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Instituto Tecnológico de Celaya

Departamento de Ingeniería Industrial

Ingeniería Industrial

Taller de Ética

Reflexión del libro los cuatro acuerdos

Profesor: Magdalena Reséndiz Serrano

Elaborado por: Pérez Villanueva José Othón

Celaya, Guanajuato a 22 de Abril de 2016


El libro los cuatro acuerdos está escrito por Miguel Ruiz, quien es comparte la
sabiduría de los toltecas con estudiantes guiándolos hacia su propia libertad
personal. Este libro relata cómo debería un ser humano estar en equilibrio
personal, emocional y mental.

Para lograr esta libertad personal se debe entender que todos los humanos tienen
un sistema de creencias, adquirido por influencia social, familiar, educacional, y
que con frecuencia dichas creencias adquiridas los perturban mental y
emocionalmente, creando infelicidad.

“Los Cuatro Acuerdos”, a mi parecer es un libro para que hagamos reflexión, para
darnos cuenta del modo en realidad en que llevamos a cabo nuestra vida. Como el
autor menciona, muchos de nosotros podemos sin darnos cuenta, vivir nuestra
vida a base de opiniones y puntos de vista de los demás, y por la forma en la que
la sociedad nos sugiere que actuemos, nos vuelve susceptibles a ellos.
Es necesario darnos cuenta de lo que en verdad decimos y las demás personas
dicen de nosotros para no por simples palabras tener una visión equivocada de
que es en lo que realidad somos.

Aprender cómo se puede modificar el sistema de creencias para conseguir el


anhelado equilibrio interior que lleva a la felicidad es el fin anhelado. Para lograrlo,
se pueden poner en práctica los cuatro acuerdos que son los siguientes:

1. Sé impecable con tus palabras

Las palabras son la herramienta más poderosa que tiene el ser humano, una sola
palabra puede cambiar o destruir. Este acuerdo se basa en decir y decirnos
palabras para bien, no para mal. Muchas veces usamos las palabras para
maldecir, para reprochar, para culpar, para destruir. Se utilizan las palabras para
propagar el miedo, la envidia el odio.

Nuestra intención se manifiesta a través de las palabras y son estas, la


herramienta más poderosa que tenemos como ser humano. Con nuestras
palabras movemos a otros, influenciamos en otros pero son como una espada de
doble filo. Pueden ayudarnos en nuestra vida o destruirla.

Ser impecable con nuestras palabras, es no utilizarlas contra nosotros mismos ni


usarlas para dañar a otros. Cuando estés enojado(a), no te insultes a ti mismo(a)
ni te desquites con tu familia o amigos. No desprecies a otros y mucho menos te
menosprecie
Por lo tanto si somos impecables en el cuidado de lo que decimos a los demás y a
nosotros mismos, podemos cambiar nuestra concepción de lo que nos rodea y de
nosotros mismos. Pues lo que decimos se convierte en lo que pensamos, lo que
pensamos se convierte en nuestros valores e identidad y termina modificando
nuestra conducta.

Las palabras crean y destruyen, las palabras generan acción, la palabras cambian
nuestra realidad.

Ser impecable con nuestras palabras es ser respetuoso con lo que me digo y le
digo a los demás, expresar la parte positiva de cada situación, persona o cosa. Lo
que a medio plazo empezara a ayudarte a fijarte en lo bueno de la vida, a ser más
positivo, a relacionarnos mejor con los demás, a cambiar la realidad de lo que nos
rodea al ser distintos... al ser más positivos.

La positividad provocara que te desenvuelvas mejor en las relaciones con los


demás y en la consecución de tus objetivos.

“Habla con integridad. Di solamente lo que quieras decir. Evita hablar contra
mismo y chismorrear sobre los demás. Utiliza el poder de tus palabras para
avanzar en la dirección de la verdad y el amor. Toda la magia que posees se basa
en tus palabras. Son pura magia y si las utilizas mal, se convertirán en magia
negra. Con una sola palabra puedes cambiar una vida o destruir a millones de
personas. Se impecable con tus palabras y trasciende tu nivel de existencia”
– Miguel Ruiz en Los cuatro acuerdos

2. No te tomes nada personalmente

Suceda lo que suceda a tu alrededor no lo tomes personalmente, si lo tomas


personalmente estarás de acuerdo con las cosas que te digan y seguirás atrapado
en el sueño del inferno, no todo lo que pasa gira a nuestro alrededor.

Lo que piensen otros de ti no es importante porque cuando estén contentos dirán


que “eres lo máximo”, pero cuando estén enfadados dirán que “eres de lo peor”.
Ninguno de los dos comentarios te debe afectar si sabes quién eres.

Yo la interpreto como tú eres el responsable de tus emociones, sólo aquel al que


des el poder, puede afectar a tus emociones. Las emociones de los demás son
responsabilidad de ellos, si alguien trata de volcar su enfado, su tristeza o su rabia
contigo... la decisión de dejarse afectar por ellas es tuya. Tu eres el único que
puede decidir si aceptas las emociones del otro o no.
También es importante que cuando una emoción negativa se genere en nosotros,
sepamos ser objetivos y regular la emoción para expresarla adecuadamente y en
el momento adecuado, conforme a nuestros objetivos.

Si estás seguro de ti mismo, no te afectaran lo que digan de ti o lo que ocurra a tu


alrededor, tu sabes quién eres y no tienes porqué tomarte personalmente ninguna
situación.

“No, no me lo tomo personalmente. Pienses lo que pienses, sientas lo que sientas,


sé que se trata de tu problema y no del mío. Es tu manera de ver el mundo. No me
lo tomo de un modo personal porque te refieres a ti mismo y no a mí.”

– Miguel Ruiz en Los cuatro acuerdos

3. No hagas suposiciones

Siempre que nos falta información, tendemos a suponer, el problema es que


cuando suponemos, solemos creer que lo que suponemos es cierto. Hacemos
suposiciones sobre lo que los demás hacen o piensan y después, los culpamos si
no hacen lo que esperábamos. Consiste en no hacer suposiciones, cuando
hacemos suposiciones no sabemos lo que en realidad es, percibimos las cosas
como no son y no nos basamos en la realidad, basarnos en suposiciones significa
que estamos alimentando nuestra mente de lo que queremos que pase, sin saber
ni preguntar.

Uno de los pensamientos distorsionados más comunes es el lector de mentes,


suponer que piensan los demás por detalles o por pensar que todos piensan igual
que nosotros.

Imaginar que pensaran los demás ante un hecho, una situación o unas palabras y
darlo como verdad, nos hace vivir en un mundo imaginario que nos ocasionara
muchos malentendidos además de mucho sufrimiento. Nuestro juez interior nos
hará sentirnos juzgado por todos lo demás, como lo hace con nosotros mismos.

Pensaremos que los demás se han enfadado con nosotros porque nosotros lo
haríamos... pensamos que no caemos bien a alguien por un detalle pequeño, del
que sólo nosotros hemos sido conscientes.

La mejor manera de luchar contra esto, es no hacer suposiciones, y mientras


instalamos este hábito de no suponer lo que los demás están pensando, no hay
nada mejor que la claridad, la comunicación clara y directa, preguntar y solucionar
nuestras dudas. Esta claridad nos hará ser más asertivos al actuar conforme a
como sentimos y sabemos, no en suposición de lo que creemos que piensan los
demás.
4. Haz siempre tu máximo esfuerzo

Cuando te gusta lo que haces, cuando te apasiona lo que haces no te cuesta


trabajo hacer un gran esfuerzo. Pero aunque a veces nos cueste, tenemos que ser
constantes, platearnos un esfuerzo razonable y ser constante en el tiempo.

Los tres acuerdos anteriores pueden ayudarte a conseguir lo que desees. pero la
constancia es la única virtud común en todas las personas que triunfan. La
genialidad, la inteligencia y la creatividad te ayudaran, pero si no eres constante y
tenaz... jamás conseguirás lo que te propones.

Expresar lo que sentimos y pensamos, eliminar las creencias limitantes que


tenemos seremos libres. Según los Toltecas otra manera es iniciación a la muerte,
es una muerte del ego al que se refieren otras filosofías, cuando nuestro ego
desaparece, lo que queda somos nosotros mismos. No lo que queremos ser o
creemos que los demás quieren que seamos... queda nuestra esencia, lo que
somos.

Escuchar y regular nuestras emociones para que no sean las emociones las que
modifiquen de, manera inconsciente, nuestro comportamiento.

En ocasiones no empezamos algo, o evitamos una situación por miedo, y ni quiera


somos conscientes de ello... Por eso tenemos que permitirnos tiempo para
escucharnos y darnos cuenta de lo que sentimos, de que emociones sentimos y
como nos afectan. Para siendo conscientes podamos regularlas y adaptarlas para
que no nos impidan conseguir lo que deseamos.

Olvida todas tus creencias, todas tus suposiciones y comienza a ser libre y feliz.
Porque tú puedes elegir como quieres vivir y ser feliz. Tú decides como quieres
vivir la vida. Disfruta del placer de vivir.

Este acuerdo es el que permite que los otros tres se conviertan en un hábito, si
haces lo máximo que puedas vivirás con intensidad, serás productivo y serás
bueno contigo mismo, este acuerdo es difícil, sin embargo si haces tú máximo
esfuerzo, harás que los otros tres acuerdos se lleven a cabo.

Romper nuestros acuerdos basados en las creencias y los dogmas que vamos
adquiriendo a lo largo de nuestras vidas, es posible a base de recapitulación, no
sólo de los efectos de nuestras emociones negativas igualmente las emociones
positivas desbordadas deben ser eliminadas de nuestro sistema de creencias;
dejar el ego y comenzar a ser cada vez más nosotros mismos.
Cuándo honres estos cuatro acuerdos juntos, ya no vivirás más en el infierno.
Definitivamente, no. Si eres impecable con tus palabras, no te tomas nada
personalmente, no haces suposiciones y siempre haces lo máximo que puedas, tu
vida será maravillosa y la controlarás al cien por cien. Como la enseñanza de los
toltecas, la recompensa consiste en trascender la experiencia humana del
sufrimiento, y convertirse en la encarnación de Dios. Esa es la recompensa. Estos
son los momentos más felices de tu vida: cuando surge tu yo verdadero, cuando
no te importa el pasado y no te preocupas por el futuro. Entonces eres como un
niño. La libertad que buscamos es la de ser nosotros mismos, la de expresarnos
tal como somos. Sin embargo, si observamos nuestra vida, veremos que, en lugar
de vivir para complacernos a nosotros mismos, la mayor parte del tiempo sólo
hacemos cosas para complacer a los demás, para que nos acepten.

Existen tres maestrías que llevan a la gente a convertirse en toltecas. La primera


es la Maestría de la Conciencia: ser conscientes de quiénes somos realmente, con
todas nuestras posibilidades. La segunda es la Maestría de la Transformación:
cómo cambiar, cómo liberarnos de la domesticación. La tercera es la Maestría del
Intento: desde el punto de vista tolteca, el Intento es esa parte de la vida que hace
que la transformación de la energía sea posible; es el ser viviente que envuelve
toda energía, o lo que llamamos Dios. Es la vida misma; es el amor incondicional.
La Maestría del Intento es, por lo tanto, la Maestría del Amor.

Estos cuatro acuerdos son fáciles de comprender y es posible aplicarlos día a día,
depende de cada quien tomar una decisión de cambiar. La felicidad y el
sufrimiento son una elección propia. Sin duda la vida será más sencilla y
satisfactoria para nosotros mismos y para las demás personas que nos rodean.

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