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TIEMPOS DE GUERRA

Por los años 1980, llegó a la Comunidad de Akicha, una mujer joven llamada
Paola, era de regular estatura, tez blanca, simpática, de cabellos rubios, muy
respetuosa, saludaba a todos los pobladores, y decía que era estudiante
universitaria de la especialidad de agronomía, visitaba el pueblo porque estaba
realizando una investigación sobre la variedad de papas que se cultiva en la
comunidad de Akicha.

Los pobladores creyeron que era una estudiante investigadora de los cultivos
de papa y al ver su apariencia de Paola comenzaron a llamarle “La gringa”. Ella
estuvo varios meses en el pueblo de Akicha alojada en la casa de una familia
campesina, es decir, con la señora Eladia, una campesina de trabajo, que le
gustaba saber lo que está ocurriendo en otros lugares, le interesaba la noticia
de la capital y del país.

Paola se convirtió en un integrante más en la familia de la campesina Eladia, ya


que tan igual como otras familias salió del pueblo a trabajar en la chacra, ella
también iba con la lampa en la mano y cuando regresaba del trabajo en las
tardes conversaba con los campesinos sobre la situación de la comunidad, si
es que había hacendados o gamonales que cometían abusos con los
campesinos y en base a estas conversaciones “La gringa” buscó conversar con
el presidente de la comunidad, que era un campesino llamado Félix, a quien le
pedía los libros de actas de las sesiones de la comunidad, quería ver la forma
en que se encontraba la comunidad, en relación, sobre todo, con un hacendado
que le había quitado tierras en las alturas del pueblo de Akicha.

El presidente de la comunidad al negarse entregar el libro de actas de la


comunidad a Paola, fue mal visto por ella, ya que desconfiaba con “La gringa”
porque para él era una extraña, esto fue considerado por Paola como una
actitud favorable al gamonal Talanio que durante muchos años se había
enriquecido con los pastizales de la parte de la puna de la Comunidad de
Akicha.
Un día, el presidente de la comunidad salió del pueblo a la otra banda, para
soltar el agua del estanco y regar su potrero y resulta que al pasar por la
quebrada o cauce de un riachuelo de poquísima agua, el presidente Félix se
cayó y murió, entonces una campesina pasó por ese lugar y al ver sin vida al
presidente de la comunidad fue caminando con prisa al pueblo para dar aviso,
al enterarse la esposa y los hijos pequeños del presidente se asustaron y
rápídamente fueron a la quebrada, el hijo mayor llamado Guilmer intentó
levantar el cuerpo pesado de su padre para ver qué le causo la muerte,
solamente encontró un pequeño orificio en la cabeza, como que hubiese
llegado una piedra arrojada a distancia con una honda; entonces de inmediato
surgió una duda, fue una caída o alguien le arrojó una piedra a la cabeza. La
esposa del presidente estaba a punto de dar a luz y entró en llantos incesantes.
Al llegar al pueblo con el cadáver del presidente, toda la comunidad acompañó
en el velorio, también llegó Paola que estuvo presente hasta el entierro.

El comentario de los campesinos del pueblo de Akicha después de la muerte


del presidente de la comunidad, era, de que tal vez el presidente fue
asesinado; pero ¿quién sería el culpable? Algunos campesinos sospechaban
de “La gringa”; sin embargo la familia decía que Félix se cayó y su cabeza llegó
a una piedra pequeña punteada y por eso se quedó en el sitio. Después de la
muerte del presidente Félix, Paola desapareció de la comunidad y casi nadie
del pueblo se había dado cuenta de su salida. Después de varios meses, la
población de Akicha vivió la incursión de una columna de Sendero Luminoso
procedente de las alturas de la Comunidad de Akicha, habían llegado de
madrugada, a las 5 de la mañana tocaron la campana para reunir de urgencia a
todos los comuneros, los senderistas visitaron casa por casa invitando a todos
los pobladores a reunirse en la plaza principal de la comunidad. Todos los
senderistas estaban armados con ametralladoras, eran veinte integrantes. Uno
de los senderistas ingresó a una casa donde una anciana campesina llamada
Dominga estaba postrada en cama por el cáncer, al ver al joven armado pidió
que la acribillara porque ya no resistía más el dolor; pero el militante armado le
contestó ¡no mamita!, ¡hay que ser fuerte!, ¡hay que luchar también contra la
enfermedad!, así como luchamos contra el gobierno ¡quédate ahí no mas
mamita! Nosotros nos vamos. De pronto la plaza se llenó de pobladores y una
mujer era la jefe del grupo armado y ella era Paola “La gringa”, entonces todos
los campesinos la reconocieron y murmuraban en voz baja, es La gringa, ella
estuvo aquí, ahora está armada con una ametralladora, y entonces Paola puso
en silencio a todos y dijo ¡campesinos akichanos! ¿por qué hemos permitido
que ese gamonal de nombre Talanio nos quiten nuestro pastizal de la altura?,
¿porqué los presidentes de la comunidad no han luchado para desalojarlos de
nuestras tierras? Esto no puede quedar así, además el gobierno, los jueces
avalan el abuso y nos tienen en la miseria, sin hospitales, sin escuelas, sin
tierras, por lo tanto en estos momentos nos prepararemos para ir todos a
recuperar las tierras de la comunidad. Las autoridades del pueblo fueron
llamados al frente de la reunión, estos estaban con temor que de repente
podrían ser castigados o “ajusticiados” por no haber recuperado las tierras de
las alturas para la comunidad. La jefa Paola luego dijo ¡en este momento todos
van a sus casas para traer cancha, papas, queso y lo que tengan para comer
en el viaje a la altura y también chullos, manta, ponchos, ollas, platos, cucharas
para llevar a la campaña de recuperación de los pastizales en las alturas de la
comunidad. A las 10 de la mañana se inició la movilización de la comunidad
rumbo a la altura a recuperar las tierras de la comunidad tomada por el
gamonal Talanio. Sólo quedaron niños ancianos en el pueblo, un centenar de
campesinos, mujeres, hombres, salieron del pueblo dirigidos por “La gringa”
quien arengaba ¡viva la lucha armada! ¡abajo el gobierno! ¡viva la comunidad
de Akicha! ¡abajo los gamonales! Y los campesinos contestaban ¡viva! ¡abajo!
La marcha fue difícil porque el camino era de trocha escabroza y de subida
muy accidentada, el tiempo de viaje duró 16 horas de camino, en el trayecto
llegaron a orillas del lago Cuya donde acamparon brevemente y luego
continuaron hasta la hacienda de Talanio, incursionaron los campesinos de
Akicha dirigidos por Paola y su grupo armado a la hacienda a las 10 de la
noche, en la oscuridad no encontraron a ninguna persona en la casa hacienda,
sólo encontraron a los perros pastores y del medio de la ganadería de ovinos
salieron tres pastores, de ellos una pastora se acercó a Paola y le dijo nosotros
somos sus pastores del señor Talanio, Paola le contestó, sí le creo, pues ahora
ustedes estarán con nosotros, los pobres, y le preguntó ¿a dónde se fue el
señor Talanio y su familia? La pastora llamada Avelinda le dijo, el señor ya
sabía que iban a llegar ustedes y dijo en la mañana de ayer que se va de viaje
a Huancayo y regresará después de una semana; entonces Paola le preguntó
¿cómo se comporta con ustedes ese gamonal? Avelinda le contestó que les
trataba como animales, siempre nos amenaza de desalojarnos, de quitarnos la
vida, especialmente la esposa del gamonal, es más mala, ella incluso le manda
al señor Talanio, ella hace todo en la hacienda, de ella depende todo aquí.
Nosotros no tenemos escuela, hospital, vivienda, dormimos debajo de los
árboles, chozas o el corral con el ganado. Paola le dijo a la pastora Avelinda de
que esto cambiaremos hoy, esta madrugada ya regresamos estos pastizales a
la comunidad que el gamonal Talanio coludido con un presidente de la
comunidad llamado Martín negoció estos pastizales, al respecto, el pueblo de
Akicha no estuvo enterado de nada, entonces al enterarse de aquello el pueblo
protestó después de la muerte de Martín, y entonces la recuperación vía legal
de la hacienda nunca prosperó, todo quedó encarpetado en el juez de Yauyos;
es por eso que Paola dijo: No es posible continuar viviendo así, pues ahora
retomaremos los pastizales de Akicha. Todos vivaron ¡viva el pueblo de Akicha!
¡abajo Talanio abusivo! Entonces inmediatamente las mujeres akichanas
sentaron la olla y prepararon caldo de oveja, para lo cual sacrificaron cinco
ovejas de las 10,000 cabezas de ganado. Al amanecer los akichanos tomaron
un buen caldo de oveja y entraron en asamblea informando que la comunidad
recuperaba sus pastizales, y en adelante la comunidad con su presidente y un
“delegado” administrarán los pastizales y se ordenó que los campesinos se
turnaran por meses para mantener la posición de la comunidad en estas tierras
incluyendo las ovejas que también se expropió para la comunidad de Akicha.

Después de lograr recuperar estas tierras con la ayuda del grupo armado
dirigido por Paola, ella se fue a otro pueblo a ver los problemas que había y
apoyar a la comunidad para resolver los problemas de esta manera “La gringa”
había llegado a la comunidad de Huantán, de la misma forma, que
incursionaron a la comunidad de Akicha, Paola dirige a su grupo armado a
Huantán, situado al otro lado de Akicha, caminaron toda la noche hasta que en
la madrugada llegaron a este pueblo desde la altura. Anticipadamente habían
investigado los senderistas sobre los fondos económicos de la comunidad y su
administración con los presidentes de la comunidad de Huantán y se dieron la
sorpresa de que un presidente llamado Ricardo había vendido ganados de la
comunidad y se había comprado un camión a nombre de su hijo mayor y luego
también con ese dinero había educado a otro hijo mayor en la Universidad del
Centro en Huancayo; toda esta información obtuvieron los integrantes del
grupo dirigido por Paola y entonces en acuerdo con campesinos que estaban
en desacuerdo con aquella corrupción acordaron el día y la hora para llevar a
cabo lo que el grupo armado de “La gringa” llamaba “juicio popular”.

Cuando Paola hizo su ingreso una madrugada de uno de los días del año 1987
a la Comunidad de Huantán, también tocaron las campanas de la torre de la
iglesia y los seguidores de Paola sacaron de casa en casa a todos los
campesinos diciéndoles ¡vamos a la plaza, todos!, ¡hay asamblea urgente de la
comunidad, y en contados momentos todos los pobladores de este pueblo
estaban en la plaza asustados y temerosos, algunos salían y estaban
informados de lo que había pasado en Akicha y otros no sabían nada y en voz
baja decían: son terroristas, entonces de pronto la jefa del grupo armado Paola
irrumpió en el silencio de cerca de doscientos campesinos y con una lista de
acusados comenzó a llamar por su nombre y se trataba de diferentes
presidentes de la comunidad que habían trabajado para la comunidad años
atrás, en total salieron seis campesinos presidentes, había uno de ellos, el más
alto llamado René que cuando fue sacado del grupo de los otros presidentes, la
familia rompió en llanto y pensaron que le iban a fusilar; pero Paola dijo, ¡él no
tiene problemas, él se queda! Luego llamaron al ex presidente de la comunidad
llamado Ricardo, era un campesino de baja estatura, partidario del APRP, a él
sí le dijeron el daño que hizo a la comunidad; entonces Paola dijo ¡el que roba
a la comunidad debe ser castigado!, para lo cual dos integrantes de su grupo
estaban listos con la ametralladora para dispararle, Paola dio la voz y lo
acribillaron, la familia del “ajusticiado” se acercaron rápidamente a recoger el
cadáver, mientras tanto Paola arengaba contra el gobierno, contra el abuso,
contra la corrupción, y dijo ¡así serán castigados los que cogen un pelo de la
comunidad del pueblo!

La gente reunida por primera vez en su vida habían presenciado tal escenario
sangriento y de órdenes y sentencias contra todo mal a la comunidad; entonces
Paola dijo ahora todos ya vamos al trabajo de nuestras tierras, y a partir de hoy
día nuestro delegado reemplazará al presidente de la comunidad, el delegado
elegido llamado Pedro, estará atento para resolver cualquier problema que
ocurra en la comunidad, nosotros continuaremos luchando contra el gobierno,
estamos construyendo un nuevo poder, dijo Paola.

La policía de Yauyos recibió informes de las incursiones de un grupo


subversivo en la comunidad de Akicha y Huantán; entonces los policías
inmediatamente reaccionaron y se trasladaron a pie a la comunidad de Akicha
y después de caminar 5 horas llegaron a Akicha que se encuentra al frente de
Yauyos. Al llegar a la comunidad de Akicha los policías también reunieron a los
campesinos en la plaza del pueblo y les dijo el jefe Sebastián ¡ustedes están
apoyando a los senderistas! A ver, ¿dónde está la señora Eladia? Y nadie dijo
nada, la señora Eladia había viajado; pero estaba su hija, el jefe Sebastián
ordenó a un lugarteniente ir a su casa para hacer una requiza. La hija de Doña
Eladia llamada Ruth le dijo al policía yo no tengo nada en mi casa, el policía le
contestó ¡ahora veremos!, el militar ingresó a la casa dando puntapié a la
puerta vieja de la casa de Ruth, al llegar al segundo piso sólo encontró costales
de trigo, el policía abrió los sacos de trigo y los regó por el piso de madera con
ranuras, el trigo filtró al primer piso en cantidad y en medio del trigo encontró
escritos sobre la lucha armada, entonces el policía le dijo a Ruth ¿y esto, qué
es?, Ruth le contestó no sé nada, el policía le dijo bueno hijita ahora me
acompañas y se la llevaron a la cárcel de Yauyos y luego a Cañete acusada de
terrorista. Los demás policías que eran cerca de treinta entraron casa por casa
a buscar armas o pruebas de apoyo al grupo subversivo dirigido por Paola, en
una casa entraron con el cuidador de casa porque su dueño estaba en Lima y
no respetaron nada, rompieron candados, abrieron maletas, baúles,
desbarataron todo para buscar pruebas, y como no encontraron pruebas,
entonces los policías dijeron, a los campesinos en la plaza reunidos por más de
5 horas ¡ustedes han apoyado a la senderistas con comida y hospedaje! Por lo
tanto el jefe Sebastián replicó: si ustedes siguen apoyando al grupo de Paola,
¡todos irán a la cárcel! ¿me escucharon?, dijo en voz alta el jefe Sebastián; los
campesinos contestaron ¡siiii!
Lo mismo pasó en Huantán, los policías llegaron buscando información sobre
“La gringa” y además estaban indignados por la muerte del ex presidente
Ricardo, el jefe Sebastián dijo: ¡esto lo pagarán esos terrucos! ¡los
encontraremos en cualquier momento! Todos ustedes campesinos tienen que
apoyar a la policía para acabar con esta lacra del terrorismo. Los campesinos
rendidos en la plaza se veían en medio de dos fuegos, de los policías y los
senderistas.

En los años 90, en medio de esta guerra en el campo entre la subversión y la


policía, el ejército, el presidente Tugimora viajó a Akicha en dos oportunidades,
posiblemente informado sobre las incursiones de grupos senderistas y policías,
era la primera vez que visitaba un presidente personalmente la comunidad
campesina de Akicha. Tugimora había ido acompañado de su hijo y soldados
de élite. Llegó a Akicha transportado por un helicóptero, el piloto, un aviador
diestro condujo hasta lo alto del frente de la ciudad de Yauyos, luego comenzó
a descender la máquina dando vuelvas en círculo hasta aterrizar encima del
poblado de Akicha en la que se encuentra cientos de andenes de cultivo de
papas y maíz. El helicóptero aterrizó en el andén más ancho que esta
inmediato al pueblo de Akicha; el viento que producía la hélice del helicóptero
era tan fuerte y el sonido también que una de las casas cercanas al andén de
aterrizaje, su techo de calamina voló totalmente, era la casa de la campesina
Simona quien inmediatamente gritó ¡quién diablos vino a sacar el techo de mi
casa! ¡ahora me pagará! ¡bonita mi casa ha venido a destruir!; mientras el
presidente y la comitiva con las autoridades que fueron a recibirlos bajaban
caminando por la única calle estrecha y escabroza para llegar al estadio del
pueblo. La campesina Simona salió de su casa muy molesta y justamente
cuando pasaba el presidente por delante de su casa, ella salió gritando ¿usted
señor es el que ha venido a destruir mi techa con su máquina? ¿ahora quién
me va a pagar por eso? ¿quién lo va arreglar mi techo? ¡señor usted me tiene
que pagar! La señora Simona se puso delante del presidente para que no pase;
entonces el presidente de la comunidad llamado Manases le dijo a la señora,
por favor déjenos pasar, el señor es el presidente del Perú; la señora Simona le
contestó ¡a mí qué me importa que es presidente del Perú! ¡yo quiero que me
arregle, me devuelva el techo de mi casa, aquí no me van a venir hacer
perjuicio. Entonces el presidente Tugimora le dio al presidente de la comunidad
50 soles para que se lo de a la señora Simona, y se la dio, la señora recibió el
dinero y se fue a su casa sin interesarle la presencia del presidente del Perú.

Al pasar el presidente con la comitiva que lo acompañaba por la calle principal


del pueblo rumbo al estadio. La poca población que se encontraba ese día en
el pueblo fueron por curiosidad para saber quién había llegado en el
helicóptero, y cuando llegaron al estadio el presidente era un pequeño
personaje, los cuatro soldados eran altos y bien armados y estaba también el
hijo del presidente que con una cuerda sostenía fuertemente a un perro de
palacio. Los soldados cargaron la ropa usada para repartir a la gente que se
reunió en el estadio, el mismo presidente Tugimora comenzó a distribuir de uno
en uno la ropa, aunque para muchos no eran las prendas para su talla, pero
había que llevarse dos o tres prendas usadas porque el presidente
personalmente se los entregaba.

En el momento que el presidente distribuía la ropa usada, el perro que tenía su


hijo sujetado con una cuerda se le escapó y mordió a un cerdo de la oreja que
no lo soltaba hasta que arrancó la mitad de la oreja del cuche, los soldados se
esforzaron por separar al perro del animal, mientras tanto Tugimora le dio una
bofetada al hijo por lo sucedido, y le dijo: porqué soltaste al perro ¡carajo! El
hijo comenzó a llorar en medio del público presente; pero en ese momento
apareció la campesina Victoria diciendo en voz alta: ¿quién es el que ha
malogrado mi animal?, de quien su perro sacó la oreja de mi cuche que se va
morir ensangrentado, ahora me pagarán. Y la gente le dijo en voz baja cállate
tía Victoria, es el perro del presidente, y la señora Victoria se acercó al
presidente sin mayor respeto para decirle ¡Oiga señor págame para currar a mi
animal que se está muriendo!; entonces el presidente le dio 20 soles, y la
campesina dijo: Ojalá que alcance para curar a mi cuche.

Antes de despedirse el presidente ofreció al pueblo de Akicha mejorar las


calles, mediante empedrado con cemento y luego herramientas para trabajar
así como carretillas, lampas, una máquina perforadora y también calaminas
para cambiar el techo viejo de la iglesia católica y también 200 bolsas de
cemento para construir las obras comunales. El presidente de la comunidad de
Akicha esperó el ofrecimiento del presidente Tugimora y pronto llegó y se inició
el trabajo previsto en la comunidad. Todas estas acciones en Akicha de parte
del presidente era parte de esa guerra que se vivía en estas comunidades que
se extendía a otras como Quisque en la que se dio uno de los enfrentamientos
más grandes de la zona de Yauyos.

En los años 90 continúan recorriendo por las alturas de las comunidades de


Atcas, Quillcata y la Laguna de Pacala de la provincia de Yauyos una columna
de senderistas dirigidos por “La gringa”. Estos lugares eran una zona ganadera
en la que reclutaban a los jóvenes para engrosar sus filas, difundiendo sus
ideas a la gente del campo, persuadían y convencían diciendo que el gobierno
de Juan García fue un desastre y también de Tugimora, y les explicaban que
durante estos gobiernos no había pan, azúcar, ni en las tiendas o bodegas,
sólo llegaba una bolsa de azúcar por cada tienda para vender a toda la
comunidad, y es por eso que debían levantarse contra el gobierno.

Su ideología del grupo de Paola era desarrollar la guerra del campo a la ciudad
y es por eso que desde la altura Paola iba organizando y dirigiendo a sus
huestes a los pueblos de las zonas quechuas y así bajaron a Huanagascar en
la que atacaron la comisaría dando su primer golpe y luego entraron en Nuevo
Imperial-Cañete en la que también atacaron el puesto policial, y así llegaron
también a Pacarán, Capillucas asaltaron los puestos policiales quitándole sus
armas, de pueblo en pueblo reclutaban jóvenes, pedían a todas las autoridades
renunciar irrevocablemente de sus cargos.

“La gringa” y su grupo armado difundían su ideología de acabar con los


grandes terratenientes que se aprovechan del trabajo de los pobres
campesinos para lo cual bajaban a la carretera donde pintaban los carros con
frases como ¡Viva el presidente Gonzalo!, también pintaban la hoz y el martillo
que nadie podía borrar porque castigarían duramente. También pintaban ¡Viiva
el Partido Comunista del Perú! Y hablaban que hay que acabar con los perros
de hombre muerto, de esta manera calificaban a los policías.
El grupo formado de Paola, llegaba a los pueblos en la madrugada, tocaban la
campana y todos salían a reunirse en la Plaza y reuniendo a todos los
pobladores cantaban canciones alusivas a su ideología y siempre repetían la
frase de tomar la ciudad en medio de un río de sangre.

Conminaban a todas las autoridades para que renuncien de sus cargos y en el


pueblo donde no renunciaba eran “ajusticiados” porque no rendían cuenta a la
comunidad, como nadie la fiscalizaba, entonces estaban en corrupción.

Una vez, la jefa Paola con su grupo armado llegó a Cerro Loso, cuando la
comunidad estaba celebrando la fiesta patronal del Señor de Cachay, en la que
toda la población estaban bailando, hasta el cura también; pero al ver la
presencia del grupo armado se paralizó la fiesta, entonces Paola habló sobre la
costumbre del pueblo y la lucha armada en la que hay que participar apoyando
de mil formas y al final manifestó de que hay que continuar la fiesta y se fueron
a la carretera a controlar el tránsito, los subversivos armados subían a los
ómnibus para buscar policías y sí es que lo había, lo bajaban, al enterarse
sobre estos sucesos los policías de la comisaría salían en persecución,
desatándose así un enfrentamiento muy sangriento.

Había llegado un momento que en los pueblos de Yauyos ya no habían


autoridades, la gran mayoría había renunciado. En la capital de Yauyos había
una gran comisaría que desde ahí salían los policías a buscar a los
subversivos, pero casi nunca lo encontraban. Pronto llegó a Yauyos el ejército a
reforzar a la policía; sin embargo los subversivos a cada semana incursionaban
a los pueblos con integrantes jovencitos dirigidos por Paola, pues aquellos se
ilusionaban con las armas en las manos, que a veces llegaron actuar por su
cuenta por falta de la ideología que “La gringa” difundía, el grupo armado lo
constituía entre 12 y 20 integrantes.

De esta manera, el grupo armado dirigido por Paola también llegó al pueblo de
Quisque antes de la fiesta patronal de la Virgen del Carmen en el mes de julio,
ingresaron hasta la plaza del pueblo de Quisque, eran doce armados con
ametralladoras de largo alcance, habían llegado para fiscalizar a las
autoridades que no estaban presentes, frente a esa ausencia, ella procedió a
nombrar un delegado que los represente y den cuenta de toda la problemática
de la comunidad, luego procedieron a buscar al presidente de la comunidad, a
Paola le informaron que éste se encontraba en su chacra más arriba del pueblo
de Quisque, entonces los subversivos subieron a Cushme y ahí se quedaron
en la noche; mientras tanto el presidente de la Comunidad de Yauyos se había
escapado a denunciar que en Quisque se encuentra una columna de
subversivos; entonces los policías y soldados bajaron a Magdalena del Río y
luego pasaron al otro lado por el puente construido sobre el Río Cañete y
subieron a Quisque llegando a la una de la mañana fueron más arriba de
Cushme llegando hasta Yuta en la que los subversivos llevaban un herido
quienes pidieron apoyo al ganadero de altura a quien le mandaron comprar
medicina, éste llegó a Quisque en plena fiesta de la Virgen del Carmen, al final
no regresó a la altura, sino su yerno es el que llevó la medicina para la altura, al
lugar donde se encontraba el subversivo herido, pero éste le contó a su suegra
sobre estos hechos y ella dio aviso a la policía, entonces los policías que se
encontraban en Quisque regresaron a Yauyos para comunicarle al jefe del
ejército y pedir a los soldados que los apoyen; éstos inmediatamente atacaron
por dos sitios, un grupo bajaron por Mallquiche y el otro subió por Cushme, al
llegar a aquella altura los subversivos ya no se encontraban.

Entonces los soldados y policías continuaron en la madrugada su campaña


hacia Cushme acribillando así la casa en la que se quedaron a dormir los
subversivos, murieron tres subversivos, los otros se escaparon. A las cinco de
la mañana sonaban las balas como si estuvieran tostando la cancha en callana
que producía eco en los cerros, ante estos hechos los pobladores de la
comunidad de Quisque salieron todos a ver lo que ocurrió arriba del pueblo; la
policía bajó al pueblo e hizo reunir a la población en la Plaza de Quisque en la
que el jefe del ejército dijo: ¡Hay que recoger los muertos con el Fiscal! La
población nombró una comisión para recoger los cadáveres, bajando hasta la
Plaza de Quisque, entre los cadáveres se encontraba un estudiante
universitario natural de Ica, el subversivo iba a matar a Sandoval el jefe de los
policías; pero resultó siendo al revés.
De Quisque bajaron a Magdalena y luego subieron a Yauyos y los otros se

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