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“ETAPAS DEL DESARROLLO HUMANO DEL ADULTO MAYOR”

DOCENTE: Dra.YSABEL MORGAN ZAVALETA

ALUMNA : MARÍA ALONDRA MENDOZA TORRES

CICLO : VII

CURSO : ENFERMERIA GERIÁTRICA

NVO.CHIMBOTE-PERU
2017

2016
ETAPAS DEL DESARROLLO HUMANO DEL ADULTO MAYOR
El proceso de envejecimiento va gradualmente modificando nuestro organismo. El
anciano va percibiendo los cambios físicos propios y los de su entorno. También lo
psíquico sufre una transformación en lo que se refiere a las creencias, los valores y
las conductas.
Según la OMS, las personas de 60 a 74 años son consideradas de edad avanzada;
de 75 a 90 viejas o ancianas, y las que sobrepasan los 90 se les denomina grandes
viejos o grandes longevos. A todo individuo mayor de 60 años se le llamará de forma
indistinta persona de la tercera edad.
La ONU establece la edad de 60 años para considerar que una persona es adulta
mayor, aunque en los países desarrollados se considera que la vejez empieza a
los 65 años.
Si bien la edad cronológica es uno de los indicadores más utilizados para considerar
a alguien viejo o no, ésta por sí misma no nos dice mucho de la situación en la que
se encuentra una persona, de sus sentimientos, deseos, necesidades, relaciones
En el transcurrir de todo el ciclo vital, el desarrollo humano y la conducta se ven
influenciados por factores biológicos, físicos (ej. estatura), emocionales (ej.
temperamento) y ambientales (familia, escuela, religión o cultura). Este tema es de
gran interés ya que involucra una etapa de la vida muy respetable y en la cual se
encuentran todos en algún momento. En cada etapa de la vida, desde la concepción
hasta la adultez, se presentan cambios que pueden o no ser visibles: en el cuerpo,
en la forma de ser (personalidad), en la manera de pensar, en los sentimientos, en
el comportamiento, incluso hay cambios en las relaciones y en los roles que
desempeñan en diferentes periodos de la vida, así lo manifiesta, Philip
Los hechos internos y externos afectan y preocupan al anciano, que modifica los
hábitos de conducta y su forma de relacionarse. Este cambio se produce en forma
gradual y progresiva.
En esta metamorfosis parece ser que intervienen gran cantidad de factores y, según
la calidad de la propia vida interior, se modela la personalidad a medida que se
envejece.
Al comparar una persona de setenta años con otra de la misma edad pero con una
vida espiritual rica, con formas distintas de encarar la vida y los problemas de la
existencia, surgen diferencias claramente visibles en lo que se refiere al
envejecimiento.
El desarrollo tiene lugar cuando se observan cambios duraderos. En la persona
coinciden el cambio y la estabilidad, dado que los cambios de las diversas
competencias personales transcurren a distintas velocidades y en su interacción
producen cierta estabilidad, por ejemplo, en la autonomía de la persona o en su
bienestar (Martin y Kliegel, 2004). Las diferencias en los cambios indican que el
desarrollo adulto puede manifestarse multidireccionalmente, es decir, en algunas
competencias de manera estable y en otras aumentando o disminuyendo.
Estadío: integridad versus desespero - sabiduría Vejez: después de los 50 años El
trazo sintónico de este estadio es el de la integridad. En ella, los modos y los
sentidos anteriores son resignificados a la luz de los valores y de las experiencias
de ese momento, sean los sanos o los patológicos. La suma de los modos
psicosexuales tiene un significado integrador. La palabra que mejor expresa ese
momento es integridad, que significa:
a) la aceptación de sí, de su historia personal, de su proceso psicosexual y
psicosocial;
b) la integración emocional de la confianza, de la autonomía y demás fuerzas
sintónicas;
c) la vivencia del amor universal, como experiencia que resume su vida y su trabajo;
d) una convicción de su propio estilo y historia de vida, como contribución
significativa a la humanidad;
e) una confianza en sí y nosotros, especialmente en las nuevas generaciones, las
cuales se sienten tranquilos para presentarse como modelo por la vida vivida y por
la muerte que tienen que enfrentar. La falta o la pérdida de esa integración o de sus
elementos se manifiestan por el sentimiento de desespero, con la ausencia de sus
valores. La palabra clave para expresar esta fuerza básica es sabiduría, que
recuerda el saber acumulado durante toda la vida, la capacidad de juicio maduro y
justo, y la comprensión de los significados de la vida y la forma de ver, mirar y
recordar las experiencias vividas, así como de escuchar, oír y recordar todos los sus
significados, que se expresa en esta síntesis: “Yo soy el que sobrevive en mí”. La
falta, la pérdida o la debilidad de la integración se presentan por el temor a la muerte,
por la desesperanza, por el desespero y por el desdén. La ritualización que culmina
la vida humana y da sustento a la sabiduría y a la filosofía, que mantienen el
significado esencial e integrador de la vida, de los sentimientos, de las ideas y de
los comportamientos y da esperanza en la sabiduría. Contraponiendo a los sistemas
filosóficos y religiosos, el ritualismo desvinculante de este estadío es el dogmatismo.
SEGÚN ERIK ERICKSON AHÍ SE DA LA INTEGRIDAD DEL YO frente a la
DESESPERACIÓN: o La persona debe estar de acuerdo con las decisiones vitales
adoptadas estando orgulloso de los aciertos y aceptando los fracasos, considerando
así la propia vida como un todo significativo. Esto no se conseguiría si no recuerda
los errores, que sería la actitud definitoria de una persona neurótica. o En este
recuerdo son especialmente importantes los periodos de transición, en los que tomó
decisiones importantes. o La persona que cae en la desesperación intentaría dar
marcha atrás y tomar decisiones diferentes a las que en su día tomó, se siente
apesadumbrada y desilusionada con su propia vida. En caso de ausencia de
integración, la desesperanza no deja de ser una forma de intentar negar la
inevitabilidad de la muerte. o Cualidad que surge: la sabiduría (comprensión de los
aspectos vitales basada en la experiencia).

RELACIONES FAMILIARES EN LA VIDA ADULTA Y LA VEJEZ


Triángulo del amor de Sternberg o Pasión: Componente motivacional y de
activación del amor. Es la expresión de deseos y necesidades. Se relaciona con la
sexualidad en la pareja. Es muy clara en la época del enamoramiento y no permite
conocer a la otra persona.
 Intimidad: Componente emocional del amor. Supone la comunicación íntima
con la otra persona, la preocupación por el otro y la entrega de uno mismo.
Conocer a la otra persona y dejarse conocer por ella, y compartir emociones,
secretos y sentimiento. También característica en relaciones de amistad.
 Compromiso: Componente cognitiva del amor. Decisión de amar a la otra
persona y mantener ese amor a lo largo del tiempo. Lleva tiempo y va
creciendo a medida que lo hace el cariño mutuo, la capacidad de perdonar y
de compartir posesiones y sentimientos.

CARACTERÍSTICAS DE LA ANCIANIDAD:
- Esta etapa del desarrollo humano se caracteriza por una creciente disminución
de la fuerza física.
- Dicha disminución a su vez ocasiona progresiva bajada de la actividad
intelectual y mental en general.
- A su vez el individuo va perdiendo el interés por las cosas de la vida y va
viviendo mas en función del pasado, un pasado que recuerda constantemente
ya que el presente y sobre todo el futuro no le ofrecen muchas perspectivas.
- El caracter de las personas en esta etapa de ancianidad se va modificando. En
los ancianos que hayan tenido una adultez sin una personalidad muy madura se
manifiesta una marcada tendencia al egoísmo, la desconfianza, un elevado
criticismo y persenta reacciones agrias contra la sociedad y contra sus familiares
o cuidadores en particular.
- Estos síntomas pueden llegar a ser muy evidentes en el caso de algunos
ancianos y apenas presentes en otros con niveles de actividad física, mental y
vital mayores.
El denominado adulto mayor es portador de regularidades propias de una etapa del
desarrollo humano, así como de una serie de limitaciones en gran medida
provenientes de prejuicios que le ha depositado la cultura. Numerosos autores
(Tolstij, A(.1989) establecen analogías directas entre la infancia y la ancianidad
planteando que ambas edades se caracterizan por la despreocupación espiritual, la
cólera, la tendencia al llanto, a la risa, la charlatanería, el equilibrio precario, el andar
inseguro, la ausencia de impulsos sexuales, la enuresis, etc. En este sentido lo
principal es que tanto el niño como el anciano tomen conciencia de su posición
social en la sociedad y en el mundo mediante su comparación con la persona
madura.

Entre los teóricos genetistas también se encuentran los de perspectiva humanista;


Abraham Maslow y Charlotte Buhler, aunque estos autores no fijan etapas en el
desarrollo, si señalan la vejez como la última fase de la vida en la que las personas
dejan de concentrarse en metas futuras. Es un estado de realización de fracaso o
de resignación al revisar el logro o no de sus metas pasadas. Refiere el estado de
resignación como el más común para la vejez.
En relación con la corriente biogenética se considera como el iniciador de los
estudios acerca de la vejez en los Estados Unidos a Stanley Hall, el mismo
planteaba como consideración principal la dependencia de las características
psicológicas de la edad de las particularidades biológicas.
Entre las principales limitaciones de estos puntos de vista se encuentran:
 Declaran la soledad y la desesperación como un patrimonio de la vejez.
 Promueven una concepción de involución y no de desarrollo para la edad.
 Confieren al desarrollo psicológico en esta etapa un carácter biologizante,
dependiente del deterioro físico que se produce en la etapa.
En relación con estos enfoques se asume los planteamientos de la investigadora
cubana Orosa Frais (2003) la cual considera que “…la concepción histórico-cultural
del desarrollo psíquico, se constituye en nuestros días, en la construcción más
acabada de la explicación acerca de la estructura, contenido y génesis de la psiquis
humana…” Desde esta concepción se rompe con la tradicional mirada de involución
a esta etapa de la vida y se establece un enfoque personológico de la misma, esta
concepción reconoce elementos comunes para este período desde eventos
comunes como la jubilación o el desamparo social, pero a la vez reconoce la
importancia de la historia de vida de cada persona, su desarrollo personológico
precedente, aspectos que hacen que el anciano sea el resultado de él mismo, esta
concepción reconoce también la etapa como generadora de nuevas formaciones
psicológicas.
En América Latina uno de los principales estudiosos del tema que más ha
aportado al mismo ha sido Leopoldo Salvarezza. Este autor, citado por Orosa Frais,
señala que “… La vejez es un tema conflictivo, no solo para el que la vive en sí
mismo, sino también para aquellos que sin ser viejos aun diariamente la enfrentan
desde sus roles profesionales…”
Este autor de formación psicoanalítica, ha realizado una sistematización de las
principales teorías acerca de la vejez, fundamentalmente critica la denominada
“teoría del desapego o de la desvinculación”, la cual justifica el apartamiento
progresivo que la sociedad debería proporcionar a los ancianos toda vez, que han
llegado a la edad de la muerte.
La investigación de la edad en Cuba se encuentra dirigida por el Centro
Iberoamericano de la Tercera Edad (CITED). Este Centro ha sido el promotor de
estudios de formación de recursos, en fin, de la política más general de la atención
a los ancianos. El Adulto Mayor en Cuba ocupa más del 12% de la población y se
espera que para el año 2025 uno de cada cuatro cubanos sea Adulto Mayor. Por
otra parte solo el 1% de los ancianos se encuentran en instituciones, el 9% vive solo
y el resto lo hace en convivencia familiar (CITED, 1996).
El Ministerio de Salud Pública incluye la atención a los mayores dentro de sus
programas priorizados, por ello es uno de los cuatro programa que deben cumplir
los médicos de familia, los que a su vez promueven la existencia de los llamados
Círculos de Abuelos en coordinación con el Instituto Nacional de Deporte Cultura
Física y Recreación (INDER).
Entre todas estas conceptualizaciones existe un punto común y es que se toma
como referencia para establecer la vejez, el momento en que se producen las
transiciones del papel que desempeña la persona en la sociedad, a partir del
establecimiento del nuevo status asumido por este grupo social, con sus normas,
expectativas y cambios de roles, esencialmente se toma como indicador de tiempo
la etapa de jubilación.
Teresa Orosa Fraiz define como adulto mayor la etapa de la vida que comienza
alrededor de los 60 años hasta la muerte, mientras Sánchez y González lo definen
como “el período que media entre los 60 y 80 años, refiriéndose además que a partir
de los 80 años se habla hoy en día de una cuarta edad”, período que también es
definido como “longevidad Por su parte Quintero, Danauy y Torrijos definen el
proceso de envejecimiento como “…Un proceso dinámico, progresivo e irreversible
en el que intervienen múltiples factores biológicos, psíquicos y sociales
interrelacionados entre ellos…”
El envejecimiento, según Devesa y Colina se puede definir como “…Los cambios
estructurales y funcionales que ocurren después de alcanzar la madurez
reproductiva, que implica una disminución de la capacidad de adaptación ante
factores nocivos y tiene como consecuencia un aumento de las probabilidades de
muerte en el tiempo…”
Rocabruno refiere que el proceso de envejecimiento “…No es un proceso de causa
única, sino el resultado de una compleja asociación de interacciones y
modificaciones estructurales y funcionales entre lo biológico, lo psicológico y lo
socio–ambiental, es decir, entre lo genético intrínseco y lo ambiental extrínseco…”
En general, se distinguen tres etapas en el proceso clínico del envejecimiento:
1. Madurez avanzada: entre los 45 y los 60 años.
2. Senectud: entre los 60 y los 75.
3. Senilidad: más allá de los 75.

La auto-realización implica también sentido. Sin embargo, Bühler no trata estos dos
conceptos como equivalentes en relación a la persona madura. Por el contrario, su
obra hace referencia a que cuando las personas se encuentran intensamente
comprometidas en el esfuerzo de autorrealizarse no se preocupan mucho por el
sentido. Sólo después, durante lo que denomina la “fase climatérica” (que comienza
aproximadamente a los 45 años) parecen tener tiempo las personas para
reflexionar, o tal vez se trate de que el impacto acumulado del desgaste las lleva a
adoptar esta actitud reflexiva.
Frankl disiente de quienes ven el sentido como resultado de la autorrealización pues
sostiene, en cambio, que tales experiencias se producen espontáneamente como
un efecto de la realización de valores y del cumplimiento del sentido.
Acerca de la vejez como etapa del desarrollo humano
Son muy pocos los estudiosos del desarrollo humano que abarcaron también la
vejez y la senectud como etapas posteriores a la madurez plena. Con respecto a
estos últimos, son importantes las contribuciones teóricas específicas de los ya
mencionados precedentemente: E. Erikson y C. Bühler.
En primer término nos detendremos en los supuestos básicos de la teoría del
desarrollo de Erik Erikson:
 La personalidad humana se desarrolla de acuerdo con pasos
predeterminados y, según la disposición de la persona en crecimiento, de
dejarse llevar hacia un radio social cada vez más amplio, a darse cuenta de
él y a interactuar con ese medio.
 La sociedad tiende a constituirse de tal modo que satisface y provoca una
sucesión de “potencialidades” para la interacción, disponiendo de
mecanismos que permitan salvaguardar el ritmo y secuencia adecuada del
desenvolvimiento.
 En cada etapa del desarrollo, el individuo se enfrenta al dilema de definir
algunos conflictos. La resolución del conflicto dependerá del ambiente
psicosocial que rodea al individuo. Por eso el énfasis está en el desarrollo
psicosocial del individuo.
 El ser humano está en constante cambio, su personalidad no es fija y la
integridad del yo se logra a través de un proceso constante de desarrollo.
Erikson establece un “diagrama epigenético” en el que presenta la evolución del yo
como un “continuum” en donde cada etapa representa un conflicto a resolver lo cual
permite, a su vez, el alcance de lo que él denomina “proporciones favorables” que
es igual a realizarse, llegar a la meta o solución del conflicto.
ühler presenta cinco etapas del desarrollo humano.
1. La primera empieza en la infancia y concluye alrededor de los 15 años. Se
caracteriza por cierta noción o conciencia indiscriminada de propósitos.
2. La segunda etapa se inicia alrededor de la adolescencia y llega hasta la adultez
joven (de los 15 a los 25 años aproximadamente). Aquí comienza una mayor
articulación de objetivos pues hay más dominio de la propia vida. Se plantean
cuestionamientos, valores e ideales acerca del matrimonio, Dios, el trabajo, la
profesión. Una forma satisfactoria de enfrentar esta etapa, es orientar a la persona
para que haga un análisis objetivo de sus características y habilidades personales,
de sus necesidades y sus metas, de forma que logre gran flexibilidad para confrontar
y analizar los problemas.
3. La tercera etapa empieza alrededor de los 23 años y llega hasta los 45 ó 50, fase
en la que las personas no sólo tienen la posibilidad de lograr una visión más clara
de sus objetivos, sino que éstos serán más específicos y definidos. Generalmente
es éste un período de estabilidad emocional y desarrollo de un gran potencial, pues
algunas preocupaciones como el trabajo, el matrimonio y la familia han sido
superadas. Sin embargo, algunos adultos enfrentan serias crisis durante esta etapa
debido a que han tomado decisiones erróneas tanto en su matrimonio como en su
profesión; experimentan conflictos emocionales y ansiedad pues no han logrado la
integración psíquica, lo que les dificulta su adaptación al quehacer cotidiano. Según
Bühler, si los adultos sienten que sus acciones y elecciones fueron las adecuadas
y que están logrando sus objetivos, tendrán sentimientos de realización y seguridad.
En caso contrario, entrarán en situaciones de ansiedad y experimentarán
sentimientos de fracaso.
4. La cuarta etapa se inicia alrededor de los 45 años y llega hasta aproximadamente
los 65 años. Es una fase en que las personas sanas pueden evaluar objetivamente
lo pasado con lo cual les será posible realizar proyectos de vida futuros. Si son
inmaduras entonces evitarán el confrontamiento con el pasado y se rehusarán a
evaluarlo, debido a su incapacidad para reconocer errores, lo que les coarta, a su
vez, sus posibilidades de tomar decisiones acertadas en relación al porvenir.
5. En cuanto a la quinta etapa, correspondiente a la vejez, la dividió en dos períodos:
65 a 80 años y 80 hasta el momento de la muerte. El tema básico del desarrollo
durante la primera fase es el de la “plenitud del sí mismo”. Implica un sentimiento
general de que la vida, en su conjunto, ha sido digna de vivirse y de que se han
logrado ciertos objetivos importantes. El término “plenitud” se refiere a una
experiencia de finalización hacia la que parece estar orientando su vida la persona
que la vive siguiendo una dirección. Al decir de Bühler: “Me parece a mí, a partir de
mi propia evidencia biográfica... que acumulamos y unimos situaciones de plenitud
hacia el final cuando la vida, para la persona que ve su vida como una totalidad, se
experimenta, como totalidad, plena”
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

 Hernández R. G. Paradigmas de la Psicología Educativa. Modulo del


Desarrollo de la tecnología educativa (Bases sociopedagógicas). Instituto
Latinoamericano de Comunicación Educativa.1989.
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edición, 1992.U.N.A.M. , Facultad de Psicología. Desarrollo Psicológico,
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 Ceballos. J.Tercera Edad.Libro electrónico. ISCF Manuel Fajardo. Laboratorio
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 Daure, J. La motivación en los círculos de abuelos. Marta Cañizares, Tutor.
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