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sos pensaron que lo que convenía hacer era en un tiempo alejado del centralismo de la visión
. ..
ncar viewpoinc, as in n chain of cinema
perspectiva, pero que podía ser un tiempo perfectamente organizado desde el punto de vista requences. In Le Corburier thepmmena-
rie ard,irecii<ra/t,is nor a diverriry, bur rar-
lineal, a la manera del encadenamiento de las secuencias cinematográficas. En Le Corbusier hei a iourncy tliar can be conrrolled. Tliir
is a delurinn which a n be found iior only
la promenade urchitecturule no es una diversidad, sino un recorrido que tiene la posibilidad in Le Corburier bui also in orher archi-
recru's n,hoae work laid rhe foundaionr
de ser controlado. Esta es una ilusión engañosa que, al igual que en Le Corbusier, podríamos for rhr modern expciience. \Vlisi is sure
is thar meiropolirrn culrure offen ur an
encontrar en otras arquitecturas fundacionales de la experiencia moderna. Lo cierto es que increjiring numbei of rime rs diverriry,
which ir a rccognirion which r n archaco-
82 cada vez más la cultura metropolitana nos ofrece tiempos como diversidad y este es un reco- losical ipproach ro archirecrunil vocabu-
laricr has revealcd in may rcrpecrr. nocimiento que quizá la aproximación arqueológica a los lenguajes de las arquitecturas ha
Thir diverrit,~in cima wirhin what 1
have choscn co cal1 wc~karcl~iircri<n ir a b puesto de manifiesto en no pocos aspectos.
rolutcly ccntnl whrn ir comer to conver
ring rhc acrthetic crpeiience of rhc w r k Esta diversidad de los tiempos en la que he querido llamar arquitectura débil es absoluta-
of a n , and of amhitccrure in particular.
inra an eucnt.
Temponliry dnes nor emerge as a
mente central, y convierte la experiencia estética de la obra arte, y en concreto de la arquitec-
ryrtcm but rarhci as a chanci morneni
which. guided abovc al1 bv coincidcnce, tura, en acontecimiento.
ir produccd ar an uniorcrcen place and
rime. In r c m i n workr of conrcmponry La temporalidad no se presenta como un sistema, sino como un azaroso instante que,
arr, in dancc. in rnusic or in inrrallaiionr,
rhe expciience of rhe rcmporal as n rin- guiado sobre todo por la casualidad, se produce en un lugar y en un momento imprevisible.
gle eveni which rhen dirappars for cvci
explains very well a notion of renipon- En ciertas obras de arte contemporáneas, en la danza, en la música o en las instalaciones,
liiF berr expreiied in rhc ewnt irself. I r
connecrs wirh rhc accepiancr of rhc wcak- la experiencia de lo temporal como acontecimiento dado de una vez y, después, desvanecido
nirr of rhe arriiric expericnce rnd, mther
rhrn rciniorcs irs dnminanr poiirion, ñc- por siempre jamás, explican bien una noción de la temporalidad que tiene en el aconteci-
ceprs rlie riuth of irr fngilc presente.
If rhc noiion ofrveiir illows us ro ap-
miento su mejor forma de expresión. Lo temporal conecta con la aceptación de la debilidad
.
proach ivhac 1 have drcided to cal1 w m k
aroiiiecrure Delewr'r ~ioriono1 rhe fold
ir no lesr definirive. de la experiencia artística, no reforzando sus posiciones dominantes, sino aceptando la ver-
Gilles Dcleuiie liar rcccnrly published
a book in which, bcnearh rhe innocuous dad de su frágil presencia.
rppeannce of a sumniary of Foucaulr's
rhoughr, he developr r consrriicrive pro- Si la noción de acontecimiento permite aproximarnos a una de las características de lo
paral for a conrcrnponry virw of reñliry.
\Vhat ir soseducrive ahour rhii rexr ir thar, que hemos decidido llamar arquitectura débil no menos definitiva sería la noción deleuziana
aniong orher rhing, ir recognirer rhar in
conremponry rhought objscrii~iiyand de pliegue: Gilles Deleuze ha publicado recientemente un libro en el que bajo la apariencia
rubiecriviry are nor differenr firldr, oppo-
sire poler, bur nrhei, as Deleurc calls inocua de un resumen del pensamiento de Foucault se desarrolla toda una propuesta cons-
rhcn~,foldr d r h e =me, ringle reality. The
norion of rhe fold ir mosr revealiiig foi titutiva de una visión contemporánea de la realidad. Lo seductor de este texto estriba, entre
prercnr-day arcliirecture. Realiry appears
a s a conrinuum in which the rime a l r h c
rubjecr and thc rime of the externa1 ob-
otras cosas, en la comprensión de cómo en el pensamiento contemporáneo lo objetivo y lo
jectr tiavelling on rhe rnme endles helr
on which rhc rubjccrive and rhe objecti- subjetivo no son campos distantes y opuestos, sino que, como Deleuze los llama, constitu-
ve meer only v h e n chis very conrinuour
realily loldr in upon iri own conrinuiry. yen pliegues de una misma, única realidad. La noción de pliegue resulta para la arquitectura
Eugenio Triar, in hir rcccnr book La
Conrtiucción del Mundo rpeakr of rhe un- actual enormemente esclarecedora. La realidad aparece como un continuo en el cual el tiem-
iirnely chancrer of rhc conieniponry ii-
ruarion and conrernponry acr. They arc po del sujeto y el tiempo de los objetos exteriores están circulando en una misma cinta sin
uniirnely in rhe rensc rhst rhey are coa-
gc.3, o". o, ,.,l.:\. .,c.,,\ ,ir.. ,u::.l,:, fin y donde el encuentro entre lo objetivo y lo subjetivo sólo se produce cuando esa realidad
t h r . i i ~ n11,. . ~.e.ar, r x c ~ c . ~ a c ~o:;..r~.,t.
l.
cioi 3 , i e i :v. ~ i ! r .Ii:ordi lo.1.. n. 6,. continua se pliega en un desajuste de su propia continuidad.
as Foucaulr alro rayr an occasionr wliicli
ramehow givc tire ro rhe refuge, rhe wing-
hear of a fleering niornenr ofpoerinil, crea- Eugenio Trías en su reciente libro La construcción del mundo habla del carácter intempes-
rive intensiry
Howevrr, rogerhcr wirh rhe precaiiour- tivo de la situación y del arte contemporáneos. Intempestivo, como coágulos de la realidad,
nerr o¡ rhe evenr 2nd rlie unrimely fold
of reslity, what 1 cal1 wenk ardritecii<ir ir como acontecimientos que se producen no a través de una organización lineal y previsible
aluavs dccnnrii,~.Lec nnbody be rhocked
by chis: the word decoration is an nccur- de lo real, sino a través de pliegues, de grietas, como dice también a veces Foucault, que per-
red ward in rhe modernrladition, yer one
rhould reflecr once again on the rneaning miten de alguna manera el refugio, el aleteo, de un pequeño momento de intensidad
of che word and on rhc fundxmenral sig-
nificance o¡ rhe norion of rieorum rhai y creativa. Pero junto a la precariedad del acontecimiento y del pliegue intempestivo de la
underlier thc term ~lccoration.I am awa-
ie, Li. :i.iiiipr.o! ihc :v 1% x . <ii:ii <mn;c
o i t h ,ir:iii n r h c r n i . ~ : >
~ .1 e . n 3.31.
realidad, la que yo denomino arquitectura débil es siempre decorativa. Que nadie se asuste:
,,<!a .\ln,n. ,n., ." Ii~iii3n.- < i i , i : i i i r
in general. The rigniiicance of tlie word la palabra decoración es una palabra maldita en la tradición moderna y sin embargo hay que
as proPored here, however ir diffcrcnr: I
rcfci ro is prerent-day rneaning, as divul- volver a reflexionar sobre el significado de esta palabra y sobre el sentido fundamental que
sed by decomrion msgazines, as ir is un-
dcrrtood in everyday rei-ms. lf you likc, la noción de decovum tiene por debajo del término decoración. Soy consciente del significa- 83
do decisivo que este término tiene, por ejemplo, en el pensamiento de Leon Battista Alberti whñt ir dccomiive is unerrcntial; ir ir rhar
wliich appearr nor as rubrrancc bur ar a
y en general en la estética del humanismo. La acepción que aquí se propone de esta palabra background. Samcrhing which allowr 3
reading, in rhc srylc o¡ Wilrer Hrnjñmin,
ivhicli ir nor arrcnrive bur dirrncred and,
es otra. Su significado actual, el que divulgan las revistas de decoración, el que se usa cotidia- 3s ruch, becomer romcrhing rhrr high-
lighrr 2nd enrichc5 realiry and maker ir
namente. Lo decorativo, si se quiere, es lo inesencial. Es aquello que se presenta no como beanble, without atrempring lo domina-
re, ro bccomc c e n r n l , to dcmand rhc res-
una substancia, sino como un fondo. Algo que permite incluso una lectura, a la manera de pccr due to rhe ronliry. Thereiore dcco-
n r i o n , oi. rhc drcomrive candirion o¡
Walter Benjamin, no atenta sino distraída y que por tanto se nos ofrece como algo que real- c a n t c m p o n r y an and archirccrure, nor in
rlie rcnre oiuulgariry, o¡ rrivialiry, o i rhe
za, enriquece, hace soportable la realidad, sin la pretensión de imponerse, de ser central, de rcperirioii oiaccepted srciearypcs, bu< in
rhc rcnse of a discreer wirhdnnnnnl ro a rc-
exigir el acatamiento que la totalidad demanda. Decoración por tanto, o condición decorati- candar). iunerion, i i y o u like,a iuncrion
..
rhar t i i c i u v c i dii. Iivr>othcti..il csrence o¡
rhings. T h r rexr rliar H c i d c ~ ~ii.rorc e r on
va del arte y de la arquitectura contemporáneas, no en el sentido de la vulgaridad, de la tri- srulprurr in rpace, a fiiic icvr bared on a
coiivrrsarioii wirh Eduardo Chillida and
vialidad, de la repetición de estereotipos establecidos, sino como discreto repliegue a una función which ir nioreovei. illurrnied \viih enqui-
sirc erchings by rhr Barque rculpror, rack-
si se quiere secundaria, a una función que sobrevuela el hipotético fondo de las cosas. El tex- Icd preciicly tliii question: rhar rlie deco-
nrivc candirion ir nor necesarily a vulgar
to que Heidegger escribe sobre la escultura en el espacio, un bello texto basado en un diálogo rrivialisarion bur n r h e r rhar ir rimply
consrirutes rhe rrcognirion o i r h c facr cl~ac
con Eduardo Chillida, y que además se publica con unos preciosos aguafuertes del escultor in works oi arr -eirlier rculprunl or
architecrunl- acceoiance o¡ a cerrrin
vasco, afronta precisamente esta cuestión: la de que la condición decorativa no es necesaria-
mente una condición de la trivialización de lo vulgar, sino que, simplemente constituye el "
tom, for iis greaiex wiglir.
reconocimiento de que para la obra de arte -escultórica o arquitectónica- la aceptación de Beiore Rnishicigl rhould likero rouch
"pon one iiiial chancrerisric o¡ weak ai-
chircctuie: monuinenialiry
cierta debilidad y por tanto, su colocación en un lugar secundario es, posiblemente, la condi- Oncc agsin 1 a m forced ro define rhe
scnse o i i l i c word. Ir ir nora queirion o¡
ción de su mayor elegancia y, en el fondo, de su máximo peso monumentality ;ir rhe representarion o¡
thc ihsolurr. T h e m o n u m r n r during rhe
Todavía, para acabar, quisiera glosar una última característica de la arquitecttlra débil: la Chsricnl A g t \vas the centre. rhr iaiingo
Dei, rhc iigunrion o i a rnnscrndenral di-
monumentalidad. viniry rhar paranrees rhe coiisisrrncy of
time. T h e iigure o¡ rhe king. in rhe middlc
De nuevo hay que jugar con las palabras. N o se trata de la monumentalidad como repre- o f r h r Plnin Reni. r h m consrirures an cm-
blcm of thc power ihrr determines rhe lhie-
nl-chica1 order o¡ any public spacc. T h c
sentación de lo absoluto. El monumento de la Edad Clásica es el centro, es la imago Dei, nbciirc sr rlie c e n r n i poiiii of a perspec-
rive is guannrces rhe coherencc and rhe
es la figuración de una divinidad trascendente que garantiza la consistencia del tiempo. La i ~ n m o b i l i i yo¡ rlie represenrrri~,evisual
rri-ucrure. TLiis ir no1 clic nionuincnt i
figura del rey en el centro de la Plaza Real constituye así el emblema del poder que jerarquiza mish ro ralk rhi~iicsincc rliis ir evidenrly
iiic inoiiiinirnr rliar has carirrd rlie crisis
el orden de cualquier espacio público. El obelisco en el punto central de la perspectiva es ir, thc c",,tc,,,p"mry ~it<,3ti"".
Manumenraliry in weck architectuir
el monumento que garantiza la coherencia y la inmovilidad de la estructura visual represen- rharer ncirhcrrhe p o m e r r y nor rhc ideo-
l<iFiral\,aluc o¡ nionuiiieiirr i d i h c CI.i\-
tativa. N o es de este monumento del que yo quiero hablar, porque éste es evidentemente ricrl Agc. All ir rhrrer ir ivliar rcniains in
rhe presinrday conrerr of rhe Iarin rerin
el monumento que ha hecho crisis en la situación contemporánea. nzo>rrra,rhai ir, m m ~ m b n n c e .
H e i d e g g r , once ;igñin, in rhe ñbovi
La monumentalidad de la arquitectura débil no mantiene con los monumentos de la Edad mcnrionc<l rerr on $pace and rculprure.
quorcs somc ivordi by Goerlic, which 1
slioulrl like ro repeñi: -Ti,ere Ir I Z Oneedbr.
Clásica ni su geometría ni su valor ideológico sino únicamente lo que quede en el contexto d a , ii ii,<ealw,zp io ,mtorre bodil?/"rzii,
al1 ir sircrls i« do ir/l,rrrw ai>oi,r. iiie u ipi-
actual de aquella condición del término monitu, es decir: del recuerdo. ii,, a,,</crraie n kitid o/iiiii,izony;~;<ii rj/>en
'r 1x11 ~in,ysm ~ j ~ r e n ~vo'q i l y 1,rivging
Heidegger, de nuevo, en el mencionado texto sobre el espacio y la escultura cita unas pa- ,i lirric prncc-. Tlie idrn of m<inumenr.i-
liry 1 wisli ro brinl: iip Iicic ir t h e otir r i c
labras de Goethe que quisiera repetir: <<Noes necesario que lo verdadero tome siempre cuerpo, ~ii.~y iind in an .ircliirecrunl obiccr wliich.
on i h c onc hand. ir cci-ninlyan openinx,
es suficiente con que aletee alrededor, como u n espiritu y que provoque una suerte de acorde: .z wiiidow lookilig onro a ilcnsri ucilir\;
hui \vliore xprerinration hec<imcs n r h e r
84 como cuando el tañido de una campaña suena amistosamente aportándonos u n poco de paz». lilic a rmir., Iikc rlii. ilurriririg o1 rhe niu-
sic of rhe bell which when ir has La idea de monumento aue quiero traer a colación es aquella que
A . -podemos encontrar en
ceared ro sound; like romcrhing which is
a mere reridur, a m c m o ~Aldo
. Rorri, in un objeto arquitectónico que, por una parte, es ciertamente una apertura, una Ventana a Una
.!.Xrchite[ri<ra delle Citia, urrd rhe r e i m
m<inunicnrro mran ~ c r m a n c n c e s i n c ehc realidad más densa, pero cuya representación se hace más bien como vestigio, como el aleteo
srill rdhcred to r rnnni\ric concepr oirea-
liv anil a sraric definicion o f rhc c i v . de 1, música de la campana que queda después de sonar; como aquello que se constituye solo
rhc n n r i o n af nionumcnr ihar 1 propore
heic i r linkcd ro rhc airer rarie ofpocrry
once ii h i r hecn rcad. of niusic once ir has
en residuo, en recuerdo. Aldo Rossi en La arquitectura de la ciudad utilizaba el término mo-
hrcn hcrrd, rhi. plearure of ñrchitecturr
once ir liar hccnrecn.
numento para significar la permanencia, porque se movía todavía en una concepción monís-
Thir ir rhe forcc of vrnknrri. Thai
-hich and aichiiccturc capat,lc tica de la realidad y en una definición inmovilista de la ciudad. Por el contrario la noción
producing prccisely ivhen they are neil-
hei agrerrivc nor dominccring, bur mr~,er de monumento que yo propongo aquí está ligada al gusto de la ~ o e s í adespués de haberla
iangcntiñl 2nd wcak.
leido, al sabor de la música después de haberla oído, al placer de la arquitectura después de
haberla visto.
Es la fuerza de la debilidad. Aquello que el arte y la arquitectura son capaces de producir
precisamente cuando no se presentan agresivas y dominantes, sino tangenciales y débiles.
I g n a s i d e S o l a - M o r a l e s R u b i ó