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Las ondas gravitacionales podrían revelar dimensiones ocultas en el Universo

Como todo el mundo sabe, vivimos en un Universo de cuatro dimensiones, tres de ellas
espaciales y una temporal. Pero eso no quiere decir que sean las únicas que existen o, mejor dicho,
las únicas posibles. Los físicos, en efecto, llevan ya décadas recurriendo a toda una serie de
"dimensiones extra", que resultan necesarias para explicar determinados fenómenos cuánticos, o que
se manifestaron cuando las condiciones del Universo eran favorables, en los primeros instantes tras
el Big Bang. Por desgracia nadie, nunca, ha encontrado aún evidencias experimentales de que alguna
de esas dimensiones ocultas esté teniendo algún efecto en nuestra realidad.

Ahora, sin embargo, un equipo de investigadores del Instituto Max Planck de Física
Gravitacional en Postdam, ha propuesto una forma para "sacar a la luz" estas dimensiones extra. Y
es que, según estos científicos, esas dimensiones deberían ser capaces de causar "ondulaciones" en
nuestra realidad, modificándola imperceptiblemente a través de las ondas gravitacionales. O, dicho
de otro modo, las ondas gravitacionales podrían contener la "firma" que pruebe la existencia de
dimensiones ocultas. Descubrirlas allanaría el camino para resolver algunos de los mayores misterios
del Universo.

Comparada con las demás fuerzas fundamentales de la Naturaleza la gravedad es


extraordinariamente debil. Y los físicos llevan ya mucho tiempo preguntándose por qué. Una de las
razones podría ser que la gravedad, de algún modo, se estuviera "filtrando" en dimensiones
adicionales, es decir, más allá de las tres dimensiones espaciales que nosotros experimentamos.

De hecho, algunas de las teorías que trátan de unir gravedad y Mecánica Cuántica, como la
teoría de cuerdas, requieren de dimensiones adicionales para funcionar, y exigen además que la
gravedad sea capaz de propagarse a través de ellas. Como se sabe, de las cuatro fuerzas
fundamentales, solo la gravedad se sigue resistiendo a ser "cuantificada". Lo cual significa que no
existe (o no se ha encontrado hasta ahora) una partícula subatómica que transporte la unidad mínima
de gravedad. Las otras tres fuerzas (electromagnetismo y fuerzas nucleares fuerte y débil) tienen cada
una una partícula asociada: Fotones, gluones y partículas W y Z. Y todas ellas han sido producidas
con éxito en múltiples experimentos de laboratorio. Nadie, sin embargo, ha sido aún capaz de
encontrar un "gravitón".

Por eso, hallar pruebas de la existencia de tales dimensiones exóticas podría ser de gran
utilidad para caracterizar la gravedad y encontrar una forma de unir esta esquiva fuerza a la
Mecánica Cuántica. No es una tarea sencilla ya que, de existir, esas dimensiones tendrían en el
Universo actual unos efectos realmente pequeños. De no ser así, sus consecuencias serían bien
visibles en nuestra vida cotidiana.

Las principales bazas para hallar alguna de estas dimensiones ocultas están en los
experimentos del LHC, el Gran Colisionador de Hadrones del CERN. Pero hasta ahora no ha
habido suerte y nadie ha sido capaz de ver siquiera un leve signo que revele una física que esté más
allá de nuestras cuatro dimensiones.
Una nueva esperanza

En los últimos dos años, sin embargo, ha surgido una nueva esperanza: las ondas
gravitacionales. Esas pequeñas ondulaciones en el tejido espaciotemporal del Universo, causadas
por el movimiento de objetos muy masivos, se descubrieron por primera vez en 2015. Y dado que es
muy probable que la gravedad sea capaz de extenderse a través de todas las dimensiones que existen,
esas ondas se han convertido en una forma muy prometedora para detectar cualquier dimensión más
allá de las que conocemos.

"Si hay dimensiones adicionales en el Universo -afirma Gustavo Lucena Gómez, autor
principal del estudio- las ondas gravitacionales pueden propagarse a través de ellas". Gómez y su
colega David Andriot han calculado cómo esas potenciales dimensiones extra podrían estar
afectando a las ondas gravitatorias que podemos observar. Y encontraron dos peculiares efectos que
nos permitirían "cazarlas": ondas extra en frecuencias muy altas, y una modificación en la forma en
que las ondas gravitacionales estiran el espacio.

De hecho, según los investigadores, a medida que las ondas gravitacionales se propagan a
través de una dimensión extra, deberían generar una "torre" de ondas gravitatorias extra, con una
frecuencia muy alta después de una distribución regular. Por desgracia, los actuales observatorios de
ondas gravitacionales no son capaces de detectarlas en frecuencias tan altas como las requeridas, y
también la siguiente generación de detectores está enfocada a frecuencias más bajas. Así que, aunque
estas ondas estén por todas partes, nos sería muy difícil encontrarlas.

El segundo efecto provocado por las dimensiones extra, sin embargo, sería mucho más
sencillo de ver, ya que modificaría las ondas gravitacionales "normales", las que se detectan
actualmente, sin necesidad de añadir señales extra. "Si hay dimensiones adicionales en nuestro
Universo -explica Gómez- estirarían y encogerían el espacio-tiempo de una forma diferente a como
lo hacen las ondas gravitacionales estándar".

A medida que una onda gravitacional atraviesa el Universo, estira y encoje el espacio de una
forma muy específica. Sería como tirar de una banda de goma, que se haría más larga en una
dirección y más corta en la otra, para volver a su forma original cuando la soltamos.

Sin embargo, las dimensiones adicionales del Universo harían que el espacio se estirara y se
encogiera de forma diferente, algo que los investigadores han llamado "modo respiración". Igual que
los pulmones al respirar, el espacio se expandiría y se contraería a medida que las ondas
gravitacionales pasan, además de estirarse y aplastarse como hacen normalmente.

"Con más detectores -afirma Gómez- seremos capaces de ver si este ´modo respiración´ está
sucediendo realmente".

Luego de la lectura respondemos:

1. ¿Qué son las ondas gravitacionales?

2. ¿Cómo cambiaría nuestra concepción del universo desde las ondas gravitacionales?

3. Redacta una situación de aprendizaje con las ondas gravitacionales


1.0

El tejido espacio tiempo en realidad es un tejido flexible que se puede doblar y se puede plegar.
Igual que una lona flexible, la puedes golpear. Si la golpeas con mucha fuerza, en el tejido se genera
una onda, igual que si tiras una piedra a un estanque. Esa onda se propaga por todo el espacio y llega
hasta nosotros; esa onda gravitacional es una onda de espacio-tiempo. Y es precisamente como lo
podemos medir, como un estiramiento o compresión del espacio-tiempo de forma local.

1.1

Los objetos que se mueven en el Universo producen ondulaciones en el espacio-tiempo -una


especie de tejido en el que se desarrollan todos los eventos del Universo- las cuales se propagan por
el espacio. Estas son las ondas gravitacionales.

2.0

El conocimiento del cosmos se realiza ahora, principalmente, a través de la radiación


electromagnética (luz), con ellas se puede "ver", mientras que con las ondas gravitacionales sería
como "oír", lo que permitiría pasar a través de los objetos que hay entre la Tierra y el otro extremo
del Universo, pues las ondas lo atraviesan todo.

2.1

3.0

Para dar una idea a los alumnos de las ondas gravitacionales, usaremos un montaje. Si
tenemos la red tensa y colocamos una masa en el centro, se deformará ligeramente. Si hacemos girar
otra masa en torno a la primera (simulando el movimiento orbital del púlsar binario), los cambios
en la deformación del espacio-tiempo que produzca se transmitirán como onda gravitacional por
toda la red. Para ayudar a verlo se puede hacer vibrar el borde de nuestra red con la mano, de manera
que aparezca una onda sobre la superficie que alcance a las masas centrales. Es nuestro modelo de
onda gravitacional.

Colocamos una red de tejido flexible (una mosquitera, por ejemplo) tensa sobre un bastidor
que puede ser un aro de gimnasta o dos palos de escoba que sujeten los extremos de un cuadrado de
la tela. Si la red está tensa, simula un trozo de espacio-tiempo muy lejos de cualquier masa. Con un
rotulador y una regla podemos dibujar una cuadrícula que representa el espacio-tiempo sin deformar
(en ausencia de masas) sobre la red.

Si ahora colocamos una masa (una pelota de tenis o de golf) en la red veremos que la
cuadrícula se deforma: el espacio-tiempo se deforma por la presencia de una masa. Si lanzamos una
bolita de poco peso (una bola de ping-pong) intentando que siga una trayectoria recta, veremos que,
cuando se acerca a la pelota, se ve obligada a desviarse -o caer sobre ella-, debido a la deformación
de la red. Si ajustamos la dirección y la fuerza con las que lanzamos la bolita, conseguiremos que
orbite alrededor de la pelota central. Los alumnos visualizarán rápidamente que es como la Luna y
la Tierra, y que es la deformación de la red (del espacio-tiempo) la que obliga a la bolita a girar.
También verán que la fricción hace que la bola acabe cayendo sobre la pelota y parándose. Pero la
Luna no tiene fricción...

Con la bolita quieta, "pegada" sobre la otra, es el momento de decirles que así estamos
nosotros "pegados" a la Tierra: damos un salto y enseguida caemos. Damos un pequeño empujón a
la bola y vuelve a caer sobre la pelota. De nuevo es la deformación del espacio la causante. Podemos
explicar también el concepto de velocidad de escape. Si empujamos la bolita con suficiente velocidad
puede escapar y llegar justo hasta el borde de la red. Veremos que la velocidad de escape depende de
cómo de deformada esté la red por la masa de la pelota. En la Tierra el concepto es similar, la
velocidad de escape es la velocidad que tenemos que dar a cualquier objeto para que se escape de la
gravedad terrestre (en la superficie de la Tierra la velocidad de escape es de 11 km/s).

En realidad, además de mostrar la deformación espacial, hay que decir a los alumnos que los
relojes cercanos a la masa se atrasarían, irían más despacio. Esto quiere decir que, aunque a un
observador que se acercara a la masa le pareciera que su reloj marcha siempre igual, comparándolo
con un reloj muy lejano (al que no afectara casi nada esa masa) iría más lento. El tiempo se deforma
por la masa a la vez que el espacio, y se deforma más cuanto más cerca esté de ella.

3.1

Lo primero es tomar una copa e introducir un pañuelo de modo que cubra la superficie de
forma interna. A continuación, se llenan 3/4 de la copa con agua y se saca el pañuelo desde el
interior. Con el pañuelo mojado, se cubre la copa por fuera.

Luego se tapa la copa con la mano, y sobre un recipiente, hay que dar vuelta la copa. De a
poco, desenvuelve el pañuelo que está alrededor de la copa, dejando cubierta la boca. Se podrá ver
como el pañuelo o el agua no caen, pese a que la copa está dada vuelta y no se está sujetando el
pañuelo con las manos. Vuelve a llenar la copa con agua y, sin poner el pañuelo, da la vuelta por
sobre el recipiente.

Ahora... ¿por qué el agua o el pañuelo no cayeron al darles vuelta por sobre el recipiente, pese
a estar actuando la fuerza de gravedad? ¿Por qué no ocurrió lo mismo cuando la copa no estaba
cubierta por el pañuelo?

Esta reacción, que va en contra de lo que sabemos sobre las leyes de la gravedad, se produce
debido a que el agua tiene una alta tensión en su superficie. Las moléculas del agua que el pañuelo
va absorbiendo, se aferran a las que siguen dentro de la copa. A pesar de que existan zonas vacías o
permeables en el pañuelo, el agua no cae ya que la atracción de las moléculas de esta es tan fuerte,
que superan a la gravedad que, en otros casos, haría caer el agua.

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