2.

La filosofía griega tradicionalmente ha sido vista como el punto de partida para la

filosofía Occidental, siguiendo el esquema eurocéntrico la filosofía griega seria el
antecedente fundamental para lo que sería la filosofía cristiana de la Edad Media y por
consiguiente el resto de la filosofía Occidental hasta la actualidad. Lo que se tiende a
ignorar es que la filosofía griega también dio paso a la filosofía árabe, constantemente
reducida en importancia por los pensadores de Occidente y solo mencionada como un
“aporte” al pensamiento universal (europeo).

Tomando a Aristóteles y a Platón como las bases para su pensamiento, traducidos al árabe
durante el califato Abbasí, la filosofía árabe se diferencia del pensamiento cristiano
medieval en su aproximación a los clásicos. En el caso cristiano los clásicos griegos lo
tomados en la medida que no contradigan el dogma cristiano y acoplan el pensamiento
griego a sus concepciones teológicas, en cambio la filosofía árabe toma a los clásicos en su
forma pagana, sin censurar lo que contradice a su fe. Esto se debe a que dentro del
pensamiento árabe existen conflictos entre filosofía, teología y misticismo, lo que no ocurre
en el pensamiento cristiano donde lo que no se ciñe a los dogmas de la biblia era censurado
o excluido del saber.

El texto de Ibn Tufayl en este contexto de pensamiento árabe con influencias aristotélicas y
neoplatónicas, plantea de cómo teóricamente se llega a la iluminación poniendo como
ejemplo el relato de Hayy Ibn Yaqzan. El recuento de los procesos de cognoscitivos que
emplea el protagonista para llegar a la iluminación nos permite establecer la existencia del
alma. Esta, es algo totalmente opuesto al mundo material, es una cosa abstracta, la cual
tiene que ser separada en vida del mundo material, para poder llegar a la iluminación. Es
decir, renunciar al mundo material, y utilizar la vía racional para entender el alma, la cual es
el camino de acercamiento hacia dios. De esta forma, se establece un lazo espiritual y
místico entre el hombre, insertado en el mundo material al cual ha de renunciar, y dios, a
quien se podrá acercar solo alcanzando el estado de iluminación o éxtasis.