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Las nanoestructuras de carbono pueden definirse como materiales de carbono que son
producidos de manera que su tamaño o su estructura sea controlada en la escala
nanométrica (0.1 – 100 nm) al menos en una dimensión (Shenderova et al., 2002). La
existencia de la amplia variedad de estructuras de carbono se debe a la capacidad de éste
para formar estados intermedios entre las hibridaciones sp2 y sp3, con configuraciones
electrónicas energéticas casi idénticas, que pueden dividirse en dos grandes grupos (Hu
et al., 2006):
Esta nueva propuesta realiza una jerarquía de los materiales de carbono basándose en
dos grandes características: el tipo de hibridación de los átomos de carbono y el tamaño
característico de las nanoestructuras. En un primer grupo, circulo interior, se presentan
pequeñas moléculas orgánicas simples que puede describirse como una extensión de
especies moleculares orgánicas hacia grandes volúmenes de materiales inorgánicos
formados por diferentes entidades dentro del rango nanométrico. En el siguiente nivel
estructural que se presenta en la Figura 2.6, se pone de manifiesto el incremento en las
dimensiones de las nanoestructuras como resultado de la unión de unidades
estructurales dando lugar a formas simples (tubos o cebollas) o más complicadas (negro
de carbón, diamante tipo fulereno). Finalmente, en el nivel más externo, se encuentran
los materiales con dimensiones micro–macroscópicas como el diamante o el grafito.
a) Grafeno
Aunque es de esperar que el grafeno sea una lámina perfectamente plana, puede
presentar algunos pliegues debido a fluctuaciones térmicas o defectos relacionados con
la presencia de anillos de carbono pentagonales o hexagonales. El grafeno puede
clasificarse de acuerdo al número de capas que presenta: grafeno monocapa (SG),
grafeno de doble capa (DG) y grafeno de algunas pocas capas (FG, con un número de
capas ≤ 10). Las propiedades más comunes del grafeno incluyen un efecto tipo Hall
cuántico a temperatura ambiente, un campo eléctrico ambipolar aunado a una
conducción balística, gap modificable y alta elasticidad (Rao et al., 2009).
b) Fulerenos
Los fulerenos son una familia de materiales que consisten en un clúster hueco formado
por un determinado número de átomos de carbono. El más común de los fulerenos es la
estructura formada por sesenta átomos de carbono, C60, también conocida como
“buckyball” sintetizada en 1985 por Kroto H.W., Heath J.R., O´Brien S.C., Curl R.F. y
Smalley R.E., mediante la técnica de vaporización láser en la Universidad de Rice (Kroto
et al., 1985).
Las moléculas del C60 tienen una estructura muy pequeña (diámetro = 0.71 nm), donde
los sesenta átomos de carbono están localizados en los vértices de un icosaedro truncado
regular lo cual le confiere alta simetría (icosaédrica Ih con todos los átomos de carbono
químicamente equivalentes). La distancia promedio entre los átomos de carbono es 0.144
nm, casi idéntica a la del grafito (0.142 nm). Cada átomo de carbono en el C60 está
trigonalmente enlazado a otros tres átomos de carbono (al igual que en el grafito) por lo
tanto, veinte de las treinta y dos caras del icosaedro truncado son hexágonos y las doce
restantes son pentágonos. A partir de esta aproximación, es posible considerar a la
molécula del C60 como una lámina de grafeno curvada que forma una estructura cerrada
y que cumple el teorema de Euler. Este teorema afirma que una estructura cerrada que
consiste de hexágonos y pentágonos contiene doce pentágonos y un número arbitrario
de hexágonos. La presencia de átomos de carbono formando pentágonos origina la
curvatura del C60. Para minimizar la curvatura local, los pentágonos se separan unos de
otros durante el proceso de ensamblaje originando la regla del pentágono aislado, ideada
para describir la estructura cerrada del C60.
Debido a que los átomos de carbono en los nanotubos están fuertemente unidos por
enlaces covalentes, estos son inmensamente resistentes (cerca de 100 veces más que en
una fibra de acero) por lo que tienen importantes aplicaciones como materiales
reforzantes. Siempre que los átomos de carbono de los nanotubos se encuentren en
disposición zigzag, estos se comportan como conductores de la electricidad ofreciendo
la posibilidad de ser materiales alternativos a las fibras de carbono. En caso contrario, si
la disposición de los átomos de carbono en el nanotubo es quiral, el comportamiento de
estos es semiconductor.
Cabe destacar que los nanotubos con puntas abiertas tienen una potencial aplicación
para el almacenamiento reversible de hidrógeno, proporcionando un papel importante
en una futura economía basada en el aprovechamiento de hidrógeno como fuente de
energía (Raymer-Canham y Overton 2003).
Referencias