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Introducción.
• Condiciones de posibilidad.
En su curso sobre el tiempo en Kant, Deleuze plantea una concepción especial de fenomenología.
Lo hace partiendo de la diferencia entre lo que significaba el “fenómeno” antes de Kant y lo que
viene a significar después de este:
“Muy groseramente, podemos decir que <<fenómeno>> era algo cómo la apariencia (…) y la
apariencia sensible se oponía a la esencia inteligible. La esencia inteligible era la cosa tal como es
en sí, la cosa misma (…) Puedo decir entonces que toda la filosofía clásica a partir de Platón
parecía desarrollarse en el marco de una dualidad entre las apariencias sensibles y las esencias
inteligibles” (Deleuze, 2013: 25)
Ahora bien, con Kant la noción de “fenómeno” tomará un sentido diferente. Si existe un fundador
de la fenomenología, sostiene Deleuze, éste es Kant (Deleuze, 2013: 26) ¿A que se debe esto? Se
debe a que:
“Hay fenomenología a partir del momento en el que el fenómeno ya no es definido cómo
apariencia, sino cómo aparición” (Deleuze, 2013:26)
Ésta diferencia entre apariencia y aparición será fundamental. La primera nos remite a la pareja
disyuntiva apariencia/esencia. Aquí el sujeto se posiciona como aquel que debe sortear las
apariencias para llegar a la esencia. En cambio, en el segundo caso se nos presenta la pareja
conjuntiva aparición/condiciones de la aparición. Ya no me pregunto qué hay detrás del fenómeno.
El fenómeno es lo que aparece en tanto que aparece. Nos preguntaremos ahora por las condiciones
bajo las cuáles el fenómeno aparece (Deleuze, 2013: 26). Sabemos que para Kant éstas condiciones
son las intuiciones puras de la sensibilidad (espacio y tiempo) y los conceptos puros del
entendimiento (las categorías). Sabemos también que para el filósofo alemán existe lo que llama el
sujeto trascendental, es decir “…la unidad de todas las condiciones bajo las cuales algo se
aparece” (Deleuze, 2013:28)
Ahora bien, encontraremos que en nuestro cineasta, las condiciones de posibilidad de un fenómeno
productor de conocimientos, no son trascendentales, sino más bien técnicas. Para ésto hará principal
hincapié en los aparatos técnicos productores de imágenes que a su vez son productores de
conocimientos.
En las primeras páginas de “El cine del Diablo” Epstein propone lo siguiente:
“La regla es general: cada vez que el hombre crea por su idea un instrumento, este a su vez y a su
manera retrabaja la mentalidad de su creador” (Epstein, 2015a:9)
Para Epstein, antes del cinematógrafo, dos grandes tipos de instrumentos han modificado nuestra
percepción sensible y nuestro modo de conocer el mundo, en tanto creadores de imágenes. Por un
lado, encontramos lo que él denomina las “filosofías del catalejo”. Se trata de aquellos instrumentos
que han permitido explorar el campo de lo infinitamente grande:
“… el hombre inventó el lente astronómico, por su parte, el lente inventó las imágenes del cielo,
que obligaron a Copérnico, a Galileo, a Kepler, a Newton, a Laplace y a tantos otros a pensar de
cierta manera y no de otra, según éstas imágenes y no según otras” (Epstein, 2015a:9 [las negritas
son nuestras])
Entonces los instrumentos crean imágenes (que podríamos llamar imágenes técnicas 1) que a su vez
posibilitan “filosofías” o para decirlo en términos foucaultianos, producen “saberes”.
1 -Tomámos la noción de “imagen técnica” del filósofo Checo-Brasilero Villem Flusser, en tanto imágenes
producidas automáticamente por aparatos (“Hacia una filosofía de la fotografía”, “El universo de las imágenes
técnicas”)
Ahora bien. La pregunta que se plantea Epstein a continuación, con respecto al cinematógrafo, será
la siguiente:
Epstein coincide (desde un punto de vista rudimentario, salvando las diferencias) con la posición
Kantiana según la cual todo fenómeno tiene como condición de posibilidad sensible el espacio y el
tiempo :
“Es una evidencia que una cosa que no está situada en el espacio, que no se encuentra en ninguna
parte, no es pensable como realidad: tal cosa no existe. Otra evidencia es que algo que no está
situado en el tiempo, que no se encuentra ni en el pasado, ni en el presente, ni en el porvenir
tampoco es pensable como realidad: tal acontecimiento no tiene existencia. Así, toda realidad tiene
por condición necesaria poder ser situada en el espacio y en el tiempo” (Epstein, 2015a:55)
Ahora bien, Epstein no coincidirá con la concepción Kantiana según la cual solo hay un espacio y
un tiempo homogéneos. El cine tendrá la capacidad de “representar” 2 nuevos espacios, “espacios
movientes” y por lo tanto nuevos conocimientos.
“… nunca antes del cinematógrafo, nuestra imaginación había sido llevada a un ejercicio tan
acrobático de la representación del espacio, como aquel al cual nos obligan los filmes donde se
suceden sin cesar los primeros planos y long-shots, vistas desde lo alto y vistas ascendentes,
normales y oblicuas según todos los radios de la esfera. En la pantalla, el ojo puede ser más
grande que la cabeza y, en el instante siguiente, el hombre más pequeño que una hormiga”
(Epstein, 2015a:58)
No obstante Epstein se centrará más en lo referido al tiempo. La gran novedad del cinematógrafo
será su capacidad de hacer visible el tiempo. Ahora bien, este aparato posibilitará a su vez la
percepción de un “tiempo milagroso” un tiempo del cuál el cinematógrafo será su “aparato
divulgador” (Epstein, 2015a:94). Éste tiempo milagroso que hace aparecer el cinematógrafo
consistirá en la multiplicación y flexibilización de un tiempo que considerábamos inmutable:
2- Epstein utiliza casi de forma indistintas la nociones de “representar” y “hacer aparecer”. No ahondaremos en las
grandes diferencias que puede haber entre las dos nociones por ser excesivo para los fines de este trabajo.
Esto se deberá a tres grandes capacidades de flexibilizar el tiempo por parte del cinematógrafo
(“tiempos flotantes”): Ralentizar, acelerar y retroceder. (Epstein, 2015a: 59-80) Así el tiempo, que
antes se nos presentaba como continuo e irreversible se vuelve variable.
No obstante no hay que dejar de mencionar que el cineasta concibe el tiempo al modo aristotélico,
como medida del movimiento (Epstein, 2015a:63). De modo que el cinematógrafo será
principalmente un aparato capaz de analizar (Epstein, 2015b:9) y hacer aparecer en todas partes el
movimiento:
En este sentido es que podríamos plantear que el cinematógrafo es la condición de aparición de tal
“tiempo milagroso”.
Es interesante también el hecho de que el cineasta plantea que filósofos como Kant no pudieron
pensar la variabilidad del tiempo debido a que no contaban con un aparato técnico que les brinde tal
experiencia (Epstein, 2015a, 94) Estemos de acuerdo o no con ésta tesis, ésto vendría a estar en
consonancia con ciertas tesis contemporáneas 3 según lo cual no existe una sensibilidad pura, sino
que ésta es producida por procesos técnicos.
Ahora bien, esta capacidad del cinematógrafo de “hacer aparecer” un tiempo milagroso, hace de tal
aparato, al igual que el telescopio y el microscopio, un aparato productor de imágenes que producen
conocimientos. En el caso específico del cinematógrafo, se trataría de un conocimiento del
movimiento.
Así lo plantea Epstein en su libro “La inteligencia de una máquina: Una filosofía del cine” en un
apartado llamado “El cine instrumento no sólo de un arte, sino también de una filosofía”:
“Desde ya hace algunos años, los microscopios y las lentes astronómica sirven para multiplicar el
poder de penetración de la vista, ese sentido mayor y la reflexión sobre las nuevas apariencias del
mundo, conquistadas de este modo, ha transformado y desarrollado de manera prodigiosa todos
los sistémas filosóficos y científicos. Sin duda, a su vez, el cinematógrafo, aunque a penas tenga
cincuenta años de existencia, comienza a contar su activo con revelaciones reconocidas como
importantes, en especial en el campo del análisis del movimiento” (Epstein, 2015b: 9)
Recordemos que el cineasta no se encuentra hablando del cine en tanto arte, sino que utiliza el
término “cinematógrafo” en tanto aparato, por lo cual podríamos hablar simplemente de la cámara
filmadora. No podemos dejar de notar el carácter profético de su propuesta, ya que la cámara y su
posibilidad de manipular el tiempo (relentizarlo, acelerarlo, etc...) es utilizada con fines científicos
en la actualidad con el propósito de producir nuevos conocimientos 4. (Desde el crecimiento de las
3 - Pensadores que mantienen esta posición son por ejemplo Villem Flusser, Deotte y J. Crary entre otros.
4 -Para esto puede consultarse Cuevas, José (2007) Fotografía y conocimiento: La imagen científica en la era
electrónica. Madrid: Editorial Complutence
plantas en aceleración hasta el tiempo de reacción de un cuerpo al ser golpeado al relentizarlo lo
máximo posible. 5)
• Cuestiones Gnoseológicas
“En la instrumentación que luego se deja más o menos dirigir, pero que en su primera realización,
es de un empirismo completamente aleatorio, comanda el pensamiento mediante los datos que
propone o no” (Epstein, 2015a:11)
“Yo, de hecho, creo que el que sabe percibe esto que sabe” (Teeteto, 151c)
Sócrates refutará esto fuertemente, pero mantendremos ésta tesis como ejemplo de una concepción
de saber.
Nietzsche en “Sobre verdad y mentira en sentido extramoral” afirmará que “… una estimulación
nerviosa en imágenes sino es la madre es por lo menos la abuela de todo concepto” (Nietzsche,
2013:104)
Epstein se mantiene en la misma tradición en tanto para éste el conocimiento comienza con una
experiencia sensible, la percepción de una imagen. Repetimos entonces, que lo que lo diferencia en
ésta línea de pensadores es que para el cineasta dicha imagen ha sido producida técnicamente y es a
partir de las afinidades del aparato de las cuales se puede producir una “filosofía” (según sus
propias palabras) o lo que podríamos llamar un saber (en un sentido más foucaultiano):
5 -Es muy ilustrativo en este sentido el programa “En Cámara lenta” de Discovery Chanel.
https://www.youtube.com/watch?v=lX-5iYD60vI
“Y ésta primera selección de la que depende todo el desarrollo ulterior del pensamiento, es solo el
instrumento el que lo efectúa según el mero arbitrio de sus afinidades y de sus receptividades
particulares” (Epstein, 2015a:10)
Con respecto a la técnica, podemos recordar cierta mención de ella que hace el epistemólogo
Villoro. Cuándo se propone pensar que condiciones deben cumplir las razones de una creencia para
que ésta sea saber, en primer lugar menciona los juicios de enumeración que expresan numerosos
datos.
En palabras de Villoro:
“Tenemos que suponer, pues, condiciones de normalidad en cualquiera que acepte esos datos como
suficientes para una creencia” (Villoro, 145)
“Por otra parte la posibilidad de acceder a ciertas observaciones depende de cierta tecnología
disponible. Antes de la invención del telescopio, las observaciones recabadas sobre los
movimientos aparentes de los planetas no tenían la precisión de las que sirvieron de base a los
estudios de Kepler” (Villoro, 145 [Las negritas son nuestras])
Si bien Villoro escribe en un sentido diferente al de Epstein, en tanto se ocupa de pensar las
comunidades epistémicas de carácter científico, podemos encontrar en ambos la posibilidad de
concebir a los aparatos técnicos productores de imágenes como condición de posibilidad de un
saber.
Cabe aclarar que si bien Epstein coincidirá con Kant en tanto espacio y tiempo son las condiciones
de posibilidad de toda experiencia, estos no son tomados como intuiciones puras de la sensibilidad,
sino más bien desde un punto de vista empírico (en tanto son modificables técnicamente), por esas
razones no podría hablarse de un idealismo estricto en Epstein, a menos en términos kantianos.
• A modo de conclusión
En la presente conclusión quisiéramos dar cuenta de las tesis principales que se han querido
desarrollar en el trabajo. En primer lugar la concepción de los aparatos técnicos que posee Epstein,
según la cual las imágenes que estos producen son la condición de posibilidad de ciertos
conocimientos. En otras palabras, los aparatos producen conocimientos o saberes. Así, el cineasta
encontrará una continuidad que podríamos llamar técnico-gnoseológica entre el telescopio, el
microscopio y el cinematrógrafo, A su vez, nos hemos atrevido a pensar la posibilidad de concebir
el pensamiento de Epstein como un “Empirismo Técnico”.