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sensualidad
Martes, 15 de diciembre de 2015 7:39
| Julieta Sanguino
"No olvides nunca que el primer beso no se da con la boca, sino con los ojos".
- O. K. Bernhardt
Cortesanos, reyes, esclavos, pintores, intelectuales, presidentes, gobernadores,
emperadores, carceleros y gente común, disfrutaron y disfrutan el amor y la
sensualidad de una caricia en cualquier momento. No hay que esperar m ucho
para saber que alguien nos atrae de un modo que ninguna otra persona lo hace, y
cuando nos damos cuenta que algo ocurre no lo controlamos, no podemos remediarlo
con nada. Si está prohibido intentamos ocultarlo, pero los poros transpiran esa pasión
que intentamos resguardar bajo miradas y pláticas casuales. De lo único que nos
damos cuenta es que sentimos algo diferente por esa persona, algo que no cabe en una
definición exacta: sensualidad, atracción, amor y pasión podrían conjugar los
sentimientos múltiples que tenemos por nuestro nuevo amor.
Esa es tal vez una de las escenas más míticas y duraderas en nuestra cabeza. Una
escena donde dos miradas se unen y conjugan un nuevo espíritu de pasión que nos
hacen pensar que el amor existe. La sexualidad es clave, el acercamiento fundamental
y poco a poco, nos damos cuenta de que no podemos escapar ante el hechizo de
cupido. Es evidente a simple vista, porque como diría el cantante John Paul Young,
"el amor está en el aire". Los demás, testigos del romance que los transforma,
simplemente sonreímos cuando vemos que el otro es feliz, porque su felicidad
también nos invade y nos hace plenos al menos por un instante. El pretexto del amor
y la sensualidad se convierte en la mejor obra de inspiración para las artes; e scritores,
pintores, escultores y poetas hacen odas al amor, a esa pasión que no se oculta y que
se demuestra con una simple mirada que transforma a las personas y las hace felices.
Te presentamos las pinturas que demuestran mejor que ninguna otra, el amor y la
sensualidad.
Entre los sueños y el folclor, Chagall desarrolló un estilo distintivo muy personal. Se
acercó a muchos movimientos como el fauvismo, el cubismo, el expresionismo y el
surrealismo, pero se mantuvo coherente y fiel a lo que buscaba hacer desde el
principio. En sus pinturas siempre demostró el amor por su mujer, Bella, el encuentro
por la vida parisina y la excelsa relación con su madre. Siempre buscó reflejar el
amor en éxtasis como en esta obra, absortos y profundamente enamorados. Apostó al
100 por ciento por el amor, emoción triunfante ante los obstáculos de la vida. En una
ocasión dijo “A pesar de todos los problemas de nuestro mundo, en mi corazón nunca
abandoné el amor en que fui criado o la esperanza del hombre en el amor".
La novia judía, Rembrandt van Rijn
Gérôme
Con alto dominio del color y técnica pictórica, Jean-Léon Gérôme crea una pintura
que recrea el mito griego en el que Pigmalión, rey de Chipre, busca a su mujer
perfecta para contraer matrimonio pero como no encuentra a una, decide crear
esculturas preciosas para compensar la ausencia de una mujer real. Sus creaciones
son tan bellas que se enamora de una de sus estatuas y con la ayuda de Afrodita,
sueña que su mujer cobra vida, "a l verlo, Pigmalión se llena de un gran gozo
mezclado con temor, creyendo que se engañaba. Volvió a tocar la estatua otra vez y
se cercioró de que era un cuerpo flexible y que las venas daban sus pulsaciones al
explorarlas con los dedos", cuando despertó, Afrodita se conmovió tanto que la hizo
real.
El beso , Gustav Klimt
Un beso lleno de pasión que nos parece el momento cumbre del amor es lo que parece
suceder en esta pintura, pero no es así. Estudios recientes aseguran que se trata de
una interpretación del mito de Ovidio, Apolo, maldecido por Eros po r burlarse de él.
Disparó una flecha de oro a Apolo, quien se volvió loco de amor por Dafne, a quien
Eros disparó una flecha que provocaba desprecio y desdén. Cuando él intentó
acercarse a ella, Dafne pidió auxilio y su padre la convirtió en laurel. Según esta
teoría, El Beso de Klimt representa el momento exacto en el que Apolo la toma
fuertemente con sus manos, lleno de deseo y pasión, mientras ella está a punto de
cambiar de forma.
Enamorados , Pierre Auguste Renoir
Esta escena es protagonizada por la actriz Henriette Henriot y el pintor Franc -Lamy,
quienes, envueltos en una atmósfera natural, representan las tonalidades básicas del
impresionismo. Ella sonríe sin querer con la fuerza de saber que alguien los pinta,
mientras que él la mira detenidamente, capturado por su belleza, anclado a su cuerpo
del que parece no poder alejarse por más esfuerzo que haga.
Los amantes , René Magritte
Llena de simbolismo, esta obra habla sobre una relación extramarital de la joven que
se columpia mientras su marido empuja, abajo del lado izquierdo, u n hombre,
escondido entre los matorrales, no sólo espera a su amante, también observa bajo su
falda cada que ella se mece en el columpio. El marido queda relegado a la sombra y
ella, feliz, mira a su amante. Pertenece al siglo 18, con estilo Rococó.
El sueño, Gustave Courbet
Este cuadro fue un encargo del diplomático turco Khalil Bey, en el que Courbet
representa una de las primeras escenas lésbicas de la historia. El pintor decide
representar a las mujeres como en realidad son, sin una idealización de su c uerpo.
Ellas duermen entrelazadas en un sueño profundo. La luz es el elemento central de
esta obra, pues hace que los cuerpos resalten y acentúa el erotismo de la
composición. Courbet fue uno de los pintores más polémicos por sus desnudos en el
arte, como su pieza El origen del mundo, en la que una vagina ocupa todo el cuadro.