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Acoso sexual ilícito que debe ser tipificado en el Código Penal

José Carlos Sanchez

Se señala que el termino acoso traduce la idea de perseguir sin dar tregua, a una persona, y que trasladado al
plano sexual, conlleva la idea de hacerlo a fin de obtener un favor sexual. La citada conducta puede ser
ejercitada en el entorno laboral, debido a la situación de inferioridad jurídica y económica en que se encuentran
los independientes.

Pueden ser sujetos activos de la conducta ilícita, tanto el propio empleador, como un subordinado con poder de
mando o dirección concreta sobre la trabajadora o el trabajador afectado. Corresponde destacar

En tal sentido, que no solo el hombre esta en condiciones de desempeñarse como sujeto activo, también la
mujer, ya que no se descarta la posibilidad de que sea sometido a acoso sexual un trabajador varón.

Por otra parte, el accionar puede también ejercerse entre homosexuales.

Ahora bien, el sujeto pasivo de la conducta a reprimir ha de ser siempre un trabajador (comúnmente una
trabajadora) quien en principio, debe rechazar el acoso sexual, ya que si acepta la propuesta de su superior
corresponde simplemente presumir, que en lugar de acoso sexual hubo seducción. Ello no basta a que el sujeto
pasivo pueda acreditar la existencia de vicios de la voluntad que afecten la validez del consentimiento prestado.

Se estima que un empleador, un directivo, o un alto empleado puede utilizar su potestad de mando para seducir
sin que la consumación de sus deseos implique acoso sexual. Esto sucede cuando no han existido amenazas
(despido, sanción, postergación en el ascenso, etc.) o se haya creado un ambiente hostil para lograr el
consentimiento de la trabajadora.

El empleador ante una denuncia de acoso sexual tiene la posibilidad de demostrar:

a) Que no medio acoso sexual (falsedad de la imputación); o

b) Que la invitación sexual fue bienvenida y que el sujeto presuntamente afectado, aprovecho voluntariamente la
relación amorosa para beneficiarse dentro de la empresa.

La carga probatoria de las situaciones de acoso sexual recae en el sujeto afectado. Debe acreditar, a tal fin, la
existencia de avances amorosos no queridos bajo amenaza de represalia o, en su caso, la sumisión involuntaria
al acoso, y el conocimiento de tales situaciones por el empleador (tolerancia a la creación de un clima de
hostilidad). Es valido cualquier medio probatorio, incluso el testimonial. No basta que demuestre la existencia de
relaciones sexuales con su empleador o con un superior, ya que ello solo corrobora que ha mediado seducción.

En definitiva, en el acoso sexual el superior exige favores como contraprestación por un trabajo, una promoción
u otros beneficios laborales y tal conducta -se afirma- constituye una violación del contrato de trabajo que, a
pesar de constituir en su esencia una relación jurídica de cambio, no puede desatender su fin social al tener por
objeto el desarrollo de la potencialidad creadora del dependiente. El accionar del acoso sexual, agravia, porque
infravalora al sujeto.

JOSE CARLOS SANCHEZ

BACHILLER EN DERECHO

LIMA-PERU

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