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Partido Comunista
Por
Semanario Voz
-
15 septiembre, 2014
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Gustavo Rojas
Pinilla
Como dijera Gilberto Vieira: “la ilegalización es un problema que no
atañe únicamente a los comunistas sino también a todos los
demócratas y patriotas colombianos, porque con esa medida se
crea un arma de persecución ideológica y se establece el delito de
opinión”
Gustavo Rojas
Pinilla
Roberto Romero Ospina
Centro de Memoria, Paz y Reconciliación
Hasta aquí las cosas no tendrían nada de raro, pero a renglón seguido el
jefe de la censura deja escapar toda su prevención contra el citado diario
llamando a sus subalternos a que prácticamente impidan su publicación
bajo las siguientes advertencias: “Dada la naturaleza y la ideología del
periódico en referencia, quiero impartir a ustedes desde ahora las
instrucciones necesarias en el sentido de que se ejerza sobre el material del
mismo una vigilancia en extremo cuidadosa. Más aun, exijo de ustedes que
me sometan en consulta cualesquiera clase de dudas, aun las más
elementales que pudieran presentarse”[4. Ibid.].
El Acta Nº 167 del Consejo de Ministros del 11 de junio, cuando aún los
estudiantes y sus familias estaban enterrando a los mártires caídos el 8 y 9
de junio, es bien diciente. En ella se anota que el ministro de Relaciones
Exteriores, Evaristo Sourdís, presentó dos proyectos de decretos sobre la
declaración del comunismo como partido en contra de la ley; pero a su vez
expresó que no le agradaba ninguno, pues consideraba que era impolítico
en esos momentos expedir un decreto de esa naturaleza.
Expresó también que “los efectos prácticos que se buscan no se han podido
conseguir en otros países donde el comunismo ha sido declarado ilegal y
que antes por el contrario, se les ha dado una vigencia colocando a los
comunistas en beligerancia y se les ha creado un ambiente para que
proliferen, tal como ha pasado, por ejemplo, en Chile, de cuya legislación él
ha tomado el segundo proyecto que pone a consideración del Consejo de
Ministros”.
La señal de Washington
Copia al carbón
Como señala Jaime Caycedo, “el Partido Comunista afirma que una de las
causas de la guerra contra el pueblo ha sido la institucionalización del
pretexto anticomunista, abiertamente o bajo distintos disfraces en la
justificación de las políticas del poder de clase, bajo la sombrilla de la
seguridad y el orden público”[15. Jaime Caycedo, Criminalizan las ideas,
separata Anticomunismo y victimización, Voz, edición 2749, agosto 5 de
2014.]. Bajo semejantes parámetros se montó la persecución no solo a los
comunistas, cuyo partido había sido diezmado, sino a miles de ciudadanos
y a todo el movimiento popular.