl-
actividad permanente que no cabría entender co- timos, esto es, que la acción pueda recaer sobre
metida en momentos concretos sino que, aun ma- distintos sujetos de los pertenecientes al ámbito
nifestándose en actos susceptibles de ser singula- familiar y que los actos puedan o no haber sido
rizados, se despliega durante todo el tiempo y enjuiciados con anterioridad. Los otros dos crite-
también en el lapso que media entre los concretos rios, esto es, la exigencia de tomar en considera-
actos de violencia. ción el número de actos acreditados así como la
A mi juicio, la explicación que ofrece la Fiscalía proximidad temporal de los mismos, son notas
puede servir para justificar la apreciación de la que ya venía exigiendo la jurisprudencia en la ma-
habitualidad cuando una falta ya ha sido conde- yoría de sus sentencias.47
nada como· maltrato individual (para permitir su El permitir que la habitualidad venga integrada
aplicación y por razones de justicia material), por actos violentos ejercidos indistintamente só-
pero no para justificar que después de haber sido bre las personas que menciona el precepto, sin
tenida en consideración al integrar la habituali- exigir que recaigan todos ellos sobre el mismo su-
dad se castigue además como maltrato individual. jeto pasivo, constituye, a mi juicio, la pauta más
Supuesto este último todavía más difícil de com- controvertida. La indeterminación del sujeto pasi-
patibilizar con las exigencias del principio non bis vo, objeto material del delito de violencia domés-
in ídem. tica, me parece una ampliación excesiva por muy
acotado que sea el círculo de personas delimitado
en el precepto. En dicho exceso se incurre no sólo
d) Pautas para apreciar la habitualidad por consideraciones extraídas del principio de in-
En respuesta a la recomendación hecha por el tervención mínima sino también en cuanto que
Consejo General del Poder Judicial respecto a la ne- ello contradice la tesis que cifra el bien jurídico en
cesidad de establecer una definición legal de la ha- la integridad moral, 48 siendo además contrario a

.45. Véase Circular 2.4 oct. 1998, núm. 1/1998, de la Fiscalía General del Estado, en BMJ, 15 mar. 1999.
.46. Sin perjuicio de estar de acuerdo con el sector doctrinal que ya se ha pronunciado reclamando por parte del legislador una mayor
concreci6n a la hora de fijar los criterios o pautas establecidos en ayuda del juez (así, TAMARIT SuMAUA cuando señala que al no precisar-
los la jurisprudencia va a seguir exigiendo por inercia, respecta al tercer criterio, el número d~ tres. Véase TM¿ARIT Su~, J.M.: «L:i.re·
forma penal...», cit., p. 2.), creo, no obstante, que esta forma de proceder resulta m6s convemente que la de intentar f11ar una defimc16n
exacta de la habitualidad pues ello permite que el juez pueda ajustar mejor dicho concepto al coso concreto, ganando en justicia material
y sin llegar a dejar de lado las exigencias del principio de seguridad .
.47. En relaci6n con esta problem6tico, véase S. Aud. P. Badajoz de 23 en. 1995. Recientemente, salvando el bis in ídem por la vía de
reconocer bienes juridicos distintos al art. 153 y a la falta del art. 617.2, si bien, denunciando la poca fortuna del legislador a la hora de
redactar el precepto, véase S. Aud. P. Madrid de 20 en. ~ 999. . . . . . . . .
.48. La irrelevancia del sujeto pasivo podria tener sentido en el caso de estimar que el bien 1urid1co protegido en el delito de v1olenc1a
doméstica lo es la instituci6n familiar o, como mucho, el mantenimiento de la paz fomiliar. Sin embargo, carece de todo él en un plantea-
miento como el que aquí se sostiene en el que el núcleo del injusto del delito del art. 153 se entiende configurado por la lesi6n de la inte·
gridad moral de los miembros m6s débiles de la unidad familiar. En definitiva, siendo el bien juridico p~otegjdo de c:i~r individual, lo
consecuente es exigir que la reiteraci6n recaiga sobre la misma persona, esto es, sobre aquella que sea titular de esa integridad mora~ que
se est6 protegiendo. Admiten, sin embargo, que las violencias puedan recaer sobre los.distin!°5 sujetos pasivos.del art. 153, GARCIA ALVA·
REZ y DEL CAAPIO DELGADO al considerar que lo verdaderamente relevante es que tales v10lenc1as pongan en peligro la salud de alguno de
los miembros del círculo familiar o cuasilamiliar, siendo indiferente, par tanto, quien acabe siendo el destinatario concreto de la misma en
cada ocosi6n. Es por esta raz6n que sujetos pasivos del delito pueden serlo tambié.n, según las a~toras, ~uienes se limiten a c~templar las
violencias flsicas o psiq_~icas ejercidas en el hogar sin llegar a ser destinatari~s directos de la misma, siempre que la percepc16n ~ tal~
violencias pongo en peligro de manera m6s o menos relevante su salud pslqu1ca. Véase GARdA ÁLVAJIJf.Z, P./DEL CARPIO DELGADO, J.. El de
lito e/e... , cit., pp. 62, 73 y 89.

28
Doctrina

•••

la idea de una habitualidad basada en el hecho y Demuestra, además, que la utilización del Dere-
no en el autor. 49 cho penal para fines que no le son propios da lu-
Por otro lado, la indiferencia de que los actos gar a precipitadas redacciones, carentes de técni-
violentos hayan sido o no objeto de enjuiciamien- ca legislativa, que propician problemas de inter-
to en procesos anteriores resulta criticable, desde pretación y de aplicación, en la doctrina y en la
mi punto de vista, por los problemas que plantea práctica, cuyo verdadero alcance, en este caso,
en relación con el principio non bis in idem. Pro- aun está por descifrar.
blemas que surgen sobre todo ante la posibilidad El fin del drama social que la llamada violencia
que abre el precepto a que los actos violentos in- doméstica representa, lejos de procurarse por la
tegrantes de la habitualidad hayan sido ya juzga- vía penal, parece requerir la búsqueda de solucio-
dos con anterioridad.SO nes en ámbitos distintos, como puede ser el social
(destinando mayor atención y ayuda tanto a vícti-
mas como a maltratadores) o el cultural o educa-
4. Conclusión cional (en el sentido de inculcar a todos y cada
uno de los ciudadanos un estricto respeto a los va-
Nos encontramos ante una precipitada modifi- lores reconocidos por nuestra Constitución, ha-
cación del Código Penal de 1995 que merece, a mi ciendo especial hincapié en los que más .directa-
juicio, una opinión desfavorable. La reforma pare- mente expresan el significado y la esencia de la
ce haber generado, en su conjunto, mayores pro- dignidad humana). Además de que se deba seguir
blemas que las carencias o defectos que la misma avanzando en la esfera de lo procesal penal en or-
vino a subsanar, tanto desde un punto de vista dog- den a consolidar un marco normativo adecuado a
mático como de aplicación práctica. tan singulares conductas pero, sobre todo, en or-
La ampliación que ha llevado a cabo la Ley den a concienciar y formar a los jueces penales en
14/1999 de 9 de junio, en «el delito de violencias la correcta aplicación de los instrumentos jurídi-
habituales dentro del ámbito familiar», aunque cos que el legislador le ofrece.
se intentó con el loable fin de extender su ámbi- De las distintas reformas que ha experimentado
to de aplicación a supuestos similares, necesita- el Código Penal, desde que en 1989 se tipificara
dos de idéntica protección, ha terminado impo- por primera vez una figura específicamente desti-
niéndose por encima de consideraciones de ín- nada a castigar los malos tratos habituales ejerci-
dole garantista, esto es, descuidando principios dos dentro del hogar, se deduce por parte del le-
básicos de nuestro derecho penal como el princi- gislador la doble pretensión de ir, por un lado, en-
pio de intervención mínima o el principio non bis dureciendo su castigo (por razones de prevención
in ídem. general) y, por otro lado, ampliando su ámbito de
Es cierto que la envergadura de tales problemas aplicación (para abarcar a un mayor número de
no va a poder ser evaluada sino desde los diversos personas y/o de conductas). Pero lo cierto es que
pronunciamientos que los tribunales dicten al res- ninguna de tales reformas ha traído consigo la
pecto. También lo es que una interpretación res- perseguida disminución de esta concreta crimina-
trictiva de los jueces puede llegar a obviar el peli- lidad.
gro de que se impongan penas desproporciona- Demostrada, pues, la eficacia limitada de la vía
das. Pero ello no hace sino poner de manifiesto la penal para abordar con éxito el problema de la
inseguridad jurídica que la nueva regulación plan- violencia familiar; entiendo que la mejor solución
tea. pasa por destinar los recursos disponibles y dirigir

49. Paro TAMARIT SuMAUA el contenido de injusto propio del delito de violencia doméstica ha de estar en el mayor agravio que supone
para el ofendido sufrir esta clase de conductas en el ámbito doméstico y con habitualidad, teniendo en cuenta el impacto rsiquico del he-
cho y la situación de desamparo. Por eso, cuando la habitualidad se toma en consideración como un requisito referido a autor, desapa·
rece uno de los elementos que permiten Fundamentar la existencia de un injusto diferenciado, y se acaba elevando a la categoria de deli·
to una mero contravención. Véase TAMARIT SuMAUA, J.M.: «La reforma penal...», cit., p. 2.
50. la indiferencia a la que se refiere este último criterio puede ser interpretada en un doble sentido. Por un lado, se está diciendo
que no es necesario que haya habido un enjuiciamiento anterior para que pueda el acto ser tenido en cuen~ a la hora ~e integrar la
habitualidad. Por otro lado, se está permitiendo que tal enjuiciamiento sí que se haya llevado a cabo. Pues bien, es a partir de esta se·
gunda interpretación de donde surgen los problemas de constitucionalidad. TAMARIT SUMALIA sugiere que la referencia al enjuiciamien·
to anterior se interprete, por imperativo del principio non bis in ídem, refiriéndola solamente a los actos violentos que puedan haber
sido objeto de un proceso por delito o falta de lesiones o falta de malos tratos pero no a los que lo hayan sido formand~ parte inte·
grante de otro delito del art. 153. Yo estimo, sin embargo, que con esa interpretación no se salva el problema del bi.s in 1dem (que es
de lo que se trata), ya que la vulneración existe tanto en uno como en otro supuesto. Véase TAMARIT SuMAUA, J.M.: «la reforma penal...»,
cit., p. 2.

29
Revista Penal
Problemas que plantea la nueva regulación de los malos tratos en el ámbito familiar: valoración •
y crítica desde la perspectiva del bien jurldico 1

las futuras reformas al ámbito social o al cultural, adecuada aplicación de los instrumentos jurídicos
más propicios, según se ha visto, a paliar al menos con los que hoy se cuenta para hacer frente a la
los devastadores efectos que conlleva, ha conlleva- violencia doméstica. Todo ello, sin perjuicio de
do y parece que va a seguir conllevando el que ya que esa parte, que al derecho penal corresponde,
ha sido calificado junto con el terrorismo y el trá- por haber quedado indefectiblemente encomen-
fico de drogas, de tremendas lacras sociales de dada al siempre incierto arbitrio de los jueces,
nuestro tiempo. Se deberían también hacer es- quizá merezca ser objeto de nueva atención por
fuerzos en cuanto conseguir lo antes posible por parte del actual legislador con el fin de corregir
parte de los tribunales competentes el urgente esa mayor imprecisión en la que parece habemos
cambio de mentalidad y actitud que precisa nue~­ sumido aquél con su última reforma en materia
tra Administración de justicia y que llevaría a una de malos tratos. e

30
Doctrina

La suspensión de la pena privativa de libertad: estudio del artículo 87 del Código Penal(*)
•••
Esperanza Herrero Albeldo Universidad de Valencia

SUMARIO: l. Consideraciones previas. JI. Precedentes del artículo 87 del Código Penal de 1995. Análisis del ar-
tículo 93 bis del Código Penal derogado: A) La reforma penal de 1988 (LO 111988 de 24 de marzo). B) Requisitos
para la concesión de la suspensión contenida en el artículo 93 bis Código Penal. III. Reflexiones en torno al ar-
tículo 87 del Código Penal: A) Régimen jurídico de la suspensión extraordinaria del art. 87 del Código Penal. B)
Novedades introducidas por el Código Penal de 1995. IV. Conclusiones y observaciones críticas. Bibliografía con-
sultada.

l. Consideraciones previas Una de estas "formas sustitutivas" de la pena


privativa de libertad, es la representada por la ins-
El presente estudio se centra en el análisis de un titución de la suspensión de la condena (artículos
supuesto excepcional de suspensión de las penas 80 a 87 CP), dentro de la cual, como ya se ha seña-
privativas de libertad -el contenido en el artículo lado, se enmarca el precepto objeto de este traba-
87 C.P.- aplicable a los sujetos que hubieran co- jo. De hecho, hasta la aparición del nuevo Código
metido el hecho delictivo a causa de su dependen- penal 1, era la llamada por el Código derogado
cia a las bebidas alcohólicas, drogas tóxicas, estu- condena o remisión condicional el más nítido
pefacientes, sustancias psicotrópicas u otras que ejemplo de alternativa a la pena privativa de liber-
produzcan efectos análogos. tad. Esta figura fue introducida en nuestro orde-
Se incardina este precepto dentro del capítulo del namiento jurídico por la Ley de 17 de marzo de
Código penal rubricado "De las formas sustitutivas 19082, desarrollada reglamentariamente por Real
de la ejecución de las penas privativas de libertad" Decreto de 23 de marzo de ese mismo año. Poste-
(Capítulo III, Título III, Libro I). Estas formas susti- riormente se incorporó al Código penal republica-
tutivas de la prisión han de encuadrarse dentro de la no de 1932, pasando luego al texto penal de 1944.
proliferación de medidas alternativas a la pena pri- Desde un principio la regulación de la remisión
vativa de libertad que se inicia, en nuestro entorno condicional siguió el modelo continental, también
jurídico, a partir de la década de los sesenta. El Có- llamado franco-belga, por ser Bélgica y Francia
digo penal de 1995 ha querido sumarse a esta ten- los países en los que éste se aplica por primera
dencia estableciendo una regulación más completa vez3. No obstante, en el Código penal vigente se
de las alternativas a la prisión, aunque no exenta de aprecia un claro acercamiento al modelo anglo-
objeciones, como luego veremos. sajón de la probation4.

(*) Este trabajo se enmarca en el Proyecto de Investigación "Los principios de legalidad y culpabilidad en el Código penal de
1995", subvenciones por la dirección del Ministerio de Educación y Cultura (PB97-1370).
1. El Código penal de 1995 introduce otras alternativas a la prisión como el mecanismo de la sustitución de las penas privat~
vas de libertad por otras penas como los arrestos de fin de semana o la multa. A su vez los arrestos de Fin de semana también
pueden sustituirse por pena de multa o por la novedosa pena de trabajos en beneficio de la comunidad (art. 88 CP). También obe-
decen a esta pretensión del legislador penal por introducir alternativas a la prisión, preceptos como el artículo 71.2 CP, que de for-
ma automática sustituye las penas de prisión con una duración inferior a seis meses, y el sistema vicaria! que, en el ámbito de la
regulación de las medidas de seguridad, recoge el artículo 99 CP.
2. Derogada por el Código penal de 1995 (Disposición derogatoria 1. b).
3. La suspensión condicional se introduce en Europa a través de la Ley belga de 1888 (también conocida como Ley Lejeune,
en atención al ministro que impulsa su elaboración) y de la Ley francesa de 1891.
A. Los dos sistemas clásicos de suspensión son el continental o "sursis" y el anglosajón también denominado "probation". La
diferencia esencial entre ambos estriba en que en el primero existe una declaración de culpabilidad con imposición de una pena
al reo y posterior suspensión de la condena, bajo la condición de que el ~on~enado no vuelva a delinq_uir durante el.período de
prueba, por el contrario en la probation lo que se suspende es el pronunc1am1ento del fallo durante un tiempo determinado, tam-

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Revista Penal
La suspensión de la pena privativa de libertad: estudio del artículo 87 del CP
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El fundamento de la suspensión de la ejecución la condena viene inspirado por la necesidad de


de la pena, ha de buscarse en la idea de que las pe- evitar el cumplimiento de penas cortas privati-
nas cortas pl'ivativas de libertad perjudican grave- vas de libertad por aquellos condenados que pre-
mente a quienes se aplican, frustrándose en ellas senten un pronóstico favorable de no cometer
los fines de la prevención especial. Ante esta evi- delitos en el futuro, dado que, en tales casos, la
dencia, se resalta la necesidad de buscar alternati- ejecución de una pena de tan breve duración no
vas a estas sanciones penales de corta duración sólo impediría alcanzar resultados positivos en
que no ejercen ninguna eficacia resocializadora materia de resocialización y readaptación social
sobre el condenado, sino más bien desocializado- del penado, sino que ni siquiera estaría justifica-
ra logrando en la mayoría de las ocasiones estig- da dada su falta de necesidad desde el punto de
matizarle. En consecuencia, el recurso a la sus-
vista preventivo. La condena condicional está
pensión de la pena se explica por la necesidad de
concebida para evitar el probable efecto corrup-
evitar el cumplimiento de las penas privativas de
libertad de breve extensión. tor de la vida carcelaria en los delincuentes pri-
Además no puede obviarse que la corta dura- marios y respecto de las penas privativas de li-
ción de estas penas obstaculiza cualquier posibili- bertad de corta duración, finalidad explícita en
dad de tratamiento. Ello facilita en estos supues- el momento de su implantación".
tos, más que en el resto, que el condenado Esta sentencia, como puede apreciarse, pone
abandone la prisión más desocializado que cuan- de relieve lo antes apuntado: la breve duración
do ingresó en la misma. Ese breve contacto con la de estas penas no permite paliar los efectos ne-
vida carcelaria conlleva un grave peligro que no se gativos del medio carcelario, dada la imposibili-
puede desconocer y que se resume en la posibili- dad de aplicar un tratamiento eficaz. También
dad inminente de contagio criminal. recurre el Constitucional al argumento de la "no
Todo ello justifica la oportunidad de una figura necesidad de la pena" en estos casos desde un
alternativa a la pena privativa de libertad como la punto de vista preventivo.
de suspensión de la pena. La suspensión extraordinaria prevista en el ar-
A este fundamento de la suspensión de la pena tículo 87 CP responde, en consecuencia, a la pre-
también alude el Tribunal Constitucional en al- tensión de buscar alternativas a la prisión, pero
gunas de sus Sentencias. Es significativa en este con unas particularidades que más adelante se
sentido la STC 20911993 de 28 de junioS. que vie- pondrán de manifiesto, y que se derivan de la
ne a reiterar la doctrina mantenida por el Tribu- aplicación de esta medida a un grupo de pena-
nal sobre esta cuestión en anteriores pronuncia- dos muy concretos: aquellos que han cometido
mientos6. En esta resolución se pone de relieve los hechos delictivos a causa de su dependencia
que "El beneficio de la remisión condicional de a determinadas sustancias.

bién bajo la condición de que no se vuelva a delinquir. Lógicamente las consecuencias derivadas de un sistema y otro son bien dis-
tintas: el sistema de suspensión condicional de la pena dará lugar a antecedentes penales, mientras que la probation no, por la
sencilla razón de que no existe en este modelo condena. Junto a lo anterior también destaca en la probation, la imposición al pro-
cesado por parte del Juez de una serie de condiciones, entre ellas la frecuente puesta en contacto con la figura del Probation-Off~
cer, que controla el buen desarrollo de la suspensión y a cuyas indicaciones ha de someterse el procesado.
El Código penal de 1995 ha intentado acercar esta institución a la probation anglosajona, tomando de ésta sus ventajas. Este
acercamiento se aprecia de entrada, en el particular sistema de inscripción de las sentencias suspendidas establecido en el artícu-
lo 82 CP: " ... la inscripción de la pena suspendida se llevará a cabo en una Sección especial, separada y reservada de dicho Re-
gistro, a la que sólo podrán pedir antecedentes los Jueces o Tribunales". En caso de remitirse la pena, el artículo 85.2 prescribe la
cancelación de la inscripción hecha en la mentada Sección especial, poniendo de manifiesto que "este antecedente no se tendrá
en cuenta a ningún efecto". Con este mecanismo de inscripción de la pena se obtiene el mismo efecto que con el sistema de pro-
bation, ya que no queda ningún antecedente penal.
También se percibe esta aproximación entre ambos sistemas clásicos de suspensión, en la posibilidad que el artículo 83 otorga
al Juez o Tribunal sentenciador de imponer, si lo estima necesario, una serie de obligaciones descritas en este mismo precepto. Con
obligaciones consistentes en sendas actividades se persigue controlar y al propio tiempo rehabilitar socialmente al sujeto. También
hay un acercamiento a la figura del Probation-Officeren la previsión, contenida por este mismo artículo, de que los servicios co-
rrespondientes de la Administración competente informen al Juez o Tribunal sentenciador al menos cada tres meses, acerca de la
observancia de las reglas de conducta impuestas.
Dado lo anterior se puede afirmar que en el Código de 199 5 se produce un evidente y loable acercamiento al sistema anglo-
sajón de suspensión.
5. BOE 2-8-1993.
6. Vid.en esta misma línea SSTC 224/1992 (BOE 19-1-1993) y 165/1993 (BOE 21-6-1993).

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Do e trina

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11. Precedentes del artículo 87 del Código Del Preámbulo de esta ley se extrae, de entra-
Penal de 1995. Análisis del artículo 93 bis da, la intención del legislador de potenciar la
del Código penal derogado orientación de la norma hacia la prevención es-
pecial, sin embargo, esta aparente pretensión
A) La reforma penal de 1988 (LO 1/ 1988 queda empañada a través de la referencia a una
de 24 de marzo) serie de límites que conducen a una cierta des-
naturalización de la figura concebida como una
Como paso previo al estudio del artículo 87 del medida orientada únicamente a fines preventivo-
vigente Código penal, se hace imprescindible especiales. En este sentido señala dicho Preám-
aludir al precedente que, de este precepto, con- bulo que "... una de las novedades más impor-
tenía el Código penal derogado, esto es, al ar- tantes que introduce esta Ley Orgánica la
tículo 93 bis7. constituye, sin duda, la incorporación de un tra-
Este precepto se introduce en nuestro ordena- tamiento jurídico penal específico para esa sin-
miento jurídico penal con la reforma de 1988 en gular figura criminógena del drogodependiente
materia de drogas (LO 1/1988 de 24 de marzo)8. que incurre en la comisión de algún hecho delic-
No obstante, ya en el Plan Nacional sobre Drogas, tivo como medio de subvenir a su situación de
aprobado por el Congreso de los Diputados en ju- toxicodependencia. Desde el convencimiento de
lio de 1985, se preveía como una de las acciones que en alguno de tales supuestos debe primarse
dirigidas a reducir la oferta "la suspensión tempo- la orientación preventivo-especial de las sancio-
ral de la pena si el toxicómano traficante se some- nes penales, se dispone la posibilidad de que la
te a la rehabilitación"9. autoridad judicial conceda el beneficio de la re-
Aparentemente esta medida pretendía paliar la misión condicional, siempre que el reo se hubie-
dureza de la reacción penal en el ámbito de las re deshabituado o se encontrase en tratamiento
drogodependencias, que se derivaba de la caren- para ello. La regulación de esta alternativa se lle-
cia de verdaderas alternativas a la privación de li- va a cabo con suficientes garantías a fin de sal-
bertad. La problemática de los toxicómanos exigía vaguardar de un lado, la cobertura de los fines
intervenciones menos represivas. Sin embargo, preventivo-generales, base de toda norma penal,
como luego se podrá apreciar, el citado artículo 93 y de evitar, de otra parte, un uso fraudulento de
bis -pese a que parezca contradictorio- casaba la disposición legal que permitiera su aplicación
muy bien con el mentado carácter represivo que en supuestos distintos a los realmente queridos
impregnaba la reforma de 1988. por el legislador ... ".

7. Artículo 93 bis: "Aun cuando no concurrieren las condiciones previstas en el artículo anterior, el Juez o Tribunal podrá apl~
car el beneficio de la remisión condicional a los condenados a penas de privación de libertad cuya duración no exceda de dos
años, que hubieren cometido el hecho delictivo por motivo de su dependencia de las drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias
psicotrópicas siempre que se den las siguientes circunstancias:
12 • Que se declare probada en la sentencia la situación de drogodependencia del sujeto, así como que la conducta delictiva fue
realizada por motivo de tal situación.
2º. Que se certifique suficientemente, por centro o servicio debidamente acreditado u homologado, que el reo se encuentra des-
habituado o sometido a tratamiento para tal fin en el momento de concederse el beneficio.
3 2 • Que el sujeto no sea reincidente ni haya gozado con anterioridad del beneficio de la remisión condicional.
La autoridad judicial requerirá al condenado o a los centros o servicios que participen en su tratamiento de deshabituación lo
necesario para comprobar el comienzo y la continuación del mismo, así como para controlar su evolución y las modificaciones que
hubiere de experimentar.
La suspensión de la ejecución de la pena quedará condicionada a que el reo no delinca en el período que se señale, así como a
que no abandone el tratamiento.
Cumplido lo anterior, una vez transcurrido el plazo de suspensión y acreditada la deshabituación del reo, el Juez o Tribunal acor-
dará la remisión de la pena. De lo contrario acordará su cumplimiento".
8. Esta reforma tenía por finalidad dotar de efectividad a la represión y lucha contra el tráfico de drogas. Además de introducir
el artículo 93 bis, también inserta en el Código penal -como señala en su Preámbulo- disposiciones que tenían por objeto reprimir
las conductas de "blanqueo" del dinero de ilícita procedencia, regular más ampliamente la figura de la receptación introduciendo
una conducta específica de receptación destinada a perseguir el blanqueo de dinero [art. 546 bis g) CP] y también la de co~iso [art.
344 bis e) CP]. Junto a lo anterior se lleva a cabo una revisión de las normas relati~a~ al tráfico de drog_as (art. 344 CP) mc~~men­
tando las penas y ampliando las conductas típicas agravadas. La reforma del 88, s1 bien precede en el tiempo a la Convenc1on de
las Naciones Unidas de este mismo año, reviste el mismo talante represivo que posteriormente caracterizaría a ésta. . ..
9. Véase. FERNÁNDEZ ENTRALGO, J. "La remisión condicional de la pena", en la obra colectiva Ejecución de sentencias c1v1/es
y pena/es, Madrid, 1994, págs. 250 y 251.

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Revista Penal
La suspensión de la pena privativa de libertad: estudio del artículo 87 del CP
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Quizás las deficiencias del precepto -que de in- "resulta, en cierto modo, incongruente abrir la vía
mediato pasaré a comentar- pudieran explicarse de las medidas terapéuticas de internamiento y
por ese intento fallido de cohonestar las exigen- tratamiento en los supuestos en que concurra la
cias de prevención general, concebida en este ca- atenuante prevista en la circunstancia 1a del ar-
so corno prevención general negativa o intimida- tículo 9 del Código Penal, cuya extensión no podrá
toria, y las pretensiones derivadas de la preven- exceder del tiempo de duración de la pena privati-
ción especiallº. va de libertad, y negarla cuando se aplica la ate-
Con anterioridad a la incorporación de este pre- nuante analógica, sea ésta o no muy cualificada".
cepto a nuestro ordenamiento jurídico, en algunas Añade a lo anterior que "las medidas alternativas
ocasiones los Jueces agudizaron el ingenio con el son aconsejables en los casos de enfermedades
fin de dar respuesta a situaciones en las que se mentales o toxicomanías que producen serios tras-
planteaba la necesidad de exigir el cumplimiento tornos de la personalidad con alteración o modifi-
de la condena a delincuentes que ya se habían re- cación de las facultades intelectivas o volitivas".
habilitado, o que estaban en proceso de rehabili- Con el Código penal vigente no puede recurrirse
tación, dado que el ingreso en prisión podía mer- ya a esta solución cuando simplemente se aprecie
mar todo tratamiento. Los mecanismos a los que la atenuante de drogadicción que ahora expresa-
se recurría eran los siguientes: mente regula el artículo 21.2 CP, ya que la medida
1. Al indulto, generalmente parcial, que como de internamiento sólo podrá aplicarse en los su-
advierte el magistrado GONZALEZ CASSO, era puestos de eximentes completas e incompletas en
aplicado de forma cicatera por los gobiernosll. relación con los números 1º, 2º y 3º del artículo 20
2. En alguna sentencia se había permitido la CP, lo que se deriva esencialmente de los artículos
aplicación de la eximente incompleta o atenuante 102 y 104 CP13.
analógica de enajenación mental por toxicomanía Tras la entrada en vigor de la reforma de 1988,
en los supuestos de drogodependientes que no obstante la introducción del art. 93 bis, resul-
vendían droga (v.gr. STS de 3 de enero de 1988 taba más efectivo el recurso a los mecanismos an-
-RJA 217-). tes citados, dadas las dificultades aplicativas del
Tras la introducción de la disposición analizada, precepto.
el Tribunal Supremo, desde la Sentencia de 13 de Estos obstáculos en la aplicación del artículo 93
junio de 1990 (RJA 6527)12, había aceptado la po- bis se advierten tras el análisis de requisitos a los
sibilidad de que en los casos de concurrencia de que queda sujeta esta suspensión extraordinaria,
atenuante analógica por drogadicción (art. 9.10 cuya exposición en el apartado siguiente nos per-
CP), los Tribunales aplicaran, si lo estimaban pro- mitirá, por comparación, delimitar las novedades
cedente, las medidas de internamiento y trata- introducidas por el vigente artículo 87 CP.
miento adecuado previstas para los supuestos de
enajenación mental completa o incompleta (ar- B) Requisitos para la concesión de la sus-
tículos 8.1º y 9.1º respectivamente del CP). Resalta pensión contenida en el artículo 93 bis Có-
el Tribunal Supremo en este pronunciamiento que digo Penal

1O. Esta contradicción es puesta de manifiesto con gran acierto por la profesora MAQUEDA ABREU, que entiende que las dispo-
siciones que introduce esta reforma en nuestro Código penal están impregnadas de esa tendencia tan característica en los estados
de nuestros días a la exasperación punitiva cuando no pueden, no saben o no quieren afrontar los problemas desde perspectivas
más racionales que incluyen una persecución más efectiva y menos selectiva de las conductas relacionadas con la droga, compren-
siva por tanto de los niveles altos y medios de éste -aún no alcanzados- y no ya simplemente de los eslabones últimos de ese co-
mercio ilícito que, identificados cada vez más con sectores marginales y del subproletariado urbano, son los que en verdad sufren
los efectos del proceso de criminalización y frente a los que se dirige, dispuesta a combatir un clima de inseguridad ciudadana art~
ficialmente creado, leyes como ésta, acertadamente calificadas como "legislación simbólica, cuyos efectos no se esperan directa-
mente en una solución del problema ... sino indirectamente, por el apaciguamiento de la presión pública por parte de un legislador
atento y decidido", MAQUEDA ABREU. M.L., "Observaciones críticas a algunos de los aspectos de la reciente reforma sobre drogas
(Ley Orgánica 1/ 1988, 24 marzo)", en Actualidad Penal, n2 44, semana 28 noviembre-4 diciembre 1988-11, págs. 2285 y ss.
11. GONZÁLEZ CASSO. J., "La suspensión de la ejecución de las penas en dos supuestos especiales; los artículos 80 n2 4 y 87
del Código penal", en Revista del Poder Judicial, n2 54, 1999 (11), pág. 98.
12. Vid. También las Sentencias del TS de 3 de julio (RJA 5523) y 9 de septiembre de 1991 (RJA 6117) y de 29 de enero de 1992
(4191 ). . .
13. Vid. en este sentido la STS de 1B de febrero del 2000, estima un recurso interpuesto contra una Sentencia de la Aud1enc1a
Provincial de Málaga, que casa y anula, considerando aplicable la eximente incompleta del art. 21.1 en relación con el 20.2 ~el
CP y señalando que procede la adopción de la medida de seguridad del artículo 104 CP, sin perjuicio de que pueda .s~r susti!u1da
por las medidas no privativas del artículo 105. Afirma el TS que "resulta idónea en casos como éste, en el que por distintos ritmo~
de comisión de delitos y de los hábitos de abuso y abandono, cuando se dicta condena, el recurrente espontáneamente ya esta

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Do e trina

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Las exigencias contenidas en esta disposición pone de relieve en el Preámbulo de la LO 1/1988


pueden resumirse en lo siguiente: de 24 de marzo-, que generalizaba todos sus obje-
1. Se requería en primer lugar la declaración tivos de prevención y tratamiento a cualquier dro-
probada en sentencia de la situación de drogode- ga y no únicamente a las ilegales14. Ello implicaba
pendencia del sujeto. Al propio tiempo debía veri- un trato discriminatorio que en modo alguno que-
ficarse que la conducta delictiva fue realizada por daba justificado.
motivo de tal situación. 2. La exigencia de que en la sentencia quedara
2. Por otro lado era necesaria la certificación su- probada la situación de drogodependencia y de que
ficiente, por centro o servicio debidamente acredi- la conducta fuera realizada como consecuencia de
tado u homologado, de que el reo se encontraba dicha situación, podía llevar a que la aplicación de
deshabituado o sometido a tratamiento para tal fin la norma se viera mermada en algunos casos. Lo an-
en el momento de concederse el beneficio. terior se explica, puesto que en gran parte de estos
3. Por último, se exigía que el sujeto no fuera supuestos, y dada la redacción del artículo 93 bis, se
reincidente ni hubiera gozado con anterioridad apreciaría una eximente incompleta, o incluso en al-
del beneficio de la remisión condicional. gunas situaciones una atenuante analógica muy
De entrada la propia dicción del artículo 93 bis cualificada. En estas hipótesis no sería de aplica-
("Aun cuando no concurrieren las condiciones ción el precepto estudiado, sino el último párrafo
previstas en el artículo anterior... ") inducía a pen- del artículo 931s o el artículo 9416. La primera de es-
sar que el régimen de suspensión contenido en es- tas disposiciones preveía una ampliación del benefi-
ta disposición era más flexible que el previsto pa- cio de la condena condicional cuando concurriera
ra la suspensión ordinaria (artículos 92 y ss. del alguna atenuante muy cualificada, una eximente in-
CP). Sin embargo, el análisis del conjunto de re- completa o la atenuante tercera del artículo 9º (mi-
quisitos contenidos en el citado precepto con- noría de edad). Además podía aplicarse a los conde-
ducía a la conclusión opuesta, configurándose es- nados a penas de hasta dos años. Por su parte el
te régimen como más rígido que el general. artículo 94 obligaba a los Tribunales a aplicar la
Los requisitos exigidos por el precepto desem- suspensión "por ministerio de la ley'17. Lo anterior
bocaban en nefastas consecuencias, que pueden es resaltado por GONZÁLEZ ZORRILLA, quien
sintetizarse del siguiente modo: además destaca que la situación de los condenados
l. Quedaban fuera de la aplicación de este régi- a pena privativa de libertad inferior a dos años pre-
men extraordinario de suspensión, las situaciones senta las siguientes posibilidades:
de dependencia del alcohol, en contra de las últi-
mas tendencias de Derecho comparado. La dispo- a. A los condenados en quienes concurra una eximen-
sición tan sólo aludía a la dependencia de drogas te incompleta en virtud de su drogodependencia se les
tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópi- aplicará de forma imperativa el artículo 94.
cas. Esta omisión pugnaba con las orientaciones b. A los condenados a quienes se aprecie una ate-
de la Organización Mundial de la Salud en lo que nuante muy cualificada o la atenuante de minoría de
respecta a la equiparación de los efectos nocivos edad se les podrá aplicar el artículo 93 último párrafo,
de las drogas legales e ilegales, oponiéndose tam- que resulta más favorable al reo ya que no establece
bién a lo establecido en el Plan Nacional de Dro- las condiciones previstas por el artículo 93 bis para la
gas, en el que se inspiraba esta reforma -como se suspensión.

en un programa de desintoxicación en el que resulta prioritario que no sea interrumpido ni siquiera por el cumplimiento de la pe-
na de prisión, por los efectos perversos que pudiera provocar su cumplimiento con interrupción del proceso de deshabituación, s~
tuación que vulneraría la vocación de resocialización a que deben dirigirse las penas de prisión".
14. Vid. en este sentido GONZÁLEZ ZORRILLA, C., "Remisión condicional de la pena y drogodependencia", en Comentarios a
la Legislación Penal, Tomo XII, Madrid, 1999, pág. 14. . , . .. ..
15. Artículo 93, último párrafo CP: "El Tribunal sentenciador podra ampliar el benef1c10 de la condena cond1c1onal a los reos con-
denados a penas hasta de dos años de duración cuan~.º así lo estimar~ proce.dente, en resolución expresa y motivada,_ si en ~I
hecho delictivo concurriera alguna atenuante muy cualificada, o una eximente incompleta, o la atenuante tercera del articulo 9-,
apreciada como tal en la sentencia". . . . .
16. Artículo 94 CP: "El Tribunal aplicará, por ministerio de la Ley, la condena cond1c1onal en los casos s1gu1entes:
1º· Cuando en la sentencia se aprecie el mayor número de los requisitos establecidos para declarar la exención de responsab~
lidad con arreglo a este Código". . .. , . . . . .
17. El Código penal derogado contenía esta modalidad de rem1s1on cond1c1onal otorgada p~r mm1steno de la ley. Destaca MA
QUEDA ABREU el fundamento de esta suspensión aludiendo al propósito de favorecer especialmente estados de hecho revela-
dores de una menor capacidad de culpabilidad o bien de una gravedad menor de injusto. MAQUEDA ABREU M.L., Suspensión
condicional de la pena y probatiol\ Madrid, 1985, pág. 133.

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Revista Penal
La suspensión de la pena privativa de libertad: estudio del artículo 87 del CP
•••

c. Los condenados a quienes se estime su situación tades que se planteaban para aplicar el precepto
de drogodependencia como simple atenuante serán estudiado en la práctica, reconduciéndose el mis-
los únicos a quienes se pueda aplicar lo establecido en mo exclusivamente a aquellos sujetos que revistie-
el artículo 93 bis si cumplen el resto de requisitos en ran un grado de drogodependencia menor que no
él contemplados. permitiera apreciar ni una atenuante muy cualifi-
cada ni una eximente incompleta, ya que en estos
Considera este autor que este esquema implica casos entiendo que procedía la aplicación de los
que no se da relación d~ especialidad entre los artículos 93 y 94, como ya se ha explicado.
artículos 93 y 93 bis, debiéndose aplicar en el ca- 4. El requisito de la "deshabituación o someti-
so de sujetos en quienes concurran simultánea- miento a tratamiento", también generaba proble-
mente los requisitos generales establecidos en el mas, esencialmente interpretativos. La mayor difi-
artículo 93 y los específicos del 93 bis, el primero cultad era la de determinar cuándo un sujeto
de estos preceptos, que resulta más favorable (ya estaba plenamente deshabituado. Teniendo en
que sólo exige que el reo no vuelva a delinquir du- cuenta que el término "deshabituación" es omni-
rante el plazo de suspensión, mientras que el ar- comprensivo de la deshabituación tanto "física"
tículo 93 bis añade, entre otras, la obligación no como "psíquica", lo realmente complejo era verifi-
sólo de someterse a un tratamiento de deshabi- car en qué momento un sujeto había dejado de de-
tuación, sino además el logro de esa metal8. pender psíquicamente de la droga -la dependen-
3. Uno de los mayores obstáculos que planteaba la cia física era fácilmente constatable a través del
aplicación de esta norma era la exigencia de que se correspondiente control analítico-.
aplicara la suspensión a penas privativas de libertad A lo anterior se unía la escasez de medios públi-
cuya duración no excediera de dos años. Conectan- cos para la rehabilitación del drogodependiente.
do lo anterior con las penas establecidas en los artí- Los programas terapéuticos de carácter público
culos 344, 344 bis a) y 344 bis b) se llegaba a la con- eran insuficientes, y el recurso a programas priva-
clusión de que en la mayoría de los supuestos iba a dos -que en todo caso debían estar homologados o
ser imposible aplicar el artículo 93 bis, esencial- acreditados- no estaba al alcance de la mayoría de
mente cuando se tratara de drogas que causaran los drogodependientes. Ello conducía a una nefasta
grave daño para la salud. Pensemos por ejemplo en consecuencia: quedaban fuera del ámbito de aplica-
la pena correspondiente al tráfico de drogas cuando ción del precepto aquellos toxicómanos que, no es-
causan grave daño a la salud: prisión menor en su tando deshabituados, no podían acceder a un pro-
grado medio, esto es 2 años, 4 meses y un día a 4 grama terapéutico pese a su voluntad de hacerlo.
años y dos meses. Del ejemplo anterior se deduce 5. Como se ha indicado anteriormente, la aplica-
que todo consumidor-traficante de drogas que cau- ción de esta disposición requería que el sujeto no
sara grave daño a la salud, en principio no podía be- fuera reincidente, ni hubiera gozado con anteriori-
neficiarse del artículo 93 bis, y todo ello sin tener en dad del beneficio de la remisión. Esta exigencia era
cuenta la posibilidad de que entraran en juego las una muestra más del carácter restrictivo de la medi-
agravantes previstas por el Código penal respecto da, ya que realmente no beneficiaba el requisito de
del delito de tráfico de drogas. Además no todos los la no reincidencia del artículo 93 bis frente a la ne-
supuestos de tráfico de drogas que no causaran gra- cesidad de primariedad delictiva requerida por el ré-
ve daño a la salud podrían beneficiarse de este su- gimen ordinario de suspensión (artículo 93 CP). Si
puesto de remisión condicional ya que la pena que bien ambos conceptos no eran coincidentes, tenien-
se establecía para estas hipótesis era de arresto ma- do en cuenta que, desde la reforma del Código penal
yor en su grado máximo (4 meses y un día a 6 me- de 25 de junio de 1983 se exigía que ese primer deli-
ses) a prisión menor en su grado medio (2 años 4 to, al que aludía el art. 93. 1º, fuera doloso, ya que la
meses y un día a 4 años y 2 meses). Lo mismo podía primera condena por imprudencia no se tenía en
concluirse respecto de la mayor parte de los delitos cuenta, la "no reincidencia" podía resultar en algu-
contra la propiedad, cometidos también con fre- nas ocasiones más estricta que la "primariedad" re-
cuencia por este grupo de delincuentes. querida por el régimen general de suspensión19.
Esta última objeción, junto con la establecida A lo anterior se unía la posibilidad -prevista por el
en el apartado 2º, nos permite deducir las dificul- artículo 93- de acceder en más de una ocasión al

18. GONZÁLEZ ZORRILLAC., "Remisión condicional...", art. cit., págs. 18 y ss.


19. Dado que dentro del concepto de reincidencia no se distinguía entre delitos dolosos e imprudentes. Así pues por mor del ar·
tículo 10.15 del Código penal había reincidencia cuando "al delinquir el culpable hubiere sido condenado ejecutoriamenfe por un
delito de los comprendidos en el mismo Capítulo de este Código, por otro, al que la Ley señale igual o mayor pena, o por dos o
más a los que aquélla señale pena menor".

32
Do e tr1n a

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disfrute del beneficio de la remisión, si previamente cuencia funcional). Pero poco más se logró con es-
se había obtenido la rehabilitación o podía obtener- ta reforma dados los obstáculos de aplicación que
se con mTeglo al artículo 118 del Código penal. Por contenía el propio precepto. Como se pondrá de
el contrario, el artículo 93 bis imposibilitaba el acce- manifiesto en el siguiente epígrafe, a esta misma
so a la remisión condicional de aquellos sujetos que consecuencia habrá que llegar respecto al artículo
ya hubieran gozado con ante1ioridad de la misma20. 87 del Código penal vigente, que si bien incorpora
6. Reprochable era también el condicionamien- novedades significativas, mantiene algunas de las
to de la suspensión de la condena a que el sujeto deficiencias criticadas respecto del derogado ar-
no abandonara el tratamiento. Ello suponía des- tículo 93 bis, introduciendo otras nuevas22.
conocer que, en estos procesos terapéuticos las re-
caídas entran dentro de la normalidad y pueden
considerarse una parte integrante del propio pro- 111. Reflexiones en torno al artículo 87 del
ceso de desintoxicación. Además, éstas no condi- Código Penal
cionan necesariamente el fracaso del tratamiento.
Al propio tiempo, se ponía con ello en tela de jui- A) Régimen jurídico de la suspensión extraordi-
cio la "voluntariedad" de dicho tratamiento21, que naria del art. 87 del Código penal
en consecuencia no se daba puesto que se amena- Como se ha indicado a lo largo de este artículo,
zaba, en caso de abandono, con la revocación de la regulación de este supuesto extraordinario de
la suspensión. suspensión de la pena privativa de libertad en los
Todo lo anterior nos conduce a una clara conse- casos de drogodependencia, se contiene ahora en
cuencia: el artículo 93 bis, tal y como estaba re- el artículo 87 del Código penal.
dactado, resultaba inaplicable por sus severas exi- La exposición de la regulación prevista por este
gencias, lo que denotaba el ya apuntado carácter precepto nos permitirá apreciar cuáles son las no-
represivo de la medida. Además no solucionaba vedades introducidas por el mismo respecto de su
nada que no se pudiera solventar acudiendo a los antecedente.
artículos 9 3 y 94 CP o a la consolidada doctrina Este artículo permite al Juez o Tribunal, con au-
del TS en materia de atenuante por analogía de diencia de las partes, acordar la suspensión de la
drogadicción iniciada con la comentada Senten- ejecución de determinadas penas privativas de li-
cia de 13 de junio de 1990. bertad de los penados que hubiesen cometido el
En todo caso la única virtualidad que podía atri- hecho delictivo a causa de su dependencia de las
buirse al artículo 93 bis era el reconocimiento de sustancias señaladas en el número 2º del artículo
la existencia de una delincuencia originada por la 20, con las particularidades y requisitos que a con-
droga y a la que se recurría para obtenerla (delin- tinuación se exponen.

20. Vid. En este sentido GONZÁLEZ ZORRILLA, C, "Remisión condicional...", art. cit, págs. 21 y ss. MAQUEDA ABRE U, M.L., "Ob-
servaciones críticas ... ", art. cit., pág. 2228.
21. Sobre el concepto de tratamiento, voluntariedad y principios inspiradores del mismo véase MANZANARES SAMANIEGO,
J.L., "Concepto, voluntariedad y principios inspiradores del tratamiento" en Comentarios a la Legislación Penal, dir. por COBO DEL
ROSAL, M., Vol. 6, Tomo 2 2 (Ley Orgánica General Penitenciaria}, Madrid, 1985, págs. 907 y ss.
22. Las críticas a este precepto se dejaron sentir con rotundidad en la doctrina, quizás una de las manifestaciones críticas más
contundentes fue la llevada a cabo por el Grupo de Estudios de Política Criminal a través de la Propuesta alternativa a la actual
política criminal sobre drogas, adoptada en Barcelona el 12 de mayo de 1990. Esta propuesta planteaba alternativas de lege fe.
renda a la vigente política criminal sobre drogas. En el marco de estas propuestas proponía la reforma de algunos preceptos del
Código penal, entre ellos el artículo 93 bis. Defendían una nueva redacción para este precepto: "Aun cuando no concurrieren las
condiciones del artículo anterior, el Juez o Tribunal podrá aplicar el beneficio de la remisión condicional a los condenados a penas
de privación de libertad cuya duración no exceda de cinco años siempre que se den las circunstancias siguientes; 1º. Que el con-
denado hubiera delinquido por razón de su dependencia alcohólica, de estupefacientes o de sustancias psicotrópicas, o en otra
circunstancia psicosocial de análoga significación. 2º. Que en el momento de la condena el reo se halle rehabilitado o en proceso
de rehabilitación. 3º. Que se considere que el cumplimiento de la condena podría perjudicar gravemente dicho proceso". Esta nue-
va dicción se fundamentaba con las siguientes palabras: "Se equipara, a los efectos de la concesión del beneficio, la dependencia
alcohólica a la de estupefacientes y psicotropos, lo que parece lógico dada la acientífico división entre drogas legales e ilegales.
Además, se extiende a otros casos en los que, sin existir una situación de drogodependencia, la actividad delictiva se produce en
condiciones vitales de similar entidad". Lo cierto es que la consideración que merece esta propuesta es favorable, ya que con la
supresión de algunos requisitos (v.gr. la reincidencia}, _con la el~vaci?n a 5. años de _las co~de~_as s~_sceptibl?s _de suspensió_n, ~on
la ampliación de las sustancias y la referencia a otra c1rcunstanc1a ps1cosoc1al de analoga s1gmf1cac1on, se eliminaban las pnnc1pa-
les trabas de aplicación con que se enfrentaba esta disposición. Sin embargo, el legislador del 95 no tuvo en cuenta esta razona-
ble propuesta alternativa.

33
Revista Penal
La suspensión de la pena privativa de libertad: estudio del artículo 87 del CP
•••

En primer lugar, el precepto exime de la necesi- 1. La primera de las modificaciones que debe
dad de que concurran las condiciones previstas en destacarse, es la que afecta a la exigencia de que
los apartados 1º y 2º del artículo 81 -que estable- se hubiera cometido el hecho delictivo "a causa de
cen los requisitos necesarios para acceder al régi- la dependencia del sujeto a las sustancias del art.
men general de suspensión-, esto es, de la exigen- 20.2 CP".
cia de "primariedad" delictiva y del requisito A diferencia del texto anterior, el Código penal
temporal de que la pena suspendida no exceda de de 1995 elimina la exigencia de que la situación de
dos años de privación de libertad. Sin embargo, drogodependencia quede probada en la sentencia
mantiene para estos supuestos excepcionales la y que ésta sea motivo de la conducta delictiva en-
exigencia prevista en el artículo 81.3º ("satisfacer juiciada. De esta forma será posible aplicar el ar-
las responsabilidades civiles que se hubieran ori- tículo 87 a aquellos casos en los que la situación
ginado o en su caso, la declaración de imposibili- se descubra con posterioridad, esto es, en período
dad total o parcial de que el condenado haga fren- de ejecución de sentencia. Esta modificación que-
te a las mismas"). El mantenimiento de este da nítidamente plasmada en el Fundamento de
requisito parece denotar una cierta preocupación Derecho séptimo de una de las escasas resolucio-
por la protección de la víctima, protección que, en nes en que se ha aplicado este precepto, la Sen-
el ámbito de la responsabilidad civil se ha visto tencia de la Audiencia Provincial de Valencia de 4
ampliada en el Código penal de 1995. de noviembre de 1998 (RJA 5820). Expresaba lo
En cuanto a las exigencias específicas, éstas se anterior la Audiencia con las siguientes palabras:
reducen a las siguientes: "la nueva redacción dada al beneficio contempla-
1ª. Que el penado haya cometido el hecho delic- do en dicho precepto -se refiere al artículo 87 del
tivo a causa de su dependencia a las sustancias Código penal vigente- ya no exige, como ocurría
señaladas en el número 2º del artículo 20. en el caso del previsto en el artículo 93 bis.1. º del
2ª. Que la pena privativa de libertad no exceda anterior Código Penal, que se hubiere declarado
de tres años. «probado en la sentencia la situación de drogode-
3ª. Que se certifique suficientemente, por cen- pendencia del sujeto, así como que la conducta
tro o servicio público o privado debidamente delictiva fue realizada por motivo de tal situa-
acreditado u homologado, que el condenado se ción>>; este requisito ha sido suprimido por el le-
encuentra deshabituado o sometido a tratamien- gislador penal, que ya no lo incluye en el citado ar-
to para tal fin en el momento de decidir la sus- tículo 87 del Código sustantivo; ello quiere decir
pensión. que se permite la concesión del beneficio de la
4ª. Que no se trate de reos habituales. En caso suspensión de la condena a los reos en los que no
de reincidencia habrá que estar a la previsión del concurran las circunstancias previstas en los nú-
apartado 2º del artículo 87, que posteriormente se meros 1. 0 y 2. ºdel artículo 81, esto es, aun cuando
comentará. no fuesen delincuentes primarios, siempre quera-
En cuanto a las condiciones de mantenimiento zones de justicia material aconsejen tal concesión,
de la suspensión, el apartado 3º del artículo 87 es- y que, entre otras condiciones que en el mismo
tablece que aquélla quedará siempre condiciona- precepto se detallan, «Se certifique suficientemen-
da a que el reo no delinca en el período que se te, por centro o servicio público o privado debida-
señale, que será de tres a cinco años. Por su parte, mente acreditado u homologado, que el condena-
y para el caso de que el condenado se halle some- do se encuentra deshabituado o sometido a
tido a tratamiento de deshabituación, el apartado tratamiento para tal fin en el momento de decidir
4º del precepto analizado condiciona la suspen- sobre la suspensión»; pero sin olvidar que tal acre-
sión a que el sujeto no abandone el tratamiento ditación, junto con la de que se hubiese «cometi-
hasta su finalización. Para verificar el cumpli- do el hecho delictivo a causa de su dependencia»
miento de lo anterior se obliga a los centros o ser- a las drogas, ya puede efectuarse en período de
vicios responsables del tratamiento a facilitar al ejecución de sentencia, al haber suprimido, como
Juez o Tribunal sentenciador la información ne- decíamos, el legislador, el requisito anteriormente
cesaria para comprobar su inicio, evolución, mo- exigido, de que se hubiese declarado «probado en
dificaciones y finalización. la sentencia la situación de drogodependencia del
sujeto, así como que la conducta delictiva fue rea-
B) Novedades introducidas por el Código lizada por motivo de tal situación»; obviamente, la
Penal de 1995 decisión judicial a este respecto, pronunciada tras
permitir a las partes la aportación de los medios
Las novedades frente a la anterior regulación se de prueba oportunos para dilucidar la proceden-
pueden resumir del siguiente modo: cia y justicia de la concesión o denegación de este

34
D o e t r 1 n a

•••

beneficio de la suspens10n extraordúiaria de la el artículo 20.2 CP, esto es a "las bebidas al-
condena, esta1-c'Í en definitiva sometida al régimen cohólicas, drogas tóxicas, estupefacientes, sus-
de los recursos previstos por la Ley". tancias psicotrópicas u otras que produzcan
Lo anterior supone que ya no es necesario, para efectos análogos". En consecuencia, se produce
proceder a la aplicación de la suspensión del ar- una ampliación doble frente a las sustancias a
tículo 8 7, que se aprecie en la sentencia la drogo- las que se refería el derogado artículo 93 bis, da-
dependencia del sujeto. La sustitución de la ex- do que por una parte se incluye el alcohol -in-
presión "por motivo de" (artículo 93 bis) por la de clusión que venía siendo reclamada por la ma-
"a causa de", parece significar que ahora no es ne- yor parte de la doctrina- y por otro lado se
cesario que la drogodependencia incida en el he- introduce una cláusula abierta "otras que pro-
cho delictivo como eximente incompleta o como duzcan efectos análogos".
atenuante, sino que es suficiente con que la droga 2. Como se puede advertir tras la lectura de esta
sea el motivo del hecho delictivo, sin necesidad de disposición, se amplía la suspensión a las penas
que se vea afectada la imputabilidad del reo23. Es- privativas de libertad no superiores a tres años
ta modificación salva uno de los mayores escollos -ello en lógica consonancia con la extensión de la
que se planteaban en la práctica con el derogado suspensión ordinaria de uno a dos años (art. 80
artículo 93 bis, puesto que eran habituales los su- CP)-. Si bien es loable esta ampliación, con ella no
puestos en los que no se alegaba o no se probaba se atenúan todos los problemas que en este senti-
la drogadicción24. do generaba el artículo 93 bis. Por ello las críticas
Además el nuevo Código penal alude a la de- aducidas respecto a aquél son reproducibles en es-
pendencia de las sustancias a las que se refiere te momento25.

23. Vid. en este sentido GONZÁLEZ CASSO, J.," La suspensión de la ... " art. cit., págs. 108 y ss.; SÁNCHEZ YLLERA, l., Comenta-
rios al Código Penal de 1995, coord. por VIVES ANTÓN, T.S., Valencia, 1995, pág. 492.
24. En conexión con lo anterior debe destacarse la Consulta de la Fiscalía Genera/ del Estado n2 4/1999, de 17 de septiembre
(En Actualidad Penal, n2 43, 22 al 28 de noviembre de 1999, págs. 1867 y ss.), que aborda algunas cuestiones derivadas de la re-
gulación de la suspensión de la ejecución de las penas privativas de libertad. En esta consulta pone también de manifiesto la Fis-
calía, que no es necesario que la incidencia de la dependencia a tales sustancias en el caso concreto enjuiciado no tenga, reflejo en
la apreciación de alguna circunstancia modificativa de la responsabilidad (semieximentes o atenuantes). Resulta de interés la re-
ferencia que hace la Consulta a las diferencias existentes entre el régimen anterior y el vigente en este punto, distinguiendo &
versos supuestos:
1. La sentencia recoge, para apreciar alguna circunstancia modificativa de la responsabilidad o simplemente para abrir la vía
de suspensión de la condena, un pronunciamiento acerca de la comisión de un delito a causa de la adicción del sujeto a las bebi-
das alcohólicas, drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas u otras que produzcan efectos análogos: en este caso en-
tiende la Fiscalía que habrá de partirse de la existencia de este presupuesto para valorar la concesión del beneficio a tenor del ar-
tículo 87, sin que sea dable oponerse a la concurrencia de dicho presupuesto, en fase de ejecución, mediante la proposición de
pruebas en tal sentido.
2. Si en la sentencia, después de haber sido practicada la prueba y debatida la cuestión en el acto del juicio oral, se recoge co-
mo hecho probado alguno de los siguientes pronunciamientos:
a. La no adicción del sujeto a las sustancias a las que alude el art. 20.2 2 •
b. Se reconoce la adicción, pero se declara probada la absoluta falta de relación entre dicha adicción y la comisión del hecho de-
lictivo.
CO, no resulta suficientemente acreditada la comisión del hecho a causa de la adicción del sujeto a las sustancias citadas.
En cualquiera de los supuestos anteriores se estima en la Consulta que, no será posible que, posteriormente en fase de ejecu-
ción de sentencia, se interese la concesión de la suspensión condicional del artículo 87 mediante la práctica de nuevas pruebas so-
bre tales extremos, pues de accederse a tal petición estaría contraviniendo el tenor de la sentencia y vulnerando el principio de co-
sa juzgada material.
3. En el juicio oral no se practica prueba alguna ni se debate la cuestión de la dependencia del sujeto a las referidas sustancias
y, la sentencia no se pronuncia en modo alguno sobre esta circunstancia, nada impide que en el trámite de "audiencia de las par-
tes" contemplado en el artículo 87, puedan éstas solicitar o aportar las pruebas necesarias que justifiquen la concurrencia del pre-
supuesto desencadenante del mecanismo de la suspensión condicional privilegiada, esto es, la efectiva comisión del hecho a cau-
sa de la adicción de su autor a las sustancias aludidas.
25. Sin embargo, también encontramos opiniones opuestas a la ampliación de la pena susceptible de esta suspensión extraor-
dinaria. Es el caso de MANZANARES SAMANIEGOque entiende que no es adecuada la elevación del techo de pena a tres años, lo
que justifica este autor aduciendo que la delincuencia con orig~n último ~n la drogadicción es ~ad~ _vez más pre~cupant~, a lo que
añade que no debe olvidarse que estos penados ya habrán v1st~ redu~1da su pen~ con la ap/1cac1on d~ una ex1me~te m~omple~a
0 una atenuante analógica cualificada. Critica por ello la progresiva lemdad del legislador en esta matena. En esta misma linea afir-
ma que el drogodependiente refuerza su posición priv~legiada.~n nuestro ~r~enamie~t~ (eximente completa, ~xime_nte incomple-
ta, atenuante analógica ordinaria, atenuante analógica cual1f1cada1 rem1S1on cond1c1onal marcadamente d1screc1onal, escasa-

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Revista Penal
La suspensión de la pena privativa de libertad: estudio del artículo 87 del CP
•••

En este punto se suscitan algunas dudas, que se de tres años. Además ésta es la solución más be-
concretan en lo que sigue: neficiosa para al reo, porque permitirá una apli-
a. Por un lado la expresión "hecho delictivo" cación más flexible de la disposición objeto de
plantea problemas hermenéuticos. ¿Es omnicom- estudio27.
prensivo de delitos y faltas? Entiendo que la apli- El citado Informe del CGPJ de 12 de julio de
cación del artículo 87 puede extenderse también a 1999 también se plantea esta duda y llega a la si-
las faltas, ya que en esta ocasión el Código no dis- guiente conclusión: "aunque parece más razonable
tingue y cuando ha querido hacerlo sí que ha es- extender el criterio general al supuesto especial -se
tablecido la correspondiente diferenciación. Las refiere a la referencia contenida en el art. 81.2 a "la
faltas pueden estar sancionadas con penas privati- suma de las penas impuestas en sentencia"-, ha de
vas de libertad cuyo cumplimiento, al igual que el tenerse en cuenta que, a diferencia de Jo que
resto de penas cortas privativas de libertad, puede ocurría en el texto anterio1~ no es preciso, con el
resultar enormemente nocivo para el reo. En con- régimen vigente, que las circunstancias determi-
secuencia una interpretación favorable al reo ha nantes de la concesión de la suspensión hayan que-
de permitir la extensión del precepto a las penas dado preconfiguradas en la sentencia. Es posible
impuestas por falta26. que Ja sentencia se haya dictado sin conocer las
En este sentido el Informe del CGPJ de 12 de ju- circunstancias de drogadicción del acusado y que
lio de 1999 señalaba que a las faltas "también re- éstas sean acreditadas, junto con los restantes re-
sulta aplicable el art. 87, puesto que parece que la quisitos, en fase de ejecución de sentencia. Las pe-
expresión 'hecho delictivo' debe entenderse com- nas, en consecuencia, por falta de prueba de cir-
prensiva de delitos y faltas". cunstancias de atenuación realmente preexistentes
b. Por otra parte se suscita la duda de si la re- pero conocidas sólo después de ser impuestas, se
ferencia a los tres años, constituye un límite ab- habrán fijado en cuantías posiblemente más eleva-
soluto, es decir si se refiere a la suma de todas las das de las que materialmente hubieran correspon-
penas en el caso de que se hayan impuesto varias dido si la prueba se hubiese completado en su mo-
en la misma sentencia, o por el contrario la sus- mento. Además, el artículo 87 reitera otras
pensión puede alcanzar a varias penas siempre y condiciones generales del art. 81 cuando desea es-
cuando cada una de éstas no exceda de tres años pecificar su aplicabilidad (abono de la responsabi-
de privación de libertad. En el régimen general lidad civil)". Este último argumento sirve para sus-
de suspensión no se plantea esta cuestión, ya que tentar la posición anteriormente mantenida, esto
el propio artículo 81.1 CP se refiere expresamen- es, el legislador ha reiterado en el artículo 87 aque-
te a que "la pena impuesta, o la suma de las im- llas condiciones del régimen general de suspensión
puestas en una misma sentencia, no sea superior que desea sean exigidas también para la aplicación
a los dos años de privación de libertad". Estimo del supuesto excepcional de suspensión estudiado.
que la no inclusión de una referencia similar en En consecuencia, al no aludir de nuevo en este pre-
el artículo 87 nos permite entender que la sus- cepto, a "la suma de las penas impuestas", pode-
pensión del artículo 87 podrá alcanzar a varias mos concluir que la referencia a los tres años no
penas, siempre que no excedan cada una de ellas constituye un límite absoluto28.

mente controlable y compatible con el tratamiento ambulatorio, etc.) MANZANARES SAMANIEGO, J.L., "La suspensión de la eje-
cución de las penas privativas de libertad", en Estudios sobre el Código Penal de 1995 (Parte General), dir. por Vives Antón, T.S. Y
MANZANARES SAMANIEGO, J.L. CGPJ, Madrid, 1996, págs. 296, 298 y 299. Entiendo que ésta constituye una opinión intrans~
gente y desconocedora de la realidad del problema de la droga y de la naturaleza de este tipo de delincuencia, que en otro apar-
tado de este trabajo se ha calificado como "delincuencia funciona/", es decir el drogodependiente delinque con la finalidad de pro-
porcionarse la droga necesaria para su consumo. Olvida este autor que nos encontramos ante delincuentes que al propio tiem~o
son enfermos. Por ello es necesario partir de una premisa que también obvia este magistrado: la solución al problema de la adic-
ción o dependencia a estas sustancias, no se encuentra en la represión penal sino en respuestas multidisciplinares basadas en las
ideas de prevención y tratamiento voluntario.
26. Vid. en esta misma línea GONZÁLEZ CASSO, J., "La suspensión ... ", art. cit., pág. 196.; POZA CISNEROS, M., "Formas sust~
tutivas de las penas privativas de libertad" en Penas y medidas de seguridad en el nuevo Código penal. Cuadernos de Derecho
Judicial, nº XXIV CGPJ, Madrid, 1996, págs. 236 y 237.
27. En este sentido vid. SERRANO BUTRAGUEÑO, l., Código penal de 1995 (Comentarios y jurisprudencia), Granada, 1998,
pág. 733. ,
28. En sentido contrario estima GONZALEZ CASSO que el cómputo de los tres años debe hacerse sobre la suma de las penas
impuestas en la sentencia sean conjuntas (prisión y responsabilidad subsidiaria por impago de multa) o impuestas por diversa.s
infracciones en la misma causa. La posición de este autor se explica por su consideración del artículo 87 como un precepto subs~
didario de la regulación general. Por ello entiende aplica~le a esta suspensión extraordinaria el inciso del artículo 81.2 2 CP: " ... la
suma de las impuestas en una misma sentencia". GONZALEZ CASSO, J., "La suspensión ... ", art. cit., págs. 103 y 107. .

36
Do e tri na

•••

c. Suscitan también problemas las penas mix- previsión se explica por la creencia del legislador
tas, ya que algunos de los delitos a los que será de en que la continuidad delictiva es un posible signo
aplicación este precepto están penados con este ti- de peligrosidad29.
po de sanciones. Supuesto paradigmático es el del En sede parlamentaria, el requisito de que el su-
artículo 368 del Código penal, que castiga el tráfi- jeto condenado sea "reo habitual" generó algunas
co de drogas con penas de privación de libertad y críticas, así la senadora BONETA PIEDRA, del
de multa proporcional. Debemos tener en cuenta Grupo Parlamentario Mixto en la enmienda núm.
que esta última, en virtud del artículo 53.2, puede 238, aducía acertadamente lo siguiente: "Si se pre-
convertirse -en los supuestos de impago- en una tende fomentar el tratamiento de desintoxicación
pena privativa de libertad de hasta un año, de ma- no deben hacerse excepciones en función de cali-
nera que la suma de ambas penas supondrá un ex- ficaciones formales de 'reo habitual'. Lo decisivo
ceso respecto del límite de los tres años. para denegar la remisión de la pena condicionada
3. La nueva regulación cita expresamente a los al tratamiento debe ser las posibilidades de conti-
centros privados, que entiendo que de todas for- nuidad y éxito del tratamiento. La referencia en el
mas quedaban referidos implícitamente en el de- artículo 87.2 a las 'circunstancias del hecho y del
rogado artículo 93 bis. Es criticable el manteni- autor' que el Juez debe valorar, es suficiente para
miento de la alusión a la deshabituación, por los excluir a quienes proceda, sean habituales o no".
problemas interpretativos ya señalados al comen- Cabe matizar que el concepto de "reo habitual",
tar el artículo 93 bis. que se extrae de la definición auténtica del artícu-
4. La exigencia de la no reincidencia, contenida lo 94 CP, no coincide con el concepto de "habi-
en la regulación precedente, se sustituye ahora tualidad" que había desarrollado la jurisprudencia
por la necesidad de que no se trate de "reos habi- del TS, ya que en los últimos fallos no venía exi-
tuales". El concepto de "reo habitual" se extrae del giendo la condena previa, sino la simple repeti-
artículo 94 CP: "A los efectos previstos en las sec- ción de actos, como mínimo tres3ü. El vigente ar-
ciones 1ª y 2ª de este capítulo se consideran reos tículo 94 exige por el contrario que "hayan sido
habituales los que hubieren cometido tres o más condenados por ello".
delitos de los comprendidos en un mismo capítu- 5. Es destacable positivamente la desaparición
lo, en un plazo no superior a cinco años, y hayan de la exigencia, contenida en el apartado 3º del ar-
sido condenados por ello". Este concepto es más tículo 93 bis, de que "el sujeto no haya gozado con
flexible que el de "reincidente". Con la nueva re- anterioridad del beneficio de la remisión condi-
gulación, la reincidencia no tiene por qué impedir cional"31.
la obtención de la suspensión, sin embargo el le- 6. Resalta la previsión de un plazo durante el
gislador de 1995 no ha eliminado completamente cual el reo no debe delinquir, plazo que no preveía
su incidencia en esta materia, ya que el artículo el artículo 93 bis del Código penal derogado. El
87.2 CP permite al Juez o Tribunal, en el supues- plazo fijado es de tres a cinco años. Llama la aten-
to de que el condenado sea reincidente, valorar, ción que, a diferencia de lo que ocurre en el régi-
por resolución motivada, la oportunidad de con- men general de suspensión, el legislador no haya _
ceder o no el beneficio de la suspensión de la eje- fijado un plazo distinto para los supuestos de pe-
cución de la pena, "atendidas las circunstancias nas leves32.
del hecho y del autor". En consecuencia, podemos 7. Como ya se ha comentado, se sigue supeditan-
concluir que la reincidencia sigue teniendo cierta do el mantenimiento de la suspensión de la pena, en
virtualidad en la concesión de esta suspensión ex- los supuestos de sometimiento a tratamiento de
traordinaria. SÁNCHEZ YLLERA entiende que esta deshabituación, al no abandono. Las críticas ex-

En el mismo sentido POZA CISNEROS, M., "Formas sustitutivas ... " cit., págs. 238 y ss. No obstante esta autora entiende que la
interpretación contraria es también perfectamente sostenible. . ..
Con el Código penal derogado las Sentencias del TS de 16 de septiembre de 1991(RJA6638) y de 7 de drcrembre de 1994
(RJA 10070), negaron la acumulación.
29. SÁNCHEZ YLLERA. 1, en Comentarios al Código penal de 1995, coord. por VIVES ANTÓN, T.S., Vol. 11, Valencia,
1996, pág. 493.
30. Vid. STS de 27 de enero de 1992 (RJA 466).
31. A ello alude MANZANARES SAMANIEGO recordando las críticas que entre muchos comentaristas había suscitado la
antigua referencia del derogado 93 bis. Este problem_a se superaba e~t~~diend~ que la excepción se refería a la previa col'l-
11
cesión de la remisión especial por drogodependencia y no a la rem1s1on comun, MANZANARES SAMANIEGO, J.L., Sus--
pensión de ... ". art. cit, pág. 269. ., , . . . . . _
32. El artículo 80.2 establece distinto plazo de suspens1on segun se trate de penas pnvahvas de libertad mfenores a dos anos
(el plazo es de dos a cinco años) o de penas leves (el plazo es de tres meses a un año).

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Revista Penal
La suspensión de la pena privativa de libertad: estudio del artículo 87 del CP
•••

puestas en el comentario al artículo 93 bis, son ex- Ahora bien, como indica el Código, "de lo con-
trapolables también al artículo 87. Quizás los pro- trario ordenará su cumplimiento, salvo que oí-
blemas que genera la exigencia de no abandono pue- dos los informes correspondientes, estime nece-
dan salvarse realizando una interpretación amplia saria la continuación del tratamiento", en cuyo
del término, que nos lleve a entender que el abando- caso podrá conceder razonadamente una prórro-
no ha de ser definitivo y que los abandonos esporá- ga del plazo de suspensión por tiempo no supe-
dicos -con reingreso en el centro-- o recaídas norma- rior a dos años. Parece adecuado estimar que la
les dentro del proceso de desintoxicación, no deben posibilidad de prórroga está prevista para los su-
generar la revocación de la suspensión, sino su pró- puestos en los que no se dé ni la deshabituación
rroga en virtud de lo establecido en el párrafo último ni la continuidad en el tratamiento. Ello nos per-
del artículo 87 -como a continuación se explicará-. mite concluir -subsanando así la deficiencia an-
La amenaza de revocar la suspensión de la pena tes aludida- que los abandonos esporádicos no
en caso de abandono -como ya se puso de relieve, pueden justificar la revocación de la suspensión,
respecto al precedente artículo 93 bis- enturbia el ya que para estos casos parece estar prevista la
carácter voluntario que deben revestir estos trata- prórroga indicada.
mientos de desintoxicación, dificultando que mu- Los problemas interpretativos también son resal-
chas suspensiones finalicen favorablemente. tados por el mentado Informe del CGPJ de 12 de ju-
8. En conexión con lo anterior, resulta un tanto lio de 1999, que critica que el régimen de revocación
perturbador el último párrafo del artículo analizado, no aparezca perfilado en la redacción con la desea-
que parece querer actuar como correctivo de la defi- ble nitidez. Se señala en este sentido que "En prin-
ciencia señalada. Este último apartado establece que cipio, parece que el abandono del tratamiento, un
"transcurrido el plazo de suspensión sin haber delin- concepto ambiguo de por sí, puede determinar la in-
quido el sujeto, el Juez o Tribunal acordará la remi- mediata revocación de la suspensión (art. 87.4 y 5
sión de la pena si se ha acreditado la deshabituación CP). No obstante, puede resultar prudente en oca-
o continuidad del tratamiento del reo. De lo contra- siones, sobre todo si, como es frecuente, se produ-
rio, ordenará su cumplimiento, salvo que, oídos los cen recaídas ocasionales que no evidencian un
informes correspondientes, estime necesaria la con- abandono definitivo del tratamiento, esperar al
tinuación del tratamiento; en tal caso podrá conce- transcurso del plazo de suspensión para, a la vista
der razonadamente una prórroga del plazo de sus- de la hoja histórico penal, del conjunto de informes
pensión por tiempo no superior a dos años". periódicamente remitidos y de los que se acuerden
Este último párrafo plantea serios problemas si no se acredita la deshabituación o la continuidad
hermenéuticos. Partimos de la premisa de que si el del tratamiento, decidir la remisión, la revocación o
penado incumple alguna de las condiciones esta- la prórroga de la suspensión".
blecidas se revoca la suspensión (art. 87.5 CP). Por 9. En todo caso no deja de ser objetable que la re-
lo tanto, en principio si se vuelve a delinquir o si se vocación de la suspensión implique el cumplimien-
abandona el tratamiento, el Juez debe proceder a to de la pena impuesta sin que en ningún momen-
la revocación de la misma. Lo anterior se ve entur- to aluda el artículo 87 a la posibilidad de abonar el
biado por la afirmación del precepto comentado tiempo transcurrido en tratamiento de deshabitua-
de que transcurrido el plazo de suspensión sin ha- ción, de un modo similar a cómo se establece en el
ber delinquido el sujeto, el Juez o Tribunal acor- artículo 99 CP para el supuesto de concurrencia de
dará la remisión de la pena si se ha acreditado la penas y medidas de seguridad, lo que puede enten-
deshabituación o "la continuidad del tratamiento". derse como una contradicción con el sistema vica-
Debe llamarse la atención sobre la utilización de la ria! instaurado por este precepto.
expresión "continuidad", que debe contraponerse 10. Por último debe resaltarse, dentro de las no-
a la de "continuación", a la que recurre el legisla- vedades introducidas por el artículo 87, la previ-
dor más adelante en el mismo párrafo. Puede in- sión de la audiencia de las partes. El Anteproyec-
terpretarse que la "continuidad" se refiere al pasa- to y el Proyecto de 1994 requerían simplemente la
do, es decir alude al tratamiento ya desarrollado, y audiencia del Ministerio Fiscal. Esta audiencia
la "continuación" al futuro. En consecuencia, lo también se establece en el régimen ordinario de
que debe acreditarse para obtener la remisión de la suspensión para la fijación del plazo de suspen-
pena -en el caso de que no se haya logrado la des- sión (art. 80.2 CP). El problema que plantea esta
habituación-, es que a lo largo del tratamiento se nueva exigencia es el de determinar el concepto de
ha dado una "continuidad"33. parte a estos efectos. Entiende MANZANARES

33. Véase GONZÁLEZ ZORRILLA, C., "Suspensión de ... " cit., pág. 87.

38
Do e trina

•••

SAMANIEGO, que dado el mantenimiento por 2ª. Por otro lado, y en conexión con la crítica
parte de este artículo de la condición 3ª del ar- anterior, entiendo que es muy reprochable que
tículo 81 referente a la satisfacción de las respon- el legislador siga otorgando alguna relevancia a
sabilidades civiles, tal vez haya que considerar la reincidencia, que puede fundamentar -aun-
también parte al actor civil o al simple titular de que no de forma automática como en el deroga-
una indemnización, si los hubiera34. do artículo 93 bis- la no concesión de la suspen-
sión. Parece, como ya se indicó, que lo que se
esconde tras esta previsión es la creencia del le-
IV. Conclusiones y observaciones críticas. gislador de que la reincidencia es signo de peli-
Bibliografía consultada grosidad criminal (criterio determinante de la
concesión o no de la suspensión general del ar-
Pese a las modificaciones sufridas con la apro- tículo 80 CP). Sin embargo, esto no tiene senti-
bación del Código penal de 1995, el supuesto de do alguno. Considero que la peligrosidad crimi-
suspensión especial estudiado, no deja de ser sus- nal no puede condicionar la concesión de este
ceptible de objeciones. Procede en este momento, supuesto de suspensión extraordinaria, que tie-
y tomando como base las anteriores consideracio- ne por fin motivar la desintoxicación, si bien con
nes en torno a esta institución, llegar a una serie el objetivo de evitar la comisión de futuros deli-
de conclusiones que pueden ser tomadas al propio tos. Además, el precepto en ningún momento
tiempo como observaciones críticas a la misma. alude a la referida peligrosidad, razón de más
1ª. La virtualidad práctica del precepto, como se para entender que este criterio no ha de incidir
ha reiterado a lo largo del trabajo, queda muy re- en modo alguno en la concesión o no de esta
ducida a causa de la rigidez de los requisitos a los suspensión especial.
que es sometida la medida, esencialmente por la 3ª. Si bien es loable la ampliación del grupo de
limitación temporal en cuanto a las penas a las sustancias a causa de cuya dependencia se ha de
que resulta aplicable este tipo de suspensión, y haber cometido el hecho delictivo, sin embargo no
por la exigencia de que el sujeto no sea reo habi- puede explicarse por qué se privilegia la depen-
tual, sin olvidar la virtualidad -si bien no automá- dencia a determinadas sustancias frente a otras
tica- que con la nueva regulación puede tener la adicciones o situaciones personales o sociales,
reincidencia. En la mayor parte de los casos el de- que pueden tener una incidencia tanto o más gra-
lincuente drogodependiente será reo habitual. No ve en el delito o en las posibilidades de reinserción
debemos olvidar que el toxicómano generalmente del sujeto36.
delinque con el fin de cubrir sus necesidades de 4ª. En cuanto a los centros o servicios públicos
droga, lo que conduce en la mayor parte de los su- o privados debidamente certificados, surgen al-
puestos a la referida habitualidad delictiva. La re- gunos reparos, que el CGPJ -estimo que de for-
lación droga-delincuencia en España es muy es- ma acertada- ha puesto de relieve en su ya co-
trecha, sobre todo en el delito de tráfico de drogas mentado Informe sobre la aplicación del nuevo
y en los delitos contra la propiedad -especialmen- Código penal de 12 de julio de 1999. Por un lado
te el robo con intimidación-, lo que explica la ya se destaca la "efectiva desigualdad entre los jus-
denunciada escasa aplicación del precepto co- ticiables en función del territorio en que son
mentado35. condenados, ya que las posibilidades de aplica-

34. MANZANARES SAMANIEGO, J.L., en, Código penal. Doctrina y iurisprudencia, coord. por C. CONDE-PUMPIDO FERREIRO,
Tomo 1, Madrid, 1997, pág. 1275.
35. J. GARCÍA GARCÍA ha analizado los efectos de las distintas drogas en la conducta delictiva. Resultan interesantes algunos
de los datos aportados. Señala este autor en primer lugar que, los delitos de carácter instrumental, especialmente contra la pro-
piedad y de tráfico de drogas, estarán más frecuentemente asociados a los estados de síndrome de abstinencia y dependencia,
mientras que los delitos por imprudencia, violentos y omisivos pueden ser inducidos o facilitados especialmente por estados de in-
toxicación, pero también por el síndrome de abstinencia. y las patologías asociadas al cons~mo crónic~. , _
Resalta que entre un 80 y un 90% de los delitos rela.c1?nados con el consumo. d? ~rog?,s tienen su_ ong_e~ en la heroma. Anade
que los hechos delictivos más habituales entre los hero1~on:ianos son robos con mt1~1dac1on,, ~e~ueno trafico d~ drogas, hurtos y
falsificación de recetas. Por lo que se refiere al alcohol, md1ca que el consumo del mismo esta mhmamente relacionado con los de-
litos contra la seguridad del tráfico. Entiende que el consumo de coc51ína faciljta la comisión de delito_s por im~r~dencia, especi~~
mente contra la seguridad del tráfico, y delitos violentos, etc., GARCIA GARCIA, J., Drogodependencias y Justrc1a Pena/, Madrid,
1999, págs., 112 y SS. .
36. Así lo pone de manifiesto GONZÁLEZ ZORRILLA C, "Suspensión de la pena y probation", en obra colectiva Penas a 1fer-
nafivas a la prisión, coord. por GD/ LARRAURI, Barcelona, 1997, pág. 85.

39
Revista Penal
La suspensión de la pena privativa de libertad: estudio del artículo 87 del CP
•••

ción del precepto y las garantías de su eficacia dcr que estas conductas delictivas generan una
son rnuy distintas en aquellas Comunidades gran "alarma social"38.
Autónomas, una minoría, en las que existe una En conclusión, el sistema de parcheas utilizado
oferta pública y en las restantes, en las que la por el legislador del 95 en el artículo 87, no ha sub-
ejecución penal se entrega, prácticamente, ama- sanado todos los defectos atribuidos al derogado 93
nos privadas". En segundo lugar, se critica tam- bis, por el contrmio ha generado nuevos problemas.
bién la "falta de información actualizada relati-
va a la condición de homologados o acreditados
de los Centros privados". Bibliografía consultada
Nos encontramos de nuevo ante un problema de
medios o recursos, que subyace en no pocas insti- DÍEZ RIPOLLÉS, J.L./ LAURENZO COPE-
tuciones de nuestro Código penal. LLO, P. (Coord.), La actual política criminal so-
5ª. Resulta muy criticable que la remisión defini- bre drogas: una perspectiva comparada, Valen-
tiva de la pena se conecte a la consecución de la des- cia, 1993.
habituación, ya que ello pugna con la idea de trata- FERNÁNDEZ ENTRALGO, J., "La remisión
miento voluntario y más bien supone un condicional de la pena", en la obra colectiva Eje-
tratamiento impuesto bajo la amenaza penal. En es- cución de sentencias civiles y penales, Madrid,
te sentido han denunciado MAPELLI CAFFARENA 1994, pá~s. 23~ y SS.
Y TERRADILLOS BASOCO que esta regulación GARCIA ARAN, M., Criterios de determinación
está reñida con el principio de dignidad en la ejecu- de la pena en Derecho español, Barcelona, 1982.
ción de la pena que prohíbe la instrumentalización GARCÍA GARCÍA, J., Drogodependencias y Jus-
de las personas a través de aquélla37. ticia Penal, Madrid, 1999.
6ª. El fracaso de la medida se ha revelado en la GONZÁLEZ CASSO. J., "La suspensión de la eje-
escasa aplicación judicial de la misma. No tene- cución de las penas en dos supuestos especiales; los
mos constancia de la aplicación del derogado ar- artículos 80 nº 4 y 87 del Código penal", en Revista
tículo 93 bis. Y al parecer un camino similar ha se- del Poder Judicial Nº 54, 1999 (II), págs. 91 y ss.
guido el artículo 87 por la inflexibilidad de sus GONZÁLEZ ZORRILLA, C., "Suspensión de la
requisitos. No obstante la sección 5ª de la Audien- pena y probation", en obra colectiva Penas alter-
cia Provincial de Valencia ha aplicado el artículo nativas a la prisión, coord. por CID/LARRAURI,
87 en la ya citada Sentencia de 4 de noviembre de Barcelona, 1997, págs. 84 y ss.
1998 (RJA 5820). LAMO RUBIO, J., El código penal de 1995 y su
7ª. Entiendo que no tiene sentido alguno mantener ejecución. Aspectos prácticos de la ejecución pe-
en nuestro ordenamiento jurídico-penal este precep- nal, Barcelona, 1997.
to tal y como está redactado, por su manifiesta falta LARRAURI PIJOÁN, E., "Suspensión y sustitu-
de efectividad práctica. Quizás sería más convenien- ción de la pena en el nuevo Código Penal", en Es-
te potenciar la adecuada aplicación de otras posibi- tudios Penales y Criminológicos, XIX, Santiago de
lidades que ofrece el propio Código penal, eximentes Compostela, 1996, págs_207 y ss.
completas e incompletas con la aplicación de la co- MANZANARES SAMANIEGO, J.L., "Concepto,
rrespondiente medida de seguridad, o la atenuante voluntariedad y principios inspiradores del trata-
del artículo 21.2. Una correcta utilización de estas miento", en Comentarios a la Legislación Penal,
posibilidades, junto con una flexibilización del régi- dir. por COBO DEL ROSAL, M., Vol. 6, Tomo 2º
men ordinario de la suspensión permitiría hacer (Ley Orgánica General Penitenciaria), Madrid,
frente con mayor efectividad al problema de la de- 1985, págs. 907 y SS.
pendencia a las sustancias analizadas, que exige in- "Comentario al artículo 87 CP" en Código penal.
tervenciones penales menos represivas que las lleva- Doctrina y Jurisprudencia, dir. por CONDE-PUM-
das a término hasta el momento. PIDO FERREIRO, C., Tomo I, Madrid, 1997,
8ª. Además, resulta contradictorio articular me- págs.1274 y SS.
canismos de este tipo con el fin de evitar el ingre- MANZANARES SAMANIEGO, J.L./ CREMADES,
so en prisión, si no se buscan al propio tiempo J., Comentarios al Código penal, Madrid, 1996.
medidas alternativas a la prisión preventiva, a la MAQUEDA ABREU, M.L.: "Observaciones críti-
que se recurre con extremada frecuencia en deli- cas a algunos de los aspectos de la reciente refor-
tos cometidos por drogodependientes, por enten- ma sobre drogas (Ley Orgánica 111988, 24 de mar-

37. MAPELLI CAFFARENA, B., / TERRADILLOS BASOCO, J., Las consecuencias jurídicas del delito, Madrid, 1996, pág. 102.
38. Vid. en este sentido, MAQUEDA ABREU. M.L., "Observaciones críticas ... ", art. cit., pág. 862.

40
Do ctr1 na

•••

zo)", en Actualidad Penal, nº 44, semana 29 no- "Suspensión, sustitución y libertad condicio-
viembre-4 diciembre-U, págs. 2285 y ss. nal: Estudio teórico-práctico de los arts. 80 a 94
-"Remisión condicional de la pena y drogode- del Código penal, en Problemas específicos de la
pendencia", en Comentarios a la Legislación Pe- aplicación del Código penal. Manuales de forma-
nal, Tomo XII, Madrid, 1999, págs. 1 y ss. ción continuada, 4, CGPJ, Madrid, 1999, págs.
- Suspensión condicional de la pena y proba- 235 y SS.
tion, Madrid, 1985. RÍOS MARTÍN, C., Manual práctico para la de-
MAPELLI CAFF ARENA, B./ TERRADILLOS fens,a de las personas presas, Madrid, 1996.
BASOCO, J., Las consecuencias jurídicas del deli- SANCHEZ YLLERA, l., "Comentario al art. 87"
to, Madrid, 1996. en Comentarfos al Código Penal de 1995, dir. por
POZA CISNEROS, M., "Formas sustitutivas de VIVES ANTON, T.S., Valencia, 1995, págs. 490
las penas privativas de libertad", en Penas y medi- y SS.
das de seguridad en el nuevo Código penal. Cua- SERRANO BUTRAGUEÑO, I., Código penal de
dernos de Derecho Judicial, nº XXIV, CGPJ, Ma- 1995 (Comentarios y Jurisprudencia), Granada,
drid, 1996, págs. 187 y SS. 1998, págs. 732 y SS.

41
D o et r 1• n a

Derecho penal económico y Constitución


•••
Luis Arroyo Zapatero Catedrático de Derecho penal
de la Universidad de Castilla-La Mancha

Introducción conjunto de reglas y principios de imputación ela-


borados sobre la imagen de un Derecho penal de-
Cuando se inquiere al penalista sobre la relación dicado esencialmente a tutelar la vida, la salud, la
entre Derecho penal y Constitución se le formula libertad y el patrimonio frente a agresiones y mo-
una pregunta que hace referencia esencialmente a dalidades de conducta que eran las únicas exis-
la legitimidad y a los límites del "ius puniendi". Al tentes en el siglo XIX y en buena parte del actual.
menos, en la doctrina española, es indiscutido que Esta situación da lugar a lo que podríamos deno-
de la Norma fundamental se derivan los princi- minar "problemas de adaptación" del Derecho pe-
pios y reglas esenciales que deben respetarse en nal económico. Y marca una de las tareas más im-
los procesos de incriminación, en la imputación portantes a realizar por la actual Dogmática penal:
del comportamiento o asignación de la responsa- adaptar las instituciones tradicionales de imputa-
bilidad penal e, igualmente, en el fin de la pena 1. ción objetiva y subjetiva sin afectar el marco de
Los principios constitucionales que afectan a los garantías que se desprenden de principios consti-
procesos legislativos de incriminación son espe- tucionales como el de legalidad, culpabilidad, pre-
cialmente importantes en momentos históricos sunción de inocencia o principio de personalidad
como el que vivimos. Una de las señas de identidad de la pena.
de la PE del CP español de 1995 es, precisamente, La legitimidad del "moderno" Derecho penal
la de crear nuevas figuras delictivas encaminadas económico pende, por tanto, de su acomodo a los
a la tutela de intereses que, en su mayoría y por lo principios del Programa penal constitucional. En
que se refiere al Derecho penal económico, sólo este contexto es en el que deben discutirse las crí-
encontraban protección en ese Derecho penal de ticas que voces relevantes y autorizadas reciente-
"segunda división" que es el Derecho sancionador mente le formulan, advirtiendo cómo el desaffollo
administrativo. Los criterios que han de guiar al le- de este nuevo Derecho penal puede acabar mi-
gislador para ascender de categoría un bien jurídi- nando los cimientos garantistas sobre los que fue
co o una modalidad de agresión al mismo derivan construido el "viejo" 2 .
de lo que en su día denominé el Programa penal de
la Constitución. Principalmente de la relevancia
constitucional del interés y del acomodo de la in- l. Relevancia constitucional
tervención a las exigencias que el principio de pro- y comunitaria de los bienes jurídicos
porcionalidad impone al Derecho penal: idonei-
dad, necesidad (ultima ratio) y proporcionalidad La primera condición de legitimidad de una in-
en sentido estricto (fragmentariedad). fracción penal es que se dirija a la tutela de un
Pero las cuestiones con relevancia constitucio- bien jurídico. El mal que se causa a través de la
nal, al menos por lo que se refiere al Derecho pe- imposición de una pena sólo resulta conforme con
nal económico, no acaban aquí. La tutela de los el principio de proporcionalidad si con ello se tra-
bienes jurídicos a que da lugar el desaffollo social ta de tutelar un interés esencial para el ciudadano
y el castigo de nuevas formas de ataques a intere- o la vida en comunidad. En su día mantuve, si-
ses tradicionales han de realizarse a partir de un guiendo a RUDOLPHI, que la determinación de

1. Poro un cuadro general de los relaciones entre Derecho penal y Constitución, BERDUGO/ ARROYO y otros, Lecciones de Derecho penal.
Parte General. 1996, p. 33-58.
2. Vid. HASSEMER/MuÑoz CONDE, La responsabilidad por el producto en Derecho penal. Valencia. 1995, p. 15 y ss.

1
--- ----------------------------
Revista Penal
Derecho pe11al económico y Constitución
•••

cuándo un interés es esencial debe hacerse aten- prestaciones; b) las reglas de comportamiento de
diendo a la importancia del mismo en el modelo los agentes económicos en el mercado estableci-
de convivencia, de sociedad, que consagra la das por disposicones legales; c) los bienes y dere-
Constitución. Por lo que no sólo es necesaria la re- chos específicos de la participación de los indivi-
levancia constitucional del bien, sino además, tal duos como agentes de la vida económicat>.
como propone la corriente f uncionalista, éste La mayoría de los intereses que se desprenden
debe ser necesario para el mantenimiento de un del orden económico constitucional tienen natu-
determinado sistema social. En este modelo la re- raleza supraindividual o colectiva. La protección
ferencia a la Constitución sirve para evitar el en- de este tipo de bienes jurídicos, legítima o no, no
foque meramente tecnológico del funcionalismo, es nada nuevo para el Derecho penal. Los Códigos
en el cual están ausentes los juicios de valor 3 . del XIX protegían intereses colectivos: la moral
En estas coordenadas el denominado orden eco- pública, las buenas costumbres, la religión, etc.
nómico constitucional, que contiene las normas Y, en cierto modo, el propio concepto de bien ju-
básicas destinadas a proporcionar el marco jurídi- rídico, en su primera formulación de BIRNBAUM,
co fundamental para la estructura y funciona- surge en buena medida con el fin de legitimar ti-
miento de la actividad económica, es la cantera a pos penales que no podían ser referidos a dere-
la que se acude normalmente para buscar la rele- chos subjetivos, tal como proponía el plantea-
vancia constitucional de los bienes jurídicos in- miento ilustrado 7 .
cardinados en el Derecho penal económico 4 . Asi- En cualquier caso, hoy nadie pone en duda que
mismo y ante el imparable proceso de integración el Derecho penal no puede renunciar a la protec-
europea debe tenerse en cuenta que el orden eco- ción de bienes jurídicos universales. La compleji-
nómico no es determinado exclusivamente por el dad de la organización social requiere de la pro-
derecho nacional, sino también por el comunitario. tección de una serie de instituciones que son deci-
Sobre este aspecto no me es posible, sin embargo, sivas para la autorrealización del individuo 8 .
detenerme pormenorizadamente, y únicamente de- Existe igualmente acuerdo en que la tutela de es-
seo apuntar brevemente la siguiente reflexión: la le- tos nuevos bienes jurídicos debe realizarse respe-
gitimidad de la protección de un bien jurídico tando el caracter fragmentario y secundario del
puede provenir tanto de su referencia constitucio- Derecho penal. Para lo cual se ha interesado des-
nal interna, como de su referencia en el marco del tacar el carácter personalista de tales intereses,
ordenamiento supranacional 5 . que obliga a encontrar una necesidad individual
Expresándolo sintéticamente: del orden consti- en el origen de todo bien penalmente tutelable 9 .
tucional interno y del comunitario se desprende, la De este modo, no creo que puedan tacharse de ile-
obligación de tutelar al individuo en sus posiciones gítimos bienes jurídicos como la salud pública
concretas en la vida social, en su faceta de traba- o determinados intereses del consumidor y la sa-
jador, consumidor, ahorrador, inversor o en su me- lud del trabajador en cuanto que constituyen una
dio ambiente. E igualmente, la necesidad de que abstracción conceptual para hacer referencia a un
el Estado actúe como un poder financiero, de re- conjunto de intereses individuales, destacando el
caudación y aplicación de recursos, y que inter- carácter colectivo del ataque. Pero tampoco aque-
venga regulando el marco jurídico para la actua- llos que representan los pilares centrales del orden
ción de los poderes económicos. El Derecho penal, econónico constitucional1°.
por tanto, de acuerdo con las pautas del modelo Piénsese, en este sentido, en la referencia emi-
económico tendría legitimidad para garantizar: a) nentemente individual que actualmente tienen
la capacidad de intervención financiera del Esta- bienes jurídicos supraindividuales y sin referente
do, frente a la disminución fraudulenta de sus in- individual como la competencia. Su prntección no
gresos fiscales y de segm·idad social y a la obten- sólo persigue la tutela en abstracto de uno de los
ción y disfrute fraudulento de sus subvenciones y pilares básicos del orden económico constitucio-

3. Cfr. ARROYO ZAPATERO, Fundamento y función del sistema penal: El programa penal de la Constitución, RJCM, 1987, p. 97 y ss.
4. Vid. BAJO fERNÁNDEZ, Marco constitucional del Derecho penal económico, en Comentarios a la legislación penal, Tomo l. Madrid. 1982,
p. 233 y SS.
5. Ampliamente NIETO MARTÍN, Fraudes comunitarios. Derecho penal económico europeo. Barcelona. 1996.
6. Cfr. ARROYO ZAPATERO, Delitos socio-económicos, en Estudios sobre el Código Penal de 1995 (Parte Especial}, Estudios de derecha ju-
dicial, 1996, p. 362.
7. Cfr. f1ANDACA/Muscó, Diritto pena/e. PG. 1989. p. 23
8. En este sentido también HASSEMER/MuÑoz (ONDE, La responsabilidad por el producto, p. 42.
9. DE IA MATA BARRANCO, Protección penal del medio ambiente y Accesoriedad Administrativa. Barcelona. 1996, p. 41 y ss.
l O. Vid. RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, en RODRÍGUEZ MONTAÑÉS/PAREDES (ASTAÑÓN, El caso de la colza: responsabilidad penal por productos adul-
terados o defectuosos. Valencia. 1995, p. 38-39.

2
D o e t r i n a

•••
na! y comunitario. La actual noción de competen- delitos económicos, contrapuesto a la idea de "de-
cia social incluye entre sus referentes la protec- lito natural", donde la determinación del valor a
ción de consumidores, trabajadores y, en general, proteger no queda de forma tan patente en manos
de los agentes económicos con posiciones más dé- del legisladoc
biles 1 1. Estas ideas, quizá demasiado abstractas, pue-
A tenor de lo que acaba de decirse, podría pen- den ser ilustradas si se piensa en la evolución se-
sarse que la intervención penal del legislador en guida por determinados delitos. El ejemplo más
este ámbito no presenta problemas particulares paradigmático de "artificialidad" son probable-
de legitimación. Sin embargo, no es así. La rele- mente los delitos monetarios. Desde 1932 nuestra
vancia constitucional -o comunitaria- de un bien legislación castiga severamente a quien decidía
no supone un auténtico límite para el legislad01: A sin obtener la oportuna autorización exportar ca-
diferencia de lo que ocurre con bienes como la pitales. Los delitos monetarios y la severidad de
vida, la libertad o la integridad física, cuyos con- sus penas son expresión de una concreta concep-
tornos sólo de forma muy limitada fija el legisla- ción económica, que consideraba necesario un es-
dor, éste adquiere una competencia decisiva en or- tricto régimen de control de cambios, con el fin de
den a configurar los intereses supraindividuales que la necesidad generalizada de intercambios co-
económicos. El amplio margen de libertad tiene merciales no pusiera en peligro el control de la ba-
una clara explicación. lanza de pagos, ni determinados sectores vulnera-
Las constituciones que, en lo económico, pre- bles de la economía 14 . En la actualidad, por el
tenden sintetizar los postulados del Estado social contrario, la existencia de un estricto régimen de
y del Estado liberal de Derecho han de resolver la control de cambios ha dejado de ser un instru-
tensión entre las tendencias interventoras del Es- mento valorado por el legislador en el diseño de su
tado Social y los derechos económicos liberales política económica, como consecuencia de nues-
clásicos, propiedad y libertad de empresa. Ello se tra integración en la Comunidad Europea y del
plasma en el concepto de economía mixta de mer- proceso de liberalización de la circulación de ca-
cado, pero también en lo que se denomina "neu- pitales que ésta emprende a finales de los años
tralidad" económica de la Constitución. Expresión ochenta (Directiva 88/361/CEE). Lo que antes se
con la que se hace referencia a que el legislador entendía como beneficioso resulta ser ahora dis-
ordinario, dentro de límites muy generales, es el funcional al desarrollo económico. De este modo
competente para determinar el concreto orden la pervivencia de estas infracciones, al menos en el
económico. marco del Derecho penal, carece de sentido en
Como puede apreciarse, en el campo del Dere- cuanto que ahora la única finalidad de un sistema
cho penal económico la referencia constitucional de control de cambios es la de evitar otros delitos,
del bien jurídico limita bien poco al legislador principalmente, el delito fiscal o el blanqueo de ca-
pues es él mismo quien acaba por configurarlo. Es pitales 15. Igualmente, para ilustrar la idea de "arti-
lo que TIEDEMANN 12 ha denominado doble compe- ficialidad" y mutabilidad de los intereses protegi-
tencia del legislador, en cuanto que tiene capaci- dos por algunos delitos económicos, podría traerse
dad para establecer penas para la protección de a colación lo ocunido con determinadas infraccio-
un determinado interés y, además, competencia nes de contrabando, donde se ha pasado de tute-
para definir en su totalidad cual sea la importancia lar un régimen de monopolio estatal a proteger,
y la configuración de ese concreto interés. Todo pi·incipalmente, intereses fiscales o los delitos des-
ello hace pensar en el peligro de que el Derecho tinados a proteger un sistema de precios fijados
penal sea utilizado por el Estado como medida de por la Administración, que han dejado de tener
apoyo a una concreta política de gobierno, con el sentido en un nuevo orden económico donde es la
fin no de tutelar un auténtico bien juddico sino de libre competencia la que se encarga de determinar
1·eforzar la vigencia de normas que el previamen- los precios de los productos.
te ha creado 13 . Esta situación se quería describir Ahora bien, esta relajación de la función de lí-
cuando se resaltaba el carácter "artificial" de los mite del bien jurídico de ningún modo niega ra-

11. Vid. TIEDEMANN, Presente y futuro del Derecho penal económico, en Hacia un Derecho penal económico europeo. Madrid. 1995,
p. 34; NIETO MARTÍN, Aspectos de la protección penal y sancionadora de la libre competencia, en Estudios de Derecho penal económico,
Ed. Arroyo/Tiedemann. Cuenca. 1994, p. 113.
12. Lecciones de Derecho penal económico. Barcelona. 1992.
13. Cfr. SILVA, Aproximación al Derecho penal contemporáneo. Barcelona. 1992, p. 291.
14. Cfr. BAJO FERNÁNDEZ/SuÁREZ GoNZÁLEZ, Manual de Derecho penal. Parte Especial. Delitos patrimoniales y económicos. Madrid. 1993,
p. 649, 651.
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15. Sobre la evolución en los últimos tiempos de los delitos monetarios, CALDERÓN CEREZO, Delitos monetarios ¿Punto y final?, AP n.
17/22-28 de abril 1996.

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Revista Penal
Derecho penal económico y Constitución
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dicalmente legitimidad a la intervención del Dere- primeros tendrían la sensac10n de haber hecho
cho penal. Simplemente a lo que obliga es a estar algo y los segundos la impresión de que todo está
atentos y, sobre todo, a incrementar el papel del bajo control. Lo problemático, tal como ha indi-
resto de los principios constitucionales que limi- cado HASSEMER, no es la función simbólica en sí,
tan el Derecho penal, especialmente el de frag- en cuanto que ésta es común a todas las leyes,
mentariedad16. sean eficaces o no, sino elevar lo simbólico a la ca-
tegoría de función exclusiva 20 . Evidentemente en
este caso la incriminación no está legitimada des-
11. Principio de proporcionalidad de el punto de vista del principio de idoneidad, en-
tre otras cosas porque a largo plazo acabará de-
Conjuntamente con la noción de bien jurídico, gradando la confianza que los ciudadanos tienen
el principio de proporcionalidad formula una se- depositada en la función protectora de bienes ju-
rie de preguntas decisivas para la legitimidad de rídicos que se asigna al Derecho penal2 1.
toda intervención penal. Este principio que puede La falta de eficacia del Derecho penal económi-
derivarse ya del concepto de Estado de Derecho, co ha dado lugar básicamente a dos tipos de posi-
requiere que cualquier intervención del legislador ciones: para la primera, este déficit se debe a que
o de la Administración sobre los derechos del ciu- las leyes sólo se aplican tibiamente o existe algún
dadano ha de tener como finalidad aumentar el defecto en la represión que provoca su falta de
bienestar común. En la actualidad el principio de aplicación. La segunda considera por el contrario
proporcionalidad se divide en tres subprincipios: que "los déficits son el resultado de problemas es-
idoneidad, necesidad y proporcionalidad en senti- tructurales que no sólo se solucionan con un em-
do estricto 17 . pleo más enérgico de los instrumentos jurídico pe-
nales, sino que se agudizan." Y muestran "hasta
A) IDONEIDAD qué punto el Derecho penal se utiliza en sectores
que no son los suyos, haciéndole cumplir unas
Al principio de idoneidad nos referimos los pe- funciones que les son extrañas" 22 .
nalistas desde MAYER con la expresión capacidad Saber en qué medida es eficaz una prohibición
de protección penal. La tipificación de una con- penal resulta una cuestión que es difícil de consta-
ducta resulta inadecuada cuando de ella no se va tar desde un punto de vista empírico. Entre otras
a obtener protección alguna del bien jurídico cosas, porque casi siempre se parte de un hecho
o, más aún, cuando su tipificación va a ocasionar dado: que la prohibición penal existe. Pero en
más daño que beneficios. Como es conocido, una cualquier caso, no creo conveniente ser pesimista
de las críticas más frecuentes contra diversas figu- en relación a la eficacia del Derecho penal econó-
ras del Derecho penal económico es precisamente mico, con independencia de que pueda existir al-
su falta de eficacia, que conduce a consecuencias gún tipo penal inadecuado, hecho que en su caso
arbitrarias e injustas 18 . Debe reconocerse, en este invalidaría el tipo en cuestión, pero que no legiti-
sentido, que figuras de reciente creación como el maria una crítica al Derecho penal económico en
fraude de subvenciones apenas si tienen relevan- su conjunto. Para ello baste pensar en la evolución
cia en la praxis judicial. E igualmente, algunos au- de la aplicación práctica de algunos tipos penales
tores dudan de la idoneidad del delito _publicitario como el delito fiscal o del propio delito contra el
para tutelar el derecho a una información veraz 19 . medio ambiente, figuras cuya aplicación va incre-
Para describir las funciones que cumplen estas fi- mentándose paulatinamente. La ineficacia de al-
guras se acude frecuentemente a la noción de De- gunos tipos penales durante los primeros momen-
recho penal simbólico. tos de vida se debe probablemente a que aún no
Por Derecho penal simbólico se entiende aquel han calado en la sensibilidad social, hecho que tie-
que es utilizado exclusivamente con fines de pe- ne lugar de modo progresivo. La experiencia de-
dagogía social, al objeto de sensibilizar a la pobla- muestra, que si bien en un p1imer tiempo estos
ción acerca de la importancia de un determinado delitos cumplen una función simbólica, a los po-
bien o simplemente con la pretensión de tranqui- cos años de vigencia desempeñan eficazmente su
lizar las conciencias de políticos y electores. Los función preventiva. Igualmente podría repararse

16. En este sentido SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 292.


17. Vid. CARBONELL MATEU, Derecho penal: concepto y principios constitucionales. Valencia. 1995, p. 204 y ss.
18. En este sentido HASSEMER/MuÑOZ CONDE, La responsabilidad por el producto, p. 32
19. VALLE MuÑiz, en Comentarios a la PE del Derecho penal. Pamplona. 1996, p. 633 y ss.
20. HASSEMER, Derecho penal simbólico y protección de bienes jurídicos, en Pena y Estado, n.º 1, 1991, p. 23 y ss.
21. SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 306-307.
22. Cfr. HASSEMER/MuÑoz CONDE, La responsabilidad por el producto, p. 32-33.

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D o e t r i n a

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en que recientemente se asiste también a demandas nistración desleal de sociedades podría establecer
de criminalización, protagonizadas por personas de mecanismos de control externos a la propia socie-
la misma posición social que la de los propios au- dad, encargando a la administración que examine
tores o delincuentes económicos. Singularmente la legalidad de los diversos acuerdos que adopta el
este ha sido el caso del delito de información pri- Consejo de administración. Desde la perspectiva
vilegiada. del sujeto que va a ser sancionado, todo ello pue-
de ser considerado como menos gravoso que la
B) NECESIDAD pena a imponer.
Sin embargo, considero que la evaluación de si
El principio de necesidad de la medida restricti- existen medios menos gravosos a la pena ha de
va implica que el legislador está obligado a elegir considerarse necesariamente desde una perspecti-
de entre las diversas medidas que tiene a su al- va colectiva. Y desde este punto de vista el incre-
cance para lograr un determinado fin, la menos mento hasta límites insospechados de las medidas
gravosa para el ciudadano. Esta manifestación del de prevención o de los controles supone una limi-
piincipio de proporcionalidad es lo que conoce- tación más importante para la libertad de los ciu-
mos con el nombre de ultima ratio o subsidiarie- dadanos que la hipotética amenaza de pena. Por
dad. Por descontado que también el Derecho pe- no mencionar los mayores costes económicos que
nal económico debe respetar estas exigencias seguramente acarrearía poner en marcha meca-
como condición de legitimidad, que se desprende nismos preventivos alternativos al Derecho penal
de la Constitución. como los descritos. De este modo, para compro-
Sin embargo, y a tenor de las críticas que en bar si una incriminación es conforme con el prin-
ocasiones se dirigen contra él, es preciso reflexio- cipio de ultima ratio, lo que debe ponderarse es si
nar más detenidamente sobre dos aspectos: a) la la sóla amenaza de pena consigue evitar conductas
disyuntiva entre incremento de los medios pre- lesivas para un bien jurídico, con un coste menor
ventivos y represivos, b) lo que podríamos deno- para la libertad de los ciudadanos que la creación
minar la huida del Derecho penal hacía sanciones de medios preventivos alternativos al Derecho pe-
más gravosos y temidas que las penales 23 . nal. Si este punto de vista es correcto, no cabe
Cuando se propone que determinadas incrimi- duda que las medidas preventivas no penales, lo
naciones penales sean sustituidas por medios pre- que HASSEMER ha denominado el "Derecho de in-
ventivos menos gravosos situados en el Derecho tervención", tiene también sus límites 24 , deriva-
administrativo o civil, debe previamente contes- dos del principio de proporcionalidad penal.
tarse a una pregunta obvia: ¿para quién han de ser Y todo ello, dejando de lado una cuestión estre-
menos gravosos?, ¿para el concreto ciudadano chamente emparentada con lo anterior: que la efi-
que va a ser sancionado o para el total de la co- cacia de este Derecho preventivo debería asegu-
munidad? Contestar a esta pregunta me parece de rarse en última instancia con un ulterior aparato
vital importancia para solventar la tensión entre el sancionador. Tener presente esta circunstanca re-
incremento de medios preventivos o de la repre- sulta, en mi opinión, imprescindible a la hora de
sión. entender delitos como el previsto en el artículo
El Estado, con el fin de prevenir delitos, podría 294 del CP, que tutela a los órganos de vigilancia
arbitrar medidas casi ilimitadas que desde el pun- externos que se han creado en distintos sectores
to de vista del que va a ser castigado podrían ser con el fin de tutelar ex ante a ahorradores, inver-
consideradas como menos gravosas. Así, por sores o beneficiarios de un seguro 25 . De este tipo
ejemplo, para prevenir el fraude fiscal podría in- se puede criticar el que no haya sabido escoger las
crementar la presión fiscal formal sobre todos los conductas verdaderamente graves, con el fin de
ciudadanos, creando múltiples obligaciones con- delimitar su ámbito de actuación en relación a las
tables y abolir absolutamente el secreto bancario; múltiples infracciones administrativas que casti-
o para que no hubiera lugar a conductas de admi- gan conductas semejantes, pero no que viole fron-

23. Estas reAexiones surgen a partir de HASSEMER/MuÑOZ CONDE, La responsabilidad por el produdo, p. 43 y ss. Ambos autores propo-
nen la creación de un Derecho de intervención, que sustituya en gran medida al Derecho penal en la protección de algunos nuevos bienes
jurídicos, que imponen la modernización social. "Hay muchos ámbitos -indican-, como el de las infracciones administrativas, el Derecho
civil, el Derecho público, pero también el propio mercado y el cuidado de la víctima, en los que muchos de los problemas que se han me-
tido en el moderno Derecho penal, podrían ser resueltos de un modo mucho más satisfactorio. Quizá sería recomendable regular en un
"Derecho de intervención" los problemas que las modernas sociedades han llevado al moderno Derecho penal. Este "Derecho de inter-
vención" estaría ubicado entre el Derecho penal y el Derecho sancionador administrativo, entre el Derecho civil y el Derecho público, con
un nivel de garantías y Formalidades procesales inferior al Derecho penal, pero también con menos intensidad en las sanciones que pu-
dieran ponerse a los individuos".
24. HASSEMER/MuÑOZ CONDE, La responsabilidad por el producto, p. 46.
25. FARALDO (ABANA, Los delitos societarios. Valencia. 1996, p. 51 3 y ss.

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Revista Penal
Derecho penal económico y Constitución
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talmente el principio de ultima ratio. Pues, preci- penales" pero con una dureza similac O, dicho de
samente, surge como colofón a una serie contro- otro modo, si los ciudadanos no tienen derecho
les administrativos que pretenden tutelar los inte- a que todas las sanciones de gravedad semejante
reses de amplios sectores dela población. o superior a la pena sean efectivamente denomi-
La reflexión sobre la segunda cuestión a la que nadas penas, con el fin de que les sean de aplica-
antes me refería debe partfr del siguiente presu- ción las mayores garantías del Derecho penal, o si
puesto, también muy obvio: el principio de ultima la función de garantía del Derecho penal no pue-
ratio sólo tiene sentido en un ordenamiento jurí- de fundamentar la necesidad de pena de un com-
dico en que la sanción penal sea efectivamente la portamiento.
más gravosa de entre todas las sanciones. De este
modo, la pena tendría una importante función C) PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD EN SENTIDO
que cumplir con el objetivo de asegurar la racio- ESTRICTO
nalidad del ordenamiento jurídico: fijar el límite
máximo de la dureza que pueden alcanzar otras El último de los componentes del principio de
sanciones. Para evaluar la severidad de una san- proporcionalidad requiere que los medios emplea-
ción debe además repararse en lo siguiente: es dos guarden relación con el fin perseguido, inclu-
cierto que la mera sujección a un proceso penal so aunque se trate de un medio idóneo o necesario.
tiene un carácter estigmatizante en cuanto que La proporcionalidad en sentido estricto constitu-
afecta al honor de las personas, pero igualmente ye un momento independiente dentro del princi-
es cierto que la pena se impone en el proceso más pio general de proporcionalidad. Mientras que la
garantista y con los criterios de imputación obje- idoneidad y necesidad tienden a enjuiciar la san-
tiva y personal más estrictos que existen en el or- ción desde un punto de vista eminentemente uti-
denamiento, de este modo, cuando se imponen litarista -adecuación y economía de los medios-,
sanciones con una severidad análoga a las penales la idea de proporcionalidad en sentido estricto se
en procesos menos garantistas, puede hablarse de fundamenta directamente en la idea de justicia,
que estas adquieren mayor dureza. desde la cual se debe ponderar si el beneficio que
Estas consideraciones no están destinadas, por se pretende alcanzar con la sanción justifica sus
supuesto, a deslegitimar cualquier sanción no pe- costes. Esta manifestación del principio de pro-
nal, pero sí a impedir la estafa de etiquetas a tra- porcionalidad es la que se invoca cuando se habla
vés de la invocación del principio de ultima ratio. del carácter fragmentario del Derecho penal o del
No creo estar equivocado si afirmo que en los or- merecimiento de pena de un comportamiento.
denamientos modernos este es un proceso en El carácter fragmentario del Derecho penal es
auge. Las voces de alarma hace tiempo que sona- una directriz de política criminal derivada de este
ron en nuestro país en relación a las sanciones ad- principio según la cual no han de sancionarse to-
ministrativas y aunque la jurisprudencia, especial- das las conductas lesivas de los bienes que prote-
mente la constitucional, ha ido trasladando una ge, sino sólo las modalidades de ataque más peli-
por una las garantías del Derecho penal al sancio- grosas para ellos. Se trata de un principio que se
nador administrativo, aún no puede decirse que dirige al legislador, en el momento de formular la
exista un grado semejante de garantismo 26 . Pero descripción típica y, seguidamente, al juez, quien
es que incluso, la propia Administración está de- invocándolo puede apartarse de una interpr·eta-
sarrollando un nuevo derecho sancionador, con la ción formal del tipo, considerando atípicas un de-
finalidad de eludir estas garantías, a través princi- terminado género de conductas que sólo lesionan
palmente de sanciones interdictivas, semejantes a de modo insignificante al bien jurídico protegido.
las penales, que se pueden imponer sin las garan- Anteriormente, al analizar las relaciones entre
tías que ya se han asentado en el derecho sancio- bien jurídico y Derecho penal económico, se puso
nador clásico 27 . de manifiesto que el mejor freno para que este
Pues bien, la pregunta que este fenómeno sugie- sector del ius puniendi no sea utilizado como
re, es si no podría hablarse de una obligación por apéndice de una determinada política económica
parte del legislador de utilizar el Derecho penal en de un gobierno y para que, en definitiva, la san-
estos supuestos en que la tutela de bienes juddi- ción penal fuera enteramente legítima, era preciso
cos sólo puede hacerse a través de sanciones "no ser especialmente exigentes con el principio de

26. Piensen por ejemplo que en muchos sectores del Derecho sancionador administrativo económico rige el principio procesal de opor-
tunidad, y que resulta técnicamente inobjetable la actuación de la administración que, ante los muchos infractores, decide sancionar, por
las razones que sean, a uno sólo de ellos.
27. Vid. NIETO MARTÍN, Fraudes comunitarios, p. 87 y ss.
28. Vid. con referencias y criticando esta opinión MORALES PRATS, en Comentario a la PE del Derecho penal, p. 731.

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D o e t r i n a

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fragmentariedad. El Derecho penal económico es- quien haya tenido acceso reservado a la informa-
pañol, puede decirse, que cumple en líneas gene- ción pdvilegiada "con ocasión del ejercicio de su
rales con este objetivo. actividad profesional o empresarial". Esto es, úni-
El legislador utiliza las siguientes técnicas para camente a aquellas personas a las que la Lev de
seleccionar las conductas más grnves, que afec- Mercado de Valores impone en el artículo 81. ·1 un
tan tanto al desvalor de la acción como al del re- deber de salvaguarda sobre la información, al de-
sultado. nominado insider primario3 1.
Por lo que se refie1·e al desvalor de la acción, el Otra técnica utilizada puntualmente por el le-
legislador incrementa las exigencias del tipo sub- gislador español para incrementar el desvalor de
jetivo exigiendo frecuentemente elementos subje- la acción, consiste en encomendar al Derecho pe-
tivos específicos del injusto. Piénsese, por ejem- nal el castigo de comportamientos que resultan
plo, en los delitos societarios, que requieren en su especialmente intolerables en atención a los me-
mavoría ánimo de lucro o en los delitos contra la dios. Este es el caso del delito de maquinaciones
prdpiedad intelectual, donde se exige que las con- para alterar el precio de las cosas, que se distin-
ductas sean cometidas con fines industriales o co- gue -aunque no exclusivamente por este motivo-
merciales. En ocasiones, incluso la jurisprudencia de las infracciones administrativas que contiene
o la doctrina exigen, sin demasiados apoyos le- la Ley de defensa de la competencia relativas a
gales, en determinados tipos un elemento subjeti- las prácticas colusorias o abusivas, en que la al-
vo adicional al dolo. Por ejemplo, un sector doc- teración de los precios sólo resulta punible si
trinal exige en el delito fiscal, como plus al dolo, para ello se han utilizado medios como la difu-
la necesidad de un específico ánimo defraudato- sión de noticias falsas, la violencia, la amenaza,
rio28 y la jurisprudencia, requería la denominada el engaño o el uso de información privilegiada.
cláusula de comercialidad, el fin de poner los pro- Dejando en el seno de las infracciones adminis-
ductos en el mercado, en el delito de alimentos trativas conductas que persiguen la alteración de
nocivos 29 . precios, o de cualquier otra condición de la com-
Igualmente, no es frecuente en nuestra legisla- petencia, a través de acuerdos o abusos de posi-
ción penal económica, el castigo de la modalidad ción dominante3 2.
imprudente, relegada usualmente al Derecho san- En lo que se refiere al desvalor del resultado, es
cionador administrativo. De este modo, por ejem- conocida la querencia de nuestro legislador al sis-
plo, no se ha recogido la propuesta doctrinal de tema de cuantías como factor determinante de la
incriminar la comisión imprudente del fraude de punibilidad en los delitos contra la Hacienda Pú-
subvenciones, tal como hace el § 264 del StGB 3º. blica y la Seguridad Social e igualmente en el uso
En el nuevo CP la comisión imprudente se prevé de información privilegiada en el mercado de va-
sólo en casos muy puntuales: delitos contra el me- lores. Dejando de lado ahora la discusión dogmá-
dio ambiente (art. 331 ). delitos alimentarios (art. tica de si se tratan de condiciones objetivas de pu-
367) e infracción de las normas de prevención de nibilidad o constituyen el resultado del delito, lo
riesgos labores que pongan en peligro grave la cierto es que con ello se pretende cumplir con el
vida o la seguridad del trabajador (art. 317). Se principio de fragmentariedad.
trata en todos los casos de tipos penales en blan- Pero, sin duda alguna, el punto neurálgico de
co, y la incriminación de la imprudencia actúa en las relaciones entre Derecho penal económico
gran medida como una cláusula de culpa iuris que y principio de fragmentariedad y ofensividad 33 lo
resuelve de modo práctico el complejo problema constituye la utilización de delitos de peligro.
del error sobre la ley penal en blanco. Lo primero que ha de analiza1·se antes de criti-
En otros supuestos el incremento del desvalor car la utilización de tipos de peligro es lo que po-
de la acción se consigue a través de la configura- dríamos denominar: la perspectiva del peligro. La
ción de delitos especiales. El ejemplo más patente idea de peligro hace refencia al objeto que es pues-
es el abuso de información privilegiada en el mer- to en este estado, al bien jurídico protegido. De
cado de valores (art. 285). que se distingue entre ahí que la doctrina más moderna distingue entre
otras cosas de la infracción administrativa previs- dos tipos de delitos de peligro, aquellos que están
ta en el artículo 81.3 de la Ley del Me1-cado de Va- orientados a la protección de intereses individua-
lores, en que autor del delito sólo puede serlo les y aquellos otros que se utilizan en la protección

29. PEREZ ÁLVAREZ, Lo regulación del delito alimentario nocivo en el proyecto de CP de 1992, ADPCP, 1993, p. 1066.
30. Vid. ARROYO ZAPATERO, Delitos contra la Hacienda público en materia de subvenciones. Madrid. 1987, p. 84 y ss.
31 . GóMEZ INIESTA, El abuso de información privilegiada en bolsa. Madrid, 1997.
32. Para más detalles NIETO MARTÍN, Aspectos de la protección penal y sancionadora de lo libre competencia, p. 132 Y ss.
33. Vid. SILVA SANCHEZ, Aproximación, p. 291.

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Revista Penal
Derecho penal económico y Constitución
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de un bien jurídico supraindividual, un interés di- co individual (seguridad en el tráfico, salud públi-
fuso o un bien jurídico colectivo no reconducible ca, incendios) y no protegen bienes distintos y au-
a un bien individual3 4 . tónomos a la salud o la integridad física, la admi-
Pues bien, con respecto a estos últimos bienes sión del peligro abstracto, que depende de los si-
jurídicos la denominación de delito de peligro re- guientes factores que han de ser ponderados por
sulta inexacta. Cuando se protege el medio am- el legislador: la importancia del bien jurídico indi-
biente o la confianza en el correcto funciona- vidual de referencia -mayor legitimidad, por tan-
miento de la bolsa, es difícilmente imaginable una to, en caso de tutela de salud que la del patrimo-
tipificación expresa de una lesión o puesta en pe- nio-, la efectiva idoneidad de la regla de compor-
ligro concreto. Y no es que no pueda producirse tamiento que se ha establecido para su tutela, la
una situación en la cual se aprecie, por ejemplo, frecuencia con que se realice la conducta de peli-
que el medio ambiente está efectivamente lesiona- gro y la imposibilidad de tutelar cmrectamente el
do, en el sentido de que es imposible que la vida bien jurídico a través de otras técnicas de tipifica-
humana se desarrolle sin peligros para su salud en ción como el peligro concreto y, especialmente, el
un determinado espacio geográfico. Lo que ocu- peligro hipotético.
rrirá normalmente es que este deterioro, la lesión Desde esta perspectiva, la mayoría de los tipos
entendida en su sentido naturalístico, no podrá del Derecho penal económico avocados a la pro-
ser imputado a un determinado comportamiento. tección de bienes jurídicos supraindividuales no
Lo normal es que la lesión sea producto de una pueden calificarse propiamente de delitos de peli-
reiteración generalizada de comportamientos que gro. Pero, por otro lado, cuando se trata de un
infringen la normativa básica del sistema 35 . En bien jurídico supraindividual con referencia a in-
otras ocasiones los factores causales que han lle- tereses individuales, el legislador español ha dese-
vado a esta situación serán muy variados, ampa- chado normalmente la utilización de delitos de
rados unos por situaciones de riesgo permitido peligro abstracto, inclinándose, con frecuencia,
y en otras ocasiones desconocidos. por fórmulas cercanas a la del peligro hipotético,
Igual puede decirse, por ofrecer otro ejemplo, que obliga al juez a comprobar la efectiva idonei-
con la confianza en el correcto funcionamiento dad del comportamiento para causar una lesión
del mercado de valores. Es posible imaginar una relevante al interés individual que se ampara tras
situación de desconfianza total hacia la bolsa, de el bien jurídico 38 . Este es el caso, por ejemplo, del
modo tal que nadie acuda a ella y pierda su fun- delito publicitario, de la mayoría de las modalida-
ción en el seno de la moderna economía financie- des del delito de alimento nocivo o de la infracción
ra. Ahora bien, lo que será prácticamente imposi- de normas de prevención de riesgos laborales.
ble es determinar una concreta acción que ha lle- Recientemente, sin embargo, ha subrayado
vado a tal estado. Todo dependerá de la puesta en MVÑOZ CONDE 39 la falta de eficacia de este conjun-
marcha de un número relativamente amplio de to de delitos de peligro a la hora de castigar au-
cursos causales, que en su mayoría no podrán ser ténticos casos de peligro, pues generalmente se
imputados al autor. Piensen, por ejemplo, en la di- aplican cuando ya ha tenido lugar una lesión efec-
fusión y el tratamiento que tenga la noticia en los tiva. Ello es debido a que el peligro es una entele-
medios de comunicación. Conclusión: la única quia que se desvanece y resulta posteriormente di-
técnica posible para tutelar estos bienes jurídicos fícil de probar e igualmente a que en estos casos la
es la acuñación de delitos de peligro abstracto y la intervención sancionadora administrativa resulta
legitimidad del castigo dependerá principalmente mucho más rápida.
de la admisibilidad de la tutela del bien jurídico y El argumento probablemente decisivo para ex-
de otros principios garantistas (ultima ratio, frag- plicar esta situación es, con bastante probabili-
mentariedad, etc.)36. dad, la actuación de la Administración. En la ma-
Por lo que se refiere a los delitos de peligro que yoría de estos sectores ésta tiene un papel funda-
con RODRÍGUEZ MONTAÑÉS 37 podríamos denomi- mental en orden a la protección del bien jurídico
nar como propios, en cuanto que se puede esta- y a la eficacia del tipo penal 40 , pues está en su
blecer una relación inmediata con un bien jurídi- mano la detección de peligros antes que lleguen

34. Cfr. RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, Delitos de peligro, dolo e imprudencia, 1994, p. 299 y ss.
35. Cfr. RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, en RODRÍGUEZ MONTAÑÉS/PAREDES CASTAÑÓN, El caso de la colza, p. 39.
36. Con ulteriores referencias RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, Delitos de peligro, p. 300-302.
37. Delitos de peligro, p. 304 y ss.
38. ToRIO LÓPEZ, Los delitos de peligro hipotético, ADPCP, 1981.
39. HASSEMER/MuÑOZ CONDE, La responsabilidad por el producto, p. 61 y ss., 74-75, 79
40. Por lo que se refiere al medio ambiente DE VICENTE MARTÍNEZ, Responsabilidad penal del funcionario por delitos contra el medio am-
biente. Una contribución al estudio de la responsabilidad penal omisiva de los funcionarios públicos por delitos contra el medio ambiente.
Madrid, 1993.

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D o e t r i n a

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efectivamente a producirse. En este sentido, no es- porque la necesidad de contar con un Derecho pe-
taría de más que se adoptasen medidas simila- nal eficaz es una exigencia igualmente de rango
res a las que el legislador ha adoptado en relación constitucional, derivada del artículo 9.2 de la CE
al delito ecológico, castigando la omisión de de- y de la propia noción de Estado social, que obliga
nunciar las infracciones de Leyes o disposiciones a los poderes públicos a tutelar determinados bie-
normativas que hayan constatado. nes jurídicos a través de la prevención general,
De hecho, no es enteramente coherente una lí- con el fin de promover y remover aquellos obstá-
nea de pclítica criminal que castigue exclusiva- culos que impiden la libertad y la igualdad del in-
mente esta conducta en relación con el medio am- dividuo y de los grupos en que se vertebra la so-
biente y no en casos tanto o más graves por los ciedad42.
bienes jurídicos que pueden afectarse, como sería En algunos delitos la doctrina apunta además
el supuesto del inspector de trabajo que silencia la soluciones legislativas para resolver la tensión en-
infracción de medidas de prevención de riesgos tre eficacia y fragmentariedad, sin excesivo detri-
naturales o la inspección de consumo que no co- mento de la primera. Un buen ejemplo podría ser
munica las infracciones de una empresa que no la propuesta de construir un tipo societario de ad-
cumple con la normativa sobre calidad de los pro- ministración desleal configurado como un delito
ductos. de peligro, a diferencia del actual artículo 295 del
Asimismo y en lo que se refiere a la aplicación CP, pero que exigiera el ánimo de lucro 43 . En este
preferente de las sanciones administrativas a su- punto, especialmente, la opción del legislador es-
puestos en los que al menos existe un indicio de pañol movido por un afán pretendidamente ga-
delito, este hecho demuestra la deficiente regula- rantista ha sido crear un tipo en el que además de
ción del principio de non bis in idem en nuestro exigir un elemento subjetivo, se describe el resul-
ordenamiento, especialmente alarmante en lo que tado típico -causar directamente un perjuicio eco-
se refiere al Derecho penal económico. Pero, in- nómicamente evaluable- en términos difícilmente
cluso, de lege lata la actuación de la administra- comprensibles 44 .
ción sancionadora, supone una flagrante viola-
ción por parte de la administración de las normas
ya vigentes que regulan este principio, que exigen 111. Principio de legalidad
dar noticia al Ministerio Fiscal y suspender la tra-
mitación del procedimiento administrativo san- El De1·echo penal económico no presenta parti-
cionadm~ cularidades especiales en relación con el princi-
En suma, las presentes reflexiones en torno a pio de legalidad, aunque bien puede decirse que
las relación del Derecho penal económico con el algunos problemas que en otros sectores son aquí
principio de fragmentariedad muestran como la menos frecuentes afectan a un mayor número de
tensión que existe entre este principio y la eficacia tipos. Es el caso de la utilización d.e leyes penales
es resuelta por el legislador español a favor del en blanco y los límites de aplicación del principio
principio constitucional. ele retroactividad favorable en este tipo de nor-
Esta circunstancia llama incluso la atención de mas. Igualmente es especialmente urgente contar
cualificados observadores extranjeros, como el con una regulación más detallada del principio de
profesor TIEDEMANN 41 , quien ha señalado precisa- non bis in idem. Mucho menos discutido ha sido
mente entre los puntos débiles de la situación le- en nuestro ordenamiento la posiblidad de incri-
gal española la relación de la punibilidad con el minar determinadas conductas en fraude de ley,
rebasamiento de ciertos límites cuantitativos en objeto de mayor estudio en otros derechos como
los delitos contra la Hacienda Pública, la reserva el alemán.
extrema respecto a la creación de delitos de peli-
gro abstracto distintos de los relacionados con la A) LEY PENAL EN BLANCO, SEGURIDAD JURÍDICA
integridad física, el 1·echazo de la penalización de Y RETROACTIVIDAD FAVORABLE
conductas de imprudencia temeraria o la utiliza-
ción de especiales elementos subjetivos. Tales crí- El TC ha confirmado la constitucionalidad de la
ticas deben toma1·se en serio, entre otras razones utilización de leyes penales en blanco que remiten

41. Vid. su lnfroducción o los Esfudios de Derecho penol económico (Ed. Arroyo/Tiedemonn). Cuenca. 1994, p. 13. y Presenfe y fufuro
del Derecho penol económico, p. 41.
42. Vid. BERDUGO GóMEZ DE LA ToRRE, El delito de lesiones. Salamanca. 1982, p. 37; recientemente en sentido similar CARBONELL MATEU,
Derecho penol: concepto y principios constitucionales, p. 78.
43. NIETO MARTÍN, El delito de administración froudulenfo. Barcelona. 1996, p. 119 y ss., 328 y ss.
44. Cfr. fARALDO (ABANA, Delitos societarios, p. 577 y ss; NIETO MARTÍN, El delito de administración fraudulenta, p. 279 y ss; RODRÍGUEZ
MONTAÑÉS, Lo responsabilidad penal del administrador desleal y los nuevos delitos societarios. Madrid. 1987.

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Revista Penal
Derecho penal económico y Constitución
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a normas de rango inferior a la ley. En relación al mas naturales". La rem1s10n a reglamentos que
delito ecológico (art. 325 CP) el TC (S. 127/1990) efectua el tipo no ensancha el ámbito de lo prohi-
condicionó su constitucionalidad a los siguientes bido, sino que lo concreta aumentando con ello la
requisitos, que conectan con la denominada "teo- seguridad jurídica, pues el ciudadano sabe que en
ría de la esencialidad": (a) "que el reenvío norma- cuanto se ajuste a lo allí previsto, su conducta no
tivo sea expreso y esté justificado en razón del podrá ser objeto de sanción.
bien jurídico protegido por la norma penal"; (b) SILVA SÁNCHEZ ha abierto recientemente una po-
"que la ley, además de señalar la pena, contenga lémica, que tiene ya cierta solera en Alemania: los
el núcleo esencial de la prohibición y sea satisfe- límites del principio de retroactividad favorable
cha la exigencia de certeza o ... se dé la suficiente en el caso de sucesión de las normas de comple-
concreción para que la conducta calificada de de- mento de una ley penal en blanco 47 . El CP español
lictiva quede suficientemente precisada con el recoge el pl"incipio de retroactividad de la ley pe-
complemento indispensable de la norma a la que nal más favorable en el artículo 2.2, con la excep-
la ley penal se remite y resulte de esta forma sal- ción de los supuestos de la ley temporal 48 . Tal
vaguardada la función de garantía del tipo con como indican COBO y VIVES ANTóN 49 la no aplica-
posibilidad de conocimiento de la actuación pe- ción retroactiva de la ley más favorable debe en-
nalmente conminada" 45 . Existe unanimidad doc- tenderse contraria al principio de proporcionali-
trinal y jurisprudencia!, en lo que se refiere a apli- dad. De ningún modo puede decirse que aquí la
car a la norma de complemento la totalidad de pena resulta un medio idóneo para proteger el
garantías derivadas del principio de legalidad, bien jurídico, en cuanto que precisamente el legis-
principio de determinación, prohibición de ana- lador ha considerado con su nueva decisión, que
logía e irretroactividad. o bien considera la conducta lícita o bien conside-
Lejos de ser una técnica contraria a los fines del ra que otras sanciones del ordenamiento jurídico
principio de legalidad, la ley penal en blanco sí se -distintas a la pena- son suficientes para su tutela
acomoda a los límites marcados por el TC, resulta (en este caso quedaría violada la segunda mani-
un modo de legislar que favorece la seguridad ju- festación del principio: la necesidad de la medida
rídica46. Y ello por lo siguiente: como ha indicado (ultirna ratio ) 50 . Este fundamento justifica, como
el TC, éstas son legítimas en cuanto contengan el acertadamente ha puesto de manifiesto SILVA
contenido esencial de la prohibición, lo cual supo- SÁNCHEZ, cierta restricción a dicho principio en el
ne que han de describir ya la conducta típica con caso de leyes penales en blanco cuando se pro-
un grado de taxatividad semejante al que requiere duzcan cambios en las normas de complemento,
el principio de determinación. Por consiguiente, que indiquen no un cambio de valoración del le-
cuando a esta descripción se añade la remisión a gislador acerca de los comportamientos prohibi-
normas sublegislativas, lo que en realidad se está dos, sino simplemente un cambio de condiciones
haciendo no es ampliar, sino restringir el ámbito fácticas. Pues en estas condiciones la pena sigue
de lo ya prohibido. cumpliendo sus fines, sin atentar contra la prohi-
Piensen en el siguiente ejemplo. El delito ecoló- bición del exceso 51 . El camino técnico para hacer
gico podría ya ser conforme con el principio de posible esta restricción es quizá, asimilar este tipo
determinación si fuese redactado del siguiente de normas de complemento a leyes temporales, tal
modo: "Será castigado ... el que provoque o reali- como propone parte de la doctrina alemana.
ce directa o indirectamente emisiones, vertidos,
radiaciones, extracciones o excavaciones, aterra- B) PROHIBICIÓN DE ANALOGÍA Y FRAUDE DE LEY
mientos, ruidos, vibraciones, inyecciones o depó-
sitos, en la átmosfera, el suelo, el subsuelo o las El castigo de conductas en fraude de ley suele
aguas terrestres, martítimas o subterráneas, con ser considerado necesario en orden a incrementar
incidencia incluso, en los espacios transfronteri- la eficacia de los tipos penales que tutelan la Ha-
zos, así como la captación de aguas que puedan cienda Pública, tanto en su vertiente recaudatoria
perjudicar gravemente el equilibrio de los siste- como de ejecución del gasto e igualmente en la

45. Cfr. BERDUGO/ ARROYO y otros, Lecciones de Derecho penal, p. 41-42.


46. PÉREZ ÁLVAREZ, Protección penal del consumidor. Barcelona. 1991, p. 239.
47. Vid. SILVA SÁNCHEZ, Legislación penal socio-económica y retroactividad de disposiciones favorables: el caso de las "leyes en blanco"
en Hacia un Derecho penal económico europeo, p. 697 y ss.
48. Sobre la relevancia constitucional del principio vid. GARCÍA R1vAS, El poder punitivo en el Estado democrático de Derecho, Cuenca.
1996, p. 73.
49. Derecho penal. Parte General. Valencia. 1989, p. 152.
50. En este caso, como acertadamente indica SILVA SÁNCHEZ, Legislación penal socio-económica y retroactividad de disposiciones favo-
rables: el caso de las "Leyes en blanco", en Hacia un Derecho penal económico europeo. Madrid. 1995, p. 669.
51. Vid. SILVA SÁNCHEZ, Legislación socio-económica, p. 708 y ss.

10
D o e t r i n a

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perspectiva nacional y comunitaria. De hecho, eludir, a situaciones que aunque no cumplen su
esta cuestión que no se había discutido demasia- supuesto de hecho guardan una identidad de ra-
do entre nosostros, sino puntualmente en relación zón con él. En el ordenamiento tributario la regu-
al delito fiscal, ha cobrado impmtancia en los úl- lación del fraude de ley (ati. 24 LGT) pe1·sigue pre-
timos tiempos a rníz de la protección de los inte- cisamente esta finalidad, permitiendo extender el
reses financieros de la Unión Europea 52 . Intenta- hecho imponible para gravar hechos, actos o ne-
ré a continuación exponer de la forn1a más clara gocios jurídicos realizados con el propósito de
posible la problemática del fraude de ley en el De- eludir el pago del ti·ibuto, siempre que se pruduz-
recho penal económico. ca un resultado equivalente al derivado del hecho
Expresado sintéticamente puede decirse que los imponible.
comportamientos en fraude de ley se caracterizan Ahora bien, en el caso que nos ocupa, sin más,
por su artificialidad: se trata de no violar frontal- ¿puede hablarse de delito fiscal, o mejor, de dos
mente una norma prohibitiva o consiguir la apli- posibles delitos fiscales, el del particular y el de la
cación de una norma permisiva o que concede entidad bancaria que no practica la retención?
ciertos derechos (vgr. la concesión de una subven- Una primera dificultad para apreciar el delito
ción) eligiendo para ello un camino inadecuado, fiscal es la siguiente: en cuanto que las normas
utilizando una forma jurídica que no es la usual, que regulan el nacimiento de obligaciones tribu-
desde la perspectiva de un operador económico tarias son parte integrante del tipo de delito fis-
sensato, para conseguir un determinado fin. La cal, la extensión analógica que en ellas se opera
acción en fraude de ley se caracteriza porque se está permitida en el Derecho fiscal, pero no en el
alcanza un resultado contrario al ordenamiento penal. La prohibición de analogía afecta al tipo
jurídico o a un concreto precepto abusando de la y en el caso de leyes penales en blanco a las nor-
forma jurídica o de la propia libertad de acción. mas de complemento. Recuérdese que el TC en su
Ello puede verse con el siguiente ejemplo 53 : el Sentencia 75/1984, referente a la punición del
banco X vende un crédito, que previamente ha con- aborto en el extranjero, declaró que violaba la
cedido a algún cliente, a una tercera persona, de prohibición de analogía la aplicación de la figura
modo tal que ésta se beneficiará de parte de los in- del fraude de ley en materia penal. De esta pri-
tereses del crédito, manteniendo la entidad la ges- mera dificultad no deben, sin embargo, extraerse
tión y el derecho de cobro de los rendimientos. Con consecuencias apr·esuradas. E igualmente la ta-
esta operación el comprador del crédito obtiene un jante aseveración del TC puede ser matizada,
tipo de interés más elevado que el del depósito a como veremos, en atención a su propia jurispru-
plazo fijo y además un mejor tratamiento fiscal, dencia sobre las construcciones dogmáticas sin
pues los rendimientos obtenidos son considerados apoyo legal expreso.
como incrementos de patrimonio y no como rendi- Para decidir si estos hechos son constitutivos de
mientos de capital, con lo que el banco además no delito fiscal es necesario tomar posición sobre
tendría obligación de prácticar retención alguna. como se configura su conducta típica. En mi opi-
Esta operación constituye un fraude de ley en nión, la conducta del delito fiscal consiste en la in-
cuanto que (a) el camino usual, el que cualquier fracción de obligaciones fonnales tributarias, que
operador económico hubiera escogido, es realizar son necesarias para declarar la deuda tributaria 54 .
un contrato de cuenta c01Tiente, que es la forma Es decir, en dejar, dolosamente, en desconocimien-
jurídica más adecuada que contiene el ordena- to a la administración tributaria de circunstancias
miento para conseguir los objetivos económicos que son relevantes para la declaración de la cuota
que se pretenden mediante la cesión del crédito. ttibutaria o la obligación de retene1~ cuando el suje-
(b) La adopción de un camino jurídico artificial to pasivo del impuesto tiene la obligación de sumi-
tiene como fin eludir la aplicación de los preceptos nistrar esta información. La pregunta es entonces:
tributarios que regulan la imposición y la obliga- ¿de acuerdo con nuestro ordenamiento tributario,
ción de retención en los rendimientos de capital. tiene el sujeto pasivo de un impuesto la olbligación
Un sector del ordenamiento en que no exista la de suministrar a la Hacienda Pública los datos que
prohibición de analogía no tiene problema alguno son necesarios para que ésta declare el nacimiento
ante este tipo de casos. Le basta con aplicar ana- de la obligación tributaria por aplicación de la fi-
lógicamente las normas que se han pretendido gura del fraude de ley?

52. En lo que sigue, para más detalles y ulteriores referencias NIETO MARTÍN, Fraudes comunitarios, p. 34 y ss.; del mismo, Ordenamiento
comunitario y Derecho penal económico español. Relaciones en el presente y en el futuro. AP, n.º 34/18·24 de septiembre, 1995, marg.
622 y SS.
53. Cfr. MARTÍNEZ·BUJÁN PÉREZ, los delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social. Madrid. 1996, p. 69 y ss.
54. GRACIA MARTÍN, Bien jurídico, resultado y acción típica en el delito de defraudación tributaria del artículo 349 del CP español, 1988,
p. 81 y SS.

11
Revista Penal
Derecho penal económico y Constitución
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En el ordenamiento alemán, donde desde los viaje y día, exportaba divisas en diversas ocasio-
años veinte se discute esta cuestión, la Ordenanza nes por cifras inferiores. La respuesta del TS y la
tributaria además de regular la figura del fraude de AN en este caso ha sido crear, sin base legal algu-
ley obliga expresamente a poner en conocimiento na, una especie sui generis de delito continuado,
de la Administración Tributaria todos aquellos da- en virtud del cual considera que "de probarse una
tos que sean relevantes para la obligación tributa- actitud en fraude de ley" este tipo de conductas no
ria, por lo que la tipicidad de las conductas en frau- lleva a la impunidad "ante la posible apreciación
de de ley no ofrece dudas, cuando el sujeto oculta de un único delito de fraccionada ejecución" 56 . La
estos hechos a la Hacienda Pública. Con indepen- compatibilidad de esta figura legal con el princi-
dencia que pueda después apreciarse un error si el pio de prohibición de analogía debe ponerse en re-
autor estimaba que los datos que no suministró no lación con el espinoso problema de los límites de
eran relevantes. E igualmente en lo relativo al frau- la analogía en la PG y la compatibilidad con éste
de de subvenciones, la Ley de subvenciones alema- principio de las construcciones dogmáticas extra-
na, texto que complementa al § 264 del StGB, esta- legales. El TC (S. 89/1983, de 2 de noviembre) ha
blece en su § 3 muy claramente esta obligación. En tenido ocasión de pronunciarse sobre este aspec-
conclusión, y a mi juicio, la punibilidad de los com- to, en relación a la utilización de la figura del de-
portamientos de fraude de ley a los efectos del deli- lito continuado antes de la reforma de 1983, seña-
to fiscal y fraude de subvenciones depende, cues- lando que "ni la garantía criminal ni la penal pue-
tión sobre la que no va a entrarse aquí, de que pue- den ser entendidas de forma tan mecánica que
da desprenderse del ordenamiento tributario anulen la libertad del juez" para aplicar construc-
español una obligación semejante a la alemana. ciones dogmáticas 57 . Por lo que las conductas en
En cualquier caso, cuando ya no existen dudas fraude de ley pueden ser castigadas en el Derecho
acerca de la posibilidad de castigar el fraude de penal mientras ello no suponga realizar una ana-
ley es cuando su autor no se limita simplemente a logía prohibida, teniendo presente en este sentido
omitir, sino que realiza algún tipo de comporta- los límites menos estrictos de esta prohibición en
miento activo con el fin de impedir que la Admi- las construcciones de la Parte General.
nistración Tributaria pueda llegar a conocer la
existencia del hecho imponible o de los sujetos C) EL PRINCIPIO DE NON BIS IN IDEM
obligados. Y ésto fue precisamente lo que acaeció EN EL DERECHO PENAL ECONÓMICO
además en el caso de las cesiones de crédito, en
cuanto que la entidad bancaria no se limitó a rea- Los problemas que se derivan del principio de
lizar una operación en fraude de ley, sino que en- non bis in idem no afecta exclusivamente al Dere-
viaba a la Hacienda Pública nombres de compra- cho penal y sancionador administrativo económi-
dores de dichos créditos que no se correspondían co, pero en este ámbito es especialmente frecuen-
con los verdaderos titulares. Se trataba de testafe- te. Me limitaré a continuación a exponer un con-
rros proporcionados a los clientes por el propio junto de cuestiones que, en mi opinión, no están
banco entre personas con rentas de escasa cuan- aun satisfactoriamente resueltos pese a lo asenta-
tía, ausentes, fallecidos e incluso voluntarios a do de la jurisprudencia constitucional y la recien-
cambio de una pequeña remuneración 55 . Esta te plasmación positiva del principio en la Ley
práctica es evidentemente típica para el delito fis- 30/1992 y el RD 1398/1993, d~ 4 de agosto.
cal, y su dañosidad es tal que el legislador en la re- El primer problema surge por el escaso cuidado
forma operada en junio de 1995 (L. Org. 6/1995, con que en ocasiones se actúa tipificando delitos
de 29 de junio) ha decidido conve1iirla en una muy semejantes a infracciones administrativas o
agravante específica del delito fiscal. utilizando criterios indeterminados de diferen-
Fuera del caso que nos ha ocupado, la posibili- ciación. Ello propicia que la Adminitración san-
dad de castigar comportamientos en fraude de ley cione en primer lugar, restando eficacia a los tipos
depende de si puede hacerse sin vulnerar la prohi- penales. Como anteriormente indiqué esta prácti-
bición de analogía. Los límites de tal posibilidad ca de la Administración es tan usual, como con-
pueden verse a través del siguiente ejemplo. La AN traria al Derecho positivo, que en diversos textos
y el TS se han enfrentado en el marco de los deli- y, con carácter general, en el artículo 133 de la Ley
tos monetarios con supuestos en que el autor para 30/1992 y los artículo 5 y ss. del Reglamento 1398/
eludir la obligación de pedir autorización, que 1993 de 4 de agosto establece la obligación de poner
nace a partir de los 5.000.000 de pts. por persona, los hechos en conocimiento del MF o la autoridad

55. Cfr. MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, Los delitos contra la Hacienda Pública, p. 69.
56. STS de 28- 1-93.
57. Para más detalles y referencias, GARCÍA R1vAS, El principio de determinación del hecho punible en la doctrina del Tribunal Constitu-
cional. Madrid. 1992, p. 69 y ss.

12
D o e t r i n a

judicial y paralizar el expediente. En este sentido, bastante si se piensa que la sanción más grave
estimo que no cabe otra solución que adoptar me- puede ser la administrativa.
didas legislativas más radicales con el fin de fo- Una solución legal de lege ferenda, que puede re-
mentar las obligaciones de comunicación y sus- sultar práctica pero que rompe con la concepción
pensión. En cualquier caso, y si esta omisión es tradicional del Derecho administrativo sanciona-
consciente y se realiza con el fin de que el parti- dor en nuestro país, consiste en que el juez penal
cular eluda su responsabilidad penal, debe plante- pueda en estos casos imponer tanto la sanción pe-
arse seriamente la posiblidad de aplicar el artícu- nal como la administrativa. Asimismo, y puestos a
lo 408 del CP. romper con tradiciones jurídicas, también podría
Un segundo problema a resolver es cómo actuar plantearse la competencia del juez penal para im-
ante los supuestos en que no existe bis in idem, poner la sanción administrativa asociada al hecho
por ejemplo, porque los bienes jurídicos de la in- que ha enjuiciado, cuando ha considerado la ine-
fracción administrativa y la penal son distintos, es xistencia del delito (ejemplo: se enjuicia un posi-
decir, cuando existe un concurso ideal. Un ejem- ble delito fiscal, que resulta impune por ausencia
plo puede ser el siguiente: se ha defraudado una de dolo, aunque puede ser sancionado adminis-
subvención que no alcanza los diez millones de trativamente a título de imprudencia). Esta regu-
pesetas y que por tanto no puede ser castigada a lación sería beneficiosa desde el punto de vista de
través del artículo 308 del CP, pero sí mediante la economía procesal y además evitaría el enojoso
una sanción administativa, cometiendo el autor a problema de los límites de la sujección de la ad-
la vez un delito de falsedad en documento oficial. ministración a los hechos que han sido probados
Esta cuestión tiene dos frentes: por el juez.
El tercer aspecto del que deseo ocuparme es de la
Primero. Interpretado estrictamente el principio posibilidad de imponer una doble sanción por un
tal como ha sido regulado, la Administración en mismo hecho, e incluso si ambas infracciones tute-
cuanto no existe identidad de fundamento puede lan un idéntico bien jurídico, en los casos en que la
continuar con su procedimiento, por mucho que sanción administrativa recaiga sobre una persona
exista identidad de sujeto. Pues la paralización del jurídica. Formalmente, y tal como ha señalado rei-
procedimiento y, además la obligación de comuni- teradas veces el TC, esta doble sanción no constitu-
car, sólo está prevista de producirse la triple iden- ye un bis in idem. Ahora bien, este aspecto necesita
tidad. La existencia de dos procedimientos sobre probablemente de una fundamentación más deta-
un mismo sujeto por una conducta delictiva unita- llada que dejo para una próxima ocasión.
ria puede ser disfuncional y en cualquier caso su-
pone una carga adicional para el autor que de he-
cho se ve sometido a un doble proceso. IV. Principio de culpabilidad
Segundo. Si el fraude de subvenciones hubiera
sido constitutivo de delito, se apreciaría un con- Las plasmaciones fundamentales del principio
curso ideal entre la falsedad en documento oficial de culpabilidad, la responsabilidad personal, la
y el delito de fraude de subvenciones. Esto es, al exigencia de dolo o culpa (art. 5), el conocimien-
autor no se le impondrían conjuntamente ambas to, al menos potencial, de la antijuricidad (art.
penas, sino generalmente una sanción más bené- 14.3) y la atribuibilidad o imputabilidad del autor
vola consecuencia de la aplicación del artículo 77 (art. 20.1 º a 3º) son principios acuñados por la
del CP. Razones de justicia material y sobre todo propia legislación penal. Con ser esto importante
derivadas del principio de proporcionalidad, obli- lo es más que tengan rango constitucional para
gan a plantearse si no resulta necesario crear una vincular no sólo al juez sino al legislador penal.
regulación específica que contemple situaciones En este sentido se ha manifestado el TC: "La CE
de concurso ideal entre delitos e infracciones ad- consagra sin duda el principio de culpabilidad
ministrativas, con el fin de impedir que en estos como principio estructural básico del Derecho
casos se impongan conjuntamente ambas sancio- penal" (STC 150/1991 F.J. 4 y 246/1991, F.Jº 2),
nes, como si de un concurso real se tratase. Mien- aunque aún no lo ha desarrollado suficientemen-
tras tanto se produce esta regulación, estimo que te ni en su fundamentación ni en sus plasmacio-
la Administración si ya ha sancionado penalmen- nes. Resulta conveniente advertir que en la segun-
te debe tener en cuenta la sanción penal al gra- da sentencia citada considera que no se opone al
duar la infracción administrativa. No obstante, principio de culpabilidad la responsabilidad en el
tanto el modo en que ha de redactarse la previsión derecho sancionador administrativo de las perso-
legal por la que abogo como la aplicación directa nas jurídicas, con una argumentación que lleva-
del principio de proporcionalidad, se complica ría a no excluirla tampoco en lo penal 58 .

58. Cfr. ARROYo/BERDUGO y otros, Lecciones de Derecho penal, p. 55.

13
Revista Penal
Derecho penal económico y Constitución
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A) LA RESPONSABILIDAD DE LAS PERSONAS presupuesto de aplicación de la medida accesoria


JURÍDICAS "prevenir la continuidad en la actividad delictiva y
los efectos de la misma" y en la simplicidad del
Como es conocido, e independientemente de lo proceso para aplicarlas: la audiencia previa de sus
que ocurra en el Derecho sancionador adminis- representantes legales. Estas nulas garantías ha-
trativo, nuestro Derecho penal positivo no con- cen que el juez tenga un poder casi discrecional en
templa la responsabilidad penal de las personas su imposición.
jurídicas. Esta decisión del legislador no está en Por estas razones garantistas, creo conveniente
entera consonancia con las tendencias político- que en la cansada y reiterativa discusión sobre la
criminales más modernas, que empiezan a inspi- responsabilidad de las personas jurídicas debe
rar los ordenamientos europeos. El CP de 1995 operarse un cambio de perspectiva: la responsabi-
ante las exigencias de la vida real, que indudable- lidad es ya un hecho, sea mediante sanciones ad-
mente reclaman adoptar algún tipo de medida ministrativas sea a través de consecuencias acce-
contra las empresas y las tradiciones dogmáticas, sorias. El que ésta sea además penal, si no nos em-
ha optado por "las medias tintas", estableciendo pecinamos en cuestiones de carácter ontológico y
en el artículo 129 un conjunto de medidas acce- en dogmas, lo único que pretende conseguir es
sorias que potestativamente el juez puede impo- que ésta se determine en el marco de un proceso
ner con el fin de evitar la continuidad de la acti- penal con semejantes posibilidades de defensa
vidad delictiva y los efectos de la misma. que las que existen para las personas nuturales y
Si se estudian los ordenamientos 59 que han de- con unos principios de imputación similares, tras
cidido superar el principio político criminal de so- las convenientes adaptaciones, en la línea que el
cietas delinquere non potes! puede constatarse que TC señalaba en la sentencia a la que se hacía re-
las "medidas accesorias" que ha contemplado ferencia al comienzo de estas líneas. Esto, ni más
nuestro legislador, son en realidad las penas que ni menos, es precisamente lo que ocurre en los
se imponen a las personas jurídicas. La única di- países que han acogido su responsabilidad penal,
ferencia es la pena de multa, pero en realidad no donde van apareciendo construcciones dogmáti-
era necesario que nuestro CP contemplase esta cas que determinan por ejemplo las posibles per-
sanción, pues el Derecho sancionador administra- sonas naturales cuya actuación da lugar a la res-
tivo se encarga ya sobradamente de disponer san- ponsabilidad de la persona jurídica, las condicio-
ciones pecuniarias para las personas jurídicas. En nes para que sea de aplicación el error de
suma: un primer examen de la cuestión podría ser prohibición o una causa de justificación, los crite-
favorable a la solución española del problema, rios a aplicar en la medición de las sanciones, etc.
que, sin abandonar el dogma, ha conseguido aco- En suma: las personas jurídicas tienen derecho a
modarse a las exigencias de la realidad, a través de ser castigadas penalmente.
un sistema de consecuencias accesorias con idén-
ticos efectos preventivos a las penas. B) DIFICULTADES PROBATORIAS EN EL DERECHO
Pero la conclusión anterior sólo puede ser fruto PENAL ECONÓMICO Y PRESUNCIÓN DE INOCENCIA
del primer y siempre precipitado examen, pues lo
que en realidad ha conseguido el legislador es que Frecuentemente se ha puesto de manifiesto
las personas jurídicas puedan ser sancionadas que el Derecho penal económico resulta un sec-
prescindiendo totalmente del cuadro de garantí- tor en el que son complicadas las dificultades
as y de principios que requiere la imposición de probatorias. Esta circunstancia genera el eviden-
una sanción penal a personas naturales. Y por lo te peligro de que criterios de eficacia y de presión
que se refiere al usual argumento de que con la social acaben devaluando en su interior el prin-
imposición de la sanción se perjudica a los socios cipio de presunción de inocencia.
inocentes y trabajadores, lo cierto es que este per- En los útlimos y sonoros procesos de responsa-
juicio es similar, se llame la respuesta punitiva bilidad por el producto este problema se ha evi-
pena o consecuencia accesoria, pero resulta más denciado en la prueba de la relación causal 6 e º
grave si además la pseudopena puede imponerse igualmente en la prueba del dolo, al menos en la
en el marco de un derecho menos garantista. Re- STS sobre el aceite de colza 61 . Igualmente, sobre
párese, en este sentido, en lo indeterminado del todo en la jurisprudencia alemana, se han consta-

59. Un reciente estado de la cuestión puede verse en T1EDEMANN, Responsabilidad penal de personas ¡urídicas, otras agrupaciones y em-
presas en Derecho comparado, ( 1995), en prensa.
60. HASSEMER/MUÑOZ CONDE, La responsabilidad par el producto en el Derecho penal, p. 87 y ss., Y 140 Y ss.; PAREDES CASTAÑÓN, en PA-
REDES CASTAÑÓN/RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, El caso de la colza, p. 49 y SS.
61. Vid. HASSEMER/MuÑoz CONDE, La responsabilidad por el producto en el Derecho penal, p. 104 Y ss.; RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, en PARE
DES CASTAÑÓN/RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, El caso de la colza, p. 203 y ss.

14
D o e t r i n a

tado reglas de determinación de la autoría que ta de la lesión y a partir de aquí buscar infraccio-
merman el pl"incipio de personalidad de las penas, nes de los deberes de organización, elección su-
en virtud del cual un sujeto sólo ha de responder pervisión y control 63 . Y, además, supone trasladar
ele lo que cfectivamente ha realizado. Al encon- criterios de imputación de resposabilidad exis-
trarse con problemas de participación compleja, tentes en el Derecho privado al Derecho penal64_
como los que suelen acaecer en el Derecho penal Aunque los problemas descritos se han discuti-
de la empresa, la jurisprudencia ha optado en lu- do recientemente en relación a los supuestos de
gar de determinar cuál es el autor más próximo al responsabilidad penal por el producto, son comu-
hecho, por trasladar la responsabilidad directa- nes a muchas infracciones del Derecho penal eco-
mente hacía los niveles más altos de dirección de nómico o de la empresa, y muestran que la tarea
la empresa. Incluso, situados ya en la responsa- principal de la Ciencia penal en éste campo es
bilidad inmediata de la alta dirección de la em- esencialmente en el futuro dogmática.
presa, llama también la atención el que todos los En conclusión, no me parece aceptable resig-
directivos respondan por igual, pese a que el deli- narse, tal como ha propuesto la denominada "Es-
to no haya sido cometido en su concreto ámbito cuela de Frankfurt" 65 , a contar exclusivamente
de responsabilidad, utilizando como argumento el con un "viejo Derecho penal" incapaz de tutelar
que esta limitación de la responsabilidad cesa en bienes jurídicos tradicionales frente a nuevas y
situaciones excepcionales o de crisis 62 . Como se- peligrosas formas de ataque e igualmente ausen-
ñala HASSEMER esta forma de proceder contrasta te en la protección de otros intereses que resul-
con la hasta ahora usual en el CP: determinación tan imprescinbles en la configuración actual de
de la persona que ha originado la causa inmedia- la sociedad. e

62. Cfr. HASSEMER/MUÑOZ CONDE, La responsabilidad por el producto, p. 173 y ss.


63. ibídem, p. 177.
64. Ibídem, p. 176, 179. Sobre esta cuestión que también se aprecia en nuestro país en el marco de algunas leyes sancionadoras ad-
ministrativas económicas vid. NIETO MARTÍ"l.
65. Vid., por ejemplo, los trabajos de HERZOG, Gese/lschaftliche Unsicherheit und strafrechtliche Daseinvorsorgue. Studien zur Vorver/e-
gung des Strafrechtsschutzes in den Gefohrdungsbereich, 1991; Límites al control penal de los riesgos sociales, ADPCP, 1993 (trad. lARRAURI
PUOAN/PÉREZ ALVAREZ, p. 317-327) y HASSEMER, Rasgos y crisis del Derecho penal moderno (trad. lARRAURl/MAINECKE}, en ADPCP 1992, P·
235 y ss. Vid. para más referencias, y una panorámica muy ilustrativa del debate actual, RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, en PAREDES CASTAÑóN/
RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, El caso de la colza, p. 33 y ss.

15
Doctrina

La configuración de las causas de justificación


y exculpación en el Derecho Penal comunitario
•••
Gerhard Dannecker Catedrático de Derecho Penal
de la Universidad de Bayrenth. Alemania

La regulación de las causas de justificación y ex- Parte Especial que no pueden ser resueltos por sí
culpación constituyen una de las materias a abor- sólos a partir de las concretas regulaciones típi-
dar en el marco de la construcción de la Parte cas3. En el Derecho Penal existe acuerdo además
General del Derecho Penal comunitario, cuya cre- acerca de la necesidad de codificar las normas
ación es actualmente objeto de discusión 1. Pues, principales, a las que sin duda pertenece la Parte
pese a ser reconocidas en todos los países miem- General. Acuerdo que no se produce en otros sec-
bros, existen profundas divergencias en su con- tores del ordenamiento como el Derecho Civil,
creta formulación 2 , cuya correcta comprensión donde se argüye en contra de la codificación la
requiere además introducir la discusión sobre la creciente limitación del papel del legislador debi-
necesidad de distinguir entre tipicidad, antijurici- do a la fuerte influencia del aparato burocrático y
dad y culpabilidad. Sólo una vez acometida esta las agrupaciones en los programas de política le-
tarea, podrá tomarse posición sobre su plasma- gislativa, tanto en el momento de la creación del
ción y reflexionar sobre propuestas legislativas Derecho y la conformación de la conciencia jurí-
concretas. dica como a la hora de utilizar la ley como instru-
mento de dirección social4 .
La codificación de las cuestiones y materias
l. Sobre la necesidad de codificar las centrales del Derecho Penal representa también
causas de justificación y exculpación una parte de la cultura jurídica continental con
mayor peso que la Common Law Tradition. En
Las causas de justificación y exculpación, debi- este contexto, además, durante el siglo pasado,
do a su carácter de principios generales del Dere- Bentham, Austin y Stuart Mill se mostraron favo-
cho, tendrían validez en el futuro Derecho Penal rables a la codificación; y en la actualidad, desde
común aunque no fueran expresamente recogidas la mitad de los años sesenta, existe una Law Com-
por su Parte General, circunstancia que no afecta- mission a la que se le ha confiado la tarea de co-
ría además al principio de legalidad (nullum cri- dificar el sistema jurídico5, en la que se integra
men sine lege). Sin embargo, su regulación resulta una Comisión encargada de elaborar un Proyecto
aconsejable, pues la Parte General tiene como co- de Código Penal6 • Más allá incluso del Derecho
metido solucionar problemas valorativos de la Penal, el Estado de Derecho exige que la interven-

l . Traducción realizada por ADÁN NIETO MARTÍN (UCLM).


En relación a los esfuerzos que en los últimos tiempos se están sucediendo en aras a la creación de una Parte General común, vid. los
trabajos de ARROYO, PAUERO, ASHWORTH, TIEDEMANN publicados en ZStW 11 o (1998), pp. 419 y ss.; 438 y ss.; 461 y ss.; 472 y ss.; 497 y
ss.; asimismo puede consultarse TIEDEMANN, en Festchrift für lenckener, 1998, p. 411 y ss.; el mismo, en KREUZER/SCHEUING/SIEBER, Die Eu-
ropaisierung der mitgliedstaatlichten Rechtsordnungen in der Europaischen Union. 1997, p. 141 y ss.; el mismo, en Festchrift für Jescheck,
1985, pp. 1411 y ss.; V09el, JZ, 1995, pp. 331 y ss.; e igualmente PERRON, ZStW 109 (1997), pp. 296 y ss.; ZULEEG, JZ 1992, p. 764.
2. Al respecto vid. los distintos trabajos que se contienen en Eser/Perron (Hrsg.). Rechtfertigung und Entschuldigung, Bd. 3, 1991; T1EDE-
MANN, NJW 1993, pp. 29 y ss.; Wagemann, Rechtfertiguns-und Entschuldigungsgründe im Buf3geldrecht der Europaisches Gemeinschaften,
1992, passim; específicamente sobre la legítima defensa, WrrrEMANN, Grundlinien und Grenzen der Notwehr in Europa, 1997, pp. 3 y ss.
3. TIEDEMANN, en Festschrift für Baumann, 1992, p. 7.
4. En este sentido, par ejemplo, SCHWARK, ZHR 147 (1983), p. 243, en relación a la reforma del Derecho de obli~a~iones.
5. Para más detalles vid. GRIEW, ZStW l 00 (1988), pág. 931 y s.; KADISH, Rutgers law Journal 1988, p. 521 y s1gu1ente.
6. En 1985 se presentó una propuesta de Proyecto: Criminal law: Codification of Criminal law. A report to the law Commission, law
Comm. n.2 143, 1985.

11
Revista Penal
La configuración de las causas de justificación y exculpación en el Derecho Penal comunitario
•••

ción de los poderes públicos en materias como la La jurisprudencia del T.J.C.E., que conoce la dis-
justicia o la administración tengan cobertura le- tinción entre causas de justificación y exculpación,
gal, lo cual conlleva que las cuestiones más im- puede proporcionamos las primeras indicaciones.
portantes sean reguladas por ley formal. En un Por ello resulta conveniente analizarla y, teniendo
sector como el Derecho Penal, que contiene las li- en cuenta que procede sustancialmente de sancio-
mitaciones más importantes para la libertad de nes en materia de competencia, completarla, a tra-
los ciudadanos, tal exigencia resulta especialmen- vés de referencias a la situación existente en algu-
te evidente. nos países miembros. A partir de aquí discutire-
La existencia de sanciones administrativas co- mos la concreta configuración de cada causa de
munitarias 7 conjuntamente con las posibilidades justificación y exculpación, cuyo ámbito de aplica-
que tiene la Comunidad de obligar mediante di- ción estará constituido por todas las sanciones ad-
rectivas o reglamentos a los Estados miembros a ministrativas y preceptos penales comunes.
introducir preceptos penales y de formular reco- La jurisprudencia del T.J.C.E. sobre las sancio-
mendaciones a través de Convenios 8 , hace nece- nes previstas en el Derecho de la competencia del
sario además no limitarse a mencionar única- T.C.E. y T.C.E.C.A., calificadas por la doctrina ma-
mente una serie de principios generales, como el yoritaria como Derecho Penal en sentido am-
de proporcionalidad o ponderación de intereses. plio12, tiene un papel central, pues ha sido la en-
La futura Parte General debería realizar formula- cargada de desarrollar los principios jurídicos bá-
ciones detalladas, pues sólo de este modo puede sicos, debido a la ausencia de una regulación
alcanzarse rápidamente y en la mayor medida po- expresa de las causas de justificación y exculpa-
sible una aplicación similar de los principios ge- ción. El T.J.C.E. en su construcción no ha adopta-
nerales por parte de la Comunidad y de los Esta- do directamente una determinada formulación
dos miembros y con ello lograr una uniformidad estatal, sino que las ha construido autónomamen-
real. te derivándolas del propio Derecho comunitario 13 .
Los preceptos estatales se estudian como simples
sugerencias con el fin de mostrar las distintas so-
11. La diferencia entre tipicidad, luciones posibles 14 y fundamentar la propia solu-
antijuricidad y culpabilidad ción, sin realizar un auténtico análisis de Derecho
comparado 15 . Estas circunstancias confieren gran
El punto de arranque de la reflexión sobre la importancia al estudio de la jurisprudencia comu-
codificación de las causas de justificación pasa nitaria.
por constatar las significativas diferencias que Por lo que se refiere a la situación jurídica de los
existen entre los Estados miembros en relación Estados miembros, la teoría jurídica del delito tie-
a esta cuestión9 y el diferente valor que se otor- ne en países como Francia, Bélgica, Irlanda y
ga a la distinción entre antijuricidad y culpabili- Gran Bretaña, e incluso Holanda y Dinamarca,
dad 1º. La mayoría de los ordenamientos, no obs- mucha menos importancia que en el sistema ale-
tante, distinguen entre causas de justificación y mán u otros muy próximos, como el español o el
exculpación y extraen de ello consecuencias ju- italiano, lo que desaconseja tener como objetivo la
rídicas que son importantes esencialmente en búsqueda una suerte de mínimo denominador co-
relación a la posibilidad de participación 11 . Tal mún. Frente a la simplificación legislativa, convie-
distinción a menudo no se encuentra en el Dere- ne priorizar la búsqueda de soluciones correctas,
cho positivo, que se refiere sólo a la impunidad en cuanto que nuestra meta es confeccionar una
como consecuencia jurídica de ambas catego- Parte General aplicable al Derecho Penal y no sólo
rías. a las sanciones administrativas.

7. Sobre esta cuestión vid. BóSE, Strafen und Sanktionen, 1996, pp. 253 y ss.
8. DANNECKER, Jura 1981, pp. 81 y ss., con ulteriores referencias.
9. Detenidamente PERRON, ZStW 100 (1997), pp. 281 y ss.; vid. además VOGEL, GA 1998, pp. 127 y ss.
10. Vid. las distintas contribuciones a Eser/Flechter (Hrsg.). Rechtsfertigung und Entschuldigung, Bd. l. 1988.
11. DANNECKER, en lmmenga/Mestmacker (Hrsg.). EG-Wettbewerbsrecht-Kommentar. 1998. Art. 15 VO, marg. 191; WAGEMANN, Buf3-
geldrecht, p. 168. . .
12. Vid. sólo BósE, Strafen und Sanktionen, p. 19; DANNECKER/fiSCHER-fRISCH, Das EG-Kartellrecht m der Buf3geldprax1s, 1989, p. 6 Y s.;
TIEDEMANN en Festschríft für Jescheck, p. 1417. .
13. KAKOURIS y JACQUÉ, en //iopoulus-Strangas (Hrsg.). Grundrechtsschutz im europoischen Raum, 1993. p. 203 y 318, respectivamente.
14. WE1f3, Die Verteidigungsrechte im EG-Kartellverfahren, 1995, p. 77, con ulteriores referencias.
15. PERNICE, Grundrechtsgehalte im Europaíschen Gemeinschaften, 1979, p. 31; vid. además Dauses, JoR 1982, p. 4.

12
Doctrina

•••

l. TIPICIDAD, ANTUURICIDAD Y CULPABILIDAD EN raciones sobre la culpabilidad en el momento de


LA JURISPRUDENCIA DEL T.J.C.E. determinar si procede la imposición de una san-
ción. Esta sucesión indica que existe una diferen-
El T.J.C.E. no se ha pronunciado expresamente ciación entre injusto y culpabilidad. La cual resul-
acerca de la distinción dogmática entre tipicidad y ta necesaria en cuanto que la conformidad con
antijuricidad. Sin embargo, en sus decisiones se el Derecho supone una medida, que transciende
comprueban en primer lugar los elementos fácticos del Derecho sancionador y afecta en general a las
y normativos de las prohibiciones establecidas en prohibiciones del Derecho de la competencia, pues
los artículos 85 y 86 del T.C.E. y sólo cuando se ha sólo cuando existe antijuricidad puede prohibirse
constatado la infracción, se examina si existen cir- un comportamiento. Por el contrario, la impo-
cunstancias que, por ejemplo, puedan dar lugar a sición de una sanción tiene como condición adi-
una exención16. Por tanto, tras la afirmación de que cional la existencia de un comportamiento cul-
se dan las condiciones objetivas, se comprueba si pable.
existe un precepto permisivo que se oponga a la La diferenciación entre tipicidad, antijuricidad
norma de prohibición y que justifique el comporta- y culpabilidad que acepta el T.J.C.E. no tiene, sin
miento típico. embargo, significado sistemático, a diferencia de
La noción de causa de justificación se muestra lo que ocurre en la dogmática alemana. Se trata
especialmente clara en el tratamiento del valor sobre todo de una necesidad práctica: la diferen-
de las autorizaciones administrativas en materia de ciación entre tipicidad y antijuricidad determina
competencia, que constituyen exenciones a un com- sobre quién pesa la carga de la prueba. Corres-
portamiento que por regla general resulta prohi- ponde a la Comisión probar que un determinado
bido17. El artículo 85 del T.C.E. prohíbe sustan- comportamiento es contrario a la competencia; y
cialmente en su apartado primero las restriccio- a la em~resa, la existencia de una causa de justifi-
nes horizontales y verticales a la competencia, cación 1 e, igualmente, la ausencia de culpabili-
mientras que en su número tercero prevé una dad.
exención a estos comportamientos, que permite a
la Comisión a la vista del caso concreto dejar sin
efectos a través de una decisión la norma prohibi- 2. LA DISTINCIÓN ENTRE TIPICIDAD, ANTIJURICIDAD
tiva. Este supuesto representa una causa de justifi- Y CULPABILIDAD EN ALGUNOS ORDENAMIENTOS
cación expresamente tipificada que tiene como ESTATALES
fundamento la ponderación entre los intereses li-
gados a la defensa de la competencia y otros aje- La doctrina mayoritaria otorga en Alemania, al
nos. Esta justificación afecta no sólo a las decisio- igual que en Italia 19, Austria y España, donde se
nes sancionadoras, sino también a aquellas en las ha adoptado este modelo 20, valor sistemático a la
que se declara prohibido un comportamiento, sin diferenciación entre tipicidad, antijuricidad y cul-
imponer sanción alguna, e incluso excluye la posi- pabilidad21. El tipo mediante la descripción del
bilidad de pedir una reclamación civil por daños. comportamiento delictivo contiene un determina-
Es decir, conlleva que el comportamiento resulte do tipo de injusto que debe ser imputado al autor
conforme con todo el ordenamiento jurídico, tras- como su hecho. Merced a la decisiva influencia
cendiendo del ámbito sancionador. del finalismo, que convirtio la acción penal en
Las causas de exculpación y de justificación el concepto central de la teoría del delito, el dolo
sólo entran en juego, por el contrario, en el caso conjuntamente con otros elementos subjetivos
de decisiones sancionadoras y ello porque una de- pertenecen al tipo penal. La antijuricidad expresa
cisión en la que se establezca únicamente que un que un determinado comportamiento está en con-
comportamiento está prohibido no requiere la tradicción con la totalidad del ordenamiento jurí-
existencia de culpabilidad. Sólo cuando se afirma dico, mientras que la culpabilidad fundamenta un
la antijuricidad resulta necesario realizar conside- juicio de desvalor sobre la persona. La función de

16. T.J.C.E., 11-11-1978. Rec. 1978, p. 131 "Miller lnternational Sachllplaten".


17. DANNECKER, en lmmenga/Mestmacker (Hrsg.). Art. 15 YO 17, marg. 120 y s.
18. DANNECKER, European Journal of Crime, "Criminal Law and Criminal Justice", 1993, p. 236 y s.
19. Vid. sólo PAUERO, ZStW 110 (1998), p. 428 y ss.
20. JESCHECK/WEIGEND, Lehrbuch des Strafrechts, p. 214; crítico acerca de la validez del modelo alemán para el futuro Derecho Penal
europeo Perron, en Festchrift für Lenckner, p. 227 y ss.
21. JESCHECK/WEIGEND, Lehrbuch des Strafrechts. Allgemeiner Teil. 5 Auff. 1996, p. 200 y ss., con ulteriores referencias.

13
Revista Penal
La configuración de las causas de justificación y exculpación en el Derecho Penal comunitario
•••

estas categorías es simplemente descriptiva en entre justificación y exculpación. Discutiéndose,


cuanto que constituye niveles de valoración dife- en este sentido, si un determinado derecho de
rentes22. defensa pertenece a una u otra categoría28. Inde-
En Francia, por el contrario, tipicidad, antiju- pendientemente de las cuestiones relativas a la
ricidad y culpabilidad no se conciben como par- alegación y a la carga de la prueba, las causas de
tes de un sistema. A la hora de declarar la exis- justificación se entienden como elementos negati-
tencia de un hecho punible se diferencia entre el vos del actus reus 29 , mientras que, por el contra-
elemento legal, material y subjetivo, lo que supo- rio, las causas de exculpación se conciben ma-
ne categorizar en principios jurídicos los presu- yoritariamente como parte del elemento mens rea,
puestos de responsabilidad fijados por el Dere- es decir, dentro de los requisitos necesarios para la
cho positivo23 . Dentro de este marco continúa afirmación de la culpabilidad30 .
siendo discutida la encuadración de las causas Finalmente, en Dinamarca no es posible encon-
de justificación. A comienzos del presente siglo trar diferenciación alguna entre antijuricidad y
se mantuvo que debían integrarse como élément culpabilidad. No obstante, la diferencia en sí es
injuste en el sistema de la teoría del delito, opi- conocida y puede ser aceptada sin problemas den-
nión que, sin embargo, no se ha desarrollado tro de su sistema penaJ31.
posteriormente. En cualquier caso, existe unidad
sobre la irrelevancia de los elementos subjetivos
de la justificación. La existencia de los presupues- 3. LA CLASIFICACIÓN DE LOS "DERECHOS DE
tos objetivos del estado de necesidad o la legítima DEFENSA"
defensa excluyen por sí solos la aplicación del pre-
cepto penal24 . Las causas de justificación se di- Un asunto en cierto modo independiente de las
ferencian de las causas de exculpación que afec- cuestiones sistemáticas es si el legislador, dentro de
tan al autor como la inimputabilidad consecuen- la Parte General del Derecho supranacional, debe o
cia de una enfermedad mental o la minoría de no señalar expresamente si un determinado dere-
edad, que son ubicadas en la culpabilidad o la cho de defensa constituye una causa de justifica-
imputabilidad25 . ción o exculpación. En los distintos ordenamientos
En el sistema penal de Inglaterra y Gales resul- nacionales no existe una solución uniforme. Mien-
ta decisiva la división entre elementos constituti- tras que el Código Penal alemán distingue entre
vos del hecho punible -actus reus y mens rea-,que causas de justificación y exculpación, el C.P. es-
han de ser probados por la acusación, y derechos pañol rehúsa establecer tal diferenciación, dejando
de defensa, cuya alegación y prueba corresponde su clasificación en manos de la jurisprudencia
al acusado. La discusión acerca de los principios y la Ciencia penal32 . En Italia el proyecto de Parte
jurídicos de la Parte General constituye una de las General de 1992 facilita la distinción entre am-
materias más analizadas por la Ciencia penal26 • bas33.
Existe, igualmente, una importante discusión en En el marco de la futura codificación de la
torno a la relación que existe entre los derechos de Parte General del Derecho Penal supranacional
defensa y los elementos constitutivos de cada he- europeo, ambos caminos -la clasificación expre-
cho punible 27 y sobre el sentido de la distinción sa o el rechazo a la misma- resultan posibles. A

22. HIRSCH, Studi in memoria De/ita/a, Bd. 111, 1984, p. 1934, not. 3.
23. En este sentido VOGEL, GA 1998, pág 129, ha calificado el sistema penal francés de "positivista, principolista y pragmático".
24. VOGEL, GA 1998, p. 134.
25. MERLE/Vrru, Traifé de droit crimine/, Bd. 1, 7 Auf 1997, n. 2 435.
26. ·Vid. por ejemplo ASHWORTH, Principies of Criminal Law, 2 Auff. 1995, pp. 132 y ss. y 201 y ss.
27. Vid. WAlli.K, Die Untersheidung zwischen Rechtsfertigung und Entschuldigung in englischen und deutschen Strafrecht, 1997, p. 38 Y
SS.
28. Sobre este tema, AsHWORTH, Principies of Criminal Law, pp. 93 y s., 132 y s., 201 y s.; SMITH, Justification and Excuse in the Crimi-
nal Law, 1989, passim.
29. AsHWORTH, Principies of Criminal Law, p. 132 con ulteriores referencias.
30. AsHWORlH, Principies of Criminal Law, p. 201, nuevamente con referencias.
31. GREVE/GULMANN, en Kommission der EG (Hrsg.}, The system of administrative and penal sandions in the member stales of the Euro·
pean Communities, Vol. 1, 1994, p. 73; vid. además l<RUSE, en Eser/Fletcher (Hrsg.}, Rechtfertigung und Entschuldigung, Bd. l, PP· 646 Y
~ d
32. Vid. ARROYO, ZStW 110 (1998), p. 443; SUÁREZ GoNZÁLEZ, GA, 1998, p. 112 y ss.; acerca de la situación en Francia, vi · ZIES-
CHANG, ZStW 106 (1994), p. 651 y SS.
33. MILITEUO, ZStW 107 (1995), p. 977.

14
D o e t r 1
• n a

•••

favor de señalar expresamente la naturaleza de más, resulta competencia del legislador y no de la


cada derecho de defensa, puede alegarse que el jurisprudencia decidir si mediante estas normas
legislador se obliga a establecer las consecuen- permisivas se desea motivar a los ciudadanos pa-
cias jurídicas de cada causa de exención de la ra que realicen dichos comportamientos o, sim-
responsabilidad, lo que proporcionará una ma- plemente, pretende restablecer mediante las cau-
yor uniformidad en la aplicación del Derecho al sas de justificación la libertad general de actua-
contar los tribunales nacionales con una regula- ción del ciudadano.
ción más detallada. Una regulación legal expresa tiene como venta-
ja la concreción del contendido y límites de los
principios jurídicos generales, aportando mayor
4. CONCLUSIONES uniformidad en la aplicación del Derecho, al evi-
tar que los tribunales se vean abocados a desarro-
La distinción entre tipicidad, antijuricidad y llar las previsiones del legislador. El proceso legis-
culpabilidad constituye, tras lo que acaba de ver- lativo permite además alcanzar soluciones más
se, el punto de partida de la futura codificación de ponderadas y matizadas que las decisiones de los
las causas de justificación y exculpación, puesto tribunales, condicionadas siempre por el proble-
que se encuentra tanto en la jurisprudencia del ma que en concreto se plantea. A favor de la regu-
T.J.C.E. sobre el derecho sancionador de la com- lación expresa de las causas de justificación pue-
petencia, como en la mayoría de los ordenamien- de también aducirse que las autorizaciones que en
tos estatales. Por otro lado, en países como In- ellas se establecen transcienden a las prohibicio-
glaterra, en que no se conoce tal diferencia, la nes que contienen los preceptos penales 35, pues
Ciencia jurídica admite su posibilidad. El talante afectan a otros mandatos y prohibiciones del or-
pragmático del T.J.C.E. y el carácter abierto del denamiento. De este modo su positivización se
sistema penal en muchos Estados miembros acomoda mejor con las exigencias derivadas del
aconsejan regular separadamente las causas de principio de unidad del ordenamiento jurídico, al
justificación y exculpación que integrarán el siste- proporcionar criterios que permiten una valora-
ma penal europeo. El legislador podría establecer ción uniforme del comportamiento en todos los
la diferencia mencionando expresamente las con- sectores del derecho 36 . Una regulación legal pro-
secuencias jurídicas de los distintos derechos de porciona además mayor seguridad jurídica a los
defensa, esto es, señalando cuándo su aplicación ciudadanos en el momento de programar sus
excluye la antijuricidad en todos los sectores del comportamientos, en cuanto que la utilización de
ordenamiento o sólo tienen validez en el ámbito la ley incrementa la transparencia del ordena-
penal, en atención a las exigencias derivadas del miento, mientras que las normas extrapositivas,
principio de culpabilidad. como son los principios jurídicos, conducen fácil-
mente a aplicaciones de las normas difícilmente
penetrables.
III. Exigencias generales No obstante, debe reconocerse que las normas
de la codificación de las causas de la Parte General deben poseer necesariamen-
de justificación y exculpación te cierto grado de abstracción con el fin de faci-
en la Parte General litar su aplicación en todos los sectores de la Par-
te Especial3 7 . Una regulación detallada, además,
l. CAUSAS DE JUSTIFICACIÓN requiere siempre constantes intervenciones del
legislador. Este grado de indeterminación no con-
Las causas de justificación otorgan al ciudada- tradice el principio de legalidad, pues resulta ne-
no la posibilidad de realizar un comportamiento cesario para dotar al juez de un cierto espacio de
en sí prohibido u omitir un comportamiento de- juego, que le permita adaptar su aplicación al
bido en una situación de conflicto. A través de caso concreto a partir de sus propias valoracio-
las causas de justificación se coordinan también las nes. La concreción de las cláusulas generales y
prohibiciones existentes en el Derecho Penal con los conceptos jurídicos indeterminados es tarea
el resto del ordenamiento jurídico34 . Por lo de- del juez que configura de este modo la realidad

34. AMELUNG, en Schünemann (Hrsg.), Grundfragen des modernen Strafrechtssystems. 1984, p. 94; Küper, JZ 1973, p. 95.
35. En este sentido, y en relación al Derecho Penal alemán, SCHÓNKE/SCHRÓDER-lENCKNER, Kommentar zum SIGB. 25. AuR. 1997, marg.
4 Vor § 32.
36. RUDOLPHI, en Festschrift für Armin Kaufmann, 1993, p. 371.
37. TIEDEMANN, en Festschrift für Baumann, p. 15.

15
Revista Penal
... La configuración de las causas de justificación y exculpación en el Derecho Penal comunitario
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jurídica, si bien, debe hacerlo dentro del marco del ciudadano, autorizándole a que, ante una si-
de sus competencias. Finalmente, debería tener- tuación de conflicto, actúe con el fin de salva-
se también presente que existe una mayor nece- guardar determinados intereses realizando un
sidad de determinación en relación a aquellas comportamiento en sí prohibido u omitiendo una
normas de la Parte General que tienen como fun- acción en sí debida.
ción la fijación de normas de comportamiento,
como, por ejemplo, ocurre con la legítima defen-
sa o el estado de necesidad. 1. LEGÍTIMA DEFENSA

a) La legítima defensa como principio general del


2. CAUSAS DE EXCULPACIÓN Derecho

La culpabilidad consiste en reprochar un com- La jurisprudencia del T.J.C.E. establece que la


portamiento a una determinada persona y la ine- legítima defensa tiene como presupuesto un
xigibilidad del comportamiento debido. La codifi- comportamiento que resulta indispensable para
cación de las causas de exculpación significa que defenderse contra un ataque antijurídico38, reali-
el legislador determina la cantidad de culpa que zado por aquella persona cuyo bien jurídico es
debe existir para que pueda imponerse una san- atacado 39. El T.J.C.E. ha rechazado expresamen-
ción penal. Este límite debe fijarlo el legislador, si te que la legítima defensa se limite a los ataques
se desea establecer una situación jurídica unitaria contra la vida y la salud40 . No está aún claro, sin
en la Comunidad Europea. embargo, si es necesario que la legítima defensa
tenga como condición la proporcionalidad del
medio de defensa4•.
IV. Causas de justificación penales Los requisitos que el T.J.C.E. establece para la
aplicación de la legítima defensa son similares a
Dentro de las causas de justificación debemos los que existen en las legislaciones de los Estados
diferenciar, de un lado, entre normas permisivas miembros 42 . En primer lugar, es necesaria la exis-
en sentido propio, que establecen un comporta- tencia de un ataque antijurídico; elemento que cons-
miento debido, como el ejercicio de un derecho tituye el fundamento de la autorización que per-
(Amtsrechte, ordre de la loi, commandement de mite utilizar la legítima defensa, en cuanto que el
l'autorité légitime) o que permiten realizar un atacante no sólo lesiona los intereses de la víc-
comportamiento (legítima defensa, estado de ne- tima, sino también el ordenamiento jurídico. En
cesidad y autorizaciones legales y administrativas todos los ordenamientos nacionales se requiere
). Y, de otro, las normas que determinan bajo qué además una relación temporal entre el ataque y la
condiciones excepcionales un precepto penal no defensa, sin que en ello influya el que los textos
resulta aplicable, como por ejemplo el consenti- positivos recojan o no expresamente este requisi-
miento expreso o presunto. A diferencia del pri- to43. En algunos países como Austria y Dinamar-
mer tipo de causas de justificación, el consenti- ca se menciona expresamente por la ley no sólo la
miento del lesionado, que en ocasiones excluye ya actualidad del ataque, sino también la existencia
la tipicidad, no constituye ningún precepto permi- de un peligro inmediato o un ataque previsible,
sivo. Igualmente, y tal como señalamos anterior- previsión que si bien permite una mayor concre-
mente, la necesidad de acometer una regulación ción44, no tiene mayores repercusiones en la prác-
se incrementa en el caso de preceptos permisivos tica.
que tienen como fin orientar el comportamiento Por lo que se refiere a los bienes jurídicos sus-

38. SsT.J.C.E., 12-Vll-1962, Rec. 1962, pp. 581, 612 "Moclena"; 18-111-1980, Rec. 1980, p. 907, 1.021, "Valsabbia I"; el T.J.C.E. re-
mite a ambas decisiones, donde se trataba de la imposición de sanciones administrativas no pecuniarias, en el caso "Pioneer", único su-
puesto en que el T.J.C.E. se ha ocupado de la legítima defensa en relación a las sanciones pecuniarias, T.J.C.E., 7-Vl-1983, Rec. 1983, pp.
1.285, 1.861.
39. T.J.C.E., 18-111-1980, Rec. 1980, pp. 907, 1.021 ''Valsabbia 1".
40. Esta consideración coincide con la situación existente en tocios los ordenamientos, vid. sólo GENONI, Die Notwehr im Volkerrecht,
1987' XXIX; WAGEMl>NN, Buf3geldrecht, pp. 113 y SS.
41. A favor, DANNECKER, en lmmenga/Meslmacker (Hrsg.), Art. 15 YO 17, marg. 141; en contra, WAGEMANN, Buf3geldrecht, p. 97.
42. Vid. sólo GENONI, Notwehr im Volkerrecht, XXIX.
43. Como ocurre en Noruega o España, vid. WmEMANN, Grundlinien und Grenzen, p. 263.
44. WITTEMl>NN, Grundlinien und Grenzen, p. 263.

16
D o e t r •
1 n a

•••

ceptibles de ser defendidos, existen ordenamien- b) Necesidad de su codificación en la Parte General


tos en los que expresamente se realizan algunas
restricciones 45 . Éste es el caso de Francia o Bél- A la vista de la escasa trascendencia práctica de
gica, que en la tradición del Derecho romano, la legítima defensa en el Derecho sancionador de la
consideran que únicamente cabe legítima defen- competencia comunitario y, en general, en todo el
sa ante ataques a la vida, la salud, la integridad Derecho Penal económico51 , puede cuestionarse
física y la autodeterminación sexual46. No obs- la necesidad de proceder a su codificación expre-
tante, la legítima defensa de bienes como la pro- sa de la misma en la Parte General del Derecho
piedad o el patrimonio se admite también siem- Penal europeo. Puede alegarse a favor de su codi-
pre que el ataque resulte proporcional47 . El ar- ficación que con ello se reconoce que no sólo los
tículo 122-5 del Código Penal francés, en su poderes públicos, sino también los particulares,
apartado segundo hace referencia claramente a incluyendo a las personas jurídicas, tienen dere-
este requisito. En Inglaterra, la jurisprudencia ha cho a defenderse por sí solos, salvo que una auto-
restringido igualmente la legítima defensa de la ridad, nacional o comunitaria, pueda acometer
propiedad a través del requisito de proporcio- una defensa eficaz del bien jurídico en peligro.
nalidad48. En Italia, el artículo 52 del Codice Pe- Por el contrario, no recoger expresamente la legí-
nale y el artículo 4.1 de la Ley n.º 689/1981 es- tima defensa podría dar lugar al malentendido de
tablecen también que la defensa "debe guardar que la Comunidad ostenta un monopolio más am-
relación con el ataque". plio que el existente en los ordenamientos na-
Dentro de los requisitos que hacen referencia a cionales a la hora de garantizar la validez del or-
la acción defensiva nos encontramos finalmente denamiento. Igualmente resultaría paradójico que
con la cuestión relativa a los medios de defensa. el Derecho comunitario no reconociera el derecho
Además de la necesidad de defensa, elemento a los Estados miembros de defenderse por sí mis-
presente en todos los ordenamientos, en muchos mos ante ataques inminentes. Esta situación en-
se menciona también el principio de proporcio- traría en contradicción con un principio, tan am-
nalidad con el fin de señalar que el medio de de- pliamente compartido, como es el de que los me-
fensa debe ser el menos lesivo de los que resultan dios de defensa privados sólo pueden excluirse
disponibles en el momento del ataque. La mayo- cuando el Estado es capaz de ofrecer una protec-
ría de los Códigos penales requieren igualmente ción eficaz. Finalmente, la regulación de la legíti-
una ponderación de bienes, exigencia de propor- ma defensa en el ámbito comunitario podría ser-
cionalidad que puede derivarse ya del artículo vir para fijar con mayor precisión los límites en
2.2. de la CEDH. En el Derecho alemán, donde se los que los medios estatales de defensa tienen pre-
desconoce el requisito de proporcionalidad, la li- ferencia. Estas razones hacen oportuno proceder
mitación del derecho de defensa a través del mis- a la regulación expresa de la legítima defensa en el
mo puede ser admitida jurisprudencialmente49 a marco de una futura Parte General del Derecho
través de una interpretación del término "debi- Penal supranacional52 .
da"5º. La exigencia de proporcionalidad resulta
además conforme con los dos fundamentos de la c) Propuesta legislativa
legítima defensa: el que el derecho no deba ceder
ante el injusto y la validez del ordenamiento jurí- Legítima defensa: No actúa antijurídicamente
dico. quien realiza un comportamiento que resulta pre-
Tras estas consideraciones bien puede concluir- ciso para repeler de modo necesario y adecuado
se afirmando que la legítima defensa es un princi- un ataque actual y antijurídico contra sí mismo o
pio jurídico que debe corresponderse con los prin- un tercero. No existe adecuación cuando dicha ac-
cipios de idoneidad, necesidad y adecuación. ción resulta desproporcionada en atención a la pe-

45. Acerca de la discusión histórica que sobre este asunto mantuvieron PUFENDORF y GROTIUS, vid. Karlg, ZStW 11 O (1998), p. 66 y
SS.
46. Éste era el caso de Francia hasta la entrada en vigor del nuevo Código Penal.
47. STEFANl/l.EvASSEUR/BouLOC, Droit pénal général. 15 AuR 1992, n.2 240 y ss.
48. VOGEL, GA 1998, p. 144, con ulteriores referencias.
49. Como se prueba en l.ACKNER/KüHL, StGB 22 Auf-1997, § 32 marg. 13.
50. Karlg, ZStW 11 O (1998), p. 67.
51. Vid. al respecto DANNECKER, European Journal of Crime. Criminal Law and Criminal Justice, 1993, p. _238. .
52. Acerca de la necesidad de establecer también una regulación especial para los supuestos en que existen excesos extensivos como
consecuencia de una situación de miedo, desconcierto o terror, vid. infra. V.2.

17
Revista Penal
La configuración de las causas de justificación y exculpación en el Derecho Penal comunitario
•••

ligrosidad del ataque, la culpabilidad del agresor y mente, a través de la fórmula "dureza de las cir-
el valor del bien jurídico atacado. cunstancias" (duress of circumstances) se admite
un nuevo tipo de defensa cercano al estado de ne-
cesidad60, que abarca situaciones marcadas por
2. ESTADO DE NECESIDAD la necesidad de evitar un perjuicio grave61 . Por el
contrario los supuestos de duress by threats se en-
a) El estado de necesidad justificante como princi- cuadran dentro de la exculpación. El § 34 del Có-
pio general del derecho digo Penal alemán recoge también el estado de
necesidad, si bien en el ámbito del Derecho Penal
El T.J.C.E. admite el estado de necesidad como económico se admite sólo si está en peligro la
principio general del Derecho comunitario, cuyo existencia de la empresa, sus puestos de trabajo y
contenido reside en que no puede exigirse al autor su significado económico62 . En España, el estado
un comportamiento conforme al Derecho en una de necesidad se contiene en el artículo 20.5 del
situación de necesidad. Los requisitos del estado C.P., dependiendo su aplicación de que el mal
de necesidad, según sus decisiones, son una ame- causado sea menor al que se trata de evitar. Los
naza inminente que pone en serio peligro un bien supuestos de bienes jurídicos similares se consi-
y la imposibilidad de conjurar el peligro a través deran por la doctrina mayoritaria como una cau-
de otro modo que no sea la realización del com- sa de exculpación (estado de necesidad exculpan-
portamiento antijurídico 53 . La persona que actúa te), al igual que el denominado miedo insupera-
en estado de necesidad no debe haber originado la ble (Art. 20.6) 63 . El Código Penal italiano recoge
situación de peligro54 y además 55 dicho peligro de- el estado de necesidad justificante en su artículo
be constituir una amenaza que ponga en peligro la 51, limitando su aplicación a los casos en que
propia existencia del sujeto 56. No está aclarado, exista un peligro importante para la vida u otro
sin embargo, sí puede apreciarse el estado de ne- bien altamente personal. Como se desprende de
cesidad cuando los bienes en juego tienen un va- estas consideraciones, el estado de necesidad es
lor similar e, igualmente, si en este caso existiría una institución conocida en todos los ordena-
una causa de justificación o de exculpación57 . mientos que tiene como fundamento la pondera-
El estado de necesidad es reconocido en todos ción de intereses.
los Estados miembros aunque se carezca total o Tradicionalmente el estado de necesidad se fun-
parcialmente de regulación expresa, como ocurre damentó en una situación psíquica o psicológica
en Bélgica, Francia, hasta la entrada en vigor del de necesidad, que impedía comportarse conforme
nuevo Código Penal58 , o en Austria, cuyo Código a la norma penal 64 . Concepción que explica el que
Penal contiene sólo el estado de necesidad justifi- en algunos ordenamientos, como el italiano, se re-
cante. En Inglaterra el estado de necesidad cons- conozca exclusivamente el estado de necesidad en
tituye un derecho de defensa reconocido, pese a situaciones de peligro para la vida o la salud o bie-
que su aplicación completa está revestiva de nu- nes altamente personales. La consecuencia de esta
merosas reservas 59 . Normalmente sólo produce formulación es que, obviamente, el estado de ne-
una atenuación de la pena. No obstante, reciente- cesidad no sirve de justificación cuando se inten-

53. T.J.C.E., 18-111-1980, Rec. 1980, pp. 907, 1.023, ''Valsabbia 1". '
54. Vid. SsT.J.C.E., 18-111-1980, Rec. 1980, pp. 907, 1.035, 1.069 ''Valsabbia 1"; 11-Xll-1980, Rec. 1983, p. 1.507, 1.531 "Kl&kner 1".
55. En estos supuestos pueden tener primacía, sobre la regulación genérica del estado de necesidad, regulaciones económicas específi-
cas que, como ocurre en el derecho sancionador de la competencia, excluyan la invocación del estado de necesidad. Acerca de esta cues-
tión vid. DANNECKER en lmmenga/MestmC:icker (Hrsg.), Art. 15 VO 17, margs. 146 y ss.
56. SsT.J.C.E., 18-111-1980, Rec. 1980, pp. 907, 1.070 ''Valsabbia I"; 11-Xll-1980, Rec. 1980, pp. 3.753, 3.764 "Ferriere Lucchini".
57. Sobre esta cuestión DANNECKER, en lmmenga/MestmC:icker (Hrsg.), Art. 15 VO 17 marg. 150, con ulteriores referencias.
58. JESCHECK, Revue de science crimine/le et de droit pénal comparé, 1987, p. 97.
59. ASHWORTH, Principies of Criminal law, pp. 144 y ss., pp. 214 y ss. ..
60. ASHWORTH, Principies of Criminal law, pp. 217 y ss.; BlACKSTONE'S, Criminal Pracfice, 1994, A 3.28; vid. igualmente SMITH, Justif1-
cation and Excuse in the Criminal Law, p. 86, quien considera la duress by circumstances un supuesto de exculpación; crítico sobre esta
opinión MILITELLO, en Eser/Huber/Cornils, Einzelverantwortung und Mitverantwortung im Strafrec_ht'. 1998, pp. 269 y s. .
61. ClARKSAON/KEATING, Criminal law: Text and Materials, 3 AuR. 1994, p. 274; CURZON, Criminal law, 7 AuR. 1994, p. 82; vid. tam-
bién ASHWORTH, ZStW 110 (1998), p. 446.
62. Cfr. Schonke/Schr&ler-Lenckner, SIGB, § 34 marg. 9, con ulteriores referencias.
63. Vid. sólo ARROYO, ZStW 11 O (1998), p. 443 y s.
64. Vid. NEUMANN, en Nomos-Kommentar zum Strafgesetzbuch (Loseblattsammlung) Stand Marz 1997, § 34 marg. 2.

18
Doctrina

•••

ta salvar un valor patrimonial. En países como Sería posible mantener, no obstante, que cada
Francia y Alemania, desde hace algunos años se ciudadano soportara sus propios perjuicios y que
observa una ampliación de los bienes que pueden el desarrollo de la solidaridad correspondiera ex-
ser defendidos a través del estado de necesidad, clusivamente al Estado, lo cual, obviamente, su-
aplicándose a situaciones en las que se intentan pondría aplicar el estado de necesidad únicamen-
salvar puestos de trabajo o, por ejemplo, evitar la te a situaciones excepcionales. El T.J.C.E., en con-
quiebra 65 . Esta evolución, de enorme significado sonancia con esto último, exige una amenaza
para el Derecho Penal actual, no puede entender- inminente procedente de un peligro serio, que sea
se a partir de la fundamentación tradicional del imposible de conjurar por un medio distinto al
estado de necesidad, de carácter marcadamente comportamiento antijurídico realizado. Además,
psicológico. cuando se trata de empresas, limita el estado de
El problema principal del estado de necesidad, necesidad a los supuestos en que su propia exis-
muy evidente dentro del Derecho Penal económi- tencia se vea amenazada70 . En el Derecho Penal
co, no reside en que su aplicación conlleve a la económico belga se requiere igualmente una si-
absolución, sino qué su reconocimiento significa tuación de peligro para la existencia de la empre-
autorizar al autor para transmitir sus propios ma- sa, como requisito imprescindible para justificar
les a otro individuo o a la comunidad66 , lo cual las agresiones sobre derechos de terceros 71 ; si la
sólo puede justificarse en el marco del segundo empresa dispone de medios propios para evitar el
fundamento del estado de necesidad, cuyas raíces peligro no existe deber de solidaridad alguno por
se hunden en el derecho natural, según el cual re- parte de terceros. La jurisprudencia alemana en
sulta lícito alcanzar fines amparados por el orde- los casos de estado de necesidad agresivo requiere
namiento jurídico a través de medios adecua- también la amenaza de peligro para la existencia
dos67. de un determinado bien para justificar la lesión o
Dentro de los presupuestos básicos del estado la puesta en peligro de intereses de terceros 72 •
de necesidad aún no está suficientemente aclara- Muy esclarecedora en este sentido es, por ejemplo,
do si sólo está permitido salvar un interés superior la decisión del OLG de Koblenz, que rechazó la
a través del ataque a bienes de inferior valor y si aplicación del estado de necesidad en el caso de
existe alguna restricción en relación al tipo de bie- un conductor, con un volumen de alcohol en san-
nes jurídicos. En cualquier caso, dado que el esta- gre superior al permitido (1,8%), que llevaba al
do de necesidad supone imponer a un tercero la hospital a un herido grave, pero cuya vida no se
obligación de tolerar un perjuicio en sus bienes en encontraba en peligro73.
beneficio de otro, resulta preciso encontrar un Una restricción ulterior del estado de necesidad
fundamento del mismo que trascienda al propio puede efectuarse en los supuestos en que la perso-
Derecho Penal. El deber de solidaridad6 8 que exis- na cuyos intereses están amenazados resulte co-
te entre los ciudadanos de un Estado constituye el rresponsable de la creación del peligro. El
fundamento en virtud del cual el perjudicado tie- T.J.C.E., en este sentido, exige para aplicar el esta-
ne el deber de sacrificarse 69 ; obligación que deja do de necesidad el que no exista ninguna contri-
de existir cuando los bienes jurídicos son de igual bución a la creación del peligro por parte de la
importancia, razón por la cual en estos casos sólo persona cuyos intereses se pretenden salvar74 . En
puede darse una situación de exculpación. Francia, Italia, Holanda e Inglaterra encontramos

65. En relación a Alemania, vid. la sentencia del Tribunal. Supremo de 13 de marzo de 1975 - 4 StR 28/75 (no publicada); su texto
puede encontrarse en TIEDEMANN, Die Neuordnung des Unweltstrafrechts, 1980, p. 58. Para Francia, vid. JEANDIDIER, Droit pénal général, 2
AuR. 1991, n.2 269 y ss.
66. Vid. KüPER, JuS 1987, p. 86.
67. Vid. NEUMANN, en Nomos-Kommentar zum SIGB, § 34 margs. 5 y ss.; acerca de la fundamentación del estado de necesidad en el
marco de la filosofía del Derecho, vid. KüHL, en Festchrift für Lencjner, pp. 144 y ss.
68. Vid., no obstante, KüHL, en Festchríft für Lenckner, p. 158, quien no considera que este principio pueda fundamentarse en la Constitu-
ción y además no encuentra que exista una fundamentación suficiente del principio de solidaridad por parte de la Filosofía del Derecho.
69. Vid. KüHL, Strafrecht. Allgemeiner Teil. 1997, § 8 marg. 1 y ss. con ulteriores referencias; NEUMANN, en Nomos-Kommentar zum
SIGB, § 34, marg. 9 y ss.
70. T.J.C.E., Rec. 1980. p. 907, 1.023 ''Valsabbia I".
71. BOSLY/SPREUTELS, Revue lnternatíonal de Droit Pénale, 1983, pp. 131 y ss.
72. Acerca del estado de necesidad en el Derecho Penal económico, vid. PFOHL, en Müller-Gugenberger, Wirtschaftsstrafrecht, 2 AuR.
1992, § 44 marg. 107.
73. MDR 1972, p. 885.
74. SsT.J.C.E., Rec. 1980, pp. 1.035, 1.069 ''Yalsabbia I"; Rec. 1983, p. 1.531 "Kl&kener I".

19
Revista Penal
La configuración de las causas de justificación y exculpación en el Derecho Penal comunitario
•••

una limitación similar75 . En Alemania se tiene en b) Necesidad de codificar el estado de necesidad


cuenta, en el momento de realizar la ponderación
de intereses, si la persona que va a ser beneficiada Al igual que sucedía con la legítima defensa, re-
por el estado de necesidad ha tenido parte de res- sulta conveniente incluir el estado de necesidad
ponsabilidad en la creación del peligro, de tal dentro de la futura Parte General del Derecho Pe-
modo que cuando esto sucede se excluye o limita nal supranacional, por ser plasmación de un prin-
la posibilidad de apreciar la justificación. En ge- cipio general del Derecho, que indica que los bie-
neral, la idea de responsabilidad en la creación del nes jurídicos de inferior rango pueden ser lesio-
peligro se encuentra en todos los ordenamientos, nados con el fin de salvaguardar un interés
independientemente de si, como ocurre en Alema- superior.
nia, existe una formulación expresa del denomi- El reconocimiento del estado de necesidad justi-
nado estado de necesidad defensivo. ficante implica que al autor no se le exige un com-
La diferenciación entre estado de necesidad jus- portamiento conforme al Derecho y que existe la
tificante y exculpante constituye, finalmente, otro obligación de tolerar el ataque en beneficio del in-
de los problemas centrales. En la mayoría de los terés superior. En los casos de igualdad de bienes
países se distingue entre ambas clases de estado de resulta de aplicación el estado de necesidad excul-
necesidad, que se plasma incluso expresamente en pante. No resulta necesario, sin embargo, plasmar
los Códigos Penales de Alemania y Austria. En este expresamente la doctrina del T.J.C.E., que requiere
útlimo país sólo se menciona además el denomi- que el beneficiado por el estado de necesidad no
nado estado de necesidad exculpante76. En Italia, haya contribuido a la creación de la situación de
país en el que se conoce sólo el estado de necesidad peligro. Y ello a pesar de que en la mayoría de los
justificante, el Proyecto de Reforma complementa ordenamientos se admite tal restricción80 . Esta
las causas de justificación con una nueva categoría circunstancia, como muestra el Derecho alemán,
independiente de eximentes de la responsabilidad donde no se menciona expresamente, se puede te-
penal cuyo fundamento es subjetivo, lo que posibi- ner presente en el momento de la ponderación de
lita la diferenciación entre antijuricidad y culpabi- intereses, lo que proporciona una fórmula mucho
lidad77. En todos estos países, entre los que debe más flexible que su plasmación expresa, pero con
incluirse también a España, cuando los bienes en idénticos resultados prácticos, en cuanto que con-
conflicto tienen igual rango sólo cabe apreciar una duce también a la limitación o exclusión del esta-
exclusión de la culpabilidad. do de necesidad81.
En otros estados miembros, por el contrario, se En relación a esta cuestión, sí que resulta, en
conoce únicamente un tipo de estado de necesi- cambio, aconsejable regular el estado de necesi-
dad. En Francia, el artículo 122.7 del Código Pe- dad defensivo; en este supuesto, el principio de so-
nal recoge el estado de necesidad como un caso de lidaridad no suministra un fundamento suficiente
exclusión de la responsabilidad penal, cuyo presu- para permitir una agresión, que debe buscarse en
puesto es un peligro actual o previsible que ame- el principio de responsabilidad por el injusto. El
naza al autor, a un tercero o a una cosa. La reali- estado de necesidad defensivo tiene como condi-
zación de un comportamiento típico necesario ción una situación de peligro que procede de un
para la protección de personas o cosas excluye la objeto ajeno y autoriza su lesión o destrucción
responsabilidad penal incluso si no existe propor- para repeler el ataque, con la condición de que
cionalidad entre la gravedad del peligro y la ac- exista una relación de proporcionalidad entre el
ción realizada, lo que supone que el legislador ha comportamiento defensivo y el daño que puede
rechazado expresamente la diferenciación entre derivarse de la situación de peligro. En esta situa-
ambas clases de estado de necesidad78 . En Espa- ción, la responsabilidad objetiva del propietario
ña, el Código Penal no distingue tampoco entre es- del objeto que origina el peligro autoriza a quien
tado de necesidad justificante y exculpante, aun- es puesto en peligro a lesionarlo aunque su valor
que tal distinción, como antes decíamos, se reali- sea superior, siempre que exista una relación de
za por la doctrina y la jurisprudencia79 . proporcionalidad.

75. Vid. DANNECKER, European Journal of Crime, Criminal Law and Criminal Justice, 1993, p. 239.
76. Vid. NAWAKOWSKI, en Wiener Kommentar zum Strafgesetzbuch, 1984, Nachbem. zu § 3 marg. 3 y ss.
77. MILITEUO, ZStW 107 (1995), p. 997.
78. ZIESCHANG, ZStW 106 (1994), pp. 652 y ss.
79. Vid. SUÁREZ GoNZÁLEZ. GA 1988, p. 114.
80. Vid. DANNECKER, European Journal of Crime, Criminal Law and Criminal Justice, 1993, p. 239.
81 . Vid. al respecto SCHÓNKE/ScHRÓDER·lENCKNER, § 34 marg. 42.

20
Doctrina

•••

c) Propuesta de regulación "consentimiento no sea contrario a las buenas


costumbres" (§ 228 del Código Penal alemán).
Estado de necesidad agresivo: No actúa antijurí- Existen regulaciones especiales del consentimien-
dicamente quien realiza un hecho necesario para to en relación a supuestos específicos que consti-
repeler un peligro contra la vida, la salud, la liber- tuyen casos especialmente graves de ataques con-
tad u otro bien jurídico, si ponderando todas las tra la integridad y la personalidad, como son los
circunstancias, el interés preservado resulta pre- casos de esterilización, castración, sustracción de
ponderante de tal modo que deba tolerarse el ata- órganos o participación en experimentos científi-
que sobre otro bien jurídico. cos. Además se discuten otros aspectos relaciona-
Estado de necesidad defensivo: No actúa antijurí- dos con la libertad del consentimiento, como la
dicamente quien lesiona o destruye una cosa aje- capacidad de apreciación o las limitaciones del
na con el fin de repeler un peligro para sí o un ter- consentimiento de los representantes83 .
cero procedente de la misma, si la lesión resulta La situación que acaba de describirse coincide
necesaria para repeler el peligro y si el daño no es esencialmente con la existente en Austria e Italia,
desproporcionado en relación al peligro. aunque en este último país el consentimiento en-
cuentra, sin embargo, plasmación positiva. El De-
recho inglés presenta también amplias similitudes
3. CONSENTIMIENTO con el alemán. El consentimiento no está regula-
do expresamente 84 , si bien sí se prevé hacerlo en
a) El consentimiento como principio general del el marco de los proyectos de codificación, y se dis-
Derecho cute también si la falta de consentimiento es par-
te de la prohibición o si constituye una defensa.
El T.J.C.E. no ha tomado hasta ahora posición Igualmente, su fundamento se sitúa en la autono-
alguna en torno al consentimiento, debido a que mía individual, valor que llevado a sus últimas
los bienes jurídicos tutelados por el Derecho san- consecuencias plantea la cuestión de los límites
cionador comunitario no resultan disponibles. del consentimiento en relación a los bienes de ca-
Por ello nos limitaremos a exponer la situación en rácter personal85 . La diferencia existente en Ale-
los países miembros de la Comunidad Europea. mania entre acuerdo y consentimiento se entien-
En Alemania, el derecho vigente no regula ni el de, en cambio, de otro modo en el Derecho inglés:
consentimiento, ni el consentimiento presunto. en aquellos casos en los que la acción no causa
Dependiendo de la naturaleza del delito, la con- ninguna lesión grave se considera que no existe
formidad del afectado puede conducir a la atipici- violación de precepto jurídico si existe acuerdo
dad, lo que se concoce como acuerdo (Ein- del afectado 86 . Como puede apreciarse, lo decisivo
vestandnis), o bien a considerar el hecho como no es la configuración del tipo penal, sino la gra-
justificado, casos en ~ue se habla de consenti- vedad de la lesión al bien jurídico, de tal modo que
miento (Einwilligung) 8 • El acuerdo como causa únicamente en los casos graves, por ejemplo un
de atipicidad se produce en aquellos casos en que ataque mediante vías de hecho, el consentimiento
entre los elementos del tipo figura la necesidad de posee carácter justificante. Su eficacia, en este su-
que el hecho se realice contra la voluntad de la puesto, es bastante limitada, a no ser que el autor
persona lesionada. El consentimiento, como cau- haga valer a good reason. Concepto éste que es una
sa de justificación, se aprecia en relación a bienes cuestión de public policy y que resulta complicado
jurídicos personales en los que está limitada la ca- determinar87 •
pacidad de disposición. El derecho consuetudina- El Derecho Penal francés sólo excepcionalmen-
rio y el artículo 2.1 de la Constitución constituyen te otorga relevancia como causa de justificación al
las fuentes jurídicas de esta doctrina. Los casos consentimiento de la víctima. El nuevo Code Pé-
particularmente problemáticos son los supuestos nal no regula tampoco esta materia. La norma ge-
de homicidio a petición y lesiones consentidas; en neral es que el consentimiento del lesionado no
estos últimos, la justificación depende de que el sirve para justificar el hecho 88 , salvo en casos ex-

82. Vid. sólo JESCHECK/WEIGEND, Lehrbuch des Strafrechts, pp. 372 y ss.
83. Sobre estos aspectos, K6HLER, Strafrecht Allgemeiner Teil, 1997, pp. 250 y ss.
84. ASWHORTH, Principies of Criminal Law, pp. 318 y ss.
85. Vid. AsHWORTH, Principies of Criminal Law, p. 318.
86. BLACKSTONE'S, Criminal Pradice, B 2.7.
87. BLACKSTONE's, Criminal Practice, B 2.7.
88. JEANDIDIER, Droit pénal général, n.2 356.

21
Revista Penal
La configuración de las causas de justificación y exculpación en el Derecho Penal comunitario
•••

cepcionales y en determinadas circunstancias. La que cumplen por ello los presupuestos típicos de
irrelevancia del consentimiento es especialmente figuras como las amenazas, las detenciones ile-
clara en relación a la vida, la salud, la integridad gales, lesiones o allanamiento de morada. La reali-
corporal o bienes jurídicos colectivos, como el zación de estas actividades previstas por la ley y el
consentimiento del trabajador para trabajar du- ejercicio del cargo excluyen la responsabilidad pe-
rante un día festivo. Incluso las intervenciones nal en todos los países miembros de la Unión Eu-
médicas solo están justificadas cuanto existe una ropea. Esta situación se extiende a los supuestos
aprobación legal. En suma, el consentimiento en en que la ley concede un cierto margen de discre-
Francia sólo tiene relevancia como causa de atipi- cionalidad o a la ejecución de órdenes superiores
cidad si su ausencia constituye un élement de l'in- conformes a Derecho, que obligan o autorizan a le-
fraction. En los casos en que el tipo penal no re- sionar un determinado bien jurídico.· De este
quiere que se actúe en contra o sin la voluntad del modo, por ejemplo, en Francia, las causas de justi-
afectado, sólo es posible la justificación si existe ficación denominadas exercise d'un droit, ordre de
un regulación legal expresa o al menos un supues- la loi y commandament de l'autorité légitime com-
to que pueda ser equiparado a una autorizacion prenden, respectivamente, los casos de utilización
legal. En cualquier caso, además, el autor debe ac- de un derecho y de ejecución de un mandato legal
tuar en conformidad con el interés público y las o de la autoridad competente. Lo dispuesto en la
buenas costumbres. Este reconocimiento tan su- ley tiene eficacia justificante, a no ser que resulte
mamente restrictivo del consentimiento en Fran- necesario, como suele ser frecuente, una autoriza-
cia, al igual que en Bélgica, patentiza el peso que ción particular del juez o de otra autoridad públi-
tiene la concepción del carácter público del Dere- ca a partir del marco legal. De este modo, por
cho Penal. ejemplo, la policía no puede invocar directamente
la ley si no cuenta con una autorización del juez en
b) Necesidad de una codificación en la Parte General el caso concreto. Además, tampoco sirve para jus-
tificar un comportamiento el hecho de que la ad-
A la hora de contestar a esta pregunta debe con- ministración lo tolere habitualmente o lo permita
siderarse, en primer término, que en los estados a través de una disposición carente de fundamen-
miembros el consentimiento tiene un valor muy to legal.
limitado como causa de justificación, a salvo de Al igual que ocurre en Francia, también en Ale-
regulaciones sectoriales específicas. Por ello, una mania y Austria y en otros países, como Italia, In-
regulación expresa sólo tendría sentido si fuera glaterra y España, no hay duda alguna acerca de
capaz de establecer con precisión los límites del la existencia de una situación de justificación
consentimiento, aportando alguna mejora a la si- cuando una norma extrapenal autoriza la realiza-
tuación actual. No obstante, la experiencia mues- ción de un determinado ataque, siempre y cuando
tra que este objetivo sólo puede lograrse en el se cumplan los requisitos legales establecidos.
marco de regulaciones sectoriales sobre trasplan- En algunos estados miembros se ha positiviza-
te de órganos, sanitarias, deportivas, etc., donde do como causa de justificación el ejercicio del car-
pueden tenerse en cuenta las particularidades go y la obediencia debida, como es el caso de Ita-
existentes 89 . lia y Francia o España, mientras que en otros
como Inglaterra, Austria y Alemania, se carece de
regulación. El artículo 51 del Código Penal italia-
4.EJERCICIO DEL CARGO Y DE DERECHOS no establece expresamente que no existe respon-
DE COACCIÓN sabilidad penal en los supuestos de ejercicio de un
derecho, cumplimiento de una obligación legal o
a) Consideraciones sobre el ejercicio legímito del de una orden conforme a derecho del superior. En
cargo y la actuación en cumplimiento de un deber España, el nuevo Código Penal, en el precepto que
público recoge las causas eximentes de la responsabilidad,
menciona también el ejercicio de un derecho y el
Los funcionarios públicos están obligados a rea- cumplimiento de una obligación (art. 20. 7 del
lizar tareas, previstas en normas jurídicas, que con- C.P.), aunque no hace referencia a la obediencia
llevan el empleo de medios de fuerza o coactivos y debida. Las normas que establecen derechos y

89. Si se rechazo codificar el consentimiento, lógicamente tampoco debe recogerse uno regulación del consentimiento presunto, es ~~}r,
aquellos cosos en los que se presume la existencia del consentimiento aunque el titular del bien no lo hayo emitido a través de una dec1s1on
actual o no puedo recabarse en el momento de los hechos.

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obligaciones pueden tener su origen en cualquier auto, decreto, acto administrativo) o proviene de
sector del ordenamiento jurídico, resultando indi- un superior y cumple con las condiciones del con-
ferente, por tanto, si el rango de la norma es una cepto de antijuricidad penal al que antes hacía-
ley, reglamento, tratado internacional o la cos- mos referencia9s.
tumbre. Un sector doctrinal mantiene una opinión más
Mientras que existe amplio acuerdo en que los radical señalando que sólo los actos administrati-
ataques conforme a derecho están justificados o vos nulos, es decir, aquellos que tienen una grave
bien, con carácter más general, excluyen la res- y visible carencia, no pueden tener efectos justifi-
ponsabilidad penal, resultan discutibles los casos cantes96. De tal modo que basta con que el acto
en los que el comportamiento del funcionario no pueda ser ejecutado para mantener su valor como
está cubierto por precepto legal alguno y el ataque causa de justificación. La posición contraria cues-
resulta contrario al Derecho administrativo o a tiona, en cambio, la corrección del concepto penal
cualquier otra rama del ordenamiento jurídico, de conformidad y propugna que el ataque no puede
distinta del Derecho Penal. La doctrina mayorita- justificarse si no existen todos los requisitos seña-
ria y la jurisprudencia alemana han acuñado en lados por la ley97 , lo que impide la justificación in-
estos últimos casos un concepto penal autónomo cluso en el caso de actos administrativos anula-
de conformidad con el ordenamiento jurídico90 , a bes. Según esta doctrina, si la ejecución de estos
tenor del cual lo decisivo no es tanto la corrección actos infringe un precepto penal, la justificación
material, sino la conformidad con el ordenamien- sólo sería posible de existir una causa de justifica-
to desde un punto de vista formal 91 . Esta doctrina ción que contemplase estos presupuestos 98 . Esta
constituye un punto intermedio en relación a las opinión coincide con la doctrina mayoritaria en
posiciones extremas que requieren una conformi- Austria, donde también se mantiene que la falta
dad material y formal absoluta o se conforman de alguno de los requisitos legales que permiten
con un cierto efecto vinculante92 . Entre estos dos realizar una agresión impide justificar el compor-
extremos, el concepto penal de conformidad con tamiento. Sin embargo, en Austria, al igual que en
el derecho requiere que el autor sea competente Alemania, el ciudadano afectado por un compor-
tanto material como territorialmente y que haya tamiento antijurídico procedente de la autoridad
examinado conforme al deber objetivo de cuidado sólo tiene derecho a resistirse en los casos de "an-
la existencia de las condiciones necesarias para tijuricidad cualificada", es decir, si la autoridad o
que el ataque resulte lícito93 o, en aquellos casos el funcionario carecían de competencia para la re-
en los que existe un margen de discrecionalidad, alización del acto o si su comportamiento es cons-
haya utilizado conforme al deber su margen de titutivo de delitos como tortura o abuso de fun-
maniobra94 . La existencia de un comportamiento ciones. En la mayoría de los casos, por tanto, el
antijurídico sólo se aprecia, por tanto, cuando la ciudadano está obligado a tolerar comportamien-
ponderación de intereses no se ha realizado con- tos antijurídicos99.
forme al deber de cuidado exigido o el comporta- Limitaciones similares, en orden a establecer la
miento del funcionario puede tacharse de arbitra- conformidad a derecho del ataque, se establecen
rio o ha abusado de su oficio. En los casos en que para los casos de cumplimiento de órdenes antiju-
el funcionario actúa cumpliendo una orden, la ac- rídicas vinculantes. En el Derecho francés se pre-
ción de servicio resulta conforme a derecho si la vé en este punto que el mandato sólo resulta obli-
orden ha sido emitida de un modo formalmente gatorio cuando no es manifiestamente antijurídi-
válido por un tribunal o autoridad (sentencia, co (art. 122.4.2 del C.P.) 100 . En Dinamarca, Italia o

90. Ampliamente lENZ, Die Diensthandlung und ihre RechtmaBigkeit in § 113 StGB, 1987, pp. 20 y ss.
91. BGHSt 4, 164, 21, 363.
92. Para más detalles, V1TT, ZStW 106 (1994), p. 581 con ulteriores referencias.
93. ScHóNKE/ScHRÓOER-ESER, § 113, marg. 27; ScHÓNKE/ScHRÓOER-lENCKNER, marg. 86 vor §§ 32 y SS.
94. Vid. sólo l..ACKNER/KüHL, StGB, § 113 marg. 8 y ss.; ROXIN, Strafrecht. Allgemeiner Teil, Bd. 1, 3 Auff. 1998, § 17 marg. 2 y ss., am-
bos con ulteriores referencias.
95. Para mayores detalles, ROXIN, Strafrecht, A.T. § 17 marg. 4 y ss.
96. BENDER; Die Rechtma8igkeit der Amtsausübung i.S.d. 3 113 StGB, 1953; WAGNER, JuS 1975, p. 224. ..
97. AMELUNG, JuS 1986, pp. 335 y s.; BACKES/RANSIEK, JuS 1989, pp. 626 y ss.; ROXIN, Strafrecht, A.T., § 17 marg. 9 y s.; ScHUNEMANN,
JA 1972, pp. 707 y ss.
98. THIELE, JA 1975, pp. 373 y ss.
99. FucHS, Ósterreichisches Strafrecht. Allgemeiner Teil. 3. Auff. 1998, p. 174. . .
1OO. Vid. sobre ello MILITELLO, en Eser/Huber/Cornils (Hrsg.), Einzelverantwortung im Strafrecht, p. 254 y s., con ulteriores referencias.

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Revista Penal
La configuración de las causas de justificación y exculpación en el Derecho Penal comunitario
•••

Portugal se añade un elemento subjetivo, que exi- mientos técnicos necesarios para ello. Además, en
ge además para la exclusión de la responsabilidad otras ocasiones está obligado a ejecutar con rapi-
que el autor no conociera el contenido delictivo de dez el mandato, como suele acaecer en los casos
la orden y que la antijuricidad no resultara mani- de empleo de la fuerza y órdenes de la autoridad.
fiesta. El Código Penal italiano señala que el su- Esta situación de conflicto, en la que puede exi-
bordinado no es responsable por la ejecución de gírsele tanto la negativa a realizar un comporta-
una orden antijurídica si no conocía su antijurici- miento como su realización, debe ser resuelta ex-
dad o su cumplimiento resultaba obligatorio (art. presamente por el legislador, que debe señalar con
51.3 y 4). Existe obligatoriedad en los casos en los carácter general cuál es la obligación prevalente.
que la ley rechaza cualquier posibilidad de control El conflicto al que hacemos referencia se produce
en relación a la orden y deja de existir cuando la además no sólo en casos en los que el funcionario
antijuricidad es manifiesta, es decir, si su conteni- realiza lo dispuesto en un acto de la administra-
do es claramente delictivo o los requisitos forma- ción que procede de otra instancia, sino que tam-
les esenciales -como la competencia para emitir bién está presente en los supuestos en que el fun-
tales órdenes o el respeto de las formas obligato- cionario actúa directamente dando cumplimiento
rias- no se cumplen. Estos límites son incluso a lo dispuesto en la ley, como ocurre especialmen-
aplicables en caso de estructuras altamente jerar- te con la policía o los funcionarios encargados de
quizadas, como el ejército o la policía 101 • En Ale- la persecución penal cuando tienen que aplicar
mania, igualmente, el cumplimiento de órdenes medidas coactivas en situaciones que no admiten
antijurídicas tiene efectos justificantes, salvo en demora.
los casos en que la orden sea manifiestamente an- Tal como se ha mostrado, la opinión prevalente
tijurídica 102 • En España el artículo 41 O del C.P. es- en los Estados miembros otorga efectos exoneran-
tablece que no incurre en delito de desobediencia tes de la responsabilidad al ejercicio del cargo si se
el funcionario que no da cumplimiento a un man- ejecuta una orden superior, independientemente
dato que constituya una infracción manifiesta, de si ésta es conforme con el ordenamiento jurídi-
clara y terminante de una ley o de cualquier otra co. Esta causa de exclusión de la responsabilidad
disposicion general. Lo que a sensu contrario pue- penal encuentra sus límites cuando el autor cono-
de interpretarse en el sentido de que la conduc- ce la antijuricidad del comportamiento o ésta re-
ta del funcionario resulta justificada cuando cum- sulta manifiesta, ya se trate de casos de ejecución
ple una orden antijurídica de la autoridad supe- de órdenes o de actuación en cumplimiento de la
rior que no resulte manifiestamente antijurídica. ley. Mediante esta limitación se evitan situaciones
de abuso de derecho y, sobre todo, se impide algo
b) Necesidad de codificación en la Parte general consustancial al Estado de Derecho, el que pueda
existir algún tipo de interés legítimo en la ejecu-
La disparidad de regulaciones en relación a este ción de órdenes y mandatos manifiestamente an-
punto en los países miembros hace necesario es- tijurídicos procedentes de una autoridad superior.
tablecer una regulación supranacional que las eli- Por lo que se refiere al concepto de antijuricidad
mine y logre una armonización en el ámbito de la manifiesta, pueden traerse a colación los criterios
Comunidad. Igualmente el legislador debería acla- que se emplean en Alemania e Italia, y concretar-
rar si constituye una causa de justificación o ex- se en supuestos en que la orden es manifiesta-
culpación, lo que suministraría un punto de re- mente delictiva o no existe ni una apariencia for-
ferencia más claro para la aplicación del Derecho. mal de legalidad como consecuencia de que no se
Por lo que se refiere a su contenido, debe aclarar- han cumplido los requisitos formales esenciales,
se en primer lugar la posición del funcionario, exista una total falta de competencia o arbitrarie-
cuestión de perfiles borrosos en todos los ordena- dad, en los supuestos de competencias discrecio-
mientos. En efecto, el funcionario, de un lado, se nales.
encuentra obligado a ejecutar las órdenes de la au- Además de contener los requisitos básicos, con-
toridad superior, pero, de otro, está también muy viene que la futura regulación establezca expresa-
limitado para comprobar su adecuación a derecho mente el carácter justificante o exculpante de este
a través de un examen cuidadoso, pues carece a supuesto de exoneración, con el fin de incremen-
menudo de la información, legitimación y conoci- tar la seguridad jurídica. En torno a esta cuestión,

l 01. Vid. las referencias en MILITELlO, en Eser/Huber/Cornils (Hrsg.), Einzelverantwortung und Mitveranwortung im Strafrecht, pp. 260

y s~02. JESCHECK/WEIGEND, Lehrbuch des Strafrechts, pp. 394 y s.; lENCKNER, en Festschrift für Stree und Wessels, 1993, PP· 235 Y s.; Ro-
xin, Strafrecht, A.T. § 17 marg. 18 y s., con ulteriores referencias.

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Militello mantiene su carácter de causa de excul- realización de esa función, la orden es manifiesta-
pación, argumentando que la situación de con- mente antijurídica o el autor es consciente de la
flicto es de carácter subjetivo, al referirse a la antijuricidad de su comportamiento.
concreta decisión de actuar del afectado, por lo
que no se trataría de valorar en abstracto una si-
tuación de colisión entre bienes juridicos distin- 5. SOBRE LA NECESIDAD DE CONTEMPLAR UNA
tos. Lo relevante es que el funcionario se encuen- CAUSA DE JUSTIFICACIÓN GENÉRICA (EJERCICIO
tra en una situación en la que corre el peligro de LEGÍTIMO DE UN DERECHO)
ser castigado tanto si decide negarse a cumplir
una orden, que tras un examen posterior resulta Finalmente resta por analizar cómo puede ase-
conforme a derecho y vinculante, como si decide gurarse en la Parte General del Derecho Penal su-
ejecutarla inmediatamente sin considerar el co- pranacional el reconocimiento de las causas de
nocimiento o la cognoscibilidad de su contenido justificación de naturaleza no penal, como las au-
delictivo. La importancia que tiene la decisión torizaciones -por ejemplo, las que concede la Co-
subjetiva del afectado demuestra, según este au- misión Europea según el artículo 85.3 del T.C.E.-
tor, que la realización de mandatos antijurídicos En los Estados miembros no se ha considerado
debe ser encuadrada dentro de las causas de ex- necesario realizar una codificación completa de
culpación 103 . todas las causas de justificación, reconociéndose
A favor de su enmarcación dentro de las causas simplemente que las causas de justificación no pe-
de justificación puede alegarse, sin embargo, que nales despliegan también su eficacia en el Dere-
se trata de un supuesto de colisión de deberes, en cho Penal, aunque no exista una regulación ex-
el que debe considerarse en principio preponde- presa 105. Por otro lado, en aquellos casos en que la
rante el deber de obediencia de funcionarios y sol- causa de justificación hace referencia exclusiva a
dados, como condición necesaria para la efectivi- un determinado tipo de la Parte Especial, la solu-
dad y el correcto funcionamiento de la adminis- ción más correcta es mencionarlo al lado de la co-
tración, frente al deber de evitar la realización del rrespondiente figura delictiva.
tipo penal; valor que sin embargo obtiene la pri-
macía en los supuestos más graves. El que el ejer-
cicio del cargo y profesión y la obediencia debida V. Causas de exculpación y de exclusión
constituyan una causa de justificación tiene ade- de la culpabilidad
más la ventaja de no permitir que el ciudadano
afectado pueda utilizar la legítima defensa contra Sumariamente abordaremos para concluir si es
el funcionario, lo cual resulta necesario, ya que si necesario recoger expresamente el principio de
se obliga a un funcionario a cumplir una orden, culpabilidad y las causas de exclusión de la culpa-
no puede considerarse al mismo tiempo que actúa bilidad que complementan el estado de necesidad
antijurídicamente y permitir contra él el ejercicio justificante y la legítima defensa.
de la legítima defensa. Esta consecuencia con-
cuerda además con las disposiciones de la Parte
Especial, existentes en Alemania y Austria, relati- 1. RECONOCIMIENTO DEL PRINCIPIO DE
vas a la oposición contra la fuerza pública 1º4. CULPABILIDAD MEDIANTE LA POSITIVIZACIÓN
DE LAS CAUSAS DE EXCULPACIÓN
c) Propuesta de regulación
La positivización de las causas de exculpación
Ejercicio del cargo y actuación en cumplimiento tiene como requisito previo reconocer que la im-
de una obligación legal: posición de la pena exige la realización de un
comportamiento culpable. Este principio, recono-
• No actúa antijurídicamente quien en el ejercicio cido en todos los países miembros, en relación, al
de sus funciones, cumple una decisión judicial, un menos, a las infracciones penales más graves y
acto de la autoridad superior o de una orden. por el derecho sancionador de la competencia co-
• El comportamiento es antijurídico cuando ma- munitario106, se cimenta en distintas normas de la
nifiestamente no existe una cobertura legal para la Parte General, concretamente aquellas que reco-

103. MIUTEUO, en Eser/Huber/Cornils (Hrsg.), Einzelverantvorlung und Mitveranlworlung im Strafrecht, p. 255.


104. Para más detalles MIUTELLO, en Eser/Huber/Cornils (Hrsg.), Einzelveranlworlung und Mitverantwortung im Strafrecht, pp. 260 y ss.
105. Más detenidamente DANNECKER, Das intertemporale Strafrecht, 1992, p. 278 con ulteriores referencias.
106. DANNECKER, en Schünemann/Suárez González (Hrsg.}, Bausteine des europaischen Wirtschftsstrafrecht, pp. 341 Y ss.

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Revista Penal
... La configuración de las causas de justificación y exculpación en el Derecho Penal comunitario
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gen la imputabilidad, señalando las anomalías 3. ESTADO DE NECESIDAD EXCULPANTE


que impiden que el autor pueda comprender el in-
justo o actuar conforme a dicha comprensión, la a) Consideraciones sobre el estado de necesidad ex-
minoría de edad penal y el error de prohibi- culpante
ción 107.
Como anteriormente se apuntó, la culpabilidad El Derecho italiano sólo conoce el estado de ne-
penal no requiere únicamente de culpabilidad cesidad justificante, situación que se repite en el
sino de un determinado quantum de culpabili- Proyecto de 1992. En Inglaterra, la Camara de los
dad, razón por la que corresponde al legislador Lores (asunto R. v. Howe, 1987) 11 º tampoco ad-
delimitar el nivel de culpabilidad a partir del que mitió ninguna causa de justificación o exculpa-
considera ilegítima la imposición de un castigo. ción en relación a un homicidio realizado en una
Esta tarea la puede realizar a través de la previ- situación de necesidad, si bien en este país, en los
sión de causas de disculpa (entschuldigungsgrün- últimos tiempos han aparecido nuevas causas de
den) de comportamientos dolosos, lo que las dife- exclusión de la reponsabilidad, como la ya men-
rencia de las causas de exclusión de la culpabili- cionada duress of circumstances 111 .
dad 108. A diferencia de lo que ocurre en Italia e Inglate-
rra, en Alemania, Austria y España la doctrina
mayoritaria admite el estado de necesidad discul-
2. EXCESO EN LA LEGÍTIMA DEFENSA pante que se aplica a las situaciones de conflicto
entre bienes de igual valor. El fundamento de la
a) El exceso defensivo y su codificación exculpación reside en el principio de inexigibili-
dad de un comportamiento conforme al Derecho,
Si se considera que la proporcionalidad del ata- que se deriva de la alteración producida sobre la
que es un límite de la legítima defensa, resulta capacidad de motivación del autor como conse-
aconsejable completar su regulación, tal como se cuencia de la especial situación de necesidad en
realiza en el § 33 del Código Penal alemán o en el que se encuentra.
§ 3.2 del austríaco, en relación a aquellos supues- El estado de necesidad exculpante tiene por tan-
tos en los que existe una desproporción en la de- to como límite aquellos supuestos en que el bien
fensa (exceso extensivo) com consecuencia de una lesionado tiene un valor superior a aquel que se
situación de desconcierto, miedo o terror. En Es- intenta salvar. Además se entiende que incluso en
paña, por el contrario, cuando se producen los ele- los casos de igualdad únicamente en situaciones
mentos esenciales de esta causa de justificación, excepcionales puede establecerse la inexigibilidad
pero existe desproporción, lo que constituye un de un comportamiento conforme a Derecho. Si-
requisito no necesario, se prevé una atenuación tuaciones extremas que sólo se producen cuando
obligatoria de la penal09. existe un peligo para la vida, la salud o la libertad
A la vista de las distintas tradiciones jurídicas del autor o una persona allegada y el autor actúa
existentes resulta necesaria su regulación legal ex- en propio interés o con el fin de ayudar a la per-
presa que excluya la responsabilidad penal, en sona allegada.
atención al menor contenido de injusto y la situa-
ción especial en que se encuentra el autor, cuando b) Necesidad de codificación en la Parte General
se exceden los límites de la legítima defensa por
desconcierto, miedo o terror. Una vez analizada la situación en el ámbito del
Derecho comparado, examinaremos los argu-
b) Propuesta de regulación mentos, contrarios y favorables, en relación a la
positivización expresa del estado de necesidad
Exceso en la legítima defensa: El hecho resulta exculpante. En contra de su codificación podría
impune si el autor excede los límites de la legítima mantenerse que los jueces pueden tener presen-
defensa por desconcierto, miedo o terror. tes estas especiales circunstancias en el momen-

107. Vid. JEANDIDIER, Droit pénal général, n.2 340 y ss. y STEFANl/lAVASEUR/BOULOC, Droit pénal général, n.2 362 y ss., para la situación
en Francia; AsHWORTH, Principies of Criminal Law, p. 201 y ss. y VOGEL GA 1998, l'P· 134 y 143, para Inglaterra; finalmente, y por lo que
se refiere a España, BACIGALUPO, Principios de Derecho Penal. Parte General. 4 AuR. 1997, pp. 324 y ss.
108. Vid. ASHWORTH, Principies of Criminal Law, p. 201.
109. TIEDEMANN, ZStW 110 (1998), p. 507.
11 O. (1998) 88 Cr. App. R. 343.
111 . Para más detalles, AsHWORTH, ZStW 11 O (1998), p. 466.

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to de evaluar la responsabilidad del autor, lo que c) Propuesta de regulación


haría innecesario su positivización. Este argu-
mento es utilizado por un sector de la doctrina Estado de necesidad exculpante:
italiana tradicionalmente reacio a introducir
causas específicas de exclusión de la culpabili- • No actúa culpablemente quien realiza un he-
dad y que ha criticado por este motivo el Proyec- cho antijurídico con el fin de evitar un peligro ac-
to de C.P. de 1992 112 • Para estos autores resulta tual, que no puede evitarse de otro modo, sobre su
preferible incluir causas de exculpación en rela- vida, salud o libertad o sobre la de una persona
ción a determinadas figuras de la Parte Especial, allegada, siempre que el daño originado por su
como la omisión de denunciar, falso testimonio, comportamiento no sea desproporcionado en aten-
encubrimiento etc. El Proyecto mencionado, por ción al que· se quería evitar y al autor no puede exi-
el contrario, prevé una regulación general de gírsele un comportamiento conforme a derecho.
causas de exclusión de la culpabilidad, con las li- • Existe culpabilidad si el autor ha creado cons-
mitaciones anteriormente señaladas: que el au- cientemente el peligro sin estar autorizado u obli-
tor haya actuado bajo una situación de necesidad gado por el ordenamiento jurídico.
con el fin de evitar un perjuicio grave e inminen-
te para su libertad u honor o el de una persona
allegada. 4. FUERZA MAYOR
A favor de una codificación del estado de ne-
cesidad exculpante en la Parte General pueden En muchas decisiones, el T.J.C.E. ha tomado po-
aducirse las siguientes consideraciones. En pri- sición en relación a la fuerza mayor al pronun-
mer lugar, que si se cree conveniente la inclusión ciarse sobre la imposición de las cauciones previs-
del estado de necesidad justificante, también tas en los reglamentos agrícolas comunitarios, cu-
debe ser codificado el exculpante, al tratarse de ya imposición no dependen de la existencia de
un principio general del Derecho y al resultar culpabilidad. Existe fuerza mayor cuando sobre-
necesario delimitar los límites y condiciones de viene un suceso dañoso y el autor se ha compor-
ambos; regulación que contribuirá además a lo- tado de modo previsor y cuidadoso, realizando
grar una mayor uniformidad en el momento de todo lo posible para evitarlo 1 14 .
la aplicación del Derecho. En segundo lugar, que El T.J.C.E. se orienta a la hora de ccmfigurar los
corresponde al legislador adoptar, como conse- requisitos de la fuerza mayor por la doctrina de la
cuencia de su carácter altamente valorativo, la force majeure del.derecho administrativo y sancio-
decisión principal en esta materia: fijar el quan- nador administrativo francés 115, la cual se corres-
tum de quamtum de culpabilidad a partir del que ponde con situaciones de fuerza irresistible (con-
considera legítima la imposición de la pena. Fi- trainte )116 que, a su vez, según la opinión mayori-
nalmente, y en tercer lugar, constituye otro ar- taria, constituyen o bien casos de ausencia de
gumento a favor de la positivización del estado acción o bien de estado de necesidad justifican-
de necesidad exculpante la necesidad de estable- te 117. Esta figura jurídica carece, por tanto, de
cer criterios claros de determinación de la san- contenido propio en el marco de un sistema san-
ción en el derecho sancionador de la compe- cionador basado en el principio de culpabilidad,
tencia comunitario, con el fin de lograr mayores en cuanto que las situaciones de force majeure
cotas de transparencia y de uniformidad en su pueden ser resueltas fuera del ámbito de la culpa-
aplicación 113. Si, obviamente, se considera con- bilidad, a través del concepto de acción, y fuera de
veniente establecer estos criterios, debe prime- estos casos no conforman una causa de justifica-
ramente señalarse de modo expreso el grado de ción más amplia que el estado de necesidad. Por
culpabilidad necesario para la imposición de la todo ello, y en conclusión, no resulta preciso re-
sanción. gular expresamente la fuerza mayor.

112. Para m6s detalles, MILITEUO, ZStW 107 (1995), p. 978, con referencias.
113. Indicaciones acerca de la determinación de las sanciones pecuniarias del art. 15.2 del Reglamento n. 2 17 de la Comunidad Euro-
pea y del art. 5 del TCECA, DOCE e n.2 9 del 14-1-1998, pp. 3 y SS.
114. Vid. DANNECKER/FISCHER-FRITSCH, EG-Kortellrecht, pp. 308 y ss.; TIEDEMANN, NJW 1993, p. 30, con ulteriores referencias.
115. DE LAUBADERE, Traité administratif, vol 1, 9 AuR, n.2 863; STEFANl/lEYASSEUR/BoULOC, Droit péna/ généra/, 1994, n. 2 374 y ss.
116. Al respecta PRADEL, Droit péna/ généra/, 1994, p. 528. . . .
117. Vid. DANNECKER/FISCHER-FRITSCH, EG-Kartellrecht, p. 309; MILITELLO, en Eser/Huber/Cornils (Hrsg.), Emzelverantwortung 1m Stra-
frecht, pp. 265 y ss., con ulteriores referencias.

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Revista Penal
La configuración de las causas de justificación y exculpación en el Derecho Penal comunitario j

5. LA OBEDIENCIA DEBIDA EN EL ÁMBITO DE LOS reserva en torno a la idea de una codificacion de


PARTICULARES todo el Derecho Penal en el ámbito de la Comuni-
dad Europea, que se extiende también a la Parte
En el marco de las relaciones privadas pueden General, pese a que la misma puede considerarse
producirse situaciones de conflicto similares a la políticamente más neutral que la Parte especial y,
obediencia debida de los funcionarios públicos en por ello, más susceptible de unificación123.
aquellos casos en que el particular actúa cum- Pese a esta situación, estimo, sin embargo, que
pliendo una orden vinculante procedente de un resulta necesario apostar por la introducción de
superior, este es el caso, por ejemplo, del trabaja- una Parte General común ante el desarrollo de la
dor que cumple una orden procedente del empre- armonización tanto del Derecho Penal como del
sario. Salvo un sector de la doctrina italiana, y li- Derecho sancionador administrativo en el marco
mitándose a las infracciones imprudentes, que de la Comunidad Europea. En efecto, lentamente
mantiene que el cumplimiento de órdenes en la puede observarse como se va alcanzando la uni-
esfera privada puede tener efectos exoneradores ficación en relación a determinados sectores de la
de la responsabilidad, en la mayoría de los Esta- Parte Especial e, igualmente, también estamos
dos miembros se niega la eficacia disculpante de asistiendo a la unificación jurídica en el ámbito del
este supuesto con el argumento de que ello debili- Derecho sancionador administrativo de la Comuni-
taría el carácter imperativo de las normas penales dad debido a la promulgación de normas comu-
y limitaría la protección de bienes jurídicos118. nitarias sobre esta materia. Pues bien, en esta si-
Por todo ello debe rechazarse su codificación. tuación no puede negarse relevancia a las cuestio-
nes de la Parte General, ya sean abordadas por la
jurisprudencia o por el legislador.
VI. Consideraciones f"males ·
La necesidad de crear una auténtica Parte Ge-
Pese a que no existen dudas acerca de la com- neral común, donde el legislador no se contente
petencia de la Comunidad Europea para estable- con enunciar principios generales sino que los
cer una Parte General de sus propias sanciones concretice 124 , resulta necesaria para conseguir
administrativas, la mayoría de la doctrina consi- una práctica sancionadora homogénea de los tri-
dera que en el ámbito del Derecho Penal carece bunales de justicia y de las autoridades adminis-
absolutamente de competencias, con la excepción trativas encargadas de imponer las sanciones de la
en este punto del artículo 280.4 del T.C.E. En esta comunidad; y es que si se repara tanto en las re-
situación la Comunidad puede únicamente reali- comendaciones comunitarias en materia penal,
zar recomendaciones a los Estados miembros como en los reglamentos del Derecho sancionador
acerca de cuestiones de la Parte General que éstos administrativo, puede observarse cómo en todos
pueden tener en cuenta en el marco de determi- ellos se contienen aspectos singulares de la Parte
nados preceptos de la Parte Especial. General. Ciertamente, su ámbito de aplicación se-
En Alemania no sólo existe escepticismo acerca ría hoy aún muy limitado, pero su importancia
de si es viable a corto plazo un Derecho Penal co- aumentará a medida que se incrementen los pre-
mún 119, sino que incluso no se considera deseable ceptos sancionadores de origen comunitario. En
este objetivo1 20 . En este sentido se subraya, de un esta situación, la ciencia del Derecho Penal, si no
lado, que el principio de subsidiariedad limita las quiere ver limitada su influencia al ámbito exclu-
competencias de la Comunidad 121 y que, de otro, sivamente nacional, debe esforzarse por superar
la unificación del Derecho Penal puede traer con- las peculiaridades que existen en cada país y aco-
sigo la pérdida de valores y particularidades cultu- meter la tarea de reflexionar sobre la construcción
rales nacionales 122 . Estas razones justifican cierta de una Parte General del Derecho Penal europeo. •

118. Vid. más extensamente MIUTELLO, en Eser/Huber/Cornils (Hrsg.), Einzelveranlwortung und Mitveranlwortung im Strafrecht, pp. 262
y SS.
119. TIEDEMANN, en Kreuzer/Scheuing/Sieber, Européiisierung, p. 136.
120. WEIGEND, ZStW 195 (1993), p. 793.
121. KüHL, ZStW 109 (1997), p. 779.
122. JESCHECK, ZStW 103 (1991 ), p. 992.
123. Esta última afirmación sirve a VOGEL, JZ 1995, p. 334, poro proponer que los esfuerzos de armonización se dirijan sobre todo o
la Parte General.
124. Acerco de la necesidad de que el legislador determine, cocretice, los situaciones de confficto derivadas del estado de necesidad,
vid. TIEDEMANN, ZStW (1998), p. 514.

28
D o e t r 1• n a

Cuestiones dogmáticas relativas al delito de contaminación ambiental


•••
Prof. Dr. José Luis de la Cuesta Catedrático de Derecho penal.
Arzamendi Universidad del País Vasco

La instrumentación de una adecuada protec- l. Bien jurídico protegido: ambiente,


ción penal del ambiente, ampliamente reclamada recursos naturales, sistemas naturales
desde sectores muy diversos, no deja de suscitar
importantes controversias en el plano dogmático. Como ya sucediera con el artículo 347 bis, la ge-
Construidas sobre el modelo de los delitos de le- neralidad de la doctrina proclama al ambiente
sión contra bienes jurídicos de carácter indivi- como el bien jurídico principalmente protegido
dual, la aplicación de las herramientas dogmáti- por el artículo 325 y entiende que -siendo un bien
cas tradicionales a los tipos penales que tutelan digno de la protección penaP, por otra parte, exi-
los nuevos bienes jurídicos colectivos -tipos de gida hasta constitucionalmente-, su nueva coloca-
peligro, más que de lesión, que operan en áreas in- ción sistemática (que tiende a la «unificación ... del
tensamente reguladas por el derecho administra- estatuto penal ambiental» 2 , aun cuando no llegue
tivo y en las que intervienen regularmente las em- a lograrlo plenamente) puede contribuir a su me-
presas y personas jurídicas- se enfrenta frecuente- jor configuración 3 • Ahora bien, si la identificación
mente a dificultades. Aún más, en su función de del bien jurídico protegido ha de servir no sólo
vías de realización efectiva de los principios fun- para orientar la interpretación del tipo penal, sino
damentales del Derecho Penal liberal, la insisten- también como límite a la propia intervención del
cia doctrinal en su estricto respeto llega a ser te- legislador, la referencia al ambiente como bien ju-
nida hasta por contraproducente desde el prisma rídico protegido resulta insuficiente: es precisa
preventivo, al dificultar la persecución penal de una mayor concreción.
hechos potencialmente delictivos y merecedores Son múltiples las concepciones existentes en
de sanción. cuanto a la extensión y contenido del concepto de
En la presente contribución se repasarán algu- ambiente. Mientras que desde perspectivas am-
nas de las principales cuestiones dogmáticas que plias y omnicomprensivas el ambiente llega a
suscita, en general, el delito de contaminación am- identificarse con el entorno (incluso el entorno
biental, regulado en sus formas básicas por el ar- cultural), para las posiciones más estrictas 4 , el
tículo 325 del nuevo Código Penal. concepto de ambiente debe referirse tan sólo a los

l. Al respecto, por todos, N.GARCÍA RIVAS, Delito.~ológi~~- Estructura y aplicación jud!cial, Barcelona, 19~8,_ pp.123 y ss. ,,
2. C. BLANCO LOZANO, "Acerca de algunas cuestiones bas1cas del Derecho Penal ambiental en el nuevo Cod190 Penal de 1995 , Cua-
dernos de Política Criminal, 60, 1996, p. 707. .
3. C. (ONDE-PUMPIDO TOURÓN, "La tutela del medio ambiente. Análisis de sus novedades más relevantes", La Ley, 1996, 2, p. 1.551.
4. Por todos, R. MARTÍN MATEO, "El delito ambiental. Reflexiones desde el Derecho Administrativo", en Criminología y Derecho Penal al
servicio de la persona. Libro-Homenaje al Profesor Antonio Beristain (comp. por J. L.de la Cuesta, l. Dendaluze, E. Echeburúa), San Se-
bastián, 1989, pp. 812 y s.

30
D o e t r 1• n a

•••

«elementos fundamentales para la vida: la atmós- Entrando en el delito de contaminación am-


fera, el suelo, las aguas terrestres y marítimas» 5, biental, el artículo 325 del Código Penal de 1995
excluyéndose del mismo la protección de la natu- mantiene la vía tipificadora seguida por el artícu-
raleza (espacios naturales, flora, fauna). Posicio- lo 347 bis:
nes intermedias postulan la integración del con-
cepto de ambiente tanto a través de los elementos - Constatación, por un lado, de la provocación
naturales, como con el resto de los recursos natu- o realización directa o indirecta de un conjunto
rales (flora, fauna, gea) por cuya utilización racio- de conductas -aún más prolijamente descritas8-
nal obliga a velar a los poderes públicos el artícu- sobre los elementos naturales: atmósfera, suelo,
lo 45,2 de la Constitución6 . Esta última línea se subsuelo, aguas terrestres, marítimas o subterrá-
acomodaba bastante bien al anterior Código Pe- neas.
nal, cuyo art. 347 bis mencionaba explícitamente - Exigencia, de otra parte, de una incidencia
a los elementos naturales como objetos directos gravemente peligrosa sobre el equilibrio de los sis-
de la acción delictiva y exigía simultáneamente temas naturales (o, alternativamente, en la salud
una afectación, bien de la salud de las personas, de las personas).
bien de las condiciones de la vida animal, bos-
ques, espacios naturales o plantaciones útiles, lo Ninguna duda cabe acerca de la protección di-
que claramente integraba a la flora entre los cen- recta y no meramente indirecta o «medial,,9, a
tros de atención de la protección ambiental. través del artículo 325, de los elementos natura-
La solución intermedia no es tan clara en el Có- les. Bien es cierto que esta protección no es ab-
digo Penal de 1995: la rúbrica del Capítulo III del soluta e incondicional: para la intervención de la
Título XVI no sólo se refiere al «medio ambiente», tutela penal la conducta típica ha de entrar en
sino también a los «recursos naturales»: si ambos contradicción con la legislación protectora del
conceptos fueran plenamente identificables sería medio ambiente -de aquí que también haya de
una repetición absolutamente innecesaria. Ade- incluirse a ésta entre los objetos jurídicos de pro-
más, a pesar de la alusión explícita a los recursos tección del delito de contaminación- y alcanzar
naturales por el capítulo III, es el capítulo IV el re- una virtualidad pel\rrosa para el equilibrio de los
servado para la tutela de la flora y fauna (capítulo sistemas naturales 1 o para la salud de las perso-
IV; arts. 332-337), lo que no hace sino aumentar la nas. El artículo 325, centrado en garantizar ese
confusión 7 • La doble referencia al ambiente y a los «equilibrio natural básico, necesario para el de-
recursos naturales en la rúbrica del capítulo III sarrollo de la vida en general y la humana en par-
puede resultar, con todo, adecuada si se tiene pre- ticular>> 11 , contempla a los elementos naturales
sente que el citado capítulo no sólo se ocupa de los no como elementos aislados y separados, sino in-
delitos de contaminación, sino que integra igual- terrelacionados entre sí como partes integrantes
mente el delito de daño a espacios naturales pro- de los ecosistemas 12 o sistemas naturales -com-
tegidos (art. 330), supuesto en el que son los re- plejos «conjunto(s) geofísico(s) que conforma(n)
cursos naturales los objetos de protección. la naturaleza» 13_ y en cuyo equilibrio se confor-

5. R. MARTÍN MATEO, ibídem, p. 816.


6. Por todos, F. LóPEZ RAMÓN, "El derecho ambiental como derecho de la función pública de protección de los recursos naturales", en
J. M. Valle Muñiz (coard.), La Protección Jurídica del Medio Ambiente, Pamplona, 1997, p. 109.
7. M. POLAINO NAYARRETE, "Medio ambiente e incendios forestales en el sistema del Código Penal de 1995", en El nuevo Código Penal y
la Ley del Jurado, Sevilla, 1998, p. 256.
8. Emisiones, vertidos, radiaciones, extracciones o excavaciones, aterramientos, ruidos, vibraciones, inyecciones o depósitos; así como
las captaciones de aguas.
9. Respecto del artículo 347 bis, J. L. MANZANARES SAMANIEGO, "Los delitos contra el medio ambiente en el Código Penal español", Ac-
tualidad Penal, l /3, 9 enero 1994, p. 6; M. V. SÁNCHEZ-MIGALLÓN PARRA, "El bien jurídico protegido en el delito ecológico", Cuadernos de
Política Criminal, 29, 1986, p. 341.
l O. Expresión que para CONDE-PUMPIDO TOURÓN se identifica a efectos penales con el medio ambiente y viene a traducirse en "el man-
tenimiento de las propiedades del aire, el agua y el suelo, así como de las condiciones de vida de la flora y la fauna, de manera que el
sistema ecológico no sufra alteraciones perjudiciales". "Complementariedad de la tutela penal y la administrativa sobre el medio ambien-
te. Problemas que suscita desde la perspectiva del Derecho Penal", en CGPJ, Las fronteras del Código Penal de 7995 y el Derecho Admi-
nistrativo sancionador, Madrid, 1997, p. 441.
11. A. CoLÁs TURÉGANO, "Algunas consideraciones sobre los delitos contra el medio ambiente en el C.P. de 1995 (C.111 del T.XVI del L.11)",
Estudios Jurídicos en memoria del Profesor Dr. D. José Ramón Casabó Ruiz, 1, Valencia, 1997, p. 435.
12. Sistema compuesto por los seres vivos y el ambiente de un determinado lugar, así como por las relaciones recíprocas entre unos y otros.
13. J. A. DE VEGA Rutz, "Delitos contra el medio ambiente", La Ley, núm. 4061, 19 junio 1996, p. 2.

31
Revista Penal
Cuestiones dogmáticas relativas al delito de contaminación ambiental

ma aquel ámbito ((vital idóneo y natural» 14, con- 11. Tipo de peligro; abstracto, hipotético,
dición de la vida animal y de las formas vegetales concreto
complejas del planeta. La nueva perspectiva
acentúa la autonomía del bien jurídico ambien- Al igual que en el anterior artículo 347 bis, el
tal al intensificar la nota «ecocéntrica» lS. nuevo Código Penal no se conforma -para el deli-
Pero el artículo 325 no ha omitido la referencia to de contaminación- con la provocación o reali-
antropocéntrica 16 : al lado del tipo básico relativo zación de emisiones o vertidos, etc., en los ele-
al equilibrio de los sistemas naturales, se encuen- mentos naturales aludidos. Para que esas emisio-
tra la tipificación de los mismos comportamientos nes o vertidos sean típicas con base en el artículo
cuando su aptitud nociva se dirija hacia la salud 325 han de presentar una cierta aptitud nociva:
de las personas, configurando así un nuevo tipo han de poder «perjudicar gravemente el equilibrio
básico consistente en la provocación o realización de los sistemas naturales» o «la salud de las per-
directa o indirecta de emisiones, vertidos, etc., in- sonas>>20. El delito de contaminación se configura,
dependiente del anterior. Estamos ante dos tipos por tanto, en el Derecho español como un tipo de
básicos 17 y no ante una forma cualificada de la peligro.
modalidad básica de contaminación ambientaPª: La determinación de la clase de peligro típica-
el tipo penal del artículo 325 se integra tanto si mente requerido dio lugar ya en el Código Penal
concurre la potencial peligrosidad grave para el anterior a una fuerte controversia 21 , agudizada
equilibrio de los sistemas naturales, como si ésta por la propia redacción del artículo 347 bis, que
se refiere a la salud de las personas, sin que para hablaba de poner «en peligro grave la salud de las
la aplicación de la pena más grave reservada para personas», mientras que para las condiciones de
el segundo de los casos sea precisa la simultánea la vida animal, bosques, etc., bastaba con el mero
constatación de la existencia de una conducta poder «perjudicar gravemente». El incomprensi-
apta para perjudicar gravemente el equilibrio de ble agravio comparativo derivado de la exigencia
los sistemas naturales. La presencia de esa segun- de un mayor nivel de peligrosidad (peligro con-
da forma básica (que añade a la salud de las per- creto) para las conductas gravemente atentatorias
sonas como bien jurídico igualmente susceptible contra la salud de las personas determinó que la
de protección a través del delito tipificado por el mayoría de la doctrina y la jurisprudencia22 igua-
artículo 325, lo que manifiesta una opción legisla- laran el nivel de peligro típicamente requerido en
tiva por la constitución de un bien jurídico inter- ambos casos, convirtiendo al delito de contamina-
medio) 19 no debería teñir de antropocentrismo la ción en un delito de peligro concreto. Otro sector
configuración del bien jurídico ambiental, cuya doctrinal, en coherencia con el tenor literal del ar-
autonomía conforme al primero de los tipos bási- tículo 347 bis, sostuvo que eran dos los niveles de
cos es perfectamente clara. peligro exigidos para el delito de contaminación:

14. P. M. DE LA CUESTA AGUADO, "Algunas consideraciones acerca de la necesidad de protección del medio ambiente como bien jurídi-
co", Anales de la Universidad de Códiz, XI, 1996, p. 274.
15. F. MuÑOZ CONDE, Derecho Penal. Parte Especial, 11.g ed., Valencia, 1996, p. 502.
16. Sobre la tensión antropocentrismo-ecologismo en la formulación del bien jurídico ambiental y algunas de sus consecuencias dog-
máticos, por todos, J. M. SILVA SANCHEZ, "Consideraciones teóricos generales sobre la reformo de los delitos contra el medio ambiente", en
J. l. Gómez Colomer, J. l. González Cussac (coords.), La reforma de la justicia penal {Estudios en homenaje al Prof. Klaus Tiedemann},
Castellón de la Plana, 1997, pp. 157 y ss.
17. J. L. DE LA CUESTA ARZAMENDI, "Delitos contra los recursos naturales y el medio ambiente: Capítulo 111, Título XVI, Libro 11 del Nuevo Có-
digo Penal de 1995", Actualidad Penal, 14, 6-12 abril 1998, p. 292.
18. Ver, con todo, F. MORALES PRATS, "Lo estructura típica de peligro en el delito ambiental" 1 en J. Picón Rísquez (Coord.), Derecho me-
dioambiental de la Unión Europea, Madrid, 1996, pp. 363 y s.; J. M. PRATS CANUT, en G. Quintero Olivares (Dir.), Comentarios al Nuevo
Código Penal, Pamplona, 1996, p. 1.527; J. J. QuERALT JIMÉNEZ, Derecho Penal Español, Parte Especial, 3.9 ed., Barcelona, 1996, pp. 716
y s.; A.M. SOLA IBARRA, M. C. Como lóPEZ, "Consideraciones en torno a los delitos relativos a la protección del medio ambiente en el nue-
vo Código Penol", Revista de Derecho Ambiental, 17, 1996, p. 35.; J. TERRADILLOS BASOCO, "Protección penal del medio ambiente en el nue·
vo Código Penal español. luces y sombras", Estudios Penales y Criminológicos, XIX, 1996, p. 301.
19. R. MATAY MARTIN, Bienes jurídicos intermedios y delitos de peligro, Granada, 1997, pp. 27 y 84.
20. Esto es, la salud colectiva (concepto no idéntico al de salud pública). J. Bo1x REIG, A. JAREÑO LEAL, en Comentarios ... , cit., p. 1.599.
21. J. L. DE LA CUESTA ARZAMENDI, "la reciente historio del delito ecológico: del artículo 347 bis ol proyecto de nuevo Código Penal
de 1994", en J. M. Valle Muñiz, La Protección Jurídica del Medio Ambiente, Pamplona, 1997, pp. 190 y ss. (y la bibliografía allí citada).
22. Paro un interesante repaso y comentario de la ¡urisprudenda derivada del artículo 347 bis, N. GARCÍA RIVAS, El delito ecológico, cit.,
pp. 139 y ss.; también M. C. FALCÓN CARO, "El delito ecológico en la jurisprudencia criminal española", Cuadernos de Política Criminal,
59, 1996, pp. 511 y ss.

32
Doctrina

•••

peligro concreto (y grave) para la salud de las per- la pena imponible es la misma, pero en su mitad
sonas o peligro potencial o hipotético para las superior, también debería ser éste el nivel de peli-
condiciones de la vida animal, bosques, espacios gro exigido para la concurrencia del hecho típico
naturales o plantaciones útiles. relativo al equilibrio de los sistemas naturales. A
El articulo 325 mantiene la referencia, por un su vez, la presencia entre los tipos cualificados de
lado, al equilibrio de los sistemas naturales y, de un supuesto de peligro concreto consistente en el
otro, a la salud de las personas. Pero, conigiendo y riesgo de deterioro irreversible o catastrófico (art.
mejorando 23 al artículo 347 bis, equipara el nivel de 326, e) abundaría en lo anterior, al acortar su dis-
peligro exigido en ambos casos, en tomo al riesgo tancia con los tipos básicos que, de otro modo, re-
potencial de un grave2 4 perjuicio: poder «perjudi- sultaría excesiva y dejaría sin previsión penal es-
car gravemente el equilibrio de los sistemas natu- pecífica a supuestos intermedios en que la nocivi-
rales», limitándose a imponer la pena de prisión en dad de los comportamientos típicos se hubiera
su mitad superior «Si el riesgo de grave perjuicio traducido en riesgos concretos, aunque sin alcan-
fuese para la salud de las personas». Claro es, a mi zar el carácter irreversible o catastrófico.
juicio, el nivel de peligro actualmente exigido para La necesidad de un resultado de peligro con-
ambos supuestos: un peligro potencial de causa- creto para la concurrencia del delito de contami-
ción de ~rave perjuicio, en definitiva, un peligro hi- nación ambiental restringe en exceso el ámbito
potético 5 bien para el equilibrio de los sistemas de aplicación del artículo 325, sin que los argu-
naturales, bien para la salud de las personas. mentos esgrimidos en su apoyo puedan conside-
La nueva redacción del artículo 325 en lo que se rarse suficientes27 . La claridad del tenor literal en
refiere a la aptitud nociva de los comportamientos cuanto al efecto peligroso exigido para el equili-
típicos sobre los elementos naturales, no ha deter- brio de los sistemas naturales es plena: poder
minado cambio alguno para ciertos autores 26 en «perjudicar gravemente», en modo alguno supo-
cuanto a la configuración del delito de contami- ne la presencia de un peligro concreto. Ningún
nación ambiental como un delito de peligro con- dato permite fundamentar la necesidad de un
creto. La referencia al «riesgo de grave perjuicio» mayor nivel de peligro cuando el artículo 325 se
en el caso de la salud de las personas sería, a su ocupa de la salud de las personas 28 : por el con-
juicio, una formulación más próxima del peligro trario, lo lógico es entender que el «riesgo» aludi-
concreto que del peligro hipotético, y puesto que do es «idéntico»2 9 al descrito respecto del equili-

23. En contra, respecto del Proyecto de 1994, P.M. DE LA CUESTA AGUADO, Causalidad de los delitos contra el medío ambiente, Valen-
cia, 1995, p. 117.
24. El nuevo Código Penal sigue insistiendo en la gravedad del posible perjuicio, lo que deber6 ser objeto de integración judicial (así,
por ejemplo, S.T.S. 11 marzo 1992), o lo vista de los hechos probados, de las circunstancias concurrentes en el caso concreto (inminencia,
entidad del medio afectado ... J. J. OUERALT JIMÉNEZ, Derecho Penal español, p. 717) y atendiendo a la valoración que de todos ellos reali-
cen los dictámenes periciales. C. CONDE·PuMPIDO TOURÓN, "Lo tutela ... ", cit., p. 1.551; E. MOECKEL GIL, "Perspectivos del delito ecológico en
el C6digo Penol de 1995. Su pruebo en el proceso", Cuadernos de Política Criminal, 65, 1998, pp. 376 y s. Critica fuertemente el empleo
de este tipo de "expresiones normativas indeterminadas", F. MORALES PRATS, "La estructuro del delito de contaminación ambiental. Dos cues-
tiones básicas: Ley Penal en blanco y concepto de peligro", en J. M. Valle Muñiz (coord.), La Protección Jurídica del Medio ambiente, Pam-
plona, 1997, p. 231.
25. F. MORALES PRATS, "Lo estructura típica ... ", cit., p. 362.; F. MUÑOZ (ONDE, Derecho Penal, cit., p. 505. También, en sentido similar, TE-
RRADILLOS BASOCO, el cual, si bien alude a "peligro abstracto", considera que es precisa una idoneidad lesiva. "Protección penal. .. ", cit., p.
319. Admite que tanto a partir del texto del artículo 347 bis como del nuevo articulo 325 cabe esta posibilidad, "al no exigirse taxativa-
mente un peligro concreto", N. GARCÍA RIVAS, El delito ecológico, cit., p. 136; igualmente, A (OlÁS TURÉGANO, "Algunas consideraciones ... ",
cit., pp. 439 y s. Por su porte, SILVA SANcHEZ afirma que en 1995 el legislador ha renunciado en el artículo 325 "a la constatación de la
existencia de un resultado de peligro". "Consideraciones teóricas generales ... ", cit., pp. 153; 161 y ss.
26. Expresamente J. Bo1x REIG, en T. S. Vives Antón, J. Boix Reig, E. Orts Bere~guer, J. C. Car~nell Mateu, J. L. González Cu.ssac, De-
recho Penal. Parte Especial, 2.g ed., Valencia, 1996, p. 586; J. Bo1x REIG, A JARENO LEAL, en T. S. Vives Antón (coord.), Comentonos al Có-
digo Penal de 1995, vol. 11, Valencia, 1996, p. 1.598; C. BLANCO L0,7ANO, La p;,otet;ción del medio ambiente en ~! D~recho Penal español
y comparado, Granada, 19?7, p. 225; C. CONDE·P~PIDO TOURÓN, L? !utela ... , c1t. 1 p. 1:55~~ C. LóPEZ CERÓN, Delit?s contra los rec~r­
sos naturales, el medio ambiente, la Aora y la fauna , en El nuevo Código Penal y su apl1cac1on a :mpre;as y profesionales, 5, ~adnd,
1996, pp. 601 y ss.; J. J. GUERALT JIMÉNEZ, Derecho Penal Español, cit., p. 716; R. DE VICENTE MARTINEZ, Derecho Penal del Medio Am-
biente", en L. Ortega Álvarez (dir.), Lecciones de Derecho del Medio Ambiente, Valladolid, 1998, p. 471.
27. J. L. DE LA CUESTA ARZAMENDI, "Delitos ... " 1 cit., pp. 294 y s.
28. Distingue entre un peligro ºde perjuicio potencial" (para el equilibrio de los sistemas naturales) y un peligro concreto {para lo salud
público y calidad de vida), J. J. PÉREZ DE GREGORIO, "Los delitos ... ", cit., p. 2.
29. F. MORALES PRATS, "la estructuro ... ", cit., p. 251.

33
Revista Penal
Cuestiones dogmáticas relativas al delito de contaminación ambiental
•••

brio de los sistemas naturales. En cuanto a la dis- fiera al equilibrio de los sistemas naturales, habrá
tancia entre los tipos básicos y el tipo cualificado que examinar las interrelaciones existentes entre
consistente en la producción de un riesgo de de- los elementos y los recursos naturales 33 y la capa-
terioro irreversible o catastrófico, no es propia- cidad de las emisiones, vertidos, radiaciones, ex-
mente tal si se tiene en cuenta que el supuesto del tracciones, etc., para alterarlas. Exigir, además, la
artículo 326 e) se satisface ya con la presencia (en prueba de que esa aptitud nociva se haya traduci-
relación causal) de ese peligro concreto para do en un peligro concreto en relación de causali-
cualquiera de los elementos o recursos naturales, dad (con las dificultades que todo ello presenta) 34
cuyo peligro de deterioro de modo irreversible o podría llevar a la práctica inoperatividad del pri-
catastrófico puede ser lo que precisamente deter- mero de los tipos básicos del delito de contamina-
mine la presencia de un peligro concreto para el ción ambiental35.
equilibrio de los sistemas naturales. En definiti- En cualquier caso, ninguna duda suscita la cali-
va, tipo básico y tipo cualificado se colocan en es- ficación como supuesto de peligro concreto del
tachos diferentes: el primero se centra en el equi- tipo cualificado del artículo 326 e), ya conocido en
librio de los sistemas naturales, mientras que al 1983 y consistente en la producción de un riesgo
segundo le basta con la afectación (eso sí, de ma- de deterioro irreversible o catastrófico. El tipo pe-
nera irreversible o catastrófica) de alguno de los nal alude con claridad a «que se haya producido
elementos o recursos naturales. un riesgo de deterioro irreversible o catastrófico»,
Conviene en este punto subrayar que la sustitu- lo que supone evidentemente la traducción del
ción de la referencia a las condiciones de la vida comportamiento en una conducta concretamente
animal, bosques, espacios naturales o plantacio- peligrosa. La indeterminación valorativa de térmi-
nes útiles (art. 347 bis) por la nueva fórmula, más nos como los empleados por el legislador, carentes
«indeterminada,, 30 , del «equilibrio de los sistemas de un «soporte normativo mínimo en el ámbito
naturales» -que en el artículo 339 se formula extrapenal» 36 es muy grande y merece ser critica-
como «equilibrio ecológico»- agrava la «compleji- da. Con todo, deterioro es sinónimo de «menosca-
dad para la determinación del comportamiento» 31 bo,,37. Éste se considerará irreversible si resulta
típico y permite múltiples interpretaciones, algu- irrecuperable de manera espontánea o natural3 8 ,
nas claramente restrictivas del ámbito de aplica- sin que medie la intervención humana, y tendrá
ción del delito de contaminación ambiental3 2 al carácter catastrófico cuando, de concretarse el pe-
posibilitar la exclusión típica de múltiples supues- ligro en un daño, con independencia de su recu-
tos, más allá de los casos de escasa relevancia: si perabilidad o no, éste habría de caracterizarse por
ya no basta con la capacidad de afectación negati- su extremada gravedad, por la afectación de gran
va y grave de un elemento o recurso natural, sino número de personas, flora o fauna o por la ampli-
que es preciso que la grave aptitud nociva se re- tud de su extensión geográfica 39 .

30. J. M. PRATS CANUT, en Comentarios ... , cit., p. 1.518. También, J. A. DE VEGA Ru1z, Delitos ... , cit., p. 126. Para SILVA SÁNCHEZ la im-
precisión de esta idea (equilibrio de los sistemas naturales) viene a agravar la propia indeterminación del tipo penal, de "contornos difu-
sos". "Consideraciones teóricas generales ... ", cit., p. 160.
31 . R. MATA Y MARTÍN, Bienes jurídicos intermedios ... , cit., p. 39, n. 81 .
32. Por contra, para MORALES PRATS, el cambio terminológico no conlleva "un cambio sustancial" respecto del artículo 347 bis. Es más,
a su juicio, la intensidad del peligro es ahora menor: "Basta con un peligro posible para el equilibrio de los sistemas naturales". "La es-
tructura ... ", cit., p. 253.
33. LóPEZ CERÓN suscita la cuestión de qué sucederá si por actos contaminadores anteriores no cabe apreciar ya la existencia de un mí-
nimo equilibrio en los sistemas naturales de un determinado lugar. "Delitos ... ", cit., p. 601
34. P. M. DE LA CUESTA AGUADO, Causalidad ... , cit., pp. 118 y ss. También, sobre la prueba de los delitos contra el ambiente en el pro-
ceso, E. MOECKEL GIL, "Perspectivas ... ", cit., pp. 393 y ss.
35. Sobre los peligros desde el prisma garantista de la opción seguida, J. M. SILVA SÁNCHEZ, "Consideraciones teóricas generales ... ", cit.,
pp.164 y SS.
36. f. MORALES PRATS, "La estructura ... ", cit., p. 232.
37. E. BELTRÁN BALLESTER, "El delito ecológico", Poder Judicial, núm. especial IV, 1986, p. 105, J. l. MANZANARES SAMANIEGO, "Los deli-
tos ... ", cit., p. 15.
38. J. M. PERIS RIERA, Delitos contra el medio ambiente, Valencia, 1984, p. 41. También, J. L. MANZANARES SAMANIEGO, "Los delitos ... ",
cit., p. 15; A. MATEOS RODRÍGUEZ-ARIAS, Derecho Penal ... , cit., p. 283. A favor, sin embargo, de que sea la ineficacia en I~ recuperación de
la posible intervención del sujeto activo el criterio definitorio de la irr~uperabilidad o no, J. B.01x REI~, .~erecho Pe?al, cit.. p. ~8.8.
39. E. BELTRÁN BALLESTER, "El delito ecológico ... ", cit., p. 106. También sobre el concepto de irrevers1bil1dad y caracter catastrofico, S.T.S.
30 noviembre 1990.

34
Doctrina

•••

111. Peligro-daño Más discutible se presenta la solución del con-


curso ideal en los casos de delito de contamina-
La calidad del tipo de peligro del delito de con- ción constituidos por emisiones, vertidos, radia-
taminación ambiental suscita la cuestión de la ca- ciones, etc., aptos para causar un grave perjuicio
lificación que merezcan aquellos supuestos de para la salud de las personas, a la vista de la clara
contaminación ambiental en los que, junto a la pe- relación de instrumentalidad entre este tipo bási-
ligrosidad típicamente requerida para la conducta co y las figuras protectoras de la salud e integri-
punible, tengan lugar diversos resultados lesivos dad personal. También en éstos, a la peligrosidad
para las personas o las cosas, susceptibles igual- potencial para la salud de las personas ha de aña-
mente de tipificación penal a través de otras figu- dirse la afectación negativa de los elementos natu-
ras delictivas. rales integrantes del ambiente, que de seguirse las
Siendo el tipo penal del artículo 325 un delito de reglas del conflicto de normas quedarían privados
peligro contra el ambiente, el tratamiento de las de toda protección, de aquí que -salvo si la poten-
posibles lesiones o daños en modo alguno se con- cial peligrosidad encontró una plena traducción
templa en su injusto típico, por lo que habrá de en el daño o lesión personal43- haya de propug-
llevarse a efecto mediante las correspondientes fi- narse igualmentela aplicación de las reglas del ar-
guras delictivas de lesión. Ahora bien, la entrada tículo 77 del Código Penal.
en juego de las figuras tipificadoras de las lesiones Lo que no resulta en ningún caso de recibo es
o daños, ¿cierra el paso al delito de contaminación pretender sancionar los hechos a través del delito
ambiental? La pregunta es pertinente y lleva di- de contaminación, dejando la apreciación de los
rectamente al tratamiento penal de los delitos de posibles daños para la responsabilidad civil. Esta
peligro con verificación del daño, que no suscita opción, seguida en alguna ocasión por los tribu-
una respuesta unánime en la doctrina 40 . En prin- nales44, sólo será adecuada cuando los resultados
cipio, y a falta de toda disposición expresa en el producidos no correspondan a tipificación penal
Código Penal que resuelva la cuestión en los deli- alguna.
tos que nos ocupan, la aplicación de las reglas del
conflicto de normas sólo debería tener lugar allí
donde los bienes jurídicos afectados (en el delito IV. Ley penal en blanco
de peligro y de lesión) sean idénticos o, cuanto
menos, si «Uno es instrumental del otro» y «la ac- La necesidad de la constatación de una contra-
ción peligrosa haya tenido como destinatarios a vención administrativa caracteriza también, como
los mismos sujetos que sufren la lesión» 41 • Cuan- en el artículo 34 7 bis, al delito de contaminación
do éste no sea el caso, procede caminar a través de ambiental definido por el artículo 325 del Código
la vía concursa!, aplicándose, en principio, el deli- Penal de 1995, para cuya concurrencia se precisa
to de peligro junto con la figura de lesión o daño que los actos típicos sean provocados o realizados
(dolosa o imprudente) que, en su caso, proceda en «contraviniendo las Leyes u otras disposiciones de
concurso ideal. Ésta fue la solución más extendi- carácter general protectoras del medio ambiente".
da en la doctrina 42 para el delito de contamina- Este empleo de la técnica de la ley penal en blan-
ción ambiental del artículo 347 bis. También pa- co -sin vaciar completamente en las disposiciones
rece la respuesta más adecuada para los supuestos administrativas el núcleo de la prohibición o la
de contaminación relativos al equilibrio de los sis- definición de los comportamientos punibles, y re-
temas naturales, dada la diferencia de bienes jurí- mitiendo a aquéllas sólo la determinación de al-
dicos protegidos por la figura de peligro y las co- gunos aspectos complementarios- fue ya acepta-
rrespondientes de lesión y daño. do por el Tribunal Constitucional en su sentencia

40. Por todos, J. J. HERNÁNDEZ PtASENCIA, "~litos de P~!ígro con verificación de resultado: ¿co~curso de leyes?", A~~ario él~ D~recho Pe-
nal y Ciencias Penoles, 1994, pp. 111 y ss. Vease tomb1en A. SANZ MORÁN, El concurso de delitos. Aspectos de polit1ca leg1slativa, Valla-
1

dolid, 1986, pp. 124 y SS.


41. J. J. HERNÁNDEZ PLASENCIA, "Delitos ... ", cit., pp. 118 y s.
42. Por todos, J. l. DE lA CUESTA ARZAMENDI, "La reciente historia ... ", cit., p. 211 (y bibliografía alli citado).
43. M. CORCOY BIDASOLO, 11Resultado de muerte y lesiones como consecuencia de un delito contra la salud público (Comentario o la Sen-
tencio del Tribunal Supremo de 22 de abril de 1987, ponente Marino Barbero Santos)", Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales,
1989, pp. 339 y 356.
44. S. (AP Barcelona) 20 febrero 1988. J. M. PERIS RIERA, 11la primero sentencio por delito ecológico: ¿uno resolución histórica?'', Poder
Judicial, 11 , pp. 95 y s.

35
Revista Penal
Cuestiones dogmáticas relativas al delito de contaminación ambiental

127/1990, de 5 de julio45. La doctrina sigue viendo ción de los elementos ambientales en las diversas
en este tipo de remisiones una fuerte contradic- Comunidades 54 . Tras la aprobación del nuevo Có-
ción con el principio de legalidad46 y múltiples digo Penal, si bien se ha querido encontrar en la
«problemas técnicos» 47 , debido a lo «ilimitado» 48 referencia a las disposiciones de carácter general
de la remisión y a la complejidad (y continua re- una ratificación de aquella posición 55 , conviene
forma) de la normativa administrativa en ésta y seguir insistiendo en que son disposiciones gene-
otras materias 49 , y discute, asimismo, el sentido rales las normas estatales, autonómicas (o, inclu-
que debe atribuirse a la expresión «disposiciones so, de la Administración local) 56 dictadas «Con ca-
de carácter general protectoras del medio am- rácter general» 57 , esto es 1 que se dirigen no a un
biente»50. Si bien se admite por lo común que dis- grupo o zona o polígono particular, sino a la ge-
posiciones son las normas reglamentarias (por neralidad de los ciudadanos y que deben ser obe-
contraposición a los actos administrativos o re- decidas por éstos siempre que se encuentren en su
glas ad hoc ) 51 , se ha llegado a suscitar si el térmi- ámbito propio de aplicación. El hecho de que a
no «general» obliga a que las normas infringidas través de normas no estatales se establezcan nive-
sean normas generales protectoras del ambiente les específicos de protección para determinados
(y no las relativas a aspectos sectoriales del mis- bienes ambientales en modo alguno ha de repu-
rno )52, algo en modo alguno de recibo 53. También tarse contrario al principio de igualdad ante la ley;
con base en la expresión «disposiciones de carác- es más, puede estar perfectamente justificado por
ter general» se plantea desde algunos sectores la la propia naturaleza de los elementos ambienta-
exclusión de las normas de alcance territorial li- les, especialmente sensibles a las «diferencias lo-
mitado, en particular de las procedentes de las Co- cacionalesn58. Ésta es la razón de que hayan de in-
munidades Autónomas. Reconocida constitucio- troducirse «medidas jurídicas desiguales frente a
nalmente la competencia de éstas en materia me- necesidades de protección del medio ambiente tam-
dioambiental para dictar normas adicionales de bién desiguales» 59 , medidas que cualquier ciuda-
protección (art. 149,23 C.E.), la posibilidad de in- dano, sea cual sea su procedencia, habrá de res-
tegración de los tipos penales a través de normas petar6º. En consecuencia, siempre que se respeten
autonómicas fue considerada ya, respecto del an- los límites propios de la técnica de la ley penal en
terior Código Penal, contraria al principio de le- blanco -y que sea, por tanto, el propio legislador
galidad -la materia penal es materia constitucio- el que determine el marco de «la diversidad» y sus
nalmente reservada de manera exclusiva al Estado «límites tolerables»61_ y, en especial, si concurre
(art. 149-1-6 C.E.)- o, incluso, al principio de esa necesidad de protección desigual, la integra-
igualdad de los españoles ante la ley (art. 14 C.E.), ción del tipo del artículo 325 mediante disposicio-
al poder dar lugar a diferentes niveles de protec- nes autonómicas no debería ser problemática.

45. R.lC. 1990, 127. Véase también S.T.C. 62/1994 (R.T.C. 1994, 62).
46. Por todos, E MUÑOZ CONDE, Derecho Penal, cit., p. 504.
47. J. TERRADILLOS BASOCO, "Delitos relativos ... ", cit., p. 45.
48. M. POlAINO NAVARRETE, "Medio ambiente ... ", cit., p. 258.
49. Destoca también SILVA SÁNCHEZ el peligro que la técnico seguida supone de afectación "desigual" a las conductos contaminantes,
particularmente en cuanto a los casos de "gran contaminación" en "sectores económicos estrechamente vinculados o las Administraciones
Públicas". "Consideraciones teóricos generales ... ", cit., p. 168.
50. C. BlANCO LOZANO, La protección ... , cit., pp. 147 y ss.
51. F. MORAi.ES PRATS, "La estructura ... 11 1 cit., p. 239.
52. A. CASQUERO SUBIAS, "De los delitos relativos a la ordenación del territorio y la protección del patrimonio histórico y del medio om-
biente11, Cuadernos de la Guardia Civil, 1996, núm.15, p. 247.
11
53. J. TERRADILLOS BASOCO, 11Delitos relativos a la protección del patrimonio histórico y del medio ambiente , en J. Terradillos Basoco (ed.),
11
Derecho Penal del medio ambiente, Madrid, 1997, p. 44; también, C. CONDE·PUMPIDO TOURÓN, Complementariedad ... ", cit., p. 452.
54. J. L. DE lA CUESTA ARZAMENDI, "Lo reciente historia ... ", cit., pp. 192 y ss. (y la bibliografía allí citada).
55. J. Bo1x REIG, A. JAREÑO LEAL, en Comentarios ... , cit., p. 1.597, aunque indican: 11al margen de otros problemas de fondo, constituiría
una expresión muy imperfecta".
56. C. LóPEZ CERÓN, "Delitos ... ", cit., p. 596; E. MOECKEL Git, "Perspectivas ... ", cit., p. 388.
57. C. CONDE-PUMPlDO TOURÓN, "Complementariedad ... ", cit., p. 452.
58. L. RODRÍGUEZ RAMOS, "Delitos contra el medio ambiente", en M. Cobo del Rosal (dir.), Comentarios a la legislación penal, lV, vol. 2,
Madrid, 1985, p. 833. También C. CONDE·PUMPIDO TOURÓN, "Complementariedad ... ", cit., p. 461.
59. E MORAi.ES PRATS, "lo estructuro ... ", cit., p. 236. En sentido similar, N. DE lA MATA BARRANCO, "Configuración como ley penal en blan-
co de los delitos contra el ambiente", Estudios Jurídicos en memoria del Profesor Dr. D. José Ramón Casab6 Ruiz, 1, Valencia, 1997, p. 591.
60. A. ColÁS TuRÉGANO, 11Algunos consideraciones ... ", cit., pp. 426 y s; R. DE VICENTE MARTINEZ, "Derecho Penal. .. ", cit., p. 469.
61 . J. M. SILVA SÁNCHEZ, 11¿Competencia 'indirecta' de las Comunidades autónomos en materia de Derecho PenolV", Lo Ley, 1993, 1, p. 978.

36
D o e t r 1• n a

•••

En cuanto a la normativa de la Unión Euro- acto administrativo de licencia o autorización.


pea62, aceptada plenamente la posibilidad de inte- En una materia tan intensamente sometida por
gración del tipo penal de contaminación por me- la legislación a la necesidad de previa autoriza-
dio de los reglamentos europeos, las controversias ción administrativa de los comportamientos peli-
surgen en torno a las directivas 63 , cuyos efectos grosos, en no pocos casos la constatación de la
para los particulares requieren la transposición de concurrencia o no de la contravención adminis-
la directiva y su publicación en el Boletín Oficial trativa acabará llevando, a la postre, al análisis de
del Estado, de aquí que en principio no deban te- la existencia o no de autorización, con el riesgo de
ner trascendencia penal. Con todo, progresiva- conversión en accesoriedad de acto de la que, en
mente, se extiende la opinión favorable a la efica- apariencia, venía a ser de derecho o de norma, y
cia para los particulares de las directivas no ac- con lo que ello supone de complicación a la vista
tuadas que amplíen con claridad, precisión e de «la propia incertidumbre sobre el instituto de
incondicionalmente la esfera de libertad del inte- la autorización (efectos, consecuencias de la mis-
resado, manteniéndose la inaplicabilidad de las ma, sobre todo en casos de error o defecto en su
directivas no actuadas que la restrinjan 64 • concesión atribuibles a la Administración) en el
Derecho administrativo,,69.
En principio, la referencia explícita por el ar-
V. Accesorledad administrativa tículo 325 a la contravención de las leyes y dispo-
siciones de carácter general protectoras del medio
La exigencia de la contravención de la normati- ambiente (que exige la consulta de ese sector del
va medio-ambiental lleva a una accesoriedad «re- ordenamiento en su conjunto) debería bastar70
lativa»65 del tipo penal, cuya plena efectividad para impedir que la mera presencia de un acto ad-
queda sujeta a la constatación de la infracción ad- ministrativo de autorización cierre el paso a la ti-
ministrativa. Distingue la doctrina 66 tres tipos de picidad de la conducta, prescindiendo de su vali-
accesoriedad administrativa: la accesoriedad nor- dez y conformidad con el ordenamiento jurídico
mativa-conceptual, la accesoriedad de derecho o administrativo y hasta del propio alcance de la au-
de norma y la accesoriedad de acto. El tipo del ar- torización: la Administración no debe poder con-
tículo 325 se incardina, en principio, en la acceso- vertir en tolerables determinados niveles de con-
riedad de norma o de derecho 67 , técnicamente taminación prohibidos de manera absoluta por
más adecuada y menos peligrosa 68 que la acceso- las leyes, ni la autorización administrativa puede
riedad de acto: la dependencia se establece con la amparar la producción de daños contra las perso-
legislación administrativa protectora del medio nas o las cosas, que exceden con mucho del con-
ambiente y no con base en la presencia o no de un tenido de injusto del delito de contaminación 71 .

62. M. MARQUES 1 BANQUÉ, "La aplicación del Derecho comunitario en la interpretación de los tipos penales. Especial referencia al deli-
to ecológico", Revista de Ciencias Penales, vol. 1, núm. 2, 1998, pp. 360 y ss.
63. Véase, así, las sentencias recogidas al respecto por J. Botx REIG, A. JAREÑO LEAL, en Comentarios ... , cit., p. 1.597. Véase también, C.
LóPEZ CERÓN, "Delitos ... ", cit., pp. 595 y ss.; y en referencia al artículo 347 bis, por todos, A. MATEOS RODRÍGUEZ ARIAS, "La Unión Europea
y su incidencia en los derechos penales nacionales", La Ley, 11, 1995, pp. 961 y ss.; A.VERCHER NOGUERA, "La incidencia del Derecho co·
munitario en la protección penal del medio ambiente", CGPJ, La nueva delincuencia, 11, Madrid, 1993, pp. 319 y ss.
64. C. CONDE·PuMPIDO TOURÓN, "Complementariedad ... ", cit., pp. 454 y ss; A. MATEOS RODRÍGUEZ-ARIAS, Derecho Penal ... , cit., pp. 186 y ss .
. 65. C. CONDE·PUMPIDO TOURÓN, "Complementariedad ... ", cit., p. 448; N. DE LA MATA BARRANCO, "Configuración ... ", cit., p. 585. A juicio
de MORALES PRATS, sin embargo, la dependencia o accesoriedad es "elevada". "La estructura ... ", cit., p. 226.
66. N. DE LA MATA BARRANco; Protección Penal del Ambiente y Accesoriedad Administrativa. Tratamiento penal de comportamientos per-
¡udiciales para el ambiente amparados en una autorización administrativa ilícita, Barcelona, 1996, pp. 7 4 y ss. También, J. M. PRATS CA-
NUT, en Comentarios ... , cit., pp. 1.519 y ss.
67. N. DE LA MATA BARRANCO, Protección Penal ... , cit., p. 79.
68. Con todo, sobre las dificultades que suscita la técnica de la accesoriedad administrativa incluso para el propio bien jurídico prote-
gido, J. M. SILVA SÁNCHEZ, "Consideraciones teóricas generales ... ", cit., pp. 170 y ss.
69. F. MORALES PRAT, "La estructura ... ", cit., p. 233.
70. Similarmente, C. CoNDE·PUMPIDO TOURÓN, "Complementariedad ... ", cit., p. 466.
71. De aquí que el Proyecto de Convención del Consejo de Europa no exija la infracción administrativa para considerar típicos los .su·
puestos de vertidos, emisiones o introducción de sustancias o radiaciones ionizantes en el aire, suelo o agua que causen la muerte o lesión
grave de una persona o creen un riesgo significativo de causación de muerte o lesión grave a una persona (ort. 2, 1 a), por entender que
son resultados o niveles de peligro no "legalizables" mediante una autorización administrativa. G. HEINE, "El Derecho Penal ambiental ale-
mán y español: un estudio comparado desde la perspectiva de consideración de la futuro convención europea sobre el Derecho Penal del
Medio ambiente", Cuadernos de Política Criminal, 63, 1997, pp. 653 y ss.

37
Revista Penal
Cuestiones dogmáticas relativas al delito de contaminación ambiental
•••

Tampoco ha de permitirse la impunidad de los ca- Con todo, y de lege lata, el error en torno a la
sos de abuso de derecho o de fraude o graves irre- contravención o no de las leyes y disposiciones de
gularidades en la concesión de la autorización. carácter general protectoras del medio ambiente,
La fórmula empleada no sirve, sin embargo, a pesar de su evidente conexión con la antijuridi-
para excluir de la sanción penal a quien realice cidad global del comportamiento, deberá tratarse
comportamientos materialmente y formalmente como un error de tipo y no como error de prohi-
autorizables (con sometimiento a ciertas medidas bición77, y puesto que no compete a los adminis-
específicas de control), pero que no cuentan con trados vigilar y controlar la actividad de la Admi-
un acto administrativo de autorización. En un nistración, el principio de confianza en el funcio-
«modelo de intervención penal equilibrado» 72 -el namiento regular de las instituciones habrá de ser
cual evidentemente ha de partir de una adecuada siempre tenido en cuenta a la hora de la determi-
y «mayor coordinación» 73 con un ordenamiento nación del carácter vencible o invencible del error.
jurídico-ambiental suficientemente desarrollado
y con criterios claros 74 (por ejemplo, con deter-
minación de valores-límite) que permitan distin- VI. Autoría y participación: las personas
guir las actividades materialmente autorizables jurídicas
(y en qué condiciones) de aquellas que, en ningún
caso, han de ser objeto de autorización- muchos Como es ampliamente sabido, los actos más
de esos supuestos (por ejemplo, si la actividad agresivos de contaminación ambiental no son
cumple con todos los requisitos administrativos producto de personas individuales que realizan
que permitirían la autorización, pero no se cuen- emisiones o vertidos de los tipificados por el ar-
ta todavía con ésta) merecerían ser objeto del De- tículo 325, sino que tienen lugar con ocasión del
recho administrativo sancionador. Es por ello por ejercicio de actividades industriales o económi-
lo que, frente a la técnica seguida por el legislador cas, en el marco empresarial. Característico de
de remisión expresa a la contravención indiscri- este ámbito es la existencia de una compleja es-
minada de la legislación administrativa, de le~e tructura y la distancia entre los órganos o perso-
ferenda, sería preferible -como en el art. 319,2 7 - nas que toman las decisiones relevantes (y hasta
la inclusión como término típico del carácter ju- controlan el proceso en su conjunto) y quienes re-
rídico-administrativamente no autorizable de las alizan materialmente los comportamientos direc-
emisiones, vertidos, radiaciones, etc. Esto obliga- tamente descritos por el tipo penal. Múltiples son
ría al juzgador a constatar si los actos realizados las dificultades que este modo de funcionamiento
eran material y formalmente susceptibles o no de presenta para la adecuada determinación de las
autorización conforme a la legislación vigente, responsabilidades penales de los sujetos intervi-
evitando la sanción penal (a través del delito de nientes con las herramientas del Derecho Penal
contaminación) de conductas materialmente y tradicional: en realidad, los que aparecen como
formalmente autorizables, pero carentes de un autores directos de los comportamientos operan
acto formal de autorización 76 ; se impediría, al como instrumentos de quienes toman las decisio-
mismo tiempo, que la mera presencia de la auto- nes relevantes, verdaderos dueños del proceso.
rización (eventualmente nula o anulable) pueda Una aplicación estricta de las categorías tradicio-
suscitar la cuestión de la aplicabilidad o no del nales de la autoría y participación señalaría a los
tipo penal de contaminación; y se remitirían al primeros como autores inmediatos, remitiendo a
plano de la antijuridicidad o culpabilidad (error los segundos (los verdaderos dueños del proceso)
de prohibición) todas las incidencias relativas a la a la categoría de partícipes, bien por inducción o
concurrencia o no de la autorización (o de tole- por cooperación necesaria. El hecho de que en el
rancia administrativa) en comportamientos no Derecho español, inductores y cooperadores nece-
autorizables. sarios reciban la misma pena del autor no oculta

72. F. MORALES PRAT, "La estructura ... "' cit., pp. 228 y s.
73. C. BLANCO LOZANO, "Introducción a la problemática de la protección jurídico-penal del ambiente", Cuadernos de Política Criminal,
66, 1998, p. 555.
7 4. N. DE LA MATA BARRANCO, "Configuración ... ", cit., p. 593.
75. J. L. DE LA CUESTA ARZAMENDI, "Delitos relativos a la ordenación del territorio en el nuevo Código Penal de 1995", Actualidad Penal,
15, 13-19 abril 1998, pp. 320 y s.
76. Para las que, si el trabamiento a través del Derecho Administrativo sancionador no se considera suficiente, podría preverse hasta
una tipificación específica en el propio Código Penal.
77. En la línea propugnada por F. MUÑOZ (ONDE, El error en Derecho Penal, Valencia, 1989, pp. 57 y ss.

38
Doctrina

•••

lo absurdo de tal situación (se tiene por partícipes artículo 329- y en el seno de la criminalidad de
a quienes realmente dominan el hecho en su con- empresa), presenta muchos puntos criticables, en
junto) e impulsa a la doctrina a la ampliación de la medida en que puede llevar a difuminar la dis-
los criterios de la autoría mediata, en particular, tinta relevancia de las diferentes contribuciones,
en los casos -tan frecuentes en este ámbito- de sometiéndolas todas ellas a una misma sanción
aparatos organizados o de instrumentos dolosos y penal.
sin intención, o a la reconsideración de los crite- La lucha eficaz contra los hechos delictivos co-
rios que deben regir la coautoría, para dar cabida metidos a través de las empresas requiere algo
entre los autores a quienes realmente deben te- más: la aplicación de sanciones específicas a las
nerse por tales. empresas mismas, con base en el hecho punible
Hace tiempo que el legislador comenzó a reac- cometido. El artículo 327 del Código Penal prevé
cionar en la Parte especial contra este tipo de si- en este orden de cosas, para el delito de contami-
tuaciones, construyendo definiciones típicas de nación79, la imposición facultativa de ciertas con-
los sujetos activos de ciertos delitos que tienden a secuencias accesorias (clausura definitiva o tem-
un concepto extensivo de autor. Figuras como el poral -hasta cinco años- de la empresa, sus loca-
tráfico de drogas (art. 368) o el delito de blanqueo les o establecimientos; intervención de la empresa
(art. 301), donde cualquier tipo de intervención para salvaguardar los derechos de los trabajado-
-hasta accesoria- acaba realizando directamente res o de los acreedores por el tiempo necesario
el tipo penal, constituyen ejemplos paradigmáti- con un máximo de cinco años). Dejando al mar-
cos (y especialmente criticables) de lo anterior. gen el hecho de que podrían haberse contemplado
Tampoco el delito de contaminación ambiental ha igualmente otras consecuencias accesorias del ar-
escapado a esta tendencia legislativa de orden más tículo 129, la doctrina80 discute, en general, sobre
general. La definición típica de los hechos de con- los requisitos de aplicación de las consecuencias
taminación con base en los verbos «provocar o accesorias -un hecho típico y antijurídico- y en
realizar directa o indirectamente» --que el art. 325 cuanto a su naturaleza jurídica (medidas adminis-
toma del antiguo art. 347 bis- permite, en efecto, trativas, medidas de seguridad, penas, nuevas san-
abarcar como directa realización del tipo penal ciones penales), destacando la gran inseguridad
todo tipo de comportamientos que, directa o me- jurídica que inspira su régimen 81 .
diatamente, den lugar a las emisiones, vertidos, En realidad, la lucha contra la criminalidad eco-
radiaciones, etc., típicas y, por tanto, no sólo a ca- nómica y empresarial debería llevar en España
sos de autoría mediata con instrumento doloso o bien a la revisión, como han hecho ya otros orde-
de inducción, sino incluso a contribuciones acce- namientos (v.gr. recientemente, el nuevo Código
sorias de ayuda, favorecimiento o facilitación de Penal francés) del principio tradicional societas de-
los hechos de contaminación78 . linquere non potest 82 , o, cuando menos, a instru-
La ampliación del concepto de autor, aun cuan- mentar intervenciones penales efectivas sobre las
do permita alcanzar más fácilmente a aquellos a propias personas jurídicas83. Hace tiempo que la
quienes realmente pertenece el hecho delictivo doctrina ha explorado vías dogmáticas que permi-
(algo trascendental en cuanto a la responsabilidad ten la cobertura por medio de las categorías esen-
funcionarial -objeto en el nuevo Código Penal del ciales del delito de los hechos cometidos a través

78. J. L. DE LA CUESTA ARZAMENDI, "La reciente historia ... ", cit., pp. 196 y s. ly bibliografía allí citada).
79. No resulta fácil de entender por qué no se contemplan consecuencias accesorios poro los demás hechos delictivos del capítulo 111.
J. L. DE LA CUESTA ARZAMENDI, "Delitos ... ", cit., p. 297.
80. L. GRACIA MARTÍN, Lecciones de Consecuencias Jurídicas del Delito, Valencia, 1998, pp. 367 y ss.; B. MAPEUI CAFFARENA, "Las conse-
cuencias accesorios en el nuevo Código Penol", Revista Penal, 1, 1998, pp. 43 y ss.
81. A. JORGE BARREIRO, en G. Rodríguez Mourullo (dir.), Comentarios al Código Penal, Madrid, 1997, p. 366.
82. Claramente o favor, S. BACIGALUPO, La responsabilidad penal de las personas jurídicas, Madrid, 1998; L. RODRÍGUEZ RAMOS, "Socie-
tas delinquere potes!! Nuevos aspectos dogmáticos y procesales de la cuestión", La Ley, 3 octubre 1996, p. 4; y, sobre todo, J. M. ZUGAL-
DÍA ESPINAR, "Capacidad de acción y capacidad de culpabilidad de las personas juridicas", Cuadernos de Política Criminal, 1994, pp. 613
y ss.; "Uno vez m6s sobre el tema de la responsabilidad criminal de las personas jurídicas (doce años después)u, Hacia un Derecho Penal
Económico Europeo. Jornadas en honor del Profesor Klaus Tiedemann, Madrid, 1995, pp. 723 y ss.; "Las penas previstas en el art. 129
del Código Penal para las personas jurídicos (Consideraciones teóricos y consecuencias prácticas)", Poder Judicial, 46, 1997.
83. L. ARROYO ZAPATERO, 11Derecho Penal económico y Constitución", Revista Penal, l, 1998, p. 14; H. HORMAZÁBAL MALARÉE, "Los delitos
11
socioeconómicos, el bien jurídico, el autor, su hecho y la necesaria reforma del sistema penal espoñol , en Hacia un Derecho Penal Eco-
nómico Europeo, cit., pp. 202 y ss.; B. MAPELLI CAFFARENA, "Las consecuencias accesorias ... ", cit., pp. 43 y ss.; F. MUÑOZ CONDE, "Cuestio-
11
nes dogm6ticas b6sicas en los delitos econ6micosn, Revista Penal, 1, 1998, pp. 67 y ss.; C. SUÁREZ GoNZÁLEZ, La responsabilidad penal
de las personas juridicas en el Derecho europeo", Estudios del Ministerio Fiscal, I, 1994, pp. 843 y ss.

39
Revista Penal
Cuestiones dogmáticas relativas al delito de contaminación ambiental

de las personas jurídicas. Algunos autores han pro- cación (o, al menos, exculpación) de su comporta-
puesto igualmente instrumentos específicos de im- miento típico las dificultades económicas de la
putación para la exigencia de responsabilidad pe- empresa afectada, para quien el respeto de las
nal a las personas jurídicas. Destaca entre ellos, normas penales y administrativas protectoras del
junto a la doctrina del «defecto de organización» ambiente podría hasta originar pura y simple-
de TIEDEMANN 84 , la propuesta de HEINE 85 , de espe- mente su inviabilidad económica, con el consi-
cial aplicación en los delitos contra el ambiente, guiente peligro de pérdida de los correspondientes
campo particularmente necesitado de instrumen- puestos de trabajo. En definitiva, en una situación
tos penales efectivos para hacer frente a los hechos de crisis económica, a la hora de elegir entre dos
delictivos procedentes de entidades públicas y pri- males -la contaminación del ambiente o el cierre
vadas86. Para HEINE, que afirma la posibilidad de total o parcial de la empresa con despido de los
culpabilidad por la dirección de la empresa, cabe trabajadores-, desde estas posiciones se defiende
construir dogmáticamente la responsabilidad pe- salvaguardar la continuidad de la actividad, en-
nal de las personas jurídicas sobre la imputación tendiendo que la viabilidad de la empresa y los
excepcional a la persona jurídica de las perturba- puestos de trabajo que garantiza son bienes, si no
ciones relevantes de su actividad, que supongan un más valiosos, cuanto menos preferentes (en cuan-
incremento del riesgo, debido a una gestión em- to a su protección) a la tutela del ambiente.
presarial defectuosa derivada del incumplimiento La posibilidad de aplicación en estos supuestos
de obligaciones de aseguramiento, supervisión o de la circunstancia eximente (incluso incomEleta)
control. También en el Derecho español merece te- de estado de necesidad parece muy remota s. De
nerse en cuenta la propuesta de lege ferenda de S. un lado, porque si tanto el ambiente como el ple-
BACIGALUP0 87 . no empleo son bienes constitucionalmente dignos
En cualquier caso, debido a las especificidades de protección al más alto nivel, el conflicto abso-
de las personas jurídicas, lo procedente sería la luto de intereses entre Economía y Ambiente no
apertura de una nueva vía penal, que -como las ya es fácil de admitir con carácter general, cuando
existentes del Derecho Penal de peligrosidad o del precisamente la tutela del ambiente, aun cuando
Derecho Penal de menores y jóvenes y sin alterar haya podido aumentar los costes de producción
fundamentalmente el sistema de funcionamiento de determinadas industrias, desde una perspecti-
del Derecho Penal individual- pueda servir para va más amplia, ha abierto todo un nuevo sector
intervenir penalmente sobre las personas jurídicas económico, altamente desarrollado y creador de
con respeto de los principios y garantías propias riqueza y de nuevos puestos de trabajo.
del Derecho Penal, y con respuestas sancionado- Para la apreciación jurídico-penal de un estado
ras específicas. de necesidad lo que interesa no es tanto el posible
conflicto entre bienes a un nivel general, cuanto el
modo en que ese conflicto se manifiesta en una si-
VII. Crisis económica y estado tuación concreta. El estado de necesidad requiere,
de necesidad en este sentido, que el individuo se halle en una si-
tuación absoluta de necesidad, esto es, en una te-
En el marco empresarial o industrial, resulta situra de conflicto sin salida, en la que, o elige le-
hasta cierto punto frecuente en la práctica que, sionar un bien, o inevitablemente ha de soportar
frente a una eventual denuncia o actuación penal un mal propio o ajeno que jurídicamente no está
por el delito de contaminación ambiental, el im- obligado a sufrir. Ciertamente, hay quien conside-
putado o imputados aleguen como posible justifi- ra que, en el caso del ambiente, toda posible si-

84. "Responsabilidad penol de personas jurídicos, otros agrupaciones y empresas en Derecho comparado", en J. L. Gómez Colomer, J.
L. González Cussoc (coords.), La reforma de la ¡usticia penal (Estudios en homena¡e al Prof. Klaus Tiedemann), Costellón de lo Plano, 1997,
pp. 36 y ss. También, J. M. ZUGALDÍA ESPINAR, "Capacidad ... ", cit., pp. 623 y s.; y S. BACIGALUPO, La responsabilidad penal ... , cit., pp. 169.
y SS. . . .. ,
85. Die strafrechtliche Verantwortlichkeit von Unternehmen. Von individuellem Fehlverhalten zu kollekt1ven Fehlentw1eklungen, msbeson-
dere bei Grossrisiken, Boden Boden, 1995, pp. 311 y ss.
86. C. WALING, "Lo criminalidad medio-ambiental en el ámbito del Derecho Penol general. Lo responsabilidad de las personas jurídicos
y sus representantes: la necesidad de definir límites", Cuadernos de Política Criminal, 62, 1997, p. 519.
87. La responsabilidad penal... , cit., pp. 368 y ss.
88. J. C. CARBONELL MATEU "Medio ambiente: crisis económico y justificación", en J. L.de la Cuesto y C. Fernández Cosodevonte (eds.),
Protección internacional del :nedio ambiente y Derecho ecológico, Bilbao, 1987, pp. 189 y ss.; K. TIEDEM.ANN, "¿Conservación del puesto
de trabajo como causo de justificación en el Derecho Penol del ambiente?", ibídem, pp. 197 y ss.

40
Doctrina

tuación de necesidad está ya resuelta previamente absoluta de necesidad si todavía quedan vías abier-
por el propio legislador (o por la Administración a tas para lograr ayudas, negociar con la Adminis-
la que corresponde fijar las condiciones de autori- tración, interponer recursos contra la denegación
zación), que ha decidido proteger (hasta penal- de la autorización ... Afirmada, en su caso, la situa-
mente) el ambiente frente a determinadas agre- ción de necesidad, el juicio en tomo a la condición
siones contaminantes, aun a sabiendas de que su completa o incompleta de la circunstancia exi-
tutela puede ser costosa para las empresas; desde mente dependerá de la concurrencia de todos o
esta perspectiva, el posible mal (sobrecoste econó- parte de los requisitos establecidos por el artículo
mico) derivado de la tutela del ambiente no habrá 20,5. Así, la ponderación de los males obligará a
de ser tenido como un mal que jurídicamente no comparar, en concreto, los bienes en conflicto y el
se esté obligado a soportar. nivel de riesgo al que respectivamente se vean so-
No cabe descartar absolutamente supuestos con- metidos. Más fácil ha de ser la prueba de la no pro-
cretos en los que el empresario (o hasta un traba- vocación intencionada de la situación de necesi-
jador) se encuentren ante el juez penal por haber dad, sólo excluible en casos de dolo: ello no debe-
preferido realizar los actos de contaminación en la ría llevar a olvidar el examen de la posible
alternativa anteriormente explicada. La aceptación causación culposa de la situación de necesidad
en estos casos de un estado de necesidad requeri- (por falta de previsión suficiente o por la no adop-
ría partir de la prueba (nada sencilla) de la presen- ción de las medidas adecuadas), susceptible hasta
cia de una situación de necesidad absoluta, esto es, de originar una responsabilidad imprudente 89 . Por
que el único medio de proteger la viabilidad de la último, si bien no se puede obligar al trabajador in-
empresa o de garantizar los puestos de trabajo sea dividual al sacrificio de su puesto de trabajo en
la realización de la conducta penalmente típica de aras a la protección del ambiente, el deber de sa-
contaminación: no bastará demostrar las posibles crificio del empresario es claro en cuanto a la pér-
dificultades económicas derivadas para la empresa dida (sobre todo si es de carácter temporal) de po-
de los costes de ambientales, ni habrá situación sibles beneficios. •

89. S. MIR PUIG, Derecho Penal. Parte General, 5.Q ed., Barcelona, 1998, p. 476.

41
D o e t r 1• n a

Sujetos responsables en los delitos societarios


•••
Juan Carlos Ferré Olivé Catedrático de Derecho penal
de la Universidad de Huelva

1. Aproximación guras delictivas tienen en común que protegen


bienes jurídicos con una dimensión económica,
Para entender las razones que llevaron al legisla- tratándose de intereses "colectivos" o "difusos" s.
dor español a incorporar un amplio catálogo de de- Sin embargo, creemos que el legislador español
litos societarios en el Código Penal debemos consi- hasta cierto punto se ha excedido con su tenden-
derar, como necesario punto de partida, el fracaso cia criminalizadora en esta materia. No parece
de los tradicionales instrumentos mercantiles de que la necesidad de tutela de los intereses protegi-
control dentro del ámbito de las sociedades comer- dos fuera de tal magnitud como para tener que in-
ciales. No sólo hay que tener en cuenta la enorme corporar tantas figuras penales: falsedades en los
trascendencia que tienen las sociedades en general documentos sociales (art. 290 del Código Penal),
-y las anónimas en particular- para el desarrollo imposición de acuerdos abusivos (art. 291 del Có-
económico. Estas fuentes generadoras de riqueza digo Penal), imposición de acuerdos lesivos (art.
pueden conducir a aquellos que poseen el llamado 292 del Código Penal), obstaculización de los de-
"poder societario", en otras palabras, a los sujetos rechos de los socios (art. 293 del Código Penal),
que controlan juridica o fácticamente las socieda- obstaculización de las tareas de inspección (art.
des, a cometer abusos en perjuicio de los socios, de 294 del Código Penal) y el delito de administra-
la propia sociedad, de terceros o incluso de los in- ción desleal o fraudulenta (art. 295 del Código Pe-
tereses generales. Y es que como señala TERRADl- nal). La excesiva criminalización de comporta-
LLOS, "las grandes sociedades no son organismos de mientos atenta claramente contra el principio de
estructura democrática sino oligárquica: el poder intervención mínima. Pero además, alguna de las
de los socios pasa a los administradores, y de éstos nuevas conductas delictivas, como la obstaculiza-
a los mánagers, perdiendo la asamblea toda posibi- ción de las tareas de inspección, simplemente su-
lidad de control" 1. Ello explica que un legislador pone elevar al rango de delito comportamientos
proclive a proteger el orden socio-económico haya que materialmente consisten en actos de desobe-
recurrido a incorporar cietios delitos societarios en diencia ante un requerimiento administrativo. En
el catálogo de conductas prohibidas. otras palabras, se trata de una materia propia de
La naturaleza socio-económica de estos delitos las infracciones administrativas, y por lo tanto
no excluye que con la nueva regulación se prote- Ct"eemos que este precepto no se debería haber in-
jan otros intereses, tales como la fe pública o las corporado al Código Penal, esto es, hubiera sido
funciones que deben cumplir los documentos en más apropiado mantenerlo en el ámbito del dere-
el tráfico mercantil -artículo 290 del Código Pe- cho administrativo sancionador. En definitiva, la
nal-2, o el propio patrimonio de los socios en el decisión legislativa de integra1· algunas de estas
delito de administración fraudulenta 3 , lo que conductas en el texto del Código Penal ha supues-
aproxima a todas estas figuras al ámbito de los de- to una importante afección a las exigencias del
litos pluriofensivos4 . En cualquier caso, estas fi- principio de lesividad.

1.Cfr. TERRADILLOS, J. Delitos societarios. Madrid. 1987, p. 58.


2.Cfr. fARALDO (ABANA, P. Los delitos societarios. Valencia. 1996, p. 369.
3.Cfr. NIETO MARTÍN, El delito de administración fraudulenta. Barcelona. 1996, p. 255.
4.Cfr. VALLE MuÑiz, en QUINTERO OLIVARES (ed.) Comentarios a la Parte Especial del Derecho penal. Pamplona. 1996, p. 661.
5.Cfr. MAzzACUVA, Sanciones administrativas y sanciones penales en materia de ilícitos societarios, en AA.W. Estudios jurídicos en ho-
menaje a KLAUS TIEDEMANN, Madrid. 1995, p. 682.

21
Revista Penal
Sujetos responsables en los delitos societarios
•••

Somos conscientes de que el análisis pormeno- en el ámbito de las sociedades mercantiles, habrá
rizado de todas estas figuras delictivas constituye que identificar de alguna manera a los posibles
una tarea científica de prime1· orden 6 . Sin embar- autores de esos hechos, para dirigirles directa-
go, limitaremos nuestra intervención a un tema mente la amenaza penal. En este sentido, nos en-
que afecta a todos los delitos societa1·ios, como es contramos en primer lugar con los administrado-
la determinación de algunos de los sujetos que res de las sociedades comerciales, aquellos que
dentro de la propia sociedad pueden ser autores de ejercen su función cumpliendo con todas las for-
las conductas penalmente relevantes. malidades de la normativa mercantil vigente, inte-
grados en los ya mencionados tipos penales como
administradores de derecho (art. 125 de la Ley de
11. Autoría en materia de delitos Sociedades Anónimas y ce.). Estos sujetos poseen
societarios una peculiar posición respecto a los intereses so-
ciales que se tutelan en esta clase de delitos,
La mayor parte de los nuevos preceptos penales y eventualmente pueden adquirir la posición de
se dirige a los administradores de hecho o de dere- garantes de dichos intereses. Entran dentro de
cho de determinadas sociedades mercantiles (arts. esta categoría los administradores únicos, los ad-
290, 293, 294 y 295 del Código Penal). Otro de los ministradores solidarios o mancomunados y los
supuestos parece indicar que sólo podrá ser autor integrantes del Consejo de Administración, según
el socio que cometa ciertos abusos penalmente re- los casos 8 .
levantes (art. 291 del Código Penal). Un último Sin embargo, no puede desconocerse que los
precepto consagraría un delito común, que puede abusos en el ámbito societario pueden cometerse
ser cometido por cualquiera (art. 292 del Código por sujetos distintos a los administradores de de-
Penal). En este trabajo nos limitaremos a analizar recho, esto es, por aquellos que poseen fáctica-
la situación de los administradores, sujetos cuya mente el poder societario o el dominio social sin
inclusión en los tipos supone la creación de deli- haber dado cumplimiento a los requisitos forma-
tos especiales, con las importantes consecuencias les indispensables para poder ser administrador.
que produce esta categoría de delitos en materia El tratamiento jurídicopenal de las conductas de
de autoría y participación. los administradores de hecho plantea grandes in-
terrogantes.
11.1. ADMINISTRADORES En algunos países de nuestro entorno los pre-
ceptos penales han limitado la responsabilidad
La limitación del número de autores que reali- penal a los administradores de Derecho. Una solu-
zan los artículos 290, 293, 294 y 295 del Código ción legislativa de esa naturaleza hubiera produci-
Penal al referirse a los que ostenten el carácter de do en nuestro país evidentes lagunas de punibili-
administradores de hecho o de derecho ha llevado dad cuando los hechos -por ejemplo, una admi-
a la doctrina a considerar, de manera práctica- nistración fraudulenta o la obstaculización de los
mente unánime, estos supuestos como delitos es- derechos de los socios- fueran llevados a cabo por
peciales 7. Sin embargo, creemos que es necesaria personas interpuestas distintas a los administra-
una reflexión más detenida sobre esta caracteriza- dores. Para evitar esas lagunas, la solución juris-
ción, porque de ella se derivan importantes conse- prudencia! en los países mencionados ha consisti-
cuencias prácticas. Sobre todo, es necesario anali- do en una equiparación -jurisprudencia! y no le-
zar, desde un principio y de forma separada, la gal- de los administradores de hecho y de
responsabilidad de los administradores de hecho derecho 9 . Sin embargo, creemos que una equipa-
y de derecho. ración de esta naturaleza no es aceptable desde la
El legislador ha valorado que si realmente se perspectiva de un Derecho penal garantista, por
pretenden sancionar los abusos más manifiestos afectar claramente el principio de legalidad penal,

6. Cfr. la bibliografía indicada al final de este trabajo.


7. Cfr. MUÑOZ CONDE, Derecho penal, Parte Especial. 11º edic .. Valencia. 1996. p. 457, VALLE MuÑÍz, en Comentarios. op. cit. p. 662.
RODRÍGUEZ RAMos, Denegación de derechos sociales, en M.W. El nuevo Código Penol. Delitos societarios e insolvencias punibles. Madrid.
1996 p. 94, RODRÍGUEZ MOURUUO, Análisis del artículo 294 del nuevo Código Penol, en M.W. El nuevo Código Penal. Delitos societarios
e insolvencias punibles. op. cit. p. 126, BARBERO SANTOS, Introducción a los delitos socio-económicos. Los delitos societarios, en M.W. Lo
actividad empresario/ bojo lo perspectivo del nuevo Código Penol, Oviedo, 1997, p. 28, DíAZ MAROTO y VIUAREJO, Los delitos societarios
en fa reformo penol, en M.W. Homenaje TIEDEMANN, Madrid, 1995, p.156. MARTÍNEZ PEREDA RODRÍGUEZ, Los delitos societarios, en M.W.
El nuevo Código Penol y su aplicación a empresas y profesionales, Madrid, 1996, p. 363. FARALDO CABANA, Los delitos societarios. op. cit.
p.259, NIETO MARTÍN, El delito de administración fraudulento. op. cit. p. 266.
8. Cfr. REVUELTA DEL PERAL, El artículo 290, en M.W.. El nuevo Código Penal. Delitos societarios e insolvencias punibles. op. cit. p. 53.
9. Así, la jurisprudencia italiana y alemana. Vid. más ampliamente TERRADIUOS, J. Delitos societarios. op. cit. p. 58 y sig. El mismo, De-
recho penal de lo empresa. Madrid. 1995, p. 80.

22
D o e t r i n a

•••
pues permite imponer una sanción penal a título en la estructura organizativa de la sociedad. Suje-
de autor a personas distintas a las exp1·esamente tos que sin aparecer formalmente como adminis-
señaladas por la nonna. Se trata claramente ele tradores, pueden hacer y deshacer a su antojo por-
delitos especiales, y justamente lo que diferencia que dominan la sociedad.
los delitos especiales de los comunes es que sólo a) Co11apto restrictivo. Las máximas limitacio-
pueden responder a título ele autor los sujetos cua- nes las encontramos en el concepto mercantil de
lificados. administrador de hecho. Para la legislación mer-
Si el Código Penal español hubiern dirigido su cantil, solamente se podrá apreci;r esta figura
amenaza exclusivamente a los administradores de cuando se trate de alguna de las situaciones deri-
Derecho, la solución sería bastante clara. Limita- vadas de la falta de inscripción registra! del nom-
do de esa forma el número de autores, quien no bramiento o cese del administrador de derecho
poseyera tal condición no podda responder como -normalmente vicios de forma-. Este concepto
autor -autor directo, autor mediato ni coautor-. es muy limitado, y ello es lógico, porque está
El administrador de hecho solamente podría res- concebido para producir efectos en el ámbito es-
ponder penalmente si su conducta supusiera actos trictamente mercantil, que debe favorecer la ac-
de participación -inducción o cooperación- en el tuación de los administradores de Derecho y li-
hecho cometido por el único autor posible: el ad- mitar al máximo posible la relevancia de los ac-
ministrador de derecho. Y si este último no hu- tos de cualquier otro sujeto. La doctrina suele
biera actuado, o su conducta no fuera típica y an- considerar el concepto mercantil insuficiente a
tijuddica (por ejemplo, cualquier delito societario los efectos de integrar los nuevos preceptos
cometido por el administrador de derecho bajo los penales 13 •
efectos de un error vencible de tipo), el adminis- b) Otros conceptos /imitadores. Sin aceptar el
trador de hecho no respondería ni siquiera como criterio excesivamente restrictivo de la normativa
partícipe en virtud del principio de accesoriedad mercantil, pero con un planteamiento muy !imita-
de la participación. dor se encuentra RODRÍGUEZ MOURULLO. Este autor
Una formulación como la que acabamos de sostiene que el concepto de administrador que uti-
mencionar hubiera supuesto importantes lagunas lizan los delitos societarios no permite abrir las
de punibilidad. Desde hace años la doctrina viene puertas a cualquiera, sino únicamente a quienes
señalando que los tipos penales deben compren- sean "miembros del Consejo de Administración".
der al administrador de hecho, porque de lo con- No podrá serlo, por ejemplo, el director gerente
trario se beneficiarían aquellos sujetos que por o el director general de la sociedad, salvo que los
cualquier motivo -incluso el favorecer la impuni- estatutos sociales asignen expresamente a estos
dad de sus acciones- no asumieran la calidad de directores funciones administrativas. RODRÍGUEZ
administradores de derecho 10 . En definitiva, esta MOURULLO considera que estas limitaciones no se
es la solución que adopta el nuevo Código Penal, salvan con la incorporación de los administrado-
aunque ya se han alzado voces cdticas por no ha- res de hecho, sujetos que existirían únicamente
ber precisado aún más los sujetos que pueden re- cuando el administrador no hubiera regularizado
sultar comprendidos en el mencionado concepto su situación jurídica 14_
de administrador de hecho 11 . Completando esta caracterización restrictiva,
C9mo ha apuntado RODRÍGUEZ MOURULL0 12 el se considera que las figuras del administrador
Código Penal no indica en qué condiciones el ad- de hecho y de derecho son incompatibles, esto
ministrador de hecho puede ser equiparado al de es, la presencia de uno de ellos excluiría auto-
Derecho. Y dado que la solución queda enco- máticamente al otro. En este sentido considera
mendada a los intérpretes, es conveniente recor- RODRÍGUEZ MOURULLO que en el caso de existir
dar que no existe unanimidad sobre los sujetos un administrador constituido conforme a Dere-
que deben quedar comprendidos en este concep- cho, no cabría apreciar en ningún otro sujeto la
to. Se manejan posibilidades interpretativas muy consideración de administrador de hecho. Si
restrictivas -concepto mercantilista- y otras que otra persona, en las mencionadas circunstan-
buscan identificar como administradores de he- cias, gobernara la sociedad, imponiendo sus de-
cho a aquellos sujetos que poseen el poder fáctico cisiones al órgano de administración, no sería

1O. Cfr. TERRADILLOS, J. Delitos societarios. op. cit. p. 59.


11. Cfr. GoENECHEA DoMíNGUEZ, J. Responsabilidad de administradores y directivos, en AA.W. El nuevo Código Penal. Delitos societa-
rios e insolvencias punibles. op. cit. p. 153, quien considera esta redacción como un "desafortunado ejemplo de imprecisión sobre una
cuestión básica".
12. Cfr. RODRÍGUEZ MOURULLO, Análisis del artículo 294 ... op. cit. p. 128.
13. Cfr. BAJO fERNÁNDEZ, Los delitos societarios, op. cit. p. 262.
14. Cfr. RODRÍGUEZ MOURULLO, Análisis del artículo 294 .. ., op. cit. p. 127.

23
Revista Penal
Sujetos responsables en los delitos societarios
•••

autor sino simplemente partícipe de los actos rea- o de derecho) "las condiciones, calidades o rela-
lizados por el administrador de derecho 15 . ciones que la correspondiente figura de delito
También consagra importantes limitaciones el o falta requieran para poder ser sujeto activo" del
planteamiento de BAJO FERNÁNDEZ. Para este au- delito. Por el contrario, el administrador que rea-
tor, será administrador "aquel miembro de la enti- liza un delito societario lleva a cabo un comporta-
dad que tiene dominio social y, por tanto, se con- miento que el legislador le prohibe directamente
vierte en garantía del bien jurídico protegido por a él, pues en él concurren las condiciones, calida-
la norma" 16 . Respecto al planteamiento de BAJO des o relaciones requeridas para poder ser sujeto
FERNÁNDEZ cabe formular dos puntualizaciones: activo.
c) Poder societario o dominio social. La última
- Por una parte, limita los administradores de opción interpretativa se basa en considerar admi-
hecho a los miembros de la entidad, con lo que se nistrador de hecho al sujeto que detenta el "poder
exige una relación jurídica entre el administrador societario", aquel que tiene capacidad de decisión
de hecho y la entidad. Pero cabe advertir que esa en el seno de la sociedad mercanti1 18 .Sin embar-
relación puede no estar formalizada jurídicamen- go, es a veces muy difícil determinar dónde se en-
te, y sin embargo el que actúa será administrador cuentra realmente ese "poder societario", máxime
desde un punto de vista fáctico (por ejemplo, el cuando nos hallamos ante el entramado de múlti-
que utiliza a personas interpuestas para adminis- ples sociedades.
trar). Recuérdese que la ley permite incluso que No cabe duda que determinar al sujeto quepo-
las tareas de administración "de derecho" puedan see el poder societario suscita muchos interro-
recaer en sujetos que no son socios de la entidad. gantes e imprecisiones. Para aproximarnos a su
Por ello, el ser socio o miembro de la entidad no caracterización debemos apuntar que en la mayo-
puede convertirse en requisito indispensable para ría de los casos el poder societario estará en ma-
poder ser administrador de hecho. nos de los administradores de derecho. Sin em-
- BAJO FERNÁNDEZ basa su análisis en la fórmula bargo, en muchos otros supuestos encontraremos
del artículo 31 del Código Penal. Esta fórmula con- sujetos que ejercen fácticamente tales funciones,
sagra un principio de equivalencia: será autor el de manera total o parcial. Entendemos que la le-
sujeto idóneo desde el punto de vista del conteni- gislación no establece limitaciones al ejercicio fác-
do del tipo del injusto, es decir, el que ejerce el do- tico, por lo que quedarán comprendidas todo gé-
minio social típico. Asume la posición de garante nero de actividades que, ostensiblemente o de ma-
del bien jurídico, de tal forma que domina el ám- nera oculta, supongan fácticamente tareas de
bito de protección de la norma. Pero la fórmula de administración.
equiparación del artículo 31 no es extrapolable a l. Utilización de fiduciarios o testafenos. Será ad-
estos supuestos por diversos motivos: ministrador de hecho todo aquel que gobierne una
sociedad desde la sombra, utilizando personas in-
- Es bastante difícil hablar en estos casos de una terpuestas como administradores de derecho de la
posición de garante, porque no se trata de un ad- sociedad 19 . Este es, sin duda, un aspecto muy im-
ministrador de derecho sino de hecho, y por lo portante y discutido 20 . El administrador oculto no
tanto habría lógicas dificultades para exigir a este exterioriza sus funciones de administración pero
administrador que asuma la función de garantía. domina la sociedad . Su peligro potencial para los
- La cláusula del artículo 31 del Código Penal, bienes jurídicos es mucho mayor por la situación
aunque también hace referencia a administrado- de impunidad en la que se quiere colocar, inten-
res de hecho o de derecho, poco tiene que ver con tando eludir de forma directa sus responsabilida-
la situación que se regula en los delitos societa- des. Fácticamente domina la sociedad y ejerce
rios 17 . Para poder aplicar el artículo 31 del Código funciones de administración.
Penal es indispensable que el destinatario directo 2. Administración por parte de personas jurídicas.
de la norma sea la persona jurídica, y que no re- Las tareas de administración de una sociedad pue-
caigan sobre el que actúa (administrador de hecho den ser llevadas a cabo por una o varias personas fi-

15. Cfr. RODRÍGUEZ MoURULLO, G. Análisis del artículo 294 ... , op. cit. p. 127.
16. Cfr. BAJO FERNÁNDEZ, Los delitos societarios. op. cit. p. 262.
17. Cfr. GóMEZ BENÍTEZ, El delito. op. cit. p. 145.
18. Cfr. MuÑOZ CONDE F, Derecho penal. op. cit. p. 459. SÁNCHEZ ÁLVAREZ, Los delitos ... , op. cit. p. 58, FARALDO (ABANA, Los delitos so-
cietarios ... , op. cit. p. 147.
19. Cfr. MuÑOZ CONDE, F. Derecho penal. op. cit. p. 459. Así, en el supuesto de sociedad con un único accionista, persona física, que
no forma parte del consejo de administración, Cfr. REVUELTA, en AA.W. El nuevo Código Penal. op. cit. p. 55.
20. Expresamente en contra de la consideración de este supuesto como administrador de hecho, FARALDO (ABANA, Los delitos societa-
rios ... , op. cit. p. 149.

24
D o e t r i n a

•••
sicas, socios o no, e incluso por una persona juridi- En definitiva, el concepto jurídicopenal de ad-
ca. En este último supuesto, la persona jurídica ad- ministrador de hecho se basa en su gran amplitud,
ministradora está obligada a designar a una perso- y es de gran utilidad para indicar que nada obsta
na física que la represente, quien será la que cum- a que las funciones de administración las pueda
pla el papel de administrador. Ante este supuesto llevar a cabo cualquier persona, física o incluso ju-
pueden aparecer claramente otros sujetos que no rídica 25. El único requisito !imitador de la autoría
son administradores de derecho, ni socios, pero so- viene dado por la exigencia de llevar a cabo tareas
bre los que puede recaer el poder societario. Así, de administración de la sociedad.
como ha señalado SÁNCHEZ ALVAREZ, dicho poder
puede recaer fácticamente en los administradores 11.2. DELITOS ESPECIALES
de la persona juridica que lleva a cabo las tareas de
administración, quienes no son ni administradores Como primera reflexión queremos subrayar que
ni socios de la sociedad administrada 21 . los delitos especiales plantean importantes pro-
3. Otros supuestos. Son imaginables muchos blemas interpretativos en materia de autoría
más sujetos que pueden comportarse como admi- y participación. Aunque también hay que destacar
nistradores de hecho, en tanto posean el poder so- que queda mucho por hacer para poder resolver
cietario: directores generales, gerentes, managers, adecuadamente todos estos problemas. 26 El ori-
apoderados, etc. 22 Como se ha señalado, la ampli- gen de los delitos especiales se encuentra en su-
tud de la fórmula permite comprender hasta las puestos delictivos en los que existen ciertos debe-
responsabilidades que se derivan dentro de los res especiales, en los que normalmente las carac-
"grupos de sociedades", con independencia del terísticas del autor vienen definidas por la
grado de formalización jurídica que puedan adop- legislación, como pueden ser los delitos cometidos
tar dichos grupos 2 3. por militares y funcionarios 27 . En los últimos
La figura del administrador de hecho es, a nues- tiempos, la técnica legislativa ha recurrido fre-
tro entender, perfectamente compatible con la cuentemente a los delitos especiales, por lo que su
responsabilidad penal del administrador de dere- número se ha ido ampliado de forma significativa.
cho, ya que cada uno responderá en virtud de las En cualquier caso, conviene apuntar que los de-
reglas generales de autoría y participación apli- litos especiales propios consagran una limitación
cables a los delitos especiales (arts. 27 y e.e. del al número de autores. Con la incorporación de
C.P.). En base a estas reglas, el administrador de nuevos delitos especiales propios podría dismi-
hecho podrá responder, según los casos: nuir el ámbito de actuación del Derecho penal, in-
crementándose correlativamente la seguridad ju-
- Como autor directo o coautor de un delito so- rídica al identificar más claramente al destinata-
cietario. rio de la norma, sin perder de vista el alto grado
- Como inductor o cooperador, respecto a los de abstracción y generalidad que requiere una
comportamientos delictivos llevados a cabo por el buena técnica legislativa. Puede entenderse que
administrador de derecho. los delitos especiales propios crean lagunas de pu-
- Como autor mediato, en aquellos casos en los nibilidad deseadas o consentidas por el legislador,
que el administrador de derecho o un tercero ac- para reforzar la persecución penal de determina-
túe, bajo el dominio de su voluntad, en una situa- dos sujetos. El Derecho penal renunciaría a inter-
ción de error 24 . Este último es uno de los supues- venir cuando el hecho se lleve a cabo sin la actua-
tos más relevantes desde el punto de vista prácti- ción a título de autor del sujeto cualificado. Por
co, dada la situación de impunidad que se todo ello, estos delitos deberían tener una acogida
produciría si no se le considerara cualificado para favorable desde la perspectiva de un Derecho pe-
poder ser autor de este delito. nal garantista.

21. Cfr. SÁNCHEZ ÁLVAREZ, Los delitos. op. cit. 61.


22. Cfr. GARCÍA DE CECA, El artículo 290 del Código Penal, en AA.W. El nuevo Código Penal. Madrid, 1996, p. 44. GóMEZ BENÍTEZ, Ad-
ministradores de hecho y de derecho, en AA.W. El nuevo Código Penal ... , op. cit. p. 145.
23. Cfr. ARROYO ZAPATERO, L. Los delitos societarios en el Proyecto de 1992, en ARROYO-TIEDEMANN, Estudios de Derecho penal económi-
co. Cuenca. 1994, p. 58.
24. Cfr. GóMEZ BENÍTEZ, Administradores. op. cit. p. 147. En relación a la posibilidad de apreciar autoría mediata cuando interviene
como instrumento no doloso un tercero no cualificado, cfr. QUINTERO ÜUVARES, Los delitos especiales, op. cit. p. l 06
25. Cfr. VALLE MuÑÍz, Comentarios. op. cit. p. 663.
26. Para introducirnos en la problemática de los delitos especiales en España, siguen manteniendo toda su actualidad las obras de QUIN-
TERO ÜUVARES, G. Los delitos especiales y la teoría de la participación, Barcelona. 1974, passim, y GIMBERNAT, E. Autor y cómplice en De-
recho penal. Madrid. 1966. Sobre los delitos especiales en Derecho alemán, cfr. l..ANGER, W, Das Sonderverbrechen, Berlín. 1972.
27. Cfr. Qu1NTERO ÜUVARES, Los delitos especiales y la teoría de la participación. op. cit. p. 12 y ss.

25
Revista Penal
Sujetos responsables en los delitos societarios
•••

Pero a la vez los delitos especiales pueden llegar administrador de hecho v el de derecho 30 . Pero
a generar sus propios conflictos, porque toda li- creo que este no es el ca~1ino que se debe seguir
mitación del número de autores supone necesa- para demostrar el ca1·ácter especial de estos deli-
riamente la impunidad de muchos intervinientes tos. El legislador no ha querido equipara1~ sino
en hechos que pueden lesionar efectivamente el añadir a una fórmula jurídicamente delimitada de
bien jurídico tutelado. Esta situación puede no sei- imputación -administrador de derecho- otra nue-
bien recibida desde una perspectiva preventivo va fórmula fáctica, como es la figura del adminis-
general. trador de hecho. Se trata de situaciones diferen-
Los delitos societarios, en cuanto limitan la auto- tes, sobre todo si se las analiza desde el punto de
ría a los administradores de hecho o de derecho, vista de los deberes impuestos para garantizar el
son delitos especiales propios 28 . Sin embargo, el ca- bien juddico protegido. La incorporación de los
rácter especial no se constata por el simple abando- administradores de hecho al ámbito de lo prohibi-
no de las fórmulas "el que" o "los que", que utilizan do supone una ampliación de los destinatarios de
normalmente los preceptos penales. Es necesario la norma, es decir, puede ser autor alguien más
comprobar, ante cada situación típica, si existen que el administrador de derecho. Según lo que he-
verdaderas limitaciones en materia de autoría. mos señalado, podrá serlo todo aquel que posea el
En relación a los administradores de derecho se poder societario o dominio social, aquel que den-
ha creado un delito especial que toma como pun- tro o fuera de la sociedad realice actos de admi-
to de partida especiales deberes jurídicos, tal co- nistración de una sociedad mercantil, llevándolos
mo ocurre en muchos otros delitos especiales, a cabo manifiestamente desde la sombra, en defi-
como por ejemplo los delitos que afectan a fun- nitiva, todo aquel que tenga poder de decisión en
cionarios y militares. Todos estos sujetos se carac- la sociedad.
terizan por la existencia de cierto grado de forma- La incorporación de los administradores de he-
lización jurídica en sus nombramientos y compe- cho supone crear un delito especial, no porque se
tencias, construidos sobre la base de deberes los equipare a los administradores de derecho,
especiales. En estos supuestos existen deberes ju- sino porque el precepto exige una condición per-
rídicos de actuar, por lo que podrían ingresar en la sonal en el autor, que consiste en administrar. El
categoría de los delitos consistentes en la infrac- número de posibles autores queda reducido, por-
ción de un deber -Pflichtdelikte- defendida por que únicamente un número limitado de personas
RoxIN 29 . Ante este catálogo de deberes y requisi- puede llevar a cabo tareas de administración de
tos, no puede haber dudas de que el número de una sociedad mercantil. Pero es conveniente
autores es limitado y, por ello, nos encontramos apuntar que el número posible de autores, aunque
ante delitos especiales. limitado, no deja de ser amplio. Pueden llegar a
En cuanto a los administradores de hecho, con- serlo muchos sujetos, ligados a la sociedad de dis-
viene recordar que su incorporación a los distin- tintas maneras. Por ejemplo conviene recordar
tos preceptos penales persigue evitar el fraude de que existen muchos sujetos que no pueden ser ad-
ley en esta materia. Al incorporarlos expresamen- ministradores de una sociedad anónima por in-
te en los tipos, también se consagran delitos espe- compatibilidades (algunos funcionarios públicos)
ciales, pero su configuración es bastante más o prohibición expresa de la ley: quebrados, conde-
compleja. Ello es así porque el administrador de . nados a penas que suponen la inhabilitación para
hecho no incumple ningún deber~ Justamente, al ejercer cargos públicos, un largo catálogo de in-
tratarse de una situación fáctica y no jurídica, no compatibilidades específicas (así, en ámbitos ban-
existen deberes que puedan pesar sobre él. carios, meI"cados de valores, etc.) 31 . Este es el ám-
La doctrina se ha preocupado por indagar en bito más propicio para los administradores de he-
qué términos se produce la equiparación entre el cho v sus testaferros.

28. Los delitos especiales propios se caracterizan porque la calidad especial exigida al sujeto es determinante o esencial para la exis·
tencia del delito, y por lo tanto no existe correspondencia alguna con un delito común que suponga el mismo comportamiento. Esta es la
situación que se da en prácticamente todos los delitos societarios.
29. ROXIN, C. Téiterschaft und Tatherrschaft, 6º edic. Berlín/Nueva York. 1994, p. 353 y ss. Esta teoría también ha sido suscrita, en el
ámbito de los delitos económicos, por TIEDEMANN, K, Tatbestandsfunktionen im Nebenstrafrecht. Tubinga. 1969, p. 11 O. No cabe duda que
en los ejemplos propuestos existe un auténtico deber jurídico que pesa sobre los sujetos. Sin embargo, y contra la opinión de los autores
mencionados, creo que la infracción del deber no puede agotar el contenido material del injusto. La infracción del deber es necesaria poro
constatar el injusto, pero no es suficiente para darle contenido material, pues es indispensable la comprobación de la lesión o el peligro
para el bien jurídico tutelado. De lo contrario, entraríamos en directa contradicción con el principio de lesividad.
30. Cfr. RODRÍGUEZ MOURUllO, Análisis del artículo 294. op. cit. p. 128 y ss, BAJO FERNÁNDEZ, Los delitos societarios, p. 262 y ss. NIETO
MARTÍN, El delito de la administración fraudulenta, op.cit. p. 270.
31. Cfr. BROSETA PoNT, Manual de Derecho mercantil. 10º edic. Madrid. p. 302.

26
D o e t r i n a

•••
Nos preguntamos si la delimitación de la auto- o i11tra11eus, ya que el presunto instrumento no es
ría llevada a cabo en los delitos societarios puede tal, pues actúa dolosamente. Completando este
suponer la incorporación de nuevas formas de au- cuadro hay que destacar que el administrador
toría, como la llamada autoría normativa o fun- tampoco puede ser partícipe, en virtud del princi-
cional. Como señala TIEDEMANN, se discute actual- pio de accesoriedad de la participación, porque no
mente en Alemania y en otros países europeos si existe un hecho principal típico y antijurídico al
puede aceptarse la autoría por el simple hecho de que poder asociar su comportamiento.
pertenecer -en forma activa o pasiva- a una cier- Esta situación de impunidad, común a todos los
ta "esfera de responsabilidad" dentro de la socie- delitos especiales, puede evitarse adoptando la
dad o empresa 32 . Admitir esta posibilidad parece discutida teoría de los delitos consistentes en
bastante difícil aplicando las reglas de autoría la infracción de un deber 33 -solución que sólo se-
y participación que actualmente se establecen en ría invocable ante el administrador de derecho-, o
la legislación española. En cualquier caso, habrá incluso considerando, cuando se trate de un ad-
que tener muy en cuenta si esta nueva forma de ministrador de hecho, que en el ámbito societario
autoría puede llegar a afectar el principio de lega- nos encontramos ante un aparato organizado de
lidad penal. poder, que podría dar lugar a autoría mediata
Como hemos puesto de manifiesto, sobre el ad- aunque el sujeto que actúa lo hiciera dolosamen-
ministrador de hecho no pesan deberes jurídicos te34. Pero también puede sostenerse, y creo que
especiales, por lo que no puede hablarse en este con suficiente razón, que ante la presencia de un
caso de delitos consistentes en la infracción de un instrumento doloso no cualificado hay que renun-
deber (Pflichtdelikte). Respecto a los delitos espe- ciar a la autoría mediata 35 .
ciales en general, y a los societarios en particular, Es importante recordar~ como ha señalado la
la teoría del dominio del hecho es la que mejor ex- doctrina, que tratándose de un administrador de
plica las distintas clases de autoría, basándose en hecho no cabe la comisión por omisión, ya que
el dominio de la acción -autoría directa-, de lavo- sólo el que ha sido formalmente investido para
luntad -autoría mediata- y el dominio funcional gestionar y conducir la empresa puede ser ga-
--coautoría-. Los principales problemas interpre- rante36.
tativos aparecerán en la autoría mediata, cuando
se utilice un instrumento doloso no cualificado.
Esta hipótesis de utilizar instrumentos dolosos es 111. Los llamados "delitos colegiales"
perfectamente imaginable, porque en materia de
delitos societarios puede constatarse una impor- Es bastante frecuente en las sociedades anóni-
tante tendencia a buscar el fraude de ley, y con di- mas que la función de administrar recaiga en un
cho fraude la impunidad. grupo de personas, conformando un Consejo de
Si el administrador de hecho o de derecho se va- Administración. Los miembros del Consejo adop-
liera de una persona no cualificada para cometer tan distintos acuerdos que, en algunos casos, pue-
el hecho ilícito (por ejemplo, obstaculizar o impe- den suponer la realización de los tipos penales es-
dir los derechos de los socios -art. 293 del Código pecíficos de los delitos societarios 37 . El llamado
Penal-), y este "instrumento" actuara dolosamen- "delito colegial" 38 no es otra cosa que una forma
te, domi~ando directamente el hecho, nos podría- de acuerdo colectivo, que supone la responsabili-
mos encontrar ante una laguna de punibilidad: el dad solida1fa de todos los que conforman el Con-
tercero o extraneus no puede responder como sejo de Administración de una sociedad. Esta so-
autor , por faltarle la cualificación exigida. Y tam- lución es p1·óxima a la que prevé el Derecho Mer-
poco puede ser autor -mediato- el administrador cantil para esta clase de acuerdos. Desde el punto

32. Cfr. TIEDEMANN, K. Lecciones de Derecho penal económico. Barcelona. 1993, p. 167.
33. Cfr. Rox1N, Ti:iterschaft .. ., op. cit. p. 352 y ss. Esto teoría cuento con un buen número de detractores, justamente por pretender que la
infracción del deber agoto el contenido material del injusto, sin necesidad de recurrir o la lesión o puesto en peligro de un bien jurídico.
34. Sobre esto construcción, cfr. Rox1N, Taterschaft .. ., op. cit. p. 248, y aplicado concretamente o los delitos societarios, MuÑoz CONDE,
Derecho penal.. op. cit. p. 459.
35. Cfr. F. Ch. SCHROEDER, Der Ti:iter hinter dem Téiter, Berlín, 1965, p. 88. Considero que eso laguna legal sólo puede cubrirse con uno
disposición expreso en el Código Penal, nunca por uno vía interpretativa que en estos casos vaya en contra del imputado.
36. Cfr. TERRADILLOS, Delitos societarios. op. cit. p. 67, MuÑoz CONDE, Derecho penal. op. cit. p. 458.
37 los miembros del consejo de administración son administradores de derecho. Parece existir acuerdo en el sentido de ser suficiente la
aceptación para ser considerado administrador a los efectos de estos preceptos penales. No sería, pues, necesario la inscripción registra!.
Cfr. REVUELTA, El artículo 290. op. cit. p. 53.
38 Como recuerda la doctrino, esto terminología nace en Italia, país en el que se ha discutido extensamente en torno al delito de quie·
bra. Vid. fARALDO (ABANA, Los delitos societarios. op. cit. p. 261 y ss.

27
Revista Penal
Sujetos responsables en los delitos societarios
•••

de vista de las responsabilidades mercantiles, és- con reservas la regla que establece el Código res-
tas pueden ser en algunos casos solidarias (art. pecto a decisiones colegiadas en el ámbito de la
133.2 de la Ley de Sociedades Anónimas). No lo Administración Pública, esto es, la fórmula apli-
serán cuando los miembros del órgano colectivo cable a los delitos urbanísticos (art. 320.2 del Có-
desconozcan el acuerdo, se opongan a él o hicie- digo Penal), contra el patrimonio histórico (art.
ran todo lo posible para evitar el daño. 322.2 del Código Penal) y contra el medio am-
El rechazo de esta figura no puede ser más uná- biente (art. 329.2 del Código Penal), "aunque la
nime, por ir en contra del carácter individual de la mayor rigidez en la formación de la voluntad del
responsabilidad penal, que no puede dar lugar a órgano colegiado público restringe la responsabi-
responsabilidades solidarias 39 . Y ello porque, en lidad sólo a quien haya votado a favor de la deci-
primer lugar, los presupuestos de la responsabili- sión colectiva" 43 . Sin embargo, esta solución no
dad son completamente distintos. En este sentido, hace más que ratificar las reglas generales de la
y tal como ha señalado reiteradamente la doctrina, autoría y participación, que antes mencionamos,
los acuerdos adoptados de forma colegiada no y que permiten considerar autor al sujeto que en
pueden suponer de forma automática la responsa- un organismo colegiado vote dolosamente en fa-
bilidad penal de los miembros del Consejo 4º. En vor del acuerdo delictivo.
cualquier caso, en la hipótesis de asumir la autoría
normativa o funcional que se propone en otros paí-
ses41 , se producirían los mismos efectos que en BIBLIOGRAFÍA ESPECÍFICA SOBRE
los delitos colegiales: si se sanciona la simple per- DELITOS SOCIETARIOS
tenencia activa o pasiva a una esfera de responsa-
bilidad en la sociedad o empresa nos podemos AA.W. (Bufete Ramón Hermosilla). Los delitos societa-
rios en el Código Penal de 1995. Madrid. 1996.
aproximar peligrosamente a las responsabilidades
AA.W. El nuevo Código Penal. Delitos societarios e insol-
solidarias. Lo que parece contradecir las bases vencias punibles. Banco Central Hispano. Madrid.
y principios de un Derecho penal garantista. 1996.
Una vez hechas todas estas consideraciones, ARROYO ZAPATERO, L. Los delitos societarios e11 el Provecto
debemos dar respuesta a la problemática de la de 1992, en Arroyo-Tiedemann, Estudios de De~echo
responsabilidad penal individual por los acuer- penal económico·. Cuenca. 1994.
dos tomados en los Consejos de Administración BACIGALUPO, E. La problemática de la Administración
de las sociedades. El rechazo a los "delitos cole- desleal en el Derecho penal español. AA.W.. Estudios
giales" no puede llevar a la impunidad de todas Jurídicos en Homenaje a Klaus Tiedemann. Madrid.
1995.
las decisiones tomadas colegiadamente. Por el
BARBERO SANTOS, M. Introducción a los delitos socio-eco-
contrario, dado que la responsabilidad penal es nó111icos. Los delitos societarios. AA.W., La actividad
personal, es imprescindible delimitar la respon- empresarial bajo la perspectiva del nuevo Código Pe-
sabilidad de cada uno de los miembros del órga- nal. Oviedo. 1997.
no colegiado que adopta decisiones que suponen BAJO FERNANDEZ, M. Los delitos societarios en el nuevo
delitos societarios. Código Penal espafiol de 1995. AA.W.. La actividad
Para estudiar las responsabilidades que se deri- empresarial bajo la perspectiva del nuevo Código Pe-
van de las intervenciones individuales en el seno nal. Oviedo. 1977. .
de los organismo colectivos, la doctrina ha ido tra- DIAZ MAROTO y VILLAREJO, J. Los delitos societarios en la
reforma penal. AA.W., Estudios Juddicos en Homena-
tando los distintos supuestos imaginables que, en
je a Klaus Tiedemann. Madrid. 1995.
cualquier caso, se resuelven aplicando las reglas FARALDO CABANA, P. Los delitos societarios. Valencia.
generales de autoría y participación 42 . 1996.
Invita a reflexionar la conclusión a la que llega GARCIA DE ENTERRIA. Los delitos societarios. Madrid.
MUÑOZ CONDE, quien plantea que podría aplicarse 1996.

39. Cfr. RODRÍGUEZ MOURULLO. Algunas consideraciones político-criminales sobre delitos societarios. ADPCP, 1984, p. 687
40. Cfr. VALLE MuÑíz. Comentarios, op. cit. p. 664.
41. Cfr. TIEDEMANN, K. Lecciones de Derecho penal. op. cit. p. 167.
42. Cfr. TERRADILLOS, J. Delitos societarios. op. cit. p. 61. Así, si se ha votado a favor de un acuerdo, podrá hablarse de coautoría para
todos aquellos administradores que voten favorablemente en ese sentido. Algunos administradores pueden oponerse al acuerdo, o no ha-
ber participado de lo reunión. En relación a aquellos que se oponen al acuerdo, no deberán responder penalmente por esto actitud nega-
tiva. Cfr. MuÑOz CONDE. Derecho penal. Parte Especial. op. cit. p. 458. REVUELTA DEL PERAL, El artículo 290, op. cit. p. 54. SUÁREZ GoNZÁLEZ,
Participación. op. cit. p. 52. Lo misma solución debería adoptarse respecto o aquellos que no hubieron participado de la reunión. Sin em-
bargo, este último supuesto presento dudas, sobre todo cuando la ausencia permite prosperar la acción delictivo, supuesto en el que par-
te de la doctrina que considero que existirá responsabilidad penol si la ausencia fue preordenodo poro permitir la comisión del delito.
Cfr. SÁNCHEZ ÁLVAREZ, op. cit. p. 68
43 Cfr. MUÑOZ CONDE. Derecho penol, Parte Especial, op. cit. p. 459.

28
D o e t r i n a

GóMEZ BENÍTEZ, J. M. El delito de administración desleal: NIETO MARTÍN, A. El delito de administración fraudulenta.
criterios diferenciadores co11 la apropiación indebida Barcelona. 1996.
v los ilícitos mercantiles. La Ley, 1997, 26 feb. RoDRIGUEZ MoURULLO. Algunas consideraciones político-
MARTÍNEZ PEREDA RODRÍGUEZ, J .. Los delitos societarios. criminales sobre delitos societarios. ADPCP, 1984.
AA.W., El nuevo Código Penal y su aplicación a em- Ruíz RODRÍGUEZ, L. Protección penal del mercado de valo-
presas y profesionales. Madrid. 1996. res. Valencia. 1997.
MARTÍNEZ PÉREZ. El delito societario de administración SANCHEZ ÁLVAREZ, M. M." Los delitos societarios. Ed.
fraudulenta. E.P.C., nº 17. Aranzadi. Pamplona. 1996.
MATA y MARTÍN, R. Los delitos societarios en el Código Penal SuAREZ GoNZÁLEZ, C. Participación en las decisiones del
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MAzZACUVA, N. Sanciones administrativas y sanciones pena- bilidad penal. CDJ, 1994, n.º VII.
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MUÑOZ CONDE, F. Derecho penal. Parte Especial. 11 a ed. VALLE MuÑíZ en Quintero Olivares (Ed.). Comentarios a la
Valencia. 1996. Parte Especial del Derecho penal. Pamplona. 1996. e

29
D o e t r 1• n a

Criminalidad organizada y tráfico de drogas


•••
Nicolás García Rivas Catedrático de Derecho Penal
de la Universidad de Castilla-La Mancha

l. Introducción cuenda de muy distinto cariz, no parece muy con-


veniente que el legislador procure unificar su tra-
La importancia que en los últimos años se con- tamiento, tal y como propone el autor italiano,
cede en los países occidentales a la criminalidad pues si bien la delincuencia organizada común
organizada no halla exacta correspondencia en lo tiende a resquebrajar el sistema democrático por
que se refiere a la concreción del significado de di- ser consustancial a ella el recurso a la corrupción
cha expresión, ni tampoco ha recibido por parte política, no lo es menos que su intención no pasa
del legislador penal un tratamiento lo suficiente- por sustituir el sistema vigente por otro distinto,
mente unificado como para ser objeto de análisis sino que más bien procura dominar los aparatos
específico. Se trata más bien de un fenómeno per- de poder en beneficio propio.
teneciente al mundo de la sociología criminal En lo que se refiere a la criminalidad organiza-
cuyo interés dogmático se esparce en distintos lu- da de tipo común, cabe señalar que al predominar
gares del sistema y cuyo indudable calado políti- en ella su carácter de "empresa" criminal, resulta
co-criminal sirve para evaluar las convicciones de- perfectamente lógica su identificación con el tráfi-
mocráticas de los legisladores de finales de siglo, co de drogas a gran escala, si bien debería mati-
tendentes a ofrecer una imagen de dureza frente zarse dicha relación puesto que no se trata de su
al que a veces se ve acompañada de transforma- exclusiva actividad. La criminalidad no se organi-
ciones indeseables del sistema jurídico penal, no za sólo para crear una red de venta de droga, sino
sólo sustantivo, sino también procesal. Las garan- que procura obtener un alto rendimiento econó-
tías ceden ante la gravedad del problema, justifi- mico mediante el intercambio de cualquier pro-
cándose esta opción en aras de la salvaguarda so- ducto, ya sea la droga ya sea otro cualquiera cuyo
cial, rememorando -aunque sesgada- la vieja tra- comercio genere una importante plusvalía. En
dición de la razón de Estado. este sentido, hace algún tiempo que Arlacchi ex-
Aunque debido a todo ello no es posible encon- plicó las contradicciones a las que está sujeto el
trar en la doctrina científica un acuerdo sobre las mercado ilegal de la droga y que se derivan fun-
notas distintivas de la delincuencia organizada, damentalmente de la estructura de la oferta, por-
creo conveniente recoger aquí la caracterización que presenta una falta de homogeneidad que no se
que realiza Fiandaca al respecto, exigiendo la con- observa en otros mercados. Analizando pormeno-
fluencia de cuatro elementos, a saber: Dimensión rizadamente dicho mercado pueden hallarse una
organizativa, racionalidad empresarial de la "em- serie de puntos débiles que deben ser aprovecha-
presa criminal", utilización de medios violentos, dos de cara a una adecuada estrategia político-cri-
el recurso a la corrupción de las fuerzas políticas minal. En primer lugar, el valor añadido es altísi-
y/o de la policía. Sin embargo, ni siquiera con ello mo, entre otras causas porque los productores de
se abarcaría el fenómeno por entero, ya que exis- la materia prima son en general campesinos pau-
ten modalidades de criminalidad organizada que pérrimos (que no mejoran su condición por haber
nada tienen que ver con el afán de lucro y a las que llevado su cultivo al área ilegal). El incremento de
no prestaremos atención aquí, pero existen; me precio para el consumidor no se manifiesta en un
refiero a todo el espectro de organizaciones clan- incremento del precio de la materia prima, lo que
destinas cuya actividad criminal está motivada obstaculiza la solidaridad del campesino con la
por una finalidad política subversiva, siendo éste organización que .controla el mercado. En segun-
el lugar donde encajaría mejor todo lo concer- do lugar el mercado está controlado por pocas or-
niente al fenómeno terrorista, que en nuestro país ganizaciones, que se insertan en dos corrientes
sí ha recibido un tratamiento jurídico-penal espe- que provienen: una del sudeste asiático, controla-
cífico. Tratándose, pues, de dos clases de delin- do por un número relativamente pequeño de or-

23
Revista Penal
Criminalidad organizada y tráfico de drogas

ganizaciones criminales (oligopolio), pero no una do que, por otra parte, posibilita una concreta
sola, lo que dificultaría la intervención de los or- participación en el sistema social" 2 . A su protec-
ganismos internacionales. ción se dedican en nuestro Código preceptos en
Pero los puntos débiles más significativos tienen los que se ha valorado, tradicionalmente, la im-
que ver con la imposibilidad de derivar hacia la in- portancia del resultado lesivo y, a partir de la re-
versión los enormes ingresos generados por la ac- forma de 1989, también los medios empleados por
tividad ilícita. Ese exceso de líquidez provoca una el autor3.
necesidad imperiosa de entrar en contacto con el La referencia a la salud individual como interés
mercado financiero legal con el fin de aprove- protegido en los delitos contra la salud pública se
charlo con el me:tximo beneficio. Es por ello im- observa en una facción minoritaria de la doctrina
prescindible golpear a las organizaciones crimina- que conceptúa aquélla como "suma de las saludes
les en el punto de mayor debilidad: el blanqueo de individuales", advirtiéndose, sin embargo, que
dinero, porque la batalla está completamente per- mientras en los delitos contra las personas se ata-
dida si nos dedicamos exclusivamente a perseguir ca la vida o la integridad corporal de sujetos pasi-
cargamentos de heroína o cocaína por el mundo. vos individualizados, en los delitos contra la salud
Ahora bien, al tiempo que se incrementa la pre- pública el ataque se dirige contra la colectividad,
sencia de los grupos criminales dedicados al tráfi- por no resultar genéricamente posible individuali-
co de drogas, aumenta igualmente el número de zar el ataque en una persona concreta4 .
países susceptibles de convertirse en paraísos fis- Sin embargo, esta forma de exponer el conteni-
cales, opacos a la intervención del mercado finan- do del bien jurídico es rechazada en general por
ciero. los autores, que suelen hacer hincapié en la natu-
raleza colectiva o supraindividual del interés pro-
tegidos. Pese a advertirse la dificultad de su defi-
11. Estructura del tipo básico nición6, no faltan autores que intentan una apro-
ximación conceptual que pueda servir de
En su aspecto individual, hay que entender por referencia a la interpretación de los tipos; así,
salud, con la mejor doctrina, tanto la ausencia de Boix la define como "nivel de bienestar físico y
enfermedad como el mantenimiento de la integri- psíquico que afecta a la colectividad, a la genera-
dad física 1. Pese a la amplitud con que el legisla- lidad de los ciudadanos" 7 ; por su parte, Petrini se
dor español protege la salud individual, sobre refiere al "estado de efectivo bienestar físico, psí-
todo desde la reforma de 1989, el bien jurídico quico y social, que permite un desarrollo armóni-
protegido debe considerarse unitariamente, que- co de todas las funciones psico-físicas de los ciu-
dando delimitado -como afirma Berdugo- por la dadanos, incluidas aquellas categorías de sujetos
expresión "salud personal", entendida como: "es- que merecen particular protección, debido a que
tado en el que una determinada persona desarro- su situación de anormalidad o excepcionalidad los
lla normalmente sus funciones, entendiendo por expone a un riesgo mayor de ver perturbado dicho
función el ejercicio de un órgano o aparato, esta- estado de bienestar"B.

1. Cfr. BERDUGO, El delito de lesiones, Salamanca, 1982, p. 22.


2. Cfr. BERDUGO, Delitos contra la salu,d personal: las lesiones, en MUÑOZ CONDE (Coord.), la reforma penal de 1989, p. 78. Sobre el
concepto de salud individual, vid. PÉREZ ALVAREZ, Protección penal del consumidor, Barcelona, 1991, p. .40 ss.; la regulación del delito ali-
mentario nocivo en el proyecto de Código Penal de 1992, en ADPCP, 1993, p. 1061 ss.; Petrini, Reati di perico/o e tutela della salute dei
consumatori, Milán, 1990, p. 17 ss.
3. Cfr. BERDUGO, Delitos contra la salud personal, p. 8.4 y ss.
4. RooRiGUEZ RAMOS, Fraudes alimentarios contrarios a la salud pública, cit. p. 444 y ss.
5. En contra, PÉREZ ÁLVAREZ, Protección penal del consumidor, p. 46, por considerar que los bienes jurídicos colectivos se hallan por en-
cima de los individuos, es decir, son independientes y no autónomos; de otra opinión, sin embargo, en La regulación del delito alimentario
nocivo en el proyecto de Código Penal de 1992, en ADPCP, 1993, p. 1071, donde afirma que los bienes jurídicos colectivos encuentran
en los individuales su "esencia y legitimación". Para una visión crítico acerca de los posibilidades de proteger el bien jurídico colectivo, vid.
Busros, los bienes ¡urídicos colectivos, en Control Social y Sistema Penal, p. 181 y ss. El autor dirige su crítica fundamentalmente contra los
bienes jurídicos "institucionales": administración de justicia, fe público, etc. . . . ,. . .
6. Así MUÑOZ CONDE, Derecho Penal. Parte Espacial, 911 ed., p. 933. En el mismo sentido, GARCIA·PASLOS, Bases para una pa/1t1ca crimi-
nal de fa droga, en La problemático, p. 372: "no es sino producto del pensamiento categorial, inevitablemente abstracto, simplificador y
formalista, no siempre en condiciones de reAejar la complejidad y pluridimensionalido~ de un~ reol~~od '!u~ se resiste o ta~es sí~tesis. Por
ello, si profundizamos en el contenido real del concepto no podemos quedarnos en su simple d1mens1on méd1co-farmacológ1ca, sino aden-
trarnos en los coordenadas histórico-culturales que subyacen al mismo."
7. Bo1x, en Compendio de Derecho penal. Parte Especial, Valencia, 1994, p. 139, quien afirma que se ha superado la perspectiva es-
trictamente sanitaria del concepto de salud pública. . , . .. .
8. PETRINI Reati di perico/o e tutela della salute dei consumatori, p. 29. RooRiGUEZ RAMos, 1b1dem., alude como pos1b1l1dad a la inde-
pendencia de la salud pública respecto a lo salud individual, configurándose entonces "como el conjunto de condiciones objetivas que de-

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D o e t r i n a

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Nos hallamos, pues, frente a bien supraindivi- drogas y la consiguiente penalización del daño a
dual o colectivo y distinto de la salud de cada indi- la salud individual, incluso cuando es querido por
viduo, aunque ello no quiere decir, como advierte el afectado, acentúa esa inclinación favoreciendo
Rebollo Puig, que la salud individual sea irrelevan- la "abstracción" del bien jurídico como argumen-
te para la salud pública: el estado social en que ésta to legitimador de la conminación penal de dichas
consiste puede verse alterado por las enfermeda- conductas. En este sentido pueden citarse las Sen-
des de los individuos (especialmente, enfermeda- tencias del Tribunal Supremo de 19 de mayo de
des contagiosas) y, además, la finalidad última de 1997 ("salud de indeterminados consumidores")
su mantenimiento es la concurrencia de unas con- 290/1994, de 9 de febrero ("salud general"), 1709/
diciones generales que no perjudiquen la salud in- 1993, de 2 de julio; 29 de mayo de 1993 ("bien so-
dividual9. Ello explica la antigüedad del epígrafe cial de la salud pública"). A ellas cabe añadir las
"delitos contra la salud pública" en la codificación resoluciones judiciales dictadas sobre el conocido
penal española, entroncando con la tradición lati- y desgraciado "Caso de la colza" o del "Síndrome
na (el Código Penal alemán desconoce estas espe- tóxico" (S.A.N. 20 may. 198913 y STS 23 abr.
cies delictivas como grupo autónomo) que lo con- 1992 14 ), pues pese a que en ellas los tribunales no
cibe -ya en el siglo XIX- como un derecho social, realizan pronunciamientos expresos sobre la na-
constituyendo el paradi§ma de lo que se conoce turaleza del bien jurídico15, a la hora de ponderar
como "peligro común" 1 . Conviene traer a cola- la responsabilidad de los procesados se alude
ción, para concluir, las elocuentes palabras de Pa- constantemente a la "colectividad" como sujeto
lazzo al caracterizar la salud pública como "interés paciente de su crimen.
difuso", que sería aquel "del que en última instan- Por lo que se refiere a la vinculación constitu-
cia es titular el individuo, porque frente a él se con- cional de este bien jurídico, cabe situarla en co-
suma la eventual ofensa final, pero que sin embar- nexión con el artículo 43 de la Constitución Espa-
go asume una autónoma consistencia socio-jurídi- ñola, que reconoce el derecho a la protección de la
ca en cuanto existe una pluralidad indeterminada salud en su apartado l.º, explicitando a continua-
de sujetos titulares, de manera que la tutela penal ción que "compete a los poderes públicos organi-
se muestra necesaria para contrarrestar anticipa- zar y tutelar la salud pública a través de medidas
damente los efectos que producen comportamien- preventivas ..."; a lo que debe añadirse el reconoci-
tos dotados de una capacidad lesiva -serial-" 11. miento en el artículo 53 de la Constitución Espa-
La jurisprudencia del Tribunal Supremo se ñola de los derechos de los consumidores y usua-
muestra especialmente inclinada a la aceptación rios, que algunos consideran una formulación
de la naturaleza colectiva del bien jurídico, pues moderna de la antigua salud pública 16 y que, en
aunque rªexistieran antiguos precedentes en tal
sentidol , la vigente problemática del tráfico de
todo caso, hace referencia a la misma, como se
desprende del tenor literal del precepto constitu-

fienden de posibles enfermedades a una pluralidad de personas", lo que circunscribe demasiado la salud pública al ámbito sanitario, en
contra de la corriente actual que propende a su superación, como se ha dicho en el texto. Sobre la vertiente sanitaria, vid. SAINZ CANTERO,
El delito de propagación maliciosa de enfermedad transmisible a las personas, en Revista de Estudios Penitenciarios, 1967, p. 13 y ss. Bo1x,
Consideraciones críticas sobre el artículo 348 bis del Código Penal (Propagación maliciosa de enfermedad transmisible a las personas}, en
Delitos contra la salud pública, Valencia, 1977, p. 99 y ss. Y, últimamente, ARROYO, El delito de propagación maliciosa de enfermedades
y la posible incriminación de las conductas que comporton rie590 de transmisión del 5.1.D.A., ejemplar mecanografiado de la Conferencia
pronunciada por el autor en la Universidad Menéndez Pelayo ele Santander en julio de 1993 (inédito, consultado por gentileza del autor).
Sobre el bien jurídico "salud pública", vid. extensamente, ARENAS, Protección penal de la salud pública y fraudes alimentarios, Madrid,
1992, p. 11 y SS. ,
9 .. Cfr. REBOLLO Pu1G, Potestad sdncionad?ra, Adminis~~~ión y Sa!ud Pública, t-Aadrid, 1989, ~· 23. En sentido si~ilar, PÉR~Z AL~AREZ, Pro·
tección penal del consumidor, p. 51 se refiere a la pos1b1hdad de fragmentar' el concepto mismo en una pluralidad de s1tuac1ones sub-
jetivas. ·
1O. Cfr. TORIO, Problemas político criminales en materia de drogadicción, en Delitos contra la salud pública, p. 50A y ss. con referencias
a CARRARA y ANTOUSEI; GROSSO, C.F., Diritto pena/e e tutela della salute, en Materiali per una riforma del sistema penale, Milano, l 98A, p.
97 y ss. Vid, asimismo, CASABO, El art. 348 del Código Penal, en Delitos contra la salud pública, p. 115 y ss. donde alude a la inclusión
en el Título V de la Parte 1del Plan de Código Criminal de 1787 de un epígrafe titulado: "De los delitos contra la salud pública", que apa-
rece tomado de F11ANG1ERI.
11. Cfr. PALAZZO, Bene giuridico e tipi di sanzioni, en L'lndice Penale, 1992, p. 213.
12. PÉREZ ÁLVAREZ, Protección penal del consumidor, p. A5, se refiere a las SSTS de 27.10.1959 y 6.12.1930.
13. Recogida en Actualidad Penal, 1989, p. 1391 y ss.
1A. Recogida lntegramente en LA LEY, 1992-3, p. A56 y ss. . . . . .
15. Sólo al resolver el recurso de la Organización de Consumidores y Usuarios se hace referencia al derecho conshtuc1onal a la pro·
tección de la salud -art. A3.1- CE (p. 539) (lo cual parece lógico si se tiene en cuenta la envergadura de los sucesos, con miles de afecta·
dos).
16. Así RooRiGUEZ RAMOS, Fraudes alimentarios nocivos, en Comentarios a la Legislación Penal, Tomo V, Vol. 7.2, p. 819.

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Revista Penal
Criminalidad organizada y tráfico de drogas
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cional aludido: "Los poderes públicos garantiza- mite dudar de su autonomía respecto a la protec-
rán la defensa de los consumidores y usuarios, ción de la salud individual.
protegiendo, mediante procedimientos eficaces, la No resulta fácil concretar los intereses a los que
seguridad, la salud y los legítimos intereses eco- el Estado otorga protección al sancionar penal-
nómicos de los mismos". mente una variada gama de conductas relativas a
Como ulterior argumento que habla de la soli- las drogas. Hace ya más de veinte años que Beris-
dez de este bien jurídico merece señalarse la ex- tain puso el dedo en la llaga al resaltar que si en
presa consideración de la salud pública y de la principio aparece la salud pública como objeto
protección de los consumidores en el marco de protegido, el alcance de los tipos hace sospechar
la Unión Europea. Si hasta no hace mucho la sa- que se pretende una tutela de más amplio calado:
lud pública servía sobre todo de límite negativo a se protege la seguridad de la colectividad contra el
la libre circulación de personas 17 , en la actuali- riesgo que supone la expansión de una actividad
dad, y tras la ratificación por España del Tratado -la adicción a las drogas- que potencialmente in-
de la Unión Europea, se patentiza la tutela inter- clina al sujeto a cometer hechos delictivosl9.
nacional de los intereses citados. En efecto, el Tra- Sin perjuicio de ello, es constante la referencia a
tado dedica los Títulos X y XI a la salud pública y la salud pública como interés tutelado, quizá por-
a la protección de los consumidores, respectiva- que la intervención punitiva en este ámbito sólo
mente. El artículo 129.1 establece que "La Comu- adquiere legitimidad si va referida a un interés
nidad contribuirá a la consecución de un alto ni- igualmente legítimo, y no a otros 20.
vel de protección de la salud humana fomentando Y tomando como objeto protegido un bien ju-
la cooperación entre los Estados miembros y, si rídico de estas características, en el que es lasa-
fuere necesario, apoyando la acción de los mis- lud de la colectividad y no la concreta salud del
mos. La acción de la Comunidad se encaminará a sujeto ~ue recibe la droga lo que se pretende pre-
la prevención de las enfermedades, especialmente servar2 es claro que, aparte de la lógica exclu-
las más graves y ampliamente difundidas, inclui- sión del consentimiento como causa de justifica-
da la toxicomanía ... ". Por su parte, el artículo 129 ción de la lesión de la salud individual, se identi-
A expresa el compromiso de la Comunidad para fica la técnica de tipificación con el peligro que
alcanzar un alto nivel de protección de los consu- crea el amplio abanico de conductas a la salud
midores, a lo cual se anticipaba ya la Directiva del de la colectividad. Estamos, pues, en el terreno
Consejo 87/357/CEE, sobre productos de aparien- del peligro dudándose, sin embargo, sobre la ca-
cia engañosa que ponen en peligro la salud y la se- racterización del mismo, aunque es predomi-
guridad de los consumidores 18 . Nos encontramos nante la opinión de que el legislador se ha servi-
pues, ante un ulterior nivel de legitimación de la do aquí de un tipo de peligro abstracto, o de
protección penal de la salud pública, que no per- mera actividad peligrosa y no de un delito de pe-

17. Vid. arts. 48, 56 y 135 del Tratado CEE y la Directiva del Consejo de 25 de febrero de 1964, para la coordinación de las medidas
especiales para los extranjeros en materia de desplazamiento y de residencia, justificadas por razones de orden público, seguridad y sa-
lud pública (64/221/CEE). Sobre la normativa comunitaria, vid. REBOLLO PUIG, op. cit. p. 357 y ss.
18. la Directiva invoca el art. l 00 del Tratado CEE y en su exposición de motivos alude a los obstáculos que la desigual normativa so-
bre el tema creó a la libre circulación de mercancías.
19. BERISTAIN, Las drogas y su legislación en España, en ADPCP, 1973, p. 51 y ss.; en el mismo sentido se expresa el autor en Delitos de
tráfico ilegal de drogas, en Comentarios a la legislación penal, Tomo V, Vol 22 , p. 753. Se hace eco de esa amplitud protectora, última-
mente, DE LA CUESTA, Drogas y política criminal en e/Derecho penal europeo, en Delitos contra la salud pública, CGPJ, Madrid, 1993, p.
21. De la misma opinión, GARCÍA-PABLOS, Bases para una política criminal de la droga, en la Problemática .... , p. 373: "Un análisis crimi-
nológico desmitifica la referencia a la salud pública. El tráfico de drogas lesiona o pone en peligro la salud pública, pero no sólo, también
-y sobre todo- otros intereses sociales legítimos, de terceros corno son la vida, la integridad, la libertad, el patrimonio, la seguridad, que
se esconden detrás de esa arnbigu~ y gr?~diloc~ente ~~ferencia a la salud pública.". P?~ ,su parte BUSTOS, M,anual de Derecho pena.': Parte
Especial, p. 276, con un claro sentido critico, afirma: No hay duda que en la proh1b1c1on de la droga esta presente la preocupac1on por
la salud pública. la droga, cualquiera que ella sea, pone en peligro la salud de quienes la. consumen. Pero, a los ciudadanos no se les pue-
den imponer reglas represivas en relación a lo que pueden y no pueden consumir, pues ellos tienen disponibilidad sobre su salud". QUIN-
TERO, Orígenes y aparición de/problema de los delitos contra la salud pública, en Cuadernos de Derecho Judiciat Tomo XXI, Madrid, 1993,
p. 55 y SS.
20. Vid. DíEZ RIPOLLÉS, Los delitos relativos a drogas tóxicas, estupefacientes y sustancias psicotrópicas, Tecnos, 1989, p. 44 y ss.; BACl-
GALUPO Problemas dogmáticos del delito de tráfico de drogas (art. 344), en la problemática de la droga en España (Análisis y propuestas
polític;-crirninales}, p. 101 y ss.; CARBONELL, Cons!dera~io_nes técnico-¡urídicas en torno al deli~~ de t~áf~co de drogas, ~n la proble~á!i,ca
de la droga en España (Análisis y propuestas político-cnrninalesL p. 338; TORIO,_ Prob~e~as po/1t1cc:-cnmmales en materia de drogad1cc1on,
en Delitos contra la Salud Pública. Valencia, 1977, p. 504 y ss. Ente la más reciente 1urisprudenc1a: STS 290/1994, de 9 de febrero; STS
63/1994, de 17 de enero; STS 1236/1993, de 29 de mayo. ·
21. Pone el acento sobre esta cuestión BARBERO SANTOS, El fenómeno de la droga en España. Aspectos penales, en Doctrina Penal, n2 37,
1987, p. 13 y SS.

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D o e t r i n a

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ligro concreto discutiéndose, sin embargo, si al dad unida a un peligro abstracto sin que, por consi-
peligro abstracto cabría añadirle la lesividad ob- guiente, sea necesario el acto de tráfico para que el deli-
jetiva que conlleva su consideración de delito de to se consume. El final del iter criminis se produce, en
peligro hipotético. este tipo de infracciones, con el propio peligro eventual
En efecto, una parte de la doctrina española, al que nace, sin más, de la existencia de las conductas típi-
analizar la figura que nos ocupa ya antes de la re- cas, situando el tráfico real o efectivo más allá del área
forma de 1988 (que supuso una ampliación de la penal de la consumación. "
punibilidad y, en todo caso, el alejamiento de las
conductas incluidas respecto al bien jurídico tute- Aunque este pronunciamiento resulta un tanto
lado) afirmaba que estábamos ante un delito de singular y contrario a la evolución que la jurispru-
peligro abstracto, "ni concreto, ni hipotético", de- dencia del Tribunal Supremo ha imprimido a la
cía Beristain, quien añadía: "Son delitos de peli- interpretación del precepto, me interesa resaltar
gro abstracto por la probabilidad de una puesta en ahora que la confusión reinante en ese ámbito so-
peligro de la salud de los ciudadanos en cuanto bre la dogmática de los delitos de peligro, acu-
posibles víctimas de futura drogodependencia ... , y diendo a la ya antigua distinción entre peligro "ex-
en cuanto la posible subsecuente pérdida de auto- preso" y "presunto" (sin tener en cuenta que la
dirección personal o la posible supresión del po- moderna dogmática penal se refiere más propia-
der de inhibición en los actualmente drogodepen- mente a delitos de mera actividad peligrosa y a de-
dientes (por paralelismo con la embriaguez), y litos de resultado de peligro), lleva a confundir to-
también -aunque secundariamente- por la proba- talmente las categorías de peligro abstracto y pre-
bilidad de una puesta en peligro de la seguridad sunto, por un lado, y peligro concreto y afectación
de los ciudadanos en cuanto posibles sujetos pasi- de la salud de un individuo 23 , cuando en realidad
vos de posibles delitos futuros cometidos por los la antigua denominación de delitos de peligro
drogadictos (víctimas éstos, a su vez, de la drogo- concreto ha sido sustituida hoy por la de delito de
dependencia)"22. resultado de peligro, sin que éste deba ir referido
De acuerdo con el planteamiento tradicional, a una persona determinada, sino a una generali-
hablar de peligro abstracto significa que no debe dad indeterminada o "abstracta" (y con la posibi-
comprobarse en el caso concreto la peligrosidad lidad añadida de incluir algunas infracciones. que
de la acción llevada a cabo, de manera que basta- se han calificado como de peligro abstracto y que
ría la comprobación sobre la toxicidad de la sus- al mismo tiempo son de resultado24).
tancia, de acuerdo con las tablas internacionales Conviene aclarar, no obstante, que la compleji-
al uso, para afirmar sin más la existencia de la dad de que hace gala el artículo 368, incluyendo
conducta típica. A estos parámetros reconduce la un conjunto de comportamientos muy diferentes
cuestión la Sentencia del Tribunal Supremo de 17 entre sí, obliga a tratarlos separadamente. Asi,
de abril de 1993: aparecen en primer lugar conductas tan alejadas
de la puesta en peligro efectiva del bien jurídico
"... Dada la naturaleza del delito del artículo 344 y de (como el cultivo de la sustancia), que bien podrían
acuerdo con la doctrina constante y reiterada de la Sala, considerarse actos preparatorios del delito de pe-
se trata de una infracción que se proyecta en una activi- ligro propiamente dicho; pasando después por

22. BERISTAIN, Delitos de tráfico ilegal de drogas, cit. p. 773 s. De la misma opinión: DIEZ RIPOLLÉS, Los delitos relativos ... , cit., p. 62 (aun-
que referido a la regulación posterior a la reforma): "Es claramente un delito de simple actividad y de peligro abstracto". Por el contrario,
abogaba en solitario por la naturaleza de delito de peligro concreto, antes de dicha reforma, BACIGALUPO, Problemas dogmé¡ticos ... , cit., p.
93: "Si el legislador hubiera querido conformarse con un peligro abstracto para el bien jurídico hubiera agotado la descripción en las ac-
ciones de cultivo, fabricación o tráfico que pueden considerarse en sí mismas peligrosas en relación al bien jurídico. Pero si ha vinculado es-
tas acciones con ciertos resultados (promoción, favorecimiento, etc., del consumo ilegal), es porque ha querido incidir en un momento que
está más allá del peligro general (abstracto) de la acción y, por tanto, en una zona más cercana a la lesión del bien jurídico. Esa zona más
cercana no puede ser sino aquella en la que el peligro representado por la acción se concreta respecto del bien jurídico. Parece claro que
entre la acción de cultivar, la de fabricar, la de traficar y la promoción, el focilitamiento y el favorecimiento hay una distancia diversa res-
pecto de la lesión efectiva del bien jurídico y que tal diferencia refleja la diversidad que caracteriza al peligro abstracto frente al peligro con-
creto.". Debe advertirse, sin embargo, que esta argumentación no es sostenible (si lo fuera en su día) con la regulación vigente en la mano.
23. En este sentido, STS de 1O de noviembre de 1993: "el peligro que representa la conducta del procesado, derivada de la posesión
de siete papelinas de heroína, más la consumida, rebasa los límites del peligro concreto, para integrar el peligro abstracto que tipifica el
tráfico de drogas, ya que la acción desarrollada por el acusado deja patente sus intenciones, pues si con su invitación al consumo no hace
sino proyectar el peligro abstracto hacia un sujeto concreto, aquél subsiste en la posesión de otras siete papelinas". El Alto Tribunal da a
entender aquí que el peligro concreto es "algo menos" que el peligro abstracto, sin comprender que un delito de resultado de peligro pue-
de demandar un juicio de peligro abstracto, al excluirse las características personales de la víctima potencial.
24. Vid. en este sentido, BARBERO SANTOS, Contribución al estudio de los delitos de peligro abstracto, p. 490; BERISTAIN, Delitos de tráfi-
co ilegal de drogas, p. 775.

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Revista Penal
Criminalidad organizada y tráfico de drogas
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otra conducta (la de elaboración) que se situaría a escapa, por consiguiente, de la órbita penal concretada
caballo entre la preparación y el comienzo de la en el artículo 344 del textq punitivo, al no incidir en el
ejecución, aunque más cercana a la primera. Es ámbito de protección de ditha norma."
indudable que en estas fases no existe todavía un
peligro efectivo para la salud pública, como lo es De manera similar razona el Alto Tribunal en
también que seguramente no cabe oponer obje- otras resoluciones de hace unos años: la
ción alguna al hecho de que el legislador conmine 1219/1994, de 3 de junio y la 820/1994, de 18 de
con pena la elaboración de sustancias nocivas, abril. Se contempla en la primera el caso de dos
pues ahí es donde reside el núcleo empresarial del sujetos que adquieren droga para repartirla con
conocido "ciclo de la droga", de manera que segu- otros siete, lo que podría llevar al fallo condenato-
ramente no tendría sentido castigar al pequeño rio, pues como afirma el Alto Tribunal:
traficante dejando al margen al verdadero "em-
presario de la droga". Pero siendo ello cierto, qui- "[en principio] este delito para nada ... exige ni el áni-
zá lo conveniente hubiera sido llevar esas otras mo de lucro ni el peligro concreto. Es una infracción de
conductas a tipos diferentes, más que nada para peligro abstracto y ese tal peligro puede afirmarse que se
no incitar a la confusión. dio y, por tanto, que la infracción penal se consumó.
A su vez, entre las restantes conductas tipifica- Muestra de este criterio son las Sentencias 18 de marzo
das en el precepto cabe diferenciar la posesión de 1980, 26 de octubre de 1991, 20 de junio de 1985, 26
con finalidad de tráfico y las que se refieren a de junio de 1985, 6 de abril de 1989, etc."
"promover, favorecer o facilitar" el consumo ilegal
de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias La condena subsiguiente se basaría, no ya en el
psicotrópicas y éstas, a su vez, del tráfico propia- peligro abstracto, sino en la presunción de peligro
mente dicho. En la primera, por definición, el au- que se expresa en la ecuación "posesión de X can-
tor del hecho no entra en contacto con el consu- tidad de droga= ánimo de traficar". Sin embargo,
midor, quedando relegada su actividad a la dispo- el Alto Tribunal se decide por la introducción en la
sición sobre la sustancia, a lo que se debe añadir base del juicio de peligro de circunstancias perte-
una voluntad de traficar con ella. En este caso nos necientes al caso, proponiendo una solución bien
hallaríamos ante un delito de peligro abstracto o distinta: "Cabe otra solución en razón a los datos
de mera actividad peligrosa, que lo es únicamente concretos que quedan reseñados: cuantía, número
en tanto en cuanto exista una probabilidad real de de personas, circunstancias, amistad probada en-
tráfico. Por eso se exige de .los tribunales que de- tre amigos, no iniciación para nadie en el consu-
muestren de forma razonable esa finalidad, lo que mo, pues todos eran consumidores, etc. Así la Sen-
sólo es posible acudiendo a datos objetivos y, en tencia 1O de febrero de 1994 y, con anterioridad, la
concreto, a la cantidad de droga poseída. de 25 de marzo de 1993. Esta líneajurisprudencial
Ahora bien, eso no significa que nos hallemos -continúa diciendo el T.S.- orienta la solución so-
ante un delito de peligro presunto (presunción de bre la base de descartar el peligro, que es un ele-
peligro a partir de la mera comprobación de la te- mento integrante necesariamente del delito". Ob-
nencia de una cantidad determinada de sustan- sérvese que la Sentencia da entrada en el juicio de
cia), sino que, por el contrario, a la hora de reali- peligro a circunstancias concurrentes en el caso,
zar el juicio de peligro los jueces tienen en cuenta lo que descartaría radicalmente la denominación
otros datos que coadyuvan a "concretar" el peligro de delito de peligro abstracto (en el sentido tradi-
o, si se prefiere, a la real demostración del ánimo cional), debiendo hablarse de delito de peligro
de transmitirla. Entre esos datos destaca por enci- concreto si es que por ello se entiende, como la
ma de los demás la condición de drogadicto del mayoría de la doctrina, aquel que debe ser proba-
sujeto y de quienes con él conviven. Así, entre la do en cada caso, en atención a sus circunstancias;
más reciente jurisprudencia, cabe citar la Senten- y debiendo resaltarse, por lo demás, que el dato
cia del Tribunal Supremo de 19 de mayo de 1997, fundamental para excluir el peligro es la condi-
en la que se afirma: ción de consumidores del círculo de sujetos a los
que la droga iba dirigida. Nos encontraríamos así
"Es cierto que el Código Penal incluye entre las con- ante un supuesto en el que la situación de peligro
ductas prohibidas la de facilitar el consumo ilegal de brilla por su ausencia, valorándose la "dominabi-
drogas tóxicas y es indudable que el recurrente al tratar lidad" por parte del autor de la fuente de peligro;
de pasar la papelina estaba facilitando su consumo por y todo ello en virtud de la aceptación de la salud
parte del destinatario, pero no se puede olvidar que, en pública como bien jurídico autónomo: si no exis-
este caso, el consumo se cierra en la persona del interno te peligro de propagación de la sustancia, afectan-
al que va destinada la papelina, que sería inmediato, sin do ésta únicamente a quienes legítimamente quie-
que pueda afirmarse, por consiguiente, que exista peli- ren dañar su salud, la conducta no es peligrosa ni,
gro abstracto para la salud de indeterminados consumi- en consecuencia, punible. En este sentido, con
dores, no resultando afectada la salud pública, que es el claridad, se expresa la Sentencia del Tribunal Su-
bien especialmente protegido por esta figura delictiva, y premo 22 de enero de 1997:

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D o e t r i n a

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"La pureza de la droga aprehendida fraccionada en un los propósitos del legislador de 1988 (que no apa-
número de dosis determinado, no tiene relevancia para recen expresados en la Ley con la nitidez suficien-
eliminar la tipicidad del hecho en relación al artículo te -dicho sea de paso-), dando entrada en su doc-
344 CP. En efecto, el tipo penal contenido en este artícu- trina a consideraciones de índole teleológica, esto
lo no protege la salud individual, sino la salud pública y, es, procediendo a comprobar el real menoscabo
por lo tanto, lo decisivo es el peligro de la difusión que para la salud pública, siguiendo un razonamiento
genera la acción. Éste, como es claro, no depende de la similar al esgrimido ya con relación a la conducta
pureza de la droga, sino de la cantidad de dosis que pue- de tenencia predispuesta al tráfico, pero invocan-
den llegar a los consumidores." 25 do ulteriormente otro tipo de argumentos que
concretan aun en mayor medida el juicio de peli-
Otro supuesto que podríamos calificar de "lími- gro.
te" y que resulta especialmente indicado para de- Esta doctrina de los tribunales se abre paso ante
terminar la naturaleza del precepto, es el de la do- la patente incongruencia que representa el castigo
nación, esto es, la entrega gratuita de droga, don- para quien facilita la droga a un consumidor ha-
de por definición se excluye el propósito lucrativo, bitual, con el loable propósito de evitar o paliar
que es otro de los "desvalores" inherentes a las sus sufrimientos31 ; ahora bien, la argumentación
conductas previstas en el artículo 368. El estado del Tribunal Supremo no radica la impunidad en
de opinión de la doctrina en relación con el texto este móvil altruista, sino en la falta de peligrosi-
legal vigente entre 1983 y 1988, en el que no enca- dad de la conducta del autor. En este sentido se
jaba bien dicha conducta26, ha sido conveniente- expresa la Sentencia del Tribunal Supremo de 1O
mente resumido por Díez Ripollés 27 del siguiente de octubre de 1997:
modo:
"En un caso como el presente, en el que un familiar
a) Quienes afirman que la invitación recíproca o persona allegada proporciona una pequeña cantidad
es atípica (Beristain, Arroyo, De la Cuesta). de droga con la exclusiva idea de destinarla al consumo
b) Quienes exigen que la invitación carezca de propio del donatario y con la finalidad de evitarle los
fines "mercadotécnicos" (Prieto Rodríguez, Fer- sufrimientos del síndrome de abstinencia, movida ex-
nández Albor, Rey Huidobro). clusivamente por un fin altruista, no puede llegarse a la
c) Quienes consideran que toda donación es im- construcción de un delito contra la salud pública, en
pune (Arroyo, García-Pablos)2 8 . cuanto que no existe un ánimo de traficar con la sus-
tancia estupefaciente. La entrega de drogas en canti-
Ahora bien, uno de los efectos más sobresalien- dad reducida en el marco de una relación interpersonal
tes de la reforma de 1988 fue la ampliación des- o de ordinaria convivencia reduce o casi elimina la po-
mesurada del tipo 29 , con la deliberada intención sibilidad de la difusión de la droga o del peligro para
de incluir la donación 30 , lo que a primera vista re- un número indeterminado de personas y, desde la pers-
solvería el problema sobre la tipicidad de esa con- pectiva de la antijuridicidad, no aparece el elemento
ducta, que debería afirmarse siempre. tendencia! o finalista, ni están presentes la nota de cul-
Por fortuna, sin embargo, nuestra jurispruden- pabilidad y el reproche social que la transmisión de
cia ha abierto con decisión una notable brecha en drogas merece."

25. Vid. asimismo, STS 1689/1993, de 2 de julio:" Aunque la figura del art. 368 constituye un tipo de peligro abstracto, no cabe con-
fundirlo con un peligro presunto, pues ello vulneraría el derecho a la presunción de inocencia. Peligro abstracto sólo quiere decir que en el
momento de la consumación anticipada con que se configura el tipo no están concretados los sujetos cuyo bien jurídico de la salud puede
verse afectado por el agotamiento de la acción. Mas si en el caso concreto puede excluirse que no hay peligro para la salud de otras per-
sonas, faltará el contenido de antijuricidad del acto, por lo que no se da en él la adecuación del tipo. Y eso es lo que ocurre en el supues-
to aquí enjuiciado, pues resulta evidente que el hecho de comprar la acusada 3 pajitas conteniendo cocaína, por encargo de una amiga
y con la finalidad de consumo por parte de esta última, adicta a la citada droga, como la acusada, no genera el riesgo perceptible para
la salud de aquella para quien se compró."
26. Vid. DE LA CUESTA, El marco normativo de las drogas en España, en Revista General de Legislación y Jurisprudencia, 1987, p. 390;
EL MISMO, ¿Qué resuelve la reciente reforma del Código Penal en materia de drogas?, en Estudios penales en Homenaje a Fernández Al-
bor, Santiago de Compostela, 1989, p. 224.
27. DIEZ RIPOLLÉS, Los delitos relativos a drogas tóxicas, p. 59.
28. A los cuales habría que añadir la opinión rotundamente conforme de BARBERO SANTOS, El fenómeno de la droga en España. Aspec-
tos penales, p. 15, y MUÑOZ CONDE, en OUINTERO/MUÑOZ CONDE, La reforma penal de 1983, p. 200.
29. Cfr. DE LA CUESTA, op. ult. cit., p. 396.
30. Cfr. DIEZ RtPOLLÉS, Los delitos relativos a drogas tóxicas, p. 60.
31. TORIO se refiere muy críticamente a las elevadas sanciones que conllevan supuestos coino la entrega de droga al toxicómano inter-
nado en prisión por parte de su esposa, en Antinomias jurídicas e ideológicas en el delito de tráfico de drogas, en Libro-Homenaje al Prof.
Antonio Beristain, San Sebastián, 1989, p. 943.

29
Revista Penal
Criminalidad organizada y tráfico de drogas
•••

Vuelve aquí a introducirse en el juicio de peligro ejemplo de la misma, pero atendiendo únicamen-
la circunstancia personal de que quien recibe la te a la peligrosidad real que para la salud de la
droga sea ya toxicómano, cuestión esta cuya rele- persona tuviera la sustancia poseída o entregada:
vancia debe ser matizada si tenemos en cuenta que "Puesto que la conformación típica de lo injusto
el bien jurídico protegido no es la salud individual, responde aquí a la técnica de los delitos de peligro
sino la salud colectiva. Por ello, la cuestión deter- -afirma Torio-, en principio no ejerce influjo al-
minante no debería radicar en la condición de dro- guno la hipotética lesión efectiva de la salud de la
gadicto del sujeto, sino -como se dijo más arriba- colectividad. Es, por el contrario, el desvalor de ac-
en el factor de la "dominabilidad por parte del au- ción, su reprochabilidad objetivo general, la pri-
tor de la fuente de riesgo" que supone la entrega de mera pauta a que para la medición de la pena ha
droga, a lo que coadyuva de manera relevante el de atender el Juez. Tal desvalor de acción guarda
que la cantidad entregada sea precisamente la exi- relación con la naturaleza de la sustancia, es decir,
gida para un solo acto de consumo, pues al no exis- con su intrínseca peligrosidad" 32 . Por el contrario,
tir en este caso "excedentes", los mismos no po- los tribunales se refieren al carácter hipotético del
drían ser objeto de ulterior tráfico o facilitación. peligro inherente al tipo del artículo 368, en virtud
Ello supondría tanto como despenalizar la entrega de otras circunstancias inherentes al caso y te-
gratuita de droga cuando este acto se realiza en un niendo muy en cuenta el ámbito de relación en
"marco definido" que excluya completamente la que la actividad se inscribe33.
posibilidad de su ulterior entrega a terceros. Conviene resaltar ahora las consecuencias dog-
Aunque, a primera vista, esta delimitación del máticas de esta nueva orientación jurisprudencia!
ámbito típico del artículo 368 pudiera parecer exa- que interpreta restrictivamente el tipo del artícu-
gerada, no lo es en absoluto. A ella apuntan recien- lo 368: aunque el precepto no lo exige expresa-
tes Sentencias del Tribunal Supremo en las que se mente, los tribunales introducen en los supuestos
alude a la ausencia de peligrosidad de la conducta de "entrega gratuita de droga a otro" un requisito
sin hacer hincapié en la condición de toxicómano que se añade al de la peligrosidad ex ante de la
del receptor. Así, la Sentencia del Tribunal Supre- conducta; incluye, propiamente hablando, un "re-
mo 1089/1994 de 27 de mayo, revisa la doctrina la sultado de peligro" para la salud pública, cuya
más moderna de la Sala 2.ª del siguiente modo: concurrencia deberá valorarse en función de las
circunstancias concretas presentes en el caso, las
"En dichos pronunciamientos la Sala ha establecido cuales entran a formar parte de la valoración in-
que, en principio, toda acción de difusión o favoreci- herente al juicio de peligro, que deberá tener en
miento de consumo de drogas prohibidas es típica y sólo cuenta muy especialmente dos factores: 1. Si el
en casos excepcionales en los que las circunstancias de los receptor es toxicómano; 2. Si cabe excluir en ese
mismos excluyen ya inicialmente toda posibilidad de peli- momento la posibilidad de propagación de la dro-
gro para la salud pública, cabe excluir la subsunción bajo ga a terceros. Cuando se dan conjuntamente am-
el tipo del artículo 344 CP. bos factores, los tribunales consideran la conduc-
Fundamento de estas sentencias ha sido, expresado de ta atípica porque no existe en ese momento un re-
una u otra manera, que cuando la entrega de la droga no sultado de peligro, una "aguda crisis" del bien
supera la de una dosis que se consume por otro en el jurídico protegido, en definitiva: la probabilidad
momento, dentro de un lugar cerrado, sin que el autor de que la salud pública sufra un menoscabo como
tenga en su poder mayor cantidad de droga, el peligro ge- consecuencia de la acción del autor. Ahora bien,
nerado para la salud es meramente individual y, por con- dicho juicio de peligro podría prescindir del pri-
siguiente, no alcanza el carácter público que caracteriza el mer requisito (la toxicomanía del receptor), si se
bien jurídico protegido por el artículo 344 CP." pudiera mantener que la lesión del bien jurídico
salud individual no supone al propio tiempo la
Toda esta serie de consideraciones vinculadas al puesta en peligro (o la "micro-lesión") de la salud
caso, que caracterizan la más moderna doctrina de la comunidad, por la existencia de una acción
del Alto Tribunal sobre el ámbito de aplicación del que inicia en el consumo de droga a alguien que
precepto que nos ocupa, ha llevado a los tribuna- hasta ese momento no había consumido o cuyo
les de nuestro país a referirse al mismo como de- consumo era esporádico y no compulsivo (como
lito de peligro hipotético o de peligro abstracto- el del toxicómano habitual).
concreto. Torio, creador de la primera denomina- Debe advertirse, en este sentido, que las alusio-
ción, se refirió en su día al artículo 344 VCP como nes realizadas continuamente por el Tribunal Su-

32. En contra de esta concepción y en referencia también a la regulación anterior a 1988, BERISTAIN, Delitos de tráfico ilegal de drogas,
p. 773: "No de peligro concreto, ni hipotético, sino más bien un delito de peligro abstracto". , .
33. Ya advertía sobre la necesidad de operar de este modo, FERNÁNDEZ Al.BoR, Otra vez sobre la droga: aOue resuelve la reciente refor-
ma del artículo 344?, en AA.W. La problemática de la droga en España (Análisis y propuestas político-criminales), Madrid, 1986, p. 19 s.

30
D o e t r i n a

•••
premo a la exigencia de que el consumo sea inme- do a la sociedad la propuesta de la despenaliza-
diato34, para excluir de este modo cualquier ries- ción del tráfico entre adultos "libres", pues -como
go de propagación de la sustancia tóxica, no su- afirma Díez Ripollés- "progresivamente se va
pone en realidad algo distinto al "dominio" que el afianzando la idea de que lo decisivo no es el daño
autor ejerce sobre el riesgo que él mismo crea (de directo a la salud, sino la pérdida de autonomía
manera "potencial"), lo que le obliga a concretar personal del consumidor"37, siendo éste uno de
al máximo el objeto de su acción con el fin de que los pilares de una nueva política despertalizado-
ésta recaiga sobre un. sujeto concreto y no sobre ra38. Pero no parece que la actual redacción del
otros ("indeterminados", dice el Tribunal Supre- artículo 368 permita inclinar la política criminal
mo). sobre la droga en ese sentido: el Derecho penal es
Ahora bien, siguiendo al pie de la letra estera- aquí, también, la barrera infranqueable de aqué-
zonamiento quedarían fuera el ámbito típico lla.
conductas sobre las que no parece conveniente Sin embargo, en relación con el tema de la do-
asumir su licitud, pues parece que cuando el que nación, quizá convenga apelar al criterio del me-
efectúa la entrega tiene controlado a su destina- noscabo de la autonomía personal que supone la
tario sabiendo que es toxicómano y no exige con- oferta de droga a quien no es consumidor, por la
traprestación alguna o, incluso, sin saber que lo probabilidad de que esa dosis que se le ofrece su-
es o conociendo que no lo es realiza la misma ac- ponga el inicio de un hábito posterior. De este
ción entregando una sola dosis para ser consu- modo, la donación impune quedaría circunscrita
mida en su presencia, no existiría delito, aunque al ámbito de los ya iniciados, castigándose -por
lo hiciera repetidamente. Es decir, llegaríamos a el contrario- las entregas a quienes no son con-
la conclusión de que cualquier donación, siem- sumidores de la sustancia (pero sin invocar el
pre que el donatario consuma la sustancia en ese menoscabo a la salud pública, que no existe bajo
momento, es impune 3 5; mientras que, por el con- las condiciones expresadas con anterioridad) y,
trario, cuando el suministrador exige una canti- naturalmente, a los menores de edad, en todo
dad por la entrega de la droga, el hecho sí se con- caso, en virtud de la falta de capacidad que en el
sidera punible, sean cuales fueren las circunstan- mundo del Derecho se les asigna para decidir
cias presentes en el caso. Esto último confirma cuestiones relativas a su integridad física, como
que no se está protegiendo únicamente la salud pone de relieve el tenor del artículo 156 del Có-
pública, sino otros intereses que bien pudieran digo Penal.
identificarse, con Beristain, en "la probabilidad Por lo que se refiere al supuesto de posesión
de una puesta en peligro de la seguridad de los para entrega posterior a otro, vendría a constituir
ciudadanos en cuanto posibles sujetos pasivos de una especie de "consumación anticipada", cons-
posibles delitos futuros cometidos por los droga- truida típicamente como un delito de mera acti-
dictos (victimas éstos, a su vez, de la drogode- vidad peligrosa 39 , debiendo valorarse por tanto
pendencia)"36, lo que nos llevaría a centrar el de- desde una perspectiva "ex ante" la potencialidad
bate en la utilidad y la legitimidad del Derecho lesiva de la posesión, pero teniendo muy en cuen-
penal para proteger intereses de esa clase, te- ta el "dominio" que el sujeto pueda ejercer sobre
niendo muy en cuenta que la inmersión de la el círculo de posibles compradores, de manera
droga en el área de lo prohibido contribuye ex- que si se posee porque se ha constituido una "bol-
traordinariamente a la elevación de la delincuen- sa común" entre varios sujetos para consumir
cia a ella asociada, pues ese solo hecho incre- posteriormente la sustancia por todos ellos (y por
menta de manera notable el precio de la sustan- nadie más), el peligro de propagación quedaría
cia, que es la causa de la comisión de c;lelitos para erradicado, pudiendo hablarse en este caso, como
su adquisición posterior. hace el Tribunal Supremo, de tenencia para con-
En los últimos años, algunos autores han lanza- sumo compartido.

34. "Para descartar cualquier posibilidad de difusión pública de la droga [es necesario que] se constate que ... el consumidor la tome
voluntariamente en presencia del suministrador y de forma inmediata" -STS 1090/1994, de 27 de mayo,. que cita otras anteriores-.
35. Opina lo contrario, esto es, que tras la reforma de 1988 se ha cerrado la polémica sobre la punibilidad de la donación, DE LA CUES-
TA, Drogas y política criminal en el Derecho penal Europeo, p. 22.
36. BERISTAIN, Delitos de tráfico ilegal de drogas, p. 773.
37. DIEZ RIPOLLÉS, los delitos relativos a drogas tóxicas, p. 127.
38. El Grupo de Estudios de Política Criminal, del que formo parte, asumió esta política criminal alternativa en su manifiesto de 1989,
Una alternativa a la actual política criminal sobre drogas, Málaga, 1992. Para el análisis del "ambiente" despenalizador, vid. DIEZ RIPO-
LLÉs/lAURENZO CoPELLO, la actual política criminal sobre drogas. Una perspectiva comparada, Valencia, 1993, con más de quince trabajos
de autores españoles y extranjeros.
39. En contra, Busros, Manual de Derecho penal. Parte Especial, p. 281, considerando que al exigirse la finalidad y~ no podemos ha-
blar de delito de peligro abstracto, añadiendo posteriormente que el peligro es concreto porque la su~tancia debe ser toxica en cada caso.

31
Revista Penal
Criminalidad organizada y tráfico de drogas
•••

3. La agravante de organización cial, pues se ven los magistrados constreñidos a


(art. 369.6º) distinguir aquélla de las formas de participación
convirtiendo con frecuencia la "ocasionalidad" a
Tal y como se explicaba al comienzo de este tra- la que se refiere el legislador en "permanencia" y
bajo, la pertenencia del culpable a alguna organi- "estabilidad". Significativa es, a este respecto, la
zación dedicada a realizar alguna de las conductas Sentencia del Tribunal Supremo 25 de febrero de
· previstas en el tipo básico (cualquiera que fuere 1997, que afirma: "La organización, aunque sea
aquélla) supone un incremento del desvalor de la transitoria, requiere como mínimo una estructura
conducta que es reconocido por el legislador asig- jerárquica y no una simple relación de participa-
nándole una elevación de pena al sujeto. Ahora ción acordada o convenida. La simple distribu-
bien, comoquiera que el tenor literal del precepto ción de papeles es un elemento que se da en todo
se refiere no sólo a organizaciones criminales con concurso de personas en el delito y que, por lo tan-
raigambre, sino también a aquellas otras que fue- to, no es suficiente para configurar una organiza-
ren creadas de modo ocasional para realizar cual- ción". Asimismo, matizando aún más, la Senten-
quiera de las referidas conductas, se produce una cia del Tribunal Supremo 12 de noviembre de
expansión del ámbito de aplicación de la agravan- 1996, entiende que "el concepto de organización
te que no sólo tiene dudoso fundamento punitivo, implica un programa de actuación, con cierta per-
sino que crea serios problemas de deslinde con ca- manencia y estructura jerárquica, que a su vez
sos de simple coautoría, definida por la colabora- permita la distribución de las tareas a realizar,
ción de varias personas para la comisión de algún mediante el reparto de papeles a desempeñar, con
delito concreto o, lo que es lo mismo, se crea de lo que se prevén cambios o sustituciones entre to-
modo ocasional para desaparecer a continuación, dos los componentes del grupo. Mas en cambio no
lo cual parece hallarse incluido en el tenor del ar- depende esa figura delictiva del mayor o menor
tículo 369.6º, deshaciendo las reglas generales de número de personas que las integren, de reglas o
participación previstas en los artículos 28 y si- estatutos preestablecidos, de siglas o normaciones
guientes del Código. expresas, ni de cualquier otro formalismo consti-
A este respecto, nuestro Tribunal Supremo ha tuyente". Sólo así se puede comprender que in-
venido exigiendo que la organización goce de cier- cluso un "clan familiar" reducido pueda conside-
ta estabilidad y que exista en ella un grado de je- rarse "organización" a efectos penales (STS 18
rarquización suficiente como para poder tomar a dic. 1996 )41
la misma como referencia mediata de la comisión De acuerdo con todo ello, puede afirmarse que
del hecho delictivo, es decir, más allá de la con- sólo quedan fuera de la agravante aquellos com-
creta infracción que se enjuicia; línea jurispru- portamientos punibles en los que el acusado única-
dencia! que tiene su inicio con anterioridad a la mente estableció contacto con la banda para la
reforma de 1988, en la que precisamente se am- realización de un único delito, como ocurre en la
plió el sentido de la agravante que nos ocupa has- Sentencia del Tribunal Supremo 21 de mayo de
ta abarcar los casos de "organización ocasio- 1997, en la que se califica como "simple y ocasional
nal"4º. Si se observa con cierta perspectiva la cues- concierto para la realización de una acción delicti-
tión, podría asegurarse que la introducción en el va" concertar con una residente en Colombia para
Código de una agravante de tal amplitud ha en- que le enviase al acusado una determinada canti-
contrado resistencia en la fase de aplicación judi- dad de drogas42 . Ahora bien, dicha colaboración no

40. Vid. STS 6.7.1990: "El concepto de organización que da lugar a una forma agravada del tráfico de drogas se diferencia de las for·
mas corrientes de participación por el grado alcanzado por la acción destinada a la neutralización de la persecución estatal del delito. En
diferentes sentencias, esta Sala ha sostenido que dicha característica puede tener muy diversos matices y que implica, en todo caso, un plan
previamente concertado y dirigido, a veces, por personas que no participan necesariamente en los actos directos de comercio o difusión
de la droga. Este elemento de la dirección concertada en manos de un grupo, la magnitud de la operación y un cierto grado de planifi·
cación de importante despliegue para neutralizar la acción del Estado se encuentra presente en este caso.
41 . Esta Sentencia contiene un Voto Particular que contiene una sólida argumentación contra la expansión de la agravante que nos ocu·
pa, haciendo hincapié en la necesidad de distinguir a e~tos punitivos la pertenencia a ~na orga~izació~ interna~i?~al con amplias ~a­
mificaciones en todo el mundo de la pertenencia a una simple banda que controla el barrio de la ciudad. Las pos1b1l1dades agravatorias
que ofrece el precepto -continúa diciendo- deben ser aplicadas con gran cautela y con sentido de la proporcionalidad, sin desviar las pre·
visiones del precepto hacia supuestos en los que solamente existe un mínimo sustento organizativo entre el que recibe la droga al por me·
nor y, en concierto con otros, la distribuye para su venta en la calle en forma de papelinas (... ) Si aplicamos el subtipo agravado a estos
niveles (s.c. venta callejera) estamos desbordando las previsones del propio legislador derivando la agravación hacia supuestos en los que
nos encontramos ante la manifestación de un fenómeno de codelincuencia o coparticipación delictiva que no puede ser confundido con la
pertenencia a una organización."
42. En el mismo sentido, STS 7.12.1996, donde se enjuicia el caso Nécora, donde sí existía una organización en la exacta expresión
del término, pero se admite que puedan aparecer colaboraciones más o menos esporádicas prestadas por personas ajenas a la organiza·
ción" (F. Jco. 31 2 ).

32
D o e t r i n a

tiene por qué constituir un simple acto de compli- zaciones o asociaciones mencionadas en el artícu-
cidad, pues habida cuenta de la dificultad que ofre- lo anterior. En el Voto Particular de la Sentencia
ce el tipo del artículo 368 del Código Penal para ad- del Tribunal Supremo 18 de diciembre de 1996 se
mitir formas de participación secundaria como es afirma con acierto que "ajustando la lectura de
ésa, difícilmente podría aplicarse el subtipo agrava- este artículo a criterios de proprcionalidad, exigi-
do. Se trata, por consiguiente, de alguno de esos su- dos por el propio principio de legalidad, el com-
jetos de los escalones inferiores de la organización plejo organizativo tiene que tener tal entidad que
que pueden ser fácilmente intercambiables y cuya en él aparezcan corno escalones superiores los je-
aportación a un único hecho delictivo no conlleva fes, administradores o encargados. Es decir, cuan-
su inserción en el aparato organizativo. do en el complejo criminal no es posible distinguir
A los efectos de limitar al máximo el campo de las escalas superiores de los simples distribuido-
aplicación del subtipo agravado al que se viene ha- res de base nos encontrarnos ante un fenómeno de
ciendo referencia, quizá convendría llamar la coparticipación delictiva en el que la aportación
atención sobre el hecho incuestionable de que el de esfuerzos al propósito común genera única-
legislador está pensando en una estructura dotada mente supuestos de coautoría, complicidad o en-
de niveles de dirección claramente diferenciables cubrimiento, sin atraer hacia sí una cualificación
de los restantes. Si así no fuera, carecería de sen- delictiva que, corno hemos dicho, está reservada
tido lo dispuesto en el artículo 370 del Código Pe- para estructuras criminales más organizadas y
nal, que establece una "hiperagravación" para los con un mayor volumen de medios materiales y
jefes, administradores o encargados de las organi- apoyo logístico". •

33
Doctrina

Princi íos básicos del Derecho Penal art. 325 del Códi o Penal
"--~~~-'-~~~~~~~~~~~~~~~~_.¿~~~~~~~~~-...l:J....~~~---"'--'--~~~~~-
* •••

Susana Huerta Tocildo Catedrática de Derecho Penal


Universidad de Burgos

1 tente entre el principio de intervención mínima y


las crecientes necesidades de tutela en una socie-
El lento y tortuoso proceso que, finalmente, dad cada vez más compleja, dando prudente aco-
habría de desembocar en la promulgación del Có- gida a nuevas formas de delincuencia, pero elimi-
digo penal de 1995 permitió, en su día, albergar nando, a la vez, figuras delictivas que han perdido
ciertas esperanzas acerca de la incorporación al su razón de ser".
nuevo texto punitivo de cuantos avances técnicos Aunque tal vez fuera ésta la intención inicial del
se habían ido decantando a través de la evolución legislador, lo cierto es que ni la acogida de nuevas
de un pensamiento dogmático cada vez más de- figuras delictivas ha sido tan "prudente" como se
purado. Ese mismo proceso llevaba, por otra par- pretendía, ni se ha aprovechado la excelente oca-
te, a suponer que el nuevo texto punitivo vendría sión que brindaba la elaboración de un nuevo
inspirado por un pensamiento políticocriminal catálogo completo de delitos para proceder a rea-
que, arrancando de una cuidadosa selección de lizar una criba acorde con esa pretendida conci-
los bienes jurídicos protegidos, reflejara adecua- liación de garantías penales y necesidades políti-
damente los principios de intervención mínima, cocriminales.
legalizada y proporcionada del Derecho penal. Escasos atisbos de prudencia se vislumbran, por
Lamentablemente, tales expectativas se han vis- ejemplo, en la criminalización ex novo de algunos
to, cuando menos, parcialmente defraudadas toda de los comportamientos tipificados a título de de-
vez que, considerado en su conjunto, no puede de- litos societarios; o en la extensión del ámbito de lo
cirse que el Código penal de 1995 haya seguido, a punible en materia de intrusismo profesiona12. Y
lo largo de su extenso articulado, una línea de menos aún se aprecia esa declarada autoconten-
orientación políticocriminal que pudiéramos cali- ción en la configuración de los delitos contra la or-
ficar de congruente o sin fisuras. Muy al contra- denación delterritorio, en los que la definición de
rio, sus contenidos se manifiestan en ocasiones la materia punible se ha dejado al albur de la muy
ajenos, cuando no claramente contradictorios, variada y variable normativa administrativa sobre
con esas orientaciones de política criminal que calificación del suelo urbano; o, por lo que aquí en
acaban de enunciarse. Y ello pese a que en su Ex- particular interesa, en la de los delitos contra los
posición de Motivos se afirma, no sin cierta so- recursos naturales y el medio ambiente, en los que
lemnidad, que "se ha afrontado la antinomia exis- prácticamente se ha venido a elevar a la categoría

(*) Conferencia pronunciada en el Cuarto Congreso de Justicia Penal de la Universidad de Huelva, celebrado del 8 al 10 de ju-
lio de 1999 sobre "Delitos contra el medio ambiente".
1. Por lo que se refiere a este delito, debe advertirse que el tipo penal ahora contenido en el artículo 403 ha venido a recoger
aquellos supuestos no incluidos en el artículo 325.1 del anterior Código penal respedo de los cuales la STC 111/1993 había con-
cluido que no se hacían acreedores de ese plus de protección representado por la tutela penal al no tratarse con ellos de garant~
zar el correcto ejercicio de profesiones que pudieran afedar a los bienes jurídicos más importantes. Y ello pese a que, más recien-
temente, la STC 142/1999 ( f.j.5) insiste en esa misma idea al afirmar que no se observa, en el ejercido de la profesión de gestor
administrativo "un interés público esencial que en el juicio de proporcionalidad se haga merecedor de tan alto grado de protec-
ción como la dispensada a través del sistema penal de sanciones".
2. Vid., a este respecto: SltVASÁNCHEZ, la expansión del Derecho penal. Aspectos de la política criminal en las sociedades pos-
tindustriales, Madrid 1999, possim.

39
Revista Penal
Principios básicos del Derecho Penal y art. 325 del Código Penal
•••

de delito casi cualquier infracción de la normativa guración de tipos de peligro abstracto5 -o incri-
administrativa, con la consiguiente grave quiebra minación de conductas notablemente distantes de
del principio de intervención mínima y del carác- la producción efectiva de un daño real al objeto
ter de última ratio del Derecho penal. jurídico de protección- y en la frecuente remisión
La evidente tendencia expansiva3 que, en estos y a normas de naturaleza extrapenal para completar
otros ámbitos, manifiesta el Derecho penal a cos- la descripción típica, en uso y abuso de las llama-
ta de otras ramas del ordenamiento -a la que, en das leyes penales en blanco. Con la consecuencia
sus variantes más extremas, cabtia calificar de de gue lo que se acaba sancionando penalmente es
verdadera "huida hacia el Derecho penal" y frente la inobservancia de normas meramente organiza-
a la que un número creciente de autores contra- tivas y no la realización de hechos socialmente
ponen la necesidad de una cierta "retirada" del dañosos, sirviendo de esta manera los medios pro-
mismo4 - parece haber olvidado que, por más que pios del Derecho penal tan sólo para reforzar, con
no resulte discutible que tales intereses son mere- su carácter intimidatorio, una disciplina preventi-
cedores de protección penal y están necesitados va ya estructurada por el Derecho civil o por el De-
de ella, la importante limitación de derechos fun- recho administrativo6. Se incurre así en el dislate
damentales que representa la imposición de una de acudir en primera instancia al Derecho penal
pena privativa de libertad no está justificada más para garantizar, con ayuda de la pena, la tutela de
que en aquellos supuestos en que se esté en pre- esos intereses más o menos difusos? -y en todo
sencia de un comportamiento que, como mínimo, caso complejos- que caracterizan a nuestra mo-
signifique para ellos un peligro grave de deterioro derna sociedad (salud pública, medio ambiente,
o destrucción. ordenación del territorio, etc.). Con ello, el instru-
Exigencia que no parece compatible con la téc- mento penal pierde buena parte de sus contenidos
nica de incriminación a menudo adoptada en re- garantísticos transformándose en un elemento de
lación con estas materias, traducida en la confi- organización social de marcado carácter simbóli-

3. Vid., por ej.: MüUER-TUCKFELD, "Ensayo para la abolición del Derecho penal del medio ambiente", en W.AA., La insostenible
situación del Derecho penal, ed. española a cargo del área de Derecho penal de la Universidad Pompeu i Fabra, Granada 2000,
PP· 507 y SS.
4. Cfr: HAsseMER, "Perspectivas del Derecho penal futuro", en Revista Penal, n2 1, 1998, p. 37: "La moderna política criminal se
aparta de las formas de tipificación de conductas y determinacfón de bienes jurídicos propias del Derecho tradicional. Su forma
delictivo característica es el delito de peligro abstracto ... y el bien jurídico normalmente objeto de protección es un bien jurídico va-
gamente configurado ... De este modo, la determinación del injusto en la ley penal se diluye, aumentando y flexibilizando sus poo-
tenciolidodes de aplicación. Por contra, disminuyen las posibilidodesde defensa y también de crítico de los excesos del legislador".
Se refieren también a la confrontación entre el ºDerecho penal moderno" y el 11 Derecho penal clásico", entre otros: PORTILLA CoN-
TRERAS, "Principio de intervención mínima y bienes jurídicos colectivos", en CPCr. ni¿ 39, pp. 723 y ss.; PAREDESCASTAÑÓN, "Responsa-
bilidad penal y nuevos riesgos: el caso de los delitos contra el medio ambiente", en A P, 1997, pp. 217 y ss.; SÁNCHEZ GARdA DE PAZ
en El moderno Derecho penal y la anticipación de la tutela penal, Valladolid 1999, passim.
5. Cfr.: MocOA, "De la tutela de bienes a la tutela de Funciones: entre ilusion~ postmodernas y reRejos iliberales", en Política
criminal y nuevo Derecho Penal. Libro Homenaje a daus RoJCin, ed. por J.M_Silva Sánchez, Barcelona 1997, pp. 113 y ss.¡ Vid. ta m-
bién: 8ARATTA, "Funciones instrumentales y simbólicas del Derecho Penol: una discusión desde la perspectiva de la criminología cr~
tica", en Pena y Estado, n2 1, 1991, pp. 37 y ss.
6. Para el concepto de "interés difuso", vid. SGUBBI, "Tutela penoli di interessi difussi", en La Ouestione Crimino/e, 1975, pp. 439
y ss. En opinión de CoRCOYB!DASOLO Delitos de peligro y protección de bienes ;urídicos supraindividuales, Valencia 1999, p. 194, "la
calificación de los bienes jurídicos supraindividuales como "intereses difusos" pone ya de manifiesto el reproche acerca de su le-
gitimidad". No es ésta, desde luego, mi perspectiva de análisis, ya que en modo alguno participo de lo idea de que el Derecho pe-
nal debo dedicarse, en exclusivo, a lo protección de bienes jurídicos de naturaleza individual. Considero, por ello, que tal vez sería
preferible hablar, en forma descriptiva, de intereses "difundidos" o de titularidad ampliamente extendida, al objeto de evitar el
componente valorativo que lo citado autora atribuye al adjetivo /1 difusos". En cualquier caso, creo necesario advertir que lo util~
zación del mismo en el presente trabajo, por rozones exclusivamente debidos o su amplia recepción doctrinal, es meramente des-
criptiva y, en consecuencia, no constituye un a priori contrario o la tutelo penal de los bienes jurídicos supraindividuales.
7. Lo que no quiere decir que esto categoría de intereses no pueda y deba ser objeto de protección penal siempre que ello se
haga necesario por haber Fracasado o ser insuficiente la tutelo otorgado por otras instancias jurídicas de prote:dón, pues, da.da~
estas circunstancias, su elevación al rango de bienes jurídicopenalmente protegidos es perfectamente compah~le con los pnnci-
pios de intervención mínima y de última ratio. Vid., en este sentido, entre otros: CAR&ONELL MATEU, "Breves reflexiones sobre la h>-
telo de los llamados intereses difusos", en Intereses difusos y Derecho Penal CDJ, Madrid 1995, pp. 11 Y ss. So~~e las técnicas ~e­
neralmente utilizadas para concretar dicho tutela penal, vid., ibídem: DOVAL PAi:, ':Es~ructura de los conductos hp1cas con ~spec1?,I
referendo a los fraudes alimentarios", pp. 22-28, 33 y ss. y 42; y MORALES PRATS, Tecn1cas de tutela penal de los intereses difusos ,
PP· 75 y SS.

40
Do e trina

•••

co y propagandístico de cara a la opinión públi- En lo que sigue, me propongo examinar con


cas. Errores todos ellos a los que, como ha queda- cierto detenimiento la estructura típica del delito
do indicado, no ha· podido sustraerse el Código pe- contenido en el art. 325 CP a fin de establecer has-
nal de 1995 en relación con los grupos de delitos ta qué punto se han respetado en este precepto
anteriormente indicados y con otros muchos, po- principios penales tan básicos como los de legali-
siblemente porque, entre otras razones, el legisla- dad e intervención mínima y proporcionada a la
dor penal ha mostrado en esta ocasión una exce- gravedad del hecho. A cuyo efecto, comenzaré
siva sensibilidad a la presión "penalizadora" de examinando los distintos problemas que plantea
ciertos lobbies sociales9. la excesiva vaguedad con que se describe uno de
Estas críticas no impiden, sin embargo, el reco- los bienes jurídicos que "Cn él se declaran protegi-
nocimiento de que la creciente preocupación por dos, problemas que, en este caso, se presentan
el entorno natural que nos rodea (muy deteriora- agravados por su configuración como delito de
do por el uso y abuso que de sus recursos han pro- peligro abstractolO.
piciado siglos de indiferencia ante su manifiesto
empobrecimiento) constituye, sin lugar a dudas,
una de esas nuevas realidades de las que necesa- II
riamente ha de hacerse cargo el Derecho penal de
nuestros días, poniendo al servicio de su preserva- La primera dificultad con que tropieza el legis-
ción los medios y técnicas que resulten apropia- lador a la hora de configurar un tipo penal desti-
dos a tal efecto. Lo que resulta más que discutible nado a brindar protección al entorno natural o
es que, en aras de una mayor eficacia en la conse- "medio ambiente" radica -en la propia naturaleza
cución de dicho objetivo y de un pretendido afán de dicho interés social al pertenecer el mismo a la
de "modernidad", se prescinda abiertamente del categoría de los bienes jurídicos de titularidad co-
marco constitucional de garantías en que, hoy por lectiva ll y ampliamente difundida o, si se prefiere
hoy, se encuadra el ejercicio del íus puniendi esta- decirlo así, "difusa"I2, Por regla general, la tutela
tal. Pues, en definitiva, en la actual contraposición penal de estos bienes jurídicos requiere, para ser
de un Derecho penal pretendidamente "moderno" verdaderamente eficaz, que la consumación se an-
a un Derecho penal de corte "clásico" late, inde- ticipe al momento de producción de un resultado
fectiblemente, una puesta en cuestión del modelo de perjuicio efectivo y concreto, lo que, en princi-
trazado en el art. 25.1 CE. pio, no tiene por qué ser contrario al principio de

8. Para mayores detalles acerca de la manera en que pueden llegar a incidir en el proceso legislativo los intereses de algunos
grupos de presión, así como de las repercusiones que ello suele tener en punto al olv~do o relajación del mandato de determina-
ción de los tipos penales, vid.: SoB, "El trato actual del mandato de determinación", en La insostenible situación del Derecho penal,
cit., pp. 239-240.
9. Vid. a este respecto, ampliamente: CORCOY B1DASOLO, Delitos de peligro, cit., pp. 213 y ss.
1O. Para un estudio de las diferencias entre bienes jurídicos colectivos y bienes jurídicos de ccmficter público o institucional, como
categorías ambas incluidas en la más general de bienes jurídicos supraindividuales, vid. SÁNCHEZ GARCÍA DE PAZ, fl moderno Dere-
cho penal, cit., pp. 66 y ss.
11. El medio ambiente pertenece, en efecto, a la categoría de los bienes jurídicos colectivos o supraindividuales, respecto de los
que lAURENZOO:>PEttO(fl resultado en Derecho penal, Valencia 1992, p. 81) afirma que "se trata en general de bienes que no se
concretan en objetos del mundo sensible a lo que se agrega que tampoco parecen delimitables a través de su titular. Por ello di-
ce MARTtN que en esta clase de delitos es prácticamente imposible determinar si la acción ha ocasionado una lesión o un peligro pa-
ra el bien jurídico". Lo que, en opinión de SÁNCHEZGARCÍADEPAz(EI moderno Derecho penal, cit., p. 38), contribuye decisivamente a
su configuración como delitos de peligro abstracto.
12. Cfr.: OcrAVIO DE TOLEDO y UBIETO/HUERTA Toatoo, Derecho Penal. Parte General. Teoria Jurídica del Delito, 2 ed., Madrid 1986,
pp. 164-165. Vid. un reciente intento de conciliación de esta categoría de delitos con el catálogo de garantías penales básicas en
O:>RCOY B!DASOLO, Delitos de peligro, cit., passim. y, especialmente, pp. 29-30, 168-170, 273 i.f. y 371-372: "sólo está legitimada la
previsión legislativa de un "delito de peligro" cuando con su creación se pretenda la protección de un bien jurídico-penal suproin-
dividual, con autonomía propia, por encarnar un interés esencial para el desarrollo del hombre como ser social", esto es, sólo en
la medida en que se produzca "la afectación del bien jurídico, o través de la prueba de lo idoneidad ex ante de la conducta y de
la lesión ex post del bien jurídico imputable al peligro típico". En opinión de esta autora, lo "afectación del objeto del delito" -que,
en el caso de los delitos contra el medio ambiente, estaría constituido por el recurso natural sobre el que incide el comportamien-
/1
to típico (ob. cit., p. 253)- es cosa distinta de la "afectación" del bien jurídico y, como "resultado sui generis en esta clase de deli-
tos, sirve suficientemente a los necesidades de seguridad jurídica y a salvar la pretendida indeterminación de los mencionados
/1

bienes". Creo, sin embargo, que, con ser estas premisas perfectamente suscribibles con carácter general, su aplicación a la hora
de interpretar los "tipos contenidos en el art. 325 CP permite poco juego de cára a la salvaguarda de los indicadas garantías por
una doble razón: en primer lugar, porque lo propia indefinición del bien jurídico "equilibrio de los sistemas naturales" dificulta en

41
Revista Penal
Principios básicos del Derecho Penal y art. 325 del Código Penal ·
•••

intervención mínima siempre y cuando tal antici- económico, en tanto en cuanto su conservación
pación se mantenga dentro de unas coordenadas es condición indispensable para que pueda dar-
razonables de proximidad del peligro representa- se un desarrollo económico mantenidol4. Ello
do por la conducta a la efectiva producción de la ha favorecido la proliferación de normas admi-
lesión de dicho bien jurídico. nistrativas de distinto rango y de diversa proce-
Dicho de otra manera: el recurso, en tales casos, dencia -estatal, autonómica, y también comuni-
a la técnica de los delitos de peligro viene inicial- taria- destinadas a regular el uso de los recursos
mente justificado por la necesidad de intervención naturales en orden a evitar su agotamiento, de-
penal preventiva antes de que se produzca el efec- sembocándose así en la necesidad, prácticamen-
tivo deterioro de un bien cuya "difusión" haría, te ineludible, de acudir, para dar cobertura pe-
por lo demás, difícilmente determinable tanto el nal al referido interés, a la técnica de las
daño producido cuanto su conexión causal con la "normas penales en blanco", con cuanto la mis-
conducta prohibida. Pero ello no supone, en mo- ma supone de apartamiento excepcional de la
do alguno, un aval incondicionado a la utilización exigencia de reserva absoluta de ley en materia
para ello de la técnica de los llamados delitos de penal y de puesta en peligro de la garantía de se-
peligro abstracto, cuyos riesgos de confrontación guridad jurídica (asimismo deducible del princi-
con las garantías derivadas del principio de legali- pio de legalidad penal a través de la exigencia de
dad penal han sido frecuentemente señaladosI 3. taxatividad en la descripción de las conductas
Pues bien,éesta ha sido, precisamente, la técnica penalmente relevantes).
adoptada en el art. 325.1 con las consecuencias Bien jurídico evanescente, peligro abstracto y
que, más adelante, tendré ocasión de precisar con accesoriedad respecto del Derecho administrati-
mayor detalle. vo son, pues, las notas características del mode-
Se incorporan así los delitos contra los recur- lo de protección penal del medio ambiente reco-
sos naturales y el medio ambiente al llamado gido en el art. 325 cp1s. La primera de ellas
Derecho penal del riesgo, caracterizado, entre afecta de plano a los principios de intervención
otras notas distintivas, por una creciente antici- mínima y de taxatividad toda vez que, para que
pación de la tutela penal, por una relativización un bien jurídico cumpla la importante función
de los principios de legalidad y de exclusiva pro- que suele atribuírsele de servir de límite al al-
tección de bienes jurídicos y por una pulveriza- cance de los tipos penales a la vez que constitu-
ción de las fronteras entre el Derecho penal y el ye una pieza clave para proceder a su correcta
Derecho administrativo a través de la frecuente interpretación y aplicación, es imprescindible
criminalización de ilícitos de esta última natura- que resulte perfectamente identificable y deter-
leza. Por lo demás, esta clara tendencia a la con- minable; lo que no sucede en el caso de uno de
versión de infracciones administrativas relativas los tomados como punto de referencia por el ar-
al medio ambiente en ilícitos penales no ha de tículo 325.1 CP. Me estoy refiriendo, por su-
extrañar si se tiene en cuenta que la creciente puesto, al enunciado bajo el rótulo de "equili-
atención que hacia este interés se manifiesta en brio de los sistemas naturales" , concepto éste
las sociedades industrializadas a partir del últi- tan sumamente vago y falto de contornos que
mo tercio del siglo XX no sólo tiene un impor- ~arece de toda posibilidad de actuar como factor
tante componente socio-cultural sino también de contención de una desmesurada ampliación

grado sumo la averiguación de en qué casos dicho interés debe considerarse "afectado" y, consecuentemente, también la prue-
ba de la idoneidad ex ante de la conducta objetivamente contaminante para producir dicha afección o "desequilibrio"; y, en se-
gundo lugar, porque, como ella misma reconoce en otro lugar, en el delito ecológico la afectación por la acción contaminante de
los "recursos naturales" (objeto del delito) no coincide en todos los casos con la afección al bien jurídico "equilibrio de los sistemas
naturales" (cfr. ob. cit., pp. 166· 169 y 261 ).
13. Aunque no cabe desconocer que dicha protección puede entrar en conflicto con desarrollos económicos puntuales.
1.4. Que, en consecuencia, no se aparta significativamente de los modelos alemán e italiano. Vid. en relación con el primera-
mente citado: SEEtMANN, "Atypische Zurechnungsstrukturen im Umweltsstrafrecht", en N JW 1990 p. 1261; y, en relación con el se.
gundo, actualmente en proceso de revisión: PALAZZq "Principios fundamentales y opciones político-criminales en la tutela penal
del ambiente en Italia", en Revista Penal, n11 4, 1999, pp. 68 y ss.
15. De idea tan imprecisa como extensiva de la responsabilidad lo califica &lvA SANcHEl, "Consideraciones teóricas generales
sobre la reforma de los delitos contra el medio ambiente", en la reforma de la Justicia pena/. Estudios en Homenaje al Prof. Klaus
Tiedemann, coord. por J.LGóMEZCoLOMERy J.l.GoNZÁLEZCUssAC, Castellón de la Plana 1997, p. 160; y de fórmula más indeterm~
nada que la contenida en el art. 437 bis CPA, que hace más compleja la determinación del comportamiento típico lo tilda DELACUES.
TAARZAMEND~ "Cuestiones dogmáticas relativas al delito de contaminación ambiental", en Revista Pena/, n 11 4, 1999, p. 34.

42
Doctrina

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del tipo16. Si a ello se añade lo ya expuesto en re- distintos elementos: en primer lugar, se requiere
lación con el recurso que para su protección se que el sujeto activo realice una conducta que sea
ha hecho a la técnica de incriminación por vía objetivamente infractora de lo dispuesto en "Leyes
de tipos de peligro abstracto y de normas pena- u otras disposiciones de carácter general protecto-
les en blanco, creo que necesariamente habrá de ras del medio ambiente"; en segundo lugar, que di-
concluirse que resulta altamente problemática cha conducta consista en la realización de actos de
la compatibilidad de su configuración con la contaminación -por lo demás, profusamente enun-
idea de que sólo pueden amenazarse con pena ciados en el uso de una desafortunada técnica ca-
aquellas conductas que representen graves ata- suística que contrasta con la inasibilidad de uno de
ques contra bienes jurídicos necesarios de todo los bienes jurídicos protegidos- sobre determina-
punto para la pacífica convivencia social (prin- dos recursos naturales; y, en tercer y último lugar,
cipios de intervención mínima y de exclusiva que todo ello suponga la posibilidad de que se pon-
protección de bienes jurídicos) y que, además, ga gravemente en peligro el equilibrio de los siste-
aparezcan perfectamente definidos o sean sufi- mas naturales o la salud de las personas.
cientemente definibles (principio de taxatividad El primero de dichos elementos típicos, de
en la descripción de los tipos penales). carácter normativo, remite clara y expresamente a
una normativa extrapenal que no necesariamente
ha de revestir rango de Ley en sentido formal. Co-
111 mo ha quedado dicho, ello supone la adscripción
del art. 325.1 CP a la categoría de las "normas pe-
Antes de proseguir en la línea iniciada de con- nales en blanco"; categoría que, en determinados
frontación del art. 325.1 CP con algunos de los supuestos, puede entrar en conflicto con ciertas
principios fundamentales del Derecho penal. re- exigencias derivadas del reconocimiento constitu-
cordemos que en dicho precepto se castiga -con cional del principio de legalidad penal. El segun-
las penas de prisión de seis meses a cuatro años, do elemento, de carácter descriptivo, está exhaus-
multa de ocho a veinticuatro meses e inhabilita- tivamente contenido en la norma penal por lo que,
ción especial para profesión u oficio por tiempo con independencia del carácter innecesariamente
de uno a tres años- a quien "contraviniendo las le- recargado que presenta la enunciación legal de lo.s
yes u otras disposiciones de carácter general pro- actos de contaminación, no plantea problemas de
tectoras del medio ambiente, provoque o realice compatibilidad con tales exigencias. En cuanto al
directa o indirectamente emisiones, vertidos, ra- tercer elemento, de índole valorativa, consiste en
diaciones, extracciones o excavaciones, aterra- la necesidad de que esos actos típicos de contami-
mientos, ruidos, vibraciones, inyecciones o depó- nación, contrarios a la normativa administrativa
sitos, en la atmósfera, el suelo, el subsuelo o las dictada en materia de protección del medio am-
aguas terrestres, marítimas o subterráneas, con biente, puedan perjudicar gravemente el "equili-
incidencia, incluso, en los espacios transfronteri- brio de los sistemas naturales" o la "salud de las
zos, así como las captaciones de aguas que pue- personas"; lo que convierte a este tipo penal en un
dan perjudicar gravemente el equilibrio de los sis- delito de peligro abstracto -o, si se prefiere, "hi-
temas naturales". Tal previsión se acompaña de la potético"- para un bien jurídico no menos abs-
advertencia de que la pena de prisión habrá de tracto y superestructural, con los consiguientes
imponerse en su mitad superior cuando "el riesgo problemas que ello supone en ol'den a su compa-
de grave perjuicio fue.se para la salud de las per- tibilidad con las exigencias propias de los princi-
sonas" 17. pios de legalidad y de intervención mínima.
De la simple lectura de este texto se desprende Quedan así esbozadas las tres distintas cues-
que estamos en presencia de una norma penal cu- tiones que a continuación me propongo abordar.
yo supuesto de hecho se estructura en tomo a tres En primer lugar, analizaré si el reenvío expreso

16. En forma similar, el art. 347 del anterior C6digo penal (CPA) decía lo siguiente: "Será castigado con la pena de arresto ma-
yor y multa de 175.000 a 5.000.000 de pesetas el que, contraviniendo las Leyes o Reglamentos protectores del medio ambiente,
provocare o realizare directa o indirectamente emisiones o vertidos de cualquier clase en la atmósfera, el suelo o las aguas t&
rrestres o marítimas, que pongan en peligro grave la salud de las personas o puedan per¡udicar gravemente las condiciones de
la vida animal, bosques, espacios naturales o plantaciones útiles".
17. Aunque s6lo fuera por ello, merecería la pena considerar la conveniencia de promulgar una Ley General del Medio Am-
biente en la que se establecieran las premisas técnicas y las normas básicas de actuación coordinada en esta materia. Vid. sobre
este particular, detalladamente: PRATSCANUT, en W.AA., Comentarios al Nuevo Código Penal, dir.porG. Qu1NTEROÜllVARESy coord.
por J.M.VAUE Mu"11z. Pamplona 1996, pp. 1508-151 O.

43
Revista Penal
... Principios básicos del Derecho Penal y art. 325 del Código Penal
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que el art. 325.1 CP hace a la normativa admi- Por lo que se refiere al problema mencionado en
nistrativa cumple los requisitos exigidos por el primer lugar, creo conveniente empezar por seña-
Tribunal Constitucional para que las "normas lar que, obviamente, no se planteará ningún con-
penales en blanco", no obstante el apartamiento flicto con la exigencia de reserva absoluta de ley
que suponen de los principios de reserva absolu- en materia penal cuando el complemento a que
ta de ley y de división de poderes, puedan ser remite el art. 325.1 CP sea una norma extrapenal
consideradas compatibles con el principio de le- con rango de Ley en sentido formal. Pues, en tal
galidad consagrado en el art. 25.1 CE. En segun- caso, no se produce quiebra alguna del elemento
do lugar, examinaré si la configuración de este ti- político-democrático del principio de legalidad
po penal como delito de peligro abstracto puede penal, toda vez que el poder legislativo sigue te-
entenderse respetuosa de los principios de legali- niendo el monopolio de definición del ámbito de
dad e intervención penal mínima. Y, finalmente, lo punible. El cuestionamiento de esta técnica
me referiré a los términos en que el citado pre- desde el punto de vista constitucional queda, en
cepto alude al bien jurídico protegido a fin de de- consecuencia, reducido a aquellos supuestos en
terminar si resultan o no conformes con la exi- los que la norma penal se remite a disposiciones
gencia de taxatividad en la descripción de las extrapenales de carácter general que no alcanzan
conductas penalmente típicas. el rango de ley en sentido formal, es decir, que no
emanan de un órgano representativo de la sobe-
ranía popular sino del poder ejecutivol8. Entre
IV ellas destacan, por su frecuencia, las de carácter
reglamentario.
El art. 325.1 CP requiere, como presupuesto de Según se desprende de la doctrina mantenida
tipicidad de los actos de contaminación que en él hasta el momento por el Tribunal Constitucional,
se describen, que sean contrarios "a las Leyes u la "colaboración reglamentaria" en la determina-
otras disposiciones de carácter general protecto- ción de qué es lo que se prohíbe no necesaria-
ras del medio ambiente". Esta remisión inicial a la mente resulta incompatible con las exigencias de-
normativa administrativa para la definición del rivadas del derecho reconocido en el art. 25 .1 CE.
ámbito de lo penalmente relevante genera, a mi No lo será si concurren los siguientes requisitos,
juicio, tres distintas clases de problemas: establecidos por primera vez en la STC 127/1990 y
- En primer lugar, uno que es común a todas las reiterados en posteriores ocasionesl9: 1) que el re-
normas penales en blanco: la necesidad de justifi- envío normativo sea expreso; 2) que esté justifica-
cación en concreto de esta técnica excepcional de do en razón del bien jurídico protegido por la nor-
apartamiento del principio de división de poderes ma penal; 3) que la ley, además de señalar la pena,
y de una garantía tan consubstancial al Derecho contenga el núcleo esencial de la prohibición; y 4)
penal como la de reserva absoluta de ley en senti- que quede satisfecha la exigencia de certeza, esto
do formal. es, de "suficiente concreción para que la conducta
- En segundo lugar, uno que no necesariamen- calíficada de delictiva quede suficientemente pre-
te conlleva el uso de dicha técnica pero que, sin cisada con el complemento indispensable de la
embargo, suele a menudo acompañarla: la posi- norma a la que la ley penal se remite, y resulte de
bilidad de desembocar en la creación de un tipo esta forma salvaguardada la función de garantía
penal cuya indeterminación imposibilite al ciu- del tipo con la posibilidad de conocimiento de la
dadano conocer con seguridad y de antemano actuación penalmente conminada".
qué es lo que le está prohibido ·Y que es lo que le De acuerdo con esta jurisprudencia constitucio-
está permitido hacer. nal, el empleo de normas penales en blanco debe
- Por último, uno que es privativo de aquellas considerarse -de darse todos y cada uno de los re-
normas penales en blanco en las que se dan cita, a quisitos acabados de mencionar- plenamente
la hora de actuar como complemento, disposicio- compatible con las funciones de garantías de la li-
nes procedentes de las Administraciones central y bertad individual y de la seguridad jurídica que se
autonómica: la probabilidad cierta de que con ello atribuyen al derecho fundamental consagrado en
se produzcan importantes desigualdades según el art. 25.1 CE. La pregunta entonces es la si-
cual haya sido el lugar de realización de la con- guiente: ¿cumple el art. 325 CP todos estos requi-
ducta contaminante. sitos o sólo alguno(s) de ellos? O, formulada de

18. Vid. ss.TC 118/1992/2, 62/1994/3, y 120/1998/5.


19. Cfr.: PRATS 0.NUT, Comentarios, cit., p. 1514.

44
Do ctr1na

•••

otra manera: ¿es compatible su estructura de nor- de es averiguar si la Administración, en el uso de


ma penal en blanco con las exigencias derivadas la capacidad que por vía de remisión se le atribu-
del reconocimiento constitucional del principio ye para "colaborar", a través de su potestad regla-
de legalidad penal? mentaria, en la configuración del injusto penal de
referencia -con la consiguiente "relativización"
excepcional de un rígido esquema de división de
V poderes y de la exigencia de reserva absoluta de
ley en sentido formal- no ha ido más allá de lo
A mi modo de ver, el art. 325 CP cumple sin di- permitido, esto es, no se ha elevado al rango de co-
ficultades los dos primeros de esos requisitos, to- legislador penal; con la segunda lo que se preten-
da vez que el reenvío que en él se efectúa a la nor- de es examinar si esa remisión a la normativa re-
mativa extrapenal es de carácter expreso y está glamentaria no ha "desdibujado" o "difuminado"
justificado por razón del bien jurídico que en los perfiles del tipo penal hasta el punto de que al
aquélla se pretende proteger. Afirmación esta últi- ciudadano le resulte imposible conocer con exac-
ma que puede basarse en el siguiente argumento: titud en qué consiste la conducta prohibida a fin
dada la complejidad y movilidad de algunos bie- de evitar la realización de conductas penalmente
nes jurídicos, entre los que cabría incluir al que incriminadas.
ahora nos ocupa, es preferible dejar su regulación Desde mi punto de vista, la respuesta a 1a pri-
en manos del Derecho administrativo por ser este mera de estas dos cuestiones ha de ser forzosa-
instrumento jurídico más ágil que el penal para mente negativa a la vista de que, obviamente, no
adaptarse a objetos tan cambiantes20, Por lo puede decirse que el art. 325 CP contenga dentro
demás, el propio Tribunal Constitucional ha de- de sí "el núcleo esencial de la prohibición" si, co-
clarado ya en distintas ocasiones que en la socie- mo es de rigor, por tal ha de entenderse el con-
dad moderna no es factible mantener, por la pro- junto de elementos típicos -todos ellos esenciales-
pia naturaleza de las cosas, un esquema rígido de que configuran el injusto penal21, Pues al dejar di-
división de poderes. cha norma en manos de la normativa administra-
Los problemas empiezan a la hora de compro- tiva nada más y nada menos que la configuración
bar si el precepto en estudio cumple también los de un elemento normativo del tipo penal, cuya
requisitos enunciados en tercer y cuarto lugar, presencia resulta inexcusable -o, si se prefiere ex-
esto es, al entrar a considerar los siguientes ex- presarlo así, "esencial"- a efectos de tipicidad de
tremos: 1) si contiene dentro de sí el núcleo esen- la conducta que en él se define como prohibida, lo
cial de la prohibición, dejando únicamente a la que está haciendo es delegar en la potestad regla-
norma extrapenal de naturaleza reglamentaria la mentaria un poder de conformación del injusto
determinación de elementos no esenciales -esto penal que constitucionalmente22 no le correspon-
es, accidentales- del tipo de lo injusto; y 2) si la de. Tan es así que, por muy peligrosos que pueda
descripción típica satisface la exigencia constitu- resultar su ejecución para el equilibrio de los sis-
cional de certeza. temas naturales, los actos de contaminación que
En mi opinión, las dos cuestiones acabadas de no cumplan la condición de ser contrarios a esa
enunciar son ciertamente diferentes pero no inco- normativa extrapenal de carácter reglamentario
nexas: con la primera operación lo que se preten- no serán objeto de prohibición penal; lo que ha si-

20. Vid. GARcíAARÁN, "Remisiones normativas, leyes penales en blanco y estructura de la norma penal" en Estudios penales y
criminológicos, T. XIV, Santiago de Compostela 1993, pp. 63-103.
2 1. Lo que, por otra parte, supone, en muchos casos, dejar en manos de la Administración las tareas de criminalizad6n y des-
penalización de conductas, cuyo monopolio corresponde al legislador penal; y, consiguientemente, no sólo constituye una dora
excepción al principio de división de poderes sino que pone en cuestión la misma garantía consistente en la reserva absoluta de
Ley. Pues, en efecto, esa dependencia de la existencia de una previa contravención administrativa conlleva que toda variación re-
glamentaria en más o en menos, esto es, en el sentido de añadir nuevos supuestos o de eliminarlos, tenga repercusiones inme-
diatas en sede de tipicidad. De manera que, como señala QUINTERO OLIVARES (Curso de Derecho Penal. Parte General, Barcelona
1997, p. 23), la técnica de remisión a normas inferiores tiene como efecto necesario el que el contenido de la ley penal pueda ir va-
riando por la sola voluntad de la Administración, con lo cual se modifica de facto el tipo penal sin necesidad de acudir a los con-
ductos legislativos ordinarios.
22. Cfr.: MEsraE DELGADO, "Límites constitucionales de las remisiones normativas en Derecho Penal", en ADPCP, 1988, p. 524:
" ... resultaría intolerable que la realización de vertidos que pongan en peligro grave la salud de las personas o puedan perjud~
car gravemente las condiciones medioambientales fuera atípica tan sólo porque su autor no hubiera contravenido ningún texto,
legal o reglamentario, protector del medio ambiente".

45
Revista Penal
Principios básicos del Derecho Penal y art. 325 del Código Penal
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do tildado de "intolerable" por algún autor23 y, en Desde luego no ignoro que, frente a la conclu-
cualquier caso, no aboga precisamente a favor de sión aquí alcanzada, ha sido defendida en la doc-
que el elemento remitido tenga un carácter mera- trina una posición que no ve problema alguno en
mente accidental en la determinación de la con- la remisión que el art. 325 CP hace a la normativa
ducta típica. reglamentaria como primer elemento y conditio
Estos mismos razonamientos deberían haber sine qua non de que pueda estimarse realizado el
conducido al Tribunal Constitucional, en algunas tipo penal en estudio. Así, por ejemplo, opina DE
de las resoluciones anteriormente citadas -en parti- LA MATA BARRANCO que el modelo seguido por esta
cular, en las SSTC 127/1990 y 62/1994, relativas am- norma penal es mixto o de "accesoriedad relativa"
bas al art. 347 bis CPA, precedente inmediato del respecto del Derecho administrativo, toda vez que
art. 325.1 CP- a declarar, en aplicación de los crite- lo que con la remisión se persigue es descartar la
rios que él mismo daba por establecidos, la incom- tipicidad de aquellas actuaciones contaminantes
patibilidad de dicho precepto con el art. 25.1 CE. que no hayan sido infractoras de la normativa ad-
Sin embargo, no sólo no lo hizo así sino que, por el ministrativa remitida24. De suerte que si bien la
contrario, procedió a darle su visto bueno. Pero de infracción de dicha normativa sería, ciertamente,
ello no creo que pueda deducirse que la cuestión re- presupuesto o condición previa y necesaria para la
lativa a la adecuación del art. 325 CP a las exigen- conformación del ilícito penal, no sería en cambio
cias propias del principio de legalidad haya queda- condición suficiente a tal efecto puesto que a ella
do definitivamente zanjada en sentido afirmativo, habría de añadirse la realización de actos conta-
por más que no quepa ignorar la similitud de su tex- minantes que, además, fueran susceptibles de po-
to, en este punto concreto, con el del art. 347 bis ner en grave peligro el equilibrio de los sistemas
CPA. L:> único que se deduce, a mi juicio, es que el naturales o la salud de las personas (elementos
Tribunal Constitucional no guardó en los indicados descriptivo y valorativo, respectivamente, del tipo
pronunciamientos la debida coherencia entre, por penal contenido en el art. 325 CP).
una parte, su alto nivel de exigencia representado De que esto último es así, no me cabe la menor
por el requisito de que el "núcleo esencial de la duda. Pero la cuestión no es ésa, pues en ningún
prohibición" sea contenido obligatorio de la norma momento se ha planteado que el art. 325 CP ha-
penal remitente, y, por otra parte, sus conclusiones ya efectuado una remisión "en bloque" o total a
acerca de la compatibilidad con el art. 25.1 CE. de la normativa administrativa. Por supuesto que
un supuesto claro de remisión in toto a normas re- dicho precepto contiene, al menos aparentemen-
glamentarias para la determinación de un elemento te, elementos propiamente penales respecto de
típico y, por ello mismo, esencial. los desvalores de acción y de resultado que ha de
Dicho de otro modo: no hay "congruencia" entre presentar la conducta para ser penalmente rele-
los requisitos exigidos por la STC127/1990 para vante. Y digo que ello podría ser sólo en aparien-
que las normas penales en blanco sean conformes cia porque, si bien se mira, tales elementos se
con el art. 25.1 CE. y el fallo declarativo de la con- encontrarán por regla general ya incluidos, explí-
formidad del art. 34 7 bis CPA con dicho precepto cita o implícitamente, en la infracción adminis-
constitucional; para que la hubiera, en relación trativa previa o coetáneamente cometida al con-
con el tema que ahora se está tratando, el Tribu- sistir ésta, precisamente, en el incumplimiento
nal Constitucional debería haber ceñido sus exi- de una disposición general protectora del medio
gencias en cuanto al contenido de la norma penal ambiente que, como tal, prohíbe la realización
remitente a los elementos fundamentales de la de actuaciones potencialmente peligrosas para el
prohibición; o, de mantenerlas en términos tan ri- . "equilibrio de los sistemas naturales" o la "salud
gurosos como los que se desprenden de la alusión de las personas".
al "núcleo esencial" de la misma, debería haber De confirmarse esta identidad de hecho y fun-
declarado que el art. 34 7 bis CPA no se adecuaba damento entre el ilícito penal y el ilícito adminis-
a lo dispuesto en el art. 25.1 CE. trativo referidos al ámbito ecológico, habría que

23. Cfr.: "Configuración como ley penal en blanco de lo5 delitos contra el ambiente" en Esfuc/ios Jurídicos en memoria e/el Prof.
Dr. D. José Ramón Casabó Ruiz, vol. 1, Valencia 1997, pp. 579 y ss. y p. 585: "En este sentido, la ilicitud administrativa será con&
ción necesaria pero no suficiente para la sanción penal, que exigirá un desvalor de acción o de resultado adicional y cualificado".
Vid., también, HetNE, /1 Accesoriedad administrativa en el Derecho penal del medio ambiente", en ADPCP 1993, pp. 289 y ss.
24. lo que resultaría todavía más problemático de cara a la compatibilidad del art. 325 con el art. 25.1 CE, dado que, en talco-
so, sería la norma administrativa la contenedora del "núcleo esencial de la prohibición" no siendo, en consecuencia, la norma pe-
nol sino un "calco" o repetición de aquélla.

46
Do e t r i n a

•••

concluir necesariamente que el art. 325 CP -y ya trativa protectora del medio ambiente. Pero, a mi
anteriormente el art. 34 7 bis CPA- no supone sino juicio, no sería metodológicamente correcto dedu-
una criminalización de esas contravenciones a cir de ello que dicha normativa no fundamenta sino
"Leyes u otras disposiciones de carácter general que limita la tipicidad. Para que así fuera, la tipici-
protectoras del medio ambiente "a las que se re- dad tendría que estar ya fundamentada en todos sus
mite como presupuesto pero que, en verdad, ago- elementos integrantes -lo que no sería aquí el caso,
tarían el núcleo esencial de la prohibición penal dado que uno de ellos viene constituido, precisa-
en tanto que vendrían a coincidir con ella25, Pero mente, por la infracción de la normativa adminis-
incluso si ello no fuera así, estimo que no resulta trativa-, pues sólo se puede limitar lo que ya existe.
terminológicamente adecuado hablar de una ac- Dicho de otro modo: tal infracción no actúa como
cesoriedad relativa o limitada allí donde, como es límite de una tipicidad prefigurada sino que contri-
aquí el caso, el ilícito administrativo condiciona buye a su configuración en tanto que presupuesto
por completo la aparición del ilícito penal aun no condicionante de la misma.
coincidiendo exactamente con él. De admitirse, por otra parte, que la normativa ad-
Desde otro punto de vista, se ha afirmado que la ministrativa cumple una función de límite de la ti-
remisión a disposiciones administrativas para la picidad penal, difícilmente podría ello cohonestarse
configuración del elemento normativo del tipo con la atribución a la misma de un carácter pura-
cumple los requisitos exigidos por la jurispruden- mente "accidental" o "circunstancial" en relación
cia constitucional porque dicho complemento, le- con la determinación del "núcleo esencial" de la
jos de fundamentar la tipicidad de la conducta prohibición27. Pues el entendimiento de que la "no
contaminante, lo que hace es limitarla actuando a infracción" de dicha normativa constituye una es-
modo de cláusula de autorización "al asegurar que pecie de "causa de atipicidad" de la conducta conta-
mientras se actúe en el ámbito de lo autorizado minante y peligrosa supondría dejar en manos del
administrativamente por las normas de protec- ejecutivo la facultad de trazar la frontera entre lo pe-
ción ambiental, no hay riesgo de persecución pe- nalmente ilícito y lo penalmente irrelevante; lo que,
nal ... Yerran, por consiguiente, quienes ven en el lejos de constituir un simple "accidente" o un dato
delito ecológico un mero refuerzo penal de la re- "no esencial", traspasa de manera clara los límites
glamentación administrativa o incluso un delito que a la potestad reglamentaria de la Administra-
de desobediencia a dicha reglamentación, pues en ción impone el principio de reserva absoluta de ley
realidad el núcleo del injusto penal está represen- en materia penal.
tado por la puesta en grave peligro del medio am-
biente mediante una específica mecánica comisi-
va (emisiones o vertidos de cualquier clase) y el VI
requisito adicional de la infracción administrativa
limita, y no fundamenta, la tipicidad"26. Tampoco el cuarto de los requisitos anterior-
Es cierto que la conducta contaminante y suscep- mente enunciados puede estimarse cumplido por
tible de poner en grave peligro el "equilibrio de los esta norma penal en blanco. Pues al verificar di-
sistemas naturales" o la ''salud de las personas" no cho precepto, para la determinación de un ele-
es penalmente relevante si no ha supuesto la infrac- mento típico, una remisión "en bloque" a una nor-
ción previa o coetánea de una normativa adminis- mativa administrativa cuyo ingente caudal28 y

25. Cfr.: CONDE-PuMPIDO TOURÓN, "Complementariedad de la tutela penal y la administrativa sobre el medio ambiente. Proble-
mas que suscita desde la perspectiva del Derecho penal", en Las fronteras de/ Código pena/ de l 995 y el Derecho Administrativo
sancionador, CDJ, 1997, pp. 443 y 445. ·
26. Naturaleza que, sin embargo, le atribuye CoND&PuMPIDO TOURÓNen ob.cit., p. 447.
27. A modo de ejemplo ilustrativo, veáse el siguiente repertorio de normas administrativas -todas ellas aplicables al supuesto
enjuiciado como delito ecológico del art. 347 bis CPA- que ofrece la STS de 5 de octubre de 1993: 1) art. 9 de la Directiva comuni-
taria 78/319 CEE, de 20 de marzo de 1978, sobre residuos tóxicos y peligrosos¡ 2) arts. 29 y 34 a) del Decreto legislativo 271991,
de 26 de septiembre, de la Generalitat de Catalunya; 3) art. 4.2 de la Orden de la Consellería de Política Territorial y Obras Públi-
cas de la Generalitat de Catalunya, relativa al tratamiento y eliminación de aceites usados; 4) arts. 16, 17, 29 y ss. del Reglamen-
to de actividades molestas, insalubres, nocivas y peligrosas, de 30 de noviembre de 1961, y art. 3 de la Orden para su aplicación,
de 15 de marzo de 1963; 5) arts. 89, 92, 95 y concordantes de la Ley de Aguas, de 2 de agosto de 1980; 6)·art. 259 del Regla-
mento de Dominio Público Hidráulico, de 11 de abril de 1986; y 7) arts. 3.1 y 7.2 de la Directiva comunitaria 76/464 CEE, de 4 de
mayo de 1976, relativa a la contaminación por determinadas sustancias tóxicas vertidas en el medio acuático.
28. Téngase en cuenta que la misma puede estar recogida en disposiciones autonómicas o comunitarias. Vid. a este último res-
pecto: MARQUÉS! BANQUÉ, "La aplicación del Derecho comunitario en la interpretación de los tipos penales. Especial referencia al de-
lito ecológico", en Revista de Ciencias Penales, vol. I, n2 2, 1998, pp. 360 y ss.

47
Revista Penal
... Principios básicos del Derecho Penal y art. 325 del Código Penal
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diversa procedencia29 hacen que sea prácticamen- en el art. 325 CP, un segundo nivel de inseguridad,
te imposible de controlar, la inseguridad sobre el provocado por la conversión, en el Código penal de
ámbito de lo prohibido habrá de resultar por fuer- 1995, de lo que antes era un delito de peligro con-
za directamente proporcional a la magnitud y creto31 -art. 437 CPA- en un delito de peligro abs-
complejidad de las normas remitidas, con la con- tracto en el que el comportamiento punible se ale-
siguiente imposibilidad para el ciudadano de ja aún más de la efectiva producción de una lesión
conocer de antemano cuál es la "actuación penal- del bien jurídico. Nótese, en efecto, el contraste en-
mente conminada". Así lo expresa, muy gráfica- tre las expresiones utilizadas en el art. 325 CPV
mente, TIEDEMANN con las siguientes palabras: "la -"que puedan perjudicar gravemente el equilibrio
descripción de una acción punible requerida por de los sistemas naturales" y "riesgo de grave peligro
la Constitución alcanza,. en el caso de la ley penal para la salud de las personas"- y las empleadas por
en blanco, el más elevado grado de abstracción de el art. 347 bis CPA-"que pongan en peligro grave la
la "infracción", de manera que en virtud de la ley salud de las personas o puedan perjudicar grave-
(penal) tan sólo es posible advertir que una acción mente las condiciones de vida animal, bosques, es-
humana debe encontrarse relacionada con deter- pacios naturales o plantaciones útiles" -y fácilmen-
minadas ramas del ordenamiento... La jurispru- te podrá comprobarse que, por lo que se refiere al
dencia del BVerfGe exige, por lo que concierne a peligro para la salud de las personas, se ha pasado
esta suerte de remisiones a disposiciones adminis- de una tipicidad que exigía la concreta puesta en
trativas, que la prohibición penal tiene que ser ya peligro de dicho bien jurídico -no, en cambio, de su
previsible a partir de la ley, de modo que única- acompañante en el tipo3L a otra en la que basta
mente las cuestiones de detalle (Spezifízierung) con que la conducta contaminante sea ex ante ade-
pueden ser dejadas en manos del titular del poder cuada para poner en peligro tanto a las personas
reglamentario. Concretamente... ha manifestado como a su entorno. De modo que lo que antes era
que, en la remisión de la ley penal a reglamentos, una exigencia de peligro concreto -o, mejor dicho,
la materia de prohibición penalmente reforzada de peligro abstracto para las condiciones de vida
tiene que resultar ya suficientemente determinada animal y vegetal y concreto para la salud de las per-
a partir de la norma penal30". sonas-, lo es ahora de peligro abstracto.
A este primer nivel de indeterminación, prove- Es cierto que algunos autores siguen pensando
niente del uso de la técnica de las leyes penales en que la situación no ha variado y que, también en
blanco, se añade, en el caso del delito contemplado la actualidad, el delito ecológico se ha configura-

29. Cfr.: TIEDEMANN, "la ley penal en blanco: concepto y cuestiones conexas", en Revista de Ciencias Penales, vol I, nR 2, 1998,
pp. 518 y ss., así como las sentencias del BVerfGe cits. en p. 518.
30. O, al menos, eso era lo que pensaban la doctrina y jurisprudencia dominantes. Vid., por lo que se refiere a esta última, las
ss.TS de 11 de marzo de 1992 (RJ 1992/4319), f.j.3; 5 de octubre de 1993 (RJ 1993/7694), f.j.único; 26 de septiembre de 1994 (RJ
1994/7194), f.j.4; y'3 de abril de 1995 (RJ 1995/2808), f.j.4.
31. Tal incongruencia, que conducía a tener que afirmar que el art. 347 bis CPA imponía más exigencias, a efectos de declarar
la tipicidad de la conducta, cuando se trataba de un peligro para la salud de las personas que cuando lo era para las condiciones
de vida animal o vegetal -en la medida en que, para la punición del primer supuesto, requería una mayor proximidad de la mis-
ma a la lesi6n del bien jurídico-, llev6 a un importante sector de la doctrina y a la jurisprudencia a patrocinar la idea de que--ta-
maña disfunción valorativa había de ser paliada a través de una interpretaci6n homogénea de la naturaleza del peligro en am-
bos casos, sobre la base de considerar que la expresi6n "puedan perjudicar gravemente" era también indicativa de peligro
concreto y no de simple peligro potencial (vid., a este respecto, las ss.TS cits. supra en n. 31 ). Pues bien: no parece que el tiempo les
haya dado la raz6n a la vista de que el art. 325 CPV ha hecho desaparecer la alusi6n a la puesta en peligro (concreto) de la salud
de las personas, aunque, eso sí, haya procedido a unificar el carácter del "peligro" tanto si lo es para este bien jurídico, como si
afecta a las condiciones de vida animal o vegetal. Y esa igualación se ha producido, a mi juicio, por arriba y no por abajo, es de-
cir, mediante la renuncia a la exigencia, en ambos casos, de una puesta en peligro concreto. Así lo sugiere lo sustitud6n de la ex-
presión "que pongan en peligro grave", reservada por el CPA para la salud de las personas, por, la expresión "que puedan per-
judicar gravemente" con la que el art. 325 CPV se refiere tanto a la salud de las personas como al equilibrio de los sistemas
naturales.
32. Vid. en este sentido, entre otros: Bo1x REIG/ JAREÑO LEAL en VV.AA., Comentarios al Código pena/ ele 1995, coord. por T.S. Vt-
VESÁNTÓN, vol. 11, Valencia 1996, p. 1598.; y BIANco LOZANO, La protección de/ medio ambiente en e/ Derecho Penal español y com-
parado, Granada 1997, p. 225. Consideran, en cambio, que se trata de un delito de peligro abstracto o hipotético, entre otros: DE
tACuESTAÁRZAMENDI, "Cuestiones dogmáticas", cit., p. 33; MoRALESPRATS, "la estructura del delito de contaminación ambiental. Dos
cuestiones básicas: ley penal en blanco y concepto de peligro", en Estudios Jurfdicos en memoria ele/ Prof. Dr. D. J.R. Casabó Ruiz:,
vol. 11, cit., p. 496¡ TERRADIUOS 8ASOCo, "Protección penal del medio ambiente en el Código Penal español. luce;s y so'."bras", ,e? Es-
tudios pena/es y criminológicos, vol. XIX, Santiago de Compostela 1996, pp. 318-319; y SILVA SANCHEZ,. Cons1derac1ones teoricas,
cit., pp. 153, 160, 161y163.

48
Doctrina

•••

do como un tipo de delito de peligro concreto33. riesgo? ¿qué intensidad34 ha de tener el compor-
Pero esta misma diversidad de opiniones -peli- tamiento contaminante, a la par que infractor de
gro concreto para unos, abstracto para otros- es una normativa administrativa protectora del me-
en sí misma indicativa del alto grado de incerti- dio ambiente, para suponer la posibilidad de un
dumbre que rodea a la interpretación del tipo grave peligro de desequilibrio de dicho objeto de
contenido en el art. 325 CP dado que esa dual in- protección?
terpretación viene a favorecer prácticamente el Las respuestas a estos interrogantes podrían re-
mantenimiento de conclusiones tan dispares co- sultar de lo más variadas, lo que, nuevamente, es
mo la de considerar punible un determinado un índice del alto grado de inseguridad con que ha
comportamiento contaminante al tener en cuen- de afrontarse la interpretación del art. 325 CP.
ta exclusivamente su peligrosidad "en abstracto" A la vista de los tres distintos niveles de indeter-
o, por el contrario, entenderlo impune por no ha- minación que han quedado apuntados, creo posi-
ber supuesto la efectiva puesta en peligro del ble concluir que el art. 325 CP no está en condi-
bien jurídico protegido. ciones de superar el test de constitucionalidad por
no haberse respetado en él la exigencia de taxati-
vidad en la descripción de la conducta típica -ni
VII siquiera en su versión mínima de determinabili-
dad suficiente para el caso de utilización de con-
Por si aún no fuera suficiente con los dos nive- ceptos jurídicos indeterminados35-, no siendo,
les de indeterminación acabados de señalar, to- por ello, cognoscible de antemano su estructura
davía puede apreciarse un tercer factor de insegu- para el común de los ciudadanos. Éstos, en efecto,
ridad generado por la ya señalada evanescencia han de enfrentarse· a un tipo penal cuyo primer
del bien jurídico protegido bajo el rótulo de "equi- elemento consiste en la infracción de una norma-
librio de los sistemas naturales", y de su consi- tiva administrativa cuya misma existencia puede
guiente inconcreción. serles por completo desconocida. Pero, aun supo-
Por tan sólo esbozar algunas de las cuestiones niendo que lo fuera, no acaban ahí sus problemas
que podrían plantearse en búsqueda de una ma- de cara al conocimiento de cuál es la conducta
yor precisión, he aquí el siguiente repertorio: ¿qué prohibida, puesto que a continuación habrán de
ha de entenderse por equilibrio de los sistemas na- resolver el enigma relativo al grado de proximidad
turales? ¿es qué, acaso, la situación en que los a la lesión del bien jurídico que se requiere para
mismos se encontraban, con anterioridad a que se que su comportamiento (administrativamente) in-
llevara a cabo la actividad contaminante, era equi- fractor sea susceptible de hacer peligrar un interés
librada? ¿qué sistemas naturales son esos cuyo cuya exacta determinación asimismo se les esca-
equilibrio puede verse amenazado por un grave pa. Así las cosas, aun en el supuesto de que se es-

33. Precisamente es en relación con este punto donde MoRALESPRATS (''Técnicas de tutela penal", cit., p.88; vid., también, del mis-
mo autor: "La estructura del delito de contaminación ambiental", cit., p. 480) observa un más alto grado de indeterminación y, en
consecuencia, mayores problemas para que pueda entenderse respetado el principio de taxatividad. Opinión que persona~
mente no comparto pues, como ya declarara el Tribunal Constitucional en el fundamento jurídico 10 2 de la STC 53/ 1985 en rela-
ción con la utilización de similares términos en el sistema de indicaciones para la práctica del aborto todavía hoy contenido en el
art. 417 bis CP, tales conceptos, a diferencia de otros de naturaleza más compleja, son susceptibles de determinación por vía de
interpretación judicial. · ·
34. Ante la imposibilidad de que, en ciertos casos, pueda darse una determinación absoluta de los elementos típicos, nuestro
Tribunal Constitucional ha admitido en distintas ocasiones la utilización de conceptos jurídicos indeterminados o de cláusulas abier-
tas siempre y cuando concurran los siguientes requisitos: 1) que ello se haga necesario porque, dada la naturaleza dinámica y
. evolutiva del bien jurídico, no puede procederse a una mayor concreción en la descripción de la conducta típica; y 2) que el conte-
nido de tales elementos "indeterminados" sea semánticamente determinable con ayuda de los métodos interpretativos tradicio-
nales (vid., por ej., ss.TC 62/1982, 136/1989, 118/1992, 53/1994 y 151 /1997}. Advierte, sin e!"bargo, de los riesgos de un en-
tendimiento excesivamente laxo de dicha exigencia de "determinabilidad", entre otros autores: SUB, "El trato actual del mandato
de determinación", cit., pp. 226 y ss. Sobre este problema, vid. in extenso: HUERTA ToaLOo, "Comisión por omisión y principio de le-
galidad", en Revista Mexicana de Justicia, 1985, n2 2, vol. 111, passim.
35. Cfr.: Bo1xRe1G/ JAREÑOLEAL, Comentarios, cit., p. 1595; MESTREOELGADO, "Límites constitucionales", cit., pp. 518-521; GARCIAARÁN,
"Remisiones normativas", cit., pp. 93-1 OO. En cambio, De LA ÜJESTAARZAMENDI considera que "el hecho de que a través de normas
no estatales se introduzcan niveles específicos de protección para determinados bienes ambientales en modo alguno ha de con-
siderarse contrario al principio de igualdad ante la ley" sino que "puede estar perfectamente justificado por la naturaleza de los
elementos ambientales, especialmente sensibles a las diferencias locacionales" ("Consideraciones dogmáticas", cit., p. 36}.Vid., en
el mismo sentido que el autor últimamente cit.: CoNOE-PuMPIDO TOURÓN, "Complementariedad", cit., p. 461 í DE LA MATA BARRANCO,
"Configuración", cit., p. 591.

49
Revista Penal
Principios básicos del Derecho Penal y art. 325 del Código Penal
•••

timara cumplido por el art. 325 CP el tercero de co uniforme de los derechos y deberes de los ciu-
los requisitos exigidos por la jurisprudencia cons- dadanos en todo tipo de materias y en todo el te-
titucional para considerar que esta modalidad de rritorio del Estado, lo que sería frontalmente in-
norma penal en blanco resulta compatible con las compatible con la autonomía, sino, a lo sumo ...
exigencias derivadas del art. 25.1 C.E., no creo que una igualdad de las posiciones jurídicas funda-
pueda decirse lo mismo del cuarto. A no ser, claro mentales"; y 3º ) "el órgano jurisdiccional puede
está, que se ponga en cuestión el propio mandato seleccionar como complemento válido de la ley
de taxatividad, lo que no parece actualmente posi- penal las normas de las Comunidades Autónomas
ble a la vista de la jurisprudencia constitucional dictadas en el marco de sus respectivas competen-
dictada en interpretación de dicha norma. cias" siempre y cuando: a) dichas normas autonó-
micas no "introduzcan divergencias irrazonables
y desproporcionadas al fin perseguido respecto al
VIII régimen jurídico aplicable en otras partes del te-
rritorio", y b) el núcleo del delito esté contenido
No es el acabado de citar, sin embargo, el único en la ley penal remitente, reduciéndose la función
precepto constitucional con el que el art. 325 CP de la norma autonómica remitida simplemente "a
puede entrar en tensión. La misma posibilidad de la de constituir un elemento inesencial de la figu-
incidencia de regulaciones de naturaleza autonó- ra delictiva".
mica en este tipo penal -por vía de su remisión a Al igual que en relación con las normas penales
disposiciones administrativas de carácter general en blanco en general,. nuevamente es aquí apre-
protectoras del medio ambiente- puede ocasionar ciable la considerable distancia que media entre lo
el resultado indeseable de que la conducta defini- que cabría calificar de doctrina constitucional
da como delito ecológico varíe según sea el lugar correcta y su aplicación práctica a determinados
de su comisión, con la consiguiente quiebra del supuestos. En el caso examinado en la STC
principio de igualdad ante la ley consagrado en el 120/1988, tal cuestión no aparece planteada en to-
art. 14 CE. da su dimensión, pues, a la postre, en dicha reso-
Este peligro de desigualdad en la aplicación de lución se hace constar expresamente que la prohi-
la ley ha sido resaltado con preocupación por al- bición tle comerciar con la citada especie de
gunos autores36 ante la posibilidad de que la nor- tortugas tenía carácter general y no meramente
mativa extrapenal remitida o complementaria ha- autonómico. Sin embargo, a la vista de la genero-
ya sido dictada por las diferentes Comunidades sidad con que el Tribunal Constitucional ha veni-
Autónomas en el ejercicio de las atribuciones que, do declarando la compatibilidad con el art. 25.1
en materia de medio ambiente, les confiere el art. de otras normas penales que, corno era el caso en
149.23 CE. El propio Tribunal Constitucional ha el art. 347 bis CPA, remiten a la normativa admi-
tenido ya ocasión de ocuparse de este tema, pro- nistrativa la determinación de un elemento típico
nunciándose al respecto en el sentido de admitir y por ello mismo "esencial", no sería de extrañar
la posibilidad de que la norma penal en blanco se que, llegado el caso, diera asimismo su visto bue-
remita, para su complemento, a una disposición no en el supuesto de que dicha normativa tuviera
general de naturaleza autonómica sin entrar a va- carácter exclusivamente autonómico, quedando
lorar el problema que ello representa para el prin- de esta suerte en pura retórica su exigencia de que
cipio de igualdad ante la ley. el elemento aportado por la disposición comple-
Como botón de muestra de esa doctrina, resulta mentaria tenga carácter de elemento "inesencial".
de interés el examen de la STC 120/1998, colo-
quialmente conocida como Sentencia de las tortu-
gas caretta-caretta , en cuyo fundamento jurídico IX
cuarto se afirma lo siguiente: 1° ) "las normas
emanadas de las Comunidades autónomas no De lo anteriormente expuesto se desprende la
pueden prever concretos delitos ni sus correspon- evidente conflictividad que presenta el art. 325 CP
dientes penas", al ser la legislación penal compe- en su confrontación con las exigencias derivadas
tencia exclusiva del Estado (art. 149.1.6 CE.); 2°) del reconocimiento constitucional del derecho
la Constitución no impone "un tratamiento jurídi- fundamental a la legalidad penal, así como con los

36. En realidad, bajo ese ropaje de "modernidad" se oculta, en no pocos aspectos, una vieja aspiraci?n a~ aumento del co~trol
estatal en detrimento de los espacios de libertad individual. Sobre los tintes autoritarios de esta tendencia, vid.: SANCHEZ GAROA DE
PAZ, El moderno Derecho penal, cit., pp. 30 y ss.

50
Do e t r i n a

•••

principios de intervención mínima, fragmentarie- consiguiente, de la opinión de que no debe demo-


dad y última ratio y con el derecho de todos a la rarse por más tiempo la promulgación de una Ley
igualdad ante la Ley. General del Medio Ambiente en la que se conten-
Cierto es que el Tribunal Constitucional emitió gan aquellos aspectos reguladores cuya infracción
ya, en su día, varios veredictos de constitucionali- deba entenderse constitutiva del elemento norma-
dad en relación con el art. 347 bis CPA, precepto cu- tivo del tipo de lo injusto del delito ~cológico,
ya similitud -que no identidad- con el art. 325 del dejándose a sus Reglamentos de desarrollo esos
Código penal vigente resulta patente. Pero, como ha otros aspectos circunstanciales o de matiz cuya
podido verse, en aquellas ocasiones se limitó a dar variabilidad a nivel local, según la propia juris-
por buena su estructura de ley penal en blanco, al prudencia constitucional, no suscitaría problemas
no habérsele planteado otras cuestiones en los co- de desigualdad injustificada.
rrespondientes recursos. Por otra parte, y como En cualquier caso, conviene no olvidar que lo
también se ha señalado, en dichas resoluciones pue- verdaderamente preocupante no es tanto la confi-
de apreciarse la presencia de elementos contradic- guración del art. 325 CP como norma penal en
torios entre la doctrina sentada en relación con los blanco -que, de seguirse el camino indicado por la
requisitos que debe reunir este tipo de normas para jurisprudencia constitucional, sería perfectamen-
ser compatibles con el art. 25.1 CE. y el fallo. Y lo te compatible con el principio de reserva absoluta
mismo cabría decir, mutatis mutandi, respecto de de ley en materia penal- cuanto los distintos nive-
su postura ante la invocación del derecho a la igual- les o estratos de indeterminación -y, por lo tanto,
dad ante la Ley frente a las resoluciones judiciales de inseguridad jurídica- observables en su estruc-
geográficamente divergentes a que pudiera dar lu- tura típica, ellos sí claramente lesivos del manda-
gar la remisión por parte de la norma penal a dis- to de taxatividad en la descripción de los tipos pe-
posiciones autonómicas de carácter reglamentario. nales. Si a ello añadimos que también la autoría
En uno y otro caso, el Tribunal Constitucional sol- puede plantear problemas de detennínación, el re-
venta -o, mejor dicho, soslaya- la controversia me- sultado final es una tipología de delito inaprensi-
diante una indebida equiparación entre elemento tí- ble para el ciudadano medio lego en Derecho y
pico normativo y elemento no perteneciente al que, por consiguiente, le resulta francamente difí-
núcleo esencial de la prohibición, lo que técnica- cil de conocer de antemano a fin de predeterminar
mente se traduce en la atribución de un carácter no su conducta de conformidad con lo dispuesto en
esencial sino meramente "accidental" a un elemen- la norma. Lo que, además de multiplicar las posi-
to típico normativo. La crítica que, a mi juicio, me- bilidades de incurrir en errores vencibles o inven-
rece dicha jurisprudencia no en cuanto a sus funda- cibles sobre el tipo, supone un grave obstáculo pa-
mentos o premisas, sino por motivo de suponer la ra la función preventiva del Derecho penal del
extradición del núcleo esencial del injusto de un ele- medio ambiente y, en resumidas cuentas, para la
mento que indudablemente forma parte de él, me misma pretensión de eficacia que subyace, según
lleva a considerar que la cuestión relativa a la com- se ha visto, a varios de los elementos constitutivos
patibilidad del art. 325 CP con el art. 25.1 CE dista del delito en cuestión.
mucho de poderse considerar definitivamente zan-
jada; como tampoco lo estaría, por idénticas razo-
nes, la relativa a su compatibilidad con el art. 14 CE X
cuando la norma complementaria sea una disposi-
ción de naturaleza autonómica. Eficacia ver.sus garantías: tal parec;e ser, en efecto,
Ambas cuestiones sólo podrán considerarse sa- el dilema que, resuelto a favor de la primera, ali-
tisfactoriamente resueltas en el momento en que menta ese Derecho penal pretendidamente "moder-
la norma que actúa como complemento tenga ran- no''37 en el que se inscriben los delitos contra el me-
go de Ley aplicable con carácter general. Lo que dio ambiente y en el que la protección penal se
no quiere decir, claro está, que la norma penal no anticipa, la tipicidad pierde sus contornos, el bien
pueda remitirse a disposiciones administrativas jurídico se torna inasible o difícilmente identificable
de inferior rango para la determinación de ele- y deja de constituir un importante factor de limita-
mentos verdaderamente accidentales, general- ción del alcance de los tipos penales y, con ello, del
mente de carácter técnico, cuya incorporación al ius puniendi estatal. Pero, con independencia de
tipo penal supondría un pesado lastre. Soy, por otras consideraciones, los costes que todo ello re-

· 37. Cfr.: HEINE,, "El Derecho penal ambiental alemán y español: un estudio comparado desde la perspectiva de consideración
de la futura Convención europea sobre el Derecho penal del medio ambiente", en CPCr. n2 63, 1997, pp. 653 Y ss.

51
Revista Penal
Principios básicos del Derecho Penal y art. 325 del Código Penal •1

presenta en materia de garantía de los derechos in- que prefiera optarse, como algunos autores sugie-
dividuales no se verían compensados por ganancia ren, por suprimir la exigencia de contravención de
alguna en términos de eficacia si las normas pena- la normativa administrativa para que la conducta
les en que se concreta dicha protección son unas sea tfpica38, lo que también contribµiría a una ma-
perfectas desconocidas para los ciudadanos que, yor determinación de la misma.
precisamente por ello mismo, no pueden motivarse El mandato de taxatividad no quedaría, pese a
en favor de la no realización de conductas peligro- ello, totalmente satisfecho hasta tanto no se concre-
sas para el bien jurídico de referencia. Lo único que tara el peligro para el bien jurídico, esto es, se pasa-
les queda paladinamente claro es que no deben pro- ra de una estructura de peligro abstracto a una es-
vocar o realizar "directa o indirectamente emisio- tructura de puesta en concreto peligro (grave) de
nes, vertidos, radiaciones, extracciones o excavacio- deterioro del entorno o de la salud de las personas.
nes, aterramientos, ruidos, vibraciones, inyecciones Estas sugerencias de lege ferenda son buena prue-
o depósitos, en la atmósfera, el suelo, el subsuelo o ba de que, lejos de los maximalismos que parecen
las aguas terrestres, marítimas o subterráneas" e, querer enfrentar un Derecho penal "clásico" y pre-
incluso, "en los espacios transfronterizos", ni "cap- tendidamente obsoleto, centrado exclusivamente en
taciones de aguas"; en resumen: actos de contami- la protección de los derechos individuales y obsesio-
nación que, potencialmente, representen un "riesgo nado por el mantenimiento de las garantías tradicio-
de grave peligro para la salud de las personas". A nales y duramente "conquistadas", a un Derecho pe-
partir de ahí, todo lo demás aparece confuso: ¿es- nal "moderno" adaptado a los nuevos riesgos
tará o no autorizada -o, lo que es lo mismo, no derivados del avance tecnológico en el que el centro
prohibida- por la normativa administrativa la pro- de mira se desplaza hacia los intereses supraindivi-
vocación o realización de tales actos?; ¿supondrán duales o colectivos orientándose su tutela, por la
los mismos un peligro potencialmente grave para el propia naturaleza de dichos intereses "difusos" y
"equilibrio de los sistemas naturales ", o sólo un pe- difícilmente concretables, más a la prevención de
ligro menos grave o leve, o, incluso, nada de peli- riesgos que a la evitación de daños efectivos, puede
gro? Por decirlo con un ejemplo: ¿comete el delito acogerse un modelo de protección de esos nacientes
previsto en el art. 325 CP quien, en provecho propio y crecientes bienes jurídicos sin con ello renunciar a
o de un tercero, detrae el agua destinada al riego de las garantías que deben rodear al ejercicio del ius pu-
las huertas de su localidad o sólo un delito del art. niendi en el Estado social y democrático de Derecho.
247 CP? ¿Dependerá ello de si vive en Cataluña o en Garantías que, por lo demás, informan el contenido
Extremadura? esencial de principios o derechos constitucional-
Por supuesto que también se darán casos de mente reconocidos y, por ello, irrenunciables.
contaminación ambiental debida a la actuación Sólo así podrán conjurarse los peligros que ame-
de personas que, por su profesión, tengan puntual nazan al "moderno" Derecho penal del riesgo, re-
conocimiento de la normativa administrativa pro- cientemente resumidos por HERZoo39 con las si-
tectora del medio ambiente que rige en su Comu- guientes palabras: "El Derecho penal del riesgo no
nidad Autónoma; o que, si no lo tienen, estaban en crea paz social alguna. Tan sólo alimenta ilusiones
condiciones de tenerlo. Pero lo que de ello se des- sobre las funciones sociales de orden del Derecho
prende es que el tipo penal en cuestión únicamen- penal. Además borra las fronteras entre el Derecho
te puede desplegar su función preventiva respecto Penal y el Derecho de Policía. Tiene igualmente una
de un núcleo delimitado de personas y no con tendencia al totalitarismo ... Los riesgos del Dere-
carácter general. Y ni siquiera cabría descartar cho penal del riesgo para la función de garantía del
que esta élite no sea capaz de captar, en el mo- Derecho penal son inmensos. Dejemos, pues, de la-.
mento de provocar o realizar la actuación conta- do el Derecho penal del riesgo, pero no olvidemos
minante, el grave peligro que su comportamiento los riesgos de nuestra sociedad. Reflexionemos so-
implica, potencialmente, para el equilibrio de los bre alternativas de control social y regulación más
sistemas naturales. allá del Derecho penal. Para proteger el Derecho
Así las cosas, la promulgación de una Ley Gene- penal como última ratio del control social y refor-
ral del Medio Ambiente parece, de nuevo, el cauce zar la creatividad colectiva en la superación de las
más adecuado para eliminar algunas de la.s dudas crisis. No olvides Doñana, pero tampoco confíes en
planteadas: concretamente, todas aquellas referi- que el Derecho penal sea capaz de preservar tu re-
das al elemento normativo del tipo penal. A menos cuerdo". •

38. Cfr.: HEINE, "El Derecho penol ambiental alemán y español: un estudio comparado desde lo perspectivo de consideración
de lo futura Convención europeo sobre el Derecho penol del medio ambiente", en CPCr. n2 63, 1997, pp. 653 y ss.

52
Doctrina

Reflexiones sobre la responsabilidad penal de las personas jurídicas(*)


•••
Gerhard Dannecker Catedrático de la Universidad de Bayreuth,
Alemania

Uno de los debates de mayor actualidad en la de países como Bélgica, Grecia, Austria, España
necesaria adaptación del Derecho penal a los y Canadá prevén exclusivamente la imposición
nuevos retos de la criminalidad económica es el de sanciones de carácter civil o administrativo
concerniente a la penalidad de las personas jurí- frente a las personas jurídicas en lugar de san-
dicas y corporacionesl. El principio de "societas ciones de carácter penal. Los países donde no se
delinquere non potest" no tiene ya vigencia de prevén sanciones penales contra las personas
manera general. En este sentido, el Derecho pe- jurídicas, tal y como acontece en la mayoría de
nal contra las personas físicas ha sido comple- los Estados de Europa oriental, abordan en la
tado en un gran número de países industrializa- actualidad procesos de reforma de sus legisla-
dos con un Derecho penal contra las personas ciones4. Podemos afirmar por tanto la actual
jurídicas2. Junto a Gran Bretaña, donde se existencia de una tendencia generalizada al re-
prevén sanciones penales contra las personas conocimiento o a la introducción de la respon-
jurídicas desde hace tiempo, podemos nombrar sabilidad penal de las personas jurídicasS. Esta
también Dinamarca, Francia, Holanda, Portu- situación ha desencadenado, especialmente en
gal, Finlandia, Estados Unidos, Australia, Japón Europa, un debate de fondo sobre la necesidad
y Noruega. En otros Estados, como es el caso de de introducir sanciones penales contra las so-
Alemania e Italia al igual que el de la Unión Eu- ciedades y de cómo deberían ser estructuradas6.
ropea, existen únicamente sanciones económi- A ello responde el debate sobre los fundamentos
cas contra las personas jurídicas3. Otro grupo dogmáticos propios de un Derecho penal de so-

(*) Traducción realizada por Ana Cristina Rodríguez Yagüe, Universidad de Castilla-La Mancha. Quiero a.gradecer sus valiosas
sugerencias al Profesor Dr. Adán Nieto Martín.
1. En este sentido, EsER, en EsER/HEINE/HUBER (eds.), Criminal Responsability of Legal and Collective Entities, 1998, pág. 1 y ss; TIE-
DEMANN en SCHOCH/Srou/TIEDEMANN, Freiburger Begegnung. Dialog mit Richter des Bundesgerichtshofs, 1996, pág. 30 y ss.
2. Cfr. las aportaciones recogidas en EsER/HEINE/HUBER (eds.), Criminal Responsability of Legal and Collective Entities, passim; TIE-
DEMANN/DE DOELDER (eds.), La Criminalisation du Comportement Collectif/Criminal Liability of Corporations, 1996, pág. 31 y ss; tam-
bién la visión de conjunto ofrecida por ROGALL, en Karlsruher Kommentar zum Ordnungswidrigkeitengesetz, 2 2 edición, 2000,
§ 30 marginal 235 y ss; SCHWNGE, Strafrechtliche Sanktionen gegen Unternehmen im Bereich des Umweltstrafrechts, 1996, pág. 26
y ss, respectivamente con ulteriores referencias.
3. En sentido parecido HEITZER, Punitive Sanktionen im Gemeinschaftsrecht, 1997, pág. 134 y ss.
4. También en Alemania la "Comisión para la reforma del sistema de sanciones penales" establecida por el Ministerio Fede-
ral de Justicia en 1998 se ocupa de esta problemática sobre las bases de un proyecto de discusión del Gobierno regional de Hes-
sen (BR-Drucks 690/98). Sobre este proyecto de discusión Cfr. HAMM, NJW, 1998, 662 y 663; Krekeler en Festschrift für Hanack,
1999, pág. 653 y ss, 659 y ss; WEGNER, ZRP 1999, 187.
5. HEINE EN ALWART (ed.), Verantwortung und Steuerung von Unternehmen in der Marktwirtschaft, 1998, pág. 94; HIRSCH Die
Frage der Straffahigkeit von Verbanden, 1993, págs. 5, 22; MóHRENSCHLAGER, EN EsER/HEINE/HUBER (eds.): Criminal Responsability of
Legal and Collective Entities, pág. 89 y ss; STRATHENWRTH en Festschrift für Rudolf Schmitt, 1992, pág. 295; TIEDEMANN EN:
ScHOCH/Srou/TIEDEMANN: Freiburger Begegnung, pág. 32; Volk, JZ, 1993, 430.
6. Cfr. solamente EsER, EN EsER/HE1NE/HUBER (eds.): Criminal Responasbility of Legal and Collective Entities, pág. 1 y ss; TIEDEMANN,
EN SsHOCH/Srou/TIEDEMANN: Freiburger Begegnung, pág. 30 y ss, ambos con ulteriores referencias.
7. Sobre los diferentes modelos de la responsabilidad penal de la empresa, Cfr. HEINE EN ALWART (ed.): Verantwortung und
Steuerung von Unternehmen in der Marktwirlschaft, p. 95 y ss.

40
D o e t r
.
1 n a

•••

ciedades7, discusión que se ha formulado tanto nación de la responsabilidad penal individual. Asi-
en los niveles nacionales8 como de la Comuni- mismo hay que considerar tanto las dificultades
dad Europea9. de aplicación de los delitos económicos individua-
les como las considerables dificultades de prueba.
Hay que añadir además el clima originado dentro
l. Nuevos desafíos en el Derecho penal del grupo que fomenta y favorece la comisión de
económico y de la empresa: La necesidad delitos a favor de las personas jurídicasl4. Hasta
de sanciones penales contra las personas ahora, conforme al § 30 OWIG, podían ser im-
jurídicas. puestas únicamente sanciones administrativas pe-
cuniarias contra las personas jurídicas. De acuer-
1. Situación político-criminal. do con la exposición de motivos de la leylS el fin
político-criminal perseguido consiste en evitar la
La situación político-criminal correspondiente posición privilegiada de las personas jurídicas res-
a las modernas sociedades industriales viene ca- pecto a las personas físicas. Si la ley no previese la
racterizada porque, de una manera creciente, los posibilidad de imposición de una sanción admi-
actos con relevancia penal no son cometidos ya nistrativa pecuniaria contra una persona jurídica,
sólo por personas particulares, que actúan de for- la pena o multa administrativa se impondría con-
ma autónoma, sino por agrupaciones de personas, tra el empresario individual en función del valor
caracterizadas habitualmente por sus estructuras económico de su empresa y de la ventaja obtenida
organizativas complejas, construidas en torno a la o proyectada por la misma. Por el contrario, con
división del trabajo y que reúnen una gran capaci- una vulneración del deber realizada por el órgano
dad de poderlO. Esto ocurre sobre todo en el ám- de una persona jurídica podrían ser impuestas las
bito de la economía donde los empresarios actúan penas o las sanciones administrativas pecuniarias
como organizaciones de carácter complejol 1 que, solamente en consideración a los comportamien-
como consecuencia de la concentración de poder tos económicos que haya realizado el órgano en
de sus miembros, se han desarrollado como un particular. De ello se deduce que la posible pena o
factor predominante de la vida económica12. Den- multa administrativa podría carecer a menudo de
tro de los delitos cometidos por las empresas se una proporción adecuada a la trascendencia del
encuentran en primer lugar los delitos económi- hecho cometido y no sería apropiada ni para arre-
cos y contra el medio ambiente13. La persecución batarle los beneficios obtenidos a la persona jurí-
penal de los delitos económicos cometidos por las dica ni para luchar contra la obtención de dichas
empresas se ve dificultada debido a que la cre- ganancias. Con las sanciones pecuniarias contra
ciente división de trabajo conduce a una difumi- las personas jurídicas se trata de compensar con

8. Sobre la discusión en Alemania, cfr. ALWART, ENÁLWART(ed.): Verantwortung und Steuerung von Unternehmen in der Markt-
wirtschaft, pág. 75 y ss; BOTTKf, Wistra 1997, 241; cfr. FREIER, Kritik der Verbandsstrafe, 1998,passim; HAMM, NJW 1998, 662 y 663;
HEINf, EN: ALWART (ed.): Verantwortung und Steuerung von Unternehmen in der Marktwirtschaft, pág. 90 y ss; KREKELER, en Festsch-
rift für Hanack, 1999, pág. 639 y ss; SCHÜNEMANN, EN SCHÜNEMANN (ed.): Deutsche Wiedervereinigung. Die Rechtseinheit, Bd. 3: Un-
ternehmenskriminalitéit, 1996, pág. 145 y ss. Cfr. también la pregunta formulada al Gobierno federal el 15 de enero de 1998, BT-
Drucks. 12/9682, pág. 1.
9. Sobre la discusión en conexión con la introducción de la punibilidad de las personas jurídicas a través del Corpus Juris, cfr.
las contribuciones de DELMAS-MARTY, DEANGELIS, TIEDEMANN, DANNECKER, SPENCER, CoEURET, PALAZZO, VERVAELE, JAEGER, PINIOTen Rev. se. crim,
1997, pág. 253 y ss.
1O. HEINf, Die strafrechtliche Verantwortlichkeit von Unternehmen, 1995, pág. 31 y ss; SCHÜNEMANN, Unternehmenskriminalitéit
und Strafrecht, 1979, pág. 30 y ss.
11. Cfr. a este respecto ScHMIDT-SALZER, NJW 1996, 2 y 3; TIEDEMANN, NJW 1988, 1; Cfr. también EIDWM, Straftater Unternehmen,
1997, pág. 26.
12. Sobre el significado de la empresa en la actual vida jurídica y económica, cfr. ACKERMANN, Die Strafbarkeit juristischer Perso-
nen im deutschen Recht und in auslandischen Rechtsordnungen, 1984, pág. 17; BRENDER, Die Neueregelung der Verbandstoter~
chaft im Ordnungswidrigkeitenrecht, 1989, pág. 4 y 5; EHRARDT, Unternehmensdelinquenz und Unternehmensstrafe, 1994, p~g. 4
y 5; ScHÜNEMANN, Unternehmenskriminalitat, pág. 13 y ss; H.-J.ScHOTH, Unternehmen als Normadressaten und Haftungssub1ekte
im Strafrecht, 1990, pág. 4; TIEDEMANN, Wirtschaftsstrafrecht und Wirtschaftskriminalitát, BD. 1, 1996, págs. 19 y 20.
13. RALF BuscH, Unternehmen und Umweltstrafrecht, 1997, pág. 50 y ss. .
14. Detalladamente SCHÜNEMANN, Unternehmenskriminalitat und Strafrecht, pág. 18 y ss; sobre la situación en los Estados Un~
dos, cfr. BRICKER: Corpo:ate Criminal Liability, Bd. 1, 22 edición, 1992, pág. 138 y ss; GRENN, Occupational Crime, 1990, pág. 97 y ss;
Soerscher, 78 California Law Review 1990, pág. 1299 y ss.
15. BT-Drucks, V/1269, pág. 59.

41
Revista Penal
Reflexiones sobre la responsabilidad penal de las personas jurídicas

sanciones las ventajas obtenidas por ésta a través tructural"IS. Ante esta circunstancia debe tenerse
de la infracción cometida. presente la necesidad de adaptar las normas jurí-
El desarrollo de la criminalidad económica y dicas a las distintas situaciones, de modo que su
medioambiental exige que cada concepto penal carácter imperativo no se vea afectado por la falta
orientado a la protección efectiva de un bien jurí- de consecuencias prácticas. Cuando hechos mate-
dico reconocido se encamine a dirigir y controlar rialmente injustos permanecen sin pena, al Dere-
la conducta y el poder de las empresas, entendidas cho le abandona su carácter de institución social
éstas como unidades de acción propias de la libre necesaria y se corre el peligro de que las cate-
economía de mercado. gorías fundamentales de la justicia y de la injusti-
cia se tambaleen. Cuando existe un comporta-
miento merecedor de pena, es competencia del
2 .. Sobre la necesidad de la introducción Derecho penal evidenciar que no son los autores
de penas contra las personas jurídicas. sino las víctimas las que tienen la razón.
La doctrina resalta además que únicamente las
Si nos preguntamos acerca de los motivos para penas pueden desplegar un resultado preventivo
la imposición de sanciones penales, y no simple- suficientel9. Sólo la pena puede lograr obligar a
mente de carácter administrativo, contra las per- que las personas jurídicas adopten medidas inter-
sonas jurídicas, debemos tener en cuenta en pri- nas conducentes a conseguir una adecuada ética
mer lugar una serie de aspectos a los que ya empresarial y a construir controles efectivos.20.
hemos hecho referencia, hechos tales como la ido- Las penas tienen que servir además para alcanzar
neidad de la sanción para la eliminación de las las nuevas funciones que deben ser atendidas por
ventajas obtenidas, la adecuación de la sanción a el Derecho penal, tales como la protección de los
la capacidad de producción de la persona jurídica intereses supraindividuales de la colectividad co-
y la proporcionalidad de la sanción a la trascen- mo el funcionamiento de la economía, los intere-
dencia del hechol6. ses de seguridad de los consumidores, etc21.
A todo ello debemos añadir que cada empresa Además, las experiencias existentes hasta ahora
ofrece numerosas oportunidades que favorecen el en el campo del Derecho sancionador administra-
encubrimiento de responsabilidades y de compor- tivo de la competencia muestran que las sanciones
tamientos incorrectos, de modo que las indaga- administrativas pecuniarias de cuantías millona-
ciones penales contra los individuos fracasan a rias no despliegan ningún resultado de prevención
menudo. Estas carencias preventivasl7 deben ser general. Por ello, en la introducción de sanciones
eliminadas. Es frecuente, además, en las grandes penales contra las empresas resulta decisivo que
empresas que la actividad de ejecución, la pose- sólo a través de éstas pueda expresarse que los de-
sión de información y el poder de decisión coinci- litos cometidos por las personas jurídicas consti-
dan en una persona. Existen empresas donde ya tuyen una grave infracción del ordenamiento. De
no se muestra una línea jerárquica sino una es- ahí que el Estado deba expresar contra estos com-
tructura empresarial funcional diferenciada en las portamientos a través de la pena un grado de re-
que se produce una división entre las funciones probación étic~o-social semejante al que manifies-
estratégicas y operativas, de modo que se crea el ta cuando el delito es cometido por una persona
peligro de una "irresponsabilidad individual es- física22. Donde existe un injusto debe señalarse

16. HEINE, Die strafrechtliche Verantwortlichkeit von Unternehmen


17. HIRSH, ZStW 107 (1995), 287 y 288.
18. HEINE, Die strafrechtliche Verantwortlichkeit von Unternehmen, pág. 198 con ulteriores referencias.
19. Sobre la limitación de las sanciones individuales clásicas, vid. HBNE, Die strafrechtliche Verantwortlichkeit von Unternehmen,
pág. 75 y SS.
20. A este respecto, RALF BuscH, Unternehmen und Umweltstrafrecht, pág. 245 y ss; BDAM, Straftater Unternehmen, pág. 57 y ss;
HIRSCH, ZStW 107 (1995), 287 y 288; LüTOLF, Strafbarkeit der ;uristischen Persona, 1997, pág. 24 y ss; ScHAU, EN ScHÜNEMANN (ed.):
Deutsche Wiedervereinigung, Bd. 3: Unternehmenskriminalitat, pág. 102 y ss.
21. BOTTI<E, wistra 1991, 81 y ss.
22. Sobre la necesidad político-criminal de la introducción de penas criminales contra las asociaciones, cfr. AcKERMANN, Die Stra¡.
barkeit ;uristischer Personen, pág. 186 y ss; &toERHARDT, Unternehmensde/inquenz und Unternehmensstrafe, pág. 175 y ss; HIRSCH,
Die Straffahigkeit von Personenverbanden, 1993, pág. 21, 27 y 28; JAKOBS, Strafrecht. Allgemeiner Teil, 2º edición, 1991, 6/44 f;
LAMPE, ZStW 106 (1994), 734; MOLLER, Die Stellung der ;uristischer Person im Ordnungswidrigkeitenrecht, 1986, pág. 19 y ss; H .-J.
SCHROTH, Unternehmen als Normadressaten und Sanktionssub¡ekte, pág. 25, 221 y ss; TIEDEMANN en Festschrift für Stree und Wes-
sels, 1993, pág. 531 y 532.

42
Do e trina

•••

con claridad la línea divisoria entre la legalidad e cepción tradicional de la libertad de la persona y
ilegalidad. que encierra una censura ético-social del individuo
Las objeciones efectuadas contra la proyección y el elemento de la expiación de la culpabilidad.
del Derecho penal sobre las personas jurídicas de- Con esta concepción se posibilita, más bien, la im-
rivan en gran medida de la concepción tradicional posición de otras sanciones penales, incluso contra
de la pena como un mal impuesto como compen- las personas jurídicas, para lograr el restableci-
sación justa ante un comportamiento antijurídico, miento y la seguridad de la paz jurídica dentro del
culpable y punible, con la que se expresa la desa- sistema de control del moderno Derecho penal.
probación pública del hecho23, residiendo la justi-
ficación de la pena en su necesidad para el man-
tenimiento del ordenamiento jurídico24 y en la 3. La necesidad de la consideración de la
posibilidad que ofrece al autor de expiar personal- evolución internacional.
mente su culpabilidad reconciliándose consigo
mismo y con la sociedad25. Pero si, por el contra- La decisión sobre la introducción de penas para
rio, partimos de la idea de que el Derecho penal es las personas jurídicas no debe adoptarse única-
una pieza más del sistema de control social y de mente en función de las experiencias acumuladas
que los mecanismos de renuncia de la utilización en un Estado. Fenómenos como la internacionali-
del Derecho penal pueden ser suficientes -meca- zación y la globalización de la economía hacen ne-
nismos que van desde la reparación hasta medi- cesario adecuar unos ordenamientos penales a
das de seguridad preventivas de mejora y asegura- otros para enfrentarse contra la criminalidad
miento-, entonces no se podrá identificar más económica y medioambiental que actúa más allá
Derecho penal con imposición de pena26. Sobre de las fronteras de cada país. Según muestran las
este aspecto, Rossner resalta que el ámbito de experiencias acontecidas en otros campos de la
aplicación de la renuncia de reacción tolerable se criminalidad, como la fiscal, la informática y la
encuentra por encima del 50% y que los casos de acometida a través de Internet, se persigue igual-
regulación pacífica de conflictos, bien a través de mente una armonización en el Derecho penal con-
la reparación o bien a través de otras medidas, tra las personas jurídicas que evite una evasión de
muestran igualmente un importante campo de las empresas a aquellos Estados donde no se pre-
aplicación. Estos mecanismos se incluyen sin pro- vean penas contra ellas.
blemas en la idea de prevención, pero ni contie- A este respecto presenta una importancia signi-
nen la necesidad de una censura ético-social ni el ficativa la evolución acontecida en el plano de la
elemento de la expiación de la culpabilidad. Por Comunidad Europea: después de que la Comisión
eso se debe tomar distancia con respecto al con- previera en el "Convenio sobre la protección de los
cepto de Derecho penal y en su lugar hablar de las intereses financieros de la Comunidad Europea"28
consecuencias jurídicas en el moderno Derecho la introducción en todos los países miembros de
penal. De este modo se circunscribe mejor su ta- un "tipo penal europeo de estafa", renunciando no
rea, pudiéndose aquí definir el moderno Derecho obstante a un compromiso para la introducción
penal como el restablecimiento controlado del _de penas criminales contra las personas jurídicas,
perjuicio y la seguridad de la futura paz jurídica. fue suscrito por los países miembros, con fecha de
La esencia del moderno Derecho penal se encuen- 19 de junio de 1997, "el segundo protocolo com-
tra, de esta manera, en su función de control27. plementario para el Convenio sobre la protección
Cuando se parte de las consecuencias jurídicas de los intereses financieros de la Unión Euro-
en el moderno Derecho penal, la pena no es la úni- pea"29 donde se reclamó la imposición de sancio-
ca reacción posible ante un comportamiento so- nes eficaces, adecuadas y disuasorias contra las
cialmente dañino, pena que responde a una con- personas jurídicas30. Una comisión de expertos es-

23. JESHECKen LK, 11 edición, 1992. Introducción, marginal 23 con ulteriores referencias.
24. MAURACH/ZIPF, Strafrecht. Al/gemeiner Teil, § 7 margina 1 y ss; Schmidhauser, Vom Sinn der Strafe, 2!! edición, 1971, pág. 26.
25. BoCKELMANN, Das Problem der Krimina/strafe in der deufschen Dichtung, 1967, pág. 23 y 24.; ARTHUR KAUFMANN, Das Schuld-
prinzip, 29 edición, 1976, pág. 274. . .
26. ROSSNER EN HOF/Lüss¡;/WOLFF (eds.): Wirkungsforschung zum Recht 1, Wirkungen und Erfo/gsbedmgungen von Gesefzen,
1999, pág. 210 y 211.
27. RossNER EN HOF/Lüss¡;/WOLFF (eds.): Wirkungsforschung zum Recht I, pág. 21 O.
20. ABI. 1995 e 316, pág. 48 y ss.
29. ABI. 1997 e 221 pág. 11 y ss.
30. En sentido parecido KORTE, NJW 1998, 1465.

43
Revista Penal
Reflexiones sobre la responsabilidad penal de las personas jurídicas •
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~-\.--
•••

tudia la próxima elaboración de un Derecho penal chables provenientes de los sujetos particulares34.
de la empresa, comisión que ya ha presentado una No es posible partir de una concepción del delito
primera propuesta en un "Corpus Juris de las re- deducido de una comprensión del Ordenamiento
glas penales para la protección de los intereses fi- jurídico acorde con el derecho a la libertad, con-
nancieros de la Unión europea"31, planteando la cepción para la cual el delito consiste en una ac-
introducción de penas contra las personas jurídi- ción que proviene de la propia libertad del autor
cas32. El artículo 14 del "Corpus Juris de las reglas con un carácter lesivo contra los derechos a la li-
penales para la protección de los intereses finan- bertad de uno o de todos los demás35. Bajo una
cieros contra las personas jurídicas" establece: comprensión del delito acorde con el idealismo
"Responsabilidad
,, penal de las personas jurídi- alemán como actuación humana basada en la
cas conciencia de sí mismo del ser razonable que es la
persona, la sanción contra las personas jurídicas
1- Los delitos definidos en los artículos 1 al 833 no puede consistir en una pena en sentido clásico
pueden ser también cometidos por personas a través de la cual sea compensada la lesión de la
jurídicas, que según la ley puedan ser sujetos libertad mediante la imposición al delincuente de
jurídicos y titulares de sus propios bienes pa- una pérdida de libertad en sus derechos.
trimoniales, cuando el hecho punible se come- Estas dudas desaparecen cuando se parte, por el
ta a favor de la persona jurídica por parte de contrario, de las consecuencias jurídicas en el mo-
uno de sus órganos, representantes o cualquier derno Derecho penal y se pretende que con las
otra persona que actúe en nombre de la perso- sanciones penales se restablezca y asegure la paz
na jurídica o que ostente un poder de decisión jurídica. En su decisión sobre las sanciones de
legal o fáctica. carácter punitivo previstas en el proceso civil36, el
2- La responsabilidad penal de las personas jurí- Tribunal Constitucional federal ha entendido que
dicas no excluye la penalidad de las personas la amenaza y la imposición de penas a las personas
físicas como autores, inductores o cómplices jurídicas es acorde con la Constitución. En este
del mismo hecho. sentido no está claro si la declaración del Tribunal
Constitucional federal se refiere a auténticas penas
Tras el requerimiento realizado por el Parla- criminales o exclusivamente a aquellas sanciones
mento europeo a la Comisión para la aplicación administrativas pecuniarias mencionadas expresa-
de las reglas jurídicomateriales del "Corpus Juris", mente en la sentencia así como a otras medidas pe-
se espera que los países miembros de la Unión Eu- nales de carácter semejante. Pero parece que
ropea queden obligados mediante una directiva a podría convenirse que con carácter general esta
su cumplimiento. Es necesario por tanto abordar jurisprudencia comprende también la utilización
cómo se crea un Derecho penal de la empresa de sanciones penales contra las personas jurídi-
acorde a las necesidades del Estado de Derecho. cas37.
Llegados a este punto se hace preciso conciliar
el Derecho penal de la empresa con las categorías
11. La compatibilidad del Derecho penal fundamentales penales si no se quiere degradar el (
de la empresa con las categorías - Derecho penal contra las personas jurídicas con- ¡
fundamentales del Derecho penal. virtiéndolo en un mero instrumento arbitrario de
¡
control social. Hay que mencionar como cate-
La lucha represiva y preventiva contra la capa- gorías fundamentales la capacidad de acción, la
¡
cidad de actuaciones peligrosas de una persona capacidad de culpabilidad y la capacidad de apli-
jurídica no consiste en el castigo del injusto per- cación de los fines de la pena. Dado que se trata de !
1
sonal y de las decisiones personalísimas y repro- categorías orientadas a los hombres y a los com- 1

l
1
31. DElMAS-MARTY (ed.): Corpus Juris der strafrechtlichen Regelungen zum Schutz der finanziellen lnteressen der Europaischen
Union, 1998, pág. 13 y ss.
32. Cfr. también TIEDEMANN, Rev. se. crim. 1997, 259 y ss; DANNECKER, Rev. se. crim. 1997, 275 y ss.
33. Fraude al presupuesto comunitario, fraude en concursos y subastas públicos, corrupción, ejercicio abusivo del cargo, ma~
¡
(
versación, blanqueo y receptación y asociación ilícita.
34. Orro, Die Strafbarkeit von Unternehmen und Verbonden, 1993, pág. 25.
35. KóHLER, Strafrecht. Allgemeiner Teil, 1997, pág. 20 y ss, 26 y ss.
36. BverfGE 20, 323 y ss.
37. APPEI., Verfassung und Strafe, 1998, pág. 244.

44

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'
Do e t r1 na

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portamientos humanos, debe estudiarse si es po- la empresa; lo mismo ocurre con los órganos de
sible su extensión o modificación para facilitar su una persona jurídica. Las empresas son sujetos
aplicación a las personas jurídicas. Sólo de esta reales, sociales y autónomos39. Actúan en el tráfi-
manera se puede lograr que el Derecho penal de la co económico como titulares de valores patrimo-
empresa responda a las exigencias de la justicia y niales, persiguen fines propios, tienen una propia
del Estado de Derecho. Además, en la propia de- "corporate identity", o "corporate culture"40 y son
nominación de las sanciones debería haberse re- capaces de motivación41. A este respecto, HIRSCH
cogido que las penas contra las personas jurídicas pone de relieve que "la esencia de la corporación
no equivalen a las penas clásicas, que presuponen consiste en que no es una mera adición de perso-
la libertad de los hombres y por eso sólo pueden nas particulares, sino una formación indepen-
ser impuestas contra los individuos. diente y destacada de aquéllas"42. Los intereses y
propiedades de una empresa son algo más que la
suma de propiedades e intereses de los miembros
1. Empresas como sujetos sociales autó- particulares de la empresa. Con ello éstas mues-
nomos. tran las características que las identifican como
independientes, como sujetos sociales separados
Se trata, en consecuencia, de desarrollar una de sus socios. Persiguen propios intereses, lo que
concepción racional de la regulación penal sobre puede servir de base a la fundamentación de los
empresas partiendo de que los peligros no sólo deberes jurídicos así como a la forma y limitación
provienen del titular de la empresa sino del siste- de las consecuencias jurídicas.
ma social empresarial. La amenaza penal directa
contra los bienes jurídicos protegidos proviene, en
la mayor parte de los casos, de comportamientos 2. La empresa como destinataria de las
de personas situadas en el plano directivo y no de normas penales.
los órganos de la persona jurídica y de otras per-
sonas con funciones de dirección. Además, los Mayor dificultad entraña afirmar que el sistema
principios organizativos propios del sistema de- de la empresa está en condiciones de ser destina-
terminan en su comportamiento a personas que tario de las normas penales en particular, dado
no tienen una competencia de dirección y domi- que las empresas no disponen de libre albedrío y
nio decisiva dentro del sistema. Hasta qué punto con ello carecen de individualidad; les falta la po-
los órganos tienen una responsabilidad legal so- sibilidad de poder tratar con otros43. Esta posibi-
bre los comportamientos de las personas en el ni- lidad es condición básica para ser destinatario de
vel ejecutivo, depende de manera decisiva de la una norma penal. Además, la norma penal está di-
constitución de una posición de garante -la cual rigida a determinar qué comportamientos están
obliga a actuar-, y de la constitución de deberes de prohibidos o cuáles son ordenados. También esa
organización y de vigilancia. Lo anterior no de- función presupone que los individuos puedan
pende sin embargo de la formalización de las obli- comportarse de manera acorde a la norma.
gaciones dentro de la empresa, ya que una empre- Los destinatarios ontológicos de las normas,
sa puede también definirse pGr sus resultados también cuando éstas se dirigen de manera direc-
exteriores, independientemente de quién actúe u ta a la empresa, pueden ser exclusivamente las
omita de manera contraria al deber las medidas personas naturales en una empresa. Sin embargo,
requeridas dentro del sistema empresarial38. Las no es necesaria tal orientación iusnaturalista a las
personas particulares que actúan dentro de una estructuras lógicas44. La cualidad del sistema em-
persona jurídica son sólo una parte del sistema de presarial, para ser destinatario de la norma jurídi-

38. Cfr.JAKOBS, Strafrecht. Allgemeiner Teil, 6/44.


39. HIRSCH, Straffohigkeit von Personenberbonden, pág. 9; cfr. también BOTKE, wistra 1997, 248 y 249.
40. Sobre ello, ACHENBACH, EN ScHÜNEMANN/flGUEIREDO OIAS (eds.): Bausteine des europoischen Strafrechts, Coimbra-Symposium für
ROXIN, 1995, pág. 302; EIDAM, Straftater Unternehmen, pág. 104; EHRHARDT, Unter~eh~ensdelinquenz u~d Unternehmensstrafe,
pág. 145 y 146; Cfr. también OUQUES/GASKE, e~ THE_ DRUCKER Fo~NDATION (ed.): ~rganrsahon d~r Zu~unft, p_ag. 40 y ss. .
41. A este r~specto, ~R~YRIS/ScHo~, Organrzahona/ _Learnrng, 1978'. passrm; ARGYRIS, ~rs~en rnª Ak~r?."' 1997, passr~;. NONA-
KA/TAKOISCHI, Ore Organrsatron des Wrssens, 1997, passrm; SATTELBERG, Ore lernende Organrsahon, 3- ed1c1on, 1996, passrm, SENGE,
Die fünfte Disziplin, 1996, passim; Del mismo, Das Fieldbook zur fünften Disziplin, 1996, passim.
42. HIRSCH, ZStW 107 (1995), 288 y 289.
43. Orro, Die Strafbarkeit von Unternehmen, 1993, pág. 16 y 17.
44. Sobre la cuestionabilidad de una orientación jurídico-natural, cfr. ALWART, Zurechnen und Verurteilen, 1998, pág. 15.

45
Revista Penal
Reflexiones sobre la responsabilidad penal de las personas jurídicas
•••

ca, se puede fundar solamente cuando es preciso se más allá para conseguir una reducción de las si-
un establecimiento diferente del punto esencial en tuaciones de peligro. De esta manera se espera de
la determinación de las demandas de los compor- ellos que adopten una cierta corresponsabilidad
tamientos penales a los miembros de una empre- respecto de la actividad de la empresa. Estos traba-
sa, por un lado, y la determinación de las exigen- jadores tienen en particular obligaciones de control
cias de comportamiento colectivas dirigidas a la que rebasan sus propios ámbitos47. Así pueden re-
empresa por otro lado. Con otras palabras, depen- sultar propias obligaciones de control y de vigilan-
de de si el contenido de las normas penales en el cia para los miembros de equipos de la misma ca-
Derecho penal contra los individuos y contra las tegoría que a través de la división del trabajo
personas jurídicas es distinto45. La empresa tiene provoquen un elevado potencial de peligro48. Exis-
un deber originario en el marco de su actividad te un deber de intervención, en particular, cuando
empresarial de no lesionar ningún bien jurídico46. surgen pruebas de la existencia de comportamien-
Esta obligación no puede ser cumplida extensa- tos defectuosos en secciones de la misma categoría,
mente por regla general a través de individuos de los cuales pueden resultar riesgos para terceros.
particulares pero tampoco a través de miembros Sólo de esta manera se pueden contener peligros
individuales de los órganos. Los miembros de los condicionados por la cooperación resultantes del
órganos pueden solamente cuidar de que los tra- reparto de la división de trabajo en una empresa49.
bajadores individuales acepten parte de la obliga- Únicamente cuando todos los miembros de una
ción empresarial alcanzada; pueden además preo- empresa contribuyen a minimizar los riesgos para
cuparse por la introducción de mecanismos de el bien jurídico se pueden eliminar de una manera
coordinación y de control y asegurar que tiene lu- eficaz los defectos del sistema de organización y los
gar una esmerada inspección. modelos de comportamiento criminal dentro del
Igualmente deben procurar que se cimenten colectivo.
máximas éticas en la cultura de la empresa. La Por consiguiente, en un sistema jurídico dirigi-
obligación del nivel directivo consistente en que la do a la protección de bienes jurídicos y a la evita-
empresa transforme sus obligaciones en obliga- ción de comportamientos socialmente dañosos
ciones individuales de los trabajadores particula- debe hacerse partícipes a todos los miembros de
res y de organizar la empresa no es sin embargo la empresa que la libertad de organización perci-
ya la obligación originaria dirigida a la propia em- bida a través de ésta requiere una responsabilidad
presa sino una obligación individual deducida de colectiva en función de la cual cada miembro de la
esa obligación originaria, que tienen las personas empresa debe tomar parte en el proceso de crea-
situadas en una posición de poder. Este deber de- ción de un sistema empresarial acorde los aspec-
rivado e interno de la empresa se dirige a que el tos organizativos y éticos. Estos aspectos constitu-
miembro concreto de la misma adopte medidas yen la filosofía empresarial "corporate culture".
posibles para asegurar un sistema de control y vi- Igualmente se trata también de motivar a los
gilancia efectivo y para cuidar de la observancia miembros de la empresa hacia una actividad que
de las ventajas ético-sociales. Los trabajadores su- va más allá del círculo de obligaciones individual
pordinados deben observar las tareas que caen ba- con vistas a lograr la construcción conjunta de { 1

jo-su campo de responsabilidad y cumplirlas debi- una organización empresarial eficiente y la copar- j
damente. ticipación en una ética empresarial orientada a 1
Por otra parte, los miembros de la empresa su- valores sociales. Las normas penales colectivas de-
bordinados están también obligados a garantizar ben dirigirse a estas obligaciones empresariales
que en el marco de las tareas que tienen encomen- originarias que se distinguen en cuanto a su con-
dadas no se deriva peligro alguno de la actividad tenido de los deberes empresariales a nivel inter-
empresarial en su conjunto. Para ello no pueden li- no de cada trabajador en particular. Por lo tanto,
mitarse solamente a ejecutar las indicaciones de bajo este punto de vista, las empresas pueden ser
sus superiores sino que están obligados a esforzar- destinatarias de las normas penalesSO.

45. Fundamentalmente PAPAKKIRIKOU, Zur materiellrechtlichen Ausgesta/tung eines effektiven und rechtsstaatlichen Verwai
tungs- und Unternehmensstrafrechts. Tesis doctoral. Bayreuth, 1999, § 13 11 (en prensa}.
46. TIEDEMANN en ScHocH/Srou/T1EDEMANN: Freiburger Begegnung, pág. 45 y ss.
47. En sentido parecido DANNECKER, en AMELUNG (ed.}: Individue/le Verantwortung und Beteiligungsverhaltnisse bei Straftaten in
bürokratischen Organisationen des Staates, der Wirtschaft und der Gesellschaft, 2000, págs. 222, 224.
48. ScHóNKE/ScHóDER-CRAMER, Strafgesetzbuch. Kommentar, 25 edición, 1997, § 15 marginal 152.
49. ScHóNKE/ScHóDER-ÜAMER, StGB, § 15, marginal 152.
50. En sentido parecido sobre la creación de una responsabilidad penal, vid. epígrafe 111.

46

-
Do e tri na

•••

3. Capacidad de actuación. cumplirlos sino también vulnerarlos57. Por lo tan-


to, no puede negarse a priori la imposición de san-
La capacidad de actuación de una persona jurí- ciones penales contra las personas jurídicas ape-
dica es consecuencia de su posición como sujeto lando a las peculiaridades del desvalor de la
autónomo de la realidad social y de que puede ser acción.
destinataria de las normas penalesS 1. Tanto el
comportamiento de una persona natural como el
de una persona jurídica representan el comporta- 4. Capacidad de culpabilidad.
miento de un sistema que puede ser entendido co-
mo un sistema con propio sentido y que posibilita La pena presupone la culpabilidad. Debe dife-
y requiere una valoración pena1s2. Una imputa- renciarse aquí entre la culpa individual y la culpa
ción del comportamiento de las personas natura- de la persona jurídica que se determina de mane-
les es necesaria cuando un agente que actúe para ra decisiva por la responsabilidad social. Por eso
la empresa haya infringido un deber que ésta en- se hace necesario definir autónomamente el con-
tiende como propio53. tenido del reproche de culpabilidad de las perso-
Además se hace preciso señalar que el injusto nas jurídicas.
imputable a un sistema no depende solamente de
la capacidad de actuación de la persona jurídica.
Como pone de manifiesto LAMPES4, el injusto no a) Dependencia de la culpabilidad del in-
requiere necesariamente una actuación. El injusto justo.
puede ser igualmente ocasionado a través de un
deficiente sistema que promueve, posibilita o per- La capacidad de culpabilidad de una empresa
mite perjuicios a terceros. El elemento fundamen- deriva de su responsabilidad para sus prestacio-
tal radica entonces en la causación de un resulta- nes colectivas defectuosas que son debidas a ca-
do antijurídico. Por lo tanto, no es necesariamente rencias en la estructura organizativa o en la ética
preciso basar la capacidad de actuación en la im- empresarial. El contenido de la culpabilidad debe
putación de un comportamiento de las personas estar referido al injusto. Si el injusto se caracteri-
que actúan como agentes de la empresass. La res- za por una organización defectuosa y una ética
ponsabilidad por eso debería basarse también en empresarial insuficiente, esto debe proyectarse
la deficiencia del sistema y con ello en el ocasio- también en la culpabilidad, que consiste en no ha-
namiento de un resultado antijurídico a través de ber creado las condiciones necesarias para la rea-
una organización defectuosa o de una ética em- lización del injustoss. El significado práctico de la
presarial viciada que no tiene en cuenta suficien- culpabilidad de empresa se manifiesta en que po-
temente los valores sociales. sibilita la irresponsabilidad de la empresa cuando
HIRSCH pone de relieve con buen criterio que en ha configurado correctamente su estructura orga-
la actualidad el mismo Derecho sancionador ad- nizativa y su ética empresarial59.
ministrativo afirma la propia capacidad de actua-
ción de corporaciones56, donde también son con-
._ travenidas normas ético-sociales. Por eso, no es b) Renuncia legislativa a un reproche de
convincente el argumento de que las asociaciones culpabilidad ético-individual.
de personas no muestran suficiente capacidad de
actuación penal. Por el contrario, en tanto que La concepción tradicional de la pena expresa un
destinatarios de deberes jurídicos, pueden no sólo reproche ético individual60. Tal como ha manifes-

51. HEINITZ, en Verhandlungen des 40. Deutschen Juristentages, Bond I (Gutachten}, 1953, pág. 84.
52. Así JAKOBS, Strafrecht. Allgemeiner Teil 6/44 bajo la denominación de teoría sistémica.
53 . TIEDEMANN EN ScHOCH/Srou/TIEDEMANN: Freiburger Begegnung, pág. 47; cfr. también EHRARDT: Unternehmensde/inquenz und
Unternehmensstrafe, pág. 175 y ss.
54. LAMPE ZStW 106 ( 1994), 703 y SS.
55. Así EHRARDT, Unternehmensdelinquenz und Unternehmensstrafe, pág. 185; HIRSCH, ZStW 107 ( 1995), 285 y ss.
56. Cfr. TIEDEMANN, NJW 1988, 1172.
57. HIRSCH, Die Frege der Strafféihigkeit von Personenverbéinden, pág. 11 y 12.
58. LAMPE, ZStW 106 ( 1994), 732; cfr. también H.-J. SCHROTH, Unternehemen als Normadressaten, pág. 203 y ss, 209; Ehrhardt,
Unternemensdelinquenz und Unternehmensstrafe, pág. 196 y ss.
59. Ejemplos de una previsión de este tipo que conduce a una exculpación de la persona jurídica se puede encontrar en Ve-
rantwortung und Steuerung von Unternehmen in der Marktwirtschaft, pág. 113 y ss.
60. BGHSt 2, 194, 200; cfr. también BverfGE 22, 49, 80; 27, 18,33.

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Revista Penal
Reflexiones sobre la responsabilidad penal de las personas jurídicas
••

tado el BGH61 "el motivo último del reproche sería arbitrario si no se tomara como punto de
que se formula a través de culpabilidad deriva partida la lesión de la responsabilidad social de
de la libertad, la responsabilidad y la capacidad la empresa64.
de decisión del hombre que le capacitan para to-
mar una decisión favorable o contraria al dere-
cho". El abuso de esta libertad es precisamente c) Culpabilidad de la empresa y dignidad
lo que legitima al Derecho penal individual, a humana.
través de la pena, a imponer un mal al autor, al
cual va unida una lesión a su honor derivada del La inviolabilidad de la dignidad humana no se
juicio de desvalor que de modo imperativo se opone al reconocimiento de una culpabilidad
efectúa sobre su comportamiento62, el reproche empresarial. El principio de culpabilidad es cier-
por su rebelión contra el ordenamiento jurídico tamente expresión de la dignidad humana, que
y la constatación de lo justificado del mismo. otorga a las personas la capacidad de organizar
Este reproche presupone la posibilidad indivi- idealmente su proyecto de vida, con independen-
dual de actuar de otro modo, capacidad de la cia de sus capacidades actuales y de sus concre-
que carecen las personas jurídicas63. En estos tas posibilidades. Por eso la persona es también
términos no puede plantearse un reproche per- responsable de su comportamiento. Si de mane-
sonal contra una persona jurídica. ra excepcional una persona no está en condicio-
Dado que la ética de las corporaciones, tal co- nes de comportarse conforme a derecho, porque
mo se ha manifestado, no es individual sino ex- no se le puede reprochar personalmente su con-
clusivamente social, desde este punto de vista ducta, no se puede plantear tampoco contra él un
puede efectuarse un reproche al sistema por su reproche de culpabilidad. En estos casos, no pue-
incorrección, pues como asociación que aspira de efectuarse a través de la pena una reprobación
racionalmente a alcanzar un fin determinado, ético-social, pues se lesionaría la dignidad huma-
puede someter sus fines a exigencias éticas y or- na65. De ahí que el reconocimiento de la digni-
ganizarse conforme a las mismas. Cuando esta dad humana, de la cual sólo es posible deducir la
responsabilidad y las obligaciones que de ella se culpabilidad individual, no se oponga a una cul-
desprenden no se cumplen, el comportamiento pabilidad de la persona jurídica; es decir, cuando
del grupo puede desaprobarse ético-socialmente se plantea un reproche de culpabilidad contra la
y este reproche puede expresarse mediante una empresa, éste no se dirige contra el individuo, lo
pena configurada exclusivamente desde un pun- que impide lesionar su dignidad. Y puesto que
to de vista ético-social. las empresas carecen de un atributo semejante a
Dado que el contenido de la pena es determi- la dignidad humana, la culpabilidad no debe de-
nado por el Derecho, su contenido depende del ducirse de ésta sino directamente de los requisi-
mismo. De este modo, cuando el legislador de- tos de la pena justa que se derivan del Estado de
cide sancionar a las personas jurídicas, configu- Derecho.
ra una sanción carente de reproche ético-indivi-
dual y que contiene exclusivamente una censura
ético-social, derivada de una deficiente filo- S. Fines de la pena.
sofía-individual o de una estructura organizati-
va incorrecta. Esta pena desaprueba que la em- Ha sido objeto de controversia si una persona
presa no haya añadido a sus fines exigencias jurídica puede ser afectada en sí a través del re-
éticas y que no las haya reflejado en su organi- proche contenido en la pena o si puede percibir el
zación. La pena impuesta por el Ordenamiento mal que se le ocasiona. La opinión dominante re-
contiene un imperativo de justicia y otorga a la chaza la posible eficacia de los fines de la pena en
empresa la posibilidad de exculparse, lo que las personas jurídicas porque sólo un ser humano

61. BGHSt 2, 200.


62. BverfGE 27, 18, 33.
63. Ono, Die Strafbarkeit von Unternehmen und Verbonden, pág. 16.
64. Fundamentalmente, GRóSCHNER EN ALWART (ed.): Verantwortung und Steuerung von Unternehmen in der Marktwirtschaft,
pág. 64 y SS.
65. Detalladamente sobre las bases constitucionales del principio de culpabilidad, lAGODNY, Strafrecht von den Schranken der
Grundrechte, 1996, pág. 386 y ss.

48
Do e trina

•••

que puede responder de sus actos, puede entender puedan ser destinatarias de la censura social liga-
el sentido de la pena como mal merecido66. Este da a la sanción72. A través de la sanción penal
planteamiento es consecuencia obligada de una frente a un comportamiento dañoso que perturba
visión tradicional de la pena. Cuando, por el con- la paz social cometido por una persona jurídica se
trario -como arriba se ha expuesto-, se le asigna garantiza, conjuntamente con la vigencia de la
al Derecho penal la función del restablecimiento norma, la seriedad de la pretensión punitiva del
controlado de la paz jurídica dañada y su asegu- Estado.
ramiento en el futuro, las posibles reacciones no Finalmente, mediante la pena se indica que la
se limitan a la pena concebida en su visión tradi- persona jurídica es un objeto idóneo de la pena,
cional, sino que se requiere la introducción de en cuanto que se expresa que no es una forma de
nuevas consecuencias jurídicas idóneas para ga- organización abstracta, sino que tiene vida a
rantizar el cumplimiento de las normas. Para lo- través de la actuación de sus órganos sociales, que
grar este objetivo, el moderno Derecho penal, al pueden reaccionar ante la imposición de una san-
lado de las penas clásicas contra las personas in- ción73.
dividuales, debe introducir sanciones contra las
personas jurídicas orientadas preventivamente a
conjurar su peligrosidad. III. Creación de un Derecho penal
Partiendo de la función de control que desem- contra las personas jurídicas.
peñan las consecuencias jurídicas en el moderno
Derecho penal, no caben dudas sobre la capacidad El fundamento de la responsabilidad de las
de aplicación de los fines de la pena a las personas personas jurídicas no radica en la infracción en
jurídicas67 pues las personas jurídicas son siste- sí, sino en la omisión de las premisas necesarias
mas dotados de sentido, al igual que sus operacio- para un comportamiento conforme a la norma.
nes internas y externas. De lo anterior se deriva Esta circunstancia debe tenerse presente tanto
que los fines de la pena puedan ser alcanzados en en la imputación del injusto como de la culpabi-
las personas jurídicas68. La capacidad de aplica- lidad.
ción de los fines de la pena a una empresa puede
afirmarse particularmente atendiendo a la pre-
vención general, ya que los efectos que se deducen 1. Los delitos que pueden ser cometidos
para otras personas jurídicas son comparables por las personas jurídicas.
con los ejercidos frente a otras personas particu-
lares a través de la imposición a éstos de una pe- En principio, las personas jurídicas pueden in-
na de mu1ta69. Pero incluso si partimos de fines fringir cualquier ley penal cuando la lesión de un
preventivo-especiales se puede afirmar la utilidad bien jurídico caiga en el ámbito de responsabili-
de los fines de la pena en relación a las personas dad de la empresa y cuando se afirme su culpabi-
jurídicas 70 porque una persona jurídica a la que se lidad, dado que la aplicación de las normas de cui-
le ha impuesto una pena se abstendrá antes que dado y su cumplimiento concreto en atención a
una persona física sancionada de volver a infrin- los riesgos propios de la empresa no se correspon-
gir la ley71. de con las expectativas jurídicas de un comporta-
Tampoco genera demasiados problemas la idea miento correcto exento de peligro para los bienes
de retribución respecto de las personas jurídicas jurídicos. Todo ello depende principalmente de
puesto que se las considera como destinatarias que en la gestión de la empresa se hayan produci-
que pueden vulnerar la norma de comportamien- do puestas en peligro de bienes jurídicos de terce-
to de una manera responsable, lo que implica que ros que hubiesen sido impedidas o al menos dis-

66. ENGISCH en Verhandlungen des 40. Deutschen Juristentages, Band 11 (Sitzungsberichte), 1953, E-43; cfr. también SCHWINGE,
Strafrechtliche Sanktionen gegen Unternehmen im Bereich des Umweltstrafrechts, pág. 104 con ulteriores referencias. .
67. EHRARDT, Unternehmensdelinquenz und Unternehmensstrafe, pág. 199 y ss; TIEDEMANN EN ScHocH/Srou/TIEDEMANN: Fre1burger
Begegnung,pág.51.
68. HIRSCH, ZStW 107 (1995), 294 y ss; EHRHARDT, Unternehmensdelinquenz und Unternehmensstrafe, pág. 201.
69. HIRSCH, Die Frage der Straffahigkeit von Personenverbanden, pág. 17.
70. TIEDEMANN, NJW 1988, 1170.
71. HIRSCH, Die Frage der Straffahigkeit von Personenverbanden, pág. 17; dr. también EHRHARDT, Unternehmensdelinquenz und
Unternehmensstrafe, pág. 138 y ss sobre la situación de Estados Unidos.
72. TIEDEMANN EN SCHOCH/Srou/TIEDEMANN: Freiburger Begegnung, pág. 51 y 52.
73. HIRSCH, Die Frage der Straffahigkeit von Personenverbanden, pág. 18.

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Revista Penal
Reflexiones sobre la responsabilidad penal de las personas jurídicas
•• 1~

minuidas mediante la aplicación de los deberes de ra que sólo el legislador y eventualmente los tri-
cuidado inherentes de la empresa74. Es indiferen- bunales pueden fijar bajo qué supuestos una or-
te si la puesta en peligro del bien jurídico es atri- ganización es jurídicamente algo más que la suma
buible al comportamiento de una persona en con- de sus miembros. Por eso se recomienda como
creto o si se debe a la ausencia de una persona que destinatarios y sujetos de imputación, en aras a la
en el esquema organizativo de la empresa tuviera seguridad jurídica, sólo los colectivos jurídica-
como función conjurar este tipo de riesgos. mente autónomos que constituyen una persona
No es preciso limitar la responsabilidad penal jurídica o al menos muestran una forma de orga-
de las empresas a los delitos económicos porque nización cercana a ser una persona jurídica. A fal-
también es posible la comisión de delitos como ta de una forma institucional se producen proble-
las lesiones, muertes o injurias producidos por la mas como quién debe designar al abogado
inexistencia de vigilancia o controles en la orga- defensor, quién debe ser oído, etc. Por eso, un sis-
nización de la empresa. El aspecto decisivo será tema debe ser únicamente destinatario de normas
considerar si la lesión del bien jurídico es impu- y sanciones cuando adopta una forma institucio-
table como delito a la persona jurídica. En con- nal. Es competencia del legislador decidir hasta
creto, el principio de determinación del tipo no qué punto se incluye conjuntamente con las per-
hace necesario que el legislador disponga la pena- sonas jurídicas a otras agrupaciones como las aso- !
lidad de las personas jurídicas de manera expresa ciaciones de personas. !
para unos determinados tipos penales. Las expe- Los grupos de empresas deberían únicamente ¡
riencias de los países angloamericanos muestran ser admitidos como destinatarios cuando se haya
que la mayoría de los delitos pueden ser también producido un proceso de juridificación y se viole
cometidos por personas jurídicas. Puede renun- alguna obligación específica -como ocurre por
1
1
ciarse, por tanto, al requisito previsto en el Dere- ejemplo en el derecho de grupos (Kartellrecht)-.
cho penal francés de disponer expresamente para La existencia de un único sujeto, pese a la plurali-
l
1
cada delito la punibilidad de las empresas, sobre dad de personas jurídicas, puede establecerse a 1
todo porque de este modo pueden generarse lagu- partir de la dependencia social, la cual puede 1
nas de punibilidad. Los delitos que no puedan ser constatarse mediante la existencia de una interde-
cometidos por las personas jurídicas podrán ser pendencia funcional, la subordinación a un fin
determinados por vía interpretativa. común y la existencia de hecho de una dirección
interna76. Pero aunque se admita la existencia de
un grupo de empresas como sujeto idóneo, resul-
2. La forma jurídica de la empresa. ta necesario determinar la concreta persona jurí-
dica que resulta competente por los comporta-
Una de las primeras cuestiones que se deben re- mientos del grupo de empresas77.
solver es si la responsabilidad penal de las agru-
paciones depende de que éstas adopten una deter-
minada forma jurídica o si, por el contrario, 3. Principios de imputación en el ámbito
puede establecerse también cuando no poseen tal del injusto y de la culpabilidad.
carácter. Debemos decidir, por tanto, si partimos
de la forma jurídica o de la empresa como unidad a) Requisitos de una lesión punible im-
económica75. putable a la empresa.
La forma de la organización jurídica del sistema
como puede ser una persona jurídica, o una aso- La primera condición requerida para la inter-
ciación sin propia personalidad jurídica, una em- vención del Derecho penal es la existencia de una
presa individual o un consorcio, es simplemente lesión del bien jurídico cometida por la empresa.
una propiedad del sistema y no puede ser equipa- En este punto resultan válidas las exigencias ge-
rado con el sistema social propio al que se le pide nerales de causalidad, por lo que debe excluirse
responsabilidad. No obstante, la forma de la orga- que la empresa esté sujeta a un tipo de responsa-
nización ostenta un significado jurídico, de mane- bilidad por riesgo. También serán de aplicación

7 4. Orro Die Strafbarkeit von Unternehmen und Verbanden, pág. 29.


75. Cfr. ~n relación al derecho sancionador de cárteles de la Unión Europea, DANNECKERen IMMENGA/MESTMACKER (eds.}: EG-WeH-
bewerbsrecht. Kommentar, Bd. 2, 1997, Art. 15 VO, 17 marginal 72 y ss.
7 6. DANNECKER en IMMENGA/ MESTMACKER (eds.): EG-Wettbewerbsrecht. Kommentar, Bd. 2, Art. 15 VO 17 marginal 7 6 y ss.
77. DANNECKERen IMMENGA/MESTMACKER(eds.): EG-Wettbewerbsrecht. Kommentar, Bd. 2, Art. 15 VO 17 marginal 72 y 73.

so

l
Doctrina

•••

las reglas generales sobre el tratamiento del error <liante el cual el comportamiento de la persona
así como de las causas de justificación y de excul- natural sea interpretado como comportamiento
pación. de la empresa. Surge entonces la pregunta de a
Es indiferente la posición que ostente en la em- través de quién y de qué actos humanos puede
presa la persona cuyas ocupaciones u omisiones sancionarse a las personas jurídicas. Se trata de
han causado directamente la lesión del bien jurí- comprobar si existe una carencia de organización
dico. Existirá una pena para la empresa cuando se o de la filosofia empresarial que ha contribuido a
produzca un comportamiento defectuoso de cual- la producción de la lesión del bien jurídico, es de-
quier persona que actúe para la empresa y que cir, si el injusto que se ha realizado proviene de la
pertenece a ella. No es necesario constatar si una empresa. La lesión de los deberes originales de la
persona en concreto ha realizado el tipo penal o si empresa debe representarse por tanto como ex-
esa persona resulta culpable. presión de un fallo organizativo en el sistema in-
El miembro de la empresa debe haber actuado terno o como una filosofía empresarial viciada.
autorizadamente, es decir, dentro de su compe- Según esto, la conexión de la antijuricidad sólo
tencia. Si el sujeto ha actuado al margen de su existirá cuando se pueda averiguar respecto al he-
competencia estaremos como mucho ante una vi- cho concreto que la lesión del bien jurídico se po-
gilancia insuficiente pero su comportamiento no sibilitó a través de una deficiente estructura orga-
será, sin embargo, expresión de un fallo de articu- nizativa o de una filosofía de la empresa no
lación en el sistema interno o de un modelo de correspondiente a los requisitos ético-sociales y
comportamiento criminal. El miembro de la em- que la lesión del bien jurídico era evitable me-
presa realiza más bien un acto por exceso. Para diante aportaciones posibles y razonables de la
determinar si la lesión del bien jurídico se ha pro- empresa. No existirá, por el contrario, responsabi-
ducido en el marco de la organización y del re- lidad penal de la empresa cuando un empleado de
parto de deberes o bien respecto a la garantía de ésta efectúe actos delictivos que no fueron posibi-
una filosofía empresarial debida, se puede partir litados, favorecidos o tolerados por una deficitaria
del ámbito de responsabilidad de la persona natu- estructura organizativa o una filosofía empresa-
ral, de una eventual posición de garante para el rial delictiva.
impedimento de la lesión del bien jurídico y de los Por el contrario, el comportamiento de una
deberes de vigilancia e inspección que le compe- persona natural que se encuentra fuera de la or-
ten. En tanto que el deber del miembro de la em- ganización y del influjo de la ética empresarial
presa se dirija a compensar los peligros que pro- no puede imputarse a la empresa como injusto y
vienen de la libertad de organización realizados culpabilidad propias.
por los pertenecientes a la empresa y en una dis- Puede igualmente ocurrir que un comporta-
tribución de deberes, corresponderá esta obliga- miento de una persona natural, realizado fuera de
ción con la obligación originaria de la empresa. la organización empresarial y fuera de la influen-
Una vez constatada esta correspondencia, es indi- cia de una ética empresarial, no pueda ser impu-
ferente la posición formal del trabajador en la em- tado a la empresa como propio injusto y como
presa como órgano, como miembro de la junta propia culpa debido a que este tipo de lesiones al
rectora, etc. Es suficiente con que a la persona na- bien jurídico no se producen como resultado de
tural le hubiera sido confiada la realización de la un defecto interno de la empresa. Las personas ex-
función del sistema que se ha omitido. ternas no lesionan el deber de optimización de la
formalización organizativa y del orden relevante
de valores propios del sistema. Esto sólo ocurre
b) Conexión de la antijuridicidad entre cuando es un miembro de la empresa quien lesio-
las faltas de organización del sistema na el bien jurídico.
interno o la filosofía empresarial viciada
y la lesión del bien jurídico.
c) Dolo e imprudencia relativos a fallos
Existe en el Derecho penal una indisoluble co- de organización interna al sistema
nexión entre la imputación y la pena, debiendo re- o a una filosofía empresarial viciada.
ferirse ambas a la misma persona. Sin embargo,
los sistemas sociales carecen de la capacidad de Aparte de lo anterior, se requiere la existencia
ser afectados directa e inmediatamente por las de un comportamiento doloso o imprudente de la
normas penales. Ontológicamente, los destinata- empresa referido al defecto del sistema interno o
rios de las normas sólo pueden ser las personas a la filosofía empresarial incorrecta que ha produ-
naturales, es decir, miembros de la empresa. Por cido la lesión del bien jurídico. A este respecto es
eso se requiere un proceso de imputación me- necesario concretar qué se debe entender por do-

51
1•~w~~7"l''~* 1H:'X~· :'.' : ·
Revista Penal
Reflexiones sobre la responsabilidad penal de las personas jurídicas
••

lo de la empresa e imprudencia de la empresa. nivel de la dirección son merecedoras y necesita-


El dolo o la imprudencia de la empresa no se re- das de pena, no ocurre lo mismo cuando se pro-
fieren como puede apreciarse a la lesión del bien ducen infracciones legales en niveles inferiores.
jurídico. De ahí que sea recomendable una diferenciación
El dolo requiere conocimiento o al menos la re- entre la multa penal y la sanción pecuniaria
presentación de la posibilidad del defecto del sis- administrativa, en función de la gravedad del in-
tema interno. La imprudencia presupone que la justo79.
lesión del bien jurídico era evitable y previsible.
Esto ocurre cuando un miembro de la empresa
que ocasiona un defecto que produce una lesión a) Clasificación como delito.
del bien jurídico hubiera podido preverlo y evitar-
lo mediante una aportación posible y razonable. A Para que exista un delito cometido por una em-
este respecto pueden tenerse en cuenta disposicio- presa se requiere, en primer lugar, que ésta haya
nes organizativas para la garantía de un funciona- realizado una lesión punible de un bien jurídico
miento de la empresa conforme a la ley y de un basada en un defecto de organización o en una fi-
sistema de comunicación interno empresarial efi- losofía empresarial defectuosa.
ciente al igual que la existencia de un sistema efi- Los órganos son siempre totalmente responsa-
caz de control y vigilancia. Asimismo la existencia bles de la organización y de la filosofía empresa-
de la imprudencia depende de medidas para la in- rial por lo que su dolo referido al defecto de orga-
formación y motivación de los trabajadores, de le- nización o a la defectuosa ética empresarial
siones de bienes jurídicos dados a conocer o in- constituye siempre dolo de la empresa. Igual ocu-
cluso delitos dentro de la empresa, etc.78. Existirá rre respecto de las personas del nivel directivo,
una imprudencia de la empresa cuando se mues- cuando no observen la obligación propia de la em-
tre la vulneración del bien jurídico como expre- presa del conocimiento de las carencias existen-
sión de un error organizativo o relevante para el tes. Por el contrario, el comportamiento de perso-
sistema de valores, error que los miembros colec- nas situadas en niveles inferiores a la dirección de
tivos pueden remediar a través de una prestación la estructura organizativa deficitaria o de la filo-
posible y razonable. sofía empresarial criminógena no pueden ser
constitutivas ni de dolo ni imprudencia de la em-
presa. Esta imputación supondría desconocer su
4. Diferenciación entre delito y sanción relación con la empresa. Sólo existe un injusto de
administrativa. empresa y una culpa de empresa cuando un di-
rectivo ha actuado antijurídica y culpablemente
La obligación de la empresa de organizac10n, en relación a las obligaciones de organización y
supervisión y ajuste a las exigencias legal y socia- aseguramiento de los fines éticos reconocidos que
les se dirige prioritariamente al personal directivo competen a la empresa.
y sólo de manera complementaria a los trabajado- No es necesario que el legislador explicite las 1
res asalariados que reciben las instrucciones, exigencias que atañen a la direcciónso. Mediante \
la nueva redacción del Derecho sancionador ad-
puesto que éstos tienen menores posibilidades de
participación e influencia. La obligación de desa-
rrollar iniciativas organizativas y ético-empresa-
ministrativo alemán en lo referente a las personas
jurídicas, en aras a la prevención de la "no res-
l
l.
riales con el fin de lograr el mantenimiento del ponsabilidad organizada", el legislador alemán i
rendimiento colectivo del sistema en aras a la pro- pretendió en un primer momento conseguir que
tección de bienes jurídicos de acuerdo con los fuera suficiente cualquier infracción realizada por
estándares sociales exigidos puede ser realizada un directivo como hecho de vinculación. Esta for- l
de manera menos efectiva por los simples emple- mulación ha sido desechada posteriormente por
ados que por los directivos. Esta circunstancia tie- su indeterminación81. El actual § 30 OWIG enu-
ne un significado principal en la dimensión del in- mera como personas pertenecientes al nivel direc-
justo puesto que mientras las deficiencias en el tivo a los órganos de representación de una perso-

78. &IRHARDT Unternehmensdelinquenz und Unternehmensstrafe, pág. 247 y 248.


79. Sobre u~a delimitación cuantitativa entre Derecho penal y Derecho sancionador administrativo, dr. solamente HIRSCH, Die
Frage der Straffahigkeit von Verbanden, pág. 11 y 12.
80. Cfr. CoFFE EN EsER/HEINE/HUBER (eds.): Criminal Responsability of Legal and Collective Entities, pág. 14 y ss.
81. Cfr. BT-Drucks 10/5058, pág. 36.

52
Do e trina

•••

na jurídica y los miembros de tales órganos, a los b) Clasificación como sanción


Consejos de Administración y a sus miembros de administrativa.
asociaciones sin capacidad jurídica, a los socios
representantes de una sociedad personalista, apo- Cuando se ha producido una lesión de un bien
derados y personas a las que se les confían espe- jurídico por parte de la empresa basada en un fa-
ciales tareas de dirección. Sin embargo, esta de- llo organizativo o en una ética empresarial viciada
terminación del círculo de personas es más bien y el dolo o la imprudencia sólo pueden predicarse
restrictiva y, por lo tanto, no hace suficiente justi- en relación a una persona que no pertenece al cua-
cia sobre todo a la estructura organizativa descen- dro directivo, aunque exista un dolo o impruden-
tralizada de la empresa moderna ya que no se ha cia empresarial, la sanción a imponer deberá te-
incluido totalmente al management medio pese a ner carácter administrativo.
que también les sean exigibles a éstos las tareas Por otra parte, en la sanción administrativa de-
be diferenciarse entre los supuestos de dolo y la
específicas de organización. Se recomienda, por
imprudencia en la empresa: Cuando un empleado
tanto, una orientación a la propuesta de ley de la
que no pertenece al nivel directivo actúa de modo
Law Commission para Inglaterra y Escocia del contrario al deber en el marco de una organiza-
año 1989, que en lo que se refiere a la regulación ción defectuosa o debido a una filosofía empresa-
de los "controlling officers", propone: "Controlling rial criminal, existe imprudencia de la empresa.
officer" of a corporation means a person partici- Por el contrario, si actúa dentro de este mismo
pating in the control of the corporation in the ca- marco con conocimiento y voluntad, existirá dolo
pacity of a director, manager, secretary or other de empresa.
similar officer (whether orno he was, or was va- Cuando una empresa comete una infracción ad-
lidly, appointed in any such office)"82. La corres- ministrativa basada en una falta de organización
pondencia de una regulación de este tipo con la o en una deficiente ética empresarial, existirá úni-
realidad de la organización empresarial trae como camente un castigo como sanción administrativa
consecuencia que es tarea de la jurisprudencia para la empresa. Se hace preciso también en este
efectuar una concretización que esté armonizada punto diferenciar entre dolo e imprudencia. El do-
con las exigencias de cuidado en el Derecho penal lo presupone conocimiento y voluntad de un
individual, en particular con los deberes de direc- miembro de la empresa relativo al defecto de or-
ción, vigilancia y control. La ventaja de esta ac- ganización o a la ética empresarial defectuosa. La
tuación radica en que se acomodan al Derecho imprudencia existe cuando se produce un com-
existente las estructuras fundamentales del Dere- portamiento sin observancia de cuidado por parte
cho penal contra las personas jurídicas. De este de un miembro de la empresa.
modo puede conseguirse que los órganos de per-
secución penal lleven a la práctica la aplicación
efectiva de las reglas sancionadoras. c) Relación del delito y de la sanción
administrativa.
La delimitación del círculo de personas respon-
sable de la organización y la filosofía empresarial Cuando existan un delito y una sanción adminis-
repercute en la determinación del dolo y de la im- trativa referidas a una misma lesión del bien jurídi-
prudencia: la imprudencia de la empresa existe co y si junto a una persona subordinada ha actuado
sólo cuando una persona con competencia para la también una persona con competencia de dirección
decisión e instrucción ha actuado con falta de cui- de manera dolosa o imprudente, la sanción admi-
dado. Existirá dolo de la empresa si ha actuado en nistrativa será subsidiaria respecto del delito.
atención a la organización empresarial defectuosa
o a una filosofía empresarial criminógena con co-
nocimiento y voluntad. En la práctica, normal- 5. Relación de la responsabilidad
mente se producirán comportamientos impruden- penal de las personas jurídicas
tes y, sólo en casos muy particulares, se podrá y de las personas naturales.
demostrar la existencia de un comportamiento
doloso. Por ello, la sanción de la conducta impru- De la diferenciación entre los deberes origina-
dente resulta de gran importancia. rios de una empresa y las obligaciones individua-

82. Law Commission for England & Wales, Criminal Code for England and Wales, Report n2 177, 1989, pág. 30.

53
Revista Penal
Reflexiones sobre la responsabilidad penal de las personas jurídicas •
1

les de los miembros de la empresa se deduce que Se parte por ello de un modelo de obligación
la responsabilidad penal de una persona jurídica con el que se acuña un injusto determinante a
no excluye la punibilidad de las personas natura- través de la conexión con la antijuricidad. De-
les responsables. Más bien la responsabilidad pe- be tratarse de una carencia en la organización
nal del individuo y de la asociación caminan una o en la ética empresarial que se traduce en
junto a otra. comportamientos lesivos contra los bienes
jurídicos. Este requisito tendría que ser regu-
lado en interés de la seguridad jurídica en la
IV. Reflexiones finales. ley para evitar que haya que deducirlo por vía
de la interpretación como una condición de-
1. En los modernos Estados industriales se co- terminante de la punibilidad de la pena de las
meten cada vez en un mayor número com- personas jurídicas. Además este requisito del
portamientos penales relevantes por parte de dolo y de la imprudencia relativos a lascaren-
grupos de personas que disponen de un con- cias en la organización o en la ética empresa-
siderable potencial de poder. Para forzar a las rial debería ser expresamente regulado legal-
empresas a la adopción de medidas efectivas mente como presupuesto de la punibilidad. En
que impidan las lesiones contra los bienes adelante debería ser aclarado expresamente
jurídicos es precisa la introducción de sancio- que sólo puedan imputarse comportamientos
nes penales contra las personas jurídicas. dolosos e imprudentes de personas en el ámbi-
Además, las experiencias existentes hasta el to de dirección de la persona jurídica para ase-
momento en los países industriales con una gurar que de manera efectiva se amenazan con
criminalidad de empresa en el ámbito del De- pena comportamientos merecedores y necesi-
recho penal económico y medioambiental tados de pena. El comportamiento doloso e
muestran que para comprender todos los imprudente de personas por debajo del ámbito
comportamientos merecedores y necesitados de dirección debe constituir únicamente una
de una pena y para evitar lagunas de punibi- sanción administrativa.
lidad se hace preciso un ensanchamiento del 3. La punibilidad de las empresas debe orientar-
círculo de personas cuyo comportamiento es se a las formas de organización legalmente re-
imputable a la persona jurídica por encima conocidas.
de sus órganos. Un fundamento ético del De- 4. En la creación de la punibilidad de las perso-
recho penal de las personas jurídicas no re- nas jurídicas debe efectuarse un ajuste en el
quiere ninguna regulación restrictiva perte- sistema de Derecho penal nacional que facilite
neciente a la teoría del "alter ego". No sería la ejecución de las nuevas normas. Sólo cuan-
acorde con la organización de las modernas do las estructuras fundamentales del Derecho
sociedades realizar una restricción de las per- penal contra las personas jurídicas tengan en
sonas con competencia de dirección, cuyos cuenta las estructuras de los sistemas jurídicos
comportamientos son imputados a la asocia- nacionales existentes se podrá conseguir en-
ción en el nivel superior, lo que conduciría tonces que los órganos de persecución penal
inevitablemente a la creación de lagunas de apliquen en la práctica las nuevas sanciones.
punibilidad. Más bien se exige un ensancha- S. Para prevenir el traslado de la criminalidad de
miento del círculo de personas a todas aque- empresa a los países que no prevén una san-
llas que ostenten una función de dirección. ción penal contra ellas se hace precisa la ar-
2. El injusto penal igualmente presupone en las monización internacional en el ámbito del De-
personas jurídicas una vulneración del deber. recho penal contra las personas jurídicas. •

54
Doctrina

La lucha contra la corrupción desde una perspectiva supranacional (*)


•••
Bárbara Huber Doctora
Freiburg i.Br.

SUMARIO: I. Introducción. JI. Visión general sobre las resoluciones e iniciativas internacionales. 1.
Convención Interamericana contra la Corrupción. 2. La Convención OECD para combatir el soborno
de servidores públicos extranjeros en el marco de las transacciones comerciales a escala internacio-
nal. 3. Instrumentos de la Unión Europea. 4. Instrumentos a escala del Consejo de Europa. 5. Instru-
mentos a escala de la ONU. 6. Otras declaraciones. III. El contenido de las normativas. 1. Diferencias
metodológicas. 2. Contenidos comunes. 2.1. Definición de funcionario. 2.2. Definición del tipo penal.
2.3. Cohecho indirecto. 2.4. Cohecho en el Derecho privado. 2.5. Personas jurídicas. 2.6. El alcance de
la Jurisdicción. 2. 7. Otros contenidos. 3. Otros esfuerzos supranacionales para combatir la corrup-
ción. IV. Observación final

l. Introducción tro y este de Europa y el acceso a los nuevos mer-


cados y también al rápido desarrollo de las tecno-
Que la corrupción es considerada hoy en día co- logías, especialmente en el ámbito de las teleco-
mo un gran problema social que puede poner en pe- municaciones, los europeos debieron reconocer
ligro la estabilidad y la seguridad de las sociedades, que ellos mismos eran los actores, y Europa el es-
amenazar el desarrollo social, económico y político cenario, donde sucederían actos de corrupción. Se
y arruinar el valor de la democracia y la moral, es al- puso entonces de manifiesto que la corrupción in-
go ya sabido. Esto vale a escala nacional como in- fluyó negativamente en las posibilidades de tener
ternacional. Debido al incremento de la globaliza- relaciones comerciales con otros países; dictado-
ción en los mercados, la prestación de servicios y los res corruptos como Mobuto, Marcos o Suharto,
bienes y las personas que se encuentran vinculadas han sido considerados como una barrera para el
a la globalización e internacionalización de las acti- comercio pues dificultaron la entrada a mercados
vidades criminales, la dimensión internacional de la muy interesantes. De pronto se comprendió en
corrupción adquiere gran importancia. Europa la razón por la que los EUA quisieron ya
Por lo tanto, en ambos niveles, tanto el nacional en 1997 con su Foreign Corrupt Practices Act (re-
como el internacional, la lucha contra la corrup- formada en 1988) difundir a nivel mundial no só-
ción adquiere prioridad y requiere de un esfuerzo lo razones morales o fortalecer su hegemonía
colectivo, así como el intercambio de información económica cuando obligaron a sus empresas a
y en cierto grado una estandarización en la prác- concertar contratos sin sobornos.
tica. El esfuerzo conjunto a escala internacional El legislador norteamericano fue, por consi-
se muestra indispensable para luchar contra la de- guiente, el precursor de utilizar un criterio riguro-
lincuencia y favorecer así la responsabilidad, la so contra el soborno y la corrupción, y tras los ca-
transparencia y el Estado de Derecho. sos de Watergate y Lockhead (??) aprovechó la
A partir de la década de los noventa la corrup- oportunidad para modificar la política de los Es-
ción ha dejado de ser un fenómeno que sólo se ve- tados Unidos de Norteamérica en contra de la co-
rifique en países ajenos. Desde la apertura del cen- rrupción, jugando quizás en cierta medida un rol

(*) Taulo original: "Die Bekampfung der Korruption aus supranationa/er Sicht". Conferenáa dictada durante las jornadas del Congreso de Alumnos
de Derecho penal celebrado en el de marzo del 2002 en la Universidad de Salamanca. Tradua:ión de Miguel Ontiveros Alonso, becario de invesliga-
áón en la Universidad de Salamanca.

41
Revista Penal
La lucha contra la corrupción desde una perspectiva supranacional
•••

la conciencia de responsabilidad en las propias - Las resoluciones de los Estados miembros


empresasI. contra la corrupción de 1996.
Los Estados Unidos de Norteamérica urgieron En lo que sigue quiero realizar un breve repaso
entonces a una internacionalización de los postu- sobre los instrumentos internacionales hasta aho-
lados fundamentales de su propia legislación, sin ra señalados y la situación de su transformación
cuyo reconocimiento mundial y mismo tipo de re- en Derecho nacional (II), posteriormente, compa-
glas en otras naciones industrializadas signifi- rar los aspectos más importantes del contenido de
carla un gran inconveniente de tipo económico sus disposiciones (III), y comentar finalmente las
para la economía norteamericana. Una coalición múltiples forµias que existen en este interesante
formada por organizaciones internacionales, go- ámbito de las estrategias mundiales para comba-
biernos, bancos de desarrollo, sindicatos, círculos tir este fenómeno criminal y moral.
comerciales y organizaciones no gubernamentales
(ONG) tuvo también su influencia en Europa. Es-
to tuvo como consecuencia el rápido desarrollo de 11. Visión general sobre las resoluciones e
programas y estándares intergubernamentales en iniciativas internacionales
muchos gremios durante la segunda mitad de los
años noventa y trajo un cambio definitivo en la En la primera mitad de los años noventa el Con-
postura del mundo comercial en contra de la co- greso americano urgió a otros Estados a sancio-
rrupción. nar la corrupción en el ámbito comercial. Ya en
Son muchos los instrumentos jurídicos interna- 1977 con la Foreígn Corrupt Practices Act prohi-
cionales que se han creado desde 1994 y que ac- bieron los Estados Unidos a las empresas nacio-
tualmente se encuentran en proceso de ser ratifi- nales corromper a servidores públicos en otros
cados en los parlamentos europeos y en otros países y con ello introdujeron por primera vez un
ámbitos geográficos, o que incluso forman ya par- componente en la política criminal internacional
te del ordenamiento jurídico de algunos países: que hasta ese momento estaba al servicio de bie-
aquí se señalan sólo algunos de los más importan- nes jurídicos nacionales. Ahora se pretendía que
tes de entre los 21 acerca de los cuales ya se ha lle- otros países se adhiriesen a esta política. Desde el
gado a un acuerdo: punto de vista cronológico, el primer resultado de
- La convención interamericana contra la co- esta política fue la Convención Interamericana
rrupción, '1nter-American Convention against Co- contra la corrupción.
rruption" de 1996;
- La organización para la cooperación y el de- 1. Convención Interamericana contra la
sarrollo económico, "Organization for Bconomíc Corrupción
Cooperation and Development" (OECD)2 de
1997; Este convenio internacional fue alcanzado en
La convención jurídico-civil y penal contra la 1996 y va mas allá del acuerdo básico sobre la pu-
corrupción del Consejo de Europa de 1999; nibilidad del cohecho pues incluye el "enriqueci-
- La convención de la Unión Europea sobre la miento ilegítimo" que consiste en un aumento re-
protección de los intereses financieros de la UE de pentino de los bienes de un funcionario cuya
1995 y los dos protocolos (acerca de la corrupción procedencia no puede aclarar y que por ello es pu-
pública); nible. En cuanto al contenido crea un compromiso
La convención de la Unión Europea para la entre las dos partes en materia de ayuda judicial y
lucha contra el cohecho de funcionarios de la CE extradición para los intereses latinoamericanos y,
o de funcionarios de los Estados miembros de del lado norteamericano, la exigencia de criminali-
1997; zar el cohecho activo en el ámbito del comercio su-
- Las disposiciones comunes de la Unión Euro- pranacional. La convención entró en vigor en 1997,
pea contra la corrupción en el sector privado de pero hasta ahora no tiene mecanismos para demos-
1998; trar su eficacia.

1. PIETH, M.; lntemalionol EIToris to Combat Corruplion, en, Huber, 8 (coordnadora); The Fight against corruplion in fhe Member Slafes of fhe EU.
KOln,2002.
2. La Organizalion for Economic Cooperalion and Development perteneoo a las organizaciones íntemaáonales que el mundo occidental desarroftó
después de la segundo guerro mundial. Los 34 países miembros producen el 70% de los bienes y servicios del mundo y aporkln el 90% de las inversio-
nes intemaáonales, pero nlÓ$ detalles véase: PlfTH, M; Conlribufion of lndusfrialised Coonfries in fhe Prevenfion of Corrupfion: The fxcrmple of lhe OECD,
clocumento presentado en la 8.g Conferencia lnlemaáonal Anlicorrupción, Durban, 1999.

42
D oc tri na

•••

2. La convención OECD para combatir el soborno Entretanto, 35 Estados de todo el mundo han
de servidores públicos extranjeros en el marco de ratificado la convención de la OECD y han con-
las transacciones comerciales a escala internacio- templado en la legislación penal la punibilidad del
nal ( Convention on Combating Bribery of Foreígn cohecho activo de funcionarios extranjeros: en
Publíc Offi.cíals in Intemational Business Tran- Europa son (hasta el mes de febrero del 2002) 22
sactions)3 países: Bélgica, Bulgaria, la República Checa, Di-
namarca, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia,
Un especial avance de la política norteamerica- Islandia, Italia, Irlanda, Luxemburgo, Austria,
na en el ámbito de la criminalidad económica Países Bajos, Noruega, Polonia, Portugal, Eslova-
(tras muchos años de discusión con sus colegas quia, Eslovenia, España, Suecia, Suiza, Turquía,
europeos) referente al soborno internacional fue- Gran Bretaña, y Hungría. Fuera de Europa ha si-
ron las recomendaciones de mayo de 19974 y el do ratificado por: Argentina, Australia, Chile, Ca-
acuerdo de los miembros de la OECD sobre el tex- nadá, Japón, Brasil, Corea, México, Nueva Zelan-
to de la convención en el mes de noviembre de da y los Estados Unidos de Norteamérica (aún no
19975. La llegada a un acuerdo fue una muestra en vigor en) Brasil, Chile, Eslovenia y Turquía.
del creciente reconocimiento de la comunidad in- Para la OECD es importante la valoración de la
ternacional sobre la necesidad de contener la co- ejecución de los fundamentos de la Convención a
rrupción no sólo en los países exportadores de ca- través de una autoevaluación y la evaluación mu-
pital sino también en los países en vías de tua. El control y la evaluación de los resultados
desarrollo. Una parte importante en este proceso por otros países miembros (peers) significa en
fue el banco mundial, cuya participación en la dis- cierta forma ejercer presión sobre los demás inte-
cusión acerca de la convención fue muy activa y grantes. Mediante el método de la Financia] Ac-
apoyó la iniciativa de la OECD. tion Task Force se ha alcanzado un alto grado de
El concepto de la OECD fue claramente influido eficacia en el ámbito del blanqueo de capitales y
por la política del faír-trade norteamericana a partir se ha logrado en tan sólo cinco años un estándar
del FCPA de 1977: se quería reducir la afluencia de común a escala mundial.
medios financieros cormptos en determinados mer-
cados así como en agrupaciones específicas me- 3. Instrumentos de la Unión Europea
diante la amenaza de sanción a quienes ejecutaban
actos de soborno y a quienes cooperaban con ellos. La Unión Europea no actúa de forma global so-
Al mismo tiempo se llegó a un acuerdo básico sobre bre los países socios, sino de forma limitada. No
prevención que sin embargo sólo es un asunto de re- tiene facultades para dictar normas de carácter
comendaciones y no objeto de la convención. En penal, sino que para estos fines debe servirse
cierto sentido se trata de una medida unilateral de siempre del legislador nacional. Éste debe trasla-
incriminación que debiera comprometer la punibi- dar al Derecho penal interno los instrumentos
lidad de los actores, pero no necesariamente. La jurídicos supranacionales para poder lograr la
OECD no buscaba intervenir en la soberanía de ter- misma protección jurídico-penal en todos los paí-
ceros Estados amenazando con una pena a sus fun- ses. Este método tiene sus problemas (III).
cionarios, sino tan sólo aprehender a los sujetos ac- El problema de la corrupción internacional afec-
tivos. De otro lado la Convención se ocupa sólo de ta en especial los intereses financieros de la Unión
actos de conupción directa a gran escala y no con- Europea que mediante grandes fraudes se ve cons-
templa la entrega de sobornos. tantemente lesionada. En este sentido, el soborno
Es importante que todo el sistema se funda- de funcionarios de la UE juega un rol importante.
menta en un mismo marco político, un plan tem- Ya en 1997 propuso la comisión en una comunica-
poral, así como en una evaluación sistemática y ción6 al Consejo y al Parlamento una estrategia co-
organizada de ejecución, legislación y praxis. herente para luchar contra la cormpción. Esta es-

3. OECD Convenlion on Combating Bribery of. Foreign Public Ollidals in lntemalional Business Tramadions Adopled by Negolialing Confereoo, on
21 Nov. 1997; entró en vigor el 15 de ~rero de 1999. Aplicada en Alemania med'Klnle la Gesetz zur Bekampfung infemafiona/er Beslediung-lnlBestG
del 1Ode septiembre de 1998. En ltatia la Convención de la OECD fue retomado por el Parlamento el 29 de septiembre del 2000 y la ley entró en vigor
el 26 de octubre del 2000, boletín olK:ial del 25 de octubre del 2000.
.4. OECD Revised Recommendotion cllhe Couna1 on Combafing Bnbery in lntemational Business Tronsadions Adopled by lhe OECD Couna1 on 23
M"'f 1997.
5. Sobre el origen de la Convend6n, véase, PIETH (Noto 2).
6. Reunión de la Comisión del 21 de moyo de 1997 en el Ayuntamiento del Parlamento Europeo en lomo o uno polaica de la Unión paro comba-
tir la comipción, KOM (9n 192 del 21.5.1997 (no publioodo en AS).

43
Revista Penal
La lucha contra la corrupción desde una perspectiva supranacional
•••

trategia fue introducida7 en las directrices de los ór- Con estos fines fueron completados los conve-
ganos internacionales (Consejo de Europa, OECD, nios sobre la protección de los intereses financie-
G7, ONU y Organización Mundial del Comercio) y ros de la CE8 mediante un protocolo9 que conjun-
abarca diversos ámbitos, a saber: comercio inter- tamente regulaba el cohecho de funcionarios de la
nacional, competencias, ayuda financiera a terce- CE y el peligro de los intereses financieros de la
ros países, medios propios de la comunidad, políti- CE. Por primera vez la conupción transnacional
ca de desarrollo y preparación para la adhesión de fue objeto de medidas internacionales europeas.
nuevos socios. Se encontraron lagunas respecto de Este primer protocolo sirvió para la preparación de
la persecución del cohecho fuera del ámbito estatal un amplio tratamiento del tema de la corrupción a es-
interno así como en torno a funcionarios extranje- cala transnacional que posteriormente fue realizada
ros y en el nivel del comercio privado. Tampoco el mediante un convenio de la UE sobre la lucha contra
manejo de los impuestos con dinero producto de la corrupción en 199710. Aquí se incluyó la incrimina-
sobornos a funcionarios extranjeros satisfizo -co- ción de carácter penal del cohecho de funcionarios del
mo en los casos de Japón y los EUA por ejemplo, CE o de servidores públicos de los países miembros de
donde la reducción de impuestos está prohibida- la UE en general (y no tan sólo limitada a la lesión de
las solicitudes de prohibición de la ONU, del Con- intereses financieros de la UE)ll.
sejo de Europa, de la OCD y del Parlamento Euro- Por último, en el mes de diciembre de 1998 se
peo. El blanqueo de dinero producto del ·cohecho llegó a un acuerdo general acerca de la corrupción
debiera ·ser un hecho punible en todos los países en el sector privado12 que se basa en la iniciativa de
miembros. Medidas paralelas como el registro de la comisión del 21 de mayo de 1997 y en los precep-
empresas enjuiciadas en listas negras, la introduc- tos del programa de acción para la lucha contra la
ción de un sistema de información y/o de sanción y criminalidad organizada del 28 de abril de 199713.
la protección de informantes que hayan dado a co- Conforme a éste, debía protegerse la competencia le-
nocer un caso de corrupción, eran otros puntos de al y los principios básicos de la apertura y la libertad
la estrategia anti-corrupción. Respecto de países de los mercados, en especial debía protegerse al mer-
terceros, éstos deben ser vinculados a este sistema cado internacional del cohecho activo y pasivo tanto
mediante el apoyo de la comunidad y la recepción de personas físicas como jurídicas.
de ayudas para que puedan introducir las normas Al mismo tiempo la Comisión se ocupó, en el
antes señaladas así como transparencia en los mer- marco del primer pilar, de crear reglas suprana-
cados públicos y sostener los servicios socio-econó- cionales contra el cohecho que no tienen natura-
micos. Los programas especiales --en particular leza jurídico-penal. A éstas pertenecen la normati-
los que se ocupan del centro y este de Europa (Oc- va sobre manejo fiscal de dinero producto del
topus-Programm, EU+Erat; Sigma-Programm- cohecho y la normativa sobre la revisión de ba-
OECD+EU)- deben apoyar estas medidas en cada lances y auditorías (accounting/auditing).
país. Las normativas para la lucha contra la co-
rrupción deben contener todos los convenios que 4. Instrumentos a escala del Consejo de Europa
prevén ayuda financiera de la UE, del Banco Mun-
dial, de la OECD o de cualquier otro patrocinador Mientras que con los esfuerzos de la UE para com-
financiero. batir la corrupción tan sólo se podría abarcar a los

7. La votación de posiciones entre la UE, Consejo de Europa y la OECD en el oompo de la lucha contra la corrupción para evitar implementar inne-
cesarios instrumentas jurídicos que interfieran en una apliooción eficaz, fue el objetivo de los puntos fundamentales de la Unión 97/ 661 del 6 de octubre
de 1997. Abl. L279 del 13.10.1997 sobre el debate en el Consejo de Europa y en la OECD aceroo del combate contra la corrupción. Un segunda fe.
sis vi11aJlada al aa.Jerdo de la OECD del 13.11.1997 (97/783/JIAbl. L320 del 21.11.1997} adara las posiciones de los Estados miembros en vista del
acuerdo de la OECD.
8. Treatyofthe European Union on the Proledion of Financia! lnterests ofthe Communilies del 26 de julio de 1995 {95/C 316/03}
9. Frst Prolocol to the Treaty on the Proledion of Financia! lnterests of the Communities del 27 de septiembre de 1996 (96/C 313/01 ). Retornado en Ale-
mania a través de la ley sobre cohecho del 1Ode septiembre de 1998; en llalia se adoptó el Pro4ocolo por el parlamenta el 29 de ~del 2~.
10. Convention ofthe European Union on the Fight Against Corruption del 26 de mayo de 1997 {97/C 195/01 ). Este convenio entra en vigor 90
días después de ser adoptado por los Estados miembros de la Unión.
11. El Protocolo entra en vigor 90 días después de la notitlooción formulada por el último de los Estados que integró la Unión Europea el día 27 de
septiembre de 1996, pero no antes de la entrada en vigor del aaierdo sobre la protección de los inlereses financieros de la UE del 26 de julio de 1995.
Ni el Protocolo ni el Acuerdo han entrado hasta ahora en vigor.
12. Joirt Adion on Corruplion in the Privale Sector del 22 de diciembre de 1998 {98/742/JHA) Abl L358 del 31.12.1998.
13. El Plan de Aa:ión para combatir la criminalidad organizada del 28 de abn1 de 1997 (Abl C 251 del 15 de agosto de 1997} que contempla la
recomendaáón número 6 sobre el desarrollo de una polffioo general contra la corrupción.

44
Do ctr1n a

•••

15 Estados miembros y a los candidatos a ingresar - La formación de personas y órganos especia-


a la Unión, el alcance del Consejo de Europa es lizados para luchar contra la corrupción y dotar-
mayor pues se extiende a 41 Estados miembros. les de medios económicos suficientes para esta la-
Aquf se incluyen a México, Japón, Canadá, Rusia bor (directivas 6 y 7)
y los Estados Unidos de Norteamérica. Además, la - Promover la máxima cooperación internacio-
función del Consejo de Europa se diferencia esen- nal en todos los ám bitas para la lucha en contra
cialmente de la de la Unión Europea: juega el rol de la corrupción (directiva # 20)
de un "thinktanlé' para armonizar el ordenamien- De estos primeros documentos se derivó la cre-
to jurídico y para la protección de los Derechos ación del Group of States against Corruption
humanos. De otro lado, debe gestionar la integra- (GRECO) en el año de 199819 que inició sus labo-
ción de los Estados de la Europa central en la cul- res a partir del 1 de mayo de 1999. Se trata de un
tura jurídica occidental. órgano que mediante la evaluación mutua y la
En el núcleo de los trabajos en torno a nuestro "presión entre semejantes" (peer pressure) tiene
tema hay actualmente dos Convenciones: las Con- que vigilar el respeto a las directivas fundamenta-
venciones jurfdico-penall4 y jurfdico-civiJlS sobre les de la lucha contra la corrupción, así como la
la corrupción. Por hoy, a nosotros nos interesa la aplicación de los instrumentos jurídicos interna-
de carácter penal. Los preparativos que para estos cionales. Los miembros de la GRECO resultarán
efectos encargó el Comité de Ministros ( 1994) al de los Estados del Consejo de Europa que se han
recién creado Grupo Multidisciplinario sobre Co- adherido al programa.
rrupción fueron extensos y esmeradosló. A un am- Con base en los programas de acción y las 20 di-
plio programa de acción del mes de noviembre de rectivas fundamentales se erigió finalmente, por el
199617, le siguió, en noviembre de 1997, la adop- MGC, la convención jurídico penal sobre la co-
ción de 20 directivas fundamentales para la lucha rrupción que fue aceptada y confirmada por el Co-
contra la corrupción ( Guiding Principies Eor the mité de Ministros el 27 de enero de 1999. Entra en
Fight Against Corruption)lB. En torno a esto, el vigor cuando 14 Estados la ratifiquen. En febrero
Comité de Ministros confirmó su convencimiento del 2002 fue firmada por 41 Estados y ratificada
en el sentido de que el combate a la corrupción por 13. Los países europeos que la han ratificado
exigía: (con reservas) son: la República Checa, Dinamar-
- Un esfuerzo multidisciplinar conjunto de los ca, Eslovaquia, Macedonia, Croacia, Chipre,
países Hungría, Letonia, Albania, Bulgaria, Bosnia/Her-
- Criminalizar de forma coordinada la corrup- zegovina y Estonia. Para que entre en vigor tan só-
ción nacional e internacional (directiva# 2) lo requiere una ratificación.
- Libertad de decisión, absoluta autonomía, así Esta convención es la más ambiciosa de los ins-
como independencia económica de los órganos trumentos multilaterales: contiene 5 capítulos con
penales de persecución. 42 artículos. Su finalidad es desarrollar pautas ge-
- La protección de las personas que ayudasen a nerales para determinados delitos de cohecho, sin
las autoridades en la lucha contra la corrupción y embargo, no contempla una definición uniforme
el carácter confidencial de las averiguaciones (di- del delito. Junto a los temas materiales se tratan
rectiva# 3) también temas procesales relacionados con los
- Disponer medidas adecuadas para incautar y delitos de cohecho, de otro lado, persigue mejorar
decomisar las ganancias obtenidas mediante el el trabajo conjunto a escala internacional.
cohecho (directiva # 4) Esta convención parte, a diferencia de la OECD
- La prohibición de utilizar a las personas jurí- y de la UE, de una definición amplia de corrup-
dicas para la comisión de delitos de cohecho (di- ción y tiene relación con anteriores acuerdos del
rectiva# 5) Consejo de Europa sobre asistencia jurídica mu-

14. Oimina/ Law Convenfion on Co1TUpfion adoptada en Eslrasburgo los días 3 y 4 de noviembre de 1998, ETS No. 173.
15. Civil Law Convenfion on ColTUpfion adoptada en Estrasburgo el 9 de septiembre de 1999, GMC (99) 29.
16. Véase sobre esto la Oimina/ Law Convenlion on Co1TUpfion.fxplanalory Reporl 11, ETS n.2 173.
17. Consejo Europeo para la ludia contra la corrupción y el aimen organizadoPrograma de acción contra la C01TUpáón, adoptado por el Comité de
Ministros del Consejo Europeo en nOYiembre de 1997. El Programa contempla la elaboración de uno o varios aaierdos y un mecanismo de tipo follow
up mediante el cual deberá ser puesto a prueba el acuerdo y las propuestas antes referidas. El Programa de acción debía ser reconducido hasta el 31 de
diciembre del 2000.
18. Resolución (97) 24 dentro de los Twenty Guiding Principies for lhe Fight Against ColTUpfion, adoptado el 6 de noviembre de 1997.
19. Resolución (98) 7 que autoriza la aeoción de los Grupos de Estados contra la CorrupáóllGRECO, adoptada por el comité de Ministros del 5 de
mayo de 1998.

45
Revista Penal
La lucha contra la corrupción desde una perspectiva supranacional
•••

tua, extradición, así como con el blanqueo de ca- nica. Mediante este componente de cooperación
pitales y la incautación de patrimonios. El Conse- técnica del programa se debe ayudar a los Esta-
jo de Europa crea así una modelo para armonizar dos miembros a fortalecer la capacidad de sus
las normativas sobre la corrupción nacional y Instituciones al nivel de prevención y averigua-
transnacional para lograr una cooperación jurídi- ción. Al mismo tiempo se decidió elaborar una
ca mutua más eficaz dentro del ámbito geográfico Convención contra la corrupción a escala de la
de su competencia. ONU.
S. Instrumentos a escala de la ONU 6. Otras declaraciones

A escala mundial rige la ONU: ha retomado sus Acerca de los instrumentos hasta ahora señala-
iniciativas contra la conupción con dos resolucio- dos, se elaboró además la Dakar Declaration on
nes de la Asamblea General en el año 199620 y con the Prevention and Control of Organized Transna-
ello se ha adherido nuevamente a la declaración de tional Crime and Corruption24 y la Manila Decla-
la ONU contra la conupción y el cohecho en el mar- ration on the Prevention and Control of Transna-
co del comercio internacional mediante la cual se tional Crime25.
incitó a los Estados miembros a que, de acuerdo a
los establecido en sus Constituciones y principios
jurídicos fundamentales, combatieran y eliminaran 111. El contenido de las normativas
la conupción en el ámbito comercial. En 1998, 1999
y 2000 hubo nuevas resoluciones mediante las cua- La multitud de instrumentos confunden no
les la ONU apoyó las iniciativas internacionales y sólo al profano. Uno se pregunta para qué son ne-
apeló a los Estados miembros para que ejecutaran cesarios tal cantidad de convenios para regular de
la declaración de la ONU e implementasen los ins- forma unificada -por lo menos jurídico-penal-
trumentos internacionales además de formular más mente- un fenómeno tan evidente. Es sorpren-
exigencias respecto del apoyo de los Estados miem- dente que existan reglamentos paralelos cuando
bros en la aplicación de los instrumentos y respecto todas las organizaciones estén una y otra vez su-
de la información sobre las medidas tomadas21. Por brayando la necesidad de cooperación y la armo-
último, la convención de la ONU contra el crimen nización de sus normativas. Intentemos, sin em-
organizado a escala internacional del 13 de noviem- bargo, poner en evidencia algunos aspectos que
bre del 2000 incluyó algunas pautas en los artículos tienen en común así como las diferencias existen-
8 y 9 para criminalizar la conupción22: tes en las propuestas supranacionales.
En 1999 la Office for Drug Control and Crime
Prevention de la ONU publicó en Viena su Global 1. Diferencias metodológicas
Programm against Corroption23 que conjunta-
mente con el Interregional Crime and Justice Re- Hay algunas diferencias en el método mediante
search Institute de la ONU en Génova debía apo- el cual los órganos quieren alcanzar sus objetivos.
yar a los Estados miembros en su lucha contra la De esta forma, la OECD se limita a hacer algunas
corrupción. Debía realizarse un estudio acerca propuestas mediante sugerencias poco precisas en
del fenómeno de la corrupción y la diferente ti- torno a la reglamentación para alcanzar una cier-
pología de los mecanismos anti-corrupción y su ta unificación en interés del comercio internacio-
eficacia para así obtener la información funda- nal: los países tienen la opción de regular jurídi-
mental necesaria para guiar la cooperación téc- camente el problema como quieran, tan sólo se

20. Después de un proyedo previo de 1979 que quedó en suspenso en la ONU, vinieron las resoluciones de la Asamblea General 51 /59 del 12 de
d'iáembre de 1996 y 51 /191 del 16 de diciembre del mismo año. la resolución 51 /59 alañe al Código internacional de oonduda de servidores púbt~
cos; en la resoluáón 51 /191 la Asamblea general de la ONU adoptó la Dedaration against Corruption and Bribery in lntemalional Commerdal Tran-
sadions (51 /59, Annex).
21. Resolución 53/176 Adion against Corruplion and Bribery in lntemalional Commerdal Transadions del 15 de diciembre de 1998; Resoluáón
55/61 An effective intemalional legal instrument against corruplion del 4 de diáembre del 2000; resoluáón 55/188 Preventing and oombating oorrupt
pradioes and a1ega1 transfer of founds and repatrialion of such founds lo lhe countries of origin del 20 de diciembre del 2000.
22. Resoluá6n 55/25 Uniled Nafions Convenfion against Transnafiona/ Organized Oime del 15 de noviembre del 2000.
23. Uniled Nafions Ollice at Viennq. Global Programme against Corrupfion: an oulline fur adion. Cenfer fur /nfemafiona/ Oime Prevenfion Ollice for
Drug Conlrol and Gime Prevention and Uniled Nalions lnterregional Oime and Justice Research lnslilufe, Febrero 1999, V.99-80875 (E)
24. Véase E/CN. 15/ 1998/6/Add. 1, oopftulo l.
25. Véase E/CN.15/1998/6/Add.2, oopftulo l.

46
Do et r1 na

pretende alcanzar una "equivalencia funcional"26. blicos (se diferencia así de la FCPA, a la que sin
La Convención del Consejo de Europa y la de la embargo sigue en diferentes aspectos fundamen-
UE están pensadas y elaboradas de una forma tales )28. Las preguntas acerca de sus límites co-
mucho más clara para servir como un modelo: tie- mienzan sin duda cuando, efectivamente existe
nen el objetivo de alcanzar la armonización actual aún propiedad pública por razones históricas o
o la unificación de los fundamentos jurídico-pe- fiscales, pero no hay ningún tratamiento especial
nales de los países que tienen los mismos están- por parte del Estado y la participación de aspiran-
dares y sistemas parecidos. tes es tan sólo de naturaleza económico-privada
(nosotros conocemos este problema, por ejemplo,
2. Contenidos comunes en Alemania donde la Jurisprudencia está con-
frontada con cuestiones de este tipo). La Conven-
Las similitudes se pueden observar en seis nive- ción del Consejo de Europa define expresamente
les: la definición de funcionario, tráfico de in- el concepto de servidor público en el art. 1 como
fluencias (trafic d'influence), jurisdicción, perso- un "offícial or public offícer", pero exige implíci-
na jurídica, trabajo conjunto y mecanismos de tamente incluir también a los Alcaldes, Ministros
vigilancia. o Jueces tal y como están definidos en el Derecho
interno para así evitar lagunas. El concepto de
2.1. Definición de funcionario Juez debía ser amplio para que englobara a las
personas -ya elegidas o nombradas- que de-
Tal y como muestra la praxis, saltan a la vista sempeñaran la función de Juez y abarcar también
dos problemas en tomo a la cooperación internacio- a los funcionarios vinculados a la persecución pe-
nal: una se refiere a las diferencias en las descripcio- nal. Más allá de esto, se consideran miembros de
nes de los tipos penales de cohecho que frecuente- las asambleas públicas nacionales e internaciona-
mente bajo el concepto de "servidor público" (public les (public assemblies) a aquellos que -ya sean
offícial) se diferencian .de forma dispar en los orde- elegidos o nombrados- a escala local, regional o
namientos jurídicos nacionales. Esto se traduce en nacional y por tanto también son abarcados por el
dificultades al momento de enjuiciar la "punibilidad círculo de posibles autores. Se trata aquí de dipu-
recíprocá' (dual criminality) como presupuesto para tados parlamentarios así como de órganos públi-
una extradición; armonizar las definiciones de los ti- cos que desempeñen labores legislativas o admi-
pos penales conseguirla beneficios. nistrativas (por ejemplo, quienes cumplan tareas
No obstante que la Convención de la UE así co~ de planificación o expidan licencias) [art. 4 (1)].
mo la Convención del Consejo de Europa atribu- La Convención se diferencia en el hecho de que,
yen a los ordenamientos jurídicos nacionales del - La Convención del Consejo de Europa atañe
"país-interesado" la definición de la voz "funcio- tanto a funcionarios nacionales como internacio-
nario"27; por otro lado la OECD ofrece -fiel a su nales
tarea de lograr consenso a escala mundial en el La Convención de la UE atañe a funcionarios
ámbito del comercio- una definición propia de nacionales o internacionales en funciones dentro
funcionario extranjero que se puede utilizar a ni- de órganos de la UE
vel mundial: dentro de ésta se incluyen no sólo a - El hecho de que la Convención de la OECD
personas -nombradas- como servidores en el sólo abarca a funcionarios extranjeros. Este con-
ámbito de la legislación, la administración o la cepto también incluye a personas que laboren en
Justicia, sino también personas que desempeñan empresas privadas con tareas de tipo público.
labores públicas ya sea en un órgano estatal o per-
sonas contratadas y empleadas en el ámbito pri- 2.2. Definición del tipo penal
vado (un cónsul, por ejemplo). Esta definición in-
cluye a empleados de organizaciones públicas Las redacciones de los tipos en el ámbito nacio-
internacionales, mas no a partidos políticos, fun- nal muestran diferencias mayores al definir el co-
cionarios políticos o aspirantes a empleados pú- hecho. Aquí se encuentran regulaciones que, por

26. Sobra esle ooncepto, véase, PIETH, MARI<, "Funktionale Aquivalenz": Praklische Redtfsvergleichung und infemafiooale Hannonisierung von Wirfs..
chaftsstratiole Zeifschrift für schweizerisches Reeht (2000), 119, páginas 477 y ss.
27. Art. 1 (4): "foreign pub1ic ollk.ial means any person holding a legislolive, adminisfralive or judidal olllce of a foreign counlry, 'Whelher appointed or
eleded; any person exerásing a pubt.c fundion for a t'oreigi counlry, induding for a public ogency or publk enterprise; and any ollicial or ogent of a pr
blicintemational ~".
28. Véase, sobre esto, la Convendónde la OECD, art. 1, párrafo4 y los comentarios 12-19.

47
Revista Penal
La lucha contra la corrupción desde una perspectiva supranacional
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ejemplo, hacen depender el elemento quid pro quo plan la promesa o la aceptación de una promesa.
de un convenio ilícito más o menos explícito o a En la OECD se consideran únicamente el ofreci-
cambio de una promesa respecto a dar antijmidi- miento, la promesa o el dar.
camente una ventaja acerca de la lesión de un de- La inducción y la tentativa son contempladas
ber así como en torno a un hacer o una omisión en expresamente en la Convención de la OECD, la
el ámbito de las obligaciones del funcionario. Convención del Consejo de Europa menciona sólo
En este sentido la Convención de la OECD no la ayuda a cometer el delito (aiding and abetting
formula prescripción alguna: cede estas distincio- -art. 15-) porque la promesa y la aceptación de
nes a los legisladores nacionales e instituye una una promesa son abarcados por los estadios pre-
sola limitación: la práctica de potestades partidis- vios del hecho.
tas se considera como la lesión de un deber. La re- Desde el punto de vista temporal la Convención
lación causal entre la satisfacción de deberes de del Consejo de Europa limita la punición al lapso de
alto rango y la concesión de ventajas se considera, tiempo previo a la actuación del funcionario~ Las dá-
no obstante, presupuesta: "intentíonally to offer, divas posteriores no están incluidas. Esto se funda-
promise or give any undue advantage... in order menta en el Derecho francés respecto del cohecho.
that the official acts or refrains from acting in re- En el aspecto subjetivo todas las convenciones
lation to the performance of official duties ... ". Es- parten del comportamiento doloso; por supuesto
to incluye utilizar la posición de servidor público que la OECD contempla el dolo cuando la acción de
para actuaciones que no sólo se encuentren den- cohecho vaya encaminada a la conclusión de un ne-
tro sino también fuera de las facultades de un fun- gocio, ya sea para recibir o quedarse beneficios in-
cionario. Esto comprende también la aceptación justos respecto de comercios internacionales (por
de beneficios para dictar una sentencia justa o ejemplo, un permiso de construcción para la am-
conforme a Derecho. pliación de un comercio). Esto es válido también
La descripción típica del cohecho activo y pasi- para el caso de que la empresa haya hecho la mejor
vo de los artículos 2 y 3 de la Convención del Con- oferta o que la oferente fuese la más idónea.
sejo de Europa tampoco contiene observación al- De esta forma la Convención realiza, detallada-
guna en tomo a que deba verificarse una lesión mente, algunas diferenciaciones:
del deber del funcionario, es decir, excederse en La Convención de la OECD es en esto más li-
las obligaciones. El redactor no considera estas mitada, toda vez que únicamente contempla el co-
adiciones como necesarias, pues no se trata de hecho activo de un funcionario extranjero hasta el
una ejecución arbitraria de las obligaciones del ámbito de los puros fines empresariales; engloba
funcionario, sino de si éste ha ofrecido, entregado también la inducción y la ayuda para cometer el
o prometido algo que el cohechador obtiene de delito y se vincula a las acciones conforme Dere-
aquél. Se pretende con ello garantizar la confian- cho (aceptación de beneficios).
za de los ciudadanos en la correcta administra- - La Convención del Consejo de Europa con-
ción pública que estaría en peligro incluso si el templa el cohecho activo como el pasivo tanto de
funcionario hubiese actuado de la misma manera funcionarios nacionales como a escala nacional y
aun sin haber recibido obsequio alguno. De otro también de funcionarios extranjeros, no está limi-
lado, la Convención del Consejo de Europa buscó tada al ámbito comercial sino que contempla to-
evitar los problemas probatorios mediante el con- dos los casos de cohecho y tampoco contempla
cepto de "infracción de un deber". ninguna "infracción del deber" en el comporta-
El cohecho de un funcionario local de carácter miento del funcionario.
público (véase el art. 2 a.E: public officials... to act La Convención de la UE se orienta en con-
or refrain from acting in the exercise of hislher tra del cohecho activo y pasivo de funcionarios de
function) está expresamente previsto junto con los la UE y presupone la actuación infractora de un
casos de servidores públicos extranjeros. En am- deber por parte del cohechado.
bas definiciones se prevén los donativos a terceros
o mediante terceros (cohecho indirecto) [art. 1 (1) 2.3. Cohecho indirecto (trafic'de influenceltrading
de la Convención OECD; art. 2 de la Convención in influence)
del Consejo de Europa].
A diferencia de la Convención de la OECD, que Abusar de la influencia que una persona tiene gra-
sólo contempla el cohecho activo, la Convención cias a su cargo y ejercer aquélla sobre otros funcio-
del Consejo de Europa así como la Convención de narios o particulares está sancionado en algunos or-
la UE regulan igualmente el cohecho pasivo como: denamientos europeos como traffic de'influence o
la acción de acceder, aceptar, favorecer o fomen- peddlíng!trading in influence (por ejemplo, Francia,
tar concesiones, de otro lado también se contem- Grecia, Austria, Polonia, Portugal, España y Eslove-

48
D oc trina

•••

nia). Las personas intervienen a favor de otros para Como iniciadores en contra de esta forma de co-
que desde otro ámbito del aparato estatal recaiga rrupción se pueden mencionar en primer lugar al
una decisión que ayude al donante. El funcionario Consejo de Europa y a la UE, la ONU aborda este
que ha tomado la decisión no es quien recibe el do- tema (hasta donde se puede ver) tan sólo en el
nativo, sino la persona influyente. marco de su Global Programm Against Corrup-
La convención del Consejo de Europa (art. 12) tion30 debido a que estas prácticas socavan el de-
ve la necesidad de criminalizar esta corrupta rela- sarrollo normal de la libre competencia y pertur-
ción triangular en la que una persona utiliza su in- ban los procesos y relaciones de los mercados
fluencia real o fingida sobre el funcionario que to- especialmente el de los mercados en desarrollo.
ma la decisión a cambio de un beneficio injusto. En Europa este proceso es igualmente lento: el
La frontera con el Lobbyismus conforme a Dere- plan de acción para combatir la criminalidad or-
cho es muy tenue, pues quien ocupa la posición ganizada de la UE de 1997 recomienda asimismo,
influyente es sancionado cuando se haya compor- y de forma expresa, el desarrollo de una política
tado con dolo de corromper. Así, deben estar com- general contra la corrupción, pero tuvo única-
prendidos los abusos activos como los pasivos. De mente a la transparencia de la administración pú-
esto se desprende que los Estados miembros de la blica como objetivo. Apenas durante el informe de
UE cedan la facultad de regular sobre esta mate- la comisión del 21 de marzo de 1997 se abordó el
ria al Consejo de Europa29. Esta norma deja en- tema de la corrupción en el ámbito privado. En
trever que la Convención sólo interviene de forma 1998 fue el asunto a tratar en el marco de las me-
vacilante en el Derecho nacional, pues muchos le- didas generales del 22 de diciembre de 199831.
gisladores no desean retomar este tipo penal. Aquí se establecieron los tipos de corrupción y co-
hecho de la siguiente forma:
2.4. Cohecho en el Derecho privado "La persona que en el desempeño de sus fun-
ciones comerciales, dolosamente, directamente
El cohecho en el Derecho privado, esto es, desde o o a través de interpósita persona, para sí mismo
a través de integrantes de las empresas, está sancio- o para un tercero y en contra de sus obligaciones
nado penalmente en pocos ordenamientos locales solicite, reciba o se comprometa (o prometa,
como competencia desleal en el comercio (Alemania ofrezca o permita) cualquier ventaja o beneficio
desde 1997, Inglaterra, Suecia, Francia, Países Ba- inequitativo ya sea por acción o por omisión"
jos, Austria, Suiza, California, Nueva York) aunque (arts. 2 y 3).
no consta en todas las secciones del Código penal, si- Como persona se considera a aquel o aquellos
no parcialmente en leyes contra la competencia des- que trabajen para otra persona jurídica o física
leal, trabajo y comercio. Este ámbito de competen- dentro del sector privado o que desempeñe labo-
cia asciende lentamente a la agenda de los gremios res en su nombre en una posición de dirección u
supranacionales. La incriminación de estas activida- otros niveles equivalentes.
des parece necesaria para llenar las lagunas en la ex- Esta medida debía tener efectos a partir de los
tensa estrategia contra la corrupción. Como funda- dos años de su entrada en vigor contados desde
mento se argumenta la socavación de valores como el 31 de diciembre de 1998 en que se publicó en
la confianza y la lealtad que son necesarios para el boletín oficial de la UE32, esto es, a finales del
mantener y desarrollar las relaciones sociales y año 2000 todos los Estados miembros debieron
económicas. No se lesiona tanto a una víctima indi- contemplar la incriminación del cohecho activo
vidual, como sí y en gran medida, a la sociedad en su y pasivo en el ámbito privado, no obstante, éste
conjunto. También el respeto a la competencia justa no es el caso; tan sólo unos cuantos Estados han
debe ser protegido. Aquí se considera la transforma- introducido este tipo penal en sus legislaciones.
ción de muchas labores públicas de primer orden También la Convención jurídico-penal del Conse-
(salud, educación, formación, transporte, comunica- jo de Europa contempla el cohecho en ámbito pri-
ción) y la consecuencia de una concentración de vado y recomienda a los 40 Estados miembros la in-
grandes potencias financieras: la corrupción tendría criminación del cohecho cuando se cometa
aquí grandes consecuencias en materia pública. dolosamente, de forma activa o pasiva y en el mar-

29. Véanse los puntos generales 97/661/JI del 6 de odubre de 1997 aairca de la deliberación reatizada en el Consejo de Europa y en la OECD
sobre la lucha contra la corrupáón, Abl. L279 del 13.10.1997.
30. Véase la nota al pie de página número 20.
31. Los medidas oon¡untas del 22 de diciembre de 1998 alañen a la corrupóón en el sedor privado, 98/742/Jl, Abl. l 358/2 del 31.12.1998.
32. Abl l 358 del 31.12.1998.

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Revista Penal
... La lucha contra la corrupción desde una perspectiva supranacional
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co de actividades comerciales por personas que di- en el entorno de la persona juridica, pero sí que deja
rijan una empresa privada o trabajen en cualquier abierta la posibilidad a una sanción de tipo penal, ci-
cargo dentro de una empresa privada (arts. 7 y 8). A vil o administrativa siempre que la consecuencia
diferencia de la normativa de la UE, también se san- juridica sea eficaz, proporcional y preventiva (art.
ciona la participación, pero no la tentativa. El cír- 19). Tienen que ser cumplidos tres presupuestos:
culo de personas incluidas es especialmente amplio - Tiene que tratarse de un cohecho activo, de
e incluye no solamente a trabajadores que regular- un abuso de la posición del funcionario o de una
mente están vinculados a una empresa, sino tam- acción de blanqueo de capitales, tal y como lo
bién a los directores, miembros de la junta directi- prevé la Convención;
va, socios, abogados, agencias de relaciones -El hecho típico tiene que haberse cometido en
públicas, asesores y agentes comerciales y otros con beneficio o en nombre de la persona juridica, y
quienes no existe una relación vinculante de traba- - Tiene que estar implicada una persona a escala
jo. Sin embargo, siempre tiene que existir una rela- directiva, esto es, debe tratarse de alguien que tenga
ción de trabajo con la entidad comercial y debe tra- facultades de decisión u obligaciones de supervisión
tarse de una empresa privada. o que pueda representar a la persona juridica.
A diferencia del cohecho en el ámbito público, - Adicionalmente el legislador nacional estará
debe verificarse la lesión de un deber como conse- obligado a preocuparse de que la responsabilidad
cuencia de otorgar o recibir un beneficio. Recibir de la persona jurídica también se contemple cuan-
un beneficio por actividades que se desarrollen do no exista suficiente control al interior de la em-
conforme a las pautas de los deberes no está san- presa y esto haga posible la comisión del cohecho.
cionado. Sólo si se lesiona la lealtad debido a las Aquí existirá una especie de responsabilidad gene-
obligaciones contractuales del empleado de no ral de los directivos de la institución a quienes co-
dañar a su jefe se rebasan los límites de lo punible. rresponde la labor de supervisar la empresa. Una
El concepto de lesión de un deber es amplio pues- condición será que la persona jurídica obtenga
to que incluye cada acción u omisión contra los algún beneficio mediante el acto de cohecho.
intereses del jefe, toda vez que la confianza en el La responsabilidad de la persona jurídica no ex-
empleado y la lealtad son lesionadas. El núcleo del cluye la de personas físicas.
injusto es la clandestinidad del soborno, pero no Los instrumentos de la UE están estructurados
éste en sí. Esta clandestinidad atenta contra los in- de forma parecida:
tereses privados de la empresa y pone en eviden- - El plan de acción para combatir la criminali-
cia la peligrosidad de la acción. dad organizada de 1997 recomienda el reconoci-
miento de la responsabilidad de las personas jurí-
2.5. Personas jurídicas dicas vinculadas a la criminalidad organizada, en
especial respecto a aquellas relacionadas con ac-
Las personas jurídicas están frecuentemente tos de cohecho.
implicadas en casos de cohecho, especialmente - El segundo protocolo de la Convención para la
cuando se trata de actividades comerciales. Iden- protección de los intereses financieros de la UE que
tificar a la persona concreta que ha ejecutado la complementa al primer protocolo contra la corrup-
acción suele ser complicado debido al tamaño o a ción de funcionarios europeos (1996) habla de res-
la estructura de la empresa. Además, con la iden- ponsabilidad vicarial y de medidas necesarias, pero
tificación del culpable en la persona juridica no se no hace alusión directa sobre responsabilidad penal
ha resuelto el problema, pues existe la posibilidad o penas (arts. 3 y 4 del segundo protocolo de 1997).
de continuar con la actividad corrupta. En tomo a la definición de persona jurídica, el pro-
Todas las Convenciones coinciden en contem- tocolo remite a la legislación nacional; en ésta debe
plar a las personas juridicas como posibles sujetos contemplarse sin excepción que las personas juridi-
de responsabilidad penal, en este sentido se han cas son responsables de fraude, cohecho y blanqueo
alcanzado nuevos estadios a escala Europea. La de capitales cometidos para su beneficio. También
Convención de la OECD contiene en su art. 2 la aquí se contemplan como autores a los directivos y
responsabilidad de las personas jurídicas, pero ce- otros miembros de la persona jurídica (art. 3). Adi-
de a los ordenamientos jurídicos nacionales la de- cionalmente estarán vinculadas personas subordi-
terminación de las sanciones penales o adminis- nadas cuando ha fracasado el control de los directi-
trativas correspondientes. Sólo se puede tratar de vos. La persona jurídica es responsable cuando la
sanciones económicas y éstas deben ser "eficaces, falta de vigilancia y control lleven a la comisión de
proporcionales y con efectos preventivos". un delito de cohecho. Junto a las sanciones econó-
Tampoco el art. 18 de la Convención del Consejo micas, sean o no de carácter juridico penal, se con-
de Europa contempla responsabilidad penal alguna templan otro tipo de medidas como la exclusión de

C\O
D o e t r n a

•••

ayudas, la prohibición temporal o continua de rea- este ciudadano debe hacerse responsable, especial-
lizar actividades comerciales, la supervisión judicial mente cuando este Estado no extradite a su ciuda-
o la orden judicial de disolución (art. 4). dano. También los intereses nacionales pueden fun-
- Las medidas conjuntas sobre conupción en el damentar la jurisdicción, así, por ejemplo, la
sector privado de 1998 contemplan la responsabili- jurisdicción nacional queda fundamentada cuando
dad de la persona juridica en el art. 5 con los mismos la persona cohechada es un funcionario público na-
presupuestos que la Convención del Consejo de Eu- cional o internacional, o cuando es miembro de un
ropa. Al igual que en el segundo Protocolo, se con- órgano público nacional o extranjero.
templan aquí, junto a las sanciones económicas de Estos presupuestos referentes a la competencia
carácter o no jurídico penal, otras medidas como la jurídica no son aceptables para todas las jurisdic-
exclusión de ayudas o y subvenciones públicas, prohi- ciones. Así, por ejemplo, Gran Bretaña ha tardado
bición de realizar actividades comerciales, vigilancia mucho tiempo para abandonar dos principios de su
judicial y la orden judicial de disolución (art. 6) (1). ordenamiento jurídico y admitir que un ciudadano
del Reino Unido puede ser perseguido por la comi-
2.6. El alcance de la Jurisdicción sión de actos relativos al cohecho que se hayan co-
metido fuera del país así como también un extran-
Es problemática la cuestión de la competencia jero pueda ser enjuiciado en Gran Bretaña, aunque
de la policía, para investigar, y de los Tribunales pa- los hechos delictivos no se hayan perpetrado total-
ra enjuiciar los casos de conupción que exceden mente en el país33. Todas las Convenciones permi-
fronteras geográficas. La jurisdicción se fundamenta ten, sin embargo, algunas excepciones acerca de la
generalmente con base en el lugar donde se inició la fundamentación de la jurisdicción con base en la
comisión del delito o dependiendo de la nacionali- nacionalidad. La Convención de la OECD exige, por
dad de los autores. Pero esto no es suficiente para los lo menos, la extradición de un ciudadano como una
casos complejos de cohecho, por ejemplo, para los sustitución al no procesamiento del individuo.
casos en los que el hecho se haya realizado por un
extranjero en otro país y que se traduzca igualmente 2. 7. Otros contenidos
en una lesión de los propios intereses estatales (por
ejemplo, la seguridad nacional). Por eso se ha de ga- Los instrumentos internacionales no se agotan ge-
rantizar que una disposición acerca de la competen- neralmente en la incriminación de acciones de co-
cia de los Tribunales facilite la lucha eficaz contra la hecho en el ámbito público y privado. Contienen
conupción. Las Convenciones (por ejemplo, la Con- también indicaciones sobre el blanqueo de capitales
vención del Consejo de Europa art. 17; la Conven- y falsificación de documento Oibros de contabilidad
ción OECD art. 4; los principios rectores comunita- de las empresas, por ejemplo), cohecho de emplea-
rios de la UE del 6 de octubre de 1997 art. 1 (4), las dos locales y extranjeros, miembros de organizacio-
medidas conjuntas referentes al cohecho en el sector nes y Jueces, sobre la protección de personas que
privado art. 7) apoyan diversos criterios con base en denuncian casos de conupción y recomiendan la
los cuales los Estados pueden fundamentar su juris- creación de órganos especializados así como una es-
dicción. Todas las Convenciones parten del principio trecha colaboración conjunta de las instituciones
de tenitorialidad, sin presuponer por ello que los ac- públicas vinculadas con la persecución de delitos y
tos parciales se hayan realizado en el mismo ámbito la introducción de medidas para facilitar el acopio
territorial y sin que necesariamente se deba verificar de pruebas y la incautación, y la contemplación de
ahí también el resultado. Los actos parciales son su- principios y medidas para la colaboración interna-
ficientes para fundamentar la competencia. Tam- cional. En este sentido, son factores claves la cola-
bién el principio de territorialidad debe ser interpre- boración informal, el rápido intercambio de infor-
tado de forma amplia. También la doctrina de la mación y la existencia de interlocutores centrales.
ubicación ayuda a fundamentar la jurisdicción: con- Especialmente significativas son las instituciones
forme a ésta, el delito se considerará ejecutado ínte- encargadas de evaluar la implementación de las mo-
gramente en el país en el que se haya cometido uno dernas normativas sobre la conupción: la Conven-
de los actos parciales. Igualmente se reconoce la ción de la OECD prevé mecanismos para supervisar
doctrina de la nacionalidad: cuando el ciudadano de la traslación de los estándares de la Convención en
un país cometa un delito en el extranjero, el país de las legislaciones nacionales34 y realiza esta supervi-

33. Véase, sobre esto; Home ORke, Raising Standardsond Upholdng lntegrity: The Prevention ofColTUplion. Julio del 2000.
34. Este procedimienlo se inició en el año de 1999 oon la sup6Msión de los l.ander Alemanes, Noruega y los Eslodos Unidos de Norteamérica y le st.
guieron Bulgaria, Canadá, Finlandia, Grecia, Coreo, Bélgica, Hungrlo, lslaidia, Japón, Suecia, Ausiria, Austratia y el Reino Unido. Finalmenle se continuó
con Méxioo, Eslovaquia y Suiza en el año 2000.

51
Revista Penal
La lucha contra la corrupción desde una perspectiva supranacional
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sión hace algún tiempo. El Consejo de Europa creó el IV. Observación final
GRECO "Grupo de Estados contra la Conupción",
que irúció sus labores el 1 de mayo de 1999. Actual- Como se ha visto, los instrumentos señalados
mente 24 Estados pertenecen al grupo, pero hasta ofrecen soluciones ligeramente diferentes para el
ahora Italia no. Desde principios del año 2000 se rea- problema de la conupción. La OECD y la Conven-
lizan las consultas de los -así denominados-equi- ción de la UE sobre cohecho están orientadas hacia
pos de evaluación35. También las medidas conjuntas objetivos concretos: el reglamento de la Convención
de la UE de diciembre de 1998 atañen al cohecho en de la OECD se concentra en el cohecho transnacio-
el ámbito privado pues prevén que 3 años después de nal de funci9narios desde el punto de vista del agen-
la entrada en vigor del instrumento se realice una ins- te que ofrece; la Convención de la UE se limita a los
pección para verificar la forma en que los países funcionarios de la UE, pero va más allá, pues con-
miembros han cumplido con las obligaciones ya es- templa el cohecho activo y pasivo. La OAS y la Con-
tablecidas [art. 8 (2)]. Los instrumentos de la UE no vención del Consejo de Europa son de mayor alcan-
contemplan una concepción como ésta. ce pues abarcan un conjunto de temas más amplio
como el cohecho nacional y transnacional, tanto
3. Otros esfuerzos supranacionales para desde el punto de vista de quien da como del que pi-
combatir la corrupción de. Las Convenciones del OAS, de la UE y del OECD
se limitan al cohecho en el ámbito público y la Con-
Que la conupción ha adquirido una dimensión a vención del Consejo de Europa y las medidas con-
escala internacional muy significativa que supera los juntas de la UE abarcan también la conupción en el
esfuerzos individuales de cada país para controlarla, ámbito privado. Es de apreciar que las cuatro Con-
ha sido ya reconocido por grandes instituciones de la venciones exigen la incriminación del cohecho en
economía como, por ejemplo, el Banco Mundial. És- materia pública a escala transnacional. Así lo acor-
te apoya los esfuerzos de la OECD, del Consejo de daron 80 Estados en un relativamente corto lapso de
Europa, de la UE y de otros órganos supranaciona- tiempo de cuatro años contados a partir de la firma
les tanto en el marco del proceso de incriminación de la Convención OAS en el año de 1996, al señalar
de la conupción pública y privada como también a que la conupción transnacional constituye un com-
través de otras iniciativas tales como el trabajo es- portamiento penalmente relevante. Todos los instru-
tratégico conjuntamente con otras instituciones, di- mentos siguen la misma concepción básica: el cohe-
fusión de información sobre conupción internacio- cho quid pro quo. Llama la atención que ninguna
nal, el desarrollo de un específica política bancaria, Convención abarque partidos políticos, funcionarios
apoyo a la celebración de congresos internacionales, de éstos o a los candidatos a cargos públicos. Todas
contacto continuo con la Interpol, con la Financial son válidas tanto para los pagos directos como indi-
Action Task Force, y la Organización de Estados rectos, todas se refieren a la obtención de beneficios
Americanos (OEA). La Cámara Internacional de Co- injustos al describir el objetivo antijurídico de la con-
mercio ha publicado algunas directrices para el de- ducta, todas contemplan la necesidad de incluir de-
sarrollo de actividades económicas dirigidas a com- litos semejantes (por ejemplo, el blanqueo de capita-
batir la conupción y la extorsión en el sector les) y casi todas insisten en la necesidad de sanciones
privado. El Fondo Monetario Internacional, el Paci- adecuadas. El consenso político criminal a escala
fic Basin Economic Council y Transparencia Inter- mundial que se ha puesto aquí en evidencia y que es
nacional trabajan incansablemente para luchar con- completado por las obligaciones contenidas en cada
tra la conupción y fomentar la integridad. Inves- uno de los instrumentos elaborados en tomo al tra-
tigaciones como el gran proyecto de la ONU com- bajo conjunto a escala internacional para la investi-
plementan estos esfuerzos. gación y la ejecución de los convenios, tendrá como
No tenemos aquí tiempo para tratar más detalla- consecuencia un considerable aumento de deman-
damente este proyecto. Quien esté interesado y quie- das de extradición y cooperación jurídica para des-
ra obtener material directamente sobre este tema no cubrir las ganancias obtenidas por delitos de cohe-
jurídico a escala internacional puede informarse a cho y proceder a su decomiso. No debe pasar
través de Internet. Sin duda está claro, debido a los desapercibido que estos instrumentos brindan opor-
estudios relacionados con el tema, la inmensa canti- tunidades pero también desafíos al Jurista para de-
dad de esfuerzos que se realizan de diversas maneras fender eficazmente a los acusados de cohecho a es-
para combatir la conupción a escala mundial. cala internacional.

35. Además, en el mes de mayo del 2000 el Consejo de Europa acordó la recomendación de los así llamados Codes of Concluct for Public Officials.
Éstos deben seM- como un modelo para las normalivas nacionales conforme a las o.Jales deben aduar los funáonarios públicos en situaciones relaciona-
das a ados de o::m.ipáón, Recommendalion R(2000) 1O.

52
Doctrina

Problemas de autoría y participación en el derecho penal económico, o ¿cómo


imputar a título de autores a las personas que sin realizar acciones ejecutivas,
deciden la realización de un delito en el ámbito de la delincuencia económica
empresarial?
•••
Dr. Francisco Muñoz Conde Catedrático de Derecho penal,
Universidad "Pablo de Olavide", Sevilla

Para resolver el problema que plantea la inter- intervenido en su realización, induciendo, por
vención de varias personas en la realización de un ejemplo, al juez a prevaricar. Pero lo que no pue-
delito, tradicionalmente la Dogmática jurídico-pe- de ocurrir en ningún caso es que el que no es juez
nal distingue entre autoría y participación. La dis- pueda realizar directamente como autor el delito
tinción entre una y otra categoría se lleva a cabo de prevaricación. También se ve claramente la di-
utilizando distintos criterios, entre los que predo- ferencia entre autoría y participación en los casos
mina, por lo menos en lo que se refiere a los deli- de inducción a un delito que, por las razones que
tos dolosos comisivos, la teoría del dominio del sean, el inducido ni tan siquiera comienza a eje-
hecho, según la cual autor de un delito es el que cutar, pues sin ese comienzo de ejecución del de-
domina objetiva y subjetivamente la realización lito por parte del inducido, el que induce a otro a
de ese delito, hasta el punto que sin su interven- ejecutar el delito queda impune, o todo lo más
ción y decisión el delito no se podría cometer. El puede ser castigado por provocación, caso de que
partícipe, en cambio, es sólo, como su propio conforme a lo que dispone el art. 18.2 esté espe-
nombre indica, alguien que favorece, ayuda, indu- cialmente castigada esta forma de tentativa de
ce o coopera en la comisión de un delito, cuya participación en el delito.
realización, sin embargo, depende la voluntad de Pero esta diferenciación conceptual entre au-
otra persona que es el verdadero autor!. toría y participación se hace más difícil de reali-
Esta distinción es puramente conceptual y no zar, e incluso a veces puede quedar gravemente
impide que, desde el punto de vista de la gravedad comprometida, cuando el delito es cometido, no
de la pena, también el partícipe pueda ser conde- ya por varias personas cada una con distinto gra-
nado con la misma pena que el autor en sentido do de intervención o responsabilidad en su reali-
estricto. Pero la más importante consecuencia de zación, sino por esas ~ismas personas integradas
la distinción dogmática entre autor y partícipe es en grupos u organizaciones en cuyo seno -por
que la punibilidad del partícipe, aunque sea la otros miembros del mismo- se ha diseñado un
misma que la del autor, depende o es accesoria de plan conjunto o decidido la realización de esas ac-
la del autor, que es la figura en torno a la cual gi- ciones. En estos casos, no se plantea sólo la nece-
ra la configuración del tipo delictivo. Las ventajas sidad de castigar a los miembros del grupo por su
de este sistema se ven con especial claridad en la pertenencia al mismo o por ejercer funciones di-
distribución de responsabilidad que hay que hacer rectivas, cuando éste ya de por sí constituye una
en los delitos especiales propios cuando en su asociación criminal, sino el problema de cómo ha-
realización interviene alguien que no tiene las cerlos responsables cuando no intervienen direc-
cualidades exigidas en el tipo delictivo en cuestión tamente en la ejecución de los delitos concretos
para ser considerado autor en sentido estricto de que llevan a cabo otros, sino que simplemente los
dicho delito. Así, por ejemplo, el delito de prevari- diseñan, los planifican o asumen el control o di-
cación judicial (art. 446) sólo puede ser cometido rección de su realización. Ésta es la cuestión que
como autor por el juez, aunque naturalmente no casi siempre se plantea a la hora de resolver pro-
pueda excluirse que otras personas puedan haber blemas de autoría y participación por los hechos

1. Doctrina dominante, por todos véase MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho penal, Parte General, 4g ed., Valencia
2000, p. 496.

59
Revista Penal
Problemas de autoría y participación en el derecho penal económico ...
•••

concretos realizados por miembros de organiza- la autoría y la participación resolver el problema


ciones criminales tales como las dedicadas al te- de cómo hacer responsables en concepto de auto-
rrorismo, el narcotráfico o el blanqueo de capita- res a los que realmente dominan estos hechos de-
les. Pero también se plantean problemas similares lictivos, sin por ello intervenir directamente en su
de difícil solución cuando se trata de grandes de- ejecución.
litos económicos y medioambientales, o de la res- Una forma de resolver el problema que aquí nos
ponsabilidad por el producto en el ámbito de ocupa, aunque no siempre y en todos los supues-
grandes empresas, que si bien en algunos casos tos de criminalidad a los que me acabo de referir,
pueden ser ya de por sí organizaciones criminales, es recurrir al delito de asociación ilícita, que se ti-
no operan, como éstas, desde un principio fuera pifica en los arts. 515 y ss. del vigente Código pe-
de la ley o realizando actividades generalmente nal y que se castiga de forma autónoma e inde-
constitutivas de delitos. pendientemente del delito o delitos que a través de
Objeto fundamental de este trabajo es enfrentar la asociación ilegal se cometan, con los que en to-
los problemas que surgen en el ámbito económico do caso puede entrar en concurso real o ideal. Es-
empresarial a la hora de determinar quiénes son ta autonomía del delito de asociación ilegal puede
verdaderos autores, aunque no realicen directa- ser muy importante para castigar adecuadamente
mente las acciones ejecutivas constitutivas del de- algunas formas de criminalidad organizada, como
lito, y quiénes, aun realizándolas, todo lo más la realizada por los grupos terroristas, ya que el
pueden ser considerados como partícipes o inclu- castigo de la pertenencia o la dirección de una
so quedar totalmente impunes. La cuestión pre- asociación ilícita, tanto más cuando se trata de las
senta ciertamente algunas similitudes con los mis- bandas armadas, organizaciones y grupos terro-
mos problemas que surgen también en el ámbito ristas a que se refiere el art. 516 en relación con el
de otras formas de delincuencia empresarial, es- art. 515.2º del Código penal, puede ya de por sí ser
pecialmente medioambiental y por el producto, suficiente o servir de penalidad alternativa en los
pero, como veremos más adelante, dichas simili- casos en los que no se puede imputar, conforme a
tudes no deben hacer olvidar las particularidades las reglas generales de imputación a título de au-
que presentan cada una de estas formas de delin- toría o participación y a la valoración de la prue-
cuencia, pues si bien es cierto que todas ellas se ba que haga el Tribunal, a todos los miembros de
dan frecuentemente en el ámbito de las grandes la organización los hechos concretos realizados
empresas, tanto la extensión objetiva y subjetiva sólo por algunos miembros de la misma. Si, por
de las conductas prohibidas como la de los bienes ejemplo, la cúpula de una organización terrorista
jurídicos conculcados presentan notables diferen- acuerda el recrudecimiento de acciones violentas,
cias que impiden transferir sobre todo en la solu- tales como asesinatos y atentados de todas clases
ción de los problemas de autoría y participación que llevan a cabo comandos especialmente forma-
conclusiones extraídas de un ámbito a otro. dos para ello, y por las razones que sean los he-
Lo mismo ocurre con el ámbito de la llamada chos concretos que cometan estos comandos no
"delincuencia organizada" que sin duda presenta pueden ser, ni por la vía de la autoría, ni por la de
también similitudes estructurales con la empresa- la participación, imputados a los que hayan deci-
rial, pero que a diferencia de ésta está desde el pri- dido esta campaña terrorista, siempre queda la
mer momento abocada a la realización de activi- posibilidad de que se les pueda castigar por el he-
dades criminales, como terrorismo, contra el cho mismo de ser promotores y directores de es-
Estado o paraestatal, tráfico de drogas, blanqueo tas organizaciones terroristas (cfr. art. 516 ); lo que
de capitales, y está por ello, desde un principio, al evidentemente quizás no sea una solución plena-
margen de la ley (sobre la relación entre delin- mente satisfactoria, pero sí al menos posibilita el
cuencia organizada y económica, véase FOFFANI, castigo de conductas que, sin entrar dentro de las
Criminalidad organizada y delincuencia económi- categorías de la autoría y la participación en rela-
.ca, en Revista Penal 2001, nº 7, p. 55 y ss.; IGLE- ción con los concretos delitos realizados, sí deben
SIAS RIO, "Criminalidad organizada y delincuen- a todas luces ser castigadas. Ello supone induda-
cia económica: aproximación a una incidencia blemente un adelanto de la intervención del Dere-
global", en Homenaje al Profesor Valle Muñiz, cho penal a ámbitos ciertamente aún lejanos de la
Pamplona 2001). concretas lesiones de bienes jurídicos individuales
No obstante estas diferencias, es preciso reali- que en su día se llevarán a cabo, pero que por su
zar una exposición de conjunto del mismo proble- vinculación con ellas son lo suficientemente gra-
ma a través de estos distintos ámbitos, intentado ves como para justificar esa intervención, siempre
en la medida de lo posible y con la ayuda del ar- claro está que se materialice a través de instru-
senal teórico extraído de la Dogmática general de mentos técnicos legislativos que respeten los prin-

60
Do ctr1 na

•••

cipios de legalidad, de certeza y seguridad jurídi- Ley caiga sobre los principales responsables de los
ca, y de intervención mínima. Si el delito de aso- respectivos delitos y no sólo sobre figuras secunda-
ciación ilícita tiene alguna razón de ser en el De- rias o accesorias, no puede resolverse con aprioris-
recho penal de un Estado de Derecho es mos dogmáticos alejados de la realidad, propios de
precisamente porque las decisiones que se adop- una jurisprudencia conceptualista; pero tampoco
tan en la cúpula de asociaciones ilegales como las con el coyunturalismo y la espontaneidad propias
terroristas tienen una especial peligrosidad para de una Justicia del Cadí exclusivamente vinculada
bienes jurídicos individuales tan importantes co- al caso concreto, que no puede ser manejada para
mo la vida humana, dada su estrecha vinculación resolver otros casos que se puedan dar en el futuro.
con los atentados (aunque ésta no sea suficiente Se impone, por tanto, una solución equilibrada
para fundamentar una responsabilidad directa en que, respetando la distinción dogmática entre au-
los mismos), la forma especialmente alevosa con toría y participación y el fundamento principal de
que se planean, el carácter indiscriminado de la la misma, la teoría del dominio del hecho, que he-
mayoría de los mismos, que alcanzan a víctimas mos adoptado como punto de partida, procure re-
anónimas que nada tienen que ver con las institu- solver satisfactoriamente, también desde el punto
ciones o ideas políticas a las que se quiere atacar, de vista de la Justicia material, el problema de có-
y, sobre todo, la frecuencia casi masiva, similar a mo imputar responsabilidad penal en estos ámbi-
las acciones bélicas, con la que en determinados tos delictivos tan graves y característicos de nues-
momentos de la vida de un país se producen, for- tras modernas sociedades, a título de autores, a las
mando parte de una estrategia de tensión perfec- personas que, sin realizar acciones ejecutivas, pla-
tamente calculada y planeada hasta en sus más ín- nean, deciden y controlan la ejecución de un delito.
timos detalles2. Para conseguir una cierta claridad en un terreno
Pero lo que aquí se trata de resolver es en qué tan confuso y tan poco dado a la aplicación au-
casos y a quiénes se puede imputar, independien- tomática de los conceptos normalmente elaborados
temente del delito de asociación ilícita que hayan en la Parte General en relación con delitos de es-
cometido, los hechos delictivos concretos (asesi- tructura más simple, seguidamente analizaré por
natos, secuestros, estragos, incendios, etc.) que separado los distintos supuestos que se dan en el
realizan algunos miembros de la asociación cri- ámbito de la criminalidad organizada estatal, para-
minal, o de cualquier otro grupo que no revista los estatal y terrorista (infra A y B) en los que con más
caracteres de una asociación ilegal, pero que en el frecuencia suelen plantearse este tipo de proble-
curso de su actuación pueda igualmente dar lugar mas, para terminar abordando el más específico
a la comisión de hechos delictivos dolosos. que aquí nos interesa en el ámbito empresarial y
La respuesta no es evidentemente sencilla, dada concretamente en el empresarial económico (infra
la complejidad y la diversidad de manifestaciones C), advirtiendo ya, desde el primer momento, que
que presentan las distintas figuras de delito que es casi imposible alcanzar una solución unitaria,
aquí vienen en consideración. Hay en todas ellas, completamente exenta de contradicciones y plena-
sin embargo, una problemática común que diaria- mente satisfactoria de los mismos.
mente se presenta como un problema a resolver
por los Tribunales de Justicia, sin que la doctrina
haya conseguido darle hasta la fecha una respuesta A) La imputación de la autoría en el marco
unitaria y convincente. Este problema, cuya solu- de la criminalidad estatal o paraestatal
ción es también importante para confirmar el sen-
timiento de Justicia material vivo en la opinión pú- Para resolver este problema y en relación con-
blica, que obviamente quiere que todo el peso de la cretamente con los crímenes contra la Humani-

2. No se trata, por tanto, de un "Derecho penal para enemigos", en el sentido que propone JAKOBS (La Ciencia del Dere-
cho penal ante las exigencias del presente, en Cuadernos de Derecho judicial, 1999), sino de una decisión político-criminal legíti-
ma dentro de las diferentes opciones de que dispone el Estado democrático de Derecho para enfrentarse eficazmente con este
problema, que debe traducirse luego en fórmulas legislativas compatibles con los principios de propo~ci.onalidad y segurida~ y
certeza jurídica. Desde este punto de vista no cabe duda que las penas previstas en el art. 516 del Cod1go penal para el delito
de pertenencia o desempeño de funciones de promoci~n o dirección de.~na asociación ilegal en el caso de que sea un~ de caráo
ter terrorista, o las previstas en el art. 57 6. para el delito de c?laborac1on c~n banda arm~da, pueden ~esultar exces1v~s,, ~ que
la propia configuración de este último delito puede ser excesivamente ambigua y contraria a I~ segundad ~ certeza ¡und1ca a
que obliga el principio de legalidad, po~ lo q~e deben ser.a?aptadas urg~ntemente a los parametros propios del ~erech~ pe-
nal de un Estado de Derecho (en este sentido, vease STC 20 ¡ul10 1999; MUNOZ CONDE, Derecho penal, Parte Especial, 13 ed.,
Valencia 2001, pp. 865 y ss.).

61
Revista Penal 1
1
Problemas de autoría y participación en el derecho penal económico ...
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dad y genocidios cometidos por los miembros, al- nas intermedias que organizaban y controlaban el
tos cargos y funcionarios del aparato de poder del cumplimiento de estas órdenes.
Gobierno nacionalsocialista alemán en el período Tres son los elementos que según ROXTN deben
de 1933 a 1945, Claus ROXlN desarrolló en 1963 darse para fundamentar una autoría mediata de
una sugestiva teoría, conforme a la cual podía esta clase: el dominio de la organización por par-
fundamentarse una autoría mediata de quienes, te ele los autores mediatos, la fungibilidad o susti-
sin haber intervenido directamente en la ejecu- tuibilidad de los ejecutores y que se trate de apa-
ción de tan horribles hechos, dominaban su reali- ratos de poder que actúen como un todo al
zación sirviéndose de todo un aparato de poder de margen del Derecho-'. Con esta tesis se resuelve
organización estatal que funcionaba como una con aparente facilidad, no exenta de objeciones, la
máquina perfecta, desde la cúpula donde se daban calificación de autores no sólo de los que en la
las órdenes criminales, hasta los meros ejecutores cúspide, sin realizar acciones ejecutivas, deciden
materiales de las mismas, pasando por las persa- la ejecución de los delitos, sino también de los que

3. ROXIN, Straftaten im Rahmen organisatorischer Machtapparate, GA, 1963, pp.193 y ss. Véase también ROXIN, Taters-
chaft und Tatherrschaft, 1963, pp. 299 y ss. (hay traducción española de la sexta edición alemana de Cuello Contrerasy Serrano
González de Murillo, con el título: Autoría y dominio del hecho, Madrid 1998, pp. 267 y ss., que es la que aquí se cita). En otro~ tra-
bajos posteriores ha matizado ROXIN algunos extremos de su tesis originaria, analizando las posibilidades de su aplicación a los
ámbitos de la criminalidad organizada; véase ROXIN, Problemas de autoría y participación en la criminalidad organizada, en:
FERRÉ OLIVÉ/ANARTE BORRALLO, Delincuencia organizada, Huelva 1999, pp. 191 y ss.; la versión alemana de este trabajo, con
algunas modificaciones, está publicada con el título Probleme von Taterschaft und Teilnahme bei organisierten Kriminalitéit, en:
Festschrift für Gerald Grünwald, 1999, pp. 549 y ss. Para más detalles sobre esta teoría y las posibilidades de la misma para re-
solver los problemas de imputación de autoría en_ el ámbito de la delincuencia organizada y empresarial, véase lo que se dice in-
fra en los epígrafes b) y c} de este trabajo y MUNOZ CONDE, Dominio de la voluntad en virtud de aparatos de poder organiza-
dos en organizaciones no desvinculadas del Derecho, en Revista Penal, 2000 (de este trabajo hay una versión en alemán
publicada en el Festschrift für Claus Roxin, bajo el título "Willensherrschaft kraft organisatorischer Machtapparate im Rahmen
"nichrechtsgeloster Organisationen", Berlin 2001, pp. 61 O y ss.}.
Conviene destacar que esta posición de ROXIN fue en su tiempo auténticamente revolucionaria respecto a la jurisprudencia ale-
mana tradicional, confirmada por sentencias de principios de los años sesenta en decisiones de los distintos Tribunales que se ocu-
paron de juzgar a personas acusadas de haber intervenido y ejecutado personalmente asesinatos en los campos de concentra-
ción nazis, y que, conforme a la llamada "concepción subjetiva de la autoría" mantenida por el Tribunal Supremo alemán, fueron
consideradas como meros "complices" y condenadas a penas atenuadas, entendiendo que aun habiéndose demostrado su in-
tervención directa en la ejecución de tales delitos, no habían actuado con "voluntad de autor" (animus audoris}, sino de meros
cómplices (animus socii}, por orden y en interés de otros. Sobre esta jurisprudencia en relación con estos casos y sobre la actitud
observada ante ella por los penalistas y políticos de la República Federal de Alemania en aquella época, véase JUST-DAHL-
MANN/JUST, Die Gehilfen, Frankfurt am Main, 1988, quienes en las pp.160 y ss., informan que se mandó un cuestionario para
que manifestaran su opinión a todos los penalistas alemanes, al que sólo contestaron nueve (Karl Peters, Günther Spendel, Art-
hur Kaufmann, Ulrich Klug, Geerds, Jescheck, Rüter, Roxin, Baumann}. Algunos, los menos, expresaron su disconformidad con la
lenitud de las sentencias dictadas, pero casi todos declinaron hacer algún comentario por no tener conocimiento de los detalles o
por considerar que los problemas de determinación de la pena {que es, en definitiva, lo que supone la calificación de cómplice} se
sustraen a valoraciones generales. Jescheck se remite al trabajo que en ese momento estaba realizando en el Max Planck-lnsti-
tut de Derecho penal de Freiburg un penalista holandés, Rüter, y éste pide que se le mande el material de esas sentencias para
poder pronunciarse sobre ellas. Muy interesante y reveladora es la respuesta que dio el entonces joven docente Claus Roxin,
quien tras mostrar su disconformidad con dicho proceder jurisprudencial, se remite al trabajo citado en esta nota, comunicando
que lo ha enviado para su publicación a la revista Juristenzeitung, y que si ésta no lo publica lo remitirá a otra (efectivamente, apa-
reció publicada en la revista Goltdammer •s Archiv. En septiembre del 2001, en una conversación privada mantenida con él du-
rante un Congreso en Seúl, Corea, me ha confirmado que es la única vez que un trabajo suyo ha sido rechazado para su publi-
cación}. También destaca la postura de Jürgen Baumann que, según informan JUST-DAHLMAN/JUST (p.17 4), se esforzó en vano
por conseguir una toma de postura oficial de los profesores de Derecho penal en la Strafrechtlertagung de 1963.
Por su parte, el Bundesgerichtshof (después de la 11 Guerra Mundial el Tribunal Supremo de la República Federal de Alemania),
mantuvo esta concepción subjetiva de la autoría en el llamado "caso Staschynskij" (BGHSt 18, 87} en el que condenó como cóm-
plice de asesinato a un agente secreto del KGB que mató a otro con una cerbatana envenenada, entendiendo que no actuaba en
interés propio, sino siguiendo las instrucciones del Servicio Secreto de una potencia extranjera, que era el verdadero autor.
Una vez más, conocer los casos sobre los que se han desarrollado muchas teorías elaboradas por la Dogmática jurídico-penal
alemana, ayuda a entender mejor el contexto ideológico en el que se dieron, en este caso una situación como fue la de la "gue-
rra fría" y el enfrentamiento entre los dos bloques enfrentados, la OTAN y los países del Pacto de Varsovia, pero también, y en
relación con la jurisprudencia sobre los "cómplices" de los crímenes nacionalsocialistas, y esto se ha "olvidado", voluntaria o in-
voluntariamente, muchas veces, la forma anómala, por no decir algo peor, en la que se elaboró en la República Federal de Ale-
manfa tras la 2 2 Guerra Mundial el pasado nazi y los crímenes que se cometieron en aquella época {para más detalles, véase
MUNOZ CONDE, Edmund Mezger y el Derecho penal de su tiempo, 2 2 ed. Valencia 2001 ).

62
Do e trina

•••

en los escalones intermedios del aparato de poder igual o superior al de los superiores que les daban
llevan a cabo funciones burocráticas y de organi- las órdenes.
zación necesarias para ejecutar dichas decisiones. Es ciertamente anómalo considerar como au-
Uno de estos personajes intermedios fue Adolph toría mediata estos casos de "autor tras el autor"4
Eichmann, alto funcionario nazi encargado de la pero ROXIN le da a su tesis un convincente fun~
planificación y puesta en marcha de los actos de <lamento, que ha hecho que su posición no sólo
exterminio, ejecutados luego materialmente por haya sido aceptada por muchos otros autores que
otros, en los campos de concentración. En el pro- le han seguido tanto en Alemania, como fuera, si-
ceso a que fue sometido en Jerusalén, tras haber no también por los Tribunales de otros países y
sido secuestrado por agentes del Servicio Secreto concretamente en Alemania por su Tribunal Su-
israelí en pleno centro de Buenos Aires, y en el que premo Federal (Bundesgerichtshof) que en una
fue condenado a muerte, quedó probado que sentencia trascendentalS se sirvió de esta teoría
Eichmann jamás llevó a cabo personalmente al- para fundamentar la responsabilidad de los Altos
gunas de estas ejecuciones, como tampoco las lle- Cargos del Gobierno de la antigua República De-
varon a cabo personalmente, que se sepa, los más mocrática Alemana por los disparos realizados en
altos dirigentes del aparato de poder nazi, como el Muro de Berlín por los Guardias Fronterizos
Hitler, Himmler o Goebbels, pero ello no es obs- contra las personas que intentaron pasar a la
táculo para considerarlos responsables y cierta- República Federal de Alemania.
mente como verdaderos autores de los delitos que También en Argentina, la Corte Suprema se sir-
otros habían ejecutado materialmente. Para RO- vió de esta teoría para fundamentar la condena de
XIN, la única razón que puede fundamentar esta los Generales de la Dictadura de Videla que diri-
conclusión es que Eichmann (ya que de su res- gieron y organizaron las ejecuciones y "desapari-
ponsabilidad se trataba en el proceso de Jeru- ciones" de tantos miles de ciudadanos argentinos,
salén) era autor mediato de estos delitos, en la me- por más que después una discutida Ley de Punto
dida en que por su posición en el aparato de poder Final dejara sin efecto dichas condenas, que aho-
controlaba y, por tanto, dominaba los hechos que ra vuelven a actualizarse contra Videla por el se-
ejecutaban otros. cuestro de los hijos de los "desaparecidos" y asesi-
Contra esta tesis se han formulado algunas ob- nados durante aquel terrible período de la vida de
jeciones de principio que aducen sobre todo que la este país. En este caso, tampoco se puede decir
figura de la autoría mediata, que ahora expresa- que Videla o sus secuaces llevaran a cabo perso-
mente reconoce el Código penal español en el art. nalmente esos secuestros o los asesinatos que, sin
28, no es aplicable cuando el ejecutor material es duda, ejecutaron materialmente otros, pero, con
plenamente responsable de lo que hace, sino sólo una fundamentación o con otra, lo que nadie dis-
cuando éste es inimputable o ni siquiera actúa tí- cute es que también deben ser considerados los
pica o antijurídicamente, es decir, cuando es un principales responsables y, por tanto, también,
simple instrumento no responsable en manos del autores (mediatos o no) de tales hechos. Y lo mis-
hombre de atrás que es realmente el autor (me- mo podría decirse de la responsabilidad del Gene-
diato) de lo que el autor inmediato realiza sin res- ral Pinochet y de sus colaboradores por, entre
ponsabilidad alguna o con una responsabilidad otros cargos, los asesinatos y desapariciones de
por lo menos disminuida. Aquí, por el contrario, detenidos realizadas por la llamada "caravana de
los ejecutores materiales, sin excluir la posibilidad la muerte" tras el golpe de Estado en Chile en sep-
de que en algún caso concreto algunos actuaran tiembre de 1973, que, tras el fracaso de su extra-
en error de prohibición o coaccionados, son ple- dición a España, se intentó determinar por la Jus-
namente responsables e incluso cometían los he- ticia chilena, que finalmente acordó la
chos de forma absolutamente voluntaria, mos- "incapacidad procesal" de Pinochet para ser juz-
trando además muchas veces un alto grado de gado, dada su avanzada edad y el proceso degene-
adhesión a la causa, entusiasmo o fanatismo, rativo cerebral que muestra.

4. La expresión sirvió de título a la obra de Friedrich Christian SCHROEDER, Der Tater hinter dem Ti:iter, 1965, quien lo utilizó
sobre todo para denominar los casos en los que el "hombre de atrás" se aprovecha de otra persona que ya está P..reviamente
decidida a cometer el delito, tal como se descñbe en el famoso "caso Fuchs". En este caso, planteado por DOHNA, Ubungen im
Strafrecht und Strafprozessrecht, 32 ed. ( 1929), caso n2 3_6, un tal Fuchs,. que sabía qu~ unos agentes de un s~rvicio secreto estaba~
apostados para matar a alguien que iba a pasar por all1 a una determinada hora, hizo que pasara por all1 a esa hora un enem~
go suyo, que efectivamente fue asesinado.
5. BGHSt 40, 218.

63
Revista Penal
Problemas de autoría y participación en el derecho penal económico ...
•••

Un ámbito de la criminalidad estatal (o paraes- acciones armadas, se enfrentan directamente con


tatal) en el que igualmente puede aplicarse la tesis las tropas leales al Gobierno legítimo, realizan ac-
de ROXIN, sin grandes problemas e incluso como ciones de transporte, avituallamiento, intenden-
una forma bastante fácil de resolver la imputación cia, etc. Realmente se hace difícil distinguir en es-
a título de autoría, es el "golpe de Estado" gene- te conglomerado más o menos bien organizado de
ralmente encuadrable en el delito de rebelión (cfr. personas, con distintas contribuciones materiales
arts. 472 y ss. del Código penal). Para ello no es en diferentes estadios y etapas temporales de rea-
preciso recabar ejemplos de la historia de otros lización del proyecto, quiénes son los verdaderos
países. La casuística española no sólo es muy am- autores, y quiénes meros comparsas o actores se-
plia al respecto (centenares de "golpes de Estado" cundarios.
más o menos relevantes han animado la escena El problema principal que se planteó en la STS
política española durante los siglos XIX y XX, y la de 22 abril de 1983, en la que se juzgó a los res-
dictadura del general Franco que rigió España du- ponsables del "Golpe de Estado del 23 de febrero
rante casi cuarenta años se originó en uno contra de 1981 ", fue precisamente la calificación de la
el Gobierno legítimo de la II República), sino que conducta de algunos generales y jefes que intervi-
ha motivado, en los casos en que los rebeldes no nieron en la preparación del golpe y participaron
consiguieron sus propósitos, importantes decisio- en las reuniones previas decidiendo extremos im-
nes judiciales en las que siempre el problema prin- portantes del mismo, pero no participaron luego
cipal consistía en determinar quiénes eran los directamente o no estuvieron presentes en el "al-
principales responsables y, por tanto, verdaderos zamiento violento y público" que según el art. 218
autores de los mismos. Normalmente, el delito de del anterior Código penal y el 4 72 del vigente
rebelión se da en el marco de un aparato de poder constituye la acción típica del delito de rebelión
estatal tan marcadamente jerárquico como es la propiamente dicha. La sentencia del Consejo Su-
institución militar. También aquí hay, además de premo de Justicia Militar de 3 de junio de 1982,
una estructura jerárquica que facilita el manejo que juzgó en primera instancia dichos hechos,
del aparato de poder de los que están en la cúspi- había calificado la conducta de los citados milita-
de del mismo, una fungibilidad de los "meros eje- res de mera conspiración y, en consecuencia, les
cutores", como los denomina el art. 480.2 del Có- aplicó las penas inferiores en dos grados a las que
digo penal, y una actuación de los mismos al aplicó a los que consideró autores. Sin embargo,
margen de la legalidad o de los cauces previstos le- el Tribunal Supremo consideró que eran verdade-
galmente para conseguir los cambios políticos de- ros autores de la rebelión misma, calificándolos, a
seados. En la cúspide de la estructura jerárquica la vista de los hechos probados, como piezas bási-
están generalmente los principales responsables, cas del "organigrama ejecutivo", que controlaban
los que, ya a través de actos de conspiración pla- no sólo las tropas que se alzaron, sino los contac-
nean el golpe, deciden los detalles de su realiza- tos con otras personas, incluido el Rey. Así, por
ción, el día y la hora del mismo, la estrategia a se- ejemplo, según el Tribunal Supremo, el General
guir, y los que, en el último momento, pueden Torres Rojas fue quien dirigió de hecho los movi-
abortarlo si las cosas no salen cómo pensaban. mientos de la División Acorazada tras el asalto al
Después vienen, en inmediata conexión con los Congreso. Y en lo que se refiere al General Arma-
mismos, los encargados de poner en marcha el da Comyn (al parecer el "Elefante Blanco" al que
plan acordado, los "burócratas del golpe", los que se aludía en algunos documentos de los golpistas)
"sedujeren o allegaren tropas" en la terminología el Tribunal Supremo afirma que "su nombre es ci-
del art. 475, que se encargan de buscar fondos, tado como el de una pieza clave y decisiva", razón
ayuda y cobertura material, y, al mismo tiempo, por la que no lo considera mero conspirador, sino
sirven de puente o intermediarios con los jefes y "cabeza de la rebelión", si bien, admite, su inter-
oficiales que sacan las tropas a la calle, toman los vención material en el golpe se limitó formalmen-
sitios estratégicos, dan las órdenes de disparar, te a ofrecerse como mediador entre los que habían
asesinar o detener a los miembros y principales tomado el Palacio del Congreso de los Diputados
representantes del Gobierno legítimo o simple- cuando estaba celebrándose sesión plenaria (el
mente a los ciudadanos que se opongan a sus Teniente Coronel Tejero y el grupo de Guardias
propósitos. Y naturalmente al final del aparato de Civiles que le acompañaban) y el Rey. Dicho crite-
poder están los meros ejecutores, la masa anóni- rio coincide con la doctrina sentada ya por dicho
ma de suboficiales, soldados y civiles que, más o Tribunal en sentencia de 18 marzo de 1935 en la
menos de buen grado y con mayor o menor coin- que para determinar quién era el jefe de un inten-
cidencia con las ideas que animan a los principa- to de golpe de Estado contra la República, se decía
les responsables de la rebelión, llevan a cabo las literalmente que "no es preciso que el caudillo in-

64
Do e tr 1 na

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surgente se ponga al frente de una unidad o grupo los hechos, es la fungibilidad de éstos, ya que, en
rebelde, acreditándose por la organización en definitiva, se trata de personas carentes de auto-
conjunto del movimiento y por las órdenes e ins- nomía, que ni siquiera son conocidas personal-
trucciones que dio a los jefes y oficiales compro- mente por el que da las órdenes e incluso no tie-
metidos"6. nen una relación directa con ellos. Se trata, pues,
Evidentemente, el delito de rebelión va normal- de meros ejecutores anónimos que si, por cual-
mente precedido de una serie de actos, reuniones, quier motivo, no quieren o no pueden realizar en
contactos previos, negociaciones, etc., difícilmen- el caso concreto el hecho que se les ordena, pue-
te encuadrables como tales y sin más aditamento den ser sustituidos por otros, sin que por eso fra-
de elementos materiales que puedan servir de case el resultado final, que dominan otros, sean
prueba en los estrictos moldes de la autoría y la éstos Eichmann, Hitler, Videla, Pinochet, el "Ele-
participación. Por eso mismo se recurre con fre- fante Blanco" o el Sr. X de cualquier aparato de
cuencia en la praxis judicial y en la regulación le- poder que se forme desde las entrañas de las pro-
gal de estos delitos a las figuras de la conspira- pias instituciones estatales para llevar a cabo acti-
ción, la proposición y la provocación que tienen vidades delictivas totalmente al margen de las
aquí, precisamente por eso, su razón de ser y su normas legales.
justificación histórica (cfr. art. 477 del Código pe-
nal en relación con los arts. 17 y 18 del mismo
cuerpo legal). Pero ello no excluye que una vez B) La imputación de la autoría en el marco de
que la rebelión llegue a materializarse sea necesa- las organizaciones criminales
rio determinar la responsabilidad de los verdade-
ros jefes y, por tanto, autores también en sentido La tesis de ROXIN que es, en principio, perfec-
estrictamente jurídico-dogmático de la misma. tamente aplicable a estos casos de criminalidad
Recurrir para ello a las figuras de la inducción o cometida sirviéndose de aparatos de poder estatal
la cooperación necesaria, por más que también organizado, que están en su origen, ya no es tan
permitan la aplicación de la pena de la autoría es- convincente cuando se trata de aplicarla a otros
tricta, no sólo es una incorrección dogmática y casos de criminalidad organizada que se desarro-
una mala interpretación de la regulación legal de llan en organizaciones criminales ilegales no esta-
esta materia, que con razón prevé incluso una pe- tales y no tan estrechamente basadas en princi-
nalidad más grave para los que denomina "jefes pios de jerarquía, obediencia ciega y disciplina tan
principales" (art. 4 7 3 .1), sino una deformación de característicos del régimen nazi y de otros Esta-
la verdad histórica y de la fenomenología peculiar dos totalitarios, como el régimen estalinista, las
de estos delitos. dictaduras militares de Videla y Pinochet, en los
La teoría de ROXIN constituye, por tanto, un países del Cono Sur americano, o de la estricta
verdadero hallazgo dogmático que sirve para fun- disciplina de los conjurados en un "golpe de Esta-
damentar -sin quebrantar y más bien confirman- do". Ciertamente, como ya advertía el mismo RO-
_do el criterio material del dominio del hecho, que XIN en 1963, la tesis de la autoría mediata puede
por lo menos en los delitos de dominio dolosos ser también aplicable a los delitos que se cometen
sirve de fundamento a la autoría- la autoría me- "en el ámbito de los movimientos clandestinos, or-
diata de los que están detrás de los autores mate- ganizaciones secretas, bandas criminales y agru-
riales o ejecutores de muchos de los delitos come- paciones semejantes", pero las características tan
tidos a través de organizaciones estatales o peculiares del funcionamiento de los aparatos de
paraestatales de poder, porque normalmente se poder de los Estados totalitarios no suelen darse
dan en ellos los requisitos que ROXIN exige para tan nítidamente en este otro tipo de organizacio-
aplicar dicha teoría: la organización estructurada nes criminales, y entonces parece necesario bus-
jerárquicamente del aparato de poder, la fungibi- car otras formas de imputación que se adapten
lidad de los meros ejecutores y la actuación de los mejor a las peculiaridades de estos grupos crimi-
mismos al margen o incluso expresamente en con- nales.
tra de las normas jurídicas. La clave que, en todo Desde luego se puede decir que algunos grupos
caso, sirve, a mi juicio, para fundamentar en estos terroristas funcionan como un verdadero ejército,
casos la autoría mediata de los que están detrás de y que también en ellos existen sus "hombres de
los autores inmediatos o ejecutores materiales de atrás" y que los que ejecutan sus decisiones son

6. Cfr. GARCÍA RIVAS, La rebelión militar en Derecho penal, Ediciones de la Universidad Castilla-La Mancha, 1990, quien en
pp. 221 y ss. realiza un análisis comparativo de estas sentencias.

65
Revista Penal
Problemas de autoría y participación en el derecho penal económico ...
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meros instrumentos anommos intercambiables y sente en la ejecución, pero, en inmediata conexión


sustituibles por otros. También la Mafia siciliana, con ella, la controla y decide su realización. Esta
con sus leyes de la "omertá", o los "yakuzas" japo- opinión, como trataré de demostrar más adelante,
neses, con sus códigos secretos, constituyen gru- creo que es perfectamente encuadrable en el con-
pos muy jerarquizados y con características pare- cepto de coautoría, al que se refiere ahora expre-
cidas al más disciplinado ejército o servicio secreto samente el párrafo 1 del art. 28 del Código penal
estatal. Pero las semejanzas no van mucho más le- español, cuando habla de "realizar el hecho ... con-
jos. Por lo pronto, su carácter marginal y clara- juntamente"; pero diverge del concepto de coau-
mente ilegal hace que sus miembros tengan entre toría que maneja la doctrina dominante en Es-
sí una relación personal mucho más estrecha que paña que, siguiendo la opinión de ROXIN, exige
la que se da entre los miembros de los aparatos de para que pueda darse una coautoría, además de
poder estatales. Es verdad que las decisiones se to- un acuerdo de voluntades, la intervención de to-
man por unos pocos, en la cúpula, pero también dos los coautores en la ejecución del delito9, requi-
son unos pocos los que pueden llevarlas a cabo y sito este último que falta cuando la realización del
generalmente estos pocos están en relación directa delito se decide entre varios, pero sólo algunos de
y personal con los que dan las órdenes o planifican ellos llevan a cabo actos propiamente ejecutivos. De
los hechos y en cuya ejecución directa no intervie- acuerdo con la doctrina dominante, la coautoría es,
nen. Incluso sus formas de vida marginal en autén- por tanto, una especie de conspiración llevada a la
ticos "ghettos", viviendas compartidas, etc., difi- práctica y se diferencia de esta figura precisamente
cultan que fuera del círculo reducido de los que en que el coautor interviene posteriormente en la
pertenecen al grupo haya muchas personas más ejecución del delito lo que, por definición, no suce-
dispuestas a realizar el delito y a sustituir al que en de en la conspiración (cfr. la definición que de la
principio estaba destinado a realizarlo. Sin descar- misma se da en el art. 17). Pero, a mi juicio, el re-
tar que la teoría de ROXIN, como indica Kai AM- quisito de la coejecución, por lo menos estricta-
BOS7, pueda ser también aplicable a estas otras mente considerado, no es más que la consecuencia
formas de criminalidad organizada, no cabe ex- de una teoría objetivo-formal que ya se ha mostra-
cluir que también otras clases de autoría, e incluso do de un modo general insuficiente incluso para ex-
de participación, puedan adaptarse mejor a mani- plicar el concepto mismo de autoría (véase infra C:
festaciones de criminalidad organizada de carácter Excurso 2), y lo que es más aún, para explicar el
paraestatal, mafiosas o terroristas, o simplemente concepto de coautoría, por lo menos en algunos
de delincuencia común más tradicional como las ámbitos de la criminalidad en los que tan impor-
bandas de atracadores, "carteles" de narcotrafican- tante o más que la ejecución misma son otras con-
tes, lavado de dinero, etc. ductas de decisión u organización relacionadas con
Desde hace tiempo vengo ya manifestando en ella. Creo, por tanto, que dentro de la coautoría no
mis exposiciones generales de la Teoría del Deli- sólo cabe una coautoría ejecutiva, total o parcial, si-
tos, que la figura de la coautoría se adapta mejor no también otras formas de realización conjunta
que otras categorías de autoría y participación a del delito en las que alguno o algunos de los coau-
algunas formas de realización del delito, en las tores, a veces los más importantes, no están pre-
que el cerebro o principal responsable no está pre- sentes en su ejecución.

7. Cfr. Kai AMBOS, Tatherrschaft durch Willensherrschaft kraft organisatorischer Machtapparate, GA, 1998, pp. 226 y ss. (hay
traducción española de Cancio Meliá, publicada en Revista de Derecho penal y Criminología, 1999). _
8. Véase, por ejemplo, ya mi Teoría Genera/ del Delito, Bogotá 1984, p. 203 (2 9 ed., Valencia 1989, p. 180}; MUNOZ CON-
DE/GARCÍA ARÁN, Derecho penal, Parte General, Valencia 1993, p. 390 (49 ed., 2000, p. 501 ).
9. ROXIN, Autoría y dominio del hecho, ob cit. en nota 3, p. 328. Este planteamiento eJ también el ,acogido mayoritariamen-
te en la doctrina española, en la que incluso uno de los principales monografistas del tema, DIAZ Y GARCIA DE CONLLEDO, La a~
toría en Derecho penal, Barcelona 1991, pp. 672 y ss., admite la coa_utoría solam~nte cuando los que adoptan el acuerdo real~
zan además actos ejecutivos "nucleares". En una línea parecida, GUTIERREZ RODRIGUEZ, La responsabilidad penal del coautor:
fundamento y límites, Valencia 2001, afirma que "es presupuesto imprescindible para poder ser calificado como coautor la real~
zación de acciones típicas", aunque inmediatamente matiza que las acciones típicas "no tienen por qué ser realizadas en todo co-
so de propia mano por los coautores, pues también debe admitirse su realización de Forma mediata, bien constituyéndose todos
los coautores en autores mediatos e instrumentalizando conjuntamente a un tercero {coautoría mediata}, bien de forma parcial,
es decir, apareciendo tan sólo alguno de los coautores como instrumento en cuyo caso el verdadero coautor no será el instru-
mento, sino el autor mediato (coautoría entre los coautores inmediatos y el autor mediato}". Para finalmente exigir sólo que el co-
autor lleve a cabo "una aportación cuya lesividad para el bien jurídico protegido pe!'almente de~pliega sus efectos de forma &
recta", lo que, a mi juicio, está más cerca de la posición aquí mantenida que de la de DIAZ Y GARCIA DE CONLLEDO.

66
Do ctr1 na

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Como seguidamente vamos ver, si el funda- que sirve para criticar y desterrar definitivamente
mento de la coautoría es el llamado dominio fun- del ámbito del Derecho penal viejas prácticas ju-
cional del hecho, lo importante no es ya sola- risprudenciales, como la teoría del acuerdo pre-
mente la intervención en la ejecución del delito, vio! O, que se utilizaba para imputar los hechos co-
sino el control o dominio del hecho que un indi- metidos por otros a personas que no estaban pre-
viduo tenga de la realización del mismo, aunque sentes en su ejecución, pero habían intervenido en
no intervenga en su ejecución estrictamente con- su preparación o pertenecían al grupo en el que al-
siderada. Sólo así pueden calificarse también co- guno de sus miembros cometían el delito, aunque
mo coautores de un delito, por ejemplo, no sólo no tuvieran una relación directa con el mismo.
al jefe y dirigentes de una banda que asumen Una responsabilidad de esta clase se plasmaba en
funciones de decisión, dirección u organización el art. 502 del anterior Código penal, en su versión
estrechamente relacionadas con o que son parte antes de la reforma de 1983, que agravaba la pena
integrante fundamental de la realización del de- del robo para el jefe de la cuadrilla y además pre-
lito, sino también a los miembros de la misma sumía la autoría de los que habitualmente anda-
que, sin intervenir en la ejecución, realizan du- ban en la banda y no constaba que hubieran pro-
rante la misma tareas de apoyo, vigilancia o curado impedir la comisión del delito; y en una
transporte. jurisprudencia, que, basándose en la estructura de
ROXIN se opone, en principio, a esta solución delito cualificado por el resultado que tenía el de-
con diferentes argumentos que ya expuso en su lito de robo con homicidio en el art. 501.1º del an-
fundamental obra sobre la materia Taterschaft terior Código penal antes de la reforma de 1983,
und Tatherrschaft (Autoría y dominio del hecho). imputaba también el homicidio a los que sólo
Uno de estos argumentos es que, en realidad, el je- habían planeado el robo y no habían intervenido
fe de la banda de ladrones y personas que ocupan en su ejecución o no habían realizado violencias
similares roles en otros tipos de grupos criminales durante la ejecución del mismoll.
pueden ser incriminados como autores mediatos, Pero esto no quiere decir, que, una vez superadas
bien porque se da aquí también el dominio a estas construcciones, la no intervención en la fase
través de un aparato de poder, bien porque el jefe ejecutiva del delito impida la calificación de coautor
ejerce una especie de coacción sobre sus subordi- de quien controla y decide su concreta realización,
nados. No cabe duda que ello también es posible, pues, como el propio ROXIN recuerda, una visión
pero, como decíamos antes, no siempre se dan en- puramente formalista de la coautoría fuerza a un
tre el jefe o responsable del grupo armado o ban- esquematismo que no tiene en cuenta "el significa-
da terrorista y los simples miembros de la misma do de los fenómenos concretos de la realidad". Y es
ese tipo de relaciones fuertemente jerarquizadas, el mismo ROXIN quien admite que "si bien no una
ni esa sustituibilidad entre los ejecutores que, a intervención en la fase preparatoria, sí al menos una
juicio de ROXIN, constituye uno de los requisitos cooperación en la acción típica o en relación inme-
fundamentales de la autoría por dominio de un diata con ésta"12 puede fundamentar el dominio del
aparato de poder estatal. hecho, es decir, en este caso, la coautoría. Lo que
Lo que ROXIN pretende, al excluir expresamen- pasa es que la distinción entre fase preparatoria y
te del ámbito de la coautoría al jefe de la banda y fase ejecutiva, ni siquiera cuando se trata de un au-
a otras personas que tienen una actividad impor- tor individual es fácil de hacer y, desde luego, se
tante en la fase preparatoria, pero que luego no in- complica mucho más cuando son varias personas
tervienen en la ejecución del delito, es impedir que las que intervienen en la realización del hecho. Una
la pertenencia o la dirección del grupo fundamen- consideración formalista, estrictamente vinculada a
te sin más una responsabilidad en concepto de au- la realización de la acción ejecutiva conduce, por
tor o de partícipe por los hechos que puedan eje- tanto, a una restricción inadmisible del concepto de
cutar otros miembros del grupo. Desde luego esta coautoría, dejando fuera de su ámbito intervencio-
postura es admisible y sobre todo comprensible nes personales tan graves y directamente lesivas del
desde el punto de vista histórico, en la medida en bien jurídico como la propia realización ejecutiva.

1O. Sobre la teoría del acuerdo previo en la jurisprudencia del Tribunal Supremo español, véase MUÑOZ CONDE/GARCÍA
ARÁN, Parte General, cit., 4!! ed., p. 497.
11. Sobre esta regulación, véase MUÑOZ CONDE, Derecho penal, Parte Especial, 4!! ed., Sevilla 1982, pp. 212 y 222; y STS 3
diciembre 1964. Parecida es también la tesis de la conspiracymatenida por la jurisprudencia estadounidense americana (cfr. FLET-
CHER, Conceptos básicos de Derecho penal, traducción de Muñoz Conde, Valencia 1998, p. 278 y ss.).
12. ROXIN, Autoría y dominio del hecho, cit. nota 3, p. 333.

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Revista Penal
Problemas de autoría y participación en el derecho penal económico ...
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Pero también una consideración material completa- tintas acciones llevadas a cabo por lo miembros
mente desvinculada temporal y espacialmente de la de un comando terrorista en la realización de un
fase ejecutiva del delito amplía excesivamente el atentado. La frecuencia con la que se están dando
concepto de coautoría y lleva a incluir en su ámbito hechos de este tipo en nuestro país en estos mo-
conductas que, todo lo más, serían de participación mentos (más de 23 consumados en un afio, a fina-
o que incluso ni siquiera podrían entrar en el ámbi- les de afio 2000, algunos de ellos con varias vícti-
to de la participación a título de complicidad. La so- mas, muertos y heridos de diversa consideración),
lución a este dilema no puede conseguirse, por tan- y la persistencia del terrorismo tras más de veinte
to, ni con una concepción estrictamente formalista afias de vigencia de un régimen político equipara-
de la coautoría, ni con una puramente naturalista ble al de cualquier democracia europea occiden-
que desvirtúe el concepto de "acción ejecutiva", in- tal, creo que justifican de sobra una reflexión es-
cluyendo en ella conductas que obviamente no pue- pecífica sobre la calificación dogmáticamente
den considerarse tales, sino con una valoración glo- correcta de las distintas acciones que se llevan a
bal y realista de la fenomenología criminal de cabo por los terroristas en la realización de sus
algunas formas específicas de criminalidad, asu- atentados, porque éste es sin duda un problema
miendo que en ellas hay conductas que aun no sien- importante con el que deben confrontarse las
do directamente ejecutivas, tienen una vinculación construcciones dogmáticas para comprobar su
tan directa e inmediata con la ejecución y con la le- grado de rendimiento práctico y su eficacia para
sión del bien jurídico, que deben valorarse como valorar adecuadamente los distintos grados de
una parte integrante y fundamental de su realiza- responsabilidad penal concurrentes en tales he-
ción. Creo que esta valoración global o totalizadora chos. Desde luego, la parte más compleja y difícil
del significado de las distintas aportaciones desde el de esta reconstrucción dogmática de las cate-
punto de vista de su relación de inmediación tem- gorías de la autoría y la participación en relación
poral y espacial con la acción ejecutiva propiamen- con el terrorismo es la que se refiere a la respon-
te dicha, no sólo no supone la aceptación de un con- sabilidad de los miembros de la cúpula de la or-
cepto unitario de autor que haga tabla rasa con la ganización terrorista que, en la distancia y de for-
distinción entre autoría y participación, sino que es ma genérica, y sin intervenir directamente en los
la que mejor se ajusta a la idea de dominio funcio- atentados, deciden la realización de los mismos;
nal del hecho, que no debe olvidarse es, ante todo, pero también la propia conceptuación dogmática
un concepto objetivo-material, aunque lógicamente de las distintas acciones realizadas por los miem-
por imperativo del principio de legalidad y de segu- bros de los comandos que llevan a cabo los aten-
ridad jurídica deba ser restringido para fundamen- tados terroristas plantea dificultades que no son
tar la coautoría a intervenciones coejecutivas o tan fáciles de solucionar desde las concepciones do-
decisivas para la realización del delito como las eje- minantes en la dogmática de la autoría. Así que,
cutivas propiamente dichas. Seguidamente ex- para una mayor claridad, procederemos a su valo-
pondré, a modo de excurso, algunos casos que sue- ración analizando separadamente, por un lado,
len plantearse con frecuencia en los atentados las acciones realizadas por los miembros del co-
terroristas, en los que en base a la tesis aquí defen- mando ejecutor de los atentados y, por otra, la in-
dida del dominio funcional del hecho, intervencio- tervención en la toma de decisiones por parte de
nes personales que no se dan exactamente en la fa- los miembros de la cúpula de la organización te-
se ejecutiva del delito pueden y deben calificarse, rrorista.
sin embargo, para una valoración más ajustada a la
importancia y gravedad de las mismas, como coau- 1. Calificación de la responsabilidad de
toría, y no en base a otras formas de autoría y mu- los miembros integrantes del comando
cho menos, simplemente, como formas de partici-
pación. Imaginemos que el comando está compuesto
por cuatro personas que se trasladan a una ciudad
EXCURSO 1: Valoración de las distintas accio- para realizar un atentado. La realización del mis-
nes llevadas a cabo por miembros integrantes de mo se lleva a cabo, según lo convenido y previa-
comandos terroristas. La responsabilidad de los mente planeado, de la siguiente forma: uno de sus
miembros de la cúpula de la organización por es- miembros se ocupa de seguir y vigilar al que va a
tos hechos ser la víctima hasta el lugar donde está apostado,
otro es el que va a disparar contra ella, mientras
Quizás el ámbito donde mejor se pueda com- que un tercero espera en la esquina con el coche
prender y aplicar la concepción de la coautoría en marcha para asegurar la huida, y finalmente
que aquí se defiende es en la valoración de las dis- un cuarto, el cerebro que ha planificado el atenta-

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,
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Do ctr1 na

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do hasta sus más pequeños detalles, dirige toda la han dado su conformidad, calificando a uno de
operación por radio o por un teléfono móvil desde ellos, ¿pero entonces a quién?, como verdadero
un piso franco previamente alquilado. Ciertamen- autor, y a otro, ¿pero entonces también a quién?,
te desde el punto de vista puramente formal del como mero cooperador necesario.
concepto de "acto ejecutivo" del delito en cues- Y en el caso del "coche-bomba", ¿quién es el eje-
tión, un asesinato y, por tanto, un acto de matar, cutor y, por tanto, según la teoría formalista, ver-
sólo lo comete como autor directo el que dispara dadero autor del hecho y quién es todo lo más co-
y mata a la víctima. Pero, ¿de qué responden los operador necesario porque no ejecuta
otros miembros del comando directamente impli- directamente el hecho?, ¿el que prepara la bom-
cados en la realización del atentado?, ¿de coope- ba?, ¿el que la acopla al coche?
ración necesaria?, ¿de complicidad? ¿Cuál es la Y cuando de lo que se trata es de hacer explo-
razón dogmática que obliga a calificar diferencia- sionar el coche-bomba al paso del vehículo en el
damente las distintas intervenciones que forman que viajan las víctimas del atentado, ¿quién es el
partes integrantes de un mismo plan conjunto en que ejecuta el hecho?, ¿el que conecta los cables o
el que cada uno ha cumplido a la perfección con el que hace la señal con un pañuelo cuando pasa
el papel previamente asignado para la realización el vehículo por el lugar elegido para el atentado?
del plan? ¿Por qué calificar de autor sólo al que Pero incluso admitiendo que en estos casos de
dispara y de partícipes o incluso de meros cóm- paquete o coche-bomba, de acuerdo con una con-
plices a los que en la realización del plan llevan a sideración material y no puramente formalista del
cabo sólo acciones de apoyo o cobertura, que si concepto de ejecución, las distintas acciones se
fuera necesario se pueden convertir igualmente en puedan considerar como partes integrantes de la
acciones ejecutivas de rematar a tiros a la víctima ejecución del delito, surge entonces un problema
o a las personas que le acompañan o salen en su que de nuevo pone en evidencia las insuficiencias
defensa? ¿No sería más fácil, justo y ajustado a la del concepto de coautoría entendido como coeje-
realidad, admitir que todos deben ser castigados cución. Me refiero a la tentativa. Imaginemos que
con la misma pena porque todos tienen y ejercen uno de los coautores se encarga de una parte de la
por igual el dominio funcional del hecho que, co- ejecución (por ejemplo, dejar preparada la bom-
mo un todo, les pertenece y por eso mismo deben ba), que el otro horas más tarde se encarga de
responder por el mismo título de imputación, es completar (por ejemplo, activar la bomba cuando
decir, por coautoría? pasa el coche con la persona a la que se quiere ase-
El problema que presenta la conceptuación de sinar). Pues bien, si el artefacto es descubierto an-
la coautoría como coejecución se agudiza aún tes de que al segundo le dé tiempo a conectarlo.
más cuando ni siquiera se puede determinar con ¿De qué responde el segundo sujeto?, ¿de conspi-
claridad cuál es la acción ejecutiva. Imaginemos el ración?, ¿de cooperador necesario en una tentati-
caso del "paquete-bomba". ¿Quién es el que reali- va inacabada?, o, ¿simple y llanamente de coau-
za la acción ejecutiva y, por tanto, debe ser consi- toría en una tentativa inacabada de asesinato?
derado como autor?, ¿quién lo prepara?, ¿quién lo Creo que evidentemente la solución más correcta
lleva a Correos o lo entrega en el domicilio del des- y ajustada a la realidad de estos hechos es la de la
tinatario? ¿Es la preparación del paquete un acto coautoría, pero está claro que a ella sólo se puede
preparatorio o un acto ejecutivo? ¿Y su transpor- llegar desde una consideración de la misma basa-
te? La negativa a admitir en casos como éstos una da en la idea del dominio funcional del hecho que
coautoría obliga, en una estricta consideración aquí se defiende y no en la idea de la coejecución
formalista de la fase ejecutiva del delito, a una va- del hecho delictivo.
loración separada de cada una de estas acciones La "fijación" del concepto de coautoría a la idea
que en absoluto se ajusta a la realidad y a la for- de coejecución provoca también soluciones discu-
ma coordinada y perfectamente planificada en tibles en la calificación de la intervención de va-
que se producen, o a admitir la extraña conclusión rias personas en la realización de delitos muy gra-
de que ninguno de los que las realizan son verda- ves, sean de carácter terrorista o no, cuando dicha
deros autores, o que son sólo autores de su propia intervención no es de una coejecución en sentido
contribución, a pesar de que cada una de ellas es estricto de la acción que constituye el núcleo de la
parte integrante esencial de un mismo plan y de acción descrita en el respectivo tipo delictivo. Así,
un mismo hecho. Desde luego lo que parece ab- por ejemplo, en el caso del g_ue sujeta a la víctima,
surdo y además arbitrario es imponerles la misma cuando el hecho se trata de un homicidio, sólo
pena a todos ellos, pero también lo es valorar se- puede ser considerado autor en sentido estricto el
paradamente sus acciones cuando éstas están in- que la apuñala; pero si se trata de delitos como la
tegradas en un mismo plan global al que todos violación o el robo con violencia en las personas,

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Problemas de autoría y participación en el derecho penal económico ...
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en los que la acción típica puede desdoblarse en- mentar la pena de la autoría para las personas que
tre la realización, por un lado, de la violencia, y la así intervienen en un secuestro, a través de la
de acceso carnal o el apoderamiento por otro (cfr. apreciación de alguna forma de participación asi-
arts. 179 y 242), entonces el que sujeta a la vícti- milada a la autoría (inducción o cooperación ne-
ma sí puede ser considerado como coautor, por- cesaria) (cfr. iníici), pero éstas no se ajustan desde
que ejecuta una parte de la acción típica. Pero, luego a la realidad de esta grave actividad terro-
¿cómo decir que en el caso del homicidio/asesina- rista y convierte dogmáticamente en personajes
to sujetar a la víctima no es también una acto eje- secundarios a los que probablemente son los más
cutivo de la acción más violenta de todas: matar? importantes y precisamente por eso ocupan el pa-
¿Cómo se puede calificar al que sujeta a la víctima pel central en la realización total del delito, desde
en la violación o en el robo de coautor, y sólo de sus inicios hasta el final. Esta objeción desapare-
cooperador necesario en el homicidio? ce, sin embargo, con la calificación de coautoría,
Las insuficiencias del concepto de coautoría co- entendida como aquí lo hacemos, porque ella no
mo coejecución se observan también muy clara- exige necesariamente la presencia física de todos
mente en otra forma de criminalidad muy fre- los miembros del comando o del grupo en el mo-
cuente en la actuación de las bandas terroristas: mento en que se lleva a cabo el secuestro o duran-
me refiero al secuestro. La parte estrictamente te su prolongación, sino que valora la importancia
ejecutiva de este delito es normalmente llevada a de la intervención, ejecutiva o no, en la realización
cabo por unos sujetos que se limitan al hecho de total del hecho, es decir, tanto en el hecho mismo
la detención misma y que luego dejan al secues- de la detención, como en la exigencia del rescate
trado en manos de otras personas que lo custo- para su liberación, como en la decisión final sobre
dian, se encargan de interrogarlo, etc., mientras qué hacer con el secuestrado. Un caso en el que se
que otros, que ni siquiera llegan a tener contacto puede apreciar la utilidad del criterio aquí defen-
con el secuestrado y que por supuesto no han es- dido es en el fallado en la STS de 29 de julio de
tado ni siquiera presentes en la ejecución del se- 1998 ("caso Marey"). En esta sentencia, aunque
cuestro, se encargan después de pedir el rescate a los acusados no fueron considerados en ningún
sus familiares o de llevar a cabo las negociaciones caso como miembros de una banda armada o te-
con los mismos. Y siempre habrá quien, sin inter- rrorista, los Magistrados de la Sala partidarios de
venir en las fases anteriores, decide en última ins- castigar también al Ministro del Interior José Ba-
tancia, bien individualmente o como miembro de rrionuevo y al Subsecretario de Interior Rafael Ve-
una cúpula, si el secuestro continúa, si se libera al ra por el secuestro de Segundo Marey, llevado a
secuestrado o se le hace desaparecer simplemente cabo por algunos funcionarios, comisarios e ins-
matándolo. ¿Cómo hay que calificar a los que tie- pectores del cuerpo de Policía, no tuvieron ningún
nen este poder de decisión en esta fase?, ¿de coo- inconveniente en considerarlos autores, aunque
peradores necesarios? Ya sé que en este ejemplo sin calificar dogmáticamente esta autoría -que a
se podría contraargumentar que, al ser el secues- mi juicio, si se admiten los hechos que los Magis-
tro un delito permanente, cualquier contribución trados que apoyaron la condena dieron por pro-
mientras dure el mismo se puede calificar de eje- bados, no podía ser otra cosa que coautoría-, aun-
cución del delito, pero esto desnaturaliza el con- que en ningún caso se dio por probado que tales
cepto de ejecución del delito de detenciones ilega- Altos Cargos intervinieran directamente en la de-
les, pues las acciones de "encerrar o detener" a tención misma de Segundo Marey, ni en su custo-
que se refiere el art. 163.1 sólo pueden ser ejecu- dia.
tadas por los que privan ilegalmente de libertad a En todos estos casos, no cabe duda de que para
otro ejerciendo directamente algún tipo de limita- valorar adecuadamente las contribuciones más
ción de su libertad ambulatoria, no por los que tie- importantes aunque no directamente ejecutivas,
nen ascendiente sobre dichas personas o por los no puede manejarse un concepto de coautoría fi-
que facilitan el secuestro ofreciendo un lugar para jado exclusivamente al concepto de coejecución;
mantener al secuestrado, prestando un vehículo, pero tampoco puede recurrirse a figuras secunda-
etc.; salvo, claro está, que se puedan considerar rias de participación que impiden una valoración
como coautores en base a la idea del dominio fun- global de dichas contribuciones corno partes de
cional del hecho aquí defendida, que no requiere un mismo hecho, al considerarlas de forma ato-
una intervención personal en la ejecución estricta mizada, como contribuciones individuales aisla-
de la acción típica. Naturalmente, que, en todo ca- das, lo que obviamente no se ajusta a la realidad
so, cabe siempre recurrir a otras formas de funda- criminológica de estas formas de criminalidad.

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Do ctr1n a

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No queda, pues, otra vía que apreciar la coautoría, sideración concreta, atendiendo a las circunstan-
entendiéndola específicamente en relación con es- cias y particularidades del caso, pero sin perder de
te tipo de actuaciones criminales características vista la peculiar forma de actuación de los llama-
de grupos, organizaciones y bandas previamente dos "comandos terroristas" y otro tipo de bandas
establecidos, tal como aquí se ha hecho, es decir, criminales cuando llevan a cabo sus actuaciones
como una forma de dominio funcional del hecho, delictivas.
basada en el reparto de papeles, de acuerdo con
un esquema organizativo previamente establecido 2. La responsabilidad de los miembros
y al que todos tienen que atenerse, conforme al de la cúpula
cual unos tienen funciones de dirección, ayuda,
vigilancia o apoyo, mientras otros llevan a cabo La solución que se acaba de dar es, sin duda,
las acciones propiamente ejecutivas del hecho de- más discutible, cuando algunas de las contribu-
lictivo. En el fondo, mi posición en este punto no ciones a la realización de las acciones llevadas a
discrepa tanto de la mantenida por ROXIN; es cabo por los comandos terroristas no están direc-
más, creo que el concepto de dominio funcional tamente vinculadas con la ejecución de un hecho
del hecho que, según ROXIN13, sirve de base a la concreto. En estos casos el problema consiste pre-
coautoría, también puede aplicarse con éxito para cisamente en determinar hasta qué punto puede
resolver muchos problemas de imputación que considerarse también autores, mediatos o coauto-
surgen en el ámbito de la criminalidad organiza- res, a quienes desde la cúpula de la organización
da, sobre todo cuando la organización criminal no terrorista deciden incluso en lugares muy alejados
es de carácter coyuntural y no puede asimilarse a del lugar donde se van a realizar y con bastante
los aparatos de poder estatales. Pero igualmente distanciamiento temporal, el recrudecimiento de
también puede aplicarse, aunque con mayores re- las acciones o un programa de atentados genéri-
servas, a otros casos de criminalidad cometidos en cos cuyos detalles, identidad de las víctimas, etc.,
grupo, incluso coyunturales, siempre que haya un dejan en manos del respectivo comando encarga-
mínimo de organización y un reparto de papeles do de llevar a cabo su realización. La idea del do-
previamente establecido. minio funcional del hecho queda sin duda desdi-
Acertadamente, el art. 28 no toma como punto bujada o diluida en un dominio de la organización
de referencia común a las distintas formas de au- que, salvo que pueda fundamentar la autoría me-
toría la "ejecución", sino la ''realización" del he- diata en virtud del control de la organización (cfr.
cho, que es un concepto más amplio que el de supra a), difícilmente puede llevar a fundamentar
"ejecución". Tampoco existe, a mi juicio, el peli- la (co)autoría de los miembros de la cúpula. En
gro que algunos aducen de que con la calificación todo caso, como ya hemos indicado antes respec-
de coautores de las personas no presentes en la to a los comandos terroristas, también aquí hay
ejecución del delito, se incluyan en el concepto de que tener en cuenta las particularidades del caso
coautor actos meramente preparatorios, por el concreto y la especial relación que pueda haber
simple hecho de que exista un acuerdo previo con entre el comando y las personas que los controlan
los ejecutores del hecho. Si así fuera estarían ab- y les dan las correspondientes instrucciones, y no
solutamente legitimadas las críticas contra mi po- al hecho más o menos anecdótico de quién es el
sición, que incurriría en las mismas objeciones que interviene directamente en la ejecución mis-
que ya se hicieron en su día a la doctrina juris- ma del delito. Así, por ejemplo, si los miembros de
prudencia! del acuerdo previo. Desde luego no la cúpula deciden la realización de un atentado
basta con el acuerdo previo para que exista coau- concreto, por ejemplo, el asesinato de una perso-
toría, pero tampoco es necesario que se exija la na importante, perfectamente identificada con
presencia física de todos los coautores en la ejecu- nombres y apellidos, y en dicho acto se planifican
ción del delito. Como señala el propio ROXIN14, el todos los detalles de su realización y se deciden el
concepto de realización del tipo excede de la sim- día, la hora y las personas que van a encargarse de
ple ejecución formal de un elemento del tipo. La su ejecución que incluso pueden ser algunas de las
relación entre los que ejecutan el hecho y los que que se encuentran en esa reunión u otras que ni si-
lo planifican o contribuyen a su realización, asu- quiera saben quién es la víctima a la que sólo ven
miendo roles fundamentales de vigilancia, trans- el momento del atentado, no creo que haya espe-
porte, etc., debe valorarse, por tanto, con una con- cial dificultad en admitir, conforme a lo que aquí

13. Ob. cit., pp. 31 o y SS.


1A. Ob. cit., p. 332.

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Revista Penal
Problemas de autoría y participación en el derecho penal económico ...
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se defiende, una coautoría en el atentado de todos sus miembros haya llevado a cabo. Pero tampoco
los que intervienen en dicha decisión. es siempre fácil demostrar la existencia de los ele-
Pero no siempre los hechos probados dan una mentos que fundamentan la imputación en base a
imagen tan clara como la que se acaba de descri- estas formas de participación. Ciertamente, no
bir, o ésta no sólo no permite muchas veces la ca- puede decirse, por ejemplo, salvo en los casos con-
lificación de coautoría, sino que incluso dificulta cretos en los que se pruebe la causalidad y el in-
la aplicación de formas de participación tales co- cremento del riesgo actualizado en la producción
mo la inducción o la cooperación necesaria o la del hecho que también caracteriza la imputación a
complicidad. Ciertamente, el legislador ha previs- título de inducción IS y que en delitos cometidos en
to ya estas dificultades de prueba de la conexión el ámbito de las bandas terroristas, por las razones
entre los miembros de la cúpula y la realización ya dichas, más bien podrían fundamentar incluso
de los atentados que llevan a cabo luego los co- una responsabilidad por coautoría, que los diri-
mandos. Y por eso, como ya hemos advertido al gentes en la cúpula de la organización terrorista
principio de este trabajo, ha elevado a la categoría son inductores de todos y cada uno de los delitos
de delito autónomo la pertenencia a una banda te- que llevan a cabo los comandos, ya que el concep-
rrorista, castigando más severamente, incluso con to dogmático de inducción exige una determinada
penas que prácticamente coinciden con las de la relación directa entre inductor e inducido en rela-
tentativa de asesinato, a los promotores o directo- ción con casos concretos y no con casos hipotéti-
res de la misma (cfr. art. 516 del Código penal). cos que puedan darse en el futuro, lo que no siem-
Pero el problema que aquí nos planteamos es el de pre se da en estas constelaciones de atentados
cuándo se puede imputar a estas personas la au- masivos. Quizás por ello haya que tener aquí in-
toría o, por lo menos, algún tipo de participación cluso más cuidado desde el punto de vista de la se-
en los atentados terroristas que concretamente se guridad jurídica en el manejo de la dogmática de
cometen por miembros de estas bandas siguiendo la participación que en el de la autoría, porque lo
sus instrucciones o simplemente la estrategia de que no pueda calificarse por ninguna de las formas
"lucha armada" marcada de forma genérica por de autoría en sentido estricto, quizás pueda califi-
ellas desde la cúpula. Incluso el art. 576.2, párrafo carse todavía como inducción, pero lo que no pue-
segundo del Código penal dice que cuando en el da calificarse como inducción debe quedar, en
delito cooperación genérica con banda armada se principio, salvo los casos de complicidad moral o
llegare a ejecutar el riesgo prevenido, el hecho se de proposición y provocación, impune.
castigará, según los casos, como "coautoría o
complicidad". El problema que hay que resolver La otra posibilidad que ofrece el Código pe-
es, pues, éste: ¿cuándo se puede decir que los diri- nal español en su art. 28 de imponer la pena de
gentes de la cúpula son también autores o por lo la autoría a quienes no son autores en sentido
menos partícipes en los atentados concretos que estricto es a través de la figura de la coopera-
realizan los miembros de un comando, y cuándo ción necesaria, de gran tradición en la Codifi-
sólo se puede recurrir todo lo más al castigo por el cación penal española y que el Código penal de
delito de asociación ilícita o de cooperación con 1995 ha mantenido en su art. 28 b). En un prin-
banda armada, desconectado del atentado concre- cipio, y siguiendo la teoría del dominio del he-
to que pueda haberse llevado a cabo? cho que aquí hemos aceptado como base del
Evidentemente, los casos que no puedan encua- concepto de autoría y como criterio para deli-
drarse en ninguna de las tres formas de autoría en mitar la autoría de la participación en los deli-
sentido estricto (directa, mediata o coautoría) re- tos comisivos dolososl6, si la cooperación pres-
conocidas en el apartado primero del art. 28, pero tada por alguien para la realización de un
que por su gravedad merezcan la pena de la au- hecho es de tal magnitud que la determina o
toría, pueden todavía, según el apartado segundo coconfigura decisivamente, no habrá inconve-
de dicho artículo en relación con el art. 61, ser cas- niente en admitir la existencia de un dominio
tigados, si se dan los presupuestos exigidos para funcional o coconfigurador del hecho y, por
ello, como inducción o como cooperación necesa- tanto, de una coautoría. Pero la doctrina es-
ria en el delito concreto que el comando o uno de pañola surgida en torno a esta figura17 consi-

15. Véase GÓMEZ RIVERO, la inducción a cometer el delito, Valencia 1995, pp. 165 y ss.
16. Véase MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Parte General, ob. cit. en nota 1, p. 497. ,
17. Véase LÓPEZ PEREGRÍN, la complicidad en el delito, Valencia 1997, pp. 407 y ss.; PEREZ ALONSO, l'! coautoría y ,la co<>
peración {necesaria} en Derecho penal, Granada 1998; un resumen de los distintos puntos de vista, en GUTIERREZ RODRIGUEZ,
ob. cit. en nota 9.

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dera que de darse esta interpretación a la coo- de el punto de vista probatorio, los elementos
peración necesaria su mención expresa en el que fundamentan un dominio funcional del he-
art. 28 b) sería superflua y perturbadora, por- cho y con ello una coautoría en el caso concre-
que su ámbito de aplicación estaría ya cubier- to, tanto más cuando se trata de personas que
to por la coautoría. Por ello, propone reservar no pertenecen al comando que llevan a cabo el
la figura del cooperador necesario para aque- atentado y no están presentes, cuando se pro-
llos casos en que, por actualizarse la contribu- duce el mismo, o se encuentran incluso a miles
ción del cooperador necesario en fase no eje- de kilómetros de distancia. Parece hasta cierto
cutiva, no puede entenderse que ostente el punto lógico que en un momento en el que uno
dominio del hecho. Sólo este supuesto consti- de los grandes problemas que tiene que resol-
tuiría una verdadera participación, que por su ver el legislador es la forma de imputación de
gravedad e importancia en la realización del los delitos que se cometen en el ámbito de la
delito, se equipara a la autoría a efectos de pe- criminalidad organizada y concretamente de
na. Personalmente, por las razones ya dichas, las bandas armadas o terroristas, no se haya
no comparto plenamente esta opinión aunque, querido prescindir de un "tipo de recogida"
por mantener una cierta coherencia interpreta- que permita castigar con la pena del (co)autor,
tiva de los distintos preceptos que regulan la lo que no siempre se puede considerar como
autoría y la participación en el Código penal una conducta de autoría en sentido estricto.
español de 1995, la haya acogido como posibi- Sería un escándalo que las dudas y vacilacio-
lidad interpretativa desde la segunda edición nes de una Dogmática de la autoría no plena-
de mi Parte General actualizada conforme a di- mente perfilada todavía en sus contornos
cho Código penal18. Realmente, no veo en ca- cuando se trata del fenómeno de la criminali-
sos de criminalidad organizada como la terro- dad organizada, obligara a dejar impunes o a
rista una diferencia sustancial entre la castigar sólo con la pena atenuada del cómpli-
conducta del que realiza directamente el hecho ce lo que materialmente merece a todas luces
y la del que lo planifica, lo controla y dirige su la pena del autorl9. La figura del cooperador
concreta realización, aunque no esté presente necesario, cualquiera que sea su controvertida
en la ejecución y su aportación se haya realiza- naturaleza dogmática, es, pues, la última posi-
do antes de que comience ésta. Pero hay que bilidad que tienen los Tribunales españoles pa-
admitir que no siempre es fácil establecer, des- ra imponer la pena del autor a quien con una

18. Véase MUÑOZ CONDE/ GARCÍA ARÁN, Parte General, ob. cit. en nota 1, 2g ed., p. 456; 42 ed., pp. 494 y ss.
19. Quizás por eso, para evitar estas lagunas o para impedir una excesiva atenuación del marco penal, en algunos delitos en
los que más frecuentemente se dan supuestos de criminalidad organizada, el legislador no sólo ha querido resolver problemas
de autoría, sino también fortalecer el efecto disuasorio de las conminaciones penales, utilizando un concepto unitario de autor y
calificando como conductas de autoría todas las conductas que entran en el círculo de actividades relacionadas con el delito. Su-
cede esto, por ejemplo, en el delito de tráfico de drogas, en el que se tipifican como conductas de autoría (directa) "actos de cult~
vo, elaboración o tráfico, o de otro modo promuevan, favorezcan o faciliten el consumo ilegal de drogas tóxicas, estupefacientes
o psicotrópicas, o las posean con aquellos fines" (ort. 368). Con una regulación de este tipo se resuelven desde luego muchos de
los problemas señalados anteriormente, pero a costa de borrar diferencias cualitativas y cuantitativas importantes, que lleva, por
ejemplo, muchas veces a la jurisprudencia a negar el carácter de complicidad, o a admitirla muy restrictivamente, a conductas da-
ramente alejadas del núcleo del narcotráfico (cfr. STS 30 mayo 1991: califica de cómplice al acompañante en el automóvil donde
se transporta dro_sa; STS 30 junio 1993, califica de autor al vigilante en la puerta del local donde se vende la droga; para más de-
talles, véase MUNOZ CONDE, Derecho penal, Parte Especial, 13 9 ed., cit., p. 635). También en el delito de blanqueo de capitales
(art. 301 ), aunque en menor medida, se pretenden resolver con la amplia descripción de la acción típica ("adquiera, convierta o
transmita bienes ... o realice cualquier acto para ocuhar o encubrir su origen ilícito"), problemas de autoría que no tendrían esta ca-
lificación si se aplicaran las reglas generales de autoría y participación (sobre esta regulación, véase para más detalles, DEL CAR-
PIO DELGADO, El delito de blanqueo de bienes en el nuevo Código penal, Valencia 1997, pp. 223 y ss.). Precisamente estos ejem-
plos son característicos de las tendencias que caracterizan el "moderno" Derecho penal, que en aras de una eficacia preventiva
más simbólica que real, funcionaliza los conceptos dogmáticos hasta unos límites claramente incompatibles con los principios de
legalidad e intervención mínima característicos del Derecho penal de un Estado de Derecho (sobre estas tendencias, ci:fticamente,
HASSEMER/MUÑOZ CONDE, La responsabilidad por el producto en Derecho penal, Valencia 1995, pp. 28 y ss.; MUNOZ CON-
DE El "moderno" Derecho penal en el nuevo Código penal, La Ley 1996). Es en estos delitos también donde el legislador utiliza la
pertenencia a una organización criminal como un factor agrav~nte ~specífico de la ~esponsabilidad crimi~~I (cfr. arts. 302, 36?.6º
y 370). Todo ello, en la medida en que haga tablo rasa de mahza~1ones y graduaciones de la responsa~1hdad basadas en la idea
de proporcionalidad y de tratamiento desigual de su~uestos des1g~~les, es naturalmente recusa?I~ e, incluso, com~ demuestra,
por ejemplo, la propia jurisprudencia habida en materia de narcotraf1co, puede tener un efecto cnmmogeno y negativo en la for-
mación de la conciencia de Justicia de los ciudadanos.

73
Revista Penal
Problemas de autoría y participación e.n el derecho penal económico ...
•••

estricta consideración dogmática del concepto C) La imputación de la autoría en el marco de or-


de autoría no siempre puede ser considerado ganizaciones no al margen del Derecho, especial-
como tal, pero, desde el punto de vista de la mente las de carácter empresarial
Justicia material y atendiendo a la gravedad e
importancia de su contribución en la realiza- EXCURSO 2: La superación del concepto obje-
ción de un delito, merece la pena del autor pro- tivo-formal de autoría y la estructura de las orga-
piamente dicho. Pero ello no exime al intérpre- nizaciones empresariales.
te de esta figura de profundizar en su Cada vez más frecuentemente, el moderno De-
naturaleza dogmática y de situar sistemática- recho penal tiene que ocuparse de comportamien-
mente, cuando ello sea posible y con todas sus tos delictivos, principalmente de carácter econó-
consecuencias, los supuestos de cooperación mico, que se cometen normalmente en el seno de
necesaria que sean de verdadera coautoría en grandes empresas. Hechos de este tipo se han da-
esta forma de imputación, y los que no lo sean do y se darán siempre, aunque cada vez con ma-
en la de participación asimilada a efectos de yor profusión en esta época en la que la globaliza-
pena a la coautoría, aunque no sean exacta- ción y el control de la economía están en manos
de algunas pocas empresas multinacionales que
mente tal. El concepto de coautoría que aquí se
dictan sus propias leyes, al margen o incluso cla-
defiende, no vinculado estrictamente a la coe-
ramente en contra de las normas jurídicas que re-
jecución, creo que permite resolver una buena gulan sus actividades, sin que ello plantee ningu-
parte de los problemas que plantea este ámbi- na responsabilidad penal para sus dirigentes y las
to tan grave e importante de la criminalidad personas físicas que actúan en su nombre y repre-
organizada que es el terrorismo y la califica- sentación. Detrás de esta impunidad, que algunos,
ción dogmática que merecen acciones no es- siguiendo a BECK, han llamado "irresponsabili-
trictamente ejecutivas, pero tan importantes y dad organizada", considerándola inevitable20, hay
vinculadas tan estrechamente con ellas que só- causas de todo tipo, político, económico, y por su-
lo en la medida en que se consideren como par- puesto también jurídico. Prácticamente, los he-
tes integrantes determinantes de un mismo su- chos que se cometen en el ámbito de estas organi-
ceso, y no como conductas de distinta natura- zaciones quedan al margen del Derecho penal y,
leza dogmática, adquieren todo su significado en todo caso, en los pocos casos en los que se lle-
y relevancia penal. ga a exigir una responsabilidad penal, ésta recae

20. Cfr., por ejemplo, ROTSCH, Thomas, lndividuelle Haftung in Grossunternehmen, 1998, p. 71 y ss., quien llega a afirmar que,
sobre todo en el ámbito ambiental, todo lo más se puede hablar de una "autoría del sistema" ("Systemtaterschaft"), pero nunca
de autoría individual, dado que la propia división de funciones característica de las grandes empresas y de las "organizaciones
formales" en el sentido en que emplea la expresión LUHMANN, conduce a una "difusión de la responsabilidad" contra la que se
estrellan los principios clásicos de la responsabilidad (cfr.también LUHMANN, Niklas, Funktionen und Folgen formaler Organisa-
tionen, 4 9 ed., Berlin 1995, p.185). Las puestas en peligro del medio ambiente serían, según dice ROTSCH citando la obra de BECK,
Risikogesellschaft -Die organisierte Unverantwortlichkeit; St. Gallen 1988, "autopuestas en peligro de la propia sociedad".
Tres son los puntos en los que se apoya ROTSCH (p. 28 y ss.) para mantener esta tesis: La dimensión de lo colectivo produce un
efecto neutralizador en la responsabilidad individual; la imputación de conductas colectivas a un individuo quebranta gravemerr
te las bases de la responsabilidad individual que es la base de la responsabilidad penal; una síntesis entre ambas sólo es posible
analizando la actuación del colectivo y dentro de él la del individuo: El resultado de todo ello es que, en su opinión, no se puede
exigir una responsabilidad individual penal cuando el hecho se produce como consecuencia de la actuación del colectivo. Esta idea
puede tener alguna razón de ser en los delitos medioambientales producidos por imprudencia y en los casos de responsabilidad
por el produ~to con resl!ltados lesivos producidos también de forma imprudente para la vida o la salud de los consumidores, pues,
como dice GOMEZ BENITEZ, Curso de Derecho penal de los negocios a través de casos, Madrid, 2001, p. 91: "Es patético observar
cómo en nuestros días la cadena de imprudencias, por ejemplo, que confluyen en grandes catástrofes sigue siendo objeto de una
pormenorizada investigación de un cúmulo de pequeñas infracciones individuales, con el fin de ponerle cara a los culpables, in-
cluso cuando es muy evidente que ésta es la de un colectivo que se expresa a través de una sociedad, Administración Pública, aso-
ciación, etcétera, y en cuyo contexto son realmente intrascendentes, a veces, las conductas individuales". Pero es, a mi juicio, exa-
gerada por lo menos en los delitos medioambientales realizados dolosamente, a sabiendas del daño medioambiental que se va
a producir que se causa intencionalmente o se asume como consecuencia de determinadas defectos de funcionamiento de la in-
dustria que intencionalmente no se corrigen. Y desde luego es insostenible en los delitos económicos normalmente planificados
con todo lujo de detalles desde los centros de decisión de las grandes empresas, en los que hay personas con nombres y apell~
dos que toman las decisiones, unas veces en su propio nombre, y otras en nombre de otras que son las que fácticamente dom~
nan el acontecer. Lo que sí hay que reconocer, en todo caso, son las dificultades probatorias procesales que se plantean tanto des-
de el punto de vista fáctico como jurídico para llegar a los principales responsables de los delitos que se cometen en el ámbito de
las grandes empresas. Sobre ello volveremos más adelante.

74
.,
'' ...
..••...···

¡ Doctrina

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sobre personajes secundarios y nunca sobre los Parece, pues, que la Dogmática jurídico-penal,
auténticos y verdaderos responsables. que con construcciones como la teoría del domi-
Actualmente parece que hay acuerdo en un im- nio del hecho consiguió superar las insuficiencias
portante sector de la doctrina en cuestionar, por de la teoría objetivo-formal para fundamentar la
lo menos respecto a algunas formas de criminali- responsabilidad directa del autor mediato, tiene
dad y sobre todo respecto a aquella que se comete también aquí que llevar a cabo una revisión del
en el ámbito de una gran empresa, la idea de que concepto de autoría, mediata o coautoría, adap-
el ejecutor material directo del hecho es el princi- tándola a la realidad de la fenomenología criminal
pal responsable del mismo. Esta idea está enrai- de la delincuencia cometida en el ámbito de gran-
zada en la imagen del autor de los delitos tradi- des grupos u organizaciones.
cionales contra la vida, la libertad sexual o la ¿Pero cuáles son las peculiaridades de la actua-
propiedad, que son los delitos sobre los que se ha ción de estas organizaciones y grupos de personas y
elaborado la Teoría General del Delito. De acuer- por qué no son aplicables en ellas las formas de im-
do con esa imagen, la ejecución de la acción típi- putación de la responsabilidad penal que han sido
ca del respectivo delito (matar, penetrar sexual- desarrolladas en otros ámbitos de la criminalidad?
mente, apoderarse de la cosa mueble ajena) Para delimitar mejor el problema, nos vamos a
constituye el comportamiento central, más impor- referir aquí sólo a las peculiaridades de la organi-
tante y, por tanto, más grave, frente a otros no es- zación de las grandes empresas, que son, por lo
trictamente ejecutivos de ayuda, favorecimiento o demás, las que mejor han sido estudiadas en el
inducción. Pero incluso en estos delitos se tuvo ámbito de la sociología y la economía. Pero tam-
que recurrir ya hace tiempo a la figura del autor bién porque, al tratarse de organizaciones que for-
mediato o la del "autor tras el autor" para funda- malmente actúan dentro de la legalidad, existen
mentar la imputación como autor de quien sin in- en ellas unas formas de regulación jurídica de sus
tervenir en la ejecución de la acción delictiva se actividades que, aunque no sean automáticamen-
sirve de otra persona como instrumento, en prin- te aplicables para la determinación de la respon-
cipio, irresponsable, para realizarlo. sabilidad penal de sus órganos de gestión, sirven
Pero donde más se notan las insuficiencias de la también para delimitarla con mayor precisión.
teoría objetiva-formal de la autoría es en los ámbi- Si en el ámbito de estas organizaciones, como
tos delictivos en los que la realización del delito se por ejemplo cualquier colectivo empresarial de
produce a través de organizaciones, grupos de per- cierta importancia, las actividades se realizan a
sonas, aparatos de poder, en los que la verdadera través de un complejo organigrama, en el que pre-
responsabilidad de las acciones que se realizan re- dominan la división de funciones en el plano ho-
cae en las persona que las deciden y no en las que la rizontal y la relación jerárquica en el plano verti-
ejecutan, que aunque también puedan ser responsa- cal, es evidente que no puede situarse el centro de
bles tienen en todo caso una responsabilidad subor- gravedad de la responsabilidad por autoría exclu-
dinada y, por tanto, accesoria de los verdaderos res- siva o principalmente en el último eslabón de la
ponsables. Ello se debe también a la irrelevancia cadena, en la fase ejecutiva, dejando en la perife-
que en sí mismas presentan las acciones ejecutivas ria o incluso en la impunidad conductas no ejecu-
en los delitos empresariales, principalmente econó- tivas, pero tan importantes o más que las propia-
micos, ya que acciones como anotaciones conta- mente ejecutivas.
bles, transferencias de capitales, inversiones en Bol- No se trata, sin embargo, de subvertir la distin-
sa, etc., son en sí mismas acciones penalmente ción tan trabajosamente obtenida, pero ya acredi-
irrelevantes, que sólo adquieren un significado o re- tada y aclimatada en la Dogmática penal españo-
levancia penal situadas en un determinado contexto la entre autoría y participación, ni de volver a un
y en la medida en que formen parte de un plan con- concepto unitario de autor que hace tabla rasa de
junto de decisión criminal. Sólo así se explica que distinciones y matizaciones en los diferentes gra-
en muchos de estos delitos, el ejecutor de las accio- dos de responsabilidad, ni de convertir en un pro-
nes sea un personaje secundario, sin capacidad de blema de determinación de la gravedad de la pena
decisión e incluso sin conciencia clara de la rele- que merezca cada interviniente en la realización
vancia penal de su comportamiento, por lo que mu- del hecho delictivo, lo que es ya previamente un
chas veces queda al margen de la persecución penal. problema de determinación del centro de la res-
Ello sería, por supuesto, impensable en el caso de ponsabilidad misma. Se trata de algo más profun-
los ejecutores de delitos contra la vida, la libertad se- do. El "cambio de paradigma" que se ha produci-
xual, violentos contra la propiedad, etc., en los que do en esta materia antes en la jurisprudencia que
la fase ejecutiva, incluso la realización de propia en la teoría, se debe a la necesidad de situar en un
mano de la acción típica, es lo decisivo. primer plano la responsabilidad de los directivos y

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Revista Penal
Problemas de autoría y participación en el derecho penal económico ...
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dirigentes de una organización que deciden, orga- cumpliendo una función previamente establecida,
nizan y controlan la realización de actos delicti- dentro de una organización, formando parte de
vos, aunque luego no intervengan en su ejecución una política o estrategia común previamente esta-
directa. El problema dogmático consiste sólo en blecida por quienes tienen el control de la organi-
hallar el fundamento del criterio material que per- zación.
mite atribuir a estas personas la cualidad de autor La Dogmática jurídico-penal tiene, por tanto,
en sentido estricto. que esforzarse en fundamentar la inclusión en el
En mi opinión, el fundamento dogmático no só- concepto de autor a las personas que, sin realizar
lo se debe encontrar en la estructura y modo de acciones ejecutivas, deciden y controlan la reali-
funcionamiento de las organizaciones en cuyo se- zación de un delito tanto en el ámbito de la delin-
no se cometan los delitos, sino también en la pro- cuencia organizada, como en la empresarial, y
pia naturaleza del delito en cuestión. Desde luego, dentro de ésta tanto en los ámbitos de la respon-
no es lo mismo la realización de un genocidio a sabilidad por el producto y de los daños medio-
trávés de un aparato de poder estatal que la de un ambientales, como en los estrictamente económi-
delito societario de administración fraudulenta en cos. Para ello, como ya ha sucedido en otros
el ámbito de una sociedad bancaria. Como tam- ámbitos de la fenomenología criminal, tiene que
poco es lo mismo el atentado terrorista que lleva a superar el concepto puramente objetivo-formal de
cabo un comando siguiendo las instrucciones, la autoría que se basa en la realización de actos
más o menos genéricas respecto a los detalles e ejecutivos. Es, pues, la propia realidad de estas
identidad de las personas víctimas del atentado, nuevas (a veces no tan nuevas) formas de crimi-
de la cúpula de la organización, que el daño me- nalidad que se dan en el ámbito de organizaciones
dioambiental o la intoxicación alimenticia que se o aparatos de poder, la que obliga a rehacer y re-
produce por defectos de funcionamiento de una visar el concepto de autor, para incluir en él las
instalación industrial, o en la elaboración, distri- conductas de las personas que tienen en estos ám-
bución o venta de los alimentos. bitos la principal responsabilidad.
Pero lo que sí tienen todos estos hechos en Para analizar hasta qué punto la concepción ex-
común es que, desde el punto de vista de la res- puesta anteriormente puede ser utilizada para re-
ponsabilidad penal (y no sólo desde ella, piénsese solver el problema de cómo imputar a título de au-
también en la civil o en la administrativa), lo que tores a las personas que, sin realizar acciones
se trata de fundamentar es cómo y por qué puede ejecutivas, deciden la realización de un delito en el
considerarse como principales autores y responsa- ámbito de la actividad económica empresarial,
bles de los delitos, no ya sólo o también a los que creo que también hay que distinguir entre los su-
los ejecutan directamente, sino a los que, desde la puestos que pueden ser resueltos satisfactoria-
lejanía temporal o física, deciden, organizan y con- mente con la figura de la autoría (mediata) y los
trolan su ejecución. Éste es, a mi juicio, un proble- que más bien deben ser reconducidos al ámbito de
ma que no puede ser resuelto, o por lo menos sa- la coautoría, aunque también aquí el legislador ha
tisfactoriamente resuelto, con la aplicación recurrido en algunos casos, como $Ucede por
automática de una concepción de la autoría elabo- ejemplo en algunos delitos societarios (cfr. arts.
rada sobre formas de criminalidad que presentan 290 y ss.), a elevar ya a la categoría de delito autó-
una estructura y una forma de realización comple- nomo la adopción de decisiones o acuerdos cole-
tamente diferentes a las formas de criminalidad giados en el seno de Consejos de Administración e
que caracterizan la delincuencia organizada, o la instituciones societarias similares, lo que obvia-
empresarial económica o medioambiental, o la mente resuelve una parte del problema, que en to-
realizada en el ámbito de aparatos de poder orga- do caso sigue siendo el de atribuir concretos deli-
nizados de carácter estatal o paraestatal. tos dolosos de resultado lesivo a los que no han
Los casos de los que se tienen que ocupar los intervenido en su ejecución, pero sí en su decisión
Tribunales en esta materia no son ya los clásicos y preparación.
"A mata a B con la pistola que le dio C", o "D, E, El problema a resolver aquí sigue siendo, pues,
F, y G de acuerdo con el plan acordado atracan un una vez más, cómo imputar a quienes en el seno
Banco y mientras F y G apuntan al empleado de la de un grupo u organización, en este caso en el del
caja con una pistola, E mete el dinero en una bol- órgano colegiado de un ente empresarial, deciden
sa y D espera en la calle con el coche en marcha"; la realización de uno o varios hechos delictivos sin
sino casos más complejos que se realizan a través intervenir posteriormente en su ejecución. Su co-
de varios actos, de forma a veces masiva, durante rrecta solución dogmática no sólo es de gran im-
un lapso de tiempo más o menos largo y en dife- portancia teórica para una correcta delimitación
rentes lugares, por varias personas, cada una del concepto de autoría en este ámbito de la cri-

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Do ctr1 na

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minalidad, sino también práctica, porque sólo la toman las decisiones y organizan la ejecución de
determinación de las estructuras que fundamen- un hecho delictivo, pero no toman parte directa en
tan en este ámbito la autoría, permite atribuir la ella, como meros inductores o cooperadores nece-
responsabilidad a los verdaderos autores de los sarios y, por tanto, como partícipes, y a los que de
delitos y no a personajes secundarios, que muchas forma subordinada las ejecutan, como verdaderos
veces no son más que "hombres de paja" utiliza- autores. Y aún más absurdo sería, e incluso podría
dos precisamente para que los verdaderos respon- abrir peligrosas lagunas de punibilidad que en al-
sables evadan su responsabilidad. Pero es que, gunos delitos de los llamados especiales, carac-
además, en los delitos económicos, y otros de di- terísticos del mundo empresarial, como son, por
versa índole cometidos en el ámbito empresarial, ejemplo, las insolvencias punibles, el delito fiscal,
se da la particularidad de que lo que sin duda o algunos delitos societarios, en los que muchas
constituye el "núcleo" del contenido de injusto del veces el que realiza las acciones de ejecución del
respectivo delito ("matar", en los delitos contra la delito no tiene la cualidad exigida por el tipo (por
vida, "acceder carnalmente" en los delitos de agre- ejemplo, la de deudor, la de administrador, de he-
sión sexual, "sustraer o tomar una cosa mueble cho o de derecho, la de obligado tributario) y, por
ajena" en los delitos patrimoniales de apodera- tanto, todo lo más puede ser calificado como coo-
miento), es en ellos bastante menos importante o perador necesario, tampoco pudiera ser calificado
desempeña una función casi secundaria. El "eje- de autor el que tiene esas cualidades pero no eje-
cutivo" en el ámbito empresarial es, incluso en el cuta directamente el delito. Curiosa forma de im-
lenguaje coloquial, un personaje de secundaria putación de un delito sería esta, en la que los ver-
importancia, cuya misión consiste simplemente daderos responsables todo lo más pueden ser
en llevar a la práctica o ejecutar las decisiones to- considerados como partícipes, o en la que todos,
madas por los altos cargos y directivos de la em- directivos de la empresa, sujetos cualificados y
presa, en las que ni siquiera ellos participan. La meros ejecutivos, son partícipes y ninguno autor.
vinculación del concepto de coautoría al de coeje- No es, por ello, extraño que en este ámbito la ju-
cución puede tener cierto sentido, aunque aquí risprudencia, adelantándose ya en cierto modo a la
también la hayamos criticado, en los delitos clási- doctrina, haya provocado un "cambio de paradig-
cos contra la vida, contra la libertad sexual o con- ma" en la teoría de la autoría y la participación y
tra la propiedad, por la distinta trascendencia de que en la determinación de la responsabilidad por
la fase preparatoria y la ejecutiva del delito y por- los delitos que se cometen en el ámbito empresarial
que en ellos la ejecución misma ("matar", "acce- haya empezado por averiguar la responsabilidad de
der carnalmente", "sustraer") tiene un desvalor los que en la cúspide toman las decisiones, y no por
ético-social específico o adicional que no tienen la de los que al ejecutarlas producen el daño. Es ver-
las fases de preparación y decisión o las de mera dad que esta consideración "top-down", es decir, de
ayuda. Pero dicha fijación carece de sentido en los arriba abajo, se ha producido sobre todo en el ám-
delitos que se cometen en el ámbito empresarial, bito de la responsabilidad por el producto21, pero se
en el que las funciones decisorias y organizativas está extendiendo también a otros sectores de la cri-
son no sólo jurídicamente, sino incluso social y minalidad característicos del mundo empresarial,
económicamente consideradas más importantes como son los medioambientales y los económicos.
que las ejecutivas propiamente dichas. En este En todo caso, parece claro que sólo teniendo en
ámbito lo que caracteriza la actuación de las gran- cuenta estas particularidades del mundo empresa-
des empresas, multinacionales, financieras, fabri- rial, y no desde un apriorismo ajeno a la realidad o,
cantes y distribuidoras de productos, etc., es que en el mejor de los casos, basado en la estructura in-
los "centros de decisión" son más importantes que dividual de delitos más tradicionales, se pueden
los "centros de ejecución". Desde este punto de abordar con cierta seguridad y realismo los proble-
vista, sería absurdo, por tanto, calificar a los que mas de imputación que se plantean en su seno.

21. Cfr. HASSEMER Produktverantwortung im modernen Strafrecht, 1994, pp. 65 y ss. (HASSEMER/MUÑOZ CONDE, La res-
ponsabilidad por el producto en Derecho penal, ob. cit. en nota 20, p. 178). A esta tendenci~ responde por .ejemplo la STS 24 abril
1992 ("caso de la colza") que ha sido criticada también _por ello por un sector de la doctrina (cfr., por e¡emplo, PAREDES CAS-
TAÑON en PAREDES CASTAÑÓN/RODRÍGUEZ MONTANÉS, El caso de la colza: responsabilidad penal por productos adultera-
dos 0 d~fectuosos, Valencia, 1995, pp. 155 y ss.; el mismo, De nuevo sobre el caso de la colza: una réplica, en Revista de Derecho
penal y Criminología, 2000. pp. 125 y ss. En la doctrina alemana, sin embargo, este '.'cambio d~. paradigma" goza cada ve~ ~7
más partidarios, cfr. KUHLEN, Strafrechtliche Produkth?ftung, en:, 50 .Jahre ~undes~erichts~of, Munchen 2000. Sobre las pos1b1I~
dades e insuficiencias del Derecho penal en esta materia y en el amb1to med1omab1ental, vease MENDOZA BU ERGO, El Derecho
penal en la sociedad del riesgo, Madrid, 2001.

77
Revista Penal
Problemas de autoría y participación en el derecho penal económico ...
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Ahora bien, aunque es cierto que esta problemáti- toría de los más importantes delitos económicos
ca de la determinación de los verdaderos autores se dolosos de dominio en el ámbito empresarial.
presenta generalmente en todos los delitos que se La imputación de autoría en los delitos econó-
corneten en el ámbito de las grandes empresas, de- micos que no exigen ninguna cualidad especial
be tenerse en cuenta, que mientras que en los me- para ser sujeto activo.
dioambientales y en la responsabilidad por el pro- En una primera aproximación al problema
ducto se ponen en peligro o incluso se lesionan analizaré, en primer lugar, la cuestión de si la te-
bienes jurídicos de carácter personalísimo como la sis de ROXIN anteriormente expuesta sobre el
vida y la salud de las personas, en los delitos pura- dominio de la voluntad en virtud de aparatos de
mente económicos esta posibilidad adicional no se poder, puede aplicarse también en el ámbito de
da, y ello explica también que la única forma de co- la delincuencia económica de carácter empresa-
misión que se castiga en ellas sea la dolosa, incluso rial. En su tesis originaria uno de los requisitos
con dolo directo o de primer grado, mientras que en que ROXIN exigía para aplicar su teoría era que
los delitos medioambientales o en la responsabili- la organización o aparato de poder actuara al
dad por el producto se castigue también su forma margen del Derecho, es decir, fuera directamen-
de comisión imprudente y la infracción de determi- te una organización ilegal. Pero posteriormente
nados deberes de control y vigilancia de fuentes de el mismo ROXIN parece no darle mucha impor-
peligro que fundamenta una posición de garante tancia a este requisito, e incluso el Tribunal Su-
por parte del empresario o de los cargos dirigentes premo Federal alemán (BGH) en su famosa sen-
de la empresa y con ella la posibilidad de una comi- tencia sobre los "tiradores del Muro de Berlín",
sión por omisión de estos delitos. Estas peculiarida- antes reseñada, en la que se aplicó la teoría de
des de los delitos económicos son desatendidas mu- ROXIN, admitió expresamente la posibilidad de
chas veces por quienes pretenden resolver que dicha teoría pudiera ser aplicable en el ám-
problemas de autoría en el ámbito empresarial de bito de organizaciones empresariales sin men-
forma apriorista y global, sin diferenciar entre estos cionar para nada el requisito de la marginalidad
delitos y los otros que también suelen darse en el respecto al Derecho de la organización. Desde
ámbito empresarial, pero en otras actividades o luego, si se renuncia a este tercer elemento de la
afectando a otros bienes jurídicos distintos a los pu- teoría de ROXIN, es decir, a que la organización
ramente económicos. Pero todavía más se escapan sea una organización al margen del Derecho, se
a quienes quieren resolver estos problemas con los podría, al menos teóricamente, aplicar también
argumentos tradicionalmente esgrimidos para re- en los casos en que el delito se haya cometido en
solver casos de intervención de unas pocas personas el marco de un aparato de poder de carácter no
en la comisión de delitos contra la vida o la integri- estatal y no desvinculado del Derecho (por ejem-
dad física. plo, en una empresa). El Tribunal Supremo Fe-
Desde nuestro punto de vista, el problema de la deral alemán en su resolución sobre la responsa-
determinación de la autoría de los delitos econó- bilidad de los ex-dirigentes de la antigua
micos que se cometen en el ámbito empresarial República Democrá_tica Alemana en las muertes
(son difícilmente imaginables en otros ámbitos), ocasionadas por los disparos que siguiendo sus
es mucho menos complicado, salvo que se trate de órdenes hicieron los guardias fronterizos en el
delitos especiales, en los que la exigencia de de- Muro de Berlín, acepta expresamente también la
terminadas características adicionales que funda- posibilidad de que la teoría de ROXIN sea apli-
mentan la autoría requiere una determinación cable en el ámbito de la delincuencia empresa-
más minuciosa de quiénes pueden considerarse rial23. ¿Es ello realmente compatible con la con-
como verdaderos autores (infra b). De ahí quepa- cepción de la autoría mediata por utilización de
ra la exposición y análisis del problema de la de- aparatos de poder desarrollada por ROXIN?
terminación de la autoría en los delitos económi- En Alemania, dicha posibilidad ha sido amplia-
cos empresariales, haya que distinguir entre los mente discutida y se han manifestado ya varias
delitos que no requieren ninguna cualidad espe- opiniones doctrinales tanto a favor como en con-
cial en el sujeto activo o autor en sentido estricto tra. En un pionero trabajo sobre el tema, Kai AM-
y los que requieran alguna cualidad especial2 2. BOS rechazó esta posibilidad con el argumento de
Desde esta doble perspectiva se analiza seguida- "que se debe tratar de 'aparatos de poder', es de-
mente el problema de imputación a título de au- cir, de organizaciones criminales (incluyendo las

22. En este sentido, MARTINEZ-BUJAN PEREZ, Derecho penal económico, Porte General, Valencia 1998, pp.192 y ss.; también,
NÚÑEZ CASTAÑO, Responsabilidad peno/ en la empresa, Valencia 2000, pp.169 y ss. . . .
23. BGH 40, 218, 236, 237, si bien hoy que decir, que dicho posibilidad sólo es admitida de pasada y como simple obrter dicta.

78
, D o et r in a

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terroristas) que pretenden alcanzar o aumentar el darla sin más correcciones que la de prescindir del
poder y están dotadas de una estructura organiza- requisito de que la organización actúe al margen
tiva y de mando rígida"24 . Pero este argumento es del derecho, conviene hacer algunas precisiones
difícilmente compatible con la renuncia al requi- en función del propio carácter y funcionamiento
sito de la desvinculación al Derecho que el mismo de las organizaciones empresariales. Naturalmen-
AMBOS propone25, lo que, en rigor, debería lle- te, estas grandes empresas se diferencian, por un
varle a la conclusión contraria. Es verdad que con lado, de los aparatos de poder de carácter estatal
ello se pierde, como AMBOS dice, un criterio que o paraestatal en que no presentan la estructura rí-
en la teoría de ROXIN tenía prima Eacie, la fun- gidamente jerárquica que caracteriza a éstos, y,
ción de separar "la cizaña criminal (criminalidad por otro, de las organizaciones mafiosas y crimi-
organizada) del trigo limpio (empresa)"26. Pero, al nales porque, en principio, no están ni actúan al
renunciar al requisito de la desvinculación al De- margen del Derecho. Pero actualmente hay mu-
recho debe asumirse este peligro y sólo pueden ve- chos sectores de la economía en los que hechos
nir en consideración, para caracterizar el dominio como la evasión de impuestos, estafas de crédito y
de la voluntad en virtud de aparatos de poder, los de inversión, el fraude de subvenciones, las admi-
otros elementos de la teoría de ROXIN. nistraciones fraudulentas de sociedades mercanti-
Vista desde esta nueva perspectiva la teoría de les, las insolvencias, el blanqueo de capitales, el
ROXIN, no plantea, pues, en principio, ningún abuso de información privilegiada, etc., se reali-
problema para admitir también esta forma de do- zan en los límites, bastante difusos en estos ámbi-
minio organizativo sobre todo en el ámbito de las tos, de lo lícito y de lo ilícito27, y en estrecho con-
grandes empresas. Sin embargo, antes de trasla- tacto con algunos aparatos de poder estatal, lo

24. AMBOS (ob. cit., en nota 7), p. 239 (= RDPC, p. 157). Tambien en contra de esta posibilidad se pronuncia ROTSCH (ob. cit. en
nota 20, pp.138 y ss. y 144 y ss.), aunque dicho autor ya se ha manifestado de un modo general en contra de la teoría de Roxin,
incluso en los casos de aparatos de poder paraestatales, para los que Roxin elaboró su teoría a principios de los años sesenta
(véase ROTSCH, Tatherrschaft kraft Organisationsherrschaft, en Zeitschrift für die gesamte Strafrechtswissenschaft, 2000, Heft 3,
p. 519 y ss., esp. 526 y ss.; también del mismo autor, Die .~echtsfigur des Téiters hinter dem Téiter bei de Begehung von Straftata-
ten im Rahmen organisatorischer Machapparate und ihre Ubertragbarkeit auf wirtschaftlichen Organisationsstrukturen, en Neue
Zeitschrift für Strafrecht, Heft l O, p. 491 y ss.). En la doctrina alemana se han pronunciado, sin embargo, a favor de la aplicación
de la tesis de la autoría mediata por manejo de un aparato de poder en el ámbito empresarial otros autores, recogiendo y en par-
te matizando la tesis de ROXIN: Así, por ejemplo, RIEMSEK Unternehmensstrafrecht, 1996, pp. 46 y ss.; y KUHLEN; Die Abgren-
zung von Téiterschaft und Teilnahme, insbesondere bei den sogennanten Betriebsauftragten, en Amelung (edit.), lndividuelle Ve-
rantwortung und Beteiligungsverhéiltnisse bei Straftaten in bürokratischen Organisationen des Staates, der Wirtschaft und der
Gesellschaft, 2000, pp. 82 y ss, si bien más en referencia a otros ámbitos de la delincuen,cia empresarial, como los medioambien-
tales o los de la responsabilidad por el producto. En la doctrina española, BOLEA BARDON, Autoría mediata en Derecho penal,
Valencia, 2000, p. 398, realiza algunas precisiones a esta tesis, pero admite la autoría mediata en este ámbito en algunos casos.
Es dominante, sin embargo, la tesis con!raria; cfr.1 por,ejemplo, PEREZ CEPEDA, La responsabilidad de los administradores de so-
ciedad, Barcelona 1997, p. 412; MARTINEZ-BUJAN PEREZ, Derecho penal económjco, cit. nota 22, p. 200; SILVA SÁNCHEZ, Crite-
rios de asignación de responsa9i!idad en esti:_ucturas jerárquicas, en Cuadernos de Derecho judicial: Empresa y delito en el nuevo
Código penal, 1995, p. 370; NUNEZ CASTANO, Responsabilidad penal en la empresa, cit. nota 22, pp. 185 y ss. En la doctrina por-
tuguesa se pronuncian expresamente en contra de la aplicación de la teoría del dominio d~ la vol~mtad en virtud de aparatos de
poder organizados en el marco de la criminalidad de empresa, FIGUEIREDO DIAS, en FERRE OLIVE/ANARTE BORRALLO (ob. cit.,
en nota 4), p. l 06; y Teresa SERRA autoría mediata a través do dominio de um aparelho organizado de poder, en Revista Por-
tuguesa de Ciencia Criminal 5 (1995), p. 303.
25. AMBOS, ob. cit., p. 245 (RDPC, p. 165).
26. AMBOS, ob. cit., p. 242 (RDPC, p. 161 ).
27. Cfr. SCHÜNEMANN, Unternehmenskriminalitéit und Strc;ifrecht, 1979; el mismo, Wistra 1982, pp. 41 y ss. Ya advertía, pre-
monitoriamente, hace casi cuarenta años, QUINTANO RIPOLLES, Tratado de la Parte Especial del Derecho pena/, tomo 111, Madrid
1965, p. 4, que "en la coyuntura histórico-sociológica en que nos hallamos inmerso~, las condicion~s de vi?a y!ª sed de nego_cios
y especulación están tan generalizadas, que sólo el mero azar es el factor determinante de estos 1mprec1sos linderos fronterizos
entre la finanza triunfante, signo de máxima honorabilidad, y la estigmatizada como criminal, que es lo casi siempre, no en sí mis-
ma, sino por su fracaso económico". Ello repercute también en el ámbito de la imputación subjetiva, donde no siempre es fácil de-
mostrar la presencia del dolo en "negocios de riesgo" en los que el empresario asume el riesgo del fracaso económico, pero tam-
bién por eso busca fórmulas para desplazar dicho riesgo hacia terceros a través de diversas maniobras que pueden ser
constitutivas de delitos (sobre ello y las posibilidades de imputación de algu~os del!tos ec.onómicos o pat~i,mo~iale~ a través de la
fórmula del dolo eventual, cfr. MUNOZ CONDE, Derecho pena/, Parte Especial, 13- ed. cit., p. 413; tamb1en: El mismo, El apode-
ramiento de cantidades entregadas a cuenta para la construcción de viviendas", en Homenaje a Rodríguez Devesa, Madrid 1988,
11, pp.143 y ss.; el mismo, "Falsedad y estafa mediante a~us? _de c~édito ~de instrumentos _crediticios", en Falsedad~s y defraU:
daciones, número monográfico de Cuadernos de Derecho 1ud1c1al (dir. Munoz C.onde), Madrid 1995, pp.142 ss.; el mismo, El del~
to de alzamiento de bienes, 2 2 ed., Barcelona 1999, p. 148, nota 30.

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Revista Penal
Problemas de autoría y participación en el derecho penal económico ...
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que, por lo demás, es una de las principales fuen- namente responsable; pero no para los casos en los
tes de la corrupción política y administrativa. Por que el ejecutor directo no es o no puede ser hecho
otra parte, la misma responsabilidad penal de las responsable. Tampoco en los delitos especiales, co-
personas jurídicas se fundamenta por algunos au- mo veremos más adelante (infra b) es posible apli-
tores en un "dominio funcional, sistémico de la car la figura del "autor tras el autor"30 ni funda-
organización"28, que, por supuesto, no excluye, si- mentar un dominio de la voluntad en virtud del
no que supone también que los miembros de la aparato de poder, pues en este caso lo que interesa,
cúpula de la organización, que dan las órdenes ile- para fundamentar la autoría mediata, es "sólo la le-
gales que otros ejecutan, son directamente res- sión del deber especial extrapenal y no el dominio
ponsables de dichos hechos en calidad de autores del hecho"3l. Por tanto, si no se acepta la figura del
y no como meros partícipes. autoría sirviéndose de un instrumento doloso no
No obstante, el requisito de la tesis de ROXIN cualificado, y no se trata de un delito especial o
que plantea mayores problemas para ser aplicado consistente en la infracción de un deber, entonces
en el ámbito empresarial es el de la fungibilidad de hay que recurrir a otras formas de autoría y parti-
los meros ejecutores. Ello es así, no sólo porque en cipación o al dominio de la voluntad en virtud de
estos ámbitos el ejecutor de las acciones concretas aparatos de poder organizados para fundamentar
que realizan el tipo de un delito no es siempre un la responsabilidad del hombre de atrás o de direc-
anónimo ejecutor intercambiable arbitrariamente, tivos de la empresa que dan las instrucciones para
sino una persona que posee conocimientos espe- la realización del delito en la cúpula en la empresa.
ciales sin los que no sería posible la realización de En este sentido, creo que tiene razón AMBOS
esos hechos y que, por eso mismo, es difícilmente cuando dice que "tampoco en las empresas orga-
sustituible (piénsese, por ejemplo, en un cualifica- nizadas jerárquica y linealmente, en las que bajo
do especialista en contabilidad o en cuestiones fis- determinados presupuestos tales 'sucesos regula-
cales, o en un buen conocedor del funcidnamiento res' pueden ser desencadenados por órdenes des-
del mercado bursátil o de las transferencias o crea- de arriba, sería lícito partir de una intercambiabi-
ción de fondos en paraísos fiscales). Pero posea o lidad de los ejecutores en el sentido del criterio de
no estos conocimientos técnicos especiales, lama- la fungibilidad"32.
yoría de las veces no es más que un instrumento Efectivamente, esta fungibilidad de los ejecuto-
irresponsable no cualificado, o que actúa sin inten- res no es tan amplia como puede serlo en los apa-
ción, limitándose a realizar la conducta, siguiendo ratos de poder estatales o paraestatales al margen
las instrucciones que se le dan, sin ello le suponga del Derecho. Pero la mayor dificultad para funda-
directamente ningún provecho personal, ni con- mentar un dominio de la voluntad en virtud de un
ciencia de participación en una operación delictiva, aparato de poder organizado de una organización
en la que se integra su acción concretamente reali- no al margen del Derecho es la irresponsabilidad
zada. Ello significa, según la doctrina que mantie- del ejecutor, al que incluso en la praxis de muchos
ne el propio ROXIN29, que el que realiza la acción países se le utiliza, a veces, como testigo de los
típica, sin la cualificación exigida por el tipo, o sin procesos que se llevan a cabo contra los miembros
dolo, no puede ser considerado autor, y eso hace del Consejo de Administración, directivos, etc., de
que desde un principio ya no sea posible aplicar la una empresa, acusados de delitos como los me-
figura de la autoría mediata sirviéndose de un apa- dioambientales, estafa de subvenciones, delitos
rato de poder que precisamente surgió para posibi- fiscales, insolvencias punibles, etc. Ello supone
litar la condena como autor mediato del hombre de que el Fiscal renuncia a perseguir a los ejecutores
atrás cuando el ejecutor directo del delito era ple- para que éstos puedan ser interrogados como tes-

28. Cfr., por ejemplo, las propuestas de LAMPE, ZStW 106 (1994), pp. 728 y ss.; y HEINE, Die strafrechtliche Verantwortlichkeit
von Unternehmen, 1995, y la exposición que de las mismas hace Silvina BACIGALUPO, La responsabilidad penal de las personas
jurídicas, Barcelona 1998.
29. Sobre la cuestión del instrumento doloso, cfr. ROXIN, Autoría y dominio del hecho, ob. cit. en nota 3, pp. 278 y ss., quien,
en principio, rechaza esta figura, porque no constituye una auténtica autoría. ,
30. Sobre ello SCHROEDER {ob. cit., en nota 4). En contra de esta opinión, expresamente, BOLEA BARDON (ob. cit., en noto 24),
pp. 3 93 y ss., quien de un modo general considera que la instru'!1entaliza~i?,n no p~esup?~e en todo caso un defec~o d~ _r~~pon­
sabilidad en el sujeto. En el mismo sentido, POSADA ECHEVARRIA, Una v1s1on del domm10 de voluntqd por organizac1on y su
aproximación al Derecho penol colombiano, en Nuevo Foro Penal, n2 62, pp. 25 y ss. En contra, HERNANDEZ PALENCIA, La au-
toría mediata Derecho penal, Granada 1996, p. 276.
31. ROXIN, Autoría y dominio del hecho, ob. cit. en noto 3, p. 391.
32. AMBOS (ob. cit. en nota 7), pp. 239-240 (RDPC, p. 157).

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, D o e trina

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tigos y no como coimputados, lo que en la prácti- que será "mediata" en la medida en que el ejecu-
ca se ha revelado como un método eficaz para tor de la decisión sea un mero instrumento.' Una
atrapar a los "peces grandes", aunque desde el coautoría de esta clase en el ;:ílllbito de los delitos
punto de vista del Estado de Derecho sea bastante especiales, como lo es el alzarniento de bienes y el
cri ticable33. resto de las insolvencias punibles, pero también
Si el ejecutor no es responsable y sólo es un ins- otros muchos delitos económicos como los socie-
trumento en manos de alguien que actúa por tarios, fiscales, etc., se puede fundamentar, en to-
detrás es difícil, a causa de la accesoriedad de la do caso, fácilmente con la teoría de ROXIN sobre
participación, fundamentar en base a ella una res- la coautoría en los delitos consistentes en la in-
ponsabilidad del hombre de atrás. Pero no habría fracción de un deber35. El problema surge en és-
ningún problema en aceptar una autoría mediata tos y otros delitos que no consisten en la infrac-
"normal" si el dominio de la voluntad se basa en ción de un deber, cuando el ejecutor es
un error del ejecutor. En el ámbito de la crimina- responsable. De acuerdo con lo dicho anterior-
lidad de empresa sería mejor hablar de una coau- mente, se debe excluir aquí un dominio de la vo-
toría mediata, ya que normalmente el hombre de luntad en virtud de aparatos de poder organizados
atrás es miembro del Consejo de Administración no ya porque estas organizaciones no están al
de una empresa que, con su participación en una margen del Derecho, sino porque no se dan los
votación, decide la comisión de un delito (por otros dos elementos que fundamentan el dominio
ejemplo, introducir o no retirar productos nocivos de la voluntad: el dominio de la organización y la
del mercado, provocar una insolvencia, frustrar fungibilidad de los ejecutores. Sería mejor hablar,
un embargo, llevar a cabo vertidos peligrosos pa- por tanto, de una coautoría "normal", una solu-
ra el medio ambiente, etc.). ción que ya JAKOBS propone también para el do-
Como veremos más adelante en relación con los minio de la voluntad en virtud de aparatos de po-
problemas de determinación de la autoría en los der organizados36.
delitos económicos especiales (infra b), y como ya ROXIN ha criticado esta tesis porque, en su opi-
he expuesto en la 2ª edición de mi libro El delito nión, no se ajusta a la realidad: en primer lugar,
de alzamiento de bienes34, en el ámbito de las in- porque no se da una decisión común del hecho; en
solvencias punibles es absolutamente posible ha- segundo lugar, porque falta una ejecución común;
blar, en el caso de una gran empresa, de coautoría en tercer lugar, porque la tesis de la coautoría no

33. Me remito sobre todo a la praxis de la persecución penal de los delitos contra el medio ambiente en USA, en donde se ofre-
ce inmunidad (immunity) al foreman, es decir, al encargado o capataz que realizó la actividad polucionadora, si declara contra el
responsibile corporate officer, es decir, contra el directivo o principal responsable de la empresa. Este procedimiento es también ut~
lizado para poder conseguir pruebas y, en consecuencia, poder condenar a los principales responsables de delitos cometidos en el
ámbito de organizaciones tales como las dedicadas al narcotráfico, blanqueo de capitales, etc. Contra este intercambio de roles se
pronuncia ROXIN, Strafverfahrensrecht, 192 ed., 1985, p._ 153 (hay versión española publicada en Buenos Aires, 2000), porque cons-
tituye una "indigna manipulación" ("eine unwürdige Manipulation"J, criticando expresamente la posibilidad deº que se lleven dos
procesos separados para cada uno de los acusados, "que únicamente va a servir para posibilitar el interrogatorio en calidad de tes-
tigo de quien antes era un coimputado". Esto puede ser aún más grave cuando se trata de delitos contra el Estado y la impunidad
o sobreseimiento del proceso constituye un premio que se da por su "arrepentimiento activo" al testigo de cargo, porque declara
contra sus cómplices (también en contra de esta figura, ROXIN, lug. u. cit. p. 72, con el argumento de que "supondría un quebran-
tamiento del principio de legalidad en la persecución de los delitos graves, que conmocionaría la conciencia jurídica y tendría efec-
tos criminógenos"J. Sobre el valor probatorio de la declaración del coimputado contra otros coimputados, véase ~aula DÍAZ PITA,
El coimputado, Valencia 2000, quien se inclina por darle el carácter de prueba; en contra de esta opinión, cfr. MUNOZ CONDE, en
Prólogo a la misma obra, y ya antes en: La búsqueda de la verdad en el proceso penal, Lección Inaugural del curso 1998/99, en la
Universidad "Pablo de Olavide", de Sevilla, Sevilla, 1998 (publicada también con el mismo título en Revista de Derecho y Proceso
penal, num. 1, 1999, pp. 63 y ss.; y en relación con la STS 29 julio 1998, "Caso Marey", pp. 80 y ss.; hay una versión de este traba-
jo publicada como monografía en Buenos Aires, 2000, con el título "Búsqueda de la verdad en el proceso penal").
34. Cfr. MUÑOZ CONDE, El delito de alzamiento de bienes, 22 ed., Barcelona 1998, p. 184 ( también en Homenaje al Profesor
Torío, Granada 2000; y con algunas modificaciones en Homenaje al Profesor B,arbero Santos, Toledo 2001, y en Cuadernos de
Derecho judicial: Administración desleal, 1999); idea ya expuesta en FERRE OLIVE/ANARTE BORRALLO (ob. cit. en nota 3), p. 158.
Para un estudio en profundidad de las posibilidad~s que tiene la tesis de ROXIN de ser aplicad~ en el ámbito de organizaciones
no desvinculadas del Derecho, véase también MUNOZ CONDE, en Revista Penal, ~000 (ob. cit. en nota _;3; versión alemana, ~n
festschrift für Roxin, p. y 620 y ss). Para una visión resumida de esta posición, MUNOZ CONDE, en MUNOZ CONDE/GARCIA
ARÁN, 4 2 ed., citada en nota l, p. 500 y 502.
35. Cfr. ROXIN, Autorías, citada en nota 3, p. 386.
36. Cfr. JAKOBS, Strafrecht, AT, 2º ed., 1991, 21/1O1 (hay versión española de Cuello Contreras y Serrano González de Mur~
llo, Madrid 1996).

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tiene en cuenta la diferencia estructural decisiva rio o por complicidad, que es lo que hace normal-
entre una autoría mediata, estructurada vertical- mente la jurisprudencia cuando castiga al no cua-
mente y una coautoría, estructurada horizontal- lificado que interviene en la realización de un de-
mente37. Pero si se contemplan las particularida- lito especial (véase infra b).
des de la intervención en una votación, se advierte La coautoría corno coejecución es, por tanto, to-
inmediatamente lo que JAKOBS ha destacado en davía más discutible en el ámbito de la delincuen-
un trabajo específico sobre el tema38, es decir, que cia empresarial. En muchos de los grandes frau-
esta intervención no constituye una ejecución del des económicos la ejecución se diluye en el tiempo
hecho, sino su preparación y que el resultado de y pasa por varias etapas, en las que no siempre in-
una votación es ejecutado en todos los casos prác- tervienen los miembros del Consejo de Adminis-
ticos relevantes por personas responsables. ¿Sig- tración que han decidido previamente y con todos
nifica esto que los intervinientes en una votación los detalles la maniobra fraudulenta (por ejemplo,
antijurídica, que otras personas responsables eje- la insolvencia de la empresa en fraude de acree-
cutan, sólo pueden ser considerados como (co)au- dores), ¿son por ello estas personas sólo o todo lo
tores mediatos o como inductores? Como ya he di- más inductores o cooperadores necesarios? Pues
cho antes, considero que el requisito asumido por bien, si se acepta esto y el delito es uno de los lla-
la doctrina dominante39 de que es necesario que el mados especiales, que sólo pueden ser realizados
coautor intervenga también en la fase ejecutiva no a título de autor por las personas que ostenten de-
puede entenderse en el ámbito de la criminalidad terminadas cualidades como la de "deudor", pue-
de empresa del mismo modo que en los delitos de darse incluso la extraña situación de que los
contra la vida o contra la libertad o contra la pro- que lo ejecuten sin tener estas cualidades sean só-
piedad. En éstos la acción ejecutiva fundamenta lo cooperadores necesarios y los cualificados que
siempre una autoría directa, pero en la criminali- lo deciden, pero no lo ejecutan, tengan que ser
dad de una empresa tiene otra significación, pues igualmente calificados de cooperadores necesa-
no es otra cosa que el poner en marcha la decisión rios o de inductores, es decir, de partícipes. Lo
de un hombre de atrás que es el que realmente la cual no deja de ser realmente absurdo, pues pue-
controla y la domina. El dominio funcional del he- de darse la paradoja de que lleguemos a encon-
cho que es, en opinión de ROXIN y también, por trarnos con una situación en la que ninguno de los
las razones anteriormente expuestas, en la mía, lo responsables del delito pueda ser considerado au-
que fundamenta la coautoría, puede darse tam- tor, sino todo lo más partícipe.
bién en la fase preparatoria cuando configura la
ejecución o está tan íntimamente vinculada con Un caso paradigmático de esta "fijación" del con-
ella que debe valorarse como un todo en una con- cepto de coautoría a la coejecución es el caso fallado
sideración global del suceso40. Ésta, en mi opi- por la Audiencia Nacional en sentencia de 31 de mar-
nión, es la única tesis que puede explicar correc- zo de 2000 ("caso BANESTO"), en el que después de
tamente el sentido y el significado jurídico-penal dar como probado que los miembros del Consejo de
de decisiones en el seno de un órgano colegiado Administración de una entidad bancaria habían deci~_
como es una votación en el marco de la cúpula o dido determinadas operaciones fraudulentas, procede
Consejo de Administración de una empresa, que a atribuir a uno de ellos, el Vicepresidente, dos delitos
constituye la base para la ejecución de determina- más que a otro que precisamente era el Presidente de ·
dos hechos que constituyen tipos delictivos. Lo la entidad. Naturalmente que en esta decisión ha pe- .
que no excluye en todo caso que el ejecutor pueda sado más el problema de la prueba que el de la con-
responder, si se trata de un delito especial, y no ceptuación jurídico-material de la intervención plural
tiene, ni directa ni indirectamente a través de la de personas, pero con ello se ha quebrado uno de los
cláusula contenida en el art. 31, la cualidad exigi- principios básicos que permite la calificación de co-
da en el tipo, por la figura del cooperador necesa- autoría en el ámbito de un Consejo de Administración

37. Cfr. ROXIN, Festschrift für Grünwald, ob. cit. en nota 3, p. 553 (también en FERRÉ OLIVÉ/ANARTE BORRALLO, citada en no-.
ta 3, p. 194); en el mismo sentido, BLOY, en Goltdammer 's Archiv, 1996, p. 440.
38. Cfr. JAKOBS, Strafrechtliche Haftung durch Mitwirkung an Abstimmungen, en: Festchrift für Miyazawa, 1995, p. 419. ,
39. Cfr. ROXIN, Autoría y dominio del hecho, citada en nota 3, pp. 303 y ss. Ejemplar en este sentido la tesis de VALDAGUA, Ini-
cio da tentativa do co-autor, 2º ed., Lisboa 1993 (un resumen en alemán de la misma se encuentra en el trabajo de dicha autora,:
Versuchsbeginn dés Mittaters bei den Herrschaftsdelikten, en Zeitschrift für die gesamte Strafrechtswissenschaft, 1986, PP·. 839Y
ss.), que, a mi juicio, se refiere más a casos de codelincuencia de varias, pocas personas en un mismo hecho, y no a la delincuen-
cia llevada a cabo en el seno de grandes organizaciones que son a las que nos referimos aquí. .
40. Una visión similar de la coautoría mantienen en la doctrina alemana, de un modo general, JAKOBS, Derecho penal, cita
en nota 35, 21/40; y STRATENWERTH, Strafrecht, Allgemeiner Teil, 4º ed., 2000, núm. 824.

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Do e trina

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para los que loman parle en la decisión que determi- ejemplo, la prevaricación judicial); existen los de-
na la realización ele un delito. ¿Admite una adecuada litos especiales impropios, en los que la ausencia
valoración global ele las intervenciones ele las distintas de la cualidad exigida en el tipo delictivo para ser
personas en la realización ele graves hechos delictivos autor en sentido estricto del mismo determina la
esta atomización del concepto ele coautoría e incluso existencia de otro delito o que el no cualificado to-
del ele autoría ejecutiva? do lo más pueda ser partícipe del delito cometido
por el sujeto cualificado41. No obstante, la apa-
La conclusión de este apartado es que en el mar- rente claridad de esta distinción el legislador pue-
co de un aparato de poder no estatal y no al mar- de combinar distintas cualidades o requisitos jurí-
gen del Derecho, como son sobre todo las empre- dicos para ser autor de un delito, y, en muchos de
sas, y en relación con los delitos económicos que estos delitos hacer recaer el acento en la infrac-
en ellas se realizan como consecuencia de decisio- ción de determinados deberes, mientras que en
nes tomadas en los Consejos de Administración o otros también especiales acentúa el dominio o
por los directivos de las mismas, no puede admi- proximidad al objeto penalmente protegido42. Es-
tirse un dominio de la voluntad en virtud del apa- to ha llevado a algún autor a considerar que hay
rato de poder organizado, y, por tanto, tampoco, casos en los que el autor material (administrador
la autoría mediata basada en este dato. En su lu- de hecho) no tiene la cualidad jurídica exigida pa-
gar viene, pues, en consideración una (co)autoría ra ser autor en sentido estricto del delito cometi-
mediata, cuando las decisiones son llevadas a ca- do, pero la relación material con el bien jurídico
bo por un ejecutor o instrumento irresponsable; o protegido permite equipararlo penalmente al que
un supuesto normal de coautoría, cuando el eje- sí tiene esta cualidad (administrador de dere-
cutor es responsable, y no es un mero instrumen- cho )43. Ciertamente, ello puede estar en la base de
to. De este modo podemos imputar a título de la equiparación legal que ha hecho el legislador en
(co)autores a las personas que, sin realizar accio- el art. 31 del Código penal y otros preceptos con-
nes ejecutivas, pero controlando y dominando cordantes entre situaciones puramente fácticas
grupos de personas, deciden la realización de un (administrador de hecho, propietario de hecho) y
delito en el ámbito de la delincuencia organizada las reguladas jurídicamente (administrador de de-
y empresarial. Otras posibilidades de imponer la recho, propietario legalmente reconocido, deudor,
pena de los autores a estos sujetos a través de las acreedor, etc.) (sobre ello, infra 1); pero esto no
figuras de la inducción o, en nuestro Código pe- debe hacemos olvidar que incluso en estos casos
nal, de la cooperación necesaria, no se ajustan co- la equiparación debe basarse en una cierta capa-
rrectamente a la naturaleza de este tipo de inter- cidad o legitimación jurídica para decidir o con-
venciones o rebajan la importancia de las mismas trolar la realización de las acciones delictivas. De
a un lugar secundario que no concuerda con el un modo u otro, se trata, pues, cuando hablamos
destacado papel que desempeñan en el ámbito de de delitos especiales de delitos en los que el autor
las organizaciones. en sentido estricto y, por tanto, el principal res-
Paso ahora a ocuparme de las atribución de la ponsable debe tener una cierta competencia o ca-
autoría en el marco de los delitos económicos es- pacidad institucional para realizarlos. Esto es pre-
peciales. cisamente lo que les da su peculiaridad y lo que
La imputación de la autoría en los delitos plantea algunas dificultades para establecer luego
económicos especiales. el círculo de otros posibles responsables en base a
Entiendo por delito especial aquel que requiere otras formas de imputación que no son califica-
determinadas cualidades o status jurídico en el su- bles propiamente de autoría. Estos problemas
jeto activo, es decir, en el autor (o autores) res- suelen plantearse a menudo en la realización de
ponsable principal que los realiza. El concepto de delitos económicos en el ámbito de una empresa,
delito especial no es pacífico en la doctrina, pues en la que no siempre los que figuran en el organi-
junto a los delitos especiales propios, que son grama de la misma son los verdaderos o únicos
aquellos que no tienen correspondencia con uno autores, mientras que hay otras personas, teórica
común y en los que, por tanto, la no presencia del o formalmente, ajenas a la empresa que controlan
sujeto cualificado determina su inexistencia (por sus decisiones y que materialmente (y ya veremos

41. Cfr. MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Parte General, 42 ed., citada nota l, pp. 515 y ss.
42. En este sentido, JAKOBS, Derecho penal, citada nota 36, marg. 30/2.
43. En este sentido, siguiendo a JAKOBS, GARCÍA CAVERO, La responsabilidad penal del administrador de hecho de la em-
presa: Criterios de imputación, Barcelona 1999, pp. 37 y ss., y 165 y ss.

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Revista Penal
Problemas de autoría y participación en el derecho penal económico ...
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hasta qué punto legalmente también) son respon- derechos de los acreedores (STS 6 julio 1994), 0
sables de las mismas. más recientemente a los administradores de una
Por ello antes de enfrentarnos con el problema sociedad anónima que enajenaron bienes de ésta
de cómo imputar en estos delitos como autores a en pe1~juicio de sus acreedores (STS 21 octubre
los que deciden su realización sin intervenir en su 1996).
ejecución (infra 2), es preciso determinar en pri- Pero en otras ocasiones, incluso tras la reforma
mer lugar el círculo de personas que junto a los de 1983, el TS ha apreciado directamente autoría
que específicamente vienen determinados directa- en el delito de alzamiento de bienes sin recurrir al
mente como autores o sujetos activos de los deli- art. 15 bis, entendiendo que ello no es necesario
tos económicos especiales pueden ser considera- cuando la realidad patrimonial, aunque no jurídi-
dos también como tales, mediante la aplicación de ca, permite identificar al verdadero propietario de
cláusulas legales creadas expresamente para ello, los bienes enajenados y, por tanto, deudor y autor
o a través de una interpretación que respete la na- de un delito de alzamiento de bienes, aunque for-
turaleza del propio delito en cuestión y, por su- malmente se trataba de una sociedad con una per-
puesto, el principio de legalidad que impide exigir sonalidad jurídica y patrimonial diferenciada de
responsabilidad penal más allá de lo previsto le- la de sus únicos accionistas (cfr. STS 25 noviem-
galmente (infra 1). bre 1991; también SSTS 24 julio 1989; 17 sep-
tiembre 1990).
1. La determinación del sujeto activo del delito. La jurisprudencia llegó a esta consideración fác-
La actuación en nombre de otro. La considera- tica del concepto de deudor a través de la teoría
ción fáctica del concepto de deudor. El admi- del levantamiento del velo de la persona jurídica.
nistrador de hecho VIVES y GONZALEZ CUSSAC4S critican esta pos-
tura jurisprudencia! a la que califican de "exage-
Antes de la reforma de 1983, era difícil imputar rada e inaceptable, porque al abrazar criterios
a una persona que actuara en nombre y represen- materiales que quedan fuera del círculo formal
tación de una persona jurídica delitos que sólo descrito por el tipo, olvida que una cosa es el le-
podían cometer los que tuvieran la cualidad exigi- vantamiento del velo como técnica para descubrir
da en el tipo (por ejemplo, la de deudor o la de ad- qué personas físicas toman en realidad las deci-
ministrador), cuando esa cualidad se daba en la siones; y otra muy distinta, confundir la esfera pa-
persona jurídica, pero no en la persona física que trimonial de una persona jurídica con la de una
actuaba en su nombre y realizaba la acción delic- persona física a efectos de la aplicación de una fi-
tiva. No obstante, la jurisprudencia hizo caso omi- gura de delito".
so en alguna ocasión de este impedimento legal, Sin embargo, esta crítica a la jurisprudencia, fun-
estimando que no había inconveniente en atribuir damentada en la redacción que tenía el art. 15 bis
a efectos penales la cualidad exigida por el tipo de- del anterior Código penal, ha quedado desfasada a
lictivo para ser sujeto activo del mismo a la perso- la vista de la redacción que tiene el art. 31 y de la
na que sin tener esa cualidad actuaba en nombre ampliación que se ha hecho expresamente en este
de una persona jurídica que sí la tenía. Esta tesis artículo del círculo de personas que pueden ser he-
jurisprudencia! fue criticada en su día por un sec- chas responsables por las actuaciones que se reali-
tor de la doctrina44, que solicitó de lege ferenda zan en nombre o representación de otro, a los 'ad-
una decisión legislativa que finalmente se produjo ministradores de hecho". También en los delitos
con la introducción en el anterior Código penal en societarios se ha consumado expresamente esta
la reforma de 1963 del art. 15 bis que resolvía ex- equiparación en la determinación del círculo de su-
presamente, por lo menos en parte, este problema. jetos activos de los mismos (cfr., por ejemplo, arts.
A partir de esta reforma, y con el apoyo dogmáti- 290, 293, 294, 295). Y en las insolvencias punibles,
co del citado art. 15 bis, el Tribunal Supremo no en el art. 260, se equiparan "el deudor o persona que
tuvo ya inconveniente legal alguno en apreciar, actúe en su nombre". Pero incluso antes de la en-
por ejemplo, un alzamiento de bienes en la con- trada en vigor del nuevo Código, e incluso antes de
ducta de un gerente, miembro del Consejo de Ad- la introducción del art. 15 bis en el anterior Código
ministración de una sociedad anónima que tras- penal, ya la jurisprudencia había diferenciado los
vasó bienes de ésta a otra para frustrar los casos de actuación del representante de la persona

44. Cfr. MUÑOZ CONDE, El delito de alzamiento de bienes, P! ed. Barcelona 1971 ¡ el mismo, La responsabilidad de los órga-
nos de las personas jurídicas en el ámbito de las insolvencias punibles, en Cuadernos de Política criminal, 1977.
45. Los delitos de alzamiento de bienes, Valencia 1998, pág. 42.

84
,
..
.

. Do e trina

• ••

jurídica, de aquellos en los que no se trata de actua- solver el problema legislativamente, como se hizo
ción en nombre de otro, sino en nombre propio, posteriormente en España48, demuestra las mu-
aunque utilizando formalmente una personalidad chas objeciones, desde el punto de vista del Esta-
jurídica diferente. De ello deduce, por ejemplo, la do de Derecho, a las que están expuestas.
STS de 24 julio 1989, que "sujeto activo, antes y des-
pués de la reforma de 1983, es quien, de acuerdo Fueron, pues, razones de seguridad jurídica las
con la realidad patrimonial resulte titular del patri- que determinaron que finalmente el problema se
monio sobre el que recaen las obligaciones contraí- resolviera con la introducción en el anterior Código
das. En consecuencia, el art. 15 bis (del anterior Có- penal del art. 15 bis, que permitía la atribución de
digo penal, el art. 31 del actual) se limita a aquellos la cualidad de autoría a los que formalmente
casos en los que existe verdadera representación de actúan en nombre o representación de la persona
una persona jurídica, con clara diferenciación patri- jurídica aunque no tuvieran las cualidades exigidas
monial" (en el mismo sentido, también STS 6 mar- en el tipo delictivo para ser autor; y además es re-
zo 1990). suelto también ahora por el art. 31 del Código pe-
A la vista de lo que se dice en esta jurispruden- nal vigente que atribuye esta cualidad también al
cia, cabría incluso plantearse si era necesario in- "administrador de hecho", del mismo modo que en
troducir cláusulas como la contenida en el art. 31 los "delitos societarios", que se regulan en el Capí-
del vigente Código penal, si de todas formas la tulo XIII del Título XIII, se equipara expresamente
consideración fáctica del concepto de deudor per- el administrador de hecho con el de derecho49.
mite atribuir esta cualidad a quienes formalmente A la vista de la solución que de este problema de
no la tienen. la atribución de la autoría en los delitos económi-
cos especiales a los que jurídicamente no ostentan
Esta tesis fue propugnada por un sector de la las cualidades o requisitos exigidos en el respecti-
doctrina alemana en una época muy significativa vo tipo delictivo, ¿puede decirse ahora en base a
ideológicamente en aquel país, en los años trein- estos preceptos que la administración o el control
ta, en la que los penalistas más afines al pensa- fáctico de una sociedad son ya suficientes para po-
miento jurídico nacionalista propugnaban, en ba- der imputar directamente a personas que ni si-
se a la tesis del famoso jurista nazi Karl Schmitt quiera figuran en el organigrama, Consejo de Ad-
de las llamadas "ideas concretas de ordenación" ministración, Gerencia, etc., de la sociedad, una
(konkrete Ordnungsgedanke), una interpretación insolvencia fraudulenta, un administración desle-
fáctica o naturalística de los elementos de los ti- al, un delito fiscal, o cualquier otro delito especial
pos penales que hacían referencia a conceptos ex- cometido en el seno de ésta?
trapenales como "propiedad", "deudor", etc. Se La respuesta a esta cuestión debe ser afirmativa
trataba con ello de '1iberar", como decía BRUNS, en la medida en que, a la vista de los antecedentes
al Derecho penal de la influencia perniciosa del jurisprudenciales anteriormente mencionados, el
pensamiento civilista aquejado de un excesivo legislador ha querido resolver expresamente este
formalismo incompatible con el realismo que de- problema y lo ha hecho en el sentido ya apuntado
be imperar en el Derecho penal46. Pero, al mismo por la jurisprudencia anterior, es decir, incluyen-
tiempo, se trataba también de desvincular el De- do también en el círculo de posibles sujetos acti-
recho penal del principio de legalidad, en una vos en estos delitos a los administradores de he-
época en la que incluso llegó a admitirse la ana- cho. Sin embargo, el concepto de "administrador
logía como fuente creadora del Derecho penal de hecho" no está bien delimitado por la doctrina
"según el sano sentimiento del pueblo alemán"47. que se ha ocupado de él, fundamentalmente en re-
Que estos intentos no llegaran a cuajar ni siquie- lación con el círculo de autores en los "delitos so-
ra en Alemania, donde finalmente se optó por re- cietarios"SO. Por una parte, se considera que con

46. BRUNS Die Befreiung des Strafrechts von zivilistischen Denken, 1938; también en Italia, ANTOLISEI, Per un indivizzo realis-
tico nella scie~za del diritto penale, en Rivista de Diritto e procedura penale, 1937. Sobre la consideración fáctica de deudor en el
actual Derecho penal alemán de insolvencia, véase TIEDEMANN, lnsolvenz-Strafrecht, 2 9 ed., 1996, antes del §283, núm. marg.
68 y SS. _
47. Véase sobre el Derecho penal de esta época, MUNOZ CONDE, Edmund Mezger y el Derecho penal de su tiempo, 2 9 ed.,
Valencia, 2001.
48. Sobre esta evolución, véase MUÑOZ CONDE, la responsabilidad de los órganos, cit. en nota 44, págs. 162 y ss.
49. Véase GARCÍA CAVERO, citada nota 43.
50. Respecto a la situación del problema en Italia, cfr. ANTOLISEI, Manuale di Diritto Pena/e. Leggi complementari, a cura di Lu~
gi Conti, 52 ed., Milano 1985; ALESSANDRI, en PEDRAZZI y otros, Diritto pena le del/' ímpresa, Bologna 1998, pp. 52 y ss.; respec-

85
Revista Penal
Problemas de autoría y participación en el derecho penal económico ...
•••

este concepto se trata de evitar que queden impu- con designación inválida, el que sigue en ejercicio
nes quienes por desidia no se hubiesen preocupa- de funciones administrativas después de expirar el
do de regularizar su designación o a quienes dolo- plazo de designación y transcurrido el plazo legal
samente hubieran creado la situación irregular para convocar la próxima Junta general, siempre
para evadir su responsabilidad. Pero también ca- que no haya sido cancelado registralmente su
be que el administrador de derecho sea un "hom- nombramiento, los administradores que después
bre de paja" y que, con la referencia al adminis- de cesar en el cargo continúan inscritos en el Re-
trador de hecho, se quiera atrapar al "autor tras el gistro Mercantil, los representantes voluntarios,
autor", es decir, en la concepción de ROXINSI, a apoderados, mandatarios o factores, los represen-
quien realiza el delito sirviéndose de otro como tantes de la persona jurídica designada adminis-
instrumento, siendo el instrumento también ple- tradora, que no ostentan la condición de adminis-
namente responsable (en este caso en virtud del tradores de derecho de la misma, los promotores,
art. 31). los administradores en la crisis societarias: comi-
Pero aunque quepan estas posibilidades de cas- sarios, síndicos e interventores judiciales, siempre
tigar a quienes no tienen la cualidad exigida por el que no respondan en base a un delito de malver-
tipo para ser considerados directamente sujetos sación impropia de bienes, y los liquidadores. Pe-
activos del delito por esta vía y, en última instan- ro, a pesar de esta exhaustiva relación, CASTRO
cia, a través de la teoría de la participación cuan- MORENO reconoce que no hay "un único con-
do el que tiene las cualidades exigida en el tipo es cepto de administrador de hecho, válido para to-
también responsable (sobre ello véase infra 2), no dos los delitos societarios" y que lo que, en defini-
cabe duda de que previamente debe resolverse si, tiva, interesa es la apariencia y la posibilidad de
sin forzar los preceptos legales, cabe también atri- representar a la sociedad con eficacia frente a ter-
buir directamente la cualidad de sujetos activos a ceros53.
quienes fácticamente dominan la sociedad, aun- GÓMEZ BENÍTEZ54 llega más lejos y admite in-
que jurídicamente no figuren en la misma. La doc- cluso "la calificación de quienes administran la
trina que se ha ocupado de este problema en rela- sociedad dominante de un grupo de empresas co-
ción con el delito de administración desleal tiene mo administradores de hecho de las sociedades
muchas dificultades a la hora de delimitar las dis- dominadas". "No parece, en consecuencia -dice el
tintas situaciones que se pueden incluir en este citado autor- , nada forzado, sino, al contrario,
concepto. Así, por ejemplo, de los distintos su- concluir que los administradores de la sociedad
puestos analizados por CASTRO MORENOS2, al- dominante del grupo son administradores fácti-
gunos pueden encuadrarse en el concepto de ad- cos, es decir, de hecho de las sociedades partici-
ministrador de hecho, pero otros son más padas, aunque ciertamente no lo son de derecho y,
discutibles. El que ejerce funciones administrati- por tanto, no pueden representarlas"Ss. Sin em-
vas sin previo nombramiento, parece que no debe bargo, acto seguido advierte GÓMEZ BENÍTEZ,
en ningún caso considerarse tal, porque, según di- que el administrador de hecho sólo puede realizar
cho autor, carece de capacidad legal para vincular las conductas que "pertenecen al ámbito de actua-
a la sociedad frente a terceros. Sin embargo, ción exclusiva de los administradores de derecho
según el mismo autor, sí puede considerarse ad- en el ejercicio de sus funciones ... en consecuencia,
ministrador de hecho, el administrador inscrito más que hacer un catálogo de administradores de

to a Alemania, DIERLAMM, Der faktische Geschaftsführer im Strafrecht -ein Phantom?, NStZ, 1996; TIEDEMANN, Kommentar zum
GmbH-Strafrecht {par. 82-85 GmbHG und ergandenze Vorschriften, 3 9 ed., Colonia 1995; el mismo, lnsolvenz-Strafrecht cit. En la
doctrina española sobre delitos societarios, CASTRO MORENO, El delito ~ocietario de administración desleal, Barcelona 1998,
p.233 ss.; FARALDO CABANA, Los delitos sociefarios, Valencia 1996; FERRE OLIVE, Sujetos responsables en los delitos societarios,
Revista Penal 1998, n9 1; GARCÍA DE ENTERRIA, Los delitos societarios: un enfoque mercantil, Madrid 1996; MORENO CANO
VES/RUIZ MARCO, Delitos socioeconómicos. Comentario a los arts. 262, 270 a 31 O del nuevo Código penal {concordados y con
jurisprudencia), 1996; MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, "Delitos societarios", en Vives Anton y Manzanares Samaniego (direc), Estudios
sobre el Código penal de 1995, Parte especial, Co!1sejo General del Poder Judicial, Madrid, 1996; el mismo, Derecho penal econó-
mico, Parte especial, Valencia 1999; NIETO MAR11~, El delito ~e administración fraudulenta, Barcelona 1996, {también, el mi~"}O,
El delito de quiebra, Valencia 2000, p.190 ss.); NUNEZ CASTANO, La estafo de crédito, Valencia, 1998; RODRIGUEZ MONTANE~,
La responsabilidad penal del administrador desleal y los nuevos delitos societarios, Madrid, 1997; TERRADILLOS BASOCO, Del~
tos societarios. El Derecho penal en las Sociedades mercantiles a la luz ,de nuestra adhesión a la CEE, Madrid 1987. Sobre la pro-
blemática general que plantea el administrador de hecho, véase GARCIA CAVERO, ob. cit. en nota 43.
51. ROXIN, Autoría y dominio del hecho, cit. nota 3, pp. 267 y ss.
52. Ob. cit., p. 240
54. Ob. cit. en nota 20, p.105.
55. Ob. cit. p. 104.

86
D octr1n a

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hecho, o buscar un concepto único, hay que de- Muchas veces se trata también de una cuestión
ducir su contenido concreto de cada una de las d~ prueba, pues, dejando ahora formalidades jurí-
conductas descritas en los delitos o tipos penales". d1c~s al margen, para castigar por ejemplo por un
Efectivamente, no se puede sin más atribuir la delito de alzamiento de bienes, hay que demostrar
cualidad de administrador de hecho a quien tiene que el administrador de hecho o cualquier otra
el control fáctico de una empresa, pues determi- persona que de hecho controle la sociedad es el
nadas decisiones con relevancia jurídica para ter- verdadero dueño de la misma y, por tanto, domi-
ceros sólo pueden ser tomadas por personas con na sus decisiones. Y lo mismo sucede con el ad-
una cierta capacidad de disposición o de repre- ministrador de hecho en el delito de administra-
sentación social en el concreto ámbito en el que ción desleal, pues, si no hay algún tipo de deber de
actúa. Así, por ejemplo, una posibilidad de repre- lealtad respecto a la sociedad difícilmente puede
sentación que puede ser suficiente para funda- cometer dicho delito. El problema que tiene una
mentar un delito de estafa (contraer, por ejemplo, consideración puramente fáctica de la figura del
obligaciones en nombre de una sociedad en per- administrador de hecho es que se transforma el
juicio de ésta), no es, sin embargo, suficiente para delito especial en un delito común de dominio en
la realización de una insolvencia punible, porque el que la necesidad de que se infrinja el deber' es-
en ellas el administrador de hecho debe tener una pecífico que incumbe jurídicamente a una deter-
posibilidad de disposición de los bienes de la so- minada persona se sustituye por el control o do-
ciedad cuando los sustrae a la acción de los acree- minio efectivo que esa persona ejerce sobre otra,
dores, y salvo que se trate de sustracciones mate- sea física o sea jurídica; pero, incluso admitiendo
riales de esos bienes, la mayoría de las veces se esta concepción del administrador de hecho, es
tratará operaciones jurídicas de disposición de los evidente, como ya hemos dicho al inicio de est:e
bienes para las que hay que estar legalmente ha- apartado b), que el mismo debe tener algún tipo
bilitado. Y a la inversa, el propietario de la socie- de legitimación jurídica para poder llevar a cabo
dad que, según CASTRO MOREN056, no puede las acciones tí picas57.
cometer un delito de administración desleal, por- No hay que olvidar, por tanto, que esta conside-
que en ningún caso pueden ostentar la cualidad de ración fáctica que ahora permite el art. 31 debe te-
¡ administrador de hecho o de derecho, sí podría, ner algún tipo de similitud con la situación jurídi-
en cambio, cometer una insolvencia punible, por ca de deudor, que sigue exigiendo el delito de
ejemplo, un alzamiento de bienes, en base a la alzamiento de bienes, o con la de administrador
teoría del levantamiento del velo antes señalada, de derecho a que se refieren los delitos societarios,
siempre que se demuestre que los bienes de los y que en la medida en que esta similitud real no
que disponen son efectivamente suyos y que con exista, habrá que buscar la solución a las lagunas
1
A
'
la disposición se frustra el derecho a la satisfac-
ción de los acreedores.
de punibilidad que surjan por la vía de la partici-
pación (p. ej., por cooperación necesaria o com-

56. Ob cit., p. 266.


57. En este sentido, GÓMEZ BENÍTEZ, ob. cit. en nota 20, p.107, criticando el carácter unitario que pretende darle el legislador tan-
to en el art. 31 como en los delitos societarios al administrador de h~cho. De esta opinión expresamente, tanto en referencia al del~
to de alzamiento de bienes, como a la administración desleal, GARCIA CAVERO, ob. cit. en nota 43, pp.185 y ss., 242 y ss., quien,
aunque considera que tanto el alzamiento de bienes, como la administración desleal son delitos de dominio, dice expresamente
que el "dominio social deb~ ent~nderse aquí co~o la posibilidad de dispo~~r del patrimonio ~e la em_p~~sa a través de cierJas com-
petencias reales que no estan su¡etas al control directo de terceras persona~ !P· 18_6). De la ".11sma opm1on, GRACI~ M:4-R!l.N, El.ac-
tuar en lugar de otro en Derecho penal, Zaragoza 1986, tomo 1, p. 383: Solo quienes, en virtud de sus competencias 1und1cas, ins-
titucionales 0 sociales, tengan la posibilidad de ejercer las facultades de disposición de dicho patrimonio estarán en situación de
realizar el ataque penalmente relevante al bien jurídico -el derecho de crédito- el cual, por ello, queda bajo el dominio social de &
chos sujetos". Incluso en relación con el art. 15 bis del anterior Código penal se pronunció en contra de la inclusión en dicho precepto
de los administradores de hecho, BACIGALUPO ZAPATER, Responsabilidad penal de órganos, directivos y representantes de una
persona jurídica (el actuar en nombre de otro), en Comentarios a la Legisla~i~n p~~al, Madrid 19~5, ~·y, vol. I, pp. 328 y ss.: ".En con-
secuencia, tanto para los órganos como para los representantes resultara 1~suf1c1ente el me~o e¡erc1c10 de hecho de la~ func~ones o
de la representación"; lo que obviamente ya no se puede ma~te.ner a la v~sta de lo que .d~spone el art. 31, pero que explica con
cuánta reserva debe admitirse una consideración puramente fachea de la figura del administrador de hecho. En todo caso, lo que
parece obvio es que la cualidad de administrador d~ he~~o o de derec_ho no fund_a~enta sin m~s una responsabi_li_dad objetiva s!n
una prueba de su intervención, no necesariament~ _e1ecuc10~, ?e las acciones consht~hvas del delito y de la culpab1~1dad por. los mis-
mos (en este ~entido STC 20 julio 1993; cfr. tamb1en STS 3 !~110 1992, ponel}te Bac1g~lupo Zapater, ~ el comentario a la m!,s".1ª. de
GÓMEZ BENITEZ ob. citen nota 20, pp.114 y ss.}. Cfr. tamb1en, NIETO MARTIN, El delito de quiebra, citado en 50, pp.193: Log1ca-
mente, esta condlción provoca que el concepto de administrador de hecho sea distinto en cada figura delictiva".

87
Revista Penal
Problemas de autoría y participación en el derecho penal económico ...
•••

plicidad en el hecho del verdadero autor) o casti- llevar a una total inseguridad jurídica e incluso a
gando al sujeto por la vía de otros delitos que no soluciones contradictorias entre las distintas ra-
exigen ninguna cualificación especial en el círcu- mas del Derecho, y a que se atribuya la cualidad
lo de sus posibles sujetos activos, como por ejem- de sujeto activo de un delito a quien conforme a
plo, falsedades documentales, estafas, simulación los preceptos extrapenales que sirven de presu-
de contrato en perjuicio de terceros, etc.ss. puesto al tipo delictivo no tienen ni directa, ni in-
Lo que no puede admitirse es que, en aras de una directamente, ninguna obligación jurídica. Las
justicia material, a veces discutible, se extienda des- exigencias preventivas del "moderno" Derecho pe-
mesuradamente la punibilidad a conductas o per- nal para sancionar estas conductas no deben ha-
sonas que ni siquiera con la interpretación más ex- cernos renunciar a criterios de formalización de la
tensiva posible entran dentro del círculo de la respuesta jurídica que son propios del Derecho
autoría o de las distintas formas de participación penal, del Estado de Derecho, y que en esta mate-
recogidas en los arts. 28 y ss. del Código penal. ria pasa por una determinación previa de las fa-
La ampliación del círculo de "obligados" que, a cultades de representación, administración o dis-
veces en otros ámbitos extrapenales, como el mer- posición que tiene el sujeto en el caso concreto.
cantil, civil o fiscal, viene determinada por pre- Cosa distinta es, naturalmente, que por la vía que
ceptos que específicamente permiten esa amplia- permite hacer extensiva la punibilidad a los "ex-
ción, es muy peligrosa para la seguridad jurídica tranei" que participan en los delitos especiales, se
sin una referencia legal que la permita. En la me- puedan también resolver muchos problemas de
dida en que las distintas formas de interpretación participación de personas ajenas al círculo de los
admisibles en Derecho penal (por tanto, sin incu- sujetos que pueden ser autores en sentido estricto
rrir en analogía in malam partero) de la expresión de los delitos económicos especiales cometidos en
"administrador de hecho" usada en el art. 31 per- el ámbito empresarial y de decisión de los órganos
mita su aplicación a supuestos fácticos de control colegiados. De este problema nos ocupamos se-
o dominio de una persona jurídica (y hasta cierto guidamente.
punto de una persona física también) podrá apli-
carse la figura del delito en cuestión, por ejemplo, 2. Distintas formas de autoría y participación en
un alzamiento de bienes o cualquier otra de insol- los delitos económicos especiales
vencia punible a quienes sin ostentar la cualidad
de deudor lo sean de hecho o actúen en nombre o Seguidamente paso a ocuparme de algunos pro-
representación del verdadero deudor; y/o, en su blemas concretos de autoría y participación que
caso, la de administración desleal, cuando el ad- son de importancia práctica en los delitos econó-
ministrador de hecho tenga la apariencia y la po- micos especiales realizados en el ámbito empresa-
sibilidad de representar a la sociedad frente a ter- rial.
ceros. Ello, obviamente, es más fácil en el delito
fiscal, porque el círculo de "obligados fiscales", a) La distinción entre cooperación necesaria y la
con figuras como la del "sustituto del impuesto" y complicidad
otras similares, es más amplio o abarca a más per-
sonas que el círculo de "obligados civiles", lo que Cuando junto con el deudor (o deudores), o ad-
no obstante en algunos casos puede llegar dema- ministrador (o administradores), de hecho o de
siado lejos con teorías como la del "levantamiento derecho, intervienen, por ejemplo, en la realiza-
del velo" o el "fraude de ley"S9. Pero, en ningún ca- ción de una insolvencia punible o una administra-
so, se puede admitir una total y absoluta descone- ción desleal, otras personas que no tienen esa cua-
xión entre las normas del Derecho civil, mercantil lidad y, por tanto, no pueden ser calificados
o fiscal y las del Derecho penal, pues ello podría directamente como autores en sentido estricto, el

58. Por esta solución me pronuncié ya en mi artículo citado en nota 44, pp. 168 y ss.; tesis que también mantengo en El delito
de alzamiento de bienes, 2º ed., Barcelona 1999, pp.105, 185 y ss. Sobre los problemas de autoría y participación véase infra 2.
59. Una interpretación favorable a una consideración fáctica ,del concepto de deudor en este ámbit~, que incluso puede ir más
allá que la teoría del levantamiento del velo, mantiene SILVA SANCHEZ, comentando algunas sentencias del TS, como la STS 20
mayo 1996 ("caso Bertrand de Caralt"). En este ámbito la cualidad de "deudor tributario". viene much~s v~ces fun~amentada
por el propio Derecho tributario, que tiene particularidades que lo distinguen del derecho privado de obligaciones (vease s.ILVA
SÁNCHEZ Criterios de asignación de responsabilidad en estructuras jerárquicas, citado en nota 24, pp 47 y ss., y p. 56; el mismo,
"lngenierí~ financiera y Derecho l?enal", en Cuadernos de Derecho judicial, IX-1999, número ~obre "Fenómenos delictivos com-
plejos", p.165 y ss. También GARCIA CAVERO, ob. cit. nota 43, pp. 19~ y ss.; SERRANO GONZALEZ DE MURILLO/MERINO JARA,
Levantamiento del velo y delito fiscal, en Actualidad Jurídica Aranzad1, nº 264, 1996).

88
Do ctr1 na

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primer problema que debe tratarse es el de la dis- mente la seguridad jurídica hasta el punto de que
tinción entre la complicidad del artículo 29 y la prácticamente pocos son los que, siguiendo única-
cooperación necesaria del art. 28, b). Éste es nor- mente los criterios jurisprudenciales, pueden es-
malmente el problema con el que se ha enfrenta- tablecer con claridad y certeza unas líneas de
do tradicionalrnente la jurisprudencia sobre todo demarcación entre una y otra forma de par-
en relación con el delito de alzamiento de bienes, ticipación delictiva60.
hasta el punto de que las otras cuestiones de las El problema se ha planteado muchas veces en
que nos vamos a ocupar más adelante (By C) ape- relación con el delito de alzamiento de bienes,
nas han sido objeto de tratamiento jurispruden- pues en la mayoría de los supuestos el deudor sus-
cia!. Ello es lógico, ya que en la práctica este ex- trae sus bienes a la acción de los acreedores po-
tremo preocupa mucho más que las cuestiones niéndose de acuerdo con otra persona, general-
teóricas sobre cómo conceptuar dog-máticamente mente un amigo de confianza o un pariente, para
las distintas contribuciones a la realización del de- simular enajenaciones, fingir obligaciones, etc. En
lito, pues una vez probada la contribución a esa estos casos, el TS ha considerado tradicionalmen-
realización, lo que realmente interesa desde el te al no deudor como cooperador necesario. Así,
punto de vista práctico es si la misma puede ser por ejemplo, la STS de 4 de junio de 1957 dice que
incluida en la cooperación necesaria calificada co- "cuando la ocultación de los bienes se verifica
mo autoría en el art. 28 b), o en la complicidad mediante el desplazamiento del patrimonio del
prevista en el art. 29. La inclusión en uno u otro deudor al de otra persona, resulta precisa la con-
supuesto determina una distinta gravedad de la currencia de este segundo sujeto hasta el punto
pena: Al cooperador necesario, aun siendo consi- que sin su cooperación el delito no podría reali-
derado un partícipe, se le aplica la pena del autor, zarse, por lo que este auxilio o cooperación no
mientras que la pena del cómplice es la inferior en puede enmarcarse en el ámbito de la complicidad,
grado a la prevista para los que el art. 28 denomi- sino en el de la autoría del número 3 del artículo
na "autores" entre otros el cooperador necesario 14"; la STS de 17 de noviembre de 1960 habla de
(cfr. art. 63). "actos indispensables para realizar la insolvencia
Una vez acogida por el legislador esta distin- y consumar el delito, que le coloca en la situación
ción, que también se acogía en los Códigos pena- de coautor del número 3 del artículo 14"; en el
les anteriores, el problema que se plantea en la mismo sentido también la SSTS de 5 de noviem-
práctica es, pues, el de delimitar cómo se puede bre de 1963. En otras sentencias sin decirse tan
distinguir entre uno y otro supuesto. Si en el apar- expresamente se aplica a este tipo de intervención
tado b) del artículo 28 se comprenden todos los necesaria el número 3º del artículo 14 del anterior
que "cooperan a su ejecución (del hecho) con un Código penal, así, por ejemplo, STS de 2 de octu-
acto sin el cual no se habría efectuado", y en el ar- bre de 1929, 10 de abril de 1935 y 24 de mayo de
tículo 29 todos los que "sin estar comprendidos en 196 7. Sólo cuando la intervención del tercero o
el artículo anterior, cooperan a la ejecución del deudor se trata de conductas de tipo más bien pa-
hecho con actos anteriores o simultáneos", ten- sivo, como el prestarse a que se le pongan a su
dremos que la diferencia entre uno y otro caso ra- nombre determinados bienes, sin tener una inter-
dica en que se considere o no necesario el acto de vención directa en las maniobras fraudulentas,
cooperación en el hecho. han sido calificadas en algunos casos de complici-
La primera cuestión será, por tanto, determinar dad. Así, por ejemplo, en STS de 4 de abril de
hasta qué punto puede considerarse un acto de tal 1963, aunque en esta sentencia se aplica a estos
modo necesario que tenga que ser subsumido en cómplices las normas previstas en el artículo 522
el art. 28, y, en consecuencia, ser castigado con la del anterior Código penal para la quiebra fraudu-
pena del autor. El problema sólo puede dilucidar- lenta.
se con respecto a cada delito y en cada caso con- En todas estas sentencias de los años sesenta y
creto, y aún así muchas veces se dudará en encua- setenta se les llama a los auxiliadores o coopera-
drar el supuesto, observándose en la práctica dores necesarios autores o coautores, olvidando
vacilaciones y oscilaciones que perjudican grave- que, en los delitos especiales, como es el alza-

60. Sobre este problema véase, LÓPEZ PEREGRÍN, La complicidad en el delito cit. en nota 17, pp. 407 y ss., quien propone un
interesante criterio de demarcación según que la intervención tenga lugar antes de la fase ejecutiva (complicidad) o en la fase eje-
cutiva misma (cooperación necesaria). También PÉRE~ ALONSO, La coa~t~ría y la ~omplicidad ~n~c~saria) en. Derec~o penal cit.
nota 17, p. 87 y ss., 327 y ss., propone un criterio similar. Para una expos1c1on resumida de las tesis ¡urisprudenc1ales, vease Gl-JIN-
TERO OLIVARES, en Quintero Olivares (dir.) Comentarios al Código penal, Pamplona 1996, pp. 307 y ss. (críticamente, MUNOZ
CONDE, "Una nueva imágen del Derecho penal español", en Revista de Derecho penal y Criminología, 1998, pp. 368 y ss.).

89
Revista Penal
Problemas de autoría y participación en el derecho penal económico ...
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miento de bienes, autor en estricto sentido sólo de calificarse de cooperador necesario el que ad-
puede ser el cualificado, en este caso el deudor v quiera los bienes (por ejemplo, un inmueble) en
que los demás, es decir, los que intervienen en la;,~­ una segunda enajenación, después de haberse rea-
alización del delito sin tener esta cualidad, todo lo lizado la primera enajenación constitutiva ya de
más, pueden ser considerados sólo como partíci- por sí de un delito consumado de alzamiento de
pes. Pero incluso tanto en la redacción del anterior bienes, en la medida en que este segundo o tercer
Código penal, como en la del actual de 1995, un adquirente esté de acuerdo desde el primer mo-
sector de la doctrina española considera que la co- mento en colaborar y prestarse a esta segunda (o
operación necesaria es en todos los delitos de un tercera) enajenación, corno forma de perfeccionar
modo general, tanto en los especiales, como en los o disimular aún mejor el fraude. En estos casos
comunes, un supuesto de participación (de compli- también cabe una determinación alternativa con
cidad necesaria hablan algunos), y no de autoría61. la receptación, si, aún no pudiéndose demostrar el
No obstante, el TS emplea el término de coautoría acuerdo con el deudor desde el primer momento,
para calificar supuestos de cooperación necesaria sí se demuestra que conocía la procedencia ilícita
del no deudor en la realización de un alzamiento de del bien que adquirió.
bienes. Así, por ejemplo, se dice en STS de 22 de
noviembre de 1963 que "el previo concierto entre b) La pena del cooperador necesario
los procesados, uno de ellos sin ser deudor, para
defraudar al perjudicado, constituye a todos los en- Una segunda cuestión que justamente por esa
cartados en autores del delito de alzamiento de bie- equiparación penal entre cooperador necesario y
nes, cualquiera que fuera la participación material autor en sentido estricto surge con especial rele-
que cada uno tuviere para la consecución del fin", vancia en los delitos especiales y sobre todo en los
y en el mismo sentido la STS de 24 de mayo de delitos económicos especiales, es si, a pesar de es-
1967. Más recientemente, el TS ha acogido una ter- ta equiparación, a efectos de pena, entre autor en
minología más actualizada y califica al cooperador sentido estricto y cooperador necesario, cabe ha-
necesario como partícipe (cfr. SSTS 16 octubre, 11 cer todavía alguna distinción entre la pena que ·.~
noviembre 1991, 15 julio 1992). merece el verdadero autor (el sujeto que tiene las l
La mayoría de los supuestos que la jurispruden- cualidades exigidas en el correspondiente tipo de-
cia ha calificado como cooperación necesaria son lictivo) y el que no lo es, por más que con su con-
casos en los que la esposa ha otorgado capitula- ducta haya contribuido de forma importante a la
ciones matrimoniales, o se ha prestado a algún ti- realización del delito.
po de negocio fraudulento para facilitar la insol- Así, por ejemplo, autor de una insolvencia puni-
vencia del marido62, o bien se trata de amigos y ble sólo puede serlo el deudor, o persona que
familiares que aceptan que se ponga a su nombre actúe en su nombre o representación, por lo que
bienes propiedad del deudor a través de compra- estos delitos pertenecen al grupo de los delitos es-
ventas simuladas (STS 13 febrero 1992). Lo im- peciales en sentido estricto, ya que además no tie-
portante en estos casos es, aparte de probar que el ne correspondencia con un delito común. En con-
negocio jurídico es simulado, demostrar que el secuencia, el que no tenga la cualidad de deudor
cooperador actuaba dolosamente y sobre todo con sólo podrá ser castigado como partícipe, pero en
conocimiento de que participaba en una manio- la medida en que esa participación (inducción o
bra del deudor en perjuicio de sus acreedores, cooperación necesaria) lo sea por una de las for-
aunque lo haga por razones de amistad, sin que mas de participación equiparadas penalmente a la
sea necesario que tenga un especial interés en ello verdadera autoría, la pena que se aplique al partí-
o que se lucre con la operación. Ello, como es ob- cipe debe ser la misma que la del autor en sentido
vio, tiene también repercusión en el ámbito de la estricto. Constituye un tradición de la Codifica-
responsabilidad civil, pues al cooperador necesa- ción penal española, por lo demás bastante exten-
rio (o en su caso cómplice), nunca se le puede con- dida en el Derecho comparado, que el supuesto de
siderar como "tercero de buena fe". También pue- participación llamado de cooperación necesaria

61. Véase bibliografía citada en nota anterior, y, por todos, PÉREZ ALONSO, ob. cit, pp.15 y ss., respecto a la situación en el~~
digo penal de 1995, p. 409, quien en las páginas 426 y ss., se inclina por afirmar su co~~eptuac.ión como un supuest~ de parhc~
poción. A ,favor ,de su consideración como coautoría, por lo menos en los casos de dominio funcional del hecho, MUNOZ CON-
DE/GARCIA ARAN, Parte General, 4 9 ed., citada en. nota l, p. 512 y ss.
62. Cfr. SSTS 6 noviembre 1987, 17 mayo 1989, 12 febrero 1990, 16 marzo 1990, 23 diciembre 1992, 25 febre!o 1993, ?6 mar·
zo 1993; sobre este problema y otros relacionados con la transferencias de bienes entre cónyuges, véase OCANA RODRIGUEZ,
El delito de alzamiento de bienes, Madrid 1997, pp.105 y ss.

90
Doctrina

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(en la medida en que sea una forma de participa- difícil, si es que se quiere respetar el tratamiento
ción, y la inducción que claramente lo es) sea cas- penal unitario que le da el artículo 28 a todas l;,s
tigado con la misma pena que la prevista para el formas de intervención en el delito que califica dl'
autor. Esto no quiere decir que el Código penal ad- autoría, propia o impropia. Los artículos 522 y
mita un "concepto unitario de autor" y que mida 525 del anterior Código penal castigaban, corllo
por el mismo rasero todas las contribuciones al de- supuestos de complicidad en la quiebra o el co11-
lito, independientemente de su importancia o ca- curso fraudulento, conductas que podían ser con-
racterización dogmática. No sólo la menor pena sideradas sin duda con más propiedad como ce)(>-
con que se castiga la complicidad, sino también la peración necesaria, lo que de algún modo venía a
presencia de los delitos especiales demuestran que, ser una solución satisfactoria y una excepción es-
aunque puedan castigarse con la misma pena, au- pecialmente prevista por el legislador, para casi i-
tor en sentido estricto en estos delitos no puede ser gar a los que no siendo deudores habían interve-
más que el que tiene las cualidades exigidas en el nido, incluso con actos necesarios, a provocar la
tipo y sólo en base a él pueden atribuirse otras cuo- insolvencia fraudulenta del deudor. De este modo
tas de responsabilidad individual. Pero parece en la participación de los no cualificados, por Jo rne~
cierto modo injusto o por lo menos no del todo co- nos en los casos mencionados expresamente en di-
herente con las razones que motiva a configurar chos preceptos, se castigaba siempre con menor
un delito como delito especial que quien sin tener pena que la que se preveía para el autor de estos
la cualificación requerida participa en la realiza- delitos. No ocurría esto, sin embargo, en el alza-
ción de un delito de esta clase tenga la misma pe- miento de bienes, y si ya entonces era difícil sos-
na que el autor en sentido estricto, que está espe- tener una aplicación analógica de los artículos 522
cialmente obligado a observar una conducta o del 525 del anterior Código penal al alzamiento
correcta. Esta equiparación punitiva ha motivado de bienes, mucho más lo es ahora que ni siquiera
que en el ámbito doctrinal y a veces expresamente se prevé tampoco esta posibilidad para las otras
en algún Código penal63, se haya planteado la con- formas de insolvencia punibles. La situación pa-
veniencia de que en los delitos especiales el que no radójica, de la que hablaba QUINTANO RI-
tiene las cualidades exigidas en el tipo y no puede POLLÉS, "de un mayor rigor para el copartícipe
¡ ser, por tanto, considerado como autor en sentido en el alzamiento", ha sido eliminada y definitiva-
estricto sea castigado con una pena inferior a éste. mente ha desaparecido cualquier posibilidad de
Las razones de Justicia material parecen evidentes, castigar al partícipe no deudor con una pena infe-
pues el no cualificado no tiene las obligaciones es- rior a la del autor propiamente dicho (es decir, el
pecíficas que incumben al que tiene una posición deudor), cuando la participación sea encuadrahle
jurídica especial que le lleva precisamente a ser él en una de las formas previstas en el art. 28 a) y h)
y sólo él el único que puede cometer el delito en (inducción, cooperación necesaria). La tesis de la
concepto de verdadero autor. impunidad que, según algunos, habría que aplicar
Ésta es la solución que finalmente acogió el cuando el partícipe (inductor, cooperador necesa-
parágrafo 28.1 StGB, que obliga a atenuar la pena rio o cómplice) no ostenta los "especiales elemen-
del partícipe que no tiene las cualidades persona- tos personales" requeridos por el tipo de delito en
les específicas que fundamentan la responsabili- el que participa, desconoce el carácter accesorio
dad penal del autor64. de la participación y la necesidad, no sólo dogmá-
En España, la laguna que a este respecto existía tica, sino también política criminal, de que el títu-
en el Código penal anterior no ha sido colmada lo de imputación por el que responden los diver-
tampoco por el Código penal de 1995. Su solución sos intervinientes en la comisión de un delito sea
por vía interpretativa es, por tanto, especialmente el mismo para todos, sobre todo en los delitos es-

63. Como, por ejemplo el art. 65 del Código penal japonés de 1905, contiene una disposición para la pena del delito básico a
los no cualificados que participan en delitos especiales: "Los participes en un delito, cuya penalidad dependa de la posición per-
sonal del autor, serán igualmente castigados aunque no concurran en ellos la posición personal exigida en el respectivo tipo de
delito. 2. Cuando lo gravedad de la pena dependo especialmente de relaciones personales, se aplicara o los participes en quie-
nes no concurran esos relaciones personales lo peno del delito básico". Pero esta disposición, por su propio sentido literal sólo es
aplicable en los delitos especiales impropios, es decir, en los que tienen correspondencia con uno común (Traducción e introqucción
a la Parte General de MUÑOZ CONDE, en Revista Penal 1999).
64. "Cuando no concurran en el partícipe (inductor o cómplice) los elementos personales especiales (parágrafo 14, 1) que fu~
damentan la penalidad del autor, se atenuará!ª pena de_lpartícipe conforme a lo dispues!º. en el parágra~o 49, 1:'. Para uno ex-
posición sobre la problemática que planteo la mterpretacton de este precepto en la dogmahca alemana, vease GOMEZ RIVERO,
Lo inducción a cometer el delito, citado en nota 15, pp.134 Y ss.

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Revista Penal '·!''

Problemas de autoría y participación en el derecho penal económico ...


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peciales propios que no tienen correspondencia ser también, además de los administradores de
con uno cornún65_ La única solución de cara a la hecho o derecho, los socios, lo normal es que tan-
praxis es considerar que, a pesar de la importan- tos con unos, corno con otros cooperen técnicos,
cia de la contribución del no deudor, su conducta contables, etc., que pueden responder por la vía de
sólo merece la pena del cómplice y estimar, en la cooperación necesaria o complicidad, según la
consecuencia, que no es una contribución necesa- importancia de su contribución, pero que de he-
ria; lo que, de algún modo, confirmaría que las di- cho ni siquiera son acusados penalmente, es-
ferencias entre cooperación necesaria y complici- timándose meros ejecutores ciegos de las órdenes
dad reflejan más criterios de merecimiento de que les imparten los sujetos cualificados68.
pena, que estrictas consideraciones dogrnáticas66. Recientemente, la jurisprudencia viene apre-
De este modo el que coopera con un acto necesa- ciando en estos casos una especie de atenuante
rio al alzamiento de bienes de un deudor (prestán- por analogía para el no cualificado, basándose pa-
dose, por ejemplo, a que figuren a su nombre bie- ra ello en consideraciones de Justicia material
nes del deudor, o a realizar con éste un contrato (cfr. por ejemplo SSTS 12 febrero 1992, y 18 ene-
simulado en perjuicio de los acreedores de éste), ro y 24 junio 1994 )69.
podría ser castigado con la pena del cómplice, in-
ferior en un grado a la del verdadero autor. Esto e) La coautoría
es lo único que puede explicar esas oscilaciones
que a veces se observan en la jurisprudencia a la Ningún problema hay, en cambio, para admitir
hora de calificar las cooperaciones de los no deu- una coautoría, cuando los sujetos que intervienen
dores en un alzamiento de bienes, aunque la sa- en la realización de una insolvencia punible o de
tisfacción del sentimiento de Justicia material se una administración desleal, tienen, directa o indi-
haga a costa de una enorme inseguridad jurídica, rectamente (vía art. 31), la cualidad de deudores
que deja malparados los esfuerzos doctrinales que o, en su caso, la de administradores o socios, y
pretenden diferenciar las dos formas de coopera- pueden ser, por tanto, cada uno de ellos autores
ción (necesaria y complicidad) en base a criterios perfectamente idóneos de estos delitos. A este res-
más o menos ingeniosos como la escasez de la pecto cabe distinguir diversos supuestos:
contribución, la sustituibilidad de la misma, que 1º) Una coautoría entre varios deudores, o ad-
tenga lugar en fase ejecutiva o preparatoria, que ministradores o socios.
poco tienen que ver con las peculiaridades de la 2º) Una coautoría entre el deudor y su adminis-
realización de un alzamiento de bienes67. trador, de hecho o de derecho.
Lo dicho respecto al alzamiento de bienes y 3º) Una coautoría entre los diversos administra-
otras insolvencias punibles vale también para dores del deudor o de la sociedad.
otros delitos económicos especiales, en los que a Por lo que respecta a los administradores, una
pesar de que los posibles sujetos activos pueden vez afirmada la posibilidad de que el administra-

65. Claramente advierte GÓMEZ RIVERO, ob. cit., p.163 y ss., que el caracter accesorio de la participación obliga a aceptar la
unidad del título de imputación para todos los intervi_nientes en la comisión de un delito que sean partícipes en el mismo.
66. En este sentido MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARAN. Derecho pena/, Parte General, 4º ed., citado en nota 1, p. 513; también
MUÑOZ CONDE, Prólogo a la obra de LÓPEZ PEREGRÍN, ant. cit., y esta misma autora, La complicidad cit., p. 435 ss.
67. El problema se planteó muchas veces en la jurisprudencia en relación con la agravación que en el _anterior C,ódigo penal se
preveía para el caso de que el autor del alzamiento de bienes fuera un comerciante. Como señala OCANA RODRIGUEZ, ob. cit.,
p. 116, "la doctrina del TS no era muy uniforme y clara en este apartado, aunque se debe tener en cuenta que muchas veces ha
estado condicionada por la previa calificación de las partes, por lo limitado del recurso de casación y por la prohibición de la re-
formatio in peius. La STS de 19-3-90 no aplicó la cualificación de "comerciante" a la esposa cooperadora del alzamiento por ser
dudosa la condición de comerciante del marido y porque no constaba se hubiera representado tal carácter". También cita otras,
como la de 30 abril 1990, en la que se aplicó por analogía favorable al reo el art. 60 del anterior Código penal (actual art. 65.1 ).
A mi juicio, no era preciso utilizar la analogía favorable, sino simplemente aplicar directamente el art.60.1, ya que, al tratarse la
cualidad de "comerciante" de una causa personal de agravación de la pena no puede computarse más que en quien concurra
(dudoso OCAÑA RODRÍGUEZ, lug. cit., para quien con ello "se rompe el título de imputación y el principio de accesoriedad"). Pa-
ra más detalles sobre la comunicación de estas "cualidades personales" que no fundamentan la responsabilidad ni van referidas
al hecho, sino al autor, MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Parte General, 4º ed. cit. nota 1, p. 531.
68. Recuérdese lo dicho supra en nota 33 sobre la posibilidad de que estos sujetos sean incluso utilizados procesalmente a cam-
bio de la promesa, tácita o expresa, de impunidad como testigos de cargo contra los principales responsables.
69. Véase CHOCLÁN MONTALVO, "La atenuación de la pena del partícipe en delito especial propio", en Actualidad Penal,
1995; MARÍN DE ESPINOSA CEBALLOS, La atenuación de la pena al partícipe no cualificado en delitos especiales, en Actualidad
Penal, 1996.

t
92
l
Do ctr1na

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dor, de hecho o de derecho, pueda ser considera- los respectivos delitos no vaya precedida de deci-
do autor en sentido estricto de una insolvencia pu- siones adoptadas por el Consejo de Administra-
nible en base al art. 31, o directamente de una ad- ción, pero luego son otras personas (gerentes,
ministración desleal en base al art. 295, no hay apoderados, contables) que generalmente no tie-
ningún problema en admitir también la coautoría nen, ni directa ni indirectamente, las cualidades
cuando se trate, por ejemplo, de diversos adminis- jurídicas exigidas por estos delitos, las que ejecu-
tradores o socios en un delito de administración tan las correspondientes acciones. Independiente-
desleal, o de la intervención de éstos junto con el mente de la calificación que merezca la interven-
deudor propiamente dicho en la comisión de una ción de estos ejecutores, en todo caso parece que
insolvencia punible. Es más se puede decir que es- el verdadero centro de estos hechos y, por tanto, la
te caso se dará la mayoría de las veces, cuando, principal responsabilidad debe recaer en los per-
como sucede en el ámbito de las sociedades de sonas que integran los órganos de decisión y que
responsabilidad limitada o anónimas, la decisión dolosamente decidieron la realización de los deli-
de llevar a cabo acciones constitutivas de una ad- tos, aunque posteriormente no intervengan en su
ministración desleal o de una insolvencia punible, ejecución. Pero, salvo que se trate de una autoría
se adopta por los miembros de un Consejo de Ad- mediata (sobre ello infra), no hay otra forma de
ministración, que actúan en nombre o representa~ fundamentar esta responsabilidad que acudir, si
ción de la sociedad. se quiere mantener la concepción de la coautoría
Imaginemos que los miembros de un Consejo de como coejecución, a formas indirectas de partici-
Administración deciden, por unanimidad, o por pación que no se ajustan a la importancia de la
mayoría (y en este caso, habrá que dejar a salvo la conducta de los dirigentes que realmente son los
responsabilidad de los que voten en contra de la que dominan y deciden la realización del hecho.
decisión, salvo que se trate de una maniobra para Por otra parte, por las razones ya dichas anterior-
ocultar la responsabilidad después de haberse ase- mente, cuando los meros ejecutores son irrespon-
gurado la mayoría) la ocultación fraudulenta de sables penalmente, no siempre es posible aplicar
activos de la sociedad o el aumento ficticio del pa- en estos casos la figura de la autoría mediata y
sivo de la misma, a través de diversas operaciones mucho menos las formas de participación, que
jurídicas como falsificaciones contables, creación conforme a la regla de la accesoriedad de la mis-
de sociedades de fachada a las que se transmiten ma exige que el hecho del ejecutor sea por lo me-
activos, etc. No cabe duda que con esta decisión se nos típico y antijurídico.
cumple el primer y principal requisito de la coau- Para resolver este problema tenemos que recor-
toría: el acuerdo común en la realización del deli- dar lo dicho anteriormente respecto a que la
to (parto, naturalmente, de que todos los que to- coautoría no requiere necesariamente la coejecu-
man parte en el acuerdo actúan con conocimiento ción. A favor, de esta postura habla, en primer lu-
y voluntad de realización del tipo de delito que gar, una consideración amplia del concepto de fa-
luego se ejecuta, es decir, dolosamente). se ejecutiva del delito (téngase en cuenta que el
Sin embargo, se plantea aquí un problema tenor literal del art. 28 habla sólo de "realización
dogmático adicional, que no debe ser menospre- del hecho"), lo que permite incluir en la misma
ciado, si no se quiere desvirtuar el concepto tradi- también la decisión de llevar a cabo un hecho
cional de coautoría o romper una concepción uni- constitutivo de un delito económico adoptada en
taria de la misma válida para todos los delitos. el seno de un Consejo de Administración, aunque
Efectivamente, el segundo requisito que, como aún no se hayan puesto todavía en marcha las ac-
ya hemos visto anteriormente, tradicionalmente ciones fraudulentas mismas. Como ya se ha dicho
se exige para la coautoría, la presencia de los repetidas veces a lo largo de este trabajo, la fija-
coautores en la fase ejecutiva del delito70, se com- ción del concepto de coautoría a la intervención
padece mal con las peculiaridades de la forma de de los coautores en la ejecución material del deli-
realización de los delitos económicos en el ámbi- to está pensada para los delitos clásicos contra la
to empresarial. Si imaginamos, por ejemplo, una vida o contra la propiedad, en los que la fase de
administración desleal o una insolvencia punible ejecución material de los mismos puede ser clara-
en el ámbito de grandes empresas con forma de mente diferenciada de la fase decisoria o de plani-
sociedades mercantiles, de responsabilidad limi- ficación de esa ejecución, y aún en ellos, también
tada o anónimas, principalmente, es imposible es discutible como ya hemos visto en el epígrafe
que la realización de las acciones constitutivas de B) hasta qué punto la coautoría requiere una in-

70. Véase supra notas 9 y 39, y bibliografía en ellas citadas.

93
Revista Penal
Problemas de autoría y participación en el derecho penal económico ...
•••

tervención de los coautores en la ejecución mis- ción contable). El mismo concepto de "realización
ma. Pero, desde luego, en todo caso, carece de del hecho" al que se refiere el art. 28 para caracte-
sentido mantener a rajatabla la misma estructura rizar las distintas formas de autoría (y, por tanto,
y conceptuación de la coautoría en los delitos que también la coautoría), excede de la simple ejecu-
se cometen en el ámbito de una empresa o en el ción de la acción típica. Y ello vale para todos los
seno del Consejo de Administración de una socie- delitos, pero especialmente para los delitos que
dad mercantil. Normalmente, en este ámbito, el aquí nos ocupan cuando se cometen en el seno de
reparto de papeles, el carácter jerárquico y las dis- una persona jurídica, cuyo Consejo de Adminis-
tintas funciones y competencias que hay dentro tración haya decidido llevar la acción delictiva
del organigrama empresarial, condicionan que que otros ejecutan siguiendo sus directrices. En eÍ
sean unos los que toman las decisiones y otros los ámbito empresarial la relación entre sí de los que
que las ejecuten?!. Sería absurdo decir que los pri- planifican y deciden la realización de un delito
meros, que, probablemente, en el ámbito empre- puede clasificarse, por tanto, de acuerdo con este
sarial son los más importantes, todo lo más son esquema, de coautoría, aunque no intervengan
inductores o cooperadores necesarios de los actos luego en la ejecución del delito.
que otros subordinados llevan a cabo, cuando pre- Otra cosa sucede con la responsabilidad de los
cisamente éstos actúan siguiendo las instruccio- meros ejecutores que actúan con conciencia y vo-
nes y el plan diseñado por aquéllos. Esto es mu- luntad, es decir, dolosamente en la realización de
cho más absurdo, e incluso podría abrir peligrosas algún delito económico especial. Éstos, si no tie-
lagunas de punibilidad, en los delitos especiales, nen la cualidad de deudor o administrador de he-
cuando, como sucede en el alzamiento de bienes, cho o de derecho o socio exigida para ser autor en
el que realiza la acción típica no tiene la cualidad sentido estricto del respectivo delito, no pueden
exigida por el tipo y, por tanto, todo lo más puede ser ni autores, ni coautores. Para exigirles respon-
ser considerado a su vez como cooperador nece- sabilidad por el delito que ejecutan directamente
sario. Curiosa forma de comisión sería ésta de un habrá que recurrir a la figura del cooperador nece-
delito en el que todos sus intervinientes pueden sario (es difícil imaginar que se trate de conductas
ser considerados cooperadores necesarios, pero de mera complicidad, salvo que sean meros agen-
ninguno autor en sentido estricto. tes subalternos sin ningún tipo de conocimiento o
Para evitar esta situación paradójica no hay más atribuciones, aunque, por las razones ya dichas de
remedio que renunciar, una vez más pero con es- Justicia material, también algunos actos ejecutivos
pecial importancia en este ámbito, al concepto es- no especialmente importantes pueden ser catalo-
tricto de coejecución como requisito fundamental gados dentro de la complicidad). Ello por lo demás
de la coautoría y sustituirlo por el de "realización sólo será posible si se parte de la accesoriedad de
conjunta" basado en un "dominio funcional del estas formas de participación (cooperación nece-
hecho", en el que lo importante no es ya o sola- saria o complicidad), que, precisamente por serlo,
mente la intervención en la ejecución del delito, requiere de un hecho principal realizado por un
sino el control o el dominio que uno o varios suje- autor o varios coautores con las cualidades jurídi-
tos tengan sobre la ejecución del delito; de acuer- cas especiales (deudor, administrador) requeridas
do con ello, no es necesaria ni la presencia física en el tipo. Un argumento más a favor de conside-
(la presencia en la Notaría donde se documenta la rar que los verdaderos autores son los que, osten-
transmisión fraudulenta), ni la ejecución material tando las cualidades exigidas en el tipo delictivo,
de algún acto de la conducta típica (la falsifica- deciden su realización.

71. Véase, por ejemplo, el interesante supuesto de la STS 1O abril 1992 ("caso SAVE"), comentado por SILVA SÁNCHEZ, Crite-
rios de asignación de responsabilidad en estructuras jerárquicas, citado en nota 24, quien a este respecto dice, p. 32: "A diferen-
cia de lo que es usual que suceda en las modalidades más clásicas (delitos contra la vida, la libertad, etc.) en los delitos patrimo-
niales o socio-económicos que tienen lugar en estructuras jerárquicamente organizadas lo más frecuente es que el ejecutor
inmediato no se revele como el principal protagonista del hecho" (en este caso se trataba de una sociedad concesionaria de los
servicios de aparcamiento de los aeropuertos, cuyos directivos y propietarios habían organizado una trama en la que colabor~
ban contables y empleados de la empresa para simular, a través de diversas falsificaciones llevadas a cabo en las cintas reg1~
tradoras, un menor número de aparcamientos y, por tanto, una menor cantidad de ingresos de los verdaderamente habidos).
También PÉREZ CEPEDA, La responsabilidad de los administradores de sociedades, citado nota 24, pp. 421 y ss., quien, no ob~
tante, destacar las peculiaridades que presenta la coautoría en el ámbito de la administración de empresas, sigue manteniendo
la exigencia de la intervención de los que toman el acuerdo en la fase ejecutiva, si bien entiende ésta de forma _más ~":1plia como
"realización del hecho típico", distinguiendo según que la ejecución del acuerdo la lleve a cabo uno de los que mtervm1eron. en su
adopción (entonces coautoría}, o un tercero (entonces coparticipación inductiva). ~ste plant~amiento no puede ?dmitirse, _sm em-
bargo, en lo que respecta al caso de que sea el tercero ejecuta el hecho, en los delitos especiales, como el alzamiento de bienes.

94
' Do ctr1 na

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d) Autoría mediata Por supuesto, que si son varios lo deudores o los


administradores que dan las instrucciones a las
Otro problema hace referencia a la posibilidad personas meramente ejecutoras que actúan sin sa-
de autoría mediata. Por autoría mediata debe en- ber que cooperan en la realización de una insol-
tenderse, conforme dispone el art. 28 del Código vencia fraudulenta, un fraude a Hacienda 0 una
penal, la realización de un hecho punible, sirvién- administración desleal, podrá hablarse de una
dose de otro como instrumento. "coautoría mediata", en la medida en que, como
El carácter especial de algunos delitos económi- sucede en el ámbitos de los órganos colegiados de
cos como las insolvencias punibles, la administra- las personas jurídicas, sean varios los que, tenien-
ción desleal o el delito fiscal, no plantea ninguna do .la~ cualid~des exigidas para se1· autor del tipo
dificultad para admitir la autoría mediata, ya que delictivo, decidan la realización del hecho.
los "delitos especiales" al contrario de los llama- Cabe también que el ejecutor de la acción típi-
dos "delitos de propia mano" no necesitan ser ca actúe conociendo el carácter delictivo de la ac-
realizados directa-corporalmente por su autor, si- ción que realiza, pero siguiendo la instrucciones
no que éste puede servirse como mediador de otra y los planes aprobados por los miembros del
personan. Así, por ejemplo, cabe insolvencia pu- Consejo de Administración, administradores, di-
nible en autoría mediata: El deudor para frustrar rectivos, etc., de la empresa. Así, por ejemplo,
la reclamación de sus acreedores ordena a su apo- puede suceder que el que, sin ser deudor ni ad-
derado o administrador, que nada sabe, que ena- ministrador de hecho o de derecho, ejecuta la ac-
jene todos sus bienes. Igualmente cabe la autoría ción típica, sea consciente de que coopera en la
mediata en la administración desleal: El adminis- realización de una insolvencia fraudulenta de la
trador de la sociedad ordena al cajero de la misma empresa para la que trabaja o de un delito fiscal
que realice unos pagos a una determinada perso- o de cualquier otro delito especial, y que su ac-
na. tuación, por sus especiales conocimientos en ma-
En general, en los delitos económicos que se co- teria fiscal o de contabilidad, etc., sea especial-
meten en el ámbito empresarial los ejecutores de mente relevante para la comisión del delito que
las acciones constitutivas de delitos son meros sea, por lo que además cobra una importante su-
instrumentos irresponsables. En este sentido, ca- ma. En este caso su responsabilidad deberá de-
be considerar como tales los que ejercen funcio- terminarse en base a la figura de la cooperación
nes puramente burocráticas, o técnicas que re- necesaria; mientras que la responsabilidad de los
quieren alguna cualificación (como la de que, teniendo las cualidades de deudor o de ad-
contable, informático, etc.) que sólo tienen rele- ministrador de hecho o de derecho, deciden, pla-
vancia penal en la medida en que son utilizadas nifican y organizan la creación de un estado de
como integrantes de un plan decidido por otros. insolvencia en fraude de los acreedores, o una
Estos casos no plantean ningún problema res- administración desleal en perjuicio de la socie-
pecto a la ejecución misma, porque en la autoría dad, o un fraude a la Hacienda pública se debe
mediata lo característico es precisamente que el exigir por la figura de la coautoría, aunque no in-
instrumento es el que ejecuta la acción típica y tervengan directamente en la fase ejecutiva del
que éste no es responsable del delito que realiza. delito73.

72. Opinión dominante: véase, por ejemplo, MIR PUIG, Der:cho p7na/, ~a~; General, 5 2 ;~., Barcelona 1998, p. 381:
73. También podría apreciarse en estos casos una (co)autona mediata s1rv1endose de un instrumento doloso no cualificado /1 ,
pero esta construcción sigue planteando en el ámbito empresarial el mism~_problema 9~e la fi~ura del "autor tras el autor" o la
autoría mediata a través de un aparato de poder, no ya tanto porque el instrumento que e1ecuta el hecho responsablemente
choque con la idea misma de autoría mediata, sino porque en ?I ámbit_o empresarial_ el "instr~me~to no cualificado",. por ~?s ro-
zones ya dichas, no puede ser c~nsiderado como aut?r en sentido estr:~to de un. ~~h!o especial, s~ .carece de la cuahf1cac1on re-
querida por el tipo. Como dice GOMEZ RIVERO, ob. cit., p~.147 y ss. : no ~s ... d1fic1l 1ma~inar la d1f1cultad ~ue plantea el recono-
cimiento de esta posibilidad: la consideración como mero instrumento del e1ecutor material que aparece, sin embargo, como un
sujeto totalmente imputable, libre y plenamente co~scient~ del alcan~e de su~ ?ctos". No obstante, no cr.eo que, con:i~ afirma la ci-
tada autora (p.152) haya que admitir, por eso, la impunidad del su1eto cualificado y tampoco la del su1eto no cual1f1cado actuan-
te. Generalmente, cuando el legislador ha querido resolver este problema lo ha hecho expresamente, como ocurre por eemplo
en el delito de malversación de caudales públicos {art. 432, 1: "La autoridad o funcionario público que ... sustrajere o consintiere
que un tercero ... sustraiga los caudales"), o en la infideli~ad en la custodi_~ de documentos del art. 414, en el que ~demás ~: cas-
tigar a la autoridad 0 funcionario que destruyere o consienta la destrucc1on de los documentos {apartado 1), castiga tamb1en al
particular que los destruyere. Pero cuando el legisla_dor no se ha pronunciado expresamente, hay que recu~rir a las re~~as ge_n7
roles de imputación y, en la medida en que sea posible y com~atib_I~ con la e~tructura y naturaleza del delito en cuestion, ex1g~r
una responsabilidad penal a todos los intervinientes en la reahzac1on del delito conforme a esas reglas generales que se conti-

95
Revista Penal
Problemas de autoría y participación en el derecho penal económico ...
•••

D) A modo de conclusión mo un todo. Aparte de la posición de garante que


viene sobre todo fLmdamentada por la cualidad
Con estas consideraciones doy por terminado del sujeto activo en los delitos especiales, se da
este trabajo, en el que se ha pretendido exponer también la equivalencia entre las conductas acti-
global, aunque no unitariamente, un problema vas y omisivas, ya que necesariamente de ambas
que es común a los delitos que se realizan en el formas se realizan los tipos delictivos (un buen
ámbito de grandes organizaciones, sean éstas des- ejemplo puede ser el delito de estafa). Lógicamen-
de un principio delictivas o no. La necesidad de te, más complejo es el problema (y aquí sí tiene la
conseguir atribuir la principal responsabilidad a figura de la comisión por omisión una enorme im-
los que realmente deciden en ellas la realización portancia) en los delitos contra el medio ambien-
de los hechos delictivos, aunque luego no inter- te y la responsabilidad por el producto que se co-
vengan en la ejecución de los mismos, no es sólo meten en el ámbito empresarial, sobre todo
una cuestión puramente técnica o dogmática, es porque aquí puede venir también en considera-
también una necesidad político-criminal general- ción una responsabilidad por imprudencia. Pero
mente sentida, que al mismo tiempo tiene tam- esta forma de imputación de la responsabilidad
bién una función preventiva importante al dirigir subjetiva, salvo en el supuesto del blanqueo de ca-
la intervención del Derecho penal a los centros en pitales del art. 301.3 del Código penal, no es puni-
los que realmente se deciden la realización de de- ble en los delitos económicos, en los que muchas
litos que tienen una enorme repercusión en la ac- veces hay que demostrar además la existencia de
tual sociedad. Nuestro trabajo se ha limitado, sin especiales elementos subjetivos y en todo caso la
embargo, al análisis de este problema en los deli- del dolo, siquiera sea en su forma de dolo even-
tos dolosos, y especialmente a los delitos econó- tual. Ello elimina del ámbito de la responsabilidad
micos que se realizan en el ámbito empresarial. penal muchos casos de incumplimientos negligen-
Naturalmente hay otras posibilidades de solución tes de deberes empresariales, de decisiones em-
del problema en el marco de la actividad empre- presariales arriesgadas, o de gestiones desastrosas
sarial en sectores de la criminalidad como son los que en relación con el medio ambiente y sobre to-
delitos medioambientales y la responsabilidad por do con la elaboración, distribución y venta de pro-
el producto. Así, por ejemplo, en estos sectores ca- ductos pueden fundamentar una responsabilidad ;
be imputar a los dirigentes y responsables de las penal por resultados que afectan a bienes jurídi-

l
decisiones que pueden llevar a la comisión de un cos de carácter individual o, por lo menos, de ma-
delito contra el medioambiente o la salud de los yor trascendencia que los puramente económicos,
consumidores, como autores en base a la figura de como son el medio ambiente y la salud pública.
la comisión por omisión, lo que también es posi- En todo caso, hay que señalar, como ya se ha ad-
ble en el ámbito de los delitos económicos74, pero vertido repetidas veces, que en estos sectores del 11
en ellos esta figura no tiene la trascendencia y "moderno" Derecho penal que son los delitos de •,

complejidad que tiene en los delitos contra el me- peligro y los delitos de lesión a los que los mismos
dio ambiente y en la responsabilidad por el pro- dan lugar, generalmente por imp!'lldencia, la ju-
ducto, porque normalmente la realización dolosa risprudencia y un sector de la doctrina muestran
de un delito económico en el ámbito empresarial una tendencia a cambiar el método tradicional de
exige la realización de complejas maniobras, en imputación a varias personas y dirigir la persecu-
las que , por supuesto, también se dan omisiones ción penal en lugar de a la persona que ha provo-
(contables, de pagos, de información), pero como cado la causa más próxima al daño, a investigar
partes de un complejo que debe ser analizado co- las infracciones de los deberes de vigilancia, selec-

enen en la Parte General, en los arts. 28 y 29. Esto es especialmente importante y necesario en los delitos que se cometen en
el ámbito empresarial, como son la mayoría de los económico-patrimoniales, en los que no siempre el legislador ha arbitrado
soluciones específicas sobre los casos en que se utiliza para la ejecución del delito especial personas interpuestas que carecen
de las cualidades personales exigidas en los tipos {cfr., sin embargo, los artículos 268: "de forma indirecta o por persona in-
terpuesta"; 305.1, a), 307 1, a) : "utilización de personas o personas interpuestas"). Precisamente en estos casos la figura de
la cooperación necesaria (o, en su caso, la de la complicidad) permite atribuir en base a esta forma de participación una r~s­
ponsabilidad penal al sujeto no cualificado que ejecuta la acción típica, y colocar el centro de gravedad y, por tanto, la autaia
o coautoría en la decisión de los sujetos cualificados que son los verdaderos autores del delito, no sólo porque dominan su re-
alización, sino también porque sólo a ellos incumben los deberes especiales que fundamentan la {co)autoría. Sobre otros pr?"
blemas dogmáticos que plantea la figura de la autoría mediata a través de un instrumento doloso no cualificado, véase GO
MEZ RIVERO, ob. cit., pp. 147 y ss. , , ,
74. Sobre las posibilidades de esta forma de imputación en el ámbito de los delitos económicos, véase MARTINEZ-BUJAN PE-
REZ, ob. cit. en nota 23, pp. 201 y ss.

96
Do ctr1 na

•••

ción, control y organización que tienen otras per- bilidad penal puramente objetiva o de ignorar las
sonas, en lugar de investigar la infracción prima- diferencias, claramente establecidas y admitidas
ria causante orientada al daño, indagar las viola- para el resto de los delitos, entre autoría, induc-
ciones de deberes respecto a la vigilancia, ción y complicidad76, lo que puede conducir en la
organización y control. Esta tendencia que no pa- praxis a una ampliación de la punibilidad difícil-
rece criticable cuando se trata de delitos dolosos mente compatible con las garantías del Estado de
de dominio, porque en estos casos la superioridad Derecho y con el principio de intervención míni-
de los que deciden en la cúspide su ejecución es ma y ultima ratio del Derecho penal. La idea que
evidente y puede fácilmente fundamentarse su au- ha presidido la realización de este trabajo y que,
toría; ya no lo es tanto, cuando esa responsabili- provisionalmente, se acepta como punto de parti-
dad se deriva de una conducta meramente omisi- da para otros trabajos que se realicen sobre la ma-
va, y mucho menos cuando esa omisión ni teria en el futuro, es la de seguir manteniendo,
siquiera es imputable a una actitud dolosa. Desde también en estos ámbitos característicos del "mo-
luego, hay que advertir en todo caso contra el tras- derno" Derecho penal, una concepción de la au-
plante automático de las estructuras de responsa- toría penal que, respetando el principio de res-
bilidad del Derecho civil o del Derecho societario, ponsabilidad individual, permita diferenciar lo
cuyas metas son distintas a las del Derecho penal. que realmente debe considerarse como verdadera
En el Derecho de Sociedades lo que interesa son autoría y, por tanto, como eje central de la res-
las competencias abstractas, independientes del ponsabilidad penal, de lo que, incluso mereciendo
hecho, para en base a ellas establecer una respon- la misma cantidad de respuesta penal, constituye
sabilidad civil de carácter incluso puramente ob- una participación secundaria (y, por tanto, acce-
jetivo, es decir, de indemnización de los daños y soria) en la realización de un hecho delictivo. En
perjuicios producidos; en el Derecho penal hay todo caso, ni siquiera un concepto unitario de au-
que aplicar, en cambio, criterios referidos al he- tor, que haga tabla rasa con la distinción entre au-
cho y a la situación de acción75, basándose para toría y participación, puede prescindir en el ámbi-
ello además en el principio de culpabilidad o de to de la determinación de la pena de una
responsabilidad individual. Si no se diferencia graduación de la misma que atienda a la distinta
adecuadamente entre la responsabilidad civil y la gravedad e importancia de las distintas conductas
penal, existe el peligro de imputar una responsa- que contribuyen a la realización de un delito.

75. Cfr. HASSEMER, Produktverantwortung, ob. cit. en nota 21, pp. 65 y ss. (HASSEMER/MUÑOZ CONDE, La responsabilidad
por el producto, ob. cit. en nota 21, p. 178). . , , . . ..
76. Así, por ej., JAKOBS (ob. cit. en nota 38). En la misma línea se muev~ su d1s~!pulo SANCHEZ VE~A (Pfl~chtdel1kt und Bete1I~
gung, Berlín 1999), que a través de la teoría de los delitos consistentes en la mfracc1~~ de un deber cons1d?ra s1empr~autor al '!ue
estando persona/mente obligado al cumplimiento de un deber, lo incumple tamb1en persona/mente, bien sea donando el bien
jurídico él mismo, o no salvándolo frente a ataques de tercero. De este modo f~ndament~, por ?Je":'plo, la resp~nsabilidad como
t de un delito de daños del Alcalde de un pueblo que convocó y encabezo una mamfestac1on ilegal de vecinos en el trascur-
~~ ~:la cual algunos vecinos produjeron daños en viviendas de familias de ra~a .gitana (cfr. STS 2 junio 1994, y come~t?~io a la
misma de SÁNCHEZ VERA, en Revista Canaria de Ciencias pena/es, número 5, 1u!1?,2000, P~· 67 y ss.). ~r.e,nte a esta opm1on ca~e
señalar que de acuerdo con la teoría de la responsabilidad en comisión por co~1s1on, ade~as de la pos1~1on de. garante, es d.e~'.r,
de la existencia de un deber jurídico de impedir el resultado, se requiere par? imputar el m'.smo una ~qu1valen~1a entre la.~m1s~~n
del deber y la causación del resultado, lo que no e~ fácil. de admitir e.n situ~~1ones de e~te .tipo. ¿Hubiera cambiado la .cal1f1c?c1on
de la conducta del Alcalde, si la manifestación hubiera sido una mamfestac1on legal? D1aria~ente suced~ que en mam~e~tac1ones
y demostraciones colectivas, legales o no, algunos manifestantes proceden por su cuenta y riesgo a realizar actos delictivos con-

97
Revista Penal
Problemas de autoría y parl icipación en el derecho penal económico ...
•••

l 1

cretos de daños, lesiones, etc., ¿deben responder también de ellos los convocantes o directores de las mismas, sin más exigencias
de prueba de conocimiento o conformidad, simplemente por el hecho de que tengan el "poder institucional" o el deber de pro-
curar que los manifestantes se comporten correctamente? Este proceder es frecuente en la jurisprudencia, pero, a mi juicio, fun-
damenta una especie de responsabilidad objetiva, bien basándola en una especie de versari in re i//icita, cuando la manifestación
es ilegal, o en una exacerbación de las obligaciones de los convocantes y dirigentes de la manifestación del control del orden y del
comportamiento de los manifestantes. Naturalmente, ningún problema hay si se prueba que la conducta del Alcalde puede in-
cluirse en el concepto de coautoría que aquí se mantiene, o, más difícilmente en este tipo de hechos espontáneos, en el de autoría
mediata propuesto por ROXIN, o de "autor tras el autor" que aplicó el Tribunal Supremo en el caso comentado por SÁNCHEZ VE-
RA (véase comentario citado, pp. 7 6 y ss.). Obviamente nos referimos aquí a la imputación de responsabilidad a título de dolo.
Menos dificultades habría en aceptar la tesis de SÁNCHEZ VERA si se trata de imputar la responsabilidad en el delito de daños del
Alcalde en base a una conducta imprudente del mismo (y en la medida en que ella sea punible). Lo que en ningún caso se puede
admitir es que la mera constatación de un deber o poder institucional fundamente ya sin más la autoría y el dolo, _que es lo que,
a mi juicio, hace el citado autor (cfr. por ej.; p. 80 de su comentario, citado a su favor la opinión de ROGES 1 VALLES en su mono-
grafía sobre el dolo eventual; respecto a esta concepción del dolo eventual me he pronunciado ya críticamente en MUÑOZ CON-
DE/GARCÍA ARÁN; Parte Genera/, 4 2 ed., ~b. cit. en nota 1, pp. 312 y ss. A mi juicio, la tesis que mantienen algunos autores en la
más reciente doctrina española, como ROGES, FEIJOO y LAURENZO COPELLO, de apoyar la calificación de dolo eventual en ele-
mentos de carácter cognoacitivo, prescindiendo de exigir referencias volitivas al resultado, facilita sin duda la praxis judicial en ma-
teria de prueba, pero a coala de sacrificar principios elementales de carácter jurídico-material {como el de legalidad y culpabilidad)
y procesal-constitucional (como la presunción de inocencia).

98
Doctrina

La corrupción en el sector privado: la experiencia italiana y del derecho


comparado
•••

Prof. Dr. Luigi Foffani Universita di Modena e Reggio Emilia

SUMARIO: I. La corrupción en el sector privado en el marco de las iniciativas supranacionales y de


la experiencia del Derecho comparado. II. El panorama normativo en Italia: "elementos" de interven-
ción penal en materia de corrupción en el sector privado. III. Las soluciones 'civiles y el papel de los
códigos de autorregulación. IV. La novedad de los "modelos de organización y gestión" previstos en
la regulación de la responsabilidad por delitos en las personas jurídicas. V. La reforma de los delitos
societarios y la génesis del nuevo tipo penal que incrimina la "infidelidad a consecuencia de dación o
promesa de ventaja" (art. 2635 del CC). VI. Inadecuación del nuevo tipo penal para satisfacer a las
instancias supranacionales de penalización de la corrupción en el sector privado. VII. Conclusiones:
las aporías de una visión patrimonialista del problema de la corrupción en el sector privado: los pun-
tos de vista político-criminales.

serie de iniciativas político-criminales europeas


l. La corrupción en el sector privado en el dentro del marco general de una más general y ca-
marco de las iniciativas supranacionales y da vez más intensa "cruzada global" contra la co-
de la experiencia del Derecho comparado rrupción 1. Se trata en particular de la Acción
común de 22 de diciembre de 1998 que, adoptada
La corrupción en el "sector privado" está empe- por el Consejo sobre la base del artículo K.3 (el ac-
zando a convertirse en un término de moda en el tual artículo 31, tras el Tratado de Amsterdam) del
léxico jurídico internacional, y es que en estos úl- Tratado de la Unión Europea, versa sobre la co-
timos años está siendo objeto de una importante rrupción en el sector privado (98/742/GAI)2; y de

1. Como todas las cruzadas, naturalmente, se halla inevitablemente expuesta al riesgo de caer en excesos de fundamenta-
lismo. Al tema de la cruzada global contra la corrupción se ha dedicado de manera significativa una sesión del XV Congreso Un~
versitario de Alumnos de Derecho Penal que ha tenido lugar recientemente en Salamanca entre los días 9 y 11 de abril de 2003.
Para un elenco actualizado de las principales iniciativas internacionales en materia de corrupción (pública y privada) v., en part~
cular, M. PIETH/P. EIGEN (hrsg.), Korrupfion im infernafionalen Geschoftsverkehr. Bestandsaufnahme, Bekompfung, Provention,
Neuwied-Kriftel, Luchterhand, 1999; P. BERNASCONI (ed.), Responding to corrupfion. Social defence, ,corrupfion and the protec-
tion of public adminisfrafion and the independence of jusfice, Napoli, La Citta del Sole, 2000; E.A. FABIAN CAPARROS (ed.), La co-
rrupción: aspectos jurídicos y económicos, Salamanca, Ratio Legis, 2000; B. HUBER (ed.), Combating Corrupfion in the European
Union/ Korruptionsbekompfung in der Europdischen Union/La lutte contre la corruption dans l'Union européenne, Koln, Bunde-
sanzeiger, 2002.
2. En el DOCE, n. L358 de 31 de diciembre 1998, pp. 2 a 4. Los arts. 2 y 3 de la Acción común definen expresamente el tipo pe-
nal de corrupción activa y pasiva en el sector privado. "A efectos de la presente ~cción común, con~t~tuirá co~rupción p~siv~ ~n el
sector privado el acto intencionado de una persona que, directamente o por medio de terceros, solicite o reciba en el e1erc1c10 de
actividades empresariales ventajas indebidas de cualquier naturaleza, para sí misma o para un tercero, o acepte la promesa de
tales ventajas, a cambio de realizar o abstenerse de realizar un acto incumpliendo sus obligaciones" (art. 2). La fi~ur~ de la co-
rrupción activa viene definida, en términos simétricos, como "la acción intencionada de quien prometa, ofrezca o de, directam~n­
te 0 por medio de terceros, una ventaja indebida de cualquier naturaleza a una persona, para ésta o para un tercero, en el e1er-

61
Revista Penal
La corrupción en el sector privado: la experiencia italiana y del derecho comparado
••

la Convención penal sobre la corrupción del Con- cuyo examen por el Consejo tuvo lugar el 19 de di-
sejo de Europa, suscrita en Estrasburgo el 27 de ciembre de 20026 (que todavía no lo ha aprobado).
enero de 19993, cuyos artículos 7 y 8 inciden ex- En este mismo sentido, por último, cabe traer a
presamente sobre la corrupción activa y pasiva colación el reciente proyecto de armonización del
en el sector privado4; y por último, del Proyecto Derecho penal de la economía en la Unión Euro-
de Decisión marco relativa a la lucha contra la pea, elaborado por un grupo de estudiosos de va-
corrupción en el sector privado a iniciativa del rios países europeos y coordinado por K. Tiede-
Reino de DinamarcaS -que sustituirá la antes mann (Proyecto "Eurodelitos"),7 que también
mencionada Acción común- ya aprobada por el tipifica el cohecho activo y pasivo en el tráfico
Parlamento Europeo el 5 de noviembre de 2002, económico privados.

cicio de las actividades empresariales de dicha persona, para que ésta realice o se abstenga de realizar un acto incumpliendo sus
obligaciones" (art. 3). El destinatario de estas previsiones es "cualquier dependiente u otra persona en el momento en el que de-
sarrolle sus funciones directivas o laborales de cualquier tipo por cuenta de una persona física o jurídica que opere en el sector pr~
vado" (art. 1 ). La Acción común prescribe a los Estados miembros la adopción de las medidas necesarias para asegurar que las
conductas antes descritas "constituyan un ilícito penal" (que se castigue, "al menos en los casos graves", con "penas privativas de
libertad que puedan comportar la extradición"), cuanto menos cuando éstas "comporten o puedan comportar distorsión de la
competencia como mínimo en el ámbito del mercado común y produzcan o puedan producir daños económicos a terceros a través
de una incorrecta adjudicación o incorrecta ejecución de un contrato" (arts. 2, 3 y 4). También se prevé el castigo de las conductas
de complicidad e instigación (art. 4), además de la responsabilidad de las personas jurídicas que se hayan beneficiado de una con-
ducta de corrupción activa, para las que debe existir una conminación a «sanciones efectivas, proporcionadas y disuasivas que
comprendan sanciones pecuniarias de naturaleza administrativa o penal y eventualmente otras sanciones» (arts. 5 y 6).
3. Criminal Law Convention on Corruption and explanatory report, Strasbourg, Council of Europe Publishing, 2000.
4. "Each party shall adopt such legislativa and other measures as may be necessary to establish as criminal offences under its
domestic law, when committed intentionally in the course of business activity, the promising, offering or giving, directly or indirectly,
of any undue advantage to any persons who direct or work for, in any capacity, private sector entities, for themselves or for a n-
yone else, for them to act, or refrain from acting, in breach of their duties" (art. 7: "active bribery in the private sector"). Idéntica
previsión se adopta para "the request or receipt, directly or indirectly, by any person who direct or work for, in any capacity, pr~
vate sector entities, of any undue advantage or the promise thereof for themselves or for anyone else, or the acceptance of an of-
fer ora promise of such an advantage, to actor refrain acting in breach of their duties" (art. 8: "passive bribery in the private sec-
tor").
5. El texto de la Iniciativo del Reino de Dinamarca en vista a la adopción por parte del Consejo de un proyecto de decisión mar-
co relativa a la lucha contra la corrupción en el sector privado se halla publicada en el DOCE de 2 de agosto de 2002, C 184/5-7.
En las actas del Parlamento Europeo (Documento de sesión A5-0382/2002) véase, además, el proyecto de resolución legislativa
del Parlamento, con la exposición de F. Rutelli (p. 16-19) y la opinión (en sentido contrario a la aprobación del proyecto) de la Co-
misión jurídica y por el mercado interno (pp. 21 y 22).
6. El art. 2 del Proyecto ("corrupción activa y pasiva en el sector privado") prevé la adopción por parte de los Estados miem-
bros de las "medidas necesarias para asegurar que las siguientes conductas internacionales constituyan un ilícito penal cuando se
realicen en el marco de actividades profesionales: a) prometer, ofrecer o conceder, directamente o a través de cualquier interme-
diario, una ventaja indebida de cualquier naturaleza a una persona, ya sea para ésta o para un tercero, que desarrolle funciones
directivas o laborales de cualquier tipo por cuenta de una entidad del sector privado, con la finalidad de que realice o se absten-
ga de realizar un acto en violación de un deber; b) solicitar o recibir, directamente o a través de un intermediario, una ventaja in-
debida de cualquier naturaleza, o bien aceptar la promesa de tal ventaja, para sí o para un tercero, en el desarrollo de funciones
directivas o laborales de cualquier tipo por cuenta de una entidad del sector privado, para realizar o abstenerse de realizar un ac-
to, en violación de un deber". Para los hechos en cuestión se prescribe a los Estados miembros la adopción de "penas privativas
de libertad de una duración máxima conjunta de entre 1 y 3 años" (art. 5) y, además, se prevé la responsabilidad de las perso-
nas jurídicas -con la conminación de "sanciones efectivas, proporcionadas y disuasivas que comprendan penas pecuniarias de
naturaleza penal o no penal, y eventualmente otras sanciones"- por los ilícitos "cometidos en su beneficio" por parte de perso-
nas físicas en posición directiva o subordinada en el interior del ente (arts. 6 y 7). Finalmente se prevé expresamente la incrimina-
ción de las conductas de instigación, encubrimiento y tentativa (art. 3).
7. K. TIEDEMANN (ed.), Wirtschaftsstrafrecht in der Europaischen Union. Rechtsdogmatik-Rechtsvergleich-Rechtspolitik. Fre~
burg-Syposium, Koln-Berlin-Bonn-München, Heymanns, 2002.
8. Art. 36 del Proyecto: "1. Quien por sí solo o mediante persona interpuesta prometa, ofrezca o conceda a los empleados o
encargados de una empresa comercial, en el tráfico económico, una ventaja indebida para sí mismo o para un tercero como con-
traprestación para que le favorezca a él o a un tercero, frente a otros en la adquisición de mercancías o servicios profesionales que
se prestan en un régimen de competencia, será castigado con [... ]. 2. Con la misma pena será sancionado el empleado o encar-
gado de una empresa comercial que, en el tráfico económico, por sí solo o mediante persona interpuesta, reciba, solicite o acept~
la promesa de obtener una ventaja indebida para sí mismo o para un tercero con el fin de favorecerle frente a otros en la adqui-
sición de mercancías o servicios profesionales". Sobre el fundamento de tale propuesta, cfr. K. TIEDEMANN, "Wettbewerbsstro-
frecht", in K. TIEDEMANN (ed.), Wirtschaftsstrafrecht, cit. (nota 7), pp. 287 a 288.

62
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A pesar de esta profusión de iniciativas a nivel rrupc10n en el ámbito privado (Bélgica, Grecia,
supranacional, en las páginas de esta revista ob- Italia, Polonia y España)!!. Los modelos seguidos
servó ya que "la voz corrupción privada resulta ca- en cada país para concretar este concepto políti-
si desconocida en el glosario de términos jurídico-
co-criminal de intervención en la actividad econó-
penales españoles"9. Esta misma afirmación se
puede realizar tranquilamente en relación al orde- mica privada son extremadamente varios y hete-
namiento italiano, en el que la idea de corrupción rogéneos 12: van desde un modelo radical y
"en el sector privado" tiene dificultades para ser omnicomprensivo de corrupción como delito
tomada en consideración tanto a nivel científico común, que hace desaparecer cualquier diferencia
como político-criminallº. de regulación entre sujetos públicos y privados
Sin embargo -contrariamente a lo que se (Suecia)13, a un modelo de cuño ius-laboral en el
podría creer partiendo del punto de vista español que el desvalor de la corrupción privada reside en
o italiano-, la penalización de la corrupción en el la violación de las reglas de la relación de trabajo
sector privado no es en absoluto un fenómeno ex- sobordinado (Francia)14; o desde un modelo
cepcional en el ámbito del Derecho comparado: orientado a la protección de la competencia, que
en un proyecto de investigación de Derecho com-
ve en la corrupción un factor de alteración en la
parado llevado a cabo recientemente por el Insti-
tuto Max Planck de Friburgo, en Alemania, se ha lealtad de la competencia económica (Alema-
podido constatar cómo, por el contrario, entre los nia)lS, a un modelo de tipo patrimonialista que
países de la Europa comunitaria (actual y próxi- castiga la corrupción privada como lesión de la re-
mamente ampliada) sólo una minoría de países lación de lealtad patrimonial entre mandatario y
desconocen en su ordenamiento el delito de co- mandante (Austria)16.

9. A. NIETO MARTÍN, "La corrupción el sector privado (reflexiones desde el ordenamiento español a la luz del Derecho com-
parado)", en Rev. Pen., 2002, p. 55 [también en prensa en: R. ACQUAROLl/L. FOFFANI (ed.), La corruzione fra privati: esperienze
comparatistiche e prospettive di riforma, Milano, Giuffre, 2003).
1O. El primer congreso que en Italia se ha dedicado específicamente al tema de la corrupción en el sector privado tuvo lugar
hace tan sólo poco más de un año: el encuentro se llevó a cabo en Jesi los días 12 y 13 de abril de 2002 y sus intervenciones se en-
cuentran actualmente en el libro citado en la nota anterior (con las aportaciones de B. Huber, J.L. de La Cuesta Arzamendi, l. Blan-
co Cordero, J. Vogel, M.P. Lucas de Leyssac, A. Nieto Martín, G.R. Sullivan, P. Tak, R. Marrella, P. Bastia, V. Chiusano, E. Carletti, R.
Acquaroli, L. Foffani, G. Forti, N. Mazzacuva, V. Militello, V. Napoleoni, S. Seminara). La idea de introducir en el Derecho penal
económico nuevos modelos de incriminación análogos a los delitos de corrupción como línea de protección adelantada ante el pe-
ligro de contaminación del proceso de motivación de los actos de gestión ya se había propuesto hace varios años, en especial por
G. MARINUCCl/M. ROMANO, "Tecniche normativa nella repressione penale degli abusi degli amministratori di societa per azio-
ni", en P. NUVOLONE (a cura di), /1 diritto pena/e del/e societa commercia/i, Milano, Giuffre, 1971, pp. 93 y ss. {espec. p. 114) y en
Riv. it. dir. proc. pen., 1971, pp. 681 y ss., y por F. BRICOLA, Lo statuto de//'impresa: profi/i pena/i e costituziona/i, in lmprenditore e
legge pena/e, editado por CEPIG, Ancona, Nuove Ricerche, 1985, p. 98, y en Giur. Comm., 1985, 1, p. 729, pero sin consecuencias
inmediatas en el debate doctrinal. El tema tan sólo ha sido retomado y profundizado varios años más tarde por parte de ~· SE-
M1NARA, "Gli interessi tutelati nei reati di corruzione", en Rivista italiana di diritto e procedura pena/e, 1993, pp. 951 y ss. (espec.
pp. 988 y ss.) y por L. FOFFANI, /nfedelta patrimoniale e conflitto d'interessi nella gestione d'impresa. Profili penalistici, Milano,
Giuffre, 1997, ~spec. pp. 40 a 44 y 575 a 589. ..
11. Cfr. M. UBERHOFEN, "Rechtsvergleichender Querschnitt", en A. ESER/M. UBERHOFEN/B. HUBER (a cura di), Korruptions-
bekampfung durch Strafrecht, Freiburg i. Br., luscrim, 1997, p. 7 62. Entre los países que carecen de una tal figura delictiva este elen-
co señala también a Portugal, que sin embargo ha colmado esa laguna mediante la reforma de los delitos de corrupción del año
2000.
12. Para una fácil esquematización en términos análogos a la que aquí se ha seguido, cfr. en especial A. NIETO MARTÍN, la co-
rrupción, cit. (nota 9), p. 56 a 58. ..
13. Cap. 17 § 7 y cap. 20 § 2 CP: cfr. al respecto K. CORNILS, "Schweden", en A. ESER/M. UBERHOFEN/B. HUBER, Korruf>
tionsbekampfung, cit. (nota 11 ), pp. 505 y ss.
14. Se trata del tipo penal actualmente previsto en el art. L. 152-6 del Code du travail-ya prevista en el pasado en el art. 177
párr. 2 del viejo Código Penal- sobre éste, v. por todos, M. DELMAS-MARTY/G. GIUDICELLl-DELAGE (a cura di), Droit pénal des af-
faires, 4. 2 ed., París, PUF, 2000, pp. 287 y ss.; M.-P. LUCAS DE LEYSSAC, la corruzione nel settore privato, en R. ACQUAROLl/L. FOF-
FANI {a cura di), la corruzione fra privati, cit. {nota 9).
15. Se alude aquí al tipo penal antes contenido en 1 § 12 de la Ley sobre Competencia! Desleal (UWG) de 1909 introducido en
1907{«Bestechlichkeit und Bestechung im geschaftlichen Verkehn>): cfr. al respecto K. TIEDEMANN, en StGB. leipziger Kommen-
tar, 11.!! ed., sub § 299; J. VOGEL, "La tutela penale contro la corruzione nel settore privato: l'esperienza tedesca'"', en R. AC
QUAROLl/L. FOFFANI (a cura di), la corruzione fra privati, cit. {nota 9).
16. El ejemplo que mayormente corresponde a este último modelo es el que ofrece el ordenamiento austríaco, con la intro-
ducción en 1987 de un tipo "adelantado" (Vorfeldtatbestand) denominado "aceptación de ventajas indebidas por parte del re-
presentante" (§ 153 a StGB: "Geschenkannahme durch Machthaber'') que se sitúa junto a la anterior tradicional figura de infide-

63
Revista Penal
La corrupción en el sector privado: la experiencia italiana y del derecho comparado
•••

que ha llevado a atribuir la calidad de sujeto de


II. El panorama normativo en Italia: "ele- carácter público a los administradores y empleados
mentos" de intervención penal en materia bancarios, con la finalidad de castigar casos de abu-
de corrupción en el sector privado so en la concesión del crédito cuyo presupuesto, la
mayor parte de las veces, constituía un acuerdo co-
En Italia, sin embargo, la corrupción tradicio-
rrupto entre el operador bancario y el cliente19; e
nalmente se ha considerado siempre como un de-
importa poco, desde este punto de vista, que el deli-
lito típico y exclusivo del sector público: los varios to que ahí se considerara no era el de corrupción, si-
tipos penales que el Código Penal destina a repri- no el (aún más grave) de malversación de caudales
mir este fenómeno delictivo (arts. 31 7 a 332 ter públicos (peculato per distrazione: art. 314 CP),
CP) presuponen que una de las partes del inter- posteriormente derogado por la reforma de 1990,
cambio ilícito que constituye el núcleo esencial de que sólo mantuvo en el nuevo art. 314 CP el tipo de
la infracción penal -es decir, aquel que pretende la apropiación indebida por parte del funcionario
o recibe la dádiva o la promesa de dinero u otro (peculato per appropriazione).
favor- debe ser un sujeto que pueda ser conside- Por otro lado, tradicionalmente, en el ordena-
rado "funcionario público" o "encargado de un miento italiano no habían existido -ni en el Dere-
servicio público", según los criterios establecidos cho penal ni en el Derecho civil- previsiones es-
por los artículos 357 y 358 CP17. pecíficas que tomaran en consideración (con
Sin embargo, la praxis jurisprudencia! de los últi- finalidad represiva y/o preventiva) el fenómeno de la
mos años, sobre todo en la época de los procesos lla- corrupción en el sector privado entendido de modo
mados de "tangentópolis" o "manos limpias", ha global. Las excepciones vienen representadas por
mostrado una marcada tendencia a interpretar los unas pocas disposiciones penales (importantes pero
requisitos constitutivos de esta calificación del suje- marginales) que se encuentran tanto en el Código
to en términos muy extensivos hasta el punto de re- como en la legislación especial, y que incriminan -
conducir dentro del ámbito de eficacia de los tipos recurriendo normalmente a diversas definiciones
de corrupción ( y de otros delitos que regulan pe- normativas- casos específicos de corrupción entre
nalmente la actividad pública de la Administración privados en el ámbito de algunos procedimientos
Pública) también a algunos sectores de actividad que afectan el interés público (como la "turbada li-
económica privada: se ha considerado, por ejemplo, bertad en los concursos de adjudicación": art. 353
que constituía corrupción el pago de sumas de di- CP20; o el "mercadeo de votos" en los procedimien-
nero ("tangenti") a los administradores de una so- tos concursales: art. 233 de la Ley Concursa! de
ciedad constituida para la gestión, en régimen de 194221) o en el ámbito del ejercicio de algunas acti-
concesión pública, de la construcción de las obras vidades económicas particulares: en especial la co-
necesarias para la puesta en marcha de una línea mercialización de productos farmacéuticos (el lla-
de Metro18; pero la orientación jurisprudencia! mado delito de comparaggio: arts. 170 a 172 del
históricamente más importante en este sentido Real Decreto 126522, de 27 de julio de 1934) y la ac-
(que ha durado hasta 1987) es, sin duda alguna, la tividad deportiva profesional o amatellf ("fraude en

lidad («Untreue»: § 153 StGB). Cfr. al respecto, en especial, C. BERTEL, "lnfedelta ed accettazione di regali da parte del rappresen-
tante (§§ 153, 153 a c.p. austríaco)", en Riv. trim. dir. pen. ec., 1988, pp. 27 y ss.; D. KIENAPFEL, Der bestechliche Machthaber
(§§ 153, 153 a StGB), en Ósterreichische Richterzeitung, 1988, pp. 7 4 y ss.
17. Sobre los delitos de cohecho previstos en el ámbito de los delitos contra la Administración Pública en el Código Penal italia-
no, cfr. por todos, en la doctrina más reciente, C. BENUSSI, I delitti contro la pu~~lica amministrazione, ~ I delitti dei pubblici ufficia-
li, Milano, Giuffre, 2001, pp. 344 y ss. y 412 y ss.; G. FIANDACA/E. MUSCO, Dmtto pena/e. Parte specra/e, 1, 3.-0 ed., Bologna, Za-
nichelli, 2002, pp. 203 y ss. y 214 y ss.; C.F. GROSSO, Corruzione, en Digesto de/le discipline penalistiche, 111, Torino, UTET, 1999, pp.
153 y ss.; M. ROMANO, I delitti contro la pubblica amministrazione: i delitti dei pubblici ufficiali; art. 314-335 bis cod. pen. Com-
mentario sistematico, Milano, Giuffre, 2002, pp. 91 y ss. y 125 y ss.
18. Trib. Milán, 22 mayo 1992, Papi, comentada en sentido crítico por A. CRESPI, "11 nuovo testo dell'articolo 358 c.p. e un pre-
teso caso di corruzione punibile", en Riv. it. dir. proc. pen., 1992, pp. 1.239 y ss. .
19. Especialmente emblemática de esta orientación lo es la sen!~n.cia del Pleno de la Cass., .10 de. octubre 198.1, Carf1, ~n.For?
it., 1981, 11, c. 553 y ss. Para una referencia expresa al acuerd~ ~l1c1to entre operado~ ba~~ario y c~1e~te -es decir, a una hp1ca f~
gura de corrupción en el sector privado- como presupuesto empmco del abuso en el e1erc1c10 del cred1to, cfr. Cass., sez. un., 28 fe-
brero 1989, Vita, en Cass. Pen., 1989, pp. 1.698 y ss. . . . . . . . . . . . .
20. Sobre esta figura delictiva, v. por todos, M. ROMANO, I del1~1 c~ntro la_ pubb!rca am~rnrstra~ron?: r de/rttr der prrvatr; le qua-
lifiche soggeffive pubblicistiche; art. 336-360 cod. pen. Commentarro srstematrco, 2.- ed., Milano, G1uffre, 2002, pp. 187 y ss.
21. Cfr., para las referencias esenciales, C. PEDRAZZI, en C. PEDRAZZ~/A. ALESSANDRl/L. FOFFANl/S. SEMINARA/G. SPAG-
NOLO Manuale di diriffo pena/e dell'impresa, 2. 9 ed., Bologna, Monduzz1, 2000, pp. 201 y ss.
22. 'sobre ello F. MUCCIARELLI, "Comparaggio", en Dig. Disc. Pen., 11, Torino, UTET, 1988, pp. 335 y ss.

64
D o e t r i n a

•••
competiciones deportivas": art. 1 de la Ley 40 ¡23, de gicos adoptados por los colegios profesionales y los
13 de diciembre de 1989); o, por último, en el ámbi- códigos éticos de las empresas y asociaciones de
to de algunas importantes actividades de control de empresas: efectivamente, son éstas las únicas for-
naturaleza privada (la dación de "compensaciones mas normativas que toman expresamente en con-
ilegales" a administradores, socios y dependientes sideración -prohibiendolo explícitamente- el
de sociedades de auditoría: art. 178 del Decreto Le- hecho de pagar, aceptar o pedir una compensación
gislativo 58, de 24 febrero 1998). ilícita en el ámbito de las relaciones económicas en-
Por lo demás, la protección penal contra la co- tre particulares. Por supuesto, su eficacia se agota
rrupción en el sector privado tradicionalmente só- en el ámbito de la disciplina interna de la actividad
lo podía utilizar normas incriminadoras de carác- profesional o de la relación laboral, con las posibles
ter general extraídas del ámbito de los delitos consecuencias sancionadoras que a éstas corres-
contra el patrimonio (estafa y apropiación indebi- ponden (despido, sanciones disciplinarias, inhabili-
da: arts. 640 y 646 CP24) y de protección de la tación para el ejercicio de una profesión, expulsión
competencia ("turbada libertad de industria o co- del colegio profesional, etc.).
mercio": art. 513 CP25), además de las disposicio-
nes penales de protección del secreto profesional,
societario, científico o industrial (arts. 622 y 623 IV. La novedad de los "modelos de organi-
CP26) y del delito de extorsión (art. 629 CP). zación y gestión" previstos en la regula-
ción de la responsabilidad por delitos en
las personas jurídicas
111. Las soluciones civiles y el papel de los
códigos de autorregulación El papel de los códigos de autorregulación de las
empresas está destinado a crecer de manera impor-
Tampoco el Derecho civil prevé medidas específi- tante en un futuro cercano como consecuencia de la
cas contra la corrupción privada: sólo la regula- introducción, a través del Decreto Legislativo 231,
ción de la competencia] desleal (arts. 2598 a 2601 de 8 de junio de 2001, de una nueva forma de res-
CC) -por lo que respecta a las relaciones entre em- ponsabilidad de las personas jurídicas (responsabi-
presas- y la regulación de los deberes de lealtad, la lidad formalmente administrativa, pero que en la
prohibición de competencia y el conflicto de intere- práctica supera el principio societas delinquere non
ses -por lo que respecta a las relaciones entre la potest27). La nueva normativa de la responsabilidad
empresa y sus empleados y administradores- pue- de las personas jurídicas -destinada (al menos por
den proporcionar una protección indirecta y media- el momento) a ser aplicada sobre un número extre-
ta ante los comportamientos en cuestión. Mucho madamente limitado de delitos28_ prevé una insti-
más significativo es, por el contrario, el papel que tucionalización de estos códigos de autorregulación
han jugado estos últimos años los códigos deontoló- (modelos de organización y gestión) previstos ex-

23. Sobre lo que se remite, para mayor información, a L. FOFFANI, Derecho penal y actividades deportivas - Italia, en la rú-
brica Sistemas penales comparados de esta revista, 2000, pp. 164 y 165.
24. Para un significativo ejemplo de aplicación del delito de apropiación indebida (art. 646 CP) a un caso de corrupción en el
sector privado (en concreto, corrupción de periodistas), cfr. Trib. Milán., 28 abril 1994, Cusani, en Foro it., 1995, 11, c. 24 y ss.
25. Este último delito, efectivamente, castiga "al que emplee violencia sobre las cosas o medios fraudulentos para impedir o tur-
bar el ejercicio de una industria o un comercio", y en el genérico concepto de "medios fraudulentos" podrían teóricamente incluirse
también los casos de corrupción de los empleados de otra empresa dirigida a alterar el libre juego de la competencia. Sin em-
bargo, se trata de un caso que nunca ha sido concretamente tomado en consideración ni por la jurisprudencia ni por la doctrina.
Para referencias esenciales sobre este delito, cfr. C. PEDRAZZI, "Turbativa della liberta dell'industria o del commercio", en Ene. Dir.,
XLV, Milano, Giuffre, 1992, pp. 286 y ss.; F. GIUNTA, lineamenti di diriffo pena/e del/'economia, Torino, Giappichelli, 2001, pp. 86
y SS.
26. La revelación de secretos representa en la práctica uno de los principales objetivos de acuerdos corruptos entre particula-
res, especialmente en el ámbito del ejercicio de actividades económicas.
27. Cfr., entre las primeras aportaciones doctrinales sobre la nueva ley, AA.VV., la responsabilita amministrativa degli enti, M~
lano, IPSOA, 2002; C. DE MAGLIE, l'etica e il mercato. la responsabi/ita pena/e del/e societa, Milano, Giuffre, 2002; G. GARUTI (a
cura di), Responsabi/ita deg/i enti per illeciti amministrativi dipendenti da reato, Padova, CEDAM, 2002; C.E. PALIERO, :'11 d.lgs. 8
giugno 2001, n. 231: da ora in poi", societas delinquere (et puniri) potest, en Corr. giur., 2001, pp. 845 y ss.; D. PU LITANO, "La res-
ponsabilita 'da reato' degli enti: i criteri di imputazione", en Riv. it. dir. proc. pen., 2002, pp. 415 y ss.; M. ROMANO, "La resp~n-.
sabilita amministrativa degli enti, societa o associazioni: profili generali", en Governo dell'impresa e mercato del/e regole. Scrrff1
giuridici per Guido Rossi, 11, Milano, Giuffre, 2002, pp. 1.345 y ss.
28. Inicialmente sólo entraban en consideración las figuras delictivas previstas en el Código Penal en materia de corrupción y
cohecho (arts. 317 a 322 bis CP), malversación, percepción indebida de subvenciones, estafa al Estado o a un ente público o para la
consecución de subvenciones públicas (arts. 316 bis, 316 ter, 640.2 n. 2 1, 640 bis CP). Posteriormente, la responsabilidad de las

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Revista Penal
La corrupción en el sector privado: la experiencia italiana y del derecho comparado
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presamente por el legislador en función de preven- una tendencia a la "estigmatización" espontánea de


ción de la comisión de determinados comporta- la corrupción privada (o, aún más, a su "homogenei-
mientos ilícitos en la gestión de empresa29: compor- zación con la conupción pública"); y ello todavía
tamientos entre los cuales se encuentran, en primer más si se tiene en cuenta que el sisten~a está lanzan-
lugar, los casos de corrupción. do al mismo tiempo señales igualmente significati-
Es cierto que el legislador se refiere expresamente vas de difundida "normalización" del fenómeno de
sólo a la corrupción en el sector público, pero la va- la corrupción en el sector privado, que viene consi-
lorización de la función de estos códigos de auto- derado como un coste cualquiera inherente a la acti-
rregulación podría traer consecuencias indirectas vidad de empresa31.
muy importantes también para la prevención de la co-
rrupción en el sector privado (a pesar de que enlama-
yoría de los casos no serán penalmente relevantes). V. La reforma de los delitos societarios y la
De una primera lectura sumaria de los nuevos mo- génesis del nuevo tipo penal que incrimina
delos de organización y gestión que hasta la fecha se la "infidelidad a consecuencia de dación o
han dado a conocer (así como del análisis de los có- promesa de ventaja" (art. 2635 del CC)
digos éticos anteriormente existentes) se pone de
En este marco normativo hace ahora entrada
manifiesto una amplia tendencia a considerar la co- una novedad de gran relevancia que viene repre-
rrupción como una patología de los comportamien- sentada por la introducción, en el ámbito de la re-
tos de empresa que en el plano empírico desconoce ciente reforma de los delitos societarios llevada a
una distinción neta entre la esfera pública y la priva- cabo por el Decreto Legislativo 61, de 11 de abril
da: desde el punto de vista de una vasta prevención del 2002, de una figura delictiva de corrupción en
que es propia de este tipo de modelos, efectivamen- la gestión de las sociedades mercantiles que el le-
te no se distingue entre daciones ilícitas o promesas gislador define como "comportamiento desleal por
dirigidas a funcionarios, o a exponentes de partidos dádiva o promesa de favor" (art. 2635 CC): esta fi-
políticos, a proveedores y clientes, a personas de las gura castiga con la reclusión de hasta tres años, me-
empresas competidoras, etc.; por el contrario, todos diando querella de la persona ofendida, a "los ad-
estos casos a menudo aparecen juntas bajo una mis- ministradores, los directores generales, los
ma prohibición genérica de actos "de corrupción" en auditores internos y los responsables de la revi-
la acepción más amplia y menos técnica del térmi- sión, que tras la dádiva o promesa de favor reali-
no30. Es demasiado pronto para sacar como conclu- cen u omitan actos contrarios a los deberes inhe-
sión que incluso en ausencia de normativa legal al- rentes a su cargo, causando un daño a la
guna al respecto, se pueda afirmar la existencia de sociedad"32; se prevé, además, la extensión de la

personas jurídicas se ha extendido también a los delitos de falsificación de euros (art. 6 del Decreto Legislativo 350, de 25 sep-
tiembre 2001) y, sobre todo, a la mayor parte de los delitos societarios (art. 3 del Decreto Legislativo 61, de 11 de abril 2002).
29. La ley prevé la adopción -siguiendo el ejemplo de los comp/iance programs de la e>tperiencia norteamericana- de m o-
de/os de organización y gestión idóneos para la prevención de delitos (arts. 6 y 7 del Decreto Legislativo 231/2001 }: la adopción
de estos modelos no representa una obligación para la empresa, sino una carga para conjurar el riesgo de que se pueda impu-
tar a la empresa una responsabilidad administrativa derivada de la comisión de delitos por parte de sus administradores o em-
pleados. La omisión de adopción e implementación de estos modelos constituye así el fundamento de un auténtico reproche de
culpabilidad (culpabilidad de organización) del ente.
30. En este sentido es significativa la amplitud de contenido del modelo organizativo y de gestión recientemente adoptado -de con-
formidad con lo previsto en el Decreto Legislativo 231/2001- por el ENEL (Ente Nacional para la Energía Eléctrica}, que prohíbe, entre
otras cosas, "efectuar daciones en dinero a funcionarios públicos, distribuir regalos fuera de los casos previstos en la práctica empresa-
rial, acordar otras ventajas de cualquier naturaleza (por ejemplo, promesas de contratación), efectuar prestaciones a la contraparte co-
mercial que no encuentren justificación en el contexto de la relación asociativa, reconocer compensaciones a colaboradores externos
que no encuentren justificación por el tipo de encargo o en la práctica local" (cfr. el texto en 11So/e24 Ore, 8 noviembre 2002, p. 7).
31. Un signo de la "normalización" de tal fenómeno es que son deducibles de la renta producida a fines fiscales: éste es, por
ejemplo, el caso de los "premios por colaboración" para corresponder a empleados de otras empresas con la finalidad de in-
centivarles a proponer productos que provee la empresa "corruptora", en detrimento de las empresas de la competencia (Comm.
Trib. Milano, 11 novembre 1996, n. 111, in 11 Fisco, 1996, p. 825).
32. Entre los primeros comentarios al nuevo delito, se señalan en especial F. ANTOLISEI, Manua/e di diriffo pena/e. Leggi com-
plementari, 1, 12.2 ed. Coordinado por L. CONTI, Milano, Giuffre, 2002, pp. 270 y ss.; L. FOFFANI, "Le infedel.t?", ~~A. AL.ESSAN-
DRI (ed.), 11 nuovo diriffo pena/e del/e societa, Milano, IPSOA, 2002; A.l MACCARI, en F. GIUNTA (ed.}, I nuov1 1/lec1t1 pena/1 ed am-
ministrativi riguardanti le societa commerciali, Torino, Giappichelli, 2002, pp. 169 y ss.; V. MILITELLO, "I reati di infedelta", en Dir.
pen. proc., 2002, pp. 698 y ss.; ÍDEM, "L'infedelta a seguito di dazione o promessa di utilita (art. 2635}", en .A G~ARD.A/S .. SE~~
NARA (ed.), / nuovi reati societari: diriffo e processo, Padova, CEDAM, 2002, pp. 493 y ss.; E. MUSCO, / nuov1 reah socretarr, Mila-
no, Giuffre, 2002, pp. 154 y ss.

66
D o e t r n a

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punibilidad a la otra parte de la relación ilícita, es tandas puntuales del ámbito internacional"- de
decir, a aquel que da o promete el favor. exportar "en materia societaria privada, con las
Con la llegada de este nuevo delito, la penaliza- adaptaciones oportunas, el modelo punitivo tradi-
ción de las conductas de corrupción en el sector cional de la corrupción (propia) del funcionario
privado adquiere una forma y extensión hasta hoy público"; sin embargo, la idea guía seguida por el
desconocidas en el ordenamiento italiano. Cual- legislador se ha mostrado desde el principio como
quier hipótesis de corrupción pasiva de los sujetos mucho más limitada de lo que esta declaración
titulares de funciones orgánicas o directivas de deja suponer, ya que la nueva figura delictiva ha
primera plana dentro de la sociedad mercantil re- resultado estar "nítidamente orientada a la pro-
sulta penalmente relevante, extendiéndose la pu- tección del patrimonio sociaJ"35. Es evidente que
nibilidad también al corruptor (corrupción activa) lo que orientaba la opción del legislador italiano
cualquiera que sea la calificación jurídica de este era una clave de lectura fuertemente "reduccionis-
último. Además, no será necesaria la prueba de un ta" de la entidad de las iniciativas supranaciona-
pago ya efectuado, ya que para la consumación les; y, de modo coherente con esta orientación, el
del delito es suficiente la promesa de cualquier fa- nuevo delito de "corrupción", concebido como de-
vor económicamente relevante a la que siga la re- lito societario, se ha modelado esencialmente con
alización u omisión de una actuación que viole los la finalidad de adelantar la barrera de la punibili-
deberes de su cargo. Su castigo, sin embargo, de- dad respecto a la administración desleal (otra
pende de que se verifiquen dos resultados mate- nueva figura de delito societario que se regulaba
riales: la realización u omisión ilícita de un acto por primera vez en el ordenamiento italiano )36.
por parte del corrupto y que tenga lugar un daño Se trataba de una opción político-criminal "mi-
patrimonial para la sociedad. nimalista", pero en apariencia no carente de ra-
Además, la procedibilidad viene condicionada a cionalidad ni de importantes referencias en el De-
la interposición de una querella: es titular del de- recho comparado: probablemente el ejemplo más
recho a la querella -aunque la ley no diga nada al importante -al que ya nos referíamos en la intro-
respecto- sin duda alguna la sociedad, y el ejer- ducción 37_ sea el que nos ofrece el legislador
cicio del derecho se debe reservar a la asamblea de austríaco, que precisamente para hacer frente a la
socios, ya que se trata de un caso de lesión del in- comprobada insuficiencia del tipo de infidelidad
terés social que proviene de dentro del propio en- en la gestión de un patrimonio ajeno ( Untreue:
te. La intención de protección del legislador italia- § 153 StGB) para combatir el fenómeno de la en-
no, por tanto, se limita exclusivamente a la de la trega de "sobornos" en el ejercicio de la actividad
protección del interés patrimonial de la sociedad económica privada, ha pretendido -con una re-
mercantil, sin tomar en consideración las exigen- forma de 1987- añadir a la tradicional figura de
cias de protección de los terceros y de la compe- la Untreue el nuevo delito de aceptación de venta-
tencia, que -como ya se ha puesto de relieve- las jas indebidas por parte del representante(§ 153a
iniciativas supranacionales33 (y algunas impor- StGB: Geschenkannahme durch Machthaber),
tantes experiencias de Derecho comparado34) que compQrta una sensible anticipación de la ba-
sitúan por el contrario en primer plano. rrera de la punibilidad (Vorfeldtatbestand) res-
Esta nueva figura delictiva, efectivamente, na- pecto al primer tipo, en cuanto a que prescinde de
ció con la declarada intención -"acogiendo ins- la existencia de un abuso del poder de disposición

33. Es decir, la Acción común europea de 1998, la Convención Penal del Consejo de Europa de 1999 y el más reciente Proyec-
to de Decisión Marco de 2002: v. supra,§ 1.
34. Cfr., sobre todo, la experiencia alemana desde el § 4 UWG de 1909 hasta al nuevo § 299 StGB, introducido en 1997: cfr. a
este propósito, por todos, K. TIEDEMANN, cit. (nota 15).
35. Las citas se han extraído de la Relación Ilustrativa del anteproyecto de ley de delegación para la reforma del Derecho so-
cietario (en Riv. soc., 2000, p. 80), presentado por el Gobierno a la Cefimara de los Diputados el 20 de junio del 2000. Este proyec-
to, decaído por el fin de la legislatura en 2001, ha sido poster!ormente vuelto a.presentar al Parl~mento P,ºr.parte d~.1 nuevo go-
bierno y -tras un rápido pero tormentoso debate parlamentario, se ha caracterizado por encendidas polem1cas pol1hcas por las
radicales enmiendas aportadas a la parte penal del proyecto (especialmente en materia de falsedad en las cuentas)- ha lle~adc;>
a la aprobación de la Ley de Delegación 336, de 3 de octubre de 2001, sobre la base de que se ha redactado el Decreto Leg1slat~
vo 61, de 11 de abril del 2002, que ha reformado la materia de los delitos societarios. Sobre esta reforma v., en términos gen~
roles, el trabajo en curso de publicación en esta revista (L. FOFFANI, "Crónica de una muerte anunciada": La reforma de los del1-
tos societarios en Italia). . . /1
,

36. Sobre los tipos penales previstos por el anteproyecto de 2000 (progetto M1rone), cfr. en especial V. MILITELLO, lnfedelta
patrimoniale e corruzione nel futuro del diritto societario", in Riv. trim. dir. pen. ec., 2000, pp. 918 y ss.
37. Supra, § 1 y nota 16.

67
Revista Penal
La corrupción en el sector privado: la experiencia italiana y del derecho comparado
l ••

del patrimonio ajeno (MiEbrauchstatbestand) accesoria a la de la persona que se ha dejado co-


-típico, sin embargo, de la Untreue-- y de la exis- rromper (el destinatario del soborno) y no com-
tencia de un prejuicio patrimonial (Nachteil) para porta una responsabilidad de la persona jurídica.
el sujeto pasivo del reato38. La consecuencia es, por tanto, una absoluta para-
En el caso italiano, sin embargo, en su versión doja: creada a partir de iniciativas supranaciona-
definitiva, la figura de la corrupción societaria ha les inspiradas en un intento general de lucha con-
sufrido una serie de modificaciones que han aca- tra la corrupción en el sentido más amplio del
bado perjudicando también a su originaria fun- término, la nueva institución de la responsabili-
ción político-criminal de delito "antepuesto", de- dad de las personas jurídicas delineada por el le-
terminando una auténtica "crisis de identidad" y gislador italiano acaba resultando inoperativa
la pérdida de autonomía del nuevo delito, puesta precisamente frente a la que debería haber sido,
de relieve incluso por el cambio de nomen iuris en teoría, la respuesta del legislador italiano a la
(de "corrupción" a "comportamiento desleal por instancia internacional de criminalización de la
dádiva o promesa de favor"). Transformado de de- corrupción en el sector privado40.
lito de peligro en delito de daño al patrimonio so-
cial, y perseguible sólo por querella de la sociedad,
el nuevo delito del art. 2635 ce parece hoy desti- VI. Inadecuación del nuevo tipo penal pa-
nado, de ser casi completamente absorbido en la ra satisfacer a las instancias supranacio-
órbita de la administración desleal (infedelta pa- nales de penalización de la corrupción en
trimoniale: art. 2634 CC)39, a convertirse en poco el sector privado
más que un delito simbólico. En conclusión, el nuevo delito introducido en
La disolución de la corrupción en la adminis- Italia mediante la reforma penal societaria está
tración desleal ha provocado una última conse- muy lejos de satisfacer los requisitos puestos por
cuencia de gran importancia: la responsabilidad la Acción Común Europea de 1998 y por la Con-
de las personas jurídicas, que la ley de reforma vención del Consejo de Europa de 1999 (así como
convierte en aplicable, en general, también a los por la Decision marco actualmente en trámite de
delitos societarios, no puede ser aplicada al delito aprobación definitiva) y podría representar sólo
del art. 2635 CC. Este último, efectivamente, en un primer paso. Las razones esenciales se pueden
cuanto exclusivamente orientado a la protección sintetizar de la siguiente manera:
del patrimonio social -y por tanto construido, de El ámbito de aplicación del delito previsto por el
la misma manera que la administración desleal, legislador italiano es mucho más restringido de lo
como delito de daño a la sociedad- no puede uti- que prevén la Acción común y el proyecto de De-
lizar las sanciones previstas para la personas cision marco: sólo podrán ser sujetos activos del
jurídicas porque el criterio de imputación pre- delito (de corrupción pasiva) las categorías de per-
visto para éstas requiere que el delito haya sido sonas antes mencionadas (administradores, direc-
necesariamente cometido por una persona física tores generales, auditores internos, liquidadores y
(aunque no de modo exclusivo) "en el interés de la _ responsables de la revisión de las sociedades mer-
sociedad". En el interés de una persona jurídica cantiles), y ya no cualquiera que desempeñe fun-
(empresa de la competencia, cliente, etc.) actuará ciones directivas o laborales de cualquier tipo por
en la mayor parte de los casos el corruptor (es de- cuenta de una persona física o jurídica que opere
cir, el que corresponde o promete el soborno); pe- en el sector privado (art. 1 de la Acción común y
ro la punibilidad de éstos -en el esquema delinea- art. 2 del proyecto de Decision marco). La Con-
do por el legislador italiano- es meramente vención del Consejo de Europa se muestra más se-

38. Cfr. en especial, además de la doctrina citada en la nota 16, D. KIENAPFEL, GrundriB des ósterreichischen Strafrechts:. Be-
sonderer Teil, 11, Delikte gegen Vermogenswerte, 3.!! ed., Wien, Manz, 1993, pp. 309 y ss.; C. BERTEl/K. SC~WAIGHOFE~ Oste-
rreichisches Strafrecht. Besonderer Teil, I, 6.!! ed., Wien-New York, 2000, pp. 218 y ss. Cfr. también, para ulteriores referencias a la
experiencia austríaca, L. FOFFANI, lnfedelta patrimonio/e, cit. (nota 1O}, pp. 289 a 294.
39. El espacio de operatividad del art. 2635 CC, de entrada, parece destinado a circunscribirse únicamente a aquellos casos mar-
ginales (sobre todo de difícil prueba) en que la violación de las obligaciones. in_herentes a su carg~ o p~e_s!o (la brea~h of duty su-
brayada sobre todo por la Convención del Consejo de Eur?pa}_ ~o se matenal1c~ en un a~t~ de d1spos1_c1~n d~ !os bienes soc1~les
-caso en que podrá entrar en juego exclusivamente la apl1cac1on de la nueva f1gur~ ?el1chva de adm~mstrac10~ desleal prevista
en el art. 2634 CC- y se traduzca, sin embargo, en comportamientos meramente om1s1vos o en operaciones sociales que no com-
porten una disposición de bienes.
40. Cfr. sobre este punto en sentido crítico hacia la opción tomada por el legislador, l. FOFFANI, "le infedelta", cit. (nota 32),
pp. 373 y 374; V. MILITEllO'. "I reati di infedelta", cit. (nota 32), p. 699; C. PIERGAlllNI, "la responsabilita amministrativa delle per-
sone giuridiche", en A. GIARDA/S. SEMINARA(a cura di), I nuovi reati societari, cit. (nota 32), p. 112.

68
D o e t r n a

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lectiva en este punto, ya que define expresamente E~ d~finitiva, si la efectiva intención del legisla-
la corrupción en el sector privado como un hecho dor Italiano era la de transfonnar en Derecho in-
cometido "in the cow'Se of business activity' (arts. terno los mencionados instrumentos internacio-
7 y 8); pero la solución italiana es de todos modos nales -intención que, a decir verdad, sólo ha
inadecuada en cuanto a que no es aplicable a la sido manifestada en la primera fase del proceso
mayoría de casos de conupción de los empleados, de reforma y de la que no existe indicio alguno en
además de a los casos de corrupción del titular de la última fase de los trabajos preparatorios42_, el
la empresa. nuevo delito societario de "infidelidad a raíz de
La punibilidad afecta tanto a los casos de co- dación o promesa de utilidad" no puede represen-
rrupción pasiva como a los de corrupción activa; tar nada más que un primer y tímido paso hacia la
en este último caso, sin embargo, es siempre ne- efectiva introducción de un delito que incrimine
cesario que la contraparte del acuerdo ilícito (el la corrupción en el sector privado.
corrupto) esté en posesión de la calificación jurí-
dica societaria antes mencionada.
La responsabilidad no se ha extendido a las per- VII. Conclusiones: las aporías de una vi-
sonas jurídicas por cuenta de las que, o en interés sión patrimonialista del problema de la
de las cuales, han actuado los autores del delito, corrupción en el sector privado: los puntos
como requieren tanto la Acción común (art. 5) y el de vista político-criminales
proyecto de Decision marco (art. 6 y 7), como la
Convención del Consejo de Europa (art. 18). Más allá de las evidentes contradicciones e in-
La conducta típica y el acuerdo ilícito vienen, certezas que han caracterizado la génesis de este
por el contrario, descritos en términos suficiente- nuevo tipo delictivo, la experiencia de la reciente
mente amplios y sustancialmente conformes a lo reforma italiana revela, sobre todo -y éste es, sin
requerido en la Acción común (arts. 2 y 3), en la duda alguna, el dato más significativo desde el
Convención (arts. 7 y 8) y en el proyecto de Deci- punto de vista del Derecho comparado-, la insu-
sion marco (art. 2): es relevante cualquier viola- ficiencia de un tratamiento político-criminal al
ción de los deberes inherentes al cargo y es rele- problema de la corrupción en el sector privado
vante también cualquier promesa de una ventaja según un modelo patrimonialista: modelo que el
indebida de cualquier naturaleza como contra- legislador italiano ha radicalizado, acabando por
prestación al hecho de llevar a cabo u omitir cual- conducirlo a las absurdas consecuencias antes
quier tipo de acto inherente al ejercicio de las fun- analizadas (con la "disolución" de la corrupción
ciones del sujeto activo del delito. de la "infidelidad patrimonial"), pero que, incluso
Por último, el bien jurídico protegido viene cir- en su versión más racional -la del ejemplo
cunscrito al interés patrimonial de la sociedad: el austríaco del § 153 a StGB-, muestra límites de
legislador italiano, contrariamente a lo expresa- carácter fundamental, a comenzar por la sustan-
mente requerido en el art. 3 de la Acción común, cial carencia de legitimación de la criminalización
no toma en consideración la distorsión de la com- del corruptor, ya que no se explica cómo y por qué
petencia ni el peligro de daño económico- a terce- se le debe castigar cuando la esencia del ilícito de
ros que se pueda derivar de una incorrecta adju- corrupción privada reside, desde esta posición, en
dicación o de una incorrecta ejecución de un una relación que le es completamente extraña, es-
contrato. Menos definida, bajo el punto de vista to es, la presunta deslealtad del corrompido res-
del bien jurídico protegido, es la opción penal pre- pecto a su mandante; y de hecho, en el ejemplo
figurada en la Convención del Consejo de Europa, austríaco del § 153 a StGB no se castiga al suje-
que hace referencia genéricamente a la necesidad to que corresponde la utilidad indebida (el co-
de "proteger la confianza y la lealtad que son ne- rruptor).
cesarias para la existencia de las relaciones priva- Se trata, por tanto, de un modelo político-crimi-
das"41; pero también respecto a este fin de tutela nal íntimamente contradictorio: por un lado, por-
-que requeriría en cualquier caso una objetivi- que la reproducción en el ámbito privado del es-
dad jurídica de naturaleza supraindividual e insti- quema clásico de la corrupción conduce a castigar
tucional- la solución "patrimonialista" adoptada a una sola de las partes de la relación ilícita; pero,
por el legislador italiano aparece decididamente por el otro lado, permanece la sensación de que
inadecuada por defecto. tras la penalización de una conducta meramente

41. Criminal Law Convention, cit., p. 44, núm. 55.


42. El único documento que hace mención expresa a la exigencia de convertir en legislación interna la Convención del Consejo
de Europa y la Acción Común Europea es la Relazione illustrativadel anteproyecto de 2000 (progetto Mirona): v. supra, nota 35.

69
Revista Penal
La corrupción en el sector privado: la experiencia italiana y del derecho comparado
•••

sintomática de la infidelidad, como es la percep- además, el camino marcado por las instancias su-
ción de un soborno por parte de una administra- pranacionales44 y, sobre todo, por la Acción
dor o dependiente de una empresa, se esconda no Común Europea de 1998, que se dirige contra
tanto y no sólo un intento de defensa preventiva " con d uctas que comporten o puedan comportar
del interés patrimonial de la empresa (lo cual de distorsiones en la competencia como mínimo en
por sí no sería suficiente para justificar la inter- el ámbito del mercado común y produzcan o pue-
vención del Derecho penal), sino además una dan producir daños económicos a terceros a
motivación distinta y superior de naturaleza mo- través de una adjudicación incorrecta o una eje-
ralizante: el intento no declarado de afirmar un cución incorrecta de un contrato". Por tanto, el
"mínimo ético" en el ejercicio de la actividad objetivo político-criminal perseguido en sede eu-
económica, en el que el hecho de que la criminali- ropea es esencialmente el de la protección de la
zación alcance sólo al preceptor del soborno corre competencia y de terceros, porque -tal como se
el riesgo de aparecer como una hipócrita búsqueda puede leer entre los varios "considerandos" de
de un chivo expiatorio. En otras palabras: si la ex- apertura de la Acción común- la corrupción dis-
periencia de los países del área germana nos ha torsiona la competencia leal y compromete los
puesto abundantemente de relieve la dificultad que principios de apertura y de libertad de los merca-
supone castigar como infidelidad patrimonial la dos, en especial el buen funcionamiento del mer-
conducta del administrador o del dependiente que cado interno, y es contraria a la transparencia y a
recibe un sobomo43, no es sólo por los problemas la apertura al comercio internacional45.
contingentes de carácter probatorio que ello supo- En cuanto al efectivo merecimiento y necesidad
ne, sino porque --desde el punto de vista de una de pena de un bien jurídico como la libertad y le-
protección (aunque sea adelantada) del interés pa- altad de la competencia (entendida como protec-
trimonial del mandante del corrompido- no se en- ción adelantada tanto de los intereses de cada uno
trevé una necesidad real de protección cuando el he- de los sujetos que entren en competencia, como
cho no le haya provocado un perjuicio (o un peligro de las de los consumidores), y en cuanto si su
de perjuicio) patrimonial: de este modo el castigo eventual protección penal -en las formas y den-
reservado únicamente al "corrompido" aparecería tro de los límites impuestos en las iniciativas su-
como una instrumentalización de éste con finalida- pranacionales- está en correspondencia con los
des político-criminales distintas y ulteriores a la principios fundamentales de taxatividad, ofensivi-
protección del bien jurídico que se ha declarado dad e intervención mínima, el debate está, natu-
asumir como objeto de protección penal. ralmente, más que nunca abierto46. A decantar la
Las mismas aporías que caracterizan al modelo aguja de la balanza política en la dirección de una
patrimonialista parecen estar presentes también intervención efectiva del legislador podría ayudar
en la versión iuslaboralista de tipo francés, que no la consideración de las consecuencias del impo-
es más que una variante de la primera, proyectan- nente proceso -que en Italia está actualmente en
do el desvalor de la corrupción en el sector priva- curso, del mismo modo que en la generalidad de
do, ya no en el plano de la organización societaria los países de Europa- de privatización de las em-
o de empresa, sino más bien sobre el de la regula- presas públicas y de las actividades de prestación
ción de la relación laboral. Por tanto, descartando de servicios públicos (transporte, energía, teleco-
las dos opciones de tipo privado, sólo nos queda municaciones, etc.). Se trata de un proceso que
-como posible punto de referencia para la cons- -desde el punto de vista penal- producirá (y en
trucción de un tipo penal que incrimine la co- parte ya ha producido) una importante reducción
rrupción en el sector privado- la opción de la del área tradicionalmente asignada a la normativa
protección de Ja competencia: ésta constituye, penal de la Administración Pública, con la conse-

43. Cfr. para las referencias concretas L. FOFFANI, "lnfedelta patrimoniale", cit. (nota 1O), pp. 265 y ss. y 289 y ss.
44. También orientado a la protección de la competencia existe el tipo penal del cohecho activo y pasivo en el tráfico econo-
mico, sugerida por el ar!. 3 del Proyecto "Eurodelitos": v. supra, nota 8.
45. En sentido análogo se expresa también el más reciente proyecto de Decisión marco, en el que se puede leer que "los Es-
tados miembros atribuyen especial importancia a la lucha contra la corrupción en el sector público que en el privado, ya que con-
sideran que la corrupción en ambos sectores constituye una amenaza para el Estado de Derecho, y además genera distorsiones
de competencia y obstaculiza un correxcto desarrollo económico" ("considerando" núm. 7).
46. Para una expresión representativa de las diversas opiniones al respecto, cfr., por un lado, K. TIE~EMANN, "Wett~ewerb
als Rechtsgut des Strafrechts", en Festschrift fpr H. Müller Dietz zum 70. Geburtstag. c;;rundfr~g_en staatfrchen Strafens, Munchen,
200 l, pp. 905 y ss.; y, por el otro lado, K. LUDERSSEN, "Ein Prokustes Bett für ungle1che Zw1llmge. Angestelltenbestec~1~ng und
Submissionsabsprachen, vereinigt in einem neuen Abschnitt des Strafgesetzbuchs: 'Straftaten gegen den Wettbewerb , en Ent-
kriminalisierung des Wirtschaftsrechts, München, 1998, pp. 228 y ss. ,

70
D o e t r 1 n a

•••
cuente dislocación del control penal de las activida- como instrumento de realización de intereses par-
des económicas de la esfera pública a la privada. ticulares- la llamada a la ética de los negocios
El riesgo de que la introducción de un tipo pe- tenga más bien el laico significado de invocación
nal de corrupción en el sector privado pueda pro- de intereses de rango general como criterio de
vocar una eticización y una intrusión excesiva del orientación de la política legislativa (también, y
control penal en el ejercicio de las actividades em- sobre todo, cuando ésta utilice específicamente el
presariales ha de ser, sin duda alguna, tenido en instrumento penal). Si esto es así, no se trata de
cuenta, pero tampoco se debe sobrevalorar. Efec- que se estén intentando reavivar formas de etici-
tivamente, en los últimos tiempos estamos asis- zación del Derecho penal (más específicamente,
tiendo a la introducción de dosis masivas de ética del Derecho penal económico) quizá dictadas por
en el discurso económico, en la política económi- una vocación justicialista mal escondida, sino que
ca y en la política criminal en materia económica; se trata más bien de apelar a una necesaria valori-
ética y mercado47, ética de los negocios48, códigos zación de objetividades jurídicas supraindividua-
éticos, finanzas éticas, etc. En realidad, la sensa- les e institucionales contra una vuelta exasperada
ción que se percibe es que -frente a una iniciati- e antihistórica a la patrimonialización e indivi-
va legislativa y una política criminal en materia dualización de la protección penal en materia
económica que cada vez más parecen servir (en económica, como aquella a la que concretamente
Italia con toda seguridad, pero no sólo en Italia) hemos asistido en los últimos meses en Italia.

47. El binomio ética y mercado hoy significativamente se ha empleado en el tíulo una r~c~entísi~a obra m~nográfica dedicada
a la res onsabilidad de las personas jurídicas en el Derecho comparado: C. DE MAGLIE, L eh~a e 1/ mercato, cit. . .
"8 Cpf · 1 T MAAK/P. ULRICH "Korruption-die Unterwanderung des Gememwohls durch Parhkularmteresse~.
,.. . r., por e¡emp o, . , . . . I G h ··ft k h t
Eine republikanisch-ethisch~ Perspektive", en M. PIETH/~>. EIGEN !hrsg.), Korrup~ion 1m mternahona en ese a sver e r, c1 ·
(nota 1 ), pp. 103y ss.; H. KUNG, Hat das Ethos in der W1rtschaft eme Chance?, 1v1, pp. 120 y ss.

71
Doctrina

Cuestiones fundamentales de la coautoría (*)


•••

Urs Kindh§.user Prof. Dr.


Universidad de Bonn

SUMARIO: J. El problema. JI. Las soluciones habituales. III. Norma e imputación. IV. Sobre el con-
cepto de acción. V. La contradicción de Ja no1111a. VI. Lealtad al ordenamiento jurídico. VII. Auto-
nomía y prohibición de regreso. VIII. La infracción del deber a título de autor. IX. Coautorfa y parti-
cipación

I. El problema ralelo de las conductas individuales- sólo respon-


de de su propio comportamiento. Denominaremos
a) Las reflexiones que siguen contienen un análi- tales conductas, para distinguirlas de las acciones
sis, efectuado desde la perspectiva de la temia de la en régimen de coautoria, "comportamiento colecti-
acción y de la temia de la norma, de aquella forma vo uniforme". Más allá de esto, también hay que
de infracción de la norma que en Derecho penal se distinguir la infracción de la norma a partir de un
denomina "coautoria". De acuerdo con la doctrina comportamiento vinculado, tal como es entendida
dominante, la especificidad de la infracción de la por la doctrinajuridico-penal dominante, de la pro-
norma cometida en régimen de coautoria consiste ducción meramente cumulativa de un resultado
en que a cada uno de los agentes no sólo se le im- por una multiplicidad de contribuciones individua-
puta como propio aquello que ejecuta de propia ma- les. Si, por ejemplo, varios empresarios (sea de mo-
no, sino también la conducta de los demás intervi- do permitido o no permitido) vierten determinados
nientes. Por lo tanto, en esta forma de realización residuos de producción en un curso fluvial, a nin-
del delito, las diferentes aportaciones al hecho se en- guno de los intervinientes le incumbe el comporta-
globan en un único hecho contrario a deber, del que miento de los demás, al menos en principio. La
responde cada uno de los coautores como si lo hu- cuestión de en qué medida se puede atribuir res-
biera cometido solol. ponsabilidad a cada uno de los intervinientes por el
Partiendo de estas premisas, en primer lugar ha daño global es un problema -por ejemplo, en rela-
de distinguirse la actuación en régimen de coau- ción con los daños producidos por la civilización en
toria de las modalidades de comportamiento colec- su conjunto-- al que corresponde sobre todo rele-
tivas no vinculadas. Cuando, por ejemplo, el públi- vancia ética2. El Derecho penal sólo entra de modo
co asistente a un juicio se levanta de sus asientos en indirecto en esta problemática, sancionando la
el momento en el que los miembros del tribunal ha- aportación individual con independencia de las
cen su entrada en la sala de vistas, cada uno de los consecuencias dañosas, pero fundamentando la
integrantes del público -a pesar de la apariencia prohibición en el objetivo de evitar (o reducir) los
uniforme de la conducta de todos y del sentido pa- daños globales3.

(*) Taulo alemán: "Handlungs-und normlheorelische Grundfragen der MiltOterschaft", publioodo en: BOHNERT eta/. (ed.), Festschriftfür Alexan-
der Hollerbach zum 70. Geburslag, ed. Dund<er & Humblot, Berf'111, 200 l, pp. 627 y ss. Traducción de Manuel Cando Me6á (Universidad Aulónoma de
Madrid).
1. Respedo de las bases de la responsabilidad a taulo de coautoría ár. ROXIN, en: .Jéihnke/Laulhütte/Odersky (ed.), l.eipziger Kommenlar zum StGB
(L.K), 11.2 edición, 1993, § 25 núm. 153 y ss...
2. Cfr. al respedo úhimamente WfJ'fíOO LUBBE, Veranlworlung in komplexen kullurellen Prozessen, 1998. ..
3. Respedo de las dmaJhades que !al proceder plantea desde la perspecliva de la teooo del Derecho, ár. KINDHAUSER, en: l.elzgus eta/. (ed.), Für
Recht und Slaat. Festschrift für Herhert Helmrich, 1994, pp. 967 y ss.

53
Revista Penal
Cuestiones fundamentales de la coautoría

b) Tanto la moral cotidiana como el Derecho cer de una conducta ajena una propia, y no existe
penal parten de la posibilidad de que exista una convención social alguna (por buenas razones) que
infracción de la norma producida por una con- permita tal traslado de responsabilidad, como
ducta en que varias personas se encuentran vin- muestra el siguiente ejemplo: si T presta a su vecino
culadas; en esta medida, parece que el§ 25, pá- N, con el que mantiene relaciones poco amistosas,
rrafo 2.º StGB, que prescribe la imposición de la un hacha por un breve período de tiempo, con la es-
pena correspondiente al autor a cada uno de los peranza -que después se ve realizada- de que N se
intervinientes en la comisión conjunta del hecho, lesione, dada su falta de habilidad, al hacer uso de
tan sólo tiene carácter declaratorio. Sin duda al- la herramienta, parece claro que ni la cesión del ha-
guna, no resulta contradictorio respecto de la per- cha, que supone una aportación causal a la lesión,
cepción intuitiva de las cosas cuando se castiga a ni el interés en que se produzca el resultado que a
A y a B por robo si uno de ellos sujeta a la víctima ello le mueve, pueden cambiar en nada el hecho de
para que el otro pueda hacerse con su cartera. Pe- que la responsabilidad por el suceso corresponda en
ro por muy "evidente" que pueda ser la conclusión exclusiva a N.
de afirmar responsabilidad por un hecho a título b) En la bibliografía científica, se considera en
de comisión en coautoría, resulta difícil la funda- ocasiones la posibilidad de construir la coautoría
mentación de esta adscripción en el plano de la como subsupuesto de la autoría individual. Tal
teoría de la acción y de la teoría de la norma. "solución individual" resulta atractiva en la medi-
da en que parece corresponderse plenamente con
11. Las soluciones habituales el principio conforme al cual cada interviniente
sólo debe responder en función de su culpabilidad
a) Partiendo del presupuesto de que varios (§ 29 StGB)5. Si este punto de partida es desarro-
agentes tengan influencia en la causación de un llado de modo radical, las aportaciones de los
suceso jurídico-penalmente relevante, la jurispru- demás son, desde la perspectiva de cada uno de
dencia considera que el fundamento por el que ha los intervinientes, únicamente factores causales
de responderse de las aportaciones de otros como con cuya ayuda realiza su intendón6. Puesto que
propias se halla en la voluntad de querer también prácticamente cualquier acción en la vida cotidia-
la conducta ajena como propia. Esta opinión se na tiene como base las consecuencias de un gran
basa sobre todo en la llamada teoría de la equiva- número de acciones de otros sujetos, y ello sin que
lencia de la causalidad, de acuerdo con la cual to- éstas sean tenidas en cuenta en la adscripción de
das las condiciones de un suceso son equivalentes, responsabilidad, también en el ámbito del Dere-
de modo que no resultan adecuadas ni como cri- cho penal resulta posible fundamentar la imputa-
terios de adscripción de responsabilidad ni para la ción, en lo que se refiere a determinadas formas
delimitación de ámbitos de responsabilidad4. De de delito -especialmente, en los delitos puros de
acuerdo con este modelo, cualquier interviniente resultado como el homicidio o las lesiones-, en el
en un delito puede actuar, en principio, por otro, sentido de la solución individual. Sin embargo, el
de la misma manera que, a la inversa, cualquier modelo fracasa en el ámbito de los delitos consti-
interviniente puede hacer suya la acción de otro. tuidos por varios actos en los que éstos se encuen-
Lo que tiene de cierto este punto de partida es que tran en una relación final, al menos en lo que res-
la causalidad puede en todo caso ser objeto de la pecta a la parte subjetiva, como ocurre, por
atribución de responsabilidad, pero no fundamento ejemplo, en el robo con violencia o intimidación:
de ésta. Del mero ser no deriva responsabilidad; la en este caso, es necesario que el autor coaccione
imputación, por el contrario, exige la referencia a para hacer posible el apoderamiento, con ánimo
un convenio. Esto rige, sin embargo, también para de lucro, del objeto del delito. Entonces, si B se
el dato psíquico de la correspondiente voluntad de apodera de la cartera de V mientras éste es sujeta-
los intervinientes. La mera voluntad no puede ni do por A, sólo actuará de modo típico si es posible
convertir un comportamiento propio en ajeno ni ha- imputarle el empleo de la violencia desplegada pa-

4. Con más detalle al raspado GAUAS, Beitrage zur Verbredienslehre, 1968, pp. 132 y s. con ulleriores referendos; respedo ele las dillcultades de
detuniladón en la jurisprudencia redenle, vid. ZIESCHANG, ZStW 107 (1995), pp. 361 (369 y ss.).
5. Según BEUNG, Die Lehre vom Verbredien, 1906, pp. 405 y s., las aportadones al hecho de varios agentes no pueden configurar un delito; por
el contrario, según BEUNG, ooda porticipadón OJlpoble constituye un delito en sí misma. La conexión se establere mediante la asunci6n de un oonaJrso
ideal {pp. 408 y ss.).
6. En esla dirección se mueve-en absoluto coherencia con una posición Gnatisla estricto-SCHIWNG, Der Verbrediensversuch des Milttiters und des
miffelbaren Taiers, 1975, pp. 104 y ss.¡ ár. la affia:i contundente de este punto de porlida, en reladón con las conseOJel'lCias raspado de la tenlaliva, en
KÜPER, Versuchsbeginn und MiHOterschoft, 1978, pp. 52 y ss.

54
D o e t r n a

•••
ra llevar a cabo el apoderamiento; no basta, a este una persona colectiva no es más que una denomi-
efecto, que B sencillamente se aproveche de la vio- nación; no constituye una fundamentación. Sigue
lencia ejercida con ese fin por A. Puesto que las re- siendo un misterio cómo es que resulta posible, en
laciones entre medios y fines no son reflexivas, la primer lugar, constituir responsabilidad mediante
finalidad de A no puede agotarse en la función de la introducción de un sujeto global y, después,
un factor causal para la acción de B. Por el con- transferir esta responsabilidad a cada uno de sus
trario, es necesario que sea B mismo quien alcan- miembros (dependientes). En todo caso, de acuer-
ce el objetivo perseguido, lo que no puede suceder do con las valoraciones de la intuición cotidiana,
por el mero hecho del apoderamiento. Por consi- la obra de un colectivo (sólo) tiene como contra-
guiente, B sólo responderá de la realización del ti- partida una responsabilidad colectiva9. En con-
po del robo si se parte del presupuesto de que el cordancia con esto, parece adecuada la atribución
uso de la violencia desplegado por A, junto con la de responsabilidad por la intervención en la obra
finalidad con la que se produce ese uso, pueden común, pero no la equiparación de tal interven-
serle imputados como propios a B. Puesto que pa- ción individual en la obra del colectivo con el he-
rece poco convincente excluir la posibilidad de cho del colectivo en su conjuntolO.
una coautoría precisamente en aquellos delitos Sin embargo, incluso aunque resultara plausi-
que son verdaderos ejemplos arquetípicos de un ble la construcción de un sujeto global, cuyo ac-
proceder en régimen de coautoria, la solución in- tuar fuera imputable a cada uno de los intervi-
dividual queda excluida de lege lata como modelo nientes como actuar propio, con base en que las
de imputación plausible. diversas aportaciones están objetivamente adapta-
c) Partiendo, entonces, de que resulta imposible das a la actuación colectiva, se planteada el pro-
reconstruir como acción "natural" de una sola blema de por qué -en lo que se refiere al Derecho
persona la realización de delitos consistentes en penal- únicamente la coautoría habria de funda-
varios actos finalmente vinculados por varios in- mentarse conforme a este modelo. Si el modelo de
tervinientes, parece una consecuencia lógica optar una persona colectiva fuera adecuado, también
por considerar los diversos actos como obra de deberia responder el partícipe por el hecho atri-
una persona colectiva7. De acuerdo con este mo- buido al colectivo como si el hecho fuera propio.
delo, en la coautoría, la acción contraria a la nor- Pero ya de los propios preceptos relativos a la par-
ma es la acción del sujeto global que le es imputa- ticipación (§§ 26 y s. StGB) se infiere que autor y
da en su conjunto al individuo, en la medida en partícipe no pueden ser entendidos como miem-
que contribuye (con una aportación de cierto pe- bros de una persona colectiva; ya que éstos refie-
so) al hecho y con ello forma parte del colectivo. ren a la participación en el hecho antijurídico de
Los partidarios de esta doctrina plantean, en oca- otroll, Además, la existencia de delitos especiales
siones, requisitos muy limitados respecto de la propios se opone a la idea de un injusto creado
concepción de la noción de colectivo; hay quien ni por un sujeto global: el extraneus que, siguiendo
siquiera exige un objetivo común (aunque sólo sea instrucciones del sujeto vinculado por el deber es-
mediante actos concluyentes), siendo suficiente pecial en cuestión, realiza de propia mano el tipo
una decisión de adaptación unilateral8. de un delito especial propio contra la Administra-
Ahora bien, la caracterización de una realiza- ción pública, no responde per se a título de autor,
ción del tipo ejecutada en coautoria como obra de de modo que tampoco una aportación decisiva al

7. Cfr. LESCH, ZStW 105 (1993), pp. 217 (274 y ss.), con referendas a ejemploshistóñcos: desde su perspediva, el objeto dela coautoría no es un
hecho propio de cada individuo, sino un "hecho imputable a un coledivo". Este coledivo debe concebirse como "sujeto de acción" en el sentido de una
"comunidad personal".
8. Cfr. JAKOBS, Strafrecht. AJ/gemeiner Tei/, 2.9 edidón, 1991, 21/43; en sentido similar, LESCH, Das Problem der sukzessiven Beihilfe, 1991, pp.
271 y ss.; vid., una concepción próxima, aunque planteando requisitos subjetivos considerablemente más estrictos, en JOERDEN, Slrukluren des strafrech-
llic:hen Veranlwortungsbegriffs: Re/afionen und rnre Verkellungen, 1998, pp. 78 y ss. Respecto d~ la affica de la antigua teoría del sujeto global ár. BIN-
DING, Strafrechllic:he und strafprozessuale Abhand/ungen, 1917, lomo 1, p. 301 ¡vid. además KUPER, p. 53, noto 118; SCHIWNG, pp. 63 y s.
9. También en la bibliografía jurídico<:ivil la doctñna completamente predominante rechaza la responsabilidad individual del socio (es dedr, respon-
der con el patrimonio incfrvidual) por aquellas deudas sociales praduddas por actos antijurídicos que, de aOJerdo con el § 31 BGB, han de imputarse a la
sociedad; ár. Ul.MER, en: Münchener Kommenfor zum Bürgerlichen Gesetzbuc:h, lomo 5, Sc:huldrec:ht Besonderer Teil 111 (§§ 705-853), 3.9 edidón, 1997,
§ 705 núm. 219. El argumento utilizado es que en la responsabilidad extraconfradual no se imputa la culpa ajena.
1O. JOERDEN -p. 80- reconoce que no es posible la allnnadón de plena responsabiliclac:I del interviniente por el hecho coledivo; en su opinión,
esto tan sólo constituye un postulado.
11. También en el plano lingüístico sería erróneo calmcar la inducción al robo como parte del roba. Por lo demás, hay otras construcciones legales-co-
mo la impunidad del encubñmiento, siendo punible al mismo tiempo la inducción al encubñmienlo diñgicla a un sujeto no implicado (cfr. § 257, párrafo
3.11 SIGB)- que no tendrían razón de ser si la autoría y la parfidpadón tuvieran como objeto la misma acción.

55
Revista Penal
Cuestiones fundamentales de la coautoría
•••

éxito del hecho puede fundamentar por sí misma por el actuar delictivo plenamente responsable de
la imputación de ese hecho como acción propia12. terceros, hay que explicar la razón que hace posi-
Finalmente, resultaría difícilmente justificable ble que la responsabilidad de un interviniente
que la tentativa de participación sólo resulte puni- pueda extenderse también a las aportaciones pres-
blel3 en casos excepcionales14, tadas por otros, de modo plenamente responsable
· d) De acuerdo con la doctrina dominante en De- y en "igualdad de derechos" en la coautoría.
recho penal, la responsabilidad por el actuar Por lo demás, este punto de partida es cuestio-
común .deriva del llamado "dominio del hecho" nable incluso en su lógica interna: la intervención
respecto del suceso, es decir, de una forma cuali- de varios sujetos en la comisión de un delito re-
ficada de causalidad. Quien tiene en su mano, se sulta conveniente, especialmente, cuando parece
dice, el suceso en su conjunto mediante la presta- que un individuo aislado no podría llevar a cabo la
ción de una aportación del mismo rango y peso, es planificación o la ejecución del proyecto. Si, sin
decir, quien codetermina si se comete el hecho y embargo, el objeto del proceder conjunto consiste
cómo se comete, ha de responder a título de autor en incrementar la efectividad del actuar mediante
por el hecho en su conjunto15. Materialmente, es- el reparto de tareas, el criterio para la adscripción
te punto de partida es una versión, reducida en del hecho en su conjunto difícilmente puede ha-
términos naturalistas, de la doctrina del sujeto llarse en el dominio fáctico de la realización de,
global, que introduce, al mismo tiempo, elemen- precisamente, ese hecho. En esta situación, tam-
tos de la solución individual. Por un lado, me- poco supone una salida intentar desviar la argu-
diante el reparto de tareas se fundamenta un do- mentación del dominio del hecho -la dirección
minio del hecho que corresponde a los agentes en suficientemente intensa del suceso- hacia el do-
cuanto colectivo, dominio que es ejercido por el minio del hecho negativo -la posibilidad de ha-
interviniente individual a través de una aporta- cer fracasar la empresa-. Este dominio también
ción relevante, si bien de modo reducido. De lo tiene cualquier cómplice que aporte un elemen-
acuerdo con esta posición, este dominio del hecho to indispensable para la realización del tipo como,
reducido basta -al estar imbricado en el dominio por ejemplo, el vendedor de un destornillador im-
global- para imputar el hecho en su conjunto. prescindible para entrar en la casa donde se pre-
La teoría del dominio del hecho puede reducir- tende efectuar el robots. En resumen: cualquier
se a la fórmula de que el autor constituye el hecho: agente tiene dominio del hecho exactamente en Ja
se considera hecho propio aquello que puede ser medida en la que interviene en el hecho a través
dominado (causalmente) por el agente. Sin em- de su propia aportación, de modo que no puede
bargo, en un sistema de imputación normativo, el ser la concurrencia o la ausencia de dominio del
dominio sólo puede producir responsabilidad en hecho sino, en todo caso, el quantum de la inter-
la medida en que, de acuerdo con el sistema, la vención, lo que sea decisivo para la valoración
responsabilidad presupone dominio16. Allí donde cualitativa de la intervención.
se agota el correspondiente ámbito de responsabi- d) Como conclusión de este breve análisis de las
lidad, el dominio carece de relevancia a efectos de vías de solución tradicionales va concretándose la
imputación: el autor es determinado por el hecho, constatación -de difícil integración en la cons-
es decir: por aquello de lo que ha de responderse. trucción habitual del concepto de delito, por otra
Es por esto que se estima que -sí se prescinde de parte- de que los criterios a aplicar en el caso de
problemas marginales- está claro que no entra la coautoría no pueden ser de naturaleza pura-
en consideración como posible instrumento en el mente objetiva, pero tampoco exclusivamente
sentido de una autoría mediata quien a su vez de- subjetivos. Tampoco es suficiente que las aporta-
linque con plena responsabilidad individualmen- ciones al hecho se adapten unas a otras desde el
te! 7. Pero si el dominio del hecho queda limitado punto de vista objetivo, no basta que sólo uno de

12. Dod!ina dominante, cfr. sólo SÁNCHEZ-VERA, Pllidrldelild und Beleiligung, 1999, pp. 167 y ss., oon ulteriores referencias.
13. También queda sin explicar cómo habría que integrar en la construcción de este modelo la posibilidad del elesistiniento de la tenlaliva {impune)
por parle ele uno ele los inlervinienles.
14. Sólo respecto ele la inducción, y a oonddón ele que se amplan los presupuestos del § 30, párrafo 1.2 SIGB.
15. Fundamenlal para la dod!ina moderna ROXIN, Téilerschaft und Talhemchaft, 7.9 edidón, 1999, pp. 167 y ss., oon ulteóores referencias.
16. Llega a la misma conclusión MURMANN, Die NebenfOferschaft im Strafrecht, 1993, pp. 180 y ss.¡ respedO de una versión más normalivo del do-
minio del hecho, vid. SCHILD, TOferschaft als Talherrschaft, 1994.
17. C1r. sólo GALLAS, p. 141; LJ<.ROXIN, § 25 núm. 53 y ss., con ulteriores referendos.
18. <lr., respecto ele este argumenla dedsivo contra la fundamentación de la ooautoría a través del dominio del hecho, úhimamenle LESCH, JA 2000,
pp. 73 {75 y ss.).

56
Do ctr1 na

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los intervinientes se aproveche del comportamien- función en cuestión adquiere relevancia. La impu-
to del otro como propio. Por lo tanto, la conducta tación jurídico-penal se produce ex post factu. Es-
objetiva de los intervinientes debe hallarse imbri- pecialmente en relación con aquellos delitos que
cada objetiva y subjetivamente de tal modo que se tienen como objeto de imputación lo que se suele
presente para cada uno como un hecho conjunto denominar un resultado, el reproche tiene como
del que ha de responder él mismo. Esta exigencia presupuesto la producción de ese acontecimiento
dogmática no es susceptible de ser satisfecha sin para que pueda convertirse en el objeto del repro-
más con el instrumentario de la teoría habitual de che jurídico-penal; si el autor no hiere mortal-
la acción y de la norma, puesto que estas teorías mente a la víctima, no se le puede reprochar el ho-
presentan, tanto en la teoría del Derecho como en micidio. En cambio, la función normativa del tipo
la filosofía práctica, una impronta individualis- adquiere relevancia ex ante, es decir, antes de la
tal 9. Las normas se cumplen mediante acciones, y realización del acontecer descrito típicamente. En
las acciones a su vez son interpretaciones de con- este ámbito, el tipo tiene una función de objetivo
ducta que afectan al propio cuerpo del agente. En (negativo) en el sentido de una causa de obliga-
correspondencia con ello, las valoraciones lauda- ción; el destinatario de la norma está obligado a
torias y las negativas se refieren a prestaciones o configurar su conducta de tal modo que no reali-
déficits individuales, y la cuestión moral central, ce el tipo en cuestión. Sin embargo, la función de
particularmente en forma del imperativo categóri- imputación y la función normativa del tipo no só-
co, se refiere a cómo yo he de comportarme de lo divergen desde la perspectiva temporal, sino
modo correcto. La imputación a título de coau- también desde la perspectiva personal. La impu-
toría no se contradice con este punto de partida tación es cometido de aquel que formula el repro-
individualista fundamental, en la medida en que che, es decir, del órgano estatal competente. De-
cada uno de los intervinientes debe ser penado ben aplicarse las reglas correspondientes, con
conforme a su culpabilidad (§ 29 StGB). Ahora cuya ayuda la constitución del reproche resulta
bien, con más insistencia aún se plantea entonces admisible y fundamentada. En cambio, en su fun-
la cuestión de cómo un mismo comportamiento ción normativa, el tipo se dirige a las personas, pa-
de varias personas puede ser imputado como ac- ra las cuales debe constituir un objetivo vinculan-
tuar propio por el que cada participante ha de res- te en la configuración de su actuar.
ponder conforme a la propia culpabilidad. Se La función de imputación y la función en cuan-
atenderá, en primer lugar, a los elementos del de- to norma se hallan interrelacionadas del siguiente
lito en general a modo de preparación de un in- modo: ex post sólo puede reprocharse la realiza-
tento de responder a esta cuestión llegando a su ción de un tipo delictivo a una persona en la me-
fondo. dida en que ésta hubiera podido ex ante evitar tal
realización cumpliendo con su deber. Partiendo
de esta interpretación, el delito es una construc-
111. Norma e imputación ción de imputación que tiene como contenido una
contradicción de la norma: al autor se le reprocha
Los tipos delictivos de la Ley penal tienen una haber declarado a través de su conducta que la
doble función: por un lado, describen el acontecer norma no es para él un motivo de actuación vin-
que es objeto del reproche jurídico-penal, esto es, culante. La realización del tipo es el valor explica-
por el cual una persona ha de responder juridico- tivo objetivo de la contradicción de la norma; la
penalmente. En este contexto los tipos cumplen misma constituye el injusto objetivo, constituido
una función de imputación ..Por otro lado, los ti- por vía de imputación objetiva, por cuya realiza-
pos cumplen una función normativa. Describen, ción20 el autor tiene que responder. La realización
en una formulación contradictoria, aquel suceso del tipo es subjetivamente imputable cuando el
que debe ser evitado. autor ex ante hubiera podido y debido evitar la
Si bien ambas funciones de los tipos delictivos conducta que conduce a esa realización si hubie-
se encuentran interrelacionadas, deben ser distin- ra presentado suficiente fidelidad al ordenamien-
guidas con exactitud desde la perspectiva analíti- to, es decir, en caso de haber reconocido, con efec-
ca. Esta separación debe observarse sobre todo en tos sobre su acción, la norma como causa de
lo que se refiere al momento temporal en el que la obligación.

19. V. WRIGHT, Norm und Handlung, 1979, pp. 50 y s., insinúa que las acciones coledivas pueden ser entendidas como construcxiones lógicas de
actos individuales.
20. En el caso de la tentativa, el objeto del reproche está en el disponerse inmediatamente a un suceso aiya realización -partiendo de la represenlo-
ción del autor- debería considerarse una realización objetivamente imputable del tipo.

57
Revista Penal
Cuestiones fundamentales de la coautoría
•••

Cualquiera que pueda realizar el tipo a través de b) Sin embargo, a través de la vinculación de
su conducta es destinatario de la norma. En los una consecuencia lesiva con una conducta social-
delitos especiales, cuya punibilidad se halla vincu- mente relevante, llevada a cabo por vía de la im-
lada a especiales características personales, sólo putación objetiva tan sólo se identifica el objeto de
es destinatario quien presenta esos elementos; así, la responsabilidad, es decir, la relevancia jurídica
por ejemplo, en los delitos de funcionarios en sen- de la causación de un suceso por un agente. Dicho
tido estricto sólo la autoridad o funcionario públi- de otro modo, se trata del valor explicativo objeti-
co puede ser destinatario de la norma, en los deli- vo de la contradieción a la norma, del objeto del
tos de omisión21, sólo el titular de una posición reproche jurídico-penal. Queda aún por resolver
específica de garante. Cualquiera es destinatario la cuestión de si el causante disponía de alternati-
de la norma si, por el contrario, la punibilidad no vas de conducta. La imputación objetiva, es decir,
se halla vinculada a especiales características per- la imputación a un sujeto que puede decidir él
sonales -como ocurre, por ejemplo, en los delitos mismo acerca de su comportamiento y al que por
de lesiones o de homicidio-. ello puede exigírsele responsabilidad por su deci-
sión errónea tiene, sin embargo, como presupues-
IV. Sobre el concepto de acción to un concepto de acción que remita, más allá de
la relevancia social de un comportamiento, a la
a) En el análisis que la teoría del Derecho hace de posibilidad de optar por conductas alternativas.
la construcción de imputación "delito", se recurre al La llamada teoría causal de la acción intenta re-
concepto de acción en tres funciones claramente di- ducir el concepto de acción, en cuanto base de im-
ferenciadas. En primer lugar, la imputación de un putación subjetiva, a un comportamiento volunta-
delito tiene como presupuesto una conducta que si- rio, respecto del cual VON LISZT tan sólo exige
quiera pueda ser susceptible de ser el punto de par- que debe estar "libre de fuerza mecánica o fisioló-
tida de un reproche. En este sentido, el llamado gica, determinado (motivado) por una representa-
"concepto social de acción" -defendido en múlti- ción"23. Sin embargo, este punto de partida natu-
ples variaciones- exige que el comportamiento en ralista deja de lado que la acción no es sólo
cuestión sea socialmente relevante22. Con ello se su- movimiento corporal, sino, precisamente, un
braya que las reglas de imputación no se hallan pre- comportamiento interpretado. Dicho con mayor
fijadas ontológicamente, sino fundadas convencio- exactitud: la acción es un comportamiento (hu-
nalmente. En particular, también las omisiones, mano) interpretado mediante la atribución de una
junto con las conductas activas, entran en conside- intención. A partir de tal atribución de una inten-
ración como modalidades de comportamiento rele- ción el comportamiento obtiene un sentido, al
vantes, a las que cabe vincular el reproche de un de- asignársele una razón24. También la cuestión de si
ficiente cumplimiento de la norma. una conducta debe entenderse como hacer u omi-
La moderna teoría de la imputación objetiva in- tir, como actividad o pasividad, depende de la in-
tenta precisar en términos específicamente pena- tención adscrita. Por ello, un mismo comporta-
les la idea de la relevancia social del comporta- miento corporal puede ser interpretado como
miento: por un lado, la conducta ha de superar los acción en múltiples sentidos; quien se aleja co-
límites de lo socialmente adecuado y de los ries- rriendo de un determinado lugar, por ejemplo,
gos generales de la vida; por otro lado, es necesa- puede al mismo tiempo (activamente) dirigirse al
rio que, en las consecuencias lesivas a imputar, se lugar donde tiene una cita y (pasivamente) omitir
hayan realizado precisamente aquellas cualidades el salvamento de un accidentado. Puesto que tam-
del comportamiento en cuestión que fundamen- bién las intenciones están referidas a objetos que
tan los riesgos socialmente inadecuados e intole- a su vez dependen de la descripción, incluso las
rables. Pero sobre todo -y esto es lo decisivo de adscripciones de acción con un objeto intencional
la imputación objetiva- es necesario que las con- extensionalmente idéntico pueden tener diversos
secuencias entren en el ámbito de responsabilidad significados. El hecho de que Iocasta fuera madre
del causante, en su ámbito de competencia res- de Edipo evidentemente no permite llegar a la
pecto de riesgos. conclusión de que Edipo quisiera casarse al mis-

21. Puesto que aquí s6lo se trola de la posid6n de destinatario de la nonna, la conlrovenia (dr. al respecto l.K-ROXIN § 28 núm. 64) aa!l'l:XI de si la
posiáón de garante por injerencia debe ser oonsideroda un elemento personal en el sentido del § 28 SIGB puede quedar fuera de consideración.
22. Sobre esta ruestión y ulteriores teorías de la acdón-que no difieren en el punto que aqui intereso-vid. JESCHECK/WEIGEND, l.ehrbuch des Sfra.
frechfs. Allgemeiner Teff, 5.u edkión, 1996, pp. 222 y ss.
23. VON USZT, Lehrbudi des Deufschen Sirafrechfs, 21.u y 22.2 edición, 1919, p. 116 (§ 28).
24. Con más detalle a este respedo VON WRIGHT, &klaren und Versfehen, 1974, pp. 83 y ss.

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Do et r1 na

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mo tiempo con Iocasta y con su madre. Por consi- subjetiva, va más allá del objetivo funcionalmente
guiente, puesto que las acciones dependen de la adecuado, hay que reconocer que formula, desde
descripción25, no puede haber per se acciones vo- otra perspectiva, un presupuesto esencial de la im-
luntarias o no voluntarias, de modo que el con- putación: las normas sólo son susceptibles de ser
cepto causal de acción fracasa incluso a la hora de cumplidas mediante un actuar final. Esto signifi-
intentar delimitaciones sencillas. No lleva a cabo ca lo siguiente: es cierto que no es necesario -en
una acción respecto de la caída, producida por vis cuanto presupuesto de la imputación- poder re-
absoluta, quien recibe un empujón y cae al suelo; prochar al autor la realización final del aconteci-
sin embargo, el sujeto sí ha actuado en relación miento prohibido por la norma. El autor sólo res-
con el posible daño a un jarrón si, al caer, pudie- ponderá subjetivamente si hubiera podido evitar
ra aún mover el brazo de tal modo que evitara intencionalmente la creación prohibida de un
romperlo. riesgo. Por lo tanto, la capacidad de acción nece-
Hace mucho tiempo que se ha superado por la saria para el cumplimiento de la norma es la ca-
doctrina jurídico-penal el error consistente en la re- pacidad de actuar intencionalmente. En relación
ducción naturalista del concepto de acción a las ac- con la prohibición del homicidio: la responsabili-
ciones corporales voluntarias. A ello contribuyó es- dad por la muerte de un ser humano no tiene co-
pecialmente la contrapropuesta de WELZEL en el mo presupuesto que la causa de aquélla se haya
sentido de una teoría final, que ve la "esencia" de la puesto finalmente (o que el causante haya actua-
acción en la sobredeterminación de un curso cau- do finalmente en cualquier otra descripción); sin
sal por una voluntad que se plantea objetivos a al- embargo, el resultado sólo podrá imputarse al au-
canzar26; en lugar de una voluntariedad indetermi- tor en cuanto realización de un riesgo de muerte
nada aparece el acto de voluntad concretado que que le incumbe cuando hubiera podido evitar de
otorga sentido a la acción27. Sin embargo, esta te- modo dirigido el comportamiento generador de
oría establece demasiados presupuestos respecto ese riesgo. Por consiguiente, el concepto básico de
de la función del concepto de acción como base de la imputación subjetiva no es una intención reali-
la imputación subjetiva. Sólo en los casos excep- zada, sino la finalidad conforme a la norma, fina-
cionales en los que una determinada intención es lidad no realizada actualmente, pero de obligato-
constitutiva del injusto28 resulta relevante qué es lo ria realización. Dicho de otro modo: lo que
que quiere fácticamente una persona que se com- fundamenta la responsabilidad es la evitabilidad
porta de modo objetivamente contrario a la norma. intencional (individual) del comportamiento no
Respecto de la gran mayoría de las infracciones permitido y de sus consecuencias.
-y, en este contexto, de nuevo, sobre todo en los c) Junto con la limitación del objeto de imputa-
delitos puros de resultado como el homicidio y las ción a las realizaciones del tipo llevadas a cabo
lesiones-, la concreta intención del autor carece mediante un comportamiento socialmente rele-
por completo de relevancia. La creación de un ries- vante y de la capacidad de evitación intencional
go para la vida de otra persona está prohibida con como concepto base de la imputación objetiva, co-
independencia de que el autor tenga la intención de rresponde relevancia al concepto de acción,
matar a la víctima, de que asuma esa muerte como además, en una tercera función. La infracción de
consecuencia no deseada de su actuar, a partir del la norma es algo más que un mero comporta-
cual se pretende, en realidad, alcanzar otro objeti- miento no permitido evitable; también es -preci-
vo, o de que --en caso de imprudencia- ni siquie- samente es- una contradicción de la norma: la
ra haya previsto la muerte como consecuencia de infracción de la norma es una conducta mediante
su acción. Si la finalidad no es una característica la cual el agente expresa que la norma no rige pa-
necesaria de un comportamiento contrario a la ra él, que no quiere reconocerla, de modo efectivo
norma, el punto de partida de la imputación subje- en la configuración de su actuar, como máxima
tiva no puede hallarse entonces en la configuración válida para él. En este sentido, la acción es una
final de un acontecimiento. conducta comunicativamente significativa, es de-
Si bien la teoría final de la acción, en la medida cir, una toma de postura expresiva en relación con
en que plantea la necesidad de que exista una con- la norma. A esta contradicción el Derecho penal
ducta final como presupuesto de la imputación contesta con la sanción, cuya imposición, a su vez,

25. En mayor detalle sobre este punto KINDHÁUSER, lnlenlionale Handlun9, 1980, pp. 156 y ss. y passim.
26. WELZEL, Das Deulsche Slrafrecht, 11.g edición, 1969, p. 33 (§ 8 1).
27. Las reperrusiones en la sistemática de la leona del delito fueron determinani?~ para la dodrina ~I en la medi~ .e~ q~~ el dolo -idenlificado
(de modo disaitible) con la voluntad conaetado-- se convimó en elemento de la aooon, y, con ello, en ob¡eto de la valoraaon ¡uooica.
28. Por ejemplo, el ánimo de lucro en la estafa (§ 263 StGB).

'

59 1

J
Revista Penal
Cuestiones fundamentales de la coautoría

expresa de modo comunicativamente relevante ramente voluntario). A partir de la interpretación


que la declaración del autor es irrelevante. de la conducta como contradicción de la norma,
Con independencia de todas las diferencias exis- tal conducta no queda explicada intencionalmen-
tentes en la doctrina penal relativa al contenido de te por el hecho de que se indique una razón de su
la culpabilidad y al fin de la pena, este aspecto co- ejecución, como, por ejemplo: "A hizo x porque
municativo de la relación de delito y sanción fue quería z". Por el contrario, en su acepción de con-
condensado por HEGEL en la acertada fórmula a tradicción de la norma, la conducta es considera-
partir de la cual se afirma que la pena es la nega- da expresión de lá voluntad de no realizar como
ción de la negación del Derecho29. Por ello, no re- voluntad lo que la norma exige. Dicho de otra ma-
sulta extraño que, en la ciencia del Derecho penal, nera, la contradicción de la norma es un actuar
sea precisamente la dirección hegeliana la que in- que es interpretado a la luz de una intención rela-
tenta aprehender el concepto de acción no (sólo) tiva a una intención, es decir, mediante la ads-
como concepto base de la imputación sino, en su cripción de una intención de segundo orden33.
compleja estructura, como toma de posición res- La explicación de un comportamiento mediante
ponsable respecto del ordenamiento jurídico. Así, la adscripción de una intención de primer orden
por ejemplo, según KOSTLIN el concepto de ac- resulta factible, en cierto sentido, también respec-
ción estriba en que ésta es "la voluntad realizada to de animales, o incluso de plantas ("el gato
(y libre) de un sujeto (imputable). Por lo tanto, araña la puerta porque quiere salir"; "el árbol cre-
aparece 1) la voluntad como principio motor de la ce hacia la izquierda para recibir más rayos sola-
acción, que se atribuye precisamente por ello el res"), mientras la adscripción de intenciones de
derecho de considerar suyas las modificaciones segundo orden sólo se refiere a conductas huma-
del mundo exterior sólo en la medida en que las nas guiadas por reglas. Son ejemplos cotidianos la
haya creado. Este derecho, sin embargo, halla 2) formulación de promesas o -más específicamen-
su límite en la necesidad de la realidad externa de te- la conclusión de un contrato: quien se obliga
la acción, del hecho, que se manifiesta como me- frente a otra persona a llevar a cabo una presta-
dida de la responsabilidad de la voluntad y que ción, expresa con ello que tiene voluntad de reali-
por ello mismo ha de reconocer la voluntad como zar una determinada intención, la ejecución de la
el principio global. 3) Por ello, como creador de prestación34. Por ejemplo: si el fontanero F se
una acción siempre aparece un sujeto que puede compromete en el momento t 1 a reparar el grifo
considerarla suya y debe responder por ella"30. de G en el momento t 2, F expresa en el momento
Bajo estas premisas, la acción de contradecir la t 1 la intención de preferir, de manera eficaz en la
norma es idéntica al delito mismo y siempre tiene configuración de su actuar, en el momento tz, la
como presupuesto también la culpabilidad. Cohe- intención de reparar el grifo de G a todas las
rentemente, para HALSCHNER "sólo el ser hu- demás intenciones -por ejemplo, ir a la piscina,
mano imputable [es capaz] ... de actuar"31. En la jugar al ajedrez o reparar una rotura de tubería en
formulación de JAKOBS, que recoge esta tradi- casa de H-. La concepción cotidiana del libre al-
ción, acción es "adquirir culpablemente compe- bedrfo35 se basa en la adscripción recíproca de la
tencia por un daño en la vigencia de la norma"32. posibilidad de disponer intencionalmente de las
intenciones propias; y el hecho de que las inten-
V. La contradicción de la norma ciones de segundo orden habitualmente son efec-
tivamente realizadas confirma que esa adscrip-
El concepto de acción, con cuya ayuda el delito ción de halla justificada.
en su conjunto se caracteriza como acto comuni- Cabe definir el deber como razón vinculante pa-
cativo de deficiente reconocimiento de la norma, ra éonfigurar una determinada intención de se-
presenta una estructura más compleja que la de gundo orden con efectos sobre la acción. El fun-
un sencillo comportamiento final (o, incluso, me- damento del vínculo puede estar en la voluntad de

29. Grundlinien der Phi/osophie des Red'lls, §§ 99 y ss., en: Moldenhauer/Michel (ed.), HEGEL, Werke in 20 Banden avf der Grundlage der Werke
von 1832-1845, lomo 7, 1986.
30. KOsruN, Syslem des deufschen Strafredifs, Abtei/ung /. Altgemeiner Teil 1855, p. 156.
31. HALscHNER, Das gemeine deufsche Slrafrecht. Ersler Band. Die allgemeinen sfrafrechllichen lehren, 1881, p. 275.
32. JAKOBS, Der sfrafrechllic:he Handlungsbegrilf, 1992, p. 44. . ...
33. Sobte el análisís, en término' de leona de la acx::ión, de intenáones de orden wperior, dr. DENNETT, en: Siep (ed.), ldenlilm der Person, pp. 21 Y
SS.
3.4. Más en dede al respedo SEARLE, Sprechalde, 2.9 edición, 1986, pp. 88 y ss.
35. Cfr. FRANKFURT, Jouma/ of Philosop'1y 68 (1971 ), pp. 5 y ss.

60
D oc tr1 na

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obligarse a sí mismo, y en esta medida cabe ha- plano fáctico, impiden la realización de una inten-
blar de un deber fundamentado de modo autóno- ción de segundo orden. A este contexto pertenecen
mo, de una auto-obligación. El vínculo también los errores sobre la existencia de la obligación (erro-
puede resultar de una razón con vigencia general, res sobre la norma) y, además, aquellas situaciones
es decir, de una norma. Partiendo de este entendi- en las que no cabe esperar una decisión a favor de
miento, las normas son razones de vinculación pa- la intención de primer orden por concurrir una gran
ra la realización de acciones, esto es, razones vin- presión de motivación (por ejemplo, situaciones de
culantes para realizar mediante una acción lo estado de necesidad exculpante) así como, final-
debido como algo querido. Desde una perspectiva mente, la incapacidad actual de elegir entre inten-
específicamente jurídico-penal, por tanto, las nor- ciones de primer orden, o de realizar tal decisión.
mas son razones para querer evitar las correspon- De nuevo rige la regla según la cual la incapacidad
dientes realizaciones de los tipos. fáctica en el plano de las intenciones de segundo or-
Mientras que el cumplimiento de deberes de den en principio no exonera cuando el obligado de-
omisión se agota en una conformidad con la nor- be responder de su incapacidad. Por ejemplo, no
ma que no tiene mayor transcendencia, exigién- puede invocar un error de prohibición o una situa-
dose también en el ámbito de los deberes de pres- ción de necesidad exculpante quien hubiera podido
tación habitualmente sólo la realización del evitar el error o quien ha provocado el riesgo de es-
comportamiento debido, la infracción de un deber tado de necesidad.
de actuar provoca la reacción del derechohabíen-
te, puesto que su expectativa de que lo debido será
realizado como voluntad resulta defraudada. La VI. Lealtad al ordenamiento jurídico
defraudación puede ser limitada o eliminada si re-
sulta posible dar razones reconocidas (o, en su ca- Como se desprende de las reflexiones efectua-
so, merecedoras de reconocimiento) para una li- das hasta el momento, los objetivos y motivos fác-
mitación o eliminación de la vinculación del ticos de un obligado, así como su conducta de he-
obligado a la realización de la intención en cues- cho, sólo adquieren relevancia en el contexto de
tión. Cabe clasificar tales razones en dos grupos: una infracción de la norma cuando afectan a los
En primer lugar, hay que pensar en razones que, presupuestos del deber; de lo contrario, son irre-
en el plano de lo fáctico, se oponen a la realización levantes36. Esto significa, a su vez, que el hecho de
de la intención de primer orden. A modo de ejemplo: atribuir a un comportamiento el carácter de con-
A queda liberado de su promesa de trabajar en el tradicción la norma sólo comprende el suceso fác-
jardín de B en un determinado momento si en ese tico parcialmente. Especialmente en lo que se re-
momento se encuentra enfermo. Ahora bien, por re- fiere a las normas sancionadas por el Derecho
gla general, ni en la vida cotidiana ni en la teoría jurí- penal, la regla es que, en gran medida, es asunto
dico-penal de la imputación basta la mera invoca- de cada uno de los destinatarios cómo se motiva
ción de una incapacidad de acción actual cuando el para desplegar la acción correspondiente al com-
obligado debe responder, a su vez, por esta incapaci- portamiento debido. El incumplimiento es valora-
dad de acción. Quien no acude a una cita no puede do como contradicción de la norma si no concu-
exonerarse aduciendo que la olvidó, si es que cabe es- rre alguna de las razones por las cuales no cabe
perar de él que gestione de modo ordenado y por es- esperar el cumplimiento de la norma.
crito su agenda. Las exigencias que se refieren a la La defraudación producida por una contradic-
capacidad de realización de intenciones de primer ción de la norma tiene como presupuesto que quien
orden se denominan "deberes de cuidado", su infrac- vulnerasµ deber haya cometido un error, es decir,
ción se denomina "imprudencia". Tras la responsa- que la infracción del deber no fuera jurídicamente
bilidad por imprudencia se encuentra la idea de que correcta. En una concepción del Derecho que --co-
aquel que reconoce de modo vinculante un determi- mo la de KELSEN37_ sólo conoce normas de san-
nado objetivo debe procurarse también la capacidad ción e interpreta la decisión en favor de una con-
de acción necesaria para alcanzar el objetivo. ducta conforme a la norma como aplicación de una
Al segundo grupo de razones de exoneración de- mera regla de prudencia-es decir, del imperativo
ben adscribirse aquellas circunstancias que, en el hipotético de intentar evitar sanciones-, la expec-

36. En todo coso, en lo que se refiere a la comlilución de la infracción de la nanna; por el contrario, en lo que se rellere a la medición de la pena, pue-
de ser de considerable Mlevanda que, por ejemplo, el autor haya generado la condición de la muerte de otro con dolo diredo de primer grado, sólo con
dolo evenlval o de modo imprudente.
37. di-. Reine Rechls/ehre, 2.9 edición, 1960, pp. 56 y s., 106 y s.; ha de anotarse, sin embargo, que el propio KELSEN sólo niego la exislencia auió-
noma de normas de compoñamiento.

61
Revista Penal
Cuestiones fundamentales de la coautoría

tativa entre los sujetos sometidos al Derecho se ducta fáctica del individuo siempre es valorada en el
agota en el pronóstico recíproco de que todos son marco de la siguiente reflexión: presumiendo su le-
capaces de comportarse prudentemente y desean altad al ordenamiento jurídico, ¿cómo debería y
hacerlo, de modo que no cumpla los presupuestos podría haberse comportado?; por ello, parafrasean-
de una sanción. Sin embargo, un modelo de estas do a HEGEL, con la atribución de una contradicción
características deja abierta la cuestión de cuál es la de la norma "se le honra" como persona leal al De-
razón por la que se le reprocha su comportamiento recho42.
al autor de un delito38. La defraudación producida Partiendo de estos presupuestos, cabe interpre-
por un comportamiento punible39 no se encuentra tar una conducta como toma de posición comuni-
tanto en que el autor fue tan poco prudente como cativamente relevante respecto de una norma en
para ganarse la sanción actúe tan torpemente que cuanto contradicción de la norma cuando el agen-
su conducta constituya un motivo para imponer la te se comporta de modo contrario a deber a pesar
sanción, sino más bien en que no ha hecho aquello de que, como destinatario de la norma leal al or-
que era debido por ser jurídicamente correcto. For- denamiento jurídico, cabía esperar de él que evi-
mulándolo de otro modo: la defraudación produci- tara la correspondiente realización del tipo. En es-
da por el comportamiento del autor no se funda- te modelo, la imputación subjetiva de la conducta
menta en el hecho de que el sujeto se autolesione, contraria a la norma en cuanto infracción de de-
al desencadenar la sanción, sino en la lesión ajena ber culpable se produce en dos pasos: en un pri-
llevada a cabo al superar el marco de actuación mer momento, se constituye el injusto de acción
asignado por el ordenamiento jurídico. En este sen- mediante el planteamiento de la cuestión de si el
tido, si bien ello implica establecer un mayor nú- autor, suponiendo hipotéticamente su motivación
mero de exigencias, al mismo tiempo resulta más leal al ordenamiento jurídico, hubiera estado en
plausible y consistente vincular la imposición de condiciones de configurar y realizar la intención
una sanción a la infracción de una norma de com- (de primer orden) de evitar la realización del tipo.
portamiento cuyo destinatario es el autor. De El sujeto en cuestión deberá ser considerado ca-
acuerdo con este modelo, la expectativa de que el paz de actuar en este sentido cuando una persona
destinatario de una norma se comporte conforme a leal al ordenamiento con su conocimientos y sus
la norma se fundamenta en la presunción de que es capacidades físicas se hubiera conducido de ese
leal al ordenamiento jurídico, es decir, que convier- modo. Por consiguiente, no es que se supongan
te lo debido en el motivo dominante de su actuar ficticiamente conocimientos o capacidades del
precisamente porque es jurídicamente vinculante. autor; tan sólo sucede que éstos son referidos a la
Esta atribución recíproca de los sujetos sometidos evitabilidad de la realización del tipo relevante ba-
al ordenamiento jurídico, según la cual todo desti- jo la hipótesis de una motivación dominante de le-
natario de la norma es, a partir de una determinada altad al ordenamiento. Si cabe afirmar que el au-
edad40, una persona leal al ordenamiento jurídico, tor hubiera estado en condiciones de realizar la
que reconoce -de modo efectivo para su actuar- lo intención de evitar el riesgo no permitido -supo-
debido, es una presunción. Sólo cabe desvirtuarla si niendo una motivación leal al ordenamiento-, ha
se parte de la base de que el destinatario debe consi- de preguntarse en un segundo momento, en la im-
derarse incapaz de comprender o de dirigir su con- putación del injusto a la culpabilidad, por qué
ducta en su vertiente de configuración y realización razón no configuró tal intención de modo efectivo
de intenciones de segundo orden debido a defectos para su actuar. Dicho de otro modo, se trata aho-
orgánicos41, El hecho de que, por lo demás, el indi- ra de posibles razones (reconocidas) que hacen
viduo es constituido como persona leal al ordena- decaer, también .respecto de un destinatario de la
miento jurídico, quiera o no, tiene como consecuen- norma leal al ordenamiento jurídico, la expectati-
cia que el modelo de imputación jurídico-penal es va de que conformará la intención (de segundo or-
irreductiblemente de carácter normativo. La con- den), convirtiendo "lo debido" en su motivo (o

38. Respecto de una inlerpreladón de la rulpabit~ que tiene en ruenta que el delincuente en una soáedad de conslitudón demoaátioo es, en O.Jon-
io áudadano, también autor de la norma, vid. KINDHAUSER, ZSNV 107 ( 1995), pp. 701 y ss.
39. Es obvio que una norma necesila de una especial OJOtrdad para que su aseguramiento preásamente mediante la pena resuhe legitimo; sobre el
estado de la oorrespondiente diso.isión cfr. ROXIN, Slrafrec:ht Allgemeiner Teil, 3.ll ed'idón, 1997, pp. 1Oy ss.
.40. Cfr. el § 19 SIGB (este pre<8plo dispone lo siguiente: "lnoopacidad de OJlpabilidad del niño. Es incapaz de rulpabilklad quien en el momento de
comisión del hecho aún no ha OJmplido c:otoroo años." [n. del t.]).
.41. Cfr. § 20 SIGB. (El § 20 SIGB dispone lo siguiente: Hlnoopaddad de OJlpabt'lidad. Ach.ía sin OJlpabt1idad quien en el momenlo de la comisión del
hecho es inoopaz de comprender lo anlijuríOco del hecho, o de obrar con base en esa comprensión, por una perlurbadón patológia:i de la mente, una
perlurbadón profunda de la condenda o OJOlquier olra aheradón mental grave" [n. del t.]).
.42. Grundlinien cler Philosophie eles Rechfs, § 1OO.

62
Do et r1 na

•••
motivación?) dominante en la medida en que su propia conducta (ejecutada de propia mano) de
constituya el objeto de su voluntad. acuerdo con las reglas de la autoría mediata. Lo
mismo rige para la coautoria: tampoco en este ám-
VII. Autonomía y prohibición de regreso bito puede ser imputada a otro la conducta de un
sujeto que actúa con culpabilidad aduciendo que és-
a) De las reflexiones que anteceden se desprende, te tenía dominio del hecho respecto de la corres-
en primer lugar, que la responsabilidad no es sus- pondiente aportación al hecho. Finalmente, la cul-
ceptible de ser delegada en terceros, de manera que pabilidad en el sentido de un modelo de imputación
exonere de culpabilidad. Es posible que se puedan de intenciones escalonadas no es susceptible de ser
asumir los deberes, pero no las infracciones del de- transferida a un sujeto global, ya que respecto de
ber. Esto significa lo siguiente: las medidas que de- una persona colectiva sólo en sentido metafórico
be tomar para la protección de un bien aquel que podria decirse que se le supone lealtad al ordena-
tiene la obligación de hacerlo pueden ser sustituidas miento jurídico. Mucho menos cabe trasladar la
por medidas equivalentes de otra persona si ello no "culpabilidad" de tal persona colectiva a un indivi-
implica un empeoramiento de la posición protegi- duo como culpabilidad individual por el hecho.
da43. Frente a ello, no puede existir un traslado equi- b) De la inderogable autorresponsabilidad por el
valente respecto de la responsabilidad por la lesión actuar propio se deduce, en la bibliografía más re-
de un bien44. Por consiguiente, cuando una persona ciente, un principio de autonomía en el sentido de
no evita un comportamiento que, suponiendo sufi- una prohibición de regreso: la producción culpable
ciente lealtad al ordenamiento juridico y teniendo (o, incluso, meramente antijuridica47) de una modi-
en cuenta sus conocimientos y capacidades podria y ficación, se dice, impide la imputación de esa modi-
deberla evitar, responde ella misma siempre por ese ficación a otro agente. Por ello, la prohibición de re-
actuar. En esta medida, resulta insostenible la tesis greso es proclamada como criterio decisivo para la
defendida (durante cierto periodo de tiempo) por la delimitación entre autoría y participación48. Se afir-
jurisprudencia por la que se afirma que sólo con ba- ma, en este sentido, que la "causación en último lu-
se en la voluntad de los intervinientes puede darse la gar" autónoma de un resultado típico impide la res-
situación de que otra persona deba asumir sola la ponsabilidad (a título de autor) por cualquier
responsabilidad (a título de autor) en lugar de quien contribución causal anterior a la realización del tipo.
actuó culpablemente4S. En caso contrario, también Ya en el plano intrasistemático resulta imposi-
una persona que actúa podria disponer de su puni- ble desarrollar de modo coherente esta tesis ya
ción mediante un cambio de voluntad. que, bajo el dominio de una prohibición de regre-
Más allá de esto, no puede existir dominio del he- so formulada en estos términos, la coautoria que-
cho juridico-penalmente relevante que se proyecte daría prácticamente excluida. No existe razón al-
sobre el hecho de un sujeto que actúa culpablemen- guna por la que las aportaciones autónomas al
te46. En determinados casos, puede que una perso- hecho excluyan la responsabilidad en la relación
na responsable sea dirigida psíquicamente en cierta entre el hombre de atrás y el hombre de delante,
medida, pero esta dirección no elimina la autorres- pero no lo hagan en la relación de dos sujetos que
ponsabilidad del agente mientras pueda adscribír- actúan en paralelo. Tampoco es de ayuda en este
sele la capacidad de acción y de motivación sufi- contexto la invocación positivista según la cual el
cientes para el cumplimiento de la norma. Por ello, § 25.2 StGB ordena la responsabilidad a título de
un sujeto que actúa de modo (plenamente) culpable coautoría49 cuando el hecho se comete conjunta-
no puede ser un "instrumento" de otro respecto de menteSO: no hay obstáculo alguno para considerar

43. Respecto de la asunción de deberes de garante ár. JAKOBS, AT, 29/46 y ss.
44. A esto no se opone el hedio de que las preslociones de reparación en favor de un bien sí pueden ser asumidas por ten:eros.
45. Cfr. sólo RGSt 74, pp. 84 y ss.; BGHSt 18, pp. 87 (89 y ss.).
46. Si, sin embargo, la responsabilidad del hombre de delante es deficitaria y este déficit sólo es compensado con ayuda de un sustitutivo de la
responsabilidad plena (imprudencia, evitabilidad de un error de pro~ibición, etc.), puede que el détlcit incumba a un hombre de atrás; con más deta-
lle respecto de esta cuestión y de la doctrina contrario, vid. KINDHAUSER, en: SCHULZ/YORMBAUM, Festschrift für Günler Bemmann, 1997, pp.
338 (340 y ss.).
47. Al parecer RENZIKOWSKI, Reslriktiver Talerbegriff und fuhrlassige Begehung, 1997, pp. 151 y s., sostiene que la prohibición de regreso es com-
patible con la accesoriedad timitada.
48. Cfr. RENZIKOWSKI, p. 73, con amplias referencias o la bibliografía antigua y más recienle; vid. también HRUCHKA, ZSfW 11 O(1998), pp. 581
y ss.; JOERDEN, p. 30 y ss.
49. Así RENZIKOWSKI, pp. 100 y s.
50. Así, por ejemplo, NAGLER, Die Teilnahme am Sonderverbrechen, 1903, p. 7 6, considera que la comisión conjunki es el concepto superior de
todas las foonas de inlervención en el delito.

63
Revista Penal
Cuestiones fundamentales de la coautoría
•••
que también en la relación entre el hombre de obligados no pueden limitar entre ellos sus debe-
atrás y el de delante existe una derogación de la res frente al bien protegido por la norma, y mucho
prohibición de regreso en virtud de la autonomía. menos derogarlos. Sólo aquel a quien el ordena-
Por consiguiente, la afirmación de que el carácter miento jurídico atribuye la facultad de disposi-
conjunto del comportamiento no deroga el efecto ción sobre el bien puede abandonar un deber y
de cierre del principio de autonomía en general, mantener otro.
sino sólo en lo que se refiere a la relación de quie- c) Si ha de poder afirmarse la existencia de una
nes actúan en paralelo, no pasa de ser una mera infracción de la norma a partir del comporta-
petitio principii. Que A preste a B una pistola pa- miento de varias personas, ello sólo puede justifi-
ra que éste pueda cometer un robo con intimida- carse recurriendo al principio de autonomía, pe-
ción respecto de C, o que A sujete a C para que B ro, precisamente, en un sentido exactamente
pueda sustraerle la cartera, no supone diferencia opuesto a la teoría de la prohibición de regreso.
alguna respecto de la circunstancia de que B ha Partiendo de que ni la disolución de la coautoría
organizado en ambos casos de modo autónomo la en varios hechos individuales ni la construcción
sustracción. Si el principio de autonomía desplie- de una persona colectiva -ni siquiera en la forma
ga el efecto de exclusión de la responsabilidad que diluida de un dominio funcional del hecho- re-
se pretende, entonces tal exclusión de la responsa- sultan plausibles, la responsabilidad a título de co-
bilidad no sólo tiene lugar en la relación entre el autoría debe fundamentarse entonces en la repre-
hombre de atrás y el de delante, sino que también sentación recíproca52. Esto significa lo siguiente:
se opone a la imputación recíproca de contribu- todos y cada uno de los intervinientes deben ges-
ciones autónomas al hecho entre coautores. tionar simultáneamente tanto un "negocio" pro-
Sin embargo, también las premisas de esta con- pio como ajeno a través de su conducta, es decir,
cepción de la prohibición de regreso son erróneas, actuar al mismo tiempo "de propia mano" y "de
ya que la autonomía ex definitione no puede obs- mano ajena"53, con la consecuencia de que la con-
taculizar decisiones autónomas. Lo que afirma ducta en cuestión también debe ser considerada
una prohibición de regreso es que los ámbitos de un acto de organización del sujeto que no actúa de
actuación deben mantenerse separados y no de- propia mano. Un mismo comportamiento debe
ben ser vinculados. Tal prohibición exime de res- desplegar un doble efecto de fundamentación de
ponsabilidad, es decir, sirve a la protección de que competencia.
no debe responder de las consecuencias de la or- Para explicar este punto de partida se conside-
ganización de otro sujeto. Pero, ¿por qué los titu- rará, en primer lugar, el supuesto en el que una
lares de la autonomía no van a poder vincular decisión autónoma conduce a la atipicidad de una
autónomamente sus respectivos ámbitos de ac- conducta ajena: la autorresponsabilidad puede ex-
tuación? Puede que tal vinculación esté prohibida cluir por completo la responsabilidad de otros
por determinadas razones; pero tal prohibición no cuando mediante la conducta se lleva a cabo una
puede sencillamente inferirse de la idea de auto- disposición personalísima. Desde el punto de vis-
nomía. Más allá de esto, resulta incomprensible ta del Derecho penal, adquieren relevancia, espe-
que la infracción de un deber por parte de una cialmente, las disposiciones sobre la propia vida y
persona haya de bloquear la imputación de un re- el propio cuerpo. Cuando A corta el cabello a B
sultado a otra persona que se comporta de mane- porque éste así se lo ha pedido, la decisión de B
ra contraria a deber, ya que ello se contradice con cierra la posibilidad de imputar el corte de cabello
el principio de imputación general a partir del a A como lesión culpable mientras éste se haya
cual no cabe invocar una conducta contraria a de- mantenido en su actuación objetiva y subjetiva-
ber para obtener una exoneraciónSI. En Derecho mente dentro del marco fijado por B: en esta cons-
penal no se protege al autor, sino el ámbito jurídi- telación, la conducta de A es normativamente un
co de la víctima -a través de la garantía de la vi- actuar de B; y, como tal, atípico. A la inversa, nor-
gencia de la norma-; las normas de conducta sir- mativamente para B es indiferente que se corte el
ven al aseguramiento de bienes. Por ello, los cabello él mismo o que haga que se lo corte A. En

51. Cfr. sólo BGHSt 30, pp. 228 (232), con comentario de PUPPE, JuS 1982, p. 660; BGHSt 37, pp. 106 (131 ); BayObLG VRS 19, p. 353.
52. BINDING, Slrafrechtliche Abhandlungen, p. 298, quien ya ofreció una argumentación básica en la direoción aquí seguida, habla de "libre repre-
sentoáón en la acción detldiva". No hay nada que se oponga a esa formulaáón, siempre que quede daro que el representante también responde de mo-
do 53.
pleno.
Cfr. también NAGLER, pp. 78 y s. Por 1o demes,, es proXJma
' · a 1a argumento~o~ "' que sigue
· tamb"'ren aqu~lla doctrin.
.. a que recond ~ la ·rmp~~on
· ........: '
reáproca de las respedivas contribuáones al hecho al papel -en esta ~rda, conslilulivo- del § 25.2 StG~; vr~..~UPER, Y_enuchsbegmn und M~
chaft, 1978, pp. 17 y ss. y passim; idem, JZ 1979, pp. 775 y ss.; dr. tambren BUSER, Zurechnungsfragen beim miffOlerschaftlichen Venuch, 1998, PP· 31
yss.

64
Do e t r i n a

•••
resumen: puede suceder que, a través de decisio- restal F con intención de matar, ello constituye un
nes autónomas de personas autónomas, diversos solo hecho que, mediante disparos paralelos, in-
ámbitos de actuación queden imbricados de tal crementa el riesgo de muerte para F en la medida
modo que (normativamente) una acción de propia en que las acciones se encuentren imbricadas en
mano se considere un comportamiento ajeno y vi- un esquema de interpretación común, mientras
ceversa. Dicho de otro modo. una persona puede que concurrirán dos hechos independientes en ca-
realizarse a través de la conducta corporal de otra so de que A y B interpreten sus conductas de
persona, partiendo de que los intervinientes apli- acuerdo con sus respectivos esquemas aislados de
quen al comportamiento en cuestión un esquema interpretación. Las repercusiones de esta diferen-
de interpretación idéntico en los puntos esenciales ciación son considerables ya que, en los casos de
(para las decisiones), de acuerdo con el cual la organización vinculada, el resultado producido ha
conducta se presenta de modo coincidente como de imputarse a ambos autores, mientras que en
hetero-organización consentida. los casos de actuación aislada sólo debe responder
Si los principios de imputación reconocidos quien haya causado el resultado de propia mano.
permiten incluso hacer invisible una conducta en
cuando conducta propia, en caso de que se halle
completamente integrada en un ámbito de actua- VIII. La infracción del deber a título de
ción ajenoS4, ello justifica a fortiori que, con ma- autor
yor razón, haya de ser posible considerar un com-
portamiento simultáneamente como propio y a) Antes de intentar determinar con mayor de-
ajeno, en la medida en que sirva al mismo tiempo talle los presupuestos del actuar vinculado a títu-
a una organización propia y a una ajena, es decir, lo de coautoría, ha de abordarse la cuestión pre-
mientras se encuentre -desde la perspectiva rele- via, abierta hasta ahora, de cómo debe
vante en cada caso- completamente inserto en configurarse el deber cuya infracción da lugar a la
ambos círculos de organización. Si las acciones autoría. A este respecto, ha de diferenciarse, en
son susceptibles de ser imputadas simultánea- primer lugar, entre el injusto objetivo -a consti-
mente a varios ámbitos de organización en virtud tuir a partir de la imputación objetiva-, por un
de decisiones autónomas de personas autónomas lado, y su imputación subjetiva al injusto de ac-
(en lo que aquí interesa: de personas imputables), ción y a la culpabilidad, por otro.
es decir, si es posible imputar determinadas con- 1. En lo que se refiere a la constitución objetiva
ductas simultáneamente como acciones propias a del injusto, en la actualidad hay (prácticamente)
varias personas cuando éstas están de acuerdo acuerdo en torno a la idea de que un resultado tí-
con ello, no hay ningún obstáculo para aplicar es- pico sólo resulta objetivamente imputable cuando
ta idea también al quebrantamiento de la norma se presenta como una realización adecuada de un
cometido en régimen de coautoría. Entonces -en riesgo no permitido que compete (objetivamente)
una formulación provisional-, la coautoría es la al agente56. Tal riesgo es aquella situación que
imbricación de acciones de varios agentes en es- conducirá probablemente al suceso típico, de
quemas de interpretación (voluntariamente) con- acuerdo con los correspondientes conocimientos
gruentes de círculos de organización vinculados. derivados de la experiencia57. En este contexto,
Esto explica por qué dos modalidades de compor- "adecuación" significa que precisamente la peli-
tamiento externamente idénticas pueden ser com- grosidad específica del riesgo debe realizarse en el
prendidas tanto como un solo hecho o dos hechos resultado; la causalidad en forma de condiciones
distintos. A modo de ejemploSS: cuando los caza- necesarias ubicuas no basta para la imputación
dores furtivos A y B, en el mismo momento y des- objetiva del resultado. El riesgo es no permitido
de lugares distintos, disparan sobre el guardia foc cuando ya no es "socialmente adecuado". es decir,

54. Ahora bien, esta invisibílidad presupone que la conduelo no sea conlraria a deber, es decir, que no lesione una organización ajena -&ente a quien
seo-¡ pues en el contexto juriclicopenal, como .se ha mostrado, la responsabilidad propia no puede díluirse en la de otros sin dejar huella.
55. Respecto de este ejemplo y su papel en la discusión antigua ár. BINDING, Grvndriss des Deulsdten Slrafrechts. Allgemeiner Teil, 7 edición, 1907,
p.146.
56. Respecto del estado de la diSOJsión ár. KINDHAUSER, Grund/agenwissen Sfrafrecht Al/gemeiner Tei/, 2000, § 11 (pp. 95 y ss.).
57. Anteriores intentos de determinar el suceso objelivamente contrario a la norma ex post y el deber ex ante, recurriendo poro ello o los conoc~
mientas (que quepo esperar conforme o lo experiencia como) disponi~le$ para el autor, pretendían evitar una discrepancia enlre el pronóstico ex an-
te de un observador &:licio y la representación del autor (cfr. KINDHAUSER, Gefahrdung ols Slraftat, 1989, pp. 56 y ss.). Sin embargo, ese mismo
objetivo puede alcanzarse, en consonanáo con la opinión dominante, si el pron6slico ex ante se hace sobre la base de todos los conoámientos r~le­
vantes disporu'bles, de los que funnan porte también los conocimientos especiales del autor; para una sinopsis del estado de la discusión, vid. KINDHAU.
SER, AT, pp. 100 y ss.

65
Revista Penal
Cuestiones fundamentales de la coautoría
•••

cuando no forma parte de los "riesgos vitales" ge- de la idea de representación, que no afectan a las es-
nerales que deben ser asumidos por todos, y cuan- tructuras básicas de la imputación- a la determi-
do no se engloba bajo los presupuestos objetivos nación del deber en caso de coautoría.
de una norma de permisión. 1. La determinación del injusto objetivo por vía
La razón de la competencia puede venir dada de imputación objetiva tiene como presupuesto
por una posición de garante institucional respecto -al igual que sucede en la autoría individual-
de un bien amenazado por el riesgo58, o también que al agente que responde como (co-)autor le
en la asunción efectiva del control del mismo59 o competa el riesgo no permitido o la evitación de la
en su creación (o incremento) por una conducta realización del riesgo. En caso de que uno de los
propia. Si -como sucede en la variante mencio- intervinientes deba (en cuanto obligado por un de-
nada en último lugar- la razón de la competencia ber especial) controlar el riesgo con base en una
por un riesgo está en un comportamiento que ge- relación institucional con el bien en peligro, está
nera un riesgo no permitido, en este comporta- obligado por este deber, con total independencia
miento debe estar ínsita ya una probabilidad de la de las acciones de terceros, con lo que es autor en
producción del resultado relevante a efectos de caso de incumplir tal deber. Puesto que, en rela-
decisión dadas las condiciones-marco para que ción con los deberes especiales, la competencia
una imputación objetiva del resultado pueda re- por el riesgo existe con independencia de todo
sultar justificada. comportamiento, tal competencia no es suscepti-
2. Desde la perspectiva subjetiva, el injusto deter- ble de ser influenciada ni en su fundamentación
minado a través de imputación objetiva -es decir, ni en su existencia por la vinculación del compor-
la competencia por la realización de un riesgo no tamiento propio con otro ajeno63.
permitido- resulta imputable a un agente a título La competencia por el riesgo no permitido en vir-
de infracción de deber cuando para él -presu- tud de un comportamiento generador del peligro
miéndose una lealtad al ordenamiento jurídico su- tiene como presupuesto que el agente en cuestión
ficiente- hubiera sido necesario omitir la conduc- haya aportado de propia mano una contribución64
ta generadora del riesgo, o, en su caso, evitar la que repercuta sobre la génesis del riesgo, bien de
realización del riesgo, a fin de impedir la realiza- modo constitutivo, bien incrementándolo. Carece
ción del tipo. La necesidad práctica60 deriva de la de relevancia, por principio, en qué estadio de la
combinación del objetivo que se presume como creación del riesgo se desarrolle la respectiva acción
motivación dominante -evitación de la realización o si ésta pasa a constituir un riesgo sólo a través de
del tipo- con el conocimiento61 actual del agente, la conducta de otro, ya que, de acuerdo con la idea
relevante a efectos de decisión, en el sentido de que, de la representación, la responsabilidad no queda li-
como consecuencia de su propia conducta, se está mitada a la conducta realizada de propia mano o in-
creando (o incrementando) o no evitando (o no se cluso a la "causación en último lugar".
está disminuyendo) un riesgo no permitido62. 2. La razón por la que se imputa subjetivamente
b) El modelo de fundamentación del deber en ca- un comportamiento a título de infracción de deber
so de autoría individual que se ha esbozado puede es, también en el caso de la coautoría, por un lado,
ser trasladado -con las modificaciones que derivan la falta de reconocimiento, efectivo en el plano de la

58. Se han reconocido vínculos inslihiáonales de este tipo, entre otros oosos, en la relación entre los cónyuges o en la relación entre padres e hijos;
además éstos pueden resuhar de la asunción de oorgos estatales o de especiales relaciones de ruidado; cfr. JAKOBS, AT, 29/57 y ss.
59. La posición de garante por injerencia y deberes de aseguramiento del trállco a la que se alude presenta -lambién en lo que se refiere a la teoría
de la codelinruenda- una serie de problemas espeañcos que quedan aquí fuera de oonsideradón; ron más delalle a este respedo RENZIKOWSKI, pp.
139 y SS.
60. Se !rala de una necesidad prádioo susceptible de ser represenlada en el plano formal oon ayuda de un silogismo prádioo; con más delalle al res-
pecto KINDHAUSER, Gefóhrdung, pp. 54 y ss.; TOEPEI.., Kausalitat und PRichtwidrigkeit beim fahrlassigen Erfolgsdelikt, 1992, pp. 31 y ss.; VOGEI.., Nonn
und PRicht bei den unedrlen Unterlassungsde/iklen, 1992, pp. 70 y ss.
61. La situación es diferente en relación con la responsabilidad a Mulo de imprudencia; en estos oosos, el autor desconoce que de fado está realizan-
do un tipo, pero no puede invooor, a efedos de exoneración, su desoonocimiento, ya que oobía esperar de él, en ruanto persona leal al ordenamiento,
que se prorurara los oonocimientos fácticos necesarios para evitar la realización del tipo. Sin embargo, lambién aquí el deber se detennina exdusivamente
con base en los conocimientos individualmente alcanzables para el agente.
62. Se sobreentiende que no todas las representaciones del agente son relevantes. De hecho, el deber debe determinarse bajo la hipótesis de que una
realización del acontecer pronostioodo por el autor realmente debería ser oonsiderada oomo una reatización de un tipo. De lo oonlrario ooncurrirá un de-
tito putativo.
63. Esla conclusión-partiendo de diferentes fundamentaciones- es opinión dominante (cfr. sólo BLOY, Die Beteiligungsfonnen als Zurechnungsfypus
im Strafrecht, 1985, pp. 216 y ss.; HERZBERG, Taterschaft und Te11nahme, 1977, pp. 82 y ss.; JAKOBS, AT, 29/1 Ol y ss.; LK-ROXIN, § 25 núm. 209 y
s., § 27 núm. 43. Respedo de la fundamentación reruniendo al principio de autonomía vid. RENZIKOWSKI, p. 146.
64. A ello equivale -weslión en la que aquí no puede entrarse- la omisión contraria a deber de una aporlación que reduce el riesgo.

66
Do e t r i na

•••
acción, de la norma por un comportamiento propio; va de que el esquema de interpretación sea recí-
el coautor debe evitar su contribución de propia procamente vinculante67. Si se da el contexto ade-
mano porque para él, en cuanto persona leal al or- cuado, una declaración por actos concluyentes
denamiento jurídico, resulta preceptivo no incre- puede ser, desde luego, suficiente68.
mentar el riesgo de una realización del tipo. Esto re-
quiere, a su vez, que conozca la relevancia de su
propia aportación a efectos de riesgo en el contexto IX. Coautoda y participación
de las acciones de los demás intervinientes.
a) En las consideraciones hechas hasta el mo-
Por otro lado, la imputación subjetiva en la co-
autoría exige un esquema de interpretación para mento se parte de que existe una diferencia cuali-
la constitución del riesgo global que sea con- tativa entre autoría y participación69, diferencia
gruente en sus puntos esenciales con los esque- que tiene como consecuencia que sólo al autor le
mas de interpretación de los demás intervinientes. incumba la evitación del riesgo específico del tipo,
El comportamiento de todos y cada uno de los in- mientras que el partícipe tan sólo ha de responder
tervinientes debe ser interpretado conforme al de una infracción de deber secundaria, referida a
mismo patrón en lo que se refiere a la creación y la instigación o al apoyo con relación al hecho
al incremento del riesgo, presentándose así como principal. Esta tesis no es aceptada unánimemen-
reparto de tareas. Es necesario que el esquema de te. Se aduce en su contra que, en realidad, la dife-
interpretación sea tenido recíprocamente como rencia entre autoría y participación sólo es cuan-
vinculante, ya que sólo de este modo la aportación titativa, siendo, por lo demás, ambas idénticas en
propia expresará para el agente mismo y para el cuanto a su fundamento y a su objeto70.
otro o los otros intervinientes un sentido conjun- El hecho de que ha de existir necesariamente
to, es decir, representará la "voluntad" coinciden- una diferencia cualitativa entre autoría y partici-
te de todos los intervinientesós. La expectativa pación, que tiene su fundamento en que el deber
recíproca (y la expectativa de expectativa) en el del autor es distinto del que corresponde al partí-
sentido de que el esquema de interpretación cipe, ya se infiere necesariamente de la mera exis-
común es vinculante para todos los intervinientes, tencia de delitos especiales propios. El hecho de
convierte a todas y cada una de las aportaciones que sólo un juez, y no un extraneus, pueda come-
en una contribución que es al mismo tiempo "de ter prevaricación (Rechtsbeugung, § 339 StGB)
propia mano" y "de mano ajena", es decir, en una -aunque sea este último el que redacte la senten-
acción que constituye una organización propia y cia que el juez firma- muestra que, precisamen-
ajena, uniendo así las distintas aportaciones en un te, la responsabilidad de intraneus y extraneus no
solo hecho global, del que han de responder varios es idéntica en cuanto a su fundamento y objeto.
agentes como hecho propio. Por consiguiente, hay Por el contrario, el extraneus sólo puede verse vin-
un riesgo que incumbe a cada uno de los intervi- culado por un deber secundario de no determinar
nientes como si lo hubiera creado él solo. Puesto a un intraneus a infringir su deber (primario) o de
que las expectativas recíprocas de los intervinien- no auxiliarlo en tal infracción de deber. También
tes han de tener una base fáctica, la coautoría pre- en los delitos comunes la autoría y la participa-
supone una decisión común de cometer el he- ción muestran una diferencia cualitativa, como
cho66, si bien tal decisión no implica nada más cabe inferir e contrario: si, por razón de su apor-
que una manifestación objetivada de la expectati- tación, también el partícipe tuviera que responder

65. Los primeros intentos de aplicar el silogismo prádico a las acciones comunes ("intentional joint adion") se encuentran en RAIMO TUOMELA, The
imporfonce of Us. A Philosophical Sludy of flasic Social Nofions, Stanford, 1995, pp. 81 y ss.
66. Respecto de la decisión común de cometer el hecho en aJCJnto prespuesto de la coautoria de acuerdo con la opinión dominante, vid. HOYER, en:
RUDOLPHl/HORN/SAMSON/GÜNTHER/HOYER, Syslemalischer Kommenfar zum Slrafgesetzbuch, 7.2 edición, 2000, § 25, núm. 121 y ss.; KÜPPER,
ZSN-1 105 (1993), pp. 295 y ss.; LK-ROXIN, § 25, núm. 173 y ss.
67. Conainirá un exceso excluyente del dalo cuando uno de los intervinientes desconoce que otro de los intervinientes lleva a cabo una amplia-
ción o intensil1cación del riesgo del que, en principio, (también) habría de responder.
68. No basta una decisión de adaptación unilateral sin que haya una aprobación al menos por ados concluyentes por porte de los demás inter-
vinientes ya que, de lo contrario, no se fundamento el caráder de la aportación en cuestión de representar a todos.
69. Dicho sea de paso: el hecho de que los §§ 26, 27 StGB sólo regulen la portidpación dolosa en un delito doloso y que la autoóa y la portie>
podón imprudentes queden englobadas en un concepto unitario, no diferenciado de autor, carece de relevando sistemática. La comp&ddad imprudente
es una participación que presenta un injusto muy reducido, pero la razón por la que resulta impune no es que los §§ 26 y s. desplieguen un efeclo exdu-
yente. Sólo en aquellos casos en los que no hay hecho prindpol --como es, por ejemplo, el caso en el supuesto del suicidio &bre y responsable- tampoco
puede haber compriddad "imprudente".
70. Cfr. l.EscH, Das Problern cler sukzessiven Beihilfe, 1991, p. 284.

67
Revista Penal
Cuestiones fundamentales de la coautoría
•••
por la creación del riesgo típico específico, éste siem- que aún está por demostrar la relevancia de ese cri-
pre seria autor por omisión de no eliminar este ries- terio para la cuestión de la delimitación74. Por el
go. Desde la perspectiva intrasistemática no podría contrario, como cabe inferir de las reflexiones he-
explicarse por qué la reducción del marco penal en chas hasta el momento, sólo el criterio de la repre-
la complicidad es obligatoria, mientras que tal re- sentación recíproca -decisivo para la fundamenta-
ducción es sólo facultativa en la autoría omisiva71. ción de la coautoría- puede ser adecuado para la
b) En los delitos especiales propios es la propia delimitación de la autoría y la participación.
norma la que marca la diferencia cualitativa entre 1. Los coautores; al haber unido sus círculos de
autoría y participación. El extraneus no cumple el organización en función de un determinado es-
presupuesto personal que exige la realización del ti- quema de interpretación, reconocido recíproca-
po. Por consiguiente, el intraneus, al infringir su mente como vinculante y referido a un riesgo no
deber, no puede actuar simultáneamente por el permitido concreto, actúan simultáneamente por
partícipe-extraneus. Tampoco cabe unir libremente sí mismos y por el otro o los otros. En tanto en
los círculos de organización respecto de la carac- cuanto se muevan dentro del esquema común de
terística personal que no puede ser adquirida o interpretación, cometen un hecho, que consiste en
abandonada libremente en ejercicio de autonomía. la creación del riesgo que se determina a partir ese
c) En los delitos comunes, el garante institucio- esquema común de interpretación. Puesto que a
nal es siempre autor ya que, con independencia de todo coautor se le imputan las acciones de los
la conducta de otros, debe procurar que no se re- demás como propias, el riesgo no permitido en
alice el peligro para el bien que debe proteger. Por cuestión le incumbe directamente del mismo mo-
ello, la delimitación entre autoría y participación do que al autor individual.
sólo adquiere relevancia en los casos en los que un Frente a ello, la participación se encuentra en
riesgo no permitido deriva de la conducta de va- una posición intermedia entre la coautoría y la au-
rias personas. Esta delimitación no es susceptible toría accesoria. Por una parte, el partícipe inter-
de ser llevada a cabo con base en el factor tempo- viene en la comisión de una infracción junto con
ral -por ejemplo: intervención en el estadio de otros y, por lo tanto, no es un tercero que actúe de
ejecución, "causación en último lugar" o simila- modo aislado; por otra parte, no es coautor y, por
res-72; como muestra la figura de imputación de lo tanto, no se encuentra vinculado a un esquema
la autoría mediata, la atribución de competencia común. Más bien cabe denominar la intervención
no puede estar sujeta a la ejecución de propia ma- del partícipe como "adhesión" no autónoma, lo
no de un comportamiento que es el único subsu- que al mismo tiempo puede explicar la accesorie-
mible bajo la descripción típica. El recurso al dad de la participación. Dicho de otro modo: el
quantum del incremento del riesgo producido por riesgo no permitido en cuestión incumbe al partí-
la aportación en cuestión tampoco permite un cipe sólo de modo mediato. Por ello, la acción de
avance 73, ya que no existen criterios para llevar a participar no fundamenta una posición de garan-
cabo la valoración. Que el hecho de que un em- te por injerencia75. Por el contrario, el riesgo del
pleado administrativo revele, por hacer un favor, que ha de responder el partícipe es el peligro de la
la combinación de la caja fuerte de su centro de comisión del hecho principal o, en su caso, de que
trabajo le convierta en un interviniente central se logre el hecho principal. Vista desde esta pers-
-ya que hace posible el robo- o sólo en una fi- pectiva, la participación es un delito de resultado;
gura marginal -porque no se ocupa del curso el resultado es la realización del tipo (al menos in-
posterior de los acontecimientos- es una cues- tentada) por parte del autor76.
tión que no es susceptible de ser resuelta por me- 2. "Adhesión" significa que el partícipe contri-
dio de determinadas cantidades, sobre todo, por- buye al incremento del riesgo mediante su inicia-

71. Cfr.§§ 13, 27 SIGB.


72. k.í, sin embargo, una exlendida opini6r\ dr. sólo HERZBERG, p. 70; lK-ROXIN, § 25 núm. 181 y ss., 189 y ss.; especialmente restridivo RU-
DOLPHI, en: Arlhur KAUFMANN et al., Feslschrift für Paul Bockelmann, 1979, pp. 369 y ss. (380), quien exige una oolaboración OJ111ulaliva en la fase
de ejeaJción.
73. En 6'te sentido la argumenlación de JAKOBS, GA 1996, pp. 253 (257 y ss.); LESCH, Beihilfe, pp. 284 y ss.
74. Lo ddio vale, espeáahnenle, para la fundamentadón del injusto con ayuda de la c:onslrucci6n de una persona colediva.
75. En este sentido, sin embargo, JAKOBS, AT, 29/33, quien a pesar de ello considero que en el ámbito subjetivo resuha relevante el error sobre
el papel del par1íápe, coo base en que los IÍ615905 de auloria y partiápaci6n son distintos (24/4 y s.). • .,
7 6. De modo correspondiente, el desistimiento de la tentativa (de inducir o un delito) se rellere c.onforme al § 30, pórrafo 1, ~ 1 SIGB a la evilaaon
del riesgo de comisión del hedio, mientras que el § 24, párrafo 2 SIGB supone, respedo de la partiápación, una conllgurad6n especd\ca de la idea de
arrepentimiento activo.

68
Do e t r i na

•••
tiva o su actividad de fomento, pero no une su ac- supuesto la concurrencia de una vinculación jurídi-
ción con la del autor en el sentido de una repre- camente relevante del autor respecto del inductor,
sentación recíproca. En la complicidad, sin em- en el sentido de que el autor estaría ejecutando un
bargo, el cómplice pone a disposición de otro, del hecho propio del inductor: como muestran los deli-
autor, su contribución "sin compromiso". La tos propios, el intraneus no puede ejecutar un hecho
aportación del partícipe no vincula al autor en del inductor-extraneus, ya que éste carece de la
función de un esquema común de interpretación, competencia primaria por el riesgo en cuestión. El
de acuerdo con el cual la omisión de la acción del hecho de que el autor pueda actuar a partir de una
autor supondría la defraudación de una expectati- cierta relación de dependencia psíquica respecto del
va del cómplice reconocida por el autor. El cóm- inductor, quien pone el motivo del hecho79, puede
plice no es quien establece el objetivo; se somete, ser una de las razones por las que la inducción se
por el contrario, a objetivos ajenos 77. Un indicio encuentra más próxima a la coautoría, fundamen-
de ello viene dado por el hecho de que el cómpli- tada en una vinculación recíproca, que la complici-
ce reciba una remuneración aparte por su contri- dad, que implica una vinculación menos estrecha, y
bución o que, en todo caso, deba obtener "hono- también de que suponga una sanción más dura que
rarios provenientes del botín únicamente en caso aquélla. Pero tales relaciones psíquicas no afectan a
de éxito de la empresa". la diferencia cualitativa entre autoría e inducción;
3. Tampoco el inductor está vinculado al hecho. también la inducción fundamenta -puesto que só-
Tan sólo suministra al autor la razón de cometer el lo se halla vinculada de modo unilateral al hecho
hecho78, es decir, pone a su disposición la "idea" en principal en cuanto a la imputación jurídicamente
cierto sentido, pero deja a su arbitrio la decisión relevante- tan sólo una competencia mediata -a
acerca de su realización. De acuerdo con su propia través del actuar del autor- por el riesgo no permi-
estructura, la inducción no puede tener como pre- tido.

77. Cfr. también HALsCHNER, p. 376. ., " • "


78. En caso de superarse la mera insligaáón, yendo hada la oonllguraaon del hecho, ello supone una oontribucion adicionol, a..iya colmroaon como
oompliádad o coauloria necesita de una valor006n especílica.
79. Exigen una vinailación cuasiconlrodual aimo presupuesto de la inducción JAKOBS, AT, 22/21 y s.; PUPPE, GA 1984, pp. 1Ol y ss.

69
Doctrina

1 A propósito de la tutela penal de la Administración pública (*)


•••
Enzo Musco Catedrático de Derecho Penal. Roma

Se plantea, en un contexto histórico-político to- En resumen, recupera fuerza y vigor la clásica


davía fuertemente condicionado por la experien- separación entre la percepción científica y la per-
cia del tangentopoJi1, cuál ha sido el papel del de- cepción común de la capacidad de eficacia del sis-
recho penal respecto a la tutela de los valores tema penal. Aquel que está afectado por el síndro-
fundamentales de la actividad de la Administra- me dello stregone2 no puede dejar de reconocer
ción pública. Ello podría parecer completamente que en determinada época el sistema penal era
carente de sentido e incluso una provocación. La ajeno a la gente -influenciada ésta por la despreo-
respuesta inmediata no podría sino derivar de una cupación de los medios- como una especie de
sencilla constatación de orden sociológico: por fin pass-partout idóneo para enmarcar cada desvia-
la gente común ha entendido con claridad y sen- ción de la legalidad.
cillez que el sistema penal es un instrumento de La necesidad de "estar en la realidad" obliga al
eficacia extraordinaria para impedir las desviacio- mismo stregone a establecer las diferencias de los
nes patológicas y los abusos dentro de la Adminis- condicionamientos del momento y a volver a casa:
tración pública. Es decir, es el instrumento por ex- y de esta manera a utilizar los instrumentos pro-
celencia, capaz de reunir con extraordinaria pios de valoración, las propias categorías científi-
fuerza la eficacia y la legalidad. cas.
En realidad, apenas se abandona el terreno -por 2. El ámbito del control penal de la legalidad de
su naturaleza mutable y variable- de la percep- la actividad administrativa constituye, desde hace
ción social y popular de la capacidad de respuesta tiempo, el lugar privilegiado de verificación de la
del sistema penal, la cuestión avanzada termina capacidad de respuesta del derecho y del sistema
de parecer frívola y retórica y comienza a recobrar penal en su conjunto, en términos de eficacia efec-
sentido y significado. Todo ello de manera más ní- tiva y de legalidad. Ello es así por varias razones,
tida y consistente con el paso del tiempo y con la algunas de las cuales no pueden tratarse aquí:
consiguiente eliminación de cualquier componen- a) E.n primer lugar, porque el Código Penal vi-
te valorativo de n~turaleza emocional. Asimismo gente dedicó, conforme al resto de las concepcio-
el mundo de la reflexión científica, una vez supe- nes dominantes de la época, un Título completo
rada la contemplación fascinante de los eventos y referido a los delitos de funcionarios contra la Ad-
la tentación de cabalgar también sobre los térmi- ministración Pública, configurando un amplio sis-
nos singulares del fenómeno, ha llevado a subra- tema de tutela basado sobre una individualización
yar no solamente algunos de los límites "natura- normativa suficientemente clara de las modalida-
les" del control penal de la desviación, sino des de ataque al valor o a los valores que funda-
también las variables que no perjudican un fun- mentan la actividad del Estado en el sector de la
cionamiento óptimo. Administración. El tema de la tutela penal de la

(*) Texto de la intervención desarrollada por el convenio Cogest sobre "Valores ideales y principios empresariales en la fun-
ción pública" que ha tenido lugar en la Universidad La Luiss de Roma, el 30 de mayo de 2001. Traducción realizada por Susana
Barón Quintero (Universidad de Salamanca).
1. El autor utiliza el término tangentopoli para referirse a la época en la que surgieron numerosos episodios de soborno co-
mo fenómeno de corrupción llevados a cabo por los funcionarios públicos en Italia. (Nota del Traductor).
2. O "síndrome del mago", esto es, aquella persona que tiene pleno conocimiento sobre todas las cosas de manera sobre-
natural. (Nota del traductor.).

99
Revista Penal
A propósito de la tutela penal de la Administración pública
•••

Administración pública constituye un punto cen- instancias típicas del Estado Social de Derecho, el
tral en la reflexión del legislador de 1930 que con Poder Judicial interviene en la gestión de los re-
el objeto de restar fe al dogma de la concepción cursos públicos, negando al poder administrativo
antropomórfica del Estado-Administración, arti- los múrgenes de discrecionalidad que habría ne-
culó un moderno sistema de tutela, basado en el cesitado para ejercer adecuadamente las nuevas
criterio del origen del ataque a la legalidad de la competencias del Estado, especialmente en el úm-
acción de la Administración, o en la forma de bito económico.
ofensa de los bienes considerados en esos mo- De esta manera, comienza la denominada edad
mentos esenciales para la fidelidad \. para el pres- de oro de la malversación por desviación de cau-
tigio de la Administración pública. La presencia dales públicos que poco a poco da lugar a un tipo
en un Código Penal de un capítulo referido expre- delictivo autónomo, que en la jurisprudencia do-
samente a la Administración Pública, ha sido por minante vino a asumir un contenido tan amplio
mucho tiempo una prerrogativa exclusiva de que pretendía sancionar en su ámbito de repre-
nuestro código, testimonio de una moderna pecu- sión punitiva directamente los comportamientos
liaridad y de una específica necesidad político-cri- de los funcionarios que desviaban los recursos de
minal; la Administración pública en favor de intereses in-
b) en segundo lugar, porque el descubrimiento ternos a ésta, aunque diferentes de aquellos para
por parte de los jueces instructores de estos deli- cuyos recursos eran originariamente destinados.
tos a finales de los años cincuenta, después del En esta fase empieza a manifestarse un fenómeno
largo sueño que duró los años del fascismo y de la que posteriormente ha señalado la experiencia ju-
recuperación, retrasó por mucho tiempo el agudo risprudencia! de los últimos lustros: esto es, la ten-
e instrumental enfrentamiento entre el poder ju- dencia -destinada a convertirse en práctica casi
dicial y el poder político administrativo, hecho constante- a ampliar el límite del tipo basado en
que ha marcado la aplicación de estos delitos con aseveraciones establecidas por urgentes necesida-
distinta intensidad hasta nuestro días; des de política criminal.
c) en tercer lugar, porque la aplicación poco cla- En contra de numerosos y autorizados reclamos
ra de estos delitos, que se intensifica por el con- doctrinales, la vía interpretativa del concepto de
flicto citado, impulsará al legislador a rediseñar desviación de caudales públicos no cambia y de
las formas de tutela con la simple reforma del ám- esta manera, a la larga, obliga al legislador a in-
bito de la parte especial actualmente existente. La tervenir para subsanar los supuestos enjuiciados
reforma de los delitos contra la Administración por la mala práctica judicial. La intervención apa-
pública establecida por la ley número 86 del 26 de rece en cualquier caso bajo la anómala forma de
abril de 1990, representa el intento de una redefi- concesión de perdón para los imputados o conde-
nición de los límites entre lo lícito y lo ilícito que nados por malversación por desviación de cauda-
tiende a perseguir un doble objetivo de signo di- les. Estamos en los inicios de los años sesenta: la
verso: por un lado, comprende el garantizar a los medida de indulgencia establecida en el decreto
funcionarios públicos una menor exposición res- del Presidente de la República sobre la concesión
pecto al riesgo penal y por otro lado, el intensifi- de amnistía número 283 del 22 de mayo de 1970,
car la represión de los hechos considerados nego- produce un doble y significativo efecto contrario.
ciaciones impropias y deshonestas dentro de los Por un lado, constituye el reconocimiento legisla-
aparatos públicos. tivo de la figura autónoma de la malversación por
3. La verificación de la eficacia y efectividad del desviación de caudales públicos, pero por otro la-
control del sistema penal sobre la legalidad de la do, sin embargo, no determina de hecho su fin.
actividad administrativa, no puede más que tomar Desde este momento, la atención de la represión
las directrices de la verdadera y significativa expe- penal descansa sobre otros paradigmas normati-
riencia establecida por el Capítulo I del Título II vos aunque como consecuencia de una recupera-
del Código Penal, después del largo estado de re- ción del significado original de la desviación de
poso casi treintenal en la que se encontraba: y en caudales públicos a usos ajenos a la Administra-
este sentido, la malversación de caudales públicos ción pública respecto al concepto de malversación
y en particular la modalidad de conducta "de des- por desviación.
viación", supone el principal medio de ataque a 4. El tipo de malversación por desviación de
los abusos en la utilización de los recursos por caudales públicos desaparece por la improvisa-
parte de los sujetos intraneus a la Administración ción de representar el baluarte normativo de con-
Pública. trol de la legalidad penal de la acción de la Admi-
Como resultado de las investigaciones llevadas a nistración. En realidad, si se considera este hecho
cabo en algunos clamorosos casos jurisprudencia- descrito desde una perspectiva a medio-largo des-
les, en el momento en que comienzan a actuar las canso, uno se da cuenta de lo inapropiado que es

100
Do ctr1 na

•••
hablar de baluarte. Sobre todo si se ha tratado de En realidad la amplitud semántica de la expre-
una reacción que se asemeja a un fuego de paja sión "toma de interés privado" aparece bastante
alimentado por las exigencias moralizantes soste- más peligrosa como demostraba suficientemente
nidas por la opinión pública, trámite y medio que la amplia gama de posibles interpretaciones: con
no han conseguido alcanzar niveles de efectividad este fantasmático parámetro normativo de refe-
de tutela suficientemente significativos. Como da- rencia habría sido posible realizar cualquier ma-
to relevante es el hecho de que la atención del po- nipulación de los datos reales-históricos y contro-
der judicial descansa ahora sobre otro tipo delicti- lar, de hecho, el mérito de la actividad de la
vo, concretamente aquél basado en perseguir el Administración.
interés privado en acto de servicio, que demuestra En resumen: el riesgo que el planteamiento de
desde una extraordinaria flexibilidad de conteni- la toma de interés privado en un acto de la Admi-
do, idónea en sentido abstracto para permitir su nistración pública fuese una elección funcional en
utilización dirigida a alcanzar fines extraprocesa- un tipo de objetivo extraprocesal está en el fondo
les. de todo: el esquema normativo del delito deja de-
Este tipo, sin aplicación en los cuarenta años masiado margen de actuación a la actividad re-
precedentes de vida del Código Rocco, de repente presiva de los fiscales de la República. Y de ahí la
se ha convertido en una especie de "estrella" en los consiguiente elevación del nivel de conflicto con el
despachos de fiscales y tribunales: es objeto de un poder político-administrativo siempre propenso,
particular "interés" que encuentra indudablemen- por otra parte, a vestir las prendas de la víctima.
te razón de ser en su capacidad de someter -de La arbitrariedad de tantas interpretaciones de la
manera encubierta- a valoración penal, el mérito expresión "toma de interés privado" había sido rá-
de las decisiones que competen al poder de la Ad- pidamente tomada en consideración por la refle-
ministración. xión de la doctrina penal más preocupada respec-
En orden a poner de manifiesto el grado de con- to a que los límites del tipo fueran conformes a los
dicionamiento sobre los poderes de la Administra- principios constitucionales. En consecuencia, la
ción, pensemos en las aludidas incriminaciones jurisprudencia por efecto de las durísimas críticas
relativas al interés privado de los funcionarios pú- de la doctrina, se orienta finalmente, sobre una
blicos que nombraban como miembros de comi- solución interpretativa que excluía la existencia
sión (p. ej. en la redacción del plano regulador) a del delito siempre que junto a la toma de interés
los profesionales de reconocida y alta cualifica- privado pudiera también resultar satisfecho el in-
ción profesional apartados todos ellos del ámbito terés público.
político. La configuración de la toma de interés Esta delimitación del ámbito de operatividad de
por el funcionario -contenido objetivo del tipo de- la prohibición del originario artículo 324 del Có-
lictivo- aparecía como una operación hermenéuti- digo penal establecida por el Tribunal Supremo es
ca de fácil aplicación y ejecución y a la luz de cual- en efecto una aplicación del principio constitucio-
quiera de los posibles objetos de tutela previstos nal de ofensividad: la coincidencia entre la perse-
en la norma. En otros términos, incluso en pre- cución del interés público y la consecución de ob-
sencia de los indicios más débiles,- era posible con- jetivos privados impone el declarar por realizado
siderar como una "instrumentalización" del servi- el principio de la buena marcha de la actividad de
cio prestado la persecución de fines privados no la Administración y por lo tanto el constatar la im-
personales. La gama de las interpretaciones del posibilidad de lesión del bien objeto de la tutela
concepto normativo "toma de interés privado" era penal.
amplísima, de tal forma que hizo surgir legítima- No sorprende entonces que como resultado de
mente la sospecha fundada de una violación del este dictum jurisprudencial el tipo de interés pri-
principio de determinación de la norma. vado desemboca decididamente en el camino de
Por otro lado como ha resaltado, con la sensibi- la decadencia y es así como comienza a disminuir
lidad habitual del gran jurista garantista, el recor- su percepción social como instrumento -adecua-
dado maestro Giuseppe Bettiol, en un ensayo es- do y justo- de ataque de la ilegalidad de la acción
crito en uno de los momentos de mayor conflicto de la Administración. Considerada desde un largo
entre el poder judicial y el poder político adminis- período de tiempo, la experiencia jurisprudencial
trativo. Porque -en realidad-, las instancias de sobre el interés privado, representa ésta un prolo-
control penal sobre la legalidad administrativa en- gando fuego de paja alimentado artificiosamente
cuentran en el delito de interés privado un ámbito por intereses externos de naturaleza extrajudicial
todavía más propicio, aunque supone una reac- y por tanto incapaz de constituir un eficaz y efec-
ción más dura por parte del poder político admi- tivo obstáculo contra las conductas de agresión
nistrativo que se siente más expuesto y en el fon- respecto a los bienes fundamentales de la Admi-
do más privado de defensa. nistración pública.

101
Revista Penal
A propósito de la tutela penal de la Administración pública
•••

Hay que resaltar por otro lado, que el duro en- después del incumplimiento se encuentra justifi-
frentamiento entre la doctrina y la jurisprudencia cación, es aquí donde está preparado el recurso a
no se limita a evidenciar los excesos interpretati- la incriminación subsidiaria del abuso innomina-
vos y los posibles instrumentos políticos. Sirve do en actos de servicio que castigaba un hecho no
también como punto de partida para una refle- previsto expresamente corno delito por el ordena-
xión desde la perspectiva de iure condendo, por- miento jurídico con tal de que fuera cometido con
que estimuló al legislador a elaborar una reforma el dolo específico de acarrear un daño o procurar
de los delitos de funcionarios contra la Adminis- una ventaja a terceros.
tración pública de la cual empezó a predicarse su De esta manera, es difícil configurar la acción
necesidad. del Poder Judicial como una forma sencilla de
5. Cerrado el paréntesis del interés privado, la control penal sobre la legalidad de la actividad de
práctica judicial de los años ochenta dirige su má- la Administración a causa de la fuerte injerencia
xima atención a otros dos delitos, la omisión en en los criterios de oportunidad propias de la Ad-
actos de servicio y el abuso innominado en actos ministración. Confiar en la intervención hipotéti-
de servicio. Esta fase se abre presumiblemente co- ca del sistema penal como antídoto contra la inac-
mo resultado de consolidarse un comportamiento tividad de los poderes públicos indica el estado de
de gran pureza -que a veces desemboca en la iner- salud de la otras ramas del ordenamiento jurídico,
cia- de los funcionarios públicos en el desarrollo más allá de evidenciar ciertamente un uso mani-
de la actividad de la Administración. El elevado fiesto del derecho penal en funciones de gobierno
riesgo penal en el que estaban expuestos por las y no en defensa de la sociedad. De todos modos,
opciones represivas, fruto -como hemos visto- de respecto a estos intentos de la práctica de utilizar
comportamientos poco ortodoxos respecto a los de manera políticamente impropia el instrumento
confines legales de los distintos tipos delictivos penal, la reacción de la doctrina es dura y doble.
que atentan a los valores de la Administración pú- Por un lado, se preocupa de desenmascarar el uso
blica empujó a la prudencia y poco a poco a la impropio de los dos tipos delictivos y por otro la-
inactividad: la sombra de la incriminación por in- do, propone soluciones interpretativas de acuerdo
terés privado actuaba como fuerte obstáculo res- a los intereses tutelados y compatibles con los cá-
pecto al ordinario_cumplimiento de las funciones. nones interpretativos vigentes en el derecho penal.
De esta manera, por ejemplo no se procedía al Es así como, en el ámbito de la primera pers-
nombramiento de los miembros de la Corpora- pectiva de intervención, el leitmotiv de las críticas
ción, por temor a la incriminación del interés pri- se puede resumir en la subrayada inderogable ne-
vado. cesidad de una apreciación "política" dirigida a
En una situación de este tipo se trató entonces valorar la viabilidad y la oportunidad del actuar
de "obligar" a la Administración a actuar. ¿Y qué de la Administración. Si el director de un teatro lí-
medio mejor de estímulo (se ha ge decir) que el rico no convoca a concurso el puesto de oboísta de
que se constituye por necesidad de evitar la incri- la orquesta porque en la programación anual no
minación de delito? La utilización del delito de eran introducidos las obras que requerían la pre-
omisión en actos de servicio, en este sentido, pone
a los funcionarios en la misma posición que los
navegantes que debían atravesar el estrecho de
sencia del oboe, no puede estar "obligado" a con-
vocar dicho concurso por la aplicación mecánica
de la cláusula estatutaria que prevé la ocupación
11
Messina: el evitar Scilla (el interés privado) no inmediata de cada puesto libre y por la incum-
quería necesariamente significar una navegación bente amenaza de la incriminación por la omisión
tranquila a causa del peligro de destruirse en Ca- de actos de servicio.
riddi (la omisión de actos de servicio). Lo de- En el contexto de la segunda línea de interven-
muestra sabiamente el modelo interpretativo so- ción se reivindica, en cambio, el respeto de la au-
metido a parámetro por la integración del delito tonomía de la valoración penal y la necesidad de
de omisión de actos de servicio. Partiendo de la una consiguiente reconstrucción del objeto de tu-
(presunta) necesidad de una valoración integrada tela descolgada de las premisas civilísticas: desde
por las peculiaridades del ordenamiento adminis- aquí la reconstrucción del contenido de lo ilícito
trativo y penal se establece una lectura del conte- como boicot de la actividad de la Administración
nido del tipo penal de omisión de actos de servicio y por tanto como atentado a la consecución final
como norma sancionatoria del precepto de natu- de la buena marcha.
raleza administrativa. El contenido del delito con- Desde esta óptica, lo que importa es la eficacia
siste en la falta de cumplimiento de la obligación, de la Administración pública, valorada concreta-
fijado por la normativa administrativa. Esto es mente por la experiencia administrativa y no ya
también así, cuando ningún prejuicio concreto por el incumplimiento formal de términos judi-
puede preverse para la Administración pública. Si cialmente considerados perentorios.

102
Do ctr1na

•••
Concretamente es esta segunda postura de con- nistración pública de la siguiente manera: 1) la
vertirse en derecho vigente, recuperandose así creación del nuevo delito de abuso de servicio co-
tanto la dimensión de la legalidad como la de la mo pilar principal dentro del sistema; 2) expresa
eficacia. Y teniendo como efecto positivo ulterior abrogación, bien sea de la malversación de cauda-
la radical redimensión aplicativa y también la fi- les públicos por desviación, bien sea del tipo de
gura del delito de abuso innominado de servicio toma de interés privado en actos de sevicio, o bien
del que ha hecho surgir la absoluta arbitrariedad. sea del abuso innominado por actos de servicio; 3)
Esta elección, al contrario de la percepción lai- nueva redacción del delito de omisión por actos
ca desde el punto de vista de la eficacia y de la le- de servicio; 4) pequeñas modificaciones en los de-
galidad, viene consumándose según una perfecta litos de corrupción y en la modalidad de cohecho;
línea de continuidad con las otras ya examinadas, 5) introducción del delito de corrupción en actos
si bien con la peculiaridad derivada por el diverso judiciales.
modelo normativo de referencia: una criminaliza- Ahora bien: sometido rápidamente a la prueba
ción a fuego de paja prolongado y alimentado por de fuego el nuevo sistema se revela inmediata-
el consenso común, destinado inevitablemente a mente un boomerang. Se derrumba concretamen-
apagarse bajo el impulso de acciones defensivas te en su elección político-criminal de fondo, y
soportadas por sencillos y lineales caminos argu- también en la capacidad de respuesta del nuevo
mentativos fundados sobre los principios consti- delito de abuso que se muestra indeterminado pa-
tucionales en materia penal. ra consentir bien sea un control directo sobre el
También aquí al final, las cuentas han salido: éxito de la actividad de la Administración o bien
sin el respeto de los límites puestos por la exigen- sea la superposición en las decisiones del poder
cia de legalidad, la represión penal se deslegitima judicial sobre las de la Administración. Se abre así
y pierde significado. una nueva etapa de fuertes y exasperados conflic-
6. El esquema hasta ahora aquí esbozado no tos rendidos todavía con más fuerza por el clima
f comprende un núcleo esencial de la tutela penal cebado de intolerancia por los hechos del tangen-
l de la Administración pública o sea, los delitos de topoli que obligan nada menos que a la carga más
corrupción por la sencilla razón que -aparte del alta del Estado como es la de intervenir pública-
famoso proceso Loocked- han permanecido, has- mente en el debate y en el conflicto para augurar
ta el descubrimiento del tangentopoli, sustancial- un mayor equilibrio y una utilización más justa
mente en la sombra. del nuevo paradigma normativo.
Como hemos visto, el foco de la experiencia jurí- El nuevo tipo delictivo de abuso verdaderamen-
dica y del relativo control de legalidad una y otra te parecía un pedazo de arcilla maleable y adapta-
vez era polarizado sobre aquel delito que mejor se ble ad libitum a cualquier opción represiva y sus-
prestaba a tomar las instancias represivas conexas ceptible de etiquetar, a un gran número de
a patologías difusas que se manifestaban en la Ad- administradores honestos incriminados por la ley,
ministración de lo público. La descripción a gran- o mejor dicho por la mala interpretación de una
des rasgos de las distintas edades de oro que han mala norma. Los excesos del nuevo tipo de abuso
acompañado la experiencia aplicada a los delitos estaban ahí, es decir en las mismas opciones le-
que aquí se han analizado, ha puesto en evidencia gislativas: sólo un milagro habría podido conferir
fuertes razones de conflicto entre el poder judicial contenido determinado y contorno taxativo a un
y el poder político-administrativo portadores de tipo que se predicaba como síntesis de una plura-
instancias antiguas y necesitadas de encontrar re- lidad de comportamientos penalmentes ilícitos re-
glas ciertas y comunes de reglamentación de los conducidos antes a la malversación por desvia-
conflictos mismos. La necesidad de un nuevo sis- ción de recursos, al interés privado y al abuso
tema de control penal de la Administración públi- innominado.
ca tenía en el fondo un marcado fin desde el ini- Este nuevo fuego de paja represivo, todavía sos-
cio, es decir, desde el debate científico sobre la tenido por los soportes de los medios de comuni-
reforma del delito de malversación de caudales cación de dudosa inspiración, pone de manifiesto
públicos: el irrumpir impetuoso del sistema penal de manera visible y significativa cómo sería iluso-
en el ámbito de la Administración. ria la eficacia y la efectividad de control sin el res-
En estas instancias y en esta obligación esencial peto del canon fundamental de la legalidad subes-
de trazar con claridad, rigor y precisión un nuevo pecie de la indicación determinada de los
límite entre la discrecionalidad administrativa y el comportamientos punibles. La posterior reforma
ilícito penal da, o al menos cree que da, respuesta de la regulación del abuso de funcionario sancio-
exhaustiva la reforma actualizada con la ley 26 de nado con la ley de 16 de julio de 1997 número 234,
Abril de 1990, número 86, que modifica el capítu- constituye la confirmación más significativa del
lo completo relativo a los delitos contra la Admi- asunto: los imputados han perdido la etiqueta cri-

103
Revista Penal
A propósito de la tutela penal de la Administración pública
•••

minal y se han convertidos en funcionarios ho- tratificación y el entuerto de las causas políticas, so-
nestos. Un imprimalur de mayor valor y franca- ciales y económicas que las sostienen para ser barri-
mente de difícil hipótesis. das de la calle en poquísimo tiempo exclusivamente
7. El gap entre la percepción común y el juicio por el mecanismo represivo del derecho penal.
científico de la eficacia y efectividad de la repre- Asimismo la experiencia represiva del fenómeno
sión penal es simbólicamente representada con- corruptivo ha terminado por recorrer senderos ya
cretamente por la experiencia de la época que se conocidos por los investigadores de las ciencias cri-
desarrolla bajo el nombre del tangentopoli. minológicas y penalísticas. En efecto fueron sufi-
Corno hemos tenido ya ocasión de observar, los cientes otros pocos años para demostrar qué falaz
tipos de corrupción y de cohecho no han tenido el era aquella afirrnación: concretamente los mismos
honor del esplendor penal hasta los inicios de los fiscales expertos que se habían ilusionado (¿o
años noventa, hecha la excepción para aquel ab- habían fingido ilusionarse?) sobre la capacidad re-
soluto y extraño supuesto de corrupción relativo a presiva del derecho penal para eliminar el fenóme-
las adquisiciones de los aviones Hercules 103 por no corruptivo, están todavía en las primeras páginas
parte del Ministerio de Defensa italiana bajo dota- de los medios de comunicación para lanzar, afligi-
ciones de dinero por parte de la sociedad produc- dos, la alarma por la corrupción propagadora que
tora americana, la Lockeed. todavía parece atenazar al país. Un paso atrás cla-
La razón de esta afirmación tan significativa, al moroso que se manifiesta en el desconcierto de la
menos para la corrupción, está sustancialmente opinión pública e irrita a los manipuladores popu-
en buscar la dificultad de acierto del pacto co- lares de la profesión, aparece perfectamente en con-
rruptivo, estipulado desde el corruptor al corrup- sonancia con la percepción científica de la función
to, ambos portadores del mismo específico interés y de los límites propios del derecho penal de un Es-
de no estar perseguidos penalmente y por lo tanto tado democrático. La confirmación bastante más
a no presentar ninguna denuncia. significativa se puede encontrar en un fragmento
El irrepetible contexto histórico-político-econó- del fundamento del Tribunal de Milán que cierra
mico-institucional propio de los inicios de los uno de los procesos símbolo del tangentopoli, el de
años noventa sugiere a algún fiscal de la Repúbli- Mario Chiesa: "El esquema que deriva de los hechos
ca el escamotage de ofrecer al ciudadano de a pie, objeto del presente procedimiento (da lugar a un
(casi siempre empresario) la impunidad debida a conjunto de otros hechos que casi cotidianamente
la víctima de la vejación. Así los fiscales proceden desembocan en las investigaciones originadas por el
a aplicar penalmente el delito de cohecho en vez presente procedimiento) ha traído al conocimiento
del tipo de corrupción y esta elección da lugar a judicial un contexto que no ha producido desviacio-
las notorias y famosas colaboraciones que llevan a nes aisladas individuales, sino más bien se trata de
la luz un difuso y perverso sistema de ilegalidad comportamientos habituales, constantes y genera-
en la gestión de los contratistas públicos y de la les que han dado origen a un verdadero y particular
Administración pública en general. sistema de ilegalidad difusa. De hecho, aparece de
Comienza así una acción imponente de repre- manera sistemática el uso criminal, ampliado y ge-
sión penal que encuentra soporte consistente y di- neralizado por los poderes públicos y por razones
recto en la opinión pública que viene directamen- de oportunidad, unidos a la gestión del ámbito pú-
te transformada en actor arbitrario del proceso. blico, de los bienes y de los recursos de la colectivi-
La difusión en el territorio del Estado y la capi- dad. Ese uso está dirigido al enriquecimiento perso-
laridad de los sumarios seguidos en pocos años nal de los funcionarios públicos o al financiamiento
ilusionan (¿o parecen ilusionar?) por fin a fiscales de la actividad destinada a aumentar o por lo menos
expertos de la República que anuncian el fin pró- a consolidar las bases de consenso de individuos o
ximo de la corrupción político-administrativa y el de grupos organizados o incluso dirigidas a reforzar
saneamiento moral del país, de esta manera, esta- solamente las posiciones de empresa. Continúa, a
blecen internamente una específica perspectiva pesar de tales desviaciones difusas, y a pesar del sis-
político-criminal, y también la reformulación de tema ilícito, y no cambian los esquemas normativos
los distintos tipos penales de una manera más am- dentro de los cuales dan lugar a las conductas cri-
plia y flexible (piénsese en el proyecto anticorrup- minosas: cohechos y corrupciones, no obstante, la
ción presentado por los magistrados del pool de la gravedad del fenómeno de los denominados tan-
Fiscalía de la República de Milán). genti a pesar de los hechos tentativos en un pasado
Como muestra la historia del derecho penal, to- reciente para crear nuevos esquemas, permanecen
davía las grandes y difusas patologías sociales no los dos tipos a los que se debe referir por la repre-
han sido jamás paliadas por los medios represivos sión penal de tal fenómeno".
dispuestos por el ordenamiento jurídico: es dema- Otro enorme fuego de paja se ha consumado sin
siada compleja la génesis de estos fenómenos, su es- que el fenómeno patológico se haya desvelado y

104
Do e trina

•••
sin que se haya transmitido a los ciudadanos un lidad de las mismas opciones represivas y ha legi-
camino seguro y un mensaje de verdad íntegra. timado también reacciones políticas no precisa-
8) Así termina el análisis de las distintas edades mente ejemplares (piénsese en la amnistía conce-
de oro de los delitos contra la Administración pú- dida por la malversación por desviación de
blica. El mismo análisis nos ha provisto de la ne- recursos públicos).
cesidad de concentración y síntesis de las distintas C) En definitiva ha evidenciado la necesidad
experiencias aplicadas con algunas indicaciones de que la represión no sólo sea fruto de las op-
importantes: ciones político-criminales consideradas como
A) Lo primero de todo es que ha evidenciado justas, sino que sea consecuente con la redac-
una ruptura clara sobre el modo de entender la ción de las normas penales respecto al funda-
capacidad de respuesta del derecho penal: si la mento básico de la determinación del tipo. En
percepción social parece elevarlo a instrumento otros términos: el principio de taxatividad del ti-
decisivo de ataque a la ilegalidad, el juicio cientí- po se reafirma como el parámetro de la específi-
fico al contrario ni reduce fuertemente la ampli- ca diversidad del sistema penal que, a diferencia
tud ni la intensidad de los efectos. Por ello, corre de otras ramas del ordenamiento jurídico, no
el riesgo de cebar indeseables consecuencias polí- está ahí para suministrar una tutela global y
tico-sociales en la medida en que se justifican completa a los objetos de tutela (piénsese en el
presiones indebidas sobre el poder legislativo di- nuevo abuso de servicio).
rigidas a usos inadecuados del derecho penal Sabemos que esta necesidad se injerta sobre el
(piénsese en el citado proyecto anticorrupción el tronco del derecho constitucional de la libertad
pool milanés). personal y se manifiesta concretamente en los mi-
B) En segundo lugar, ha salido a la luz la difi- llares de tipos puestos a disposición de sus objetos
cultad de conjugar correctamente la exigencia de de tutela que hacen resaltar como ejemplo a las
la represión con aquellos parámetros importantes poquísimas normas (poco menos que dieciséis)
de la legalidad: la tentación de superponer nuevas capaces de cubrir el arco entero de la tutela civil.
(y presuntas) necesidades político-criminales casi Desde aquí la ineludible lección que no pide a una
siempre ha tomado la ventaja sobre la exigencia rama del ordenamiento suministrar respuestas
de respetar los límites de los esquemas normati- por cantidad y sobre todo por calidad superiores a
vos dentro de los cuales el legislador ha encerrado su capacidad de prestación dependiente de su na-
los desvalores considerados punibles. Es decir, ha turaleza y de sus características estructurales. ¡A
comprobado a largo plazo una pérdida de credibi- cada cual lo suyo!

105
D o e t r 1• n a

Perspectivas del Derecho penal futuro 1


•••
Winfried Hassemer Catedrático de Derecho penal de la
Universidad J. W. Goethe de Frankfurt.
Magistrado del Tribunal Constitucional
alemán

l. Punto de partida el repliegue del Derecho penal. Todo lo contrario,


agravan las prescripciones y amenazas penales
Toda prospección, y en particular la que explore existentes, prolongando el Derecho penal a otros
la evolución futura del Derecho penal, tiene que espacios, que de este modo se extiende simultáne-
asentarse sobre los puntos de partida que definen amente a los ámbitos tradicionales y a otros nue-
la situación actual y a partir de los cuales se desa- vos (salvo excepciones, como quizás en el Derecho
rrolla el porvenir. Por otra parte, estas bases de penal del aborto, sometido a límites constitucio-
partida reúnen dos cualidades: son tan claras en nales especiales que lo hacen residual y ajeno al
su contenido como generalizables en cuanto a su Derecho penal moderno).
validez internacional. Los sectores que definen el nuevo Derecho pe-
nal son: el medio ambiente, las drogas, la econo-
1. COINCIDENCIAS EN EL ÁMBITO EUROPEO mía, el tratamiento informático de datos, el te-
rrorismo y la criminalidad organizada, entre
En el occidente de la Europa continental, el De- otros.
recho penal moderno muestra en el último siglo lí- La moderna política criminal se aparta de las
neas de evolución equiparables. Con una amplitud formas de tipificación de conductas y determina-
e intensidad verdaderamente sorprendente. Estas ción de bienes jurídicos propias del Derecho penal
líneas afectan al Derecho penal material, al Dere- tradicional. Su forma delictiva característica es el
cho procesal penal y a las teorías del Derecho pe- delito de peligro abstracto (como el fraude de sub-
nal y de la pena, así como al clima social y políti- venciones) y el bien jurídico normalmente objeto
co general, el cual se configura en torno al sistema de protección es un bien jurídico universal vaga-
de Derecho penal pero también en relación con él. mente configurado (como la salud pública en el
Aun centrándome en la evolución en Alemania, Derecho penal de estupefacientes). De este modo,
observo que a grosso modo puede extenderse el la determinación del injusto en la ley penal se di-
análisis al resto de la Europa continental y occi- luye, aumentando y flexibilizando sus potenciali-
dental. De todo ello me ocupo a continuación. dades de aplicación. Por contra, disminuyen las
posibilidades de defensa y también de crítica de
2. DERECHO PENAL MATERIAL los excesos del legislador.

La política criminal del Derecho penal material 3. DERECHO PROCESAL PENAL


presenta los mismos elementos desde hace siglos,
por lo que pueden considerarse estables, e incluso En el Derecho procesal penal las modernas
cabe contar con que sigan siendo válidos a medio orientaciones tienden al endurecimiento y desfor-
plazo. malización de los instrumentos tradicionales. No
Las reformas en el Derecho penal material no se es posible encontrar desde los años sesenta refor-
centran en la Parte General, sino en la Parte Es- mas que apelen a los principios del Estado de De-
pecial, y no comportan la disminución del peso ni recho. Ahora los principios de referencia son más

1. Traducción de ENRIQUE ANAIITT BoRRAUO, de la Universidad de Huelva. Agradezco al profesor Don FRANCISCO MuÑOZ CONDE que hoyo
tenido la amabilidad de orientarme en la traducción. Pese o trotarse de un "Abstroct", he intentado en lo posible uno construcción más co-
loquial (noto del traductor).

37
Revista Penal
Perspectivas del Derecho penal futuro 1
•••

bien la efectividad de la lucha contra el delito y la mento eficaz para afrontar los modernos proble-
t"educción de los costes del sistema de justicia mas que van desde las agresiones al medio am-
penal. biente a la drogadicción, pasando por el abuso del
Tres cuestiones merecen especial consideración: sistema social. A la vista de los grandes problemas
a) En la i11slrucció11 hay un derroche de posibi- que amenazan la sociedad, en el actual discurso
lidades de actuación: intervención de las comuni- político el Derecho penal no vale tendencialmente
caciones, vigilancia permanente, empleo de agen- como ultima, sino como prima o incluso como
tes encubiertos, redadas policiales, obsenración sola ratio.
acústica y visual de viviendas. Si se mira con más detenimiento, estos plantea-
Estas formas de inte1vención modifican la ins- mientos acerca de la capacidad de solución penal
trucción tradicional en dos aspectos básicos: por de los problemas resultan aparentemente paradó-
necesidades técnicas, pero también con premedi- jicos y en última instancia no hacen más que co-
tación normativa y ampliación analógica, afectan rroborar la fe en el Derecho penal y en su "efica-
no sólo al sospechoso, sino también al tercero no cia".
implicado. De esta forma, pierde justificación la Se suelen tener esperanzas (no satisfechas ulte-
sospecha criminal corno presupuesto clásico de riormente) en la posibilidad de controlar los pro,
la medida restrictiva, pero también su capacidad blemas (ahora, por ejemplo, los abusos sexuales
!imitadora de la intervención. Para su completa de niños o la violencia neonazi) con duras penas.
eficacia, estas formas de intervención, deben ser Al tiempo, existe la predisposición a organizar el
secretas, organizadas a espaldas del afectado y sin Derecho penal incondicionadamente corno medio
su conocimiento actual. Con ello, se le hurtan de "eficacia" simbólica (por ejemplo, ahora, ante
oportunidades de afrontar la situación y de de- la corrupción o ante las violencias familiares). La
fenderse jurídicamente, al tiempo que se deja fue- diferencia entre las dos actitudes radica sólo en la
ra de juego al principio "nerno tenetur seipsum perspectiva adoptada, no en lo que se refiere a
prodere". la confianza depositada en el Derecho penal.
b) La desformalización afecta a las formas de
intervención en numerosos procesos penales -so- 5. TEORÍAS DE LA PENA
bre todo en los más graves-. Los rnacroprocesos
por delitos económicos o por narcotráfico apenas La discusión sobre los fines de la pena se sinte-
concluyen mediante juicio oral y sentencia, sino tiza en Alemania actualmente en el lema de la
con acuerdos previos con alguno de los inculpa- "prevención general positiva", cuyo significado
dos a cambio de determinadas prestaciones por su concreto lo dejarnos aquí abierto. Para nuestro
parte. Esta práctica descarga los procesos, amplía contexto, es sólo una tendencia de significación
las posibilidades de terminación y de condena, que caracteriza unitariamente todas las variantes
pero lesiona derechos fundamentales del Derecho de esta teoría: el abandono de una consideración
procesal penal tradicional. meramente empírica de la prevención dii,ecta. En
c) Igualmente se han desforrnalizado las fronte, esta tendencia se ponen en contacto las concep-
ras entre el Derecho procesal penal y el Derecho ciones dominantes acerca de la pena con el clima
de policía, así corno entre el proceso penal y los político general que, como se dijo, favorece la vi-
servicios secretos. Estas fronteras resultan moles, sión del Derecho penal corno medio para solucio-
tas anie las exigencias impuestas por una guerra nar los grandes problemas sociales (supra 1.4)
total frente a la criminalidad con actuaciones que Las teorías de la prevención general positiva ya
cada vez se inician antes ("profilácticas"). Pm" otro no sitúan el efecto buscado de la amenaza penal
lado, se legitima a la Policía para utiliza1, con fines y de la ejecución penal en la intimidación ("nega-
preventivos datos que son propios de la averigua, tiva") de los sujetos con inclinación a delinquir,
ción del delito con finalidades represivas. Por su sino en la estabilización ("positiva") a largo plazo
parte, respecto de la criminalidad más grave, el de la confianza de todos los ciudadanos en la in-
proceso penal se sil\le de datos obtenidos con mé- violabilidad del orden jurídico penal. Con esta ver-
todos propios de los se1\licios secretos. En estas sión, la teoría de la pena elude (completamente, o
condiciones se elimina la "separación de poderes" al menos en gran pat"te) la verificación empírica
entre las autoridades instructoras y la Administra- en cuanto a la efectiva capacidad preventiva que
ción policial y se abre la puerta al fantasrna de una puede espera1,sc de la pena. Ahora bien, apenas
"policía secreta". cabe engañarse acerca de si "realmente" son al-
canzados los objetivos mencionados de estabiliza-
4. CLIMA POLÍTICO-CRIMINAL ción de la confianza normativa específicamente
mediante la amenaza y la ejecución de la pena.
Sin este "clima" tan protector v asistencial, el En suma, puesto que las teorías de la preven-
moderno Derecho penal no se desarrollada con ción general positiva siguen aferradas a la idea de
tanta fuerza, homogeneidad y aceptación. Así es, que la pena es útil preventivamente, pese a este
tal clima favorece el Derecho penal corno instrn- déficit de operatividad, son compatibles con el cli-

38
D o e t r i n a

•••
ma de confianza ciega en el poder de eficacia del dad. Este principio aparece especialmente amena-
Derecho penal como instrumento de solución de zado en un sistema penal que persigue objetivos
los problemas. preventivos y que por tanto está particularmente
interesado en alcanzar consecuencias beneficio-
sas mediante presión y golpes de efecto -no sólo
11. Elementos irrenunciables entre los afectados sino también ante la opinión
de un Derecho penal vinculado pública conformada por los medios-.
con el Estado de Derecho En todo caso, mientras el Derecho penal im-
ponga la privación de libertad (como prisión pre-
Quien no se limite a esperar pasivamente el De- ventiva o como pena), la imputación individual del
recho penal del futuro, sino que quiera contribuir injusto y de la culpabilidad es un elemento irre-
a darle forma, habrá de atenerse a aquellas pro- nunciable de un Derecho penal propio del Estado
piedades que en cualquier caso ese Derecho penal de Derecho. Ahora bien, no cabe generalizarla,
debe conservar en el futuro y defenderlas. pues lo contrario sería flagrantemente injusto.
A continuación menciono solamente aquellos Pese a todo, en ámbitos donde las competencias
elementos que la reciente evolución (supra 1) pone decisorias son muy complejas, como ocurre en la
en cuestión particularmente. No son en modo al- economía, ya se recomienda ciertamente la impu-
guno los únicos que el Derecho penal debe preser- tación colectiva, porque en tales situaciones sería
var si quiere atender las exigencias del Estado de el único criterio manejable. Esta recomendación
Derecho, pero sí los más actuales. trasciende al Derecho penal.
El principio fundamental del proceso penal en
1. DEMANDA DE SOLUCIÓN DE PROBLEMAS VERSUS el Estado de Derecho es el proceso justo -un prin-
MANTENIMIENTO DE LOS PRINCIPIOS cipio muy versátil en sus significaciones y conse-
cuencias-. Bajo las condiciones de partida dadas
En general se piensa que cuanto menos orienta- (supra 1), en un sistema penal futuro este princi-
do esté el sistema de Dei·echo penal por los prin- pio aboga para que el inculpado no se convierta en
cipios tradicionales ceteris paribus mayor es la el objeto del proceso. Las nuevas formas de inje-
presión para solucionar los problemas planteados. rencia (supra 1.3) son el primer paso de un mode-
En el sistema de un Derecho de la intervención lo procesal en el que son sacrificadas una parte de
(Eingriffsrecht), y ante todo el Derecho penal lo es, las garantías del imputado, que constituyen un
las garantías del Estado de Derecho normalmente presupuesto indispensable para una activa y res-
han desempeñado la función de condicionar las ponsable participación en el proceso penal. Así, el
intromisiones v su intensidad a determinados pre- derecho a una defensa eficaz y el derecho a no de-
supuestos, mÚiimizarlas y controlarlas. En este clarar, son conquistas del Estado de Derecho refe-
contexto, el principio central es la proporcionali- ridas al proceso penal que en el futuro pueden ver-
dad de las intervenciones, que por lo tanto deben se abocadas al fracaso bajo las exigencias de adap-
ser necesarias y adecuadas para lograr su objetivo, tación.
así como razonables en cada caso.
La subordinación de la intervención a unas re-
glas externas al ataque mismo, la minimización de - 111. Consecuencias y posibilidades
su intensidad dentro de las posibilidades y exigen- de solución
cias y la aptitud de control de la intromisión, se
encuentran en una relación de tensión básica con Si por un lado se acepta que las condiciones de
la intensidad del ataque y su efectividad (a co1·to partida del Derecho penal moderno son tan esta-
plazo). Estos límites v obstáculos son cada vez bles (supra I) que afcctarán también a la evolución
menos evidentes en el actual clima políticocrimi- futura del sistema juddico penal .v poi· otro se de-
nal (supra 1.4). En general, para el Derecho penal terminan los elementos que debe mostrar el Dere-
futuro, se trata entonces de hacer viable la orien- cho penal en adelante, como aquí se ha planteado,
tación al mantenimiento de los pdncipios garan- entonces las consecuencias para dicha evolución
tistas: no sólo para el "sistema" y el "Estado de De- surgen por sí solas. Paso a aludir brevemente a las
recho", sino sobre todo para las personas que vi- más importantes.
ven en ese sistema.
1. Monos DE ABORDAR EL PROBLEMA
2. PARTICULARIDADES
En la República Federal de Alemania los parti-
El principio fundamental de Derecho penal ma- darios de un Derecho penal respetuoso con el Es-
terial que se corresponde con el principio general tado de Derecho adoptan tradicionalmente una
de proporcionalidad es el principio de culpabilidad actitud defensiva y negativa frente a las exagera-
y que, como es sabido, limita la forma y medida das exigencias políticocriminales de incrementar
de la pena a la gravedad del injusto y la culpabili- la eficiencia preventiva del Derecho penal, aun a

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Revista Penal
Perspectivas del Derecho penal futuro 1
•••

costa de las garantías del Estado de Derecho: las asignarle en tal sentido. Este discurso acaba de
rechazan con buenos argumentos, pero al final in- comenzar y, basándose en la experiencia, sugiere
fructuosamente (y entonces esperan la siguiente que la amenaza penal y la ejecución también tie-
propuesta movida por la eficiencia, ante la cual se nen efectos simbólicos. Asimismo, pone encima
comportarán del mismo modo). de la mesa el problema de las relaciones (de los fi-
Esta actitud es errónea. Un Derecho penal con- nes simbólicos e instrumentales en el Derecho pe-
forme con el Estado de Derecho no es ningún cas- nal) que empírica y normativamente pueden atri-
tillo al que sea preciso defende1~ sino un modelo buírsele.
de conducta (Handlungskonzept) teórico-práctico
del control formal sobre los comportamientos 3. DERECHO DE INTERVENCIÓN
desviados, que continuamente se debe renovar te- (Interventionsrecht)
óricamente, incorporando aquellas circunstancias
generales y politico-jurídicas que cambian social- Bajo esta expresión quedan comprendidos
mente. No se demanda la defensa, sino el ataque. aquellos instrumentos que pueden responder me-
jor que el Derecho penal a la demanda actual y fu-
2. ALTERNATIVAS AL DERECHO PENAL tura de solución de problemas. Estos instrumen-
tos están aún en gestación y han de ser desarro-
Estos planteamientos permiten abordar nuevas llados, incluso teóricamente.
perspectivas materiales. No basta mantener en En cualquier caso, deben tener las siguientes
adelante el Derecho penal teóricamente "puro", propiedades: aptitud para solucionar el problema
sino que en términos político-criminales es nece- antes de que se produzcan los daños (capacidad
sario más bien una actitud diseñada positivamen- de prevención); disponibilidad no sólo sobre los
te (supra IIL 1). Corresponde por ello también a medios de actuación o su uso, sino también sobre
los penalistas teóricos elaborar alternativas al De- los de control y dirección; cooperación de demar-
recho penal. En este ámbito, con el termino "pe- caciones hasta ahora bastante separadas: Derecho
nalistas" abarco un amplio círculo, al que perte- administrativo, infracciones administrativas, De-
necen también los criminólogos y los expertos en recho de responsabilidad por daños derivados de
ejecución penal. hechos ilícitos, Derecho sanitario, Derecho de
No cabe esperar que en un futuro inmediato dis- medicamentos, Derecho fiscal, Derecho del traba-
minuya la demanda de solución de problemas so- jo, cuyas garantías son aplicables a las posibilida-
bre el Derecho penal. Al contrario, tanto la per- des de actuación derivadas de este Derecho de in-
cepción social de los grandes problemas como las tervención.
expectativas en el Derecho penal (supra I) parecen Para el penalista el desarrollo de un Derecho de
extraordinariamente sólidas y con futuro. No es, intervención presupone que se pueden determinar
pues, una actitud razonable desde un punto de con mayor precisión los límites de su disciplina
vista teórico ni práctico considerarlas "irraciona- y comenzar efectivamente la cooperación con su
les" o "exageradas" y conformarse. Una política entorno. De ahí resultará a largo plazo un Dere-
criminal racional no consiste en estigmatizar cho penal descargado de aquellas tareas que no
como tal la irracionalidad social y entonces ig- puede llevar a cabo.
norarla, sino en transformarla en racionalidad. Buenos ejemplos para la racionalidad de un De-
Por lo tanto, deben elaborarse aquellas alterna- recho de intervención son todos los aspectos que
tivas al Derecho penal que son más apropiadas integran los grandes problemas modernos, como
que él para responder efectiva y preventivamente la corrupción, la drogadicción, la fabricación de
a los problemas que más adelante puedan plante- productos peligrosos, el autoencubrimiento orga-
arse. La elaboración de alternativas al Derecho pe- nizado, la prevención de la violencia y la crimina-
nal presupone de antemano simultanear tareas lidad de niños y jóvenes.
adicionales.
De un lado, la ciencia del Derecho penal (inclui- 4. DERECHO PENAL BÁSICO
da la Criminología) debe conocer con precisión ( KERNSTRAFRECHT)
las posibilidades de solución de problemas que tie-
ne el sistema de Derecho penal, marcando las En la medida en que se logre desarrollar un De-
fronteras de tales posibilidades. La defensa frente recho de intervención, podremos liberar al Dere-
a exigencias desmesuradas e injustificadas por cho penal en el futuro de expectativas de preven-
parte de la Política Criminal comienza con un ción que no puede cumplir y que a la larga lo
análisis exacto de las capacidades del sistema de arruinan. Entonces podrá el Derecho penal con-
Derecho penal. centrarse en aquello que se compagine con los ele-
Y, de otro, la ciencia del Derecho penal (com- mentos que le son propios y que resultan irrenun-
prendiendo también a la Criminología) debe fun- ciables a largo plazo (supra II).
damentar si el Derecho penal tiene un potencial Este Derecho penal básico no está limitado a
simbólico y, en su caso, qué posibilidades cabe bienes jurídicos individuales como la vida, la li-

40
D o e t r i n a

bertad, la salud, el honor o el patrimonio. Como que hasta ahora. Los penalistas deben comprome-
ya es tradición en el Derecho penal, están inclui- terse radicalmente con este proceso.
dos también aquellos bienes jurídicos universales
que en última instancia realizan los intereses de 6. ÜRIENTACIÓN A LA VÍCTIMA
los ciudadanos, en tanto que sin su protección no
pueden vivir con otros en sociedad: la autentici- El Derecho penal europeo y continental se
dad de la moneda, la seguridad de las centrales orienta hacia el autor. Esto comienza histórica-
nucleares 0 el funcionamiento del sistema admi- mente -como acto genuinamente estatal- con la
nistrativo. Pero quedaría al margen la tarea pro- neutralización de la víctima en el proceso de con-
pia de un especialista de garantizar la integridad trol del delito. Y se refleja incluso en nuestra cons-
de la subvención o la salud pública. trucción de los fines de la pena, en la que la vícti-
ma sólo aparece recientemente y de forma margi-
5. INTERNACIONALIZACIÓN nal. Hay muchas razones que explican esta
situación, y de ellas la mayoría son estables, por lo
La europeización del Derecho penal ha comen- que sobrevivirán en el Derecho penal futuro.
zado en muchos ámbitos y progresará más en Sin embargo, se vislumbra que en el futuro el
cuanto el penalista, como ha ocurrido hasta aho- Derecho penal tendrá en cuenta a la víctima: hay
ra, se ponga al corriente. Se impulsarán y favore- mecanismos legales que fortalecen su derecho de
cerán así nuevas experiencias y formas de pensar: intervención en el proceso penal, la reparación es
Sin embargo, en el Derecho penal el factor local un aspecto moderno y atractivo de la teoría de la
pesa mucho en todas partes y está muy bien asen- pena, de la determinación de la pena y en la pra-
tado. Ahora bien, con el proceso de europeización xis de la conclusión de los procesos penales. In-
la ciencia penal tiene la oportunidad de estudiar cluso en la opinión pública la víctima, como inte-
estas circunstancias y quizá minimizarlas. resado político-criminal, pide la palabra cada vez
No obstante, me parece más importante desa- con más energía.
rrollar, por lo menos parcialmente, un "Derecho Por su parte, la teoría del Derecho penal y la te-
penal internacional" que no sólo traslade las oría de la pena deben acercar la víctima al núcleo
prohibiciones materiales de las agresiones a los de su concepto. Y deben preocuparse de impedir
derechos humanos al Derecho penal vigente, sino que la tensión (bi)polar entre la posición jurídica
que además implante -tanto teóricamente como del autor y de la víctima pueda conducir a un ca-
en la práctica- las condiciones procesales para la llejón sin salida, en el que a uno sólo se le puede
persecución de tales agresiones. Estas posibilida- dar lo que al otro se le ha quitado previamente. En
des se llegan a realizar actualmente, por lo que fin, deben desarrollar la idea de que con la víctima
cabe pronosticar que el sistema de Derecho penal se coloca en el plan de la Política Criminal no sólo
las desarrollará en adelante más intensamente a la persona afectada: sino a todos nosotros. e

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D o e t r 1• n a

La protección de los testigos y peritos en el proceso penal español


•••
Víctor Moreno Catena Catedrático de Derecho procesal.
Universidad Carlos JI/ de Madrid

A mi amigo Joaquín García Morillo,


en el día que nos dejó*

l. Introducción. La relevancia una de las circunstancias fácticas que configuran


de la prueba en el proceso penal el delito, porque, de no lograrlo, la sentencia que
se dicte será de absolución del acusado.
La prueba es una actividad procesal, general- Las dos posiciones enfrentadas que aparecen
mente instada por las partes -salvo los poderes de en todos los órdenes jurisdiccionales se convier-
dirección que se atribuyen al juez-, que tiene ten en particularmente severas cuando se trata
como finalidad esencial acreditar los hechos con- del proceso penal, donde están en juego los dere-
trovertidos expuestos por los litigantes en las res- chos más preciados de la persona. En el proceso
pectivas alegaciones, de modo que se logre formar penal se enjuician y deciden dos cosas: en primer
la convicción del juzgador a través de tal verifica- lugar, si ha existido una vulneración del núcleo de
ción. Por consiguiente, la resolución judicial será bienes jurídicos que mayor protección recibe por
favorable para la parte que haya conseguido pro- parte del ordenamiento -la vida, la integridad fí-
bar los hechos que sustentan su posición en el sica, la libertad sexual, el honor, etc.-, a través de
proceso -su pretensión o su oposición-, debiendo conductas especialmente reprochables por el con-
el juez tener por ciertos los hechos admitidos y los junto de la sociedad; en segundo lugar, de haber-
controvertidos que hayan resultado debidamente se producido tal vulneración, se trata de la apli-
acreditados mediante la actividad probatoria. cación de penas, de sanciones que van a privar de
En el proceso penal, aunque la prueba no pre- su libertad, en sus diferentes formas, o de su pa-
senta especialidades dignas de relieve, conviene trimonio a quien resulte declarado como respon-
plantear dos particularidades del mayor interés: sable en la sentencia.
de una parte, la vigencia del principio acusatorio Por tanto, en el proceso penal tal vez con mayor
impide al juez la búsqueda de las pruebas, de for- intensidad por su trascendencia, cada una de las
ma que el juzgador no podrá ordenar de oficio di- partes va a pretender el triunfo de su propia posi-
ligencias que intenten adverar o contradecir lo ción mediante la aportación de las pruebas sufi-
sentado y afirmado por las partes. De otra parte, cientes: la acusación, porque si no prueba cumpli-
los hechos necesitados de prueba son todos los damente verá rechazada su petición de condena;
que integran la conducta delictiva, puesto que en el acusado, porque las consecuencias de la res-
el proceso penal la admisión de los hechos no los puesta penal son especialmente gravosas para él.
dispensa de prueba, consecuencia ésta derivada En definitiva, y precisamente por los bienes jurí-
de la indisponibilidad tanto de la acción penal dicos que se ventilan en un proceso penal, sea la
como del ius puniendi, de modo que la acusación libertad en sus diversas manifestaciones, sea el
está gravada con la carga de probar todas y cada patrimonio de quien aparece como acusado, la ac-

* 14 de julio de 1998. Esta tarde, como tantas otras, he llamado a casa de Joaquín y me he enterado de la noticia. Es un desatino. Hu-
biera querido abandonar estas páginas pero he decidido terminarlas, de todos modos, en homenaje a un gran jurista, a un trabajador in-
fatigable -hasta donde le han permitido las fuerzas- y, por encima de todo, en homenaje a un amigo. Vaya en su memoria lo que de útil
pueda haber en este artículo, abruptamente terminado como abruptamente se ha ido Joaquín.

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D o e t r •
1 n a

•••

tividad probatoria puede generar riesgos que en nal, esencialmente los documentos, así como de las
otros órdenes jurisdiccionales son, sin duda, mu- medidas de aseguramiento de los instrumentos y
cho más remotos. efectos del delito y de las piezas de convicción que
El proceso penal, en buena lógica, coloca al im- puedan utilizarse, las fuentes personales de prueba
putado en una posición de rechazo frontal de la ac- -es decir, la llamada al proceso de una persona para
tividad del acusador, pues no puede observar im- proporcionar sus conocimientos sobre los hechos
pávido o indiferente cómo se van acumulando los debatidos- son las que están sujetas a mayores con-
medios que colocan «la soga alrededor de su cue- tingencias, por la facilidad con que se puede influir
llo». Es decir, toda actividad de investigación que en la fuente probatoria, o cambiar el contenido de
pretenda asegurar las fuentes de las pruebas de sus manifestaciones.
cargo desde el primer momento del procedimiento Las llamadas pruebas personales o, dicho en
penal, o la actividad probatoria en el acto del jui- otros términos, los medios de prueba a través de
cio, van a generar un rechazo frontal y activo de los cuales se trae al proceso a una persona con la
parte del imputado, del concernido por ellas; el im- finalidad de que verifique determinados hechos y,
putado no puede mostrar en buena lógica un entu- de ese modo, se pueda formar el juez una convic-
siasmo indescriptible cuando se vayan aportando ción plena sobre ellos y sobre las circunstancias
en el proceso elementos para obtener del instruc- en que se produjeron, son esencialmente tres: las
tor la adopción de medidas que limiten su libertad declaraciones del imputado, las declaraciones de
o la disposición de su pa'.trimonio, o cuando en un testigos y los informes de peritos.
momento procesal posterior, en el juicio, se pre- El tratamiento procesal de las declaraciones del
tenda que el juzgador dicte una sentencia que de- imputado, sea durante la instrucción, sea durante
finitivamente le condene. el juicio oral, es en este momento histórico bas-
tante claro: escrupuloso respeto de su derecho a la
defensa y a la asistencia de abogado, y de su dere-
11. La vulnerabilidad de las pruebas cho a no declarar contra sí mismo y a no confe-
personales sarse culpable, de tal modo que ha pasado de ser
objeto de la prueba, como sucedía en el proceso
Sentada la trascendencia de la actividad proba- penal inquisitivo, a convertirse en el sujeto prota-
toria en el proceso penal y el interés de las partes gonista del proceso penal, y su declaración se ha
en el resultado favorable de la prueba como único convertido en un medio más de defensa, cuando
medio para el triunfo de la posición que cada uno desee prestarla y con el contenido que tenga por
defiende, debe plantearse la posibilidad de que su conveniente. El conjunto de derechos que confor-
celo acusador o defensivo les lleve a una búsque- man la protección dispensada al agredido o ataca-
da «desenfrenada» de elementos probatorios o al do con la acusación parece suficiente.
intento de desvirtuar o destruir los propuestos por Diferente es, sin duda, la posición procesal y
la parte contraria, de modo que se vulnere el prin- material tanto de testigos como de peritos; es de-
cipio de lealtad o probidad en el proceso, porque cir, aquellas personas físicas a las que se impone
la acusación y la defensa no se conduzcan con la el deber jurídico de comparecer ante el tribunal y
debida limpieza y rectitud, de modo que se ha de de rendir una declaración de conocimiento sobre
poner el oportuno remedio en los casos en que los hechos que se enjuician. La doble exigencia le-
esto ocurra. gal (comparecer y rendir un testimonio o un in-
Dos son, en efecto, las respuestas que el ordena- forme veraz) tiene además anclaje constitucional
miento jurídico proporciona esencialmente ante en el deber de prestar la colaboración requerida
una búsqueda de elementos de prueba, o ante una por los jueces y tribunales en el curso del proceso
práctica probatoria, que transgreda la ley. Negati- (art. 118 C.E.); en el caso que estamos analizando,
vamente, a través de las nulidades procesales, im- colaboración con el aparato judicial penal para
pidiendo que el medio de prueba alcance la efica- castigar conductas delictivas a cuyo efecto se re-
cia pretendida; positivamente, protegiendo las caba la participación de personas que puedan
fuentes de prueba, para evitar en lo posible que aportar sus conocimientos al proceso.
sean manipuladas o influidas. Al cumplimiento del deber de colaborar con la
A este último respecto, en los diversos ordena- Administración de Justicia es preciso añadir el
mientos se contienen, con diversa intensidad y sen- factor anímico de la persona del testigo o del peri-
tido, medidas positivas de protección de las fuentes to, su reacción ante unos determinados hechos de-
de prueba, con el fin de evitar su destrucción, ocul- lictivos. Cuando intervienen en el proceso a sa-
tación o manipulación. Con independencia de la biendas de que sus manifestaciones pueden con-
custodia por los poderes públicos de las fuentes tribuir a la imposición de una grave condena para
materiales de prueba en el curso de un proceso pe- el acusado, cabe pensar que los sentimientos -fa-

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Revista Penal
La protección de los testigos y peritos en el proceso penal español
•••

vorables o contrarios al imputado- que les haya tuación procesal completamente ajena al presente;
producido la conducta delictiva lleguen a impreg- en un primer momento, con el procedimiento in-
nar su declaración, o incluso el sentido de la mis- quisitivo y los expeditivos mecanismos para obtener
ma. De este modo no es aventurado plantear que la confesión del reo y la convicción del juez-inquisi-
los testigos y peritos puedan tomar partido, adop- dor-acusador; luego, con la formación del sumario
tando posturas alejadas del escrupuloso respeto al de la mano judicial y sin intervención del imputado
deber de decir verdad y declarar exactamente lo que llegaba al juicio «ya vencido o, cuando menos,
que han sabido como peritos o han presenciado desarmado» (E. de M. LECRIM).
como testigos, y su dictamen o su declaración sea No logró arreglar la situación la ya centenaria
proclive a las conveniencias del acusado, o de todo LECRIM, pues los denunciados males que aqueja-
punto contrario a su absolución. ban a nuestro enjuiciamiento se perpetuaron du-
Junto a los factores anímicos del testigo o peri- rante décadas y la sentencia se dictaba hasta hace
to es preciso considerar factores externos, ajenos muy poco tiempo sólo a base de las diligencias
a los sentimientos internos, y a este propósito hay practicadas durante la instrucción y sin una efecti-
que plantear la eventualidad de que el acusado, en va contradicción; al imputado sólo le era permiti-
su intento de lograr una sentencia absolutoria, lle- do intervenir tras dictarse auto de procesamiento,
gue a utilizar cualquier mecanismo, lícito o inclu- resolución que recaía cuando la investigación
so ilícito, y que hasta pretenda torcer el testimo- prácticamente había concluido. Así las cosas, y al
nio o el parecer técnico del perito a través de pro- haberse obtenido los elementos probatorios de las
mesas, amenazas o coacciones, de manera que diligencias no contradictorias practicadas por el
logre generar un temor o un riesgo en la fuente de juez instructor y el Ministerio Fiscal, los testigos y
prueba que obstaculice la limpieza de su declara- peritos gozaban de una entera libertad para expre-
ción. A esta contingencia responden las medidas sarse (por lo general, en sentido incriminatorio).
de protección de testigos y peritos que los moder- La entrada en vigor de la Constitución, la aper-
nos ordenamientos jurídicos contienen. tura al exterior de las estructuras autárquicas es-
pañolas y la mejora del bienestar social trajeron
de la mano nuevas situaciones y nuevas solucio-
111. ¿Protección de testigos y peritos nes que, en lo que afecta al tema estudiado pue-
o protección de la investigación? den resumirse en: a) garantía de los derechos de
los imputados en los procesos penales, salvaguar-
Hasta épocas recientes el legislador había sido dando su más escrupuloso respeto, b) aspiración
insensible al problema de los riesgos de los testi- de los ciudadanos a la indemnidad más perfecta, de
gos y de los peritos. Es más, la imposición del de- modo que tanto las personas como su patrimonio
ber ciudadano de colaboración con la Administra- estén a cubierto de cualquier daño posible, y c)
ción de Justicia parecía título suficiente para re- aparición de fenómenos lejanos o desconocidos
cabar el concurso de peritos y testigos en un en nuestro país en el campo de la delincuencia, en
proceso penal, como un ejercicio de conciencia cí- especial la delincuencia organizada.
vica, sea en la persecución de las conductas delic- Tales circunstancias generaron un progresivo
tivas, sea para liberar a un acusado injustamente, retraimiento de los testigos y peritos llamados a
sin tomar en consideración otras implicaciones colaborar con la justicia, al colocarse en una inso-
relevantes. portable situación de riesgo por el mero hecho de
El Estado ha venido considerando frecuente- declarar en un proceso penal de acuerdo con su
mente a los ciudadanos como meros instrumentos leal saber y entender, poniendo en peligro sus per-
de su política y, en relación con el proceso penal, sonas o bienes, o las personas o bienes de sus se-
instrumentos de la política interior, de seguridad res más cercanos; de otro lado, los llamados al
pública, sometiéndoles a deberes de colaboración proceso no tenían contrapartida alguna; sólo el
apelando a su condición de miembros de la socie- deber genérico de colaborar con la justicia, al lado
dad; en tal estado de cosas parecía preferible no re- de una total despreocupación de los poderes pú-
parar en que la colaboración exigida a testigos y blicos para sofocar la amenaza o disminuir el ries-
peritos comporta cargas adicionales, a veces enor- go hasta límites soportables, puesto que las dos
memente gravosas, e insoportables en algunas oca- medidas a utilizar -la celebración de vistas a puer-
siones, derivadas no ya del simple hecho de la obli- ta cerrada o la amenaza de sanción penal (art. 464
gada comparecencia, sino también, y sobre todo, C.P. vigente)- eran de todo punto inconducentes a
de una declaración inculpatoria para el acusado. eliminar el riesgo de testigos y peritos.
La despreocupación del ordenamiento jurídico En este estado de cosas 'se aprueba en España la
por las necesidades y problemas de los testigos y pe- L.O. 19/1994, de 23 de diciembre, de protección de
ritos sólo podía entenderse como reflejo de una si- testigos y peritos en causas criminales, donde se

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D o e t r •
1 n a

•••

contienen medidas que pretenden ser una res- embargo, es preciso explicar dos cosas: por una
puesta sistemática y novedosa al problema de la parte, algunos supuestos que no tienen encaje per-
falta de asistencia para con peritos y testigos. Con fectamente en el concepto de testigo; por otra par-
ella parece que se intenta intervenir normativa- te, la razón de incluir en la protección a quienes
mente en defensa de estas personas y salvaguar- son por naturaleza fungibles, los peritos, ya que
dar, por encima de cualquier otra consideración, salvo contadas excepciones los conocimientos
la integridad física y el patrimonio de quienes se científicos, artísticos o prácticos no son patrimo-
ven obligados a comparecer en un proceso penal a nio exclusivo de una persona.
prestar testimonio o informe.
En realidad, al legislador, como confiesa en la
propia exposición de motivos, no tanto le preocu- A) Los TESTIGOS
pa la seguridad o indemnidad de los llamados
como testigos o peritos al proceso como los pro- La referencia a los testigos en el texto de una ley
blemas de persecución penal, de impunidad de procesal debe entenderse en su sentido más estric-
presuntos delincuentes, precisamente de los que to; son testigos las personas físicas que aparecen
cuenten con más recursos para delinquir. Es decir, como terceros, ajenos al proceso, que son llama-
en alguna medida se pretende obtener una coarta- dos a prestar declaración sobre los hechos históri-
da moral para exigir la comparecencia y la decla- cos que conocieron fuera del proceso y que son re-
ración de estas personas en los procesos penales, levantes para la decisión judicial. La condición de
de modo que no puedan ya escudarse en el temor tercero comprende, pues, a todo aquel que carezca
o en la amenaza; prima, pues, sobre la protección de interés directo en la resolución del proceso, y al
de quien es llamado a colaborar con la Adminis- propio tiempo excluye tanto a la autoridad judicial
tración de Justicia, el objetivo de la eficacia en la como a las partes acusadoras y acusadas. La cuali-
persecución penal. dad de testigo se adquiere con el llamamiento ju-
Es decir, que la protección dispensada por la ley dicial, sea a propuesta de las partes, sea de oficio
tiende esencialmente a proteger una administra- durante la instrucción, de tal modo que por mucho
ción eficaz y equitativa de la justicia penal desde que sepa una persona acerca de los hechos que se
la triple perspectiva del interés del Estado, del be- enjuician si no es citada a comparecer por el juez
neficiario de la protección y del imputado: en pri- o tribunal no adquirirá la cualidad de testigo; al
mer lugar, el interés del Estado en facilitar la in- propio tiempo, aunque una persona desconozca
vestigación criminal y luchar contra la delincuen- absolutamente los hechos por los que se procede,
cia; en segundo lugar, el interés del testigo o del si es llamada a declarar como testigo se le otorga
perito en declarar con plena libertad, sin verse so- tal condición por ese solo hecho.
metido a ningún tipo de presión a consecuencia
de su intervención en el proceso; por último, el in-
terés del propio imputado en conocer todos los B) Los ACUSADORES; ESPECIAL CONSIDERACIÓN
datos de la acusación para el pleno ejercicio de su DEL OFENDIDO
derecho de defensa.
En efecto, como se sostiene en el derecho an- No existe en el proceso penal español regulación
glonorteamericano, no se confiere un derecho de las declaraciones que puedan prestar las par-
subjetivo al anonimato o a la protección en favor tes, ni acusadoras ni acusadas, si bien no cabe
del testigo o perito, sino que la justificación de las duda alguna de que, salvo el representante del Mi-
medidas es la consecución del interés público de nisterio Fiscal, que debe abstenerse de intervenir
control y erradicación de la criminalidad. en el proceso (art. 96 LECRIM), quienes ocupen la
posición procesal de parte y las víctimas, aunque
procesalmente estén ausentes del procedimiento,
IV. Sujetos amparados por las medidas podrán prestar declaración cualquiera que sea su
posición procesal.
El artículo 1.1 de la Ley orgánica 19/1994 dispo- Efectivamente, las declaraciones que pueden
ne que «las medidas de protección previstas en prestar tanto los imputados como quienes ocupan
esta Ley son aplicables a quienes en calidad de tes- formal o materialmente una posición actora pue-
tigos o peritos intervengan en procesos penales». den ser del mismo tipo que las prestadas por un
El ámbito subjetivo, al menos positivamente, testigo, en la medida en que supongan una apor-
aparece perfectamente delimitado: todos aquellos tación cognoscitiva al procedimiento; esto no im-
que sean llamados a un proceso penal como testi- plica sin embargo que pueda considerarse como
gos o como peritos pueden ser amparados con las testimonio, porque el hecho de que una persona a
medidas a las que luego haremos referencia. Sin quien no corresponde la cualidad de testigo reali-

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Revista Penal
La protección de los testigos y peritos en el proceso penal español
•••

ce un acto que en cierto sentido se encuentre cer- cidos por los beneficios de esta disposición legal.
cano al testimonio no es suficiente para calificar- Este ámbito específico pretendió ampliarse, aña-
lo como tal. diendo también a las víctimas en alguna enmien-
No obstante, difiere notablemente a todos los da, que naturalmente no llegó a prosperar. Al fi-
efectos el régimen legal aplicable a los imputados nal, como es conocido, desapareció la primitiva
y a los interesados en una posición actora, pues a alusión a los denunciantes y no prosperó la refe-
los primeros no les alcanzan los deberes de decla- rencia a las víctimas, sin razón suficiente que jus-
rar y decir verdad exigibles a los testigos, aunque tificara tal decisión.
deban comparecer en el proceso (como señala la Si se tiene en cuenta que el acusador particular,
S.T.S. de 6 de mayo de 1998, no se puede perse- la víctima del delito, es la persona física o jurídica
guir por falso testimonio al imputado que cambia que, por haber sido ofendido o agraviado por los
sus declaraciones). Teniendo en cuenta la diferen- hechos delictivos, se constituye en parte activa en
te posición que ocupa el imputado y el ofendido, y el proceso penal instando el castigo del responsa-
el riesgo que la declaración pueda generar, se ha ble criminal, es obvio que por esta especial rela-
de ser extremoso en la protección al declarante en ción que le une con el delito y con el delincuente
razón de dicho riesgo, pues precisamente la ley es- está llamado a sufrir en primera persona las re-
tablece mecanismos de salvaguarda a favor de presalias del acusado desde el momento en que
quienes lo hacen en contra del imputado. llegara a prestar declaración contra él. Éste es, sin
A falta de previsión normativa que regule la de- duda, un motivo más que suficiente para conside-
claración del acusador-ofendido, es lo cierto que rar idónea la institución de un mecanismo protec-
éste, cuando conoce los hechos delictivos y presta tor que le permita, al propio tiempo que cumple el
declaración, no ocupa una posición procesal simi- deber de colaboración con la justicia penal, la de-
lar a la del imputado, sino más cercana a la de los fensa de sus derechos en el proceso.
testigos, y en su órbita debe situarse, puesto que a Así pues, en tanto no se cree un mecanismo es-
los testigos lo asimilan los deberes a que se ve so- pecífico de protección a las víctimas de los delitos,
metido -tanto de comparecer, como de declarar y que habría de contemplar todas y cada una de las
de decir verdad-, aun cuando su declaración falsa facetas procesales que se dan en la persona del
parece que debe integrar el delito de acusación o ofendido por razón de su relación con el delito
denuncia falsa y no el de falso testimonio. mismo y con la persona del imputado, deben am-
Está claro que en no pocas ocasiones la víctima parar a los ofendidos por el delito las disposicio-
habrá podido presenciar los hechos delictivos y de- nes de la Ley orgánica 19/1994, de igual modo que
berá prestar declaración sobre ello. El Tribunal Su- en la práctica forense se permite la asimilación de
premo ha reconocido la asimilación del ofendido su estatuto al de los testigos. Esencialmente, por-
al estatus del testigo en reiteradas ocasiones (así, que las razones que llevaron a aprobar la ley de
en las S.S.T.S. de 29 de noviembre y de 4 de febre- protección a testigos y peritos le son de entera
ro de 1991, en donde se dice que «Se ha de enten- aplicación al ofendido o perjudicado por el hecho
der por testigos no sólo a los terceros conocedores delictivo que puede correr idéntico riesgo que el
de la relación delictual, sino también al ofendido, testigo o el perito, y porque, además, el sentido de
perjudicado o víctima, cuya normativa, al igual la protección dispensada al amparo de esta ley
que la del acusado, está huérfana de regulación le- obedece no tanto a la naturaleza de la prueba (tes-
gal»). No obstante, no se le oculta al Alto Tribunal tifical o no), sino a las especiales circunstancias
que existe una nota intrínseca al testigo (y al peri- que convergen en cada tipo delictivo, y que pue-
to) que no se da en la víctima, cual es la alteridad den ser particularmente comprometedoras para la
del primero respecto del delito (en la S.T.S. de 18 víctima por su vinculación con el autor del delito.
de diciembre de 1991 se declaraba que «la diferen- Si a esto se añade que se cumple el fin último per-
cia esencial entre el testigo, sin más adjetivos, y la seguido con la ley, de modo que la verosimilitud
víctima testigo es que aquél es ajeno al proceso y de los datos que la víctima pueda aportar resultan
ésta no»), porque la víctima no es, en efecto, un fundamentales para la investigación, es obligado
tercero ajeno a la realidad que dio origen a la aper- entender que en el ámbito de la Ley orgánica
tura de la causa. 19/1994 ha de incluirse el ofendido por el delito
En realidad, la Ley orgánica 1911994 proviene dentro de su ámbito de aplicación.
de una Proposición de Ley que se rubricaba preci-
samente de «Protección a denunciantes, testigos y
peritos en determinadas causas criminales», en C) Los COIMPUTADOS
cuyo artículo 1 ya se aludía de modo expreso a los
denunciantes, mención repetida· en todos los pre- Habiendo desechado la inclusión de las declara-
ceptos en los que se hacía referencia a los favore- ciones de los imputados en el ámbito de la Ley or-

62
Doctrina

•••

gamca 19/1994, puesto que no están obligados a las personas arrestadas o detenidas en lugares dis-
declarar ni, si prestan declaración, tienen el deber tintos a la cárcel durante el tiempo estrictamente
de decir verdad, es lo cierto que en el curso de un necesario para definir el programa especial de pro-
proceso penal puede aparecer una situación pro- tección»).
cesal singular cuando son varios los imputados, En segundo lugar, la credibilidad del testimonio
en el caso de que alguno de ellos se decida a pres- del coimputado ha de someterse a un riguroso
tar declaración y lo haga con un contenido incri- control por parte del tribunal sentenciador, habi-
minatorio para otro de los que se encuentran en la da cuenta de que la ausencia del deber de ser ve-
misma posición procesal. raz en la declaración puede ser utilizada por el co-
Estas declaraciones de un imputado en contra reo como acicate para prestar declaración contra
de otro se han calificado de testimonios impro- el imputado principal, atribuyéndole participa-
pios, ya que no son asimilables ni a la confesión, ción o responsabilidades falsas, lo que en todo
ni al testimonio, si bien traen a la causa afirma- caso puede originar represalias por imputado a
ciones fácticas extraídas de fuera del proceso, de- quien la declaración perjudique y le mueva a or-
nominación y línea interpretativa que se inicia denar actuaciones en contra del coimputado.
con la S.T.S. de 12 de mayo de 1986 y llega a la ac- Adoptadas las prevenciones a que se ha hecho
tualidad, siendo acogida por el T.C., aun cuando referencia para valorar la credibilidad de las de-
deba sostenerse la artificiosidad de esta construc- claraciones de los coimputados, estimándolas
ción para otorgarle valor de elemento probatorio. como prueba de cargo, e independientemente de
La jurisprudencia viene estimando que las de- que jurídicamente esta actuación procesal se con-
claraciones inculpatorias de un coimputado no sidere como un testimonio impropio o merezca
son desdeñables y pueden ser tenidas en cuenta, cualquier otra calificación jurídica, es lo cierto
atribuyéndoles credibilidad como prueba de cargo que el riesgo que se genera para el declarante con
suficiente, capaz de destruir la presunción de ino- estos testimonios no sólo es equiparable, sino que
cencia del imputado contra quien se declara, excede en la mayoría de los casos del que se asu-
siempre que se valoren a la luz de un conjunto de me por los testigos. No es sostenible que se pudie-
elementos especialmente orientadores, tales como ra infligir un daño a las personas o bienes del de-
la personalidad del delincuente y las relaciones clarante o a sus seres más cercanos por razón de
que precedentemente mantuviese con el señalado una declaración inculpatoria que no resulte ta-
como copartícipe; la posible existencia de motivos chada de ninguno de los óbices exigibles para su
particulares, tales como venganza o resentimien- consideración como prueba de cargo. Por ello, ha-
to, que llevándole a la acusación de un inocente biendo identidad de razón jurídica, la aplicabili-
permitan tildar el testimonio de falso o espurio; o dad de algunas medidas de protección a los coim-
la búsqueda de una eventual coartada que facilite putados parece abonada, y aunque no les alcanza-
su exculpación (S.T.S. de 21 de mayo de 1986). ría la ocultación de la identidad, todas las demás
Son dos los problemas que plantea la declara- medidas de protección, empezando por la separa-
ción de los coimputados y que constituyen el pun- ción física del co-reo contra el que prestaron de-
to álgido del debate en tomo a su inclusión dentro claración, podrían sin dificultad adoptarse cuan-
del ámbito de actuación de la Ley orgánica do concurran los presupuestos previstos en la ley.
1911994. El primero de ellos viene dado por la con-
dición de «imputado» de la persona llamada a de-
clarar, pues no parece, en principio, tolerable me- D) Los PERITOS
dir con el mismo rasero a quien declara en el cum-
plimiento de su deber ciudadano de colaborar con Causa en un principio cierta extrañeza la inclu-
la Justicia (cuyo incumplimiento, por otra parte, es sión de los peritos en el ámbito de protección de
sancionable de acuerdo con la legislación penal vi- la Ley orgánica 19/1994, siendo así que por su pro-
gente) y a quien lo hace como consecuencia de su pia naturaleza los peritos son fungibles, de modo
participación en los hechos que se enjuician. Sin que salvo con muy contadas excepciones, no exis-
embargo, la aplicabilidad de la Ley orgánica te una única persona que pueda proporcionar al
19/1994 no debe basarse en la naturaleza de la de- juez conocimientos especializados científicos, ar-
claración (testimonial o correal), sino en la exis- tísticos o prácticos, sino que, de existir riesgo gra-
tencia de razones objetivas suficientes que deter- ve para la vida o los bienes del perito, éste podría
minen la necesidad de otorgar la protección (véase ser sustituido por otro especialista. El perito ha
a este propósito el Decreto italiano de 1991 sobre sido tradicionalmente considerado por las leyes
el particular, donde se disponía que «por motivos procesales españolas como un profesional impar-
de seguridad graves y urgentes el Fiscal del Estado cial, estableciéndose los mecanismos precisos
puede autorizar a la Policía Judicial a custodiar a para denunciar, a través de la recusación, las cau-

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Revista Penal
La protección de los testigos y peritos en el proceso penal español
•••

sas que pudieran poner en riesgo dicha imparcia- zón del testimonio prestado por el testigo o perito
lidad, ya que su dictamen tendrá una importancia (art. 1.2).
decisiva a la hora de la sentencia definitiva, al Son tres los requisitos exigidos para obtener la
aportar al proceso conocimientos de los que el protección: a) la relación de parentesco o de aná-
juez carece. loga afectividad; b) la existencia cierta de un gra-
Por consiguiente, la justificación de que aparez- ve peligro sobre sus personas (art. 1.2, en relación
can los peritos como sujetos que pueden ser am- con el 4.1); c) que esta situación de riesgo en que
parados por las medidas de protección se puede se encuentren sea consecuencia directa de la acti-
fundamentar en dos razones: de un lado, en la re- vidad procesal del perito o del testigo al que se en-
lación personal en un proceso concreto del perito cuentren vinculados, es decir, que puedan sufrir
con el acusado que puede poner en riesgo su vida represalias por el hecho de que se preste declara-
o sus bienes, en cuyo caso podrá el perito excu- ción o informe pericial (se trata de un riesgo in-
sarse, si lo desea, y el juez debería estimar la ex- dependiente del que pueda acechar al testigo o pe-
cusa y designar otro, o bien aceptar el cargo y pe- rito, de modo que la protección puede acordarse
dir la adopción de las medidas de protección, que aunque el peligro sea ajeno a éstos últimos).
debe acordar la autoridad judicial. De otro lado, y La valoración que ha de llevar a cabo la autori-
pareciera el marco en que la Ley orgánica 19/1994 dad judicial para ordenar las medidas de protec-
se desenvuelve, puede suceder que el riesgo no se ción es en estos supuestos mucho más simple,
individualice en un solo perito, sino que se extien- puesto que en ningún caso van a interferir en el
da a todo aquel que emita informe, por la perso- curso del proceso que, como se dirá, es el proble-
nalidad o las amenazas proferidas por el imputa- ma esencial que plantean las que se adoptan en re-
do con carácter general; esta situación sería típica lación con los peritos y testigos.
de la criminalidad organizada, cuya influencia da-
ñosa se extiende potencialmente mucho más allá
de los concretos individuos de la organización; en V. Tipos de medidas de protección
tales casos deben acordarse por el juez las medi-
das que amparen suficientemente al perito que fi- El conjunto de medidas de protección que contie-
nalmente se vea obligado a colaborar con la justi- ne la Ley orgánica 19/1994 puede agruparse esen-
cia penal. . cialmente en dos grandes bloques: aquellas que no
Un supuesto muy particular, ya que goza del ca- afectan al desarrollo del proceso y aquellas otras
rácter de auxiliar de la justicia y, de algún modo, que pueden suponer un menoscabo del derecho de
de experto, es el de los intérpretes. Por las simili- defensa. Esta clasificación responde a los efectos
tudes que esta figura presenta con la del perito que sobre el proceso puede producir la adopción de
(con el que tiene en común la nota de fungibili- algunas medidas, así como de la autoridad quepo-
dad, que permite su sustitución por otro profesio- dría acordarlas, con independencia de la previsión
nal con las mismas cualidades) cabe incluirlos legal.
dentro de la cobertura protectora de la norma.
La ausencia de obligación legal de manifestar la
identidad de estos sujetos justifica la aplicación de A) MEDIDAS QUE NO AFECTAN AL DESARROLLO DEL
la protección en la extensión que sea precisa, ha- PROCESO
bida cuenta de que su función en el proceso es me-
ramente instrumental, por lo que la adopción de En la Ley orgánica 19/1994 se prevén una serie
medidas de protección visual u oral no afectaría al de medidas de protección que no afectan el nor-
resultado de la declaración que el testigo -y no el mal desarrollo del proceso penal. Se trata de la
intérprete- efectúe. A efectos de responsabilidad utilización de vehículos oficiales para el transpor-
por incumplimiento de sus deberes, la identidad te de los afectados, de la prestación de protección
de estos sujetos deberá ser puesta en conocimien- policial, de la provisión de medios económicos
to de las autoridades. para cambiar la residencia y lugar de trabajo, o
proporcionarle al protegido una nueva identidad
(art. 3.2).
E) Los ALLEGADOS En tales supuestos se arbitran medidas de protec-
ción activa, para garantizar la integridad y el ade-
La Ley contempla la posibilidad de extender su cuado desenvolvimiento de la vida social del prote-
campo de protección a quienes estén ligados al de- gido, que en nada perturban la marcha del proceso
clarante por vínculo familiar o afectivo, siempre y ni modifican las reglas y los papeles a desempeñar
cuando concurra también en su persona, libertad por los distintos actores en el curso del mismo, pues
o bienes la circunstancia de peligro grave, en ra- su aplicación es siempre extraprocesal y en ellas no

64
Doctrina

•••

hay asomo de intromisión en los derechos procesa- pública; tal garantía sólo puede hacerse con los
les del imputado, que cuando se ordenan medidas medios que la Constitución y el ordenamiento ju-
del otro grupo pueden verse afectados con mayor o rídico pone a disposición de los poderes públicos,
menor intensidad. pero respetando y, lo que es más, promoviendo el
La cuestión esencial que cabe plantear es si para ejercicio de los derechos fundamentales (art. 9
que se adopten estas medidas extraprocesales es C.E.).
necesario que lo ordene o aprecie la autoridad ju- Partiendo de que el derecho de defensa tiene,
dicial, como parece desprenderse de lo dispuesto como todos los derechos fundamentales, un ca-
en el artículo 1.2 de la Ley, o bien podrían -y de- rácter relativo y susceptible de ser limitado, debe
berían- acordarse por otra autoridad, bien se tra- ponderarse en qué medida las agresiones que se le
te de los responsables de la seguridad pública, de puedan aplicar respetan su contenido esencial, o
oficio o a petición del interesado o a petición del son de tal manera desproporcionadas que el dere-
Ministerio Fiscal, bien se encomiende a éste últi- cho resulta irreconocible.
mo si finalmente consigue adquirir un mayor gra- El derecho de defensa, amparado en el artículo
do de competencia y compromiso en la investiga- 24.2 de la C.E., comprende en realidad un conjun-
ción penal y en el desarrollo del proceso. La justi- to de derechos instrumentales que atribuyen a la
ficación de que se exija resolución judicial para el persona que se ve sometida a un proceso -y muy
otro grupo de medidas es clara, puesto que se han especialmente a un proceso penal- posibilidades
de ponderar bienes jurídicos posiblemente enfren- de reacción frente a la agresión que la acusación
tados y afectan al desarrollo del procedimiento, ha introducido en el proceso, interviniendo en él
pero en el caso que ahora se analiza, sea a favor de de tal manera que la condena sólo pueda sobreve-
los testigos o peritos, sea, con mayor razón, a fa- nir de una confrontación real de las dos partes
vor de los allegados a éstos, carece de razón de ser procesales, respetando la igualdad entre ellas.
que el otorgamiento de la protección y las medi- Uno de los esenciales derechos de la defensa,
das concretas en que se plasme deban quedar con- junto con el derecho a la asistencia de abogado,
fiadas al criterio de la autoridad judicial. para preparar y diseñar con él la estrategia de su
actuación procesal, es el derecho a la prueba o, di-
cho en términos del artículo 24.2 de la C.E., el
B) MEDIDAS DE PROTECCIÓN VERSUS DERECHOS «derecho a utilizar los medios de prueba perti-
DE DEFENSA nentes para su defensa». Este derecho a la prueba,
en relación con la efectiva contradicción procesal,
Algunas medidas de protección a testigos y peri- debe contemplarse desde una doble perspectiva:
tos, estén dispersas o sistematizadas en un texto no se trata sólo, aunque también, de poder propo-
legal, pueden suponer modificaciones de las re- ner y practicar la prueba que conduzca a acreditar
glas del juego procesal; es decir, la protección de la inocencia, sino esencialmente de poder interve-
los testigos o peritos puede llevar aparejada una nir en la prueba de la acusación, para desacredi-
desatención correlativa, en mayor o menor medi- tar la fiabilidad o las consecuencias que la acusa-
da, de otros derechos procesales. ción pretenda extraer de un concreto medio pro-
El sentido de la protección de testigos y peritos batorio.
se ha inclinado siempre a la garantía de las prue- El respeto del derecho a defenderse probando
bas de cargo, de las pruebas propuestas por la exige, por lo que hace a los testigos -sin duda ex-
acusación, en la medida en que se ha entendido tensible a los peritos-, que se le permita al acusado
que las posibles amenazas provendrían del acusa- «interrogar o hacer interrogar a los testigos que de-
do, por lo que el análisis debe centrarse en la pro- claren contra él e interrogar a los testigos que
tección de las pruebas personales propuestas por declaren a su favor en las mismas condiciones que
la acusación, en la medida en que se vean amena- a los testigos que lo hagan en su contra» (art. 6.3.d]
zados por el acusado o su entorno. del C.E.D.H.).
Están indudablemente en juego dos bienes jurí- Para hacer realidad este derecho, para que no se
dicos de diversa entidad: el derecho estatal de pe- convierta en una declaración ilusoria, es preciso
nar, el ius puniendi, que se realiza a través del pro- proporcionar al acusado y a su defensor los ele-
ceso, y el derecho de defensa del acusado. A este mentos necesarios, sin que resulte lícito hurtarles
respecto hay que señalar, en primer lugar, que el datos, elementos o informaciones que le impidan
derecho de defensa es un derecho fundamental un ejercicio efectivo del derecho a la prueba. Pre-
(art. 24.2 C.E.) al que se le dispensa una especial y cisamente en las páginas que siguen se van a con-
privilegiada protección, en tanto que la persecu- frontar desde esta óptica las medidas que el orde-
ción penal no es ningún derecho fundamental, por namiento introduce para proteger a los testigos y
más que el Estado deba garantizar la seguridad peritos; no sólo desde el análisis de su eficacia,

65
Revista Penal
La protección de los testigos y peritos en el proceso penal español
•••

sino esencialmente desde la confrontación con el Sala (S.T.S. de 8 de julio de 1994) o, incluso, que lo
derecho de defensa. haga fuera de la misma (S.T.C. 64/1994); el empleo
Se trata de medidas que persiguen todas ellas de pasamontañas u otra vestimenta que oculte su
proteger la identidad del testigo o del perito, con fisonomía; la acomodación del mobiliario para es-
más o menos intensidad, e intentan evitar que se tos fines, por ejemplo, mediante el empleo de
conozca cualquier dato que pueda facilitar su lo- biombos o cortinas que permitan al testigo o peri-
calización e identificación, pudiéndose acordar de to declarar en estrados, pero fuera de la vista del
oficio o solicitar tanto por el afectado como por el imputado (aunque no fuera del alcance del juez y
Ministerio Fiscal. demás funcionarios relacionados con la causa pre-
Para la protección de la identidad, se permite sentes en la Sala), o «detrás de la tribunilla donde
que el Juez de Instrucción decida, de oficio o a declaran los testigos para impedir que el acusado
instancia de parte (art. 2): 1) que no consten en las los viera» (S.T.S. de 14 de febrero de 1995).
diligencias el nombre, apellidos, domicilio, lugar Asimismo, en beneficio de la plena efectividad
de trabajo y profesión, ni cualquier otro dato que del anonimato pretendido mediante el uso de es-
pueda servir para la identificación de testigos y tos métodos, y puesto que el imputado puede re-
peritos, pudiéndose utilizar para ello un número o conocer al testigo oculto a través de su voz, caso
cualquier otra clave; 2) que comparezcan para la de que le hubiere oído -lo cual es muy probable en
práctica de cualquier diligencia utilizando cual- el concreto supuesto de la víctima, así como cuan-
quier procedimiento que imposibilite su identifi- do quien declara es un coimputado, o el confiden-
cación visual normal; 3) que se fije como domici- te infiltrado que le delató- sería aconsejable la re-
lio, a efectos de notificaciones, la sede del órgano glamentación del empleo de «distorsionadores»
jurisdiccional, el cual las hará llegar reservada- de voz, de modo que se prestara la declaración en
mente a su destinatario. presencia del acusado, y con plena garantía de los
La primera de las medidas está prevista para la principios de inmediación, contradicción e igual-
fase de investigación, hasta el punto de que, de dad de armas.
acuerdo con el artículo 4.3 de la ley, al inicio del En cualquier caso, la primacía del derecho de
juicio oral podrá pedirse que se revele la identidad defensa del imputado en el proceso penal condu-
de los testigos y peritos propuestos por la acusa- ce inevitablemente a extremar las cautelas para la
ción, y el tribunal «deberá facilitar el nombre y los adopción de medidas de protección a peritos o
apellidos de los testigos y peritos, respetando las testigos que menoscaben, debiliten o impidan el
restantes garantías reconocidas a los mismos en ejercicio del derecho fundamental. No pueden po-
esta Ley». Pocas alternativas quedan de la lectura nerse reparos de ningún género a lo que hemos
del precepto, si no fuera porque quien solicite co- llamado medidas de protección positivas o acti-
nocer la identidad de los testigos o peritos prote- vas, pero deben rechazarse las que, teniendo inci-
gidos ha de hacerlo «motivadamente», lo quepa- dencia en el curso del proceso, pudieran afectar al
rece invocar no sólo que ha de fundamentarse la derecho de defensa. Así pues, mientras el acusado
petición, sino que si la fundamentación ~s inexis- pueda interrogar libremente al testigo y pedir al
tente o insuficiente pueden denegarse los datos perito las aclaraciones que estime oportunas y el
pedidos. La virtualidad del último inciso de esta tribunal acepte, sean bienvenidas todas estas me-
norma, salvo que quiera referirse a las medidas didas; si la ocultación de la identidad impide al
extraprocesales, resulta muy debilitada, ya que acusado aportar al proceso elementos que lleguen
aunque no se llegue a conocer el domicilio, lugar a poner en entredicho la credibilidad del testigo o
de trabajo y profesión del testigo o perito, e inclu- no le permitan recusar al perito, es posible que es-
so aunque declare ocultando su físico, la identifi- tas fuentes de prueba a quienes se les llama para
cación puede ser en muchos casos plena y generar colaborar con la justicia estén más protegidos,
el riesgo para la persona, su libertad o bienes. pero el sistema procesal penal habrá fracasado ro-
Mayor importancia tiene sin duda la segunda de tundamente.
las medidas previstas en la ley, de aplicación tan- Valgan estas páginas como llamada de atención;
to durante la investigación como en el juicio oral: naturalmente que se debe proteger la integridad
la ocultación visual del declarante. La Ley no ha física y el patrimonio de los ciudadanos, máxime
sido en absoluto explícita a la hora de especificar cuando se ponen en riesgo por colaborar con fun-
los posibles métodos que permitan al testigo, o pe- ciones estatales. No obstante, esta protección no
rito, declarar oculto (en el sentido que lo hace la puede pasar por encima de los derechos funda-
S.T.C. 64/1994). mentales; probablemente hacerlo así es más có-
Varias son las posibilidades que comúnmente se modo; probablemente es más barato que dispen-
emplean en las Salas de vistas, tales como la de- sar una protección activa, utilizando los medios
claración prestada desde la puerta de acceso a la públicos para impedir los ataques a los declaran-

66
D o e t r •
1 n a

tes como testigos o peritos; pero si se utilizan ata- ciembre», en Actualidad y Derecho (27 de febrero
jos de esta naturaleza nos encontraremos en poco a 15 de marzo), n.º 9, pp.1-10.
tiempo con un recorte real de las garantías proce- FLORES PRADA, Ignacio: El valor probatorio de las
sales y de las libertades que cada vez desde más declaraciones de los coimputados, «I urisprudencia
lugares van alumbrando. práctica» n.º 142, 1998.
FUENTES SORIANO, Olga: «La L.0. 19/1994, de
protección de peritos y testigos en causas crimi-
BIBLIOGRAFÍA nales», en Revista de Derecho Procesal, 1996, n.º 1,
pp .135-162.
ANDRÉS IBAÑEZ, Perfecto: «La función de las ga- GARCÍA QUESADA, María: «El miedo de los testi-
rantías en la actividad probatoria», en La restric- gos», en Cuadernos de Derecho Judicial. La prueba
ción de los derechos fundamentales de la persona en en el proceso penal, Madrid, 1992, pp. 393-402.
el proceso penal. Cuadernos de Derecho Judicial, GIMÉNEZ GARCÍA, Joaquín: «El testigo y el perito.
Madrid, 1993, pp. 217-242. Su protección en el juicio oral», en Actualidad Pe-
ARAGONESES MARTÍNEZ, Sara: «Introducción al nal, 1994, n.º 2, pp. 723-742.
régimen procesal de la víctima del delito. Deberes LóPEZ ORTEGA, Juan José: «La prueba de testigos
y medidas de protección», en Revista de Derecho en la Jurisprudencia del Tribunal Europeo de De-
Procesal, 1995, n.º 2, pp. 409-439. rechos Humanos. Problemas que se suscitan en
ASENCIO MELLADO, José M.ª: Prueba prohibida y relación con el derecho a un proceso equitativo»,
prueba preconstituida, Madrid, 1989. en Cuadernos de Derecho Judicial. La prueba en el
CARTAGENA PASTOR, Fausto: «Protección de testi- proceso penal, Madrid, 1992, pp. 383-392.
gos en las causas criminales. La Ley Orgánica PALACIO SANCHEZ-IZQUIERDO, José Ricardo: «Ley
19/1994, de 23 de diciembre», en Boletín de Infor- de protección a testigos y peritos», en Estudios de
mación y Ministerio de Justicia e Interior, 15 octu- Deusto. Revista de la Universidad de Deusto, 2."
bre 1995, n.º 1.758, pp. 78-105. época, vol. 43/1, enero-junio 1995, pp. 167-220.
FERNÁNDEZ-ESPINAR, Gonzalo: «La protección VELAYOS MARTÍNEZ, Isabel: «Protección de los
judicial de testigos y peritos en procesos penales testigos de cargo en el Common Law», en Revista
al amparo de la Ley Orgánica 19/1994, de 23 de di- de Derecho Procesal, 1996, n.º 1, pp. 95-133.

67
Doctrina

Acerca de la a e ti o libera in causa ( *) ( * *)


•••
Hans J oachim Hirsch

l. La actio libera in causa (a.l.i.c) es uno de los del Tribunal Supremo, cuyo anterior presidente,
múltiples temas jurídicopenales con los que HA- Salger, ya se había pronunciado por escrito en
RUO NISHIHARA se ha ocupado más de cerca. Sus contra de la construcción de la a.l.i.c4, se distan-
investigaciones sobre la autoría mediata le condu- cia crecientemente de esta figura jurídica. En
jeron a esta problemática 1. El se esforzó en poner una sentencia del año 1994 señala la Sala que en
de relieve la legitimidad de esta figura jurídica, los delitos imprudentes de resultado la solución
que no se menciona expresamente en el Código resulta ya de las características propias de estos
penal japonés como tampoco en el alemán, para el delitos, de modo que no se requiere el «recurso
Derecho japonés vigente2. a la -discutida- figura jurídica de la a.l.i.c»s. Y en
En Alemania, desde hace ya mucho tiempo, la la más reciente sentencia de la Sala de 1996 se
a.U.e ha sido poco discutida. Fue considerada por dice que «en cualquier caso, en los delitos de
la opinión dominante como una figura de segura puesta en peligro del tráfico y de la conducción
consistencia. Por ello, el legislador no vió ningún sin permiso, los principios de la a.l.i.c no son
motivo para aludir expresamente a ella en la nue- aplicables»6. Por ello NEUMANN se ha pronuncia-
va parte general de 1974. Entretanto, sin embargo, do en un comentario a este fallo en el sentido de
ha cambiado la situación. La discusión no gira ya que «esto podría significar el final de la actio li-
sólo en tomo a diferentes fundamentaciones. Por bera in causa en la Jurisprudencia del Tribunal
el contrario, tienen lugar en la actualidad crecien- Supremo»7. Pero también existen posiciones en
temente posiciones que, a la vista del tenor de la la doctrina que no están de acuerdo con la judi-
regulación legal de la inimputabilidad (§ 20 catura de la Sala 4ª de lo penalB. Además, la Sa-
StGB), cuestionan que deba sostenerse de lege la- la Y de lo Penal del Tribunal Supremo se ha pro-
ta dicha construcción, y por ello invocan al legis- nunciado a comienzos de 1997 a favor de un
lador3. En el precepto se habla justamente de la mantenimiento fundamental de la figura jurídi-
culpabilidad «relativa a la comisión del hecho». ca9.
Este desarrollo ha alcanzado recientemente su Este estado de opinión invita a examinar los ar-
punto álgido debido a que la Sala 4ª de lo penal gumentos de ambas partes con más detalle.

(*) Traducción de Eduardo Demetrio Crespo (Prof. de Derecho Penal de la Facultad de Derecho de Toledo. Universidad de Cas-
tilla-La Mancha).
(**)La versión alemana ha sido publicada en el Festschrift für Nishihara, Baden-Baden, Nomos Verlagsgesellschaft, 1998,
pp. 88-104. Esta traducción ha aparecido además en: HIRSCH, HANS-JOACHIM, Derecho Penal. Obras completas, Tomo 1, Buenos Ai-
res, Rubinzal-Culzoni, 1999, pp. 173-191 (N. d. T.)
1 . NISHIHARA, Studien zur mittelbaren Taterschaft, 1962 (japonés).
2. Véase en especial NISHIHARA, Zur Frage, wann die Schulfahigkeit vorliegen muB, Chihiro Saeki-Festschr. Bd.1, 1968, pp. 404
y ss·1 el mismo, Nochmals zur actio libera in causa, Shigemitsu Dando-Festschr.Bd.3, 1984, p. 29 y ss. (ambas en japonés).
3 • PAEFFGEN ZStW 97 (1985), 513, 524; el mismo, en NK, Vor § 323 a marg.28; HETTINGER, »Die actio libera in causa«, 1988,
pp. 623, 637; el mismo, Geerds-Festschrift., 1995, pp. 623, 637; NEUMANN Arth.Kaufmann-Festschr., 1993, pp. 581, 590 y ss.
4. SALGER/MUTZBAUER NStZ 1993, 561 y ss.
5. BGHSt.40, 341, 343.
6. BGHSt.42, 235. En este sentido ya LG MüNSTER NStZ-RR 1996, 266.
7. NEUMANN StV 1997, 23. En el mismo sentido HORNStV 1997, 264 y ss.
8. HIRSCH NStZ 1997, 230 y ss; el mismo, JR 1997, 391 y ss; JEROUSCHEKJuS, 1997, 385 y ss; SPENDELJR 1997, 133 y ss.
9. BGH NStZ 1997, 230.

67

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Revista Penal
' .. Acerca de la actio libera in causa

II. En primer lugar hay que constatar que nadie raen contra de lo dicho, porque en Derecho penal,
preconiza la impunidad para los casos compren- y ciertamente también en la Parte General, sería
didos bajo la figura jurídica de la a.U.e. Además por lo general ilícito un derecho consuetudinario
hay un amplio consenso en que una punición por vigente a costa del autorl4. La cuestión podría úni-
razón de haberse embriagado peligrosamente, co- camente consistir en si de lege ferenda se estima
mo está regulado en el § 323a StGB, no es una so- necesario un precepto-excepción para los casos
lución satisfactoria. Por el contrario, se sostiene hasta ahora resueltos bajo la invocación a la cons-
corno adecuado y necesario que el autor sea casti- trucción de la a.l.i.c.
gado por la acción cometida en estado ebrio. Por De modo plausible mantiene el BGH que tam-
ello la cuestión que hay que investigar es si cabe poco el «modelo de la extensión», sostenido por
fundamentar una conclusión así, y si hubiere lu- otra corriente, es de lege lata conforme a la Cons-
gar a ello, cómo podría hacerse. titución. Esta construcción estima que el concep-
Lo más sencillo sería, si se pudiera decir, que no to de «comisión del hecho» en el sentido del § 20
cabe acudir aquí al principio de coincidencia, y StGB comprende en el tipo culpable el comporta-
que habría que recurrir al modelo de la excepción, miento anterior pretípico dirigido a la realización
que sostiene una parte de la doctrinalo. Según es- del tipo, aun cuando no represente una acción de
te modelo falta, como es sabido, justamente la cul- tentativa, sino una mera preparación 1s. En contra
pabilidad relativa a la comisión del hecho, pero, advierte la Sala 4.ª de lo penal con razón, que una
de forma excepcional, debe ser suficiente la con- ampliación del momento temporal de la comisión
currencia de la culpabilidad que fundamenta la del hecho hasta el punto de que deba bastar una
evitabilidad del hecho relativa a la actio praece- culpabilidad previa al injusto del hecho, contradi-
dens, consistente en el hecho de embriagarse. ce en cualquier caso el claro tenor de la ley y por
Sin embargo, la Sala 4.ª de lo penal del BGH ha ello resulta incompatible con el principio Nullum
puesto de relieve con razón en su segunda senten- crimen sine lege 16.
cia, que de Jege lata no cabe sostener una cons- Por ello sólo resta la pregunta de si de lege fe-
trucción talll. En la medida en que el§ 20 StGB renda se debería recurrir a estos modelos. En al-
exige capacidad de culpabilidad en el momento de gunos códigos penales extranjeros, sobre todo del
la comisión del hecho, el principio de coinciden- antiguo bloque del Este, hay regulaciones de la
cia está aquí descrito legalmente. Una solución de inimputabilidad que prevén una limitación excep-
la excepción no expresamente prevista en la ley cional para el caso de que la inimputabilidad ha-
implica una clara violación del principio Nullum ya sido provocada culpablemente mediante una
crimen sine Jege. Esto, en contra del punto de vis- embriaguezl7. Las más recientes propuestas en la
ta de algunos autores, no puede ser olvidado12. Es- doctrina alemana van incluso más lejos. Así
te principio consagrado en el § 1 StGB y en el HRUSCHKA ha sometido a examen recientemente la
Art. 103, Abs. 2 GG tiene también validez para la propuesta de que sea añadida a la regulación de la
Parte General13; y que se trataría de una excep- inin1putabilidad corno limitación la siguiente fra-
ción en contra del autor no necesita aclaración se: «Esto no rige cuando el autor mismo es res-
adicional alguna. La invocación de un derecho ponsable de su inimputabilidad; pudiendo, sin
consuetudinario, en tal medida existente, no ope- embargo, ser atenuada la pena conforme al§ 49,

1O. Así HRUSCHKA JuS 1968, 554 y ss.; el mismo JZ 1989, 31 O, 312 (véase sobre ello también la nota n2 12). Le siguen: J ANKE in:
LK, 112 Ed., § 20 marg. 78;JESCHECK/WEIGENDAllg.Teil, 5 2 Ed., pp. 447 y ss; KüHLAll.Teil, p. 3; KüPERLEFERENZ-FESTSCHR., 1983, p. 573, 591
y ss.; OrroJura 1986, 426, 429 y ss.,; ScHóNKE/ScHRÓDER/lENCKNER, 25 2 Ed., § 20 marg. 35.
11. BGHSt. 42, 235, 241.
12. Esto es reconocido entretanto también por HRUSCHKAJZ 1996, 64, 68 y JZ 1997, 22, 24 tras las dudas manifestadas en el ín-
terin en JZ 1989, 31 O, 312, y en contra de su punto de vista anterior in JuS 1968, 554, 559, y vincula esto como los autores men-
cionados en la nota n2 3 al llamamiento al legislador.
13. BGHSt. 39, 1, 27 y ss; HIRSCH in LK, 11 2 Ed., Vor § 32 marg. 35 y ss. con más referencias (también sobre el punto de vista con-
trario).
14. BVerfGE 25, 269, 285; 26, 41, 42; 64, 389, 393; 71, 108, 115; 75, 329, 340; SCHMIDT-ÁBMANN in: Maunz/Dürig, GG, Art. 103,
parr. 2 marg. 222 y ss; de otro parecer sin embargo: RüPING en: 8onner Kommentar zum GG, Art. 103 párr. 2 marg. 53; SCHÓN-
KE/ScHRÓDER/EsER § 1 marg. 15 {ambos en especial sobre a.l.i.c)
15. STRENG ZStW 1O1 (1989), 273, 311; el mismoJZ 199 4, 709, 711. En la misma dirección se sitúan los nuevos principios de so-
lución de SCHM/OHÁUSER, Die actio libera in causa, 1992, pp. 27 y ss, y JEROUSCHECKJuS 1997, 385 y ss («en el camino de la lícita apl~
cación [del §20 StGB] conforme al modo de imputación logrado», p. 388).
16. BGHSt. 42, 235, 240.
17. Véanse las advertencias en HIRSCH ZStW-Beiheft 1981, 2, 5 con nota.16.

68
Do e trina

•••

párr. 1» 18. Y, según el parecer de este autor, un una penalización a título de dolo o de impruden-
prepecto general debe decir así: «Si el autor es res- cia, se orienta en función de cuál de ambos fenó-
ponsable de que concurran circunstancias u otro menos se daba en el momento de la aún existente
tipo de condiciones que excluyen la culpabilidad, imputabilidad -es decir, en la actio praecedens-,
entonces hay que atribuir el hecho a la culpabili- ello dependería para su clasificación en una regu-
dad pese a la aparición de dichas circunstancias o lación jurídicopositiva de la excepción o de la ex-
condiciones. La pena puede, sin embargo, ser ate- tensión exclusivamente de si el hecho cometido en
nuada conforme al§ 49 párr.1»19. estado de embriaguez lo fue dolosa o imprudente-
El problema, sin embargo, no se resuelve por el mente. Por consiguiente cuando alguien se sitúa
hecho de que hable el legislador. El punto decisi- en un estado de embriaguez plena, y, sin que sea
vo es más bien si una solución resultante del mo- consciente de ello, comete un hecho doloso, como
delo de la excepción o de la extensión sería en su- por ejemplo, un homicidio doloso, tendría que ser
ma coherente en este ámbito. castigado por éste, es decir, por homicidio o in-
Si se acude a una inculpación previa o, lo que es cluso por asesinato. Una agravación de la pena de
lo mismo, a una responsabilidad previa, es decir, esta naturaleza aparece claramente como despro-
a una evitabilidad derivada de la actio praecedens, porcionada.
de ello resulta que también quedarían comprendi- Se aduce entonces la cuestión de que también
dos los casos relativos al tipo de embriaguez plena en el error de prohibición vencible (§ 17 2ª parte
(§ 323a StGB). Esto lo reconoce por cierto el pro- StGB) y en el estado de necesidad exculpante pro-
pio HRUSCHKA20. Si el momento de referencia sub- vocado(§ 35 parr.1 2ª parte StGB) se determina si
jetivo entre el embriagarse y el hecho cometido subyace un hecho doloso o imprudente sólo a par-
bajo ese estado de inimputabilidad -que es carac- tir del hallazgo subjetivo en el momento temporal
terístico en los casos de la a.U.e- fuera llevado a su de la ejecución, pese a que aquí también estamos
significado matizado, los casos subsumibles hasta ante una «responsabilidad previa» (Vorverschul-
ahora sólo bajo el tipo de peligro del § 323 a StGB den). En relación a estos preceptos se advierte por
serían metidos niveladamente, junto a los relati- ello simultáneamente que con la discusión de la
vos a la a.1.i.c, en un mismo saco. Conforme al es- problemática existente en torno al § 20 StGB se
tado del desarrollo científico alemán la revalua- aborda una problemática general que va más allá
ción de meros hechos peligrosos como casos de de los casos de embriaguez, relativa a la conside-
hechos cometidos en estado de embriaguez, como ración de la «responsabilidad previa»21. Los pre-
por ejemplo, un asesinato o un homicidio, su- ceptos sobre error de prohibición y estado de ne-
pondría una violación evidente del principio de cesidad exculpante mostraban que nos movemos
culpabilidad. Por otra parte también resulta insa- de forma completamente coherente con el sistema
tisfactorio en esta construcción que HRUSCHKA se si se exige consecuentemente también en relación
ve forzado a abrir una posibilidad atenuante para al § 20 una limitación jurídicopositiva general pa-
el ámbito en su conjunto, es decir, también para ra los casos de la «responsabilidad previa»22.
los casos hasta ahora resueltos por la vía de la De hecho, manifestaciones de la más alta Juris-
a.U.e. prudencia y de la doctrina dan a entender el argu-
Una regulación jurídico-positiva debería más mento de que en el error de prohibición puede
bien ceñirse a la relación referida al hecho come- ejercer influencia sobre la culpabilidad por el he-
tido en estado de embriaguez. Pero también una cho una «responsabilidad previa». Esto significa
regulación de este tipo conllevaría, a diferencia de que un error de prohibición fue evitable debido a
la hasta ahora construcción de la a.l.i.c, una agra- que el autor, antes del hecho, no se informó sufi-
vación de la pena. Mientras que esta última, pre- cientemente23, o condujo su vida de una forma in-
cisamente en relación a la cuestión de si procede diferente frente a los deberes jurídicos24. Es reco-

18. JZ 1996, 64, 69.


19. JZ 1996, 64, 72.
20. JZ 1996, 64, 71.
21. HRUSCHKAJZ 1989, 31 o, 313; STRENGJZ 1994, 709, 712;JEROUSCHEKJuS 1997, 385, 389; SCHONKE/ScHRODER/lENCKNER§20 marg.
35.
22. HRUSCHKA, JZ, 1996, 64, 68; e/ mismo, JZ 1997, 22, 24. .
23. BGHSt. 2, 194, 201; BGH NStZ 1993, 594; ScHóNKE/ScHRODER/CRAMER § 17 marg. 14; SCHROEDER 1 en LK;. 11 11 Ed., § 17 margs.
41 y SS. . • . •
24. BGHSt. 2, 194, 208 f.; RUDOLPHI, Unrechtsbewu8fsein, Verbofsirrfum und Verme1dbarke1f des Verbofs1rrtums, 1969, pp. 254
y SS.

69
Revista Penal
Acerca de la actio libera in causa
•••

mendable sin embargo acordarse de una cuestión ponsabilidad previa» juega un papel limitativo.
paralela referida al delito imprudente, toda vez El punto de vista limitativo advertido en el § 35
que en la evitabilidad del error de prohibición se párr. 1 inciso 2 StGB, de que el autor no debe ha-
trata de un tipo de «imprudencia jurídica». Tam- ber provocado la situación de estado de necesidad
bién en la imprudencia juega precisamente con significa en efecto que es tomada en considera-
frecuencia un papel importante el que el autor se ción una infracción del deber que se sitúa en el
hubiera informado de forma más exacta y con ello campo previo y que tiene como consecuencia la si-
hubiera podido evitar el resultado. Pero en la doc- tuación de necesidad. Pero esto sucede debido a
trina sobre la imprudencia se ha abierto camino que en el estado de necesidad exculpante existe un
ya desde hace tiempo el punto de vista de que al marco de juego en relación al límite de exigibili-
autor no se le hace responsable por haber infrin- dad que conduce en virtud de la decisión legal a la
gido un mandato jurídico, relativo a recabar de- exculpación. Si el autor mismo ha provocado la si-
terminadas informaciones, o de lo contrario ac- tuación de necesidad mediante una infracción
tuar con conocimiento de causa. Antes bien se le culpable del deber, es consecuente que la ley eleve
culpa al autor en la comisión de un delito impru- para dichos casos la frontera de la exigibilidad
dente de que haya efectuado de forma contraria a que decide sobre la exculpación en el momento
la prohibición una acción, pese a no disponer de del hecho27.
un estado de información suficiente25. Pero esto Además una limitación de la inimputabilidad en
denota que también por lo que se refiere a la pre- casos de una llamada «responsabilidad previa»
gunta de la evitabilidad en el error de prohibición tendría como consecuencia una considerable dila-
está en juego la coincidencia con el hecho cometi- tación de la punibilidad. Porque se iría más allá
do en estado de error. Se trata de que el autor del ámbito de la inimputabilidad por embriaguez
realizó el hecho, pese a que pudo haber reconoci- -conllevando una consecuencia inadvertida-, de
do que no había hecho uso en absoluto, o sólo de modo que habría que incluir todas aquellas causas
un modo insuficiente, de la posibilidad de infor- evitables que conducen a una inimputabilidad.
marse previamente sobre la situación jurídica. La Podría tratarse de sucesos no oportunos en el tra-
consideración de la evitabilidad del error de tamiento médico, y otros casos de mera culpabili-
prohibición no implica por tanto una quiebra del dad por la conducción de la vida, en los cuales na-
principio de coincidencia26. Podría, por cierto, die sopesa seriamente rehusar al autor la
pensarse entonces que también podría argumen- consideración de la inimputabilidad. Sobre ello
tarse de modo parecido por lo que se refiere a la ha advertido por otra parte la Sala 4ª de lo penal28.
inimputabilidad. ¿Cabría hablar de que en los ca- Que ni el modelo de la excepción ni, del mismo
sos de inimputabilidad a causa del alcohol existe modo, el modelo de la extensión sean aceptables
culpabilidad en el momento del hecho cometido tiene que ver con el hecho de que los representan-
en estado de embriaguez porque el autor actúa pe- tes de estas concepciones parten de «culpabili-
se a estar ebrio? Esto debe ser claramente recha- dad» sin un «injusto del hecho» ya dado. Pero el
zado. La diferencia entre las dos constelaciones de concepto penal de la culpabilidad en el Derecho
casos reside en que el autor que actúa en error de Penal del hecho atañe a la culpabilidad por el he-
prohibición vencible se encuentra en pleno disfru- cho y se refiere por consiguiente a un injusto si-
te de sus capacidades psíquicas y por ello podría multáneo. Quien a tenor del tipo no se comporta
haber tenido en cuenta que comete el hecho sin de modo antijurídico no incurre todavía en una
haberse informado antes suficientemente sobre la culpabilidad penalmente relevante. Frente a ello
situación jurídica. El autor que actúa en estado de no cabe aducir en relación a los casos de embria-
embriaguez, por el contrario, no está, invariable- guez que, con todo, siempre ha tenido lugar el in-
mente, en condiciones de reconocer el injusto o de justo del delito de peligro abstracto del § 323 a
comportarse conforme a un tal conocimiento. StGB; porque la problemática para el debate exis-
Tampoco se sostiene el argumento de que en el tente afecta a la culpabilidad en relación al hecho
campo del estado de necesidad exculpante la «res- cometido en estado de embriaguez, de modo que

25. JescHECK/WEIGENDAllg. Teil p. 581; ScHROEDERen: LK, § 16 marg. 139. Consúltese, además, HIRSCH ZStW 93 (1981 ), 831, 857
y SS.
26. En esta dirección también STRATENWERTH Armin Kaufmann-GedSchr., 1989, pp. 485, 489 y ss.
27. Sobre todo ello; consúltese. HIRSCH EN LK, 11 º Ed., § 35 marg. 47 y ss; véase también Rox1N l.ACKNE~FesrscHR., 1987, pp. 397,
311.
28. BGHSt, 42, 235, 240 y SS.

70

J
Do et ri na

•••

su injusto ya tiene que haber comenzado. La ley Lo que pretende la solución del tipo de la a.l.i.c
parte por consiguiente con buenas razones de for- dolosa es una trasposición del principio de solu-
ma directa del principio de la culpabilidad por el ción de la figura jurídica de la autoría mediata a
hecho basado en el principio de coincidencia. los supuestos de hecho en los cuales el autor se co-
Se demuestra con ello que el modelo de la ex- loca en un estado de embriaguez y tiene, en los ca-
cepción -y lo mismo cabe decir respecto al de la sos de a.U.e dolosos, el dolo de cometer a conti-
extensión- no representa una solución coherente. nuación en estado de inimputabilidad por
El principio de la culpabilidad por el hecho referi- embriaguez un hecho típicamente-antijurídico31.
do a la realización del hecho no permite ninguna Esto significa que según esta concepción el injus-
excepción. Por consiguiente es erróneo proponer to ya habría comenzado con la actio praecedens y
al legislador dicho quebrantamiento. por tanto se daría parte del hecho típico. El co-
III. 1. La discusión debe concentrarse por lo mienzo del hecho se daría entonces ya con la ac-
tanto en la cuestión de cómo conciliar la solución ción mediata. Sólo una interpretación así puede
de los casos de la a.U.e con el principio de la cul- aclarar porqué debe acudirse al dolo del tipo en el
pabilidad por el hecho, esto es con la idea de la momento de la actio praecedens en relación a la
coincidencia. Si ello se evidenciara como no posi- pregunta de si hay que castigar a causa de un he-
ble, entonces la valoración dominante constatada cho doloso.
inicialmente sería incorrecta y una comprensión Del mismo modo se trataría en relación a la
penal afinada tendría que limitarse a una cons- a.U.e imprudente, contra el punto de vista32 sos-
trucción del tipo del § 323 a StGB. tenido en conexión con HoRN por la Sala 4ª de lo
Para la concepción tradicional de la a.l.i.c, asa- Penal del BGH, de la idea de la comisión mediata.
ber "la solución del tipo", se trata de elaborar la Esto se manifiesta sólo de manera menos clara, ya
concordancia con el principio de culpabilidad por que en general en casos de hechos imprudentes la
el hecho. No es trascendente a este respecto la acción descuidada está todavía conexionada no
concepción según la cual debe asumirse aquí una pocas veces a través de más eslabones con la rea-
anticipación del injusto típico debido a la causali- lización inmediata del resultado. Estos eslabones
dad29. Es evidente que la causalidad por sí sola no pueden consistir en la acción de otro, o también
puede ofrecertodavía una aclaración de que el in- del autor mismo. Una expresa categorización co-
justo típico del hecho comience ya con el hecho de mo autoría mediata se entiende aquí como super-
embriagarse. Con el recurso a la causalidad ficial, ya que se llega tan sólo, debido al concepto
podría englobarse en la tipicidad cualquier posi- unitario de autor vigente en relación a la impru-
ble acción perteneciente al campo previo. Se pre- dencia, a la existencia de una falta de cuidado del
cisa por tanto una aclaración y ordenación autor conducente al resultado33.
dogmática más precisa. Los representantes del punto de vista tradicio-
La idea decisiva, que constituye el fundamento nal no ven por consiguiente ningún motivo para
de la jurisprudencia tradicional, la ha expresado invocar al legislador. Entienden que la solución
en una antigua sentencia el Tribunal del Imperio proviene de figuras jurídicas conocidas (autoría
con las siguientes palabras: Si el autor ebrio inim- mediata, delito imprudente). Para ellos se trata só-
putable «hubiera transferido la realización del he- lo de una subsunción en el derecho vigente.
cho a un tercero inconsciente, entonces jurídica- 2. ¿Pero cómo procede frente a las objeciones
mente no hubiera hecho algo distinto a lo que argüidas en contra?
ahora ha hecho. Tanto en un caso como en el otro a) La objeción de que en el § 25 párrafo 1. 2. in-
ha acometido libre y conscientemente una acción ciso del StGB se habla en relación a la autoría me-
a través de la cual», la realización del hecho «fue diata sólo de comisión «mediante un tercero»34 es
llevada a cabo por una persona inimputable»3o. débil. Porque por lo que se refiere a la a.U.e esta-

29. BAUMANN/WEBER/MrrscHAllg. Teil, 109 Ed., p. 408; MAURACH/ZIPFAllg. Teil 1, 82 Ed., p. 500;TRÓNDLE§ 20 marg. 19;0EHLERJZ 1970,
381; PUPPEJuS 1980, 346, 347. De la Jurisprudencia reciente: BGHSt. 17, 333; 21, 381.
30. RGSt. 22, 413, 415. . . 0
31. HIRSCH ZStW-Beiheft 1981, 2, 9; SPENDEL en: LK, 11 11 Ed., §323 a marg. 36; el mismo . JR 1997, 133, 134 y ss; JAKOBS Ali. Te1I, 2-
Ed, 17/64; ROXIN lACKNER-fESTSCHR., p. 307, 314; el mismo . Allg. Teil 1, 32 Ed., p. 783; HERZBER~ _Spendel-Festschr., 1~96, pp. ~03, 2,06.
32. BGHSt. 42, 235, 236 invocando a HoRN GA 1969, 289, quien entre tanto ha mod1f1cado su punto de vista anterior (vease
StV 1997, 264, 265 y ss).
33. Rox1N lACKNER-fESTSCHR., pp. 307, 312; el mismo. Allg. Teil 1 p. 783. ..
34. Así, sin embargo, PAEFFGEN ZStW 97 (1985), 513, 518; HETTINGER (nota.3) p. 444; SCHMIDHAUSER (nota. 15) p. 25; NEUMANNArth.
Kaufmann-Festschr., p. 581, 585; STRENGJZ 1994, 709, 71 O.

71
Revista Penal
Acerca de la actio libera in causa

mas ante un supuesto de la primera alternativa no comienza una acción típica, por ejemplo una
del precepto35, donde se habla de que el autor co- acción homicida.
mete el hecho por sí mismo, comprendiendo cual- Sin embargo, no se trata de nuevo de un proble-
quier forma de comisión propia. A esto no puede ma específico de la a.l.i.c, sino de una cuestión ge-
objetarse que el legislador ha tomado en cuenta neral de la comisión mediata, usual de la autoría
sólo la autoría inmediata bajo la primera alterna- mediata. En dicha sede es conocida la discusión
tiva. Precisamente la a.l.i.c le era conocida, y no la sobre si hay que localizar el comienzo de la tenta-
consideró como necesitada de regulación expresa. tiva ya en el estadio de la actividad del autor me-
b) De mayor peso es la objeción de que el mo- diato o si tan sólo puede ser radicada en el co-
delo del tipo implica un adelantamiento incorrec- mienzo de la acción del intermediario39. La
to del injusto36. Si el autor realiza por sí mismo el opinión dominante se orienta en torno a la actua-
tipo, parece que debe tratarse siempre del mismo ción del autor mediato. Es decir, el autor mediato
momento en relación al comienzo de su injusto tí- comienza el hecho desde el momento en que
pico: el del comienzo de su acción típica inmedia- «transfiere» el suceso40.
ta. Si se consideran las cosas sin embargo desde el A favor de la opinión dominante habla que la fi-
punto de vista de la autoría mediata, entonces de- gura jurídica de la autoría mediata representa una
be tener validez en relación al comienzo del injus- forma de aparición del círculo más amplio de los
to típico lo paralelo a la autoría mediata, es decir casos, en los cuales un instrumento actuante
que cobra relevancia ya allí no otra cosa que un autónomo entre el comportamiento del autor y el
momento de la acción anterior. Al igual que en la resultado posibilita el hecho. El autor que suelta a
autoría mediata el injusto del actuante mediato un perro mordedor de su cadena y lo azuza contra
comienza ya con la actio praecedens, y prosigue un tercero, ha hecho todo lo necesario por su par-
entonces desde el momento de la «transferencia» te para la realización del resultado. Concurre, por
( «Aus-der-Hand-Gebens» ), pasando por el actuar tanto, toda vez que él se ha desconectado del su-
del instrumento hasta la consecución del resulta- ceso, ya incluso una tentativa acabada. Por consi-
do, también tendría que comportarse así según es- guiente sólo se es consecuente si se obra de modo
ta construcción de la a.U.e. Dependiendo de que paralelo en el caso de instrumentos humanos, es-
concurra sencillamente una comisión inmediata, to es por ejemplo en la utilización de un enfermo
o bien una mediata, se extiende el injusto típico en mental o un embriagado pleno como intermedia-
el campo previo de forma diversamente amplia. rio. En esta relación también debe observarse que
En este punto se alegan no obstante dudas acer- el instigador en todos estos casos ya mediante su
ca de la a.U.e en relación a la cuestión de la ten- actuación entra en conflicto con el mandato nor-
tativa. Si se parte de que el injusto del hecho co- mativo, consistente en omitir la causación del re-
mienza ya con el hecho de embriagarse, esto sultado. Si el mandato normativo dirigido al autor
indica que el comienzo de la tentativa se da ya con se refiriera primeramente al momento en que el
este suceso37. Si se admite, por el contrario, como instrumento empieza con el suceso ejecutivo en
la solución de la excepción o de la extensión, la sentido estricto, entonces caería aquél en el vacío;
culpabilidad sin injusto en el hecho de embriagar- porque sería ya demasiado tarde, al haber sucedi-
se, solamente se puede considerar que hay tentati- do ya todo desde el punto de vista del instigador.
va desde el momento del arranque de la ejecución Que el mandato normativo se refiere ya al mo-
inmediata de la acción cometida en estado de em- mento anterior, se confirma por el hecho de que
briaguez38. La objeción se concreta por tanto en las acciones de provocación para delinquir, así co-
que el autor, que se dedica a embriagarse, todavía mo las de complicidad existentes en el campo pre-

35. Así ya SCHILD Triffterer-Festscr., p. 203, 206; SPENDELJR 1997, 133, 134; HARDTUNG NZV 1997 1997, 97, 103; HIRSCH NStZ 1997,
230, 231.
36. HRUSCHKA JuS 1968, 554, 557; NEUMANN, Zurechnung und » Vorverschulden«, 1985, pp. 33 y ss; PAEFFGEN ZStW 97 (1985),
513, 519; OTToJura 1986, 426, 428; HETTINGER (nota. 3) p. 437; STRENG ZStW 101 (1989}, 273, 309; el mismo. JZ 1994, 709, 71 O; SAL·
GER/ MUTSBAUER NStZ 1993, 561, 563; JESCHECK/WEIGEND Allg. Teil p. 447.
37. En este sentido también JAKOBS Allg. Teil 17/68; ROXIN LACKNER-FESTSCHR., pp. 307, 314; el mismo. Allg. Teil 1p. 784; MAURACH
JuS 1961, 373, 374; PUPPEJuS 1980, 346, 349.
38. Así JESCHECK/WEIGEND Allg. Teil p. 447; KüPER LEFERENZ-fESTSCHR., pp. 573, 588 y ss.; SCHÓNKE/ScHRÓDER/lENCKNER § 20 marg. 35;
STRENGJZ 1994, 709, 712.
39. Sobre el estado de la discusión véase Rox1N en LK, 11 º Ed., § 25 marg. 150 y ss; VoGLER en: LK, 1Oº Ed., § 22 marg. 96 y ss.;
KüPERJZ 1983, pp. 361 y ss; KüHLJuS 1983, pp. 180 y ss.
40. BGHST. 30, 363, 365: 40, 257, 269; RoxlN en: LK, § 25 marg. 152 con más referencias.

72

l
D o e t r
.
1 n a

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vio, son ilegítimas. El injusto de la autoría media- sobre las correspondientes cuestiones en rela-
ta se diferencia de éstas sólo porque en ella el au- ción a la coautoría, cuando allí se estima como
tor tiene él mismo en la mano la dirección del su- suficiente, con la doctrina dominante, una apor-
ceso. tación al hecho anterior al comienzo de la eje-
Si por lo que se refiere a la autoría mediata el in- cución del hecho emprendida a través de otros
justo comienza ya con la actuación del actuante partícipes.
mediato y por ello hay que localizar aquí ya el co- El comienzo de la tentativa no puede por consi-
mienzo de la tentativa, entonces se comporta del guiente aducirse como argumento contra el mo-
mismo modo que la a.U.e, porque allí no rige algo delo del tipo de la a.U.e.
distinto en relación al momento del mandato nor- e) Pero el análisis requiere todavía conocer las
mativo. Que alguien coloque a un tercero en una consecuencias que derivan de que el camino hacia
embriaguez plena para situarlo como intermedia- la inimputabilidad por embriaguez pasa en pri-
rio de la realización de un resultado típico, o que mer lugar por la imputabilidad aminorada. En la
el autor obre de ese modo consigo mismo, no im- autoría mediata la doctrina mayoritaria habla, en
plica en esa medida diferencia alguna. El parale- coherencia con el comienzo de la tentativa, de la
lismo con la autoría mediata significa junto a ello «transferencia» del suceso42. Este momento pare-
que aquel que se emborracha en el bar obtenien- ce sólo concurrir en la a.U.e cuando el autor al-
do valor para cometer un delito, no ya con ello in- canza el grado de inimputabilidad por embria-
curre en el estadio de la tentativa. Un comporta- guez. Por ello si nos situamos en el último
miento tal es tan poco suficiente como aquel en momento anterior, tenemos ya en cualquier caso
que alguien suministra alcohol a un tercero, que una imputabilidad fuertemente aminorada. Se
debe cometer un delito, para la superación de formula por tanto la pregunta de si la construc-
escrúpulos. También aquí rigen criterios parale- ción de la a.U.e no conduce consecuentemente a
los. tener que asumir siempre una imputabilidad ami-
Pero tampoco resultaría objeción alguna con- norada43. Esta cuestión debe ser sin embargo re-
tra la solución del tipo de la al.Le si se quisiera chazada porque el arranque inmediato del hecho
compartir la opinión minoritaria según la cual el comienza ya cuando el autor empieza a llevar a
comienzo de la tentativa de la autoría mediata se cabo su resolución del hecho. Este es el caso en la
quiere referir sólo al momento de comienzo de a.U.e desde el momento en que el umbral hacia el
la acción del intermediario41. Lo que tuviera que traspaso de los límites de la imputabilidad ami-
regir para la autoría mediata, tendría que regir norada es directamente inminente44. Desde aquí
por tanto también aquí. Si se quiere sostener la existe precisamente un riesgo manifiesto. Este es-
llamada solución global para la autoría mediata, tadio de la tentativa inacabada no se extiende so-
situando el comienzo de la tentativa sólo en el lamente hasta «la transferencia» existente en el
inicio de la acción ejecutiva inmediata, entonces momento de invocar la inimputabilidad, sino aún
tendría que regir consecuentemente lo mismo más allá. Porque precisamente en la a.l.i.c el au-
para la al.i.c y viceversa. El tratamiento global tor mismo es el instrumento, le favorecen añadi-
ha sido por cierto poco profundizado desde un damente las posibilidades de desistimiento que
punto de vista sistemático. Porque un mandato están a disposición de un intermediario. Una ten-
normativo no puede interponer su autoridad con tativa inacabada persiste por ello en tanto el au-
carácter retroactivo, sino que debe existir en el tor tiene la posibilidad de impedir la consuma-
momento de la actuación del autor, un comien- ción no haciendo45. La llamada localización del
zo posterior de la punibilidad sólo podría ser comienzo del hecho muestra simultáneamente
concebido dogmáticamente como condición ob- que ello no depende de si está prevista en la ley pa-
jetiva de punibilidad. En concreto cabe advertir ra la imputabilidad disminuida una atenuación de

41. AsíVoGLER en: LK, § 22 marg. 101; KüPERJZ 1983, 361, 369 {en ambos casos con más referencias}.
42. Confróntense las referencias de la nota a pie nº 40.
43. Formula esta objeción NEUMANN {nota a pie nº 36), p. 36.
44. Así también ROXIN LACKNE~fESTSCHR., pp. 307, 318.
45. El comienzo de la punibilidad de la tentativa según el modelo del tipo no conduce, en contra de la opinión de NEUMANN {no-
ta a pie n!! 36), pp. 39 y ss, a fricciones en relación al ~esisti~iento. ROXIN LACKNE~fESTSCH~: pp. 307, 31_8 ~ ss. ha expuesto ya que
la inimputabilidad no se opone a la decisión voluntaria aqu1 supuesta, y que esa cueshon aparece diferida temporal~ent?, ta~
bién en otros modelos. El caso en el que el autor en estado de embriaguez se duerme y por tanto no procede ya a la e1ecuc1on m·
mediata, afecta a una problemática especial de delimitación entre el comienzo de la tentativa {¿peligrosidad?), tentativa inidónea
y desistimiento de la tentativa inacabada.

73
Revista Penal
Acerca de la actio libera in causa
•••

la pena facultativa, como en el § 21 StGB, u obli- esto exigiera que con carácter general el hecho só-
gatoria. lo puede comenzar con la conducción, entonces
d) Una objeción ulterior dice que el modelo del tendría que eliminarse de lege lata absolutamente
tipo basado en la comisión mediata fracasa en los la penalización a causa de dichos hechos conforme
delitos que contienen una descripción determina- al principio de coincidencia consagrado en el § 20
da de la actividad, en especial en los delitos de StGB debido a la falta de imputabilidad concurren-
propia mano, por lo que conduce a lagunas de pu- te en ese momento. Pero para la respuesta a la
nibilidad injustificables46. cuestión se demuestra también aquí útil una mira-
Roxin47 ha afirmado por el contrario que es ló- da más exacta de la doctrina sobre la autoría y so-
gico rechazar la realización de delitos de propia bre la tentativa: conforme a su esencia la actuación
mano en casos de comisión mediata, remitiéndo- del actuante mediato en la comisión mediata con-
se a los §§ 153 y ss StGB. Hay que observar sin curre temporalmente antes que la acción ejecutiva
embargo que la autorealización sólo implica la ex- inmediata. Quien comete como autor mediato un
clusión de la comisión por un tercero. Por ello se robo a través de un intermediario, no realiza por
rechaza con razón respecto a ella la posibilidad de ello normalmente ya el comienzo de la acción in-
autoría mediata cometida por un tercero. Pero en mediata de sustracción. No obstante es penado por
la a.U.e se trata de una acción del autor mismo. robo -a saber, por la consumación perfecta realiza-
Que tenga que ver con un delito de propia mano da a través del intermediario, o si no por tentativa-
no se contrapone por ello básicamente a la a.U.e. . La razón para ello es que el actuante mediato do-
Una cuestión a diferenciar es si una actividad mina ya el suceso toda vez que pone en marcha al
mencionada en una prescripción penal implica instrumento porque confía el desarrollo ulterior en
que el momento del comienzo de la acción está li- un caso de este tipo a la actuación automática del
mitado al inicio de la acción típica inmediata. Se actuar del intermediario. Puesto que el comienzo
llama la atención al respecto sobre todo acerca de de una acción de sustracción mediata concurre an-
los hechos penales relativos a la circulación, en tes que la inmediata, nosotros entendemos que tie-
concreto sobre los tipos penales de puesta en peli- ne que ver en esa medida con una relatividad del
gro del tráfico(§ 315 e StGB) y de embriaguez en comienzo del hecho, lo cual apunta la cuestión pre-
el tráfico(§ 316 StGB), así como de la conducción sente en el debate de si de forma excepcional en los
sin permiso ( § 21 StVG)48. La resolución de 1996 parágrafos 315 e StGB y 21 StVG -así como en el
de la Sala 4ª de lo penal tiene por objeto este con- parágrafo 316 StGB- la descripción de la acción se
tenido. La Sala opina, desviándose de la más alta contrapone tal vez a una relativización tal del co-
Jurisprudencia anterior, que la figura jurídica de mienzo de la acción. La palabra «conduce» podría
la a.U.e no es aplicable en estos casos49. Contra el apoyarlo. Pero este argumento conforme al tenor li-
punto de vista sostenido por la Sala el parágrafo teral no aporta mucho. Se encuentran muchos
323 a StGB no ofrece una solución global satis- otros elementos de la acción, p.e «amenaza» y «en-
factoria, toda vez que no toma en cuenta suficien- gañan>, respecto de los cuales no se arguyen tales
temente la conexión subjetiva del embriagarse objeciones. Esto es también explicable porque
con la acción del hecho inmediata ejecutada en es- aquel que asume de forma mediata una amenaza o
tado de inimputabilidad, como ha sido puesto de una simulación de la misma a través de un inter:
relieve en esencia al principio. mediario inimputable, ha puesto en funcionamien-
Hay que examinar por consiguiente de modo to la correspondiente acción del hecho a través del
más exacto, si la solución del tipo de la a.l.i.c fraca- arranque de la «transferencia» del suceso, de modo
sa realmente en los delitos cuestionados. Como ya que aquélla fue por él iniciada. En este momento el
ha sido comprobado, se trata, en atención a la iden- autor mediato entra en conflicto, como ya se
tidad del autor, de una actuación mediata e inme- señaló, con el mandato normativo.
diata, exclusivamente de la pregunta de cuál es el Tampoco resulta una idea diferente de los pará-
efecto temporal que tiene para el comienzo del he- grafos 153 y ss, a los que alude Roxin para la ina-
cho el que en el§ 315 e y§ 316 StGB, así como en plicabilidad de la a.U.e en los delitos de expresión.
el§ 21 StVG, se hable de «Conducir» un vehículo. Si En el tipo del falso testimonio (§ 153 StGB) por

46. HRUSCHKAJuS 1968, 554, 556; el mismo. JZ 1997, 22, 23; HETTINGER (nota a pie n2 3), p. 439; STRENG ZStW 101 (1989), 273, 31 O;
el mismo. JZ 1994, 709, 71 O; SALGER/ MUTZBAUER NStZ 1993, 561, 565; JEROUSCHEKJuS 1997, 385, 388; HARDTUNG NZV 1997, 97, 1O1.
47. l.ACKNE~Fi:STSCHR., p. 307, 317; el mismo. Allg. Teil 1p. 785.
48. JAHNKEen: LK, § 20 marg. 77; SCHÓNCKE/ScHRÓDER/l..eNCKNEr § 20 marg. 35; OrroJura 1986, 426, 428; ROXIN Lackner-Festschr.,
pp. 307, 318; HrntNGERGA 1989, 1, 13; SALGER/MUTZBAUER NStZ 1993, 561, 565; NEUMANN StV 1997, 23, 24.
49. BGHSt. 42, 235, 238 contra BGHSt. 17, 333.

74
D o e t r
.
1 n a

tanto el hecho sólo comienza básicamente con el Estas reflexiones muestran que el tradicional
inicio de la toma de declaración y en el perjurio modelo del tipo de la a.U.e, frente al punto de vis-
(§ 154 StGB) se reconoce por cierto básicamente ta de la Sala 4ª de lo penal del Tribunal Supremo,
que el comienzo de la ejecución sólo se da a par- afecta plenamente a los delitos antes menciona-
tir del comienzo de la prestación del juramento. dos: toda vez que la acción del hecho conforme al
Roxin entiende por consiguiente que la a.l.i.c no injusto comienza ya con la -arriba precisada- co-
es posible en el caso en que alguien tomara un nexión con la «transferencia» del transcurso del
psícofármaco excluyente de la culpabilidad para, suceso, basta con la existencia de culpabilidad en
en ese estado, testimoniar falsamente en la con- ese momento. Lo que sucede después es un auto-
siguiente declaraciónSO. Pero también aquí hay matismo legal en curso. También en los casos clá-
que observar que -sin perjuicio de las cuestiones sicos de la autoría mediata se llega a este momen-
provinientes del Derecho Procesal (consecuen- to: si alguien pone en marcha a un tercero como
cias jurídicas materiales de una prestación de ju- intermediario de un asesinato, entonces no se lo
ramento ilícita)- el comienzo del hecho normal- exonera más, que si él se encuentra en el momen-
mente válido se relativiza excepcionalmente, en to de la ejecución por el tercero en estado de inim-
la medida que se trata de una ejecución del he- putabilidad. Del mismo modo lo ve el modelo del
cho mediata -aquí por el propio autor-. La in- tipo en la a.l.i.c. La peculiaridad de la problemáti-
fracción a la norma existe por tanto ya toda vez ca suscitada en los delitos contra el tráfico consis-
que el autor se dispone a «transferir» la capaci- te únicamente en que, a causa de su carácter de
dad de dirección en orden a la realización del he- delitos de propia mano, una comisión mediata del
cho. Esto se ve confirmado por el tipo penal de la hecho sólo es en modo alguno posible por parte de
inducción al falso juramento (§ 160 StGB). Si aquel que en estado de inimputabilidad asume
precisamente en este precepto relativo a la ac- también la acción ejecutiva inmediata - esto es, en
ción contraria al mandato normativo penalmen- el caso de la a.l.i.c51.
te reforzado de no originar una declaración fal- Tampoco cabe deducir de estas cuestiones obje-
sa, éste ya se infringe cuando se dispone a un ciones contra la a.l.i.c.
tercero a la ejecución mediata, entonces esto tie- IV. Se muestra, por consiguiente, que las obje-
ne que ser primero jurídicamente posible cuando ciones argüidas contra la a.l.i.c no son concluyen-
el propio testigo que ha de declarar se convierte tes. El modelo del tipo subyacente, basado en la
en instrumento del hecho conforme a los pará- comisión mediata, constituye una base sólida. Si
grafos 153 ó 154 StGB. El que un tercero actuan- un tercero puede utilizar a un hombre como in-
te con el dolo de originar una declaración falsa termediario para una autoría mediata, colocándoc
ponga al testigo el psicofármaco a escondidas en lo en una embriaguez excluyente de la imputabili-
el café para desinhibirlo o que esto lo haga cons- dad, entonces puede un hombre también hacerlo
cientemente el testigo con la misma intención, consigo mismo. La ventaja de la solución del tipo
sólo implica una diferencia típica bajo el punto consiste justamente en que se desprende como
de vista de que en el último caso se trata del in- consecuencia lógica de los principios teóricos ge-
justo más grave de un hecho de propia mano. nerales del Derecho Penal asentados en la ley.
Que un comienzo anterior de la acción de esta Quien los rechace e invoque en su lugar-una ex-
naturaleza es posible en cualquier caso en los cepción de la exigencia de coincidencia objeto de
parágrafos 315 e y 316 StGB, así como en el pará- regulación cuestiona el principio de la culpabili-
grafo 21 StVG, se confirma añadidamente porque dad por el hecho del Derecho Penal de hecho, y di-
la conducción resultante de un vehículo de motor luye la correspondencia entre la culpabilidad y la
en estado de incapacidad para conducir o sin per- infracción del mandato normativo. Hay que espe-
miso de conducción también puede basarse en la rar, por ello, que en el Tribunal Supremo alemán
imprudencia. La falta de cuidado que conduce a no se imponga la actual tendencia de la Sala 4ª de
un acontecimiento de este tipo, puede residir aquí lo penal de despedirse de la a.U.e, sino el punto de
-como también de no ser así- antes de la conduc- vista corroborativo de esta figura jurídica de la Sa-
ción misma. la 3ª de lo pena1s2. •

50. Confróntese notan!! 47.


51. Sobre lo anterior, confróntese ya HIRSCH NStZ 1997, 230, 231 y ss.
52. BGH NStZ 1997, 230.

75
Doctrina

Sobre el valor probatorio en un proceso penal de grabaciones de conversaciones obteni-


das mediante vídeos y relevancia penal de las conversaciones grabadas en ellos
•••

Francisco Muñoz Conde Catedrático de Derecho penal

Nota Previa: En un artículo publicado en el Anua- DENDA antes referida, en un dictamen a favor del
rio de Derecho penal y Ciencias penales, tomo LIV, tal Montesinos, achacándome que "las conversa-
correspondiente al año 2001, páginas 5 y siguientes, ciones que acreditan su autoría en los crímenes
sobre "Omisión impropia e incremento del riesgo en que se le imputan, no podrían ser utilizadas, siem-
el Derecho penal de la empresa", su autor, Enrique pre según Muñoz Conde (sic), como prueba de
Gimbemat Ordeig, aprovecha para añadir una AD- cargo contra Montesinos", convirtiéndome perso-
DENDA (páginas 20 a 26) en la que, sin que tenga nalmente en una especie de abogado defensor de
nada que ver con el tema del que se ocupa en pági- dicho sujeto. A partir de ahí, hace todo tipo de elu-
nas anteriores, critica un dictamen que hice en ma- cubraciones sobre si la jurisprudencia española
yo del año 2001 a petición de un colega y abogado está a favor o en contra de esta tesis, sin especifi-
limeño SOBRE EL VALOR PROBATORIO EN UN car, como la misma ya ha hecho reiteradas veces,
PROCESO PENAL DE GRABACIONES DE CON- las circunstancias en que unas veces la admite y
VERSACIONES OBTENIDAS MEDIANTE VÍDE- otras no, ni mencionar las opiniones doctrinales
OS Y RELEVANCIA PENAL DE LAS CONVERSA- de, por ejemplo Roxin, o de la jurisprudencia
CIONES GRABADAS EN ELLOS. El caso que constitucional alemana contrarias en principio a
servía de base a dicho dictamen eran las grabacio- la admisión como prueba de tales grabaciones.
nes y vídeos que el político peruano asesor del Pre- Naturalmente, si las críticas que Gimbemat hace
sidente Fujimori, Montesinos, había realizado de su de mi dictamen fueran puramente científicas y
entrevista con representantes de una empresa dedi- movidas por un loable afán dialéctico, no tendría
cada a la fabricación de pastas y productos alimen- inconveniente en responderlas en ese plano, en el
ticios, en las que éstos solicitaban su mediación en que, ya de antemano, concedo que pueda haber,
problemas y dificultades que tenían con la Munici- como casi siempre sucede en una controver-
palidad de Lima que injustamente, a su juicio, les sia jurídica, opiniones discrepantes. Pero como el
había denegado la licencia para la construcción de lector de la citada ADDENDA puede ver desde
instalaciones de su industria en determinada zona el primer momento, la finalidad de la misma no es
de la ciudad. En dicho dictamen mantenía (man- otra que la de descalificar mi dictamen, por moti-
tengo) una tesis contraria a la valoración como vos que no entiendo muy bien y que nada tienen
prueba en un proceso que por presunto delito de que ver con lo que debe ser un verdadero debate
tráfico de influencias se seguía entonces contra los científico.
representantes de dicha empresa, basándome para Por ello creo que la mejor manera de refutar su
ello sobre todo en el carácter delictivo de las graba- interpretación del referido dictamen es publicarlo
ciones de esas conversaciones llevadas a cabo ile- tal cual, sin añadirle ni quitarle una sola coma,
galmente por Montesinos, cuya actuación reiterada- borrando sólo, por razones elementales de respe-
mente a lo largo del dictamen califico, entre otras to a su intimidad, los apellidos de los implicados
cosas, "no sólo de inmoral, sino de abuso de poder en este caso, mencionados sólo por sus iniciales,
y por tanto, de arbitraria y antijurídica", o de "cla- salvo, como es lógico, el del propio Montesinos, en
ramente delictiva" (cfr. infra texto del dictamen que aquel entonces personaje público, en tomo a cuya
se adjunta). actuación delictiva trata este dictamen. Ahora que
Pues bien, este dictamen mío lo ha convertido el lector del mismo y de la ADDENDA de Gimber-
Gimbemat, como por arte de magia, en la AD- nat saque sus propias conclusiones.

105
Revista Penal
Sobre el valor probatorio en un proceso penal de grabaciones de conversaciones obtenidas ...

DICTAMEN SOBRE EL VALOR PROBATORIO tado por el Municipio de Lima de fecha 2 de ene-
EN UN PROCESO PENAL DE GRABACIONES ro de 1998.
DE CONVERSACIONES OBTENIDAS 7.- En respuesta a ello, los abogados de la em-
MEDIANTE víDEOS Y RELEVANCIA presa interpusieron una demanda de amparo con-
PENAL DE LAS CONVERSACIONES tra la Municipalidad de Lima, el Alcalde de Lima
GRABADAS EN ELLOS y la Municipalidad de Chorrillos.
8.- Con fecha 08 de enero de 1998, el Sr. G. M.,
De acuerdo con la documentación y los datos en dicha época gerente general de L. Perú, por me-
que me aporta la representación legal, el dictamen diación del Sr. B. G. -publicista de Fujimori-, se
se basa en los siguientes: entrevista con el asesor presidencial de éste, Vla-
dimiro Montesinos, en las oficinas que el Sr. Mon-
tesinos tenía en las instalaciones del Servicio de
l. Hechos Inteligencia.
Tal como se pudo comprobar posteriormente,
1.- En 1996, en el marco de la política de fo-
dicha conversación fue grabada en vídeo por el
mento de la inversión extranjera desarrollada por
propio Vladimiro Montesinos, sin que dicha cir-
entonces por el Gobierno de Fujimori, invitó a la
cunstancia fuera conocida por ninguno de los
empresa L., de nacionalidad chilena, a invertir en
otros dos participantes en la conversación.
el Perú.
2.- En base a ello, L. adquirió unos terrenos en 9.- Básicamente en dicha conversación, M. de
el distrito de Chorrillos con el objeto de construir una forma indirecta, solicitó ayuda a Montesinos
una industria dedicada a la elaboración de fideos, en el proceso que se había iniciado, interesándose
tallarines y demás especialidades en pastas. Montesinos por el tema. Adicionalmente se trata-
Adquirido el terreno, la empresa obtuvo todas ron otros temas que realmente carecen de toda re-
las autorizaciones y permisos correspondientes de levancia.
cara a iniciar la construcción y poner en funcio- 10.- Esta cinta de vídeo, junta con otras más así
namiento la industria, no sólo de las autoridades como diferentes cintas de audio fueron encontra-
correspondientes del distrito de Chorrillos, sino das en unas veinte maletas de pertenencia de Vla-
incluso de la propia Municipalidad (Alcaldía) de dimiro Montesinos en su domicilio particular a
Lima, dado que aquél forma parte de ésta. mediados del mes de octubre del 2000.
3.- No obstante, y habiéndose ya iniciado la Estas maletas fueron encontradas por personal
construcción de la fábrica, y cuando la empresa de la Policía Nacional del Perú en el marco de un
chilena estaba ya procediendo a realizar la insta- operativo dispuesto directamente por el Presiden-
lación de los equipos necesarios para la puesta en te de la República y ejecutado por el entonces Mi-
marcha de la fábrica, la Municipalidad de Lima nistro del Interior, General Dianderas, quienes in-
decidió paralizar las obras y cancelar todos los gresaron en el domicilio de Montesinos sin contar
permisos que anteriormente se le habían concedi- supuestamente con ninguna orden judicial y utili-
do, alegando que la ubicación de la fábrica ponía zando a uno de los que intervinieron en dicho ope-
en riesgo una reserva ecológica próxima a la fá- rativo como un supuesto Fiscal.
brica denominada "Los Pantanos de Villa". Sobre estos hechos ya existe un proceso penal
4.- A partir de este momento se inició una abierto donde se está juzgando a todos los que in-
auténtica batalla legal entre L. y la Municipalidad tervinieron en ellos por delito de allanamiento de
de Lima en torno al levantamiento de las medidas morada.
decretadas por la Municipalidad, y de cara, sobre 11.- El contenido de dichas maletas fue llevado
todo, a la culminación definitiva de las obras y el a Palacio de Gobierno y fue entregado varios días
funcionamiento de la fábrica. después al Poder Judicial, tras realizar una confe-
5.- Es preciso añadir a todo esto que los terrenos rencia de prensa donde se expuso públicamente el
donde se construyó la fábrica está calificado por supuesto contenido de las maletas.
la propia Municipalidad para el uso de industria 12.- Entre los vídeos incautados de esta manera,
liviana I-2, categoría dentro de la cual se encuen- se encontraban el Nº 864, que fue grabado el 08 de
tra la fabricación de pastas. Por otro lado, la em- enero de 1998, al que ya he hecho referencia, y los
presa contaba con los correspondientes Estudios vídeos Nº 856 y 857, donde se grabó en las mismas
de Impacto Ambiental, que habían sido aprobado circunstancias antes descritas la entrevista de A. L.,
incluso por INRENA, órgano administrativo desti- con Vladimiro Montesinos, el 6 de marzo de 1998,
nado a la protección de los espacios naturales en donde se trató, supuestamente, el mismo tema.
el Perú. Es importante destacar que el audio de estos
6.- La anulación de todas las licencias antes con- dos últimos vídeos presenta fallas de origen que
cedidas a L. se produce mediante el acuerdo adop- hacen prácticamente imposible entender el conte-

106
D r n a

•••

nido de la conversación entre ambos personajes. y solucionarse separadamente, por presentar al-
13.- El vídeo Nº 864, donde se grabó la conver- gunas particularidades autónomas:
sación entre Vladimiro Montesinos, B. y M. fue vi- • La primera cuestión (A) que debe ser plantea-
sualizado por la Comisión Permanente del Con- da es la legalidad o ilegalidad, por lo menos tipici-
greso, quien lo expuso públicamente, dando así dad penal, de la grabaciones en vídeo realizadas
plena publicidad a su contenido. por el Sr. Montesinos sin conocimiento de sus in-
Los otros videos, así como los audios no fueron terlocutores en las entrevistas mantenidas con
expuestos nunca al público, y sólo han sido ex- ellos en la su despacho.
puestos ante aquellas personas que han ido a ren- • La segunda cuestión a tratar (B) es el valor que
dir su correspondiente manifestación ante el Fis- dichas grabaciones pueden tener como prueba de
cal encargado de la investigación del caso. cargo en un proceso penal que pudiera incoarse
14.- En base al contenido de estos vídeos se ini- por el presunto carácter delictivo de las conversa-
ció una investigación a cargo del Ministerio Pú- ciones mantenidas que fueron grabadas.
blico, quien a lo largo de sus interrogatorios • La tercera cuestión (C) es si, en todo caso, la
pedía a quienes declaraban identificaran a quie- forma en la que llegan a poder de la Policía Na-
nes aparecían en ellos. Básicamente, quienes han cional del Perú y, en consecuencia, del Ministerio
declarado han sido los abogados que llevaron en Fiscal las antedichas cintas de vídeo no tiene un
su día la defensa legal de los intereses de L, así co- vicio de origen, al haberse obtenido de forma ilí-
mo los Ministros a quienes se aludía en la con- cita a través de un allanamiento de morada o do-
versación mantenida entre Montesinos, B. y M. micilio, que fundamentaría una causa de nulidad
Todos ellos coincidieron en desconocer la exis- sobrevenida por vulneración de derechos funda-
tencia de tales reuniones, y de haber actuado, en mentales.
el caso de los abogados, conforme a la legalidad • Una cuarta cuestión (D) es la que afecta a la
vigente y de acuerdo a sus conocimientos como fiabilidad de las grabaciones, bien por defectos
profesionales. técnicos, bien por haber sido manipuladas, lo que
Ninguno de los directamente implicados en los determinaría en todo caso su nulidad por falta de
videos aludidos declaró ante el Fiscal. autenticidad.
15.- Con fecha 08 de mayo el Fiscal formalizó su • Y, finalmente (E), aunque no en último lugar
denuncia contra G. M., A. L. y F. P., gerente gene- en orden de importancia, la cuestión de si real-
ral de L., por delito de tráfico de influencias, es- mente el contenido mismo de las conversaciones
tando pendiente el proceso de que el Juez Penal grabadas es constitutivo de algún tipo de delito
emita su correspondiente auto de instrucción. previsto como tal en el Código penal peruano vi-
gente en el momento en que se produjeron los he-
chos, o, por el contrario, se trata de gestiones irre-
11. Cuestiones a resolver en el informe levantes desde el punto de vista del Derecho penal,
lo que obviamente determinaría la superfluidad e
l.- Validez de los vídeos y audios utilizados co- incluso improcedencia de la actuación del Minis-
mo indicios probatorios para la formalización de terio Fiscal.
la denuncia penal contra los funcionarios de L. Procedamos a responder a cada una de estas
2.- Validez del proceso investigatorio seguido cuestiones por separado:
por el Fiscal sobre la base de tales medios de prue-
ba.
3.- Consecuencias jurídicas que en relación a la A) Legalidad de la grabación
legitimidad del proceso judicial tendría la utiliza-
ción de estos medios de prueba. Lo primero que hay que plantearse es si la con-
4.- Determinación de los intereses y derechos ducta del Sr. Montesinos no es constitutiva en sí
fundamentales afectados a lo largo de las investi- misma de un delito. El art. 162 del Código penal
gaciones fiscales así como en un eventual proceso, peruano tipifica, en efecto, y castiga con una pena
y la posibilidad de recurrir por ello a organismos privativa de libertad no menor de uno ni mayor de
internacionales de protección de derechos huma- tres años al que "indebidamente, interfiere o escu-
nos. cha una conversación telefónica o similar". El
apartado 2 de este mismo precepto impone la pe-
na privativa de libertad no menor de tres ni mayor
111. Fundamentos jurídicos de cinco años e inhabilitación conforme al art.
36º, incisos 1, 2 y 4, "si el agente es funcionario
Para responder a las cuestiones planteadas, de- público".
ben distinguirse cuatro grupos de problemas que, Dejando, por ahora, a un lado la cuestión de si
si bien están relacionados entre sí, deben tratarse el Sr. Montesinos tenía la cualidad de "agente pú-

107
Revista Penal
Sobre el valor probatorio en un proceso penal de grabaciones de conversaciones obtenidas ...
•••
blico", la acción típica que en todo caso es común España, en el que el director de un importante
a ambos apartados del art. 162, es el hecho que in- periódico de alcance nacional fue grabado, sin
terferir o escuchar una conversación telefónica Q saberlo, mientras hacía el amor con una prosti-
similar. A mi juicio, no hay ninguna duda de que tuta que había previamente conectado una cá-
entre las conversaciones similares a la telefónica mara de vídeo dispuesta al efecto. Naturalmente,
está aquélla en la que dos o más interlocutores nadie duda de que se trata de un atentado delic-
charlan frente a frente, sobre todo si esa conver- tivo contra la intimidad del citado periodista,
sación se está grabando por uno de ellos (o por un que en el Código penal español de 1995 se tipifi-
tercero) sin conocimiento del otro u otros interlo- ca en el art. 197, 1 y 2. En mi opinión, el consen-
cutores. El bien jurídico protegido en este precep- timiento de uno de los interlocutores en la con-
to no es otro que el derecho fundamental recono- versación no destifipica ni justifica la grabación
cido en el inciso 1O del art. 2 de la Constitución realizada por el mismo y mucho menos la lleva-
peruana a comunicarse libremente. Y lo mismo da da a cabo por un tercero ajeno a la conversación
que la comunicación se haga a través de instru- o al acto de intimidad. Es más, en este último ca-
mentos técnicos (teléfono, fax, etc.), como cara a so habría incluso coautoría del interviniente en
cara, pero siendo grabada sin que lo sepa una de la conversación o el acto íntimo que consiente en
las partes, pues lo que protege tanto la Constitu- su grabación sin comunicárselo a los demás in-
ción, como el Código penal es el derecho de una tervinientes (en este sentido, MUÑOZ CONDE,
persona a que sus palabras sólo sean oídas por la Francisco, Derecho penal, Parte Especial, 12ª
persona a la que se dirigen y no por terceros que, ed., Valencia 1999, p.248; en el mismo sentido,
sin participar en la conversación, llegan a tener respecto al Derecho penal peruano, BRAMONT-
acceso a la misma a través de una grabación (del ARIAS, Manual de Derecho penal, Parte Espe-
sonido, o del sonido e imagen) que realiza el ter- cial, 4ª ed., Lima-Perú 1998, p. 214 ss.).
cero o uno de los interlocutores, quien luego se la Es, pues, evidente que, en principio, la graba-
pasa al tercero o utiliza la grabación para, en el ción de una conversación por uno de los interlo-
momento que estime oportuno, pasársela a terce- cutores de una conversación sin conocimiento del
ros. Es decir, no se penaliza la escucha que pueda otro interlocutor es en sí misma un hecho delicti-
hacer el tercero ajeno a la conversación, escondi- vo que, salvo circunstancias excepcionales, difícil-
do detrás de una puerta, sino el empleo del artifi- mente puede estar justificado y, por tanto, ser uti-
cio técnico (interceptación telefónica, grabación lizada la grabación misma como prueba lícita en
del sonido, grabación del sonido e imagen) que un proceso penal.
permite retenerla en un soporte material y luego
utilizarlo para conocimiento de otras personas. B) Valor probatorio de la grabación obte-
Evidentemente, ninguna trascendencia penal nida ilegalmente
tendrá el hecho si él o los interlocutores cuya ima-
gen y sonido se graba tuvieran conocimiento y au- De lo dicho en el epígrafe (A), se deduce que
torizaran la grabación. Ello sucede de forma ex- difícilmente puede tener valor probatorio el docu-
presa o tácita miles de veces diariamente en mento obtenido a través de la comisión de un de-
entrevistas en programas de radio o televisión. Pe- lito, tanto más cuanto ese delito afecta a un bien
ro la cuestión deja de ser intrascendente cuando el jurídico tan fundamental y reconocido hoy en día
que habla no sabe que su conversación está sien- internacionalmente como es el derecho a la inti-
do grabada. Para decirlo con un ejemplo más grá- midad en el que se incardinan otros muchos dere-
fico: chos derivados del mismo, como el derecho a la
Un acto tan íntimo como el acto sexual, puede privacidad de las conversaciones, al secreto, etc.
ser grabado legalmente y de hecho así sucede Darle valor probatorio a algo que se ha obtenido a
cuando se filma una película de corte pornográfi- través de la comisión de un delito, sería tanto co-
co y los protagonistas de la misma aceptan e in- mo convertir la prueba en el proceso en un factor
cluso se ganan la vida de esta manera. Sin embar- criminógeno.
go, si uno de esos protagonistas graba, sin que el No obstante lo dicho, la grabación de una con-
otro lo sepa, ese acto, el hecho se convierte au- versación, la interceptación de la misma median-
tomáticamente en el delito previsto en el art. 162 te algún procedimiento técnico, así como la gra-
del Código penal peruano (por lo menos, si se bación de imágenes puede ser un medio idóneo
quiere respetar al pie de la letra la redacción de es- para la averiguación y prueba de la comisión de
te precepto, en lo que se refiere a la grabación de un delito. Precisamente, por eso, el art. 162 del
la conversación que mantengan, aunque creo que Código penal peruano incluye en la configuración
también respecto al acto sexual mismo). Éste es el típica del delito en cuestión la expresión "indebi-
caso, aún pendiente de juicio oral, que se dio en damente", lo que obviamente, inmediatamente,

108
D o e t r n a

•••
pone de relieve, que cualquiera que sea la natura- Lima en mayo del 2000 (cfr. también del mismo au-
leza jurídica que se le quiere dar a dicha expresión tor La protección de la persona en el Derecho pro-
(elemento normativo de la tipicidad o causa de cesal alemán, traducción de Carmen García Canti-
justificación), puede haber casos en los que la gra- zano, en La evolución de la Política criminal, el
bación puede ser conforme a derecho quedando Derecho penal y el proceso penal, Valencia 2000, p.
así fuera del ámbito de la responsabilidad penal. 121 ss., donde se recogen las conferencias que este
El problema que se plantea ahora es el de si algún autor pronunció en la Universidad de Lima, en ma-
modo el Sr. Montesinos tenía algún tipo de legiti- yo del 2000; sobre el principio de proporcionalidad
mación para realizar dichas grabaciones y, por como límite a la injerencia del Estado en el ámbito
tanto, no actuaba "indebidamente" en el sentido privado, ob. cit., esp. p. 145 ss., donde destaca, ci-
que expresa el art. 162 del Código penal peruano. tando expresamente el caso de las escuchas telefó-
Para responder a esta cuestión, hay recordar nicas el equilibrio que debe haber entre el interés en
brevemente los casos en que los Ordenamientos la investigación criminal y la protección de la per-
jurídicos de casi todo el mundo regulan la posibi- sona; cfr. también p. 147). Así, por ejemplo, cita RO-
lidad de que se pueda grabar legítimamente una XIN (p. 154) una sentencia del Tribunal Supremo
conversación o interceptar una escucha telefóni- Federal Alemán del año 1989 en el que dos hombres
ca. Generalmente, los casos en que dicha actua- de negocios hablaban de un gran incendio que pla-
ción se permite son aquellos en los que media una neaban. Uno de ellos grabó la conversación de for-
autorización judicial y se trata de la averiguación ma secreta y más tarde la aportó al Tribunal como
de un delito. Es lo que se llama la reserva juris- prueba, y efectivamente el Tribunal la aceptó, a pe-
diccional, que, por ejemplo, en plena concordan- sar de reconocer su origen delictivo, pero con el fun-
cia con el art. 18 nº 3 de la Constitución española damento de que el incendio cualificado de que se
reconoce el art. 579 de la Ley de Enjuiciamiento trataba era un delito grave, calificado con pena pri-
criminal española en sus párrafos primero, segun- vativa de libertad de hasta quince años; pero esa
do y tercero. La resolución judicial en la que se misma prueba fue rechazada por el mismo tribunal
acuerde la interceptación de una comunicación cuando se trataba de un delito de perjurio; y de for-
ha de tener además una finalidad probatoria de ma análoga el Tribunal Superior de Baviera rechazó
un hecho delictivo. No son posibles, por tanto, las como prueba una grabación que podía demostrar la
grabaciones preventivas o meramente explorato- comisión de un delito de difamación y calumnia
rias desligadas de la investigación de un hecho de- (cfr. ROXIN, ob. cit., p. 155).
lictivo concreto. Y por las mismas razones sólo ¿Cuál es la gravedad del delito que se está in-
podrá decretarse judicialmente la grabación de la vestigando en este caso? ¿La de un asesinato, la de
persona imputada en un proceso penal o sobre la un incendio, la de un robo agravado, la de una
que existan indicios racionales de responsabilidad traición, la de una rebelión, la de un homicidio
criminal. doloso? No, la de una presunta "influencia menti-
A ello hay que añadir, según doctrina dominante, da" o la de una inducción a la misma, que a lo me-
aunque algunos Códigos y Leyes procesales, como jor, como veremos más adelante, ni siquiera llegó
la española, no lo exijan expresamente, una cierta a cometerse, o quizás una gestión o conversación
gravedad del delito investigado, pues sería contrario con una autoridad pública, o político influyente,
al principio de proporcionalidad que una interven- carente completamente de trascendencia penal.
ción tan grave en la privacidad de las conversacio- No parece, por tanto, proporcional, por mucha
nes pudiera acordarse para investigar delitos de es- trascendencia política que tengan el caso, que he-
casa gravedad o trascendencia. Esta última idea fue chos de tan escasa o nula relevancia penal, pueda
claramente acogida en la Sentencia del Tribunal Su- subsanar la ilegalidad de una prueba derivada de
premo español de 24 junio 1992 en el llamado "ca- la comisión de un delito.
so Naseiro" en el que el Tribunal Supremo anuló la Fuera de estos casos, se hace realmente difícil ad-
prueba obtenida de la grabación de una conversa- mitir algún supuesto en el que un ataque tan grave
ción telefónica autorizada judicialmente porque di- a un derecho tan fundamental en las sociedades de-
cha autorización se había dado para investigar un mocráticas modernas como es el derecho a la inti-
delito de tráfico de drogas y lo que se descubrió fue midad puede ser legitimado. Ciertamente, el art.
un delito mucho menos grave de conspiración para 579, 4° de la Ley de Enjuicamiento criminal es-
un posible soborno o de tráfico de influencias. Esta pañola autoriza la interceptación previa de las co-
idea de la proporcionalidad como límite a las inter- municaciones por la Dirección General de Seguri-
ferencias en los derechos humanos fundamentales dad o Ministerio de Interior, sin autorización
es defendida, entre otros, por ejemplo en Alemania, judicial, pero siempre que tal medida se confirme o
por Claus ROXIN, que la recalcó expresamente en revoque por el juez competente en el plazo máximo
su conferencia sobre este tema en la Universidad de de setenta y dos horas, y ello sólo en casos de ur-

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Revista Penal
Sobre el valor probatorio en un proceso penal de grabaciones de conversaciones obtenidas ...
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gencia, cuando el retraso pueda poner en peligro el Pero aún así, y a pesar de esta anomalía, cabe
resultado de la investigación, y siempre que se trate hacerse la pregunta: ¿Puede de algún modo, a pe-
de delitos relacionados con bandas armadas o ele- sar de su origen delictivo, el Ministerio público
mentos terroristas. utilizar esos vídeos como prueba legítima para
Esta opinión ha sido también acogida en diver- mantener la acusación, caso de que efectivamente
sas resoluciones del Tribunal Europeo de Dere- considere que se han cometido delitos, contra los
chos humanos en interpretación del art. 8, 2 del interlocutores de Montesinos? A mi juicio, no, y
Convenio para la protección de los derechos hu- seguidamente explicaré por qué.
manos y de las libertades fundamentales del Con- El Tribunal Constitucional español se ocupó ya en
sejo de Europa de 1950, que no admite más inje- 1984 de la admisión como prueba en un proceso la-
rencia de la autoridad pública en el ejercicio del boral por despido de una grabación fonográfica de
derecho del respeto a la vida privada que la pre- una conversión en la que el que grababa la conver-
vista por la ley (cfr. sentencias 2 agosto 1984: "Ca- sación era el jefe o titular de la empresa y la perso-
so Malone", 24 abril 1990: "Caso Kruslin"; véase a na que era grabada sin que lo supiera hacía unas
respecto LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, El Conve- manifestaciones contrarias al interés de la empresa,
nio, el Tribunal Europeo y el derecho a un juicio lo que motivó su despido (cfr. STC 29 noviembre
justo, Madrid 1991, p. 76 ss.). 1984, núm. 114/1984). Esta resolución ha sido invo-
Nada de esto se da en el caso que aquí nos ocu- cada posteriormente por algunas sentencias del Tri-
pa, en el que más bien se trata de un abuso del Sr. bunal Supremo español para darle valor de prueba
Montesinos, quien con finalidades no del todo en procesos penales a revelaciones obtenidas de si-
claras, y en todo caso al margen de cualquier pro- milar manera (cfr., por ejemplo, STS 30 mayo 1995
cedimiento legal o control judicial, actuando por y 15 de septiembre de 1999). Pero debe tenerse en
su cuenta y riesgo, y probablemente en beneficio cuenta que por ejemplo en la sentencia de 1995 se
propio o para guardarse las espaldas, por si algún trataba de un ciudadano que obtenía una fuente de
día necesitaba procurarse alguna coartada, o, lo prueba respecto al delito de que estaba siendo obje-
que sería peor, para chantajear en su día a los que to (extorsión) grabando la conversación que man-
había grabado en sus conversaciones, puso en tiene con un funcionario que le está extorsionando
marcha un dispositivo técnico de grabación, ver- mediante la exigencia de una retribución. Pero tén-
daderamente monstruoso, con el que día a día fue gase en cuenta que en este caso, aparte del estado de
grabando a todo el que pasaba por su despacho u necesidad en que se encuentra el ciudadano, se tra-
oficina para hacer alguna gestión o recabar su in- ta de la propia víctima-testigo del delito que junto a
tervención, dada su enorme influencia en el Go- la denuncia y a su posible intervención como testi-
bierno de entonces y en el mismo Presidente, Sr. go en su día en el juicio oral correspondiente añade
Fujimori, en la solución de algún asunto. Pero es como corroboración documental la citada graba-
que además lo grabado por dicho señor, como ción. Es decir, trasladando esta hipótesis al caso que
después tendremos ocasión de ver, por lo menos nos ocupa hubiera sido admisible que, por ejemplo,
en lo que se refiere al caso que aquí nos ocupa, ni si nuestro cliente agobiado por la extorsión de que
siquiera tiene relevancia penal, tratándose más le hubiera hecho objeto el Sr. Montesinos hubiera
bien de gestiones de diverso tipo o de quejas so- grabado la conversación con él y luego en base a ella
bre actuaciones incorrectas de otras autoridades, lo hubiera denunciado; porque, en ese caso, la rea-
y ello admitiendo que incluso no hayan sido las lización del hecho típico previsto en el art. 162 del
citadas grabaciones objeto de manipulación téc- Código penal peruano estaría justificado tanto por
nica. un estado de necesidad, como por el ejercicio legíti-
No hay, pues, ninguna razón que justifique la mo de un derecho. Pero no el caso, tal como suce-
conducta de Montesinos, que constituye así una dió en la realidad, en el que la grabación no se hacía
conducta "indebida" en el sentido del art. 162 del para denunciar presuntos delitos y ponerlos en co-
Código penal peruano y, por tanto, delictiva. Y en nocimiento de la Administración de Justicia, sino
este sentido, y desde este punto de vista, no cabe para provocarlos o para obtener una especie de ins-
sino deplorar que la investigación iniciada por el trumento para posibles chantajes o cubrirse las es-
Ministerio fiscal peruano haya ido encaminada paldas en el futuro. Y la mejor prueba de ello es que
exclusivamente a la averiguación y persecución de las mantuvo guardadas, sin ponerlas a disposición
los delitos que hayan podido presuntamente co- del juez competente o del Ministerio Fiscal, durante
meter los interlocutores del Sr. Montesinos en las mucho tiempo, en nuestro caso desde marzo de
conversaciones mantenidas con él y por él ilegal- 1998 hasta que desapareció a mediados del año
mente grabadas, y no a la de la actividad clara- 2000. Quizás podría decirse otra cosa, si el Sr. Mon-
mente delictiva que dicho señor cometía cada vez tesinos pudiera ser llamado ahora como testigo, o el
que grababa las conversaciones. mismo se presentara voluntariamente a corroborar

110
D t r

•••

e incluso ampliar con su testimonio el contenido do que el derecho a la intimidad es el derecho más
exacto de aquellas conversaciones. Pero ¿hay algu- específico a la inviolabilidad de domicilio, recono-
na esperanza de que ello suceda así? El Sr. Monte- cido en el art. 2, 9 de la Constitución peruana, que
sinos va a quedar en la historia de Perú como una se protege penalmente de forma general en el art.
especie de sombra o fantasma que se va a invocar 159 del Código penal y más especialmente frente
cada vez que convenga para fundamentar todo tipo al funcionario o servidor público en el art. 160 del
de imputaciones y acusaciones contra muchas per- mismo cuerpo legal, en inmediata conexión con
sonas. Pero ¿quién avala esas imputaciones? ¿Las los delitos que protegen la violación del derecho a
cintas grabadas ilegalmente por él y probablemente la privacidad de las comunicaciones.
manipuladas también por él mismo o por terceros? Las razones por las que no pueden valorarse las
¿Hay alguna duda del propósito que animaba a pruebas que se hayan obtenido a través de un alla-
Montesinos cuando grababa las conversaciones? namiento de morada o domicilio son las mismas
¿Puede justificarse de algún modo las grabaciones que ya hemos visto impiden la valoración de las
ilegales que realizaba en su propio provecho? Y, fi- obtenidas a través de un delito de grabación ilegal
nalmente, la cuestión que nos ocupa en este epígra- de conversaciones. Si la prueba ilícitamente obte-
fe, ¿pueden ahora esas grabaciones originadas en nida debe ser rechazada cuando el infractor sea
un hecho delictivo utilizarse como prueba válida en un particular, con mucha mayor razón debe serlo
el proceso penal que el Ministerio Público quiere en- cuando lo sea un poder público, incluso el propio
tablar por un presunto delito de corrupción o tráfi- Presidente de la República. Todo el mundo re-
co de influencias? cuerda la forma, verdaderamente anómala, en la
Parece claro que a esta última cuestión hay que que a mediados del año 2000 el Sr. Presidente Fu-
responder de un modo negativo, pues, como ya tie- jimori iba buscando personalmente al entonces ya
ne establecida la jurisprudencia de prácticamente desaparecido Montesinos por las calles de Lima.
todos los países civilizados, la prueba ilícita o delic- Probablemente, más que a Montesinos mismo, lo
tivamente obtenida, violentando derechos funda- que iba buscando tan desesperadamente eran los
mentales, es, según se dice en la jurisprudencia nor- vídeos que éste había grabado, pensando que
teamericana, "fruit of poissons tree", "fruto del podrían comprometerlo. Pero fuera el que fuera el
árbol envenenado", que está, por tanto, envenenada móvil del Sr. Fujimori, una cosa parece segura: la
también y no se puede por tanto, valorar, ni basar entrada y registro que hacía en los domicilios par-
en ella una incriminación penal; tanto más cuando ticulares que allanaba carecían de cobertura jurí-
ésta es la única prueba y no existen ni se han prac- dica. Ello es evidente sobre todo en la entrada en
ticado otras que pudieran tener la validez de la que el domicilio en el que, por fin, encontró los víde-
carecen los vídeos en cuestión. os: aunque parece que se le ha pretendido dar una
A ello hay que añadir que las conversaciones con cobertura con una autorización judicial, al pare-
Montesinos en ningún modo se pueden considerar cer redactada ex post, se ha puesto ya claramente
como conversaciones particulares, sino entrevistas de manifiesto que incluso la presencia de un
incluso oficiales con un representante por lo menos miembro del Ministerio Público fue simulada y
fáctico del "poder público", como a la sazón era el
que simplemente, para dar algún viso de legalidad
Sr. Montesinos, y que si algún sentido tiene la pro-
a lo que se estaba haciendo, se le atribuyó esa cua-
tección del derecho a la privacidad en las conversa-
lidad a alguien que carecía de ella.
ciones o comunicaciones es frente a los que tengan
Si alguna actividad policial en la investigación
la condición de "poderes públicos", porque son és-
de un delito está especialmente reglamentada y
tos realmente, como se ha demostrado en este caso,
rodeada de garantías ésta es la entrada y registro
los que más fácilmente pueden lesionar este dere-
en el domicilio de un ciudadano. Todas las Decla-
cho fundamental. La actuación de Montesinos se
raciones internacionales sobre derechos huma-
puede calificar, no sólo de inmoral, sino de abuso de
nos, desde el art. 12 de la Declaración Universal
poder y por tanto, de arbitraria y antijurídica. No
procede, en consecuencia, valorar como prueba los hasta el 8 de la Convención Europea de Derechos
datos que se hayan obtenido o se puedan obtener de humanos, y todas las Constituciones de los países
las grabaciones por él realizadas. democráticos, así como las legislaciones internas
de estos países, regulan con especial cuidado los
casos en los que los poderes públicos pueden en-
C) La obtención de la grabación por quien trar y registrar el domicilio de un ciudadano. My
presenta la prueba home is my castle ("mi casa es mi castillo"), reza
un viejo brocardo anglosajón. E incluso el derecho
Prácticamente lo mismo cabe decir respecto a la a la legítima defensa y a utilizar violencia para de-
forma en que encontraron los citados vídeos. Si fender derechos personales, tan restrictivamente
hay todavía otro derecho fundamental más sagra- interpretado en otros casos, es ampliamente reco-

111
Revista Penal
Sobre el valor probatorio en un proceso penal de grabaciones de conversaciones obtenidas ...
•••

nocido e interpretado cuando se trata de la defen- lo debería investigar, aun corriendo el riesgo de
sa de la morada. que de este modo pierda su única posibilidad de
A partir del reconocimiento que hace la Consti- mantener la acusación por el presunto delito de
tución de este derecho, prácticamente sólo por au- corrupción. Pero, por encima, de cualquier legíti-
to judicial motivado, delito flagrante, manda- ma aspiración a establecer la verdad y hacer que
miento de prisión o persecución con ocultación o todo el peso de la ley caiga contra presuntos de-
refugio de algún sospechoso, e en circunstancias lincuentes, están las normas del Estado de Dere-
excepcionales de estados de alarma o sitio, puede cho, y corresponde al Ministerio Público más que
allanarse el domicilio de un particular sin su con- a ningún otro organismo o institución hacerlas va-
sentimiento. Incluso la posibilidad de poder ha- ler. Una vez más hay que recordar que la misión
cerlo, sin autorización judicial, en caso de "cono- del proceso penal no es la búsqueda de la verdad
cimiento fundado" por parte de los miembros de a toda costa y a cualquier precio, sino esa misma
las Fuerzas policiales de que se está cometiendo búsqueda respetando las normas legales y los de-
un delito de tráfico de drogas, prevista originaria- rechos fundamentales de los afectados (en este
mente en el art. 21, 2 de la Ley española de Segu- sentido ROXIN, oh. a. cit., p. 157; MUÑOZ CON-
ridad Ciudadana, fue declarada inconstitucional DE, Búsqueda de la verdad en el proceso penal,
por sentencia del Tribunal Constitucional español Buenos Aires, 2000, p. 102).
34111993, de 25 noviembre. Todo ello ya de por de sí privaría de validez el
¿Pero cuál era el delito que podía estar investi- carácter probatorio de los citados vídeos, si es que
gando la Policía Nacional del Perú cuando direc- ya no lo fueran por derivarse de un delito contra
tamente a las órdenes del Sr. Fujimori iban bus- la intimidad. Es lo que se llama una causa sobreve-
cando a Montesinos? ¿Había en aquel momento nida de nulidad por vulneración de un derecho fun-
alguna acusación contra él? ¿Algún mandato judi- damental (así el art. 11 de la Ley Orgánica del Poder
cial, alguna orden de búsqueda y captura contra él Judicial español); en este caso, el derecho a la invio-
emitida, con los requisitos formales legalmente labilidad del domicilio universalmente reconocido,
requeridos? ¿O era más bien el miedo de Fujimo- tanto a nivel internacional como nacional.
ri a que alguien encontrara los vídeos antes que él
y pudiera revelar a través de ellos algunos datos
D) La autenticidad y fiabilidad de las gra-
que le comprometiera?
baciones
Todo ello ha quedado, de momento, en la nebu-
losa, pero lo que parece claro es que la entrada y Otro punto que no parece de menor trascenden-
registro en el domicilio donde, finalmente, se en- cia en todo este asunto es el de la fiabilidad o au-
contraron los vídeos constituye el delito de allana- tenticidad de la grabación. La posibilidad de mani-
miento de domicilio previsto en el art. 160 del Có- pulación intencional de los medios técnicos
digo penal peruano: "El funcionario o servidor utilizados para grabar conversiones o imágenes; las
público que allana un domicilio, fuera de los casos dificultades para identificar las voces y las personas
prescritos por la ley o fuera de los casos que ella que intervienen en las mismas, los defectos técnicos
determina, será reprimido con pena privativa de en la grabación, las imágenes borrosas, la escasa
libertad no menor de uno ni mayor de tres años e luz, etc., permiten por lo menos poner en duda, en
inhabilitación de uno a dos años conforme al art. el primer caso, la autenticidad, y, en todo caso, la
36, incisos 1, 2 y 3. fiabilidad de la grabación misma. Casi siempre que
Y resulta, por todo ello, chocante que el Minis- se emplean estos medios como prueba de identifi-
terio Público haya olvidado este importante extre- cación de personas o de contenidos de conversacio-
mo, e igual que respecto al origen ilícito de la gra- nes, en vídeos, cintas fonográficas, fotografías, etc.,
bación, no haya hasta el momento iniciado de se plantea el problema de la manipulación o de la
oficio ninguna investigación para determinar có- fiabilidad de la transcripción material, cuando no
mo realmente se localizaron los videos y si en di- de la propia percepción visual de las imágenes gra-
cha operación hubo algún tipo de ilegalidad que badas. Sucede esto sobre todo en el caso de atracos
determinara la nulidad de la prueba así obtenida. a bancos y a otras entidades en las que existen dis-
Hasta cierto punto es comprensible que, movido positivos de permanente vigilancia visual a través de
por el celo acusador, el Ministerio Fiscal ha queri- cámaras de vídeo. Un alto porcentaje de los recur-
do a toda costa investigar la posible ilicitud penal sos que se plantean diariamente ante los Tribunales
de las conversaciones mantenidas con Montesi- Superiores, bien en apelación, bien en casación, en
nos, pero ese mismo celo debería llevarle a inves- los casos en los que la prueba utilizada para la con-
tigar también si las pruebas en que pretende apo- dena se ha basado en este tipo de medios, se funda-
yar su acusación no son también producto de un mentan en la escasa fiabilidad de los mismos, cuan-
hecho delictivo que igualmente y con el mismo ce- do no en la posibilidad de su manipulación (véase,

112
D o e t r n a

•••
por ejemplo, sentencias del Tribunal Supremo es- Naturalmente, no es éste el momento de pro-
pañol 22 octubre 1998, 25 y 30 enero y 15 septiem- nunciarse aquí sobre estos extremos, pero debe
bre 1999; 7 marzo del 2000). Obviamente, éste es un llevarse a cabo un urgente análisis pericial tanto
problema de percepción visual o auditiva, o de com- del estado material de las cintas y, sobre todo, de
probación técnica, en el que no podemos entrar en su posible manipulación.
este momento. Pero no cabe duda de que debe ser
tenido en cuenta especialmente en este caso. Dos
cuestiones surgen en relación con el caso que nos E) Atipicidad penal del contenido de las
ocupa: grabaciones

Finalmente, debemos ocupamos de una cues-


a) Nitidez y fiabilidad de la grabación en tión, que quizás debería haber sido objeto de tra-
sí misma tamiento desde el primer momento, pero que por
razones metodológicas procesales hemos dejado
La visualización de algunos de los vídeos y la para el último lugar. Me refiero a la cuestión de si
comprensión de lo que en ellos dicen algunos in- el contenido de las grabaciones, una vez analiza-
terlocutores es muchas veces imposible; y en las das y estudiadas detenidamente tanto la graba-
transcripciones literales de los mismos (concreta- ción misma, como su transcripción oficial, pue-
mente de la del vídeo nº 864 del 8 de enero de den considerarse cumplen los presupuestos de
1998, realizada por el Departamento de Trans- algún tipo delictivo y, por tanto, pueden llegar a
cripciones del Congreso de la República el 16 tener alguna relevancia penal, más allá de la polí-
marzo 2001, que he tenido oportunidad de leer tica y mediática que ya han tenido. Pues no hay
con atención), se constata muchas veces la expre- que olvidarlo, el contenido delictivo de una con-
sión "ininteligible", que rompe la comprensión del ducta no lo da la posible alarma o escándalo social
sentido del significado de la propia conversación y que la misma provoque, ni tan siquiera su posible
no sólo la de palabras concretas. inmoralidad o reprochabilidad social, si es que re-
almente la tiene, sino el hecho de que constituya
una acción u omisión tipificada en la ley penal co-
b) Posibilidad de manipulación del conte- mo delito, principio de validez universal consagrado
nido de las grabaciones en el art. 11 de la Declaración Universal de los De-
rechos Humanos de las Naciones Unidas y en todos
La impresión que se tiene es que muchas de las los Códigos y leyes penales de los países civilizados
dificultades de comprensión o de audición, así co- y, por supuesto, también en los Arts. II del Título
mo de identificación de imágenes, se debe clara- Preliminar y 11 del Código penal peruano.
mente a una manipulación que se ha operado en Hay que recordar esto, porque por muy sor-
las cintas, bien inmediatamente después de su prendente que parezca, después de todas las con-
grabación (probablemente, por el propio Montesi- sideraciones que se han hecho en los epígrafes
nos para borrar algunas frases que pudieran com- precedentes respecto a la legalidad de los vídeos
prometerles o para comprometer a otros), bien en como prueba, la legalidad de la forma en que és-
un momento posterior cuando fueron encontra- tos se localizaron, la autenticidad y fiabilidad de
das por la Policía Nacional del Perú. Y esa impre- los mismos, prácticamente nada de estas conside-
sión se refuerza, cuando se conocen los avatares raciones hubieran sido necesarias, si desde el pri-
que se dieron en la localización de tales vídeos, la mer momento hubiéramos constatado que las
falta de garantías jurídicas que hubo en la entrada conversaciones recogidas en ellos carecen de la
en el lugar donde se encontraban, la ausencia en menor relevancia penal. Desde el punto de vista
aquel momento de fedatarios judiciales o públi- procesal y jurídico constitucional se hacía necesa-
cos, el tiempo que hubo desde que fueron hallados rio establecer, en primer lugar, si eran válidas las
hasta que se puso a disposición del Ministerio Pú- pruebas que se pretende utilizar para demostrar la
blico o del Congreso, la forma peculiar en que se presunta relevancia penal de las conversaciones.
realizaron las grabaciones. A veces no sólo la voz, Una vez rechazadas esta validez, por las razones
con sospechosos silencios y desfiguraciones, sino ya reseñadas en los anteriores epígrafes, se hace
las propias imágenes, parecen alteradas, manipu- innecesario entrar en el problema jurídico mate-
ladas, en una palabra falsificadas. Y aunque sólo rial de fondo, de si la conducta, que no puede ser
fuera por eso, y no ya sólo por la invalidez jurídi- probada jurídicamente, era o no delictiva. No obs-
ca de la que, por las razones ya antes dichas, ado- tante, no sólo por la posibilidad meramente hi-
lecen dichas pruebas, surgen dudas sobre su au- potética de que se considere que, a pesar de todo
tenticidad y deben ser rechazadas de plano, lo dicho, la prueba es válida, y porque, en todo ca-
negándoseles la menor credibilidad. so, conviene dejar bien claro que el hecho en sí

113
Revista Penal
Sobre el valor probatorio en un proceso penal de grabaciones de conversaciones obtenidas ...
•••

mismo es irrelevante penalmente, con todo lo que todo esto lo hacía a título particular o como sim-
ello comporta en orden a dejar a salvo la honora- ple "buzón de quejas y reclamaciones" del Sr. Pre-
bilidad y correcta actuación de los interlocutores sidente ha quedado en la nebulosa, y es probable
del Sr. Montesinos, por lo menos la de los que a que nunca se llegue a saber con precisión.
éste caso se refiere, vamos a analizar ahora este Pero aun admitiendo su carácter al menos de
desde el punto de vista de su relevancia juridico funcionario o servidor público en el sentido en
material. que lo emplea el art. 425, 2º del Código penal pe-
Para ello lo primero que tenemos que hacer es ruano: "Los que desempeñan cargos políticos o de
determinar cuál es el tipo penal o tipos de delito confianza, incluso si emanan de elección popu-
que podría aplicarse a las conversaciones graba- lar", queda por resolver el problema más impor-
das en el vídeo transcrito con el nº 864 por el De- tante de si de la conducta, palabras, gestos o acti-
partamento de transcripciones del Congreso. tudes de los interlocutores de Montesinos en las
A primera vista, vienen en consideración los ti- conversaciones grabadas por él, se deduce que
pos referidos a la corrupción activa de funciona- "trataban de corromperlo con dádivas, promesas
rios, es decir, los delitos que dentro de la sección o ventajas de cualquier clase para que haga u omi-
IV (Corrupción de funcionarios), del capítulo III ta algo en violación de sus obligaciones ... o un ac-
(Delitos contra la Administración de Justicia), del to propio de sus funciones, sin faltar a sus obliga-
Título XVIII (Delitos contra la Administración Pú- ciones", que es la conducta típica descrita en el
blica) del Código penal peruano, castigan aquellas art. 399 del Código penal. Y lo único que puede
conductas de particulares que afectan al principio decir el autor de este dictamen al respecto, tras
de imparcialidad del funcionarios o servidor pú- haber leído con atención y varias veces las trans-
blico en la gestión de la Administración pública. cripciones de dichas conversaciones, es que en
El primero de ellos es el previsto en el art. 399: ningún momento se observa o hay datos que per-
"El que trata de corromper a un funcionario o mitan decir que dichos interlocutores le están
servidor público con dádivas, promesas o ventajas ofreciendo a Montesinos, o siquiera insinuándoles
de cualquier clase para que haga u omita algo en que le van a entregar alguna suma de dinero, a él
violación de sus obligaciones, será reprimido con o a un tercero, o prometiéndole algún tipo de ven-
pena privativa de libertad no menor de tres ni ma- taja o remuneración económica. En las diversas
yor de cinco años. Si el agente trata de corromper secuencias, los representantes de L. expresan a
para que el funcionario o servidor público haga u Montesinos sus quejas por el maltrato recibido de
omita un acto propio de sus funciones, sin faltar a algunos representantes de la Administración Pú-
sus obligaciones, Ja pena será no menor de dos ni blica peruana, por las injusticias que, a su juicio,
mayor de cuatro años." se está cometiendo con ellos por el retraso o la de-
La primera cuestión que hay que plantear en re- negación en la autorización para la apertura de su
lación con este delito es si el Sr. Montesinos tenía industria, minimizando el "impacto medioam-
en el momento en que se desarrollan estas con- biental" que la misma pueda tener y que, al pare-
versaciones la cualidad de "funcionario o servidor cer, motivó que dicha licencia no se diera,
público", porque de no ser así cae por su base la mostrándose en todo caso dispuesto a solucionar
construcción de una responsabilidad penal en ba- el problema dentro de la legalidad vigente, y, na-
se a este delito. El autor de este dictamen carece turalmente, avisando de que estaban dispuestos a
en este momento de elementos de juicios suficien- recurrir a cuantos medios legales fueran necesa-
tes para dirimir esta cuestión. Dentro de la anó- rios para defender sus intereses. En todo momen-
mala configuración y de las "particularidades" to, el tono de la conversación es distendido y se ve
que se dieron en la Administración pública perua- claramente que los representantes de L. quieren
na durante la etapa presidencial del Sr. Fujimori, mostrarse corteses e incluso elogiosos con el Go-
la situación del Sr. Montesinos era la más pecu- bierno peruano de entonces, alabando sus logros,
liar. En realidad, nadie sabía cuál era su función. elogiando lo que entonces constituía el gran orgu-
No formaba parte del Gobierno, no tenía ningún llo de la gestión de Fujimori, la derrota de Sende-
cargo oficial, al menos que le permitiera actuar en ro Luminoso, el éxito obtenido en la toma de la
la forma en que lo hacía. Durante mucho tiempo, Embajada de Japón y la liberación de rehenes,
se había convertido en una especie de "consegui- etc.; lo que por lo demás, aunque suene a veces
dor" o mediador al que había que acudir cuando exagerado y excesivamente lisonjero incluso para
había algún problema con la Administración pú- el Sr. Montesinos, no deja de ser la habitual acti-
blica o se quería alguna intervención directa del tud que mostraria cualquier representante de em-
propio Presidente o hacerle llegar alguna cuita, presa o institución foránea que quiere congraciar-
queja o mensaje. Era como el "sátrapa" en la anti- se con las autoridades del país en el que piensa
gua Persia, "la boca, ojos y oídos de su señor". Si instalarse o hacer inversiones, etc. Es el llamado

114
n a

•••

"dolus bonus" en el Derecho romano, es decir, la haya conocido, un caso judicial o administrativo,
actitud lisonjera, amable, elogiosa, que debe mos- será reprimido con pena privativa de libertad no
trar el que quiere caer simpático, vender un pro- menor de dos ni mayor de cuatro años."
ducto, o simplemente caerle bien a quien en ese Evidentemente, este precepto tiene o pretende
momento, como todo el mundo sabía, era el amo tener un ámbito de aplicación distinto al anterior,
y señor de Perú, el Presidente en la sombra, o, en y es una especie de último intento del legislador
todo caso, una persona muy importante y con mu- de atrapar en las mallas del Código penal algún
cho poder. resquicio de corrupción que haya podido quedar
Durante todo ese tiempo, la actitud del propio en los anteriores preceptos. Pero el sujeto activo
Montesinos es fría, amable, pero cautelosa; se in- de este delito no es ya el particular que ofrece la
teresa en los avatares y dificultades que ha tenido dádiva o promete alguna ventaja al funcionario,
la empresa con la Municipalidad de Lima, llama sino el que ofrece sus influencias, reales o simula-
por teléfono, pide algunas aclaraciones, datos de das, para solucionarle algún caso judicial o admi-
personas, apenas hace comentarios, se limita a nistrativo. Se trata, pues, de un ofrecimiento de
contestar con monosílabos, casi más de cincuenta influencia a particular, similar al previsto en el
se limita a contestar con un escueto "así es". Es art. 430 del Código penal español y que, desde lue-
decir "toma nota" y de su actitud parece deducir- go, se hace merecedor de las mismas críticas que
se que va a interesarse en el asunto, que tratará de se han formulado en España contra este precepto
informarse de la situación en que se encuentra el (véase al respecto MUÑOZ CONDE, Los nuevos
problema. Y poco más. Todo ello dentro del tono delitos de tráfico de influencias, revelación de se-
oficial en que cualquiera que haya tenido alguna cretos e informaciones y uso indebido de infor-
vez entrevistas de este tipo con autoridades y polí- mación privilegiada, Apéndice a la 8ª ed. de Dere-
ticos de todo el mundo sabe cómo se desarrollan cho penal, Parte Especial, Valencia 1991; también
este tipo de actos. En ningún momento, se habla el mismo, Parte Especial, 12ª ed. citada, p. 981).
de dádivas, promesas o de ventajas de cualquier Ya desde el bien jurídico protegido hay dudas res-
clase; pero si no hay nada de esto, entonces dónde pecto a cuál puede ser el que el legislador preten-
está el delito previsto en el art. 399 del Código pe- de proteger aquí, como no sea simplemente el
nal peruano; ¿en la mente calenturienta de algu- "buen nombre o el prestigio de la Administra-
nos medios de comunicación? ¿En las presiones ción". Quizás también pueda hablarse de un acto
políticas que sin duda ahora existen para sacar a preparatorio de cohecho o de tráfico de influen-
relucir todas las anomalías que se dieron en la Ad- cias. Desde luego, el ofrecimiento de influencias
ministración de Fujimori/Montesinos, metiendo sobre la Administración puede ser también una for-
por igual en el mismo saco lo que fueron conduc- ma de competencia desleal en el ejercicio de la abo-
tas claramente delictivas con otras absolutamente gacía, aunque justo es reconocer que en la realidad
irrelevantes desde el punto de vista del Derecho los despachos de lo abogados más famosos y que
penal? ¿O en los intereses de algunos grupos de más éxitos tienen en sus gestiones para la solución
presión económico rivales del grupo empresarial de los casos judiciales y administrativos son los que
L., que indudablemente saldrían beneficiados con están más cercanos al poder y, por eso, tienen ma-
la eliminación jurídica o por lo menos deterioro yores posibilidades de influir sus decisiones. Todo
de imagen de este empresa? No corresponde al au- ello quizás muy lamentable desde el punto de vista
tor de este dictamen pronunciarse respecto a estos de la ética pública o profesional, pero hasta cierto
interrogantes, sino sobre la presencia o no del de- punto inevitable y difícilmente erradicable, por más
lito previsto en el art. 399. Y la respuesta no pue- que lo castigue el Código penal. Pero en todo caso
de ser otra, después de haber analizado atenta- conviene tener en cuenta para el caso que aquí nos
mente las "pruebas" existentes, que no hay en ellas ocupa un dato muy importante: Sujeto activo de es-
el menor dato que permita deducir la existencia te delito no sería el particular al que se ofrece (o se
de un delito de corrupción activa de funcionarios. supone que se ofrece, ya que aquí ello no se de-
Pero queda todavía una última posibilidad de muestra) hacer uso de la influencia, sino el que ofre-
incriminar la conducta de los representantes de L. ce esa influencia, es decir, en este caso el Sr. Mon-
por sus conversaciones con Montesinos en base al tesinos. Pero si esto es así, ¿cuál sería la respon-
art. 400 del Código penal peruano, por el delito de sabilidad de los que se supone serían beneficiarios
"tráfico de influencia". Dice así este precepto: de esa influencia? Habría que dar un rodeo y recu-
"El que, invocando influencias, reales o simula- rrir a la figura de la inducción o el auxilio necesa-
das, recibe, hace dar o prometer para sí o para un rio (arts. 24 y 25 del Código penal peruano) para
tercero, donativo o promesa o cualquier otra ven- poder exigir esta responsabilidad de esta forma in-
taja con el ofrecimiento de interceder ante un fun- directa. Pero ello supondría el cumplimiento y
cionario o servidor público, que esté conociendo o prueba de dos requisitos:

115
Revista Penal
Sobre el valor probatorio en un proceso penal de grabaciones de conversaciones obtenidas ...

a) Que el Sr. Montesinos efectivamente cometió más remedio que concluir que ni siquiera la exi-
el delito previsto en el art. 400, lo que, desde lue- gencia de una responsabilidad penal indirecta por
go, no queda demostrado en relación con este ca- inducción o auxilio necesario en el delito de "trá-
so, ni se deduce de sus expresiones y actitudes du- fico de influencia" del art. 400 del Código penal
rante la grabación. peruano se da en este caso. Por tanto, hay que
b) Que la conducta de los interlocutores, repre- concluir afirmando la absoluta irresponsabilidad
sentantes de L., constituya efectivamente una in- penal de los representantes de la empresa L. por
ducción o auxilio necesario en el sentido de los las gestiones que realizaron ante Montesinos y
arts. 24 y 25 del Código penal. que éste tan ilegal como criminalmente grabó en
Y ni lo uno ni lo otro quedan demostrado, aun- vídeos sin su consentimiento.
que quisiera dársele el carácter de prueba a las Por todo lo cual podemos formular las si-
cintas de vídeo que grabaron las conversaciones. guientes
Es probable que el Sr. Montesinos se dedicara a
ofrecer de un modo general influencias reales o
simuladas sobre otros funcionarios o servidores IV. Conclusiones
públicos, pero ello debería ser demostrado en ca-
da caso, en el que se planteara este problema, y no l.ª La grabación en vídeo por parte del Sr. Mon-
presumido de un modo general. Mucho menos tesinos de las conversaciones que con él mantenían
está probado que la conducta de los representan- sus interlocutores, sin conocimiento de ellos, es
tes de L. haya sido en ningún momento la de ofre- constitutiva de un delito contra la intimidad.
cer algún tipo de remuneración o de cualquier 2.ª El origen delictivo de dichas grabaciones, por
modo influir en la presunta capacidad de influen- afectar a un derecho fundamental reconocido en los
cia de Montesinos. Pero si por alguna causa pen- Pactos Internacionales de Derecho humanos y en la
saron en obtener algún beneficio de su entrevista Constitución peruana, impide admitir y valorar co-
con Montesinos o que éste haría alguna gestión mo prueba el contenido de las mismas.
para facilitar la solución del problema con la Mu- 3.ª Existe además una nulidad sobrevenida de
nicipalidad de Lima, no se entiende muy bien por dichas grabaciones por haberse obtenido con in-
qué puede fundamentar una responsabilidad cri- fracción del también derecho fundamental a la in-
minal intentar aprovechar la influencia, prestigio, violabilidad de domicilio.
ascendencia o poder de alguien en la Administra- 4.ª En todo caso, y aún admitiendo por vía de
ción pública para resolver algún asunto. Puede ser hipótesis la validez de dichas pruebas, el conteni-
que a partir de ahí pudiera en algún caso llegar a do de las conversaciones grabadas no constituye
una participación en un delito de cohecho o un para los interlocutores en las mismas del Sr. Mon-
delito de corrupción, si el funcionario llegara a so- tesinos hecho delictivo alguno.
licitar la dádiva o el particular llegara a ofrecerle; 5.ª En consecuencia, debe ser inmediatamente
pero ninguno de estos supuestos se ha dado en el sobreseído el proceso penal actualmente en mar-
caso que nos ocupa. Todo lo más estaríamos en cha instado por el Ministerio Público contra los
una fase preparatoria de esos otros delitos, pero representantes de la empresa "L.S.A." .
esto, aparte de que ni siquiera sería punible, tam- Éste es mi dictamen que someto a cualquier
poco ha quedado demostrado. No tenemos, pues, otro de mejor fundamento.

116
D o e t r 1• n a

Problemas de autoría
•••
Claus Roxin Catedrático de Derecho Penal
de la Universidad de Munich

1 misma manera respecto del Derecho español. Efec-


tivamente, también el artículo 28 del Código Penal
Las complejas cuestiones que están vinculadas español conoce la autoría mediata, delimitándola
con este tema, se manifiestan en Alemania ante como un supuesto en el que alguien se sirve de otro
todo respecto de la criminalidad estatal y, con re- como instrumento. Partiendo de la autoría del eje-
lación a este ejemplo, desarrollaré mi tesis. En cutor, debe explicarse cómo alguien puede respon-
efecto, un aparato estatal que actúa delictivamen- der como autor y al mismo tiempo ser instrumen-
te es un prototipo de la criminalidad organizada, to de otros. Hay que hacerlo porque, en cambio, se
porque normalmente la organización del Estado habla normalmente de que la propia responsabili-
en el ámbito dominado por el aparato se muestra dad penal del ejecutor se opone a su calificación
como su más completa y efectiva forma. como instrumento, obstaculizando la autoría me-
diata. Sin embargo, ésta es posible y la literatura
Mi solución al problema de la intervención de alemana aporta dos explicaciones de ello, que el
varias personas en el delito, aceptada hace cuatro Tribunal Supremo alemán ha asumido.
años por la jurisprudencia alemana 2 , reza así:
cuando, en base a órdenes del Estado, soldados u La primera tuve ocasión de desarrollarla en 1963
otros funcionarios públicos cometen delitos, a propósito del caso Eichmann 3 . Éste era un fun-
como por ejemplo disparar o intentar matar con cionario nazi encargado y responsable de nume-
explosivos a opositores del régimen o a quienes rosos asesinatos de judíos, pero con sus propias
pretenden escapar a otros países, entonces, los manos no había matado a nadie. Se trataba del tí-
ejecutores directos deben ser castigados como au- pico burócrata y por aquel entonces fue juzgado y
tores de un delito de homicidio. Esto vale, pues, condenado en Jerusalén como autor de asesinato.
incluso cuando creyeron en la conformidad con el Según mi teoría, basada en el "dominio" como cri-
Derecho de la orden de matar. La jurisprudencia terio de decisión para la delimitación de autoría y
considerará en tales casos que el error de prohibi- participación, Eichmann debía ser considerado
ción era evitable-aunque ciertamente esto depen- autor mediato, no obstante los que habían cometi-
de de cada supuesto particular-, por lo que, ante do el asesinato con sus propias manos, eran igual-
este error, aún existirá un delito de comisión do- mente responsables como autores. La razón es
loso. Y, no sólo eso: serán también autores, y pre- que, tratándose de una organización criminal, la
cisamente autores mediatos, los que dieron la or- realización del delito en modo alguno depende de
den de matar, porque controlaban la organización los singulares ejecutores. Ellos solamente ocupan
y tuvieron en el hecho incluso más responsabili- una posición subordinada en el aparato de poder,
dad que los ejecutores. son intercambiables y no pueden impedir que el
hombre de atrás alcance el "resultado". Si, por
La cuestión, a saber, si cabe la construcción del ejemplo, alguno se niega a ejecutar el asesinato,
"autor detrás del autor", es muy controvertida en esto no implica -al contrario de lo que ocurre con
Alemania y, en mi opinión, cabe plantearla de la la inducción- el fracaso del delito. Inmediatamen-

1. Traducción de Enrique Anarte Borrallo, de la Universidad de Huelva. Agradezco al Profesor Don Francisco Muñoz Conde su amabi·
lidad al orientarme en la traducción, una vez más (nota del traductor)
2. Entscheidungen des Bundesgerichtshofs in Strafsachen, vol. 40, p. 218 (BGHSt 40, 218).
3. RoxlN, 5traftaten im Rahmen organisatorischer Machtapparate, Goltdommer's Archiv für Strafrecht, 1963, pp. 193-207.

61
Revista Penal
Problemas de autoría y participación en la criminalidad organizada
•••

te, otro ocuparía su lugar, y realizaría el hecho, sin esta fundamentación sea concluyente 8 . En primer
que de ello llegue a tener conocimiento el hombre lugar, como ya he expuesto, una «incondicionada
de atrás, que de todas formas ignora quién es el disposición» a la realización del tipo en la elección
ejecutor individual. El hombre de atrás, pues, con- del ejecutor no es en general necesaria, porque
trola el resultado típico4 a través del aparato, sin aún en el caso de desobediencias aisladas la reali-
tomar en consideración a la persona que como eje- zación del tipo está asegurada por las "condicio-
cutor entra en escena más o menos casualmente. nes" de la organización, a las que se refiere el Tri-
Aquél tiene en sentido literal de la palabra el "do- bunal Supremo alemán. Y, en segundo lugar, es in-
minio" y por lo tanto es autor mediato. discutible que en el clásico caso del dominio
El Tribunal Supremo alemán trasladó este incondicionado del hecho, la excepción de un
planteamiento a los delitos cometidos por los di- ofrecimiento, no existe autoría mediata sino in-
rigentes de la República Democrática de Alema- ducción. Cuando un delincuente profesional se
nia, declarando a los miembros del llamado Con- presta a cometer determinado delito a cambio del
sejo de Seguridad Nacional responsables como pago de dinero, está incondicionadamente dis-
autores mediatos de las muertes que los soldados puesto para el caso del pago. Pese a ello, el que
de frontera causaban a los que intentaban huir a acepta la oferta es únicamente inductor. Y con ra-
través del muro del Berlín. Los miembros del zón: pues sólo el que se ofrece tiene en sus manos
Consejo que habían dado la orden de disparar, la realización del hecho. Sin embargo, esta segun-
fueron condenados como autores mediatos de los da fundamentación que rechazo no importa por-
delitos de homicidio, a pesar de la autoría de los que ya la primera implica la aceptación de la au-
soldados fronterizos que actuaron de forma in- toría mediata.
mediata. Ésta fue la clave argumental 5: «hay ...
casos, en los que ... pese a un intermediario que 11
actúa con completa responsabilidad, la interven-
ción del hombre de atrás conduce casi de forma 1. Hasta aquí la jurisprudencia. Por su parte, la
automática a la realización del tipo perseguido doctrina alemana había reconocido ya antes el
por el mismo. Así puede ocurrir, cuando median- "dominio del hecho en el marco de los aparatos de
te estructuras de organización el hombre de atrás poder organizados" 9 . Entre los autores que se han
se vale de determinadas condiciones, en las que ocupado de la sentencia comentada, SCHROEDERto,
su contribución desencadena desarrollos regula- MURMANN 11 , JuNG 12 , GROPP 13 , y BLoY1 4 están de
res». Con ello se parafrasea lo que denomino "au- acuerdo en los resultados, y los tres últimos tam-
toría en el marco de los aparatos de poder orga- bién coinciden conmigo en la fundamentación.
nizados". No obstante, la solución de la autoría mediata en
Además el Tribunal Supremo alemán utiliza una modo alguno se admite pacíficamente. Así, diver-
segunda fundamentación, que ya había desarro- sos autores defienden la hipótesis de una coauto-
llado Fr.-Chr. SCHROEDER6 en 1965, según la cual ría, entre ellos con especial firmeza JAKOBs 15 .
hay autoría mediata del hombre de atrás no obs- Otros, sobre todo HERZBERG 16 , pero también KóH-
tante existir también "en particular" un autor que LER 17 , apuestan con fuerza a favor de la inducción
actúa con responsabilidad, cuando aquél se vale del hombre de atrás. Esto necesita de explicación.
de «la incondicionada disposición del autor direc- Paso, pues, a analizar las opiniones discrepantes
to, para realizar el tipo» 7. En realidad, no creo que de los autores mencionados.

4. Muy bien visto por BLOY, Grenzen der Taterschaft bei fremdhandiger Tatausführung, Goltdammer Archiv für Strafrecht, 1996, pp. 425-
442 (441).
5. BGHSt 40, p. 236.
6. El título del libro es Der Tater hinter der Tater («el autor detrás del autor»).
7. BGH 40, p. 236.
8. SCHROEDER recurre a la sentencia del Tribunal Supremo alemán para apoyar su teoría en el artículo Der Sprung des Taters hinter den
Tater aus der Theorie in die Praxis, Juristische Rundschau, 1995, pp. 177-180
9. La demostración en ROXIN, Taterschaft und Taherrschaft, 6.g edición, 1994, p. 653, nota al pie 346.
1O. Como en la nota 8.
11. Tahersschaft durch Weisungsmacht, Goltdammer's Archiv für Strafrecht, 1996, pp. 269-281.
12. Juristische Schulung, 1995, p. 173 y ss.
13. Die Mitgleider des Nationalen Verteidigunsrates als "Mittelbare Mit-Tater hinter den Tatern"?, Juristiche Schulung, 1996, pp. 13-18.
14. Como en la nota 4.
15. En su comentario en "Neue Zeitschrift für Strafrecht", 1995, pp. 26 y ss. y ya antes en su Lehrbuch, Allgemeiner Teil, 2. 2 edición,
1991, 21/103.
16. En un trabajo titulado Mittelbare Taterschaft und Anstiftung in forma/en Organisationen todavía no publicada. Fue presentado como
ponencia en un congreso en Moritzburg en Dresden (septiembre 1997). Hasta entonces HERZBERG había compartido la opinión que yo man-
tengo (Taterschaft und Teilnahme, 1977, p. 34 y ss.).
17. Allgemeiner Teil, 1997, p. 51 O y ss.

62
D o e t r i n a

•••
2. La solución de la coautoría que JAKOBS pro- conjuntamente el hecho 21 . Pero con ello la coau-
pugna descansa en una consideración más nor- toría pierde sus contornos22 • Quienes nada saben
mativa del dominio del hecho. Lo entiende como del resto, no se comportan conjuntamente, como
responsabilidad jurídica no como· dominio real 18. la ley exige.
Para él, la autoría mediata presupone que quien 2.º Tampoco se da una ejecución común, lo que
actúa directamente lo haga de acuerdo con el De- de acuerdo con una discutida pero correcta inter-
recho, a saber, que jurídicamente no sea respon- pretación es también un elemento constitutivo de
sable o no completamente responsable. Pues si la coautoría. El "burócrata" no ejecuta nada por sí
fuera completamente responsable, entonces, se- mismo, "no se ensucia las manos", sino que se sir-
gún este planteamiento, no podría ser un instru- ve del órgano ejecutor. Desaparecen los contornos
mento. JAKOBS no niega que los sujetos que actúan de la coautoría y se borran todas las diferencias
de forma directa sean intercambiables, ni tampo- frente a la autoría mediata y la inducción, cuando
co el "automatismo" con el que se lleva a cabo la se incluye en la coautoría la orden de un hecho.
ejecución de órdenes. Simplemente, .se trataría de 3.º La tesis de la coautoría elude la decisiva di-
"datos naturalísticos" intrascendentes 19 . Para ferencia estructural entre autoría mediata y coau-
igual responsabilidad de ambos, sólo es posible toría, consistente en que la autoría mediata está
una equiparación por la vía de la coautoría. Nos estructurada verticalmente (en el sentido de un
encontramos aquí entonces una variante de la am- desarrollo de arriba abajo, del que ordena al eje-
pliamente difundida teoría que con carácter gene- cutor), mientras que la coautoría lo está horizon-
ral niega el "autor detrás del autor responsable", a talmente (en el sentido de actividades e~uivalen­
la que nos referimos al comienzo. tes y simultáneas). Con razón dice BLoY 2 : «cuan-
Sin embargo, la tesis de la coautoría20 no se do, como aquí, se deben llevar a cabo conductas
atiene a los hechos. Los conceptos del Derecho Pe- claramente coordinadas de forma vertical, en las
nal deben referise a imágenes rectoras, que repre- que el papel del hombre de atrás está dispuesto de
senten una configuración normativa de las estruc- antemano contando con la completa ejecución del
turas reales de los sucesos. Pero la imagen rectora hecho por otros, entonces claramente se habla
del coautor no es la responsabilidad del resto de contra la coautoría y a favor de la autoría media-
intervinientes (que ciertamente también existe en ta».
el caso de los inductores y cómplices), sino la rea-
lización conjunta. Esto se infiere en la misma me- 3. A continuación me ocupo de la tesis que afir-
dida del Derecho alemán y del español. A este ma una mera inducción, que recientemente sos-
principio-rector de la realización conjunta se opo- tienen, además. de HERZBERG en la conferencia ya
ne la solución de la coautoría de tres formas. mencionada24 , KOHLER en el nuevo Tratado25 . Así,
en el caso de HERZBERG sin rodeos señala: «Hitler,
1. º Falta decisión de realizar conjuntamente el Himmler y Honnecker responden de los homici-
hecho, que es el presupuesto de la actuación en dios que ellos ordenaron no como autores, sino
coautoría. Generalmente, en los delitos en el ám- como inductores». De forma parecida dice KOH-
bito de los aparatos de poder organizados el que LER: «En los casos de determinados "dominios de
ordena y el ejecutor no se conocen. En cualquier organización" ... es aplicable la inducción». Los
caso, ellos no deciden nada conjuntamente ni dos autores se apoyan como JAKOBS en una consi-
tampoco se sienten situados al mismo nivel. El deración puramente normativa. El dominio efecti-
que actúa ejecuta una orden. Esto es precisamen- vo y el poder de mando de hombre de atrás es con-
te lo contrario de una resolución conjunta. JAKOBS siderado como "fáctico" o "naturalístico" y con
no lo reconoce, sino que pretende desentenderse ello apartado por insignificante. En efecto, leemos
totalmente del criterio de la decisión de realizar en KOHLER: «El hecho de que se destaque la inter-

18. Lehrbuch, Allgemeiner Teil, 2. 9 edición, 1991, 21 /33. El dominio del hecho "es determinado en la doctrina .... generalmente, con
criterios naturalisticos (dominio como hecho) y en mucha menor medida normativamente (dominio como base para la competencia)".
19. Como en la nota 15, p. 27. · ,
20. Este criterio también se mantiene en JESCHECK/WEIGEND, Allgemeiner Teíl, 5. edic., 1996, p. 670; SAM~ON, Systematischer Kommen-
tar, § 25, n.2 11 O; Ono, Grundkurs Allgemeiner Teíl, 4. ed., 1992, p. 273; EL MISMO., Jura·Kartei 1995, § 25 1/3,
21. Como en la nota 15, p. 27 con una justificación más amplia. .
22. La interpretación de gue no es necesaria ninguna ~ecisión de real'.~ar co~juntamente el hech~ es de~nd1d? s?,lo eor JAKOBS y sus
discipulos y ha encontrado el rechazo del resto de la doctrina. Sobre la cnhca mas detalladamente KUPPER, Ze1tschnft fur die gesamte Stra-
frechtswissenschaft, 105 (1993), p. 295 y ss.
23. Como en la nota 4, p. 440. . • •
24. No me puedo ocupar con detalle de la acometida general que ahora HERZBERG lleva a cabo contra m1 leona, que antes hab1a com-
partido, pues no quiero adelantarme a su publicación.
25. Como en la nota 17, p. 510.

63
Revista Penal
Problemas de autoría y participación en la criminalidad organizada
•••

cambiabilidad de los particulares en la organiza- 111


ción del hecho con "reparto de papeles" para nada
afecta a su concreta responsabilidad. Por lo tanto, Lo que queda por lo tanto es condenar como au-
eso no hace que el hombre de atrás adquiera nin- tor mediato al hombre de atrás que ordena en el
guna posición de autor. La referencia al dominio ámbito de aparatos organizados de poder. Cierta-
de la organización y la correspondiente disponibi- mente esta afirmación sólo vale para el caso típi-
lidad de los particulares subestima la propia res- co. Con razón dice JUNG 27 que «no cabe prescindir
ponsabilidad de los autores mediatos». Aquí tam- de la demostración en el caso particular de la de-
bién la negación de principio del "autor detrás del cisión vertical y la intercambiabilidad del ejecu-
autor" es, pues, el origen de la construcción. tor>>. Es evidente que también en la actividad de
Sin embargo, la solución de la inducción es tan una organización criminal hay casos de coautoría,
poco acorde con los hechos como la de la coauto- inducción o complicidad. Pero en este breve tra-
ría. Aunque, a primera vista, sirve siempre mejor bajo no es posible ocuparse de los criterios dife-
la inducción que la coautoría. Pues aquella pre- renciadores de los diversos casos. En su lugar, por
senta como la autoría mediata una estructura ver- lo menos, quiero aún reseñar tres puntualizacio-
tical y como ésta consiste en la mera realización nes:
de hechos por parte de otro. Su rechazo se basa
sin embargo en otros dos puntos de vista. 1. Autor mediato no es sólo el jefe máximo de
En primer lugar, es evidente para cualquier ob- una organización criminal, sino todo aquel que en
servación imparcial que, en una organización de- el ámbito de la jerarquía transmite la instrucción
lictiva, quien da la orden domina el suceso. Cuan- delictiva con poder de mando autónomo. Puede
do Hitler o Stalin ordenaron matar a sus enemi- por lo tanto ser autor incluso cuando él mismo ac-
gos, entonces se trataba de su obra (pero no sólo túa por encargo de una instancia superior, for-
de su obra); Decir que ellos sólo habrían ordena- mándose así una cadena completa de autores me-
do los hechos, contradice los principios lógicos de diatos. Por el contrario, quien colabora con el que
la imputación desde una perspectiva social, histó- da la orden, por ejemplo realizando un trabajo ac-
rica, pero también jurídica. El mismo JAKOBs 26 cesorio, sólo será cómplice.
con todo el normativismo que lo caracteriza tiene
que recurrir también a un dato naturalístico. «La 2. Cuando afirmo que mi tesis es válida para las
existencia de dominio», que él considera como co- organizaciones criminales, esto no altera para
dominio, «no puede negarse ... en tales casos». Sin nada que la "criminalidad" se debe referir siempre
embargo, quien quiera resolver acudiendo a la in- a un determinado tipo y que puede limitarse in-
ducción debe darse de baja de la teoría del domi- cluso a determinadas formas de realización de un
nio del hecho y diferenciar autoría y participación tipo concreto. Esto cabe aclararlo con un ejemplo:
según otros criterios. Pero cuáles sean éstos no para la aplicación de los principios que he desa-
queda suficientemente claro ni en HERZBERG ni en rrollado es suficiente para que el aparato de poder
KOHLER. dominado por el Consejo de Seguridad Nacional
En segundo lugar, también resulta fácil de en- de la antigua República Democrática de Alemania
tender que la posición de aquel que ordena una si- no hiciera caso de la prohibición de matar. No es
tuación delictiva -cualquiera que sea el nivel- se necesario que el aparato no se considerara obliga-
diferencia básicamente de un inductor. Éste debe do por todos los preceptos del Código penal o que
primero buscarse un autor, el "burócrata" sólo ne- ordenara matar más allá del caso particular.
cesita dar una orden; el inductor debe tomar con-
tacto con el potencial autor, captarlo para su plan 3. A veces se intenta desmentir el dominio del
y, dado el caso, vencer sus resistencias; el que da hombre de atrás y consecuentemente también mi
ordenes en la jerarquía de un aparato de poder se concepción, basándose en que quien recibe la or-
evita todo esto. Tampoco puede negarse que Hitler den de ejecución podría también hacer fracasar el
y dictadores comparables pueden acaparar un po- delito, por ejemplo dejando escapar a la víctima.
tencial destructor y de lesión del Derecho, que ni Así se habría demostrado que en realidad no tenía
de lejos es comparable con el de un normal in- el dominio Sin embargo, esto no es un argumen-
ductor. Cuando se pone su capacidad de dominio to efectivo en contra, pues prueba únicamente que
al mismo nivel que la influencia de un inductor, se la autoría mediata también puede fracasar. Ha-
provoca una simplificación normativa al prescin- bría entonces una autoría mediata intentada.
dir de las forzosas diferencias materiales. También quien se sirve de instrumento coacciona-

26. Como en nota 15, p. 27.


27. Como en la nota 11, p. 174.

64
D o e t r i n a

do, que está loco o que obra sin dolo, puede ver ganizados mafiosamente, en los que la conexión
malogradas sus pretensiones por acciones impre- espacial, temporal y jerárquica entre la cumbre de
vistas del ejecutor, sin que por ello nadie ponga en la organización responsable de la orden y el eje-
duda la existencia de una autoría mediata que cutor inmediato habla contra la coautoría con re-
quedó en el grado de tentativa. Pero se entiende parto de papeles».
fácilmente que tampoco en el caso de la autoría
mediata hay una garantía absoluta de éxito. Sólo hay que pensar que aquí debe atenderse en
gran medida lo dicho en el caso de la criminalidad
IV estatal organizada: a saber, que en el caso concre-
to es obligado examinar exactamente si ha existido
Finalmente, queda aún la cuestión de si y en qué la referida estructura de dominio característica
medida lo que aquí se ha dicho sobre la criminali- para la autoría mediata. Esto debe ser destacado
dad estatal organizada vale también para la crimi- especialmente, porque por el momento no existe
nalidad organizada. Creo que la validez de esta un concepto de criminalidad organizada jurídica-
concepción de la autoría debe afirmarse en lo fun- mente claro con una mínima capacidad de con-
damental para cualquier clase de criminalidad or- senso. Tan sólo disponemos de heterogéneas des-
ganizada. Ya en 1963 en mi primer trabajo sobre cripciones acerca de un fenómeno que hasta aho-
el tema destaqué 2 8 cómo cabía invocar la autoría ra no ha sido abarcado con precisión. A la vista de
mediata en el ámbito de los aparatos de poder or- ello no puede ser aceptada sin más la autoría me-
ganizados tanto respecto de los crímenes de Esta- diata, cuando alguien ordena un delito en el seno
do, como de «los que se cometen en el ámbito de de una asociación que la policía o la fiscalía vincu-
movimientos clandestinos, organizaciones secre- lan con la criminalidad organizada. Por el contra-
tas, bandas criminales y agrupaciones semejan- rio, habrá de comprobarse que realmente han exis-
tes». De forma muy similar el Tribunal Supremo tido los presupuestos de la autoría mediata aquí
alemán29 dice ahora: «Una autoría mediata así en- referidos -la intercambiabilidad del ejecutor y el
tendida es aplicable no sólo en caso de abuso del control automático que de ella se derive-. Pero,
poder estatal, sino también en casos de delitos or- esto corresponde ya a cada caso particular. e

28. Como en la nota 3, p. 205.


29. BGHSt 40, p. 237.

65
1
ReVista Penal
Doctrina

El fraude en la actividad deportiva ( *)


•••
Enzo Musco Catedrático

"Un caso histórico: Marco Pantani es el primer 3.- la prohibición de acceso a los lugares donde
atleta procesado por fraude deportivo". "Pantani, se desarrollan las competiciones.
un hombre solo entre rejas". "Pantani procesado En el caso en cuestión, de gran importancia, es
por fraude deportivo": estos son algunos títulos de evidente el comportamiento de fraude en la com-
los periódicos italianos de mayor tirada del 7 de petición deportiva, descrito así: 1.- "Quien ofrezca
junio de 2000 que dan la noticia del aplazamiento o prometa dinero u otra utilidad o ventaja a cual-
del juicio por fraude deportivo de un famoso cam- quiera de los participantes en una competición de-
peón del ciclismo italiano y mundial, ordenado portiva organizada por federaciones reconocidas
por el GUP (juez de primera instancia) de Forlí. por el Comité Olímpico Nacional Italiano (CONI),
La imputación: haber ingerido sustancias prohibi- por la Unión Italiana para el incremento de las ra-
das, y concretamente eritropoyetina, para correr zas equinas (UNIRE) o por otros entes deportivos
la carrera de ciclismo de Milán a Turín del 18 de reconocidos por el Estado y por las asociaciones
octubre de 1995, durante la cual fue atropellado que forman parte de los mismos, con el fin de con-
por un automovilista que le produjo lesiones muy seguir un resultado diferente del que se pudiera
graves y puso en riesgo su carrera deportiva. conseguir con el correcto y leal desarrollo de la
Los análisis hematológicos realizados después competición, o cumpliendo actos fraudulentos pa-
de la hospitalización detectaron en la sangre de ra conseguir el mismo resultado, será castigado
Marco Pantani un hematocrito del 60%, notable- con la reclusión de un mes a un año y con la mul-
mente superior al permitido, fijado en un 50%. De ta de quinientas mil a dos millones de liras. En los
aquí la acusación de fraude deportivo por haber casos leves, se aplica sólo la multa. 2.- Las mismas
hecho uso de sustancias estimulantes, según el ar- penas se aplican al participante en la competición
tículo 1 de la Ley nº 401, del 13 de diciembre de que acepta dinero u otra utilidad o ventaja, o
1989, que ha dotado a Italia de una microlegisla- acepta la promesa. 3.- Si el resultado de la compe-
ción penal que intenta ser una última fuerza de di- tición influye en los resultados de los pronósticos
suasión de naturaleza estatal contra este preocu- y apuestas regulares, los hechos a los que se hace
pante y alarmante fenómeno. referencia en los apartados 1 y 2 son castigados
Esta ley, como veremos dentro de un momento, con la reclusión de tres meses a dos años y con la
representa el cumplimiento de un proceso de re- multa de cinco a cincuenta millones de liras!.
forma que ha durado treinta años e introduce en Con la introducción en el ordenamiento jurídico
el sistema penal tres delitos, que son: penal de estos tipos se ha completado un proceso
1.- el fraude en competiciones deportivas; de reforma llevado a cabo entre el final de los
2.- la práctica abusiva de las actividades del jue- años 50 (con la propuesta de la Ley Servello de ju-
go y/o de las apuestas; lio de 1958) y el inicio de los 60 (con la propuesta

(*) Traducción realizada por Virginia Sánchez López, Universidad de Salamanca.


1. Los otros dos delitos intentan proteger respectivamente la actividad del juego y apuestas legales y el normal desarrollo de
la actividad deportiva contra el peligro de la violencia practicada por determinados sujetos que poseen armas indebidas y que
ya han sido condenados por actos de violencia o de incitación a la violencia.
En general, sobre el fraude en las competiciones deportivas, antes y después de la Ley n2 401 de 1989, cfr. LAMBERTI, El frau-
de deportivo, Nápoles, 1990; BORGOGNO, Sobre la reconducción del "dopaje" al delito de "El fraude en las competiciones de-
portivas". Ex artículo 1, de la Ley 401 del 13 de diciembr~ .de 1989, en Archivo Penc;il, 1992, 61 O ss; VIDIRI, El fraude deportivo:
sujetos y conducta {artículo 1 de la Ley n2 401 del 13 de d1c1embre de 1989) en la Revista del Derecho del Deporte, 1992, 129 ss;

76
D o e t r
.
1 n a

•••

de la Ley Servello de marzo de 1963 y Pennacchi- 1.- la actividad deportiva puede ser reglamenta-
ni de febrero de 1965) y continuado después de ca- da sólo y exclusivamente por la normativa estatal,
si veinte años, en los años 80, con una nueva pro- dada su importancia social y cultural;
puesta de la Ley Pennacchini (de marzo de 1980), 2.- el ordenamiento del deporte, según su auto-
seguida después de un proyecto de ley del Minis- nomía normativa reconocida por el ordenamiento
tro Martinazzoli (de 1986) y finalmente del pro- estatal, se reserva para sí mismo, en exclusiva, la
yecto de ley del Ministro Vassalli de 1987, convir- regulación de la propia actividad deportiva;
tiéndose después en la Ley nº 401 de 1989 con el 3.- el ordenamiento del deporte es tendencial-
título: "Intervención en el ámbito del juego y de mente autónomo y sólo de forma subsidiaria
las apuestas clandestinas y tutela de la corrección acepta ser conformado por los preceptos del orde-
en el desarrollo de las competiciones". namiento jurídico estatal;
4.- los dos ordenamientos, por claras razones de
2. Las razones de la larga duración de dicho oportunidad, deciden organizar los niveles de tu-
proceso legislativo se atribuyen a la fuerte hostili- tela en función de la diferente capacidad de pres-
dad procedente del mundo del deporte contra las tación de que son capaces institucionalmente,
intervenciones del ordenamiento jurídico estatal, tanto por lo que se refiere al conjunto de las activi-
que limita su autonomía. De hecho, en Italia el dades, como con referencia a los sectores específi-
mundo del deporte se ha dotado de un ordena- cos (recuérdense, por ejemplo, las cualificaciones
miento específico muy complejo y sustancialmen- penales de los hechos y de los comportamientos ca-
te autosuficiente, supuestamente fundado en la lificados ilícitos por el ordenamiento deportivo, la
teoría de Santi Romano basada en la pluralidad justicia del deporte, la reglamentación de las rela-
de los ordenamientos jurídicos, defendido con es- ciones de un atleta con la sociedad deportiva de la
mero por sus estructuras de gobierno y organiza- que forma parte, etc.)3.
do de tal manera que es capaz de oponer serias y En Italia, el pensamiento científico dominante
fuertes resistencias a los intentos del ordenamien- había optado por la solución de la casi completa
to general, sometiendo a su regulación los hechos autonomía del ordenamiento deportivo, por razo-
y comportamientos que se desarrollan en su ám- nes de eficiencia en su funcionamiento, al menos
bito de dominio. El título atribuido al ordena- hasta la explosión de algunos escándalos gravísi-
miento deportivo constituye sin duda la prueba mos en el mundo del fútbol que tendrían inevita-
más evidente de su capacidad de dialogar y de bles repercusiones, como veremos más adelante.
condicionar incluso al poder legislativo2. Ejemplo claro de esta posición es el gran maestro
En otros términos, el ordenamiento deportivo, del derecho penal italiano, Giuliano Vassalli, que
frente a la posibilidad de tener que compartir una en un importante ensayo lo sintetizó así: "Es bue-
cuota de su soberanía con el ordenamiento gene- no que el ámbito del deporte permanezca como
ral en la reglamentación de los fenómenos que le- objeto fundamental de su ordenamiento específi-
sionan sus valores, ha reivindicado durante mu- co, con sus propios preceptos y sus propias san-
cho tiempo su autonomía y su capacidad ciones, abierto a la injerencia del Estado sólo y ex-
suficiente para crear instrumentos de prevención clusivamente cuando sea necesario. Incluso sin
y represión que sean sólidos, adecuados y efica- adherirse a las posiciones radicales, según las cua-
ces. les no sería posible ninguna comunicación entre
Sobre las relaciones entre el ordenamiento esta- esos mundos contradictorios que son el derecho y
tal y el ordenamiento del deporte, es posible for- el juego (incluyendo el juego deportivo), además
mular las siguientes consideraciones: de que el segundo no sería idóneo para una regla-

ALBEGGINI, en el vocablo Deporte (Derecho Penal) en la Enciclopedia de Jurisprudencia, vol. XLIII, Milán, 1990, 538 ss; LENOCI, Per-
files penalistas del dopaje deportivo, cil: 1992, 126 ss; PALOMBI, El fraude en las comp~ticiones deportivas en ~evi~~a Penal Econó-
mica, 1990, 126 ss; PADOVANI, Comentarro del arlículo 1 de la Ley 2 401 del 13 de d1C1embre de 1989 en Leg1slac1on penal, 1990-
1991; O:NCI, El fraude deportivo y la estafa en Mérito Jurídico, 1983, vol. 11, 460 ss; NuvoLONE, El ilícito deportivo en la perspectiva
del artículo 640 en Indice Penal, 1981, 25 ss; DEAN, Sobre la punición del fraude en el ejercicio del juego deportivo en Archivo Pe-
nal, 1964, vol. I, 455 ss;VASSALLI, El fraude deportivo en Revista del Derecho del Deporte, 1963, 13 ss.
2. Para tener una argumentación completa sobre el tema, véase, por ejemplo, QuARANTA, Relaciones entre ordenamiento de-
portivo y ordenamiento jurídico en Revista del Derecho del Deporte, 1997, 29 ss; que considera el ordenamiento deportivo, por
sus características peculiares, un ordenamiento jurídico diferenciado e incluso "formalmente reconocido por el ordenamiento ge-
neral del Estado del que procede su fundamento de legalidad y efectividad" (pag. 35). Pero veáse también fRASCAROLI, el vocable
Deporte (Derecho Público y Privado) en la Enciclopedia de Jurisprudencia, vol. XLIII, Milán, 1990, 515 ss, y especialmente las últ~
mas indicaciones bibliográficas.
3. Cfr. también QuARANTA, Relaciones, cit. 35 ss.

l 77
Revista Penal
El fraude en la actividad deportiva
•••

mentación jurídica en sentido estricto, no se pue- De este modo, cada federación deportiva tiene un
de desconocer que el juego es uno de los sectores código para la justicia del deporte. Así ha hecho,
de la vida social que tiene menos necesidad del de- por ejemplo, la federación italiana del deporte,
recho y que convendría dejar su regulación a otras que prevé una noción específica del ilícito depor-
normas, siempre que sea posible ... Contra el frau- tivos y un procedimiento de regulación que apare-
de y la corrupción que invaden el ámbito del de- ce caracterizado por las peculiaridades de la acti-
porte profesional (y que a muchas personas, en vidad jurisdiccional con el tercer juez respecto a
muchos países, les parece una consecuencia de su las partes (acusación y defensa), el respeto del
desarrollo y difusión), las sanciones previstas por principio de contradicción y el doble grado de ju-
los reglamentos deportivos tendrían que ser sufi- risdicción6, aparte de un riguroso y severo apara-
cientes y aplicarse severamente y con justicia. Es to sancionador?.
verdad que dichas sanciones no pueden ser apli- Respecto a las relaciones entre el ordenamiento
cadas si no es a las personas que tengan lo que se del deporte y el ordenamiento del estado, asume
ha llamado el estado del deportista y que han de un rol completamente decisivo la llamada cláusu-
ser éstos los destinatarios de los preceptos. Por la compromisoria, o sea, la cláusula prevista por
otro lado, la tempestividad, el rigor y, si es nece- los estatutos de las federaciones deportivas, que
sario, la inflexibilidad de las sanciones podrían ser obliga a todos los afiliados a llevar ante la compe-
tales como para desanimar a toda intención con- tencia de los órganos federales las controversias,
traria a la observancia de sus deberes fundamen- tanto de carácter económico, técnico como disci-
tales, incluyendo las iniciativas corruptoras de los plinario, que se originen en el desarrollo de la ac-
extranjeros. Finalmente, con relación a éstos últi- tividad deportiva practicada por los asociados8.
mos, tendrían que funcionar del modo más rigu-
roso y prudente las normas que se refieren a su 3.- El dogma de la autosuficiencia del ordena-
admisión en las sociedades deportivas, estable- miento deportivo ha resistido por mucho tiempo,
ciendo que nunca pueda entrar a formar parte de como se ha visto, a los intentos del sector legisla-
estas sociedades quien sea responsable de corrup- tivo de remitir al ámbito de la jurisdicción ordina-
ción o colaboración en el fraude"4. ria, por lo menos, alguno de los comportamientos
De estas premisas teóricas deriva, en realidad, el más lesivos de los valores propios de la actividad
complejo sistema de la justicia del deporte con to- deportiva. En particular, se ha opuesto por mucho
das sus características estructurales. Es decir, con tiempo a la introducción de una cuestión penal
la determinación de un concepto autónomo del concreta dirigida a sancionar, tanto los casos de
ilícito deportivo y con la creación de un procedi- corrupción deportiva, es decir, los comportamien-
miento de aplicación propio que cambie sus es- tos de aceptación de dinero o de cualquier otra
tructuras fundamentales respecto al sistema del utilidad por parte de los abonados que realizan ac-
derecho procesal vigente. tos contrarios a los deberes deportivos, como los
Pero este sistema de la justicia del deporte no es de fraude, es decir, los comportamientos que in-
único: el CONI -el ente de derecho público que su- fluyan o alteren los resultados de una competición
pervisa el desarrollo de todas las actividades de- deportiva mediante instrumentos ilícitos.
portivas- le ha concedido a cada una de las fede- La gravedad de estos fenómenos no podía pasar
raciones deportivas autonomía organizativa, desapercibida dentro del ordenamiento jurídico
dictando sólo criterios base en los que orientarse. estatal, dado que se descubrían y denunciaban su-

4. VASSALI, El fraude deportivo, cit. 50 ss.


5. Según el vigente artículo 2 del Código de la justicia deportiva de la FIGC (Federación Italiana del Juego del fútbol): "Res-
ponden de ilícito deportivo las sociedades, sus dirigentes, los socios y los abonados, en general, los que cumplen o consienten que
otros, en su nombre o para su interés, cumplan, con cualquier medio, actos que alteren el desarrollo, el resultado de una compe-
tición o que aseguren a otro una ventaja en la clasificación".
6. El ya citado Código de la justicia deportiva de la FIGC prevé normas específicas que regulan el procedimiento disciplinario.
En particular, hay que señalar la separación de las dos funciones, la de la investigación y la correspondiente al ejercicio de la ac-
ción disciplinar; la atribución a los órganos de la justicia del deporte de amplios poderes de investigación y de verificación; el de-
sarrollo del procedimiento según los elementos de la acusación de los que el inculpado tiene que ser informado; y la falta de pu-
blicidad.
7. Las sanciones son previstas para las sociedades, los dirigentes, los socios y los abonados y son muy severas: oscilan entre
la amonestación y la clausura de la federación.
8. Para profundizar más sobre la claúsula compromisoria, vease PUNZI, Las claúsulas compromisorias en el ordenamiento del
deporte en Revista del Derecho del Deporte, 1987, 237 ss.

78
Do ctr1na

•••

puestos de alteraciones fraudulentas -relacionadas ción fue el acordado antes de la misma entre los
con apuestas- del resultado de una competición de- participantes en el fraude: con este acuerdo se eli-
portiva. Y aquí el intento de la jurisprudencia de re- minaría el elemento del azar, que es la esencia de
conducir, por lo menos, los comportamientos en- toda competición deportiva y que convierte el re-
gañosos al paradigma penal general de la estafa, sultado de la misma en un hecho objetivamente
que castiga a "quien, con artífices o engaños, in- futuro e incierto.
duciendo a error, procura a sí mismo o a otros, un Esta toma de posición de la jurisprudencia se
injusto provecho con daño para los demás". basaba, desde el punto de vista ideológico, en la
La ocasión para la actuación del Derecho penal reconocida necesidad de examinar un comporta-
fue debida, en los inicios de los años 50, al descu- miento que según la conciencia social tendría que
brimiento de un gran número de apuestas clan- ser tutelado penalmente. Sin duda, la gravedad
destinas en el ámbito de las carreras de caballos. ético-social de los comportamientos que violan el
Los apostantes clandestinos alteraron el resultado deber fundamental de lealtad que caracteriza a to-
de las carreras corrompiendo con cantidades de da actividad deportiva, siempre ha orientado la
dinero a los jinetes y lucrándose así con impor- opción interpretativa del Tribunal Supremo. Pero
tantes sumas de dinero. Especialmente significati- la solución que reconoce en el comportamiento de
vo es el caso decidido por el Tribunal Supremo fraude y/o de corrupción deportiva los elementos
con la sentencia de 12 de marzo de 19549 en la constitutivos del delito de estafa, aparecía como el
cual el jinete "llamado Miglio" montaba una ye- fruto de una interpretación forzada. Y, de hecho,
gua, sin duda de clase superior a los demás parti- ésta no resistía el tamiz de la doctrina, que evi-
cipantes y obviamente favorita, que en la curva fi- denciaba su falta de fundamento con seguros ar-
nal se volvió hacia atrás como si se le hubiera gumentos.
desenganchado la silla de montar y así perdió Sin duda alguna, ello es mérito de Giuliano Vas-
ocho largos, retornó a la posición normal y re- salli, que fue el primero en poner en evidencia las
montó hasta la segunda posición, acercándose al insuficiencias y los límites del dictum jurispru-
caballo que estaba en primer lugar y sin alcanzar- dencia! en un ensayo de gran ayuda y de una pro-
lo por dos cuerpos. Poco antes de la competición fundidad poco común. Y es mérito de la doctrina
se habían efectuado apuestas por un importe bas- penal, una vez más, el refuerzo de la imposibili-
tante elevado para aquella época por una persona dad de llevar el fenómeno del fraude (y de la co-
muy excitada, que había provocado muchas sos- rrupción) deportiva al tipo de la estafalO.
pechas. Posteriormente, el jinete confesó que la Detrás de esta unánime toma de posición de la
carrera había sido alterada, después de verificarse doctrina, hay sin duda algunos aspectos interpre-
sin equívocos que la silla de montar no se había tativos que tomaremos en consideración dentro
desenganchado. Según el Tribunal de segunda de unos momentos; pero también hay una sólida
instancia, después de la verificación del pactum convicción cultural y metodológica, según la cual,
exceleris, había que revisar todos los elementos por un lado, el intérprete no tiene que dejarse con-
constitutivos del delito de estafa; o sea, la utiliza- dicionar por la singularidad del caso concreto res-
ción de artífices (el desenganche de la correa de pecto a la tipología común específica de la estafa,
sujeción), la inducción a error del totalizador, la y por el otro, tiene que respetar rigurosamente el
existencia de un apostante desleal, que había con- principio de tipicidad, y no atribuir valor alguno a
seguido un provecho injusto por el acuerdo ilícito, eventuales necesidades de tutela penal: "El intér-
además del nexo causal entre la inducción al error prete no tiene que dejarse guiar por la idea de lo
y el resultado final de la competición. De otra par- que, injustamente, podría quedar sin castigo" 11.
te, el Tribunal Supremo había considerado que la La demostración de la inexistencia del tipo de
prueba del nexo causal residía precisamente en la estafa se deduce analíticamente, mediante un pro-
circunstancia de que el resultado de la competi- cedimiento lógico, que confirma la carencia de al-

9. Tribunal Supremo del 12 de marzo de 1954, en Revista del Derecho del Deporte, 1954, 13 ss. Sobre la aplicación del tipo
de estafa al fraude deportivo, véase también Tribunal Supremo de 30 de abril de 1954, cit 403 ss. Sin embargo, en la inaplicación
del paradigma normativo de la estafa, cfr. en la jurisprudencia menos reciente, Juzgado de Livorno, de 22 de febrero de 1951, en
Archivo Penal, 1951, vol 11, 552, con nota de Chiarotti y en la de los últimos años del Juzgado de Roma de 22 de diciembre de
1980, en Revista de/ Derecho de/ Deporte, 1981, 233 ss.
1O. Cfr. por ejemplo DEAN, Sobre el castigo del fraude! ~it, 47 6 ss, N~VOLONE, El ilícito en el ~eporte, cit, 27 ss. En la doctrina más
antigua de la existencia de la estafa, ver MIRTO, Competiciones deportivas y apuestas en Revista del Derecho del Deporte, 1950,
9 SS.

l 11. También VASSALI, El fraude en e/ deporte, cit 35.

l
79
Revista Penal
El fraude en la actividad deportiva
•••

gunos elementos constitutivos. Para que verdade- en todos los casos de fraude deportivo la detallada
ramente pueda darse la estafa es necesario que el puesta en escena -artificiosa y falsa- típica de una
comportamiento suponga: hipótesis específica: es decir, la anteriormente ci-
1.- un artificio o engaño; tada del jinete desleal, que frena al propio caballo,
2.- la inducción a error de un sujeto; evidentemente superior a los demás competido-
3.- un acto de disposición patrimonial que cau- res, para evitar que llegue victorioso a la meta t s.
se daño; Este exceso de generalización ha impedido afir-
4.- la existencia de un provecho injusto; mar la imposibilidad de reconocer la conducta en-
5.- detectar al sujeto pasivo que haya sufrido el gañosa o artificiosa en la casi totalidad de las
daño. hipótesis de fraude deportivo. La estafa es un de-
Y de estos elementos del tipo de estafa, se reco- lito de colaboración artificiosa con la víctima y su
noce alguno en el fraude deportivo. "El único ele- conducta típica exige una escenificación que dé
mento constitutivo de la estafa que parece fuera color, desde el punto de vista psicológico, a la re-
de discusión es, en esta clase de estafa, el del daño lación psicológica entre autor y víctima, como de-
al patrimonio: si la competición deportiva va muestra con claridad la estructura normativa de
acompañada de un juego o apuesta con relación a la estafa, que requiere también la inducción a
sus resultados, el que juega (o apuesta) contando error del segundo (la víctima) por parte del pri-
con un resultado razonable de la carrera, y en to- mero: inducción que, además, debe caracterizarse
do caso el que pierde la apuesta y ve que no se le por el requisito de la idoneidad.
concede el premio, debido a la conducta fraudu- Y es precisamente en el ámbito de la inducción
lenta, recibe un daño económico12. al error, donde aparece con toda evidencia la in-
Sin embargo, es muy controvertida la demostra- compatibilidad estructural entre el fraude depor-
ción del requisito del provecho injusto, a causa del tivo y el tipo de estafal6. El problema de la induc-
carácter preeminente que, en la competición de- ción al error está directamente relacionado con el
portiva, asume el elemento de la estafa. Según el de la identificación del sujeto pasivo de la propia
punto de vista más riguroso, una carrera es el re- inducción.
sultado de factores imponderables, en los que no Pero identificar al sujeto inducido al error no es
puede incluirse el fraude deportivo, a los que, ob- una cuestión simple. Es totalmente pacífico que
jetivamente, hacen referencia los apostantes: de los sujetos inducidos a error no pueden ser los es-
aquí derivaría la imposibilidad de calificar como pectadores, por la simple razón de que ellos no
injusto el provechol3. En cambio, según otro pun- realizan ningún acto de disposición patrimonial
to de vista, no hay que confundir el deber de leal- -ni tan siquiera la adquisición de la entrada- uni-
tad y de rectitud en las competiciones deportivas do al comportamiento fraudulentol 7.
con la confianza que, sobre la observancia de di- Así mismo, no pueden ser considerados sujetos
cho deber, tienen los apostantes: precisamente de de la inducción a error los sujetos que, en el lugar
esta necesaria confianza dependería entonces la de la carrera, verifican el resultado de la misma, o
calificación del provecho como injustol4. sea, los árbitros, los jueces de competición, los
Igualmente es dudosa la posibilidad de recono- jueces de línea, etc. A este respecto, aparece como
cer en el comportamiento del fraude deportivo el decisiva una consideración: que los jueces de la
artificio y/o el engaño que constituyen elementos competición se limitan a registrar el resultado de
de la conducta de estafa. La tesis positiva en reali- la competición deportival8. De hecho, a estos su-
dad peca de generalizar porque da por descontado jetos no se les concede ningún poder de control

12. Siempre, VASSALI El fraude en el deporte, cit. 30.


13. En este sentido, MIRTO, Competiciones deportivas y apuestas, cit. 21 ss.
14. VASSALI, El fraude en el deporte, cit. 32, para quien la ilegalidad de este deber es irrelevante según la cuestión que aquí se
trata, ya que siempre se trata de un deber sobre cuya observancia es lícito y normal confiar "hasta que el deporte no se convier-
ta exclusivamente en un pretexto para hacer dinero sin tener en cuenta los medios".
15. Para este argumento cfr. también DEAN, Sobre el castigo del fraude, cit. 908 ss.
16. Sobre este punto, VASSAL~ El fraude en el deporte, cit. 37 ss; NUVOLONE, El ilícito deportivo, cit...; DEAN, Sobre el castigo del frau-
de, cit. 486 ss. En jurisprudencia particularmente acertada: Tribunal de Roma, 22 de diciembre de 1980, en la Revista del Derecho
del Deporte, 1982, 251. . . . .,
17. Los espectadores, aun siendo sujetos pasivos del fraude deportivo, nunca pueden ser su1etos pas1.vos d~ la m~ucc1on al
error, típico de la estafa; la cual "no subsiste si no es respecto a las personas a las que pueda afectar, mediata o inmediatamente,
una disminución en su patrimonio". V ASSALI, El fraude en el deporte, cit. 38.
18. En este sentido, DEAN, Sobre el castigo del fraude, cit. 489.

J
80
Do e tri na

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sustancial sobre la "regularidad" de la competi- artificio y del engaño por parte del autor del frau-
ción deportiva: de aquí la imposibilidad de la in- de deportivo24.
ducción al error! 9. Por otra parte, la cuestión de la inducción al
La lista de los posibles sujetos capaces de indu- error, dentro del tipo de la estafa, no se resuelve
cir al error, de hecho, se limita sólo a los apostan- sólo determinando al sujeto pasivo. Esta está tam-
tes, o sea, a los sujetos que, según una evaluación bién orientada -y diría yo sobre todo- a la existen-
técnica del participante en una competición (el va- cia de un indispensable nexo causal entre el autor
lor de un atleta, la clase de un caballo, la fuerza y del engaño y el acto de disposición del patrimonio
potencia de un equipo de fútbol, etc.) apuestan su de la víctima: la víctima tiene que sufrir su daño
dinero en función de sus oportunidades de ganar; como consecuencia de la inducción al error del
y además de los apostadores, a los totalizadores, o autor del engaño. Y bien, en el punto específico de
sea, a los sujetos encargados de las ventanillas de la eficiencia causal, parece evidente que no es po-
las apuestas que proceden al reparto de los pre- sible fundar un juicio sobre la idoneidad causal
mios2ü. del comportamiento de fraude deportivo en la vio-
Mirándolo bien, en la hipótesis de fraude de- lación del deber de lealtad deportiva, sin verificar
portivo falta completamente la prueba de una ac- la existencia de una relación directa con la perso-
tividad directa y mediática por parte de los co- na víctima del fraude: "aunque del deber jurídico
rruptos y/o de los corruptores, que tenga como de lealtad deportiva se tendría que admitir una
objeto la inducción a error de los apostantes y de existencia incondicionada y erga omnes, desde el
los titulares de la actividad, con el correcto cum- punto de vista penal, la falta de todo acto positivo
plimiento de los principios de lealtad deportiva. Y respecto a la persona inconsciente del próximo
además, según la base del id quod plemmque ac- fraude, la carencia de todo comportamiento con-
cidit, el fraude deportivo es la alteración del resul- cluyente basado en los contactos, directos e indi-
tado de la competición deportiva que, incluso, se rectos, con una persona concreta, no permitirían
realiza en un momento temporal posterior a aquél afirmar la existencia del requisito de la inducción,
en el que se realiza la apuesta21. sin el cual no se puede hablar de estafa"25.
Ni siquiera la evaluación está destinada a cam- Por otro lado y de forma más generalizada, pa-
biar aunque la inducción a error del apostante se ra poder afirmar la existencia de la estafa, es ne-
descubriera por el comportamiento psicológico cesario comprobar la eficiencia causal de la con-
del mismo al inicio de la competición, poniéndose ducta engañosa respecto a la inducción al error
de manifiesto el engaño gracias al comportamien- (equivalente a la determinación efectiva del resul-
to del sujeto o de los sujetos que participan en la tado conseguido en la competición y a su diferen-
competición: al apostante se le engañaría a través cia con el que la competición habría producido); y
de la conducta simuladora del participante en la además, el nexo causal entre la conducta y el pro-
competición, que esconde el comportamiento vecho injusto y el daño. Y a este respecto, sin du-
fraudulento e induce a error al apostante. Se trata da, hay que ponerse de acuerdo en que es una ave-
de una tesis contrastante22 que, por un lado, re- riguación muy compleja, que es necesario hacer
presenta un supuesto de inducción al error, que teniendo en cuenta todas las circunstancias ,pro-
no coincide con el tipo de esfafa, sino con el de cesales importantes y sin los atajos probatorios de
otro modelo de incriminación23 y que, por otro la- los que se ha servido el Tribunal Supremo cuando
do, no tiene en cuenta la circunstancia -de valor ha sostenido el principio: post hoc, ergo propter
decisivo- de que la apuesta es anterior al uso del hoc, es decir, que la prueba del nexo causal está en

19. Es cierto que se construye una hipótesis, meramente teórica, en la cual se podría configurar una inducción al error, en el co-
so de que fuera posible distinguir entre el resultado efectivo de la competición y el resultado constatado por el juez de la compet~
ción: piénsese en el espíritu de una carrera de bicicletas, donde el juez de la competición "engañado por I~ fraudulenta manip~
loción de la fotografía, que él mismo ha dispuesto, podría negar la victoria a Fulano, que ha llegado el primero a la meta, y sm
embargo, darle la victoria a Mengano". Así DEAN, Sobre el castigo del fraude,. cit. 48~. . .
20. Para este argumento, ver Tribunal Supremo de 12 de marzo de 1954, cit.; el mismo, de 30 de abril de 1954, cit.
21. Sobre el punto, cfr. NUVOLONE, El ilícito deportivo, cit. 29. .. .
22. Este punto de vista lo ha mantenido ÜilAROTTI, L':' no observancia dañosa de./ deber de lei:iltad en la~ competiciones deport1-
vas en Archivo Penal, 1951, 11, 552, ss; ID, Deber jurídico de lealtad en /as compet1cones deportivas en Revista del Derecho del De-
porte, 1954, 143 ss; ID, Todavía sobre importancia jurídica del deber de lealtad en las competiciones deportivas, 1954, 375, ss.
23. Para ahondar en el tema, cfr. DEAN, Sobre el castigo del fraude, cit. 495 ss.
24. La tesis de Chiarotti es examinada y criticada por VASSALI, El fraude en el deporte, cit. 41 ss.
25. VASSALI, El fraude en el deporte, cit. 43.

81
Revista Penal
El fraude en la actividad deportiva
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la coincidencia del resultado de la competición través de las quinielas irregulares. La implicación


con lo concordado entre los participantes en el de muchos "ídolos" de la opinión pública, tuvo un
fraude26. Y en estos juicios no se puede no tener efecto de presión sobre las instancias legislativas:
en cuenta el factor del azar, que hace que las com- la necesidad, que siempre se había notado -pero
peticiones sean siempre objetivamente inciertas que estaba bajo control dentro del ordenamiento
cuando se desarrollan, lógicamente, entre compe- deportivo- de combatir los fenómenos de corrup-
tidores pertenecientes a la misma franja de habili- ción y los comportamientos fraudulentos, contra-
dad, y de la notable cantidad de variantes que in- rios a los valores fundamentales de la actividad
fluyen en la determinación del resultado. Así está deportiva, se añadió a la necesidad de evitar las
demostrado en la motivación de la sentencia del graves especulaciones del patrimonio, derivadas
tribunal que decidió el caso más famoso sobre de la gestión de las apuestas y de los pronósticos y
quinielas, que sucedió en Italia entre finales de los ambas necesidades fueron merecedoras de ser
años 70 e inicio de los 80, resolviéndose la senten- sancionadas penalmente29.
cia, también famosa, con la absolución de corrup- En la larga y compleja actividad parlamentaria,
tores y corruptos, pero de una forma jurídicamen- que llevó a la aprobación de la Ley nº 401 de 1989,
te impecable27. este doble objetivo de tutela es indiscutible: se tra-
taba de garantizar el correcto y leal desarrollo de
4.- La imposibilidad de reconducir el fraude de- las competiciones deportivas y de evitar el turbio
portivo al esquema normativo del tipo común de fenómeno de las apuestas clandestinas30. De aquí
la estafa, puede considerarse un éxito científico, los esfuerzos para crear un tipo que, con respeto
difícilmente impugnable28. Precisamente esta re- del principio de determinación de la prohibición
novada toma de conciencia crítica sobre la inutili- penal, tuviera una capacidad de presión sanciona-
zación de la estafa, como específica fuerza de di- dora tal que constituyera un eficaz instrumento de
suasión contra el fraude deportivo, ha vuelto a disuasión contra los fenómenos degenerativos
fortalecer los intentos de dotar al ordenamiento descritos anteriormente.
penal de un tipo que tutele los comportamientos El artículo 1 de la Ley 401de1989, titulado "El
que violan el deber jurídico de lealtad deportiva. fraude en las competiciones deportivas", prevé
Además, en un momento histórico en el que se dos figuras delictivas alternativas, la primera
afirma en el ámbito de la teoría general del delito, tenía como objetivo la persecución de los compor-
una concepción promociona! del derecho penal, tamientos de corrupción (apartado lº, primera
como instrumento "positivo" de gobierno de la so- parte) y la segunda, dirigida sobre todo a castigar
ciedad. el fraude deportivo (apartado 2º, segunda parte).
Ciertamente no es este el momento para recons- En una primera lectura la doctrina penal había
truir, con sus detalles analíticos, todo el recorrido subrayado la naturaleza de delito único en varios
-cultural y político- que llevó a la aprobación de la tipos de fraude deportivo, valorando por un lado
Ley nº 401de13 de diciembre de 1989, que tute- "la conexión literal de las previsiones (en términos
laba la rectitud en el desarrollo de las competicio- disyuntivos en el cuerpo de la misma previsión)" y
nes deportivas. Aun así, no se puede dejar de su- la "conexión funcional (en términos de auxiliar re-
brayar el rol decisivo que tuvo, precisamente, a sidual para la segunda modalidad -otros actos

26. Cfr. Tribunal Supremo, 12 de marzo de 1954, cit. y 30 de abril de 1954, cit.
27. El escándalo de las apuestas mutuas implicó a algunas de las más importantes estrellas del fútbol italiano, entre los cuales
estaban los jugadores de la Selección Nacional como Paolo Rossi, Bruno Giordano, Lionello Manfredonia y otros, además de a~
gunas de las más prestigiosas sociedades de fútbol {el lazio, el Milán, el Bolonio, etc.). Todos los imputados fueron absueltos de la
acusación de estafa por la sentencia del Tribunal de Roma del 22 de diciembre de 1980 {en la Revista del Derecho de/ Deporte,
1981, cit.), que hay que tener en consideración por su perfecto planteamiento y por la solidez de sus argumentaciones.
28. Para una síntesis de las razones de la inaplicabilidad del delito de estafa en el fraude deportivo, cfr. ALBEGGIANI, vocablo De-
porte (Derecho Penal), en la Enciclopedia de Jurisprudencia, vol. XLIII, Milán, 554 ss.
29. Sobre este punto, cfr. por ejemplo PALOMBI, E/ fraude en las competiciones deportivas, cit. 126, que alude al éxito del proce-
so a las apuestas clandestinas en los partidos de fútbol. La exclusión del delito de estafa convenció incluso a los más denodados
defensores de la autonomía del ordenamiento deportivo, que siempre han sido contrarios a la transformación del ilícito deport~
vo en ilícito penal, de la necesidad de aportar instrumentos de salvaguardia por medio de normas de naturaleza penal creadas
para tutelar la rectitud de las competiciones deportivas.
30. Todavía PALOMBI, E/ fraude en las competiciones deportivas, cit. 126, según el cual la razón de la urgencia de una regulación
penal de la materia hay que buscarla en la. ~strecha conexión ~ue existe ent~e la _actividad deportiva .Y las actividades qu~ están
unidas a los juegos y a las apuestas, conex1on que pone en primer plano el mteres por la salvaguardia de la transparencia y de
la rectitud de las competiciones deportivas.

82
Do e trina

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fraudulentos- presuponiendo que también los pri- minación del bien objeto de tutela penal. Así como
meros tengan carácter fraudulento)"31. Aun así y tendrá que reconocerse que, en el tipo de fraude
mirándolo bien, los dos tipos de corrupción y deportivo, no se afecta a la tutela de los intereses
fraude deportivos, presentan ciertas divergencias del patrimonio, de cualquier tipo y naturaleza,
significativas bajo el perfil de la conducta lesiva puesto que la eventual influencia que puede ejer-
del bien tutelado, teniendo que considerarlas dis- citarse sobre el resultado de los pronósticos, ha si-
posiciones autónomas3 2 . También la tesis contra- do considerada por el legislador solamente a efec-
ria parece reconocer que no puede sino ponerse tos de la agravación de la pena35.
en evidencia que la modalidad del fraude está En realidad, si es difícil desconocer que el tipo
fuertemente desequilibrada respecto a la de la co- de fraude deportivo está orientado a la tutela de la
rrupción porque "a la precisa determinación de la formación del resultado de la competición llama-
corrupción deportiva hace de contrapunto una da "oficial", es aún más difícil negar que el objeti-
hipótesis auxiliar, de contenidos bastante amplios vo de la tutela haya sido coherentemente conver-
y comprensibles, cuya tipicidad se apoya sobre la tido en un elemento normativo unívoco y claro36.
naturaleza fraudulenta del acto"33.
4.2. La llamada corrupción deportiva.
4.1. El objeto de la tutela penal en los tipos de La primera hipótesis de delito prevista por el ar-
fraude en las competiciones deportivas, normal- tículo 1 de la Ley 401de1989 es comúnmente lla-
mente se reconoce en la rectitud y en la lealtad del mada corrupción deportiva y acusa a "quien
desarrollo de la actividad deportiva como taJ34. Se ofrezca o prometa dinero y otra utilidad o ventaja
trata de una tesis evidente, fruto de un incons- a cualquiera de los participantes en una competi-
ciente acercamiento metodológico a la recons- ción organizada por las federaciones reconocidas
trucción del bien tutelado. En realidad, a una re- por el Comité Olímpico Nacional Italiano (CONI),
construcción tan amplia y genérica del objeto de por la Unión Italiana para el Incremento de las
la tutela, se oponen algunos datos normativos Razas Equinas (UNIRE), por otros Entes deporti-
contenidos en el mismo tipo. Sobre todo, el área vos reconocidos por el Estado y de las asociacio-
de presión punitiva está limitada por las competi- nes afiliadas a éstas, con el fin de conseguir un re-
ciones reconocidas por el CONI (Comité Olímpico sultado diferente del que se conseguiría con el
Nacional Italiano), por la UNIRE (Unión Italiana correcto y leal desarrollo de la competición".
para el incremento de las razas equinas) o por El delito que estamos analizando aparece mo-
otros entes deportivos reconocidos por el Estado y delado entre los delitos de corrupción previstos
por las asociaciones afiliadas a éstas. por el Código Penal. Por un lado, refleja la formu-
En segundo lugar, las estructuras normativas de lación de la incitación a la corrupción a que se re-
las dos hipótesis de delito, evidencian una confi- fiere el artículo 322 c. p. (ofrece o promete). No
guración autónoma del contenido del ilícito y no obstante, por otro lado, recobra el esquema del
ya un mecanismo sancionador del deber funda- delito de corrupción, precisamente antecedente,
mental de lealtad deportiva, que impregna todo el porque el segundo apartado aplica las mismas pe-
ordenamiento deportivo. Y sin duda alguna, esta nas "al participante en la competición que acepta
estructura habrá de tenerse en cuenta en la deter- dinero u otra utilidad o ventaja, o acepta la pro-

31. PADOVANI, Comentario al artículo 1, cit. 94. En el mismo sentido se expresa MEYER, El deporte en e/ Derecho Pena/ en Recopi-
lación jurídica de la disciplina pena/, vol. XIII, Turín, 199 ..., 581 ss.
32. En el mismo sentido, cfr. PALOMBI, El fraude en /as competiciones deportivas, cit. 131.
33. Esta significativa admisión es de PADOVANI, Comentario al artículo 1, cit. 94.
34. Para todos, LAMBERTI, El fraude deportivo, cit. 209.
35. El tercer apartado del artículo 1 de la Ley 401 de 1989 establece que "si el resultado de la competición influye en el d~sa­
rrollo de los pronósticos y apuestas realizados con regularidad, los hechos a los que se refieren los apartados 1 y 2, son castiga-
dos con la reclusión de tres meses a dos años y con la multa de cinco a cincuenta millones de liras".
36. Para una reconstrucción del objeto de tutela más limitada respecto al genérico bien de la rectitud de la competición, cfr. ME-
YER, El deporte en e/ derecho pena/, cit. 581, según el cual el fraude deportivo es tutelado por la salvaguardia de la rectitud del re-
sultado de la competición deportiva. En el sentido de que el legislador italiano no ha intentado reprimir toda acción directa, que in-
fluya de cualquier modo en el resultado de la competición, siguiendo el ejemplo de alguna~ l~gislaciones ~xtra~jeras, en las qu~
la actuación penal es extremadamente amplia y rigurosa, PALOMBI, El ~rauda en /as compe!1c1ones .deportivas, cit. 129. El autor c~
ta la legislación americana del Estado de Washington, en la que el delito d.e. ~raude deportivo cons.'ste en la oferta~ pro~esa ~e
compensaciones con el fin de influir o modificar el resultado de una compehc1on deportiva y es castigado con redus1on no mfenor
a cinco años.

83
Revista Penal
El fraude en la actividad deportiva
•••

mesa". Valorando rigurosamente estos datos nor- cupa de evitar posibles vacíos de tutela. Pero olvi-
mativos, se tendría que concluir con la autonomía da que el sistema penal fisiológicamente está lleno
de las dos figuras, como demuestra con claridad el de carencias y que en cualquier caso los otros su-
hecho de que, respecto a la figura codicilar de co- jetos antes indicados (dirigentes, masajistas, etc.)
rrupción, es central la figura del sujeto "público", pueden formar parte eventualmente del ámbito de
pero el delito de la llamada corrupción deportiva aplicación del fraude deportivo4ü.
cambia la óptica en la construcción del tipo: mien- La conducta de corrupción deportiva a la que
tras que en la corrupción la figura del sujeto "pú- acabamos de referirnos no basta para describir
blico" asume un rol central, en la corrupción de- suficientemente el fraude deportivo. El legislador
portiva la descripción gira sobre el sujeto externo. ha querido construir el delito que estamos exami-
Más correctamente, se tendría que hablar enton- nando como tipo subjetivo, que sirva de orienta-
ces de instigación a la corrupción deportiva en la ción, y ha polarizado la conducta sobre un fin es-
hipótesis prevista en el primer apartado y de co- pecífico: el de conseguir un resultado diferente del
rrupción deportiva específica en la hipótesis del conseguido con el correcto y leal desarrollo de la
segundo apartado. competición. La conducta de corrupción pone en
Ningún problema interpretativo presenta la evidencia por qué está orientada a falsear el resul-
aclaración de la conducta típica: a los términos tado de la competición. En la doctrina se ha pre-
"ofrecer", "prometer", "dinero", "utilidad" y "ven- cisado oportunamente que la conducta que se
taja" se le atribuyen los significados propios en el apoya en la oferta o promesa de dinero, de utili-
lenguaje común. Sin embargo, hay que subrayar dad o ventaja, aparece, por sí misma, sin signifi-
el rol que el término "ventaja" -no presente en las cado, por lo que es necesario definirla en función
normas citadas del Código Penal- asume en el ca- del fin que quiere conseguir el agente: "extirpada
so del fraude deportivo, donde aparece el de "cie- del contexto de su finalidad, la acción es un
rre", para evitar el riesgo de crear áreas de impu- muñón sin posible definición, un segmento gené-
nidad. De aquí se ha deducido que la ventaja rico e indeterminado"41. Es, entonces, la finalidad
también puede tener naturaleza inmaterial y pue- perseguida por el autor de la conducta de corrup-
de comprender incluso la simple satisfacción de ción, lo que constituye el núcleo esencial del des-
los sentimientos, como el odio, el rencor, etc.37. valor del hecho. La efectiva alteración del resulta-
Sin embargo, resulta controvertida la determi- do de la competición es irrelevante a los fines de
nación del concepto de "participante en la compe- la realización del delito de fraude en competicio-
tición". Según un punto de vista muy extendido, nes deportivas.
serían tales, no sólo los atletas protagonistas de la Sin duda, el tipo configura un delito de consu-
carrera, sino todos los que, con cualquier título y mación anticipada, que retrasa sensiblemente el
en diferente medida, colaboran en el aconteci- umbral de la punibilidad del hecho. Y precisa-
miento deportivo. Se deduce que son participan- mente, valorando la finalidad de actuar sobre el
tes en la competición, los árbitros, los técnicos, los resultado de la competición violando las reglas del
dirigentes, además de los masajistas, los médicos juego, uno se pregunta si la norma da vida a un
e incluso los sirvientes, basta que tengan alguna delito de peligro abstracto, que haría superflua
tarea que forme parte del acontecimiento deporti- cualquier investigación sobre la idoneidad de la
vo38. Aun así, la tesis no es aceptable: no sólo por conducta para lesionar el bien jurídico tutelado.
respeto del principio de determinación del tipo39, Entonces, para integrar el tipo es suficiente averi-
sino sobre todo porque ésta rompe los límites del guar la finalidad lesiva de la conducta.
significado semántico del término "participar". Esta conclusión parece acorde con los objetivos
En materia penal no le está permitido al intérpre- de tutela perseguidos por el legislador. Y aun así,
te superar la máxima extensión del significado de en la doctrina se tiende a evitar una consideración
los elementos del tipo. La tesis criticada se preo- semejante, ya sea por razones de incompatibilidad

37. BoLOGNA, El iltcito deportivo en la nueva normativa en Revista del Derecho del Deporte, 1990, 146, para quien la ventaja
puede también consistir en placer sexual.
38. BoLOGNA, El ilícito deportivo, cit. Conforme a esto, habría que considerar "participante en la competición" también al escu-
dero que suministra un somnífero a un caballo con la finalidad de alterar su rendimiento en la carrera.
39. MEYER, voce Deporte, cit. 582.
40. En el mismo sentido, cfr. MEYER, voce Deporte, cit. 582, que señala cómo la conducta auxiliar (el cumplimiento de actos frau-
dulentos) parece en condiciones de sancionar (al menos algunos de) semejantes comportamientos cuando estén dirigidos a alte-
raciones del resultado de la carrera.
41. Así PALOMBI, El fraude en las competiciones deportivas, cit. 130.

84
Do ctr1 na

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de la categoría de los delitos de peligro abstracto, Al fin y al cabo se trata de una finalidad que su-
con el principio de lesividad, reconocido constitu- pone un límite a la relevancia penal de los com-
cionalmente; ya sea por razones de orden sis- portamientos de alteración de la competición. Por
temático, utilizadas para evitar que el ilícito penal ello, se excluye el fraude deportivo en la hipótesis
en cuestión termine resolviéndose en la mera in- en la que los dirigentes de un equipo de fútbol
tención de transgredir las normas disciplinarias (por ejemplo, Barcelona, Milán) ofrecen, incluso
deportivas42. Desde esta perspectiva, el juicio de públicamente, una importante cantidad de dinero
idoneidad de la conducta para lesionar el bien a los futbolistas de otro equipo (por ejemplo, Atlé-
jurídico es fundamental para la integración del tico de Madrid, AC Milán) para que intenten de-
fraude en las competiciones deportivas. rrotar a un tercer equipo (por ejemplo, Real Ma-
La elección entre las dos soluciones interpreta- drid, Juventus). En efecto, en ésta y en situaciones
tivas lleva consigo consecuencias prácticas distin- semejantes, no se verifica ninguna violación de las
tas en toda una serie de tipos que se encuentran reglas del juego.
en la llamada zona gris del ámbito penal. Piénse-
se, por ejemplo, en la oferta de dinero hecho por 4.3. El fraude deportivo.
Fulano a un futbolista para que trabaje a fondo en El segundo tipo de delito gira alrededor del
un partido, cuyo resultado de empate interesa a cumplimiento de "otros actos fraudulentos", co-
los participantes, que previamente han acordado metidos con la misma finalidad de alterar el re-
una conducta defensiva para salvarse del retroce- sultado de la competición mediante la violación
so en la clasificación. El resultado de empate pue- de las llamadas reglas del juego (violación de los
de dañar a un tercer equipo, en cuyo interés reac- deberes de lealtad y de corrección). El término
ciona el que ofrece el dinero43. En este y otros "otros" no expresa una homogeneidad de conteni-
casos, el principio de idoneidad puede desarrollar do con la corrupción deportiva; más bien presen-
una función eficaz de selección de los comporta- ta indicios de una evidente diversidad y auto-
mientos punibles, evitando criminalizar compor- nomía, detectando una diferente fuente de peligro
tamientos no dotados de suficiente carga de peli- para el bien tutelado.
grosidad para el bien protegido. La norma ha propuesto desde el principio un
La finalidad por la cual reacciona el agente se delicado problema de interpretación. Es decir, si
describe con la fórmula "conseguir un resultado el autor de los actos fraudulentos tiene que ser un
diferente del conseguido con el correcto y leal de- sujeto diferente del participante en la carrera o si,
sarrollo de la competición". Así se pone de mani- por el contrario, puede ser incluso el mismo parti-
fiesto no cada finalidad genérica de alteración del cipante. La cuestión ha surgido en el momento de
resultado de la competición sino sólo la que se la primera aplicación de la norma y está relacio-
realiza con la violación de los valores de lealtad y nada con el dopaje de un atleta: al término de un
rectitud deportiva. Y oportunamente se ha preci- partido de fútbol, válido para la copa UEFA, co-
sado que, mientras la lealtad hace referencia a los nocidos futbolistas de un importante club depor-
valores competitivos propios de la clase de com- tivo y de la selección nacional dan positivo en el
petición, la rectitud evoca sustancialmente el res- control antidopaje y son convocados a juicio por
peto de las reglas del juego44. Pero aun conside- fraude deportivo45. Se trata de una situación per-
rando la fórmula normativa (lealtad y rectitud) fectamente idéntica a la del caso Pantani, descrita
como una endíadis en la que la lealtad es un com- al inicio de este trabajo y erróneamente calificada
ponente de la rectitud, el resultado no cambia: só- como el primer caso de fraude deportivo en el
lo pone de manifiesto la finalidad, que se expresa mundo del deporte italiano.
mediante la violación de las llamadas reglas de La tesis que niega la cualidad del sujeto activo
juego. del delito al "participante en la competición", sus-

42. Sobre este punto, BORGOGNO, Sobre la reconducción del "dopaje" al de/tío de "Fraude en las competiciones deportivas", ex
artículo 1 de la Ley 401 de 13 de diciembre de 1989 en Archivo Penal, 1992, 11, 620 ss; PALOMBI, El fraude en las competiciones de-
portivas, cit. 130, para el cual "es verdad que en el campo deportivo se advierte la necesidad de una mayor tutela del bien, pero
no por esto hay que llegar a la conclusión de que todas las veces en que se anticipa el umbral de la punibilidad a los momentos
anteriores a su peligrosidad efectiva, hay que entrar sin duda en los esquemas del peligro abstracto.
43. PALOMBI, El fraude en las competiciones deportivas, cit. 130.
44. También PADOVANI, Comentario al artículo 1, cit. 95.
45. Se trata del conocido caso de los futbolistas de la Sociedad Deportiva del Roma, Peruzzi y Carnavale, que fueron conde-
nados por haber ingerido una sustancia llamada "fentermina" antes del inicio de un partido amistoso válido para la copa UEFA
de 1990/91: cfr. GUP, Tribunal de Roma, 27 de enero de 1992 en Archivo Penal, 1992, 606.

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Revista Penal
El fraude en la actividad deportiva
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tancialmente, se apoya en argumentos de carácter Mirándolo bien, el participante en la competi-


exegético y de orden teleológico. De hecho, se sos- ción no puede ser considerado sujeto activo de
tiene que el tipo separa netamente la figura del au- ninguna de las hipótesis de fraude en la competi-
tor de la del participante, al cual se le castiga autó- ción deportiva que acabamos de examinar. La te-
nomamente según el apartado 2 del artículo 1 de sis contraria es, de hecho, más forzada, por un im-
la Ley 401 de 1989. Lo que demostraría que el su- prudente uso de la argumentación teleológica y,
jeto activo del delito no puede ser un sujeto ex- sobre todo, por una inaceptable reconstrucción de
traño o diferente del participante en la competi- la ratio de tutela de los dos delitos, de forma que
ción; un sujeto que desde fuera con medios se resuelve en una arbitraria e inadmisible super-
fraudulentos, persigue el objetivo de condicionar posición del esquema interpretativo con el conte-
el rendimiento del participante de la competición, nido en el tipo legal. Verdaderamente, no se pue-
reduciendo o exaltando su capacidad. En fin, sería de afirmar que la incompatibilidad entre la
dudosa la alteración física del "cualquiera" y del posición subjetiva del autor del delito y la del par-
"participante en la competición" en el delito de ticipante en la competición se inspira en una toma
fraude deportivo46. De conformidad con ello, la de posición sobre los fines de tutela que caracteri-
aclamada ratio de la disposición normativa que zan la nueva figura criminal49. Es precisamente la
intenta evitar que un estraneus, o sea, una perso- formulación del texto normativo la que contrapo-
na diferente del participante, altere o intente alte- ne de forma clara e inequívoca la posición del
rar el resultado, incluso mediante la simple pro- "cualquiera" con la del participante en la competi-
mesa de dinero o utilidad: la norma penal en ción, a quien se le castiga sólo si acepta el dinero
cuestión ha nacido precisamente para "combatir o la utilidad o ventaja o la promesa. Y también el
formas de corrupción y de fraude que desde el ex- fraude, en sentido estricto, se fundamenta en la
terior se proyectan hacia el interior, hacia el mun- misma lógica: los demás actos dirigidos al mismo
do del fútbol y en el plano histórico, refleja el epí- fin tienen que ser identificados según el sentido
logo de las llamadas apuestas clandestinas del propio de las palabras contenidas en la disposi-
fútbol"47. ción normativa: o sea, del mismo modo que los ac-
Sin embargo, según otro punto de vista, la ex- tos expresamente indicados en la primera hipóte-
clusión del "participante en la competición" del sis de delito. El "cualquiera" es sin duda el sujeto
ámbito de aplicación del fraude deportivo sería de las dos hipótesis criminales, y por lo tanto, una
irracional por dos tipos de razones. Antes que na- persona diferente a la del participante en la com-
da, porque puede ser reconducido al concepto de petición: los actos fraudulentos no pueden tener,
acto fraudulento, ex artículo 1, segunda parte, el por coherencia lógico-descriptiva, sino el mismo
comportamiento del atleta que ingiere sustancias destinatario de los actos de corrupción, es decir,
estupefacientes con proximidad a la competición tienen como destinatario al "participante en la
deportiva. Y en segundo lugar, porque una solu- competición". Con la concreta y la evidente con-
ción diferente, conciliaría mal con la ratio misma secuencia de que el participante en la competición
de la norma, que es la de "tutelar las competicio- no puede ser la víctima del acto fraudulento.
nes, frente a las cada vez más insidiosas formas de Esta impecable reconstrucción de naturaleza
atentado a su regular desarrollo provenientes del exegética-sistemática encuentra su confirmación
interior y exterior del ordenamiento deportivo"48. en la correcta reconstrucción del objeto de la tu-

46. GUP, Tribunal de Roma, 27 de enero de 1992, cit. 608 ss: "la interpretación lexical y sistemática ... excluye que el "cua~
quiera" pueda ser el mismo sujeto del inciso "de verdad cumple otros actos fraudulentos"; sujeto único que, gramaticalmente, r~
ge todos los verbos descriptivos de actos criminales y, por lo tanto, persona diferente del participante: los actos fraudulentos pue-
den tener como destinatario incluso al "participante en la competición", pero en dicha hipótesis la responsabilidad de este último
está correctamente excluida de la norma, cfr. (apartado segundo) por la consideración de que eventuales actos fraudulentos, si
son realizados por el extraneus, lo harían" destinatario" del acto fraudulento y, por lo tanto, víctima y no autor. En el mismo sen-
tido, también se ha expresado el Tribunal Supremo en el caso Omnini (Sección VI, 25 de enero de 1996, en Tribunal Supremo de
lo penal, 1997, 529): "los actos fraudulentos dirigidos al mismo fin, en la última parte del artículo 1 de la ley 401 de 1989, deben
ser identificados con el criterio de los actos expresamente detectados en la oferta o promesa de dinero o de otra utilidad o venta-
ja a alguno de los participantes en una competición deportiva organizada por alguna de las federaciones reconocidas por el C().
NI. Por lo tanto, el ámbito de aplicación de la ley no puede ser extendido a los fenómenos autógenos de dopaje, que encuentran
su castigo en los ordenamientos deportivos. El presidente de la F.C.I. no tiene ninguna obligación de indicar a la autoridad judicial
la ingestión de sustancias estupefacientes por parte de un atleta".
47. Expresamente GUP, Tribunal de Roma, 27 de enero de 1992, cit.
48. También 80RGOGNO, Sobre la reconducción del dopaje, cit. 619.
49. Así pues, 80RGOGNO, Sobre la reconducción del dopaje, cit. 615.

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Do ctr1 na

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tela de los dos delitos que, como demuestran de 5. Perspectivas de reforma.


manera irrefutable la occasio legis y los trabajos La toma de conciencia de la ineficacia del actual
preparatorios, además de un correcto uso del pro- sistema de tutela penal contra el fraude en las
ceso hermenéutico, intenta proteger el mundo del competiciones deportivas y en particular contra
deporte de las agresiones que provienen concreta los comportamientos -considerados ilícitos- de
y exclusivamente del exterior. Es verdaderamente uso del doping han solicitado nuevas propuestas
fruto de un procedimiento argumentativo profun- de reforma que se mueven siempre en la dirección
damente viciado por errores metodológicos, el de la utilización del derecho penal como funda-
que postizamente añade a dicha ratio la tuela de mento de dicha regulación. De hecho se está dis-
las agresiones del interior; de ello hay datos en la cutiendo en el Senado de la República un diseño
disposición normativa respecto a la llamada co- de ley que regula "la tutela sanitaria de las activi-
rrupción deportiva (en el segundo apartado) y no dades deportivas y la lucha contra el doping". Se
sólo en las hipótesis de incitación a la corrupción trata de un texto unificado que es el resultado de
deportiva y de fraude deportivo (en el primer varias propuestas de ley presentadas no sólo por el
apartado)SO. GobiernoSI, sino también por diferentes grupos
Para nada sirve contraponer la valoración en políticos o por diputados individuales52.
términos de injusticia e irracionalidad, de la tesis Las motivaciones político-culturales de esta
de la exclusión del participante en la competición nueva iniciativa reformista ponen el acento "sobre
de los sujetos activos del delito de fraude deporti- la creciente difusión del fenómeno del doping en
vo. Sólo en una concepción totalizadora, no libe- los últimos años" y evidencian cómo el doping no
ral, autoritaria y de Estado de policía, puede ser es solamente un problema referido a la ética de-
asignada al juez (o al intérprete) la tarea de suplir portiva, sino también de salud pública en el senti-
las carencias normativas por la vía de la mera in- do de que "va más allá de los límites del mundo
terpretación (aunque sea del caso concreto). deportivo para convertirse en un tema de política
Quizás no es inútil recordar que, en un Estado de y de interés público. En consecuencia, justifican la
derecho, el derecho penal asume tareas defensivas exigencia de la intervención en la normativa esta-
y el rol central está desarrollado precisamente por tutaria, que debe preocuparse de delinear "en el
la naturaleza fragmentaria de su función de tute- marco de las reglas vigentes a nivel internacional,
la. Admitir otras ideologías significaría desnatura- métodos e instrumentos más eficaces para com-
lizar, si no violar, como se hizo en Italia en los úl- batir los nuevos desarrollos del fenómeno".
timos lustros, el rol y la función del Derecho penal Desde esta perspectiva, la lucha contra el fraude
apoyando una concepción promociona! del mis- deportivo realizado mediante el doping recla-
mo y pagando así un coste intolerable, no sólo en maría: a) en primer lugar, una clara definición del
términos de legalidad constitucional, sino tam- concepto de doping, "que introduzca nuevas figu-
bién de civilización jurídica y de civilización sin ras penales dirigidas a evitar los comportamien-
más. Sin considerar, por otro lado, que la tutela tos, con frecuencia fuertemente arraigados, tam-
contra la ingestión de sustancias de dopaje puede bién sobre el plano cultural, a determinadas
ser confiada tranquilamente a la legislación realidades deportivas, de los sujetos que de diver-
común contra las sustancias estupefacientes. sas formas alimentan el fenómeno";
A la luz de las consideraciones hasta aquí ex- b) y en segundo lugar, "la extensión de los con-
puestas, entonces parece fácil la determinación troles a un ámbito más amplio de atletas y practi-
del contenido de la fórmula "actos fraudulentos". cantes, en cuanto que el doping no está sólo cir-
Simplemente éstos no coinciden con los actos ilí- cunscrito, como en el pasado, a los profesionales
citos simples, es decir, los cometidos violando las y a las manifestaciones competitivas de alto nivel,
normas reglamentarias del ordenamiento deporti- sino que tiende a extenderse también en el ámbi-
vo y/o estatal. Es necesario que éstos se substan- to aficionado, implicando ampliamente a las ge-
cien en una concreta escenificación, que conten- neraciones jóvenes".
gan un quid pluiris que evidencie el mecanismo De aquí la previsión de la regulación que en el
estafador. art. 8 introduce nuevas figuras penales delictivas

50. Poro uno sustancial tomo de posición en el mismo sentido de lo jurisprudencia, dr. Tribunal Supremo, 25 de enero de 1996,
cit. y GUP, Tribunal de Romo, 27 de enero de 1992, cit. ~?9. . . . . .
51. Se troto de un diseño de ley presentado por el Ministro de Bienes Culturales, por el Ministro de Sanidad en conformidad con
el Ministro de Justicio y por el Ministro del Tesoro. · .
52. Por ejemplo, lo propuesto de ley de lo que es primer firmante el senador Cortiono, lo propuesto de ley de los diputados
Mauro y otros o lo propuesta de ley del diputado Covonna Scireo, etc.

87
Revista Penal
El fraude en la actividad deportiva
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para el suministro del uso y el tráfico de sustan- se apoya en ninguna investigación emp1nca que
cias dopantes53. Las sanciones están previstas con revalorice el papel del derecho penal en el sector
la reclusión de tres meses a tres años o con la mul- de la actividad deportiva frente a una experiencia
ta de cincuenta millones a cien millones de liras, consolidada que, por el contrario, exalta la rapi-
para quien proporcione a los atletas, incluso a tí- dez, la severidad y la certeza de la justicia depor-
tulo gratuito, medicinas incluidas en el grupo de tiva. En este contexto aparece con toda su eviden-
sustancias dopantes y para el tráfico ilícito de sus- cia ya sea la entonación marcadamente moralista
tancias dopantes. de la intervención reformista, dirigida a perseguir
Todo ello sobre el presupuesto de una defini- una estigmatización del comportamiento de utili-
ción de doping como "suministro o admisión de zación de las sustancias dopantes, ya sea la falta
medicamentos o de sustancias biológica o farma- de proporcionalidad de la propia intervención que
cológicamente activas y la adopción o el someti- no se puede definir con uno de los grandes cáno-
miento a prácticas médicas no justificadas por las nes de la política criminal moderna como es el
condiciones patológicas e idóneas para modificar principio de subsidiariedad. Principio que obvia-
las condiciones psico-patológicas o biológicas del mente debe operar no sólo en el interior de las
organismo con el fin de alterar las prestaciones diversas ramas del ordenamiento jurídico, sino
competitivas de los atletas". también entre los propios ordenamientos que con-
También esta iniciativa legislativa se mueve en curren a regular un fenómeno determinado.
la línea de la reciente política criminal italiana Sin considerar por otra parte que la figura de
que considera el derecho penal como un instru- prohibición del doping no prevé sobre el plano ob-
mento ordinario de gobierno de la vida y de la jetivo el comportamiento de mera aceptación de
realidad social. No es difícil encuadrar este inten- la sustancia dopante y no incluye expresamente la
to en la categoría de la legislación simbólico-ex- finalidad de alteración de las prestaciones compe-
presiva que ha dado lugar a tantas contribuciones titivas de los atletas.
negativas en el curso de los últimos lustros. Y por
otro lado deja mucho que desear justamente sobre 6. Consideraciones finales
el plano del respeto al principio elemental de de- Podemos ahora volver al caso Pantani, con el
terminación del tipo penal. Así lo demuestra cla- cual habíamos empezado a trazar el cuadro nor-
ramente la opinión expresa de la Comisión de Jus- mativo -también in fieri- de la tutela que el siste-
ticia de la Cámara que subraya cómo "la figura ma penal italiano establece contra el fraude en el
penal descrita en el art. 8 es formulada de tal ma- desarrollo de las competiciones deportivas, para
nera que vuelve incierto su ámbito de aplicación formular algunas consideraciones finales.
con relación a los sujetos activos del delito de do- En primer lugar, hay que precisar que, además
ping, especialmente en lo que se refiere a los atle- de la imprecisión periodística sobre la "novedad"
tas que aceptan sustancias dopantes"54. del caso, hay que resaltar cómo la (presunta)
El límite más relevante de la reforma in fieri se aceptación de la sustancia prohibida no constitu-
sitúa en el plano de su eficacia disuasoria. Esta no ye un hecho penalmente relevante a la luz de una

53. El artículo 8 del texto unificado bajo la rúbrica "sanciones penales" dispone: 1. Quien ilícitamente proporcione medicinas,
incluso a título gratuito, a los atletas profesionales o aficionados, o bien lleva a cabo las prácticas del apartado 2, artículo 1, in&
vidualizadas en el artículo 2, o bien se favorece con su utilización, es sancionado con la reclusión de tres meses a tres años o con
la multa de cincuenta millones a cien millones de liras.
2. La pena del apartado 1 es incrementada a) si del hecho deriva un daño para la salud; b) si el hecho es cometido respeo-
to a un menor; c) si el hecho es cometido por un miembro o un trabajador del CONI o bien por una federación deportiva nacional,
por una sociedad, por una asociación o por un ente reconocido por el CONI.
3. Si el hecho es cometido por quien ejercita una profesión sanitaria, a la condena se añade la prohibición temporal del ejer-
cicio de la profesión.
4. En el caso previsto en el apartado 2, letra c), a la condena se añade la prohibición permanente de funciones directivas del
CONI, de las federaciones deportivas nacionales, de las sociedades, asociaciones y entes de promoción reconocidos por el CONI.
5. Con la sentencia de condena se ordenará siempre la confiscación de los medicamentos y de las sustancias farmaceúticas
y de todas las que sirvan o estén destinadas a cometer el delito.
6. Quien comercializa los medicamentos y las sustancias farmacológica o biológicamente activas incluidas en los grupos del
artículo 2, apartado 1, a través de canales distintos de las farmacias abiertas al público, de las farmacias hospitalarias, de los dis-
pensarios abiertos al público o de otras estructuras que tengan farmacias directamente destinadas a ser utilizadas por pacientes,
será sancionado con la reclusión de dos a seis años y con la multa de diez millones o ciento cincuenta millones de liras.
54. Opinión de la 11 Comisión permanente sobre el texto del proyecto de ley C. 6276, en los Actos Parlamentarios de la XIII le-
gislatura.

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Do e t r i na

correcta interpretación de los datos descriptivos aquel que el uso de la sustancia dopante pretende
del tipo de fraude en las competiciones deportivas perseguir. La sanción de la suspensión de la acti-
y de una correcta reconstrucción de su función de vidad deportiva que proporciona dinero, éxito y
tutela. Además, puede aprovecharse esta ocasión gloria (y todo lo que el actual Weltanschanung de
que suscita un gran clamor periodístico para re- la modernidad deportiva relaciona con el ejercicio
clamar con fuerza una ideología interpretativa de de la actividad competitiva) tiene un efecto am-
la figura penal que sea realmente respetuosa con pliamente disuasor y mucho más consistente que
la naturaleza fragmentaria del sistema penal y, co- el que provoca una sanción penal que puede re-
mo tal, impida al intérprete -sea cual sea su papel sultar esencialmente débil.
institucional- colmar lagunas (reales o presuntas) La suspensión de la actividad competitiva dis-
de la regulación. La libertad personal del indivi- puesta por un período de tiempo adecuado hace
duo puede legítimamente ser afectada sólo por de- perder al atleta las ventajas de todo tipo (también
cisiones del titular (constitucionalmente) legítimo morales y de prestigio) que constituyen la propia
de la función legislativa, es decir, del Parlamento. proyección, el efecto, el resultado perseguido. En
Y si las elecciones legislativas, cristalizadas en las resumen, el atleta queda impresionado y paraliza-
normas penales, parecen insuficientes para lograr do en el desarrollo de su actividad propia.
los objetivos que cualquier intérprete declara me- Nada de todo esto aparece conectado a un siste-
recedores de protección penal, también para evi- ma disuasor fundado sobre la amenaza de una pe-
tar desigualdades de tratamiento, ahora no queda na de detención (o aún peor, pecuniaria). La hete-
otro camino que hacer intervenir al Parlamento rogeneidad del bien afectado (la libertad personal
con disposiciones legislativas oportunas y funcio- o el patrimonio) respecto a lo efectivamente temi-
nales. do reduce fuertemente su carga disuasoria y por
En segundo lugar, no puede dejar de eviden- ello el efecto de prevención general. Y para darse
ciarse una conclusión que ha venido aflorando del cuenta basta pensar en el caso Pantani en la ante-
análisis hecho, aunque aparentemente parezca rior vuelta a Italia: también entonces, después de
una paradoja: el ordenamiento deportivo -de ma- una serie de prestaciones excepcionales que le
nera exclusiva- constituye el topos proprio para la habían hecho conquistar el primer puesto en la
construcción de un eficiente sistema de lucha con- clasificación y la ya cierta victoria de la vuelta, a
tra el fraude deportivo. No sólo por la demostrada tres días del fin de la carrera un control antido-
capacidad de hacer justicia de forma rápida res- ping revela un hematocrito superior al máximo
pecto a la lentitud de la jurisdicción ordinariaSS si- permitido. De aquí, la inmediata exclusión de la
no sobre todo por su capacidad de afectar un in- carrera y la pérdida de todo, incluyendo la reputa-
terés o bien homogéneo y funcional respecto a ción. •

55. Sólo por citar algunos datos indiscutibles: en el caso Carnavale-Peruzzi: la toma de muestras se lleva ?.ca~~ el 30 de ~ep­
tiembre de 1990, mientras que el juicio en primera instancia concluye el posterior 13 de _octubre con la descal1f1cac1on d~ un ano Y
el juicio de apelación el 30 de octubre. El contro antidopin~ en ~} caso Marad~na se rea!•~? en 17 de ~~rzo de 1991, mientras que
el juicio en primera instancia acaba con una fuerte descahficac1on el 6 de abril y la dec1s1on de apelac1on se produce el 13 de ma-
yo de 1991.

89
D o e t r 1• na

¿Dominio de la voluntad en virtud de aparatos de poder organizados


en organizaciones «no desvinculadas del Derecho»?
'-~~~=-~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ •••
Francisco Muñoz Conde Catedrático de Derecho Penal
Universidad «Pablo de Olavide» de Sevilla.

1 namente responsable. Esta especie de «autor tras


el autor», que ya había sido aceptada por la juris-
En 1963, Claus Roxin, nuestro respetado home- prudencia alemana con la teoría subjetiva del ani-
najeado, acuñó su teoría del «dominio de la vo- mus auctoris4, fue fundamentada por Roxin con la
luntad en virtud de aparatos de poder organiza- teoría del dominio del hecho que, en su opinión,
dos»l y todavía en el mismo año, con motivo del también debía aplicarse aquí para comprender
caso Eichmann, escribió un artículo2 en el que materialmente las particularidades de estos casos
aplicaba dicha teoría a este famoso caso. Punto de y poder fundamentar el castigo por autoría del
partida de esta teoría son las dificultades que pre- «hombre de atrás». A este respecto decía acertada-
senta la fundamentación de la autoría en el marco mente Roxin: «El fundamento para ello no puede
de los aparatos de poder organizados que él des- basarse en las especiales actitudes anímicas del que
cribió con las siguientes palabras: «Debemos anti- da las órdenes, sino en el mecanismo de funciona-
cipar que somos conscientes de que crímenes de miento del aparato, en cuyo marco se actúa».s
guerra, de Estado y de organizaciones como las • El primer elemento· de este mecanismo fun-
que aquí se analizan, no pueden comprenderse de cional es, para Roxin, el «dominio de la organiza-
forma adecuada únicamente con los criterios del ción»: Si como punto de partida nos dejamos lle-
delito individual. .. De aquí se deduce que las figu- var, sin un análisis más detallado, de una com-
ras jurídicas de la autoría, inducción y complici- prensión cotidiana del concepto de «dominio del
dad, que están concebidas a la medida del delito hecho», se nos pone inmediatamente de relieve
individual, no pueden ajustarse a un suceso colec- que un alto funcionario encargado de organizar el
tivo de esta índole, si se lee y contempla como fe- asesinato de los judíos o la dirección de un servi-
nómeno global. .. Pero eso no nos exime de la obli- cio secreto que ordena un atentado político domi-
gación de considerar las conductas de los partici- nan la producción del resultado de una manera
pantes a título individual en tales acontecimientos distinta a como lo hace un inductor. Nadie duda-
también desde el punto de vista dogmático del de- ría en atribuir al que da las órdenes una posición
lito individual»3. clave en el hecho en su conjunto, que no puede
Para poder superar estas dificultades, desarrolló equipararse a la posición del que da las órdenes en
Roxin una teoría en la que caracterizaba estos apa- los casos de criminalidad "habitual"». Y termina
ratos de poder con una estructura de dominio in- resumiendo este elemento con las siguientes pala-
tegrada por tres elementos, ·que, en su opinión, bras: «De un inodo general se puede decir: quien
fundamentaban una autoría mediata del «hombre está conectado con un aparato organizativo en
de atrás», aunque el ejecutor del hecho fuera ple- cualquier lugar y de una manera que pueda im-

1. Cfr. Rox1N, Téilerschaft und Tatherrschaft, 1ª ed. 1963, pp. 242 y ss. (• Autoría y dominio del hecho, traducción de Cuello Contreras
y Serrano Gonzólez de Murillo, Madrid 1998, p. 267 y ss.). La traducción de los textos de esta obra que se utilizan en este trabajo ha sido
realizada por su autor directamente de la edición original alemana; no obstante, se añade la cita de la p6g. correspondiente a la edición es·
pañola de la misma, y lo mismo se hace con otros trabajos del propio Rox1N o de algún ot~ autor, cuando existe traducción española.
2. Cfr. Roxin, «Straftaten im Rahmen organisatorischer Machtapparate», GA 1963, pp. 193-207.
3. Téilerschaft.. ., (nota 1), p. 243. (• Autoría... , p. 268).
4. Cfr., por ej.,. B.G.H. 18, 87: Caso Stachynskij.
5. Téilerschaft... , (nota 1), p. 244 (•Autoría ... , p. 270).

104
Doctrina

•••

partir órdenes a sus subordinados, es autor me- dependiente de ellos, no puede tener la orden de
diato, en virtud del dominio de la voluntad que realizar acciones punibles el efecto de un dominio
tiene, si emplea sus facultades para que se come- del hecho, ya que las leyes tienen un valor jerár-
tan hechos punibles; siendo irrelevante que actúe quico superior, excluyendo en el caso normal la
por propia iniciativa o en interés o por encargo de realización de mandatos antijurídicos y con ello el
más altas instancias. Pues para su autoría lo úni- poder configurador de la voluntad del "hombre de
co importante es la circunstancia de que pueda di- atrás"».s
rigir la parte de la organización a él sometida, sin Posteriormente, en otros trabajos, Roxin ha res-
tener que confiar a otros la realización del delito». 6 pondido a las críticas de su teoría sin modifica·r
• Un segundo factor decisivo para fundamentar los principios de la misma. Así, por ejemplo, dice
el dominio de la voluntad en estos casos, era, para en relación con la opinión de Jescheck de que lo
Roxin, la «fungibilidad del ejecutor». Es decir, el que hay aquí es un caso de coautoría,9 que esta te-
ejecutor debe ser «libremente intercambiable»: sis no parece ser una solución correcta «porque el
«En este grupo de casos ... no falta la libertad y la que se sienta en el control central, la mayoría de
responsabilidad del ejecutor inmediato, que debe las veces, no conoce a los concretos ejecutores.
ser castigado como autor de propia mano culpa- Falta, por tanto, una decisión común al hecho y
ble. Pero estas circunstancias son para el dominio también una ejecución común del mismo ya que
del "hombre de atrás" irrelevantes, porque desde el "hombre de atrás", tras haber dado la orden, no
su posición el ejecutor no se presenta como una participa por lo general en su ejecución y sólo es-
persona individual libre y responsable, sino como pera que se le comunique que ha sido llevada a
una figura intercambiable y anónima. El ejecutor, cabo».lº También rechaza la opinión de Bockel-
por más que no pueda ser desconectado del domi- mann que pretende aceptar una autoría accesoria
nio de la acción, no es más en todo momento que entre el que da la orden y el que la ejecutall con el
un engranaje sustituible en el conjunto del apara- argumento de que es una construcción desviada
to de poder, y esta perspectiva es lo que hace que que «no toma en cuenta el hecho de que el apara-
el "hombre de atrás" ocupe también junto a él el to es una estructura organizada en la que las ac-
centro del suceso» 7. ciones singulares están necesariamente relaciona-
• Finalmente, Roxin añadía un tercer elemento das y no van, por tanto, desvinculadas entre sí,
que denominaba como «limitación del dominio de que es lo que caracteriza a la autoría atcesoria».12
la organización a aparatos al margen del Dere- También en otros trabajos ha defendido Roxin
cho», y que describía así: «De la estructura de la consecuentemente su teoría contra sus críticos.13
organización se deduce que ésta sólo puede existir Mientras tanto, la misma ha tenido un fuerte eco
allí donde el aparato actúa como un todo al mar- en la doctrina14 y también en lajurisprudencialS y
gen del Ordenamiento jurídico. Pues en la medida se puede considerar actualmente como uno de los
en que la dirección y los órganos de ejecución se pilares fundamentales de la autoría mediata. Pe-
sientan vinculados a un Ordenamiento jurídico in- ro en su última aportación al tema, que primera-

6. Taterschaft... , (nota 1), p. 248 (=Autoría ... , p. 273).


7. Taterschaft... , (nota 1), p. 245 (=Autoría... , p. 271 ).
8. Taterschaft... , (nota 1), p. 249 (=Autoría ... , pp. 274 y ss.).
9. JeSCHECK, Tratado de Derecho penal, (traducción de la 2.g ed. alemana de Mir Puig y Muñoz Conde), Barcelona 1982, vol. 2, p.
928; cfr. también JESCHECK/WEIGEND, 5.g ed. 1998, p. 670.
1O. Cfr. ROXIN, Bemerkungen zum «Téiter hinter dem Toter», FS for Lange, 1976, p. 173.
11. Cfr. BocKElMANN, Slrafrecht AT, 2.11 ed. 1975, p. 181; cfr. también BocKELMANN/VOLK AT, 4.11 ed. 1987, p. 182.
12. ROXIN, FS fiir lange (nota 1O), p.193.
13. Cfr. LK·ROXIN, 11.g ed. 1993 § 25, n.iz 128 y ss.; Toterschaft... , 6.f' ed. 1994; JZ 1995, p. 49; FS für Grünwald 1999, pp. 549 y ss.
14. Cfr., por ej. en la bibliografía alemana general, LK·BuscH, 1970, § 47 nm. 73; MAURACH·GóSSEL, AT/2, 711 ed. 1989, pp. 48·88,
ScHONKE/SCHRÓDER/CRAMER, 25.si ed .. 1997, § 25 nm.25; 5TRANTENWEl1JH, AT, 3.11 ed. 1981, n.2 790 y ss.; WESSELS, Strafrecht AT, 2711 ed.
1997, nm. 541; ESER, Slrafrecht 11, 3si ed. 1980, p. 157; SotM!DHAuSER, Strafrecht AT, 2. 2 ed. 1984, 10/95. En la bibliografia alemana es·
pecífica, HERZBERG, Taterschaft und Teilnahme, 1977, ss. 42 ff.; BoTTKE, «Die Verfolgung von Regierungskriminalili:it der DDR nach dem Bei-
tritt der neuen l.Onder», en: E.J. LAMPE (ed.), Deutsche Wiedervereinigung. Arbeitskreis Strafrecht, Bd. 2, Die Verfolgung von Regierungskri·
minalitat nach der Wiedervereinigung, 1993, pp. 203 y ss.; ScHllD, Taterschaft als Tatherrschaft, 1994, pp. 24 y ss.; HIRSCH, «Rechtsstoali·
ches Strafrecht und staalich gestuertes Unrecht», Nordrhein-Westfalische Akademie der Wissenschaften, Vortri:lge G 3~2! 1996, p. 23;
Jwros, «Tatherrschaft durch Willensherrschaft kraft organisatorischer Machtapparate», GA 1998, pp. 226 y ss. (= «Dom1mo ?el hecho en
virlud de aparatos organizados de poder. Una valoración critica y ulteriores aportaciones», traducción de Manuel Cancio Mel1á, en RDPC,
n.s;i 3, 1999, pp. 133 ss.; quien prescinde del criterio de la desvinculación del Derecho, cfr. infra).
15. Cfr. Entscheidungen des Bundesgerichtshofs in Slrafsachen, Bond 40, p. 218, con nota concordante de Rox1N, Jl 1995, 49.

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Revista Penal
¿Dominio de la voluntad en virtud de aparatos de poder organi,zados en organí,zaciones
«no desvinculadas del Derecho»?
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mente expuso en un Coloquio en Huelva en julio otros dos elementos que todavía en su opinión ca-
de 199816 y luego, con algunas modificaciones, en racterizan la estructura de dominio?
el Festschrift für Grünwald publicado. en 1999, Ro- Antes de responder a esta cuestión hay que ocu-
xin ha seguido desarrollando su teoría, plantean- parse del concepto de «al margen del Derecho».
do la cuestión de si una autoría mediata no só-
lo viene en consideración, como ya expuso en 11
1963, 17 en el marco de aparatos de poder en rela-
ción con hechos «que se cometen en el ámbito de Recientemente ha dicho Ambos en un trabajo
movimientos del submundo, organizaciones se- específicamente dedicado a la teoría de Roxin, lo
cretas, bandas criminales y otros grupos simila- siguiente: «La desvinculación al Derecho de tales
res», sino también con hechos relacionados con lo aparatos de poder no se puede excluir ciertamen-
que en la moderna terminología se ha dado en lla- te, pero no constituye un "presupuesto indispen-
mar «Criminalidad organizada». Su respuesta afir- sable" del dominio de la organización».19
mativa la condiciona a que «Se pruebe en.el caso Un argumento a favor de esta teoría puede ser la
concreto si ha existido realmente la estructura de jurisprudencia sobre los guardias de la frontera de
poder descrita, caract.erística de la autoría media- la antigua República Democrática Alemana que,
ta».18 siguiendo órdenes, dispararon y mataron a mu-
Pero en este último trabajo Roxin ha referido el chos ciudadanos que intentaban pasar el Muro de
tercer elemento con el que él, en 1963, quería ca- Berlín. En dicha jurisprudencia el Tribunal Supre-
racterizar el dominio de la voluntad en virtud de mo alemán ha aplicado la teoría de Roxin del do-
aparatos de poder organizados, es decir, la «limita- minio de la voluntad en virtud de aparatos de po-
ción al dominio de la organización de aparatos al der organizados, sin tener en cuenta el requisito
margen del Derecho», «sólo a los hechos incrimi- de que la organización actúe «al margen del Dere-
nados cometidos en autoría mediata y no a todos cho» .20 Una aplicación consecuente de la teoría
los ámbitos de actuación de la organización»ls bis. original de Roxin habría supuesto una declara-
¿Significa esto que considera posible una amplia- ción de que todo el aparato político de la antigua
ción de su teoría original a nuevas formas de cri- República Democrática Alemana actuaba «al mar-
minalidad y no sólo a la llamada criminalidad or- gen del Derecho» o, por lo menos, su Legislación
ganizada, sino también a otras manifestaciones de de Fronteras, que de algún modo permitía que, en
criminalidad en sectores como el medio ambiente, casos graves, el intento de paso fronterizo ilegal
impuestos, responsabilidad por el producto, etc., y se pudiera impedir utilizando fuerza con peligro
que renuncia, por tanto, al elemento de que la or- de muerte. Esto es en mi opinión cuestionable.
ganización sea una «al margen del Derecho» y que Ciertamente hay en muchos países crímenes de
dicha teoría también puede aplicarse a estos casos Estado o injusticias cometidas por el Estado21 al
siempre que se den y se pruebe la existencia de los margen del Derecho. Un ejemplo de ello fue la eli-

16. Cfr. Rox1N, «Problemas de auloria y participaci6n en la criminalidad organizada», en: FERRÉ Ouvé/ANARTE BoRRALLO, Delincuencia
organizada, Huelva 1999, pp. 191 y ss.
17. Cfr. ROXIN, GA 1963 (nota 2), p. 207.
18. RoxtN, FS Grünwa/d, 1999. ·
18 bis. Cfr. ROXIN lug. u. cit. p. 561, quien responde a la crítica de Ambos, pero modificando su tesis original en el sentido de que la
desvinculación de la organización al Derecho no debe ser total, bastando sólo con que sea el hecho concreto el que se realice al margen
del Derecho. (Desgraciadamente en el momento de la redacción de este trabajo, a principios de enero del 2000, no he pedido tener en
cuenta esta variante, que, entado caso, confirma ya la tendencia iniciada con el trabojo presentado en Huelva a prescindir del requisito
de la «desvinculación al Derecho» de la organización como tal}. ·
19. Cfr. AMsos (nota 14), p. 245 (• RDPC, p.165).
20. Cfr. Entscheidungen eles Bundesgeríchtshofs in Strafsachen, Bond 40, p. 218, BGHSt 40, 218, con nota concordante de RoxtN, JZ
1995, 49 {nota 15); también BGH 42, 259.
21. Así la expresión de HISRCH (nota 14}. Cfr. también JAKOBS, «Untaten des Staates-Unrecht im Staat», GA 1994, p.1 y ss: «Unrecht im
Slaat ist die Missachtvng des Rechtsbverhaltnisse, das cien Slaat ausmacht, etwa die schuldhafte Totvng eines Bül"flers durch ein~n anderen.
Als staatliche Untalen Werclen hier Hoheitsakte bezeichnet, die eine Person schadigen, ohne dass sich dies aus der Aufgabe emes moder-
nen Slaales herleilen /asst; Haupbeispiel sind die Schüsse auf die¡enigen Riehenden Bürger der Df?R, die nichts .W?~len als ihre Freihe!f»
(«Crimen en el Estado» es el desprecio de la relación jurídica que el propio Estado ha creado, por e¡emplo el hom1c1d11;i culpable de un ciu-
dadano par otro. Como "crímenes de Estado" se califican aqui actos de soberanía que perjudican a una persona, sm que el~ se pueda
derivarse de la tara del moderno Estado; como ejemplo principal de esto tenemos los disparos ~ los ciudadanos de la R~púbbca. Dem~
erótico Alemana que huian y no querian otra cosa que su libertad», «Crímenes~ ~stado. llegah.dc:id del Estado», tr:id!'c:16n de P1l?r G1-
ménez Alcover, DOXA, 17-18, 1995, pp. 445 y ss., quien propone una traducción hgeramente d1stmta. Sobre esta d1slínci6n véase mfra}.

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Doctrina

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minación masiva de judíos y gitanos, así como de pueden considerar al margen del Derecho, si no es
enfermos mentales durante la dictadura nacional- enjuiciándolas desde la concepción de un Estado
socialista, que se llevó a cabo siguiendo órdenes diferente basado en los principios democráticos.
secretas y del Führer.22 También el plan secreto de Como demuestra la Historia, es una tarea dificil
actuación de los poderes fácticos en Argentina, conceptuar y sistematizar en Derecho penal este
Uruguay, Paraguay y Chile durante los años 70 del tipo de «Criminalidad de Estado». Ya decía Welzel,
siglo XX para acabar con los «movimientos sub- «que el Estado pretende protegerse a sí mismo
versivos comunistas» en Sudamérica a través de con ayuda del Derecho penal, plantea al Derecho
detenciones ilegales, torturas, asesinatos y desa- penal una problemática desconocida en otros ám-
pariciones de los detenidos, puede considerarse bitos. Si el Estado es el guardián del Derecho,
como ejemplo de un aparato de poder paralelo, ¿cómo puede protegerse a sí mismo con el Dere-
operando clandestinamente, al margen del Dere- cho? ¿Qué protección obtiene del Derecho penal
cho.23 que no tuviese ya de antemano? La eficacia protec-
Pero cuando el aparato de poder no está fuera tora del Derecho penal en la protección del Estado
del Ordenamiento jurídico, sino que es el mismo es ciertamente limitada. La existencia del Estado es
Orden jurídico o una parte de él, como sucedía función del poder político, pero no de las normas
con la Legislación de Fronteras de la R.D.A., es di- del Derecho penal con las que se rodea».25
fícil fundamentar que el sistema está «al margen La R.D.A. quería proteger la identidad de su sis-
del Derecho». Ciertamente hay en muchos países tema político con el Derecho penal y con una Le-
órdenes, directrices e instrucciones de la superio- gislación de Fronteras, aunque también se come-
ridad que son contrarias a los pactos internacio- tieran excesos y lesiones de los derechos humanos
nales sobre derechos civiles y políticos que esos (minas, fuego a discreción, dejar desangrarse a se-
mismos países han suscrito, como fue el caso de la res indefensos que habían quedado heridos al in-
R.D.A., que había ratificado en 1976 el Pacto in- tentar escapar). El que esa política haya fracasado
ternacional de 1966 que, entre otras cosas, garan- no significa, como dice Jakobs,26 «que ese fracaso
tizaba la libre salida del territorio nacional. Pero de la propuesta política de mejorar no se puede re-
esto no quiere decir que sus sistemas políticos conducir a un sistema de imputación pensado
puedan ser considerados en un todo como organi- para la maldad subjetiva en circunstancias orde-
zaciones criminales al margen del Derecho, sino nadas». Pues, como expresó el B.G.H. en su reso-
simplemente que esas directrices y órdenes, en la lución de 24 de octubre de 1996,27 ni siquiera la
medida en que sean contrarias a los Pactos suscri- dura legislación de Fronteras de la R.D.A. cubría
tos, son antijurídicas. Así, por ejemplo, la extradi- «la muerte dolosa de personas que no querían otra
ción del General Pinochet a España, que en prin- cosa que traspasar los límites fronterizos entre las
cipio fue acordada por la House of Lords, sólo lo dos Alemanias, sin portar armas y sin poner en pe-
fue en base al delito de tortura y no porque entre ligro bienes jurídicos generalmente reconocidos ...
otros delitos hubiera encabezado un Golpe de Es- Es verdad-sigue diciendo el B.G.H.- que los pre-
tado, y ciertamente con ayuda del servicio secreto ceptos legales vigentes en la R.D.A., en lo que con-
de una Potencia Mundial, contra un Estado de- cierne al empleo de armas en la frontera alemana,
mocrático, conquistan el poder, convierten en «ile- se correspondían literalmente con los vigentes en
gal» al adversario político, lo detienen, le prohí- la R.F.A. en relación con el uso de la coacción di-
ben el regreso a su patria y lo excluyen del cami- recta. Pero de los hechos probados en las senten-
no legal y democrático para acceder al poder cias recurridas se deduce que esta situación legal
político.24 es superada por órdenes que no dejaban ningún
Por lo demás, en todas las dictaduras, como fue espacio para limitar el empleo de las armas con-
en España la del General Franco (1939-1975), in- forme al principio de culpabilidad y que transmi-
fracciones de los derechos de expresión, reunión y tían a los miembros de las patrullas fronterizas en
asociación son precisamente características del la zona la idea de sus mandos superiores, en últi-
sistema jurídico autoritario, que difícilmente se ma instancia, el Consejo Nacional de Defensa, de

22. Cfr. HIRSCH, lug. u. cit. (nota 1.4), p. 29.


23. Cfr. ANaos (nota 1.4), p.2.43 (• RDPC, p. 163}.
2.4. Cfr.House of Lords Regino v. Bow Street Melropolitan Stipendiory Mogistrote and Others, ex parte Pinochet Ugarte (No.3), 2.4 mor.
1999 (cfr. también AMsos, JZ 1999, p.16 y ss.; hoy versión española ligeramente modificoda de ANARTE BORRAllO, en RP, n.11 .4, 2000).
25. WELZEt, Das Deutsche Strafrecht, 11 ,':J ed. 1969, p. .480.
26. JAK06S (noto 21}, p. 17 (:sOOXA, p. .46.4).
27. BverfG, Resolución de 2.4 oct 1996 (NJ 1/1997, 18 y ss.}.

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Revista Penal
¿Dominio de la voluntad en virtud de aparatos de poder organizados en organizaciones
«no desvinculadas del Derecho»?
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que los que intentaban pasar la frontera tenían que dispararon en el Muro y configuraban su respon-
ser «eliminados» si su huida no podía ser evitada sabilidad individual, pudiendo venir en considera-
de otra forma. La subordinación del derecho indi- ción tanto en el ámbito de la culpabilidad como en
vidual a la vida al interés estatal en evitar el paso el de la medición de la pena a través de la regula-
fronterizo llevó a que el Derecho escrito quedara ción del error de prohibición o de la obediencia
sometido a las exigencias de las necesidades polí- debida, bien como causas de exculpación, bien
ticas; lo que constituyó una injusticia material como circunstancias atenuantes.31
muy grave».28 Se trataba de lo que, en la termino- Mi punto de partida es, por tanto, que tanto la
logía de Jakobs, se podría denominar como un cri- persecución de los crímenes gubernamentales de
men en el Estado,29 pero no de un crimen de Es- la antigua R.D.A., como la del dictador chileno
tado, ya que los excesos y lesiones de los derechos Augusto Pinochet, como la de los miembros de la
humanos representaban también una infracción Junta Militar Argentina no es un «ajuste de cuen-
de las reglas jurídicas de la propia RDA, y no sim- tas» con el régimen político y sus dirigentes. Por
ples actos de soberanía (act of State) que, en prin- ello, tampoco comparto la opinión de quienes,
cipio, se pueden sustraer a una valoración desde el yendo aún más lejos, consideran que se habla de
punto de vista del Derecho penal.3º pena «para ocultar la intención de venganza».32
Pero tampoco hay que olvidar las circunstancias Fuera de mi consideración queda, sin embargo, la
fácticas (por ejemplo, la forma en que se impartí- cuestión de si el Derecho penal es, tras un cambio
an las órdenes en la frontera intraalemana), que político como el que se produjo en Alemania tras
iban más allá de los principios del Estado de De- la reunificación; el mejor camino para superar el
recho y de los pactos internacionales de derechos pasado y asumir la Historia de una nación. A este
humanos acogidos formalmente en el Ordena- respecto la teoría de la Transitional Justice, que
miento jurídico de la R.D.A. y que provocan una analiza los distintos modelos de transición de un
«mala praxis» de minas personales y fuego a dis- sistema político autoritario a uno democrático, ha
creción con los consiguientes resultados letales. llegado a la conclusión de que el Derecho penal no
Estas circunstancias fácticas constituían tam- siempre es la mejor solución para posibilitar una
bién el «mundo normativo» de los soldados que transición pacífica al sistema democrático.33

28. BverfG (nota 27), Fundamentos C, 11, 2 a) y c) (cursiva del autor).


29. Cfr. Jaboks (nota 21 ).
30. En este contexto no me ocupo de la cuestión de si los crimenes de Estado sólo pueden juzgarse por un Tribunal Internacional Penal
o también por el Tribunal de otro Estado {sobre ello véase AMBos, trabajo citado en nota 24. Sólo quiero indicar que el llamado principio
de «Justicia universal», que reconoce el art. 23.4 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de España considera competente a la Jurisdicción
española para juz9ar, sin tener en cuenta el lugar de comisión del delito, ni la nacionalidad del autor, los delitos de genocidio, terrorismo,
piratería aérea, falsificación de moneda extranjera, los relativos a la prostitución, el tráfico ilegal de drogas «y cualquier otro que, según
los tratados y convenios internacionales, deba ser perseguido en España», como, por ejemplo, es el delito de tortura, de acuerdo con la
Convención Internacional existente sobre la misma ratificada por España {cfr. al respecto GARCIA ARAN, en MUÑOZ CONDE/GARClA ARAN,
Derecho penal, Parte General, 3.g ed., Valencia 1998, pp. 176 y ss.). Estos son precisamente los delitos que normalmente son cometidos
por aparatos de pader, estatales o paraestatales, desvinculados del Derecho y a los que, por supuesto, puede aplicarse la teorla de Roxin
en su formulación original {cfr, por ej., la Sentencia de la Cámara Nacional de Apelaciones de 9 dic. 1985, que condenó a la cúpula de
lo Junta Militar Argentina por algunos de estos delitos, sobre ello infra, nota 33).
31. En este sentido también HAsseMER, «Die strafrechtliche Verantwortlichkeit von Staatskriminali!Ot und politischen Systemwechsel in
Deutschland im Spiegel der Rechtsfetigungsgründe», conferencia inédita en Krakau, oct. 1996; sobre el problema específico de lo posible
exculpación de los guardias y de los dirigentes que les dieron las órdenes de disparar en el muro fronter~zo, cfr. Es~R, «Schuld und Ens-
chuldbarkeit von Mauerschützen und ihren Befehlsgebern», en Oders~ FS, 1996, p. 337. Sobre las cuestiones relacionadas con el error
de prohibición, véase la obra de FEUP Y SABORIT Error lurís, Barcelona 2000, pp. 235 y ss.
32. Cfr. W. BECKER, FS for Ernesto Gar:z:ón Valdés, 1992, p. 21, citcdo por JAKOBS {nota 21 }, nota 53.
33. Cfr.. A. JAMES McAoAMS, «Commision on Trial: The east German Past ond the German Future», en: A. JAMES McAoAMS Transitional
Justice ancl the Rule of Law in New Democracíes, 1997, pp. 239-267. En el mismo libro JUAN E. MENDEZ, «In defensa of Transitional Justi-
ce)), p. 21, se refiere al intento de Egon Krenz de justificar su conducta: «tried lo argue that criminal .trials coulcl not be u~ lo sen/e the
hisloric conllid between capitalism ancl socialism that initially promtecl him so ad in the manner for w1ch he focecl prosecut1on... 1ts succes
lay in persuacling Germans of the need to juclge the East-West conllict by making moral/y wr_ong ancl what co~lcl /;~ clefenclecl as the_ ho-
nest pursuit of a política/ or icleologica_I objective». Sobr~ el comportar;iiento de Krenz, ~e1ber y .~habowsk1 (dirigentes de la :mt1gu?
R.D.A.) en el proceso en el que fueron 1uzgados por un Tribunal de Berlm, cfr. JAKOBS, «Fre1spruch für Marx», Frankfurter Allgememe Ze1-
lvng 23 ag. 1997. Sobre la condeno de algunos miembros de la Junta Militar Argentina, que posteriormente fueron indultados, cfr. MAIER,
ZStW 107 {1995), 146 y ss. El penalista argentino JAIME MAIAMUD Gon, que junto con el filósofo y teórico del Derecho Carlos Ni"<:, ~r
encargo del Presidente Raul Alfon.sin, pusi~ron los bases para ~~e .dichos proceso~ pudieran llevarse a cab?, se muestra ahora escephco
sobre las consecuencias que los mismos tuvieron poro la reconc1bac16n y la superación del pasado en Argentina (cfr. MAtAMuo Go11, Game

108
Doctrina

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Desde luego, tras las experiencias habidas en también de explicar en términos penales el esta-
otros países como España, Portugal, Argentina, cionamiento de misiles con cabeza nuclear en el
Uruguay, Chile y Paraguay y todos los del Este de territorio de la Alemania Occidental o la prohibi-
Europa, en los que ha operado este tipo de cambio ción decretada en esta nación para que pudieran
político, el respectivo modelo de Transitional Jus- desempeñar cargos públicos los miembros del
tice puede juzgarse de forma muy diferente. Partido Comunista Alemán (Bernfsverbot).
En Alemania se han enfrentado dos posiciones Pero estas delicadas cuestiones no afectan di-
en la doctrina penal. Una está representada por Ja- rectamente al tema de nuestro trabajo y pueden
kobs, quien sostiene «que hubiera sido mejor con ser, por tanto, dejadas fuera de nuestra considera-
que nos hubieramos conformado con manifestar ción. Lo importante ahora es que estos casos a los
nuestra alegría por la salida final, nuestra solidari- que el B.G.H. ha aplicado la teoría roxiniana de la
dad con las víctimas y una prudente reserva res- autoría mediata,38 se dieron dentro de un aparato
pecto al día -que ciertamente vendrá tras la fase de poder estatal que no puede considerarse como
evidente de superioridad de los Ordenamientos oc- una organización «al margen del Derecho». ¿Po-
cidentales-, en el que haya que hacer un balance demos, a pesar de eso, aceptar que puede darse
de los costos y perjuicios de la actual sociedad».34 también el marco de una organización «no al mar-
Frente a esta opinión sostiene Hirsch -quien gen del Derecho» ese dominio de la voluntad en
hace un, en mi opinión, discutible paralelismo en- virtud de un aparato de poder organizado como
tre el régimen nazi y el de la antigua R.D.A.- que fundamento de una autoría mediata?
«Una amnistía que constituye en todo caso más
una cuestión política que científica, sería, más allá 111
de los casos menos graves, un signo de retroce-
so».35 Pero también Hirsch confiesa que la «ela- Antes de ocuparnos de esta cuestión, tenemos
boración jurídico-penal del período nazi y del ré- que darle la razón a Roxin que aplica su teoría no
gimen de la R.D.A. en su resultado final no satis- sólo a los delitos de un aparato de poder estatal
face»36. Junto a estas consideraciones puramente organizado, sino también a «los que se cometen
jurídicas debe también tenerse en cuenta que es- en el marco de los movimientos clandestinos, or-
tamos al final de una situación de guerra (fría), en ganizaciones secretas, bandas criminales y grupos
la que ambas partes del conflicto han cometido similares»,39 que son, por supuesto, aparatos de
faltas políticas y jurídicas y, a veces, han emplea- poder al margen del Derecho. Precisamente lo que
do medios ilegales para imponer sus respectivas para Roxin debe caracterizar estos grupos «es no
ideologías. Desde luego se hace dificil explicar y sólo una estricta organización independiente del
elaborar con la sola ayuda del Derecho penal si la intercambio de sus miembros, sino una finalidad
«orden de disparar era una condición vital para la contraria al Ordenamiento jurídico-estatal y con-
existencia de la R.D.A.», si el régímen de Berlín traria a las normas del Derecho penal positivo».40
Oriental hasta la caída del Muro actuó autónoma- Entre ellos se cuentan, por su propia naturaleza,
mente o siguiendo las órdenes de una potencia ex- sobre todo las asociaciones terroristas, pero tam-
tranjera, si. el Pacto de Varsovia ante el aumento bién otras asociaciones criminales (de «delito or-
de las personas que huían de estos países sólo po- ganizado parecido a la mafia» habla la resolución
día asegurar su poder con un severo régimen de del B.G.H. 40, 218), que tienen la misma estructu-
control de sus fronteras.37 E igualmente es difícil ra, es decir, la estructura de una organización cu-

without End, Oklahoma University Press, 1996). No se debe olvidar, sin embargo, que los delitos de los que eran acusados los generales
y Altos Mando de la Junto argentina eran acciones completamente desvinculadas del Derecho llevadas a cabo masivamente, tales como
asesinatos, desapariciones, torturas, secuestro de niños, que fueron realizados secretamente a través.de medios que .incluso con los ~rite­
rios de la pr~pia norma~iva juridica ~igente en aq~ella época eran ilegales.' Como ~stacaba la propia ~ámara Nac1:m~l .de Apelacio?es
en su resolución de 9 dic. 1985: «Mientras este sistema se ponla en pr6chca, la soc1edod segu1a sometida al orden 1urid1co, la Constitu-
ción (con las limitaciones propias de un régimen de facto) estaba en vigor, al igual que el Código penal, la policla detenía a los delincuentes
y los jueces dictaban sentencias» (citado por AMBOS, nota 14, RDPC, p. 162).
34. JAKOBS, (nota 21 ), p. 19. (=DOXA, p. 467). ·
35. HIRSCH, (nota 14), p. 31.
36. HIRSCH, lug. u. cit
37. Cfr. el anuncio «Appel an deutschen Juristen», publicado en el periódico alem6n Die Welt, 13 septiembre 1997, p. 6.
38. Cfr.BGH 40, 218 (nota 15).
39. ROXIN, {nota 1), p. 250 (=Autoría ... , p. 276).
40. ROXlN, lug. u. cit.

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Revista Penal
¿Dominio de la voluntad en virtud de aparatos de poder organizados en organizaciones
«no desvinculadas del Derecho»?

yos miembros están estructurados de forma jerár- entre sí. En la práctica apenas tienen relación con
quica y en la que se llevan a cabo las órdenes e ins- otras gentes fuera del grupo y por eso tampoco
trucciones de la cúpula (cabecillas, jefes, «hom- confían en otros para la realización de un asesi-
bres de atrás»), cuya autoridad reconocen. Estas nato o secuestro. En estos casos hay que recurrir
asociaciones son ya per se criminales y en todos a otras clases de autoría o participación para fun-
los países el legislador ha criminalizado por su es- damentar la responsabilidad de los distintos inter-
pecial peligrosidad la fundación y pertenencia a vinientes en el caso concreto. Ya Roxin advertía de
las mismas. Desde el punto de vista dogmático, se la imposibilidad de aceptar un dominio de la or-
trata de una «criminalización en el campo previo ganización en tales grupos, diciendo: «Si una me-
a la lesión del bien jurídico»,41 en la fase prepara- dia docena de elementos asociales deciden la co-
toria. misión conjunta dé delitos y eligen a uno de entre
Pero la fundación y pertenencia a una asocia- ellos como jefe, todo esto no es todavía un «apa-
ción no significa que automáticamente pueda cali- rato de poder», pues la comunidad descansa en las
ficarse de autoría o participación en un delito con- relaciones individuales de los participantes y no
creto (asesinato, secuestro, etc.) que hayan podido tiene una existencia independiente de la de sus
cometer individualmente miembros integrantes miembros que es lo que presupone la forma espe-
de la misma. También aquí deben comprobarse las cífica de dominio de la voluntad en estos casos»,42
figuras jurídicas de la autoría, inducción y compli- Evidentemente, es indudable que también hay
cidad en relación con el caso concreto. aparatos de poder organizados de carácter no es-
En estos casos no hay naturalmente ningún pro- tatal que constituyen «un Estado dentro del Esta-
blema en decir que la organización está al margen do». Sirvan de ejemplo de estas organizaciones pa-
del Derecho, ya que se trata de una asociación ile- raestatales la mafia siciliana, los «yakuza» y «bor-
gal. Pero, de todos modos, debe comprobarse con youkudan» japoneses o los «cárteles» de la droga
especial exactitud la existencia de los otros ele- colombianos de Cali y Medellín, que a veces tienen
mentos que, en opinión de Roxin, fundamentan el un mejor y más efectivo control de su gente que el
dominio de la voluntad en virtud de aparatos de mismo Estado tiene de sus funcionarios.43
poder organizados, es decir, el dominio de la or- En estos supuestos se habla de «criminalidad
ganización y la fungibilidad de los ejecutores. No organizada», un fenómeno característico de nues-
todas las «organizaciones mafiosas» tienen la es- tra moderna sociedad44 que todavía hoy no ha
tructura rígida organizativa que fundamenta el sido claramente delimitado ni definido con preci-
dominio de la organización y tampoco es tan am- sión ni por la Criminología, ni por el Derecho pe-
plia la intercambiabilidad de sus miembros como nal.45 Una aplicación automática de la técnica de
lo es en los aparatos de poder estatal. Muchas ve- Roxin a tales organizaciones sin una comproba-
ces se trata sólo de pequeños grupos, familias, ción estricta de sus presupuestos puede llevar a
gangs, etc., cuyos miembros se conocen entre sí y una peligrosa ampliación de los límites de la pe-
conviven o, por lo menos, tienen estrechos lazos nalidad o a un concepto unitario de autor, en el

41. Así reza el título de un artículo de JAKOBS, «Kriminalisierung im Vorfeld einer Rechtsgutverletzung», ZStW 97 (1985), p. 751 («Estu-
dios de Derecho penal», traducción de Suarez Gonz6lez, Peñaranda Ramos, Cando Meliá, Madrid 1998, p. 293 y ss.), quien, para des-
cribir más gráficamente la esencia de estos delitos, utiliza la quizás no muy afortunada expresión «Derecho penal de enemigos» (Feinds-
trafrecM (que desarrolla también en su ponencia al Symposium de Berlín, octubre 1999, «Die deutsche Strafrechtswissenschaft in der Jahr·
tausendwende», aún inédita, y que tiene el sugerente título: «Die Strafrechtswisenschaft vor den Herausforderungen der Gegenwart».
Agradezco al Prof. Jakobs que me haya proporcionado el texto de este trabajo suyo que sirvi6 de base para una conferencia que dio en
la Universidad Pablo de Olavide, el día 15 de febrero de 2000.
42. ROXIN, (nota 1), p. 251 (=.Autorla, p. 276).
43. Cfr. AMBOS, (nota 14), pp. 240 y ss., quien por lo dem6s habla en el caso de la Mafia sicilina o del «cartel de la droga» colombia-
no de una relación simbi6tica entre estos grupos y el Estado, que no se puede considerar como desvinculada del Derecho, sino como una
organización integrada en el Ordenamiento juridico. Sobre la criminalidad organizada en Jap6n, y especialmente sobre el fen6meno del
boryoukudan (criminalidad organizada violenta), véase el trabajo de HuANG/VAUGHN, «A descriptive Analysis of Japanese Organized Cri-
me: The Boryokudan from 1945 to 1988», en lntemational Justice Review, volume 2, 1992, pp. 19 y ss., quienes curiosamente también ha·
blan (pp. 48 ss.) de una relaci6n simbi6tica entre el boryoukudan y la policía japonesa. .
44. Cfr. HASSEMER, «Kennzeichen und Krisen de~ ?1odernen Strafrechts», ZRP 1992, p. 378 y ss: (==Produktverantworlung 1m Strafrecht,
1994· =en HASSEMER/MUÑOZ CONDE, La responsabilidad por el producto en Derecho penal, Valencia 1995).
45'. Cfr. KENNEY /FtNCKENAUER, Organízed Crime in America, 1995, que, por ejemplo en la p. 4, car?~eriza la criminali:'ad organizada
como «no ideológica»: «Organized groups are nonideological in the :ense that.they ~ not have pol1?cal agendas o .~eir ~· They a~
not terrorists cledicated lo política/ change. They do not espouse a particular radica!, liberal, .conservat1ve, or other pol1t1c~l 1cJ;c?logy. The1r
interest in goverment is on/y in íts nullification though bribery, payoffs, and corrupt1on. Desp1te the fuct they may engage m k1/lmgs, bom

110
Doctrina

•••

que cualquier cabecilla o miembro de la organiza- menos teóricamente, aplicar esta teoría también
ción podría ser condenado por un delito singular en los casos en que el delito se haya cometido en
cometido por uno de ellos.46 En lo que se ha dado el marco de un aparato de poder de carácter no es-
en llamar «moderno» Derecho penal47 tenemos ya tatal y no desvinculado del Derecho (por ejemplo,
bastantes ejemplos de esto en sectores como la re- en una empresa). El B.G.H. en la resolución antes
gulación de los delitos de tráfico de droga, blan- mencionada51 ha abierto esa posibilidad aceptan-
queo de capitales, terrorismo, etc., respecto a lo do la traslación del dominio de la organización ca-
cual Jakobs habla incluso de un Derecho penal de racterística del crimen organizado de carácter
enemigos.48 Pero hay que advertir de esto y preo- mafioso al ámbito de la empresa. Ambos niega
cuparnos por la ampliación de conceptos tradicio- esta posibilidad con el argumento de «que se debe
nales como el de autoría mediata, para poder tratar de "aparatos de poder", es decir, de organi-
adaptarlos al «moderno» Derecho penal, porque zaciones criminales (incluyendo las terroristas)
ello puede conducir a una pérdida de identidad de que pretenden alcanzar o aumentar el poder y es-
la Dogmática jurídico-penal como instrumento tán dotadas de una estructura organizativa y de
garantizador de los principios fundamentales de mando rígida».52 Pero este argumento es difícil-
carácter constitucional del Derecho penal.49 Ro- mente compatible con la renuncia al requisito de
xin es consciente de esta tendencia y, por eso, con- la desvinculación al Derecho que el mismo Ambos
diciona la aplicación de su teoría al ámbito de la propone.53 Es verdad que con ello se pierde, como
criminalidad organizada a «que efectivamente se el mismo Ambos dice, un criterio que en la teoría
compruebe con exactitud, en el caso concreto, la de Roxin tenía prima facie, la función de separar
estructura descrita de dominio característica de «la cizaña criminal (criminalidad organizada) del
la autoría mediata».50 trigo limpio (empresa)»54. Pero, al renunciar al
requisito de la desvinculación al Derecho debe
IV asumirse este peligro y sólo pueden venir en con-
sideración, para caracterizar el dominio de la vo-
Ahora nos podemos ocupar de la cuestión de si luntad en virtud de aparatos de poder, los otros
puede haber una autoría mediata en el marco de elementos de la teoría de Roxin.
un aparato de poder organizado de carácter esta- Vista desde esta nueva perspectiva la teoría de
tal que no esté al margen del Derecho. Roxin no plantea, pues, ningún problema para ad-
Como ya hemos indicado anteriormente (supra mitir también esta forma de dominio organizativo
I), si se renuncia al tercer elemento de la teoría de sobre todo en el ámbito de las grandes empresas.
Roxin, es decir, a que la organización sea una or- Naturalmente que estas grandes empresas se dife-
ganización al margen del Derecho, se podría, al rencian de las organizaciones mafiosas y crimina-

bings, or kidnapping and despile the fuct that they may axist within política/ groups, such as is the case with cerlain elements of the Pales-
tine überation Organization, fur example, international terrórist organitations would not be a form of organizecl crime accordíng lo this cri-
terion» (sobre ello, cfr. los interesantes trabajos de ÁNARTE BoRRAllO, FERRÉ OLIVÉ, MEDINA ÁRIZA, ZúÑIGA RODRÍGUEZ, en: FERRÉ OLIVE/ÁNARTE
BoRRAUO (nota 16)}.
46. Tales excesos son usuales en el Derecho penal del Common law con la figura de la conspiracy (críticamente, fLETCHER, Basic Con-
cepts of Criminal law, New York 1998, S.191 /192: «The modern doctrine of conspiracy renders criminal any a9reement between two or
more persons lo commit a crime (... J. The idea that organisation itself is criminal could hove lecl lo punishment of the conspiracy as an en-
tily itself, but in fuct it lead lo the creation of a separate crime definecl by participafing in a conspiracy (... ). In every case, therefore, in wich
two or more individuals agree lo carry out a crime, the conspiralors are guilly both of the sustantive crime they commit and the addtional
crime of conspiracy. Even if only one parly acrua/ly carries out the crime, they are equally guilly of conspiracy» (=Conceptos bósicos de De-
recho penal, traducci6n de Francisco Muñoz Conde, Valencia 1997, p. 279 (cursiva del autor).
47. Cfr. HASSEMER, (nota 44).
48. Cfr. JAKOBS, (noto 41 ).
49. Cfr. MuÑOZ CoNoe, «Geglückte und folgenlose S1rafrechtsdogmatik?, KritV, Sonderheft, Winfired Hassemer zum sechzigsten Ge-
burtstag», 1. Auff. 2000; S.130 f. (también en Symposium de Berlín, octubre 1999, «Die deutsche Strafrechtswissenschaft in der Jahrtau-
sendwende» (nota 41) (=«Presente y futuro de la Dogmática jurídico-penal», en RP, n.g 5, 2000, pp.44 y ss.).
50. Cfr. ROXlN, (nota.18).
51. BGH 40, 218 (nota 20).
52. AMBOS. (nota.14), p. 239 (• RDPC, p. 157)
53. AMros. lug. cit., p. 245 (= RDPC, p. 165).
54. AMoos. lug. cit., p. 242 (= RDPC, p. 161 ). Contra lo aplicaci6n de lo teoría del dominio de la voluntad en virtud de aporatos de po-
der organizados en el morco de la criminalidad de empres~, también FIGUEIREDO.~, en _FE~RÉ OLIVÉ/ANARTE BoRRAUO (nota 16), p. 106,
quien cito la opini6n también contraria de TERESA SERRA, Revista Portuguesa de Ciencia Criminal, 5 (1995), p. 303.

111
Revista Penal
¿Dominio de la voluntad en virtud de aparatos de poder organizados en organizaciones
«no desvinculadas del Derecho»?

les porque, desde un principio, no están al margen En este sentido, creo que tiene razón Ambos
del Derecho. Pero actualmente en muchos secto- cuando dice que «tampoco en las empresas orga-
res como evasión de impuestos, estafas de crédito nizadas jerárquica y linealmente, en las que bajo
y de inversión, polución medioambiental, finan- determinados presupuestos tales "sucesos regula-
ciación ilegal de partidos políticos, blanqueo de res" pueden ser desencadenados por órdenes des-
capitales, abuso de información privilegiada, etc., de arriba, sería lícito partir de una intercambiabi-
es cada vez más difícil señalar dónde están los lí- lidad de los ejecutores en el sentido del criterio de
mites entre una estrategia de mercado legal y la fungibilidad».60
otras actitudes de carácter criminal.SS Se habla in- Efectivamente, esta fungibilidad de los ejecuto-
cluso de una responsabilidad penal de las perso- res no es tan amplia como puede serlo en los apa-
nas jurídicas en base a un «dominio funcional, sis- ratos de poder estatales o paraestatales al margen
témico de la organización»,56 lo que supone un del Derecho. Pero la mayor dificultad para funda-
dominio de la organización y de sus miembros mentar un dominio de la voluntad en virtud de un
por parte la cúpula que da las órdenes ilegales que aparato de poder organizado de una organización
otros ejecutan. no al margen del Derecho es la irresponsabilidad
Mayores problemas puede presentar la fungibi- del ejecutor, al que incluso en la praxis de muchos
lidad del ejecutor, no sólo porque no siempre se países se le utiliza, a veces, como testigo de los
trata de un anónimo ejecutor «intercambiable ar- procesos que se llevan a cabo contra los miembros
bitrariamente», sino también porque normalmen- del Consejo de Administración, directivos, etc., de
te es un instrumento irresponsable no cualificado una empresa acusados de delitos como los medio-
o que actúa sin intención, que no puede ser consi- ambientales, estafa de subvenciones, delitos fisca-
derado autor,57 no siendo posible, por tanto, apli- les, insolvencias punibles, etc. Ello supone que el
car la figura del «autor tras el autor»SB ni funda- Fiscal renuncia a perseguir a los ejecutores para
mentar un dominio de la voluntad en virtud del que éstos puedan ser interrogados como testigos y
aparato de poder. Es lo que ocurre cuando se tra- no como coimputados, lo que en la práctica se ha
ta de un delito especial o «consistente en la in- revelado como un método eficaz, aunque practi-
fracción de un deber» en el que lo que interesa, cable desde el punto de vista el Estado de Dere-
para fundamentar la autoría mediata, es «sólo la cho, para atrapar a los «peces grandes».61
lesión del deber especial extrapenal y no el domi- Si el ejecutor no es responsable y sólo es un ins-
nio del hecho».59 Si no se acepta esta construcción trumento en manos del «hombre de atrás» es difí-
o no se trata de mi delito especial o consistente en cil, a causa de la accesoriedad de la participación,
la infracción de un deber, entonces hay que recu- fundamentar en base a ello una responsabilidad
rrir a otras formas de autoría y participación o al del «hombre de atrás». Pero no habría ningún
dominio de la voluntad en virtud de aparatos de problema en aceptar una autoría mediata «nor-
poder organizados para fundamentar la responsa- mal» si el dominio de la voluntad se basa en un
bilidad del «hombre de atrás» o de la cúpula. error del ejecutor. En el ámbito de la criminalidad

· 55. Cfr. ScHÜNEMANN, Unternehmenskriminalitat und Strafrecht, 1979; el MISMO, Wistra 1982, pp. 41 y ss.
56. Cfr., por ej, las propuestas de LAMPE, ZStW 106 (1994), pp. 728 y ss; y HEINE, Die strafrechtliche Verantwortlichkeit von Unternehmen,
1995 , y la exposición que de las mismas hace SILVINA BACIGAWPO, La responsabiliclad penal de las personas jurídicas, Barcelona 1998.
57. Sobre la cuestión del instrumento doloso, cfr. ROXIN (nota 1), pp. 252 y ss. (=Avtoría... , pp. 278 y ss.), quien, en principio, rechaza
esta figura, porque no constituye una auténtica autoña.
58. Sobre ello, SCHROEDER, Der Téiter hinler clem Toter, 1965.
59. ROXIN (nota 1), p. 360 (=Autoría... , p. 391 ).
60. AMBOS (nota 14), p. 239/240 (= RDPC, p. 157).
61. Me remito sobre todo a la praxis de la persecución penal de los delitos contra el. medio ambiente en USA, en donde se ofrece in·
munidad (immunity) al foreman, si declara como responsibile corporate officer (Cfr. FINDLEY/FARBER, Cases and Material on Enviromental
Law, 4.g ed., 1995, p. 652). Contra este intercambio de roles se pronuncia ROXIN, Strafverfahrensrecht, 19.¡¡ ed., 1985, p. 153, porque
constituye una «indigna manipulación» (eíne unwürélige Manipulation), refiriéndose a la separación del proceso «que únicamente va a ser·
vir poro posibilitar el interrogatorio en calidad de testigo de quien antes era un coimputado». Esto puede ser aún más grave cuando se tra·
ta de delitos contra el Estado y la impunidad o sobreseimiento del proceso constituye un premio que se da por su «arrepentimiento activo»
al testigo de cargo, poro que declare contra sus cómplices (también en contra de esta figura, ROXIN, lug. u. cit. 72, con el argume~to ~e
que «supondría un quebrantamiento del principio de legalidad en la persecución de los delitos graves, que conmocionaria la conc1enc1a
jurídica y tendría efectos crimin6genos»). Sobre el valor probatorio de la declaraci6n del coimputada con~a. otros coim~utados, véase DIAZ
PITA, El coimputaclo, Valencia 2000, quien se indina por darle el carácter de prueba; en contra de esta opinión, cfr. MUNOZ CONDE, en Pré;
logo a la misma obra, y ya antes en: «lo búsqueda de la verdad en el proceso penal», lección Inaugural del curso 1998/99, en la Uni·
versidad Pablo de Olavide, de Sevilla, Sevilla, 1998.

112
Doctrina

•••

de empresa sería mejor hablar de una «coautoría hecho, sino su preparación y que el resultado de
mediata», ya que normalmente el «hombre de atrás» una votación es ejecutado en todos los casos prác-
es miembro del Consejo de Administración de una ticos relevantes por personas responsables. ¿Sig-
empresa que, con su participación en una vota- nifica esto que los intervinientes en una votación
ción, decide la comisión de un delito (por ejemplo, antijurídica, que otras personas responsables eje-
introducir o no retirar productos nocivos del mer- cutan, sólo pueden ser considerados como (co)au-
cado, provocar una insolvencia, frustrar un em- tores mediatos o como inductores? Considero que
bargo, llevar a cabo vertidos peligrosos para el el requisito asumido por la doctrina dominante67
medio ambiente, etc.). de que es necesario que el coautor intervenga tam-
Como ya he expuesto en mi libro El delito de al- bién en la fase ejecutiva no puede entenderse en el
zamiento de bienes,62 en el ámbito de las insolven- ámbito de la criminalidad de empresa del mismo
cias punibles es absolutamente posible hablar, en modo que en los delitos contra la vida o contra la
el caso de una gran empresa, de coautoría «me- libertad o contra la propiedad. En éstos la acción
diata», que se puede fundamentar, en todo caso, ejecutiva fundamenta siempre una autoría direc-
fácilmente con la teoría de Roxin sobre la coauto- ta, pero en la criminalidad de una empresa tiene
ría en los delitos consistentes en la infracción de otra significación, pues no es otra cosa que el po-
un deber.63 El problema surge, en éstos y otros de- ner en marcha la decisión de un «hombre de atrás»
litos que no consisten en la infracción de un deber, que es el que realmente la controla y la domina. El
cuando el ejecutor es responsable. De acuerdo con «dominio funcional del hecho» que, en opinión de
lo dicho anteriormente, se debe excluir aquí un Roxin, fundamenta la coautoría,68 también puede
dominio de la voluntad en virtud de aparatos de darse en la fase preparatoria cuando «Configura»
poder organizados, no ya porque estas organiza- la ejecución.69 Esta es una tesis que no está de
ciones no están al margen del Derecho, sino por- acuerdo con la concepción de Roxin sobre la co-
que no se dan los otros dos elementos que funda- autoría, pero en mi opinión es la única que puede
mentan el dominio de la voluntad: el dominio de explicar el sentido y el significado jurídico-penal
la organización y la fungibilidad de los ejecutores. de una votación en el marco de la cúpula o Con-
Sería mejor hablar, por tanto, de una coautoría sejo de Administración de una empresa.
«normal», una solución que ya Jakobs propone Con ello llegamos a la conclusión final de que en
también para el dominio de la voluntad en virtud el marco de un aparato de poder no estatal y no al
de aparatos de poder organizados.64 Roxin ha cri- margen del Derecho, como son sobre todo las em-
ticado esta tesis de Jakobs porque, en su opinión, presas, no puede admitirse un dominio de la vo-
no se ajusta a la realidad: en primer lugar, porque luntad en virtud del aparato de poder organizado.
no se da una decisión común al hecho; en segun- En su lugar viene en consideración una (co)auto-
do lugar, porque falta una ejecución común; en ría mediata en virtud de error, cuando se trata de
tercer lugar, porque la tesis de la coautoría no un ejecutor irresponsable, o la coautoría, cuando
tiene en cuenta la diferencia estructural decisiva el ejecutor es responsable.
entre una autoría mediata, estructurada verti- Pero hay que advertir que en los sectores del
calmente, y una coautoría, estructurada horizon- «moderno» Derecho penal hay una tendencia a
talmente.65 cambiar el método tradicional de imputación a va-
Pero si se contemplan las particularidades de la rias personas y dirigir la persecución penal, en lu-
intervención en una votación, se advierte inme- gar de a la persona que ha provocado la causa más
diatamente lo que Jakobs ha destacado en un tra- próxima al daño, a investigar las infracciones de
bajo fundamental sobre el tema, 66 es decir, que los deberes de vigilancia, selección, control y orga-
esta intervención no constituye una ejecución del nización que tienen otras personas, en lugar de in-

62. Cfr. MUÑOZ CONDE, El delito de alzamiento ele bienes, 2.g ed. , Barcelona 1999, pp. 179 y ss.; también en FERRÉ Ouvé/ANARTE Bo-
RRALLO (noto 16), p. 158.
63. Cfr. ROXIN (noto 1), pp. 355 y ss. (=Autoría ... , p. 386).
64. Cfr. JAKOBS, AT, 2.si ed., 1991, 21/101 (= Derecho penol, traducción de Cuello Contreras y Serrano González de Murillo, Madrid
1995) .
65. Cfr. ROXIN, FS Griinwald, p. 553 (también en FERR~ OLIVÉ/ANARTE BoRRALLO (noto 16), p. 194); en el mismo sentido, Bt.ov, GA, 1996,
p.440. .
66. Cfr. JAKOBS, «Strofrechtliche Hoftung durch Mitwirkung on Abstimmungen», FS Miyozowa, p. 419.
67. Cfr. Rox1N (noto 1), pp. 275 y ss. (Autorfa... , pp. 303 y ss.).
68. Cfr. ROXIN lug. cit.
69. En este sentido también 5TRATENWERTH, AT (noto 14), n.11 824; JAKOBS (noto 64), 21/40.

113
Revista Penal
¿Dominio de la voluntad en virtud de aparatos de poder organizados en orgmabsacione1
«no desvinculadas del Derecho»? •1

vestigar la infracción primaria causante orientada a una ampliación de la punibilidad difícilmente


al daño, indagar las violaciones de deberes respec- compatible con las garantías del Estado de Dere-
to a la vigilancia, organización y control. Para ello cho y con el principio de intervención mínima y ul-
se emplea el método de las estructuras complejas tima ratio del Derecho penal.
de cooperación del Derecho societario, cuyas me- Por todo ello dedico este trabajo en estrecha vin-
tas son distintas a las del Derecho penal. En el De- culación a mi respetado maestro Claus Roxin,
recho de Sociedades lo que interesa son las com- quien no sólo, corno dijo Goethe,72 hace ya casi
petencias abstractas, independientes del hecho; en cuarenta años fundamentó de nuevo desde el prin-
el Derecho penal hay que aplicar, en cambio, crite- cipio el «viejo fundamento» de la teoría de la au-
rios referidos al hecho y a la situación de acción.7º toría y la participación, sino que siempre ha sido
Con ello se produce el peligro de imputar una res- para todos nosotros, discípulos directos e indirec-
ponsabilidad sin diferenciar entre autoría, induc- tos suyos, un ejemplo de tolerancia, humanidad y
ción y complicidad, 71 lo que conducirá en la praxis sabiduría. •

70. Cfr. HASSEMER, Produktverantwortung (nota 43), pp. 65 y ss. {==HASSEMER/MUÑOZ CONDE (nota 43) p.178).
71. Asi, por ej., JAKOBS, (nota 66) lug. cit. .
72. Cfr. GoETHe, «Wilhelm Meisters Wandel Jahren»: «A/tes Fundament ehrt man, dorf abe~ dos Recht nicht au'9eben, irgendwo wiec!er
:Je.
einmal von vorn zu gründen» {«Se debe respetar el viejo fundamento, pero no se debe renunciar a fundamen.tarlo nuevo .desde el [c'"-
cipio»). La cita se encuentra en ROXIN, Kriminalpolitik u~d Strafrechtssystem, 2.11 ed., Berlin 1972, p.14 {• Politica criminal Y sistema d De-
recho penal, troducción, introducción y notas de Francisco Mufíoz. Conde, Barcelona 1972, p. 39).

114
Delito intentado e idoneidad en el derecho es añol .. ,

Miguel Ángel Núñez Paz

SUMARIO: l. El problema de la idoneidad. II. La idoneidad de la acción en el derecho comparado


(Italia). III. El derecho español. IV Observaciones generales: 1. Inidoneidad y teorías objetivas. 2. Ini-
doneidad y teorías subjetivas. 3. Inidoneidad y teorías mixtas. 4. La posición del Código penal de
1995.

cómo buena parte de la doctrina ha preferido uti-


l. El problema de la idoneidad lizar la denominación "delito imposible"!; si bien
el término "imposible" asociado al término "deli-
Cuando se habla de tentativa inidónea parece
to" -como en el Código penal anterior- al de
que ha de partirse del término "tentativa"; pero la "tentativa"2, tendría que hacer referencia a la im-
tentativa es ya un delito y, si se estima que la ini- posibilidad de, no ya de carácter delictivo de la
doneidad impone la imposibilidad de ejecución o conducta, sino de la verificación del resultado pre-
de producción del delito -a que se refería el Có- tendido3.
digo penal español derogado en 1995 (1973) en su Se habla, por tanto, de tentativa inidónea o de-
artículo 52.2-, se puede entender en base a ello lito imposible cuando la consumación del delito

1. Así, v.g., GIMBERNAT ORDEIG, Introducción a la Parte general del Derecho penal español, Fac. Derecho UC, Madrid, 1979, pág.
109; NÚÑEZ BARBERO, El delito imposible, Salamanca, 1963, págs. 2, 18, 57, 125 y 157; JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado de Derecho
penal, 3.º ed., Ed. Losada, Buenos Aires, 1977, VII, pág. 620; MUÑOZ CONDE-GARCÍA ARÁN, Derecho penal, Parte gene~al, 4. 9
ed., Tiran! lo Blanch, Valencia, 2000, pág. 376, quienes utilizan ambas términos "tentativ9 inidónea", "delito imposible"; RODRIGUEZ
MOURULLO, Delito imposible y tentativa de delito, ADPC~, 1971, págs. 369 y ss.; RODRIGUEZ RAMOS, Compendio de Derecho pe-
nal, Parte general, Trivium, Madrid, 1984, pág. 231; SUAREZ MONTES, El delito imposible de aborto en la ¡urisprudencia del Tribu-
nal Supremo, ADPCP, 1966, págs. 215 y ss. En contra, FARRÉ TREPAT, La tentativa de delito, Bosch, Barcelona, 1986, pág. 348; ídem.
SOLA RECHE La llamada tentativa inidónea del delito, Ed. (ornares, Granada, 1996, págs. 11-14.
Téngase en cuenta que hasta la promulgación del Código penal de 1995 estuvo vigente el antiguo artículo 52.2, introducido en 1944
que establecía la imposición de la misma pena que la correspondiente a la tentativa en los "casos de imposibilidad de ejecución o de
producción del delito". Más recientemente, sin embargo, utiliza ambos términos equiparándolos MIR PUIG, Derecho penal, Parte gene-
ral, 4.º ed., cit., pág. 346, n. 81 y 83; también JESCHECK, Tratado de Derecho penal, Parte general, Bosch, Barcelona, Trad. de Mir
Puig / Muñoz Conde, 1981, pág. 724.
La utilización del término "delito imposible" está generalizada en la doctrina italiana, vid. VANNINI, /1 reato impossibile. Racolta di
alcuni scritti minori, Milano, 1952; FLORE, //reato impossibile, Napoli, 1959; MANTOVANI, Diritto pena/e, P G, 2. 9 ediz., Padova,
1988, pág. 435; FIANDACA-MUSCO, Diritto pena/e, 3. 9 ed., Zanichelli, Bologna, 1997, pág. 430
El término "tentativa inidónea" (Der untangliche Versuch) es generalmente utilizado en la doctrina alemana. Vid. por ejemplo, WES-
SELS, Derecho penal, Trad. de Finzi, Buenos Aires, 1980, pág. 180; JESCHECK, Tratado, cit., 1993, pág. 480; STRATENWERTH, De-
recho penal, trad. de Romero, Edersa, Madrid, 1982, pág. 212, n. 680; ídem. Der Versuch des untanglichen Sub¡ets, FS für H.J. Bruns,
Kohln, 1978, págs. 59 y ss. Vid. § 23 y 23.111 StGB.
El art. 23 del Código penal suizo aborda la tentativa in.!dónea, en la.. que el juez puede prescindir de la pena si la no producción del
hecho se debe a la falta de entendimiento del autor. SCHONKE-SCHRODER-ESER, Strafgesetzbuch Kommentar, 24.º ed., Verlag. C.H.
Beck, München, 1991 / más reciente: München, 1997, § 22, aum. 26; WELZEL, Das deutsche Strafrecht. fine systematische Darste-
1/ung, A.T., 11.º ed., 1969, pág. 193; DICKE, Zur Problematik der untanglichen Versuch, JUS, 1968, pág. 157.
2. Así, CEREZO MIR, Curso eje Derecho penal español (Lecciones}, Parte General, 5.º ed., Tecnos, Madrid, 1997, pág. 123; ídem.
COBO DEL ROSAL-VIVES ANTON, Derecho penal, Parte general, Tiran! lo Blanch, 5. 9 ed., Valencia, 1999, pág. 556.
3. Así, SOLA RECHE, La llamada tentativa, cit., pág. 12, en el mismo sentido, FARRÉ TREPAT, La tentativa, cit., pág. 348.

124
o n

•••

resulta imposible en cuanto que la acción del au- guido si se suministra en dosis insuficiente; asi-
tor, dirigida a la realización de un tipo penal, no mismo no se puede afirmar la falta de peligro y
puede llegar a la consumación del delito intentado por tanto la ausencia de idoneidad en el supuesto
por inidoneidad de los medios4, del objetos o de de que una persona apunte a otra con un arma
ambos6. El caso de la inidoneidad del sujeto es descargada si se trata -en el caso de esta últi-
controvertido7. ma- de una persona fuertemente impresionable
o que padece del corazón9.
El criterio acogido por la doctrina dominante en
11. La idoneidad de la acción en el Derecho Italia es, por consiguiente, el de la idoneidad, en
comparado (Italia) concreto valorada ex antelO. Es decir, el acto es
idóneo cuando un observador avezado, que se hu-
En la doctrina italiana más reciente, así como biese encontrado en la misma situación concreta
en el artículo 49 -Cáp. II- del Código penal ita- en que se encuentra el autor y además hubiese te-
liano, se ha sustituido, sin embargo, la palabra nido los conocimientos particulares de este últi-
"medio" por la de "acto" cuando se establece la ex- mo, hubiera juzgado posible o probable la verifi-
clusión de la punibilidad en el caso de la "inido- cación del resultado consumativo. Este criterio
neidad de la acción" o de la "inexistencia de obje- llamado "prognosis posterior' es el que, según la
to" de la misma. En el artículo 56 del mismo texto posición dominante en la doctrina italiana, co-
legal italiano cuando se estipula que "quien cum- rresponde a las exigencias de la institución de la
ple actos idóneos dirigidos de modo inequívoco a tentativall. Así, por ejemplo, no constituiría tenta-
la comisión de un delito, responde de delito inten- tiva de homicidio el disparo o puñalada contra
tado si la acción no se cumple o el resultado no se una persona visiblemente protegida por un chale-
verifica"S, parece que el legislador italiano y la co antibalas o una coraza; mientras que sí consti-
más reciente doctrina entienden que la inidonei- tuiría tal tentativa si el chaleco o la coraza no fue-
dad del medio va referida en abstracto y la idonei- ran visibles12.
dad de la acción va referida en concreto, v.g. una En cuanto a la mención explícita de la inexis-
dosis de azúcar es, abstractamente considerada, tencia del objeto en el artículo 49.2 del Código
medio inidóneo para causar la muerte, aunque de- penal italiano, ésta sería superflua en cuanto
ja de serlo si se suministra a un diabético; mien- que la falta de dicho objeto incidiría general-
tras que el arsénico es, en general, considerado mente sobre la idoneidad de la acción como re-
medio idóneo para matar, si bien puede no conse- quisito que va verificado en concreto teniendo

4. El intento de provocar un aborto con pastillas para el dolor de cabeza es una tentativa con medio inidóneo por razones fácticas.
5. El intento de dar muerte a un cadáver constituye tentativa sobre objeto inidóneo; la tentativa de hurto ignorando el consentimien-
to del poseedor es una tentativa con objeto inidóneo por razones jurídicas (Vid. JESCtJECK, Tratad_o, cit., 4.º ed., pág. 480).
6. Tentativa de aborto con medios inidóneos en mujer no encinta, vid. ESER en SCHONKE-SCHRODER- ESER, StGB, cit., 1991, págs.
331 y ss., §§ 22 y 23 y págs. 356 y ss.; vid también sobre el tema, FARRÉ TREPAT, ob. ult. cit., págs. 277.
7. Este supuesto es generalmente considerado como un subcaso de delito putativo. Cf. WELZEL, Das Deutsche Strafrecht, cit., 11.º
ed., pág. 194; BAUMANN, Strafrecht, Ali. Teil, 1975, pág. 527; SCHMIDTHAUSER, Strafrecht, PG, 2.º Aufl., Mohr, Tübingen, 1975,
pág. 494; STATENWERTH, Strafrecht, Ali. Teil, /, Heimans Verlag, Koln-Berlin-Bonn-München, 2.º Aufl., n. 698; ldem. Der Versuch un-
tanglichen Subjekts, cit., págs. 59-63. Más recientemente, JAKOBS, Derecho penal, cit., 1995, pág. 876, n. 43. En contra, JESCHECK,
Derecho penal, 4.º ed., trad. Manzanares, págs. 480, 484 y 486; BRUNS, Der untangliche Téiter. Die Strafbarkeit des Versuchs eine
untanglichen Sub¡ekts, GA, 1979, págs. 161 y ss.; WESSELS, Derecho penal, cit., pág. 182 (aunque con matizaciones), quienes esti-
man que, en general, se trata de una tentativa inidónea punible. Vid. también en nuestro derecho, MIR PUIG, Derecho penal, 4.º ed.,
cit., pág. 346, n. 38; ídem, FARRÉ TREPAT, ob. cit., pág. 346, n. 81. En contra de la punición, SOLA RECHE, La llamada tentativa, cit.;
SAINZ DE ROBLES, "Sobre la tentativa del sujeto inidóneo", Libro Homena¡e al Prof. Beristain, San Sebastián, 1989, págs. 626 y ss.
8. Vid. MANTOVANI, Diritto pena/e, cit., págs. 414-415; FIANDACA-MUSCO, Diritto pena/e, PG, cit., págs. 430-433.
9. VANNINI, //problema giuridico del tentativo, Milano, 1950, pág. 86. Un hecho abstraclamente inidóneo (tiro de fusil) -dice
MANTOVANI, Diritto pena/e, cit., pág. 421- puede ser concretamente inidóneo (si se dispara a distancia mayor de la que alcanza el
arma), y viceversa (propinar azúcar al diabético o golpear con el lápiz la nariz del hemofílico afectado por un grave aneurisma de aor-
ta).
l O. MANTOVANI, Diritto pena/e, cit., pág. cit.
11. PAGLIARO, Principi di diritto pena/e, P G, 6.º ed., Giuffre, Milano, 1998 / 7. g ed., Giuffré, Milano, 2000, pág. 514.
12. Si el reo arriesga realizar una parte de la conducta querida por él, se debe considerar idóneo. Asimismo, el acto que, junto a
los otros, habría producido el resultado. Así, en un veneno suministrado en pequeñas dosis, si el envenenador es descubierto antes de
haber proporcionado la dosis completa que sería letal, los actos realizados deben ser ya considerados idóneos para la producción de
la muerte, según el juicio de prognosis positiva. Cf. PAGLIARO, ob. cit., págs. 514-515.

125
Revista Penal
Delito intentado e idoneidad en el derecho español
•••
en cuenta las circunstancias en que la actividad ción del delito e imponía la misma pena en estos
se desarro!la13. casos que para la tentativa pura y simple, el ar-
El StGB suizo en su artículo 23 regula la tenta- tículo 16.1 del nuevo Código penal incluyó los ac-
tiva inidónea con referencia al medio y al objeto, tos que objetivamente deberían producir el resul-
y estima que si, en estos supuestos, el hecho fuese tado ya que, en la definición de tentativa, se
de tal naturaleza que en ningún caso se hubiera requiere dar principio a la ejecución del delito di-
producido la consumación, el juez puede atenuar rectamente por hechos exteriores y no practicar
la pena conforme a su arbitrio (artículo 66), e in- todos los actos de ejecución que objetivamente de-
cluso prescindir de ella en el caso de burda falta berían producir el resultado, si bien no se clarifi-
de comprensión del autorl4. ca cuándo debe hablarse de idoneidad o inidonei-
El§ 15, III del StGB austríaco deja impunes las dad en la tentatival6.
formas absolutamente inidóneas. Sin embargo, el
StGB alemán no establece una distinción en orden
a la idoneidad de la tentativa, cuya punibilidad re- IV. Observaciones generales
gula en el § 23 y tan sólo cuando el autor, por una
Para comprender el problema de la inidoneidad
burda falta de comprensión, ignoró que la tentati-
de la tentativa vuelven a surgir las dos tesis discre-
va no podía haber conducido en ningún caso a la
pantes: las teorías subjetivas y objetivas, en cuanto
consumación, debido a la naturaleza del objeto o
a cómo ha de determinarse la peligrosidad de la
del medio, el Tribunal puede disminuir o incluso
tentativa. Parece entonces que nuestro Código pe-
prescindir de la pena(§ 49,2 StGB).
nal en su artículo 16.1, aun no definiéndose clara-
Por consiguiente, no dándose este supuesto de
mente como algunas legislaciones precitadas, opta
la burda falta de comprensión del autor, no sería
por un requisito de peligrosidad objetiva la referir-
de aplicación esta regla y estaríamos dentro de las
se a los actos que "objetivamente" debieran produ-
disposiciones del§ 23, 1 y 2 del StGB, recibiendo
cir el resultado; mientras que el triunfo de las tesis
la tentativa el mismo tratamiento legal que si fue-
subjetivas parece plasmarse en buena parte en el §
ra idónea Is.
22 del StGB alemán, que requiere para el concep-
to de tentativa el inicio de la ejecución directa del
111. El derecho español tipo según la representación que el autor tiene del
hecho que ha de realizar; descartándose, así pues,
En lo que se refiere a nuestro Código penal, des- que la conducta constitutiva de tentativa tenga que
pués de la supresión del antiguo artículo 52.2 del manifestarse objetivamente peligrosa.
Código penal derogado que sancionaba las con- Por tanto, las tesis subjetivas -que prescinden
ductas de imposibilidad de ejecución y produc- del carácter peligroso de los actos- dejan de plan-

13. ANTOLISEI, Manuale di diriffo pena/e, Parte generale, Torino, 1955, págs. 344-345; vid. Cass. pen., SS 26-10-1984; 7-5-1984.
Un análisis de la jurisprudencia italiana puede verse en ALIBRANDI, I Codice commentato exclusivamente con la Giurisprudenza, Pia-
cenza, 1996. El artículo 49.2 del Cádigo penal italiano establece que la punibilidad queda excluida cuando "por la inidoneidad de la
acción o por la inexistencia del objeto de la misma es imposible el evento dañoso o peligroso", en esta segunda hipótesis surge una di-
ficultad, dado que puede darse una inexistencia absoluta del objeto porque "in rerum naturd' nunca existió, se extinguió o tuvo una
inexistencia relativa, ya que el objeto existe "in rerum natura" pero falta el ligar en el cual se realiza la conducta criminal. Cf. MAN-
TOVANI, Diriffo pena/e, cit., pág. 459, quien estima que el artículo 49 CPI permite la exclusión de la punibilidad de la hipótesis en las
cuales el objeto es inexistente "in rerum natura" que, de otro modo, serían punibles con arreglo al artículo 56, porque la conducta re-
sulta idónea "ex ante", en cuanto que en el momento en el cual el sujeto opera en presencia del objeto, aparece como verosímil. Así,
v.g., en el caso de inyectar una dosis mortal de veneno a una persona muerta pocos instantes antes por colapso cardiaco, dado que la
"premorienzd' no era constatada en el momento de la conducta pero podía ser verificada sólo con indagaciones sucesivas (MANTO-
VANI, ob. cit., pág. 460). El citado autor se define por la solución que se adapta mejor a los principios de legalidad y ofensividad, en
virtud de los cuales:
el delito imposible se refiere a la sola hipótesis de inexistencia absoluta del objeto (constatable, por consiguiente, ex post, esto es, te-
niendo en cuenta todas las circunstancias incluso no conocidas o no verosímiles ex ante), ya que -afirma- constituiría una violación
del principio de ofensividad punir allí donde ha precluido ya, a posteriori, cualquier peligro de consumación del delito.
la tentativa punible, por el contrario, hace referencia a la hipótesis de inexistencia relativa, siempre que en el momento de la con-
ducta aparezca como verosímil la existencia del objeto.
Considera, así, en el primer caso, el juicio de peligrosidad ex post, y en el segundo, ex ante, lo que no resulta plenamente convin-
cente.
14. REHBERG, Schweizerisches Strafgesetzbuch (StGB), Orell-Füssli, Zurich, 1995, págs. 34-35 y l 09.
15. StGB, 30 Aufl., Beck, 1996, págs. 20 y 26; vid. también SOLA RECHE, ob. cit., págs. 5 y 233 y ss.
16. SOLA RECHE, ob. cit., pág. 229, aunque considere tal distinción irrelevante.

126
•••

tearse la distinción entre tentativa idónea e inidó- por la norma. Todas las acciones a las que les fal-
nea; contrariamente a las teorías objetivas, que es- te una característica del delito no estarían prohi-
tablecen tal distinción sobre la base de la peligro- bidas por la norma19.
sidad o no de la conducta para que ésta sea
merecedora de pena 17.
Tanto las teorías objetivas como las subjetivas y A) La teoría de la falta de tipo
mixtas han incidido en aspectos importantes den-
tro del tema de la inidoneidad. Pasemos ahora a Para la teoría objetivo-formal de la falta de tipo
observar esas incidencias: (Mangel am Tatbestand) falta alguna de las carac-
terísticas del tipo objetivo del delito. Si en la ten-
tativa falta la relación causal, para la tesis de la
1. Inidoneidad y teorías objetivas falta de tipo, faltará alguna de las restantes carac-
terísticas del delito20.
Contrariamente a las teorias subjetivas, según Por ejemplo: A dispara contra un cadáver con
las cuales la punición de la acción se determina en intención de matarle, pensando que estaba vivo
base a la representación que el autor tiene de (error sobre el objeto); A cree utilizar un abortivo
aquélla, las teorías objetivas requieren que la ac- cuando se trata de un medio inocuo.
ción -y no sólo desde la representación del autor Se ha criticado de esta teoría la sumisión a la re-
sino de forma objetivada- sea adecuada (idónea) dacción del tipo legal del que depende la distin-
para la obtención o consecución del resultado pre- ción; v.g., en el caso de que B -contra quien dis-
tendido por el autor. para A- esté muerto, habría una falta de tipo,
Fue FEUERBACH quien por primera vez utilizó pero no si está vivo, aunque esté ausente; no pare-
un criterio objetivo, al estudiar que la tentativa só- ce justificada la distinción21, pues esta interpreta-
lo debería considerarse punible cuando entre la ción conduce a una falsa valoración del injusto22.
acción y el resultado existiera una relación causal, Para GRAF ZU DORNA, la ausencia de tipo se
lo que debe suponer la peligrosidad, que es lo que da cuando falta alguna de las exigencias del tipo
caracteriza la tentativals. que no se hallan en relación causal con la acción
Para quienes, como BINDING, concebían la del autor. En cambio hay tentativa, cuando el do-
tentativa como realización parcial del delito con- lo, dirigido a la realización del tipo legal, se ha
sumado, debía existir una relación causal concre- manifestado en acciones que no han dado lugar a
ta entre la acción realizada y el resultado preten- la consumación. Si bien, dentro de la tentativa de-
dido; si a la acción le falta alguno de los requisitos limitada de este modo, se distingue a su vez entre
necesarios para que se produzca el delito, aquélla error "nomológico" y error "ontológico".
no puede llegar nunca a la consumación y sólo es- La tentativa sigue siendo tentativa -aunque im-
taremos ante una realización parcial del mismo. pune-, si el autor sólo podía esperar que su con-
Si la acción carece de una de las características ducta produjera un resultado, a causa de que su
del delito, falta la idoneidad y la tentativa no sólo juicio "nomológico" era falso en forma, general-
no es punible, sino que ni siquiera está prohibida mente, cognoscible23.

17. SOLA RECHE, ob. cit., págs. 1O y 30.


18. Vid. FARRÉ TREPAT, ob. cit., pág. 283.
19. BINDING, Die Normen und lhre Ubertretung, 111, Meiner, Leipzig, 1918, pág. 426. Lo inidoneidad se obtiene según Binding, con
referencia al tipo; si falto un elemento del tipo, no hay tentativo. En realidad, según Binding, los supuestos de "error al revés" sobre uno
característico del tipo se consideran delito putativo. Lo tentativo inidóneo en que falte uno característico del tipo sería un delito putati-
vo (Die normen, cit., págs. 487 y ss.).
20. GRAF ZU DOHNA, Der Mangel am Tatbestand, Festgobe für Güterbock, 191 O, págs. 3.';i y ss. y 48 y ss.; FRANK, Das Strafgf!-
setzbuch, ci!., 43, l. Mantienen fundamentalmente este punto de visto en nuestro derecho ANTON ONECA, Derecho penal, cit.; JIME-
NEZ DE ASUA, Tratado, VII, cit., págs. 778 y_ ss.; CEREZO MIR, Lo obietivo y sub¡etivo en la tentativa, Valladolid, 1964, pág. 33; aun-
que la considero insuficiente, en porte, NÚÑEZ BARBERO, ob. cit., págs. 124-125, en los cosos en los que faltan los elementos o
condiciones particularmente requeridos en el tipo, sujeto, medio u objeto.
21 ). MAYER, Der Allgemeine Teil des Deutsche Strafrecht, 2.º Aufl., C. Winters, Heidelberg, 1923, págs. 360-361.
22. Vid. MAURACH, Strafrecht, cit., 4.º Aufl., pág. 507; BOCKELMANN, P., "Vorbereitung und Versuch", en Niederschriften über
die Sitzungen der Grossen Strafrechtskomission, 11, A.T., 19 Sitzung, 1958, pág. 174; una exposición crítica vid. en nuestro derecho
FARRÉ TREPAT, La tentativa, cit., págs. 290-292. Vid. también, SOLA RECHE, ob. cit., págs. 21-22.
1
23. GRAF ZU DOHNA, Der Mangel... , cit., págs. 59-61, distingue la tentativo debido o un error ontológico (conocimiento de los he- 1

chos que posee el autor) de la debido o un error nomológico (conocimiento o saber experimental que la generalidad posee). En base
a tal distinción se puede determinar como acción de tentativo aquella que, ejecutada de acuerdo con el conocimiento general, resulta

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Revista Penal
Delito intentado e idoneidad en el derecho español
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Sin embargo, establece una restricción: la au- No obstante, se pone de relieve que, de esta ma-
sencia de tipo tiene el valor de tentativa cuando la nera, la decisión depende de las diferentes redac-
no producción del resultado se explica suficiente- ciones de la ley, lo que nada tiene, sin duda, que
mente si el sujeto no se encontraba en el sitio con- ver con la peligrosidad29; v.g., la utilización de me-
tra el cual iba dirigido el ataque24. dios inadecuados para la consecución del hecho,
No obstante, LISZT-SCHMIDT niega también la si la ley no menciona el medio en su texto -como
tentativa si no se han dado algunas de las caracte- sucede en la interrupción del embarazo-.
rísticas del tipo que acompaña a la conducta, aun Y, sin embargo, se entiende que existe ausencia
supuesta su existencia por parte del autor25. de tipo si la ley -como en el caso (§ 229 StGB,
La teoría de la falta de tipo supone tan sólo la junto al precio, o artículo 139 del Código penal, en
exclusión del ámbito de la punibilidad de la tenta- la alevosía) del empleo de veneno- requiere de-
tiva, en general, de los casos de objeto y sujeto ini- terminados medios.
dóneo cuando estas características se mencionan Tampoco pueden solucionarse con este punto
expresamente26. También cuando el tipo exprese de vista los supuestos anteriores en que el autor
los medios en que ha de realizarse; si el autor no no encuentra el objeto del hecho en la forma pre-
emplea ninguno de ellos, habrá falta de tipo. tendida (tentativa de aborto en mujer no embara-
Pero no es tampoco la inidoneidad la base de- zada-§ 218 StGB, art. 145 CP español-; o intro-
terminante para la realización del injusto típico, ducción por el carterista de la mano en el bolsillo
ya que algunas conductas inidóneas pueden cons- vacío), ya que no se pueden separar, aunque sea
tituir una falta de tipo (impunes) y otras no (pu- necesario, desde el plano de la peligrosidad30.
nibles)27. No se establece un criterio de distinción entre
Se ha puesto de manifiesto, sin embargo, que la idoneidad e inidoneidad31.
teoría de la falta de tipo resulta insuficiente28 pa-
ra delimitar la peligrosidad de la tentativa. De B) La teoría pura del peligro. La inidonei-
acuerdo con ella, en los supuestos en que, desde dad en abstracto
un principio, falta una circunstancia pertenecien-
te al supuesto de hecho típico, es decir, cuando no Las teorías objetivo-materiales se apoyan en la
sólo no se ha producido el resultado pretendido idea de peligro. Para las teorías antiguas o "puras"
por el autor -por ejemplo: destrucción de la cosa de la peligrosidad, que parten de FEUERBACH
propia creyendo que es ajena(§ 303 StGB, artícu- pero fueron desarrolladas por MITTERMAIER,
lo 263 Código penal)- no nos encontramos ya no se considera la punibilidad de la tentativa con
conceptualmente ante una tentativa. arreglo a la relación causal, teniendo en cuenta,

adecuada para producir el resultado (Vid. sin embargo, FARRÉ TREPAT, La tentativa, cit., pág. 329, quien considera que la aplicación
de esta tesis lleva a la impunidad de aquellos casos en que el conocimiento nomológico del autor es superior al conocimiento experi-
mental de sus contemporáneos. Así, v.g. si A pretende envenenar a B con una determinada sustancia cuyo efecto mortal solamente él
conoce, habría que considerarlo impune, ya que la existencia de una tentativa punible viene determinada, junto al conocimiento onto-
lógico del autor, por el conocimiento ontológico de la generalidad. Y, sin embargo, con este punto de vista se amplía, por otra parte,
excesivamente el ámbito de la punición en cuanto limita la impunidad a los supuestos de error nomológico.
24. GRAF ZU DOHNA, Der Mangel... , cit., pág. 61; MAYER, ob. ult. cit., págs. 360-361; en contra del diverso tratamiento, FARRÉ
TREPAT, ob. cit., pág. 291.
25. VON ,LISZT-SCHMIDT, Lehrbuch des deutschen Strafrechts, 26.º Aufl., Berlín, 1932, págs. 290 y ss. y 31 O y ss.
26. FARRE TREPAT, ob. cit., pág. 292; SOLA RECHE, ob. cit., págs. 22-23.
27. Vid. SOLA RECHE, ob. cit., pág. 23, quien estima que, para esta teoría, no es la inidoneidad la referencia para determinar la
realización o no de lo injusto típico ya que, afirmada la inidoneidad de algunas conductas, en unas ocasiones e tratan como falta de
tipo (impunes) y en otras no se impiden que sean reconocidas como tentativa punibles).
28. NÚÑEZ BARBERO, El delito imposible, cit., pág. 97, aun participando en algunos puntos de la tesis de la ausencia de tipo
-particularmente en los supuestos de ausencia del objeto material-, considera, sin embargo, que el criterio formalístico se muestra in-
suficiente y, de otro lado, la teoría de la falta de tipo no establece un criterio de distinción entre idoneidad e inidoneidad. Se ha obje-
tado a la ausencia de tipo, por otra parte, que es insostenible en su punto de partida, no satisfactoria y llena de contradicciones en sus
consecuencias (Cf. HIPPEL, Deurche Strafrecht, cit., 11, pág. 431, que coloca en su lugar la peligrosidad, con arreglo a la cual es puni-
ble la tentativa objetiva y concretamente peligrosa, mientras que es impune la no peligrosa, págs. 425 y ss.).
29. STRATENWERTH, Derecho penal, cit., pág. 213; n.º 683; Así para JESCHECK, Derecho penal, cit., 4.º ed., pág. 480 la teoría
de la falta de tipo se encuentra en contradicción con el derecho vigente, porque del § 23 StGB se desprende que los supuestos de ob-
jeto inidóneo y medios inidóneos deben ser tratados por igual.
30. STRATENWERTH, ob. y pág. cits.
31. SOLA RECHE, ob. cit., pág. 23.

128
o t

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no lo que concretamente ha sucedido, sino lo que, acudiendo a los términos inidoneidad e insufi-
en abstracto, podría ocurrir; ya que aunque la ac- ciencia. La primera significaría falta de completa
ción no ha causado el resultado, tenía capacidad potencia causal; mientras que la segunda repre-
potencial para causarlo, es decir "en abstracto", y sentaría sólo deficiencia bastante para conseguir
esto bastaría para considerar el acto como objeti- el objeto36. Pero esta distinción viene a correspon-
vamente peligroso32. derse sustancialmente con la inidoneidad absolu-
Se introduce así la distinción entre tentativa ab- ta y relativa. Para matar, no es solamente inidó-
solutamente y relativamente inidónea, que fue de- neo el azúcar, sino también el arsénico cuando es
sarrollada por la doctrina con posterioridad. MIT- suministrado en pequeña dosis37. Se ha sostenido
TERMAIER distinguía así entre objeto y medio por ello que si la insuficiencia es conocida ex an-
inidóneos abstracta y relativamente. te, excluye la peligrosidad de la acción, pero si
Existe tentativa absolutamente inidónea cuando aquélla se revela sólo a través de la misma y no an-
el autor, bien por el objeto de la agresión (tal como tes, no debería descartarse tal peligrosidad de la
herir a un cadáver), bien por el medio utilizado (co- acción. Por lo tanto no se trataría de suficiencia o
mo en el supuesto del envenenamiento con agua) insuficiencia, sino de concreta peligrosidad de la
no puede en forma alguna conseguir su objetivo. acción ejecutiva38.
Por el contrario habrá tentativa relativamente ini-
dónea cuando solamente las condiciones en que se
ha desenvuelto la acción habrían impedido el re- C) La moderna teoría del peligro: el peli-
sultado consumativo; como v.g., el caso de la puña- gro en concreto o la inidoneidad ex ante
lada a quien está protegido por una coraza.
Mientras la tentativa absolutamente inidónea La moderna teoría del peligro parte de la peli-
estaría exenta de pena, la tentativa relativamente grosidad en concreto y desde una posición ex ante,
inidónea sería punible33. por lo que rechaza la consideración de la peligro-
Sin embargo, difícilmente un medio inidóneo sidad en abstracto que se mantenían en las viejas
-independientemente de las circunstancias del teorías del peligro. Esto significa que deben tener-
caso concreto- considerado en abstracto, como se en cuenta, para la determinación de la peligro-
el azúcar, podría servir para producir la muerte de sidad, todas las circunstancias que acompañan al
un diabético; o una pistola descargada -medio acto. Por ello, habrán de considerarse todas las cir-
inidóneo en abstracto- podría servir para produ- cunstancias conocidas o cognoscibles por el autor
cir lesiones o muerte si se utiliza como instru- en el momento de la comisión del hecho, y no
mento contundente o como instrumento para im- aquellas que se hayan conocido con posterioridad
presionar a un persona enferma del corazón, (ex post)39. En esto consiste la diferencia funda-
asustadiza o hipersensible34. Por consiguiente, no mental con la vieja tesis del peligro abstracto.
parece que un análisis de la situación en concreto Esto supuso un aumento notable de la punición,
pudiera ser verificado ex post; por lo que se hacía desapareciendo en este punto de vista la distin-
preciso llevar a cabo un análisis en abstracto no ex ción entre tentativa absoluta y relativamente im-
post y también en concreto35. posible; así en una tentativa relativamente inidó-
La dificultad de señalar una exacta línea de de- nea puede aparecer ex ante como no peligrosa
marcación entre inidoneidad absoluta y relativa -por ejemplo: el disparo a una mayor distancia
se ha tratado de superar en la doctrina italiana que la que es posible alcanzar mediante el arma

32. DELAQUIS, Der Untangliche Versuch Ein Beitrag zur Reform der Stafgesetzbuch, Berlin, 1904, págs. 65-67.
33. MITIERMAIER, "Beitrage zur Lehre vom Versuche des Verbrechen", en Neues Archív des Crímínalrechts, 1816, págs. 171-712
y 184-196; "Der Versuch von Yerbrechen bei deinen es an dem erforderlichen Gegenstande des Verbrechens mangelt nud der Versuch
mil untanglichen Mitteln geprüft", GS, 1859, págs. 404 y ss.
En este sentido el artículo 17 del Código penal brasileño vigente.
34. Por eso el legislador italiano, en el artículo 56 Cpl sustituye la palabra "medio" por la de "acto", cuando establece que "quien
cumple actos idóneos dirigidos de modo inequívoco a cometer un delito, responde de delito intentado si la acción la acción no se cum-
ple o el evento no se verifica". A un medio en abstracto idóneo (pistola) puede corresponder un acto in idóneo, como en el caso de quien
pretenda dispara más allá del alcance del arma. Un medio en abstracto inidóneo, v.g. un alfiler, puede resultar idóneo si se actúa so-
br~ ~n hemofílico. (Cf. MANTOVANI, Diritto pena/e, cit., pág. 513; FIANDACA-MUSCO, Dírítto pena/e, cit., pág. 413); vid. además
NUNEZ BARBER,O, ob. cit., págs. 86 y 87.
35. Cf. FARRE TREPAT, ob. cit., pág. 299.
36. MANZINI, Trattato, cit., págs. 379-380.
37. NÚÑEZ BARBERO, ob. cit. pág. 90.
38. VANNINI, 11 problema, cit., pág. 73.
39. VON LISZT, Tratado, cit., 111, pág. 17; Vid. SOLA RECHE, ob. cit., pág. 25.

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Revista Penal
Delito intentado e idoneidad en el derecho español
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utilizada-, mientras que una tentativa absoluta- base del peligro para fundamentar la idoneidad de
mente inidónea puede surgir como peligrosa en el la tentativa.
correspondiente juicio ex ante (en el momento de En nuestro derecho, la tentativa inidónea, que
la ejecución) -por ejemplo: el disparo con una también ha sido denominada "delito imposible"44,
pistola descargada cuando el autor la creía carga- quizás con mayor razón antes de la derogación
da y la persona a quien se apuntaba era excesiva- -por el Código penal de 1995- del viejo artículo
mente sensible y padecía del corazón-40. 52.2 del Código penal de 1973 que castigaba con
El aspecto que ha sido más positivamente con- las mismas penas que la tentativa los supuestos de
siderado de esta teoría ha sido la superación del imposibilidad de ejecución o de producción del de-
concepto de peligro considerado en abstracto. Si lito. Un acreditado sector de la doctrina se ha ma-
bien, se ha creído ver en ella una teoría mixta o nifestado partidario de la teoría objetivo formal de
una teoría del peligro subjetivamente coloreada41, la falta de tipo para fundamentar la no punición de
v.g. en el caso del disparo contra una cama vacía la tentativa inidónea excluyendo entre los supues-
en la creencia de que la víctima se encuentra tum- tos del artículo 52 del Código penal anterior la au-
bada en ella, ¿se podría afirmar que hubiera aquí sencia de alguna de las circunstancias del tipo. Así,
peligrado una vida humana?42. para esta posición, por ejemplo el disparo sobre un
También en relación al objeto, en esta teoría, cadáver no puede nunca constituir tentativa de ho-
encuentra aplicación el juicio de idoneidad y la micidio porque falta uno de los elementos; tampo-
prognosis póstuma, ya que había de valorarse di- co la apropiación de una cosa propia constituiría
cha idoneidad de los actos en relación con la pre- un delito de hurto. Se estima la falta de tipo como
sencia o ausencia del objeto en el momento de la la falta de objeto, medios o sujetos que son taxati-
ejecución o de la acción43. vamente requeridos por la ley45. La crítica a esta
posición nos llevaría quizá para este trabajo una
D) La moderna teoría de peligro en el derecho dedicación excesiva46, tan sólo cabe ahora afirmar
positivo español. El Código penal de 1995 (los ar- que, si algunos de estos supuestos que podrían
tículos 16 y 62 del Código penal). Posturas doctri- considerarse punibles con arreglo al artículo 52.2
nales y Jurisprudenciales en España. del Código penal anterior, no existe actualmente
razón para basarse en dicho artículo a efectos de
La mayoría de la doctrina ha optado en nuestro punición, al ser derogado por el Código penal ac-
derecho por un criterio objetivo material sobre la tual que acertadamente lo suprime47.

40. VON HIPPEL, Deutschen Strafrecht, 11, Berlín, 1935, reimpr. Springer, 1971, Aalen, pág. 429.
41. GERMANN, Über die Strafgrund der strafbarkeit des Versuchs, 1914, pág. 24, n. 71, cit. por FARRÉ TREPAT, La tentativa, cit.,
pág. 303.
Para JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado de Derecho penal. La ley y el delito, cit., pág. 527, la teoría de Von Listz es objetiva en cuanto to-
ma como base la. noción de peligro y subjetiva en cuanto acepta tal criterio supletorio.
42. Vid. FARRE TREPAT, ob. cit., pág. 303.
43. La presencia o no presencia del objeto deberá ser puesta en consideración según el momento en el cual se inicia la acción (vid.
NÚÑEZ BARBERO, ob. cit., pág. 122). Por consiguiente, los supuestos de ausencia de objeto, cuya impunidad se amparaba en la ini-
doneidad del objeto (no hay relación causal posible) pueden ahora ser castigados si tal ausencia no era constata ble "ex ante" (un ob-
servador objetivo hubiera creído, como el autor, que el objeto recibiría la agresión, Cf. SOLA RECHE, ob. cit., p.25).
44. Vid. v.g. GIMBERNAT ORDEIG, Introducción al Derecho penal, cit., p.109; ídem. NÚÑEZ BARBERO, ob. cit., págs. 2, 57 y ss.
y 141 y ss.; ya con posterioridad emplea esta denominación junto a la tentativa: MUÑOZ CONDE-GARCÍA ARÁN, Derecho penal, cit.,
pág. 376; RODRÍGUEZ MOURULLO, Delito imposible y tentativa de delito, ADPCP, 1971, pág. 369; con posterioridad al Código pe-
nal de 1995, MIR PUIG, Derecho penal, cit., pág. 346; QUINTERO OLIVARES-VALLE MUÑIZ, Comentarios al nuevo Código penal,
Aranzadi, Pamplona, 1996, pág. 118.
45. ~artidarios de la teoría de la falta de tipo pueden consid~rarse ANTÓN ONECA, Derecho penal, ed., cit., pág. 443; JIMÉNEZ
DE ASUA, Tratado, VII, cit., págs. 778 y ss.; QUINTANO RIPOLLES, Comentarios al Código Penal, Ed. Revista de Derecho Privado, Ma-
drid, 2.º ed., 1966, 1, pág. 232 y, fundamentalmente, CEREZO MIR, Lo ob¡etivo y lo sub¡etivo, cit., pág. 33, y NÚÑEZ BARBERO, El
delito imposible, cit., págs. 124 y 125, aun considerando que el juicio de peligro debe ser emitido ex ante, introduce, en concreto y sin
embargo, un criterio formal cuando estima que faltan los elementos esenciales exigidos por la particular figura delictiva en los supues-
tos v.g. de objeto: disparar contra un cadáver, o sujeto inidóneos: realizar un delito de funcionarios quien no lo es; o medios requeri-
dos por la ley; aunque, por otra parte, el criterio formal le parece insuficiente {v.g. disparo a mayor distancia de la que alcanza el ar-
ma) e incapaz de establecer una distinción entre idoneidad e inidoneidad (pág. 97), acudiendo a la idea del peligro concreto como
otros autores partidarios de la mencionada tesis de ausencia de tipo.
46. Vid. Más específicamente sobre el tema, NÚÑEZ PAZ, El delito intentado, Colex, Madrid, 2003.
47. Por otra parte, la redacción del antigu9 artículo 52.2 del Código penal anterior tampoco propiciaba la distinción entre tentativa
absoluta y relativamente inidónea (vid. FARRE TREPAT, ob. cit., pág. 362; ídem. SOLA RECHE, ob. cit., pág. 20.)

130
•••
La tesis del peligro abstracto se ha mantenido ne incluso eficacia reconstituyente, mientras que
también por un autorizado sector doctrinal que las dosis X+ 1, X+ 2, etc., son normalmente capaces
sigue distinguiendo entre imposibilidad absoluta de ocasionar la muerte52.
y relativa48. Realmente no creemos que se pueda Por consiguiente, si la insuficiencia es cognos-
distinguir entre estas dos categorías -imposibi- cible ex ante, ello excluye la peligrosidad de la
lidad absoluta y relativa-49, dado que la inido- acción; pero si se revela sólo a través de la mis-
neidad es de por sí un concepto relativo como se ma, deberá considerarse peligrosa. No se trata-
ha puesto de manifiesto por la doctrina españo- ría, pues, de inidoneidad e insuficiencia, sino de
la, al sostener que si se toma el medio aislada- concreta peligrosidad de la acción ejecutiva.
mente considerado, el juicio de valor es un juicio Le distinción entre inidoneidad e insuficiencia
abstracto, puesto que un medio estimado como coincide esencialmente con la de tentativa absolu-
idóneo en abstracto puede ser -en relación con ta y relativamente inidónea53.
las circunstancias y el objeto de delito- tan Sin embargo, un importante grupo de la doctri-
ineptamente utilizado que resulte inidóneo en na opina que la base de la punibilidad de la tenta-
cualquiera de las hipótesis en que pretenda ope- tiva se encuentra en el peligro concreto, enten-
rarse; y viceversa: un medio abstractamente ini- diendo éste como "una situación por la cual
dóneo puede ser utilizado tan hábilmente -de -dadas determinadas circunstancias general-
acuerdo con los especiales conocimientos de de- mente cognoscibles en el momento de la acción y
terminada persona- que, teniendo en cuenta to- también las conocidas por el agente- existe la
das las circunstancias preexistentes y simultáne- probabilidad de que derive la consumación del de-
as, resulte eficaz para la producción del lito"54. Así pues, será necesaria la concurrencia de
resultadoSO. De aquí que se afirme que lo que de- tal peligro concreto, y el juicio de peligro no debe-
be ser objeto de consideración es la acción, la rá tener en cuenta las circunstancias reveladas
conducta, y no el medio, que no es objeto de la posteriormente. Por consiguiente, el juicio de ido-
represión penal51. neidad debe ser emitido en concreto: el juez ten-
Tampoco la distinción "inidoneidad e insufi- drá en cuenta los conocimientos del hombre me-
ciencia", que algún autor ha mantenido -siguien- dio, complementándolos con los del conocimiento
do a MANZINI-, es aceptable, pues -como se ha especial del autor -en su caso-, y prescindirá de
afirmado acertadamente- la experiencia demues- todas las circunstancias no cognoscibles en el mo-
tra que v.g. una cierta cantidad de arsénico (X) tie- mento de la ejecución y de las que se revelan a tra-

48. La tesis de la imposibilidad absoluta y relativa mantenida por las antiguas teorías de peligro ha sida seguida en nuestro dere-
cho, entre otros, por ANTÓN ONECA, Derecho penal, cit., 2.º ed., pág. 447, ídem. Derecho penal, Parte general, lcade, 1966, págs.
457-458; RODRIGUEZ RAMOS, Compendio de Derecho penal, Parte general, Trivium, Madrid, 1984; COBO DEL ROSAL-VIVES
ANTÓN, Derecho penal, Parte general, Tirant lo Blanch, 3.º ed., 1990, págs. 556-557.
Más recientemente: QUINTERO OLIVARES-VALLE MUÑIZ, Comentarios al Código penal, cit., págs. 118-119, artículo 16, distin-
guiendo que inciden en relación a la acción (tentativa inidónea) y en relación a la inexistencia del ob¡eta (delito imposible). Rechaza la
distinción CE~EZO MIR, Lecciones de Derecho penal, cit., P?!l 129.
Vid. FARRE TREPAT, La tentativa, cit., págs. 361-362; NUNEZ BARBERO, El delito imposible, cit., pág. 87.
49. Vid. más específicamente, sobre la cuestión, NÚÑEZ PAZ, El delito intentado, Colex, Madrid, 2003.
50. V.g. alfiler (medio inidóneo en abstracto) aplicado a un hemofílico y disparo de fusil (medio idóneo en abstracto) si se dispara
fuera del alcance del arma.
"No parece que exista razón alguna -dice SOLA RECHE, Ob. cit., pág. 249- para negar la misma calificación ... a comporta-
mientos en los que se utilicen inidóneamente medios idóneos".
51. De aquí que el artículo 56.1 del Código penal italiano emplee el término "acción" y no "medio" aludiendo al supuesto de que
"la acción no se cumpla", y el artículo 49.2 del mismo cuerpo legal establezca que "la punibilidad está ... excluida cuanc;Jq_, por la ini-
doneidad de la acción o por )a inexistencia del ob¡eto de la misma, es imposible el evento dañoso o peligroso". Vid. NUNEZ BARBE-
RO, Ob. cit., pág. 87; RODRIGUEZ MOURULLO, Delito imposible, cit., pág. 36?~
52. VANNINI, ti problema, cit., pág. 83, punto de vista al que se adhiere NUNEZ BARBERO, El delito imposible, cit., pág. 91.
53. La tesis de la distinción entre inidoneidad e insuficiencia fue mantenida casi aisladamente en España por FERRER SAMA, Co-
mentarios, cit., págs. 67 y ss. y por alguna ¡urisprudenc;iq del Tribunal Supremo (v.g. St. 5-11-1977) y coincide en lo ,fundamental con
la distinción entre idoneidad absoluta y relativa (Vid. NUNEZ BARBERO, El delito imposible, cit., pág. 90; ídem. FARRE TREPAT, La ten-
tativa, cit,,_pág. 363). ,
54. NUNEZ BARBERO, El delito imposible, cit., pág. 107; esencialmente, FARRE TREPAT, La tentativa, cit., pág. 398; SOLA RECHE,
Ob. cit., pág. 232 destaca para la punibilidad de la tentativa la posibilidad constatable ex ante, sin que tenga que producir el resulta-
do de peligro, acepta la perspectiva ex ante como procedimiento adecuado para un Derecho penal preventivo, lo que supone contar
solamente son las circunstancias cognoscibles en el momento de dar comienzo a la acción (pág. 250). Análogamente, CEREZO MIR,
Derecho penal, Lecciones de Derecho penal, cit., págs. 128-129.

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Revista Penal
Delito intentado e idoneidad en el derecho español
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vés del suceso, es decir: las que no fuesen consta- Para CEREZO MIR, aunque la inexistencia o
tables a priori55. Por lo tanto, según este punto de falta de presencia del objeto no fuera cognoscible
vista, el peligro se determina ex ante (remontán- ex ante, o apareciese ex ante como "absolutamen-
dose el juzgador al momento del acto de ejecu- te improbable", la acción era peligrosa aunque
ción) atendiendo sólo a las circunstancias conoci- ningún bien jurídico hubiera corrido peligro62.
das por el autor y las generalmente cognoscibles, Pero, en todo caso -como indica el citado au-
es decir, prescindiéndose de consideraciones res- tor- la regulación de los artículos 16 y 62 del Có-
pecto a las descubiertas en el curso posterior de digo penal y la supresión del viejo artículo 52.2,
los acontecimientos. Lo que en la práctica supone evidencian que el legislador ha optado por una te-
un acercamiento a las teorías subjetivas56. oría objetiva de la tentativa, de tal modo que, en el
Sin embargo, alguno de los difusores de este nuevo sistema penal, la tentativa inidónea o im-
punto de vista utiliza, además, el criterio formal, posible es impune63.
al afirmar la inidoneidad cuando faltan los ele- También MIR PUIG se inclina -respecto de la
mentos esenciales de la figura delictiva57. Otros fundamentación de la punición del delito imposi-
autores -como CEREZO MIR-, aun partiendo ble- por una perspectiva objetiva, necesaria en
del viejo artículo 52.2, consideran que esta figura un Derecho penal preventivo que impone un Esta-
estaba representada por el peligro abstracto del do social y democrático de Derecho; pero este de-
bien jurídico58; afirmando recientemente que la recho debe penar comportamientos que aparez-
tentativa inidónea es la tentativa no peligrosa, y can ex ante como peligrosos para los bienes
esta peligrosidad ha de ser juzgada ex ante, ya que jurídicos. Si bien, para este autor, la apariencia de
-ex post- toda tentativa es no peligrosa59. idoneidad ex ante implica la peligrosidad estadís-
La mayoría de la doctrina más reciente conside- tica del hecho, y considera que se trata de un peli-
ra que el Código penal de 1995 opta claramente por gro abstracto, a diferencia del peligro concreto,
una teoría objetiva, ya que el artículo 16 -al defi- que concurre en la tentativa idónea64.
nir la tentativa- alude a la práctica de "todos o
parte de los actos que objetivamente deberían pro- 2. Inidoneidad y teorías subjetivas
ducir el resultado", con lo que excluye, no sólo los
casos de la denominada tentativa irreal o supersti- La tentativa se concibe -en su fundamento pa-
ciosa6ü, sino, en general, los de tentativa inidónea; ra esta posición- como la voluntad manifestada;
si bien, se exige la peligrosidad de la acción en un de forma que sólo en esta voluntad radicaría dicha
juicio ex ante, lo que no significa que se consideren fundamentación. Partiendo de la teoría de la equi-
no peligrosas algunas de las acciones tradicional- valencia de las condiciones desarrollada por VON
mente estimadas como tales; por ejemplo: disparo BURI y refrendada en buena parte por el RG ale-
a corta distancia con una pistola respecto a la que, mán, se afirma, desde este punto de vista, que no
sólo tras apretar el gatillo, se advierte que estaba cabe distinguir entre tentativa idónea e inidónea,
descargada desconociéndolo el autor61. ya que toda acción que no ha llegado a producir el

55. FARRÉ TREPAT, Consideraciones dogmáticas ... , cit., pág. 274; OCTAVIO DE TOLEDO-HUERTA TOCILDO, Derecho penal, Parte
general, Madrid, 1986, porten del juicio ex ante pero, sin embargo, consideran que, desde este ¡:>unto de vista, supone lo impunidad,
por no peligrosa, de la llamada tentativa absolutamente inidónea (disparo sobre un cadáver); NÚÑEZ BARBERO, El delito imposible,
considera también que la idoneidad de la tentativa debe constatarse mediante el juicio ex ante y en concreto. Sin embargo, estima no
punibles, por no peligrosas, las conductas en las que faltan los elementos o condiciones requeridas por el tipo, sea en cuanto al sujeto,
medio u objeto (págs. 123-124), aunque no sean constatables ex ante.
56. SOLA RECHE, Ob. cit., pág. 25.
57. NÚÑEZ BARBERO, El delito imposible, cit., págs. 123-124.
58. CEREZO MIR, Lo ob¡etivo y lo sub¡etivo, cit., pág. 33.
59. CEREZO MIR, Lecciones de Derecho penal, cit., 1997, pág. 129.
60. MIR PUIG, Derecho penal, cit., 4.º ed., pág. 348, n. 38; ídem. FARRÉ TREPAT, La tentativa, cit., pág. 404. Matar a una perso-
na conjurando a diablo o clavando alfileres en un muñeco (Vid. JESCHECK, Derecho penol, 4.º ed., cit., pág. 482, quien afirma que
el empleo de medios mágicos u otros similares no podría causar impresión el la comunidad; Vid. además BOCKELMANN, Strafrechtli-
che Untersuc,hungen, Otto Schwart & Co., Gottingen, 1957, pág. 160).
61. FARRE TREPAT, Consideraciones dogmáticas, cit., pág. 275.
62. Vid. CEREZO MIR, Lecciones de Derecho penal, cit., pág. 128, quien considera que no es preciso, sin embargo, el resultado de
peligro, esto es, que haya corrido realmente peligro el bien jurídico, distinguiendo entre peligrosidad de la acción y el resultado de pe-
ligro. Así pues, la acción podría ser peligrosa ex ante y no llegar a producir un resultado de peligro, ya que los artículos 16 y 62 exi-
gen únicamente la peligrosidad de la acción y no la producción de aquél.
63. CEREZO MIR, Lecciones de Derecho penal, cit., págs. 128-129.
64. Vid. MIR PUIG, Derecho penal, 4.º ed., cit., pág. 346.

132
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resultado ha demostrado ser inadecuada (inidó- nibilidad de la tentativa en hipótesis tales como el
nea) para producirlo, ya que, si hubiera sido idó- de intento de infanticidio sobre un niño muerto
nea, habría originado dicho resultado. Conse- (RG 6 - 1880); de aborto sobre mujer no embara-
cuentemente, para este punto de vista, toda zada (RG 7 - 1882) o de falso testimonio que el tes-
tentativa es inidónea. tigo creía verdadero (RG 10 - 1888)68.
Se niega expresamente la significación de la Pero si no tienen razón de ser ni el problema de
idea de peligro, considerando que constituye una la idoneidad ni el del peligro, habría que llegar a
abstracción que contradice la realidad65. la conclusión no ya sólo de la impunidad de toda
Partiendo de este punto de vista, el fundamento tentativa o delito imposible, sino a reconocer en el
de la punición de la tentativa no puede encontrar- delito solamente una manifestación de voluntad.
se en el peligro objetivo, ya que si la acción no ha La llamada tentativa irreal constituiría un injusto,
causado el resultado en el caso concreto, ello hace aunque haya suficientes argumentos incluso para
entender que será ya incapaz de producirlo. Por negar su antijuricidad material69. En este punto
consiguiente, siguiendo este criterio, la cuestión una gran parte de los subjetivistas se detienen no
de la inidoneidad de la tentativa y del delito im- llegando a incriminar esos actos preparatorios ob-
posible no puede siquiera plantearse pues carecen jetivamente delimitados, los casos en los que al su-
de razón de ser tanto el problema de la idoneidad jeto activo le falta una cualidad exigida por la ley
como el del peligro66. y las manifestaciones simbólicas dirigidas al deli-
La teoría subjetiva, más que en el ámbito cientí- to. Tampoco aquí el Reíchgeriche ha juzgado con
fico, destacó con un influjo predominante sobre la arreglo a la creencia del autor, en desacuerdo con
práctica del Tribunal del Reich. Partiendo tam- su tesis aplicada para los demás casos7ü.
bién de la teoría de la equivalencia de condicio- Los argumentos de VON BURI y del RG no con-
nes, el RG consideró que no era posible la distin- siguieron eliminar el concepto de peligro del ám-
ción entre tentativa idónea e inidónea ya que, en bito de la tentativa, sino que sus criterios ayuda-
el caso concreto, toda tentativa que no haya pro- ron a delimitar su verdadera configuración71.
ducido el resultado se ha mostrado absolutamen- Ciertamente, pueden separarse las cuestiones
te inadecuada para causarlo67. Y así afirmó la pu- relativas al fundamento de la punibilidad de la

65. VON BURI, Versuch und Causalitot, cit., págs. 322-323. Según este punto de vista no cabe la posibilidad de distinguir entre ten-
tativa idónea e inidónea. Cf. TITIMAN, Handbuch des gemeinen deutschen peinlichen Rechts, 1, 1806.
66. NÚÑEZ BARBERO, ob. cit., págs. 67-68, quien entiende que llevando estos principios a sus últimas consecuencias lógicas, lle-
garíamos a soluciones rechazadas rotundamente por el sentido lógico; pues ello hubiera permitido punir v.g. al que se había "casado"
dos veces con la misma mujer, caso que sólo se encuentra en las comedias teatrales; al que fabrica monedas de papel o de madera
creyéndose que elabora monedas legítimas; al que pretende causar la muerte mediante consejos o prácticas supersticiosas -tentativa
irreal- etc. Es decir, permitiría la sanción de verdaderas "caricaturas delictivas".
No se puede afirmar que, en estos casos, como lo hace la teoría subjetiva extrema, el agente esté privado de razón, porque la vo-
luntad subsiste (Cf. SCARANO, 11 Tentativo, Napoli, 1952, pág. 184). Creer en hechizos puede suponer ingenuidad, pero no significa
estar privado de razón.
67. Vid. VON BURI, "Versuch", Beitroge zur Theorie des Strafrechts, 1894, págs. 178-182; Vid. RG 8, 198 (203); RG 34, 217 (219),
en ambos casos: tentativa de aborto en mujer no embarazado, en la última además con medios inidóneos. Estas resoluciones y los re-
feridas en el texto responden primordialmente a la teoría subjetivo pura que atendía sólo a lo voluntad del autor.
68. Vid. MEZGER, Tratado, cit., pág. 251, examina los rasgos principales de la jurisprudencia del RG, oponiéndose a ella.
69. Vid. SOLA RECHE, ob. cit., págs. 29 y 263-264.
Para algunos autores partidarios de la teoría subjetiva -aunque no en su Forma más estricta o pura- (como KAUFMANN, Zum
Stand der Lehre vom personales Unrecht, Festschrift für Welzel, 1974, págs. 402 y ss.) la tentativa supersticiosa es injusto, lo que im-
pediría negar la punibilidad de la tentativa irreal en el ámbito de la antijuricidad. Sin embarga, sería posible negar la punibilidad en
el momento de decidir acerca de la necesidad de pena, aunque se afirme para algunos supuestos de tentativa irreal (Vid. KAUFMANN,
"Sobre el estada de la doctrina del injusta personal", NPP, 1975, pág. 169). Se inclina también par la no punición de determinadas
formas de tentativa irreal, ZIELINSKI, Disvalor de la acción y disvalor del resultado en el concepto del ilícito, Trad. de M.A. Sancinetti,
Buenos Aires, 1990, pág. 152. Sobre la cuestión Vid. también SOLA RECHE, ab. cit., pág. 182, además, FARRÉ TREPAT, La tentativa,
cit., págs. 320-321, quien señala cómo, desde el propio ámbito de la teoría subjetiva, algunos partidarios de esta posición se detienen
para negar la punibilidad de la tentativa irreal alegando falta de dolo (Canfr. SCMIDTHAUSER, Strafrecht, PG, 2.º Aufl., Mahr, Tübin-
gen, 1975, pág. 550; JESCHECK, Derecho penal, cit., 4.º ed., pág. 482).
70. Particularmente en supuestas de autor inidóneo (quien se considera funcionario sin serlo), RG 8, 198 (200) y en el empleo de
medios supersticiosas (tentativa irreal).
71. Vid. FARRÉ TREPAT, La tentativa, cit., pág. 313. Lo que hizo posible que la teoría subjetiva se impusiera frente a la teoría objeti-
va fue precisamente el abandono progresiva de la concepción exclusivamente objetiva del injusto, la introducción del dolo en el tipo de
injusto y la consideración de que tal injusto en la tentativa no podía comprenderse únicamente en base a factores objetivos. Ciertamen-
te, ella no obligaba de Forma necesaria a una fundamentación estrictamente subjetiva de la tentativa, pera hacía posible su defensa y de-
bilitaba la posibilidad de la de una fundamentación exclusivamente objetiva (Cf. FARRÉ TREPAT, La tentativa, cit., pág. 316).

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Revista Penal
Delito intentado e idoneidad en el derecho español
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tentativa y las relativas a la idoneidad e inidonei- Tal definición incluía igualmente la tentativa
dad de la misma; pero también lo es que única- inidónea y la tentativa irreal, a pesar de que exis-
mente mediante una apreciación objetiva se pue- tía, con anterioridad a la actual regulación, un
de distinguir la tentativa idónea de la inidónea72. amplio consenso en la doctrina -especialmente
JAKOBS pone en evidencia la categoría de ten- en relación a la última de las dos- sobre su ex-
tativa inidónea al destacar su dependencia -en clusión del ámbito del derecho punitivo.
el seno de la teoría subjetiva- de la perspectiva
desde la cual los hechos son valorados: ex post
toda tentativa es inidónea, pero ex ante sucede lo B) La tentativa irreal
contrario, toda tentativa resulta idónea73. Aun-
Las conductas consideradas como de tentativa
que ello no obliga a que la relatividad de una
irreal son aquellas que no pueden considerarse
concepción subjetiva de la tentativa se deje com-
pletamente a la interpretación del autor, pues su peligrosas debido a la burda falta de compren-
sión del autor que la realiza. La doctrina alude
existencia no depende del propósito individual
de quien lo realiza74. Para la teoría subjetiva, en indistintamente a tentativa irreal y a tentativa su-
la tentativa no se necesita separar la delimitación persticiosa; sin embargo, en esta última el autor
utiliza la superstición con el fin de lesionar el
ya que, para la constitución del injusto de la ten-
bien jurídico (por ejemplo: producir la muerte
tativa, sólo es determinante que el autor dé co-
mediante conjuros o clavando alfileres en un mu-
mienzo a la ejecución del tipo según su represen-
tación sin que importe que la conducta sea o no ñeco). No obstante, existen conductas considera-
das como tentativa irreal que no pueden incluir-
peligrosa.
se en el concepto de tentativa supersticiosa
Una fundamentación de carácter subjetivo no
exige la puesta en peligro de bienes jurídicos, si- (pretender el derribo de un avión con disparos de
pistola). Así pues, el concepto de tentativa irreal
no sólo la contradicción voluntaria a los manda-
tos del derecho75. La conducta es relevante en es más amplio que el de tentativa supersticiosa, y
cuanto supone la manifestación de una voluntad comprende supuestos en los cuales el autor no
antijurídica; quien apunta con una pistola des- utiliza medios supersticiosos. Aunque en ningún
caso se pone en peligro el bien jurídico protegi-
cargada y aprieta el gatillo evidencia su voluntad
do77. Se trataría pues de círculos concéntricos: el
de matar.
de mayor diámetro corresponde a la tentativa
irreal.
A) Los artículos 22 y 23 del Código penal La teoría subjetiva no ha conseguido demostrar
alemán el porqué de la impunidad de la tentativa irreal.
En lo relativo a la tentativa inidónea los §§ 22 y 23
La entrada en vigor de las disposiciones del StGB se manifiestan claramente a favor de la puni-
StGB de 197 5 en Alemania supuso una clara asun- ción de la misma, ya que el§ 23.3 regula los supues-
ción de la teoría subjetiva de la tentativa76. tos en que el autor, debido a una burda falta de com-
El § 22 del StGB dispone que "intenta un hecho prensión, no sabía que -por la naturaleza del objeto
punible quien, según su representación del hecho, sobre el que se dirigía o del medio con el que fue re-
inicia directamente (o inmediatamente) la realiza- alizado- el hecho no podía de ningún modo produ-
ción del tipo". cir la consumación; y concede al Tribunal la posibi-

A favor de la tesis subjetiva -con más o menos matizaciones- se manifestaron, entre otros, WELZEL, Das deutsche Strafrecht, 11. 9
Aufl., cit., págs. 192 y ss.; BOCKELMANN, NiederschriFten, 11, cit., págs. 171 y ss.
72. SOLA RECHE, ob. cit., pág. 30.
73. JAKOBS, Strafrecht, Al/. Teil, 2. 9 Aufl., W. de Gruyter, Berlin-New York, 1991, págs. 720-721, n. 36.
74. SOLA RECHE, ob. cit., pág. cit., quien añade "para quien la realiza". WESSELS, ob. cit., pág. 175, dice que la doctrina subje-
tiva se extralimitó, na se refirió a la consideración objetiva, sino, tan sólo, al cuadro de representación.
75. Vid. WELZEL, Derecho penal alemán, Parte general, trad. de Bustos Ramírez y S. Yáñez Pérez, 11. 9 ed., Ed. Jurídica, Santiago
de Chile, 1970, págs. 255-256.
76. SOLA RECHE, ob. cit., pág. 233; ídem. FARRÉ TREPAT, la tentativa, cit., págs. 334 y 345. La definición del§ 22 StGB y la de-
limitación del § 23 excluyen la posibilidad de fundamentar de lege lata la tentativa inidónea en la teoría objetiva, salvo en los supues-
tos de la "burda falta de comprensión". STRATENWERTH, Derecho penal, cit., pág. 216, n. 692, pone de relieve la coincidencia doc-
trinal -prácticamente sin excepción- en que la tentativa cometida en base a una "crasa torpeza" debe ser, en todos los casos, impune
y que, por tanto, ,el § 23.3 StGB debe ser interpretado en la praxis en el sentido de un perdón de la pena obligatorio.
77. Vid. FARRE TREPAT, Consideraciones dogmáticas, cit., pág. 261.

134
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lidad -tan sólo-- de atenuar la pena o prescindir de Esta posición conduce a la impunidad de los su-
ella(§ 49.2 StGB); lo cual supone, en general, la pu- puestos del § 23.3 StGB, en los que falta, en la co-
nición de la tentativa inidónea78, produciendo ade- munidad, la impresión de perturbación del orde-
más confusión entre tentativa irreal y tentativa ini- namiento jurídico84.
dónea o incluyendo también la tentativa irreal y El propio JESCHECK reconoce que la tentativa
supersticiosa. Por consiguiente, la inidoneidad obje- debe revelar un mínimo de peligrosidad y éste fal-
tiva no cumple ningún papel en el derecho alemán ta cuando el acto -por la naturaleza del objeto
vigente, como no sea para la graduación de la pena sobre el que recae o el medio con que se realiza-
-con independencia de que el juez pueda prescindir
no puede "en modo alguno" llegar a la consuma-
de la pena79- en el caso del§ 23.3 StGB. Y, en con-
secuencia, la regulación alemana admite la punición ción y el autor lo ignoraba por incomprensión ex-
de acciones no peligrosas80. trema (§ 23.3 StGB).
Mediante la delimitación objetiva se excluyen
de la punibilidad casos en que no hubo una pues-
3. Inidoneidad y teorías mixtas ta en peligro ni concreta ni abstracta85.
Para esta posición que, como otras considera-
La teoría estrictamente subjetiva, según la cual das mixtas -aunque de menor alcance doctri-
no debe concederse relevancia a la objetividad de nal-, mezcla elementos subjetivos y objetivos,
la acción peligrosa es totalmente minoritaria81. aunque partiendo de un punto de vista subjetivo
La posición actualmente dominante es la Teoría -siguiendo las disposiciones de los §§ 22 y 23
de la "impresión", teoría individual objetiva que
StGB-, queda impune la tentativa irreal o su-
puede considerarse prácticamente como una teo-
ría mixta 82 83. persticiosa como v.g. el intento de matar a una
persona conjurando al diablo. Y, si bien se afir-
La Teoría de la "impresión" o de la "conmoción ma que, en general, en estos casos faltaría el do-
social": 1086 -aunque esto sea discutible-, el empleo de
Se trata de una tesis que, si bien fundamenta la medios mágicos u otros medios similares no po-
punición de la tentativa en la voluntad del autor, día causar impresión o conmocionar a la comu-
limita su amplitud a través de criterios objetivos y nidad87. La crítica de este punto de vista puede
considera la voluntad del autor en sus efectos so- ser realizada de igual forma sobre el propio fun-
bre la comunidad. damento de la punibilidad de la tentativa, en el

78. Vid. MAURACH-GÓSSEL, Strafrecht, Allg. Teil, 11, 5.º Aufl., 1978; FARRÉ TREPAT, La tentativa, cit., pág. 333.
79. Vid. KAUFMANN, Sobre el estado de la doctrina, cit., págs. 169-170. Para la tentativa "burdamente insensata", dice JAKOBS,
Derecho Penal, Parte General: Fundamentos y Teoría de la imputación, Trad. de J. Cuello Contreras y J.L. Serrano González de Muri-
llo, Marcial Pons, Madrid, 1995, pág. 894, el § 23.3 StGB abre la posibilidad de dejar de imponer la pena o atenuarla discrecional-
mente; según este autor, el concepto de idoneidad objetiva sólo sigue teniendo trascendencia para le determinación de la pena en el
caso límite de la citada tentativa "burdamente insensata" del § 23.3 StGB.
80. SOLA RECHE, ob. cit., pág. 236; FARRÉ TREPAT, La tentativa, cit., pág. 335; STRATENWERTH, Derecho penal, cit., pág. 214,
señala que, para la teoría subjetiva, la punibilidad de la tentativa no dependerá, en principio, de si en el caso concreto es idónea o no,
peligrosa o no.
81. Vid. KAUFMANN, Zum Stand der Lehre vom personales Unrecht, cit., pág. 393.
82. Vid. más específicamente, NÚÑEZ PAZ, El delito intentado, cit., 2003.
83. Vid. SCHÜNEMANN, Die deutschsprachige Strafrechtswissenschaft nach der Strafrechtreform in Spiegel des Leipziger Kommen-
tars und des Wiener Kommentars, 2 Teil, Schull und Kriminalpolitik, GA, 1986, págs. 311-312; ídem. VOGLER, "Vor § 22", n.º 52, en
Leipziger Kommentar zur Stafgesetzbuch, Baldus und Wilnus, 1989; ROXIN, Tatentschluss und Aufang der Ausfürung beim Versuch,
JUS, 1979, págs. 13 y anteriores. Para WESSELS, Derecho penal, cit., pág. 175.
La teoría de la impresión, dominante en Alemania, es una teoría mixto que -tomando como punto de partida la representación del
autor y lo inmediato de lo agresión contra el objeto protegido- combina criterios objetivos y subjetivos.
84. Vid. JESCHECK, Tratado, cit., 4.º ed., págs. 480-481. Mantiene además este punto de visto, entre otros, RUDOLPHI, Systemati-
cher Kommentar zur StGB, 1993, Vor § 22; ROXIN, Unterlassung, cit., págs. 329 y ss.; ESER, en SCHÓNKE-SCHRÓDER-ESER, StGB,
1991, Vor § 22, págs. 338 y ss.
85. JESCHECK, Tratado, cit., 4.º ed., pág. 481; en contra SOLA RECHE, ob. cit., pág. 236 quien considera que tol afirmación de
Jescheck no ha encontrado fiel reflejo en la ley, supuestos de inexistencia del objeto pueden estar comprendidos en el radio del § 23
StGB y, por tanto, serían punibles. conforme a su redacción, la peligrosidad no es requisito constitutivo de la tentativa, ya que la refe-
rencia que impone el § 22 es la representación del hecho por parte del autor, lo que confirma el § 23 StGB.
86. WESSELS, Derecho penal, cit., pág. 175. Se ha afirmado que el autor de una tentativa supersticiosa no tiene "dolo", sino sólo
el deseo de realizar el resultado, no dominando el desarrollo del suceso. Vid. además FRANK, StGB, cit., 111, § 43.
87. JESCHECK, Tratado, cit., 4.º ed., págs. 482-483.

135
Revista Penal
Delito intentado e idoneidad en el derecho español
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que incidir ahora quizá supere las expectativas una diferenciación entre tentativa "supersticiosa"
de este trabajoss. o irreal y "burda falta de comprensión", con lo
Ya hemos señalado que los conceptos de peligro cual no se explica claramente por qué ambas cla-
abstracto o bien de la impresión o conmoción de ses de supuestos deben recibir un tratamiento di-
la comunidad o del ordenamiento juridico son ferenciado: en el primer caso impunidad, en el se-
conceptos bastante ambiguos, confusos e incon- gundo atenuación de la pena o impunidad
cretos para establecer precisiones sobre las con- facultativa93. Lo que sí es cierto es que, conforme
ductas de inidoneidad89. a la redacción del parágrafo 23 StGB, la peligrosi-
Pienso que para que la comunidad se conmueva dad no es requisito constitutivo de la tentativa, ya
y se sienta amenazada tendrá que suceder que las que la referencia que impone el § 22 StBG es la re-
conductas pongan en peligro bienes juridicos90. presentación del hecho por parte del autor, si bien
De toda esta delimitación restrictiva por parte de no puede considerarse como tentativa cualquier
los partidarios de la teoria de la impresión -a la representación del autor cuya relevancia jurídica
que se ha considerado una especie de combinación dependa de que su comportamiento persiga dolo-
objetivo-subjetiva-, deviene que la tentativa irreal samente la realización del tipo94.
deba considerarse impune en el derecho alemán En realidad, si las conductas de tentativa irreal
(§ 23.3 StGB), como lo era ya en el anterior91. La o supersticiosa dejan, según la teoría de la impre-
doctrina mayoritaria opta por la impunidad de la sión, indiferente a la colectividad pues en ningún
tentativa irreal, si bien todo dependerá de si la in- momento suponen ninguna actividad peligrosa, la
terpretación del citado § 23.3 StGB admite trazar razón de ser de la impunidad de aquéllas radica-
límites razonables entre la tentativa irreal y la co- ría en esa falta de peligro que comportan95.
metida por "crasa torpeza" o "burda incompren-
sión". La afirmación de que el citado precepto ex-
cluye de su ámbito la tentativa irreal, sólo podria 4. La posición del Código penal de 1995
sostenerse limitando el concepto a la superstición.
La duda surge respecto de la distinción entre la uti- Durante la vigencia del Código penal de 1973 y
lización de "fuerzas sobrenaturales" y el resto de prescindiendo de si la cuestión de la punibilidad de
formas de "craso desconocimiento" de fuerzas na- la tentativa inidónea venía establecida en el artículo
turales. La doctrina coincide en que también la 3 o era necesaria la referencia al artículo 52.2, la ju-
tentativa cometida en base a una "crasa torpeza" o risprudencia del Tribunal Supremo entendió que es-
"burda incomprensión" o insensatez, debe ser im- te último artículo obligaba a integrar en el mismo los
pune. Por consiguiente el § 23.3 StGB deberá -en supuestos de tentativa inidónea o delito imposible y,
la práctica- ser interpretado en el sentido de un por consiguiente, conductas no peligrosas ex ante
"perdón de la pena" obligatorio92. eran punibles con arreglo al citado artículo. Con el
En todo caso, la nueva regulación conduce, se- nuevo Código penal parece necesario remitir a la de-
gún la interpretación de la doctrina dominante, a finición de tentativa la incriminación o no de los su-

88. Uno conducto no peligroso, afirmo SOLA RECHE, ob. cit., pág. 32, incapaz de producir el resultado, puede también socavar el
sentimiento de confianza de lo colectividad en lo vigencia del ordenamiento jurídico y lo teoría no ofrece tampoco un criterio delimito-
tivo entre tentativo idóneo e inidóneo, ni en base o tal distinción se condiciono lo punibilidod. Poro JAKOBS, Derecho penal, cit., pág.
863, n.º 6 b., lo sede del problema de lo tentativo no es lo conmoción "psicológico-social" de generalidad alguno, sino lo legitimidad
de lo intervenció"! anterior o lo realización del tipo.
89. Vid. FARRE TREPAT, La tentativa, cit., pág. 332, y SOLA RECHE, ob. cit., págs. 106-107, quien hoce hincapié en lo confuso de
términos como "impresión social" o "conmoción del ordenamiento jurídico".
90. Cf. FARRÉ TREPAT, Consideraciones dogmáticas, cit., pág. 268.
91. Vid. JESCHECK, Tratado, PG, 11, cit., 3.º ed., pág. 703; STRATENWERTH, Derecho penal, cit., pág. 215, n. 688 considero que
lo decisivo radico en que lo tentativo evidentemente inidóneo no aparece como uno lesión digno de tomarse en serio por lo norma ju-
rídico penol. En estos cosos, uno sanción carecería de sentido.
Sólo KAUFMANN, Zum Stand der Lehre vom personales Unrecht, Festscrift für Welzel, 1974, pág. 403 y ZIELINSKI, Handlungs und
Erfolgsunwerl und Unrechtsbegriff, pág. 134, n. 14, defienden en lo doctrino alemana lo subsunción de lo tentativo supersticioso en el
§ 23.3 StGB. Sin embargo, lo mayoría de lo doctrino excluye lo tentativo irreal del concepto mismo de tentativo (Vid. ESER en SCHÓN-
KE-SCHRÓDER, StGB, 1991, § 23, n.13; GÓSSEL, Zur Strofbarkeit des Versuchs nach dem Strafrechtreformgesetz, GA, 1971, págs.
227 y ss.).
92. STRATENWERTH, Derecho penal, cit., pág. 216, n. 692; ESER en SCHÓNKE-SCHRÓDER, StGB, 1991, § 23 pág. 360 propo-
ne, al menos1 lo atenuación obligatorio poro los supuestos del§ 23.3 y ROXIN, Emführung, cit., pág. 21, la impunidad).
93. FARRE TREPAT, Lo tentativo, cit., págs. 343-344.
94. SOLA RECHE, ob. cit., pág. 236.
95. FARRÉ TREPAT, Consideraciones, cit., págs. 268-269.

136
a

•••

puestos calificados como de tentativa inidónea. El B) La delimitación de las conductas puni-


problema radica en sí, dada la desaparición del ar- bles e impunes en la tentativa inidónea
tículo 52.2 del Código penal anterior (T.R. de 1973),
las conductas inidóneas deben quedar impunes. Frente a la orientación subjetiva del legislador
alemán, no me parece que el artículo 16.1 de
nuestro Código penal actual se haya definido
A) El artículo 16 .1 del Código penal espa- abiertamente como sucedía en el anterior Código
ñol (artículo 52.2) a favor de la punición de la tenta-
tiva inidónea. Más bien parece lo contrario. El
Si en la redacción definitiva del Código penal problema estará en delimitar las conductas que
de 1995 se exige el carácter ejecutivo y peligroso pueden y deben considerarse idóneas. Entiendo,
de los actos constitutivos de tentativa y, durante con un sector de la doctrina actual que el legisla-
la vigencia del antiguo 52.2 eran punibles las dor, al suprimir el artículo 52.2 del Código penal
conductas consideradas no peligrosas ex ante96, anterior y definir la tentativa en el actual 16.1,
la sorpresa del citado artículo supone que las mantiene una posición predominantemente obje-
conductas no peligrosas ex ante deberán consi- tiva IOO; habida cuenta de que la finalidad priori-
derarse impunes97. Por lo tanto es difícilmente taria del Derecho penal es la protección de bienes
mantenible la fundamentación esencialmente jurídicos y por consiguiente sólo pueden ser
subjetiva que había venido manteniendo la juris- prohibidas aquellas conductas que crean una si-
prudencia. tuación objetiva de peligro para un bien jurídico
Por otro lado, a la desaparición de la expresa in- protegido.
criminación de los supuestos de imposibilidad de Se ha afirmado, sin embargo, que si el legislador
ejecución o producción del delito debe añadirse la se decide -como parece evidenciarse- por una
solución fundamentalmente objetiva no bastaría
modificación del concepto de tentativa en el nue-
entonces con que prescindiese de toda referencia
vo Código penal, al requerir éste (artículo 16.1) la
a los supuestos de tentativa inidónea, sino que de-
exigencia para dicho concepto de actos que obje-
bería delimitar aquellos que habrían de conside-
tivamente deberían producir el resultado. Por rarse punibleslOI, al modo -por ejemplo- del
consiguiente, con tal definición, la punición de la Código penal italiano que excluye la punibilidad
tentativa no peligrosa quedará excluida. Y, si bien, "cuando por la inidoneidad de la acción o la ine-
la doctrina y la jurisprudencia parecían estar de
acuerdo en la impunidad de la llamada tentativa
xistencia del objeto de la misma, el evento dañoso
o peligroso es imposible"I02. Sin embargo, aunque
li
irreal, junto con conductas consideradas como sea discutible que determinados actos -por ejem-
inidoneidad o imposibilidad absoluta, ello dificul- plo: suministro de cantidad insuficiente de veneno
ta la distinción entre ambas98. o disparo desviado- carezcan de peligro, los au-
Así pues, de la definición del artículo 16.1 se de- tores que consideran que, en estos supuestos, fal-
duce que para la punibilidad de la tentativa debe ta la peligrosidad, no abogan por su total impuni-
constatarse la peligrosidad excluyente de las con- dad, sino que proponen la aplicación de una
ductas ex ante no peligrosas99. medida de seguridadlü3, o la creación de un tipo

96. Vid. Sentencia del Tribunal Supremo de 30-1-1992, calificando de tentativo in idóneo y aplicando el artículo 52.2 del Código
penal anterior, frente a la Sentencio de la Audiencia que calificaba el hecho de homicidio frustrado en el supuesto de dos puñaladas
con navaja de seis centímetros de hoja, considerando que tal agresión no ocasionaría lo muerte del sujeto pasivo.
97. SOLA RECHE, ob. cit., pág. 229.
98. FARRÉ TREPAT, La tentativa, cit., pág. 374.
La Sentencia del Tribunal Supremo de 14-5-1990 ya consideraba que para que sea punible la tentativa debe concurrir una cierta
peligrosidad desde la perspectiva ex ante, reconocible por el observador objetivo; y la Sentencia del Tribunal Supremo 11-10-1983 ex-
cluía de la frustración a la tentativa irreal por faltar la materia sobre la que recae la infracción penal.
99. Vid. SOLA RECHE, ob. cit., pág. 232; ídem. CEREZO MIR, Derecho penal (Lecciones}, cit., pág. 128; quienes requieren, de acuer-
do con el artículo 16.1 del nuevo Código penal -dada la supresión del antiguo artículo 52.2 del Código penal anterior-, la peligro-
sidad constatable ex ante y sin que haya de producirse un resultado de peligro. ~or ello, ya no se puede mantener, tras la supresión
del citado artículo 52.2, la interpretación que respecto a ese artículo hace FARRE TREPAT, La tentativa, cit., pág. 387, de que aquél
comprendía supuestos de tentativa inidónea.
1OO. CEREZO MIR, Derecho penal {Lecciones), cit., pág. 129.
101. FARRÉ TREPAT, Consideraciones dogmáticas, cit., pág. 270.
102. Como indica MANTOVANI, Derecho penal, cit., pág. 436, dos son las hipótesis de delito imposible, según el artículo 49.2 del
Código penal italiano: 1) por la inidoneidad de la acción y 2) por la inexistencia de objeto material.
103. Así, NUNEZ BARBERO, El delito imposible, cit., pág. 171.

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Revista Penal
Delito intentado e idoneidad en el derecho español
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penal autónomo104. No obstante, hay que señalar plos que suelen ofrecerse en abstracto) respon-
que la propuesta de aplicación de medidas de se- den a un criterio anticuado entre las concepcio-
guridad parece chocar con el criterio actualmente nes objetivistas de la antijuricidad de la tentati-
dominante de no aceptación de tales medidas valüS, aparte de dificultar cualquier distinción
cuando tienen carácter predelictual, por estimar- entre tentativa absolutamente inidónea y tentati-
las contrarias al principio de legalidadlOS. Por otra va irreallü9.
parte, la creación de tipos especiales independien-
tes que sancionan tales supuestos se estima im-
precisa e indeterminada en torno al concepto de C) El juicio de peligro. Consideraciones
seguridad ciudadana que se pretende proteger. Ya político-criminales y de lege ferenda
que ese concepto no puede separarse del de peli-
gro para los bienes jurídicos protegidos por el De- Las dificultades que ofrecen algunas de las con-
recho penallü6. ductas objetivas expuestas no suponen tener que
De otro lado, como ya hemos afirmado con an- acudir necesariamente, y menos de lege data, a
terioridad, la distancia entre imposibilidad abso- una fundamentación subjetiva de la tentativa en
luta y relativa -que recogen algunas Sentencias general y de la tentativa inidónea en particular. El
de la jurisprudencia del Tribunal Supremo o v.g. fundamento de la punición de la tentativa se
el artículo 17 del Código penal brasileño y el § 23 encuentra en la realización voluntaria de la con-
del Código penal suizo-107 no está exenta de di- ducta del autor, que pone en peligro bienes jurídi-
ficultades y su relevancia (al menos con los ejem- camente protegidos. Para la constatación de la pe-

104. BUSTOS RAMÍREZ, "Castigo o impunidad de la tentativa inidónea: un falso dilema", Líbro-Homena¡e al Prof. Pérez Victoria, 1,
Bosch, Barcelona, 1983, págs. 90-101, quien considera que el hecho constitutivo del delito imposible afecta al bien jurídico seguridad
ciudadana.
105. MUÑOZ CONDE-GARCÍA ARÁN, Derecho penal, cit., págs. 514-515, y Sentencia del Tribunal Constitucional de 27-11-1985.
106. Vid. BACIGALUPO, Sobre la tentativa inidónea en el derecho vigente y en el Proyecto de Código penal, La Ley, 1981, pág. 971.
107. El artículo 17 del Código penal brasileño establece que "no será castigada la tentativa cuando por la ineficacia absoluta del
medio o por absoluta impropiedad del objeto, el delito sea de imposible consumación".
También el art. 23 del Código penal suizo establece que el juez podrá atenuar a su arbitrio la pena (§ 66) a quien haya intentado
cometer un crimen o un delito empleando un medio, o contra un objeto, de tal naturaleza que la perpetración de éste fuese absoluta-
mente imposible, incluso podrá eximir de toda pena al autor si éste ha obrado por defecto de comprensión.
Vid. Sentencias del Tribunal Supremo de 8-5-1976 (A 2. 881) y de 14-5-1977 (A 2. 284), medicamento abortivo. El Tribunal Su-
premo solía considerar a tenor del derogado artículo 52.2 los supuestos de tentativa absolutamente inidónea relegando a la frustración
los restantes (Vid. STS de 5-11-1977).
108. Vid. SUÁREZ MONTES, El delito imposible de aborto en la Jurisprudencia del Tribunal Supremo, en ADPCP, 1966, pág. 228,
quien estima además que tal criterio que operaba con un enjuiciamiento ex post fue abandonado y reemplazado por un enjuiciamien-
to ex ante.
Vid. además, aunque desde distinto planteamiento, NÚÑEZ BARBERO, ob. cit., pág. 87, para quien na puede distinguirse entre im-
posibilidad absoluta y relativa, ya que la idoneidad es un concepto relativo, pues un medio de por sí, en abstracto, no puede ser lla-
mado idóneo o inidóneo, esta característica devendría del modo en virtud del cual ha sido utilizado. Así pues, sólo podrá hablarse de
acciones idóneas o inidóneas para conseguir un determinado resultado y que han de examinarse en el conjunto de las circunstancias
en las cuales la acción se exterioriza. Vid., en el mismo sentida, en este punto, FARRÉ TREPAT, La tentativa, cit., pág. 362.
Ya hemos aludido a que el artículo 49.2 del Código penal italiano ha sustituido el término "medio" por el de "acto", al excluir la pu-
nibilidad en caso de inidoneidad de la acción o inexistencia del objeto; aludiendo el artículo 56 al cumplimiento de actos idóneos di-
rigidos de modo inequívoco a la comisión de un delito, para definir la tentativa (Vid. MANTOVANI, Derecho penal, Cedam, Padova,
3.º ed., 1992, pág. 444 quien afirma que el juicio de idoneidad de los actos es un juicio en concreto, debiendo tales actos ser consi-
derados en el contexto de la situación en la cual se desenvuelven).
109. Vid. SOLA RECHE, ob. cit., págs. 19-20, quien manifiesta el desacuerdo acerca de cuándo la imposibilidad es absoluta o re-
lativa, ya que se introdujo en la jurisprudencia un alto grado de inseguridad, v.g., disparar con una pistola descargada, o sobre al-
guien que llevase un chaleco antibalas, era considerado, en algunas ocasiones, como tentativa absolutamente inidónea y en otras co-
mo relativamente inidónea, retornándose en la práctica a un planteamiento casuístico. Pensemos, por ejemplo, en el suministro de
azúcar a quien se pretende envenenar -conociendo su diabetes-, si bien es cierta la dificultad de practicar satisfactoriamente -co-
mo afirma Sola Reche- la separación entre tentativa idónea e inidónea, hoy ya no se puede justificar tal dificultad, al menos con la
introducción del artículo 52.2 en el Código penal anterior, que, por otra parte, se mantiene aún y recientemente, sin embargo, por acre-
ditados penalistas, si se entiende la distinción de inidoneidad (imposibilidad absoluta) e idoneidad (imposibilidad relativa): Vid. QUIN-
TERO OLIVARES, Comentarios, cit., pág. 119; ídem. BUSTOS-HORMAZÁBAL, Derecho penal, Parte general, Troffa, Madrid, 1999,
págs. 274-275, quienes aseguran que tras la eliminación del artículo 52.2 del Código penal anterior y la vigencias del artículo 16.1
de nuestro actual Código, podría entenderse que no sólo las tentativas absolutamente inidóneas, sino "las relativamente inidóneas son
ahora impunes".

138

J
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ligrosidad de la conducta debe verificarse en un Para que el delito sea parcialmente cometido, en
momento anterior a su realización, esto es ex an- el artículo 16 del Código penal de 199 5 se exige
te, y no con posterioridad (ex post). Por tanto, en que la acción pueda ser objetivamente realizada,
el juicio de peligrosidad el juez tendrá en cuenta por consiguiente, el juicio de peligro debe tener
los conocimientos que posee el autor del hecho, un valor objetivo. El peligro viene dado por la pro-
aunque sean especiales, y los de un observador ob- babilidad "rayana en la certeza" de la producción
jetivo que posea -además de los del autor- los del resultado delictivo112. Si se da una circunstan-
que haya podido adquirir en el momento de la re- cia que impida a aquél -v.g. disparar con arma
alización del hechollü. descargada; o contra alguien que se supone en ese
En consecuencia, el juez debe remitirse al mo- lugar pero que no se encuentra allí realmente-,
mento en el cual la acción ejecutiva ha sido ini- siempre que estas circunstancias fuesen cognosci-
ciada y emitir el juicio teniendo en cuenta todas bles ex ante, la tentativa sería inidónea porque en
las condiciones y circunstancias que, en dicho ambos casos no existe peligro alguno para el bien
momento, podían ser conocidas por un observa- jurídico protegido. Distinto sería el caso en que el
dor objetivo situado en la posición del autor o juicio fuese emitido en la ignorancia de estas cir-
eran conocidas por éste. En definitiva, en esta lí- cunstancias porque éstas fuesen solamente cog-
nea iría el sentido de la "nachtragliche Prognose'. noscibles con posterioridad, lo que respondería a
Si, sobre esta base, la conducta se considera ade- una conciencia ex post, a través del hecho. El jui-
cuada a la consumación pretendida, el juez la con- cio afirmativo sobre la peligrosidad sería objetiva-
siderará idónea -es decir, peligrosa-; de no ser mente válido porque tales circunstancias no se ha-
así, la conducta resultará inidónea -esto es, ina- brían revelado ex ante sino a través de la falta de
decuada para la consumación- y, por tanto, su producción del resultado 113. La inidoneidad del
falta de peligrosidad supondría la impunidadlll. medio o del objeto, o incluso su falta -aunque es-

11 O. Vid. FARRÉ TREPAT, Consideraciones, cit., pág. 274; ídem. Lo tentativa, cit., págs. 393 y ss. No creo, sin embargo, como afir-
ma esta autora, que la tentativa inidónea venga a coincidir siempre con la tentativa irreal (pág. 395), en todo caso, se trataría de que
la primera se corresponda en un círculo más amplio, pero, de todos modos, en esta última se plantearía el problema en el ámbito de
la antijuricidad, ya que faltaría ésta, mientras que en la primera se trataría de un problema de no punibilidad, fundamentalmente, en
cuanto no existe -una vez realizado el juicio ex ante- peligro para el bien jurídico protegido, mas en ambos casos falta la peligro-
sidad objetiva que caracteriza según el artículo 16.1 del Código penal a la tentativa punible.
SOLA RECHE, ob. cit., distingue entre la tentativa imposible donde la representación del autor es sólo errónea en cuanto al conoci-
miento ontológico (de los hechos}: supone erróneamente la concurrencia de circunstancias de hecho pertenecientes al tipo de injusto,
pero es objetivamente exacta en cuanto al conocimiento nomológico (de la experiencia) (Cf. además, GRACIA MARTÍN, Política crimi-
nal y dogmática ¡urídico penal del proceso de reforma penal en España, AP, 1994, págs. 353-354). En la tentativa "in idónea real" el
autor se basa en leyes causales válidas ya que, desacertada su representación de tales leyes, conseguiría el resultado (v.g. se dispara
contra quien se cree vivo cuando en realidad es un cadáver; se suministra una sustancia inocua cuando el autor cree que es arsénico),
mientras que en la tentativa "inidónea irreal" se atribuye potencialidad lesiva a comportamientos que carecen en absoluto de ella: ma-
tar con rezos, envenenar con azúcar, etc. En ambas falta el peligro, pero su origen es distinto, en la tentativa irreal el plan delictivo del
autor pierde todo contacto con la realidad. Faltaría -como indica CEREZO MIR, Curso de Derecho penal, Parte general, cit., 4.º ed.,
pág. 394, n. 13- el desvalor de la acción. Cfr. además SOLA RECHE, ob. cit., págs. 204-205, quien significa que, si bien en la ten-
tativa no peligrosa ex ante, el autor pierde también el contacto con la realidad, el dolo no desaparece.
111. Vid. CEREZO MIR, Curso de Derecho penal, 11, 5.º ed., Tecnos, Madrid, 1997, pág. 108; MIR PUIG, Notas al tratado de De-
recho penal de Jescheck, cit., 11, pág. 733. Para SOLA RECHE, ob. cit., págs. 82 y 83 la capacidad de lesionar bienes jurídicos se en-
juicia con base en las circunstancias cognoscibles por un observador objetivo más las conocidas por el autor (saber ontológico) aten-
diendo a la experiencia común sobre los cursos causales para que de ellas derive el resultado (saber nomológico).
112; Consideran que el peligro supone la probabilidad de producción de la lesión de un bien jurídico, entre otros autores: JIMÉNEf:
DE ASUA, Trotado, VII, cit., pág. 472; BARBERO SANTOS, Contribución al estudio de los delitos de peligro abstracto, pág. 492; RODRl-
GUEZ MOURULLO, Derecho penal, Parte general, Civitas, Madrid, 1977, págs. 279 y 338; SAINZ CANTERO, Lecciones de Derecho
penal, Parte general, 11, 2.º ed., Bosch, Barcelona, 1985, pág. 296; RODRÍGUEZ DEVESA-SERRANO GÓMEZ, Derecho penal español,
Parte general, cit., págs. 427-428.
Sin embargo, CEREZO MIR, Curso ... , cit., 11, pág. 108, estima que si, en el juicio ex ante, el resultado no aparece como
absolutamente improbable, la acción será peligrosa y, si bien no basta con que el resultado fuera objetivamente previsible, tampoco es
necesario que la producción del mismo aparezca como probable.
Para FARRÉ TREPAT, La tentativa, cit. pág. 397, resulta, sin embargo, difícil precisar el grado de probabilidad en la producción del
resultado y considera como tal el necesario para la imputación objetiva del mismo.
113. NÚÑEZ BARBERO, El delito imposible, cit., págs. 108, 124 y 159-160, después de manifestar que el juicio de idoneidad de-
be ser realizado ex ante, es decir, sobre la base de la "prognosis posterior" y el peligro concreto, estima, sin embargo, introduciendo
el criterio formal, que cuando faltan los elementos descritos por la ley: sujeto, objeto o medio, la tentativa es inidónea por no peligro-
sa siendo, si acaso, aplicable una medida de seguridad si el autor demostró su peligrosidad.

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Revista Penal
Delito intentado e idoneidad en el derecho español
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te último punto es discutidol 14_ no suponen, sin sector doctrinal ha propugnado, delimitar los su-
más, que la conducta sea inidónea o no peligrosa puestos que podrían considerarse impunes más
si las conductas realizadas con tales medios o so- claramente, y especialmente las situaciones no pe-
bre tal objeto o su falta sólo son verificables ex ligrosas en aquellas hipótesis coincidentes con ac-
post. Consecuentemente, si el autor o el observa- ciones constitutivas de tentativa irreal o supersti-
dor objetivo se sitúa en un momento anterior (ex ciosa, ya que tales supuestos deben ser
ante), y se prescinde de los conocimientos ex post, indiscutiblemente impunes por falta de antijurici-
el ciudadano medio no dudaría en calificar las re- dad pues, teniendo en cuenta su total ineficacia,
feridas acciones de peligrosas115. Se ha afirmado ni siquiera ponen de forma abstracta en peligro la
que, de este modo, se ampliaría la punición exce- paz jurídica117; actuando así al modo del Proyec-
sivamente -y, en este punto, las críticas quizás to alternativo alemán de 1962 (Alternativ Entwurf
den en el blanco-. 1962) que declaraba impunes estas conductas
Y aunque, en principio, suscribo la opinión que cuando se fundamentaban en la burda insensatez
propone -de lege ferenda- limitar la punición del autor. Y que, desde un principio, puedan con-
del delito imperfecto a los delitos más graves, san- siderarse no peligrosas por el ciudadano medio en
cionando así los menos graves sólo cuando el de- el momento de su realizaciónllS, lo que no supo-
lito se hubiera consumadoll6, pienso que tal solu- ne sin embargo, a sensu contrario, la punición de
ción tampoco llega a satisfacer plenamente. los supuestos de tentativa inidónea considerada
Siendo tal vez preferible, como algún acreditado -ex ante- no peligrosa.

También OCTAVIO DE TOLEDO-HUERTA TOCILDO, Derecho penal, cit., pág. 365 estiman que el juicio ex ante lleva a la impuni-
dad por falta de peligrosidad de la tentativa absolutamente inidónea (v.g. disparo sobre un cadáver), pero en el juicio ex ante deben
tenerse en cuenta los conocimientos en el momento de realización de la conducta, no los adquiridos con posterioridad, ya que -como
indica STRATENWERTH, Derecho penal, cit., págs. 213 y 684- la determinación de la peligrosidad de la tentativa en el caso concre-
to se lleva a cabo mediante una prognosis posterior, de acuerdo con un juicio técnico emitido según la situación en el momento del he-
cho, mientras que resultaría impune si esta conclusión está excluida.
MIR PUIG, Derecho penal, cit., págs. 346-347, parte también del juicio de idoneidad ex ante pero considera que debe tratarse de
un peligro abstracto no de un peligro concreto, que concurre en la tentativa idónea, es decir, no es necesario que un bien jurídico ha-
ya resultado estar en peligro.
114. Vid. MIR PUIG, Función de la pena, cit., pág. 70, n. 93 y GÓMEZ BENÍTEZ, Derecho penal, Parte general, Teoría Jurídica del
delito, cit., pág. 270.
115. Quizás por ello, se ha entendido que esta postura lleva a una subjetivización de la idea de peligro, Yfj .. SPENDEL, Zur Ne-
bergründung der ob¡etiven Versuchstheorie, Festscrift für Stock, 1966, págs. 104 y ss. Vid., sin embargo, FARRE TREPAT, Considera-
ciones dogmáficas, cit., págs. 276-277.
116. FARRE TREPAT, Consideraciones dogmáticas, cit., pág. 277.
117. JESCHECK, Tratado, cit., 4.º ed., pág. 482, quien oduce además la falta, en general, de dolo. STRATENWERTH, Derecho pe-
nal, cit., pág. 216, considera que la tentativa irreal (crasa torpeza) debe ser en todo caso impune. Sin embargo, para KAUFMANN,
Sobre el estado de la doctrina del injusto personal, cit., pág. 169, la tentativa irreal es injusta y su impunidad sólo podrá establecerse
hasta el mom~nto de decidir sobre lo necesidad de pena.
118. FARRE TREPAT, Consideraciones dogmáticas, cit., pág. 279.
Creo, sin embargo, que es posible distinguir entre tentativa ex ante inidónea y tentativa irreal aunque, en determinados supuestos,
una puede comprender a la otra (Vid. SOLA RECHE, ob. cit., pág. 174, n. 233).

140
D o e t r • n a
1

El delito de defraudación tributaria


•••
Carlos Martínez-Buján Pérez Catedrático de Derecho penal
de la Universidad de A Coruña

Introducción aspectos, vgr. tales como la delimitación del bien


jurídico, el problema de la defraudación por omi-
En el nuevo CP de 1995 el delito de defrauda- sión, la naturaleza dogmática del límite cuanti-
ción tributaria se incluye en el Título XIV del Li- tativo, la cuestión del error, el tema del arrepen-
bro II, dedicado a los "Delitos contra la Hacienda timiento activo o los problemas en materia de au-
Pública y la Seguridad Social". El artículo 305 del toría y participación. Es más, resulta necesario
nuevo texto punitivo define la figura del tradicio- advertir, por otra parte, que el propio legislador de
nalmente denominado "delito fiscal", incorporado 1995 ha tenido en cuenta tal observación a la hora
por primera vez en nuestra legislación penal en el de redactar aspectos de las restantes figuras del
año 1977 precisamente con ese "nomen iuris". Título: así, cabe destacar que el injusto del delito
Sin embargo, la introducción en 1985 de otro de defraudación a la Seguridad Social (art. 307)
delito fiscal, el usualmente llamado "delito conta- está claramente inspirado en su redacción en el
ble", provocó que a raíz de la reforma del CP de di- modelo propuesto por el artículo 305 y que la cau-
cho año la doctrina comenzase a hablar de "delito sa de anulación de la pena ideada especialmente
de defraudación tributaria" para referirse a la fi- para el delito de defraudación tributaria se ha in-
gura que hoy se tipifica en el artículo 305, con una corporado también a los delitos de los artículos
redacción que, si bien coincide en sus aspectos 307 y 308 con un dictado prácticamente idéntico,
fundamentales con la pergeñada en 1985, ha su- sólo alterado por las lógicas salvedades impuestas
frido importantes modificaciones en virtud de la por la diferente naturaleza de tales delitos.
reforma que al cabo de diez años tuvo lugar me- Todo ello, en fin, explica que, a pesar de la ju-
diante la Ley Orgánica 6/1995, de 29 de junio. ventud del delito de defraudación tributaria en la
Por su parte, el nuevo CP de 1995 respetó -como legislación penal española, sea posible hallar una
era lógico- el texto aprobado tan sólo unos meses amplia bibliografía dedicada al estudio del mismo
antes en la citada Ley Orgánica, aunque incorporó en la que es factible apreciar depurados análisis
algunas novedades. Prescindiendo de intrascen- de los diversos elementos del delito, con posicio-
dentes retoques, hay que mencionar las obligadas nes que en ocasiones mantienen tesis totalmente
modificaciones en materia de sanciones, acordes encontradas, que, por lo demás, han tenido su
con el nuevo sistema de penas, de un lado, y espe- proyección en el repertorio jurisprudencia!.
cialmente las modificaciones relacionadas con las A continuación, se analizarán los diversos ele-
Comunidades Europeas, de otro. mentos del delito haciendo especial hincapié en
Cabe asegurar que el delito de defraudación tri- aquellas cuestiones que han sido objeto de mayor
butaria es la infracción central del Título XIV. Y controversia y prestando, asimismo, particular
semejante condición no obedece únicamente a ra- atención a las novedades introducidas en la refor-
zones históricas o a razones derivadas de su ma- ma de 1995.
yor relevancia práctica (lo que desde luego resulta
indudable), sino también a evidentes razones dog-
máticas. En este último sentido, hay que observar, l. Bien jurídico
por una parte, que en el ámbito del delito de de-
fraudación tributaria han tenido lugar debates En materia de bien jurídico se puede constatar
científicos sobre determinados aspectos técnicos ya la primera manifestación de la polémica que
del tipo penal que han servido después para el es- rodea el estudio de este delito, siendo posible ha-
tudio de las restantes figuras delictivas del Título blar de dos líneas básicas para la comprensión de
XIV e incluso para la mejor comprensión de pro- la figura delictiva, que, consecuentemente, condu-
blemas generales del Derecho penal económico: cirán a conclusiones divergentes en el análisis de

55
Revista Penal
El delito de defraudación tributaria
•••

determinados elementos del delito. Dicho de for- mente opuesta a cualquier connotación patrimo-
ma simplificada, esas dos líneas básicas son, de un nialista", que "dista mucho de inducir a un plan-
lado, las denominadas tesis funcionales y, de otro la- teamiento pluriofensivo" y que recientemente ha
do, la tesis de orientación patrimonial. definido, en abstracto, con la expresión "funcio-
Con respecto a las tesis funcionales, conviene nes del tributo" y, en concreto, como "la posibili-
advertir que se suelen agrupar bajo este calificati- dad de realización efectiva de las previsiones de
\'O teorías que poseen la nota común de rechazar recaudación tributaria de acuerdo con la normati-
una configuración patrimonial del objeto jurídico va reguladora de cada tributo individual integran-
y elaborar frente a ella una noción de bien jurídi- te del sistema tributario". En una línea próxima a
co diferente, conectada a las funciones que debe la de GRACIA cabe inscribir la opinión de SUÁREZ
cumplir el tributo. Ahora bien, un estudio deteni- GüNZÁLEZ.
do de las diversas formulaciones muestra que den- En lo que concierne a la denominada tesis de
tro de este primer apartado hay que distinguir orientación patrimonial, hay que señalar que es
en realidad tesis divergentes entre sí, que no pue- la que, en esencia, puede considerarse dominante
den ser confundidas. en la doctrina y jurisprudencia alemanas en rela-
En efecto, algunos aut01-es sostienen que el ob- ción al delito de defraudación tributaria conteni-
jeto jurídico tutelado en los delitos tributarios se- do en el § 370 de la Abgabenordnung y que, asi-
ria la "función tributaria", concebida como una mismo, es la que ha gozado tradicionalmente de
simple actividad de la Administración encamina- mayor predicamento en nuestra doctrina y en
da a gestionar los tributos a través de un procedi- nuestra jurisprudencia desde la introducción de la
miento determinado. Es mérito de un destacado figura del primigenio "delito fiscal" en 1977, pre-
especialista en Derecho tributario, PÉREZ ROYO, el dicamento consolidado tras las reformas de 1985
haber formulado por vez primera esta tesis, par- y 1995, hasta el punto de poder ser calificada in-
tiendo de un concepto (no siempre unívoco, por cluso de tesis mayoritaria en el panorama actual.
cierto) elaborado en la Ciencia del Derecho tribu- Así, entre los principales monografistas cabe des-
tario y afirmando en concreto que "la protección tacar aquí a CóRDOBA, R. MOURULLO, BAJO,
penal (al menos en los delitos tributarios) se dis- MARTÍNEZ-BUJÁN, Borx, AYALA, MORALES, TERRADl-
pensa a la Hacienda, considerada no como con- LLOS. También, y sin pe1juicio de diversos matices,
junto patrimonial, sino como titular de funciones en mi opinión cabe reconducir a la tesis de orien-
públicas, concretamente de la función tributaria, tación patrimonial las posiciones de autores
en cuanto concepto general que resume la posi- como ÜCTAVIO DE TOLEDO, QUERALT e incluso la de
ción en que el ordenamiento coloca a la Adminis- MuÑOZ CONDE. Por lo demás, y aunque no suele
tración para la defensa del interés público relativo pronunciarse acerca del bien jurídico técnicamen-
a la efectiva actuación de las normas tributarias". te protegido, cuando la jurisprudencia del TS lo
Con posterioridad, algunos penalistas se han he- ha hecho, se ha orientado también mayoritaria-
cho eco de semejante conceptuación del bien jurí- mente en esta línea. Vid. con claridad las STS
dico, aunque en la mayoría de los casos no resulta 12.III.1986 y 12.V.1986: "delito socio-económico
tarea sencilla saber -sin un desarrollo pormenori- que atenta a los intereses patrimoniales del Esta-
zado del concepto y de una indicación explícita de do o de las entidades locales y autonómicas".
las consecuencias que se extraen de tal plantea- Adoptando la tesis patrimonialista, podria resu-
miento- si se acepta plenamente la aludida confi- mirse la configuración del objeto juridico en el de-
guración del bien jurídico. Aquí cabría mencionar, lito de defraudación tributaria matizando que en
entre otros, fundamentalmente, a ARROYO, BERDU- esta figura el bien jurídico inmediatamente prote-
GO/FERRÉ y BUSTOS. gido es el patrimonio de la Hacienda Pública, con-
Diferente es la construcción de GRACIA, quien cretado (si se prefiere, esta adición) en la recauda-
explícitamente ha rechazado el planteamiento ción tributaria. Este es, por tanto, el bien jurídico
apuntado, oponiéndose a que la función tributaria tutelado en sentido técnico, y es éste, pues, el bien
pueda constituir el bien jurídico protegido. Ahora que ha de resultar lesionado por el comporta-
bien, este autor ha ido pergeñando a través de sus miento típico individual y cuya vulneración ha de
sucesivas publicaciones un bien jurídico cada vez ser captada por el dolo del aut01~ Evidentemente,
más alejado -según indica él mismo- del plantea- ello no significa desconocer la existencia de un
miento patrimonialista, que se vincula al Ordena- bien jurídico mediato o inmaterial, que es el bien
miento jurídico financiero y que pretende ser váli- jurídico representado y que vendría integrado por
do para todo el Derecho penal tributario. Un bien las funciones que el tributo está llamado a cum-
jurídico que en un primer momento definió plir, pero con la salvedad de que dicho bien no po-
"como la efectiva realización de las previsiones de see relevancia directa alguna ni en el tipo objetivo,
recaudación tributaria de acuerdo con la normati- ni en el subjetivo, es decir, es un bien que por su
va reguladora de cada tributo individual" y que grado de generalidad no puede ser lesionado por
posteriormente ha corregido, desembocando en el comportamiento típico defraudatorio individual,
una concepción que, en su opinión, es "radical- sino que en su caso tan sólo podrá ser abstracta-

56
D o e t r i n a

mente puesto en peligro a través de la reiteración defraudar debe ser dotado de un contenido jurídi-
y generalización de las conductas defraudatorias co-penal autónomo y, en concreto, ha de ser con-
individuales (vid. ulteriores aclaraciones en MAR- cebido como comprensivo de un engaño.
TÍNEZ-BUJÁN). Ahora bien, es muy importante advertir que en
el seno de esta segunda teoría es factible descubrir
en realidad construcciones que se hallan muv ale-
11. Tipo básico jadas unas de otras. Y es que, en efecto, pa~a al-
gunos autores habría que exigir en el delito que
A) TIPO OBJETIVO analizamos un engaño de parecidas característi-
cas al que rige el tipo de la estafa, requiriendo en el
a) Presupuesto sujeto activo la realización de una maniobra en-
Reina unanimidad a la hora de reconocer que la gañosa que necesariamente haya inducido a error
conducta constitutiva del delito requiere necesa- al sujeto pasivo (esta es la denominada tesis de la
riamente un presupuesto: la previa existencia de mise en scene, originariamente sustentada, entre
una determinada relación jurídico-tributaria en- otros, por R. MOURULLO y BAJO). Sin embargo, otros
tre el sujeto activo del delito y la Administración autores (vgr., MORALES, AYALA, MARTÍNEZ PÉREZ)
tributaria de que se trate; esto es -a la vista de las han subrayado con diversos matices que el enga-
modalidades típicas del precepto penal-, que haya ño característico de la defraudación tributaria no
nacido una deuda tributaria o que haya existido la puede ser identificado con el definitorio del delito
concesión de un beneficio fiscal. de estafa.
Personalmente, tal y como he sostenido re-
b) El núcleo del tipo: el verbo defraudar cientemente (MARTÍNEZ-BUJÁN, 1995) creo que el
La reforma de 1995 ha mantenido la presencia punto de partida de la denominada teoría del en-
del verbo defraudar como núcleo del tipo del ar- gaño es correcto aunque la formulación concreta
tículo 305. La exégesis de tal verbo ha dado lugar de la misma y las correspondientes conclusiones a
a una de las mayores controversias dogmáticas en las que ha llegado un sector de la doctrina y de la
el ámbito de este delito, con una incidencia deci- jurisprudencia españolas no pueden ser acepta-
siva en la configuración del injusto, puesto que so- das. Es más, entiendo que se puede compartir la
bre la base de la diferente interpretación que se premisa básica de la llamada teoría del engaño
efectúe acerca de este elemento se han extraído y llegar a proponer soluciones prácticas más pró-
conclusiones bien distintas en cuanto al alcance ximas a las que postulan los defensores de la teo-
de la figura delictiva. ría de la infracción del deber en cuestiones tan im-
Básicamente han sido dos los distintos entendi- portantes como, vgr., la defraudación mediante
mientos de dicho verbo, que autorizan a hablar de omisión, según se indicará posteriormente (reco-
dos concepciones divergentes sobre la naturaleza nociendo dicha proximidad, vid. recientemente
del delito de defraudación tributaria. SUÁREZ). En este sentido, considero que cierta-
Para un importante sector doctrinal (especial- mente no hay razón teleológica ni político-crimi-
mente, PÉREZ ROYO, BACIGALUPO, GRACIA, GIMBER- nal que justifique exigir en el artículo 305 un en-
NAT) la mención del verbo defraudar debe conce- gaño de parecidas características al del delito de
birse simplemente como equivalente a la causa- estafa, pero ello no implica que la presencia del
ción de un perjuicio patrimonial, sin necesidad de vocablo defraudar sea superflua; antes al contra-
que abarque elementos ultffiores y en concreto rio, ésta cumple la misión de declarar que el des-
sin necesidad de exigir un engaño determinado. valor de acción del delito del artículo 305 consiste
Semejante entendimiento puede ser identificado en algo más que en la simple infracción del deber
con lo que se ha denominado usualmente "teoría extrapenal. De este modo se interpretaría el pre-
de la infracción del deber", toda vez ql!e los parti- cepto español de un modo similar al correspon-
darios de dicha exégesis han sostenido que el des- diente precepto alemán, exigiéndose la utilización
valor de acción del injusto del delito fiscal viene de una modalidad específica de conducta que re-
integrado exclusivamente por la infracción de de- sulte idónea para vulnerar el bien jurídico y, en
beres formales tributarios. Estaríamos aquí, se- concreto, estimándose que la vulneración del pa-
gún esta opinión, ante un delito que pertenecería trimonio del Erario únicamente podrá imputarse
a la categoría de los delitos que consisten en la a dicha conducta cuando la Administración no es-
simple infracción de un deber extrapenal, de tuviere en condiciones, por sí misma, de averiguar
acuerdo con la construcción de ROXIN. los fundamentos del hecho imponible.
Por el contrario, otro importante sector doctri-
nal, quizá con más adeptos en doctrina y jurispru- c) La defraudación por omisión
dencia (Vid. SSTS 12.111.86, 12.V.86, 2.111.88, La reforma de 1995 introdujo una modificación
27.Xll.90), ha preconizado la llamada "teoría del en el ámbito de la acción típica del artículo 349, al
engaño", consistente en entender -como se puede efectuar una mención expresa de la "omisión" en
deducir ya de la propia expresión- que el verbo el párrafo l.º del apartado l. Por tanto, según la

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Revista Penal
El delito de defraudación tributaria
•••

nueva dicción legal, la defraudación a la Hacienda por omisión y que, por tanto, la omisión de la obli-
Pública se puede llevar a cabo "por acción u omi- gada declaración tributa1·ia podía ser un medio
sión". idóneo para defraudai:
La decisión del legislador de 1·ealizar dicha men- Mas obsérvese que ello no prcju1.ga (como no lo
ción explícita encuentra indudablemente su expli- prejuzgaba tampoco antes) uno de los aspectos
cación en la enconada polémica doctrinal y juris- fundamentales de la cuestión, a saber, si la omi-
p1udencial suscitada con relación al antiguo deli- sión de la obligada declaración tributaria integra
to de defraudación tributaria, en el que la _va, sin más, con su simple concurrencia, el desva-
viabilidad de la ejecución por omisión fue objeto lor de acción característico del delito de defrauda-
de amplia controversia, sobre todo en el caso de la ción tributaria, o, si por el contrario, hav que exi-
falta de presentación de la obligada declaración gir para ello además la presencia de algún otrn re-
tributaria, ofreciéndose un extenso abanico de po- quisito y finalmente si, en su caso, dentro de las
siciones. Resumiendo mucho la cuestión, en una diferentes hipótesis de omisiones de declaracio-
primera aproximación cabría decir que había bá- nes, habría que efectuar algún tipo de restricción
sicamente dos tesis opuestas en referencia al tema tcleológica de acuerdo con la estructura típica de
de la omisión, que se pueden ver reflejadas con la infracción. En otras palabras, el legislador es-
mayor claridad en la praxis jurisprudencial. En pañol de 1995 no dice expresamente (y podía ha-
efecto, de un lado, se hallaba la posición de un berlo dicho) que la mera circunstancia de la omi-
sector, que con diversos y minuciosos matices sos- sión de la obligada declaración tributaria equi-
tuvo a la vista de la redacción anterior que la co- valga (identidad estructural) por sí misma a la co-
misión a través de la mera omisión de declaracio- misión activa a los efectos de producir el resulta-
nes fiscales sólo era relevante si iba acompañada do típico. De ahí que la mayoría de las posiciones
de una auténtica mise en scene capaz de inducir a existentes al respecto con referencia a la regula-
error a los órganos de la Administración tributa- ción anterior pueden seguir manteniéndose en la
ria, conducta que -según esta posición- tácita- actualidad. Recuérdese, por lo demás, que la nue-
mente exigía el tipo del antiguo artículo 349. De va redacción ha dejado intacta la estructura típica
otro lado, existía una segunda posición, preconi- de la regulación precedente y, en concreto, conti-
zada por otro sector doctrinal (con fundamenta- núa utilizando el verbo defraudar con lo que se-
ción dogmática diferente, o sea, ya partiendo de la guirá viva la polémica generada en torno al con-
denominada "teoría de la infracción del deber" o cepto de acción típica en este delito, que induda-
ya partiendo de la "teoría del engaño") y respalda- blemente influirá en la posición que se adopte
da en sus resultados por la jurisp1udencia domi- ante el problema de la omisión.
nante en el Tribunal Supremo (vid., entre otras, En resumidas cuentas, con el nuevo texto de
SSTS de 29.VI.1985, 2.111.1988, 26.XI.1990, 1995 persiste la necesidad de resolver la trascen-
27.XII.1990, 3.XII.1991, 31.X.1992, 24.II.1993, dental cuestión de saber en qué casos la omisión
26.IV.1993, 31.V.1993, al margen de diversas sen- puede ser equiparada a la acción positiva a los
tencias de las Audiencias Provinciales), que man- efectos de la vulneración del bien juddico \', en
tuvo la tesis de la tipicidad de la modalidad orni- concreto, de analizar cuáles son las diversas hipó-
siva en el caso de la no presentación de la obliga- tesis de conductas omisivas que pueden plantear-
da declaración tributaria. se en la práctica y cuyo tratamiento h1e precisa-
En suma, parece claro que, a través de la modi- mente discutido tanto en la doct1·ina como en la
ficación propugnada, el legislador de 1995 intentó jurisprudencia.
salir al paso de la pdmera de las posiciones cita- Así las cosas, cabe afirmar que, si se adopta la
das. Ahora bien, aunque éste haya sido el propósi- antecitada "tesis de la infracción del deber", se lle-
to inequívoco del legislador~ lo cierto es que, lejos gará forzosamente a la conclusión de que la comi-
de "resolver definitivamente" (como se decía en la sión por omisión será siempre factible con tal de
Memoria que acompañaba al Proyecto de Ley) el que a la infracción del deber de declarar se asocie
tema de la omisión, el problema puede seguir la causación del pe1~juicio patrimonial típico. Por
planteándose en términos bastante parecidos a los el contrario, si se acoge la "teoda del engaño", la
de la regulación anterior. En efecto, hay que reco- viabilidad de la omisión dependerá del contenido
nocer que ahora la ley explícita111ente declara que se otorgue a este requisito.
que el delito puede ser cometido mediante una Y, en este sentido, en el seno ele esta última te-
omisión, y, por tanto, que puede ser ejecutado a sis, conviene resaltar que modernamente un im-
través de la falta de presentación de las declara- portante sector de nuestra doctrina (AYALA, MORA·
ciones tributarias; pero ésta es una conclusión que LES, MESTRE, BERDUGO/FERRÉ, MARTÍNEZ-BUJÁN),
ya había sido asumida por la inmensa mayoría de alejado de las versiones extremas de la teoría del
la doctrina y de la judsprudencia, que ya admitía engaño (corno la de la mise en scene) ha ido ela-
en referencia a la regulación anterior (desde sus borando unos criterios de imputación objetiva
respectivas y muy diferentes posiciones) que el de- propios del delito de defraudación tributaria, so-
lito de defraudación tributaria podía ser ejecutado b1·e la base de los cuales se llega a admitir con ma-

58
D o e t r i n a

yor o menor extensión, según los casos, la posibi- conduce la teoría de la infracción del deber nunca
lidad de la defraudación por omisión. será absoluta, en la medida en que son imaginables
En conCI"eto, este sector doctdnal coincide, en algunos suspuestos en que la omisión no puede ser
principio, en que el criterio general que debe ser estructuralmente idéntica a la comisión activa: ta-
utilizado como idea 1·ectora consiste en estimar les supuestos se inscriben en la hipótesis (apuntada
que la presencia del verbo "defraudar" impone la en nuestra doctrina por BERDUGO/FERRÉ) en la que
restricción de que el resultado puede imputarse es el propio sujeto omitente el que, a pesar de no
objetivamente a la omisión únicamente cuando la cumplir con su deber realizando la preceptiva de-
inactividad del agente deja a los órganos compe- claración específica del impuesto de que se trate,
tentes de la Administración tributaria en el des- comunica "por cualquier otro medio" a la Adminis-
conocimiento de los hechos que fundamentan la tración los presupuestos del hecho imponible. Ello
obligación de tributar: Ahora bien, a par·tir de ahí no obstante, habrá que examinar en última instan-
este criterio general de imputación es objeto de cia el caso concreto puesto que, según se puede
concreción para averiguar en qué casos en par- comprobar en la doctrina y jurisprudencia alema-
ticular cabe entender que la Ad111i11istració11 des- nas, es posible diferenciar casos específicos, con di-
conoce los hechos con relevancia tributaria. Se ferente tratamiento, a la vista de las peculiaridades
desemboca así inevitablemente -como no podía que presenten los diversos tributos (vid. MARTÍNEZ-
ser menos en materia de imputación objetiva- en BUJÁN y, adhiriéndose a este planteamiento, vid. re-
una exposición casuística en la que, a mi juicio, cientemente también MORALES).
hay que llegar a resultados bastante próximos a
los propugnados por los partidarios de la teoría d) Las modalidades genéricas de conducta
de la infracción del deber: En efecto, si se dejan al Al lado de las tradicionales modalidades genéri-
margen los criterios de imputación propios del cas de acción consignadas en los delitos de de-
delito de estafa y se atiende especialmente al cri- fraudación anteriores ("eludiendo el pago de tri-
terio del fin de protección de la norma propio del butos" v "disfrutando indebidamente de benefi-
delito del artículo 305, hay que llegar a la conclu- cios fis~ales"), la reforma de 1995 ha introducido
sión de que este precepto está destinado a evitar otras nuevas, al mencionar la elusión de "cantida-
que, como consecuencia de la infracción del de- des retenidas o que se hubieran debido retener o
ber del sujeto pasivo de la obligación, el órgano ingresos a cuenta de retribuciones en especie" y la
competente de la Administración tributaria se vea "obtención indebida de devoluciones".
obligado a realizar por sí mismo labores de com- En ¡·elación a tales modalidades, cabe señalar,
probación e inspección acerca de datos cuya co- ante todo, que la redacción típica de la reforma de
municación incumbe específicamente por ley al 1995 permite seguir sosteniendo la tesis de la doc-
contribuvente v cuva ausencia de declaración di- trina dominante, que, a diferencia de lo que suce-
cho órga'no administrativo se ve forzado a suplir de en el Derecho alemán, ha venido concibiendo
para proceder a la liquidación exacta de la deuda dichas modalidades como vías genéricas de acción
tributaria. a través de las cuales puede llegarse a la causa-
Por consiguiente, de conformidad con tales pre- ción del perjuicio patrimonial cuantitativamente
misas, habría que colegir, en mi opinión, que en- cifrado en más de 15.000.000 de pts. (así también,
tran en la esfera de protección de la norma (y son STS 27.XII.90), permitiendo, consecuentemente,
pues actos ejecutivos idóneos) determinados su- en su caso que este resultado sea un perjuicio glo-
puestos enjuiciados por nuestros Tdbunales y so- bal causado por una combinación de las diversas
bre los que ha existido gran controversia: me re- modalidades alternativas de acción.
fiero a todas las omisiones de declaraciones poi· De esta tesis se ha apartado GRACIA, interpre-
parte del sujeto obligado con independencia de si tando el precepto español en el sentido que se
el sujeto en períodos tributarios anteriores había otm·ga al delito de defraudación alemán, o sea, es-
sido "antiguo cliente" o de si existían datos exter- timando que la elusión y el disfrute no eran moda-
nos reveladores de su deuda con Hacienda, etc. lidades genéricas de acción, sino que integraban el
(en contra de lo sostenido por alguna jurispruden- resultado del tipo.
cia); pero también resultan idóneas dichas omi- Bajo la regulación anterior a 1995, la modalidad
siones (frente a lo que opinaba MESTRE) con ab- de elusión del pago de tributos planteaba sobre
soluta independencia de si la Administración po- todo el interesante problema de si cabía incluir en
día llegar a saber o sabía efectivamente por otra ella la elusión de las retenciones de ingresos a
vía (por las declaraciones de terceras personas cuenta en el ámbito de IRPF, llevada a cabo por el
o por una propia actuación investigadora previa sustituto del contribuyente. Aunque un importan-
de oficio) la existencia y cuantía de la deuda tri- te sectm· doctrinal había defendido la calificación
butaria. de dicha conducta como delito de defraudación tri-
En definitiva, poi· esta vía se puede llega1· a una butaria (vid., especialmente, MARTÍNEZ PÉREZ, ad-
amplia admisión de la defraudación por omisión. hiriéndose después otros autores como AYALA,
Con todo, la coincidencia con los resultados a que BERDUGO/FERRÉ, Bü!X o MUÑOZ CONDE), la juris-

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Revista Penal
El delito de defraudación tributaria
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prudencia mayoritaria (a raíz de la STS 24.XII.1986, tos, desde la perpectiva del Derecho tributario
vid. entre otras, STS de 25.IX.1990, 3.XII.1991, aquélla supone en puridad de principios una no-
13.VII.1993) había calificado el hecho como deli- ción autónoma frente a esta modalidad. Así, en
to de apropiación indebida. Sin embargo, la Me- esta última el resultado se alcanza mediante ma-
moria que acompañaba al Proyecto de Ley, res- niobras defraudatorias tendentes pura y simple-
paldada en este punto por el Informe del CGPJ, mente a la elusión total o parcial de los tributos
afirmaba con rotundidad que se hacía necesaria la debidos, sin que formalmente se ampare la conse-
referencia expresa en la configuración del tipo pe- cución de dicho resultado en la invocación de
nal a las retenciones e ingresos a cuenta, ya que unos beneficios fiscales indebidos; por su parte, la
resulta indudablemente más adecuada su tipifica- modalidad del disfrute indebido de beneficios ha-
ción como delito fiscal. brá de ser concebida como toda clase de reduc-
En definitiva, la inclusión de esta nueva modali- ciones, deducciones, bonificaciones, exenciones
dad de conducta viene a despejar las dudas exis- y desgravaciones tributarias en cuya virtud se hu-
tentes con la legislación anterior y obliga a la ju- biere reducido indebidamente la deuda tributaria.
risprudencia mayoritaria a revisar su criterio. Por
lo demás, el empleo de la expresión "cantidades e) El resultado
retenidas o que se hubieran debido retener" implica El legislador español ha venido adoptando tra-
incardinar en esta modalidad de acción que se co- dicionalmente el criterio de requerir un límite
menta aquellas hipótesis -algo que indudablemen- cuantitativo determinado para deslindar el delito
te acontecía también, a mi juicio, con la regulación de la simple infracción administrativa. En la re-
anterior- en las que el obligado a retener no llega forma de 1995 dicho límite, configurado como un
ya siquiera a practicar las retenciones a que estaba efectivo perjuicio patrimonial para las arcas de la
obligado con objeto de defraudar a la Hacienda Pú- Hacienda pública, se sitúa en 15 millones de pese-
blica, o sea, el caso de la denominada "economía tas. No existe, pues, una falta penal en el Libro III
sumergida" (P. ROYO). relacionada con el delito del artículo 305-1.
Por su parte, la inclusión de la referencia a los Para la opinión doctrinal mayoritaria (y para un
"ingresos a cuenta de retribuciones en especie" vie- sector de la jurisprudencia, vgr. STS 2.IIl.1988), el
ne propiciada sin duda por la mención de las re- referido perjuicio es una característica del resulta-
tenciones que se acaban de examinar. En efecto, do típico, que ha de ser abarcada por el dolo
según se subraya en la doctrina tributarista, los (eventual) del autor, siendo suficiente obviamente
ingresos a cuenta de retribuciones en especie po- que el autor en el momento de la ejecución co-
seen la misma naturaleza y el mismo fundamento nozca simplemente la ocultación o falsificación de
que las retenciones, por lo que si el legislador pe- los fundamentos o presupuestos del he.cho impo-
nal se ha decidido a calificar expresamente la elu- nible, sabedor de que ello comportará inelucta-
sión de cantidades retenidas como modalidad del blemente un perjuicio patrimonial para la Ha-
delito de defraudación tributaria, lo lógico es que cienda.
aluda también explícitamente a esta clase de in- Sin embargo, para un sector doctrinal y juris-
gresos a cuenta. Precisamente, se trata de supues- prudencia! (vid. STS 27.XII.90) el aludido perjui-
tos en los que -como escribe PÉREZ ROYO-, dado cio debe ser configurado como una condición ob-
que los rendimientos obtenidos no pueden, por su jetiva de punibilidad. Con todo, la discrepancia es
propia naturaleza, ser objeto de retención, la ley puramente nominal, dado que este sector no ex-
establece en su lugar un ingreso en metálico de- trae (inconsecuentemente) de esta calificación la
nominado "ingreso a cuenta" (como, vgr., sucede conclusión que resultaría obligada en materia de
en el caso de la remuneración de depósitos banca- error, y que obligaría a imputar forzosamente al
rios mediante obsequios a los impositores). sujeto activo el "quantum" de perjuicio ocasiona-
También es novedad de la reforma de 1995 haber do con error invencible con tal de que el perjuicio
introducido la modalidad de la obtención indebida millonario se vinculase causalmente a una acción
de devoluciones. Con su mención explícita se re- defraudatoria de ínfima cuantía.
suelven asimismo las dudas que había suscitado su En otro orden de cosas, es importante advertir
encaje bajo la vigencia de la regulación anterior, que, a diferencia de la noción del perjuicio patri-
puesto que en rigor dicha modalidad no podía ser monial característico de los delitos contra el pa-
englobada en la noción de disfrute indebido de be- trimonio individual (señaladamente la estafa), en
neficios fiscales, de un lado, ni tampoco podía ser el delito fiscal el alcance del perjuicio típico apa-
incluida en la esfera de aplicación del delito de rece integrado fundamentalmente por frustracio-
fraude de subvenciones, de otro. nes de expectativas de ingreso en las arcas de la
Finalmente, se mantiene la modalidad del dis- Hacienda Pública (L. GARRIDO/G. ARAN), salvo el
frute indebido de beneficios fiscales, lo cual tam- caso de las devoluciones indebidas de impuestos
bién me parece un acierto, desde el momento en en donde sí hay una efectiva "salida de caja",
que, aunque sustancialmente pueda ser calificada o sea, una disminución del patrimonio de la Ha-
como una forma de elusión del pago de los tribu- cienda Pública.

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D o e t r i n a

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En lo concerniente a la determinación de la cuan- ponerse en relación con la aludida prohibición de
tía de la defraudación, se entiende pacíficamente acumulaciones en períodos diferentes y en distin-
que la suma defraudada computable aparece inte- tos tributos. Por tanto, hay que sobreentender que
grada por el concepto de "cuota tributaria", legal- en los tributos que no sean periódicos ni de decla-
mente definida en los artículos 55 y 58-1 LGT, y no ración periódica el importe se referirá a la cuota
por el de "deuda tributaria". Por otra parte, con contenida en cada concreta "liquidación", con
respecto a dicha determinación, el CP vigente con- independencia de que se vuelva a realizar el mis-
serva en el apartado 2 las reglas ya conocidas mo hecho imponible por el sujeto pasivo del tri-
anteriormente, diferenciando entre tributos "pe- buto en un breve período de tiempo, y con la con-
riódicos o de declaración periódica", de un lado, y secuencia de que las diversas cuotas defraudadas
"los demás supuestos", de otro. no podrán ser sumadas a efectos de computar una
Son "tributos periódicos" aquéllos cuyo hecho única defraudación típica del artículo 305 (cfr. P.
imponible tiende a repetirse, al constituir el ele- ROYO, AYALA).
mento material del mismo un estado o situación
de duración indeterminada, lo cual comporta la f) Los sujetos
necesidad de su fraccionamiento legal en períodos El sujeto pasivo del delito, titular del bien jurí-
determinados (los períodos impositivos), como, dico protegido, aparece específicamente concreta-
por ejemplo, sucede con la obtención de renta en do en la norma del artículo 305 con arreglo a las
el IRPF. Por "tributos de declaración periódica" en diferentes clases de Haciendas Públicas existentes
el seno del artículo 305 hay que entender aquellos en nuestro sistema jurídico. Es por ello acertado
que, a pesar de ser de devengo instantáneo y care- que la reforma de 1995 haya incorporado la Ha-
cer de período impositivo en sentido propio (ej., el cienda Foral como un nuevo sujeto pasivo especí-
IVA), se refieren a un hecho imponible que apare- fico del delito al lado de las Haciendas Estatal, Au-
ce ligado a una determinada actividad del sujeto tonómica y Local.
pasivo, de tal modo que suele determinar la pro- Por su parte, la caracterización del sujeto activo
ducción "en masa" de hechos imponibles y, conse- ha venido siendo una cuestión muy discutida en
cuentemente, hace necesaria la introducción de nuestra doctrina ya desde la introducción de este
criterios de periodificación en las obligaciones delito en nuestra legislación.
formales, fundamentalmente de declaración, de Un sector doctrinal (vgr., R. MOURULLO, CÓRDO-
los sujeto pasivos (vid. P. ROYO). BA, P. ROYO, y recientemente Borx/MIRA) ha consi-
Pues bien, si se trata de tributos periódicos o de derado que sujeto activo del delito puede ser cual-
declaración periódica la primera regla del aparta- quier persona, con lo que estaríamos ante un deli-
do 2 es "estar a lo defraudado en cada período to común. Sin embargo, la doctrina dominante
impositivo o de declaración", sin que quepa nin- (vid. entre otros, MARTÍNEZ PÉREZ, BAJo/SUÁREZ,
gún tipo de acumulaciones de cuotas defrau- AYALA, GRACIA) ha entendido con diversos matices
dadas: ni por diferentes tributos en el mismo pe- que el delito de defraudación tributaria única-
ríodo, ni por diversas cuotas en diferentes perío- mente puede ser ejecutado por un círculo restrin-
dos, sean o no pertenecientes al mismo tributo, gido de sujetos, en la medida en que sólo el obli-
ni tampoco por defraudaciones a distintas Ha- gado al pago de la deuda tributaria o el beneficia-
ciendas. Ahora bien, con relación a dichos tribu- rio de la devolución indebida o del beneficio fiscal
tos se contiene una segunda regla, que indica que están en situación de poder realizar plenamente
si los períodos fuesen inferiores a doce meses, "el todos los elementos del tipo. Por tanto, se sostiene
importe de lo defraudado se referirá al año natu- que debe ser configurado como un delito especial
ral"; en virtud de tal regla, el legislador ha queri- propio, en el cual la infracción del deber específi-
do dotar al tipo de una cierta aplicación de la teo- co extrapenal es el criterio especial de imputación
ría del delito continuado en este supuesto (cfr. objetiva al autor.
P. ROYO, AYALA), en la medida en que procede la La reforma de 1995 ha venido a corroborar la
acumulación de cuotas pertenecientes a períodos opinión dominante. En efecto, al señalar simple-
impositivos diferentes (siempre que sean inferio- mente que el tipo del delito de defraudación tri-
res a 12 meses). butaria se puede cometer por acción o por omi-
Por su parte, en lo que atañe a los t1·ibutos que sión, sin mayores especificaciones y compartiendo
no sean periódicos ni de declaración periódica, la ambas modalidades los mismos elementos típicos,
regla consiste en que "la cuantía se entenderá re- refuerza la idea de que nos encontramos ante un
ferida a cada uno de los distintos conceptos por delito que esencialmente se construye sobre la
los que un hecho imponible sea susceptible de li- base de la infracción de un deber extrapenal espe-
quidación". Dejando al margen la incorrección del cífico. Y ello porque si el legislador español (a
tenor de esta regla desde el punto de vista jurídi- diferencia del alemán) no ha definido un tipo omi-
co-tributario (vid. MARTÍNEZ PÉREZ, 1986), la doc- sivo independiente caracterizado explícitamente
trina especializada que se ha ocupado del tema ha por la necesidad de que conste la infracción del
coincidido en que el significado de la misma debe deber específico extrapenal, es debido a que está

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Revista Penal
El delito de defraudación tributaria
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partiendo de la base de que el delito de defrauda- elementos, o sea, y en síntesis, el eJTor sobre el de-
ción tributaria se cimenta en su esencia en dicha ber extrnpenal jurídico-tributario. Pese a una opi-
infracción del deber por parte del mismo círculo nión inicial que preconizaba su tratamiento como
limitado de sujetos, y que, por tanto, adopta como error ele prohibición, un moderno sector doctri-
presupuesto de la antijtffidicidad la cit-cunstancia nal, cada vez más numeroso propone, con funda-
de que únicamente quiere tutelar el bien jurídico mentaciones diversas, su tratamiento como error
del patrimonio del Erario frente a las agresiones de tipo (así, p. ej., RoxrN y BACHMANN en Alema-
ejecutadas por los sujetos que precisamente se ha- nia, \' MUÑOZ CONDE, MIR, DíAZ v G. CONLLEDO
llan obligados al pago (cfr. MARTÍNEZ-BUJÁN, MO- o MARTÍNEZ-BUJÁN, en la española).
RALES).

B) TIPO SUBJETIVO 111. Tipos agravados

a) El dolo y el elemento subjetivo del injusto La reforma de 1995 ha introducido en el delito


Siempre existió unanimidad a la hora de pro- unas agravaciones para el caso de que la defrau-
pugnar que el delito de defraudación tributaria dación se cometiere concurriendo alguna de las
sólo debería ser castigado en su versión dolosa. Al circunstancias que se mencionan en las letras a)
no prever un específico tipo imprudente en el ar- y b) del párrafo 2.º del apartado 1 del p1·ecepto.
tículo 305, el legislador de 1995 ha confirmado di- Los autores que se han ocupado del tema coin-
cha propuesta doctrinal, que, por lo demás, era la ciden mayoritariamente en afirmar que se trata
solución que de consuno venían manteniendo de auténticos subtipos cualificados (MARTÍNEZ-
doctrina y jurisprudencia en el sistema anterior BUJÁN, SUÁREZ, MORALES; de otra opinión, BACIGA-
del numerus apertus en la imprudencia. LUPO ).
La opinión dominante ha venido sosteniendo Por otra parte hay unanimidad en entender que
tradicionalmente que resulta suficiente el dolo el legislador se ha inspirado aquí en buena medi-
eventual. da claramente en la realidad criminológica, dacio
En lo concerniente a la cuestión de si el tipo re- que la agravación descrita en la letra a) responde
quiere algún elemento subjetivo del injusto so- a una operación existente en el sector bancario
breañadido al dolo, ha habido una cierta polémi- con el fin de facilitar la ejecución ele la defrauda-
ca. Un amplio sector doctrinal, fundamentalmente ción tributaria, esto es, el fenómeno de las "cesio-
aquél que se ha mostrado partidario de dotar de nes de créditos". A su vez, una ele las agravaciones
contenido penal específico al verbo "defraudar", incluidas en la letra b) (existencia de una estrnc-
ha venido estimando que este verbo llevaba implí- tura 01·ganizativa que pueda afectar a una plurali-
cito un elemento subjetivo del injusto, que, bajo la dad de obligados tributarios) se identifica con
regulación anterior, cumplía la función de contri- otro 111od11s opera1uÍÍ clefraudatorio habitual en
buir a cerrar el paso a la ejecución imprudente. la práctica, a saber, el método ele la compra de fac-
Ahora bien, la presencia de dicho elemento subje- turns falsas o, también denominado, el caso de los
tivo puede mantenerse siempre que consista sim- "fraudes del IVA". Por lo demás, conviene hacer
plemente en un ánimo de lucro, del mismo modo notar que esta última circunstancia no es sufi-
que explícita o implícitamente se requiere para di- ciente por sí misma para que surja automática-
versos delitos patrimoniales, un ánimo que, en re- mente el tipo cualificado, puesto que el juez ha ele
alidad, en el delito de defraudación tributaria que- acreditar además (como momento valorativo in-
da ya embebido en el dolo, sin comportar pues dependiente) que la existencia de dicha estrncturn
restricción alguna para la aplicación de la figura organizativa comporta la ejecución de una defrau-
de delito. Sin embargo, un sector doct1·inal minori- dación ele "especial trascendencia y gravedad".
tario ha venido exigiendo un especial ánimo de de- Asimismo, esta característica se proyecta también
fraudar diferente del dolo, ánimo que carece de toda sobre la te1-cera agravación, basada en el "importe
base legal y que ha sido invocado por algunas re- de lo defraudado", de un modo similar a lo que su-
soluciones jurisprudenciales para fundamentar cede en el cielito de estafa (ch: art. 249-6º).
indebidamente algunas absoluciones.

b) El en-or sobre el tipo IV. Iter criminis


Por lo que respecta al en-or en el delito de de-
fraudación tributaria, se ha planteado en la doc- A) CONSUMACIÓN
trina una importante cuestión que posee un al-
cance más general. puesto que resulta trasladable En este apartado merece especial consideración
a todo el denominado Derecho penal económico. el problema de la determinación del momento
Me refiero al tratamiento del error sobre los consumativo, dado que posee una incuestionable
elementos normativos jurídicos, o, dicho con ma- relevancia práctica y ha sido extraordinariamente
yor precisión, sobre el significado jurídico de tales controvertido en doctrina y jurisprudencia.

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D o e t r i n a

Con carácter general, únicamente puede afir- cultades para la determinación del momento con-
marse que, si se concibe el delito como un delito sumativo. Al estructurarse en estos casos el proce-
de 1·esultado material, integrado por el perjuicio dimiento en t1·es fases (declaración del sujeto pasi-
patrimonial superior a 15 millones de pesetas, el vo, liquidación administrativa e ingreso de la deu-
momento consumativo debe ser situado en el ins- da), hay unanimidad en entende1· que la deuda no
tante en que se ocasiona el perjuicio para las arcas es exigible hasta que el sujeto no conozca la canti-
del Erario. Ahorn bien, semejante afirmación ge- dad debida. Ahora bien, reina acuerdo asimismo
nérica se revela insuficiente al objeto de fijar a la hora de estimar que la consumación no se pro-
cuándo se produce concretamente la consuma- duce con el acto administrativo de liquidación. Se
ción en sentido técnico. trata de un requisito necesario, pero no suficiente
Y, ciertamente, cabe advertir que nos enfrenta- todavía para la perfección del delito, sin perjuicio
mos ante un tema de gran complejidad, toda vez por supuesto de poder apreciar tentativa en dicha
que en última instancia la fijación dei instante fase. Dado que el delito exige la concutTencia de
consumativo dependerá, de un lado, de la modali- una efectiva elusión del pago de tiibutos que entra-
dad de acción que se examine y, de otro lado, de la ñe un perjuicio patrimonial, la consumación tendrá
clase de tributo de que se trate. Todo ello obliga a lugar cuando el sujeto realiza efectivamente el in-
distinguir diversas hipótesis. greso de la deuda por la cantidad que se le ha se-
ñalado tras su previa (y falsa) declaración de los
a) Modalidad de elusión del pago datos configuradores de la base imponible (AYALA)
Dentro de esta modalidad hay que diferenciar a o, en los casos en los que la defraudación se pro-
su vez los supuestos en que se trate de un tributo duce mediante la falta de presentación de la previa
que requiere una autoliquidación (o declaración- declaración del contribuyente (hipótesis omisiva),
liquidación) por parte del contribuyente (ej. IRPF) cuando haya transcutTido el plazo señalado para
y los supuestos en que se trate de tributos que exi- el ingreso.
gen como presupuesto necesario un acto adminis-
trativo de liquidación (ej. impuesto de sucesiones). b) Modalidad de obtención indebida de devolu-
En el caso de los tributos con autoliquidación, la ciones
doctrina mayorital"ia (vgr., MARTÍNEZ-PÉREZ, AYALA, En lo que concierne a la nueva modalidad de ,la
SUÁREZ, GRACIA, JORDANA DE POZAS/LESMES, BER· obtención indebida de devoluciones, expresa-
DUGO/FERRÉ) y un sector jurisprudencia! (ej. STS mente descrita ahora en el tipo, hay que indicar
9.II.1991) han venido entendiendo que la consu- que la cuestión se asimila estructuralmente más
mación debe ser asociada al plazo legal voluntario bien al supuesto que se acaba de analizar, aunque
de ingreso establecido por la norma tributaria de indudablemente reviste perfiles diferentes. En
que se trate y que, por ende, no puede ser retrasa- efecto, según expuso ya PÉREZ ROYO con respecto
da a un momento posterio1· en el que intervenga la a la regulación anterior, en los casos de obtención
Administración. Tras la refo1·ma de 1995, hay que de devoluciones indebidas resultarán necesarios
entender que esta posición se ve definitivamente dos requisitos: primero, que tenga lugar un acto
confirmada a la vista de la introducción de la cau- expreso de la Administración en el que se reco-
sa de anulación de la pena por regularización (vid. nozca el derecho a la devolución, acto que ven-
MARTÍNEZ-BUJÁN). Por consiguiente, en lo que res- dría a desempeñar una función similar a la del
pecta a la modalidad omisiva, la consumación acto administrativo de liquidación; segundo, que,
tendrá lugar en el instante en que finaliza el plazo tras dicho reconocimiento, la Administración re-
del período (período "voluntario") señalado nor- alice la efectiva entrega material de la cantidad
mativamente para el ingreso. sin que el sujeto solicitada por el contribuyente, entrega que com-
haya presentado la obligada declaración-liquida- porta la consumación del delito.
ción (en la jurisprudencia, vid. SAP Logroño
24.IIl.1988 ). Ahora bien, en la modalidad activa se c) Modalidad de disfrute de beneficios fiscales
ha planteado una duda en el seno de la opinión En este caso, la determinación del instante con-
mayoritaria, a efectos de determinar el momento sumativo dependerá obviamente de cómo se conci-
exa.cto de la consumación: dete1·minar si dicho ba esta expresión típica. Aunque la cuestión fue
momento se fija en el último día hábil consignado discutida bajo la vigencia de la regulación ante-
para el ingreso voluntal"io (tesis de BERDUGO/FERRÉ dor, tras la reforma de 1995 resulta claro que, al
y JORDANA DE POZAS/LESMES) o si la consumación haberse introducido como modalidad de acción la
se produce ya en el instante en que se presenta la obtención indebida de devoluciones, la modalidad
declaración-liquidación por parte del contribu- del disfrute de beneficios fiscales no representa un
yente (tesis de MARTÍNEZ PÉREZ, PÉREZ ROYO, AYA. concepto sustancialmente diferente de la elusión
LA, GRACIA, QuERALT, y algunas resoluciones juris- del pago de tributos, porque dicha modalidad tie-
prudenciales). ne que quedar exclusivamente reservada ahora
En punto al caso de los tributos con acto admi- para aquellos supuestos de aplicación de una nor-
nistrativo de liquidación no surgen especiales difi- ma excepcional (materializada en exenciones, bo-

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Revista Penal
El delito de defraudación tributaria
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nificaciones, deducciones, etc.) que producirá una mismas sean superiores a 15 millones; y, por su-
falta total de ingreso o un ingreso inferior al debi- puesto, con mayor razón, cuando se trate de can-
do. Por consiguiente, si ello es así, todo lo dicho tidades inferiores que den lugar, con su suma, a
con relación a la modalidad de la elusión del pago los 15 millones de perjuicio total causado. Por lo
de tributos es trasladable aquí. demás, también ha de rechazarse la acumulación
de cuantías en distintos tributos (sean o no perió-
B) TENTATIVA dicos) y vayan referidas al mismo o a diversos pe-
ríodos impositivos. Por último, ha de descartarse
Al ser un delito de resultado, la tentativa será asimismo la acumulación de las defraudaciones
siempre conceptualmente posible. Cuestión dis- causadas a Haciendas diferentes (vid. MARTÍNEZ
tinta es que, a la vista de la específica dinámica PÉREZ, P. ROYO, AYALAy STS 9.IIl.1993).
comisiva, el tema revista perfiles diferentes según Por otra parte, en lo que atañe al concurso con
los casos y que, por supuesto, no sea tarea senci- otros delitos, ha sido cuestión tradicionalmente
lla resolver el problema de alcance general de la analizada la relación existente entre el delito de
delimitación entre preparación y ejecución. defraudación tributaria y los delitos de falseda-
des instrumentales llevadas a cabo para conseguir
el fraude. Semejante cuestión ha quedado defini-
V. Autoría y participación tivamente aclarada tras la reforma de 1995, y en
concreto merced a la inclusión del párrafo 2.º del
Si, con la opinión mayoritaria, se estima que es- apartado 4 del precepto en el ámbito de la causa
tamos ante un delito especial propio, entonces re- de anulación de la pena y a la disposición adicio-
girán las reglas previstas para esta clase de delitos nal segunda de la Ley Org. 611 S-95. De una inter-
en materia de autoría y participación. Asimismo, pretación a "sensu" contrario de tales normas se
derogada ya en la reforma de 1985 la regla espe- deriva la necesidad de tener que admitir la pre-
cífica de actuaciones en nombre de otro, será de sencia de un concurso de delitos entre la defrau-
aplicación en tales supuestos la norma contenida dación tributaria y las falsedades instrumentales
en la Parte general y descrita ahora en el artículo llevadas a cabo para lograr aquélla.
31, que en su vigente regulación ofrece induda- Asimismo, la referencia de las citadas normas
bles mejoras técnicas, como son la inclusión del también a las infracciones contables permite refor-
administrador de hecho y la extensión de la auto- zar (vid. MARTÍNEZ-BUJÁN) la tesis tradicionalmen-
ría al caso de actuaciones en nombre de personas te mayoritaria en la doctrina (vid. p. ej., MARTÍNEZ
físicas. PÉREZ, AYALA, BERDUGO/FERRÉ, Borx, PÉREZ ROYO)
Con todo, hay que consignar aquí que en los ca- y en la jurisprudencia (vid. p. ej., SSTS 26.Xl.1990,
sos de las sociedades de "fachada" o de "pantalla" 27.XII.1990, 31.X.1992 y SSAP de A Coruña de
nuestra jurisprudencia (vid. STS 20.V.1996, que 6.V.1993 y de Lérida de l 5.VII.1993) que ha venido
corrobora una doctrina anterior consolidada) en estimando que entre el delito de defraudación tri-
los últimos años ha venido aplicando la denomi- butaria y el delito de falsedades contables (ahora
nada teoría del "levantamiento del velo" a delitos en el art. 310) hay una relación de concurso apa-
de defraudación tributaria con el fin de imputa¡- la rente de leyes penales con aplicación del principio
autoría de la defraudación a las personas físicas de consunción, cuando para la perpetración de un
que se amparan bajo una forma societaria para delito de defraudación se hubiese realizado previa-
conseguir unos fines contrarios a los perseguidos mente alguna de las infracciones contables que se
por el Derecho. Sin embargo, el recurso a esta te- desffiben.
oría, de progenie civilista y ajena a las reglas del
Derecho penal, ha sido criticada con razón por la
doctrina penalista (vid., p. ej., SERRANO/MERINO, VII. La regularización de la situación
MORALES), en la medida en que prescinde de los tributaria
criterios de determinación de la autoría propios
del Derecho penal. En la reforma de 1995 se introdujo la novedad
de la exención de pena para los denominados ca-
sos de "regularización de la situación tributaria".
VI. Concursos La posibilidad de semejante exención había sido
una cuestión objeto de una profunda controversia
Las reglas contenidas en el apartado 2 del ar- (tanto dogmática, corno político-criminal) en
tículo 305 imposibilitan la aplicación del delito nuestra doctrina y en nuestra jurisprudencia, con-
continuado, con la matización efectuada más atTi- troversia acentuada en los últimos años a raíz del
ba con respecto a los tributos "de declaración pe- reconocimiento de la relevancia jurídica de la re-
riódica". Por tanto, no cabe acumular las cuantías gularización voluntaria en el Derecho tributario.
defraudadas en diferentes períodos impositivos En este sentido, por una parte, la opinión domi-
referidos al mismo tributo, ni siquiera cuando las nante había coincidido, en términos generales, en

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D o e t r i n a

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reconocer la necesidad político-criminal de eximir causas de anulación de la pena, la exención sólo se
de pena al contribuyente que de forma voluntaria aplicará a aquellos intervinientes en quienes con-
rectificase su mendaz declaración inicial o decla- curra. Ahora bien, pese al deficiente tenor literal
rase la que previamente había omitido. Por otra de la norma, habrá que sobreentender que el be-
parte, la opinión mayoritaria entre la doctrina pe- neficio de la exención no se proyecta solamente
nalista entendía que, si se quería conseguir el re- sobre el defraudador obligado al pago (que es el
sultado de la impunidad penal en casos de pago único que en rigor puede "regularizar su situación
posterior espontáneo, resultaba imprescindible la tributaria"), sino también sobre los partícipes, los
introducción de una específica causa de supresión cuales podrán pues "autodenunciarse" en los tér-
de la pena (ampliamente MARTÍNEZ-BUJÁN). minos consignados en el precepto.
La naturaleza jurídica de esta exención es la de La causa de anulación de la pena posee unos re-
una causa de anulación o levantamiento de la quisitos positivos y otros negativos (vid. amplia-
pena (vid. MARTÍNEZ-BUJÁN, SUÁREZ, MORALES) ha- mente MARTÍNEZ-BUJÁN, MORALES).
bida cuenta de que sólo opera con posterioridad a Los presupuestos positivos aparecen descritos
la realización del hecho delictivo, en virtud de lo de forma simplista con la expresión "regulariza-
cual puede afirmarse que exonera retroactivamen- ción de la situación tributaria", proveniente del
te de una punibilidad que ya había surgido. Su campo de la dogmática tributaria. Ello no obstan-
fundamento es análogo al que informan las nor- te, una interpretación jurídico-penal conduce a
mas relativas a las instituciones penales del desis- entender que en todo caso ha de existir una decla-
timiento voluntario y el arrepentimiento activo y, ración de rectificación del sujeto que pretende
por tanto, ha de basarse materialmente en los mis- anular su pena en la que desvele los datos inexac-
mos principios. La exención de pena se aplica no tos, incompletos u omitidos, declaración que en el
sólo al delito de defraudación tributaria (consu- caso de los partícipes no obligados al pago consti-
mado o intentado) previamente cometido, sino tuirá el único objeto de la "regularización". Adicio-
además (según indica el pfo. 2.") a "las posibles nalmente, será necesario, en su caso, efectuar el
irregularidades contables u otras falsedades ins- pago de los impuestos evadidos, siempre y cuando
trumentales que, exclusivamente en relación a la el sujeto hubiese ejecutado un delito de defrauda-
deuda tributaria objeto de regularización, el mis- ción en grado de consumación.
mo pudiera haber cometido con carácter previo Los presupuestos negativos sí aparecen detalla-
a la regularización de su situación tributaria". Con damente reflejados en el precepto, inspirados cla-
la utilización de la expresión "posibles irregulari- ramente aquí en el modelo proporcionado por el
dades contables" es clarn que el legislador se está § 371 de la ordenanza tributaria alemana. En esa
refiriendo a los supuestos delictivos contenidos en misma línea de pensamiento, nuestra norma tam-
el artículo 31 O del CP, que doctrinal mente son co- poco ha incorporado como requisito explícito la
nocidos con esta denominación u otras de análo- voluntariedad de la autodenuncia, sino que ha op-
ga significación. Por su parte, con la expresión tado por enumerar una serie de causas específicas
"otras falsedades instrumentales" parece que el le- que "bloquean" la efectividad de la exención de
gislador ha pretendido englobar~ en principio, toda pena. De ahí que quepa hablar de un concepto
clase de delitos de falsedad tipificados en nuestro normativo específico de "voluntariedad'', al recu-
CP, con la única particularidad de que debe ser rrirse a una delimitación objetiva negativa y legal-
acreditado su carácter "instrumental" para la fu- mente formalizada de la misma. Por lo demás,
tura realización del delito de defraudación tribu- con arreglo al precepto español, y dicho de modo
taria. Con respecto a esta última extensión, la doc- sintético, la anulación de la pena se condiciona a
trina ha ci-iticado la decisión del legisladm· tanto la circunstancia de que la regularización de la si-
desde un punto de vista dogmático como político- tuación tributaria se haya producido antes de la
criminal. Y la crítica debe ser acentuada si se re- intervención de la Administrnción o antes de la ac-
para en la decisión del legislador de 1995 de in- tuación de los ó1·ganos de persecución penal.
troducir una insólita ulterior disposición adicional
segunda (mantenida en el NCP merced a la Dispo-
sición final quinta) en la que se declara que la VIII. Responsabilidad civil
exención de responsabilidad penal resultará igual-
mente aplicable aunque la deuda objeto de regu- Ha sido cuestión particularmente debatida la de
larización sea inferior a la cuantía establecida en si el tribunal penal puede exigir en el proceso penal
el precepto, con lo cual la regularización de lo la cuota tiibutaria defraudada por vía de responsa-
que, desde el punto de vista de la defraudación tri- bilidad civil delivada de delito o, si por el contrario,
butaria, no es objetivamente más que una simple mantiene la naturaleza de crédito público y puede
infracción administrativa lleva aparejada la elimi- garantizarse de confmmidad con la legislación ad-
nación de pena de toda clase de falsedades. ministrativa (vid. especialmente SUÁREZ).
En cuanto a su ámbito personal, hay que tener Un sector jurisprudencia! (SSAP de Barcelona
en cuenta que, al igual que sucede en todas las de 25.VII.1988 y 22.IX.1988) y doctrinal (vid. es-

65
Revista Penal
El delito de defraudación tributaria •

pecialmente, SUÁREZ) ha sostenido la tesis de que accesoria de la pérdida de la posibilidad de obte-


no puede exigirse la deuda tributaria por vía de ne1· subvenciones del apartado 1 ha de entenderse
responsabilidad civil. referida exclusivamente a las subvenciones na-
Sin embargo, otro sector de la jurispn1dencia cionales, mas no a las co1111111itarias, cuyos requi-
(SAP ele Logroño 24. III.1988 y SSTS ele 2.III .1988 v sitos de concesión son de exclusiva competencia
9.11.1991) v de la doctrina (vid. especialmente JOR- del Derecho comunitario (vid. NIETO MARTÍN, MO-
DANA DE POZAS) ha defendido la tesis opuesta, esti- RALES).
mando que del delito ele defraudación tributaria
nace una acción civil para 1-eparar los perjuicios
causados y para reclamar por vía penal, ejercitando Bibliografía sumaria
la acción civil, el importe ele la cuota defraudada.
Además de las referencias contenidas en Trata-
dos y Manuales de Derecho penal y de Derecho
IX. El tipo de defraudación tributaria tributario, se incluve a continuación un sucinto re-
contra la hacienda de las Comunidades pertorio bibliográfico de los trabajos más signifi-
Europeas cativos (fundamentalmente los más recientes) ele
autores citados a lo largo de las páginas anteriores:
El CP de 1995 introdujo en el artículo 305 un
nuevo apartado 3, relativo a la defraudación a la AYALA GóMEZ, l.: El delito de defraudación tributaria. Ma-
Hacienda de las Comunidades Europeas. La in- drid. 1988.
troducción de este tipo obedece a la elaboración BACIGALUPO ZAPATER, E.: El nuevo delito fiscal, en Actua-
lidad Penal, 1995, n." 45.
del Convenio relativo a la protección de los intere- BERDLlGo/FERRÉ: Todo sobre el fraude tributario. Barcelo-
ses financieros de las C.E., aprobado por el Con- na. 1994.
sejo de la Unión Europea el 26.7.1995. Este con- Bmx/BusTos: Los delitos co11tra la Hacienda Pública. Ma-
venio tiene por objeto dotar a las legislaciones na- drid. 1987.
cionales de sanciones y tipos penales homogéneos GRACIA MARTÍN, L.: La co11flg11ració11 del tipo objetivo del
y adecuados para castigar eficazmente las lesiones delito de evasión fiscal en el Derecho penal espmiol, en
a la Hacienda de las C.E. En paiiicular, establece Civitas, Revista de Derecho Financiero, 1988, n." 58.
que los casos de fraude grave existirán si se supe- - La in/im.:ción de deheres contables v regis1rales tribu-
ran los 50.000 Ecus y habrán de ser sancionados tarios en Derecho penal. Madrid. 1990.
- Nuevas perspectivas del Derecho penal lributario, en
con pena privativa de libertad de entidad suficien- Actualidad Pe11al, 1994, nº 10.
te como para permitir la extradición; y si no se su- JORDANA DE POZAS, L.: Dos cuestiones que suscita el delito
pera dicha cantidad pero se sobrepasa la de 4.000 fiscal, en Poder Judicial, n.º 16.
Ecus, los Estados nacionales habrán de recurrir a MARTÍ~EZ PÉREZ, C.: El delito de defi·a11dació11 tribwaria,
sanciones penales, aunque no tienen por qué ser en W.AA. Co111entarios a la legislación penal, T. VII.
privativas ele libertad (vid. NIETO MARTÍN). Madrid. 1986.
Pues bien, en lo que atañe en concreto al delito MARTÍNEZ-BUJÁN Pf,REZ, C.: El bien jurídico e11 el delito de
ele defraudación tributaria, el legislador español defiw1dació11 tributaria, en Estudios penales v CI"imi-
ha seguido la técnica ele la asimilación, o sea, ha nológicos, XVlll. Santiago. 1995.
- Los delitos co111ra la Hacienda Pública y la Seguridad
efectuado una simple mención añadida a la Ha- Social. Madrid. 1995.
cienda europea, limitándose a ampliar la punibili- MORALES PRATS, F.: Artículo 305, en AA.V\!. Co111e11tarios
dad de las conductas descritas en el apartado 1 del a la P.E. del Derecho penal. Pamplona. 1996.
artículo 305 en el supuesto de que se defrauden Mu!'\oz CONDE, F.: El error e11 el delito de defi·audación tri-
tributos conumitarios en una cuantía superior a lmtaria del art. 349 del CP, en ADPCP. 1986
los 50.000 Ecus. Por su parte, en el artículo 627 se NIETO MARTfN, A.: Fraudes co1111111itarios. Bar·celona.
contempla una falta en el caso de que la defrau- 1996.
dación fuese inferior a dicha cantidad pero supe- PÉREZ ROYO, F.: Los delitos y las i11fraccio11es en 111ateria
rior a 4.000 Ecus. tributaria. Madrid. 1986.
SERRANO G. DE MURILLO/MERINO JARA: El levantamiento
Por lo demás, con respecto a este tipo específico del velo e11 el 111arco de la defi·a11dació11 lributaria, en
del apartado 3, hay que señalar ulteriormente dos Revista de Derecho Financiero. 1994.
cuestiones específicas: de un lado, que no le resul- SUÁREZ GONZÁLEZ, C.: El delito de defraudación tributaria,
ta aplicable la causa de anulación de la pena del en AA.W. Comentarios a la legislación penal, T. XVIII.
apartado 4, y, de otro lacio, que la consecuencia M~rid.1~7. •

66
Doctrina

El "desprecio" como elemento subjetivo de los tipos penales y el principio de


responsabilidad por el hecho
,__~---~~~~~~""'-~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ ...
José Manuel Paredes Castafi.ón Universidad de León

SUMARIO: 1. Introducción: el "desprecio" como elemento de los típos penales. 2. Conducción teme-
raria: conducción "con consciente desprecio por la vida de los demás" (art. 384 CP): 2.1. Aplicación
jurisprudencia] del precepto. 2.2. Posibilidades de delimitación en la parte objetiva del tipo. 2.3. Po-
sibilidades de delimitación a través del dolo. 2.4. "Consciente desprecio por la vida de los demás":
¿elemento objetivo o subjetivo? 2.5. ¿Es el "desprecio" una emoción? 2.6. El "desprecio" como dispo-
sición emocional. 2. 7. "Desprecio" y motivación de la conducta. 2.8. "Desprecio" y principio de res-
ponsabilidad por el hecho. 2.9. Conclusiones. 2.10. Posibles interpretaciones alternativas (contra le-
gem). 3. Delitos contra el honor, acusación y denuncia falsas, injurias discriminatorias: "temerario
desprecio hacia la verdad" (arts. 205, 208, 456.1y510.2 CP). 4. Seis conclusiones generales.

1. Introducción: el "desprecio" como ele- Aparece, pues, en ambos grupos de preceptos una
mento de los tipos penales expresión - "desprecio"- que, con estar evidente-
mente cargada de connotaciones valorativas (muchas
A la hora de describir la conducta delictiva, el de ellas extrapenales, extrajuridicas incluso), sin duda
CP español vigente recurre en cinco ocasiones a requiere una cuidadosa interpretación a la luz de la
dos expresiones similares: ratio de cada uno de los tipos penales en cuestión, así
- En el art. 384 CP, se castiga al sujeto que con- como de los principios fundamentadores y limitado-
duzca temerariamente "con consciente desprecio res de la responsabilidad penal, para poder ser aplica-
por la vida de los demás" con una pena agravada res- da. Pues, en efecto, de otro modo las expresiones de
pecto de la establecida para el tipo básico del art. 381 este calibre acaban actuando, en tanto que filtros de
CP. selección de las conductas a incriminar, en el mejor
- Y en los arts. 205 (calumnias), 208 (injurias), de los casos, como instrumentos de una selección me-
456.1 (acusación y denuncia falsas) y 510.2 (injurias ramente casuística, indeterminable a priori (y gene-
con finalidad discriminatoria) CP se tipifican como rando con ello una inseguridad jurídica inaceptable:
delictivas las correspondientes conductas cuando se- violación del mandato de determinación de los tipos
an realizadas "con conocimiento de su falsedad o te- penales)l; y, en el peor, como una forma de selección
merario desprecio hacia la verdad". más propia del Derecho Penal de autor.

1. De OJC1lquier modo, y antes de entrar en ruestiones interpretativas, me permitiré observar que delitos oonligurados oomo lo ~n. ~o éstos ~
tuyen ejemplos paradigmáfioos de violación de dicho mandato de determinaáón. Pues, en efedo, si tal mandato se sustenta en el pnnapto de legalidad
penal, que a su vez se ªf>OY? en la n~d de oto'tl?r cer1eza del Derecho punitiv?, ~nces es da~ qué tipos penales de .~,índole no ~mplen oon
esla exigencia: acómo podna saber el aucladano medlO -el oondudor meOo, el periodista mecfio, ...- SI algo es una conduooon COl1 oonsaerrle cJespre-
Co por la vida de los clemós" o tan sólo una oondua:ión temeraria oomún, si es la imputaóón falsa de delitos oon "temerario desprecio hacia la verdad"
o úniCXJmente una imputaóón sin haberse cerciorado bien de dk:ha falsedad, etd Y, si tal determinaáón resulta a priori casi imposible para el ciudadano
9
med'IO entonces estamos ante un Derecho incierto. En sentido semejante, QUERALT JIMÉNEZ, J. J.: Derecho Penal español. Parle Especial, 3. ed., Bar-
celon~, J. M. Bosch, 1996, pp. 244, 759; TAMARIT SUMALLA, J. M., en QUINTERO OUVARES, G. (dlor.): Comenforios a la Pa~ Especia/ del ~o
Penal, 2.ll ed., Pamplona, Aranzadi, 1999, p. 1093. No obstante, en lo que sigue prescindiré de esto, para ooncentrarme exdusivamente en las posibtTt-
dades -e imposi'bmdades- de interpretaóón de elementos subjetivos de esla índole.

94
D octr1n a

•••
En este sentido, no hace falta insistir en la cer- cial, para detectar cómo se está interpretando y apli-
canía entre lo que significa constatar la presencia cando realmente el precepto. En este sentido, el exa-
de elementos típkos como los mencionados y lo men de la jurisprudencia indica que el delito del art.
que ya es propiamente un juicio acerca del carác- 384 CP -o su equivalente en el código anterior: art.
ter o la personalidad del delincuente, acerca de 340 bis d) CP-1944/1973- se ha aplicado a los si-
sus motivos y de sus finalidades. Por ello, me pa- guientes casos:
rece -y es ésta mi inquietud de fondo al empren-
der este estudio- que en elementos de esta índo- - En un aparcamiento, un sujeto montado en una
le se pone a prueba de manera palmaria, en el motocic1eta la dirige a toda velocidad contra un gru-
plano de los elementos subjetivos del injusto, tan- po de personas, aunque no conste si existía ánimo de
to la vigencia del principio de responsabilidad por atropellarlas o únicamente de Hamar su atención. De
el hecho como la vinculación entre elementos tí- resultas de lo ocurrido ninguna de dichas personas
picos y fundamentos materiales de la antijuridici- resultó herida, pues fueron capaces de esquivar el
vehículo. No obstante, el ciclomotor se estrelló con-
dad penalmente relevante. Dicho en otros térmi- tra un murete, destrozándolo. (STS 25-10-1999, A.
nos: interpretar elementos típicos como el de 7586)
"desprecio" obliga a llegar hasta la frontera de lo - Un conductor circula en sentido contrario por
que, en el plano subjetivo, puede fundamentar un el carril de deceleración de una autovía. (SAP-Al-
juicio jurídico-penal de desvalor; y, por ende, mar- merla 25-3-1999, A. 1620)
car con claridad dicha línea infranqueable, expli- - Dos conductores llevan a cabo una persecución
citando lo que queda más allá de ella y consi- a alta velocidad en una autopista, circulando uno de
guientemente resulta ilegítimo. ellos por uno de los carriles de sentido contrario a
aquel en el que se movía. Además, uno de ellos llega
a abrir en marcha una de las puertas del vehículo. Y
2. Conducción temeraria: conducción "con la persecución continúa a lo largo del caso urbano,
consciente desprecio por la vida de los acabando por embestir a un tercer vehículo. Todo
demás" (art. 384 CP) ello, bajo la influencia de bebidas alcohólicas. (STS
11-4-2001, A. 2973)
2.1. Aplicación jurisprudencia! del precepto
En primer lugar, comenzaré por el art. 384 CP. En Por el contrario, y pese a que la acusación así lo
el mismo, tal y como se ha dicho, la exigencia de había solicitado, no se aplicó este delito a estos
"consciente desprecio por la vida de los demás" otros dos supuestos:
constituye el elemento típico que fundamenta la
agravación (hasta la de prisión de uno a cuatro años, - Enzarzados en una discusión acerca de su res-
pectiva forma de conducir, dos sujetos colocan du-
multa de seis a doce meses y privación del derecho rante un buen rato sus vehículos en paralelo, aunque
de conducción de seis a diez) de la pena del delito de sin entrar en el carril contrario. Luego, cuando se
conducción temeraria (art. 381 CP: pena de prisión detienen, uno de ellos da marcha atrás contra el
de seis meses a dos años y privación del derecho de otro, chocando intencionadamente con él. (SAP-
conducción de uno a seis años). Por ello, con inde- Cantabria 16-11-1994, A. 46)
pendencia de cuál fuera la voluntad expresa del le- - Un sujeto se agarra a un vehículo que intenta
gislador2, a efectos interpretativos nos importa ana- huir y éste le lleva colgado sobre el capó del coche
lizar el tenor literal del tipo, así como la praxis durante varios metros, hasta que cae finalmente al
jurisprudencia! en la materia, para intentar estable- suelo. (STS 19-2-1996, A. 1050)
cer ese límite entre las conductas subsumibles en el
art. 384 CP y aquellas otras que, por el contrario, han Las razones por las que se ha excluido la aplica-
de reconducirse al art. 381 CP. Y acaso convenga co- ción del precepto han sido básicamente dos. La
menzar precisamente por dicha praxis jurispruden- primera sería la menor peligrosidad de la acción

2. Es sabido que esle tipo agravado fue introducido por la ley Orgánioa 3/1989, de 21 de ¡unio, de Adualizadón del Cód'igo Penal. En su exposi-
<:ión de motivos se alirmoba: "Recienles experiencias han pue5fo de manílleslo la necesidad polilioxrimina/ de aumentar los sanciones penales paro los
supueslos de oonducóón lemerariq, algunos de los~ entre los que ha causado especial alarma sodal el de los llamados conductores homicidas, al-
canzo una posición intenneclia entre el delífc de riesgo y la fenlaliva de homicidio, \laloración que explia:i su parlia.Jar fipillaxión y la pena que se esto.
blece. Con ella, por otro lado, se refuerza la función prevenfiva y la capacidad COITeCloro de comporlamienfos ~ anfisoáales qve se producen
oon ocasión de la circulación de vehkulos de motor. Razones~ aunque en otro ómbilo de problemas, han aconsejado la infroducción de un lipo
especial de deliro de riesgo.º. Por w parte, en el código adualmente vigenle la expresión aparecía ya desde el proyecto de ley remitido por el Gobierno
y, pese a que hubo enmiendas para suprimir el pteo!!plo, predsamenfe de quienes entendían que a:náa de espacio propio entre el delilo de peligro Y
los COlnlSpOlld'ienles deli!os de lesión (Enmienda núm. 419 del Grupo Popular del Congreso de los Diputados y Enmienda núm. 639 del Grupo Popular
del Senado), sin embargo, el mismo se mantuvo inallerado-pmdícamenle sin diso.tsión- haslo w aprobación linal en la veción que conooemos.

95
Revista Penal
El "desprecio" como elemento subjetivo de los tipos penales y el principio de responsabilidad por el
hecho

realizada: así, entendió el tribunal juzgador que, si que las conductas subsumibles en el art. 384 CP
no consta la invasión del carril contrario, colocar- no son, desde este punto de vista, las mismas que
se durante varios metros en paralelo con otro las que pueden encajarse en el art. 381 CP; y en
vehículo al que se está adelantando no es una con- que, antes al contrario, sólo cuando existe un "es-
ducta lo suficientemente peligrosa. En segundo pecial riesgo" resulta posible la subsunción en el
lugar, en los dos supuestos en los que se rechazó tipo más grave. La idea resulta intuitivamente
la aplicación del art. 384 CP se emplea el mismo adecuada: en efecto, si una conducta ha de conlle-
argumento: a saber, que, aunque la conducta ha- var "consciente desprecio por la vida de los
ya lesionado algún bien jurídico individual, ha fal- demás", como demanda el tipo, ello parece exigir
tado la afectación a la seguridad colectiva del trá- además una base objetiva idónea, de manera que
fico, lo que impediría la subsunción en este delito. no cualquier comportamiento objetivamente peli-
Por su parte, a la hora de subsumir una con- groso, aun objetivamente contrario al deber de
ducta en el tipo, los tribunales emplearon varios conducta, pueda satisfacer dicha exigencia4.
argumentos. El primero es de índole objetiva, re-
ferido a la entidad del peligro creado: la existencia Así, un sujeto profundamente racista que conduz-
de "un foco de grave peligro actual, dada la previ- ca por una conocida zona de encuentro de inmi-
sible entidad lesiva de las consecuencias", el "es- grantes latinoamericanos de Madrid, si, pese a todo,
pecial riesgo para la vida". En segundo lugar, di- y aun deseando fervientemente que "alguno se pon-
cha temeridad y dicho pe1igro deben resultar ga en mi camino", se limita a superar levemente las
"patentes para su protagonista". Y, por último, to- limitaciones de velocidad para la conducción en ciu-
do ello debe resultar revelador de un "total des- dad, no podrá ser incriminado por el delito del art.
precio por la salvaguarda de la vida", de un "total 384 CP incluso si se pudiera demostrar -mediante
testigos, por ejemplo- que antes de salir había de-
desprecio hacia la vida y la integridad de las per- clarado sinceramente su manifiesto desprecio por la
sonas" que participan en el tráfico3. vida de sus potenciales víctimas.
Resumiendo, pues, según nuestra jurispruden-
cia, para que un hecho resulte subsumible en el
art. 384 CP parece que debe reunir los siguientes Es decir, al igual que ocurre en relación con el
requisitos: a) constituir una conducta de conduc- dolo, también respecto de otros elementos subjeti-
ción temeraria que afecte no sólo un sujeto, sino a vos del tipo vale la limitación de que los mismos
una pluralidad indeterminada de ellos, la formada tengan que ir referidos a alguna suerte de base ob-
por todos los intervinientes en el tráfico rodado en jetiva. Sin embargo, surgen dudas cuando se in-
el lugar y el momento del hecho; b) ser una con- tenta precisar cómo ha de ser dicha base: en con-
ducta especialmente peligrosa; c) resultar conoci- creto, no está claro que la misma tenga que ser
da -"patente"- la especificidad del peligro para diferente para los comportamientos subsumibles
el sujeto actuante; y d) ser todo ello revelador de en el art. 381 CP y para los subsumibles en el art.
un "total desprecio" por la salvaguarda de la vida 384 CP. Pues, en efecto, aun cuando los tribunales
y la integridad de las personas. hablen del "especial. riesgo" como elemento dife-
rencial de estos segundos, tres advertencias son
2.2. Posibilidades de delimitación en la necesarias en relación con este concepto. La pri-
parte objetiva del tipo mera se refiere al hecho de que, en realidad, la
graduación del desvalor objetivo de una conducta
Antes de ahondar en la significación de este úl- de conducción temeraria no depende sólo del ries-
timo requisito (en su verdadera o sólo aparente in- go que la misma cree para la vida o la integridad
dependencia respecto de los restantes), conviene física de las personas (esto es, de su lesividad), si-
detenerse en los otros, para clarificar el género de no que también podría depender de otros factores:
conductas de las que estamos hablando. Comen- a saber, a igualdad de riesgo creado, del grado de
zando por los elementos objetivos, parece existir desviación entre conducta efectivamente realiza-
consenso en la doctrina jurisprudencia} acerca de da y el deber de conducta (de la antinormatividad

3. Entresaco expresiones empleadas en las sentencias antes reproduádas. Restaña aún olro dalo que se emplea en la argumentaáón a favor de la
aplic:adón del detdo: la "amp!ilud sub¡eliva del riesgo aeado". Sin embargo, CllCllquiera que sea la posible definición de esta confusa expresión {en el mill-
mo sentido, RAGUÉS 1VAl.1.Es, R.: "Conducción de vehíaJlos con oonsáenle desprecio por kl vida de los demás y lenlaliva de homiád"io", en Anuario de
Derecho Penal y Gencias Penales 1997 p. 80 IJ, parece que ha de poder recooduc.ine a alguno de los argumentos ya expuestos en el texto.
4. En esle sentido, RODRÍGUEZ MONTANES, T.: "Delitos oonlra la seguridad del lráhco", en LUZÓÑ PEÑA, D. M. (dtor.), Enciclopedia Penal Bá-
sica, Granada, Comeres, 2002, pp. 4454.46.

96
Do et ri na

•••
de la conducta)S, determinada por la entidad de de cosas que existen en el lugar y en el momento en
la(s) infracción(es) de las reglas de conducta (de la el que la acción en cuestión tiene lugar.
ausencia de medidas de cuidado -de control de
riesgos-)6. En este sentido, es obvio que un sujeto, violando
la misma regla de conducta del tráfico rodado, la
Así, dos conductas imprudentes de adelantamien- que ordena mirar a derecha e izquierda antes de
to que acaban haciendo igualmente que un coche arrancar en un cruce señalizado con una señal de
que circulaba en sentido contrario esté a punto de stop y entrar en la nueva vía, puede crear peligros
salirse de la carretera (igualdad de riesgo), sin em- concretos gravísimos o, pese a todo, un riesgo con-
bargo, pueden y deben ser valoradas de manera di- creto desdeñable, casi sólo abstracto: ello dependerá
versa según que el riesgo haya sido ocasionado por en buena medida tanto de las características del cru-
un mal cálculo en las distancias -imprudencia rela- ce como del momento en el que su acción tenga lu-
tivamente leve- o por una total desatención por gar.
parte de quien se lanzó a adelantar hacia el hecho de
que venía un vehículo de frente (imprudencia clara- Finalmente, al tratarse, en el caso de los delitos
mente más grave). contra la seguridad del tráfico, de delitos de peli-
gro contra un bien jurídico intermedio7, un tercer
De este modo, parecerla que, si ha de existir en el factor condicionante será el nó.mero de sujetos pa-
plano de la tipicidad objetiva alguna forma de deli- sivos -de la acción- afectados: así, una acción
mitar el ámbito de aplicación del art. 384 CP, la mis- que causa una cantidad de peligro n es tanto más
ma debería basarse más bien en el conjunto de los peligrosa cuantos más sujetos pasivos se hayan
criterios de enjuiciamiento del desvalor objetivo de visto afectados por dicha cantidad de peligro.
la conducta, y no únicamente en uno solo.
En segundo lugar, y limitándonos ahora ya a la Por ello, la conducta de ese sujeto que sale del cru-
cuestión de la magnitud del riesgo creado, ha de ob- ce sin mirar ni a derecha ni a izquierda resulta tan-
to más concretamente peligrosa cuantos más vehí-
servarse que son tres los factores que determinan la culos circularan en el momento de su acción por
magnitud mayor o menor del riesgo que una acción aquel lugar. Y tanto más abstractamente peligrosa
(contraria a deber, objetivamente disvaliosa) crea. El cuantos más vehículos pudieran haber estado circu-
primero es sin duda la entidad de la infracción del lando, aunque no lo hicieran efectivamente.
deber de conducta: ceteris paribus, una infracción
más grave de dicho deber creará un riesgo mayor Si esto es así, entonces se plantea la duda de si
que otra de menor entidad. No obstante, junto con siempre puede atribuirse responsabilidad por el
este primer factor, otros dos deben ser tomados en riesgo (en nuestro caso, por el riesgo extraordina-
consideración, de manera que puede suceder que el rio) así creado; o, dicho en otros términos, si la
riesgo efectivamente creado no se atenga a la ley aca- atribución de responsabilidad por dicho riesgo no
bada de enunciar. Pues, en efecto, el segundo factor conculcaría a veces el principio de responsabili-
condicionante es el conjunto de circunstancias con- dad por el desvalor de la acción (o principio de
currentes: esto es, el conjunto de eventos y estados responsabilidad subjetiva). Ya que, en efecto,

5. Sobre los conceptos de lesividad y antinormalMdad como Í'Cldores de graduación del merecimiento de pena, vid., con caróder meramente pre(~
minar, PAREDES CASTANÓN, J. M.: la prolección penal de las pa1enfes e innovaciones tecnológicas, Madrid, Mc:GrawHill, 2001, p. 75, n. 9; el mismo,
"los delilos de peligro como téalioo de inaiminadón en Derecho Penal económioo: bases polfficooiminales", en MIR PUIG, S./ MODOLELL GONZÁ
LEZ, J. L/ GALLEGO SOLER, J. l./ BELLO RENGIFO, C. S. (coords.): Estudios de Derecho Penol económico, Caracas, Livrosco, 2002, pp. 1O1·102.
6. Manejo aquí conceplos que expliqué en detalle ya en PAREDES CASTA.NóN, J. M.: El riesgo pemrilido en Derecho Peno/, Madrid, Ministerio de
Justicio e Interior, 1995, pp. 109 y ss.: el desvalor objetivo de la acción se fundamento en la creación de un riesgo no pennilido; y el ooráder no pennili-
do del riesgo, a su vez, en (el grado de) lo desviación entre la conducta efectivomente reatimda y el deber de conducta. Deber que consiste, en relación
con los delitos comisivos, en el de abstenerse de aduar, o en el oltemalivo de aduar adoptando al tiempo (realizando, pues, con coróder previo o si-
multáneo, otras oociones) med"idas de cuidodo, de conlrol de riesgos, conforme o regios de conduda preestableádas.
7. Pese o efto, el riesgo en cueslión será un riesgo poro la vida o lo integridad física de las personas, puesto que enliendo que los detdos conlra la se-
guridad del tráfico son de aquellos delitos que sólo pueden juslilicorse como inslrumenlos de protección de un bien juóclco intennedio, las condiáones de
seguridad-en el tráfico rodado- de los mencionados bienes jurídioos individuales: en este sentido, BARRÓN DE BENITO, J. L: Derecho Penol de lo cir-
ruloáón, Madrid, Dykinson, 1997, pp. 17-18; GIL HERNÁNDEZ, A: "Aproximación c::iogmática al bien jurídico se:guridad del tráfico en el nuevo Có&go
Penar', en Revísla del Ministerio Fisoo/ núm. 4 (1997), pp. 158-160; MOUNA FERNÁNDEl, F., en BAJO FERNANDEl, M. (dtor.): Compendio de De-
redlO Penol (Parle Especio/111, Madrid, Cenlro de Estudios Ramón Areoas, 1998, pp. 707-709; ORTS BERENGUER, E., en VIVES ANTÓN, T. S. et ak.:
Derecho Penol. Parle Especia/, 3.ll ed., Valencia, fmnt lo Blonch, 1']99, p. 698; TAMAR.rr SUMAUA, en QUINTERO OLIVARES {dlor.), PE, 1999, p.
1078. Me ocupo en general de esta cuestión en PAREDES CASTANÓN, en MIR PUIG, S./ MODOl.ELL GONZÁl.El, J. L/ GAUEGO SOLER, J. l./ SE-
U.O RENGIFO, C. S. (coords.): Derecho Penol económico, 2002, pp. 88-96, con ulteriores referendos.

97
Revista Penal
El "desprecio" como elemento subjetivo de los tipos penales y el principio de responsabilidad por el
hecho
•••

cuando la magnitud especialmente alta del riesgo cado en el tipo, la conducta objetiva en ambos de-
ocasionado dependa primordialmente de cual- litos debiera ser entendida de modo diverso. Pero
quiera de los dos últimos factores (circunstancias es que, además, no parece haber motivos para di-
concurrentes y número de sujetos pasivos afecta- cha interpretación restrictiva del art. 384 CP.
dos -otra modalidad de circunstancias, en su- Pues, en efecto, ocurre que la restricción objetiva
ma-), parece cuestionable que pueda fundamen- ya ha sido efectuada previamente, en la interpre-
tarse un juicio de desvalor objetivo especialmente tación del propio art. 381 CP: en el mismo, suele
riguroso sólo sobre esa base, eminentemente ca- entenderse que lá expresión "condujere (... ) con
sual. Por el contrario, parece que el único caso en temeridad manifiesta" incluye tan sólo conductas
el que dicho juicio más duro puede tener funda- gravemente imprudentes, y no cualesquiera
mento bastante es aquel en el que el incremento otrasto. Y, entonces, la conveniencia de restringir
extraordinario del riesgo ha sido ocasionado pre- aún más la tipicidad objetiva en el tipo del art. 384
cisamente por una infracción especialmente grave CP respecto de la interpretación, ya restrictiva,
del deber de conducta. que se maneja en el art. 381 CP parece inconve-
Por lo tanto, a la hora de delimitar el ámbito de niente. Especialmente si, como se ha indicado, di-
aplicación del art. 384 CP, no cabría, en mi opi- cha restricción tendría que realizarse mediante
nión, recurrir a la idea de un "especial nivel de una distinción de diferentes niveles de riesgo y de
riesgo", sino en todo caso más bien a la de una ex- negligencia, y no sólo en función de lo primero: la
traordinaria temeridad. O, si se quiere, a la com- interpretación del art. 384 CP como un delito de
binación de ambos elementos, temeridad especial "super-peligro" y de "super-negligencia" (en com-
más riesgo extraordinario (puesto que, obviamen- paración con el peligro relevante y la "temeridad
te, puede haber también casos en los que a una te- manifiesta" propios del delito del art. 381 CP) no
meridad extraordinaria no le siga -precisamente, se corresponde ni con el tenor literal de los ti-
por las circunstancias- un riesgo también extra- pos 11, ni con la voluntad del legislador; ni tampo-
ordinario); pero no sólo este último. co con las necesidades político-criminales, por
cuanto no parece que exista un espacio propio,
Con ello, quedaría descalificado como criterio di- desde el punto de vista valorativo, para tal género
ferenciador el del número de sujetos pasivos afecta- de delito. De hecho, si aceptamos que "temeridad
dos (más para que pudiera aplicarse el art. 384 CP, manifiesta" equivale a imprudencia grave, enton-
menos para que pudiera aplicarse el art. 381 CP). Y ces la introducción de una nueva limitación en el
también el del puro peligro, el de la pura probabili- ámbito objetivo de aplicación del art. 384 CP de-
dad de lesión, efectivamente existente. bería llevar a una especial forma de imprudencia,
gravísima, que resulta dificil de delimitar y que en
Así pues, si se quiere delimitar en el plano obje- todo caso es extraña a las categorías usuales en
tivo la conducta típica propia del art. 384 CP, ello nuestro Derecho Pena112. Y, sobre todo, eso signi-
habrá de hacerse sobre la base de dos elementos, ficaría que hechos realizados con "mera" impru-
riesgo y temeridad8. Sin embargo, debo decir, en dencia grave, pero con una actitud que se corres-
tercer lugar, que resulta dudoso que dicha delimi- ponde notablemente con la descripción de
tación sea factible y adecuada. Y ello, por dos ra- "consciente desprecio por la vida de los demás"
zones. Primero, porque el tenor literal del tipo del quedarían fuera del tipo agravado.
art. 384 CP no lleva a cabo ningún género de deli-
mitación en el plano objetivo: de hecho, la con- En efecto, si se interpretara la parte objetiva del tipo
ducta se describe precisamente mediante una re- del art. 384 CP en el sentido hiperrestrictivo que se aca-
misión a la descrita en el art. 381 CP9. En estas ba de apuntar, entonces una conducta imprudente,
condiciones, deberían existir muy buenas razones mas no gravísimamente imprudente (por ejemplo, ade-
para justificar que, contra lo expresamente indi- lantar cuando venía de frente alguien a una distancia

8. Algo semejante proponen-aunque respec.todel CP-1944/1973-la Grailar2/1990de la Fisoolía General del Estado y MIR PUIG, S.: "Con-
duodón temeraria y el nuevo art. 340 bis d) del C6dígo Penal", en W .AA: Deredro de fa circulación, Madrid, Centro de Estudios Juclidales, 1993, PP·
19
;. ~ARGAS, B.: "Homicid"iosfrustradoso en 1en1afiva con dolo eventual: el supuesto de losoom:ludores suicidas", en Poder Judicial 14 (1989), p. 85.
19

1O. Vicl,, pqr todos, MUÑOZ CONDE, f.: Deredro Penal. Parle &pecial, 13.1 ed., Valenáa, Trant lo Blanch, 2001, p. 656.
11. RAGUÉS 1VALLES, ADPCP 1997,p. 800. 11
12 Puede pensarse que a lo que más se asemejaría un c:onaipto de "'mprudenda gravísimo" como el apuntado en el texto es a los conceptos de rec-
ldessn~ss" y de "Leichtferlígkeif" de las doctrinas penales anglosajona y alemana, respedivamenle. Sin embargo, aun si admitiéramos ~~os punlos de ";
ferencia en nada se alteraría la cuestión de l'ondo, que seguirá siendo si hay que detmilar dicho o:>neeplo ronl'orme a parámetros objetivos, con las difi..
cuitadas'que ello conlleva y que en el texto se señalan; o bien hay que haa!iio m6s bien ronl'orme a aiterios subjetivos.

98
D o e t r n a

•••
no excesiva), nunca podria encajar en dicho precepto: cificidad del peligro resulte conocida ('patente') pa-
esto es, incluso aunque se demostrase que el conductor ra el sujeto. O, dicho en términos más exactos (a la
en cuestión lleva a cabo ese tipo de comportamiento de
luz de lo indicado antes), que el sujeto en cuestión
modo habitual, cruzando apuestas sobre si será capaz
o no de adelantar a tiempo para no chocar. Solución sea consciente de qué peligro va a ocasionar su con-
que resulta harto discutible, a la vista del tenor literal ducta negligentel4. Esto significa, en definitiva, que
del tipo, de la voluntad del legislador y de las necesida- una peculiaridad del delito contenido en el art. 384
des político-criminales. CP, en contraposición con el del art. 381 CP, estri-
baría en su tipo subjetivo. Sin embargo, no queda
Y es que, desde el punto de vista político-criminal, tan claro en qué consiste realmente la peculiaridad,
parecería que la especial magnitud del peligro y de la por lo que deberemos detenernos a aclararlo.
infracción del deber de conducta no son datos que En este sentido, lo que resulta obvio es que se
puedan explicar -y menos aún justificar- suficien- habla de conocimiento; y de conocimiento sobre el
temente la existencia de este precepto (de hecho, si riesgo. No obstante, con ello quedan aún demasia-
ésta fuera su única explicación y posible justifica- das cosas por precisar. Señaladamente, una: asa-
ción, resultarían aún más cuestionables tanto la ne- ber, si dicho conocimiento es diferente, por su ob-
cesidad de pena como el respeto al principio de pro- jeto o por su naturaleza, del que constituye el
porcionalidad, especialmente al tratarse de un delito contenido interno del dolo de peligro necesario pa-
de peligro). Y, por lo tanto, parece preferible no em- ra cualquiera de los delitos de peligro (y, consi-
plearlos como criterios de interpretación del tipol3. guientemente, para los delitos contra la seguridad
En síntesis, opino que no es correcta la afirma- del tráfico)IS. Pues, en efecto, el delito de conduc-
ción, contenida en la doctrina sentada por nuestra ción temeraria del art. 381 CP, en virtud de la regla
jurisprudencia, de que las conductas subsumibles en de numerus clausus en la incriminación de con-
el delito del art. 384 CP hayan de ser, desde el punto ductas imprudentes (art. 12 CP), exige en el plano
de vista objetivo, más peligrosas que aquéllas subsu- subjetivo la presencia de dolo para que una con-
mibles en el art. 381 CP; y que tampoco es cierto que ducta resulte subsumible en su tipol6. Y, en tanto
deban ser más imprudentes. Por el contrario, creo que delito de peligro concretol 7, dicho dolo será
que debe entenderse que la conducta objetiva es o precisamente un dolo de peligro: esto es, el cono-
puede ser exactamente la misma en ambos delitos. Y cimiento (y subsiguiente aceptación)18 del hecho
ello, tanto por respeto al tenor literal de ambos tipos de que la acción realizada pone en concreto peli-
penales como, sobre todo, por las razones de índole gro la vida o la integridad física de algunas perso-
valorativa y teleológica que se han expuesto. Así nas; conociendo, para ello, de un modo aproxima-
pues, la diferencia entre ambos delitos deberá ser do que hay efectivamente alguna persona cuyos
hallada en otro lado. bienes jurídicos -vida o integridad física- se pue-
den llegar a lesionar, las circunstancias espacio-
2.3. Posibilidades de delimitación a través temporales en las que la acción (y la concurrencia
del dolo de dichas personas susceptibles de resultar lesio-
nadas) tiene lugar, la inmediatez temporal de la
El segundo requisito que introducen los tribunales posible lesión y la incapacidad del autor para ase-
a la hora de interpretar el art. 384 CP es que la espe- gurar que la misma no va a producirsel9.

13. En sentido similar, RAGUÉS 1VALLES, ADPCP 1997, p. 802.


14.· Por el contrario, el propio conocimiento del caráder negliQ!lnJe de su conducta carece siempre de relevancia en sede de anlljuridiádad, pudiendo
afedar únicamente a la wlpabitidad del sujeto: PAREDES CASTANON, Riesgo, 1995, pp. 374-375, n. 109, con uheriores referendos. 1
15. Ignoran esta aiestión QUERALT JIMÉNEZ, PE, 1996, pp. 759-760; RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, en LUZÓN PEÑA {dtor.), EPB, 2002, p. 446,
aJando entienden que la parte subjetiva del tipo del art. 384 CP es, sin más, un dalo de peligro sin dolo de lesión. Es!o es, sin duda, cierto, pero, entonces,
no se comprende dónde estriba la diferencia con el tipo básico del art. 381 CP.
16. Ésta es la opinión absolutamente mayorilaria: vid~ por todos, MUÑOZ CONDE, PE, 200 l, p. 657. No obstante, hay que advenir que cabría, ifl.
duso hoy, otra inlerprelaáón diferente: enlendienda que la desaipción legal de la conducta típica que aparece en el art. 381 CP, como conduár "con le-
meridad manifiesla", es precisamente uno de los casos en los que -ieQÚn dicción del art. 12 CP- "expresamente dispone la Ley" el castigo de acciones
imprudentes. De todas formas, ello significaría inaiminar en un mismo precepto y con la misma pena conductas {de pet.gro) dolosas e imprudentes, lo que
se compadece mal con el principio de proporáonat.dad, y debería lener un fundamento muy sólido, que aquí no parece existir. O bien, ahemalivamente,
implicaría reconducir todos los casos de conductas peligrosas dolosas al ámbito de la lentotiva del COIT8spondiente delito de lesión, soluóón que resulta har-
to problemática. Por todo ell!?, y por razones de intervención mínima, parece prefenble la inlefpreloción dominante.
17. Vid., pc;>r todos, MUNO_?: ~ONDE, PE, 2001, p. 657.
18. RODRIGUEJ: MONTAN ES, I·: Delitos de peligro, dolo e imprudencia, Madrid, Ministerio de Justida, 1994, pp. 165-168.
19. Vid~ RODRIGUEZ MONTANÉS, De/ilos de peligro, 1994, pp. 161-165. Una argumentoáón sinu'lar a la mantenida en el lexlo valdría también
para la interpretación del párrafo segundo del art. 384 CP, aunque referida aquí, daro eslá, al concepto de dolo de pe5gro en los delitos de peligro abs-
trado: vid~ al respecto, en general, op. cit~ pp. 310319, 338-340.

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i 1
Revista Penal
El "desprecio" como elemento subjetivo de los tipos penales y el principio de responsabilidad por el
hecho
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¿Qué otra cosa puede ser, entonces, el conoci- teada en unos términos tan tajantes) debería que-
miento "patente" del que hablan los tribunales? dar descartada26.
Dos posibilidades de interpretación saltan a la vis- Una segunda posibilidad de interpretación consis-
ta. La primera es la de entender que el tipo del art. te en concebir el conocimiento necesario para que se
384 CP exige dolo de lesión allí donde el del art. dé la parte subjetiva del tipo del art. 384 CP como un
381 CP sólo pide dolo de peligro. Así, el tipo agra- conocimiento "especialmente claro". A esta idea pa-
vado exigiría al menos dolo eventual de lesión: el rece corresponder precisamente la expresión "cono-
conductor peligroso y temerario deberla aceptar cimiento patente" que emplea la jurisprudencia. No
en aquel supuesto la probabilidad relevante de lle- obstante, en mi opinión, esta interpretación tampo-
gar a causar daño en la vida o la integridad física co resulta adecuada. Pues, si se intentan llenar de
de otros conductores20; no bastando, pues (como contenido las expresiones "conocimiento patente" o
sí basta, por el contrario, en los casos subsumibles "conocimiento claro", y no se emplean simplemente
en el art. 381 CP), con que conozca que su con- como expedientes retóricos para encubrir un deci-
ducta es peligrosa y con que no pueda asegurar sionismo judicial sin motivación suficiente, entonces
que la lesión es imposible21. Esta interpretación nos estaremos refiriendo a aquellos casos en los que
podria, por lo demás, armonizar bien con la inter- la persona que actúa tiene dolo de peligro (en los tér-
pretación del elemento típico "consciente despre- minos ya descritos) y, además, el conocimiento que
cio por la vida de los demás''22. Sin embargo, la sustenta dicho dolo es especialmente detallado, por-
pregunta que surge inmediatamente es por qué que se basa a su vez en un conocimiento, de cir-
debería privilegiarse una tentativa dolosa (doloso- cunstancias o de leyes fenoménicas, especialmente
eventual) de homicidio o de lesiones -o, más aún, amplio27. Es decir, según esta interpretación, el art.
un concurso de varias de ellas- mediante la apli- 384 CP castigaría al autor temerario y doloso -con
cación del art. 384 CP, en detrimento de las reglas dolo de peligro- especialmente bien informado. Sin
generales para la punición de la tentativa y del embargo, hay al menos tres objeciones que hacer. La
concurso de delitos23. Pregunta esta a la que difí- primera es, desde luego, la de que en nada parece co-
cilmente puede darse una respuesta coheren- rresponderse la interpretación al tenor literal del ti-
te24,25, por lo que esta alternativa (al menos, plan- po; pues, en efecto, sólo mediante una argumenta-

20. En este sentido, BOIX ~EIG, J./ ORTS BERENGUER, E./ VIVES ANTÓN, T. S.: la refumia penal de 1989, Valenda, Tirant lo Blanch, 1989, pp.
6566, 69-71; GÓMEZ PAVON, P.: "Algunas reflexiones sobre el nuevo artía.110 340 bis d), del Código Penal", en Cuadernos de Po/Rica Oiminal 1989,
p. 717; VARGAS, PJ 14 (1989), p. 85; MORIUAS CUEVA, L: "Conducción temeraria oon consciente despredo por la vida de los demás", en COBO
DEL ROSAL, M. (dtor.J: Comentarios a la legislación penal, XIV, vol. 1.2, Madrid, Edersa, 1992, pp. 155-157; LÓPEZ GARRIDO, D./ GARCÍA ARÁN,
M.: El Código Penal de 1995 y la voluntad de legislador, Madrid, 1996, p. 169; CARMONA SALGADO, C., en COBO DEL ROSAL, M. (dtor.J: Curso
de Derecho Penal español. Parle Especiai 11, Madrid, Mardal Pons, 1997, p. 203; GANZENMÜLLER, C./ ESCUDERO, J. F./ FRlqGLA, J.: Delilos con-
tra la seguridad de trólico, ~arcelona, Bosch, 1997, pp. 224, 225, 233-234, 239-240; MOUNA FERNÁNDEl, en BAJO FERNANDEZ (dtor.), PE, 11,
1998, p. 730; VIVES ANTON/ORTS BERENGUER, en VIVES ANTÓN eta/t., PE, 1999, pp. 708-709; RAMOS TAPIA, M. l.: "Sobre la i!"putación sub-
jetiva en el delilo de conducción temeraria con consciente desprecio por la vida de los demás", en La ley 2000-IV, pp. 1543-1544; MUNOZ CONDE,
PE, 2001, pp. 662-663. , _,
21. Acerca de la cfiferendadón entre dolo de peligro y dolo de lesión, vid., en general, RODRIGUEZ MONTANES, Delilos de peligro, 1994, pp. 77-
79, 103.
22. Vid. infra 2.6, 2.7.
23. Salvo, daro está, que se sostenga que la tentaliva con dolo eventual no es punible oonfonne a la regla general del art. 16.1 CP, hipótesis en la que,
dertamente, el art. 384 CP vendria a introdudr una excepdón a dicha impunidad general: vid, en este sentido, TAMARIT SUMALLA, en QUINTERO OLI-
VARES {dtor.), PE, 1999, p. 1093 {apoyándose en el mismo, "La tentaliva con dolo eventual", en Anuario de Derecho Penal y Gendas Penales 1992,
pp. 551-556). Pero si se asume la posidón ampliamente mayoritaria en la materia, que niega dicha impunidad general de la tentativa dolosoeventual (y
entiendo que hay buenas razones, fonnales y materiales, para hacerlo), entonce~ la objedón se mantendrá en pie. , _, ,
24. MIR PUIG, en W .M., Orculación, 1993, pp. 192-193; RAGUES 1VALLES, ADPCP 1997, pp. 794-796; RODRIGUEZ MONTANES, en LUZON
PEÑA {dtor.), EPB, 2002, p. 446. Señala el problema MOUNA FERNÁNDEZ, en BAJO FERNÁNDEZ {dtor.), PE, 11, 1998, pp. 730.731, aunque no ex-
trae las oondusiones oportunas. _
25. No lo es, desde luego, aducir las dilia.1hades probatorias, indudablemente arduas en materia de elementos subjetivos (cfr., sin embargo, MUNOZ
CONDE, PE, 2001, pp. 662-663; RAMOS TAPIA, LL2000N, p. 1540): pues, si éstas existen, y si el art. 384 CP hubiera de interpretarse en lostérmin~
expuestos, las mismas afedarian tanto a la tentaliva de homiddio o de lesiones como a~ propia ~ptmdón del art. 384 CP, que no padría empl~ sin
probar indubitadamenle la existenda de dicho dolo eventual. En sentido similar, RAGUES 1VALLES, ADPCP 1997, pp. 796-797.
26. Por otra parte, existiria aquí un argumento histórico--ounque siempre sea.1ndario- adidonal: que, precisamente, el legislador español introdujo el
precepto en 1989 por no tener daro que los hechos en a.1estión pudieran subsumirse directamente en la lentativa de los correspondientes delilos de lesión.
27. Desde el punto de vista psicológico, ello se tendría que oonaetar en mayor cantidad de infonnación {relevante) codificada en la memoria a largo
plazo del sujeto actuante: vid. RUIZ-VARGAS,J. M.: Psicología de la memoria, Madrid, Alianza Editorial, 1991 (reimpr. 1994), pp. 151 y ss.

100
D o e t r n a

•••
ción especialmente sinuosa puede deducirse de la ti- que (como, por cierto, se deduce ya de la simple
pificación de una conducta de conducción temeraria lectura del tenor literal de los tipos) la única dife-
"con consciente desprecio por la vida de Jos demás" rencia entre las conductas subsumibles en el art.
que lo que se castiga es al sujeto temerario y bien in- 381 CP y las que lo son en el art. 384 CP estriba en
formado. En segundo lugar, más relevante es to- que en estas últimas el sujeto actúa "con cons-
davía el hecho de que no parece haber argumentos ciente desprecio por la vida de los demás". El pro-
valorativos o teleológicos sólidos para seleccionar di- blema, claro está, es que resulta dificil realizar
cho género de conductas como aquéllas, de entre las una interpretación de este elemento típico que, al
de conducción temeraria, que deben ser castigadas tiempo, respete su tenor literal, preserve -como,
de modo agravado28: en principio, el fundamento según hemos visto, parece imperativo- su auto-
para la incriminación de la conducta dolosa se da en nomía (frente a los conceptos de riesgo, temeridad
idéntica medida cuando el sujeto está más informa- y dolo) y no infrinja límites básicos al ejercicio del
do y cuando no lo está tanto, no siendo fácil apreciar poder punitivo.
dónde estribarla la diferencia valorativa entre la una A este respecto, la primera cuestión que surge es la
y la otra; y menos aún por qué podría haber más ne- de si dicho elemento típico debe ser interpretado co-
cesidad de pena en el primer caso que en el segundo. mo elemento objetivo o como elemento subjetivo30,
Finalmente, no deberla ignorarse la dificultad pro- Pues, en principio, también seria posible defender lo
cesal que conlleva necesariamente tomarse en serio primero: entender que la conducción temeraria "con
esta distinción: sin duda, diferenciar entre sujetos consciente desprecio por la vida de Jos demás" con-
con conocimiento normal (incriminables solamente siste en conducir temerariamente y, al tiempo, ma-
a través del art. 381 CP) y sujetos con conocimientos nifestar de alguna manera pertinente el desprecio
extraordinarios resultaria enormemente difícil desde que se siente hacia la vida de los demás.
el punto de vista probatorio.
Resumiendo, pues, no parece que, contra lo que
En esta interpretación, el delito del art. 384 CP
opina nuestra jurisprudencia, puedan hallarse pecu- sería un tipo compuesto31 que poseerla dos acciones
liaridades dignas de reseña en cuanto al contenido típicas: conducir temerariamente y, además, expre-
del dolo en el tipo penal del art. 384 CP, en compa- sar "desprecio" por las personas puestas en peligro
ración con el del art. 381 CP29. Por el contrario, en -abstracto o concreto- por la primera acción. Por
ambos tipos su parte subjetiva estarla conformada ejemplo: un conductor que, estando a punto de atro-
-en lo que al dolo se refiere- por un mismo dolo pellar a varios peatones debido a su forma alocada
de peligro (salvo en el caso del párrafo segundo del de conducir, sacase la cabeza por la ventanilla para
art. 384 CP, que exigirla únicamente dolo de peligro gritar "¡La próxima vez no fallo!". Por el contrario, si
abstracto), en los términos expuestos. A no ser que se ese mismo conductor se mantuviera callado, su con-
ducta se subsumiría en el art. 381 CP (o en las co-
entienda que el art. 384 CP castiga la(s) tentativa(s)
rrespondientes tentativas de delitos de lesión), pero
doloso-eventual(es) de homicidio y/o de lesiones, lo no en el art. 384 CP.
que sólo tendria sentido si se proclamase -equivo-
cadamente, a mi entender- que las mismas son im-
punes conforme a las reglas generales. A esta interpretación posible hay que oponerle,
sin embargo, dos argumentos que obligan a des-
2.4. "Consciente desprecio por la vida de cartarla (además del argumento histórico, de cuál
los demás": ¿elemento objetivo o subjetivo? fue la intención del legislador). El primero es que la
misma es más difícil de compatibilizar con el tenor
Si todo lo anterior es así, entonces acabamos literal del tipo que la interpretación de que se trata
por volver al punto de partida: parece, en efecto, de un elemento subjetivo: en efecto, el art. 384 CP

28. Por lo demás, podría repetirse aquí el argumento histórico antes enunciado: no parece que estuviera en la intención del legislador de 1989 la se-
lecáón y agravación de las oondudas temerarias en el tráfico rodado de los sujetos más infonnados, sino más bien olra cosa.
29. En sentido similar, BUSTOS RAMÍREZ, J.: Manual ele Derecho Penal. Parle Especial, 2.g ed., Barcelona, Ariel, 1991, p. 253; BARRÓN O~ BENI-
TO, Grailación, 1997, pp. 41-42 (aunque confusamente); TAMARIT SUMAUA, en QUINTERO OUVARES {dtor.), PE, 1999, p. 1092; RODRIGUEZ
MONTAÑÉS, en LUZÓN PENA {dlor.), EPB, 2002, p. 446.
30. Podriamos planteamos todavía una cueslión previa: si es un elem~lo normativo o~~· Sin embargo, me parece que en un ~ Pen_al
que se atenga a la inaiminaci6n de acciones no e5 posible defender lo pnmero, ya que ello sign~na que se pueden dar ~r supueslos oaraderísticas {10-
femas) de la acción y emplearlas como presupuestos de la sanción penal. Cfr., sin embargo, MUNOZ CONDE, F., en el mlSlllo (ooord.): lD refonna ~
na/ de 1989 Madrid Teaios 1989 pp. 57-58 quien parece defender algo si1T111ar: el "desprecio" como aiterio nonnalivo de delimitación-vale deár,
de restriocioo'.- de la función li:r,~ de la fipiddad penal que cumple el dolo. En mi opinión, esta interpretación no sólo es ontológicamente incorrecta
(vid. jnfra 2.5-2.7~ sino conlraria al principio de responsabilidad par el hecho.
31. Vid. LUZON PEÑA, D. M.: Curso de Derecho Penal. Parle GeneraL /, Madrid, Universilas, 1996, p. 311.

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! i
Revista Penal
El "desprecio" como elemento subjetivo de los tipos penales y el principio de responsabilidad por el
hecho

habla de conducir "con desprecio", no de conducir del tipo34 (se entiende que diferente del propio do-
y expresar desprecio; parece, pues, que lo relevante lo )35.
es la existencia del desprecio, no su expresión. Pero
más decisivo resulta el segundo argumento32: des- 2.5. ¿Es el "desprecio" una emoción?
de el punto de vista de la seguridad del tráfico, la
expresión de desprecio hacia las víctimas no pare- Planteadas las cosas en estos términos, parece
ce añadir lesividad al hecho (la inseguridad de los obvio que el aspecto más problemático de la in-
bienes jurídicos finales -vida, integridad fisica- terpretación de este elemento típico como ele-
en peligro no es mayor)33; desde la perspectiva de mento subjetivo estriba en interpretar la palabra
la necesidad de pena, tampoco parece justificarse "desprecio". En este sentido, podemos comenzar
la selección de tales casos como más necesitados de por la perspectiva estrictamente lingüística36: des-
sanción penal; y, en fin, la mayor expresión de en- de este punto de vista, "desprecio" puede ser defi-
frentamiento al orden jurídico que indudablemen- nido como "desestimación, falta de aprecio"; o
te conllevan algunas conductas de conducción te- también como "desaire, desdén". Y, a su vez,
meraria no parece que dependa de su expresión "desdén" se puede definir como "indiferencia y
despego que denotan menosprecio''37. Es decir,
abierta. Por el contrario, si puede hallarse alguna
que el espacio semántico en el que dicho término
justificación político-criminal a la agravación de la se mueve se caracteriza por rasgos como los si-
responsabilidad penal para ciertos casos de con- guientes: indiferencia, falta de aprecio, menospre-
ducción temeraria (por el mayor merecimiento de cio38. Más exactamente: aquella indiferencia que
pena, debido a una actitud del sujeto especialmen- indica falta de aprecio o menosprecio. Más intere-
te enfrentada al orden jurídico, y por la mayor ne- sante a nuestros efectos es que con ello el concep-
cesidad de intervención punitiva, a causa de la fre- to de "desprecio" se ubica, dentro de la red con-
cuencia de dichos comportamientos) en atención al ceptual que une a todos los conceptos relativos a
"desprecio" que conllevan hacia las víctimas, dicha la acción39, entre los referidos a los sentimientos.
justificación tiene que afectar a todos los compor- En el uso que el término tiene en la "psicología de
tamientos realizados con ese "desprecio", y no sólo sentido común"40, podemos definir -aunque, ne-
a aquellos en los que el mismo se expresa. Se trata, cesariamente, sólo de un modo aproximado-- "sen-
en suma, de que en todo caso la razón para agravar timiento" como un concepto que permite describir
la pena ha de tener que ver con el estado de moti- bajo un único término conjuntos interrelacionados
vación del sujeto (su especial reticencia a dejarse de estados mentales intencionales41; conjuntos cu-
motivar por las normas penales primarias en mate- ya característica distintiva consiste en incluir siem-
ria de tráfico rodado) y no con los efectos causales pre entre ellos alguna emoción (descrita en los tér-
de su comportamiento. Y, por ello, el "desprecio" minos que lo hace la Psicologfa42: esto es, como un
ha de ser interpretado como un elemento subjetivo estado mental desencadenado por la valoración

32. Vid. supra 2.2, y especialmente n. 5.


33. Sobre el bien jurídico prolegido, vid. supra n. 7. _,
34. Sobre la cflSlináón entre elementos objetivos y subjetivos de los tipos penales, vid. PAREDES CASTANON, Riesgo, 1995, pp. 347-353.
35. Vid. supra 2.3. Como a oontinuación se intentará demostrar, en la dasificaáón dodrinal de elementos subjetivos del tipo distintos del dolo, el ele-
mento que esludiamos se ubicaría entre los elementos de la actitud interna (Gesinnungsmedmtale): vid. ROXIN, C.: Sfmfrecht. Allgemeiner Teil, I, 3.!I ed.,
Munidl, Bedc, 1997, pp. 261-262.
36. Se empleo aquí una caraderizadón informal y poco rigurosa del aná&sis semántioo, que obviamente necesitaría mayores preásiones para poder
proporcionar resultados (más o menos) exados: cfr., al respecto, por lodos, HURFORD, J. R./ HEASLEY, B.: Curso ele Semdnlica, tracl. De Miguel Apari-
cio/ López Fraguas, 2.9 ed., Madrid, VISOI', 1997, pp. 189 y ss.¡ l YONS, J.: Semónfiro ~ngüístiro, trad. Alooba, Ba~na, Paidós, 1997, pp. 129 y ss.¡
MORENO CABRERA, J. C.: Omo universitario de lingüística general. 11, 2.!I ed., Madrid, Síntesis, 2000, pp. 274 y ss.; SIMONE, R.: Fundamenlos de
Ungüíslica, trad. Rodriguez Reina, 2. 2 ed., Barcelona, Ariel, 2001, pp. 4Q0.423, lodos ellos con ulteriores reíerencias. Pese a ello, espero que pueda ooin-
cid'ne aproximadamente en la interpretación lingüístico que en el texto se propone (que, como se verá, es ton sólo el punto de partido de mi inlerprelo-
ción global del elemento lípio:> en~cueslión).
37. REAL ACADEMIA ESPANOLA: Diccionario ele la lengua española, 22.g ed., Madrid, Esposa Calpe, 2001.
38. En sentido similar, MORILLAS CUEVA, en COBO DEL ROSAL, M. (dtor.), Comenfarios, 1992, p. 153.
39. Me reñero, doro está, a la teoría "de sentido oomún" -folk-de la acción, no a las leorías jurídk:openales: dr. CRUZ, M.: ¿A quién perfeneaa lo
ocurrido?, Madrid, Tauros, 1995, passim. ~Ó
40. Sobre el lenguaje propio de la "psicología de sentido oomún" y las diGcullades para emplearlo oon rigo~, vid. PARED~S CASTAN N, J. M.: "Pro.
blemas metodológicos en la prueba del dolo", en Anuario de filosofía d7' Deredio 200 l, pp. ~~O! oon ulten~ re:erenaas. .
41. Sobre el oonceplo de intencionalidad de los estados mentales, vid. SEARLE, J. R.: lrrlencionaliclad, trad. Ujaklon Beniez, Madrid, TeOlOs, 1992,
pp. 17-20.
42. FERNÁNDEZ-ABASCAI.. E. G.: Psi.cología ele la motivación y ele la emocióll en el mismo, Psicología general: motivación y emoción, Madrid, Cen-
tro de Estuctios Ramón Areces, 1997 {reimpr. 1999), p. 35.

102
Do e trina

•••
cognitiva de una situación y que produce una alte- mental, sino la ausencia del mismo: a saber, la au-
ración en el estado de activación del organismo y sencia de una emoción negativa45 ante dicha even-
de la propia mente)43. Esto, por lo que se refiere al tualidad de que tenga lugar un daño en la vida o
"sentimiento" como evento (ejemplo: enfadarse). integridad física de otras personas. Es decir, se
Si, por el contrario, se emplea el término "senti- daría el "sentimiento" si el sujeto procesa cogniti-
miento" para referirse a estados de cosas prolonga- vamente de modo efectivo tal eventualidad (lo
dos en el tiempo (ejemplo: estar enfadado), enton- hará, por actuar con dolo de peligro) y, pese a ello,
ces la característica de los conjuntos de estados la emoción que se considera deseable -y la acti-
mentales que pueden ser descritos de este modo vación que conlleva- no surgen46.
(que, en esta segunda acepción del término, serán Las consecuencias de esta interpretación serían
más bien conjuntos de conjuntos: esto es, conjun- dos. La primera es que habría que probar que,
tos de estados mentales que se van sucediendo en el efectivamente, el sujeto no sufrió dicha emoción
tiempo) es la existencia, en alguno de los momen- (que, por supuesto, debería definirse en términos
tos abarcados aún por la descripción de dicho esta- más claros, operativos desde el punto de vista de
do de cosas, de alguna emoción. la experimentación psicológica)47 en el momento
Ahora bien, ocurre que, como en tantas otras de actuar y que la misma influyó sobre su com-
ocasiones, el lenguaje propio de la "psicología de portamiento. Ello obligaría a llevar a cabo estu-
sentido común" resulta notoriamente impreciso, dios de las reacciones emocionales del sujeto, lo
de manera que resulta difícil determinar a qué en- cual es posible en principio48, pero impracticable
tidades (de naturaleza psicológica) se refiere aquí en las condiciones reales del proceso penal49. Y,
el término "sentimiento de desprecio". Concreta- en caso de no poder probarse la inexistencia de la
mente, existe una ambigüedad fundamental: "sen- emoción en cuestión, en aplicación del principio
timiento de desprecio" podría referirse, de una in dubio pro reo, optar por la subsunción en el art.
parte, a lo que en la terminología de la Psicología 381 CP (siempre que concurriera al menos el dolo
se identifica como emoción; y, por lo tanto, podría de peligro). En segundo lugar, incluso si fuera fac-
entenderse como un evento mental real del sujeto tible (que no lo es), no bastaría con dicha com-
en el momento de actuar. probación de las emociones experimentadas por
el autor. Haría falta, por el contrario, además una
Desde este punto de vista, obraria "con consciente explicación -psicológicamente plausible- de di-
desprecio" quien en el momento de actuar -de con- cha ausencia de emoción, de la indiferenciaSO.
ducir temerariamente con dolo de peligro- tuviera Puesto que no sería suficiente, para hablar de
una determinada emoción (de indiferencia) hacia la "desprecio", con cualquier género de indiferencia,
eventualidad de causar daño a la vida o integridad fi- sino que sólo sería tal aquella indiferencia ocasio-
sica44 de otros participantes en el tráfico. nada precisamente por una valoración negativa
(o, al menos, no lo suficientemente positiva como
Debe observarse, sin embargo, que lo realmente el Ordenamiento jurídico pretende imponer) de la
relevante aquí no es la existencia de un evento vida y de la integridad física de los demás.

43. Vid. GOtDIE, P.: The emolions, Oxford, Oxford Universily Press, 2000, pp. 12-28, 37-47, con uberiores referencias. Ejemplo: lo que d'lerencia al
sentimiento "eslar enfudado" de lo que no es un sentimiento (por ejemplo, "aeer que él jugó ron mis sentimienlos'1 es que aquél incluye necesariamente
alguna emoción (ira, por ejemplo), mientras que éste puede causa~a, pero no la implica necesariamenle (analioomenle). En todo caso, no es preciso
-aunque pueda OOJrrir-que ese conjunto de estados mentales que agrupamos bajo el ténnino "senlimienfo" posea una eslrudura que resulle susceptible
de reoonsll'Ucáón en términos lógicos, de radonalidod prádica: por el contrario, muchas veces los "sentimienfos" pueden resullar "irroáonales", de lol ma-
nera que los cfislintos estados menlales intendonales que los conforman no resulten bien caordinados enlre sí (RORTY, A O.: Explaining emofions, en la
misma (ed.), Explaining emolions, Berkeley/ Los Ángeles/ Londres, Universily of Caliíomia Press, 1980, pp. 103 y ss.
44. Aunque el lenor literal del lipo del art. 384 CP se rellere únicamenle a la W:la, y no a la integridad física, entiendo que es legftimo inlerprelar que,
al menos desde el punto de vista subjelivo, aquélla incluye a ésto, pues es difícil imaginar que alguien pueda pensar acerca de la cousación de una muer-
le sin plantearse la posibilidad de causar previamente-o sólo, si se frocoso- lesiones. Y, por ello, que pueda adoptar una aclilud ante aquella que no io-
duya también ~e algún modo a éstas. En este sentido, BOIX REIG/ ORTS BERENGUER/ VIVES ANTON, Refonna, 1989, p. 67.
45. FERNANDEZA8.ASCAL, l.as emociones, en el mismo, Mofivación, 1999, pp. 174-193.
46. En principio, porecen defunder esto interpretación VAR.GAS, PJ 14 (1989), p. 85; MORIUAS CUEVA. en COBO DEL ROSA!. (dtor.), Comenfo.
rios, XJV, 1992, p. 154, aunque luego haain equivaler esa supuesta emoción de "desprecio" al dolo evenlual de lesión, oon lo cual la misma acaba por
perder su condición de elemento típico subjetivo diferenciado (la que, como intentaré argumentor, resulla poco satisfadorio).
47. Vid. LEÓN, O. G/ MONfERO, l.: Diseño de invesfigaciones, Madrid, McGrawHiU, 1999, pp. 14-21.
48. Vid. GRZIB, G./ BRIALES, C.: Psicología generoL 2.9 ed., Madrid, Centro de Estudios Ramón~, 1999, pp. 366 y ss.
49. Vid. PAREDESCASTAÑÓN, AFD 2001, pp. 88-89.
50. Expliood6n que necesariamente habria de hacerse en los términos de la Psicología de la personalidad: ár. FIERRO, A (comp.): Manual de Psia>
logia de la personalidad, Ban:elona, Paidós, 1996, passim.

103
Revista Penal
El "desprecio" como elemento subjetivo de los tipos penales y el principio de responsabilidad por el
hecho

Así, por ejemplo, si se comprobase que un sujeto que recuerda en ese momento unas palabras amorosas
actuó con indiferencia por mera falta de atención (el que horas atrás le dijo su amante).
sujeto conocía la presencia de peligr<;, pero estaba
más atento a otra cosa que estaba ocurriendo en ese
momento: una mujer muy hermosa que pasaba por 2.6. El "desprecio" como disposición emo-
la acera), no se daria -al menos, no tendría que dar- cional
se necesariamente- la situación paradigmática del
sentimiento de "desprecio". La razón de que el sentimiento de desprecio
actúe de este modo estriba en que pertenece a
aquella categoría de conceptos, de entre los que se
Existen, sin embargo, serias objeciones que clasifican en la "psicología de sentido común" co-
oponer a esta interpretación, en tanto que ele- mo "sentimientos", que no se refieren realmente a
mento subjetivo de un tipo penal, del término eventos mentales, sino más bien a propiedades de
"desprecio". En primer lugar, ya he indicado que la personalidad psicológica del individuo53: no es,
la misma resulta enormemente problemática des- pues, algo que ocurra, sino algo que caracteriza a
de la perspectiva de su aplicabilidad procesal: una clase (de personalidades)54. Más aún, se trata
aunque no imposible, la medición de los estímulos de una especie de un género especial de propieda-
y reacciones emocionales efectivos del sujeto en el des, como es el de las propiedades de carácter dis-
momento de realizar la acción típica será cierta- posicional o disposiciones. Así, el "desprecio" del
mente excepcional. Pero es que hay además obje- que habla el art. 384 CP no se representa tanto
ciones de mayor calado, tanto desde el punto de una propiedad categórica de la personalidad del
vista ontológico -filosófico- como desde el valo- sujeto cuanto aquella propiedad que podría llevar
rativo. Desde el primer punto de vista, parece que al sujeto a comportarse de cierto modo. Se puede
es erróneo describir el desprecio como un evento comprender la diferencia contraponiendo este ca-
mental: en efecto, la persona que desprecia algo o so con el de los conocimientos que se suelen con-
a alguien no necesariamente tiene que estar ac- siderar necesarios para el dolo: en este último su-
tualizando constantemente su sentimiento; no tie- puesto, no se trata necesariamente de que el
ne por qué tener una emoción efectiva, de despre- sujeto que actúa tenga presentes en el momento
cio (cualquiera que sea el significado de este de actuar, en su memoria operativa, el conjunto
término), durante todo el tiempo que siente dicho de la información relevante que permanece acu-
desprecio. Ello significa que la persona que siente mulada en su memoria a largo plazo (lo cual sería
desprecio no tiene por qué tener constantemente imposible, dadas las limitaciones de la memoria
alterado el estado de activación fisiológica de su operativa), sino que basta con que esté presente
organismo, en virtud de (la base fisiológica de) un en ésta la información más esencial; pero tampo-
evento mental que produzca dicho efecto51. Puede co es suficiente con que toda la información esté
tenerlo o no tenerlo: lo tendrá cuando, además del almacenada en la memoria a largo plazo -estan-
sentimiento de desprecio, sienta efectivamente do, pues, "a disposición" de la mente del sujeto-
una emoción propiamente dicha (asco, por ejem- sin ningún género de actualización efectiva en la
plo) en un determinado momento. Pero ello no es memoria operativa (situación que se corresponde
necesario: puede mantener su sentimiento de des- más bien con la imprudencia, casi siempre in-
precio y, sin embargo, experimentar emociones de consciente)SS.
otro tipo (de alegría, por ejemplo )52.
Según esto, para que exista el dolo de peligro con-
Una persona que desprecia profundamente a los ho- creto que resulta necesario para aplicar el art. 381
mosexuales no tiene por qué estar constantemente en CP o el párrafo primero del art. 384 CP no será pre-
un estado emotivamente alterado. Ni siquiera cuando ciso que el sujeto mantenga actualizada, en su me-
se encuentra delante de un homosexual. Esto sólo ocu- moria operativa, el conjunto de la información rele-
rrirá si en ese caso siente asco, además. Pero, por el vante que fundamenta el juicio de peligro en
contrario, puede despreciar profundamente a los ho- relación con su acción (conocimiento sobre leyes
mosexuales, y a ese homosexual, y pese a todo sentir causales, sobre el estado del mundo circundante,
un intenso placer estando delante él (por ejemplo, por- etc.}, sino que será suficiente con que permanezca

51. Sobre estos conceptos, vid. PAREDES CASTAÑÓN, AFD 2001, pp. 80-84, con ulteriores ref9rencias.
52. Vid.,. sobretodo ello, RYLE, G.: The conc:eptof mind, Londres, Penguin, 1949 (reímpr. 19,90), pp. 81~90. . , .
53. RYLE, Mind, 1949, pp. 81-111. Vid., AERRO, "El ámbito de personalidad en pmogta", en el mismo (oomp.), Psicología ele la personalidad,
1996 pp. 23.40; ANDREU BAHILLO, Y.: Consistenóo oomportomental, en op. cit.,, pp. 57 y ss. .
si.FERRATER MORA, J.: "Propiedad", propio, en el mismo, Dicdonario ele filosofía, ed. rev. por J..M. Tenio::ibras, Madrid, Atianz.a, 1994, pp. 2927-
2929.
55. Or., sobre todos estos oonceptos, RUIZ-VARGAS, Psicología de la memoria, 1991, pp. 117 y s.s.

104
Doctrina

•••
actualizada en dicha memoria operativa la informa- pensamiento actualizable: no valdría, pues, con
ción de que su acción es concretamente peligrosa, en que se probara la existencia -actual o no- del
los términos ya vistos. pensamiento 'yo desprecio la vida de los demás",
dado que el mismo, por sí solo, nada aportaría al
Y es que, en efecto, el conocimiento que se sue- desvalor de la acción ( "cogitationis poenam nemo
le considerar necesario para el dolo es una pro- patitur"). Sólo si existe algo más, una auténtica
piedad categórica de la mente del sujeto, no me- disposición a actuar, la existencia de un mayor
ramente disposicional. Por el contrario, en el caso desvalor (subjetivo) en la acción podría hallar fun-
del "desprecio", ninguna propiedad de la mente damento (por el mayor merecimiento de pena, en
del sujeto necesita estar actualizada efectivamen- virtud de una capacidad más intensa de enfrenta-
te en el momento de su actuación: no es necesario miento al orden jurídico -antinormatividad-).
que el sujeto tenga ninguna información actuali- Si esto es así, entonces el "desprecio" es una dis-
zada en su memoria operativa, ni -ya lo hemos posición. Disposición que ha de ser definida, co-
visto- que sufra ninguna emoción. mo todas, mediante una proposición condicional
Las propiedades disposicionales o disposiciones contrafáctica. El problema estriba en determinar
son aquellas propiedades que caracterizan a una el antecedente y el consecuente de la proposición
clase de individuos (aquí, de personalidades psi- (e y r, en la formulación general de más arriba).
cológicas) en virtud de la propensión de los mis- ¿Qué eventos correlaciona potencialmente la acti-
mos a sufrir determinados eventos56. Es decir, son tud de "desprecio por la vida de los demás'? De
propiedades que pueden ser descritas a través de acuerdo con el significado usual del término, an-
una proposición condicional contrafáctica: sea la tes indicado, parece que se trata de una propiedad
propiedad disposicional P la de que tenga lugar la que correlaciona potencialmente un evento exter-
respuesta r si tiene lugar el estímulo e; entonces, no con un evento interno, psicológico: correlacio-
la clase de individuos e (y, consiguientemente, los na la eventualidad de la muerte de una persona
individuos que la componen) poseen la propiedad ("Jos demás") con una emoción del propio sujeto;
disposicional P si y sólo si, si un individuo perte- o, como vimos antes, con la ausencia de dicha
neciente a dicha clase sufriera el estímulo e, la res- emoción. De este modo, la definición de "despre-
puesta rtendría también lugar57,58. cio por la vida de los demás", en tanto que propie-
En el caso que nos ocupa, el "consciente des- dad disposicional de la personalidad de un suje-
precio por la vida de los demás" del que habla el to59, podría ser del siguiente tenor: un sujeto S
CP puede y debe interpretarse, precisamente, en posee la propiedad D ("desprecio por la vida de los
términos disposicionales. Pues, en efecto, el "des- demás") si y sólo si, si una persona (indetermina-
precio" que puede resultar relevante para el Dere- da)60 muriera, el sujeto S no experimentaría nin-
cho Penal tiene que ser una actitud, y no un mero guna. emoción negativa.

56. FERRAlCR MORA, J.: Disposición, disposidonal, en el mismo, Diccionario, 1994, pp. 919-920.
57. Para mayores reGnamienlos liosól\oos en la dellnición, vid. l.EWIS, D.: "Finkish dispositions'', en el mismo, Papers in Melophysics and Epislemo/ogy,
Cambridge, Cambridge Universily Press, 1999, pp. 133 y ss., con ulteriores referencias. Un ejemplo senállo de propiedad disposidonal seria la solublí-
dad: si una clase de individuos (una subclase de los compuestos quhnicos) posee la propiedad-disposicional-de la solubil'iclad, ello es porque si un com-
puesto de dicha clase fuera echado en aguo, se dsolvería. Lo que, naturalmenle, no exige que el compueslo haya sido arrojado efectivomenle {ooso en
el que no habloríornos yo -o no sólo-de solubilidad, sino de que el compuesto ha sido efectivamente dísuello: la primera es uno propiedad disposiáonal,
la segundo es uno propiedad categórica). .
58. Es importante nolar que las propiedades disposiáonoles pueden ser reducidas (aunque, como en todo reducción, con ello se pierda en capacidad
explicativo). En primer lugar, pueden serlo a propiedades careg6rioos presentes en el propio momenlo de hablar (que serian, más propiamente, las que
gozarían de la potenáa5dod causal: PRIOR, E. W./ PARGETTER, R./ JACKSON, F.: ''Three lheses obout dispositions", en American Philosophica/ Ouar-
lerly 19 (1982}, pp. 251-253): la solubílidad puede ser de.saita, a otro nivel, como uno detennínoda estrudura molecular. Pero tcmbién pueden ser r&-
ducida, oomo se ha dicha, a condiáonales (controfádkos}. De este modo, en realidad las reloáones de oousoridad se enloblon en1re e (el estímulo), el con-
junto de propiedades categóricas descritos a lrovés de la propiedad disposkionol (o, pora ser más exodos, los estados de cosas de los entes que se
desaiben mediante los enunciados que predican dkhas propiedades: e&. MUMFORD, S.: Disposilions, Oxford, Clarendon Press, 1998, pp. 116-143,
200.210)-que son los oousos- y r(respuesta: efedo}: l.EWIS, en el mismo, Mebphysics, 1999, pp. 148-150.
59. Naturalmente, el hecho de que seo una propiedad de la personalidad no quiere decir que dicha propiedad tenga que ser pennonenle, puesto
que lambién exislen propiedades temporales de la personalidad (e&. AERRO, A: "La atianza oognilivooondudual y lo psioologío de la acción", en el mis-
mo (comp.}, Psic.ología de la personalidad, 1996, pp. 481-484, con ulteriores referencias): basto con que lo disposición exisla en el momento en el que la
acx:ión delidivo liene 1 •
60. La matización~importante: puesto que el punto de referencia del despreáo ha de ser "la ~a de los demás", puede ocurrir ~~ al suj~to le ~
suite incftferente {o incluso le alegre) la muerte de alguien en concreto, aun cuando, con eso excepaón, no mantenga una adilud de mdiferenao hoao
la vicio humana en general. En mi opinión, en kll ooso no existiría lo actitud subjetivo requerida por el tipo penal, pues faltaío en eUa la expresión de
una espeáol anlinonnalividad que ha de fundamenlar el desvola agravado. Así, quien se lanza olocadomenle con su vehíaJlo por un camino por1iaJlor,

105
Revista Penal
El "desprecio" como elemento subjetivo de los tipos penales y el principio de responsabilidad por el
hecho

2. 7. "Desprecio" y motivación de la con- en la medida en que aparezca conectado a carac-


ducta terísticas que, como consecuencia de dicho rasgo
Ahora bien, no parece que esto resulte suficien- de personalidad, adopte la conducta típica; pero
te desde el punto de vista valorativo -es decir, del nunca por sí solo. A este respecto, hay: que tener
merecimiento de pena- para justificar la existen- en cuenta la compleja explicación causal que po-
cia de un desvalor más elevado: sin duda, la mera see la conducta humana desde el punto de vista
carencia de emociones negativas del sujeto en la psicológico62: dicha conducta, en tanto que mani-
eventualidad de la muerte de otras personas cons- festación de la personalidad psicológica del indi-
tituye un rasgo de personalidad del autor que en sí viduo, constituye una función de la estructura mo-
mismo no puede, en virtud del principio de res- tivacional del sujeto y de la situación a la que el
ponsabilidad por el hecho61, ser enjuiciado por el mismo se enfrenta63. Y, a su vez, la estructura de
Derecho Penal. Se debe observar, en este sentido, motivaciones64 se configura (prescindiendo ahora
que el término "actitud", como propiedad de la de los instintos, que no parecen cumplir un papel
personalidad de un ser humano, resulta en reali- importante en casos como el que nos ocupa) en
dad ambiguo, puesto que admite dos significados función tanto de la fijación cognitiva de metas y
diferentes: de una parte, "actitud" significaría dis- planes de acción como de la estructura emocional
posición -en el sentido ya visto del término- a de la personalidad65 (que condiciona el valor que
tener/no tener ciertas emociones; de otra, disposi- se otorga a las distintas metas y genera sesgos cog-
ción a hacer/no hacer ciertas cosas (en atención, nitivos en relación con las expectativas de lograr-
claro está, a la configuración emocional de la per- las). En cualquier caso, y debido al tenor literal
sonalidad, pero no sólo de ella). Y, en todo caso, del tipo penal (que sólo hace referencia al "des-
únicamente en esta segunda acepción podríamos precio" como circunstancia cualificante), sólo es-
planteamos la duda acerca de si una "actitud" to último, la estructura emocional, puede tener re-
puede llegar a formar parte legítimamente del ob- levancia para subsumir una conducta en el tipo
jeto de valoración del Derecho Penal, mas nunca penal agravado del art. 384 CP66. Así pues, no
respecto de la primera. cualquier disposición emocional al "desprecio",
Por lo tanto, el "consciente desprecio por la vida en los términos más arriba señalados, posee rele-
de los demás" -descrito como lo hemos hecho- vancia. Por el contrario, solamente aquella dispo-
sólo puede resultar jurídico-penalmente relevante sición emocional de esta índole que forme parte

sabiendo a ciencia cierla que sólo es posible que aparezoo el dueño de la finoo, e indiferente ante el riesgo que éste -o quien odio- pueda correr, no
comete por ello el delito del art. 384 CP, salvo que se pruebe que su actitud hacia el dueño de la finoo es más general y se refiere a todas las vidas hu-
manas. Sí podria, sin embargo, cometer el delito del art. 381 CP, que sólo exige la creación de peligro concreto (en este sentido, no me parece que
constituya un obstáculo el hecho de estar ante un delito contra la "seguridad colediva", puesto que, como ya indiqué, se trata en todo caso de un bien
juricfico intermedio, instrumento protector de un bien juridico final netamente individual). Ciertamente, pueden surgir dudas aairoo del punto en el que es-
tablecer el límite entre lo que constituye una actitud de desprecio individualizada y lo que es ya una actitud general. Creo, no obstante, que dicha difi-
cuhad no es insalvable: constituir6 una actitud general de "desprecio por la vida de los demás" (y, por lo tanto, fundamentar6 la agravación) aquella
que podria expresarse a través de una proposición universalizable (del tipo de "Me es indiferente que muera cualquiera", o del tipo "Me es indiferen-
te que mueran los judíos"); mientras que aquella que sólo podria expresarse mediante una proposición del tipo de "Me es indiferente que muera Juan"
generalmente no lo será (salvo que la proposición se completase: "Me es indiferente que muera Juan... precisamente porque se llama Juan y me resu~
fa indiferente que se muera cualquier persona que se /lame Juan"). Vid., sobre los conceptos de universalización y de universalizabilidad de las propo-
siciones, BRANDT, R. B.: Teoria élica, trad. Guisán, Madrid, Alianza, 1982 (reimpr. 1998), pp. 35-54, con ulteriores referencias.
61. Vid.ROXIN,AT,I, 1997,pp.131-132, 138-139.
62. B~RMÚDEZ, J.: "La personalidad en acción", en FIERRO (comp.), Psicología de la personalidad, 1996, pp. 153 y ss.
63. LOPEZ SOLER, C.: Interacción personOiituación, en FIERRO (comp.), Psicología de la personalidad, 1996, pp. 357 y ss.
64. Sobre el concepto de motivación, vid. BECK, R. C.: Motivalion, 4.ll ed., Upper Saddle River, Prenlice Hall, 2000, pp. 26-27.
65. GOLLWITZER, P. M./ BARGH, J. A (eds.): The Psychology of aclion, Nueva Yorle/ Londres, Guilford Press, 1996, pp. 1 y ss.; FERNÁNDEZ-ABAS.
CAL, en el mismo, Molivadón, 1997, pp. 45 y ss.; GRZIB/ BRIALES, Psicología, 1999, pp. 313 y ss.; BECK, Motivalion, 2000, pp. 33 y ss., 347 y ss.
66. Quiere ello decir que las melas ulteriores (es decir, las que van más allá de la propia voluntad -dolo- de poner en petigro) que persiga el sujeto
con su conduda de conducción temeraria resultan siempre irrelevantes pera la lipicidad penal... con una únioo excepáón: cuando dichas melas consistan,
precisamente, en lesionar la vida o la integridad físioo de las personas (dalo de lesión), supuesto en el que -aun siendo también irrelevante dicho dolo a
los efedos del tipo del art. 384 CP- la conduda resuharía subsumible también en el(los) correspondiente(s) delito(s) de lesión. Por lo demás, el que el su-
jeto en cuestión conduzca temerariamente (con consciente desprecio por la vida de los demás o sin él) por razón de una apuesta, por pura satisfacción
personal, por deslumbrar a su novia, etc., son todos ellos datos que oorecen de importancia para la subsunción en el tipo. Así, e indepencfientemente de
cuál fuera la voluntad del legislador de 1989, las condudas de conducir temerariamente a causa de una apuesta sólo enoojan en el tipo agravado si se
dan las condiciones que en el texto se exponen, pero no en cualquier ooso; y, si se deseaba otra solución, debería haberse redadado el tipo en términos
diferentes y más explícitos en este sentida.

106
Doctrina

•••
de la estructura motivacional del sujeto a la hora ante el inesperado incidente, el adelantamiento im-
de actuar: no, pues, cualquier "desprecio", sino prudente, entonces difícilmente podríamos decir
únicamente el que pueda contribuir a explicar psi- que el "desprecio" ha incidido en la motivación de su
cológicamente (al afectar a la motivación) el com- acción6B. (Nuevamente hay que recordar que el tipo
portamiento del sujeto. penal del art. 384 CP no castiga de modo agravado a
quien obre de forma especialmente peligrosa o espe-
cialmente temeraria69, sino a quien actúe con esa ac-
Así, podría ocurrir -aunque ciertamente será in- titud de "desprecio".)
frecuente- que una persona que siente, en general.
ese desprecio por la vida de los demás que antes des-
cribí no vea incluido, sin embargo, entre sus motiva- No obstante, si queremos aclarar el papel de es-
ciones para una determinada conducta (por ejem- te elemento subjetivo dentro del tipo penal, es ne-
plo, de conducción temeraria) precisamente dicho cesario precisar más la función que desempeña
desprecio. Por ejemplo, si en el caso concreto el su- una disposición emocional -como lo es el "des-
jeto que conduce temerariamente, aun teniendo do- precio"- en la motivación psíquica de las con-
lo de peligro (conociendo, por lo tanto, la presencia ductas humanas. En este sentido, hay que tener en
de un riesgo para la vida o la salud de las personas),
actúa de tal modo -rápido, casi automatizado67, cuenta que las emociones parecen constituir ante
etc.- que la respuesta psíquica que normalmente todo mecanismos adaptativos que aumentan el es-
dicho estímulo debería tener en él, debido a su acti- tado de activación del organismo, en principio co-
tud de desprecio hacia los demás, no tiene tiempo de mo reacción frente a alteraciones del ambiente.
producirse: si, en una carretera de doble sentido, un Dkha adaptación tiene lugar a través de dos pro-
vehículo que venía adelantando por detrás quiere cesos diferentes de valoración cognitiva de las al-
volver a su carril, por venir coches de frente, lo usual teraciones: apreciación de la alteración ambiental
es frenar para dejarle espacio, o acelerar para dejár- misma y apreciación de la propia capacidad para
selo detrás; sin embargo, un conductor alocado pue- el afrontamiento de dicha alteración70. Dicho en
de, con conciencia del riesgo que con ello crea (y con
dolo, por tanto), y estimando que queda aún tiempo, otras palabras, las emociones parecen actuar,
aprovechar para adelantar él al vehículo de delante, dentro del sistema71 constituido por el conjunto
generando con ello un riesgo real de colisión con de las motivaciones de la conducta72, como un
aquellos coches que venían de frente (e incluso con mecanismo interno de refuerzo, positivo o negati-
los que circulaban en su mismo sentido). Pese a ello, vo73, de determinadas motivaciones: el sujeto que
no puede ser automática la inferencia de que en este experimenta una emoción positiva en relación con
caso se ha actuado "con consciente desprecio por la una meta tenderá a activar específicamente su or-
vida de Jos demás". Por el contrario, ello depende, ganismo cuando lleva a cabo una conducta orien-
precisamente, de la actitud del sujeto: si éste, ha-
biéndose planteado varias alternativas, opta por la tada a dicha meta; y, al contrario, si la emoción
más peligrosa a conciencia, ello podría ser indicio de que experimenta es negativa, tenderá a actívar es-
dicha actitud; pero si se trata más bien de ese con- pecialmente su organismo en relación con con-
ductor alocado al que aludía, al que sólo se le ocurre, ductas orientadas a evitar dicha meta (orientadas

67. Son procesos psicológicos automofizodos aqueOos que prácticamente no necesilan consumir re<:ursos de atención, que son realizados sin esfuerzo
consáenle e inlerfleren escasamente eo el desarrollo de otros procesos (controlados): DE VEGA, M.: Introducción a lo Psicología cognilivo, Madrid, Alía~
za, 198.4 (reimpr. 199.4), pp. 150.151. Estos procesos se automatizan, na11Jralmente, a través del aprendizaje: a5' muchas tareas de nuestra vida coli-
diana -del aseo, por ejemplo- las hemos ~d9, de modo que las realizamos pródicamente sin atención y sin esfuerzo consciente alguno.
68. Como he señalado ya eo PAREDES CASTANON, AFD 2001, pp. 83-84, en la interpretación y prueba de los e.lamentos subjetivos del delito-y,
por lo tanto, también en este caso- no es posible emplear de manera irreslrida argumentos acerca de las conductas, pen$ClfTlienfos, etc. que resuha "ra-
zonable" (sea cual sea el significado de esle lénnino) esperar en una persona o silvaci6n dada. Pues, en efedo, si algo demueslron las invesligaciones psi-
cológicas es que la racionalidad conslituye más un postulado nonnalivo que una desaipdón efediva de (todos) los procesos mentales de {todos) los seres
humanos (GONZÁLEZ lABRA, M. J.: lnlroducción a lo Psicología del pensamienlo, Madrid, Trolla, 1998, pp. 105-132). Y, puesto que los elementos sub-
jetivos del delito se conaben como elementos desaiplivos, esto es, como elementos que han de poseer una base en hechos (en hechos psíquicos), entorr
ces no es posible prescindir de la posibifidod -no infrecuente- de que los individuos adúen de un modo que desde el punto de vista normativo deba ser
considerado como irracional.
69. Vid. supra 2.2.
70. CANO VINDEL, A: "Modelos explicotivos de la emoción", eo FERNÁNDEZ.ABASCAI.., Motivación, 1997, pp. 146-154; GRZIB/ BRIALES, Psi-
cología, 1999, pp. 462-465.
71. Sistema en sentido fuerle: un conjunto de elementos-los molivos-que mantienen relaciones eolre sí, de tal manera que cada uno de eHos produ-
ce efectos causales distintos aJC1ndo opera dentro de una relación o dentro de otra (denlro de un sistema o dentro de otro): vid. BERTALANFFY, L v.: Ge-
nero/ syslem lheay, Nueva York, George Brazi11er, 1968 (reimpr. 2001 ), pp. 5480.
72. Vid. DWECK, C. S.: "lmplicit theories as organizers of goals and beh<Mor'', en GOU.WITZER/ BARGH (eds.), Adion, 1996, pp. 69 y ss.
73. Sobre el concepto de refuerzo, vid. DOMJAN, M./ BURKHARD, B.: Principios de aprendizaje y concluda, irad. Belmonte Martínez, Madrid, De-
bate, 1990 (reimpr. 1999), pp. 199 y ss.; GRZIB/ BRIALES, Psioología, 1999, pp. 272 y ss.

107
Revista Penal
El "desprecio" como elemento subjetivo de los tipos penales y el principio de responsabilidad por el
hecho

a las metas contrarias). En este contexto, una dis- caso de sujetos con sistemas de motivación en esta
posición emocional (o, por mejor decir, las pro- materia que se puedan calificar de "nonnales" (es-
piedades categóricas -rasgos de la personali- to es, sistemas de motivación con un grado de ade-
dad- a las que dicha disposición puede cuación bastante a lo que resulta objetivamente
reducirse) produce el efecto de que el sistema en- -instrumentalmente- necesario para la preven-
tero de las motivaciones del sujeto para una de- ción de hechos típicos a través de la motivación de
terminada conducta adquiera, a su vez, una deter- conductas por las normas penales primarias)77. Nos
minada disposición (en mayor o menor medida, hallaremos, entonces, ante un sujeto especialmente
dependiendo de la intensidad de la emoción que difícil de motivar por las normas penales (aun cuan-
resultarla si la disposición se actualizara)74: asa- do, si dicha dificultad de motivación le viniera im-
ber, la propensión a motivar preferiblemente unas puesta por circunstancias no imputables a él, se
conductas antes que otras; a motivar con prefe- produciría al tiempo un déficit de culpabilidad).
rencia conductas orientadas a metas que provo-
can emociones positivas y conductas orientadas a 2.8. "Desprecio" y principio de responsabi-
metas contrarias a aquellas que provocan emocio- lidad por el hecho
nes negativas. Es decir, ceteris paribus (a igual va-
loración cognitiva de las metas), éstas y aquéllas Así pues, según su tenor literal, no es necesario
que el autor de una conducta subsumible en el ti-
será más probable75 que tengan lugar, en compa-
po agravado del art. 384 CP actúe de modo objeti-
ración con las conductas orientadas hacia metas
vamente más peligroso que quien realiza una ac-
emocionalmente neutras (y, desde luego, más que
ción subsumible en el art. 38 l CP, aunque de
las conductas orientadas hacia metas que susciten
hecho ello pueda suceder; en general, no es nece-
emociones negativas)76.
sario que haga algo objetivamente distinto (y ya
De este modo, para que una conducta (de con- vimos que tampoco necesita tener un conocimien-
ducción temeraria y con dolo de peligro) resulte to -un dolo- diferente). En todo caso, en el lí-
subsumible en el tipo penal del art. 384 CP es nece- mite, dos conductas exactamente idénticas desde
sario, en primer lugar, que la personalidad psicoló- el punto de vista objetivo -en cuanto al grado de
gica del autor posea como rasgo aquella carencia peligro y al grado de negligencia- encajarían en
de disposición emocional que hemos caracterizado dos tipos penales diferentes, con penas diferentes,
como "desprecio por la vida de los demás", en los según la actitud subjetiva de la que sean indicio:
términos que más arriba se expusieron. En segun- en un caso (art. 381 CP), el sujeto desea crear pe-
do lugar, dicha carencia de disposición emocional ligro, no está seguro de poder evitar la lesión, pe-
debe resultar relevante para el sistema de las moti- ro no desea que ésta se produzca; en el otro (art.
vaciones del sujeto para actuar de esa manera (con- 384 CP), sucediendo lo mismo, el autor no está se-
duciendo temerariamente a conciencia). Pero, en guro de poder evitar la lesión, pero dicha eventua-
tercer lugar, se requiere también que, debido a esa lidad le resultaría indiferente (o le alegraría: de
carencia de disposición emocional, el sistema (rele- cualquier modo, no le ocasionaría emociones ne-
vante) de motivaciones del sujeto -el que motiva gativas) en caso de tener lugar. En este último su-
su conducta de conducción temeraria- posea una puesto, podrá suceder, claro está, que las carac-
disposición específica a producir con mayor proba- terísticas objetivas de su conducta (creación
bilidad conductas de conducción temeraria (y antijurídica de una elevada probabilidad -no me-
usualmente, también con mayor probabilidad, con- ro peligro- de lesión de la vida o la integridad fí-
ductas más graves). Es decir, la peculiaridad del sica) y sus rasgos subjetivos (conocimiento y acep-
sistema de motivación del sujeto en el aspecto emo- tación de dicha elevada probabilidad) hagan que
cional debe producir el efecto de que la probabili- la misma resulte subsumible también en la tenta-
dad de que a partir del mismo se motiven conduc- tiva de homicidio o de lesiones dolosas (doloso-
tas de conducción temeraria sea significativamente eventuales); caso en el que el delito del art. 384 CP
mayor que la probabilidad que suele existir en el resultaría consumido. Pero puede haber otras

74. Sobre lo intensidad de los emoáones, vic/. CANO VINDEI., en FERNÁNDEZ-ABASCAI., Mo!M:rción, 1997, pp. 149-152. .
75. Como se aooba de apunk:lr, el aumento de la probabidad será proporcional a la intensidad de la emoá6n susdlada: directamente proporaonal,
si lo emoción es positiva e inversamente si es negativa.
76. Naluralmente, no hace falta advertir que la emoción susdlada y la valoraci6n rogniliva de una misma meta no tienen por qué ooíncidir: una me-
ta Ytllorada desde el punk:I de vista oognilivo de modo positivo puede, pese a eDo, suscitar emoáones negativas en el sujeto (una persona oonvenáda de
lo necesidad de partiápar en una guemJ puede, no obslanle, sentir miedo); y viceversa.
77. Vid. PAREDES CASTAÑÓN, Riesgo, 1995, p. 100, n. 37.

108
Doctrina

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ocasiones en las que no se den las condiciones pa- bilidad de que un sujeto con la disposición emocio-
ra hablar de tentativa dolosa del delito de lesión. nal descrita cometa una tentativa dolosa de los de-
Y, entonces, el sujeto sólo podría ser castigado litos de lesión; sino que dicha probabilidad sólo
(además de por el art. 381 CP) por el art. 384 CP. sería mayor en ciertas circunstancias, indetermina-
Esto significa, en definitiva, que en los casos en das. Y es que ocurre, de una parte, que la proposi-
los que realmente puede aplicarse el art. 384 CP ción contrafáctica que se acaba de enunciar no
(aquellos en los que la actitud del sujeto es de in- constituye ya una proposición descriptiva de la per-
diferencia hacia la eventual lesión efectiva del sonalidad del sujeto (en la medida en que no se li-
bien, jmidico, pero sin que su conducta objetiva mita a describir las propiedades, categóricas o dis-
sean tan peligrosa como para hablar de elevada posicionales, de ésta), sino un auténtico juicio de
probabilidad de lesión; o cuando, aun existiendo peligrosidad criminal sobre el mismo (un juicio so-
dicha elevada probabilidad, el sujeto no la conoce bre la probabilidad de que en el futuro lleve a cabo
o no la acepta) la razón de la agravación de la pe- determinadas acciones)79. Y sucede además, de
na no estriba en lo que el sujeto efectivamente ha- otra parte, que dicho juicio de peligrosidad se rea-
ce, sino únicamente en lo que podría llegar a ha- liza sobre una base endeble, insuficiente: puesto
cer. En efecto, la especial disposición emocional que el sujeto sólo ha demostrado un cierto rasgo de
del autor, y la consiguiente disposición peculiar carácter (su "consciente desprecio por la vida de los
de su sistema de motivaciones, le convierten en al- demás"), la mayor probabilidad de que realice cier-
guien especialmente capaz de enfrentarse al orden tas acciones no puede deducirse sólo de él, por lo
jurídico (especialmente capaz de comportamien- que ha de condicionarse a que se den "circunstan-
tos antinormativos); o, en otras palabras, especial- cias" y "motivos" sin precisar. Y, con ello, el juicio
mente difícil de ser motivado por las normas pe- de probabilidad -de peligrosidad- queda falsea-
nales primarias. Lo que, a su vez, hace más do. Pues, contra lo que parece deducirse de la for-
probable que pueda llevar a cabo conductas más mulación de la proposición contrafáctica enuncia-
graves que aquellas que ha realizado ya: de hecho, da, la explicación psicológica de la acción humana
si el "conductor homicida" nos asusta más no es no puede realizarse con un modelo de mera acu-
por lo que hace (cualquier conductor negligente mulación de factores (modelo que se plasmaría en
podría hacer lo mismo), sino por lo que podría es- la pseudo-ley psicológica: "si un sujeto S tiene una
tar dispuesto a hacer78. personalidad P que le hace (más) propenso a A8 , en-
De este modo, la proposición -también una pro- tonces las circunstancias y motivos adicionales lo
posición condicional contrafáctica- que sustenta que harán será aumentar su propensión y, por en-
el juicio de desvalor agravado que recae sobre de, la probabilidad de que Aa tenga lugar"), sino,
quien obra "con consciente desprecio por la vida de como se ha apuntado antes, solamente con un mo-
los demás" es la siguiente: "Dado el carácter de S delo más complejo, de interacción de factores den-
(su peculiar disposición emocional y la disposición tro de un sistema de motivacionesso. Así, las "cir-
peculiar de su sistema de motivaciones), si se die- cunstancias" y los "motivos" pueden, ciertamente,
ran las circunstancias oportunas y hubiera algún aumentar la propensión derivada de la disposición
motivo, S cometería (probablemente: más proba- emocional de la personalidad; pero también
blemente que otros sujetos) la acción A8 (A8 : ac- 11 podrían contrarrestarla. Y, por ello, sin una especi-
ción antijurídica, o más antijurídica). En este caso, ficación de dichas "circunstancias" y "motivos" el
juicio de probabilidad -de peligrosidad- realiza-
Aa equivale a "cometer una tentativa dolosa (con
dolo eventual, al menos) de homicidio y/o de lesio- do carece de sentido.
nes". Ahora bien, debe observarse que esta proposi-
En efecto, cuando pretendemos determinar la pro-
ción no se deduce directamente de las que hemos babilidad de que un conductor de talante desapren-
visto con anterioridad. De hecho, ha sido necesario sivo llegue a realizar ciertas maniobras aun siendo
introducir en su formulación una restricción de im- consciente de que ello muy probablemente acabará
portancia capital: "si se dieran las circunstancias en lesiones o muertes (tentativa dolosa de lesiones o
oportunas y hubiera algún motivo". Es decir, no re- de homicidio), necesitamos conocer más datos.
sulta posible inferir directamente la mayor proba- Pues, de hecho, lo único que sabemos es lo que ya ha

78. Orillo conscienlemenle la otra versión posible del fundamento de esa anlijuridiádad agravada, que lo vincularía a la problemálioo de la aplica!».
ftdad procesal del Derecho Penal: desde esta perspediva, el detito del art. 384 CP :sería un delito de sospecha, en el que se es!arían castigando, con una
pena ínlennec5a, los indkfos de que el sujeto hubiera cometido en realidad una tentativa dolosa de homiád'io o de lesiones, con un dolo imposible de pro-
bar. No haoe fuho decir que esta inlerpreladón haría al precepto diredomenle inconsliluáonal.
79. Vid., por to<;!os, FRISCH, W.: Prognoseenlscheidungen im Slrafrec:ht, Hamburgo, Ded<er, 1983, passim, con ulteriores referencias.
80. Vid. BERMUDEZ, en RERRO (comp.), Psicología de la personafidad, 1996, pp. 154 y ss.; FIERRO, en op. cit~ pp. 479 y ss.

109
Revista Penal
El "desprecio" como elemento subjetivo de los tipos penales y el principio de responsabilidad por el
hecho

ocurrido: que el conductor es temerario y que no le "con consciente desprecio por la vida de los
importaría que alguien muriera a resultas de su demás" deberían tener (para que la mayor pena
comportamiento. Mas cuándo daría el paso de ac-
tuar de modo muy peligroso intencionalmente es al- resultase a su vez fundamentada también), hemos
go que se nos escapa. Y se nos escapa, porque de- podido comprobar que cualquier solución resulta
pende de un complejo de factores cuya interacción problemática:
resulta, ex ante, imprevisible: así, por ejemplo, ese
conductor desaprensivo puede no decidir dar el pa- - Si se castiga al sujeto por su disposición emo-
so porque teme a las consecuencias penales, o por- cional, ello cae sin duda alguna en el Derecho Pe-
que teme los riesgos para sí mismo o sus acom- nal de autor, en violación del principio de respon-
pañantes, o porque reconoce la identidad de quienes sabilidad por el hecho82.
se aproximan en sentido contrario y sufrirían proba-
blemente las consecuencias de su acción, ...
En otras palabras; ¿por qué habría que castigar
más un acto doloso de conducción temeraria reali-
Es decir, en estas condiciones (de indetermina- zado por alguien insensible que uno realizado por al-
ción de una parte significativa de los factores con- guien que no lo es tanto, pero que actúa exactamen-
dicionantes de la motivación), el pretendido juicio te igual y con el mismo grado de conocimiento -y
de peligrosidad carecerá de potencialidad predic- aceptación- sobre lo que está haciendo?
tiva.
- Si se castiga al sujeto por las emociones que
2.9. Conclusiones tiene en el momento de actuar, nuevamente se
violaría el principio de responsabilidad por el he-
Resumamos. Hemos concluido que la única di- cho. Además, con mucha frecuencia -dejando un
ferencia necesaria entre las conductas subsumi- lado las obvias dificultades probatorias- el indi-
bles en el tipo penal del art. 381 CP y las subsu- viduo desaprensivo no experimenta ninguna emo-
mibles en el del art. 384 CP estriba en que, en este ción en particular en el momento de obrar; pero
segundo caso, se exige la presencia de un elemen- frecuentemente tampoco la experimentan otros
to descrito como obrar -conduciendo temeraria- sujetos no tan desaprensivos.
mente- "con consciente desprecio por la vida de - Si se castiga al sujeto por lo que (debido a su
los demás". Es decir, que las conductas subsumí- disposición emocional y la configuración de su
bles en ambos tipos penales no se diferencian, por sistema de motivación que ello ocasiona) podría
lo demás, ni en su aspecto objetivo (una no tiene estar dispuesto a hacer, el fundamento del desva-
por qué ser más peligrosa, o más negligente, que lor agravado estribaría en un juicio de peligrosi-
la otra) ni en el subjetivo (ambas han de ser reali- dad criminal, no en la acción delictiva misma: se
zadas con dolo de peligro)81. Teniendo en cuenta estaría castigando al sujeto por lo que podría lle-
que la única interpretación posible de dicho ele- gar a hacer, no por lo que ha hecho.
mento típico es que se trata de un elemento sub-
jetivo, entonces hay que entender que dicha des- Es decir, dos sujetos que conducen, dolosamente,
cripción se refiere a una determinada disposición con el mismo grado de temeridad deberían ser casti-
emocional del sujeto, que le haría no sentir ningu- gados de modo diferente según las caractetisticas de
na emoción negativa si un evento lesivo para la vi- su personalidad.
da (o integridad física) de las personas tuviera lu-
gar como resultado de su comportamiento. Y que Naturalmente, esto viola también el principio de
dicha disposición emocional, en la medida en que responsabilidad por el hecho.
interviene en el sistema de motivaciones de la con- - Pero es que, además, incluso si lo anterior no
ducta del sujeto, hace más fácil que tengan lugar fuera cierto, ocurre que, como he señalado, el jui-
conductas contrarias a las normas penales prima- cio de pelígrosidad sobre el que se apoyaría el au-
rias, por cuanto éstas cumplen más difícilmente mento de desvalor pretendido sería un juicio in-
su función de motivación. correcto, sin base suficiente.
Sin embargo, a la hora de buscar un fundamen- Así pues, parece que el único caso en el que es
to al mayor desvalor que las conductas realizadas posible compatibilizar la toma en consideración,

81. Yque, en este sentido, no es correcta la dodrina juñsprudendal {vid. supra 2.1) que afinna que, si se da un peligro elevado y el dolo ~
diente que lo abarque, se puede inferir aulomáticamenle la eJ<istencia de "oonscienfe desprecio por la vida de los demás". Por e~ ~' es pe.rft;»
mente po51'ble una conduda muy peligrosa y dolosa sin aclilud de "desprecio", !al y como la hemos definido; como lo es que la aditod de despreao no
$8 plasme en una c::onduda ~ peligrosa, sino igual de peligrosa que cualquiera otra subsumible en el art. 381 CP.
82. En sentido simílar, BUSTOS RAMÍREZ, PE, 1991, p. 253; TAMARIT SUMAl.l.A, ADPCP 1992, p. 554.

110
Doctrina

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en sede de desvalor subjetivo de la acción, de la consiguiente, limitar la aplicación del tipo a los
disposición emocional como tal con el principio casos en los que una de las causas psicológica-
de responsabilidad por el hecho es, precisamente, mente relevantes -y comprobadas- de que el su-
aquel en el que el sujeto, dejándose llevar por la jeto conduzca temerariamente es que desea cau-
disposición ocasionada en su sistema de motiva- sar daño a la vida de los demás (siempre, desde
ción por aquélla, da efectivamente el paso de rea- luego, que la conducta no resulte idónea desde el
lizar una tentativa dolosa (siquiera sea doloso- punto de vista objetivo para ser subsumida en la
eventual) de homicidio o de lesiones (supuesto tentativa dolosa de lesiones o de homicidio, su-
para el que, obviamente, el tipo penal del art. 384 puesto en el que se aplicarían preferentemente es-
CP carece de sentido). Pero en ningún otro. De es- tos tipos). De manera que no se aplicaría a todos
te modo, si interpretamos estrictamente el tenor aquellos casos en los que el sujeto tenga motivos
literal del tipo penal del art. 384 CP, no existe, en diferentes.
mi opinión, ningún espacio intermedio posible
para esta figura83, porque el que existe está ya Parece claro que la mayoría de los "conductores
abarcado por tipos penales que consumen todo su homicidas" que suscitaron tanta preocupación a fi-
desvalor, o bien resulta vedado por un principio nales de la década de los ochenta no obraban preci-
básico de limitación de la potestad punitiva. Y ello samente para causar dafio a la vida de los demás, si-
no por diversión, para demostrar su valor, etc. En
explica, por cierto, las vacilaciones jurispruden- esta interpretación, a ninguno de ellos les serla de
ciales en su empleo, así como el escaso éxito que aplicación el tipo agravado del art. 384 CP, que que-
ha tenido, después de más de una década de vi- daría reservado para comportamientos absoluta-
gencia. mente anormales: básicamente, el de la persona que,
por razones patológicas, de convicciones morales,
2.1 O. Posibles interpretaciones alternati- políticas o religiosas, etc., decide que debe poner en
vas (contra legem) peligro en la carretera la vida de los demás. Supues-
tos que, además, casi siempre caerán directamente
Resta, claro está, la posibilidad de intentar re- en la tentativa del correspondiente delito de lesión.
definir el alcance del tipo penal conforme a crite-
rios valorativos y teleológicos, yendo más allá de - La segunda alternativa significa distanciarse
lo dispuesto por la ley (aunque, por mor del prin- completamente del tenor literal del tipo, e inter-
cipio de legalidad penal, de lege lata ello sólo sea pretar que lo que se castiga en el art. 384 CP es la
posible para restringir lo que el propio tenor lite- conducta de conducción temeraria dolosa extre-
ral establece). En este sentido, dos parecen ser las madamente peligrosa y negligente. En este caso,
alternativas, antes de declarar el art. 384 CP com- obviamente, la agravación respetaría los princi-
pletamente carente de ámbito propio: pios limitadores de la potestad punitiva, por cuan-
- La primera, más próxima -aunque en abso- to la misma se basaría en la mayor lesividad (peli-
luto coincidente- con el significado del tenor li- gro) y antinormatividad (negligencia) efectivas de
teral del tipo, consiste en interpretar que el ele- la conducta. Sin embargo, existen una objeción de
mento subjetivo "con consciente desprecio por la peso en contra de esta interpretación, que es, por
vida de Jos demás" se refiere a los motivos de la supuesto, la falta total de respeto al tenor literal
acción84: es decir, la conducta subsumible en el del tipo que esta interpretación implica. Falta de
art. 384 CP sería la de conducir de modo temera- respeto que, además, no siempre sirve a la restric-
rio y doloso (con dolo de peligro) precisamente a ción de su alcance: en efecto, un art. 384 CP inter-
causa de que el sujeto ha integrado de hecho, en el pretado de este modo incluiría cualquier acto do-
sistema de motivaciones (relevantes) de su con- loso de conducción temeraria especialmente
ducta, metas derivadas de sus ideas acerca del va- peligroso y negligente, cualquiera que fuera la ac-
lor de la "vida de Jos demás". Esto significaría, por titud subjetiva que mantuviera el sujeto actuante.

83. En sentido simb, SERRANO GÓMEZ, A: Derecho Penal. Parle &pedal, 7.g ed., Madrid, Dykinson, 2002, pp. 712-713.
84. Aooge esta interpreladón RAGUÉS 1VALLES, ADPCP 1997, pp. 799, 802-807. Sin embargo, aun ruando tiene razón en que la valoración de
molivos (al menos, si son definidos e interpretados ele un cierto modo: no únioomenl& como elementos expresivos ele anlinonnalMdocl) en sede ele desvo-
lor subjetivo de la acd6n -en sede de injusto, por consiguiente- no tiene por qué enlrar necesariamente en conlradiodón oon el principio ele responsabt~
clod por el hecho, me parece que la i~ que él hace ele le expresión "conscienfe desJ'recio por/~ ,vida de los demás" no res~ .clema~o res-
petuosa con el tenor literal del tipo, por cuanto, conlra lo que él afirma, no toda persona que adúa por diversión, por una apuesta, etc., está siendo molivado
en su comportamiento por su "desprecio" haáa la vicio de los demás. Antes al contrario, si el "despredo" 5'.3 inlerprekl asi,. ~ya no estamos va~o­
ranclo motivos en el estrido sentido del término {causas psioológioos de la conducta), sino más bien adiludes ínlernas {dispoS1aones) ... que es lo que el pnn-
cipio de respomabilidad por el hecho sí que impide valoo:tr.

111
Revista Penal
El "desprecio" como elemento subjetivo de los tipos penales y el principio de responsabilidad por el
hecho

Encajaría aquí la conducta de un individuo que, un tipo penal ("temerario desprecio hacia la ver-
urgido por la prisa de llegar, y siendo consciente del dad"), nos encontraremos con que en relación
peligro que crea, conduce durante un trecho por el con el mismo se plantean dilemas parecidos
carril de sentido contrario para adelantar a todos los
vehículos que tiene delante, confiando en que no
(aunque levemente diferentes). Pues, en efecto,
vendrá nadie de frente. Del mismo modo que enca- si aceptamos que, tal y como más arriba se ar-
jaría la de quien, haciendo lo mismo, bromea todo el gumentó87, nos hallamos también aquí ante un
tiempo con sus acompañantes, completamente des- elemento subjetivo del tipo penal (lo cual parece
preocupado. más claro todavía en este caso, dado que el ele-
mento en cuestión aparece en el tenor literal de
Independientemente de lo que se piense sobre la los tipos como la alternativa al "conocimiento de
justicia de la solución, parece obvio que en esta in- su falsedad", elemento de evidente índole subje-
terpretación el elemento que el legislador quiso tiva), entonces el mismo revestirá caracteres -:-Y
introducir en el tipo ha desaparecido completa- dificultades- semejantes a los ya vistos en rela-
ción con el "consciente desprecio por la vida de
mente. Por lo demás, ya vimos más arriba que es
los demás" que aparece en el art. 384 CP.
discutible la necesidad de un tipo de "super-peli-
En este sentido, conviene advertir que, al igual
gro" y "super-negligencia"SS.
que sucedía en el caso de este último precepto,
Por lo tanto, parece que resulta dificil hallar para una delimitación del elemento típico mediante
el tipo penal del art. 384 CP un espacio propio que, el exclusivo recurso a las categorías usuales del
al tiempo, respete los principios límitadores de lapo- dolo y de la imprudencia resulta problemáticass.
testad punitiva y tenga razón de ser desde el punto Y ello, pese a que la interpretación más frecuen-
de vista valorativo y teleológico. De manera que, si te en la doctrina sea aquella que hace equivaler
había (y, en realidad, esto es lo que habría que haber el "temerario desprecio hacia la verdad" con el
demostrado en el momento de reflexión político-cri- dolo eventual (entendiendo que el alternativo
minal que debería preceder siempre a las decisiones "conocimiento de su falsedad" equivalía al dolo
legislativas) conductas de conducción temeraria que directo)89. Sin embargo, frente a esta interpreta-
realmente merecían una pena agravada respecto de ción es posible suscitar tres objeciones de peso.
la que impone el art. 381 CP, las mismas deberían De menor a mayor, la primera es que, en la tra-
haber sido descritas con más tino86. yectoria pre-legislativa de los preceptos legales
en los que este elemento subjetivo aparece (no se
3. Delitos contra el honor, acusación y de- olvide que, al menos en el Derecho Penal es-
nuncia falsas, injurias discriminatorias: pañol, aparece por primera vez en el CP vigen-
"temerario desprecio hacia la verdad" (arts. te )90, no es tan claro que a través de esta fórmu-
205, 208, 456.1 y 510.2 CP) la se quisiera incriminar precisamente el dolo
eventual: así, en el debate parlamentario, cuan-
Si, ahora, examinamos el otro caso en el que el do en varias enmiendas se propuso la supresión
término "desprecio" aparece como elemento de de dicha fórmula, por vaga, o su sustitución por

85. Vid. supra 2.2.


86. Cfr. las atinadas indioodones al respedo de SILVA SÁN<;HEZ. J. M.: "Consideroáones dogmáticas y de polffica legislativa sobre el fenómeno de
la 'conducción suicida"', en U 1988-111, p. 980; RAGUÉS 1VALLES, ADPCP 1997, pp. 811-813.
87. Vid. supra 2.4.
88. Es consdente de la inoomocridad a que da lugar la fórmula legal en este sentido (aunque no extrae las oonsecuencias de ello), MOUNA FERNÁN-
DE1., en BAJO FERNÁNDEZ (dtor.), PE, 11, 1998, pp. 280.281.
89. Vid. CARMONA SALGADO, C., en COBO DEL ROSAL, M. (dtor.), Curso de Derecho Penal español, t Madrid, Maráal Pons, 1996, pp. 480,
485; la misma, en op. cit., 11, 1997, p. 500; DÍAZ PrTA. M. M.: S delilo de acusación y denuncia falsas: problemas fundamenltl/es, Barcelona, P.P.U., 1996,
pp. 9S.103; PALOMO DEL ARCO, A: 11Acusación y denunáa falsas. Nueva regulación. Examen de estos detitos". Especial referencia a la simulación de
detitos clenlro de este capftulo, en CADENAS CORTINA, C. (dtor.): Defifos contra la Administrodón de Justicia, Maclricl, Consejo General del Poder Jud~
dal, 1997, pp. 187-188; PORTIUA CONlRERAS, en COBO DEL ROSAL (dtor.), op. cit., 11, 1997, p. 691; MOUNA FERNÁÑDEZ, en BAJO FERNÁN-
DEZ (dtor.), PE, 11, 1998, pp. 280, 293; MAQUEDA ASREU, M. L: Acusación y denuncia falsas, Valencia, lirant lo Blanch, 199?, pp. 5659; QUINTE·
RO OUVARES/ MORALES PRATS, en QUINTERO OUVARES (dtor.), PE, 1999, pp. 395, 404; VIVES ANTÓN, en VIVES ANTON etalt., PE, 1999,p.
315; MUÑOZ CONDE, PE, 2001, pp. 273, 279, 882; MUÑOZ CONDE, F./ MARTÍNEZ GONZÁl.EZ, M. l.: "Calun,inia e ijuria", en LUZÓN PENA
(dtor.), EPB, 2002, p. 223; DÍAZ YGARcfAcONLLEDO, M.: "Delitos en el ejerckio de derechos y Gbertades", en LUZON PENA (dtor.), op. cit., p. 511.
YlasSAP-Girona21-1-1997 (A 53), SAP.cuenca5-2-1999 (A 601 ), SAP.cM:loba 2·7·1999 (A 3143), SAP-Albaaile 30.11-1999 (A4910), SAP-Se-
villa 63-2000 (A 438), SAP-Cantobria 305-2000 (A 711 ), SAP-Sevilla 2·9-2000 (A 2282), SAP-Barcelona 22-10.2001 (A 63).
90. Se ha aidio que el origen de la fórmula está en la dodrina del TC-tomada, a su vez, de la jurisprudencia norteamericma- acerca de los límites de
la protección conslilucional de la libertad de información frenle al derecho al honor, C1JC1nclo exige paro que aicha prolección exista únicamenle "verodclacl''
en la infonnación, y no verdad absoluta; y cuando, a continuación, condiciona dicha "verocicladº a que el infonnador haya adoptado las medidas

112
Do e t r i na

•••
otra más clara91, la respuesta de los defensores diligencia que, como es obvio, no tiene por qué ir
del texto del proyecto es que con el "temerario acompañada -no necesariamente, al menos- de
desprecio hacia la verdad" se pretende incrimi- dolo, ni siquiera eventual, respecto de la falsedad
nar la conducta de quien informa acerca de "in- de lo informado, sino que puede producirse per-
venciones, insidias o meros rumores"92. ¿Consti- fectamente en comportamientos meramente im-
tuye esto último necesariamente una conducta prudentes (conscientes o inconscientes).
dolosa? Cabe dudarlo. En cualquier caso, la objeción más importante
tiene que ver con la propia delimitación conceptual
Un periodista o un denunciante que atienden a del término "desprecio': Y es que, como ya se vio,
''meros rumores" pueden ser conscientes de que los del hecho de que una persona actúe en una disposi-
mismos son falsos (dolo directo), o pueden conocer ción emocional de "desprecio" hacia algo no puede
y aceptar la elevada probabilidad de que lo sean (do- deducirse que necesariamente haya de poseer, en el
lo eventual); pero también puede que desconozcan momento de actuar, un determinado conocimiento
absolutamente si son ciertos o no. En tal caso, espe- actualizado, o una emoción. Antes al contrario, lo
cialmente si la información es verosímil, no tienen
por qué estar aceptando con ello necesariamente el
característico del sujeto que actúa con "desprecio"
riesgo de calumniar, de injuriar, de acusar en falso. estriba en su disposición (la disposición de su siste-
Por el contrario, podrían haber llegado a descartar ma de motivaciones) a obrar de modo objetivamen-
dicha posibilidad (imprudencia consciente), e inclu- te antijurídico, precisamente por su indiferencia an-
so no haber llegado a planteársela (imprudencia in- te tal eventualidad94. En nuestro caso, el "temerario
consciente). Eso sí, se trataría de un periodista o de desprecio hacia la verdad", en tanto que disposición
un denunciante tremendamente temerario, mas no emocional, puede definirse del siguiente modo: un
necesariamente doloso. sujeto S posee la propiedad D ("temerario desprecio
hacia la verdad'} si y sólo si, si una imputación (a
En segundo lugar, la interpretación que viene una persona indeterminada) que él realiza resultara
haciendo la jurisprudencia de estos delitos es lo ser falsa, el sujeto S no experimentaría ninguna
suficientemente vacilante como para que no se emoción negativa95.
pueda dar sin más por buena la equiparación en- Ello quiere decir que el sujeto que obra -que
tre "temerario desprecio hacia la verdad" y dolo imputa falsamente un hecho- puede conocer la
eventual. De hecho, hay sentencias que conside- falsedad de su imputación a ciencia cierta (dolo
ran que este elemento subjetivo debe ser equipa- directo: caso que se subsumiría en la otra modali-
rado a la falta (objetiva) de diligencia en la com- dad típica, obrar "con conocimiento de su false-
probación de la información93, Ausencia de dad')96, puede considerarla probable y, pese a

oportunas para verilloor la informaáón que luego publioo (vid. QUINTERO OUVARES./ MORALES PRATS, en QUINTERO OLNARES (dlor.), PE, 1999,
pp. 393-394, citando las correspondientes sentencias del TC). De adquierforma, debe observarse que, aun aioodo seguramente sea de hecho cierto que tal
es su origen histórico (vid. en este sentido, la defensa que, en el debale sabre el proyedo de OOdigo, hacía el Grupo Soáa&sla del Congreso de los Diputados
deesla fórmula: Diario de sesiones del Congreso de las Dipulados. Comisiones, núm. 510 (Sesión de la Comisión deJustiáa e lnleriorde 2 de junio de 1995),
p. 15513), efto no signfu:i que haya que inlerp-.la confurme a las aiterios que el TC baraja. Y ello, porque es muy distinto delimitar el ak:anoo de un cfere.
cho fundamenlal y el oontenido de un elemento del tipo penal, por lo que muy diferentes deben ser también las ailerios de inlerpreladón empleados.
91. Enmiendas núm. 53, 97, 351, 457, 1003 y 1130 presentadas en el Congreso de los Diputados¡ y enmiendas núm. 67, 85, 135, 575, 577 y
674 presentadas en el Senado (unas por el Grupo Popular y otras por el Grupo Vasco).
92. Diario de sesiones del C.D. núm. 510, p. 15513. No obstanle, la ledura de las discusiones parlamentarios deja palenle un nivel tan elevado de
confusión conceplual y tenninológica en las mismas que estamos obtigados a tomar el argumento hislórico que aoobo de aduár de fonna aún más cau-
telosa de lo que siempre conviene hacerlo con los argumentos de esta índole. Pues podría suceder que, en realidod, quienes legislaron en esta materia no
llNieran daro qué es lo que verdaderamenle querían inaiminar.
93. Vid. SAP.&rgos 307-1997 (A 1101 ), SAP-Madrid 2.J..2001 (A 367). En sentido simikr, TASENDE CALVO, J. J.: "La nueva reguladón de los
delitosconlra el honoren el c.óc1igo Penal de 1995", en PJ 43-44 (1996), pp. 1..U.145, 151; PEREZ DEL VALLE, C.: "Las ~lumnLas y el 'temerario des-
precio hada la verdad"', en CPC 1999, p. 104; MUÑOZ CUESTA, J.: "Delitos conlra la Administración de Justicia", en LUZON PENA (dlor.), EPB, 2002,
p.382. '
94. En sentido similar, SERRANO GOMEZ, PE, 2002, p. 291.
95. Vid. supra 2.6. Existe áerltlmente una ligero diferencia entre este ooso y el del art. 384 CP: mientras en la conducción temeraria la incerfidumbre
acerca de los oonsec:uenáas de la propia oc:ción tiene caráder objelivo (puesto que ex ante nadie puede saber si la kmón del bien jurídico va a producir-
se o no), aquí la incertidumbre será meramenle subjetiva, para un(os) detenninodo(s) sujelo(s), ya que la imputación de hechos, objetivomenle hablando,
será falsa o verdadera de suyo. En cualquier ooso, entiendo que ello no afeda al elemento subjetivo que estamos anata:ando, puesto que, sea objetiva o
subjetiva, lo derto es que para el sujeto aduanle en ambos oosos COOOllTe la incerlidumbre. Y, por ello, cualquier juicio sobre su adilud raspado de la everr
tualidad de que se trata-<espedivamenle, la muerte de terceros o la falsedad de la imputaáón-tendrá que ser hipolético (contral'ádico).
96. En este sentido, y frente a algunas afirmaciones que aparecen en la jurisprudencia (y tcmbién en los debates porfamenlarios: vid. Diario ~ sesio-
nes del C.D. núm. 51 O, p. 15513), hay que precisar que, como resulta obvio, el tenor literd de las tipos penales de lasque eslamos hablando no exige que

113
Revista Penal
El "desprecio" como elemento subjetivo de los tipos penales y el principio de responsabilidad por el
hecho
•••
ello, aceptar el riesgo de tal eventualidad (dolo puede haber conductas subsumibles desde el pun-
eventual); pero también puede considerarla mera- to de vista objetivo en dichos tipos y basadas en
mente posible y descartarla como muy improba- una actitud de "desprecio" que, sin embargo, ca-
ble (imprudencia consciente), o bien no llegar a rezcan de dolo98.
plantearse siquiera dicha posibilidad (impruden-
cia inconsciente)97. Este último caso será cierta- Ejemplo de lo primero sería la conducta de quien
mente infrecuente, mas no así el anterior. imputa falsamente un hecho delictivo (delito de ca-
lumnias o de acusación y denuncia falsas), a sabien-
En efecto, no parece especialmente difícil de ima- das de la falsedad de su imputación o, al menos,
ginar el caso de quien, indiferente ante el valor del siendo consciente de la elevada probabilidad de que
honor y la intimidad de los demás, y movido por el sea falsa (con dolo, pues), con el fin de vengarse de
lucro o cualquier otra razón, se apresura a publicar un determinado individuo contra el que alberga vie-
jos rencores, pero sin que en general estuviera dis-
inmediatamente cualquier rumor o supuesta "infor-
puesto a mantener esa forma de actuar frente a ter-
mación" que llega a sus manos (o la utiliza para ha-
ceras personas. O, de igual modo, si dicha
cer denuncias ante órganos jurisdiccionales) sin im- imputación falsa se debe a una necesidad imperiosa
portarle si es o no cierta y sin tener en realidad de producir el descrédito de la víctima (porque, por
ningún dato para inclinarse por una u otra hipótesis ejemplo, ésta está dispuesta a hacer lo mismo con
al respecto. quien se le adelanta)99.

Óbrese con dolo --directo o eventual- o con Por lo demás, tampoco parece posible equiparar
imprudencia, lo que tienen en común todos estos el "temerario desprecio hacia la verdad" con la im-
supuestos es que, debido a la estructura de las mo- prudencia, o con una forma grave -"temeraria"-
tivaciones del sujeto, éste está especialmente pre- de imprudencia. Pues es evidente que se pueden
dispuesto a realizar la conducta objetiva descrita producir casos gravísimos de imprudencia en la
en el tipo penal. Así pues, puede haber conducta imputación de hechos falsos sin que necesaria-
dolosa (y doloso-eventual) de calumnias, injurias mente tenga que ir acompañados de una actitud
o acusación o denuncia falsas sin actitud de "te- de "desprecio hacía la verdad". Es decir, el "des-
merario desprecio hacía la verdad". Y también precio" constituirá, en ocasiones, una de las cau-

conaJm:m las dos requisitos, "conodmienlo de su falsedad" y "lemerario desprecio hacia la verdad", sino que ambos son elementos allemalivos, que don
lugar a dos modorrdodes lípicm diferenciados: el desprecio nada añade cuando hoya conoámienlo de la falsedad, oomo este conoámiento es iooeoosa-
rio para la punición si el despn:lcio exisle. Ch-., sin embargo, las SAPAsturios 106-1999 (A 2077), SAMlbacete 30.11-1999 (A .491 O), SAP-Madrid 17-
3-2000 (A 88.4), SAP-Málaga 21-3-2900 (A 1066).
97. En esle sentido, SERRANO GOMEZ, PE, 2002, pp. 291-292. Descartan -en mi opinión, infundadamente- estas dos últimas posibilidades CAR-
MONA SALGADO, en COBO DEL ROSAL (dlor.), PE, 11, 1997, p. 500; QUINTERO OLIVARES/ MORALES PRATS, en QUINTERO OUVARES (dtor.),
~ 1999, pp. 394395.
98. Un razonamienlo idéntico vale en relaáón con el animus infamandi (animus iniuriandi,...), si es que se admile su condiáón de elemento subjetivo
del injusto en estos delitos, lo QJal es harto dudoso (de la misma opinión, BERNAL DEL CASTillO, J.: "El delito de ir)iurias", en LL 1996-ll, p. 1.438; CAR-
MONA SALGADO, en COSO DEL ROSAL (dtor.), PE, 1, 1996, p. .480; MOUNA FERNÁNDEZ, en BAJO FERNANDEZ (dtor.), PE, 11, 1998, pp. 281-
282¡ QUINTERO OLIVARES/ MORALES PRATS, en QUINTERO OLIVARES (dtor.), PE, 1999, pp. 39.4, .406..407; SERRANO OOMEZ, PE, 2002, pp.
290, 298). De cualquier forma, también serio cierto que puede haber concludtis de injurias, de calumnias, de aaisación y denunáa falsas con dicho ani-
mus y sin que el sujelo hoya adoptado una aditud de "c/esprecio hacia la verdad"; oomo que las puede haber sin dicho anirnus en las que dicha adilud
aparezoa. Quiere elo decir, por lo tanto, que tampoco nos seMrá este elemento oomo ailerio para delimitar las condudas a subsumir en la madarrdod tt-
piCXJ de "lemerorio clesprecio hacia la verdad".
99. Nalvrolmente, es necesario dilucidar aquí una ruesfión conceplual previa: se puede, en efedo, establecer por definiá6n que todo dolo eventual de
lesión conllevo "desprecio" y, entonces, lo aGnnado en el te.)(fo-y en las ejemplos- no seria áerto. Esta posidón seria la~ de quienes han revitalizo.
do la vieja concepáón del dolo como "incliferencia" para reforzar la interpretación que aquí se aitioo: vid. en este sentido, DIAZ PITA El dolo ewnlool
Valenda, Tirantlo Blanch, 199.4, pp. 330331; la misma, Acusad6n, 1996, pp. 93-100. Sin embargo, hay al menos rualro objeáonesque hacer a este
argumento. La primera es que, si efedivamente el dolo eventual de lesión conlleva siempre "desprecio", no se oomprende la razón por la que ello deberla
ser destacado expresamente en áertos tipos penales; o, en otras palabras, por qué no es necesario resaltarto en las demás. La segundo es que la q>n-
cepdón del dolo de la que se parte resulto no sólo absolutamente marginal en la dodrina, sino, a mi entender, falsa (dr., al respecto, RAGUÉS 1VALLES,
ADPCP 1997, p. 796, n. 18, con ullerioresreferencias}. La ten::era objeción estriba en que ,,.mdiferenda" y "desprecio" no tienen porqué coinádir, pues
el /1desprecio" conllevo siempre ''indirerencia", pero no ~ la conversa {vid. supra 2.5-2.7). finalmente, la última objedón es que, de todas formas, me
parece hcn1o diSOJlible que el objeto de la '"indiferenáa" -iÍ es que la misma fuera necesaria-en el dolo de las calumnias, de las injurias o de la acusación
y denunáa falsas tuviese que ser preásamente "la verdad'' que los tipos penales exigen que se 11desprecie": si el dolo fuera o conllevase "ind'lerencia", lo
sería hacia la lesión del bien jurídico {o hacia su puesta en petigro); esto es, hacia la eventuarrdod de que la víctima sufra un descrédito (o hacia la evM-
1uat.dad de que la Administrodón de Justicia se ponga en mardta en V<1no). Ahora bien, dicha inctlerencia podría ser ocasionada~ el "desprecio hcxX:
la verdad" o-<lOITIO se pone de manifiesto en los ejemplos- por otras ('(JIJSO$. De manero que aeo que tampoco en esta concepaón del dolo (que, repr
lo, me parece equivocada) habría por qué equiparar dolo evenlual de lesión y "desprecio hada la verdad".

114
Do e t r i n a

sas que dan lugar a que la conducta sea impru- obstante, que en nuestro CP el comportamiento
dente, o gravemente imprudente (como, otras ve- doloso se incrimina siempre, con independencia
ces, dará lugar a que la conducta sea dolosa), pe- de que el sujeto haya manifestado o no dicha acti-
ro dicha conexión causal resulta -como todas- tud de "desprecio". Mientras que, por el contrario,
contingente, no necesaria. De manera que tam- si la conducta es imprudente, sólo aquella que
bién puede haber conductas imprudentes, y gra- reúne dos condiciones resulta incriminada: pri-
vemente imprudentes, en cuya causación psicoló- mero, que la imprudencia sea gravísima ("temera-
gica no haya intervenido el "desprecio"lOO, ria"); y segundo, que la misma haya sido ocasio-
nada por la actitud de "desprecio ha.cía la. verdad"
Parece claro que un sujeto puede realizar una im- que el sujeto mantienel02, Me parece, en efecto,
putación falsa sin dolo y debido a una absoluta falta que es ésta la única interpretación coherente con
de diligencia (a una imprudencia "temeraria", por lo el tenor literal de los tipos penales103.
tanto) y que, sin embargo, no necesariamente dicha Sin embargo, también apunté en su momento
falta de diligencia ha de haber sido ocasionada por
una genérica actitud del sujeto de "desprecio hacía
que esta interpretación choca, en mi opinión,
la verdad": esto es, porque no le importe en absoluto frontalmente con el principio de responsabilidad
si su imputación es o no falsa. Por el contrario, la fal- por el hecho. Pues, atendiendo a dicho principio,
ta de diligencia puede haberse producido con abso- resulta imposible justificar que los rasgos de per-
luta buena fe: el sujeto se olvidó de hacer una llama- sonalidad que hayan llevado al sujeto a obrar de
da para confirmar la información, el sujeto consultó modo lesivo para el bien jurídico puedan resultar
el documento (archivo, carpeta, libro, ... ) equivoca- determinantes a la hora de seleccionar las con-
do, etc. ductas a incriminar104. Esto es, que a igualdad de
desvalor del resultado y de desvalor objetivo de la
Así pues, como ya se señaló más arriba, el "te- acción, y existiendo el mismo grado de conoci-
merario desprecio hacia la verdad" constituye una miento (o de desconocimiento) y de aceptación
actitud (una disposición emocional relevante en el por parte del sujeto respecto del riesgo que crea
sistema de motivaciones) del sujeto que le hace para el bien jurídico, la diferente personalidad
más propenso a llevar a cabo conductas objetiva- que el mismo tenga lleve a que la conducta sea pe-
mente subsumibles en los tipos penales de las ca- nalmente típica o atípica.
lumnias, de las injurias (en las consistentes en la Además, en el caso del "temerario desprecio hacia
imputación de hechos, contra individuos o contra la verdad" como elemento típico, se añadiría a la
grupos o asociaciones) y de la acusación y denun- violación del principio de responsabilidad por el he-
cia falsas101, Y dicha actitud es compatible tanto cho una segunda violación de principios: la del prin-
con comportamientos dolosos como con compor- cipio de proporcionalidad. Y es que, en efecto,
tamientos meramente imprudentes. Ocurre, no según la interpretación que se ha apuntado, las con-

1OO. A eslo parecen querer referirse los ~es cuando alUman que la "clifomaáón por ~gereza" queda excluida de la 6piddad penal. En este sen-
tido, la inlerpreladón que propone SERRANO GOMEZ, PE, 2002, pp. 291-292, partiendo de presupuestos correctos (que el "femerario desprecio k
cia la verdad" es una adilud} ac:aba por resultar inadea.iada, pues exige, poro que la conduda no sea subsumible en dk:ha modatidad lípioo, que el su-
jeto haya llevada adoptada delenninadas med'idas de cuidado. Es deór, prádicamente lo equipara a una forma de desvalor objetivo de la acción. YeBo,
en mi opinión, por confundir la OJesfión sustantiva (qué es el "desprecio'1 con la probatoria (cómo se prueba): para que exista el elemento subjetivo bas-
ta con que se dé la aclitud-la disposición emoáonal- del autor, que se puede plasmar de maneras muy clifenmles (obviamente, en la carencia de medí.
das de cuidado, pero también en otras c:osas: por ejemplo, en una imputaá6n más osada-por su contenido más lesivo para el honor o por el aspedo del
11
mismo al que afecta- de la que otra persona haría); cuestión distinta es que, para probar la existencia de "desprecio haya que rea.mir, entre otros da-
los, precisamente a la existencia o inexistencia de medidas de cuidado. ,
1O1. Sostiene una interpretación similor (aunque, en su caso, no vea en ella ninguna objeción de legitimidad), PEREZ DEL VAllE, CPC 1999, p. 104.
102. Si se mantiene que el dolo eventual no puede ser subsumido en la modatidad típioo de obrar 1'con cooocimienlo de su falsedad", enlonQls habría
que refurmar levemente el argumento, que, sin embargo, seguirla resultando válido: según esta interprelaóón alternativa, en la primera modalidad típica
enoojarian sólo conduelas con dolo díredo, punibles con ildependenda de que el sujeto hayo adoptado o no una adilud de "desprecio"; mientras que
en la segunda modalidad !pro se subsumirían tanta c:omportamienlo doloso-eventuales como comportamienlos imprudentes (temerarias), si los mismos
hubieran sido ooosionados por lo adilud de "desprecio hacia la verdad". Me parece, no obstante, que no eJ<isten razones bastantes, ni lingüíslicas ni va-
lorofivas o teleológk:as, para nKllizar esta interpretaci6n reslridiva, equiparando condudas ~les y oondudas imprudentes... salvo que, como
veremos a continuación, se esté intenlanclo acomodar el tipo al principio de responsabticlad por el hecho, en una inlerpnilladón corredora confra legem.
103. En este sentido, ya observé supra n. l 6, que no me parece que consti1uya un obstóculo insalvable la c&cdón del art. 12 CP. En el mismo sentido,
DÍAZ YGARCÍÁCONllEDO, en LUZÓN PENA (dtor.), EPB, 2002, p. 511. De otra opinión, sin embargo, BERNAL DEL CASllllO, ll 1996-11, p. 1438;
CARMONA SALGADO, en COBO DEL ROSAL (dtor.), PE, 1, 1996, p. 480; PORTIUA CONTRERAS, en op. cit. 11, l 997, p. 691; SERRANO GÓMEZ,
PE, 2002, p. 293. ,
104. En sentido similar, QUERALT JIMENEZ, PE, 1996, pp. 23.4-235.

115
Revista Penal
El ¡~desprecio" como elemento subjetivo de los tipos penales y el principio de responsabilidad por el
hecho

ductas dolosas y ciertas conductas imprudentes - En la segunda interpretación posible, la mo-


(precisamente, aquellas realizadas con "temerario dalidad típica de obrar "con conocimiento de su
desprecio hacia la verdad") quedarían equiparadas falsedad" englobaría únicamente algunas de las
en pena, lo que parece difícil de justificar adecuada- conductas dolosas (las realizadas con dolo direc-
mentelOS. Por todo ello, es comprensible que, para to, por ejemplo)l07. Entonces, quedarían para la
presetvar el respeto al principio de proporcionali- otra modalidad típica las conductas doloso-even-
dad, la doctrina y buena parte de la jurisprudencia tuales y, en su caso, también las imprudentes. Si,
hayan optado por realizar una interpretación res- por respeto al principio de proporcionalidad, se
trictiva de los correspondientes tipos penales y en- opta por excluir estas últimas, quedarían única-
tender que en ellos se incriminan solamente con- mente las conductas doloso-eventuales. Pero, nue-
ductas dolosas, con dolo directo o eventua}106. vamente, si se decide respetar el tenor literal del
Ahora bien, con ello no queda solventado el proble- tipo, no todas, sino tan sólo las que incurran en
ma de la violación del principio de responsabilidad una actitud de "desprecio". Y se produce de este
por el hecho. Problema que sólo es posible resolver modo también aquí la disyuntiva entre violar el
si, cerrando los ojos a lo que dice el tenor literal de principio de responsabilidad por el hecho, respe-
los tipos, se hace equivaler "temerario desprecio ha- tando el tenor literal del tipo, o violar el principio
cia la verdad" a cualquier conducta doloso-even- de legalidad penal no respetándolo.
tual... se pruebe o no que en ella existe una verda- En conclusión, se puede decir también aquí que
dera actitud de "desprecio". resulta imposible hallar un ámbito de aplicación
De este modo, las opciones para interpretar la para el elemento típico "temerario desprecio hacía
parte subjetiva de estos tipos penales se reducen a la verdad" que, al tiempo, respete los principios !i-
dos: mitadores de la potestad punitiva y tenga algún
- En la primera, todas las conductas dolosas, sentido desde el punto de vista valorativo y tele-
con dolo directo o eventual, resultarían subsumi- ológico.
bles en la primera modalidad típica, la de actuar
"con conocimiento de su falsedad". En tal caso, se 4. Seis conclusiones generales
puede optar por dejar vacía de contenido la segun-
da modalidad típica ("temerario desprecio hacia la 1.ª) El empleo del término "desprecio" como for-
verdad'). Pero, si se la intenta dotar de algún con- ma de expresar un elemento subjetivo de los tipos
tenido, su ámbito debería ser necesariamente el de penales choca, potencialmente al menos, con el
las conductas imprudentes. Con ello, se podría es- mandato de determinación de los tipos penales, en
tar produciendo ya una violación del principio de la medida en que resulta extremadamente difícil de-
proporcionalidad, al equipararse así las penas de terminar conforme al uso ordinario del lenguaje la
conductas dolosas y de (algunas de las) conductas interpretación que ha de darse a dicho término.
imprudentes. Y si, además, se quiere respetar el te- 2.ª) Si, pese a ello, se intenta hallar dicha inter-
nor literal del tipo, que habla no de cualquier im- pretación, hay que concluir, en primer lugar, que
prudencia, sino de "desprecio", entonces la selec- nos hallamos ante un elemento subjetivo del tipo
ción de comportamientos penalmente típicos distinto del dolo. Y, en segundo lugar, que no es
incurriría en una violación del principio de respon- posible hacer compatible la interpretación del tér-
sabilidad por el hecho, como hemos visto. Pero, si mino en cuestión que se obtiene por vía lingüísti-
no se respeta dicho tenor literal, se incriminarían ca con los requisitos que desde el punto de vista
conductas no descritas en el mismo, violándose así valorativo y teleológico son necesarios para que
el principio de legalidad penal. un elemento típico esté fundamentado (por apor-

105. Cfr., sin embargo, PÉREZ DEL VALI.E, CPC 1999, pp. 104-106, 108-111, quien fundamenta esta equiporaáón sobre la base de que el "feme.
rorio desprecio hacia la verdad" sería una suerte de "aiguera hacia los hedlos" (vid. JAKOBS, G.: Derecho Penal. Parle Genero/, lrad. Cuello Conlrercs/
Serrano Gonzólez de Murifto, 2.ll ed., Madrid, Marcial Pons, 1997, pp. 313-314) que haría aooptable, excepdonalmenle, la equiparación de penas en-
tre conduda dalosa y conducto imprudente. Sin embargo, la propia construcción dogmálioa de la "aiguera haáa los hechos'' se ha de enfrentar, entre
olras, con esta misma objedón (o saber, lo de que no resulla compatible con los principios de responsabilidad subjetivo y de propordonalidod), con lo que
su alegación nada justilica, a no ser como mera peljáón de principia, neoesitada de ulterior argumentación.
106. MOUNA FERNÁNDEZ, en BAJO FERNÁNDEZ (dtor.), PE, 11, 1998, p. 280.
107. Advierte-con razón, en mi opinión- PÉREZ DEL VAllE, CPC 1999, p. 103, que en realidad el lenor lileral de los tipos ("conodmienlo de su fcJ.
sedad'1 no parece suponer ningún obstéailo para la subsuncJ?~ de las aociones d~ también en~ ~ra moda~~ad típica. En ?"'°s ~
labros (añado yo): que, si no existiera la segunda modalidad típica, seguramente muy pocos intérpreles re<hazanan dicha subsunaon y defenderían la ali-
píódad de tales conduelas.

116
Doctrina

•••
tar desvalor -antijuridicidad material- al hecho comendable la reforma legislativa en este aspecto.
típico)tOs. En concreto, si se considera que hay conductas no
3.ª) Así, el delito del art. 384 CP carece de espa- subsumibles en tipos o modalidades típicas ya
cio propio si se desea respetar, al tiempo, el prin- existentes que, sin embargo, merecen incrimina-
cipio de legalidad penal (no extender el ámbito de ción, se deberían sustituir el término "desprecio"
lo penalmente típico más allá de lo permitido por por otro que hiciera referencia bien a aspectos ob-
el tenor literal del tipo penal) y el principio de res- jetivos de la conducta (peligro, negligencia)110, o
ponsabilidad por el hecho (atribuir responsabili- bien a su dolo.
dad en función de las características de la acción 6.ª) Finalmente, opino que las conclusiones que
realizada, y no de las de la persona que la realiza), he expuesto valdrían para cualquier otro elemen-
puesto que los únicos supuestos subsumibles en él to típico que eventualmente pudiera existir y que
en los que se respetarían -aproximadamente- reuniera las dos condiciones que reúne el "despre-
dichos principios encajan también en la tentativa cio": primero, ser un elemento subjetivo; y segun-
dolosa de homicidio y/o de lesiones. do, buscar el fundamento para el desvalor que
4.ª) De igual modo, los delitos de los arts. 205, aporta exclusivamente en la especial capacidad de
208, párrafo tercero, 456.1 y 510.2 CP en sus res- enfrentamiento al orden jurídico que aquel en
pectivas modalidades típicas de obrar con "teme- quien concurre dicho elemento manifiesta. Pues
rario desprecio hacia la verdad" carecen también me parece que, en general, no es posible hacer
de espacio propio si se pretenden respetar dichos compatible esta clase de elementos típicos -úni-
principios limitadores de la potestad punitiva camente expresivos de antinormatividad y, a la
(además del principio de proporcionalidad). vez, subjetivos- con el principio de responsabili-
S.ª) De lege lata, esto significa, me parece, que dad por el hecho, por cuanto la especial antinor-
no es posible aplicar dichos tipos penales (en las matividad del comportamiento, en el plano subje-
modalidades típicas indicadas) legítimamente, tivo (no así en el objetivo), se refleja siempre en la
salvo a casos ya subsumibles en otros tipos pena- personalidad del autor (cuya valoración, precisa-
les o modalidades típicas: en la tentativa dolosa de mente, queda vedada por el mencionado princi-
homicidio o lesiones, en el caso del art. 384 CP (en pio), y no en la acción misma. En otras palabras:
las que, en virtud de las reglas del concurso de le- los únicos elementos subjetivos que pueden resul-
yes, se aplicará siempre con preferencia el art. 16 tar legítimos son aquellos que se fundamentan en
CP)109; y en las respectivas modalidades típicas de la mayor lesividad de las conductas en las que
calumnias, injurias o acusación y denuncia falsas concurren; y, acaso (aunque esto es más dudoso),
"con conocimiento de su falsedad". Supuestos to- los que se fundamentan en la mayor necesidad de
dos ellos para los que dichos tipos resultan super- intervención penal preventiva respecto de la con-
fluos. Y, de lege ferenda, quiere decir que sería re- ducta en cuestión (necesidad de pena).

108. Por no hablar de las exlraordinarias dillcullodes que ocasionaría la elaboración de ~rios de ~eba de la presencia en el caso oonaelo de et~
cho elemento subjetivo (áOOmo se prueba el "desprecio''i-desloca también la dillcultad RAGUES 1VALLES, ADPCP 1997, pp. 798-799-), aJesfi6n que
he orillado conscienlemenle. 6 ,
109. Poraplicad6n de la rerJ.a deconsuná6n (o, en último extremo, de la deallemaliviclad): en este sentido, G MEZ PAVON, CPC 1989, p. 718;
RAMOS TAPIA, LL 2000N, p. 1540. Pues, en efecto, la soluá6n contraria -la subsidiariedad tácita de la tentaliva- resultaría absurda desde el punto de
vis1a 'Vtlloralivo, por lo que debe ser evitada (de otro opinión, sin embargo, MORILlAS CUEVA, en COBO DEL ROSAL (dtor.), Comenfarios, XIV, 1992,
pp. 162-163). Yla conaJmincia en régimen de conano ideal entre delilo de petigro y tentativa de lo$ correspondientes detitos de lesión (lo propone TA
MARIT SUMAUA, en QUINTERO OUVARES (dtor.), PE, 1999, p. 1093, pora el caso de que -posición que, como se ha visto, él no c:ompar1e- se con-
sidere punible la tentativa con dolo ewnlual) violaría, a mi entender, el principio non bis in idem (salvo, daro está, que en el caso de que se trate, ademó$
del peligro conae1o coo dolo de lesión y subsumible en lo tentativa, que se castiga a~ del art. 16 CP, hubiera también pel'igro concreto, sin dolo de
lesión, para terceros).
110. VARGAS,PJ 14(1989),p.87.

117
D o e t r 1• n a

La protección de la persona en el Derecho Procesal Penal alemánl

Claus Roxin Dr. Dr. h. c. mult.


Catedrático Emérito de Derecho Penal
de la Universidad de Munich

l. La búsqueda de la verdad y la más esta interferencia. No obstante, no toda inje-


protección del Individuo como central rencia en la esfera personal conlleva una auto-in-
antinomia en el proceso penal. La criminación y no toda auto-incriminación invo-
protección frente a la coacción estatal luntaria está unida a una injerencia en el ámbito
a la auto-Incriminación y la protección privado. La jurisprudencia alemana también se ha
de la esfera privada como problemas ocupado de ambos aspectos de este problema, se-
que se Interfieren entre sf gún reglas en parte diferentes, de ahí que requie-
ran un análisis especial.
Todo Derecho Procesal Penal legalmente insti-
tuido se enfrenta a la necesidad de armonizar, por
un lado, el interés en la búsqueda de la verdad y, 11. Nemo tenetur se ipsum accusare
por otro, el interés del procesado en la salvaguar- (Nadie tiene que acusarse a sf mismo)
dia de sus derechos individuales. A este respecto,
el Derecho Procesal Penal alemán muestra una 1. El derecho del inculpado a guardar silencio
constante lucha entre estas pretensiones contra-
puestas. Así, mientras la jurisprudencia, mayori- El principio de que nadie está obligado a auto-
tariamente, se esfuerza en fortalecer la protección incriminarse en un proceso penal se encuentra re-
del procesado,2 la legislación reciente se inclina cogido en el parágrafo 136 del Código Procesal Pe-
siempre a favor de autorizar una continua in- nal (StPO), que dice que todo sujeto «es libre de
jerencia en el ámbito privado.3 Voy a intentar ex- declarar o no sobre el objeto de la causa». Por tan-
poner esta evolución en sus aspectos más impor- to, existe un derecho a guardar silencio. Una pro-
tantes. tección frente a la auto-incriminación garantiza
Para ello, quiero diferenciar entre la prohibi- este derecho a guardar silencio pero sólo cuando
ción de la auto-incriminación obtenida por el Es- del silencio del inculpado no pueda derivarse para
tado de una manera involuntaria y el derecho a un él ninguna consecuencia desfavorable. Porque de
ámbito privado. En realidad, ambos círculos se in- lo contrario, sería un silencio auto-inculpatorio.
terfieren entre sí porque, precisamente, la coacción En un principio, la jurisprudencia alemana ad-
a auto-incriminarse, a menudo trae como conse- mitía considerar el silencio del inculpado como
cuencia una injerencia en el ámbito privado del un indicio de su culpabilidad (BGHSt 1, 366).
individuo, y viceversa, la injerencia estatal en la Pero, con razón, hoy es de la opinión de que el
esfera personal, con frecuencia, lleva a una auto- principio del fair trial exige negar cualquier valor
incriminación involuntaria. A pesar de esta inter- probatorio al silencio del procesado.4 Esto vale,
sección, voy a separar ambos planos y aceptar sin no sólo cuando el procesado guarda total silencios

1. Traducción de Maria del Carmen García Cantizano.


2. Sobre la evolución de la jurisprudencia del Tribunal Supremo Federal, m6s detalladamente RoXlN, en JAUERNIG/ROXlN, 40 Jahre Bun·
áesgerichtshof, 1991, p. 66 y ss.
3. Sobre la evolución de la legislación, más detalladamente, ROXlN, Strafverfohrensrecht, 25.g edición, 1998, §71, 72. En breve está
por aparecer una traducción al español de la 25.g edición de mi manual realizada por el Profesor Julio Maier y sus colaboradores.
4. A este respecto, m6s detalladamente, ROX1N, como en la nota 2, §15, Rn. 24 y siguientes, con m6s información.
5. BGHSt 32, 140 (144); 34, 324 (326); OLG Düsseldorf MOR 1988, 796; OLG Hamm NJW 1974, 1880 con numerosa información.

115
Revista Penal
... La protección de la persona en el Derecho Procesal Penal alemán
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o niega su autoría,6 sino también cuando se nie- El Tribunal Supremo Federal alemán, en un
ga a declarar ante la Policfa7 o en cualquier otro principio, consideró este deber de instruir al pro-
momento concreto.8 El silencio tampoco podría cesado como una simple disposición reglamenta-
ser valorado negativamente en el caso, poco pro- ria (BGHSt 22, 170). Esto implicaba que la decla-
bable, de que fuera una persona completamen- ración que se realizara sin la previa instrucción
te inocente quien callara en esa concreta situa- podía ser valorada en el momento de dictar sen-
ción. 9 tencia en perjuicio del procesado. Con lo que fá-
La jurisprudencia alemana admite sólo una li- cilmente la prescripción legal resultaba ineficaz.
mitación: pueden derivarse consecuencias desfa- De este modo se alentaba al funcionario encarga-
vorables cuando alguien, en un principio, declara do del interrogatorio, que quería obtener una con-
y guarda silencio sólo respecto a puntos particula- fesión, a dejar de cumplir estrictamente con su
res, o no contesta ciertas preguntas (BGHSt 20, obligación de instruir al procesado, ya que su in-
298).1º Estoy de acuerdo con esta solución y no cumplimiento carecía de consecuencias.
veo en ella ninguna forma de obligar a una auto- Ante la presión de la crítica,13 el Tribunal Su-
incriminación. Ya que, quien declara voluntaria- premo Federal, posteriormente (BGHSt 25, 325;
mente, se somete, también de manera voluntaria, 31, 395), admite que no puede valorarse la decla-
a una valoración de su declaración. No obstante, a ración del procesado cuando tenga lugar en un
la hora de realizarse esta valoración, debe apre- juicio oral donde el Magistrado haya omitido su
ciarse en su conjunto la conducta del procesado, deber de instruirle; si a pesar de todo llegaba a va-
es decir, se debe tener en cuenta qué ha dicho y lorarse la declaración, procedía la revocación de
qué no ha dicho, y sobre esto, se han de deducir la sentencia en su casación. Esto supuso un avan-
las respectivas conclusiones.11 Algunos autores, ce, t 4 aunque insuficiente, ya que es extraño que
sin embargo, opinan que el silencio parcial tam- un Magistrado incurra en semejante ilegalidad
poco puede ser usado en contra del procesado;t2 ante la mirada del público. Además, normalmen-
no puedo adherirme a ellos por las razones que ya te, el procesado conoce su derecho a no declarar
he expuesto. en el juicio oral, (ya a través de su abogado, ya a
través de una anterior instrucción), así que en ese
2. La instrucción sobre el derecho a no declarar momento no puede resultar perjudicado en el
ejercicio de su derecho por la omisión de la ins-
También en el parágrafo 136 del Código Proce- trucción respectiva. El gran peligro para el princi-
sal Penal se señala que todo funcionario público pio nemo tenetur... gira en tomo a la primera de-
encargado de un interrogatorio debe de instruir al claración policial. En ese momento, el procesado
procesado sobre su derecho a no declarar. Sin em- puede ser sorprendido fácilmente y, aprovechán-
bargo, durante largo tiempo se ha discutido bas- dose de su desconocimiento legal, conseguirse su
tante sobre las consecuencias que causa el omitir confesión, al no haber sido instruido de su dere-
esta instrucción prescrita legalmente. cho a no declarar. De esta manera, el principio

6. BGHSt 34, 326.


7. BGHSt 20, 281.
8. BGH StV 1983, 321; en otro sentido OLG Oldenburg NJW 1969, 806 con opinión en contrario GülDENPFENNIG, NJW 1969,
1867.
9. BGH SN 1988, 239; 1989, 383; OLG Oüsseklorf MOR 1988, 796; ENGELHARDT, en Karlsrvher Kommentar, 4.11 ed., 1999, §261, Rn
39; GouwllZER, en Lówe/ROSENBERG, 24.11 ed., 1987, §261, Rn. 75; KLEINKNECHT/MEYER-GossNER, 44.11 ed., 1999, §261, Rn. 16; WESSELS,
JuS 1966, 169 y ss.
1O. En el mismo sentido, OLG Brounschweig NJW 1966, 214; OLG Homm NJW 1974, 1880.
11. Véase ROXIN, como en lo noto 2, § 15, Rn. 26. En el mismo sentido, BGHSt 20, 298 (300). Con comentarios MEYER, JR 1966, 352; OLG
Oldenburg NJW 1969, 806; BEul.KE, S1rafprozessrecht1 4.i;i ed., 2000, Rn. 495; ENGEIHARDT, en Karlsroher Kommentar, 4.11 ed., 1999, §261, Rn.
41 ¡ Gou.W11ZER, en 1.ówE/ROSENBERG, 24.i;i ed., 1987, §261, Rn. 78; Ki.EJNKNEOfT/MEYER-OossNER, 44.11 ed., 1999, §261, Rn. 17; EB. ScHMJDT, JZ
1970, 341; Vax, Slrafprozessrecht, 1999, §29, Rn. 11. • • • ..
12. Asi, Ki.iHL, JuS 1986, p.p.120 y ss.¡ ROGALL, Der Beschuldigte als Bewe1sm1tel gegen srch selbst, 1977, p.p. 250 y ss.¡ RUPING, Das
Strafverfahren, 3.11 ed., 1977, Rn. 102; ScHNEIDER, Juro 1990, 578 y ss.
13. Véase, críticamente, sólo GRONWALD, JZ 1968, 752; HANACK, JZ 1971, 168 y siguientes; EB. ScHMIDT, NJW 1968, 1209; ScHONE·
MANN, MOR 1969, 101.
14. Un avance que indujo o HANACK (JZ 1971, 169) o afirmo: que lo id~ de considerar el deber de instruir ~l procesodo :?mo uno
disposición reglamentario irreversible estaría «met6dicomente anticuado». Sin embargo, el BGH mantuvo esto pos1c16n en reloc1on al po-
r6grofo 136 StPO oigo m6s de 20 años.

116
Doctrina

•••

nemo tenetur... quedaba pues, todavía, insuficien- Por el contrario, resulta delicado que pueda
temente protegido. afectarse la prohibición de valorar la declaración
Sólo la sentencia del Tribunal Supremo Federal cuando hay dudas respecto al hecho de si se ha lle-
de febrero de 1992 (BGHSt 38, 214)15 ha determi- gado a instruir al procesado.IS Aquí, no es direc-
nado una nueva orientación fundamental para la tamente aplicable el principio in dubio pro reo,
jurisprudencia. A partir de ella, el Tribunal ha es- porque la duda no se refiere a la culpabilidad del
tablecido la prohibición de valorar todas aquellas procesado, sino a la existencia de una grave in-
manifestaciones que hubieran sido realizadas fracción procesal. Pero cuando lo dudoso es si los
ante la Policía sin la debida instrucción sobre sus principios de la dignidad humana y del fair trial se
derechos. El derecho a no declarar, -es decir, el han cumplido, no resulta menos grave que la duda
principio de que nadie está obligado a declarar en sobre la culpabilidad del procesado. A este respec-
su contra-, de ahora en adelante se cuenta entre to, abogo en estos casos por la aplicación analógi-
los principios fundamentales del Derecho Proce- ca del principio in dubio pro reo. De esta forma, se
sal Penal y se apoya en el Pacto Internacional de evita la posibilidad al procesado de anular una
los Derechos Civiles y Políticos de 1966 (art. 14.º, confesión voluntariamente realizada, afirmando
pfo. 3g), en la dignidad humana, en los derechos éste, posteriormente, que no habría sido instruido
individuales del procesado y en el principio de un abiertamente de sus derechos, pues, si el funcio-
proceso limpio. La relevancia que se atribuye a la nario público levanta un acta sobre la instrucción
mencionada resolución se deriva del hecho de de los derechos del procesado y su interrogatorio,
que, por primera vez, el Tribunal Supremo Fede- y ésta se firma, resulta clara la situación probato-
ral ha incorporado a su jurisprudencia penal gran ria.
parte del Derecho comparado,16 permitiendo así Igualmente resulta problemática la limitación
que la República Federal garantice ahora, de ma- que realiza el Tribunal Supremo Federal según la
nera íntegra, el principio nemo tenetur... según las cual la defensa del procesado ya no puede alegar
normas internacionales. También resulta evidente en el recurso de revisión (= recurso de nulidad en
que el Derecho holandés ha influido especialmen- Perú) la imposibilidad de valorar la declaración
te en dicha sentencia. Todo ello muestra el cami- del procesado realizada sin haber sido adecuada-
no a seguir en el futuro de cara a una internacio- mente instruido de sus derechos, cuando esta cir-
nalización de la jurisprudencia. cunstancia no fue alegada en su momento en el
Esta resolución, aparentemente, no contiene nin- juicio oral.19 En virtud de esta solución contradic-
guna excepción a la prohibición de valorar la de- toria, la obligación de esclarecimiento y de asis-
claración del procesado en los casos en los que se tencia que pesa sobre el Tribunal quedan reduci-
ha omitido la instrucción de sus derechos. Pero das en una extensión cuestionable.20
muchas veces, y a pesar de esta omisión, se per-
mite valorar la declaración del procesado, cuando 3. El derecho a consultar con un abogado
éste ha podido ejercer su derecho a no declarar o
ha aceptado que su declaración se tenga en cuen- En una sentencia posterior de octubre de 1992
ta, ya sea de manera expresa o tácita.17 Pero con (BGHSt 38, 372),21 el Tribunal Supremo Federal
ello no se relativiza la prohibición de valorar la de- amplía la protección frente a la auto-incrimina-
claración realizada en tales circunstancias, pues, ción realizada por falta de experiencia, mediante
en estos casos, el uso de la declaración se funda- el fortalecimiento del derecho a la defensa.22 A él
menta en la libre decisión del procesal;lo. se refiere también la disposición legal prevista en

15. Con anotaciones de BoHIANDER, NStZ 1992, 504; FEZER, JR 1992, 385; ROX!N, JZ 1992, 923; véase también KIEHL, NJW 1993, 501,
en el mismo sentido RAMslEK, StV 1994, 343.
16. BGHSt 38, 228 y SS.
17. BGHSt 38, 224 y ss.
18. BGHSt38, 224.
19. Véase, al respecto, BGHSt 38, 214 {225 y ss.). También BGHSt 42, 15 {22 y siguientes) sobre el incumplimiento del parógrafo 137,
igualmente BGH NStZ 1996, 290; con anotaciones adicionales FEZER, StV 1997, 57 respecto al incumplimiento del par6graf:> .136 a. .
20. M6s detalladamente, ROXIN, Hanack·FS, 1999, p.p. 20 y ss. En contra de la solución, también DoRNACH, Der Strafverte1d1ee: als .M1t-
garanf eines justizformigen Strafverfohrens, 1994, p.p. 190 y ss.; el mismo, NStZ 1995, 57; DUDEL, Das Widerspruchserforclern1s be1 Be·
weísverwerlungverboten, 1998, pp. 67 y ss.; FEZER, JR 1992, 386; KIEHL, NJW 1993; 501. A favor, no obstante, WIDMAIER, NStZ 1992,
519; R. HAMM, NJW 1993, 295; 1996, 2185.
21. Con anotaciones, ROXIN, JZ 1993, 426.
22. En general, sobre el presente y futuro de la defensa en el Proceso Penal legalmente instituido, ROXlN, Hanack·FS, 1999, p. 1 Y ss.

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Revista Penal
... La protección de la persona en el Derecho Procesal Penal alemán
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el parágrafo 136 del Código Procesal Penal, donde 4. La protección frente a una auto-incriminación
se obliga a una segunda información: es decir, el involuntaria
imputado tiene derecho «en todo momento, inclu-
so antes de su declaración, a consultar con un Además, en el Derecho penal alemán, segaran-
abogado de su elección». En el caso concreto de la tiza la protección frente a una auto-incriminación
sentencia, esta información se le dio, pero, cuan- involuntaria y subrepticia, de tal forma que el pa-
do el imputado pidió hablar con un abogado, el rágrafo 136a del Código Procesal Penal prohíbe
policía que lo interrogaba le indicó que «él debía todos los métodos de interrogatorio que restrinjan
saber por sí mismo si quería declarar o no, esta la libre actuación voluntaria del procesado y san-
decisión no podía tomarla por él su abogado». De ciona la violación de esta prohibición con la im-
esta forma, se le prohibió consultar con un aboga- posibilidad de usar en el proceso la declaración
do. El imputado declaró sin haber consultado con así conseguida. La Ley expresamente menciona
un abogado y confesó. entre los métodos prohibidos los malos tratos, el
El Tribunal Supremo Federal vio en este caso agotamiento, los ataques corporales, el suministro
una violación del derecho a la defensa (parágrafo de drogas, la tortura, el engaño, la hipnosis, lasco-
137 apartado 1 primera frase 1 del Código Proce- acciones ilegales, la promesa de sentencias ilega-
sal Penal) y rechazó la valoración de la confesión les y la alteración de la memoria o de la capacidad
como prueba.23 Luego, el Tribunal -como ya hizo de comprensión.
antes con el derecho a no declarar- ubica también Es jmportante destacar que la jurisprudencia
el derecho a la defensa entre los principios que ha hecho extensiva la idea original del parágrafo
fundamentan la posición del inculpado en el pro- 136a del Código Procesal Penal más allá de su te-
ceso; éste se deduce de la Convención de los Dere- nor literal. De esta forma, el conocido detector de
chos Humanos (art. 6.º, ap. 3 c), de forma que el mentiras está prohibido en el Derecho Procesal
procesado, no sólo es objeto del proceso, sino que Penal alemán (BGHSt 5, 332).24 Por medio de
puede influir en él por sí solo, independientemen- este aparato se muestra el funcionamiento in-
te de su desarrollo y resultado. Aunque la senten- consciente del cuerpo, como la respiración o la
cia sólo se ocupa de manera explícita del impedi- presión arterial, de donde se deducen ciertas con-
mento a consultar con un abogado, puede dedu- clusiones con relevancia probatoria; con ello el
cirse de ella que también omitir la instrucción al imputado resulta forzado, contra su voluntad, a
imputado sobre este derecho lleva a impedir valo- suministrar pruebas contra sí mismo. Pero si el
rar procesalmente la declaración que éste realice imputado solicita libremente ser sometido al de-
como consecuencia de esta omisión. Por tanto, tector de mentiras, no existe un ataque al princi-
también se impide este derecho a consultar con pio nema tenetur... ;25 no obstante, el Tribunal Su-
un abogado cuando no se instruye al inculpado premo Federal alemán considera al detector de
respecto a esta posibilidad. mentiras como un medio de prueba totalmente
También esta sentencia está en estrecha rela- inadecuado por los muchos errores que se deri-
ción con el principio del nema tenetur... , pues el van de su uso (resolución de diciembre de 1998,
derecho a la defensa, del que trata, sirve para di- BGHSt 44, 308).26
ferentes intereses del imputado. Pero en cualquier Aunque según su tenor literal, el parágrafo 136a
caso, también tiene la finalidad de protegerlo de sólo es válido para los interrogatorios, la jurispru-
una auto-incriminación sobre la cual no haya re- dencia lo aplica a todos los casos de auto-incrimi-
flexionado lo suficiente. Sólo quien tiene la posi- nación no consentida, realizada frente a cualquier
bilidad de ser aconsejado por su abogado en el autoridad encargada de la investigación criminal.
momento de declarar puede responder de la me- El caso más importante en la práctica es aquél en
jor manera posible a la pregunta de si en el caso el que un agente de la Policía, de incógnito, es in-
en concreto pudo declarar de la forma más perti- troducido clandestinamente en la celda de un de-
nente. tenido, obtiene la confianza del sujeto y le sonsa-

23. En lo mismo dirección se muestro BGHSt 42, 15, donde el BGH admitió uno infracción del parágrafo 137 y prohibió lo valoración
de lo pruebo también en el coso en el que lo Policía no había ayudado lo suficiente al imputado, regularmente instruido de sus derechos,
en lo búsqueda de un abogado defensor. Véase, o este respecto, también BEULKE, NStZ 1996, 257; MüLLER, StV 1996, 358; ROXIN, JZ 1997,
343. No obstante, más restringido, BGHSt 42, 170, con comentarios ROXIN, JZ 1997, 343, también, VENTZKE, StV 1996, 524.
24. Críticamente al respecto, UNDEUTSCH, ZStW 87 (1975), 650 con anticrítico de PETERS, en el mismo, 663.
25. Sin embargo, se dejo abierto este aspecto por BverfG StroFo 1998, 16.
26. Véase, respecto al valor diagnóstico del resultado del detector de mentiros también RILL/VoSSEL, NStZ 1998, 481, del mismo modo
DELVO, Der Wgendetektor im Strafprozess der USA, 1981, pp., 54 y ss., 93 y ss.

118
Doctrina

•••

ca información sobre el delito, la cual, poste- 5. la auto-incriminación ante entidades estatales


riormente, transmite a la Policía. El Tribunal Su- fuera de un proceso penal pendiente
premo Federal ha considerado esto ilícito y ha
declarado la información obtenida así como no Según el Derecho alemán, un testigo puede ne-
valorable procesalmente (BGHSt 34, 362).27 Sin garse a contestar a una pregunta si la respuesta lo
embargo, sí puede ser lícito emplear contra el pro- pone en peligro de ser perseguido por la Justicia
cesado la prueba indirecta que se ha conseguido debido a un determinado hecho delictivo (pará-
mediante su declaración, que no puede ser direc- grafo 55 del Código Procesal Penal). Aquí también
tamente valorada en el proceso. Así, en el supues- se amplía al testigo, probablemente culpable, la
to descrito, el detenido habría denunciado al espía protección general frente a la obligación de auto-
que tenía un cómplice. En consecuencia, el cóm- incriminació~, antes de que se inicie contra él un
plice fue considerado como testigo y el detenido proceso penal. Sin embargo, de aquí se deriva el
juzgado en base a su declaración. El Tribunal Su- siguiente problema: cuando se inicie un proceso
premo Federal declaró esto lícito,28 rechazando la contra el testigo, ¿puede emplearse la negativa a
doctrina americana fruit ofpoisons tree («fruta del proporcionar información en el primer proceso en
árbol envenenado»). Esto se fundamenta en que su contra una vez que se ha convertido en incul-
la Policía, probablemente no podía haber encontra- pado? Las autoridades encargadas del proceso po-
do al testigo de otro modo y en que la utilización drían, por ejemplo, argumentar que de la negativa
de la prueba obtenida indirectamente «es nece- a ofrecer información se deduce que el testigo ten-
saria.... para luchar eficazmente contra la delin- dría miedo de las consecuencias penales que una
cuencia».29 contestación verídica a la pregunta podría tener
Considero esto falso, pues admitir una prueba para él; esto constituiría un importante indicio de
indirecta, permite pasar por alto el principio la existencia de una efectiva conducta delictiva. El
nema tenetur... Cuando alguien confiesa, como Tribunal Supremo Federal trató por primera vez
consecuencia del engaño que ha sido provocado el problema en mayo de 1992 (BGHSt 38, 302) y
por el Estado, y su confesión no se usa en el pro- decidió que, de la anterior negativa a dar infor-
ceso, sino que se usa al cómplice descubierto a mación, no puede deducirse ninguna consecuen-
través de ella para declarar su culpabilidad, la cia perjudicial para el procesado. Esta es la solu-
sentencia que se pronuncie sobre esta base es ción correcta. Ya que la protección frente a la
producto de una auto-incriminación obtenida a auto-incriminación, a cuyo servicio está el dere-
través de un medio prohibido. La tesis de que su cho a negarse a contestar, se invertiría si, precisa-
uso sería necesario para una lucha eficaz contra mente, la negativa a dar información pudiera ser
la delincuencia es insostenible, ya que, de este utilizada como una carga, con lo que nunca llega-
modo, podría llegar a desaparecer el mencionado ría a ejercerse un derecho tan peligroso y el pre-
principio del nema tenetur. .. Y tampoco la posibi- cepto legal carecería de significado.
lidad teórica de obtener una prueba de otra ma- Algo diferente es el problema que surge cuando
nera puede impedir que no pueda ser utilizada en una norma obliga al particular a revelar un hecho
el proceso; porque ésta casi siempre existe, haría criminal por razones de naturaleza no jurídico-pe-
obsoleta la protección de la prohibición de valo- nales.JI Así, por ejemplo, el deudor insolvente
rarla procesalmente. En todo caso, sólo la alta debe informar a sus acreedores y al liquidador so-
probabilidad de que se habría encontrado esta bre su conducta en relación con el procedimiento
prueba en la etapa de instrucción, sin la confe- concursal, cuando ha incurrido en un delito (pa-
sión del procesado, podría fundamentar la posi- rágrafo 97, apartado 7, frases 2, 3 de la Ley de In-
bilidad de usarla en el proceso.Jo Espero que ello solvencia). Si luego las autoridades encargadas de
sirva para que nuestra jurisprudencia se incline la persecución criminal convierten esta informa-
por admitir la ampliación del efecto de la prueba ción en fundamento para un proceso penal, ten-
prohibida a los «efectos lejanos», en el sentido dríamos un caso en el que se habría obligado al
por mí propuesto. autor de un delito a incriminarse a sf mismo fue-

27. Con anotaciones de FENZER, JZ 1987, 937; GRONWALD, StV 1987, 470; SEEBODE, JR 1988, 427; WAGNER, NStZ 1989, 34.
28. Desde otro punto de vista, LG HANNOVER, StV 1986, 521; FEZER, JZ 1987, 938 y ss.; GRONWALD, StV 1987, 472 y ss.; SEEBODE, JR
1988, 430 y ss. WAGNER, NStZ 1989, 34 y ss.; REICHERT-HAMMER, JuS 1989, 446 y ss.; NEUHAUS, NJW 1990, 1221 y ss.; ROXIN, con en la
nota 1, pp. 1 y ss. ·
29. BGHSt 34, 364.
30. Más detalladamente sobre esto, ROXIN, como en la nota 2, §24, Rn. 47, con mayor información.
31. Más extensamente, al respecto, ROXIN, como en la nota 2, §25, Rn. 12.

119
Revista Penal
fu protecdón de la persona en el Derecho Procesal Penal alemán
•••

ra de un proceso penal. La Ley, en relación a una prohibida a los «efectos lejanos» en el sentido por
resolución de nuestro llibunal Constitucional mí propuesto, contrario al criterio jurisprudencia}
(BverlGE 56, 37), prescribe que esta información mantenido en numerosas sentencias dictadas en
no puede ser usada en un proceso penal contra el los últimos años.
deudor insolvente.32 Pero también hay en Derecho alemán límites a
De otro modo resolvió la jurisprudencia respec- la protección frente a la auto-incriminación. Qui-
to a los solicitantes de asilo (BGHSt 36, 328).33 Un siera informarles brevemente de cuatro importan-
solicitante de asilo, según el Derecho alemán, tes aspectos prácticos:
debe realizar una declaración respecto a la forma
y manera en que ha tenido lugar su entrada en a) El procesado como objeto de investigación
Alemania. Según el parágrafo 47, apartado 1, nú-
mero 1 de la Ley de Extranjería, puede ser casti- El procesado no tiene que colaborar con las au-
gado penalmente el solicitante de asilo si ha en- toridades encargadas de la investigación mediante
trado sin pasaporte o sin permiso de residencia. Si un comportamiento activo; sin embargo -además
en el proceso de asilo, declara verídicamente que de la investigación descrita sobre su ámbito priva-
ha entrado en la República alemana de manera do-, sí debe soportar injerencias corporales, que
ilegal, esta declaración podría ser utilizada en su pueden contribuir definitivamente al reconoci-
contra en un proceso penal.34 Esto no resulta con- miento de su culpabilidad. Así, según el parágrafo
vincente. Pues ciertamente no es punible que el 81a del Código Procesal Penal,35 debe dejarse ex-
solicitante de asilo se niegue a dar información so- traer sangre para aclarar su eventual responsabili-
bre la forma de su entrada. Pero con ello, por un dad lo que, para el delito de conducción bajo el
lado, pone en peligro de manera inadmisible su efecto de bebidas alcohólicas (parágrafo 136 del
solicitud de asilo, y por otro lado, no resulta con- Código penal) se convierte en el medio de prueba
vincente que se sancione penalmente al solicitan- más decisivo. Desde 1997 están permitidos tam-
te de asilo si hace públicas, de forma adecuada, bién los exámenes genéticos para determinar la
las circunstancias de su auto-incriminación (en responsabilidad de sospechosos (parágrafos 81e-g
lugar de callarlas indebidamente). del Código Procesal Penal).36 No obstante, se ne-
cesita una orden judicial escrita. Por tanto, en la
6. Los límites de la protección frente a la auto-in- medida en que se impone al procesado una obli-
criminación gación a tolerar, claramente se antepone el interés
en averiguar la verdad, al interés del procesado a
Mi explicación dada hasta el momento ha mos- mantener en secreto su «información corporal» y
trado que, según el Derecho alemán, nadie está a excluirla como medio de prueba.37
obligado a contribuir, con la confesión de su cul-
pabilidad, a probar su responsabilidad. Al respec- b) La obligación de permanecer en el lugar del
.to, se debe informar al sujeto que puede consultar accidente que recae sobre el causante del mismo
con un abogado y puede callar sin que esto pueda
valorarse en perjuicio suyo. Una infracción de este También quiero mencionar un precepto que tie-
precepto o el empleo de medios ilegales para con- ne plena vigencia en Alemania, aunque en algunos
seguir una confesión hace que la declaración no casos equivale a una obligación de auto-incrimi-
pueda ser valorada en el proceso. Pero esta pro- nación: según el parágrafo 142 del Código Penal,
tección no está exenta de lagunas, como muestra el partícipe en un accidente de tránsito debe espe-
el rechazo a la ampliación del efecto de la prueba rar en el lugar de los hechos y permitir la verifica-

32. Del mismo modo, BGH NJW 1991, 2844 en referencia al deber de declarar según el par6grafo 807 del C6digo Procesal Civil.
33. Con m6s amplia informaci6n, VENTZKE, StV 1990, 279.
34. Del mismo modo, según KG NStZ 1995, 146 y BverfG NStZ 1995, 599, podria ser valorada procesalmente la dedaraci6n auto·
inculpatoria de un asegurado, quien la realiza debidamente frente a su compañía de seguros, porque faltaría una obligaci6n estatal de re·
velarla.
35. Véase al respecto, Rox1N, como en la noto 2, §33, Rn. 6.
36. M6s ampliamente, ROXIN, como en la nota 2, §33, Rn. 7. .. . . . ..
37. Según BGH NStZ 1991, 399, la no realizaci6n, en el caso dado, del análisis DNA indicado para la declarac16n de la culpab1l1dad
del autor. lleva a la anulaci6n de la sentencia como consecuencia de la infracción de la obligaci6n legal de declarar del parágrafo 244 11
StPO. P~ otro lado, el interés en la averiguación de la verdad no disfruta de ninguna superioric;'ad ili~itada y ~specialmente está delimi·
todo por el principio de la proporcionalidad. En comparación, sobre la toma de manera obligatoria de vomitivos, véase OLG Frank·
furt/ a.M, NJW 1997, 1647 con observaciones ROGALL, NStZ 1998, 66 y GRÜNER, JuS 1999, 122.

120
Doctrina

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ción de su identidad, de su vehículo y de la forma Actualmente, el legislador alemán ha dado un


en la que ha tenido lugar su participación; si no lo paso más allá y, en el ámbito de la criminalidad
hace, se hace merecedor de una pena por fuga del organizada, en virtud de la Ley de 15 de julio de
lugar del accidente. 1992, permite el uso de agentes encubiertos para
Seguramente, aquí no llega a existir directa- los casos más graves y para el caso en que la in-
mente una auto-incriminación, pero se exige una vestigación fuera especialmente difícil (parágrafos
autodisposición para la aclaración del caso, lo que 110 a - e del Código Procesal Penal);41 éstos son
acaba siendo, en gran parte, una auto-acusación. policías que, con identidad falsa y aparentando
Sería algo así como si el Código Penal amenazara ser personas particulares, realizan investigacio-
a un ladrón con una segunda pena si no se queda nes. Aquí tiene lugar algo así como si el Estado, a
con su botín en el lugar de los hechos o no espe- través de las conversaciones privadas simuladas,
rase la llegada del propietario o de la Policía. buscara obtener información de manera volunta-
El legislador penal intenta superar el reproche ria y emplearla después como prueba de cargo. Lo
de que aquí existiría una obligación de auto-in- que se prohíbe en la celda de los detenidos pre-
criminación aclarando que no es el interés en la ventivos (véase supra IT, 4), puede permitirse en la
investigación, sino la exigencia particular de in- subcultura criminal.
demnización del perjudicado el bien jurídico pro- No puede ignorarse que esta regla contradice
tegido en este precepto.38 Por ello, sí el causante los principios fundamentales del Derecho Proce-
del accidente llega a un acuerdo con el perjudica- sal Penal. Cuando un policía se presenta en su
do, podrá marcharse impunemente antes de que condición oficial, no puede engañar a nadie y
llegue la Policía. Pero esto no cambia en nada el debe instruir a todo sospechoso de su derecho a
hecho de que la obligación de esperar lleva, en la negarse a declarar, pero esto ya no resulta válido
mayoría de los casos, al castigo del sujeto involu- cuando se presenta con una identidad falsa, en
crado en un delito de tránsito, quien debe volun- tanto persona particular. La jurisprudencia que ha
tariamente entregarse a la Policía. No niego que dado nuestro Tribunal respecto a la regulación le-
esto es lo deseable. Pero precisa más aclaración el gal de esta práctica se fundamenta en la simple
si y el cómo de su compatibilidad con la prohibi- apreciación de que no hay otra posibilidad para
ción de auto-incriminarse.39 luchar contra la criminalidad organizada. Esto es,
la autorización del uso de estos medios se basa en
c) La auto-incriminación en el ámbito privado la necesidad de aclarar hechos criminales -una
y por agentes encubiertos conclusión jurídicamente cuestionable. Los lími-
tes con los que ha provisto la nueva Ley a esta dis-
En el proceso penal alemán también se valoran, posición muestran que tampoco el legislador tie-
sin ningún tipo de límites, las auto-incriminacio- ne, al respecto, buena conciencia. En todo caso,
nes realizadas en el ámbito de relaciones privadas. debe decirse que la prohibición de obtener decla-
Es decir, lo que el autor del delito cuenta a sus co- raciones auto-incriminatorias mediante el empleo
nocidos o a otros sujetos particulares sobre su cri- de engaño por parte del Estado, en los casos de
men, puede usarse para probar su responsabili- criminalidad organizada, ha dejado, en parte, de es-
dad, si llega a oídos de las autoridades encargadas tar en vigor.
de la investigación. Esto también resulta válido Del mismo modo, considero peligroso que la ju-
para lo que conversa un detenido con otro en la risprudencia alemana, después de muchas vacila-
prisión sobre su delito (BGH NStZ 1989, 32). Asi- ciones, haya permitido en el año 1996, con carác-
mismo, el resultado de un interrogatorio realizado ter general, el conocido caso de los escuchas
en privado y sin una previa instrucción de los de- (BGHSt 42, 139). Así se nombra el caso en el que
rechos, puede ser utilizado procesalmente sin más la Policía pone a su servicio a personas particula-
(OLG Karlsruhe NStZ 1989, 287).40 Cuando el ge- res (la mayoría conocidos del sospechoso) y los
rente de una empresa, tras un robo, «interroga» al usa para descubrir al culpable. Si esto se hace en
empleado, su declaración auto-incriminatoria la creencia de que .tendrá lugar una conversación
puede emplearse en el proceso por parte de las au- privada con la persona contactada por la Policía,
toridades encargadas de la investigación. en la que el sospechoso confesará, dicha conver-

38. Véase, JANISZEWSKI, DAR 1975, 171; MüllER-EMMERT/ MAIER, DRiZ 1975, 176, GEPPERT, BA 1991, 32.
39. Sobre la constitucionalidad del par69rafo 1.42 StGB, véase BverfGE 16, 191; SElll, JR 1986, 397; ÁRLOlH, GA 1985, .492 y ss.; GEP-
PERT, BA 1991, 31 y ss. Críticamente, HAHN, NJW 1976, 509.
.40. Con anotaciones ROGALL, NStZ 1989, 288 •
.41. M6s ampliamente al respecto, ROXlN, como en la nota 2, §10, Rn. 25 y ss.

121
Revista Penal
La protección de la persona en el Derecho Procesal Penal alemán
•••

sación podrá ser utilizada para probar su respon- injerencia estatal; sin embargo, esta protección
sabilidad. En mi opinión, ello es absolutamente que ofrece el legislador debe ponderarse con el in-
rechazable,42 porque se elude la obligación de la terés del Estado en la averiguación de la verdad.
Policía de instruir al procesado de su derecho a Esto significa que la injerencia en el ámbito pri-
negarse a declarar y de su derecho a consultar con vado sólo está permitida en tanto está autorizada
un abogado. expresamente por el legislador. La ley prevé algu-
nas formas de injerencia, como· la confiscación
d) Declaraciones espontáneas y preguntas in- (parágrafos 94 y siguientes del Código Procesal
formales Penal), el registro (parágrafos 102 y siguientes Có-
digo Procesal Penal) y la intervención telefónica
Finalmente, no existe tampoco ninguna protec- (parágrafos lOOa-b Código Procesal Penal).45 No
ción frente a la auto-incriminación en los casos obstante, no están permitidas estas injerencias de
de manifestaciones espontáneas. Es decir, cuando forma absoluta, sino que están vinculadas al cum-
alguien, fuera de un interrogatorio, se acusa fren- plimiento de condiciones exactamente determina-
te a la Policía de un delito, puede emplearse esta das, en las cuales se pone de manifiesto el equili-
declaración en su contra, aunque no haya sido brio que existe entre el interés en la investigación
instruido de sus derechos.43 Como las preguntas criminal y la protección de la persona. Así, por
que se realizan sobre los detalles del hecho y que ejemplo, una intervención telefónica sólo puede
realiza el policía a quien se ha llamado al lugar ser dispuesta para delitos muy graves, enumera-
del suceso, sin que exista aún ningún imputado, dos específicamente por la Ley. El permiso sólo
no constituyen tampoco ningún interrogatorio, no puede ser dado a través del juez, en casos particu-
se requiere tampoco ninguna instrucción previa lares, y con la presencia del Ministerio Público;
de derechos.44 Si alguien, frente a estas preguntas esta autorización judicial debe ejecutarse en el
de orientación, realiza declaraciones inculpato- plazo de tres días.
rias, podrán éstas ser utilizadas en un proceso. La Estas reglas de delimitación precisa traen como
obligación de instruir respecto a los derechos del consecuencia el que no puedan usarse procesal-
imputado, con el consiguiente efecto de no poder mente los medios de pruebas obtenidos si no se
ser usada procesalmente la declaración realizada han cumplido los preceptos legales. Si, por ejem-
sin una previa instrucción, nace cuando alguien plo, la Policía ha dispuesto una intervención tele-
pasa de ser considerado testigo a imputado. Esto fónica, la prueba conseguida no podrá usarse en el
sucederia ya en el caso en que se preguntara a al- proceso.46 Tampoco pueden emplearse procesal-
guien sobre el que recae ya una concreta sospe- mente las pruebas obtenidas a través de una in-
cha. No es preciso, por tanto, una incriminación tervención telefónica cuando se trate de delitos
formal o una designación concreta como «impu- respecto a los cuales no está permitida la inter-
tado». vención y sobre aquéllos que no están en conexión
con los delitos respecto a los cuales se ha autori-
zado la intervención (parágrafo 100 b V Código
ID. La protección del ámbito privado Procesal Penal).47 Si, por ejemplo, se ha interveni-
do el teléfono de un sospechoso en un delito de
1. Derechos legales de injerencia tráfico ilícito de drogas agravado, pero la inter-
vención sólo prueba un robo o una estafa cometi-
Según el Derecho Procesal Penal alemán, en ge- dos por el sospechoso, no puede ser utilizado este
neral, el ámbito privado se protege frente a toda material en su contra.

42. Más detalladamente, ROXIN, NStZ 1995, 465, y NStZ 1997, 18. También en el mismo sentido de rechazo, BERNSMANN, StV 1997,
116; RENZIKOWSKI, JZ 1997, 710. Por el contrario, al igual que el BGH, a favor, VERREL, NStZ 1997, 363, 415.
43. BGH NStZ 1990, 43, con observaciones en contra fEZER, StV 1990, 195; OLG Stuttgart MOR 1977, 70.
44. BGHSt 38, 227 y SS.
45. Más extensamente sobre estas medidas coactivas, ROXIN, como en la nota 2, §34, 35.
46. BGHSt 31, 304 con anotaciones a favor, J. MEYER, NStZ 1983, 466.
47. 100 b V StPO sólo fue incluido en el texto de la OrgKG de 15 jul. 1,992 para aclarar la norma, sin que por ello hubiera la inten·
ci6n de cambio frente a la actual jurisprudencia (BT-Drucks. 12/989, 38). Esta es objeto de comentarios, véase al respecto, BverfG NStZ
1988, 32; BGHSt26, 298; 27, 355; 28, 122; 31, 296; 32, 10, 68;WOLTER, NStZ 1984, 276;G6SSEL, NJW 1981, ~9, 654yss;; el mis·
mo, JZ 1984, 361 y ss.; ScHLÜCHTER, NStZ 1984, 373; ROGALL, NStZ 1988, 385. Más ampliamente sabre la vol~roc16n probatono de los
hallazgos casuales en el morco de lo intervención telefónica, Rox1N, como en lo noto 2, §34, Rn. 32 y ss., también NACK, en Karlsruher
Kommentar, 4.11 ed., 1999, § 100 o, Rn. 41 y ss.

122
Doctrina

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Sucedió una vez que el delincuente, cuya comu- la personalidad (artículo 2, apartado 1 de la Ley
nicación telefónica estaba intervenida de forma lí- Fundamental). A este respecto, es decisiva la teo-
cita, se olvidó de colgar el teléfono. De esta mane- ría de los dos niveles desarrollada por el Tribunal
ra, las autoridades encargadas de la investigación Constitucional (BverfGE 34, 238).51 Según ella,
escucharon la conversación del matrimonio inter- debe diferenciarse entre un ámbito nuclear dentro
venido mientras comían, lo que les llevó a averi- de la vida de una persona y el simple ámbito pri-
guar su negocio de tráfico ilícito de drogas. El Tri- vado. Los medios de prueba referidos al ámbito
bunal Supremo Federal también prohibió el uso de más interno de la personalidad no pueden ser uti-
este material (BGHSt 31, 296)48 porque no se ha- lizados procesalmente, mientras que, en relación
bía otorgado una autorización especial para escu- al resto del ámbito privado, el criterio judicial,
char en una vivienda particular una conversación respecto al uso de dicho medio de prueba, deberá
distinta a la telefónica. De esta forma, la jurispru- decidir entre el interés estatal en la investigación
dencia alemana ha desarrollado una rica casuísti- o la protección de la persona.
ca, la cual permite equilibrar de forma razonable Para decirlo con las mismas palabras que el Tri-
el interés en la búsqueda de la verdad, -o como ex- bunal Constitucional: la Ley Fundamental, esto
presa una frase usada a menudo: «la necesidad de es, la Constitución alemana, garantiza «al ciuda-
una eficaz función protectora del Derecho penal»-, dano particular un ámbito intangible dentro de su
y la protección del individuo.49 vida privada,. .. , el cual está sustraído de la inter-
vención del poder público ... El interés predomi-
2. Injerencia en el ámbito personal no prevista por nante de la generalidad no puede justificar una in-
las normas legales jerencia en ese núcleo totalmente protegido de la
vida privada; no puede realizarse ninguna compa-
a) La teoría de los dos niveles del Tribunal ración entre ambos según la medida que impone
Constitucional el principio de proporcionalidad» (BverfGE 34,
245). Sin embargo, en tanto no se afecte «el ámbi-
Las dificultades más grandes para el derecho de to intangible de la vida privada», hay que ponde-
la prueba se suscitan allí donde las autoridades rar entre el interés en la averiguación de la verdad
encargadas de la investigación criminal obtienen y el interés del procesado en la protección de su
medios de pruebas especialmente privados o ínti- ámbito privado.
mos, sin que el modo de su obtención infrinja
prescripción legal alguna.so Así, por ejemplo, se b) La jurisprudencia sobre el núcleo intangible
entrega a las autoridades una cinta realizada por de la vida privada
un particular en la que el procesado se manifiesta
de forma delictiva o informa de hechos delictivos ¿Qué significa ésto en la práctica? Debe afir-
cometidos por él anteriormente. O la Policía con- marse que la información respecto a la esfera ínti-
sigue, mediante el envío de un tercero, el diario ma, en principio, no puede ser usada en un proce-
del procesado, en el que narra sus crímenes o su- so. A este respecto, se debe incluir la información
ministra otras pruebas contra sí mismo; o en- sobre enfermedades, experiencias sexuales, pero
cuentra el diario bajo los papeles incautados le- también sobre ideas y conflictos internos que sólo
galmente. son confiados a registros privados. Así, cuando un
Tales casos, para los que no hay en el Código drogodependiente habla sobre su adicción en una
Procesal Penal alemán ninguna disposición expre- carta que no ha enviado a su médico, permitiendo
sa, se tratan en Alemania según reglas que el Tri- así concluir la comisión de un delito relacionado
bunal Constitucional ha deducido directamente con la droga, no puede usarse esta información en
de los derechos fundamentales, reconocidos cons- un proceso (BayObLG NStZ 1992, 556). Si una jo-
titucionalmente, de la dignidad humana (artículo ven describe en un diario una relación íntima, este
1 de la Ley Fundamental) y del libre desarrollo de dato no puede utilizarse para una condena por

48. Con observaciones, en su conjunto, a Favor, AMELUNG, JR 1984, 256; GEERDS, NStZ 1983, 518; GóSSEL, JZ 1984, 361.
49. En tanto el Derecho Procesal Penal es también, en su aplicación próctica, el sism6grafo de la Constitución, véase ROXIN, como en la
nota 2, §2, Rn. l. ..
50. A este respecto, mós ampliamente, BAUMANN/BRENNER, Die strafprozessoolen Verwertungsverbote, 1991, p.p. 156 y ss.; KUPPER, JZ .
1990, 416; ROXIN, como en la nota 1, pp. 78 y ss.; el mismo, como en la nota 2, §24, Rn. 41 y sis. U. ScHROTii, JuS 1998, 979 Y ss., ade·
mós con más amplia información. •,
51. Sobre las dificultades de la aplicación práctica de esta teoría, véase HOFMANN, JuS 1992, 591, como tamb1en, en general, WOLTER,
NStZ 1993, 1 y SS.

123
Revista Penal
... La protección de la persona en el Derecho Procesal Penal alemán
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perjurio aunque haya negado bajo juramento esta to «no pertenecía al ámbito de protección absolu-
relación en un proceso anterior (BGHSt 19, 325). ta de la vida personal», porque el acusado había
Cuando la esposa describe en notas personales la redactado sus ideas y «de esta forma habían sali-
actividad delictiva de su esposo, éstas no pueden do del ámbito interno de su exclusivo dominio», y
usarse para probar su responsabilidad (LG Saar- dado que el contenido «sobre la esfera jurídica de
brncken, STV 1988, 480). su autor salió, su trascendencia afecta a la colec-
Sin embargo, la teoría del núcleo plantea dudas tividad de manera permanente» (BverfGE 80,
cuando se trata de delitos en su forma más grave. 376).53
En el año 1985 tuvo lugar un caso en el que una Considero insuficiente esta argumentación ya
mujer, mientra~ descansaba en el césped, fue ase- que prácticamente anula el reconocimiento de un
sinada por la espalda con un hacha. El acusado, ámbito humano interno, el cual también es intan-
bajo sospecha de ser el autor, fue finalmente con- gible para el Estado; pues las ideas que no salen
denado por ello porque, en unas notas personales, del ámbito interno de la persona, sino que se con-
sin referencia al hecho concreto, había puesto de servan en su propio interior, y que además no tras-
manifiesto su dificultad con las mujeres y su in- cienden de manera duradera a la colectividad, no
clinación a realizar actos sexuales violentos, a lo precisan protección frente a la intervención esta-
que nunca se había resistido. tal porque, desde un principio, no están al alcan-
Para mí no resulta cuestionable que lo escrito ce del Estado y tampoco le interesan.
por el procesado respecto a sus problemas sexua- Sin embargo, otros cuatro Magistrados asumie-
les y a sus inclinaciones criminales afecta al ám- ron la opinión contraria y consideraron la valora-
bito más interno de su persona, así que, según los ción procesal de las notas un ataque contra la dig-
principios desarrollados por el Tribunal Constitu- nidad humana. Estas contienen «un monólogo ín-
cional, la narración no debiera haber sido usada timo», que está sustraído de toda injerencia estatal.
en el proceso. El precio de esta solución, sin em- Se decía en el voto particular de estos cuatro Ma-
bargo, hubiera sido muy alto: se tendría que haber gistrados: «igual que un acusado tiene un derecho
absuelto a un acusado cuyo asesinato había sido constitucional a no declarar frente a una acusa-
demostrado ante el Tribunal. Este precio no ha ción penal, en los mismos términos y de forma ili-
querido ser pagado por nuestros Tribunales. En el mitada también está protegido, constitucionalmen-
caso descrito, el Tribunal Supremo Federal, en te, de ser confrontado contra su voluntad, en un
una sentencia de julio de 1987 (BGHSt 34, 397),52 proceso penal, con aspectos de su vida que con-
ignoró completamente la teoría del núcleo del Tri- ciernen a su ámbito personal interno; lo que pro-
bunal Constitucional y se centró en valorar aque- hibe una disposición sobre su propio YO que in-
llo que el Tribunal Constitucional permitía respec- cumbe a la persona y que elimina su dignidad ... »
to a la injerencia en el simple ámbito privado, con (BverfGE 80, 382 y siguientes). También, la mayo-
el argumento de que tras la «ponderación entre ría de la literatura científica rechaza la decisión
los derechos del individuo, por un lado, y la exi- adoptada por el Tribunal Supremo Federal y. por
gencia de protección del Derecho penal», por otro, el Tribunal Constitucional de permitir el uso pro-
debía permitirse el uso de lo escrito en el diario, cesal de las notas.54 La discusión latente muestra
porque el asesinato es «uno de los delitos más gra- que la sentenda trata sobre la protección del ám-
ves» (BGHSt 34, 401). bito más íntimo de la persona, un problema sobre
El caso llegó después, en el año 1989, ante el Tri- cuya solución nuestra jurisprudencia aún no ha
bunal Constitucional (BverfGE 80, 367). De los dicho su última palabra.
ocho Magistrados del pleno, cuatro votaron a fa-
vor y cuatro en contra de valorar lo escrito en el c) La jurisprudencia referida al ámbito privado
diario. Al haber un empate, no pudo declararse la en general, no al núcleo más íntimo de la persona
inconstitucionalidad de la resolución, por lo que
el resultado fue la validación de la sentencia recu- El uso procesal de medios de prueba relaciona-
rrida. Los cuatro Magistrados partidarios de valo- dos al mero ámbito privado, allí donde el legisla-
rar el diario en el proceso, afirmaban que lo escri- dor no se ha pronunciado, está sujeto a una valo-

52. Al respecto, Pl.AGEMANN, NStZ 1987, 570 y GEPPERT, JR 1988, 471.


53. Así también, BEULI<E, como en la nota 10, Rn. 473. Sobre la valoraci6n de la. prueba en general, también, GEPPERT, JR 1988, 471 y
ss., ROOALL, ZStW 103 (1991), 931, noto 147.
54. Así BERKEMANN, JR 1990, 226; GE1s, JZ 1991, 112; KOPPER, JZ 1990, 420; LORENZ, GA 1992, 254; RoLF ScHMIDT, Jura 1993, 591;
STóRMER, NStZ 1990, 397¡ WoLTER, Meyer-GS, 1990, 493; el mismo, StV 1990, 175.

124
Doctrina

•••

ración judicial. En relación con esta valoración, la escuchas», parágrafo 100 c, apartado 1, número 2
jurisprudencia ha tratado el tema, sobre todo, de Código Procesal Penal); en 1998, después de una
las grabaciones realizadas en secreto por particu- larga y controvertida discusión, también se permi-
lares, y con cuya ayuda se pueden probar determi- tió la escucha en domicilios privados, bajo estric-
nados delitos. En general, los Tribunales, en rela- tas condiciones («grandes escuchas», parágrafo
ción a los delitos más graves, han dado primacía al 100c, apartado 1, número 3 Código Procesal Pe-
interés en la averiguación de la verdad, y respecto nal).58 Así, puede ser autorizada la vigilancia acús-
a los menos graves, por el contrario, han dado tica de un domicilio particular, durante determi-
prioridad a la protección del ámbito privado.SS nado plazo, en casos de sospecha de un determi-
Una sentencia del Tribunal Supremo Federal del nado delito grave, por una Sala especial de lo
año 1989 contempló el caso en el que dos hombres Penal, (en Perú= Sala Superior Penal), (en casos
de negocios hablaban sobre un gran incendio que de urgencia, también por su Presidencia), cuando
planeaban (parágrafo 306 del Código Penal). Uno la aclaración del hecho fuera extraordinariamente
de los dos hombres de negocios grabó la conver- difícil o imposible. En relación a titulares de se-
sación de forma secreta y más tarde la aportó al cretos profesionales (como por ejemplo, abogados
Tribunal como prueba. Aunque la realización de y médicos) no está permitida la vigilancia domici-
grabaciones secretas sobre conversaciones priva- liaria.
das está sancionada penalmente, según el Dere- A pesar de estas limitaciones, la norma citada es
cho alemán (parágrafo 201 del Código Penal), el muy criticada porque no sólo perjudica puntual-
Tribunal Supremo Federal aceptó la grabación mente el ámbito privado doméstico (como sucede
como prueba (BGHSt 36, 167).s6 La conversación respecto a los registros domiciliarios, confiscacio-
de dos hombres de negocios no se encontraría en nes y escuchas telefónicas), sino que la anula por
el ámbito intangible por antonomasia de la vida completo.59 Cada manifestación acústica -incluso
personal y, respecto a la consiguiente lícita valora- dentro del dormitorio- es controlada por el Esta-
ción, merecería primarse el interés en la averigua- do. Considero esto como un ataque a la dignidad
ción de la verdad, frente a la protección de la vida humana. Independientemente de ello, puede au-
privada, porque el incendio cualificado es un deli- gurarse poco éxito a tales medidas, porque las per-
to grave castigado con pena privativa de libertad sonas interesadas sostienen sus conversaciones
de hasta quince años. relevantes penalmente fuera del domicilio o en-
Respecto a los delitos menos graves, por el con- cuentran medidas electrónicas u otras formas de
trario, se dispone la primacía de la protección del protección frente a las escuchas.
ámbito privado. Así, el Tribunal Supremo Federal
ha rechazado el uso procesal de una grabación
oculta que podía emplearse como prueba de un IV. Resumen y perspectivas
delito de perjurio (BGHSt 14, 358). De manera
análoga, el Tribunal Superior de Baviera rechazó Mi exposición ha puesto de manifiesto que la le-
como prueba una grabación que podía demostrar gislación y la jurisprudencia alemanas garantizan,
la comisión de un delito de difamación y calumnia hasta ahora, de una forma relativamente amplia,
(BayObLG NStZ 1990, 101).57 pero no completa, la protección del procesado
frente a una auto-incriminación involuntaria con-
3. Las «grandes escuchas» seguida por el Estado. Frente a esto, el ámbito pri-
vado, esto es, en su aspecto básicamente más in-
Después de que en 1992, se permitieran las es- terno, puede ser considerado intangible, pero,
cuchas secretas de conversaciones con ayuda de también, sin lógica alguna, puede ser objeto de va-
medios técnicos fuera del domicilio («pequeñas loración en caso de preponderancia del interés es-

55. En general, se debe valorar, por un lado, la importancia del reproche del hecho y la imposibilidad de renunciar a la prueba, así
como el rango de los derechos fundamentales en cuesti6n, y, por otro, la importancia del concreto atoque. Véase BGH NStZ 1994, 350,
con anotaciones l.oRENZ, JR 1994, 430.
56. Con anotaciones en contra, JOERDEN, Juro 1990, 633 (642 y ss.).
57. De la mismo manero, BoyObLG NStZ 1992, 556, sobre lo voloroci6n probatorio del contenido de uno carta escrita por el proce-
sado o su médico, que no le fue remitido.
58. M6s ampliamente, sobre el uso de medios técnicos en lo persecución penal, Rox1N, como en la nota 2, §10, Rn. 23 y ss., con nu·
merosos anotaciones.
59. Fundamentalmente crítico también OITIRICH, NStZ 1998, 336. A favor de un planteamiento limitado, al menos, o lo conformidad
constitucional, DENNINGER, StV 1998, 401; Motv\MSEN, ZRP 1998, 459; NACK, en Karlsruher Kommentar, 4.11 ed., 1999, §100 c, Rn. 44. En
contra, no obstante, KLEINKNECHT/MEYER-GoSSNER, 44.11 ed., 1999, §100 c, Rn. 11. .

125
Revista Penal
La protección de la persona en el Derecho Procesal Penal alemán •1
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~--J

tatal en la averiguación de la verdad. En casos americano ha influido considerablemente en la ju-


particulares, estos principios no siempre se cum- risprudencia alemana tras la guerra; por ejemplo,
plen sin contradicciones. Por lo que respecta al le- la exigencia del fair trial reconocida como uno de
gislador, esto tiene su origen en que, a menudo, se los principios más importantes de nuestro proce-
deja llevar por las tormentas políticas cambiantes so. 60 Ambas fuentes de conocimiento son guías
diariamente, mientras que la jurisprudencia debe para una cultura jurídica mundial, en cuya posi-
partir del caso particular, perdiendo de vista, a ve- bilidad creo incluido mi tema.
ces, la perspectiva de conjunto. También a veces, De cara a un esfuerzo más amplio, esto signifi-
la legislación y la jurisprudencia siguen tenden- ca en este ámbito: que los procesalistas de todos
cias diferentes. los países deberían comparar las soluciones a los
Sin embargo, respecto a todo lo que se ha trata- problemas que ofrecen los diferentes ordenamien-
do en cada apartado en particular, y en cuya crítica tos jurídicos sobre el tema aquí tratado, y sobre la
me he ocupado, la jurisprudencia alemana mar- base de un consenso general sobre el papel del De-
cha por un camino sensato; respecto a la legisla- recho penal y los derechos fundamentales del hom-
ción alemana estoy menos seguro, tal y como pue- bre irrenunciables, y deberían también elaborar
den mostrar mis observaciones sobre los agentes las directrices válidas para la protección frente a
encubiertos y sobre las escuchas. Así, la jurispru- la auto-incriminación involuntaria y garantizar el
dencia llega allí donde la ley escrita calla y debe derecho a la esfera privada. Cuando estas directri-
seguir desarrollándose en su producción jurídica ces permitan cambiar la jurisprudencia de los Es-
en referencia a sus dos fuentes principales de co- tados particulares en su práctica cotidiana y sus
nocimiento, cuya consulta considero muy fructí- decisiones sean controladas por Tribunales inter-
fera. La primera consiste en los derechos funda- nacionales, que, en parte ya· existen (como el lli-
mentales de nuestra Constitución, los cuales son bunal Europeo de Derechos Humanos), en parte
idénticos a los derechos humanos y al derecho a la aún están pendientes de creación, algo se lograría
libertad reconocidos en la mayor parte del mun- para la imposición de un Derecho Procesal Penal
do. La segunda es el Derecho comparado, esto es, humanitario y no obstante efectivo, así como para
la orientación hacia estándares internacionales. la siempre importante unificación jurídica inter-
Particularmente, el Derecho Procesal Penal anglo- nacional. e

60. M6s detalladamente, RoxtN, como en la nota 2, § 11, Rn. 9 y ss.

126
D o e t r 1• n a

Cuestiones dogmáticas básicas en los delitos económicos


•••
Francisco Muñoz Conde Catedrático de Derecho penal

Desde hace algunos años, en la doctrina del De- ciertamente las pos1c10nes de predominio en el
recho penal se viene desarrollando un corpus teó- mercado y una cierta impunidad que siempre pro-
rico unitario para agrupar los delitos económicos porciona el poder, favorecen de algún modo la co-
en una disciplina que se llama Derecho penal eco- misión de ciertos abusos que pueden revestir los
nómico, al que algunos incluso conceden autono- caracteres de delito.
mía frente al Derecho penal común 1• En todo caso, en el Derecho penal moderno, de-
La preocupación por la delincuencia económica lincuente es el que realiza un delito, no el que pro-
viene, sin embargo, de lejos, y adquirió carta de cede de un medio social determinado o tiene de-
naturaleza en la Criminología desde que a finales terminadas connotaciones personales 3 . De ahí que
de los años treinta el sociólogo norteamericano la principal tarea sea, antes de estudiar algunas
SUTHERLAND acuñó la expresión "delincuencia de cuestiones dogmáticas básicas que se plantean en
cuello blanco" (white collar crimi11ality) para des- estos delitos, delimitar el concepto de delito eco-
cribir la delincuencia característica de los sectores nómico mismo.
económicos más poderosos 2 .
Desde entonces la delincuencia económica ha
ocupado un espacio importante en los manuales A) EL CONCEPTO DE DELITO ECÓNOMICO
y tratados de Criminología y de Derecho penal,
sin que se sepa muy bien cuáles son sus contor- 1. Por imperativo del principio de legalidad,
nos y límites, o sus principales elementos defini- para delimitar el concepto de delito económico,
torios. tenemos que tomar como punto de partida el con-
Desde luego, si se utiliza como punto de referen- cepto que al respecto nos da el Derecho penal po-
cia la personalidad de sus actores, no parece que siti\'O, en este caso, el Código Penal español de
tales delincuentes tengan especiales connotacio- 1995 que entró en vigor el 24 de mayo de 1996.
nes o características somáticas o síquicas, que Efectivamente, la rúbrica del Título XIII habla de
los hagan más susceptibles de cometer un delito. los "delitos contra el patrimonio v contra el orden
Tampoco el poder económico como tal lleva nece- socio-económico". El "orden socio-económico" al
sariamente a la comisión de delitos, por más que que se alude en dicha rúbrica dista, sin embargo,

1. Pionero y uno de los principales creadores del Derecho penol económico fue K!AUS TIEDEMANN, desde su WirschoFtsstraFrecht und Wirts-
choftskriminolitéit, dos volúmenes aparecidos en 1976, en los que recoge anteriores trabajos sobre el temo, de formo sistemático. Después
el mismo autor ha seguido trabajando en esto materia, convirtiéndose en uno de los principales especialistas o nivel mundial. En España
ha sido traducido bueno porte de su obro, destocando sus libros, Lecciones de Derecho penal económico, Barcelona 1993; Poder econó-
mico y delito. Barcelona. 1985. Además, con motivo de lo concesión del doctorado "honoris causa" par lo Universidad Autónomo de Ma-
drid, se ha publicado un volumen, Hacia un Derecho penal económico europeo. Madrid. 1995, en el que se recogen las diversas ponen-
cias presentados en dicho acto y uno relación de las publicaciones del citado autor. Igualmente está en vías de publicación otro volumen
conteniendo las ponencias presentadas con motivo de la concesión al citado autor del doctorado honoris causa par la Universidad de Cos-
tellón de la Plana en 1996. En la doctrina española también ha cobrado gran auge el Derecho penal económico, o partir de trabajos de
carácter general de BAJO FERNÁNDEZ en los años 70 y MARTOS NúÑEZ en los 80, pero sobre todo con numerosos trabajos sobre delitos
de carácter económico en particular, que incluso han motivado gran número de monografías o partir de lo entrada en vigor del nuevo Có-
digo Penal, y a los que haremos puntual referencia.
2. SuTHERIAND, White collar criminalify, en American Sociological Review, núm. 5, 1940, p. 7 ss.
3. Sobre la distinción Derecho penal de acto y Derecho penal de autor y sus implicaciones ideológicos, jurídicas y políticas, véase Mu-
ÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho penal, Porte General, 2.º ed. Valencia. 1996, p. 225 y ss.

67
Revista Penal
Cuestiones dogmáticas básicas en los delitos económicos
•••

de ser un concepto perfilado y dotado de firmes de actividades caracterizadas más por su necesi-
contornos en el panorama doctrinal contemporá- dad social que por su rentabilidad económica
neo. Fue el Proyecto de 1980 el primero que con- (sanidad, educación, transportes, etc.). Lo que
figuró un Título autonómo (el VII) con esta deno- desde el punto de vista de una economía inspira-
minación, incluyendo en él un gran número de de- da en el liberalismo capitalista del lassez faire,
litos que luego se fueron reduciendo en la lassez passer, se consideraba como una anomalía
Propuesta de Anteproyecto de 1983 hasta llegar a o una cuestión excepcional. es hoy algo absoluta-
los Proyectos de 1992 y 1994 y al Código Penal vi- mente normal e incluso consustancial a la propia
gente en donde desaparece el Título autónomo, economía de mercado, que debe estar también al
para incluir algunos de los delitos que originaria- servicio de objetivos sociales. En este sentido, los
mente se regulaban en el Proyecto de 1980 como artículos 128 .2 y 131.1 de la Constitución reco-
«delitos contra el orden socio-económico» en el nocen la iniciativa pública en la actividad econó-
Título dedicado a regular también los delitos con- mica y la facultad del Estado para planificar la
tra el patrimonio, o constituir Títulos indepen- economía, respectivamente; e igualmente hay otros
dientes como el Título XIV (Delitos contra la Ha- preceptos constitucionales que reconocen el po-
cienda Pública y contra la Seguridad Social) o el der tributario del Estado, la posibilidad de su in-
Título XV (Delitos contra los derechos de los tra- tervención en determinados sectores económicos,
bajadores)4. etc. 6 Pero para la protección penal de este orden
Ello demuestra, a mi juicio, la falta de concre- económico en sentido estricto se crearon los deli-
ción del concepto de «orden socio-económico», al tos contra la Hacienda Pública y la Seguridad So-
que, sin embargo, hay que dar un contenido, no cial (Título XIV) y algunos otros delitos tipifica-
sólo porque se mencione expresamente en la rú- dos en leyes especiales, como los delitos de con-
brica del Título XIII, sino porque realmente exis- trabando, los monetarios, etc. 7
ten una serie de delitos, bien tradicionales, bien de Pero esta concepción estricta del orden econó-
nueva creación, que sólo pueden comprenderse mico no es suficiente para abarcar en él una serie
desde la perspectiva de su incidencia en un orden de hechos de gran trascendencia también para los
socio-económico o macroeconómico superior al intereses socio-económicos y que exceden del ám-
puramente patrimonial individual. del que indu- bito puramente patrimonial individual, por lo que
dablemente se derivan, pero con el que no coinci- se hace difícil incluirlos o sancionarlos correcta-
den exactamente. mente con los clásicos delitos patrimoniales. Val-
Del concepto de «orden socio-económico» debe gan de ejemplo los fraudes a los consumidores, los
excluirse el orden económico en sentido estricto u abusos en el ámbito de las sociedades mercantiles
orden público económico, que es aquella parte del y, las alteraciones de los precios en el mercado.
orden económico dirigida o intervenida directa- También los delitos patrimoniales clásicos cuan-
mente por el Estado 5 . Este orden económico en do producen un grave perjuicio en intereses eco-
sentido estricto no es, pues, otra cosa que la inter- nómicos colectivos, como sucede con las grandes
vención directa del Estado en la relación económi- estafas financieras y las quiebras fraudul;ntas de
ca, como un sujeto de p1imer orden, imponiendo sociedades mercantiles de gran importancia eco-
coactivamente una serie de normas o planificando el nómica, parece que merecen una distinta consi-
comportamiento de los sujetos económicos. Actual- deración a la que tradicionalmente se les ha dado.
mente, nadie discute que el Estado debe intervenir Para agrupar todos estos hechos, se empezó a ha-
en la economía, no tanto en sustitución de la ini- blar a mediados de los años setenta, pr·imero en el
ciativa privada, como controlándola y corrigiendo ámbito doctrinal y luego en el legislativo, de un
sus excesos, evitando que la economía de mercado Derecho penal económico, al que serviría de base
se convierta en una jungla dominada por la ley del o de bien jurídico común un orden económico en
más fuerte, y, en todo caso, redistribuyendo la ri- sentido amplio entendido como «la regulación ju-
queza a través de una política fiscal que le permita rídica de la producción, distribución y consumo
conseguir ingresos para destinarlos a la realización de bienes y servicios» 8 . Pero la misma amplitud de

4. Sobre esta evolución, véase MuÑOZ CONDE, La ideología de los delitos contro el orden socio-económico en el Proyecto de Código Pe-
nal de 1980, CPC 1982; también, MuÑoz CONDE, en Jornadas Tiedemann, a. cit., pp. 265 ss.
5. Cfr. BAJO FERNÁNDEZ, Derecho penal económico, aplicado a la actividad empresarial. Madrid. 1979, p. 37; MARTOS NúÑEZ, Derecho
penal económico. Madrid. 1986, p. 384.
6. Es lo que la doctrina especializada llama "Constitución ecónomica'', es decir, el conjunto de los preceptos y normas de carácter cons-
titucional que determinan el modelo económico a seguir por el Estado; véase FONT GALÁN, Notas sobre modelo económico de la Constitu-
ción, en Revista de Derecho mercantil, núm. 152, 1979, p. 205 y ss.
7. Este es el criterio sistemático seguido para la exposición de estos delitos en mi Derecho penal, Parte Especial, desde la 4º ed., Sevilla
1982; y que ahora mantengo en la 11º ed., Valencia 1997, adoptada al Código Penal de 1995.
8. Véase BAJO FERNÁNDEZ, Derecho penal económico, cit., p. 40.

68
D o e t r i n a

este concepto de orden económico le hacía perder nómico», sin que por ello se obtuviera a cambio
al <<nuevo» Derecho penal económico en preci- ninguna ventaja técnico-jurídica o política, salvo
sión conceptual todo lo que ganaba en importan- la demagógica o esnobista que subyace a muchas
cia cuantitativa. Así, por ejemplo, la propiedad de estas construcciones jurídicas; o habría que
privada, uno de los ingredientes básicos de ese or- duplicar los delitos patrimoniales clásicos, sobre
den económico, tal como reconocen los artículo todo los defraudatorios, para tipificar expresa-
33 y 38 de la Constitución, es objeto de protección mente los casos en los que, además del bien jurí-
en el Título XIII del Código Penal a través de deli- dico patrimonial, se lesiona o pone en peligro la
tos como el hurto o el robo, pero obviamente na- producción, distribución y consumo de bienes
die dice que estos delitos sean delitos económicos y servicios 10 .
o contra el orden socio-económico. Lo mismo pue- 2. No puede negarse, sin embargo, la necesidad
de decirse respecto a delitos patrimoniales clásicos de regular específicamente la incidencia de algu-
como la estafa de escasa cuantía, el alzamiento de nos delitos patrimoniales clásicos en intereses
bienes de un deudor frente a unos pocos acree- económicos colectivos o socio-económicos, en
dores, la apropiación indebida del importe de los todo caso más amplios que los puramente patri-
recibos por el cobrador de una empresa, la falsifi- moniales, o de tipificar algunos hechos que difí-
cación de una letra de cambio para obtener un cilmente son reconducibles a los delitos patrimo-
crédito bancario, etc. Todos estos hechos son niales. En estos casos, la primera preocupación
constitutivos de diversos delitos contra el patri- del legislador debe ser evitar escandalosas «lagu-
monio, sin que para su tipificación ni para la com- nas de punibilidad», bien creando delitos nuevos,
prensión de su naturaleza, razón de su incrimina- o bien reformando o añadiendo algunas particula-
ción, etc., haya que recurrir a un concepto distin- ridades a los delitos patrimoniales para extender-
to al puramente patrimonial. Si todos estos los a supuestos evidentemente merecedores de
hechos se configuraran como delitos contra el or- pena y que difícilmente pueden ser sancionados
den «Socio-económico» se correría el peligro de con los delitos ya existentes. Pero ello debe hacer-
diluir el ya muy bien delimitado Derecho penal se a partir de la identificación de un bien jurídico
patrimonial en un desmesurado Derecho penal so- determinado y con una tipificación clara y preci-
cio-económico sin más límites que los que quisie- sa de los comportamientos que puedan lesionado
ra dársele en lenguaje coloquial al término «eco- o ponerlo en peligro 11 .
nómico» o «socio-económico» 9 . Desde este punto de vista es como debe anali-
Pero tampoco la magnitud del daño o perjuicio zarse el contenido del Título XIII, en el que se
económico producido puede ser un factor deter- protege primordialmente el orden patrimonial,
minante para diferenciar los delitos patrimonia- pero en el que también se contienen tipos delicti-
les de los delitos contra el orden socio-económico. vos que sólo pueden entenderse desde un prisma
Con este criterio, una estafa sería un delito «socio- socio-económico más amplio que el patrimonial.
económico» cuando, además de todos los elemen- El legislador ha dejado, sin embargo, sin resolver
tos conceptuales propios de este delito patrimo- cuáles de los delitos contenidos en el Título XIII
nial, incidiera en una pluralidad de perjudicados son reconducibles al ámbito patrimonial y cuáles
o produjera un grave perjuicio económico. Una in- al orden socio-económico. En la propia sistemáti-
solvencia sería delito «Socio-económico» cuando, ca legal, a partir de la disposición común a los
además del perjuicio al derecho de crédito, por su «delitos patrimoniales» contenida en el artículo
magnitud incidiera negativamente en el orden 268.1, hay base para decir que todos los delitos
crediticio bancario o tuviera grandes repercusio- que se encuentran tipificados en los Capítulos 1 a
nes en la economía nacional. Se confundiría así, IX son «delitos contra el patrimonio»; mientras
a mi juicio, lo que puede ser un factor determi- que los tipificados en los Capítulos XI a XIV serían
nante de la agravación de la pena con un elemen- «delitos contra el orden socio-económico». Pero
to conceptual de un pretendido delito «socio-eco- tampoco puede mantenerse este criterio de un

9. Crítica que ya realicé al Proyecto de 1980 (cfr. MuÑoz CONDE, La ideología cit.) y repetí en el artículo para el libro Homena¡e a Tie-
demann a.cit., p. 267; además de en otros trabajos directa o indirectamente relacionados con el tema.
l O. Cfr. mis trabajos citados en nota anterior.
l l. Precisamente, la indeterminación del bien jurídico de algunos delitos económicos es lo que obliga a la doctrina a incluirlos en la
vaga referencia del "orden socio-económico", que se convierte así más en un cojón de sastre o en un morco de referencia genérico, que
en un verdadero bien jurídico protegido común o todos las infracciones delictivas que tengan contenido económico. Ello dificulta después,
como es lógico, la técnico de tipificación legislativo de los comportamientos que se estiman merecedores de pena que, muchas veces, en
nada se diferencian de las simples infracciones administrativos o de los ilícitos mercantiles o civiles; para más detalles al respecto, apar-
te de lo dicho en mis trabajos citados en nota 9, véase también HASSEMER/MuÑOZ (ONDE, La responsabilidad por el producto. Valencia.
1995, p.26 SS.

69
Revista Penal
Cuestiones dogmáticas básicas en los delitos económicos
•••

modo rígido, p01·que aun en los Capítulos en los B) Los SUJETOS ACTIVOS DE LOS DELITOS
que se tipifican delitos patrimoniales, principal- ECÓNOMICOS: LA PROBLEMÁTICA DE LA
mente defraudatOI·ios como la estafa, la apropia- RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS
ción indebida o las insolvencias punibles, pueden JURÍDICAS Y EL ACTUAR EN NOMBRE DE OTRO
incluirse hechos con incidencia en intereses so-
cio-económicos, y en los Capítulos en los que se l. En la teoría del Derecho penal, sólo la pCl"so-
tipifican delitos contra el orden socio-económico na humana, individualmente considerada, puede
hay algunos delitos, como los relativos a la pro- ser sujeto de una acción penalmente relevante. Ni
piedad intelectual o a la receptación, que obede- los animales ni las cosas pueden ser sujetos de ac-
cen más a una estructura de carácter patrimonial ción, por más que en épocas pretéritas existiernn
que socio-económica. Por otra parte, algunos de- procesos contra cosas que habían producido re-
litos por su parentesco estructural deben estu- sultados dañosos, o animales que provocaron epi-
diarse conjuntamente, aunque unos participen demias, muerte de personas, etc. 13
más de un carácter patrimonial y otros tengan Tradicionalmente, se considera que tampoco
más uno socio-económico; así sucede, por ejem- pueden ser sujetos de acción penalmente relevan-
plo, con los daños patrimoniales del Capítulo IX te, aunque sí puedan serlo en otras ramas del Or-
y los daños en cosa propia de utilidad social del denamiento jurídico, las personas jurídicas ("so-
Capítulo XII. Otras veces es el legislador el que cietas delinquere non potest") 14 . Desde el punto
tiene en cuenta esta similitud estructural para de vista penal, la capacidad de acción, de culpabi-
agrupar en el mismo Capítulo delitos que inciden lidad y de pena exige la presencia de una voluntad,
en órdenes distintos como la receptación «Y otras entendida como facultad síquica de la persona in-
conductas afines» (blanqueo de capitales o de dividual, que no existe en la persona jurídica, mero
bienes) en el Capítulo XIV. Y otras veces simple- ente ficticio al que el Derecho atribuye capacidad
mente no se entiende por qué el legislador ha si- a otros efectos distintos a los penales. Pero in-
tuado en uno de los Capítulos que él mismo lla- cluso los más recalcitrantes partidados de esta
ma «patrimoniales», el VIII, un delito claramente concepción, defienden la necesidad de que el De-
socio-económico, como «la alteración de precios recho penal pueda reaccionar de un modo u otro
en concursos y subastas públicas», mucho más frente a los abusos que, especialmente en el ámbito
relacionado con las maquinaciones para alterar económico, se producen a través de la persona ju-
el precio y los delitos relativos al mercado del rídica, sobre todo cuando esta adopta la forma de
Capítulo XI, Sección 3ª, que con los delitos pa- sociedades mercantiles, principalmente anónimas
trimoniales. o de responsabilidad limitada. Pero para evitar
Por todo lo dicho, se puede concluir afirmando contradicciones con el principio de la iiTesponsa-
que la distinción «delito contra el patrimonio-de- bilidad penal de las personas jurídicas se propone
lito contra el orden socio-económico» tiene un va- ante todo castigar a las personas físicas individua-
lor sistemático relativo y materialmente escaso, les que cometen realmente tales abusos, sin per-
por lo que corresponde ~l intérprete analizar las juicio de las medidas civiles o administrativas que
particularidades que tiene un concreto tipo delic- proceda aplicar a la persona jurídica como tal (di·
tivo para justificar su consideración como delito solución, multa, prohibición de eje1-cer en deter-
contra el orden socio-económico. En este sentido, minadas actividades, etc.). .
no cabe duda, que son delitos económicos en sen- Esta parece ser también la opinión que se ha
tido estricto los tipificados en el Título XIV (Deli- acogido en el Código Penal de 1995. Sin embargo,
tos contra la Hacienda Pública y la Seguridad So- los artículos 129 y 370 de este Código Penal pre-
cial). Pero en un concepto más amplio de delito vén la adopción de sanciones contra personas ju-
económico se pueden incluir también un buen nú- rídicas, que permiten replantear ya de lege lata
mero de los acogidos en el Título XIII, pudiendo la posibilidad de que éstas pueden ser también
considerarse, por tanto, también como tales, con consideradas penalmente responsables. El funda-
las reservas ya dichas, los delitos relativos a la pro- mento de esta responsabilidad lo constituven
piedad intelectual e industdal, al mercado y a los siempre los actos individuales realizados por las
consumidores, los delitos societarios y la recepta- personas físicas que integran la persona juddica;
ción y conductas afines 12 . pero para prevenir estos actos procede, en ocasio-

12. Criterio sistemático expositivo acogido en mi Derecho penal, Parte Especial, 11 º ed. Valencia. 1996.
13. Doctrina absolutamente dominante en el ponoramo actual del Derecho penal, véase, por todos, MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Parfe
General cit., p. 226 y ss.
14. Doctrina tradicionalmente mantenida en el Derecho penal alemán y español y latinoamericano, pero con importantes excepciones
en otros sistemas jurídicos comparados, a los que después se alude en el texto; para más detalles, véase las ponencias de DoELDER, RoSTAD,
SCHÜNEMANN y ZUGALDIA, en Jornadas Tiedemann, cit.

70
D o e t r i 11 a

•••
nes, adoptar también sanciones que afecten a la tradores, etc.), o crear un precepto general que
persona jurídica como ente jurídico a cuyo ampa- permita esta sanción en todos los casos donde ocu-
ro se cometen acciones delictivas. El Código Penal rran prnblemas de este tipo. La p1·imera vía ha sido
recoge algunas de estas sanciones de un modo ge- adoptada excepcionalmente en algunos tipos con-
neral en el Título VI del Libro I, artículo 129, cali- ffetos como en el artículo 318 (delitos laborales).
ficándolas, junto con otras de parecida índole La segunda es la elegida en el a1·tículo 31 , pero no
corno «consecuencias accesorias», eviumdo así sólo para los casos de actuación en nombre de 1111a
cualquier discusión sobre si son auténticas penas persona j11rídica, sino también para los de actua-
o medidas de seguridad, pern la misma presencia ción en nombre de otra cualquiera persona física
de estas sanciones en un Código Penal como con- (menor, incapacitado). El artículo 31 dice: «El que
secuencias juddicas del delito supone, de hecho, actúe como administrador de hecho o de derecho
admitir la responsabilidad penal de las personas de una persona jurídica, o en nomb1·e o represen-
jurídicas como tales l 5. Ante esta regulación, pare- tación legal o voluntaria de otro, responderá per-
ce, pues, que, aunque la 1·esponsabilidad indivi- sonalmente, aunque no concurran en él las condi-
dual sigue siendo la única fuente tanto de la pena, ciones, cualidades o relaciones que la correspon-
como de la medida de seguridad propiamente di- diente figura de delito o falta requiera para poder
cha, hay ya un sistema de sanciones de car·ácter ser sujeto activo del mismo, si tales circunstancias
penal aplicables a las personas jurídicas, que per- se dan en la entidad o persona en cuyo nombre o
miten hablar de la responsabilidad penal de las 1·epresentación obre» 17 .
mismas, sin que ello suponga una mera cuestión 2. Pero independientemente de cuál sea la opi-
terminológica, sino algo más profundo de conte- nión que se tenga sobre la naturaleza de las "con-
nido material. secuencias accesorias" aplicables a las personas
No hay, pues, en principio, inconveniente legal jurídicas en el Código Penal de 1995, lo importan-
alguno en revisar la tesis tradicional y reinterpre- te es que el principio tradicional societas delin-
tar el Derecho positivo en un sentido más favora- quere non potest está siendo objeto de revisión
ble a la exigencia de responsabilidad penal tam- también en el Derecho comparado. Precisamente,
bién a las personas jurídicas, aún dentro del respe- y en la medida en que la persona jurídica se ha
to más escrupuloso a la actual regulación vigente. convertido muchas veces en el \'alladar inexpug-
En algunos casos, e independientemente del pro- nable con el que se tropiezan los intentos legisla-
blema de la responsabilidad penal de las personas tivos y los esfuerzos der los Órganos de la Admi-
jurídicas, no es posible, sin embargo, directamen- nistración de Justicia penal para exigir responsa-
te castigar a las personas físicas que actúan en bilidades en los delitos ecónomicos, es por lo que
nombre de las personas jurídicas, porque algunos para e\'itar esas "impunidades" se han arbitrado
tipos de delitos exigen determinadas cualidades sanciones de carácter penal que, independiente-
personales («deudor», «obligado a pagar impues- mente de las que sean aplicables a las personas fí-
tos»), que no se dan en tales personas físicas, sino sicas que actúan en nombre y representación de
en las jurídicas en cuyo nombre actúan 16 . Para evi- las personas jurídicas, recaigan sobre la persona
tar estas indeseables lagunas de punibilidad, el le- jurídica misma, bien suspendiendo sus activida-
gislador puede optar por una doble vía: o sancio- des, bien prohibiéndole durante un cierto tiempo
nar expresamente en los tipos delictivos donde más el ejercicio de las mismas, imponiéndole fuertes
se den estos casos a las personas físicas que ac- sanciones económicas, la privación de determina-
túan en nombre de la jurídicas (gerentes, adminis- dos derechos (como el de recibir subvenciones pú-

15. Dichas sanciones como "consecuencias accesorias" fueron ya en su día acogidas como sanciones específicas para personas jurídi-
cas en cuyo seno se cometían delitos, en la Propuesta de Anteproyecto del nuevo Código Penal de 1983, en el Título VII del Libro 1 {véase
especialmente arts. 137 y l 38). Su acogida en el Código Penal de 1995 (art. l 29) no ha sido considerada, sin embargo, como una san-
ción específica para la persona jurídica, véase, por ej. PRATS (ANUTS, en ÜUINTERO OLIVARES Y OTROS, Comentarios al nuevo Código Penal,
Pamplona. 1996, p. 623 ss.; GUINARTE (ABADA, en VIVES ANTÓN Y OTROS, Comentarios al Código Penal. Valencia. 1996, vol. l, p. 665 y ss.
16. El problema fue planteado por primera vez en una recensión que hice en el Anuario de Derecho penal y Ciencias penales, 1970,
p. 183 y ss., a la obra de BLAUTH, Handefn für einen anderen, y luego mi tesis doctoral, El delito de alzamiento de bienes. Barcelona. 1971,
p. 102 y ss. Luego volví a tratarlo en: La responsabilidad penal de /os órganos de las personas jurídicas en el ámbito de fas insolvencias
punibles, Cuadernos de Política Criminal, 1977. Luego la introducción en la reforma de 1983 en el anterior Código Penal del artículo 15
bis, dio una base legal a la exigencia de responsabilidad penal de las personas físicas que en estos casos actúan en nombre y represen-
tación de las personas jurídicas. Posteriormente el tema ha sido tratado por OCTAVIO DE TOLEDO, Las actuaciones en nombre de otro, Anua-
rio de Derecho penal 1984; y en diversas monografías y trabajos por GRACIA MARTÍN, fundamentalmente en los dos volúmenes de su El ac-
tuar en nombre de otro en Derecho penal, ( 1985 y 1986) y en algunos artículos, por ej. en su contribución a las Jornadas de Tiedemann
a. cit.
17. Sobre este precepto, véase los comentarios de VIVES ANTÓN, en VIVES ANTÓN Y OTROS a cit, vol. 1 p. 291 y ss.; y QUINTERO OLIVARES,
en ÜUINTERO OLIVARES Y OTROS, Comentarios a. cit., p. 317 y ss.

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Revista Penal
Cuestiones dogmáticas básicas en los delitos económicos
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blicas) o incluso decretando la disolución de las con la que se cometen estos hechos. Piénsese en
mismas. Es verdad que muchas de estas sanciones un concreto caso, el delito económico (o ecológi-
se encuentran ya en forma de medidas o de con- co o de corrupción de funcionarios, que a estos
secuencias accesorias aplicables de un modo ge- efectos cumplen una función similar a la del deli-
neral o en relación con determinados delitos to ecónomico), cometido por una "multinacional"
(principalemente narcotráfico y blanqueo de capi- en un determinado país. ¿De qué nos sirve el cas-
tales); pero de lo que se trata ahora es de darles el tigo del "testaferro" o del tecnócrata directivo que
verdadero carácter de una pena impuesta a través tiene allí, entre otras cosas para asumir este ries-
del correspondiente proceso penal a la persona ju- go, si luego la misma multinacional, naturalmen-
rídica en cuyo ámbito se han cometido determi- te persona jurídica, va a poder seguir actuando sin
nados delitos por personas físicas que actúan en ningún problema?
su nombre o representación. No se trata, sin em- La existencia, pues, de mecanismos sancionato-
bargo, de prolongar o de mantener la "ficción" rios penales aplicables a las personas jurídicas por
que la persona jurídica representa, sino de consi- el juez penal en el correspondiente proceso tras la
derarla como verdadero sujeto de derecho y, por depuración y determinación de sus responsabili-
tanto, también de delito, sancionándola con la dades, no debe por tanto ser un problema dog-
pena adecuada a su carácter. mático insoluble en el Derecho penal interno de
Es decir, una vez comprobada la existencia del ningún país civilizado, y tampoco debería serlo,
delito en cuestión, lo que probablemente determi- en su caso, en el Derecho penal internacional,
nará ya también la responsabilidad de alguna per- donde se plantea incluso la responsabilidad de los
sona física, habrá que ver hasta que punto éste es propios Estados. A este respecto baste citar, a ni-
atribuible a una decisión de la persona jurídica y, vel de Derecho comunitario, las Resoluciones del
en consecuencia, debe ésta ser responsabilizada Consejo de Europa: Resolución (77) 28 del Comi-
del mismo. Comprobado que esto es así, la san- té de Ministros sobre Contribución del Derecho
ción penal debe recaer sobre la propia persona ju- penal a la protección del medio ambiente (28 sep-
rídica, adaptada a sus características y naturaleza. tiembre 1977); Recomendación n.º R (81) del Co-
Prácticamente, la única pena dentro del catálogo mité de Ministros a los Estados miembros sobre la
de penas existentes en cualquier Código Penal que criminalidad en los negocios (25 junio 1981), y la
no puede aplicarse a la persona jurídica es la pena Recomendación n.º R (82) 15 del Comité de Mi-
privativa de libertad, la pena de prisión (hago abs- nistros a los Estados miembros sobre el papel del
tracción por razones obvias de la pena de muerte, Derecho penal en la protección de los consumido-
que ni está admitida en nuestro ordenamiento ju- res (24 septiembre 1982).
rídico ni debe estar en ningún otro ordenamiento En la doctrina se ha desarrollado igualmente
jurídico), pero quedan las otras (las privativas de una tendencia favorable a la admisión de la res-
derechos, las pecuniarias), y además otras que son ponsabilidad penal de las personas jurídicas, fun-
específicamente aplicables a las personas jurídi- damentándose en una "culpa por organización" 18 ,
cas (como su disolución, intervención, etc). No es- o en una modificación de los fines de la pena,
tamos hablando de "ciencia-ficción" jurídica, sino que, según ScHüNEMANN, en esta materia serían
de concretas realidades en muchos Ordenamien- sólamente la eficaz protección del bien jurídico,
tos jurídicos, como ocurre en el reciente Código excluyendo la prevención especial que evidente-
Penal francés (artículo 121, 1-7), en Noruega, Por- mente carece aquí de contenido 19 , o en una "do-
tugal u Holanda, y es ya una larga tradición en ble imputación" 2 º. De un modo u otro, lo que está
el Derecho anglosajón que conoce el corporate claro es que hoy se considera que en relación con
crime. los sujetos activos de los delitos económicos la
En todo caso, la responsabilidad penal de las mejor política criminal que se puede llevar a cabo
personas jurídicas no impide exigir también res- es la admisión plena y decidida de la responsabi-
ponsabilidad a las personas físicas que actúan en lidad penal de las personas jurídicas, descorrien-
su nombre, pero al mismo tiempo la responsabili- do así, de una vez por todas, el famoso velo que
dad de estas personas físicas no debe impedir la ha permitido que a través suyo se cometan los
de las personas jurídicas; es más es ésta sólo la mayores abusos contra los derechos económicos
que puede impedir el problema de la "impunidad" de los pueblos y de los ciudadanos en general, que

18. Así, por ej. ZUGALDIA ESPINAR en diversos trabajos sobre el tema publicados en Cuadernos de Política Criminal, 1980 y 1994, y en
las Jornadas Tiedemann.
19. En Jornadas Tiedemann, p. 565 ss.
20. Tesis del argentino DAVID BAIGUN, La tipicidad en el sistema de la responsabilidad penal de las personas jurídicas, denominado do-
ble imputación, separada de los Cuadernos del departamento de Derecho penal y Criminología, nueva serie n.º 1, 1995; Naturaleza de
la acción institucional en el sistema de la doble imputación, en Homenaje al Prof. ISIDORO BENEDffil. Buenos Aires. 1996.

72
D o e t r i n a

justamente por llevarse a cabo a través de la per- estafa cuando no se traduce en un perjuicio patri-
sona jurídica han quedado siempre en la más ab- monial efectivo relevante, ni siquiera a través de la
soluta impunidad. tentativa, porque lo importante no es tanto el per-
juicio patrimonial individualizado (normalmente
de escasa cuantía o difícilmente cuantificable),
C) Los SUJETOS PASIVOS como el perjuicio a los intereses de los consumi-
dores en general, un bien jurídico de carácter so-
La misma expresión "orden socio-económico" cio-económico que ahora se rrotege en el artículo
utilizada en la rúbrica del Título XIII pone de re- 282 como delito publicitario 1.
lieve que los sujetos pasivos de estas violaciones Pero bien sea a través de la creación de algún
no son sólo los individuos, sino también la colec- tipo específico que tenga en cuenta la dimensión
tividad, la sociedad, los grupos y pueblos ente- colectiva del daño y del perjuicio económico pro-
ros. Especialmente importante es esta idea en el ducido a una pluralidad de sujetos pasivos, bien a
delito económico porque, como ya hemos dicho través del añadido de la correspondiente agrava-
anteriormente, una de las características que di- ción del delito patrimonial clásico, de lo que no
ferencian esta figura del clásico delito patrimo- cabe duda es que la consideración de los intereses
nial, es su indicencia en un grupo amplio de per- económicos colectivos y de grupos anónimos de
sonas, incluso en la sociedad y en el orden socio- personas (consumidores) ofrece nuevas perspecti-
económico entendido como un todo. Pero incluso vas tanto para tipificar nuevos delitos, como para
un delito patrimonial clásico, por ejemplo, la es- reinterpretar los tradicionales de una forma dis-
tafa, puede tener una dimensión socio-económica tinta a como se hacía anteriormente. No es por
mucha más amplia que la que tradicionalmente ello una casualidad, que incluso en la persecución
se le da a este delito, entendido sólo como delito penal de los nuevos delitos socio-económicos que
patrimonial. se contienen en el Código Penal español de 1995,
El tráfico comercial masivo característico de la aún configurándose, en principio, como delitos
sociedad de consumo pone de relieve que, por en- privados, perseguibles sólo mediante denuncia de
cima de los aspectos patrimoniales individuales, la persona agraviada o de su representante legal,
los derechos de los consumidores tienen también se haga la salvedad de que pueda hacerlo direc-
un significado social de mayor trascendencia in- tamente también el Ministerio Fiscal cuando el
cluso que el puramente patrimonial individual. A delito afecte a "los intereses generales o a una
este aspecto social alude el artículo 51 de la Cons- pluralidad de personas". Se evita así que estos de-
titución, que obliga a los poderes públicos a la de- litos se conciban como delitos "entre caballeros"
fensa de los consumidores y usuarios y a proteger y que los pactos y componendas entre los mismos
la seguridad, la salud y los legítimos intereses eco- puedan dejar sin sanción penal hechos grave-
nómicos de los mismos. Ciertamente es un dere- mente atentatorios a los intereses de los verda-
cho de difícil conceptuación jurídica, pero que no deros sujetos pasivos, muchas veces personas
se identifica con los intereses exclusivamente pa- anónimas que no pueden gozar de otra protec-
trimoniales individuales. Quien compra un pro- ción que la que les brinden el Derecho penal que
ducto corriente en el mercado (detergente, aceite, por su propio carácter debe estar por encima de
refresco, cadena musical) tiene una expectativa le- los acuerdos que puedan llevar a cabo los autores
gítima a que el producto ofrezca las prestaciones de estos delitos 22 .
y calidades que se mencionan en la publicidad de
los mismos o en las etiquetas de los envases, que
son, más o menos, los que se predican de otros D) EL TRATAMIENTO DEL ERROR
productos similares que con otras marcas igual-
mente se ofrecen en el mercado. Si luego el pro- Quisiera, para terminar este breve repaso de al-
ducto no ofrece estas prestaciones (el detergente gunas de las cuestiones dogmáticas básicas que
no lava tan blanco, la cabeza de la cassette se rom- plantean los delitos económicos y dar paso a las
pe o ésta deja de sonar bien al poco tiempo), hay exposiciones más detalladas de los demás compa-
una frustración de los intereses de los consumido- ñeros sobre estas mismas cuestiones, ocuparme
res en general, más allá del interés patrimonial del ahora de otro problema que con bastante frecuen-
consumidor individualmente afectado. ·Sin em- cia suele plantearse en el ámbito de la delincuen-
bargo, la lesión de este derecho socio-económico cia econórnica con peculiaridades propias. Me re-
carece de protección directa a través del delito de fiero a las cuestiones relacionadas con la relevan-

21. Para más detalles, véase mi Parte Especial, cit., 11 º, p. 360 y ss. y 442 y ss.
22. Véase mi Parte Especial, 11° ed. cit., p. 460.

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Revista Penal
Cuestiones dogmáticas básicas en los delitos económicos
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cia del error que pueden tener los autores de estos ámbito son vencibles o evitables y difícilmente
delitos en relación con el ámbito de aplicación de puede prosperar su alegación ante los Tribunales.
los mismos, particularidades jurídicas de su tipifi- Esta crítica se ha hecho también, v con mavor
cación, sus relaciones e interdependencias con la fundamento, a la teoría de la culpab.ilidad ac~gi­
regulación que de sus supuestos de hecho se hace da por el párrafo 17 del Código Penal alemán,
en otras ramas del Ordenamiento jurídico, etc. En antecedente más próximo de la regulación espa-
un mundo tan tecnificado y complejo como es el üola, por cuanto la doctrina alemana dominante
mundo de las actividades económicas es muy pro- sólo exige el conocimiento potencial de la antiju-
bable que a veces se actúe con desconocimiento ridicidad y en caso de error vencible prevé una
de la intrincada normativa jurídica extrapenal que atenuación facultativa y no obligatoria y tan cua-
lo regula. El uso y el abuso de la ley delegada, del lificada de la pena como admite el Código Penal
decreto-ley, del reglamento y aun de las órdenes español 24 .
y circulares administrativas es una constante de En cambio, con la teoría tradicional del dolo, el
este sector y es deplorable que toda esa normati- error vencible de prohibición sólo resultaba impu-
va, a veces sin rango de ley y, en todo caso, casi table a título de imp1udencia y únicamente en
siempre con rango inferior al de la Ley orgánica aquellos casos en los que el delito cometido admi-
formal que exige el principio de legalidad, pueda tiera esta forma de responsabilidad, lo que nor-
entrar en el Derecho penal por la puerta falsa de malmente no suele suceder en los delitos econó-
la norma penal en blanco. micos.
La complejidad técnica y la indeterminación de La regulación prevista en el artículo 14 del Có-
las normas que regulan la actividad económica digo Penal español, además de ser más generosa
y sobre todo la intervención del Estado en la eco- con el error de prohibición que la regulación ale-
nomía es una de sus principales características, mana, no prescribe obligatoriamente que el trata-
pero también su principal defecto. Y por ello, es miento que hay que dar al error sobre normas ex-
lógico que esta complejidad se intente compensar trapenales sea el del error de prohibición, es decir,
desde el punto de vista subjetivo, dándole mayor el del párrafo 3. Por tanto, también puede ubicar-
relevancia al error del ciudadano sobre la com- se dicho error, y hay muchas razones para enten-
pleja y a veces deficiente regulación extrapenal derlo así, en el párrafo 1 del mismo artículo, como
que incide en la configuración del respectivo tipo un e1Tor sobre un hecho constitutivo de la infrac-
delictivo. ción penal, ya que en la mayoría de los delitos eco-
La experiencia enseña que estamos dispuestos a nómicos la remisión a las normas extrapenales
conceder más relevancia al error que se refiere a que se hace en el tipo, convierte a éstas en "un he-
normas «artificiales», que al que se refiere a nm-- cho constitutivo de la infracción penal".
mas que constituyen el núcleo de nuestra socie- ¿Cómo puede entenderse constituido el tipo del
dad. Sin embargo, paralelamente a este creci- delito de defraudación tributaria (art. 305), si no
miento de la normativa del sector económico, se se considera que el deber tributario es un elemen-
ha introducido en el Código Penal una regulación to integrante del mismo? Si alguien cree que tie-
del error de prohibición que parece no tiene en ne derecho a una bonificación fiscal o a que un
cuenta esta legítima necesidad de compensación. determinado ingreso no está sujeto a tributación,
El párrafo 3 del artículo 14 del Código Penal de actúa sin el dolo requerido por dicho delito, pero
1995 prevé, en efecto, que "el e1Tor invencible so- es que además es indiferente al carácter vencible
bre la ilicitud del hecho constitutivo de la infrac- o invencible del error, porque, en todo caso, la co-
ción penal excluye la responsabilidad penal"; pero misión imprudente de este delito es impune. Si el
acto seguido dice también que "si el error fuera desconocimiento del deber tributario descansa en
vencible, se aplicará la pena inferior en uno o dos una errónea apreciación de los datos de hecho
grados". Esta regulación, por lo menos en la ver- o de la normativa aplicable, desaparece el propó-
sión que ofrecía en el artículo 6 bis a) del anterior sito de defraudar al Erario público, con lo que se
Código Penal a partir de la reforma de 1983, se excluye ya el tipo del delito de defraudación tri-
considera por alguno 23 como una claudicación butaria25.
ante el viejo principio ignorantia iuris non excusa!, El error sobre las normas extrapenales que con-
ya que, de hecho, la mayoría de los errores en este figuran la tipicidad de los delitos económicos no

23. Véase por ej., TORIO LóPEZ, El error evitable de prohibición en el Proyecfo de Código Penal, en La reforma penal y penitenciaria. San-
tiago de Compostela. 1980, p. 262.
24. Para más detalles, véase mi libro El error en Derecho penal. Valencia. 1989, p. 45 y ss.
25. Así lo manifesté ya en mi trabajo El error en el delito de defraudación tributaria, Anuario de Derecho penal 1985, recogido luego
en mi libro sobre El error a. cit., p. 93 ss. (esp. p. l 03 y ss.). Expresamente se adhiere a esta opinión FERRÉ OLIVÉ, en uno de los primeros
trabajos sobre la nueva regulación del delito contable (véase de dicho autor, El delito contable. Barcelona. 1988, p. 212).

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D o e t r i n a

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es, por tanto. como creen algunos autores 26 , un Naturalmente, esto no quiere decü· que baste
error de prohibición a tratar, si es vencible, sólo con que el ciudadano alegue que desconocía la
con la pena atenuada del delito doloso que prevé normativa vigente en el momento en que cometió
el párrafo 3 del artículo 14, sino un verdadero el hecho para que quede exento de pena. Es más,
error de tipo subsumibk en el párrafo 1 de dicho muchas veces los autores de los delitos econó-
precepto, con la consecuencia de la impunidad del micos son verdaderos especialistas v buenos co-
que en este modo actúa erróneamente. Lo que, en nocedores de los entresijos de las n¿rmas que re-
todo caso, no le va a salvar de la posible sanción gulan algunos sectores muy concretos de la eco-
administrativa que sí puede imponerse 27 , o en el nomía (mercado de valores, propiedad industrial
caso de delitos patrimoniales con mayor o menor y Derecho de la competencia, Derecho de socieda-
incidencia económica de la responsabilidad civil des, circulación de capitales, normativa fiscal o de
que por la vía civil pueda exigirse. la Seguridad Social), o están perfectamente aseso-
Esta opinión, que algunos pueden entender rados por los mejores profesionales del Derecho y
como excesivamente técnica o incluso como una de la Economía. Pero hay que tener en cuenta que
fácil coartada para que los delincuentes ecónomi- la alegación del error se basa muchas veces, más
cos puedan sustraerse a la responsabilidad penal, que en el desconocimiento de la normativa
se justifica también, sin embargo, por razones po- existente, en que el comp01iamiento formalmente
lítico-criminales y de Justicia material. En este ilícito es tolerado o incluso fomentado por el Es-
sentido, ya advierte LüDERSSEN en Alemania, que tado, que en épocas muy recientes ha cerrado los
«el aumento del riesgo de responsabilidad de los ojos ante la circulación del "dinero negro" siem-
destinatarios de la norma, ante la cada vez mayor pre que se suscribieran títulos de la Deuda Públi-
inseguridad cualitativa y cuantitativa de los ele- ca a bajo interés, o se invirtiera en determinados
mentos normativos debe ser compensada en el as- sectores de la economía; o que ha permitido el in-
pecto subjetivo 28 . Es verdad que, como dice tam- cumplimiento de determinadas obligaciones de
bién en Alemania MAIWALD, manteniendo la tesis carácter contable, o la inobservancia de exigen-
contraría a la que aquí se propone, «el Estado cias de un determinado nivel del pasivo en la enti-
debe exigir a los ciudadanos que se identilfiquen dades bancarías o de crédito; o ha dejado en la
con las normas que el mismo Estado promulga duda o en la ambigüedad jurídica si en determi-
en cumplimiento de su función ordenadora". La re- nadas operaciones de crédito se deben hacer o no
gulación del error de prohibición, que es como retenciones a cuenta, etc. Todo ello producía
este autor considera que debe tratarse el error so- y aún produce hoy, incluso entre los especialistas
bre las normas extrapenales es, pues, para MAI- en la materia una gran confusión e inseguridad ju-
WALD "expresión de la exigencia de una fuerte rídica. Desde luego, una cosa es segura: al ciu-
identificación con el orden estatal 29 . Pero precisa- dadano de a pie no puede confundírsele y mucho
mente esto es lo que falta aquí la mayoría de las menos asustársele con una normativa penal que
veces: la identificación del ciudadano con la nor- luego no se aplica, o, lo que es peor, se aplica
mativa estatal. No sólo porque ésta es compleja y arbitrariamente o selectivamente, cuando convie-
cambiante, sino porque a veces es tan coyuntural, ne, para conseguir una identificación con una de-
arbitraria e imprecisa, que da la impresión que se terminada política económica del Estado. Tanto
utiliza el Derecho penal más como simple instru- más cuanto el poder de control y sancionatorio de
mento intimidatorio o como instn1mento ejecutor la Administración, no sólo en materia tributaria;
de una determinada política económica, que su sino también, por ejemplo, en el control e inspec-
carácter de ultima ratio, inspirado en el principio ción de las entidades de crédito campea por sus
de intervención mínima. respetos, imponiendo en caso de infracciones in-

26. Por ej. TORIO LóPEZ, ob cit., (nota 23). También recientemente SILVA SÁNCHEZ, El nuevo Código Penal: cinco cuestiones fundamentales.
Barcelona. 1997, p. 105, señala que "esta tendencia (una decantación hacia la apreciación del error de prohibición), que por diversos
motivos ya es perceptible en España a propósito del "error sobre elementos normativos del tipo de contenido jurídico" (errores de Derecho
extrapenal) experimentará probablemente un incremento notable".
27. En el ámbito de los delitos económicos en sentido estricto, la posibilidad de una sanción administrattiva, a veces más grave que la
penal propiamente dicha, es algo bastante frecuente. Prácticamente la única, aunque importante diferencio, entre ambas es la imposibili·
dad de que la sanción administrativo puedo ser trasformar, directa o indirectamente, en sanción privativo de libertad, porque así lo veda
expresamente el artículo 25.3 de la Constitución. En todo coso, rige aquí el ne bis in idem, por lo que no es posible la doble sanción, sien·
do sólo aplicable la administrativa en coso de que no pueda aplicarse la penal, entre otras cosos, por ej., por Falta de dolo típico del su·
jeto que realizó el hecho a sancionar. Para más detalles, véase los trabajos de MAzZACUVA, DANNECKER, PAUERO Y SÁNCHEZ MORENO, en el
referido libro Homena¡e a Tiedemann (Jornadas Tiedemann cit.).
28. Véase LüDERSSEN, Die Parteispendeproblematik im Steuerrecht und Steuerstrafrecht, en Wistra. 1985. p. 230.
29. MAIWALD, Unrechtskenntnis und Vorsatz im Steuerstrafrecht. Heidelberg. 1984, p. 42 y ss.

75
Revista Penal
Cuestiones dogmáticas básicas en los delitos económicos •

cluso puramente formales, sanciones de tanta gra- despreocupación o negligencia en el cumplimien-


vedad como las penales propiamente dichas, o en to de los deberes de carácter económico que el
otras ocasiones negocia con los particulares deter- ciudadano empresario, contribuyente, etc. tiene
minados niveles de exigencia menqres en el con- con el Estado o con otros ciudadanos, sino de ga-
trol de sus actividades económicas, 'según se trate rantizar al particular que actúe en estos ámbitos
de beneficiar algunas actividades, o incluso sim- que el Derecho penal no se va a utilizar con crite-
plemente concediendo un trato de favor a personas rios selectivos políticos, o para tapar los déficits
afines a los aparatos de poder o a la financiación de funcionamientos de otras instancias jurídicas.
de los partidos políticos. Cuando se habla de dar relevancia al error sobre
Pero no sólo en el ámbito de los delitos econó- la compleja normativa extrapenal que sirve de
micos en sentido estricto puede darse este tipo de base a la configuración típica de muchos delitos
problemas. Recientemente (mayo 1997) estamos económicos (o simplemente patrimoniales), de lo
asistiendo a una polémica sobre si la disposición que se trata es de situar adecuadamente el proble-
de los depósitos entregados como garantía del de- ma y de solucionarlo en la categoría o elemento de
codificador de la televisión por cable constituye la teoría del delito donde corresponde, a los efec-
o no apropiación indebida, pero admitiendo que tos de conseguir una Administración de Justicia
lo fuera, lo cual, y al margen del problema políti- penal justa y racional, por encima de la arbitrarie-
co y social que está detrás de este tema, es más dad que la coyuntura económica del momento fa-
que discutible, lo cierto y verdad es que una cues- vorezca. Y hoy por hoy creo que es en la configu-
tión jurídica tan complicada en el ámbito del De- ración del propio tipo de delito, que es donde sur-
recho civil o mercantil, puede dar lugar a un error gen las obligadas remisiones o referencias a
sobre norma extrapenal, elemento normativo del normas extra penales, donde hay que resolver tam-
tipo, o como quiera llamársele, que obviamente bién el problema de si esta clase de error, cuando
excluye el dolo típico específico de este delito se plantee y se demuestre que realmente existió,
y con ello la propia tipicidad del mismo. debe o no tener relevancia a efectos de excluir in-
No se trata, pues, de conceder impunidad a la cluso la propia tipicidad de la conducta. e

76
Doctri a

Sobre el contenido injusto de los delitos de apropiación indebida (reflexiones a propósito


de los arts. 252 v siguientes del Código Penal español) .,
Rafael Simons Vallejo Asesor jurídico del Sindic de Greuges
de la Comunidad Valenciana

SUMARIO: I. Introducción. II. La apropiación indebida en los sucesivos Códigos penales españo-
les. III. La interpretación tradicional del delito de apropiación indebida. Consideraciones críticas. IV.
Nuevo enfoque del delito de apropiación indebida: la apropiación indebida como tipo básico de la de-
lincuencia patrimonial apropiatoria. V. Conclusiones.

l. Introducción protección penal de los intereses patrimoniales


estrictamente individuales. Desgajado, a lo largo
Cuando el intérprete se acerca al estudio del de- del proceso de conformación histórica de los sis-
lito de apropiación indebida se enfrenta, sin lugar temas actuales de Derecho penal patrimonial, del
a dudas, a uno de los tipos más problemáticos del antiguo delito de furtum romano, y construido a
Derecho penal patrimonial. Este delito cuenta, en partir de la doctrina del hurto impropio en la épo-
efecto, con un largo período de recorrido históri- ca medieval!, el delito de apropiación indebida se
co, al constituir uno de los cuatro pilares funda- halla presente en todos los sistemas destinados a
mentales Uunto al hurto, la estafa y la adminis- la protección penal del patrimonio, al menos en
tración desleal) sobre los que conceptualmente los países de nuestro entorno cultural más inme-
descansa (o debería descansar) todo el sistema de diato2.

1. El delito de furtum romano se definía, según PAULO, como "Contrecfatio rei Fraudulosa lucri Faciendi gratia ve/ ipsius rei etiam usus
eius possessionisve' (Paulus, § 1 bib. XXXIX, ad. Ed. 1, 1, § 3. F., citado por MANZINI, Y.: Trattato del furto e del/e varie sue specie, parte
prima: evoluzione genera/e sociologica e guiridica del furto, Vol. Primo, Torino, 1902, p. 280; DOMINGO, R y RODRÍGUEZ-ANTOLÍN, B.
(Reglas jurídicas y aforismos, Elcano, 2000, p. 170) traducen este aforismo como "apropiación fraudulenta de una cosa con el fin de ob-
tener un enriquecimiento, bien sea de la misma cosa, bien sea de su uso y posesión"). Como recuerda PEDRAZZI, en el Derecho romano,
la apropiación indebida encontraba su acomodo en el delito de hurto así definido, y allí permaneció hasta que el delito de hurto no exi-
gió entre sus requisitos la presencia de una sustracción; cuando el delito de hurto asumió, merced a la presencia de este requisito, la fiso-
nomía que hoy posee, la dificultad de encuadrar en él las hipótesis que actualmente conocemos como apropiación indebida, hizo nacer la
doctrina del hurto impropio, que permitía distinguir ambas figuras y sancionar la primera de ellas, pero que ponía ya también de mani-
fiesta la íntima conexión existente entre ellas: hurto y apropiación indebida son figuras complementarias, ya que es reo de apropiación in-
debida quien se apropia de la cosa ajena sin sustraerla y, por ello mismo, sin cometer hurto ("Appropiazione indebita", en Enciclopedia
del Diritto, 11, Ali-Are, 1958, p. 833).
2. Así, el Código penal alemán, en su§ 246 StGB {en la redacción que del mismo ha establecido la 6. 0 Ley para la reforma del Dere-
cho penal, de 1.4.1998 -BGBI. 1 S. 164-; en adelante 6. StrRG), sanciona a quien se apropie antijurídicamente, para sí o para un ter-
cero, de una cosa mueble ajena, cuando el hecho no se halle sancionado con una pena más grave en otro precepto, con la pena de pri-
vación de libertad de hasta tres años o con pena de multa, y con pena de hasta cinco años de privación de libertad o pena de multa cuando
la cosa le hubiera sido confiada al autor. Por su parte, el Código penal italiana sanciona, en su art. 646, a quien, para procurarse a sí a
a otro un beneficio injusto, se apropia del dinero o la casa mueble ajena de la cual tuviera, por cualquier título, la posesión; también el
Código penal francés, bajo la denominación de "abuso de confianzd', sanciona esta modalidad de comportamiento, indicando que éste
es el hecho de una persona de desviar, en perjuicio ajeno, fondas, valores o un bien cualquiera que le hayan sido entregados y que los
haya aceptada con obligación de devolverlos, representarlos o hacer de ellos un uso determinada (artículo 314-1 CPF de 1994). Por últi-
mo, también el Código penal portugués prevé una infracción análoga, el "abuso de confianzd', que sanciona a quien ilícitamente se apro-
pie de una cosa mueble que le haya sido entregada por título no traslativo de lo propiedad (art. 205 CPP).

150
o e t r a

•••
Esta presencia constante en dichas legislaciones "negativa de haber recibido" pasó a integrar la
europeas desde la Edad Media, no ha evitado, sin coletilla final del art. 548, número 5 -precepto
embargo, que esta infracción plantee todavía dedicado a la regulación de esta infracción-;
hoy numerosas incógnitas, relativas tanto al esta norma se hallaba ubicada, sin embargo, en
contenido de injusto esencial que la misma in- el capítulo relativo a las estafasS. No va a ser
corpora al ámbito más general de la delincuen- hasta el Código penal de 1944 cuando se pro-
cia patrimonial, como a las relaciones de seme- duzca una relativa separación de la estafa y la
janza y, sobre todo, distancia que ésta mantiene apropiación indebida, al quedar esta última si-
con las otras figuras basilares de este sector de tuada no en sino al lado de aquélla6, en un capí-
la parte especial de nuestra disciplina. tulo independiente; conformando, eso sí, junto a
Precisamente, a la exégesis de estas dos cues- ella, el título común De las Defraudaciones.
tiones irá destinado el presente estudio, que se Más allá de su ubicación sistemática, y
propone ensayar tanto una definición del propio adentrándonos en lo que constituye propiamen-
delito de apropiación indebida, cuanto una con- te su contenido material, la influencia que ha
siguiente delimitación del mismo frente al resto ejercido en la conformación de esta infracción el
de delitos patrimoniales, y especialmente, frente Derecho penal francés resulta absolutamente in-
al hurto y la estafa. negable. Así, el art. 441.1 del CP de 1848, texto
del que proviene básicamente la redacción del
II. La apropiación indebida en los sucesivos Có- actual tipo del art. 252 CP, sancionaba, de modo
digos penales españoles bastante similar a lo prevenido por el art. 408
del Código penal napoleónico, a quienes "en per-
El delito de apropiación indebida, remontán- juicio de otro se apropiaren o distrajeren dinero,
donos a sus antecedentes más cercanos en el efectos o cualquier otra cosa mueble que hubie-
tiempo3, fue tradicionalmente regulado en nues- ran recibido en depósito, comisión o adminis-
tros primeros Códigos penales como una infrac- tración o por otro título, que produzca obliga-
ción situada a medio camino entre el hurto y la ción de entregarla o devolverla", imponiendo la
estafa (significativamente, las dos principales fi- pena en su grado máximo en el caso de depósito
guras derivadas del furtum romano que consti- miserable o necesario. Con ello, como veremos,
tuían, respectivamente y según se entendía, el se asumía una concepción del delito equivalente
paradigma de la apropiación y el fraude, las dos al "abuso de confianza" regulado en el Derecho
grandes modalidades de agresión a los intereses penal francés; concepción caracterizada por exi-
patrimoniales ajenos). De esta forma, el Código gir, no sólo la previa posesión de la cosa objeto
penal de 1848, ejemplo representativo de esta de la apropiación, sino por tasar también el mo-
criticable situación, llevaba a cabo un desdobla- do en el que el sujeto debería haber accedido a
miento de la apropiación indebida, regulando en ésta7.
el capítulo destinado a los hurtos, "la negativa Este concepto de apropiación indebida pasó
de haber recibido dinero o cosa mueble" v en el relativamente intacto el curso de los sucesivos
capítulo de las estafas, las formas pdsitivas Códigos penales, que lo fueron acogiendo como
(apropiación y distracción) de esta infracción4. única forma legal de apropiación indebida, hasta
El Código penal de 1870, implicó, desde este 1983. En esta fecha, el art. 535 del CP de 19738,
punto de vista, la definitiva independencia de la entonces vigente, se vio modificado (y sustan-
apropiación indebida respecto del hurto, pero cialmente ampliado) con la introducción de una
no así respecto de la estafa. De este modo, la nueva modalidad de apropiación indebida, con-

3. Para un análisis de los antecedentes más remotos de este delito en nuestro Ordenamiento jurídico, puede consultarse SAINZ-PARDO
CASANOVA, J. A: El delito de apropiación indebida, Barcelona, 1978, pp. 17 a 26 y SILVA CASTAÑO. M. 0 L.: El delito de apropiación
indebida y la administración desleal de dinero aieno, Madrid, 1997, pp. 24 a 26.
4. BAJO FERNÁNDEZ, M.: Manual de Derecho penal {Parte especial). Delitos patrimoniales y económicos, 2. 0 ed., Madrid, 1989, p.
268.
5. SAINZ-PARDO CASANOVA, J. A: El delito( ... ), ob.cit., p. 31.
6. BAJO FERNÁNDEZ, M.: PE, p. 268.
7. PEDRAZZI, C.: "Appropiazione indebita", en ob.cit., p. 837.
8. Con anterioridad a la reforma de 1983, el art. 535 CP sancionaba a "los que en perjuicio de otro se apropiaren o distrajeren dine-
ro, efectos o cualquier otra cosa mueble que hubieren recibido en depósito, comisión o administración, o por otro título que produzca obli-
gación de entregarlos o devolverlos, o negaren haberlos recibido. La pena se impondrá en grado máximo en el caso de depósito misera-
ble o necesario".

151
Revista Penal
Sobre el contenido injusto de los delitos de apropiación indebida ...
•••
sistente en "apropiarse, con ánimo de lucro, de piación indebida, en cada una de sus distintas mo-
un bien perdido"9. dalidades (cuantía límite entre el delito y la falta
La aprobación del Código penal de 1995 no su- que pasa de las antiguas "cincuenta mil pesetas" -
puso una modificación esencial del delito de apro- 300,51 euros- a los actuales 400 euros), mante-
piación indebida, que seguía englobado en el capí- niéndose los mismos, empero, absolutamente in-
tulo dedicado a las Defraudaciones con una variables en todos sus restantes elementos.
redacción bastante similar, en sus aspectos bási-
cos, a la original de 184810. Por otra parte, la apro- ID. La interpretación tradicional del delito de
piación indebida de cosa hallada, que había sido apropiación indebida. consideraciones criticas
ubicada en esta sección por la reforma de 1983,
aparecía ahora regulada en el art. 253 cp11, junto Bajo la vigencia del antiguo art. 535 del CP de
a la apropiación de cosa sin dueño; mientras que 1973, la esencia del delito de apropiación indebi-
el art. 254 cp12 introducía, como novedad, la da había sido tradicionalmente explicada a partir
apropiación de cosa recibida por error, modalidad de la conjunción de dos de los elementos que,
delictiva anteriormente desconocida en nuestro según el tenor literal del mismo, debían integrar-
ordenamiento jurídico. lo: por un lado, y en primer lugar, la previa exis-
El último eslabón en la cadena evolutiva de este tencia de un título que hubiera motivado la recep-
género de infracciones se halla integrado por la re- ción de la cosa por parte del sujeto activo, y que le
ciente LO 15/2003, de 25 de noviembre, por la que hubiere impuesto, simultáneamente, la obligación
se modifica la LO 10/1995, de 23 de noviembre, del de devolverla o aplicarla a un determinado fin,
Código penal, en la que los preceptos anterior- una vez que hubiese transcurrido un cierto perío-
mente expuestos tan sólo se ven levemente altera- do de tiempo; por otro lado, y en segundo lugar, la
dos en lo que se refiere a la cuantía necesaria para verificación, por parte de este mismo sujeto, de un
apreciar delito, y no falta (art. 623.4 CP), de apro- comportamiento de contenido apropiatorio sobre

9. LO 8/1983, de 25 de junio. Con anterioridad a su inclusión entre los delitos de apropiación indebida, la apropiación indebida de
cosa pérdida se encontraba inexplicablemente ubicada en el art. 514.2.° CP, como una modalidad legal de hurto. Esta ubicación sistemó-
tica del hurto de cosa pérdida en el ámbito del delito de hurto, en lugar de en el de la apropiación indebida, fue objeto de una crítica ge-
neralizada por parte de la doctrina penal española, que insistía en la escasa vinculación que, en realidad, presentaban entre sí el hurto y
el llamado, por exigencias legales, hurto de cosa pérdida. Resultan especialmente clarificadoras y acertadas, en este sentido, las conside-
raciones desarrolladas por FERRER SAMA, quien resumiendo el parecer generalizado de nuestra doctrina ya indicaba en 1945, que "los
legisladores de 1870 no estuvieron acertados al incluir la figura penal que hoy recoge el art. 505 del vigente CP en su segundo apartado
en el capítulo dedicado al hurto, ya que son profundas las diferencias que existen entre este delito y la apropiación de cosa pérdida (... ).
Los modernos sancionan esta última como modalidad del de apropiación indebida, siendo ésta su verdadera naturaleza. (... ). El presu-
puesto del delito de hurto propio definido en el número 1. 0 del art. 505 de nuestro Código penal consiste en la existencia de una cosa en
la esfera de posesión de alguna persona, viniendo la conducta delictiva a violar tal estado posesorio al sustraer al sujeto la cosa de las ma-
nos de quien la detentaba. Por el contrario, el presupuesto básico del tipo que ahora estudiamos supone la existencia de una cosa que no
encontrándose en la posesión material de nadie, sigue perteneciendo a algún sujeto. Por ello, entre una y otra modalidad existe la dife-
rencia fundamental de que mientras con el hurto se sustrae la cosa a la esfera de posesión del que la tenía al mismo tiempo que tal cosa
pasa a la esfera de posesión del culpable, en el hurto impropio del número 2. 0 no se sustrae la cosa a esfera de posesión alguna, puesto
que cuando se toma la misma ésta no tenía materialmente poseedor( ... )" (El delito de apropiación indebida, Murcia, 1945, pp. 68 y 69).
Siguiendo este esquema de razonamiento, la mayoría doctrinal (así, por todos, QUINTANO RIPOLLÉS, A.: Tratado de la parte especial del
Derecho penal, Tomo 11, Infracciones patrimoniales de apoderamiento, 2.º ed., puesta al día por CARLOS GARCÍA VALDÉS, Madrid, 1977,
p. 872; MUÑOZ CONDE, F.: Derecho penal. Parte especial, 3.º ed., Sevilla, 1979, p. 233) opinaba que la correcta ubicación sistemática
de esta previsión normativa se hallaba entre los delitos de apropiación indebida, siendo por ello esta reforma legal una especie de reco-
nocimiento expreso sobre la exactitud de estas consideraciones y, por lo tanto, del carácter de la apropiación de cosa pérdida de auténti-
ca y genuina apropiación indebida.
1O. De esta forma, el art. 252 CP sancionaba a "los que en perjuicio de otro se apropiaren o distrajeren dinero, efectos, valores o cual-
quier otra cosa mueble o activo patrimonial que hayan recibido en depósito, comisión o administración, o por cualquier otro título que pro-
duzca obligación de entregarlos o devolverlos, o negaren haberlos recibido, cuando la cuantía de lo apropiado exceda de cincuenta mil
pesetas. Dicha pena se impondrá en su mitad superior en el caso de depósito miserable o necesario".
11 . Que establecía lo siguiente: "Serán castigados con la pena de multa de tres a seis meses los que, con ánimo de lucro, se apropia-
ren de cosa pérdida o de dueño desconocido, siempre que en ambos casos el valor de lo apropiado exceda de cincuenta mi pesetas. Si se
tratara de cosas de valor artístico, histórico, cultural o científico, la pena será de prisión de seis meses a dos años".
12. Según el cual "Será castigado con la pena de multa de tres a seis meses el que, habiendo recibido indebidamente, por error del
transmitente, dinero o alguna otra cosa mueble, niegue haberla recibido o, comprobado el error, no proceda a su devolución, siempre que
la cuantía de lo recibido exceda de cincuenta mil pesetas''.

152
D ctrina

•••
dicho objeto recibido. Como indicaba gráficamen- los supuestos típicos de apropiación indebida de
te en este sentido RODRÍGUEZ RAMOS, resu- aquellos otros hechos que, aunque cercanos con-
miendo lo que constituía un parecer generalizado ceptualmente a ella, únicamente eran susceptibles
de la doctrina y la Jurisprudencia de nuestro país, de integrar atípicas formas de utilización tempo-
"en la dinámica del delito hay que distinguir dos ral de las cosas muebles ajenasl5.
momentos: uno consistente en la transmisión legí- De esta forma, el concepto de apropiación era
tima de la posesión de la cosa con título que pro- concebido, por la mayoría doctrinal, como cual-
duzca la obligación de entregarla o devolverla, y quier acto por medio del cual se produjese una
otro de apropiación antijurídica por parte del po- disposición de la cosa como propia siempre que
seedor legítimo, acaeciendo la infracción penal en ello implicase, simultáneamente, un incumpli-
este segundo momento ( ... )"13. miento definitivo de las obligaciones, impuestas
Tal y como se aprecia en la definición propuesta legalmente, de entregar o devolver esta cosal6. A
de la dinámica comisiva del delito de apropiación través de esta definición, compartida por la ma-
indebida, el núcleo esencial del contenido de injus- yoría de los autores con alguna que otra matiza-
to de esta infracción patrimonial era habitualmen- ción puntual, se ponían de manifiesto los dos ca-
te identificado con la verificación de una conducta racteres que definían el concepto penal de
de naturaleza estrictamente apropiatoria puesta en apropiación. Desde un primer punto de vista, la
práctica por el sujeto activo, dado que, en palabras apropiación implicaba necesariamente que el su-
de QUINTANO RIPOLLÉS, "el apropiarse" consti- jeto activo "hiciera la cosa suya"l7, esto es, "que se
tuía, precisamente, la esencia en el delito que de comportara como si fuese dueño"IS de la misma,
ella toma el nombre de apropiación indebida14. disponiendo de ella en calidad de propietario
No obstante, y a pesar del papel central que la (idea que bien podría resumirse, como hace la
apropiación estaba llamada a desempeñar en el doctrina alemanal9, en el conocido aforismo lati-
proceso de definición del contenido de injusto de no se ut dominum gerere).
la infracción, lo cierto es que la misma apenas fue Esta disposición de la cosa como si fuese propia
objeto de atención por parte de la doctrina penal no bastaba, sin embargo, para captar -y, por ende,
española, que tan sólo la analizó, de forma abso- definir- de forma completa y precisa la esencia de
lutamente marginal, a los efectos de diferenciar la apropiación en cuanto conducta típica de esta

13. RODRÍGUEZ RAMOS, L.: "Apropiación indebida", en CoBos GÓMEZ DE LINARES, M. A, LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, J. y RODRÍ-
GUEZ RAMOS, L.: Manual de Derecho penal. Parte especial JI (adaptado a los programas de las oposiciones de ingreso en las carreras
¡udicial y fiscal}, Madrid, 1990, p. 304.
14. QUINTANO RIPOLLÉS, A: PE, p. 903. En el misma sentida, PEDRAZZI, C.: "Appropiazione indebita", en ob.cit., p. 842.
15. DE LA MATA BARRANCO, N.: Tutela penal de la propiedad y delitos de apropiación. El dinero como obieto material de los delitos
de hurto y apropiación indebida, Barcelona, 1994, pp. 152 y 153.
16. BAJO FERNÁNDEZ, M.: PE, p. 278.
17. En este sentido, GONZÁLEZ RUS, J. J.: "Delitos contra el patrimonio y contra el orden socioeconómico (VI). Apropiación indebida.
Defraudaciones de fluido eléctrico y análogas", en COBO DEL ROSAL, M. (dir.): Curso de Derecho penal. Parte especial, Madrid, 2000,
p. 696; CONDE-PUMPIDO FERREIRO, C.: "Art. 252", en CONDE-PUMPIDO FERREIRO, C. (dir.): Código penal. Doctrina y Jurisprudencia,
Tomo 11. Arts. 138 a 385, Madrid, 1997, p. 2799;
18. De este modo, FERRER SAMA (El delito (... ), ob.cit., pp. 52 y 53) habla de "hacer suya una cosa incorporándola a su patrimonio
con intención de disponer y usar de ella como dueño"; para CUELLO CALÓN (Derecho penal. Tomo 11 {parte especial}, revisado y puesto
al día por CÉSAR CAMARGO HERNÁNDEZ, Valumen segundo, 14.º ed., Barcelona, 1975, p. 959) la apropiación representaría un acto
de disposición del sujeta activo sobre la cosa realizado "como si fuese su propietario"; SAINZ-PARDO CASANOVA (El delito( ... ), ob.cit.,
pp. 7 4 y ss.) se refiere a disponer de la casa como propia, o colocarse en la misma posición que el propietaria; MUÑOZ CONDE (PE 3.º
ed., p. 236) la define como "disponer de ellas -esto es, las cosas a¡enas recibidas- como si fueran propias"; para BUSTOS RAMÍREZ
(Manual de Derecho penal. Parte especial, Barcelona, 1986, p. 244), ésta consiste en "actos de disposición" de las cosas; de "comportar-
se como dueño" habla MANJÓN-CABEZA OLMEDA (Nuevo enfoque de la apropiación indebida. Especial referencia de la no devolución
de las cantidades entregadas a cuenta para la construcción y adquisición de viviendas, Madrid, 1988, pp. 184 y 188); VIVES ANTÓN
("Capítulo LV: Delitos contra la propiedad (continuación): la apropiación indebida. Defraudaciones de fluido eléctrico y análogas", en CO-
BO DEL ROSAL, M. y otros: Derecho penal. Parte especial, Valencia, 1988, p. 913) concibe la apropiación "como actos de indebida atri-
bución de dominio"; CALDERÓN CEREZO, habla de adueñamiento de la cosa por parte del sujeto activo ("Delitos contra el patrimonio y
contra el orden socioeconómico (11)", en CALDERÓN CEREZO, A y CHOClÁN MONTALVO, J. A: Derecho penal. Tomo JI. Parte especial,
2.º ed., Madrid, 2001, p. 261 ); VALLE MUÑIZ ("Sección 2.º. De la apropiación indebida", en QUINTERO OLIVARES, G.,(dir.): Comenta-
rios al nuevo Código penal, Pamplona, 1996, p. 1165), habla de "ejercicio por el poseedor de actos dominicales".
19. Por todos, MAURACH / SCHROEDER / MAIWALD, Strafrecht. Besonderer Teil, Teilband 1, 8., neubearbeitete Auflage, Heidelberg,
1995, p. 333, marg. 38.

153
Revista Penal
Sobre el contenido injusto de los delitos de apropiación indebida ...
•••
categoria delictiva; en efecto, y como pronto puso recho de propiedad, la cual pasaba, merced a esta
de manifiesto la doctrina, una identificación abso- conducta apropiatoria, a integrar el patrimonio
luta del concepto de apropiación con esta utiliza- -más correctamente, el ámbito de dominio fáctico
ción de la cosa en concepto de dueño, hubiera su- de disposición- del sujeto activo.
puesto introducir en el ámbito de aplicación del Con esta definición, y aunque no siempre se hi-
precepto toda una serie de hipótesis que, no obs- ciera expresa referencia a ello21, se asumía, en el
tante, no parecerian merecer esta calificación. De ámbito doctrinal español, una concepción de la
esta forma, la necesidad de excluir del campo de la apropiación equivalente a la dominante en las doc-
tipicidad de la apropiación indebida, los casos de trinas italiana22 y, especialmente, alemana, donde
meros usos ilícitos no dominicales de las cosas el análisis de esta noción había recibido una parti-
muebles ajenas20, que no podían integrar el delito cular atención y, fruto de ello, había alcanzado
estudiado por no hallarse presente en ellos una vo- también un alto grado de depuración conceptual.
luntad de retención definitiva, condujo a la doctri- En Alemania, la apropiación (Zueignung), vértice
na a exigir, junto al elemento anterior, la incompa- sobre el que descansa toda la construcción de los de-
tibilidad entre la conducta a título de dueño, base litos de apropiación (entre los que se incluyen, junto
de la noción analizada, y la obligación de entrega o a la apropiación indebida -Unterschlagung-, tam-
devolución posterior que pesaba sobre el sujeto ac- bién el hurto -Diebstahl- y el robo -Raub--, en
tivo; con ello, se entendía que tan sólo constituían sus diversas modalidades), es pacíficamente defini-
hipótesis verdaderamente apropiatorias, a los efec- da a partir de los dos elementos, positivo y negativo,
tos del delito de apropiación indebida, aquellas ac- que a juicio de la doctrina mayoritaria la integran.
ciones que, suponiendo una disposición de la cosa Así, y desde un punto de vista positivo, el concepto
a título de propietario, implicasen simultáneamen- de apropiación requiere la verificación de una con-
te una imposibilidad de cumplir la obligación de ducta de apropiación en sentido estricto (Aneig-
restitución de la cosa a su legítimo dueño o de apli- nung), que se concibe como la constitución de una
cación de la misma al fin que se hubiera convenido, relación de dominio con la finalidad de ejercer un
de modo que --con ello- el sujeto pasivo se viera uso de la cosa análogo a aquel que tan sólo corres-
definitivamente privado de la cosa objeto de su de- ponde al propietario23 y que implica, extemamente24,

20. Éstas eran hipótesis en las que el sujeto activo utilizaba la cosa, fuera de las facultades y obligaciones pactadas, pero sin ánimo de
retención definitiva -definición aportada por la STS de 13 de noviembre de 1970, citada por MANJÓN-CABEZA OLMEDA (Nuevo enfo-
que( ... ), ob.cit., p. 187)-, restituyendo, con posterioridad a su uso, el objeto a la persona de su legítimo propietario. En estos casos, en los
que se encontraba ausente una voluntad de apropiación definitiva, calificar el hecho como apropiación indebida parecería ir en contra del
sentido habitual y lógico de la propia noción que trata de definirse. Un análisis, con profundidad, de los usos ilícitos no apropiatorios y su
situación legal, puede consultarse en ZUGALDÍA ESPINAR, J. M.: Delitos contra la propiedad y el patrimonio, Madrid, 1988, pp. 81 y ss.
21. Si parlen de las consideraciones desarrolladas en el seno de la doctrina germana, con expresa remisión a ella, par ejemplo, DE LA MATA BA-
RRANCO, N.: Tutela penal( ... ), ab.cit., pp. 147 y ss.; SILVA CASTAÑO, M.º L.: El delito( ... ), ab.cit., p. 90 y ss.; CHOClÁN MONTALVO, J. A: "Acer-
ca de la mal llamada "apropiación indebida" de dinero", en Actualidad iurídica Aronzadi (en adelante, AJA), núm. 335, 26 de marzo de 1998, p. 2.
22. Así, PEDRAZZI, C.: "Appropiazione indebitd', en ob.cit., pp. 842 y ss.; MANTOVANI, F.: Diritto pena/e. Delitti confro i/ patrimonio,
Padova, 1989, p. 102; FIANDACA, G. y MUSCO, E.: Diritto pena/e. Parte speciale, Volume secando, tomo secando. Delitti confro i/ pa-
trimonio, Bologna, 1992, p. 86; ANTOLISEI, F.: Manuale di Diritto pena/e. Parte speciale, 1, tredicesima edizione integrata e aggiornata a
cura di Luigi Conti, Milán, 1999, p. 330.
23. BINDING, K.: Lehrbuch des gemeinen Deufschen Strafrecht. BT /, 2. AuAage, Leipzig, 1905, p. 268.
24. En el ámbito doctrinal alemán, y a diferencia de lo que sucede en España, como consecuencia de la distinta regulación legal de los delitos de
apropiación, el concepto de apropiación es analizado, generalmente, al hilo del estudio del delito de hurto, donde constituye un elemento puramen-
te subjetivo. La conducta en el delito de hurto consiste, en efecto, en un apoderamiento (Wegnahme) realizado con la intención de apropiarse de la
cosa mueble ajena, de modo que ésta -la intención de apropiarse- pertenece al aspecto puramente subjetivo de aquélla -el apoderamiento---.
El delito de apropiación indebida se caracteriza par elevar a la calegoría de conducta típica lo que en el delito de hurto no es, par lo tanto, sino un
aspecto estrictamente subjetivo. La mayoría de la doctrina entiende, como consecuencia de esto, que la apropiación, en cuanto conducta del delito
de apropiación indebida, consiste en cualquier acto de disposición de la cosa ajena que manifieste externamente lo que no deja de ser un elemen-
to intencional y, por ende, totalmente interno, cual es la voluntad de apropiarse de las cosas ajenas. (Por todos, con amplias referencias, véase SAM-
SON, "§ 246", en RUDOLPHI / HORN / SAMSON: Systematischer Kommentar zum StGB, Bond 11, BT (§§ 80-358), Neuwid/Frankfurt, 1984, p.
51, marg. 30 y Ruá, W.: "§ 246", en Leipziger Kommenlor, Groákommentar, 11. Nebearbeitete AuAage, 15. Lieferung, §§ 242-262, Berlin/New
York, 1994, pp. 113 y ss., margs. 12 y 13). Como indica magistralmente a este respecta PEDRAZZI, esta transformación de la apropiación en un
elemento objetivo se explicaría por el simple hecho de que el nacimiento de un animus domini es, de por sí, un hecho puramente interior; es una mu-
tación de la actitud psíquica de una persona en relación con la cosa, que como tal, no puede ser penalmente relevante: es necesario que este ani-
mus domini se ponga de manifiesto en una conducta que sea expresión adecuada de un señorío absoluto sobre la cosa, y que sea por lo tanto in-
compatible con el debido reconocimiento de la posición superior de otro ("Appropiazione indebita", en ob.cit, p. 842, in fine, y 843).

154
D t r i n a

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la utilización -aunque tan sólo sea temporal- de la Por otra parte, y como se ha esforzado en seña-
cosa por parte del sujeto activo como si fuese el pro- lar la doctrina germana, y nosotros ya hemos
pietario de la misma25, realizada con la intención de apuntado, conviene recordar que la apropiación
incorporarla, si quiera sea momentáneamente, a su en sentido estricto (Aneignung), puede ser mera-
propio patrimonio26. En efecto, y como gráficamen- mente temporal: lo único relevante es que el su-
te describiera BINDING, el ladrón de una cosa, o jeto utilice la cosa con intención, presente en
quien pretende apropiarse de ella, quiere situarse en cualquier instante, de incorporarla definitiva-
la misma posición que ocupa el propietario y crear mente a su patrimonio31. La expropiación (En-
para sí una relación sobre ésta, a la que tan sólo le fal- teignung), por el contrario, debe ser permanente:
taría la sanción jurídica para ser una (auténtica) re- el sujeto debe actuar movido por la voluntad de
lación de propiedad. Quiere, a través de la negación privar definitivamente al propietario de la posi-
de la voluntad del propietario, someter a la cosa a su bilidad de ejercer sus poderes dominicales sobre
voluntad de dominio, disponer de ella, consumirla, la cosa.
usarla: ésta debe ser "suya"27, y en la constitución de Por último, y a modo de conclusión, creemos
semejante relación de dominio es en lo que reside la que resulta interesante destacar, a los efectos
esencia de esta apropiación en sentido estricto de las consideraciones que posteriormente de-
(Aneignung)28. sarrollaremos, que la apropiación presenta un
Desde un punto de vista negativo, sin embargo, contenido esencialmente subjetivo. En efecto,
el concepto de apropiación estaría integrado por la apropiación remite, como ya hemos indicado
la expropiación de la cosa a la persona de su legí- mediante la introducción del adverbio externa-
timo propietario (Enteignung). De acuerdo con mente en la definición de la apropiación en
este segundo componente, la ejecución de la con- sentido estricto32, a la simple idea de una con-
ducta apropiatoria anteriormente descrita debería ducta que ponga de manifiesto lo que, en reali-
producir, como efecto correlativo, la privación de- dad, no es más que "una mutación de la actitud
finitiva, a quien aparece como propietario del ob- psíquica de la persona en relación con la co-
jeto material del delito, de sus posibilidades de sa"33; desde este punto de vista, constituirán
disposición sobre ella29; en palabras de BINDING, acciones apropiatorias todas y cada una de las
debería convertir el derecho del propietario en ilu- conductas que manifiesten externamente esta
sorio, como consecuencia de la salida fáctica de la mutación, es decir, que manifiesten una inten-
cosa de su ámbito de dominio30. ción de apropiación frente a cosas muebles aje-

25. Por todos, SAMSON, "Ver§ 242", en RUDOLPHI / HORN / SAMSON: Systematischer Kammentar zum StGB, Band 11, BT (§§ 80-
358), Neuwid/Frankfurt, 1984, p. 3, marg. 15.
26. DE LA MATA BARRANCO, N.: Tutela penal( ... ), ob.cit, p. 147.
27. BINDING, K.: BT, p. 268.
28. En el mismo sentido, Ruo define este componente del concepto de apropiación como la creación de una posición fáctica de poder
a la cual debe someterse -incluso- el poder absoluto de disposición del propietario. ("§ 242", en Leipziger Kommentar, Groakommen-
tar, 11. Neubearbeitete Auflage, 15. Lieferung, §§ 242 - 262, Berlin / New York, .1994, p. 37, marg. 50).
29. BINDING, K.: BT, p. 264; Samson, ''Ver§ 242", en ob.cit, p. 3, marg. 15.
30. BINDING, K.: BT, p. 264. Esta matización al significado del término "expropiación" se introduce por que el mismo no quiere decir
que, como consecuencia de la apropiación en sentido estricto, se produzca una expropiación o pérdida del derecho de propiedad que co-
rresponde al sujeto pasivo, ya que civilmente -como bien recuerda MANJÓN-CABEZA (Nuevo enfoque( ... ), ob.cit., p. 184)-, en nues-
tro Ordenamiento el mismo tan sólo se adquiere o transmite en virtud de algunos de los medios contenidos en el art. 609 del CC, entre los
cuales no se halla, por supuesto, la apropiación antijurídica. Como suele por ello afirmarse, desde BINDING, la expropiación que integra
el concepto de apropiación hace referencia a la pérdida por parte del propietario, no de su derecho de propiedad, sino únicamente de la
posibilidad de ejercer las facultades de dominio que de él se derivan, como consecuencia de la salida fáctica de la cosa de su ámbito de
dominio por la apropiación -en sentido estricto- puesta en práctica por el sujeto activo. En palabras del autor germano, la expropia-
ción, en el delito de apropiación indebida, hace referencia a la separación definitiva de la cosa del dominio de su dueño, siempre que no
implique una destrucción de la misma; con ello, el propietario debe perder definitivamente la posibilidad de disponer de la misma como
propia y, como tal, usarla. Se afirma por ello que la expropiación, en definitiva, no niega el derecho de propiedad, sino que tan sólo lo
convierte en ilusorio.
31. Especialmente elocuente en este sentido, se muestra DE LA MATA BARRANCO, quien siguiendo a WESSELS indica que "es indife-
rente que el sujeto activo se quede definitivamente con el objeto material en cuestión, o bien lo devuelva o lo destruya. Lo único que se re-
quiere para afirmar la apropiación es que durante el tiempo que dure la utilización del bien tomado, su comportamiento sea el de un pseu-
do-propietario, que, como tal, no reconoce la propiedad ajena" (Tutela de la propiedad( ... ), ob.cit., p. 148).
32 Véase nota a pie de página 25.
33 PEDRAZZI, C.: "Appropiazione indebita", en ob.cit., p. 842 in fine, y 843.

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Revista Penal
Sobre el contenido injusto de los delitos de apropiación indebida ...
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nas (animus rem sibi habiendi); lógica conse- cuva base se construían también otras infrac-
cuencia de ello, es que esta intención pasa a ci~nes contenidas en el mismo Título del Có-
erigirse en un elemento subjetivo del tipo, im- digo penal, siendo el ejemplo más significati-
prescindible para afirmar la tipicidad de la vo de ello, sin lugar a dudas, el delito de hurto,
conducta. Como indica la Doctrina mayoritaria figura cuya esencia se centraba igualmente en
y la Jurisprudencia alemana al respecto, para la verificación de una conducta de naturaleza
afirmar la presencia de una apropiación es, por estrictamente apropiatoria -tomar la cosa
lo tanto, suficiente con que la voluntad apro- mueble ajena, apoderarse de ella-. Afirmar
piatoria del autor se ponga en movimiento a por ello que el contenido de injusto de la apro-
través de una acción externa reconocible (Ma- piación indebida radicaba en la realización de
nifestationstheorie)34. una conducta apropiatoria sobre las cosas
La combinación de estos dos elementos, po- muebles ajenas, no suponía en puridad definir
sitivo y negativo, análogos a los señalados por completa y precisamente la esencia de esta in-
la doctrina española, y anteriormente enun- fracción, pues ésta era una aseveración que
ciados, definía por lo tanto nítidamente el podía resultar, asimismo, válida para cual-
contenido del verbo típico "apropiarse", que quier otro "delito de apropiación", como el
empleaba el art. 535 ACP y, lo que puede re- hurto o el robo37.
sultar más relevante, permitía deslindar los La definición de la apropiación indebida se
delitos de apropiación indebida de otra serie completaba usualmente por esto, con la adi-
de figuras afines a ésta que, sin embargo, no ción de un nuevo elemento, derivado de las
debían confundirse con ella. De este modo, la propias exigencias legales, al que se le solía
exigencia de una apropiación en sentido es- atribuir la función de presupuesto de la con-
tricto, permitiría diferenciar la apropiación ducta, aun cuando en realidad, y como tratare-
indebida del delito de daños35, mientras que la mos de justificar, el mismo adoptaba el rol de
presencia de la expropiación debería consentir auténtico elemento caracterizador de lo que
no incluir en el ámbito típico del delito los su- bien podríamos denominar "el núcleo básico"
puestos ya mencionados de usos ilícitos no de la infracción analizada. Este componente tí-
apropiatorios36. pico resultaba ser, como ya hemos anunciado,
La especial dinámica comisiva del delito ob- la presencia de un previo título jurídico que
jeto de nuestro análisis, y con ello la defini- hubiera motivado la entrega, y por lo tanto, (y
ción de su específico contenido de injusto en lo que era en verdad más importante) la recep-
el seno más general de los delitos patrimonia- ción de la cosa por parte del sujeto activo,
les, no podía ser, sin embargo -y lógicamen- creándole, además, a este último, la obligación
te a tenor de la dicción literal del art. 535 de custodiarla hasta que llegase el momento de
ACP-, construida exclusivamente sobre la ba- proceder a su devolución o aplicación (entrega,
se del único y estricto concepto de la apropia- según el texto legal) a un determinado fin38.
ción. Éste era, en realidad, un concepto gené- Con la introducción de este presupuesto, la
rico de la delincuencia patrimonial, sobre apropiación indebida se erigía en una infrac-

34. Y como indican TRÓNDLE y FISCHER, la jurisprudencia alemana califica como "manifestación de la voluntad de apropiación" a cual-
quier conducta en la que la voluntad de apropiación se ob¡etivice (Strafgesetzbuch, 50. Auflage, München, 2001, p. 1452, marg. 12).
35. Yo que como indica BINDING, en el supuesto de destrucción de la cosa mueble ajena no se puede hablar con propiedad de lo ve-
rificación de un acto de disposición sobre ésta, puesto que quien destruye algo quiere justamente lo contrario de la apropiación en senti-
do estricto -Aneignunrr (BT, p. 268).
36. Pues como señala SAMSON, la expropiación sin apropiación (Enteignung ohne Aneignung) es una destrucción de la cosa y la apro-
piación temporal sin expropiación definitiva (Aneignung ohne douemde Enteignung) es un uso temporal -Furtum usus- ("§ 242", en
ob.cit, p. 19, marg. 56).
37. QUINTANO RIPOLLÉS, A: PE, p. 865.
38. En efecto, según entendía la doctrina española, no todo incumplimiento de una obligación de devolver era apto para ser con-
siderado como un supuesto de apropiación indebida. Según se indicaba, únicamente eran susceptibles de integrarlos, aquellos títulos
que establecieran, como porte del débito, la obligación de devolver; por el contrario, deberían quedar excluidos todos aquellos otras
obligaciones de devolver que se derivasen de la responsabilidad por incumplimiento del débito característico de la concreta relación
jurídica que generó la entrega (RODRÍGUEZ RAMOS, L.: "Aspectos penales de los apoderamientos de dinero indebido y abonado por
error", en ADPCP, 1982, pp. 513 y ss.; Nuevo enfoque( ... ), ob.cit., pp. 108 y ss., en especial, p. 11 O in fine). Es decir, y como he-
mos indicado, sólo existía apropiación indebida cuando el sujeto incumplía, en virtud de la conducta de apropiación, una obligación
de devolver que constituía el contenido característico y principal de la relación jurídica que había motivado la entrega y correspon-
diente recepción.

156
D o e t n a

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ción construida al abrigo del concepto civil de las conductas que, reuniendo los elementos apropia-
posesión39. En efecto, y según esto, este delito no torios previamente definidos, tuvieran por objeto una
tendria la misión de sancionar cualquier tipo de con- cosa mueble que le hubiera sido entregada volunta-
ducta de contenido apropiatorio, sino tan sólo aque- riamente al sujeto activo del delito para que éste la
llas infracciones que versarán sobre elementos pa- custodiase (o poseyese); en segundo lugar, no era su-
trimoniales ajenos previamente poseídos por el ficiente con que el sujeto activo tuviera la posesión de
sujeto activo. La esencia del tipo delictivo se cifraba, la cosa, sino que era preciso, adicionalmente, que la
por ello, en el hecho de que el autor hiciera suya una misma se hubiera adquirido en virtud de uno de los
cosa mueble que ya poseyera lícitamente por haber- títulos jurídicos citados en el precepto; consecuencia
la recibido con anterioridad del sujeto pasivo en vir- de todo ello era, por lo tanto, la necesidad de que las
tud de alguno de los títulos que el precepto detalla- cosas se hallasen bajo la legítima y previa posesión de
ba40. El texto legal era claro, en este sentido, al exigir este sujeto, y que esa legítima posesión se fundase en
que la cosa objeto de la posterior apropiación hubie- un específico título jurídico de los que impusiese la
ra sido entregada -en virtud de un título jurídico obligación de entregar o devolver.
que estableciera la obligación de entregarla o devol- El contenido de injusto de la apropiación indebida
verla- a quien más tarde se convertíría, merced a la quedaba, gracias a ello, final y perfectamente delimi-
conducta apropiatoria, en el sujeto activo del delito. tado: la apropiación indebida consistiría en la apro-
Nótese que con ello se producía, en realidad, una do- piación antijwidica de los elementos patrimoniales
ble limitación relevante en el concepto penal de apro- ajenos que hubieran sido previamente dados en po-
piación; en primer lugar, tan sólo serían susceptibles sesión al sujeto activo para que éste los custodiase y
de integrar esta noción, a los efectos del art. 535 ACP, posteriormente los entregase o devolvíese41.

39. La vinculación del delito de apropiación indebida al concepto de "posesión" constituye, como veremos, uno de sus aspectos esenciales
de esta figura y, al mismo tiempo y sin lugar a dudas, uno de los factores que explican la oscuridad que tradicionalmente ha presentado esta
infracción delictiva. La construcción del delito de apropiación indebida a la luz del concepto civil de posesión había sido tradicional rechaza-
da por la doctrina penal española; según se consideraba, la noción de posesión en el ámbito civil era excesivamente vaga, de modo que la
misma se mostraría incapaz de servir de base para la edificación de un tipo penal, sometido a las estrictas exigencias de la taxatividad (QUIN-
TANO RIPOLLÉS, A: PE, pp. 911 y ss.). La doctrina prefería, por ello, hacer referencia (para delimitar el ámbito de aplicación del delito de
apropiación indebida), no tanto al hecho mismo de la posesión, sino al título en virtud del cual se tenía la posesión (MUÑOZ CONDE, F.: PE,
p. 233; con posterioridad, BAJO FERNÁNDEZ, M.: PE, pp. 269 y ss.). Expresiva, en este sentido, resulta MANJÓN-CABEZA, al indicar que
la importancia de la posesión, a los efectos del delito de apropiación indebida, no debe extralimitarse, porque el art. 535 no nos obliga a ello
(Nuevo enfoque( ... ), ob.cit., p. 104). Como acertadamente indicará ZUGALDÍA ESPINAR ("Hurto y apropiación indebida: criterios de de-
marcación", en CPC, 1986, p. 125), esto no implica en realidad adoptar, como pudiera pensarse, un criterio divergente al representado por
el concepto civil de posesión, sino únicamente limitar el mismo a los casos incontrovertiblemente incluidos en él, a través del recurso al origen
que ésta presentase. Es decir, cuando se afirma que lo determinante para que exista el delito de apropiación indebida, es que la cosa se ha-
ya recibido por un título que establezca la obligación de devolver o entregar, no se está acudiendo a un concepto distinto del concepto civil de
posesión, sino que tan sólo se está exigiendo la presencia de un título jurídico de los que transmite civilmente la posesión de un bien, de mo-
da que se excluyan todas aquellas otras hipótesis que resultan controvertidas. Esta argumentación, por ende, supone el recurso a criterios es-
trictamente normativos, vinculados al concepto civil de posesión, que por lo tanto no implican un aliud de la posesión civil, sino tan sólo un plus
de la misma. Consecuencia de todo ello es que, al encontramos ante títulos que siempre implican la traslación de la posesión civil, el delito que
se construya a partir de su presencia como presupuesto-requisito esencial, aparecerá edificado, a su vez, sobre la idea civil de posesión.
40. Por todos, GONZÁLEZ RUS, J. J.: "Delitos( ... )", en ob.cit., p. 696. De este modo, en palabras de QUINTANO RIPOLLÉS, son los
verbos entregar y recibir los que caracterizan verdaderamente a la apropiación indebida frente a otros delitos apropiatorios (PE, p. 913).
41. Bajo la vigencia del Código penal de 1973, CUELLO CALÓN, E.: PE, pp. 958 y ss.; MUÑOZ CONDE, F.: PE(3.º ed.), pp. 232 y ss.; QUIN-
TANO RIPOLLÉS, A: PE, pp. 849 y ss.; SAÍNZ-PARDO CASANOVA, J. A: El delito( ... ), ob.cit., pp. 70 y ss. Tras la reforma de 1983, BAJO
FERNÁNDEZ, M.: PE, pp. 267 y ss.; VIVES ANTÓN, T. S.: "Delitos contra (... )", en ob.cit., pp. 908 y ss.; RODRÍGUEZ RAMOS, L.: "Apropiación
(... )",en ob.cit., pp. 303 y ss.; QUINTANAR DÍEZ, M.: "Sobre el 'título' y la 'apropiación' en el delito de apropiación indebida del art. 535 del CP",
en CPC, 1993, pp. 298 y ss.; tras la entrada en vigor de la reforma del Código penal de 1995, MUÑOZ CONDE, F.: Derecho penal. Parte espe-
cia/, 12.º ed., Valencia, 1999, p. 424; CONDE-PUMPIDO FERREIRO, C: "Artículo 252", en ob.cit., p. 2795 y ss.; VALLE MUÑIZ, J. M.: "Sección
(... )", en ob.cit., p. 1164, FERNÁNDEZ TERUELO, G. J.: "La nueva interpretación jurisprudencia! del delito de apropiación indebida. Análisis críti-
co", en La Ley, número 5177, lunes, 6 de noviembre de 2000, p. 4; OUERALT JIMENEZ, J.: "Derecho penal español. Parte especial, 4.º ed., revisa-
da y puesta al día, Barcelona, 2002, pp. 335 y ss.; SUÁREZ GONZÁLEZ, C: "Artículo 252", en RODRÍGUEZ MOURULLO, G. (dir.) y JORGE BA-
RREIRO, A (coord .. ): Comentarios al Código penal, Madrid, 1997, pp. 721-723; VIVES ANTÓN, T. S. y GONZÁLEZ CUSSAC, J. L.: "Delitos contra
el patrimonio y el orden socioeconómico (VIII): apropiación indebida. Defraudaciones de Ruido eléctrico y análogas", en VIVES ANTÓN, T. S. y otros:
Derecho penal. Parte especial, 3º ed., revisada y puesta al día, Valencia, 1999, pp. 465 y ss.; PÉREZ MANZANO, M.: PÉREZ MANZANO, M.:
"Capítulo XIV. Las defraudaciones (11). Apropiación indebida y defraudaciones de Ruido eléctrico y análogas", en BAJO FERNÁNDEZ, M. (dir): Com-
pendio de Derecho penal. {Parte especiol}, Volumen 11, Madrid, 1998, pp. 477 y ss.; GONZÁLEZ RUS, J. L.: "Delitos( ... )", en ob.cit, pp. 695 y ss.;
CALDERÓN CEREZO, A: "Delitos( ... )", en ob.cit., pp. 259 y ss.; RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, T.: "Apropiación indebida", en ob.cit., p. 83 y ss.;

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Revista Penal
Sobre el contenido injusto de los delitos de apropiación indebida ...
•••

La adición de este componente típico comple- un plus de desvalor, ya que el sujeto no se está
mentario permitía, ciertamente, explicar algunas apropiando tan sólo de una cosa mueble que no le
cuestiones siempre polémicas en el seno de la sis- pertenece, sino que con ello está, al mismo tiem-
temática de los delitos contra el patrimonio. po, y a través de un comportamiento unívoca-
En primer lugar, la inclusión de la exigencia de mente fraudulento, incumpliendo una obligación
la previa posesión en virtud de un título jurídico que le gravaba, y que se hallaba, además, en la ra-
de los citados en el precepto, consentía el estable- tio esendi de la propia entrega previamente pro-
cimiento de un criterio de diferenciación con el ducida44; dicho de otro modo, el sujeto se aprove-
delito de hurto relativamente seguro y preciso. cha de que ya posee lícitamente la cosa (puesto
Según se entendía, aunque ésta era una cuestión que el sujeto pasivo se la ha entregado voluntaria-
más polémica y menos unánime, la previa exis- mente con vistas al cumplimiento de uno de los
tencia del título jurídico debía funcionar como dos objetivos, ya mencionados, de entregar o de-
criterio de demarcación entre ambas infracciones. volver) para apropiarse de la misma, sin tener
A la hora de determinar si un hecho concreto era consecuentemente que apoderarse de ella ex-
constitutivo de una u otra infracción, bastaba con trayéndola del ámbito de la posesión o custodia de
detectar la presencia de uno de estos títulos: si es- otra persona. Lógicamente ello introduce en la
taba presente, estaríamos ante un delito de apro- dinámica comisiva del delito la idea de fraude,
piación indebida; si no lo estaba, nos hallaríamos que pasa a dominar -en buena medida- todo el
por el contrario ante un delito de hurto42. contenido de injusto del delito45.
En segundo término, la inclusión de esta exi- En tercer lugar, y según se deduce de lo que
gencia típica adicional permitía asimismo expli- acabamos de indicar, el hecho de que la lesión
car y comprender la a veces muy criticada inclu- patrimonial sea causada, a través del fraude,
sión del delito de apropiación indebida junto a la apropiándose de cosas cuya posesión ya se tiene
estafa en el capítulo de Las Defraudaciones, en lu- en virtud de determinados títulos, justificaría
gar de al lado del hurto, entre Jos delitos contra la que el delito de apropiación indebida fuera más
propiedad -en sentido estricto-. Como explica grave que el delito de hurto46. Como continúa
acertadamente GONZÁLEZ RUS43, la previsión explicando GONZÁLEZ RUS, la presencia de es-
del elemento de la previa posesión de la cosa apro- ta idea de fraude "es la única que puede explicar
piada por parte del sujeto activo, con la obligación que en la valoración legal se considere más gra-
de devolverla o aplicarla a un fin, introduce en la ve apoderarse de lo que se ha recibido con obli-
dinámica comisiva descrita por esta infracción, gación de devolver (apropiación indebida) que la

42. Como explicaba QUINTANO RIPOLLÉS el "recibir la cosa o dinero vale ciertamente como base fundamental del comportamiento ul-
terior, al servir de módulo diferencial respecto al delito de hurto, puesto que presupone en el del artículo 535 un previo acto de voluntad
libre por parte del sujeto pasivo, que pone las cosas al alcance del sujeto activo (PE, p. 883); en el mismo sentido, SÁINZ-PARDO CASA-
NOVA, J. A: El delito( ... ), ob.cit., p. 55; MUÑOZ CONDE, F.: PE, p. 421 y 422 y BAJO FERNÁNDEZ, M.: PE, pp. 269-271.
43. GONZÁLEZ RUS, J. J.: "Los delitos( ... )", en ob.cit., p. 696.
44. Véase nota a pie núm. 38.
45. En efecto, la construcción del delito de apropiación indebida sobre esta idea de fraude impide afirmar, según consideramos,
que la previa posesión de la cosa -en virtud de uno de los títulos analizados- constituya tan sólo un "presupuesto" o una mera
"situación inicial" del tipo. La misma, como concluiremos al analizar la función de la posesión en la estructura de los delitos de apro-
piación indebida (apartado IV de este trabajo), adquiere -en esta modalidad- la categoría de elemento de agravación de la con-
ducta básica de la apropiación. La presencia de la previa posesión en virtud de un título jurídico que implique alguna de las obli-
gaciones aludidas con anterioridad, determina que el hecho presente una mayor gravedad objetiva que aquellas otras posibilidades
apropiatorias en las que la conducta de apropiación no se verifica a través de la ruptura de aquellas obligaciones; y esta mayor
gravedad es, precisamente, la que justifica el aumento del marco penal abstracto de la infracción, por encima incluso de las in-
fracciones que suponen la ruptura de una relación de custodia ajena. La previa existencia de una posesión fundada en uno de esos
títulos no es, por ello, un mero presupuesto del delito, sino más correctamente un elemento de agravación de la Forma básica de la
apropiación indebida.
46. En el Código penal de 1973, en efecto, el delito de apropiación indebida se hallaba sancionado con una pena idéntica,
en principio, a la prevista para el delito de hurto, pero con enormes y factibles posibilidades de agravación. De esta forma, mien-
tras que el artículo 535 preveía la aplicación de la misma pena que en el caso del delito de estafa (arresto mayor, con posibili-
dad de agravación si concurren las circunstancias del art. 529 ó 530 ACP), el delito de hurto se sancionaba con la pena de arres-
to mayor (art. 515 ACP). El nuevo Código penal continúa esta tónica, imputando a la apropiación indebida una pena mayor que
la del hurto, al imponer al hurto la pena de prisión de seis a dieciocho meses y a la apropiación indebida del art. 252 (anterior
535), la pena de prisión de seis meses a cuatro años, con posibilidad de agravación si concurren las agravantes de los arts. 249
y 250 CP.

158
•••

sustracción directa de la cosa al propietario paso, el art. 253 de nuestro texto punitivo, aun
(hurto)"47. cuando constituye por mandato legal una hipóte-
Esta interpretación tradicional del delito de sis de apropiación indebida, no se acomoda sin
apropiación indebida, que respondía adecuada- embargo al concepto que de la misma se constru-
mente a la construcción legal que de la misma re- ye a partir del art. 252 CP, puesto que las hipóte-
alizaba el, por entonces, vigente Código penal, ha sis previstas por este precepto (hallazgo o apro-
permanecido prácticamente inalterada en el seno piación de cosa de dueño desconocido), se
de nuestra doctrina, a pesar de las importantes caracterizan -precisamente- por ser supuestos
modificaciones que, especialmente a partir de en los que el autor no tiene la previa posesión de
1983, ha experimentado la sección dedicada a es- la cosa objeto del adueñamiento en virtud de un
ta figura delictiva48,49. La introducción, con pos- título que produzca la subsiguiente obligación de
terioridad a esta fecha, de nuevas modalidades tí- entregar o devolver. Idéntica situación acontece
picas de apropiación indebida, que no parecen en el caso del art. 254 CP, donde tampoco es posi-
construidas sobre los mismos elementos que has- ble apreciar la presencia de semejante título jurí-
ta el momento habían determinado la concepción dico, en el caso de la recepción de la cosa por
de esta categoría delictiva, creemos que debería error del transmitente51.
haber producido una evolución en el análisis de Ante esta diatriba, la mayoría doctrinal, pues, se
este grupo de infracciones que, no obstante, to- conforma con indicar que estas hipótesis de apro-
davía no se ha observado. piación indebida, adicionales y ciertamente de
En efecto, la creación de modalidades típicas menor importancia en la práctica, no resultan re-
como la apropiación indebida de cosa hallada o de conducibles al tipo básico de la que parece repu-
dueño desconocido, contenida en el art. 253 CP, tarse, por ello, como la auténtica y genuina figura
no puede ser satisfactoriamente explicada a partir de apropiación indebida.
de una visión de la apropiación indebida que haga Esta solución doctrinal no parece ser, sin em-
girar el contenido esencial de este delito sobre la bargo, plenamente satisfactoria, ya que lo único lí-
idea de la previa posesión de la cosa, adquirida, cito que cabe deducir de la sistemática legal, es
además, por medio de alguno de los específicos y que también los tipos contenidos en los arts. 253 y
determinados títulos jurídicos, legalmente prede- 254 CP son auténticas y genuinas apropiaciones
terminados. Como reconocen incluso quienes sos- indebidas y que, por lo tanto, el concepto que se
tienen dicha concepción del delito que nos ocu- construya de la misma debe hallarse en condicio-

47. GONZÁLEZ RUS, J. J.: lbidem, p. 696. En palabras de BUSTOS RAMÍREZ, "en los delitos contra el patrimonio hay una secuencia
de graduación que va del hurto (y robo) pasa por la apropiación indebida y termina con la estafa. En el hurto se obtiene la cosa median-
te sustracción, en la apropiación indebida se recibe la cosa y con abuso de confianza no se restituye y en la estafa se recibe la cosa, pe-
ro obteniéndola mediante engaño. Se trata de tres modalidades enteramente diferenciadas, de ataque al patrimonio de otro" (PE, p. 242).
48. Vid. Apartado 11 (La apropiación indebida en los Códigos penales españoles) de este mismo artículo.
49. De esta forma, resultaba especialmente claro, tras la aprobación del Código penal de 1995, VALLE MUÑIZ, quien escribiera que
"es evidente, en consecuencia, que sobre este delito mantienen plena vigencia y aplicabilidad los pronunciamientos jurisprudenciales y co-
nocidos y las pautas hermenéuticas vertidas por la doctrina científica. Bastará en este contexto, por tanto, con transcribir algunas referen-
cias puntuales" ("Sección 2.º De la apropiación indebida", en ob.cit., p. 1164). En idéntico sentido, afirmando que "el delito de apropia-
ción indebida permanece sustancialmente invariado en el CPN. Las modificaciones introducidas no inciden sobre la doctrina jurisprudencia!
en torno al del alcance del tipo que, por tanto, sigue siendo de aplicación a lo dispuesto en el presente precepto", SUÁREZ GONZÁLEZ,
C.: "Artículo 252", en ob.cit., p. 722.
50. En este sentido, VIVES ANTÓN, T. S.: "Delitos( ... )", en ob.cit., p. 916; PÉREZ MANZANO, M.: "Capítulo XIV. Las defraudaciones
(11) (... )",en ob.cit., p. 491; VIVES ANTÓN, T. S. y GONZÁLEZ CUSSAC, J. L.: "Delitos( ... )", en ob.cit., p. 478; SUÁREZ GONZÁLEZ, C.:
"Artículo 253'', en SUÁREZ GONZÁLEZ, C.: "Artículo 252", en RODRÍGUEZ MOURULLO, G. (dir.) y JORGE BARREIRO, A (coord.): Co-
mentarios al Código penal, Madrid, 1997, pp. 723 y ss., quien habla de un tipo de "naturaleza híbrida del comportamiento punible, pues
éste si bien no constituye hurto en sentido estricto tampoco se corresponde en su totalidad con la estructura de la apropiación indebida";
GONZÁLEZ RUS, J. J.: "Delitos( ... )", en ob.cit., p. 713; RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, T.: "Apropiación indebida", en ob.cit., p. 90; CAL-
DERÓN CEREZO, A: "Delitos( ... )", en ob.cit., pp. 265 y ss.;
51. Consecuencia esta que ya avanzara RODRÍGUEZ RAMOS, incluso antes de que esta hipótesis fuera incluida en nuestra legislación
penal. El autor, al analizar la posible inclusión de estos comportamientos --ahora definidos por este precepto--- en el art. 535 ACP, ponía
ya certeramente de manifiesto que este tipo penal no podía resultar de aplicación, ya que la entrega errónea de la cosa, aun cuando ge-
nerara según el CC la obligación de devolverla tal cual luego se verá, no se hace con base en ningún título, sino en un error, por lo que
no existe la necesaria situación inicial de posesión ilícita, a la que en la dinámica comisiva de la apropiación indebida sigue la segunda
fase, que es la realmente delictiva. Por ello concluía que la ausencia de título de entrega y posesión impedía, de lege data, configurar es-
te comportamiento como apropiación indebida (CPC, 1982, p. 521 ).

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Revista Penal
Sobre el contenido injusto de los delitos de apropiación indebida ...
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nes de acogerlas y explicarlas dogmáticamente. El levancia que la posesión reviste en el seno de la in-
concepto tradicional de la apropiación indebida, fracción analizada y la consecuente necesidad de
que concibe a ésta como la realización de actos de precisar cuál es la función que la misma debe asu-
disposición a título de dueño, perpetrados sobre mir en la estructura típica de esta figura.
cosas muebles ajenas que el sujeto activo haya re- Centrando nuestra atención, por lo tanto, en es-
cibido en virtud de un título que le obligue a en- te aspecto de los delitos de apropiación indebida,
tregarlas o devolverlas, se encuentra empero inca- resulta conveniente destacar cómo el concepto pe-
pacitado para ello, al menos claramente en la nal de posesión o custodia se halla presente en to-
hipótesis del art. 253 CP. das y cada una de las diferentes formas típicas de
Creemos, por todo esto, que se hace preciso pro- esta categoría delictiva, siendo con ello un ele-
fundizar en el estudio del contenido de injusto de mento que parece encontrarse inescindiblemente
los delitos de apropiación indebida y ensayar un vinculado a su propia esencia.
concepto que permita definir el sentido de todos y En este sentido, cuando la apropiación tiene por
cada uno de los tipos legales que se construyen al objeto una cosa mueble que el sujeto ha recibido
abrigo de aquella rúbrica, y no tan sólo del que co- en virtud de un título jurídico que le obliga a de-
rresponde al tipo más habitual en la práctica y, volverla o entregarla con posterioridad (artículo
por ello, con mayor relevancia criminológica. 252 CP), resulta evidente, como ya hemos señala-
do en las páginas precedentes, que éste ha adqui-
rido previamente y como consecuencia de la pre-
IV. Nuevo enfoque de los delitos de apropiación sencia de esta relación jurídica, la legítima
indebida: la apropiación indebida como tipo posesión de la cosa. Por otro lado, también en la
básico de la delincuencia patrimonial apropia- hipótesis de que la apropiación versare sobre co-
toria sas halladas o sin dueño (artículo 253 CP), puede
afirmarse la existencia de una relación de custo-
La investigación sobre el contenido de injusto dia, puesto que el sujeto activo, por el simple he-
de la apropiación indebida debe encontrar, según cho del hallazgo, ha adquirido -cuanto menos si-
entendemos, su centro de gravedad en el elemen- multáneamente- la posesión de las mismas. Por
to de la posesión de las cosas muebles ajenas ob- último, en el caso de la apropiación de cosas en-
jeto de la subsiguiente conducta apropiatoria. Tal tregadas por error (artículo 254 CP), se halla ne-
y como hemos visto, el componente de la posesión cesariamente presente también esta previa rela-
resulta esencial tanto para comprender la visión ción posesoria, en sentido penal, entre el sujeto
tradicional que se ha sostenido sobre esta infrac- activo y la cosa, desde el mismo instante en que,
ción, como para aprehender la específica dinámi- quien será posteriormente el autor, recibe la cosa
ca comisiva que, a juicio de la misma, cabe atri- mueble por un acto voluntario de entrega del su-
buir a este tipo penal. Al mismo tiempo, y sin jeto pasivo -motivado, eso sí, por una anteceden-
embargo, también es la concreta configuración de te situación de error-.
este elemento, el principal obstáculo que se opone Como vemos, pues, en todas las hipótesis de
a la generalización de la teoría mayoritaria para apropiación indebida el sujeto activo de la infrac-
explicar la esencia de la apropiación indebida en ción ejerce, en el momento de producirse la con-
cuanto categoría delictiva de la delincuencia pa- ducta apropiatoria, una relación de custodia sobre
trimonial. Todo ello nos pone de manifiesto, aun- la cosa, y esta relación es precisamente la que in-
que tan sólo con carácter indiciario, la especial re- tegra la idea de posesión a efectos penales52. Aho-

52. Como vimos con anterioridad, el concepto civil de posesión resulta ciertamente limitado a la hora de explicar la relación que une al
sujeto activo del delito con la cosa objeto de la subsiguiente apropiación. El mismo tan sólo es apto, como hemos argumentado, para dar
cuenta de la situación que vincula al sujeto y a la cosa en el caso del art. 252 CP, ya que la posesión previa que se deriva de la presen-
cia de los títulos jurídicos mencionados en él, es siempre una posesión en sentida civil, al añadir éstos un plus, nunca un aliud, a aquélla.
No sucede, por el contrario, lo mismo en el caso de las cosas halladas, de dueño desconocido o entregadas por error, ya que en estos ca-
sos el estrecho concepto civil de posesión no podría explicar, en ocasiones, la relación que se establece en todas estas hipótesis entre su-
jeto activo y objeto material. Frente al concepto civil de posesión, impreciso incluso en el propio ámbito del Derecho de cosas, resulta pre-
ferible optar por la asunción de un concepto penal de posesión, adecuado a las finalidades de tutela perseguidas en este sector del
ordenamiento. La definición de este concepto penal de posesión ha sido particularmente ensayado en el ámbito de la doctrina germana,
donde las exigencias legales del antiguo § 246 StGB obligaban a renunciar a la mera traslación del concepto civil. En efecto el antiguo
precepto regulador de la Unterschlagung exigía expresamente que la cosa objeto de la apropiación se hallase bajo una situación de "po-
sesión o custodia" (Besitz oder Gewahrsam) del sujeto activo. La mayoría de la doctrina entendía que la mención de la situación de custo-
dia determinaba la irrelevancia del concepto civil de posesión: posesión y custodia eran términos idénticos (por todos, OTIO, H.: Grund-
lwrs Strafrecht. Die einzelnen delikte, 4. Auflage, Berlín / New York, 1995, p. 176; SAMSON: "§ 246", en ob.cit., p. 47, marg. 5) y el

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ra bien, consideramos que esta primera conclu- truyen su estructura típica interna, de manera ine-
sión, derivada de lo que constituye en realidad ludible, a partir del elemento de la posesión o cus-
una mera constatación de la concreta situación le- todia de aquélla. Esto se puede constatar fácil-
gislativa, debe ser objeto de una rápida e inmedia- mente en los más tradicionales tipos de contenido
ta matización que sitúe en sus justos términos la apropiatorio. El hurto, de este modo, consiste pre-
trascendental cuestión de la vinculación de esta cisamente en la puesta en práctica de una con-
"relación de custodia o posesión" al concepto y es- ducta de apoderamiento (esto es, de ruptura de la
tructura básicos de la "apropiación indebida". relación de custodia ajena54) destinada directa-
Y es que la presencia de una relación posesoria mente a asegurarle al autor esta (ilícita) situación
así definida, en el seno de la estructura de este de- de custodia, con vistas a instaurar, con y a partir
lito, no constituye, en absoluto, una característica de ella, la consiguiente relación de dominio sobre
derivada de la misma naturaleza o esencia de la la cosa, con exclusión de su legítimo titular (es de-
apropiación indebida, como podría sostenerse a cir, un apoderamiento destinado a consumar la
luz de las consideraciones anteriormente desarro- subsiguiente apropiación). La estructura típica
lladas y, sobre todo, de la concepción mayoritaria del robo observa miméticamente la misma estruc-
de esta infracción; por el contrario, la misma en- tura. En él, el autor pone en práctica una acción
cuentra su origen y subsiguiente justificación en de apoderamiento por medio de fuerza en las co-
el más estricto (y no exclusivamente vinculado a sas o violencia o intimidación en las personas,
este delito) concepto de la apropiación; conducta destinada a fundar la misma relación de custodia,
sobre la que gira, como ya apuntamos, todo el con la finalidad de consumar una idéntica meta
contenido de injusto, no sólo de los delitos de apropiatoria. Incluso el delito de estafa podría ser
apropiación indebida, sino en general, de todos fácilmente reconducido si se quiere, y en ocasio-
los delitos de apropiación. nes, a la estructura básica de un delito apropiato-
En efecto, la definición de la apropiación rio: este delito se caracterizaría por el hecho de
(Zueignung) a partir de los elementos, positivo y que la (ilícita) relación de custodia sobre la cosa
negativo, de la apropiación en sentido estricto mueble ajena se consigue establecer por medio del
(Aneignung) y la correlativa expropiación (Enteig- engaño, que desencadena -debido al error que
nung) de la cosa mueble ajena, determina que re- padece el sujeto disponente- la entrega "volunta-
sulte consustancial a la misma la existencia de ria" de la misma, naciendo -de este modo- la
una relación posesoria entre el autor de tal com- acción apropiatoria propiamente dicha. La vincu-
portamiento apropiatorio y la cosa, objeto mate- lación entre la noción de posesión y los delitos de
rial de la acción. Si la apropiación en un sentido apropiación indebida, que integran también la ca-
positivo consiste esencialmente, según se suscri- tegoría de los delitos de apropiación y comulgan
bió53, en una utilización temporal de la cosa mue- de este mismo contenido apropiatorio, no consti-
ble ajena, uno de los presupuestos conceptuales tuye -por lo tanto- ni una excepción ni, mucho
básicos de la misma debe ser, necesariamente, la menos, una hipótesis única, aislada y original en
existencia de una relación de custodia, si quiera el seno de esta clase de infracciones.
sea ésta mediata o espiritualizada, entre el autor y La conclusión que cabe extraer de las conside-
la cosa, ya que de otro modo la utilización de ésta raciones desarrolladas hasta el momento, por ello,
por parte de aquél deviene, material y lógicamen- es que la presencia de una relación de custodia o
te, imposible. posesión en el seno de la estructura de todos y ca-
Todos los delitos, por ello, que tengan por obje- da uno de los delitos de apropiación indebida no
to la apropiación de una cosa mueble ajena cons- es consecuencia de una particularidad, esencial y

problema se desplazaba a determinar qué se entendía por custodia a los efectos de los delitos de opropiación indebida. De acuerdo con
la visión mayoritaria, la misma no significaría más que la necesidad de que el sujeto activo tuviera una posición de dominio fáctico sobre
la cosa (Ru$, W.: "§ 246", en ob.cit., p. 111, marg. l O), es decir, y al igual que en el concepto de custodia del delito de hurto (SAMSON:
"§ 246 StGB", en ob.cit., p.47, marg. 5), una mera relación láctica de dominio, que proporciona al titular de esta custodia (Gewahrsam-
sinhabers) en virtud de su poder(Konnens) fáctico una posibilidad de actuación físico-real sobre la cosa (WESSELS, J. y HILLENKAMP, Th.:
Strafrecht. Besonderer Teil / 2. Straftaten gegen Verméigenswerte, 22., neubearbeitete Aullage, Heidelberg, 1999, p. 26, marg. 73; en el
mismo sentido, KINDHÁUSER, U.: "§ 246 Unterschlagung", en Nomos-kommentar zum Strafgesetzbuch, Baden-Baden, 1995, p. 7, marg.
18; SAMSON: "§ 242", en ob.cit., p. 1O, marg. 18, entre otros). La relación de custodia que vincula necesariamente al sujeto activo del
delito y al objeto material del mismo en estos delitos, no es por lo tanto una relación de posesión en sentido civil, sino una más sencilla re-
lación de fáctica de dominio, definida en los términos arriba indicados. Sosteniendo este mismo concepto de custodia en la doctrina penal
española, FERRER SAMA, A.: El delito( ... ), ob.cit., p. 19 y ZUGALDÍA ESPINAR, J. M.: CPC, pp. 128 y ss.
53. Véanse las pp. 9 y ss. de este mismo trabajo.
54. En este sentido, por todos, WESSELS, J. y HILLENKAMP, TH.: BT, pp. 35 y ss.

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Revista Penal
... Sobre el contenido injusto de los delitos de apropiación indebida ...
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exclusiva, de esta categoría delictiva, sino q~,e por determinados modos de consecución de esta si-
el contrario es el resultado de la construcc10n de tuación ponen de manifiesto la necesidad de llevar
la misma sobre la idea de apropiación, que r~­ a cabo una mayor desvaloración global del com-
quiere conceptualmente de aquélla como condi- P?rt~:;niento, al unir al hecho principal de la apro-
ción de existencia, y por ende, es una cons,ecuei;i- piac10n, la puesta en práctica de una conducta
cia de su inclusión dentro de la categona mas instrumentalmente orientada a la consumació~
general de los delitos de apropiación. . de aquélla, que dota a la dinámica comisiva des-
Siendo lo dicho hasta el momento particular- plegada de una mayor significación antijurídica.
mente importante para comprender mejor la ~is­ Nos enfrentaríamos a supuestos, por lo tanto, en
temática de los delitos patrimoniales de contemdo los qi:e ~~ conteni~o básico de la categoría (la
estrictamente apropiatorio, no deja de ser tam- apropiac10n) se le vienen a unir una serie de cir-
bién menos relevante, sin embargo, destacar que c~,nstancias, cei;tra?as ~n la modalidad de ejecu-
el elemento de la posesión, a pesar de ser un com- c~on, que debenan implicar un plus de antijuridi-
ponente necesario de todos estos tipos, asume al c1dad, y con ello, la necesidad de una sanción más
mismo tiempo y sin solución de continuidad, u~ elevada.
papel de máximo protagonismo a la hora de_ expli- ,s~ se atien~ a est~s consideraciones, la forma
car tanto la presencia de una pluralidad de ~gur3:s b_asica de las mfracc10nes de contenido apropiato-
apropiatorias en los sistemas puestos a dis12osi- :1º (que, co~o veremos, es precisamente la que
ción de la tutela penal de los intereses patnmo- mtegra el delito de apropiación indebida) estaría
niales, cuanto la diferencia que todas éstas man- con~~ituida por to~a.s aquellas modalidades de eje-
tienen entre sí. cucion que descnbiesen, en su posibilidad más
Efectivamente la diferencia entre las distintas simple, estas formas de comportamiento, y que
figuras delictiva~ de naturaleza apropiatoria, pr~­ vendrían a identificarse con todos aquellos su-
vistas en nuestras legislaciones, no pue~~ :xpli- puestos consistentes exclusivamente en el mero
carse, según creemos, a partir de disqmsic10nes hecho de la apropiación; es decir, supuestos en los
cifradas en el bien jurídico ni tampoco sobre la q~e la materi_a ~e. prohibición de la correspon-
base de la diferente modalidad básica de compor- diente nori;n~ ]Undica que los describe y sanciona,
tamiento descrito en las mismas, ya que en todas se centra umcamente en la proscripción de con-
ellas el patrimonio es el principal obj~to jur~d~co ductas de cariz apropiatorio, en las que no se ha-
de agresión y la apropiación, el mecamsm~ t~~ico ll~? presentes elementos adicionales de agrava-
por medio del cual se verifica ésta. En defimtiv~, c10n, referentes al modo de adquisición de la
la apropiación indebida, el hurto o el robo no di- posesión.
fieren entre sí en ninguno de estos. elemento~, La cara~te~stica esencial de esta figura, tal y co-
pues todos ellos consisten en infracciones p_atn- mo ya senalo PEDRAZZI antes que nosotros55 es
moniales de contenido estrictamente apropiato- que en la _misma el origen de la situación pos~so­
rio. na, que eJerce el sujeto activo de la infracción en
Por el contrario, creemos que la diferencia ~ntre el momento de consumar la apropiación, perma-
las distintas infracciones patrimoniales apropiato- nece en la sombra; es decir, es irrelevante a efec-
rias, que es la que adicionalmente justifica la ma- tos pei:~les, dad~ que la finalidad del precepto se
yor o menor gravedad de las unas _frente a las constnne a sanc10nar el estricto momento de la
otras y, con ello, su configuración reciproca_ c~mo apropiación, que presupone ya, según hemos vis-
tipos agravados o básicos, radica en la distmta to, aquel estado de custodia. Se trataría de formas
manera en la que el sujeto activo acce?e al nece- en las que la finalidad de tutela no pretende abar-
sario elemento de la posesión o custod~a d~ aque- car l~s mo.~os en los que ~l sujeto ha llegado a di-
lla cosa ajena que, posteriormente, sera obJeto de c_ha sltuac10n posesona, smo que tan sólo, y par-
apropiación. tiendo de ella, pretende abarcar el estricto acto de
En efecto, y aunque la posesión de la cosa cons- la apropiación.
tituya en los delitos de apropiación un elemento Ejemplo paradigmático de esta situación resul-
conceptualmente imprescindible, la for:ma de ~d­ ta ser, sin lugar a dudas, el§ 246 StGB, de acuer-
quisición de la misma por parte del su]eto activo do con la redacción que al mismo le ha dado la 6.
no puede ser una circunstancia irrelevante a la ho- St~RG: Este precepto se limita a sancionar, como
ra de diseñar el sistema de protección de los inte- ya mdicamos, a quien se apropie antijurídicamen-
reses patrimoniales frente a estas formas de com- te, para sí o para un tercero, de cosas muebles aje-
portamiento, desde el mismo instante en el que nas.

55. PEDRAZZI, C.: "Appropiazione indebítd', en ob.cit., p. 837.


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Este parágrafo, que como indica DEGENER es el además del hecho de la apropiación, la presencia
fruto de un largo proceso de evolución y concreción de una ruptura de la relación de custodia ajenass.
de la figura de la sustracción (Unterschlagung) en Como se indica en Alemania recurrentemente des-
el ordenamiento alemán56, tipifica la que constitu- de hace ya tiempo, y en Italia59, por evidente influ-
ye, sin lugar a dudas, la forma básica de cualquier jo de ésta, la apropiación indebida no es más que
conducta apropiatoria: se contempla simplemente un hurto en el que no se produce una ruptura de la
la apropiación, sin ningún aderezo ulterior; la mis- relación de custodia ajena60; esta aseveración de-
ma encierra, y sanciona, únicamente la esencia de berla, sin embargo (y, sobre todo, tras la reforma
esta genérica categoria delictiva (la apropiación, es- del§ 246 StGB), construirse en sentido inverso: el
to es, cualquier conducta que exteriorice un ánimo hurto es una apropiación indebida en el que se en-
apropiatorio del sujeto activo), de modo que, todo cuentra presente, adicionalmente, una ruptura de
comportamiento que presente este carácter, es sus- la relación de custodia ajena61.
ceptible de integrarla y ser subsumida en ella57. De este esquema de razonamiento se deducen
Partiendo de esta forma mínima de tipificación una serie de consecuencias que resultan particu-
de los delitos de apropiación, el legislador puede larmente interesantes para resolver la cuestión
construir otra serie de figuras delictivas en las que que nos ocupa, relativa al contenido de injusto de
se dé cabida y se desvalore, junto al propio hecho los delitos de apropiación indebida.
de la apropiación, los distintos modos de adquisi- En primer lugar, resulta evidente que el concep-
ción de la situación de custodia, alumbrando lo to de posesión o custodia adquiere, en los delitos
que no constituirán, en realidad, más que formas de apropiación indebida así concebidos, un carác-
agravadas de aquélla. ter meramente negativo. Como bien describiera
El ejemplo paradigmático de estas forma de tipi- BINDING, dando lugar a la que ha sido tradicio-
ficación resulta ser, sin lugar a dudas, el propio de- nalmente denominada Ja teoría de la gran inter-
lito de hurto. El delito de hurto, englobado en el se- pretación correctiva ( Gro$e berichtigende Ausle-
no de la categoría de los delitos de apropiación, no gung)62, en el delito de apropiación indebida el
deja de ser una infracción que pretende sancionar, requisito de la posesión adquiere una connotación

56. DEGENER, W.: "Der Zueignungsbegriff des Unterschlagungstatbestandes (§ 246 StGB)", en Jurislenzeilung (en adelante, JZ),
8/2001, p. 389. Para este autor, la apropiación indebida, en cuanto delito de apropiación, significó primero "apropiación de una cosa
confiada a su autor", después "apropiación de una cosa que se hallase en posesión o custodia del autor", más adelante, "apropiación sin
apoderamiento" y, finalmente, "apropiación".
57. Como indica este autor, todos los delitos patrimoniales que tengan por objeto una cosa mueble (hurto, robo, estafa (... )contienen
una manifestación del ánimo apropiatorio y por lo tanto, con ello, una apropiación indebida consumada (JZ, 8/2001, p. 391 ).
58. En palabras de KINDHÁUSER, el delito de hurto amplía el tipo básico de la apropiación indebida a través del concepto del apodera-
miento con intención de apropiación ( "§ 242 Diebstahl", en Nomos-Kommenlar zum Strafgesetzbuch, Baden-Baden, 1995, p. 9, marg. 6.
59. Además de PEDRAZZI, ya citado en este sentido en la nota a pie número 1, ANTOLISEI, F.: PS, p. 329, quien indica que "la figura
de la apropiación indebida presenta una notable afinidad con la del hurto: ambos son tipos contiguos y se complementan recíprocamen-
te. (... ) mientras que el hurto, como se ha visto, implica la falta de posesión en el autor, consistiendo en el hecho de procurárselo, la apro-
piación presupone que el agente ya posee la cosa misma; también de esta misma opinión, FIANDACA, G. y MUSCO, E.: PS, p. 81.
60. En este sentido, por todos, MAURACH / SCHRÓDER / MAIWALD: BT, p. 364, marg. 11; ESER, A.:"§ 246 Unterschlagung", en
SCHÓNKE, A. y SCHRÓDER, H.: Strafgesetzbuch Kommenlar, 26., neu bearbeitete Auflage München, 2001, p. 1950, marg. 1;
61. Expresamente en este sentido, KINDHÁUSER, U.: "Vorbemerkungen zu den§§ 242 bis 248 c", en Nomos-Kommenlar zum Straf-
gesetzbuch, Baden-Baden, 1995, en ob.cit., p. 3, marg. 5.
62. Como hemos lenido ya ocasión de indicar, el concep1o de posesión o cus1odia resu11oba, bajo la vigencia del § 246 StGB, en su vieja redacción,
absolu1omen1e pacífico en el seno de la doctrina germana. Sin embargo, en el seno de la li1eratura penal de es1e país se man1enía una fuer1e polémica
a la hora de dererminar cuál era la función que es1a noción debía desempeñar en el deli1o de apropiación indebida (SAMSON: "§ 246 StGB", en ob.cit.,
p. 47, marg. 6). El parágrafo ci1ado, efectivamen1e, exigía que el suje1o se apropiase de cosas muebles ajenas "que tuviera en posesión o cus1odia"; una
in1erpre1ación gramatical del 1enor lireral del precep1o hacía pensar a un sec1or de la dochina (a quienes se englobaba bajo la 1eoría denominada de la
in1erpre1ación estriela -Enge Auffassuf1f1) que es1a situación de cus1odia debía preexistir a la conduela apropia1oria, de modo que sólo in1egrarían ver-
daderos supues1os de Unterschlagung, aquellos casos en los que el suje1o se apropiara de cosas de las cuales tuviera previamen1e la posesión (en es1e
sentido, OTIO, H.: Die Struktur des Strafrechtlichen Verm0gensschutzes, Berlin, 1970, p. 254, para quien la apropiación de cosas muebles ajenas, sin
ruptura de la cus1odia ajena, que con an1erioridad a la apropiación no estuvieran en su poder de disposición, no in1egran ninguno de los tipos (hurto o
apropiación indebida). Fren1e a es1a in1erpre1ación, pron1o surgieron dos 1eorías correctivas; por un lacio, la estriela in1erpre1ación conrectiva -ldeine be-
richtigende Aus/egun[j-, que en1endía que era suficien1e, para afirmar la presencia de una apropiación indebida en el sentido de aquella norma, con
el hecho de que la realización de la conduela apropia1oria y el nacimien1o de la relación de cus1odia coincidieran en el tiempo (ESER, A: "§ 246 Un-
1erschlagung", en SCHÓNKE, A y SCHRÓDER, H.: Strafgesetzbuch Kommenlar, 25., neubearbei1e1e Auffage, München, 1997, p. 1743, marg. 10).
Fren1e a ella, la gran in1erpre1ación conrec1ora, desarrollada a partir de BINDING, en1endía que podía concurrir apropiación, incluso sin la presencia de
una cus1odia en la persona del au1or, dado que és1a, como se expone en el 1ex1o, es un elemen1o de carácler meramen1e negativo.

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Revista Penal
Sobre el contenido injusto de los delitos de apropiación indebida ...
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netamente negativa, puesto que en ella este ele- so de la apropiación de las cosas confiadas al au-
mento se limita a enunciar la exigencia de que se tor, y, en segundo lugar, en los casos en los que la
halle ausente una sustracción de la cosa, esto es, posesión derive de cualquier otra fuente (que no
una ruptura de la relación de custodia ajena63. Co- sea una conducta delictiva): de manera especial,
mo escribiera PEDRAZZI, siguiendo al autor ger- aquellos supuestos en los que el autor se apropia
mano, en la concepción de éste, el presupuesto de una cosa que no está siendo poseída por nadie
esencial en el delito de apropiación indebida no es (res vacua possessionis), y por tanto, sin violar la
ya que la posesión de la cosa preexista, en sentido posesión ajena66.
positivo, en el sujeto activo, sino tan sólo, negati- En segundo lugar, resulta conveniente poner de
vamente, que la cosa no se halle poseída de parti- manifiesto que semejante concepción del delito de
da por una persona diferente, dado que la ausencia apropiación indebida termina concibiendo, como
de una posesión ajena constituye el denominador nosotros ya hemos puesto de manifiesto, a los de-
común de todas las situaciones en las que el agente litos de apropiación indebida como los tipos bási-
puede, siendo poseedor o no, hacer propia la cosa cos de la delincuencia patrimonial de contenido
ajena sin sustraerla y, por lo tanto, sin cometer hur- apropiatorio67. En efecto, si la apropiación inde-
te/A. Esta aseveración en torno a la función de lapo- bida se caracteriza, como claramente pone de ma-
sesión en los delitos de apropiación resulta de la nifiesto el ejemplo del § 246 StGB, por permitir la
máxima trascendencia, dado que supone extender sanción de cualquier conducta que manifieste ex-
el ámbito de la apropiación indebida hasta el lími- ternamente la voluntad apropiatoria que impulsa
te de sus posibilidades lógicas y clarifica, signifi- al sujeto activo, resulta evidente que en el mismo
cativamente, el alcance del presupuesto posesorio podrán ser subsumidas todas las modalidades de
en estos delitos: la posesión o custodia no es un comportamiento en las que pueda afirmarse la
presupuesto en sentido cronológico, de modo que presencia de una apropiación así entendida; tras
el acto de la apropiación deba seguir necesaria- el hurto, el robo, la estafa( ... ) se esconde siempre,
mente en el tiempo a aquél de la adquisición de la en realidad, una apropiación indebida. El único
posesión. Es, por el contrario, un presupuesto en motivo por el que la apropiación indebida no se
sentido lógico, en armonía con el planteamiento aplica a estos supuestos es porque el legislador ha
de la tutela penal del patrimonio: la apropiación decido tipificar unos preceptos autónomos que
de la cosa ajena por parte del poseedor asume re- permitan desvalorar, adicionalmente, la ilicitud
levancia como tal, sólo en la medida en la que no de la forma de adquisición de la posesión de la co-
resulte sancionable el hecho de la misma adquisi- sa. Siguiendo la teoría de los círculos concéntri-
ción de la posesión. Si el sujeto ya es sancionable cos, que tanto éxito parece estar adquiriendo en
por el modo en el que llega o ha llegado a la pose- sede jurisprudencia! para explicar el delito que
sión, el momento de la apropiación queda absor- nos ocupa, la apropiación indebida sería el círcu-
bido65, pues la nueva figura delictiva aplicable lo más amplio, en el que se englobaría cualquier
[hurto, robo, estafa( ... )] ya contiene, en sí misma, comportamiento que manifestase externamente
la desvaloración de este acto. una voluntad apropiatoria (seguimos, pues, en es-
El delito, o mejor dicho, los delitos de apropia- te punto, los postulados de la Manifestationstheo-
ción indebida estarían pues constituidos, precisa- rie); en su seno, los demás delitos patrimoniales
mente, por todas aquellas hipótesis en las que el consistentes en la apropiación de cosas muebles
sujeto se apropiare de una cosa ajena, cuya pose- ajenas dibujarían círculos más pequeños, al iden-
sión no hubiera sido adquirida por medio de una tificar, entre todos estos comportamientos68, de-
conducta ilícita. Y, como indica certeramente PE- terminadas conductas en función del modo de
DRAZZI, esto acontece, en primer lugar, en el ca- constitución de la necesaria relación de custodia,

63. BINDING, K.: BT, p. 275 y ss.; en el mismo sentido, más actualmente, y por todos, KINDHÁUSER, U.: "Vorbemerkungen .. .'', en
ob.cit., p. 3, marg. 6; este autor indica gráficamente que, en relación con el hurto, se integran en la apropiación indebida por lo tanto, to-
da la constelación de hechos en los que el autor no instaura la custodia a través de apoderamiento con intención de apropiación.
64. PEDRAZZI, C.: "Appropiazione indebitd', en ob.cit., pp. 837 y 838.
65. PEDRAZZI, C.: ibídem, p. 838.
66. PEDRAZZI, C.: Ibídem, p. 838.
67 La apropiación indebida, así definida, y no el hurto, por lo tanto, estaría más cercana y podría considerarse, en cierto modo, "he-
redera" del antiguo delito de fvrtum romano (véase nota a pie núm. 1 ).
68. Como acertadamente pone de manifiesto KINDHÁUSER, en el delito de hurto, por ejemplo, el apoderamiento, pese a definir un mo-
da de adquisición de la posesión de contenido ilícito que debe ser especialmente sancionado (ruptura de la relación de custodia ajena), no
deja de constituir, al misma tiempo, un comportamiento de contenido apropiatorio, pues manifiesta externamente la intención del su¡eto de

164
D o r i n

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por medio de la cual se expresa la voluntad apro- cosa confiada a su autor (art. 252 CP), la sección
piatoria del sujeto activo. 2. ª del Capítulo VI del Código penal engloba toda
La exactitud de esta aseveración es, precisa- una serie de figuras delictivas caracterizadas por
mente, lo que justifica la regla concursa! que la ti- describir hipótesis apropiatorias en las que la pre-
pificación de un delito de apropiación indebida en sencia del presupuesto posesorio se funda en
su sentido más puro obliga a establecer, y que fuentes (la entrega de la cosa en confianza, el ha-
-de otro modo- resultaría innecesaria. Una llazgo, la ausencia de posesión ajena actual por
cláusula del estilo de la contenida en el § 246 StGB ser la cosa de dueño desconocido o la entrega por
["( ... ) a no ser que el hecho se halle sancionado error) que no constituyen, en sí mismas, una con-
con una pena más grave por otro precepto del Có- ducta delictiva sancionada independientemente
digo penal ( ... )"] no tendría ningún tipo de senti- por otro precepto del Código penal.
do, en efecto, sino fuera porque se es totalmente La esencia de la apropiación indebida, entendida
consciente de que tras cualquier delito de conteni- como categoría general de la delincuencia patrimo-
do apropiatorio se esconde una auténtica apropia- nial, encuentra su vértice y sentido, por lo tanto, en
ción indebida69. la sanción de todas aquellas hipótesis apropiatorias
El delito de apropiación indebida se erige, así, que tengan por objeto cosas muebles no poseídas
en el tipo básico de la delincuencia de contenido por otra persona, y por lo tanto, en todos aquellos
apropiatorio70, sobre cuya base se construyen to- supuestos que tengan por objeto cosas muebles en
do el resto de figuras de los sistemas de tutela pe- las que la situación de custodia que requiere con-
nal de los intereses patrimoniales que recaigan so- ceptualmente cualquier apropiación, no encuentre
bre cosas muebles. su origen en una conducta ilícita, sancionada de
Estas consideraciones, si resultan analizadas a la modo independiente por otra disposición de natu-
luz de la legislación española, adquieren una noto- raleza penal. En palabras de PEDRAZZFI, que no-
ria importancia, dado que la regulación que de Ja sotros extrapolamos a nuestro Ordenamiento, el
apropiación indebida realiza la sección segunda del mínimo común denominador que presentan los
capítulo relativo a las defraudaciones, viene a asu- arts. 252, 253 y 254 de nuestro Código penal radica
mir milimétrica la sanción de estos supuestos apro- en el hecho de que los mismos constituyen hipóte-
piatorios, intitulándolos, precisamente, con aquella sis de apropiación de cosas muebles ajenas que no
rúbrica (De la apropiación indebida). La legislación se encuentran, en el momento de producirse este
penal española asume, por lo tanto, aquella concep- comportamiento, bajo el ámbito de custodia de
ción de los delitos apropiatorios, en general, y de la otra persona, y en este mínimo común denomina-
apropiación indebida, en particular. Más allá de la dor hallamos, precisamente, la esencia de los deli-
tradicional interpretación de esta categoría delic- tos de apropiación indebida.
tiva a partir del estudio de, y de la enorme in- La asunción de esta visión de los delitos de
fluencia ejercida por, la apropiación indebida de apropiación indebida, no debe conducirnos, sin

"haber la cosa como propia". De acuerdo con ello, este autor concluye que apoderamiento y apropiación son idénticos: el delito de hurto
consiste en una forma delictiva en la que la apropiación de la cosa se lleva a cabo por medio de una conducta a la que, para individua-
lizarla frente a las demós hipótesis de apropiación, la llamamos "apoderamiento", pero que no por ello pierde su esencia de tal ("Vorbe-
merkungen (... )",en ob.cit., p. 6, marg. 13). En el ámbito doctrinal español, la misma opinión resulta sustentada por ZUGALDÍA ESPINAR,
quien indica que el hurto y la apropiación indebida tienen en común el hecho mismo de la apropiación, diferenciándose porque mientras
que en el delito de hurto el sujeto activo se apropia de la cosa quebrantando la custodia de quien la tenga sobre la misma, en el delito de
apropiación indebida -tipo básico de los delitos contra la propiedad- dicha apropiación se lleva a cabo sin quebrantar custodia algu-
na sobre la cosa ilegítimamente apropiada (CPC, pp. 126 y 127).
69. Precisamente, poniendo este extremo de manifiesto, a partir de la exposición de los postulados de la manifestationstheorie, DEGE-
NER, W.: JZ, pp. 388 y 391;
70. En este sentido, KINDHAUSER, U.: ''Vorbemerkungen ... ", en ob.cit., p. 3, marg. 5; LESCH, H.: "Das Sechste Gesetz zur Reform des
Strafrechts (6. StrRG)", en JA, 1998, p. 477; OTIO, H.: Grundkurs Strfrecht. Die einzelnen Delikte, 5. AuAage, Berlín/ New York, 1998,
p. 146, marg. 8. En la doctrina penal española, por influencia de la doctrina germana, ZUGALDÍA ESPINAR, J. M.: CPC, p. 127; por el
contrario, algunos autores entienden que el § 246 StGB no integra el tipo básico de los delitos de apropiación, sino por el contrario, el ti-
po de recogida (Auffangtatbestand), para todos las conductas de apropiación no contempladas por un precepto independiente, al utilizar
la técnica de la cláusula de subsidiariedad (DUTIGE, G. y FAHNENSCHMIDT, W.: "§ 246 StGB nach der Reform des Strafrechts: Un-
terschlagungstatbestand oder unterschlagener Tatbestand?", en ZStW, 1998, p. 888). WESSELS, J. Y HILLENKAMP, TH.: BT, p. 106, marg.
277; KÜHL, K.: "§246 Unterschlagung", en LACKNER, K. y KÜHL, K.: Strafgesetzbuch mit Erléiuterungen, 23., neubearbeitete Auflage, Mün-
chen, 1999, p. 1168, marg. 1; TRÓNDLE / FISCHER: StGB Kommentar, pp. 1449 y 1451, margs. 1 y 1O).
71. PEDRAZZI, C.: "Appropiazione indebita", en ob.cit., p. 838.

165
Revista Penal
Sobre el contenido injusto de los delitos de apropiación indebida ...
•••
embargo, a obviar el hecho de que el alcance de la reacción punitiva más enérgica que los demás su-
regulación legal llevada a cabo en nuestro ordena- puestos en los que no medie esta relación de de-
miento jurídico resulta bastante más limitado que ber. Como tuvimos ocasión de indicar, nos halla-
la ensayada en el sistema alemán de Derecho pe- mos ante supuestos más graves que los de la
nal. En el StGB, la sanción de las conductas apro- simple apropiación, ya que a ésta se les une el da-
piatorias que tengan por objeto cosas no poseídas to, que no puede resultar neutro, de que la rela-
por otro sujeto, es de carácter general; el § 246 de ción de posesión o custodia ha sido creada, volun-
ese cuerpo normativo funda, en efecto, una regla tariamente o por necesidad, por el propio sujeto
general que permite sancionar cualquier hipótesis pasivo y la dinámica comisiva implica, por ello y
imaginable de apropiación72. Por el contrario, el simultáneamente, la vulneración de aquellas obli-
Código penal español lleva a cabo una forma de ti- gaciones de entregar o devolver que se derivaban
pificación que resulta bastante más selectiva, al para el sujeto activo.
renunciarse al establecimiento de cláusulas de En estos casos (que son los regulados por la que
contenido general y apostarse, decididamente, por había sido la forma tradicional de la apropiación
la individualización de las concretas acciones que, indebida en nuestro ordenamiento, hoy contenida
reuniendo estos caracteres, desean someterse a en el art. 252 CP) nos encontramos, dentro de los
sanción -y que, en realidad, recogen las hipótesis delitos de apropiación indebida, con formas espe-
imaginables más importantes-. Los arts. 253 y cialmente agravadas en virtud de la previa exis-
254 CP conformarían lo que bien podríamos de- tencia, y posterior vulneración a través de la con-
nominar "tipos básicos residuales" de la apropia-
ducta apropiatoria, de un especial deber jurídico
ción indebida, dada su configuración como tipos
del sujeto activo, frente al sujeto pasivo, de guar-
de recogida, ante la renuncia que realiza el legis-
da y entrega de la cosa confiada 73.
lador a tipificar un tipo básico completo.
El tipo del art. 252 CP (que bien podría recibir
Una vez asentadas las consideraciones anterio-
la denominación de apropiación indebida de cosa
res, debe destacarse -sin embargo- que, en el
seno de esta categoría de los delitos de apropia-
confiada a su autor, para evitar indeseables y dis-
ción indebida, la posesión (que resulta entendida, torsionantes confusiones con la apropiación in-
por lo tanto, de modo absolutamente negativo) debida en cuanto categoría delictiva de la delin-
puede todavía asumir diferentes funciones en la cuencia patrimonial) no constituye, por lo tanto,
estructura típica del delito, en atención a cuál sea en absoluto el tipo básico de este grupo de in-
el modo o fundamento de su adquisición. Partien- fracciones, sino, justamente y al contrario, una
do del dato, que creemos incontrovertible, de que forma especialmente agravada de las mismas;
la posesión o custodia, en esta infracción, equiva- una forma en la que el legislador no se contenta
le a cualquier situación de dominio fáctico adqui- con sancionar la apropiación de una cosa, a cuya
rida por medios que no constituyan infracción pe- posesión el autor ha accedido por un medio que
nal, resulta evidente que no pueden (o no no constituya infracción penal, sino una modali-
deberían) ser objeto de una (des-) valoración uni- dad en la que éste restringe e identifica expresa-
forme, todos los supuestos reconducibles a esta si- mente el origen de la posesión para abarcar, en la
tuación típica. materia de prohibición, la más grave circunstan-
En efecto, parecen ser especialmente graves cia de haberse aprovechado el autor del especial
aquellas hipótesis en las que la adquisición de la deber jurídico de guarda y devolución que media-
posesión encuentra su origen en una especial re- ba entre él y el sujeto pasivo; instauración del es-
lación de deber existente entre el autor y la vícti- pecial deber jurídico que fue lo que motivó, pre-
ma, y, consecuentemente, parecen también en- cisamente, que él recibiese la cosa, objeto de la
contrarse especialmente necesitadas de una posterior apropiación.

72. En efecto, al tipificarse cualquier modalidad de apropiación y haberse admitido simultáneamente la apropiación a favor de tercero,
una parte cada vez mayor de la doctrina alemana comienza a criticar el precepto, que sería extraordinariamente amplio y permitiría, mer-
ced a la confluencia de estas dos medidas, sancionar prácticamente cualquier delito patrimonial. Para analizar los términos de la polémi-
ca, puede consultarse extensamente, DUTTGE, G. y FAHNENSCHMIDT, W.: ZStW, pp. 884 y ss. y MISTCH, W.: "Die Yermogensdelikte im
Strafgesetzbuch nach dem 6. Strafrechtreformgesetz", en ZStW {111), 1999, pp. 86 y ss.
73. Concepción sostenida, en Alemania, para el tipo agravado de apropiación indebida, usualmente denominado Veruntreuung (§ 246.
2 StGB). Para un análisis de esta figura y su interpretación en aquel ordenamiento, consúltese: ESER, A: "§ 246 Unterschlagung" (2001 ),
en ob.cit., pp. 1957 y ss., marg. 27 y ss.; KÜHL, K.: "§ 246 Unterschlagung", en ob.cit., pp. 1173 y ss., margs. 13 y 14.; TRÓNDLE y FIS-
CHER: "§ 246 Unterschlagung", ob.cit., pp. 1455, margs. 21 y ss.; OTTO, H.: BT, pp. 180 y ss., marg. 25 y ss. y, especialmente, para un
análisis de las implicaciones de la reforma de 1998 en este tipo, MITSCH, W.: ZStW, pp. 93 y ss.

166
•••

V. Conclusiones turaleza fraudulenta: en ellos el autor se aprove-


cha de que tiene la posesión de la cosa, orientada
De las consideraciones desarrolladas hasta el al cumplimiento de esas obligaciones, para apro-
momento, creemos que se derivan importantes piarse de ella.
conclusiones para la sistemática de los delitos pa- Esta hipótesis de apropiación indebida agrava-
trimoniales. da integra la que podría denominarse, para evitar
l.º- La apropiación indebida, entendida en frecuentes equívocos con la entera categoría delic-
sentido estricto, constituye el tipo básico de la de- tiva, la apropiación indebida de cosa confiada al
lincuencia patrimonial de naturaleza estrictamen- autor, y aparece regulada en el art. 252 CP. La
te apropiatoria. De acuerdo con la visión sosteni- misma había sido (por influencia del Derecho pe-
da a lo largo de este trabajo, esta infracción, en nal francés) la única forma punible de apropia-
cuanto forma nuclear de aquella categoría, ción indebida regulada en nuestro ordenamiento
tendría la misión de sancionar todas las conductas jurídico de manera tradicional, pero no por ello
de apropiación, es decir, y según se ha sostenido, dejó de ser nunca conceptualmente un tipo agra-
cualquier comportamiento que implique la consti- vado; ésta es, por lo demás, una hipótesis habitual
tución de una nueva relación de dominio sobre es- de agravación de los delitos de apropiación inde-
tos objetos, con exclusión de su legítimo propieta- bida en otros sistemas jurídicos, como pone de
rio, en la medida en la que esta conducta pone de manifiesto la existencia, en Alemania, de la Ve-
manifiesto externamente, la voluntad de apropia- runtreuung (apropiación indebida de cosa confia-
ción sobre una cosa mueble ajena que guía la ac- da), regulada en el§ 246. 2 StGB, figura análoga a
tuación del sujeto activo. la contenida en este precepto.
2.º- En nuestro ordenamiento, y con vista a 4.º- Del ámbito de aplicación general del delito
asegurar la seguridad jurídica, que podría verse li- de apropiación indebida, el legislador desgaja (a
mitada con la adopción de un tipo penal tan amplio través de la tipificación de específicas modalida-
e indeterminado, el legislador renuncia a tipificar des apropiatorias que constituyen formas agrava-
expresamente una infracción de estas característi- das de aquélla) algunas hipótesis en las que la si-
cas, conocida sin embargo en otros ordenamientos tuación de custodia que requiere la conducta
jurídicos (significativamente, § 246 StGB). En su lu- apropiatoria ha sido lograda por medio de un pro-
gar, se opta por la tipificación expresa de aquellos cedimiento que pone de manifiesto la necesidad
comportamientos que, por no tener cabida en los de una mayor desvaloración de la conducta y que
tipos agravados, se verían relegados al ámbito de requiere, por ello mismo, de una sanción más ele-
aplicación de semejante norma jurídica (arts. 253 vada. Se trata de hipótesis en las que el legislador,
y 254 CP)74. Estos preceptos describirían, por lo además del hecho de la apropiación, pretende in-
tanto, los que constituirían los auténticos tipos tegrar en la materia de prohibición el modo de ad-
básicos de la apropiación indebida. Buena prueba quisición de la situación posesoria.
de ello es la pena, sensiblemente inferior, que se Fruto de estas consideraciones es la tipificación
les atribuye frente a los que consideramos tipos de infracciones como el hurto (que pretende des-
agravados de los mismos. valorar adicionalmente la presencia de una ruptu-
3.º- En el seno de los delitos de apropiación in- ra de la relación de custodia ajena), el robo (que
debida en sentido estricto, el legislador identifica pretende desvalorar, aun más gravemente, los ca-
una serie de supuestos (aquellos en los que el su- sos en los que dicha ruptura se ocasiona con fuer-
jeto ha llegado a la previa posesión de la cosa por za en las cosas o violencia o intimidación en las
un medio que no constituye infracción penal y que personas) o la estafa (hipótesis en los que la rup-
coincide con la recepción de la cosa merced a un tura de la relación de custodia se verifica por me-
título que produce la obligación de devolverla o dio de un engaño que asegure a su autor la recep-
entregarla) que resultan más graves que los ante- ción de la cosa).
riores, al implicar la vulneración, como conse- Estas figuras constituyen modalidades agrava-
cuencia de la conducta apropiatoria, de una obli- das de apropiación indebida, que actuaría de tipo
gación de custodia y aplicación a un fin, que básico de todas ellas, ya que tras cada una de es-
imprime a la dinámica comisiva una especial na- tas figuras se sigue escondiendo una auténtica y

7 4. Compartiendo la misma idea, SILVA CASTAÑO indica que "en los artículos 253 y 254 CP se regula lo que podrá compararse con
lo que en Alemania se caracteriza de Unterschlagung" (E/ delito( ... ), ob.cit., p. 107). La valoración de esta autora a la solución adoptada
de lege data es ciertamente negativa, ya que entiende que con ello no se abarcan todas las hipótesis posibles, al caerse en un criticable
casuismo. Por ello, esta autora propone de lege ferenda, la introducción de un precepto, similar al antiguo § 246 StGB, que, a diferencia
del actual, exija la previa posesión de la cosa (por cualquier título) en el sujeto activo (Ibídem, p. 204).
11

167
Revista Penal
Sobre el contenido injusto de los delitos de apropiación indebida ...
•••

completa hipótesis de apropiación indebida, en su Esta gradación explicaría convincentemente,


tipo básico (no regulado, por motivos de economía creemos, las consecuencias penológicas previstas
normativa, en nuestro sistema jurídico). por nuestro Código penal: los tipos de los arts. 253
5.º- El sistema de los delitos contra el patrimo- y 254 CP tendrían previstas las penas más benig-
nio de naturaleza apropiatoria se presentaría cons- nas; el hurto se hallaría sancionado más severa-
tituido por una graduación de comportamientos mente que éstas, pero menos que la apropiación
delictivos: en primer lugar encontraríamos los ti- indebida de cosa confiada al autor y la estafa, da-
pos básicos residuales de las hipótesis de apropia- do que los motivos que implican la agravación de
ción indebida (arts. 253 y 254 CP), que sancio- la pena en estos casos (aprovechamiento y ruptura
narían las conductas de apropiac10n no de las obligaciones de custodia y entrega y engaño)
subsumibles en el resto de formas agravadas; a se consideran más insidiosas que la ruptura de la
continuación se hallaría el delito de hurto (art. 234 relación de custodia ajena que aquélla entraña75.
CP), que sancionaría aquellas conductas de apro- 6.º- La sistemática legal seguida por el Código
piación en las que se hallase presente una ruptura
penal resulta, desde la óptica que aquí defendemos,
de la relación de custodia ajena, y sus formas agra-
defectuosa76. Si la esencia de los delitos de apropia-
vadas de robo (arts. 237 y ss. CP); seguidamente se
hallaría la apropiación indebida de cosa confiada ción indebida radica en el hecho mismo de la apro-
(art. 252 CP), supuesto en el que la cosa no se ha- piación de cosas que no se encuentran, en el mo-
lla en la esfera de custodia de ningún otro sujeto mento de producirse aquélla, bajo la esfera de
distinto al activo, pues él posee la cosa por un títu- custodia de ningún otro sujeto, la ubicación ade-
lo que le impone, frente al sujeto pasivo, un deber cuada de estos preceptos habría sido, lógicamente,
de custodia y entrega de la misma, consistiendo, la correspondiente a los delitos de apropiación, no
precisamente, la conducta típica en apropiarse de la relativa a las defraudaciones. Lo que constituye el
ésta, aprovechando y vulnerando aquellas obliga- elemento de agravación de una de las múltiples
ciones; y finalmente, el delito de estafa (art. 248 hipótesis de apropiación indebida (el fraude que im-
CP), que consistiría en la apropiación de cosas plica el aprovechamiento e incumplimiento de una
muebles cuya posesión se ha conseguido fraudu- obligación de custodia y entrega) no puede erigirse
lentamente, por medio de engaño bastante. en el criterio de clasificación de toda la categoría.

75. Lleva por lo tanto razón ZUGALDÍA ESPINAR cuando indica que el delito de hurto debe hallarse sancionado mós gravemente que
el delito de apropiación indebida, al suponer aquél frente a éste una adicional ruptura de la relación de custodia ajena (CPC, pp. 125 y
127). Creemos, sin embargo, que la exactitud de este planteamiento tan sólo se justifica a partir de la introducción de los arts. 253 y 254
CP (equivalentes al § 246.1 StGB) y de esta comprensión del delito de apropiación indebida: la sanción prevista para el delito de apro-
piación indebida en su estado mós simple (equivalente en nuestro sistema a los arts. 253 y 254 CP) debe ser, efectivamente, más leve que
las imputadas al delito de hurto; pero no, por el contrario, que aquella que resulta atribuida a la apropiación indebida de cosa confiada
(art. 252 CP, antiguo 535 CP 1973), ya que ésta expresa un desvalor de acción idéntico o superior al hurto. Así, en Alemania, el § 246.
2 StGB, regulador de la apropiación de cosa confiada a su autor y el § 242 StGB, regulador del hurto, tienen atribuidas la misma san-
ción. En el ordenamiento español, el legislador considero, sin embargo, que resulto más grave apropiarse de cosas o través de la vulne-
ración de los deberes de guardo y entrega, cuyo cumplimiento motivo lo entrega, que lo consumado por medio de lo ruptura directo de la
relación de custodio ajeno.
76. Coincidiendo en esto conclusión, por todos, ZUGALDÍA ESPINAR, que califico de absurdo lo inclusión de un delito opropiotorio en
el ámbito de los defraudaciones (CPC, p. 125).

168
Jurisprudencia Constitucional

~~~
Enero-diciembre 1997
•••
Luis Arroyo Zapatero Catedrático de Derecho Penal y Rector
de la Universidad de Castilla-La Mancha
Rosario de Vicente Martínez Profesora Titular de Derecho Penal
de la Universidad de Castilla-La Mancha

SUMARIO S.T.C. 24/1997, 11 de febrero, S.1.ª, (B.O.E. 14 de


marzo). Ponente: Jiménez de Parga y Cabrera.
I. Constitución española S.T.C. 25/1997, 11 de febrero, S.1.ª, (B.O.E. 14 de
II. Ley Orgánica del Tribunal Constitucional marzo). Ponente: Ruiz Vadillo.
III. Código Penal S.T.C. 26/1997, 11 de febrero, S.1.ª, (B.O.E. 14 de
IV. Ley de Enjuiciamiento Criminal marzo). Ponente: Gimeno Sendra.
V. Legislación especial S.T.C. 27/1997, 11 de febrero, S.1.ª, (B.O.E. 14 de
marzo). Ponente: Gimeno Sendra.
S.T.C. 35/1997, 25 de febrero, S.1.ª, (B.O.E. 1 de
RELACIÓN DE SENTENCIAS RESEÑADAS abril). Ponente: Ruiz Vadillo.
S.T.C. 39/1997, 27 de febrero, S.1.", (B.O.E. 1 de
S.T.C. 192/1996, 26 de noviembre, S. 1.ª, (B.O.E. 3 abril). Ponente: Cruz Villalón.
de enero). Ponente: Ruiz Vadillo. S.T.C. 40/1997, 27 de febrero, S.1.ª, (B.O.E. 1 de
S.T.C. 199/1996, 3 de diciembre, S.1.ª, (B.O.E. 3 de abril). Ponente: Jiménez de Parga y Cabrera.
enero). Ponente: Ruiz Vadillo. S.T.C. 41/1997, 10 de marzo, S.2.ª, (B.O.E. 11 de
S.T.C. 200/1996, 3 de diciembre, S.1.ª, (B.O.E. 3 de abril). Ponente: Vives Antón.
enero). Ponente: Gimeno Sendra. S.T.C. 43/1997, 10 de marzo, S.2.ª, (B.O.E. 11 de
S.T.C. 201/1996, 9 de diciembre, S.2.ª, (B.O.E. 3 de abril). Ponente: González Campos.
enero). Ponente: Vives Antón. S.T.C. 44/1997, 10 de marzo, S.2.ª, (B.O.E. 11 de
S.T.C. 203/1996, 9 de diciembre, S.2.ª, (B.O.E. 3 de abril). Ponente: Viver i Pi-Sunyer.
enero). Ponente: Viver i Pi-Sunyer. S.T.C. 51/1997, 11 de marzo, S.1.ª, (B.O.E. 11 de
S.T.C. 204/1996, 16 de diciembre, S.2.ª, (B.O.E. 22 abril). Ponente: Gimeno Sendra.
de enero). Ponente: Gabaldón López. S.T.C. 56/1997, 17 de marzo, S.1.", (B.O.E. 17 de
S.T.C. 207/1996, 16 de diciembre, S.1.ª, (B.O.E. 22 abril). Ponente: Cruz Villalón.
de enero). Ponente: Gimeno Sendra. S.T.C. 60/1997, 18 de marzo, S.1.", (B.O.E. 17 de
S.T.C. 212/1996, 19 de diciembre, Pleno, (B.O.E. abril). Ponente: Ruiz Vadillo.
22 de enero). Ponente: Cruz Villalón. S.T.C. 62/1997, 7 de abril, S.2.ª, (B.O.E. 13 de
S.T.C. 213/1996, 19 de diciembre, Pleno, (B.O.E. mayo). Ponente: Vives Antón.
22 de enero). Ponente: González Campos. S.T.C. 66/1997, 7 de abril, S.2.", (B.O.E. 13 de
S.T.C. 2/1997, 13 de enero, S.2.ª, (B.O.E. 14 de fe- mayo). Ponente: Viver i Pi-Sunyer.
brero). Ponente: González Campos. S.T.C. 67/1997, 7 de abril, S.2.ª, (B.O.E. 13 de
S.T.C. 9/1997, 14 de enero, S.1.ª, (B.O.E. 14 de fe- mayo). Ponente: Vives Antón.
brero). Ponente: Gimeno Sendra. S.T.C. 68/1997, 8 de abril, S.1.ª, (B.O.E. 13 de
S.T.C. 11/1997, 27 de enero, S.2.ª, (B.O.E. 26 de fe- mayo). Ponente: Jiménez de Parga y Cabrera.
brero). Ponente: Viver i Pi-Sunyer. S.T.C. 74/1997, 21 de abril, S.2.ª, (B.O.E. 21 de
S.T.C. 21/1997, 10 de febrero, S.2.ª, (B.O.E. 14 de mayo). Ponente: De Mendizábal Allende.
marzo). Ponente: González Campos. S.T.C. 81/1997, 22 de abril, S.1.ª, (B.O.E. 21 de
S.T.C. 22/1997, 11 de febrero, S.1.ª, (B.O.E. 14 de mayo). Ponente: Gimeno Sendra.
marzo). Ponente: Rodríguez Bereijo. S.T.C. 83/1997, 22 de abril, S.1.ª, (B.O.E. 21 de

93
Revista Penal
Enero-diciembre 1997

mayo). Ponente: Gimeno Sendra. 30 de octubre). Ponente: Ruiz Vadillo.


S.T.C. 85/1997, 22 de abril, S. l.ª, (B.O.E. 21 de S.T.C. 16111997, 2 de octubre, Pleno, (B.O.E. 30 de
mayo). Ponente: Jiménez de Parga y Cabrera. octubre). Ponente: Viver i Pi-Sunyer.
S.T.C. 88/1997, 5 de mayo, S.2.ª, (B.O.E. 9 de ju- S.T.C. 162/1997, 3 de octubre, S.1.ª, (B.O.E. 30 de
nio). Ponente: Viver i Pi-Sunyer. octubre). Ponente: García Manzano.
S.T.C. 92/1997, 8 de mayo, S. l.ª, (B.O.E. 9 de ju- S.T.C. 163/1997, 3 de octubre, S.1.ª, (B.O.E. 30 de
nio). Ponente: Jiménez de Parga y Cabrera. octubre). Ponente: Gimeno Sendra.
S.T.C. 98/1997, 20 de mayo, S.l.ª, (B.O.E. 9 de ju- S.T.C. 164/1997, 3 de octubre, S.1.ª, (B.O.E. 30 de
nio). Ponente: Cruz Villalón. octubre). Ponente: Gimeno Sendra.
S.T.C. 102/1997, 20 de mayo, S.1.ª, (B.O.E. 9 de ju- S.T.C. 165/1997, 13 de octubre, S.2.ª, (B.O.E. 18 de
nio). Ponente: Cruz Villalón. noviembre). Ponente: De Mendizábal Allende.
S.T.C. 107/1997, 2 de junio, S.2.ª, (B.O.E. 4 de ju- S.T.C. 17011997, 14 de octubre, S.l.ª, (B.O.E. 18 de
lio). Ponente: Gabaldón López. noviembre). Ponente: García Manzano.
S.T.C. 108/1997, 2 de junio, S.2.ª, «B.O.E.» 4 de ju- S.T.C. 172/1997, 14 de octubre, S.l.ª, (B.O.E. 18 de
lio). Ponente: Viver i Pi-Sunyer. noviembre). Ponente: Cruz Villalón.
S.T.C. 11511997, 16 de junio, S.l.ª, (B.O.E. 18 de S.T.C. 173/1997, 14 de octubre, S.1.ª, (B.O.E. 18 de
julio). Ponente: Gimeno Sendra. noviembre). Ponente: Jiménez de Parga y Ca-
S.T.C. 116/1997, 23 de junio, S.2.ª, (B.O.E. 18 de brera.
julio). Ponente: De Mendizábal Allende. S.T.C. 175/1997, 27 de octubre, S.2.ª, (B.O.E. 28 de
S.T.C. 120/1997, 1 de julio, S. l.ª, (B.O.E. 18 de ju- noviembre). Ponente: García-Mon y González-
lio). Ponente: García Manzano. Regueral.
S.T.C. 123/1997, 1 de julio, S.l.ª, (B.0.E.18 de ju- S.T.C. 184/1997, 28 de octubre, S.l.ª, (B.O.E. 28 de
lio). Ponente: Ruiz Vadillo. noviembre). Ponente: Cruz Villalón.
S.T.C. 128/1997, 14 de julio, S.2.ª, (B.O.E. 6 de S.T.C. 193/1997, 11 de noviembre, S. l.ª, (B.O.E. 12
agosto). Ponente: Gabaldón López. de diciembre). Ponente: Rodríguez Bereijo.
S.T.C. 130/1997, 15 de julio, S.l.ª, (B.O.E. 6 de S.T.C. 200/1997, 24 de noviembre, S.2.ª, (B.O.E. 30
agosto). Ponente: Cruz Villalón. de diciembre). Ponente: Viver i Pi-Sunyer.
S.T.C. 131/1997, 15 de julio, S.l.ª, (B.O.E. 6 de S.T.C. 201/1997, 25 de noviembre, S. l.ª, (B.O.E. 30
agosto). Ponente: García Manzano. de diciembre). Ponente: Jiménez de Parga y
S.T.C. 135/1997, 21 de julio, S.2.ª, (B.O.E. 6 de Cabrera.
agosto). Ponente: Vives Antón. S.T.C. 20311997, 25 de noviembre, S.l.ª, (B.O.E. 30
S.T.C. 137/1997, 21 de julio, S.2.ª, (B.O.E. 6 de de diciembre). Ponente: Cruz Villalón.
agosto). Ponente: Viver i Pi-Sunyer. S.T.C. 205/1997, 25 de noviembre, S.1.ª, (B.O.E. 30
S.T.C. 13811997, 22 de julio, S.1.ª, (B.O.E. 6 de de diciembre). Ponente: Ruiz Vadillo.
agosto). Ponente: Cruz Villalón.
S.T.C. 140/1997, 22 de julio, S.l.ª, (B.O.E. 6 de
agosto). Ponente: Gimeno Sendra. PRECEPTOS LEGALES INTERPRETADOS EN LAS
S.T.C. 142/1997, 15 de septiembre, S.2.ª, (B.O.E. 16 SENTENCIAS RESEÑADAS
de octubre). Ponente: De Mendizábal Allende.
S.T.C. 143/1997, 15 de septiembre, S.2.ª, (B.O.E. C.E.: Arts. 9.3, 14, 15, 17.1, 2, 3, y 4, 18.1 y 3,
16 de octubre). Ponente: Gabaldón López. 20.1.d), 24.l y 2, 25.1 y 2, 28.1 y 2, 71.3, 81.
S.T.C. 146/1997, 15 de septiembre, S.2.ª, (B.O.E. L.O.T.C.: Arts. 44.1.a), 44.1.c), 44.2, 50.1.d).
16 de octubre). Ponente: Vives Antón. C.P.: Arts. 48 (C.P.A.), 80.1, 321.1 (C.P.A.), 325, 380,
S.T.C. 149/1997, 29 de septiembre, S.2.ª, (B.O.E. 457 (C.P.A.), 487 bis (C.P.A.), 585.4 (C.P.A.).
30 de octubre). Ponente: Gabaldón López. L.E.Crim.: Arts. 109, 113, 182.2, 503 y 504, 795.4.
S.T.C. 150/1997, 29 de septiembre, S.2.ª, (B.O.E. L.O. 3/1989, de 2 de junio, de actualización del Có-
30 de octubre). Ponente: Viver i Pi-Sunyer. digo penal: Disposición transitoria segunda.
S.T.C. 151/1997, 29 de septiembre, S.2.ª, (B.O.E. Código penal Militar: Art. 127.
de 30 de octubre). Ponente: Viver i Pi-Sunyer. L.O.G.P.: Arts. 10, 47, 51, 51.5, 76.
S.T.C. 153/1997, 29 de septiembre, S.2.ª, (B.O.E. Reglamento Penitenciario de 1981.: Art. 130.1.c).
de 30 de octubre). Ponente: García-Mon y L.0. 2/1989, de 13 de abril, de la Ley Procesal Mi-
González-Regueral. litar: Arts. 215 y ss., 225 y ss.
S.T.C. 154/1997, 29 de septiembre, S.1.ª, (B.O.E. Ley 42/1988, de 28 de diciembre, de donación y
de 30 de octubre). Ponente: Rodríguez Bereijo. utilización de embrio:nes y fetos humanos o de
S.T.C. 156/1997, 29 de septiembre, S.2.ª, (B.O.E. sus células, tejidos y órganos.
30 de octubre). Ponente: Vives Antón. L. O. 7/1985, de 1 de julio, de Derechos y Deberes
S.T.C. 157/1997, 29 de septiembre, S.1.ª, (B.O.E. de los extranjeros en España.

94
Jurisprudencia Constitucional

•••

I. CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA (S.T.C. 157/1997, 29 sept., 6. El T.C. deniega el


amparo solicitado. Para el T.C. sólo cuando se
ARTÍCULO 9.3 (PRINCIPIO DE JERARQUÍA ofrece un término de comparación preciso y con-
NORMATIVA) creto, para demostrar la injustificada desigual-
dad en el correspondiente tratamiento jurídico-
Relación existente entre las leyes orgánicas y las penal de la que nazca la arbitrariedad, será posi-
ordinarias. ble llevar a cabo este juicio de igualdad o
«Las Leyes orgánicas y ordinarias no se sitúan, desigualdad, no viable, en cambio, cuando, como
propiamente, en distintos planos jerárquicos». en este caso sucede, las referencias que se apor-
(S.T.C. 213/1996, 19 dic., 2. El T.C. desestima la tan son más bien genéricas, imprecisas y abs-
cuestión de inconstitucionalidad) tractas, siendo, por tanto, tal juicio de imposible
efectividad)

ARTÍCULO 14 (PRINCIPIO DE IGUALDAD)


ARTÍCULO 15 (DERECHO A LA VIDA)
Para poder apreciar si ha habido vulneración del
principio de igualdad en la aplicación de la Ley es Doctrina general
necesario aportar término de comparación concreto (S.T.C. 212/1996, 19 dic., 3. El T.C. estima par-
e idóneo. cialmente el recurso de inconstitucionalidad. Re-
(S.T.C. 2/1997, 13 en., 2. El T.C. deniega el am- produce en esta sentencia la doctrina mantenida
paro solicitado. La misma doctrina se reitera en la en la S.T.C. 53/1985, recaída en el entonces recur-
posterior S.T.C. 81/1997, 22 abr.) so previo de inconstitucionalidad sobre el texto
definitivo del Proyecto de Ley Orgánica de refor-
El principio de igualdad se fija por relación. ma del artículo 417 bis del Código penal)
Su colisión con el art. 487 bis del C.P.A.
«Ahora bien, que el artículo 487 bis del hoy de-
rogado Código penal de 1973 colisionara frontal- ARTÍCULO 15 (DERECHO A LA
mente con el art. 14 C.E., no lleva necesariamente INTEGRIDAD FÍSICA Y MORAL)
a otorgar el amparo. A diferencia de lo que ocurre
con otros derechos, cuyo contenido constitucional Doctrina general
se halla materialmente predeterminado, el princi- «Mediante el reconocimiento del derecho fun-
pio de igualdad se fija por relación, de tal modo damental a la integridad física y moral se protege
que el acto donde se aplique una norma contraria la inviolabilidad de la persona, no sólo contra ata-
al art. 14 C.E. no queda, sólo por ello, viciado de ques dirigidos a lesionar su cuerpo o espíritu, sino
inconstitucionalidad, salvo que, en sí mismo con- también contra toda clase de intervención en esos
siderado, resulte discriminatorio o vulnere otros bienes que carezca del consentimiento de su ti-
derechos fundamentales». tular.
(S.T.C. 74/1997, 21 abr., 5. El T.C. desestima el Así pues, y aunque el derecho a la integridad fí-
recurso de amparo. Hay un voto particular que sica se encuentra evidentemente conectado con el
formula el Magistrado Viver i Pi-Sunyer, para derecho a la salud, su ámbito constitucionalmen-
quien la sentencia recurrida al absolver al acusa- te protegido no se reduce exclusivamente a aque-
do del delito de impago de prestaciones económi- llos casos en que exista un riesgo o daño para la
. cas familiares, ha vulnerado el derecho del hijo salud, pues dicho derecho resulta afectado por
nacido fuera del matrimonio a recibir igual trato toda clase de intervención (en el cuerpo) que ca-
que los hijos matrimoniales ex artículo 14 C.E.) rezca de consentimiento de su titular».
(S.T.C. 20711996, 16 dic., 2. El T.C. estima el re-
Igualdad en la aplicación de la ley. curso)
Término de comparación impreciso y abstracto.
(S.T.C. 146/1997, 15 sept. El T.C. otorga parcial- Mientras que las denominadas inspecciones y re-
mente el amparo solicitado) gistros corporales no afectan al derecho a la integri-
dad física, al no producir por lo general lesión o me-
Término de comparación improcedente. noscabo en el cuerpo, las intervenciones corporales
(S.T.C. 150/1997, 29 sept., 2. El T.C. otorga el afectan al derecho a la integridad física, en tanto
amparo solicitado) implican una lesión o menoscabo del cuerpo, si-
quiera sea de su apariencia externa.
La desigualdad existe cuando pueda acreditarse una (S.T.C. 207/1996, 16 dic., 2. El T.C. estima el re-
discriminación arbitraria, carente de justificación. curso)

95
Revista Penal
Enero-diciembre 1997
•••

ARTÍCULOS 15 Y 18 (DERECHO A LA La alarma social como razón para decretar la pri-


INTEGRIDAD FÍSICA Y MORAL Y sión provisional.
DERECHO A LA INTIMIDAD PERSONAL) (S.T.C. 98/1997, de 20 de mayo, 9. El T.C. deses-
tima el recurso de amparo. Hay un voto particular
Requisitos para concretar si el sacrificio de tales que formula el Magistrado Jiménez de Parga y Ca-
derechos fundamentales es susceptible de alcanzar brera, para quien debería haberse otorgado el am-
una justificación constitucional objetiva y razo- paro, ya que la prisión provisional fue decidida, en
nable. esta ocasión, con el apoyo de una interpretación
«Conviene recordar los requisitos que confor- equivocada de lo que en un Estado de Derecho
man nuestra doctrina sobre la proporcionalidad, debe entenderse por «alarma social»)
los cuales pueden resumirse en los siguientes: que
la medida limitativa del derecho fundamental esté Prisión preventiva. Control por el Tribunal Cons-
prevista por la Ley, que sea adoptada mediante re- titucional.
solución judicial especialmente motivada, y que «No corresponde al Tribunal Constitucional de-
sea idónea, necesaria y proporcionada en relación terminar en cada caso si concurren o no las cir-
con un fin constitucionalmente legítimo. A todos cunstancias que permiten la adopción o el mante-
ellos hay que sumar otros derivados de la afecta- nimiento de la prisión p:rnvisional, sino única-
ción a la integridad física, como son que la prácti- mente el control externo de que esa adopción o
ca de la intervención sea encomendada a personal mantenimiento se ha acordado de forma fundada,
médico o sanitario, la exigencia de que en ningún razonada, completa y acorde con los fines de la
caso suponga un riesgo para la salud y de que a institución».
través de ella no se ocasione un trato inhumano o (S.T.C. 107/1997, 2 jun., 4. El T.C. desestima el
degradante». recurso de amparo)
(S.T.C. 207/1996, 16 dic., 4. El T.C. estima el re-
curso de amparo, ya que bajo apercibimiento de Prisión preventiva. Prolongación excepcional.
incurrir en el delito de desobediencia, se obliga «En la motivación que se impugna en la de-
al recurrente, guardia civil, a someterse a un ra- manda encontramos, en primer lugar, la expre-
surado del cabello de distintas partes de su cuer- sión de una finalidad constitucionalmente legíti-
po con el fin de conocer si es o no consumidor de ma y congruente con la naturaleza de la medida,
cocaína u otras sustancias tóxicas o estupefa- cual es la evitación del riesgo de fuga del conde-
cientes) nado en instancia. Dicho riesgo se sostiene sobre
la contundencia de un dato objetivo, una pena
grave impuesta en Sentencia, que en ciertos su-
ARTÍCULO 17 .1 (LIBERTAD PERSONAL) puestos es capaz de contrarrestar por su propia
envergadura cualesquiera otras circunstancias
Privación de libertad en la forma prevista por la concretas y subjetivas que puedan abogar por la
Ley. efectiva disponibilidad del imputado hacia los ór-
(S.T.C. 2111997, 1O feb, 3. El T.C. desestima el re- ganos judiciales y, con ello, por su libertad. De ahí
curso de amparo) que la mención de estas circunstancias en la mo-
tivación de la medida de prisión pueda devenir ,
Doctrina general. Naturaleza. excepcionalmente innecesaria. Esto es lo que su-
(S.T.C. 56/1997,' 17 mar., 4. El T.C. otorga par- cede en el presente caso, en el que la pena es su-
cialmente el amparo. Caso «Perote». Hay un voto perior a los ocho años de prisión, y, frente a ello,
particular que formula el Magistrado Ruiz Vadillo ni se aportan ni se constatan otras circunstancias
para quien la limitación del art. 17.4 C.E. no ac- que se opongan al peligro de fuga que dicho fallo
túa nada más que en los supuestos de auténtica comporta».
privación de libertad en cuanto medida en todo (S.T.C. 108/1997, 2 jun., 3 y 4. El T.C. desestima
idéntica, si no más grave, que la pena de igual na- el recurso de amparo porque la prórroga de la pri-
turaleza) sión contiene un razonamiento fundado en el ries-
go de fuga del procesado)
Motivación insuficiente de la privación de li-
bertad. Prisión preventiva.
(S.T.C. 67/1997, 7 abr., 4. El T.C. otorga el (S.T.C. 146/1997, 15 sept., 5. El T.C. otorga par-
amparo solicitado por carencia de motivación cialmente el amparo solicitado)
suficiente que, sin lugar a dudas, constituye
una vulneración del derecho a la libertad per- Doctrina constitucional sobre la finalidad de la
sonal) prisión preventiva.

96
Jurisprudencia Constitucional

(S.T.C. 156/1997, 29 sept., 4 y 5. El T.C. otorga recurso de amparo. Reiteran la misma doctrina
parcialmente el amparo solicitado) las posteriores S.S.T.C. 66/1997, 7 abr. y 98/1997,
20 may. Sobre la extensa jurisprudencia del Tribu-
El derecho a la libertad personal no es un derecho nal constitucional relativa a la prisión provisional,
de pura configuración legal. véanse las S.S.T.C. 128/1995 y 62/1996)
(S.T.C. 157/1997, 29 sept., 2. El T.C. deniega el
amparo solicitado) Las decisiones relativas a la adopción y al mante-
nimiento de la prisión provisional deben expresarse
Finalidad y presupuestos de la prisión provisio- en una resolución judicial motivada.
nal. (S.T.C. 44/1997, 10 mar., 5. El T.C. desestima el
(S.T.C. 157/1997, 29 sept., 3. El T.C. deniega el recurso de amparo)
amparo solicitado. Reitera el T.C. que la finali-
dad de la prisión provisional es garantizar la pre- Alcance de la prisión provisional.
sencia del inculpado en el juicio oral. Los presu- (S.T.C. 56/1997, 17 mar., 5 y 6. El T.C. otorga
puestos: el peligro de fuga y la gravedad de la parcialmente el amparo solicitado. Caso: «Pe-
pena) rote»)

La resolución que decreta una prisión provisional Motivación insuficiente de la prisión provisional.
ha de estar suficientemente motivada. (S.T.C. 66/1997, 7 abr., 6 y 7. El T.C. estima el
(S.T.C. 157/1997, 29 sept., 4. El T.C. deniega el recurso de amparo ya que el mantenimiento de
amparo solicitado) la prisión provisional sin ulteriores matices y la
soledad argumental de la motivación relativa a la
Permiso de salida de interno en Centro Peniten- gravedad de la pena, siquiera formalmente so-
ciario. licitada, convierten a los Autos recurridos en
(S.T.C. 193/1997, 11 nov., 3. El T.C. deniega el expresión larvada de un automatismo en el de-
amparo solicitado. El permiso de salida se denie- creto de la prisión provisional abiertamente con-
ga por la lejanía del cumplimiento de las tres cuar- trario a los principios que deben presidir la ins-
tas partes de la condena y por existir riesgo grave titución)
de mal uso del permiso)

Ámbito: Extranjeros ARTÍCULO 17.4 (HABEAS CORPUS)


(S.T.C. 203/1997, 25 nov., 3. El T.C. otorga par-
cialmente el amparo) La finalidad de dicho instituto es la de controlar
la legalidad de la detención practicada y hacer cesar
de inmediato las situaciones irregulares de priva--
ARTÍCULO 17.2 (DETENCIÓN ción de libertad, frente a detenciones ilegales o que
PREVENTIVA) transcurran en condiciones ilegales.
(S.T.C. 21/1997, 10 feb., 6. El T.C. desestima el
Plazo máximo de detención preventiva. recurso de amparo. Detención realizada en alta
(S.T.C. 21/1997, 10 feb., 4. El T.C. desestima el mar)
recurso de amparo)

ARTÍCULO 18.1 (DERECHO A LA


ARTÍCULO 17 .3 (DERECHO A LA INTIMIDAD PERSONAL)
ASISTENCIA LETRADA)
Diferenciación entre la asistencia letrada en las El derecho a la intimidad personal implica la exis·-
primeras diligencias policiales de la que se presta en tencia de un ámbito propio y reservado frente a la
un proceso penal. acción y el conocimiento de los demás, necesario,
(S.T.C. 21/1997, 10 feb., 5. El T.C. desestima el según las pautas de nuestra cultura, para mantener
recurso de amparo) una calidad mínima de la vida humana.
(S.T.C. 207/1996, 16 dic., 3. El T.C. estima el re-
curso)
ARTÍCULO 17 .4 (PRISIÓN PROVISIONAL)
Alcance y límites del derecho consagrado en el ar--
Presupuestos, finalidad y alcance de la prisión tículo 18.1 C.E.
provisional. (S.T.C. 151/1997, 29 sept., 5. El T.C. estima el re-
(S.T.C. 44/1997, 10 mar., 5. El T.C. desestima el curso de amparo)

97
Revista Penal
Enero-diciembre 1997

Comunicación familiar telefónica en euskera. (S.T.C. 123/1997, 1 jul., 3. El T.C. deniega el am-
«Las resoluciones administrativas de interven- paro solicitado)
ción de las comunicaciones a los internos en un Los internos en un Centro penitenciario son tam-
establecimiento penitenciario han de cumplir bién titulares del derecho al secreto de las comuni-
los requisitos exigibles, según la doctrina de este caciones.
Tribunal Constitucional, a cualquier sacrificio (S.T.C. 128/1997, 14 jul., 4. El T.C. deniega el
de un derecho fundamental (S.T.C. 207/1996). amparo solicitado. Los internos en un Centro
Deben perseguir un fin constitucionalmente le- penitenciario gozan del derecho al secreto de
gítimo y previsto por la Ley; la medida restricti- las comunicaciones de acuerdo con lo dispuesto
va de derechos ha de adoptarse mediante resolu- en el artículo 25.2 C.E., si bien la L.O.G.P. y su
ción del Director del establecimiento especial- Reglamento determinan los límites de su ejer-
mente motivada y notificada al interesado; la cicio. Reitera la misma doctrina en las poste-
resolución administrativa, por último, tiene que riores S.S.T.C. 175/1997, 27 oct. y 200/1997, 24
comunicarse al Juez a fin de que éste ejerza el nov.)
control de la misma. Y a estos tres requisitos se
añade que la intervención, como medida restric- Motivación de la intervención de las comunica-
tiva de derechos fundamentales, debe ser idó- ciones en el ámbito penitenciario.
nea, necesaria y proporcionada en relación con (S.T.C. 128/1997, 14 jul., 4. El T.C. deniega el
el fin perseguido (S.T.C. 207/1996, fundamento amparo solicitado. Hay un voto particular que for-
jurídico 4. 0 ). mulan los Magistrados González Campos, Viver i
( ... ) Pi-Sunyer y Vives Antón, cuya discrepancia con la
La comunicación familiar no es un derecho ab- sentencia se refiere a la falta de precisión en la de-
soluto, como no lo son ninguno de los derechos limitación del objeto del proceso y a la insuficien-
constitucionalmente protegidos. Su ejercicio te fundamentación de la ratio decidendi)
puede ser limitado o condicionado (S.S.T.C.
36/1982, 53/1985, 214/1991, 314/1991, 371/1993,
57/1994 y 142/1993, entre otras muchas). Sin em- ARTÍCULO 20.1.d) (LIBERTAD DE
bargo, cuando la dirección del establecimiento INFORMACIÓN)
penitenciario estime que su acuerdo es razona-
ble, ha de hacer explícita, con claridad y preci- Distinción de la libertad de expresión.
sión, la ponderación de los valores que ha efec- «La libertad de expresión consistiría en el dere-
tuado, a fin de llevar a cabo su decisión restricti- cho a formular juicios y opiniones, sin pretensión
va del derecho fundamental, en este caso, la de sentar hechos o afirmar datos objetivos, por lo
intimidad familiar del recluso. Y esa resolución que el campo de acción vendría sólo determinado
ha de cumplir las exigencias que este Tribunal por la ausencia de expresiones indudablemente
tiene establecidas para la constitucionalidad de injuriosas sin relación con las ideas u opiniones
tales decisiones, según hemos dicho en el funda- que se expongan, y que resulten innecesarias para
1

mento jurídico 7.º. la exposición de las m ismas. Por el contrario,


El incumplimiento de esas exigencias en el cuando lo que se persigue es suministrar informa-
Acuerdo de 14 de octubre de 1994, confirmado ción sobre hechos que se pretenden ciertos, esta-
por los Autos judiciales de 9 de noviembre y 13 de ríamos ante la libertad de información; entonces,
diciembre de 1994, nos conduce directamente al la protección constitucional se extiende única-
otorgamiento del amparo». mente a la información.veraz».
(S.T.C. 201/1997, 25 nov., 7. El T.C. otorga el (S.T.C. 51/1997, 11 mar., 4. El T.C. deniega el
amparo solicitado por estimar que el Director del amparo solicitado. Caso: «Queja y censura a un
Establecimiento penitenciario ha impedido la co- Inspector de Trabajo»)
municación familiar telefónica)
Contenido constitucional del artículo 20. J.d) C.E.
«Este Tribunal sostiene que el contenido cons-
ARTÍCULO 18. 3 (DERECHO AL SECRETO titucional del artículo 20.1.d) C.E. consiste en
DE LAS COMUNICACIONES) suministrar información sobre hechos que se
pretenden ciertos, por lo que la protección cons-
Requisitos que deben reunir las intervenciones te- titucional de su reconocimiento se extiende úni-
le{ónicas acordadas en el curso de procedimientos camente a la información veraz».
penales, para que puedan considerarse válidamente (S.T.C. 51/1997, 11 mar., S. El T.C. deniega el
obtenidas y puedan servir para ser valoradas por el amparo solicitado. Caso: «Queja y censura a un
Tribunal como auténticas pruebas de cargo. Inspector de Trabajo»)

98
Jurisprudencia Constitucional

•••

Información veraz. Pérdida sobrevenida de la condición de parlamen-


«La veracidad de la información no es sinónimo tario.
de la verdad objetiva e incontestable de los he- «El demandante de amparo gozaba de la condi-
chos, sino reflejo de la necesaria diligencia en la ción de parlamentario al tiempo de iniciarse la ac-
búsqueda de lo cierto o, si se prefiere, de la espe- ción penal. Se cumplía, así, el primer presupuesto
cial diligencia a fin de contrastar debidamente las para la aplicación de la prerrogativa de aforamien-
fuentes de la información». to. Ahora bien, constatada por la Sala Segunda del
(S.T.C. 5111997, 11 mar., 5. El T.C. deniega el Tribunal Supremo la pérdida sobrevenida de esa
amparo solicitado no sólo porque la información condición, la devolución de la causa al Juzgado de
transmitida era falsa, sino también porque en nin- Instrucción no supuso vulneración alguna del de-
guna de las dos instancias ordinarias el informa- recho fundamental a la tutela judicial efectiva».
dor acreditó su diligencia en la comprobación de (S.T.C. 22/1997, 11 feb., 8. El T.C. deniega el am-
la veracidad de lo expresado, así como tampoco lo paro solicitado)
hizo en la sede constitucional. Caso: «Queja y cen-
sura a un Inspector de Trabajo») Exigencias que comporta.
(S.T.C. 25/1997, 11 feb., 2. El T.C. otorga el am-
paro solicitado)
ARTÍCULO 24.1 (DERECHO A LA NO
INDEFENSIÓN) Doctrina constitucional sobre la incongruencia
o misiva.
Sólo cabe otorgar relevancia constitucional a la (S.T.e. 26/1997, 11 feb., 4. El T.C. otorga par-
indefensión que tiene un carácter material. cialmente el amparo. La misma doctrina, con la
(S.T.C. 9/1997, 14 en., 3. El T.C. otorga el ampa- invocación de la S.T.C. 20/1982, se reitera en la
ro solicitado) posterior S.T.e. 39/1997, 27 feb.)

Exigencia constitucional de motivación.


ARTÍCULO 24.1 (DERECHO A LA TUTELA (S.T.e. 39/1997, 27 feb., 4. El T. e. otorga el am-
JUDICIAL EFECTIVA) paro y reitera una vez más su doctrina acerca de
que la exigencia constitucional de motivación no
Archivo de actuaciones judiciales obliga a un razonamiento exhaustivo y pormeno-
«El derecho a la tutela judicial efectiva no otor- rizado de todos los aspectos y perspectivas que
ga a sus titulares un derecho incondicionado a la tengan las partes de la cuestión que se decide,
apertura del juicio oral en el ámbito penal, sino siendo suficiente, desde el prisma del artículo 24.1
que es compatible con un pronunciamiento moti- e.E., que las resoluciones judiciales vengan apo-
vado del órgano judicial en fase instructora que la yadas en razones que permitan conocer cuáles
ponga término anticipadamente, siempre que el han sido los criterios jurídicos esenciales funda-
órgano judicial entienda razonadamente que los mentadores de la decisión, es decir, la ratio deci-
hechos imputados carecen de ilicitud penal». dendi que ha determinado aquélla)
(S.T.C. 199/1996, 3 dic., 9. El T.C. deniega el am-
paro solicitado) Doctrina constitucional sobre la motivación de
las resoluciones judiciales.
El artículo 24.1 C.E. no ampara el acierto de las (S.T.C. 2611997, 11 feb. 1 2 y 3. El T.C. otorga par-
resoluciones judiciales, de modo que la selección e cialmente el amparo al afirmar el incumplimiento
interpretación de la norma aplicable corresponde en por la Audiencia Provincial de la exigencia de mo-
exclusiva a los órganos judiciales. tivación suficiente que el artículo 24 e.E. reclama
(S.T.e. 2/1997, 13 en., 3. El T.e. deniega el am- de .las resoluciones judiciales. La Audiencia se li-
paro solicitado. Se reitera la misma doctrina en la mitó a utilizar cláusulas de estilo, vacías de conte-
posterior S.T.C. 81/1997, 22 abr.) nido preciso, tan abstractas y genéricas que pue-
den ser extrapoladas a cualquier otro caso)
Diferenciación entre el acceso a la jurisdicción y
el acceso a los recursos. Derecho de acceso a la Jurisdicción.
(S.T.C. 9/1997, 14 en., 2. El T.C. otorga el ampa- (S.T.C. 41/1997, 10 mar., 5. El T.C. deniega el
ro solicitado porque la omisión por el órgano ju- amparo solicitado)
dicial de la designación de letrado de oficio en un
recurso de apelación llevó al demandante de am- Acción penal y tutela judicial efectiva.
paro a verse desasistido en su recurso y privado de El derecho de acción penal como un ius ut pro-
su tramitación y resolución) cedatur.

99
Revista Penal
Enero-diciembre 1997

«El Tribunal Constitucional ha configurado el Derecho al ejercicio de la acción penal.


derecho de acción penal esencialmente como un (S.T.C. 85/1997, 22 abr., 4. El T.C. deniega el am-
ius ut procedatur, es decir, no como parte de nin- paro solicitado)
gún otro derecho fundamental sustantivo, sino,
estrictamente, como manifestación específica del Derecho a los recursos establecidos en la Ley.
derecho a la jurisdicción que ha de enjuiciarse en «El acceso a los recursos legalmente estableci-
sede de amparo constitucional desde la perspecti- dos forma parte de la tutela judicial efectiva. El
va del artículo 24.1 C.E. y al que, desde luego, son correlativo derecho no queda vulnerado cuando el
aplicables las garantías del 24.2». recurso interpuesto es inadmitido por el órgano
(S.T.C. 41/1997, 10 mar., S. El T.C. deniega el judicial competente en virtud de la concurrencia
amparo solicitado) de alguna de las causas legalmente previstas al
efecto. La interpretación de las normas que con-
Derecho a obtener una resolución fundada en De~ templan causas de inadmisión de recursos es,
recho. como la de la entera legalidad procesal, compe-
«En la medida en que está en juego el valor su- tencia exclusiva de los Jueces y Tribunales ordina-
perior de la libertad, el derecho a la tutela judicial rios, sin que, en general, en el ejercicio de la mis-
efectiva sin indefensión no sólo exige resoluciones ma el artículo 24.1 C.E. les imponga más limita-
judiciales motivadas, sino motivaciones concor- ciones que las derivadas del canon del error
dantes con los supuestos en los que la Constitu- patente, la arbitrariedad o la manifiesta irrazona-
ción permite la afectación de ese valor superior». bilidad».
(S.T.C. 43/1997, 10 mar., 6. El T.C. otorga par- (S.T.C. 88/1997, 5 may., 2. El T.C. otorga el am-
cialmente el amparo puesto que no se indicó en paro solicitado)
modo alguno por la Sala sentenciadora qué pre-
cepto penal fundaba esta conclusión y qué razo- Derecho a obtener una resolución fundada en De-
nes la justificaban) recho.
(S.T.C. 107/1997, 2 jun., 6. El T.C. desestima el
Motivación insuficiente. recurso de amparo por considerar suficiente y ra-
(S.T.C. 60/1997, 18 mar., 6. El T.C. otorga par- zonable la motivación de los Autos impugnados)
cialmente el amparo)
Derecho a obtener una resolución fundada en De-
Doctrina general sobre la tutela judicial efectiva. recho. Motivación insuficiente.
(S.T.C. 62/1997, 7 abr., 2. El T.C. desestima el re- (S.T.C. 115/1997, 16 jun., 2. El T.C. otorga el am-
curso de amparo) paro solicitado. En el presente caso el Juzgado de
Instrucción número 4 de Valladolid, sin motiva-
Incongruencia interna de la sentencia impugnada. ción alguna, denegó al recurrente el beneficio de
«Como hemos dicho en reiteradas ocasiones, la la remisión condicional, lo que produjo la vulne-
obtención de una conclusión, basamento del per- ración del derecho a la tutela judicial efectiva del
tinente fallo, en detrimento de la requerida cohe- artículo 24 C.E.)
rencia con el punto de partida adoptado, produce
una quiebra lógica en el razonamiento que puede Derecho a la prueba.
eventualmente implicar el reproche de irrazonabi- Denegación no motivada de la práctica de la prue-
lidad y, por ende, anudar a la correspondiente de- ba de audición de grabaciones magnetofónicas soli-
cisión la tacha de conculcadora de las exigencias citada por el recurrente.
inmanentes al artículo 24.1 C.E.». (S.T.C. 116/1997, 23 jun., 4. El T.C. otorga el am-
(S.T.C. 68/1997, 8 abr., 4. El T.C. estima el re- paro solicitado y recuerda la obligación del Juzga-
curso de amparo por resultar evidente el carácter dor de razonar la inadmisión o impertinencia de
internamente contradictorio de la segunda sen- la prueba, sin cuya motivación tales decisiones
tencia del Tribunal Supremo, pues niega y afirma, podrían incurrir en arbitrariedad. Caso: «Ramón
simultáneamente, la condición de adicto a las dro- Mendoza contra José María García»)
gas del condenado, que en este caso constituye un
elemento imprescindible para el enjuiciamiento, Doctrina constitucional sobre el derecho de acce-
dada la importancia que tal condición o enferme- so a la Jurisdicción.
dad del acusado tiene para la acreditación del de- «Este Tribunal ha manifestado reiteradamente
lito y para la apreciación de una circunstancia que el derecho a la tutela judicial efectiva no otor-
modificativa de la responsabilidad criminal, utili- ga a sus titulares un derecho incondicionado a la
zándose en un caso para justificar la condena y en plena sustanciación del proceso; así como que la
otro para acoger una atenuante) decisión judicial de archivar las actuaciones pena-

100
Jurisprudencia Constitucional

•••

les, por estimar que los hechos del proceso no son Derecho de acceso a la jurisdicción.
constitutivos de infracción penal, no supone, en sí (S.T.C. 138/1997, 22 jul., 5. El T.e. desestima la
misma considerada, infracción del derecho a ob- demanda de amparo porque no puede reputarse
tener ~a tutela judicial efectiva del artículo 24.1 arbitrario denegar un recurso que presuponía la
e.E., habiendo igualmente declarado la legitimi- previa designación de Abogado de oficio en un
dad de los autos de inadmisión de la notitia crimi- proceso ya concluido a quien, habiendo podido
nis, los cuales pueden dictarse inaudita parte». ser parte, no lo fue y que ni siquiera utilizó ade-
(S.T.e. 120/1997, 1 jul., 2. El T.e. deniega el am- cuadamente los cauces procesales al haber expre-
paro solicitado) sado su voluntad de interponerlo y formulado su
solicitud ante un órgano incompetente)
La brevedad o concisión de una resolución no
constituye per se vulneración del artículo 24.1 C.E. Indefensión: concepto, carácter material y conte-
«La exigencia de la motivación de las resolucio- nido.
nes jurisdiccionales no confiere un pretendido de- «Sobre la indefensión que el artículo 24.1 e.E.
recho a una determinada extensión de sus razona- proscribe se ha dicho reiteradamente por este Tri-
mientos, por lo que, pese a su brevedad o conci- bunal que sólo cabe otorgar relevancia constitu-
sión, pueden perfectamente cumplir las exigencias cional a la indefensión que tiene un carácter ma-
constitucionales que se derivan del artículo 24.1 terial, a diferencia del carácter marcadamente
e.E.» formal que dicho concepto reviste en el ámbito
(S.T.C. 120/1997, 1 jul., 5. El T.e. deniega el am- del Derecho procesal, de tal forma que no toda in-
paro solicitado) fracción o irregularidad procesal cometida por
los órganos judiciales provoca, en todos los casos,
Intervención telefónica. Motivación escueta pero la eliminación o disminución en sustancia de los
suficiente. derechos que corresponden a las partes en el pro-
«Siendo cierto que la observación de las teleco- ceso».
municaciones supone una grave injerencia en la (S.T.e. 140/1997, 22 jul., 2. El T.e. desestima el
esfera de la intimidad personal constitucional- amparo solicitado)
mente reconocida, como tal injerencia ha de estar
sometida al principio de legalidad y, en especial, al Libre acceso de las partes al proceso.
de proporcionalidad, el cual se refiere no sólo a la Ofrecimiento de acciones
relativa gravedad de la infracción punible para «Nota esencial del derecho a la tutela que han de
justificar la naturaleza de la medida, sino también cumplir los Tribunales es la de posibilitar el libre
a las garantías exigibles de autorización judicial acceso de las partes al proceso. De ahí que, incoa-
específica y razonada y de respeto en su realiza- da una instrucción penal, el Juez haya de otorgar
ción de requisitos similares a los existentes en al ofendido por el delito la posibilidad de ejercicio
otro tipo de control de comunicaciones». del derecho a la tutela mediante el denominado
(S.T.e. 123/1997, 1 jul., 4. El T.e. deniega el am- «ofrecimiento de acciones» a fin de que pueda
paro solicitado) comparecer y mostrarse parte en la causa ya inco-
ada, todo ello en orden a que pueda deducir y sos-
Actos de comunicación procesal del órgano juris- tener la pretensión penal».
diccional con las partes. (S.T.e. 140/1997, 22 jul., 2. El T.e. desestima el
«El artículo 24.1 e.E. exige la correcta citación amparo solicitado, pues de las actuaciones se de-
de las partes a través de los actos de comunicación duce la manifiesta pasividad y desinterés de la
establecidos en la Ley. La presencia en juicio oral Entidad recurrente en constituirse en parte acu-
hace real la posibilidad de defensa y, en tal medi- sadora e, incluso, en el seguimiento del procedi-
da, el citado precepto constitucional impide, con miento)
carácter general, una resolución judicial de fondo
inaudita parte salvo en los casos de incompare- Exigencia constitucional de motivación de las re-
cencia por voluntad expresa o tácita o negligencia soluciones judiciales.
imputable al procesado citado personalment~». «Según este Tribunal ha tenido ocasión de afir-
(S.T.e. 135/1997, 21 jul., 4. El T.e. otorga par- mar, la motivación de las resoluciones judiciales
cialmente el amparo solicitado) constituye una exigencia constitucional que, diri-
gida en último término a excluir la arbitrariedad,
Citación edictal: Requisitos a los que queda so- se integra en el derecho a la tutela judicial efecti-
metida su práctica. va reconocido en el artículo 24.1 e.E. También he-
(S.T.e. 135/1997, 21 jul., 4. El T.e. otorga par- mos advertido en reiteradas ocasiones que no au-
cialmente el amparo solicitado) toriza a exigir un razonamiento judicial exhausti-

101
Revista Penal
Enero-diciembre 1997

vo y pormenorizado de todos los aspectos y pers- tradicción debe garantizarse no sólo en el juicio
pectivas que las partes puedan tener de la cuestión de primera instancia sino también en la fase del
que se decide, sino que deben considerarse sufi- recurso de apelación)
cientemente motivadas en razones que permitan
conocer cuáles han sido los criterios jurídicos Subsanabilidad de defectos procesales.
esenciales fundamentadores de la decisión». «Es doctrina reiterada de este Tribunal que la
(S.T.C. 143/1997, 15 sept., 4. El T.C. otorga el simple falta de firma del Abogado o del Procura-
amparo solicitado) dor de la parte (o de ésta misma, cabe añadir en
este supuesto) es un defecto que no debe conducir
Alcance del derecho a la tutela judicial efectiva. sin más a la nulidad del recurso y a la declaración
«El derecho fundamental que el artículo 24.1 de firmeza de la Sentencia impugnada, pues ello
C.E. reconoce a obtener una resolución motivada supondría una sanción desproporcionada con la
y razonada en Derecho sobre la pretensión ejerci- entidad real del defecto; por el contrario, se trata
da es distinto de la obligación de motivar las re- de un requisito de cumplimiento subsanable y,
soluciones limitativas de derechos fundamen- sólo cuando después de ,conceder ocasión para
tales». ello no hubiera sido subsanado, podrá servir como
(S.T.C. 146/1997, 15 sept., 3. El T.C. otorga par- motivo de inadmisión del recurso sin lesionar la
cialmente el amparo solicitado) tutela judicial efectiva».
(S.T.C. 163/1997, 3 oct., 2. El T.C. estima el re-
Comprende los principios de contradicción e curso de amparo)
igualdad garantizando el libre acceso a las partes al
proceso. Derecho a la ejecución de las resoluciones judi-
(S.T.C. 149/1997, 29 sept., 2. El T.C. otorga el ciales firmes.
amparo solicitado) «Este último derecho se satisface cuando los
Jueces y Tribunales a quienes corresponde hacer
Derecho a los recursos establecidos por la Ley. ejecutar lo juzgado (art. 117.3 C.E), según las nor-
Interdicción de formalismos enervantes. mas de c;ompetencia y procedimiento aplicables,
(S.T.C. 150/1997, 29 sept., 3. El T.C. otorga el re- adoptan las medidas oportunas para el estricto
curso de amparo solicitado) cumplimiento del fallo, sin alterar el contenido y
el sentido del mismo».
Acción popular y tutela judicial efectiva. (S.T.C. 164/1997, 3 oct., 3. El T.C. estima el re-
(S.T.C. 154/1997, 29 sept., 3. El T.C. deniega el curso de amparo)
amparo solicitado. Para el T.C. no es un derecho
absoluto o incondicionado, es un derecho de con- Derecho a la inmutabilidad de las sentencias.
figuración legal que el legislador puede regular y Corrección de errores materiales.
condicionar en su ejercicio. Hay un voto particu- «Es preciso volver a insistir en que, como este
lar que formula el Magistrado Cruz Villalón, Tribunal tiene establecido, el principio de inmo-
quien, tras una exposición de la evolución de la dificabilidad de las Sentencias y demás resolucio-
doctrina del Tribunal Constitucional, opina que el nes judiciales firmes, integra el contenido del de-
caso de la sentencia no integra un supuesto en el recho a la tutela judicial efectiva, pues este dere-
que el ejercicio de la acusación popular hubiera cho asegura a los que son o han sido partes en un
podido acceder al proceso de amparo constitucio- proceso que las resoluciones judiciales dictadas
nal, en cuanto expresión del derecho fundamental en el mismo no puedan ser alteradas o modifica-
a la tutela judicial efectiva) das fuera de los cauces legales previstos para ello.
(..)»
Incongruencia omisiva. La corrección de un «error material» o de un
(S.T.C. 162/1997, 3 oct., 2. El T.C. otorga el am- «error aritmético» no puede utilizarse como reme-
paro solicitado. Para el T.C. la incongruencia omi- dio de la falta de fundamentación de la que adole-
siva requiere para su apreciación que no pueda in- ce la resolución judicial firme, ni para subvertir las
ferirse razonablemente del conjunto de la resolu- conclusiones probatorias previamente mantenidas
ción judicial la existencia de una desestimación o para anular y sustituir una resolución judicial
tácita de la pretensión planteada) por otra de fallo contrario, salvo que excepcional-
mente el error material consista en un mero desa-
Principio de contradicción procesal y tutela judi- juste o contradicción patente e independiente de
cial efectiva. cualquier juicio valorativo o apreciación jurídica,
(S.T.C. 162/1997, 3 oct., 4. El T.C. otorga el am- entre la doctrina establecida en los fundamentos
paro solicitado. Para el T.C. el principio de con- jurídicos y el fallo de la resolución judicial. Esto es,

102
Jurisprudencia Constitucional

•••

cuando es evidente que el órgano judicial simple- Necesidad de motivación de las resoluciones adop-
mente se equivocó al trasladar el resultado de su tadas por Jueces y Tribunales.
juicio al fallo, sin que, en ningún caso, pueda alte- (S.T.C. 175/1997, 27 oct., 6. El T.C. otorga el am-
rarse su parte dispositiva». paro solicitado)
(S.T.C. 164/1997, 3 oct., 3. El T.C. estima el re-
curso de amparo, por cuanto las resoluciones re- Derecho a los recursos establecidos en la Ley.
curridas no se limitan a corregir errores materia- Principio «pro actione».
les o aritméticos, sino que, por el contrario, modi- «Desde una perspectiva complementaria, este
fican sustancialmente los hechos probados, la Tribunal ha reiterado la vigencia del principio pro
fundamentación jurídica y la parte dispositiva de actione, que si bien no implica, a pesar de su am-
una Sentencia firme a través de una vía procesal bigua denominación, «la forzosa selección de la
inadecuada, vulnerando, con ello, el principio de interpretación más favorable a la admisión de en-
inmutabilidad de las resoluciones judiciales fir- tre todas las posibles de las normas que la regu-
mes y, por ende, el derecho a la ejecución de las lan» (S.T.C. 88/1997, fundamento jurídico 2.º), sí
sentencias en sus propios términos, que son ga- que impone la «interdicción de aquellas decisio-
rantizados por el artículo 24.1 C.E.) nes de inadmisión que por su rigorismo, por su
formalismo excesivo o por cualquier otra razón
Omisión de respuesta judicial: Incongruencia revelen una clara desproporción entre los fines
omisiva que aquéllas causas preservan y los intereses que
«Si bien es cierto que «la falta de respuesta a sacrifican» (S.T.C. 88/1997, fundamento jurídico
uno de los puntos del debate procesal no siempre 2.º, que cita las SS.T.C. 110/1985, 123/1986,
puede calificarse como una lesión del derecho a la 78/1991, 120/1993 y 190/1994).
tutela judicial efectiva, ya que a veces ni tiene tras- Así, por ser desproporcionado, se ha declarado
cendencia para el fallo ni afecta a las verdaderas que vulneran el derecho a la tutela judicial efecti-
pretensiones de las partes» (S.T.C. 42/1988, funda- va resoluciones judiciales que inadmiten recursos
mento jurídico 4.º), tales circunstancias no concu- penales en los que se toma como día de inicio del
rren en el caso presente, pues, todo el recurso de plazo para interponerlo el de la notificación de la
apelación se había articulado sobre la invalidez de Sentencia al Procurador y no la posteriormente
la citación para comparecer en juicio, practicada realizada al propio interesado (SS.T.C. 140/1994 y
en la instancia y que, según alegaba el apelante, 88/1997). Debe, igualmente, recordarse la obliga-
era la causa de que la s¿ntencia se hubiera dicta- ción que corresponde al Tribunal Supremo en or-
do sin habérsele oído. La absoluta falta de res- den a «utilizar las posibilidades que le brinda el
puesta, así como la imposibilidad de poder dedu- ordenamiento de modo que quien quiere recurrir
cirla de la sentencia (S.T.C. 91/1995, ocasionó al y quiere y debe ser defendido no se vea privado de
recurrente una denegación de justicia, que ad- uno y de otro derechos fundamentales» (S.T.C.
quiere especial relevancia constitucional por ha- 37/1988, fundamento jurídico 7.º)».
berse producido en el seno de un proceso penal, y (S.T.C. 184/1997, 28 oct., 5. El T.C. otorga el am-
conllevar el efecto de haber privado al imputado paro solicitado)
de su derecho fundamental a una segunda instan-
cia en la que se revisase con las debidas garantías Derecho a obtener una resolución fundada en De-
la sentencia condenatoria que recurría». recho. Motivación suficiente.
(S.T.C. 170/1997, 14 oct., 3. El T.C. otorga el am- (S.T.C. 193/1997, 11 nov., 4. El T.C. deniega el
paro solicitado) amparo solicitado)

Derecho a obtener la tutela efectiva de Jueces y Finalidad, contenido y aspectos formales de la


Tribunales. mot(vación.
(S.T.C. 170/1997, 14 oct., 4. El T.C. otorga el am- (S.T.C. 200/1997, 24 nov., 4. El T.C. desestima el
paro solicitado) recurso de amparo)

Doctrina general sobre el vicio de incongruencia Derecho a los recursos establecidos en la Ley.
(S.T.C. 172/1997, 14 oct., 6. El T.C. estima par- «Este Tribunal ya ha tenido ocasión de pronun-
cialmente el amparo) ciarse en el sentido de que "el acceso a los recur-
sos previstos en la Ley integra el contenido propio
Derecho a obtener una resolución fundada en De- del derecho a la tutela judicial efectiva reconocido
recho. por el artículo 24.1 C.E. (por todas, SS.T.C.
(S.T.C. 172/1997, 14 oct., 8 y 9. El T.C. estima 145/1986, 154/1987, 78/1988, 274/1993)" (S.T.C.
parcialmente el amparo) 170/1996, fundamento jurídico 2.º). Pero "también

. 103
Revista Penal
Enero-diciembre 1997

se ha declarado -prosigue razonando el Tribunal principio fue subrayada de forma rotunda en la


en la misma Sentencia- que este derecho consti- S.T.C. 55/1987: «La exigencia de motivación de las
tucional queda garantizado mediante una resolu- sentencias judiciales se relaciona de una manera
ción judicial que, aunque inadmita el recurso o lo directa con el principio del Estado Democrático
declare improcedente, tenga su fundamento en de Derecho (art. 1 de la C.E.) y con una concep-
una aplicación e interpretación razonadas de la ción de la legitimidad de la función jurisdiccional,
norma a cuyo cumplimiento se condiciona el ejer- apoyada esencialmente en el carácter vinculante
cicio del medio de impugnación". La interpreta- que tiene para ésta la Ley (art. 117 .1 de la Consti-
ción y aplicación de las reglas que regulan el ac- •tución) ».
ceso a los recursos legalmente establecidos es, Por otra parte, debe tenerse en cuenta que las
pues, en principio, una cuestión de legalidad ordi- exigencias de motivación que deben revestir las
naria cuyo conocimiento compete exclusivamente resoluciones ex artículo 24.1 C.E. se ven reforza-
a los Jueces y Tribunales integrados en el Poder das, tanto cuando este derecho a la tutela judicial
Judicial (art. 117.3 C.E.), a quienes corresponde se pone «en conexión» con otro derecho funda-
precisar el alcance de las normas procesales y, mental (S.T.C. 154/1995, fundamento jurídico 3. 0 ),
más en concreto, la concurrencia de los presu- como cuando se trata de resoluciones que afectan
puestos que condicionan la admisión de los recur- «de alguna manera a la libertad, como valor supe-
sos. Únicamente cuando se deniegue el acceso al rior del ordenamiento jurídico» (S.T.C. 81/1987,
recurso de forma inmotivada, manifiestamente fundamento jurídico 4.º, en términos concordan-
arbitraria, o sea consecuencia de un error patente, tes con lo expuesto en las SS.T.C. 112/1996 y
existe una lesión constitucionalmente relevante 2/1997). Hemos de declarar, pues, a estos efectos,
del citado derecho fundamental, siendo sólo en- ante la denegación de una solicitud de expulsión
tonces posible la revisión de la decisión judicial en fundada en el artículo 21.2 de la Ley Orgánica
esta sede» (S.T.C. 170/1996, fundamento jurídico 7/1985, que, dado que «la situación de prisión su-
2.", con cita de las SS.T.C. 164/1990, 192/1992, pone una radical exclusión del valor superior de la
148/1994, 255/1994, 37/1995 y 55/1995).» libertad, la motivación exigible a cualquier resolu-
(S.T.C. 201/1997, 25 de noviembre, 4. El T.C. ción judicial que afecte a ese valor superior no se
otorga el amparo solicitado) reduce a la mera, expresión de las "razones que
permitan conocer cuáles han sido los criterios ju-
Cuando está en juego el valor superior de la liber- rídicos esenciales fundamentadores de la deci-
tad, el derecho a la tutela judicial efectiva sin indefen- sión". (S.T.C. 14/1991, fundamento jurídico 2.º,
sión no sólo exige resoluciones judiciales motivadas, entre otras), sino que debe extenderse a las cir-
sir.za motivaciones concordantes con los supuestos en cunstancias que constitucionalmente justifican la
que la Constitución permite la afectación de ese valor situación de privación de libertad».
superior. (S.T.C. 203/1997, 25 nov., 5. El T.C. otorga par-
«La motivación de las resoluciones judiciales es cialmente el amparo)
un elemento que integra el derecho fundamental a
la tutela judicial como este Tribunal ha venido de-
clarando y perfilando desde sus propios inicios. ARTÍCULO 24.2 (DERECHO A LA
Ya en la S.T.C. 61/1983, nos referíamos, de forma DEFENSA)
muy sencilla, a las reiteradas ocasiones en las que
habíamos afirmado cómo este derecho fundamen- La autodefensa no excluye la asistencia letrada.
tal «comprende el de obtener una resolución fun- Derecho a la propia defensa.
dada en Derecho, lo cual quiere decir que la reso- (S.T.C. 11.fl 997, 27 en., 'único. El T.C. deniega el
lución que se adopte ha de estar motivada, según amparo solicitado y reitera su doctrina mantenida
establece además el artículo 120.3 de la Constitu- en la S.T.C. 29/1995, 6 feb.: «El contenido del de-
ción, quedando el razonamiento adecuado confia- recho a defenderse por sí mismo no se extiende a
do al órgano jurisdiccional competente» (funda- la facultad de prescindir de la preceptiva defensa
mento jurídico 3.º). En la S.T.C. 116/19'86 declará- técnica»).
bamos cómo «la exigencia de motivación
suficiente es sobre todo una garantía esencial del
justiciable mediante la cual, sin perjuicio de la li- ARTÍCULO 24.2 (DERECHO A LA
bertad del Juez en la interpretación de las normas, ASISTENCIA LETRADA)
se puede comprobar que la solución dada al caso
es consecuencia de una exégesis racional del or- El derecho a la asistencia letrada es aplicable al
denamiento y no el fruto de la arbitrariedad» (fun- procedimiento penitenciario sancionador.
damento jurídico 5.º). La fundament~lidad de este «Es evidente que la Administración Penitencia-

104
Jurisprudencia Constitucional

•••

ria al no dar ocasión al Abogado defensor a dejar Derecho a no declarar contra sí mismo. Control
oír sus argumentos en favor del ahora recurrente de alcoholemia.
primero, y después el Juzgado de Vigilancia Peni- «El deber de someterse al control de alcohole-
tenciaria, al no corregir la decisión administrativa, mia no puede considerarse contrario al derecho a
incumplieron el artículo 130.1.c) del Reglamento no declarar, a no declarar contra sí mismo y a no
Penitenciario, y vulneraron el artículo 24.2 C.E.». confesarse culpable, pues no se obliga al detecta-
(S.T.C. 192/1996, 26 nov., 3. El T.C. otorga el am- do a emitir una declaración que exteriorice un
paro solicitado. Reitera la misma doctrina en sus contenido, admitiendo su culpabilidad, sino a to-
posteriores SS.T.C. 9/1997, 14 en. y 83/1997, 22 abr.) lerar que se le haga objeto de una especial moda-
lidad de pericia, exigiéndole una colaboración no
equiparable a la declaración comprendida en el
ARTÍCULO 24.2 (DERECHO A UN ámbito de los derechos proclamados en los ar-
PROCESO CON TODAS LAS GARANTÍAS) tículos 17.3 y 24.2 de la Constitución».
(S.T.C. 161/1997, 2 oct., 4. El T.C. desestima la
Indefensión imputable al órgano judicial. cuestión de inconstitucionalidad en relación con
Comiso de instrumentos pertenecientes a un ter- el artículo 380 del Código Penal. Hay un voto par-
cero no responsable de la infracción penal. ticular que formula el Magistrado Ruiz Vadillo al
«De la configuración del comiso como una san- que se adhiere el Magistrado García-Mon y Gon-
ción penal accesoria, en el ordenamiento penal ci- zález-Regueral, para quienes obligar a una perso-
tado, se derivaba, debido a las exigencias del prin- na, bajo amenaza de incurrir en un delito castiga-
cipio de culpabilidad, entre otras consecuencias, do con pena privativa de libertad, a someterse a
la de que sólo podría imponerse al sujeto respon- las correspondientes pruebas de alcoholemia o de
sable del ilícito penal y, por ello, exclusivamente detección de drogas tóxicas, estupefacientes o sus-
respecto a los instrumentos de su propiedad. En tancias psicotrópicas, que pueden llegar a la ex-
modo alguno, como precisaban los preceptos tracción de sangre para su posterior análisis clíni-
transcritos, podrían ser decomisados los instru- co, representa en la práctica imponer al acusado
mentos del delito que, aun habiendo sido utiliza- la carga de colaborar con la acusación para el des-
dos por la comisión del mismo, pertenecieran a cubrimiento de la verdad en términos incompati-
un tercero no responsable de la infracción penal. bles con la libertad del ejercicio del derecho de de-
Sin embargo, el proceso penal en cuestión nun- fensa. En este sentido, se apoyan en la doctrina
ca se dirigió contra la esposa, frente a la cual no se reiterada del Tribunal Constitucional según la
ejercitó acción penal alguna, no siendo siquiera cual, la presunción de inocencia libera precisa-
llamada a declarar como testigo. De ahí la inde- mente al acusado de probar su propia inocencia y,
fensión que alega haber padecido y que, a la vista por tanto, le permite mantener una posición de
de lo expuesto, debe reconocerse en esta sede pasividad que excluye toda idea de colaboración
como violación del derecho a un proceso con to- coercitiva. En su opinión lo procedente hubiera
das las garantías (art. 24.2 C.E.). Al disponer la sido declarar inconstitucional el artículo 380 del
Sentencia impugnada el comiso de los vehículos Código Penal de 1995)
propiedad de la recurrente, le impuso, de facto,
una pena sin previa acusación, sin sometimiento
al principio de contradicción y, además, sin que ARTÍCULO 24.2 (DERECHO A UTILIZAR
quedara acreditada ni fuera declarada en la Sen- LOS MEDIOS DE PRUEBA PERTINENTES
tencia su participación penal en los hechos enjui- PARA LA DEFENSA)
ciados, presupuesto necesario, según la legisla-
ción penal entonces vigente, para el comiso de los Denegación inmotivada de pruebas.
instrumentos del delito». «El artículo 24.2 C.E. permite que un órgano ju-
(S.T.C. 92/1997, 8 may., 3. El T.C. otorga el am- dicial inadmita un medio probatorio propuesto
paro solicitado) sin que ello lesione el referido derecho fundamen-
tal sin obligar, por consiguiente, al Juez a admitir
Derecho a un Juez imparcial. todos los medios probatorios que la parte estime
(S.T.C. 98/1997, 20 may., 2 a S. El T.C. desestima pertinentes, sino únicamente aquéllos que el Juz-
el recurso de amparo) gador valore libre y razonadamente como tales,
pero con toda evidencia tal doctrina declara ina-
Garantía del principio acusatorio. ceptable la posibilidad de que el Juez, sin motiva-
Proceso de extradición. ción, rechace las pruebas interesadas».
(S.T.C. 102/1997, 20 may., 4. El T.C. desestima el (S.T.C. 25/1997, 11 feb., S. El T.C. otorga el am-
recurso de amparo) paro)

105
Revista Penal
' .. Enero-diciembre 1997

La denegación de la prueba propuesta lesiona el ha de permitir a la defensa la posibilidad de com-


derecho a utilizar los medios de prueba pertinentes parecer en la ejecución de dicha prueba sumarial
para la defensa. a fin de que pueda interrogar al testigo o pregun-
(S.T.C. 35/1997, 25 feb., 5. El T.C. otorga el am- tar al perito infungible, y d) Formal: como lo es la
paro solicitado, pues la prueba solicitada, que se exigencia, de un lado, de que el régimen de ejecu-
oyera a quienes presenciaron el incidente, sin una ción de la prueba sumarial sea el mismo que el del
fundamentación apoyada en la lógica, se deniega juicio oral, esto es, el de la cross examination (di-
sin más. La misma doctrina se reitera en la poste- ferenciándose así de los correlativos actos investi-
rior S.T.C. 39/1997, 27 feb.) gatorios en los que las preguntas de las partes han
de formularse a través del Juez de Instrucción),
Pertinencia de la prueba y arbitrio judicial. así como, de otro, que su objeto sea introducido
«Según consagrada jurisprudencia constitucio- en dicho juicio público mediante la "lectura de do-
nal tal derecho fundamental no implica la prácti- cumentos", la cual ha de posibilitar someter su
ca de la potestad del órgano decisor para declarar contenido a confrontación con las demás declara-
su impertinencia, si bien debe éste explicar razo- ciones de los intervinientes en el juicio oral».
nadamente su juicio negativo sobre la admisión (S.T.C. 200/1996, 3 dic., 2. El T.C. deniega el am-
de la misma». paro dado que la declaración del coimputado, que
(S.T.C. 83/1997, 22 abr., 4. El T.C. estima el am- motivó la condena del recurrente, participa de to-
paro solicitado) dos y cada uno de los enunciados requisitos de la
prueba sumarial anticipada. Al existir prueba de
La existencia de un derecho genérico a la prueba cargo válida y suficiente para desvirtuar la pre-
no se traduce en un derecho absoluto y automático sunción de inocencia del recurrente, el fallo de
a ella, en todos los procesos y en cualquiera de sus esta Sentencia no puede ser otro sino desestima-
grados, sea cual fuere el medio propuesto y lo que se torio de la pretensión de amparo. Hay, sin embar-
pretenda probar. go, un voto particular que formula el Magistrado
(S.T.C. 116/1997, 23 jun., 4. El T. C. otorga el Jiménez de Parga y Cabrera, quien considera que
amparo solicitado. Caso: «Ramón Mendoza con- debió otorgarse el amparo ya que «este Tribunal
tra José María García») está facultado para examinar si en el proceso a
qua se desarrolló o no una actividad probatoria de
cargo, practicada con todas las garantías, y si,
ARTÍCULO 24.2 (PRESUNCIÓN DE. consiguientemente, ha quedado desvirtuada o no
INOCENCIA) la presunción de inocencia». Reitera la misma
doctrina la posterior S.T.C. 40/1997, 27 feb.)
Requisitos de la prueba sumarial anticipada.
«Es doctrina reiterada de este Tribunal que, Criterios para distinguir entre pruebas indiciarias
como regla general, la única prueba que puede y las simples sospechas.
desvirtuar la presunción de inocencia es la efec- «Este Tribunal tiene establecido que los crite-
tuada en el juicio oral bajo los principios de con- rios para distinguir entre pruebas indiciarias ca-
tradicción, publicidad e inmediación. paces de desvirtuar la presunción de inocencia y
Ahora bien, dicha regla general es susceptible de las simples sospechas se apoyan en que: a) La
sufrir determinadas restricciones en los supuestos prueba indiciaria ha de partir de hechos plena-
de prueba sumarial preconstituida y anticipada, mente probados. b) Los hechos constitutivos de
siempre y cuando dichos actos de prueba se hayan delito deben deducirse de esos indicios (hechos
obtenido con estricta observancia de los siguien- completamente probados) a través de un proceso
tes requisitos: a) Material: que versen sobre he- mental razonado y acorde con las reglas del crite-
chos que, por su fugacidad, no puedan ser repro- rio humano, explicitado en la Sentencia condena-
ducidos el día de la celebración del juicio oral; b) toria».
Subjetivo: que sean intervenidos por la única Au- (S.T.C. 24/1997, 11feb.,2. El T.C. otorga el am-
toridad dotada de la suficiente independencia paro solicitado)
para generar actos de prueba, cual es el Juez de
Instrucción, todo ello sin perjuicio de que, por es- Eficacia de los denominados «Contraindicios».
peciales razones de urgencia, también esté habili- «En el presente recurso se suscita específica-
tada la policía judicial a efectuar determinadas di- mente el problema relativo a la determinación de
ligencias de constancia y a recoger y custodiar los la eficacia que constitucionalmente debe atribuir-
elementos del cuerpo del delito; c) Objetivo: cual se a los denominados "contraindicios", como por
es la necesidad de que se garantice la contradic- ejemplo pueden serlo las declaraciones falsas o las
ción, para lo cual, siempre que sea posible, se le coartadas poco convincentes. Este Tribunal ha

106
·J u r i s p r u d e n e i a Constitucional

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precisado que la versión que de los hechos ofrece La presunción de inocencia opera en el proceso
el acusado constituye un dato que el juzgador ha como regla de juicio y constituye, a la vez, una regla
de tener en cuenta, pero ni aquél tiene que de- de tratamiento del imputado.
mostrar su inocencia, ni el hecho de que su ver- (S.T.C. 107/1997, 2 jun., 2. El T.C. desestima el
sión de lo ocurrido no resulte convincente o resul- · recurso de amparo)
te contradicha por la prueba debe servir para con-
siderarlo culpable». Doctrina constitucional sobre las exigencias de la
(S.T.C. 24/1997, 11 feb., 3. El T.C. otorga el am- actividad probatoria de cargo.
paro solicitado) «Hemos dicho ya que la presunción de inocen-
cia comporta en el orden penal, al menos, las cua-
La Sentencia ha de contener el proceso mental tro siguientes exigencias:
sobre la prueba de los hechos constitutivos de de- a) La carga de la prueba sobre los hechos cons-
lito. titutivos de la pretensión penal correspondiente
«La Sentencia ha de contener no sólo las con- exclusivamente a la acusación, sin que sea exigible
clusiones obtenidas, sino también los elementos a la defensa una probatio diabolica de los hechos
de prueba que conducen a las mismas, y el iter negativos.
mental que ha llevado a entender probados los he- b) Sólo debe entenderse como prueba la practi-
chos constitutivos de delito, a fin de que pueda en- cada en el juicio oral bajo la inmediación del ór-
juiciarse la racionalidad y coherencia del proceso gano judicial decisor y con observancia de los
mental seguido». principios de contradicción y publicidad.
(S.T.C. 24/1997, 11 feb., 4. El T.C. otorga el am- c) De dicha regla general sólo han de exceptuar-
paro solicitado) se los supuestos de prueba preconstituida y anti-
cipada, cuya reproducción en el juicio oral sea o
Únicamente pueden considerarse auténticas se prevea imposible y siempre que se garantice el
pruebas que vinculen a los órganos judiciales en el ejercicio del derecho de defensa o la posibilidad
momento de dictar Sentencia las practicadas en el de contradicción.
juicio oral. d) La valoración conjunta de la prueba practica-
(S.T.C. 40/1997, 27 feb., 2. El T.C. estima el re- da es una potestad exclusiva del juzgador, que éste
curso de amparo al no existir en el juicio oral ejerce libremente con la sola obligación de razo-
prueba de cargo practicada con las debidas garan- nar el resultado de dicha valoración».
tías y, en consecuencia, no quedar desvirtuada la (S.T.C. 123/1997, 1 jul., 6. El T.C. deniega el am-
presunción constitucional de inocencia) paro solicitado)

Doctrina general sobre la presunción de inocen- La presunción de inocencia rige también en el jui-
cia. cio de faltas. Doctrina constitucional.
(S.T.C. 40/1997, 27 feb., 2. El T.C. estima el re- (S.T.C. 131/1997, 15 jul., 2. El T.C. estima el re-
curso de amparo y reitera su doctrina consolidada curso de amparo)
desde la S.T.C. 31/1981)
Prueba testifical indirecta.
Reconocimiento fotográfico. «Por lo que atañe a la prueba testifical de refe-
«El reconocimiento fotográfico efectuado por la rencia, también es doctrina reiterada de este Tri-
víctima ante la Policía no ha dejado de ser una bunal la de que dicha prueba constituye uno de
simple actividad de investigación, en cuya prácti- los actos de prueba que los Tribunales de la juris-
ca no consta que estuviera presente el Letrado de- dicción penal pueden tener en consideración en
fensor del recurrente, como tampoco lo estuvo en orden a fundar la condena, pues la Ley no exclu-
la ratificación efectuada por la víctima ante el ye su validez y eficacia, pero que la prueba testi-
Juez Instructor, por lo que, en principio, no fue fical indirecta no puede llegar a desplazar o susti-
practicada con la necesaria garantía de contradic- tuir totalmente a la prueba testifical directa, sal-
ción, ni tampoco fue introducido su resultado en vo en el caso de prueba sumarial anticipada o de
el juicio oral a través de otro medio de prueba, con imposibilidad material de comparecencia del tes-
las exigencias que exige nuestra jurisprudencia, tigo presencial a la llamada del juicio oral, pues
toda vez que no comparecieron en el acto de jui- cuando existan testigos presenciales de los he-
cio oral ni la víctima, que se hallaba en paradero chos, el órgano judicial debe oírlos directamente
desconocido, ni los policías que practicaron tal re- en vez de llamar a declarar a quienes oyeron de
conocimiento». ellos».
(S.T.C. 40/1997, 27 feb., 3 y 4. El T.C. estima el (S.T.C. 131/1997, 15 jul., 2. El T.C. estima el re-
recurso de amparo) curso de amparo)

107
Revista Penal
Enero-diciembre 1997
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Inexistencia de actividad probatoria. Condena ba- criminalidad en la fase de investigación no signi-


sada en testimonio indirecto inválido. fica establecer una presunción de culpabilidad del
(S.T.C. 131/1997, 15 jul., 4. El T.C. estima el re- imputado sino que únicamente implica afirmar la
curso de amparo. Los recurrentes habían sido existencia de motivos razonables que permiten
condenados por una falta de daños con base úni- afirmar la posible comisión de un delito por el
ca y exclusivamente en las declaraciones presta- eventual destinatario de la medida».
das por el denunciante, quien siempre manifestó (S.T.C. 156/1997, 29 sept., 2. El T.C. otorga par-
que él no presenció el hecho punible y que fue un cialmente el amparo solicitado)
amigo, nunca identificado, quien le dijo que los
autores de los daños eran los hoy recurrentes) Inversión de la carga de la prueba. Test de alco-
holemia.
Prueba testifical. (S.T.C. 161/1997, 2 oct., 7. El T.C. desestima la
«Por regla general, sólo tienen la consideración cuestión de inconstitucionalidad sobre el artículo
de pruebas de cargo aquellas que son practicadas 380 del Código Penal. El T.C. afirma que el test de
en el acto del juicio oral con las garantías de pu- alcoholemia no menoscaba el derecho a la pre-
blicidad, oralidad, contradicción e inmediación, sunción de inocencia) ·
según una consolidada doctrina de este Tribunal
que se inicia con la temprana S.T.C. 31/1981. La Principio de libre valoración de la prueba.
misma regla rige, por tanto, en materia de prueba «Con arreglo a nuestra reiterada doctrina, no
testifical, donde la exigencia de contradicción vie- cabe afirmar que el derecho a la presunción de
ne expresamente requerida por el artículo 6.3.d) inocencia quede vulnerado cuando el Tribunal de
del Convenio para la Protección de los Derechos apelación procede a una nueva valoración de la
Humanos y de las Libertades Fundamentales y prueba, sustitutiva de la realizada por el Juez a
por el artículo 14.3.e) del Pacto Internacional de qua. A este respecto debe recordarse que tal posi-
Derechos Civiles y Políticos. Ahora bien, dicha re- bilidad ha sido repetidamente admitida por este
gla no tiene un alcance absoluto y permite ciertas Tribunal, quien ha declarado que "el Juez o Tribu-
excepciones». nal de apelación puede valorar las pruebas practi-
(S.T.C. 153/1997, 29 sept., 3. El T.C. estima el re- cadas en primera instancia, así como examinar y
curso de amparo) corregir la ponderación llevada a cabo por el Juez
a qua, dado que el recurso de apelación otorga
Pruebas incriminadoras. Atestado policial. plenas facultades al Tribunal ad quem para resol-
(S.T.C. 153/1997, 29 sept., 4. El T.C. estima el re- ver cuantas cuestiones se le planteen" (S.T.C.
curso de amparo. Para el Tribunal Constitucional 323/1993, fundamento jurídico 4.º, que cita las
puede admitirse excepcionalmente un cierto valor SS.T.C. 124/1983, 23/1985, 54/1985, 145/1987 y
de prueba al atestado policial cuando reúne los si- 194/1990). Y ello por cuanto el recurso de apela-
guientes requisitos: a) tener por objeto la mera ción "conlleva, con el llamado efecto devolutivo,
constatación de datos objetivos, b) ser irrepetibles que el juzgador ad quem asuma la plena jurisdic-
en el juicio oral y c) que sean ratificadas en el jui- ción sobre el caso, en idéntica situación que el
cio oral) Juez a qua no sólo por lo que respecta a la sub-
sunción de los hechos en la norma sino también
Requisitos de la declaración de coencausado para para la determinación de tales hechos a través de
poder ser calificada como prueba preconstituida o la valoración de la prueba" (SS.T.C. 102/1994,
anticipada. fundamento jurídico 3.º; 120/1994, fundamento
(S.T.C. 153/1997, 29 sept., 5. El T.C. estima el re- jurídico 2.º; 272/1994, fundamento jurídico 2.º;
curso de amparo) 157/1995, fundamento jurídico 4.º, y 176/1995,
fundamento jurídico l.º)».
Alcance. Prisión provisional. (S.T.C. 172/197, 14 oct., 4. El T.C. estima par-
«La presunción de inocencia impone a la adop- cialmente el recurso de amparo. Hay un voto par-
ción y mantenimiento de la prisión provisional ticular que formula el Magistrado Ruiz Vadillo, al
ciertos límites infranqueables, y en tal sentido exi- · que se adhiere el Magistrado Jiménez de Parga y
ge que "no recaiga sino en supuestos donde la pre- Cabrera con el siguiente tenor literal: «Creo que si
tensión acusatoria tiene un fundamento razona- un Juez ha absuelto por haber nacido en él una
ble, esto es, allí donde existan indicios racionales duda respecto de la participación del imputado en
de criminalidad; pues, de lo contrario, vendría a el hecho delictivo que se juzga, por cualquier cir-
garantizarse nada menos que a costa de la liber- cunstancia como pudieron ser las posibles irregu-
tad, un proceso cuyo objeto pudiera desvanecer- laridades que concurrieron en el oportuno reco-
se". ( ... ) La apreciación de indicios racionales de nocimiento y por las intransferibles sensaciones

108

Jurisprude.ncia Constitucional

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percibidas en una declaración -lo que dijo, lo que sado en el referido juicio, celebrado cuatro años
calló, el gesto, la palidez del rostro, los titubeos, después de cometerse el delito, aunque sí mani-
etc ... - del testigo-víctima, única prueba de cargo, festó- que lo había identificado ante la policía a
otro Juez en grado de apelación sólo podrá susti- través de este medio. Caso contrario es el de la
tuir la absolución por la condena en función de la S.T.C. 323/1993, en la que, las irregularidades de
deficiente argumentación del primero, de un ine- dicho reconocimiento, e incluso de una ulterior
quívoco error en la apreciación de la prueba, de la rueda de reconocimiento, no fueron obstáculo
irracionalidad, de la falta de lógica o de la arbitra- para que este Tribunal, ante el reconocimiento
riedad del razonamiento (dichas sean estas pala- «sin ningún género de dudas» (fundamento jurí-
bras con un sentido técnico carente de cualquier dico 4. 0 ), realizado en el acto del juicio, descar-
apreciación peyorativa), pero no en el puro volun- tase una vulneración del derecho a la presunción
tarismo, pese a haber actuado todos ellos dentro de inocencia.
de la más absoluta rectitud, lo que, evidentemen- En el presente caso, ha existido prueba de cargo
te, no pongo en duda.( ... ) suficiente e indubitada para desvirtuar la presun-
Es evidente que también el Juez de apelación ción de inocencia cual es la ratificación en el jui-
puede valorar la prueba -toda la prueba- coinci- cio oral, mediando todas las garantías exigibles,
diendo o no con la apreciación-del Juez de prime- del reconocimiento en rueda practicado en fase de
ra instancia, pero tratándose de prueba testifical instrucción, así como el reconocimiento efectivo
que por esencia exige inmediación y paralelamen- del acusado en ese acto, realizado en unas condi-
te contradicción real o potencial, sólo puede lle- ciones que ponen de manifiesto la solidez del con-
varse a cabo una nueva y distinta valoración si se vencimiento de la testigo, que lo reconoció a pesar
cumplen las exigencias que de manera reiterada de que, según se hace constar, se había producido
-y haciendo aplicación de los principios constitu- una relatiya alteración de su apariencia física.
cionales- se vienen exigiendo. La presunción de Frente a ello, no existe ningún dato que pueda lle-
inocencia que, en este caso, obviamente, no que- var a considerar que la percepción de la testigo
dó destruida en la primera instancia -en la forma haya estado condicionada por la actuación poli-
anteriormente recogida en este voto particular- cial».
tampoco se destruyó en la segunda, porque la (S.T.C. 172/1997, 14 oct., S. El T.C. estima par-
prueba, tal como la contempló el Tribunal ad cialmente el amparo)
quem, no servía para construir la condena. No es
necesario insistir en que nos estamos refiriendo a Doctrina constitucional sobre el derecho a la pre-
la transformación de la absolución en condena. El sunción de inocencia
problema sería distinto si las posiciones fueran (S.T.C. 173/1997, 14 oct., 2. El T.C. estima el re-
inversas. curso de amparo)
Por ello creo que debió estimarse el recurso de
amparo en la primera de sus pretensiones y anu- Alcance de las pruebas incriminadoras.
lando la sentencia de apelación con lo que se hu- Doctrina constitucional sobre el valor probatorio
biera mantenido la absolución declarada por el del atestado judicial.
Juez de primera instancia») (S.T.C. 173/1997, 14 oct., 2. El T.C. estima el re-
curso de amparo)
Actividad probatoria de cargo.
Reconocimiento en rueda. Doctrina constitucional sobre la prueba de indi-
«El reconocimiento fotográfico, debemos re- cios.
cordar, no pasa de ser «Un medio válido de in- (S.T.C. 173/1997, 14 oct., 2. El T.C. estima el re-
vestigación en manos de la policía» (S.T.C. curso de amparo)
40/1997, fundamento jurídico 3.º), por lo que,
habiendo existido una verdadera actividad pro- Atestado policial.
batoria en el juicio oral, se trataría, en principio, Delito de contrabando.
de una actividad carente de toda relevancia en «En aplicación de la doctrina constitucional, se
relación con la presunción de inocencia. Ahora llega a las siguientes conclusiones:
bien, no es menos cierto que es posible que se En primer término, el atestado policial, al no
produzcan situaciones tales que hagan que la haber sido ratificado, no tiene la consideración de
prueba realizada en el juicio oral pueda estar prueba válida para desvirtuar la presunción de
condicionada por la regularidad del reconoci- inocencia; se trata de una mera denuncia sin valor
miento fotográfico en su día practicado, como probatorio. alguno respecto del hecho objeto de
ocurrió en el supuesto contemplado en la S.T.C. ella (S.T.C. 303/1993). En el presente caso, el ates-
36/1995, en el que el testigo no reconoció al acu- tado no puede considerarse como prueba válida..

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de cargo para desvirtuar la presunción de inocen- (S.T.C. 184/1997, 28 oct., 8 y 9. El T.C. otorga el
cia del hoy recurrente: la presunción constitucio- amparo solicitado)
nal de inocencia exige tanto la prueba del hecho
punible como de la participación en el mismo del
acusado. ARTÍCULO 24.2 (DERECHO AL JUEZ
En segundo término, y en contra de lo afirmado ORDINARIO PREDETERMINADO POR LA
por la Audiencia en la sentencia recurrida, el ates- LEY)
tado policial ni tiene la consideración de prueba
documental, sino única y exclusivamente de de- Derecho al Juez imparcial.
nuncia, ni en el asunto que enjuiciamos existen Derecho a la imparcialidad objetiva entendida
elementos objetivos a los que puedan otorgarse como ausencia de toda «idea preconcebida».
valor de prueba, en aplicación de la doctrina cons- (S.T.C. 142/1997, 15 sept., 2. El T.C. otorga el
titucional antes sucintamente expuesta. Es evi- amparo solicitado)
dente, al respecto, que la intervención o aprehen-
sión del tabaco no es un elemento objetivo del Necesaria separación entre funciones instructo-
atestado, sino el hecho mismo objeto de denuncia ras y enjuiciadoras.
del atestado, por lo que para tener la considera- «Nuestra doctrina constitucional se asienta so-
ción de prueba válida a fin de acreditar el hecho bre varias ideas esenciales. La primera, que su fi-
punible era necesario e imprescindible su incor- nalidad consiste exclusivamente en evitar que el
poración al proceso a través de auténtico medio Juez o algún Magistrado del Tribunal encargado
de prueba, como lo es la declaración testifical de del juicio oral y de dictar la correspondiente Sen-
los funcionarios de policía que en él intervinieron, tencia prejuzgue la culpabilidad del acusado. Aho-
posibilitando así su efectiva contradicción por las ra bien, por ello mismo, la asunción sucesiva de
partes. Por lo que respecta a esta concreta cues- funciones instructoras y sentenciadoras no puede
tión es un dato irrelevante, a· los efectos plantea- examinarse en abstracto y se hace inevitable des-
dos, el que el acusado no negase expresamente los cender al caso concreto, comprobando allí si se ha
hechos denunciados en el atestado policial, pues- vulnerado efectivamente la imparcialidad del juz-
to que, aparte de que las declaraciones del hoy re- gador. En efecto, no todo acto de instrucción la
currente en modo alguno suponen un reconoci- compromete, sino tan sólo aquellos que, por pro-
miento de los hechos, la carga de la prueba sobre vocar una convicción anticipada sobre la partici-
los hechos constitutivos de la pretensión penal co- pación del imputado en el hecho punible, puedan
rresponde exclusivamente a la acusación (S.T.C. crear en su ánimo determinados prejuicios sobre
138/1992)». la culpabilidad, inhabilitándole así para conocer
(S.T.C. 173/1997, 14 oct., 4. El T.C. estima el re- del juicio oral».
curso de amparo) (S.T.C. 142/1997, 15 sept., 3 y 4. El T.C. otorga el
amparo solicitado)

ARTÍCULO 24.2 (DERECHO A UN


PROCESO SIN DILACIONES INDEBIDAS) ARTÍCULO 24.2 (DERECHO A SER
INFORMADO DE LA ACUSACIÓN)
El celo de la autoridad judicial en obtener la rapi-
dez del procedimiento debe ser mucho mayor en las Principio acusatorio. Delito de imprudencia te-
causas con preso. meraria.
(S.T.C. 107/1997, 2 jun., 3. El T.C. desestima el (S.T.C. 149/1997, 29 sept., 2. El T.C. otorga el
recurso de amparo) amparo solicitado por la omisión por el órgano ju-
dicial del trámite procesal de comunicación al re-
Concepto de dilaciones indebidas. currente de la condición de parte imputada y clau-
(S.T.C. 156/1997, 29 sept., 3. El T.C. otorga par- surar la instrucción considerando su declaración
cialmente el amparo solicitado) únicamente en calidad de testigo)

Principio acusatorio. Procedimiento penal abre-


ARTÍCULO 24.2 (DERECHO A LA viado: Triple exigencia.
DEFENSA Y A LA ASISTENCIA DE «Hemos declarado que la tutela del derecho
LETRADO) constitucional a la defensa en el ámbito del pro-
cedimiento penal abreviado conlleva una triple
Alcance del derecho a la libre elección de Abo- exigencia: 1.ª) que nadie puede ser acusado sin
gado. haber sido con anterioridad declarado judicial-

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Jurisprudencia Constitucional

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mente imputado; 2.ª) que nadie puede ser acusa- bis in ídem que supone la imposibilidad de impo-
do sin haber sido oído por el Juez con anteriori- ner dos sanciones diferentes por unos mismos he-
dad a la conclusión de las diligencias previas, chos)
garantía que, en lo que aquí interesa, se traduce
en que no pueda clausurarse la fase de instruc- Principio de tipicidad. Delito fiscal.
ción sin que el Juez haya ilustrado al imputado (S.T.C. 62/1997, 7 abr., 4. El T.C. desestima el re-
de sus derechos y particularmente sin la desig- curso de amparo. Hay un voto particular que for-
nación de Abogado defensor, y sin haber dado mula el Magistrado García-Mon y González-Re-
lugar a la posibilidad de alegar su exculpación gueral, quien entiende que la decisión de este re-
en la "primera comparecencia" contemplada en curso de amparo debió de ser estimatoria puesto
el artículo 789.4 L.E.Crim., y 3.ª) que no debe que resulta incoherente que la Sala haya de pres-
pedirse al imputado simple declaración testifical cindir en su sentencia de una norma vigente al
cuando de las diligencias practicadas pueda fá- tiempo de dictarla, para que después, precisamen-
cilmente inferirse que contra él ya existe sospe- te en razón de la retroactividad de esa norma, ten-
cha de haber participado en la comisión de un ga que ser rectificada la sentencia por el órgano
hecho punible». encargado de su ejecución)
(S.T.C. 149/1997, 29 sept., 2. El T.C. otorga el
amparo solicitado) Regla de la doble incriminación.
Proceso de extradición.
(S.T.C. 102/1997, 20 may., 6. El T.C. desestima el
ARTÍCULO 25.1 (PRINCIPIO DE recurso de amparo)
LEGALIDAD PENAL)
Aplicación in malam partem del artículo 321.1
Inexistencia de interpretación extensiva o in ma· del CPA.
lampartem. (S.T.C. 130/1997, 15 jul., 1. El T.C. otorga el am-
(S.T.C. 201/1996, 9 dic., 5. El T.C. deniega el am- paro solicitado. Se reitera la misma doctrina en
paro solicitado. El Tribunal Constitucional ya se posterior S.T.C. 150/1997, 29 sept.)
ha pronunciado en varias ocasiones sobre el tema
en relación con el delito de intrusismo, como por Principio de tipicidad.
ejemplo en la S.T.C. 11111993 o la más reciente Interdicción de interpretaciones analógicas y ex-
S.T.C. 24/1996. La misma doctrina se reitera en la tensivas in malam partem.
posterior S.T.C. 20311996, 9 dic.) (S.T.C. 137/1997, 21jul.,6a8. El T.C. desestima
el recurso de amparo)
Principio ne bis in idem. Doctrina general.
(S. T.C. 20411996, 16 dic., 2. El T.C. otorga el am- Principio de reserva de ley.
paro solicitado) (S.T.C. 143/1997, 15 sept., 1. El T.C. otorga el
amparo solicitado)
Principio ne bis in ídem y delito de intrusismo.
«Sancionada una conducta consistente en el Doctrina constitucional sobre conceptos jurídi-
ejercicio por el sujeto pasivo de una concreta pro- cos indeterminados.
fesión sin título habilitante para ello, la circuns- «Constituye doctrina consolidada de este Tribu-
tancia de que sus actos se lleven a cabo en el mis- nal la de que el principio de legalidad en materia
mo o en distintos lugares no resulta transcenden- sancionadora no veda el empleo de conceptos ju-
te a los efectos penales, como tampoco la rídicos indeterminados, aunque su compatibili-
realización de uno o varios actos, pues precisa- dad con el artículo 25.1 C.E. se subordina a la po-
mente el tipo penal contempla la realización no de sibilidad de que su concreción sea razonablemen-
un acto aislado, sino de "actos propios de una pro- te factible en virtud de criterios lógicos, técnicos o
fesión" en general, una de cuyas características de experiencia, de tal forma que permitan prever,
suele ser la habitualidad». con suficiente seguridad, la naturaleza y las ca-
(S.T.C. 20411996, 16 dic., 5. El T.C. otorga el am- racterísticas esenciales de las conductas constitu-
paro solicitado al ser patente que la Sentencia im- tivas de la infracción tipificada». .
pugnada de 21 de enero de 1994 condenó por los (S.T.C. 151/1997, 29 sept., 3. El T.C. estima el re-
mismos hechos que lo habían sido ya en la Sen- curso de amparo)
tencia de la misma Audiencia de 20 de mayo de
1993, por lo que se ha vulnerado el principio de le-
galidad en materia sancionadora consagrado en el ARTÍCULO 25.2 (REINSERCIÓN SOCIAL
artículo 25 C.E. y dentro del cual se incluye el ne DE PENADOS)

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Revista Penal
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La simple congruencia de la institución de los sos no es automática, una vez constatados los re-
permisos penitenciarios de salida con el mandado quisitos objetivos previstos en la Ley. No basta en-
constitucional establecido en el artículo 25.2 C.E. tonces con que éstos concurran, sino que, además,
no es suficiente para conferirles la categoría de de- no han de darse otras circunstancias que aconse-
recho subjetivo, ni menos aun de derecho funda- jen su denegación, a la vista de la perturbación
mental. que puedan ocasionar en relación con los fines an-
(S.T.C. 211997, 13 en., 4. El T.C. deniega el am- tes expresados y cuya apreciación corresponde a
paro solicitado. La misma doctrina se reitera en la las autoridades penitenciarias y, en último térmi-
posterior S. T.C. 81/1997, 22 abr. Para el T.C. el dis- no, a los órganos judiciales encargados de la fis-
frute de dichos permisos no es un derecho incon- calización de estas decisiones"».
dicionado del interno, puesto que en su concesión (S.T.C. 193/1997, 11 nov., 3. El T.C. deniega el
interviene la ponderación de una serie de circuns- amparo solicitado)
tancias objetivas y subjetivas para impedir que la
medida se vea frustrada en sus objetivos)
ARTÍCULO 28.1 (LIBERTAD SINDICAL)
Las finalidades del artículo 25.2 C.E. no tienen
un carácter prioritario sobre otras de prevención ge- Un sindicato como responsable civil subsidiario.
neral o especial. «El hecho de que no se haya producido embar-
(S.T.C. 16111997, 2 oct., 3. El T.C. desestima la go de bien alguno de la recurrente, unido al de
cuestión de inconstitucionalidad planteada s.obre que, como bien apunta el Ministerio Fiscal, nos
el artículo 380 del Código Penal de 1995. Consi- encontramos ante una medida cautelar y, en cuan-
dera el T.C. que no puede admitirse que la san- to tal, sometida a la cláusula rebus sic stantibus
ción establecida en el artículo 380 del Código Pe- que posibilita su sustancial modificación por par-
nal no despliegue ninguna función resocializa- te del Juzgado de instancia, imposibilita el otor-
dora) gamiento de este amparo».
(S.T.C. 27/1997, 11 feb., 4. El T.C. desestima el
El recluso goza del derecho al secreto de las co- recurso de amparo. Caso «P.S.V.» en relación a la
municaciones. fianza de cuarenta y dos mil millones de pesetas
Límites a su ejercicio. impuesta a la U.G.T. Hay, no obstante, un voto
(S.T.C. 17511997, 27 oct., 2. El T.C. reitera la particular que formula el Magistrado Jiménez de
misma doctrina en su posterior S.T.C. 200/1997, Parga y Cabrera quien considera que la fianza im-
24 nov. El T.C. otorga el amparo solicitado) puesta a U.G.T. lesiona por sí misma la libertad
sindical, sin que se deba esperar para otorgar el
Requisitos de la concesión de permisos de salida. amparo a que se produzca el embargo efectivo de
«En lo que respecta a la eventual lesión del ar- bienes. Para el Magistrado que formula el voto
tículo 25 C.E., basta con reiterar lo que ya ha se- particular el amparo debió otorgarse frente a una
ñalado este Tribunal en S.T.C. 81/1997, fundamen- resolución judicial que por su contenido inconsti-
to jurídico 3.º b) (recogiendo y confirmando doc- tucional priva al Tribunal Constitucional del con-
trina anterior establecida en SS. T.C. 112/1996 y trol de la misma)
2/1997) en el sentido de que, aunque "la posibili-
dad de conceder permisos de salida se conecta con
una de las finalidades esenciales de la pena priva- ARTÍCULO 28.2 (DERECHO DE HUELGA)
tiva de libertad, la reeducación y reinserción so-
cial (art. 25.2 C.E.) [ ... ] de forma que[ ... ] todos los Contenido del derecho de huelga.
permisos de salida cooperan potencialmente a la «Una de las facultades del derecho de huelga es
preparación de la vida en libertad del interno[ ... ]. la publicidad o proyección exterior de la misma.
Esa [ ... ] simple congruencia de la institución de Tal facultad abarca no sólo la publicidad del he-
los permisos penitenciarios de salida con el man- cho mismo de la huelga, sino también de sus cir-
dato constitucional establecido en el artículo 25.2 cunstancias o de los obstáculos, que se oponen a
C.E., no es suficiente para conferirles la categoría su desarrollo, a los efectos de exponer la propia
de derecho subjetivo, ni menos aun de derecho postura, recabar la solidaridad de terceros o supe-
fundamental". Por tanto, hemos de concluir en la rar su oposición. El derecho de huelga implica el
línea de lo afirmado en la citada S.T.C. 81/1997 de requerir de otros la adhesión a la misma y a
que: "[ ... ]todo lo relacionado con los permisos de participar, dentro del marco legal, en acciones
salida es una cuestión situada esencialmente en el conjuntas dirigidas a tal fin. La actividad del lla-
terreno de la aplicación de la legalidad ordinaria mado piquete de huelguistas con sus funciones de
[ ... ], de forma que [ ... ] la concesión de los permi- información, propaganda, persuasión a los demás

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Jurisprudencia Constitucional

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trabajadores para que se sumen a la huelga o di- ARTÍCULO 44.1.A) (AMPARO FRENTE A
suasión a los que han optado por continuar el tra- RESOLUCIONES JUDICIALES)
bajo, integra pues el contenido del derecho reco-
nocido en el artículo 28.2 C.E.». Excepción a la regla general.
(S.T.C. 137/1997, 21 jul., 3. El T.C. desestima el «Esta regla general ha de ser excepcionada en
recurso de amparo. En el caso aquí enjuiciado, el supuestos específicos en los que, de obligar al
recurrente formaba parte de un piquete de huelga, particular a agotar la vía judicial ordinaria, se
compuesto por unas 200 personas, que impedía, produciría una injustificada perpetuación en el
aunque de forma intermitente, la entrada y salida tiempo de la lesión de su derecho fundamental o
de vehículos de la fábrica. El Tribunal Constitu- se consumaría definitivamente dicha violación,
cional reitera que impedir el acceso al lugar de haciéndose imposible o dificultándose gravemen-
trabajo, aunque sea intermitentemente y tan sólo te el restablecimiento in integrum por el Tribunal
de vehículos, supone imponer a terceras personas Constitucional del derecho fundamental vulne-
mediante intimidación la realización de conduc- rado».
tas contrarias a su voluntad) (S.T.C. 27/1997, 11 feb., 2. El T.C. desestima el
recurso de amparo)

ARTÍCULO 71.3 (PRERROGATIVA DE Subsidiariedad del proceso constitucional de am-


AFORAMIENTO ESPECIAL) paro.
«El carácter subsidiario del amparo, dejando
Naturaleza y alcance de la denominada prerroga- actuar en primera línea a los Jueces y Tribunales
tiva de aforamiento especial. que uno a uno ejercen y en conjunto conforman el
«Las prerrogativas parlamentarias son ius co- Poder Judicial, por ser los guardianes naturales y
gens y, por tanto, indisponibles para sus titulares, primeros de los derechos fundamentales y las li-
y sólo susceptibles de una interpretación estricta y bertades ciudadanas, se refleja en dos requisitos
vinculada a los supuestos expresamente contem- exigibles a la pretensión para su viabilidad proce-
plados en la Constitución». sal: uno, el agotamiento de la vía judicial, utili-
(S.T.C. 22/1997, 11 feb., S. El T.C. deniega el am- zando en ella todos los recursos disponibles, y
paro solicitado. Hay un voto particular que for- otro, haber invocado allí, sin éxito, la violación del
mulan los Magistrados Gimeno Sendra y García derecho fundamental que sirva luego de soporte al
Manzano, para quienes la interpretación dada por amparo constitucional».
el Tribunal Constitucional, sobre la competencia (S.T.C. 142/1997, 15 sept., 1. El T.C. otorga el
del Tribunal Supremo, infringe el número 3 del ar- amparo solicitado)
tículo 71 C.E. que, a diferencia de sus párrafos an-
teriores, no somete el aforamiento a los mismos
requisitos, material y temporal, que la inviolabili- ARTÍCULO 44.1.C) (INVOCACIÓN FORMAL
dad e inmunidad parlamentarias) EN EL PROCESO DEL DERECHO
VULNERADO)

ARTÍCULO 81 (RESERVA DE LEY El citado requisito ha de ser interpretado con cri-


ORGÁNICA) terio finalista.
(S.T.C. 116/1997, 23 jun., 3. El T.C. otorga el am-
Carácter excepcional de la reserva de Ley orgáni- paro solicitado y recuerda que ya desde la S.T.C.
ca. 47/1982, ha venido manteniendo que el requisito
(S.T.C. 212/1996, 19 dic. 1.1. Los Diputados del establecido en el artículo 44.1.c) de la Ley Orgáni-
Grupo Popular consideran que la Ley 42/1988, 28 ca ha de ser interpretado con criterio finalista,
de diciembre, de donac~ón y utilización de em- atendiendo, más que al puro formalismo de la ex-
briones y fetos humanos o de sus células, tejidos y presa invocación del precepto constitucional que
órganos, vulnera la reserva de Ley Orgánica esta- se estime infringido, a la exposición de un marco
blecida en el artículo 81 de la C.E. para el desa- de alegaciones que permita al Tribunal ordinario
rrollo de los derechos fundamentales y de las li- cumplir con su función de tutelar los derechos
bertades públicas) fundamentales y libertades públicas susceptibles
de amparo constitucional)

11. LEY ORGÁNICA DEL TRIBUNAL ARTÍCULO 44.2 (RECURSO DE AMPARO.


CONSTITUCIONAL PLAZO PARA SU INTERPOSICIÓN)

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Cómputo del plazo. como un principio de aplicación flexible que, en


«Conforme a la doctrina de este Tribunal, senta- algunos casos, ha de dejarse vencer a los ruegos de
da ya en la S.T.C. 29/1981, fundamentos jurídicos las excepciones.
4.º a 7.º, cuando la recurrente se encuentra inter- En el voto particular a la S.T.C. 63/1996 afirma-
nada en un centro penitenciario debe entenderse mos que «ante la posible conculcación grave de
que el escrito solicitando el amparo se ha presen- derechos fundamentales cuya preservación se ha
tado, a los efectos legales, en el momento en que frustrado en la vía judicial, el recurso de amparo
lo entrega a la Administración Penitenciaria y, por debe ser admitido, sin aguardar al agotamiento de
tanto, dentro del plazo para recurrir establecido todos los recursos utilizables ante Jueces y Tribu-
en el artículo 44.2 L.0.T.C.». nales».
(S.T.C. 146/1997, 15 sept., 2. El T.C. otorga par- Tal interpretación flexible de la subsidiariedad
cialmente el amparo solicitado) debió efectuarse en este asunto. El derecho fun-
damental al Juez imparcial (art. 24.2 C.E.) fue
Agotamiento previo de todos los recursos en vía puesto en cuestión por el recurrente en amparo.
judicial: Doctrina constitucional. El Tribunal Constitucional tenía que pronunciarse
«De acuerdo con el criterio mantenido por este al respecto. [ ... ]
Tribunal Constitucional en su jurisprudencia, y en Debió tenerse en cuenta que el recurrente de-
los autos dictados a este efecto, debemos señalar nunció una indefensión prohibida por el artícu-
lo siguiente: lo 24.1 C.E., puesto en relación con el derecho a
a) El recurso de amparo contra una resolución utilizar los medios de prueba pertinentes (art.
judicial exige que se hayan agotado todos losre- 24.2).
cursos utilizables dentro de la vía judicial (S.T.C. Y debió considerarse esa queja, ya que este Tri-
1/1981, la primera de una serie ininterrumpida de bunal Constitucional ha establecido que se puede
sentencias en el mismo sentido y AA.T.C. 115/1981 sostener un amparo frente a la negativa de prue-
y 4 78/1983 citados por el A.T.C. 173/1995). ba, cuando ésta haya provocado indefensión, por-
b) Esta exigencia no es un mero requisito de que la falta de realizació:q de la prueba (por su re-
forma (A.T.C. 3/1987 y S.T.C. 147/1994), sino que lación con los hechos) pudo alterar la decisión fi-
responde a la inequívoca naturaleza subsidiaria nal en favor del recurrente. «El derecho a utilizar
del recurso de amparo, y a su carácter de protec- los medios de prueba pertinentes para la propia
ción extraordinario (S.T.C. 185/1990 y A.T.C. defensa, constitucionalizado por el art. 24.2 C.E.,
3/1987). ejercitable en cualquier tipo de proceso e insepa-
c) Por consiguiente, el restablecimiento del de- rable del derecho mismo a la defensa, consiste en
recho presuntamente vulnerado ha de instarse que las pruebas pertinentes sean admitidas y prac-
prioritariamente ante los órganos jurisdiccionales ticadas por el Juez o Tribunal, sin desconocerlo u
por el cauce de los correspondientes recursos. obstaculizando, e incluso prefiriéndose el exceso
d) Cuando en una determinada fase del procedi- en la admisión a la postura restrictiva» [S.T.C.
miento judicial, todavía no concluido por senten- 147/1987). [ ... ]
cia definitiva, cuando ni tan siquiera ha termina- No cabe dudar, en suma, de la trascendencia o
do el proceso penal, se produce una violación de relevancia de la prueba propuesta por el recurren-
derechos constitucionales reconocidos en el ar- te y denegada en la resolución que se impugna. Se
tículo 24 C.E., no es ajustado a la L.O.T.C. inte- cumplió la doctrina de este Tribunal (SS.T.C.
rrumpir, por así decirlo, dicho procedimiento y 116/1983 y 147/1987) para fundamentar la de-
acudir per saltum a este Tribunal, sin haber agota- manda de amparo puesto que, en este caso, la mis-
do las vías judiciales procedentes en el marco del ma iba dirigida a acreditar la falta de imparciali-
propio proceso que se encuentra, como acaba de dad subjetiva del Juez instructor, esto es, la vulne-
decirse, todavía pendiente, donde deben invocarse ración de un derecho constitucional autónomo
y, en su caso, repararse las vulneraciones de los (implícitamente incluido en el derecho a un pro-
derechos fundamentales que hayan podido origi- ceso con todas las garantías) y también, como se
narse precisamente, en la sustanciación del proce- ha dicho en otras resoluciones de este Tribunal,
so mismo». «Constituye la principal exigencia del derecho al
(S.T.C. 205/1997, 25 nov., 2. El T.C. inadmite el Juez legal, que ha de presidir la constitución de
recurso de amparo. Hay un voto particular que los órganos jurisdiccionales penales» (S.T.C.
formula el Magistrado Jiménez de Parga y Cabre- 106/1987).
ra al que se adhiere el Magistrado Gimeno Sendra Creemos, en definitiva, con el respeto que nos
para quienes la subsidiariedad del recurso de am- merece la opinión mayoritaria de la Sala, que de-
paro (art. 44.1 a) L.O.T.C.) no ha de entender- bió admitirse la demanda y otorgar el amparo,
se como un dogma, o postulado intangible, sino anulando el Auto de la Sección Primera de lo Pe-

114
Jurisprudencia Constitucional

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nal de la Audiencia Nacional, de 24 de enero de ARTÍCULO 80.1 (REMISIÓN


1997, así como el Auto de 8 de noviembre de 1996, CONDICIONAL)
del Juzgado Central de Instrucción número 5, con
devolución de las actuaciones al Juzgado Central Beneficio de la remisión condicional. Denegación
de Instrucción núm. 5 de la Audiencia Nacional del beneficio carente de motivación.
para la práctica de las pruebas pertinentes en el «La cuestión que se plantea en el presente re-
incidente de recusación». curso es muy similar a la analizada en la S.T.C.
224/1992, lo que supone que la doctrina en ella
contenida resulte de plena aplicación en el caso de
ARTÍCULO 50.1.D) (RECURSO DE autos.
AMPARO) Decíamos en la citada sentencia que el hecho
de que el artículo 92.1 del anterior Código Penal
Pérdida sobrevenida del objeto del recurso de am- (actual art. 80.1 del C.P.) confiriera a los Jueces y
paro. Tribunales la atribución de otorgar motivada-
«En nuestra S.T.C. 142/1997 se reconoce que el mente el beneficio de la remisión condicional no
derecho del demandante a ser juzgado imparcial- significaba que su denegación no hubiera de ser
mente en la apelación fue quebrantado en la oca- igualmente motivada, ya que, aun cuando el men-
sión sobredicha por la Audiencia Provincial de cionado precepto no exigiera expresamente dicha
Lugo que es anulada para conseguir su restitutio motivación sino en el caso de concesión de tal be-
in integrum, retrotrayendo las actuaciones del ro- neficio, la facultad legalmente atribuida a un ór-
llo de apelación donde aquélla fue dictada al mo- gano judicial para que adopte con carácter dis-
mento inmediatamente anterior a su pronuncia- crecional una decisión en un sentido u otro ... vie-
miento para que pudiera dictarse otra nueva por ne condicionada estrechamente a la exigencia de
distinto Magistrado sin ~acha alguna de parciali- que tal resolución esté motivada, pues sólo así
dad. Es evidente, por tanto, que la pretensión es- puede procederse a un control posterior de la
grimida aquí y ahora ya ha sido satisfecha extra- misma en evitación de toda posible arbitrarie-
muros de este proceso constitucional. Consecuen- dad».
temente, ha perdido de forma sobrevenida su (S.T.C. 115/1997, 16 de junio, 2. El T.C. otorga el
objeto. Parece inconcuso que un acto sólo pueda amparo solicitado por falta de motivación alguna
extinguirse una vez, como toda realidad viva, per- que explicara la denegación del beneficio de la re-
viviendo mientras no se agote su existencia. Cuan- misión condicional)
do se anula, desaparece del mundo jurídico de
una vez por todas y para siempre y, en consecuen-
cia, cualquier otro proceso paralelo o posterior ARTÍCULO 321.1 CPA (DELITO DE
queda desprovisto automáticamente de contenido INTRUSISMO)
en tal aspecto, haciendo la pretensión respectiva
inadmisible por redundante. En efecto, nada im- El delito de intrusismo es una infracción formal,
pide que, una vez admitido a trámite un recurso de mera actividad, que no precisa para su perfec-
de amparo, resulte procesalmente inviable aqué- ción de un resultado determinado y se conswna con
lla, inadmisibilidad que deberá acogerse en la sen- el ejercicio de actos propios de la profesión sin po-
tencia si sobreviniera alguna causa nueva o fuese seer el título habilitante.
consecuencia del replanteamiento de causas pree- (S.T.C. 20111996, 9 dic., 5. El T.C. una vez más,
xistentes (S.T.C. 206/1996)». en relación con el delito de intrusismo vuelve a de-
(S.T.C. 165/1997, 13 oct., l. El T.C. declara la negar el amparo solicitado pues hasta la obten-
inadmisibilidad de la pretensión de amparo) ción de la homologación se carece de título. La
misma doctrina se reitera en la posterior S.T.C.
203/1996, 9 dic.)

111. CÓDIGO PENAL El término «título oficial» a que se refiere el ar-


tículo 321 del C.P. no puede ser entendido sino
ARTÍCULO 48 CPA (COMISO) como «título académico oficial».
(S.T.C. 130/1997, 3. El T.C. otorga el amparo so-
Sanción penal accesoria. licitado. En este caso el Tribunal Constitucional
(S.T.C. 92/1997, 8 may., 3. El T.C. otorga el am- aplica la doctrina contenida en su S.T.C. 111/1993
paro solicitado. Vid. texto en reseña al art. 24.2 a la profesión de Gestores administrativos, al no
C.E.: Derecho a un proceso con todas las garan- poder considerarse que la exigencia de una deter-
tías) minada titulación universitaria lo convierta en ti-

115
Revista Penal
Enero-diciembre 1997

tulación académica. Reitera la misma doctrina en ducación y reinserción social, y lesionar los dere-
posterior S.T.C. 150/1997, 29 sept.) chos a no declarar contra uno mismo y a no confe-
sarse culpable. Hay un voto particular que formula
el Magistrado García Manzano al que se adhiere el
ARTÍCULO 325 (DELITO ECOLÓGICO) Magistrado Gimeno Sendra, para quienes la pro-
porcionalidad no significa tan sólo una adecuación
Protección del medio ambiente. de medios afines desde la perspectiva cuantitativa,
«El llamado Derecho penal del medio ambiente que aquí haría relación con la pena privativa de li-
constituye la respuesta primaria o básica del or- bertad que el precepto cuestionado, en relación
denamiento jurídico a las más graves vulneracio- con el artículo 556 del CP asigna al delito o, al me-
nes del equilibrio de la naturaleza, sin perjuicio nos, no sólo es encuadrable la proporcionalidad en
del importante papel que en este orden de cosas tal dimensión cuantitativa. El primer escalón del
desempeña el Derecho administrativo sanciona- razonamiento disidente es que la criminalización
dor>>. de conductas, es decir, elevación del ilícito admi-
(S.T.C. 199/1996, 3 dic., 4. El T.C. deniega el am- nistrativo, con el que venía siendo configurada la
paro solicitado) negativa, a la categoría de hecho penalmente puni-
ble, tipificándolo como delito en el precepto cues-
tionado, no debe ser actividad legislativa realizada
ARTÍCULO 380 (DELITOS CONTRA LA de manera incondicionada, cualquiera sea la plau-
SEGURIDAD DEL TRÁFICO) sibilidad del fin perseguido, sino sometida, dentro
de la libre configuración que ostenta el poder le-
Bien jurídico protegido. gislativo, al principio constitucional de interdic-
(S.T.C. 161/1997, 2 oct., 10. El T.C. desestima la ción de la arbitrariedad (art. 9.3 C.E.). La falta de
cuestión de inconstitucionalidad planteada sobre proporcionalidad en su dimensión cuantitativa se
el artículo 380 del Código Penal. El bien jurídico muestra aquí, en opinión del Magistrado, final-
protegido por el citado precepto es el riesgo para mente, de modo más patente, en cuanto se asigna
la vida o integridad de las personas) pena superior o más grave al delito instrumental
del artículo 380, que al delito-base o principal de la
Finalidad del artículo 380 CP. conducción bajo la influencia de bebidas alcohóli-
(S.T.C. 161/1997, 2 oct., 13. El T.C. desestima la cas o drogas del artículo 379)
cuestión de inconstitucionalidad planteada sobre
el artículo 380 del Código Penal porque la obliga- Medidas alternativas a la punición como delito de
ción de someterse a las pruebas establecidas,en el desobediencia grave.
artículo 380 del C.P. no pretende únicamente la (S.T.C. 161/1997, 2 oct., 11. El T.C. desestima la
detección y evitación de una conducta peligrbsa, cuestión de inconstitucionalidad planteada con
sino que se dirige instrumentalmente también a la respecto al artículo 380 del Código Penal)
detección y evitación de la comisión de homici-
dios y lesiones imprudentes)
ARTÍCULO 457 C.P.A. (DELITO DE
Principio de proporcionalidad y artículo 380 del INJURIAS)
Código Penal.
«A la vista de los importantes bienes e intereses Animus iniurandi. La decisión sobre si se da o no
protegidos que resumíamos en el fundamento ju- este componente subjetivo corresponde a Jueces y
rídico 1O y a pesar de la indudable severidad san- Tribunales.
cionadora que en sí supone la imposición de una «La existencia de esa intención o de ese propó-
pena privativa de libertad, no constatamos un "de- sito concreto de ofender, cuya intensidad enerva y
sequilibrio patente y excesivo o irrazonable" entre puede llegar a volatizar, es un componente subje-
el desvalor de la conducta y la sanción que nos tivo del delito de injurias, con el trasfondo del ho-
conduzca a afirmar que se ha producido una le- nor como bien jurídico 'protegido (art. 18.1 de la
sión de la libertad desde la perspectiva de los ar- Constitución), fundamento a su vez de la llamada
tículos 17.1y25.1 C.E.». antijuridicidad material. En suma, ese rasgo es un
(S.T.C. 161/1997, 2 oct., 13. El T.C. desestima la aspecto del "tipo" o descripción estereotipada de
cuestión de inconstitucionalidad sobre el artículo los comportamientos punibles, contenidos en los
380 del Código Penal. Fue el Juzgado de lo Penal artículos 453 y 457 del Código Penal».
número 1 de Palma de Mallorca quien consideró (S.T.C. 116/1997, 23 jun., l. El T.C. otorga el
este precepto contrario al principio de proporcio- amparo solicitado. Caso: «Ramón Mendoza con-
nalidad de las penas y su orientación hacia la ree- tra José María García»)

116
Jurisprudencia Constitucional

•••

ARTÍCULO 487 BIS C.P.A. (DELITO DE Alcance e interpretación.


IMPAGO DE PRESTACIONES ECONÓMICAS (S.T.C. 154/1997, 29 sept., 4 y 5. El T.C. deniega
FAMILIARES) el amparo solicitado. El Tribunal Constitucional
reitera la doctrina contenida en sus SS.T.C.
Bien jurídico protegido. 30/1981 y 193/1991 al afirmar que la facultad de
Exclusión de los hijos extramatrimoniales. apreciación contenida en el artículo 113 L.E.Crim.
«A través del artículo 487 bis del Código Penal no puede entenderse como enteramente discrecio-
se pretendía amparar el derecho que asiste, entre nal, pues habrá de tener presente los dos princi-
otros, a los hijos de ser sostenidos por sus padres pios constitucionales que han de ser conciliados: el
y que esta protección, dada la dicción del precep- derecho a la defensa y asistencia de Letrado y el
to y el reconocimiento explícito que el legislador derecho a un proceso sin dilaciones indebidas.
hacía en su justificación, se daba única y exclusi- Para el T.C. serán las concretas circunstancias que
vamente a los hijos matrimoniales, en origen o concurran en cada caso las que habrán de deter-
por ulterior matrimonio de sus progenitores, ex- minar su correcta interpretación y aplicación por
cluyendo a los extramatrimoniales [ ... ] el órgano judicial y no solamente la naturaleza de
Buena prueba de que ese artículo 487 bis se la acción penal ejercitada)
compadecería mal con el artículo 14 C.E. es el vi-
gente Código Penal de 1995 donde la protección se
extiende a todos los hijos, cualquiera que fuere su ARTÍCULO 182.2 (DE LAS
origen (art. 227)». NOTIFICACIONES, CITACIONES Y
(S.T.C. 74/1997, 21 abr., 3 y 4. El T.C. desestima EMPLAZAMIENTOS)
el recurso de amparo)
Actos de comunicación procesal del órgano juris-
diccional con las partes.
ARTÍCULO 585.4 C.P.A. (FALTA DE «La sola lectura de las actuaciones obrantes
COACCIONES) ante este Tribunal pone de manifiesto la ausencia
de argumentación, en la sentencia de apelación,
Derecho de huelga y falta de coacciones. en cuanto al primer alegato en que se apoyaba la
«El derecho de huelga no incluye la posibilidad infracción de normas y garantías procesales invo-
de ejercer coacciones sobre terceros porque ello cada por el apelante. Nada se dice, en efecto, res-
afecta a otros bienes o derechos constitucional- pecto de la validez de la citación practicada en la
mente protegidos, como la libertad de trabajar o persona del Procurador y no del imputado, a tenor
la dignidad de la persona y su derecho a la inte- de lo dispuesto en artículo 182.2 de la L.E.Crim.,
gridad moral que plasman los artículos 10.1 y 15 cuando, como reiteradamente ha declarado este
C.E.». Tribunal, los actos de comunicación procesal con
(S.T.C. 137/1997, 21 jul., 3. El T.C. desestima el las partes han de practicarse con absoluto respeto
recurso de amparo) a las normas procesales que los regulan (SS.T.C.
57/1987, 103/1994, 236/1993 y 135/1997 , entre
otras muchas), por lo que el examen de tal cues-
tión era un presupuesto previo y determinante
IV. LEY DE ENJUICIAMIENTO para decidir acerca de si la sentencia impugnada
CRIMINAL se había o no dictado inaudita parte.
Ciertamente, no corresponde a este Tribunal
ARTÍCULO 109 (DE LAS PERSONAS A Constitucional enjuiciar la validez de aquella cita-
QUIENES CORRESPONDE EL EJERCICIO ción en su contraste con lo dispuesto en las leyes
DE LAS ACCIONES QUE NACEN DE LOS procesales ni, menos aún, como lo hace el Ministe-
DELITOS Y LAS FALTAS) rio Fiscal en su escrito de alegaciones, precisar si,
con arreglo a lo preceptuado en los artículos 966 y
Su relación con el derecho a la tutela judicial efec- 970 de·la L.E.Crim., aquella citación tenía o no por
tiva. objeto una comparecencia obligatoria. Como he-
(S.T.C. 140/1997, 22 jul. El T.C. desestima el am- mos manifestado en anteriores pronunciamientos
paro solicitado. Vid. texto en reseña al art. 24.1 (por todas, SS.T.C. 63/1992, 37/1995 y 125/1997, es
C.E.: Derecho a la tutela judicial efectiva) ésta una cuestión de estricta legalidad cuyo cono-
cimiento corresponde exclusivamente a los Jueces
y Tribunales (ex art. 117.3 C.E.)».
ARTÍCULO 113 (LITISCONSORCIO (S.T.C. 170/1997, 14 oct., 3. El T.C. otorga el am-
NECESARIO IMPROPIO) paro solicitado) ·

117
Revista Penal
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ARTÍCULOS 503 Y 504 (PRISIÓN ceso penal ya iniciado antes de la entrada en vigor
PROVISIONAL) de la Ley Orgánica 3/1989, de 21 de junio, por he-
chos que resultan despenalizados por la misma».
Requisitos para la adopción de la prisión provi- (S.T.C. 213/1996, 19 dic., 4. El T.C. desestima la
sional. cuestión de inconstitucionalidad)
La prisión provisional como medida meramente
cautelar.
«No podría el recurrente ignorar las razones que CÓDIGO PENAL MILITAR
determinan su situación personal en la causa por-
que allí se hace cumplida referencia a los condi- ARTÍCULO 127 (DELITO DE NEGATIVA A
cionamientos legales de los artículos 503 y 504 LA PRESTACIÓN DEL SERVICIO MILITAR)
L.E.Crim., a la naturaleza y gravedad de los he-
chos, al fundamento de su atribución al deman- Condena que encuadra dentro del grado mínimo
dante, a la alarma social que tales hechos produ- de la pena establecida en el artículo 127 del Código
cen y al evidente riesgo de elusión de la acción de Penal militar.
la Justicia que la libertad comportaría, atendidas (S.T.C. 43/1997, 10 mar., 4 y 5. El T.C. otorga
las circunstancias del caso y del imputado». parcialmente el amparo)
(S.T.C. 10711997, 2 jul., 6. El T.C. desestima el
recurso de amparo)
LEY ORGÁNICA GENERAL
PENITENCIARIA
ARTÍCULO 795.4 (ADHESIÓN A LA
APELACIÓN) ARTÍCULO 10 (INTERNAMIENTO EN
INSTITUCIÓN PENITENCIARIA)
Configuración y alcance.
«Este Tribunal no ha rechazado la posibilidad Clasificación de un penado en un determinado
procesal de configurar la adhesión a la apelación grado.
como medio impugnatorio propiamente tal, en el (S.T.C. 143/1997, 15 sept., 2 y 3. El T.C. otorga el
sentido de ser susceptible de albergar pretensio- amparo solicitado)
nes diversas a las de la apelación principal, que
abre así al Tribunal de apelación la posibilidad de
ampliar su cognición "más allá del objeto de la ARTÍCULO 47 (PERMISOS DE SALIDA)
pretensión de quien formula apelación principal",
si bien lo ha hecho con referencia al artículo 792, Finalidad de los permisos de salida.
regla 4.ª, en la redacción anterior a la actualmen- Denegación de permiso de salida a un interno.
te vigente, así como también en relación al juicio (S.T.C. 2/1997, 13 en., 4. El T.C. deniega el am-
de faltas». paro solicitado. La misma doctrina se reitera en
(S.T.C. 162/1997, 3 oct., 3. El T.C. otorga el am- las posteriores SS.T.C. 81/1997, 22 abr. y 193/1997,
paro solicitado) 11 nov. Para el TC los permisos de salida ordina-
rios resultan estar, en cuanto a su finalidad, orien-
tados a la preparación de los internos para la vida
en libertad)
V. LEGISLACIÓN ESPECIAL
LEY ORGÁNICA 3/1989, DE 2 DE JUNIO, ARTÍCULO 51 (COMUNICACIONES DE LOS
DE ACTUALIZACIÓN DEL CÓDIGO INTERNOS)
PENAL
Derecho de los reclusos a las comunicaciones.
DISPOSICIÓN TRANSITORIA SEGUNDA Modalidades de comunicación.
Incomunicación judicial.
La disposición transitoria segunda de la L. O. (S.T.C. 175/1997, 27 oct., 3. Se reitera la misma
311989 no ha modificado el diseño del orden juris- doctrina en posterior S.T.C. 200/1997, 24 nov. El
diccional penal establecido por la Ley Orgánica del T.C. otorga el amparo solicitado)
Poder Judicial.
«El legislador ha podido legítimamente estable- Límites a su ejercicio.
cer la disposición transitoria segunda y regular así Motivación.
el régimen de la acción civil acumulada a un pro- (S.T.C. 175/1997, 27 oct., 4. Se reitera la misma

118
Jurisprudencia Constitucional

••• 1

doctrina en la posterior S.T.C. 200/1997, 24 nov. El REGLAMENTO PENITENCIARIO DE 1981


T.C. otorga el amparo solicitado)
ARTÍCULO 130.1.c) (PROCEDIMIENTO
Presupuestos y requisitos de la intervención de las DISCIPLINARIO)
comunicaciones.
«Tales presupuestos son la persecución de un Derecho a la defensa en el procedimiento discipli-
fin constitucionalmente legítimo y que esté pre- nario (penitenciario).
visto por la Ley; que la medida sea adoptada me- (S.T.C. 192/1996, 26 nov., 2. El T.C. otorga el am-
dian te resolución de la Dirección del centro espe- paro solicitado)
cialmente motivada, y notificada al interesado, y
que sea comunicada al Juez para que éste pueda
ejercer el control sobre la misma. Asimismo la in-
tervención ha de ser idónea, necesaria y propor- LEY ORGÁNICA 211989, DE 13 DE
cionada en relación con el fin perseguido. ABRIL, DE LA LEY PROCESAL MILITAR
Por lo que respecta a la finalidad perseguida por
la intervención de las comunicaciones, hay que ARTÍCULOS 215 Y SIGUIENTES
partir de que el derecho al secreto de éstas no está (PRISIÓN PREVENTIVA)
configurado constitucionalmente con un carácter
absoluto, ni en el artículo 18.3 (S.T.C. 37/1989) ni Prisión preventiva en el ámbito militar.
-en lo que afecta a los internos en un estableci- (S.T.C. 56/1997, 17 mar., 8 y 9. El T.C. otorga
miento penitenciario- en el artículo 25.2 de la parcialmente el amparo. Caso: «Perote»)
C.E., pues ambos lo garantizan en la forma y con
el alcance ya indicados. La legalidad de la medida ARTÍCULOS 225 Y SIGUIENTES
está prevista en el artículo 51.1 de la L.O.G.P. que (PRISIÓN ATENUADA)
permite la intervención de las comunicaciones y la
justifica en razones de seguridad, de interés del En la Ley Procesal Militar la sustracción de la li-
tratamiento y del buen orden del establecimiento. bertad personal es la regla y su atenuación la excep-
Todas ellas se configuran como causas legítimas ción.
para ordenar una intervención sobre la corres- «Desde la perspectiva constitucional, lo decisivo
pondencia de un recluso». no son tanto las diferencias de la prisión preventi-
(S.T.C. 175/1997, 27 oct., 4. Se reitera la misma va atenuada con la prisión preventiva rigurosa
doctrina en la posterior S. T. C. 200/ 1997, 24 nov. El cuanto las diferencias de la prisión preventiva ate-
T.C. otorga el amparo solicitado) nuada con la situación de libertad. Desde dicha
perspectiva forzoso es concluir que la prisión ate-
nuada no es una situación de restricción de liber-
ARTÍCULO 51.5 (COMUNICACIONES DE tad, sino una situación de privación de libertad en
LOS INTERNOS) el sentido del artículo 17 .1, inciso segundo, y con-
siguientemente 4, inciso segundo, C.E. Pues en
Intervención de comunicaciones orales y escritas. este caso, sencillamente, la perspectiva se invierte.
(S.T.C. 128/1997, 14 jul., 4. El T.C. deniega el Mientras en las medidas cautelares restrictivas de
amparo solicitado. Se trata de un acuerdo de in- la libertad, esta libertad es la regla y la medida
tervención de comunicaciones orales y escritas de personal la excepción, en el régimen de la prisión
interno conflictivo en un centro penitenciario) atenuada que prescriben los artículos 226 y si-
guientes de la L.O.P.M. la sustracción de la liber-
tad personal es la regla y su atenuación, como ya
ARTÍCULO 76 (JUEZ .DE VIGILANCIA su propio nombre indica, la excepción».
PENITENCIARIA) (S.T.C. 56/1997, 17 mar., 10. El T.C. otorga par-
cialmente el amparo solicitado. Hay un voto par-
Función del Juez de Vigilancia Penitenciaria. ticular que formula el Magistrado Gimeno Sendra
(S.T.C. 143/1997, 15 sept., 5. El T.C. otorga el para quien la tesis de la mayoría viene a separar-
amparo solicitado) se de la doctrina plasmada en la S.T.C. 14111996,
conforme a la cual «entre la libertad y la prisión sí
Corresponde al Juez de Vigilancia Penitenciaria que existen situaciones intermedias», por lo que,
salvaguardar los derechos fundamentales de los in- junto a la privación absoluta del derecho a la li-
ternos. bertad pueden existir restricciones de dicho dere-
(S.T.C. 175/197, 27 oct., 3. El T.C. otorga el am- cho fundamental, distintas a la que implica la pri-
paro solicitado) sión provisional. Hay asimismo un voto particular

119
Revista Penal
Enero-diciembre 1997 •

que formula el Magistrado Jiménez de Parga y Ca- problemas que se plantean en uno u otro caso es
brera, para quien la prisión atenuada de los mili- bien distinta. Respecto de la expulsión no volun-
tares no es la prisión provisional del art. 17.4 C.E. taria, la S.T.C. 242/1994 ha declarado que «no se
Caso: «Perote») · concibe como modalidad de ejercicio del ius pu-
niendi del Estado frente a un hecho legalmente ti-
pificado como delito, sino como medida frente a
una conducta incorrecta del extranjero que el Es-
LEY 42/19881 DE 28 DE DICIEMBRE, tado en el que legalmente reside puede imponerle
DE DONACIUN Y UTILIZACIÓN DE en el marco de una política criminal, vinculada a
EMBRIONES Y FETOS HUMANOS una política de extranjería, que a aquél incumbe
O DE SUS CÉLULAS, TEJIDOS legítimamente diseñar», precisando más adelante
Y ÓRGANOS que «no se trata de una pena, pero indiscutible-
mente puede llegar a ser, de no aceptarse por el
(S.T.C. 212/1996, 19 dic., 5 a 10. Los Diputados afectado, una medida restrictiva de los derechos
del Grupo Parlamentario Popular consideran que de los extranjeros que se encuentran residiendo le-
la Ley 42/1988, contradice los artículos 9, 10, 15, gítimamente en España, en este caso, del derecho
25, 53 y 81 de la C.E. El T.C. estima parcialmente de permanecer en nuestro país, cuya relevancia
el recurso de inconstitucionalidad y, en conse- constitucional se ha afirmado en la jurisprudencia
cuencia: a) Declara que el inciso «O de conformi- de este Tribunal» (fundamento jurídico 2.º).
dad con las disposiciones normativas vigentes» de Ahora bien, cuando la expulsión la solicita el
su artículo 5.1 sólo es constitucional interpretado afectado, como declaramos en el A.T.C. 33/1997,
en los términos contenidos en el Fundamento Ju- «lo que se está planteando es la concesión de un
rídico 12 de la Sentencia, es decir, el precepto es beneficio consistente en eludir la privación de li-
constitucional en la medida en que las «disposi- bertad personal, al adquirir esta consecuencia una
ciones normativas vigentes» del artículo 5.1 de la evidente prevalencia sobre la limitación consis-
Ley 42/1988 no aluden sino al referido, y aún vi- tente en la privación de la libertad de circulación
gente, artículo 417 bis del derogado Código Penal. por el territorio nacional» (fundamento jurídico
b) Declara la inconstitucionalidad o nulidad del 2. 0 ). Ciertamente, en la resolución que se impugna
inciso «con las adaptaciones que requiera la ma- se decidía acerca de la libertad del demandante,
teria» de su artículo 9.1. c) Desestima el recurso pero también debe tenerse en cuenta que, como
en todo lo demás. Hay un voto particular que for- igualmente declaramos en el A.T.C. 33/1997, «no
mula el Magistrado Gabaldón López para quien la cabe, en efecto, hablar de un derecho fundamen-
sentencia debió pronunciar la inconstitucionali- tal a la aplicación de la sustitución de la pena por
dad de la totalidad de la Ley, en cuanto ésta no se expulsión prevista en el artículo 21.2 de la Ley Or-
elaboró en forma de Ley Orgánica) gánica 7/1985, sino que se trata de una medida
que, además del cumplimiento de los requisitos
mínimos establecidos en la Ley (condena por deli-
to menos grave, aseguramiento de las responsabi-
LEY ORGÁNICA 711985, DE 1 DE JULIO, lidades civiles), exige una valoración del Juez,
DE DERECHOS Y DEBERES dada su configuración legal, que ha de realizar
DE LOS EXTRANJEROS EN ESPAÑA una ponderada interpretación del conjunto del or-
denamiento y de los valores defendidos en la
ARTÍCULO 21.1 (SALIDAS DEL Constitución, y que, ni está obligado a otorgarla,
TERRITORIO ESPAÑOL) ni sujeto a una interpretación favorable en virtud,
exclusivamente, del principio pro libertate». Y es
Expulsión de extranjeros del territorio nacional. que el artículo 17 C.E., como ya se dijera en rela-
«Abordando ya el análisis de esta institución, se ción con la remisión condicional, «no impone a
hace necesario, en primer lugar, distinguir entre, los Jueces y Tribunales que integran el Poder Ju-
de una parte, la expulsión a instancia del interesa- dicial una especial obligación de benevolencia, ni
do, en la que éste manifiesta su deseo y voluntad les otorga facultades para resolver en equidad al
de que se le sustituya la pena por esa otra medida, margen de la Ley ni, en particular, les obliga a
y, de otra, la expulsión de oficio, decretada al mar- conceder (el beneficio solicitado)».
gen de la voluntad del afectado pues fácilmente se (S.T.C. 203/1997, 25 nov., 3. El T.C. otorga par-
aprecia que la relevancia constitucional de los cialmente el amparo) •

120
Jurisprudencia Constitucional

•••

ARTÍCULO 18.1 (DERECHO AL HONOR) "Hitler=SS" donde se ataca el honor del pueblo ju-
dío y de todos sus integrantes que sufrieron los
Las personas jurídicas como titulares del horrores de los campos de concentración, quie-
derecho al honor. nes, como los miembros de las Asociaciones de-
"El hecho de que la Sala l.ª del Tribunal Supre- nunciantes y querellantes, se sintieron vejados
mo admitiese, en la Sentencia cuya impugnación con dicha publicación. El T.C. desestima el recur-
ahora se formula, que las personas jurídicas pue- so de amparo)
den ser titulares del derecho al honor no supone,
como pretenden los recurrentes, el establecimien- Ponderación de los derechos en juego.
to de un límite ilegítimo al derecho de informa- "El análisis para sopesar los derechos en tensión
ción, sino, por el ¡:;ontrario, una interpretación ha de hacerse atendiendo a las circunstancias con-
constitucionalmente adecuada del alcance subjeti- currentes en cada caso, con una panoplia de crite-
vo del derecho al honor que reconoce el artículo rios convergentes entre ellos, por lo que al caso
18.1 de la Constitución." respecta, el tipo de libertad ejercitada, el interés
(S.T.C. 183/1995, de 11 de diciembre, 2. Caso general de la información y la conducta pública o
"Luxury". El T.C. deniega el amparo solicitado) privada del ofendido.
La vía de amparo no ya permita sino imponga,
en esta sede, el revisar la ponderación de los dere-
ARTÍCULO 18.1 (DERECHO chos colindantes hecha por el juzgador, desde la
A LA INTIMIDAD) sola perspectiva de la Constitución y limitando
nuestro enjuiciamiento a la finalidad de preservar
La convivencia de dos internos en la mis- o restablecer el derecho fundamental en peligro o
ma celda no afecta al contenido del derecho ya lesionado."
a la intimidad. (S.T.C. 176/1995, 11 dic., 4. Caso "Hitler=SS". El
"No puede apreciarse la denunciada vulnera- T.C. desestima el recurso de amparo)
ción del derecho a la intimidad (art. 181.C.E.),
pues si bien es cierto que tanto el artículo 19 .1 Prevalencia del derecho al honor.
L.O.G.P. como el artículo 15 del Reglamento Peni- Libertad de expresión e información que
tenciario establecen con carácter general que cada trasgreden el ámbito constitucionalmente
interno ocupará una celda individual, asimismo protegido.
admiten la posibilidad de convivencia de varios "La apología de los verdugos, glorificando su
internos en la misma celda por insuficiencia tem- imagen y justificando sus hechos, a costa de la hu-
poral de alojamiento u otras razones, sin que por millación de sus víctimas no cabe en la libertad de
ello hayan de considerarse vulnerados los mencio- expresión como valor fundamental del sistema de-
nados preceptos de la legislación penitenciaria, mocrático que proclama nuestra Constitución."
que no consagran un derecho subjetivo a habita- (S.T.C. 176/1995, 11 dic., 5. Caso "Hitler=SS". El
ción o celda individual, tal y como parece preten- T.C. desestima el recurso de amparo)
der el recurrente."
(S.T.C. 195/1995, 19 dic., 3. El T.C. estima par- Ejercicio de la libertad de expresión e in-
cialmente el recurso de amparo) formación que opera como causa excluyente
de la tipicidad.
"El interés público de las noticias es patente en
ARTÍCULOS 18.1 y 20.1.a) y d) el caso de autos. No puede olvidarse que nos en-
(DERECHO AL HONOR Y LIBERTAD DE contramos en el seno de una controversia política,
EXPRESIÓN E INFORMACIÓN) en la que el portavoz de uno de los grupos de la
oposición ejerce legítimamente su derecho de crí-
El honor como concepto jurídico indeter- tica respecto de las actuaciones del grupo político
minado. en el poder municipal. Los hechos ostentan un in-
"En una primera aproximación no parece ocio- dudable interés público en el ámbito en que se de-
so dejar constancia de que en nuestro ordena- nunciaron. No se trataba de cuestiones persona-
miento no puede encontrarse una definición de tal les, sino que, dentro de la función fiscalizadora
concepto, que resulta así jurídicamente indeter- gue corresponde a la oposición, se hicieron deter-
minado. Hay que buscarla en el lenguaje de todos, minadas imputaciones de hechos en tareas de go-
en el cual suele el pueblo hablar a su vecino y el bierno, como crítica de la gestión de los asuntos
Diccionario de la Real Academia." municipales en una concreta actuación adminis-
(S.T.C.176/1995, 11dic.,3. Caso "Hitler=SS". Se trativa. En tales casos debe primar las libertades
trata de una publicación en España del álbum de información y de expresión frente a otros bie-

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nes jurídicamente protegidos como es el principio podido dejar, al menos, los "contornos esenciales
de autoridad tutelado penalmente por el desacato, que en la Constitución muestra la figura", labor
sin que con base en dicha figura delictiva se pue- para la cual hemos admitido que, si bien «no pro-
da impedir la publicación de unos hechos veraces cede asumir o reconocer como definitiva ninguna
que, aunque no alcancen las consecuencias delic- de las varias formulaciones legales, doctrinales o
tivas que el recurrente atribuyó a los mismos o ex- jurisprudenciales que de la flagrancia se han dado
cediéndose en sus apreciaciones, sí tienen interés en nuestro ordenamiento» sí resulta inexcusable
informativo para que sea la opinión pública y no «reconocer la arraigada imagen de la flagrancia
sólo el recurrente que actúa desde la oposición po- como situación fáctica en la que el delincuente es
lítica, quien extraiga las consecuencias que de los 'sorprendido' -visto directamente o percibido de
mismos puedan derivarse en relación con la for- otro modo- en el momento de delinquir o en cir-
ma en que en un asunto concreto se ha desarro- cunstancias inmediatas a la perpetración del ilíci-
llado la gestión municipal." to», declaración ésta de la que hemos inferido que
(S.T.C. 19/1996, 12 feb., 1 a 4.c Caso: "El Día 16 tales «connotaciones de la flagrancia (evidencia
de Baleares". El T.C. estima el recurso de amparo. del delito y urgencia de la intervención policial)
Se trata en este caso de presuntas irregularidades están presentes en el concepto inscrito en el artícu-
cometidas por el Alcalde y el Teniente de Alcalde lo 18.2 de la norma fundamental»."
en la adjudicación de una obra municipal) (S.T.C. 94/1996, 28 may., 4. El T.C. desestima el
recurso de amparo al no albergar ninguna duda
de que la entrada y registro que efectuaron los
ARTÍCULOS 18.1y20.1.d) (DERECHO AL agentes de la policía, y en el que aprehendieron di-
HONOR Y LIBERTAD DE INFORMACIÓN) versas cantidades de droga y dinero en metálico,
respondió a la existencia de una situación de «fla-
Correcto juicio de ponderación de los de- grancia delictiva» constitucionalmente admisible)
rechos en conflicto.
Prevalencia del derecho al honor sobre la Elementos determinantes de la flagrancia
hase del conocimiento previo del informa- delictiva.
dor de la falsedad de la información. "La entrada y registro policial en un domicilio
"Cuando se formula contra una persona privada sin previa autorización judicial y sin que medie el
una imputación tan grave y que afecta tan pro- consentimiento expreso de su titular únicamente
fundamente a su prestigio personal y profesional es admisible desde el punto de vista constitucional
como la vertida en el artículo analizado, no basta (art. 18.2 C.E.) cuando dicha injerencia se pro-
con una simple referencia a la declaración de los duzca ante el conocimiento o percepción evidente
padres afectados y la cita de una frase aislada del de que en dicho domicilio se está cometiendo un
médico y otra del Juez que tan sólo indirectamen- delito, y siempre que la intervención policial re-
te se relaciona con la veracidad de la información. sulte urgente para impedir su consumación, dete-
No existe, pues, suficiente correspondencia entre ner a la persona supuestamente responsable del
los datos de los que se informa y las tajantes y gra- mismo, proteger a la víctima o, por último, para
ves conclusiones de que los mismos pretenden in- evitar la desaparición de los efectos o instrumen-
ferirse con la imputación de acciones delictivas. tos del delito."
Las circunstancias del caso obligaban al periodis- (S.T.C. 94/1996, 28 may., 4. El T.C. desestima el
ta a la búsqueda de nuevos datos que pudieran co- recurso de amparo al apreciar que la entrada y re-
rroborar su tesis, o a transformar el contenido de gistro realizada por la policía en el domicilio de la
la noticia y convertir lo que finalmente constituyó demandante, y en el que aprehendieron diversas
el relato de un hecho delictivo en la constatación cantidades de dinero en metálico, vulnerase su
de una denuncia sobre el mismo y de su devenir derecho fundamental a la inviolabilidad del do-
judicial." micilio)
(S.T.C. 28/1996, 26 feb., S. Caso: "Niños entre de-
lincuentes". El T.C. desestima el recurso de amparo)
ARTÍCULO 18.3 (DERECHO AL SECRETO
DE LAS COMUNICACIONES)
ARTÍCULO 18.2 (INVIOLABILIDAD
DE DOMICILIO) Prórroga de intervención telefónica que
no respeta las exigencias constitucionales
Concepto de "delito flagrante". por carecer de motivación.
"Aunque este Tribunal no haya definido el con- "Las Sentencias impugnadas, en cuanto otor-
cepto constitucional de «delito flagrante», sí ha gan validez a la providencia que concedió la pró-

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Jurisprudencia Constitucional

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rroga, vm1eron a desconocer las exigencias de que expone, mediante las oportunas averiguacio-
motivación que resultan necesarias conforme a la nes debidamente contrastadas, y empleando la di-
reiterada doctrina de este Tribunal respecto de las ligencia media exigible a un profesional."
garantías necesarias para la válida restricción de (S.T.C. 183/1995, 11 dic., 3. Caso: "Luxury". El
un derecho fundamental. En definitiva, la inter- T.C. deniega el amparo solicitado)
vención telefónica así practicada, esto es, sin las
garantías exigibles de autorización judicial espe- Veracidad de la información.
cífica y razonada, determinó que la intervención Deber de diligencia del informador.
realizada a partir de la prórroga no puede consi- "Cuando la Constitución requiere que la infor-
derarse válida." mación sea «veraz» no está tanto privando de
(S.T.C. 181/1995, 11 dic., 6. El T.C. estima el re- protección a las ·informaciones que puedan re-
curso de amparo) sultar erróneas -o sencillamente no probadas en
juicio- cuando estableciendo un específico deber
Doctrina general sobre su limitación y exi- de diligencia sobre el informador, a quien se le
gencias constitucionales. puede y debe exigir que lo que transmita como
"El derecho al secreto de las comunicaciones «hechos» haya sido objeto de previo contraste
sólo puede ser limitado mediante una resolución con datos objetivos, privándose, así, de la garan-
suficientemente motivada. La existencia de un tía constitucional a quien, defraudando el dere-
mandamiento judicial autorizando la interven- cho de todos a la información, actúe con menos-
ción, junto con la estricta observancia del princi- precio de la veracidad o falsedad de lo comuni-
pio de proporcionalidad en la ejecución de esta di- cado."
ligencia de investigación, constituyen exigencias (S.T.C. 28/1996, 26 feb., 3. Caso: "Niños entre
constitucionalmente inexcusables que afectan al delincuentes". El T.C. desestima el recurso de am-
núcleo. esencial
. ,, del derecho al secreto de las co- paro)
mumcac1ones.
(S.T.C. 4911996, 26 mar., 3. El T.C. otorga el am- Libertad de información y derecho al ho-
paro solicitado al constatar que al amparo de una nor.
autorización judicial para la investigación de un El derecho a la libertad de información no
presunto delito contra la salud pública mediante puede prevalecer sobre el descubrimiento y
la intervención del teléfono de una determinada revelación de secretos.
persona, se estuvo investigando durante un largo "La vía de amparo no permite sino impone, en
período de tiempo a otras personas mediante la esta sede, el revisar la ponderación de los dere-
intervención de sus conversaciones telefónicas, chos colindantes hecha por el juzgador, desde la
sin poner en conocimiento del Juez que autorizó sola perspectiva de la Constitución y limitando
la primera intervención telefónica los nuevos he- nuestro enjuiciamiento a la finalidad de preservar
chos descubiertos, presuntamente constitutivos o restablecer el derecho fundamental en peligro o
de delito de cohecho, ocultando la policía igual- ya lesionado (?rt. 41.3 L.O.T.C.)."
mente, a los sucesivos Jueces que intervinieron, (S.T.C. 34/1996, 11 mar., 4. El T.C. desestima el
estos hechos y la fuente de conocimiento de los recurso de amparo)
mismos)
Interpretación del término "veraz".
Derecho fundamental a la inviolabilidad (S.T.C. 52/1996, 26 mar., 2. Caso: "Los construc-
de las comunicaciones. tores de CEFRUCA y el intento de chantaje". El
(S.T.C. 54/1996, 26 mar., 8. El T.C. otorga par- T.C. desestima el recurso de amparo)
cialmente el amparo)
Concepto de "deber de diligencia del in-
formador".
ARTÍCULO 20.1.d) (LIBERTAD "Deber de diligencia que la jurisprudencia cons-
DE INFORMACIÓN) titucional ha ido dotando de unas pautas para su
concreción en las que se combinan dos criterios
Información inveraz. distintos: por un lado, el carácter de la informa-
"Reiteradamente ha declarado este Tribunal que ción publicada; de otro, la concreta conducta del
la exigencia constitucional de la veracidad de la sujeto informador en relación con la fuente de la
información, a que se refiere el artículo 20.1.d) información."
C.E., significa que el informador tiene un especial (S.T.C. 52/1996, 26 mar., 2. Caso: "Los construc-
deber de contrastar las fuentes de la información tores de CEFRUCA y el intento de chantaje". El
en orden a comprobar la veracidad de los hechos T.C. desestima el recurso de amparo)

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Doctrina constitucional sobre el llamado cho a la prueba (SS.T.C. 150/1988, 9/1989,


"reportaje neutral". 26/1989, 33/1989, entre otras) afirmándose que
(S.T.C. 52/1996, 26 mar., 3 y 5. Caso: "Los cons- podrá sustentarse el amparo en una denegación
tructores de CEFRUCA y el intento de chantaje." de prueba que haya provocado indefensión."
El T.C. desestima el recurso de amparo al no con- (S.T.C. 25/1996, 13 feb., 4. El T.C. estima el am-
figurarse el presente caso como de reportaje neu- paro solicitado)
tral, en el que el periodista se limita a dar cuenta
de declaraciones o afirmaciones de un tercero, Omisión del trámite de audiencia al incul-
sino ante un artículo periodístico cuya autoría pado que no vulnera el derecho de defensa
debe atribuirse al periodista que la redacta y que del mismo.
asume una determinada versión de unos hechos "Tiene declarado este Tribunal, con reiteración,
con base en una determinada fuente, la conversa- que para que una irregularidad procesal integre el
ción telefónica grabada en una cinta magnetofó- concepto constitucional de indefensión es preciso
nica, que hace llegar a la información pública) que se alcance un efecto material de efectiva inde-
fensión, que se vea realmente impedido, como efec-
Falta de deber de diligencia connatural a to de la irregularidad procesal, el ejercicio del dere-
una información veraz. cho de defensa (SS.T.C. 98/1987, 145/1990,
(S.T.C. 52/1996, 26 mar., 8. Caso: "Los construc- 106/1993, 367/1993 y 15/1995, entre otras muchas)."
tores de CEFRUCA y el intento de chantaje." El (S.T.C. 37/1996, 11 mar., 2. El T.C. otorga el am-
T.C. desestima el recurso de amparo) paro solicitado)

Indefensión nacida de una defectuosa no-


ARTÍCULO 24.1 (DERECHO A LA DEFENSA) tificación.
(S.T.C. 82/1996, de 20 de mayo, 3 y 5. El T.C. es-
Sentencia dictada inaudita parte. tima el recurso de amparo y reitera su doctrina ya
Error del órgano judicial que vulnera el consolidada acerca de que si no se cita a una de
derecho a la tutela judicial efectiva sin in- las partes o su citación es deficiente, y no se per-
defensión. sona, se produce una indefensión, con vulnera-
"No cabe duda de que el demandante de amparo ción de los principios de contradicción e igualdad
fue condenado en apelación por la Audiencia Pro- entre las partes)
vincial de Palma de Mallorca sin que, por el error
padecido en las notificaciones, pudiera oponerse a
las razones que sustentaban el recurso contrario. ARTÍCULO 24.1 (DERECHO A LA TUTELA
Quedó así sin posibilidad de ejercer la defensa, sin JUDICIAL EFECTIVA)
negligencia que le sea imputable, y ello le deparó un
perjuicio material indudable, sin que exista traza al- Derecho de acceso a los recursos.
guna de que pudiera tener conocimiento por otros "Cuando se deniegue el acceso al recurso de for-
medios de la presentación del recurso contrario." ma inmotivada, manifiestamente arbitraria o sea
(S.T.C. 178/1995, 11 dic., 1 y 3. El T.C. estima el consecuencia de un error patente, existe una le-
recurso de amparo) sión constitucionalmente relevante del citado de-
recho fundamental, siendo sólo entonces posible
la revisión de la decisión judicial en esta sede."
ARTÍCULO 24.1 (DERECHO A LA NO (S.T.C. 179/1995, 11 dic., 2. El T.C. deniega el
INDEFENSIÓN) amparo solicitado)

Citación irregular que produce indefen- El derecho a la tutela judicial efectiva su-
sión material. pone obtener una decisión judicial con-
"La citación, en definitiva, no cumple sus obje- gruente con la pretensión deducida y funda-
tivos cuando por causa ajena al destinatario, no da en Derecho.
llega a su conocimiento." (S.T.C. 182/1995, 11 dic., 2. El T.C. deniega el
(S.T.C. 25/1996, 13 feb., 2. El T.C. estima el am- amparo solicitado)
paro solicitado)
Responsabilidad civil subsidiaria y res-
La denegación de pruebas puede provocar ponsabilidad civil directa.
indefensión. Ambos tipos de responsabilidades sólo
"Es constante la doctrina de este Tribunal con pueden fundar pretensiones distintas y es
relación al artículo 24.2, concretamente del dere- inapropiada su equiparación.

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"Tampoco cabe justificar por el principio iura cretas o no se haya dado una respuesta pormeno-
novit curia el que, pretendida por la víctima del rizada, siempre que se resuelvan las pretensiones
accidente la condena como responsable civil sub- formuladas."
sidiario de la recurrente en amparo, el órgano juz- (S.T.C. 195/1995, 19 dic., 6. El T.C. estima par-
gador decida condenarla como responsable civil cialmente el recurso de amparo)
directa, pues ambos tipos de responsabilidades
sólo pueden fundar pretensiones distintas y, con- Efectos en el proceso penal de una cues·
siguientemente, es inapropiada su equiparación." tión prejudicial devolutiva.
(S.T.C. 189/1995, 18 dic., 4. El T.C. otorga el am- "Cuando el ordenamiento jurídico impone la ne-
paro solicitado) cesidad de deferir al conocimiento de otro orden
jurisdiccional una cuestión prejudicial, máxime
La absoluta falta de motivación vulnera el cuando del conocimiento de esta cuestión por el
derecho a la obtención de la tutela judicial Tribunal competente pueda derivarse la limita-
efectiva. ción del derecho a la libertad, el apartamiento ar-
"La motivación de las Sentencias es una conse- bitrario de esta previsión legal del que resulte una
cuencia necesaria de la propia función judicial y contradicción entre dos resoluciones judiciales,
de su vinculación a la Ley, existiendo un derecho de forma que unos mismos hechos existan y dejen
del justiciable a exigirla, al objeto de poder con- de existir respectivamente en cada una de ellas, in-
trastar su razonabilidad para ejercitar, en su caso, curre en vulneración del derecho fundamental a la
los recursos judiciales y, en último término, para tutela judicial efectiva, por cuanto la resolución
oponerse a las decisiones arbitrarias que resulten judicial así adoptada no puede considerarse como
lesivas del derecho a la tutela judicial efectiva." una resolución razonada, fundada en Derecho y
(S.T.C. 19111995, 18 dic., 2. El T.C. otorga el am- no arbitraria, contenidos éstos esenciales del de-
paro solicitado) recho fundamental reconocido en el artículo 24. l
C.E.
La incongruencia en las decisiones judi- La aplicación de la anterior doctrina a la resolu-
ciales puede llevar a vulnerar el derecho a la ción enjuiciada la convierte en arbitraria y, por
tutela judicial efectiva. ende, en contraria al derecho a la tutela del artícu-
"Para que la incongruencia -y más en concreto, lo 24.1 C.E."
la llamada incongruencia por extra petitum, que es (S.T.C. 30/1996, 26 feb., 5 y 6. El T.C. otorga el
la que se denuncia en este caso- tenga relevancia amparo solicitado. El Tribunal Constitucional rei-
constitucional se precisa realmente que el desa- tera la misma doctrina en su posterior S.T.C.
juste entre lo resuelto por el órgano judicial y lo 91/1996, de 27 de mayo)
planteado en la demanda o en el recurso sea de tal
entidad que pueda constatarse con claridad la Aplicación de agravante que no vulnera el
existencia de indefensión y, por ello, la incon- derecho a la tutela judicial efectiva.
gruencia requiere que el pronunciamiento judicial "El recurrente confunde el valor de lo defrauda-
recaiga sobre un tema que no esté incluido en las do, auténtic--0 sustrato de la agravación, con el
pretensiones procesales, de tal modo que haya im- montante indemnizatorio definitivamente fijado
pedido a las partes la posibilidad de efectuar las por la Sentencia dictada en sede de casación, que
alegaciones pertinentes en defensa de sus intere- no tiene por qué coincidir con aquél. Se trata, en
i ses relacionados con lo decidido." efecto, de dos conceptos distintos, pues mientras
\ (S.T.C. 19111995, 18 dic., 3. El T.C. otorga el am- el primero de ellos, denominado perjuicio típico,
paro solicitado) consiste en la diferencia de valor existente entre lo
que se recibe y lo que se entrega en concepto de
· Doctrina general sobre la incongruencia contraprestación, el perjuicio civilmente indemni-
o misiva. zable no es sino la efectiva disminución patrimo-
"La incongruencia omisiva es un vicio procesal nial ocasionada, la cual podrá ser mayor que la
consistente en omitir respuesta judicial a las pre- cuantía de lo defraudado, si a consecuencia de la
tensiones de la parte adecuadamente planteadas, defraudación se ha tenido que incurrir en otros
lo que constituiría una vulneración de aquel dere- gastos, o menor, lo que sucederá en todos aquellos
·\
'i
cho fundamental, vulneración que, no obstante, a casos en los que, con anterioridad al fallo, se haya
l
la luz de la más reciente jurisprudencia constitu- procedido a la restitución total o parcial de las
cional sobre el tema, no cabe apreciar cuando el cantidades defraudadas o a la devolución de las
•· silencio judicial pueda razonablemente interpre- cosas fraudulentamente obtenidas, sin que ello
1,: :.
tarse como una desestimación implícita, aunque obste, desde luego, a que el delito de estafa se en-
no se haya pronunciado sobre las alegaciones con- tienda consumado."

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ceso otras pruebas de cargo válidamente practica- rango reglamentario, se había promulgado antes
das, no derivadas directa o indirectamente de la de la entrada en vigor de la Constitución, y en esas
misma, de las que se dedujo la participación del circunstancias no era posible exigir con carácter
recurrente en los hechos por los que se emitió el retroactivo la exigencia de la reserva de ley.''
pronunciamiento condenatorio) (S.T.C. 24/1996, 13 feb., 3. El T.C. deniega el am-
paro solicitado)

ARTÍCULO 24.2 (DERECHO A UN La interpretación de los tipos penales es


PROCESO CON TODAS LAS GARANTÍAS) una cuestión de mera legalidad.
Inexistencia de interpretación extensiva o
Omisión judicial de prueba de identidad. in malam partem.
"Uno de los presupuestos más elementales que "El órgano judicial siguió un criterio interpreta-
integran el proceso penal está necesariamente tivo lógico, minucioso y fundado, que encuentra
constituido por la certeza de la identidad de la además su aval en la normativa de las Comunida-
persona objeto de acusación, ya que si ella falta o des Europeas, concretamente en la Directiva nú-
es dudosa, toda la estructura procedimental se mero 78/687/C.E.E., de 25 de julio de 1978, que es-
viene abajo, puesto que se puede alcanzar la con- tableció los criterios mínimos relativos tanto al
vicción legítima de que un determinado hecho pu- acceso a la formación especializada de Odontólo-
nible se produjo, pero ello no supondría la deter- go, como a su duración mínima, a sus modalida-
minación de la identidad de quien fue en concre- des de enseñanza y al lugar en el que ésta deba
to la persona física que lo llevó a cabo." efectuarse, así como el control del que deba ser
(S.T.C. 93/1996, 28 may., 3 y 6. El T.C. otorga el objeto y que sirvió para inspirar, entre otras nor-
amparo solicitado) mas, la citada Ley 10/1986, de 17 de marzo."
(S.T.C. 24/1996, 13 feb., 6. El T.C. deniega eI am-
paro solicitado por la recurrente al carecer de tí-
ARTÍCULO 25.1 (PRINCIPIO DE tulo que la habilite para el ejercicio de la profesión
LEGALIDAD PENAL) de odontólogo)

El principio de legalidad comprende una Interpretación del artículo 497 bis del C.P.
doble garantía: predeterminación normativa conforme al principio de legalidad penal.
y norma de adecuado rango. "El Juez y la Audiencia han llegado a la conclu-
(S.T.C. 24/1996, 13 feb., 2. El T.C. deniega el am- sión de, que el artículo 497 bis C.P. castiga la inter-
paro solicitado) ceptación de las comunicaciones telefónicas mante-
nidas mediante cable tanto como las inalámbricas.
Constitucionalidad de las leyes penales en Es claro que no se ha producido una extensión
blanco. analógica del tipo delictivo en demérito del prin-
"Una vez que hemos aceptado la posibilidad teó- cipio de lt::galidad penal, sino que tanto el juez
rica de completar el tipo penal mediante la invo- como la Sala se han atenido a su texto, respetan-
cación y aplicación de normas contenidas en otros do así la voluntad del legislador."
textos, y comprobar que los requisitos jurispru- (S.T.C. 34/1996, 11 mar., 5. El T.C. desestima el
denciales a los que acabamos de referirnos concu- recurso de amparo)
rren sobradamente en este caso, la siguiente cues-
tión a la que debe darse respuesta es la que de Principio de legalidad penal y delito de
modo específico plantea el recurrente en su de- aborto.
manda, y que viene a recordar el planteamiento "El precepto transcrito (417 bis. l.ª C.P.) no impi-
que se hizo en la S.T.C. 111/1983. Se trata, en de- de en modo alguno la continuación del juicio, sino
finitiva, de examinar si se ha producido una in- que, por el contrario, requiere necesariamente su
fracción del artículo 25.1 de la C.E. por haberse continuación para que en él se dilucide si concurren
aplicado una norma penal en blanco cuyo com- o no las circunstancias previstas para que el aborto
plemento es una disposición nula por ser opuesta no sea punible. Y si no concurren tales circuns-
a los artículos 35 y 36 de la C.E. que exigen que tancias, como en este caso apreciaron los órganos
sea una norma con rango de ley la que regule el judiciales sin que pueda este Tribunal resolver esa
ejercicio de profesiones tituladas. apreciación (arts. 117 .3 C.E. y 44.1.d) L.O.T.C.), la
En aquel caso (S.T.C. 111/1983) se llegó a la con- conclusión condenatoria a la que llegan las reso-
clusión de que ninguna violación del citado pre- luciones impugnadas no incide, en absoluto, en la
cepto se había producido, pues aunque la norma infracción del principio de legalidad penal que con-
de complemento aplicada era efectivamente de sagra el artículo 25.1 de la Constitución."

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Jurisprudencia Constitucional

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(S.T.C. 36/1996, 11 mar., 8. El T.C. desestima el por una concreta función de la pena en el Derecho
recurso de amparo) penal»."
(S.T.C. 55/1996, 28 mar., 4. El T.C. desestima las
Principio de legalidad penal y delito de cuestiones de inconstitucionalidad. La misma
usurpación de funciones. doctrina la reitera el Tribunal Constitucional en su
(S.T.C. 50/1996, 26 mar. Vid. texto en reseña al posterior S.T.C. 88/1996, de 23 de mayo)
art. 321 C.P.)

11. LEY ORGÁNICA DEL TRIBUNAL


ARTÍCULO 25.• 2 (DERECHOS CONSTITUCIONAL
FUNDAMENTALES DE LOS RECLUSOS)

Relación especial de sujeción. ARTÍCULOS 44.1.a) y 50.1.a) (RECURSO


"Las relaciones jurídicas que, con ocasión del DE AMPARO)
internamiento en un centro penitenciario, se esta-
blecen entre las personas recluidas en el mismo y Falta de agotamiento de la vía judicial pre-
la Administración Penitenciaria tienen naturaleza via para recurrir en amparo.
de relación especial de sujeción." "Este Tribunal viene señalando al respecto en
(S.T.C. 35/1996, 11 mar., 2. El T.C. desestima el reiterada y constante doctrina que no puede esti-
recurso de amparo) marse cumplido el requisito de agotamiento de la
vía judicial previa que establece el citado precepto
de la L.O.T.C., cuando la queja se deduce frente a
ARTÍCULO 25.2 (REINSERCIÓN SOCIAL resoluciones judiciales dictadas en el seno de un
DE PENADOS) proceso penal que no ha finalizado y que se en-
cuentra aún en la fase instructora, pues es necesa-
La Constitución española no erige a la pre· rio, en el respeto a la naturaleza subsidiaria pro-
vención especial como única finalidad de la pia del recurso de amparo, plantear dicha cues-
pena. tión y dar posibilidad a los órganos judiciales de
Sanción penal por negativa a realizar la pronunciarse sobre tales vulneraciones antes de
prestación social sustitutoria. acudir en petición de amparo ante este Tribunal."
"El planteamiento de los órganos cuestionantes (S.T.C. 63/1996, 16 abr., 2. El T.C. inadmite el am-
es, en este punto, inatendible. En primer lugar, paro solicitado. Hay un voto particular que formu-
porque no se argumenta, ni este Tribunal consta- la el Magistrado Jiménez de Parga y Cabrera, al que
ta, la concurrencia del presupuesto en el que se se adhiere el Magistrado Gimeno Sendra, para
funda, cual es la supuesta exclusividad de la fina- quienes ante la posible conculcación grave de dere-
lidad retributiva de la pena cuestionada. No se ex- chos fundamentales cuya preservación se ha frus-
plican las razones que contrariarían la evidencia trado en la vía judicial, el recurso de amparo debe
de que este tipo de sanción despliega efectos pre- ser admitido, sin aguardar el agotamiento de todos
ventivos y de que dichos efectos forman parte de los recursos utilizables ante Jueces y Tribunales)
la intención legislativa; tampoco, por otro lado,
parece suficiente el solo argumento relativo a la
irrepetibilidad del mismo tipo de comportamien- ARTÍCULO 44.1.c) (INVOCACIÓN
to para negar la finalidad rehabilitadora de la FORMAL EN EL PROCESO DEL DERECHO
pena. Dicho argumento, unido al que defiende el VULNERADO)
monopolio de esta finalidad punitiva, conduciría
a la insostenible consecuencia de la ilegitimidad La previa invocación formal del derecho
de toda pena frente a hechos que, por su naturale- fundamental alegado como mecanismo esen·
za o por sus circunstancias, no admitan reitera- cial para la articulación entre la jurisdicción
ción. Por lo demás, en segundo lugar, debe recor- ordinaria y la jurisdicción constitucional.
darse la doctrina de este Tribunal relativa a que la (S.T.C. 182/1995, 11 dic., l. El T.C. deniega el
Constitución no «erige a la prevención especial amparo solicitado)
como única finalidad de la pena; el artículo 25.2
C.E. no resuelve sobre la cuestión referida alma- Dicha exigencia ha de ser interpretada con
yor o menor ajustamiento de los posibles fines de flexibilidad respecto a la forma de realizar·
la pena al sistema de valores de la Constitución ni, se la invocación.
desde luego, de entre los posibles -prevención es- (S.T.C. 195/1995, 19 dic., 2. El T.C. estima par-
pecial, retribución, reinserción, etc.- ha optado cialmente el recurso de amparo)

109
Jurisprudencia Constitucional

~~~
Julio-diciembre 1996

Luis Arroyo Zapatero Catedrático de Derecho Penal


de la Universidad de Castilla-La Mancha
Rosario de Vicente Martínez Profesora Titular de Derecho Penal
de la Universidad de Castilla-La Mancha

SUMARIO S.T.C. 151/1996, 30 de septiembre, Sala 2.ª (B.O.E.


5 de noviembre). Ponente: Vives Antón.
l. Constitución española S.T.C. 156/1996, 14 de octubre, Sala 2.ª (B.O.E. 5
II. Ley Orgánica del Tribunal Constitucional de noviembre). Ponente: Vives Antón.
III. Código Penal S.T.C. 158/1996, 15 de octubre, Sala l.ª (B.O.E. 5
IV. Ley de Enjuiciamiento Criminal de noviembre). Ponente: Rodríguez Bereijo.
V. Legislación especial S.T.C. 169/1996, 29 de octubre, Sala 2.ª (B.O.E. 3
de diciembre). Ponente: García Manzano.
S.T.C. 170/1996, 29 de octubre, Sala l.ª (B.O.E. 3
RELACIÓN DE SENTENCIAS RESEÑADAS de diciembre). Ponente: Jiménez de Parga y
Cabrera.
S.T.C. 100/1996, 11 de junio, Sala l.ª (B.O.E. 12 de S.T.C. 175/1996, 11 de noviembre, Sala 2.ª (B.O.E.
julio). Ponente: Rodríguez Bereijo. 17 de diciembre). Ponente: García-Mon y Gon-
S.T.C. 102/1996, 11 de junio, Sala l.ª (B.O.E. 12 de zález-Regueral.
julio). Ponente: Delgado Barrios. S.T.C. 177/1996, 11 de noviembre, Sala 2.ª
S.T.C. 112/1996, 24 de junio, Sala 2.ª (B.O.E. 29 de (B.O.E. 17 de diciembre). Ponente: Viver i Pi-
julio). Ponente: Vives Antón. Sunyer.
S.T.C. 119/1996, 8 de julio, Sala 2.ª (B.O.E. 12 de S.T.C. 182/1996, 12 de noviembre, Sala l.ª (B.O.E.
agosto). Ponente: Viver i Pi-Sunyer. 17 de diciembre). Ponente: Jiménez de Parga y
S.T.C. 127/1996, 9 de julio, Sala l.ª (B.O.E. 12 de Cabrera.
agosto). Ponente: Jiménez de Parga y Cabrera.
S.T.C. 128/1996, 9 de julio, Sala l.ª (B.O.E. 12 de
agosto). Ponente: Gimeno Sendra.
S.T.C. 129/1996, 9 de julio, Sala l.ª (B.O.E. 12 de PRECEPTOS LEGALES INTERPRETADOS
agosto). Ponente: Ruiz Vadillo. EN LAS SENTENCIAS RESEÑADAS
S.T.C. 130/1996, 9 de julio, Sala l.ª (B.O.E. 12 de
agosto). Ponente: Ruiz Vadillo. C.E.: Arts. 14, 16.1, 17.1, 18.3, 24.1y2, 25.1, 2 y 3,
S.T.C. 143/1996, 16 de septiembre, Sala 2.ª (B.O.E. 120.3. L.O.T.C.: Art. 44.1.c).
21 de octubre). Ponente: Viver i Pi-Sunyer. C.P.: Arts. 70, 452 bis d) l.º, 600.
S.T.C. 144/1996, 16 de septiembre, Sala 2.ª (B.O.E. L.E.Crim.: Art. 504.
21 de octubre). Ponente: Viver i Pi-Sunyer. L.O.G.P.: Arts. 51, 51.5, 76.2.d).
S.T.C. 148/1996, 25 de septiembre, Sala 1.ª (B.O.E. 21 Reglamento Penitenciario de 1981: Art. 130.1.e),
de octubre). Ponente: Jiménez de Parga y Cabrera. 254.
S.T.C. 150/1996, 30 de septiembre, Sala 2.ª L.O. 7/1985, de 1 de julio, sobre derechos y li-
(B.O.E. 5 de noviembre). Ponente: González bertades de los extranjeros en España: Art.
Campos. 26.2.

113
Revista Penal
Julio-diciembre 1996

l. CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA ARTÍCULO 16.1 (LIBERTAD


RELIGIOSA)
ARTÍCULO 14 (PRINCIPIO DE IGUALDAD) Sobre la vertiente negativa del derecho a
la libertad religiosa.
La desigualdad en la Ley se produce cuan- (S.T.C. 177/1996, 11 nov., 9 a 11. El T.C. desesti-
do la norma distingue de manera irrazona- ma el recurso de amparo)
ble y arbitraria un supuesto específico al
que anuda consecuencias jurídicas determi-
nadas. ARTÍCULO 17.1 (LIBERTAD PERSONAL)
(S.T.C. 129/1996, 9 de julio, 4. El T.C. deniega el
amparo solicitado. Como bien dice el Ministerio La inobservancia de los preceptos penales
Fiscal, es una realidad que existen conductas que respecto al cumplimiento sucesivo o refun-
afectan a la sexualidad de las personas y a la pros- dido de la condena de pérdida de libertad
titución en la prensa, e incluso en medios de in- afecta al derecho a la libertad.
formación, vídeos y películas de contenido porno- (S.T.C. 130/1996,9 jul., 2. El T.C. otorga el am-
gráfico, en que existe un lucro para los que reali- paro solicitado. Vid. la S.T.C. 147/1988, 14 de jul.
zan dicha actividad, pero no es posible afirmar Se trata de un caso en que el incidente de refundi-
fundadamente, con dimensión y trascendencia ción de condena se tramitó a instancia del penado
constitucional, que estas actividades son esencial- sin asistencia letrada, con la sola intervención del
mente idénticas a las castigadas por el artículo Fiscal)
452 bis c) 1 del Código Penal derogado a los efec-
tos de la violación del artículo 14 de la Constitu- Prolongación indebida de prisión provisio-
ción. Si el legislador no las castiga, es que en- nal.
cuentra que son diferentes a la tercería locativa, y "El derecho a la libertad personal no es un de-
por ello entiende que no atacan de forma igual a recho de pura configuración legal, puesto que en
la moral sexual colectiva, y esta opción del legisla- la determinación de su contenido y desarrollo han
dor no puede recibir censura alguna constitucio- de tenerse en cuenta una serie de principios cons-
nal por considerar que la actividad de favoreci- titucionales no explicitados en la Ley, es evidente
miento lucrativo suponga una mayor perversidad, que la actual regulación legal determina las con-
que las otras acciones con finalidad sexual. El diciones en que procede la privación provisional
Juez no puede dejar de aplicar una norma porque de libertad, por lo que la interpretación judicial de
existan otras conductas que entienda que también tales preceptos puede adquirir relevancia consti-
deban ser castigadas y no lo sean) tucional si desconoce los márgenes establecidos
por la Ley."
Invocación de la lesión del principio de (S.T.C. 158/1996, 15 oct., 2. El T.C. otorga el am-
igualdad ante la Ley manifiestamente caren- paro solicitado)
te de fundamento.
"Respecto a la presunta desigualdad en aplica-
ción de la Ley, no explicita el recurrente con clari- ARTÍCULO 18.3 (DERECHO AL SECRETO
dad y precisión el término de comparación que DE LAS COMUNICACIONES)
conduciría a la afirmación de un tratamiento de-
sigual en supuestos sustancialmente idénticos. Vulneración por la Administración Peni-
Ello conlleva la desestimación de la queja, pues el tenciaria del derecho al secreto de las co-
recurrente, incumpliendo la carga que a él incum- municaciones.
be, no aporta ni expone los datos determinantes Intervención de la correspondencia del pe-
de una identidad sustancial, no sólo desde la ver- nado.
tiente objetiva, sino también de las circunstancias (S.T.C. 127/1996, 9 jul., 4. El T.C. otorga el am-
personales concurrentes en los casos tan genéri- paro solicitado. Como expuso el Ministerio Fiscal:
camente invocados, lo cual resulta decisivo dado "El conocimiento del hecho que origina la sanción
el relevante papel que los datos personales y sub- al penado es de naturaleza ilícita y ex artículos
jetivos juegan en las decisiones sobre prisión pro- 18.3 y 24.2 CE, debe permitir conceder el amparo
visional. Tal imprecisión convierte en imposible solicitado")
todo juicio relevante de igualdad basado en esta
alegación." Relación de sujeción especial.
(S.T.C. 158/1996, 15 oct., 4. El T.C. otorga el am- Intervención de las comunicaciones de un
paro solicitado) recluso.

114
Jurisprudencia Constitucional

•••

La falta o insuficiencia de la motivación (S.T.C. 151/1996, 30 sep., 2. El T.C. otorga el am-


afecta a la propia existencia del supuesto paro solicitado)
habilitante para la suspensión o restricción
del derecho afectado, en este caso del dere·
cho al secreto de las comunicaciones. ARTÍCULO 24.1 (DERECHO A LA TUTELA
(S.T.C.170/1996, 29 oct., 4 a 7. El T.C. otorga el JUDICIAL EFECTIVA)
amparo solicitado. Hay un voto particular que
formula el Magistrado Cruz Villalón quien "com- Legitimidad desde la perspectiva constitu-
partiendo plenamente la doctrina sentada en la cional del instituto de la prejudicialidad no
presente Sentencia, consideró, sin embargo, que devolutiva.
la conclusión a la que se llega hubiera debido ser "Este Tribunal ha reconocido reiteradamente
otra. Concretamente, coincido en que la eventual «la legitimidad desde la perspectiva constitucio-
falta de motivación en una resolución adminis- nal del instituto de la prejudicialidad no devolu-
trativa por la que se acuerda la intervención tiva» (S.S.T.C. 62/1984, 171/1994), pero cuando
de las comunicaciones de un recluso se tradu- el ordenamiento jurídico impone la necesidad de
ce en una vulneración del derecho fundamen- deferir al conocimiento de otro orden jurisdic-
tal al secreto de las comunicaciones (art. 18.3 cional una cuestión perjudicial, máxime cuando
C.E.). del conocimiento de esta cuestión por el Tribunal
Entiendo que la tarea de este Tribunal Constitu- competente pueda derivarse la limitación del de-
cional a la hora de amparar los derechos funda- recho a la libertad, el apartamiento arbitrario de
mentales difícilmente puede consistir en ir deter- esta previsión legal del que resulte una contra-
minando qué precisión adicional consideramos dicción entre dos resoluciones judiciales, de for-
ausente en cada una de las resoluciones adminis- ma que unos mismos hechos existan y dejen de
trativas o judiciales a través de las cuales se da ra- existir respectivamente en cada una de ellas, in-
zón de la adopción de una medida de restricción curre en vulneración del derecho fundamental a
de un derecho fundamental en conexión con el de- la tutela judicial efectiva, por cuanto la resolu-
ber de motivación de tales medidas. Por lo que a ción judicial así adoptada no puede considerarse
esta precisa y concreta garantía se refiere, lo que como una resolución razonada, fundada en De-
fundamentalmente importa, y a ello debe atender recho y no arbitraria, contenidos éstos esenciales
ciertamente este Tribunal, es que el motivo en sí del derecho fundamental reconocido en el artícu-
mismo exista, así como que se encuentre sufi- lo 24.1 C.E."
cientemente exteriorizado") (S.T.C. 102/1996, 11 jun., 3. El T.C. otorga el am-
paro solicitado. Se reitera la doctrina contenida
en las anteriores SS.T.C. 30/1996 y 50/1996)
ARTÍCULO 24.1 (DERECHO
A LA NO INDEFENSIÓN) El derecho a la tutela judicial efectiva
comprende .el derecho a obtener una resolu-
El concepto jurídico-constitucional de in· ción fundada en Derecho.
defensión no tiene por qué coincidir entera· (S.T.C. 112/1996, 24 jun., 2. El T.C. otorga el am-
mente con la figura jurídico-procesal de la paro solicitado)
indefensión.
"En el contexto del artículo 24 de la Constitu- Derecho de acceso a los recursos.
ción la indefensión se caracteriza por suponer una La denegación de acceso al recurso de for·
privación o una limitación del derecho de defensa ma inmotivada, manifiestamente arbitraria
que, si se produce en virtud de concretos actos de o consecuencia de un error patente lesiona
los órganos jurisdiccionales, entraña mengua del el derecho a la tutela judicial efectiva.
derecho de intervenir en el proceso en el que se (S.T.C. 128/1996, 9 jul, 3. El T.C. estima parcial-
ventilan intereses concernientes al sujeto. mente el amparo)
El no haber permitido a los demandantes de
amparo el conocimiento del recurso de apela- Doctrina general acerca del vicio de in·
ción formalizado por el Ministerio Fiscal, ni por congruencia omisiva. .
tanto su impugnación, frente a las nuevas pre- (S.T.C. 128/1996, 9 jul, 11. El T.C. estima par-
tensiones de condena propugnadas ante la Au- cialmente el amparo)
diencia, supone un incumplimiento de los prin-
cipios de contradicción e igualdad de armas que Doctrina general sobre el Derecho a la tu·
deben presidir nuestro proceso penal en todo tela judicial efectiva en relación con la mo·
momento." tivación.

115
Revista Penal
Julio-diciembre 1996
•••

(S.T.C. 158/1996, 15 oct., 3. El T.C. otorga el am- (S.T.C. 128/1996, 9 jul., 8. El T.C. estima parcial-
paro solicitado) mente el recurso de amparo)
Vulneración del derecho a los recursos le- Requisitos que han de concurrir para la
galmente establecidos fuera del ámbito penal. admisión de la prueba propuesta.
La sanción disciplinaria a interno de cen· "De la lectura del escrito del interno cabe de-
tro penitenciario se inscribe en el ámbito de ducir que el verdadero núcleo de sus quejas resi-
las sanciones administrativas. de en la vulneración del derecho a la utilización
(S.T.C. 169/1996, 29 oct., 2. El T.C. estima el re- de los medios de prueba pertinentes, por lo que
curso de amparo) parece oportuno comenzar por el examen de la
misma.
La motivación de las resoluciones judicia· Según doctrina reiterada de este Tribunal, tal
les constituye una exigencia constitucional derecho es «inseparable» del derecho mismo de
que se integra dentro del contenido consti- defensa, y exige que las pruebas pertinentes sean
tucionalmente protegido del derecho a la tu- admitidas y practicadas, sin desconocimiento ni
tela judicial efectiva. obstáculos (por todas, SS.T.C. 30/1986, 147/1987
Motivación suficiente. y 97/1995), por lo que resultará vulnerado «en
(S.T.C. 169/1996, 29 oct., 4. El T.C. estima el re- aquellos supuestos en que el rechazo de la prue-
curso de amparo) ba propuesta carezca de toda justificación o la
motivación que se ofrezca pueda tildarse de ma-
Carece de motivación la resolución judi- nifiestamente arbitraria o irrazonable».
cial que contenga contradicciones internas Ahora bien, para que (por denegación inmoti-
o errores manifiestos, que haga de ella una vada o con motivación irrazonable o arbitraria)
resolución irrazonable por contradictoria. resulte una vulneración de dicho derecho, es pre-
(S.T.C. 175/1996, 11 nov., 2. El T.C. estima par- ciso que en la prueba propuesta concurran una
cialmente el recurso de amparo) serie de requisitos (requisitos para la procedencia
de su admisión), que cabe resumir como sigue: a)
Error judicial en la apreciación de la prue- propuesta en tiempo y forma: por tratarse de un
ba de cargo. derecho de configuración legal «SU ejercicio ha de
(S.T.C. 175/1996, 11 nov., 3. El T.C. estima par- acomodarse a las exigencias y condicionantes im-
cialmente el recurso de amparo. Hay un voto puestos por la normativa procesal, de tal modo
particular que formula el Magistrado González que es conditio sine qua non para apreciar su pre-
Campos para quien "mi discrepancia con la deci- tendida lesión que la prueba se haya solicitado en
sión adoptada por la mayoría de la Sala no se re- la forma y momento legalmente establecidos»; b)
fiere al otorgamiento del amparo por vulnera- relevancia o virtualidad exculpatoria de los he-
ción del derecho fundamental a la tutela judicial chos que se pretendían probar, puesto que la in-
efectiva que el artículo 24.1 reconoce y garantiza, defensión-que proscribe la Constitución ha de ser
sino sólo respecto al punto 3. 0 del fallo y la justi- material, y que «habrá de ser alegada y funda-
ficación que del mismo se contiene en el funda- mentada por el recurrente o resultar de los he-
mento jurídico 3.º de la Sentencia. Por cuanto chos y peticiones de la demanda»; y finalmente,
viene a limitar injustificadamente, a mi entender, c) idoneidad objetiva del medio probatorio pro-
el alcance de la función de garantía de los dere- puesto para la acreditación de tales hechos rele-
chos fundamentales que corresponden a este Tri- vantes."
bunal, atendidas las circunstancias del presente (S.T.C. 169/1996, 29 oct., 8. El T.C. estima el re-
caso") curso de amparo)

El derecho de acceso a los recursos queda


ARTÍCULO 24.2 (DERECHO A UTILIZAR garantizado mediante una resolución judi-
LOS MEDIOS DE PRUEBA PERTINENTES cial que, aunque inadmita el recurso o lo
PARA LA DEFENSA) declare improcedente, tenga su fundamento
en una aplicación e interpretación razona-
El derecho a la prueba no implica la pér- das de la norma a cuyo cumplimiento se
dida de la potestad del órgano decisor para condicione el ejercicio del medio de impug·
declarar su impertinencia, si bien debe éste nación.
explicar razonadamente su juicio negativo (S.T.C. 170/1996, 29 oct., 2. El T.C. otorga el am-
sobre la admisión de la misma. paro solicitado)

116
Jurisprudencia Constitucional

•••

ARTÍCULO 24.2 (DERECHO A UN leza, y que «tratándose de sanciones disciplinarias


PROCESO SIN DILACIONES INDEBIDAS) impuestas a internos penitenciarios, este conjunto
de garantías se aplica con especial vigor, al conside-
Doctrina general sobre el contenido del rar que la sanción supone una grave restricción a la
derecho fundamental a un proceso sin dila- ya restringida libertad inherente al cumplimiento
.clones indebidas. de la pena». Por otro lado, la doctrina constitucional
(S.T.C. 100/1996, 11 jun., 2. El T.C. deniega el ha precisado el alcance de esta regla concretando,
amparo solicitado) en lo que afecta al caso presente, la aplicabilidad a
tales procedimientos disciplinarios del derecho a la
defensa y a la actividad probatoria."
ARTÍCULO 24.2 (DERECHO A LA DEFENSA) (S.T.C. 169/1996, 29 oct., 7. El T.C. estima el re-
curso de amparo)
Doctrina general.
Irregularidad procesal, falta de notifica-
ción de la admisión de la querella, que no se ARTÍCULO 24.2 (DERECHO
traduce en una efectiva y real indefensión o A LA ASISTENCIA LETRADA)
en carencia de las garantías esenciales del
proceso. Contenido del mencionado derecho funda-
(S.T.C. 100/1996, 11jun.,3y4. El T.C. deniega mental.
el amparo solicitado. Hay un voto particular que (S.T.C. 128/1996, 9 jul., 6. El T.C. estima parcial-
formula el Magistrado Jiménez de Parga y Cabre- mente el recurso de amparo)
ra, para quien debió concederse el amparo consti-
tucional por haber sido violado su derecho de de-
fensa del artículo 24.2 C.E., en la configuración ARTÍCULO 24.2 (PRESUNCIÓN
que este precepto constitucional obtiene por las DE INOCENCIA)
normas del artículo 118 L.E.Crim.)
El citado derecho exige que la prueba se
El citado derecho se garantiza mediante la realice a través de medios que sean consti-
existencia de un procedimiento contradicto- tucionalmente legítimos.
rio. "Las garantías procesales establecidas en el ar-
(S.T.C. 128/1996, 9 jul., 7. El T.C. estima parcial- tículo 24 C.E. adquieren especial relevancia en las
mente el recurso de amparo) sanciones disciplinarias impuestas a internos pe-
nitenciarios, porque «es claro que la situación de
Ausencia de debate contradictorio. sujeción especial de un interno en un estableci-
"Radicalmente diferente es la situación que aho- miento penitenciario no puede implicar la elimi-
ra afrontamos, lo que en realidad se produjo es nación de sus derechos fundamentales» (S.T.C.
una exclusión explícita de una indemnización en 97/1995, con cita en la S.T.C. 120/1990)."
cuantía superior a la que pedía la interesada. De (S.T.C. 127/1996, 9 jul., 3. El T.C. otorga el am-
ahí que el fallo judicial haya supuesto una modifi- paro solicitado)
cación de los términos en que se produjo el deba-
te procesal en apelación y que, con la sustracción Ausencia de prueba de cargo.
de un verdadero debate contradictorio, haya en- "Basta con reiterar aquí la doctrina ya sentada
trañado una vulneración del derecho fundamental en anteriores resoluciones, a cuyo tenor la cons-
de defensa." tancia en el sumario de haberse practicado una
(S.T.C. 144/1996, 16 sep., 4. El T.C. estima par- identificación de la actora por una diligencia de
cialmente el recurso de amparo) reconocimiento en rueda, si bien constituye me-
dio de prueba idóneo para precisar con exactitud
Las garantías procesales establecidas en la persona frente a la que se realizan determina-
el artículo 24.2 de la C.E. son aplicables das imputaciones no es, sin embargo, suficiente
también en los procedimientos administrati- para desvirtuar la presunción de inocencia de que
vos sancionadores. goza la identificada de este modo, sino que, para
"Desde la S.T.C. 18/1981 este Tribunal viene de- que así fuere, «será necesario que aparte de la
clarando reiteradamente que las garantías procesa- identificación y determinación del inculpado, se
les establecidas en el artículo 24.2 C.E. son aplica- aporten medios de prueba que, referentes a los he-
bles no sólo en el proceso penal, sino también en los chos y actividades que se le imputan, se produz-
procedimientos administrativos sancionadores, con can con las necesarias garantías de inmediación y
las matizaciones que resultan de su propia natura- contradicción en la vista oral, pues el juicio lógi-

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Revista Penal
Julio-diciembre 1996
•••

camente no versa sobre la identificación del incul- puso en conocimiento de los condenados, hoy de-
pado como objeto de la acusación sino sobre su mandantes de amparo, la pretensión impugnato-
culpabilidad o inocencia»." ria del Ministerio Fiscal. La apelación fue resuelta
(S.T.C. 148/1996, 25 sep., Único. El T.C. estima sin haber dado oportunidad a los demandantes
el amparo solicitado. Asimismo el Ministerio Fis- del amparo de hacer las alegaciones que hubieran
cal interesa la estimación del amparo solicitado tenido por pertinentes, ya que la misma se sustan-
pues las declaraciones sumariales incriminatorias ció sin celebración de vista)
contra la actora y la identificación en rueda de de-
tenidos no pueden servir de cargo ante la incom-
parecencia de los testigos. Sus declaraciones su- ARTÍCULO 24.2 (DERECHO AL JUEZ.
mariales debieron ser objeto de lectura, a fin de ORDINARIO PREDETERMINADO POR
producir en el plenario un debate público y con- LA LEY)
tradictorio respecto de ellas; no se hizo así, y tan
grave defecto no puede salvarse con la mera re- El citado derecho puede resultar vulnera·
ferencia de dar por reproducidas la prueba docu- do si se atribuye un asunto determinado a
mental, fórmula ya rechazada en tales términos una jurisdicción especial y no a la ordinaria.
por el Tribunal Constitucional) Jurisdicción militar.
(S.T.C. 177/1996, 11 nov., 4 a 6. El T.C. desesti-
ma el recurso de amparo)
ARTÍCULO 24.2 (DERECHO A UN
PROCESO CON TODAS LAS GARANTÍAS)
ARTÍCULO 25.1 (PRINCIPIO DE
Ausencia de contradicción procesal. LEGALIDAD PENAL)
"La vulneración del derecho a un proceso con
todas las garantías que resulta de haber sido con- Doctrina general sobre las garantías que
denada la recurrente por unos hechos introduci- emanan del principio de legalidad penal.
dos por primera vez en el debate procesal con la (S.T.C. 156/1996, 14 oct., l. El T.C. otorga el am-
interposición del recurso de apelación, hechos paro solicitado)
que en modo alguno pueden ser considerados ob-
jeto de la denuncia que dio lugar al juicio de fal- Omisión de la verificación de un elemento
tas, ni fueron debatidos en el acto del juicio oral. del tipo: Que el daño causado exceda de la
Como en múltiples ocasiones ha reconocido cuantía cubierta por el Seguro Obligatorio.
este Tribunal, el derecho a la doble instancia penal Falta de imprudencia simple con infracción
rige también en los juicios de faltas y, obviamente, de reglamentos.
supondría una anulación de tal derecho y del de- "El examen de la demanda y de las actuaciones
recho a poder ejercitar la defensa en ambas ins- remitidas por el Juzgado de Instrucción de Órde-
tancias admitir que se pueda modificar sustan- nes y la S~cción Cuarta de la Audiencia Provincial
cialmente el objeto del proceso o, mejor dicho, de La Coruña pone de relieve que el demandante
que se pueda introducir una pretensión acusatoria de amparo fue condenado como autor de una fal-
totalmente nueva o no ejercitada debidamente en ta de imprudencia simple con infracción de regla-
la primera instancia. El acontecer procesal descri- mentos, supuestamente prevista y penada en el ar-
to supuso que la solicitante de amparo no pudo tículo 600 del Código Penal, al considerarle res-
defenderse en la vista oral, conforme a las exigen- ponsable de la colisión del vehículo que conducía
cias del principio de contradicción, de los hechos contra un camión al que únicamente causó daños
por los que resultó condenada, por la simple ra- materiales por importe de 278.51 Opesetas. La sim-
zón de que no fueron objeto del proceso penal." ple lectura del precepto penal cuya indebida apli-
(S.T.C. 150/1996, 30 sep., 3. El T.C. estima par- cación se denuncia evidencia que, para que la con-
cialmente el recurso de amparo) ducta fuese delictiva, se exigía en el artículo 600
del Código Penal vigente en el momento de ocurrir
los hechos -3 de julio de 1991- que la conducta im-
ARTÍCULO 24.2 (DERECHO A SER prudente hubiera causado daños en las cosas cuyo
INFORMADO DE LA ACUSACIÓN) importe excediese de la cuantía cubierta por el Se-
guro Obligatorio, requisito este que cualquiera que
Falta de traslado a las partes de los escritos sea la naturaleza material que quepa atribuirle,
de formalización del recurso de apelación. traza rígidamente los límites del actuar punible." ·I
(S.T.C. 151/1996, 30 sep., 3. El T.C. otorga el am- (S.T.C. 156/1996, 14 oct., 2. El T.C. otorga el am-
paro solicitado, puesto que en momento alguno se paro solicitado porque los daños que se imputan

118
Jurisprudencia Constitucional

•••

al demandante de amparo en modo alguno alcan- (S.T.C. 100/1996, 11 jun., 1. El T.C. deniega el
zaron a cubrir la cifra mínima requerida por el amparo solicitado. El T.C. desestima el primer
tipo, cualquiera que sea la que se considere, de las motivo del recurso, el derecho al Juez ordinario
diversas que se sucedieron en el tiempo) predeterminado por la Ley, al no haber sido invo-
cada dicha queja en la vía judicial previa; concre-
tamente ante el Tribunal Supremo al formalizar el
ARTÍCULO 25.2 (REINSERCIÓN SOCIAL recurso de casación que se interpuso contra la
DE PENADOS) sentencia condenatoria de instancia)

Denegación injustificada de permiso de Subsidiariedad de la jurisdicción constitu-


salida a un recluso. cional de amparo.
(S.T.C. 112/1996, 24 jun., 4 a 6. El T.C. otorga el "El artículo 44.1.c) L.O.T.C. no contempla, pues,
amparo solicitado) como no podía ser de otro modo, un mero rito para
poner a prueba la diligencia procesal del ampara-
La orientación de las penas privativas de li- ble, sino que incorpora una exigencia con la que se
bertad hacia la reeducación y reinserción so· pretende tanto «que los órganos judiciales ordina-
cial no genera un derecho subjetivo a que cada rios remedien por sí mismos la violación que ellos
aspecto de la organización de la vida en prisión causen del derecho o libertad fundamental, dándo-
se rija exclusivamente por dicho principio. le la oportunidad para que puedan argumentar dia-
(S.T.C. 119/1996, 8 jul., 4. El T.C. desestima el lécticamente y pronunciarse sobre la cuestión que
recurso de amparo. Hay un voto particular que posteriormente puede ser tratada como causa y
formula el Magistrado Vives Antón para quien de- fundamento del recurso último y subsidiario de
bería haberse otorgado el amparo solicitado y amparo», como preservar «los derechos de la otra
anulado los Acuerdos impugnados, ya que su parte, a la que también ha de darse oportunidad en
adopción se basó en una mera Circular carente de el curso del proceso judicial para que pueda argu-
la cobertura legal que exige el artículo 25.2, C.E.) mentar dialécticamente y defenderse sobre esa pre-
sunta violación del derecho fundamental»."
(S.T.C. 143/1996, 16 sep., Único. El T.C. inadmi-
ARTÍCULO 25.3 (POTESTAD te el recurso de amparo)
SANCIONADORA DE LA ADMINISTRACIÓN)

La decisión de internamiento del extranje- 111. CÓDIGO PENAL


ro pendiente de expulsión no es una deci-
sión administrativa sino judicial.
(S.T.C. 182/1996, 12 nov., 4. El T.C. otorga el am- ARTÍCULO 70 (CUMPLIMIENTO
paro solicitado) DE LAS PENAS)

Refundición de las penas o cumplimiento


ARTÍCULO 120.3 (MOTIVACIÓN secuencial de las mismas.
DE LAS SENTENCIAS) (S.T.C. 130/1996, 9 jul., 2. El T.C. otorgó el am-
paro solicitado, puesto que el incidente de refun-
Doctrina general sobre esta exigencia dición de condena se tramitó a instancia del pe-
constitucional. nado sin asistencia letrada, con la sola interven-
(S.T.C. 128/1996, 9 jul., 10. El T.C. estima par- ción del Fiscal)
cialmente el recurso de amparo)
ARTÍCULO 452 bis d), 1.º (DELITO
11. LEY ORGÁNICA DEL TRIBUNAL DE PROSTITUCIÓN)
CONSTITUCIONAL
Bien jurídico protegido por el citado delito.
"El bien jurídico protegido es precisamente la li-
ARTÍCULO 44.1.c) (INVOCACIÓN bertad de las personas en la esfera sexual, en el en-
FORMAL EN EL PROCESO DEL DERECHO tendimiento de que este tipo de locales propicia, o
VULNERADO) propiciaba, por lo que luego se dirá, el comercio
lucrativo en beneficio de terceras personas, su-
Naturaleza subsidiaria del recurso de am- puesto que en el Código Penal de 25 de noviembre
paro. de 1995 puede entenderse que se ha excluido del

119
Revista Penal
Julio-diciembre 1996

ámbito penal pasando a ser un hecho atípico, (S.T.C. 170/1996, 29 oct. Vid. texto en reseña
cuestión sobre la que no puede pronunciarse el al art. 18.3, C.E. El T.C. otorga el amparo solici-
Tribunal Constitucional, y que sí habrá de hacerlo tado)
la jurisdicción ordinaria, siendo para ello preciso
acudir al correspondiente proceso de revisión,
como más adelante se dirá. ARTÍCULO 51.5 (COMUNICACIONES
El hecho de la prostitución ajena de personas ca- Y VISITAS)
paces, se recoja o no en un texto legal penal, es un
tema de política legislativa criminal, que no corres- Intervención de la correspondencia del pe-
ponde enjuiciar, en principio, a este Tribunal. Las nado sin respetar el proceso debido legal y
observaciones que formula el recurrente parecen reglamentario.
más bien dirigidas, en general, al futuro legislador, "Se pone de manifiesto que existió una inter-
pero nada tiene que ver con la imposición por par- vención de la correspondencia del penado con el
te del Estado de normas que sólo traigan causa en Juez de Vigilancia Penitenciaria, efectuada por los
un concepto específico de una confesión religiosa." funcionarios de la prisión sin que, como afirma el
(S.T.C. 129/1996, 9 jul., 2. El T.C. deniega el am- Fiscal, se hubiese solicitado judicialmente la in-
paro solicitado) tervención de la correspondencia del penado o,
como se prevé en el artículo 51.5, L.G.P. y artículo
98.4 del Reglamento Penitenciario, las hubiese
ARTÍCULO 600 (FALTA DE IMPRUDENCIA acordado la Junta de Régimen y Administración
SIMPLE CON INFRACCIÓN DE del establecimiento por razones de seguridad, por
REGLAMENTOS) interés del tratamiento o buen orden del estable-
cimiento, o que, por razones de urgencia, las hu-
Sanción penal a una conducta que no reú- biera ordenado el Director con aprobación de la
ne todos los requisitos del tipo. misma Junta, con notificación al interno, y de-
Imprudencia simple con resultado de da- biendo ser comunicados al Juez de Vigilancia Pe-
ños inferiores al límite indemnizatorio má- nitenciaria.
ximo cubierto por el Seguro Obligatorio. Resulta evidente que la Administración Peniten-
(S.T.C. 156/1996, 14 oct. Vid. texto en reseña al ciaria no respetó el proceso debido legal y re-
art. 25.1, C.E.) glamentariamente."
(S.T.C. 127/1996, 9 jul., 4. El T.C. otorga el am-
paro solicitado)
IV. LEY DE ENJUICIAMIENTO
CRIMINAL ARTÍCULO 76.2.d) (JUEZ DE VIGILANCIA
PENITENCIARIA)

ARTÍCULO 504 (PRISIÓN PROVISIONAL) La imposición y ejecución inmediata por


parte de la Administración Penitenciaria sin
Prórroga indebida de prisión provisional. requerir con carácter previo la autorización
(S.T.C. 158/1996, 15 oct. Vid. texto en reseña al judicial, supuso la lesión del derecho a la tu-
art. 17.1, C.E.) tela judicial efectiva.
(S.T.C. 128/1996, 9 jul., 9. El T.C. estima parcial-
mente el recurso de amparo)

V. LEGISLACIÓN ESPECIAL
B) REGLAMENTO PENITENCIARIO
DE 1981
A) LEY ORGÁNICA GENERAL
PENITENCIARIA
ARTÍCULO 130.1.e) (DERECHO A LA
ASISTENCIA LETRADA)
ARTÍCULO 51 (COMUNICACIONES
DE LOS INTERNOS) Recluso incurso en expediente penitencia-
rio sancionador.
Intervención de las comunicaciones de un (S.T.C. 128/1996, 9 jul., 6. El T.C. estima parcial-
recluso. mente el recurso de amparo)

120
Jurisprudencia Constitucional

ARTÍCULO 254 (DE LOS PERMISOS DE INTERNAMIENTO DEL EXTRANJERO


SALIDA) PENDIENTE DE EXPULSIÓN)
Al conectar los permisos de salida a la ob- La medida de internamiento del extranje-
tención de la libertad condicional se obvian ro pendiente de expulsión ha de ser adopta-
las funciones que en sí mismo el permiso da mediante resolución judicial motivada.
está llamado a cumplir. (S.T.C. 182/1996, 12 nov., 3. El T.C. otorga el am-
(S.T.C. 112/1996, 24 jun., 6. El T.C. otorga el am- paro solicitado, toda vez que el internamiento se
paro solicitado) acordó por el Juez de Instrucción teniendo en
cuenta exclusivamente la existencia de una deci-
sión administrativa· que decretaba la expulsión,
sin hacer referencia alguna a los motivos o razo-
C) LEY ORGÁNICA 7/1985, DE 1 DE JULIO, nes que determinan el internamiento durante el
SOBRE DERECHOS Y LIBERTADES DE tiempo anterior a dicha expulsión, esto es, a la
LOS EXTRANJEROS EN ESPAÑA causa de expulsión invocada, a la situación legal y
personal del recurrente, a la mayor o menor pro-
ARTÍCULO 26.2 (MEDIDAS DE babilidad de huida, etc.) •

121
Sistemas penales comparados

Tratamiento jurídico-penal de la corrupción


política y administrativa
•••

Alemania en la economía privada (n), los acuerdos ilícitos li-


mitativos de la competencia (m), así como el co-
Dr. Martin Paul Wassmer hecho de diputados (Iv).
Universidad de Friburgo de Brisgovia

1
El Derecho Penal contra la corrupción en Ale-
mania fue reformado con la entrada en vigor, el 20 Los parágrafos 331 y ss. del Código Penal ale-
de agosto de 1997, de la Ley para el combate de la mán (StGB) reprimen el cohecho en la Adminis-
corrupción (KBG), siendo considerablemente ex- tración Pública, tanto de funcionarios como de
tendido y endurecido. Motivo de la reforma fue, personas especialmente obligadas en razón de ser-
por una parte, la revelación de numerosos casos vicio público. Bien jurídico protegido no es sólo la
de corrupción de grandes proporciones, especial- integridad del servicio público, sino también la
mente en el sector de la construcción y en el de las confianza pública en dicha integridad. En el as-
adquisiciones públicas. Lo anterior produjo una pecto pasivo se sanciona la acción de pedir, dejar-
amplia discusión: así, por ejemplo, en septiembre se prometer, aceptar o recibir un beneficio, sea
de 1996 la sección de Derecho Penal de la Reunión por el desempeño del cargo (aceptación de benefi-
de Juristas Alemanes (DJT) se ocupó de la corrup- cios, §331 StGB), sea como contraprestación por
ción, mientras que en el sector estatal hubo nu- un acto oficial (o judicial, en el caso de los jueces)
merosas iniciativas legales. Por otro lado, ha au- efectuado o a efectuar en el futuro con infracción
mentado el interés internacional en el combate de las obligaciones del cargo (cohecho pasivo,
común contra la corrupción, en vista de la dimen- §332 StGB). Simétricamente es punible en el as-
sión global de ésta, como lo demuestran conve- pecto activo el ofrecimiento, la promesa o la en-
nios internacionales que Alemania ha ratificado trega de un beneficio (ofrecimiento de beneficios,
recientemente y que pronto entran en vigor: así, §332 StGB; cohecho activo, §334 StGB). La omi-
por ejemplo, la Ley contra el cohecho comunitario sión de un acto oficial (o judicial, en su caso) está
(EUBestG), promulgada con fecha 21 de septiem- equiparada a su realización (§336 StGB).
bre de 1998, que transforma en Derecho nacional
obligaciones derivadas del Protocolo del Convenio 1. El ámbito de aplicación de los parágrafos 331
sobre la protección de los intereses financieros de y ss. StGB está determinado esencialmente por el
las Comunidades Europeas, de 21 de septiembre concepto de funcionario (§11, inciso l.º, n.º 2 y 4
de 1996, así como del Convenio sobre el combate StGB).
del cohecho, de 26 de mayo de 1997. Además la A consecuencia de la tendencia en Alemania a
Ley contra el cohecho internacional (IntBestG), traspasar el cumplimiento de .funciones públicas a
promulgada al mismo tiempo, transforma en De- empresas estatales organizadas según el Derecho
recho nacional un Convenio que, siguiendo una privado o a particulares o empresas privadas, se ha
iniciativa de la Organización para la Cooperación planteado la cuestión de si los empleados en estas
y el Desarrollo Económico (OCDE), fue firmado empresas son .funcionarios. El Tribunal Supremo
por 33 Estados el 17 de diciembre de 1997 en Pa- Federal (BGH) lo negó en el año 1992, en el caso
rís. del gerente de una sociedad constructora de vi-
Este Derecho Penal de la corrupción reformado viendas perteneciente a un Estado Federal, lo que
está llamado a brindar una amplia protección abrió un considerable vacío de penalidad. Ahora la
contra el cohecho de funcionarios (1), el cohecho KBG ha complementado el §11 inciso l.º, n.º 2 c

123
Revista Penal
Alemania
•••

StGB, dejando en claro que la forma de organiza- perseguía la buena disposición o el favor del fun-
ción escogida para el cumplimiento de las funcio- cionario en general ("fomento de un clima favo-
nes no es decisiva, con lo cual sigue un criterio rable"), establecer relaciones ("dar forraje") o
funcional. Sin embargo, con esto aún no se abar- agradecer una buena y colaborativa gestión ("re-
can los importantes casos de encargo a arquitec- compensa"). Además era con frecuencia imposi-
tos y a oficinas de ingenieros en el marco de pro- ble -especialmente respecto de funcionarios su-
yectos públicos de construcción. Así el BGH, en periores- probar un acto oficial concreto. La
una sentencia del año 1997, no considera sufi- nueva regulación no adopta ahora como punto
ciente un mandato de Derecho privado, y exige de referencia del acuerdo ilícito el acto oficial,
más bien un encargo según las normas del Dere- sino el desempeño de las funciones. Mediante la
cho público, que tendría que conducir a una in- renuncia al acto oficial concreto, la nueva redac-
corporación orgánica en la estructura de la admi- ción relaja considerablemente las exigencias:
nistración. Esto hace ineludibles otros comple- ahora están comprendidos todos los beneficios
mentos. otorgados con la idea de que por ellos el funcio-
Otra extensión del Derecho Penal alemán de la nario ha realizado o realizará alguna actividad
corrupción viene prevista por la EUBestG y la Int- oficial. El "dar forraje", el "fomento de un clima
BestG, pues igualmente respecto del cohecho de favorable" y la "recompensa" a funcionarios son
funcionarios extranjeros existían, en parte, sensi- con esto por regla general punibles, aun cuando
bles vacíos de punibilidad. En relación al cohecho problemas probatorios -la alternativa de una in-
pasivo (§332 StGB) y activo (§334 StGB) respecto versión de la carga de la prueba no puede ser
de futuros actos oficiales y judiciales, el art. 2 §1 considerada en el Derecho alemán- sean inevita-
de la EUBestG equipara a los funcionarios y jue- bles. Mediante el mantenimiento del requisito
ces de otros Estados miembros, funcionarios co- del acuerdo ilícito quedan excluidos los benefi-
munitarios, miembros de tribunales de la Unión cios usuales, socialmente adecuados y no mere-
Europea, de la Comisión y del Tribunal de Cuen- cedores de pena, en los que falta el elemento fi-
tas a los funcionarios y jueces alemanes. El art. 2 nal de ejercer influencia indebida, como por
§ 1 lntBestG abarca sólo el cohecho activo (§334 ejemplo regalos de parientes con ocasión de un
StGB) de jueces extranjeros (también de un Tribu- ascenso o promoción, o el envío de ejemplares de
nal Internacional) y otros funcionarios y emplea- muestra a profesores universitarios.
dos de una organización internacional en el con-
texto del tráfico comercial internacional, para lo 3. Según jurisprudencia y opinión dominante,
cual, sin embargo, en interés de una protección los parágrafos 331 y ss. StGB suponían, más allá
amplia, los conceptos "tráfico comercial" e "inter- del tenor literal no del todo claro, que el funcio-
nacional" se interpretan en un sentido amplio y nario obrara en beneficio propio. A través del be-
presuponen simplemente una relación con el ex- neficio entregado, el funcionario debía -al menos
tranjero. Es de destacar que según el art. 2 §1n.º2 b en forma mediata- enriquecerse personalmente,
IntBestG ya un simple mandato de realizar tareas sea materjal o inmaterialmente. Esto condujo a
públicas funda la calidad de funcionario. Con esto grandes dificultades de aplicación y vacíos de pu-
se renuncia a la exigencia de una obligación ofi- nibilidad, especialmente respecto de beneficios
cial (§11, inciso l.º, n.º 4 StGB), pues ésta se da para la pareja, amigos y organizaciones -como
rara vez en el extranjero. En esta medida la Int- por ejemplo partidos políticos-, con lo cual las
BestG anticipa ya este necesario complemento del medidas para ocultar que el funcionario era el ver-
Derecho alemán y muestra el camino a seguir. dadero beneficiario resultaban casi fomentadas.
Ya que el bien jurídico de los delitos de cohecho
2. Punto central de la nueva legislación es el re- también se ve afectado por beneficios otorgados a
lajamiento de la exigencia del llamado acuerdo terceros y los convenios internacionales prescri-
ilícito en la aceptación (§331 StGB) y ofreci- ben una extensión de dichos delitos a estos casos,
miento de beneficios (§333 StGB). El Derecho vi- la KBG ha puesto ahora en claro que un funcio-
gente hasta ahora requería que el beneficio re- nario no es sólo punible cuando pide un beneficio
presentara una contraprestación de un acto ofi- para sí mismo, sino también cuando lo hace para
cial, con lo cual tenía como presupuesto una un tercero.
relación estrecha entre el beneficio y un acto ofi-
cial concreto. Es cierto que la jurisprudencia in- 4. Según el antiguo Derecho, el ofrecimiento de
terpretó la conexión en un sentido amplio, sin beneficios (§333 StGB) era solamente punible
embargo llegaba a sus límites cuando prestación cuando se vinculaba a una decisión facultativa fu-
y acto oficial estaban temporalmente desfasados. tura. Esto se justificaba con el argumento de que
Por ejemplo, cuando la prestación simplemente en la opinión pública primaba la opinión de que el

124
s l
• s t e m a s p e n a l e s e o m p a r a d o s

•••

otorgamiento de un beneficio por una actuación madas a privar a la parte activa de recursos finan-
debida no sería reprochable, sino sólo un acto de cieros y de esta forma a prevenir la constitución y
agradecimiento. Mientras tanto, sin embargo, esta expansión de organizaciones criminales. Sin em-
opinión dejó de ser válida, especialmente porque bargo, la exclusión de la parte pasiva no es con-
con el tiempo los beneficios fueron adquiriendo vincente, pues por razones de equidad y de pre-
proporciones alarmantes. Por esta razón, el §333 vención general se impone una depauperación
StGB se extiende ahora a todo desempeño de fun- económica de ambas partes.
ciones y está así estructurado en simetría al §331
inciso l.º StGB. 7. En relación con el Derecho Procesal Penal
(StPO), a instancia de los órganos de persecución
5. Por razones tanto de prevenc10n general penal se propuso en el proceso legislativo la intro-
como especial los antiguos marcos penales para ducción de una pequeña regulación para los "tes-
los delitos de cohecho eran, en general, conside- tigos de la corona". Sin embargo, esta propuesta
rados demasiado leves. Ahora el legislador ha no logró imponerse, puesto que mayoritariamente
elevado el extremo máximo de la pena privativa se sostuvo que con los instrumentos del sobresei-
de libertad para los simples delitos de aceptación miento y de la determinación de la pena se po-
y ofrecimiento de beneficios (§§331, 333 StGB) dían alcanzar los mismos resultados. Tampoco se
de dos a tres años, respecto de jueces incluso de adoptó la interceptación telefónica para casos gra-
tres a cinco años (§§331 inciso 2.º, 333 inciso 2.º ves de corrupción, lo que ha sido muy lamentado
StGB). Para los crímenes de cohecho pasivo yac- por los órganos de persecución penal.
tivo (§§332, 334 StGB) el límite máximo se man-
tiene sin variación en cinco años (§§332 inciso
l.º, 334 inciso l.º StGB; respecto de jueces en 11
diez años según el §332 inciso 2.º StGB y, respec-
tivamente, en cinco años, §334 inciso 2.º StGB), De la Ley contra la competencia desleal (UWG)
si bien para casos graves se ha introducido una se extrajo su §12, que castigaba el cohecho activo
norma de determinación de la pena para casos y pasivo en la economía privada, para incorporar-
especialmente graves (§335 StGB), que amenaza lo, como §299, al Código Penal. Este cambio de
con una pena máxima privativa de libertad de ubicación persigue reforzar la conciencia de lapo-
diez años, y para jueces con una pena mínima blación en cuanto a que la corrupción en el ámbi-
privativa de libertad de dos años. Ciertamente la to comercial no afecta solamente a las empresas,
moderna técnica empleada, esto es, la técnica de sino que representa un comportamiento social-
ejemplos de casos que, por regla general, consti- mente dañoso. Además, el §301 inciso l.º hace po-
tuyen un caso especialmente grave (Regelbeispiel) sible la persecución penal de oficio cuando existe
brinda la posibilidad de una medida flexible de la un especial interés público. La anterior configura-
pena. Sin embargo, dudas y reservas basadas en ción del delito como mero delito de acción priva-
el principio jurídico-penal de la tipificación es- da había conducido a que, por temor a perder
tricta (art. 103 inciso 2. 0 de la Ley Fundamental imagen o a tener que revelar asuntos internos refe-
alemana). Así, se da un caso que por regla gene- ridos a sus negocios, muchas empresas no presen-
ral constituye un caso especialmente grave cuan- taran querella alguna, lo que desde el punto de vis-
do se obtiene un beneficio de grandes proporcio- ta de la persecución penal no resultaba satisfacto-
nes (§335 inciso 2.º, n.º 1 StGB) o en el caso de rio, pues en estos casos normalmente no se trata
una recepción continuada de beneficios (nº 2), de criminalidad liviana. Por último, el cohecho en
pues en estos casos ya no se trata de criminali- la economía privada se ha equiparado parcialmen-
dad liviana. El §335 inciso 2.º, n.º 3 StGB, por úl- te al cohecho de funcionarios: el marco penal, que
timo, debería abarcar la criminalidad organiza- hasta ahora se consideraba demasiado leve, prevé
da, en cuanto contempla la profesionalidad y las ahora una pena máxima de hasta tres años y para
actuaciones como miembro de una banda o cua- casos especialmente graves (§300 StGB) de hasta
drilla. La limitación de la norma sobre casos es- cinco años; también es posible ahora aplicar la
pecialmente graves a la parte pasiva se justifica pena patrimonial a la parte activa y el comiso am-
por el mayor merecimiento de pena de los fun- pliado a ambas partes (§302 StGB). También se
cionarios y jueces. han penalizado los beneficios a terceros, pero, en
contraposición a los parágrafos 331 y ss. StGB, la
6. Como novedad se han introducido normas so- punibilidad sigue limitada a favores futuros, con lo
bre pena patrimonial y comiso ampliado (§338 cual el "fomento de un clima favorable", el "dar fo-
StGB). Estas normas, que se aplican en casos de rraje" o la "recompensa" siguen siendo tan impu-
cohecho activo profesional y en banda, están lla- nes como las dádivas al dueño del negocio.

125
Revista Penal
Argentina
•••

tuosa de la incolumidad de la cosa pública3 . De allí ex capitán de navío Horado Estrada (25-VIII-98),
en más, el Estado pasó de ser "un severo recolector declarante en el juicio por la venta ilegal de armas
de impuestos y distribuidor de sanciones" a con- a Ecuador, y de Marcelo Pablo Cattáneo (4-X-98),
vertirse en "una maquinaria de hacer y recibir fa- operador económico de su hermano Juan Carlos,
vores"; los grandes grupos económicos, descubri- exsubsecretario de la Presidencia de la Nación e
dores de la "vulnerabilidad económica y moral del imputado en la causa consagrada a la investiga-
funcionario argentino, hicieron de la corrupción ción del contrato IBM-Banco Nación. De esas seis
sistemática una clave de su estrategia de expan- muertes, dos constituyeron claros homicidios
sión", y los partidos políticos pasaron a manejar (Gutiérrez y Cabezas) en tanto que los cuatro res-
fuertes sumas de dinero no declaradas, "dentro y tantes, a primera vista suicidios, aparecen rodea-
fuera de las campañas electorales"4 • dos de incógnitas y contrasentidos que, en casos
IV. Se ha sostenido que el culto al dinero y la como el de Cattáneo, rozan el grotesco8 .
atracción del poder absoluto son los factores que Paralelamente, una serie de escándalos que no
conducen a la desnaturalización de una forma de conoce precedentes ha puesto en crisis la actua-
gobierno5 . Si es correcta tal afirmación, no hay ción de varios magistrados federales y nacionales,
duda de que nuestra sociedad, lanzada a un eco- · alguno de los cuales ha resultado condenado, en
nomicismo desenfrenado y desalentada en su tra- tanto que otros se encuentran detenidos a la espe-
dicional sentido de la solidaridad, mide hoy ra de juicio, imputados de la comisión del tipo de
-como nunca- el éxito de hombres y naciones se- delitos que atañen a este informe9 .
gún sus riquezas materiales. Simultáneamente, V. El Código Penal argentino (1922) contó ini-
determinadas decisiones adoptadas desde el po- cialmente con las figuras tradicionales de cohecho,
der político en el último decenio han retroalimen- malversación de caudales públicos, negociaciones
tado la fuerza centrí¡eta que ese poder ejerce so- incompatibles con el ejercicio de funciones públi-
bre todo gobernante . cas, exacciones ilegales y prevaricato, para enfren-
Con ese marco, las críticas dirigidas al oficialis- tar la corrupción de los funcionarios públicos 10 .
mo y a su entorno no han sido monopolio de los En 1963, la Ley 16.648 añadió el Capítulo IX
políticos de la oposición. Conspicuos miembros bis, bajo el epígrafe: "Enriquecimiento ilícito de
del propio gabinete del Dr. Menem, como los Dres. funcionarios y empleados", dotado de dos artícu-
Gustavo Béliz (Interior) y Domingo Cavallo (Eco- los -268 (1) y 268 (2)- en los que se plasman sen-
nomía), acompañaron sus respectivas renuncias das figuras de utilización de informaciones oficia-
con públicas expresiones de rechazo al obrar de les reservadas con fin de lucro y enriquecimiento
individuos o grupos pertenecientes o allegados a ilícito de funcionarios. La primera, que memora la
la cúpula del Poder Ejecutivo. El primero aludió célebre anécdota aristotélica 11 , pena con seis me-
metafóricamente al "nido de víboras" del que ha- ses a dos años de prisión o dos a seis años de re-
bía resuelto distanciarse; el segundo formuló de- clusión e inhabilitación absoluta por tres a diez
nuncias ante el Congreso de la Nación, cuando to- años, al funcionario público que, con fines de lu-
davía ocupaba el Ministerio de Economía, respec- cro, utilizare para sí o para un tercero informa-
to de la existencia de "mafias enquistadas en el ciones o datos de carácter reservado de los que
poder", desarrollando sus imputaciones en una haya tomado conocimiento en razón de su cargo.
voluminosa crónica7. La segunda prevé reclusión o prisión de dos a seis
Lo cierto es que casos tales como el de la virtual años e inhabilitación absoluta de tres a diez años
existencia de una aduana paralela, la guerra em- para quien, al ser debidamente requerido, no jus-
presarial por el control del correo oficial, la venta tificara la procedencia de un enriquecimiento pa-
ilegal de armas a Ecuador, Croacia y Bosnia y las trimonial apreciable suyo o de persona interpues-
dádivas repartidas para encubrir irregularidades ta para disimularlo, posterior a la asunción de un
en la provisión de un sistema informático al Ban- cargo o empleo público; también reprime, con pri-
co de la Nación contratada con la empresa IBM, sión de uno a cuatro años, a la persona interpues-
faltos de elucidación hasta el momento, se han ta para disimular el enriquecimiento 12 •
visto ensombrecidos por las muertes del brigadier La Ley 21.338, de 1976, ratificada en este aspec-
Echegoyen (13-XII-90), interventor de la Adminis- to por la 23.077, de 1984, restableció la suspen-
tración Nacional de Aduanas; del subcomisario sión de la prescripción de la acción penal relativa
Jorge Gutiérrez (29-VIII-94), abocado a la investi- a estos ilícitos, "mientras cualquiera de los que ha-
gación de las aduanas paralelas; del reportero grá- yan participado se encuentre desempeñando un
fico José Luis Cabezas (25-1-96), autor de exclusi- cargo público" (CPA, art. 67, 2.º párrafo) 13 •
vas fotografías del empresario postal Alfredo Ya- VI. En el supremo nivel normativo, la reforma
bran, imputado principal en las denuncias del ex constitucional de 1994 impuso al Congreso Nacio-
ministro Cavallo; del propio Yabran (20-V-98), del nal una deuda -aún hoy- pendiente: la sanción de

128
S i s t e in a s penales coinparados

•••

una ley sobre ética pública para el ejercicio de la "se agravó mucho", tanto en la órbita estatal cuanto en las em-
función" (CN, art. 36 in fine)14. presas privadas, contra el 67% registrado en 1997. La corrupción
Frente a la demora del poder legislativo sobre el en el Gobierno y en el sector público obtuvo este año el 35,9% de
menciones, contra el 14% del año anterior, pronunciándose un
particular, reiteradamente señalada por la doctri-
58,8% de los entrevistados por una mayor severidad en sanciones
na15, algunas medidas del poder ejecutivo na- y penalidades, y el 47,9%, por mayor eficacia e independencia de
cional aparecen destinadas a otorgar mayor dina- la justicia" (Fuente: Consultora SOFRES·IBOPE, Buenos Aires). El
mismo al arsenal de figuras jurídico-penales cita- 60% de los habitantes de Buenos Aires consideran que "el país al-
do en el parágrafo precedente. Tres son las más canzó niveles de corrupción desconocidos", y estiman que viven
importantes: a) Decreto n.º 494/95, que aprueba el en "el país más corrupto del mundo", admite, basándose en estu-
régimen de declaraciones juradas patrimoniales y dios efectuados durante el corriente año, ÁIBERTO FERNÁNDEZ, vice-
de requerimiento de justificación de incrementos presidente del Grupo Banco Provincia ("Cómo mide la gente", co-
patrimoniales, de aplicación en todos los organis- lumna de opinión, diario Clarín, Buenos Aires, 22/X/98, p.22).
3. Véase, por todos, GRONDONA, MARIANO: La corrupción, Ed.
mos de la Administración pública nacional; b) De- Planeta, 1993.
creto 152/97, que crea en el ámbito de la Presi- 4. GRONDONA, M: op. cit., pp. 47-48.
dencia de la Nación la Oficina Nacional de Ética 5. GRONDONA, M.: op. cit., p. 23.
Pública encargada, entre otros menesteres, de dic- 6. El aumento del número de miembros de la Corte Suprema de
tar un reglamento nacional sobre el tópico y de Justicia de la Nación, de cinco a nueve, dispuesto por el Gobier-
crear y desarrollar programas de control y segui- no en el mes de abril de 1990, dio lugar a la formación de una
miento de incompatibilidades en el ejercicio de la nueva mayoría en el seno de ese alto cuerpo. La avocación per
función pública, y de la situación patrimonial y fi- saltum del supremo órgano, respecto de ciertas cuestiones, algu-
nanciera de todos los agentes; c) Decreto 878/97, na de ellas vinculada con los cambios operados en el área eco-
que crea el Consejo Asesor de Ética Pública, a fin nómica, contribuyó a consolidar la percepción de un poder pro-
gresivamente concentrado, situación robustecida en 1994 por la
de colaborar en la redacción del reglamento na- reforma constitucional que introdujo la posibilidad de reelección
cional antes referido. presidencial por un período consecutivo (art. 90).
VII. Un reconocido jurista y magistrado español 7. (AVALLO, DoMINGO: El peso de la verdad, Planeta - Espejo de
ha señalado que es cuestión práctica, no exenta de la Argentina, 1997.
dificultades para el hombre contemporáneo de 8. Revista Noticias, Buenos Aires, 9-X-98, p. 28 y ss. No con-
cualquier latitud, la de distinguir entre el poder de tribuyen a transparentar el ambiente creado, decisiones como la
las instituciones estatales y la de una banda de la- de la mayoría parlamentaria del partido gobernante, al rechazar
drones16. Para sortear esos obstáculos, "no basta el pedido de juicio político a un ex ministro de Defensa, actual ti-
tipificar las conductas lesivas en el Código Penal, tular de la cartera de Trabajo, solicitado por un juez federal para
indagarlo respecto de la venta ilícita de armamentos, caso que ya
especialmente cuando se trata de acciones delicti-
precipitó la renuncia de otro ministro en 1996.
vas relacionadas con la corrupción, ya que si no se 9. Las investigaciones preliminares vinculadas con el desafuero
brindan los recursos a las autoridades encargadas de uno de tales jueces dio lugar al pase a disponibilidad de un
de su persecución, definiendo una estrategia de alto jefe de la Policía Federal, repartición en la que se vaticina una
investigación sistemática y de amplio alcance, los masiva rotación de funcionarios hacia fines de 1998, para evitar.
tipos penales se mantendrán ... como una curiosi- una intervención formal, como ocurriera con su análoga bonae-
dad, pero sin ningún efecto real" 17 . Frente al fata- rense a partir de sucesos como el asesinato del fotógrafo Cabezas
lismo de muchos en torno al tema, coincidimos en (Fuentes: Revista Pistas, Buenos Aires, octubre de 1998, pp. 10-11
que resulta necesario "que cada sector de la co- y Diario Clarín, Buenos Aires, 28-X-98).
munidad dirija sus esfuerzos en busca de una so- 1O. Código Penal, Libro 11, Título XI (Delitos contra la adminis-
lución"18. tración pública), Capítulos VI al X.
11. Véase nota 1.
Dos fragmentos de Heráclito sirven al propósito 12. El principal reparo opuesto a la figura de enriquecimiento
de que la clausura de este informe, lejos de tran- ilícito consistió en la implícita presunción de ilicitud del incremen-
quilizar al lector, le invite a sumarse a esos esfuer- to de patrimonio producido durante el desempeño de funciones
zos: "Es preciso extinguir la prepotencia más que públicas y la consiguiente inversión de la carga de la prueba.
un incendio"; "es preciso que el pueblo luche por Frente a ese óbice, parte de nuestra doctrina ha asimilado la si-
la ley como por las murallas" 19 . tuación del funcionario a la del administrador común, a quien se
exige una rendición de cuentas al finalizar su gestión: ". ..la asun-
Notas ción de un cargo público comporta un deber... de especial pulcri-
1. En la Constitución de los Atenienses, capítulo VI, parágrafo tud y claridad en la situación patrimonial. Quien sienta esa obli-
2, el Gran Estagirita rescata la anécdota del inicuo enriqueci- gación como demasiado pesada e incómoda, que se aparte de la
miento de los amigos del célebre arconte, quienes, enterados de función pública", (foNTAN BALESTRA, CARLOS, actualizado por LE-
la inminente abolición de las deudas de los agricultores, solicita- DESMA, GUILLERMO C.: Derecho Penal - Parte Especial, Abeledo-Pe-
ron préstamos para adquirir tierras, beneficiándose luego con la rrot, Buenos Aires, 1985, p. 886).
condonación. 13. La Ley 17.567, que rigió entre 1968 y 1973, ya había in-
2. En base a mediciones practicadas en agosto de 1998, el cluido a los delitos del Capítulo IX bis en dicho precepto del Có-
73% de los encuestados percibe que el problema de la corrupción digo Penal.

129
Revista Penal
Argentina / Brasil,
•••

14. El proyecto con trámite más avanzado, que incluye un ré-


gimen general de declaraciones juradas para los funcionarios pú-
tes crimes: 1) omitir ou retardar dolosamente a
blicos y crea un cuerpo especial de auditores a tales fines, se en- publicac;ao de leis e resoluc;6es do Poder Legislati-
cuentra en tercera revisión, desde el 19-Vlll-98 (Fuente: Informa- vo ou dos atos do Poder Executivo; 2) nao prestar
ción Parlamentaria - Congreso de la Nación). ao Congresso Nacional, dentro de sessenta dias
15. Las voces en reclamo de una ley de ética pública, anterio- após a abertura da sessao legislativa, as contas re-
res a la reforma constitucional (por todos, FRIAS, PEDRO: "Algunas lativas ao exercício anterior; 3) nao tomar efetiva
propuestas contra la corrupción", "La Ley", Buenos Aires, T. 1991- a responsabilidade dos seus subordinados, quan-
D, Sec. Doctrina, p. 933 y ss.), se han redoblado desde la inclu- do manifesta em delitos funcionais ou na prática
sión de su exigencia en el magno texto (por todos: DANIELIAN, MI- de a tos contrários a Constituic;ao; 4) expedir or-
GUEL y RAMos FEUoo, CLAUDIO: "La ley sobre ética pública", en Re-
vista "La Ley", Bs.As., 7-3-96).
dens ou fazer requisic;6es de forma contrária as
16. ANDRÉS IBÁÑEZ, PERFECTO: "Estado de derecho, jurisdicción y disposic;6es expressas na Constituic;ao; 5) infrin-
corrupción", en "Corrupción", cuaderno de Pena y Estado, Revis- gir, no provimento dos cargos públicos, as normas
ta Latinoamericana de Política Criminal, año 1, n. 0 1, Editores del legais; 6) usar de violencia ou ameac;a contra fun-
Puerto, Buenos Aires, 1995, p. 23 y ss. cionário público para coagi-lo a proceder ilegal-
17. CRuz CASTRO, FERNANDO: "La investigación y persecución de mente, bem como utilizar-se de subomo ou de
la corrupción. Observaciones fundamentales sobre el rol del Mi- qualquer outra forma de conupc;ao para o mesmo
nisterio Público en los sistemas penales latinoamericanos", en Co- fim; 7) proceder de modo incompatível com a dig-
rrupción, op. cit., p. 81 y ss. nidade, a honra e o decoro do cargo.
18. BERALDI, CARLOS A: :"La corrupción. El principio de un dis- Além do Presidente da República, os Ministros
curso racional a la luz de las ciencias penales", en La Ley - Ac-
tualidacl', Buenos Aires, 16-V-95. de Estado, os Ministros do Supremo Tribunal Fe-
19. "Los fragmentos de Heráclito", comp: CAPPELLErn, A J., deral e o Procurador-geral da República podem
Tiempo Nuevo, Caracas, 1972, p. 18. ser sujeitos ativos de crimes de responsabilidade,
por improbidade e outros motivos, (artigos 13, 39
e 40 da Lei 1.079/50).
O processo para tem início com urna acusac;ao
oficial da Camara dos Deputados ao Senado Fe-
deral, a partir de denúncia feita perante aquela
por qualquer cidadao brasileiro ou de conclus6es
de Comissao Parlamentar de Inquérito. O Senado
Brasil Federal, reunido sob a presidencia do Presidente
do Supremo Tribunal Federal, é o órgao jurisdi-
Dyrceu Aguiar Dias Cintra Junior cional, no caso.
Juiz de Direito em Sao Paulo - Brasil As penas, de natureza política, aplicáveis ao cri-
Presidente del Consejo de Administración de la me ainda quando simplesmente tentados, sao a
Asociación Juízes para a Democracia perda do cargo e a inabilitac;ao para o exercício de
qualquer func;ao pública por cinco anos.
A imposic;ao das penas de natureza política nao
Crlmes de responsabilidade exclui o processo de julgamento por crime co-
mum, na justic;a ordinária, se for o caso.
1. Crimes de Responsabilidade do Presidente O Brasil teve, em 1993, um Presidente da Repú-
da República e outros agentes públicos blica julgado e condenado por crime de responsa-
bilidade, por "proceder de forma incompatível
O tratamento jurídico-penal da conupc;ao política coma dignidade, a honra e o decoro do cargo", ao
no Brasil se estrutura a partir da Constitui9áo Fede- envolver-se com um ramificado esquema de co-
ral de 1988, a qual preve, em seu artigo 85, os crimes rrupc;ao administrativa na esfera federal capitanea-
de responsabilidade do Presidente da República. do por seu ex-tesoureiro de campanha eleitoral.
Dentre eles esta.o os atos que atentem contra a
probidade na administrac;ao.
Tal dispositivo é minuciosamente regulamenta- 2. Decreto-lei 201167
do em lei especial precedente, recebida pela nova
ordem constitucional porque com ela compatível. O Decreto-lei 201167 define crimes de responsa-
Trata-se da Lei 1.079/50, que define os crimes de bilidade de Prefeitos Municipais e Vereadores, a
responsabilidade e estabelece as regras do proces- serem julgados pelo Poder Judiciário.
so de impeachment do Presidente da República Dentre estes há, por exemplo: "apropriar-se de
por sua prática. bens ou rendas públicas ou desviá-los em provei-
No que se refere a probidade da administrac;ao, to próprio ou alheio" (I); "utilizar-se, indevida-
a referida lei tipifica, em seu artigo 9º, os seguin- mente, em proveito próprio ou alheio, de bens,

130
S i s t e 1ll a s penales COlllparados

•••

rendas ou servic;os públicos" (II); "ordenar ou efe- Dentre eles (artigos 315 e seguintes) estao os cri-
tuar despesas nao autorizadas por lei, ou realizá- mes de peculato, supressao de documentos, em-
las em desacordo com as normas financeiras per- prego ilegal de verbas ou rendas públicas e diver-
tinentes" (V); "antecipar ou inverter a ordem de sas condutas criminosas omissivas em que o agen-
pagamento a credores do Município, sem vanta- te é funcionário público.
gem para o erário" (XII). Dos relacionados com corrupc;ao administrati-
Trata-se de crimes de ac;ao pública, punidos va, destacam-se: 1) a concussao (artigo 316), con-
com reclusao, de dois a doze anos, ou detenc;ao, sistente em "exigir, para si ou para outrem, direta
de tres meses a tres anos, conforme a gravidade. ou indiretamente, ainda que fora da func;ao ou an-
A condenac;ao importa, ainda, em perda do car- tes de assumi-la, mas em razao dela, vantagem in-
go e inabilitac;ao, pelo prazo de cinco anos, para o devida", passível de penas de reclusao, de dois a
exercício de cargo ou func;ao pública, sem prejuí- oito anos, e multa; 2) a corrupc;ao passiva (artigo
zo da reparac;ao do dano causado ao patrimonio 317), definida como "solicitar ou receber ( ... ) van-
público ou particular. tagem indevida, ou aceitar promessa de tal vanta-
gem", punida com penas de reclusao, de um a oito
anos, e multa; 3) a advocacia administrativa (arti-
3. Lei 8.429192 go 321), consistente em "patrocinar, direta ou in-
diretamente, interesse privado perante a adminis-
Esta lei versa sobre enriquecimento ilícito e atos trac;ao pública, valendo-se da qualidade de funcio-
de improbidade dos agentes públicos no exercício nário", para a qual sao previstas penas de
de mandato, cargo, exercício, emprego ou func;ao, detern;ao, de um a tres meses, ou multa, se o inte-
na administrac;ao pública direta, indireta ou fun- resse for legítimo, e detenc;ao, de tres meses a um
dacional. ano, e multa, se o interesse for ilegítimo.
Define diversos atos de improbidade adminis- O mesmo Título XI contém um Capítulo 11, no
trativa que importam enriquecimento ilícito, cau- qual sao previstos outros crimes, em que o agente
sem prejuízo ao erário ou atentem contra os prin- nao é funcionário público, praticados contra a
cípios administrac;ao pública, prevendo, além das Administrac;ao, como: 1) a explorac;ao de prestígio
sanc;6es penais comuns e administrativas, as se- (artigo 332); 2) a corrupc;ao ativa (artigo 333); 3) o
guintes penas: perda de bens; ressarcimento inte- impedimento, perturbac;ao ou fraude em
gral do dano; perda da func;ao pública; suspensao concorrencia (artigo 335).
dos direitos políticos até dez anos; multa civil; Finalmente, no Capítulo III, estao definidos cri-
proibic;ao de contratar com o Poder Público ou re- mes contra a Administrac;ao da Justic;a. Resultantes
ceber benefícios ou incentivos fiscais por dez de eventuais episódios de corrupc;ao há, por exem-
anos. plo os crimes de: 1) falso testemunho, falsa pericia
A ac;ao tendente a aplicac;ao de tais penas, de ou falsa traduc;ao (artigo 342); 2) coac;ao no curso
forte matiz político -influenciando no status do do processo (artigo 344); fraude processual (artigo
cidadao- <leve ser providenciada pelo Ministério 347); exercíci0-arbitrário ou abuso de poder (artigo
Público. 350); 3) explorac;ao de prestígio (artigo 357), defini-
Há na Lei 8.429/92, ainda, um tipo penal que do como "solicitar ou receber dinheiro ou qualquer
sanciona a representac;ao por ato de improbidade outra utilidade, a pretexto de influir em juiz, jura-
contra agente público quando o autor da denúncia do, órgao do Ministério Público, funcionário da
o sabe inocente (artigo 19). As penas sao a de- Justic;a, perito, tradutor, intérprete ou testemunha".
tenc;ao, de seis a dez meses, e multa, sem prejuízo
de indenizac;ao por danos materiais, morais e a
imagem do denunciado. 2. Legisla9ao penal especial

Diversas outras leis, editadas posteriormente ao


Crimes comuns Código Penal, contém tipos penais que tratam do
problema da corrupc;ao administrativa, sob o en-
1. Código Penal foque da matéria nelas tratada.

O Código Penal brasileiro, cuja parte especial


data de 1940, contém um título dedicado aos cri- 2.1. Lei 8.137190
mes contra a administrac;ao pública (Título XI).
O Capítulo I daquele Título define os crimes A Lei 8.137/90, por exemplo, define crimes con-
praticados por funcionários públicos contra a Ad- tra a ordem tributária (inclusive sonegac;ao fiscal),
ministra9ao em geral. ordem económica e relac;oes de consumo.

131
Revista Penal
Brasil I Chile
•••

Há nela um artigo (artigo 3º) que preve tres ti- pois, entre os artigos 289 e 354, tipos penais e, daí
pos penais em que o agente é funcionário público, em <liante, disposi96es processuais.
relacionados com processos de corrup9ao: 1) ex- Todos os crimes previstos sao crimes de a9ao
travio de livro oficial, processo fiscal ou docu- pública.
mento de modo a acarretar problemas no paga- Há vários relacionados com fraudes na ins-
mento de tributo (penas de reclusa.o, de tres a oito cri9ao de eleitores e no processo eleitoral, que po-
anos, e multa); 2) exigencia, solicita9ao ou recebi- dem ser praticadas por agentes públicos.
mento de vantagem indevida; ou aceita9ao de tal A corrup9ao eleitoral é prevista no artigo 299,
vantagem para deixar de lan9ar ou cobrar tributo, que é formal ou de mera conduta, assim definido:
ou cobrá-lo parcialmente (penas de reclusa.o, de "dar, oferecer, solicitar ou receber, para si ou para
tres a oito anos, e multa); 3) advocacia adminis- outrem, dinheiro, dádiva, ou qualquer outra van-
trativa voltada para questao atinente a adminis- tagem, para obter ou dar voto e para conseguir ou
tra9ao fazendária (penas de reclusao, de um a prometer absten9ao, ainda que a oferta nao seja
quatro anos, e multa). aceita" (penas de reclusa.o até quatro anos e mul-
ta).

2.2. Lei 8.666193


2.4. Outras leis
Regulamentando o artigo 37, XXI, da Consti-
tui9ao Federal, a Lei 8.666/93 institui normas para O singelo conceito de corrup9ao dado por Dante,
licita96es e contratos com a Administra9ao Pú- na Divina Comédia -"dizer sim, quando nao, por
blica. dinheiro"- adquiriu, no mundo moderno, urna
Trabalha ela, tal como no Código Penal, tam- fei9ao cada vez mais ligado a Administra9ao Pública.
bém, com um conceito aberto de funcionário pú- Episódios que envolvem a chamada apro-
blico, considerado como sendo "aquele que exer- pria9ao privada do espa90 público sempre se en-
ce, mesmo que transitoriamente ou sem remune- caixam nele.
ra9ao, cargo, fun9ao ou emprego público" ou em É grande, no Brasil, a corrosao causada nas ins-
"entidade paraestatal, assim consideradas, além titui96es pela a9ao deletéria de homens públicos.
das funda96es, empresas públicas e sociedades de A marca da impunidade se toma insuportável.
economia mista, as demais entidades sob contro- Nao é de falta de leis que se ressente.
le, direto ou indireto, do Poder Público" (arti- Há diversas, além das mencionadas, com dispo-
go 84). sitivos penais que abordam temas ligados a co-
Contém um Capítulo (IV) em que sao previstas rrup9ao.
san96es administrativas (Se9ao 11) e penais (Se9ao Assim, a Lei 4.898/65, que trata de abuso de au-
111). Estas últimas sao distribuídas em dez tipos toridade; a Lei 8.078/90, de prote9ao e defesa do
penais (artigos 89 a 98), todos voltados para coibir consumidor; e a Lei 1.521151, que define crimes
atividades tendentes a favorecimentos de pessoas contra a economia popular, ordem tributária e re-
ou empresas em concorrencias públicas, garantin- la96es de consumo.
do, mediante a tutela penal, a igualdade de con- Embora as condutas nelas tipificadas nao se re-
di96es dos concorrentes, o sigilo de determinados firam diretamente ao tema em destaque, tem em
dados, a lisura do processo de escolha e a idonei- comum a prote9ao de bens jurídicos ligados a in-
dade das contrata96es com o Estado, em ob- teresses públicos e sociais, visando a coibir que inte-
servancia aos princípios da legalidade, impessoa- resses privados sejam ilegalmente promovidos as
lidade, moralidade e publicidade que orientam a custas daqueles.
administra9ao pública.
Podem ser sujeitos ativos de tais crimes tanto o
funcionário público quanto o particular, cabendo
sempre, ao Ministério Público promover a a9ao
penal (crimes de a9ao pública).
Chile
2.3. Lei 4. 737165 (Código Eleitoral) Prof. Felipe Caballero Brun
Universidad de Chile
O Código Eleitoral reserva o Título IV para as
disposi96es penais.
Há nele urna parte geral, a semelhan9a do Códi- En Chile, a Octubre de 1998, el tratamiento ju-
go Penal, dando regras para a aplica9ao da lei. De- rídico-penal de la corrupción sigue siendo el mis-

132
s • s
1 t e m a s p e n a 1 e s e o m p a r a d o s

•••

mo que existía hace más de cien años atrás. La le- el objeto allí tutelado sea "la fidelidad o lealtad al
gislación penal sustantiva en esta materia no se ha deber del cargo".
actualizado desde la entrada en vigencia de nues- En lo que atañe específicamente a las figuras tí-
tro Código Penal (1875). picas contenidas en el Título V, cabe destacar la
Ello sin lugar a dudas resulta paradójico si se diversidad de las mismas (prevaricación judicial y
tiene presente que el planteamiento global del Có- administrativa, prevaricación del abogado o pro-
digo responde a una realidad social e institucional curador, malversación de caudales públicos, frau-
premoderna, que recogía un diseño político-esta- de al fisco, negociación incompatible, exacción
tal de carácter decimonónico y donde las interre- ilegal, etc ... ) y la nula relevancia de algunas (anti-
laciones que se producían entre la Administración cipación y prolongación indebida de funciones
Pública y la actividad de los particulares no tienen públicas, nombramientos ilegales y desviación de
correspondencia, cuantitativa ni cualitativa, con fondos públicos entre otras) para justificar la ne-
las que se observan de modo general actualmente. cesidad de la conminación punitiva, debido a que
Lo anterior representa un aspecto central en la en rigor constituyen meras infracciones de índole
caracterización de cualquier fenómeno de corrup- administrativa.
ción a objeto de establecer un modelo de control En este estado de cosas resulta sorprendente
punitivo sobre el mismo. que el proyecto de ley que incorpora nuevas figu-
En este sentido, la contracción del tamaño yac- ras punibles al Título V del Código Penal (tales
tividad del Estado por un lado, y la extensión del como el "enriquecimiento ilícito", el "tráfico de in-
rol del mercado y de la iniciativa privada por el fluencias" y el "aprovechamiento o uso indebido
otro, condicionan y determinan un nuevo esque- de información privilegiada") 1 y que lleva más de
ma arquitectónico donde las formas de corrup- dos años de tramitación parlamentaria, no se
ción han resultado y resultan ser demasiado difu- haya hecho cargo de las deficiencias estructurales
sas e inaprehensibles para la anacrónica normati- que presenta nuestra regulación punitiva en este
va penal. ámbito. Más aún si se tiene presente que las mis-
La regulación penal sustantiva nuestra en este mas son ampliamente compartidas, desde hace
tema fue tomada, y homologada casi íntegramen- varias décadas, por la comunidad académica na-
te, de aquella que establecía el Código Penal espa- cional.
ñol de 1848-1850. Es por ello entonces que todos Sin perjuicio de reconocer que este proyecto de
los problemas observados de la antigua normativa ley cumple con llenar importantes vacíos de puni-
española y de su aplicación sean, en mayor o me- bilidad, no es menos cierto que algunas figuras
nor medida, extrapolables a nuestra realidad. contenidas en él, específicamente la del "enrique-
Así, ya en la denominación del Título V del Li- cimiento ilícito", evidencian una nueva huida ha-
bro 11 del Código Chileno ("De los Crímenes y cia el Derecho Penal que ni siquiera respeta los re-
Simples Delitos Cometidos por Empleados Públi- querimientos mínimos que conforman la esencia
cos en el Desempeño de sus Cargos"), que es el de un Estado de Derecho 2 .
que contiene las figuras típicas relacionadas con Por último y más allá de las deficiencias apun-
la corrupción, surgen dos problemas a destacar. tadas de la actual regulación (substanciales y de
Desde una perspectiva formal no todos los deli- técnica legislativa), de la demora de las iniciativas
tos que tienen por sujeto activo a un funcionario legales en curso y el contraste de las mismas con
público se encuentran contenidos en el interior el sistema de garantías propio de un Estado de De-
del Título V; y no todos los delitos que componen recho pareciera que la corrupción no se agota en
dicho Título exigen de manera exclusiva la condi- el abordaje y control jurídico-penal que sobre ella
ción de funcionario público al sujeto activo. Res- pueda realizarse.
pecto al primer punto es donde surge una situa- Como todo fenómeno social, la corrupción se
ción que ha dado problemas (al menos interpreta- alimenta de diversos factores y variables (rigidez
tivos), ya que la definición normativa de de la dimensión organizativa, contradicción de la
funcionario público está contenida dentro del Tí- norma con algunas prácticas económicas y tam- .
tulo V (art. 260) y tiene operatividad sólo para los bién políticas, etc ... ). Indudablemente que almo-
efectos de dicho Título (así se establece expresa- mento del análisis la respuesta punitiva puede te-
mente); ¿qué concepto ha de utilizarse entonces ner mayor o menor plausibilidad, pero en el nivel
para aquellas figuras cometidas por funcionarios práctico no podrá (y no ha podido) satisfacer los
públicos que se ubican fuera del Título V? distintos ámbitos que se entrecruzan en la mani-
Y desde una perspectiva material, el bien jurídi- festación de la corrupción como fenómeno crimi-
co protegido no aparece con claridad ni univoci- nal.
dad al interior del Título en cuestión, ya que no Lo anterior, que también es predicable respecto
puede sostenerse bajo ninguna circunstancia que de otras formas criminales, cobra mayor notorie-

133
Revista Penal
Chile I Colombia

dad e importancia en el tema que abordamos; por Steiner (Bogotá, Tercer Mundo editores, 1998); y
cuanto, como señala Hassemer, la criminalidad La corrupción en Colombia, es una obra confor-
identificada con la corrupción "apunta hacia un mada esencialmente por trece trabajos compila-
ámbito que debe combatirse a sí mismo"3. Se tra- dos y presentados por Fernando Cepeda Ulloa
ta, en otras palabras, de controlar penalmente a (Bogotá, Tercer Mundo editores, 1997).
aquellos que detentan el poder y ejercen, directa o
indirectamente, la autoridad. Objetivo que, más
allá de su profunda significación simbólica, resul- 2. Hacia un concepto
ta difícil de concretar y, más aún, de llevarlo a
cabo con algún grado satisfactorio de eficiencia. No es fácil decir qué es corrupción. No lo es, es-
Y ello es así porque en el fenómeno de la co- pecialmente por las modificaciones históricas, por
rrupción se da una doble relación entre riqueza y el avance o retroceso en la tolerancia, o por el
poder que tensiona las bases y estructuras de avance o retroceso en los valores. Por ejemplo, en
nuestros aún inacabados sistemas políticos; por el año 1700, para muchos ingleses el lobby era un
una parte la riqueza es utilizada para obtener y estilo corrupto de acceder al poder; hoy, en Co-
conseguir privilegios y ventajas políticas, mientras lombia, así se capte como deplorable, unos aspi-
por otra los funcionarios públicos utilizan su po- rantes a la Contraloría General, procedentes de
der y prerrogativas legales para adquirir riqueza 4• candidaturas dadas por la Corte Constitucional, el
Consejo de Estado y la Corte Suprema de Justicia,
Notas organizaron desayunos, almuerzos, cenas e invita-
1. Véase Boletín n. 0 1177-07 de la Honorable Cámara de Di- ciones a unos de sus electores, es decir, a miem-
putados. bros del Congreso de la República, con el fin de
2. Para un análisis en profundidad sobre el delito de enrique- obtener sus votos. Esto fue objeto de amplia difu-
cimiento ilícito por parte de funcionario público y sus problemas
de constitucionalidad en el ordenamiento jurídico argentino, ver el
sión en la prensa nacional y hasta fue aceptado
excelente trabajo de MARCELO SANCINffil, "El Delito de Enriqueci- por unos de los aspirantes al alto cargo. Por su-
miento Ilícito", en El Derecho Penal Hoy (Homenaje a David Bai- puesto, uno de ellos fue elegido, aceptó sin repa-
gún), Editores del Puerto, Buenos Aires, 1995, p. 289 y ss. ros y ya ejerce sus funciones. Y para nada se tuvo
3. Vid. HASSEMER, WINFRIED: "Posibilidades Jurídicas, Policiales y en cuenta que la Contraloría General de la Repú-
Administrativas de una Lucha más Eficaz contra la Corrupción", blica tiene como principal función el ejercicio del
en Pena y Estado, año l, n. 0 1, Editores del Puerto, Buenos Aires, control fiscal de la administración, mientras al
1995, p. 150. congreso compete, entre otras cosas, aprobar el
4. Cfr. GARCÍA MÉNDEZ, EMILIO: "El Problema de la Corrupción: plan nacional de desarrollo y de inversiones pú-
Una Revisión Latinoamericana", en Capítulo Criminológico n. 0 15, blicas, para lo cual debe determinar los recursos y
Universidad del Zulia, Maracaibo-Venezuela, 1987, p. 119.
apropiaciones que se autoricen para su ejecución;
autorizar al Gobierno para celebrar contratos, ne-
gociar empréstitos y enajenar bienes nacionales;
establecer las rentas nacionales y fijar los gastos
de la administración; organizar el crédito público;
modificar los aranceles, tarifas y demás disposi-
Colombia ciones concernientes al régimen de aduanas; ex-
pedir las leyes de intervención económica y las
Prof. Álvaro Orlando Pérez Pinzón. que rigen el ejercicio de las funciones públicas y la
Corporación Universitaria de /bagué prestación de los servicios públicos; expedir el es-
tatuto general de contratación de la administra-
ción pública y en especial de la administración na-
t. Introducción cional, etc. Como se observa con facilidad, pare-
cería poco recomendable el lobby. Sin embargo, lo
hubo, entre candidato y elector, a pesar de la deli-
Las investigaciones y bibliografía colombianas cadeza de las funciones futuras de uno y otro.
sobre la corrupción son muy pocas, casi escasas. El anterior ejemplo es indicativo, y habría mu-
Para la elaboración de este escrito hemos tenido chísimos otros para Colombia. Si el lobby, como
en cuenta fundamentalmente dos trabajos que en Inglaterra en aquellos años, era objeto de re-
abordan el tema con el criterio tradicional funcio- proche en Colombia hoy, tristemente, se ha con-
nalista de la realidad y de la investigación. Se tra- vertido casi en otro requisito, al lado de la "hoja de
ta de dos libros: Corrupción, crimen y justicia. Una vida" y otros argumentos, para aspirar y obtener
perspectiva económica, es un conjunto de trabajos cargos en el Estado. Y está tan expandido que de
(6) compilados por Mauricio Cárdenas y Roberto varios años hacia adelante se halla generalizado,

134
J u r i s p r u d e n e i a C o n s· t i t u e i o n a l

~~~
Luis Arroyo Zapatero Catedrático de Derecho Penal y Rector
de la Universidad de Castilla-La Mancha
Rosario de Vicente Martínez Profesora Titular de Derecho Penal
de la Universidad de Castilla-La Mancha

SUMARIO S.T.C.•42/1999, 22 de marzo, S.2.ª, (B.O.E. 27 de


abril). Ponente: Viver Pi-Sunyer.
l. Constitución española S.T.C. 43/1999, 22 de marzo, S.2.ª, (B.O.E. 27 de
II. Ley Orgánica del Tribunal Constitucional abril). Ponente: Jiménez Sánchez.
111. Código Penal S.T.C. 49/1999, 5 de abril, Pleno, (B.O.E. 27 de
IY. Ley de Enjuiciamiento Criminal abril). Ponente: Vives Antón.
V. Legislación especial S.T.C. 52/1999, 12 de abril, S.2.ª, (B.O.E. 18 de
mayo). Ponente: Conde Martín de Hijas.
S.T.C. 54/1999, 12 de abril, S.1.ª, (B.O.E. 18 de
RELACIÓN DE SENTENCIAS RESEÑADAS mayo). Ponente: Casas Baamonde.
S.T.C. 5511999, 12 de abril, S.1.ª, (B.O.E. 18 de
S.T.C. 235/1998, 14 de diciembre, S.2.ª, (B.O.E. 20 mayo). Ponente: García Manzano.
de enero). Ponente: García-Mon y González- S.T.C. 56/1999, 12 de abril, S.1.ª, (B.O.E. 18 de
Regueral. mayo). Ponente: Cachón Villar.
S.T.C. 237/1998, 14 de diciembre, S.2.ª, (B.O.E. 20 S.T.C. 58/1999, 12 de abril, S.2.ª, (B.O.E. 18 de
de enero). Ponente: González Campos. mayo). Ponente: Jiménez Sánchez.
S.T.C. 238/1998, 15 de diciembre, S.1.ª, (B.O.E. 20 S.T.C. 64/1999, 26 de abril, S.2.ª, (B.O.E. 1 de ju-
de enero). Ponente: Rodríguez Bereijo. nio). Ponente: Conde Martín de Hijas.
S.T.C. 111999, 25 de enero, S.2.ª, (B.O.E. 25 de fe- S.T.C. 66/1999, 26 de abril, S.2.ª, (B.O.E. 1 de ju-
brero). Ponente: Viver Pi-Sunyer. nio). Ponente: Conde Martín de Hijas.
S.T.C. 2/1999, 25 de enero, S.2.ª, (B.O.E. 25 de fe- S.T.C. 70/1999, 26 de abril, S.1.ª, (B.O.E. 1 de ju-
brero). Ponente: González Campos. nio). Ponente: Garrido Falla.
S.T.C. 711999, 8 de febrero, S.2.ª, (B.O.E. 25 de fe- S.T.C. 7111999, 26 de abril, S.1.ª, (B.O.E. 1 de ju- .
brero). Ponente: González Campos. nio). Ponente: Garrido Falla.
S.T.C. 14/1999, 22 de febrero, S.2.ª, (B.O.E. 17 de S.T.C. 7311999, 26 de abril, S.l.ª, (B.O.E. 1 de ju-
marzo). Ponente: Vives Antón. nio). Ponente: García Manzano.
S.T.C. 18/1999, 22 de febrero, S.2.ª, (B.O.E. 17 de S.T.C. 74/1999, 26 de abril, S.2.ª, (B.O.E. 1 de ju-
marzo). Ponente: Jiménez Sánchez. nio). Ponente: Vives Antón.
S.T.C. 19/1999, 22 de febrero, S.2.ª, (B.O.E. 17 de S.T.C. 76/1999, 26 de abril, S.1.ª, (B,O.E. 1 de ju-
marzo). Ponente: Conde Martín de Hijas. nio). Ponente: Casas Baamonde.
S.T.C. 2411999, 8 de marzo, S.2.ª, (B.O.E. 14 de S.T.C. 79/1999, 26 de abril, S.l.ª, (B.O.E. 1 de ju-
abril). Ponente: De Mendizábal Allende. nio). Ponente: Garrido Falla.
S.T.C. 31/1999, 8 de marzo, S. l.ª, (B.O.E. 14 de S.T.C. 81/1999, 10 de mayo, S.2.ª, (B.O.E. 15 de ju-
abril). Ponente: Casas Baamonde. nio). Ponente: Conde Martín de Hijas.
S.T.C. 33/1999, 8 de marzo, S.2.ª, (B.O.E. 14 de S.T.C. 85/1999, 10 de mayo, S.1.1\ (B.O.E. 15 de ju-
abril). Ponente: Viver Pi-Sunyer. nio). Ponente: Cachón Villar.
S.T.C. 37/1999, 22 de marzo, S.2.ª, (B.O.E. 27 de S.T.C. 86/1999, 10 de mayo, S.l.ª, (B.O.E. 15 de ju-
abril). Ponente: Vives Antón. nio). Ponente: Jiménez de Parga y Cabrera.

127
Revista Penal
Enero-junio 1999

S.T.C. 89/1999, 26 de mayo, S.2.ª, (B.O.E. 29 de ju- PRECEPTOS LEGALES INTERPRETADOS


nio). Ponente: Conde Martín de Hijas. EN LAS SENTENCIAS RESEÑADAS
S.T.C. 91/1999, 26 de mayo, S.2.ª, (B.O.E. 29 de ju-
nio ). Ponente: Viver Pi-Sunyer. C.E.: Arts. 17.1y4, 18.2 y 3, 24.1y2, 25.1.
S.T.C. 94/1999, 31 de mayo, S.2.ª, (B.O.E. 29 de ju- L.O.T.C.: Arts. 41, 44.1.a), 55.1.
nio). Ponente: Vives Antón. C.P.: Arts. 58.1, 92, 100, 347 bis.
S.T.C. 97/1999, 31 de mayo, S.2.ª, (B.O.E. 29 de L.E.Crim.: Arts. 504, 902, 988.
junio). Ponente: Conde Martín de Hijas. L.O. 2/1989, de 13 de abril, Procesal Militar: Art.
S.T.C. 98/1999, 31 de mayo, S.l.ª, (B.O.E. 29 de ju- 458.
nio). Ponente: García Manzano.

128
Jurisprudencia Constitucional

•••

I. CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA legalidad, "la legitimidad constitucional de la pri-


sión provisional exige que su configuración y su
ARTÍCULO 17.1 (LIBERTAD PERSONAL) aplicación tengan, como presupuesto, la existen-
cia de indicios racionales de la comisión de una
Arresto domiciliario. Procedimiento disciplinario acción delictiva como objetivo, la consecución de
militar. fines constitucionalmente legítimos y congruentes
«A diferencia del criterio sostenido por el Tri- con la naturaleza de la medida", y, como objeto, la
bunal Supremo, hemos de afirmar que el arresto ponderación de las circunstancias concretas que
domiciliario sí supone una verdadera privación de de acuerdo con el presupuesto legal y la finalidad
libertad y no una mera restricción de aquélla constitucionalmente legítima, permiten la adop-
(SS.T.C. 31/1985, fundamento jurídico 3.º y 61/1995, ción de la medida».
fundamento jurídico 4.0 , en línea con la S.T.E.D.H. (S.T.C. 33/1999, de 8 de marzo, 3. El T.C. otorga
de 9 de junio de 1976, Caso Engel), de suerte que, el amparo)
sobre esta base, el indebido cumplimiento de un
día de arresto domiciliario, sí entrañaría una vul- Finalidad de la prisión preventiva.
neración de la libertad personal por contraven- «Igualmente se ha precisado que los fines que,
ción de los términos del art. 17.1 C.E., que supe- con carácter exclusivo, pueden entenderse legíti-
dita la legítima privación de libertad a los casos mos y congruentes con la naturaleza de la prisión
previstos en la ley». provisional son la conjuración de "ciertos riesgos
(S.T.C. 18/1999, de 22 de febrero, 9. El TC de- relevantes" que, teniendo su origen en el imputa-
niega el amparo) do, se proyectan sobre el normal desarrollo del
proceso o la ejecución del fallo, así como, en ge-
Prisión provisional. neral, sobre la sociedad. En particular, estos ries-
«Es doctrina 'reiterada que las decisiones relati- gos a prevenir serían los de sustracción del impu-
vas a la adopción y al mantenimiento de la prisión tado a la acción de la Administración de Justicia,
provisional deben expresarse en una resolución ju- obstrucción de la justicia penal y, por último, rei-
dicial motivada (SS.T.C. 41/1982, 56/1987, 3/1992, teración delictiva».
128/1995 y 98/1997). Esta motivación ha de ser su- (S.T.C. 33/1999, de 8 de marzo, 3. El T.C. otorga
ficiente y razonable, "entendiendo por tal que al el amparo)
adoptar y mantener esta medida se haya pondera-
do la concurrencia de todos los extremos que jus-
tifican su adopción y que esta ponderación o, si se ARTÍCULO 17.4 (HABEAS CORPUS)
quiere, que esta subsunción, no sea arbitraria, en
el sentido de que sea acorde con las pautas del Prisión provisional. Plazos de duración.
normal razonamiento lógico y, muy especialmen- «El respeto y cumplimiento de los plazos legales
te, con los fines que justifican la institución de la máximos de prisión provisional constituye una
prisión provisional" [S.T.C. 128/1995, fundamento exigencia constitucional que integra la garantía
jurídico 4.º b)]. La suficiencia y la razonabilidad consagrada en el art. 17.4 C.E., de manera que la
serán, en definitiva, el resultado de la ponderación superación de dichos plazos supone una limita-
de los intereses en juego (la libertad de una perso- ción desproporcionada del derecho a la libertad y,
na cuya inocencia se presume, por un lado; la re- en consecuencia, su vulneración».
alización de la administración de la justicia penal (S.T.C. 19/1998, de 22 de febrero, 4. El T.C. otor-
y la evitación de hechos delictivos, por otro) a par- ga el amparo)
tir de toda la información disponible en el mo-
mento en el que ha de adoptarse la decisión, de las
reglas del razonamiento lógico y del entendimien- ARTÍCULO 18.2 (INVIOLABILIDAD DE DO-
to de la prisión provisional como "una medida de MICILIO)
aplicación excepcional, subsidiaria, provisional y
proporcionada a la consecución de los fines" refe- El mandamiento judicial como requisito.
ridos en el párrafo anterior (S.T.C. 128/1995, fun- «Muy específicamente, desde la S.T.C. 290/1994
damento jurídico 3.0 )». (antes en el A.T.C. 349/1988 y después en las más
(S.T.C. 18/1999, de 22 de febrero, 2. El T.C. otor- recientes SS.T.C. 133/1995 y 18211995, que de la
ga el amparo) primera pueden considerarse secuela), hemos ex-
presado que la entrada en el domicilio sin el per-
Prisión preventiva: Le.güimidad constitucional. miso de quien lo ocupa, ni estado de necesidad,
«Desde la S.T.C. 128/1995 -fundamento jurídico sólo puede hacerse si lo autoriza o manda el Juez
3.º- este Tribunal ha señalado, que, además de su competente y en tal autorización descansa, a su

129
Revista Penal
Enero-junio 1999

vez, el registro domiciliario, según refleja el gru- ARTÍCULO 18.3 (DERECHO AL SECRETO
po de normas pertinentes (arts. 18.2 C.E., 87.2 DE LAS COMUNICACIONES)
L.O.P.J. y 546 L.E.Crim.). Este es el único requisi-
to, necesario y suficiente por sí mismo, para dotar Escuchas telefónicas. Principio de proporciona-
de legitimidad constitucional a la invasión del ho- lidad.
gar. Una vez obtenido el mandamiento judicial, la (S.T.C. 49/1999, de 5 de abril, 7 y 10. El T.C.
forma en que la entrada y registro se practiquen, otorga parcialmente el amparo. Hay un voto par-
las incidencias que en su curso puedan producir- ticular que formula el Magistrado Cruz Villalón
se y los excesos o defectos en que incurran quie- con el siguiente tenor literal: «Considero que, en
nes lo hacen, se mueven siempre en otra dimen- este caso, puede resultar clarificador comenzar
sión, el plano de la legalidad. En esta, por medio por la exposición sucinta de mi propia posición:
de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (art. 569), Coincido en primer lugar en la declaración conte-
no en la Constitución, se exige la presencia del Se- nida en el punto 1.0 del fallo en lo relativo se re-
cretario judicial para tal diligencia probatoria. Por fiere a la declaración de que el derecho funda-
ello, su ausencia no afecta a la inviolabilidad del mental al secreto de las comunicaciones (art. 18.3
domicilio, para entrar en el cual basta la orden ju- e.E.) ha resultado vulnerado en el caso de todos
dicial, ni tampoco a la efectividad de la tutela ju- aquellos demandantes de amparo que sufrieron la
dicial en sus diferentes facetas». intervención de las comunicaciones telefónicas
(S.T.e. 94/1999, de 31 de mayo, 3. El T.e. otorga irregularmente adoptada. Pero entiendo que esta
el amparo) vulneración la produce ya la sola deficiencia de
ley, sin que sea necesario, para confirmar dicha
Concepto constitucional de domicilio. vulneración, el examen y valoración que se hace
«Los datos de hecho que arrojan las resolucio- en la sentencia de la actuación judicial. Esto di-
nes impugnadas y el resto de actuaciones proce- cho, me parece sustancialmente correcta la con-
sales indican que el inmueble registrado se halla- clusión de que las resoluciones judiciales que acor-
ba situado en la cuarta planta de una céntrica ca- daron las escuchas no estuvieron suficientemente
lle de la ciudad de Madrid; su configuración física motivadas desde la perspectiva del mismo art.
y su destino natural era el de vivienda; se hallaba 18.3 e.E.
cerrado -hubo de accederse con la llave del porte- Coincido también en la declaración de que don
ro de la finca-, y en él se hallaron efectos que de- Mohamed M. A. (recurso de amparo núm. 195/1995),
notan que en el mismo se realizaba vida privada doña Adelaida de J. M. (recurso de amparo núm.
-como ya se ha dicho se encontraron varias foto- 256/1995) y don Abdelaziz M. H. (recurso de am-
grafías del recurrente, el contrato de alquiler de la paro núm. 257/1995) sufrieron también una vul-
propia vivienda, una agenda con anotaciones per- neración de su derecho a un proceso con todas las
sonales y varios documentos de identidad en blan- garantías, al haber sido juzgados sin la exclusión
co-. Este cúmulo de datos pone de relieve que el de las grabaciones de sus conversaciones telefóni-
lugar cerrado, por dos veces registrado, era un es- cas. Pero entiendo que dicha vulneración se pro-
pacio apto para desarrollar vida privada en el que duce sólo como consecuencia de la falta de garan-
la misma se había desarrollado anteriormente con tías en el proceso de grabación y transcripción de
una u otra intensidad y periodicidad. Dicho de las cintas magnetofónicas que recogieron dichas
otro modo, ha de ser considerado un "domicilio" conversaciones (fundamento jurídico 13), y no co-
a efectos de protección constitucional, porque en mo consecuencia, exigida en este caso, de la pro-
él era posible que la persona o personas que tení- hibición de incorporar o de valorar las pruebas ilí-
an su posesión y disfrute, es decir, legítimo acceso citamente obtenidas, esta vez por vulneración del
y uso, vivieran sin estar sujetos necesariamente a derecho al secreto de las comunicaciones (funda-
los usos y convenciones sociales, ejerciendo su li- mento jurídico 12).
bertad más íntima (S.T.e. 22/1984, fundamento Finalmente, no coincido en el otorgamiento del
jurídico 5. 0 ). Este concepto constitucional de do- amparo a don Manuel A. P. y don Luis R. S. (re-
micilio, lo hemos repetido, es más amplio que el curso de amparo núm. 254/1995), a don Manuel,
concepto jurídico-privado o jurídico-administrati- don Rodrigo y don José S. R. (recurso de ampa-
vo, ambos funcionales a otros fines distintos de la ro núm. 255/1995) y a don Filippo M. (recurso de
protección de la intimidad y la vida privada, y no amparo núm. 260/1995), sorprendidos durante la
admite concepciones reduccionistas, como la ana- operación del desembarco de la droga, y condena-
lizada, que lo equiparan al concepto jurídico-pe- dos por tanto a partir de pruebas distintas de las
nal de morada habitual o habitación». referidas grabaciones de conversaciones telefóni-
(S.T.e. 94/1999, de 31 de mayo, 5. El T.e. otorga cas. No comparto la anulación de la sentencia
el amparo) condenatoria por lo que a estos demandantes de

130
Jurisprudencia Constitucional

•••

amparo se refiere, en coherencia con lo anterior y cumplimiento de la misión o función derivada de


dado que las garantías de la transcripción, vitales aquella situación especial. Y en este sentido es
para los condenados a partir de esa prueba, no tie- de señalar que el cometido que la acción discipli-
ne la misma consecuencia para los condenados naria militar ha de cumplir y que puede justificar
aquí contemplados, quienes lo fueron con base en alguna limitación de las garantías procesales, no
pruebas distintas. Lo que sigue es una exposición queda desvirtuado con el posterior ejercicio del
algo más pormenorizada de los motivos de mi dis- derecho a la tutela efectiva de los Jueces y Tribu-
crepancia») nales reconocido en el art. 24.1 de la Constitución.
En esta misma línea declaramos en la S.T.C.
113/1995 que la jurisdicción militar, más allá de
ARTÍCULO 24.1 (DERECHO A LA TUTELA sus peculiaridades, ha de ser "jurisdicción", es de-
JUDICIAL EFECTIVA) cir, ha de ser manifestación de la función consti-
tucional a la que, como derecho fundamental, se
Distinción entre acceso a la jurisdicción y acceso confía la tutela judicial efectiva. En este sentido,
a los recursos. la Constitución exige "una regulación legal de la
Principio pro actione. jurisdicción militar que sea acorde con los princi-
«Este Tribunal viene señalando, desde la S.T.C. pios constitucionales, de modo que el resultado
35/1995, que el acceso a los recursos tiene una re- querido o permitido por la norma fundamental es
levancia constitucional distinta a la del acceso a la la de unos órganos que, adaptados a los principios
jurisdicción, ya que mientras el derecho a la ob- de la Constitución, en su estrecho ámbito compe-
tención de una resolución judicial razonada y fun- tencial, prestan la tutela judicial efectiva sin inde-
dada goza de una protección constitucional en el fensión y con todas las garantías a que se refiere el
art. 24.1 C.E., el derecho a la revisión de esta re- art. 24 de la Constitución" (S.T.C. 113/1995)».
solución es, en principio, y dejando a salvo la ma- (S.T.C. 235/1998, de 14 de diciembre, 4. El T.C.
teria penal, un derecho de configuración legal. otorga el amparo)
Concretamente cuando se trata de acceso a la ju-
risdicción, como sucede en el presente caso, re- Doctrina constitucional sobre la apreciación de la
sulta plenamente aplicable el principio pro actione incongruencia omisiva.
que impone "la interdicción de aquellas decisio- Distinción entre alegaciones y pretensiones.
nes de inadmisión que por su rigorismo, por su «Respecto a la vulneración del derecho a la tu-
formalismo excesivo o por cualquier otra razón tela judicial efectiva por falta de respuesta judicial
revelen una clara desproporción entre los fines a las cuestiones llevadas al proceso por las partes,
que aquellas causas preservan y los intereses que este llibunal ha establecido ya una consolidada
sacrifican" (SS.T.C. 88/1997, 150/1997, 184/1997 y doctrina, que en el presente caso nos limitaremos
38/1998)». a aplicar y cuyos rasgos fundamentales podrían
(S.T.C. 235/1998, de 14 de diciembre, 2. El T.C. resumirse, sin pretensión de ser exhaustivos, en
otorga el amparo solicitado. Reitera la misma los siguientes términos: a) No toda ausencia de
doctrina la posterior S.T.C. 2411999, de 8 de mar- respuesta a las cuestiones planteadas por las par-
zo) tes produce una vulneración del derecho constitu-
cional a la tutela judicial efectiva. Para apreciar
Límites al derecho de acceso a la jurisdicción. Ju- esta lesión constitucional debe distinguirse, en
risdicción militar. primer lugar, entre lo que son meras alegaciones
«No cabe admitir que los valores y peculiarida- aportadas por las partes en defensa de sus preten-
des propias del ámbito castrense alteren las con- siones y estas últimas en sí mismas consideradas,
clusiones anteriormente expuestas. Los aducidos pues, si con respecto a las primeras puede no ser
valores militares como la disciplina o la jerarquía necesaria una respuesta explícita y pormenorizada
no justifican en modo alguno la desaparición ni la a todas ellas -y, además, la eventual lesión del de-
modificación de nuestra doctrina sobre el conte- recho fundamental deberá enfocarse desde el pris-
nido del art. 24.1 C.E. Así lo declaró ya este Tribu- ma del derecho a la motivación de toda resolución
nal en la S.T.C. 21/1981, en la que se dijo que la ex- judicial-, respecto de las segundas la exigencia de
tensión de los derechos fundamentales a todos los respuesta congruente se muestra con todo rigor,
ciudadanos, como derechos inherentes a la propia sin más posible excepción que la existencia de una
personalidad, exige que las limitaciones a su ejer- desestimación tácita de la pretensión sobre la que
cicio basadas en la "relación de sujeción especial" se denuncia la omisión de respuesta explícita
en que se encuentran ciertas categorías de per- (SS.T.C. 56/1996, 85/1996, 26/1997 y 16/1998). b)
sonas sólo sean admisibles en la medida en que Para que sea posible apreciar la existencia de una
resulten estrictamente indispensables para el respuesta tácita a las pretensiones sobre las que se

131
Revista Penal

denuncia la omisión de pronunciamiento es preci- (S.T.C. 2/1999, de 25 de enero, 2. El T.C. otorga


so que la motivación de la respuesta pueda dedu- el amparo)
cirse del conjunto de los razonamientos de la de-
cisión (S.T.C. 91/1995, fundamento jurídico 4.º). c) Doctrina constitucional sobre las notificaciones.
Más en concreto, habrá igualmente de comprobar- «La notificación de las resoluciones judiciales
se que la pretensión 'omitida fuera efectivamente tiene por objeto el conocimiento por los interesa-
llevada al juicio en momento procesal oportuno dos del mandato judicial que aquéllas comportan,
para ello (SS.T.C. 91/1995 y 56/1996). En éstos u lo que puede obtenerse mediante la comunicación
otros términos similares se ha pronunciado últi- de su parte dispositiva, pero tiene igualmente otras
mamente este Tribunal en las SS.T.C. 82/1998, finalidades, entre ellas la de que las partes puedan
fundamento jurídico 3.º; 83/1998, fundamento jurí- conocer las razones o fundamentos de la decisión
dico 3.º; 89/1998, fundamento jurídico 6.º; 1O1/1998, para, en su caso, impugnarlos, oponiendo frente a
fundamento jurídico 2.º; 116/1998, fundamento ju- unas y otros los argumentos que estimen proce-
rídico 2. 0 ; 129/1998, fundamento jurídico 5.º; dentes y ejercitando su derecho de defensa».
153/1998, fundamento jurídico 3.º y 164/1998, fun- (S.T.C. 18/1999, de 22 de febrero, 4. El T.C. otor-
damento jurídico 4.0 , y 206/1998, fundamento ju- ga el amparo)
rídico 2. 0 , por citar sólo algunas de nuestras más
recientes decisiones sobre la materia». Derecho a obtener una resolución fundada en De-
(S.T.C. 1/1999, de 25 de enero, 2. El T.C. otorga recho.
el amparo solicitado. Sobre la incongruencia omi- (S.T.C. 19/1999, de 22 de febrero, 2. El T.C. otor-
siva, Vid. Las posteriores SS.T. C. 74/1999, de 26 de ga el amparo. Reitera la misma doctrina la poste-
abril y 94/1999, de 31 de mayo) rior S.T.C. 24/1999, de 8 de marzo)
La ausencia total de respuesta a las pretensiones Derecho a la ejecución de las resoluciones judi-
de la recurrente vulnera el derecho a la tutela judi- ciales firmes.
cial efectiva. (S.T.C. 3111999, de 8 de marzo, 6. El T.C. otorga
(S.T.C. 1/1999, de 25 de enero, 3. El T.C. otorga el amparo. Vid. La posterior S.T.C. 43/1999, de 22
el amparo) de marzo)
Motivación inexistente. Formularios estereotipados. Falta de motivación.
Sanción de aislamiento en celda. «No resulta necesario el estudio autónomo de la
«Las recientes SS.T.C. 83/1998 y 153/1998, por eventual vulneración del art. 24.l C.E., pues, como
citar sólo los más claros precedentes de esta mis- este Tribunal ha señalado reiteradamente, en los
ma Sala, ya tuvieron ocasión de enjuiciar quejas supuestos de resoluciones limitativas de derechos
de contenido acusadamente similar a la aquí exa- fundamentales la falta de motivación de las mis-
minada, siempre en referencia al derecho a la mo- mas infringe, ya por esta sola causa, los derechos
tivación de las resoluciones judiciales, contenido fundamentales afectados».
singular del derecho a la efectividad de la tutela (S.T.C. 33/1999, de 8 de marzo, 2. El T.C. otorga
judicial (art. 24.1 C.E.), como canon de validez de el amparo)
resoluciones de los Juzgados de Vigilancia Peni-
tenciaria en alzada y reforma sobre sanciones de Derecho a los recursos establecidos en la Ley.
aislamiento en celda. Allí quedó expresado que «El derecho a la tutela judicial efectiva ex art.
«resoluciones como las aquí impugnadas mera 24.1. C.E. es un derecho de configuración legal
aplicación a las personas implicadas de formula- (S.T.C. 99/1985, entre otras muchas), y, por tanto,
rios preestablecidos y sin la más mínima atención incumbe al legislador, en su libertad de configura-
a las circunstaneias del supuesto ni a las preten- ción normativa, determinar y regular las vías pro-
siones en que se fundara el recurso desestimado cesales de recurso que estime pertinentes, sin que
-en particular, si éste se pretende basar en la vul- exista, en términos absolutos, una especie de pre-
neración de derechos fundamentales-, no cum- tendido derecho fundamental a una segunda ins-
plen las exigencias que el derecho a la tutela judi- tancia o doble pronunciamiento judicial, cuya
cial implica con particular rigor en materia tan existencia únicamente le es exigible al legislador
delicada» (la relativa a la especial aflicción al de- respecto de las Sentencias condenatorias recaídas
recho a la libertad que supone la sanción de aisla- en los procesos penales (S.T.C. 140/1985), lo que
miento: S.T.C. 153/1998, fundamento jurídico 4.º, no es el caso de este recurso, en que el Auto im-
que en estos términos recoge la doctrina estable- pugnado denegó un beneficio relativo a la suspen-
cida en las SS.T.C. 83/1997, 143/1997 y 83/1998, sión de la pena privativa de libertad impuesta en
por citar sólo algunas de las más recientes)». su día por la sentencia condenatoria».

132
Jurisprudencia Constitucional

•••

(S.T.C. 55/1999, de 12 de abril, 2. El T.C. otorga acción, sobre si es aplicable en ese ámbito supleto-
el amparo) riamente la L.E.Crim., en razón de lo dispuesto en
la disposición adicional primera de la última de las
Alcance de la reformatio in peius. leyes, y sobre la compatibilidad entre la regulación
«Este Tribunal ha dicho en anteriores ocasiones de la acción popular en la L.E.Crim. y la L.O.
que la interdicción de la refonnatio in peius no 2/1989, corresponden al ámbito de la legalidad or-
está expresamente enunciada en el art. 24 de la dinaria, en el que la jurisdicción le corresponde a
Constitución, pero que representa un principio los Tribunales ordinarios, limitándose por nuestra
procesal que forma parte del derecho a la tutela parte el control de las resoluciones de aquéllos al
judicial efectiva a través del régimen de garantías de su falta de fundamento o error patente».
legales de los recursos y, en todo caso de la prohi- (S.T.C. 64/1999, de 26 de abril, 2 a 5. El T.C. de-
bición constitucional de la indefensión». niega el amparo. Se reitera la misma doctrina en
(S.T.C. 56/1999, de 12 de abril, 2. El T.C. otorga las posteriores SS.T.C. 79/1999, de 26 de abril y
el amparo) 81/1999, de 10 de mayo)

Acción popular y tutela judicial efectiva. Indefensión.


«En el plano constitucional, que es el que nos co- (S.T.C. 66/1999, de 26 de abril, 2. El T.C. otorga
rresponde propiamente y en plenitud, la cuestión el amparo. Sobre la indefensión, Vid. La posterior
básica a decidir es la de si, en efecto, y como sos- S.T.C. 76/1999, de 26 de abril)
tiene la demandante, el ejercicio de la acción popu-
lar forma parte del derecho de tutela judicial efec- Doctrina constitucional sobre el desistimiento.
tiva sin más y de principio, pues, si se aceptase el «Como declaramos en la S.T.C. 228/1991, fun-
planteamiento de aquélla en su desnuda simplici- damento jurídico 2. 0 , que un Tribunal de Justicia
dad y sin mayores matizaciones y valoración críti- no acepte el desistimiento formulado por la parte
ca, el recurso evidentemente debiera prosperar. que promueve un juicio o un recurso no es, por sí
La profundización crítica en ese planteamiento mismo, lesivo del derecho a la tutela judicial efec-
es, no obstante, imprescindible. En este sentido, el tiva. El "desistimiento no adquiere eficacia proce-
análisis fundamental a acometer es el de si existe sal en cuanto acto de la parte, sino en cuanto acto
un imperativo discernible ex art. 24 C.E., referido judicial. El escrito de desistimiento presentado
a la necesaria existencia de la acción popular, y es por la parte no pone fin al proceso, habiéndose de
claro que, no haciéndose referencia alguna en ese aguardar hasta la emisión de la correspondiente
precepto constitucional a dicha concreta acción, resolución judicial que, aceptándolo, ponga fin a
no es posible localizar en él tal imperativo, sin la tramitación. Es más, el órgano judicial ni si-
perjuicio de que, en su caso, pudiera buscarse éste quiera se encuentra vinculado por la pretensión
en otro emplazamiento constitucional. de desistimiento pudiendo rechazarla y continuar
Al respecto conviene precisar que una cosa es el procedimiento". La conclusión, alcanzada en-
que una concreta ley procesal dé entrada a la ac- tonces en un proceso social, se impone con más
ción popular, y que una vez consagrada por la ley fuerza· en un proceso penal.
la existencia de tal acción ésta pueda relacionarse Este planteamiento llevaría a examinar si se
con el derecho de tutela judicial efectiva, integrar- produjo o no una desestimación tácita del desisti-
se en su contenido, y beneficiarse de sus medios miento formulado por los apelantes, tal y como
constitucionales de garantía (recurso de amparo); admite nuestra jurisprudencia (SS.T.C. 91/1995,
y otra diferente, que exista un imperativo consti- fundamento jurídico 4. 0 y 181/1998, fundamento
tucional en virtud del cual toda ley procesal penal jurídico 4. 0 ). Sin embargo, la cuestión pierde todo
deba dar entrada a dicha acción, como exigencia su sentido desde el momento en que quienes de-
del contenido esencial del derecho fundamental sistieron del recurso eran las personas que habían
de tutela judicial efectiva. Es preciso diferenciar, sido condenadas, y que por ende se encontraban
pues, en un plano conceptual entre el problema de ejerciendo su derecho a recurrir la condena im-
la existencia legal de la acción popular y el de su puesta, derecho conferido directamente por el art.
ejercicio una vez existente. 24 C.E. Esta circunstancia obligaba a la Sala de
( ... ) apelación a resolver expresamente sobre los desis-
La acción popular sólo existe cuando la ley la es- timientos presentados; y a ofrecer muy sólidas ra-
tablece, sin que su existencia venga ligada a un im- zones que pudieran justificar la continuación y re-
perativo del derecho de tutela judicial efectiva, es solución del recurso, a pesar de que el titular del
visto que las cuestiones relativas a si en el ámbito derecho fundamental a la revisión de la condena
del proceso penal militar regido por las Leyes Or- había manifestado su voluntad de apartarse del
gánicas 4/1987 y 2/1989, tiene o no cabida dicha proceso (S.T.C. 21/1989, fundamento jurídico 3.0 ).

133
Revista Penal
Enero-junio 1999

Al no hacerlo así, el rechazo del desistimiento su anterior S.T.C. 220/1993. Hay un voto particu-
carece de razón». lar que formula el Magistrado Conde Martín de
(S.T.C. 70/1999, de 26 de abril, 4. El T.C. otorga Hijas con el siguiente tenor literal: «Con el mayor
el amparo solicitado) respeto al parecer mayoritario reflejado en la sen-
tencia y no obstante haber asumido el papel de
La exigencia de fianza no es contraria al conteni- redactor, expresando el parecer de la Sala, no con-
do esencial del derecho a la tutela judicial efectiva. sidero oportuno silenciar mi propia opinión per-
«Hemos declarado que "la exigencia de una sonal disidente, que expuse sin éxito en la de-
fianza para el ejercicio de la acción penal, que se liberación, intentando en ella convencer a la Sala
impone a quien no resulta directamente ofendido de la conveniencia de rectificar la doctrina conte-
por el delito que trata de perseguir (arts. 280 y 281 nida en nuestra Sentencia 220/1993, y utilizar al
L.E.Crim.), no es en sí misma contraria al conte- respecto el mecanismo legal previsto en el 13 de
nido esencial del derecho, pues no impide por sí nuestra Ley Orgánica, sometiendo la cuestión al
misma el acceso a la jurisdicción" (SS.T.C. 62/ Pleno. En tal sentido estimo adecuado utilizar la
1983, 113/1984 y 147/1985), siempre que su cuan- facultad regulada en el art. 90.2 L.O.T.C., formu-
tía, en relación a los medios de quienes pretenden lando voto particular»)
ejercitarla, no impida ni obstaculice gravemente
su ejercicio, pues ello conduciría en la práctica a Concepto de indefensión material.
la indefensión que prohíbe el art. 24.1 C.E. "No «No puede desconocerse que el "concepto de in-
compete a este Tribunal -hemos dicho en anterior defensión con trascendencia constitucional es de
ocasión- la sustitución de los órganos de la juris- carácter material y no formal, de modo que no po-
dicción ordinaria en la fijación de la cuantía (de la drá alegarse en esta sede si, aun existiendo una omi-
fianza), limitándose su función al control de la ar- sión judicial lesiva, en principio, del derecho a ser
bitrariedad e irracionalidad de la decisión judi- oído en un proceso(. .. ) no se ha observado frente a
cial. Sin embargo, ni siquiera con dicho alcance, aquélla (. .. ) la debida conducta diligente" (S.T.C.
este Tribunal puede entrar a debatir si la cuantía 8/1991, fundamento jurídico 3.0 ), por lo que "no
de la fianza fijada impide el acceso a la jurisdic- toda vulneración de normas procesales produce in-
ción" (S.T.C. 326/1994). Sin embargo, "sf poseería defensión en sentido constitucional, pues ésta sólo
trascendencia constitucional la cuestión que plan- tiene lugar cuando se priva al justiciable de alguno
tea la racionalidad de la cuantía de la fianza im- de los instrumentos que el ordenamiento pone en
puesta, pues como ya apuntaba este 'IH.bunal su alcance para la defensa de sus derechos" (S.T.C.
(SS.T.C. 62/1983, 113/1984 y 147/1985) de ser des- 367/1993, fundamento jurídico 2.0 , y en igual senti-
proporcionada en relación a los medios de quie- do S.T.C. 13/1999, entre las más recientes)».
nes pretendan interponer querella, se impediría u (S.T.C. 98/1999, de 31 de mayo, 4. El T.C. otorga
obstaculizaría gravemente su ejercicio, lo que po- el amparo)
dría conducir en la práctica a la indefensión que
prohíbe el art. 24.1 C.E.".
Y en esta línea, en la citada S.T.C. 50/1998, in- ARTÍCULO 24.2 (GARANTíAS PROCESALES)
sistíamos en nuestra doctrina según la cual la con-
creta ponderación de la fianza no corresponde a Las garantías procesales constitucionalizadas en
este Tribunal, como tampoco la de las circunstan- el artículo 24.2 de la C.E. son de aplicación al ám-
cias económicas del recurrente a los efectos de de- bito administrativo sancionador.
terminar los límites en que deba exigirse. Se trata (S.T.C. 14/1999, de 22 de febrero, 3. El T.C. de-
de una cuestión de hecho que los Tribunales de- niega el amparo)
ben resolver con arreglo a criterios de legalidad,
correspondiéndonos únicamente apreciar si la
fianza exigida es o no gravemente desproporcio- ARTÍCULO 24.2 (PRESUNCIÓN DE INO-
nada hasta el punto de restringir el derecho fun- CENCIA)
damental invocado por merecer la calificación de
arbitraria o manifiestamente irrazonable». Aplicabilidad y vigencia en el juicio de faltas del
(S.T.C. 79/1999, de 26 de abril, 2. El T.C. deses- derecho a la presunción de inocencia.
tima el amparo) (S.T.C. 7/1999, de 8 de febrero, 2. El T.C. otorga
el amparo)
Derecho de acceso a la jurisdicción.
Prescripción de acciones. Actividad probatoria de cargo. Validez probatoria
(S.T.C. 89/1999, de 26 de mayo, 3 y 4. El T.C. de las diligencias policiales y validez probatoria de
otorga el amparo y aplica la doctrina contenida en la prueba testifical de referencia.

134
Jurisprudencia Constitucional

«En cuanto a la validez probatoria de las dili- (S.T.C. 7/1999, de 8 de febrero, 2. El T.C. otorga
gencias policiales, la S.T.C. 36/1995, recogiendo el amparo. Vid. Sobre la actividad probatoria de
numerosa jurisprudencia anterior, dejó estableci- cargo la posterior S.T.C. 94/1999, de 31 de mayo)
do con claridad que tales diligencias sólo podrán
considerarse como auténtica prueba de cargo, vá- Contenido del derecho a la presunción de inocen-
lida para destruir la presunción de inocencia, cia.
cuando por concurrir "circunstancias excepciona- «En el caso que ahora nos ocupa se alega que la
les que hagan imposible la práctica de prueba en presunción de inocencia se debilitaría e incluso
la fase instructora o en el juicio oral con todas las se diluiría si se cumpliera el arresto preventivo,
garantías, sea admisible la introducción en el jui- como medida cautelar, antes de recaer la resolu-
cio de los resultados de estas diligencias a través ción definitiva en el procedimiento disciplinario
de auténticos medios de prueba, practicados, és- correspondiente. Ni siquiera desde esta perspecti-
tos sí, con arreglo a las exigencias mencionadas va parcial podría llegar a buen puerto tal repro-
con anterioridad" (fundamento jurídico 2.º con che, por tratarse de un alegato al que ha dado res-
cita de las SS.T.C. 303/1993 y 283/1994 y 328/1994 puesta cumplida y reiterada desde antiguo este
entre otras). De otro modo, dichas diligencias no Tribunal. En efecto, hemos dicho más de una vez
pasarán de constituir un mero medio de investi- que la presunción de inocencia sólo puede ser me-
gación que permite iniciar las averiguaciones del noscabada por las sanciones en sentido propio y
hecho perseguido pero no constituirán por sí mis- nunca por aquellas medidas, aun cuando material-
mas prueba válida acreditativa de la comisión y mente equivalentes, con una función cautelar sal-
autoría del hecho delictivo. vo si fueren tan desproporcionadas e irrazonables
Asimismo, en cuanto a la validez probatoria que esa desmesura les hiciera perder su carácter
del testimonio de referencia de los funcionarios asegurador para transformarse en punitivas, lo
policial~s que presenciaron la identificación foto- que no sucede aquí. En consecuencia, se da una
gráfica del hoy recurrente, tiene igualmente esta- normal compatibilidad de aquel derecho funda-
blecido este Tribunal que sólo será admisible en mental y de estas medidas si guardan una propor-
supuestos de "situaciones excepcionales de impo- ción razonable con la finalidad que las legitima en
sibilidad real y efectiva de obtener la declaración relación con las circunstancias determinantes y,
del testigo directo y principal" (S.T.C. 79/1994, además, aparecen suficientemente razonadas en la
fundamento jurídico 4.0 ), siendo medio de prueba correspondiente motivación».
"poco recomendable pues en muchos casos supone (S.T.C. 24/1999, de 8 de marzo, 2. El T.C. otorga
eludir el oportuno debate sobre la realidad misma parcialmente el amparo)
de los hechos y el dar valor a los dichos de personas
que no han comparecido en el proceso" (S.T.C. Actividad probatoria de cargo.
217/1989). Concluyendo que "la prueba testifical «Este Tribunal ha declarado, desde la S.T.C.
indirecta nunca puede llegar a desplazar o susti- 31/1981 (fundamento jurídico 3.º), que para poder
tuir totalmente la prueba testifical directa, salvo desvirtuar la presunción de inocencia es preciso
en los casos de prueba sumarial anticipada o de una mínima actividad probatoria producida con
imposibilidad material de comparecencia del tes- las garantías procesales que [ ... ] pueda entenderse
tigo presencial a la llamada al juicio oral" (S.T.C. de cargo y de la que deducir, por tanto, la culpabi-
303/1993, fundamento jurídico 7 .º).En este punto, lidad del procesado».
nos sigue diciendo la S.T.C. 35/1995, fundamento (S.T.C. 42/1999, de 22 de marzo, 2. El T.C. de-
jurídico 3.º y reitera la S.T.C. 131/1997, funda- sestima el recurso de amparo)
mento jurídico 2.0 este Tribunal sigue el canon
hermenéutico proporcionado por el T.E.D.H., que Presunción iuris tantum.
tiene declarado contrario al art. 6 del Convenio la (S.T.C. 42/1999, de 22 de marzo, 2. El T.C. de-
sustitución del testigo directo por el indirecto sin sestima el recurso de amparo)
causa legítima que justifique la inasistencia de
aquél al juicio oral, por cuanto, de un lado, priva Carecen de valor probatorio en el proceso las
al Tribunal sentenciador de formarse un juicio so- pruebas obtenidas con vulneración del derecho fun-
bre la veracidad o credibilidad del testimonio in- damental al secreto de las comunicaciones.
directo al no poder confrontarlo con el directo y, «La cuestión de fondo planteada fue abordada
de otro, y sobre todo, vulnera el derecho del acu- en la S.T.C. 81/1998, cuya doctrina ha de servir
sado de interrogar y contestar a los testigos direc- aquí para dar respuesta a los recurrentes. En di-
tos (Sentencias de 19 de diciembre de 1990 Caso cha resolución dijimos que "al valorar pruebas ob-
Delta, 19 de febrero de 1991, Caso Isgró, y 26 de tenidas con vulneración de derechos fundamenta-
abril de 1991, Caso Asch, entre otras)». les puede resultar lesionado, no sólo el derecho a

135
Revista Penal

un proceso con todas las garantías sino también la Mediante la expresión "en principio", es obvio
presunción de inocencia" (fundamento jurídico que este Tribunal no quiso excluir en todos los ca-
3.º). Sin embargo, advertíamos a renglón seguido sos su apreciación del nexo entre prueba ilícita-
que sólo si la condena se ha fundado exclusiva- mente obtenida y prueba derivada; pues el juicio
mente en tales pruebas sucederá tal cosa, pues si se proyecta sobre una cuestión de constitucionali-
existen otras pruebas de cargo válidas e indepen- dad. Ni ello, además, resulta deseable, pues las
dientes de la vulneración, la presunción de ino- circunstancias de un concreto supuesto pueden
cencia podría no resultar, finalmente. infringida». determinar que este Tribunal haya de llevarla a
(S.T.C. 49/1999, de 5 de abril, 14. El T.C. otorga cabo. Como en el presente caso efectivamente
parcialmente el amparo. Hay un voto particular ocurre, partiendo de los hechos acreditados en
que formula el Magistrado González Campos y al proceso penal, al ser evidente, de un lado, "fa ín-
que se adhiere el Magistrado García Manzano con dole y las características de la vulneración del de-
el siguiente tenor literal: "En relación con el pri- recho al secreto de las comunicaciones materiali-
mer grupo de recurrentes, la sentencia de la que zada en la prueba originaria", pues ello se ha de-
discrepo incurre, a mi entender, en inconsistencia. terminado claramente en la sentencia y, de otro,
Si desde el control externo que corresponde a este que toda la prueba resultante de la aprehensión de
Tribunal en materia de presunción de inocencia la droga, así como las declaraciones testificales de
(S.T.C. 31/1981 y, entre las más recientes, SS.T.C. los Agentes de la autoridad intervinientes se deri-
45/1997 y 157/1998) se constata, como así se ha va de la ilícitamente obtenida. Sin que tampoco
hecho, que no existe prueba alguna de cargo legí- suscite dificultad alguna, desde la perspectiva ex-
timamente obtenido y, por tanto, que en ausencia terna del juicio de experiencia, que este Tribunal
de prueba suficiente no quedaba desvirtuada di- considere "las necesidades esenciales de tutela
cha presunción, la consecuencia obligada en el fa- que la realidad y efectividad del derecho al secre-
llo era reconocer la vulneración del derecho fun- to de las comunicaciones exige", pues también es
damental y para restablecerles en su derecho, li- evidente según los hechos probados en la senten-
mitarse a anular la sentencia condenatoria y la de cia condenatoria que la prueba derivada no puede
la Sala Segunda del Tribunal Supremo que deses- ser encuadrada en el supuesto del llamado "ha-
timó el recurso de casación interpuesto contra llazgo inevitable"; ni tampoco en el presente caso
aquélla. Pues si respecto a este grupo de recurren- cabe apreciar dolo o mala fe en los Agentes de la
tes se estima que ha existido tanto aportación autoridad intervinientes.
como valoración por los órganos jurisdiccionales B) En segundo término, no es procedente, a mi
de una prueba que nuestra sentencia considera entender, la retroacción de las actuaciones acor-
obtenida con vulneración de un derecho funda- dada en el fallo, tanto por razones prácticas como
mental, resulta a todas luces improcedente, en por otras vinculadas con la efectividad de los de-
una correcta aplicación de la doctrina sentada en rechos fundamentales. En cuanto a las primeras,
la S.T.C. 81/1998, devolver las actuaciones al Tri- basta reparar simplemente en el largo tiempo
bunal que los condenó para que éste lleve a cabo transcurrido desde la comisión del delito, lo que
un juicio de experiencia sobre una relación entre hace dificil si no imposible la repetición del juicio
prueba ilícitamente obtenida y prueba derivada de oral con la presencia de todos los acusados y tes-
ésta que aquí no existe, pues la condena como se tigos, algunos de nacionalidad extranjera.
reconoce en el fundamento jurídico 14 de la sen- En cuanto a las segundas, con la retroacción se
tencia, se basó exclusivamente en la primera. produce a mi entender una indudable merma en
En cuanto al segundo grupo de recurrentes, la función de tutela del derecho constitucional a la
tampoco resulta justificada la retroacción de las presunción de inocencia que corresponde a este
actuaciones que se ha acordado en el fallo, por Tribunal, al privarse a los recurrentes de otras me-
distintas razones. didas más apropiadas para restablecerles en ese
A) En primer lugar, porque si bien declaramos derecho (arts. 54 y 55 L.O.T.C.). En segundo tér-
en el fundamento jurídico 5.º de la S.T.C. 81/1998 mino, porque correlativamente quedan minimiza-
que el juicio de experiencia para determinar si las dos los efectos del otorgamiento del amparo, pues
pruebas derivadas son o no constitucionalmente quienes fueron condenados y previsiblemente ya
legítimas corresponde, "en principio", a los Jueces han cumplido las condenas se ven ahora, pese a
y Tribunales ordinarios, ello no significa en modo ese otorgamiento, nuevamente enfrentados a un
alguno que, en todo caso, les corresponda; ni que, proceso penal. Con la paradoja en cuanto al pri-
una vez establecido por este Tribunal el canon para mer grupo de recurrentes, además, de que han de
dicho juicio de experiencia, aquí necesariamente comparecer cuando este Tribunal ya ha estimado
"termina nuestra jurisdicción" en el presente caso, que, con las anteriores condenas, se vulneró su de-
como se afirma en la sentencia de la que discrepo. recho a la presunción de inocencia. Posibilidad,

136
Jurisprudencia Constitucional

•••

por último, que resulta, a mi entender, de dudosa servir para evidenciar tanto la existencia del he-
constitucionalidad, pues indudablemente amplía cho punible como la participación en él del acusa-
el ejercicio del ius puniendi por parte del Estado do (SS.T.C. 68/1998 y 157/1998)».
en detrimento del derecho a la libertad personal (S.T.C. 85/1999, de 10 de mayo, 8. El T.C. deses-
de los ciudadanos. Lo que implica, en última ins- tima el recurso de amparo. Vid. La posterior
tancia, un resultado nada satisfactorio para la ple- S.T.C. 91/1999, de 26 de mayo)
na efectividad de los derechos fundamentales, al
haberse dado primacía a aquel bien jurídico cons- Doctrina constitucional sobre la prueba precons-
titucionalmente relevante sobre un derecho fun- tituida.
damental que la Constitución no sólo reconoce «Es doctrina consolidada de este Tribunal, des-
sino al que atribuye una especial relevancia (art. de su S.T.C. 31/1981, que únicamente pueden con-
1.1 C.E.), por su "papel nuclear en el sistema del siderarse auténticas pruebas que vinculen a los ór-
Estado democrático de Derecho" (S.T.C. 3/1992)». ganos de la justicia penal en el momento de dictar
sentencia, aquellas a las que se refiere el art. 741
Condiciones para tener valor probatorio la prueba de la L.E.Crim., esto es, las practicadas en el jui-
indiciaria. cio oral bajo los principios de publicidad, oralidad
«Se ha afirmado, además, reiteradamente que la e inmediación. Conforme a ellos, el procedimien-
prueba de presunciones o indicios es legítima como to probatorio ha de tener lugar necesariamente en
prueba de cargo (SS.T.C. 174/1985 y 175/1985 y el debate contradictorio que, en forma oral, se de-
que, en todo caso, ha de reunir determinados re- sarrolla ante el mismo Tribunal que ha de dictar
quisitos para que pueda ser válida y eficaz. Dice, sentencia, de suerte que la convicción de éste so-
al efecto, la S.T.C. 93/1994 (fundamento jurídico bre los hechos enjuiciados se alcance en contacto
3.º) que en primer lugar, se exige que los indicios directo con los medios aportados a tal fin por las
aparezcan plenamente probados, en virtud de una partes (SS.T.C. 137/1988, 150/1989, 217/1989, en-
actividad probatoria con todas las garantías y de tre otras). Si bien el principio de producción de
cuyo resultado se desprenda inequívocamente la pruebas en el juicio oral no es absoluto y este Tri-
certeza del indicio; en segundo lugar, se requiere bunal ha admitido la posibilidad de pruebas pre-
que entre los indicios probados y el hecho deter- constituidas conforme a la Ley Procesal e incluso
minante de la responsabilidad penal exista un en- de diligencias sumariales o preparatorias en casos
lace, preciso y directo, que de acuerdo con las re- especiales o singulares, pero siempre que se re-
glas de la lógica y la experiencia pueda llevar a la produzcan en el juicio oral o se ratifiquen en su
conclusión de que siendo cierto el indicio también contenido los protagonistas o se dé a las partes la
lo es el hecho determinante de la responsabilidad; posibilidad de contradecirlas en dicho acto, no
y, por fin, que en la sentencia se exprese el razo- bastando la simple fórmula "por reproducidas" del
namiento que ha conducido al Tribunal a tener uso forense y sin más atención sobre ellas, ni aun
por probado que el hecho delictivo se ha cometi- con el asentimiento del acusado (SS.T.C. 150/1987,
do realmente y que el acusado ha participado en 140/1991, 10/1992)».
su realización (SS.T.C. 174/1985 y 107/1989, entre (S.T.C. 86/1999, de 10 de mayo, 3. El T.C. estima
otras)». el recurso de amparo)
(S.T.C. 85/1999, de 10 de mayo, 8. El T.C. deses-
tima el recurso de amparo) Criterios para diferenciar las pruebas indiciarias
de las simples sospechas.
Principio de libre valoración de la prueba. «El hecho objeto de prueba no es el constitutivo
«La presunción de inocencia, dijimos en nuestra de delito sino otro intermedio que permite llegar a
S.T.C. 157/1998 (fundamento jurídico 2.º), "opera, él a través de una regla de experiencia, el nexo
en el ámbito del proceso penal, como derecho del existente entre el hecho base y el hecho conse-
acusado a no sufrir una condena a menos que su cuencia ha de ser coherente, lógico y racional
culpabilidad haya quedado establecida, más allá (S.T.C. 169/1996) en relación con los siguientes
de toda duda razonable, en virtud de pruebas que criterios, extraídos de nuestra jurisprudencia, que
puedan considerarse de cargo y obtenidas con to- permiten distinguir las pruebas indiciarias de las
das las garantías". Por otra parte no compete a simples sospechas: a) la prueba indiciaria ha de
este Tribunal examinar la valoración que la sen- partir de hechos plenamente probados; y b) los he-
tencia recurrida haya hecho del conjunto de prue- chos constitutivos de delito han de deducirse de
bas practicadas, sino solamente comprobar si ha esos hechos completamente probados a través de
habido una mínima actividad probatoria de cargo, un proceso mental razonado y acorde con las re-
suficiente para desvirtuar la presunción de ino- glas del criterio humano, que sea explicitado en la
cencia. A su vez, tal actividad probatoria ha de sentencia».

137
Revista Penal
Enero-junio 1999
•••

(S.T.C. 91/1999, de 26 de mayo, 3. El T.C. denie- dad de ejercitar bien su facultad de alegar y justi-
ga el amparo) ficar sus derechos e intereses para que le sean re-
conocidos, bien de replicar dialécticamente las
Sobre la prueba indirecta o indiciaria. posiciones contrarias en el ejercicio del indispen-
«El segundo de los medios de prueba a analizar, sable principio de contradicción (SS.T.C. 89/1986
éste sí practicado en el juicio, es el de la declara- y 14511990), siempre que la indefensión tenga un ca-
ción del policía núm. 782, que no es sino un tes- rácter material, expresión con la que se quiere su-
tigo de referencia, testigo indirecto, y que, por el brayar su relevancia o trascendencia, es decir, que
rechazo del otro medio de prueba analizado, se produzca un efectivo y real menoscabo del derecho
erigiría en este caso en único soporte probatorio de defensa (SS.T.C. 48/1984, 155/1988, 145/1990,
de la condena, si admitiésemos su validez como 188/1993, 185/1994, 126/1996, 89/1997 y 186/1998)».
prueba, lo que debemos rechazar. (S.T.C. 52/1999, de 12 de abril, 5. El T.C. deses-
Nuestrajurisprudencia(SS.T.C. 303/1993, 35/1995 tima el amparo. Sobre la indefensión material,
y 7/1999) no ha admitido que la prueba testifical Vid. La posterior S.T.C. 7111999, de 26 de abril)
indirecta o de referencia "por sí sola, pueda eri-
girse, en cualquier caso, en suficiente para desvir-
tuar la presunción de inocencia", afirmando "que ARTÍCULO 24.2 (DERECHO AL JUEZ ORDI-
la prueba testifical indirecta nunca puede llegar a NARIO PREDETERMINADO POR LA LEY)
desplazar o a sustituir totalmente la prueba testi-
fical directa, salvo en el caso de prueba sumarial Predeterminación legal.
anticipada o de imposibilidad material de compa- Creación de órgano judicial «ex novo».
recencia del testigo presencial a la llamada al jui- «Es cierto que el contenido primigenio del dere-
cio oral", supuestos que no se dan en el presente cho fundamental al Juez ordinario predetermina-
caso. do por la ley consiste en que "el órgano judicial
Por lo demás, el rechazo de la validez del único haya sido creado previamente por la norma jurí-
testimonio de referencia no es sino la aplicación dica, que ésta le haya investido de jurisdicción y
del canon hermenéutico proporcionado por el competencia con anterioridad al hecho motivador ·
T.E.D.H., que ha declarado contraria a lo dispues- de la actuación o proceso judicial y que su régi-
to en el art. 6 del Convenio Europeo de Derechos men orgánico y procesal no permita calificarle de
Humanos la sustitución del testigo directo por el órgano especial o excepcional" (S.T.C. 47/1983,
indirecto, sin causa legítima que justifique la ina- fundamento jurídico 2.0 ). Y es notorio que ningún
sistencia de aquél al juicio oral, por cuanto, de un Real Decreto, dictado a propuesta del Gobierno en
lado priva al Tribunal sentenciador de la posibili- los términos que regulan el art. 36 L.O.P.J. y el art.
dad de formarse un juicio sobre la veracidad o 20 de la Ley de Planta y Demarcación Judicial, ha-
credibilidad del testimonio indirecto, al no poder bía creado una nueva Sección en la Audiencia
confrontarlo con el directo, y de otro y sobre todo, Provincial de Madrid.
vulnera lo dispuesto en el art. 6.1 y 3 del C.E.D.H., Sin embargo, como indicamos al enjuiciar un
que consagra el derecho que al acusado asiste de caso igual en la S.T.C. 193/1996 (fundamento jurí-
interrogar a los testigos de cargo (Sentencias del dico 2.0 ), no se creó "la Sección Sexta Bis de la Au-
llibunal Europeo de Derechos Humanos en los diencia Provincial de Madrid sino que se mantuvo
asuntos Delta c. Francia de 19 de diciembre de el órgano judicial existente, procediéndose a una
1990; Isgro c. Italia, 19 de febrero de 1991; Asch c. reorganización en su composición para evitar la
Austria, de 21 de abril de 1991)». paralización de los asuntos de los que estaba co-
(S.T.C. 97/1999, de 31 de mayo, 6. El T.C. estima nociendo, a los efectos de evitar el evidente y gra-
el amparo) ve daño que ello produciría, en especial a los jus-
ticiables, y, en definitiva, a la sociedad».
(S.T.C. 238/1998, de 15 de diciembre, 3 y 4. El
ARTÍCULO 24.2 (DERECHO A LA NO INDE- T.C. deniega el amparo)
FENSIÓN)
Composición de los órganos judiciales.
Indefensión material. «Como hemos mantenido desde la S.T.C. 230/
«Debemos recordar que, de acuerdo con la doc- 1992 (fundamento jurídico 4.0 ), la mera omisión
trina constitucional, la indefensión es la situación de notificar a las partes los cambios en la compo-
en la que, normalmente con infracción de una sición de los TI:ibunales, y el consecuente descono-
norma procesal, el órgano judicial en el curso del cimiento por las partes acerca de la composición
proceso impide a una parte el ejercicio del dere- exacta del órgano judicial, no justifica el amparo
cho de defensa, privando o limitando su capad- constitucional: Es preciso que la irregularidad

138
Jurisprudencia Constitucional

•••

procesal tenga una incidencia material concreta, do el art. 24.2 C.E., pues el debate en que consiste
consistente en privar al justiciable del ejercicio el juicio oral quedó viciado desde que se admitió
. efectivo de su derecho a recusar en garantía de la en él la utilización de elementos de prueba consti-
imparcialidad del Juez. Privación que sólo puede tucionalmente ilícitos. El análisis de las actuacio-
ser apreciada por este Tribunal si el demandante nes pone de relieve que parte del contenido de las
de amparo manifiesta que alguno de los Magistra- escuchas interceptadas fue admitido como prueba
dos del Tribunal que juzgó su causa o litigio incurría en el juicio oral, fue objeto de debate en el mismo
en una concreta causa legal de recusación, que no y fue uno de los elementos sobre los que se fundó
resulte prima facie descartable, y que no pudo ser la convicción de condena -fundamento jurídico
puesta de manifiesto por la omisión imputable al segundo de la Sentencia de la Audiencia Provin-
órgano judicial (en el mismo sentido, SS.T.C. cial de Málaga- ya que ésta se basa, entre otras
282/1993, fundamento jurídico 2. 0 ; 137/1994, fun- pruebas, en la declaración testifical de los agentes
damento jurídico 2.0 , y 64/1997, fundamento jurí- policiales que practicaron las escuchas y en la
dico 3.º). transcripción literal de las cintas aportadas, valo-
Nada de esto se alega en la demanda de ampa- radas conjuntamente, sin que consten elementos
ro, por lo que debe correr la misma suerte deses- que determinen la fuerza probatoria que cabe atri-
timatoria que el recurso enjuiciado en la S.T.C. buir al resto de las pruebas consideradas por se-
193/1996». parado».
(S.T.C. 238/1998, de 15 de diciembre, 8. El T.C. (S.T.C. 49/1999, de S de abril, 12 y 13. El T.C.
deniega el amparo) otorga parcialmente el amparo)

Garantias: Reformatio in peius.


ARTÍCULO 24.2 (DERECHO A UTILIZAR «El Tribunal que conoce del recurso interpuesto
LOS MEDIOS DE PRUEBA PERTINENTES por la persona condenada en el juicio oral nunca
PARA LA DEFENSA) puede incrementar la pena impuesta por el Tribu-
nal sentenciador; a lo sumo, puede confirmarla
No toda irregularidad u omisión procesal en mate- con fundamentos jurídicos distintos que la hagan
ria de prueba causa por sí misma indefensión ma- justificada».
terial constitucionalmente relevante. (S.T.C. 70/1999, de 26 de abril, 7. El T.C. otorga
(S.T.C. 14/1999, de 22 de febrero, 7. El T.C. de- el amparo)
niega el amparo)
Principio de contradicción procesal.
(S.T.C. 76/1999, de 26 de abril, 3. El T.C. estima
ARTÍCULO 24.2 (DERECHO A UN PROCESO el recurso)
PÚBLICO CON TODAS LAS GARANTíAS)
Las pruebas obtenidas con vulneración del dere-
Imparcialidad judicial. Procedimiento disciplina- cho a la inviolabilidad del domicilio no tienen efi-
rio militar. cacia probatoria.
(S.T.C. 14/1999, de 22 de febrero, 4. El T.C. de- «La S.T.C. 81/1998 resaltó que la valoración pro-
niega el amparo) cesal de las pruebas obtenidas con vulneración de
derechos fundamentales "implica una ignorancia
Garantías procesales. Pruebas ilícitamente obte- de las 'garantías' propias del proceso (art. 24.2 de
nidas. la Constitución) [ ... ] y en virtud de su contradic-
«La interdicción procesal de las pruebas ilícita- ción con ese derecho fundamental y, en definitiva,
mente adquiridas se integra en el contenido del con la idea de 'proceso justo' (T.E.D.H., caso Schenlc
derecho a un proceso con todas las garantías -art. contra Suiza, Sentencia de 12 de julio de 1988,
24.2 C.E.-, en la medida en que la recepción pro- fundamento de derecho I, A) debe considerarse
cesal de dichas pruebas implica "una ignorancia prohibida por la Constitución". En este mismo
de las garantías propias del proceso", comportan- sentido, la S.T.C. 4911999 concluye el razonamien-
do también "una inaceptable confirmación insti- to señalando que "es la necesidad de tutelar los de-
tucional de la desigualdad entre las partes en el rechos fundamentales la que, en ocasiones, obliga
juicio (art. 14 C.E.), desigualdad que se ha procu- a negar eficacia probatoria a determinados resul-
rado antijurídicamente en su provecho quien ha tados, cuando los medios empleados para obte-
recabado instrumentos probatorios en desprecio nerlos resultan constitucionalmente ilegítimos",
de los derechos fundamentales de otro" (S.T.C. añadiendo que "parece claro que esa necesidad de
114/1984, fundamento jurídico S.º). Por ello, en el tutela es mayor cuando el medio probatorio utili-
presente caso, ha de declararse también vulnera- zado vulnera directamente el derecho fundamen-

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Revista Penal
Enero-junio 1999

tal[ ... ] que cuando se trata de pruebas lícitas en sí ridades. Pues bien, la aplicación de los anterio-
mismas, aunque derivadas del conocimiento ad- res parámetros excluye per se en este supuesto la
quirido de otra ilícita[ ... ]. Y además, que utilizar apreciación de la lesión de tal derecho funda-
dichas pruebas en un proceso penal contra quie- mental».
nes fueron víctimas de la vulneración del derecho (S.T.C. 4311999, de 22 de marzo, 3. El T.C. de-
fundamental ha de estimarse, en principio, con- sestima el recurso de amparo. Vid. La posterior
trario a su derecho a un proceso justo". S.T.C. 58/1999, de 12 de abril)
De modo que, cuando el medio probatorio utili-
zado constituye una materialización directa de la Relación del derecho a un proceso sin dilaciones
vulneración del derecho y pretende aducirse en un indebidas con el derecho a la tutela judicial efec-
proceso penal frente a quien fue víctima de tal vul- tiva. ·
neración pueden ya, por regla general, afirmarse «Respecto de la pérdida de objeto tiene dicho
en abstracto -esto es, con independencia de las este Tribunal que, el amparo en el cual se invocan
circunstancias del caso- tanto la necesidad de tu- dilaciones ocasionadas por cierta actividad judi-
tela por medio de la prohibición de valoración (sin cial, no lo pierde al haberse concluido el proceso
la cual la preeminencia del derecho fundamental en el que se denunciaron los retrasos en la trami-
no quedaría debidamente restablecida) como que tación de la causa una vez admitido a trámite
la efectividad de dicha prohibición resulta indis- (A.T.C. 221/1996). La razón de ello debe buscarse
pensable para que el proceso no quede desequili- en la autonomía del derecho a las dilaciones inde-
brado en contra del reo a causa de la limitación de bidas (art. 24.2 C.E.) respecto del derecho a la tu-
sus derechos fundamentales. tela judicial efectiva sin padecer indefensión (art.
Sin embargo, en el caso de las pruebas deriva- 24.1 C.E.), pues la dilación denunciada no se sana
das de otras ilícitas, esto es, cuando se trata de de- por el simple hecho de que el órgano jurisdiccio-
terminar la validez constitucional de pruebas que, nal dicte una resolución razonablemente fundada.
siendo lícitas por sí mismas, pueden resultar con- El derecho a un proceso sin dilaciones indebidas
trarias a la Constitución, por haber sido adquiri- no es un derecho a que se resuelva motivadamen-
das a partir del conocimiento derivado de otras te, sino a que se resuelva en un tiempo razonable».
que vulneraron directamente un derecho funda- (S.T.C. 58/1999, de 12 de abril, 3. El T.C. deses-
mental, hemos de establecer si entre unas y otras tima el recurso de amparo)
existe lo que en la S.T.C. 81/1998 denominamos
"conexión de antijuridicidad"».
(S.T.C. 94/1999, de 31 de mayo, 6. El T.C. otorga ARTÍCULO 24.2 (DERECHO A LA DEFENSA
el amparo). Y A LA ASISTENCIA LETRADA)
Celebración de audiencia pública sin la compare-
ARTÍCULO 24.2 (DERECHO A UN PROCESO cencia de letrado.
SIN DILACIONES INDEBIDAS) (S.T.C. 66/1999, de 26 de abril, 3. El T.C. otorga
el amparo)
Sobre el concepto indeterminado de dilaciones in-
debidas.
Criterios de determinación. ARTÍCULO 25.1 (PRINCIPIO DE LEGALIDAD
«Hemos dicho en numerosas resoluciones que PENAL)
el derecho a un proceso sin dilaciones indebidas
nada tiene que ver con un pretendido derecho al Alcance del principio de legalidad penal.
riguroso cumplimiento de los plazos procesales; (S.T.C. 42/1999, de 22 de marzo, 4. El T.C. de-
que se trata de un concepto jurídico "indetermi- sestima el recurso de amparo)
nado o abierto", entre otras muchas), cuyo con-
tenido concreto debe ser delimitado en cada Garant{as del principio de legalidad penal: Princi-
caso atendiendo a las circunstancias específicas pio de tipicidad.
que en él concurran y en aplicación de los crite- «La vulneración del derecho a la legalidad penal
rios objetivos que en la propia jurisprudencia (art. 25.1 C.E.) se fundamenta en la imposibilidad
constitucional se han ido precisando al respecto, de subsumir razonablemente los hechos en el de-
que son esencialmente los siguientes: la comple- lito ecológico ante la falta de un elemento típico
jidad de litigio, los márgenes ordinarios de du- cifrado en un peligro concreto para la salud de las
ración de los procesos del mismo tipo, el interés personas o para las condiciones de vida animal o
que en aquél arriesga el demandante de amparo vegetal dado que los ríos afectados por el vertido
su conducta procesal y la conducta de las auto- eran "ríos muertos".

140
Jurisprudencia Constitucional

•••

El examen de esta alegación ha de realizarse en hechos declarados probados por la Audiencia Pro-
el marco de los estrictos términos en los que, de vincial de Barcelona constituya una decisión im-
conformidad con la jurisprudencia constitucional previsible en el sentido señalado anteriormente,
consolidada puede y debe producirse el control de ya que, de un lado, ésta se asienta en una de las in-
la indemnidad constitucional del citado derecho, terpretaciones lógicamente posibles del precepto
para, de un lado, no invadir esferas de competen- aplicado (art. 347 bis C.P., Texto Refundido 1973),
cias que sólo los Tribunales ordinarios tienen atri- teniendo en cuenta su técnico tenor literal, y de
buidas, y de otro, garantizar al mismo tiempo, que otro, que no puede tildarse de extravagante el ra-
los órganos judiciales cumplan su cometido juris- zonamiento efectuado por el Tribunal a la luz de
diccional, sin traspasar la frontera de lo razonable- los modelos de argumentación adoptados por la
mente previsible al interpretar la norma aplicada, propia· comunidad jurídico-penal en la interpreta-
velando, en consecuencia, por la seguridad jurídica ción del citado precepto.
y el monopolio legislativo en la determinación En primer término, procede dejar constancia
esencial de lo penalmente ilícito (SS.T.C. 133/1987, del tenor literal del precepto aplicado. El párrafo
fundamento jurídico 4; 137/1997, fundamento ju- primero del art. 347 bis del C.P. (Texto Refundido
rídico 6 y 189/1998, fundamento jurídico 7). Esta 1973) dispone: "Será castigado con la pena de
limitada función de control del derecho a la lega- arresto mayor y multa de 175.000 a 5.000.000 de
lidad penal que nos corresponde toma como pun- pesetas el que, contraviniendo las Leyes o Regla-
to de partida tanto el dato de que toda norma pe- mentos protectores del medio ambiente, provoca-
nal admite variadas interpretaciones como conse- re o realizare directa o indirectamente emisiones
cuencia natural de la vaguedad del lenguaje, el o vertidos de cualquier clase, en la atmósfera, el
carácter genérico de las normas y su inserción en suelo o las aguas terrestres o marítimas que pon-
un sistema normativo relativamente complejo gan en peligro grave la salud de las personas, o
(SS.T.C. 11111993; 137/1997, fundamento jurídico puedan perjudicar gravemente las condiciones de
6, y 189/1998, fundamento jurídico 7), como el he- la vida animal, bosques, espacios naturales o
cho de que la decisión relativa a cuál sea en abs- plantaciones útiles". Y, en segundo término, con-
tracto o en concreto la interpretación más ade- viene precisar que la Audiencia Provincial de Bar-
cuada del precepto como paso previo a su aplica- celona consideró que los hechos eran subsumi-
ción, constituye competencia exclusiva de los bles en el segundo inciso del precepto; es decir,
órganos judiciales (S.T.C. 189/1998, fundamento entendió que el vertido de aguas residuales reali-
jurídico 7). zado por la empresa "Montplet, SA" a la riera de
La tarea que a este Tribunal compete se ciñe, San Cugat era constitutivo de delito ecológico
pues a verificar si la interpretación realizada era porque contraviniendo el Reglamento de Domi-
una de las interpretaciones posibles de la norma nio Público Hidráulico, las aguas vertidas "podí-
en atención a los valores de seguridad jurídica y an perjudicar gravemente las condiciones de la
monopolio legislativo, supervisando si la interpre- vida animal".
tación acogida revela su sometimiento a unas re- El demandante de amparo, utilizando la funda-
glas mínimas de interpretación que permita soste- mentación de la sentencia absolutoria del Juzgado
ner que la decisión no era imprevisible para el ciu- de lo Penal, sostiene la ausencia de un elemento
dadano ni constituye una ruptura de la sujeción del supuesto de hecho que cifra en el peligro con-
judicial al imperio de la ley (SS.T.C. 137/1997, fun- creto para la salud de las personas o para las con-
damento jurídico 6, y 189/1998, fundamento ju- diciones de vida animal. Sin embargo, hay que
rídico 7). El referente de este parámetro de razo- precisar, en primer término, que el tenor literal
nabilidad se ha concretado por este Tribunal en de la norma no expresa textualmente la exigencia de
este ámbito en "el respeto a los términos de la nor- un peligro concreto en los términos pretendidos
ma aplicada, a las pautas axiológicas que confor- por el recurrente. Esta disposición sólo requiere
man nuestro ordenamiento constitucional y a los literalmente, además de la concurrencia de los otros
criterios mínimos que impone la lógica jurídica y elementos típicos no cuestionados, que los verti-
los modelos de argumentación adoptados por la dos "puedan perjudicár gravemente las condicio-
propia comunidad jurídica (SS.T.C. 137/1997, nes de la vida animal". En segundo término, pro-
15111997 y 223/1997)" (S.T.C. 189/1998, fundamen- cede constatar el elevado grado de abstracción,
to jurídico 7). generalidad y vaguedad de la citada proposición
A la luz de la extractada doctrina constitucional normativa, derivados, de un lado, del carácter
no puede compartirse la alegación relativa a la ciertamente indefinido de los términos utilizados
vulneración del derecho a la legalidad penal pues por el legislador en su expresión, y de otro, y con-
no puede afirmarse que la interpretación del deli- secuencia de ello, aunque no sólo, de la ausencia
to ecológico y la subsunción en el mismo de los de unanimidad en la comunidad jurídico-penal en

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Revista Penal
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la determinación de los elementos que han de 11. LEY ORGÁNICA DEL TRIBUNAL
ser tenidos en cuenta en el enjuiciamiento de los CONSTITUCIONAL
hechos de cara a concluir la concurrencia de un
vertido de las características exigidas por la nor-
ma. ARTÍCULO 41 (AMPARO FRENTE A RESO-
En este contexto, en el que no es competencia LUCIONES JUDICIALES)
de este Tribunal verificar cuál de las interpreta-
ciones posibles de la norma es la más adecuada, Objeto del recurso de amparo constitucional.
hay que concluir que la calificación realizada de (S.T.C. 37/1999, de 22 de marzo, 3. El T.C. de-
los hechos no constituye una interpretación im- sestima el recurso de amparo)
previsible o irrespetuosa tanto del tenor literal del
precepto como de las pautas axiológicas que con-
forman nuestro ordenamiento constitucional, los ARTICULO 44.1.a) (RECURSO DE AMPARO)
'• !

criterios mínimos de la lógica jurídica y los mode-


los de argumentación adoptados en el seno de la Falta de agotamiento de la vía judicial previa.
comunidad jurídico-penal. (S.T.C. 52/1999, de 12 de abril, 3. El T.C. deses-
Así, sostener que verter aguas residuales, en el tima el recurso de amparo. Vid. Asimismo la pos-
lugar en el que se produjeron, puede perjudicar terior S.T.C. 73/1999, de 26 de abril)
gravemente las condiciones de la vida animal de
los ríos afectados y sus cauces, no constituye una Naturaleza subsidiaria del recurso de amparo.
interpretación o aplicación extravagante o arbi- (S.T.C. 54/1999, de 12 de abril, 3. El T.C. inad-
traria del precepto, si se tiene en cuenta que, mite el recurso de amparo)
como consta en los hechos probados, las concen-
traciones de metales y la demanda química de Objeto de la exigencia de agotamiento de la vía ju-
oxígeno de los fluidos vertidos "son absolutamen- dicial previa.
te incompatibles con la vida animal macroscópi- «Como hemos dicho en reiteradas ocasiones, la
ca propia de los ríos de la zona". Predicar de esta exigencia de agotamiento de la vía judicial previa
absoluta incompatibilidad con la vida animal, la [art. 44.1 a) L.O.T.C.] tiene por objeto preservar el
posibilidad, exigida en el tipo, de ocasionar un carácter subsidiario del recurso de amparo, "evi-
perjuicio grave a las condiciones en que la vida tando que el acceso a esta jurisdicción constitucio-
animal puede desarrollarse, no puede ser tildada nal se produzca per saltum, esto es, sin dar oportu-
de extravagante, máxime a partir del cambio en la nidad a los órganos judiciales de pronunciarse y, en
declaración de hechos probados realizado por la definitiva, remediar la lesión que luego se invoca
Audiencia Provincial de Barcelona, conforme al como fundamento del recurso de amparo" (S.T.C.
cual pueden constituir una dificultad añadida en 8/1993, fundamento jurídico 2.º), pues son ellos
la regeneración de los ríos de la zona, recono- quienes tienen encomendada en nuestro sistema
ciendo así su potencial lesivo. Desde la estricta constitucional la tutela general de los derechos y
perspectiva de enjuiciamiento que nos es propia, libertades (S.T.C. 61/1983, fundamento jurídico
debe admitirse que esta calificación no se torna 2.º). Por consiguiente, el agotamiento de la vía ju-
contraria al canon de previsibilidad y razonabili- dicial ordinaria se malogra cuando no se hace uso
dad antes expuesto por el hecho de que, en el mo- de los recursos que son razonablemente exigibles
mento de los vertidos, los ríos afectados fueran a la parte, y también cuando, aun haciendo valer
adjetivados de "ríos muertos", toda vez que, como los recursos exigibles, el modo de su utilización
afirma con razón el Ministerio Fiscal, se trata de priva a los órganos judiciales de la efectiva posibi-
una expresión más retórica que técnica, que, co- lidad de reparar la vulneración del derecho funda-
mo se deduce de las declaraciones de los Peritos mental. Es en uno y otro caso cuando se infringe
efectuadas en el juicio oral, no excluye que un río el principio de subsidiariedad».
calificable en un determinado momento como (S.T.C. 85/1999, de 10 de mayo, 5 y 6. El T.C. de-
"muerto" no pueda calificarse en ese mismo mo- sestima el amparo)
mento de regenerable, es decir, como capaz de de-
venir un río con vida animal o vegetal en el futu-
ro y, en consecuencia, un río en el que los vertidos ARTÍCULO 55.1 (EFECTOS DE LAS SEN-
de ciertas sustancias puedan perjudicar grave- TENCIAS DE AMPARO)
mente el desarrollo de las condiciones de vida
animal». Alcance del artículo 55.1 L.O.T.C.
(S.T.C. 42/1999, de 22 de marzo, 4 y 5. El T.C. (S.T.C. 74/1999, de 26 de abril, 3 in fine. El T.C.
desestima el recurso de amparo) otorga parcialmente el amparo solicitado)

142
Jurisprudencia Constitucional

•••

111. CÓDIGO PENAL duración de la misma, establecido en ese precep-


to, so pena de desbordar el marco legal, conforme
al cual puede establecerse la limitación del dere-
ARTÍCULO 58.1 (ABONO DE PRISIÓN PRE- cho fundamental a la libertad que tal medida com-
VENTNA) porta».
(S.T.C. 19/1999, de 22 de febrero, 5. El T.C. otor-
Distinción entre prisión provisional y pena de pri- ga el amparo)
sión.
«No estimarnos constitucionalmente adecuada
la fundamentación del cómputo del plazo realiza- ARTÍCULO 92 C.P. 1973 (REMISIÓN CON-
do en las resoluciones recurridas, ni conforme con DICIONAL)
el principio de mayor efectividad del derecho fun-
damental la interpretación del art. 58 del Código La denegación del beneficio de remisión condicio-
Penal, que se expresa en los autos. El razona- nal de condena debe estar motivada.
miento del Auto de 7 de enero de 1998 sobre el «No queda claro, a la vista del texto transcrito,
sentido de este artículo en cuanto clave de la solu- si la denegación de la instada suspensión de la eje-
ción procedente, parte de una implícita identifica- cución de la pena obedeció a la ausencia de algu-
ción del significado de la prisión provisional y de no de los requisitos que, corno presupuesto inex-
la pena de prisión, que no podernos compartir. cusable, establecía el art. 93, en su primer párra-
La prisión provisional es una medida cautelar fo, del entonces aplicable Código Penal (Texto
de naturaleza personal, que tiene corno primor- Refundido de 1973), o si se fundó en un entendi-
dial finalidad la de asegurar la disponibilidad físi- miento del arbitrio judicial, conferido por el art.
ca del imputado con miras al cumplimiento de la 92 del referido Código, como una facultad om-
sentencia condenatoria, que eventualmente pueda nímoda del órgano judicial no requerida de jus-
ser dictada en su contra, impidiendo de este modo tificación alguna. Si lo primero, siendo la pena
que dicho sujeto pasivo de la imputación pueda privativa de libertad impuesta por la sentencia
sustraerse a la acción de la justicia. No es en modo condenatoria, la de prisión menor de un año de
alguno una especie de pena anticipada, ni por ello duración, no existe duda alguna en cuanto a la
resulta correcto que, para resolver un problema de concurrencia del requisito del núm. 2 del citado
duración de la medida cautelar, puedan utilizarse art. 93, pero sí precisaba razonamiento específico
preceptos legales ajenos a la misma, corno el art. la eventual inexistencia del otro requisito, tal
58 del Código Penal, referido a la liquidación de como el de no tratarse de reo que hubiera delin-
las penas. quido con anterioridad, a salvo la cancelación de
La distinta funcionalidad de la medida cautelar los antecedentes penales o la posibilidad válida de
(en que consiste la prisión provisional) y de la su cancelación; esclarecimiento más necesario
pena permite, sin ninguna violencia lógica, que un aún cuando la sentencia condenatoria establece
mismo hecho (la privación de libertad), cumpla que el señor D. B. tenía "antecedentes penales no
materialmente una doble función, sin que por computables". Si lo segundo, es decir, si de la es-
ello, y en lo concerniente a la primera, pueda ne- cueta fundamentación del Auto se desprende que
garse su realidad material, ni alterarse la normal el Juez entendió la facultad atribuida por el art. 92
aplicación de su límite temporal. del Código Penal como libre de toda justificación
Del hecho de que el tiempo de privación de li- en cuanto procedió a denegar el instado beneficio,
bertad, sufrido por la prisión provisional, se abo- tal entendimiento es inaceptable desde el punto de
ne en su totalidad para el cumplimiento de la vista constitucional, conforme a la doctrina cons-
pena, no se deriva, a modo de una consecuencia titucional antes expuesta.
lógica necesaria, la de que el tiempo de cumpli- Desde cualquiera de las eventuales perspectivas
miento de una pena, impuesta en una causa dis- argumentales que, no sin esfuerzo, cabe extraer de
tinta de la en que se acordó la prisión provisional tan sucinta fundamentación, no se alcanzan a
y coincidente con dicha medida cautelar, prive de comprender las razones que han determinado el
efectividad real a esta medida cautelar, y no pue- sentido de la decisión judicial. Ni siquiera cabe
da, por tanto, tenerse en cuenta a la hora de com- apreciar una motivación por remisión, en relación
putar el plazo máximo de duración de ésta. con el informe negativo evacuado por el Ministe-
Los eventos ajenos a la propia medida cautelar rio Fiscal. Pues, en primer lugar, éste no aparece
de prisión provisional, no previstos en el art. 504 en las actuaciones remitidas (en las que tan sólo
de la L.E.Crim., que es el precepto rector de la pri- obra un ulterior escrito del Ministerio Público, de
sión provisional, no pueden ser tenidas en consi- fecha posterior a la del Auto denegatorio y de sig-
deración para el cómputo del plazo máximo de no favorable), y, por otra parte, el texto del infor-

143
Revista Penal

me negativo del Fiscal no se incorpora a la resolu- recho a la ejecución e inmutabilidad de las resolu-
ción judicial, que se limita a aludirlo en el inciso ciones judiciales firmes».
final del hecho único de aquélla. (S.T.C. 3111999, de 8 de marzo, 4. El T.C. otorga
Es claro, por lo expuesto, que el Auto impugna- el amparo)
do adolecía de fundamentación suficiente para
dar razón, en Derecho, de la decisión de no acce-
der a la remisión condicional de la pena privativa ARTÍCULO 347 BIS C.P. 1973 (DELITO
de libertad que se impuso al ahora demandante de ECOLÓGICO)
amparo en la sentencia condenatoria, con la con-
siguiente indefensión de éste,. a quien se ha me- Interpretación del precepto penal.
noscabado, mediante una resolución judicial de la (S.T.C. 42/1999, de 22 de marzo, 5. El T.C. de-
que se halla ausente una real y verdadera motiva- sestima el amparo. Vid. Reseña al artículo 25.1)
ción, su derecho fundamental "ex" art. 24.1 C.E. a
conocer las razones por las que el Juzgado com-
petente le denegó la remisión condicional de la
condena que había solicitado, y, por tanto, lapo- IV. LEY DE ENJUICIAMIENTO CRIMINAL
sibilidad de ponderar si el órgano jurisdiccional
hizo un adecuado uso de sus facultades discrecio-
nales o si, por el contrario, pronunció una deci- ARTÍCULO 504 (PRISIÓN PROVISIONAL)
sión arbitraria, en cuanto carente de verdadera
apoyatura jurídica». Cómputo del plazo má..ximo de prisión provisio-
(S.T.C. 55/1999, de 12 de abril, 4. El T.C. otorga nal.
el amparo solicitado) (S.T.C. 19/1999, de 22 de febrero, 5. El T.C. otor-
ga el amparo solicitado)

ARTÍCULO 100 C.P. 1973 (REDENCIÓN DE


PENAS POR EL TRABAJO) ARTÍCULO 902 (REFORMATIO IN PEIUS)
El reconocimiento del beneficio penitenciario de El art{culo 902 L.E.Crim. prohíbe la reforma pe-
la redención de penas por el trabajo corresponde en yorativa.
exclusiva al Juez de Vigilancia Penitenciaria. Prohibición trasladable a la apelación.
«En relación con la redención de penas por el «En el proceso penal, en cuyo seno se ha dicta-
trabajo efectuado por los reclusos, que preveía el do la sentencia objeto de la pretensión de amparo,
art. 100 del derogado Código Penal, Texto Refun- la prohibición de la reforma peyorativa para el re-
dido de 1973, es doctrina de este Tribunal, senta- currente tiene un reconocimiento explícito en la
da a partir de la S.T.C. 174/1989, la de que el reco- ley, limitado al recurso de casación en el art. 902
nocimiento de dicho beneficio penitenciario, que L.E.Crim., pero que es sin duda trasladable a la
afecta directamente a la libertad de los penados, apelación, para preservar el principio acusatorio y
corresponde en exclusiva al Juez de Vigilancia Pe- para evitar el agravamiento de la situación del
nitenciaria para ser tenido en cuenta posterior- condenado apelante por su solo recurso, cuando
mente por el Tribunal sentenciador para la liqui- ejercita el derecho a la segunda instancia en el or-
dación de condena, y que un auto del Juez en el den penal, reconocido como resultado de la cone-
que se haya abonado un determinado beneficio a xión de los arts. 24.1 y 10.2 de la Constitución
un preso, salvo que sea recurrido o sea revisado en (S.T.C. 116/1988).
los supuestos legales en que así se prevea, deviene Respecto de la acción civil derivada del ilícito
firme e intangible. El beneficio de redención de penal, que es el ámbito estricto a que se contrae la
penas por el trabajo no aparecía legalmente confi- presente queja de amparo, rige también la impo-
gurado como un beneficio condicional que podía sibilidad de alterar en su perjuicio la posición ju-
ser revocado en determinados casos, puesto que rídica del apelante por efecto exclusivo de su re-
incluso en los supuestos en los que el penado que- curso, como consecuencia del principio tantum
daba inhabilitado para redimir en lo sucesivo, ello devolutum quantum appellatum. Esta prohibición
no afectaba a los días ya redimidos. Por ello, en resulta constitucionalmente exigible en la medida
principio, la modificación o inejecución de los au- en que su desconocimiento comporte indefensión
tos de los Jueces de Vigilancia Penitenciaria, sin o pueda contravenir la necesaria congruencia que
base legal para ello, infringe el derecho a la tutela en el recurso ha de existir entre la pretensión im-
judicial efectiva que comprende, conforme a cons- pugnatoria y el correspondiente fallo de la Sen-
tante y reiterada doctrina de este Tribunal, el de- tencia, esto es, cuando la modificación no sea la

144
Jurisprudencia Constitucional

consecuencia de una petición deducida ante el ór- La calificación del arresto preventivo como mero
gano judicial, por medio de la adhesión a la ape- acto de trámite.
lación de alguna de las partes apeladas, que, al «El Tribunal Militar Central y el Tribunal Su-
tiempo que incrementa el alcance devolutivo del premo, ratificando la decisión de aquél, tienen
recurso, permite al inicial recurrente aducir opor- por común punto de partida una calificación del
tunamente las alegaciones que estime necesarias arresto como simple acto de trámite, que condu-
para su defensa, o cuando no resulte de la even- ce a un desproporcionado formalismo, manifes-
tual aplicación de normas de orden público que tación inadecuada de la forma en el Derecho cuya
debe efectuar el Juez, en todo caso, con indepen- función es la garantía y no puede volverse contra
dencia de que se haya pedido o no por las partes». sí misma con un rigorismo hermenéutico que,
(S.T.C. 56/1999, de 12 de abril, 2. El T.C. otorga por otra parte, olvida la existencia de intereses le-
el amparo) gítimos merecedores de protección. En efecto,
pese al carácter instrumental y provisional del
arresto preventivo, de su engarce en un expedien-
ARTÍCULO 988 (REFUNDICIÓN DE te principal y de su dimensión temporal, no cabe
CONDENAS) ignorar que también ofrece una consistencia pro-
pia y trasciende tales aspectos por incidir directa
Límite de cumplimiento. e inmediatamente en un derecho fundamental de
(S.T.C. 237/1998, de 14 de diciembre, 2 y 4. El quien lo ha de padecer, en este caso nada menos
T.C. otorga el amparo solicitado) que la libertad, cuya pérdida irreversible puede
causar aunque sea por un breve tiempo. Tal inci-
dencia directa e inmediata determina precisa-
mente que estos actos, fueren o no de mero trá-
V. LEGISLACIÓN ESPECIAL mite, disyuntiva taxonómica constitucionalmente
irrelevante, deben recibir el mismo trato que los
L.O. 2/1989, DE 13 DE ABRIL, PROCESAL actos definitivos y las mismas garantías a la hora
MILITAR de su impugnación y, por tanto, de su acceso a la
justicia». .
ARTÍCULO 458 (MEDIDAS CAUTELARES) (S.T.C. 24/1999, de 8 de marzo, 4. El T.C. otorga
(S.T.C. 235/1998, de 14 de diciembre, 3. El T.C. parcialmente el amparo). e
otorga el amparo solicitado)

145
Jurisprudencia Constitucional

~ Enero-diciembre 1999
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ ...
Luis Arroyo Zapatero Catedrático de Derecho Penal y Rector
de la Universidad de Castilla-La Mancha

Rosario de Vicente Martínez Pro?. Titular de Derecho Penal


de la Universidad de Castilla-La Mancha

SUMARIO S.T.C. 141/1999, 22 de julio, S.1ª., (B.O.E. 26 de


agosto). Ponente: Jiménez de Parga y Cabrera.
I. Constitución española. S.T.C. 142/1999, 22 de julio, S.2ª., (B.O.E. 26 de
II. Ley Orgánica del Tribunal Constitucional. agosto). Ponente: González Campos.
III. Código penal. S.T.C. 147/1999, 4 de agosto, S.2ª., (B.O.E. 26 de
IV. Ley de Enjuiciamiento Criminal. agosto). Ponente: Conde Martín de Hijas.
V. Legislación especial. S.T.C. 15111999, 14 de septiembre, S.2ª., (B.O.E. 19
de octubre). Ponente: De Mendizábal Allende.
S.T.C. 153/1999, 14 de septiembre, S.2ª., (B.O.E. 19
RELACIÓN DE SENTENCIAS RESEJÍÍADAS de octubre). Ponente: Conde Martín de Hija~.
S.T.C. 159/1999, 14 de septiembre, S.lª., (B.O.E.
S.T.C. 105/1999, 14 de junio, S.za., (B.O.E. 8 de ju- 19 de octubre). Ponente: Casas Baamonde.
lio). Ponente: De Mendizábal Allende. S.T.C. 161/1999, 27 de septiembre, S.za., (B.O.E. 3
S.T.C. 111/1999, 14 de junio, S.2ª., (B.O.E. 8 de ju- de noviembre). Ponente: Vives Antón.
lio). Ponente: González Campos. S.T.C. 162/1999, 27 de septiembre, S.za., (B.O.E. 3
S.T.C. 116/1999, 17 de junio, Pleno, (B.O.E. 8 de de noviembre). Ponente: Vives Antón.
julio). Ponente: García Manzano. S.T.C. 164/1999, 27 de septiembre, S.2ª., (B.O.E. 3
S.T.C. 120/1999, 28 de junio, S.2ª., (B.O.E. 30 de de noviembre). Ponente: Conde Martín de Hijas.
julio). Ponente: Viver Pi-Sunyer. S.T.C. 166/1999, 27 de septiembre, S.ia., (B.O.E. 3
S.T.C. 132/1999, 15 de julio, S.lª., (B.O.E. 18 de de noviembre). Ponente: García Manzano.
agosto). Ponente: García Manzano. S.T.C. 171/1999, 27 de septiembre, S.2ª., (B.O.E. 3
S.T.C. 134/1999, 15 de julio, S.1ª., (B.O.E. 18 de de noviembre). Ponente: Viver Pi-Sunyer.
agosto). Ponente: Casas Baamonde. S.T.C. 174/1999, 27 de septiembre, S.2ª., (B.O.E. 3
S.T.C. 136/1999, 20 de julio, Pleno, (B.O.E. 18 de de noviembre). Ponente: Viver Pi-Sunyer.
agosto). Ponente: Viver Pi-Sunyer. S.T.C. 177/1999, 11 de octubre, S.1ª., (B.O.E. 18 de
S.T.C. 138/1999, 22 de julio, S.2ª., (B.O.E. 26 de noviembre). Ponente: García Manzano.
agosto). Ponente: Jiménez Sánchez. S.T.C. 181/1999, 11 de octubre, S.lª., (B.O.E. 18 de
S.T.C. 139/1999, 22 de julio, S.2ª., (B.O.E. 26 de noviembre). Ponente: Jiménez de Parga y Ca-
agosto). Ponente: Conde Martín de Hijas. brera.

109
Revista Penal
Enero-diciembre 1999

S.T.C. 183/1999, 11 de octubre, S. 1ª., (B.O.E. 18 PRECEPTOS LEGALES INTERPRETADOS


de noviembre). Ponente: Casas Baamonde. EN LAS SENTENCIAS RESEÑADAS:
S.T.C. 187/1999, 25 de octubre, S.2ª., (B.O.E. 30 de
noviembre). Ponente: De Mendizábal Allende. C.E.: Arts. 15; 17.4; 18.1, 2 y 3; 20.1.a) y d); 24.1 y
S.T.C. 188/1999, 25 de octubre, S.2ª., (B.O.E. 30 de 2; 25.1; 81.1.
noviembre). Ponente: Jiménez Sánchez. L.O.T.C.: Arts. 44.1.a) y c); 44.2.
S.T.C. 204/1999, 8 de noviembre, S.Y, (B.O.E. 16 C.P.: Arts del CP73: 36; 112.5; 174 bis a); 321.1;
de diciembre). Ponente: Viver Pi-Sunyer. 340 bis a).
S.T.C. 209/1999, 29 de noviembre, S.2ª., (B.O.E. 28 Ley 35/1988, de 22 de noviembre, sobre técnicas
de diciembre). Ponente: De Mendizábal Allende. de reproducción asistida: Arts. 2.4; l3 y ss.
S.T.C. 215/1999, 29 de noviembre, S.2ª., (B.O.E. 28 Ley 4/1985, de 21 de marzo, de Extradición Pasi-
de diciembre). Ponente: Conde Martín de Hijas. va: Art. 2.3.

110
Jurisprudencia e o n s t 1 t u e
.
1 o n a 1

•••

l. CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA audiencia de la persona privada de libertad, ya


que la finalidad última del referido procedimien-
ARTÍCULO 15 to radica, precisamente, en la puesta en presen-
(DERECHO A LA VIDA) cia del Juez de toda persona privada de libertad
que denuncie la ilegalidad de la privación de li-
Alcance. Titulares. bertad de la que es objeto (STC 86/1996, funda-
"Los no nacidos no pueden considerarse en nues- mento jurídico 12, entre otras)."
tro ordenamiento constitucional como titulares del (S.T.C. 174/1999, 27 de septiembre, 6. El TC
derecho fundamental a la vida que garantiza el art. otorga el amparo solicitado.)
15 de la Constitución, lo que, sin embargo, no signi-
fica que resulten privados de toda protección cons-
titucional, pues, «los preceptos constitucionales re- ARTÍCULO 18.1
lativos a los derechos fundamentales y libertades (DERECHO A LA INTIMIDAD
públicas pueden no agotar su contenido en el reco- PERSONAL)
nocimiento de los mismos, sino que, más allá de
ello, pueden contener exigencias dirigidas al legisla- Alcance.
dor en su labor de continua configuración del orde- Secreto a ser desconocido.
namiento jurídico, ya sea en forma de las llamadas "El derecho a la intimidad salvaguardado en el
garantías institucionales, ya sea en forma de princi- art. 18.1 CE tiene por objeto garantizar al indivi-
pios rectores de contornos más amplios, ya sea, co- duo un ámbito reservado de su vida frente a la ac-
mo en seguida veremos, en forma de bienes jurídi- ción y al conocimiento de terceros, sean éstos po-
cos constitucionalmente protegidos» (STC deres públicos o simples particulares, que está
212/1996, fundamento jurídico 3º). Esta es, justa- ligado al respeto de su dignidad (SSTC 73/1982,
mente, la condición constitucional del «nasciturus», 110/1984, 107/1987, 231/1988, 197/1991, 143/1994
según se declaró en la STC 53/1985 (fundamento y 151/1997. El derecho a la intimidad atribuye a su
jurídico 7º) y nos recuerda el citado fundamen- titular el poder de resguardar ese ámbito reserva-
to jurídico 3º de la STC 212/1996, cuya protección do por el individuo para sí y su familia de una pu-
implica, con carácter general, para el Estado el blicidad no querida. El art. 18.1 CE no garantiza
cumplimiento de una doble obligación: «la de abs- una «intimidad» determinada, sino el derecho a
tenerse de interrumpir o de obstaculizar el proceso poseerla, a tener vida privada, disponiendo de un
natural de gestación, y la de establecer un sistema poder de control sobre la publicidad de la infor-
legal de defensa de la vida que suponga una protec- mación relativa a la persona y su familia, con in-
ción efectiva de la misma y que, dado el carácter dependencia del contenido de aquello que se desea
fundamental de la vida, incluya también, como ga- mantener al abrigo del conocimiento público. Lo
rantía última, las normas penales». Este es, en con- que el art. 18.1 garantiza es un derecho al secreto,
secuencia, el marco constitucional desde el que pro- a ser desconocido, a que los demás no sepan qué
cede enjuiciar los preceptos anteriormente somos o lo que hacemos, vedando que terceros, se-
enumerados, y a los que los recurrentes imputan la an particulares o poderes públi~os, decidan cuáles
vulneración del contenido esencial del derecho fun- sean los lindes de nuestra vida privada pudiendo
damental a la vida (art. 15 CE)." cada persona reservarse un espacio resguardado
(S.T.C. 116/1999, de 17 de junio, 5. El TC estima de la curiosidad ajena, sea cual sea lo contenido en
parcialmente el recurso de inconstitucionalidad.) ese espacio. Del precepto constitucional se deduce
que el derecho a la intimidad garantiza al indivi-
duo un poder jurídico sobre la información relati-
ARTÍCULO 17.4 va a su persona o a la de su familia, pudiendo im-
(HÁBEAS CORPUS) poner a terceros su voluntad de no dar a conocer
dicha información o prohibiendo su difusión no
Objeto. consentida lo que ha de encontrar sus límites, co-
"Hemos destacado que este procedimiento tie- mo es obvio, en los restantes derechos fundamen-
ne como objeto propio el juicio «sobre la legiti- tales y bienes jurídicos constitucionalmente prote-
midad de la situación de privación de libertad» gidos. A nadie se le puede exigir que soporte
(STC 21/1996, fundamento jurídico 4º), el control pasivamente la revelación de datos, reales o su-
de «la legalidad material de la detención admi- puestos, de su vida privada personal o familiar
nistrativa» (STC 66/1996, fundamento jurídico (SSTC 73/1982, 110/1984, 170/1987, 231/1988,
3º). Por ello, hemos reiterado que esta decisión 20/1992, 143/1994, 151/1997, y Sentencias del
de fondo no puede adoptarse en el trámite de ad- TEDH, Caso X e Y, de 26 de marzo de 1985; Caso
misión, es decir, sin la previa comparecencia y Leander, de 26 de marzo de 1987; Caso Gaskin de

111
Revista Penal
Enero-diciembre 1999
•••

7 de julio de 1989 Caso Costello-Roberts, de 25 de dad entre el sacrificio del derecho fundamental y
marzo de 1993; Caso Z de 25 de febrero de 1997)." la causa a la que obedece (SSTC 3711989 y
(S.T.C. 134/1999, 15 de julio, 5. El TC desestima 85/1994, entre otras).,,
el recurso de amparo. Caso: HUos de Sara Mon- ( ... ) Es obvio que en el presente caso la insufi-
tiel.) ciencia de la motivación de la solicitud policial vi-
cia de origen el contenido del Auto que autoriza la
Límites del derecho a la intimidad personal. entrada y registro, al no hacerse ninguna referen-
(S.T.C. 134/1999, 15 de julio, 6 y 8. El TC deses- cia en él a las circunstancias concretas del caso, a
tima el recurso de amparo. Caso: Hijos de Sara los indicios delictivos que fundamentan su adop-
Montiel.) ción, y menos aún a los valores e intereses en con-
flicto, impidiendo por consiguiente el más míni-
mo control de la licitud constitucional de la
ARTÍCULO 18.2 medida adoptada por el Juez."
(DERECHO FUNDAMENTAL (S.T.C. 139/1999, 22 de julio, 2. El TC otorga
A LA INVIOLABILIDAD DEL DOMICILIO) parcialmente el amparo.)

Mandamiento judicial. Registro domiciliario.


"Ya en la STC 126/1995, citada en sus alegaciones "Como ha declarado este Tribunal en reiteradas
por el representante público, tras destacar el carác- ocasiones «una vez obtenido el mandamiento ju-
ter rigurosamente taxativo de los límites que el art. dicial, la forma en que la entrada y registro se
18.2 CE establece respecto del derecho a la inviola- practiquen, las incidencias que en su curso pue-
bilidad del domicilio, indicamos, en relación con el dan producirse y los excesos o defectos en que in-
constituido por la autorización judicial, que «la curran quienes lo hacen, se mueven siempre en
constatación de que se ha producido la vulneración otra dimensión, el plano de la legalidad. En ésta,
del derecho fundamental pasa, en primer lugar, por por medio de la Ley de Enjuiciamiento Criminal
la consideración jurídica de que la motivación for- (art. 569) no en la Constitución, se exige la pre-
ma parte esencial de la resolución judicial que per- sencia del Secretario judicial para tal diligencia
mite la entrada y registro y, en segundo, por la ve- probatoria. Por ello, su ausencia no afecta a la in-
rificación fáctica de la efectiva ausencia de motivos violabilidad del domicilio, para entrar en el cual
en el auto controvertido» (fundamento jurídico 2º). basta la orden judicial (SSTC 290/1994 y 309/1994;
También en esa misma STC 126/1995 recordába- AATC 349/1988, 184/1993 y 223/1994), ni tampoco
mos más adelante (fundamento jurídico 3º) algu- a la efectividad de la tutela judicial en sus dife-
nas de nuestras afirmaciones más relevantes a este rentes facetas (SSTC 349/1988 y 184/1993). En
respecto. Así, decíamos que «no se da garantía al- definitiva, el incumplimiento de la norma proce-
guna cuando la resolución, aun de órgano judicial, sal donde se impone ese requisito no trasciende
se produce como un mero automatismo formal al plano de la constitucionalidad y sus efectos se
(SSTC 22/1984, fundamento jurídico 3º y 137/1985, producen en el ámbito de la validez y eficacia de
fundamento jurídico 5º)», y que dicha autorización los medios de prueba» (SSTC 133/1995, funda-
judicial «vista desde la perspectiva de quien ha de mento jurídico 4º; y 94/1999, fundamento jurídi-
usarla, o ese mandamiento para quien ha de sufrir co 3º}."
la intromisión, consiste en un acto de comproba- (S.T.C. 171/1999, 27 de septiembre, 11. El TC
ción donde se ponderan las circunstancias concu- admite en parte el recurso de amparo.)
rrentes y los intereses en conflicto, público y priva-
do, para decidir en definitiva si merece el sacrificio
de éste, con la limitación consiguiente del derecho ARTÍCULO 18.3
fundamental (STC 50/1995, fundamento jurídico (DERECHO FUNDAMENTAL
5º).» AL SECRETO
En reciente Sentencia del Pleno de ese Tribunal DE LAS COMUNICACIONES)
(STC 49/1999, fundamento jurídico 6º) recordába-
mos que «toda resolución que limite o restrinja el Intervención judicial de comunicaciones genéri-
ejercicio de un derecho fundamental ha de estar cas de interno en centro penitenciario.
debidamente fundamentada, de forma que las ra- Motivación de la intervención judicial.
zones fácticas y jurídicas de tal limitación puedan "El contenido de la motivación ha de extender-
ser conocidas por el afectado, ya que sólo a través se, primero, a la especificación de cuál de las fi-
de la expresión de las mismas se preserva el dere- nalidades legalmente previstas -seguridad y buen
cho de defensa y puede hacerse, siquiera sea "a orden del establecimiento, en el caso de los presos
posteriori", el necesario juicio de proporcionali- preventivos- es la perseguida con la adopción de la

112
Jurisprudencia Constitucional

•••

medida, y, segundo, a la explicitación de las cir- to de una medida restrictiva de derechos, como la
cunstancias que permiten concluir que la inter- analizada, más allá del tiempo necesario para la
vención resulta adecuada para alcanzar la finali- consecución de los fines que la justifican, podría
dad perseguida. Respecto de este último requisito lesionar efectivamente el derecho afectado, en es-
se ha matizado en la Sentencia últimamente cita- te caso el derecho al secreto de las comunicacio-
da, la STC 200/1997, que «la individualización de nes».
las circunstancias del caso e incluso de la persona (S.T.C. 141/1999, 22 de julio, 5. El TC desestima
del recluso no significa que dichas circunstancias el recurso de amparo.)
deban ser predicables única y exclusivamente del
interno objeto de la medida, o que si se trata de Escuchas telefónicas.
características que concurren en un grupo de per- Requisitos.
sonas no puedan aducirse como causa justificati- Principio de proporcionalidad.
va de la intervención. Individualizar no significa "De la síntesis de la jurisprudencia constitucio-
necesariamente destacar rasgos que concurren ex- nal deriva que una medida restrictiva del derecho
clusivamente en el recluso afectado. Puede tratar- al secreto de las comunicaciones sólo puede en-
se de unos rasgos comunes a los pertenecientes a tenderse constitucionalmente legítima desde la
un colectivo o a una organización; en estos casos, perspectiva de este derecho fundamental si, en
lo que debe individualizarse es esa característica primer lugar, está legalmente prevista con sufi-
común que a juicio de la Administración Peniten- ciente precisión -principio de legalidad formal y
ciaria justifica en el supuesto concreto la adop- material (STC 49/1999, fundamento jurídico 4º)-;
ción de la medida» (fundamento jurídico 4º). si, en segundo lugar, se autoriza por autoridad ju-
En lo referente a los aspectos formales de la mo- dicial en el marco de un proceso (STC 49/1999,
tivación, cuya finalidad sigue siendo el hacer po- fundamento jurídico 6º); y si, en tercer lugar, se
sible el control jurisdiccional de la medida, el realiza con estricta observancia del principio de
acuerdo ha de contener los datos necesarios para proporcionalidad (STC 49/1999, fundamento jurí-
que el afectado y posteriormente los órganos judi- dico 7º); es decir, si la medida se autoriza por ser
ciales puedan llevar a cabo el juicio de idoneidad, necesaria para alcanzar un fin constitucionalmen-
necesidad y proporcionalidad, «aunque no resulta te legítimo, como -entre otros-, para la defensa del
exigible que en el mismo se explicite ese triple jui- orden y prevención de delitos calificables de in-
cio por parte de la Administración». Los referidos fracciones punibles graves y es idónea e impres-
datos pueden completarse con los que de forma cindible para la investigación de los mismos.
clara y manifiesta estén en el contexto en que se La proporcionalidad implica, además, de un la-
ha dictado el acuerdo (STC 200/1997, fundamento do, que la medida sólo puede ser adoptada por re-
jurídico 4°)." solución judicial que exprese la ponderación exi-
(S.T.C. 141/1999, 22 de julio, 5. El TC desestima gida por el juicio de necesidad en atención a los
el recurso de amparo.) fines legítimos y a las circunstancias concretas
concurrentes en cada momento; de otro, que la
Requisitos de la intervención judicial de comu- ejecución de la misma debe atenerse a los estric-
nicaciones genéricas de interno en centro peniten- tos terminas de la autorización, tanto en cuanto a
ciario. los límites materiales o temporales de la misma
"El acuerdo de intervención de las comunica- como a las condiciones de su autorización; y, fi-
ciones genéricas del interno, orales y escritas, pre- nalmente, que la medida debe ser verificada bajo
visto en el art. 51.5, debe cumplir, además del re- control judicial (por todas SSTC 49/1996, funda-
quisito de motivación y de doble comunicación o mento jurídico 3º, 12111998, fundamento jurídico
notificación -«dando cuenta» el Director del Esta- 5º y 151/1998, fundamento jurídico 4º).
blecimiento a la autoridad judicial competente y Sin embargo, no constituye vulneración del de-
notificándose al interno, como exige el art. 91.1 recho al secreto de las comunicaciones, sino del
del Reglamento Penitenciario de 1981- otra exi- derecho a un proceso con todas las garantías, la
gencia o requisito: la necesidad de preestablecer utilización como prueba del contenido de las con-
un límite temporal a la medida de intervención. versaciones intervenidas, pero respecto de las cua-
Esta exigencia está estrechamente vinculada con les las irregularidades, que implican ausencia o
los fines que se persiguen o justifican la medida deficiente control judicial de la medida, no tienen
(seguridad, buen orden del establecimiento) y po- lugar durante la ejecución del acto limitativo, sino
sibilita, asimismo, el triple juicio de idoneidad, en la incorporación de su resultado a las actua-
necesidad y proporcionalidad que ha de efectuar- ciones sumariales; es decir, en la entrega y selec-
se en el posterior control jurisdiccional de ella. ción de las cintas grabadas, en la custodia de los
Pues, como tenemos afirmado, «el mantenimien- originales o en la transcripción de su contenido

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Revista Penal
Enero-diciembre 1999

(SSTC 12111998, fundamento jurídico 5º, 15111998, nal diligente, y ello, a pesar de que su total exacti-
fundamento jurídico 4º, 49/1999, fundamentos tud pueda ser controvertida o se incurra en erro-
jurídicos 12 y 13). Pues elementales exigencias del res circunstanciales que no afecten a la esencia de
derecho de defensa y contradicción -art. 24.2 CE- lo informado (SSTC 6/1988, 107/1988, 105/1990,
exigen que, con intervención de los afectados, se 171/1990 y 172/1990). Respecto de lo primero, y
incorporen a las actuaciones, como elementos de con arreglo a la doctrina de este Tribunal sobre lo
debate, y eventualmente de prueba, todos aquellos que haya de considerarse información veraz, re-
pasajes que se consideren precisos para sustentar sulta probado que los periodistas obraron con la
las diversas hipótesis -acusatorias, de defensa- que diligencia profesional debida en la comprobación
se contraponen en la investigación para así posi- y cotejo con datos objetivos de la información di-
bilitar equitativamente el debate previo a la aper- vulgada (SSTC 219/1992, 240/1992, 178/1993,
tura del juicio oral y finalmente el desarrollo del 28/1996 y 200/1998), pues parece estar abierto un
propio juicio." sumario penal en el que se investiga la aludida red
(S.T.C. 166/1999, 27 de septiembre, 2. El TC de- de compraventa de menores, donde está procesa-
sestima el recurso de amparo. Vid. La posterior da doña Gisela Martínez, lo que ella misma reco-
STC 171/1999, de 27 de septiembre, 5.) noce, entre cuyas diligencias se halla una declara-
ción de doña María Antonia Abad sobre el lugar
de nacimiento de su hijo adoptivo, don José Zeus
ARTÍCULO 20.1.a) Tous; y por veraces se tuvieron estos hechos en la
(LIBERTAD DE EXPRESIÓN) STC 197/1991. Sin embargo, las partes no discre-
pan sobre la veracidad de esta información, sino
Ámbito del Derecho fundamental a la libertad de la vertida en la entrevista, en particular la con-
de expresión en campaña electoral. dición de madre biológica del menor que se atri-
(S.T.C. 136/1999, 20 de julio, 18 a) y 19 a) y c). buye la entrevistada, suscitando de lleno la cues-
El TC otorga el amparo. Hay un voto particular tión de los reportajes neutrales, y si esta doctrina
que formula el Magistrado Jiménez de Parga, puede aplicarse a aquellos casos en los que el me-
quien tras analizar la doctrina del Tribunal Cons- dio de comunicación no se limita a transcribir lo
titucional y del Tribunal Europeo de Derechos dicho por otro espontáneamente, sino que busca
Humanos en relación con la garantía de la opi- al tercero, le formula una serie de preguntas a las
nión pública libre, considera que el derecho fun- que éste contesta, y esas declaraciones se publican
damental a la libertad de expresión ampara la de- encuadradas en un reportaje más amplio.
fensa y difusión de cualquier postulado político o Este Tribunal viene diciendo, desde hace tiem-
ideológico, pero siempre que quien lo afirme no po, que en aquellas ocasiones en las que el medio
propicie ni asuma la violencia.) de comunicación social no hace sino reproducir lo
que un tercero ha dicho o escrito, divulgando lo
que así ha transcrito, no sólo actúa como soporte
ARTÍCULO 20.1.d) y medio de difusión de las opiniones o informa-
(LIBERTAD DE INFORMACIÓN) ciones trasmitidas por ese tercero a cuya respon-
sabilidad deben imputarse por entero, sino que,
Doctrina constitucional sobre el alcance de la li- además, el medio de comunicación ejerce su dere-
bertad de expresión. cho a comunicar libremente información veraz
(S.T.C. 134/1999, 15 de julio, 3. El TC desestima con tal reproducción de las declaraciones de otro.
el recurso de amparo. Caso: "Hijos de Sara Mon- Así pues, lo relevante en estos casos no es si el me-
tiel" .) dio de comunicación ha obrado como simple ca-
nal de difusión de lo que otros han dicho ( SSTC
Concepto de información veraz. 159/1986, 15/1993, 336/1993, 4/1996 y 3/1997), o
"Con arreglo a la doctrina reiterada de este Tri- si, como en el que ahora nos ocupa, es el propio
bunal, la exigencia de que la información deba ser medio de comunicación quien pergeña una entre-
veraz para encontrar protección en el art. 20.1 d) vista que luego publicará, incluso en el caso de
CE no va dirigida tanto a la imposición de una ri- que medie un pago en metálico por ello, sino la
gurosa y total exactitud en el contenido de la in- neutralidad del medio de comunicación en la
formación, cuanto a negar la protección constitu- transcripción de lo declarado por ese tercero. Por
cional a la transmisión como hechos verdaderos tanto, estaremos ante un reportaje neutral si el
bien de simples rumores, carentes de toda consta- medio de comunicación se ha limitado a cumplir
tación, bien de meras invenciones o insinuacio- su función transmisora de lo dicho por otro aun-
nes, sin comprobar su veracidad mediante las que él haya provocado esa información, siempre
oportunas averiguaciones propias de un profesio- que no la manipule mediante su artero fracciona-

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Jurispru d e n e . a e o n s t
. t u e
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1 1 1 o n a 1

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miento en el seno de un reportaje de mayor exten- su fundamento jurídico 6º, el valor especial que la
sión, interfiriendo en su discurrir con manifesta- Constitución otorga a las libertades de expresión e
ciones propias, componiéndolo con textos o imá- información «no puede configurarse como abso-
genes cuyo propósito sea, precisamente, quebrar luto, puesto que, si viene reconocido como ga-
la neutralidad del medio de comunicación respec- rantía de la opinión pública, solamente puede le-
to de lo transcrito, de suerte que esa información gitimar las intromisiones en otros derechos
haya dejado de tener su fuente en un tercero, pa- fundamentales que guarden congruencia con esa
ra hacerla suya el medio de comunicación que la finalidad, es decir, que resulten relevantes para la
reproduce y difunde; es decir, cuando el medio, formación de la opinión pública sobre asuntos de
haya permanecido o no ajeno a la generación de la interés general, careciendo de tal efecto legitima-
información, no lo fuera, y esto es lo que importa, dor, cuando las libertades de expresión e informa-
respecto de la forma en la que lo ha transmitido al ción se ejerciten de manera desmesurada y exor-
público (SSTC 41/1994 y 22/1995). bitante del fin en atención al cual la Constitución
En casos como el que nos ocupa, en los que se le concede su protección preferente».
puede calificar de neutral al reportaje, no es posi- En suma, cabe concluir que, cuando esas liber-
ble considerar al medio de comunicación como tades aparecen «conectada(s) a los procesos de
autor y responsable de lo dicho o escrito, razón formación y exteriorización de un poder político
por la que el canon de veracidad posee aquí una democrático (art. 23 CE)», deberá garantizarse la
distinta dimensión. La veracidad exigida no lo es máxima libertad -y los mayores medios- para que
de lo transcrito, sino de la transcripción misma, los individuos y los grupos hagan llegar a los elec-
esto es, la diligencia debida que debe probar el tores cualquier tipo de opiniones o informaciones
medio consiste, justamente, en la demostración de «para que el ciudadano pueda formar libremente
su neutralidad respecto de lo transcrito". sus opiniones y participar de modo responsable
(S.T.C. 134/1999, 15 de julio, 4. El TC desestima en los asuntos públicos» (STC 157/1996, funda-
el recurso de amparo. Caso: Hijos de Sara Mon- mentos jurídicos 5° y 6°), pero, por el mismo mo-
tiel.) tivo, en este contexto deberá existir una especial
cautela respecto de todo aquello que pueda limitar
Colisión con otros derechos fundamentales. la libertad de opción de los ciudadanos y, muy es-
(S.T.C. 134/1999, 15 de julio, 4. El TC desestima pecialmente, durante los procesos electorales.
el recurso de amparo. Caso: Hijos de Sara Mon- Ciertamente sería no sólo improcedente sino
tiel.) también vano intentar definir aquí, de forma abs-
tracta y apriorística, qué mensajes o qué comuni-
Libertad de información que opera como instru- caciones tienen carácter amenazante o intimida-
mento de los derechos de participación política. torio, en el sentido de ser capaces de torcer la
"No cabe duda de que cuando estas libertades voluntad política e incluso el sentido del voto, y
operan como instrumento de los derechos de par- cuáles no. Esta es una cuestión que deberá perfi-
ticipación política debe reconocérseles si cabe una larse caso a caso, atendiendo a diversas circuns-
mayor amplitud que cuando actúan ~n otros con- tancias -como la credibilidad y la gravedad de las
textos, ya que el bien jurídico fundamental por amenazas- y admitiendo de entrada la dificultad
ellas tutelado, que es también aquí el de la forma- de medir la capacidad real de influencia de un
ción de la opinión pública libre, adquiere un relie- mensaje sobre la voluntad de sus destinatarios y la
ve muy particular en esta circunstancia, hacién- consiguiente dificultad de trazar la forzosamente
doles «especialmente resistente(s), inmune(s) a lábil línea divisoria entre los mensajes amenazan-
las restricciones que es claro que en otro contexto tes y los que no lo son.
habrían de operar» (STC 157/1996, fundamento Esta primera constatación debe llevar a extre-
jurídico 5º, aunque se refiere a un ámbito distinto mar las cautelas para evitar que al amparo de es-
del electoral). ta circunstancia los poderes públicos intenten
Sin embargo, también en este caso y por el mis- acotar los mensajes que pueden presentarse a los
mo motivo que el señalado respecto de los dere- ciudadanos, especialmente durante los procesos
chos del art. 23 CE, no cabe considerar ejercicio electorales, ya que es a éstos a quienes correspon-
legítimo de las libertades de expresión e informa- de el poder jurídico de decidir cuáles son los men-
ción a los mensajes que incorporen amenazas o sajes que quieren recibir y qué valor quieren dar a
intimidaciones a los ciudadanos o a los electores, cada uno de ellos sin tutelas de ningún género. En
ya que como es evidente con ellos ni se respeta la rigor, en el ámbito de los procesos electorales, só-
libertad de los demás, ni se contribuye a la forma- lo en casos muy extremos cabrá admitir la posibi-
ción de una opinión pública que merezca el califi- lidad de que un mensaje tenga capacidad sufi-
cativo de libre. Como advierte la STC 171/1990 en ciente para forzar o desviar la voluntad de los

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t··?:~vista Penal
Enero-diciembre 1999
•••

electores, dado el carácter íntimo de la decisión Información veraz.


del voto y los medios legales existentes para ga- Reportaje neutral.
rantizar la libertad del sufragio. En las campañas "Es reportaje neutral aquel que «simplemente
electorales es frecuente que los partidos y coali- da traslado» de la noticia procedente de otra fuen-
ciones pronostiquen todo tipo de peligros y cala- te de inforniación, en tanto que no tiene ese carác-
midades que necesariamente habrán de seguirse ter cuando se trata de información que ha sido
del triunfo de las opciones contrarias sin que ello «asumida por el medio y su autor como propia»,
pueda considerarse intimidatorio o amenazante. en el sentido de que «presenta los caracteres de in-
Con todo, aun teniendo muy presentes estas formación propia elaborada por el medio [ ... ] aun-
cautelas no puede negarse la posibilidad de que que tuviera su origen en la noticia difundida» por
existan mensajes que, aun sin hallarse incursos en otra fuente (STC 144/1998, fundamento jurídi-
alguno de los tipos penales de amenazas o coac- co 4º); es neutral cuando se limita «a transmitir lo
ciones, puedan considerarse intimidatorios, por- que publicaba otro importante medio de difusión,
que anuden, explícita o implícitamente, pero de identificando el mismo y sin realizar aportación
modo creíble, la producción de algún mal grave o relevante a la noticia por la vía de la forma o del
la realización o no realización de determinada contenido» (STC 190/1996, fundamento jurídi-
conducta por parte del destinatario. Este tipo de co 4º), o cuando lleva a cabo «la función de mero
mensajes no queda amparado por las libertades de transmisor del mensaje», no cuando es el perio-
expresión o de información. dista «el que la redacta y[ ... ] asume una determi-
Esto, no obstante, debe admitirse que no toda di- nada versión de los hechos» (STC 52/1996, funda-
fusión de un mensaje intimidatorio queda excluida mentos jurídicos 3º y 5º). En cambio, un medio
del ámbito de las libertades de expresión e infor- puede «quebrantar su neutralidad» cuando hace
mación. Así, por ejemplo, como advierten los recu- suyo el reportaje «desmesurando el tratamiento
rrentes, en ese ámbito podrá incluirse la comuni- de[ ... ] las declaraciones», ya que «Un reportaje de
cación de esos mensajes por parte de terceros contenido neutral puede dejar de serlo si se le
mediante lo que doctrinalmente se ha calificado otorga unas dimensiones informativas a través de
como reportaje neutral. Así, en la ya citada STC las cuales el medio contradice de hecho la función
159/1986, se otorgó el amparo al director del dia- de mero transmisor del mensaje» (STC 41/1994,
rio Egin, que había publicado unos comunicados fundamento jurídico 4º).
apologéticos del terrorismo, con el argumento de Así pues, no cabrá hablar de reportaje neutral
que el referido periódico se había limitado a «la cuando quien lo difunde no se limita a ser «Un
mera reproducción de los comunicados (de ETA- mero transmisor del mensaje», es decir, a comu-
militar), no acompañada de juicios de valor que nicar la información, las opiniones ajenas o los
demuestren que el periodista asume el contenido hechos relacionados con el mismo, sino que utili-
apologético de los mismos» (carácter apologético za el mensaje, no para transmitir una noticia, si-
que, por otra parte, nadie discutió en el proceso). no para darle otra dimensión; por ejemplo, si se
En esta sentencia se declara que «no cabe duda trata de un comunicado de contenido político,
que la erradicación de la violencia terrorista encie- para pedir el voto en favor de quien informa o in-
rra un interés político y social de la máxima im- cluso, aunque en menor medida, para buscar la
portancia, pero ello no autoriza, sin embargo, a al- adhesión de quienes reciben la comunicación a
terar la esencia de un Estado democrático, el cual, las opiniones de los emisores del mensaje. En es-
para su existencia y desarrollo, presupone el so- tos supuestos, la «finalidad informativa», consti-
metimiento de las cuestiones relevantes para la vi- tucionalmente protegida (STC 138/1996), funda-
da colectiva a la crítica o aprobación de una opi- mento jurídico 31) queda en un segundo plano.
nión pública libremente constituida. En este La forma y el contexto en el que se transmite el
sentido, cabe afirmar que la lucha antiterrorista y mensaje puede «quebrantar la neutralidad», de
la libertad de información no responden a intere- quien lo transmite."
ses contrapuestos, sino complementarios, orienta- (S.T.C. 136/1999, 20 de julio, 17. El TC otorga el
dos al aseguramiento del Estado democrático de amparo. Hay un voto particular que formula el
derecho» (fundamento jurídico 7º)". Magistrado Jiménez de Parga: "apelan los recu-
(S.T.C. 136/1999, 20 de julio, 15 y 16. El TC otor- rrentes a la doctrina de este Tribunal sobre el lla-
ga el amparo. Hay un voto particular que formula mado «reportaje neutral» -aun en la conciencia de
el Magistrado Jiménez de Parga para quien "la ad- que dicha doctrina se ha construido en relación
misión de restricciones en las referidas libertades con el profesional del periodismo- y sostienen que
ha de ser estricta, ya que tales injerencias sólo se si la Constitución permite que un periodista en-
justifican si resultan imperiosamente necesarias treviste a un portavoz de ETA y difunda luego esa
en una sociedad democrática".) entrevista, porque esa información contribuye a

116
Jur1sprudenc1a Constitucional

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enriquecer la controversia política, imprescindi- tamiento añadido que el difusor da a la informa-


ble en una sociedad democrática, entonces con ción (v. gr., SSTC 232/1993, 41/1994, 52/1996 y
mayor razón habrán de ser amparados los parti- 190/1996 ). La conclusión en este caso es clara: es-
dos políticos, sus dirigentes y sus miembros, que tamos ante unos mensajes electorales que expre-
son los protagonistas de ese debate (art. 6 CE). san el parecer de ET A y donde ET A pide el voto
No juzgamos admisible, en las circunstancias para Herri Batasuna; por su parte, el órgano eje-
del caso, la pretensión de aplicar la doctrina del cutivo de esa agrupación política intenta la difu-
reportaje neutro respecto de quienes son sujetos sión de esos mensajes por todos los medios y, en-
activos de la controversia política en su máxima tre ellos, cede al efecto sus espacios electorales
expresión, como acontece en el seno de una cam- gratuitos: la única deducción razonable es enten-
paña electoral. En efecto, el político en campaña der que quienes intentaron la difusión asumieron
no actúa con la finalidad que persigue quien di- lo que pretendían divulgar, sin que pueda califi-
funde un reportaje neutral en sentido propio, esto carse su posición de neutral ni por la condición de
es, con el mero propósito de servir de cauce para los que querían informar ni por el contenido del
exteriorizar la discrepancia (v. gr., STC 41/1994): mensaje, que, entre otros fines, subvenía inequí-
el político en campaña pretende, ante todo, «la vocamente al beneficio electoral del antedicho
captación de sufragios» (art. 50.2 LO 5/1985, del grupo político.")
Régimen Electoral General (LOREG)] y, en conse-
cuencia, no sólo busca que los ciudadanos formen Diversos supuestos: cinta magnetofónica, spot
su opinión en libertad, sino que acepten el mensa- publicitario y videocinta distribuida por asocia-
je que difunde y traduzcan ese beneplácito en la ción política.
dación del voto. Precisamente por la importancia "La cinta magnetofónica, que se remitió a Radio
que tiene la finalidad perseguida al informar co- Nacional de España para su emisión en los espa-
mo uno de los elementos que definen el reportaje cios gratuitos de la campaña electoral del 19 de fe-
neutro, hemos dicho repetidas veces que un re- brero en modo alguno puede ser considerada re-
portaje de contenido neutral -lo que, como vere- portaje neutral puesto que en ella es HB la que en
mos, tampoco es el caso- puede dejar de serlo si se nombre propio expone los objetivos políticos que,
le otorga unas dimensiones informativas a través a su entender, debe alcanzar el País Vasco, así co-
de las cuales el medio contradice de hecho la fun- mo los medios para conseguirlo -derecho a la au-
ción de mero transmisor del mensaje, de tal modo todeterminación, a la territorialidad, etc.- y quien
que haga suyo o asuma el contenido del mismo pide el voto de los electores para esa asociación
(por todas, SSTC 232/1993, 41/1994, 22/1995, política. En principio, pues, el derecho aquí im-
6/1996, 5211996 y 144/1998). plicado era la libertad de expresión de ideas y opi-
Pues bien, el periodista está en condiciones, por niones de HB. (... )
su propio cometido, de «desmarcarse» de aquello Sin embargo, este dato no convierte el comuni-
que difunde [entre muchas, señaladamente, Sen- cado de HB en un reportaje neutral, puesto que, al
tencias del TEDH de 22 de agosto de 1994 (asun- margen de otras consideraciones, dicha asocia-
to Jersild), ap. 31 y de 25 de junio de 1992 (asunto ción política, al incorporar a su mensaje la noticia
Thorgeir Thorgeirson), aps. 65-67]. Por el contra- relativa a ETA, no se limita a transmitir opiniones
rio, los dirigentes de un grupo político en cam- o informaciones ajenas, sino que utiliza esas in-
paña, cuando transmiten lo que otros dicen en un formaciones como un elemento más de su propio
espacio electoral y, en ese mensaje, esos «otros» mensaje, para solicitar el voto, y ya hemos avan-
piden el voto para dicha agrupación, en modo al- zado que en estos casos no cabe hablar de neutra-
guno están en una posición de neutralidad, ni des- lidad informativa.
de su condición de informantes ni desde el punto El «Spot» de dos minutos de duración, destina-
de vista del propio contenido del mensaje. Cierto do a ocupar los espacios electorales de la asocia-
que ni el reportaje neutral lo es sólo cuando con- ción política, tampoco puede ser calificado como
siste en una mera narración de hechos, ni deja de reportaje neutral. (... ) no es neutral porque, como
ser neutral por la sola circunstancia de que sea ex- hemos reiterado, en modo alguno puede aceptar-
presión de pensamientos, ideas, opiniones o jui- se que los dirigentes de una asociación política en
cios de valor; la neutralidad del mensaje viene da- campaña electoral estén en una posición de neu-
da, ante todo y sobre todo, por el sujeto que lo tralidad respecto del mensaje utilizado cuando
difunde y por el modo en que se le da difusión es- transmiten lo que otros dicen en un espacio elec-
to es, habrá que ponderar si el emisor asume o ha- toral y ese mensaje sirve para pedir el voto para
ce suya la información que pretende transmitir dicha asociación. Las informaciones, los mensajes
bien por la condición que ostenta en relación con o las declaraciones, incluso ajenas, incorporadas a
el contenido del mensaje, bien por el sesgo o tra- «Spots» televisivos para pedir con ellos el sufragio

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Revista Penal
Enero-diciembre 1999
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de los electores, debe entenderse que forman par- condiciones previstas por HB, podía habérsele
te del mensaje electoral, haciendo artificioso, des- atribuido el carácter de mensaje neutral. Por ello,
de este concreto punto de vista, todo intento de para determinar si su difusión queda protegida
distinguir lo dicho por la organización que se pre- por las libertades de expresión o de comunica-
senta a las elecciones y lo dicho por terceros, pero ción, deberemos pasar a indagar si su contenido
incorporado a su mensaje electoral. era o no conminatorio."
Mayores problemas plantea la aplicación de la (S.T.C. 136/1999, 20 de julio, 18 y 19. El TC otor-
anterior razón de decidir a la videocinta de veinte ga el amparo.)
minutos de duración, destinada a ser difundida en
actos públicos.
La videocinta en sí misma considerada, es decir, ARTÍCULO 24.1
en cuanto a su contenido, transmite información (DERECHO A LA TUTELA
veraz sobre unos hechos de indudable trascenden- JUDICIAL EFECTIVA)
cia pública: Los objetivos políticos de ETA y su de-
cisión de dejar las armas si se dan una serie de Derecho de acceso a la jurisdicción.
condiciones. Sin embargo, para determinar si su "El presupuesto necesario para disfrutar de este
difusión por parte de HB podía ser considerada derecho fundamental con la efectividad que la
reportaje neutral, debemos examinar el contexto Constitución demanda, es el libre acceso a los Jue-
en el que pretendía emitirse el mensaje y, más ces en todos los grados y niveles procesales, según
concretamente, si HB pretendía mantener una po- el sistema de recursos que las respectivas leyes de
sición de «mero transmisor del mensaje» o si ese enjuiciamiento configuren para cada sector juris-
contexto pone de manifiesto el «quebrantamiento diccional en función de sus características. El sus-
de neutralidad» exigible al reportero que se recla- trato se encuentra en el principio de que nadie
me neutral. pueda ser condenado en juicio sin ser oído, propo-
La respuesta a esta cuestión resulta complicada, sición donde se cobijan una serie de exigencias y,
por el hecho de que la referida videocinta no tenía entre ellas, la garantía de un proceso contradicto-
destinatario concreto, como sucedía con el «spot» rio con igualdad de armas para todas las partes."
o la cinta magnetofónica que se enviaron a las te- (S.T.C. 105/1999, 14 de junio, l. El TC otorga el
levisiones y radios públicas y, dado que tampoco amparo.)
en este caso se llegó efectivamente a difundir, en
nuestro enjuiciamiento debemos limitarnos a Derecho a los recursos establecidos en la Ley.
constatar si, de haberse emitido la videocinta en "Se recordará que, en el presente caso, se pre-
las condiciones en las que intentaba hacerlo HB, tende recurrir un pronunciamiento condenatorio,
esta comunicación hubiera podido considerarse recaído en apelación, en el marco de un procedi-
fruto del ejercicio lícito del derecho constitucional miento abreviado. En principio, a la luz de nues-
a la libertad de información. En este sentido, debe tra doctrina, descartada la existencia de reforma
tenerse en cuenta que, según nos consta, la Mesa peyorativa por la simple interposición de un
de HB acordó el día 5 de febrero de 1996 encargar recurso por la otra parte -aquí, por el Ministerio
al Área de Comunicación de dicho órgano «el Fiscal- contra la previa absolución en primera ins-
anuncio, programación y exhibición» de la video- tancia (por todas, STC 41/1998), ninguna vulnera-
cinta; ese mismo día, según se expone en el hecho ción comporta «per se» la declaración de un pro-
probado F), la oficina de prensa de HB emitió un nunciamiento condenatorio en segunda instancia,
comunicado, en el que, tras expresar la satisfac- sin que por ello resulte constitucionalmente nece-
ción de HB por la acogida social que están tenien- saria la previsión de una nueva instancia de revi-
do las presentaciones de la Alternativa Democráti- sión en una condena que podría no tener fin, má-
ca, manifestaba que en las dos próximas semanas, xime teniendo en cuenta la función que desde la
es decir, durante el período de campaña electoral, perspectiva constitucional corresponde al recurso
se realizarían la mayor parte de las trescientas de amparo en relación con la tutela de los dere-
presentaciones previstas y concluía con un llama- chos fundamentales concernidos. Ha de ser re-
miento de la Mesa de HB a la participación de los chazada, pues, esta segunda alegación."
ciudadanos en las presentaciones. Puede afirmar- (S.T.C. 120/1999, 28 de junio, 4. El TC desestima
se, pues, aunque con menos rotundidad, que res- el recurso de amparo.)
pecto de los otros dos mensajes, que la posición de
HB no pretendía ser la del mero transmisor de la Incongruencia omisiva.
información. "Para que la queja fundada en incongruencia
En definitiva, cabe concluir que ninguno de los omisiva prospere se hace preciso la constatación
mensajes enjuiciados, de ser difundidos en las del «efectivo planteamiento de la cuestión cuyo

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J u r 1 s p r u d e n e 1 a e o n s t
.
1 t u e i o n a I

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conocimiento y decisión se afirma eludido por el cia, que conviene tener presente como criterio in-
Tribunal», como recuerda la STC 172/1997 (fun- terpretativo, de que el art. 2 del Protocolo Adicio-
damento jurídico 6º; en igual sentido, STC nal núm. 7 al Convenio Europeo para la Protec-
129/1998, fundamento jurídico 5º). ción de los Derechos Humanos de 22 de
Por último, la estimación de vulneración del de- noviembre de 1984 (firmado por España el 19 de
recho a la tutela judicial efectiva sin indefensión marzo de 1985 y pendiente de ratificación), dispo-
requiere, en todo caso, la constatación de que la ne que el principio general de la doble instancia
incongruencia omisiva causó indefensión mate- penal «podrá ser objeto de excepciones [ ... ], cuan-
rial en el sentido de un efectivo perjuicio de los de- do el interesado ha sido juzgado en primera ins-
rechos de defensa del afectado (SSTC 36911993, tancia por la jurisdicción más alta» (STC 41/1998·
fundamento jurídico 4º; 56/1996, fundamento igualmente, ATC 1309/1988). A lo que cabe añadit:
jurídico 4º; 172/1997, fundamento jurídico 6°)." que esta sustitución parcial de una garantía pro-
(S.T.C. 132/1999, 15 de julio, 4. El TC estima el cesal por otra, inocua para la integridad del co-
recurso de amparo. Vid. Asimismo sobre la incon- rrespondiente derecho fundamental, se funda en
gruencia omisiva la posterior STC 181/1999, de 11 sólidas razones de preservación de «la indepen-
de octubre, 5.) dencia y el prestigio de las instituciones» (STC
22/1997), y que, si dicha garantía se extiende a
Derecho a la tutela judicial efectiva y personas personas no aforadas, ello se debe al razonable
aforadas. criterio de no escindir, por razón de las personas,
"La cuestión planteada acerca del derecho a la el enjuiciamiento de unos mismos hechos."
doble instancia en los procesos penales ya ha sido (S.T.C. 136/1999, 20 de julio, 11. El TC otorga
resuelta por este Tribunal en sentido contrario al el amparo. Hay un voto particular que formula
ahora pretendido, en numerosas y recientes sen- el Magistrado Jiménez de Parga: "La cuestión
tencias, Autos y providencias (por todas, SSTC planteada sobre el derecho a la doble instancia
51/1985, 30/1986, 33/1989, 55/1990, 166/1993, en los procesos penales ya ha sido resuelta por
22/1997 y 41/1998 y ATC 1309/1988). Por ello, da- este Tribunal en sentido contrario al ahora pre-
do que el supuesto enjuiciado guarda una sustan- tendido (por todas, SSTC 51/1985, 30/1986,
cial similitud con los anteriormente resueltos, 33/1989, 55/1990, 166/1993, 22/1997 y 41/1998).
procede reiterar aquí la doctrina ya establecida en La garantía que implica la instrucción y el en-
las resoluciones anteriormente citadas. juiciamiento de la causa por el Tribunal más al-
En ellas se afirma que la garantía que implica la to en el orden penal (art. 123.1 CE) integra en
instrucción y el enjuiciamiento de la causa por el parte -acceso a una instancia judicial superior a
Tribunal más alto en el orden penal (art. 123.1 la que de ordinario enjuicia inicialmente este ti-
CE) integra en parte -acceso a una instancia judi- po de conflictos- y sustituye en lo demás -posi-
cial superior a la que de ordinario enjuicia inicial- bilidad de una segunda decisión- la garantía que
mente este tipo de conflictos- y sustituye en lo ahora aducen los recurrentes, que presupone,
demás -posibilidad de una segunda decisión- la precisamente, que la primera instancia no sea la
garantía que ahora aducen los recurrentes, que instancia suprema en el orden jurisdiccional pe-
presupone, precisamente, que la primera instan- nal. Como señalamos en la STC 5111985, «esas
cia no sea la instancia suprema en el orden juris- particulares garantías ... disculpan la falta de un
diccional penal. Como señalamos en la STC segundo grado jurisdiccional, por ellas mismas y
51/1985, «esas particulares garantías [ ... ] discul- porque el órgano encargado de conocer. .. es el
pan la falta de un segundo grado jurisdiccional, superior en la vía judicial ordinaria». En este
por ellas mismas y porque el órgano encargado de mismo sentido, la STC 166/1993 afirma que «el
conocer[ ... ] es el superior en la vía judicial y ordi- privilegio del fuero, que es un plus, equilibra así
naria». En este mismo sentido, la STC 166/1993 la inexistencia de una doble instancia, que si
afirma que «el privilegio del fuero, que es un plus, bien es una de las garantías del proceso a las
equilibra así la inexistencia de una doble instan- cuales alude genéricamente el art. 24.2 CE, ha
cia, que si bien es una de las garantías del proce- de ser matizada en los casos en que el enjuicia-
so a las cuales alude genéricamente el art. 24.2 miento se confía directamente al supremo Juez
CE, ha de ser matizada en los casos en que el en- en todos los órdenes jurisdiccionales, salvo el
juiciamiento se confía directamente al supremo constitucional (art. 123 CE), a quien habría de
Juez en todos los órdenes jurisdiccionales, salvo el revertir en definitiva la competencia funcional
constitucional (art. 123 CE), a quien habría de re- en un segundo grado o escalón procesal». Con-
vertir en definitiva la competencia funcional en un clusión que hoy se encuentra reforzada por la
segundo grado o escalón procesal». Conclusión circunstancia, que conviene tener presente co-
que hoy se encuentra reforzada por la circunstan- mo criterio interpretativo, de que el art. 2 del

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'Revista Penal
Enero-diciembre 1999

Protocolo Adicional núm. 7 al Convenio Euro- Derecho a obtener una resolución fundada en
peo para la Protección de los Derechos Huma- Derecho.
nos, de 22 de noviembre de 1984 (firmado por Alcance de la motivación.
España el 19 de marzo de 1985, está pendiente "El derecho a obtener una resolución fundada
de ratificación), dispone que el principio general en Derecho, favorable o adversa, es garantía fren-
de la doble instancia penal «podrá ser objeto de te a la arbitrariedad e irrazonabilidad de los pode-
excepciones ... , cuando el interesado ha sido juz- res públicos (SSTC 131/1990, fundamento jurídi-
gado en primera instancia por la jurisdicción co 1º, y 112/1996, fundamento jurídico 2º), y que
más alta» (STC 4111998 y ATC 1309/1988). A lo ello implica, en primer lugar, que la resolución ha
que cabe añadir que esta sustitución parcial de de estar motivada, es decir, contener los elemen-
una garantía procesal por otra, inocua para la tos y razones de juicio que permitan conocer cuá-
integridad del correspondiente derecho funda- les han sido los criterios jurídicos que fundamen-
mental, se funda en sólidas razones de preserva- tan la decisión (SSTC 122/ 1991, fundamento
ción de «la independencia y el prestigio de las jurídico 2º; 5/1995, fundamento jurídico 3º, y
instituciones» (STC 22/1997), y que, si dicha ga- 58/1997, fundamento jurídico 2º). En segundo lu-
rantía se extiende a personas no aforadas, ello se gar, que la motivación debe contener una funda-
debe al razonable criterio de no escindir, por mentación en Derecho, esto es, que el fundamen-
razón de las personas, el enjuiciamiento de unos to de la decisión sea la aplicación no arbitraria de
mismos hechos.") las normas que se consideren adecuadas al caso,
pues tanto si la aplicación de la legalidad es fruto
Contenido del derecho a la tutela judicial efecti- de un error patente, como si fuere «arbitraria, ma-
va. nifiestamente irrazonada o irrazonable» no
"El derecho fundamental a obtener la tutela ju- podría considerarse fundada en Derecho, dado
dicial efectiva reconocido en el art. 24.1 CE com- que la aplicación de la legalidad sería tan sólo una
porta la exigencia de que en ningún momento mera apariencia (SSTC 23/1987, fundamento jurí-
dico 3º; 112/1996, fundamento jurídico 2º, y
pueda producirse indefensión, lo que significa que
119/1998, fundamento jurídico 2º).
en todo proceso judicial debe respetarse el dere-
Y, por último, y no menos relevante, si el dere-
cho de defensa contradictoria de las partes con-
cho a la tutela judicial efectiva se encuentra co-
tendientes, mediante la oportunidad de alegar y
nectado con otro derecho fundamental el canon
probar procesalmente sus derechos o intereses. El de las exigencias derivadas del deber de motiva-
derecho a la tutela judicial efectiva supone, no so- ción es más riguroso (SSTC 62/1996, fundamento
lamente el derecho de acceso al proceso, con res- jurídico 2º; 34/ 1997, fundamento jurídico 2º;
peto de los principios de bilateralidad, contradic- 17511997, fundamento jurídico 4º; 200/1997, fun-
ción e igualdad de armas procesales (STC damento jurídico 4º; 83/1998, fundamento jurídi-
180/1995), así como a los recursos legalmente es- co 3º; 116/1998, fundamento jurídico 4°, y 211999,
tablecidos, sino también el adecuado ejercicio del fundamento jurídico 2º, entre otras)."
derecho de audiencia y defensa para que las par- (S.T.C. 147/1999, 4 de agosto, 3. El TC otorga el
tes puedan hacer valer sus derechos e intereses, amparo solicitado.)
excluyendo así la indefensión prohibida por el art. Necesidad de motivar los autos denegatorios de
24 CE. El principio de contradicción, en cualquie- la remisión condicional de la pena.
ra de las instancias procesales, constituye una exi- (S.T.C. 164/1999, 27 de septiembre, 3. El TC
gencia ineludible vinculada al derecho a un pro- otorga el amparo solicitado.)
ceso con todas las garantías (STC 102/1998).
Además, la regla de interdicción de la indefensión
requiere del órgano jurisdiccional un indudable ARTÍCULO 24.2
. esfuerzo a fin de preservar los derechos de defen- (DERECHO A LA DEFENSA
sa de las partes, correspondiendo a los órganos ju- Y A LA ASISTENCIA DE LETRADO)
diciales procurar que en un proceso se dé la nece-
saria contradicción entre las partes, así como que Designación de Abogado de oficio. Asistencia
posean idénticas posibilidades de alegar o probar real y operativa.
y, en definitiva, de ejercer su derecho de defensa "Aun cuando en el proceso penal, según hemos
en cada una de las instancias que lo componen dicho con insistencia, el Juez o Tribunal deba
(SSTC 226/1988, 162/1993, 110/1994, 175/1994 y nombrar al imputado o al acusado un Abogado de
102/1998)." oficio cuando se den ciertas circunstancias no
(S.T.C. 138/1999, 22 de julio, 4. El TC otorga el basta para considerar satisfecho el derecho de de-
amparo solicitado.) fensa con la mera designación de los correspon-

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J u r i s p r u d e n e .
1 a e o n s t i t u e i o n a 1

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dientes profesionales, siendo necesario que los así correspondiendo la carga de la prueba a quien
nombrados proporcionen una asistencia real y acusa.
operativa a sus patrocinados (ATC 158/1996), co- La definición de la presunción de inocencia, que
mo ha puesto de manifiesto el TEDH en sus Sen- desde la perspectiva constitucional debe entender-
tencias de 9 de octubre de 1979 (caso Airrey), 13 se como «derecho a no ser condenado sin pruebas
de mayo de 1980 (caso Artico), y 25 de abril de de cargo válidas» (STC 81/1998, fundamento jurí-
1983 (caso Pakelli). Esta exigencia, por lo demás dico 3º), implica que es la sentencia condenatoria
elemental y obvia, conecta a su vez con nuestro la que debe expresar las pruebas de cargo que sus-
criterio de que la indefensión, concebida como la tentan la declaración de responsabilidad jurídico-
negación de la tutela judicial en su conjunto y pa- penal, que a su vez deben proceder de actos de
ra cuya prevención se configuran los demás dere- prueba conformes a la Ley y a la Constitución y
chos instrumentales contenidos en el párrafo se- normalmente practicados en el acto del juicio
gundo del art. 24 de la Constitución, ha de ser algo oral, con todas las garantías. En relación con esta
real, efectivo y actual, nunca potencial o abstrac- previa actividad probatoria, exigimos en un pri-
to, por colocar a su víctima en una situación con- mer momento, a partir de la fundamental STC
creta que le produzca un perjuicio, sin que sea 31/1981, que fuera «mínima», después, desde la
equiparable cualquier expectativa de un peligro o STC 109/1986, que resultase «suficiente», y últi-
riesgo." mamente hemos requerido que el fallo condenato-
(S.T.C. 105/1999, 14 de junio, 3. El TC otorga el rio se apoye en «verdaderos» actos de prueba (por
amparo solicitado.) ejemplo, SSTC 150/1989, 20111989, 131/1997,
173/1997, 4111998 y 68/1998).
Doctrina constitucional. El derecho a la presunción de inocencia como
Derecho a la libre elección de abogado. regla de juicio -que es la única que interesa en el
(S.T.C. 162/1999, 27 de septiembre, 3. El TC es- presente caso- impone exigencias tanto respecto a
tima en parte el recurso de amparo.) quién debe aportar las pruebas, en qué momento
y lugar deben practicarse los medios de prueba,
qué debe entenderse por prueba legal y constitu-
ARTÍCULO 24.2 cionalmente válida, como respecto a la necesidad
(PRESUNCIÓN DE INOCENCIA) de que la valoración probatoria se someta a las re-
glas de la lógica y de la experiencia (SSTC 94/1990
Doctrina constitucional. y 115/1998), así como a la obligación de motivar
"El derecho a la presunción de inocencia «sirve (SSTC 44/1987, 22/1988 fundamento jurídico 4º,
de base a todo el procedimiento criminal y condi- 160/1988, 44/1989, 138/1990, 259/1994 fundamen-
ciona su estructura» (STC 56/1982), constituyen- to jurídico 2º, «in fine», 153/1997, 47/1998,
do «uno de los principios cardinales del Derecho 49/1998 y 115/1998) o razonar el resultado de la
penal contemporáneo, en sus facetas sustantiva y valoración probatoria [SSTC 182/1989, 76/1990
formal» (SSTC 13811992 y 133/1995), por cuanto fundamento jurídico 8º B), 41/1991, 102/1994,
beneficia únicamente al acusado y le otorga toda 45/1997 y 123/1997].
una serie de garantías específicas en cada estadio Ahora bien, en el ámbito del recurso de amparo
de desarrollo del proceso (STC 41/1997, funda- a este Tribunal no le corresponde un control ex-
mento jurídico 5º). Entre otros contenidos, que haustivo de cada uno de los anteriores aspectos.
hemos recordado en el ATC 214/1998, este dere- En particular no le corresponde revisar la valora-
cho no permite una condena sin pruebas, lo que ción de las pruebas a través de la cual el órgano
hace referencia a la presunción de inocencia en judicial alcanza la íntima convicción, porque el
su dimensión de regla de juicio y supone que art. 117.3 CE en relación con el art. 741 LECrim
cuando el Estado ejercita el «ius puniendi» a atribuye esta tarea al Tribunal penal, porque el
través de un proceso, debe estar en condiciones art. 44.1 b) LOTC nos prohíbe conocer los hechos,
de acreditar públicamente que la condena se ha lo que implica también la prohibición de confir-
impuesto tras la demostración razonada de que marlos, variarlos o sustituirlos por otros, y porque
el acusado ha cometido realmente el concreto ni este Tribunal lo es de apelación, ni el recurso de
delito que se le atribuía, a fin de evitar toda sos- amparo representa una tercera instancia. Por ello
pecha de actuación arbitraria. En este sentido, hemos dicho recientemente que solamente nos co-
toda sentencia condenatoria debe estar sustenta- rresponde en esta materia una «supervisión» (STC
da en pruebas de cargo válidas, validez que 144/1996) o un «Control externo» o «juicio exter-
implica no sólo la conformidad a la Ley de En- no» (SSTC 68/1998, 157/1998, 189/1998), lo que
juiciamiento Criminal, sino además la conformi- implica que nuestro enjuiciamiento constitucio-
dad de las mismas a la propia Constitución, nal debe limitarse a examinar la razonabilidad del

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Enero-diciembre 1999
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discurso que une la actividad probatoria y el rela- bre tales extremos. En relación con este último pun-
to fáctico resultante, sin que podamos entrar a to de la ratificación del resultado del control de al-
contrastar dicha razonabilidad con la de otras po- coholemia, la STC 24/1992 resumió las posibilida-
sibles inferencias (STC 189/1998)." des de tal ratificación, indicando que, además de
(S.T.C. 111/1999, 14 de junio, 2. El TC deniega que se produzca por los Agentes que verificaron el
el amparo.) control, puede tener lugar por otros testigos (SSTC
100/1985 y 145/1987; AATC 797/1985, 1421/1987 y
Doctrina constitucional sobre la prueba de alco- 19111988), por el resultado obtenido con un control
holemia. de extracción de sangre (ATC 304/1985), por la de-
"Otra de las quejas formuladas en la demanda claración del perjudicado (ATC 305/1985), por las
destaca la falta de garantías de los controles de al- propias circunstancias que rodearon la conducción
coholemia practicados al recurrente tras la coli- (ATC 649/1985) y por la propia declaración del acu-
sión. Por lo que resulta necesario exponer la doc- sado (SSTC 145/1987, 89/1988; AATC 62/1983 y
trina constitucional que hemos reiterado en otras 1079/1987).
ocasiones acerca de las garantías que deben rode- En el supuesto de hecho que nos ocupa, el recu-
ar a tales controles cuando se utilicen los resulta- rrente objeta que los Agentes de Policía que le efec-
dos de los mismos como prueba de cargo y co- tuaron tres controles de alcoholemia mediante la
menzar recordando que el control de alcoholemia técnica de verificación del aire espirado a través de
constituye una pericia técnica de resultado incier- etilómetros -dos en el lugar del accidente y un ter-
to y al que puede atribuirse el carácter de prueba cero en las dependencias de la Policía Local-, no le
pericial «lato sensu» (SSTC 145/1985, 89/1988 y ofrecieron la posibilidad de contrastar los resulta-
173/1997). Normalmente está incluido en el atesta- dos positivos de la tasa de alcohol a través de un
do policial y, por lo tanto, tiene el valor de denun- análisis de sangre efectuado por personal facultati-
cia (SSTC 145/1985 y 22/1988); si bien no cabe su vo. Ciertamente, el art. 12.2 de la Ley sobre Tráfi-
reproducción en el juicio oral, puede llegar a pro- co, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad
ducir los efectos de una prueba preconstituida Vial (aprobada por el Real Decreto Legislativo
(SSTC 138/1992 y 173/1997). A este respecto, está 339/1990, de 2 de marzo) dispone en su párrafo se-
supeditado constitucionalmente a la observancia gundo que a petición del interesado o por orden de
de determinadas exigencias precisadas por cons- la Autoridad judicial se podrán repetir las pruebas
tante doctrina de este Tribunal (SSTC 145/1985, a efectos de contraste, pudiendo consistir en análi-
148/1985, 145/1987, 22/1988, 89/1988, 5/1989, sis de sangre, orina u otros análogos. Y el Regla-
3/1990, 222/1991 y 24/1992). mento General de Circulación (aprobado por Real
En primer lugar, es necesario que en su prácti- Decreto 13/1992, de 17 de enero) establece en el
ca se cumplan las garantías formales establecidas art. 23.3 que el Agente ha de informar al interesa-
al objeto de preservar el derecho de defensa en do del derecho que tiene a formular cuantas alega-
condiciones similares a las que se ofrecen dentro ciones u observaciones tenga por conveniente, las
del proceso judicial, especialmente, el conoci- cuales se han de consignar por diligencia, y asi-
miento del interesado a través de la oportuna in- mismo ha de informarle del derecho a contrastar
formación de su derecho a un segundo examen al- los resultados obtenidos mediante análisis de san-
coholimétrico y a la práctica médica de un gre, orina u otros análogos; en tanto que el art. 24.2
análisis de sangre. En segundo lugar, es preciso del mismo Reglamento dispone que si el resultado
que la incorporación al proceso se realice de for- de la segunda prueba fuera positivo, el Agente ha
ma que resulten respetados, en la medida de lo po- de consignar las advertencias hechas al interesado,
sible, los principios de inmediación judicial, orali- especialmente la del derecho que le asiste a con-
dad y contradicción. En último término, no puede trastar los resultados obtenidos en las pruebas de
ser bastante para desvirtuar la presunción de ino- detección alcohólica por el aire espirado mediante
cencia la simple lectura o reproducción en el jui- análisis adecuados, acreditándose en las diligen-
cio oral del atestado en el que conste el dato obje- cias las pruebas o análisis practicados en el centro
tivo del correspondiente control practicado, si no sanitario al que fue trasladado el interesado.
hay además oportunidad para el juzgador de exa- Entre las actuaciones no consta la diligencia es-
minar por sí mismo la realidad de las circunstan- crita de ofrecimiento al recurrente del análisis de
cias que determinaron su práctica, singularmente sangre, tal y como se exige reglamentariamente,
a través de la ratificación y declaración comple- por lo que tal omisión es imputable a los Agentes.
mentaria de quienes la efectuaron o de otros ele- Las garantías que rodean a los controles de alco-
mentos probatorios concernientes a la conduc- holemia en el momento de su práctica van dirigi-
ción realizada, y para el mismo acusado de rebatir das a garantizar la contradicción y a que no exis-
en el cauce procesal la versión de la acusación so- ta indefensión por parte del sometido a los

122
J u r i s p r u d e n e
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1 a e o nstituci o n a 1

•••

mismos todo ello con vistas a que eventualmente Condiciones de la prueba indiciaria para tener
dichos controles puedan operar en su día como valor probatorio.
pruebas preconstituidas si son debidamente ratifi- "La preocupación de este Tribunal acerca de la
cadas en el juicio oral. Sin embargo, en el presen- razonabilidad y solidez del nexo o engarce entre la
te caso concurren otras circunstancias particula- consecuencia o resultado alcanzado y el relato de
res dignas de mención. En efecto, tras la hechos probados queda singularmente de mani-
realización de un segundo control de alcoholemia, fiesto en su empeño por diferenciar entre las de-
los Agentes deciden someter al Sr. Villena nominadas pruebas indiciarias, capaces de desvir-
Hernández a un tercer test ya en el local de ates- tuar la presunción de inocencia, y las simples
tados, y es entonces cuando se obtiene un índice sospechas o conjeturas: «a) La prueba indiciaria
de alcohol que está por debajo del máximo permi- ha de partir de hechos plenamente probados. b)
tido administrativamente. Ante esta nueva situa- Los hechos constitutivos de delito deben deducir-
ción, los Agentes no efectúan el ofrecimiento de se de esos indicios (hechos completamente proba-
un análisis de sangre como contraste, ya que re- dos) a través de un proceso mental razonado y
glamentariamente éste sólo procede cuando el se- acorde con las reglas del criterio humano, explici-
gundo de espiración de aire da una tasa positiva tado en la sentencia condenatoria» (STC 24/1997,
de alcohol; al folio 52 de las actuaciones consta la fundamento jurídico 2°). El eventual desacuerdo
declaración ante el Juez de Instrucción de los con respecto a estas reglas o, de otro modo, la
Agentes (Cabo núm. 54 y Policía núm. 437) que irrazonabilidad, podrá producirse, según hemos
efectuaron las pruebas de aire espirado en la que dicho, «tanto por la falta de lógica o de coherencia
manifiestan que «a Antonio Manuel Villena de la inferencia, en el sentido de que los indicios
Hemández no le ofrecieron hacerse la extracción constatados excluyan el hecho que de ellos se ha-
de sangre, puesto que la tercera prueba de alcoho- ce derivar o no conduzcan naturalmente a él, co-
lemia que le habían efectuado en el Cuartel Pala- mo por el carácter no concluyente por excesiva-
fox dio un resultado de 0,75 gramos de alcohol, en mente abierto, débil o indeterminado» (STC
presencia de los Policías que actuaron en el lugar 189/1998, fundamento jurídico 3º; STC 220/1998,
del accidente». En el acto del juicio oral, el Cabo fundamento jurídico 4º).
núm. 54 reconoce que él no hizo el ofrecimiento Ahora bien, el «mayor subjetivismo» que la
de extracción de sangre y que cuando da positivo, prueba indiciaria encierra (STC 256/1988) hace
a todo el mundo se le ofrece tal extracción (folio que este Tribunal, al tiempo que se muestra parti-
168). Por otra parte, y como recuerda el Abogado cularmente riguroso en la exigencia de una moti-
del Estado en este proceso de amparo, el Policía vación suficiente llegando al «rechazo de la inco-
núm. 512, también presente después de la colisión herencia, de la irrazonabilidad, de la arbitrariedad
de los vehículos, expresa en el juicio oral que tras o del capricho lógico, personal y subjetivo en el
los dos controles de espiración de aire se le ofre- juicio de inferencia (STC 169/1986, fundamento
ció al Sr. Villena una prueba de extracción de san- jurídico 2º)», quiera ser especialmente prudente al
gre y éste se negó (folios 170 y 171). Aunque, co- enjuiciar la suficiencia del resultado de la valora-
mo ya se ha dicho, no hay constancia por escrito ción judicial; una prudencia que jurisprudencial-
de este extremo, este dato del.ofrecimiento de la mente se traduce en la afirmación de que no se
prueba de sangre fue introducido en el juicio y fue constatará una vulneración del «derecho a la pre-
asimismo objeto de controversia por las partes. sunción de inocencia por falta de prueba de car-
Además, la existencia del tercer control del aire es- go» sino «Cuando la inferencia sea tan abierta que
pirado, no puesto en duda por ninguna de las par- en su seno quepa tal pluralidad de conclusiones
tes, excluye toda idea de indefensión material, alternativas que ninguna de ellas pueda darse por
pues el acusado contó con los resultados de dicho probada» (STC 189/1998, fundamento jurídico 3º;
test que le resultaban favorables. En consecuen- STC 220/1998, fundamento jurídico 4º)".
cia, las circunstancias particulares y específicas (S.T.C. 120/1999, 28 de junio, 2. El TC desestima
del caso determinan que no pueda afirmarse ta- el recurso de amparo.)
jantemente que los controles de alcoholemia no se
practicaron con las debidas garantías. Alcance del principio de libre valoración de la
Los resultados de los controles se incorporaron prueba.
al juicio oral, no sólo mediante la lectura del ates- "Atendida nuestra jurisprudencia, nada se ha de
tado sino a través de las declaraciones en el mis- oponer a una resolución que, a partir de una dis-
mo de todos los Policías que intervinieron en la crepante valoración de la prueba, llega a una con-
realización de los exámenes de alcoholemia." clusión distinta a la alcanzada en primera instan-
(S.T.C. 11111999, 14 de junio, 5. El TC deniega cia (STC 43/1997), pues tanto «por lo que respecta
el amparo solicitado.) a la subsunción de los hechos en la norma» como

123
Revista Penal
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por lo que se refiere a «la determinación de tales Y, por lo que concierne a la invocación de una cau-
hechos a través de la valoración de la prueba» el sa en la que «legítimamente» quepa fundar la recu-
Juez «ad quem» se halla «en idéntica situación sación -en cuyo caso no cabría el rechazo de plano
que el Juez "a quo" ( STC 172/1997, fundamento del incidente recusatorio-, hemos precisado que
jurídico 4º, y, asimismo, SSTC 102/1994, «dicha causa no ha de resultar descartable, "prima
120/1994, 272/1994, 15711995 y 176/1995) y, en facie" (SSTC 64/1997 y 6/1998), sin pe1juicio de que
consecuencia, «puede valorar las pruebas practi- su concreta virtualidad no pueda ser juzgada en es-
cadas en primera instancia, así como examinar y ta sede constitucional (SSTC 230/1992, 282/1993,
corregir la ponderación llevada a cabo por el Juez 234/1994 y 64/1997). En consecuencia, la inadmi-
"a quo" (SSTC 124/1983 23/1985, 54/1985, sión liminar de la recusación puede sustentarse
145/1987, 194/1990, 323/1993 y 172/1997)." tanto en la falta de designación de una causa legal
(S.T.C. 120/1999, 28 de junio, 3. El TC desestima de abstención como en su invocación arbitraria, es-
el recurso de amparo.) to es, manifiestamente infundada (SSTC 234/1994
Las pruebas obtenidas con vulneración de dere- y 64/1997), ya que este último comportamiento
chos fundamentales carecen de eficacia probato- también constituye una evidente infracción del de-
ria en el proceso. ber de actuar con probidad en el proceso (art. 11.2
(S.T.C. 139/1999, 22 de julio, 3. El TC otorga LOPJ), sin formular incidentes dilatorios, que re-
parcialmente el amparo.) sulta de la genérica obligación de colaborar en la
recta administración de justicia (art. 118 CE) (por
Pruebas incriminadoras. Entrada y registro do- todas, STC 234/1994).
miciliario. ( ... ) Como se sigue del razonamiento expuesto,
(S.T.C. 139/1999, 22 de julio, 5 y 6. El TC otorga la Sala Especial del Tribunal Supremo ha aprecia-
parcialmente el amparo.) do, de modo razonado y en términos que no pue-
den tacharse de irrazonables tanto la concurren-
La presunción de inocencia sólo puede enten- cia de una causa formal de inadmisión del
derse desvirtuada en virtud de pruebas que pue- incidente (extemporaneidad), como la total falta
dan considerarse de cargo y obtenidas con todas de fundamento, «prima facie», del motivo de re-
las garantías. cusación alegado. Con ello queda acreditado, den-
Entrada y registro domiciliario. tro de los estrechos límites de nuestro enjuicia-
(S.T.C. 16111999, 27 de septiembre, 4. El TC de- miento, que en este caso no cabe acoger la tacha
sestima el recurso de amparo.) de inconstitucionalidad denunciada en relación
con el rechazo «a limine» de la recusación. Como
Ámbito. ya apuntábamos en el ATC 414/1997 de la Sección
Alcance. Tercera de este Tribunal Constitucional, al resol-
(S.T.C. 166/1999, 27 de septiembre, 5. El TC de- ver esta misma cuestión planteada en el recurso
sestima el recurso de amparo. Vid. Asimismo la de amparo núm. 4332/1997, interpuesto por los
STC 171/1999, de 27 de septiembre, 15, sobre es- actuales recurrentes, la imposibilidad manifiesta
cuchas telefónicas.) de que la recusación hubiera podido prosperar da-
do su arbitrario fundamento descarta todo efecto
de indefensión material concurrente con la infrac-
ARTÍCULO 24.2 ción procesal alegada".
(DERECHO AL JUEZ (S.T.C. 136/1999, 20 de julio, 5 y 6. El TC otorga
PREDETERMINADO POR LA LEY) el amparo. Hay un voto particular que formula el
Magistrado Jiménez de Parga.)
Recusación de Magistrados.
"Desde la STC 47/1982 hemos venido diciendo Idoneidad objetiva y subjetiva del juzgador.
que el rechazo preliminar de la recusación puede ''Juicio paralelo".
tener lugar «por incumplimiento de los requisitos "La Constitución brinda un cierto grado de pro-
formales [ ... ], por no aducirse causa en que legíti- tección frente a los juicios paralelos en los medios
mamente pueda fundarse la recusación y por no es- de comunicación». Ello es así, en primer lugar,
tablecerse los hechos que le sirvan de fundamento; por «el riesgo de que la regular Administración de
no puede, en cambio, llevarse a cabo dicha inadmi- Justicia pueda sufrir una pérdida de respeto y de
sión en el momento preliminar, cuando la tarea es que la función de los Tribunales pueda verse
ya interpretativa respecto del encaje o de la falta de usurpada, si se incita al público a formarse una
encaje de los hechos y de la pretensión sobre ella opinión sobre el objeto de una causa pendiente de
formulada en las normas, porque ello exige la sus- sentencia, o si las partes sufrieran un pseudojuicio
tanciación del incidente» (fundamento jurídico 3º). en los medios de comunicación» [ATC 195/1991;

124
Jur1sprudenc1a Constitucional

•••

en este mismo sentido, Sentencias del Tribunal público sobre asuntos pendientes ante los Tribu-
Europeo de Derechos Humanos (en adelante, nales (Sentencia del TEDH, caso Worm, ap. 50)."
TEDH) de 26 de abril de 1979 (asunto Sunday Ti- ( ... ) Este Tribunal no aprecia que se haya pro-
mes, ap. 63) y de 29 de agosto de 1997 (as'unto ducido un «juicio paralelo», capaz de menoscabar
Worm, ap. 54)]. Pero, sobre todo, la protección la imparcialidad o la apariencia de imparcialidad
frente a declaraciones en los medios de comuni- de la Sala sentenciadora, compuesta por Magis-
cación acerca de procesos en curso y frente a jui- trados independientes por razón de su Estatuto, ni
cios paralelos se debe a que éstos no sólo pueden tan siquiera capaz de propiciar un clamor popular
influir en el prestigio de los Tribunales, sino muy a favor de la condena o de la absolución de los en-
especialmente, y esto es aquí lo relevante, a que causados, poniendo en entredicho la necesaria se-
pueden llegar a menoscabar, según sea su tenor, renidad del Tribunal o la confianza de la ciuda-
finalidad y contexto, la imparcialidad o la apa- danía en el comportamiento neutral de los
riencia de imparcialidad de los Jueces y Tribuna- juzgadores.
les, ya que la publicación de supuestos o reales es- Así, pues, las alegaciones de la demanda ahora
tados de opinión pública sobre el proceso y el fallo analizadas no permiten cuestionar ni la imparcia-
puede influir en la decisión que deben adoptar los lidad subjetiva ni la objetiva de la Sala, que deben
Jueces, al tiempo que puede hacer llegar al proce- ser presumidas mientras no medie prueba en con-
so informaciones sobre los hechos que no están trario".
depuradas por las garantías que ofrecen los cau- (S.T.C. 136/1999, 20 de julio, 8 y 9. El TC otorga
ces procesales. Es más, a nadie puede ocultársele el amparo. Hay un voto particular que formula el
que la capacidad de presión e influencia es mucho Magistrado Jiménez de Parga.)
mayor cuando las declaraciones vertidas en los
medios de comunicación sobre procesos en curso Derecho a un Juez imparcial.
corresponden a miembros destacados de los otros (S.T.C. 162/1999, 27 de septiembre, 5 a 9. El TC
poderes públicos del Estado. Por ello, cuando estima en parte el recurso de amparo.)
efectivamente se dan esas circunstancias, se con-
culca el derecho a un proceso con todas las ga- Alcance.
rantías, incluso sin necesidad de probar que la in- "La vulneración del derecho al Juez ordinario
fluencia ejercida ha tenido un efecto concreto en predeterminado por la ley ha de ser desestimada,
la decisión de la causa, pues, por la naturaleza de pues a la luz de la constante jurisprudencia de es-
los valores implicados, basta la probabilidad fun- te Tribunal, las cuestiones relativas a la compe-
dada de que tal influencia ha tenido lugar (Sen- tencia entre órganos judiciales son ajenas al con-
tencia del TEDH, caso Worm, ap. 54). tenido de dicho derecho. Éste únicamente «exige,
(... )A condición de no franquear los límites que en primer término, que el órgano judicial haya si-
marca la recta administración y dación de justi- do creado previamente por la norma jurídica, que
cia, las informaciones sobre procesos judiciales, ésta le haya investido de jurisdicción y competen-
incluidos los comentarios al respecto, contribuyen cia con anterioridad al hecho motivador de la ac-
a darles conocimiento y son perfectamente com- tuación o proceso judicial y que su régimen orgá-
patibles con las exigencias de publicidad procesal nico y procesal no permita calificarle de órgano
(art. 24.2 CE y art. 6.1 CEDH). A esta función de especial o excepcional... exige también que la
los medios se añade el derecho, para el público, de composición del órgano judicial venga determina-
recibirlas, y muy especialmente cuando el proceso da por ley y que en cada caso concreto se siga el
concierne a personas públicas. Congruente con procedimiento legalmente establecido para la de-
este planteamiento es nuestro criterio, ya sentado signación de los miembros que han de constituir
en el ATC 195/1991, que la protección que la Cons- el órgano correspondiente».
titución dispensa frente a los juicios paralelos «se Pero no cabe confundir el contenido del dere-
encuentra contrapesada [ ... ], externamente, por cho al Juez ordinario predeterminado por la ley
las libertades de expresión e información que re- con el derecho a que las normas sobre distribu-
conoce el art. 20 CE [ ... ]; internamente [ ... ], en- ción de competencias entre los órganos jurisdic-
cuentra límites dentro del propio art. 24 CE, por- cionales se interpreten en un determinado senti-
que la publicidad no sólo es un principio do; pues, en todo caso, la interpretación de las
fundamental de ordenación del proceso, sino normas que regulan la competencia y, por consi-
igualmente un derecho fundamental (inciso 5º del guiente, la determinación de cuál sea el órgano
art. 24.2 CE)». De ahí que, si bien la salvaguarda competente, son cuestiones que corresponden en
de la autoridad e imparcialidad del poder judicial exclusiva a los propios Tribunales de la jurisdic-
puede exigir la imposición de restricciones en la ción ordinaria y los criterios de aplicación de la
libertad de expresión (art. 10, formas de debate delimitación de competencias entre distintos ór-

125
Revista Penal
Enero-diciembre 1999

ganas jurisdiccionales no es por sí sola materia Pruebas obtenidas con vulneración del derecho
que sea objeto del derecho al Juez ordinario pre- fundamental a la inviolabilidad del domicilio.
determinado por la ley." "La ilicitud constitucional del acto de investiga-
(S.T.C. 171/1999, 27 de septiembre, 2. El TC ad- ción ejecutado en fase de instrucción tiene pues
mite en parte el recurso de amparo.) una consecuencia jurídica añadida: la exclusión
probatoria cuyo alcance se detalla en dichas reso-
Predete1minación legal. luciones, que son expresión de la doctrina sentada
"Como ha sido declarado en múltiples ocasiones en las SSTC 114/1984, 81/1998 y 49/1999. Pero el
por este Tribunal, el derecho al Juez ordinario reconocimiento de la lesión del derecho funda-
predeterminado por la ley (art. 24.2 CE) «exige, en mental a la inviolabilidad domiciliaria no tiene en
primer término, que el órgano judicial haya sido sí mismo consecuencias fácticas, es decir, no per-
creado previamente por la norma jurídica, que és- mite afirmar que «no fue hallada la droga» o que
ta le haya investido de jurisdicción y competencia la misma «no existe, porque no está en los autos».
con anterioridad al hecho motivador de la actua- Los hechos conocidos no dejan de existir como
ción o proceso judicial y que su régimen orgánico consecuencia de que sea ilícita la forma de llegar
y procesal no permita calificarle de órgano espe- a conocerlos. Cuestión distinta es que esos hechos
cial o excepcional. Pero exige también que la no puedan darse judicialmente por acreditados
composición del órgano judicial venga determina- para fundar una condena penal sino mediante
da por ley y que en cada caso concreto se siga el pruebas de cargo obtenidas con todas las ga-
procedimiento legalmente establecido para la de- rantías.
signación de los miembros que han de constituir Dicho de otro modo, que el hallazgo de la droga
el órgano correspondiente». fuera consecuencia de un acto ilícito no supone
En consecuencia, no cabe confundir el conteni- que la droga no fue hallada, ni que sobre el ha-
do del derecho al Juez ordinario predeterminado llazgo no se pueda proponer prueba porque haya
por la ley con el derecho a que las normas sobre de operarse como si el mismo no hubiera sucedi-
distribución de competencias entre los órganos do. La droga existe, fue hallada, decomisada y
jurisdiccionales se interpreten en un determinado analizada. Por ello, la pretensión acusatoria pue-
sentido. La interpretación de las normas que re- de fundarse en un relato fáctico que parta de su
gulan la competencia, y, por consiguiente, la de- existencia. Precisamente, el juicio acerca de si la
terminación de cuál sea el órgano competente, es presunción de inocencia ha quedado o no desvir-
cuestión que corresponde en exclusiva a los pro- tuada consiste en determinar si dicho relato fácti-
pios Tribunales de la jurisdicción ordinaria y los co está o no acreditado con elementos de prueba
criterios de aplicación de la delimitación de com- constitucionalmente admisibles, mas dicha cues-
petencias entre distintos órganos jurisdiccionales tión es objeto de la pretensión de amparo que será
no constituyen por sí solos materia que sea objeto analizada en último lugar."
del derecho al Juez ordinario predeterminado por (S.T.C. 161/1999, 27 de septiembre, 2. El TC de-
la ley." sestima el recurso de amparo.)
(S.T.C. 183/1999, 11 de octubre, 2. El TC deses-
tima el recurso de amparo.) Derecho a no declarar contra sí mismo.
"El Pleno de este Tribunal señaló que «Los de-
rechos a no declarar contra sí mismo y a no con-
ARTÍCULO 24.2 fesarse culpable... son garantías o derechos ins-
(DERECHO A UN PROCES9 PÚBLICO trumentales del genérico derecho de defensa, al
CON TODAS LAS GARANTIAS) que prestan cobertura en su manifestación pasiva,
esto es, la que se ejerce precisamente con la inac-
Derecho a un proceso justo. tividad del sujeto sobre el que recae o puede reca-
(S.T.C. 136/1999, 20 de julio, 8 y 9. El TC otorga er una imputación, quien, en consecuencia, puede
el amparo. Hay un voto particular que formula el optar por defenderse en el proceso en la forma
Magistrado Jiménez de Parga.) que estime más conveniente para sus intereses,
sin que en ningún caso pueda ser forzado o indu-
Derecho de defensa. cido, bajo constricción o compulsión alguna, a de-
(S.T.C. 153/1999, 14 de septiembre, 4. El recu- clarar contra sí mismo o a confesarse culpable».
rrente alega que no se le ha posibilitado la defen- En el mismo sentido se pronunciaron, antes y des-
sa antes de la apertura del juicio oral, al no habér- pués, las SSTC 36/1983, 127/1992, ó 161/1997.
sele comunicado su condición de imputado (. .. ) Sus manifestaciones, tendentes a acreditar
durante la instrucción. El TC desestima el recurso la tenencia para el propio consumo, fueron fruto
de amparo.) de una estrategia de defensa voluntariamente

126
Jurisprudencia Constitucional

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adoptada a la vista de las circunstancias jurídicas ble en cualquier tipo de proceso en el que el ciu-
y fácticas concurrentes en ese momento, por ello dadano se vea involucrado, siendo este derecho
no puede apreciarse la lesión que se invoca." inseparable del derecho mismo a la defensa, no lo
(S.T.C. 161/1999, 27 de septiembre, 3. El TC de- es menos que su contenido ha sido precisado en el
sestima el recurso de amparo.) sentido de que, como regla general, no toda irre-
Pruebas obtenidas con vulneración del derecho gularidad procesal en materia de prueba (referida
fundamental al secreto de las comunicaciones te- a su admisión, a su práctica, a su valoración (. .. )
lefónicas. genera por sí misma una indefensión material
"Aunque del análisis de las intervenciones de las constitucionalmente relevante. Elemento esencial
comunicaciones realizadas, a la luz de esta juris- para la apreciación de la lesión del derecho cons-
prudencia constitucional, resultara la confirma- titucional es, en todo caso, que la inadmisión, o la
ción de la lesión del derecho al secreto de las co-
ausencia de práctica de la prueba, haya supuesto
municaciones, ello no supondría de forma
para el demandante de amparo «una efectiva in-
paralela y automática la lesión de la prohibición
de valoración de todas las pruebas derivadas de defensión, toda vez que la garantía constitucional
las intervenciones. Pues si bien es cierto que des- contenida en el art. 24.2 CE únicamente cubre
de la STC 114/ 1984 se ha venido afirmando por el aquellos supuestos en que la prueba es decisiva en
Tribunal la prohibición de valorar las pruebas ob- términos de defensa».
tenidas con violación de derechos fundamentales Por lo que se refiere, en concreto, a las pruebas
(además SSTC 107/1985, 64/1986 y 80/1991), no no verificadas, hemos dicho con reiteración que
sólo en lo que atañe a los resultados directos de la aunque, en principio, la falta de práctica de una
intervención, sino a «cualquier otra prueba deri- prueba admitida equivale a su inadmisión inmoti-
vada de la observación telefónica, siempre que vada, ello sólo tendrá relevancia constitucional si
exista una conexión causal entre ambos resulta- concurren una serie de circunstancias, de modo
dos probatorios» (STC 49/1996, fundamento jurí- que tampoco la mera ausencia de la práctica de
dico 3º), aunque derive indirectamente de aquélla una prueba admitida supone en sí misma vulne-
(SSTC 85/1994, fundamento jurídico 5º, 86/1995, ración del art. 24.2 CE. Tales circunstancias son
fundamento jurídico 3º, 181/1995, fundamento que la falta de práctica sea directamente imputa-
jurídico 4º y 54/1996, fundamento jurídico 8º), no ble al órgano jurisdiccional y que el recurrente ha-
es menos cierto que este Tribunal ha profundiza- ya justificado en su demanda la indefensión mate-
do recientemente en las excepciones, ya admitidas rial sufrida.
por la anterior doctrina. Así, de conformidad con En lo que a este último extremo atañe, este Tri-
la más reciente doctrina constitucional, es lícita la bunal tiene también declarado que «la tarea de ve-
valoración de pruebas que, aunque se encuentren rificar si la prueba es decisiva en términos de
conectadas desde una perspectiva natural con «el defensa», y, por tanto, constitucionalmente tras-
hecho constitutivo de la vulneración del derecho cendente, no puede ser emprendida por este Tri-
fundamental por derivar del conocimiento adqui- bunal mediante un examen de oficio de las cir-
rido a partir del mismo», puedan considerarse cunstancias concurrentes en cada caso concreto,
jurídicamente independientes." sino que exige que «el recurrente haya alegado y
(S.T.C. 166/1999, 27 de septiembre, 4. El TC fundamentado adecuadamente dicha indefensión
desestima el recurso de amparo. Vid. Asimismo material en la demanda, habida cuenta de que, co-
sobre el tema la STC 171/ 1999, de 27 de septiem- mo es notorio, la carga de la argumentación recae
bre, 4.) sobre los solicitantes de amparo».
(. .. )En consecuencia, la lesión del derecho invo-
cado sólo se habrá producido si, en primer térmi-
ARTÍCULO 24.2 (DERECHO A UTILIZAR
LOS MEDIOS DE PRUEBA no, la falta de práctica de la prueba es imputable
PERTINENTES PARA LA DEFENSA) al órgano judicial y, en segundo término, si esa
falta generó indefensión material a los recurrentes
Pertinencia de la prueba y arbitrio judicial. en el sentido de que este Tribunal aprecie, en los
(S.T.C. 181/1999, 11 de octubre, 3. El TC estima términos alegados en la demanda de amparo, la
parcialmente el recurso de amparo.) relación de la práctica de la prueba con los hechos
que se quisieron probar y no se probaron y la tras-
Doctrina constitucional. cendencia de la misma en orden a posibilitar una
"Si bien es cierto que este Tribunal ha declara- modificación del sentido del fallo."
do que el art. 24.2 CE ha constitucionalizado este (S.T.C. 183/1999, 11 de octubre, 4. El TC deses-
derecho fundamental y que el mismo es ejercita- tima el recurso de amparo.)

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- -- ---------=-=-=-=- =- =- = ~ ~ ~ ~ ------

---------=-=-=-=- =- =- = ~ ~ ~ ~ ------
Revista Penal
Enero-diciembre 1999

ARTÍCULO 25.1 ciéndolo este Tribunal en numerosas sentencias


(PRINCIPIO DE LEGALIDAD PENAL) en las que se ha declarado que la desproporción
entre el fin perseguido y los medios empleados pa-
Remisión. ra conseguirlo puede dar lugar a un enjuiciamien-
"Los términos en que está redactada la norma to desde la perspectiva constitucional cuando esa
de remisión prevista en el art. 20.1 de la Ley en- falta de proporción implica un sacrificio excesivo
juiciada no se compadecen con las exigencias de- e innecesario de los derechos que la Constitución
rivadas del principio de legalidad penal reconoci- garantiza."
do en el art. 25.1 CE, pues dicha remisión se (S.T.C. 136/1999, 20 de julio, 22. El TC otorga el
realiza «con las adaptaciones requeridas por la pe- amparo solicitado.)
culiaridad de la materia regulada en esta Ley». In-
ciso este que, como declaramos en la STC Configuración del principio de proporcionalidad.
212/1996, respecto de otro precepto legal que "El juicio de proporcionalidad respecto al trata-
acogía idéntica expresión y similar técnica legisla- miento legislativo de los derechos fundamentales
tiva, «deja en la más completa indeterminación el y, en concreto, en materia penal, respecto a la can-
régimen sancionador que el legislador ha querido tidad y calidad de la pena en relación con el tipo
imponer en esta materia» (fundamento jurídico de comportamiento incriminado, debe partir en
13). De este modo, y como en aquella ocasión, esta sede de «la potestad exclusiva del legislador
también hemos de declarar ahora la ilegitimidad para configurar los bienes penalmente protegidos,
constitucional de aquella cláusula relativizadora, los comportamientos penalmente reprensibles, el
declarando la inconstitucionalidad y, por tanto, la tipo y la cuantía de las sanciones penales, y la pro-
nulidad del inciso «Con las adaptaciones requeri- porción entre las conductas que pretende evitar y
das por las peculiaridades de la materia regulada las penas con las que intenta conseguirlo. "En el
en esta Ley», contenido en el art. 20.1 de la Ley ejercicio de dicha potestad el legislador goza, den-
35/1988". tro de los límites establecidos en la Constitución,
(S.T.C. 116/1999, de 17 de junio, 16. El TC esti- de un amplio margen de libertad que deriva de su
ma parcilamente el recurso de inconstitucionali- posición constitucional y, en última instancia, de
dad.) su específica legitimidad democrática[ ... ]. De ahí
que, en concreto, la relación de proporción que
Alcance y ámbito del principio de proporciona- deba guardar un comportamiento penalmente tí-
lidad. pico con la sanción que se le asigna será el fruto
"El principio de proporcionalidad no constituye de un complejo juicio de oportunidad" que no su-
en nuestro ordenamiento constitucional un canon pone una mera ejecución o aplicación de la Cons-
de constitucionalidad autónomo cuya alegación titución, y para el que "ha de atender no sólo al fin
pueda producirse de forma aislada respecto de esencial y directo de protección al que responde la
otros preceptos constitucionales [ ... ]. Si se aduce norma, sino también a otros fines legítimos que
la existencia de desproporción, debe alegarse pri- pueda perseguir con la pena y a las diversas for-
mero y enjuiciarse después en qué medida ésta mas en que la misma opera y que podrían catalo-
afecta al contenido de los preceptos constitucio- garse como sus funciones o fiñes inmediatos a las
nales invocados: Sólo cuando la desproporción diversas formas en que la conminación abstracta
suponga vulneración de estos preceptos cabrá de- de la pena y su aplicación influyen en el compor-
clarar la inconstitucionalidad [ ... ]. Esta constata- tamiento de los destinatarios de la norma -intimi-
ción no significa que en algún supuesto concreto dación, eliminación de la venganza privada, con-
no pueda argumentarse a partir del principio de solidación de las convicciones éticas generales,
proporcionalidad para concluir en la infracción refuerzo del sentimiento de fidelidad al ordena-
de otro tipo de preceptos constitucionales. Pero, miento, resocialización, etc.- y que se clasifican
en todo caso, como queda dicho, siempre deberá doctrinalmente bajo las denominaciones de pre-
indagarse, no la sola existencia de una despropor- vención general y de prevención especial. Estos
ción entre medios y fines, sino en qué medida esos efectos de la pena dependen a su vez de factores
preceptos resultan vulnerados como consecuencia tales como la gravedad del comportamiento que
de la citada desproporción» (fundamento jurídico se pretende disuadir, las posibilidades fácticas de
3º). su detección y sanción y las percepciones sociales
Ahora bien, como indicábamos en las últimas relativas a la adecuación entre delito y pena" (STC
sentencias citadas es el de los derechos funda- 55/1996, fundamento jurídico 6º)» (STC 161/1997,
mentales el ámbito en el que normalmente y de fundamento jurídico 9º).
forma muy particular resulta aplicable el princi- El juicio que procede en esta sede de amparo, en
pio de proporcionalidad. «Así ha venido recono- protección de los derechos fundamentales, debe

128
Jurisprudencia Constitucional

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ser por ello muy cauteloso. Se limita a verificar con el principio de legalidad penal se alcanza una
que la norma penal no produzca «Un patente de- mayor seguridad jurídica, por cuanto permite que
rroche inútil de coacción que convierte la norma los ciudadanos, a partir del texto de la ley, puedan
en arbitraria y que socava los principios elemen- programar sus comportamientos sin temor a posi-
tales de justicia inherentes a la dignidad de la per- bles condenas por actos no tipificados previamen-
sona y al Estado de Derecho» (STC 5511996, fun- te (SSTC 133/1987 y 120/1996). De esta manera los
damento jurídico 8º) o una «actividad pública destinatarios de la norma saben -o tienen al me-
arbitraria y no respetuosa con la dignidad de la nos la posibilidad de saber- que lo que no está
persona» (STC 55/1996, fundamento jurídico 9º) prohibido está permitido, de conformidad con la
y, con ello, de los derechos y libertades funda- regla general de la licitud de lo no prohibido
mentales de la misma." (SSTC 101/1988 y 93/1992).
(S.T.C. 136/1999, 20 de julio, 23. El TC otorga el De lo anterior se deriva que la primera garantía
amparo solicitado.) que contiene el principio de legalidad es la ga-
rantía formal, cuyo significado estriba en que úni-
El principio de proporcionalidad y el artículo camente cabe imponer una condena por un hecho
174 bis a) del CP del 73. cuando existe una norma jurídica con un determi-
(S. T.C. 136/1999, 20 de julio. El TC otorga el nado rango ( «lex scripta») que prevé que tal hecho
amparo por desproporción de la pena impuesta a es punible y que si se realiza le corresponderá una
los miembros de la Mesa Nacional de HB por determinada pena, pero siempre que dicha norma
acordar la remisión a los medios de comunicación jurídica exista con carácter previo a la conducta
para su difusión en campaña electoral de una cin- que es objeto de la condena ( «lex praevia» ). En de-
ta magnetofónica, un spot televisivo y una video- finitiva, que existe una reserva de ley para definir
cinta divulgando la "Alternativa Democrática" de delitos y para amenazarlos con penas, quedando
la organización terrorista ETA. Vid. Texto en re- así acotadas las fuentes del Derecho en materia
seña al artículo 174 bis a) CP del 73.) penal.
Ahora bien, con la garantía formal que significa
Contenido y exigencias del principio de legali- el imperio de la ley no basta para asegurar la pre-
dad penal. visibilidad de las consecuencias jurídicas de los
Principio de tipicidad. propios actos, ni para garantizar que nadie pueda
Normas penales en blanco. ser castigado por un hecho no contemplado por la
"El principio de legalidad penal, como derecho ley. Pues cabe la posibilidad, históricamente com-
fundamental de los ciudadanos, implica que la de- probada, de que bien el legislador bien el juzgador
finición de los hechos que son constitutivos de de- desconozcan el sentido de garantía de la ley penal
lito y la concreción de las penas que corresponden (ATC 72/1993). El primero puede incurrir en ese
a tales delitos corresponde al legislador (STC desconocimiento empleando fórmulas tan vagas e
26/1994 ). Los ciudadanos tienen pues derecho a imprecisas que cualquiera pudiera caer inadverti-
que los delitos y sus correspondientes penas figu- damente en el ámbito de aplicación de la ley pe-
ren en la ley (STC 8/1981), con el objeto de que en nal, por lo que, aun existiendo ésta, no cumpliría
el logro de la paz social les sea posible adaptar su en tal hipótesis su función de advertir qué es lo
conducta para que ésta no incurra en delito ni se que está castigado bajo pena. Por su parte, los ór-
haga merecedora de la correspondiente pena. Le- ganos jurisdiccionales no observan el referido sen-
gitimación del Parlamento para definir delitos y tido de garantía cuando aplican analógicamente
sus consecuencias jurídicas que obedece a la gra- la ley penal a un supuesto no contemplado por
ve afectación de los intereses más relevantes que ella, aunque semejante. Por estas razones, el prin-
originan las normas penales, y, por ello, son los cipio constitucional de legalidad también com-
representantes electos del pueblo los que osten- prende una garantía de contenido o material res-
tan la función de precisar los hechos prohibidos pecto a la ley penal. En relación con el legislador,
bajo pena. De ahí que el principio de legalidad, esa garantía material comporta el mandato de ta-
en el ámbito penal y aun en el sancionador se en- xatividad o de certeza, que se traduce en la exi-
cuentra vinculado al Estado de Derecho que la gencia de predeterminación normativa de las con-
Constitución enuncia (SSTC 133/1987,111/1993 ductas punibles y de sus correspondientes
y 137/1997), esto es, a la autolimitación que se sanciones ( «lex certa» ). En este mismo sentido he-
impone el propio Estado con el objeto de impe- mos declarado que el legislador debe hacer el má-
dir la arbitrariedad o el abuso de poder, de modo ximo esfuerzo posible en la definición de los tipos
que expresa su potestad punitiva a través del ins- penales (SSTC 62/1982, 89/1993, 53/1994 y
trumento de la ley y sólo la ejercita en la medida 151/1997), promulgando normas concretas, preci-
en que está prevista en la ley. Correlativamente, sas, claras e inteligibles (SSTC 69/1989, 34/1996 y

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Revista Penal
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137/1997). También hemos señalado que la ley ha analógicamente los elementos típicos que se con-
de describir «ex ante» el supuesto de hecho al que tengan en las normas extrapenales remitidas,
anuda la sanción y la punición correlativa pues, si lo hiciera, incurriría en una infracción del
(SSTC196/1991, 95/1992 y 14/1998). art. 25.1 CE."
Expresado con otras palabras, el legislador ha (S.T.C. 142/1999, 22 de julio, 3 y 4. El TC estima
de operar con tipos es decir, con una descripción el recurso de amparo.)
estereotipada de las acciones y omisiones incrimi-
nadas, con indicación de las simétricas penas o Aplicación analógica o extensiva «in malam par-
sanciones (SSTC 120/1994 y 34/1996), lo que exi- tem».
ge una concreción y precisión de los elementos "Desde la perspectiva constitucional cabe ha-
básicos de la correspondiente figura delictiva; re- blar de aplicación analógica o extensiva «in ma-
sultando desconocida esta exigencia cuando se es- lam partem», vulneradora de aquel principio de
tablece un supuesto de hecho tan extensamente legalidad, cuando dicha aplicación carezca de tal
delimitado que no permite deducir siquiera qué modo de razonabilidad que resulte imprevisible
clase de conductas pueden llegar a ser sanciona- para sus destinatarios, sea por apartamiento del
das (STC 306/1994). Y por lo que respecta a los tenor literal del precepto, sea por la utilización de
Jueces y Tribunales en su labor de aplicación de pautas valorativas extravagantes en relación con
las leyes, como reverso o contrapartida del princi- el ordenamiento constitucional, sea por el empleo
pio de taxatividad o certeza (SSTC 137/1997, de modelos de interpretación no aceptados por la
151/1997 y 232/1997), están también sometidos al comunidad jurídica, comprobado todo ello a par-
principio de tipicidad, en el sentido de que, por un tir de la motivación expresada en las resoluciones
lado, se encuentran en una situación de sujeción recurridas.
estricta a la ley penal (SSTC 133/1987, 182/1990, (... ) Nuestra doctrina consideró que se incurría
156/1996, 137/1997 y 15611997) y, por otro, les en una aplicación analógica, prohibida por el art.
está vedada la interpretación extensiva y la ana- 25.1 CE si se condenaba por este delito sobre la
logía «in malam partem» (SSTC 81/1995 y base de entender que los términos «título oficial»
34/1996; AATC 3/1993 y 72/1993), es decir, la exé- eran interpretables en el sentido de «títulos no
gesis y aplicación de las normas fuera de los su- académicos» o «títulos no universitarios», es de-
puestos y de los límites que ellas mismas determi- cir, si se condenaba por realizar actos propios de
nan. El que estas técnicas jurídicas, que tan una profesión que no requiriera una titulación
fértiles resultados producen en otros sectores del universitaria. Y para concluir que tal entendi-
ordenamiento jurídico, estén prohibidas en el ám- miento quedaba fuera del sentido literal posible
bito penal y sancionador obedece a que en caso de la locución «título oficial» recurrimos no sólo a
contrario se convertirían en fuente creadora de criterios lingüísticos, sino que dada la versatilidad
delitos y penas y, por su parte, el aplicador de la del lenguaje y la posibilidad de que una norma ad-
nueva norma así obtenida invadiría el ámbito que mita en principio diversas interpretaciones (STC
sólo al legislador corresponde, en contra de los 189/1998), fundamentamos nuestra conclusión
postulados del principio de división de poderes también en pautas históricas, lógico-sistemáticas
(SSTC 133/1987 y 137/1997; AATC 263/1995 y y teieológicas".
282/1995). (S.T.C. 142/1999, 22 de julio, 4 y 5. El TC estima
El principio de legalidad penal es conciliable el recurso de amparo.)
tanto con la incorporación al tipo de elementos
normativos (SSTC 127/1990, 111/1993, 53/1994, Alcance del principio ne bis in idem.
102/1994 y 24/1996), como con la utilización le- "Procede recordar la jurisprudencia de este Tri-
gislativa y aplicación judicial de las llamadas leyes bunal sobre el principio «ne bis in idem» que, des-
penales en blanco (SSTC 122/1987, 127/1990, de la STC 2/1981, ha sido considerado como parte
111/1993 y 24/1996 ). En uno y otro caso para com- integrante del derecho fundamental al principio
pletar exhaustivamente el tipo penal es preciso de legalidad en materia penal y sancionadora (art.
acudir a normas extrapenales, que -como recuer- 25.1 CE). En el fundamento jurídico 4º de aquella
da la STC 120/1998- se integran de ese modo en la sentencia se declaró que «El principio general de
definición del delito o falta. Pues bien, respecto a derecho conocido por «non bis in idem» supone,
la norma remitida, y en cuanto forma parte de la en una de sus más conocidas manifestaciones, que
norma penal remitente, hemos afirmado que tam- no recaiga duplicidad de sanciones -administrati-
bién rige la exigencia de certeza y de delimitación va y penal- en los casos en que se aprecie la iden-
precisa [STC 341/1993, fundamento jurídico 10 tidad del sujeto, hecho y fundamento sin existen-
A)], de modo que el Juez del orden penal tampoco cia de una relación de supremacía especial de la
puede interpretar extensivamente ni aplicar Administración -relación de funcionario, servicio

130
Jurisprude n e
.
I a e o nstituci o n a 1

o••

público, concesionario, etc.- que justificase el ejer- Principio ne bis in idem. Prevalencia de la di-
cicio del «ius puniendi» por los Tribunales y a su mensión procedimental.
vez de la potestad sancionadora de la Administra- "La perspectiva que en sus sentencias condena-
ción». Posteriormente, en la STC 159/1987 (fun- torias han considerado los órganos judiciales ha
damento jurídico 3º), se declaró que dicho princi- sido la meramente procedimental en que cristali-
pio impide que, a través de procedimientos za la vertiente procesal del «ne bis in ídem», desa-
distintos, se sancione repetidamente la misma tendiendo a su primordial enfoque sustantivo o
conducta, pues «semejante posibilidad entrañaría, material, que es el que cumple la función garanti-
en efecto, una inadmisible reiteración en el ejerci- zadora que se halla en la base del derecho funda-
cio del «ius puniendi» del Estado e, inseparable- mental en juego. Es cierto, y así lo hemos de reco-
mente, una abierta contradicción con el mismo nocer, que los preceptos de nuestro Ordenamiento
derecho a la presunción de inocencia, porque la jurídico en que se recoge la prohibición de «bis in
coexistencia de dos procedimientos sancionado- ídem», se hallan formulados con una visión esen-
res para un determinado ilícito deja abierta la po- cialmente procedimental, como lo pone de relieve
sibilidad, contraria a aquel derecho, de que unos el aquí específicamente aplicable art. 112 de la
mismos hechos, sucesiva o simultáneamente, Ley 29/1985, de 2 de agosto, de Aguas, a cuyo
existan y dejen de existir para los órganos del Es- tenor: «En los supuestos en que las infracciones
tado (Sentencia 77/1983, de 3 de octubre, funda- pudieran ser constitutivas de delito o falta, la Ad-
mento jurídico cuarto)». ministración pasará el tanto de culpa a la juris-
Esta dimensión procesal del principio «ne bis in dicción competente y se abstendrá de proseguir el
idem» cobra su pleno sentido a partir de su ver- procedimiento sancionador mientras la autoridad
tiente material. En efecto, si la exigencia de «lex judicial no se haya pronunciado. La sanción de la
praevia» y «lex certa» que impone el art. 25.1 de la autoridad judicial excluirá la imposición de multa
Constitución obedece, entre otros motivos, a la administrativa», a lo que se añade la vinculación
necesidad de garantizar a los ciudadanos un co- de la Administración, en su eventual ulterior ac-
nocimiento anticipado del contenido de la reac- tuación, a los hechos probados que declare la sen-
ción punitiva o sancionadora del Estado ante la tencia de la jurisdicción penal.
eventual comisión de un hecho ilícito, ese cometi- Ahora bien, tal perspectiva no es la única ni la
do garantista devendría inútil si ese mismo hecho, más esencial desde el punto de vista de la función
y por igual fundamento, pudiese ser objeto de una garantizadora que cumple el derecho fundamen-
nueva sanción, lo que comportaría una punición tal aquí concernido. En efecto, hemos de reiterar
desproporcionada de la conducta ilícita. que la articulación procedimental del «ne bis in
Desde esta perspectiva sustancial, el principio idem» (recogido con carácter general en el art.
de «ne bis in idem» se configura como un derecho 133 de la Ley 30/1992, y desarrollado en los arts. 5
fundamental del ciudadano frente a la decisión de y 7 del Real Decreto 1398/1993, de 4 de agosto, por
un poder público de castigarlo por unos hechos el que se aprobó el Reglamento del Procedimiento
que ya fueron objeto de sanción, como conse- para el Ejercicio de la Potestad Sancionadora), se
cuencia del anterior ejercicio del «ius puniendi» orienta, esencialmente, no tan sólo a impedir el
del Estado. Por ello, en cuanto derecho de defen- proscrito resultado de la doble incriminación y
sa del ciudadano frente a una desproporcionada castigo por unos mismos hechos, sino también a
reacción punitiva, la interdicción del «ne bis in evitar que recaigan eventuales pronunciamientos
idem» no puede depender del orden de preferen- de signo contradictorio, en caso de permitir la
cia que normativamente se hubiese establecido prosecución paralela o simultánea de dos procedi-
entre los poderes constitucionalmente legitimados mientos -penal y administrativo sancionador- atri-
para el ejercicio del derecho punitivo y sanciona- buidos a autoridades de diverso orden. A impedir
dor del Estado, ni menos aún de la eventual inob- tales resultados se encamina la atribución priori-
servancia, por la Administración sancionadora, de taria a los órganos jurisdiccionales penales del en-
la legalidad aplicable, lo que significa que la pre- juiciamiento de hechos que aparezcan, «prima fa-
ferencia de la jurisdicción penal sobre la potestad cie», como delitos o faltas, atribución prioritaria
administrativa sancionadora ha de ser entendida que descansa en la exclusiva competencia de este
como una garantía del ciudadano, complementa- orden jurisdiccional para depurar y castigar las
ria de su derecho a no ser sancionado dos veces conductas constitutivas de delito, y no en un abs-
por unos mismos hechos, y nunca como una cir- tracto criterio de prevalencia absoluta del ejerci-
cunstancia limitativa de la garantía que implica cio de su potestad punitiva sobre la potestad san-
aquel derecho fundamental". cionadora de las Administraciones públicas, que
(S.T.C. 177/1999, 11 de octubre, 3. El TC otorga encuentra también respaldo en el Texto Constitu-
el amparo solicitado.) cional.

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Revista Penal
Enero-diciembre 1999
•••

De lo anterior se desprende que, en el ámbito del agua o las condiciones de desagüe del cauce
constitucional cuya determinación nos incumbe, receptor, efectuados sin contar con la autoriza-
a la hora de tutelar adecuada y eficazmente el de- ción correspondiente» [como señalan los precep-
recho fundamental a no ser doblemente castigado tos que fundaron la sanción administrativa, art.
(<me bis in idem») que ostentan los ciudadanos y 108 f) de la Ley de Aguas de 1985 y art. 316 g) del
garantiza el art. 25.1 CE, la dimensión procesal Reglamento del Dominio Público Hidráulico de
antes referida no puede ser interpretada en oposi- 1986, citados en la sentencia mayoritaria]. La in-
ción a la material, en tanto que esta última atien- fracción penal, por el contrario, consistía en una
de no al plano formal, y en definitiva instrumen- conducta más grave y más difícil de acreditar, co-
tal, del orden de ejercicio o actuación de una u mo es normal en la gradación entre Derecho ad-
otra potestad punitiva, sino al sustantivo que im- ministrativo sancionador y Derecho penal: reali-
pide que el sujeto afectado reciba una doble san- zar vertidos «que pongan en peligro grave la salud
ción por unos mismos hechos, cuando existe idén- de las personas, o puedan perjudicar gravemente
tico fundamento para el reproche penal y el las condiciones de la vida animal, bosques, espa-
administrativo, y no media una relación de suje- cios naturales o plantaciones útiles» (art. 34 7 bis,
ción especial del ciudadano con la Administra- párrafo 1º, del Código Penal de 1973, introducido
ción. por la Ley Orgánica 8/1983).
Hemos de concluir, por lo expuesto, que irroga- Es cierto que la legislación de aguas tiene en
da una sanción, sea ésta de índole penal o admi- cuenta el carácter contaminador del vertido ca-
nistrativa, no cabe, sin vulnerar el mencionado de- rente de la preceptiva autorización para graduar
recho fundamental, superponer o adicionar otra la gravedad de la infracción («atendiendo a su re-
distinta, siempre que concurran las tan repetidas percusión en el orden y aprovechamiento del do-
identidades de sujeto, hechos y fundamento. Es minio público hidráulico, a su trascendencia por
este núcleo esencial el que ha de ser respetado en lo que respecta a la seguridad de las personas y
el ámbito de la potestad punitiva genéricamente bienes y a las circunstancias del responsable, su
considerada, para evitar que una única conducta grado de malicia, participación y beneficio obte-
infractora reciba un doble reproche aflictivo". nido, así como al deterioro producido en la cali-
(S.T.C. 177/1999, 11 de octubre, 4. El TC otorga dad del recurso») y, por ende, de la sanción; y que
el amparo solicitado. Hay un voto particular que la legislación penal no es indiferente al hecho de
formulan los Magistrados Cruz Villalón y Casas que el vertido contaminante contravenga la legis-
Baamonde con el siguiente tenor literal: "Con el lación protectora del medio ambiente, lo que in-
debido respeto a la opinión mayoritaria expresada cluye aspectos formales (existencia de licencias)
en la sentencia, y aun coincidiendo con aquélla en junto a otros sustantivos. Pero estas concomitan-
la concepción general de la vertiente material de cias son insuficientes para negar lo esencial: la
la interdicción de «bis in idem», no alcanzamos a Junta de Aguas de Cataluña sancionó unos verti-
compartir, sin embargo, su aplicación a un su- dos no autorizados, que superaban los límites má-
. puesto como el presente, ni su concepción de la ximos previstos por la legislación sobre las aguas
vertiente procedimental del citado principio cons- continentales y, en especial, sobre la calidad de las
titucional, ni, en consecuencia, su fallo. Conside- aguas superficiales destinadas a producir agua po-
ramos que el amparo debió denegarse por las ra- table; los Tribunales penales sancionaron unos
zones que a continuación exponemos. vertidos que, por su alto contenido en cianuros,
1. La sentencia otorga el amparo porque parte níquel y otros elementos contaminantes, suponían
de una premisa previa: que la sanción penal du- un grave peligro para la salud pública.
plicó, en el caso, la sanción administrativa. Esa No existía identidad de fundamento en las san-
premisa es inexacta. Y, más allá del caso concre- ciones administrativa y penal enjuiciadas, por tan-
to, conduce a una confusión entre las dos potesta- to, a pesar de lo que presupone la opinión de la
.des sancionadoras que existen en nuestro Estado mayoría expresada en el fundamento jurídico 2º
de Derecho, la penal y la administrativa, que son de la sentencia al señalar que la jurisdicción penal
distintas cualitativamente, y que deberían fortale- no niega que concurra también la identidad de
cer el cumplimiento de las leyes, no debilitarlo fundamentación. Ni esa identidad resulta afirma-
mediante interferencias recíprocas. da, ni se deduce del fundamento jurídico 1º de la
La mayoría prescinde del dato normativo esen- Sentencia del Juzgado de lo Penal de 1 de marzo
cial: las infracciones administrativa y penal eran de 1991, confirmada por la Audiencia en apela-
distintas. La cometida con quebranto de la legis- ción, cuando declara que los hechos por los que
lación de aguas, por la que fue multada la empre- fue incoado el expediente administrativo fueron
sa del recurrente, consistía esencialmente en rea- los mismos que dieron lugar a la imposición de la
lizar «vertidos que puedan deteriorar la calidad pena y que el mismo fue el sujeto activo (y ello con

132
Jurisprudencia Constitucional

•••

independencia de que la multa administrativa fue A más de ello, que este Tribunal no deba entrar
impuesta a la sociedad mercantil «IRM Lloreda, a conocer de los hechos de la causa, cuando veri-
S.A.», titular de la empresa de recubrimiento de fica si la actuación de un órgano judicial vulnera
metales que vertía aguas residuales al colector lo- o no derechos fundamentales [art. 44.1 b) LOTC],
cal sin autorización administrativa y sin previa de- resulta irrelevante. Nadie ha dudado de los verti-
puración de ningún tipo, y la condena penal, en dos objeto de sanción, ni de la realidad de los pro-
cambio, al Sr. Lloreda Pifia en su calidad de di- cedimientos administrativos y judiciales a que
rectivo que ejercía el control efectivo técnico y aquéllos dieron lugar. La apreciación de si las san-
económico de la citada empresa). Las sentencias, ciones administrativas y penales comparten iden-
sin embargo, no se detienen ahí: declaran proba- tidad de sujeto, objeto y fundamento no es de
dos nuevos hechos, que no fueron objeto de la carácter fáctico, sino jurídico: se trata de calificar
sanción administrativa, acerca de los efectos de y valorar jurídicamente los hechos, a la luz de la
los vertidos sobre la salud humana y sobre la flo- Constitución (cuando prohíbe el «bis in ídem» en
ra y fauna del valle fluvial afectado por los verti- su art. 25.1), y por ende de interpretar y aplicar el
dos de la empresa, que son los hechos que les per- Texto Fundamental. Sostener lo contrario desor-
miten afirmar que se produjo un grave peligro bita el alcance del art. 44.1 b) LOTC, y correlati-
para los bienes jurídicos protegidos por la Ley Pe- vamente reduce la jurisdicción de amparo en tér-
nal. No puede, por ello, sostenerse que existiera minos que quizá sean procedentes cuando se trata
una absoluta identidad de fundamento entre la de salvaguardar el derecho a la tutela judicial efec-
sanción administrativa y la penal. Aquélla sirvió tiva (art. 24.1 CE), pero nunca un derecho funda-
para sancionar el vertido de aguas contaminantes mental sustantivo, como es el principio de legali-
carentes de la preceptiva autorización administra- dad punitiva (art. 25.1 CE).
tiva; la condena penal, en cambio, se debió a que 2. Nuestra respetuosa discrepancia con la opi-
el elevado grado de toxicidad de esos vertidos ile- nión de la mayoría se apoya en una segunda serie
gales (contenían una porción muy elevada de cia- de razones: la relevancia que asume la reacción
nuros y níquel) pusieron en peligro grave la salud penal en un Estado de Derecho, muy especial-
de las personas o pudieron perjudicar gravemente mente en materia medioambiental.
las condiciones de la vida animal o vegetal. La No deja de resultar significativo que nuestra
apreciación de la existencia del delito requiere la Constitución haya destacado la singular impor-
concurrencia de un elemento específico, cifrado tancia que reviste el derecho a un medio ambien-
en el peligro grave para la salud de las personas o te adecuado, acrecentada en la sociedad indus-
las condiciones de la vida animal, bosques, espa- trializada y urbanizada de nuestros días. El art. 45
cios naturales o plantaciones útiles. El interés que CE enuncia una serie de principios rectores en
salvaguarda la infracción administrativa no es el atención al derecho de todos a disfrutar de un me-
mismo, operando sobre los «vertidos de aguas» en dio ambiente adecuado para el desarrollo de la per-
orden a la defensa de su calidad o de la de las con- sona, e insiste en el deber de conservarlo, tanto por
diciones de desagüe del cauce receptor a cuyo parte de los poderes públicos como de los particu-
control destina la exigencia de «la autorización lares, como ha tenido ocasión de recordar nuestra
correspondiente». La norma penal contiene un jurisprudencia (así en las SSTC 64/1982, 227/1988
elemento que añade desvalor a la infracción ad- y 199/1996). La Constitución llega al extremo de
ministrativa. Esta castiga la realización de verti- disponer que la ley establecerá «sanciones penales
dos de aguas residuales no inocuas en ausencia de o, en su caso, administrativas» para quienes violen
autorización administrativa, que, en cambio, no los deberes de proteger el medio ambiente (art. 45.3
es decisiva para la aplicación del delito. CE), otorgando un sólido respaldo constitucional a
La infracción administrativa, tal y como se con- las distintas configuraciones legislativas del delito
figura por la Ley de Aguas, fue el medio necesario ecológico (STC 127/1990).
para cometer el delito contra el medio ambiente, La tesis de la mayoría ignora el influjo inter-
incriminado por el Código Penal. La pena infligi- pretativo que estas previsiones constitucionales
da por perpetrar éste, por consiguiente, no supo- están llamadas a tener (art. 53.3 CE), y viene a
ne una reiteración inadmisible de la multa im- frustrar la tutela reforzada del medio ambiente
puesta por cometer aquélla, pues se trata de dos que las leyes, con mejor o peor técnica legislativa
conductas distintas y que lesionan intereses jurí- pero siguiendo con coherencia el mandato cons-
dicos diferentes. Por lo demás, los Tribunales pe- titucional, han dispuesto en los últimos años. A
nales han tenido cuidado de evitar una despro- este fin tutelar sirvió justamente la Ley Orgánica
porción punitiva, al considerar que la cantidad 8/1983, cuya Exposición de Motivos destacó la
abonada en concepto de multa administrativa importancia a tal efecto del «auxilio coercitivo de
debía ser aplicada al pago de la multa penal. la Ley Penal».

133
Revista Penal
Enero-diciembre 1999
•••

3. Finalmente, la opinión de la mayoría, desa- penal pronunciada por un Tribunal después de un


rrollada en el fundamento jurídico 4º de la sen- proceso con todas las garantías, es una solución
tencia, invierte las relaciones entre Poder Judicial ajena a la norma constitucional.
y Administraciones sancionadoras que se des- Para enjuiciar el presente recurso de amparo no
prenden del diseño constitucional, y muy espe- es preciso pronunciarse sobre si la actuación de la
cialmente del art. 25 CE, y que nuestra jurispru- Junta de Aguas de Cataluña, al imponer la multa
dencia ha venido manteniendo desde la capital antes de pasar el tanto de culpa al Ministerio Fis-
STC 77 /1983 constantemente (como muestran las cal, fue o no correcta. Pero aun en la hipótesis de
SSTC 159/1985, fundamento jurídico 3º; 107/1989, que la Administración hubiera actuado indebida-
fundamento jurídico 4º, y 222/1997, fundamento mente, es indudable que en nuestro Derecho exis-
jurídico 4º). ten medidas que permiten corregir una hipotética
En aquella sentencia, que sintetizó los criterios actuación administrativa que prescinda de la pre-
fundamentales que habían sido alumbrados por ferencia en favor de la jurisdicción penal que se
los primeros pronunciamientos de este Tribunal deriva de la Constitución. Medidas que no requie-
sobre esta materia, y en particular sobre el princi- ren en modo alguno frustrar la acción de la justi-
pio «ne bis in idem», se señaló que la Constitución cia penal en defensa del medio ambiente, como en
impone unos límites precisos a la potestad sancio- el caso presente ha estimado la mayoría de la Sa-
nadora de las Administraciones públicas. Junto a la, cuyo criterio respetuosa pero firmemente re-
los que consisten en la legalidad, la interdicción chazamos".)
de privaciones de libertad y el respeto a los dere-
chos de defensa, se subrayó «la subordinación a la
Autoridad judicial». ARTÍCULO 81.1
Dicha subordinación conlleva distintos aspec- (RESERVA DE LEY ORGÁNICA)
tos, destacados en la STC 77/1983, fundamento
jurídico 3°. Pero todos ellos se basan en la mis- "El más relevante de los razonamientos que
ma idea esencial: «La subordinación de los actos sustentan este motivo del recurso es el que hace
de la Administración de imposición de sancio- referencia a la necesidad de que la ley impugna-
nes a la Autoridad judicial exige que la colisión da tuviera carácter orgánico, por cuanto a través
entre una actuación jurisdiccional y una actua- de ella se estaría desarrollando, en términos del
ción administrativa haya de resolverse en favor art. 81.1 de la Constitución, el derecho funda-
de la primera». Lo que lleva a cabo la decisión mental a la vida (art. 15 CE), así como la digni-
de la mayoría es, cabalmente, lo contrario: im- dad de la persona (art. 10). No obstante, de-
pedir la actuación de la jurisdicción penal, des- bemos descartar de nuestro análisis toda
de el momento mismo en que se impone una referencia a este último concepto, pues, como
sanción administrativa. Al blindar ante la Ley queda dicho, la reserva de ley orgánica estable-
Penal a los ciudadanos que sufren una multa por cida en el art. 81.1 de la Constitución ha de en-
parte de una Administración pública, se resuel- tenderse referida a los derechos y libertades pú-
ve en favor de las autoridades administrativas la blicas regulados en la sección primera del
posible colisión que pudiera producirse entre Capítulo Segundo del Título 1, entre los que, ob-
sus actividades y la de los órganos de la Justicia viamente, no se encuentra la dignidad de la per-
Penal. Resultado que rompe la estructura básica sona que, además, es reconocida en nuestra
del Estado de Derecho configurado por nuestra Constitución como «fundamento del orden polí-
Constitución. tico y de la paz social» (art. 10.1 CE).
Como razonamos antes, en el caso presente no Hecha esta precisión inicial, y partiendo del
existe la identidad de fundamentos que justifi- carácter estricto y excepcional que es propio de la
caría impedir la dualidad de sanciones ni, por en- reserva de ley orgánica establecida en el art. 81.1
de, de procedimientos sancionadores. Que la Ad- de la Constitución (SSTC 5/1981 y 127/1994, por
ministración multe a quien realiza vertidos todas), en la STC 212/1996, dictada en el recurso
nocivos no autorizados no impide a los Tribunales de inconstitucionalidad promovido contra la ley
penales sancionar a quien, con esos mismos verti- 42/1988, de 28 de diciembre (de Donación y Utili-
dos, pone en grave riesgo la salud pública y el me- zación de Embriones y Fetos Humanos o de sus
dio ambiente. Pero es que, aun si en los hechos de Células, Tejidos u Órganos, ya se ha dado res-
la causa hubiera existido una identidad tal que puesta explícita a esta cuestión, al declarar, en su
justificara la aplicación del principio ne bis in fundamento jurídico 11, la improcedencia de ex-
idem, la solución de dar preferencia a la primera tender dicha reserva más allá del ámbito propio
sanción que deviene firme, aun cuando sea admi- del derecho fundamental. En efecto, si «el art. 15
nistrativa, en vez de dar preferencia a la sanción CE, en efecto, reconoce como derecho fundamen-

134
J u r I s p r u d e n e i a e o n s t i t u e 1
. o n a 1
oeo

tal el derecho de todos a la vida, derecho funda- II. LEY ORGÁNICA DEL TRIBUNAL
mental del que, como tal y con atTeglo a la STC CONSTITUCIONAL
53/1985, son titulares los nacidos, sin que quepa
extender esta titularidad a los "nascituri" (STC ARTÍCULO 44.1.a) (RECURSO
212/1996, fundamento jurídico 3º), es claro que la DE AMPARO FRENTE
ley impugnada, en la que se regulan técnicas re- A RESOLUCIONES JUDICIALES)
productoras referidas a momentos previos al de la
formación del embrión humano (vid. en este sen- Agotamiento de la vía judicial contra los actos u
tido la disposición final primera de la Ley omisiones de órganos judiciales.
42/1988), no desarrolla el derecho fundamental a (S.T.C. 132/1999, 15 de julio, 2 y 3. El TC estima
la vida reconocido en el art. 15 CE. Por consi- el recurso de amparo.)
guiente, la Ley 35/1988 no vulnera la reserva de
Ley Orgánica exigida en el art. 81.1 CE." Falta de agotamiento de la vía judicial previa.
(S.T.C. 116/1999, de 17 de junio, 4. El TC estima (S.T.C. 159/1999, 14 de septiembre, 2. El TC
parcialmente el recurso de inconstitucionalidad. inadmite la demanda de amparo.)
Hay un voto particular que formula el Magistrado
Jiménez de Parga al que se adhiere el Magistrado
Garrido Falla con el siguiente tenor literal: "Se ARTÍCULO 44.1.c) (RECURSO
alegó por los recurrentes que la Ley 35/1988 regu- DE AMPARO CONSTITUCIONAL)
la cuestiones directa y esencialmente relacionadas
con la dignidad de la persona. La sentencia de la Invocación formal en el proceso del derecho
mayoría del Pleno no lo niega, sino que, con dis- vulnerado. Momento temporal de la invocación
cernimiento formalista, se limita a «descartar de del derecho constitucional.
nuestro análisis toda referencia a este último con- "El elemento temporal que analizamos adquiere
cepto, pues (. .. ) la reserva de Ley Orgánica esta- una especial relevancia en el proceso penal, y en
blecida en el art. 81.1 de la Constitución ha de en- concreto en el procedimiento abreviado, en el que
tenderse referida a los derechos y libertades en el art. 793.2 LECrim. se establece un trámite
públicas reguladas en la sección primera del Capí- específico para alegar la violación de derechos
tulo Segundo del Título Primero, entre los que, fundamentales, y procurar, en su caso, su reme-
obviamente, no se encuentra la dignidad de la per- dio.
sona, que, además, es reconocida en nuestra Aun en el marco de una jurisprudencia flexibi-
Constitución como fundamento del orden político lizadora de la aplicación del requisito del art.
y de la paz social (art. 10.1 CE)» (fundamento jurí- 44.1 c) LOTC, como es el establecido en nuestra
dico 4º). jurisprudencia (por todas, STC 188/1998, funda-
O sea, que con visión exclusivamente formal (y mento jurídico 2º, antes citada y las en ella refe-
en contra de lo sostenido, entre otras, en la STC ridas), es obligado distinguir el tratamiento co-
224/1993), se utiliza la tesis, que acabamos de re- rrespondiente a la inobservancia de un trámite
chazar, según la cual deben ser Leyes Orgánicas legal específicamente ordenado al remedio de
las que desarrollen los derechos fundamentales, posibles vulneraciones constitucionales prece-
pero no las que afecten directa y esencialmente a dentes a él, del tratamiento que deba dispensar-
la dignidad de la persona. ( ... ) se a deficiencias de otro tipo, relacionadas con
Considero que, en este caso, el legislador de- retrasos en la denuncia de hipotéticas vulnera-
bería haberse pronunciado con el apoyo de la ciones constitucionales, cuando para ello no
mayoría absoluta del Congreso que la Constitu- está legalmente establecido en el proceso de que
ción exige para la aprobación de las Leyes Orgá- se trate ningún trámite específico, de modo que
nicas (art. 81.2 CE). No cabe invocar aquí que la para su alegación deban utilizarse otros instru-
Ley Orgánica podría producir en el ordenamien- mentos procesales genéricos. La relativa am-
to jurídico «una petrificación abusiva en benefi- bigüedad de la determinación del momento de la
cio de quienes en un momento dado gozasen de invocación de la vulneración del derecho funda-
la mayoría parlamentaria suficiente y en detri- mental en el segundo caso abre un mayor espa-
mento del carácter democrático del Estado, ya cio al uso de criterios de flexibilidad, que no es-
que nuestra Constitución ha instaurado una de- taría justificado en el primero, en el que existe
mocracia basada en el juego de las mayorías, una absoluta precisión de ese momento proce-
previniendo tan sólo para supuestos tasados y sal. Se explica así que en relación con el trámite
excepcionales una democracia de acuerdo basa- del art. 793.2 LECrim. y su funcionalidad para
da en mayorías cualificadas o reforzadas» (STC alojar en él el requisito del art. 44.1 c) LOTC
5/1981, fundamento jurídico 21.) pueda no resultar aceptable la solución flexibili-

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Revista Penal
Enero-diciembre 1999
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zadora seguida en otros casos y en relación con III. CÓDIGO PENAL


otro tipo de procesos. El significado especial del
trámite del art. 793.2 LECrim desde la perspec- ARTÍCULO 36 CP 73
tiva constitucional del art. 44.1 c) LOTC se des- (INHABILITACIÓN ESPECIAL
taca con especial énfasis en la STC 247/1994, cu- PARA CARGO PÚBLICO)
yo fundamento jurídico 2º dice al respecto:
«... cuando se establece un trámite en una cier- Ámbito de la pena de inhabilitación especial.
ta fase del procedimiento no cabe practicarlo en "La cuestión se reconduce a averiguar cuál sea
otro momento y así ocurre en el abreviado, don- el ámbito que la pena de inhabilitación especial en
de al comienzo del juicio oral aparece configu- entredicho pueda cubrir a tenor del art. 36 del Có-
rada una audiencia preliminar en la que cual- digo Penal, en cuya virtud comprende «la priva-
quiera de las partes tendrá la oportunidad de ción del cargo o empleo sobre que recayere y de
exponer cuanto estime oportuno acerca de una los honores anejos a él», así como «la incapacidad
serie de cuestiones y, entre ellas, la eventual de obtener otros análogos durante el tiempo de la
"vulneración de un derecho fundamental". (art. condena».
793.2 LECrim.). Allí y entonces, no antes ni des- El análisis de esta secuencia de avatares y acaeci-
pués, pueden y deben proponerse tales cuestio- mientos pone de manifiesto la singularidad de este
nes y la decisión del Juez que recaiga sobre ellas caso en nuestro acervo jurisprudencia!. Efectiva-
sí puede ser objeto de un proceso de amparo, mente, no son muchas nuestras sentencias al res-
una vez agotado el recurso de apelación, uno de pecto y en ese escaso número ninguna de ellas con-
cuyos motivos puede ser la sedicente indefen- templa la situación aquí en tela de juicio, aun
sión». cuando en ellas se dé un común denominador, la
En el análisis de nuestra jurisprudencia tal vez condición de Alcalde de los demandantes, pero con
pudiera entenderse que la posterior STC 62/1998 circunstancias diferenciadoras cuya incidencia ha-
haya minimizado el significado del trámite del ce también distinta la «ratio decidendi». En un pri-
art. 793.2 LECrim en cuanto vehículo obligado mer caso se trataba de una condena a la pena de
del art. 44.1 c) LOTC, cuando en su fundamento suspensión del cargo de Alcalde como consecuencia
jurídico 2º se salva la falta de utilización del re- de haber cometido dos delitos de detenciones ilega-
ferido trámite, sin estimar que por ello se infrin- les, de quien luego se presentó simultáneamente a
giese el requisito del segundo de los preceptos. las elecciones para el Parlamento de Canarias y a
( ... )En el caso actual, por el contrario, no existe un Cabildo Insular en cuya coyuntura se predicó la
ninguna invocación del «derecho constitucional analogía entre las funciones de aquel puesto y de es-
vulnerado, tan pronto como, una vez conocida la te último por el ámbito territorial y la naturaleza de
violación, hubiere lugar para ello», pues el recu- entrambos, incardinados en la Administración lo-
rrente, pudiendo, no utilizó el trámite «ad hoc» cal, mientras que se negó para las tareas «genuina-
del art. 793.2 LECrim., y toleró el seguimiento del mente legislativas y de control político» propias de
juicio intentando «ex post» su anulación en el in- un parlamentario (STC 80/1987). En otro, la cues-
forme postrero, si bien hubiera podido evitarlo tión se reconduce a averiguar cuál sea el ámbito
mediante la utilización del trámite omitido. que la pena de inhabilitación especial en entredicho
La inobservancia de ese trámite tiene así enti- pueda cubrir a tenor del art. 36 del Código Penal, en
dad suficiente para entender, en principio, que cuya virtud comprende «la privación del cargo o
ello implicaba el incumplimiento del requisito empleo sobre que recayere y de los honores anejos
del art. 44.1 c) LOTC en su concreta vertiente re- a él», así como «la incapacidad de obtener otros
lativa al momento temporal de la invocación del análogos durante el tiempo de la condena».
derecho vulnerado, lo que presta fundamento a En la situación que ahora nos ocupa, los rasgos
la alegación del Abogado del Estado." característicos son muy distintos. En efecto, el
(S.T.C. 153/1999, 14 de septiembre, 3. El TC hoy demandante, también en su condición de Al-
. desestima el recurso de amparo.) calde y como autor de un delito de infidelidad en
la custodia de documentos, fue condenado por el
Tribunal Supremo, entre otras, a la pena principal
ARTÍCULO 44.2 de inhabilitación especial para «todo cargo públi-
(RECURSO DE AMPARO: PLAZO co electivo» por seis años y un día, así como a las
PARA SU INTERPOSICION) accesorias de suspensión de cargo público y dere-
cho de sufragio activo y pasivo durante el tiempo
Cómputo del plazo. de tal pena privativa de libertad. Así consta en la
(S.T.C. 132/1999, 15 de julio, 2 y 3. El TCestima parte dispositiva de la Sentencia y, por ello, el Au-
el recurso de amparo.) to posterior de 23 de noviembre de 1994 explica

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Jurisprudencia Constitucional

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que aquélla no necesita aclaración alguna, pues sentantes de los ciudadanos, en actuar de manera
«con toda precisión» «señala la pena de inhabili- directa en los asuntos públicos. Pues bien, y desde
tación especial de todo cargo público electivo». este planteamiento, los puestos de Alcalde y Sena-
Conviene subrayar, en un primer plano de la cues- dor presentan rasgos comunes para la receptivi-
tión, que aquí (a diferencia del supuesto enjuicia- dad de los ciudadanos en cuanto a las exigencias
do en la STC 154/1993) existe un «pronuncia- de integridad de las personas que puedan ser los
miento expreso en relación a la inhabilitación» titulares de dichos cargos de representación po-
para cargos públicos electivos, sin limitación al- pular. Quien escamotea documentos de interés al
guna, pronunciamiento consciente y deliberado, rival político, no parece que cumpla con esa exi-
no escrito a vuela pluma como revela su ratifica- gencia, y, más allá del reproche penal que ha me-
ción posterior. No entra en juego, pues, el factor recido su comportamiento, éste supone, también,
de la analogía, sino que la Sala directamente, en el romper las reglas del juego limpio en la compe-
ejercicio de su independencia de criterio para el tencia para conseguir el voto de los ciudadanos.
ejercicio de la potestad de juzgar, ingredientes En definitiva, el representante que no ha sabido
constitucionales de la función jurisdiccional, im- cumplir con las reglas éticas de la neutralidad y la
pone una pena principal por un delito cuya califi- transparencia en la gestión en el cargo de Alcalde,
cación le corresponde también con carácter priva- difícilmente puede hacerse merecedor de la con-
tivo. Tal pena, escogida entre las que ofrece para fianza para otro que, como es el de Senador, par-
el caso la panoplia contenida en el Código Penal, ticiparía en las manifestaciones más importantes
es fruto de una exégesis razonable de la norma de la voluntad popular y del ejercicio del control
idónea, no muestra signo alguno de arbitrariedad político al más alto nivel. Siendo así, como así es,
«intuitu personae» o de cualquier otro tipo, no es quedan cerrados los portillos por donde podía ha-
fruto de un error, y guarda aparente proporción ber penetrado este Tribunal Constitucional en el
con el hecho de que trae causa, sin que en defini- recinto propio de la función jurisdiccional, a la
tiva restrinja o impida indebidamente el ejercicio que corresponde determinar el alcance de la inha-
del derecho fundamental invocado. bilitación para el ejercicio del derecho de sufragio,
Ahora bien, ello no impide naturalmente a esta como hemos dicho en las tres Sentencias antes
Sala el análisis y la ponderación de la incidencia analizadas."
que dicha pena de inhabilitación especial, conte- (S.T.C. 15111999, 14 de septiembre, 3. El TC de-
nida en el expreso pronunciamiento judicial, pue- sestima el recurso de amparo. Hay un voto parti-
da tener sobre el ejercicio del derecho del recu- cular que formula el Magistrado Vives Antón con
rrente al acceso a funciones y cargos públicos, el siguiente tenor literal: " Disiento respetuosa-
según el art. 23.1 CE. Esta es la única perspectiva mente de la decisión de la mayoría que ha acor-
que ahora, finalmente, nos interesa, pues el pro- dado la desestimación del presente recurso de am-
pio actor ha soslayado en su demanda cualquier paro. Dicha desestimación se basa en que, en el
alegación sobre el art. 25.1 CE. En este sentido, caso que nos ocupa, existe un pronunciamiento
nos pide que limitemos el alcance de la inhabilita- expreso en relación a la inhabilitación, «pronun-
ción a los cargos de Alcalde, Concejal o de otro ciamiento consciente y deliberado, no escrito a
análogo circunscrito a la Administración local, y vuela pluma como revela su ratificación poste-
en ningún caso con relación al de Senador. Sin rior>>. De ese hecho se infiere, según la decisión
embargo, por las razones que a continuación se mayoritaria, lo siguiente:
exponen, no podemos sino entender correcta la «No entra en juego, pues, el factor de la analogía,
extensión que, en este caso, operan las resolucio- sino que la Sala directamente, en el ejercicio de su
nes judiciales en orden a que la inhabilitación es- independencia de criterio para el ejercicio de la po-
pecial del demandante sea para «todo cargo pú- testad de juzgar, ingredientes constitucionales de la
blico electivo». A esta conclusión se llega sin función jurisdiccional, impone una pena principal
dificultad una vez recorrido el itinerario que ines- por un delito cuya calificación le corresponde tam-
quivablemente viene trazado por el delito de infi- bién con carácter privativo. Tal pena, escogida en-
delidad en la custodia de documentos, cuya au- tre las que ofrece para el caso la panoplia conteni-
toría por parte del recurrente no está en discusión. da en el Código Penal, es fruto de una exégesis
Pocas dudas pueden albergarse respecto de la razonable de la norma idónea, no muestra signo al-
necesidad de que los gestores públicos gocen de la guno de arbitrariedad «intuitu personae» o de cual-
confianza y del respeto de la gente. Para ello, si es quier otro tipo, no es fruto de un error, y guarda
exigible una cierta ejemplaridad social a quien aparente proporción con el hecho de que trae cau-
ejerce cualquier función pública, con más intensi- sa, sin que en definitiva restrinja o impida indebi-
dad debe hacerse respecto de aquellos cargos cu- damente el ejercicio del derecho fundamental invo-
ya función consiste precisamente, por ser repre- cado. Siendo así, como así es, quedan cerrados los

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Revista Penal
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portillos por donde podía haber penetrado este Tri- ARTÍCULO 112.5 CP 73
bunal Constitucional en el recinto propio de la fun- (EXTINCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD
ción jurisdiccional a quien corresponde determinar PENAL)
el alcance de la inhabilitación por el ejercicio del
derecho de sufragio, como hemos dicho en las tres Perdón del ofendido.
Sentencias antes analizadas. En consecuencia, no "La omisión se proyectó sobre una cuestión
ha lugar al amparo». esencial de la que dependía el sentido de la reso-
No puedo, en modo alguno, compartir ese razo- lución, que, al no ponderarse, generó indefensión
namiento. Pues función nuestra es, según hemos material y la consiguiente vulneración del derecho
dicho en multitud de ocasiones (y, entre otras, en a la tutela judicial efectiva. En efecto, de lo dis-
las tres Sentencias que, por referirse a supuestos puesto en los arts. 112.5 y 25 CP (Texto Refundi-
semejantes, en ésta se citan: SSTC 80/1987, fun- do de 197 3), en relación con el art. 106 LECrim.,
damento jurídico 2º; 154/1993, fundamento jurídi- se desprende con claridad la relevancia del perdón
co 2º, y 166/1993, fundamento jurídico 4º) que es- del ofendido, en orden a la extinción de la respon-
te Tribunal puede entrar a analizar, desde la sabilidad penal en los casos de infracciones pena-
perspectiva constitucional, la interpretación de les sólo perseguibles a instancia de parte, tanto las
los preceptos penales realizada por los órganos de constitutivas de delito, como la que dio lugar a la
la Jurisdicción ordinaria, entre otros supuestos, condena de la recurrente, esto es, la falta de im-
«cuando restringe indebidamente el libre ejercicio prudencia simple sin infracción de reglamentos
de los derechos fundamentales». Esto es, en mi del art. 586 bis CP (Texto Refundido de 1973), en
opinión, lo que aquí ocurre. la redacción y contenido que la Ley Orgánica
El artículo 36 del Código Penal anterior (básica- 3/1989, de 21 de junio, le otorgó".
mente coincidente en este punto con el art. 42 del (S.T.C. 132/1999, 15 de julio, 5. El TC estima el
vigente) disponía que la pena de inhabilitación es- recurso de amparo.)
pecial «producirá los efectos siguientes: ... 2º. La
incapacidad para obtener otros (cargos) análogos ARTÍCULO 174 BIS a) CP 73
durante el tiempo de la condena». En este caso, se (DELITO DE COLABORACIÓN
impuso como pena la inhabilitación para «todo CON BANDA ARMADA)
cargo público electivo». En consecuencia, el pro-
blema que se nos plantea es el de si con tal pena Actividad terrorista y penalidad.
se ha restringido o no indebidamente el ámbito "Respecto de los bienes o intereses que el precep-
del derecho reconocido en el art. 23.2 CE, pues es to examinado pretende proteger debe admitirse que,
en virtud del alcance de la pena de inhabilitación en efecto, desde nuestro específico control constitu-
impuesta y no por el juego de la privativa de li- cional, tienen suficiente entidad como para justificar
bertad que la acompañaba, por lo que resulta pri- la previsión de un precepto sancionador. Como diji-
vado del cargo de Senador. mos en la STC 199/1987, fundamento jurídico 4º, el
No resulta «prima facie» admisible decir que to- terrorismo constituye una manifestación delictiva de
dos los cargos públicos electivos sean análogos, especial gravedad, que pretende instaurar el terror
como exige el precepto penal aplicado. Y esa pri- en la sociedad y alterar el orden constitucional de-
mera impresión se refuerza con la lectura de nues- mocrático, por lo que ha de admitirse que cualquier
tra jurisprudencia, a saber, exactamente, con las acto de apoyo al mismo comporta una lesión, al me-
sentencias que la mayoría cita. En efecto, en la nos potencial para bienes jurídicos individuales y co-
STC 80/1987 consideramos análogo a los cargos lectivos de enorme entidad, a cuya defensa se dirige
de Alcalde y Concejal el de Consejero del Cabildo; el tipo analizado. No puede negarse en abstracto la
pero no el de Diputado al Parlamento de Canarias; posibilidad de que el Estado limite mediante el esta-
e igualmente, en la STC 154/1993 dijimos que los blecimiento de sanciones penales el ejercicio de los
. cargos de Alcalde y Procurador a las Cortes de derechos fundamentales para garantizar bienes tan
Castilla y León no son análogos en virtud de su relevantes como la vida, la seguridad de las personas
distinto ámbito territorial y la evidente diferencia o la paz social que son puestos en peligro por la ac-
de funciones. La afirmación contraria, que realiza tividad terrorista. Así lo admite el art. 10.2 del CEDH
la Sentencia de la que disiento, no sólo reduce ma- y así lo reconoce el Tribunal Europeo de Derechos
terialmente el ámbito del derecho reconocido al Humanos en numerosas resoluciones (por todas,
recurrente en el art. 23.2 CE, sino que lo descono- Sentencia de 25 de noviembre de 1997, aps. 49 y 50,
ce también formalmente, pues la previsibilidad de caso Zana).
las medidas restrictivas de un derecho fundamen- Tampoco cabe dudar de la idoneidad de la sanción
tal constituye una de las primeras exigencias di- prevista. Se trata de una medida que, con toda segu-
manantes del mismo.)" ridad, puede contribuir a evitar la realización de ac-

138
Jurisprudencia Constitucional

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tos de colaboración con una organización terrorista de cuantía comprendida entre 500.000 y 2.500.000
y cooperar así a la consecución de los fines inmedia- pesetas. Esta misma pena de prisión mayor se asig-
tos de la norma. naba en el Código Penal de 1973, por ejemplo, a los
Más problemas suscita, sin embargo, el juicio de integrantes de bandas armadas (art. 174.3), a los eje-
necesidad de la medida y, sobre todo, de proporcio- cutores de una sedición (art. 219.3º), al aborto dolo-
nalidad en sentido estricto de la pena mínima que so no consentido por la embarazada (art. 411, párra-
este precepto obliga a imponer." fo 1.1), a las mutilaciones de miembro no principal
(S.T.C. 136/1999, 20 de julio, 27. El TC otorga el (art. 419), a las agresiones sexuales graves (art. 430),
amparo.) al robo con torturas (art. 501.4º) o al incendio de ma-
sas forestales con peligro para la vida de las personas
Desproporción de la pena impuesta. [art. 553 bis a)].
"La norma que se ha aplicado a los recurrentes no En el mismo sentido se constata que la pena de
guarda, por su severidad en sí y por el efecto que la prisión prevista para las conductas de colaboración
misma comporta para el ejercicio de las libertades con o favorecimiento de bandas armadas en la legis-
de expresión y de información, una razonable rela- lación penal de los países de nuestro entorno jurídi-
ción con el desvalor que entrañan las conductas san- co y socio-cultural es, de uno o seis meses a cinco
cionadas. años en Alemania -aps. 129 y 129 a) del Código Pe-
Ese desequilibrio resulta manifiesto si se tienen en nal alemán-, de un día a tres años en Austria -ap. 279
cuenta las cuatro circunstancias siguientes: del Código Penal austríaco-, de hasta cinco años en
a) En cuanto a las conductas sancionadas no cabe el Reino Unido -arts. 1Oy 11 de la Ley de Prevención
duda de que son potencialmente peligrosas en la me- del Terrorismo-, de quince días a cuatro años en Ita-
dida en que son constitutivas de colaboración con lia -arts. 307 y 378 del Código Penal italiano-.
banda armada, pero resultaron en la realidad muy c) En la relativización de la gravedad de los com-
alejadas de los peligros que la norma aplicada quie- portamientos sancionados y en los costes sociales de
re finalmente evitar. Recuérdese, en primer lugar, la norma penal incide el hecho de que la misma se
que no estamos ante una conducta directamente aplica a la expresión de ideas e informaciones por
constitutiva de un resultado de colaboración con parte de los dirigentes de una asociación política le-
banda armada, como lo hubiera sido por ejemplo la gal en el seno de una campaña electoral y dirigida a
difusión efectiva de la intimidación contenida en los la petición del voto de los ciudadanos. Hemos reite-
mensajes televisivos y radiofónicos a que se ha he- rado que la difusión de estas ideas e informaciones y
cho referencia, sino ante un acto de colaboración -tal este modo de participación en la actividad política
como lo calificó la Sala sentenciadora- tendente a tal no constituye un ejercicio lícito de las libertades de
resultado de efectiva colaboración. Los recurrentes, expresión, de información y de participación políti-
en efecto, no emprendieron directamente la realiza- ca y, por ello, no están tuteladas por esos derechos
ción de la actividad difusora, sino que remitieron las constitucionales y por ello pueden ser objeto de san-
cintas a los respectivos organismos públicos. Repá- ción penal; sin embargo, también hemos señalado
rese, además, en segundo lugar, en que perdieron que es indudable que las conductas incriminadas
con ello el dominio del curso de riesgo que conducía son actividades de expresión de ideas e informacio-
del acuerdo delictivo al efectivo apoyo a la organiza- nes y constituyen una forma de participación políti-
ción terrorista; dominio que les hubiera permitido ca y en consecuencia, una sanción penal despropor-
mantener el acto de colaboración hasta la produc- cionada puede producir efectos de desaliento
ción de su efectivo resultado, del beneficio para la respecto del ejercicio lícito de esos derechos. En su-
organización terrorista y del perjuicio para la socie- ma, aun admitiendo la legitimidad del recurso a la
dad. En el previsible horizonte que se daba tras el vía penal, la pena no puede proyectarse con la dure-
Acuerdo de difusión se encontraba la seria probabi- za que el tipo previene sobre la universalidad de los
lidad de que el curso de riesgo por ellos desatado se componentes del órgano dirigente de una asociación
viera interrumpido, como así fue, por la intervención política que, si bien extralimitándose, han actuado
de la autoridad judicial o por la negativa de los me- en un ámbito en el que las formaciones políticas de-
dios de comunicación afectados a la emisión delicti- ben operar con la mayor libertad sin más limitacio-
va pretendida, negativa previa a la denuncia ante la nes que las estrictamente necesarias para preservar
autoridad judicial. la libertad de los ciudadanos.
b) Por el contrario, en el otro plato de la balanza, El art. 20 CE, en sus distintos apartados, «garanti-
en el de los costes fácticos que la medida comporta za el mantenimiento de una comunicación pública
para los valores constitucionales, debe destacarse, en libre, sin la cual quedarían vaciados de contenido re-
primer lugar, la muy significativa entidad de la pena: al otros derechos que la Constitución consagra, re-
Una privación de libertad de una duración mínima ducidas a formas hueras las instituciones represen-
de seis años y un día y máxima de doce y una multa tativas y absolutamente falseado el principio de

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Enero-diciembre 1999
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legitimidad democrática que enuncia el art. 1.2 CE, precepto, aunque no plantee problemas desde el
y que es la base de toda nuestra ordenación jurídico- punto de vista de la tax:atividad, puede crear alguna
política». Desde esta premisa, enunciada en nuestra incertidumbre acerca de si la expresión de unas ide-
jurisprudencia por la STC 6/1981, fundamento jmi- as, la comunicación de una información o la partici-
dico 3º, hemos subrayado que la libertad, para ex- pación en una determinada actividad pública es líci-
presarse se encuentra especialmente reforzada cuan- ta o, por el contrario, resulta muy severamente
do su ejercicio se asocia con la realización de otros penada. Esta incertidumbre puede inhibir de modo
derechos fundamentales, tales como la libertad ide- natural el ejercicio de tales libertades, necesarias pa-
ológica (STC 30/1986) o los derechos de defensa y a ra el funcionamiento democrático de la sociedad y
la asistencia letrada (STC 157/1996), pero este refor- radicalmente imprescindibles cuando tal ejercicio se
zamiento es máximo cuando se trata de participar refiere a los partidos políticos y al momento en el
en los asuntos públicos, nervio del Estado democrá- que se dirigen a recabar la voluntad de los ciudada-
tico que nos hemos dado con la Constitución (SSTC nos.
119/1990, fundamentos jurídicos 4º y 7º y 119/1995, Las consideraciones anteriores se ven reforzadas
fundamentos jurídicos 2º y 3º). El principio de inter- desde la perspectiva de la específica legislación en la
pretación del ordenamiento jurídico en el sentido que el precepto que nos ocupa, tal como ya se ha di-
más favorable al ejercicio y disfrute de los derechos cho, tuvo su origen. La extraordinaria agravación de
fundamentales «es de especial relevancia en el pro- la delincuencia terrorista obligó al legislador nacio-
ceso electoral, en donde se ejercen de manera efecti- nal -de forma parecida a lo ocurrido en otros países
va los derechos de sufragio activo y pasivo que, por de nuestro entorno- a introducir en nuestra legisla-
estar en la base de la legitimación democrática del ción penal un tipo penal construido a partir de la ex-
ordenamiento político, han de recibir un trato espe- presión, reiterada y constante en sus distintas y su-
cialmente respetuoso y favorable» (STC 76/1987, cesivas variantes, «cualquier acto de colaboración»;
fundamento jurídico 2º). La libertad que debe presi- con ello, se incorporaba una pretensión de universa-
dir la concurrencia de distintos programas y candi- lidad en los modos y maneras de apoyo a la actividad
datos ante los ciudadanos, para solicitar su voto, jus- terrorista ciertamente legítima, y sin duda exigida
tifica que la Ley Penal imponga límites contra por la necesidad de no dejar impune ninguna de sus
cualquier conducta amenazante o intimidatoria. Pe- manifestaciones.
ro, simultáneamente, esa misma libertad debe ser De este modo, y en términos generales, puede afir-
constreñida lo mínimo imprescindible so pena de marse que nos encontramos ante una constante en
permitir una interferencia excesiva de los poderes lo que al derecho comparado se refiere en materia de
públicos en el desarrollo del debate electoral, y que legislación antiterrorista, es decir, la previsión de un
la subsiguiente votación no refleje fielmente «la opi- tipo muy poco específico de colaboración o apoyo a
nión del pueblo en la elección del cuerpo legislativo» grupos terroristas, condicionado por la necesidad de
(art. 3 del Protocolo 1 al CEDH). no dejar fuera, dentro de lo posible, ninguna forma
Como queda dicho, la exigencia del empleo de una o variedad de respaldo individual o social al fenó-
especial moderación en la represión de actividades meno terrorista.
relacionadas con las libertades de expresión y el Tri- Este coste inevitable en lo que a la determinación
bunal Europeo de Derechos Humanos en numero- de la conducta típica se refiere, sin embargo, sólo re-
sas Sentencias, algunas de las cuales se han citado ya sulta constitucionalmente admisible en la medida en
en fundamentos jurídicos precedentes. Recuérdese que la mencionada apertura del tipo se vea acom-
tan sólo que en la Sentencia del caso Incal, relativa a pañada de la consiguiente ampliación, por así decir,
un supuesto que guarda cierta relación con el aquí del marco punitivo, que haga a su vez posible la
enjuiciado, el Tribunal Europeo de Derechos Huma- puesta a disposición del Juez de los resortes legales
nos consideró desproporcionada una sanción de seis necesarios a la hora de determinar y adecuar la pe-
meses y veinte días como reacción frente a la pre- na correspondiente en concreto a cada forma de ma-
tensión de difundir unas octavillas sometidas a pre- nifestación de estas conductas de colaboración con
via autorización por parte de los poderes públicos. los grupos terroristas. De otro modo, y tal como po-
La aplicación de un precepto que contempla una ne también de manifiesto la legislación comparada,
pena mínima de seis años y un día produce un claro el aplicador del derecho se situaría ante la disyunti-
efecto disuasorio del ejercicio de las libertades de ex- va ya sea de incurrir en evidente desproporción, ya
presión, comunicación y participación en la activi- sea de dejar impunes conductas particularmente re-
dad pública, aunque las conductas sancionadas no prochables.
constituyan ejercicio legítimo de las mismas. Tal disyuntiva es precisamente la que caracteriza
d) Finalmente, debe tenerse en cuenta que ese la configuración del delito de colaboración con ban-
efecto disuasorio se refuerza en supuestos como el da armada según resulta del art. 174 bis a) CP/1973,
presente en el que la relativa indeterminación del en el que se combina el carácter omnicomprensivo

140
J u r 1 s p r u d e n e i a e o n s t
.
1 t u e i o n a 1

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de las formas de colaboración («cualquier acto de digo Penal de 1973, ya que este precepto ha sido de-
colaboración»), consustancial al tipo de legislación rogado por el Código Penal aprobado en 1995 por lo
que nos ocupa, con la previsión de una clase de pe- que la posible declaración de inconstitucionalidad
na privativa de libertad cuyo mínimo resulta parti- no cumpliría su función de depuración «erga om-
cularmente elevado. De este modo, la apreciación nes» de normas inconstitucionales [STC 67/1998,
por parte de la Sala sentenciadora, dentro de las fun- fundamento jurídico 7 A)]".
ciones que le son propias, de que nos encontramos (S.T.C. 136/1999, 20 de julio, 29 y 30. El TC otorga
ante una de dichas formas de colaboración ha arras- el amparo solicitado. Hay un voto particular que for-
trado, por imperativo de la ley, la imposición de una mula el Magistrado Viver Pi-Sunyer al que se adhie-
pena que tal como se ha razonado, no guarda pro- ren los Magistrados González Campos, Vives Antón
porción con las singulares circunstancias del caso. y Casas Baamonde quienes estando plenamente de
En conclusión, cabe reiterar que se ha producido acuerdo con el fallo y con la argumentación que lle-
una vulneración del principio de legalidad penal en va a él, consideran que debería haberse otorgado el
cuanto comprensivo de la proscripción constitucio- amparo por vulneración del derecho a la presunción
nal de penas desproporcionadas, como directa con- de inocencia. Hay un segundo voto particular que
secuencia de la aplicación del art. 174 bis a) CP/1973. formula el Magistrado De Mendizábal y Allende. Un
El precepto resulta, en efecto, inconstitucional úni- tercer voto particular que formula el Magistrado
camente en la medida en que no incorpora previsión Jiménez de Parga y un cuarto voto particular que
alguna que hubiera permitido atemperar la sanción formula el Magistrado Martín de Hijas para quien la
penal a la entidad de actos de colaboración con ban- sentencia del Tribunal Supremo, anulada por la
da armada que, si bien pueden en ocasiones ser de STC, no incurría en ningún vicio de inconstituciona-
escasa trascendencia en atención al bien jurídico lidad.)
protegido, no por ello deben quedar impunes. Ex-
presado en otros términos, no es la apertura de la
conducta típica de colaboración con banda armada ARTÍCULO 321.1 CP 73
la que resulta constitucionalmente objetable, sino la (DELITO DE INTRUSISMO)
ausencia en el precepto de la correspondiente previ-
sión que hubiera permitido al juzgador, en casos co- Figuras delictivas.
mo el presente, imponer una pena inferior a la de pri- Alcance del término "título oficial".
sión mayor en su grado mínimo. A partir, por tanto, (S.T.C. 142/1999, 22 de julio, 6 y 7. El TC estima
de la apreciación por parte de la Sala sentenciadora el recurso de amparo.)
de que nos encontramos ante uno de los menciona-
dos «actos de colaboración» con banda armada, el
precepto legal en cuestión hubiera debido permitir la ARTÍCULO 340 BIS A) CP 73
imposición de una pena proporcionada a las cir- (DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD
cunstancias del caso: No habiéndolo hecho así el rei- DEL TRÁFICO)
terado precepto incurre en inconstitucionalidad en el
sentido que se acaba de indicar. Elementos. Delito de peligro abstracto.
En casos como el que ahora nos ocupa, es claro "En el presente supuesto se trata del delito con-
que siempre entrará dentro de la libertad de confi- templado en el art. 340 bis a). l CP de 1973, vigente en
guración del legislador penal la elección de la técni- el momento de los hechos. La STC 22/1988 declaró,
ca o la vía concretas para restaurar la vigencia del en referencia a este mismo precepto, que prevé un ti-
principio de proporcionalidad en la represión de las po autónomo de los delitos contra la seguridad del
conductas delictivas aquí contempladas, sin que a tráfico que, con independencia de los resultados lesi-
este Tribunal, como es lógico, corresponda especifi- vos, sanciona, entre otros supuestos, la conducción
car ninguna de ellas. de un vehículo de motor bajo la influencia de bebidas
· La apreciación de la vulneración del derecho a la alcohólicas, y que requiere no sólo la presencia de
legalidad penal por parte del art. 174 bis al CP 1973 una determinada concentración alcohólica sino que
desde la perspectiva del principio de proporcionali- además esa circunstancia influya o se proyecte en la
dad nos exime de analizar el mismo precepto legal conducción. Se trata de una figura delictiva similar,
desde los otros ángulos del mencionado derecho pero no idéntica, a la correlativa infracción adminis-
fundamental alegados por los recurrentes. Igual- trativa, caracterizándose aquélla por la exigencia de
mente resulta innecesario examinar el resto de los un peligro real para la seguridad del tráfico.
«motivos» en tomo a los que se articula la demanda No corresponde a este Tribunal interpretar las
de amparo. normas penales. Pero comoquiera que se califique a
Tampoco es preciso suscitar cuestión interna de este tipo delictivo, bien de peligro simplemente bien
inconstitucionalidad acerca del art. 174 bis a) del Có- de peligro abstracto o remoto, en ningún caso el de-

141
Revista Penal
Enero-diciembre 1999 •

recho a la presunción de inocencia tolera que algu- la mujer, como una opción permisiva y abierta a un
no de los elementos constitutivos del delito se presu- nuevo supuesto de aborto no punible, pues, con-
ma en contra del acusado sea con una presunción cluida la práctica de tales técnicas de reproducción
«iuris tantum» sea con una presunción «iuris et de asistida, el precepto no autoriza en absoluto a sus-
.
iure». " pender el proceso de gestación. Conclusión que se
(S.T.C. 11111999, 14 de junio, 3. El TC deniega el ve reforzada por la propia realidad biológica de los
amparo.) materiales reproductivos a que se refiere la Ley
35/1988, cuando menos hasta el momento de su
transferencia al seno materno".
IV. LEGISLACIÓN ESPECIAL (S.T.C. 116/1999, de 17 de junio, 10. El TC estima
parcialmente el recurso de inconstitucionalidad pro-
LEY 35/1988, DE 22 DE NOVIEMBRE, movido por 63 Diputados del Grupo Parlamentario
SOBRE TÉCNICAS DE REPRODUCCIÓN Popular contra la Ley 35/1988, de 22 de noviembre,
ASISTIDA sobre técnicas de reproducció asistida.)

ARTÍCULO 2.4
ARTÍCULOS 13 ;y SS.
"También es objeto de impugnación específica el (REPRODUCCION ASISTIDA)
art. 2.4 de la Ley, en el que se permite a la mujer re-
ceptora de las técnicas de reproducción asistida de- La experimentación con gametos no supone un
cidir en cualquier momento la suspensión de su re- atentado a la vida.
alización. Los Diputados recurrentes consideran (S. T.C. 116/1999, de 17 de junio, 7. El TC estima
que dicho precepto es inconstitucional en la medida parcialmente el recurso de inconstitucionalidad.)
en que dicha suspensión «implica la muerte del fru-
to de la concepción realizada "in vitro", bien háyase La investigación con preembiones no viables no
producido ya la transferencia al cuerpo de la mujer vulnera el artículo 15 CE.
o no se haya producido ésta. Asimismo es inconsti- (S.T.C. 116/1999, de 17 de junio, 9. El TC estima
tucional en cuanto que se está tácitamente admi- parcialmente el recurso de inconstitucionalidad.)
tiendo una nueva causa para el aborto, en caso de
haberse producido la transferencia al cuerpo de la
mujer». Frente a la interpretación actora, opone el LEY 4/1985, DE 21 DE MARZO,
Abogado del Estado otra que estima más ajustada a DE EXTRADICIÓN PASIVA
la Constitución: la decisión, a solicitud de la mujer
receptora, de suspender las técnicas de reproduc- ARTÍCULO 2.3
ción asistida sólo podrá tener lugar mientras dichas (CONCESIÓN DE LA EXTRADICIÓN)
técnicas se estén llevando a efecto, esto es, hasta el
momento de la transferencia de los embriones al "Ha de darse la razón al recurrente respecto a la
útero materno o, en todo caso, hasta que se consi- alegada vulneración de su derecho fundamental de
dere iniciado el proceso de gestación. tutela judicial efectiva, sin indefensión, pues en el
En efecto, la interpretación acogida por los recu- proceso penal en el que fue condenado en Italia no
rrentes no se compadece con la literalidad del pre- se observaron las garantías a que obliga dicho pre-
cepto, del que patentemente se deduce que la sus- cepto de nuestra Constitución. La argumentación
pensión de las técnicas de reproducción asistida se de la Audiencia Nacional, aunque pueda sostenerse
prevé únicamente para el caso en que aquéllas que contiene una motivación, no puede calificarse
estén todavía realizándose. Si atendemos a las ca- de adecuadamente fundada en Derecho ya que la in-
racteósticas de las técnicas permitidas por la Ley, y terpretación de la que parte a efectos del cumpli-
enumeradas en su art. 1.1 (inseminación artificial y miento del art. 2.3 de la Ley de Extradición Pasiva
fecundación "in vitro", con transferencia de em- no se ajusta a los criterios constitucionalmente exi-
briones y transferencia intratubárica de gametos), gibles, siguiendo al respecto la jurisprudencia del
es manifiesto que las mismas dejan de estar rea- TEDH en materia de juicios penales celebrados en
lizándose en el momento en que los gametos mas- rebeldía y de salvaguarda de los derechos de defen-
culinos (inseminación artificial) o los preembrio- sa del condenado en dichos procesos, aplicada en
nes son transferidos al cuerpo de la mujer. No hay casos similares al analizado."
en la dicción de la Ley motivo que permita inter- (S.T.C. 147/1999, 4 de agosto, 4. El TC otorga el
pretar esa posibilidad de suspensión, concedida a amparo solicitado.) •

142
Revista Penal
Julio-diciemhre 2000
•••

STC 21612000, de 18 de septiembre de 2000. Sala Razonabilidad del cambio de criterio.


2ª (B.O.E. 19 de octubre). Ponente: Vives (STC 163/2000, de 12 de junio, 3. El TC otorga
Antón. parcialmente el amparo.)
STC 221/2000, de 18 de septiembre de 2000. Sala
1ª (B. O.E. 19 de octubre). Ponente: Jiménez de Inexistencia de cambio de criterio.
Parga y Cabrera. (STC 185/2000, de 1O de julio, 8. El TC deniega el
STC 22712000, de 2 de octubre de 2000. Sala 2ª amparo.)
(B.O.E. 7 de noviembre). Ponente: Viver Pi-
Sunyer. Inadecuación del término de comparación: los
STC 231/2000, de 2 de octubre de 2000. Sala 2ª presupuestos y objeto del debate casacional han
(B.O.E. 7 de noviembre). Ponente: Vives sido distintos en los supuestos sometidos a com-
Antón. paración y una de las sentencias es de fecha pos-
STC 23312000, de 2 de octubre de 2000. Sala 2ª terior.
(B.O.E. 7 de noviembre). Ponente: González (STC 195/2000, 5. El TC deniega el amparo.)
Campos.
STC 24912000, de 30 de octubre de 2000. Sala 2ª
(B.O.E. 1 de diciembre). Ponente: Vives Antón. ARTÍCULO 15
STC 253/2000, de 30 de octubre de 2000. Sala 2ª (DERECHO A LA INTEGRIDAD FÍSICA Y
(B.O.E. 1 de diciembre). Ponente: Jiménez MORAL)
Sánchez.
STC 255/2000, de 30 de octubre de 2000. Sala 2ª
(B.O.E. 1 de diciembre). Ponente: De Mendizá- Pena de cadena perpetua o ergastolo italiana: su
bal Allende. calificación como pena inhumana o degradante
STC 26312000, de 30 de octubre de 2000. Sala 1ª no viene determinada exclusivamente por su
(B.O.E. 1 de diciembre). Ponente: Casas Baa- duración sino de la ejecución de la misma y de las
monde. Voto particular: Garrido Falla. modalidades que ésta revista.
STC 26412000, de 13 de noviembre de 2000. Sala (STC 162/2000, de 12 de junio, 7. El TC otorga
2ª (B.O.E. 14 de diciembre). Ponente: De Men- parcialmente el amparo; siguiendo la doctrina
dizábal Allende. establecida por la STC 91/2000, de 30 de marzo.)
STC 27012000, de 13 de noviembre de 2000. Sala 1ª
(B.O.E. 14 de diciembre). Ponente: Garrido Falla.
Voto particular: Jiménez de Parga y Cabrera. ARTÍCULO 17.1
STC 27212000, de 13 de noviembre de 2000. Sala (LIBERTAD PERSONAL)
1ª (B.O.E. 14 de diciembre). Ponente: Cruz
Villalón.
La permanencia en zona de tránsito de un aero-
puerto en espera de la expulsión tras la denega-
PRECEPTOS LEGALES INTERPRETADOS EN LAS SENTEN- ción del derecho de asilo es una privación de liber- -¡
CIAS RESEÑADAS tad.
"En el caso que ahora enjuiciamos nos encon-
CE: Arts. 14, 15, 17, 18, 24, 25. tramos también ante un supuesto en el que la
LOTC: Art. 44.1 a) y c). privación de libertad que ha padecido el recu-
ACP: Art. 403. rrente tiene como objeto garantizar la ejecución
LECrim.: Art. 789.5. del acto administrativo por el que se le deniega la
petición de asilo ya que este acto, a tenor de lo
dispuesto en el art. 17.1 de la Ley 5/1984, de 26
l. CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA de marzo, modificada por la Ley 9/1994, de 19 de
r
mayo, reguladora del Derecho de Asilo y de la
ARTÍCULO 14 condición de refugiado, determina, en este caso, 1
(PRINCIPIO DE IGUALDAD) el rechazo del extranjero en frontera cuando,
1
como aquí ocurre, el solicitante no reúne los
requisitos exigidos para entrar en España. ( ... )
Necesidad de un término válido de compara- Ahora bien, para que esta privación de libertad
ción. respete el derecho fundamental que consagra el
(STC 162/2000, de 12 de junio, 3. El TC otorga art. 17 .1 CE es preciso que tenga una duración
parcialmente el amparo.) acorde con el principio de limitación temporal

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Jur1sprudenc1a Constitucional

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que, como hemos señalado, se induce del art. Control externo del TC.
17.2 CE, y, por ello, aunque por las razones antes «Ante las quejas que denuncian defectos en la
expuestas, no es necesario que respete el plazo fundamentación de las resoluciones judiciales que
máximo de setenta y dos horas que establece este acuerdan preventivamente la privación de liber-
precepto constitucional, no puede, sin embargo tad, no corresponde al Tribunal Constitucional
ni durar más que el tiempo que requiera adoptar determinar en cada caso si concurren o no las cir-
las medidas necesarias que permitan ejecutar cunstancias que permiten la adopción o el mante-
este acto administrativo, lo que determina que nimiento de la prisión provisional, sino única-
no pueda tener una duración mayor que la estric- mente el control externo, consistente en
tamente necesaria para proceder a la devolución determinar que esa adopción o mantenimiento se
del extranjero a su país de procedencia, ni tam- ha acordado de forma fundada, razonada, com-
poco tener una duración que en sí misma pueda pleta y acorde con los fines de la institución. La
considerarse que es muy superior a la que en jurisdicción de amparo se ciñe, pues, a constatar
condiciones normales conllevaría la ejecución si la fundamentación que las resoluciones judicia-
del acto». les exponen es suficiente (por referirse a todos los
(STC 179/2000, de 26 de junio, 3. El TC estima extremos que autorizan y justifican la medida),
parcialmente el amparo.) razonada (por expresar el proceso lógico que indi-
vidualiza la aplicación de las exigencias constitu-
cionales al caso concreto) y proporcionada (esto
ARTÍCULO 17.4 es, si ha ponderado los derechos e intereses en
conflicto del modo menos gravoso para la liber-
(PRISIÓN PREVENTIVA)
tad)».
(STC 164/2000, de 12 de junio, 5. El TC deniega
el amparo. También STC 165/2000, de 12 de junio,
Doctrina constitucional sobre el alcance de la 4. El TC otorga el amparo.)
prisión provisional.
"Al analizar el contenido del art. 17 CE en rela- Presupuestos para la aplicación de la prisión
ción con la prisión provisional hemos destacado la preventiva.
inexcusabilidad de concebirla 'tanto en su adop- «Desde el prisma de la exteriorización del razona-
ción como en su mantenimiento, como una medi- miento judicial que permite adoptar tan drástica
da estrictamente necesaria, de aplicación subsi- medida, hemos exigido en las resoluciones y funda-
diaria, provisional y proporcionada a los fines mentos antes mencionados, que la resolución acor-
que, constitucionalmente la justifican y delimi- dando la prisión provisional, o decidiendo su man-
tan', pues 'se trata de una medida justificada en tenimiento, ha de reflejar no solamente la
esencia por la necesidad de asegurar el proceso y concurrencia de motivos bastantes para creer res-
ese fundamento justificativo traza la línea de ponsable del delito a la persona afectada, sino la
demarcación con otro tipo de privaciones de liber- concurrencia de alguno de estos fines justificativos,
tad y condiciona, a la vez, su régimen jurídico'. de modo que la ponderación de las circunstancias
(STC 128/1995, de 26 de julio, F. 3)". concretas del caso ha de reflejarse en la decisión del
(STC 164/2000, de 12 de junio, 5. El TC deniega órgano judicial y, además, no ha de ser arbitraria, es
el amparo. Igualmente STC 165/2000, de 12 de decir, debe ser acorde con las reglas del razona-
junio, 3. El TC otorga el amparo.) miento lógico y, muy especialmente, con los fines
que justifican la institución de la prisión provisio-
Finalidad. nal, porque sólo así existirá una verdadera pondera-
«La adopción de tan drástica medida, además ción de los intereses en juego -la libertad de una
de partir como presupuesto de la existencia de persona cuya inocencia se presume, por un lado; la
indicios racionales de la comisión de una acción realización de la justicia penal y la evitación de
delictiva, ha de perseguir como objetivo algún fin hechos delictivos, por otro-».
constitucionalmente legítimo, y, en este ámbito, lo (STC 165/2000, de 12 de julio, 4. El TC otorga el
es únicamente la necesidad de conjurar ciertos amparo).
riesgos relevantes para el proceso (entre ellos
Efectos de la sentencia de casación sobre la pri-
hemos identificado ya en anteriores pronuncia-
sión provisional.
mientos, el peligro de fuga, la posibilidad de obs- «Si bien es cierto que la Sentencia del Tribunal
trucción de la investigación y la reiteración delic- Supremo -como señala la Audiencia Provincial-
tiva)». no contiene un pronunciamiento expreso de
(STC 164/2000, de 12 de junio, 5. El TC deniega el nulidad, no lo es menos que la casación por su
amparo).

151
Revista Penal
Julio-diciembre 2000
•••

propio significado semántico consiste en la res- dar la prisión provisional (arts. 504 y ss. LECrim.)
cisión de la Sentencia, aunque tampoco quepa son trasladables miméticamcnte a la privación
desconocer que la casación sin nulidad encierra cautelar de libertad que puede ser acordada en el
un mensaje o un cierto propósito en el Tribunal procedimiento de extradición es una cuestión de
Supremo de reducir el ámbito de los efectos. En legalidad ordinaria, sin trascendencia constitu-
este sentido, conviene recordar que la nulidad no cional, por referirse al cumplimiento de requisi-
equivale a la inexistencia y que, por tanto, la Sen- tos legales del procedimiento de adopción de la
tencia rescindida despliega residualmente algu- medida de privación de libertad».
nos de sus efectos. Las penas impuestas están ahí (STC 207/2000, de 24 de julio, 4. El TC deniega
aun cuando con una motivación insuficiente y el amparo.)
ese defecto de motivación apreciado por la Sen-
tencia del Tribunal Supremo ofrece así un carác- La adopción de la prisión provisional debe rea-
ter fragmentario, sin capacidad para volatilizar lizarse mediante una resolución judicial motivada
la circunstancia de que el recurrente fue juzgado suficiente y razonable.
y condenado (. .. ). Por supuesto, lo dicho más (STC 20712000, de 24 de julio, 6. El TC deniega
arriba no significa en ningún momento que la el amparo.)
prisión preventiva pueda prorrogarse indefinida-
mente como si la condena no hubiese sido res- Peculiaridades de la pnswn provisional del
cindida, exceso que no se cometió en este caso. sometido a un expediente de extradición frente a
En este caso, y ello es importante, la Audiencia la acordada en un proceso penal ordinario.
actuó con prontitud ( ... ). Esta celeridad de la (STC 20712000, de 24 de julio, 6. El TC deniega
Audiencia en pronunciar la Sentencia con la con- el amparo; siguiendo la jurisprudencia sentada
siguiente subsanación del defecto apreciado por por la STC 7112000.)
el Tribunal Supremo, supuso la consolidación de
la condena y el desvanecimiento de la presunción Prórroga de la prisión provisional.
de inocencia que ya había sido desvirtuada por el «La prórroga o ampliación del plazo máximo ini-
primer pronunciamiento judicial, por más que cial de la prisión provisional decretada, requiere una
fuera revisado». decisión judicial específica que motive tan excepcio-
(STC 206/2000, de 24 de julio, 4. El TC deniega nal decisión y ha de fundarse en alguno de los
el amparo.) supuestos que legalmente habilitan para ello (impo-
sibilidad del enjuiciamiento en el plazo inicial acor-
Mantenimiento en pnswn provisional de un dado -art. 504, párrafo 4 LECrim.- o que el acusado
sujeto sometido a expediente de extradición sin haya sido condenado por Sentencia que haya sido
petición de parte acusadora. recurrida-art. 504, párrafo 5 LECrim.-). Además, ha
«En materia de prisión provisional, la obser- de ser adoptada antes de que el plazo máximo inicial
vancia de los requisitos exigidos por las normas haya expirado, pues constituye una exigencia lógica
procesales que la regulan tiene una gran impor- para la efectividad del derecho a la libertad personal
tancia, puesto que el incumplimiento de tales exi- por más que no venga expresamente exigida por
gencias legales puede implicar la vulneración del dicho precepto. Finalmente, la lesión producida por
derecho fundamental a la libertad reconocido en la ignorancia del plazo no se subsana por el intem-
el art. 17 CE. La cuestión radica, por tanto, en pestivo acuerdo de prórroga adoptado una vez supe-
precisar si era o no legalmente exigible que el rado éste».
mantenimiento de la prisión provisional contase (STC 231/2000, de 2 de octubre, 5. El TC conce-
con la solicitud del Ministerio Fiscal o de otra de el amparo. STC 272/2000, de 13 de noviembre,
parte acusadora. En esta tarea ha de partirse de 2. El TC otorga el amparo.)
que la Ley de Extradición Pasiva, de 21 de marzo
de 1985, no configura un procedimiento penal en Necesidad del respeto a los plazos legales máxi-
sentido estricto, de ahí que no contenga ninguna mos de la prisión provisional.
norma que exija la previa petición para que pue- (STC 231/2000, de 2 de octubre, S. El TC conce-
da ser acordada o mantenida la prisión provisio- de el amparo.)
nal, sino que en el último párrafo del art. 10 se
remite a la regulación de la LECrim. en lo que se La prolongación automática del plazo máximo de
refiere, específicamente, al límite máximo de pri- la pósión provisional hasta el límite de la mitad de la
sión provisional del reclamado y a los derechos condena impuesta tras el dictado de una Sentencia
que corresponden al detenido. Por otra parte, en condenatoria no es constitucionalmente razonable.
el ATC 277/1997 hemos declarado que la determi- (STC 23112000, de 2 de octubre, 5. El TC conce-
nación de si los requisitos procesales para acor- de el amparo.)

152
Jurisprudencia Constitucional

•••

ARTÍCULO 17.4 como objeto ejecutar una orden de expulsión del


(HABEAS CORPUS) territorio nacional (SSTC 21/1996, de 12 de
febrero, F.6; 12/1994, de 17 de enero, F.5;
86/1996, F.11; 174/1999; STEDH de 15 de
Objeto: el juicio sobre la legalidad de la priva- noviembre de 1996, caso Chahal contra Reino
ción de libertad debe realizarse en e/juicio de fon- Unido); supuesto este en el que las circunstan-
do y no en el trámite de inadmisibílídad. cias que debe examinar el Juez del habeas corpus
(STC 179/2000, de 26 de junio de 2000, 5. El TC no son las relativas a la procedencia de la expul-
otorga parcialmente el amparo. Igualmente, sión, 'objeto en su caso de impugnación ante los
SSTC 208/2000 y 209/2000, de 24 de julio y STC tribunales contencioso-administrativos sino, pre-
233/2000, de 2 de noviembre, 5. En todas ellas, el cisamente, las de la detención preventiva previa
TC otorga el amparo. También STC 263/2000, de a la expulsión' ya que como se ha afirmado entre
30 de octubre, 3. El TC otorga el amparo. Existe otras muchas en la STC 21/1996, citando a su vez
voto particular de Garrido Falla en el que señala a la STC 12/1994, 'el Juez del habeas c01pus debe
que la deficiente motivación del auto denegato- controlar la legalidad material de la detención
rio de la incoación del procedimiento de Habeas administrativa, es decir, que ésta estuviera o no
Corpus se debe no sólo a la escasa importancia incluida dentro de alguno de aquellos casos en
del caso sino por las claras expresiones en las que la Ley permite privar de libertad a una per-
que esta materia se regula en la LO 11/1991, de sona porque del ajuste o no a la Constitución y al
Régimen Disciplinario de la Guardia Civil donde ordenamiento jurídico de aquel acto administra-
se define a ésta como un instituto armado de tivo dependía el reconocimiento o la vulneración
carácter militar y una estructura jerarquizada, se del derecho a la libertad y la legalidad o no de la
establecen las sanciones de arresto domiciliario detención ... '».
para las faltas leves, la competencia del coman- (STC 179/2000, de 26 de junio, 5. El TC otorga
dante para imponerlas, su ejecutoriedad así parcialmente el amparo.)
como la posibilidad de recurso ante el superior
jerárquico -recurso no utilizado por el recurren- Alcance.
te-, concluyendo: «En la Sentencia de la que dis- «De la regulación legal del procedimiento de
crepo se dice, no sin razón, que 'constatada la habeas corpus se desprende, en una delimitación
existencia de la detención, si existe alguna duda conceptual negativa, que no es ni un proceso con-
en cuanto a la legalidad de las circunstancias de tencioso-administrativo sobre la regularidad del
la misma no procede acordar la inadmisión, sino acto o vía de hecho que origina la privación de
examinar dichas circunstancias'. Pero cabe pre- libertad, ni tampoco un proceso penal sobre la
guntarse cuáles pudieran ser las dudas del Juez eventual comisión de un delito de detención ile-
Togado ante un caso como éste, teniendo en gal. El que ha sido privado de su libertad puede
cuenta que su decisión no es un pronunciamien- reaccionar contra tal privación optando por una
to en cuanto al fondo y la rotundidad de los pre- cualquiera de estas tres vías, d_e naturaleza distin-
ceptos que se acaban de citar. ¿Acaso si hubiese ta y sin que se confundan entre sí, o incluso por
decidido mandar que se le trajese a su presencia, varias o todas ellas, ya que no se excluyen mutua-
cabe razonablemente pensar que su decisión en mente. Esta selección del sistema de impugnación
cuanto a la incoación del habeas corpus hubiese se puede efectuar con plena libertad, ya que es a
sido otra?».) los ciudadanos a quienes corresponde elegir la vía
de reacción más conveniente contra la detención
Ámbito: detención para la ejecucwn de una sufrida».
orden de expulsión del territorio nacional. (STC 208/2000, de 24 de julio, 4. El TC otorga el
«Por otra parte debe señalarse que la referida amparo. Igualmente, STC 209/2000, de 24 de julio,
garantía [la necesidad del juicio sobre la legali- 4; El TC otorga el amparo y STC 23312000, de 2 de
dad de la situación de privación de libertad debe noviembre, 4. El TC otorga el amparo.)
realizarse en el juicio de fondo y no en el trámi-
te de inadmisibilidad] resulta de aplicación en Naturaleza.
todos los casos en los que se produce una priva- «Positivamente definido, el habeas corpus es un
ción de libertad no acordada por el Juez; proceso de cognición limitada entendido como un
garantía además que hemos considerado especí- instrumento de control judicial, que versa no
ficamente aplicable en las detenciones impuestas sobre todos los aspectos o modalidades de la
en materia de extranjería y en concreto en los detención o la privación de libertad, sino sobre su
casos en los que la detención o privación de regularidad o legalidad, en relación con el art.
libertad del solicitante de habeas corpus tiene 17.1 y 4 CE, interpretados éstos, a través de la vía

153
Revista Penal
Julio-diciembre 2000
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prevista en el art. 10.2 de la Norma Fundamental, ARTÍCULO 18.3


de conformidad con el art. 5.1 y 4 CEDH». (DERECHO FUNDAMENTAL AL SECRETO DE
(STC 208/2000, de 24 de julio, 4. El TC otorga el LAS COMUNICACIONES)
amparo. Igualmente, STC 209/2000, de 24 de julio,
4; El TC otorga el amparo y STC 233/2000, de 2 de
noviembre, 4. El TC otorga el amparo. También Derecho al secreto de las comunicaciones y rela-
STC 26312000, de 30 de octubre, 3. El TC otorga el ción de especial sujeción en un EstablecÚniento
amparo.) penitenciario.
«Refiriéndonos en concreto a la relación que se
produce entre la Administración Penitenciaria y
ARTÍCULO 18.1 las personas recluidas en un centro penitenciario,
(DERECHO A LA INTIMIDAD PERSONAL) que hemos incardinado dentro de las denomina-
das 'relaciones de sujeción especial', hemos resal-
tado que el interno se integra en una institución
Cacheo con desnudo integral. preexistente que proyecta su autoridad sobre
«En esencia, se concluyó en aquella ocas10n quienes, al margen de su condición común de ciu-
[STC 57/94] que la Administración Penitenciaria dadanos (y como consecuencia de la modificación
'en correspondencia con su deber de velar por el de su status libertatis), adquieren el estatuto
orden y seguridad de los establecimientos, pue- específico de individuos sujetos a un poder públi-
de establecer los oportunos controles para impe- co, que no es el que, con carácter general, existe
dir que las comunicaciones íntimas puedan ser sobre el común de los ciudadanos, lo que, en con-
ocasión de introducir objetos peligrosos o sus- secuencia, obliga a que el marco normativo que
tancias estupefacientes, con evidente riesgo para regula, entre otros, el derecho al secreto de las
la salud y la integridad física de los internos, y comunicaciones en el interior de los centros peni-
para la seguridad y buen orden del centro. Máxi- tenciarios, venga determinado, no sólo por lo dis-
me si, como se ha alegado por el Abogado del puesto en el art. 18.3 CE, sino también y primor-
Estado, dichas comunicaciones son el cauce dialmente, por el art. 25.2 CE, ya que este último
habitual para la introducción en el Centro de sirve de norma específica aplicable a los derechos
fundamentales de los reclusos, pues la naturaleza
estupefacientes u objetos peligrosos. Ni esa
especial de aquella relación de especial sujeción y
apreciación puede entrañar que las medidas de
la peculiaridad del marco normativo constitucio-
control, aun cuando restrinjan la intimidad cor-
nal derivado del art. 25.2 CE supone que entre la
poral de los internos, no puedan ser constitu-
Administración Penitenciaria y el recluso se esta-
cionalmente legítimas si están justificadas por
blezcan un conjunto de derechos y deberes recí-
su finalidad, se fundamentan en las circunstan- procos, que deben ser entendidos en un sentido
cias del centro penitenciario y la previa conduc- reductivo y, a la vez, compatible con el valor pre-
ta de los reclusos y, además, por los medios uti- ferente de los derecbos fundamentales».
lizados para su práctica, no se produce (STC 175/2000, de 26 de junio, 2. El TC otorga el
afectación de los derechos fundamentales y, en amparo.)
particular, de los reconocidos en los arts. 15 y
18.1 CE' (STC 57/1994, F. 8). Ahora bien, son
estas últimas exigencias las que ahora, al igual ARTÍCULO 24.1
que sucediera en el supuesto entonces examina- (DERECHO A LA TUTELA JUDICIAL FECTIVA)
do, se encuentran ausentes en la medida acorda-
da por el establecimiento penitenciario y deter-
minan la apreciación de que se ha lesionado por Exigencia del principio de contradicción en el
ello mismo, uno, al menos, de esos dos derechos ámbito penal.
fundamentales invocados por el actor; concreta- «El derecho fundamental recogido en el art.
mente, su derecho a la intimidad; pues, ni la 24.1 CE comporta la exigencia de que en todo pro-
medida se encuentra justificada específicamente ceso judicial deba respetarse, a través de la con-
en atención a la conducta previa del interno o a tradicción, el derecho de defensa de las partes
las condiciones del Centro, ni tampoco se contendientes. Tal derecho fundamental alcanza
advierte que fuese llevada a cabo utilizando los su máxima intensidad en el ámbito penal por la
medios necesarios para procurar una mínima trascendencia de los intereses en juego y los prin-
afectación de aquel derecho esencial». cipios constitucionales que lo informan, pues no
(STC 204/2000, de 24 de julio, 4. El TC otorga el en vano al proceso penal se acude postulando la
amparo.) actuación del poder del Estado en su forma más

154
J u r 1 s p r u d e n e 1 a e o n s t
.
1 a 1

•••

extrema -la pena criminal-, y esta actuación pue- Relevancia constitucional del vicio de incon-
de implicar una profunda injerencia en la libertad gruencia.
del imputado y en el núcleo más 'sagrado' de sus «Hemos declarado reiteradamente que el vicio
derechos fundamentales (STC 135/2997, de 21 de de incongruencia, entendido como desajuste entre
julio). el fallo judicial y las pretensiones formuladas por
(STC 154/2000, de 12 de junio, 2. El TC deniega las partes, concediendo más o menos o, como es el
el amparo.) caso, cosa distinta de lo pedido, sólo adquiere
relevancia constitucional por entrañar una altera-
Doctrina constitucional sobre el deber de los ción del principio de contradicción constitutiva de
órganos judiciales de posibilitar el principio de una efectiva denegación del derecho a la tutela
contradicción en el proceso. judicial cuando la desviación sea de tal naturaleza
«El principio de contradicción, en cualquiera de que suponga una sustancial modificación de los
las instancias procesales, constituye, en efecto, términos en que discurrió la controversia proce-
una exigencia ineludible vinculada al derecho a sal».
un proceso con todas las garantías, para cuya (STC 213/2000, de 18 de septiembre, 3. El TC
observancia adquiere singular importancia el otorga el amparo. Igualmente, STC 227/2000, de 2
deber de los órganos judiciales de posibilitar la de octubre, 2. El TC otorga el amparo.)
actuación de las partes a través de los actos de
comunicación establecidos en la Ley, correspon- Juicio sobre la congruencia de la resolución
diendo a los órganos judiciales procurar que en el judicial.
proceso se dé la necesaria contradicción entre las «El juicio sobre la congruencia de la resolución
partes, así como que posean idénticas posibilida- judicial presupone la confrontación entre su parte
des de alegar o probar y, en definitiva, de ejercer dispositiva y el objeto del proceso delimitado por
su derecho de defensa en cada una de las instan- referencia a sus elementos subjetivos (partes) y
cias que lo componen». objetivos (causa de pedir y petitum). Ciñéndonos
(STC 154/2000, de 12 de junio, 2. El TC deniega el a estos últimos la adecuación debe extenderse,
amparo.) tanto al resultado que el litigante pretende obte-
ner, como a los hechos que sustentan la preten-
Doctrina constitucional sobre la incongruencia sión y al fundamento jurídico que la nutre, sin que
omisiva. Requisitos. las resoluciones judiciales puedan modificar la
(STC 195/2000, de 24 de julio, 2. El TC deniega causa petendi, alterando de oficio, como en el
el amparo.) caso que nos ocupa, los motivos del recurso de
apelación formulado, pues se habrían dictado sin
Incongruencia om1s1va: diferenciación entre oportunidad de debate, ni de defensa, sobre las
pretensiones y alegaciones. nuevas posiciones en que el órgano judicial sitúa
«Ha de diferenciarse entre las alegaciones adu- el thema decidendi».
cidas por las partes para fundamentar sus preten- (STC 213/2000, de 18 de septiembre, 3. El TC
siones y las pretensiones en sí mismas considera- otorga el amparo. Igualmente, STC 227/2000, de 2
das; de manera que, si bien respecto de las de octubre, 2. El TC otorga el amparo.)
primeras no sería necesaria una contestación
explícita y pormenorizada a todas y cada una de
Tipos de incongruencia. Incongruencia por
error.
ellas, siendo suficiente, en atención a las circuns-
«Además de distinguir nuestra jurisprudencia
tancias particulares del caso, una respuesta global
entre la llamada incongruencia omisiva o ex silen-
y genérica, aunque se omita respecto de alegacio-
tio, que se producirá cuando el órgano judicial
nes concretas no sustanciales, la exigencia de con- deja sin contestar alguna de las pretensiones
gruencia, referida a la pretensión misma, es más sometidas a su consideración por las partes, y la
rigurosa. Pues, en este caso, para poder apreciar denominada incongruencia extra petitum, que se
la existencia de una respuesta tácita y una mera da cuando el pronunciamiento judicial recaiga
omisión sin trascendencia constitucional es nece- sobre un tema que no esté incluido en las preten-
sario que del conjunto de los razonamientos con- siones procesales, también singulariza la llamada
tenidos en la resolución pueda deducirse razona- incongruencia por error, que es aquella en la que
blemente no sólo que el órgano judicial ha se dan al unísono las dos anteriores clases de
valorado la pretensión deducida, sino además, los incongruencia. En efecto, se trata de supuestos,
motivos fundamentadores de la respuesta tácita». como el actual, en los que, por el error de cual-
(STC 210/2000, de 18 de septiembre, 3. El TC otor- quier género sufrido por el órgano judicial, no se
ga el amparo. Igualmente, STC 253/2000, de 30 de resuelve sobre la pretensión formulada en la
octubre, 2. El TC otorga el amparo.)

155
Revista Penal
J ulio-diciemhre 2000
•••

demanda o sobre el motivo del recurso, sino que Cuestión de prejudicialidad devolutiva.
equivocadamente se razona sobre otra pretensión «Este Tribunal ha reconocido reiteradamente la
absolutamente ajena al debate procesal planteado, legitimidad desde la perspectiva constitucional
dejando al rnismo tiempo aquélla sin respuesta». del instituto de la prejudicialidad no devolutiva,
(STC 213/2000, de 18 de septiembre, 3. El TC otor- pero cuando el Ordenamiento jurídico impone la
ga el amparo.) necesidad de deferir al conocimiento de otro
orden jurisdiccional una cuestión prejudicial,
Incongruencia extra petitum. máxime cuando del conocimiento de esta cuestión
«Lo que hemos llamado incongruencia extra por el Tribunal competente pueda derivarse la
petitum se produce cuando el órgano judicial con- limitación del derecho a la libertad, el aparta-
cede algo no pedido o se pronuncia sobre una pre- miento arbitrario de esta previsión legal del que
tensión o una causa de pedir que no fue oportu- resulte una contradicción entre dos resoluciones
namente deducida por los litigantes, e implica un judiciales, de forma que unos mismos hechos exis-
desajuste o inadecuación entre el fallo o la parte tan y dejen de existir respectivamente en cada una
dispositiva de la resolución judicial y la causa del
de ellas, incurre en vulneración del derecho fun-
pedir o el petitum».
damental a la tutela judicial efectiva, por cuanto
(STC 22712000, de 2 de octubre, 2. El TC otorga
la resolución judicial así adoptada no puede con-
el amparo.)
siderarse como una resolución razonada, fundada
en Derecho y no arbitraria, contenidos estos esen-
Incongruencia om1s1va: necesidad de que la
cuestión imprejuzgada sea efectivamente plantea- ciales del derecho fundamental reconocido en el
da ante el órgano judicial en el momento procesal art. 24.1 CE. En el caso que ahora se examina ocu-
oportuno. rre que en el momento de dictarse la Sentencia
(STC 25312000, de 30 de octubre. El TC otorga penal aquí impugnada se encontraba pendiente
el amparo). un proceso administrativo de cuyo resultado
dependía la integración de la conducta prevista en
Derecho a la ejecución de las resoluciones judi- el art. 321 CP, toda vez que, a través de él, y por el
ciales firmes. órgano jurisdiccional competente para dicho pro-
«Como hemos dicho con reiteración (ATC nunciamiento, se había de determinar si el recu-
140/1993, de 30 de abril) 'Una de las proyecciones rrente tenía derecho o no a que se le expidiera el
que garantiza el art. 24.1 CE es el derecho a que 'correspondiente título oficial reconocido por con-
las resoluciones judiciales alcancen la eficacia venio internacional', elemento típico del injusto
otorgada por el ordenamiento, lo que significa, de del art. 321 que, en la esfera del proceso penal, se
un lado, el derecho a que las resoluciones judicia- debió de haber revelado como una cuestión preju-
les se ejecuten en sus propios términos y, de otro, dicial que, por ser determinante de la culpabilidad
el respeto a su firmeza y a la intangibilidad de las o inocencia del acusado, merece ser calificada
situaciones jurídicas en ellas declaradas -sin per- c9mo devolutiva y, por tanto, enmarcada en el art.
juicio de su revisión o modificación a través de los 4 LECrim. Por ello que, encontrándonos ante una
cauces extraordinarios legalmente establecidos-, cuestión prejudicial devolutiva con respecto a la
pues si la cosa juzgada material fuese desconoci- cual se había incoado ya el pertinente proceso
da, vendría a privarse de eficacia a lo que se deci- contencioso-administrativo, es claro que, de con-
dió con firmeza al cabo del proceso'». formidad con lo dispuesto en dicha norma proce-
(STC 207/2000, de 24 de julio, 2. El TC deniega el sal, el Tribunal no podía extender a este elemento
amparo.) del tipo su competencia (cual si de una mera cues-
tión incidental no devolutiva del art. 3 LECrim. se
La exigencia constitucional de motivación no tratara). En este sentido tenía que haberse sus-
obliga a un razonamiento exhaustivo y pormeno- pendido el procedimiento hasta que recayera Sen-
rizado de todos los aspectos. tencia firme en el proceso administrativo, vulne-
(STC 210/2000, de 18 de septiembre, 2. El TC otor- rando, al no hacerlo así, el art. 24.1 CE, pues la
ga el amparo.) potestad jurisdiccional del art. 117.3 CE no es
incondicionada, sino que ha de actuarse con arre-
La ausencia de toda referencia a los hechos pro- glo a las normas que reparten el conocimiento de
bados en la Sentencia de apelación constituye por los asuntos entre los órganos de las diferentes
sí misma una lesión del derecho a la tu tela judicial jurisdicciones».
efectiva. (STC 255/2000, de 30 de octubre, 2. El TC otor-
(STC 213/2000, de 18 de septiembre, 2. El TC ga el amparo.)
otorga el amparo.)

156
Jur1sprudenc1a Constitucional

•••

Exigencia de motivación en la denegación del entenderse corno un derecho a no ser condenado


beneficio de la remisión condicional de la conde- sin pruebas de cargo válidas. Ello implica que en
na. la Sentencia condenatoria deben expresarse las
«Se declaró, en relación con el art. 92 del ante- pruebas de cargo que sustentan la declaración de
rior Código Penal (actual art. 80), en el que se responsabilidad jurídico-penal las cuales, a su vez,
confiere a los Jueces y Tribunales la potestad han de proceder de verdaderos actos de prueba
para conceder el beneficio de la remisión condi- obtenidos con todas las garantías que exigen la
cional de la pena, que la facultad legalmente atri- Ley y la Constitución, y normalmente practicados
buida a un órgano judicial para que adopte con en el acto del juicio oral. Asimismo, hemos soste-
carácter discrecional una decisión en un sentido nido que la de inocencia se trata de una presun-
o en otro no constituye por sí misma justifica- ción iuris tantum, cuya destrucción requiere la
ción suficiente de la decisión finalmente adopta- existencia de una actividad probatoria, la cual exi-
da, sino que, por el contrario, el ejercicio de gimos en un primer momento, a partir de la fun-
dicha facultad viene condicionado estrechamen- damental STC 3111981, que fuera 'mínima', des-
te a la exigencia de que tal resolución esté moti- pués, desde la STC 109/1986, que resultase
vada, pues sólo así puede procederse a un control 'suficiente', y últimamente hemos requerido que el
posterior de la misma en evitación de toda posi- fallo condenatorio se apoye en 'verdaderos' actos
ble arbitrariedad que, por lo demás, vendría de prueba».
prohibida por el art. 9.3 de la Constitución. Se (STC 171/2000, de 26 de junio, 2. El TC otorga
sigue de lo anterior que, no obstante referirse el amparo.)
dicho precepto, de manera expresa, únicamente
al otorgamiento del beneficio, de ello no cabe Alcance. Control por el TC.
deducir que la denegación del mismo no haya de «Cuando se alega la vulneración del derecho a la
venir igualmente motivada. Sin olvidar, por otra presunción de inocencia, ha de tenerse en cuenta
parte, que la exigencia de motivación que deben que ni el art. 24.2 CE cuestiona la específica fun-
revestir las resoluciones judiciales ex art. 24. l CE ción judicia'1 de calificación y subsunción de los
adquiere un singular rigor cuando, como en el hechos probados en las normas jurídicas aplica-
caso ahora enjuiciado, se trata de pronuncia- bles, ni compete en amparo a este Tribunal eva-
mientos que, en definitiva, afectan de alguna luar la actividad probatoria con arreglo a criterios
manera al derecho fundamental a la libertad per- de calidad u oportunidad. Como dice la STC
sonal garantizado por el art. 17 .1 de la-Constitu- 189/1999, de 28 de junio, 'sólo cabrá constatar una
ción». vulneración del derecho a la presunción de ino-
(STC 264/2000, de 13 de noviembre, 2. El TC cencia cuando no haya pruebas de cargo válidas,
deniega el amparo.) es decir, cuando los órganos judiciales hayan valo-
rado una actividad probatoria lesiva de otros dere-
chos fundamentales o carente de garantías, o
ARTÍCULO 24.2 cuando no se motive el resultado de dicha valora-
(GARANTÍAS PROCESALES) ción, o, finalmente, cuando por ilógico o insufi-
ciente no sea razonable el íter discursivo que con-
duce de la prueba al hecho probado'».
Extensión de las garantías procesales al proce- (STC 185/2000, de 10 de julio, 7. El TC deniega el
dimiento administrativo sancionador y, más con- amparo. Igualmente, STC 249/2000, de 30 de octu-
cretamente, al procedimiento disciplinario peni- bre, 3. El TC otorga el amparo.)
tenciario.
(STC 157/2000, de 12 de junio, 2. El TC otorga Validez de la prueba indiciaria.
el amparo. También, STC 175/2000, de 26 de julio, «A falta de prueba directa de cargo también la
5. El TC otorga el amparo). prueba indiciaria puede sustentar un pronuncia-
miento de condena sin menoscabo del derecho a
la presunción de inocencia siempre que los
ARTÍCULO 24.2 hechos constitutivos del delito se establezcan no
(PRESUNCIÓN DE INOCENCIA) sobre la base de simples sospechas, rumores o
conjeturas, sino a partir de hechos plenamente
probados o indicios, mediante un proceso mental
Doctrina constitucional sobre el contenido de la razonado y acorde con las reglas del criterio
presunción de inocencia. humano que se explicite en la Sentencia condena-
«Es ya doctrina consolidada en nuestra juris- toria. O, de otro modo, cuando -como aquí ocu-
prudencia que la presunción de inocencia debe rre- la culpabilidad de la acusada se infiera de

157
Revista Penal
Julio-diciemhre 2000

prueba indiciaria, el engarce entre el hecho base y ARTÍCULO 24.2


el hecho consecuencia ha de ser coherente, lógico (DERECHO A LA NO INDEFENSIÓN)
y racional, entendida la razonabilidad, por
supuesto, no como mero mecanismo o automatis-
mo, sino como comprensión razonable de la reali- La alleración de la causa petendi de la demanda
dad normalmente vivida y apreciada conforme a d~ e~tradición durante la sustanciación del proce-
los criterios colectivos vigentes» d11111ento no ocasiona indefensión material en
(STC 204/2000, de 24 de julio, 4. El TC deniega tanto se pone de manifiesto al recwTente.
el amparo.) (ST~ 163/2000, de 12 de junio, 2. El TC otorga
parcialmente el amparo.)
La sanción de un interno en un Establecimiento
Penitenciario mediante una prueba obtenida con
vulneración del derecho al secreto de las comuni- ARTÍCULO 24.2
caciones supone una vulneración del derecho a la (DERECHO AL JUEZ ORDINARIO
presunción de inocencia. PREDETERMINADO POR LA LEY)
(STC 175/2000, 5. El TC otorga el amparo.)

Requisitos para considerar prueba de cargo por Contenido.


indicios. «El contenido primigenio del derecho funda-
(STC 171/2000, de 26 de junio, 3. El TC otorga el mental al Juez ordinario predeterminado por la
amparo.) Ley consiste en que 'el órgano judicial haya sido
creado previamente por la norma jurídica; que
El control del TC de la actividad probatoria de ésta le haya investido de jurisdicción y compe-
cargo debe ser extremadamente cauteloso, al care- tencia con anterioridad al hecho motivador de la
cer el TC de la necesaria inmediación de la activi- actuación o proceso judicial, y que su régimen
dad probatoria. orgánico y procesal no permita calificarle de
(STC 171/2000, de 26 de junio, 3. El TC otorga el órgano especial o excepcional' (STC 47/1983, de
amparo.) 31 de mayo, F. 2). Más específicamente, se
entiende que este derecho exige también que la
Motivación del relato fáctico de las sentencias composición del órgano judicial venga determi-
penales. nada por Ley y que en cada caso concreto se siga
«Hemos destacado recientemente (STC 5/2000, el procedimiento legalmente establecido para la
de 17 de enero, F. 2) la relevancia constitucional de designación de los miembros que han de consti-
la motivación del relato fáctico de las sentencias tuir el órgano correspondiente, de manera que se
penales, pues, en efecto, su total ausencia afecta al garantice la independencia e imparcialidad que
derecho a la presunción de inocencia por cuanto la el derecho en cuestión comporta, la cual que-
explicitación de la prueba que puede sustentar los daría burlada si bastase con mantener el órgano
hechos declarados probados y, consecuentemente, y pudiera alterarse arbitrariamente sus compo-
la condena penal, constituye un factor relevante no nentes, que son quienes, en definitiva, van a ejer-
sólo de la posibilidad efectiva de revisar la aprecia- citar sus facultades intelectuales y volitivas en las
ción de la prueba por un tribunal superior que ten- decisiones que hayan de adoptarse. Y aunque no
ga atribuidas funciones al efecto, sino también de quepa exigir el mismo grado de fijeza y predeter-
que este Tribunal pueda efectuar un control sobre la minación al órgano que a sus titulares, dadas las
diversas contingencias que pueden afectar a
existencia o inexistencia de prueba de cargo; es
éstos en su situación personal y la exigencia,
decir, un control de la virtualidad incriminatoria de
dimanante del interés público -las llamadas
las pruebas practicadas, que exige la razonabilidad
'necesidades del servicio'- de que los distintos
y mínima consistencia de las inferencias o deduc-
miembros del poder judicial colaboren dentro de
ciones realizadas por los tribunales ordinarios para
la Administración de Justicia en los lugares en
considerar acreditados los hechos incriminadores
que su labor pueda ser más eficaz, los procedi-
del finalmente condenado». mientos fijados para la designación de los titula-
(STC 24912000, de 30 de octubre, 3. El TC otorga res han de garantizar su independencia e impar-
el amparo.) cialidad, que constituye el interés directo
protegido por el derecho al juez ordinario legal-
Exigencia del deber de motivación respecto de mente predeterminado».
las pruebas directas. (STC 162/2000, de 12 de julio, 2. El TC otorga
(STC 24912000, de 30 de octubre, 3. El TC otorga parcialmente el amparo.)
el amparo.)

158
Jurisprudencia Constitucional

•••

ARTÍCULO 24.2 las condenas a penas graves dictadas en ausencia


(DERECHO A LA DEFENSA) siempre que la concesión de la extradición qued~
sometida a la condición de que el condenado pue-
da impugnar la condena para salvaguardar sus
Ámbito del derecho a la asistencia letrada. derechos de defensa. Dicha declaración se com-
«Según tenemos establecido, la asistencia de pletó y sustentó en que de la simple falta de com-
Letrado es, en ocasiones, un puro derecho del parecencia del imputado en el juicio penal no pue-
imputado; en otras, y además (unida ya con la de inferirse una renuncia voluntaria al derecho a
representación del Procurador), un requisito pro- la autodefensa (art. 24.2 CE) y ello porque la com-
cesal por cuyo cumplimiento el propio órgano parecencia del acusado implica normalmente su
judicial debe velar, cuando el encausado no lo ingreso en prisión (. .. ). A la vista de todo lo dicho,
hiciera mediante el ejercicio oportuno de aquel y siempre conforme a nuestra STC 91/2000, debe-
derecho, informándole de la posibilidad de ejer- mos concluir que la extradición del demandante a
cerlo o incluso, cuando aun así mantuviese una Italia sólo podía tener lugar con la condición
actitud pasiva, procediendo directamente al nom- expresa de que por el Estado italiano se prestaran
bramiento de Abogado y Procurador. En ningún las garantías de una posible impugnación de la
caso cabe transformar un derecho fundamental Sentencia condenatoria dictada en rebeldía. Y
que es, simultáneamente, un elemento decisivo dado que los Autos de la Audiencia Nacional que
del proceso penal, en un mero requisito formal aquí se impugnan han accedido a la extradición
que pueda convertirse en obstáculo insalvable del recurrente de manera incondicionada para el
para tener acceso a una garantía esencial, como es cumplimiento de condenas impuestas en procesos
la del recurso. El art. 24.2 CE incluye el derecho a seguidos en contumacia, ha de estimarse vulnera-
la asistencia letrada entre el haz de garantías que do indirectamente por los órganos judiciales
integran el derecho a un juicio justo, garantías españoles el derecho del condenado a defenderse
que cobran proyección especial en el proceso en un proceso con todas las garantías (art. 24.2
penal. Cuando la Ley exige la representación por CE), por lo que, en tal extremo, procede otorgar el
Procurador, aunque este requisito no sea de idén- amparo».
tica naturaleza a la exigencia de dirección letrada, (STC 162/2000, de 12 de junio, 5. El TC otorga
tiende como ésta a garantizar la corrección técni- parcialmente el amparo; siguiendo la doctrina
ca de los actos procesales, realizados por profe- establecida por la STC 91/2000. Voto particular de
sionales con la finalidad de que la pretensión Jiménez de Parga y Cabrera remitiendo a los argu-
deducida pueda llegar a buen fin. Ahora bien, tan- mentos recogidos en la citada STC 91/2000. Igual-
to la presencia del Procurador como la del Letra- mente, STC 163/2000, de 12 de junio, 5. El TC
do son requisitos de cumplimiento subsanable, y otorga parcialmente el amparo. Existe igualmen-
sólo cuando no hayan sido subsanados tras haber- te, con el mismo contenido, voto particular de
se dado a la parte oportunidad para ello podrán Jiménez de Parga y Cabrera.)
servir como motivos de inadmisibilidad sin lesio-
nar el derecho a la tutela judicial efectiva». Derecho a un juez imparcial. Imparcialidad
(STC 221/2000, de 18 de septiembre, 2. El TC otor- objetiva.
ga el amparo.) «Más concretamente, en relación con la cues-
tión que aquí nos ocupa, la iniciativa probatoria
de oficio, la garantía de la imparcialidad objetiva
ARTÍCULO 24.2 exige, en todo caso, que con su iniciativa el juz-
(DERECHO A UN PROCESO PÚBLICO CON gador no emprenda una actividad inquisitiva
TODAS LAS GARANTÍAS) encubierta. Sin embargo, esto no significa que el
Juez tenga constitucionalmente vedada toda acti-
vidad procesal de impulso probatorio, por ejem-
Derecho a un proceso justo. Procedimiento de plo, respecto de los hechos objeto de los escritos
extradición para un sujeto condenado in absentia de calificación o como complemento para con-
en Italia. trastar o verificar la fiabilidad de las pruebas de
«Hemos, pues, de afirmar que el art. 24.2 CE los hechos propuestos por las partes. En efecto,
garantiza de forma absoluta (sea cual fuere el foro la excepcional facultad judicial de proponer la
competente) el derecho del condenado en ausen- práctica de pruebas, prevista legalmente en el
cia a penas graves a una ulterior posibilidad pro- art. 729.2 LECrim., no puede considerarse per se
cesal de impugnación de la condena. De manera lesiva de los derechos constitucionales alegados,
que no es contrario al art. 24.2 CE acceder a la pues esta disposición sirve al designio de com-
extradición solicitada por países que den validez a probar la certeza de elementos de hecho que per-

159
Revista Penal
Julio-diciembre 2000
•••

mitan al juzgador llegar a formar, con las debi- infracciones de la legalidad procesal que no hayan
das garantías, el criterio preciso para dictar Sen- generado una real y efectiva indefensión».
tencia (art. 741 LECrirn.), en el ejercicio de la (STC 157 /2000, de 12 de junio, 2 c). El TC otorga
función jurisdiccional que le es propia (art. 117.3 el amparo.)
CE). Y ello sin perjuicio, claro está, de que no
quepa descartar la posibilidad de utilización Doctrina constitucional sobre el derecho a la
indebida de la facultad probatoria ex officio judÍ- prueba: naturaleza y contenido.
cis prevista en el art. 729.2 LECrim., que pudiera «Conviene recordar que el art. 24.2 CE ha cons-
llevar a desconocer las exigencias ínsitas en el titucionalizado el derecho a utilizar los medios de
principio acusatorio». prueba pertinentes como un derecho fundamen-
(STC 188/2000, de 10 de julio, 2. El TC deniega el tal, ejercitable en cualquier tipo de proceso que
amparo.) garantiza a quien está inmerso en una actividad
probatoria acorde con sus intereses, siempre que
la misma esté autorizada por el ordenamiento.
ARTÍCULO 24.2 Por tratarse de un derecho fundamental de confi-
(DERECHO A UTILIZAR LOS MEDIOS DE guración legal, en la delimitación del contenido
PRUEBA PERTINENTES PARA LA DEFENSA) constitucionalmente protegido coadyuva activa-
mente el propio legislador, por lo que necesaria-
mente la acotación de su alcance debe encuadrar-
Derecho de defensa y de la actividad probatoria se dentro de la legalidad. Por ello, su ejercicio ha
en los procedimientos disciplinarios penitencia- de acomodarse a las exigencias y condicionantes
rios: derecho reforzado por la Legislación peni- impuestos por la normativa procesal, de tal modo
tenciaria. que para apreciar su pretendida lesión es necesa-
«Así, en relación con el derecho a la actividad rio que la prueba no admitida o no practicada se
probatoria ha afirmado que no puede desconocer- haya solicitado en la forma y momentos estableci-
se la relevancia constitucional del derecho a la uti- dos».
lización de los medios de prueba pertinentes para (STC 173/2000, de 26 de junio de 2000, 3. El TC
la defensa en el procedimiento disciplinario peni- deniega el amparo.)
tenciario, lo que se deduce también a contrario
sensu del art. 25.2 CE que garantiza al condenado Pertinencia de la prueba. Control por el TC.
a pena de prisión el goce de los derechos fun- (STC 173/2000, de 26 de junio, 3. El TC deniega
damentales a excepción de los que se vean expre- el amparo.)
samente limitados por el contenido del fallo
condenatorio, el sentido de la pena y la ley peni-
tenciaria. En este sentido, la normativa peniten- ARTÍCULO 25.1
ciaria no sólo no limita aquel derecho, sino que (PRINCIPIO DE LEGALIDAD PENAL)
incluso lo refuerza y lo reconoce, no sólo a través
de la Íntervención posterior del Juez de Vigilancia
Penitenciaria, que puede decidir la práctica de las Aplicación extensiva in malam partem: el órga-
pruebas que hubieran sido denegadas durante la no judicial se ha situado fuera del sentido literal
tramitación del expediente disciplinario, sino que posible de la noción «ejercer actos propios de una
también dentro de dicho expediente se exige la profesión sin poseer el correspondiente título
motivación de la denegación por no pertinencia o académico» del delito de intrusismo del art. 403
relevancia de las pruebas propuestas». CP.
(STC 157/2000, de 12 de junio, 2 b). El TC otorga (STC 174/2000, de 26 de junio, 3. El TC otorga
el amparo.) el amparo.)

Doctrina constitucional sobre el alcance del Aplicación analógica o extensiva in malam par-
derecho a la prueba. tem: contenido.
«De no constatarse la circunstancia de que la «En primer término, sólo puede hablarse de una
prueba inadmitida o no practicada era decisiva en aplicación analógica o extensiva in malam partem,
términos de defensa, resultará ya evidente ab ini- vulneradora del principio de legalidad penal, cuan-
tio sin necesidad de ulterior análisis, que no do 'dicha aplicación carezca de tal modo de razona-
habría existido la lesión denunciada, puesto que, bilidad que resulte imprevisible para sus destinata-
como hemos señalado, el ámbito material protegi- rios, sea por apartamiento del tenor literal del
do por el derecho fundamental a utilizar los precepto, sea por la utilización de pautas valorativas
medios de prueba pertinentes no abarca las meras extravagantes en relación con el ordenamiento

160
J u r I s p r u d e n e I a Constitucional

•••

constitucional, sea por el empleo de modelos de «Según doctrina reiterada de este Tribunal, no
interpretación no aceptados por la comunidad jurí- puede estimarse cumplido el requisito del agota-
dica, comprobado todo ello a partir de la motiva- miento de la vía judicial previa que establece el
ción expresa en las resoluciones recurridas' como se artículo 44.1 a) LOTC cuando la queja se deduce
recuerda en la STC 142/1999, de 22 de julio, F. 4». frente a resoluciones judiciales dictadas en el seno
(STC 185/2000, de 1O de julio, 4. El TC deniega de un proceso penal que aún no ha finalizado,
el amparo. Igualmente, STC 195/2000, de 24 de pues es necesario, en el respeto a la naturaleza
julio, 4. El TC deniega el amparo.) subsidiaria propia del recurso de amparo, plan-
tear dicha cuestión y dar posibilidad a los órganos
Inclusión de la exigencia de doble incrimina- judiciales de pronunciarse sobre tales vulneracio-
ción en el derecho constitucional a la legalidad nes antes de acudir en petición de amparo ante
penal. este Tribunal. El marco natural en el que ha de
(STC 162/2000, de 12 de junio, 6. El TC otorga intentarse la reparación del derecho constitucio-
parcialmente el amparo.) nal vulnerado por la actuación del órgano juris-
diccional es el mismo proceso judicial previo, de
Principio de doble incriminación. Alcance en tal modo que, en principio, sólo cuando éste haya
los procedimientos de extradición. finalizado por haber recaído una resolución firme
«Ambas disposiciones [art. 10 Convenio Europeo y definitiva puede entenderse agotada la vía judi-
de Extradición y art. 4.4. Ley de Extradición Pasiva] cial y, consecuentemente, es posible acudir ante
exigen que no se haya producido la prescripción o la este Tribunal en demanda de amparo. Esta regla
causa de extinción de la responsabilidad de confor- general sólo quiebra en casos excepcionales, fun-
midad con cada uno de los dos ordenamientos jurí- damentalmente en relación con las resoluciones
dicos, pero el principio de doble incriminación no que acuerdan la prisión provisional, en la medida
implica la identidad de las penas entre Estados, sino en que puede afectar de manera irreparable a la
sólo que se cumplan los mínimos penales estableci- libertad personal».
dos en las normas aplicables, en este caso los míni- (STC 155/2000, de 12 de junio de 2000, 2. El TC
mos previstos en el art. 2.1 del Convenio Europeo de deniega el amparo. Existe un voto particular de Jimé-
Extradición (ATC 95/1999, de 14 de abril, F. 3). De nez de Parga y Cabrera que, remitiendo a los argu-
la misma manera, la prescripción de las penas mentos expuestos en su voto particular a la STC
impuestas según el Derecho Penal italiano no puede 12112000 -donde afirma la existencia de excepciones
medirse con las normas sobre prescripción del a la subsidiariedad del recurso de amparo-, señala
Código penal español, porque esto sería tanto como que «a mi entender, lo que se expone en los antece-
requerir una única incriminación resultante de una dentes de la presente Sentencia, resaltando allí las
mezcla inadecuada de ambas legislaciones, como la irregularidades cometidas, así como las oportunida-
que aquí pretende hacer valer el recurrente al deter- des ofrecidas a los jueces para tutelar los derechos
minar como dies a qua del plazo de prescripción el fundamentales, ofrece una amplia base sólida para
que dispone el CP italiano -y en contra, por cierto, estimar que nos hallamos ante un supuesto raro,
de lo que señala el art. 134 del Código penal extraordinario, que, como tal, no tiene encaje en la
español-, usar la regla del art. 172 del mismo Códi- regla general de la subsidiariedad, sino que se incor-
go del Estado requirente y, por otro lado, aplicar los pora a las excepciones propias de la misma», esti-
plazos de prescripción de nuestro Código penal». mando que debió tramitarse el recurso de amparo.
(STC 162/2000, de 12 de junio, 6. El TC otorga También sobre la necesidad del agotamiento previo
parcialmente el amparo.) de todos los recursos en vía judicial, STC 216/2000,
de 18 de septiembre, 2. El TC inadmite el recurso de
amparo y STC 270/2000, de 13 de noviembre, 3. El
11. LEY ORGÁNICA DEL TRIBUNAL TC inadmite el recurso de amparo. Contiene un voto
CONSTITUCIONAL particular de Jiménez de Parga y Cabrera remitiendo
a los argumentos jurídicos de su voto particular for-
mulado a la mencionada STC 12112000.)
ARTíCULO 44.1 a)
(RECURSO DE AMPARO FRENTE A
RESOLUCIONES JUDICIALES) ARTÍCULO 44.1 e)
(RECURSO DE AMPARO CONSTITUCIONAL)

Doctrina constitucional sobre la falta de agota-


miento de la vía judicial previa: carácter subsidia- Necesidad de invocación formal en el proceso
rio del recurso de amparo. del derecho constitucional vulnerado.

161
Revista Penal
J ulio-diciemhre 2000
•••

«Sólo se cumple el requisito 'si esta invocación versatilidad del lenguaje y la posibilidad de que
se hace efectivamente en el curso del proceso y si una norma admita en principio diversas interpre-
el derecho que se dice vulnerado es el mismo que taciones (STC 189/1998, de 28 de septiembre, F.
aquí se pretende hacer valer ante nosotros y la vul- 7), fundamentamos nuestra conclusión también
neración se argumenta también por las mismas en pautas históricas, lógico-sistemáticas y teleoló-
razones, pues, de no ser así, la pretensión deduci- gicas. Pero en relación con esta última pauta de
da en amparo tendría un contenido distinto a la naturaleza finalista argumentamos también que
que se hizo valer ante los órganos del Poder Judi- es contrario al principio constitucional de propor-
cial y el recurso de amparo perdería el carácter de cionalidad entre el injusto y la pena, en relación
subsidiariedad que la Constitución y la LOTC le con el reconocimiento a la libre elección de profe-
atribuyen, convirtiéndolo en un remedio alternati- sión u oficio que establece el art. 35 CE, dispensar
vo e independiente, mediante el que los ciudada- la intensa protección penal del art. 321 del Código
nos podrían traer ante nosotros directamente sus Penal de 1973 frente a injerencias en profesiones
agravios, sustrayéndolos al conocimiento de los que, precisamente por no requerir un título acadé-
órganos del Poder Judicial que es quien en primer mico oficial, no afectan a bienes jurídicos de la
término ha de remediarlos' (ATC 646/1984, de 7 de máxima relevancia constitucional -como son la
noviembre). Lo que impide que puedan traerse vida, la integridad corporal, la libertad y la seguri-
ante este Tribunal Constitucional cuestiones que dad-; pues en tales casos, como señala la STC
hayan de considerarse como nuevas en el sentido 111/1993, bastaría con la mera imposición de una
de que no hayan sido objeto de previo debate y sanción administrativa. Y en esa misma resolu-
discusión y se puedan plantear ante él cuestiones ción, por último, el Pleno de este Tribunal declaró
que habiendo podido suscitarse ante la jurisdic- que lo verdaderamente relevante a efectos consti-
ción ordinaria se hubieran sustraído al pronun- tucionales no es si la profesión exige como uno
ciamiento de ésta». más de entre los requisitos necesarios para ejer-
(STC 201/2000, de 24 de julio, 3. El TC inadmi- cerla el disponer de un título universitario, sino si
te el recurso de amparo.) el título en sí de la profesión de que se trate es un
título académico, para cuya obtención sea preciso
haber superado estudios superiores específicos y
III. CÓDIGO PENAL que sea expedido por una autoridad académica
(STC 111/1993, F. 9)».
(STC 174/2000, de 26 de junio, 2. El TC otorga
ARTÍCULO 403 ACP el amparo.)
(DELITO DE INTRUSISMO)

IV. LEY DE ENJUICIAMIENTO


Aplicación extensiva de la noción "ejercer actos CRIMINAL
propios de una profesión sin poseer el correspon-
diente título académico".
«Pues bien, respecto a esta doctrina conviene ARTÍCULO 789.5
recordar que en el período en que acaecieron los (REDACCIÓN LO 7/1988, DE 28 DE DICIEMBRE).
hechos enjuiciados (años 1989 a 1992) el delito de
intrusismo quedaba definido como el ejercicio de
actos propios de una profesión sin poseer el Inadmisión de pruebas solicitadas en la fase
correspondiente título oficial o reconocido por intermedia del procedimiento penal abreviado.
disposición legal o convenio internacional (art. «La razonabilidad de la decisión, en lo que a las
321 del Código Penal de 1973). Nuestra doctrina pruebas propuestas como previas se refiere, pese a
consideró que se incurría en una aplicación analó- su laconismo, se funda en el debido respeto a la
gica, prohibida por el art. 25.1 CE si se condena- estructura dada por la ley al procedimiento penal
ba por este delito sobre la base de entender que los abreviado (arts. 779 y ss. LECrim.), en el que, como
términos 'título oficial' eran interpretables en el hemos recordado en otras ocasiones (por todas, en
sentido de 'títulos no académicos' o 'títulos no uni- la STC 186/1990, de 15 de octubre, F. 8), la fase
versitarios', es docir, si se condenaba por realizar intermedia no se dirige a completar la fase de inves-
actos propios de una profesión que no requiriera tigación, 'dado que el inicio de la fase de prepara-
una titulación universitaria. Y para concluir que ción del juicio oral presupone, necesariamente, la
tal entendimiento quedaba fuera del sentido lite- conclusión de la instrucción jurisdiccional sin posi-
ral posible de la locución 'título oficial' recurrimos bilidad de revisión posterior', sino a 'resolver... sobre
no sólo a criterios lingüísticos, sino que, dada la la procedencia de abrir o no el juicio oral y, en su

162
Jurisprudencia Constitucional

•••

caso, la fijación del procedimiento adecuado y órga- la adopción de alguna de las resoluciones previstas
no competente para el posterior enjuiciamiento'. en el art. 789.5 LECrim. Por ello, no puede tacharse
Admitir nuevas diligencias de investigación en la de arbitraria la decisión judicial por la que se
fase intermedia, como pretendía el recurrente, es rechazó la práctica de aquellas pruebas que, por tra-
algo no previsto por la ley. La interdicción de tal tarse de verdaderas diligencias de investigación,
pretensión responde, además, a intereses legítimos, pretendían en realidad la rcapertura de la fase de
pues, como en la citada STC 186/1990 se dijo: la investigación para así determinar mejor la naturale-
práctica de diligencias en esta fase 'sería, no sólo za de los hechos y las personas que en ellos han
contrario a la finalidad de la norma, sino que intervenido, pues ésa es, precisamente, la finalidad
podría, en la práctica, revelarse como dilatorio y de la fase sumarial ex art. 299 de la Ley procesal
redundante dado que dichas pretensiones pueden y penal, en la que el recmTente tuvo oportunidad de
deben hacerse valer en la fase de instrucción inme- solicitarlas».
diatamente anterior y antes de que el Juez instruc- (STC 173/2000, de 26 de junio, 5. El TC deniega el
tor acuerde la clausura de la instrucción mediante amparo.)

163
Jurisprudencia Constitucional

~~~
1 Enero-junio 2000
--------~------------------------~------~----------~--------------~--~ ...
Luis Arroyo Zapatero Catedrático de Derecho Penal y Rector
de la Universidad de Castilla-La Mancha
Cristina Rodríguez Yagüe Pro?. Ayudante de Derecho Penal
de la Universidad de Castilla-La Mancha

SUMARlO STC 11/2000, de 17 de enero de 2000, Sala lª


(B.O.E. 18 de febrero). Ponente: Jiménez de
L Constitución Española. Parga y Cabrera.
II. Ley Orgánica del Tribunal Constitucional. STC 12/2000, de 17 de enero de 2000, Sala 1ª
III. Código Penal. (B.O.E. 18 de febrero). Ponente: Garrido Falla.
IV. Ley de Enjuiciamiento Criminal. STC 14/2000, de 17 de enero de 2000, Sala lª
V. Legislación especial. (B.O.E. 18 de febrero). Ponente: Cachón Villar.
STC 16/2000, de 31 de enero de 2000, Sala 1ª
(B.O.E. 3 de marzo). Ponente: Garrido Falla.
RELACIÓN DE SENTENCIAS RESE1'i:ADAS STC 19/2000, de 31 de enero de 2000, Sala 2ª (B.O.E.
3 de marzo). Ponente: González Campos.
STC 229/1999, de 13 de diciembre de 1999, Sala 1ª STC 21/2000, de 31 de enero de 2000, Sala 2ª
(B.O.E. 20 de enero). Ponente: Casas Baamon- (B.O.E. 3 de marzo). Ponente: Viver Pi-Sunyer.
de. STC 23/2000, de 31 de enero de 2000, Sala 2ª
STC 23011999, de 13 de diciembre de 1999, Sala 1ª (B.O.E. 3 de marzo). Ponente: Viver Pi-Sunyer.
(B.O.E., 20 de enero). Ponente: Chacón Villar. STC 24/2000, de 31 de enero de 2000, Sala 1ª
STC 232/1999, de 13 de diciembre de 1999, Sala 2ª (B.O.E. 3 de marzo). Ponente: Garrido Falla.
(B.O.E. 20 de enero). Ponente: González Cam- STC 25/2000, de 31 de enero de 2000, Sala lª,
pos. (B.O.E. 3 de marzo). Ponente: García Manzano,
STC 236/1999, de 20 de diciembre de 1999, Sala 1ª STC 33/2000, de 14 de febrero de 2000 , Sala 2ª
(B.O.E. 20 de enero). Ponente: De Mendizábal (B.O.E. 17 de marzo). Ponente: De Mendizábal
Allende. Allende.
STC 23 7/1999, de 20 de diciembre de 1999, Sala 2ª STC 34/2000, de 14 de febrero de 2000, Sala lª
(B.O.E. 20 de enero). Ponente: De Mendizábal (B.O.E. 17 de marzo). Ponente: García Manzano.
Allende. STC 35/2000, de 14 de febrero de 2000, Sala 2ª
STC 238/1999, de 20 de diciembre de 1999, Sala 1ª (B.O.E. 17 de marzo). Ponente: De Mendizábal
(B. O.E. 20 de enero). Ponente: Chacón Villar. Allende.
STC 239/1999, de 20 de diciembre de 1999, Sala STC 38/2000, de 14 de febrero de 2000, Sala 2ª
1ª (B.O.E. 20 de enero). Ponente: Casas Baa- (B.O.E. 17 de marzo). Ponente: Conde Martín
monde. de Hijas.
STC 5/2000, de 17 de enero de 2000, Sala 2ª STC 40/2000, de 14 de febrero de 2000, Sala 2ª
(B.O.E. 20 de febrero). Ponente: Vives Antón. (B.O.E. 17 de marzo). Ponente: Vives Antón.
STC 8/2000, de 17 de enero de 2000, Sala 1ª STC 43/2000, de 14 de febrero de 2000, Sala 1ª
(B.O.E. 18 de febrero). Ponente: Jiménez de (B.O.E. 17 de marzo). Ponente: Casas Baa-
Parga y Cabrera. monde.

105
Revista Penal
Enero-junio 2000

STC 44/2000, de 14 de febrero de 2000, Sala 1ª STC 114/2000, de 5 de mayo de 2000, Sala 2ª
(B.O.E. 17 de marzo). Ponente: Chacón Villar. (B.O.E. 7 de junio). Ponente: Jiménez Sán-
STC 45/2000, de 14 de febrero de 2000, Sala 1ª chez.
(B.O.E. 17 de marzo). Ponente: Casas Baa- STC 117/2000, de 5 de mayo de 2000, Sala 1ª
monde. (B.O.E. 7 de junio). Ponente: Jiménez de Parga
STC 47/2000, de 17 de febrero de 2000, Pleno y Cabrera.
(B.O.E. 17 de marzo). Ponente: Vives Antón. STC 118/2000, de 5 de mayo de 2000, Sala 2ª
STC 50/2000, de 28 de febrero de 2000, Sala 2ª (B.O.E. 7 de junio). Ponente: Vives Antón.
(B.O.E. 29 de marzo). Ponente: De Mendizábal STC 120/2000, de 10 de mayo de 2000, Pleno
Allende. (B.O.E. 7 de junio). Ponente: González Cam-
STC 59/2000, de 2 de marzo de 2000, Pleno pos.
(B.O.E. 29 de marzo). Ponente: De Mendizábal STC 1211200, de 5 de mayo de 2000, Sala 1ª
Allende. (B.O.E. 7 de junio). Ponente. Jiménez de Parga
STC 7112000, de 13 de marzo de 2000, Sala 2ª y Cabrera.
(B.O.E. 14 de abril). Ponente: Jiménez Sán- STC 122/2000, de 16 de mayo, Sala 2ª (B.O.E. 20
chez. de junio). Ponente: De Mendizábal Allende.
STC 72/2000, de 13 de marzo de 2000, Sala 2ª STC 126/2000, de 16 de mayo, Sala 2ª (B.O.E. 20
(B.O.E. 14 de abril). Ponente: Jiménez Sán- de junio). Ponente: Conde Martín de Hijas.
chez. STC 127/2000, de 16 de mayo, Sala 1ª (B.O.E. 20
STC 75/2000, de 27 de marzo de 2000, Sala 2ª de junio). Ponente: Casas Baamonde.
(B.O.E. 4 de mayo). Ponente: De Mendizábal STC 131/2000, de 16 de mayo, Sala 1ª (B.O.E. 20
Allende. de junio). Ponente: Casas Baamonde.
STC 76/2000, de 27 de marzo de 2000, Sala 2ª STC 133/2000, de 16 de mayo, Sala 1ª (B.O.E. 20
(B.O.E. 4 de mayo). Ponente: De Mendizábal de junio). Ponente: Garrido Falla.
Allende. STC 134/2000, de 16 de mayo, Sala 1ª (B.O.E. 20
STC 79/2000, de 27 de marzo de 2000, Sala 2ª de junio). Ponente. Cachón Villar.
(B.O.E. 4 de mayo). Ponente: Jiménez Sán- STC 136/2000, de 29 de mayo, Sala 1ª (B.O.E. 30
chez. de junio). Ponente: Jiménez de Parga y Cabre-
STC 84/2000, de 27 de marzo de 2000, Sala 1ª ra.
(B.O.E. 4 de mayo). Ponente: Garrido Falla. STC 137/2000, de 29 de mayo, Sala 2ª (B.O.E. 30
STC 87/2000, de 27 de marzo de 2000, Sala 1ª de junio). Ponente: Garrido Falla.
(B.O.E. 4 de mayo). Ponente: Casas Baamon- STC 139/2000, de 29 de mayo, Sala 1ª (B.O.E. 30
de. de junio). Ponente: Garrido Falla.
STC 91/2000, de 30 de marzo de 2000, Pleno STC 147/2000, de 29 de mayo, Sala 2ª (B.O.E. 30
(B.O.E. 4 de mayo). Ponente: Vives Antón. de junio). Ponente: González Campos.
STC 92/2000, de 10 de abril de 2000, Sala 2ª
(B.O.E. 18 de mayo). Ponente: De Mendizábal
Allende. PRECEPTOS LEGALES INTERPRETADOS EN LAS
STC 93/2000, de 10 de abril de 2000, Sala 1ª SENTENCIAS RESEI\J'ADAS
(B.O.E. 18 de mayo). Ponente: Cruz Villalón.
STC 96/2000, de 1O de abril de 2000, Sala 2ª CE: Arts. 10.1, 13.3, 14, 15, 17.4, 18.1 y 3, 20.1,
(B.O.E. 18 de mayo). Ponente: González Cam- 24.1 y 2, 25.2 y 120.3.
pos. LOTC: Arts. 35, 44.1 a) y 46.
STC 102/2000, de 10 de abril de 2000, Sala 2ª ACP: Art. 586 bis.
(B.O.E. 18 de mayo). Ponente: Jiménez Sán- CP: Art. 80.1.
chez. LECrim.: Arts. 276, 503, 504, 790.1, 795.4 y 902.
STC 109/2000, de 5 de mayo de 2000, Sala lª LOGP: Art. 47.
(B.O.E. 7 de junio). Ponente: García Manzano. LOPJ: Arts. 23.4 F) y 448.
STC 11012000, de 5 de mayo de 2000, Sala 2ª LO 4/1985 de Extradición pasiva: Arts. 1.2 y 6 y
(B.O.E. 7 de junio). Ponente: Vives Antón. art. 3.1.
STC 113/2000, de 5 de mayo de 2000, Sala 1ª LO 7/1985 de Extranjería: Art. 21 .. 1.
(B.O.E. 7 de junio). Ponente: Cachón Villar. L 1/1996 de Asistencia Gratuita: Art. 7 .1.

106
J u r i s p r ti d e n e 1 a Constitucional

•••

I. CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA ARTÍCULO 15


(DERECHO A LA INTEGRIDAD FíSICA Y
ARTÍCULO 10.1 MORAL)
(DIGNIDAD HUMANA)
Contenido absoluto de los derechos fundamen- Suspensión condicional de la pena en caso de
tales: dignidad humana. enfermedad.
"Hemos de afirmar desde ahora que el conteni- "La suspensión de la ejecución de la pena, al igual
do absoluto de los derechos fundamentales, de- que la libertad condicional o los permisos de salida
terminado en la forma que acaba de indicarse y de Centros Penitenciarios, son instituciones que se
que, según lo dicho, comporta necesariamente enmarcan en el ámbito de la ejecución de la pena y
una proyección «ad extra», no pertenecen todas y que, por tanto, tienen como presupuesto la existen-
cada una de las características con las que la cia de una sentencia firme condenatoria que consti-
Constitución consagra cada uno de ellos, por tuye el título legítimo de la restricción de la libertad
más que, en el plano interno, todas ellas vinculen del condenado. De manera que las resoluciones que
inexcusablemente al legislador, en razón de su conceden o deniegan la suspensión de la ejecución
rango. Sólo el núcleo irrenunciable del derecho de la condena, si bien no constituyen decisiones so-
fundamental inherente a la dignidad de la perso- bre la restricción de la libertad en sentido estricto,
na puede alcanzar proyección universal; pero, en sin embargo afectan al valor libertad en cuanto mo-
modo alguno podrían tenerla las configuraciones dalizan la forma en que la ejecución de la restric-
específicas con que nuestra Constitución le reco- ción de la libertad· se llevará a cabo. De otra parte,
noce y otorga eficacia." ha de tenerse en cuenta que, en el caso examinado,
(STC 91/2000, de 30 de marzo, 8. El TC otorga la suspensión se solicita con fundamento en los
parcialmente el amparo.) efectos negativos que el ingreso en prisión del con-
denado tendría para la evolución de su enfermedad,
de forma que se alega el riesgo de afección de la in-
tegridad física que la ejecución de la pena privativa
de libertad conllevaría. Por consiguiente, la decisión
ARTÍCULO 13.3
judicial, ni en cuanto a su forma de expresión, ni en
(EXTRADICIÓN) cuanto al contenido de. su fundamentación, puede
dejar de tomar en consideración el derecho funda-
Alcance de la responsabilidad de los órganos ju- mental a la integridad física del recurrente que se
diciales: obligación de prevención de la vulnera- estima quedaria restringido."
ción de los derechos fundamentales. (STC 25/2000, de 31 de enero, 3. El TC otorga el
(STC 87/2000 de 27 de marzo, 3. El TC desesti- amparo.)
ma el amparo.)
Pena de cadena perpetua o ergastolo italiana.
"En cuanto al carácter eventualmente perpetuo
ARTÍCULO 14 de la pena de ergastolo hemos reiterado que la ca-
(PRINCIPIO DE IGUALDAD) lificación como inhumana o degradante de una
pena no viene determinada exclusivamente por su
Necesidad de un término válido de compara- duración, sino que exige un contenido material,
ción. Supuestos de cambio de criterio. pues «depende de la ejecución de la pena y de las
(STC 59/2000, de 2 de marzo, 2. El TC otorga modalidades que ésta reviste, de forma que por su
parcialmente el amparo. En los mismos términos, propia naturaleza la pena no acarree sufrimientos
STC 75/2000, de 27 de marzo, 2. El TC otorga par- de una especial intensidad (penas inhumanas) o
cialmente el amparo; STC 102/2000, de 1O de provoquen una humillación o sensación de envile-
abril, 2. El TC deniega el amparo; STC 122/2000, cimiento que alcance un nivel determinado, dis-
de 16 de mayo, 4. El TC otorga parcialmente el tinto y superior al que suele llevar aparejada la
amparo; y STC 134/2000, de 16 de mayo, 2. El TC simple imposición de la condena» (STC 65/1986,
otorga parcialmente el amparo.) de 22 de mayo)."
(STC 91/2000, de 30 de marzo, 9. El TC otorga
Ausencia de apartamiento arbitrario por un ór- parcialmente el amparo. El TC no aprecia vulne-
gano judicial de su doctrina anterior aplicada a un rado el art. 15 al entender que el recurrente no ha
mismo supuesto. probado que sea efectiva la imposición de esa pe-
(STC 91/2000, de 30 de marzo, 4. El TC otorga na y cuál sería su modo de cumplimiento y el gra-
parcialmente el amparo.) do de sujeción que comportaría.)

107
Revista Penal
Enero-junio 2000

ARTÍCULO 17.4 Fines y necesidad de motivación de la prisión


(PRISIÓN PREVENTNA) provisional.
(STC 14/2000, de 17 de enero, 4. El TC otorga el
Presupuestos para la. aplicación de la prisión amparo. Igualmente, y respecto a la falta de tal
preventiva. motivación, la STC 47/2000, de 17 de febrero, 3, 7
"Concretando estas directrices, este Tribunal y 8. El TC otorga el amparo.)
ha identificado dos criterios de enjuiciamiento
en la motivación de la medida cautelar. El pri- Doctrina constitucional sobre los requisitos pa-
mero exige tomar en consideración, además de ra la adopción y mantenimiento de la prisión pro-
las características y gravedad del delito imputa- visional.
do y de la pena con que se le amenaza, las cir- "Este Tribunal ha hecho especial hincapié en la
. cunstancias concretas del caso y las personales necesidad de distinguir nítidamente dos momentos
del imputado. El segundo introduce una mati- procesales diversos a la hora de hacer el juicio de
zación en el anterior al valorar la incidencia que ponderación sobre la presencia de los elementos de-
el transcurso del tiempo ha de tener en la toma terminantes de la constatación del riesgo de fuga: el
de la decisión de mantenimiento de la prisión, momento inicial de adopción de la medida y aquel
de modo que si bien es cierto que, en un primer otro en que se trata de decidir el mantenimiento de
momento, la necesidad de preservar los fines la misma pasados unos meses. Citando la doctrina
constitucionalmente legítimos de la prisión pro- del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (Sen-
visional así como los datos de que en ese ins- tencias de 27 de junio de 1968 -asunto Neumeister
tante disponga el instructor pueden justificar c. Austria-, de 1O de noviembre de 1969 -asunto
que el decreto de la prisión se lleve a cabo aten- Matznetter-, de 27 de agosto de 1992 -asunto To-
diendo solamente al tipo de delito y a la grave- masi c. Francia- y de 26 de enero de 1993 -asunto
dad de la pena, también es verdad que el paso W. c. Suiza-) este Tribunal (SSTC 128/1995, F. 4 y
del tiempo modifica estas circunstancias y obli- 62/1996, F. 5) afirmó que si en un primer momento
ga a ponderar los datos personales y los del ca- cabría admitir que para preservar los fines constitu-
so concreto conocidos en momentos posterio- cionalmente legítimos de la prisión provisional su
res. En suma, la medida de prisión provisional adopción inicial se lleve a cabo atendiendo sola-
debe en todo momento responder a los fines mente al tipo de delito y a la gravedad de la pena, el
constitucionalmente legítimos de la misma, y transcurso del tiempo modifica estas circunstancias
así, debe poder deducirse de la motivación de la y por ello en la decisión de mantenimiento de la me-
resolución que la acuerda, aunque en un primer dida deben ponderarse inexcusablemente los datos
momento estos fines pueden justificarse aten- personales del preso preventivo así como los del ca-
diendo a criterios objetivos como la gravedad de so concreto. A lo que, en la STC 156/1997, de 29 de
la pena o el tipo de delito [por todas, STC septiembre, analizando un supuesto muy similar,
44/1997, F. 5 b)]." añadimos que esa exigencia de análisis particulari-
(STC 14/2000, de 17 de enero, 4. El TC otorga el zado «debe acentuarse aún más en casos como el
amparo. Reitera esta doctrina la STC 47/2000, de presente, en el que la impugnación del recurrente
17 de febrero, 3. El TC otorga el amparo.) ha cuestionado extensa y expresamente la subsis-
tencia y aun la existencia inicial de razones concre-
Desaparición de los presupuestos que motiva- tas que justificaran el riesgo de fuga."
ron la prisión provisional. (STC 47/2000, de 17 de febrero, 10. El TC otor-
"Consignándose como única finalidad legitima ga el amparo.)
perseguida con el mantenimiento de la situación El incumplimiento de los plazos máximos de la
de prisión provisional incondicional la de asegu- prisión provisional supone una vulneración del
rar el normal desarrollo de la instrucción, la de- derecho a la libertad.
saparición de este riesgo, apreciada por el órgano (STC 7112000, de 13 de marzo,:¡ y STC 72/2000,
judicial, no puede conllevar la mutación de la me- de 13 de marzo, 6. El TC otorga el amparo en am-
dida cautelar mediante la exigencia de fianza, si- bos casos. Igualmente, STC 147/2000, de 29 de
no la puesta en libertad provisional del imputado. mayo, 4. El TC otorga el amparo.)
Y ello porque, en otro caso, si la fianza no llega a
consignarse, la situación de privación de libertad Peculiaridades del régimen de la prisión provi-
que la prisión provisional comporta quedaría ca- sional a efectos de extradición.
rente de la cobertura finalista que constitucional- (STC 71/2000, de 13 de marzo, 6 y STC 72/2000,
mente la legitima." de 13 de marzo, 7. El TC otorga el amparo en am-
(STC 14/2000, de 17 de enero, 4. El TC otorga el bos casos. Igualmente, STC 147/2000, de 29 de
amparo.) mayo, 6. El TC otorga el amparo.)

108
Jur1sprudenc1a Constitucional

•••

Cómputo de la prisión provisional: no interrup- Prisión incomunicada: Admisibilidad de la téc-


ción. nica de motivación por remisión.
"El cómputo del plazo de prisión provisional no (STC 127/2000, de 16 de mayo, 3. El TC deniega
debe quedar interrumpido mientras se cumple la el amparo.)
condena por otra causa que impida la entrega ya
acordada en el expediente de extradición." Establecimiento de un plazo máximo de dura-
(STC 71/2000, de 13 de marzo, 5 y 8 y STC ción de la prisión provisional.
7212000, de 13 de marzo, 6 y 8. El TC otorga el am- (STC 147/2000, de 29 de mayo, 4. El TC otorga
paro en ambos casos.) el amparo.)

Cómputo de diferentes períodos de prisión pro-


visional impuestos en una misma causa en un pro- ARTÍCULO 17.4
cedimiento de extradición cuando son disconti- (HABEAS CORPUS)
nuos.
"Se trata de enjuiciar un distinto criterio de Aplicación de la institución del Habeas Corpus
cómputo, conforme al cual no son acumulables a las sanciones privativas de libertad impuestas
los distintos periodos de prisión en una misma por la Administración militar.
causa, cuando son discontinuos debido a la cir- "Hemos declarado de forma reiterada que, dada
cunstancia de estar separados por fases -más o la función que cumple, el procedimiento de «habe-
menos duraderas- de suspensión de la prisión. as corpus» comprende potencialmente todos los
Ahora bien, desde la perspectiva constitucional, supuestos en los que se produce una privación de li-
no resulta admisible este último criterio. En efec- bertad no acordada por el Juez y, expresamente,
to, el art. 17.4 CE exige que la ley determine -y el hemos venido manteniendo su aplicación y proce-
Juez aplique- el plazo máximo para la prisión pro- dencia en los casos de sanciones privativas de li-
visional. Esta exigencia es válida para cualquier ti- bertad impuestas por la Administración Militar."
(STC 232/1999, de 13 de diciembre, 3. El T.C.
po de proceso en el que se pueda imponer una me-
otorga el amparo.)
dida que materialmente constituya una prisión
provisional. Y por lo tanto también rige en el pro-
cedimiento de extradición." ARTÍCULO 18.1
(STC 147/2000, de 29 de mayo, 8. El TC otorga (DERECHO AL HONOR)
el amparo.)
Doctrina constitucional sobre el derecho al ho-
Prisión incomunicada: requisitos de la resolu- nor de las personas con un cargo de autoridad pú-
ción motivada. blica.
"Las resoluciones que acuerdan la incomunica- (STC 110/2000, de 5 de mayo, 3. El TC otorga el
ción de los detenidos deben contener los elemen- amparo.)
tos necesarios para poder sostener que se ha rea-
lizado la necesaria ponderación de los bienes,
valores y derechos en juego, que la proporcionali- ARTÍCULO 18.2
dad de toda medida restrictiva de derechos funda- (DERECHO FUNDAMENTAL A LA
mentales exige. De manera que es ciertamente exi- INVIOLABILIDAD DE DOMICILIO)
gible la exteriorización de los extremos que
permiten afirmar la ponderación judicial efectiva Entrada y registro domiciliario: necesidad de
de la existencia de un fin constitucionalmente una motivación más intensa en aras a la interdic-
legítimo, la adecuación de la medida para alcan- ción de la arbitrariedad de los poderes públicos.
zarlo y el carácter imprescindible de la misma. "Es doctrina reiterada de este Tribunal que la
Será necesario asimismo que consten como pre- resolución judicial que con arreglo al art. 18.2 CE
supuesto de la medida los indicios de los que de- puede autorizar la entrada y registro de una vi-
ducir la conexión de la persona sometida a inco- vienda debe ser motivada, con el propósito de ale-
municación con el delito investigado." jar de la decisión judicial todo automatismo, que
(STC 127/2000, de 16 de mayo, 3. El TC deniega no dejaría de ser una forma de arbitrariedad del
el amparo.) poder público prohibida en el art. 9.3 CE. Una
motivación que no es sólo la exigible a los efectos
Prisión incomunicada: fi.nalidad. del art. 24.1 CE, sino una motivación más intensa
(STC 127/2000, de 16 de mayo, 3. El TC deniega cuya fundamentación, como acabamos de decir,
el amparo.) radica en la interdicción de la arbitrariedad de los

109
Revista Penal
Enero-junio 2000

poderes públicos (art. 9.3 CE). Arbitrariedad que (STC 236/1999, de 20 de diciembre, 3. El TC de-
ha de conjurarse por el órgano judicial mediante sestima el amparo. Igualmente, STC 122/2000, de
la rigurosa y precisa exposición del insoslayable 16 de mayo, 3. El TC otorga parcialmente el am-
juicio de proporcionalidad entre la medida res- paro; y STC 126/2000, de 16 de mayo, 6 y 8. El TC
trictiva adoptada y el derecho fundamental limita- deniega el amparo.)
do, en atención a las circunstancias de cada caso.
En estos casos, el órgano judicia1 no sólo debe ex- Irregularidades en Ja forma· de incorporar Ja
teriorizar en su resolución las razones juridicas prueba al proceso.
que le han llevado a la decisión adoptada; lo que "Como tiene declarado este Tribunal, no pueden
puede satisfacer las exigencias del art. 24.1 CE, si- confundirse, en este sentido, los defectos produci-
no que es necesario, además, un mayor esfuerzo dos en la ejecución de una medida limitativa de
expositivo del órgano judicial en la fundamenta- derechos y aquellos otros que acaezcan al docu-
ción de la medida limitativa de aquellas liberta- mentar o incorporar a las actuaciones el resultado
des, sin que esta exigencia deba confundirse ni de dicha medida limitativa, ni cabe pretender que
con un razonar extenso o con un razonar prolijo, uno y otros produzcan las mismas consecuencias.
ni nuestro examen de dicha motivación con un en- En concreto, no puede existir lesión del art. 18.3
juiciamiento sobre la calidad o la precisión de la CE, cuando, como ocurre en el presente caso, las
motivación. Esa motivación para ser suficiente irregularidades denunciadas, por ausencia o insu-
debe expresar con detalle el juicio de proporcio- ficiencia del control judicial, no se refieren a la
nalidad entre el sacrificio que se le impone al de- ejecución del acto limitativo sino a la forma de in-
recho fundamental restringido y su límite, argu- corporar su resultado al proceso."
mentando la idoneidad de la medida, su necesidad (STC 236/1999, de 20 de diciembre, 4. El TC de-
y el debido equilibrio entre el sacrificio sufrido sestima el amparo. También STC 92/2000, de 10
por el derecho fundamental limitado y la ventaja de abril. 3 y STC 122/2000, de 16 de mayo, 3. En
que se obtendrá del mismo." ambas, el TC otorga parcialmente el amparo.
(STC 239/1999, de 20 de diciembre, 4. El TC de- Igualmente STC 126/2000, de 16 de mayo, 9. El TC
niega el amparo. Igualmente, STC 136/2000, de 29 deniega el amparo.)
de mayo, 3 y 4. El TC otorga parcialmente el am-
paro.) Escuchas telefónicas ilegales: valoración de las
"Esta resolución judicial de autorización de en~ pruebas derivadas de ellas.
trada y registro constituye un mecanismo de or- "La STC 81/1998, antes citada, estableció un cri-
den preventivo para la protección del derecho, terio básico para determinar cuándo las pruebas
que sólo puede cumplir su función en la medida derivadas de otras constitucionalmente ilegítimas
en que esté motivada, constituyendo la motiva- podían ser valoradas y cuándo no. Ese criterio se
ción, entonces, parte esencial de la resolución ju- cifraba en determinar si entre unas y otras existía
dicial misma." lo que denominamos «conexión de antijuridici-
(STC 8/2000, de 17 de enero, 4. El TC otorga dad». «Para tratar de determinar si esa conexión
parcialmente el amparo.) de antijuridicidad existe o no», dijimos entonces,
«hemos de analizar, en primer término la índole y
caracteristicas de la vulneración del derecho al se-
ARTÍCULO 18.3 creto de las comunicaciones materializadas en la
(DERECHO FUNDAMENTAL AL SECRETO prueba originaria, así como su resultado, con el
DE LAS COMUNICACIONES) fin de determinar si, desde un punto de vista in-
terno, su inconstitucionalidad se transmite o no a
Garantías. Requisitos de la intervención judi- la prueba obtenida por derivación de aquélla; pe-
cial. Doctrina constitucional. ro, también hemos de considerar, desde una pers-
"En relación con las intervenciones telefónicas pectiva que pudiéramos denominar externa, las
existe un cuerpo de doctrina de este Tribunal que, necesidades esenciales de tutela que la realidad y
en sintonía con la doctrina del Tribunal Europeo de efectividad del derecho al secreto de las comuni-
Derechos Humanos, predica el riguroso cumpli- caciones exige. Estas dos perspectivas son com-
miento de una serie de exigencias constitucional- plementarias, pues sólo si la prueba refleja resulta
mente inexcusables que afectan al núcleo esencial jurídicamente ajena a la vulneración del derecho y
de aquel derecho fundamental, como son la previ- la prohibición de valorarla no viene exigida por
sión legal, la autorización judicial previa y motiva- las necesidades esenciales de tutela del mismo
da, la estricta observancia del principio de propor- cabrá entender que su efectiva apreciación es
cionalidad y la existencia de un control judicial constitucionalmente legítima, al no incidir negati-
efectivo en el desarrollo y cese de la medida." vamente sobre ninguno de los aspectos que confi-

110
J u r i s p r u d e n e . a e o n s
1 t i t u e i o n a 1

•••

guran el contenido del derecho fundamental sus- Necesidad de ponderación de Jos bienes consti-
tantivo, F. 8)." tucionales en conflicto.
(STC 5012000, de 28 de febrero, 4. El TC otorga "Las circunstancias que han de tenerse en cuen-
el amparo.) ta para fijar el grado de protección constitucional
del mensaje son: el juicio sobre la relevancia pú-
Ámbito: posibilidad de realización en las dili- blica del asunto, el carácter de personaje público
gencias indeterminadas satisfaciendo las exigen- del sujeto sobre el que se emite la crítica u opi-
cias de control. nión, y especialmente sin son titulares de cargos
(STC 126/2000, de 16 de mayo, 5. El TC deniega públicos, cualquiera que fuere la institución a la
el amparo.) · cual sirvan, ya que, como consecuencia de la fun-
ción que cumplen las libertades de expresión y de
Motivación de la intervención judicial: utiliza- información en un sistema democrático, sus titu-
ción de un modelo impreso. lares han de soportar las críticas o las revelaciones
(STC 126/2000, de 16 de mayo, 7. El TC deniega aunque «duelan, choquen o inquieten» o sean es-
el amparo.) pecialmente molestas o hirientes. Igualmente im-
porta para el enjuiciamiento constitucional el
contexto en que se producen, como una entrevista
ARTÍCULO 20.1 a) o intervención oral. Y, por encima de todo, si en
(LIBERTAD DE EXPRESIÓN) efecto contribuyen a la formación de la opinión
pública libre."
Derecho a la libertad de expresión: alcance y lí- (STC 1112000, de 17 de enero, 7. El TC estima
mites. parcialmente el amparo.)
"Ha de entenderse que tal manifestación ("el al-
calde mintió en la declaración de bienes") consti- Aplicación por los tribunales de las normas pe-
tuía un juicio de valor y como tal juicio crítico o nales referidas al ejercicio de los derechos funda-
valoración subjetiva del demandante -un Concejal mentales.
discrepante del Alcalde- es incardinable en el ám- "Este Tribunal ha reiterado que cuando un ór-
bito propio de la libertad de expresión que garan- gano judicial aplica una norma penal como la
tiza el art. 20.1 CE, en su apartado a), esto es, el analizada, que se refiere a conductas en las que se
derecho a expresar y difundir libremente los pen- halla implicado el ejercicio de underecho funda-
samientos y las opiniones y que, por tanto, «pro- mental (en nuestro caso, del reconocido por el art.
tege la libre difusión de creencias y juicios de valor 20.1 CE), ha de tener presente el contenido cons-
personales y subjetivos» (STC 192/1999, de 25 de oc- titucional del derecho de que se trate, es decir, el
tubre, por todas). (. .. ). Al tratarse de un juicio criti- haz de garantías y posibilidades de actuación o re-
co o valoración personal del quejoso, su enjuicia- sistencia que otorga. De modo que, en este caso,
miento deberá efectuarse con sometimiento al ni puede incluir entre los supuestos sancionables
canon propio de la libertad de expresión, y no al ca- aquellos que son ejercicio de la libertad de expre-
non de la veracidad exigida constitucionalmente al sión o información, ni puede interpretar la norma
derecho a comunicar información, que, por otra penal de forma extensiva, comprendiendo en la
parte, tampoco excluye la posibilidad de que, con misma conductas distintas de las expresamente
ocasión de los hechos que se comunican, se formu- previstas, pues en virtud de su conexión con el de-
len hipótesis acerca de su origen o causa, así como recho fundamental la garantía constitucional de
la valoración probabilística de esas hipótesis o taxatividad «ex» art. 25.1 CE deviene aún más re-
conjeturas. En consecuencia, el hecho de que pos- forzada. Al margen de las prohibiciones anteriores
teriormente no hubiese quedado acreditado que la tampoco puede el Juez, al aplicar la norma penal
conducta del Alcalde no era constitutiva del delito (como no puede el legislador al definirla), reac-
de falsedad en documento oficial, no puede erigir- cionar desproporcionadamente frente al acto de
se en límite del derecho del demandante a expre- expresión, ni siquiera en el caso de que no consti-
sar su apreciación del mismo, salvo que tal apre- tuya legítimo ejercicio del derecho fundamental
ciación consistiese en un insulto o juicio de valor en cuestión y aun cuando esté previsto legítima-
formalmente injurioso e innecesario para la ex- mente como delito en el precepto penal. La di-
presión de la idea, pensamiento u opinión crítica mensión objetiva de los derechos fundamentales,
que se formula. El insulto sí constituye el límite su carácter de elementos esenciales del Ordena-
interno del derecho a la libertad de expresión, y se miento jurídico permite afirmar que no basta con
halla carente de protección constitucional." la constatación de que la conducta sancionada so-
(STC 1112000, de 17 de enero, 7. El TC estima brepasa las fronteras de la expresión constitucio-
parcialmente el amparo.) nalmente protegida, sino que ha de garantizarse

111
Revista Penal
Enero-junio 2000

que la reacción frente a dicha extralimitación no sin dar como cierto un hecho -el del pago de las
pueda producir «por su severidad, un sacrificio in- comisiones millonarias- que podía constituir un
necesario o desproporcionado de la libertad de la ataque al honor de las personas a las que se refería
que privan, o un efecto ... disuasor o desalentador la información y sobre cuya veracidad no existía
del ejercicio de los derechos fundamentales impli- más prueba que las informaciones suministradas
cados en la conducta sancionada». Como ha seña- por fuentes indeterminadas. A este criterio se aña-
lado nuestra jurisprudencia, la interpretación de de que en la información publicada se aludía,
los tipos penales en los que se halla implicado el además de a los altos cargos del Ministerio de De-
ejercicio de la libertad de expresión impone «la fensa, a los ahora recurrentes en amparo; perso-
necesidad de que... se deje un amplio espacio» nas que al no ostentar una posición con relevancia
(STC 12111989, de 3 de julio, F. 2), es decir, un pública -son empresarios del sector de suminis-
ámbito exento de coacción lo suficientemente ge- tros, sin perjuicio de que se hayan podido ver im-
neroso como para qué pueda desenvolverse sin plicados circunstancialmente en asuntos de tras-
angosturas, esto es, sin timidez y sin temor. De ahí cendencia pública-, respecto de ellos el derecho a
que no disuadir la diligente, y por ello legítima, la información no alcanza la misma intensidad
transmisión de información constituya un límite que el que este derecho tiene cuando el mismo in-
constitucional esencial que el art. 20 CE impone a cide sobre los llamados «personajes públicos».
la actividad legislativa y judicial." Por otra parte debe tenerse también en cuenta en
(STC 110/2000, de 5 de mayo, S. El TC otorga el este caso que, al no haber desvelado el periodista
amparo.) la identidad de las personas que le confirmaron el
hecho de que se habían pagado comisiones millo-
Carácter reforzado de Ja libertad de expresión narias, el origen de la fuente de información es in-
en el marco del ejercicio del derecho de defensa: determinada y, respecto de este tipo de fuentes,
actuación de los Abogados. Límite: el insulto o ·este Tribunal ha señalado que «el deber de dili-
descalificación gratuitos. gencia en la comprobación razonable de la vera-
(STC 113/2000, de 5 de mayo, 4 y 6. El TC otor- cidad de la información no se satisface con la pu-
ga el amparo.) ra y genérica remisión a fuentes indeterminadas,
que, en ningún caso, liberan al autor de la infor-
mación del cumplimiento de dicho deber» (STC
ARTÍCULO 20.1 d) . 172/1990, F. 3), pues la remisión a este tipo de
(LIBERTAD DE INFORMACIÓN) fuentes, al no identificarse su origen, debe en-
tenderse, en principio, insuficiente a efectos de
Prevalencia respecto al derecho al honor cuan- dar por cumplida la diligencia propia del infor-
do la información se refiera a hechos de relevan- mador."
cia pública y sea veraz. (STC 21/2000, de 31 de enero, 8. El TC otorga
(STC 2112000, de 31 de enero, 4. El TC otorga parcialmente el amparo. Existe un voto particu-
parcialmente el amparo.) lar de Vives Antón discrepante respecto al otor-
gamiento de amparo: Nuestro otorgamiento del
Información veraz: contenido. amparo se basa en la confusión entre el canon de
(STC 2112000, de 31 de enero, S. El TC otorga diligencia que excluyela vulneración del derecho
parcialmente el amparo; STC 110/2000, de 5 de constitucional y el canon de diligencia que exclu-
mayo, 7 y 8. El TC otorga el amparo.) ye la afirmación del elemento del delito que con-
siste en que la imputación sea falsa o inveraz.
Deber de diligencia del informador. Nosotros podemos, ciertamente, revisar el pri-
"En este caso el deber de diligencia debe exigir- mero; pero la jurisdicción penal ni puede ni, en
se «en su máxima intensidad», ya que la noticia este caso, ha intentado establecerlo. Se ha limi-
que se divulga, al imputar la comisión de un deli- tado, como es lógico, a decir, acertada o equivo-
to, no sólo puede suponer un descrédito en la con- cadamente, que no concurre el segundo. De
sideración de la persona a la que se refiere, sino ningún modo -y con ello quiero decir: nunca y de
que, además, incide en su derecho a la presunción ninguna manera directa ni indirecta- compete al
de inocencia. Junto a estos datos debe tenerse en Tribunal Constitucional apreciar que concurre
cuenta también que aunque la información difun- ese segundo canon. De lo contrario, la jurisdic-
dida pueda considerarse de gran trascendencia ción de amparo serviría para afirmar la existen-
-se está denunciado corrupción en el ámbito de la cia de un elemento del delito no apreciado por la
Administración pública- la utilidad social de la jurisdicción ordinaria. La jurisdicción penal
misma podía haberse conseguido de igual modo tendría, asf, una indebida continuación en sede
denunciado las irregularidades detectadas, pero de amparo que actuaría contradictoriamente: ha-

112
Jur1sprudenc1a Constitucional

jo la apariencia de un amparo, estaría otorgando del conjunto de los razonamientos de la deci-


un contra-amparo.) sión. c) Más en concreto, habrá igualmente de
comprobarse que la pretensión omitida fuera
Contenido del derecho a comunicar o recibir li- efectivamente llevada al juicio en momento pro-
bremente información: doctrina constitucional. cesal oportuno para ello."
STC 110/2000, de 5 de mayo, 8. El TC otorga el (STC 23/2000, de 31 de enero, 2. El TC otorga el
amparo.) amparo. Igualmente, STC 118/2000, de 5 de mayo,
2. El TC deniega el amparo.)
Colisión con el derecho al honor: debilitamien-
to de éste frente al derecho fundamental a comu- Requisitos de la incongruencia omisiva.
nicar o recibir libremente información veraz (STC 34/2000, de 14 de febrero, 2. El TC otorga
cuando los titulares son personas públicas, ejer- el amparo.)
cen funciones públicas o resultan implicadas en
asuntos de relevancia pública. Deber de motivación más riguroso cuando el de-
STC 110/2000, de 5 de mayo, 8. El TC otorga el recho a la tutela judicial efectiva se conecta con el
amparo.) valor superior libertad.
"Si el derecho a la tutela judicial efectiva se en-
cuentra conectado con otro derecho fundamental
ARTÍCULO 24.1 el estándar de las exigencias derivadas del deber
(DERECHO A LA TUTELA JUDICIAL de motivación es más riguroso, como también lo
EFECTIVA) es, aunque en distinta medida, cuando el derecho
a la tutela judicial efectiva se conecta con el valor
Inclusión del principio procesal de la reformatio libertad. (. .. ) Por ello, ((el derecho a la tutela judi-
in peius en el derecho a Ja tutela judicial efectiva. cial efectiva sin indefensión no sólo exige resolu-
(STC 16/2000, de 31 de enero de 2000, S. El TC ciones judiciales motivadas, sino motivaciones
otorga parcialmente el amparo.) concordantes con los supuestos en los que la
Constitución permite la afectación de esevalor su-
Doctrina constitucional sobre la incongruencia
perior>> (SSTC 2/1997, de 13 de enero, F. 2,
omisiva. 79/1998, de 1 de abril, F. 4, y 88/1998, de 21 de
"Existe ya hoy una consolidada doctrina so-
bre la incongruencia omisiva cuyos rasgos fun- abril, F. 4)."
damentales, sistematizados en el fundamento (STC 25/2000, de 31 de enero, 2. El TC otorga el
jurídico 2 de la STC 1/1999, de 25 de enero pue- amparo. STC 109/2000, de 5 de mayo, 2. El TC de-
den resumirse en los siguientes términos: «a) niega el amparo.)
No toda ausencia de respuesta a las cuestiones
planteadas por las partes produce una vulnera- Derecho a Jos recursos establecidos en Ja Ley.
ción del derecho constitucional a la tutela judi- "El control de este Tribunal en esta materia se
cial efectiva. Para apreciar esta lesión constitu- circunscribe a comprobar si la interpretación o
cional debe distinguirse, en primer lugar, entre aplicaGión judicial de la legalidad procesal resulta
lo que son meras alegaciones aportadas por las arbitraria, inmotivada, fruto de un error patente
partes en defensa de sus pretensiones y estas úl- con relevancia constitucional o si dicha interpre-
timas en sí mismas consideradas, pues, si con tación es rigorista y evidencia una manifiesta des-
respecto a las primeras puede no ser necesaria proporción entre la causa de inadmisión adverti-
una respuesta explícita y pormenorizada a to- da y las consecuencias que se han generado para
das ellas -y, además, la eventual lesión del de- la efectividad del derecho fundamental a la tutela
recho fundamental deberá enfocarse desde el judicial efectiva."
prisma del derecho a la motivación de toda re- (STC 43/2000, de 14 de febrero, 3. El TC otorga
solución judicial-, respecto de las segundas la el amparo. Igualmente, STC 133/2000, de 16 de
exigencia de respuesta congruente se muestra mayo, 2. El TC otorga el amparo.)
con todo rigor, sin más posible excepción que la
existencia de una desestimación tácita de la pre- No existe un derecho fundamental a una deter-
tensión sobre la que se denuncia la omisión de minada extensión de la motivación judicial ni a la
respuesta explícita. b) Para que sea posible exigencia de un razonamiento judicial exhaustivo
apreciar la existencia de una respuesta tácita a y pormenorizado de todos Jos aspectos y perspec-
las pretensiones sobre las que se denuncia la tivas.
omisión de pronunciamiento es preciso que (STC 21/2000, de 31 de enero, 9. El TC otorga
la motivación de la respuesta pueda deducirse parcialmente el amparo.)

113
Revista Penal

Errores judiciales: falta de relevancia de los (S~C 59/2000, de 2 de marzo, 4. El TC otorga


errores simples que no producen indefensión. parcialmente el amparo. Existe un voto particu-
(STC 59/2000, de 2 de marzo de 2000, 3. El TC lar alternativo formulado por Mendizábal Allen-
otorga parcialmente el amparo. En los mismos de al que se adhieren Jiménez de Parga y Jimé-
términos, STC 75/2000, de 27 de marzo, 3. El TC nez Sánchez que realiza un exhaustivo examen
otorga parcialmente el amparo.) del sistema acusatorio, derecho de tutela, defen-
sa, derecho a ser informado de la acusación, sen-
Errores patentes: suponen una vulneración del tencia penal e imparcialidad del Juez. Este voto
artículo 24.1. particular subraya que el amparo se debería ha-
(STC 96/2000, de 10 de abril, 5. El TC otorga ber otorgado no por la falta de motivación de la
parcialmente el amparo.) sentencia sino por la vulneración que produce el
cambio de penalidad del principio acusatorio:
Errores patentes: requisitos. «la Sentencia impugnada, cuya parte dispositiva
"Para que el error llegue a determinar la vulne- aumentó en cinco años sin previo aviso ni razo-
ración de la tutela judicial efectiva, es preciso que namiento alguno la pedida por el Fiscal a lo lar-
cumpla varios requisitos. En primer lugar, se re- go del proceso en sus dos grados, no obstante
quiere que el error sea determinante de la decisión coincidir en los hechos, en su calificación como
adoptada, esto es, que constituya el soporta único delito inclusa la circunstancia agravatoria es-
o básico de la resolución(. .. ). Es necesario, en se- pecífica y en la participación de la condenada, ha
gundo término, que la equivocación sea atribuible rebasado el límite intrínseco deLprincipio acusa-
al órgano judicial, es decir, que no sea imputable torio por haber tocado varias de sus piezas. En
a la negligencia de la parte (. .. ). En tercer lugar, el tal coyuntura nuestra STC 12/1981, de 1O de
error ha de ser, como ya se ha advertido, patente abril), parece suficientemente expresiva al res-
o, lo que es lo mismo, inmediatamente verificable pecto y marcó el único rumbo que en esta sin-
de forma incontrovertible a partir de las actuacio- gladura nos puede llevar a buen puerto. Allí se di-
nes judiciales por haberse llegado a una conclu- jo, en efecto, que el recurso de casación por
sión absurda o contraria a los principios elemen- infracción de Ley se mueve, respecto a la califi-
tales de la lógica y de la experiencia." cación de los hechos, en límites aún más restrin-
(STC 96/2000, de 10 de abril, 5. El TC otorga gidos. El Tribunal Supremo no puede imponer
parcialmente el amparo.)
pena superior a la señalada en la Sentencia casa-
Principio acusatorio: deber de motivación ma- da o, en su caso, a la que solicite el recurrente
yor cuando la sentencia de casación eleva la pe- cuando éste pida una pena superior a aquélla, sin
na por encima de la solicitada por el Ministerio que pueda hacerse uso de una facultad análoga a
Fiscal. la que el citado art. 733 de la Ley de Enjuicia-
"La obligación de motivar cobra sin duda un es- miento Criminal concede a las Audiencias y J ue-
pecial relieve en supuestos, como el presente, en el ces de lo Penal -art. 902 LECrim.-, residuo del
que la condena fue superior a la solicitada por las sistema inquisitivo». En términos idénticos las
acusaciones en el proceso. Ciertamente la STC SSTC 75/2000, de 27 de marzo, 5, y 76/2000, de
193/1996, de 26 de noviembre, que reafirma esa 27 de marzo, 5, STC 92/2000, de 10 de abril, 5 y
exigencia constitucional de justificar la pena con- STC 122/2000, de 16 de mayo, 5, que otorgan
creta, admitió que ésta quedase satisfecha sin ne- parcialmente el amparo, todas ellas con voto par-
cesidad de especificar las razones justificativas de ticular de De Mendizábal Allende, al que se ad-
la decisión siempre que, como era el caso, éstas hiere Jiménez Sánchez.)
pudieran desprenderse con claridad del conjunto
de la decisión (F. 6). Sin embargo, en el presente Acceso al proceso. La apreciación de una causa
caso la simple lectura de la Sentencia pone de ma- impeditiva debe hacerse desde una perspectiva
nifiesto que la justificación de la concreta pena constitucional, conforme a un criterio respetuoso
impuesta, por encima de la pedida por el Fiscal, con el derecho fundamental.
no se infiere en modo alguno de su texto, pues sus (STC 84/2000, de 27 de marzo, 3. El TC otorga
razonamientos atañen, exclusivamente, al cambio el am:paro.)
de calificación efectuada y a la participación en
los hechos incriminados. En consecuencia ha de Canon de motivación reforzado en el control
estimarse vulnerado el derecho a la tutela judicial constitucional del procedimiento de extradición
efectiva (art. 24.1 CE), por falta de motivación de pasiva de un nacional.
una decisión que atañe a la libertad personal (art. (STC 87/2000, de 27 de marzo, 6. El TC desesti-
17 CE)." ma el amparo.)

114
Jurisprud e n e . ·a
1 Constitucional

•••

Vulneración indirecta de los derechos funda- siste, precisamente, en verificar si ha existido esa
mentales por los poderes públicos españoles que actividad probatoria suficiente de la que se pueda
reconocen, homologan o dan validez a resolucio- deducir la culpabilidad del acusado."
nes adoptadas por autoridades extranjeras que le- (STC 229/1999, de 13 de diciembre, 4. El TC
sionen el contenido absoluto de un derecho fun- otorga parcialmente el amparo.)
damental.
(STC 91/2000, de 30 de marzo, 6 y 7. El TC otor- Exigencia de explicitación de los fundamentos
ga parcialmente el amparo.) probatorios del relato fáctico de la sentencia.
"La total ausencia de fundamentación del relato
Cómputo de los plazos procesales: supuestos de fáctico afecta al derecho a la presunción de inocen-
relevancia constitucional. cia por cuanto la explicitación de la prueba que pue-
(STC 133/2000, de 16 de mayo, 3. El TC otorga de sustentar los hechos declarados probados y, con-
el amparo.) secuentemente, la condena penal, constituye un
factor relevante no sólo de la posibilidad efectiva de
revisar la apreciación de la prueba por un Tribunal
ARTÍCULO 24.2 superior que tenga atribuidas funciones al efecto, si-
(GARANTÍAS PROCESALES) no también de que este Tribunal pueda efectuar un
control sobre la existencia o inexistencia de prueba
Garantías en las diferentes fases del proceso. de cargo; es decir, un control de la virtualidad incri-
"La Constitución ha establecido para este pro- minatoria de las pruebas practicadas, que exige la
ceso y en favor del imputado o acusado, «un siste- razonabilidad y mínima consistencia de las inferen-
ma complejo de garantías vinculadas entre si» en cias o deducciones realizadas por los tribunales or-
su art. 24 (SSTC 205/1989, de 11 de diciembre, dinarios para considerar acreditados los hechos in-
161/1994, de 23 de mayo, y 277/1994, de 17 de oc- criminadores del finalmente condenado. Esta
tubre). De suerte que cada una de las fases del garantía, predominantemente formal, si bien ha de
proceso penal -iniciación; imputación judicial; ser respetada con especial rigor en el marco de la
adopción de medidas cautelares; Sentencia conde- llamada prueba indiciaria, no puede ser desconoci-
natoria; derecho al recurso y a la doble instancia- da en el ámbito de la llamada prueba directa".
se halla sometida a exigencias constitucionales es- (STC 5/2000, de 17 de enero, 2. El TC otorga el
pecíficas, destinadas a garantizar, en cada estadio amparo. STC 117/2000, de 5 de mayo, 3. El TC
del desarrollo de la pretensión punitiva e incluso otorga el amparo.)
antes de que el mismo proceso penal comience, la
presunción de inocencia y otros derechos funda- Doctrina constitucional sobre Ja prueba indirec-
mentales de la persona contra la que se dirige tal ta o indiciaria: canon de la conexión de antijuridi-
pretensión." cidad.
(STC 19/2000, de 31 de enero, 3. El TC otorga el "En lo que debemos detenemos ahora es en lo
amparo). que este Tribunal ha dicho respecto de las llamadas
pruebas de cargo directas ilícitamente obtenidas,
así como de las pruebas de cargo indirectas o deri-
ARTÍCULO 24.2 vadas de las primeras, y que, en síntesis, no es sino
(PRESUNCIÓN DE INOCENCIA) que las primeras son inválidas y no cabe hacerlas
valer en juicio. Respecto de las segundas, serán só-
Doctrina constitucional sobre el alcance de la lo inválidas en la medida en que estén jurídica-
presunción de inocencia. mente ligadas de manera inescindible a las direc-
"En palabras de la STC 51/1995 (fundamento tas; esto es, si entre unas y otras hay lo que hemos
jurídico 3º), en el examen de la vulneración del de- denominado «conexión de antijuridicidad», que de-
recho a la presunción de inocencia «es necesario be anudarse, como expresó la Sentencia de Pleno
verificar si ha existido o no esa actividad probato- 81/1998, al examen sobre si las necesidades esen-
ria que pueda estimarse de cargo y contenga ele- ciales de tutela de la realidad y la efectividad del de-
mentos incriminatorios respecto de la participa- recho fundamental en cuestión, en este caso el de-
ción del acusado en los hechos, dado que por más recho a la inviolabilidad del domicilio (art. 18.2
que el órgano jurisdiccional de instancia sea sobe- CE), exigen la expulsión del acervo probatorio de
rano en la libre apreciación de la prueba, sin que cargo de aquellas pruebas derivadas de las prohibi-
pueda este Tribunal entrar a conocer acerca de la das en atención a la entidad objetiva de la vulnera-
valoración efectuada por el Juez o Tribunal ordi- ción sufrida (fundamento jurídico 6º).
nario, la función del Tribunal Constitucional Con arreglo a nuestra jurisprudencia, el canon de
cuando se alega la presunción de inocencia con- la conexión de antijuridicidad entre prueba directa

115
Revista Penal
Enero-junio 2000

y prueba indirecta, cuyo fundamento no es otro constitucionalmente lícita» ya que, en realidad, ta-
que el propósito de alcanzar una efectiva preserva- les declaraciones no aportan al juicio un nuevo
ción de los derechos fundamentales mediante una medio probatorio, obtenido a partir del conoci-
medida cuyo propósito sea disuadir de su lesión, miento adquirido al llevar a cabo la entrada y re-
parte de la ponderación de la índole y característi- gistro, sino simplemente el conocimiento adquiri-
cas de la vulneración, así como de su resultado, do al practicar la prueba constitucionalmente
condicionándolo por regla general a lo que resulte ilícita, de forma que, «al estar indisolublemente
de un juicio de experiencia que debe realizar, en unido a ésta, ha de seguir su misma suerte» (STC
principio, el órgano judicial encargado de valorar 94/1999, F. 8, en sentido similar STC 139/1999, F.
dicha prueba, y que debe consistir en si el conoci- 4 y STC 161/1999, F. 2). Sin embargo, ello no sig-
miento derivado de la misma, y su conexión con la nifica que lo hallado en un registro verificado con
principal y directa, hubiera podido adquirirse nor- vulneración del derecho a la inviolabilidad del do-
malmente por medios distintos y autónomos de los micilio haya de tenerse por inexistente en la reali-
que han causado la vulneración del derecho funda- dad, ni tampoco que lo hallado no pueda ser in-
mental. Sin perjuicio de que a este Tribunal le que- corporado de forma legítima al proceso por otros
pa examinar si, no obstante, esa prueba derivada, medios de prueba. En particular, la declaración
qµe no ha sido considerada por el órgano judicial del acusado, en la medida en que ni es en sfmisma
prueba contaminada por la prohibida, es suficiente contraria al derecho a la inviolabilidad domicilia-
o no para enervar la presunción de inocencia del ria o al derecho al proceso con todas las garantías,
acusado. También hemos dicho que la indagación ni es el resultado directo del registro practicado,
y constatación de la conexión de antijuridicidad de- «es una prueba independiente del acto lesivo de la
be venir ligada a un aspecto complementario, que inviolabilidad domiciliaria» (STC 161/1999, F. 4)."
no es otro que el referido a las circunstancias con- (STC 8/2000, de 17 de enero, 3. El TC otorga
cretas en las que ha tenido lugar la obtención de la parcialmente el amparo.)
prueba derivada, como son el derecho fundamental
sustantivo vulnerado, la entidad de esa vulneración La presunción de inocencia rige en el juicio de
y de la existencia o inexistencia de dolo o culpa gra- faltas con la misma fuerza que en cualquier otro
ve en el ánimo de aquellos que han infringido del proceso penal.
derecho fundamental sustantivo, entre otros facto- (STC 16/2000, de 31 de enero, 2. El TC otorga
res a tener en cuenta, o el propósito de desalentar.'' parcialmente el amparo.)
(STC 239/1999, de 20 de diciembre, 8. El TC de-
niega el amparo. También, STC 8/2000, de 17 de Validez de la declaración de la víctima como
enero, 2. El TC otorga parcialmente el amparo; prueba de ca.rgo.
STC 136/2000, de 29 de mayo, 6. El TC otorga par- "La declaración de la víctima, practicada normal-
cialmente el amparo.) mente en el acto del juicio oral con las necesarias
garantías procesales, puede erigirse en prueba de
Pruebas obtenidas con vulneración del derecho cargo y que, en consecuencia, la convicción judicial
fundamental a la inviolabilidad del domicilio. sobre los hechos del caso puede basarse en ella, in-
"En virtud de las esenciales necesidades de tute- cluso cuando se trate del acusador."
la de este derecho, ha declarado este Tribunal que, (STC 16/2000, de 31 de enero, 2. El TC otorga
afirmada la lesión del derecho a la inviolabilidad parcialmente el amparo.)
del domicilio en el proceso de entrada y registro re-
alizados, la ilicitud constitucional del registro im- Principio «in dubio pro reo»: Valoración por
pide valorar como prueba de cargo, en primer lu- parte del TC. ·
gar, el acta donde se recoge el resultado del mismo "Desde la perspectiva constitucional, mientras
y las declaraciones de los agentes de la autoridad que el principio de presunción de inocencia está
que lo llevan a cabo, pues tales pruebas «no son si- protegido en la vía de amparo, el principio «in du-
no la materialización directa e inmediata de la vul- bio pro reo», como perteneciente al convenci-
neración del derecho fundamental»; en segundo miento -que hemos denominado subjetivo- del
lugar, tampoco las declaraciones de los demás tes- órgano judicial, además de no estar dotado de la
tigos que hubieran asistido al registro pueden ser- misma protección, no puede en ningún momento
vir para incorporar al proceso lo hallado, pues ser objeto de valoración por nuestra parte cuando
«aunque no pudiera afirmarse que la actuación de el órgano judicial no ha tenido duda alguna sobre
éstos haya vulnerado, por sí, el derecho funda- el carácter incriminatorio de las pruebas practica-
mental a la inviolabilidad del domicilio, tampoco das, como ocurre en este caso."
constituye una prueba derivada que, siquiera, des- (STC 16/2000, de 31 de enero, 4. El TC otorga
de una perspectiva intrínseca, pueda estimarse parcialmente el amparo.)

116
Jurisprudencia Constitucional

•••

Principio de libre valoración de la prueba: al- biéndose vulnerado el derecho a un proceso con
cance. todas las garantfas, la presunción de inocencia no
"La valoración del conjunto de los medios de resulte, finalmente, infringida."
prueba, función privativa del juzgador, «presenta (STC 50/2000, de 28 de febrero, 2. El TC otorga
dos dimensiones, primera la calificación de la va- el amparo.)
lidez o licitud de cada prueba practicada, una a
una y luego la ponderación de la eficacia, capaci- No existencia de vulneración de la presunción
dad persuasiva o fuerza convincente del conjunto, de inocencia en el proceso en vía judicial de ex-
en conciencia pero según las reglas de la sana crí- tradición.
tica, sin perjuicio de su revisión en la vía de am- (STC 134/2000, de 16 de mayo, 2. El TC otorga
paro si a ello hubiere lugar por estar comprometi- parcialmente el amparo.)
do un derecho fundamental especialmente
protegido, remedio constitucional que, por otra El derecho a la presunción de inocencia no se
parte, tiene un talante subsidiario» (ATC 87/1995, vulnera ante una nueva valoración de la prueba
de 7 de marzo)." por el Juez de apelación.
(STC 33/2000, de 14 de febrero, 6. El TC otorga (STC 139/2000, de 29 de mayo, 3. El TC otorga
parcialmente el amparo.) el amparo.)

Virtualidad probatoria del atestado policial.


"Cuando al dato de la objetividad se añade su ARTÍCULO 24.2
irrepetibilidad, las actas policiales se convierten (DERECHO A LA NO INDEFENSIÓN)
en prueba preconstituida, la cual ha de ser intro-
ducida en el juicio oral como prueba documental Concepto material de la indefensión.
que precisa ser leída en el acto del juicio a fin de "La indefensión, que se concibe constitucional-
posibilitar su efectiva contradicción de las partes» mente como la negación de la tutela judicial y pa-
(STC 303/1993, de 25 de octubre)." ra cuya prevención se configuran los demás dere-
(STC 33/2000, de 14 de febrero, 5. El TC otorga chos instrumentales contenidos en el art. 24 CE,
parcialmente el amparo.) ha de ser algo real, efectivo y actual, nunca poten-
cial o abstracto, por colocar a su víctima en una
Requisitos para considerar prueba de cargo por situación concreta que le produzca un perjuicio,
indicios. sin que le sea equjparable cualquier expectativa de
"También ha reiterado este Tribunal que la un peligro o riesgo. Por ello hemos hablado siem-
prueba de cargo puede ser por indicios, esto es, pre de indefensión «material» y no formal, para la
por inferencia lógica a partir de otros hechos, cual resulta necesaria pero no suficiente la mera
siempre que se cumplan los siguientes requisitos: transgresión de los requisitos configurados como
a) la prueba indiciaria ha de partir de hechos ple- garantía, siendo inexcusable la falta de ésta, cuan-
namente probados; y b) los hechos constitutivos do se produce de hecho y como consecuencia de
de delito han de deducirse de esos hechos com- aquélla."
pletamente probados a través de un proceso (STC 237/1999, de 20 de diciembre de 1999, 3.
mental razonado y acorde con las reglas del cri- El TC desestima el amparo.)
terio humano, que sea explicitado en la Senten-
. "
cm. Garantías procesales e indefensión: exigencia
(STC 44/2000, de 14 de febrero, 2. El TC denie- del principio de contradicción en la adhesión a la
ga el amparo. Igualmente, STC 11712000, de 5 de apelación.
mayo 3. El TC otorga el amparo.) "La aplicación del principio de contradicción
hace posible el enfrentamiento dialéctico de las
Vulneración de la presunción de inocencia por partes, permitiendo así el conocimiento de los
valoración de pruebas obtenidas ilícitamente. argumentos de la contraria y la manifestación
"Y si es cierto que al valorar pruebas obtenidas ante el Juez o Tribunal de los propios, así como
con vulneración de derechos fundamentales u que la contradicción ha de garantizarse también
otras que sean consecuencia de dicha vulneración, en la fase de apelación. Por ello, como hemos
puede resultar lesionado, no sólo el derecho a un declarado en el fundamento anterior, condicio-
proceso con todas las garantfas, sino también la namos la regularidad de la adhesión a la apela-
presunción de inocencia, pero «ello sucederá si la ción (como vehículo en el que insertar preten-
condena se ha fundado exclusivamente en tales siones autónomas de las partes apeladas) a que
pruebas; pero si existen otras pruebas de cargo vá- hubiera existido posibilidad de debatir y contra-
lidas e independientes, podrá suceder que, ha- decir tales pretensiones, de modo que el apelan-

117
Revista Penal
Enero-junio 2000

te principal tuviera oportunidad de defenderse, La extradición de un nacional en virtud del Con-


rebatiendo, a su vez, los argumentos de los ad- venio Europeo sobre estupefacientes para el en-
herentes." juiciamiento por un Tribunal italiano, de un deli-
(STC 16/2000, de 31 de enero, 7. El TC otorga to internacional de tráfico de drogas no constituye
parcialmente el amparo. Igualmente, STC una vulneración del derecho al juez predetermi-
79/2000, de 27 de marzo, 2 y 3. El TC otorga el nado por Ja ley.
amparo y STC 93/2000, de 10 de abril, 4. El TC (STC 87/2000, de 27 de marzo, 4. El TC deniega
otorga parcialmente el amparo.) el amparo; STC 102/2000, de 10 de abril, 5. El TC
deniega el amparo.)
Garantías procesales e indefensión: respeto del
derecho de defensa contradictoria. Las normas reguladoras de la competencia son
"En efecto, como hemos declarado en numero- cuestión de legalidad ordinaria ajenas al control
sas ocasiones «el derecho a la tutela judicial efec- del TC.
tiva garantizado en el art. 24.1 CE incorpora como (STC 126/2000, 4. El TC deniega el amparo.)
contenido esencial la exigencia de que no se pro-
duzca indefensión, lo cual significa que en todo
proceso debe respetarse el derecho de defensa ARTÍCULO 24.2
contradictoria de las partes contendientes me- (DERECHO A LA DEFENSA)
diante la oportunidad de alegar y probar procesal-
mente sus derechos e intereses» (SSTC 25111987, Derecho a un proceso justo. Contenido del nú-
237/1988, 6/1990)."
cleo absoluto del derecho a la defensa que posibi-
(STC 114/2000, de 5 de mayo, 2. El TC otorga el lita a los Tribunales españoles el análisis de la ac-
tuación de los poderes públicos extranjeros.
amparo.) "No obstante, nuestra jurisprudencia ha recono-
cido que el derecho a participar en la vista oral y
Inexistencia: si la situación es aceptada o impu- a defenderse por sí mismo forma parte del núcleo
table al recurrente por su propio desinterés, pasi- del derecho de defensa que ha de considerarse
vidad, malicia o falta de diligencia. esencial desde la perspectiva del art. 24 CE y, por
"En cuanto a la queja derivada de haber tenido lo tanto, que constituye el punto de partida en la
que celebrar la vista «con la prueba 'que se pudo fijación del que hemos denominado "contenido
reunir en apenas 48 horas», debe afirmarse que, si absoluto" de los derechos fundamentales que, ne-
así fue, lo ocurrido se debió únicamente a la falta cesariamente, ha de proyectarse ad extra."
de diligencia de la defensa del recurrente, que se (STC 91/2000, de 30 de marzo, 13. El TC otorga
desinteresó de sus obligaciones materiales de de- parcialmente el amparo.)
fensa «ex» art. 13.1 LEP, confiando indebidamen-
te en el éxito de sus peticiones de aplazamiento y Derecho a la defensa: su renuncia debe ser ex-
prórroga, por lo que sólo a ella sería imputable la presa e inequívoca. Procedimiento de extradición
presunta limitación denunciada." de sujeto juzgado en ausencia.
(STC 91/2000, de 30 de marzo, 2. El TC otorga "La renuncia al ejercicio de los derechos funda-
parcialmente el amparo.) mentales, cuando es posible, ha de ser expresa y
formulada en términos inequívocos: de lo contra-
Denegación de pruebas que provoca indefen- rio podrían legitimarse, a través de ella, situacio-
sión: ausencia de motivación. o interpretación y nes contrarias a la dignidad humana( ... ). No po-
aplicación de la legalidad carente de razón. demos considerar que cumpla tales requisitos la
(STC 92/2000, de 10 de abril, 4. El TC otorga supuesta renuncia tácita que es consecuencia de
parcialmente el amparo.) la decisión de sustraerse a la acción de la justicia
para tratar de evitar la posibilidad de una conde-
na penal grave. No estamos aquí ante una renun-
ARTÍCULO 24.2 cia voluntaria al ejercicio de los derechos de de-
(DERECHO AL JUEZ ORDINARIO fensa como pudiera entenderse que concurre en
PREDETERMINADO POR LA LEY) los supuestos en que, estando ya a disposición del
Tribunal para la celebración del juicio, el acusado,
Necesidad de un juez independiente e imparcial mediante su actitud pasiva, su silencio en la vista
establecido por la ley cuya existencia sea previa a oral o por medio de alteraciones del orden deter-
la iniciación del proceso. minantes de su expulsión de la sala, o de cualquier
(STC 35/2000, de 14 de febrero de 2000, 2. El TC otro modo, decide no ejercitar dichos derechos.
otorga el amparo.) Tampoco desde la perspectiva adoptada podría

118
Jurisprudencia Constitucional

•••

aceptarse que la continuación del juicio, sin posi- del derecho, porque se ha obtenido a partir del co-
bilidad de audiencia y defensa posterior, constitu- nocimiento derivado de ella». En estos supuestos,
ye una sanción adecuada a la decisión de incom- aunque la regla general sea que todo elemento pro-
parecencia." batorio que pretenda deducirse de un hecho vulne-
(STC 91/2000, de 30 de marzo, 15. El TC otorga rador del derecho fundamental al secreto de las co-
parcialmente el amparo.) municaciones telefónicas se halle incurso en la
prohibición de valoración, el carácter no ilimitado
ni absoluto de los derechos fundamentales ha hecho
ARTÍCULO 24.2 posible que este Tribunal admita la validez y aptitud
(DERECHO A UTILIZAR LOS MEDIOS de tales pruebas para enervar la presunción de ino-
DE PRUEBA PERTINENTES cencia, cuando las pruebas de cargo sean jurídica-
PARA LA DEFENSA) mente independientes del hecho constitutivo de la
vulneración. El criterio para determinar cuándo
Grabaciones telefónicas: Audición de citas en tales pruebas reflejas son constitucionalmente legí-
juicio oral. timas y pueden ser valoradas por los órganos judi-
"La audición de las cintas no es requisito im- ciales es el de la inexistencia de conexión de antiju-
prescindible para su validez como prueba y puede ridicidad con la que vulneró el derecho fundamental
ser sustituida por la reproducción de los folios que sustantivo. «Para tratar de determinar si esa cone-
incorporan las transcripciones." xión de antijuridicidad existe o no», dijimos en la
(STG 236/99, de 20 de diciembre, 5. El TC de- STC 81/1998, «hemos de analizar, en primer térmi-
sestima el amparo. También, STC 237/99, de 20 de no la índole y características de la vulneración del
diciembre, 2. El TC desestima el amparo; STC derecho al secreto de las comunicaciones materiali-
75/2000, de 27 de marzo, 4. El TC otorga parcial- zadas en la prueba originaria, así como su resulta-
mente el amparo y STC 76/2000, de 27 de marzo, do, con el fin de determinar si, desde un punto de
4. El TC otorga parcialmente el amparo; STC vista interno, su inconstítucionalidad se transmite o
92/2000, de 10 de abril, 4. El TC otorga parcial- no a la prueba obtenida por derivación de aquélla;
mente el amparo; y STC 122/2000, de 16 de mayo, pero, también hemos de considerar, desde una pers-
4. El TC otorga parcialmente el amparo.) pectiva que pudiéramos denominar externa, las ne-
cesidades esenciales de tutela que la realidad y efec-
Pertinencia de la prueba. Control por el TC. tividad del derecho al secreto de las comunicaciones
"Sólo podría tener relevancia constitucional por exige. Estas dos perspectivas son complementarias,
causar indefensión la denegación de pruebas rele- pues sólo si la prueba refleja resulta jurídicamente
vantes sin motivación alguna o mediante una in- ajena a la vulneración del derecho y la prohibición
terpretación y aplicación de la legalidad carente de valorarla no viene exigida por las necesidades
de razón." esenciales de tutela del mismo cabrá entender que
(STC 236/1999, de 20 de diciembre, 5. El TC de- su efectiva apreciación es constitucionalmente legí-
niega el amparo. También, STC 237/1999, de 20 tima, al no incidir negativamente sobre ninguno de
de diciembre, 3. El TC deniega el amparo; STC los aspectos que configuran el contenido del dere-
75/2000, de 27 de marzo, 5. El TC otorga parcial- cho fundamental sustantivo (STC 11/1981)». Hemos
mente el amparo y STC 76/2000, de 27 de marzo, 4. dicho también en la precitada STC 8111998 que «el
El TC otorga parcialmente el amparo; STC 92/2000, nexo entre la prueba originaria y la derivada no es,
de 10 de abril, 4. El TC otorga parcialmente el am- en sí misma, un hecho, sino un juicio de experien-
paro; STC 96/2000, de 10 de abril, 2. El TC otorga cia acerca del grado de conexión que· determina la
parcialmente el amparo; y STC 91/2000, de 30 de pertinencia o impertinencia de la prueba cuestiona-
marzo, 3. El TC otorga parcialmente el amparo.) da», y que «por consiguiente no se halla exento de
nuestro control; pero, dado que, en principio, co-
rresponde a los Jueces y Tribunales ordinarios, el
ARTÍCULO 24.2 examen de este Tribunal ha de ceñirse a la compro-
(DERECHO A UN PROCESO PÚBLICO bación de la razonabilidad del mismo."
CON TODAS LAS GARANTÍAS) (STC 238/1999, de 20 de diciembre, 2. El TC de-
sestima el amparo.)
Doctrina constitucional sobre las pruebas ilíci-
tas. Derecho a un proceso justo. Procedimiento de
"Como se dice en la STC 81/1998, el problema extradición para un sujeto condenado "in absen-
surge «Cuando, tomando en consideración el suceso tía" en Italia.
tal y como ha transcurrido de manera efectiva, la "Hemos de partir de que lo que de ningún modo
prueba enjuiciada se halla unida a la vulneración resulta compatible con el contenido absoluto del

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Revista Penal
Enero-junio 2000

derecho a un juicio justo (art. 24.2 CE) es la conde- humana, según precisamos en el fundamento jurí-
na «in absentia» sin la aludida posibilidad ·ulterior dico 8, acceder a la extradición a paises que, en
de subsanar las deficiencias que la falta de presen- casos de delito muy grave, den validez a las con-
cia haya podido ocasionar en los procesos penales denas en ausencia, sin someter la entrega a la con-
seguidos por delitos muy graves. En efecto, más dición de que el condenado pueda impugnarlas
allá de las exigencias que se proyectan generalmen- para salvaguardar sus derechos de defensa."
te sobre cualquier clase de proceso penal, en los su- (STC 91/2000, de 30 de marzo, 14. El TC otorga
puestos, como el aquí examinado, en que el objeto parcialmente el amparo. Existe un voto particular·
· de la acusación lo constituyen delitos muy graves formulado por Jiménez de Parga y Cabrera, al que
que, como tales, se hallan muy gravemente sancio- se adhieren De Mendizábal Allende y Conde
nados, la garantía de que el acusado esté presente o Martín de Hijas, donde se fundamenta la denega-
pueda, en otro caso, impugnar la condena «in ab- ción del amparo resaltando, en primer lugar, la
sentia» por el eventual menoscabo de sus derechos necesidad de relativización de la categoría de las
fundamentales cobra una significación especial vulneraciones indirectas cuando se trata de países
que, por encima de las razones procesales a que se como la República de Italia, país firmante del
acaba de aludir, obliga a entender que, sin ella, no Convenio de Extradición Europea. Afirma igual-
pueda hablarse, en puridad, de juicio justo, en tan- mente la inexistencia de una vulneración al dere-
to expone al extraditado a un peligro cierto de «fla- cho de un juicio justo y al derecho a la defensa en
grante denegación de justicia», según la expresión tanto éste último no exige la presencia física del
del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, ya ci- acusado en el juicio sino que debe garantizarse la
tada. ( ... ).Imponer, sin audiencia y defensa perso- contradicción y esto ocurre en este caso concreto
nal previa ni posterior, penas que afectan profun- donde el acusado decide libremente no acudir al
damente a los derechos más estrechamente ligados juicio pero es representado por sus defensores du-
a la personalidad, sobre la base de imputaciones rante el juicio, recurriendo incluso la sentencia
que comportan una reprobación de tal gravedad condenatoria. Por último, considera incorrecta la
que se proyecta sobre la condición de la persona afirmación de que la dignidad únicamente quede
misma parece ya, «prima facie», incompatible con menoscabada cuando se trate de delitos graves ya
su dignidad. Y lo es tanto más si se atiende a la que también se afecta con la imputación de deli-
esencia comunicativa que, como sujeto de derecho, tos menores o de faltas penales. También la STC
corresponde a la persona: ese núcleo de imputación 134/2000, de 16 de mayo, 3. El TC otorga parcial-
jurídica y, por tanto, de acción y expresión en que mente el amparo. Igualmente, voto particular for-
la personalidad consiste, quedaría radicalmente ne- mulado por Jiménez de Parga y Cabrera.)
gado si se condenase en ausencia cerrando toda po-
sibilidad de oír directamente en justicia al acusado
de un delito muy grave. Todo ello permite, además, ARTÍCULO 24.2
afirmar que, al menos, en los procesos penales por (DERECHO A UN PROCESO
delito muy grave, aquellos en los que está en juego SIN DILACIONES INDEBIDAS)
una imputación que afecta a su dignidad personal
y que comporta una seria privación de su libertad, Concepto de dilaciones indebidas.
la presencia en el acto del juicio oral no es sólo un "Recordábamos en dichas resoluciones que este
derecho fundamental del acusado sino también derecho requiere para su satisfacción un adecua-
una de las que hemos denominado «reglas esencia- do equilibrio entre, por una parte, la realización
les del desarrollo del proceso» (SSTC 4111997, de toda la actividad judicial indispensable para la
218/1997, de 4 de diciembre y 138/1999, de 22 de resolución del caso del que se conoce y para la ga-
julio), sin cuyá concurrencia la idea de juicio justo rantía de los derechos de las partes y, por otra, el
es una simple quimera. De ahí se desprende, inme- tiempo que dicha realización precisa, que habrá
diatamente, que la falta de comparecencia tem- de ser el más breve posible. Igualmente, reiterába-
poránea no determina la preclusión de la facultad mos su invocabilidad en toda clase de procesos y
de estar presente en el juicio, pues, según acaba de en las sucesivas fases e instancias por las que dis-
verse, no se trata de una facultad cualquiera, sino curre el proceso, incluida la ejecución de Senten~
de un componente básico de los juicios penales por cias, así como la consideración de que el recono-
delito grave. cimiento en el art. 24.2 CE del derecho a un
Por lo tanto, cabe concluir que constituye una proceso sin dilaciones indebidas no ha supuesto la
vulneración «indirecta» de las exigencias absolu- constitucionalización del derecho a los plazos
tas dimanantes del derecho proclamado en el art. procesales establecidos por las leyes. También
24.2 CE, al menoscabar el contenido esencial del destacábamos su consideración como concepto
proceso justo de un modo que afecta á la dignidad jurídico indeterminado o abierto. Consideración a

120
Jurisprudencia Constitucional

•••

partir de la cual este Tribunal ha resaltado su lo para el mejor servicio de los derechos e intere-
equivalencia con la noción de «plazo razonable» ses del defendido, es necesaria la asistencia del Le-
empleada por el art. 6.1 del Convenio Europeo pa- trado» (STC 42/1982, fundamento jurídico 2°). Por
ra la Protección de los Derechos Humanos y de las tanto, el derecho a la asistencia letrada, que, en
Libertades Fundamentales, aprobado en Roma el cuanto derecho subjetivo, tiene como finalidad
4 de noviembre de 1950 y ratificado por España «asegurar la efectiva realización de los principios
en Instrumento publicado en el «Boletín Oficial de igualdad de las partes y de contradicción que
del Estado» de 1O de octubre de 1979. Finalmen- imponen a los órganos judiciales el deber positivo
te, y partiendo de tales premisas, señalábamos de evitar desequilibrios entre la respectiva posi-
una vez más los términos conforme a los cuales ción procesal de las partes o limitaciones en la de-
deben ser enjuiciados los retrasos judiciales en fensa que puedan inferir a alguna de ellas resulta-
coincidencia con la jurisprudencia del Tribunal do de indefensión ... » (SSTC 47/1987, fundamento
Europeo de Derechos Humanos en torno al art. jurídico 2º; 233/1998, fundamento jurídico 3°), en
6.1 del Convenio de Roma (sintetizada en las re- ciertas ocasiones constituye también una exigen-
soluciones correspondientes a los casos Pammel, cia estructural del proceso y una garantía delco-
de 1 de julio de 1997; Estima Jorge, de 21 de abril rrecto desenvolvimiento del mismo. Sin embargo,
de 1998; Pailot, de 22 de abril de 1998; Mavron- ha de tenerse en cuenta que, si bien la Constitu-
chis, de 24 de abril de 1998; Pelissier y Sassi, y Pa- ción no prohíbe, sino que garantiza la asistencia
pachelas, ambas de 25 de marzo de 1999), que ha del abogado (arts. 17.3 y 24) en todas las diligen-
sido tomada como el estándar mínimo garantiza- cias policiales y judiciales, de ello no se deriva «la
do por el art. 24.2 CE. De acuerdo con dicha doc- necesaria e ineludible asistencia del defensor a to-
trina, el carácter razonable de la duración de un dos y cada uno de los actos instructorios» (STC
proceso debe ser apreciado mediante la aplicación 206/1991, fundamento jurídico 2°). En particular,
a las circunstancias del caso concreto de los crite- este Tribunal ha reclamado dicha intervención só-
rios objetivos consistentes esencialmente en la lo «en la detención (SSTC 42/1982, 47/1986,
complejidad del litigio, el comportamiento de los 196/1987 y 66/1989) y en la prueba sumarial anti-
litigantes y el del órgano judicial actuante." cipada (SSTC 150/1989, 182/1989, 217/1989,
(STC 230/1999, de 13 de diciembre, 2. El T.C. es- 59/1991 y 80/1991), actos procesales en los que,
tima el recurso de amparo. También STC 87 /2000, bien sea por requerirlo así expresamente la Cons-
de 27 de marzo, 8. El TC desestima el amparo.) titución, bien por la necesidad de dar cumpli-
miento efectivo a la presunción de inocencia, el
ordenamiento procesal ha de garantizar la contra-
ARTÍCULO 24.2 dicción entre las partes» (STC 206/1991, funda-
(DERECHO A LA DEFENSA mento jurídico 2°). En consecuencia, «en los
Y A LA ASISTENCIA LETRADA) demás actos procesales y con independencia de
que se le haya de proveer de abogado al preso y de
Doctrina constitucional sobre el alcance del de- que el abogado defensor pueda libremente partici-
recho a la defensa y a Ja asistencia de letrado. par en las diligencias sumariales, con las ónicas li-
"Al respecto, ha de señalarse, en primer lugar, mitaciones derivadas del secreto instructorio, la
que este Tribunal ha declarado desde nuestra STC intervención del defensor no deviene obligatoria
42/1982 (fundamento jurídico 3°), que «la asisten- hasta el punto de que hayan de estimarse nulas,
cia de letrado es, en ocasiones, un puro derecho por infracción del derecho de defensa, tales dili-
del imputado; en otras, y además (unida ya con la gencias por la sola circunstancia de la inasistencia
representación de procurador), un requisito pro- del abogado defensor» (STC 206/1991, fundamen·
cesal por cuyo cumplimiento el propio órgano ju- to jurídico 2º)."
dicial debe velar, cuando el encausado no lo hicie- (STC 229/1999, de 13 de diciembre, 2. El TC
ra mediante el ejercicio oportuno de aquel otorga parcialmente el amparo.)
derecho, informándole de la posibilidad de ejer-
cerlo o incluso, cuando aun así mantuviese una Obligación del Juzgado de garantizar el derecho
actitud pasiva, procediendo directamente al nom- de defensa del penado ante la inactividad del abo-
bramiento de abogado y procurador». Pues en gado de oficio.
razón de la conexión existente entre el derecho a "Resulta oportuno traer a colación la reiterada
la asistencia letrada y la institución misma del doctrina de este Tribunal, expuesta (. .. ) segón la
proceso, de importancia decisiva en el Estado de cual los órganos judiciales han de velar por evitar
Derecho, «la pasividad del titular del derecho de- la indefensión del justiciable en el proceso penal,
be ser suplida por el órgano judicial (arts. 118 y especialmente en los casos en que la dirección y
860 LECrim.) para cuya propia actuación, y no só- representación se realiza mediante la designación

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Revista Penal
Enero-junio 2000

de oficio, no bastando para tutelar el derecho de tora (o de diligencias previas) pretende evitar que
defensa la designación de los correspondientes se produzcan acusaciones sorpresivas de ciudada-
profesionales, sino que la realización efectiva del nos en el juicio oral, sin que se les haya otorgado
derecho de defensa requiere, como ha puesto de la posibilidad de participación en dicha fase ins-
manifiesto el Tribunal Europeo de Derechos Hu- tructora, y facilita que la instrucción judicial siga
manos en sus Sentencias de 9 de octubre de 1979 asumiendo su clásica función de determinar la le-
(caso Airrey), 13 de mayo de 1990 (caso Artico) y gitimación pasiva en el proceso penal (art. 299
25 de abril de 1983 (caso Pakelli), proporcionar LECrim), imponiéndose una correlación exclusi-
asistencia letrada real y operativa." vamente subjetiva entre imputación judicial y ac-
(STC 13/2000, de 17 de enero, 2. El TC otorga el to de acusación (... ).admitida una denuncia e in-
amparo). coado el procedimiento contra una persona por
determinado delito, no cabe en modo alguno que
Idoneidad objetiva y subjetiva del Juzgador. el órgano jurisdiccional omita que esa imputación
(STC 1112000, de 17 de enero, 4. El TC otorga sea conocida por el interesado «ni clausurar la
parcialmente el amparo.) instrucción sin haberle ilustrado de sus derechos
y sin siquiera haberle oído en dicha condición» de
Cánones de inconstitucionalídad aplicables en imputado."
procesos penales. (STC 19/2000, de 31 de enero, 5. El TC otorga el
"Este Tribunal ha establecido unos cánones de amparo.)
inconstitucionalidad aplicables a las previas inter-
venciones de los juzgadores en los procesos pena-
les en los que ellos dictan las Sentencias. Así, se ARTÍCULO 24.2
consideró la incompatibilidad entre las funciones (DERECHO A UTILIZAR LOS MEDIOS
de resolver, o dictar el fallo, con las previas de DE PRUEBA PERTINENTES
acusación o de auxilio a la acusación. También se PARA LA DEFENSA)
estimó que eran constitucionalmente incompati-
bles las facultades de instrucción y las de enjui- El derecho genérico a la prueba no se traduce en
ciamiento. Sin embargo, no se ha considerado que derecho absoluto y automático a ella.
pierde la imparcialidad objetiva el Juez que deci- (STC 33/2000, de 14 de febrero, 2. El TC otorga
de la admisión de una denuncia o una querella. parcialmente el amparo. En sentido similar, la
En el supuesto que ahora enjuiciamos se dio la STC 45/2000, de 14 de febrero, 2. El TC deniega el
circunstancia de que uno de los tres Magistrados de amparo, que requiere la necesidad de comproba-
la Sala que dejó sin efecto el sobreseimiento acor- ción de si la falta de práctica de una prueba se de-
dado por el Juzgado fue el que luego dictó la Sen- riva de una real y efectiva indefensión.)
tencia condenatoria de la Audiencia, constituida
ésta como órgano judicial de composición uniper- Alcance.
sonal. La diferencia orgánica entre los autores de es- "Corresponde al juzgador decidir sobre la admi-
tas dos resoluciones -una Sala de tres Magistrados sibilidad de cada tipo de prueba según su natura-
y una Sala unipersonal- resulta indiscutible. Se ale- leza y su relación con cuanto se intenta verificar,
ga por el quejoso ciertas coincidencias parciales en adecuación e idoneidad con reflejo en la admisi-
las dos resoluciones judiciales. Sin embargo, una bilidad y pertinencia. El derecho fundamental a la
decisión de levantar el sobreseimiento y ordenando utilización de los medios de prueba no conlleva
proseguir un procedimiento penal no incluye nece- menoscabo alguno de la potestad judicial para de-
sariamente una imputación que tenga que transfor- clarar la impertinencia de las que en cada mo-
marse luego en un juicio de culpabilidad." mento se propongan, aun cuando el Juez o Tribu-
(STC 1112000, de 17 de enero, 4. El TC otorga nal, en su caso, haya de explicar su decisión
parcialmente el amparo.) negativa sobre la admisión."
(STC 33/2000, de 14 de febrero, 2. El TC otorga
La imparcialidad del Juez no puede examinarse parcialmente el amparo.)
in abstracto.
(STC 1112000, de 17 de enero, 4. El TC otorga Carga de la prueba.
parcialmente el amparo.) "De manera que sobre el demandante de amparo
recae la carga de probar la indefensión material su-
Necesidad de que el imputado conozca la impu- frida, lo cual tiene varias consecuencias concretas.
tación. El demandante debe acreditar «la relación entre los
"La exigencia de que la acusación venga prece- hechos que se quisieron y no se pudieron probar y
dida por una previa imputación en la fase instruc- las pruebas inadmitidas» o admitidas y «no practi-

122
Jurisprudencia Constitucional

cadas», así corno que la resolución final del pleito ARTÍCULO 24.2
podria haberle sido favorable, quedando obligado a (DERECHO A SER INFORMADO
«probar la trascendencia que la inadrnisión [en este DE LA ACUSACIÓN)
caso, la no práctica de la prueba] pudo tener en la
decisión final del pleito, ya que sólo en tal caso, Alcance del derecho a ser informado de la acu-
comprobado que el fallo pudo, acaso, haber sido sación.
otro si la prueba se hubiese admitido [o practicado], "Este principio rige en todos los procesos pena-
podrá apreciarse también el menoscabo efectivo del les, y en cada una de las instancias de los mismos,
derecho de quien por este motivo busca el amparo". e implica, entre otros contenidos, que «nadie pue-
(STC 45/2000, de 14 de febrero, 2. El TC denie- de ser condenado si no se ha formulado contra él
ga el amparo.) una acusación de la que haya tenido oportunidad
de defenderse de manera contradictoria» (SSTC
Prohibición absoluta de valoración de las prue- 11/1992, 277/1994, 95/1995, 36/1996, de 11 de
bas obtenidas con vulneración de Jos derechos marzo, 230/1997, de 16 de diciembre y 181/1998,
fundamentales. de 17 de septiembre)."
(STC 50/2000, de 28 de febrero, 2. El TC otorga (STC 19/2000, de 31 de enero, 4. El TC otorga el
el amparo.) amparo.)

Vulneración del derecho a la no indefensión


ARTÍCULO 24.2 producida por la inobservancia del derecho a ser
(DERECHO A NO DECLARAR CONTRA SÍ informado de la acusación.
MISMO Y A NO CONFESARSE CULPABLE) (STC 19/2000, de 31 de enero, 4. El TC otorga el
amparo.)
Falta de mención expresa de los derechos a no
declarar contra si mismo y a no confesarse culpa- La resolución sobre la petición de expulsión de
ble en la declaración ante el Juez. un extranjero encartado por delitos menos graves
"El hecho de que la declaración se prestara ante el en la fase de diligencias previas no vulnera el prin-
Juez de Instrucción en presencia de Letrado y se cipio acusatorio.
grabara en cinta magnetofónica, así como la ausen- (STC 24/2000, de 31 de enero, 5. El TC deniega
cia de coerción en la misma, convierten en inocuas
el amparo.)
las insuficiencias formales de los términos utiliza-
dos al informar al declarante de sus derechos a
guardar silencio, no declarar contra sí mismo y no
confesarse culpable, máxime si se tiene en cuenta ARTÍCULO 25.2
que, en la interpretación del recurrente, las expre- (REINSERCIÓN SOCIAL)
siones utilizadas -«tiene derecho a no contestar a
las preguntas que no desee, tiene derecho a no con- Naturaleza: mandato dirigido al legislador y no
testar a nada si no quiere, y que por supuesto puede derecho subjetivo.
decir cuanto quiera en relación a estos hechos»- im- (STC 91/2000, de 30 de marzo, 9. El TC otorga
plicarían que el recurrente fue informado de su de- parcialmente el amparo. STC 109/2000, de 5 de
recho a guardar silencio, pues, aunque, ciertamen- mayo, 3. El TC deniega el amparo. En sentido si-
te, el derecho a no declarar contra sí mismo y a no milar la STC 120/2000, de 1Ode mayo, 3. El TC de-
confesarse culpable, como el derecho a no contri- sestima la cuestión de inconstitucionalidad.)
buir a su propia incriminación, no pueden identi-
ficarse con el derecho a guardar silencio, sin em- Las penas de corta duración (arresto menor) no
bargo, si el derecho a no contribuir a la propia infringen el art. 25.2.
incriminación es un componente del derecho a (STC 120/2000, de 10 de mayo, 3, que recoge una
guardar silencio (STEDH Saunders, de 8 de febre- cuestión de inconstitucionalidad. El TC desestima
ro de 1996, ap.68), la genérica advertencia del de- la cuestión de inconstitucionalidad. Vid. argumen-
recho a guardar silencio puede considerarse com- tación en el comentario al art. 586 bis ACP.)
prensiva de la información de que al declarante le
asiste el derecho a no declarar contra sí mismo y no Cumplimiento del arresto menor en el propio
confesarse culpable. En conclusión, no es posible domicilio: favorece Ja reinserción.
apreciar la existencia de las infracciones constitu- (STC 120/2000, de 10 de mayo, 4, que recoge una
cionales denunciadas." cuestión de inconstitucionalidad El TC desestima la
(STC 127/2000, de 16 de mayo, 4. El TC deniega cuestión de inconstitucionalidad. Vid. argumenta-
el amparo.) ción en el comentario al art. 586 bis ACP.)

123
Revista Penal
Enero-junio 2000

ARTÍCULO 120.3 Falta de agotamiento de Ja vía judicial previa:


(MOTIVACIÓN DE SENTENCIAS) carácter subsidiario del recurso de amparo.
(STC 38/2000, de 14 de febrero, 2. El TC inad-
Deber de motivación. mite la demanda de amparo. Existe un voto parti-
(SSTC 59/2000, de. 2 de marzo, 4, 75/2000 y cular de De Mendizábal Allende considerando
76/2000, de 27 de marzo, 5. El TC otorga parcial- que, debiéndose superar el talante formalista de la
mente el amparo. Igualmente SSTC 92/2000, de decisión mayoritaria que inadmite la demanda,
10 de abril y 122/2000, 5. En ambas, el TC otorga debió otorgarse el amparo y anularse la sentencia
parcialmente el amparo.) impugnada por haberse dictado con indefensión
del litigante al no disfrutar de una asistencia le-
Finalidad de la motivación: doctrina constitu- trada eficaz a lo largo del proceso VP3.
cional. También sobre el agotamiento de la vía judicial
(STC 131, 2000, de 16 de mayo, 2. El TC otorga previa como exigencia para preservar el carácter
el amparo. También, STC 139/2000, de 29 de ma- subsidiario del recurso de amparo las SSTC
yo, 4. El TC otorga el amparo.) 71/2000, de 13 de marzo, 3 y STC 72/2000, de 13 de
marzo, 3, estimando ambas el amparo solicitado;
Obligación reforzada de motivación en las sen- STC 87/2000, de 27 de marzo, 2. El TC desestima
tencias penales. el amparo. STC 118/2000, de 5 de mayo, 4. El TC
(STC 131, 2000, de 16 de mayo, 2. El TC otorga deniega el amparo. STC 121/2000, de 5 de mayo de
el amparo. También, STC 139/2000, de 29 de ma- 2000, 2. El TC deniega el amparo. Existe un voto
yo, 4. El TC otorga el amparo.) particular de Jiménez de Parga y Cabrera que, afir-
mando que la subsidiariedad no es un dogma y
señalando la existencia de excepciones, y en este
II. LEY ORGÁNICA DEL TRIBUNAL caso de la conculcación grave con posibilidad frus-
CONSTITUCIONAL trada de revisión judicial, solicita la admisión del
recurso: «Procedente es distinguir, en suma, entre
ARTÍCULO 35 dos clases de recursos de amparo, vistos desde la
(CUESTIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD posible prematuridad de los mismos: A. Recursos
PROMOVIDA POR JUEZ O TRIBUNAL) en los que, sin pronunciamiento revisorio en la vía
judicial, se presentan «per saltum» al Tribunal
Audiencia de las partes en la cuestión de in- Constitucional; B. Recursos de amparo contra ac-
constitucionalidad: exigencia de mención es- tos lesivos de derechos fundamentales de naturale-
pecifica de los preceptos constitucionales infrin- za procesal no susceptibles de ser reparados en la
gidos. Sentencia final y que pusieron fin a un incidente, o
(STC 120/2000, de 10 de mayo, 2. El TC desesti- a una petición autónoma dentro de un proceso
ma la cuestión de inconstitucionalidad sobre el ar- principal, es decir, aquellos en los que los Jueces y
tículo 586 bis del CP de 1973.) los Tribunales desaprovecharon la oportunidad de
preservar y restablecer los derechos fundamenta-
les, si habían sido violados por ellos o por un ór-
ARTÍCULO 44.1 a) gano inferior; resoluciones, además, contra las que
(RECURSO DE AMPARO FRENTE no es legalmente permitido, de momento, un re-
A RESOLUCIONES JUDICIALES) curso que pudiera preservar y restablecer, en la vía
judicial, el derecho o la libertad violados. Mientras
Agotamiento de la vía judicial previa en proce- que deben inadmitirse, por prematuros, los del
dimiento de expulsión de un extranjero. apartado A., y en estos supuestos aplicar inflexible-
"El procedimiento en vía penal que conduce a mente el principio de subsidiariedad, los recursos
la resolución judicial que autoriza a la Adminis- del apartado B., en los que se dio a Jueces y Tribu-
tración para decretar la expulsión produce para nales la oportunidad de remediar las infracciones,
el recurrente el efecto jurídico de agotar la vía deben ser admitidos)."
previa a efectos del amparo, pues cabalmente su
pretensión consiste en que se continúe el proce- Alcance de la revisión constitucional de las sen-
dimiento penal -en cuanto más garantista que el tencias absolutorias o resoluciones judiciales que
procedimiento administrativo- para la determi- materialmente producen tal efecto.
nación de los hechos presuntamente delictivos "Su alcance queda reducido únicamente a com-
que se le imputan." probar si el órgano judicial ha adoptado su deci-
(STC 2412000, de 31 de enero, 2. El TC deniega sión tras efectuar, en un auténtico proceso, una
el amparo.) interpretación y una aplicación constitucional-

124
Jurisprudencia Constitucional

•••

mente correctas del derecho fundamental alegado ARTÍCULO 586 BIS A CP


y, de no ser así, a declarar lesionado el derecho (IMPRUDENCIA)
fundamental, pero sin que tal pronunciamiento
conlleve, a su vez, la declaración de nulidad de la No supone la infracción del artículo 1.1. CE.
resolución judicial impugnada. Tal pronuncia- "El órgano jurisdiccional suscita la duda de in-
miento constituye en sí mismo la reparación del constitucionalidad por entender que si el cumpli-
derecho fundamental invocado, sin que su carác- miento de una pena privativa de libertad queda
ter declarativo le prive de su efecto reparador, ya supeditado al pago o no de una indemnización
que a través del mismo no sólo se obtiene el reco- por quien infringe el art. 586 bis CP, este precep-
nocimiento del derecho, sino que, además de pro- to hace posible que se produzcan situaciones evi-
porcionar esta reparación moral, puede conllevar dentemente injustas y discriminatorias, lo que
otro tipo de efectos al ser potencialmente genera- sería contrario a la justicia como valor superior
dor de una futura indemnización." del ordenámiento consagrado en nuestra Consti-
(STC 59/2000, de 2 de marzo, 2. El TC otorga tución( ... ). Del examen del precepto cuestionado
parcialmente el amparo.) resulta dificil advertir en qué medida se produce
este resultado ("regulación discriminatoria, arbi-
traria o carente de toda explicación racional") te-
ARTÍCULO 46 niendo en cuenta la presunción alegada por el ór-
(LEGITIMACIÓN PARA LA INTERPOSICIÓN gano que promueve la cuestión de que la denuncia
DEL RECURSO DE AMPARO) del ofendido haya de tener lugar sólo en caso de
no haber obtenido la indemnización. En efecto,
Legitimación activa para la interposición del re- no es necesario insistir, de un lado, en la licitud de
curso de amparo. la persecución de la indemnización civil a través
"De ahí que el requisito de haber sido parte en del procedimiento penal una vez que el sistema
el proceso judicial previo no sea siempre suficien- jurídico lo posibilita en atención a criterios de efi-
te para poder determinar con carácter general la cacia y funcionalidad de la Justicia que no cabe
existencia de legitimación y, contrariamente, que considerar arbitrarios. De otro lado, que tampoco
puedan estar legitimados para recurrir en amparo puede tacharse de arbitraria la posibilidad de que
quienes, sin haber sido parte en el proceso, invo- el ofendido vea satisfechas sus pretensiones de
quen un interés legítimo en el asunto debatido." justicia con la obtención extraprocesal de la repa-
(STC 84/2000, de 27 de marzo de 2000, 1. El TC ración económica de un daño, cuya valoración lle-
otorga el amparo.) va a cabo en atención a sus circunstancias perso-
nales."
(STC 120/2000, de 10 de mayo, 3, que recoge
III. CÓDIGO PENAL una cuestión de constitucionalidad planteada por
el Juzgado de Instrucción nº 2 de Gavá (Barcelo-
ARTÍCULO 80.1 CP na). El TC desestima la cuestión de inconstitucio-
(SUSPENSIÓN DE LA PENA POR MOTNOS nalidad.)
DE ENFERMEDAD)
No supone la vulneración del art. 25.2 CE.
Factores requeridos para ur.ra ponderación de "La vulneración del art. 25.2 CE, por último, se
los intereses en conflicto. fundamenta en tres argumentos, ninguno de los
"Una motivación fundada en Derecho requiere cuales puede ser compartido por este Tribunal:
la ponderación de los bienes y derechos en con- a) En primer término se afirma que las penas
flicto: de un lado, la seguridad colectiva que privativas de libertad de tan corta duración como
podría verse afectada por el no ingreso en prisión la asignada (entre 1y30 días de arresto menor) no
de un penado con un eventual pronóstico negati- pueden tener el efecto requerido por el art. 25.2
vo de reincidencia, dadas sus circunstancias per- CE de la resocialización y reinserción social. (... ).
sonales y, sobre todo, en atención a la incidencia De lo que se desprende, en primer lugar, que no
en dicho pronóstico de la enfermedad padecida puede afirmarse que las penas de arresto menor
por el mismo y, de otro, el grado de afección del con las que se conmina la conducta en abstracto
derecho a la vida e integridad física del condena- infrinjan el art. 25.2 por su inidoneidad para cum-
do teniendo en cuenta el tipo de enfermedad y la plir uno de entre los varios fines constitucional-
mayor o menor incidencia que el ingreso en pri- mente legítimos, ya que la constitucionalidad de
sión de quien la padece tendría en ella." dicha pena quedaría avalada por su aptitud para
(STC 25/2000, de 31 de enero, 7. El TC otorga el alcanzar otro u otros de dichos fines. En segundo
amparo.) lugar, que su confrontación con el mandato con-

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Revista Penal
Enero-junio 2000

tenido en el art. 25.2 CE en ningún caso puede de- del autor de la infracción, ni tampoco a los fines
rivar de su genérica falta de virtualidad para al- preventivo-generales igualmente legítimos al am-
canzar la resocialización del condenado. A lo que paro de nuestra Constitución."
cabe agregar, por último, que no cabe negar toda (STC 120/2000, de 10 de mayo, 4, que recoge
posibilidad de que la efectiva imposición de una una cuestión de constitucionalidad planteada por
pena privativa de libertad de tan corta duración el Juzgado de Instrucción nº 2 de Gavá (Barcelo-
pueda cumplir la finalidad de resocialización y na). El TC desestima la cuestión de inconstitucio-
reinserción social, dado que la intimidación es- nalidad.)
pecífica e individual que se opera con el someti-
miento efectivo del sujeto al proceso penal y con
la declaración de culpabilidad y correlativa impo- IV. LEY DE ENJUICIAMIENTO
sición de la pena, puede ser, por sí misma, idónea CRIMINAL
para alcanzar un efecto resocializador.
En segundo término se alega que la inidoneidad
de esta pena para alcanzar el fin resocializador de- ARTÍCULO 276
riva de la forma domiciliaria y en ausencia de con- (PERSONACIÓN DEL HEREDERO
trol y supervisión judicial, en la que, en la prácti- DEL QUERELLANTE)
ca, se cumple. Pero tampoco este argumento
puede compartirse. Si bien es cierto que el conte- Incumplimiento judicial del plazo de treinta
nido del art. 25 .2 CE se vincula de forma directa días para la personación de los herederos en la
con el sistema de ejecución de las penas privativas continuación de actuaciones penales
de libertad, no lo es menos que el mandato que es- "En una interpretación de los requisitos del art.
tablece opera como parámetro de ponderación del 276 LECrim. guiada por el principio «pro actio-
completo sistema de ejecución de las penas y de ne», el Juzgado debería haber esperado a la finali-
las instituciones que lo integran. De manera que zación del expediente de declaración de herederos
no se trata tanto de la valoración aislada de una para, una vez conocidos éstos, citarlos, darles co-
concreta pena privativa de libertad, como de su nocimiento de la querella y abrir un nuevo perío-
ponderación en el marco de un sistema del que do para que comparecieran:"
son piezas claves instituciones como la condena o (STC 84/2000, de 27 de marzo, 3. El TC otorga
remisión condicional, las formas sustitutivas de la el amparo.)
prisión, o, por último, los distintos regímenes de
cumplimiento de la pena de prisión. Es en este
marco en el que se inserta la posibilidad de cum- ARTÍCULO 503 y 504
plir el arresto menor en el propio domicilio. For- (PRISIÓN PROVISIONAL)
ma de ejecución que, al contrario de lo argumen-
tado en la cuestión de inconstitucionalidad, se "La comparación entre los requerimientos di-
integra sin fisuras en un modelo de ejecución manantes del art. 17 de nuestra Constitución, tal y
orientado a la resocialización en la medida en que como los ha delimitado nuestra doctrina y las cir-
tiene como objetivo prioritario evitar el desarrai- cunstancias bajo las que los preceptos transcritos
go social, familiar y cultural que toda ejecución de permiten acordar la prisión, pone de manifiesto
la pena en establecimiento penitenciario conlleva. «prima facie», que la Ley ni exige la presencia de
c) Por último, se sostiene que esta pena es igual- un fin constitucionalmente legítimo para acordar
mente contraria al art. 25.2 CE, porque, al apli- tal medida, ni determina cuáles son los fines cons-
carse sólo en caso de denuncia del ofendido, será titucionalmente legítimos que permiten acordarla
el particular el que ejercitará el «ius puniendi». ni, por lo tanto, exige que éstos se expresen en la
( ... ) Procede, de otra parte, rebatir la incompatibi- resolución que la acuerda. Quizás bastaría esa in-
lidad de la exigencia de denuncia previa del ofen- suficiencia de la Ley para entender vulnerado por
dido para la persecución de los delitos con el art. ella el art. 17 CE en los términos que señalamos,
25.2 CE. Pues, de un lado, el sometimiento de la para el derecho al secreto de las comunicaciones,
persecución de estas infracciones a este requisito en la STC 49/1999, de 5 de abril, F. 4 y 5.
de procedibilidad debe ser examinado a la luz del Pero, a esa insuficiencia se añaden, en el pre-
sistema penal en su conjunto, y no de forma aisla- sente caso, otras posibles tachas de inconstitucio-
da como se pretende en esta cuestión. Pero de nalidad. En efecto, según una interpretación usual
otro, incluso desde esta perspectiva, hay que decir del párrafo segundo del art. 504 que, dado que ni
que el dejar en manos de la víctima la puesta en siquiera han respondido a las razones constitucio-
marcha del procedimiento penal ni tiene necesa- nales aducidas por el recurrente, parece ser la
riamente efectos contrarios a la resocialización aceptada en este caso por los órganos judiciales, el

126
Jurisprudencia e o ·n s t i t .u e i o n a 1

•••

mero hecho de que el delito esté castigado con pe- ARTÍCULO 795.4
na superior a la de prisión menor puede determi- (ADHESIÓN A LA APELACIÓN)
nar, pese a que de sus circunstancias personales
se deduzca que no hay riesgo de fuga y que no Posibilidad de introducción de pretensiones
concurre ninguno de los demás fines legítimos, autónomas y eventualmente divergentes de Ja ape-
que pudieran justificar constitucionalmente la lación principal.
privación cautelar de libertad, ésta ha de acordar- (STC 16/2000, de 31 de enero, 6. El TC otorga
se necesariamente en algunos casos. parcialmente el amparo. Igualmente, STC
De entre ellos, merece una especial considera- 79/2000, de 27 de marzo, 2. El TC otorga el ampa-
ción la alarma social producida por el delito, a la ro. Sentencia referida a la introducción de preten-
que se hace referencia en las resoluciones impug- siones referidas a la acción penal y civil simultá-
nadas. Porque, como dijimos en la STC 66/1997 neamente. También la STC 93/2000, de 10 de
(de 7 de abril, F. 6), y reiteramos en la STC abril, 4. El TC otorga parcialmente el amparo.)
98/1997 (de 20 de mayo, F. 9), con independencia
del correspondiente juicio que pueda merecer la
finalidad de mitigación de otras alarmas sociales ARTÍCULO 902
que posean otros contenidos -la alarma social que (REFORMATIO IN PEIUS)
se concreta en disturbios sociales, por ejemplo- y
otros orígenes -la fuga del imputado o su libertad El art. 902 prohíbe la reforma peyorativa.
provisional-, juicio en el que ahora no es perti-
nente entrar, lo cierto es que la genérica alarma Aplicación de la reformatio in peius al recurso
social presuntamente ocasionada por un delito de apelación.
constituye el contenido de un fin exclusivo de la "También hemos sostenido que es trasladable al
pena -la prevención general- y ("so pena" de que recurso de apelación lo dispuesto en el art. 902
su apaciguamiento corra el riesgo de ser precisa- LECrim para el recurso de casación, a fin de pre-
mente alarmante por la quiebrá de principios y servar el principio acusatorio y evitar el agrava-
garantías jurídicas fundamentales), presupone un miento de la situación del condenado apelante por
juicio previo de antijuridicidad y de culpabilidad
su solo recurso, cuando ejercita el derecho a la se-
del correspondiente órgano judicial tras un proce-
dimiento rodeado de plenas garantías de impar- gunda instancia en el orden penal, que es produc-
cialidad y defensa." to de la conexión de los artículos 24.1 y 10.2 CE."
(STC 47/2000, de 17 de febrero, 5, planteando (STC 16/2000,· de 31 de enero, 5. El TC otorga
una cuestión interna de inconstitucionalidad so- parcialmente el amparo.)
bre los artículos 503 y 504 de la LECrim.; Redac-
ción de la Ley 10/1984, de 26 de diciembre.) Prohibición de la reformado in peius respecto
de la acción civil derivada del ilícito penal.
"Finalmente, hemos mantenido que respecto de
ARTÍCULO 790.1 la acción civil derivada del ilícito penal (ámbito al
(DE LA PREPARACIÓN DEL JUICIO ORAL) que se contrae la presente demanda) rige también
la imposibilidad de alterar en perjuicio del único
Alcance del auto de apertura del juicio oral. apelante las indemnizaciones concedidas en la
"La apertura de la fase intermedia -a través del instancia, por aplicación del principio «tantum
auto de incoación del procedimiento abreviado devolutum quanturn appellaturn», salvo que exis-
previsto en el art. 790.1 LECrim.- supone necesa- tan otros recursos de apelación autónomos o ad-
riamente la clausura de la fase anterior de ins- herentes al recurso del apelante, pues en este caso
trucción, sfo posibilidad de replantear lo ya deci- se incrementa el alcance devolutivo del recurso y,
dido en ella. Y como consecuencia de lo anterior, por ello, los poderes del órgano de apelación. En
el auto de incoación del procedimiento abreviado definitiva, desde el punto de vista de la acción ci-
no sólo tiene el significado de clausurar de mane- vil anudada a la acción penal, se producirá la «re-
ra implícita la anterior fase de instrucción (STC fonnatio in peius» cuando la modificación opera-
186/1990, F. 8), sino que por la propia naturaleza da en fase de apelación no sea consecuencia de
y características de esta fase procesal, impide al una petición deducida ante el Tribunal, bien a
imputado solicitar nuevas diligencias o tener co- través de la formulación de un recurso de apela-
nocimiento de las ya practicadas, o pedir el sobre- ción, bien por medio de la adhesión a cualquiera
seimiento." de los recursos admitidos por el órgano judicial."
(STC 19/2000, de 31 de enero, 7. El TC otorga el (STC 16/2000, de 31 de enero, 5. El TC otorga
amparo.) parcialmente el amparo.) ·

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Revista Penal
Enero-junio 2000

V. LEGISLACIÓN ESPECIAL Exigencia de motivación reforzada de las reso-


luciones denegatorias de permisos de salida.
LEY ORGÁNICA 6/1985, DE 1 DE JULIO, (STC 109/2000, de 5 de mayo, 3 y 4. El TC de-
DEL PODER JUDICIAL niega el amparo.)

ARTÍCULO 23.4 F Concesión: cuestión de legalidad ordinaria.


(PRINCIPIO DE JUSTICIA UNIVERSAL) "Todo lo relacionado con los permisos de salida
es una cuestión situada esencialmente en el terre-
Universalización de la competencia jurisdiccio- no de la aplicación de la legalidad ordinaria, de
nal de los Estados y sus órganos para el conoci- forma que la concesión de los permisos no es au-
miento de ciertos hechos como los delitos de trá- tomática, una vez constatados los requisitos obje-
fico de drogas y sustancias estupefacientes. tivos previstos en la Ley. No basta entonces con
(STC 87/2000, de 17 de marzo, 4 a). El TC de- que éstos concurran, sino que, además, no han de
niega el amparo. STC 102/2000, de 10 de abril, 4. darse otras circunstancias que aconsejen su dene-
El TC deniega el amparo.) gación, a la vista de la perturbación que puedan
ocasionar en relación con los fines antes expresa-
dos y cuya apreciación corresponde a las autori-
ARTÍCULO 448 dades penitenciarias y, en último término, a los
(SANCIONES A ABOGADOS órganos judiciales encargados de la fiscalización
Y PROCURADORES QUE INTERVENGAN de estas decisiones."
EN PLEITOS) (STC 137/2000, de 29 de mayo, 3. El TC deniega
el amparo).
Preferencia del procedimiento disciplinario so-
bre el penal. LEY 4/1985, DE 21 DE MARZO, DE
"Lo establecido en los arts. 448 y ss. LOPJ so-
EXTRADICIÓN PASIVA
bre la corrección disciplinaria de los Abogados
que intervengan en los pleitos no sólo regula la ARTÍCULOS 1.2 Y 6
potestad disciplinaria atribuida a los Jueces o a (RECIPROCIDAD)
las Salas sobre dichos profesionales, sino que
también constituye un reforzamiento de la fun- El control de la garantía de reciprocidad corres-
ción de defensa que les está encomendada. Por ponde al Gobierno una vez concluida la fase judi-
ello resulta de suma importancia subrayar aho- cial del procedimiento de extradición.
ra, tal y como ya hicimos en nuestra STC (STC 87/2000, de 27 de marzo, 7. El TC desesti-
38/1988 (F. 2) y luego en las SSTC 92/1995 y ma el amparo.)
157/1996, la preferente aplicación de la vía dis-
ciplinaria configurada en los arts. 448 y ss. LOPJ
respecto de la vía penal del juicio de faltas para ARTÍCULO 3.1
sancionar las conductas que no sean constituti- (NO ENTREGA DE NACIONALES)
vas de delito de los Abogados en el proceso, toda
vez que aquella vía disciplinaria se ha estableci- Carácter supletorio de Ja ley española de extra-
do al servicio de los derechos fundamentales ga- dición frente a los Tratados internacionales.
ranti:Zados en los arts. 20.1 a) y 24 CE." "La cuestión analizada, la conformidad a la
(STC 113/2000, de 5 de mayo, 5. El TC otorga el Constitución de la extradición de nacionales des-
amparo.) de la perspectiva del derecho a la tutela judicial
efectiva, no podría ser resuelta siempre en idénti-
co sentido, pues dependerá, al menos, de la exis-
LEY ORGÁNICA GENERAL tencia o no de Tratado y de las previsiones del
PENITENCIARIA mismo respecto de la cuestión.
Así, sería posible sostener que, en ausencia de
ARTÍCULO 47 Tratado, la prohibición de extraditar nacionales
(PERMISOS DE SALIDA) contenida en la Ley de Extradición Pasiva co-
braría su fuerza vinculante y, en consecuencia, su
Conexión con el articulo 25.2 CE. relevancia constitucional en el marco del derecho
(STC 109/2000, de 5 de mayo, 3. El TC deniega a la tutela judicial efectiva dado el taxativo tenor
el amparo. STC 137/2000, de 29 de mayo, 3. El TC literal de su art. 3.1, pues difícilmente podría con-
deniega el amparo.) siderarse razonable o no arbitraria una resolución

128
Jurisprudencia Constitucional

que a pesar del mismo acceda a la extradición de un extranjero "encartado" no puede ser calificada
un nacional. (. .. ) Por el contrario, ante solicitudes como una sanción sustitutiva de la sanción penal
de extradición cubiertas normativamente por el ni como una pena.
Convenio Europeo de Extradición, que faculta a (STC 24/2000, de 31 de enero, 3. El TC deniega
los Estados para la entrega de los nacionales, no el amparo.)
puede entenderse, en principio, que sea arbitraria
la entrega en el caso concreto, pues, de un lado,
como acabamos de afirmar, la existencia del Tra- LEY 10-1-1996, Nº 111996
tado constituye al menos un indicio de la mínima DE ASISTENCIA JURÍDICA GRATUITA
homogeneidad constitucional y jurídico-penal ne-
cesaria a efectos de despejar los posibles recelos ARTÍCULO 7.1
de desigualdad que el enjuiciamiento bajo las le-
yes de otro Estado puede suscitar. Y, de otro, no "Cierto es que, como se desprende de las actua-
se puede olvidar que la extradición de nacionales ciones, el Juzgado partía del entendimiento de que
en el ámbito de los países firmantes del Convenio los mismos Letrado y Procuradora de oficio que
de Roma, e Italia lo es, no puede suscitar sospe- habían actuado en el procedimiento por quebran-
chas genéricas de infracción de los deberes estata- tamiento de condena núm. 78611994, determinante
les de garantía y protección de los derechos cons- de la competencia del Juzgado, debían ser los que
titucionales de sus ciudadanos, dado que se trata mantuvieran su asesoramiento técnico y represen-
de países que han adquirido un compromiso es- tación en el expediente de acumulación de conde-
pecífico de respeto de los derechos humanos y que nas; de ahí que no se procediera a requerir al pena-
se han sometido voluntariamente a la jurisdicción do para que efectuase nueva designación o, en caso
del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, ga- contrario, proceder al nombramiento de oficio. Sin
rante en última instancia de los derechos funda- embargo, este criterio resulta difícilmente compati-
mentales de todos con independencia de las dife- ble con lo dispuesto en el art. 7.1 de la Ley 1/1996,
rentes culturas jurídicas de los países firmantes de de 10 de enero, de Asistencia Jurídica Gratuita, a
dicho Convenio." cuyo tenor «la asistencia jurídica gratuita en el
(STC 87/2000, de 27 de marzo, S. El TC desesti- transcurso de una misma instancia se extiende a to-
ma el amparo. STC 102/2000, de 10 de abril, 8. El dos sus trámites e incidencias, incluida la ejecu-
TC deniega el amparo). ción, pero no podrá aplicarse a un proceso distin-
to}>. Como señala el Ministerio Fiscal, a tenor de
dicho precepto no resulta razonable entender que
LEY ORGÁNICA 7/1985, DE 1 DE JULIO, la Procuradora y el Abogado de oficio que repre-
DE DERECHOS Y DEBERES DE LOS sentaron y defendieron al recurrente en el proceso
EXTRANJEROS EN ESPAl'lA por quebrantamiento de condenas, puedan seguir
representándole y defendiéndole en un proceso
ARTICULO 21.2 completamente distinto, como es el expediente de
(SALIDAS DEL TERRITORIO ESPAÑOL) acumulación de condenas, sin un nombramiento
específico para este procedimiento."
La resolución judicial necesaria para que la Ad- (STC 13/2000, de 17 de enero, 3. El TC otorga
ministración pueda llevar a efecto la expulsión de el amparo.) •

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Jurisprudencia Constitucional

11 Enero-junio 2001
.__~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ ...
Luis Arroyo Zapatero Catedrático de Derecho Penal y Rector
de la Universidad de Castilla-La Mancha
Cristina Rodríguez Yagüe Prof1. Ayudante de Derecho Penal
de la Universidad de Castilla-La Mancha
SUMARIO STC 12/2001, de 29 de enero, Sala 2.ª (B.0.E de 1
de marzo). Ponente: De Mendizábal Allende.
l. Constitución Española. STC 14/2001, de 29 de enero, Sala 2.ª (B.O.E. 1 de
11. Ley Orgánica del Tribunal Constitucional. marzo). Ponente: González Campos.
STC 15/2001, de 29 de enero, Sala 2.ª (B.O.E. de 1
RELACIÓN DE SENTENCIAS RESEiilADAS de marzo). Ponente: Jiménez Sánchez.
STC 16/2001, de 29 de enero, Sala 2.ª (B.O.E. 1 de
STC 278/2000, de 27 de noviembre, Sala 2.ª marzo). Ponente: Jiménez Sánchez.
(B.O.E. 4 de enero). Ponente: Viver Pi-Sunyer. STC 17/2001, de 29 de enero, Sala 2.ª (B.O.E. 1 de
STC 28012000, de 27 de noviembre, Sala 2.ª marzo). Ponente: Jiménez Sánchez.
(B.O.E. 4 de enero). Ponente: De Mendizábal STC 22/2001, de 29 de enero, Sala 2.ª (B.O.E. 1 de
Allende. marzo). Ponente: Viver Pi-Sunyer.
STC 28712000, de 27 de noviembre, Sala l.ª STC 27/2001, de 29 de enero, Sala l.ª (B.O.E. 1 de
(B.O.E. 4 de enero). Ponente: García Manzano. marzo). Ponente: Cruz Villalón.
STC 28812000, de 27 de noviembre, Sala 2.ª STC 28/2001, de 29 de enero, Sala 2.ª (B.O.E. 1 de
(B.O.E. 4 de enero). Ponente: De Mendizábal marzo). Ponente: González Campos.
Allende. STC 29/2001, de 29 de enero, Sala 2.ª (B.O.E. 1 de
STC 294/2000, de 11 de diciembre, Sala 2.ª (B.O.E. marzo). Ponente: García Manzano.
16 de enero). Ponente: Jiménez Sánchez. STC 31/2001, de 12 de febrero, Sala 2.ª (B.O.E. 16
STC 297/2000, de 11 de diciembre, Sala 2.ª (B.O.E. de marzo). Ponente: González Campos.
16 de enero). Ponente: Vives Antón. STC 37/2001, de 12 de febrero, Sala 2.ª (B.O.E. 16
STC 29912000, de 11 de diciembre, Sala 2.ª (B.O.E. de marzo). Ponente: Viver Pi-Sunyer.
16 de enero). Ponente: Conde Martín de Hijas. STC 48/2001, de 26 de febrero, Sala l.ª (B.O.E. 30
STC 30212000, de 11 de diciembre, Sala l.ª (B.O.E. de marzo). Ponente: Casas Baamonde.
16 de enero). Ponente: Casas Baamonde. STC 52/2001, de 26 de febrero, Sala l.ª (B.O.E. 30
STC 304/2000, de 11 de diciembre, Sala 2.ª (B.O.E. de marzo). Ponente: García Manzano.
16 de enero). Ponente: Vives Antón. STC 53/2001, de 26 de febrero, Sala l.ª (B.O.E. 30
STC 30512000, de 11 de diciembre, Sala l.ª (B.O.E. de marzo). Ponente: Jiménez de Parga y
16 de enero). Ponente: García Manzano. Cabrera.
STC 310/2000, de 18 de diciembre, Sala l.ª (B.O.E. STC 60/2001, de 26 de febrero, Sala l.ª (B.O.E. 30
16 de enero). Ponente: Cachón Villar. de marzo). Ponente: García Manzano.
STC 2/2001, de 15 de enero, Sala 2.ª (B.O.E. 16 de STC 61/2001, de 26 de febrero, Sala 2.ª (B.O.E. 30
febrero). Ponente: Jiménez Sánchez. de marzo). Ponente: Viver Pi-Sunyer.
STC 5/2001, de 15 de enero, Sala l.ª (B.O.E. 16 de STC 63/2001, de 17 de marzo, Pleno (B.O.E. 6 de
febrero). Ponente: Jiménez de Parga. abril). Ponente: Cruz Villalón.
STC 8/2001, de 15 de enero, Sala l.ª (B.O.E. 16 de STC 64/2001, de 17 de marzo, Pleno (B. O.E. 6 de
febrero). Ponente: Jiménez de Parga y Cabrera. abril). Ponente: González Campos.
STC 11/2001, de 29 de enero, Sala l.ª (B.O.E. 1 de STC 65/2001, de 17 de marzo, Pleno (B. O.E. 6 de
marzo). Ponente: Cruz Villalón. abril). Ponente: Casas Baamonde.

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Revista Penal
Enero-junio 2001
•••

STC 66/2001, de 17 de marzo, Pleno (B.O.E. 6 de de comparac1on constituido por la igualdad de


abril). Ponente: Viver Pi-Sunyer. supuestos y el cambio de criterio inmotivado o con
STC 67/2001, de 17 de marzo, Pleno (B.O.E. 6 de motivación irrazonable o arbitraria. Esta similitud o
abril). Ponente: Cachón Villar. igualdad de supuestos ha de perfilarse a través de la
STC 68/2001, de 17 de marzo, Pleno (B.O.E. 6 de semejanza de los hechos básicos y la normativa apli-
abril). Ponente: Vives Antón. cable en cada uno de los supuestos cuyo contraste se
STC 69/2001, de 17 de marzo, Pleno (B.O.E. 6 de pretende, lo que implica acreditar la desigualdad de
abril). Ponente: Jiménez Sánchez. trato en situaciones sustancialmente iguales».
STC 70/2001, de 17 de marzo, Pleno (B.O.E. 6 de (STC 27/2001, de 29 de enero, F.J. 6. El TC
abril). Ponente: García Manzano. deniega el amparo).
STC 72/2001, de 26 de marzo, Sala 2.ª (B.O.E. 1 de
mayo). Ponente: González Campos. Igualdad en la aplicación de la ley. Contenido.
STC 82/2001, de 26 de marzo, Sala l.ª (B.O.E. 1 de «La violación del art. 14 CE en esta vertiente del
mayo). Ponente: Cachón Villar. derecho a la igualdad en la aplicación de la Ley se
STC 86/2001, de 26 de marzo, Sala l.ª (B.O.E. 1 de produce cuando el mismo órgano judicial, existien-
mayo). Ponente: Garrido Falla. do una identidad sustancial del supuesto de hecho
STC 87/2001, de 2 de abril, Sala l.ª (B.O.E. 1 de enjuiciado, se aparta por un mero voluntarismo
mayo). Ponente: Casas Baamonde. selectivo del criterio jurisprudencia! mantenido en
STC 94/2001, de 2 de abril, Sala 2.ª (B.O.E. 1 de casos anteriores y sin que medie una fundamenta-
mayo). Ponente: Conde Martín de Hijas. ción suficiente y razonable que justifique la nueva
STC 10112001, de 23 de abril, Sala 2.ª (B.O.E. 29 postura en la interpretación y aplicación de la mis-
de mayo). Ponente: Casas Baamonde. ma legalidad. En definitiva, lo que proscribe es el
STC 102/2001, de 23 de abril, Sala l.ª (B.O.E. 29 cambio irreflexivo o arbitrario, lo cual exige del recu-
de mayo). Ponente: García Manzano. rrente la aportación del término válido de compara-
STC 106/2001, de 23 de abril, Sala 2.ª (B.O.E. 29 ción que, en este caso, estaría constituido por la
de mayo). Ponente: Conde Martín de Hijas. acreditación de las resoluciones judiciales del mis-
STC 108/2001, de 23 de abril, Sala 2.ª (B.O.E. 29 mo órgano judicial que, en supuestos esenciales
de mayo). Ponente: Viver Pi-Sunyer. iguales, hubieran decidido de modo contrario al
STC 115/2001, de 10 de mayo, Pleno (B.O.E. 8 de empleado para dictar la resolución que ahora se
junio). Ponente: García Manzano. impugna».
STC 118/2001, de 21 de mayo, Sala l.ª (B.O.E. 8 de (STC 37/2001, de 12 de febrero, F.J. 3. El TC
junio). Ponente: Cruz Villalón. deniega el amparo. También SSTC 69/2001, de 17
de marzo, F.J. 34 y 82/2001, de 26 de marzo, F.J.
5. En ambas, el TC deniega el amparo).
PRECEPTOS LEGALES INTERPRETADOS EN LAS SENTEN-
CIAS RESE&ADAS Imposibilidad del ejercicio de la acusación par-
ticular en la jurisdicción militar cuando el ofendi-
CE: Arts. 14, 17.1 y 2, 18. 1 y 2, 20.1, 24.1 y 2, do o inculpado del delito sean militares y exista
25.1 y 2, 71.3 y 125. entre ellos relación jerárquica de subordinación.
LOTC: Arts. 44.1, 44.2 y 49.1. «El mencionado principio de la disciplina militar
no debe extravasar su propio ámbito para proyec-
tarse en el seno del proceso, en cuanto éste es ins-
l. CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA trumento de enjuiciamiento y satisfacción de pre-
tensiones, y ello aunque tal proceso, como el
sustanciado por la jurisdicción militar en averigua-
ARTÍCULO 14 ción y castigo de los delitos y faltas militares, ofrez-
(PRINCIPIO DE IGUALDAD) ca algunas peculiaridades, que deberán, en todo
caso, atenerse a la exigencia del artículo 117 .5 CE,
de estar reguladas de acuerdo con los principios de
Doctrina constitucional sobre la necesidad de la Constitución ( ... ). No se alcanza a comprender la
un término válido de comparación. Inexistencia razón de que dicho principio de jerarquía y discipli-
de término válido entre la situación regimenta] de na militar sea puesto en entredicho por la circuns-
un interno en un departamento especial y los suje- tancia de que se reconozca la condición de parte
tos sometidos al régimen ordinario. procesal, en un procedimiento penal militar, a
«Hemos venido exigiendo desde nuestra doctrina quien como el recurrente pretende ejercer la acción
más temprana el ofrecimiento de un término válido penal como ofendido frente a otro militar, de supe-

162
Jurisprudencia Constitucional

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rior empleo, y a quien se imputa responsabilidad maxnno absoluto presenta una plena concreción
por la lesión de bienes y derechos de la víctima a temporal y está fijado en las 72 horas computadas
consecuencia de la presunta comisión del hecho desde el inicio de la detención, que no tiene por qué
delictivo objeto de denuncia y consecuente averi- coincidir necesariamente con el momento en el que
guación, pero con el que media una relación de el afectado se encuentra en dependencias policiales.
subordinación jerárquica (. .. ). Ha de concluirse que En la hipótesis más normal de que no coincidan
no existe justificación razonable y objetiva que legi- ambos plazos, absoluto y relativo, tendrá preferen-
time constitucionalmente la exclusión, en el supues- cia aquel que resulte más beneficioso para el dete-
to enunciado, del ejercicio de la acusación particu- nido. El plazo relativo se superpone, sin reempla-
lar por el ofendido o víctima del delito que, como el zarlo, al plazo máximo absoluto. En atención a tales
demandante de amparo, pretende mostrarse parte plazos, la vulneración del artículo 17.2 CE se puede
del procedimiento penal militar iniciado en virtud producir no sólo por rebasar el plazo máximo abso-
de su denuncia, y siendo ello así, tal exclusión o luto, es decir, cuando el detenido sigue bajo el con-
prohibición vulnera el principio de igualdad en la trol de la Autoridad gubernativa o sus Agentes una
ley garantizado por el art. 14 CE». vez cumplidas las 72 horas de privación de libertad,
(STC 115/2001, de 10 de mayo, F.J. 9 y 10. El TC sino también cuando, no habiendo transcurrido ese
otorga el amparo y plantea ante el Pleno del Tribu- plazo máximo absoluto, se traspasa el relativo, al no
nal una cuestión de inconstitucionalidad respecto a ser la detención ya necesaria por haberse realizado
los artículos 108.2 de la L.O. 4/1987, de la Compe- las averiguaciones tendentes al esclarecimiento de
tencia y Organización de la Jurisdicción Militar y los hechos y, sin embargo, no se procede a la libera-
127.1 de la L.O. 2/1989, de 13 de abril, Procesal Mili- ción del detenido ni se le pone a disposición de la
tar. En votos particulares, el primero formulado por Autoridad judicial».
el Magistrado Jiménez de Parga y Cabrera, al que se (STC 288/2000, de 27 de noviembre, F.J. 3. El
adhieren los Magistrados De Mendizábal Allende y TC otorga el amparo. También sobre la doctrina
Garrido Falla, y el segundo formulado por el Magis- constitucional en cuanto a los plazos legales máxi-
trado Martín de Hijas se solicita la denegación de mos de la prisión provisional STC 305/2000, de 11
amparo fundamentando que no recogiendo el art. de diciembre, F.J. 4. El TC declara la desaparición
24 CE un derecho fundamental al ejercicio de la sobrevenida del objeto del recurso de amparo).
acusación particular, cabe la limitación de éste en
aras a garantizar un interés más relevante como es Doctrina constitucional sobre el alcance, fines y
el mantenimiento de la disciplina militar). presupuestos de la prisión preventiva.
¡ (STC 304/2000, de 11 de diciembre, F.J. 4. El TC
ARTÍCULO 17.2 desestima el amparo. También STC 29/2001, de 29
l' (PRISIÓN PROVISIONAL) de enero, F.J. 2; el TC otorga el amparo; STC
60/2001, de 26 de febrero, F.J. 3; el TC deniega el
amparo; STC 61/2001, F.J. 3; el TC concede el ampa-
Limitación temporal de la detención preventiva: ro y STC 94/2001, de 2 de abril, F.J. 6;_El TC conce-
plazo relativo y plazo absoluto. Vulneraciones del de el amparo).
art. 17.2 CE.
«En cuanto límites temporales de la detención Falta de relevancia constitucional de la omisión
preventiva operan dos plazos, uno relativo y otro del trámite de audiencia en la prórroga de la pri-
máximo absoluto. El primero consiste en el tiempo sión provisional en tanto no haya determinado
estrictamente necesario para la realización de las una verdadera indefensión material y siempre que
averiguaciones tendentes al esclarecimiento de los haya sido subsanada posteriormente.
hechos que, como es lógico, puede tener una deter- (STC 305/2000, de 11 de diciembre, F.J. 2. El TC
minación temporal variable en atención a las cir- declara la desaparición sobrevenida del objeto del
cunstancias del caso. Para la fijación de tal plazo recurso de amparo).
habrán de tenerse en cuenta estas circunstancias y,
en especial, el fin perseguido por la medida de pri- Vigencia de los principios de legalidad y excep-
vación de libertad, la actividad de las Autoridades cionalidad respecto a la prisión preventiva.
implicadas y el comportamiento del afectado por la (STC 305/2000, de 11 de diciembre, F.J. 3,
medida. Durante el período de detención preventi- siguiendo la doctrina establecida por la STC
va, y en atención. a lo dispuesto en el artículo 17 .3 147/2000, de 29 de mayo. El TC declara la desapari-
CE, debe llevarse a cabo necesariamente la infor- ción sobrevenida del objeto del recurso de amparo).
mación de derechos al detenido y cabe la posibili-
dad de que se le tome declaración, si es que no ejer- Vulneración del derecho a la libertad cuando
cita su derecho a no prestarla. Sin embargo, el plazo del cómputo máximo de la prisión provisional se

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Revista Penal
Enero-junio 2001
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excluye el período de tiempo en que de manera (STC 2912001, de 29 de enero, F.J. 3. El TC otor-
simultánea el recurrente cumple una pena privati- ga el amparo).
va de libertad.
(STC 305/2000, de 11 de diciembre, F.J. 8, Control por parte del TC de la razonabilidad de
siguiendo la doctrina sentada por las SSTC la adopción o mantenimiento de la prisión provi-
71/2000 y 72/2000, de 13 de marzo. El TC declara sional.
la desaparición sobrevenida del objeto del recurso (STC 29/2001, de 29 de enero. F.J. 3. El TC otor-
de amparo en cuanto el propio órgano jurisdiccio- ga el amparo. Igualmente SSTC 61/2001, de 26 de
nal deja sin efecto la suspensión del plazo de pri- febrero, F.J. 3 y 94/2001, de 2 de abril, F.J. 6. En
sión provisional sobrevenidamente en aplicación ambas, el TC otorga el amparo).
de la STC 7112000).
Presupuestos que motivan la prórroga de la pri-
Deber de motivación reforzado de las resolucio- sión provisional.
nes judiciales relativas a la libertad personal. «Este Tribunal afirmó [STC 47/2000, de 17 de
«Si la falta de motivación de tales resoluciones febrero] que si en un primer momento cabría
infringe ya, por esta sola causa, el derecho fun- admitir que para preservar los fines constitucio-
damental afectado, cuando se trata del derecho nalmente legítimos de la prisión provisional, su
de libertad, es necesario forzar el canon de moti- adopción inicial se lleve a cabo atendiendo sola-
vación, de manera que los órganos jurisdicciona- mente al tipo de delito y a la gravedad de la pena,
les deben respetar en el razonamiento el conteni- el transcurso del tiempo modifica estas circuns-
do constitucionalmente garantizado por ese tancias y por ello, en la decisión de mantenimien-
derecho». to de la medida, deben ponderarse inexcusable-
(STC 28/2001, de 29 de enero, F.J. 3. El TC esti- mente los datos personales del preso preventivo
ma el amparo. También STC 60/2001, de 26 de así como los del caso concreto».
febrero, F.J. 2. El TC deniega el amparo). (STC 60/2001, de 26 de febrero, F.J. 4. El TC
deniega el amparo. También STC 61/2001, de 26
Cumplimiento de los plazos legales de duración de febrero, F.J. 3. El TC otorga el amparo).
máxima de la prisión provisional.
«La lesión en que consiste la ignorancia del pla- Necesidad de determinación de los motivos por
zo no se subsana por el intempestivo acuerdo de los que se deniega una solicitud de libertad provi-
prórroga adoptado una vez superado éste». sional.
(STC 28/2001, de 29 de enero, F.J. 5. El TC esti- «El paso del tiempo puede modificar las circuns-
ma el amparo). tancias objetivas que pudieron justificar que en un
primer momento se acordara la prisión provisional
Exigencia de motivación suficiente y razonable y además obliga a ponderar los datos personales y
de la prisión provisional. los del caso concreto conocidos en momentos pos-
«La legitimidad constitucional de la prisión provi- teriores. Por esta razón, la solicitud de libertad pro-
sional, como medida de aplicación excepcional, sub- visional no puede denegarse alegando simplemente
sidiaria, provisional y proporcionada, a la consecu- que subsisten los motivos que determinaron que se
ción de los fines que la justifican requiere que las acordara esta medida cautelar, ya que dicha moti-
decisiones relativas a su adopción y mantenimiento vación no expresa si en el momento en que se soli-
se expresen en una resolución judicial que contenga cita nuevamente la libertad provisional, la prisión
una motivación suficiente y razonable. Para ello, tal provisional acordada sigue cumpliendo los fines
resolución ha de reflejar no solamente la concurren- constitucionales que la legitiman».
cia de motivos bastantes para creer responsable del (STC 61/2001, de 26 de febrero, F.J. 4. El TC
delito a la persona afectada, sino la concurrencia de otorga el amparo).
alguno de sus fines justificativos, de modo que la
ponderación de las circunstancias concretas del caso ARTÍCULO 17.4
ha de reflejarse en la decisión del órgano judicial y, (HABEAS CORPUS)
además, no ha de ser arbitraria, es decir, debe ser
acorde con las reglas del razonamiento lógico y, muy
especialmente, con los fines que justifican la institu- Distinción entre el juicio de admisibilidad y el
.1
ción de la prisión provisional, porque sólo así exis- juicio de fondo sobre la ilicitud de la detención. ;¡
tirá una verdadera ponderación de los intereses en Inadmisión por el Juzgado Togado militar de la
juego: la libertad de una persona cuya inocencia se solicitud de habeas corpus formulada por un
presume, por un lado; la realización de la justicia guardia civil ante la imposición de una sanción
penal y la evitación de hechos delictivos, por otro». privativa de libertad por la comisión de una falta

164
,., J u r i s p r u d e n e i a e o n s t i t u e i o n a 1
f'~-
~,'

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disciplinaria grave debido a la apariencia de lega- pue~e y de_be s~r inad~i~ida, según el art. 6 LOHC,
lidad de la sanción impuesta. previa aud1enc1a del Mm1sterio Fiscal. No entender-
«Como afirmamos en nuestra reciente STC lo así es tan_to _co~o c~mvertir al Juez que conoce de
263/2000, aun cuando la L.O. 6/1984 permita reali- esta ?arantla mst1tuc1~~al e1_1 un Juez que revise la
zar un juicio de admisibilidad previo sobre la con- legalidad de la sanc1011 disciplinaria con grave
currencia de los requisitos para su tramitación, e hipertrofia del ~mbito ~atu~·al del "habeas corpus"
incluso denegar la incoación del procedimiento, (... ).El Juez del habeas esta para preservar el dere-
previo dictamen del Ministerio Fiscal, la legitimidad cho fundamental a la libertad en el seno de actua-
de tal inadmisión a trámite debe reducirse a los ciones de los poderes públicos que, prima facie, se
supuestos en que se incumplan los requisitos for- desenvuelven o con quebrantamiento de derechos
males -tanto los presupuestos procesales, como los fundamentales y/o, sencillamente, de espaldas a la
elementos formales- de la solicitud a los que se Ley y a la Constitución; sin embargo, el Juez del
refiere el art. 4 LOHC ( ... ).Sin embargo, al haberse "habeas" no está para conocer y resolver en el terre-
adoptado esa decisión inadmisoria, no obstante no de lo discutible, de lo jurídicamente dudoso,
hallarse el recurrente cumpliendo el arresto o san- cuando la Autoridad sancionante ha actuado en el
ción privativa de libertad, y ponerse en discusión seno de un procedimiento y en el cumplimiento de
precisamente el fundamento legal de la misma, real- lo que la Ley dispone de modo expreso, terminante
mente se anticipó la respuesta sobre el fondo en el y, además, no negado por el recurrente. En estos
trámite mismo de admisión, sin dar ocasión alguna casos, como el presente, soy de la opinión de que el
al recurrente de comparecer y de formular alegacio- a~. 6 L?HC, pues~o_e? relación con el art. 4 c), per-
nes y proponer, en su caso, los medios de prueba mite e impone el JUICIO de admisibilidad, que es el
pertinentes al efecto de sostener su posición. En con- que emitió, con fundamentación suficiente, el Juez
secuencia, y en esa misma medida, el órgano juris- Togado Militar» F.4.
diccional militar no ejerció de manera eficaz el con- (También sobre la necesidad de un juicio de
trol garantizador de la privación de libertad, fondo ante las solicitudes de habeas corpus: STC
desconociendo así la naturaleza y función constitu- 288/2000, de 27 de noviemb1·e, F.J. 6. El TC otor-
cional asignada al procedimiento de "habeas cor- ga el amparo).
pus". Tanto más cuanto que, con arreglo a lo dis-
puesto en el art. 54.1 de la LO 11/1991, de 17 de junio ARTÍCULO 18.1
[del régimen disciplinario de la Guardia Civil] trata- (DERECHO AL HONOR)
ba de una sanción inmediatamente ejecutiva, no
estando prevista vía de recurso alguna (art. 6 LOHC)
contra la resolución que acuerda la inadmisión a trá- Doctrina constitucional sobre el concepto y los
mite del procedimiento de "habeas corpus". límites del derecho al honor.
(STC 287/2000, de 27 de noviembre, F.J. 5) «El honor es un concepto jurídico indeterminado
cuya delimitación depende de las normas, valores e
El TC otorga el amparo. Existe un voto particular ideas sociales vigentes en cada momento. De ahí que
formulado por Jiménez de Parga al que se adhiere los órganos judiciales dispongan de un cierto mar-
Garrido Falla en el que se afirma que «Si se acepta- gen de apreciación a la hora de concretar en cada
se la tesis expuesta en el F. 4 que es la contenida en caso qué deba tenerse por lesivo del derecho funda-
otras Sentencias recientes), o sea: que la decisión de mental al honor. El artículo 18. l CE otorga rango de
denegar la solicitud de "habeas corpus" debe redu- derecho fundamental, igual al del derecho a expre-
cirse a los supuestos en que se incumplan los requi- sarse libremente, al de no ser escarnecido o humilla-
sitos formales a que se refiere el art. 4 LOHC, cen- do ante sí mismo o ante los demás. Como tantas
tenares de resoluciones de este Tribunal veces ha dicho este Tribunal, el art. 20.1 a) CE no
Constitucional (providencias y Autos de inadmisión tutela un pretendido derecho al insulto, pues la
de recursos de amparo) tendrían que ser considera- "reputación ajena", en expresión del art. 10.2 del
das en adelante. A todos, o a la mayor parte de los Convenio Europeo de Derechos Humanos, constitu-
quejosos en amparo habría que contestarles con un ye un límite del derecho a expresarse libremente y de
"juicio de fondo" sin que bastase el "juicio de admi- la libertad de informar. Esto sentado, ha de advertir-
sibilidad". En esta misma línea, me parece que la se que también ese derecho fundamental al honor
tesis de la mayoría olvida que el propio art. 4 LOHC viene limitado por los derechos fundamentales a opi-
contempla como uno de los presupuestos de admi- nar e informar libremente, al ser todos de igual ran-
sibilidad de la demanda de "habeas corpus" la cita go constitucional y, por lo tanto, de obligada coexis-
del "motivo concreto por el que se solicita". Si ese tencia. Por lo que, según las circunstancias del caso,
motivo no es mencionado o si, en caso contrario, cabe la posibilidad de que la reputación tenga que
resulta manifiestamente infundado, la demanda soportar restricciones, viéndose cuestionada cuando

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Revista Penal
Enero-junio 2001
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la relevancia pública de aquello sobre lo que se infor- cial de intervención de las comunicaciones es la
ma o se opina así lo requiera». existencia de una investigación en curso por un
(STC 297/2000, del 1 de diciembre, F.J. 7. El TC hecho constitutivo de infracción punible grave, en
otorga el amparo). atención al bien jurídico protegido y a la relevancia
social del mismo, a lo que hay que añadir que la
ARTÍCULO 18.2 comprobación de la proporcionalidad de la medida,
(DERECHO FUNDAMENTAL A LA INVIO- desde la perspectiva que ahora nos ocupa, ha de
LABILIDAD DE DOMICILIO) construirse analizando las circunstancias concu-
rrentes en el momento de su adopción (... ). Pero es
que además, como señalan el Abogado del Estado y
Contenido del mandamiento judicial autorizan- el Ministerio Fiscal, la gravedad de la infracción
do la entrada y registro en un domicilio en un pro- punible no puede estar determinada únicamente
cedimiento penal. por la calificación de la pena legalmente prevista,
«Los requisitos esenciales: esa motivación, para aunque indudablemente es un factor que debe de
ser suficiente, debe aportar los elementos que per- ser considerado, sino que también deben tenerse en
mitan posteriormente realizar el juicio de proporcio- cuenta otros factores, como los bienes jurídicos pro-
nalidad entre la limitación que se impone al derecho tegidos y la relevancia social de aquélla. En este sen-
fundamental restringido y su límite, argumentando tido no cabe sostener que, cuando el contrabando
la idoneidad de la medida, su necesidad y el debido de tabaco se realiza a gran escala a través de una
equilibrio entre el sacrificio sufrido por el derecho organización, lo que constituía objeto de la investi-
fundamental limitado y la ventaja que se obtendrá gación policial en este caso, merece un reproche
del mismo. El órgano judicial deberá precisar con social muy escaso, dada la incidencia de tal activi-
detalle las circunstancias espaciales (ubicación del dad, no sólo sobre los intereses recaudatorios de la
domicilio) y temporales (momento y plazo) de entra- Hacienda Pública sino también sobre la finalidad
da y registro, y de ser posible también las personales extrafiscal inherente a la imposición específica
(titular u ocupantes del domicilio en cuestión). A sobre consumos, justificada en el caso del tabaco
esta primera información, indispensable para con- por los costes sociales, sanitarios en concreto, que
cretar el objeto de la orden de entrada y registro genera por tratarse de un producto perjudicial para
domiciliarios, deberá acompañarse la motivación de la salud».
la decisión judicial en sentido propio y sustancial, (STC 29912000, de 11 de diciembre, F.J. 2. El TC
con la indicación de las razones por las que se acuer- otorga el amparo. Igualmente, en remisión a lo
da semejante medida y el juicio sobre la gravedad de recogido en la STC 299/2000, la STC 17/2001, de
los hechos supuestamente investigados, e igualmen- 29 de enero, F.J. 2. El TC otorga el amparo. Igual-
te ha de tenerse en cuenta si se está ante una dili- mente, STC 14/2001, de 29 de enero, F.J. 3. El TC
gencia de investigación encuadrada en una instruc- desestima el amparo).
ción judicial iniciada con antelación, o ante una
mera actividad policial que pudiera ser origen, justa- Garantías de la intervención judicial. Doctrina
mente, de la instrucción penal. No es necesario constitucional.
cimentar la resolución judicial en un indicio racional «Tenemos dicho que la resolución judicial en la
de comisión de un delito, bastando una notitia cri- que se acuerde la medida de intervención telefónica
minis alentada por la sospecha fundada en circuns- o su prórroga debe expresar o exteriorizar las razo-
tancias objetivas de que se pudo haber cometido, o nes fácticas y jurídicas que apoyan la necesidad de
se está cometiendo o se cometerá el delito o delitos la intervención. Se deben exteriorizar en la resolu-
en cuestión: se trata de la idoneidad de la medida ción judicial, entre otras circunstancias, los datos o
respecto al fin perseguido». hechos objetivos que puedan considerarse indicios
(STC 14/2001, de 29 de enero, F.J. 8. El TC de la existencia del delito y la conexión de la perso-
desestima el amparo). na o personas investigadas con el mismo, indicios
que son algo más que simples sospechas; pero tam-
ARTÍCULO 18.3 bién algo menos que los indicios racionales que se
(DERECHO FUNDAMENTAL AL SECRETO exigen para el procesamiento. Esto es, sospechas
DE LAS COMUNICACIONES) fundadas en alguna clase de dato objetivo».
(STC 299/2000, de 11 de diciembre, F.J. 4. El TC
otorga el amparo. En los mismos términos, remi-
Criterios de análisis de la proporcionalidad de la tiéndose a la STC 299/2000, la STC 17/2001, de 29
medida de intervención de las comunicaciones. de enero, F.J. 2. El TC otorga el amparo. También
«Uno de los presupuestos que habilitan legal y sobre el deber de motivación, la STC 14/2001, de
constitucionalmente la adopción de la decisión judi- 29 de enero, F.J. 5. El TC desestima el amparo).

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1
lf.,. Jurisprudencia Constitucional

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Control a posteriori por el Juez del resultado de individualización de las circunstancias del caso e
Ja intervención de las comunicaciones.
«No constituyen una vulneración del derecho al
ii:cluso?e la pers~na del interno, no significa ~ue
dichas circunstancias deban ser predicables única y
secreto de las comunicaciones las irregularidades exclusivamente del interno afectado por la medida,
cometidas en el control judicial a posteriori del o que si se trata de características comunes que con-
resultado de la intervención telefónica, pues no tie- curren en un grupo de personas no puedan aducir-
nen lugar durante la ejecución del acto limitativo de se como causa justificativa de la intervención».
derechos, sino en la incorporación de su resultado a (STC 106/2001, de 23 de abril, F.J. 6. El TC otor-
las actuaciones sumariales. En definitiva, todo lo ga el amparo).
que respecta a la entrega y selección de las cintas
grabadas, a la custodia de los originales y a la trans- Necesariedad de la intervención de las comuni-
cripción de su contenido, no forma parte de las caciones de un recluso perteneciente a la banda
garantías derivadas del art. 18.3 CE». terrorista ETA.
(STC 14/2001, de 29 de enero, F.J. 4. El TC «En supuestos como el presente, en los que es de
desestima el amparo). general conocimiento que la organización a la que
pertenece el demandante de amparo es especial-
Requisitos de los acuerdos o medidas de inter- mente peligrosa para la seguridad del centro peni-
vención de las comunicaciones de sujetos reclui- tenciario, ya que en numerosas ocasiones ha aten-
dos en un Centro penitenciario. tado contra la seguridad de las prisiones y la vida y
«Respecto al requisito de la doble notificación o la libertad de sus funcionarios y trabajadores, se tra-
comunicación de la medida, este Tribunal Constitu- ta de conjurar con la medida de intervención la peli-
cional tiene declarado que la notificación de su grosidad de una comunicación incontrolada, cuya
adopción al interno en nada frustra la finalidad per- eficacia exige o puede exigir la intervención de las
seguida, ya que la intervención tiene fines única- comunicaciones en uno y otro sentido, tanto actúe
mente preventivos, no de investigación de posibles el interno como destinatario o emisor de la comu-
actividades delictivas para lo que se ·requeriría la nicación, pues de lo contrario sería posible la trans-
! previa autorización judicial, a la vez de que supone misión de datos que pusieran en peligro la seguri-
1 una garantía para el interno afectado. De otra parte, dad del centro penitenciario».
1
l la necesidad legal de la comunicación de la medida (STC 106/2001, de 23 de abril, F.J. 7. El TC otor-
l adoptada a la autoridad judicial competente ha de
ser inmediata, con el objeto de que ésta ratifique,
ga el amparo).

1 anule o subsane la decisión administrativa( ... ). Por El fundamento del mantenimiento de la inter-
todo ello resulta claro que, si la autoridad judicial
l competente se limitara a una mera recepción de la
vención de las comunicaciones de un recluso
mientras persista su pertenencia y militancia acti-
1 comunicación del acto administrativo en el que se va a la organización terrorista ETA respeta el
acuerda intervenir las comunicaciones y adoptase requisito de la existencia de un límite temporal de
1 una actitud meramente pasiva ante la restriGción la medida.
por dicho acto del derecho fundamental del recluso, (STC 106/2001, de 23 de abril, F.J. 9. El TC otor-
no estaría dispensando la protección del derecho en ga el amparo).
la forma exigida. En relación con el límite temporal
( ... )este Tribunal Constitucional ha venido exigien- ARTÍCULO 20.1 a)
do que al adoptarse la medida de intervención de las (LIBERTAD DE EXPRESIÓN)
comunicaciones, se determine el período de su
vigencia temporal, aunque para ello no sea estricta-
mente necesario fijar una fecha concreta de finali- Control de ponderación del TC en caso de con-
zación, sino que ésta puede hacerse depender de la flicto con otros derechos. Límites en la aplicación
desaparición de la condición o circunstancia con- de la ley penal.
creta que justifica la intervención (... ). Por último «A este Tribunal le compete verificar si los órga-
(. .. )el contenido de la motivación ha de extenderse, nos judiciales han hecho una delimitación constitu-
primero, a la especificación de cuál de las finalida- cionalmente adecuada de los derechos fundamenta-
des legalmente previstas -seguridad, buen orden les en conflicto, lo que sólo puede llevarse a cabo
del establecimiento e interés del tratamiento- es la comprobando si las restricciones impuestas por los
perseguida con la adopción de la medida y, segun- órganos judiciales a cualquiera de los derechos fun-
do, a la explicitación de las circunstancias que per- damentales están constitucionalmente justificadas.
miten concluir que la intervención resulta adecuada No se trata, por tanto, en esta sede, de hacer un jui-
para alcanzar la finalidad perseguida. Respecto a cio sobre la aplicación del tipo penal a los hechos
dicho requisito, este Tribunal tiene declarado que la tenidos por probados por la jurisdicción penal( ... ).

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Revista Penal
. Enero-junio 2001
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Se trata, por tanto, de examinar si la interpretación sancionado el demandante de amparo permite des-
de la norma penal hecha por los órganos judiciales cartar la existencia de expresiones insultantes, veja-
es compatible con el contenido constitucional de las torias o difamatorias, así corno la presencia de con-
libertades de expresión e información y, por tanto, sideraciones críticas referidas a la autoridad o a la
si la condena penal impugnada constituye o no una institución militar, incorporadas de forma gratuita
decisión constitucionalmente legítima, ya que los y carentes de toda conexión lógica con aquellos
tipos penales no pueden interpretarse y aplicarse de argumentos que pueden considerarse pertinentes o
forma contraria a los derechos fundamentales ( ... ). necesarios para articular procesalmente un alegato
La interpretación de los tipos penales en los que se de defensa contra el acto sancionador (... ). Final-
halla implicado el ejercicio de la libertad de expre- mente no se puede desconocer que el demandante
sión impone la necesidad de que se deje un amplio de amparo ejercía su propia defensa, no siendo
espacio al disfrute de las libertades de información Letrado ni teniendo conocimientos jurídicos, por lo
y expresión». que es perfectamente comprensible que la forma de
(STC 297/2000, de 11 de diciembre, F.J. 3 y 4. El expresar sus alegaciones en descargo de la sanción
TC otorga el amparo). que le había sido impuesta, no siempre se ajustase
a las formalidades propias del lenguaje técnico-
Limitaciones específicas del derecho a la liber- jurídico».
tad de expresión para los miembros de las Fuerzas (STC 102/2001, de 23 de abril, F.J. 4 y 5. El TC
Armadas. otorga el amparo. En voto particular, el Magistra-
«En el ámbito castrense, la protección del deber do Garrido Falla quien propone la desestimación
de respeto a la superioridad y la correlativa limi- del recurso argumentando que las reglas de la dis-
tación del derecho a la libertad de expresión ciplina militar no pueden desconocerse con el pre-
encuentra especial justificación en exigencias vin- texto de que el recurso ordinario es un medio de
culadas a la organización y configuración de las defensa procedimental y la defensa lo permite
Fuerzas Armadas, y, por ello mismo, han de con- todo; F.J. 2).
siderarse constitucionalmente legítimas aquellas
restricciones del derecho que sean proporciona- ARTÍCULO 20.1 d)
das y obedezcan a motivos necesarios de asegura- (LIBERTAD DE INFORMACIÓN)
miento de la disciplina y de la unidad de acción,
imprescindibles para el logro de los objetivos que
constitucionalmente se le han encomendado». Contenido. Concurrencia con el derecho a la
(STC 102/2001, de 23 de abril, F.J. 3. El TC otor- libertad de expresión.
ga el amparo). «Ya hemos indicado en otras ocasiones que en
supuestos como el actual, en el que a la simple
Limitación de la libertad de expresión y derecho narración de hechos le acompañan juicios de
a la defensa. valor y calificativos vertidos por el autor de aque-
«Este entendimiento de la libertad de expresión, lla narración al hilo de la misma, esto es, diversas
como libertad especialmente reforzada por su opiniones, se está ante un caso en el que se ejer-
inmediata conexión a la efectividad de otro derecho cen tanto el derecho a comunicar libremente
fundamental es perfectamente trasladable a los información veraz por cualquier medio de difu-
supuestos de autodefensa en los que, como ahora sión [art. 20.1 d) CE], cuanto el derecho a expre-
ocurre, es el propio ciudadano afectado quien, por sar libremente opiniones, ideas y pensamientos
no ser preceptiva la asistencia letrada, asume por sí [art. 20.l a) CE]. ( ... ).Cuando lo traído al conoci-
mismo la defensa en el procedimiento de sus dere- miento de este Tribunal es la narración de unos
chos e intereses legítimos ( ... ). Sin duda alguna, hechos en relación con los cuales se formulan jui-
dicha circunstancia es determinante para ponderar cios personales sobre las conductas de quienes los
la vulneración de derechos denunciada en la protagonizan, los términos de nuestro examen
demanda de amparo, puesto que no pueden apli- deben tener en cuenta de consuno la información
carse los mismos criterios para juzgar la conducta y las opiniones a las que aquélla sirve de soporte,
y los límites de la libertad de expresión en el seno comprobando, en el contexto del reportaje
de las Fuerzas Armadas cuando las expresiones que periodístico, que la primera es veraz, y las segun-
se tratan de calificar como infracción disciplinaria das no contienen expresiones vejatorias».
se producen en el marco del ejercicio de un derecho (STC 297/2000, de 11 de diciembre, F.J. 5. El TC
a impugnar una resolución administrativa, que en otorga el amparo).
cuanto afecta también a otros derechos y valores
constitucionales, ha de ser un elemento trascen- Doctrina constitucional sobre los asuntos de
dente (. .. ). La sola lectura del texto por el que fue interés público y las personas con relevancia

168
Jurisprudencia Constituc 1· o n a 1
l 1

•••
pública en el ámbito de una información periodís-
tica. festar, y, de tratarse de información, que ésta sea
veraz».
(STC 297/2000, de 11 de diciembre, F.J. 6. El TC
(STC 2/2001, de 15 de enero, F.J. 3. El TC otor-
otorga el amparo. También STC 2/2001, de 15 de ga el amparn).
enero, F.J. 7. El TC otorga el amparo).

Doctrina constitucional sobre los límites a la . La ..constatación


. l del animus iniurandi es cn·teno ·
1i:su11c1ente p~ira a aplicación de los delitos de inju-
libertad de expresión -ausencia de expresiones nas y ca/~1m1w1s ante la colisión del derecho al honor
intrínsecamente vejatorias- y a la libertad de con las hbertades de expresión v de información
información -veracidad-.
(STC 2/2001, de 15 de cncn~. F.J. 5. El TC o~or­
(STC 297/2000, de 11 de diciembre, F.J. 6. El TC ga el amparo).
otorga el amparo).
Doctrina constitucional sobre el requisito de la
Veracidad de la información: necesidad de valo- veracidad.
ración en el contexto de expresiones que puedan (STC 2/2001, de 15 de enero, F.J. 6. El TC otor-
resultar injuriosas. ga el amparo).
«Pues, aunque consideradas en abstracto, deter-
minadas expresiones puedan resultar injuriosas, ARTÍCULO 24.1
no es posible valorarlas separadamente si, en el (DERECHO A LA TUTELA JUDICIAL
contexto concreto, resultan ser un nuevo correla- EFECTIVA)
to de la relación de hechos, de modo que no apor-
tan ningún contenido de iniura independiente del Cuestiones prejudiciales: alcance.
que puedan contener los hechos mismos (. .. ). En «Normalmente carece de relevancia constitucio-
el presente caso, las expresiones utilizadas no son nal la posibilidad de que puedan producirse resul-
sino interpretaciones de los hechos declarados tado~ co.n~radictorio~ e~tre resoluciones de órga-
veraces, carentes de sustantividad que pudiera, nos .iud1c1ales de d1stmtos órdenes, cuando la
más allá de la imputación de hechos realizada, contradicción es consecuencia de los distintos cri-
vulnerar el derecho al honor; máxime cuando, terios informadores del reparto de competencias
siendo el posible ofendido un personaje con rele- que ha llevado a cabo el legislador. Dicho de otro
vancia pública, se ha expuesto a críticas como la modo, solamente hemos reconocido relevancia
que aquí recibe y respecto a la que dispone de constitucional a la contradicción cuando no es
medios sobrados para replicar». consecuencia inevitable del ejercicio de la inde-
(STC 297/2000, de 11 de diciembre, F.J. 10. El pendencia de los órganos jurisdiccionales, en el
TC otorga el amparo). n:~rc? l~gal vigente d~ d!stribución de la jurisdic-
c10n urnca entre los d1stmtos órdenes, como ocu-
Doctrina constitucional sobre el alcance del rre, en especial, cuando la contradicción deriva de
derecho a comunicar libremente información la diversa apreciación de unos mismos hechos
veraz por cualquier medio de comunicación. desde distintas perspectivas jurídicas o cuando en
«El Juez penal, antes de entrar a enjuiciar la virtud de la ordenación legal deba atribuirse pre-
concurrencia en el caso concreto de los elementos valencia a un orden respecto de otro».
del tipo penal pertinente, en este caso el delito de (STC 278/2000, de 27 de noviembre, F.J. 6. El
calumnias, debe efectuar el previo examen de si la TC desestima el amparo).
conducta sujeta al escrutinio penal constituye o
no un ejercicio de las libertades de expresión e No cabe calificar de reformatio in peius el mero
información del artículo 20.1 CE, ya que las liber- hecho de que la Audiencia Provincial, en ejercicio
tades del art. 20.1 a) y d) CE pueden operar como de su cognición plena en la apelación penal, dis-
causas excluyentes de la antijuridicidad de esa crepe de la afirmación hecha por el Juez penal
conducta, so pena de conculcar el art. 20.1 CE de sobre si el recurrente actuó o no con temerario
no hacerlo así. En ese obligado análisis previo a la desprecio de la verdad, dado que se limitó a con-
aplicación del tipo penal el Juez penal debe valo- firmar la sentencia condenatoria.
rar desde luego, si en la conducta enjuiciada con- (STC 297/2000, de 11 de diciembre, F.J.2. El TC
cu~en aquellos elementos que la Constitución otorga el amparo).
exige en su art. 20.1 a) y d) para tenerla por un
ejercicio de libertades de expresión e información, No puede calificarse de incongruencia con rele-
lo que le impone comprobar si de opiniones se tra- vancia constitucional el hecho de que la Audiencia
ta la ausencia de expresiones manifiestamente Provincial considere parcialmente investigados
inJuriosas e innecesarias para lo que desea mani- los hechos narrados en la información, mientras

169
Revista Penal
Enero-junio 2001
•••

que el Juez de lo Penal haya afirmado, en opinión expresar la ponderación de las necesidades de
del recurrente, que esos hechos fueron investiga- seguridad colectiva (prevención general) y las
dos un tanto. necesidades de resocialización (prevención espe-
(STC 29712000, de 11 de diciembre, F.J. 2. El TC cial) en atención a la peligrosidad criminal del
otorga el amparo). condenado».
(STC 8/2001, de 15 de enero, F.J. 3. El TC deses-
La apertura del juicio oral por parte del presi- tima el amparo).
dente de un Magistrado que se integra posterior-
mente en la Sala sentenciadora supone una lesión Contenido del derecho de acceso a la jurisdic-
del derecho al Juez imparcial en tanto que el con- ción.
tacto con el material que fundamenta la apertura «El derecho a la tutela judicial efectiva, que se
oral puede hacer nacer en el juzgador prejuicios o reconoce en el art. 24. l CE, comprende, primor-
prevenciones sobre la culpabilidad del acusado. dialmente, el derecho de acceso_ a la jurisdicción,
(STC 310/2000, de 18 de diciembre, F.J. 4 y 5. El es decir, el derecho a provocar la actividad juris-
TC otorga el amparo. Existe un voto particular diccional que desemboque en una decisión judi-
formulado por el Magistrado Cachón Villar en el cial, por lo que el derecho a obtener de los Jueces
que fundamenta que no se ocasionó la pérdida de y Tribunales una resolución razonada y fundada
imparcialidad judicial por el hecho de que el en Derecho sobre el fondo de las pretensiones
Magistrado que dictó el Auto de apertura de juicio oportunamente deducidas por las partes en el pro-
oral formase parte de la Sala enjuiciadora puesto ceso se erige en un elemento esencial del conteni-
que, en primer lugar, dicho Auto no constituye do del derecho a la tutela judicial efectiva, que, no
una actuación instructora ni investigadora, por- obstante, se satisface también cuando se obtiene
que, en segundo lugar, no se trata de una actua- una resolución de inadmisión, si concurre causa
ción de oficio sino que el Auto de apertura oral se legal para ello y así se aprecia razonadamente por
realizó una vez que el Ministerio Fiscal efectuó el el órgano judicial».
escrito de acusación, no habiendo realizado el (STC 11/2001, de 29 de enero, F.J. 3. El TC otor-
Magistrado actividad inquisitiva alguna en tanto ga el amparo. También STC 94/2001, de 2 de abril,
que vino a valorar, como un tercero no compro- F.J. 2. El TC otorga el amparo).
metido con la investigación, el material sumarial
y, por último, porque los razonamientos efectua- Distinción entre el derecho de acceso a la juris-
dos para la apertura del juicio oral no pueden dicción y el derecho de acceso a los recursos con-
equipararse en absoluto a los necesarios para tra las resoluciones judiciales.
decidir más allá de toda duda razonable la culpa- (STC 11/2001, de 29 de enero, F.J. 4. El TC otor-
bilidad del acusado, F.J. 2). ga el amparo).

Doctrina constitucional sobre la incongruencia Derecho de acceso a Ja jurisdicción. El derecho


omisiva. Necesidad de distinción entre las alega- de acción penal. Doctrina constitucional.
ciones y las pretensiones. «La acción penal se entabla para que el Esta-
(STC 5/2001, de 15 de enero, F.J. 4. El TC deses- do, a través de la jurisdicción, ejerza la potes-
tima el amparo. Existe un voto particular formu- tad punitiva. Esa característica otorga una con-
lado por Jiménez de Parga y Cabrera razonando la figuración peculiar a ese ius ut procedatur en
existencia de una incongruencia omisiva y solici- que la acción penal consiste. La inexistencia de
tando el otorgamiento de amparo. También STC un derecho a obtener condenas penales, así
3112001, de 12 de febrero, F.J. 3. El TC otorga el como de un derecho a la completa sustancia-
amparo; la STC 67/2001, de 17 de marzo, F.J. 2; El ción del proceso penal no implica sostener que
TC deniega el amparo y la STC 82/2001, de 26 de el haz de derechos cobijados en el art. 24 CE a
marzo, F.J. 4. El TC deniega el amparo). la hora de configurar la efectividad de la tutela
judicial efectiva se agote, en el proceso penal,
Deber de motivación más riguroso cuando el con el mero respeto de las garantías allí esta-
derecho a la tutela judicial efectiva se conecta con blecidas a favor del imputado, procesado o acu-
el valor superior libertad. sado, según las distintas fases de aquél. Tal
«Las resoluciones que conceden o deniegan la norma incorpora, también, el interés público,
suspensión de la ejecución de la pena privativa de cuya relevancia constitucional no es posible, y
libertad han de ser motivadas: han de exteriorizar ni siquiera deseable, desconocer en un juicio
los elementos necesarios para entender efectuada justo donde queden intactas tales garantías de
la ponderación de los fines de la institución y de todos sus partícipes. De ello deriva que el ius ut
los bienes y valores en conflicto. Esto es, deben procedatur que asiste a la víctima de un delito

170
1 J u r 1 s p r u d e n e i a e o n s t i t u e i o n a 1

•••

no se agota en un mero impulso del proceso o Derecho a los recursos establecidos en la ley.
una mera comparecencia en el mismo, sino que Deber de motivación estricto en los casos de res-
de él derivan con naturalidad y necesidad los tricción de acceso al recurso.
derechos relativos a las reglas esenciales del «Si la conformidad con el derecho a la tutela
desarrollo del proceso». judicial de la decisión que niegue el acceso al
(STC 16/2001, de 29 de enero, F.J. 4. El TC con- recurso requiere la aplicación razonada y razona-
cede el amparo. También SSTC 94/2001, de 2 de ble de una causa legal de inadmisión, esto es que
abril, F.J. 3 y 115/2001, de 10 de mayo, F.J. 11. En no sea fruto de un error patente, arbitraria, mani-
ambas, el TC otorga el amparo). fiestamente irrazonable o patentemente despro-
porcionada entre la causa de inadmisión adverti-
Deber de motivación de las sentencias. Control da y las consecuencias que se han generado para
por parte del TC. la efectividad del derecho fundamental a la tutela
«Al Juzgador no le es exigible una determina- judicial efectiva, cuando se trata de casos como el
da extensión de la motivación jurídica, ni un analizado de aplicación de una causa de creación
razonamiento explícito, exhaustivo y pormeno- jurisprudencia!, hemos de partir también de este
rizado de todos los aspectos y perspectivas que canon. Ahora bien, se ha de advertir que el canon
las partes puedan tener de la cuestión sobre la de enjuiciamiento de las exigencias derivadas del
que se pronuncia la decisión judicial, por lo que deber de razonar o fundamentar la aplicación de
aun cuando nuestro control no ha de limitarse a la causa de inadmisión, es decir, la fundamenta-
comprobar la existencia de motivación, sino si la ción de la decisión de no entrar a conocer de los
existente es suficiente para considerar satisfe- motivos del recurso y negar, en consecuencia, una
cho tal derecho constitucional de las partes, no decisión sobre su fondo, no puede ser el mismo en
debe llevarse más allá de la constatación de si los casos en que la causa de inadmisión ha sido
creada por el legislador o por la jurisprudencia,
las resoluciones impugnadas, contempladas en
como se acaba de exponer. De manera que sobre
el conjunto procesal del que forman parte, esto
los Tribunales recae un específico y riguroso
es, en el contexto global del proceso, permiten
deber de fundamentación de la creación de una
conocer que la decisión judicial es fruto de una
causa de inadmisión y de su aplicación al caso
interpretación y aplicación del ordenamiento
concreto, lo que constituye una garantía de la
jurídico reconocible, lo que exige valorar todas seguridad jurídica y del derecho a la igualdad en
las circunstancias concurrentes que singulari- la aplicación de la ley».
zan el caso concreto, tanto las que estén presen- (STC 48/2001, de 26 de febrero, F.J. 4. El TC
tes, implícita o explícitamente, en la propia reso- deniega el amparo).
lución combatida como las que, no existiendo,
constan en el proceso». No existe incongruencia cuando una sentencia,
(STC 37/2001, de 12 de febrero, F.J. 6. El TC sin exceder de las pretensiones ni modificar la
deniega el amparo. También STC 108/2001, de 23 causa petendi falla en virtud de argumentos no
de abril, F.J. 2. El TC concede el amparo). expuestos por las partes en sus alegaciones.
(STC 63/2001, de 17 de marzo, F.J. 2. El TC
Incongruencia omisiva por falta de respuesta a deniega el amparo).
las alegaciones de un interno.
«La vulneración del derecho a la tutela judicial Prescripción: cuestión de legalidad ordinaria.
efectiva, por incongruencia omisiva, es más rele- Control por parte del TC. Prescripción que queda
vante cuando los motivos del recurso de alzada interrumpida por interposición de querella dirigi-
tenían por objeto la vulneración de los derechos da directamente contra dos de los coacusados e
fundamentales del interno, ya que todo motivo de innominadamente contra cualesquiera que hubie-
recurso atinente a un derecho fundamental sen participado en el hecho.
requiere una respuesta expresa y porque cualquier «La concurrencia o no de la prescripción como
sanción penitenciaria supone una grave restric- causa extintiva de la responsabilidad criminal es
ción a la ya restringida libertad inherente al cum- una cuestión de legalidad que corresponde decidir
plimiento de la pena; y, por último, por el especial a los Tribunales ordinarios y que carece, por su
deber que incumbe a los Juzgados de Vigilancia propio contenido, de relevancia constitucional
Penitenciaria en la salvaguardia de los derechos (. .. ). Ciertamente, no obstante tratarse de una ins-
de los internos». titución que encuentra fundamento también en
(STC 53/2001, de 26 de febrero, F.J. 3, siguiendo principios y valores constitucionales, la Cons~itu­
la doctrina establecida en la STC 67/2000. El TC ción no establece imperativamente un determma-
otorga el amparo). do régimen de prescripción de las infracciones

171
Revista Penal
Enero-junio 2001
•••

penales, ni tan siquiera impone su propia existen- concurrencia de un estado de necesidad justifi-
cia, pese a que hemos declarado en la citada reso- cante de la conducta del condenado a título de cir-
lución (STC 157 /1990) que sería cuestionable cunstancia eximente o de atenuante de su respon-
constitucionalmente un sistema jurídico penal sabilidad, pues éstas son cuestiones que forman
que consagrara la imprescriptibilidad absoluta de parte del proceso aplicativo de la norma penal».
los delitos y faltas. Dijimos, por ello, que es al (STC 63/2001, de 17 de marzo, F.J. 11. El TC
legislador a quien corresponde determinar, con deniega el amparo).
plena libertad, de acuerdo con el principio de
seguridad jurídica, así como los criterios de políti- Relevancia constitucional de la incongruencia
ca criminal que estime idóneos y atendibles en omisiva. Situación material de indefensión.
cada caso concreto, el régimen jurídico, el sentido (STC 67/2001, de 17 de marzo, F.J. 2. El TC
y el alcance de la prescripción de las infracciones deniega el amparo. También, STC 82/2001, de 26
(. .. ).Pero una vez que el legislador ha configurado de marzo, F.J. 4. El TC deniega el amparo).
libremente la institución de la prescripción como
causa de extinción de la responsabilidad criminal, Alcance del derecho a la tutela judicial efectiva.
su aplicación en el caso concreto puede ser objeto «El derecho a obtener la tutela judicial efectiva
de examen constitucional en sede de amparo. El no incluye un pretendido derecho al acierto judi-
canon aplicable en este caso es el propio del art. cial en la selección, interpretación y aplicación de
24 CE, en cuanto exige para entender otorgada la las disposiciones legales, salvo que con ellas se
tutela judicial efectiva que la pretensión sea afecte al contenido de otros derechos fundamen-
resuelta mediante una resolución que sea razona- tales distintos al de tutela judicial efectiva ( ... ).
da, es decir, basada en una argumentación no Para que pueda considerarse, desde la perspectiva
arbitraria, ni manifiestamente irrazonable, ni del art. 24.1 CE, que una resolución judicial está
incursa en error patente, canon éste reforzado por razonada en Derecho es necesario que el razona-
tratarse de un supuesto en el que están en juego miento en ella contenido no sea arbitrario, irrazo-
otros derechos fundamentales, como aquí sucede nable o incurra en un error patente».
con los reconocidos en los arts. 17 y 23 CE(. .. ). La (STC 82/2001, de 26 de marzo, F.J. 2. El TC
trascendencia de los valores en juego en la aplica- deniega el amparo).
ción del Derecho penal exige, en este ámbito, tan-
to la exteriorización del razonamiento por el que Doble finalidad del deber de motivación.
se estima que no concurre el supuesto previsto en «La exigencia de motivación cumple una doble
la ley, como que el mismo se manifieste a través finalidad inmediata: de un lado, exteriorizar las j
de una motivación en la que, más allá de su carác-
ter razonado, sea posible apreciar un nexo de
reflexiones que han conducido al fallo de raciona-
lidad en el ejercicio de la potestad jurisdiccional,
¡
coherencia entre la decisión adoptada, la norma
que le sirve de fundamento y los fines que justifi-
can la institución».
(STC 63/2001, de 17 de marzo, F.J. 7. El TC
que paralelamente potencia el valor de la seguri-
dad jurídica, de manera que sea posible lograr el
convencimiento de las partes en el proceso res-
pecto de la corrección y justicia de la decisión; de
J
deniega el amparo. En los mismos términos, STC otro, garantizar la posibilidad de control de la
64/2001, de 17 de marzo, F.J. 3; STC 65/2001, de resolución por los Tribunales superiores median-
17 de marzo, F.J. 3; STC 66/2001, de 17 de marzo, te los recursos que procedan, incluido este Tribu-
F.J. 3; STC 68/2001, de 17 de marzo, F.J. 6; STC nal a través del recurso de amparo».
69/2001, de 17 de marzo, F.J. 34 y STC 70/2001, de (STC 108/2001, de 23 de abril, F.J. 2. El TC con-
17 de marzo, F.J. 3. En todas ellas, correspon- cede el amparo).
dientes al «Caso Marey», El TC deniega el ampa-
ro). Deber de motivación reforzado en las sentencias
condenatorias penales.
La apreciación de Ja concurrencia de circuns- «En particular, este deber reforzado de motiva-
tancias eximentes o atenuantes de la responsabili- ción se impone en el caso de las Sentencias penales
dad es una cuestión de estricta legalidad penal condenatorias cuando el derecho a la tutela judicial
ordinaria. efectiva se conecta, directa o indirectamente, con el
«No le es posible a este Tribunal pronunciarse derecho a la libertad personal. En una Sentencia
sobre la conveniencia o no de criminalizar la con- penal, el deber de motivación incluye la obligación
ducta enjuiciada, ni cuestionar o sustituir, por de fundamentar los hechos y la calificación jurídica,
otra más conforme a Derecho, la aplicación o así como la pena finalmente impuesta».
interpretación que en el plano de la legalidad ha (STC 108/2001, de 23 de abril, F.J. 3. El TC con-
realizado el Tribunal Supremo al no apreciar la cede el amparo). 1
l
172 l
~ t

i
1 J u r 1 s p r u d e n e .
1 a e o n s t 1 t u e 1 o n a 1

... •••

La ausencia de motivación en la fijación del Competencia y Organización de la Jurisdicción


importe de las cuotas correspondientes a la pena Militar y 127.1 de la L.O. 2/1989, de 13 de abril
de días-multa incumple el deber reforzado de Procesal Militar. En votos particulares, el primer~
motivación de las sentencias penales condenato- formulado por el Magistrado Jiménez de Parga y
rias.
Cabrera, al que se adhieren los Magistrados de
(STC 108/2001, de 23 de abril, F.J. 4. El TC con- Mendizábal Allende y Garrido Falla, y el segundo
cede el amparo). formulado por el Magistrado Martín de Hijas se
solicita la denegación de amparo fundamentando
Acceso a la jurisdicción militar. Imposibilidad que no recogiendo el art. 24 CE un derecho fun-
de ser acusador particular en el proceso penal damental al ejercicio de la acusación particular,
militar cuando el ofendido e inculpado sean mili- cabe la limitación de éste en aras a garantizar un
tares y exista entre ellos una relación jerárquica interés más relevante como es el mantenimiento
de subordinación. de la disciplina militar).
«La prohibición de mostrarse parte en la cau-
sa penal seguida ante la jurisdicción militar Doctrina constitucional sobre la incongruencia
comprende también( ... ) el ejercicio de la acción extra petita.
civil, en sí misma considerada, que es remitida (STC 118/2001, de 21 de mayo, F.J. 4. El TC
para su ejercicio a la jurisdicción ordinaria (art. deniega el amparo).
108, párrafo 2 LOJM). Pues bien, esta prohibi-
ción o exclusión del ejercicio de la acción civil ARTÍCULO 24.2
derivada del delito, constituye por sí misma una (GARANTÍAS PROCESALES)
vulneración del derecho a la tutela judicial efec-
tiva del art. 24. l CE. En efecto, al impedirse al
agraviado y perjudicado por el delito o falta Aplicación con especial vigor de las garantías
militar que, actuando su interés legítimo, se procesales contenidas en el art. 24.2 CE a los
constituya como actor civil en la causa penal expedientes disciplinarios en el ámbito peniten-
militar, ejercitando al efecto la adecuada preten- ciario, al considerar que la sanción supone una
sión resarcitoria, se está obstaculizando la grave limitación a la ya restringida libertad inhe-
obtención y efectividad del deber de reparación rente al cumplimiento de una pena.
a cargo del responsable criminal, sin que para (STC 27/2001, de 29 de enero, F.J. 8. El TC
ello ofrezca justificación suficiente el principio deniega el amparo).
de jerarquía entre los diversos empleos militares
ni esté, en modo alguno, concernida la discipli- ARTÍCULO 24.2
na propia de la institución militar, dado que (PRESUNCIÓN DE INOCENCIA)
mediante dicha pretensión resarcitoria no se
persigue la inculpación y condena penal del
militar acusado, sino tan sólo la fijación de la Doctrina constitucional sobre el contenido de la
adecuada indemnización de la lesión producida presunción de inocencia.
en los bienes y derechos del militar agraviado «Nuestra doctrina ha concebido la presunción
por el hecho punible. La anterior conclusión no de inocencia como el derecho a no ser condenado
queda enervada por la cláusula de remisión a la sin pruebas de cargo válidas, lo que implica que
jurisdicción ordinaria antes mencionada, pues toda sentencia condenatoria: a) debe expresar las
el ejercicio ante ésta de la pretensión de resarci- pruebas en que se sustenta la declaración de res-
miento de daños encontraría serios obstáculos ponsabilidad penal; b) el sustento ha de venir
para su estimación, dado que, con independen- dado por verdaderos actos de prueba conformes a
cia de que se produzca la formal prejudicialidad la Ley y a la Constitución; c) practicados normal-
del proceso penal (art. 111 LECrim.), lo cierto es mente en el acto del juicio oral, salvo los supues-
que los eventuales pronunciamientos de la juris- tos admisibles de pruebas preconstituidas; d)
dicción militar podrían obstaculizar la decisión valorada, y debidamente motivada, por los tribu-
sobre dicha pretensión ejercitada fuera del pro- nales con sometimiento a las reglas de la lógica y
ceso penal; y en el que no ha podido intervenir el la experiencia y referida a los elementos esencia-
militar que ha sufrido los daños y perjuicios de les del delito objeto de condena».
cuya reparación se trata». (STC 278/2000, de 27 de noviembre, F.J. 9. El
1 (STC 115/2001, de 10 de mayo, F.J. 12. El TC TC desestima el amparo).
otorga el amparo y plantea ante el Pleno del Tri-
l bunal una cuestión de inconstitucionalidad res- Principio de libre valoración de la prueba: al TC
pecto a los artículos 108.2 de la L.O. 4/1987, de la sólo le compete el control de la razonabilidad del
1

173
Revista Penal
Enero-junio 2001
•••

discurso que une la actividad probatoria y el resul- nido sus autores, o se dé a las partes la posibilidad
tado fáctico que resulta. efectiva de contradecirlas en dicho acto, no bastan-
(STC 278/2000, de 27 de noviembre, F.J. 9. El do la simple fórmula de "por reproducidas" del uso
TC desestima el amparo. También STC 68/2001, forense y sin más atención sobre ellas, ni aun con el
de 17 de marzo, F.J. 5. El TC deniega el amparo). asentimiento del acusado, porque o hay que olvidar
que tanto por el principio acusatorio de nuestro sis-
En el marco del control de la vulneración del tema procesal penal, como por imperativo constitu-
derecho a la presunción de inocencia corresponde cional, es el acusador, público o privado, a quien
a este Tribunal comprobar, cuando así se nos soli- corresponde aportar las pruebas de cargo o incrimi-
cite, que el órgano de enjuiciamiento expone las natorias, es decir, no es el acusado quien tiene que
razones que le han conducido a constatar el rela- acreditar su inocencia, sino la acusación su culpa-
to de hechos probados a partir de la actividad pro- bilidad. La STC 80/1986, de 17 de junio, señaló que
batoria practicada. no puede negarse toda eficacia probatoria a las dili-
(STC 302/2000, de 11 de diciembre, F.J. 4. El TC gencias sumariales practicadas con declaración y
desestima el amparo. Existe un voto particular defensa de los ciudadanos, siempre que sean repro-
formulado por Casas Baamonde, al que se adhie- ducidas en el acto de la vista en condiciones que
re García Manzano, en el que se afirma que «una permitan a la defensa del acusado someterlas a con-
vez comprobado que se ha practicado la prueba tradicción( ... ). Los requisitos para la validez proba-
con las garantías constitucionales necesarias, des- toria de las diligencias sumariales: debe tratarse de
de la perspectiva de análisis propia de este Tribu- actuaciones, en principio, no reproducibles en el
nal no se trata tanto de ponderar la genérica razo- juicio oral, intervenidas por la autoridad judicial,
nabilidad de la derivación o inferencia del relato con garantía de contradicción y repetidas como
fáctico a partir de la actividad probatoria practi- prueba en el juicio oral mediante la lectura efectiva
cada cuanto de verificar la ausencia de irrazona- de los documentos que acreditan su contenido».
bilidad de la fundamentación exteriorizada en la (STC 14/2001, de 29 de enero, F.J. 7. El TC
resolución»). deniega el amparo).

Doctrina constitucional sobre la prueba indirec- Prueba de cargo. Declaración de un coimputa-


ta o indiciaria: canon de la conexión de antijuridi- do. Doctrina constitucional.
cidad. Control por parte del TC. «Cuando la única prueba de cargo consiste en la
«La determinación de la existencia del nexo de declaración de un coimputado (... )es preciso recor-
antijuridicidad entre las pruebas originarias y deri- dar la doctrina de este Tribunal, conforme a la cual
vadas no constituye en sí misma un hecho, sino un el acusado, a diferencia del testigo, no sólo no tiene
juicio de experiencia acerca del grado de conexión obligación de decir la verdad sino que puede callar
que determina la pertinencia o impertinencia de las total o parcialmente o incluso mentir, en virtud de
pruebas cuestionadas, el cual, en principio, corres- los derechos a no declarar contra sí mismo y a no
ponde a los Jueces y Tribunales ordinarias, en tanto confesarse culpable, reconocidos en el art. 24.2 CE,
que el control por parte del Tribunal Constitucional y que son garantías instrumentales del más amplio
ha de ceñirse a la comprobación de la razonabilidad derecho a la defensa( ... ). La exigencia de corrobo-
del mismo, al igual que es una tarea que correspon- ración de la declaración del coimputado no implica
de a los órganos jurisdiccionales ordinarios la apre- valoración de la prueba por parte del Tribunal
ciación acerca de si el acervo probatorio restante, Constitucional; sino que es sólo una especificación
tras la depuración de las pruebas obtenidas con vul- relativa a la existencia o inexistencia de una mínima
neración de derechos fundamentales, es suficiente actividad probatoria de cargo. En parecidos térmi-
para sustentar la condena». nos, la STC 115/1998 afirma que "a la vista de los
(STC 299/2000, de 11 de diciembre, F.J. 9. El TC condicionantes que afectan al coimputado de some-
otorga el amparo. Igualmente, remitiéndose a la timiento a un proceso penal y de ausencia de un
fundamentación contenida en la STC 299/2000, la deber de veracidad, el umbral mínimo que da paso
STC 17/2001, de 29 de enero, F.J. 2. El TC otorga al campo de libre valoración judicial de la prueba
el amparo). practicada está conformado en este tipo de supues-
tos por la adición a las declaraciones del coimputa-
Doctrina constitucional sobre el valor probato- do de algún dato que corrobore mínimamente su
rio de las diligencias sumariales o preparatorias. contenido. Antes de ese mínimo no puede hablarse
«Este Tribunal tiene señalado que la posibilidad de base probatoria suficiente o de inferencia sufi-
de considerar como prueba las diligencias sumaria- cientemente sólida o consistente desde la perspecti-
les o preparatorias está supeditada a que se repro- va constitucional que demarca la presunción de ino-
duzcan en el juicio oral o se ratifiquen en su cante- cencia"».

174
Jurisprudencia Constitucional

•••

(STC 68/2001, de 17 de marzo; F.J. 5. El TC denie- ARTÍCULO 24.2


ga el amparo. También; STC 69/2001, de 17 de mar- (DERECHO A LA NO lNDEFENSlÓN)
zo, F.J. 32. El TC deniega el amparo; STC 72/2001,
de 26 de marzo, F.J. 4. El TC otorga el amparo).
Indefensión causada por sentencia inaudita par-
Contenido. Necesidad de probar cada uno de los t~: .falta de lla1n,amient.o a la vista oral imputable
elementos fácticos que constituyen el tipo delictivo. umcamente al organo .Judicial.
(STC 70/2001, de 17 de marzo, F.J. 2. El TC . «Este Tribunal ha dicho con reiteración que una
deniega el amparo). mcorrecta o defectuosa constitución de la relación
jurídica procesal puede ser causa de indefensión
Doctrina constitucional sobre la prueba pre- lesiva del derecho a la tutela judicial efectiva. Pues
constituida. sólo si aquélla tiene lugar en los términos debidos
«Únicamente pueden considerarse como prue- es posible garantizar el derecho a la defensa de
bas las practicadas en el acto del juicio oral bajo quienes sean o puedan ser parte en dicho proceso
la vigencia de los principios de igualdad, contra- y, muy en particular, la inexcusable observancia
dicción, inmediación y publicidad. Si bien de tal del principio de contradicción, sobre el que se eri-
exigencia general se exceptúan los supuestos de ge el derecho a ser oído. Por esta razón, pesa sobre
prueba preconstituida y anticipada, siempre y los órganos judiciales la responsabilidad de velar
cuando se observe el cumplimiento de determina- por la correcta constitución de aquella relación.
dos requisitos: materiales, subjetivos, objetivos y Hemos señalado también que no todo defecto o
formales, en este caso, su introducción en el juicio irregularidad en su establecimiento posee relevan-
oral a través de la lectura de los documentos cia constitucional, sino sólo aquellas irregularida-
requerida por el art. 730 LECrim.». des que provoquen indefensión en quien las haya
(STC 72/2001, de 26 de marzo, F.J. 3. El TC sufrido, lo que sucederá si la resolución judicial se
otorga el amparo). dicta inaudita parte por causas que no sean impu-
tables a la parte, bien por su pasividad o su negli-
Pruebas obtenidas con vulneración de un dere- gencia, y sin que haya podido tener la oportuni-
cho fundamental. Conexión de antijuridicidad. dad efectiva de alegar y probar lo alegado en un
(STC 87/2001, de 2 de abril, F.J. 4. El TC denie- proceso con todas las garantías».
ga el amparo). (STC 294/2000, de 11 de diciembre, F.J. 2. El TC
otorga el amparo).
Presunciones iuris tantum y iuris et de iure en el
ámbito penal. Indefensión producida en la adhesión a la ape-
«Con independencia del tipo de delito de que se lación.
trate, en ningún caso el derecho a la presunción de «La indefensión en este caso requiere que,
inocencia tolera que alguno de los elementos consti- admitida la adhesión a la apelación, no se dé tras-
tutivos del delito se presuma en contra del acusado, lado de la misma a las partes y que se dicte una
sea como una presunción iuris tantum, sea como condena que empeore la situación del apelado
una presunción iuris et de iure. La primera modali- acogiendo las pretensiones adicionadas en la
dad de presunción iuris tantum no es admisible adhesión a la apelación sin haber podido contra-
constitucionalmente ya que produce una traslación decir esas pretensiones».
o inversión de la carga de la prueba, de suerte que la (STC 101/2001, de 23 de abril, F.J. 2. El TC otor-
destrucción o desvirtuación de tal presunción ga el amparo).
corresponde al acusado a través del descargo, lo que
no resulta conciliable con el art. 24.2 CE. Y la segun- ARTÍCULO 24.2
da modalidad, la presunción iuris et de iure, tampo- (DERECHO AL JUEZ ORDINARIO PREDE-
co es lícita en el ámbito penal desde la perspectiva TERMINADO POR LA LEY)
constitucional, puesto que prohibe la prueba en con-
trario de lo presumido, con los efectos, por un lado,
de descargar de la prueba a quien acusa y, por otro, Contenido del derecho al juez imparcial.
de impedir probar la tesis opuesta a quien se defien- «Se trata no sólo de que el Juez haya de mante-
de, si es que opta por la posibilidad de probar su ino- nerse alejado de la investigación de la causa, del
cencia, efectos ambos que vulneran el derecho fun- material sumarial, de funciones de acusación, de
damental a la presunción de inocencia». actividades que provoquen una primera impre-
(STC 87/2001, de 2 de abril, F.J. 9. El TC denie- sión sobre la responsabilidad del acusado, sino de
ga el amparo). mantenerse ajeno, específicamente también, a la

175
Revista Penal

labor de incriminación o inculpación del acusado, con carácter general, no revisten la intensidad que
ya sea ésta indiciaria y provisional como la que se caracteriza a los actos propiamente instructorios
requiere en los Autos de inculpación y procesa- que puede el Juez realizar en el proceso por deli-
miento, ya se efectúe dicha incriminación de for- to, tales como decidir sobre la situación personal
ma preventiva, como resulta necesario para dictar del encausado o el interrogatorio del detenido en
las medidas cautelares. En este contexto, en defi- el proceso por delito previsto en el art. 386 de la
nitiva, el derecho a un Juez imparcial comprende Ley de Enjuiciamiento Criminal [ATC 137/1996,
no sólo la exclusión de las prevenciones y prejui- de 28 de mayo]».
cios efectivamente producidos como resultado de (STC 52/2001, de 26 de febrero, F.J. 5. El TC
dichas actuaciones, sino también la exigencia de deniega el amparo).
prevenir la impresión, apariencia o imagen exter-
na de que el Juez no acomete la función de juzgar Las filtraciones periodísticas no producen de
con plena imparcialidad». por sí la pérdida de la imparcialidad del órgano de
(STC 310/2000, de 18 de diciembre, F.J. 5. El TC enjuiciamiento.
otorga el amparo. También SSTC 52/2001, de 26 «Aunque se estimase acreditado, lo que no es el
de febrero, F.J. 4 y 69/2001, de 17 de marzo, F.J. caso, que uno o varios Magistrados integrantes de
16. En ambas, el TC deniega el amparo. Igual- la Sala sentenciadora hubieran sido los autores de
mente STC 87/2001, de 2 de abril, F.J. 2. El TC las filtraciones publicadas, lo cierto es que el solo
deniega el amparo. Existe un voto particular for- dato de que éstas se hubieran producido no reper-
mulado por el Magistrado Jiménez de Parga y cute negativamente, menoscabándola, en la
Cabrera afirmando que se ha realizado un proce- imparcialidad del Tribunal. Es importante tener
so inquisitorial que viola el derecho a la defensa y presente en este aspecto que, para que un Juez
el derecho al Juez imparcial). pueda ser apartado del conocimiento concreto de
un asunto, en garantía de la imparcialidad, es
Diferencia entre imparcialidad objetiva e impar- siempre preciso que existan sospechas objetiva-
cialidad subjetiva del Juez o Tribunal. mente justificadas, es decir, exteriorizadas y apo-
«Nuestra jurisprudencia ha diferenciado entre yadas en datos objetivos, que permitan afirmar
una imparcialidad subjetiva, es decir, la que fundadamente que el Juez no es ajeno a la causa,
garantiza que el Juez no ha mantenido relaciones o que permitan temer que, por cualquier relación
indebidas con las partes, y la imparcialidad obje- con el caso concreto, no utilizará como criterio de
tiva, referida al objeto del proceso, y por la que se juicio el previsto por la ley, sino otras considera-
asegura que el Juez o Tribunal no ha tenido un ciones ajenas al Ordenamiento jurídico. Por más
contacto previo con el thema decidendi». que hayamos reconocido que en este ámbito las
(STC 52/2001, de 26 de febrero, F.J. 3. El TC apariencias son importantes, porque lo que está
deniega el amparo. Vid. también STC 69/2001, de en juego es la confianza que, en una sociedad
17 de marzo, F.J. 16. El TC deniega el amparo). democrática, los Tribunales deben inspirar al acu-
sado y al resto de los ciudadanos, no basta para
Alcance del derecho al juez imparcial en Jos jui- apartar a un determinado Juez del conocimiento
cios de faltas. de un asunto que las sospechas o dudas sobre su
«Cuando se trata de examinar si se ha produci- imparcialidad surjan en la mente de quien recusa,
do una vulneración del derecho al Juez imparcial sino que es preciso determinar, caso a caso, más
en el ámbito del juicio de faltas, no puede olvidar- allá de la simple opinión del acusado, si las mis-
se en este aspecto la especial configuración legal mas alcanzan una consistencia tal que permita
de este proceso, caracterizada por la informalidad afirmar que se hallan objetiva y legítimamente
y por la concentración de sus trámites, así como, justificadas (. .. ). Por lo demás, la protección fren-
en muchos casos, por la indeterminación del suje- te a declaraciones en los medios de comunicación
to pasivo del proceso hasta el momento mismo del acerca de procesos en curso y frente a juicios
juicio oral y, en definitiva, por la menor intensi- paralelos tiene su razón de ser en que éstos, no
dad de los actos de investigación previos al juicio sólo pueden influir en el prestigio de los Tribuna-
que de estas notas se deriva. Por ello, las referidas les sino, muy especialmente, en que pueden llegar
características del juicio de faltas determinan que a menoscabar la imparcialidad o apariencia de
en muchos casos, los actos de investigación reali- imparcialidad de aquéllos, ya que la publicación
zados por el Juez de Instrucción tengan por exclu- de supuestos o reales estados de opinión pública
siva finalidad la preparación del juicio oral, sin sobre el proceso y el fallo pueden influir en la
compromiso alguno de su imparcialidad objetiva, decisión que deben adoptar los Jueces. Cuando
en la medida en que en algunos casos no están efectivamente se da tal circunstancia, el derecho a
dirigidos frente a persona determinada alguna y, un proceso con todas las garantías puede quedar

176
1 .

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'"
Jurisprudencia Constitucional

•••

conculcado, incluso sin necesidad de probar que Constitucional requiere la consideración del pro-
la influencia ejercida haya tenido un efecto con- blema que en cada caso se suscite a la luz de la
creto en la decisión de la causa, pues, por la natu- doctrina constitucional expuesta respecto a las
raleza de los valores implicados, basta la probabi- prerrogativas que conforman el "status" de los
lidad fundada de que tal influencia haya tenido parlamentarios, de forma que la observancia de
lugar(. .. ). Sólo en la medida en que se acreditase dicho instituto procesal se cohoneste con la finali-
que la opinión de alguno o de algunos de los inte- dad a la que sirve la prerrogativa del aforamiento
grantes del Tribunal haya podido verse condicio- especial de Diputados y Senadores».
nada por hechos o circunstancias externas a la (STC 68/2001, de 17 de marzo, F.J. 2. El TC
propia deliberación, o que la citada "filtración" deniega el amparo. También STC 69/2001 , de 17
iba encaminada a obtener una modificación inte- de marzo, F.J. 5. El TC deniega el amparo).
resada de lo previamente decidido, la garantía de
imparcialidad, reconocida por el art. 24.2 CE, Determinación legal de Ja composición del órga-
podría haberse visto afectada en su vertiente sub- no judicial.
jetiva». «El derecho al Juez ordinario predeterminado
(STC 64/2001, de 17 de marzo, F.J. 2. El TC por la ley, además de la vertiente relativa a la pre-
deniega el amparo. También SSTC 6512001, de 17 determinación del órgano y su competencia,
de marzo, F.J. 2; 66/2001, de 17 de marzo, F.J. 2; incluye también, de acuerdo con una reiterada
y STC 69/2001, de 17 de marzo, F.J. 14. En todas doctrina constitucional, el requisito de que la
ellas, el TC deniega el amparo). composición del órgano judicial venga determina-
da por la ley y de que en cada caso concreto se siga
Derecho al juez ordinario predeterminado por el procedimiento legalmente establecido para la
la Ley. Supuestos de aforamiento de Diputados y designación de los miembros que han de consti-
Senadores. Control por parte del TC. tuir o integrar el órgano correspondiente. De esta
«En relación con la garantía del aforamiento forma se trata de garantizar indirectamente la
prevista en el art. 71.3 CE para los Diputados y independencia e imparcialidad que el derecho en
Senadores, este Tribunal Constitucional tiene cuestión comporta ( ... ) garantía que quedaría bur-
declarado que, si bien esta garantía parlamentaria lada si bastase con mantener el órgano y pudieran
y las otras dos que se proclaman en el art. 71 CE alterarse arbitrariamente sus componentes, que
pueden ser reivindicadas a través del proceso de son quienes, en definitiva, van a ejercitar la fun-
amparo en cuanto se incorporan sin mayor difi- ción jurisdiccional. No obstante, no cabe exigir el
cultad al contenido del derecho fundamental reco- mismo grado de fijeza y predeterminación al órga-
nocido en el art. 23.2 CE, aquella garantía, en no que a sus titulares, dadas las diversas contin-
virtud de su carácter específico, dirigido a deter- gencias que pueden afectar a los últimos en su
minar el órgano judicial competente para el cono- situación personal. Pero en todo caso, los procedi-
cimiento de las causas seguidas contra Diputados mientos fijados para la designación de los titula-
y Senadores, entronca más directamente con el res han de estar encaminados a preservar la inde-
Derecho al Juez ordinario predeterminado por la pendencia e imparcialidad de éstos, factores
ley (art. 24.2 CE), de modo que el instituto del afo- determinantes para la satisfacción del interés
ramiento especial, dada su propia y específica directo o protegido por el derecho al Juez ordina-
autonomía, encuentra su acomodo natural tam- rio predeterminado por la ley. Es preciso no olvi-
bién en el art. 24.2 CE. Desde esta perspectiva dar, sin embargo, que esta garantía respecto de las
hemos señalado que la Sala Segunda del Tribunal personas físicas que encarnan el Tribunal llamado
Supremo es, respecto de las acciones penales diri- a juzgar la causa o litigio no vela por los procedi-
gidas contra Diputados y Senadores, el Juez ordi- mientos gubernativos seguidos en la designación.
nario predeterminado por la ley, a que se refiere el Su finalidad es más modesta, y más importante:
art. 24.2 CE, esto es, aquél constituido con arreglo asegurar la independencia e imparcialidad de los
a normas procesales de competencia preestableci- Jueces que forman la Sala de Justicia, evitando
das, en este caso, por la Constitución misma en su que se mantenga el Tribunal, pero que se alteren
art. 71.3. Por otra parte, finalmente, la aplicación arbitrariamente sus componentes».
de la normativa procesal reguladora de la prerro- (STC 69/2001, de 17 de marzo, F.J. 9. El TC
gativa de aforamiento de Diputados y Senadores deniega el amparo).
es una cuestión de legalidad que incide, sin
embargo, en el contenido de un precepto consti- Exigencia de la garantía de imparcialidad res-
tucional, el art. 71.3 CE, así como en el derecho al pecto al juez instructor.
Juez ordinario predeterminado por la ley. El con- «Aunque el contenido de la garantía constitucio-
trol que al respecto corresponde a este Tribunal nal de imparcialidad del Juez de Instrucción, dada

177
Revista Penal
Enero-junio 2001
•••

la configuración de nuestro sistema procesal, no sea propio Reglamento permite que el asesoramiento
idéntica a la que pueda predicarse del órgano de para la defensa en un expediente disciplinario se lle-
enjuiciamiento (pues habrá de ponerse en conexión ve a cabo "por cualquier persona que designe" (... ).
con las resoluciones o determinaciones que concre- La vulneración del derecho fundamental a la defen-
tamente haya adoptado en un determinado asunto), sa por parte de la Administración penitenciaria se
es también exigible a aquél en la medida en que en produce cuando la actuación de aquéllas hubiera
esta fase del proceso penal, tal y como viene diseña- causado la indefensión real del interno».
do en nuestras leyes procesales, ha de resolver las (STC 27/2001, de 29 de enero, F.J. 10. El TC
pretensiones que ante él se formulen sin prejuicios deniega el amparo).
ni motivaciones ajenas a la recta aplicación del
Derecho, y ha de tomar determinaciones que pue- Retraso en la adquisición de la condición de
den afectar a los intereses o derechos fundamenta- imputado.
les de las partes (así ocurre con los Autos de prisión «Para que pueda estimarse una indefensión con
o libertad provisional, de procesamiento, de sobre- relevancia constitucional, que sitúe al interesado al
seimiento o de apertura del juicio oral en el proce- margen de toda posibilidad de alegar y defender en
dimiento abreviado, por ejemplo), sobre las cuales el proceso sus derechos, no basta con una vulnera-
ha de exigirse la previa condición de que el Juez que ción meramente formal sino que es necesario que
las adopte aparezca tanto subjetiva como objetiva- de esa infracción formal se derive un efecto material
mente neutral». de indefensión, con real menoscabo del derecho de
(STC 69/2001, de 17 de marzo, F.J. 18. El TC defensa y con el consiguiente perjuicio real y efecti-
deniega el amparo. Existe un voto particular, for- vo para los intereses del afectado ( ... ). Carece aquí
mulado por el Magistrado García Manzano, don- de relevancia constitucional el hecho de haber
de se señala la falta de imparcialidad objetiva del declarado en la fase instructora (o de diligencias
juez instructor al haber desempeñado éste un car- previas) el solicitante de amparo como testigo, a
go de Delegado del Gobierno para el Plan Nacio- pesar de que posteriormente se dictara Auto de
nal sobre Drogas donde pudo tener conocimientos apertura del juicio oral contra su persona, porque
extraprocesales relevantes para la causa. Sostiene no siempre la condición de imputado aparece en el
que debía haberse admitido la causa duodécima inicio del proceso penal y es perfectamente posible
de recusación del art. 219 LOPJ, que tiende a «eli- -y, a veces, lógicamente inevitable- que la impli-
minar esferas de intereses contrapuestos que han cación de una persona en los hechos delictivos apa-
podido entrar en contacto (ni siquiera que hayan rezca a resultas de la instrucción y sobre todo por-
entrado en la realidad), y ello, cualquiera que sea que la exigencia establecida en el art. 118.2
el uso o dirección en que los conocimientos extra- LECrim., relativa a que cualquier actuación proce-
procesales, con ocasión del ejercicio del cargo, sal de la que resulte la imputación de un delito con-
sean después utilizados por el Magistrado instruc- tra persona o personas determinadas debe ser pues-
tor>>, poniendo el acento en la potencialidad de ta inmediatamente en conocimiento de los
que el Juez se haya podido formar un criterio, no presuntamente inculpados, debe ser modulada y
siendo necesario que lo haya formado; F.J. 4). completada por la imprescindible valoración cir-
cunstanciada del Juez instructor».
ARTÍCULO 24.2 (STC 118/2001, de 21 de mayo, F.J. 3. El TC
(DERECHO A LA DEFENSA) deniega el amparo. En voto particular formulado
por el Magistrado Jiménez de Parga y Cabrera se
defiende el otorgamiento de amparo fundamenta-
Asesoramiento en el ámbito de los expedientes do en que la violación del art. 24.2 CE se consuma
sancionadores disciplinarios. No causa la indefen- cuando el Juez instructor no comunica inmedia-
sión la autorización del asesoramiento por una tamente al imputado su condición de tal, tan
interna siempre que sea escrito, en sobre abierto y pronto como se dirija contra él la acción penal).
en lengua castellana.
«Este derecho cobra una perspectiva distinta en ARTÍCULO 24.2
la medida en que (por lo dispuesto en el art. 242.2 (DERECHO A UTILIZAR LOS MEDIOS DE
del Reglamento penitenciario) el asesoramiento PRUEBA PERTINENTES PARA LA DEFEN-
para la defensa del incurso en el expediente puede SA)
ser realizada no solamente a través de Abogado
(aunque su intervención no sea preceptiva), sino
también valiéndose del consejo de un funcionario, Pertinencia de la prueba. Control por el TC.
normalmente el jurista criminólogo, como consta «El art. 24.2 CE, al garantizar el derecho a utili-
en el Reglamento penitenciario de 1981. Además, el zar los medios de prueba pertinentes, no com-

178
Jurisprudencia Constitucional

•• f

prende, sin embargo, como es palmario, un mente a la argumentación de la STC 29912000, la


hipotético derecho a llevar a cabo una actividad STC 17/2001, de 29 de enero, F.J. 2. El TC otorga
probatoria ilimitada, en virtud de la cual las par- el amparo).
tes estén facultadas para exigir cualesquiera prue-
bas que tengan a bien proponer, ni implica un Derecho al doble grado de jurisdicción en mate-
desapoderamiento de la facultad que sobre el exa- ria penal. Finalidad de su restricción en el enjui-
men de la necesidad y pertinencia de las pruebas ciamiento de Diputados y Senadores.
propuestas corresponde a los Jueces y Tribunales «Si bien la literalidad del art. 71.3 CE no impo-
ordinarios. Por ello este Tribunal Constitucional ne el conocimiento de las causas penales contra
no puede sustituir o corregir la actividad desarro- Diputados y Senadores en única instancia por la
llada por los órganos judiciales, como si de una Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, sin embar-
nueva instancia se tratase. Antes al contrario sólo go, ha de entenderse que el constituyente efectuó
es competente para controlar las decisiones judi- una inicial ponderación del derecho al doble gra-
ciales dictadas en el ejercicio de dicha función do de jurisdicción de Diputados y Senadores y de
cuando se hubieran inadmitido pruebas relevan- las necesidades de protección tanto de la indepen-
tes para la decisión final sin motivación alguna o dencia de la propia institución parlamentaria
mediante una interpretación y aplicación de la como del Poder Judicial. Ponderación que, como
legalidad arbitraria o irrazonable o cuando la fal- también acabamos de recordar, no resulta ajena al
ta de práctica de la diligencia probatoria previa- entendimiento de los países de nuestro entorno
mente admitida sea imputable al órgano judicial y jurídico-constitucional respecto del alcance de
produzca, además, indefensión. En este sentido este derecho, pues como excepción al mismo se
hemos afirmando que la tarea de verificar si la admite el caso en el que el Tribunal Superior en el
prueba es decisiva en términos de defensa y, por orden penal haya conocido en primera y única
ende, constitucionalmente transcendente, lejos de instancia (art. 2.2. del Protocolo 7 CEDH). Dicha
poder ser emprendida por este Tribunal mediante ponderación convierte en innecesaria una ulterior

'
un examen ex officio de las circunstancias concu- valoración expresa de la proporcionalidad de la
rrentes en el caso concreto, exige que el recurren- restricción de este derecho fundamental, en otro
1 te haya alegado y fundado adecuadamente dicha caso imprescindible, dado que, como este Tribu-
f indefensión material en la demanda, habida cuen- nal tiene declarado, toda restricción de derechos
ta de que, como es notorio, la carga de la argu- fundamentales debe responder a un fin constitu-
mentación recae sobre el solicitante de amparo. cionalmente legítimo y ser instrumento necesario
Exigencia de acreditar la relevancia de la prueba y adecuado para alcanzar dicho objetivo».
denegada que se proyecta en un doble plano: de (STC 64/2001, de 17 de marzo, F.J. 5. El TC
una parte, el recurrente ha de demostrar en esta deniega el amparo. Existe un voto particular, for-
sede la relación entre los hechos que se quisieron mulado por el Magistrado Vives Antón que afirma
y no se pudieron probar y las pruebas inadmiti- que una excepción al derecho al doble grado de
das; y, de otra, quien en la vía de amparo invoque jurisdicción de esta índole debería estar dispuesto
la vulneración del derecho a utilizar los medios de expresamente en el propio art. 71.3 CE o, al
prueba pertinentes deberá, además, argumentar menos, que ese carácter de excepción pudiera
de modo convincente que la resolución final del inferirse implícitamente de la incompatibilidad
proceso a qua podría haberle sido favorable, de entre la garantía y el precepto constitucional que
haberse aceptado y practicado la prueba objeto de impone el aforamiento. Posibilitando por tanto el
controversia». art. 71.3 CE la existencia de un doble grado de
(STC 69/2001, de 17 de marzo, F.J. 28. El TC jurisdicción no debe ser interpretado como una
deniega el amparo). norma que habilita la privación de un derecho
fundamental a Diputados y Senadores. También,
ARTÍCULO 24.2 y con la formulación del mismo voto particular,
(DERECHO A UN PROCESO PÚBLICO CON STC 65/2001, de 17 de marzo, F.J. 4 y STC
TODAS LAS GARANTÍAS) 66/2001, de 17 de marzo, F.J. 4; en ambas, el TC
deniega el amparo).

Inexistencia de obligación de información a los Restricción del derecho al doble grado de juris-
imputados de las diligencias de investigación dicción en materia penal en sujetos no aforados
incorporadas a las actuaciones. Intervención de juzgados por conexidad junto a sujetos aforados,
las comunicaciones. en única instancia por el Tribunal Supremo.
(STC 299/2000, de 11 de diciembre, F.J. 8. El TC «La legitimidad constitucional de esta restric-
otorga el amparo. También, remitiendo expresa- ción del derecho al doble grado de jurisdicción en

179
Revista Penal
Enero-junio 2001
•••

los casos de no aforados requiere la ponderación mentales sustantivos. Tomando esta declaración
específica de los derechos e intereses en juego a la (. .. )como punto de partida puede descartarse que
que nos acabamos de referir. Dicha ponderación la aportación a la investigación penal de datos
ha de efectuarse primeramente por el legislador y obtenidos de conocimientos extraprocesales lesio-
después por los Tribunales penales teniendo en ne, por sí sola, el derecho a un proceso con todas
cuenta que la propia Ley de Enjuiciamiento Cri- las garantías. Y ello porque este Tribunal ha reite-
minal en su art. 84 7 -redactada conforme a la rado en distintas ocasiones que por prueba en el
Ley 511995, de 22 de mayo, del Tribunal del Jura- proceso penal ha de entenderse en sentido propio
do, Disposición final segunda, núm. 16- ya no la producida en el juicio oral, en el cual se asegu-
prohíbe expresamente el recurso de casación en ran las garantías constitucionales de inmediación,
estos casos (. .. ). A la luz de las circunstancias del contradicción, oralidad y pluralidad».
caso, hemos de concluir que el Tribunal Supremo, (STC 67/2001, de 17 de marzo, F.J. 6. El TC
al apreciar la conexidad, ha tenido en cuenta el deniega el amparo. También STC 68/2001, de 17
tenor de las normas de la Ley de Enjuiciamiento de marzo, F.J. 4 y STC 69/2001, de 17 de marzo,
Criminal (arts. 17, 18, 272.3 y 300) y ha utilizado F.J. 24. En ambas, el TC deniega el amparo).
un criterio de ponderación que, de un lado, es
riguroso en atención al carácter excepcional de su Utilización de conocimientos extraprocesales
competencia como órgano de enjuiciamiento, y de por parte del Juez Instructor.
otro, atiende a las exigencias de una buena Admi- «En cuanto al uso de conocimientos extraproce-
nistración de Justicia en materia penal, criterios sales del instructor no puede olvidarse que el Juez
que se proyectan sobre el conocimiento de todos de Instrucción posee, en la fase de investigación en
los afectados por el proceso». nuestro proceso penal, una doble posición: como
(STC 64/2001, de 17 de marzo, F.J. 5. El TC director de la instrucción y como garante de los
deniega el amparo. Igualmente, STC 65/2001, de derechos fundamentales. En la primera de dichas
17 de marzo, F.J. 4 y STC 66/2001, de 17 de mar- funciones es la investigación directa de los hechos,
zo, F.J. 4; en ambas, el TC deniega el amparo). con una función en parte inquisitiva y en parte acu-
satoria, la que puede considerarse como actividad
Contenido de los derechos a no declarar contra propiamente instructora y puede provocar en el áni-
sí mismo y a no declararse culpable. mo del Juez prejuicios o impresiones en contra del
«Este Tribunal ha recordado que ambos constitu- acusado, y es que no todo acto de instrucción com-
yen garantías o derechos instrumentales del genéri- promete necesariamente la imparcialidad objetiva
co derecho de defensa, al que prestan cobertura en del Juez, sino tan sólo aquel que, por provocar una
su manifestación pasiva, esto es, la que se ejerce convicción anticipada sobre la participación del
precisamente con la inactividad del sujeto sobre el imputado en el hecho punible, puede crear en su
que recae o puede recaer una imputación, quien, en ánimo determinados prejuicios sobre la culpabili-
consecuencia, puede optar por defenderse en el pro- dad, inhabilitándole para conocer del juicio oral. De
ceso en la forma que estime más conveniente para aquí que no pueda exigirse al instructor que no se
sus intereses, sin que en ningún caso pueda ser for- haya formado juicios o impresiones previos( ... ). Por
zado o inducido, bajo constricción o compulsión estas razones el uso del instructor de su conoci-
alguna, a declarar contra sí mismo o a confesarse miento privado o de sus conocimientos extraproce-
culpable. En la doctrina del Tribunal Europeo de sales afecta principalmente a la materia probatoria,
Derechos Humanos, el derecho a no contribuir a la y sólo muy limitadamente posee una proyección en
propia incriminación presupone que, en asuntos la fase de instrucción, pues los efectos de las dili-
penales, la acusación intente buscar su argumenta- gencias practicadas y su valor como actos de prue-
ción sin recurrir a elementos de prueba obtenidos ba derivan de lo que resulte del juicio oral y de la efi-
bajo constricción o presiones, o con desprecio de la cacia que le otorgue un órgano judicial, distinto del
voluntad del acusado». instructor, que presencie sus sesiones y dicte sen-
(STC 67/2001, de 17 de marzo, F.J. 6. El TC tencia en su día».
deniega el amparo). (STC 67/2001, de 17 de marzo, F.J. 8. El TC
deniega el amparo. También STC 68/2001, de 17
Prueba. Aportación de conocimientos extrapro- de marzo, F.J. y STC 6912001, de 17 de marzo, F.J.
cesales. 21. En ambas el TC deniega el amparo).
«No existe un derecho fundamental autónomo a
la no recepción jurisdiccional de las pruebas de Contenido del ejercicio del derecho de defensa
posible origen antijurídico, sin perjuicio, desde contradictoria. Doctrina constitucional.
luego, de la prohibición de valorar las pruebas (STC 87/2001, de 2 de abril, F.J. 3. El TC denie-
obtenidas con vulneración de derechos funda- ga el amparo).

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J u r
.
1 s p r u d e n e 1 a e o n s t i t u e i o n a 1
~
p
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ARTÍCULO 24.2 adecuada de sus derechos e intereses legítimos en


(DERECHO A UN PROCESO SIN DILACIO- el proceso».
NES INDEBIDAS) (STC 22/2001, de 29 de enero, F.J. 2. El TC
deniega el amparo).

Alcance. ARTÍCULO 24.2


«El derecho a un proceso sin dilaciones inde- (DERECHO A SER INFORMADO DE LA
bidas nada tiene que ver con un pretendido ACUSACIÓN)
derecho al riguroso cumplimiento de los plazos
procesales, operando sobre un concepto jurídico
"indeterminado o abierto", cuyo contenido con- Contenido.
creto debe ser delimitado en cada caso aten- «El derecho a ser informado de la acusación
diendo a las circunstancias específicas que en él encierra, como hemos dicho en múltiples ocasio-
concurran, que pueden ser muy variadas, y en nes, un contenido normativo complejo. Junto al
aplicación de los criterios objetivos que en la mandato obvio de poner en conocimiento de quien
propia jurisprudencia constitucional se han ido se ve someti~o a p~oceso penal la razón de ello, pre-
precisando al respecto de acuerdo con la juris- supone la ex1stenc1a de la acusación misma y es, a
prudencia del Tribunal Europeo de Derechos s~ v~z, un instrumento indispensable para poder
Humanos, y que son esencialmente los siguien- ejercitar el derecho de defensa, pues mal puede
tes: la complejidad del litigio, los márgenes ordi- defenderse de algo quien no sabe qué hechos en
narios de duración de los procesos del mismo concreto se le imputan. A su vez, la necesidad de
tipo, el interés que en aquél arriesga el deman- esta acusación entraña numerosos derechos, como
dante de amparo, su conducta procesal y la con- los de no ser condenado -ni siquiera juzgado-- si
ducta de las autoridades implicadas». no hay acusación así como a la existencia de corre-
(STC 87/2001, de 2 de abril, F.J. 7. El TC denie- lación entre acusación y condena».
ga el amparo). (STC 278/2000, de 27 de noviembre, F.J. 14. El
TC desestima el amparo).
ARTÍCULO 24.2
(DERECHO A LA DEFENSA Y A LA ASIS- Alcance del principio acusatorio.
TENCIA LETRADA) «El principio acusatorio trasciende al derecho
contenido en el art. 24.2 CE y comprende un haz
de garantías adicionales, entre las cuales se
Doctrina constitucional sobre el alcance del encuentra la de que el pronunciamiento del órga-
derecho a la defensa y a la asistencia de letrado. no judicial se efectúe precisamente sobre los tér-
«El hecho de que la intervención de Letrado no minos del debate tal como han sido planteados en
sea preceptiva en ese proceso determinado, con las pretensiones de la acusación y la defensa, lo
arreglo a las normas procesales, no priva al justi- que implica que el juzgador _penal está vinculado
ciable del derecho a la defensa y asistencia letrada por la pretensión penal acusatoria compuesta,
que les reconoce el art. 24.2 CE, pues el carácter tanto por los hechos considerados punibles, como
no preceptivo o necesario de la intervención del por su calificación jurídica, de modo que el órga-
Abogado en ciertos procedimientos no obliga a las no judicial no puede pronunciarse sobre hechos
partes a actuar personalmente, sino que les facul- no aportados al proceso -ni objeto por lo tanto
ta para elegir entre la autodefensa o la defensa téc- de acusación-, ni puede calificar estos hechos de
nica, pero permaneciendo, en consecuencia, el forma que integren un delito de mayor gravedad
derecho de asistencia letrada incólume en tales que el definido por la acusación. En definitiva, se
casos, cuyo ejercicio queda a la disponibilidad de trata de que el deber de congruencia exige la ade-
las partes. (. .. ) Quien alegue indefensión como cuada correlación entre la acusación y el fallo».
consecuencia de la vulneración del derecho a la (STC 278/2000, de 27 de noviembre, F.J. 18. El
asistencia de Letrado no ha de haber provocado TC desestima el amparo).
dicha situación con su falta de diligencia, así
como que dicha indefensión debe ser real y efecti- «Es posible el apartamiento del órgano judicial
va; de forma que la situación de indefensión gene- de las calificaciones de la acusación siempre que
rada por la falta de defensa técnica no resulte ser confluyan dos condiciones: la identidad del hecho
consecuencia directa del proceder de la parte y punible objeto de acusación y fallo, en el sentido
además la autodefensa del litigante debe haberse de que el mismo hecho descrito en la acusación,
revelado como insuficiente y perjudicial para el debatido en juicio, y declarado probado constitu-
mismo, impidiéndole articular una protección ya el supuesto fáctico de la nueva calificación; y la

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Revista Penal
Enero-junio 2001

hom?geneidad de los delitos, es decir, que tengan la acusación quede claramente perfilada tanto
la m~sma naturaleza y que el hecho que configura fáctica como jurídicamente, especialmente
los tipos correspondientes sea sustancialmente el cuando se plasma en los escritos de calificación
mismo. De todo ello resulta que, ciertamente, la o de .acusac~ón, que el art. 24 CE prohíbe que
efectividad del principio acusatorio exige para sean imprecisos, vagos o insuficientes».
excluir la indefensión que el hecho objeto de la (STC 87/2001, de 2 de abril, F.J. S. El TC denie-
acusación y el que es base de la condena perma- ga el amparo).
nezcan inalterables».
(STC 302/2000, de 11 de diciembre, F.J. 2. El TC Modificación de las calificaciones provisionales.
desestima el amparo). «La modificación de las calificaciones provisio-
nales al pasar a definitivas no determina en sí
Vigencia del principio acusatorio en cada una misma ning_una lesión del principio acusatorio,
de las instancias del proceso penal y, en particu- como, por cierto, tampoco toda desviación de las
lar, su exigencia en el recurso de apelación. calificaciones definitivas realizada por el órgano
(STC 302/2000, de 11 de diciembre, F.J. 2. El TC judicial en el fallo, pues, de un lado, la congruen-
desestima el amparo). cia entre la acusación y el fallo sólo exige la iden-
tidad de hecho punible y la homogeneidad de las
Contenido. calificaciones jurídicas y, de otro, más allá de
«Lo que prohíbe el art. 24 CE es que el inculpa- dicha congruencia, lo decisivo a efectos de la
do no tenga participación en la tramitación de las lesión del art. 24.2 CE es la efectiva constancia de
diligencias de investigación judiciales o que la que hubo elementos esenciales de la calificación
acusación se fragüe a sus espaldas, sin haber teni- final que de hecho no fueron ni pudieron ser ple-
do conocimiento alguno de ella, pues de lo que se na y frontalmente debatidos».
trata, en definitiva, es de garantizar la efectividad
(STC 87/2001, de 2 de abril, F.J. 6. El TC denie-
del derecho a la defensa y de evitar que puedan
ga el amparo).
producirse contra la persona inculpada una causa
penal, aun en fase de instrucción judicial, situa-
ARTÍCULO 25.1
ciones materiales de indefensión».
(LEGALIDAD PENAL)
(STC 68/2001, de 17 de marzo, F.J. 3. El TC
deniega el amparo).

Grado de exigencia en los diversos momentos Interpretación del tipo penal. Control por parte
del proceso. del TC.
«La Constitución no impone un mismo grado «Corresponde en exclusiva a la jurisdicción
de exigencia a la acusación en sentido estricto, ordinaria la tarea de interpretar los tipos penales.
que es la plasmada en el escrito de conclusiones El control constitucional de las operaciones de
o de calificaciones definitivas, que a la acusa- subsunción e interpr~tación de la norma ha de
ción que da lugar al inicio de una investigación limitarse a evitar la imprevisibilidad de la opera-
criminal o a sus diversas medidas de investiga- ción bien por ser irrazonable, bien por apartarse
ción o de aseguramiento. Como declaramos en del tenor literal del precepto, bien por ser extrava-
esta última sentencia [STC 41/1997], "al proceso gante en relación con los principios que inspiran
penal se acude postulando la actuación del el ordenamiento constitucional vigente. Por ello,
poder del Estado en su forma más extrema -la para llevar a cabo este control externo ha de recu-
pena criminal-, actuación que implica una pro- rrirse únicamente a tres criterios: el lógico, el téc-
funda injerencia en la libertad del imputado y en nico y el de la experiencia. En definitiva, hemos
el núcleo más 'sagrado' de sus derechos funda- mantenido que no es función del Tribunal Consti-
mentales. Por eso, cada una de sus fases -ini- tucional decidir cuál de las interpretaciones posi-
ciación; imputación judicial; adopción de medi- bles de la norma es la más correcta, oportuna o
das cautelares; sentencia condenatoria; derecho adecuada de entre las posibles; su labor, por el
al recurso, etc.-, se halla sometida a exigencias contrario, ha de ceñirse a verificar que correspon-
específicas que garantizan en cada estadio de de a las reglas mínimas de interpretación antes
desarrollo de la pretensión punitiva, e incluso mencionadas, que la hagan previsible para los
antes de que el mismo proceso penal empiece, la interesados».
presunción de inocencia y las demás garantías (STC 278/2000, de 27 de noviembre, F.J. 12. El
constitucionales del imputado" ( ... ). Sólo cuan- TC desestima el amparo. También SSTC 64/2001,
do los hechos van siendo esclarecidos, en el cur- de 17 de marzo, F.J. 4 y 87/2001, de 2 de abril,
so de la investigación, es posible, y exigible, que F.J.8. En ambas, el TC deniega el amparo).

182
Jurisprudencia Constitucional

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Principio de legalidad como garantía formal. ARTÍCULO 125


«La primera garantía que contiene el principio (ACCIÓN POPULAR)
de legalidad es la garantía formal, cuyo significa-
do estriba en que únicamente cabe imponer una
condena por un hecho cuando existe una norma No aplicación de la acción popular al proceso
jurídica con un determinado rango (lex scripta) militar.
que prevé que tal hecho es punible y que si se rea- «Hemos afirmado en la ci lada STC 64/ l 999 de
liza le corresponderá una determinada pena, pero 24 de, junio, que "la Constitución en ese prec~pto
siempre que dicha norma jurídica exista con -articulo 125 CE- abre a la ley un determinado
carácter previo a la conducta que es objeto de la espacio de disponibilidad, sin precisa limitación
condena (lex praevia). En definitiva, existe una para que en relación con determinados ámbito~
reserva de ley para definir delitos y para amena- jurisdiccionales o tipos distintos de procesos la
zarlos con penas, quedando así acotadas las fuen- acción popular pueda, o no, establecerse". y en
tes del Derecho en materia penal. Ahora bien, la atención a tales circunstancias este Tribunal ha
garantía formal que significa el imperio de la ley declarado que "es perfectamente adecuado a
no basta para asegurar la previsibilidad de las dicho precepto constitucional que en determina-
consecuencias jurídicas de los propios actos ni dos pro~eso.s no exista tal. acción" (. .. ). Correspon-
para garantizar que nadie pueda ser castigado por den al ambito de la legalidad ordinaria, las cues-
un hecho no contemplado por la ley, pues cabe la ti~17es relati.vas a si en el marco del proceso penal
posibilidad de que, bien el legislador, bien el juz- militar, .regido por l~s Le~es Orgánicas 4/1987 y
gador, desconozcan el sentido de garantía de la ley 2/1989 tiene o no cabida dicha acción».
penal. Por ello los Jueces y Tribunales están some- (STC 280/2000, de 27 de noviembre, F.J. 2. El
tidos al principio de tipicidad, en el sentido de TC desestima el amparo).
que, por un lado, se encuentran en una situación
de sujeción estricta a la ley penal y, por otro, les
está vedada la interpretación extensiva y la ana- U. LEY ORGÁNICA DEL TRIBUNAL
logía in malam partem, es decir, la exégesis y apli- CONSTITUCIONAL
cación de las normas fuera de los supuestos y de
los límites que ellas mismas determinan». ARTÍCULO 44.1 a)
(STC 64/2001, de 17 de marzo, F.J. 4. El TC (RECURSO DE AMPARO FRENTE A RESO-
deniega el amparo). LUCIONES JUDICIALES)

ARTÍCULO 25.2
(REINSERCIÓN SOCIAL) Falta de agotamiento de la vía judicial previa:
carácter subsidiario del recurso de amparo.
«El carácter subsidiario del recurso de amparo
Doctrina constitucional sobre la relación de no obligaª utilizar en cada caso todos los medios
especial sujeción en el ámbito penitenciario y los de impugnación posibles, sino tan sólo aquellos
derechos de los reclusos. normales que, de manera clara, se manifiestan
(STC 27/2001, de 29 de enero, F.J. 3. El TC como ejercitables; esto es cuando no quepa duda
deniega el amparo). respecto de la procedencia y la posibilidad real y
efectiva de interponer el recurso, así como de su
ARTÍCULO 71.3 adecuación para reparar la lesión de los derechos
(AFORAMIENTO DE DIPUTADOS Y SENA- fundamentales invocados en la demanda de
DORES) amparo, sin necesidad de efectuar complejos aná-
lisis jurídicos, puesto que no es exigible al ciuda-
dano que supere dificultades de interpretación
Finalidad de la prerrogativa constitucional de que excedan de lo razonable y además se requiere
aforamiento. Protección de la independencia del que su falta de utilización tenga origen en la con-
órgano legislativo y del jurisdiccional frente a ducta voluntaria o negligente de la parte o de los
potenciales presiones externas. profesionales que le prestan su asistencia técni-
(STC 64/2001, de 17 de marzo, F.J. 5. El TC denie- ca».
ga el amparo. Igualmente STC 65/2001, de 17 de (STC 5/2001, de 15 de enero, F.J. 2. El TC deses-
marzo, F.J. 4 y STC 66/2001, de 17 de marzo, F.J. 4; tima el amparo. También STC 310/2000, de 18 de
STC 68/2001, de 17 de marzo, F.J. 2; STC 69/2001, diciembre, F.J. 2. El TC otorga el amparo y STC
F.J. 6. En todas ellas, correspondientes al «Caso 86/2001, de 2 de abril, F.J. 2. El TC inadmite el
Marey», el TC deniega el amparo). recurso de amparo).

183
Revista Penal
Enero-junio 2001 •

Alcance. razonablemente exigibles por ser los procedentes


«Este Tribunal desde su más temprana juris- con arreglo a las normas procesales, debiendo
prudencia ha exigido la existencia de una lesión estimarse excluidos aquellos otros no previstos en
efectiva, real y concreta a un derecho fundamen- la Ley o manifiestamente improcedentes en el cur-
tal, y no un hipotético daño potencial o previsi- so del proceso de que se trate».
blemente futuro ni la imputación abstracta y no (STC 12/2001, de 29 de enero, F.J. 2. EL TC
materializada de la vulneración de un derecho inadmite el recurso de amparo por extemporáneo.
constitucional a una resolución, cuando se trata Igualmente STC 15/2001, de 29 de enero, F.J. 3. El
de una cuestión imprejuzgada por los órganos TC inadmite el recurso de amparo).
judiciales».
(STC 27/2001, de 29 de enero, F.J. 5. El TC El incidente de nulidad de actuaciones frente a
deniega el amparo). resoluciones judiciales firmes, antes de la reforma
del art. 240.2 LOPJ operada por la LO 511997
Necesidad de agotamiento de la vía judicial. constituye un recurso manifiestamente improce-
Vulneraciones producidas en la tramitación de un dente e incapaz de producir una interrupción del
incidente de recusación. plazo de caducidad previsto en el art. 44.2 LOTC.
«Las supuestas vulneraciones de derechos fun- (STC 12/2001, de 29 de enero, F.J. 2. El TC inad-
damentales que puedan producirse durante la tra- mite el recurso de amparo por extemporáneo.
mitación de un incidente de recusación, aun cuan- También STC 15/2001, de 29 de enero, F.J. 3. El
do se hubiere dictado la decisión resolviéndolo, TC inadmite el recurso de amparo).
contra la que no se dará recurso alguno ex art. 228
LOPJ, son susceptibles de ser invocadas y repara- El criterio determinante de la extemporaneidad
das en la vía judicial previa en tanto en cuanto no de la demanda de amparo radica en la existencia
haya recaído aún la decisión judicial definitiva de una actitud dilatoria de la parte en su actividad
que ponga fin al proceso penal ( ... ). Las irregulari- procesal previa a su presentación.
dades y defectos procesales que puedan producir- (STC 101/2001, de 23 de abril, F.J. 2. El TC otor-
se en la tramitación de un incidente de recusación ga el amparo).
únicamente poseen relevancia constitucional si
tienen una incidencia material concreta, es decir, ARTÍCULO 49.1
si de ellas se ha derivado finalmente una efectiva (DETERMINACIÓN PRECISA DEL ACTO
indefensión material». LESIVO)
(STC 69/2001, de 17 de marzo, F.J.12. El TC
deniega el amparo).
Alcance.
ARTÍCULO 44.2 «La exigencia del art. 49.1 LOTC, cuya raciona-
(PLAZO PARA LA INTERPOSICIÓN DEL lidad es patente, implica, sobre todo, la necesidad
RECURSO) de -Oeterminar con precisión cuál es el acto del
poder que se considera lesivo, y cuáles las vulne-
raciones constitucionales que se han producido
Plazo para la interposición del recurso de amparo. por el acto o resolución que se impugna, de modo
«El cumplimiento del plazo previsto en el art. que, desde nuestra más temprana jurisprudencia,
44.2 LOTC no constituye una exigencia formal sin hemos mantenido que se trata de un requisito
justificación, sino que representa una garantía subsanable, de conformidad con lo dispuesto en el
sustancial de seguridad jurídica que actúa como art. 85.2 LOTC, que no concurre cuando se puede
plazo de caducidad, improrrogable y de imposible determinar lo que de nosotros se pide así como la
suspensión, no susceptible de ser ampliado artifi- causa de la petición, es decir, cuando se pueden
cialmente por arbitrio de las partes, mediante el situar con claridad los elementos fácticos y los
ejercicio abusivo e indebido de todos los remedios datos normativos de la queja de amparo».
procesales imaginables en la vía judicial previa, (STC 27/2001, de 29 de enero, F.J. 2. El TC
los cuales sólo deben utilizarse cuando resulten deniega el amparo).

184
Jurisprudencia Constitucional

~ Julio 2001-junio 2002


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Luis Arroyo Zapatero Catedrático de Derecho Penal y Rector de


la Universidad de Castilla-La Mancha
Cristina Rodríguez Yagüe ProF. Asociada de Derecho Penal de la
Universidad de Castilla-La Mancha

SUMARIO STC 148/2001, de 27 de junio, Sala l.ª (B.O.E. 26


de julio). Ponente: Garrido Falla.
l. Constitución Española. STC 149/2001, de 27 de junio, Sala l.ª (B.O.E. 26
11. Ley Orgánica del Tribunal Constitucional. de julio). Ponente: Casas Baamonde.
111. Código Penal. STC 157/2001, de 2 de julio, Sala 2.ª (B.O.E. 26 de
IV. Antiguo Código Penal. julio). Ponente: Conde Martín de Hijas.
V. Ley de Enjuiciamiento Criminal. STC 163/2001, de 11 de julio, Sala l.ª (B.O.E 14 de
agosto). Ponente: Jiménez de Parga y Cabrera.
RELACIÓN DE SENTENCIAS RESEÑADAS STC 167/2001, de 16 de julio, Sala 2.ª (B.O.E 14 de
agosto). Ponente: Vives Antón.
STC 123/2001, de 4 de junio, Sala 2.ª (B.O.E. 3 de STC 168/2001, de 16 de julio, Sala 2.ª (B.O.E. 14
julio). Ponente: González Campos. de agosto). Ponente: Conde Martín de Hijas.
STC 124/2001, de 4 de junio, Sala 2.ª (B.O.E. 3 de STC 169/2001, de 16 de julio, Sala 2.ª (B.O.E. 14
julio). Ponente: González Campos. de agosto). Ponente: González Campos.
STC 125/2001, de 3 de junio, Sala 2.ª (B.O.E. 3 de STC 174/2001, de 26 de julio, Sala l.ª (B.O.E. 14 de
julio). Ponente: González Campos. agosto). Ponente: Jiménez de Parga y Cabrera.
STC 126/2001, de 4 de junio, Sala 2.ª (B.O.E. 3 de STC 178/2001, de 17 de septiembre, Sala 2.ª
julio). Ponente: González Campos. (B.O.E. 19 de octubre). Ponente: Conde Martín
STC 127/2001, de 4 de junio, Sala 2.ª (B.O.E. 3 de de Hijas.
julio). Ponente: González Campos. STC 182/2001, de 17 de septiembre, Sala 2.ª (B.O.E.
STC 129/2001, de 4 de junio, Sala l.ª (B.O.E. 3 de 19 de octubre). Ponente: Viver Pi-Sunyer.
julio). Ponente: Cachón Villar. STC 189/2001, de 24 de septiembre, Sala l.ª (B.O.E.
STC 130/2001, de 4 de junio, Sala 2.ª (B.O.E. 4 de 19 de octubre). Ponente: Casas Baamonde.
junio). Ponente: Conde Martín de Hijas. STC 193/2001, de 1 de octubre, Sala 2.ª (B.O.E. 6 de
STC 135/2001, de 18 de junio, Sala l.ª (B.O.E. 17 noviembre). Ponente: Conde Martín de Hijas.
de julio). Ponente: Cruz Villalón. STC 194/2001, de 1 de octubre, Sala 2.ª (B.O.E. 6
STC 138/2001, de 18 de junio, Sala 2.ª (B.O.E. 17 de noviembre). Ponente: Vives Antón.
de julio). Ponente: González Campos. STC 202/2001, de 15 de octubre, Sala 2.ª (B.O.E.
STC 141/2001, de 18 de junio, Sala 2.ª (B.O.E. 17 21 de noviembre). Ponente: Jiménez Sánchez.
de julio). Ponente: Conde Martín de Hijas STC 209/2001, de 22 de octubre, Sala l.ª (B.O.E.
STC 143/2001, de 18 de junio, Sala 2.ª (B.O.E. 17 21 de noviembre). Ponente: Casas Baamonde.
de julio). Ponente: Vives Antón. STC 217/2001, de 29 de octubre, Sala 2.ª (B.O.E.
STC 145/2001, de 18 de junio, Sala 2.ª (B.O.E. 17 30 de noviembre). Ponente: De Mendizábal
de julio). Ponente: Vives Antón. Allende.
STC 146/2001, de 18 de junio, Sala 2.ª (B.O.E. 17 STC 221/2001, de 31 de octubre, Sala l.ª (B.O.E.
de junio). Ponente: Vives Antón. 30 de noviembre). Ponente: Casas Baamonde.

143
Revista Penal
Julio 2001-junio 2002
•••

STC 222/2001, de 5 de noviembre, Sala l.ª (B.O.E. PRECEPTOS LEGALES INTERPRETADOS EN LAS SENTEN-
30 de noviembre). Ponente: Garrido Falla. CIAS RESEÑADAS
STC 236/2001, de 18 de diciembre, Sala l.ª (B.O.E.
16 de enero). Ponente: Garrido Falla. CE: Arts. 14, 15, 17.1y4,18.1, 2 y 3, 19, 20.1 d),
STC 2/2002, de 14 de enero, Sala 2." (B.O.E. 8 de 23.1y2, 24.1y2, 25.1, 53 y 71.
febrero). Ponente: Pérez Vera. LOTC: Arts. 44.1 a) y 51.2.
STC 4/2002, de 14 de enero, Sala 2.ª (B.O.E. 8 de CP: Art. 542.
febrero). Ponente: Jiménez Sánchez. ACP: Art. 302.9.
STC 5/2002, de 14 de enero, Sala l.ª (B.O.E. 8 de LECrim: Arts. 233, 234, 557 y 885.1.
febrero). Ponente: García Manzano.
STC 8/2002, de 14 de enero, Sala 2.ª (B.O.E. 8 de
febrero). Ponente: Cachón Villar. l. CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA
STC 10/2002, de 14 de enero, Pleno (B.O.E. 8 de
febrero). Ponente: Casas Baamonde.
STC 12/2002, de 28 de enero, Sala l.ª (B.O.E. 1 de ARTÍCULO 14
marzo). Ponente: García-Calvo y Montiel. (PRINCIPIO DE IGUALDAD)
STC 17/2002, de 28 de enero, Sala 2.ª (B.O.E. 1 de
marzo). Ponente: Pérez Vera.
STC 23/2002, de 28 de enero, Sala 2.ª (B.O.E. 1 de Imposibilidad del ejercicio de la acusación par-
marzo). Ponente: Cachón Villar. ticular en la jurisdicción militar cuando el ofendi-
STC 28/2002, de 11 de febrero, Sala 2.ª (B.O.E. 14 do o inculpado del delito sean mili tares y exista
de marzo). Ponente: Gay Montalvo. entre ellos relación jerárquica de subordinación.
STC 47/2002, de 25 de febrero, Sala 2.ª (B.O.E. 3 (STC 157/2001, de 2 de julio, F.J. 4. El TC otor-
de abril). Ponente: Pérez Vera. ga el amparo, remitiendo a los fundamentos de la
STC 5112002, de 25 de febrero, Sala 2.ª (B.O.E. 3 STC 115/2001 y a la cuestión de inconstitucionali-
de abril). Ponente: Gay Montalvo. dad del art. 108, párrafo 2 de la LO 4/1987, de la
STC 57/2002, de 11 de marzo, Sala 2.ª (B.O.E. 16 Competencia y Organización de la Jurisdicción
de abril). Ponente: Vives Antón. Militar y del art. 127, párrafo 1 de la LO 2/1989,
STC 65/2002, de 11 de marzo, Sala l.ª (B.O.E. 16 Procesal Militar. En voto particular, Conde
de abril). Ponente: Delgado Barrio. Martín de Hijas solicita la denegación de amparo,
STC 68/2002, de 21 de marzo, Sala 2.ª (B.O.E. 16 remitiendo al fundamento recogido en la STC
de abril). Ponente: Pérez Vera. 115/2001).
STC 70/2002, de 3 de abril, Sala l.ª (B.O.E. 25 de
abril). Ponente: Garrido Falla. Derecho a la igualdad en la aplicación judicial.
STC 76/2002, de 8 de abril, Sala 2.ª (B.O.E. 25 de Falta de término idóneo de comparación.
abril). Ponente: Jiménez Sánchez. (STC 189/2001, de 24 de septiembre, F.J. 2. El
STC 8112002, de 22 de abril, Sala 2.ª (B.O.E. 22 de TC deniega el amparo).
mayo). Ponente: Cachón Villar.
STC 82/2002, de 22 de abril Sala l.ª (B.O.E. 22 de Vulneración al derecho a la igualdad en la apli-
mayo). Ponente: Casas Baamonde. cación de la Ley: cambio irreflexivo o arbitrario de
STC 9112002, de 22 de abril, Sala 2.ª (B.O.E. 22 de criterio.
mayo). Ponente: Pérez Vera. (STC 193/2001, de 1 de octubre, F.J. 3. El TC
STC 94/2002, de 22 de abril, Sala 2.ª (B.O.E. de 22 otorga el amparo).
de mayo). Ponente: Conde Martín de Hijas.
STC 98/2002, de 29 de abril, Sala l.ª (B.O.E. de 22 No guarda relación con el principio de igualdad
de mayo). Ponente: Delgado Barrio. que un órgano judicial otorgue mayor valor a un
STC 100/2002, de 6 de mayo, Sala 2.ª (B.O.E. de 5 testimonio que a otro: forma parte de la valora-
de junio). Ponente: Cachón Villar. ción judicial de la prueba.
STC 104/2002, de 6 de mayo, Sala l.ª (B.O.E. de 5 (STC 57/2002, de 11 de marzo, F.J. 2. El TC
de junio). Ponente: García-Calvo y Montiel. deniega el amparo).
STC 109/2002, de 6 de mayo, Sala 2.ª (B.O.E. de 5
de junio). Ponente: Gay Montalvo. Igualdad en la aplicación de la ley por jueces y
STC 110/2002, de 6 de mayo, Sala 2.ª (B.O.E. de 5 tribunales. Requisitos para la apreciación de su
de junio). Ponente: Vives Antón. vulneración.
STC 130/2002, de 3 de junio, Sala l.ª (B.O.E. de 26 (STC 110/2002, de 6 de mayo, F.J. 2. El TC
de junio). Ponente: García-Calvo y Montiel. deniega el amparo).

144
Jurisprudencia Constitucional

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ARTÍCULO 15 de la libertad personal, de modo que ello tiene como


(DERECHO A LA INTEGRIDAD FÍSICA Y consecuencia que las restricciones a la libertad per-
MORAL) sonal en que puedan traducirse las diversas medi-
das cautelares deben, ciertamente, ser contrastadas
con el criterio general que deriva del derecho fun-
Prohibición de penas inhumanas o degradantes. damental a la libertad».
Denegación de la suspensión condicional a una (STC 169/2001, de 16 de julio, F.J.4. El TC otor-
persona con una grave enfermedad. ga el amparo).
«Asimismo, hemos afirmado que la calificación
como inhumana o degradante de una pena depende
de su forma de ejecución y de las modalidades que ARTÍCULO 17.4
ésta reviste, de manera que por su propia naturaleza (PRISIÓN PREVENTIVA)
la pena no acarree sufrimientos de una especial
intensidad (penas inhumanas), o provoquen una
humillación o sensación de envilecimiento que Cómputo del plazo razonable de duración:
alcance un nivel determinado, distinto y superior al detención y prisión provisional.
que suele llevar aparejada la simple imposición de la «El plazo máximo de prisión provisional no
condena, criterios que también hemos aplicado para necesariamente incluye el período anterior en que
la aplicación de los tratos como inhumanos o degra- se haya padecido privación de libertad con causa
dantes, añadiendo que aunque una concreta medida legal distinta, como son todos los supuestos de
no pueda considerarse constitutiva de trato inhuma- detención. ( ... ) La conformidad a la Constitución
no o degradante en razón del objetivo que persigue, de la interpretación combatida por el recurrente
ello no impide que pueda considerarse como tal en viene corroborada por el propio tenor literal del
razón de los medios utilizados. En particular, no art. 17 CE, que significativamente ha previsto pla-
cabe descartar que el especial sufrimiento físico o zos máximos para un tipo determinado de deten-
moral que para una persona pueda tener la adopción ción, la gubernativa (art. 17.2), así como plazos
de una medida por los poderes públicos, como pue- igualmente máximos para la prisión provisional
de ser el ingreso o el mantenimiento en prisión, (art. 17.4 final). Lo que entraña, en definitiva, que
teniendo en cuenta todas las circunstancias concu- en la propia configuración constitucional de los
rrentes, tanto respecto de ella misma como de su supuestos de privación de libertad existen dos
entorno, determine que aquella medida pueda cons- situaciones legales distintas tanto en lo que res-
tituir una pena o un trato inhumano o degradante, o pecta a su finalidad como a sus consecuencias y,
suponer una lesión del derecho fundamental a la por ello, no cabe entender como interpretación
integridad física y moral». constitucionalmente obligada que el plazo de pri-
(STC 5/2002, de 14 de enero, F.J. 4. El TC denie- vación de libertad padecido en atención a la pri-
ga el amparo). mera haya de integrarse necesariamente en el pla-
zo máximo fijado legalmente para la segunda».
(STC 145/2001, de 18 de junio, F.J. 4. El TC
ARTÍCULO 17.1 deniega el amparo).
(DERECHO FUNDAMENTAL A LA LIBER-
TAD PERSONAL Y A LA SEGURIDAD) Presupuestos para la aplicación de la prisión
preventiva. Doctrina general.
«a) Es necesario que su configuración y aplica-
Alcance. Medidas que afectan al derecho a la ción tengan como presupuesto la existencia de indi-
libertad personal: prohibición de salida del terri- cios racionales de la comisión de la actividad delic-
torio español de un extranjero que voluntaria- tiva y que su objetivo sea la consecución de fines
mente ha venido a declarar en un proceso penal y constitucionalmente legítimos y congruentes.con la
su retirada del pasaporte. Relación con el derecho naturaleza de la medida. En concreto, se ha señala-
a la libertad personal. do que los riesgos a prevenir son la sustracción a la
«La prohibición de salida del territorio español y acción de la Administración de la justicia, la obs-
la consecuente retirada del pasaporte no constituye trucción de la justicia penal y la reiteración delicti-
una medida autónoma, sino una de las garantías va. b) Las decisiones relativas a la adopción y al
que integran la medida cautelar sustitutiva de la mantenimiento de la prisión provisional deben
prisión provisional, esto es la libertad provisional expresarse en una resolución judicial motivada.
(... ). Así, este Tribunal ha declarado que la libertad Para que la motivación se considere suficiente y
provisional con o sin fianza, en cuanto medida cau- razonable es preciso que la misma sea el resultado
telar de naturaleza personal, implica una restricción de la ponderación de los intereses en juego (la liber-

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Revista Penal
Julio 2001-junio 2002
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tad de la persona cuya inocencia se presume, por un haber suspendido expresamente el cómputo del
lado; la realización de la Administración de justicia plazo en atención a dilaciones no imputables a la
penal y la evitación de hechos delictivos, por otro) y Administración de Justicia.
que esta ponderación no sea arbitraria, en el senti- «A la vista de nuestra jurisprudencia, que la inter-
do de que resulte acorde con las pautas del normal pretación sea posible conforme al tenor literal de la
razonamiento lógico y especialmente con los fines ley [art. 504. párrafo sexo LECrim] no significa que
que justifican la prisión provisional. Entre los crite- sea constitucionalmente aceptable: a) En primer
rios que este Tribunal ha considerado relevantes lugar, porque la excepcionalidad de la prisión provi-
para el enjuiciamiento de la suficiencia y razonabi- sional impone un criterio hermenéutico restrictivo
lidad de la motivación se encuentran, en primer de la citada norma, en el sentido más favorable a la
lugar, las características y la gravedad del delito libertad. Y no puede sostenerse que la inclusión
imputado y de la pena con que se amenaza y, en entre las dilaciones que permiten suspender el cóm-
segundo lugar, las circunstancias concretas y las puto del plazo de la prisión provisional (legitimando,
personales del imputado, siendo relevante, a estos por tanto, la prolongación de la privación de liber-
efectos, el momento procesal en que la medida se tad) de aquéllas no derivadas de la conducta del suje-
adopta. c) El control que este Tribunal debe ejercer to sometido a la medida, sino del comportamiento
en los procesos de amparo ha de limitarse a verifi- de terceros, sea una interpretación restrictiva consti-
car que la decisión judicial ha sido adoptada de for- tucionalmente válida. b) En segundo lugar, porque
ma fundada, razonada, completa y acorde con los la garantía de seguridad jurídica a la que responde la
fines de esta institución, ya que no corresponde a fijación de un plazo máximo y la exigencia de certe-
este Tribunal determinar en cada caso si concurren za en el cómputo del mismo que de ello se deriva,
o no las circunstancias que permiten la adopción o determinan también la exclusión de las citadas dila-
el mantenimiento de la prisión provisional, sino ciones, pues de otro modo se haría depender el lími-
únicamente el control externo de esa decisión». te temporal máximo de la medida de un "elemento
(STC 145/2001, de 18 de junio, F.J. 5. El TC denie- incierto", imprevisible para el recurrente (que no tie-
ga el amparo. Con idénticos términos STC 146/2001, ne ningún control sobre las conductas de terceros, ni
de 18 de junio, F.J. 5. El TC deniega el amparo. Vid. le son imputables), con lo que ese límite máximo
también STC 217/2001, de 29 de octubre, F.J. 3. El tendría un carácter indeterminado e incontrolable,
TC deniega el amparo; STC 8/2002, de 14 de enero, incompatible con las exigencias de sometimiento a
F.J. 4. El TC otorga el amparo; STC 23/2002, de 28 un plazo razonable, y convertiría el mantenimiento
de enero, F.J. 3. El TC otorga el amparo). de la medida en desproporcionado. c) Por último,
porque de la valoración en el caso concreto de la
Motivación de la decisión de adopción de la pri- actuación de los órganos judiciales y del recurrente,
sión provisional. Posibilidad de hacerlo a través se llega igualmente a la conclusión de que las dila-
de modelo impreso o formulario. ciones producidas no debieron excluirse del cómpu-
(STC 8/2002, F.J. 4. El TC otorga el amparo). to del plazo, pues de otro modo no se garantizaría el
sometimiento de la medida a un "plazo razonable"».
Necesidad de motivación de la alarma social (STC 98/2002, de 29 de abril, F.J. 6. El TC otor-
para fundamentar la adopción de la prisión provi- ga el amparo).
sional: requiere un juicio previo de antijuricidad y
de culpabilidad del órgano judicial.
(STC 8/2002, F.J. 4. El TC otorga el amparo). ARTÍCULO 17.4
(HABEAS CORPUS)
Alcance de la prisión provisional: excepcionali-
dad, subsidiariedad, provisionalidad y proporcio-
nalidad. Naturaleza.
(STC 98/2002, de 29 de abril, F.J. 3. El TC otor- «De la regulación legal del procedimiento de
ga el amparo). "habeas corpus" se desprende, en una relimitación
conceptual negativa, que no es ni un proceso con-
Establecimiento de un plazo máximo de dura- tencioso-administrativo sobre la regularidad del acto
ción de la prisión provisional. Doctrina constitu- o vía de hecho que origina la privación de libertad,
cional. ni tampoco un proceso penal sobre la eventual comi-
(STC 98/2002, de 29 de abril, F.J. 4. El TC otorga sión de un delito de detención ilegal. El que ha sido
el amparo). privado de su libertad puede reaccionar contra tal
privación optando por una cualquiera de estas tres
Extralimitación del plazo máximo de la prisión vías, de naturaleza distinta y sin que se confundan
provisional sin haber acordado la prórroga ni entre sí, o incluso por varias o todas ellas, ya que no

146
Jur1sprudenc1a Constitucional

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se excluyen mutuamente. Esta selección del sistema los cuales tienen un interés legítimo, garantizado
de impugnación se puede efectuar con plena liber- por el derecho a recibir información del artículo
tad, ya que es a los ciudadanos a quienes correspon- 20.1 d), a saber cómo se ejerce aquel poder en su
de elegir la vía de reacción más conveniente contra nombre. En esos casos, y en tanto lo divulgado o cri-
la detención sufrida. Ahora bien, el que elige el pro- ticado se refiera directamente al ejercicio de las fun-
cedimiento de "habeas corpus" ha de saber, en una ciones públicas, no puede el individuo oponer sin
aproximación positiva al concepto, que se trata de más los derechos del art. 18.1 CE. Sin embargo,
que un Juez del orden jurisdiccional penal o de la cuando la crítica se dirija a un funcionario público
jurisdicción militar examine, aunque sea de manera y se refiera a la forma en la que desempeña su fun-
interina, la legalidad de una privación de libertad no ción, no siempre la crítica está amparada en la rele-
acordada por órganos judiciales. El Juez de "habeas vancia pública de la opinión emitida, y, desde luego,
corpus" no tiene por misión revisar el acto adminis- nunca lo podrá estar cuando esa opinión esté acom-
trativo, lo que corresponderá a los órganos judiciales pañada o, simplemente, consista en expresiones for-
del orden contencioso-administrativo, sino la con- malmente injuriosas e innecesarias para la crítica
formidad a Derecho de esa situación de privación de que se desea realizar(. .. ). De otro modo, el sacrificio
libertad». exigido a la dignidad del funcionario criticado resul-
(STC 194/2001, de 1 de octubre, F.J. 3. El TC taría de todo modo desproporcionado, ya que su
deniega el amparo). honor y reputación personal podrá sacrificarse en
aquellos casos en los que la formación de la opinión
pública sobre las cuestiones que a todos puedan
ARTÍCULO 18.1 interesar, como pueda ser la gestión de los asuntos
(DERECHO AL HONOR) públicos, así lo exija por resultar esencial para el
Estado democrático de Derecho».
(STC 148/2001, de 27 de junio, F.J. 6. El TC
Invocación por la vía penal de Ja lesión del dere- deniega el amparo).
cho al honor mediante el delito de calumnias.
«El reconocimiento constitucional de las liberta-
des de expresión y de información ha modificado ARTÍCULO 18.1
profundamente la problemática de los delitos contra (DERECHO A LA INTIMIDAD)
el honor en aquellos supuestos en que la conducta
que incide en este derecho haya sido realizada en
ejercicio de dichas libertades, pues la dimensión Contenido. Doctrina constitucional.
constitucional del conflicto convierte en insuficiente (STC 70/2002, de 3 de abril, F.J. 10. El TC denie-
el criterio subjetivo del "animus iniuriandi" tradicio- ga el amparo).
nalmente utilizado por la jurisprudencia penal para
el enjuiciamiento de este tipo de delitos. Y ello Requisitos para la injerencia estatal en el dere-
entraña que el enjuiciamiento se traslade a un dis- cho a la intimidad.
tinto plano, en el que no se trata de establecer si el «Los siguientes: la existencia de un fin constitu-
ejercicio de las libertades de información y de expre- cionalmente legítimo (considerado como tal el
sión ha ocasionado una lesión al derecho al honor interés público propio de la investigación de un deli-
penalmente sancionable, sino de determinar si tal to, y, más en concreto, la determinación de hechos
ejercicio opera o no como causa excluyente de la relevantes para el proceso penal); que la medida
antijuridicidad; ello sólo se producirá, lógicamente, limitativa del derecho esté prevista en la ley (princi-
si el ejercicio de esas libertades se ha llevado a cabo pio de legalidad); que como regla general se acuerda
dentro del ámbito delimitado por la Constitución». mediante una resolución judicial motivada (si bien
(STC 148/2001, de 27 de junio, F.J. 3. El TC reconocimiento que debido a la falta de reserva
deniega el amparo). constitucional a favor del Juez, la Ley puede autori-
zar a la policía judicial para la práctica de inspeccio-
Doctrina constitucional sobre el derecho al honor nes, reconocimientos e incluso de intervenciones
de las personas con un cargo de autoridad pública. corporales leves, siempre y cuando se respeten los
Imputación a un Secretario del Ayuntamiento de la principios de proporcionalidad y razonabilidad) y,
comisión de un delito grave, con firmeza, reiteración finalmente, la estricta observancia del principio de
y rotundidad que resulta objetivamente injuriosa. proporcionalidad, concretado en tres requisitos o
«Quienes tienen atribuido el ejercicio de funcio- condiciones: idoneidad de la medida, necesidad de la
nes públicas, son personajes públicos en el sentido misma y proporcionalidad en sentido estricto».
de que su conducta, su imagen y sus opiniones pue- (STC 70/2002, de 3 de abril, F.J. 10. El TC denie-
den estar sometidas al escrutinio de los ciudadanos, ga el amparo).

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Revista Penal
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Ámbito. Alcance en el momento de la detención. lio delimita negativamente los espacios que no pue-
Examen por un policía en el momento de la deten- den ser considerados domicilio: de un lado, aquellos
ción de un documento intervenido al detenido en los que se demuestre de fonna efectiva que se han
dentro de una agenda. destinado a cualquier actividad distinta a la vida pri-
«La regla general es que el ámbito de lo íntimo sigue vada, sea dicha actividad comercial, cultural, política,
preservando en el momento de la detención y que sólo o de cualquier otra índole; de otro, aquellos que, por
pueden llevarse a cabo injerencias en el mismo sus propias características, nunca podrían ser consi-
mediante la preceptiva autorización judicial motivada derados aptos para desarrollar en ellos vida privada,
conforme a criterios de razonabilidad. De no existir esto es, los espacios abiertos».
ésta, los efectos intervenidos que puedan pertenecer al (STC 10/2002, de 17 de enero, F.J. 7. El TC
ámbito de lo íntimo han de ponerse a disposición judi- declara inconstitucional el art. 557 de la LECrim).
cial, para que sea el juez quien los examine. Esa regla
general se excepciona en los supuestos en que existan Posibilidad de consideración de los hoteles
razones de necesidad de intervención policial inme- como domicilio.
diata, para la prevención y averiguación del delito, el «Desde esta perspectiva, ni la accidentalidad, tem-
descubrimiento de los delincuentes y la obtención de poralidad, o ausencia de habitualidad del uso de la
pruebas incriminatorias. En esos casos estará justifi- habitación del hotel, ni las limitaciones al disfrute de
cada la intervención policial sin autorización judicial, las mismas que derivan del contrato de hospedaje,
siempre que la misma se realice también desde el res- pueden constituir obstáculos a su consideración
peto al principio de proporcionalidad». como domicilio de los clientes del hotel mientras
(STC 70/2002, de 3 de abril, F.J. 10. El TC denie- han contratado con éste su alojamiento en ellas.
ga el amparo). Siendo las habitaciones de los hoteles espacios aptos
para el desarrollo o desenvolvimiento de la vida pri-
vada, siempre que en ellos se desarrolle, constituyen
ARTÍCULO 18.2 ámbitos sobre los que se proyecta la tutela que la
(DERECHO FUNDAMENTAL A LA Constitución garantiza en su art. 18.2: su inviolabili-
INVIOLABILIDAD DE DOMICILIO) dad y la interdicción de las entradas o registros sin
autorización judicial o consentimiento de su titular,
Contenido de la protección constitucional del fuera de los casos de flagrante delito».
domicilio: inviolabilidad y requerimiento de auto- (STC 10/2002, de 6 de mayo, F.J. 8. El TC decla-
rización judicial salvo en casos de flagrante delito. ra inconstitucional el art. 557 de la LECrim).
(STC 10/2002, de 6 de mayo, F.J. 5. El TC decla-
ra inconstitucional el art. 557 de la LECrim).
ARTÍCULO 18.3
Noción de domicilio. (DERECHO FUNDAMENTAL AL SECRE-
«El rasgo esencial que define el domicilio a los efec- TO DE LAS COMUNICACIONES)
tos de la protección dispensada por el art. 18.2 CE
reside en la aptitud para desarrollar en él vida priva- Requisitos de la intervención judicial. Doctrina
da y en su destino específico a tal desarrollo aunque constitucional.
sea eventual. Ello significa, en primer término, que (STC 138/2001, de 18 de junio, F.J. 3. El TC otorga
su destino o uso constituye el elemento esencial para parcialmente el amparo. También STC 202/2001, de
la delimitación de los espacios constitucionalmente 15 de octubre, F.J. 2. El TC otorga el amparo; STC
protegidos, de modo que, en principio, son irrelevan- 82/2002, de 22 de abril, F.J. 3. El TC desestima el
tes su ubicación, su configuración física, su carácter amparo).
mueble o inmueble, la existencia o tipo de título jurí-
dico que habilite su uso o, finalmente, la intensidad y Motivación de la intervención judicial.
periodicidad con la que se desarrolle la vida privada «La resolución judicial en la que se acuerda la
en el mismo. En segundo lugar, si bien el efectivo medida de intervención telefónica o su prórroga
desarrollo de vida privada es el factor determinante debe expresar o exteriorizar las razones fácticas Y
de la aptitud concreta para que el espacio en el que se jurídicas que apoyan la necesidad de la interven-
desarrolla se considere domicilio, de aquí no se deri- ción. Se deben exteriorizar en la resolución judi-
va necesariamente que dicha aptitud no pueda infe- cial, entre otras circunstancias, los datos o hechos
rirse de estas notas o de otras, en la medida en que objetivos que puedan considerarse indicios de la
representen características objetivas conforme a las existencia del delito y la conexión de la persona o
cuales sea posible delimitar los espacios que, en gene- personas investigadas con ellos, indicios que son
ral, pueden y suelen ser utilizados para desarrollar algo más que simples sospechas; pero también algo
vida privada. El rasgo esencial que define el domici- menos que los indicios racionales que se exigen

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J u r 1
. s p r u d e n e i a e o n s t i t u e i o n a 1

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para el procesamiento. Esto es, sospechas fundadas bación de las escuchas en una prueba válida para
en alguna clase de dato objetivo, en el doble senti- desvirtuar la presunción de inocencia».
do de ser accesibles a terceros para permitir su con- (STC 202/2001, de 15 de octubre, F.J. 7. El TC
trol y proporcionar una base real de la que pueda otorga el amparo. También STC 82/2002, de 22 de
inferirse que se ha cometido o que se va a cometer abril, F.J. 6. El TC deniega el amparo).
un delito (. .. ). En todo caso, y aunque lo deseable
sería que la expresión de los indicios objetivos que Exigencia de proporcionalidad en la determina-
justifiquen la intervención quedase expresada ción de la gravedad del delito investigado median-
directamente en la resolución judicial, ésta puede te intervenciones telefónicas.
estar motivada si, integrada incluso con la solicitud «La gravedad de los hechos no ha de determi-
policial, a la que puede remitirse, contiene los ele- narse únicamente por la calificación de la pena
mentos necesarios para considerar satisfechas las legalmente prevista, sino que también han de
exigencias para poder llevar a cabo con posteriori- tenerse en cuenta el bien jurídico protegído y la
dad la ponderación de la restricción de los dere- relevancia social de la actividad».
chos fundamentales que la proporcionalidad de la (STC 202/2001, de 15 de octubre, F.J. 3. El TC
medida conlleva». otorga el amparo. Vid. también STC 82/2002, de
(STC 138/2001, de 18 de junio, F.J. 3. El TC 22 de abril, F.J. 4. El TC desestima el amparo).
otorga parcialmente el amparo).
Derecho al secreto de las comunicaciones pos-
Motivación en los Autos que acuerdan la pró- tales. Contenido. Doctrina constitucional.
rroga de la intervención de las comunicaciones (STC 70/2002, de 3 de abril, F.J. 9. El TC denie-
telefónicas. ga el amparo).
«La sola referencia a que se están practicando acti-
vas diligencias policiales contenida en los Autos de Alcance del derecho al secreto de las comunica-
prórroga no es motivación suficiente para legitimar el ciones postales.
mantenimiento de la medida de intervención, pues en «La protección del derecho al secreto de las
estos casos deben explicitarse y ponderarse las con- comunicaciones alcanza al proceso de comunica-
cretas circunstancias concurrentes en cada caso, así ción mismo, pero finalizado el proceso en que la
como el conocimiento adquirido a través de la ejecu- comunicación consiste, la protección constitucional
ción de la medida inicialmente prevista. Además ha de lo recibido se realiza en su caso a través de las
de exigirse, cuando menos, que el Juez conozca los normas que tutelan la intimidad u otros derechos».
resultados de la intervención acordada para que, a su (STC 70/2002, de 3 de abril, F.J. 9. El TC denie-
vista, acuerde fundamentadamente la ratificación o el ga el amparo).
alzamiento del medio de investigación utilizada».
(STC 202/2001, de 15 de octubre, F.J. 6. El TC Motivación de la intervención telefónica. Contenido.
otorga el amparo). «Aunque lo deseable sería que la resolución judi-
cial expresara directamente todos los elementos que
Irregularidades en el control judicial a posterio- son necesarios para considerar fundamentada la
ri de las comunicaciones intervenidas. medida, sin embargo, este Tribunal viene admitien-
«No constituyen una vulneración del derecho al do que una resolución judicial puede considerarse
secreto· de las comunicaciones las irregularidades motivada, si integrada con la solicitud de la autori-
cometidas en el control judicial a posteriori del dad a la que se remite, contiene todos los elementos
resultado de las intervenciones telefónicas practi- necesarios para considerar satisfechas las exigencias
cadas, pues dichas irregularidades no tienen lugar para poder llevar a cabo con posterioridad la ponde-
durante la ejecución del acto limitativo de dere- ración de la restricción de los derechos fundamenta-
chos, sino en el momento de la incorporación de les que la proporcionalidad de la medida conlleva».
su resultado a las actuaciones sumariales. En defi- (STC 82/2002, de 22 de abril, F.J. 6. El TC deses-
nitiva, todo lo que respecta a la entrega y selección tima el amparo).
de las cintas grabadas, a la custodia de los origi-
nales y a la transcripción de su contenido no for- ARTÍCULO 19
ma parte de las garantías derivadas del art. 18.3 (DERECHO A LA LIBRE CIRCULACIÓN
CE, sin perjuicio de su relevancia a efectos proba- POR TERRITORIO ESPAÑOL)
torios, pues es posible que la defectuosa incorpo-
ración a las actuaciones del resultado de una Ámbito. Aplicación a extranjeros.
intervención telefónica legítimamente autorizada «En primer término, el hecho de que el art. 19
no reúne las garantías de control judicial y con- CE no mencione expresamente a los extranjeros
tradicción suficientes como para convertir la gra- no significa que carezcan siempre y en todo caso

149
Revista Penal
Julio 2001-junio 2002
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del derecho a la libre circulación por el territorio Tribunal Europeo de Derechos Humanos al inter-
español y, específicamente, que carezcan del dere- pretar el art. 10.1 del Convenio europeo de dere-
cho a salir del territorio español cuando han chos humanos, que en los supuestos de conflicto
entrado en él de forma lícita( ... ). De suerte que los entre el derecho a la libre emisión de información
extranjeros son titulares de los derechos funda- y los derechos al honor, la intimidad y la propia
mentales establecidos en el art. 19 CE siempre que imagen, garantizados en el art. 18.1 CE, la ade-
resulten reconocidos en los tratados o en la ley y cuada solución exige que se explicite la toma en
en los términos de su reconocimiento en ellos». consideración de ambos derechos en presencia.
[STC 169/2001, de 16 de julio, F.J. 4. El TC otor- Además dicha consideración de uno y otro dere-
ga el amparo (Caso Scilingo Manzorro)]. cho puede ser realizada por este Tribunal, que no
está vinculado por la realizada por la resolución
judicial objeto de revisión y que no se limita a con-
ARTÍCULO 20.1 d) trolar si la resolución impugnada es irrazonable,
(LIBERTAD DE INFORMACIÓN) arbitraria o errónea, sino que la revisa en su inte-
gridad, con criterio propio».
Contenido y alcance de la libertad de informa- (STC 76/2002, de 8 de abril, F.J. 2. El TC otorga
ción. Diferencias con la libertad de expresión. el amparo).
«Mientras la primera (libertad de expresión) tiene
por objeto pensamientos, ideas y opiniones, concepto Conflicto entre el derecho al honor y la libertad
amplio dentro del que deben incluirse también las cre- de información. Criterios de evaluación.
encias y los juicios de valor, el derecho de información «l) Tanto la libre comunicación de información
versa en cambio sobre hechos; es decir, lo que se tras- como la libertad de expresión tienen una dimen-
mite. En un caso es la idea y en otro la noticia o el dato sión especial en nuestro Ordenamiento en razón
(... ).Mientras que la libertad de expresión resulta obje- de su doble carácter de libertad individual y de
to de una declaración de reconocimiento y protección garantía de la posibilidad de existencia de la opi-
genérica en el art. 20.1 a) CE, sin más, el derecho a la nión pública, indisolublemente unida al pluralis-
información que reconoce y protege el párrafo d) del mo político propio del Estado democrático. 2) En
mismo precepto no tiene por objeto cualquier infor- el enjuiciamiento de la corrección del ejercicio de
mación, sino sólo la "información veraz"; dicho en estos derechos y libertades ha de tomarse en con-
otros términos empleados en esta sede en varias oca- sideración la trascendencia pública o no de los
siones, la libertad de información tiene en la veracidad hechos u opiniones emitidos y si la información
un límite constitucional intrínseco». que, en su caso, se ofrezca es o no veraz, habida
(STC 47/2002, de 25 de febrero, F.J. 3. El TC cuenta de la relevancia de la información que reú-
deniega el amparo. También STC 76/2002, de 8 de ne dichas características como base de una socie-
abril, F.J. 2. El TC otorga el amparo). dad democrática. 3) Entre los elementos a tener
en cuenta en la valoración de la trascendencia
Información veraz: contenido. pública de los hechos divulgados cobran especial
«Es lugar común en nuestra doctrina, cuando se relevancia la materia de la información, su interés
alude al requisito de la veracidad, que la verdad público y su contribución a la formación de una
que satisface la exigencia constitucional no nece- opinión pública libre, así como el vehículo utiliza-
sariamente ha de suponer una coincidencia exac- do para difundir la información, en particular si
ta entre lo informado y los hechos realmente aca- éste es un medio de comunicación social. 4) La
ecidos, pues el art. 20.1 d) CE ampara, en su veracidad de la información no debe confundirse
conjunto, la información rectamente obtenida y con una exigencia de concordancia con la realidad
difundida, aun cuando su total exactitud sea con- incontrovertible de los hechos, sino que en rigor
trovertible; así pues, basta con demostrar que el únicamente hace referencia a una diligente bús-
informante desplegó una diligencia que pueda queda de la verdad que asegure la seriedad del
considerarse suficiente en relación con la averi- esfuerzo informativo; ahora bien, esta libertad no
guación o constatación de los extremos informa- protege a quienes, defraudando el derecho de
dos para entender satisfecha aquella exigencia». todos a recibir información veraz, actúan con
(STC 47/2002, de 25 de febrero, F.J. 4. El TC menosprecio de la verdad o falsedad de lo comu-
deniega el amparo). nicado, comportándose de manera negligente e
irresponsable al transmitir como hechos verdade-
Conflicto entre el derecho al honor y la libertad ros simples rumores carentes de toda constata-
de información. Control por el TC. ción o meras investigaciones o insinuaciones insi-
«Y es doctrina reiterada de este Tribunal, coin- diosas. Las noticias, para gozar de protección
cidente en lo sustancial con la elaborada por el constitucional, deben ser diligentemente compro-

150
Jurisprude n e
.
1 a e o n s t i t u e i o n a 1

•••

badas y sustentadas en hechos objetivos, debiendo ARTÍCULO 23.1


acreditarse la malicia del informador». (DERECHO A PARTICIPAR EN LOS
(STC 76/2002, de 8 de abril, F.J. 3. El TC otorga ASUNTOS PÚBLICOS)
el amparo).
Contenido.
Deber de diligencia del informador. «El artículo 23.1 CE garantiza un derecho de parti-
«También es doctrina de este Tribunal que el cipación que puede ejercerse de dos formas distintas,
específico deber de diligencia que incumbe al bien directamente, bien por medio de representantes.
informador es exigible con diferente grado de En relación con esta última posibilidad, la Constitu-
intensidad en función de que la noticia se presen- ción concreta que se trata de representantes elegidos
te como una comunicación neutra, en cuanto pro- en elecciones periódicas por sufragio universal, lo
cedente de la originaria información de otro que apunta, sin ningún género de dudas, a la repre-
medio de comunicación o fuente informativa de la sentación política con exclusión de otras posibles
que simplemente se da traslado, o bien de que se representaciones de carácter corporativo, profesio-
nal, etc. (. .. ). Asimismo, hemos venido reiterando que
trate de una información asumida por el medio y
dicho precepto garantiza el derecho a que los repre-
su autor como propia, en cuyo caso el deber de
sentantes elegidos permanezcan en su cargo y pue-
diligencia para contrastar la veracidad de los dan ejercer las funciones previstas en la Ley. Hay, por
hechos comunicados no admite atenuación o fle- tanto, una estrecha vinculación entre los derechos
xibilidad alguna, sino que su cumplimiento debe reconocidos en los apartados 1 y 2 del art. 23 CE y el
ser requerido en todo su rigor. Para los supuestos principio democrático, manifestación, a su vez, de la
de reportaje neutral el deber de diligencia se satis- soberanía popular( ... ). Para determinar si estamos o
face con la constatación de la verdad del hecho de no ante un derecho de participación política, encua-
la declaración, pero no se extiende en principio a drable en el artículo 23.1 CE habrá que atender, no
la necesidad de constatar la verdad de lo declara- sólo a la naturaleza y forma del llamamiento, sino
do, pues tal responsabilidad sólo sería exigible por también a su finalidad: sólo allí donde la llamada a la
lo general al autor de la declaración». participación comporte, finalmente, el ejercicio
(STC 76/2002, de 8 de abril, F.J. 3. El TC otorga directo o por medio de representantes, del poder polí-
el amparo). tico -esto es, sólo allí donde se llame al pueblo como
titular de ese poder- estaremos en el marco del art.
Caracteres de un "reportaje neutral". 23.1 CE y podrá, por consiguiente, aducirse el dere-
«a) El objeto de la noticia ha de hallarse consti- cho fundamental que aquí examinamos».
tuido por declaraciones que imputan hechos lesivos (STC 167/2001, de 16 de julio, F.J. 5. El TC otor-
del honor, pero que han de ser por sí mismas, esto ga el amparo).
es, como tales declaraciones, noticia y han de
ponerse en boca de personas determinadas respon-
sables de ellas. De modo que se excluye el reportaje ARTÍCULO 23.2
neutral cuando no se determina quién hizo tales (ACCESO A LAS FUNCIONES Y CARGOS
declaraciones. b) El medio informativo ha de ser PÚBLICOS)
mero transmisor de tales declaraciones, limitándo-
se a narrarlas sin alterar la importancia que tengan Derecho a acceder en condiciones de igualdad a
en el conjunto de la noticia. De modo que si se ree- las funciones y cargos públicos. Inmunidades e
labora la noticia no hay reportaje neutral y tampo- inviolabilidades.
co lo hay cuando es el medio el que provoca la noti- «La inmunidad, en cuanto garantía del desem-
cia, esto es, en el llamado periodismo de peño de la función parlamentaria, se integra, como
investigación, sino que ha de limitarse a reproducir reflejo de la que corresponde al órgano del que for-
algo que ya sea, de algún modo, conocido. c) En los ma parte, en el estatus propio del cargo parlamen-
casos de reportaje neutral propio la veracidad exigi- tario, de modo que el derecho fundamental directa-
ble se limita a la verdad objetiva de la existencia de mente afectado frente a posibles constricciones
la declaración, quedando el medio exonerado de ilegítimas a aquella prerrogativa es el recogido en el
responsabilidad respecto de su contenido. Conse- art. 23.2 CE, pues, en definitiva, se trata de preser-
cuentemente la mayor o menor proximidad al var, frente a tales constricciones, uno de los ele-
reportaje neutral propio modula la responsabilidad mentos integrantes del estatuto propio del cargo y
por el contenido de las declaraciones». sólo si se hubiera producido tal lesión podría vulne-
(STC 76/2002, de 8 de abril, F.J. 4. El TC otorga rarse el art. 24.2 CE, en su vertiente de derecho a un
el amparo). proceso con todas las garantías».

151
Revista Penal
Julio 2001-junio 2002
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[STC 123/2001, de 4 de junio, F.J. 3. El TC denie- mediante la prerrogativa de la inmunidad, que, como
ga el amparo. También STC 124/2001, de 4 de junio. ya se ha señalado, no es otra que la de evitar la even-
El TC otorga parcialmente el amparo (Caso Filesa)]. tualidad de que la vía penal sea utilizada con la inten-
ción de perturbar el funcionamiento de las Cámaras
Interpretación por el TS del momento en el que o de alterar indebidamente la composición que a las
debe solicitarse el suplicatorio. Interpretación mismas ha dado la voluntad popular. En efecto, la
acorde con el art. 71.2 CE y con el derecho reco- prerrogativa de inmunidad parlamentaria no impide
gido en el art. 23.2 CE. que el Juez pueda investigar pero veda la realización
«(El TS) procedió a interpretar, a la luz de la vigen- de actos que en sí mismos determinen la sujeción de
te normativa procesal, los términos "inculpados o pro- un parlamentario a un procedimiento penal, ya sea
cesados" del art. 71.2 CE, llegando a la conclusión, por mediante la expresión de un juicio formal de incul-
lo que se refiere al segundo, que el mismo tiene una pación o a través de la práctica de otras diligencias
realidad legislativa procesal inequívoca en el art. 384 que materialmente entrañen ese mismo significado.
LECrim, de modo que en el llamado proceso ordinario A lo que cabe añadir que desde el momento en que el
el suplicatorio habría de solicitarse en cuanto existie- Juez cuente con elementos suficientes para adoptar
ran indicios racionales de criminalidad, que son el alguno de los referidos actos, está obligado a solicitar
soporte del procesamiento. En relación con el término inmediatamente el suplicatorio».
"inculpados" que a diferencia del anterior estima que [STC 123/2001, de 4 de junio, F.J. 5. El TC deniega
carece de una realidad legislativa procesal inequívoca, el amparo. También STC 124/ 2001, de 4 de junio. El
se produzca es necesario un juicio judicial de inculpa- TC otorga parcialmente el amparo (Caso Filesa)].
ción, obviamente provisional, con base en la existencia
de indicios racionales de criminalidad o fundadas sos-
pechas o serios indicios de la participación, en cual- ARTÍCULO 24.1
quiera de sus formas, en un hecho penal, lo que puede (DERECHO A LA TUTELA JUDICIAL
requerir y hacer necesario, como aconteció en este EFECTIVA)
supuesto, una previa investigación judicial( ... ).
Esta interpretación jurisprudencia! del término
"inculpados" en el sentido del art. 71.2 CE y, por con- Reconocimiento a las personas jurídicas del
siguiente, la exigencia de que existan indicios racio- derecho a la tutela judicial efectiva. Doctrina
nales de criminalidad o sospechas fundadas o verosí- constitucional.
miles sobre la participación de un Diputado o «Por lo que se refiere al derecho establecido en el
Senados en los hechos objeto de investigación penal art. 24.1 de la Constitución como derecho a la pres-
para que entre en juego la exigencia previa de autori- tación de actividad jurisdiccional de los órganos del
zación de la Cámara para su inculpación o procesa- Poder Judicial del Estado, ha de considerarse que tal
miento, en sí mismas consideradas, no pueden ser en derecho corresponde a las personas físicas y a las per-
modo alguno tildadas de contrarias o desconocedo- sonas jurídicas, entre estas últimas, tanto a las de
ras de la finalidad institucional a la que sirve la pre- Derecho Privado como a las de Derecho Público, en
rrogativa de la inmunidad( ... ). Y ello toda vez que el la medida en que la tutela efectiva de los Jueces y Tri-
alcance conferido por dicha interpretación al térmi- bunales tiene por objeto los derechos e intereses legí-
no inculpado a los efectos del art. 71.2 CE, que exclu- timos que les corresponden. No obstante( ... ), no se
ye, obviamente, la posibilidad de adoptar medida puede efectuar una íntegra traslación a las personas
cautelar alguna contra la persona del Diputado o jurídicas de Derecho público de las doctrinas juris-
Senador hasta que se obtenga, en su caso, la autori- prudenciales elaboradas en desarrollo del citado
zación de la Cámara respectiva para su inculpación o derecho fundamental en contemplación directa de
procesamiento, no afecta al mandato representativo derechos fundamentales de los ciudadanos, y que por
del parlamentario en cuanto no le imposibilita e ello hay que entender que, en línea del principio, la
impide el desempeño de sus funciones parlamenta- titularidad del derecho que establece el art. 24 de la
rias, con lo que ninguna incidencia tiene en la com- Constitución corresponde a todas las personas físicas
posición y funcionamiento de las Cámaras, ni priva a y a las personas jurídicas a quienes el ordenamiento
éstas, antes de la inculpación o procesamiento del reconoce capacidad para ser parte en un proceso y
Diputado o Senador, de la facultad autorizatoria que sujeta a la potestad jurisdiccional de Jueces y Tribu-
le confiere el art. 71.2 CE y de valorar, en consecuen- nales, si bien en este último caso el reconocimiento
cia, el significado político de la acción penal empren- del derecho fundamental debe entenderse dirigido a
dida e impedir, en su caso, que la misma prosiga. En reclamar del órgano jurisdiccional la prestación a
definitiva, la interpretación judicial de la que discre- que como parte procesal se tenga derecho».
pa el demandante de amparo preserva y no merma la (STC 129/2001, de 4 de junio, F.J. 4. El TC
finalidad institucional cuya salvaguarda se persigue deniega el amparo).

152
Jur1sprudenc1a Constitucional

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Acceso a la justicia: derecho al ejercicio de la decisión judicial, si no es incongruente, arbitraria


acción popular. Falta de legitimación de una CC o ÍlTazonable, debe ser respetada, ya que, en otro
AA para fonnular una querella penal. caso, el recurso de amparo se convertiría en una
«Es claro, en todo caso, que, dados los términos nueva instancia».
del artículo 125 CE, no puede estimarse dicha pre- (STC 149/2001, de 27 de junio. F.J. 5. El TC
tensión. En efecto, este precepto constitucional se otorga el amparo).
refiere explícitamente a "los ciudadanos", que es
concepto atinente en exclusiva a personas privadas, Congruencia «extra petitum». Doctrina consti-
sean las físicas, sean también las jurídicas, tanto por tucional.
sus propios términos como por el propio contenido (STC 149/2001, de 27 de junio. F.J. 4. El TC
de la norma, que no permite la asimilación de dicho otorga el amparo).
concepto de ciudadano a la condición propia de la
Administración pública y, más concretamente, de Acceso a la jurisdicción militar. Imposibilidad
los órganos de poder de la comunidad política». de ser acusador particular en el proceso penal
(STC 129/2001, de 4 de junio, F.J. 4. El TC denie- militar cuando el ofendido e inculpado sean mili-
ga el amparo. Existe un voto particular concurrente tares y exista entre ellos una relación jerárquica
formulado por el Magistrado Jiménez de Parga y de subordinación.
Cabrera que afirma que «La legitimación para acu- (STC 157/2001, de 2 de julio, F.J. 4. El TC otorga
sar en el proceso penal considerado en la Sentencia el amparo, remitiendo a los fundamentos de la STC
corresponde al Ministerio Fiscal. Si las Comunida- 115/2001 y a la cuestión de inconstitucionalidad del
des Autónomas son Estado y si toca al Ministerio art. 108, párrafo 2 de la LO 4/1987, de la Competen-
Fiscal velar por las instituciones constitucionales, la cia y Organización de la Jurisdicción Militar y del
conclusión es la misma que, por otro camino, se art. 127, párrafo 1 de la LO 2/1989, Procesal Militar.
alcanza en la sentencia: el Gobierno Vasco carece de En voto particular, Conde Martín de Hijas solicita la
legitimación para ser parte, ni como acusador parti- denegación de amparo, remitiendo al fundamento
cular, ni mediante el ejercicio de la acción popular»). recogido en la STC 115/2001).

La determinación de una persona como ofendi- El ejercicio de la acción penal no comporta un


da o perjudicada para personarse como acusación derecho incondicionado a la apertura y plena sub-
particular es una cuestión de legalidad ordinaria. sanación del proceso.
(STC 129/2001, de 4 de junio, F.J. 4. El TC (STC 163/2001, de 11 de julio, F.J. 2. El TC
deniega el amparo). deniega el amparo. Vid. también STC 178/2001, de
17 de septiembre, F.J. 3. El TC otorga el amparo).
Contenido: derecho a la ejecución de las resolu-
ciones judiciales firmes. Derecho de acción penal. Alcance.
«Una de las proyecciones del derecho a la tutela «No forma parte de los derechos fundamentales
judicial efectiva reconocida en el art. 24.1 CE, sustantivos el derecho de acción penal. O sea, que no
consiste en el derecho a que las resoluciones judi- puede confundirse el derecho a la jurisdicción penal
ciales alcancen la eficacia otorgada por el Orde- para instar la aplicación del "ius puniendi", que for-
namiento lo que, a su vez, significa tanto el dere- ma parte del derecho fundamental a la tutela judicial
cho a que las resoluciones judiciales se ejecuten efectiva, con el derecho material a penar, de exclusi-
en sus propios términos, como el respeto a su fir- va naturaleza pública y cuya titularidad corresponde
meza y a la intangibilidad de las situaciones jurí- al Estado. Dicho con otras palabras: el particular no
dicas en ellas declaradas, sin perjuicio de las posi- tiene un derecho fundamental constitucionalmente
bilidades que el propio Ordenamiento reconoce protegido a la condena penal de otra persona sino
para su revisión y modificación a través de los que a la víctima del delito le asiste el ''ius ut proce-
cauces extraordinarios legalmente establecidos». datur", es decir, el derecho a poner en marcha un
(STC 135/2001, de 18 de junio, F.J. 3. El TC proceso, substanciado de conformidad con las reglas
deniega el amparo). del proceso justo, en el que pueda obtener una res-
puesta razonable y fundada en Derecho».
Derecho a la ejecución de las resoluciones judi- (STC 163/2001, de 11 de julio, F.J. 2. El TC
ciales en sus propios términos. Control por el TC. deniega el amparo).
«Determinar cuál es el sentido de un fallo es una
función netamente jurisdiccional ( ... ), no corres- Alcance del derecho de acceso a la jurisdicción.
pondiendo a este Tribunal, en vía de amparo, sus- «El "ius ut procedatur" que asiste a la víctima de
tituir a la autoridad judicial en la valoración que un delito no se agota en un mero impulso del pro-
de ello haya hecho en cada caso, de forma que la ceso o una mera comparecencia en el mismo, sino

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Revista Penal
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que de él derivan con naturalidad y necesidad los condición de comerciante del recurrente. De modo
derechos relativos a las reglas esenciales del desa- que la Sentencia penal, como título jutidico habili-
rrollo del proceso». tante de la restricción de estos derechos fundamen-
(STC 168/2001, de 16 de julio, F.J. 7. El TC otorga tales, debe contener una fundamentación conforme
el amparo. Vid. también STC 178/2001, de 17 de sep- a la ley habilitadora de dicha restricción».
tiernbre, F.J. 3. El TC otorga el amparo; STC 81/2002, (STC 221/2001, de 31 de octubre, F.J. b v 7. El
de 22 de ab1il, F.J. 2. El TC otorga el amparo). TC otorga el amparo). ·

Motivación implícita. Doctrina constitucional. Derecho a los recursos establecidos en la ley.


(STC 189/2001, de 24 de septiembre, F.J. l. El Admisión a trámite del recurso de apelación penal
TC deniega el amparo). en un solo efecto paralizado posteriormente «sine
die» alegando el carácter secreto de las actuacio-
Contenido del deber de motivación. Doctrina nes sumariales.
constitucional. «La resolución judicial se aparta, así, de la previ-
(STC 22112001, de 31 de octubre, F.J. 6. El TC sión legal y efectúa una interpretación de las nor-
concede el amparo). mas procesales -no ya de las que regulan propia-
mente el recurso de apelación, sino de las que
Alcance del deber de motivación en las senten- admiten y disciplinan el secreto de las actuaciones
cias penales. Deber de fundamentación del alcan- penales -que resulta irrazonable y, por ende, vulne-
ce de la pena accesoria de suspensión. radora del derecho consagrado en el art. 24.1 CE,
«En relación con las sentencias penales las exigen- por dos motivos esenciales: primero, porque es con-
cias de fundamentación se proyectan no sólo sobre tradictorio en sí mismo acordar la admisión a trá-
la fijación de los hechos y la calificación jurídica de mite del recurso (lo que conlleva la no apreciación
los mismos, sino también sobre la pena concreta de causas legales de inadmisión de aquél) con la
finalmente impuesta( ... ). La Sentencia de la Audien- coetánea paralización o suspensión de la tramita-
cia Provincial, al imponer en su fundamento jurídi- ción de ese mismo recurso "sine die" una vez admi-
co quinto la pena privativa de libertad "con la acce- tido; pero, además, también porque la previsión y
soria de suspensión de cargo público, profesión, regulación legales para ese tipo de apelación están
oficio y derecho de sufragio durante el tiempo de la precisamente orientadas a salvaguardar la tramita-
condena" y al ratificar en el fallo la condena a la ción y resolución del recurso con el carácter secreto
"suspensión de cargo, profesión, oficio y derecho de de lo actuado en la causa, de forma que la interpre-
sufragio durante el tiempo de la condena", efectúa tación judicial efectuada vaciaría de contenido la
una alusión genérica a los derechos que se suspen- garantía legalmente prevista y haría "de facto" ine-
den, de la que parece deducirse que la suspensión xistente la posibilidad de todo recurso de apelación,
afecta global o conjuntamente a todos ellos. Pues admitido en un efecto, en el curso de las actuacio-
bien, sin entrar a ponderar si, conforme a la legisla- nes penales declaradas secretas».
ción penal aplicada, es posible la imposición de la (STC 236/2001, de 18 de diciembre. F.J. 4. El TC
pena accesoria con tal amplitud, función que sólo otorga el amparo).
compete a los Tribunales penales, es lo cierto que el
órgano judicial no exteriorizó la razón jurídica que Deber de motivación más riguroso cf.:: las resolu-
podía avalar, en su caso, el alcance de la pena acce- ciones judiciales cuando se ven afectadü~ otros dere-
soria, pues ninguna mención existe en la resolución chos fundamentales o libertades públi~ o se incide
impugnada a la vinculación entre el derecho o dere- de alguna manera sobre la libertad comJ valor supe-
chos suspendidos y el delito cometido, que tampoco rior libertad. Posibilidad de motivación px remisión.
puede ser extraída de forma implícita de los hechos (STC 5/2002, de 14 de enero, F.J. 2. El TC denie-
probados o de los fundamentos jurídicos de dicha ga el amparo).
resolución en lo que respecta a todos los derechos
nominalmente afectados por la suspensión. Esta fal- Decisiones sobre la suspensión de lé. ::;ena: deber
ta de fundamentación del alcance de la pena acceso- de motivación reforzado.
ria impuesta cobra especial relevancia constitucio- «La vulneración del derecho funcL_-:::ental a la
nal pues ( ... ) la suspensión de cargo público y el tutela judicial efectiva, por supuesta =~-~ de moti-
derecho de sufragio afecta a los derechos funda- vación de las resoluciones judiciales. ::-~·:e ser exa-
mentales recogidos en el art. 23 CE; a lo que ha de minada atendiendo al mencionado ca:-~: e de consti-
añadirse que la suspensión de profesión u oficio inci- tucionalidad reforzado, dado que ~: ueber de
de de forma general en el derecho a la libre elección explicitar el fundamento de la decisi::c ~-= conecta
de profesión u oficio (art. 35.l CE) y, en el caso con- tanto con el valor libertad como cor. 1:~ derechos
creto, en la libertad de empresa (art. 38 CE), dada la fundamentales a la vida y a la inte~1.:ad física y

154
J u r 1 s p r u d e n e i a e onstituc
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1 o n a 1

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moral. Por un lado, en efecto, las resoluciones sobre Derecho del obrar judicial, sino que al desenvolver
la suspensión de la ejecución de las penas privativas la indicada función protege también al justiciable.
de libertad, si bien no constituyen decisiones sobre Ello explica que, mientras en el resto de los órdenes
la restricción de la libertad en sentido estricto, sin judiciales el principio "pro actione" está reservado
embargo afectan al valor libertad, en cuanto deter- al derecho de acceso a los Tribunales, en materia de
minan la forma en que la ejecución de la restricción acceso al recurso de casación penal rige este princi-
de la libertad se llevará a cabo. Por otra parte, el pio, que si bien no implica la forzosa selección de la
recurrente, en su demanda de amparo, sostiene que interpretación más favorable a la admisión de entre
el cumplimiento de la pena privativa de libertad todas las posibles de las normas que la regulan, sí
supondrá la imposibilidad de acceder a tratamien- que impone la interdicción de aquellas decisiones
tos dignos y apropiados, con la consecuente posible de inadmisión que por su rigorismo, por su forma-
agravación de su enfermedad, inflingiéndole un lismo excesivo o por cualquier otra razón revelen
sufrimiento insostenible, con riesgo, incluso, de una clara desproporción entre los fines que aquellas
contraer enfermedades que le llevarian a una muer- causas preservan y los intereses que sacrifican».
te segura. De este modo, es evidente que la decisión (STC 12/2002, de 28 de enero, F.J. 2. El TC
judicial se conecta, a juicio del recurrente, con sus deniega el amparo. Vid. también STC 91/2002, de
derechos fundamentales a la vida y a la integridad 22 de abril, F.J. 3. El TC otorga el amparo).
física y moral».
(STC 5/2002, de 14 de enero, F.J. 2. El TC denie- Derecho de acceso a los recursos. Contenido.
ga el amparo). (STC 65/2002, de 11 de marzo, F.J. 2. El TC
otorga el amparo).
Control por el TC de la decisión judicial de
denegación de la concesión de la suspensión de la Derecho a los recursos establecidos en la ley:
pena. instrucción errónea del recurso contra un Auto
«A este Tribunal Constitucional, por tanto, en del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria: necesi-
supuestos como el que nos ocupa, en que se ven dad de diferenciar entre quien interviene en un
afectados derechos fundamentales y libertades proceso sin especiales conocimientos jurídicos y
públicas, tan sólo le corresponde (además, por sin asistencia letrada y quien acude a él a través de
supuesto, de comprobar que la interpretación del peritos en Derecho.
precepto asumida por el órgano judicial es con- (STC 65/2002, de 11 de marzo, F.J. 4. El TC
forme con la Constitución, por respetar las exi- otorga el amparo).
gencias del derecho fundamental considerado,
habiendo aquél realizado correctamente, en su Motivación en las sentencias penales: realiza-
caso, la ponderación de los derechos o bienes en ción de un doble juicio sobre la existencia de una
posible conflicto) verificar, por un lado, que el motivación fáctica o antecedentes de hecho y la
órgano judicial ha identificado adecuadamente el valoración jurídica suficientemente razonada
contenido del derecho o libertad y que, al adoptar sobre los hechos declarados probados.
la resolución pertinente, ha tenido presente esa (STC 68/2002, de 21 de marzo, F.J. 4. El TC
exigencia de entender en ese caso concreto y apli- otorga parcialmente el amparo).
car el precepto de la manera que mejor permita la
efectividad del derecho fundamental de acuerdo Contenido. No incluye un pretendido derecho al
con ese contenido previamente definido». acierto judicial en la selección, interpretación y
(STC 5/2002, de 14 de enero, F.J. 2. El TC denie- aplicación de las disposiciones legales salvo que
ga el amparo). afecten al contenido de otros derechos fundamen-
tales. Control por el TC.
Derecho de acceso a los recursos establecidos en (STC 82/2002, de 22 de abril, F.J. 7. El TC deses-
la ley. Ámbito penal. tima el amparo).
«El legislador es, en principio, libre para disponer
cuál sea el régimen de recursos dentro de cada pro- Deber de motivación de las sentencias. Alcance.
ceso, pero esa disponibilidad en el proceso penal se (STC 91/2002, de 22 de abril, F.J.2. ElTC otorga
ve limitada por la necesidad de posibilitar a toda el amparo).
persona declarada culpable de un delito que el fallo
condenatorio y la pena impuesta se vean sometidas Incongruencia omisiva. Obligación de respuesta
a un tribunal superior( ... ). En determinados delitos, expresa en los procedimientos sancionadores en
es el recurso de casación el que cumple esta el ámbito penitenciario.
garantía, pues no sólo está al servicio de los intere- «Todo motivo de recurso atinente a un derecho
ses objetivos ligados a la necesaria depuración en fundamental requiere una respuesta expresa, lo cual

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se acentúa en los casos de las sanciones a presos, Italia abiertas posibilidades de impugnación que le
porque, por un lado, cualquier sanción penitencia- permiten hacer valer las deficiencias de defensa que
ria supone una grave restricción a la ya restringida su ausencia en el juicio le pudo ocasionar».
libertad inherente al cumplimiento de la pena y, por (STC 110/2002, de 6 de mayo, F.J. 5. El TC
otro, porque existe un especial deber que incumbe a deniega el amparo).
los Juzgados de Vigilancia Penitenciaria en la salva-
guardia de los derechos de los internos».
(STC 104/2002, de 6 de mayo, F.J. 3. El TC otor- ARTÍCULO 24.2
ga el amparo). (DERECHO A UN PROCESO CON TODAS
LAS GARANTÍAS)
Traslado de las garantías procesales del art. 24.2
CE al procedimiento disciplinario penitenciario.
«En relación con las garantías inherentes al pro- Deber de congruencia. Ausencia de correlación
cedimiento disciplinario, nuestra doctrina ha afir- entre el escrito de conclusiones definitivas y el fallo.
mado que, con carácter general, las garantías pro- «Si bien es cierto que este Tribunal ha declarado
cesales contenidas en el artículo 24.2 CE son que a efectos de la fijación de la acusación es el
aplicables no sólo en el proceso penal, sino también escrito de conclusiones definitivas el momento en el
en los procedimientos administrativos sancionado- que la pretensión penal queda definitivamente fija-
res, con las matizaciones oportunas. No se trata, da y delimitada, determinando el escrito de califica-
según hemos sostenido reiteradamente, de una tras- ciones definitivas los límites de la congruencia en
lación literal de las garantías del proceso penal al materia penal, no lo es menos que la congruencia
procedimiento administrativo sancionador, dadas sólo requiere la identidad del hecho punible y la
las diferencias entre uno y otro, sino de la aplicación homogeneidad de las calificaciones jurídicas, y que,
de aquéllas que resulten compatibles con la natura- aun cuando se produzca dicha incongruencia, para
leza del procedimiento sancionador. En los expe- entender lesionado el derecho al proceso con todas
dientes disciplinarios en el ámbito penitenciario, las garantías es necesario que se advierta que hubo
hemos dicho, además, que estas garantías han de elementos esenciales de la calificación final que de
aplicarse con especial rigor, al considerar que la hecho no fueron ni pudieron ser plena y frontal-
sanción supone una grave limitación a la ya restrin- mente debatidos (... ). Sólo si en las calificaciones
gida libertad inherente al cumplimiento de una definitivas se adicionan imputaciones delictivas res-
pena. Expresamente hemos declarado que entre las pecto de las que figuraban en las calificaciones pro-
garantías indudablemente aplicables "ex" art. 24.2 visionales cabe plantear la existencia de una acusa-
CE en los procedimientos sancionatorios en el ción sorpresiva o cuestionarse la posibilidad de la
ámbito penitenciario, se encuentran el derecho a la indefensión material, dado que éstas se efectúan
defensa, el derecho a la utilización de los medios de una vez que ha tenido lugar el debate contradictorio
prueba pertinentes y el derecho a la presunción de en el juicio oral».
inocencia cuya vulneración se denuncia en este caso (STC 174/2001, de 26 de julio, F.J. S. El TC
por el recurrente». deniega el amparo).
(STC 104/2002, de 6 de mayo, F.J. 2. El TC otor-
ga el amparo). La aportación de declaraciones testificales reali-
zadas sin Ja presencia del Secretario Judicial supo-
Concesión de extradición ante un proceso «in ne una irregularidad procesal que no implica Ja
absentia» en Italia. Acreditación de la posibilidad lesión de ningún derecho constitucional, impidien-
de subsanación de las deficiencias de la defensa y do únicamente que el acta que las documenta sea
de impugnación. aportada al proceso como prueba preconstituida.
«Conforme a nuestra doctrina, lo que la Constitu- (STC 174/2001, de 26 de julio, F.J. 6. El TC
ción veda es dar efectividad a una condena por deli- deniega el amparo).
to grave dictada en ausencia sin ofrecer al condena-
do la posibilidad ulterior de subsanar las Prohibición de valoración de pruebas obtenidas
deficiencias que la falta de presencia en el juicio oral con lesión de los derechos fundamentales.
haya podido ocasionar, lo que no significa que sea Supuesto de las pruebas derivadas de las anterio-
constitucionalmente exigible la repetición del juicio res: conexión de antijuridicidad.
(... ). Por ello, teniendo en cuenta el estado procesal «La posibilidad de valoración en juicio de pruebas
de la causa penal seguida contra el recurrente en que pudieran estar conectadas con otras obtenidas
Italia y las condiciones impuestas en las resolucio- con vulneración de derechos fundamentales sustanti-
nes impugnadas, que excluyen el cumplimiento vos requiere un análisis a dos niveles: en primer
directo de la pena impuesta, el recurrente tiene en lugar, ha de analizarse si existe o no conexión causal

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Jurisprudencia Constitucional

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entre ambas pruebas, conexión que constituye el pre- torio y, finalmente, en el control de la lógica de la
supuesto para poder hablar de prueba derivada. Sólo inferencia fáctica, en el sentido de que tanto la apre-
si existiera dicha conexión procede el análisis de la ciación de que una afirmación de hecho de la acu-
conexión de antijmidicidad (cuya inexistencia legiti- sación ha quedado acreditada, como en el razona-
maría la posibilidad de valoración de la prueba deri- miento o discurso de valoración, se han respetado
vada). De no darse siquiera la conexión causal no las reglas de la lógica o, lo que es lo mismo, que el
sería necesario ni procedente analizar la conexión de discurso del órgano judicial no sea arbitrario, inco-
antijuridicidad, y ninguna prohibición de valoración herente con las pruebas practicadas o irrazonable».
en juicio recaería sobre la prueba en cuestión». [STC 124/2001, de 4 de junio, F.J. 10. El TC
(STC 28/2002, de 11 de febrero, F.J. 4. El TC otorga parcialmente el amparo (Caso Filesa). Vid.
otorga el amparo). también STC 222/2001, de 5 de noviembre, F.J. 3.
El TC deniega el amparo].

ARTÍCULO 24.2 Doctrina constitucional sobre la prueba indi-


(PRESUNCIÓN DE INOCENCIA) ciaria.
«Hemos mantenido que para que la prueba indi-
ciaria pueda traspasar el umbral de las meras sospe-
Contenido de la sentencia condenatoria. Doctri- chas o conjeturas, ha de gozar de los siguientes
na constitucional. requisitos: a) el hecho o hechos base (o indicios) han
«Toda Sentencia condenatoria: a) debe expresar las de estar plenamente probados; b) los hechos consti-
pruebas en que se sustenta la declaración de respon- tutivos de delito deben deducirse precisamente de
sabilidad penal; b) tal sustento ha de venir dado por estos hechos base completamente probados; c) para
verdaderos actos de prueba conformes a la Ley y a la que se pueda controlar la razonabilidad de la infe-
Constitución; c) practicados normalmente en el acto rencia es preciso, en primer lugar, que el órgano
del juicio oral, salvo excepciones constitucionalmente judicial exteriorice los hechos que están acreditados,
admisibles; d) valorada, y debidamente motivada, por o indicios y sobre todo que explicite el razonamien-
los Tribunales con sometimiento a las reglas de la lógi- to o engarce lógico entre el hecho base y el hecho
ca y la experiencia. También hemos declarado cons- consecuencia y, finalmente, que este razonamiento
tantemente que la prueba de cargo ha de estar referida esté asentado en las reglas del criterio humano o en
a los elementos esenciales del delito objeto de conde- las reglas de la experiencia común ( ... ). En conse-
na, tanto de naturaleza objetiva como subjetiva». cuencia, la existencia de indicios no puede ser sufi-
(STC 124/2001, de 4 de junio, F.J. 9. El TC ciente para destruir la presunción de inocencia, en
deniega el amparo. También STC 222/2001, de 5 su vertiente de regla de juicio, a pesar de que se par-
de noviembre, F.J. 3. El TC deniega el amparo; ta de una actividad probatoria lícita, tanto cuando el
STC 17/2002, de 28 de enero, F.J. 2. El TC otorga hecho base excluye el hecho consecuencia, como
parcialmente el amparo). cuando del hecho base acreditado no se infiere de
modo inequívoco la copclusión a la que se llega, es
Principio de libre valoración de la prueba. Con- decir, cuando se trata de una inferencia irrazonable
trol por parte del TC. o de inferencias no concluyentes por excesivamente
«Nuestra doctrina ha afirmado reiteradamente abiertas, débiles o indeterminadas, lo que equivale a
que sí nos corresponde el análisis externo de la valo- rechazar la conclusión cuando la inferencia sea tan
ración efectuada por los órganos judiciales a fin de inconcluyente que en su seno quepa tal pluralidad de
controlar si la condena del acusado se ha basado en conclusiones alternativas que ninguna de ellas pue-
verdaderas pruebas de cargo. Hemos mantenido, da darse por probada».
por ello que para que dicha ponderación reservada [STC 124/2001, de 4 de junio, F.J. 12. El TC
a los Tribunales ordinarios pueda llevar a desvirtuar otorga parcialmente el amparo (Caso Filesa); Vid.
la presunción de inocencia debe apoyarse en una también STC 17/2002, de 28 de enero, F.J. 3. El TC
mínima actividad probatoria producida con las otorga parcialmente el amparo; STC 109/2002, de
garantías procesales que, de alguna forma, pueda 6 de mayo, F.J. S. El TC deniega el amparo].
entenderse de cargo y de la que, en consecuencia, se
pueda deducir la culpabilidad del procesado más Pruebas obtenidas con vulneración de derechos
allá de toda duda razonable. La consecuencia equi- fundamentales. No vulneración del principio de
vale a situar nuestro control en el análisis del respe- presunción de inocencia.
to a las garantías procesales en la obtención o en la «Al valorar pruebas obtenidas con vulneración de
práctica de la prueba, en la constatación de la exis- derechos fundamentales puede resultar lesionado, no
tencia de prueba de cargo de contenido incrimina- sólo el derecho a un proceso con todas las garantías,

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sino también a la presunción de inocencia, advirtien- Pruebas obtenidas con lesión al derecho funda-
do, sin embargo, a continuación, que tal cosa suce- mental a la inviolabilidad del domicilio. Conexión
derá sólo si la condena se ha fundado exclusivamen- de antijuridicidad.
te en tales pruebas, pues si existen otras pruebas de «Dicha conexión de antijuridicidad ( ... ) ha sido
cargo válidas e independientes de dicha vulneración afirmada entre la lesión del derecho a la inviolabi-
la presunción de inocencia podlia no resultar, final~ lidad del domicilio ocasionado en un registro y el
mente, infringida». acta donde se recoge el resultado del mismo las
(STC 138/2001, de 18 de junio, F.J. 8. El TC declaraciones de los agentes de la autoridad ql~e lo
otorga parcialmente el amparo). llevaron a cabo y las declaraciones del resto de los
testigos presentes en el mismo ( ... ). Sin embargo,
La decisión sobre la existencia, pertinencia y lo hallado en un registro verificado con vulnera-
valoración de las pruebas es una cuestión de lega- ción del derecho a la inviolabilidad del domicilio
lidad ordinaria. no ha de ~enerse por inexistente en la realidad y
(STC 141/2001, de 18 de junio, F.J. 4. El TC puede ser mcorporado de forma legítima al proce-
otorga el amparo). so por otros medios de prueba. En particular, la
declaración del acusado, en la medida en que ni es
Requisitos de la prueba anticipada y preconsti- en sí misma contraria al derecho a la inviolabili-
tuida. Doctrina general. dad domiciliaria o al derecho al proceso con todas
«a) material; que versen sobre hechos que, por su las garantías, ni es el resultado directo del registro
fugacidad, no puedan ser reproducidos el día de la practicado, es una prueba independiente del acto
celebración del juicio oral; b) subjetivo: que sean lesivo de la inviolabilidad domiciliaria».
intervenidas por la única autoridad dotada de la sufi- (STC 149/2001, de 27 de junio. F.J. 6. El TC
ciente independencia para generar actos de prueba, otorga el amparo).
como es el Juez de instrucción, sin perjuicio de que,
por especiales razones de urgencia, también esté La absolución dictada en grado de apelación sin
habilitada la policía judicial para realizar determina-
que se haya celebrado juicio oral porque el Juzga-
das diligencias de constancia y recoger y custodiar
do declara que el cónyuge carece de acción penal
los elementos del cuerpo del delito; c) objetivo: que se
produce indefensión.
garantice la contradicción, para lo cual, siempre que
sea factible, se le ha de permitir a la defensa la posi- (STC 168/2001, de 16 de julio, F.J. 8, El TC otor-
bilidad de comparecer en la ejecución de dicha prue- ga el amparo).
ba sumaria, al fin de que pueda interrogar al testigo;
y, por último, d) formal: que el régimen de ejecución Validez de la declaración de un coimputado.
de la prueba sumarial sea el mismo que el del juicio «La declaración de un coimputado es sospecho-
oral (diferenciándose de este modo de los correlati- sa cuando se trata de la única prueba de cargo en
vos actos de investigación en los que las preguntas de la medida en que el acusado, no sólo no tiene obli-
las partes han de formularse a través del Juez de ins- gación de decir la verdad, sino que puede callar
trucción), así como que su objeto sea introducido en parcial o totalmente o incluso mentir, en virtud de
dicho juicio público mediante la lectura de docu- sus derechos a no declarar contra sí mismo y a no
mentos, la cual ha de posibilitar someter su conteni- confesarse culpable reconocidos en el art. 24.2
do a la confrontación de las demás declaraciones de CE, que son garantías instrumentales del más
los intervinientes en el juicio oral». amplio derecho a la defensa. Por ello hemos exigi-
(STC 141/2001, de 18 de junio, F.J. 4. El TC do al menos una mínima corroboración de las
otorga el amparo. Vid. también STC 9412002, de declaraciones de los coimputados, cuando dichas
22 de abril, F.J. 3. El TC desestima el amparo). declaraciones son las únicas pruebas de cargo en
las que se basa la Sentencia condenatoria».
Obligación de los órganos judiciales de motiva- (STC 182/2001, de 17 de septiembre, F.J. 6. El
ción del resultado de la valoración conjunta de la TC deniega el amparo. También STC 212002, de 14
prueba realizada. Control por el TC. de enero, F.J. 6. El TC deniega el amparo; STC
(STC 141/2001, de 18 de junio, F.J. 4. El TC 5712002, de 11 de marzo, F.J. 4. El TC deniega el
otorga el amparo). amparo; STC 6812002, de 21 de marzo, F.J. 8. El
TC otorga parcialmente el amparo; STC 70/2002,
Prohibición de valoración de pruebas obtenidas de 3 de abril, F.J. 11. El TC deniega el amparo).
con vulneración de derechos fundamentales.
Conexión de antijuridicidad. Contenido.
(STC 149/2001, de 27 de junio, F.J. 6. El TC (STC 209/2001, de 22 de octubre, F.J. 4. El TC
otorga el amparo). deniega el amparo).

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Jurisprudencia Constitucional

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Validez de la prueba testifical como prueba declaración de un coimputado que asistió al acto del
anticipada. juicio y que, como antes se dijo, ejerció inicialmente
«Si bien en principio la pmeba testifical debe prac- su derecho a no declarar, pero más tarde hizo decla-
ticarse en el juicio oral, pues de sus propias carac- raciones, al menos parciales, al hacer uso de la últi-
terísticas no deriva ni su carácter irrepetible ni una ma palabra. Desde la perspectiva de la inmediación,
imposibilidad genérica de practicarse en el mismo, el órgano sentenciador tuvo en su presencia al autor
no obstante, excepcionalmente, puede ser incorpo- del testimonio. Pudo por ello valorar su decisión de
rada al proceso como pmeba anticipada si, dadas las guardar silencio pese a sus imputaciones anteriores,
circunstancias del caso, existe una imposibilidad y también pudo valorar lo manifestado al ejercer la
real de que sea practicada en el juicio oral (... ), si última palabra. Atendidas las exigencias de publici-
bien hemos negado que por sí sola y en cualquier dad del debate, ya hemos expuesto antes cómo el
caso pueda erigirse en pmeba suficiente para desvir- contenido incriminatorio de las declaraciones suma-
tuar la presunción de inocencia. Como hemos dicho, riales accedió al juicio oral a través del interrogatorio
los recelos o reservas a su aceptación como medio del recurrente y, parcialmente, a través del interroga-
apto para desvirtuar la presunción de inocencia se torio de los testigos, por lo que (... ) las exigencias
fundamentan, de un lado, en que en muchos casos constitucionales de publicidad pueden darse por
supone eludir el oportuno debate sobre la realidad satisfechas pese a no haber sido leídos los folios
misma de los hechos, y, de otro, en la limitación de sumariales en que se documentaron».
las garantías de inmediación y contradicción en la (STC 2/2002, de 14 de enero, F.J. 7. El TC deses-
práctica de la prueba que su utilización comporta». tima el amparo).
(STC 209/2001, de 22 de octubre, F.J. 4. El TC
deniega el amparo. Vid. también STC 94/2002, de Alcance. Valoración como pruebas válidas de
22 de abril, F.J. 4. El TC deniega el amparo). declaraciones de la denunciante de un delito de
violación y de los testigos no realizadas ante el
Alcance. juez instructor.
«El examen de la lesión del derecho a la presun- «Con respecto a la primera de las declaraciones,
ción de inocencia que, de conformidad con la juris- ésta fue prestada ante la Guardia Civil, y no ante el
pmdencia constitucional, requiere verificar si el Juez de Instrucción, lo que, de conformidad con
relato fáctico y la condena se sustentan de forma no nuestra reiterada doctrina, sólo puede tener valor
irrazonable ni excesivamente abierta en pmebas de con el carácter de mera denuncia. Tampoco puede
cargo obtenidas con todas las garantías, no puede integrarse en la valoración probatoria, como pmeba
tomar como punto de partida la interpretación y de cargo practicada con las debidas garantías, la
fijación de los elementos típicos efectuada por el declaración prestada por la denunciante ante el
recurrente, sino la realizada por el órgano judicial, Juez instmctor, ya que se practicó sin dar al impu-
pues esta tarea forma parte del desempeño de su tado la posibilidad de confrontarse con la testigo, al
función jurisdiccional; sólo si la interpretación de la no haber sido previamente citado el letrado defen-
norma penal aplicable y la labor de subsunción rea- sor del entonces ya imputado y detenido el cual,
lizada fuera ajena a los términos de la norma apli- según se desprende claramente de las actuaciones
cada, a las pautas axiológicas que conforman nues- remitidas, ya contaba con abogado. El testimonio
tro ordenamiento constitucional y a los criterios así emitido, sin estar garantizada la posibilidad de
mínimos que impone la lógica jurídica y los mode- contradicción del ya imputado, no puede integrar el
los de argumentación adoptados por la propia material probatorio a la hora de dictar Sentencia,
comunidad jurídica podríamos considerar infringi- pues ni en el momento de prestarse, ni en otro pos-
do el derecho a la legalidad penal (art. 25.1 CE), no terior, el recurrente ha tenido la posibilidad de inte-
invocado en el presente amparo». rrogar a la denunciante».
(STC 221/2001, de 31 de octubre, F.J. 3. El TC (STC 12/2002, de 28 de enero, F.J. 4. El TC
otorga el amparo). deniega el amparo).

Exigencia de publicidad. La falta de lectura de Control del material probatorio por el TC.
las declaraciones sumariales del coimputado no (STC 12/2002, de 28 de enero, F.J. 5. El TC
se aprecia como lesión del derecho a la presun- deniega el amparo).
ción de inocencia.
«No estamos aquí ante una rectificación o retrac- Exigencia de corroboración de declaración de
tación de un testimonio sobre la que se puedan pedir un coimputado. Alcance.
explicaciones a su autor, ni ante una prueba cuya «A tal efecto, hemos de partir de que, en sede de
reproducción sea materialmente imposible, sino en amparo constitucional, no es exigible una corrobo-
el trance de analizar la virtualidad probatoria de la ración plena, pues determinar si unas pmebas o

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datos corroboran plenamente una declaración gos que declaren contra él, habiendo seüalado al res-
implica una valoración de tales pruebas o datos que pecto el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en
a esta jurisdicción resulta vedada. Ni tampoco una interpretación conjunta de este derecho con la
hemos procedido a definir qué deba entenderse por exigencia de que el proceso penal se realice pública-
"corroboración", más allá de la idea obvia de que la mente (art. 6.1), que, por regla general, estos dere-
veracidad de la declaración del coimputado ha de chos imponen acordar para el acusado una ocasión
estar avalada por algún hecho, dato o circunstancia adecuada y suficiente para contestar un testimonio
externa para que pueda estimarse corroborada. Por de cargo y para interrogar a su autor, en el momento
eso todo lo que hemos exigido es que la declaración de la declaración o más tarde (... ). La conclusión ine-
quede "mínimamente corroborada" o que afiada a vitable es, por tanto, la imposibilidad constitucional
las declaraciones del coimputado algún dato que de aceptar como prueba de cargo para enervar la pre-
corrobore mínimamente su contenido, dejando, sunción de inocencia la lectura en el acto del juicio de
como no puede ser de otro modo, a la casuística la las declaraciones prestadas en la fase de instrucción
determinación de lo que deba ser entendido por por la víctima del hecho delictivo».
corroboración». (STC 9412002, de 22 de abril, F.J. 4. El TC deses-
(STC 5712002, de 11 de marzo, F.J. 4. El TC denie- tima el amparo).
ga el amparo. También STC 6812002, de 21 de mar-
zo, F.J. 8. El TC otorga parcialmente el amparo). Control que corresponde al TC de la valoración
de la prueba indiciaria.
Integración como prueba de las diligencias «El único modo de distinguir entre la verdadera
sumariales reproducidas en el juicio oral y con prueba de indicios y las meras sospechas o conjetu-
posibilidad de contradicción. ras, es comprobar que el engarce entre el hecho acre-
«Es conforme a la Constitución, el limitadas oca- ditado y el hecho presumido es coherente, lógico y
siones, integrar en la valoración probatoria el resulta- racional. La falta de concordancia con las reglas del
do de diligencias sumariales de investigación (especí- criterio humano o, en otros términos, la irrazonabi-
ficamente en los supuestos recogidos en los arts. 714 lidad, se puede producir, tanto por falta de lógica o
y 730 LECrim). Y, singularmente, en lo que se refiere de coherencia en la inferencia, cuando los indicios
a las diligencias sumariales cuyo resultado se preten- constatados excluyan el hecho que de ellos se hace
de integrar en la valoración probatoria (tal y como ha derivar o no conduzcan naturalmente a él, cuanto
ocurrido en este supuesto), al analizar la aplicación por el carácter excesivamente abierto, débil o inde-
judicial de lo previsto en los arts. 714 y 730 LECrim, terminado de la inferencia. El control de dichos
hemos admitido su legitimidad constitucional si en requisitos debe ser extremadamente cauteloso, al
estos supuestos, dado el carácter secreto de la fase carecer este Tribunal de la necesaria inmediación de
sumarial, el contenido de la diligencia sumarial se la actividad probatoria, que sólo tiene lugar en pre-
reproduce en el acto del juicio oral para que así, ante sencia del órgano judicial que ha de decidir el pro-
la rectificación o retractación del testimonio operada ceso y con la intervención de las partes y por tener
en el acto del juicio oral (art. 714 LECrim), el resulta- que limitar el control constitucional a un control
do de la diligencia acceda al debate procesal público, externo tendente a asegurar que el razonamiento
pudiendo la defensa impugnar su contenido y hacer hecho por el Tribunal conste expresamente en la
sobre ellas las alegaciones que tenga por oportunas Sentencia, pues sólo de este modo es posible verifi-
para que el órgano sentenciador pueda fundadamen- car que el órgano judicial formó su convicción sobre
te dar verosimilitud a uno u otro testimonio». una prueba de cargo capaz de desvirtuar la presun-
(STC 5712002, de 11 de marzo, F.J. 3. El TC ción de inocencia».
deniega el amparo). (STC 109/2002, de 6 de mayo, F.J. 6. El TC
deniega el amparo).
Actividad probatoria: necesidad de contradic-
ción. Condena fundada en la declaración de la víc-
tima en las diligencias sumariales como prueba ARTÍCULO 24.2
preconstituida. (DERECHO A LA NO INDEFENSIÓN)
«El rechazo de la virtualidad probatoria de dichas
declaraciones, que tiene su fundamento directo en la
interdicción de la indefensión del art. 24.1 CE, viene El derecho a la tutela judicial efectiva sin inde-
corroborado, en aplicación de lo dispuesto en el art. fensión cubre también la acción civil derivada del
10.2, por lo establecido en el art. 6.3 d) del Convenio delito cuando es esgrimida simultáneamente con
para la Protección de los Derechos Humanos y Liber- la acción penal en el proceso correspondiente.
tades Fundamentales, que reconoce a todo acusado (STC 135/2001, de 18 de junio, F.J. 4. El TC
el derecho a interrogar o hacer interrogar a los testi- deniega el amparo).

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Jurisprudencia Constitucional

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Alcance: necesidad del respeto a la defensa con- derecho de defensa, esto es, para poder alegar, pro-
tradictoria también en el juicio de faltas. Doctrina bar e intervenir en la prueba ajena controlando su
constitucional. correcta práctica y teniendo posibilidad de contra-
«El derecho a la tutela judicial efectiva reconoci- decirla; de modo que, aunque el tiempo de duración
do en el art. 24.1 CE comporta la exigencia de que del secreto del sumario no es por sí solo dato rele-
en ningún momento pueda producirse indefensión, vante en orden a apreciar un resultado de indefen-
lo que, puesto en relación con el reconocimiento del sión, sin embargo, si esta suspensión temporal se
derecho de defensa, en el apartado 2 del mismo pre- convierte en imposibilidad absoluta de conocimien-
cepto constitucional, significa que en todo proceso to de lo actuado hasta el juicio oral, se ocasiona una
judicial, también en el juicio de faltas, debe respe- lesión del derecho de defensa pues el acusado no
tarse el derecho de defensa contradictoria de las habría estado en disposición de preparar su defensa
partes contendientes, a quienes debe darse la opor- de manera adecuada».
tunidad de alegar y probar procesalmente sus dere- (STC 174/2001, de 26 de julio, F.J. 3. El TC denie-
chos e intereses, por sí mismos (autodefensa), o con ga el amparo. Existe un voto particular formulado
la asistencia de Letrado, si optaren por esta posibi- por el Magistrado Jiménez de Parga y Cabrera califi-
lidad, o la misma fuere legalmente impuesta». cando como inconstitucional que el secreto del
(STC 143/2001, de 18 de junio, F.J. 3. El TC sumario se prorrogue en el mismo Auto que inicial-
otorga el amparo). mente lo acuerda sin esperar el resultado de las
investigaciones efectuadas en el plazo de un mes,
Específica manifestación del derecho de defen- acordándose una «prórroga a ciegas». Afirma que las
sa son las facultades de alegar, probar e intervenir violaciones de los derechos fundamentales cometi-
en la prueba ajena para controlar su correcta das en la fase de instrucción afectan al proceso
práctica y contradecirla: la denegación a poder penal, como un «pecado original» que no ha sido
interrogar al denunciante y a los testigos de un redimido en las posteriores actuaciones judiciales).
denunciado que optó por defenderse a sí mismo
vulnera el derecho de defensa. Contenido del principio de contradicción: dere-
(STC 143/2001, de 18 de junio, F.J. 3. El TC cho a interrogar o hacer interrogar a los testigos
otorga el amparo). de la acusación.
(STC 2/2002, de 14 de enero, F.J. 4. El TC denie-
Ámbito. ga el amparo).
«Según nuestra jurisprudencia, no genera por sí
misma indefensión la estimación de una causa Contenido material en el ámbito penal: garantía
extintiva de la responsabilidad criminal que impi- del ejercicio del derecho de defensa.
de resolver la reclamación civil en el proceso (STC 68/2002, de 21 de marzo, F.J. 3. El TC esti-
penal y hace necesario plantear la reclamación ma parcialmente el amparo).
civil ante los tribunales ordinarios».
(STC 163/2001, de 11 de julio, f.J. 3. El TC Concepto.
deniega el amparo). (STC 109/2002, de 6 de mayo, F.J. 3. El TC
deniega el amparo).
Secreto de sumario e indefensión. Acuerdo del
secreto de sumario y su prórroga en el mismo Alcance. Indefensión material. La admisión de
Auto que no genera indefensión. nuevas pruebas de cargo propuestas extemporá-
«Cuando el Juez de Instrucción declara el secreto neamente por el Fiscal no constituye indefensión
del sumario de conformidad con el artículo 302 material del acusado al garantizarse su derecho a
LECrim, no está acordando una medida en sí mis- la defensa.
ma limitativa de un derecho fundamental, del dere- (STC 130/2002, de 3 de junio, F.J. 8. El TC
cho al proceso público, al que no afecta, sino que deniega el amparo).
tan sólo está adoptando una decisión con base en la
cual se pospone el momento en el que las partes
pueden tomar conocimiento de las actuaciones y se ARTÍCULO 24.2
impide que puedan intervenir en las diligencias (DERECHO AL JUEZ ORDINARIO PRE-
sumariales que se lleven a cabo en el período en el DETERMINADO POR LA LEY)
que el sumario permanece secreto. La suspensión
temporal del conocimiento de lo actuado puede, no
\ obstante, incidir en el derecho de defensa del sujeto La ausencia de solicitud del suplicatorio por
pasivo del proceso penal, ya que el conocimiento del parte de Ja Sala Segunda del TS no supone la pér-
1 dida de la competencia de ésta para el enjuicia-
1 sumario es requisito imprescindible para ejercer el

161
Revista Penal
Julio 2001-junio 2002
•••

miento de las acciones penales dirigidas contra el Especial rigor de los actos de comunicación y
Diputado. emplazamiento en el ámbito del proceso penal.
«La exigencia de la previa concesión del suplica- «El deber de los órganos judiciales de emplazar
torio para inculpar o procesar a un Diputado o debidamente a quienes hayan de comparecer enjui-
Senador y la determinación del momento de su soli- cio o en sus distintas instancias, si bien es exigible
citud, que es la cuestión que bajo la invocación aho- en todo tipo de procesos, ha de ser cumplimentado
ra del derecho al Juez ordinario predeterminado con especial rigor en el ámbito del proceso penal y
por la Ley vuelve a reiterar el demandante de ampa- especialmente en lo referente al imputado, acusado
ro, forma parte del contenido de la prerrogativa de o condenado, dada la trascendencia de los intereses
la inmunidad y no de la del aforamiento y en nada en juego y los principios constitucionales que lo
afecta a la predeterminación legal del órgano judi- informan, pues no en vano en el proceso penal se
cial competente para conocer de las causas seguidas acude postulando la actuación del poder del Estado
contra Diputados y Senadores, que es lo que prote- en su forma más extrema -la pena criminal- y esta
ge el derecho fundamental invocado». actuación puede implicar una profunda injerencia
[STC 123/2001, de 4 de junio, F.J. 8. El TC en la libertad del ciudadano y en el núcleo más
deniega el amparo (Caso Filesa)]. sagrado de sus derechos fundamentales. Más en
concreto, cuando se trata del acceso a un recurso
Principio de imparcialidad objetiva. Vulneración: penal de quien resultó condenado en la primera ins-
Magistrado que ordena la deducción del testimonio tancia judicial, como acontece en el presente
de particulares dando lugar al incidió de las actua- supuesto en relación con el recurso de casación, es
ciones penales forma parte del órgano judicial que más rigurosa la vinculación constitucional del Juez
resuelve el recurso de apelación interpuesto contra "ex" art. 24.1 CE en la interpretación de todas las
la Sentencia que recae en ese procedimiento. normas de Derecho procesal penal de nuestro Orde-
(STC 51/2002, de 25 de febrero, F.J. 3. El TC namiento».
otorga parcialmente el amparo). (STC 130/2001, de 4 de junio, F.J. 2. El TC otor-
ga el amparo).
Derecho a la imparcialidad objetiva del Juez
penal. Contenido. Derecho a la libre designación por parte del
«La primera y más importante garantía debida interesado de la defensa.
del proceso penal, a los efectos de que éste pueda (STC 130/2001, de 4 de junio, F.J. 2. El TC otor-
tenerse por un juicio justo, es indudablemente ga el amparo).
aquella que impone al Juez (hasta el punto de
constituir parte de su estatuto constitucional, art. No altera el derecho a la defensa el cambio de
117.1 CE), y en lo que ahora interesa, al Juez título justificativo de la solicitud de un procedi-
penal, la inquebrantable obligación de someterse miento de extradición.
de forma exclusiva y sin desfallecimiento o excep- (STC 110/2002, de 6 de mayo, F.J. 3. El TC
ciones al ordenamient<J jurídico. Especialmente, a deniega el amparo).
las normas procesales que establecen la forma en
la que debe ejercer su función jurisdiccional en los
procesos penales. Pues su estricta sujeción a la ARTÍCULO 24.2
Ley, en este caso, a la Ley procesal, garantiza la (DERECHO A UTILIZAR LOS MEDIOS
objetividad e imparcialidad del resultado de su DE PRUEBA PERTINENTES PARA LA
enjuiciamiento del asunto que se someta a su exa- DEFENSA)
men».
(STC 130/2002, de 3 de junio, F.J. 3. El TC
deniega el amparo). Contenido. Vulneración.
«En ocasiones, la respuesta del órgano judicial,
aunque fundada en Derecho y formalmente motiva-
ARTÍCULO 24.2 da, puede resultar viciada de raíz cuando es arbitra-
(DERECHO A LA DEFENSA) ria. Entre los supuestos en que hemos afirmado
dicha arbitrariedad se encuentra aquel en el que el
órgano judicial frustra con su actitud la práctica de
Contenido: actos de comunicación procesal del determinada prueba de parte, impidiendo a quien la
órgano jurisdiccional con las partes como propuso, y solicitó su colaboración en su práctica, la
garantía incluida dentro del derecho de defensa. utilización de un medio de prueba pertinente para
(STC 130/2001, de 4 de junio, F.J. 2. El TC otor- su defensa, y después desestima la pretensión con el
ga el amparo). argumento de que no ha quedado probado precisa-

162
.
J u r 1 s p r u d e n e 1 a e o n s t i t u e i o n a 1

•••

mente lo que se pretendía acreditar con la prueba modelo legalmente vigente de Juez instructor que
no practicada. En estos supuestos lo relevante no es dirige la investigación criminal y puede, en conse-
que las pretensiones de la parte se hayan desestima- cuencia, acordar de oficio la práctica de las diligen-
do, sino que la desestimación sea la consecuencia cias necesarias para determinar los hechos y las per-
de la previa conculcación por el propio órgano judi- sonas participantes en los mismos».
cial de un derecho fundamental del perjudicado, (STC 174/2001, de 26 de julio, F.J. 2. El TC
encubriéndose tras una aparente resolución judicial deniega el amparo).
fundada en Derecho una efectiva denegación de jus-
ticia». Alcance en una apelación de una sentencia
(STC 81/2002, de 22 de abril, F.J. 3. El TC otor- absolutoria en el proceso penal.
ga el amparo). «Es indudable que el hecho de que en una apela-
ción se haya dictado una sentencia absolutoria del
Especificidad del derecho a utilizar los medios delito, juzgando acerca de su existencia, cuando no
pertinentes a la defensa en el procedimiento san- ha tenido lugar el juicio oral en el que las partes,
cionador penitenciario. acusadora y acusada, puedan formular sus alega-
«Por lo que se refiere al derecho a la defensa en ciones y proponer y practicar sus pruebas, y cuando
los expedientes disciplinarios, hemos resaltado la la apelación versaba exclusivamente sobre si el ape-
distinta perspectiva que cobra este derecho en este lante era o no titular de acción penal contra su espo-
ámbito, pues por lo dispuesto en el artículo 242.2 sa, implica de por sí una extrema irregularidad, en
del Reglamento Penitenciario, el asesoramiento del la que el derecho a un proceso con todas las
interno incurso en el expediente sancionador puede garantías (art. 24.2 CE) ha quedado absolutamente
ser realizada no sólo a través de Abogado designado desconocido».
(aunque su intervención no sea preceptiva), sino (STC 168/2001, de 16 de julio, F.J. 8. El TC otor-
también valiéndose del consejo de un funcionario ga el amparo).
(normalmente el jurista criminólogo) e, incluso, a
través de cualquier persona que designe». Derecho al doble grado de jurisdicción en mate-
(STC 104/2002, de 6 de mayo, F.J. 4. El TC otor- ria penal. Cumplimiento por el recurso de casa-
ga el amparo). ción penal.
«Conforme a nuestra doctrina, existe una asimi-
lación funcional entre el recurso de casación y el
ARTÍCULO 24.2 derecho a la revisión de la declaración de culpabi-
(DERECHO A UN PROCESO PÚBLICO lidad y la pena declarado en el art. 14.5 del Pacto
CON TODAS LAS GARANTÍAS) Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
siempre que se realice una interpretación amplia
de las posibilidades de revisión en sede casacional
Garantías procesales. Práctica de diligencias y que el derecho reconocido en el Pacto se inter-
durante Ja instrucción por un delito de cohecho prete no como el derecho a una segunda instancia
que alcanza a un amplio número de personas. con repetición íntegra del juicio, sino como el
«La investigación de ciertos delitos puede reque- derecho a que un Tribunal Superior controle la
rir la práctica de un elevado número de diligencias corrección del juicio realizado en primera instan-
que alcancen a un amplio círculo de personas, sin cia, revisando la correcta aplicación de las reglas
que de este único dato pueda concluirse la práctica que han permitido la declaración de culpabilidad
de una "inqui~ición general", incompatible, cierta- y la imposición de la pena, en el caso concreto,
mente, con los principios que inspiran el proceso Reglas entre las que se encuentran, desde luego,
penal en un Estado de Derecho como el que consa- todas las que rigen el proceso penal y lo configu-
gra la Constitución española (... ). Ni puede enten- ran como un proceso justo, con todas las
derse que se haya realizado una inquisición general garantías; las que inspiran el principio de presun-
sobre la persona del demandante de amparo o su ción de inocencia, y las reglas de la lógica y la
familia por el hecho de que se investigaran todos los experiencia conforme a las cuales han de realizar-
movimientos de sus cuentas bancarias, dado que la se las inferencias que permiten considerar un
relación de estas diligencias con los hechos investi- hecho como probado».
gados es evidente, ni puede afirmarse que el Juez de (STC 70/2002, de 3 de abril, F.J. 7. El TC denie-
Instrucción perdiera la imparcialidad por dirigir la ga el amparo).
investigación y ordenar de oficio la práctica de dili-
gencias. Igualmente este Tribunal ha negado la par- Alcance en el proceso penal.
cialidad del Juez instructor que actúa de oficio. Ha (STC 130/2002, de 3 de junio, F.J. 3. El TC
afirmado la compatibilidad con la Constitución del deniega el amparo).

163
Revista Penal
Julio 2001-junio 2002
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ARTÍCULO 24.2 ARTÍCULO 25.1


(DERECHO A SER INFORMADO DE LA (LEGALIDAD PENAL)
ACUSACIÓN)

Doctrina constitucional sobre el mandato de


Contenido. Doctrina constitucional. taxatividad o certeza.
(STC 182/2001, de 17 de septiembre, F.J. 4. El «Se traduce en la exigencia de predetermina-
TC deniega el amparo). ción normativa de las conductas punibles y de sus
correspondientes sanciones ("lex certa"). Esta exi-
Principio acusatorio. Contenido. gencia tiene implicaciones no sólo para el legisla-
(STC 4/2002, de 14 de enero, F.J. 3. El TC otor- dor, sino también para los órganos judiciales. En
ga el amparo). su labor de interpretación y aplicación de las leyes
penales, estos últimos se hallan también someti-
Doctrina constitucional sobre la necesidad de dos al principio de tipicidad, en el sentido de que,
identidad fáctica y homogeneidad en la califica- por un lado, se encuentran en una situación de
ción jurídica. Apartamiento del órgano judicial de sujeción estricta a la ley penal, y, por otro, les está
las calificaciones propuestas por la acusación. vedada la interpretación extensiva y la analogía
«En palabras del ATC 244/1995, son delitos o fal- "in malam partem", es decir, la exégesis y aplica-
tas "generalmente homogéneos" los que "constitu- ción de las normas fuera de los supuestos y de los
yan modalidades distintas pero cercanas dentro de límites que ellas mismas determinan».
la tipicidad penal,, de tal suerte que, estando conte- (STC 123/2001, de 4 de junio, F.J. 11. El TC
nidos todos los elementos del segundo tipo en el deniega el amparo. STC 125/2001, de 4 de junio,
tipo delictivo objeto de la acusación, no haya en la F.J. 3. También SSTC 126 y 127/2001, de 4 de
condena ningún elemento nuevo del que el acusado junio, F.J. 4. En ambas, el TC deniega el amparo.
no haya podido defenderse". Debe así advertirse, en Todas ellas pertenecen al denominado caso File-
primer lugar, que aquellos elementos no compren- sa).
den sólo el bien o interés protegido por la norma,
sino también, obviamente, las formas de comporta- Control por parte del TC. Canon de constitucio-
miento respecto de las que se protegen; en segundo nalidad para analizar la aplicación analógica o
lugar, que podría no bastar que un elemento esen- extensiva «in malam partem».
cial constitutivo del tipo por el que se condena esté «Precisando nuestro canon de control de consti-
genéricamente contenido en el tipo por el que se tucionalidad, cabe hablar de aplicación analógica
acusa cuando esta genericidad sea tal que no posi- o extensiva "in malam partem", vulneradora de
bilite un debate pleno y frontal acerca de su concu- aquel principio de legalidad, cuando dicha aplica-
rrencia. En suma, el apartamiento del órgano judi- ción carezca de tal modo de razonabilidad que
cial de las calificaciones propuestas por la resulte imprevisible para sus destinatarios, sea
acusación requiere el cumplimiento de dos condi- por apartamiento del tenor literal del precepto,
ciones: una es la identidad del hecho punible, de sea por la utilización de pautas valorativas extra-
forma que el mismo hecho señalado por la acusa- vagantes en relación con el ordenamiento consti-
ción, que se debatió en el juicio contradictorio y que tucional, sea por el empleo de modelos de inter-
se declaró probado en la Sentencia de instancia, pretación no aceptados por la comunidad
constituya el supuesto fáctico de la nueva califica- jurídica, comprobado todo ello a partir de la moti-
ción. La segunda condición es que ambos delitos, el vación expresada en las resoluciones recurridas».
sentado en la Sentencia recurrida y el considerado (STC 123/2001, de 4 de junio, F.J. 11. El TC
como el más correcto por el Tribunal ante el que se deniega el amparo. STC 125/2001, de 4 de junio,
ha recurrido aquella decisión sean homogéneos, es F.J. 3. El TC deniega el amparo. También SSTC
decir, tengan la misma naturaleza porque el hecho 126 y 127/2001, de 4 de junio. F.J. 4. En ambas, el
que configure los tipos correspondientes sea sustan- TC deniega el amparo. Todas ellas pertenecen al
cialmente el mismo». denominado caso Filesa. También STC 167/2001,
(STC 4/2002, de 14 de enero, F.J. 3. El TC otor- de 31 de octubre, F.J. 3. El TC otorga el amparo).
ga el amparo).
Alcance.
Apartamiento del órgano judicial de las califica- «El derecho de asistir a las sesiones de una fun-
ciones propuestas por la acusación. Control por dación pública no puede encuadrarse entre los
parte del TC. que dimanan del artículo 23.1 CE. Por lo tanto, al
(STC 4/2002, de 14 de enero, F.J. 3. El TC otor- haber determinado tal encuadramiento la conde-
ga el amparo). na penal del recurrente es preciso concluir que el

164
Jurisprudencia Constitucional

•••

tipo penal no ha sido aplicado de modo conforme Vulneración del derecho a la libertad: ni la
con los principios y valores constitucionales». Ley de Enjuiciamiento Criminal, ni la Ley de
(STC 167/2001, de 31 de octubre, F.J. 6. El TC Extradición Pasiva ni la Ley de Extranjería
otorga el amparo). contienen la habilitación legal específica que
posibilite la prohibición de que los extranjeros
Ámbito. abandonen el país y la retirada de su pasapor-
«El derecho a la legalidad que consagra el art. te.
25.1 CE es predicable respecto del ejercicio del [STC 169/2001, de 16 de julio, F.J. 7 y 8. El TC
"ius puniendo" o en su caso del ámbito adminis- otorga el amparo (Caso Scilingo Manzorro)].
trativo sancionador, pero no en el de la responsa-
bilidad civil( ... )». Vulneración del derecho a la libertad: las medi-
(STC 189/2001, de 24 de septiembre, F.J. 3. El das limitativas de los derechos fundamentales
TC deniega el amparo). como la retirada del pasaporte o la prohibición de
abandono del país de un extranjero vulneran la
exigencia de proporcionalidad.
ARTÍCULO 53 «Conviene recordar que este Tribunal ha
(DERECHOS FUNDAMENTALES) declarado que la exigencia constitucional de
proporcionalidad de las medidas limitativas de
derechos fundamentales requiere, además de la
Reserva de ley para las medidas limitativas de previsibilidad legal, que sea una medida idónea,
los derechos fundamentales. necesaria y proporcionada en relación con un
«Esa reserva de ley a que, con carácter general, fin constitucionalmente legítimo. Plasmación de
somete la Constitución Española la regulación de las exigencias constitucionales de la proporcio-
los derechos fundamentales y libertades públicas nalidad de las medidas limitativas de derechos
reconocidos en su Título 1, desempeña una doble fundamentales son los criterios de idoneidad,
función, a saber: de una parte, asegura que los necesidad y proporcionalidad. Esto es, que
derechos que la Constitución atribuye a los ciuda- mediante la medida adoptada sea posible alcan-
danos no se vean afectados por ninguna injerencia zar el objetivo pretendido -idoneidad-; que no
estatal no autorizada por sus representantes; y, de exista una medida menos gravosa o lesiva para
otra, en un ordenamiento jurídico como el nues- la consecución del objeto propuesto -necesi-
tro, en el que los Jueces y Magistrados se hallan dad-; y que el sacrificio del derecho reporte
sometidos "únicamente al imperio de la Ley" y no más beneficios en el interés general que desven-
existe, en puridad, la vinculación al precedente, tajas o perjuicios en otros bienes o derechos
constituye, en definitiva, el único modo efectivo atendidos la gravedad de la injerencia y las cir-
de garantizar las exigencias de seguridad jurídica cunstancias personales de quien la sufre -pro-
en el ámbito de los derechos fundamentales y las porcionalidad estricta-( ... ). Si bien conjugar el
libertades públicas». riesgo de fuga es uno de los fines legítimos de la
[STC 169/2001, de 16 de julio, F.J. 6. El TC otor- prisión provisional, su apreciación exige de los
ga el amparo (Caso Scilingo Manzorro)]. Tribunales la ponderación de las circunstancias
personales del sometido a la misma, máxime si
Canon de previsibilidad de la norma habilitante estos datos son conocidos por el órgano judicial
para la limitación de los derechos fundamentales. y aportados como alegaciones por el recurrente.
«En cuanto al canon de la previsibilidad, como ha En el caso, el recurrente alegó en todos los escri-
declarado el Tribunal Europeo de Derechos Huma- tos la inexistencia de riesgo de fuga y su actitud
nos sobre las características exigidas por la seguri- demostrada de colaboración con la justicia al
dad jurídica respecto de la calidad de la ley habili- acudir voluntariamente a declarar ante el Juez.
tadora de las injerencias en un derecho reconocido Sin embargo, ninguna de las resoluciones
en el Convenio, una norma es previsible cuando está impugnadas da respuesta individual a esta ale-
redactada con la suficiente previsión que permite al gación ni evidencia qué circunstancias ha toma-
individuo regular su conducta conforme a ella y pre- do en cuenta el órgano judicial para considerar
decir las consecuencias de la misma; de modo que que existía un riesgo de sustraerse a la acción de
la ley debe definir las modalidades y extensión del la Justicia ( ... ). De otra parte, y como alega el
ejercicio del poder otorgado con la claridad sufi- Ministerio Fiscal, la falta de proporcionalidad
ciente para aportar al individuo una protección ade- de la medida deriva también de la ausencia de
cuada contra la arbitrariedad». límites temporales de la misma».
[STC 169/2001, de 16 de julio, F.J. 6. El TC otor- [STC 169/2001, de 16 de julio, F.J. 9 y 10. El TC
ga el amparo (Caso Scilingo Manzorro)]. otorga el amparo (Caso Scilingo Manzorro)].

165
Revista Penal
Julio 2001-junio 2002
•••

ARTÍCULO 71.2 dad de salvaguardar el carácter inmodificable de


(INMUNIDAD PARLAMENTARIA) las resoluciones judiciales firmes como contenido
inherente también del derecho a la tutela judicial
efectiva, la figura de la aclaración está sometida a
Finalidad de Ja inmunidad parlamentaria. Doc- una rigurosa interpretación restrictiva (..). Pese a
trina constitucional. no instar dicha declaración, ha de considerarse
«La inmunidad parlamentaria no se puede con- que se han agotado todos los recursos utilizables
cebir como un privilegio personal, es decir, como en la vía judicial previa (art. 44.1. a LOTC)».
un derecho particular de determinados ciudada- (STC 221/2001, de 31 de octubre, F.J. 5. El TC
nos que se vieran así favorecidos respecto al resto, otorga el amparo).
ni tampoco como expresión de un pretendido "ius
singulare", sino que responde al interés superior Finalidad del requisito exigido por el art. 44.1 c).
de la representación nacional de no verse alterada (STC 222/2001, de 5 de noviembre, F.J. 2. El TC
ni perturbada, ni en su composición ni en su fun- deniega el amparo).
cionamiento, por eventuales procesos penales que
injustificada o torticeramente puedan dirigirse Falta de agotamiento previo: excepción a la
frente a sus miembros, por actos producidos tan- regla de prematuridad.
to antes como durante su mandato, en la medida «Particularmente, por lo que ser refiere al proce-
en que de dichos procesamientos o inculpaciones so penal, se ha venido manteniendo que, en aquellos
puedan resultar la imposibilidad de un parlamen- casos en los que el proceso aún no ha concluido por
tario de cumplir efectivamente sus funciones». decisión que se pronuncie sobre la condena o abso-
[STC 123/2001, de 4 de junio, F.J. 3. El TC denie- lución, e incluso en los que la celebración del juicio
ga el amparo. También STC 124/2001, de 4 de junio, oral no ha tenido lugar, resulta claramente prema-
F.J. 3. El TC otorga parcialmente (Caso Filesa)]. tura la invocación en esta sede de lesiones que
podrían ser examinadas ulteriormente en el curso
del proceso ( ... ). Ahora bien, esta doctrina constitu-
II. LEY ORGÁNICA DEL TRIBUNAL cional ha admitido excepciones (... ). Esencialmente,
CONSTITUCIONAL son tres los motivos que conducen a la inaplicación
de la causa de inadmisión que examinamos en este
caso, a saber, la naturaleza de las medidas que se
ARTÍCULO 44.1 a) adoptan en la resolución judicial impugnada en
(RECURSO DE AMPARO FRENTE A amparo; los efectos inmediatos o actuales de la
RESOLUCIONES JUDICIALES) infracción constitucional que se denuncia; y, final-
mente, la función de preservación y no sólo de repa-
ración o restablecimiento propia del amparo consti-
Falta de agotamiento de la vía judicial previa: tucional unido al tipo del proceso en que recayó la
carácter subsidiario del recurso de amparo. decisión judicial que motiva la queja».
«No se requiere una especie de "editio actionis" (STC 236/2001, de 18 de diciembre, F.J. 2. El TC
bastando para considerar cumplido el requisito otorga el amparo).
con que de las alegaciones del recurrente pueda
inferirse la lesión del derecho fundamental que Subsidiariedad del recurso de amparo: alegacio-
luego se intente invocar en el recurso de amparo nes que no tienen por objeto reparar la vulnera-
siempre que la queja haya quedado acotada en ción sino que la Sala acceda a las pretensiones del
términos que permitan a los órganos judiciales fondo del recurso.
pronunciarse sobre la misma». «De ahí que para entender cumplido este requi-
(STC 167/2001, de 16 de julio, F.J. l. El TC otor- sito procesal no baste con haber manifestado ante
ga el amparo. Vid. también STC 146/2001, de 18 los órganos judiciales que la tramitación de un
de junio, F.J. 2. El TC deniega el amparo). proceso ha tenido una duración excesiva, sino que
es preciso que la denuncia de tal retraso permita
Utilización del recurso de aclaración de Senten- al órgano judicial pronunciarse sobre si el retraso
cia (art. 267 LOPJ) como vía previa al recurso de padecido ha vulnerado el derecho fundamental a
amparo. no padecer dilaciones indebidas que consagra el
«En relación con la posibilidad de utilizar la art. 24.2 CE y, en el supuesto de que apreciara tal
aclaración de la Sentencia (art. 267 LOPJ), se ha lesión, repararla, bien poniendo fin a la dilación
de ser consciente, de un lado, de que se trata de un padecida o bien declarando la vulneración del
remedio excepcional y no de un recurso en senti- referido derecho con el fin de poder reclamar ante
do estricto, y, de otro, de que, debido a la necesi- las instancias oportunas».

166
Jur1sprude n e
.
i a e o n s t i t u e i o n a 1

•••

(STC 51/2002, de 25 de febrero, F.J. 2. El TC III. CÓDIGO PENAL


otorga parcialmente el amparo).

Anulación de sentencias penales absolutorias ARTÍCULO 542


firmes por el TC si se han vulnerado los derechos (IMPEDIMENTO DEL EJERCICIO DE
fundamentales de naturaleza procesal. DERECHOS CÍVICOS)
(STC 81/2002, de 22 de abril, F.J. 6. El TC otor-
ga el amparo. Existe un voto particular del Magis-
trado Cachón Villar contrario a la anulación, en Aplicación del delito de impedimento del ejerci-
vía de amparo, de la sentencia penal absolutoria cio de derechos cívicos de manera extensiva: el
firme por ser contrario a la seguridad jurídica y al derecho a asistir a las sesiones de una fundación
derecho a un proceso con todas las garantías). pública municipal no puede entenderse incluido
en el derecho de participación en los asuntos
Carácter prematuro de la pretensión de amparo públicos al que se refiere el artículo 23 CE.
respecto a resoluciones judiciales de naturaleza (STC 167/2001, de 16 de julio, F.J. 6. El TC otor-
interlocutoria. ga el amparo).
«En lo que se refiere al proceso penal se ha veni-
do manteniendo que en aquellos casos en los que
el proceso aún no ha concluido por decisión que IV. ANTIGUO CÓDIGO PENAL
se pronuncie sobre la condena o absolución, e
incluso en los que la celebración del juicio oral no
ha tenido lugar, resulta prematura la invocación ARTÍCULO 302.9
en esta sede de lesiones que podrían ser examina- (DELITO DE FALSEDAD EN DOCUMEN-
das ulteriormente en el curso del proceso». TO MERCANTIL)
(STC 100/2002, de 6 de mayo, F.J. 4. El TC inad-
mite el recurso de amparo).
Interpretación por parte del TS de la autentici-
dad del documento que no resulta imprevisible.
ARTÍCULO 51.2 «El primer reproche que se articula contra la sub-
(COMPARECENCIA TRAS LA ADMISIÓN sunción efectuada por la Sala Segunda del TS es
DEL RECURSO) que reputa inauténtico lo que es falso. El precepto
aplicado entiende por simular un documento, a jui-
cio de los recurrentes, confeccionarlo de modo que
Comparecencia «ex» art. 51.2 LOTC. Alcance. induzca a error sobre su autenticidad mientras que
«De conformidad con una reiterada doctrina para el Tribunal Supremo basta con emitir un docu-
constitucional, quienes comparecen en el proceso mento totalmente falso. Los recurrentes entienden
constitucional en virtud del emplazamiento pre- por inauténtico el documento no genuino, esto es, el
visto en el art. 51.2 LOTC no ostentan la condición que carece del origen que dice tener; por el contra-
de parte codemandante y no pueden pedir la repa- rio, para el Tribunal lo que denomina falsedad total
ración o preservación de sus propios derechos determina también la inautenticidad. Pues bien:
fundamentales. Quienes no interpusieron recurso cabe discutir si el sentido más propio de la autenti-
de amparo dentro del plazo legal, o lo hicieron en cidad hace referencia al carácter genuino del docu-
términos inadmisibles, no pueden luego deducir mento y no a la veracidad o a la inveracidad de su
pretensiones propias, independientes del recurso contenido; pero debe admitirse que también puede
de amparo admitido, cuyo objeto ha quedado defi- emplearse el término autenticidad en un sentido
nitivamente fijado en el escrito de demanda. El lato, en el que puede decirse (y se ha dicho muchas
papel de los restantes comparecientes queda redu- veces en la praxis penal y, en concreto, en aplicación
cido a formular alegaciones y a que se les notifi- de los tipos de falsedad, como ponen de manifiesto
quen las resoluciones que recaigan en el proceso tanto la Sentencia como las alegaciones del Minis-
de amparo, que tiene por objeto exclusivamente terio Fiscal y del Abogado del Estado) que es
las pretensiones deducidas por quien lo interpuso inauténtico lo que carece absolutamente de verdad.
en tiempo y forma». Y si ello es así, no puede afirmarse que la interpre-
(STC 141/2001, de 18 de junio; F.J. 3. El TC tación efectuada por la Sala Segunda resulte, desde
otorga el amparo. Vid. también STC 145/2001, de la perspectiva del seguimiento del tenor literal del
18 de junio, F.J. 3. El TC deniega el amparo; STC precepto, imprevisible».
146/2001, de 18 de junio, F.J. 2. El TC deniega el (STC 123/2001, de 4 de junio, F.J.13. El TC
amparo). deniega el amparo. STC 125/2001, de 4 de junio.

167
Revista Penal
Julio 2001-j u ni o 2002
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F.J. 5. El TC deniega el amparo. También SSTC respecto de sus huéspedes, sean consideradas
126/2001 y 127/2001, de 4 de junio. F.J.6. En domicilio, esto es, espacios en los que los huéspe-
ambas, el TC deniega el amparo. Todas ellas per- des de los hoteles despliegan su privacidad. Como
tenecen al denominado Caso Pi/esa). hemos afirmado, el art. 18.2 CE garantiza la inter-
dicción de la entrada y registro en el domicilio,
estableciendo que en ausencia de consentimiento
V. LEY DE ENJUICIAMIENTO CRIMINAL de su titular y de flagrante delito, sólo es constitu-
cionalmente legítima la entrada y registro efec-
tuada con resolución judicial autorizante. Dicha
ARTS. 233 Y 234 exigencia de autorización judicial constituye un
(RECURSO DE QUEJA) requisito de orden preventivo para la protección
del derecho que no puede ser excepcionado, pues-
to que las excepciones constitucionales a la inter-
Alcance. dicción de entrada y registro tienen un carácter
« ( ... )A la vista de lo dispuesto en el art. 24 CE, taxativo. Por consiguiente, ninguna justificación
procedía integrar tales preceptos legales de origen puede tener, desde la perspectiva constitucional,
preconstitucional (arts. 233 y 234 LECrim) con las la exclusión de la autorización judicial de espacios
garantías que impone el artículo constitucional que han de considerarse, de conformidad con el
citado, que incluye la contradicción e igualdad de art. 18.2 CE, domicilio de una persona física».
armas entre las partes y, por tanto, en este supues- (STC 10/2002, de 17 de enero, F.J. 9. El TC esti-
to, haber dado traslado a la demandante de ampa- ma la cuestión de inconstitucionalidad, declaran-
ro del recurso de queja al objeto de que pudiera do inconstitucional el artículo 557 de la LECrim).
contradecir y rebatir los argumentos expuestos
por la parte contraria y formular cuantas alega-
ciones tuviera por conveniente en defensa de sus ARTÍCULO 885.1
derechos e intereses ( ... ) La generalización del (INADMISIÓN DEL RECURSO DE CASA-
recurso de queja como un recurso ordinario más CIÓN)
en el seno del procedimiento penal abreviado
frente a las resoluciones interlocutorias del Juez
Instructor y del Juez de lo Penal y, por consi- Recurso de casación.
guiente, la trascendencia de las decisiones judicia- «La posibilidad prevista en el artículo 885.1 de
les a adoptar con ocasión del mismo en orden a la LECrim (lo que por extensión puede ser aplica-
las pretensiones e intereses en juego de las partes, do sin esfuerzo al motivo de inadmisión previsto
como acontecía en el presente supuesto, impone, en el apartado 2 de este mismo artículo), no es
de acuerdo con los arts. 24 CE y 5.1 y 7.2 LOPJ, contraria al derecho proclamado en el artículo 24
una interpretación integradora de la formativa CE. (... )la previsión de inadmisión por manifiesta
procesal reguladora de su tramitación con el fin carencia de fundamento no vulnera el contenido
de preservar las garantías de defensa de las partes del artículo 24.1 CE, en relación con el artículo
personadas». 14.5 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
(STC 178/2001, de 17 de septiembre, F.J. 4. El Políticos, pues lo único que estos preceptos garan-
TC otorga el amparo). tizan es que, de acuerdo con la forma que esta-
blezca el legislador, se arbitre un sistema efectivo
para que el tribunal superior pueda revisar, con
ARTÍCULO 557 poderes reales de revocación, las Sentencias pena-
(NO CONSIDERACIÓN DE LAS TABER- les condenatorias dictadas por los Tribunales infe-
NAS, FONDAS, CASAS DE COMIDAS Y riores, sin que en el Pacto se imponga, como no
POSADAS COMO DOMICILIO) podía ser de otra manera, que esa revisión se rea-
lice mediante un tipo determinado de procedi-
miento. Dicho de otro modo, la forma en que se
Inconstitucionalidad del precepto. produzca el rechazo de la pretensión en sede de
«La incompatibilidad del art. 557 LECrim con el casación penal no afecta "per se" al derecho a la
derecho reconocido en el art. 18.2 CE se produce tutela judicial efectiva».
sólo en la medida en que impide con carácter (STC 12/2002, de 28 de enero, F.J. 2. El TC
absoluto que dichos establecimientos o una parte deniega el amparo. También STC 70/2002, de 3 de
de los mismos, específicamente sus habitaciones abril, F.J. 7. El TC deniega el amparo).

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Jurisprudencia Constitucional

Julio 2002-diciembre 2002


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Luis Arroyo Zapatero Catedrático de Derecho Penal y Rector
de la Universidad de Castilla-La Mancha
Cristina Rodríguez Yagüe Prof ªAsociada de Derecho Penal
de la Universidad de Castilla-La Mancha

SUMARIO STC 178/2002, de 14 de octubre, Sala 2.ª (B.O.E.


12 de noviembre). Ponente: Gay Montalvo.
l. Constitución Española. STC 179/2002, de 14 de octubre, Sala l.ª (B.O.E.
II. Ley Orgánica del Tribunal Constitucional. 12 de noviembre). Ponente: García Manzano.
III. Legislación especial. STC 180/2002, de 14 de octubre, Sala 2.ª (B.O.E.
12 de noviembre). Ponente: Pérez Vera.
RELACIÓN DE SENTENCIAS RESEÑADAS STC 181/2002, de 14 de octubre, Sala l.ª (B.O.E.
12 de noviembre). Ponente: García Manzano.
STC 142/2002, de 17 de junio, Sala l.ª (B.O.E. 18 STC 183/2002, de 14 de octubre, Sala l.ª (B.O.E.
de julio). Ponente: García-Calvo y Montiel. 12 de noviembre). Ponente: Delgado Barrio.
STC 144/2002, de 15 de julio, Sala l.ª (B.O.E. 7 de STC 188/2002, de 14 de octubre, Sala l.ª (B.O.E.
agosto). Ponente: García-Calvo y Montiel. 12 de noviembre). Ponente: Casas Baamonde.
STC 147/2002, de 15 de julio, Sala 2.ª (B.O.E. 7 de STC 191/2002, de 28 de octubre, Sala l.ª (B.O.E.
agosto). Ponente: Gay Montalvo. 20 de noviembre). Ponente: García Manzano.
STC 148/2002, de 15 de julio, Sala 2.ª (B.O.E. 7 de STC 192/2002, de 28 de octubre, Sala 2.ª (B.O.E.
agosto). Ponente: Jiménez Sánchez. 20 de noviembre). Ponente: Gay Montalvo.
STC 151/2002, de 15 de julio, Sala l.ª (B.O.E. 7 de STC 193/2002, de 28 de octubre, Sala 2.ª (B.O.E.
agosto). Ponente: Vives Antón. 20 de noviembre). Ponente: Jiménez Sánchez.
STC 154/2002, de 18 de julio, Pleno (B.O.E. 7 de STC 194/2002, de 28 de octubre, Sala 2.ª (B.O.E.
agosto). Ponente: Cachón Villar. 20 de noviembre). Ponente: Cachón Villar.
STC 155/2002, de 22 de julio, Pleno (B.O.E. 7 de STC 195/2002, de 28 de octubre, Sala 2.ª (B.O.E.
agosto). Ponente: Vives Antón. 20 de noviembre). Ponente: Cachón Villar.
STC 156/2002, de 23 de julio, Sala 2.ª (B.O.E. 7 de STC 196/2002, de 28 de octubre, Sala 2.ª (B.O.E.
agosto). Ponente: Conde Martín de Hijas. 20 de noviembre). Ponente: Cachón Villar.
STC 158/2002, de 16 de septiembre, Sala 2.ª STC 197/2002, de 28 de octubre, Sala 2.ª (B.O.E.
(B.O.E. 9 de octubre). Ponente: Pérez Vera. 20 de noviembre). Ponente: Gay Montalvo.
STC 160/2002, de 16 de septiembre, Sala l.ª STC 198/2002, de 28 de octubre, Sala 2.ª (B.O.E.
(B.O.E. 9 de octubre). Ponente: García Manza- 20 de noviembre). Ponente: Gay Montalvo.
no. STC 200/2002, de 28 de octubre, Sala 2.ª (B.O.E. 20
STC 163/2002, de 16 de septiembre, Sala l.ª de noviembre). Ponente: Conde Martín de Hijas.
(B.O.E. 9 de octubre). Ponente: Casas Baa- STC 205/2002, de 11 de noviembre, Sala 2.ª
monde. (B.O.E. de 11 de noviembre). Ponente: Gay
STC 167/2002, de 18 de septiembre, Pleno (B.O.E. Montalvo.
9 de octubre). Ponente: Conde Martín de Hijas. STC 207/2002, de 11 de noviembre, Sala l.ª
STC 170/2002, de 30 de septiembre, Sala 2.ª (B.O.E. de 29 de noviembre). Ponente: Delga-
(B.O.E. 24 de octubre). Ponente: Pérez Vera. do Barrio.

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Revista Penal
Julio 2002-diciembre 2002
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STC 20912002, de 11 de noviembre, Sala 2.ª rarlo como un derecho de libertad que incluya el
(B.O.E. 29 de noviembre). Ponente: Vives derecho a la propia muerte. En definitiva, la deci-
Antón. sión de arrostrar la propia muerte no es un dere-
STC 212/2002, de 11 de noviembre, Sala l.ª cho fundamental sino únicamente una manifesta-
(B.O.E. 29 de noviembre). Ponente: Jiménez ción del principio general de libertad que informa
Sánchez. nuestro texto constitucional, de modo que no pue-
STC 215/2002, de 25 de noviembre, Sala l.ª de convenirse en que el menor goce sin matices de
(B.O.E. 20 de diciembre). Ponente: García tamaña facultad de autodisposición sobre su pro-
Manzano. pio ser. En el marco de tal delimitación de los
STC 218/2002, de 25 de noviembre, Sala l.ª derechos en conflicto las consecuencias del juicio
(B.O.E. 20 de diciembre). Ponente: Delgado formulado por el órgano judicial no tenían por
Barrio. qué extenderse a la privación a los padres del ejer-
STC 219/2002, de 25 de noviembre, Sala l.ª cicio de su derecho fundamental a la libertad reli-
(B.O.E. 20 de diciembre). Ponente: García-Cal- giosa y de conciencia. Y ello porque, como regla
vo y Montiel. general, cuando se trata del conflicto entre dere-
STC 22212002, de 25 de noviembre, Sala 2.ª chos fundamentales, el principio de concordancia
(B.O.E. 20 de diciembre). Ponente: Gay Mon- práctica exige que el sacrificio del derecho llama-
talvo. do a ceder no vaya más allá de las necesidades de
STC 22412002, de 25 de noviembre, Sala 2.ª realización del derecho preponderante. Y es claro
(B.O.E. 20 de diciembre). Ponente: Conde que en el presente caso la efectividad de ese pre-
Martín de Hijas. ponderante derecho a la vida del menor no que-
daba impedida por la actitud de sus padres, visto
que éstos se aquietaron desde el primer momento
PRECEPTOS LEGALES INTERPRETADOS EN LAS a la decisión judicial que autorizó la transfusión.
SENTENCIAS RESEÑADAS Por lo demás, no queda acreditada ni la probable
eficacia de la actuación suasoria de los padres ni
CE: Arts. 14, 15, 16, 17, 18, 20, 21, 24 y 25. que, con independencia del comportamiento de
LOTC: Arts. 44.1 y 46.1. éstos, hubiese otras alternativas menos gravosas
LOREG: Art. 144.1. que permitiesen la práctica de la transfusión (... )
RP: Art. 206.1. En definitiva, acotada la situación real en los tér-
minos expuestos, hemos de estimar que la expre-
sada exigencia a los padres de una actuación sua-
l. CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA soria o que fuese permisiva de la transfusión, una
vez que posibilitaron sin reservas la acción tutelar
del poder público para la protección del menor,
ARTÍCULO 14 contradice en su propio núcleo su derecho a la
(PRINCIPIO DE IGUALDAD) libertad religiosa yendo más allá del deber que les
era exigible en virtud de su especial posición jurí-
dica respecto del hijo menor. En tal sentido, y en
Igualdad en la aplicación de la ley: término de el presente caso, la condición de garante de los
comparación. padres no se extendía al cumplimiento de tales
(STC 191/2002, de 28 de octubre, F.J. 3.º El TC exigencias."
otorga el amparo) (STC 154/2002, de 18 de julio, FF.JJ. 12 y 15. El
TC concede el amparo)

ARTÍCULO 15
(DERECHO A LA VIDA) ARTÍCULO 16
(LIBERTAD RELIGIOSA)

Contenido. Disponibilidad de la propia vida en


la negativa a someterse a una transfusión de san- Contenido.
gre por un menor perteneciente a los Testigos de "En su dimensión objetiva, la libertad religiosa
Jehová. Anulación de la condena a los padres del comporta una doble exigencia, a que se refiere el
menor por un delito de homicidio imprudente. art. 16.3 CE: por un lado, la de neutralidad de los
"El derecho fundamental a la vida tiene un con- poderes públicos, ínsita en la aconfesionalidad del
tenido de protección positiva que impide configu- Estado; por otro lado, el mantenimiento de rela-

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J r u e a t i t u e o a

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ciones de cooperación de los poderes públicos con "En cuanto límites de la detención preventiva
las diversas Iglesias ( ... ). En cuanto derecho sub- operan dos plazos, uno relativo y otro máximo
jetivo, la libertad religiosa tiene una doble dimen- absoluto. El primero consiste en el tiempo estric-
sión, interna y externa. Así, según dijimos en la tamente necesario para la realización de las averi-
STC 17711996, la libertad religiosa 'garantiza la guaciones tendentes al esclarecimiento de los
existencia de un claustro íntimo de creencias y, hechos que, como es lógico, puede tener una
por tanto, un espacio de autodeterminación inte- determinación temporal variable en atención a las
lectual ante el fenómeno religioso, vinculado a la circunstancias del caso. Para la fijación de tal pla-
propia personalidad y dignidad individual', y asi- zo habrán de tenerse en cuenta estas circunstan-
mismo, 'junto a esta dimensión interna, esta liber- cias y, en especial, el fin perseguido por la medida
tad ... incluye también una dimensión externa de de privación de libertad, la actividad de las autori-
agere licere que faculta a los ciudadanos para dades implicadas y el comportamiento del afecta-
actuar con arreglo a sus propias convicciones y do por la medida. Durante el período de detención
mantenerlas frente a terceros ( ... ) La dimensión preventiva, y en atención a lo dispuesto en el art.
externa de la libertad religiosa se traduce además 17.3 CE, debe llevarse a cabo necesariamente la
en la posibilidad de ejercicio, inmune a toda coac- información de derechos del detenido y cabe la
ción de los poderes públicos, de aquellas activida- posibilidad de que se le tome declaración, si es
des que constituyen manifestaciones o expresio- que no ejercita su derecho a no prestarla. Sin
nes del fenómeno religioso'." embargo, el plazo máximo absoluto presenta una
(STC 154/2002, de 18 de julio, F.J. 6.º El TC plena concreción temporal y está fijado en las
otorga el amparo) setenta y dos horas computadas desde el inicio de
la detención, que no tiene por qué coincidir nece-
Límites: respeto a los derechos fundamentales sariamente con el momento en el cual el afectado
ajenos y otros bienes jurídicos protegidos consti- se encuentra en dependencias policiales. En la
hipótesis más normal de que no coincidan ambos
tucionalmente.
plazos, absoluto y relativo, tendrá preferencia
(STC 154/2002, de 18 de julio, F.J. 7.º El TC
aquel que resulte más beneficioso para el deteni-
otorga el amparo)
do. El plazo relativo se superpone, sin reempla-
zarlo, al plazo máximo absoluto. En atención a
Titularidad: el menor como titular del derecho a
tales plazos la vulneración del art. 17.2 CE se pue-
la libertad religiosa. de producir, no sólo por rebasar el plazo máximo
"Debe afirmarse que los menores de edad son
absoluto, es decir, cuando el detenido sigue bajo
también titulares del derecho a la libertad religio- el control de la autoridad gubernativa o sus agen-
sa y de culto( ... ) En relación con todo ello, hemos tes una vez cumplidas las setenta y dos horas de
dicho en la STC 141/2000 que 'desde la perspecti- privación de libertad, sino también cuando, no
va del art. 16 CE los menores de edad son titulares habiendo transcurrido ese plazo máximo absolu-
plenos de sus derechos fundamentales, en este to, se traspasa el relativo, al no ser la detención ya
caso, de sus derechos a la libertad de creencias y a necesaria por haberse realizado las averiguacio-
su integridad moral, sin que el ejercicio de los nes tendentes al esclarecimiento de los hechos y,
mismos y la facultad de disponer sobre ellos se sin embargo, no se procede a la liberación del
abandonen por entero a lo que al respecto puedan detenido ni se le pone a disposición de la autori-
decidir aquellos que tengan atribuida su guarda y dad judicial."
custodia o, como en este caso, su patria potestad, (STC 224/2002, de 25 de noviembre, F.J. 3.º El
cuya incidencia sobre el disfrute del menor de sus TC otorga el amparo)
derechos fundamentales se modulará en función
de la madurez del niño y los distintos estadios en
que la legislación gradúa su capacidad de obrar'." ARTÍCULO 17.4
(STC 154/2002, de 18 de julio, F.J. 8.º El TC (PRISIÓN PROVISIONAL)
otorga el amparo)

Riesgo de fuga como criterio de ponderación.


ARTÍCULO 17.2 "Es relevante la gravedad del delito y de la
(DETENCIÓN PREVENTIVA) pena para la evaluación de los riesgos de fuga,
por lo que resulta innegable el perjuicio que, en
el caso de materializarse la fuga, sufrirían los
Existencia de dos plazos temporales: uno abso- fines perseguidos por la Justicia. Sin embargo,
luto y otro relativo. Relación entre ambos. ese dato objetivo inicial y fundamental, no pue-

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Revista Penal
Julio 2002-diciembre 2002
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de operar como único criterio -de aplicación provisional hasta el límite de la mitad de la con-
objetiva y puramente mecánica, como ocurre en dena impuesta."
este caso- a tener en cuenta al ponderar el peli- (STC 144/2002, de 15 de julio, F.J. 3.º El TC
gro de fuga, sino que debe ponerse en relación otorga el amparo)
con otros datos relativos tanto a las característi-
cas personales del inculpado -como el arraigo Plazo máximo de duración de la prisión preven-
familiar, profesional y social, las conexiones en tiva: su respeto constituye una exigencia constitu-
otros países, los medios económicos de los que cional integrada en la garantía consagrada por el
dispone, etc.-, como a las que concurren en el art. 17.4 CE.
caso enjuiciado." (STC 144/2002, de 15 de julio, F.J. 3.º El TC
otorga el amparo)
(STC 142/2002, de 17 de junio, F.J. 4.º El TC
otorga el amparo)
ARTÍCULO 17.4
Fines de la prisión provisional. (HÁBEAS CORPUS)
(STC 142/2002, de 17 de junio, F.J. 3.º El TC
otorga el amparo)
Naturaleza. Doctrina constitucional.
Control externo por el TC de la razonabilidad de "De otro lado, que si se cumplen los requisitos
la adopción de la medida cautelar. formales para la admisión a trámite, y se da el pre-
(STC 142/2002, de 17 de junio, F.J. 3.º El TC supuesto de privación de libertad, no es lícito
otorga el amparo) denegar la incoación del hábeas corpus. Es evi-
dente la improcedencia de declarar la inadmisión
Prórroga del plazo máximo inicial de la prisión cuando ésta se funda en la afirmación de que el
provisional. Necesidad de motivación. recurrente no se encontraba ilícitamente deteni-
"Nuestra doctrina ha insistido en la necesidad
do, precisamente porque el contenido propio de la
de dictar una resolución judicial específica y
pretensión formulada en este procedimiento es el
anterior a la expiración del plazo que motive tan
de determinar la licitud o ilicitud de la detención.
excepcional decisión con base en alguno de los
El enjuiciamiento de la legalidad de ésta, en apli-
presupuestos que legalmente habilitan para ello,
lo que obliga a los órganos judiciales a razonar cación de lo prevenido en el art. 1 LOHC, debe lle-
sobre la concurrencia de los presupuestos legal- varse a cabo en el juicio de fondo, previa compa-
mente exigidos para acordar la prórroga( ... ) Por recencia y audiencia del solicitante y demás
lo tanto se trata de dos resoluciones judiciales partes, con la facultad de proponer y, en su caso,
que, por un lado, se limitan a valorar de modo practicar pruebas según dispone el art. 7 LOHC,
genérico las circunstancias atinentes a la grave- enjuiciamiento que es, si cabe, aún más necesario
dad de los hechos y de la pena inicialmente asig- cuando el solicitante alega que la privación de
nada a ellos por la legislación penal y, por otro, libertad se ha prolongado indebidamente. En otro
no atienden en modo alguno a las personales cir- caso, quedaría desvirtuado el procedimiento de
cunstancias puestas de relieve por el demandan- habeas corpus."
te de amparo y, finalmente, no expresan los fines (STC 224/2002, de 25 de noviembre, F.J. 5.º El
constitucionalmente legítimos de la prisión pre- TC otorga el amparo)
ventiva."
(STC 142/2002, de 17 de junio, FF.JJ. 3.º y 4.º El
TC otorga el amparo) ARTÍCULO 18.1
(DERECHO A LA INTIMIDAD
Prórroga del plazo máximo inicial de la prisión PERSONAL)
provisional. Momento de la adopción.
"Ha de ser adoptada antes de que el plazo
máximo inicial haya expirado, pues la lesión en Contenido. Doctrina general.
que consiste la ignorancia del plazo no se subsa- (STC 218/2002, de 25 de noviembre, F.J. 4.º El
na por el intempestivo acuerdo de prórroga TC otorga el amparo)
adoptado una vez superado éste, sin que sea
constitucionalmente razonable la interpretación Alcance: internos en un establecimiento peni-
según la cual la aprobación de una sentencia tenciario.
condenatoria lleva consigo, implícitamente, la (STC 218/2002, de 25 de noviembre, F.J. 4. 0 El
prolongación del plazo máximo de la prisión TC otorga el amparo)

188
Jurisprudencia Constitucional

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Adopción de medidas de registro personal: "La relación entre la persona investigada y el


cacheo con desnudo integral. delito se manifiesta en las sospechas que, como
"Es indudable que una medida de registro perso- tiene declarado este Tribunal, no son tan sólo cir-
nal de los reclusos puede constituir, en determina- cunstancias meramente anímicas, sino que preci-
das situaciones, un medio necesario para la protec- san para que puedan entenderse fundadas hallar-
ción de la seguridad y el orden de un establecimiento se apoyadas en datos objetivos, que han de serlo
penitenciario. Y entre tales situaciones se halla cier- en un doble sentido; en primer lugar, en el de ser
tamente, aquella en la que existe una situación accesibles a terceros, sin lo que no serían suscep-
excepcional en el centro, con graves amenazas de su tibles de control; y, en segundo lugar, en el de que
orden interno y su seguridad por el comportamiento han de proporcionar una base real de la que pue-
de los reclusos, como se ha reconocido por la Comi- de inferirse que se ha cometido o que se va a
sión Europea de Derechos Humanos (decisión de 15 cometer el delito, sin que puedan consistir en
de mayo de 1990, caso McFeel y otros) al declarar valoraciones acerca de la persona."
proporcionada a la finalidad perseguida una medida (STC 167/2002, F.J. 2.º El TC otorga el amparo.
de registro similar a la aquí impugnada. Sin embar- También STC 205/2002, de 11 de noviembre, F.J.
go, el anterior supuesto pone de relieve para afirmar 4.º El TC otorga el amparo)
la conformidad de la medida enjuiciada con la
garantía constitucional a la intimidad personal de Principio de proporcionalidad en la interven-
los reclusos no es suficiente alegar una finalidad de ción de las comunicaciones.
protección de intereses públicos, como antes se ha "Una medida restrictiva del derecho al secreto
dicho, pues es preciso cohonestarla con el derecho a de las comunicaciones sólo puede entenderse
la intimidad de los reclusos. De manera que, al adop- constitucionalmente legítima, desde la perspecti-
tar tal medida, es preciso ponderar, adecuadamente va de este derecho fundamental, si se realiza con
y de forma equilibrada, de una parte, la gravedad de estricta observancia del principio de proporciona-
la intromisión que comporta en la intimidad perso- lidad, es decir, si, como ya hemos tenido ocasión
nal y, de otra parte, si la medida es imprescindible de señalar, la medida se autoriza por ser necesaria
para asegurar la defensa del interés público que se para alcanzar un fin constitucionalmente legíti-
pretende proteger. Y bien se comprende que el res- mo, como, entre otros, para la defensa del orden y
peto a esta exigencia requiere la fundamentación de prevención de delitos calificables de infracciones
la medida por parte de la Administración peniten- punibles y es idónea e imprescindible para la
ciaria, pues sólo tal fundamentación permitirá que investigación de los mismos. Así pues, uno de los
sea apreciada por el afectado en primer lugar y, pos- presupuestos que habilitan legal y constitucional-
teriormente, que los órganos judiciales puedan con- mente la adopción de la decisión judicial de inter-
trolar la razón que justifique, a juicio de la autoridad vención de las comunicaciones telefónicas es la
penitenciaria, y atendidas las circunstancias del existencia de una investigación en curso por el
caso, el sacrificio del derecho fundamental." hecho constitutivo de infracción punible, en aten-
(STC 218/2002, de 25 de noviembre, F.J. 4.º El ción al bien jurídico protegido y a la relevancia
TC otorga el amparo) social del mismo, debiendo de constatarse la com-
probación de la proporcionalidad de la medida,
No puede considerarse justificación suficiente desde la perspectiva que ahora nos ocupa, anali-
para la adopción de un cacheo con desnudo inte- zando las circunstancias concurrentes en el
gral la simple alegación de que en la generalidad momento de su adopción."
de las prisiones las comunicaciones íntimas son el (STC 167/2002, F.J. 4.º El TC otorga el amparo.
medio habitual para recibir del exterior objetos También STC 205/2002, de 11 de noviembre, F.J.
peligrosos y estupefacientes. 4.º El TC otorga el amparo)
(STC 218/2002, de 25 de noviembre, F.J. 6.º El
TC otorga el amparo) Exigencia del control judicial de la medida. Irre-
gularidades en el control judicial a posteriori.
"Sin embargo, no constituyen una vulneración
ARTÍCULO 18.3 del derecho al secreto de las comunicaciones las
(DERECHO FUNDAMENTAL AL SECRE- irregularidades cometidas en el control judicial a
TO DE LAS COMUNICACIONES) posteriori del resultado de la intervención telefó-
nica, pues no tienen lugar durante la ejecución del
acto limitativo de derechos, sino en la incorpora-
Necesidad de la motivación de las resoluciones ción de su resultado a las actuaciones sumariales.
judiciales limitativas del derecho al secreto de las En definitiva, todo lo que respecta a la entrega y
comunicaciones. Contenido de la motivación. selección de las cintas grabadas, a la custodia de

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Revista Penal
Julio 2002-diciemhre 2002
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los originales y a la transcripción de su contenido, 194/2002, de 28 de octubre, F.J. 6.º El TC deniega


no forma parte de las garantías derivadas del art. el amparo)
18.3 CE, sin perjuicio de su relevancia a efectos
probatorios, pues es posible que la defectuosa Necesidad de establecimiento de un límite tem-
incorporación a las actuaciones del resultado de poral de la medida de intervención de las comuni-
una intervención telefónica legítimamente autori- caciones de un recluso. Mantenimiento de la
zada no reúna la garantía de control judicial y intervención condicionada temporalmente a la
contradicción suficientes como para convertir la pertenencia y militancia activa del interno a la
grabación de las escuchas en prueba válida para organización terrorista ETA.
desvirtuar la presunción de inocencia." "Este Tribunal ha venido exigiendo que, al
(STC 167/2002, F.J. S.º El TC otorga el amparo) adoptarse la medida de intervención de las comu-
nicaciones, se determine el período de su vigencia
Pruebas obtenidas con vulneración de los dere- temporal, aunque para ello no sea estrictamente
chos fundamentales. Doctrina constitucional necesario fijar una fecha concreta que justifica la
sobre la conexión de antijuridicidad.
intervención. El Acuerdo puede, pues, en determi-
(STC 167/2002, F.J. 6.º El TC otorga el amparo)
nados casos, sustituir la fijación de la fecha por la
Requisitos de los acuerdos o medidas de inter- especificación de esa circunstancia, cuya desapa-
vención de las comunicaciones adoptados en un rición pondría de manifiesto que la medida habría
centro penitenciario. dejado de ser necesaria."
(STC 192/2002, de 28 de octubre, F.J. 4.º El TC (STC 192/2002, de 28 de octubre, F.J. S.º El TC
deniega el amparo. En aplicación de la doctrina deniega el amparo. En aplicación de la doctrina
establecida por la STC 106/2001. También, STC establecida por la STC 106/2001. También, STC
193/2002, de 28 de octubre, F.J. 3.º El TC deniega 193/2002, de 28 de octubre, F.J. 3.º El TC deniega
el amparo. STC 194/2002, de 28 de octubre, F.J. el amparo. STC 194/2002, de 28 de octubre, F.J.
6.º El TC deniega el amparo) 6.º El TC deniega el amparo)

Necesidad de comunicación inmediata del Contenido de la motivación de la intervención de


acuerdo de intervención de las comunicaciones de las comunicaciones a un recluso: necesidad de indi-
un recluso a la autoridad judicial. vidualización. Acuerdo de intervención de comuni-
"La necesidad legal de la comunicación de la caciones orales y escritas de un interno pertene-
medida adoptada a la autoridad judicial compe- ciente a la organización terrorista ETA -junto a
tente ha de ser inmediata, con el objeto de que otros siete terroristas-.
ésta ratifique, anule o subsane la decisión admi- "El contenido de la motivación ha de extender-
nistrativa, es decir, ejerza con plenitud su compe- se, primero, a la especificación de cuál de las fina-
tencia revisora sobre la restricción del derecho lidades legalmente previstas -seguridad, buen
fundamental, articulándose, pues, como una orden del establecimiento e interés del tratamien-
auténtica garantía con la que se pretende que el to- es la perseguida con la adopción de la medi-
control judicial de la intervención administrativa da y, segundo, a la explicitación de las circunstan-
no dependa del eventual ejercicio por el interno de cias que permiten concluir que la intervención
los recursos procedentes. Rectamente entendida resulta adecuada para alcanzar la finalidad perse-
esta dación de cuentas a la autoridad judicial
guida ( ... ) Individualizar no significa necesaria-
competente implica, no sólo la mera comunica-
mente destacar rasgos que concurran exclusiva-
ción del órgano administrativo al órgano judicial
mente en el recluso afectado. Puede tratarse de
para conocimiento de éste, sino un verdadero con-
trol jurisdiccional de la medida efectuada median- unos rasgos comunes a los pertenecientes a ese
te resolución motivada." colectivo o a una organización; en estos casos, lo
(STC 192/2002, de 28 de octubre, F.J. S.º El TC que debe individualizarse es esa característica
deniega el amparo. En aplicación de la doctrina común que a juicio de la Administración peniten-
establecida por la STC 106/2001. Existe un voto ciaria justifica en el supuesto concreto la adop-
particular concurrente del Magistrado Jiménez ción de la medida."
Sánchez remitiendo para su contenido a lo seña- (STC 192/2002, de 28 de octubre, F.J. S.º El TC
lado en su voto particular a la STC 106/2001. Tam- deniega el amparo. En aplicación de la doctrina
bién, STC 193/2002, de 28 de octubre, F.J. 3.º El establecida por la STC 106/2001. También, STC
TC deniega el amparo. Igualmente existe un voto 193/2002, de 28 de octubre, F.J. 3.º El TC deniega
particular concurrente del Magistrado Jiménez el amparo. STC 194/2002, de 28 de octubre, F.J.
Sánchez en el mismo sentido que el anterior. STC 6.º El TC deniega el amparo)

190
J r d n s itucional

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ARTÍCULO 20.1 a) , como el derecho a comunicar información veraz.


(LIBERTAD DE EXPRESION) A este primer requisito puede añadirse en ocasio-
nes el interés y la relevancia pública de la infor-
mación divulgada. En ausencia de alguno de
Alcance de la revisión constitucional de las reso- dichos requisitos la libertad de información no
luciones judiciales penales donde estén compro- está constitucionalmente respaldada y, por ende,
metidas las libertades de expresión e información su ejercicio podrá afectar, lesionándolo, a alguno
y el derecho al honor. de los derechos que como límite enuncia el art.
"El reconocimiento constitucional de las liber- 20.4 CE."
tades de expresión e información ha modificado (STC 148/2002, de 15 de julio, F.J. 4.º El TC
profundamente el tratamiento de los delitos con- deniega el amparo)
tra el honor en aquellos supuestos en los que las
conductas a enjuiciar hayan sido realizadas en Requisito de la veracidad de la información.
ejercicio de dichas libertades, pues la dimensión Alcance.
constitucional del conflicto convierte en insufi- "El requisito de la veracidad de la información
ciente el criterio subjetivo del animus iniuriandi ha sido entendido no como una exigencia de una
tradicionalmente utilizado por la jurisprudencia rigurosa y total exactitud en el contenido de la
penal para la determinación de la existencia o no información, de modo que puedan quedar exentas
de este tipo de delitos. Y ello entraña que el enjui- de toda protección o garantía constitucional las
ciamiento a efectuar haya de trasladarse a un dis- informaciones erróneas o no probadas, sino en el
tinto plano, en el que no se trata de establecer si el sentido que se debe privar de esa protección o
ejercicio de las libertades de información y de garantías a quienes, defraudando el derecho de
expresión ha ocasionado o no una lesión al dere- todos a recibir información veraz, actúen de
cho al honor penalmente sancionable, sino de manera negligente e irresponsable al transmitir
determinar si tal ejercicio opera o no como causa como hechos verdaderos simples rumores caren-
excluyente de la antijuridicidad, lo cual sólo se tes de toda constatación o meras invenciones o
producirá, lógicamente, si el ejercicio de esas insinuaciones."
libertades se ha llevado a cabo dentro del ámbito (STC 148/2002, de 15 de julio, F.J. 5.º El TC
delimitado por la Constitución. De ahí que el exa- deniega el amparo)
men de las resoluciones judiciales dictadas en los
procesos penales en los que se vean comprometi-
dos los derechos fundamentales del art. 20.1 a) y ARTÍCULO 21
d) CE y el derecho fundamental al honor (art. 18.l (DERECHO FUNDAMENTAL
CE) no pueda limitarse a un enjuiciamiento exter- DE REUNIÓN)
no del modo en que los órganos judiciales penales
han valorado la concurrencia de estos derechos
fundamentales en el caso de autos(. .. ) Dicha valo- Contenido. Doctrina constitucional.
ración, para ser constitucionalmente adecuada al (STC 196/2002, de 28 de octubre, F.J. 4.º El TC
contenido de los derechos fundamentales consa- otorga el amparo)
grados en los arts. 18.1 y 20.1 CE, ha de llevarse a
cabo del modo que se respete la posición consti- Supeditación del ejercicio del derecho de reu-
tucional de los mismos, circunstancia que corres- nión a la comunicación previa a la autoridad per-
ponde verificar a este Tribunal." tinente en las reuniones de tránsito público y
(STC 148/2002, de 15 de julio, F.J. 3.º El TC manifestaciones.
deniega el amparo) "Finalmente, hemos insistido en que el deber de
comunicación previa, establecido en el art. 21.2
CE y desarrollado por los arts. 8 y ss LODR, no
ARTÍCULO 20.l d) debe confundirse con una solicitud de autoriza-
(LIBERTAD DE INFORMACIÓN) ción, pues el ejercicio de este derecho fundamen-
tal se impone por su eficacia inmediata y directa,
sin que pueda conceptuarse como un derecho de
Límites. Doctrina constitucional. configuración legal, sino tan sólo una declaración
"Este Tribunal ha declarado de manera reitera- de conocimiento a fin de que la autoridad admi-
da que su ejercicio legítimo requiere la concu- nistrativa pueda adoptar las medidas pertinentes
rrencia de un requisito esencial, a saber, la veraci- para posibilitar tanto el ejercicio en libertad del
dad de la información, pues de modo expreso la derecho de los manifestantes, como la protección
Constitución configura la libertad de información de derechos y bienes de titularidad de terceros,

191
Revista Penal
Julio 2002-diciembre 2002
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estando legitimada en orden a alcanzar tales obje- motivación sea arbitraria, irrazonable o irracional,
tivos a modificar las condiciones de ejercicio del incluso de manera más intensa cuando el derecho
derecho de reunión e incluso a prohibirlo, siem- a la tutela judicial efectiva se encuentre conectado
pre que concurran los motivos que la Constitución con otro derecho fundamental, como es el caso del
exige y previa la realización del oportuno juicio de derecho a la libertad, o incluso el derecho del
proporcionalidad." extranjero a permanecer en nuestro país, los cuales
(STC 196/2002, de 28 de octubre, F.J. 4.º El TC pueden verse afectados por la decisión judicial que
otorga el amparo) declare procedente la extradición."
(STC 156/2002, de 23 de julio, F.J. 3.º El TC
deniega el amparo).
ARTÍCULO 24.1
(DERECHO A LA TUTELA JUDICIAL Doctrina constitucional sobre la extradición de
EFECTIVA) los condenados in absentia.
"Es contrario al art. 24.2 CE acceder a las soli-
citudes de extradición de países que den validez a
Derecho a obtener una resolución fundada en las condenas a penas graves dictadas en ausencia,
derecho. Legitimidad de la prejudicialidad no siempre que la concesión de la extradición no que-
devolutiva. Condena por apropiación indebida de sometida a la condición de que el condenado
desoyendo la solicitud de suspensión del proceso pueda impugnar la condena para salvaguardar sus
penal por la supuesta concurrencia de una cues- derechos de defensa( ... ) Ahora bien, precisamen-
tión prejudicial civil: la existencia de deudas de la te en aplicación de dicha doctrina el ATC 19/2001,
entidad mercantil con el recurrente. de 29 de enero, subraya que de lo que se trata no
"En los asuntos que hemos denominado com- es de que la Audiencia Nacional requiera a las
plejos (es decir, en aquellos en los que se entre- autoridades italianas la prestación de garantía
cruzan instituciones integradas en sectores del como condición previa para declarar procedente
ordenamiento cuyo conocimiento ha sido legal- la extradición de los reclamados, sino de que, al
mente atribuido a órdenes jurisdiccionales diver- acordarse la procedencia de la extradición, la mis-
sos) es legítimo el instituto de la prejudicialidad ma incluya la exigencia de que en el Estado requi-
no devolutiva, cuando el asunto resulte instru- rente se den al extraditado las posibilidades de
mental para resolver la pretensión concretamen- impugnación reseñadas, pesando sobre dicho
te ejercitada y a los solos efectos de ese proceso, Estado la responsabilidad del cumplimiento de
porque no existe norma legal alguna que esta- dicha condición a la que se sujeta expresamente el
blezca la necesidad de deferir a un orden juris- acuerdo de extradición. Por ello concluimos afir-
diccional concreto el conocimiento de una cues- mando que 'constituye una vulneración indirecta
tión prejudicial y corresponde a cada uno de ellos de las exigencias absolutas dimanantes del dere-
decidir si se cumplen o no los requerimientos pre- cho proclamado en el art. 24.2 CE, al menoscabar
cisos para poder resolver la cuestión, sin necesi- el contenido esencial del proceso justo de un
dad de suspender el curso de las actuaciones, modo que afecta a la dignidad humana ... acceder
siempre y cuando la cuestión no esté resuelta en a la extradición a países que, en caso de delito
el orden jurisdiccional genuinamente competen- muy grave, den validez a las condenas en ausen-
te. Habiendo precisado, incluso expresamente, cia, sin someter la entrega a la condición de que el
que no puede considerarse como cuestión preju- condenado puede impugnarlas para salvaguardar
dicial devolutiva, sino incidental, la relacionada sus derechos de defensa'."
pero no determinante de la culpabilidad o la ino- (STC 156/2002, de 23 de julio, F.J. 7.º El TC
cencia del sujeto." deniega el amparo -en aplicación de la doctrina
(STC 147/2002, de 15 de julio, F.J. 2.º El TC de la STC 91/2000-).
deniega el amparo)
Error judicial en la aplicación de las nonnas:
Cosa juzgada material: contenido. requisitos de su relevancia constitucional. Doctri-
(STC 156/2002, de 23 de julio, F.J. 3.º El TC na constitucional.
deniega el amparo) "Un error del juzgador puede determinar una
infracción del art. 24.1 CE, pero para que se pro-
Control por el TC sobre las decisiones recaídas duzca tal afección es necesario que concurran deter-
en los procesos de extradición. minados requisitos, pues no toda inexactitud o equi-
"Ese control constitucional se ha de llevar a cabo, vocación del órgano judicial adquiere relevancia
no sólo en los casos más claros de ausencia de constitucional. En primer lugar, el error ha de ser
motivación, sino también en aquellos en que la fáctico, patente, manifiesto, evidente o notorio, en

192
Jurisprudencia Constitucional

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cuanto su existencia sea inmediatamente verificable da a las pretensiones de las partes, pero no un
de forma clara e incontrovertible a partir de las razonamiento autónomo y pormenorizado de
actuaciones judiciales por haberse llegado a una cada uno de los fundamentos jurídicos en que
conclusión absurda o contraria a los principios ele- aquéllas se sustenten.
mentales de la lógica y la experiencia. El error ha de (STC 170/2002, de 30 de septiembre, F.J. 2.º El
ser, en segundo lugar, determinante de la decisión TC deniega el amparo)
adoptada, de forma que constituya el soporte único
0 fundamental de la resolución, su ratio decidendi; Cuestión prejudicial: alcance.
en definitiva, se trata de que, comprobada su exis- "Respecto de la vulneración del derecho a la
tencia, la fundamentación jurídica pierde el sentido tutela judicial efectiva, en relación con el instituto
v alcance que la justificaba y no puede conocerse de la prejudicialidad, hemos sostenido que no
~uál hubiese sido el sentido de la resolución de no existiendo norma legal alguna que establezca la
haberse incurrido en el mismo. Además, la equivo- necesidad de deferir a un concreto orden jurisdic-
cación debe ser atribuible al órgano que la cometió, cional el conocimiento de una cuestión prejudi-
es decir, no imputable a la negligencia o mala fe de cial, corresponde a cada uno de ellos, en el ejerci-
la parte que, en tal caso, no podría quejarse, en sen- cio independiente de la potestad que les confiere
tido estricto, de haber sufrido un agravio del dere- el art. 117 .3 CE, decidir si se han cumplido o no
cho fundamental. Por último, el error ha de produ- los presupuestos de las pretensiones que ante ellos
cir efectos negativos en la esfera jurídica del se ejercitan y que, como regla general, carece de
ciudadano." relevancia constitucional que puedan producirse
(STC 158/2002, de 16 de septiembre, F.J. 6.º El resultados contradictorios entre resoluciones de
TC otorga parcialmente el amparo. También STC órganos judiciales de distintos órdenes, cuando
215/2002, de 25 de noviembre, F.J. 2.º El TC otor- esta contradicción tiene como soporte el haber
ga el amparo) abordado, bajo ópticas distintas, unos mismos
hechos sometidos al conocimiento judicial, pues,
Deber de motivación reforzado cuando la deci- en estos casos, los resultados contradictorios son
sión judicial incide en la libertad como valor supe- consecuencia de los criterios informadores del
rior del ordenamiento: resoluciones judiciales rela- reparto de competencias llevado a cabo por el
tivas a decisiones sobre beneficios penitenciarios. legislador entre los diversos órdenes constitucio-
"En estos supuestos, en los que el órgano judicial nales."
cuenta con un amplio margen de discrecionalidad (STC 170/2002, de 30 de septiembre, F.J. 10.º El
para la concesión o denegación del beneficio solici- TC deniega el amparo)
tado, hemos declarado, en primer término, que la
facultad legalmente atribuida a un órgano judicial
para que adopte con carácter discrecional una deci- ARTÍCULO 24.2
sión en un sentido o en otro no constituye por sí (PRESUNCIÓN DE INOCENCIA)
misma justificación suficiente de la decisión final-
mente adoptada, sino que, por el contrario, el ejer-
cicio de dicha facultad viene condicionado estre- Derecho a no ser condenado sin pruebas de car-
chamente a la exigencia de que tal resolución esté go válidas. Contenido.
motivada, pues sólo así puede procederse a un con- "Toda sentencia condenatoria: a) debe expresar
trol posterior de la misma en evitación de toda posi- las pruebas en que se sustenta la declaración de
ble arbitrariedad que, por lo demás, vendría prohi- responsabilidad penal; b) tal sustento ha de venir
bida por el art. 9.3 de la Constitución; y, en segundo dado por verdaderos actos de prueba conformes a
lugar, que el deber de fundamentación de estas la Ley y a la Constitución; c) éstos han de ser prac-
resoluciones judiciales requiere la ponderación de ticados normalmente en el acto del juicio oral, sal-
las circunstancias individuales del penado, así como vo las excepciones constitucionalmente admisi-
de los valores y bienes jurídicos comprometidos en bles; d) las pruebas han de ser valoradas por los
la decisión, teniendo en cuenta la finalidad princi- Tribunales con sometimiento a las reglas de la
pal de la institución, la reeducación y reinserción lógica y la experiencia; y e) la sentencia debe
social, y las otras finalidades, de prevención general, encontrarse debidamente motivada. También
que legitiman la pena privativa de libertad." hemos declarado constantemente que la prueba
(STC 163/2002, de 16 de septiembre, F.J. 4.º El de cargo ha de estar referida a los elementos esen-
TC otorga el amparo) ciales del delito objeto de condena, tanto de natu-
raleza objetiva como subjetiva."
Incongruencia omisiva: la congruencia exigible (STC 147/2002, de 15 de julio, F.J. 5.º El TC
comprende la obtención de una respuesta razona- deniega el amparo. También STC 180/2002, de 14

193
Revista Penal
Julio 2002-diciembre 2002

de octubre, F.J. 3.º El TC estima el amparo. STC motive el resultado de dicha valoración o, final-
219/2002, de 25 de noviembre, F.J. 2.º El TC denie- mente, cuando por ilógico o insuficiente no sea
ga el amparo) razonable el iter discursivo que conduce de la
prueba al hecho probado."
Control por el TC. (STC 155/2002, de 22 de julio, F.J. 7.º El TC
"Los límites de nuestro control no permiten desestima el amparo -caso Lasa-Zabala-)
analizar de modo autónomo cada elemento pro-
batorio, sino que debe realizarse un examen gene- Principio de contradicción: derecho a interrogar
ral y contextualizado de la valoración probatoria a los testigos. Declaración incriminatoria en
para puntualizar, en cada caso, si ese derecho fue declaraciones sumariales sin que puedan asistir
o no respetado, concretamente en la decisión judi- las defensas del resto de condenados por el secre-
cial condenatoria, pero tomando en cuenta el con- to de sumario.
junto de la actividad probatoria." "De acuerdo con el contenido del art. 714
(STC 147/2002, de 15 de julio, F.J. 5.º El TC LECrim., en el caso de que en el acto del juicio
deniega el amparo. También STC 178/2002, de 14 oral un testigo o imputado (pues a este último se
de octubre, F.J. 2.º El TC deniega el amparo. STC han extendido jurisprudencialmente las previsio-
219/2002, de 25 de noviembre, F.J. 2.º El TC denie- nes legales que analizamos), modifique o se
ga el amparo) retracte de anteriores manifestaciones, se le podrá
leer la declaración sumarial invitándole a que
Valoración de la prueba. Control por el TC. explique la diferencia o contradicción que se
"Nuestra función de protección del derecho a la observe con la practicada en el juicio oral. Es este
presunción de inocencia comporta, en primer interrogatorio subsiguiente a la lectura de las
lugar, en coordenadas mucho más restringidas a anteriores declaraciones, realizado en presencia y
las materiales antes sugeridas, pero extraordina- con el protagonismo de las partes, el que hemos
riamente trascendentes, la supervisión de que la considerado que satisface las exigencias de con-
actividad probatoria se ha practicado con las tradicción precisas para desvirtuar la presunción
garantías necesarias para su adecuada valoración de inocencia, de manera que, en tales casos, el
y para la preservación del derecho de defensa. Aun órgano judicial podrá fundar la condena en una u
en un plano predominantemente formal, en otra versión de los hechos optando por la que, a su
segundo lugar, nos corresponde comprobar, cuan- juicio, tenga mayor credibilidad ( ... ) En tales
do así se nos solicite, que el órgano de enjuicia- supuestos, pese a lo afirmado en las demandas, la
miento expone las razones que le han conducido a doctrina de este Tribunal nunca ha exigido que la
constatar el relato de hechos probados a partir de declaración sumarial con la que se confronta la
la actividad probatoria practicada. Desde la pers- distinta o contradictoria manifestación prestada
pectiva del resultado de la valoración, en tercer y en el juicio oral haya debido ser prestada con con-
último lugar, nuestro papel debe ser, por las razo- tradicción real y efectiva en el momento de llevar-
nes ya apuntadas, extraordinariamente cauteloso. se a cabo, pues cumplir tal exigencia no siempre
Lejos de la función de volver a valorar la prueba y es legal o materialmente posible. Es la posterior
de cotejar sus conclusiones con las alcanzadas por posibilidad de confrontación en el acto del juicio
los órganos judiciales, nuestra misión se constriñe oral la que cumple la exigencia constitucional de
a la de supervisar externamente la razonabilidad contradicción y suple cualquier déficit que, con-
del discurso que une la actividad probatoria y el forme a las previsiones legales, haya podido
relato fáctico resultante. En rigor, pues, la función observarse en la fase sumarial."
de este Tribunal no consiste en enjuiciar el resul- (STC 155/2002, de 22 de julio, F.J. 10.º El TC
tado alcanzado sino el control externo del razona- desestima el amparo -caso Lasa-Zabala-)
miento lógico seguido para llegar a él."
(STC 155/2002, de 22 de julio, F.J. 7.º El TC Declaraciones de coimputado. Doctrina consti-
desestima el amparo -caso Lasa-Zabala-) tucional sobre su virtualidad. Existencia de una
corroboración mínima de los elementos de prue-
Vulneración del derecho a la presunción de ino- ba valorados en su conjunto, y no aisladamente
cencia. considerados.
"En esencia, sólo cabrá constatar una vulnera- (STC 155/2002, de 22 de julio, F.J. 11.º El TC
ción del derecho a la presunción de inocencia desestima el amparo -caso Lasa-Zabala-)
cuando no haya pruebas de cargo válidas, es decir,
cuando los órganos judiciales hayan valorado una Prueba indiciaria: requisitos.
actividad probatoria lesiva de otros derechos fun- (STC 155/2002, de 22 de julio, F.J. 12.º El TC
damentales o carente de garantías, o cuando no se desestima el amparo -caso Lasa-Zabala-)

194
Jurisprudencia Constitucional

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Prueba indiciaria: exigencia de que la sentencia tación en la responsabilidad del secuestro de las
exprese el proceso de inferencia. Condena de ase- víctimas y en la condena por asesinato, no así res-
sinato fundada en indicios -prueba de la comi- pecto a la condena por detención ilegal)
sión de un delito de detenciones ilegales de las
posteriores víctimas del delito de asesinato, apor- Validez de los testimonios de referencia. Testigo
tación de documentos del CESID sobre posibili- de referencia a la vez que coimputado: no obliga-
dades de intervención española en el sur de Fran- ción de decir la verdad.
cia a través de la realización de "desapariciones "De un lado, incorporar al proceso declaracio-
por secuestro" de miembros de ETA-, junto a las nes testificales a través de testimonios de referen-
declaraciones de un testigo-coimputado. cia implica la elusión de la garantía constitucional
"El control de la solidez de la inferencia, sobre de inmediación de la prueba al impedir que el juez
todo cuando se lleva a cabo no desde el canon de que ha de dictar sentencia presencie la declara-
su lógica o coherencia sino desde la suficiencia o ción del testigo directo, privándole de la percep-
grado de debilidad o apertura, debe ser extraordi- ción y captación directa de elementos que pueden
nariamente cauteloso en esta sede, pues son los ser relevantes en orden a la valoración de su cre-
órganos judiciales los únicos que tienen un cono- dibilidad. De otro, supone soslayar el derecho que
cimiento preciso y completo, y adquirido con sufi- asiste al acusado de interrogar al testigo directo y
cientes garantías, del devenir y del contenido de la someter a contradicción su testimonio, que inte-
actividad probatoria; contenido que incluye facto- gra el derecho al proceso con todas las garantías
res derivados de la inmediación que son difícil- del art. 24.2 CE. Por ello sólo hemos admitido la
mente explicitables y, por ello, difícilmente acce- declaración del testigo de referencia en lugar del
sibles a este Tribunal. El 'mayor subjetivismo' de testigo directo ante la imposibilidad de citación o
la prueba indiciaria hace así tanto que este Tribu- de articular fórmulas para trasladar directamente
nal deba ser particularmente riguroso en cuanto a al proceso las declaraciones de éste o en situacio-
la exigencia de una motivación suficiente, como nes, como la de la residencia de los testigos direc-
que deba ser particularmente riguroso en cuanto tos en Estados Unidos, en que su comparecencia
al enjuiciamiento de la suficiencia del resultado en el proceso resultaba extraordinariamente difi-
de la valoración. En este ámbito de enjuiciamien- cultosa. En segundo lugar, dado su carácter indi-
to sólo podremos afirmar que se ha vulnerado el recto, hemos otorgado al testigo de referencia un
derecho a la presunción de inocencia por falta de valor probatorio disminuido. En tal sentido
prueba de cargo cuando la inferencia sea ilógica o hemos llegado, en ocasiones, a negar que la decla-
tan abierta que en su seno quepa tal pluralidad de ración del testigo de referencia pueda por sí sola
conclusiones alternativas que ninguna de ellas erigirse en prueba suficiente para desvirtuar la
pueda darse por probada." presunción de inocencia. En tercer lugar, hemos
(STC 155/2002, de 22 de julio, F.J. 14.º El TC declarado que la necesidad de favorecer la inme-
desestima el amparo -caso Lasa-Zabala-. Existe diación, como principio rector del proceso en la
un voto particular formulado por los Magistrados obtención de las pruebas, impone inexcusable-
Jiménez de Parga y Cabrera, Conde Martín de mente que el recurso al testimonio referencial
Hijas, Jiménez Sánchez y García-Calvo y Montiel quede limitado a aquellas situaciones excepciona-
argumentando que los testimonios aportados por les de imposibilidad real y efectiva de obtener la
el testigo de referencia y el testigo directo no declaración del testigo directo o principal."
soportan el juicio de inferencia de la prueba indi- (STC 155/2002, de 22 de julio, F.J. 17.º El TC
ciaria idónea para sustentar la condena. Tampoco desestima el amparo -caso Lasa-Zabala-. Existe
aporta la sentencia de la AN condenatoria la moti- un voto particular formulado por los Magistrados
vación suficiente para fundamentar la condena Jiménez de Parga y Cabrera, Conde Martín de
por asesinato a todos los miembros del grupo que Hijas, Jiménez Sánchez y García-Calvo y Montiel
han participado en alguna de las secuencias del afirmando que "consideramos difícilmente conci-
proceso, sin individualizar las conductas de sus liable con las garantías constitucionales del proce-
componentes. Y en cuanto a la STS dictada en so penal que declaraciones autoincriminatorias de
casación, añaden que de la simple acreditación una persona, comunicadas fuera del proceso a un
del delito de detención ilegal no puede deducirse determinado particular, autoproclamado testigo
la autoría de los asesinatos, ante la carencia de directo de haberlas recibido, puedan suplir en nin-
pruebas y por la ruptura de la conexión espacio- guna medida en el proceso a las declaraciones del
temporal entre la detención y el descubrimiento imputado, para las que la Ley exige unos requisi-
de los cadáveres. Solicitan la estimación parcial tos, cuya ausencia obsta constitucionalmente a la
del recurso por vulneración del derecho funda- validez probatoria de tal declaración. Creemos
mental a la presunción de inocencia por su impu- que desde un prisma mínimamente garantista

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entra en el terreno de lo paradójico que declara- (STC 181/2002, de 14 de octubre, F.J. 3.º El TC
ciones de un imputado ante la policía o ante las otorga el amparo. Existe un voto particular for-
autoridades judiciales, si no se prestan con estric- mulado por el Magistrado García-Calvo y Montiel,
ta observancia de los requisitos legales, carezcan al que se adhiere también Jiménez de Parga y
de valor probatorio, y que esas mismas declara- Cabrera, que plantea que "dada la trascendencia
ciones prestadas ante un particular, por supuesto práctica de la misma, no puede decirse seriamen-
sin ninguna garantía, puedan acceder al proceso te que se haya elaborado un canon de enjuicia-
con virtualidad probatoria, porque las relata el miento en materia de validez del testimonio de los
particular que dice haberlas recibido, vertiéndolas coimputados cuando partimos de que no pode-
en el proceso como testigo. No alcanzamos a com- mos establecer qué sea la 'mínima corroboración',
prender cómo la declaración del testigo de refe- como expresamente se dice en las sentencias del
rencia, cuando lo es de lo declarado por un impu- Tribunal que se citan en ésta. Basta un ligero
tado, pueda merecer mayor entidad como prueba, repaso a los pronunciamientos del Tribunal en los
que cuando el testigo de referencia lo es de lo rela- dos últimos años para darse cuenta de que no
tado por un testigo") hemos elaborado un verdadero criterio de enjui-
ciamiento constitucional"; añadiendo, además,
Actividad probatoria de cargo. Doctrina consti- que en el caso concreto sí existen datos objetivos
tucional sobre la prueba indiciaria. Distinción con que demuestran la credibilidad de las declaracio-
las meras sospechas. nes de los coimputados. STC 207/2002, de 11 de
"El único modo de distinguir entre la verdadera noviembre, F.J. 2.º El TC otorga el amparo. Existe
prueba de indicios y las meras sospechas o conje- igualmente un voto particular formulado por el
turas es comprobar que el engarce entre el hecho Magistrado García-Calvo y Montiel en el sentido
acreditado y el hecho presumido es coherente, del realizado en la STC 181/2002)
lógico y racional. La falta de concordancia de las
reglas de criterio humano o, en otros términos, la Valor del atestado policial. Prueba de alcoholemia.
irrazonabilidad, se puede producir, tanto por falta "La incorporación del resultado de las pruebas de
de lógica o de coherencia en la inferencia, cuando alcoholemia no puede efectuarse a través de la lec-
los indicios constatados excluyan el hecho que de tura del atestado en el juicio oral cuando se cuestio-
ellos se hace derivar o no conduzcan naturalmen- ne la fiabilidad del resultado del test de alcoholemia
te a él, cuanto por el carácter excesivamente abier- o se ponga en duda el valor de ese resultado en rela-
to, débil o indeterminado de la inferencia." ción con el elemento determinante del delito, esto
(STC 178/2002, de 14 de octubre, F.J. 2.º El TC es, la conducción bajo la influencia del alcohol, tam-
deniega el amparo. STC 180/2002, de 14 de octu- poco es suficiente la lectura del atestado cuando en
bre, F.J. 3.º El TC estima el amparo. STC la práctica de la prueba de alcoholemia no se haya
198/2002, de 28 de octubre, F.J. S.º El TC otorga el informado al conductor del derecho que le asiste a
amparo) un segundo examen alcoholimétrico y a contrastar
los resultados mediante la práctica de un análisis de
Condena basada en las declaraciones de varios sangre u otro, requisitos éstos exigidos en orden a
coimputados. Necesidad de una "corroboración garantizar la contradicción y evitar la indefensión
mínima" del contenido de sus declaraciones. del sometido a la misma. En definitiva, a pesar de su
"Para que pueda fundarse una condena en tales carácter de prueba documental, las diligencias rela-
declaraciones sin lesionar el derecho fundamen- tivas a las pruebas de alcoholemia que constan en el
tal a la presunción de inocencia, es preciso que se atestado no pueden incorporarse al juicio oral
adicione a las mismas algún dato que corrobore mediante su lectura en los casos de ausencia de
mínimamente su contenido, destacando la citada información al conductor del derecho a repetir la
sentencia [STC 68/2001] que no es posible definir prueba y a contrastarla con un análisis de sangre, ni
con carácter general qué debe entenderse por la tampoco en aquellos otros en que se cuestione la fia-
exigible 'corroboración mínima', más allá de la bilidad del resultado de la prueba o el valor que al
idea obvia de que la veracidad de la declaración mismo quepa atribuir en orden a considerar acredi-
del coimputado ha de estar avalada por algún tada la conducción bajo el efecto de bebidas alcohó-
hecho, dato o circunstancia externos para que licas."
pueda estimarse corroborada, dejando, por lo (STC 188/2002, de 14 de octubre, F.J 2.º El TC
demás, a la casuística la determinación de los otorga el amparo)
supuestos en que puede considerarse que ha exis-
tido esa mínima corroboración, tomando en Valoración directa del atestado que incorpora
cuenta las circunstancias concurrentes en cada prueba alcoholimétrica para justificar la condena
caso." por delito contra la seguridad del tráfico.

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Jurisprudencia Constitucional

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"Esta valoración directa del atestado, mutando en Virtualidad de los testimonios de referencia
medio de prueba lo que debió ser objeto de ella en para, junto a otras pruebas, enervar la presunción
el juicio oral, conduce a la estimación del amparo de inocencia.
reclamado. En efecto, según resulta de las actuacio- (STC 195/2002, de 28 de octubre, F.J. 4.º El TC
nes y del acta del juicio oral, en primera instancia deniega el amparo)
sólo se citó al juicio oral al policía que había reali-
zado las pruebas de alcoholemia en dependencias Prueba testifical: testimonios de referencia.
policiales, declarando éste cuando se le mostraron Validez.
los folios correspondientes del atestado que su fir- (STC 219/2002, de 25 de noviembre, F.J. 4.º El
ma no constaba en él porque él no lo había realiza- TC deniega el amparo)
do, sino la patrulla de la calle. En consecuencia, los
policías municipales que detuvieron el vehículo y a Vulneración a través de la valoración de prue-
su conductor y que, por consiguiente, podían haber bas obtenidas lesionando derechos fundamenta-
declarado en el juicio oral a los efectos de conside- les. Intervención de las comunicaciones telefóni-
rar acreditado el segundo elemento fáctico requeri- cas: no presentación de las cintas originales y falta
do para el delito del art. 379 CP [conducción bajo la de adveración del secretario judicial.
influencia de bebidas alcohólicas] no acudieron al (STC 205/2002, de 11 de noviembre, F.J. 7.º El
mismo porque no fueron citados en primera instan- TC otorga el amparo)
cia. Tampoco declararon en la apelación, pues no se
celebró vista oral en esta instancia. De modo que las Contenido. Doctrina constitucional.
circunstancias relativas a la forma de conducción (STC 209/2002, de 11 de noviembre, F.J. 3.º El
del vehículo en el momento en que la policía muni- TC deniega el amparo)
cipal detuvo el vehículo o a la sintomatología exter-
na del conductor, mediante las cuales los órganos Exigencia de motivación de los fundamentos
judiciales suelen considerar acreditada la influencia probatorios del relato fáctico de la sentencia con-
de la ingestión del alcohol en las capacidades psi- denatoria: exigible tanto en prueba indiciaria
cofísicas del conductor y en la conducción del vehí- como directa.
culo, no fueron incorporadas al juicio oral con (STC 209/2002, de 11 de noviembre, F.J. 3.º El
sometimiento a las garantías de contradicción, TC deniega el amparo)
inmediación y publicidad."
(STC 188/2002, de 14 de octubre, F.J. 5.º El TC
otorga el amparo) ARTÍCULO 24.2
(DERECHO A LA NO INDEFENSIÓN)
Validez de la prueba de cargo preconstituida:
declaración en fase sumarial por delito de agre-
sión sexual, realizada ante letrado de la defensa e Principio de personalidad de las penas. Ejecu-
introducida en el juicio a través de su lectura ante ción de pena: decomiso de automóvil caracteriza-
imposibilidad de repetición. do como bien ganancial.
"La validez como prueba de cargo preconstituida "Una cosa es que, en virtud del principio de per-
de las declaraciones prestadas en fase sumarial se sonalidad de la pena o sanción establecido en el
condiciona al cumplimiento de una serie de requisi- art. 25 CE (al que tácitamente hace referencia la
tos que hemos clasificado en materiales (su imposi- demanda), no se pueda imponer una sanción a
bilidad de reproducción en el acto del juicio oral), quien no aparece como responsable de la misma,
subjetivos (la necesaria intervención del juez de ins- y otra muy distinta que, como aquí ha sucedido,
trucción), objetivos (que se garantice la posibilidad no se pueda decretar la intervención judicial de un
de contradicción, para lo cual ha de proveerse de bien ganancial por el hecho de que sobre el mismo
abogado al imputado, a fin de que pueda interrogar ostente el cónyuge no responsable del delito una
al testigo) y formales (la introducción del contenido cuota ideal liquidable mediante la ejecución del
de la declaración sumarial a través de la lectura del bien."
acta en que se documenta, conforme a lo acordado (STC 151/2002, de 15 de julio, F.J. 3.º El TC
por el art. 730 LECrim., o a través de los interroga- deniega el amparo)
torios, lo que posibilita que su contenido acceda al
debate procesal público y se someta a confrontación Alteración de la causa petendi de la demanda de
con las demás declaraciones de los intervinientes en extradición durante la sustanciación del procedi-
el juicio oral)." miento extradicional que no produce indefensión.
(STC 195/2002, de 28 de octubre, F.J. 2.º El TC "La situación fáctica que denuncia no ha limita-
deniega el amparo) do sus posibilidades de defensa en el proceso

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extradicional, pues siempre fue alegada y conoci- ta constitucionalmente admisible cuando se pro-
da por el recurrente en amparo y tenida en cuen- pone por quien no es parte en el proceso o falta
ta por los órganos judiciales españoles, al resolver alguno de los presupuestos de admisibilidad, tales
sobre la reclamación extradicional, habiendo sido como que se incumplan los requisitos formales
precisamente el propio recurrente quien puso de que afectan a la esencia del procedimiento (entre
manifiesto ante la Sala que el proceso penal había ellos, la extemporaneidad), cuando no se alega la
proseguido en Italia, llegando a condenársele en causa en que legítimamente puede fundarse la
ausencia en la primera y en la segunda instancia, recusación, o cuando no se establecen los hechos
y quien planteó ante la Sala, como pretensión que le sirven de fundamento."
específica, la imposibilidad de acceder a la extra- (STC 155/2002, de 22 de julio, F.J. 2.º El TC
dición, dado el cambio de status procesal en Italia. desestima el amparo -caso Lasa-Zabala-)
Pese a ello sus reclamaciones fueron fundada y
razonablemente rechazadas, tanto en primera ins- Derecho a la recusación. Recusación a limine
tancia, como al resolver el Pleno de la Sala el por el propio órgano recusado. Recusación del
recurso de súplica( ... ) el recurrente, sin limitación Presidente de la Sala sentenciadora, una vez ini-
material, pudo preparar con suficiente antelación ciado el juicio oral, sobre la base de un incidente
su defensa, al conocer puntualmente todas las cir- ocurrido durante el desarrollo de la vista oral.
cunstancias fácticas descritas, poniéndolas de "Lo cierto es que en los incidentes transcritos se
manifiesto a la Sala, que las conoció, y pudo for- plasma una actuación que podrá estimarse más o
marse criterio sobre las mismas, e impugnar menos correcta; pero en la que, a simple vista y de
dicho criterio al recurrir en súplica la decisión por modo manifiesto y rotundo, cabe excluir que se
la que inicialmente se declaró procedente la extra- plasme la actitud de enemistad manifiesta que
dición." enervaría la imparcialidad del juez. Parece, pues,
(STC 156/2002, de 23 de julio, F.J. 6.º El TC claro que se está en uno de los casos que, a tenor
deniega el amparo. También STC 160/2002, de 16 de nuestra jurisprudencia, permite el rechazo a
de septiembre, F.J. 5.º El TC deniega el amparo) limine, incluso por el propio recusado pues (... )
nos hallamos ante una 'enemistad imaginaria',
Principio de contradicción procesal. Vulnera- carente manifiestamente de todo fundamento,
ción a través de la sustanciación del recurso de que no se desprende en absoluto del rechazo de
queja sin intervención de la acusación particular. los hechos de los que pretende hacerse derivar y
(STC 179/2002, de 14 de octubre, F.J. 4.º El TC que, según lo expuesto, justifica el rechazo liminar
otorga el amparo -aplicando la doctrina de la (. .. ) porque, como pone de manifiesto el auto por
STC 178/2001, de 17 de septiembre-) el que fue rechazada, las normas imperativas que
regulan la policía de vistas y las que limitan la sus-
pensión de los juicios a los motivos estrictamente
ARTÍCULO 24.2 determinados por la Ley quedarían, de otro modo,
(DERECHO AL JUEZ ORDINARIO a disposición de las partes, con la consiguiente
PREDETERMINADO POR LA LEY) distorsión fraudulenta del proceso."
(STC 155/2002, de 22 de julio, F.J. 4.º El TC
desestima el amparo -caso Lasa-Zabala-)
Derecho al juez imparcial. Doctrina constitucio-
nal sobre la imparcialidad objetiva y subjetiva. Derecho a la recusación. Recusación a limine
(STC 155/2002, de 22 de julio, F.J. 2.º El TC por el propio órgano recusado. Recusación del
desestima el amparo -caso Lasa-Zabala-) juez instructor.
"El rechazo liminar llevado a cabo por el propio
Derecho a la recusación. Recusación a limine juez instructor de la recusación fundada en el
por el propio órgano recusado. Auto denegatorio interés directo que al mismo se imputa en razón de
de la Sección Primera de la Sala de lo Penal del TS su pertenencia a una presunta unión conspiratoria,
ante la recusación del Presidente de la Sala y una cuyos fines se describen como contrarios a los inte-
Magistrada, por extemporáneo. reses de los imputados hoy recurrentes, al compor-
"La regla general es, así pues, la de que el órga- tar una valoración de fondo sobre la inexistencia de
no recusado ha de dar curso a la recusación para los hechos imputados que no le correspondía efec-
que sea examinada por un órgano distinto a aquel tuar le situó en una posición sospechosa, una posi-
de quien se sospecha la parcialidad. Esta regla ción de juez que enjuicia su propia actuación que
general no significa, sin embargo, que en casos pudo generar en los recurrentes una duda legítima
muy excepcionales la recusación no pueda recha- acerca de su imparcialidad. A lo que hay que añadir
zarse por el propio órgano recusado, lo que resul- que, al tratarse de un órgano unipersonal resulta

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Jurisprudencia Constitucional

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aún más importante preservar la apariencia de su y libremente a su ejercicio, apartándose de la ape-


imparcialidad y que la propia fundamentación del lación interpuesta y conformándose con determi-
auto de inadmisión liminar, tanto por su forma de nada reducción de la pena, de tal manera que, a
razonamiento como por su contenido (fundamentar diferencia de los casos resueltos por las SSTC
la existencia del fraude procesal analizando el fon- 91/2000, 134/2000, 162/2000 y 163/2000, el recu-
do de la tacha de parcialidad alegada), configuraba rrente en amparo simplemente renunció al recur-
un escenario en el que las sospechas de parcialidad so de apelación en sí, no sólo a su presencia física,
debieron ser preventivamente conjuradas mediante quedando sometida tan sólo a la decisión del Tri-
el apartamiento del recusado y la tramitación del bunal de apelación italiano la determinación de si
incidente de recusación (... ) No obstante, la ulterior el acuerdo al que libremente había llegado con el
resolución del TS de 5 de noviembre de 1997, por la Fiscal para la fijación de la pena podía ser acogi-
que en los categóricos términos que han sido trans- do, como así fue, de modo que en este concreto
critos, se inadmitió la querella presentada contra el supuesto la presencia física del reo no cumpliría
juez instructor, y los posteriores autos dictados en ninguna de las posibles finalidades determinantes
apelación por la Sala que conoció en segunda ins- de su trascendencia a efectos constitucionales, en
tancia del incidente, son más que suficientes para relación con el derecho de autodefensa."
que podamos ahora entender que la legitimidad de (STC 160/2002, de 16 de septiembre, F.J. 4.º El
esa duda se desvaneció en el curso del proceso judi- TC deniega el amparo)
cial, de modo que, si hubo un momento en que
pudo ponerse en tela de juicio si se había o no vul- El abogado de oficio y el procurador que repre-
nerado el derecho a un juez imparcial, no cabe, tras sentaron a un acusado durante el juicio no tie-
las actuaciones posteriores que acaban de reseñar- nen por qué estar presentes en un proceso diferen-
se, declarar en este momento vulneración alguna, te como es el de acumulación de condenas sin un
puesto que el incidente hubiera tenido que resolver- nombramiento específico para este procedi-
se en el mismo sentido."
miento.
(STC 155/2002, de 22 de julio, F.J. 6.º El TC
(STC 191/2002, de 28 de octubre, F.J. 4.º El TC
desestima el amparo -caso Lasa-Zabala-)
otorga el amparo)
Contenido. Doctrina constitucional.
Derecho a la defensa en procesos donde la inter-
"El derecho al juez ordinario predeterminado
vención de letrado no es preceptiva. Asistencia
por la Ley exige, fundamentalmente, que el órga-
no judicial haya sido creado por una norma legal
letrada en el proceso de faltas.
invistiéndolo de jurisdicción y competencia con "El hecho de que la intervención de letrado no
anterioridad al hecho motivador de la actuación o sea preceptiva en un proceso determinado, con
proceso judicial y que su régimen orgánico y pro- arreglo a las normas procesales, no priva al justi-
cesal no permita calificarlo de órgano especial o ciable del derecho a la defensa y asistencia letrada
excepcional. Pero esta garantía no supone el dere- que le reconoce el art. 24.2 CE, pues el carácter no
cho a un juez determinado en concreto, ni exclu- preceptivo o necesario de la intervención del abo-
ye, en principio, la posibilidad de establecer reglas gado en ciertos procedimientos, no obliga a las
especiales de competencia en la distribución de partes a actuar personalmente, sino que les facul-
los asuntos entre los distintos órganos judiciales." ta para elegir entre la autodefensa o la defensa téc-
(STC 170/2002, de 30 de septiembre, F.J. 10.º El nica, pero permaneciendo, en consecuencia, el
TC deniega el amparo) derecho de asistencia letrada incólume en tales
casos, cuyo ejercicio queda a la disponibilidad de
las partes, lo cual conlleva, en principio, el dere-
ARTÍCULO 24.2 cho del litigante que carece de recursos económi-
(DERECHO A LA DEFENSA) cos para sufragar un letrado de su elección, a que
se le provea de abogado de oficio, si así lo consi-
dera conveniente a la mejor defensa de sus dere-
Derecho a la defensa por sí mismo y proceso de chos, siendo procedente el nombramiento de abo-
extradición: renuncia a la impugnación de la con- gado de oficio cuando se solicite y resulte
dena in absentia en el país solicitante de la extra- necesario."
dición. (STC 215/2002, de 25 de noviembre, F.J. 4.º El
"No puede considerarse que se hayan vulnerado TC otorga el amparo. Igualmente STC 222/2002,
los derechos de defensa de quien, en estas concre- de 25 de noviembre, F.J. 2.º El TC deniega el
tas y específicas circunstancias, renunció expresa amparo)

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Julio 2002-diciembre 2002
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ARTÍCULO 24.2 ARTÍCULO 24.2


(DERECHO A UTILIZAR LOS MEDIOS (DERECHO A UN PROCESO PÚBLICO
DE PRUEBA PERTINENTES PARA LA CON TODAS LAS GARANTÍAS)
DEFENSA)

Recurso de apelación penal: garantías de inme-


Alcance: no comprende un hipotético derecho a lle- diación y contradicción. Doctrina que rectifica la
var a cabo cualquier actividad probatoria ilimitada. línea jurisprudencial anterior del TC en aplicación
(STC 147/2002, de 15 de julio, F.J. 4.º El TC de la doctrina del TEDH. Sentencia absolutoria en
deniega el amparo) primera instancia que es sustituida en apelación
por sentencia condenatoria.
Control por el TC de la actividad probatoria. "Cuando el Tribunal de apelación ha de conocer
"Nuestra competencia debe limitarse a contro- tanto de cuestiones de hecho como de Derecho, y
lar las decisiones judiciales dictadas en ejercicio en especial cuando ha de estudiar en su conjunto
de dicha función cuando se hubieran inadmitido la culpabilidad o inocencia del acusado, el TEDH
pruebas relevantes para la decisión final sin moti- ha entendido que la apelación no se puede resolver
vación alguna, o mediante una interpretación y en un proceso justo sin un examen directo y per-
aplicación de la legalidad arbitraria o irrazonable, sonal del acusado que niegue haber cometido la
o cuando la falta de práctica de la prueba sea infracción considerada punible, de modo que en
imputable al órgano judicial." tales casos el nuevo examen por el Tribunal de ape-
(STC 147/2002, de 15 de julio, F.J. 4.º El TC lación de la declaración de culpabilidad del acusa-
deniega el amparo) do exige una nueva y total audiencia en presencia
del acusado y los demás interesados o partes
Denegación de prueba. Requisitos para que el adversas (SSTEDH de 26 de mayo de 1988 -caso
TC aprecie lesión del derecho de defensa. Ekbatani contra Suecia, § 32-; 29 de octubre de
"El recurrente ha de razonar en esta sede en un 1991 -caso Helmers contra Suecia,§ 36, 37 y 29-;
doble sentido. Por un lado, respecto de la relación 29 de octubre de 1991 -caso Jan Ake Anderson
entre los hechos que se quisieron y no se pudieron
contra Suecia, § 28-; 29 de octubre de 1991 -
probar y las pruebas inadmitidas; de otro, en rela-
caso Fejde contra Suecia,§ 32-). En este sentido,
ción a que la resolución final del proceso a quo
el TEDH ha declarado más recientemente en su
podria haberle sido favorable, de haberse aceptado y
sentencia de 27 de junio de 2000 -caso Constanti-
practicado la prueba objeto de controversia, ya que
sólo en tal caso, comprobado que el fallo pudo, aca- nescu contra Rumania, § 54 y 55, 58 y 59- que
cuando la instancia de apelación está llamada a
so, haber sido otro si la prueba se hubiera admitido,
podrá apreciarse también el menoscabo efectivo del conocer de un asunto en sus aspectos de hecho y
derecho de quien, por este motivo, busca amparo." de Derecho y a estudiar en su conjunto la cuestión
(STC 147/2002, de 15 de julio, F.J. 4.º El TC de la culpabilidad o inocencia del acusado, no pue-
deniega el amparo) de, por motivos de equidad del proceso, decidir
esas cuestiones sin la apreciación de los testimo-
Contenido. Doctrina constitucional. nios presentados en persona por el propio acusado
"El derecho a la utilización de los medios de que sostiene que no ha cometido la acción consi-
prueba pertinentes para la defensa es inseparable derada infracción penal, precisando en ese supues-
del derecho de defensa y exige que las pruebas to que, tras el pronunciamiento absolutorio en pri-
pertinentes sean admitidas y practicadas, sin des- mera instancia, el acusado debía ser oído por el
conocimiento ni obstáculos, resultando vulnerado Tribunal de apelación especialmente, habida cuen-
en aquellos supuestos en los que el rechazo de la ta de que fue primero en condenarle en el marco
prueba propuesta, en tiempo y forma, carezca de de un procedimiento dirigido a resolver sobre una
toda motivación, o la motivación que se ofrezca acusación en materia penal."
pueda tacharse de manifiestamente arbitraria o (STC 167/2002, F.J. 10.º El TC otorga el amparo.
irrazonable. Además, es preciso que los medios En aplicación de esta nueva doctrina, STC
propuestos sean pertinentes y relevantes y, 197/2002, de 28 de octubre, F.J. 3.º El TC estima el
además, han de ser decisivos para la defensa, en el amparo. Referida al recurso de apelación en el pro-
sentido de potencialmente trascendentes para el cedimiento de faltas, STC 198/2002, de 28 de octu-
sentido de la resolución, lo cual ha de alegarse y bre, F.J. 3.º El TC otorga el amparo. STC 20012002,
justificarse por el demandante de amparo." de 28 de octubre, FF.JJ. 3.º y 4.º El TC otorga par-
(STC 183/2002, de 14 de octubre, F.J. 2.º El TC cialmente el amparo. STC 170/2002, de 30 de sep-
otorga el amparo) tiembre, F.J. 15.º El TC deniega el amparo)

200
Jurisprudencia Constitucional

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Recurso de apelación penal en el procedimiento procedimiento de faltas, STC 198/2002, de 28 de


penal abreviado: garantías de inmediación y con- octubre, F.J. 3.º El TC otorga el amparo. STC
tradicción. Doctrina que rectifica la línea juris- 200/2002, de 28 de octubre, FF.JJ. 3.º y 4.º El TC
prudencia] anterior del TC. Sentencia absolutoria otorga parcialmente el amparo. STC 212/2002, de
en primera instancia que es sustituida en apela- 11 de noviembre, F.J. 2.º El TC otorga el amparo.
ción por sentencia condenatoria. STC 170/2002, de 30 de septiembre, F.J. 15.º El TC
"El recurso de apelación en el procedimiento deniega el amparo. Existe un voto particular, for-
penal abreviado, tal y como aparece configurado mulado por el Magistrado Conde Martín de Hijas,
en nuestro ordenamiento, otorga plenas faculta- en el sentido de afirmar que la sentencia de apela-
des o plena jurisdicción al Tribunal ad quem ción realiza una nueva valoración de la prueba sin
para resolver cuantas cuestiones se planteen, observar la inmediación necesaria)
sean de hecho o de Derecho. Su carácter, reite-
radamente proclamado por este Tribunal, de
novum iudicium, con el llamado efecto devoluti- ARTÍCULO 24.2
vo, conlleva que el juzgador ad quem asuma la (DERECHO A UN PROCESO
plena jurisdicción sobre el caso, en idéntica SIN DILACIONES INDEBIDAS)
situación que el juez a qua, no sólo por lo que
respecta a la subsunción de los hechos en la nor-
ma, sino también para la determinación de tales No cabe denunciar ante el TC las dilaciones
hechos a través de la valoración de la prueba, indebidas una vez que ha concluido el proceso
pudiendo revisar y corregir la ponderación lle- penal en ambas instancias.
vada a cabo por el juez a qua. Pero en el ejerci- (STC 167/2002, F.J. 13.º El TC otorga el amparo)
cio de las facultades que el art. 795 LECrim.
otorga al Tribunal ad quem deben respetarse en
todo caso las garantías constitucionales estable- ARTÍCULO 24.2
cidas en el art. 24.2 CE. De acuerdo con la des- (DERECHO A SER INFORMADO
crita configuración del recurso de apelación, la DE LA ACUSACIÓN)
Audiencia Provincial debía conocer en el caso
ahora considerado tanto de las cuestiones de
hecho, como de Derecho, planteadas en la ape- Alcance. Doctrina constitucional.
lación y pronunciarse en concreto sobre la cul- "Forman parte indudable de las garantías que
pabilidad o inocencia de los demandantes de derivan del principio acusatorio las que son con-
amparo, absueltos en primera instancia del deli- tenido del derecho a ser informado de la acusa-
to que se les imputaba, quienes en el acto del jui- ción, derecho que encierra un contenido normati-
cio habían negado que hubiesen cometido los vo complejo, cuya primera perspectiva consiste en
hechos de los que se les acusaba ( ... ) La Audien- la exigencia constitucional de que el acusado ten-
cia Provincial, al pronunciarse sobre la culpabi- ga conocimiento previo de la acusación formula-
lidad o la inocencia de los recurrentes en ampa- da contra él, en términos suficientemente deter-
ro, debía valorar y ponderar las declaraciones minados, para poder defenderse de ella de manera
incriminatorias prestadas por éstos ante la contradictoria, convirtiéndose en un instrumento
policía y ratificadas ante el juez de instrucción, indispensable para poder ejercitar el derecho de
y las declaraciones exculpatorias que realizaron defensa, pues mal puede defenderse de algo quien
en el acto del juicio, dependiendo de la valora- no sabe qué hechos en concreto se le imputan."
ción y ponderación de tales declaraciones la (STC 170/2002, de 30 de septiembre, F.J. 3.º El
condena o absolución de los demandantes de TC deniega el amparo)
amparo. En tales circunstancias es evidente que,
de acuerdo con los criterios antes reseñados, el Deber de congruencia.
respeto a los principios de inmediación y con- "La congruencia sólo requiere la identidad del
tradicción, que forman parte del derecho a un hecho punible y la homogeneidad de las califi-
proceso con todas las garantías, exigían que el caciones jurídicas, y que lo decisivo para que la
Tribunal de apelación hubiera oído personal- posible vulneración del principio acusatorio
mente a los demandantes de amparo, en orden a adquiera relevancia constitucional no es la falta
llevar a cabo aquella valoración y ponderación." de homogeneidad formal entre objeto de acusa-
(STC 167/2002, F.J. 11.º El TC otorga el amparo. ción y objeto de condena, es decir, el ajuste exac-
En aplicación de esta nueva doctrina, STC to y estricto entre los hechos constitutivos de la
197 /2002, de 28 de octubre, F.J. 3.º El TC estima el pretensión penal y los hechos declarados proba-
amparo. Referido al recurso de apelación en el dos por el órgano judicial, sino la efectiva cons-

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Revista Penal
Julio 2002-diciembre 2002
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tancia de que hubo elementos de hecho que no 11. LEY ORGÁNICA DEL TRIBUNAL
fueron ni pudieron ser debatidos plenamente CONSTITUCIONAL
por la defensa, lo que exige ponderar las cir-
cunstancias concretas que concurren en cada
caso para poder determinar lo que resulta esen- ARTÍCULO 44.1 e)
cial al principio acusatorio: que el acusado haya (RECURSO DE AMPARO CONSTITUCIONAL)
tenido oportunidad cierta de defenderse de una
acusación en un debate contradictorio con la
acusación." Necesidad de interpretación flexible.
(STC 170/2002, de 30 de septiembre, F.J. 3.º El (STC 158/2002, de 16 de septiembre, F.J. 4.º El
TC deniega el amparo) TC otorga parcialmente el amparo)

Objeto. Sentencias penales.


"Si bien el recurso de amparo no es cauce idó-
ARTÍCULO 25.1
neo para pedir una condena penal, dada la inexis-
(PRINCIPIO DE LEGALIDAD PENAL)
tencia de un derecho fundamental constitucional-
mente protegido a la condena penal de otra
persona, de ello no cabe deducir que, cuando se
Exclusión de la vigencia del principio ne bis in haya acudido a la vía penal como medio de reac-
ídem en los procesos de extradición. ción contra las vulneraciones de los derechos fun-
"Sin perjuicio de la incidencia o reflejo procesal damentales de carácter sustantivo, y dichos órga-
que pueda tener el principio constitucional non nos judiciales no hayan dictado sentencia
bis in ídem (art. 25.1 CE), este Tribunal lo ha condenatoria, quede excluido que este Tribunal
excluido del contexto de los procesos de extradi- pueda pronunciarse sobre la existencia o inexis-
ción, en atención a las caracteristicas, alcance y tencia de la vulneración constitucional alegada
finalidad de éstos, por referirse dicha garantía jus- (. .. ) En tales casos corresponde a este Tribunal
tamente al fondo del juicio penal a desarrollar en revisar las decisiones que en relación a los dere-
el Estado requirente, ya que en dichos procesos no chos fundamentales alegados haya podido adop-
se aplica Derecho penal material alguno, ni se tar la jurisdicción penal, al ser éste el objeto pro-
efectúa ningún pronunciamiento condenatorio." pio y específico del recurso de amparo
(STC 156/2002, de 23 de julio, F.J. 2.º El TC constitucional."
deniega el amparo) (STC 148/2002, de 15 de julio, F.J. 3.º El TC
deniega el amparo)
Prohibición de la interpretación extensiva y de
la analogía in malam partem. Revisión constitucional en caso de sentencias
"Precisando nuestro canon de control de consti- absolutorias. Alcance.
tucionalidad, cabe hablar de aplicación analógica "Su alcance queda reducido únicamente a com-
o extensiva in malam partem, vulneradora del probar si el órgano judicial ha adoptado su deci-
principio de legalidad, cuando dicha aplicación sión tras efectuar, en un auténtico proceso, una
resulte imprevisible para sus destinatarios, sea interpretación y una aplicación constitucional-
por apartamiento del tenor literal del precepto, mente correctas del derecho fundamental alega-
sea por la utilización de pautas valorativas extra- do; y, de no ser así, a declarar lesionado el derecho
vagantes en relación con los principios que inspi- fundamental, pero sin que tal pronunciamiento
conlleve, a su vez, la declaración de nulidad de la
ran el ordenamiento constitucional, sea por el
resolución judicial impugnada. En estos supues-
empleo de modelos de interpretación no acepta-
tos, caso de otorgarse el amparo, el recurrente
dos por la comunidad jurídica, comprobado todo sólo podria obtener la protección del derecho fun-
ello a partir de la motivación expresada en las damental que estimase lesionado mediante un
resoluciones recurridas. También hemos precisa- pronunciamiento declarativo, previsto en el art.
do que resulta ajeno al contenido de nuestra juris- 55.1 b) LOTC, en el que se reconociera el derecho
dicción decidir la interpretación última o más fundamental o la libertad pública cuya lesión
correcta de entre las posibles de una norma, hubiera motivado la demanda de amparo."
limitándose nuestro control a verificar la previsi- (STC 148/2002, de 15 de julio, F.J. 3.º El TC
bilidad de la norma conforme a las reglas antes deniega el amparo)
expuestas."
(STC 170/2002, de 30 de septiembre, F.J. 12.º El Subsidiariedad del recurso de amparo: el inci-
TC deniega el amparo) dente de nulidad de actuaciones frente a resolu-

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Jurisprudencia Constitucional

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dones judiciales firmes constituye un recurso de quien pudo serlo o tenía derecho a serlo o a los
ineludible interposición para cumplir el requisito que debiendo legalmente ser partes en un proceso
previsto en el art. 44.1 a) LOTC. no lo fueron por causa no imputable a ellos mis-
(STC 178/2002, de 14 de octubre, F.J. 2.º El TC mos y resultaron condenados."
deniega el amparo) (STC 158/2002, de 16 de septiembre, F.J. 2. 0 El
TC otorga parcialmente el amparo)
ARTÍCULO 46.1 b)
(LEGITIMACIÓN PARA LA INTERPOSICIÓN III. LEGISLACIÓN ESPECIAL
DEL RECURSO DE AMPARO)

LEY ORGÁNICA 4/1985, DE 21


Necesidad de una interpretación conjunta entre DE MARZO, DE RÉGIMEN ELECTORAL
art. 46.1 b)LOTC y art. 162.1 b) CE. GENERAL
"No debe ser interpretado este precepto, sin
embargo, en el sentido de que baste la participa-
ción en el previo proceso judicial para ostentar la ARTÍCULO 144.1 b)
legitimación en orden al planteamiento del ampa- (DELITO ELECTORAL)
ro, o en el de que la no intervención en dicha via
impida de forma absoluta acudir ante este Tribu-
nal. Y ello, tanto porque puede suponer una res-
Interpretación analógica del elemento "lugares
tricción al requisito del 'interés legítimo' enuncia-
do en el art. 162.1 b) CE, cuanto porque el de tránsito público". Condena por la celebración
presupuesto de la intervención en el proceso judi- un mitin electoral sin autorización en las cer-
cial previo puede no ser suficiente para determi- canías de un lugar de tránsito público.
nar con carácter general la existencia de legitima- "Tratándose de un tipo penal tan abierto como
ción. En efecto, hemos dicho que el art. 46.1 b) es el del art. 144.1 b) LOREG, la adecuada reali-
LOTC no contempla, en modo alguno, la falta de zación del juicio de proporcionalidad requerido,
legitimación activa, y ello por la sencilla razón de aquí en la formulación del juicio ponderativo, no
que, si así fuera, en la medida en que restringe el se satisface con la genérica referencia (contenida
requisito del 'interés legítimo' trazado por los arts. en la sentencia de apelación) a la 'libertad de elec-
53.2 y 162.1 b) CE, devendría inconstitucional; ción' y a 'su autenticidad' en cuanto valores legiti-
igualmente, hemos recordado que no se tiene legi- madores del reproche penal de determinadas con-
timación activa para interponer un recurso de ductas, sino que demanda además precisar, en la
amparo por el solo hecho de haber sido parte en el labor aplicativa que sólo a los órganos jurisdiccio-
proceso judicial correspondiente." nales compete realizar, en qué medida, en las cir-
(STC 158/2002, de 16 de septiembre, F.J. 2.º El cunstancias del caso enjuiciado, dichos valores
TC otorga parcialmente el amparo) han sido puestos en peligro por la desatención de
los requisitos procedimentales en los actos prepa-
Contenido. ratorios de las reuniones que se achacan al solici-
"Dicho precepto incorpora, junto a la legitima- tante de amparo ( ... ) En efecto, dichas resolucio-
ción activa, un segundo presupuesto del ejercicio nes judiciales extienden el ámbito espacial de
de los medios de impugnación devolutivos, cual es aplicación de un requisito formal a un supuesto
la aptitud o derecho de conducción procesal que, no contemplado en la norma y deducen de lo que
como regla general, impide el ejercicio de un
estiman su incumplimiento la realización de un
recurso a quien no haya sido parte en la instancia
precedente. La interpretación que de dicho presu- tipo penal. Dicho de otro modo, la equiparación
puesto procesal ha efectuado este Tribunal pre- de un espacio abierto 'en las inmediaciones de
senta un marcado carácter flexible, orientándose tránsito público' con los 'lugares de tránsito públi-
a la mayor protección de los derechos y libertades co' a los que específica y exclusivamente se refie-
ciudadanas, reconduciéndolo a su propia finali- ren los arts. 21.2 CE y 8 LODR, representa en esta
dad, que es la de servir de camino para la protec- ocasión una interpretación in malam partero no
ción del derecho sustantivo. Y así, hemos eximido acorde con el contenido del derecho fundamental
del estricto cumplimiento de este requisito cuan- ejercitado y que por ello ha de merecer el amparo
do obstaculizara injustificadamente el acceso al de este TC."
proceso constitucional, extendiendo el concepto (STC 196/2002, de 28 de octubre, F.J. 5.º y 7.º El
de parte no sólo a quien lo fue en efecto, sino a TC otorga el amparo)

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Revista Penal
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REGLAMENTO PENITENCIARIO mente, puede calificarse de razonable la declara-


(RD 190/1996, DE 9 DE FEBRERO) ción de incompetencia del Juzgado de Vigilancia
Penitenciaria para la revisión del ejercicio realiza-
do por la Administración Penitenciaria de sus
ARTÍCULO 206.1 competencias en materia de tramitación del
(INDULTO PARTICULAR) indulto particular, a la luz de la legislación peni-
tenciaria. Esta declaración de incompetencia se
separa de lo dispuesto en el art. 76.2 c) de la Ley
Denegación de tutela por los órganos judiciales: Orgánica General Penitenciaria, que establece que
decisión de incompetencia del Juzgado de Vigi- corresponde especialmente al juez de vigilancia
lancia Penitenciaria para la revisión de la decisión penitenciaria 'aprobar las propuestas que formu-
negativa de tramitación del indulto particular por len los establecimientos sobre beneficios peniten-
el Equipo Técnico del Centro Penitenciario. ciarios que puedan suponer acortamiento de la
"La apelación a la competencia del Equipo Téc- condena', y desconoce, también, que el art. 206.1
nico para la apreciación de la concurrencia de los del Reglamento Penitenciario no atribuye compe-
requisitos del art. 206 del Reglamento Penitencia- tencia exclusiva al Centro Penitenciario para la
rio, o su concurrencia en grado de 'extraordina- tramitación de la solicitud de indulto particular,
rio', no puede considerarse fundamentación sufi- pues éste no puede elevar directamente su solici-
ciente, pues, ni la competencia de la Adminis- tud para que se tramite de conformidad con la
tración para la adopción de una decisión excluye legislación vigente sobre el derecho de gracia, sino
por sí misma la posibilidad de control posterior que el destinatario directo de su propuesta es el
por un órgano judicial, ya que el art. 106.1 CE Juzgado de Vigilancia Penitenciaria."
establece que los 'Tribunales controlan ... la legali- (STC 163/2002, de 16 de septiembre, F.J. S.º El
dad de la actuación administrativa ... ', ni, cierta- TC otorga el amparo)

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