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La lógica de los magmas y la cuestión de la autonomía de Cornelius Castoriadis

Por. Erik Soria Ortega

El punto de partida en la conferencia impartida por Castoriadis en 1981, se centra en el


psiquismo humano y la sociedad, parte de la imposibilidad de explicarlos a través de factores
biológicos o de procesos lógicos de complejidad variable, la sociedad no puede reducirse a
explicaciones basadas en determinaciones racionales o funcionales, lo que indica que “había
que concebir otra cosa y pensar de una manera diferente para poder comprender la naturaleza
y el modo de ser especifico del dominio psíquico, por una parte, y del dominio histórico social
por la otra” (Castoriadis, 1998:194). No basta con considerar un tipo de ser nuevo, sino hay que
decir algo acerca del carácter lógico y ontológico de ambos estratos (lógico y ontológico), sin
embargo tenemos que son irreductibles y absolutamente indisociables, lo uno es imposible sin
lo otro.

El término magma refleja las intenciones de dilucidar a la organización lógico-ontológica,


para vislumbrar o preconcebir la idea de magma, Castoriadis nos plantea algunos ejemplos, en
el primero de ellos, nos pide pensar en todo lo que podamos representarnos y lo representable
como percepción de la realidad, en esa totalidad ¿se podría separar, disponer, ordenar, contar?
EL segundo ejemplo hace pensar en todas las significaciones que en un idioma podemos
realizar (el francés en su caso), numero finito de combinaciones aunque pueda ser bastante
grande, ¿se podrían pensar en este caso las mismas operaciones? En todo caso, lo que
interesa en relación a los magmas no es pensarlos en una relación finito/infinito, sino más bien,
determinado/indeterminado.

Cuando se habla de magmas, sólo puede hacerse utilizando el lenguaje de la lógica


conjuntista-identitaria, “un magma es aquello de lo que pueden extraerse (o aquello en lo que
se pueden construir) organizaciones conjuntistas en numero indefinido, pero que no puede ser
nunca reconstituido (idealmente) por composición conjuntista (finita o infinita de esas
organizaciones” (Castoriadis, 1998:201), en el ejemplo del idioma francés y el total de sus
significaciones, se pueden extraer un numero arbitrario de ellas, pero no es posible volver a
fabricarlas partiendo de los elementos que se usaron para su extracción, es decir, conjuntistas.
Utilizando elementos de la lógica, los magmas tienen las siguientes propiedades:

"M1: Si M es un magma, se pueden reconocer en M conjuntos en un número indefinido;

M2: Si M es un magma, se pueden reconocer en M magmas diferentes de M;


M3: Si M es un magma, no existe división de M en magmas;

M4: Si M es un magma, toda descomposición de M en conjuntos deja como residuo un


magma;

M5: Lo que no es magma es conjunto o no es nada" (Castoriadis, 1998:200).

Lo que se acentúa es el carácter indeterminado de lo que es, incluso en la posibilidad de


la descomposición de los magmas en conjunto queda magma a manera de residuo, en el caso
de la lógica conjuntista-identitaria, esta lógica corresponde a una dimensión del ser. Esta lógica
echa sus raíces en la institución de la sociedad, “es menester lo determinado y lo necesario
para que cualquier sociedad funcione y hasta para que ella pueda presentarse a sí misma sus
significaciones propiamente imaginarias” (Castoriadis, 1998:208).

En relación al ser vivo, Castoriadis nos habla de que el ser vivo se caracteriza por la
constitución de un mundo propio que tiene su propia organización, el termino autonomía es el
que se utiliza para señalar que alguien es autor de su propia ley en la medida de lo posible, así
es que decir que el ser vivo es autónomo o autoconstituyente, quiere decir que el ser vivo
establece sus propias significaciones, que constituye el mismo sus dominios de clases,
propiedades y relaciones.

La autonomía no es un cierre sino una apertura, capaz de sobrepasar el cerco de


información, de conocimiento y de organización, que caracteriza a los seres autoconstituyentes
como heterónomos, estos significa, que rompiendo el cero, se rompe el sistema de
conocimiento vigente, “significa pues constituir su propio mundo según otras leyes y, por lo
tanto, significa crear un nuevo eidos ontológico, otro sí-mismo diferente en otro mundo”
(Castoriadis, 1998:212). En el caso de las sociedades, se caracterizan por tener un cerco muy
fuerte de información, conocimiento y organización, donde todo esta preparado para hacer
imposible un cuestionamiento de las instituciones; por lo que la aparición de sociedades que
ponen en tela de juicio sus propias instituciones, se considera una ruptura como creación
ontológica, estamos ante individuos capaces de poner en tela de juicio las leyes existentes, lo
cual sólo es posible si se produce un cambio en el nivel de la institución global de la sociedad.

La imposibilidad de agotar lo que es, junto con la noción de magma como lo


indeterminado, es lo que hace posible ostentar la idea de ruptura, al mismo tiempo es necesaria
la dimensión conjuntista-identitaria para hacer funcionar una parte de la sociedad, permitiendo
la aparición del ser histórico-social. La posibilidad de la ruptura se presenta como finalidad
política, “romper el sello de la lógica y de la ontología conjuntista-identitaria en sus diversos
disfraces constituye una tarea política que se inscribe en el trabajo tendiente a realizar una
sociedad autónoma” (Castoriadis, 1998:214).

Lo que define a una sociedad como autónoma es la actividad de autoinstitución lucida, el


hecho de que se dote de su propia ley sabiendo que lo hace, estamos ante una sociedad que
se opone a la heteronomia, una sociedad autogestiva que es libre y reflexiva. La autonomía se
encuentra en el nivel social, porque el hombre es el único animal capaz de romper el cerco
dentro del cual se encuentra, idea que anima la posibilidad de una sociedad autónoma, para
ello es necesario dotar de nuevos contenidos a la autonomía que se pretende construir, esto se
logra haciendo frente a los mecanismo que tienen las instituciones para conservarse, dicho
mecanismo se basa en la fabricación de individuos sociales apropiados.

La institución de la sociedad siempre tiende a encubrir el caos, el abismo de la psique y


la sociedad a través de dar sentido a las pulsiones y los deseos. “Ese dar sentido […] fue el
papel que desempeñaron las significaciones imaginarias sociales más centrales, las
significaciones sociales nucleares: las significaciones religiosas” (Castoriadis, 1998:217). La
religión presenta y oculta el abismo, es ocultación de la autoinstitución de la sociedad,
ocultación de que la sociedad no puede existir sin las instituciones y significaciones creadas (las
cuales a su vez no pueden tener un fundamento absoluto).

Si la sociedad que es autónoma, sabe que ella establece sus propias instituciones y
significaciones, sabe a la vez que tienen como única fuente su propia actividad constituyente,
es por ello que la democracia, cuando es verdadera, no conoce ninguna limitación que su
autolimitación, la cual solo puede ser la tarea de individuos educados en y para la democracia.
En esta educación se acepta el hecho de que sólo existe un sentido creado en la historia y para
la historia, que coloca a los individuos en una situación donde lo sagrado se deja de lado. “Una
sociedad autónoma se hace posible únicamente partiendo de esta convicción profunda e
imposible de la mortalidad de cada uno de nosotros y de todo cuanto hacemos; sólo así se
puede vivir como seres autónomos (Castoriadis, 1998:218).

Bibliografía

Castoriadis, Cornelius (1998). Los dominios del hombre, Gedisa, Barcelona.

13 de Noviembre 2010

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