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El Hijo de Dios bajará en una nube no tardando


mucho y mandará a sus ángeles que sieguen la mies
seca de la tierra que no da fruto; que sus escogidos
estén preparados;

Nace en la provincia de Albacete el 13 - 3 - 31. Casada.


Siete hijos. Reside en San Lorenzo de El Escorial.
Apenas sabe leer y escribir. Gravemente enferma de
corazón, sanó en una peregrinación a Lourdes. Su
marido, de poca salud, cultiva un huerto y es portero
suplente en la casa donde Amparo trabaja de
asistenta.
Criada en suma pobreza, sacrificio y duro trabajo,
desde niña, sin saber rezar, ha invocado filialmente a
la Stma. Virgen. Siempre ha sentido tierno amor
compasivo hacia el prójimo necesitado. Afirma ella
que, aunque suponía ha de haber un Ser Supremo,
vivía despreocupada de sus deberes religiosos que no
practicaba. Pero, a mediados de noviembre de 1.980,
oye una voz que le dice: "reza por la paz del mundo y
por la conversión de los pecadores. Amaos los unos a
los otros. Vas a recibir pruebas de dolor".
Efectivamente, comienza a sangrar por la frente y las
manos sintiendo agudos dolores y clama: "Pero ¿qué
es esto?". Se le muestra el Señor clavado en la cruz y le
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dice: "Hija mía, esto es la Pasión de Cristo. La tienes que
pasar entera". Dice Amparo: "Yo no lo resisto". Le
arguye Él: "Si tú en unos segundos no lo resistes,
¿cuánto pasaría Yo, horas enteras en una cruz,
muriendo por los mismos que me estaban
crucificando? Puedes salvar muchas almas con tus
dolores". Le pregunta Jesús si acepta, y ella responde:
"Con vuestra ayuda, Señor, lo soportaré".
Desde este momento Amparo es otra: al mismo tiempo
que intensifica ejemplarmente su vida espiritual, se
multiplican en ella tan raros como extraordinarios
fenómenos: sangraciones por la frente, ojos, boca, un
hombro, espalda, costado, manos, rodillas, pies; unas
veces con llagas visibles, otras con sangre sin llagas y
otras sin llagas y sin sangre, pero con el
correspondiente agudo dolor, según la escena de la
pasión que contempla. Se le ha visto en relieve un
corazón en el centro del pecho, sangrante atravesado
por una espada en figura.
- Apariciones del Señor, de la Virgen y de ángeles.
- Intenso aroma como de rosas percibido de lejos y
como a oleadas.
- Idioma desconocido.
- Bilocación.
- Repetidos mensajes.
- Profecías.
- Multiplicación de alimentos.
- Signos en el cielo.
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- Numerosas conversiones.
- Levitación.
- Comunión mística.
- Inexplicable grabación de cintas magnetofónicas.
- Curación de ajenas dolencias tomándolas en sí
misma, etc.
Varios de estos fenómenos son muy recientes.
Parece que el Señor permite al "Poder de las tinieblas"
actuar contra ella, ya por el mismo diablo, ya por
quienes la insultan, se burlan de ella y de estas cosas,
y la calumnian con palabras por ella oídas o por
escritos. Pero también parece que el Señor le tiene
anunciado todo esto y le da paciencia para soportarlo.

CONTENIDO DE LOS MENSAJES RECIBIDOS


POR AMPARO:
Desde su conversión, Amparo considera su ideal
preferente ayudar a Jesús a salvar almas. Es lo que
entiende que le pide el Señor con tan variados
carismas. Así lo expresa sus mensajes recibidos en
éxtasis frecuentemente muy dolorosos. Veamos el
principal contenido de tales mensajes.
El Señor y la Virgen instan a los hombres a convertirse;
de no hacerlo, vendrá un gran castigo.
- Se quejan de los pecados de blasfemia, impureza,
incredulidad, hipocresía, ingratitud, difusión de
doctrinas falsas, incumplimiento de votos religiosos,
desamor al prójimo.
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- En algunos sacerdotes: vida impura, abandono de la
oración y del vestido distintivo.
- Recepción sacrílega de la sagrada Eucaristía; no se
cree en la presencia real; olvido del Sagrario.
- No hay agradecimiento ni compasión para el
Corazón de Jesús al que se rechaza.
- Ofensas a la Stma. Virgen.
- Se inculcan la Confesión sacramental y la dirección
espiritual.
- Se pondera el poder impetratorio del santo Rosario
cuya devota recitación diaria se recomienda.
- La Virgen promete asistir en la muerte a quienes lo
rezan diariamente y comulgan los primeros sábados.
- Aconseja algo de meditación sobre cada misterio.
- Se piden sacrificios para que se salve el mayor
número posible de almas.
- El dolor es camino ordinario para el cielo.
- Comunión los primeros viernes y sábados y también
diaria.
- Se inculcan repetidamente la humildad y la
obediencia.
Se insiste en la necesidad y el poder de la oración.
- Orar por los que no oran y hacer penitencia por los
que no la hacen.
- Pedir mucho por España, especialmente por el País
Vasco y por todo el mundo.
- Acudir al Padre Eterno. La Virgen nos protegerá
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siempre.
- Pedir por la conversión de Rusia y por el Papa que
va a sufrir mucho.
- Oración especial por los sacerdotes.
- Rezar por los pecadores y los incrédulos.
- Ha tenido visiones del cielo y del infierno.
- Vida eterna feliz sobre los astros.
- La Virgen Dolorosa está siempre pidiendo
misericordia por nosotros. Dice la Virgen que se ha
manifestado en varios lugares de España, pero que
no creen en Ella. Con sus lágrimas está deteniendo el
castigo que provocan nuestros pecados.
- No hacemos caso de sus avisos.
- El Señor y la Virgen dan sus mensajes valiéndose de
los más incultos y humildes para que se vea que no
son falsos, que son de Dios.
- A mediados de junio de 1.981 la Virgen Dolorosa,
sobre la copa de un fresno, junto a la fuente, en Prado
Nuevo, le ha dicho:
"Soy la Virgen Dolorosa. Quiero que se construya en
este lugar una capilla en honor de mi nombre. Que se
venga a meditar la pasión de mi Hijo que está
completamente olvidada. Si se hace lo que Yo digo,
habrá curaciones: este agua curará... Haced
penitencia, haced oración."
"El castigo está muy próximo. Será el juicio de las
naciones, el día del Creador. Si no hacemos caso de la
Virgen, no habrá trabajo, habrá muchas miserias,
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sobre todo en España. Los que están en gracia de Dios,
que no teman no les afectará en nada el castigo que
enviará el Señor".
- "Di a todos que procuren hacer apostolado en
cualquier parte del mundo; que necesitan muchas
almas el mensaje de su Madre celestial".
- "Haced, hijos míos, haced muchos sacrificios por los
pecadores. Muchos están en el infierno porque no
han tenido quien rece por ellos".
- "Haced caso. Mandad mis mensajes por todo el
mundo".
- "Sé humilde. Sin humildad no se ganan almas".
- "Muchos creen que esto tuyo es obra de Satanás. No
lo creas, hija mía, Satanás destruye, no construye".
- "Para darles las moradas celestiales a las almas su
Padre misericordioso está esperando que se
conviertan".
- "Me están crucificando diariamente por su falta de
amor a los demás. Por su impiedad, Dios va a castigar
sin piedad".
- "Llamo a los que han sido humillados, calumniados
por mi causa. Hijos míos, estoy en vosotros ¿a quién
podéis tener miedo?".
-"Tenéis que ser fuertes. Date cuenta, hija mía, de que
Yo estoy con todos los que tienen buena voluntad. Y,
estando Yo, nada temáis".
- "Reparemos ¡pobres almas, qué pena me dan!".
- "Estoy día y noche en el Sagrario por todos. Me
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encuentro allí presente como el mejor de los padres,
como el amigo más fiel, con un amor inmenso ¡Pobres
pecadores! No merecen estos sacrificios tuyos, míos y
los de tantas almas escogidas para su salvación. Tú,
hija mía, no te alejes de Mí. Te espero día y noche,
Dame consuelo. Abandónate en Mí y diles a todos que
los espero, que quiero salvarlos a todos con mi
Corazón. Que visiten a su Prisionero".
- "Sé humilde. No te abandones. Haz penitencia por
los pobres pecadores. Adiós, hija mía, te doy mi santa
Bendición."

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MENSAJES 1991
MENSAJE DEL DÍA 5 DE ENERO DE 1991,
PRIMER SÁBADO DE MES,
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN: Hija mía, como siempre mi Corazón viene
lleno de dolor, porque los hombres tienen sólo hambre
de guerras, matanzas y sangre. El mundo está
gobernado por la ira, por el odio, por la envidia, por la
lujuria; los hombres no piensan nada más que en el
poder y en la gloria terrena; su corazón está henchido
de odios y rencores. ¿De qué manera los hombres
honran mi Nombre? Sólo mueven los labios en voz alta,
para que se los oiga.
No seáis fariseos, hijos míos, que la maldad y la
impureza viene de dentro de vuestro corazón y cubre
vuestro cuerpo. ¿De qué os sirve lavar el exterior, hijos
míos, si vuestra alma está sucia? Serán malditos todos
aquéllos que cuelan el mosquito y dejan pasar el
camello; malditos todos aquéllos que les ha dado
poder para gobernar los pueblos; aquellos pastores
que se les ha dado poder para predicar la doctrina y la
cambian, y ponen y quitan a su antojo lo que les gusta.
Serán malditos todos aquéllos que han cerrado sus
corazones a sus hermanos.
Mira, hija mía, la situación del mundo es grave, muy
grave; los hombres no hacen caso a mis palabras; las
Leyes de Dios los hombres las han adulterado. Todos
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aquéllos que pesan la ofrenda del comino y esconden
sus riquezas donde nadie las encuentre, serán
malditos; aquéllos que esconden la luz bajo el celemín
para que sus hermanos no puedan participar de esa
luz, serán malditos. ¡Ay, sepulcros blanqueados que
cuando se vaya la cal de vosotros, pobres de vosotros!;
oleréis, hijos míos, y apestaréis. No seáis sepulcros
blanqueados, que, cuando desaparezca la cal de
vosotros, quedará la basura y sólo quedarán los
huesos. Amaos unos a otros, hijos míos, ése es el
Mandamiento de la Ley de Dios. Compartid con
vuestros hermanos no lo que os sobre, hijos míos, sino
lo que Dios os ha dado.
¡Ay de aquéllos que sólo buscan el poder y quieren
gobernar con orgullo y buscan la vanagloria para ellos
solos! ¿Sabéis cómo se limpiará vuestro cuerpo y esas
impurezas que lleváis dentro? Con alabanzas a Dios
vuestro Creador, hijos míos. Entregaos unos a otros y
amaos unos a otros como Cristo os ama, hijos míos. ¡Ay
de vosotros, hijos míos, que echáis las culpas de
vuestros pecados sobre las espaldas de vuestros
hermanos! Si no cambiáis seréis malditos, hijos míos, y
no, hijos míos, porque no os ame mi Corazón, sino
porque vosotros, hijos míos, no queréis acatar las
Leyes que Dios os ha impuesto.
Mira, hija mía, si Dios ama al hombre y lo que creó para
él. Mira por el ojo del tiempo, verás lo que ves, hija mía.
Mira, hija mía, qué paraíso. Este paraíso está
preparado desde la creación del mundo, desde el
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principio, para todo hombre de buena voluntad. Mira
cómo pacen el toro y la vaca; mira el cordero y la oveja,
mira la serpiente más venenosa cómo está entre el
hombre y el niño sin afectarle, hija mía. Mira qué
riachuelos, mira qué belleza hay en estos universos.
Esto era, hija mía, y sigue siendo lo que Dios tenía
preparado para el hombre. Pero el hombre, con su
maldad y queriendo ser más que Dios, quiso quitar
atributos al Señor; y a Dios no se le pueden quitar
atributos, hija mía, porque El lo tiene todo y lo es todo.
Mira, ésta es la parte positiva del hombre y a donde el
hombre irá si con humildad acepta las Leyes de Dios.
Pero verás este otro ojo del tiempo, lo que el hombre
hizo y sigue haciendo; la causa del pecado, hija mía, y
la destrucción. Mira, hija mía, grandes guerras
sangrientas, grandes terremotos, fuertes huracanes,
mares embravecidos, terremotos donde quedará
engullida la mayor parte de la tierra. Esto es lo que el
hombre, hija mía, con su pecado y con su falta de amor
ha conseguido.
Hijos míos, acatad las Leyes de Cristo; amad a la
Iglesia con todo vuestro corazón. Dios os ama a todos,
hija mía.
Orad, hijos míos; los tiempos son graves. Y, ¡ay de
aquéllos que se hacen los sordos ante las palabras del
Evangelio y no quieren escuchar a los instrumentos
que Dios pone para comunicarles el peligro que
acecha a su alma! Hijos mios, los tiempos son muy
graves. Seguid rezando el santo Rosario con mucha
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devoción, hijos míos. Y practicad el primer
Mandamiento de la Ley de Dios: amaos unos a otros
como Cristo os ama. El hombre ha olvidado este
Mandamiento.
Besa el suelo, hija mía, en reparación de tantos y
tantos pecados como se cometen en la humanidad.
AMPARO: Te pido, Madre mía, por la paz del Golfo y
para que esos hijos vuelvan a sus hogares sanos, y
salvos. Dios mío, si es tu voluntad, te lo pido.
LA VIRGEN: Levantad todos los objetos, todos serán
bendecidos con bendiciones especiales para la
salvación de vuestras almas.
La paz sea con vosotros, hijos míos.

MENSAJE DEL DÍA 2 DE FEBRERO DE 1991,


PRIMER SÁBADO DE MES
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
EL SEÑOR:
Hija mía, mi Corazón viene herido, porque el mundo
está sumergido en el dolor. Los gobiernos de las
naciones se han levantado, hija mía, unos contra otros;
se han convertido en demonios encarnados para
destruirse mientras los hombres hablan de paz, hija
mía. Te repito como otras veces: construyen las armas
mortíferas para destruir a la humanidad. Los pecados
de los hombres han traspasado la bóveda del cielo, hija
mía, y los hombres han olvidado a Dios; y, al olvidar a
Dios, olvidan al prójimo. El hombre fue creado para
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amar, Dios es amor, hija mía, y Dios transmitió ese
amor al hombre para que el hombre lo transmitiese a
sus hermanos. Pero ¿qué han hecho de ese amor, hija
mía?; lo han convertido en impurezas, en pasiones, en
odios, en envidias, en rencores. La situación del
mundo, hija mía, está así por el producto del pecado.
Dios le transmitió al hombre el amor de los ángeles,
para que correspondiesen como los ángeles en la
tierra, pero la mayoría de los hombres, hija mía, se han
convertido en ángeles rebeldes y no acatan las Leyes
de Dios; dicen amar a Dios sólo con mover los labios
pero no mueven sus corazones; dicen tener caridad y
no aman al prójimo, hija mía; luego permanecen en la
mentira; y todo el que permanece en la mentira no
entrará en el reino del cielo. Sólo atesoran en la tierra,
hija mía, sólo se preocupan de... (pausa y queja de
Amparo). Mira, el tesoro donde lo tienen, hija mía, para
cuidar su cuerpo; pero se olvidan del espíritu. Allí
donde está el tesoro está su corazón, y todo el que
tiene el corazón puesto en el tesoro de la tierra no
puede alcanzar el tesoro del cielo. Los hombres se
matan por almacenar y por amontonar riquezas, hija
mía, y se han olvidado de la mayor riqueza que es la
eternidad. La eternidad no se compra con las riquezas
de la tierra, la eternidad se compra con el sacrificio y
con la penitencia, con el amor.
Angustiaos todos aquéllos que no estáis con Cristo;
decís que lo admitís, pero no cumplís con sus
Mandamientos. Amontonáis sólo para vosotros, hijos

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míos, no sois capaces ni de pagar al César lo que es del
César, ni aún de vuestras riquezas compartirlas con los
pobres.
El último remedio está aquí, hija mía, mira el ojo del
tiempo.
AMPARO: Se abre el ojo del tiempo. Aparece María en
esa puerta. Es el Corazón de Maria. El Corazón se
abre... (profundo suspiro de Amparo). Entran por el
Corazón de Maria todas estas almas, y de ese Corazón
pasan a otro lugar en que hay una puerta que se llama
"La puerta de la felicidad". Se abre esa puerta; nadie
ha entrado por ella todavía. ¡Ay! ... (admiración grande
de Amparo). Hay ahí un caballo lleno de sangre con un
jinete montado; el jinete lleva la cara tapada; también
está lleno de sangre el jinete. El Angel dice que es el
Cordero degollado el que está encima de ese caballo,
el que ha ordenado que desaparezca la paz de la
tierra. Hay cuatro hombres; cuatro profetas. Uno tiene
un libro de oro en la mano. Se abre el ojo del tiempo y
dice uno de los profetas: "Este es el ojo del tiempo y los
hombres están viviendo la mitad del tiempo del ojo del
tiempo. En esta mitad del ojo del tiempo, sólo queda un
remedio: este libro. El libro está sellado, nadie puede
abrirlo". Y dice otro de esos hombres: "Ni del cielo ni de
la tierra, ni del mar ni del espacio, nadie podrá abrir
este libro. Sólo tiene autoridad para abrirlo el Cordero
degollado; el que ha derramado su Sangre para la
salvación del mundo". Abre el libro y dice: "Todo el
quiera pasar por este lugar..." (Se ve el Costado de
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Cristo que se dilata y se abre; y dentro de ese Costado
hay fuego).
"¡Ay, Dios mio, ay cómo se abre el Costado!" Ese otro
espíritu dice:
"El Costado de Cristo se dilata para que entren los
hombres por El. Pero no entrará aquel que no haya
sido perseguido, calumniado, despreciado, ultrajado;
aquel que no haya pasado hambre, frío... Por aquí
entrarán los limpios de corazón. Porque todos los seres
humanos tienen el espíritu de Dios y lo han
despreciado. Bienaventurados aquellos que lo han
conservado y se han mantenido limpios, que pasarán
por el Costado y entrarán a la tierra prometida. Esta es
la tierra prometida, hija mía, (Amparo expresa mucho
gozo), donde se predicará el Evangelio tal como es,
donde los hombres no adulterarán el amor ni la
doctrina de Cristo, donde se predicará la doctrina que
hay escrita en este libro, el libro de San Juan, el del
Amor, hijos míos, que los hombres han olvidado que
fueron creados para amar puramente y limpiamente,
el amor de los ángeles. ¡Ay, qué felicidad!
EL SEÑOR:
Pero todos los que llegan a esta felicidad han sido
infelices en la tierra, hija mía, no han buscado las
comodidades; pero aquí tendrán comodidades
eternamente. ¡Ay de aquéllos que no cumpláis las
Leyes tal como están escritas, hijos mios! Decís cumplir
los Mandamientos pero, ¿amáis a Dios como a vosotros
mismos? No lo amáis ni como a vosotros mismos, hijos
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míos. Ya no os pido que améis a Dios sobre todas las
cosas, porque si no sois capaces de amar al prójimo
como a vosotros mismos que lo estáis viendo
diariamente, ¿cómo vais a amar a Dios que no lo veis,
sobre todas las cosas? ¿Santificáis las Fiestas, hijos
míos? ¡De qué forma santificáis las Fiestas!; ︽s
santificáis vosotros con fiestas y juergas, hijos míos!
¿Honráis a vuestro padre y a vuestra madre? Los
despreciáis, los abandonáis; ¿qué clase de amor, hijos
míos, es el de vosotros? ¿Cuántas veces juráis en
nombre de Dios con mentiras y enredos, hijos míos?
¿Cuántas veces matáis al prójimo con palabras y con
obras, hijos míos? ¿Cuántas veces adulteráis vuestra
carne? y ¿cuántas veces no os conformáis con los
dones que Dios os ha dado para participar con los
pobres, que deseáis los dones de los demás? ¿Cuántas
veces deseas la mujer de tu prójimo y no amas a la
mujer propia ni la de tu prójimo? El amor, hijos míos,
tiene que salir de lo más profundo del corazón; ése es
el verdadero amor entre los ángeles, hijos míos. Mi
Costado se dilata de amor por los hombres, y del
Costado irán a la luz; como la madre se dilata para dar
a luz el hijo así mi Costado se dilata de amor a los
hombres. Esta es la puerta de la felicidad, todo el que
quiera entrar por ella tiene que atesorar en el cielo, no
atesorar en la tierra, hijos míos. Decís que amáis a Dios,
¿de qué forma lo amáis, hijos míos? no mováis los labios
tanto y ejercitad vuestro corazón. Decís que amáis a
Dios, ¿y no tenéis caridad? Sois unos mentirosos; luego
no estáis en la verdad, hijos mios, estáis en la mentira
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y la mentira es de Satanás.
Yo soy la Verdad, el Camino, la Vida; todo el qué venga
a Mi tendrá vida eterna. Amad a mi Madre; Ella es el
camino para conduciros a mi Costado. Ahí está la
felicidad. Yo os enseñé a amaros; Yo os ensené la
caridad; Yo os enseñé la mansedumbre. Y vosotros,
hijos míos, ¿qué habéis hecho de mis palabras?: odios,
desamor, iracundos. ¡Despertad, hijos míos, que estáis
en la mitad del tiempo del ojo del tiempo! El mundo se
está purificando con su propia sangre, pero las ofensas
a Dios son graves, hijos míos. La ofensa al Espíritu
Santo no tiene perdón. Todo el que ofende al Espíritu
Santo no tendrá. vida eterna, hijos míos. Y a todos se os
mandó el día de Pentecostés el Espíritu Santo, para
que todos fueseis iluminados, pero muchos de
vosotros habéis rechazado la luz y os habéis metido en
la tiniebla; la tiniebla de Satanás. Amaos, hijos míos,
éste es mi Mandamiento amaos los unos a los otros,
como Yo os amo. Y todos los que estáis conmigo tened
calma y paz, que no seréis afectados, hijos míos.
Pero angustiaos los que estáis contra Mí; vuestras
horas serán amargas y vuestros días serán largos en
la tribulación y en la oscuridad.
Orad mucho, hijos míos, y despegaos de las cosas de
la tietra, que estáis materializados, hijos míos; así no se
puede amar a Dios. Estáis pendientes de vuestro
tesoro, el tesoro material de la tierra. Son tiempos de
amor, de unión y de paz, hijos míos. Cumplid con mis
Mandamientós.
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Besa el suelo, hija mía, en reparación de tantas ofensas
cómo se cometen en el mundo.
Hija mía, repara los pecados de la humanidad y que tu
corazón ame como los ángeles. Toda la semana te voy
a dejar mis clavos, hija mía, para que repares las
ofensas que los hombres hacen a la divina Majestad de
Dios.
Levantad todos los objetos, todos serán bendecidos
con bendiciones especiales, hija mía, para la
conversión de las almas.
La paz sea con vosotros, hijos míos. Mi paz os dejo.

MENSAJE DEL DÍA 2 DE MARZO DE 1991,


PRIMER SÁBADO DE MES
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN: Hija mía, así quiero que mueras tú, día a
día, agonizando. Coge la cruz, hija mía. Cárgatela sobre
los hombros.
(Amparo emite quejidos en los que desmuestra gran
sufrimiento)
LA VIRGEN: Ayuda a mi Hijo, hija mía, a llevar la cruz.
(Amparo durante 14 minutos gime diciendo varias
veces: "¡Dios mio!". Cae al suelo siete veces, mientras
camina de rodillas con la cruz a cuestas; expresa sin
palabras que el peso que lleva es insoportable. Se oye
el ruido de la cruz arrastrándose por el suelo. Al
concluir estos momentos, Amparo está

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completamente agotada).
LA VIRGEN: Besa el suelo, hija mía.
Es necesario, hija mía, que los hombres reparen las
ofensas que hacen a la divina Majestad. ¿Ves, hija mía,
cómo los hombres han convertido la tierra en
escenario de crímenes? Dicen los hombres, hija mía,
que luchan por la paz. Luchan por el poder, hija mía.
Mira, hija mía, la sangre que ha caído de tantos y tantos
inocentes, hija mía. Mi Hijo manda a los ángeles
recoger toda esta sangre para purificar a la
humanidad tan desagradecida, hija mía. Los hombres
no escuchan la voz de Dios y sus corazones están
endurecidos, hija mía. Los gobernantes no piensan
nada más que en subir al poder y hablan falsamente
del nombre de Dios. Sus creencias son falsas, hija mía;
es la astucia del enemigo para destruir las almas. Sus
corazones están endurecidos a la gracia y como fieras
furiosas se destruyen unos a otros. Mira mi pobre
Corazón, hija mía, sangra por todos mis hijos.
Vuelve a besar el suelo, hija mía, para reparar tantas y
tantas ofensas.
Los hombres, hija mía, se han olvidado de las Leyes de
Dios y aplican ellos sus leyes a su antojo y como les
conviene. Mira mis mejillas, hija mía, cómo caen las
lágrimas.
(Amparo solloza desconsoladamente)
LA VIRGEN: Mi Corazón está traspasado por una
lanza, hija mía. La juventud se pierde, hija mía, en un

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camino sin retorno. Ora con la cabeza en el suelo, hija
mia.
(Amparo sigue llorando con la cabeza en el suelo).
LA VIRGEN: Hija mía, este camino no tiene retorno;
ellos lo escogen, hija mía. Primero sienten el gozo y
luego sienten el dolor, hija mía, físico, en el cuerpo. Por
eso, hija mía, te pido que es necesario agonizar con
Cristo para redimir a tantas y tantas criaturas que
Satanás los introduce en su mundo. Son débiles, hija
mía, y se aprovecha de su debilidad para trastornarlos
y destruirlos. Pide por sus almas, hija mía, porque
Satanás podrá con su cuerpo, pero no podrá con sus
pobres almas.
Yo soy Madre del Amor, Madre de la Misericordia; y
todo el que invoque mi Nombre en mis brazos
maternales los conduciré a mi Hijo. Por eso sufre mi
Corazón, hija mía, porque los hombres están cada día
peor y más aferrados a la materia, al gozo. Satanás se
cree victorioso, pero no podrá con sus almas, hija mía.
El gozo del cuerpo será purificado con el dolor. Por eso
exige mi Hijo que se repare tantas y tantas ofensas
como se cometen en la humanidad; esta pobre
humanidad amenazada de muerte por el pecado.
Yo soy la Madre de todos los pecadores, hija mía. Ora,
hija mía, por esta pobre humanidad. (Pausa) . Invoca al
Padre, hija mia.
AMPARO: Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos
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hoy el pan de cada día, perdona nuestras ofensas,
como nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no
nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal.
LA VIRGEN: Acudid a Mí, hijos míos, acudid a Mí que
soy la Madre de los angustiados, de los marginados, de
los pecadores. Soy Madre de Amor y Misericordia. Mi
Hijo en Caná, en las bodas de Caná, hija mía, ya quiso
que hiciese esa familia apostólica. Ahí empezó la
primera familia, hija mía. Por eso las palabras de mi
Hijo: "Mujer..." era como Madre de los pecadores, como
Madre de la humanidad. Ahí mi Hijo quería olvidar los
lazos de carne para formar esa familia; allí fue donde
mi Hijo me nombró la segunda Eva, donde El, el
segundo Adán, hija mía. Desde ahí ya recorrí todo el
camino de la vida pública de Cristo hasta llegar a la
cruz, hija mía, donde las palabras de mi Hijo fueron:
"Ahí tienes a tu Madre", "Mujer, ahí tienes a tu hijo". A
Mí me dio por Madre de toda la humanidad.
Por eso os pido, hijos míos, acudid a Mí, que mi Hijo me
ha dado gracias para todos los pecadores, para
aplicarlas sobre todas las almas, sobre todos mis hijos,
hija mía. Mi pobre Corazón sufre por todos, por buenos
y malos. (Amparo no deja de llorar a lo largo de todo
este mensaje.)
Pide a los hombres que se humillen, hija mía, que la
humildad los purificará. Yo los amo a todos y quiero
que todos se salven, hija mía.
Ayudadme, hijos míos, a reparar tantos y tantos
pecados y para hacer que los hombres cumplan las
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Leyes de Dios. Acudid a este lugar, que todos los que
acudáis a este lugar seréis bendecidos y protegidos y
transportados a la tierra prometida. Todos recibiréis
gracias.
Y tú, hija mía, tu misión es sufrir y reparar. Tu tiempo
se acorta y tu eternidad será larga. Desgástate por los
pobres pecadores. Las almas víctimas tienen que dar
su vida por los demás, hija mía. Oración y penitencia
quiero, sacrificios y renuncias al mundo, hija mía. Los
hombres están materializados y no piensan nada más
que en sí mismos. Grandes castigos van a caer sobre la
humanidad. Pensad que estáis en el último tiempo de
la mitad del tiempo. No os durmáis, hijos míos, estad
preparados para que cuando llamen a vuestra puerta
salgáis con la lámpara encendida. Cumplid el
Evangelio y extended el Evangelio por todos los
rincones de la tierra. Los hombres necesitan de la
palabra de Dios. Sed humildes, hijos míos, y amaos
unos a otros.
Voy a dar una bendición especial para todas las almas.
Levantad todos los objetos, todos serán bendecidos
con una bendición especial para la conversión de los
pecadores.
Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice, por
medio del Hijo y con el Espíritu Santo.
Moved el corazón cuando mováis los labios, hijos míos.
La fe sin obra está muerta.
Tú, hija mía, refúgiate en mi Corazón; mi Corazón te
protegerá. Pero tu misión es sufrir, hija mía.
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La paz os dejo.

MENSAJE DEL DÍA 6 DE ABRIL DE 1991,


PRIMER SÁBADO DE MES
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN: Hija mía, ¡qué tristeza siente mi Corazón al
ver que las criaturas rechazan mi Nombre! Deseo ser
honrada e invocada con el nombre que me
corresponde de Madre de Dios. Los hombres se
empeñan en dejarme como Madre del hombre, y mi
Hijo quiere que invoquen mi Nombre como Madre de
Dios.
Invocad a menudo mi Nombre, hijos míos, que Satanás
está juntando una gran batalla y aboliendo las Leyes
santas. A la juventud le tiende una trampa mortal que
pica como el pez en el anzuelo y muere mortalmente.
Por eso pido, hijos míos, que invoquéis mi Nombre,
porque al invocar mi Nombre Satanás y sus secuaces
pierden toda la fuerza satánica. Mi Hijo me ha
nombrado embajadora y me ha dado potestad para
aplastar la cabeza del enemigo destructor. Por eso soy
odiada, hija mía; por eso los hombres me arrinconan,
porque mi Hijo quiere que mi Corazón triunfe. La
mayoría de aquellos que se llaman discípulos de Cristo
no siguen al Maestro; el discípulo siempre tiene que ir
detrás del maestro, y los hombres quieren estar por
encima del maestro y confunden las leyes y las
doctrinas, y diciendo que el infierno no existe, incluso
mis almas consagradas. ¡Ay, almas consagradas! no
23
queráis vosotros renovar el Evangelio a vuestro
capricho y a vuestro gusto. ¡Ay de aquéllos que
confunden la doctrina y quitan a mi Hijo la autoridad
de su palabra! Serán los primeros en participar en el
fuego eterno, porque mi Hijo les dirá como a Satanás y
sus secuaces: !d malditos al fuego eterno!, que está
preparado para todos aquellos que no aceptan la
doctrina ni la palabra de Dios. Vuestro orgullo y
vuestra soberbia os hace como a Satanás ansiar ser
más que Dios; y más que Dios, hijos míos, no puede
elevarse nadie. Por eso os pido, hijos míos, que os
reunáis de todas las partes del mundo y que invoquéis
mi Nombre y todos unidos en el mismo espíritu del
Evangelio y con espíritu de pobreza, de humildad, de
obediencia a la santa Madre Iglesia, os llamaréis
discípulos de Cristo. Pero ¡ay de aquellos apóstoles de
nombre y de palabra, pero sin obra! A mi Hijo le gusta,
hijos míos, la palabra con la obra, no la palabra sin
obra. Por eso mi Hijo me ha otorgado ser Madre de
todas las gracias. Y también me ha dado la llave del
cielo para que los hombres entren por mi Corazón
Inmaculado a su Divino Corazón. Para ser apóstol de
Cristo hay que renunciar a sí mismo y a todas las cosas
del mundo y seguir a Cristo; pero ¡de qué forma
queréis llamaros apóstoles, hijos míos, a vosotros
mismos ni a vuestras cosas, hijos míos! No mováis
tanto los labios y no recreéis tanto vuestros oídos en
alabanzas y glorias mundanas, y practicad la obra.
Hoy os prometo, hijos míos, que todas las frentes serán

24
selladas y muchos de los que no creéis sentiréis esa
gran señal de vuestra frente y creeréis, hijos mios.
Quiero formar un gran grupo, hijos míos, con espíritu
de sacrificio, de renuncia, de oración y de penitencia;
pero si no renunciáis al mundo y a vosotros mismos,
¿cómo podréis seguir a Cristo, hijos míos?
Invocad mi Nombre, que cada vez que se invoca mi
Nombre el infierno se estremece y se queda sin poder
ni fuerzas para tentar a los seres humanos. Por eso soy
tan rechazada. Durante todo el día, hijos míos, invocad
a María, a la Madre de Dios. Ella os protegerá del
maligno. Muchas almas son arrastradas por su
debilidad, pero arrastran al cuerpo pero no pueden
con su alma, porque por eso mi Hijo me nombró al pie
de la Cruz Madre de la humanidad. Una madre está
pendiente de sus hijos. El cuerpo no sirve para nada.
Satanás arrastrará el cuerpo, pero el alma será
protegida por la Madre de Dios y Madre vuestra.
Porque mi Hijo no se entristece por aquellos que no le
conocen o su debilidad los arrastra; mi Hijo se
entristece por aquellos que le conocen y su fortaleza
les arrastra al pecado y al fondo del abismo, porque
rechazan su Nombre. ¡Ay sabios y poderosos!, ¿de qué
os sirve vuestra sabiduría si la habéis empleado en
dejaros arrastrar por el enemigo? En los conventos se
ha perdido la fe, en la mayoría de ellos, y no acatan el
Evangelio tal como Cristo lo enseña y cada uno cumple
las reglas como le apetece, sin hacer caso a su
fundador. ¡Almas rebeldes y desobedientes, la puerta

25
será estrecha para entrar por ella!, pero aunque fuese
ancha vuestra soberbia impediría entrar. Sed
humildes, hijas mías, y cumplid con las reglas que
instituyeron los grandes santos; sólo por ese camino os
podréis salvar, hijos míos. Os introducís en el mundo y
el demonio, hijos míos, os tiende la trampa mortal de
sus goces y os aparta de la cruz de Cristo; la cruz que
es redención. Practicad el Mandamiento del Amor y
amaos como Cristo os enseña.
Hoy, hijos míos, estarán los ángeles sellando vuestras
frentes para protegeros del enemigo destructor.
Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice, por
medio del Hijo y con el Espíritu Santo.
Adiós, hijos míos.
Humildad os pido para que pueda protegeros bajo mi
manto.

MENSAJE DEL DÍA 4 DE MAYO DE 1991,


PRIMER SÁBADO DE MES
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN: Hija mía, la situación del mundo es grave;
los hombres se dejan regir por el espíritu de Satanás.
Mira, hija mía, cada vez es peor esta situación. El
espíritu de Satanás está reinando en todos los lugares;
en las familias se mete para destruirlas; en la juventud
los arrastra a los vicios y a los placeres; en los
conventos para endurecer las almas, las entibia y las
arrastra para ver el mundo y sus placeres, y para
26
olvidarse de las oraciones y de los sacrificios; a los
guías del pueblo, a muchos de ellos, los arrastra
predicando doctrinas falsas; a los gobernantes para
gobernar hablando de paz, y ellos forman la guerra.
Satanás está metido, hija mía, en la mayor parte de los
corazones, haciendo ver a los hombres que no tiene
importancia el pecado ni la maldad del mundo y no
haciendo reconocer a los hombres... Mira, hija mía, los
hombres no reconocen cómo son y mira, cómo el
enemigo los arrastra, ¿sabes por qué, hija mía?, porque
no dejan que entre el espíritu de Dios; y al no entrar el
espíritu de Dios no reciben la gracia y sus corazones
no se humillan, hija mía, ni se arrepienten y se ven
superiores, ¡qué pena de almas, hija mía! Es gravísimo
todo lo que está sucediendo en el mundo: crímenes
sangrientos, guerras que destruirán la mayor parte de
la humanidad, los hogares destruidos, la juventud
perdida, los guías de los pueblos no se dedican la
mayoría de ellos a predicar el Evangelio, sino a vivir
según sus gustos.
Yo pido a los hombres, que son casi mis últimas
llamadas, a la oración, al sacrificio, que dejen que en su
corazón entre la gracia para que se vean tal como son,
hija mía, y no hagan lo que el fariseo, presentarse en el
templo diciendo: "Yo soy bueno, Jesús, yo no peco; yo
cumplo con todas las Leyes". ¡Ay, hijos míos!, sed como
aquella pobre alma humilde y contrita que se
presentaba en el templo diciendo: "Señor, soy un
pecador; he pecado contra el cielo y contra Ti,

27
perdóname, Señor". La gracia cuando entra dentro de
los corazones el hombre se reconoce tal como es, pero
¡ay, hija mía, cuántos corazones endurecidos no dejan
entrar la gracia por su soberbia y su vanidad! Yo los
quiero proteger porque mi Corazón los ama, pero no
se dejan, hija mía, ¡qué pena, cuánto sufre mi Corazón!
Yo soy Madre de todos los pecadores, pero de todos
los pecadores contritos y humillados. El hombre es
humilde cuando se ve pecador y miserable.
Mira, hija mía, grandes catástrofes irán aumentando
en la tierra; la tierra quedará desolada, como un
desierto, todo el desierto de... (llanto de Amparo)
crímenes tras crímenes, hija mía, e inocentes morirán
junto a los culpables, para purificar a los culpables.
Dejaos guiar, hijos míos, por el espíritu de Dios, seguid
el Evangelio, no pongáis vuestra vida en la hacienda.
Dejaos guiar, hijos míos, por los guías santos del
pueblo; no vayáis a aquellos guías, hijos míos, que han
confundido la doctrina y os confunden vuestra alma,
hijos míos. Leed el Evangelio, y ahí está la Palabra de
Dios.
Cuántos, hija mía, se quedan en el tiempo porque
cogen del Evangelio lo que les conviene y dejan lo que
no les agrada.
Penitencia pido y sacrificio. Mis últimas llamadas son a
la oración, a la penitencia y al sacrificio. Los hombres
se han olvidado de que el sacrificio y la penitencia es el
camino de la salvación.
Sed humildes, hijos míos, y dejaos guiar por el espíritu
28
del bien que es el del sacrificio y el de la penitencia.
Olvidad todas las cosas del mundo y no tengáis
vuestro pensamiento fijo en las riquezas y en las
vanidades. No penséis tanto en el mañana. El mañana
corresponde a la Divina Majestad de Dios, y vosotros
pensáis en el mañana como si dependiese de vosotros
mismos, hijos míos, ¡qué ingratos sois! No irritéis a
vuestros hermanos ni maltratéis a vuestros hermanos,
hijos míos; todo el daño que hagáis a vuestros
hermanos recaerá sobre vosotros. Amaos los unos a
los otros. Este es el primer Mandamiento, el amor a
Dios y al prójimo. Y ¡ay de aquéllos que se amen a sí
mismo y a los suyos y olviden a Dios y al prójimo! Estad
alerta, hijos míos, que vuestro Amo os vigila. Sed
siervos fieles y prudentes; y estad preparados con la
lámpara llena de aceite. Tenéis tiempo para reparar,
hijos míos. Ofreceos en sacrificio por aquellas pobres
almas que se han desviado del camino del Evangelio. Y
vosotros, hijos míos, que tenéis la dicha de oír mi voz y
recibir mis mensajes, vivid según el Evangelio, porque
muchos serán los llamados y pocos los escogidos;
porque pocos cumplen el Evangelio, pocos renuncian a
su hacienda. ¡Qué pena de almas, hija mía! Se está
viviendo en el sexto tiempo, el tiempo de Satán, hija
mía.
Dios os espera, hijos míos, pero quiere corazones
contritos y humillados. El sabe lo más profundo de
vuestros pensamientos; y sabe, hija mía, que los
hombres no vuelven la mirada a Dios y cada día se

29
rebelan más contra El. ¡Qué tristeza siente mi Corazón
cuando veo que mis hijos rechazan mis palabras!
Tú, hija mía, háblales y explícales todo lo que has visto
y oído para conquistarlos, para que gocen un día
eternamente. ¡Ay qué tristeza siente mi Corazón, hija
mía! Mi Corazón está sangrando por los pecados de los
hombres. Ya desde su nacimiento, hija mía, el hombre
lleva la inclinación hacia el mal y se deja arrastrar y
seducir por el enemigo.
¡Despertad, padres e hijos! Despertad y educad a
vuestros hijos en el santo temor de Dios. Y vosotros,
hijos, respetad a vuestros padres y con sinceridad y
con la Verdad pedid consejo, que ellos os ayudarán,
hijos míos, pero no os introduzcáis en la mentira. La
mentira es la muerte, hija mía, ya sabes que te lo he
dicho muchas veces, que les hables sobre la verdad.
Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida, donde está la
mentira no está la vida; la mentira es la muerte.
Humillaos, corazones, ante la Divina Majestad de Dios
y reconoceos polvo y nada.
Mira, hija mía, miles y miles de hombres caerán bajo la
espada, grandes calamidades, muertes atroces,
crímenes sangrientos... Es terrible, hija mía, la situación
del mundo. El hombre se ha olvidado de Dios; en su
mente está el espíritu satánico de Satanás
destruyendo la humanidad. (Amparo llora). Mira, hija
mía, cómo reina el enemigo en los corazones. No oyen
mis llamadas, hija mía, ni mi llamada a la oración y al
sacrificio. Los hombres quieren vivir según sus gustos
30
y se dejan arrastrar por el espíritu maligno que se cree
victorioso. Pero todo el que invoque mi Inmaculado
Corazón triunfará sobre toda la humanidad y, sobre
todo, aquellos que se consagren a mi Inmaculado
Corazón. (Amparo no deja de gemir).
Yo os protegeré, hijos míos, y aplastaré la cabeza del
enemigo; pero despertad y abrid vuestro corazón a la
gracia.
‧s terrible, hija mía, la situación del mundo! Mi Corazón
está traspasado de dolor; no queda ni un hueco de mi
Corazón donde no hayan clavado los hombres una
espina. Mira, hija mía, que dolor siente mi Corazón y
cómo está rodeado de espinas por los pecados de los
hombres. Hace mucho, hija mía, que no mueves
ninguna espina, están tan profundas porque los
hombres no cambian profundamente; sus promesas
son superficiales, hija mía. El dolor que siente mi
Corazón invade todo mi cuerpo, hija mía.
Por eso pido, hijos míos: el mayor remedio es el ayuno
a pan y agua, hijos míos; ayunad a pan y agua los
viernes y ofrecedlo para que Satanás no pueda
apoderarse de vosotros; ayunad, hijos míos, el ayuno
es muy importante; ayunad todos, hijos míos, menos
aquellos que estén delicados gravemente. Eso os
sacará de la tibieza en que os encontráis.
Y tú, hija mía, humíllate y habla tal como Yo te enseño,
con energía y con fortaleza, hija mía. El día del reinado,
de la segunda venida de Cristo, está próximo. Quiero
tocar todos los corazones. Todo el que acuda a este
31
lugar recibirá gracias especiales; pero todo aquel que
venga de buena voluntad su corazón será abierto de
par en par para que entren las gracias dentro de él.
Humillaos, hijos míos, y no os avergoncéis de la
humillación. Cristo se humilló hasta la muerte y se
anonadó. El discípulo no puede ser más que el Maestro.
Besa el suelo, hija mía, en reparación de tantas y
tantas ofensas como hacen a mi pobre Corazón.
Yo soy Madre del amor, Madre de misericordia para
todo el que venga a mi Corazón, contrito y humillado,
protegerle y conducirle a mi Hijo. Pero quiero almas de
buena voluntad.
Sed fuertes, hijos míos, leed mucho el Evangelio y
meditad la Pasión de Cristo; está totalmente olvidada.
Si el hombre meditase la Pasión de Cristo su vida
cambiaría. Retiraos del Espíritu maligno, hijos míos, él
os mostrará los placeres del mundo, los gustos, las
riquezas para que acumuléis sin saber si las vais a usar,
porque el mañana depende del Creador. No cumplís el
Evangelio, hijos míos, cuando os dice en el Evangelio
Cristo: "No penséis lo que vais a comer mañana ni lo
que vais a vestir; pensad en las aves y en las flores del
campo, que no tienen dueño en la tierra, y el Dueño del
cielo las alimenta, y las viste y las protege." Olvidaos de
vosotros mismos; pensad en los demás, hijos míos.
Todos los que habéis tenido el don de adquirir riquezas,
hijos míos, distribuid a los pobres y veréis como
descansa vuestra pobre alma. No tengáis vuestro
corazón donde está vuestra hacienda. Vivid más del
32
espíritu que de la carne. No penséis tanto en alimentar
la carne que os olvidéis del alimento del espíritu. ¡Ay de
aquéllos que hipócritamente mueven los labios y que
dentro de su corazón hay odio, rencores, envidias,
destrucción! Aún estáis a tiempo, hijos míos,
arrepentíos y convertíos. La salvación sólo es una vez,
y la condenación también, hija mía. Eso te lo he
enseñado que se lo repitas a las criaturas, que sólo se
pueden salvar una vez y condenar una vez.
Pagad vuestras deudas, hijos míos, con el cheque del
amor, con el cheque de la comprensión y de la caridad.
Y no os critiquéis unos a otros. Aceptaos todos tal como
sois y ayudaos mutuamente con oración y con
sacrificio.
Una bendición especial voy a dar hoy para la
conversión de todos los pecadores. Y todos los
primeros sábados de mes estaremos sellando frentes
contra la asechanza del enemigo. La protección de
esta señal os hará contritos y humildes.
Yo prometo que a todo el que venga de buena voluntad
su frente quedará sellada, y en su frente quedará una
marca y una protección del enemigo. Muchos sentirán
en su frente esta señal.
AMPARO: ¡Ay, Dios mío, gracias!, ︹racias, Dios mío!
¡Ayúdalos, protégelos, Señor! ¡Ay, qué grandeza, Dios
mío, ay!
LA VIRGEN: Mira, hija mía, todos los marcados y
escogidos en este lugar.

33
AMPARO: ¡Ay, ay, qué grandeza, Dios mio, ay!
LA VIRGEN: El sacrificio y la oración tienen mucho
valor, aunque sea un pequeño grupo reducido. Mira a
Jesús, como da el ciento por uno a las almas, hija mía.
AMPARO: ¡Ay, gracias, Madre mía, gracias!
LA VIRGEN: Tú, hija mía, humíllate, sé humilde; la
humildad llega a la santidad; pero no dejes de hablar
con energía y con fortaleza; y con claridad como Yo te
enseño.
Levantad todos los objetos. Todos serán bendecidos
con bendiciones especiales para los pobres pecadores.
Todos han sido bendecidos, hija mía, con bendiciones
especiales.
Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice, por
medio del Hijo y con el Espíritu Santo.

MENSAJE DEL DÍA 1 DE JUNIO DE 1991,


PRIMER SÁBADO DE MES,
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN: ¡Ay, habitantes de la tierra y guías de los
pueblos!, que os rebeláis contra la palabra de Dios y no
observáis sus Leyes; os dejáis conducir por el rey de la
iniquidad; en vuestros corazones ha desaparecido la
piedad, el amor. ¡Ay, de aquéllos que os llamáis
cristianos practicantes y os rebeláis contra las Leyes
de Dios y hacéis abrigo de la mentira y refugio de la
lujuria! Os habéis dejado de apoyar en la piedra

34
angular que es la vida y la fortaleza; y con engaños os
dejáis arrastrar por la astucia de Satanás; venid y
refugiaos en mi Inmaculado Corazón, que Yo
derribaré el abrigo de la mentira y el refugio de la
lujuria.
La Iglesia llora por tantos crímenes contra inocentes
de aquellos que os llamáis cristianos practicantes de la
doctrina de Dios; sois consentidores del
derramamiento de sangre de víctimas inocentes;
habéis perdido las tres potencias del espíritu, os habéis
quedado sin voluntad y sois peores que las fieras,
porque las fieras protegen a sus cachorros y vosotros
los matáis dentro de vuestras propias entrañas; cubrís
la sangre de vuestro cuerpo con los crímenes de esos
inocentes; la tierra queda cubierta por la mancha del
crimen.
¡Ay, de vosotros habitantes de la tierra!, estáis viviendo
en un mundo tenebroso, lleno de tinieblas y de
tentación. Acudid, hijos míos, a nuestros Corazones;
todavía podéis, hijos míos, salvaros de tantos y tantos
crímenes como habéis cometido. Pero ¡ay, de aquéllos
que no os arrepintáis! pereceréis todos juntos; aquellos
que os llamáis buenos pereceréis junto a los malos. Me
honráis con los labios, hijos míos, y ¡qué lejos está
vuestro corazón de Mí! Orad, haced penitencia, haced
sacrificios. Decís que estáis cumpliendo las leyes, y en
vuestro corazón no hay nada más que perfidia, hijos
míos.
Yo soy vuestra Madre, Madre de los pecadores. Venid,
35
hijos míos, que soy Madre de Misericordia. Sigue mi
Corazón intercediendo por vosotros. Pero cada día,
hijos míos, os introducís más en la tiniebla, en el vicio, y
vuestras mentes quedan oscurecidas y vivís según la
carne, no según el espíritu.
EL SEÑOR:
Yo soy Jesús, el Hijo de Dios vivo, el que quiera
seguirme tiene que renunciar a sí mismo, a su
hacienda; no anteponer a su padre, a su madre, a su
hermano, a su hermana, a sus hijos, a sus hijas, antes
que a Mí. Ese es el primer Mandamiento de la Ley de
Dios: Amarás a Dios con todo tu corazón, con toda tu
mente, con todas tus fuerzas, y al prójimo como a ti
mismo. Os amáis a vosotros mismos y a los vuestros, y
olvidáis a Dios, hijos míos. ¿Dónde está el Mandamiento
del Amor? Lo habéis olvidado. Es el Mandamiento de la
salvación. La cólera de Dios caerá sobre vosotros si no
hacéis penitencia y sacrificio. La justa ira de Dios
derramará su cólera. Escuchad mis palabras, hijos
míos, el tiempo se acorta y vuestros corazones siguen
endurecidos. Orad, haced penitencia y sacrificios,
renunciad a vosotros mismos y a vuestra hacienda,
hijos míos. El corazón lo tenéis puesto en la hacienda;
por eso vuestro corazón está tan lejos de Mí. (Llanto de
Amparo). El castigo vendrá como el relámpago, sin
avisar, hijos míos, estad preparados, no seáis como las
vírgenes necias.
LA VIRGEN: Yo intercedo a mi Hijo, hijos míos, que
tenga compasión de todos vosotros. Arrepentíos y
36
convertíos. No alimentéis tanto vuestra carne de
tantos y tantos gustos y practicad ese primer
Mandamiento del Amor de Dios. Si los hombres se
amasen el mundo se salvaría, hijos míos. Orad y
presentad buenos frutos para que mi Hijo tenga
compasión de vosotros.
Soy Madre de los dolores: de los dolores de la
humanidad. Ayudad a reparar tantos y tantos
pecados y ofensas como se cometen contra la Divina
Majestad de Dios. El mundo ha perdido la moral.
(Amparo sigue llorando). No hay nada más que
zozobras, hijos míos, ¿no os dais cuenta? Amaos los
unos a los otros. Si no hay amor no habrá salvación.
Besa el suelo, hija mía, en reparación de tantas y
tantas ofensas como se cometen en el mundo.
Y tú, hija mía, sigue adelante; refúgiate en nuestro
Corazón y recibirás fuerzas para tantas y tantas
pruebas como se te presentarán. Bienaventurados los
que sois calumniados a causa del nombre de Dios. Hija
mía, ámanos mucho y refúgiate en nuestros
Corazones. El tiempo es corto y la eternidad es larga.
¡No desfallezcas, hija mía, sé fuerte, la fortaleza está en
Cristo!
Acudid a este lugar, que todo el que acuda a este lugar
recibirá gracias especiales para su salvación. Amad
mucho a la Iglesia, hijos míos, amad al Vicario de
Cristo. Pedid por los guías del pueblo para que sean
pastores de almas, que muchos viven de la Iglesia pero
no viven para la Iglesia.
37
Levantad todos los objetos. Todos serán bendecidos
con bendiciones especiales.
Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice, por
medio del Hijo y con el Espíritu Santo.

MENSAJE DEL DÍA 6 DE JULIO DE 1991,


PRIMER SÁBADO DE MES
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN: "Hija mía, mi corazón sigue sufriendo
porque los hombres siguen viviendo en la maldad y
han dejado que se refugie en sus corazones el rey de
la iniquidad; el rey de la iniquidad, hija mía, está al
acecho como el águila para atrapar las presas y
hundirlas en el lodo del pecado.
¡Despertad, hijos míos, oíd nuestras llamadas y
cumplid las leyes, las leyes del Evangelio, hijos míos! Os
estáis dejando arrastrar por el rey de la mentira y el
mundo se está convirtiendo en una carnicería. Hija
mía, ¿cómo no va a estar triste mi Corazón? Mira en él
las espinas que hay tan profundas, hija mía. (Llanto de
Amparo). No las puedes tocar, hija mía, porque los
hombres viven una fe superficial. ¿Hasta cuándo, hijos
míos, no vais a renunciar a vuestra soberbia y a
vuestro orgullo y no os vais a dejar conducir por la
verdad del Evangelio? El orgullo y la soberbia, hijos
míos, vienen de la iniquidad. ¡Despertad a las llamadas
que se os hacen, no endurezcáis vuestros corazones!
Hija mía, mi boca no para de dar avisos a los hombres,
38
y los hombres siguen obstinados en el pecado, en el
odio, hija mía, en la envidia. Mi Corazón quiere, como
Madre, recogeros a todos bajo mi manto y protegeros
del gran castigo que va a caer sobre la humanidad, hija
mía. (Amparo no deja de sollozar).
Despertad, hijos míos, no os hagáis los sordos a las
llamadas de vuestra Madre. Mi Corazón derrama
misericordia. ¡Dichosos aquéllos, hijos míos, que sois
corregidos, y aquéllos que sois avisados y escucháis
esta llamada, hijos míos! Pensad que Dios os ama; os
da la herida y está pendiente de vosotros para
vendárosla, hijos míos. El os hiere y El os cura, hijos
míos. ¡Hasta cuándo, hijos míos, vais a hacer sufrir a mi
Corazón! Pensad que soy vuestra Madre, y una madre
no abandona a su hijo, si es una madre buena, hija mía.
Orad, hijos míos, que por eso no conseguís el
verdadero amor y el puro amor que viene del costado
de Cristo, por vuestra falta de oración y vuestra falta
de renuncia y de sacrificio. Renunciad a vosotros
mismos, hijos míos, y amaos unos a otros; ése es el
Mandamiento de la salvación: el Mandamiento del
amor.
Y vosotros, almas consagradas, que vivís en la
oscuridad y camináis en las tinieblas, buscad la verdad
que está en el Evangelio. Id a Cristo, hijos míos, y Cristo
sacará la tiniebla de vuestro corazón y la convertirá en
luz. Sed constantes, hijos míos, en la oración; fuertes en
el amor, hijos míos, y preocupaos de que vuestro
tiempo sea para el apostolado de las almas, hijos míos.
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No empleéis vuestro tiempo en el mundo, dedicadlo a
vuestro ministerio. La mayoría de vuestros corazones
están tibios, hijos míos. Cristo es el fuego que derrite los
corazones, no os desviéis de su camino. Mi Corazón os
ama, hijos míos, y el pueblo necesita buenos pastores
de almas que se dediquen al pueblo, a conquistar el
rebaño de Cristo. ¿A quién engañáis, hijos míos,
llamándoos almas consagradas y sacerdotes del
Señor? Y muchos de vosotros estáis entregados a las
cosas mundanas y habéis olvidado vuestro ministerio.
Volved, hijos míos, que Cristo os espera como
conductores de su Cuerpo, entregados, humildes y
sacrificados. Dad buen ejemplo, hijos míos, a las almas
y estimulad a la Iglesia con verdadero amor. No hagáis
sufrir más al Vicario de Cristo, hijos míos. Mira, hija mía,
cómo sufre el Vicario de Cristo; está triste.
AMPARO: El Santo Padre está muy triste, lo veo muy
triste.
LA VIRGEN: Porque ve la impiedad de sus almas
consagradas. La Iglesia está desolada, muy desolada,
¡cómo no va a sufrir mi Corazón si soy Madre de la
Iglesia! Pide mucho por el Vicario de Cristo, hija mía,
¡qué triste está su corazón!
Almas consagradas, obedecedle, no seáis rebeldes. Y
aquéllos que tenéis votos, renovad vuestros votos y
consagraos a mi Corazón; y mi Corazón os protegerá
de las asechanzas del enemigo. Mi Corazón os ama,
hijos míos, sed fuertes y no busquéis las comodidades
del mundo. Imitad a Cristo: El no buscó comodidades,
40
hijos míos, toda su vida estuvo llena de incomodidades
y de sacrificios.
Acudid a este lugar, hijos míos, todos los que acudáis a
este lugar recibiréis gracias especiales y seréis
bendecidos contra las asechanzas de Satanás. Aunque
sufre mi Corazón, también siente gozos de ver que
muchas almas han renunciado a muchas cosas del
mundo y se han introducido en el rebaño de Cristo. Sed
fuertes, hijos míos, y no os apartéis de la gracia. El que
se aparta de la gracia se queda muerto, y la muerte,
hijos míos, es tenebrosa y oscura.
Tú, hija mía, humíllate y sacrifícate; piensa que eres
víctima y las víctimas se tienen que inmolar para la
salvación de las almas. Sí, hija mía, mi Obra y la Obra
de Cristo es tu Obra y tienes que preocuparte por ella;
y tienes que poner, hija mía, todo tu amor en ella. Sé
que sufres. Bebe unas gotas del cáliz del dolor
(Deglución, tos, angustia de Amparo). Está muy
amargo, hija mía, queremos que participes de la
amargura de nuestro Corazón, hija mía. Tienes que ser
fuerte, hija mía; encontrarás muchos obstáculos, pero
piensa que es mi Obra y la Obra de mi Hijo; y todo el
que ame esta Obra se tiene que entregar a ella, cada
uno a la medida de sus fuerzas. Y Yo derramaré
gracias sobre vosotros. Pensad, hijos míos, que es el
Mandamiento del Amor esta Obra; es amar al
desvalido y protegerlo y recogerlo; ahí están las
Bienaventuranzas: "Tuve hambre y me disteis de
comer; mendigo y me recogisteis; desnudo y me
41
vestisteis; enfermo y me visitasteis". ¿Qué es la fe, hija
mía?, te lo he enseñado muchas veces, ¿qué es la fe sin
obras? La fe tiene que estar acompañada de la
caridad. El que no ama y no tiene caridad no entrará
en el Reino del Cielo; el que no comparte con el
hermano su hacienda y la guarda para que se la coma
la polilla, no entrará en el Reino de los Cielos. Ese es el
Mandamiento del Amor; ésta es mi Obra, ésta es tu
Obra y también es la Obra de todos los que han
recibido gracias de este lugar.
Besa el suelo, hija mía, en reparación de tantos
pecados y tantas ofensas de las almas consagradas.
Humildad pido; sin humildad, hija mía, no se consiguen
las demás virtudes.
Voy a dar una bendición especial para todos los
objetos contra las asechanzas del enemigo y para los
moribundos. Levantad todos los objetos (pausa). Todos
han sido bendecidos con bendiciones especiales.
Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice por
medio del Hijo y con el Espíritu Santo.
La paz sea con vosotros, hijos míos.

MENSAJE DEL DÍA 3 DE AGOSTO DE 1991,


PRIMER SÁBADO DE MES
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
EL SEÑOR:
"Hija mía, Yo, Jesús, el Hijo de María, quiero dilatar

42
todos los corazones del fuego de mi amor, pero los
hombres escuchan mi palabra pero no toman mi
ejemplo. ¿Qué es la palabra sin obras? Yo digo, hija mía,
que quiero acrisolar todos los corazones con el fuego
de mi amor. Es muy importante en estos últimos
tiempos el Mandamiento primero de la ley de Dios:
ama a Dios con todo tu corazón, con todas tus fuerzas
y con tus cinco sentidos y al prójimo como a ti mismo;
pero los hombres han convertido este Mandamiento
en desamor, en desunión, en discordias, en odios. No
entraréis en el Reino del Cielo si no practicáis el
Mandamiento del Amor, hijos míos. Mucho habláis de
Cristo pero poco practicáis sus obras. Practicad, hijos
míos, el sermón de la montaña. Dar de comer al
hambriento, de beber al sediento, de vestir al desnudo,
dar posada al peregrino, eso es lo más importante en
estos tiempos, hijos míos, el amor, la caridad.
El hombre está destruyendo el mundo con su
desamor. Ya es tiempo de cumplir mis palabras. Traeré
fuego a la tierra para que arda y acrisolaré todos
aquellos corazones que han seguido mis
Mandamientos; los acrisolaré y los dejaré limpios como
las aguas de los arroyos. Y a todos aquellos que han
convertido mis Mandamientos en odio, en lujuria, en
egoísmo, en impiedad, en soberbia, los reduciré a
cenizas y los apartaré de mi mirada, hija mía. Va siendo
hora de segar la mies, ¡y los hombres creen que no va
a llegar ese día! Ese día está próximo. No cerréis
vuestros oídos, porque mi Corazón primero ha querido

43
acrisolar con el fuego de mi amor todos los corazones,
con mis avisos, y vosotros, necios, os habéis dejado
engañar por el enemigo y vuestros corazones están
empedernidos y el enemigo os hace ver en la verdad
de Dios la mentira y en su mentira la verdad.
Ya va siendo hora, hijos míos, de apartar la cizaña. Y ya
va siendo hora de que caiga el fuego sobre la tierra y
consuma vuestros graneros, que están llenos de
egoísmo y de lujuria. ¿Hasta cuándo, hijos míos, os vais
a dejar engañar por la astucia del enemigo?
Mira, hija mía, estos cuatro ángeles en los cuatro
ángulos de la tierra están preparados para, con una
sola palabra que salga de mi boca, destruir todo lo
malo que hay en esta tierra. Mira la posición de los
ángeles, hija mía.
AMPARO: Hay cuatro ángeles en los cuatro puntos de
la tierra: del Este al Oeste y del Norte al Sur. Tienen
cuatro alas y bajo esas alas, en las de abajo llevan una
rueda que da la vuelta sobre su ala. Hay fuego debajo
de ese ala y mete la mano uno de ellos, y sólo con
meter la mano, tocando esa rueda, veo arder la mayor
parte de la tierra. ¡Qué horror: niños y mayores arden
en ella; parece un volcán de fuego! ¡Ten compasión,
Señor, de todos ellos!
EL SEÑOR:
Pronto será la hora de mi justicia, porque estoy
derramando la misericordia y los hombres ingratos se
baten en el pecado, en el odio, en el egoísmo, en la
carne. Dentro de poco, hija mía, no habrá compasión.
44
Mi Misericordia se agota y mi justicia se aproxima. ¡Ay,
hombres ingratos! ¡Hasta dónde habéis llegado, hijos
míos, con la perversidad de vuestro mal! Habéis
convertido la luz en tiniebla, porque Yo, hijos míos, a
todos os he mandado gracias para vuestra salvación y
Sacramentos para mantener las gracias, ¿y qué habéis
hecho de todo esto?; ultraje a la Divina Majestad de
Dios, desprecio a los Sacramentos, odio, envidias,
rencores.
Orad, hijos míos, y haced penitencia; no penséis en
almacenar, extended la mano al desvalido, practicad el
Mandamiento del Amor. Sin este Mandamiento no hay
salvación. El hombre fue creado para amar y glorificar
a Dios y para vivir en el Paraíso y participar del
conjunto de todo lo bueno con todos sus hermanos.
¿Qué habéis hecho de mis leyes, hijos míos?:
corrupción y destrucción. Yo acrisolaré los corazones
de todos aquellos que han aceptado mi voluntad y los
transportaré a la tierra prometida. Pero, ¡ay, de
vosotros ingratos, que no habéis pensado nada más
que en vosotros mismos!, oiréis estas palabras: Id
malditos al fuego eterno que Satanás tiene preparado
para todos sus secuaces. ¿Hasta cuándo, hijos míos?
Almas consagradas... ¡despertad a la gracia, no os
dejéis arrastrar por el apetito carnal! Acudid a Mí, hijos
míos, contritos y arrepentidos, todavía queda un poco
tiempo; entregaos a vuestro ministerio de la Iglesia,
sed piadosos, hijos míos, y practicad la virtud de la
caridad. Por eso mi Corazón grita: Amaos los unos a los
45
otros, como Yo os he enseñado a amar. El tiempo es
corto y vuestros pecados son muchos, hijos míos. La
Humanidad está corrompida.
LA VIRGEN: Hijos míos, acudid a mi Inmaculado
Corazón, que mi Corazón os protegerá y os llevará al
Corazón de Cristo.
Mira mi Corazón, hija mía, mis lágrimas caen por mis
mejillas y mi Corazón está traspasado por siete
espadas de dolor, porque los hombres siguen y siguen
cada día más cometiendo crímenes y destruyendo el
mundo, hija mía. (Llanto de Amparo)
Soy Madre de los Dolores, Madre de la Humanidad; mi
Corazón sufre por todos mis hijos.
Acudid a Mí, hijos míos, que Yo os llevaré al camino de
Cristo. La cólera de Dios está cerca y su justicia santa
va a ser derramada sobre toda la Humanidad.
Sacrificios y penitencia pido.
Mira mi Corazón, hija mía, cómo está traspasado por el
dolor, ¡tantas ofensas hechas a la Divina Majestad de
Dios y tantas almas como se introducen diariamente
en las penas del infierno!
¿Qué es la fe sin obras, hijos míos?, muchos movéis los
labios, pero vuestro corazón está frío como un
témpano de hielo. De nada os sirve mover los labios,
hijos míos. Mi Hijo os dejó la mejor oración, meditadla
despacio y practicadla: la oración del Padrenuestro.
No os inventéis oraciones largas, con que practiquéis
esta corta, ahí está todo el Evangelio. Amad a Dios,

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vuestro Creador, hijos míos, perdonad a vuestros
enemigos, no penséis tanto en el mañana, haced la
voluntad de Dios, hijos míos. Pensad que Dios está en
el Cielo y que pronto vendrá su Reino sobre vosotros.
Quiero protegeros a todos bajo mi manto. Mi súplica
constante a la Divina Majestad de Dios, hijos míos, es la
que está alargando un poco el castigo, hijos míos. Ya lo
tengo todo dicho; pocas palabras, hijos míos, me
quedan para hacer recomendación a vuestra alma.
Desde hoy mis mensajes serán muy cortos, hijos míos,
mis palabras serán de amor.
Y tú, hija mía, ama con todo tu corazón y enseña a
amar a los hombres, aunque te desprecien, aunque te
difamen. Pero, hija mía, cuando llega un alma al
rebaño de Cristo, ¡qué alegría siente mi Corazón! Sigue
sufriendo, hija mía, para la conversión del mundo; ama
con todo tu corazón y entrégate a los demás.
Besa el suelo, hija mía, en reparación de tantas ofensas
como se cometen contra la Divina Majestad de Dios.
Tu misión es amar, hija mía, y sufrir.
Levantad todos los objetos, todos serán bendecidos.
Desde hoy mis mensajes serán cortos, pero mis
gracias serán cada día más en abundancia.
Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice, por
medio del Hijo y con el Espíritu Santo.

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MENSAJE DEL DÍA 7 DE SEPTIEMBRE DE 1991,
PRIMER SÁBADO DE MES
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN: "Dije, hija mía, que mis palabras iban a ser
cortas, pero llenas de amor.
Todo está dicho, hijos míos, sólo os falta, hijos míos, que
acudáis a mi Inmaculado Corazón, que él os
protegerá. Mira qué manto, hija mía, más inmenso, el
manto del amor. Todo el que viene a mi Inmaculado
Corazón, es protegido bajo este manto y no le dejaré
salir de él. Es tan inmenso, hija mía, que todos caben
debajo de él. Mira si hay miles y miles de billones
metidos bajo mi manto. Soy Madre del amor, y por eso
aviso a mis hijos.
EL SEÑOR:
Yo vengo como amigo y por eso quiero explicar a los
hombres que el amigo da la vida por el amigo. Yo amo
tanto a los hombres, que de Padre me hice Hijo, y,
estando en la eternidad, vine al tiempo, y, dando vida,
vine a buscar la muerte, y, sin necesitar la palabra, me
hice Palabra. Yo no necesitaba la palabra. La palabra
fue hecha para los hombres. Me hice hombre igual a
los hombres en todo menos en el pecado, para
recobrar la amistad que había perdido con ellos. Vine
a hacerme hombre y a morir en una cruz. Derramé mi
Sangre para la redención y la salvación de las almas.
Os comunico mi misterio, hijos míos, porque os amo.
Sólo un amigo es capaz de morir por el amigo; por eso
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os digo, hijos míos, sed pacientes, amaos unos a otros
y practicad ese mandamiento del amor.
Todo el que da la vida por el amigo tendrá vida eterna
(en voz baja habla palabras ininteligibles)
Tienes que ser valiente, hija mía, y comunicar a los
hombres mi palabra. Ni el desprecio, ni la calumnia, ni
la crítica te tienen que angustiar, hija mía. Sé fuerte.
Tienes que luchar mucho contra grandes batallas, hija
mía; pero que prevalezca en ti el mandamiento del
amor, hija mía.
Si Nosotros estamos contigo, ¿qué te importa los que
vayan contra ti, hija mía? tu misión es sufrir. Tu misión
es amar.
Se han derramado gracias suficientes para que los
hombres cambien sus vidas; pero aún quiero decir a
los hombres que son mis amigos y que todo el que
quiera venir, lo espero, y que soy el mejor amigo, el
pastor que busca a su oveja cuando se pierde; el que
dio la vida por su rebaño.
LA VIRGEN: Sólo estas palabras, hijos míos.
HUMILDAD OS PIDO.
Levantad todos los objetos. Todos serán bendecidos
con gracias especiales, hijos míos.
Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice por
medio del Hijo y con el Espíritu Santo.
La paz os dejo, hijos míos.

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MENSAJE DEL DÍA 5 DE OCTUBRE DE 1991,
PRIMER SÁBADO DE MES
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN: "Hija mía, mira mi manto; es el manto de
la misericordia, el manto del amor. Mira, en este libro
van las obras de misericordia. Yo soy Madre del que
sufre, del que llora, del que es perseguido, del que tiene
hambre, del limpio del corazón. Y yo harto al que tiene
hambre, consuelo al triste y llevo al Cielo al limpio del
corazón; y escondo al que es perseguido a causa de
nuestro Nombre. Confiad en mi Hijo, hijos míos, y
refugiaos en mi Inmaculado Corazón. Mis palabras son
breves porque mi Corazón sólo piensa en la
misericordia.
EL SEÑOR:
Venid a Mí todos los que estáis agobiados y cansados,
confiad en Mí que Yo os enseñaré la verdad y todo el
que quiera escuchar la verdad estará conmigo. Todos
aquellos que ayudan a mi Obra les daré un galardón,
y ese galardón será la entrada para entrar en el Cielo.
Hijos míos, aquellos que dais limosna, vuestra limosna
servirá de sacrificio y de alabanza a Dios, y con vuestra
limosna vuestro corazón y vuestra alma, aunque esté
manchada de pecado y oscura como el carbón,
quedará limpia como la nieve, para todos aquellos que
cumplan mis Leyes; venid a mi Corazón, hijos míos,
aquellos que estáis cargados de crímenes y de
pecados, no os recriminaré, hijos míos, ni echaré en
50
cara vuestros pecados, los lavaré con mi Sangre y con
la Llaga de mi Costado quedarán purificados, hijos
míos.
Tú, hija mía, sigue siendo miseria y amor, porque por
tu miseria el hombre volverá la mirada a Dios y con tu
amor volverá a la vida.
¡Dónde podréis encontrar un Padre como Yo, hijos
míos, con un corazón tan compasivo! Yo derramaré
gracias sobre vuestras almas y os haré mi herencia
que es la eternidad. ¿Qué más queréis que os ofrezca,
hijos míos?
Tú, hija mía, sigue aceptando la humillación, la
calumnia, el desprecio; ¿ves cómo te recompenso a
todo tu dolor, hija mía?
Y acudid a mi Madre, que es el tiempo de la
misericordia; y ese manto que cubra toda la tierra para
proteger al desvalido, al débil, al despreciado, al
calumniado, al cansado, al hambriento, al sediento.
Besa el suelo, hija mía, en reparación de tantos y
tantos pecados como hay en el mundo.
Todo está dicho; ahora mi Corazón está derramando
la misericordia sobre todos vosotros, hijos míos.
Cumplid mis Leyes.
LA VIRGEN: Os bendigo, como el Padre os bendice, por
medio del Hijo y con el Espíritu Santo.
EL SEÑOR:
La paz sea con vosotros.

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MENSAJE DEL DÍA 2 DE NOVIEMBRE DE 1991,
PRIMER SÁBADO DE MES
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN: "Mira, hija mía, mi Corazón Inmaculado
sigue viniendo con el manto de misericordia y de amor.
Hoy hago una llamada más a aquellos pastores
infieles, a aquellos que se han retirado de su ministerio,
porque no cumplen con el Evangelio. ¿De qué les sirve
a los hombres estar en primeros puestos, hija mía, si
luego no son fieles al camino que han escogido?
Venid, hijos míos, venid a mi Inmaculado Corazón, Yo
os protegeré y llenaré vuestro corazón de gracias para
que podáis ejercer el ministerio de pastores con la
gracia del Espíritu Santo. Sed fieles, hijos míos, al
camino que habéis emprendido; venid a Mí, que Yo os
llevaré a Jesús. Todos aquellos pastores, hijos míos,
que habéis conservado vuestra inteligencia y vuestra
sabiduría, proteged el rebaño de Cristo.
EL SEÑOR:
Protegedlo, hijos míos, de tantos lobos como les
acechan y multiplicad mi rebaño; traedlos a mis manos
para que Yo los pueda poner a mi derecha y revestirlos
con una vestidura de luz como la mía y transportarlos
a la tierra que tengo preparada donde habrá
frondosos jardines y riachuelos de miel y leche.
Mira, hija mía, la tierra prometida, (expresión de gozo
de Amparo) , ¡qué belleza! estos manantiales divinos
son la felicidad de las almas, hija mia.
52
Por eso pido a mis pastores fieles a mi Evangelio, que
protejan mi rebaño, para que pueda participar de
estos pastos exquisitos.
Mira, hija mía, aquí hay leche y miel, aquí hay frutos
frondosos, aquí está la belleza del Paraíso (pausa y
gozo de Amparo), para todos aquellos que quieran
venir a Mí.
Todos los que estéis agobiados y cargados, venid a Mí,
hijos míos, que Yo os descargaré de vuestra aflicción y
de vuestras penas, hijos míos.
LA VIRGEN: Besa el suelo, hija mía, en reparación de
las ofensas que los hombres cometen en el mundo.
Aquí este alimento será eterno. Y todo el que acuda a
este lugar recibirá gracias especiales para su
salvación. Mis palabras se acaban, hija mía, porque lo
he dicho todo. Sólo falta que los hombres cambien, hija
mía.
Venid, que os esperamos, hijos míos, y seguiré
multiplicando las gracias en este lugar para todo el que
acuda a él, hija mía.
Levántate, hija mía, mira la belleza del Paraíso; haz una
reverencia ante el Cordero, hija mía, (pausa, Amparo
hace una inclinación profunda y luego hinca la rodilla),
hinca tu rodilla.
Hoy habrá una bendición muy especial para todos
aquellos que vengáis a este lugar, para poder
participar de este Paraíso, hija mía.
Levantad todos los objetos, todos serán bendecidos
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con una bendición especial para protegeros del mal
que hay en la tierra, hijos míos. (Pausa)
Todos han sido bendecidos con esta bendición
especial.
Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice, por
medio del Hijo y con el Espíritu Santo.

MENSAJE DEL DÍA 7 DE DICIEMBRE DE 1991,


PRIMER SÁBADO DE MES
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN: "Ya estamos aquí, hija mía, nuestros
Corazones vienen llenos de amor y de misericordia. Yo
os conduzco a mi Hijo; como Madre de todos los
pecadores me preocupo por todos, hija mía.
EL SEÑOR:
Yo soy el Hijo de Dios vivo. Yo como un gigante di un
salto del cielo a la tierra; dejé mi Patria y vine a sufrir,
a la tierra, para que el hombre dejase de ser siervo y
para llamarle amigo. Yo dejé que mi Costado fuese
abierto y en él se abriese un canal donde los hombres
bebiesen y se saciasen de El. Mi Corazón, hija mía...,
mira qué Corazón tan inflamado de amor por los
hombres; es un volcán de fuego lo que hay dentro de
mi Corazón para abrasar todos los corazones de todos
los pecadores del mundo. Venid a Mí todos los que
estáis cargados, que Yo os descargaré, hijos míos. Por
el Bautismo, hijos míos..., mira cómo es destruido el
pecado, por ese Sacramento del Bautismo. Por el
54
Bautismo morís, hijos míos, en Cristo, al pecado; y las
obras del cuerpo son destruidas, y dejáis atrás ese
hombre viejo y os convertís en cristos; por el Bautismo
morís al pecado y morís al mundo, hijos míos. Y
vosotros cada día queréis vivir más en el mundo y en
las cosas del mundo. Por eso ya no es destruido
vuestro cuerpo que con el Bautismo fue destruido, sino
que destruís vuestra alma. ¡Que pena de humanidad!,
ha perdido la noción del pecado y no ven pecado
donde hay pecado, hija mía, y la virtud la ven pecado.
Cuidad, hijos míos, vuestra alma, no os dejéis engañar
por la astucia de Satanás. ¡Ay juventud, cómo os dejáis
arrastrar por las pasiones, por la soberbia! Venid a mi
Corazón, que mi Corazón os llenará de aquello que os
falta, hijos míos, y, teniendo la gracia, vuestro corazón
estará lleno y no necesitaréis placeres mundanos. Mi
Corazón os ama, hijos míos, por eso os ha ido trayendo
uno a uno para retiraros de las asechanzas de
Satanás; y vuestros corazones siguen, hijos míos,
dejándose arrastrar por la astucia del enemigo. ¡Ay
jóvenes, qué pena siente mi Corazón por vosotros, hijos
míos!
LA VIRGEN: Mira, hija mía, cómo los introduce Satanás
en el mundo para luego introducirlos (llanto de
Amparo). Uno a uno, los va introduciendo. . . ¡Con qué
astucia, hija mía, reinan los siete pecados capitales en
el mundo! ¡Cómo endurece los corazones de los
hombres! Ni la gracia, hija mía, ni el dolor de Cristo, ni
mi Corazón atravesado compadece a los hombres.
55
(Amparo no deja de sollozar). Dicen los hombres que
no existe el infierno, hija mía, ¡eternamente! Ya los ha
introducido, ya echa la llave en su mansión, y no
saldrán jamás de la mansión y de las garras de Satán,
hija mía. Por eso es el tiempo de la misericordia; por
eso digo que mis palabras se están acortando; pero mi
Corazón está lleno de amor para todo el que quiera
venir a él; derramaré gracias especiales para su
salvación.
EL SEÑOR:
Cumplid los Mandamientos, hijos míos. Es la hora del
primer Mandamiento:
"Amarás a Dios con todo tu corazón, con todas tus
fuerzas y al prójimo como a ti mismo". Hijo mío,
cumpliendo ese primero no faltarás contra los otros.
Y todos aquellos que trabajáis, hijos míos, en mi Obra,
beberéis del canal de mi Costado y seréis protegidos.
Pero practicad el Mandamiento del amor, hijos míos.
Mira, hija mía, qué diferencia de la astucia de Satanás
a la misericordia de un Dios. Todo es gozo, todo es
alegría, todo es belleza, todo amor, hija mía.
No os dejéis arrastrar, hijos míos; Satanás quiere
vuestra alma. Acudid a este lugar, que en este lugar no
faltarán jamás las gracias. Ya os he dicho toda la
palabra, hijos míos, ahora cumplid con mi Obra que es
amar a vuestros semejantes. No todo el que diga:
¡Señor, Señor!, entrará en el Reino de los cielos, sino
aquéllos que cumplan con mi palabra: "Tuve hambre y

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me disteis de comer; sed y me disteis de beber;
desnudo y me vestisteis; en la cárcel y me visitasteis;
enfermo y estuvisteis conmigo". Eso es, hijos míos, la
Obra de Amor y Misericordia, ¡la Obra! No os quedéis
en la palabra, extended vuestra mano al desvalido, dad
consuelo a aquel que lo necesita. No sólo moviendo los
labios los hombres se van a salvar. ¡Qué engañados
están los hombres, hija mía!, sólo cogen del Evangelio
aquello que les conviene; aquéllos que
verdaderamente dicen amar a Dios, sin preocuparse
del prójimo, cuando lleguen aquí, hija mía, ¡a la
mansión eterna!, les diré: "No os conozco, hijos míos,
habéis movido los labios, pero vuestro corazón..."
LA VIRGEN: Y, ¡ay también de aquellas madres que
introducen a sus hijos en el camino de la felicidad y del
placer dándoles gustos y caprichos y, luego, cuando
los han introducido en la muerte echan lágrimas de
plañideras baratas! ¡Ay de aquellas madres que
conducen a sus hijos a la perdición por los caprichos y
los gustos! Enseñadles a amar a Dios y a seguir el
camino, hijas mías. En el Evangelio está dicho, hijas
mías: "Cristo es el camino, la verdad y la vida". No os
vayáis a la muerte, acercaos a la vida. La vida sólo está
en el Verbo que se hizo hombre para estar entre los
hombres y enseñarles el Camino y la Verdad.
Besa el suelo, hija mía, en reparación de tantos y
tantos pecados como se cometen en el mundo.
Y refugiaos en nuestros Corazones. Nosotros seremos
vuestros Guías; pero dejaos guiar, hijos míos, con
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humildad.
Levantad todos los objetos, todos serán bendecidos
con bendiciones especiales para vuestra salvación.
Todos han sido bendecidos con bendiciones
especiales.
La paz sea con vosotros, hijos míos.

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Mensajes tomados de
http://pradonuevo.tripod.com/

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