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Seminario de Línea II
“…porque la única verdad consiste en aprender a liberarnos de la insana pasión por la verdad”
Lo que si podemos estar seguros es que todos los personajes de la novela tienen su
propia verdad, su propia narración de los hechos, de lo que es el mundo o de lo que
sucede en la Abadía. Por supuesto que no todos los personajes tienen el mismo grado
de influencia y poder, el ambiente que consume al monasterio parece estar más
influenciado por el miedo al anticristo y por la ortodoxia religiosa cerrada, es decir, por
la visión casi maniquea de Jorge de Burgos, que por la fe en la razón y sus
instrumentos, la ciencia renaciente de los griegos y la filosofía antigua, es decir por la
personalidad de Guillermo de Baskerville.
Tendremos entonces que cerrar aún más la pregunta y por razones de interés
personal la delimitaremos hacia el lado del maestro de Adso: ¿Qué es la verdad para
Guillermo de Baskerville? Vamos a entender aquí por “verdad”, la “comprensión de
mundo” que tiene cada personaje, o en otras palabras la óptica, el ethos o el lugar
desde donde observa su realidad propia y circundante. Vamos a construir unos
ejemplos básicos, un simple intento de comprensión de la novela, por supuesto no se
pretende aquí agotar la profunda complejidad de este sinfónico relato de Umberto Eco.
Pero antes de hablar del maestro digamos una palabra sobre el narrador de la novela,
Adso de Melk, el mundo parece ser un lugar habitado por la majestuosidad de Dios, su
visión del mundo, juvenil y en cierta manera ingenua, está atravesada por el deseo de
aprender, especialmente de su maestro, el discípulo tiene una mente abierta al mundo,
aún no se ha “casado” con la ortodoxia, son conceptos sobre lo que es “verdad” no
están petrificados, como diría Nietzsche. Sin embargo, esta visión de Adso está
totalmente a medias, no sólo porque faltan muchos elementos por mencionar sino
porque fundamentalmente cabe preguntar ¿a cuál Adso nos estamos refiriendo?, ¿al
que narra? o ¿al que es narrado?, de hecho podemos decir que la personalidad de
este personaje experimenta varios cambios durante la novela, y aunque sus cambios
no son dramáticos, es decir, de alguna manera todos terminando reconociendo a ese
noble ser humano llamado Adso tanto al principio como al final del relato, podemos
decir que finalmente y definitivamente no es totalmente el mismo que inció al que
finaliza. El discípulo de Guillermo parece ser un personaje redondo, aunque siga
manteniendo su esencia.
“…El anticristo puede nacer de la misma piedad, del excesivo amor por Dios o
por la verdad…Huye, Adso, de los profetas y de los que están dispuestos a
morir por la verdad, porque suelen provocar también la muerte de muchos
otros...Jorge ha realizado una obra diabólica, porque era la lujuria con que
amaba su verdad…tenía miedo del segundo libro de Aristóteles, porque tal vez
ese enseñase realmente a deformar el rostro de toda verdad…Quizá la tarea del
que ama a los hombres consista en lograr que éstos se rían de la
verdad…porque la única verdad consiste en aprender a liberarnos de la insana
pasión por la verdad” (439).
“…no hay clasificación del universo que no sea arbitraria y conjetural. La razón
es muy simple: no sabemos qué cosa es el universo…cabe ir más lejos; cabe
sospechar que no hay universo en el sentido orgánico, unificador, que tiene esa
ambiciosa palabra. Si lo hay, falta conjeturar su propósito; falta conjeturar las
palabras, las definiciones, las etimologías, las sinonimias, del secreto
diccionario de Dios…La imposibilidad de penetrar el esquema divino del
universo, no puede, sin embargo, disuadirnos de planear esquemas humanos,
aunque nos conste que estos son provisorios…”.