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Para Gerardo Caetano en los años 20 el proceso políticos tuvo dos caras: a)
afianzamiento de la democracia política; b) conservadurismo social.
Todo ello estimulo y acostumbro a los uruguayos a votar, sin embargo, este proceso de
creciente participación político-electoral no hubiera sido posible sin la construcción de
un sistema de garantías al sufragio, que llevara a los ciudadanos a confiar en el sistema,
para ello, se realizaron reformas en la legislación electoral, así como la elaboración de
un nuevo Registro Cívico (eliminando las sospechas del anterior), la creación de la
Corte Electoral (con la participación de los grandes partidos electorales) y el
perfeccionamiento de una compleja legislación electoral destinada a impedir fraudes y
las presiones sobre los electores.
Sin embargo, el Partido Colorado el “partido del Estado” –en gobierno de 1865-
conservaba los reflejos de una larga manipulación de la voluntad popular, que la nueve
institucionalidad no hizo desaparecer automáticamente. Por ejemplo hubieron denuncias
de fraude luego de las disputadas elecciones de noviembre de 1922, que terminaron con
la victoria del P. Colorado por escasos 7.000 votos y la proclamación del Ing. José
Serrato como Presidente de la República y en noviembre de 1926 donde el margen entre
ambos partidos fue más estrechos, motivando una situación de tensión al aproximarse la
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Frega Ana, et al. (2008) Historia del Uruguay del siglo XX (1890-2005). Uruguay, Montevideo:
Ediciones de la Banda Oriental.
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Richard García (2018)
fecha de trasmisión del mando y no estando terminado el conteo de votos. Mientras que
este se realizaba Serrato ordenó el acantonamiento de las fuerzas militares en las
proximidades de Montevideo, en Los Cerrillos –sucesos conocidos con el nombre de “la
Cerrillada”2
Conservadurismo social
Dentro del Partido Colorado, el batllismo priorizó la victorial electoral frente al Partido
Nacional, a través de continuas negociaciones y compromisos con los demás sectores
del Partido Colorado –de tendencia conservadora-, el primero con el Riverismo ocurrida
en 1913, la del Vierismo (P. Radical de Feliciano Viera) en 1919 y en 1926 la del
Sosismo (de Julio María Sosa). En 1925 el Vierismo había votado afuera del lema,
posibilitando así la victoria del Partido Nacional.
Dentro del Partido Nacional son los años del ascenso del liderazgo de Luis Alberto
Herrera, quien a través de una intensa actividad –desplegada en actos, reuniones y giras
por el interior, esforzándose por mantener un contacto personal. Su popularidad lo llevo
a ocupar la Presidencia del Directorio del Partido y a postularse como candidato a
Consejo Nacional. Se opusieron a dicha candidatura los llamados “conservadores” (o
principistas) que apoyaban a las candidaturas de Martín C. Martínez y Arturo Lussich.
El grupo tenía como portavoz al diario “El País” (fundado en 1918) y dirigido por
Enrique Rodríguez Larreta y Washington Beltrán. Así que dentro del partido quedo
definido dos grupos: los “lussichistas” y “herreristas”.
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Acantonamiento: alojamiento y distribución de tropas en un lugar próximo a aquel en que puede
intervenir.
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Richard García (2018)
En 1921 surge el Partido Comunista como resultado de la división del Partido Socialista
en el marco de la repercusión de la revolución bolchvique en el movimiento socialista
mundial.
A fines de los años 20 la economía uruguaya –señalan Gerardo Caetano y Raúl Jacob-
la economía y la sociedad estaban de “espalda al precipicio”.
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Richard García (2018)
Ente 1922 y 1930 la economía uruguaya creció a una tasa de 6.6% acumulativo anual,
este crecimiento, sin embargo, tuvo características diferentes al procesado en épocas
anteriores. Los precios internacionales de nuestros productos que se habían
incrementado durante la guerra, experimentaron un marcado descenso en la posguerra.
Simultáneamente, creció la demanda de bienes que no podía ser abastecido por la
producción nacional (entre ellos los derivados del petróleo, al compás del acelerado
desarrollo del parque automotor) incrementando así el volumen y el monto de las
importaciones. A pesar de esto, el saldo de la balanza comercial fue favorable, en casi
todo el período – a excepción de 1921 y 1922-, el mantenimiento del saldo favorable fue
debido al aumento del volumen de las exportaciones. No sucedió lo mismo con la
balanza de pagos (saldo del intercambio de bienes y servicios con el exterior).
Durante la mayor parte de la década el monto de las divisas necesarias para cubrir los
servicios de la deuda externa (intereses y amortizaciones) y las remesas al exterior
(debido a remesas de inmigrantes, ganancias de empresas extranjeras, etc.), fue mayor
que el monto de las divisas que ingresaron al país (debido a exportaciones y servicios
como el turismo, etc.).
Para compensar la balanza de pagos se podía hacer dos cosas o recurrir al capital
extranjero o usar las reservas existentes, de hecho hubo un aumento del endeudamiento
público creció notablemente, entre 1920 y 1933 la emisión total de la deuda pública
uruguaya alcanzó los 122, 5 millones de pesos.
La década del veinte constituye un período de transición entre la crisis del modelo
agroexportador -iniciada en 1913- y la configuración plena de otro modelo basado en el
desarrollo industrial, que ya puede percibirse en 1943. Bertino, Tajam y Yaffé (2005)3
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Desde 1925 el batllismo tenía inicios del “inquietismo” reformista, pero a partir de 1929
va tener en sus manos puestos claves para impulsar algunos de sus propuestas
reformistas: el Ministerio de Hacienda ocupado por Javier Mendívil y el de Industria,
Trabajo y Comunicaciones ocupado por Edmundo Castillos. De ambas carteras se
arremeterá contra los intereses de los estancieros (propuesta de que el Estado intervenga
como comprador u arrendador de tierras) y contra los intereses extranjeros (proyecto de
construcción regeneraría con participación estatal).
El proyecto de refinería estatal, aprobado por el Consejo en agosto de 1929 (con el voto
en contra de los consejeros nacionalistas A. Lussich, M.C. Martínez y L. A. de Herrera)
fue vetado por el Presidente Campisteguy, que se hizo eco de la fuerte oposición que
despertada por la iniciativa en sectores empresariales. El batllismo no obtuvo los votos
necesarios en el Consejo para levantar el veto. El fracaso de la iniciativa no fue
sinónimo de su abandono, por lo contrario, el batllismo presentó un proyecto más
radical aún: la construcción de una refinería totalmente estatal.4
Movilización conservadora
Ante los intentos de reformismo por superar el bloqueo de sus propuestas -señala
Caetano- la oposición conservadora multiplicó rápidamente su movilización política,
experimentando una radicalización de sus posturas. Su eficacia organizativa se vio
favorecida por la creciente integración de las diferentes actividades económicas y en
consecuencia entre sus principales dirigentes (estancieros, industriales, comerciantes,
banqueros), así como por la vinculación cada vez más estrecha entre los grupos de
presión empresariales y los partidos políticos de derecha.
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Luis Batlle Berres desde el diario “El Día” realizaba una persistente campaña de denuncia de los trusts
petroleros y del apoyo de las iniciativas del batllismo en materia energética.
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