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Semana Santa en la Escuela

Lector 1: Semana Santa es uno de los momentos más importantes


del año para los cristianos. Sin embargo, para muchos de ellos
se ha convertido sólo en una ocasión de descanso y diversión.
Se olvidan de lo esencial: esta semana la debemos dedicar a
la oración y la reflexión en los misterios de la Pasión y Muerte
de Jesús.

Vivir la Semana Santa es acompañar a Jesús con nuestra


oración y profunda reflexión.

Lo importante de este tiempo no es el recordar con tristeza lo


que Cristo padeció, sino entender por qué murió y resucitó. Es
celebrar y revivir su entrega a la muerte por amor a nosotros y
el poder de su Resurrección.

La Semana Santa fue la última semana de Cristo en la tierra.


Su Resurrección nos recuerda que los hombres fuimos
creados para vivir eternamente junto a Dios

Esta semana comienza con el Domingo de Ramos y termina


con el Domingo de Pascua.
Lector 2: Para nosotros la Semana Santa no debe ser vista solo como
un hecho histórico lejano, sino más bien debe ser
interpretada y actualizada ya que es interpelación para
todo hombre de toda época. Esta Semana es invitación a
celebrar en compatibilidad desde la dimensión de la fe y la
manifestación pública.

A continuación, por medio de una simbólica


representación, nos disponemos a compartir como escuela
dos momentos fundamentales de esta Semana
correspondientes a Jueves Santo: El lavatorio de pies y la
Última Cena

Escuchemos con atención:

Lector 3:

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan

Se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató


a la cintura. Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies
a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura.

Cuando se acercó a Simón Pedro, éste le dijo: «¿Tú, Señor, me vas a


lavar los pies a mí?»
Jesús le respondió: «No puedes comprender ahora lo que
estoy haciendo, pero después lo comprenderás».

«No, le dijo Pedro, ¡Tú jamás me lavarás los pies a mí!»


Jesús le respondió: «Si Yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte».
«Entonces, Señor, le dijo Simón Pedro, ¡no sólo los pies, sino también
las manos y la cabeza!»

Jesús le dijo: «El que se ha bañado no necesita lavarse más que los
pies, porque está completamente limpio. Ustedes también están limpios,
aunque no todos». Él sabía quién lo iba a entregar, y por eso había
dicho: «No todos ustedes están limpios».

Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a «la


mesa y les dijo: «¿comprenden lo que acabo de hacer con ustedes?
Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque lo soy. Si
Yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes
también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo,
para que hagan lo mismo que Yo hice con ustedes».

Palabra del Señor.

(Introducción al lavatorio de pies)

Lector 1: Con la escena del lavado de pies Jesús da ejemplo de


servicio a los demás, pone de relieve la igualdad y
dignidad de las personas. Lavarse los pies los unos a
los otros significa acogerse, aceptarse, amarse,
servirse mutuamente. Quiere decir servir al pobre, al
enfermo, al excluido. A aquél que me parece
antipático, a aquél que me da fastidio.

El egoísmo del hombre se vence con la entrega


generosa a los demás.

El Jueves Santo es un día en el que Dios nos invita por


medio del servicio a ser esas lámparas que lleven la luz
de Cristo al mundo y a vencer la actual cultura del
individualismo.
Música ♫♫♫♫

Lavatorio de pies

Lector 2:

 Lavamos los pies cuando acogemos con hospitalidad y


respeto al inmigrante

 Lavamos los pies cuando dejamos de lado nuestros


egoísmos y pensamos en las necesidades de los demás

 Lavamos los pies cuando tratamos con respeto y


cordialidad a los demás

 Lavamos los pies cuando escuchamos a los necesitados y


desconsolados

 Lavamos los pies cuando compartimos con los olvidados y


excluidos

 Lavamos los pies cada vez que realizamos nuestro trabajo


con humildad y auténtico espíritu de servicio como Jesús
nos enseñó.

(Introducción a la Última Cena)

Lector 1: Este día recordamos también la Última Cena de Jesús


con sus apóstoles. En el episodio de la Cena, Jesús
comparte con sus discípulos, sus amigos incluso
sabiendo que uno de ellos le traicionaría. Por ello,
este día no solo nos recuerda el compartir, la
fraternidad, sino también la paz entre nosotros.

A pesar de nuestras diferencias y de nuestras


mezquindades, Jesús nos da la oportunidad de seguir
su ejemplo y perdonar, optar por una vida en
comunión con mi prójimo, a ser constructores de un
futuro esperanzador, de un mundo más justo y
solidario, derribando el egoísmo e individualismo que
hoy invade nuestra sociedad.

Durante esta Cena, Jesús nos muestra la caridad de


un Dios que se hace Alimento para los hombres.
Jesús se queda con nosotros en el pan y el vino,
dejándonos su cuerpo y sangre para mantenernos en
comunión con Él. Hoy meditamos en ese amor de
Jesús por cada uno de nosotros, y en cómo le
estamos correspondiendo, en el trato con Él, en mi
relación con los demás, en la caridad con mi prójimo...

Lector 3:

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos


de Corinto

Hermanos:
Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les he transmitido, es lo siguiente:

El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó el pan, dio


gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi Cuerpo, que se entrega por
ustedes. Hagan esto en memoria mía».

De la misma manera, después de cenar, tomó la copa, diciendo: «Esta


copa es la Nueva Alianza que se sella con mi Sangre. Siempre que la
beban, háganlo en memoria mía».

Y así, siempre que coman este pan y beban esta copa, proclamarán la
muerte del Señor hasta que Él vuelva.

Palabra de Dios.

Música ♫♫♫♫

Compartir fraterno de Jesús y sus discípulos

Lector 2: Finalizada la cena, Jesús se dirige a orar al huerto de


Getsemaní, acompañado de sus discípulos. En ese lugar
es apresado por un soldado romano para ser juzgado y
condenado a la cruz.

Los invitamos a vivir esta Semana Santa en familia y en


profunda reflexión.
Lector 3:

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan

Se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla


se la ató a la cintura. Luego echó agua en un recipiente y
empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la
toalla que tenía en la cintura.

Cuando se acercó a Simón Pedro, éste le dijo: «¿Tú, Señor, me


vas a lavar los pies a mí?»
Jesús le respondió: «No puedes comprender ahora lo que
estoy haciendo, pero después lo comprenderás».

«No, le dijo Pedro, ¡Tú jamás me lavarás los pies a mí!»


Jesús le respondió: «Si Yo no te lavo, no podrás compartir mi
suerte».
«Entonces, Señor, le dijo Simón Pedro, ¡no sólo los pies, sino
también las manos y la cabeza!»

Jesús le dijo: «El que se ha bañado no necesita lavarse más


que los pies, porque está completamente limpio. Ustedes
también están limpios, aunque no todos». Él sabía quién lo iba a
entregar, y por eso había dicho: «No todos ustedes están
limpios».

Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a


«la mesa y les dijo: «¿comprenden lo que acabo de hacer con
ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón,
porque lo soy. Si Yo, que soy el Señor y el Maestro, les he
lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a
otros. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que Yo
hice con ustedes».
Palabra del Señor.
Lector 3:

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos


de Corinto

Hermanos:
Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les he transmitido, es lo
siguiente:

El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó el pan, dio


gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi Cuerpo, que se entrega por
ustedes. Hagan esto en memoria mía».

De la misma manera, después de cenar, tomó la copa, diciendo:


«Esta copa es la Nueva Alianza que se sella con mi Sangre.
Siempre que la beban, háganlo en memoria mía».

Y así, siempre que coman este pan y beban esta copa,


proclamarán la muerte del Señor hasta que Él vuelva.

Palabra de Dios.

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