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Imágenes del racismo en México

Además de ser un profano en


materia de racismo, cometí en prin-
cipio un error (tal vez por defor-
mación profesional como investi-

Imágenes del racismo gador) del cual me percaté desde el


momento de comenzar a escribir

en México* estas líneas, no obstante, ese apa-


rente desacierto me permitió des-
cubrir una gran virtud en este libro.
Explico primero mi error y después
la buena cualidad que le encuentro:
durante su lectura me preocupé
RESEÑADO POR FRANCISCO MENDIOLA GALVÁN** por establecer conexiones de mane-
ra recurrente con distintas fuentes
bibliográficas que directa e indirec-
tamente se relacionan con el tema
Dedico esta presentación al antropólogo
del racismo, situación que me hizo
Marco Antonio Martínez Benavides
olvidar, durante la revisión de sus
donde quiera que se encuentre
360 páginas, que lo que yo debía
haber hecho era casi exclusivamen-
te ubicar los elementos principales
Un primer acercamiento este tema en México y su relación
que me permitieran en lo general
con las nociones de indio, indígena,
comentar las esencias del trabajo,
Debo confesar que acepté comentar raza o etnia como formaciones his-
es decir, que durante el trayecto fui
este libro por diversas razones que tóricas de las relaciones de poder
construyendo un andamiaje por
en su conjunto se relacionan con el (pp. 246 y 310), de igual manera
medio de referencias y reflexiones
hecho de que el racismo en México considero trascendente explorar los
anotadas al margen del mismo y en
me interesa desde hace algunos vínculos construidos social y cul-
fichas de trabajo y, de manera si-
años, tan es así que he estado re- turalmente en el campo de la ética
multánea, fui señalando en otros
cabando información bibliográfica y la estética del racismo en su ar-
artículos y libros las ideas que apo-
y testimonios sobre un fenómeno ticulación dominante-dominado.
sociocultural como es el del antichi- yaban o contradecían a las de la
Pero no quiero continuar sin
languismo-chilanguismo; también agradecer a la antropóloga social publicación coordinada por Alicia
me centro en las expectativas que Lorey Servín Herrera su deferencia Castellanos. Queda claro que eso
ofrece la antropología al aportar para con mi persona al haberme no estuvo del todo mal, pero hasta
nuevos y mejores elementos que invitado como comentarista de este después tuve conciencia de que lo
permitirán algún día desterrar las importante libro, esto a pesar de anterior serviría más para la ela-
prácticas y discursos racistas en que ella sabe que yo no soy especia- boración de un ensayo o una ponen-
nuestro país, sobre todo aquellos lista en el tema, por lo que me asu- cia, sin embargo, debo decir que ca-
que se dirigen hacia los indígenas. mo como un lector común y corrien- pitalicé la situación en mi favor al
Ante la polisemia del término racis- te, aunque sin duda interesado en combinar algunas de las ideas cen-
mo, reconozco que experimento la varios de los campos que la antro- trales del trabajo con las de otras
necesidad de comprender con pro- pología mexicana estudia, siendo fuentes para un futuro ensayo. De
fundidad, siguiendo a Francisco Pi- uno de ellos, precisamente, el del tal modo que ese relativo error me
neda autor de uno de los capítulos racismo en sus expresiones de dis- permitió encontrar una gran virtud
de esta publicación, ciertas vertien- criminación, segregación, rechazo en la obra: su lectura me fue llevan-
tes en el marco de la violencia dis- y xenofobia, entre otras tantas cua- do amablemente a un intenso y
cursiva del racismo así como de lidades negativas de nuestro mun- fructífero diálogo entre su conteni-
las formaciones imaginarias sobre do contemporáneo. do, con el de otros autores y conmigo

* Alicia Castellanos Guerrero (coord.), Imágenes del racismo en México, UAM/Plaza y Valdés, México, 2003.
** Arqueólogo, investigador de tiempo completo del Centro INAH-Chihuahua.

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Lecturas

mismo, todo en torno a un tema enorme para pensar que, en la in- imponerse desde falaces críticas
complejo y tan delicado como el del mediatez de nuestra existencia, el hacia indígenas y mestizos bajo el
racismo en México. El efecto parti- racismo en México vaya a desapa- pueril anhelo de transformar su idio-
cularmente bueno que experimenté recer pronto. Libros como el que sincrasia, actitudes que para nues-
al acercarme al conjunto de esta ahora tengo la grata oportunidad tro infortunio se siguen observan-
obra se da gracias a la manera en de comentar cumplen un trascen- do desde el ángulo del análisis del
que se estructuró y manejó la in- dente papel en el ámbito de su fun- racismo:
formación contenida en sus seis ca- ción social: entregar a la comuni-
pítulos escritos al modo de grandes dad, en un acto de reciprocidad, los Este enano indígena, es un indio que
artículos científicos. Sus análisis y resultados de investigación; la co- no vale siquiera la polémica de que sí
discusiones se ven apoyados por la munidad es precisamente la que hay razas superiores en verdad y ra-
casuística sociocultural de deter- contribuye con el sostenimiento de zas inferiores. No es cuestión de fi-
minados espacios urbanos en los las tareas académicas sustantivas, losofías cuando lo vemos vivir su
que el carácter multiétnico y pluri- de tal manera que los estudio- vida [sic.]. Es un canalla exquisita-
cultural hace de las relaciones in- sos de lo social tienen la obligación mente inferior. Es un parásito que
terétnicas un mundo complejo en de difundir o divulgar sus conoci- no vale ni todo junto con su huacal
el cual se encuentran acentuados mientos. Imágenes del racismo en y su sombrero, sus huaraches y su
los discursos y las prácticas racis- México trasciende por sus resulta- mugre, un solo peso de esfuerzo, de
tas hacia los indígenas. La temá- dos más allá del dato interesante e ese esfuerzo que pretende realizar
tica es abordada con rigor desde la ilustrativo de ese fenómeno, pues cualquier institución con miras de
óptica de la antropología, siempre brinda elementos que permitirán beneficiarlo. Es un auténtico dege-
con un alto sentido de responsabili- transformar y finalmente desterrar nerado que cuando no duerme con
dad y bajo una ética a toda prueba. –a la par de otras investigaciones– su mujer, se acuesta con sus propias
En resumidas cuentas, el libro atra- las prácticas y los discursos ra- hijas, o con las hijas de sus hijas...
pa al lector desde el principio y no cistas en contra de los indígenas Para este enano indígena, no es eficaz
es para menos ante una temática y de las minorías en el ámbito mis- ni el misionero ni el maestro, no sir-
con la que convivimos cada día en mo de las culturas subalternas, y ven la cultura ni la bondad; no fruc-
un ir y venir de acciones, discursos, eso es también porque llegamos a tifica en él ni la piedad ni el amor.
conflictos y discusiones sobre la de- comprender que el fenómeno estu- Su presencia es la humillación, el
fensa de los derechos indígenas; diado se manifiesta por medio de fracaso y la vergüenza más grande
por último, su significado y el sen- este libro que funciona como un es- de nuestra actual historia, vivida
tido mismo que se le imprimió al pejo en el cual la sociedad se ve re- sin dignidad ni pundonor (Monroy,
trabajo desembocan en un espacio flejada histórica y culturalmente 1968: 135-136).
reflexivo que engrana con la deter- en el marco de sus relaciones pa-
minación de que el racismo no de- sadas y presentes, lo que confirma Muchos rastros de este tipo de
bería existir más en México, firme que el racismo, como lo señala Ali- pensamiento, como el de este crio-
convicción que se traduciría en evi- cia Castellanos, es un “comporta- llo, permanecen en la actualidad en
tar denigrarnos como observadores miento colectivo” (p. 135). distintos niveles de la práctica y
y actores del racismo. El mensaje Por otra parte juzgo necesario del discurso. Son sesgadas inter-
de Imágenes del racismo en Méxi- tomar en cuenta que hay visiones pretaciones de aire racista que bus-
co es claro: no más insensibilidad racistas además de reduccionistas, can avalarse a través de viejas ideas
al dolor que se genera al rechazar al las cuales no hacen más que repro- como las del padre dominico Betan-
indígena, al otro, al diferente, al que ducir y legitimar negativamente for- zos, quien en 1533, afirmó que: “no
menos tiene. No atentemos contra mas de opinión y de relación con la hay razón para predicar el Evan-
nuestra propia dignidad al guardar otredad, que permanecen arraiga- gelio porque los mexicanos no son
silencio frente al racismo, porque das en el consciente y en el incons- seres humanos [...] Que el indio de
el silencio, como dice Francisco Pi- ciente colectivos y, peor aún, en las México pertenece al reino animal,
neda, “aunque no habla, también prácticas y discursos. El libro de El no es posible aplicarle la definición
significa” (p. 273). mexicano enano de Óscar Monroy de hombre; animal rationalis, ser
En esta idea de soñar con aniqui- Rivera (1968) es un ejemplo del re- dotado de raciocinio y de bondad”
lar el racismo de nuestras relacio- sultado histórico de confundir pau- (cit. por Monroy, 1968: 130). ¿Cuál
nes sociales, debe tenerse concien- tas de conducta sociocultural con México y cuáles mexicanos para la
cia de que el peso de la historia es ideales occidentales que pretenden etapa colonial si era el tiempo de

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Imágenes del racismo en México

construcción en el que surgía la De lo que trata el libro de que los indígenas son las princi-
Nueva España? Ignorancia prístina y su relevancia pales víctimas del racismo, sobre
de un personaje ciego por el odio todo ahora cuando se observa que
que engendra el racismo, ese que En el primer capítulo de este traba- el movimiento indígena en México
agrede la cultura y el fenotipo indí- jo, titulado “Punto de partida”, Ali- se fortalece cada vez más (p. 18).
genas (bajo de estatura, moreno, cia Castellanos expone los alcances En este “Punto de partida”, la auto-
de rasgos faciales toscos, flojo, sucio, y las características del libro, justifi- ra se ve preocupada por asentar
etcétera). De cualquier manera ésa cando desde un inicio la necesidad con claridad los recursos teórico-
es la tónica esencial del racismo de atender por medio de un traba- metodológicos que sirven para la
contemporáneo, manifestada feno- jo exploratorio el tema del racismo, comprensión de los distintos ni-
ménicamente de manera distinta el cual, dice, ha sido tabú durante veles de racismo ante el examen de
a la del racismo de la época colo- mucho tiempo. Siempre fue primor- los discursos y las prácticas que en
nial del cual históricamente se des- dial constatar y describir la vigencia ese sentido son dirigidas hacia los
prende el que ahora sufren la ma- del racismo así como conocer sus indígenas: prejuicios, discrimina-
yoría de los indígenas en nuestro niveles de difusión, sus relaciones ción, segregación y violencia (p. 27).
tiempo.1 con la otredad, los espacios y situa- Finalmente, para Alicia Castellanos
Es por todo esto que el libro de ciones en las que él tiene lugar y las descubrir la naturaleza del racis-
Imágenes del racismo en México es repercusiones en la identidad y mo oculto se convierte en un reto,
un grito desesperado de denuncia, en la cultura étnicas. El énfasis se ese que está al ondear la bandera
las finas herramientas del análisis ha puesto en el reconocimiento del de la igualdad de todos y entre
que el oficio de antropólogo usa lo racismo en sus bases sociales y todos, como recurso ideológico pre-
proyectan con sensibilidad y ele- simbólicas así como en sus fuentes ferido por el Estado mexicano con
gancia, con valentía y absoluto con- ideológicas y culturales, que con- el cual busca legitimar, por ejem-
vencimiento de que es urgente y ne- fluyen en la convicción de que existe plo, sus políticas indigenistas (cf.
cesario llegar al fondo de una cruda incompatibilidad entre la diferen- p. 28).
realidad que ya no debe seguir ocul- cia étnico-cultural y fenotípica y el Considero también que el desa-
ta; tiempos en los que se reconoce progreso, el desarrollo y la cultura fío, en el inicio de los estudios que
en público que en México: “no hay dominante, punto de partida que, contribuyen con el conocimiento
una discriminación abierta por junto con la desvalorización e infe- del racismo hacia los indígenas en
motivos de raza o de clase, pero la riorización, fomenta la marginación México, está en sensibilizar a la po-
discriminación velada se practica y la desaparición cultural de los in- blación no indígena y aún más a
a diario en diferentes ámbitos de dígenas (p. 15). los que se hallan en las esferas del
la vida social y sus efectos están El estudio seleccionó los espa- poder, esto con el ánimo de conven-
a la vista de todos” (Serna, 2004: 47- cios urbanos, los cuales contienen cerlos de que continuar con su dis-
48). Algunas de esas causas y efec- un carácter y una composición mul- curso y su proceder seguirá lesio-
tos se abordan por los autores de tiétnica y pluricultural que los hacen nando las fibras sensibles de los
este libro bajo las directrices gene- ser representativos en términos de herederos originales de nuestra his-
rales marcadas por la coordinación las relaciones étnicas, eligiéndose, toria y cultura nacionales.
de la obra que, si bien es unitaria, bajo esos criterios, siete ciudades: De la misma Alicia Castellanos
halla su riqueza en la diversidad de Cancún, Mérida, San Cristóbal de es el segundo capítulo que lleva por
los planteamientos y en la misma Las Casas, Oaxaca, Huejutla, Ciu- título “Imágenes racistas en ciuda-
articulación y complementariedad dad de México y Chihuahua, todas des del sureste”. A mi modo de ver
entre cada uno de los seis capítulos con presencia indígena. Pregunto: uno de sus puntos centrales –desa-
que la conforman. Con la intención ¿por qué los indígenas en las ciuda- rrollado en medio de la casuísti-
de ser específico y de resaltar el des y su relación con el racismo?, ca utilizada en este artículo–, es
valor de este esfuerzo editorial, des- porque esos son los espacios en aquel del estereotipo como cons-
taco y comento los puntos que me los que con intensidad se gestan las trucción del otro, cuyas diferencias
parecen los más relevantes de cada relaciones interétnicas a partir de se convierten en algo intrínseco, de
una de sus aportaciones. la identidad/alteridad, además tal manera que se homogeneiza y

1
Alicia Castellanos en este mismo libro afirma que: “La raíz colonial del racismo latinoamericano hacia los pueblos indios
y afromestizos es indiscutible, ya que las categorías sociorraciales siguen vigentes, instrumentadas desde las nuevas for-
mas de dominación” (p. 26).

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Lecturas

reduce al grupo a rasgos que distor- simplemente algunos diarios, por Imágenes formadas por los estereo-
sionan su identidad (p. 37). Lo an- ejemplo, el 26 de enero de 2005 se tipos y las relaciones interétnicas,
terior se relaciona con la interiori- publicó en la primera plana de El He- permanentes imágenes racistas en
zación biológica y cultural de los raldo de Chihuahua una foto cuyo espacios urbanos en donde el tiem-
indígenas, segregándolos, eliminán- pie dice: “Isabel Gardea quiere ser po se detiene.
dolos, asimilándolos, integrándo- nutrióloga y luchar contra la desnu- En el capítulo “Discriminación
los y civilizándolos, aspectos todos trición de su raza”, Isabel es rará- laboral y segregación espacial en
que legitiman en el pasado y en el muri y pertenece a la “raza tarahu- ciudades del sureste mexicano”,
presente su explotación y exclu- mara”, raza como dicotomía de la de Dolores París Pombo, destacan
sión. Son varios los casos sobre re- superioridad/inferioridad tasada aspectos que enumero y comento
beliones y alzamientos, Guerra de por el blanco, por el no indígena. con brevedad. La aportación posee
Castas y revueltas que nos hablan También está la exaltación estereo- un carácter sociológico muy rele-
de los espacios convulsos en el pa- tipada del indígena en los murales vante en el manejo de variables de
sado. El dato histórico es invalua- que adornan y reafirman las gran- migración y ocupación de los espa-
ble para Castellanos, cuya virtud dezas de la historia nacional, para cios urbanos en los cuales la desi-
es la de proyectarlo armónicamente eso el indígena sí es útil, porque es gualdad socieconómica está ligada
hacia el presente, para demostrar la representación de la raíz ances- directamente a lo que la autora lla-
que los indígenas rebeldes de ayer tral que contribuye a crear un sen- ma pertenencia étnica, es decir, que
son los migrantes de hoy, continua- tido de comunidad nacional y re- “indígena significa casi siempre ser
mente desplazados por el modelo gional interna y externamente (cf. pobre” (p. 144). Después de expo-
neoliberal (cf. pp. 38 y 51). p. 82). Es la falsa fachada que bien ner los datos que reflejan las condi-
La oscilación como recurso me- adorna al país pero que de manera ciones desfavorables en términos
todológico entre la historia y lo sin- simultánea desangra a sus indí- de discriminación laboral y estrati-
crónico hace de este ensayo la ex- genas tras las bambalinas del teatro ficación socioespacial para los indí-
plicación más clara y diáfana de lo nacional. Son los indígenas, para genas de ciudades del sureste como
que es el racismo en el sureste: des- Castellanos, los sujetos más exclui- son Mérida, Oaxaca y San Cristóbal
de los tiempos en los que se “bestia- dos, deshumanizados en aras de de Las Casas, fijé mi atención en
liza, barbariza y salvajiza a los re- justificar el condenarlos a las re- algo que París designa como el ar-
beldes, y se difunden como cuali- laciones asimétricas con el poder y gumento estético de ciertos mesti-
dades intrínsecas para justificar sus demás actores (p. 91) y el es- zos en relación con las “manchas
su deportación y eliminación” (p. tereotipo permanece, porque con- de pobreza” que afean la ciudad (p.
58), todo lo cual sucedió en la Gue- viene que al turismo se le muestre 173). Este “argumento” se relaciona
rra de Castas en Yucatán, pero tam- un pasado indígena glorioso, por con la estética entendida de mane-
bién con los chamulas en Chiapas ejemplo, la civilización maya, esa ra kantiana, en el sentido de belleza
y con los yaquis en Sonora. Ahora que nos asombra por sus zonas excelsa vinculada con el placer de
son los coletos e indígenas en cons- arqueológicas donde el turismo se lo agradable; la estética es produc-
tante tensión en San Cristóbal de regodea, pero hoy, en la Ruta Maya ción de efectos emotivos de signifi-
Las Casas, así parece que el tiempo “los pinches indios apestan”, no así cado sensibles (Mandoki, 1992: 244
se detiene, que no existe, porque la su folclore y sus tradiciones regio- y 246) de tal modo que, bajo esta
segregación continúa: la superiori- nales: jarana y comida yucatecas, idea, lo feo, lo grotesco y lo sucio
dad/inferioridad entre los grupos, y es como dice Alicia Castellanos: resultan ser estéticos: los espacios
esas desigualdades estructurales “...pasado y presente estereotipa- ocupados por vendedores ambu-
que limitan a los indígenas sin que dos en un solo tiempo, telescopiados lantes indígenas en las ciudades
las mentalidades racistas y por de- en un tiempo único” (p. 95). Antes, por lo general se califican con adje-
más etnocéntricas se hayan trans- la cultura maya, ahora, los mayas, tivos como los arriba citados, sin
formado ni un ápice. En cambio, mayeros, mayitas, nacos, toscos, embargo, su estética se encuentra
los indígenas, a partir de 1994, se los indígenas carentes de cultura al mismo nivel que la que poseen
muestran más orgullosos de serlo (p. 94). Castellanos reafirma que la los espacios de las residencias en
(p. 68). Esa idea de raza en el ima- diversidad sociocultural de esas donde viven las clases dominantes.
ginario social no desaparece y es ciudades son un valor no reconoci- Esta visión erradica la diferencia,
para la autora la creencia de la su- do como patrimonio para el desa- relativiza los adjetivos y sensibiliza
perioridad/inferioridad de las cul- rrollo humano, pero sí para el tu- a quien asume que existe un valor
turas y pueblos (p. 71). Revísense rismo y no para los indios (cf. 134). para cada uno de los espacios vivos

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Imágenes del racismo en México

del conjunto urbano, con ello, las pequeña deja de ser relevante en tido de proyección racista por parte
posibilidades de que el racismo se términos de que son las primeras de quienes no son rarámuri; estos
vea atenuado se hallan muy cerca entrevistas que se hacen sobre el últimos no dejan de ser vistos en
de ser una realidad, aunque el ra- sentimiento urbano acerca de los un vaivén de extremos como meno-
cismo hacia los indígenas que habi- rarámuri– no sólo no pone en entre- res de edad desamparados: “nues-
tan los espacios y territorios en las dicho el uso excesivo del emblema tros inditos”, “comadritas”, “compa-
ciudades no desaparezca del todo, de “nuestros tarahumaritas” que dritos” o “gobernadorcillos” hasta
entonces, fuera de todo cliché, es en diversos objetos quedan plasma- llegar a los calificativos de “indios
una cuestión de enfoque. dos (placas vehiculares, propagan- huevones o pata rajada” (pp. 192 y
El capítulo “Visiones y discursos da, premio Teporaca, etcétera) sino 200). No obstante, también se palpa
sobre los rarámuri en la ciudad de que también ha comenzado a en- una naciente conciencia sobre el
Chihuahua”, de Loreley Servín He- frentar a los actores no indígenas a racismo hacia los rarámuri, y un
rrera y Aída Isela González, plasma una realidad cuya vertiente es por reconocimiento de la inexistencia
y ofrece una serie de percepciones completo desconocida en este con- de un modelo educativo intercultu-
que actores no indígenas expusie- texto urbano y que es la del racismo ral dentro del sistema de educación
ron sobre los actuales rarámuri en y la discriminación hacia los “indí- para estos indígenas (p. 208). Para
la ciudad de Chihuahua. Considero genas chihuahuenses”. A decir de completar el cuadro y continuar en
que este artículo es de gran tras- Servín y González, la convivencia un futuro con estas aproximacio-
cendencia por ser pionero en el cam- urbana entre rarámuris y no in- nes, considero necesario conocer
po de los estudios sobre racismo dígenas ha generado “sentimien- la voz del indígena rarámuri, pues
en el norte de México; los datos que tos encontrados: por una parte se él es la víctima principal del racis-
proporciona son sumamente útiles les considera como población que es mo, de igual manera es importante
para comprender con mayor pro- símbolo representativo y de orgullo preguntarse cuántos tipos o qué
fundidad las formas de relación chihuahuense, y por la otra, se les niveles de racismo y discriminación
intercultural entre indígenas y no etiqueta como población reacia existen en el estado de Chihuahua,
indígenas, cruzándose con ello el para incorporarse al ‘progreso oc- tomando en cuenta que hay dis-
significado de los aspectos que en- cidental’ ” (p. 186). Visiones y dis- tintos contextos culturales, urbanos
cierra la migración rarámuri a la cursos se expresan bajo afirmacio- y rurales (sierra, frontera y desier-
ciudad. Los estereotipos y las idea- nes tales como “cultura atrasada”, to) donde los rarámuri se desplazan
lizaciones del chabochi (mestizo u “raza inferior”, “flojos”, “sucios y y viven.
hombre blanco) hacia los rarámu- feos tanto por su fisonomía como Francisco Pineda escribe el ca-
ri han comenzado, a través de este por el color de su piel”, lo que alude pítulo “La representación de ‘indí-
estudio, a deconstruirse: el simple no sólo a la estética occidental de gena’. Formaciones imaginarias del
hecho de elaborar y aplicar entrevis- la belleza en contraposición a la racismo en la prensa”. Es un ensayo
tas a una pequeña muestra de ac- fealdad de esos estereotipos, sino muy fino que desenmascara los
tores no indígenas –que no por ser también, y aún más grave, al sen- hilos más ocultos del racismo hacia

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Lecturas

los indígenas en la información de y atraso/progreso y obtiene una sus derechos. Finalmente esto es
la prensa y que es descubierto me- información de prensa relaciona- racismo, mezclado, a decir de la au-
diante el análisis del discurso y de da con una declaración de un ex tora, con el clasismo, ya que las re-
la semiótica de la cultura, enten- funcionario en donde se indica que laciones interétnicas en la Ciudad
didas éstas como las herramientas la colaboración de los tarahuma- de México se imbrican con las de
que permiten observar y conocer ras con los narcotraficantes pone clase (p. 326). El Distrito Federal,
de manera específica los procesos en peligro los valores y la cultura como una gran urbe pluriétnica y
socioculturales y políticos desde la de esta etnia.2 El análisis de la nota multicultural, ofrece una gran com-
perspectiva de las significaciones periodística permite a Pineda ubi- plejidad para el campo del análisis
(p. 234). El autor se valió de 769 car a ese antiguo coordinador como de las relaciones interétnicas, pero
recortes de prensa de El Heraldo un “custodio de los valores y de la también su diversidad étnica conlle-
de Chihuahua, del Novedades de cultura rarámuri”, rasgo central va una fuerte discriminación de las
Quintana Roo y de El Diario de Yu- de lo que es la “imagen del indígena colectividades culturales “origina-
catán, para obtener fragmentos con como inferior y el funcionario como rias” y por lo tanto una lucha deno-
representaciones racistas de los superior” (pp. 280-281). Por último dada por los espacios urbanos.
pueblos originarios de cada uno de debo señalar que la aportación de
estos estados (p. 230). Los aspec- Francisco Pineda es incuestionable
tos teórico-metodológicos son con al ser un faro de luz que indica los Un comentario final
certeza complejos, tanto como lo puntos en donde se hallan las for-
es la afirmación de que “Para de- maciones imaginarias del racismo Como lo he señalado, este libro es
construir el discurso del racismo en México y en los que él ofrece ex- una aportación fundamental para
hay que trabajar sobre los códigos plicaciones sobre los estereotipos el conocimiento del racismo en Mé-
del poder, porque el discurso ra- deformadores de la identidad in- xico, sin embargo, considero que
cista habla menos del referente, la dígena. debe trabajarse incluyendo la mira-
población racializada, que de las El último capítulo del libro se ti- da y la voz de los indígenas, dejando
relaciones de poder codificadas ra- tula “Relaciones interétnicas en la así que ellos, en lo posible, interpre-
cialmente; dice más del racista y ciudad de México”, de la pluma de ten lo que nosotros decimos que es
sus mitos que de aquello que dice Cristina Oemichen. Su escritura racismo o lo que entendemos por
tratar” (p. 234), así que es reco- es fresca y transparente al abordar discriminación, así tal vez dejemos
mendable su cuidadosa lectura, la persistencia étnica de los maza- de reproducir relaciones de domi-
tomando en cuenta todas y cada huas que viven en la capital de nación y exclusión. Son ellos, como
una de las terminologías, categorías nuestro país y en la que se entablan víctimas del racismo, quienes tie-
y conceptos que el autor define y vínculos con la sociedad receptora nen la última palabra.
desmenuza finamente como son, y se analiza con ello las relaciones
por ejemplo, las del “indio” del pre- interétnicas. La identidad indígena
sente y sus resonancias simbóli- es ocultada por los propios actores Bibliografía
cas del pasado, utilizando de modo mazahuas para evitar así la discri-
magistral el caso de los apaches en minación por parte de quienes no MANDOKI, KATYA
1992 “El poder de la estética”, en
Chihuahua; así también las de son indios. Oemichen explica que Arte y Coerción, Primer Colo-
indio, indígena, raza y etnia, com- esto “se debe a que la categoría in- quio del Comité Mexicano de
prendidas éstas como formaciones dígena comporta identidad nega- Historia del Arte, Instituto
de Investigaciones Estéticas-
históricas de las relaciones de po- tiva que resta posibilidad de vida a Universidad Nacional Autó-
der; y más específicamente raza e sus portadores y los inhabilita para noma de México, México, pp.
indio, como una sola noción en tér- la plena aceptación social” (pp. 323- 243-251.
MONROY RIVERA, ÓSCAR
minos de la “etnización” de la fuerza 324). Los mazahuas buscan pasar 1968 El mexicano enano, Editorial
de trabajo. El autor aplica en el inadvertidos –sin muchas veces lo- Diana, México.
análisis del discurso racista histó- grarlo– porque tratan de evitar ser SERNA, ENRIQUE
2004 “Los cobradores”, en Nexos,
rico y presente ejes tales como los víctimas de la discriminación, esa año 26, vol. XXVI, núm 322,
de ajeno/propio; inferior/superior que segrega al otro y que le niega octubre, pp. 47-50.

2
Declaración emitida en el año 2000 por el señor Lorenzo Nateras Navejas, en ese entonces titular de la Coordinación Estatal
de la Tarahumara (Coordinadora de la Tarahumara).

143
Alteridades año 16, núm. 31, se
terminó de imprimir en septiembre de 2006 en
los talleres de Editorial Ducere, Rosa Es-
meralda 3 bis, Col. Molino de Rosas,
México, D.F. Se tiraron 1000
ejemplares más sobrantes
para reposición.

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