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Tema 4: Acción y Contradicción Procesal

Introducción al tema

Al estudiar la Teoría de la Acción y


Contradicción procesal, comprenderemos la importancia y razón de ser del
proceso, como medio para solucionar los conflictos de intereses y las
incertidumbres jurídicas. La acción procesal es otro de los elementos esenciales
del derecho procesal, y donde se sustenta la Teoría General del Proceso.
Asimismo, en contraposición a la acción ´procesal analizaremos al derecho de
contradicción u oposición, como facultad que tienen toda persona de ejercer su
derecho de defensa

En este marco, este cuarto tema tiene por finalidad comprender y reflexionar
críticamente la trascendencia para el derecho procesal y la vida en sociedad, del
derecho de acción y contradicción procesal, a través del análisis de su naturaleza
jurídica. En este sentido, partiremos por desarrollar las teorías de la acción
procesal, características, condiciones de la acción, los presupuestos procesales
y el derecho de contradicción.

Aprendizajes esperados
Conozcamos ahora las capacidades y actitudes a desarrollar en este primer
tema:

Capacidad

 Analiza y destaca la importancia de la acción, contradicción y oposición procesal


como formas de inicio y termino del proceso, aplicándola, a casos concretos.

Actitudes

 Reconoce la importancia de la acción procesal como piedra angular del proceso


Mapa conceptual referido al tema
Observa detenidamente el siguiente esquema, en el encontrarás de un “vistazo”
de manera sintetizada los principales conceptos de la temática que
abordaremos. ¿Qué conceptos o categorías te llaman la atención?
1. Accion Procesal: Definición
Etimológicamente acción viene de la palabra actio y ésta a su vez de agere, que
significa actuar. De acuerdo con la referencia aludida, empezamos por citar a
Ugo Rocco, quien partiendo de la consideración de un derecho público que
interesa a toda la comunidad, se concreta en un interés individual del
particular. “El derecho de acción puede definirse como el derecho a
pretender la intervención del Estado y la prestación de la actividad
Jurisdiccional, para la declaración de certeza o la realización coactiva de
los intereses (materiales o procesales) tutelados en abstracto por las
normas del derecho objetivo”. (Serie clásicos del Derecho Procesal; Pág. 14).

Para Eduardo J. Couture, el concepto de acción tiene un carácter privado, que


compete al individuo como tal, para hacer efectivo sus derechos. “La acción es
en nuestro concepto, el poder jurídico que tiene todo sujeto de derecho, de acudir
a los órganos Jurisdiccionales para reclamarles la satisfacción de una
pretensión”. (1973; Pág. 5).

Para el maestro Giusseppe Chiovenda el concepto de la acción tiene una


estrecha conexión con el concepto de lesión de los derechos, ejercitados
mediante una declaración de voluntad, adecuada a la ley. “La acción se define
como el poder Jurídico de dar vida a la condición para la actuación de la voluntad
de la Ley. Es un poder que corresponde frente al adversario, respecto al cual se
produce el efecto jurídico de la actuación de la Ley”. (Serie clásicos del Derecho
Procesal; Pág. 17).

1.1. La acción en el Derecho Romano


La acción en el Derecho Romano tuvo tres significados diferentes: En un primer
significado se recuerdan las Leyes Actio, esto es la recitación oral de la
reclamación ante el pretor. Fue concebida como una potestad jurídica de requerir
de los tribunales la satisfacción de un crédito o la entrega de algo. Una segunda
concepción involucra el derecho y la acción, y fue conocida como el
procedimiento formulario. A cada derecho invocado correspondía una acción y
una fórmula diferente para resolver la controversia. Cada fórmula contenía
generalmente 3 partes: La demostratio, la intentio y la condemnatio. En una
tercera época, denominada el procedimiento extraordinario, se eliminaron las
fórmulas y los ritos solemnes, y se pasó a conocer la acción como el derecho de
persecución; aquí se desprende la acción del derecho material, transformando
aquélla en un poder jurídico autónomo. Muchos autores, como Enrique Véscovi,
citan el famoso texto de Celso, que sirvió por muchos años de definición de
acción: “nihil aliud est actio quam ius persiquendi in iudicio quod sibi debetur” “La
acción no es sino el derecho a perseguir en juicio lo que se nos debe” “Ius
persiquendi in iudicio”. Las actuaciones procesales se rigieron por las
publicaciones de Justiniano y Ulpiano. Esta última concepción dio a la acción un
significado propio y abrió el camino a las modernas orientaciones del derecho
Procesal, no obstante tratarse de una noción, según el maestro Carlos Ramírez
Arcila, ya superada e impropia.
1.2. Teorías de la acción
Las opiniones se dividen en cuanto a la naturaleza del derecho de acción; existen
varias teorías para explicarla, todas ellas de gran importancia, y a ello se debe
la fecunda labor doctrinaria y la concepción científica, aunque discutida hoy en
día, del derecho procesal. El concepto de acción varía entonces de acuerdo a la
teoría que nos acojamos y por ello procederemos a enunciar las más
sobresalientes, partiendo de la escuela en donde se gestaron y desarrollaron.
Veamos:

A) Teoría del derecho concreto Escuela alemana: Está representada


principalmente por Windscheid y Muther; y desarrolla la teoría de la Acción como
el Derecho Concreto. Para el primero la acción la tiene quien posea el derecho
material y por lo tanto obtendrá sentencia favorable, y para el segundo, no se
necesita estar asistido del derecho material, basta la aspiración de tenerlo para
logar sentencia, cualquiera sea su sentido. Con estas dos concepciones se
originó una gran polémica, de donde partieron las diversas concepciones en
relación con esta institución. El alemán Adolf Wach siguiendo a Mutter, desarrolla
el concepto de la acción como derecho concreto de obrar. “La pretensión de
protección del derecho es de naturaleza publicista y se dirige, por un lado, contra
el Estado, y por el otro, contra la parte contraria. Aquél debe otorgar la protección
del derecho, el acto de administración de justicia, mientras que ésta debe
tolerarlo”. (La Pretensión de Declaración 1962. Buenos Aires. Ed. Jurídica EJEA.
Pág. 59). Al respecto, Jaime Azula Camacho, considera que estas teorías tienen
la misma base y se complementan. “Todas se fundan en las mismas premisas y
solo constituyen eslabones de la acción que la sitúan en un plano cada vez más
alto, ofrecen como ventaja el ubicarla en el campo del derecho público y
concebirla como un derecho subjetivo”. Más adelante el autor añade: “Al estimar
que la acción queda sujeta a una sentencia favorable, se incurre en la
contradicción de negar su existencia, cuando a pesar de haberse desarrollado el
proceso y culminar con una sentencia, ésta es desfavorable a los pedimentos
del demandante”(1993. Pág. 105).

La Escuela italiana: Encabezada por el maestro Giuseppe Chiovenda, sigue la


misma concepción del derecho concreto, y acepta un elemento fundamental de
Wach, quien concibió la acción como “Un derecho Potestativo”; pero además
considera que tiene una conexión con la lesión de un derecho y que existen en
muchos casos voluntades concretas de la ley, de las cuales no es concebible la
actuación sino por obra de los órganos públicos a través del proceso. Igualmente
señala que tiene naturaleza privada o pública, según la voluntad de la Ley, cuya
actuación produce, y participe de una de estas dos categorías. Al respecto
referenciamos al tratadista con la siguiente cita sobre primero la acción la tiene
quien posea el derecho material y por lo tanto obtendrá sentencia favorable, y
para el segundo, no se necesita estar asistido del derecho material, basta la
aspiración de tenerlo para logar sentencia, cualquiera sea su sentido. Con estas
dos concepciones se originó una gran polémica, de donde partieron las diversas
concepciones en relación con esta institución. (Escobar, 2010. p 93)

Se critica la teoría de Chiovenda, en cuanto al sometimiento que con la acción


tendría que soportar el demandado, porque priva a éste especialmente del
derecho de contradicción, y además que lo potestativo es ejercer la acción, no el
derecho mismo, cuya protección se reclama. Dentro de esta misma escuela se
ubica a Piero Calamandrei, seguidor de Chiovenda con su teoría de la relatividad
de la acción, y quien sostiene que la acción se puede concebir como un derecho
subjetivo autónomo (que tiene cada uno, independientemente de la existencia
de un derecho sustancial) y concreto (dirigido a obtener la protección del Estado
en forma favorable). Se le critica porque incurre en el error de considerar como
objeto de la acción la sentencia favorable, que no siempre se da, porque no se
puede confundir con el derecho material; por ende, procede la misma objeción
que se formuló a los seguidores de la escuela alemana.

B) Teoría del derecho abstracto. Esta escuela abstracta, tiene hoy en día el
mayor número de seguidores, entre ellos Francesco Carnelutti, con su teoría de
la Acción como derecho público abstracto de obrar, la cual en síntesis, considera
la acción como un derecho subjetivo procesal, abstracto y público, que tiene toda
persona para obtener la composición del litigio, por parte del juez, mediante el
proceso. Ugo Rocco, con la teoría de la Acción como prestación de la
Jurisdicción, considera la acción en breves términos, como el derecho de
pretender la intervención del Estado y la prestación de la actividad judicial para
la confirmación o la realización coactiva de los intereses (materiales o
procesales), protegidos en abstracto por las normas. La teoría de Rocco corrige
el único error de Carnelutti, al considerar el Estado como sujeto pasivo de la
acción. Eduardo Couture, con su teoría el Derecho de Acción como poder jurídico
abstracto, concibe la acción, según nuestro concepto, como el poder jurídico que
tiene todo sujeto de derecho, de acudir a los órganos jurisdiccionales para
reclamarles la satisfacción de una pretensión. Difiere de los anteriores, en que
para ellos es un derecho y para este último es un poder. Sobre el particular
podemos afirmar, que el derecho como norma de conducta, se impone mediante
mandatos y prohibiciones, en esto consiste su naturaleza imperativa, luego no
pueden existir derechos potestativos. La gran variedad de significados hace
difícil la comprensión del concepto de acción desde el punto de vista del derecho
procesal. Para Devis Echandía, la acción “Es el derecho público, cívico subjetivo,
abstracto y autónomo, que tiene toda persona natural o jurídica, para obtener la
aplicación de la jurisdicción del Estado a un caso concreto mediante una
sentencia, a través de un proceso, o para pedir que se inicie la investigación
penal previa al proceso”. Ramírez Arcila, autoridad en el tema, acoge lo expuesto
por el maestro Devis, aunque no da una definición conceptual concreta, pero
anota: “En cuanto a la acción, no se discute que se relaciona con el ejercicio o
manifestación de poder que tiene todo sujeto de derecho de dirigirse a los
órganos jurisdiccionales, para que procesalmente se le resuelvan sus
pretensiones”. Así, en este orden de ideas para nosotros, siguiendo muy de
cerca las definiciones dadas por los maestros Hernando Devis Echandía y Carlos
Ramírez Arcila, consideramos la acción, como el Derecho público, subjetivo y
autónomo que tiene toda persona de acudir ante la autoridad para presentar una
pretensión o pedir que se inicie una investigación y obtener la satisfacción de un
derecho, que a su juicio, considera vulnerado. De ahí que los términos acción
procesal y jurisdicción se complementan.

1.3. Características
Fernando De La Rúa (1998; 66), destaca respecto a la acción lo siguiente:

a) Su naturaleza es de poder jurídico, y no de derecho, facultad o posibilidad.

b) Su carácter público, en cuanto es un poder dirigido hacia lo jurisdiccional


(puede ser pública o privado según la pretensión que se hace valer).

c) Su carácter abstracto; pero ligado indisolublemente a una pretensión que


fija sus límites.

d) Realizador, con el cual se incorpora orgánicamente dentro de la unidad


integral del orden jurídico.

e) Autónomo, en tanto la acción es independiente de la efectiva existencia del


derecho sustancial, pero se señala el vínculo que la une a este, porque sólo
existe en tanto existan imperativos de hacer valer ante la justicia, y en tanto se
invoque o pretenda la aplicación de una norma jurídica.

Devis Echeandía señala además como característica que la acción es una


actividad jurídica por naturaleza, puesto que origina relaciones jurídicas,
derechos, obligaciones, cargas y facultades.

1.4. Elementos de la acción


Siguiendo el criterio del maestro Chiovenda, toda acción consta de 3 elementos,
a saber:

a) Los sujetos. El sujeto activo al cual corresponde iniciar la acción: demandante


o denunciante, el Ministerio público o el mismo juez, cuando obra de oficio, según
sea el caso.

b) El objeto. La cosa, cantidad o hecho demandado. La pretensión del actor y su


contenido. La finalidad por la cual se ejerce la acción. Ejemplo: restitución de un
predio o sancionar al responsable.

c) La causa. Razón por la cual se ejercita la acción. Entendida como la necesidad


de resolver un conflicto. Concatenado con los ejemplos anteriores, se solicita la
restitución del predio, porque quien lo ocupa lo detenta sin causa legal que lo
justifique. O se solicita sancionar al responsable, porque cometió un ilícito.
(Escobar; p 96).

1.5. Condiciones de la Acción


Considerando que la legitimación para actuar o legitimidad para obrar (legitimatio
ad processum)no concierne directamente a la acción en si, sino que es una
condición que debe de satisfacer la parte que acciona, ésta no es una condición
sino un presupuesto procesal relativo a las partes, es decir, una condición
mínima que aquellas deben satisfacer para que se pueda iniciar y desarrollar
válidamente el proceso, podemos considerar a las condiciones las siguientes:
a) Interés para obrar. Llamado también interés procesal, surge de la
necesidad de obtener el cumplimiento de la obligación correlativa, o de disipar la
incertidumbre sobre la existencia del derecho, o de sustituir una situación jurídica
por otra. (Escobar; pág. 98.)

El llamado también como el interés jurídico o el interés para actuar u obrar


consiste en la relación que debe de existir entre la situación de hecho contraria
a derecho o el estado de incertidumbre jurídica que afecte a la parte actora y la
necesidad de la sentencias demandada, así como la aptitud de esta para poner
fin a dicha situación o estado

b) La Pretensión

Para Couture, la pretensión “es la afirmación de un sujeto de derecho de merecer


la tutela jurídica y, por su puesto, las aspiración concreta de que ésta se haga
efectiva; la auto atribución de un derecho por parte de un sujeto que invocándolo
pide concretamente que se haga efectiva a su respecto la tutela jurídica.

Para Carnelutti, es “la exigencia de subordinación del interés ajeno al interés


propio.

Ovalle Favella indica que la pretensión es la petición (petitium) o reclamación


que formula la parte actora o acusadora, ante el juzgador, contra la parte
demandada o acusada, en relación con un bien jurídico. Asimismo se requiere
que la pretensión que se expresa en la demanda, debe de contener fundamento
de hechos (independientemente que estos sea falsos o ciertos) y sobre todo
fundamentos de aquéllas, y que sea posible de ser acogida conforme al
ordenamiento jurídico vigente. Por ello la posibilidad jurídica de la pretensión es
una condición para el ejercicio de la acción, si la parte actora no satisface esta
condición, el juzgador podrá desechar la demanda.

Devis Echeandía define así: El efecto jurídico concreto que el demandante (en
los procesos civiles, laborales, contenciosos administrativos) o el querellante o
denunciante y el estado (procesos penales), persiguen con el proceso, efecto al
cual se quiere vincular al demandado (si lo hay) o al imputado y luego procesado.

1.6. Clasificación de las acciones.


Existen diversas clasificaciones, partiendo de su origen en el Derecho Romano,
Para los juristas era desconocido el concepto de derecho subjetivo, ellos
conocieron la Actio, para atribuir a quien le correspondía un derecho, ésta se
desarrollaba en virtud del proceso. La primogénita clasificación en el Derecho
Romano, correspondió a las Actio in rem y actio in personam. Las Actio in rem
se ejercitaban contra toda persona que ponía obstáculos al ejercicio del derecho
del demandante. Este tipo de acciones se dividían a su vez en dos: Actio in rem
civiles y actio in rem pretorianas . Entre las primeras estaban la actio Rei
vindicatio, que corresponde hoy en día a la reivindicatoria, la Negatoria y la
Confesoria, que podríamos llamar actualmente conservatoria de la posesión y
de servidumbre, respectivamente, y la petición de herencia, muy conocida entre
nosotros. Entre las segundas sobresalían la Publiciana, que aún persiste; la
Cuasiserviana, que corresponde a la hipotecaria, y la Prejudicial, que en el
derecho actual se ubica en el derecho procesal como una forma de parálisis del
proceso. La Actio in personam, se originaba en contra del adversario
jurídicamente determinado, el deudor era el único que podía violar el derecho del
acreedor. Se subdividían en las actio in personam civiles, originadas por el
incumplimiento de las obligaciones nacidas de los contratos, cuasicontratos y de
la mayor parte de los delitos; las actio in personam pretorianas , que comprendía
la Acción Pauliana, cuya identidad se sigue reconociendo; la acción de dolo, por
la cual la víctima del dolo podía obtener una reparación, hoy desaparecida,
constitución de parte civil, en el proceso penal; la Netus causa , que podía ser
ejercida, no solo contra el autor de la violencia, sino también contra toda persona
que se hubiere aprovechado de dicha circunstancia, aún de buena fe; era una
especie de invalidez en la realización de un negocio jurídico cualquiera; y la actio
eo quod certo loco , que posibilitaba la facultad del acreedor de perseguir al
deudor para que le cumpliera la obligación contraída; actualmente podríamos
calificarla de acción ejecutiva.

Las clasificaciones más comunes del derecho moderno: son las siguientes:

A) De acuerdo con el pronunciamiento del juez: Se suelen clasificar en:


Declarativas, Constitutivas y de Condena. Declarativas: Cuando se solicita y se
dispone la declaración de un derecho. Constitutivas: Se pretende realizar un
derecho potestativo que implica modificación de un estatus anterior.
Condenatorias: Impone al demandado un deber jurídico dispuesto para la
ejecución forzosa con base en la voluntad de la Ley.

B) Según la naturaleza del objeto: Esta clasificación es poco usada ante la


evidencia de su impropiedad, y hace relación a las mobiliarias (muebles), y a las
inmobiliarias (inmuebles). Desde el punto de vista del derecho sustancial:
Íntimamente unida con la clasificación de derechos reales y personales, cuando
se dirige a la protección de estos derechos deducidos en el proceso. Cuando se
refiere a acciones reales, recae sobre los derechos que se tienen sobre una cosa
sin respecto a determinada persona. Cuando se refiere a acciones personales,
es porque brota de la conducta de las personas, y no se exige sino la prestación
debida.

C) Según su propia autonomía: Tiene en cuenta la importancia que una


acción reporta frente a otra, y en ese sentido, se dividen en Principales: que son
las que subsisten por sí solas; y Secundarias, que para subsistir necesitan de la
existencia de otra.

D) Teniendo en cuenta el derecho debatido en la relación procesal: el área


del derecho en razón de la materia: civil, laboral, penal, etc.

E) En relación con la función que cumplen en el proceso: Se tiene en


cuenta la producción de las consecuencias jurídicas, según sea Pública: debido
a su carácter que compete a todos los ciudadanos; o Privada: cuando está de
por medio la existencia de un derecho particular.
F) Atendiendo a los pronunciamientos de los órganos
jurisdiccionales: Pueden traducirse en una voluntad de la ley o en la tutela
mediante la ejecución y protección. Se clasifican en Acción de Juzgamiento o
conocimiento: la que se ejercita para que el juez decida acerca de la existencia
de un derecho incierto que el demandante alega y de las obligaciones que
reclama a cargo del demandado, siendo necesario el conocimiento con
anterioridad a la ejecución. Acción Ejecutiva: cuando habiendo certeza del
derecho subjetivo material, se persigue la satisfacción coercitiva; y la Acción
Cautelar: que es el derecho a las medidas judiciales necesarias para el
aseguramiento y eficacia del derecho material. Por regla general es accesoria y

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