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Exceso de optimismo depositado en nosotros mismos.

Santa
Catalina de Siena

Yo os escribo en su Preciosa Sangre, con el deseo que vosotros veáis a los


verdaderos servidores de Jesús crucificado, constantes y perseverantes hasta
la muerte, para que recibáis la corona de gloria, que no se da al que comienza
solamente, sino al que persevera hasta el fin. Yo quiero por tanto que
vosotros os apliquéis a correr con celo en la vía de la Verdad, esforzaos
siempre en avanzar de virtud en virtud. No avanzar es retroceder, pues el
alma no puede jamás estar quieta.

Y ¿cómo podremos nosotros, muy queridos hijos, aumentar el fuego en el


santo deseo? Poniendo la leña sobre el fuego. Pero ¿qué fuego? El recuerdo
de los numerosos e infinitos favores de Dios, que son innombrables, y sobre
todo el recuerdo de la sangre vertida por el Verbo, su Hijo único, para
mostrarnos a nosotros el amor inefable que Dios nos tiene; recordando
nosotros este favor y tantos otros, veremos aumentar nuestro amor. (Santa
Catalina de Siena, Carta 301)

Este breve texto de Santa Catalina de Siena se puede utilizar para comparar
la espiritualidad de la santa y la que recibimos como modelo actualmente.
¿Qué buscamos hoy en día? Satisfacción y placeres. No somos capaces de
darnos cuenta de todo lo que Dios nos ha dado, porque creemos que lo hemos
recibido merecidamente. Hoy en día nos dicen que es necesario estar alegres
y pensamos que tenemos que poner cara de bobos con una sonrisa sin
sentido. Pensamos que Dios es tan misericordioso, que le da igual todo lo que
hagamos. Pensamos en vivir un cristianismo de etiqueta en la camisa y se
nos olvida que el cristianismo conlleva padecer el dolor de cargar con la cruz
que Dios nos ha dado. Pensamos que la vida de fe es una fiesta, un congreso,
un show o una marcha y se nos olvida que negarnos a nosotros mismos nunca
es nada de lo que he enunciado antes.

Como dice Santa Catalina “esforzaos siempre en avanzar de virtud en virtud”


y todos sabemos que la virtud conlleva dureza, incomprensión y soledad.
Quienes logran vivir en virtud, resulta insoportables para la sociedad, que les
aparta a un lado de malas maneras. Cuando el mundo te aplaude, es que
estas jugando al juego de ocultar en engaño de las apariencias y el marketing.
Ahora que la Iglesia parece empeñada en evangelizar mediante estrategias
empresariales, las palabras de los santos son más y más incómodas. Demos
tiempo al tiempo. Las estrategias que se ponen en marcha hoy no van a
cambiar el gran problema que tenemos: la falta de confianza en Dios y el
exceso de optimismo depositado en nosotros mismos.

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