You are on page 1of 15

Crítica, autocrítica y construcción de teoría

en la psicología social latinoamericana

Critique, Self-Critique and Theory Construction


in Latin American Social Psychology

Maritza Montero*
Universidad Central de Venezuela, Caracas

Resumen Abstract
En este artículo se presenta una definición de psicología crí- This paper presents a definition of critical psychology, point-
tica señalando los aspectos que le otorgan esta condición. ing out the aspects that give psychology such condition. The
La presencia de esas características en la psicología social presence of those aspects in Latin American social psychol-
latinoamericana es analizada por medio de ejemplos toma- ogy is analyzed by means of examples taken from contem-
dos de la producción contemporánea en esa parte del con- porary production (from the late 80's to the current decade),
tinente (desde finales de los ochenta hasta la década actual). specifically from community social psychology and political
Específicamente, se analizan trabajos de psicología social co- psychology, which address aspects like identity, power and its
munitaria y psicología política que abordan la identidad, el use, social exclusion, and social legitimacy of both areas of
poder y su forma de usarlo, la exclusión y la legitimidad social research and action, as well as the effect of critique and self-
de ambas áreas de investigación y acción, así como el efecto de critique in the construction of theory. The complexity of psy-
la crítica y la autocrítica en la construcción de teoría. También chosocial problems and the different ways to approach them
se discuten aspectos relacionados con la complejidad y las di- are also discussed here.
ferentes maneras de enfocar los problemas psicosociales.
Palabras claves: construcción de teoría, poder, psicología crí- Keywords: community social psychology, critical psychology,
tica, psicología política, psicología social comunitaria. political psychology, power, theory construction.

R ecibido: 08 de m a r zo del 2010 - Acepta do: 1 4 de j u lio del 2010

* Correspondencia: mmonteroster@gmail.com

r e v i s ta c o l o m b i a n a d e p s i c o l o g í a   v o l . 1 9   n . º 2    j u l i o - d i c i e m b r e 2 0 1 0   i s s n 0 1 2 1 - 5 4 6 9   b o g o tá    c o l o m b ia   pp. 177-191

Psicologia 19-2.indd 177 22/11/2010 12:02:04 p.m.


178 Maritza Montero

Sobre la condición crítica en la introducir la duda, permite mostrar otras posi-


Psicología bilidades, otras alternativas.
Si algo distingue una cierta psicología so-
cial hecha en la América denominada Latina, Sobre la psicología llamada crítica
ha sido su inclinación hacia la crítica y su prác- Hacer crítica supone analizar modelos
tica. Esta tendencia específica será la base de la teóricos, conceptos, interpretaciones y explica-
discusión presentada en este artículo, ya que ciones dadas a fenómenos o psicológicos o a cir-
simultáneamente, mucha de la psicología social cunstancias bajo estudio, y demostrar sus modos
latinoamericana no es crítica, lo cual no quie- de construcción, sus contradicciones, su grado
re decir que se le descalifique. Se trata solo de de coherencia y los intereses subyacentes tras
analizar, críticamente, la condición crítica de lo una determinada teoría o propuesta, así como
que se presenta como tal. Aunque mucho se ha también sus fortalezas. Esto es lo que suele ser
hablado y escrito sobre la psicología crítica, a llamado crítica interna. Ahora bien, lo que se
fin de dejar sentadas las bases del análisis que conoce como corriente crítica en las ciencias
seguirá a esta introducción, hago un sucinto re- sociales y en la psicología social, en este caso,
cuento de aquello que se ha considerado como no se restringe a los aspectos de coherencia in-
crítico a partir del movimiento que, desde hace terna, sino que va más allá, puesto que su tarea
treinta años, hace sentir su influencia no solo en es discutir las atribuciones de esencialidad que
este nuestro continente, sino en el mundo ente- naturalizan a las formas de conocimiento pro-
ro. Así, se ha entendido por carácter o condición ducido, presentándolas como la forma canónica.
crítica en la psicología y en otras disciplinas Es una posición en la búsqueda de conocimiento
científicas, los siguientes aspectos. que “revela diferentes perspectivas, abre nuestro
entendimiento hacia nuevas interpretaciones y
De la complejidad como hacia otras facetas de los eventos y las cosas. Nos
una característica de la crítica priva de nuestras herramientas habituales in-
La crítica se refiere a la capacidad de re- duciéndonos a crear otras nuevas” (Montero &
conocer que los objetos, sean materiales o Fernández Christlieb, 2003, p. 7). Sin embargo,
intelectuales, y las personas, no tienen una sus- ello no produce normas o categorizaciones so-
tancia inmutable, pues son complejos. Pueden ciales, sino que podría decirse que es una voz de
ser de muchos modos y eso significa que entre alarma, un llamado de atención, aunque parezca
sus múltiples aspectos podemos elegir (Monte- una forma coloquial de ilustrar el punto. Y como
ro & Fernández Christlieb, 2003b; Montero & dice Iñiguez (2003) es “el resultado del continuo
Montenegro, 2006). La elección, cuando de una cuestionamiento de las prácticas de producción
disciplina científica se trata, se da en función de de conocimiento” (p. 234).
parámetros destinados a fundamentar las ra- La psicología crítica no actúa solo sobre las
zones de la elección. La etimología de la pala- teorías dominantes, también se ocupa de los mé-
bra crítica es del griego krisis/eos, que indica la todos, un ejemplo es el trabajo de Yanchar, Gantt
posibilidad de elegir entre varias posibilidades y Clay (2005), que yendo más allá de la ya muy
de ser, de una situación o cosa1. En este senti- debatida rivalidad entre métodos cualitativos y
do, la actividad crítica en la psicología social, al cuantitativos, proponen desarrollar una meto-
dología crítica produciendo procesos de argu-
1 Las acepciones de la palabra en la lengua griega denotan mentación sostenidos por muy diversos tipos
separar, distinguir, decidir, juzgar; juicio, decisión, elec-
ción, disentimiento e interpretación, así como la facul-
de evidencia. Sobre ese tema, Spink (2003), en
tad de distinguir. (Boisacq, 1950, p. 518). Brasil, ya consideraba necesario no solo revisar

DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA   Fa c u lta d d e C i e n c i a s H u m a n a s  U n i v e r s i d a d N a c i o n a l d e C o l o m b i a

Psicologia 19-2.indd 178 22/11/2010 12:02:04 p.m.


Crítica, autocrítica y teoría 17 9

críticamente la construcción de teoría, desacra- vez, en un objeto criticado, ya que ella misma
lizar los métodos y desechar las dicotomías (e.g., está sujeta a las condiciones históricas del mo-
realismo, construccionismo), por su carácter mento en que se produce y del cual forma parte.
simplificador. Así mismo, consideraba que los La crítica que revelaba desigualdades o sesgos
relatos de la ciencia no contienen la verdad per puede haber ignorado otros aspectos criticables
se, sino que son otras formas de narrativas. o sostener posiciones criticables por otras per-
En relación con el ejercicio de la psicología sonas. La crítica no es solo de lo que hacen los
crítica, Prilleltensky y Austin (2001) consideran demás, sino que también incluye la autocrítica.
que su tarea central es enfrentar los valores y Es insistente, a pesar de los embates del poder
prácticas de la psicología que no revisan ni cues- (Montero, 2004a), es inevitable pues de alguna
tionan las formas de opresión que podrían estar forma siempre surgirá aun en circunstancias
siendo transmitidas o reproducidas por ellos. represivas; tiene múltiples formas de expresión
Algunas propuestas de la psicología social lati- y demuestra ser persistente en su oposición al
noamericana presentan ejemplos de dicha tarea, principio de autoridad.
al señalar y denunciar las expresiones del poder
asimétrico y absoluto (Montero, 2003; Mon- La condición situada de la crítica
tero & Montenegro, 2006; Prilleltensky & Fox, en la psicología
1997; Sawaia, 2001a, 2001b; Sawaia & Namura, Si revisamos las obras que veinte años atrás
2002; Serrano García & López Sánchez, 1994) y se presentaban como críticas, observaremos
las formas de ejercerlo que producen sumisión, cómo la dependencia del momento histórico
opresión y exclusión, problemas frecuentes en es una condición de gran parte de la crítica. En
nuestro continente. 1988, López y Zúñiga (ambos psicólogos socia-
El cuestionamiento, mediante el juicio crí- les, ella puertorriqueña, él chileno emigrado a
tico, de las diferentes formas de ejercer el poder, Canadá) publicaron una interesante compila-
así como sus manifestaciones explícitas e implí- ción de artículos bajo el título de Perspectivas
citas en la práctica psicológica y en la vida coti- críticas de la psicología social. Allí la primera au-
diana, son objeto de estudios críticos debido a tora, María Milagros López, presentaba un plan
que pueden presentarse como modos naturales de trabajo para una psicología social crítica que
de ser de algunas situaciones no discutidas o ar- incluía los siguientes aspectos:
gumentadas como la única forma adecuada de 1. La construcción social de la realidad. Esta-
ser. Una expresión de la crítica del poder señala ba cercano el fin de la década y la polémica entre
la necesidad de identificar y discutir los modos construccionismo y realismo estaba en su máxi-
en que este se manifiesta o se oculta y que le per- mo furor. López alertaba al respecto.
miten excluir explicaciones o interpretaciones 2. Los fenómenos de la ideología, la comuni-
alternativas o divergentes. Esta función de la crí- cación y la conciencia. Del primer concepto, Ló-
tica será desarrollada, más adelante, a través de pez quería rescatar su condición de fenómeno
un ejemplo. psicológico, velado por la connotación política
adjudicada a la palabra. Esa preocupación era
Del carácter dinámico de la crítica compartida por diversos colegas en América La-
en la psicología tina (me incluyo en ese grupo, pues en esa época
La crítica no sigue patrones establecidos, es escribí al respecto); así como la necesidad de es-
cambiante, como también son dinámicos y cam- tudiar el lenguaje, la palabra y su poder creador.
biantes los fenómenos a los que es aplicada. Así, Necesidad que, desde los ochenta venía gestando
la crítica de un tiempo puede convertirse, a su un movimiento discursivista que ha sido muy

r e v i s ta c o l o m b i a n a d e p s i c o l o g í a   v o l . 1 9   n . º 2    j u l i o - d i c i e m b r e 2 0 1 0   i s s n 0 1 2 1 - 5 4 6 9   b o g o tá    c o lombia

Psicologia 19-2.indd 179 22/11/2010 12:02:04 p.m.


180 Maritza Montero

fructífero a partir de  los noventa, el cual pro- Condición analéctica


mueve una psicología discursiva (un ejemplo es de la psicología crítica
la Escuela de Loughborough) y el desarrollo del La mirada o enfoque crítico busca otros
análisis psicológico del discurso político en Amé- horizontes, yendo más allá de las explicaciones
rica Latina. dadas modifica la perspectiva y desarma las
3. El nivel de interacción personal y el estu- construcciones teóricas o metodológicas. Ocupa
dio de sus bases en el interaccionismo simbólico el territorio de lo distinto, que hace oposición no
y en la etnometodología. Otra temática que ha antitética, pero si lógica, de las tesis dominantes,
producido múltiples investigaciones en las dos por lo que puede considerarse como un ejemplo
últimas décadas. de quehacer analéctico, es decir, que introduce
4. El estudio de la cultura. El cual López consi- un elemento de contradicción en la totalidad
deraba que debía unirse al estudio de la ideología. dialéctica de un modo de hacer ciencia, que no
5. La activación social. Considerando que una es la antítesis de sus tesis, sino algo inesperado,
sociedad es socialmente activa cuando: “1) Está novedoso y que desarrolla argumentos inusua-
consciente de sí misma; 2) está comprometida les, distintos. Es por eso que la sorpresa y la difi-
con los objetos que se impone y, 3) tiene acceso cultad para asimilar la irrupción de la psicología
a las fuentes de poder que le permiten lograr las crítica ocurre no tan solo en las filas de la psico-
dos condiciones anteriores” (López, 1988, p. 178). logía aceptada sin otra razón que la de aparecer
Como puede verse, se trataba de una pro- en manuales, sino también dentro de aquellas
puesta crítica de la psicología social usada de que introducen el cambio.
manera predominante para el momento, a la vez
que reflejaba las necesidades del momento y, por La condición ética
ello, tocaba puntos álgidos que muchos manua- de la psicología crítica
les de la época no introducían en sus páginas y El aspecto ético en relación con la crítica de-
que fueron temas de investigación, de más crítica riva del respeto del otro como definición de esa
y de discusión en la década siguiente. Por dar un condición. Es decir, reconocer que hay otras po-
solo ejemplo, la investigación sobre el carácter sibilidades, que no hay un solo modo de conocer
situado de la crítica y la importancia de los as- ni una sola explicación para entender los fenóme-
pectos comunicativos, discursivos y narrativos. nos psicosociales, aun cuando, por cierto tiempo,
pueda predominar una explicación. Así como
De la autonomía de la psicología crítica Spink (2003) consideraba que hay que desechar
La psicología crítica, al no ser una rama las dicotomías, también hay que ser cautos y estar
específica de la psicología (pues no tiene un ob- dispuestos a desechar las explicaciones únicas, la
jeto o sujeto específico como se puede decir de teoría única, el método único, que impiden gene-
subdisciplinas como la clínica, la educativa, o la rar otras respuestas a los problemas estudiados.
social entre otras), es una práctica que se puede
ejercer en cualquier rama de la psicología. Así La crítica en la psicología social
pues, existen múltiples prácticas críticas, pero latinoamericana
no un modo preferente de ejercerlas. Montero y Ilustraré ahora esos aspectos críticos con da-
Fernández Christlieb (2003a) consideran la con- tos tomados de la obra de psicólogas o psicólogos
dición calificativa de la crítica, lo cual haría de ella sociales, de nuestra parte del continente, que defi-
un quehacer adjetivo que califica tanto un hacer nen su trabajo desde la perspectiva crítica.
como un no hacer, pero que no se constituye en
norma ni es normativo.

DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA   Fa c u lta d d e C i e n c i a s H u m a n a s  U n i v e r s i d a d N a c i o n a l d e C o l o m b i a

Psicologia 19-2.indd 180 22/11/2010 12:02:04 p.m.


Crítica, autocrítica y teoría 18 1

La identidad, la exclusión (2001b) ataca directamente la concepción estáti-


y su perspectiva crítica ca de ciertos conceptos, como por ejemplo el de
Sawaia (2001a), analizando el problema identidad, el cual considera como situado en una
psicosocial de la exclusión, señala su impreci- ideología separatista que la considera solo como
sión y ambigüedad, pues “permite usos retóri- igualdad, o solo como diferencia, como se ex-
cos de diferente calidad […] [que van desde] la presa en muchos estudios realizados en las cien-
desigualdad como resultado de la deficiencia o cias sociales en los cuales se destacan aquellos
inadaptación individual […] [hasta la] injus- aspectos comunes dentro de un grupo social2,
ticia y explotación social” (p. 7). Pero anuncia, que se resaltan, mostrando, simultáneamente, la
inmediatamente, que no rechazará el concepto diferencia entre nosotros y los otros. El trabajo
debido a ello, sino que lo perfeccionará, explici- de Sawaia, por el contrario, a la vez que cita las
tando sus ambigüedades, “entendiendo que ellas “limpiezas étnicas” que han sido apoyadas en
no revelan error o imprecisión, sino la comple- ese tipo de separaciones identitarias, señala la
jidad y contrariedad que constituyen el proceso condición binomial de los conceptos exclusión/
de exclusión social, inclusive su transmutación inclusión, las cuales considera como una misma
en inclusión social” (p. 7). substancia, indivisible, sobre la cual la sociedad
El aspecto crítico se expresa en la decisión “prueba su cohesión e intenta conjurar los ries-
de revelar, a través de la búsqueda de la per- gos de su fractura” (2001b, p. 108), generando lo
fección descriptiva e interpretativa de las am- que califica de aporía.
bigüedades, la condición problemática de esas
ambigüedades y sus raíces, en lo que denomina Un análisis crítico del poder
el “enigma” de la cohesión social. Concepto que y de una teoría del poder
trae a colación al hacer evidente su función, tan- He elegido este ejemplo porque he sido tes-
to en la exclusión como en la inclusión social. tigo del proceso de construcción que va del aná-
Asimismo, Sawaia agrega que buscará las “cate- lisis crítico de una situación conflictiva hasta la
gorías analíticas capaces de romper las fronteras construcción de una teoría en la cual han inter-
académicas y crear conceptos criollos, fundien- venido diversos actores sociales. A fines de los
do interpretaciones” (2001a, p. 7). años ochenta, Serrano García y López Sánchez
La propuesta no busca desechar lo que exis- (1986), en Puerto Rico, habían comenzado a ha-
te, sino profundizar en ello para mostrar los orí- cer una crítica de la noción de poder que, debi-
genes y conexiones del fenómeno en la sociedad do a su carácter polarizado, conducía hacia un
actual. A ello se une otro aspecto: la mirada crí- callejón sin salida, paralizando y distorsionan-
tica que busca otros espacios, otras distancias y do el trabajo psicosocial comunitario dirigido
otras vías, para analizar fenómenos cuyo camino a centrar las posibilidades de acción y decisión
ya ha sido trillado por explicaciones científicas dentro de las comunidades. Serrano García y
que no han sido revisadas, y que son vistas desde López Sánchez (1991) elaboraron un modelo en
una perspectiva única. el cual proponían, después de hacer una crítica
La complejidad, la dinámica, la preocupa- a esa concepción de poder, una posibilidad en la
ción ética (en el sentido de dar lugar a lo que ha cual el uso de diferentes e inesperados recursos,
sido ignorado, o dejado de lado y a veces repri-
mido), el interés por lo que no es ni subjetivo ni
2 Pensemos en los múltiples estudios sobre “el carácter
objetivo, ni social ni personal, pero sí todo ello nacional” que durante décadas se produjeron en Améri-
junto, son propios de la crítica. Luego, Sawaia ca Latina, durante el siglo pasado y desde fines del xix.

r e v i s ta c o l o m b i a n a d e p s i c o l o g í a   v o l . 1 9   n . º 2    j u l i o - d i c i e m b r e 2 0 1 0   i s s n 0 1 2 1 - 5 4 6 9   b o g o tá    c o lombia

Psicologia 19-2.indd 181 22/11/2010 12:02:04 p.m.


182 Maritza Montero

podía equilibrar la relación permitiendo que 2. El fortalecimiento y el empowerment deben


recursos deseados por dos tipos de agentes pu- llegar a los grupos y no solo a personas
diesen ser negociados equitativamente con be- específicas de las comunidades (Montero,
neficio de ambos agentes interesados en ellos. 2003; Riger, 1993).
En 1994, los autores citados publicaron ese tra- 3. Es necesario su inserción dentro de una visión
bajo, ilustrado con una descripción del proceso crítica de las fuerzas políticas y sociales que
seguido para lograr el resultado deseado. Estos intervienen en el mundo de vida (Montero,
autores consideran que las relaciones de poder 2003, 2007; Muñoz Vásquez, 2000).
se desarrollan históricamente, por lo cual, la in- 4. Al trabajar sobre fortalecimiento y poder, los
teracción se desarrolla en un contexto preexis- efectos materiales deben coincidir con los
tente definido materialmente, en el cual hay dos efectos psicológicos (Montero, 2007; Váz-
tipos de agentes que interactúan por el control quez Rivera, 2004).
de ciertos recursos que interesan a ambos, pero 5. La transformación deseada a través de las no-
que están dominados solo por uno de ellos. ciones de empowerment y de fortalecimien-
Simultáneamente, se producían otras críti- to o refortalecimiento (Vázquez Rivera,
cas a la noción de poder, que ha sido considerada 2004) se inician en la práctica, pero necesi-
desde los inicios como un aspecto fundamental tan de la conciencia y de las emociones po-
para el desarrollo comunitario, no sólo en Amé- sitivas (Montero, 2007) y tienen un carácter
rica Latina (Escovar, 1980; Montero, 1984), sino político, pues ocurren en el espacio público
también en el ámbito anglosajón (Rappaport & e implican el ejercicio de derechos civiles y
Hess, 1984; Zimmerman & Rapapport, 1988); sociales.
así como la necesidad de generar conocimiento A partir de la práctica comunitaria y de la
útil para lograr transformaciones en las comuni- crítica, se inició la formación de una teoría simé-
dades. La noción de empowerment, creada por trica del poder. Serrano García y López Sánchez
Rappaport (obras citadas y también en 1991), así (1994) dieron una definición del poder diferente
como las nociones de fortalecimiento y poten- de la que había predominando durante el siglo
ciación usadas en América Latina, estaban ge- xx y que, aún hoy, se mantiene, esto es, la dada
nerando un clima crítico. Ya desde los noventa por Weber a inicios del siglo pasado. A partir de
se hacían críticas muy agudas a la primera no- la perspectiva crítica que encontraba que la de-
ción (Riger, 1993) que señalaban, respecto del finición entonces usada no permitía modificar
empowerment, la confusión entre tener poder y la relación polarizada, los autores citados defi-
crear una sensación de poder. En América La- nieron el poder como “una interacción personal
tina también se hacían sentir las críticas prove- o indirecta y cotidiana, en la cual las personas
nientes del análisis de los procesos relacionados manifiestan sus consensos sociales y las ruptu-
con la conciencia (e. g., denaturalización, pro- ras entre su experiencia y su conciencia” (p. 178).
blematización, concientización), así como las Al comparar esa definición con tres definiciones
provenientes de la episteme de la relación (Dus- orientadas de acuerdo al uso predominante, po-
sel, 1988, 1998; Moreno, 1993). demos ver la diferencia. Weber definió el poder
Resumiré la crítica del poder y de las no- de la siguiente manera: “el poder significa toda
ciones relacionadas (empowerment, fortaleci- probabilidad de imponer la propia voluntad, aun
miento) de la siguiente manera: si encuentra oposición, dentro de una relación
1. No basta obtener poder o una o varias formas de social, cualquiera que sea el fundamento de esa
fortalecimiento para lograr las transformacio- probabilidad” (1922/1969, p. 43). La definición de
nes esperadas de ellos (Vázquez Rivera, 2004). un importante psicólogo, Martín-Baró (1989), a

DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA   Fa c u lta d d e C i e n c i a s H u m a n a s  U n i v e r s i d a d N a c i o n a l d e C o l o m b i a

Psicologia 19-2.indd 182 22/11/2010 12:02:04 p.m.


Crítica, autocrítica y teoría 18 3

pesar de su posición liberadora, sigue el modelo la posesión diferencial de recursos que permiten a
weberiano, como se puede ver a continuación: unos realizar sus intereses, personales o de clase, e
El poder permite a quien lo posee imponer su imponerlos a otros” (1989, p. 101).
voluntad a los otros como subraya la definición Una perspectiva crítica frente a la influyente
clásica de Max Weber (1922/1969) […] el poder definición weberiana del poder produce algunas
representa la razón más decisiva, el motivo más preguntas: si el poder está siempre en un solo
perentorio del quehacer humano —lo que no lado de la relación ¿es posible superar esa fuerza
significa en modo alguno la razón más valiosa o que lo hace omnipotente? Y a continuación: si
el motivo más auténtico. (p. 92). derrocar, eliminar o inmovilizar a la fuente de
poder (es decir, a lo que o a quien controla el po-
A su vez, Fischer (1992), un autor europeo, der) produce, no un viraje de la situación, sino
después de citar a Weber, da su definición de po- un nuevo polo controlador de poder absoluto
der: “El poder es el ejercicio de una fuerza que se ¿qué se ha ganado? ¿Es más justa la sociedad?
impone a los otros en términos de dependencia ¿Dejará de haber oprimidos, sometidos, repri-
y de restricción. El poder consiste en la capa- midos y suprimidos? Evidentemente, no sería
cidad de un individuo de orientar la acción de esa una definición ni teórica ni prácticamente
otros” (p. 99). Y añade que, en sentido lato, po- útil. Y, sin embargo, la definición del poder asi-
der e influencia se recubren. Las definiciones de métrico y total no ha desaparecido del horizonte
Martín Baró y de Fischer muestran que, a pesar social. Esta ha sido, y todavía es, la línea teórica
de la diferencia de posición acerca de la psico- dominante al tratar la concepción de poder en la
logía social y de su rol político en la sociedad, psicología social (no solo comunitaria) en nues-
ambos mantienen el aspecto asimétrico del po- tra parte del continente.
der que se había ya comenzado a criticar, aunque Entonces, la respuesta crítica consiste en
se muestran algunas diferencias interesantes. denunciar la ineficiencia de la definición y lo
Serrano García y López Sánchez, por su parte, que ella significa (lo cual, per se, tampoco es
señalan la importancia de los recursos y de su suficiente) y pasar a desarrollar otra concepción
variedad. Fischer no los considera, al contrario del poder que habilite o impulse una práctica
de Martín-Baró (1989), quien considera que el diferente. Una respuesta es la concepción simé-
aspecto de los recursos no está claro, aunque no trica, esto es, todos los términos en una relación
desarrolla una perspectiva al respecto. Su obser- tendrán poder y es allí donde reside la simetría.
vación fue la siguiente: Pero las formas de poder no serán iguales, por
Esta imprecisión weberiana sobre la base del lo cual los términos en los cuales se enfrentan
poder [los recursos] ha permitido a no pocos deberán generar diferentes respuestas y usar dis-
seguidores suyos postular la equivalencia de tintos argumentos.
los recursos sociales como factor de poder (ver La definición weberiana todavía sigue do-
Dahl, 1969), desestimando así el carácter do- minando, pero la línea se hace discontinua en la
minante que tiene el control de cierto recursos. psicología social cuando los colegas puertorri-
(p.101). queños ya mencionados comienzan a introducir
su perspectiva. La concepción que ellos introdu-
El último aspecto (recursos) ratifica la asi- jeron desecha la asimetría y establece una plata-
metría y, aunque Martín Baró brinda, en la misma forma para la simetría en el uso de dos poderes:
obra citada, una definición de poder más dinámi- el de quien domina un recurso y el de quien lo
ca y compleja, sigue siendo asimétrica: “Poder es necesita. La asimetría, para Serrano García y
aquel carácter de las relaciones sociales basado en López Sánchez (1994), reside en el control de

r e v i s ta c o l o m b i a n a d e p s i c o l o g í a   v o l . 1 9   n . º 2    j u l i o - d i c i e m b r e 2 0 1 0   i s s n 0 1 2 1 - 5 4 6 9   b o g o tá    c o lombia

Psicologia 19-2.indd 183 22/11/2010 12:02:04 p.m.


184 Maritza Montero

los recursos, pero el poder es simétrico en el cambio social: uno de mantenimiento del esta-
sentido de que aun quienes no tienen el acceso tus y otro de cambio de distribución de recursos
al objeto deseado tienen formas de acción que (Serrano García & López Sánchez, 1994). La re-
pueden contraponer a los de su opositor u opo- lación que proponen es de dos agentes que com-
sitora. Esto quiere decir que nadie está exento de parten, históricamente, la misma base material
poder ni de recursos, puesto que estos últimos asimétrica, que entran en conflicto por un recur-
pueden ser de muchos tipos (materiales, inma- so que uno controla y el otro necesita o desea,
teriales, espirituales). Asimismo, se introduce la para lo cual deberá haber una negociación entre
conciencia como un elemento decisivo para la las partes. Considero que el carácter innovador
comprensión de que el poder no está concentra- de la negociación residirá en cómo se manejen
do en un solo polo de la relación. los recursos y el poder que cada parte tiene y ese
Serrano García y López Sánchez (1994) es otro aspecto a trabajar.
consideran que, en la relación en la cual se discu- Vemos en la propuesta de Serrano García
te, lucha o negocia por la utilización de recursos y López Sánchez un análisis crítico (tanto para
controlados por una sola de las partes, es posi- desechar como para aceptar teorías previas),
ble que el poder que cada una de ellas tenga sea producido por una reacción crítica que busca
usado de manera diferente. De ahí que, a pesar responder a situaciones concretas, enfrentadas
del dominio desigual de recursos, las estrategias en la praxis profesional, pues parten de las ex-
generadas por un uso distinto o inesperado de periencias acumuladas en su labor comunitaria
estos por parte de quien no domina los recursos con comunidades pobres en San Juan de Puerto
deseados por ambas partes, pueda lograr una so- Rico (Serrano García, 1984; Serrano García &
lución positiva para sí o para su grupo. Irizarry, 1979). A partir de la praxis, iniciaron su
A esta concepción de las relaciones de po- crítica, pasando a generar una nueva fundamen-
der, los autores la presentan como “un modelo tación teórica que no fuera un callejón sin salida
relacional del poder […] [que critica el uso de la hacia la dominación en una sola vía.
noción de poder] como si todas las personas lo
entendieran de igual manera” (Serrano García & Crítica a los objetivos críticos de la
López Sánchez, 1994, p. 167). Esta cita, aparen- psicología social comunitaria en Chile
temente sencilla, introduce una importante idea En 2003, una psicóloga social chilena, Isa-
crítica: la pluralidad de formas de comprender bel Piper, hizo una disección crítica del estado
un fenómeno, la diversidad de opiniones, la actual de los objetivos con los que la psicología
necesidad de confrontar una idea dominante de los derechos humanos (pdh) y la psicolo-
que teóricamente no permite el cambio social, gía social comunitaria (psc) se iniciaron en su
aspecto este último que toca directamente la país, entre las décadas del sesenta y el setenta,
praxis de Serrano García y López Sánchez y que, surgiendo como alternativas críticas a las formas
por lo tanto, chocaba con lo que querían hacer. entonces predominantes de hacer psicología so-
Igualmente, esos autores hacen una crítica cial y resistencia política.
de las teorías del conflicto, entre las cuales se en- El objetivo ético presente en la psc, en ese
cuentra el materialismo histórico, que suponen momento, era transformar las comunidades y
una tendencia natural al cambio en las socieda- con ellas lograr alguna forma de transformación
des, aspecto que Serrano García y López Sánchez social en ese nivel. En el caso de la pdh, su obje-
aceptan. El enfrentamiento entre fuerzas contra- tivo central era el de ayudar y proteger a las vícti-
rias lleva a estos autores a plantear que existen, mas de injusticia, exclusión y opresión. A partir
dentro del modelo que presentan, dos tipos de del golpe de Estado de 1973 en Chile, estas áreas

DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA   Fa c u lta d d e C i e n c i a s H u m a n a s  U n i v e r s i d a d N a c i o n a l d e C o l o m b i a

Psicologia 19-2.indd 184 22/11/2010 12:02:04 p.m.


Crítica, autocrítica y teoría 18 5

de la psicología se estructuran como respuestas incluso, que los proyectos municipales sean
críticas a una situación no solo política y social, participativos.
sino que, además, afectó a la academia cumplien- Piper (2003) fundamenta su crítica en la
do un rol de sostén a los proyectos fortalecedo- falta de análisis teórico y epistemológico, que ha
res de la población y, en particular, en lo relativo reducido la aplicación de la psc y la pdh a prác-
a la atención a las víctimas de persecución y a ticas repetidas y no evaluadas. El carácter crítico
sus familias. Un ejemplo de esto son los trabajos de ambas formas de hacer psicología, de décadas
realizados por organizaciones como el Instituto atrás, ha pasado entonces a ser parte de la vida
Latinoamericano de Salud Mental y Derechos cotidiana ciudadana. Una observación crítica a
Humanos (ilas), la Fundación de Asistencia la crítica es que, en términos de la psc, el que lo
Social de las Iglesias Cristianas (fasic) y Pro- señalado como tarea para la psc ahora esté sien-
tección de la Infancia en Estado Emergencia. La do realizado directamente por las comunidades
práctica de la psc en esos momentos introducía puede considerarse como una señal de éxito: si
una relación directa, participativa y comprome- los trabajos psicosociales comunitarios de en-
tida, tanto de las personas integrantes de comu- tonces no hubiesen cumplido sus objetivos, no
nidades interesadas en mejorar o cambiar su habría, en la primera década del dos mil, una re-
modo de vida, como la posibilidad de modificar acción tan activa y tan rápidamente expandida.
creencias, valores, prejuicios y temores mediante Sin embargo, es de tener en cuenta la críti-
la reflexión participativa y la acción conjunta. Al ca de Piper respecto a la brecha teórica, ya que
respecto, dice Piper (2003): considera que la psc ofrece “respuestas aisla-
Las propuestas de intervención social que hacían das referidas a las convicciones y al potencial
énfasis en la participación y en la autogestión por de los profesionales o instituciones encargadas”
la comunidad, aparecieron en un momento en (2003, p. 132). Esta crítica señala que la psc chi-
que los movimientos sociales y políticos estaban lena necesita redefinir sus objetivos, fijarse otras
en el ápice, y fueron asociados con importantes metas y repensarse a sí misma en función de las
proyectos de transformación social en un mun- necesidades y expectativas actuales de las comu-
do que aspiraba a la libertad. (p. 129). nidades, a fin de tener “efectividad histórica y
contextual” (Piper, 2003, p. 139) para así conti-
Con el referéndum de 1989 y el retorno a nuar siendo crítica.
formas democráticas de gobierno (que abrieron
otras oportunidades a la práctica psicosocial y La construcción de teoría a
a la defensa de los derechos humanos y políti- partir de la revisión crítica
cos) el papel de la psc, según Piper, comienza Describiré ahora cómo se ha ido cons-
a derivar en una forma cada vez más inclinada truyendo una teoría de la participación-com-
hacia la salud comunitaria. La autora comentada promiso en la psicología social comunitaria, a
considera, a partir de su análisis, que los objeti- través de revisiones críticas de la experiencia y
vos críticos de las décadas precedentes, a partir la reflexión. En el trabajo psicosocial comuni-
de los noventa dejan de ser tales. Con la demo- tario que he desarrollado, ya realizaba algunas
cratización progresiva y el marcado aumento observaciones sobre las formas de participación
de servicios públicos, las voces críticas pasaron comunitaria y sobre una noción considerada
a ser las de las comunidades que exigen más y concomitante, la de compromiso, ambas nece-
mejor atención en salud, entre otros beneficios. sarias para el éxito de las tareas de transforma-
El Estado, como señala Piper, ha pasado a ser ción no sólo psicológica sino también material,
el origen de las metas comunes, dictaminando, en las comunidades. Esto llevó a revisar las

r e v i s ta c o l o m b i a n a d e p s i c o l o g í a   v o l . 1 9   n . º 2    j u l i o - d i c i e m b r e 2 0 1 0   i s s n 0 1 2 1 - 5 4 6 9   b o g o tá    c o lombia

Psicologia 19-2.indd 185 22/11/2010 12:02:04 p.m.


186 Maritza Montero

definiciones de ambos conceptos (participación car la relación participación-compromiso. Ese


y compromiso). Ya para inicio de los años no- proceso es el siguiente:
venta, pasé a considerar que entre ambos existía Definición de los conceptos de participa-
una relación directa y recíproca: a mayor parti- ción y de compromiso a partir de la observa-
cipación, mayor compromiso y a mayor com- ción, revisión de la literatura y comentarios de
promiso, mayor participación. Luego, al explicar los agentes internos (ai) (personas interesadas
dicha relación como aspecto fundamental en el y grupos organizados dentro de las comunida-
trabajo psicosocial comunitario, pero habiendo des) y de otros agentes externos (ae) partici-
visto que ninguno de los dos conceptos supone pantes (estos somos los profesionales, técnicos
una relación de todo o nada, sino que, por el y funcionarios que trabajamos con comunida-
contrario, en toda comunidad hay muchos gra- des). Esta fase me condujo a revisar múltiples
dos de intensidad, frecuencia y calidad, tanto en definiciones y me permitió encontrar ejemplos
participación como en compromiso, como seña- de definiciones, producidas por los agentes in-
laba en la relación antes mencionada; en 1996, ternos, que permitían producir una definición
construí un diagrama en el cual representé los que, hermenéuticamente, podríamos considerar
niveles de participación-compromiso en la co- como refrendadas por la experiencia iterativa.
munidad. Este diagrama fue ilustrado con un Para ello, fueron muy útiles aquellas recopiladas
sistema de círculos concéntricos en el cual, con por Sánchez (2000) en su trabajo comunitario.
flechas orientadas centrípeta y centrífugamente, Entender que la relación directa y recíproca
trataba de indicar que había un movimiento di- entre participación y compromiso es una cons-
námico que iba de los círculos más alejados ha- trucción teórica de base empírica me condujo a
cia el centro y del centro hacia la periferia. Es tratar la relación entre ambos conceptos como
decir, que la dinámica participación-compromi- un binomio que se identifica como participa-
so está en continuo movimiento y que personas ción-compromiso, pues se trata de dos aspectos
muy participativas y comprometidas pueden de un único fenómeno: participación compro-
bajar el ritmo de sus intervenciones y que per- metida y compromiso participativo. La base
sonas aparentemente alejadas pueden aumentar empírica de esa decisión teórica reside en los in-
su participación. Agregaba así el aspecto mó- formes producidos para cada comunidad, en las
vil y cambiante del trabajo y de los fenómenos notas de campo y en las discusiones reflexivas
comunitarios. en las cuales se recogían observaciones, frases
Una observación hecha por psicólogas y y comentarios que muestran la contigüidad de
psicólogos críticos de un reconocido centro de participación y compromiso.
investigaciones del Reino Unido que me habían El binomio no es rígido sino dinámico,
invitado a compartir con ellos ideas relaciona- cambiante, y esa movilidad que lo caracteriza
das con la psc fue dirigida al diagrama de cír- no se ajusta a una escala que va de lo positivo
culos concéntricos. Señalaron que lo que allí se a lo negativo o viceversa. Es decir, no significa
representaba era la expresión ideológica creada que se ha perdido o que se está ganando, o au-
por mí como agente externa en esos trabajos psi- mentando o disminuyendo algo. Dicha movili-
cosociales comunitarios. En ese momento, me dad es parte de la dinámica comunitaria, en la
sorprendí, porque para mí todo se derivaba de cual, según la actividad que se esté realizando,
la praxis. La observación, así como la sorpresa, la afectividad, su importancia y condiciones fa-
me llevaron a revisar cuidadosa y críticamente miliares y personales, aumenta o disminuye la
el procedimiento seguido por mí para expli- participación-compromiso.

DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA   Fa c u lta d d e C i e n c i a s H u m a n a s  U n i v e r s i d a d N a c i o n a l d e C o l o m b i a

Psicologia 19-2.indd 186 22/11/2010 12:02:04 p.m.


Crítica, autocrítica y teoría 18 7

La participación-compromiso es un proce- participativa del trabajo psicosocial comunita-


so organizado, colectivo, libre, incluyente y com- rio, el compromiso debe ser tanto de los agen-
plejo; con variedad de actores, de actividades y tes externos como de los internos y esto supone
de grados. Es, además, una relación generado- rechazar críticamente la posición que sostenían,
ra de relaciones, orientada por valores y obje- a fines de los setenta y a lo largo de los ochenta,
tivos compartidos, cuya consecución produce autores tan respetados y admirados como Fals
transformaciones comunitarias e individuales. Borda (1981), quien planteaba ese compromiso
Asimismo puede producir apropiación, mutua solo desde la posición de los intelectuales com-
transformación (entre el sujeto o sujetos y el ob- prometidos. El compromiso no puede ser en una
jeto), autorrealización y es una condición para la sola vía, sino que debe ser bilateral e integrar a
libertad y la transformación social e individual. los grupos activos de las comunidades en una
A su vez, el compromiso participativo implica doble vía, esto, si se quiere lograr una comunica-
conciencia y sentimiento de responsabilidad y ción horizontal. La reflexión hecha de este punto
obligación respecto del trabajo y objetivos de un nos ha llevado a pensar que esa posición, aunque
grupo, comunidad, proyecto o causa, que con- sincera, supone una forma de superioridad que
duce a acompañar, actuar y responder por las coloca al compromiso como un puente entre in-
acciones llevadas a cabo (es decir a participar). telectuales y no intelectuales. Y la incorporación
Por lo tanto, no se puede considerar que del saber popular y del saber científico, deseada
la participación en una comunidad sea una ac- por Freire y por Fals Borda, necesita de esa plu-
tividad uniforme o que el compromiso se de- ralidad de compromisos participativos.
muestre con palabras. Definir la participación De esto se deriva otro aspecto: la devolución
desligada del compromiso, o este separado de del conocimiento sistemático producido por los
ella, no da cuenta del fenómeno que se produ- ae que señalara Fals Borda (1985), como parte
ce en las comunidades organizadas, por ello, las de su compromiso, debe ser complementada por
definiciones basadas solo en el tener una parte la entrega sistemática del conocimiento popular
de algo, en el formar parte de un grupo definido (Gonçalves de Freitas, 1997) por parte de los ai
en función de criterios construidos externamen- y obtenido en discusiones reflexivas y de siste-
te, o que separan los dos aspectos del binomio, matización y en conversaciones cotidianas con
no dan cuenta cabal del fenómeno. Las mani- ellos y ellas. Esa es la vía para obtener nuevos
festaciones de la participación-compromiso son significados y sentidos (Hernández, 1996, 1998;
múltiples y su importancia no depende de la Montero, 1996, 2004b; Sánchez, 2000).
cantidad, sino de la calidad de la relación que se En relación con la representación gráfica,
produce en el grupo y en la disposición de cada revisé todos los diarios y notas de campo llevadas
persona, así como en la construcción de la no- por mí y por mis estudiantes entre 1991 y 1993 y
ción de nosotros que hagan los miembros de una logré reconstruir el origen del diagrama: un ejer-
comunidad. Esto se puede ver en las historias de cicio realizado en una comunidad del Este de la
vida construidas por Farías (2008), así como en ciudad de Caracas, en el cual colocamos en una
los trabajos de Hernández (1996, 1998, 2009) y pared una gran hoja de papel con un círculo repre-
de Sánchez (2000). sentando a la comunidad y pedimos a las personas
La praxis comunitaria nos ha enseñado que que anotaran en él lo que podían y querían hacer
el compromiso no puede ser solo por parte de por su comunidad. Quince días después, tuvimos
los agentes externos con la comunidad, como una discusión sobre el tema y de allí surgieron los
bien lo establece Gonçalves de Freitas (1997), círculos concéntricos, colocando en el centro al
eso es insuficiente. Si se asume una concepción núcleo de mayor participación-compromiso.

r e v i s ta c o l o m b i a n a d e p s i c o l o g í a   v o l . 1 9   n . º 2    j u l i o - d i c i e m b r e 2 0 1 0   i s s n 0 1 2 1 - 5 4 6 9   b o g o tá    c o lombia

Psicologia 19-2.indd 187 22/11/2010 12:02:04 p.m.


188 Maritza Montero

No señalar en el gráfico que la participa- académica y profesional” (p. 14). Y, finalmente,


ción colectiva es siempre fluctuante y que en un cuarto aspecto dentro de esta enumeración
cualquiera de sus manifestaciones es importante de objetos la considera como “la exploración de
fue un error, así como omitir el hecho de que es la forma en que la ‘psicología común’ de cada día
natural fatigarse al procurar hacer muchísimas estructura el trabajo académico y profesional en
cosas por la comunidad y que ello produce la la psicología y cómo las actividades diarias pue-
rotación centrípeta y centrífuga. Estos errores den proporcionar la base para la resistencia a las
evidencian que no había unido las partes de la prácticas disciplinarias contemporáneas” (p. 15),
explicación. No enfatizar el movimiento conti- con lo cual, a la vez que se denuncia, analiza y
nuo fue otro error. opone, también se construyen formas para re-
El haber revisado críticamente el proceso sistir, a lo cual deberíamos añadir, por la expe-
me ayudó a construir una teoría de la partici- riencia latinoamericana, construcción de formas
pación-compromiso. Ese proceso supuso, para para transformar.
mí, un contraste de las explicaciones existentes Los ejemplos presentados se refieren a to-
con la experiencia, y la realización de un proceso das estas atribuciones de la psicología crítica,
de definición y redefinición, no sólo individual, además de las ya incluidas al inicio del artícu-
sino colectiva, para producir una teoría genera- lo. Y los presento porque no son solo crítica de
da en la praxis por varios investigadores e inves- teorías heredadas, sino que son teorías creadas
tigadoras al mismo tiempo y que aquí integro y a partir de respuestas críticas, y sometidas a la
resumo como producto de la reflexión crítica, crítica externa e interna. En ese sentido, son par-
sujeto a crítica. te de una tradición, no multitudinaria, pero sí
firme y constante de algunos modos de producir,
Conclusión de leer, de aplicar y de responder al decurso de la
Parker (1999), en el número inicial del An- psicología y, en particular, de la psicología social
nual Review of Critical Psychology, del cual era producida en nuestros suelos.
editor, presenta una definición por etapas según Los ejemplos antes presentados presentan
los objetivos de la crítica. Para él, la psicología experiencias y observaciones sistemáticas de
crítica es “el examen sistemático de cómo algu- una forma de hacer teoría históricamente entro-
nas variedades de acción y experiencia psico- nizada en el pensar, no solo de la psicología, sino
lógica son privilegiadas sobre otras, cómo los de las ciencias sociales (Serrano García & López
recuentos dominantes en la ‘psicología’ operan Sánchez, 1994) y cómo, al hacerlo, se rechazan
ideológicamente y al servicio del poder” (p. 13). las ideologías hegemónicas y una forma, no solo
Añade que “las formas en que los diversos mo- de definir el poder, sino, además, de ejercer el
dos de hacer psicología son construidos cultural poder en el campo de la teoría.
e históricamente, y cómo variedades alternativas En América Latina, puede decirse, sin am-
de psicología pueden confirmar o resistir los su- bages, que las dos influencias clave para el de-
puestos ideológicos de los modelos dominantes” sarrollo de la psicología social crítica y práctica
(p. 13). Pero como esta psicología crítica tam- han sido el movimiento de la educación popular
bién se interesa por lo que ocurre en el sentido liberadora de Freire (1964, 1970, 1973/1988; en-
común y en la vida cotidiana, hay otro aspecto tre otros libros) y el movimiento de la sociología
que la define como “el estudio de las formas de crítica iniciado por Fals Borda (1970,1979, 1998;
vigilancia y autorregulación en la vida diaria y entre otras obras). Del primero, provienen con-
de las formas en las cuales la cultura psicoló- ceptos fundamentales que fueron introducidos
gica opera mas allá de los límites de la práctica en la psicología social comunitaria que se inicia

DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA   Fa c u lta d d e C i e n c i a s H u m a n a s  U n i v e r s i d a d N a c i o n a l d e C o l o m b i a

Psicologia 19-2.indd 188 22/11/2010 12:02:05 p.m.


Crítica, autocrítica y teoría 18 9

a mediados de los años setenta y que son par- las formas de construir el quehacer psicológico
te central de la psicología social de la liberación hayan, muchas veces, desarrollado una perspec-
que se desarrolla a partir de 1986. Los conceptos tiva crítica, muestra cómo mirar hacia dentro, es
de liberación, diálogo, problematización, des- decir, cómo el examen de lo que hacemos puede
alienación, desideologización, naturalización no solo ser una advertencia, sino también una
y de-naturalización provienen de Freire quien, guía o una confirmación en cuanto a una línea
hasta el final de su productiva vida, enriqueció de pesquisa, que trasciende el lugar y, a veces, el
el panorama de las ciencias sociales. momento. Cuando estudiamos aquello que res-
He querido señalar que criticar no es sim- ponde a necesidades, problemas y fenómenos
plemente opinar, que hay un trabajo arduo tras propios de la sociedad en que vivimos, produ-
cada crítica y, también, mostrar cómo es posible cimos respuestas que pueden responder a aque-
hacer crítica en nuestro continente que vaya más llos a quienes debemos atender y, en la medida
allá de las consignas trilladas, de los slogans es- en que en cada crítica se refleja el mundo en que
perados y de las posiciones ardientes o tibias, por vivimos, aquello que la crítica advierte se puede
no decir inexistentes, según el color y tendencia transmitir a una población mucho mayor. Hacer
de la audiencia, reflejando, al mismo tiempo, la crítica permite, entonces, no solo consumir cien-
sociedad y el tiempo en que se vive (López, 1988; cia, sino que es parte del oficio de hacer ciencia.
Piper, 2003).
La psicología social crítica es una forma de Referencias
autocrítica que se hace la psicología y, al hacerla, Boisacq, E. (1950). Dictionnaire Etymologique de la
es también una crítica de la sociedad, puesto que Langue Grecque (4ª Ed.). Heidelberg, Alemania:
esta psicología social denuncia y fustiga su rol Carl Winter-Univeristätsverlag.
como una de las estructuras sociales de poder. Dussel, E. (1988). Ética comunitaria. Buenos Aires,
Al introducir la reflexividad, esto es, la continua Argentina: Ediciones Paulinas.
observación de su propia práctica y el recono- Dussel, E. (1998). Ética de la liberación en la era de
cimiento de los valores, prejuicios y posición la globalización y de la exclusión. Valladolid,
desde los cuales se ejerce la psicología, el movi- España: Trotta.
miento crítico ha generado una forma de auto- Escovar, L. A. (1980). Hacia un modelo psicosocial
control que responde a un imperativo ético cuyo del desarrollo. Boletín de la AVEPSO, 3 (1), 1-6.
postulado es el respeto del otro sin distingos de Fals Borda, O. (1970). Ciencia propia y colonialismo
ninguna especie. Y esto supone, asimismo, hacer intelectual. Bogotá: Carlos Valencia Ed.
una psicología inclusiva de la conciencia. Fals Borda, O. (1979). Por la praxis. El problema de
En cuanto a la autocrítica que los propios cómo investigar la realidad para transformarla.
investigadores e investigadoras deben hacerse, Bogotá: Tercer Mundo.
su práctica constituye una continua conversa- Fals Borda, O. (1981). Ciencia propia y colonialismo
ción con otras y otros investigadores, que puede intelectual. Bogotá: Carlos Valencia editores.
llevar a un proceso, no exactamente participati- Fals Borda, O. (1985). Conocimiento y poder popular.
vo, pero sí en colaboración, de revisión, correc- Bogotá: Siglo xxi- Punta de Lanza.
ción y creación. Fals Borda, O. (Comp. y análisis). (1998). Participa-
El movimiento crítico tiene raíces latinoa- ción popular: retos del futuro. Bogotá: Icfes-Iepri-
mericanas, fuertes y profundas, aunque no son Colciencias.
las únicas, y eso es deseable. El hecho de que, en Farías, L. (2008). La comunidad en carne propia.
América Latina, cuando la psicología ha mirado Caracas, Venezuela: ucv.
hacia las condiciones sociales de su población,

r e v i s ta c o l o m b i a n a d e p s i c o l o g í a   v o l . 1 9   n . º 2    j u l i o - d i c i e m b r e 2 0 1 0   i s s n 0 1 2 1 - 5 4 6 9   b o g o tá    c o lombia

Psicologia 19-2.indd 189 22/11/2010 12:02:05 p.m.


190 Maritza Montero

Fischer, G. N. (1992). La dynamique du social. Violen- M. López & R. Zúñiga (Comps.), Perspectivas
ce, pouvoir, changement. Paris, Francia: Dunod. críticas de la Psicología Social (pp. 163-186). San
Freire, P. (1964). La Educación como práctica de Juan, Puerto Rico: udpr.
libertad. Montevideo, Uruguay: Tierra Nueva. López Sánchez, G., & Serrano García, I. (1986). El
Freire, P. (1970). Pedagogía del Oprimido. Ciudad de poder: posesión, capacidad o relación. Revista de
México: Siglo xxi. Ciencias Sociales, 15 (1-2) 121-148.
Freire, P. (1973). ¿Extensión o Comunicación? (16ª Martín-Baró, I. (1989). Sistema, grupo y poder. (Psi-
Edición). Ciudad de México: Siglo xxi. (Trabajo cología Social desde Centroamérica) (Vol. 2). San
original publicado en 1988) Salvador: uca.
Goncalves de Freitas, M. (1997). La desprofesionali- Montero, M. (1984). La Psicología Comunitaria:
zación, la entrega sistemática del conocimiento Orígenes, principios y fundamentos teóricos. Re-
popular y la construcción de un nuevo conoci- vista Latinoamericana de Psicología, 16, 387-400.
miento. En E. Wiesenfeld (Coord.), El horizonte Montero, M. (1994). Psicología social comunitaria.
de la Transformación: Acción y Reflexión desde Teoría método y experiencia. Ciudad de México:
la Psicología Social Comunitaria (pp. 55-66). Universidad de Guadalajara.
Caracas, Venezuela: Avepso. Montero, M. (1996). La participación: Significado,
Goncalves de Freitas, M., & Montero, M. (2006).Dis- alcances y límites. En E. Hernández (Coord.),
cusión sistemática evaluadora y comunicación Participación. Ámbitos, retos y perspectivas (pp.
socializadora del conocimiento producido. En 7-20). Caracas, Venezuela: Cesap.
M. Montero, Hacer para transformar (pp. 323- Montero, M. (2001). From action and reflection to
354). Buenos Aires, Argentina: Paidós. critical psychology. International Journal of
Hernández, E. (1996). La comunidad como ámbito critical Psychology, 2, 84-89.
de participación. Un espacio para el desarrollo Montero, M. (2003). Teoría y práctica de la Psicología
local. En E. Hernández (coord.), Participación. Comunitaria. La tensión entre comunidad y
Ámbitos, retos y perspectivas (pp. 21-44). Caracas, sociedad. Buenos Aires, Argentina: Paidós.
Venezuela: Cesap. Montero, M. (2004a). Relaciones entre psicología so-
Hernández, E. (1998). Assets and obstacles in cial comunitaria, psicología crítica y psicología
community leadership. Journal of Community de la liberación: Una respuesta latinoamericana.
Psychology, 26, 261-268. Psykhe, 13 (2), 17-28.
Hernández, E. (2009). New challenges for the psy- Montero, M. (2004b). Introducción a la psicología
chology of liberation: Building frameworks for comunitaria. Buenos Aires, Argentina: Paidós.
social coexistence. En M. Montero & C. Sonn Montero, M. (2006). Hacer para transformar. El mé-
(Eds.), Psychology of Liberation. Theory and todo en la psicología comunitaria. Buenos Aires,
Applications (pp. 259-276). New York, EE.UU.: Argentina: Paidós.
Springer. Montero, M. (2007). Fortalecimiento comunitario
Iñiguez, L. (2003). La psicología social como crítica: y formación ciudadana. Un estudio psicosocial
Continuismo, estabilidad y efervescencias. Tres comunitario. En E. Saforcada, N. Cervone, J.
décadas después de la “Crisis”. Revista Interame- Castellá, A, Lapalma & M. De Lellis (Comps.),
ricana de Psicología, 37 (2), 221-238. Aportes de la psicología comunitaria a proble-
López, M.M., & Zúñiga, R. (1988). Perspectivas máticas de la actualidad latinomaericana (pp.
críticas de la Psicología Social. San Juan, Puerto 274-293). Buenos Aires, Argentina: jve.
Rico: udpr. Montero, M., & Fernández Christlieb, P. (Eds.
López, M. M. (1988). Hacia una reorientación de la invitados). (2003a). Critical Psychology in Latin
psicología social: Después de la crisis. En M.

DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA   Fa c u lta d d e C i e n c i a s H u m a n a s  U n i v e r s i d a d N a c i o n a l d e C o l o m b i a

Psicologia 19-2.indd 190 22/11/2010 12:02:05 p.m.


Crítica, autocrítica y teoría 19 1

America. International Journal of Critical Psy- Sawaia, B. (2001b). Identidade. Uma ideología sepa-
chology, 9, 6-12. ratista? En B. Sawaia (Org.) As artimanhas da
Montero, M., & Fernández Christlieb, P. (Eds. invi- exclusão. Analisse social e ética da desigualdade
tados). (2003b). Editorial de la Sección Especial: social (pp. 119-128). São Paulo, Brasil: Vozes.
Psicología Social Crítica. Revista Interamericana Sawaia, B., & Namura, M. R. (Orgs.) (2002). Dialé-
de Psicología, 37 (2), 211-214. tica exclusão/incluso. Reflexões metodológicas e
Montero, M., & Montenegro, M. (2006). Critical Psy- relatos de pesquisas na perspectiva da Psicologia
chology in Venezuela, Annual Review of Critical Social Crítica. Taubaté, Brasil: Cabral Editora.
Psychology, 5, 257-268 Sánchez, E. (2000). Todos con la “Esperanza”. Conti-
Moreno, A. (1993). El aro y la trama. Episteme, mo- nuidad de la participación comunitaria. Caracas,
dernidad y pueblo. Caracas, Venezuela: cip. Venezuela: ucv-cep-fhe .
Muñoz Vásquez, M. (2000). Aportaciones de la Serrano García, I. (1984). The Illusion of empower-
psicología de comunidad en Puerto Rico de ment: Community Development within a colo-
un marco teórico alterno sobre el potencial de nial context. En J. Rappaport, C. Swift & R. Hess
apoderamiento de las comunidades. Revista (Coords.), Studies in empowerment: Steps toward
Interamericana de Psicología, 34 (1), 151-172. understanding and action (173-200). New York,
Parker, I. A. (1999). Critical psychology: critical links. EE.UU.: Haworth Press.
Annual Review of Critical Psychology, 1, 3-18. Serrano García, I., & Irizarry, A. (1979). Intervención
Piper, I. (2003). The Blurring of Criticism. Notes on en la investigación: Su aplicación al barrio Buen
Dissent. International Journal of Critical Psycho- Consejo. Boletín de avepso, 2, 6-21.
logy, 9, 125-142. Serrano García, I., & López Sánchez, G. (1994). Una
Prilleltensky, I., & Austin, S. (2001). Critical psycho- perspectiva diferente del poder y el cambio so-
logy and critical action. International Journal of cial. Para la psicología social comunitaria En M.
critical Psychology, 2, 39-60. Montero (Coord.), Psicología social comunitaria:
Prilleltensky, I., & Fox, D. (1997). Introducing Cri- Teoría, método y aplicaciones (pp. 167-210). Gua-
tical psychology: Values, assumptions, and the dalajara, México: Universidad de Guadalajara.
status quo. En D. Fox & I. Prilleltensky (Coords.), Spink, M. J. (2003). Subvertindo algumas dicotomías
Critical Psychology: An Introduction (pp. 3-20). instituídas pelo hábito. Athenea Digital, 4. Re-
London, England: Sage. cuperado de http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/
Rappaport, J. (1981). In praise of paradox: A social src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=53700413.
policy of empowerment over prevention. Ame- Vázquez Rivera, C. (2004). Refortalecimiento. Un
rican Journal of Community Psychology, 9, 1-25. debate con el empowerment. Revista Interameri-
Rappaport, J., & Hess, R. (1984). Studies in Empower- cana de Psicología. 38 (1), 41-52.
ment. Steps Toward Understanding and Action. Weber, Max (1922). Economía y sociedad. México,
New York, EE.UU.: Haworth Press. D.F.: fce. (Trabajo original publicado en 1969)
Riger, S. (1993). What’s wrong with empowerment. Yanchar, S. C., Gantt, E.E., & Clay, S. L. (2005). On
American Journal of Community Psychology, 21, the nature of a critical methodology. Theory and
279-292. Psychology, 15 (1), 27-50.
Sawaia, B. (2001a). Introdução: Exclusão ou incluso Zimmerman, M. A., & Rappaport, J. (1988). Citizen
perversa? En B. Sawaia (Org.), As artimanhas da participation, perceived control, andpsychologi-
exclusão. Analisse social e ética da desigualdade cal empowerment. American Journal of Commu-
social (pp. 7-13). São Paulo, Brasil: Vozes. nity Psychology, 16, 725-750.

r e v i s ta c o l o m b i a n a d e p s i c o l o g í a   v o l . 1 9   n . º 2    j u l i o - d i c i e m b r e 2 0 1 0   i s s n 0 1 2 1 - 5 4 6 9   b o g o tá    c o lombia

Psicologia 19-2.indd 191 22/11/2010 12:02:05 p.m.

You might also like