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NACIONAL”
TRASTORNOS CEREBARLES Y
CRIMINALIDAD
DOCENTE :GERARDO QUISPE A.
CURSO :CRIMINOLOGIA
CICLO :V
ESTUDIANTE :
OSORIO ALVAREZ MARIA LUZ
LASANTA BEJAR SANDY PAOLA
ANDAHUAYLAS – APURÍMAC
2018
PRESENTACIÓN
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AGRADECIMIENTO
3
DEDICATORIA
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INDICE
PRESENTACIÓN ....................................................................................................................... 2
AGRADECIMIENTO ................................................................................................................ 3
DEDICATORIA .......................................................................................................................... 4
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................. 6
TRANSTORNOS CEREBRALES ......................................................................................................... 7
Factores psicológicos: ............................................................................................................... 8
Factores biológicos:................................................................................................................... 9
Factores familiares: ................................................................................................................... 9
Factores sociales: ...................................................................................................................... 9
CRIMINALIDAD Y ENFERMEDAD MENTAL ................................................................................... 10
RETRASO MENTAL ................................................................................................................... 12
Trastornos relacionados con sustancias ................................................................................. 13
Trastornos en el control de los impulsos. ............................................................................... 15
Trastornos de personalidad. Trastorno antisocial de la personalidad .................................... 16
PRINCIPALES TRASTORNOS CLÍNICOS ASOCIADOS AL COMPORTAMIENTO CRIMINAL ............. 17
Trastorno Negativista desafiante ............................................................................................ 17
Trastorno explosivo intermitente ........................................................................................... 18
Trastorno de la conducta ........................................................................................................ 18
Agresión a personas y animales: ............................................................................................. 18
Destrucción de la propiedad: .................................................................................................. 18
Engaño o robo: ........................................................................................................................ 18
Incumplimiento grave de las normas ...................................................................................... 19
Falta de remordimiento o culpabilidad, .................................................................................. 19
Insensibilidad, carencia de empatía. ....................................................................................... 19
Despreocupación por su rendimiento. ................................................................................... 19
Afectividad superficial o deficiente. ........................................................................................ 19
CONCLUSIONES ........................................................................................................................... 21
BIBLIOGRAFIA .............................................................................................................................. 22
ANEXOS ....................................................................................................................................... 23
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INTRODUCCIÓN
Es frecuente, para los legos en salud mental, creer que la frontera entre la
condura y la locura es muy nítida y que todo aquel que no sea un “enfermo mental
declarado” cuando delinque debería ser enviado directamente a la cárcel.
Sin embargo, existen muchos casos en los que los límites entre lo que es y no
es enfermedad mental son borrosos. En este tema nos ocuparemos de aquellos
delincuentes que presentan una intensa desconexión con la realidad y en los que
su actividad delictiva se ha producido como consecuencia de dicha alteración:
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TRANSTORNOS CEREBRALES
Los trastornos neurológicos son enfermedades del sistema nervioso central y
periférico, es decir, del cerebro, la médula espinal, los nervios craneales y
periféricos, las raíces nerviosas, el sistema nervioso autónomo, la placa
neuromuscular, y los músculos. Entre esos trastornos se cuentan la epilepsia,
la enfermedad de Alzheimer y otras demencias, enfermedades
cerebrovasculares tales como los accidentes cerebrovasculares, la migraña y
otras cefalalgias, la esclerosis múltiple, la enfermedad de Parkinson, las
infecciones neurológicas, los tumores cerebrales, las afecciones traumáticas
del sistema nervioso tales como los traumatismos craneoencefálicos, y los
trastornos neurológicos causado por la desnutrición.
El sistema nervioso puede verse afectado por numerosas infecciones:
bacterianas (por ejemplo, Mycobacterium tuberculosis y Neisseria
meningitides), víricas [por ejemplo, virus de inmunodeficiencia humana (VIH),
enterovirus, virus del Nilo Occidental y virus de Zika], fúngicas (por ejemplo,
Cryptococcus y Aspergillus) y parasitarias (por ejemplo, paludismo y
enfermedad de Chagas). Los síntomas neurológicos pueden deberse a la
infección en sí misma o a la respuesta inmunitaria.
Cientos de millones de personas en todo el mundo sufren trastornos
neurológicos. Más de 6 millones de personas mueren cada año por accidentes
cerebrovasculares, y más del 80% de estas muertes se producen en países
de ingresos bajos o medianos. Más de 50 millones de personas en todo el
mundo tienen epilepsia. Según los cálculos, 47,5 millones de personas en
todo el mundo padecen demencia, y se diagnostican 7,7 millones de casos
nuevos cada año – la enfermedad de Alzheimer es la causa más común de
demencia y puede contribuir al 60%-70% de los casos. La prevalencia de la
migraña es superior al 10% en todo el mundo.
En primer lugar, debe quedar claro que la enfermedad mental grave explica
tan solo un pequeño porcentaje de la criminalidad violenta y así lo afirma la
Asociación Americana de Psiquiatría (APA): “la mayor parte de las personas
violentas no sufren enfermedad mental; con tratamiento la persona con
enfermedad mental no es más peligrosa que la población general…”
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Sin embargo, múltiples estudios científicos han concluido que las personas
con desórdenes psiquiátricos severos que tienen prescrito tratamiento
inadecuado o no lo siguen, son más propensas a ser violentas que la
población general. Esto, en parte, puede explicarse por la estrecha relación
existente entre el trastorno mental y el riesgo de exclusión social. Estar
afectado por una enfermedad mental supone una alta vulnerabilidad
psicosocial, una de cuyas consecuencias pueden ser verse envuelto en
conductas transgresoras delictivas, con el consiguiente aumento de
probabilidad de entrar en los circuitos judicial-penal-penitenciarios.
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de personalidad (80%), el abuso de sustancias (76%) y la patología psicótica
(10%).
Existe abundante evidencia sobre la función del trastorno mental como factor
de riesgo para la delincuencia, de hecho, la mayor parte de los delincuentes
y, especialmente los violentos y los que atentan contra la libertad sexual, tiene
diagnosticado algún trastorno mental a nivel histórico, es decir, antes, durante
o después de los hechos. Sin embargo, hemos de concluir afirmando que la
enfermedad mental no se comporta como variable independiente en la
producción de conductas delictivas, y que hay que valorar, por tanto, la
influencia de otras variables que caracterizan también a esas poblaciones de
sujetos: edad, sexo, consumo de alcohol y drogas, situación socioeconómica,
etc.
Por último, no podemos olvidar que el hecho de que un sujeto que ha cometido
un acto delictivo tenga un trastorno mental, no significa que estos trastornos
tengan siempre incidencia en la imputabilidad, ya que muchos de ellos son
previos o sobrevenidos por el proceso penal. Ahora bien, estos trastornos
serán determinantes de la responsabilidad penal cuando se pueda demostrar
que estaban presentes en el momento de la acción (los hechos) y que
incidieron en las capacidades cognitivas y/o volitivas del sujeto.
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El cómo determinar si estos trastornos afectan o no las capacidades
cognitivas y/o volitivas del sujeto será un asunto digno de tratar en otra
entrada.
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Baron-Cohen, de la Universidad de Oxford, ha planteado (2) que más que la
psicopatología psiquiátrica clásica, como la esquizofrenia, o las
farmacodependencias, las de estos sujetos son personalidades antes llamadas
psicopáticas y ahora antisociales, limítrofes o narcisistas. Baron-Cohen focaliza
el tema en personalidades que no son capaces de relacionarse empáticamente
y tratan al otro como a un objeto. Las bases neurobiológicas de los “malvados”
se emplazarían en las fallas del desarrollo cerebral temprano, secundarias a la
falta de empatía, desapego, y a negligencias parentales. Baron-Cohen señala
cómo las alteraciones anteriores pueden ser reconceptualizadas en dos ejes, el
de la empatía (E) y el de la sistematización (S). Así, cruza la falta de empatía de
los psicópatas clásicos, de los limítrofes y de los narcisistas con la excesiva
sistematización de los obsesivos y de los trastornos del desarrollo tipo Asperger.
Es este último punto el que quisiera debatir con usted, doctor Tchernitchin, pues
entre los factores que pueden ligarse al incremento de estos hechos violentos de
los enfermos mentales, sean psicóticos, psicópatas o drogadictos, está el
aumento de la contaminación ambiental. Investigadores como usted, han
estudiado el rol de la contaminación del aire y del agua en la Quinta Región, así
como en el norte de Chile. Sería interesante conocer su punto de vista acerca
del rol de los ecosistemas contaminados en estos actos violentos.
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RETRASO MENTAL
Intento de ser aceptado en un grupo. En esta situación los líderes del grupo van
a utilizar al individuo con retraso mental para la comisión de los actos dada la
facilidad para ser convencido.
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Delincuencia por contaminación dada la dificultad de realizar una crítica
adecuada de los actos de los demás y de los suyos propios.
Es excepcional que cometa actos delictivos de forma individual, casi siempre los
comete en grupo y con datos objetivos de inducción.
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estados psicopatológicos latentes (ej. esquizofrenias) afloran al ser precipitados
por el consumo de tóxicos, y finalmente, personalidades con rasgos específicos
de inestabilidad, impulsividad y escasa tolerancia a la frustración se
descompensan con la ingesta de determinadas drogas, realizando conductas
violentas que son seguidas de estados amnésicos completos (Cabrera y Fuertes,
1997).
Son una minoría los sujetos esquizofrénicos que cometen algún tipo de conducta
antisocial punible (Howells, 1982). Estas personas son probablemente más
arrestadas por sus delitos que el resto de los delincuentes. Esto puede causar
una impresión aparente de gran criminalidad asociada a este diagnóstico.
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y el orden socioeconómico (robos y hurtos) y mucho más alejados los delitos
contra el orden público (Cabrera y Fuertes, 1997).
Por un lado, su aparente normalidad psíquica, ya que sólo está afectada una
parcela del psiquismo (aquella a la que se refiere su delirio), y el resto de su
personalidad está bastante bien homogeneizada con su medio social.
Los trastornos en el control de los impulsos son entidades todas ellas muy
vinculadas a conductas ilegales, aunque, salvo excepciones, su importancia es
irrelevante. En el peor de los casos, sobre todo en el llamado trastorno explosivo
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intermitente, nos vamos a encontrar con delitos de lesiones e incluso con el
homicidio (Cabrera y Fuertes, 1997).
Son delitos que se originan por la confluencia de dos factores. Por un lado, de la
intensa ansiedad-impulsividad-agresividad existente y, por otro, debido al
precario control racional lo que da lugar a la existencia de actos en los que no
existe la necesaria regulación volitiva (Cabrera y Fuertes, 1997).
También nos encontramos con otro tipo de conductas delictivas que forman parte
de la esencia misma de los trastornos. Así tenemos el hurto del cleptómano,
hurto que se caracteriza por ser inmotivado, carente de valor, no premeditado y
claramente unido a la patología psicológica. Por último, podemos observar la
existencia de otro tipo de actividades delictivas tales como la provocación de
incendios en los pirómanos y el robo, la estafa, las falsificaciones y, en general,
delitos contra la propiedad en los jugadores patológicos (Cabrera y Fuertes,
1997).
Sus delitos más frecuentes son delitos contra las personas, en forma de lesiones,
homicidios, riñas, delitos de violación, abusos deshonestos, violación de
domicilio, delitos contra la propiedad en forma de hurtos y daños, delitos contra
la seguridad como pueden ser incendios y delitos de atentado y resistencia a la
autoridad y desacato.
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PRINCIPALES TRASTORNOS CLÍNICOS ASOCIADOS AL
COMPORTAMIENTO CRIMINAL
El curso del trastorno suele ponerse de manifiesto antes de los ocho años y sus
síntomas tienden a incrementarse con la edad. Además, suele diagnosticarse de
forma conjunta con el Trastorno por Déficit de Atención y suele ser un antecesor
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del Trastorno Disocial. La prevalencia se sitúa entre el dos y el dieciséis por
ciento.
Trastorno de la conducta
Engaño o robo: miente con frecuencia para obtener cosas de otros ya sean
materiales o favores, ha robado objetos de valor y/o ha irrumpido en el hogar o
vehículo de alguien.
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Incumplimiento grave de las normas: falta con frecuencia a la escuela o
instituto y se suele saltar a menudo la prohibición de los padres de no salir por la
noche, llegando incluso a no regresar a casa en alguna ocasión.
La prevalencia del trastorno suele ser más frecuente en los hombres que en las
mujeres, llegando a alcanzar en los primeros un dieciséis por ciento y en las
segundas un nueve por ciento.
El inicio del trastorno suele producirse entre los cinco o seis años, aunque
usualmente se observa al final de la infancia. Es raro que comience después de
los dieciséis años. No obstante, para su clasificación en el DSM-V se ha de
especificar si es de inicio en la infancia antes de los 10 años, o de inicio en la
adolescencia cuando no muestran ningún síntoma característico antes de los 10
años.
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Todos los trastornos hasta ahora expuestos tienen su inicio en la infancia o en la
adolescencia temprana. Estos trastornos tienen como nexo común una falta de
control de impulsos y comportamientos disruptivos, lo que, sumado a las
características propias de cada trastorno, limitan la adaptación del menor, tanto
en el ámbito de la institución educativa y con los iguales, como en el ámbito de
la comunidad y posteriormente en el laboral.
El trastorno negativista desafiante suele aparecer entre los cinco y los ocho años
y si bien suele tener un buen pronóstico si su inicio es tardío, este suele ser el
antecesor del trastorno de la conducta en hasta un cuarenta por ciento. A su vez,
alrededor de un cuarenta por ciento de los diagnosticados con trastorno de la
conducta presenta en la edad adulta un Trastorno de la Personalidad Antisocial.
Los tres Trastornos hasta ahora presentados son los que a priori pueden
desencadenar conductas de gran violencia, encontrando en ellos incluso una
secuencia evolutiva que iría desde el Trastorno Negativista Desafiante, al
Trastorno de la Conducta y terminaría en un Trastorno de la Personalidad
Antisocial. Además, siguiendo a Garrido (2009) y a la comorbilidad presentada
por estos trastornos con un Déficit de Atención con Hiperactividad,
pasaremos a describir también este último. El Déficit de Atención con
Hiperactividad no conlleva consigo una intención de desobediencia o de dañar a
los demás, pero sí que junto con ciertos factores de riesgo puede llegar a
provocar conductas de gran violencia (Garrido, 2008).
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CONCLUSIONES
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BIBLIOGRAFIA
http://www.who.int/features/qa/55/es/
https://www.estudiopsicoforense.com/trastorno-mental-y-delincuencia
http://e-pistolas.org/debate/criminalidad-y-enfermedad-mental/
http://psicologiajuridica.org/psj148.html
https://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/3683/6/Tema3.pdf
http://crimina.es/crimipedia/topics/psicopatologia-criminal/
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ANEXOS
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