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Bitácora Modulo 1

Hay distintos tipos de arcillas según la composición de las rocas originales y de los productos
añadidos a lo largo de su proceso de formación. Cada una poseerá unas propiedades
particulares. Además de cambiar el color y la textura, también se diferenciarán en su plasticidad,
porosidad y punto de fusión.
La arcilla es un material natural abundante en nuestro planeta que ha sido utilizada por el hombre
desde la prehistoria; tiene diferentes características y propiedades, que al mezclarse con agua se
convierte en una pasta plástica moldeable, semejante a una plastilina, y se relaciona directamente
con el sentido del tacto.
Para poder utilizar la arcilla, esta debe de estar libre de impurezas y dependiendo que tipo de
trabajo cerámico vamos hacer se le van adicionando aditivos para mejorar su resistencia y
plasticidad.
Al empezar debemos amasar la arcilla y quitarle las burbujas de aire. Si quedara alguna burbuja
se correría el riesgo de que la pieza explotara en el horno cuando se esté haciendo el sancocho.
Es importante jugar con el factor tiempo y la humedad que necesitamos para trabajar en nuestra
pieza, si aún debemos trabajar en la pieza esta debe ser cubierta con una bolsa plástica.
Hay 4 reglas que no debemos olvidar:
 Después de preparar la arcilla debemos dejarla en reposo unos días,
manteniéndola con la humedad adecuada.
 El envejecimiento hace más plástica la arcilla.
 El correcto amasado ayuda a aumentar la plasticidad.

LAS CUALIDADES DE LA ARCILLA


PLASTICIDAD
La forma hexagonal de las partículas de arcilla y su pequeño tamaño, tienen que ver con su
plasticidad. De igual modo que sucede con dos láminas de vidrio mojadas, las partículas de arcilla
retienen agua entre ellas, permitiendo su movimiento y conformación por deslizamiento sin
separarse.

POROSIDAD
El material arcilloso mantiene su forma cuando el agua desaparece; esa pérdida de agua se
produce a través de finísimos y múltiples poros. La arcilla durante el secado y la cocción se contrae,
disminuyendo su tamaño, entre un 10% o un 15%.
VITRIFICACIÓN
Las arcillas, pastas, engobes y vidriados cerámicos llevados a su temperatura de madurez (entre
800º C y 1.300º C), producen un cambio químico en los materiales que lo constituyen y unas
variaciones físicas que determinan las características definitivas del material.

Molde de yeso para moldes en arcilla


A lo largo de la historia se han usado moldes de diversos materiales, siendo los de yeso los más
comunes para hacer cerámica; la ventaja de estos moldes es que se pueden utilizar varias veces y
las piezas quedan iguales una y otra vez.
Primero se debe hacer un molde con arcilla el cual no debe tener “llaves o candados”. Terminado
colocamos un marco alrededor de él y vertemos el yeso.
En una palangana con agua, esparcimos poco a poco el polvo de yeso para que se vaya mezclando
con el agua (la cantidad de yeso y agua a usar, dependerá del ancho, largo y alto del modelo de
arcilla). Hecha la mezcla se vierte sobre el molde y se deja reposar hasta que fragüe. Es importante
dejar una base gruesa de yeso para que podamos usar el molde varias veces.
Se retira el marco y todo el barro, se liman las asperezas y esquinas que nos pueden dar problema
por una llave que no deje salir el material que vamos a moldear.

Modelado arrollado o de Colombin


Es un método básico en el modelado de la arcilla y con él podemos realizar cualquier forma. Se
utilizan largos rollos de arcilla plástica de un grosor aproximado al del dedo pulgar. Para ello se
forma una bola de arcilla y se va girando con la palma de la mano hasta conseguir unas tiras largas
y finas, comprimiendo desde el centro a los extremos.
Con los rollos terminados podemos dar forma a cualquier tipo de vasija. Tomaremos como base
un círculo de arcilla, previamente hecho, que humedeceremos y rayaremos en su contorno. Sobre
él enrollaremos la primera tira y la pegaremos haciendo presión con los dedos o con algún
instrumento de modelado (palillo) y luego se van añadiendo tiras hasta conseguir la altura y forma
deseadas.
En la cerámica la parte importante es evitar las burbujas de aire y para evitar esto a la hora de
pegar dos piezas de arcilla se debe de hacer rayas a ambas superficies con un objeto punzo
cortante. Luego se aplica barbotina (arcilla líquida) dando pequeños golpes para que el
pegamento de barro penetre las rayas hechas con anterioridad.
La barbotina se prepara mezclando una pequeña porción de arcilla con agua, hasta lograr tener
una consistencia parecida a la del yogurt.
Se juntan las dos superficies y se aprietan hasta que salga la barbotina por los lados, se dan
pequeños pellizcos entre las dos superficies para lograr adherencia entre las dos partes y
homogeneidad. Una vez hecho esto se puede moldear, pulir o dar terminación tranquilamente.

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