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El aumento de las temperaturas y los cambios en los patrones hidrológicos (sequías

e inundaciones) afectan a la calidad del agua y agravan su contaminación por


sedimentos, nutrientes, carbono orgánico disuelto, agentes patógenos, pesticidas,
etc. Además, el aumento del nivel del mar provoca la salinización de aguas
subterráneas y estuarios, reduciendo la disponibilidad de agua dulce para consumo
humano y para los ecosistemas en las zonas costeras.
Esta contaminación tiene su origen en diversos factores:

– Agentes patógenos. Bacterias, virus y parásitos entran al agua provenientes de


desechos orgánicos.
– Desechos que requieren oxígeno. Los desechos orgánicos pueden ser
descompuestos por bacterias que usan oxígeno para biodegradarlos. Si hay
poblaciones grandes de estas bacterias, pueden agotar el oxígeno del agua,
matando las formas de vida acuáticas.
– Sustancias químicas inorgánicas. Ácidos, compuestos de metales tóxicos como
el mercurio o el plomo envenenan el agua.
– Los nutrientes vegetales. Pueden ocasionar el crecimiento excesivo de plantas
acuáticas que después mueren y se descomponen, agotando el oxígeno del agua
y causando la muerte de las especies marinas (zona muerta).
– Sustancias químicas orgánicas. Petróleo, plástico, plaguicidas y detergentes que
amenazan la vida.
– Sedimentos o materia suspendida. Partículas insolubles de suelo que enturbian
el agua, y que son la mayor fuente de contaminación.
– Sustancias radiactivas. Pueden causar defectos congénitos y cáncer.
Todos los contaminantes contenidos en las aguas residuales, causarían serios
problemas ambientales si se incorporasen directamente a un curso de agua no
contaminado. Por ello es necesario que sean tratadas antes de su vertido, con el
fin de rebajar lo más posible su carga contaminante, y que estén dentro de unos
límites que se consideren adecuados.

http://aulavirtual.usal.es/aulavirtual/demos/etap/unidades/documentos/docu401/ensayo.htm

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